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Promoción de lectura y escritura

C A R T I L L A

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Material de distribución gratuita con fines didácticos y culturales. Queda prohibida la reproducción total o parcial con

ánimo de lucro, sin la autorización expresa para ello.

Realizado en Mayo de 2012

Textos: Rafael Pombo

Ilustraciones: Ana María Cadavid

Diseño: Héctor Santamaría García Desarrollo Web Mauro Valencia Díaz

Comité Editorial: José Zuleta Ortiz Horacio Benavides Harold Kremer

© Ministerio de Cultura

Esta cartilla es una producción del Ministerio de Cultura de Colombia. Está dirigida a docentes, bibliotecarios, padres de familia, madres comunitarias y a todas las personas que realicen actividades de lectura y escritura con niños. Puede ser usada total o parcialmente. Los ejercicios que propone son de libre uso.

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Contenido

Introducción 4 Sobre el lenguaje literario

Contexto Histórico 6 Quién fue Rafael Pombo

El renacuajo paseador 8

La pobre viejecita 10

Cutufato y su gato 12

El coche 14

El gato bandido 16

El niño y la mariposa 18

Mirringa Mirronga 20

La Pastorcita 22

Simón el bobito 24

El búho y el palomo 26

La marrana peripuesta 27

Guías de trabajo 29 Leer y escribir con Rafael Pombo

Pombo de memoria 40

Pombo para pintar 43

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Introducción

Sobre el lenguaje literario

Durante la infancia, en el aprendizaje de la lengua materna, estamos como nunca en relación con el lenguaje literario. Es en esos primeros días de nuestra vida cuando descubrimos el poder de las palabras, comprobamos que basta con nombrar algo para que ese algo sea. Experimentamos que el lenguaje es música y jugamos con él, y con la música que produce. Nos apasionamos por esa maravilla que parece fundar el mundo a medida que sale de nuestros labios. Decir agua es crear el agua. Decir pájaro es crear el vuelo. Decir noche es convocar los miedos. Decir luz es disipar las sombras. Escuchamos palabras nuevas y las recibimos como juguetes extraordinarios. Las hacemos nuestras y comenzamos a jugar con ellas. Hay algo más maravilloso todavía: esas dádivas nos ayudan a tener una experiencia que se transforma y que podemos transformar. Durante la infancia trocamos los sentidos de las palabras nos complacemos con sus sonidos, los invertimos, los modificamos y reímos con nuestras osadías. Nunca como en la infancia estamos tan cerca de realizar plenamente lo que más tarde intentamos en vano hacer los escritores.

Después viene la educación y todo aquel esplendor termina. Entramos en ese proceso en el cual nos volvemos serios y

se nos enseña contra nuestra voluntad y contra toda evidencia vital que la palabra cuerpo quiere decir cuerpo. Es como si en cambio de escuchar todas las notas y sus posibles combinaciones nos obligaran a escuchar una sola de ellas. O como si en cambio de ver todos los tonos e intensidades de los colores nos obligaran a ver todo gris.

La relación con el lenguaje literario, con el poder de las palabras y su uso libre y poderoso ocurre en la infancia y, por ello, todos tenemos un antecedente de relación con el lenguaje literario.

En algunos ejercicios de escritura que se realizan con niños podemos ver con claridad el poder literario de esas primeras escrituras.

En unos ejercicios realizados en Italia, se pedía a niños de seis años que escribieran una carta al niño Dios. He aquí algunas: “Querido Dios: ¿de verdad eres invisible o eres mago?” Otra decía: “Quería que me contaras ¿cómo te diste cuenta de que eras Dios?”. Otra más decía: “A lo mejor Caín y Abel no se mataban si tuvieran una habitación cada uno”.

También es notable la selección de textos del taller de escritura infantil de

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Javier Naranjo, en el cual se pide a los niños que den el significado de algunas palabras. Una niña escribió al definir la palabra iglesia: “Es el lugar donde todos vamos a perdonar a Dios”. Otro niño definió distancia, diciendo: “distancia es cuando uno está lejos y el otro está cerquita”. Una niña dijo que beso, “es cuando ya no hay que hablar”. Otro niño dijo al definir la palabra cielo: “Es la casa de las estrellas”. Así se llama el libro.

En estos escritos vemos que su fuerza reside en la clara y natural aceptación de la propuesta. En la sincera y total aceptación de lo que se dice y se piensa. Y sobre todo en la ausencia de prejuicios o de rigor lógico.

En literatura todo es posible. Así el texto literario propone cualquier realidad, la más extraordinaria, pero establece también unas reglas de juego. Los niños tienen el don de darse a la fantasía de explorar y jugar. Allí se encuentra la mayor oportunidad para que puedan acceder a la literatura, al gusto por las historias y en consecuencia a ser lectores.

Si nos preguntamos en dónde reside la fuerza y verdad de lo que escribieron estos niños, podríamos decir que en la aceptación plena de lo que se les propuso. Si se trata de escribir a Dios, hay que aceptar que Dios es alguien

con quien se puede entablar un diálogo, alguien a quién preguntar, un igual diferente. Y entonces suceden con sencillez las preguntas más tranquilas y más atrevidas.

Igual ocurre con los niños a los que se les propone definir el significado de las palabras.

En estos ejercicios los niños son investidos del poder para definir lo que significan palabras que conocen y desde su experiencia las definen y producen, al hacerlo, una interpretación y una idea nueva sobre la palabra.

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Contexto Histórico

Oleo de Rafael Pombo. Autor: Felipe S. Gutierrez (1824-1904)

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Quién fue

Un hombre menudo y de gran inteligencia que nació en Bogotá, estudió ingeniería, y fue embajador y parlamentario de Colombia. Es uno de los grandes poetas y narradores de nuestra lengua.

Su poesía trata muchos temas y reflexiona con humor y picardía sobre el amor, la naturaleza, los animales, la infancia y la vejez.

Su mayor aporte lo realizó en la literatura infantil, especialmente en los textos contenidos en su libro Cuentos pintados y Cuentos morales para niños formales (1854). Además, La hora de las tinieblas, Preludio de primavera, y otros cuentos infantiles rimados, como Simón El Bobito, Doña Pánfaga, El renacuajo paseador, Cutufato y su gato, La Pastorcita, La pobre viejecita y El niño y la mariposa.

Algunos de sus libros fueron publicados después de su muerte en: Poesías (1916-1917), Traducciones poéticas (1917). Y Recuerdos de la infancia.

Los padres de Rafael eran Lino de Pombo y María Rebolledo, ambos pertenecientes a familias de Popayán.

Fue traductor y periodista, creó varios periódicos, como El Cartucho y El Centro. Fue libretista de ópera y uno de los más polifacéticos creadores de todos los tiempos.

Obtuvo la exaltación de Poeta Nacional de Colombia en homenaje solemne en Bogotá el 20 de agosto de 1905. Fue Miembro de la Academia Colombiana de la Lengua y secretario hasta su muerte el 5 de mayo de 1912.

Mientras vivió no quiso publicar su poesía. Fue cuatro años después de su muerte, y por orden de un juez, que se ordenó realizar un inventario de la obra que dejó. Y se realizó la compilación de su obra poética. Su poesía no infantil, como La hora de tinieblas, no fue entendida y recibió la reprobación del clero y de políticos conservadores, argumentando que estaba en contra de Dios y de la religión.

Rafael Pombo

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El renacuajo paseador

El hijo de rana, Rinrín Renacuajo Salió esta mañana muy tieso y muy majo Con pantalón corto, corbata a la moda Sombrero encintado y chupa de boda.

-¡Muchacho, no salgas!- le grita mamá pero él hace un gesto y orondo se va.

Halló en el camino, a un ratón vecino Y le dijo: -¡amigo!- venga usted conmigo, Visitemos juntos a doña Ratona Y habrá francachela y habrá comilona.

A poco llegaron, y avanza ratón, Estírase el cuello, coge el aldabón, Da dos o tres golpes, preguntan: ¿quién es? -Yo doña Ratona, beso a usted los pies.

Textos de Rafael Pombo

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¿Está usted en casa? -Sí señor sí estoy, y celebro mucho ver a ustedes hoy; estaba en mi oficio, hilando algodón, pero eso no importa; bienvenidos son.

Se hicieron la venia, se dieron la mano, Y dice Ratico, que es más veterano : Mi amigo el de verde rabia de calor, Démele cerveza, hágame el favor.

Y en tanto que el pillo consume la jarra Mandó la señora traer la guitarra Y a renacuajo le pide que cante Versitos alegres, tonada elegante.

-¡Ay! de mil amores lo hiciera, señora, pero es imposible darle gusto ahora, que tengo el gaznate más seco que estopa y me aprieta mucho esta nueva ropa.

-Lo siento infinito, responde tía rata, aflójese un poco chaleco y corbata, y yo mientras tanto les voy a cantar una cancioncita muy particular.

Mas estando en esta brillante función De baile y cerveza, guitarra y canción, La gata y sus gatos salvan el umbral, Y vuélvese aquello el juicio final.

Doña gata vieja trinchó por la oreja Al niño Ratico maullándole: ¡Hola! Y los niños gatos a la vieja rata Uno por la pata y otro por la cola.

Don Renacuajito mirando este asalto Tomó su sombrero, dio un tremendo salto Y abriendo la puerta con mano y narices, Se fue dando a todos noches muy felices.

Y siguió saltando tan alto y aprisa, Que perdió el sombrero, rasgó la camisa, se coló en la boca de un pato tragón y éste se lo embucha de un solo estirón.

Y así concluyeron, uno, dos y tres Ratón y Ratona, y el Rana después; Los gatos comieron y el pato cenó, ¡y mamá Ranita solita quedó!

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La pobre viejecita

Érase una viejecita Sin nadita que comer Sino carnes, frutas, dulces, Tortas, huevos, pan y pez.

Bebía caldo, chocolate, Leche, vino, té y café, Y la pobre no encontraba Qué comer ni qué beber.

Y esta vieja no tenía Ni un ranchito en que vivir Fuera de una casa grande Con su huerta y su jardín.

Nadie, nadie la cuidaba Sino Andrés y Juan y Gil Y ocho criados y dos pajes De librea y corbatín.

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Nunca tuvo en qué sentarse Sino sillas y sofás Con banquitos y cojines Y resorte al espaldar.

Ni otra cama que una grande Más dorada que un altar, Con colchón de blanda pluma, Mucha seda y mucho olán.

Y esta pobre viejecita Cada año, hasta su fin, Tuvo un año más de vieja Y uno menos que vivir.

Y al mirarse en el espejo La espantaba siempre allí Otra vieja de antiparras, Papalina y peluquín.

Y esta pobre viejecita No tenía que vestir Sino trajes de mil cortes Y de telas mil y mil.

Y a no ser por sus zapatos, Chanclas, botas y escarpín, Descalcita por el suelo Anduviera la infeliz.

Apetito nunca tuvo Acabando de comer, Ni gozó salud completa Cuando no se hallaba bien.

Se murió del mal de arrugas, Ya encorvada como un tres, Y jamás volvió a quejarse Ni de hambre ni de sed.

Y esta pobre viejecita Al morir no dejó más Que onzas, joyas, tierras, casas, Ocho gatos y un turpial.

Duerma en paz, y Dios permita Que logremos disfrutar Las pobrezas de esa pobre Y morir del mismo mal.

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Cutufato y su gatoQuiso el niño Cutufato Divertirse con un gato; Le ató piedras al pescuezo, Y riéndose el impío Desde lo alto de un cerezo Lo echó al río.

Por la noche se acostó; Todo el mundo se durmió, Y entró a verlo un visitante El espectro de un amigo, Que le dijo: ¡Hola! al instante ¡Ven conmigo!

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Perdió el habla; ni un saludo Cutufato hacerle pudo. Tiritando y sin resuello Se ocultó bajo la almohada; Mas salió, de una tirada Del cabello.

Resistido estaba el chico; Pero el otro callandico, Con la cola haciendo un nudo De una pierna lo amarró, Y, ¡qué horror! casi desnudo Lo arrastró.

Y voló con él al río, Con un tiempo oscuro y frío, Y colgándolo a manera De un ramito de cereza Lo echó al agua horrenda y fiera De cabeza.

¡Oh! ¡qué grande se hizo el gato! ¡qué chiquito el Cutufato! ¡Y qué caro al bribonzuelo su barbarie le costó! Más fue un sueño, y en el suelo Despertó.

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El cocheTriqui! ¡Traque! ¡Juipi! ¡Juape! ¡Arre! ¡Hola! ¡Upa! ¡Vivo!, ¡Carambola!

Así del pescante, feroz, jadeante, se explica el cochero de un coche viajero que alzando humareda y atroz polvareda veloz bamboleante, más brinca que rueda.

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Y el látigo zumba; y todo retumba con tal alboroto, cual de un terremoto que al orbe derrumba, y toda la gente se agolpa imprudente a ver qué noticia al mundo desquicia, o qué personaje va en urgente viaje de cántaros de oro, que siguen ligeros tal vez bandoleros, galgos carniceros, en pos del tesoro.

Al fin paró el coche ya entrada la noche, y abriólo el gentío con gran reverencia; y (¡extraña ocurrencia!) lo hallaron... ¡vacío!

Tal es, en retrato, más de un mentecato de muchos que encuentro. ¡Qué afán! ¡Qué aparato! Y nada por dentro.

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El gato bandido“Voy a volverme Pateta, y el que a impedirlo se meta en el acto morirá. Ya le he robado a papá daga y pistolas; ya estoy armado y listo; y me voy a robar y matar gente, y nunca más (¡ten presente!) verás a Michín desde hoy”. Yéndose al monte, encontró a un gallo por el camino, y dijo: “A ver qué tal tino para matar tengo yo”. Puesto en facha disparó, retumba el monte al estallo, Michín maltrátase un callo y se chamusca el bigote; pero tronchado el cogote, cayó de redondo el gallo. Luego a robar se encarama, tentado de la gazuza, al nido de una lechuza que en furia al verlo se inflama, mas se le rompe la rama, vuelan chambergo y puñal, y al son de silba infernal que taladra los oídos cae dando vueltas y aullidos el prófugo criminal. Repuesto de su caída ve otro gato, y da el asalto

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“¡Tocayito, haga usted alto! ¡Déme la bolsa o la vida!” El otro no se intimida y antes grita: “¡Alto el ladrón!” Tira el pillo, hace explosión el arma por la culata, y casi se desbarata Michín de la contusión. Topando armado otro día a un perro, gran bandolero, se le acercó el marrullero con cariño y cortesía: “Camarada, le decía, celebremos nuestra alianza”; y así fue: diéronse chanza, baile y brandy, hasta que al fin cayó rendido Michín y se rascaba la panza. “Compañero”, dijo el perro, “debemos juntar caudales y asegurar los reales haciéndoles un entierro”. Hubo al contar cierto yerro y grita y gresca se armó,

hasta que el perro empuñó a dos manos el garrote: zumba, cae, y el amigote medio muerto se tendió. Con la fresca matinal Michín recobró el sentido y se halló manco, impedido, tuerto, hambriento y sin un real.

Y en tanto que su rival va ladrando a carcajadas, con orejas agachadas y con el rabo entre piernas, Michín llora en voces tiernas todas sus barrabasadas. Recoge su sombrerito, y bajo un sol que lo abrasa, paso a paso vuelve a casa con aire humilde y contrito. “Confieso mi gran delito y purgarlo es menester”, dice a la madre; “has de ver que nunca más seré malo, ¡oh mamita! dame palo ¡pero dame qué comer!”

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El niño y la mariposa

Mariposa, vagarosa rica en tinte y en donaire ¿qué haces tú de rosa en rosa? ¿de qué vives en el aire?

Yo, de flores y de olores, y de espumas de la fuente, y del sol resplandeciente que me viste de colores.

¿Me regalas tus dos alas? ¡Son tan lindas! ¡te las pido! Deja que orne mi vestido con la pompa de tus galas.

Tú, niñito tan bonito, tú que tienes tanto traje, ¿Por qué quieres un ropaje que me ha dado Dios bendito?

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¿De qué alitas necesitas si no vuelas cual yo vuelo? ¿qué me resta bajo el cielo si mi todo me lo quitas?

Días sin cuento de contento el Señor a ti me envía; mas mi vida es un solo día, no me lo hagas de tormento.

¿Te divierte dar la muerte a una pobre mariposa? ¡ay¡ quizás sobre una rosa me hallarás muy pronto inerte.

Oyó el niño con cariño esta queja de amargura, y una gota de miel pura le ofreció con dulce guiño.

Ella, ansiosa, vuela y posa en su palma sonrosada, y allí mismo, ya saciada, y de gozo temblorosa, expiró la mariposa.

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Mirringa MirrongaMirringa Mirronga, la gata candonga va a dar un convite jugando escondite, y quiere que todos los gatos y gatas no almuercen ratones ni cenen con ratas. “A ver mis anteojos, y pluma y tintero, y vamos poniendo las cartas primero. Que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas, y Ñoño y Marroño y Tompo y sus niñas. “Ahora veamos qué tal la alacena. Hay pollo y pescado, ¡la cosa está buena! Y hay tortas y pollos y carnes sin grasa. ¡Qué amable señora la dueña de casa! “Venid mis michitos Mirrín y Mirrón. Id volando al cuarto de mamá Fogón por ocho escudillas y cuatro bandejas que no estén rajadas, ni rotas ni viejas.

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“Venid mis michitos Mirrón y Mirrín, traed la canasta y el dindirindín, ¡y zape, al mercado! que faltan lechugas y nabos y coles y arroz y tortuga. “Decid a mi amita que tengo visita, que no venga a verme, no sea que se enferme que mañana mismo devuelvo sus platos, que agradezco mucho y están muy baratos. “¡Cuidado, patitas, si el suelo me embarran ¡Que quiten el polvo, que frieguen, que barran ¡Las flores, la mesa, la sopa!... ¡Tilín! Ya llega la gente. ¡Jesús, qué trajín!”. Llegaron en coche ya entrada la noche señores y damas, con muchas zalemas, en grande uniforme, de cola y de guante, con cuellos muy tiesos y frac elegante. Al cerrar la puerta Mirriña la tuerta en una cabriola se mordió la cola, mas olió el tocino y dijo “¡Miaao! ¡Este es un banquete de pipiripao!” Con muy buenos modos sentáronse todos, tomaron la sopa y alzaron la copa; el pescado frito estaba exquisito y el pavo sin hueso era un embeleso. De todo les brinda Mirringa Mirronga: – “¿Le sirvo pechuga?” – “Como usted disponga, y yo a usted pescado, que está delicado”.

– “Pues tanto le peta, no gaste etiqueta: “Repita sin miedo”. Y él dice: – “Concedo”. Mas ¡ay! que una espina se le atasca indina, y Ñoña la hermosa que es habilidosa metiéndole el fuelle le dice: “¡Resuelle!” Mirriña a Cuca le golpeó en la nuca y pasó al instante la espina del diantre, sirvieron los postres y luego el café, y empezó la danza bailando un minué. Hubo vals, lanceros y polka y mazurca, y Tompo que estaba con máxima turca, enreda en las uñas el traje de Ñoña y ambos van al suelo y ella se desmoña. Maullaron de risa todos los danzantes y siguió el jaleo más alegre que antes, y gritó Mirringa: “¡Ya cerré la puerta! ¡Mientras no amanezca, ninguno deserta!” Pero ¡qué desgracia! entró doña Engracia y armó un gatuperio un poquito serio dándoles chorizo de tío Pegadizo para que hagan cenas con tortas ajenas.

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La pastorcita

Pastorcita perdió sus ovejas ¡y quién sabe por dónde andarán! -No te enfades, que oyeron tus quejas y ellas mismas bien pronto vendrán.

Y no vendrán solas, que traerán sus colas, Y ovejas y colas gran fiesta darán. Pastorcita se queda dormida, Y soñando las oye balar.

Se despierta y las llama enseguida, Y engañada se tiende a llorar. No llores, pastora, que niña que llora Bien pronto la oímos reír y cantar.

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Levantóse contenta, esperando Que ha de verlas bien presto quizás; Y las vio; mas dio un grito observando Que dejaron las colas detrás.

Ay mis ovejitas ¡pobres raboncitas! ¿dónde están mis colas? ¿no las veré más? Pero andando con todo el rebaño Otro grito una tarde soltó, Cuando un gajo de un viejo castaño Cargadito de colas halló.

Secándose al viento, dos, tres, hasta ciento, Allí unas tras otra ¡colgadas las vio! Dio un suspiro y un golpe en la frente, Y ensayó cuanto pudo inventar, Miel, costura, variado ingrediente, Para tanto rabón remendar; Buscó la colita de cada ovejita Y al verlas como antes se puso a bailar.

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Simón el bobitoSimón el bobito llamó al pastelero: ¡a ver los pasteles, los quiero probar! -Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero ver ese cuartillo con que has de pagar. Buscó en los bolsillos el buen Simoncito y dijo: ¡de veras! no tengo ni unito.

A Simón el bobito le gusta el pescado Y quiere volverse también pescador, Y pasa las horas sentado, sentado, Pescando en el balde de mamá Leonor.

Hizo Simoncito un pastel de nieve Y a asar en las brasas hambriento lo echó, Pero el pastelito se deshizo en breve, Y apagó las brasas y nada comió.

Simón vio unos cardos cargando viruelas Y dijo: -¡qué bueno! las voy a coger. Pero peor que agujas y puntas de espuelas Le hicieron brincar y silbar y morder.

Se lavó con negro de embolar zapatos Porque su mamita no le dio jabón, Y cuando cazaban ratones los gatos Espantaba al gato gritando: ¡ratón!

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Ordeñando un día la vaca pintada Le apretó la cola en vez del pezón; Y ¡aquí de la vaca! le dio tal patada Que como un trompito bailó don Simón.

Y cayó montado sobre la ternera Y doña ternera se enojó también Y ahí va otro brinco y otra pateadera Y dos revolcadas en un santiamén.

Se montó en un burro que halló en el mercado Y a cazar venados alegre partió, Voló por las calles sin ver un venado, Rodó por las piedras y el asno se huyó.

A comprar un lomo lo envió taita Lucio, Y él lo trajo a casa con gran precaución Colgado del rabo de un caballo rucio Para que llegase limpio y sabrosón.

Empezando apenas a cuajarse el hielo Simón el bobito se fue a patinar, Cuando de repente se le rompe el suelo Y grita: ¡me ahogo! ¡vénganme a sacar!

Trepándose a un árbol a robarse un nido, La pobre casita de un mirlo cantor, Desgájase el árbol, Simón da un chillido, Y cayó en un pozo de pésimo olor .

Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco: Y volviendo a casa le dijo a papá: Taita yo no puedo matar pajaruco Porque cuando tiro se espanta y se va.

Viendo una salsera llena de mostaza Se tomó un buen trago creyéndola miel, Y estuvo rabiando y echando babaza Con tamaña lengua y ojos de clavel.

Vio un montón de tierra que estorbaba el paso Y unos preguntaban ¿qué haremos aquí? Bobos dijo el niño resolviendo el caso; Que abran un grande hoyo y la echen allí.

Lo enviaron por agua, y él fue volandito Llevando el cedazo para echarla en él Así que la traiga el buen Simoncito Seguirá su historia pintoresca y fiel.

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El búho y el palomo

Érase un búho, dechado de egoísmo el más perfecto, de todo siempre esquivado, cual si diera resfriado su agrio, antipático aspecto.

“¿Por qué me aborrecerán?” Dijo irritado y confuso a un palomito galán. -”Por culpa tuya”, él repuso: “Ama, oh, búho y te amarán”.

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Viénele a un mono la chusca idea De ornar con flores a una marrana, Y ella al mirarse ya tan galana, Envanecida se contonea.

Y a cuantos mira grúñeles: ¡ea! ¡paso a la venus! ¡todos atrás! ¡ah! dijo el zorro: siempre eres fea; pero adornada: ¡mil veces más!

La marrana peripuesta

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“No podemos tomar a alguien que ha estado encadenado por años, liberarlo, ponerlo en la línea de partida y decirle que ahora está libre para competir con los demás y creer sinceramente que con esto hemos actuado con toda justicia... Hombres y mujeres de todas las razas nacen con las mismas capacidades, pero la capacidad no es solo el producto del nacimiento. La capacidad se ve ampliada o impedida según la familia con que se vive, la escuela a la que se asiste y el grado de riqueza o pobreza que a uno lo rodea. Es el producto de cientos de fuerzas invisibles que actúan sobre el pequeño infante, sobre el niño y finalmente sobre el hombre”.

Lyndon Baines Johnson

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Guías de trabajo

Leer y escribir con Rafael Pombo

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La lectura en voz alta

Hace 25 años Estanislao Zuleta afirmó:

“La educación hace lo que la industria en la producción: mínimo de costos, mínimo de tiempo, máximo de tontería. A esto es a lo que se quiere llegar con la tecnología educativa, confundiendo educación con información”… “quizás hoy se dé mucha importancia a lo audiovisual y a otros sistemas de lectura, que no son más que formas de acelerar la adquisición de información, pero que no implican ninguna posibilidad de iniciativa creativa o de capacidad crítica”. La crisis de la lectura está en el ojo de todos los investigadores, entes gubernamentales, centros educativos, editores y padres de

familia. Las mediciones sobre lo que está ocurriendo con la calidad de la educación tiene que ver con lo que está pasando con la lectura y con la escritura: los estudiantes llegan a la universidad con precarias capacidades de comprensión de lectura y con casi ninguna cultura. Esto es, conocimientos adquiridos por su cuenta a través de lecturas, que obedezcan a pasiones personales, independientes de las exigencias de información relacionadas con el requerimiento académico.

Todo parece apuntar a los casi nulos hábitos de lectura de los niños y de los jóvenes, al poco o nulo acceso de la población a los libros y a la lectura. A la idea absurda de que la lectura es aburrida, y a la escasa participación de los padres en el fomento por el gusto de leer.

El Año Pombo quiere ser parte del programa que ha iniciado el Ministerio de Cultura “Leer es mi cuento”, que apoya iniciativas diversas que promueven la lectura y el placer que se deriva de ella.

Guía para realizar lecturas en voz alta a partir de cuentos y poemas de Rafael Pombo

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Entre las prácticas que propone estimular, la más importante es la lectura en voz alta.

Leer en voz alta es la mejor manera de disfrutar un texto literario. Las lecturas en voz alta son formadoras porque comunican más que las lecturas silentes. Indagan aspectos en los que se vindica la música de los textos, la belleza rítmica y melódica de las obras. Además, la gente se ve, puede conversar, puede proponer, puede compartir lo que se siente leyendo en voz alta. Sobre las bondades de la lectura en voz alta se ha escrito mucho, pero la verdad es que se hace muy poco para que esta sea una costumbre. Y menos, para que sea una práctica habitual entre las comunidades lectoras. Una de las prácticas más afortunadas de las tertulias y de los talleres literarios, es la lectura en voz alta.

Los niños y los jóvenes como protagonistas

A los niños y a los jóvenes los estimula ser oídos, realizar pequeñas proezas, subir a la tarima. Hay que aprovechar ese entusiasmo, para trasformarlo en afición, y para que sus lecturas sean algo lúdico y un desafío de destreza e inteligencia.

Un niño que lea bien tiene mayor posibilidad de expresarse por medio de la escritura. Allí radica la diferencia entre si será capaz de pensar, de ser crítico, de proponer, de investigar, o si será simplemente alguien que obedece.

Si la lectura es un placer, este se forjará con mayor facilidad en la infancia. Y la literatura: cuentos, fábulas, adivinanzas, poesía, historias fantásticas son muy importantes para encender esa hoguera.

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Convocatoria:Se convoca en la biblioteca pública, en la del colegio, en un salón de eventos distinto al aula de clase. Preferiblemente un lugar de actos; el teatro o el auditorio son espacios recomendables.

Si no se dispone de ellos, es bueno realizar una modificación del aula, a partir de la disposición de los pupitres o sillas, creando un círculo, o un pequeño auditorio.

El objetivo de dichos cambios es que los niños sientan que se trata de algo muy especial. De algo importante.

Características del grupo

- Grupo de veinte niños, máximo - Edades entre 4 y 6 años

Características de la lectura

Para grupos de niños que aún no leen de corrido no es recomendable estimular lecturas en las cuales puedan ser objeto de bromas o burlas. La lectura no es sufrimiento, es gozo de la inteligencia.

En estos grupos es recomendable que el lector sea el maestro, el bibliotecario o el promotor de lectura.

Carácter de la lectura en voz alta

En la lectura en voz alta el protagonista debe ser el texto, no el lector. Un buen lector en voz alta es aquel capaz de expresar todas las bondades del texto: ritmo, sentido, tono, humor, dramatismo, intimidad, sin hacerse notar.

Es recomendable que la lectura no sea un acto de recreación.

El lector recreacionista, que se disfraza, que imposta la voz y realiza una pantomima teatral del texto, no está acercando al niño a la lectura, lo está alejando de ella. La lectura no es una distracción; es un ejercicio de creación, es un gozo estético e intelectual en el

Guía para leer en voz alta

Guía No. 1

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que el lector es un protagonista y el escucha su complemento.

Convocar al amigo de las historias, al caballero de la

lectura; al silencio.

Es útil hablar del silencio como un amigo, como un ser especial que es invitado en cada lectura para que nos acompañe y nos ayude, personificarlo como el mago, el amigo de las historias. Alguien que deseamos convocar para que nos acompañe y nos permita leer.

Desarrollo de la actividad de la lectura en voz alta

En grupos de lectores, niños y jóvenes que lean bien (de corrido) el conductor (maestro, promotor o lector invitado,

niño o joven del grupo) se pondrá de pie y convocará al caballero silencio. Luego (cuando el silencio llegue) dirá: “Gracias silencio por acompañarnos en esta lectura”, y dará comienzo.

Duración de la lectura

Para niños y jóvenes es recomendable realizar lecturas de uno o varios textos que no excedan los 25 minutos. Es recomendable, cuando la lectura la realizan varios lectores, seleccionar textos que den equilibrio a la participación de los lectores. Ejemplo: cinco lecturas de cinco minutos aproximadamente.

Conversación sobre lo leído

Sin importar la edad de los participantes, es recomendable realizar una conversación libre y espontánea sobre lo que se leyó. En ella el conductor del grupo debe oír a los lectores y a los escuchas, y propiciar comentarios sobre la calidad de los textos y sobre la calidad de las lecturas.

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Guía No. 2

Guía para actividades de lectura y escritura en torno a Pombo

Taller el País de Pombo

Ejercicios de escritura en torno a Rafael Pombo.

Convocatoria

Características del grupo convocado.

Este es un ejercicio para grupos de niños, jóvenes o adultos, no mayor a veinticinco personas. Si son niños, es recomendable que existan dos conductores por taller.

Requerimientos

Un espacio en el que se puedan sentar a escribir y dibujar grupos de cuatro o cinco personas. Cinco mesas y 25 asientos, papel periódico, marcadores, o lápices.

Los pliegos de papel se ordenan en cuadernillos de dos hojas tamaño tabloide de tal manera que queden como la sección de un periódico.

Se escogen cinco personajes de cuentos o poemas de Pombo previamente leídos. Y se asigna un personaje a cada grupo.

Desarrollo del Taller

Se invita a que cada grupo escriba y dibuje una historia nueva con el cuento y personaje de Pombo asignado. El propósito es que los escritores recreen con personajes de Pombo un país. Así sabremos, cómo era el barrio en que vivía, el paisaje y el clima, a qué jugaban los niños y cómo se divertían en el país de La Pobre Viejecita los habitantes de ese país.

Una parte de los participantes escribe, teniendo a disposición en la mesa el cuento o poema del personaje asignado, como elemento inspirador. Los participantes del taller, El País de Pombo, podrán escribir o ilustrar según su deseo y habilidad.

Los conductores del taller ayudarán a los grupos sin intervenir en la escritura ni en la ilustración.

Al final cada grupo designa un lector que realizará una lectura en voz alta de cada uno de los personajes del País de Pombo. Se reunirán los cuadernillos y se tendrá el ejemplar único de las historias del País de Pombo.

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Guía No. 3

Objetivo: realizar juegos de creación a partir de cuentos de

Rafael Pombo

Ejercicio de lectura y escritura en aula con niños de 5 a 12 años.

En este ejercicio el docente realizará un juego de creación en el cual se leen los cuentos y se insertan fragmentos de un cuento en otro.

Cómo se hace: Se leen los cuentos o los poemas y luego se cortan o se escriben fragmentos, para armar otro cuento o poema a partir de los fragmentos, de tal manera que el texto nuevo tenga algún sentido..

Ejemplo a partir de Simón el Bobito, La pobre viejecita, El renacuajo paseador y Mirringa Mirronga.

Otros mundos a partir de Pombo

Simón el BobitoSimón el Bobito llamó al pastelero: ¡a ver los pasteles, los quiero probar! -Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero ver ese cuartillo con que has de pagar. Buscó en los bolsillos el buen Simoncito y dijo: ¡de veras! no tengo ni unito.

A Simón el bobito le gusta el pescado

Y quiere volverse también pescador, Y pasa las horas sentado, sentado, Pescando en el balde de mamá Leonor. Leonor era una viejecita Sin nadita que comer Sino carnes, frutas, dulces, Tortas, huevos, pan y pez.

Bebía caldo, chocolate, Leche, vino, té y café, Y la pobre no encontraba Qué comer ni qué beber.

Y esta vieja no tenía Ni un ranchito en que vivir Fuera de una casa grande Con su huerta y su jardín.

Su segundo hijo salió esa mañana muy tieso y muy majo Con pantalón corto, corbata a la moda Sombrero encintado y chupa de boda.

-¡Muchacho, no salgas!- le grita mamá pero él hace un gesto y orondo se va.

Halló en el camino, a un ratón vecino Y le dijo: -¡amigo!- venga usted conmigo, Visitemos juntos a doña ratona Y habrá francachela y habrá comilona.

Y quiere que todos los gatos y gatas no almuercen ratones ni cenen con ratas. “A ver mis anteojos, y pluma y tintero, y vamos poniendo las cartas primero. Que vengan las Fuñas y las Fanfarriñas, y Ñoño y Marroño y Trompo y sus niñas. “Ahora veamos qué tal la alacena.

Hay pollo y pescado, ¡la cosa está buena! Y hay tortas y pollos y carnes sin grasa. ¡Qué amable señora la dueña de casa!

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1. Antes de embarcarse en esta aventura, realice una preparación que le resultará útil: escuche adivinanzas de la tradición popular, lea poemas breves y rimados. Su oído se irá adecuando, se irá formando dentro de usted una especie de matriz que le permitirá moldear el objeto que busca.

2. Recuerde que la adivinanza es un texto corto y explosivo, una pompa de jabón que brilla y desaparece dejando una estela de interrogantes. Puede ir de una línea a una cuarteta. Una adivinanza larga se cae por el peso de su cola.

3. Para escribir una adivinanza se requiere un poco de inocencia, de ingenuidad, en suma, algo de tontería. Un amigo, por momentos

Guía No. 4

Adivinanzas con Pombo a partir del método de Horacio Benavides

torpón, me salió un día con esta adivinanza que no deja de tener su gracia:

A yo me gusta un juego ¿qué juego me gusta a yo?

(¡No es a yo, burro, es a mí!)

A los dos nos gusta un juego ¿qué juego nos gusta, di?

4. Elija el objeto de su adivinaza, persona, animal o cosa. Es preferible escoger un ser genérico. Se podría hacer una adivinanza sobre Pedro o Juan, pero tendría un radio de acción limitado.

5. Elegido el objeto, aprenda a ocultarlo. El interés por lo oculto es una de las claves del hombre. Puede ocultarlo en la manga de la camisa, aunque es mejor reemplazarlo por un objeto semejante. Haga comparaciones. Aquí un ejemplo: Pez: flecha del agua, Ballena: bus de los mares, Muerte: sueño sin orillas, Mariposa: flor que vuela.

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Usted tiene ya la adivinaza en la punta de la lengua. Le bastaría dejar el objeto análogo para tener la adivinanza: Bus de los mares.

6. La adivinanza es una pregunta sobre el objeto escondido, ya sea explícita o implícita. ¿Cuál es el bus de los mares?

7. Hay adivinanzas rimadas y no rimadas. Si las prefiere rimadas, intente la rima. Si la rima no le sale perfecta, quédese tranquilo, una adivinanza coja puede tener su gracia.

8. Con la adivinanza hecha, póngala a prueba; plantéesela a un grupo de niños; si los niños abren los ojos y se apresuran a encontrar la respuesta, usted coronó. Si eso no pasa, recuerde que el fracaso es uno de los caminos del aprendizaje, e intente de nuevo.

Ejemplos:

1. Dime qué vivito te dijo: “no tengo ni unito”.

2. Soy el hijo de las ranas y me escapo por las mañanas.

3. Tengo mucho y no lo sé, sufro mucho sin por qué.

¿Quién soy?:

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Pombo de memoria

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Guía No. 5

Michéle Petit, en su libro Del espacio íntimo al espacio público, plantea que la construcción de lectores tiene que ver con el placer que se derive de la experiencia de la lectura, y que en la búsqueda de ese placer es imprescindible la literatura.

En cuanto más temprano se acerque al niño a una experiencia gratificante con la lectura, tendremos mayores posibilidades de crear lectores.

Planteamos en esta guía pautas para realizar ejercicios con niños que aún no leen y están en edades de 4 a 6 años.

Aprender poemas de memoria es un gran estímulo para el desarrollo del lenguaje. La relación de los niños con la música del idioma, crea un vínculo afectivo con el texto, ayuda a la comprensión y a disfrutar plenamente el texto aprehendiéndolo; haciéndolo propio.

Los poemas de Pombo son particularmente propicios para este tipo de ejercitación, y con ellos se pueden lograr experiencias muy placenteras para los pequeños que aún no saben leer.

Desarrollo del taller

Paso unoEl conductor selecciona un grupo de cinco a siete niños.

Distribuye las estrofas del poema de tal manera que le corresponda una a cada niño.

El conductor lee todo el poema y luego le asigna a cada niño una parte. (una estrofa o el número de versos que alcancen a producir una rima).

Paso dos Luego lee con cada uno de los niños la estrofa o parte del poema que le fue asignada.

Y se invita a que la repita, de la misma manera que se enseña una canción.

Paso tres Cuando los niños hayan aprendido sus fragmentos, se ordenan de tal modo que den continuidad al poema y se conecten todas sus partes.

Memoria de Pombo, Pombo de memoria

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EjemploEstrofas asignadas por niño en un fragmento del poema Simón el Bobito

Niño 1

Simón el bobito llamó al pastelero: ¡a ver los pasteles, los quiero probar! -Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero ver ese cuartillo con que has de pagar.

Niño 2

Buscó en los bolsillos el buen Simoncito y dijo: ¡de veras! no tengo ni unito.

Niño 3

A Simón el bobito le gusta el pescado Y quiere volverse también pescador, Y pasa las horas sentado, sentado, Pescando en el balde de mamá Leonor.

Niño 4

Hizo Simoncito un pastel de nieve Y a asar en las brasas hambriento lo echó, Pero el pastelito se deshizo en breve, Y apagó las brasas y nada comió.

Niño 5

Simón vio unos cardos cargando viruelas Y dijo: -¡qué bueno! las voy a coger. Pero peor que agujas y puntas de espuelas Le hicieron brincar y silbar y morder.

Niño 6

Se lavó con negro de embolar zapatos Porque su mamita no le dio jabón, Y cuando cazaban ratones los gatos Espantaba al gato gritando: ¡ratón!

Niño 7

Ordeñando un día la vaca pintada Le apretó la cola en vez del pezón; Y ¡aquí de la vaca! le dio tal patada Que como un trompito bailó don Simón.

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Pombo para pintar

Convoque a un grupo de niños para leer y pintar. Léales cuentos o poemas que contengan los personajes de la cartilla. Luego de la

lectura invítelos a pintar y completar los dibujos, si ya saben escribir, invítelos a escribir los nombres de los personajes en el dibujo.

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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¿Quién soy?

Para completar y pintar

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