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155 CAP 4. PENSAMIENTO Y TRASTORNO PSICOPATOLOGIA DEL PENSAMIENTO El pensamiento es un atributo humano. Es una manifestación de las funciones cognitivas del cerebro, especialmente de la inteligencia, razón por la cual, se denomina al hombre; animal racional. El pensamiento lógico, racional, o proceso secundario "consiste en un flujo de ideas, símbolos o asociaciones dirigidos hacia una meta, iniciados por un problema, y conducente a una conclusión adaptada a la realidad". El pensamiento es conocido a través de su expresión verbal o escrita y por la observación del comportamiento o lenguaje preverbal del individuo. El pensamiento es lógico si sigue los postulados aristotélicos que se refieren a los principios de espacialidad, temporalidad, causalidad, identidad y contradicción. Se habla de PROCESO PRIMARIO para referirse a la forma de pensar que Freud describió en los sueños y que no está regida por los principios de la lógica aristotélica. Es "primario" porque aparece primero desde el punto de vista ontogénico. Es el tipo de pensamiento que predomina en las comunidades primitivas constituyendo el pensamiento mágico y los mitos. A excepción del proceso onírico, de las fantasías o ensueños diurnos y de las culturas primitivas, la persistencia de esta manera de pensar, o de cualquier otra forma de pensamiento que se aleje de los postulados de la lógica formal es denominada PENSAMIENTO ILOGICO. A este grupo pertenecen los pensamientos denominados "desreal", "paralógico", "mágico", "animista", "concreto", "telepático", "aglutinado", "condensado", "dereístico", "autista", "contaminado", etc. Sin embargo, debe tenerse en cuenta durante la entrevista psi- quiátrica los aportes culturales de tipo mágico y animista que puede mostrar el discurso del paciente y que son normales dentro del contexto sociocultural del entrevistado. Estos elementos mágicos y animistas disminuyen a medida que el individuo posee un mayor acerbo cultural con predominio del pensamiento secundario o científico. Las alteraciones del pensamiento son de tres tipos:

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Page 1: Cap 4. Pensamiento y Trastorno

155 CAP 4. PENSAMIENTO Y TRASTORNO

PSICOPATOLOGIA DEL PENSAMIENTOEl pensamiento es un atributo humano. Es una manifestación de las funciones cognitivas del cerebro, especialmente de la inteligencia, razón por la cual, se denomina al hombre; animal racional.

El pensamiento lógico, racional, o proceso secundario "consiste en un flujo de ideas, símbolos o asociaciones dirigidos hacia una meta, iniciados por un problema, y conducente a una conclusión adaptada a la realidad". El pensamiento es conocido a través de su expresión verbal o escrita y por la observación del comportamiento o lenguaje preverbal del individuo.

El pensamiento es lógico si sigue los postulados aristotélicos que se refieren a los principios de espacialidad, temporalidad, causalidad, identidad y contradicción.

Se habla de PROCESO PRIMARIO para referirse a la forma de pensar que Freud describió en los sueños y que no está regida por los principios de la lógica aristotélica. Es "primario" porque aparece primero desde el punto de vista ontogénico. Es el tipo de pensamiento que predomina en las comunidades primitivas constituyendo el pensamiento mágico y los mitos.

A excepción del proceso onírico, de las fantasías o ensueños diurnos y de las culturas primitivas, la persistencia de esta manera de pensar, o de cualquier otra forma de pensamiento que se aleje de los postulados de la lógica formal es denominada PENSA-MIENTO ILOGICO.

A este grupo pertenecen los pensamientos denominados "desreal", "paralógico", "mágico", "animista", "concreto", "telepático", "aglutinado", "condensado", "dereístico", "autista", "contaminado", etc. Sin embargo, debe tenerse en cuenta durante la entrevista psiquiátrica los aportes culturales de tipo mágico y animista que puede mostrar el discurso del paciente y que son normales dentro del contexto sociocultural del entrevistado. Estos elementos mágicos y animistas disminuyen a medida que el individuo posee un mayor acerbo cultural con predominio del pensamiento secundario o científico.

Las alteraciones del pensamiento son de tres tipos:

1. Alteraciones de la forma o de la lógica2. Alteraciones del curso o de la asociación de las ideas3. Alteraciones del contenido ideatorio.

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ALTERACIONES DE LA FORMA O LOGICA.

Abarca todos los tipos de pensamiento que enumeremos anteriormente como pensamientos ilógicos, por no participar de la lógica.

PENSAMIENTO ANIMISTA.

En esta forma de pensar el individuo da vida a lo inanimado. Es común y normal en la primera infancia y configura en el lenguaje de Sullivan la forma prototáxica del pensamiento. En la medida en que prima el principio de realidad esta forma de pensar desaparece.

PENSAMIENTO MÁGICO

Es una forma de pensar que atribuye a los objetos cualidades extrañas a su naturaleza y les asigna poderes e influencia diversas que relaciona por razones de similitud, continuidad en el espacio o por proximidad temporal de acontecimientos ocurridos en torno de ellos y para los cuales el individuo no tiene una explicación adecuada o científica. Es propio de los niños y de los pueblos primitivos.

En nuestro folklore encontramos el "mal de ojo" o el "helado de difunto" para explicar los trastornos como la desnutrición o episodios diarréicos en personas o animales.

El pensamiento mágico está contenido en los mitos y leyendas de los pueblos primitivos. Así la leyenda de Bochica, de nuestro pueblo Chibcha, explicaba para ellos la aparición del Salto de Tequendama y la leyenda de Bachué les permitía tener una idea acerca de su origen.

PENSAMIENTO AUTISTA

Es una interpretación personal de los hechos externos y de los sucesos psíquicos del paciente basada en sus impulsos, fantasías y realidad interna, mediante la creación de símbolos propios que se alejan de los patrones de la lógica formal. Podría decirse que mediante el pensamiento autista el paciente "transforma" la realidad externa y "crea" una nueva realidad subjetiva. Este tipo de pensamiento es patognomónico en la esquizofrenia.Los siguientes apartes fueron expresados por un paciente de 20 años, estudiante aventajado de Economía, quien presentó un episodio esquizofrénico:

"N..es una culebra horripilante ... Watergate... maneja la política por entre las alcantarillas... ensucia con dinero las instituciones democrátas... destruye a su paso avasalladoramente el esfuerzo del pueblo.... a través de dos siglos de historia... Yo soy Cristo. Estoy convencido por los hechos... la mordida de la culebra es el talón de Aquiles... Mi resurrección... Yo me clavé un cuchillo y una daga en la espalda... pero resucité; después conviví con las ánimas, me tentaron horriblemente...Salí a la calle a caminar... La estatua de sal... Lot...? He visto mentalmente a Jhavé. El otro día me rompió las narices porque fui un tonto al jurar su santo nombre en vano... Me pusieron una trampa en la televisión. La universidad de Nobosky donde preparan los muchachos más geniales de toda Rusia y mi padre me golpeó las narices por eso... corrió mi sangre, desde entonces no he vuelto a jurar su nombre en vano... Hasta cuando? Hasta nunca Patria o muerte!: venceremos..."

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TRASTORNOS REGRESIVOS EN LA FORMA DEL PENSAR

Consideramos dentro de estos trastornos, aquellos que expresan una forma de pensamiento, de tipo primitivo e infantil; esto es, similar al pensamiento de los hombres primitivos o de los pueblos salvajes y que el niño muestra en los primeros años de su vida pero que, lentamente, va evolucionando hasta alcanzar la maduración propia del pensamiento adulto normal.

Dos alteraciones fundamentales podemos señalar dentro de este grupo:

A. Pensamiento mágico-arcaico.B. Pensamiento fantástico.

A. PENSAMIENTO MAGICO-ARCAICO.

El modo de pensar del hombre primitivo, del hombre actual de ciertos pueblos y tribus salvajes, así como el del niño, está fundado en lo mágico, en lo irracional. Pero, aún en el hombre adulto civilizado de nuestra época, existen muchas manifestaciones, muchas reminiscencias de ese modo de pensar primitivo e infantil. Y es que el hombre muestra en su pensamiento, fundamentalmente racional, que calificamos de lógico, un ingrediente, más o menos intenso, según los casos, de tipo mágico, del que no puede desprenderse, por constituir un estrato profundo de su naturaleza humana, de indudable raíz irracional y en gran parte inconsciente, como expresión de su evolución filogénica y ontogénica.

Sin admitir un ciclo evolutivo progresivo de la inteligencia humana en el terreno filogenético, resulta indudable que el hombre primitivo hubo de tener una diferente capacidad de comprensión con respecto al hombre medio de hoy, debido a un cierto número de factores, que en ello seguramente influyeron, tales como el déficit cultural y el déficit de su capacidad de abstracción. Dicho defecto de comprensión, tuvo que incapacitarle para explicarse, satisfactoriamente, los fenómenos de la naturaleza, y así, hubo de proyectar multitud de potenciales anímicos y espirituales sobre el mundo inanimado, creando símbolos, e inundando de poderes extraños y omnímodos al real, a los que llegó el origen de todos los hechos que, de otro modo, no podría explicarse.

Este modo de pensar del hombre durante miles de años, hubo de adquirir, en cuanto a su mecanismo, un carácter de transmisión a través de un principio arcaico inconsciente, bien individual o bien colectivo, o de ambos a la vez, que ha evolucionado hasta el hombre actual.

El hombre primitivo, al verse ante la naturaleza y sus fuerzas, al hallarse ante lo "nuevo" y "extraordinario", tuvo que sentir, necesariamente, angustia como una necesidad de dominar esas fuerzas, surgió la magia, y brotó también en él, ante su angustia, la personificación de un Ser Supremo, que rige todo el cosmos y al hombre mismo, apareciendo así, en el hombre, la idea religiosa. Magia y religión, marcharon paralelamente, y hasta casi confundidas entre los primeros estadíos de la existencia humana sobre la tierra. Con estas dos armas, el hombre se encontró, ya más seguro, y con ellas dominó su angustia.

La magia influyó, de un modo decisivo, en la personalidad del hombre primitivo. Su pensamiento se impregnó de ella, su conducta y la interpretación de los acontecimientos de

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su mundo circundante, además de los que en su propia personalidad ocurrían, surgieron partiendo de estos supuestos mágicos. Arrancando de ellos, estableció sus razonamientos, tan lógicos, como son los de nuestro pensamiento actual basado en supuestos distintos, merced a la cultura de hoy, si, por ejemplo, el hombre primitivo veía, la enfermedad, a partir del supuesto mágico, de que un "mal espíritu" había penetrado en la persona enferma y que, por tanto, la maldad de aquel se manifestaba en la alteración morbosa de esta, el hombre actual parte del hecho de la existencia de microbios o de virus o de seres ultramicroscópicos, capaces de penetrar y de asentar en el cuerpo humano, produciendo la enfermedad en él. Hoy nos parece tan lógico nuestro pensamiento, de acuerdo con las concepciones actuales de las enfermedades infecciosas, como al hombre primitivo le parecía lógica su teoría basada en su concepto de la enfermedad como fruto de la magia. El no podía explicarle las cosas de otro modo. Su pensamiento era correcto, aunque el supuesto del cual partía, fuera falso.

Los supuestos sobre los que se basó el pensamiento del hombre primitivo, dieron lugar a sus ideas sobre la contigüidad y la semejanza en la magia, influyendo estas, a su vez, en el modo de pensar primitivo y cerrándose así, un círculo vicioso. De estos falsos supuestos, surgieron esas leyes que rigen el pensamiento mágico arcaico, y que se han erigido en el eje de este modo de pensar y de interpretar los hechos por parte del hombre de entonces, y también, muchas veces, por el de hoy. Dos cosas próximas entre sí, intercambian sus propiedades, dice la ley de la contigüidad. Dos cosas semejantes entre sí, tienen idénticas propiedades, mantienen la ley de la semejanza. De ambas leyes, arrancan las formas mágicas llamadas "encantamiento o magia por contacto" y "magia por analogía". Todas estas concepciones de la magia, influyeron decisivamente a su vez, sobre todo el pensamiento del hombre primitivo.

Pero esta postura mágica del pensamiento del hombre primitivo, la tenemos igualmente en los pueblos que se sucedieron en el curso de la historia de la humanidad, y aún, en nuestros días nos lo muestran los pueblos salvajes de Australia, África, y ciertas regiones Americanas. Es más, en el hombre poco culto, y aún en el ilustrado, de los países civilizados, se conservan todavía, características mágicas que se revelan en la interpretación de algunos hechos y que son tanto más notorias cuanto mayor es el déficit cultural.

Pero, ¿cómo han llegado hasta hoy, a través de los siglos, estas influencias, mágicas sobre el pensamiento humano? Dos medios tenemos para explicarnos esta transmisión que no se excluyen en este caso, sino que se complementan:El inconsciente arcaico o colectivo de Jung y la tradición.

Jung ha definido el inconsciente colectivo, como "la poderosa masa psíquica heredada de la evolución de la humanidad, renacida en cada estructura individual". Considera a este, como la zona más profunda del inconsciente humano, donde se halla el sedimento más animal de lo psíquico del hombre y de todo lo más ancestral de la humanidad, lo que hace decir a este autor, que "la verdadera historia del espíritu, no se conserva en los libros doctos, sino en el organismo vivo, anímico, de cada individuo". En esa zona profunda del inconsciente colectivo, reside, en el concepto de este autor, los "arquetipos"; es decir, aquellas formas o imágenes de naturaleza colectiva, que se dan casi universalmente como constituyente de los mitos, y, al propio tiempo, como productos individuales autóctonos, de origen inconsciente". Este concepto de hoy, es bastante discutido pero hay que tenerlo en cuenta.

La otra explicación mencionada, la tradición, puede ser indudablemente decisiva - y lo es - en la transmisión de creencias de raíces arcaicas, mágicas y primitivas que han llegado hasta el hombre de hoy. La tradición es la noticia sobre algo antiguo, trasmitido de algún modo, de generación a generación.

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En ella, habremos de distinguir dos formas: la oral o relato, en el mito, leyenda, cuento, canto etc., y la objetiva, concreta por un acto en las costumbres, ritos y ceremonias. La tradición en cualquiera de sus formas, influye en la integración de la personalidad de todo hombre. Se valora estas dos maneras de trasmisión de las creencias primitivas mágicas a la mente del hombre actual y se nos revelan en distintas escalas cuantitativas, desde hombre salvaje al culto, como frutos de estos dos mecanismos trasmisores de todo lo primitivo humano. Los distintos niveles de la sociedad en general, y de los diferentes pueblos en particular, facilitan la florescencia de estas creencias arcaicas y mágicas, según que dichos niveles sean más bajos o elevados. Pero en todo hombre, vemos surgir, a lo largo de su curso existencial, influencias, en grado mayor o menor, de estos componentes primitivos de su pensamiento.

Pero el pensamiento mágico que prevaleció en el hombre primitivo, muchos de cuyos elementos aún integra el pensamiento del hombre actual, en proporción inversa al grado de cultura que posea, lo vemos en toda pureza y predominancia, a lo largo de la estructuración del pensar humano, durante los diferentes periodos de la edad infantil. El pensamiento del niño, en sus primeros estadios evolutivos, es fundamentalmente mágico y se halla claramente regido por esas leyes de la continuidad y de la semejanza.

¿En qué tipo de hombres - anormales y de enfermos psíquicos, se manifiesta esta forma del pensamiento que se califica de mágico - arcaico?

En primer lugar y de un modo muy manifiesto, en el hombre - esquizofrénico. El criterio de semejanza, que se hace entre este y el primitivo, se basa en que tanto, el Yo, como el mundo de ambos, se les aparecía como demoníaco, toda vez que el segundo creía en un mundo lleno de espíritus maléficos que podían penetrar, por múltiples motivos, en su interior y adueñarse, por tanto de él. El primero porque debido a su profunda alteración del Yo, vivencia el mundo externo como capaz de penetrar también en su propio yo, a través de experiencias de "influencia", a la vez que se siente capaz de difundirse en el mundo que le rodea, el hombre esquizofrénico, se semeja, en este aspecto, al primitivo y al niño, porque los tres muestran una personalidad que carece de unidad y por tanto, se siente difundida en el mundo externo.

Igualmente, el pensamiento en el hombre-neurótico, porque trata de evadirse de una situación conflictual, por lo cual sigue el artificioso y anómalo camino de hacer regresar a su personalidad, a etapas infantiles de su evolución, razón por la cual, su concepción de la vida, y del mundo, sea establecida, a través de unos mecanismos del pensamiento, totalmente primitivos e infantiles, es decir, catatímicos y, por ende, mágicos. Cualquiera de los llamados mecanismos neuróticos, son la expresión de una actitud primitiva. De todas las formas de neurosis, la que nos revela más claramente su carácter regresivo y su consiguiente pensar y actual mágicos, es la histeria. Sus mecanismos más importantes, de los que surgen sus síntomas - los mecanismos de fijación y de conversión-, son la expresión más clara de una actitud totalmente primitiva e infantil, en la que radica un pensar mágico, que se revela por una conducta acorde, con esta forma de pensamiento. Y es que en el fondo de toda manifestación histérica, hay encubierto un deseo primitivo o una postura defensiva, igualmente primitiva, frente a algo.

B. PENSAMIENTO FANTASTICO.

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La fantasía es aquella actividad psíquica, que permite reproducir las cosas por medio de imágenes, siendo su significación más frecuente, la de representación de una imagen perceptiva, sin la presencia y actualidad del objeto de la percepción. En otras palabras, la fantasía sería la posibilidad de producir imágenes representativas.

A medida que el niño va respondiendo a los distintos estímulos y cada vez a mayor cantidad de ellos va saliendo del estado de aislamiento en que se halla en los primeros tiempos de su vida, comenzando así, a relacionarse ya a enfrentarse con el mundo externo. Cuando dichos estímulos le resultan placenteros y satisfactorios, tenderá cada vez más a la actividad extrovertida, mientras que, por el contrario, si aquellos estímulos son desagradables tenderá a la introversión. De ahí, que el niño en su fantasía trate de imaginar situaciones satisfactorias con las que le resulte fácil y agradable enfrentarse.

Lo mismo que el niño, el hombre primitivo hizo abundante uso de la fantasía, para compensar las grandes dificultades con que tuvo que haberse encontrado en su mundo externo. Por eso, tanto el pensamiento, del uno, como del otro, estaban integrados fundamentalmente, por gran número de imágenes, unas como fruto del aspecto reproductivo o representativo de la fantasía y otras como expresión del carácter productivo de esta. Es decir, su pensamiento tuvo un gran contenido fantástico, pudiendo hablarse de un pensamiento fantástico cuando estos elementos predominan en él.

El psicoanálisis, ha tratado de poner de relieve las frondosas fantasías infantiles, especialmente las que aparecen en la primera infancia, las cuales poseen una energía mágica de persistencia en el tiempo, realmente extraordinaria, hallándose constituidas por contenidos sexuales y de otras clases, que pueden ser generadores de neurosis, dada su acción directa sobre el inconsciente y que sólo al hacerse consciente tales fantasías, a través de la interpretación psicoanalítica, pueden curarse tales neurosis.

El psicoanálisis ha subrayado la faceta creadora de la fantasía, a través de sus investigaciones sobre el mundo de los sueños. Pero han sido Jung y sus discípulos, los que más han insistido en poner de relieve la gran influencia que las fantasías oníricas tienen en la "modelación profunda" de la persona y sobre todo, como se manifiesta a lo largo de su vida, por medio de procesos inconscientes, los que, en el transcurso del tiempo contribuyen a la tarea de "armonización de la psíque. En el campo neo-psicoanalítico, quien más ha puesto de manifiesto el influjo de las fantasías infantiles en las neurosis, ha sido Melanie Klein, quien planteó la importancia del análisis de la imaginación de los niños a través de los juegos. Para Klein, los niños representan, de un modo simbólico, experiencias, deseos y fantasías, a través del juego.

El pensamiento infantil, fundamentalmente mágico, así como el del hombre primitivo, están en condiciones óptimas para que en ellos se inserten los contenidos de la fantasía, los cuales viven como realidad. Pero el hombre adulto de hoy, lo mismo que su pensamiento, se halla integrado y regido por mecanismos lógicos de un modo primordial. También lo está, en mayor o menor proporción, por los de tipo mágico, según sea su grado de inteligencia y cultura, toda vez, que desde lo más profundo de su inconsciente, emergen aquellos ingredientes, mágico-arcaicos, aquellos contenidos y tendencias ancestrales, que se insertan y se entremezclan con aquellos de su pensamiento lógico y racional. A estos dos tipos de ingredientes del pensar humano, se unen aquellos elementos y contenidos, frutos de la fantasía, a la cual el hombre se entrega, a veces por necesidad y otras por complacencia. Los mecanismos del pensar en imágenes, o verbalmente, son de procedencia primitiva. Pero, así como en el niño y en el hombre primitivo, este pensamiento, fundamentalmente

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fantástico, resulta comprensiblemente normal, en el hombre adulto de hoy, si es esta forma del pensar, la primordial de él, ha de ser considerada como una manifestación regresiva de su pensamiento. Ahora, cuando el hombre piensa fantásticamente, de un modo accidental, por esa "necesidad" que experimenta a veces de hacerlo, sobre todo si ese pensamiento fantástico es proyectado hacia el futuro, o vive imaginativamente un futuro presentificado, tal pensamiento no puede ser considerado, de ningún modo, como anormal o patológico, si no como normal. Si el hombre no proyectara imaginativamente su actuación futura, e incluso, no la viviera presentificada, en algunos momentos (siempre que las imágenes que la integran sean producto de una cierta y relativa realidad y, por tanto, con posibilidades de realización), el hombre viviría más cerca al futuro, de lo que hoy vive.

Estos proyectos fantásticos, frutos de un pensar fantástico, son, con gran frecuencia, los ingredientes más fuertes del "proyecto vital" de cada hombre, constituyéndose, no pocas veces, en las metas a conquistar en la vida real. Es esto el "vivir de ilusiones" -como suele decirse-, lo que hace posible que el hombre marche en la vida hacia el futuro, con esperanzas de realizar en él, sus anhelos y deseos centrados en el despliegue eficiente de su "proyecto vital". Pero, cuando el hombre piensa fantásticamente y lo hace proyectado hacia su pasado, imaginando lo que no fue, imaginándose hechos fantásticos como realidades por él vividas en el pretérito, tal modo de pensar es realmente patológico, ya que constituye la creencia en algo que es irreal y falso, porque nunca sucedió, y es expresión de la existencia de una mitomanía, de una confabulación e incluso, de un delirio.

En el campo psicoanalógico, se nos muestra el pensamiento fantástico, en la llamada pseudología fantástica, o mentira patológica, la cual es un "Híbrido de mentira y autoengaño". Los pseudólogos, son personalidades vanidosas, que pretenden aparentar más de lo que son, que tratan de deslumbrar a los que le rodean con sus invenciones fantásticas, de cuyos relatos son siempre ellos los protagonistas. En general, creen hasta cierto punto, en sus propias fantasías y mentiras o, cuando menos, llegan a identificarse con ellas.

El fabulador o confabulador, de cualquier etiología, es otro enfermo psíquico, que trata de rellenar los huecos de su pasado, con imaginarias historias, haciendo relatos de hechos o situaciones inexistentes, fruto exclusivamente de su fantasía. En la clínica psiquiátrica, observamos estas fabulaciones en procesos que han provocado un trastorno de conciencia, una alteración némica, o una desorientación temporo-espacial (Trastornos seniles, síndrome de Korsakow, paralíticos generales, presbiofrénias, dementes preseniles, etc.).

El pensamiento fantástico, es observable en inconexa mezcla con otras alteraciones del pensamiento que presentan los pacientes esquizofrénicos. Dentro de este grupo, los parafrénicos son los que muestran este trastorno de una manera muy florida.

TRASTORNOS DEL CURSO DEL PENSAMIENTO

El curso del pensamiento está dado por la asociación de las ideas y sus trastornos se refieren a dos parámetros, principalmente, la velocidad y la secuencia en la asociación.

Los principales trastornos son:

BLOQUEO O INTERCEPCIÓN.

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Consiste en una interrupción brusca del curso del pensamiento, con continuidad o no del flujo ideatorio cuando el individuo reanuda el discurso. Como fenómeno de aparición frecuente configura el clásico "lo tengo en la punta de la lengua" para referirse a una idea o concepto que hemos olvidado transitoriamente y que interrumpe el discurso de nuestra conversación hasta tanto lo recordemos o nos resignemos al olvido. Los bloques pueden ser ocasionados por alucinaciones como sucede en el paciente con síndrome delirante-alucinatorio. Son frecuentes en los síndromes cerebrales orgánicos, pero pueden ser ocasionados por factores emocionales severos.

DISGREGACIÓN

Se presenta cuando una línea directriz en la asociación de ideas hasta lograr una meta determinada; no tiene una ordenación lógica de las mismas.

La presencia de la disgregación de origen al llamado PENSAMIENTO DISGREGADO, y en la medida en que aumente el grado de disgregación se configura el PENSAMIENTO INCOHERENTE que hace imposible entender el pensamiento del entrevistado porque sus ideas no tienen finalidad ni ordenación lógica en el discurso.

El grado superlativo de la disgregación lo constituye la JARGONOFASIA o "ensalada de palabras" donde el discurso está limitado a emitir palabras o monosílabos sin un contexto lógico.

Los diferentes grados de disgregación se aprecian en los pacientes esquizofrénicos, como pudo notarse en el ejemplo de pensamiento autista.

FUGA DE IDEAS

Para algunos autores este trastorno es patognomónico de los cuadros maníacos y se caracteriza por la logorrea marcada y asociación ideatoria rápida, de tal manera que aflora una idea antes de que se termine de expresar la anterior, teniendo el entrevistador la sensación de que el paciente ha dejado un "espacio en blanco en su discurso".

Biswanger, analizando un caso de "fuga de ideas", escribe: “Podemos poner en evidencia, tres factores de la fuga de ideas: la regresión de la esfera intencional, el juego verbal y la logorrea, que constituyen verdaderamente, una especie de diluvio de palabras. La regresión en el orden del pensamiento propiamente temático, es tal en la manía, que hay todavía posibilidad para el maníaco, de conformarse a las reglas y métodos ideo-gramaticales, que constituyen la puesta en forma temática del pensamiento, pero de una manera más relajada. El último término de esta regresión, es el momento en que el lenguaje cesa de ser un medio, para convertirse en una especie de fin, al servicio de la alegría existencial, -como en un juego-. El juego ha penetrado toda la alegría existencial. El juego ha penetrado toda la estructura humana del maníaco que está convertido en juego y es porque, precisamente, sus "manifestaciones" son más fuertes que sus reflexiones y sus pensamientos. Es por lo que, también, él se une con los otros presentes o ausentes, a través de las convenciones y finalmente, la logorrea, se caracteriza por una fluidez exagerada del pensamiento, donde hay gran gesticulación, con animada mímica, La inestabilidad motora, la logorrea y la hiperprosexia, constituyen los rasgos esenciales de la estructura antropológica del maníaco.

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La estructura antropológica-existencial, de la "fuga de ideas", es sintetizada por Biswanger, en ocho características.

1. Características espaciales: grandeza de perspectivas, amplitud del espacio etc.

2. Características de la temporalidad: absorción del pasado y del porvenir en el presente, sin posibilidad de detenerse en el momento, precipitación, torbellino, repetición, incesante retorno al pasado, etc.

3. Estructura de la consistencia: volatilidad, ligereza, plasticidad, elasticidad.

4. Estructura de la iluminación: luminosidad, claridad.

5. Estructura del colorido: "Roseidad", vivacidad de los colores.

6. Estructura del humor: alegría y festividad, danza, optimismo.

7. Estructura de la proyección en el mundo: dilución de los contactos con los otros y especialmente por las expresiones verbales que constituyen una suerte de juego o de expectoración, más que una conversación.

8. Estructura de las posibilidades de existir: Por la retracción de la estructura de la temporalidad y, por consiguiente, de la inconsistencia de sí mismo, en tanto que en reemplazo de la forma suprema y constante del Yo, aparece una forma de existir en el torbellino y el vaivén de formas fundamentales de ligazón del yo y los demás, como por ejemplo las formas de relación hijo-padre y madre, e hija-madre.

La forma de existencia maníaca, constituye, para Biswanger, una modalidad regresiva del ser.

La fuga de ideas, es un síntoma que, aunque aparece en todo su esplendor y pureza en el maníaco, no es exclusivo de él, pues aparece en otros enfermos de diferentes etiologías. Quiere esto decir, que en su mecanismo de producción, cuando menos han de tomar parte diversos factores no específicos de los síndromes maníacos y maniformes. Han de considerarse como indudables factores para su producción, los fenómenos de hiperconciencia muy intensos, que sean capaces de atraer el campo consciente, un excesivo número de ideas pertenecientes a la constelación asociativa, que a la vez facilite la producción ideatoria, por una sensibilidad exagerada, para que los estímulos externos, corporales y psíquicos, movilicen nuevas ideas. Todo esto, acompañado de aceleración del curso del pensamiento, consecutiva al estado de excitación psicomotora que provoca el estado de hiperconciencia y que conduce, igualmente, a una disminución de los factores de inhibición psíquica. Desde el punto de vista fisiopatológico o cerebral, la fuga de ideas sería explicable por una hiperactivación del sistema reticular activador ascendente, en un grado que se halla al borde de la fatiga neuronal de tal sistema, razón por la que, la claridad consciente, es subjetiva-mente deslumbrante. Lo mismo sucede, cuando se intenta ver algo, bajo la acción de un foco luminoso de excesiva potencia, que más que facilitar la perfecta visión de lo que tratamos de percibir a través de nuestro aparato visual, la dificulta por la intensísima iluminación existente. De ahí, que tal estado de hiperconciencia, no resulte vivenciado como tal, por el hombre que lo experimenta. La excitación cortical, por la enérgica estimulación del sistema reticular, provocaría un descenso de la función de los mecanismos inhibitorios, psíquicos, ya que el córtex se muestra por el intenso y constante aflujo de los estímulos reticulares incapaz de inhibir la hiperactividad de dicho sistema neural. Esto puede explicar el por qué, cualquier

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estímulo patógeno (Experiencia de un proceso-orgánico o somático, tóxico-exógeno o tóxico-endógeno etc.) que actúe provocando una hiperactivación reticular muy intensa y persistente, con el consiguiente estado de hiperconciencia, en el límite del umbral de la fatiga neural, ocasión esta de alteración del curso del pensamiento que se denomina fuga de ideas. Cualquier hombre, en una determinada fase del alcoholismo agudo, bajo la acción de aminas estimulantes o en un estado intenso de excitación psíquica, por cualquier causa capaz de producirla, puede presentar este fenómeno más o menos acusadamente. Consecuentemente, experimenta necesidad de hablar, de expresar y comunicar lo que se piensa, a través de lo cual, el observador puede apreciar la producción de este fenómeno morboso ideativo que aquel hombre presenta.

La excitación de la actividad psíquica en el hombre que experimenta la fuga o flujo de ideas, hiperactiva su atención, dado el número elevado de estímulos a que tiene que atender al mismo tiempo, uniéndose las imágenes e ideas en un verdadero tumulto por medio de los más diversos modos de asociación (Asonancia, contigüidad, temporo-espacial, semejanza externa etc.), con una esencia total del orden que es característico del curso del pensamiento normal. La atención se vuelve hábil, reclamada por constantes y diversos estímulos, de distinta procedencia, como consecuencia de un descenso del dintel normal para las senso-percepciones. El hombre-enfermo psíquico, pierde constantemente la idea directriz de su pensamiento como el observador puede apreciar a través del constante cambio de tema-desviado por otras asociaciones movilizadas por los más variados estímulos, y todo ello, realizado de un modo veloz, como auténtico torbellino.

Hemos señalado reiteradamente, que el flujo o fuga de ideas, tiene su mejor expresión, en el maníaco, constituyendo este trastorno, uno de los tres síntomas fundamentales del síndrome maníaco endógeno (Alegría, exaltación y pensamiento ideo fugitivo).

Otras veces, vemos surgir este trastorno ideatorio, en síndromes agitados, que recuerdan, precisamente por la presencia de aquel, a los síndromes maníacos. Se trata de síndromes maniformes, en la mayoría de las ocasiones, de etiología esogendorgánica (Algunas encefalitis a diversos virus. síndromes toxinfecciosos, parálisis general progresiva en su forma maníaca, etc.). Sin embargo, en estos casos, la fuga de ideas no presenta la pureza que se observa en las manías endógenas, pues a ellas se asocian manifestaciones confusionales o signos psicoorgánicos, que desfiguran el trastorno ideofugitivo, mostrándolo más empobreci-do, menos inteligente en cuanto a sus asociaciones, e incluso, más rígido.

También puede ser observado el flujo, de ideas en algunos hombres esquizofrénicos. Ciertos henefrénicos, en los primeros estadios de su proceso, muestran este trastorno que poco a poco se convierte en un pensamiento disgregado. La logorrea esquizofrénica, se distingue, en general, fácilmente de la logorrea ideofugal, en que, en aquella el impulso al hablar se asocia a los trastornos propios del pensamiento esquizofrénico, especialmente a la disgregación, mostrando, además, muchos de estos enfermos, manierismos de lenguaje (Estereotipias, verbigeraciones, etc.). Con frecuencia, los enfermos esquizofrénicos que presenta fuga de ideas, lo vivencia como "impulso o necesidad de pensar", quejándose de no poder mantener ningún pensamiento, de no captar ninguna idea, de que las ideas le pasan rápidamente por la cabeza, que las ideas le circulan constantemente y a gran velocidad por su mente, etc. Se manifiesta también, una cierta fuga de ideas, como antes apuntamos, en el período inicial de la excitación del alcoholismo agudo y en las intoxicaciones anfetamínicas. También, puede observarse en algunos postencefálicos y en cierto oligofrénicos o débiles mentales, aunque en ambos casos, el contenido del pensamiento ideofugaz, suele ser muy pobre y con algunas ocurrencias.

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BRADIPSIQUIA

Implica una lentitud de todas las funciones intelectuales y aún de la expresión motora de la conducta. El pensamiento es lento en la asociación y en la expresión verbal o escrita.

Estos fenómenos se aprecian especialmente en los cuadros de S.C.O.

TAQUIPSIQUIA

Es el fenómeno opuesto a la bradipsiquia. Se caracteriza por gran rapidez en la asociación y emisión verbal del pensamiento, de todas las funciones intelectivas y siempre se acompaña de manifestaciones maníacas de la conducta.

Se presenta en cuadros orgánicos (hipertiroidismo), en intoxicaciones (por cocaína) y en la fase maníaca de la enfermedad maniacodepresiva.

RETARDO.

Consiste en una lentificación de la expresión oral o escrita del pensamiento y se asocia a dificultades en la articulación del lenguaje oral, lo cual lo diferencia de la bradipsiquia. Es frecuente en los traumatismos craneoncefálicos y en los tumores cerebrales.

PROLIJIDAD.

Está caracterizada por un discurso adornado de un sinnúmero de detalles que guardan relación con la idea directriz del pensamiento pero que dan la impresión de que la persona "habla con rodeos, se va por las ramas". Es también llamado detallismo o circunstancialidad y se presenta frecuentemente en personas obsesivas y en algunos delirantes crónicos.

PERSEVERACIÓN.

Es la expresión iterativa de una idea o palabra específica. Se advierte este trastorno con frecuencia en la personalidad epileptoide (explosiva), en pacientes con demencias vesánicas (deterioro mental producido por cuadros psicóticos crónicos), en pacientes con esquizofrenia hebefrénica, etc.

TRASTORNOS DEL CONTENIDO IDEATORIO DEL PENSAMIENTO

El contenido del pensamiento está constituido por el bagaje ideatorio del entrevistado, que en situaciones normales debe estar ajustado a los principios de realidad y a los postulados aristotélicos y respaldados por una carga afectiva adecuada. Dentro de la actividad ideatoria debe mencionarse la FANTASIA que es una forma de pensar libre del juicio de la realidad y sujeta únicamente al principio del placer, característica de la infancia y que desaparece poco

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a poco para dar lugar al predominio del pensamiento lógico o proceso secundario. en el adulto normalmente persiste constituyendo los "sueños diurnos" o "ensueños", pero toma caracteres patológicos cuando se intensifica la duración o se aumenta la carga afectiva ligada a ella.

Los trastornos del contenido del pensamiento son:

IDEA PREVALENTE O FIJA

Es una idea "parásita" aceptada por la conciencia que tiende a orientar en su provecho el curso del pensamiento y la conducta del individuo. Estas ideas afloran a la mente en forma de una representación persistente y configuran las llamadas popularmente "obsesiones". Así hablamos de que Juan "tiene obsesión por los carros", o de las ideas fijas del inventor, del artista o del investigador.

En algunas ocasiones las ideas prevalentes conllevan un mayor compromiso psicopatológico como es el caso de las ideas fijas del juego, la ambición, el odio, etc.

IDEAS SOBREVALORADAS

Se llaman ideas sobrevaloradas aquellos pensamientos o grupos de pensamientos en que "el aspecto afectivo del conocimiento predomina sobre el racional, de suerte que tiene un lugar privilegiado en la vida de la persona" (Vallejo). Son las ideas de los "fanáticos" políticos, religiosos, los hinchas de los equipos, etc.Las ideas sobrevaloradas pueden pasar desapercibidas en determinados núcleos culturales o en ciertas circunstancias; por ejemplo la idea sobrevalorada religiosa que puede ser considerada normal en un ambiente estrictamente religioso es inadecuada en otro núcleo humano menos rígido moralmente e incluso, libertino.

La idea sobrevalorada se halla colocada en los límites de la idea delirante y con frecuencia puede transformarse en ella.

IDEAS OBSESIVAS

Son ideas que aparecen constantemente en la conciencia, acompañadas de ansiedad, vivenciadas por el paciente como egodistónicas - es decir, "extrañas" -, y contra las cuales lucha tratando "alejarlas" de su conciencia.

Se presentan a menudo en algunas etapas del desarrollo psicosexual pubertad, menopausia, al comienzo de procesos patológicos - como en la esquizofrenia y en los delirios crónicos - o configurando el cuadro de la neurosis obsesivo-compulsiva, donde son patognomónicas.

IDEAS FÓBICAS

Son ideas que conllevan repulsión o temor angustioso específicamente ligado para un individuo determinado a la presencia de un ser, un objeto o cierta situación cuyos caracteres no justifican tal emoción. El individuo elabora conductas y situaciones que conllevan el "evitar" o "contrarrestar" el objeto fóbico constituyendo las situaciones o rituales contrafóbicos. Las fobias son normales en la primera infancia (temor a la oscuridad, a la soledad, a los

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animales, etc.). A partir de esa época comienzan a configurar cuadros psicopatológicos, como en las fobias escolares o la neurosis fóbica.

IDEAS HIPOCONDRÍACAS.

Son ideas que versan sobre preocupaciones excesivas y angustiosas respecto a la salud, con exacerbación de las sensaciones cenestésicas normales y sin que tenga explicación mediante los exámenes clínicos y paraclínicos.

Las ideas hipocondríacas pueden presentarse en la neurosis hipocondríaca o asociadas a otras entidades de tipo neurótico (neurosis depresiva o de angustia). Así mismo, las ideas hipocondríacas pueden tomar características delirantes como sucede en el Delirio de Cotard, síndrome caracterizado por ideas hipocondríacas asociadas a ideas delirantes nihilistas de universidad, enormidad y eternidad dentro de un marco de tinte afectivo melancólico.

IDEAS DELIRANTES

Son ideas caracterizadas por ilogicidad, irrealidad, irreductibilidad ante razonamientos lógicos y vivenciadas por el paciente como egosintónicas, es decir "no extrañas". De ahí el aforismo de que el "delirante lucha por una idea mientras que el obseso lucha contra su idea".Las ideas delirantes se estructuran y aglutinan dentro de un núcleo de "lógica" que depende del grado de inteligencia, culturización y simbolización del paciente para conformar los deli-rios. Esta lógica es llamada también paleológica el PENSAMIENTO DELIRANTE cuyos principios (juicios, conceptos, raciocinios) partidos de datos reales o supuestos como tales están organizados sistemáticamente según una falsa relación de causalidad y cuyas conclusiones falsas, erróneas o absurdas, determinan un tipo de conducta sometida al influjo de las ideas así concebidas. Es una manera errada de pensar.

Los delirios o ideas delirantes se presentan en los cuadros psicóticos (psicosis alucinatorias agudas, "bouffées" delirantes de los débiles mentales, psicosis tóxicas, psicosis esquizofrénicas) pero son más patentes, estructuradas, inmutables e inmodificables en los delirios crónicos, especialmente en la paranoia.

Las ideas delirantes pueden ser de diversos tipos: nihilistas (negación de órganos) persecutorias, pasionales, celotípicas, de referencia, de invención, místicas, reivindicativas, mesiánicas, de minusvalía, etc

LAS OBSESIONES

La problemática de las obsesiones ha sido, a no dudarlo, una de las más estudiadas de la psicopatología general.

La obsesión se considera como una idea, una representación o un acto que se impone en contra de la voluntad del hombre en quien se da; toda vez que por el gran potencial energético que estas vivencias poseen, el hombre que las experimenta se siente impotente para desplazarlas de su conciencia (en el caso de la idea o de la representación), o para negarse a inhibir el impulso y para realizar el acto obsesivo; ya que dichas vivencias, aparte de ser penosas, son consideradas por el obsesivo como absurdas y anormales. De ahí que este enfermo psíquico no tenga otra solución ante ellas, que ceder a que esa idea o representación persista en su conciencia o a que su voluntad se doblegue a la realización del

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acto absurdo e ilógico, de todo lo cual es totalmente consciente. Por eso la característica primordial, es esa fuerza que invade a este enfermo a mantener en el campo de su "conciencia actual" una determinada idea o una concreta representación, o bien, la idea de llevar a cabo la ejecución de un acto absurdo; todo ello en contra de sus deseos y de su voluntad: y es que el obsesivo, experimentará un estado intenso de angustia que le obligará finalmente a ceder en su resistencia frente a la vivencia obsesiva. Esto pone de relieve, como la obsesión posee un carácter coercitivo, impositivo e imperativo, que implica por parte del enfermo, una dura lucha interior frente a ella, y de la que suele salir derrotado la casi totalidad de las veces. A este carácter coercitivo es el que Donath ha calificado de anaucasmo, o lo que expresa el vocablo Alemán Zwang. Pero esta idea, representación, acto, etc., de naturaleza obsesiva, pese a su causalidad coercitiva o impositiva, es bien, distinto de la "imposición" que vivencia el esquizofrénico. El obsesivo experimenta sus ideas, representaciones o actos, también como "impuestos" de un modo "coercitivo" e "imperativo", pero no los vivencia como procedentes de su mundo exterior, sino emanadas de su propio yo.

De lo anteriormente expuesto sobre las vivencias obsesivas podemos extraer un número de caracteres psicopatológicos, los primordiales son los siguientes: a) Emanan del propio yo; b). Tienen una imposición compulsiva; c) Generan una lucha interna; d). Poseen absurdidad o falta de sentido en cuanto a su contenido; e). Iteración.

Vamos a revisar cada una de estas características.

a). Emanan del propio yo. Esto no ofrece duda de la realidad de estas características de la obsesión. El obsesivo vivencia la idea, la representación, el sentimiento, el impulso o el acto de esta clase como algo que produce de él mismo, de su yo, no habla jamás de que tales vivencias le sean "impuestas" desde el exterior, sino como algo torturante que su yo, o cuando menos una parte de su yo, le "obliga" a experimentar. De ahí que estos enfermos califiquen a la manifestación más frecuente de esta naturaleza que es la idea obsesiva, de "idea fija"; es decir, -una idea absurda o no persistente, molesta y hasta penosa, que posee una fuerza impositiva distinta de los demás. Pero no por eso se le ocurre atribuirla, al hombre que la sufre, a ningún influjo ajeno, extraño o exterior a él, sino que la considera como algo anormal o morboso, como algo que suelen manifestar estos pacientes- "que no puedo quitar de mi cabeza o de mi cerebro", esto es, algo que está allí y que de allí emana. La más clara demostración de la procedencia interna de estas vivencias la tenemos, indudablemente, en esa otra característica, que luego estudiaremos y que es la lucha interna que el propio Yo del obsesivo entabla frente a su vivencia obsesiva. El Yo de estos enfermos se les revela como ambivalente como si tuviera dos posiciones antagónicas; una que impone la vivencia obsesiva y otra que se resiste a ella. No tienen estos pacientes la vivencia de que su Yo está sólo o escindido como sucede en el esquizofrénico. El obsesivo experimenta su Yo como unidad en todos los momentos de su existencia, excepto cuando surge la vivencia obsesiva, en cuyo instante su Yo se le muestra contradictorio y roto. Por un lado, lo impulsa apremiante hacia la vivencia de tipo obsesivo y por otro, la rechaza por absurda, por penosa y por la tensión angustiosa que la perspectiva de esa lucha interna le ocasiona.

b). Imposición compulsiva. Ya hemos anotado este carácter de imposición de las obsesiones para el hombre que las padece; imposición que es de naturaleza compulsiva, es decir, que obliga inexorablemente a ceder a la idea, a la representación, al sentimiento repetido e irreducible, pese a los esfuerzos que el obsesivo realice por oponerse a cualquiera de aquellas manifestaciones, ya que tal resistencia le conduce a un estado intenso de angustia que le obliga a ceder finalmente. El obsesivo vive, pues en este aspecto, en una

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derrota constante frente a estas vivencias morbosas que le atormentan. Las potenciales energéticas que contienen las manifestaciones obsesivas las hacen invencibles frente a la voluntad del que las padece. Por eso uno de los caracteres más destacados de ellas es esta imposición compulsiva que posee y que obliga de un modo o de otro a que el obsesivo ceda ante estas vivencias que no pueden ser eludidas ni realizadas por él, pues cuanto más luche y se oponga a la persistencia de las ideas o representaciones de esta naturaleza, o cuanto más se necesita a la manifestación impulsiva al acto obsesivo, mayor poder energético adquieren y su oposición compulsiva se intensifica. Esto conduce al hombre que se encuentra en esa situación a un estado de angustia enorme, para liberarse de la cual no tiene otro camino que el ceder ante la obsesión, quedando, pues derrotado en su empeño de desplazar las ideas, o las representaciones de este tipo de su conciencia o de resistir a la tendencia impulsiva o a la realización del acto obsesivo. Esto significa que el obsesivo vive en permanente esclavitud por las vivencias morbosas de esta clase, con plena conciencia de ello; de ahí el gran sufrimiento de estos enfermos psíquicos que de tal forma ven afectada profundamente su libertad.

c). Lucha interna: Al surgir la obsesión, el hombre que la sufre trata de defenderse de ella, poniendo en acción todos los mecanismos de defensa del yo, entablándose una lucha interna. De ahí que el obsesivo tenga la impresión de que en su Yo existen dos tendencias contrapuestas que se enfrentan entre sí; la manifestación obsesiva y los mecanismos que el Yo moviliza para deshacerse de ella, para vencerla. Ahora bien, esta lucha interna a que nos referimos no se reduce a un intento de rechazo o desplazamiento de la vivencia obsesiva, se trata con gran frecuencia, de una discusión íntima en la que el Yo intenta autorrazonarse sacando de la oscuridad tal vivencia patológica; en otras ocasiones, es una lucha creada por una duda en la que la manifestación obsesiva hace ver al hombre en quien se da, que realizó el acto imperfectamente, mientras que el Yo trata de crear el convencimiento de que el acto objeto de la duda fue efectivamente realizado y que además ha sido adecuado en su conducta. En ocasiones, por el contrario el obsesivo obedece a impulsos de su obsesión, piensa que algo que debía haber dicho o realizado no lo dijo o no lo ejecutó, mientras el Yo, por otro lado trata de autoconvencerse que aquello fue dicho o efectuado. Pero, en cualquier caso, la duda sigue persistiendo en el obsesivo; y es que, como vemos, la raíz de la obsesión es de un modo o de otro, la duda; por eso podríamos denominar a la obsesión; la duda patológica. De ahí, que el núcleo de la obsesión sea siempre, la angustia, toda vez que sólo en la angustia, puede existir la duda, ante aquello de lo que no se está seguro, ante la incertidumbre, de lo que ha de venir o frente a la posibilidad de las consecuencias desconocidas que se derivan de un acto realizado u omitido.

d). Obscuridad o falta de sentido del contenido de la obsesión: La casi totalidad de las manifestaciones obsesivas, tienen un contenido absurdo, ilógico o falto de sentido; otras veces aunque sean menos, el contenido de la obsesión, sobre todo de las ideas y representaciones puede carecer de obscuridad y estar constituido por una preocupación real que el obsesivo tiene y que por su intensa carga afectiva no es capaz de desplazar de su conciencia actual, pese a todos los esfuerzos y medios defensivos que se pone en juego. No podría sin embargo, considerarse como una idea de esta naturaleza el que un hombre pensara perseverativamente sobre un problema grave que le molesta en la circunstancia presente, y que este problema y todo lo que con él se relacione, sea el contenido constante de su conciencia actual, no siéndole posible sustituirlo por otro diferente o intentar rechazarlo. Pero en el caso del contenido de las obsesiones sucede lo mismo que con respecto al de los delirios: su relación con la historia biográfica vital del hombre que las sufre.

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e). Iteración. Una de las características más destacadas de las obsesiones es su carácter iterativo o repetitivo. Es decir el fenómeno obsesivo se reitera y persiste; perseverando la misma o las mismas ideas o representaciones en la conciencia, o experimentando el individuo las mismas tendencias impulsivas, o realizando idénticos actos; todo ello de un modo compulsivo. Esta iteración de la obsesión y de su contenido constituye una constante amenaza para el obsesivo. Tiene la presentación de tal manifestación patológica, y se siente verdaderamente acorralado por ella. Es como si el enemigo estuviera en el interior de su propia casa, es decir, dentro de su Yo.

Después de esta síntesis de los caracteres de los fenómenos que nos permiten establecer un concepto; para precisar más, vamos a revisar las principales manifestaciones de naturaleza obsesiva que se observa en la clínica en su aspecto psicopatológico fenomenológico. Los principales fenómenos de esta clase son los siguientes:

1). Ideas obsesivas. Son estas indudablemente, las más frecuentes formas de manifestaciones de la obsesión, por cuya razón han sido tales ideas, por ende, el pensamiento obsesivo, el más estudiado y sobre el cual se ha concentrado más la atención de todos los autores que se han dedicado a profundizar este problema. Este tipo de ideas constituye el núcleo en torno al cual gira el pensamiento obsesivo o anancástico, caracterizándose por perseverar en la conciencia del hombre que las padece, aun en contra de su voluntad y aun teniendo esta conciencia clara de su obscuridad e irrealidad, y pese a mostrarse totalmente normales el resto de las funciones del pensamiento lógico. La idea o ideas obsesivas se repiten con idéntico contenido en el mismo enfermo una y otra vez, manteniéndose largamente en su conciencia sin ser capaz de desplazarlas, pese a sus esfuerzos que a veces se traslucen al observador a través de ciertos movimientos de cabeza, o ciertos gestos que expresan, de esta forma su lucha frente a tales ideas. El contenido de ellas es de lo más variado ya que cada obsesivo tiene el suyo propio. Puede tratarse de una palabra, de una frase, de una blasfemia, de una cifra, etc., o de un constante dudar sobre todo cuanto dice o hace; pero al terminar de hacerlo, vuelve a repetir la operación, porque duda de la exactitud de la cantidad contada; o bien reza una oración y al finalizarla comienza de nuevo a hacerlo por la inseguridad de no haberlo efectuado perfectamente o por temor de haber omitido alguna de las palabras que la componen etc. Es decir, la idea obsesiva puede tener los más diversos contenidos que uno se pueda imaginar.

2). Representaciones obsesivas: Entremezcladas o no, en las ideas obsesivas, son imágenes que persisten en la conciencia actual, como una o más representaciones sin que el que las experimenta pueda desplazarlas, pese a los esfuerzos, que hace en tal sentido. En cuanto al contenido de las representaciones obsesivas habremos de decir, como sucede con el de las ideas, que es de lo más variado y que en gran parte, tiene una representación simbólica, o algunos ingredientes, de la historia-biográfica del obsesivo, especialmente en aquellas vivencias instintivo-afectivas que se hallan intensa y fuertemente reprimidas en su inconsciente.

3). Sentimientos obsesivos. No todos los autores admiten la existencia de verdaderos sentimientos obsesivos, pues si un hombre experimenta un sentimiento absurdo, este se hallará casi siempre en oposición con la situación actual, tal como sucede en los esquizofrénicos que muestran sentimientos afectivos discordantes e inadecuados con respecto al momento presente.

El sentimiento obsesivo debe ser incomprensible e insensato para el que lo sufre; por ejemplo: el que en medio de una emoción alegre se siente impelido a llorar.

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4). Impulsos obsesivos: Son las manifestaciones más frecuentes de la obsesión después de las ideas de esta clase. Existen tales impulsos de tipo puro, es decir, que no derivan de pensamientos obscenos, sino que son primarios. Esto resulta evidente en la clínica, toda vez, que con frecuencia, acuden al psiquiatra enfermos que lo único que aquejan es un impulso irrefrenable de hacer algo determinado, generalmente algo absurdo y casi siempre agresivo, madres que dicen sufrir a veces la impulsión de arrojar al hijo que tienen en brazos por la ventana, o de clavarle un cuchillo. No cabe duda que estas ideas impulsivas tienen un carácter primario, y si se acompañan de ideación obsesiva, tienen un carácter secundario. Los impulsos obsesivos primarios se convierten en acciones obsesivas primarias; pero existen otras acciones obsesivas secundarias derivadas de los pensamientos obsesivos, por ejemplo, la de lavarse las manos por el escrúpulo de haber tocado algo supuestamente contaminado. Lo que caracteriza al impulso obsesivo, aparte ya de su absurdidad, es un carácter casi siempre agresivo y también sacrílego; pero sobre todo, el hecho de vivenciarlo como algo inminente, como algo que está a punto de realizarse, así como la lucha interna terrible que el obsesivo opone a su idea, saliendo unas veces triunfante y otras derrotado o adoptando la medida de sustituir dicho acto impulsivo por otro más inocuo, por lo que ha de realizar una acción, o pronunciar unas palabras. Podemos citar como impulsos obsesivos más frecuentes, el contar las baldosas del piso, o los dibujos de la pared, el impulso de lanzarse al vacío cuando está en la cima de un alto edificio, el de arrojarse al paso de un carro etc. El obsesivo, por tener su capacidad de juicio intacta, reconoce inmediata y perfectamente lo insensato y absurdo de su idea, y por ello lucha con ella, tratando de inhibirla de algún modo. 5). Actos obsesivos. De todas estas vivencias se derivan los actos obsesivos. Unas veces estos actos son primarios, facilitando la realización de los impulsos obsesivos mediante un acto intrascendente, otras son secundarias a una idea, representación o ocurrencias obsesivas y tiene entonces el carácter de defensa. Son estas las más frecuentes, consistiendo en la realización de actos sin importancia, repetitivamente, que pueden ser complejos en ocasiones, pero, que aunque el obsesivo reconozca su falta de sentido, se ve impedido a realizarlos, pues en caso de resistirse a ello se sentirá intensamente angustiado o creerá que de no llevar a cabo el acto obsesivo correspondiente, le sucederá algo malo y grave. Tales actos obsesivos tienen un indudable carácter simbólico. El obsesivo a de dar, por ejemplo, tres vueltas alrededor de la mesa del comedor antes de sentarse a comer, sin lo cual no es capaz de hacerlo porque su tensión angustiosa se lo impide; otro, antes de acostarse, tiene que dejar la ropa de determinada manera. A este tipo de actos se les califica de "Actos ceremoniales", ya que en realidad, la mayoría de ellos son verdaderas ceremonias, auténticos ritos. Pero estos actos adquieren una mayor tortura para el individuo cuando en este se manifiesta la duda de si dicho "acto ceremonial" ha sido perfectamente realizado por él, lo que le lleva a repetirlo una y otra vez.

ETIOPATOGENIA DE LAS OBSESIONES

El síntoma obsesivo, sea cual fuere, ha sido considerado como un síntoma adscrito al grupo de las neurosis. Para Pierre Janet constituyó el síntoma nuclear del síndrome psicocasténico, y posteriormente, para sus discípulos, constituyo la llamada neurosis obsesiva. En un sentido idéntico, o más o menos análogo, se ha venido considerando que la presencia de lo que pudiéramos llamar "obsesiones puras" son de naturaleza estrictamente neurótica y, por ello, de origen eminentemente psicógeno. Sin embargo las obsesiones aparecen en los más diversos síndromes psiquiátricos, aunque en muchos de ellos, lo hagan entremezcladas con otros síntomas propios y típicos de unos y otros síndromes. Unas veces

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aparecen las manifestaciones obsesivas, ocupando un primer plano junto a los síntomas más característicos del síndrome en que surge, e incluso, en ocasiones, como sucede en algunos esquizofrénicos seudo neuróticos, se mantiene como el principal síntoma durante bastante tiempo para ir difundiéndose poco a poco, e ir emergiendo, cada vez con más claridad la sintomatología esquizofrénica, hasta hacerlo desaparecer casi por completo. Otras veces aparecen los fenómenos obsesivos en un segundo plano, como sobreañadidos al cuadro clínico, incluso se presentan en el curso de la evolución de la psicosis, va manteniéndose en ella o bien desapareciendo en un determinado momento para reaparecer posteriormente con un carácter que se puede considerar periódico o ciclo. Quiere todo esto, decir que las obsesiones no son síntomas exclusivamente neuróticos, sino que también se dan en síndrome indiscutiblemente psicóticos de diversa etiología. Ello conduce a pensar que las obsesiones pueden ser generadas por diferentes "causas" y no sólo por "motivos" como sucedería en las neurosis, lo cual implica una inespecificidad de los síntomas obsesivos. Así se puede ver surgir una manifestación de carácter obsesivo: en los síndromes melancólicos vitales e involuntarios; en algunos desarrollos paranoicos, o como síntomas psíquicos de algunos estados epilépticos, tanto de origen centroencefálicos como focales temporales; en psicosis encefalíticas; en algunos síndromes maníacos, etc. Si las diversas manifestaciones clínicas y psicopatológicas de la obsesión son capaces de emerger en síndromes de tan diferente etiopatogenia, podemos conjeturar, no sin fundamento, que los síntomas compulsivos pueden ser generados no sólo por motivaciones como sucedería en las neurosis según los conceptos psicoanalíticos; sino por las más variadas causas que implican desde luego muchos tipos de alteraciones somáticas, incluyendo las alteraciones neurobioquimicas.

Frente a esta conclusión conjetural, cabria preguntar, ¿porque solo determinamos enfermos psíquicos, con cualquiera de los síntomas aludidos, presentan fenómenos obsesivos?. ¿Por qué sucedería esto?. Se podría contestar diciendo que existe una previa disposición o personalidad obsesiva o anancástica que, por ante una causalidad de orden psíquico o somático, se expresa patológicamente a través de una acentuación de sus rasgos obsesivos.

Ahora bien, este problema se ha tratado de esclarecer de diversas maneras. En los últimos años del siglo XIX y en los primeros del actual, se perfilaron, en torno al problema y en torno a las obsesiones, dos tendencias: una fundamentada en las descripciones clínicas de los Psiquiatras franceses Esquirol, Baillarger y Falret, bastante oscuras, que no lo eran todavía más por la escasa especifidad de las manifestaciones obsesivas, y el problema de las obsesiones hacia las impulsiones. En el concepto de Janet, las funciones psíquicas de mayor jerarquía y, por tanto, más complejas y superiores, las cuales requieren una intensa "tensión" psicológica, son las que permiten al hombre su propia percepción, así como el actuar sobre sí mismo, que se sintetiza dentro de lo que el psiquiatra francés denominó "función de lo real" y que son las que controlan y gobiernan las funciones psíquicas inferiores, más simples y más automáticas.

Para Janet, la psicastenia por él descrita es la expresión de una alteración de esa función de lo real, liberándose entonces las funciones inferiores y produciéndose una actividad exagerada de éstas, a consecuencia de lo cual surgen las obsesiones, la angustia, las dudas, las agitaciones, los temores etc. Las obsesiones, pues según este concepto serían la expresión de una exagerada actividad de las funciones inferiores originadas por un trastorno funcional de las funciones superiores.

Pero fue Freud el que trató de penetrar más en la explicación del fenómeno a través de su concepción psicoanalítica. Estudió los mecanismos obsesivos por medio del análisis de enfermos que presentaban síntomas de esta clase y los encuadró dentro de la que llamó

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neurosis obsesiva. Freud explicaba el mecanismo de las obsesiones de la siguiente manera; cuando en una persona de disposición nerviosa -dice- no existe la aptitud a la conversión, y es no obstante, emprendida para rechazar una representación intolerable, la separación de la misma de su afecto concomitante, hace que este afecto siga existiendo en lo psíquico. La representación así debilitada queda apartada de toda asociación en la conciencia, pero su afecto libre se adhiere a otras representaciones no intolerables en sí, este "falso enlace" se convierte entonces en una representación obsesiva. Esta es en pocas palabras, la teoría psicológica de las representaciones obsesivas y las fobias.

En la teoría de Freud las obsesiones son mecanismos de defensa frente a la angustia que provoca la represión por el súper yo de las tendencias instintivas del ello y, concretamente, la neurosis obsesiva sería el resultado de la represión de tendencias sadicoanales y por tanto constituiría la consecuencia de la regresión a una fase primaria de la evolución de la libido.

Para otros autores psicoanalistas no ortodoxos, como Adler, la sintomatología obsesiva sería un refugio para el individuo con el fin de eludir las representaciones y obligaciones que la vida le presenta. Otros valoran primordialmente la personalidad obsesiva, señalándoles los rasgos de inercia, esto es, la rigidez, la perseveración, la obstinación y la tenacidad.

Frente a la tesis psicoanalítica y psicogénica de las obsesiones, se presentan otras de tipo somaticista y mecanicista. Para la escuela reflexológica las obsesiones resultarían de una ausencia de síntesis armónica entre el proceso de irradiación y el de inducción negativa.

En conclusión: ante la génesis de las obsesiones en cualquiera de sus manifestaciones clínicas, lo mismo que ante la de cualquier otra alteración psicopatológica, no puede decirse que estas sean frutos exclusivos de la psicogenia o de la somatogenia, tal como el síntoma es captado por el clínico o tal como el enfermo lo vivencia. Si el hombre es "Unidad Radical" de cuerpo y alma, de soma y psique y si sólo el cuerpo es susceptible de enfermarse, cuando el hombre está enfermo, o se siente enfermo, él, como unidad, es el que en realidad enferma, en tanto que el trastorno aparente, puede ser exclusivamente psíquico como ser exclusivamente somático, de ahí que en el caso de los obsesivos -su anormalidad-, es el resultado de una causalidad, aunque lo estrictamente psíquico, juegue un importantísimo papel en la elaboración de su estructura, lo cual generaría alteraciones en la esfera de la realidad en la cual la angustia hace que el yo se movilice y active sus mecanismos de defensa frente a la amenaza que intenta disolverle. Si la personalidad previa es insegura, tales mecanismos serán de carácter represivo de todo lo instintivo, lo mismo que de sus sentimien-tos afectivos; originándose la elaboración por parte del yo, de una súper-estructura psíquica, basada en los contenidos de la historia vital del enfermo, -simbólicas o no-, que son expresión de la represión, siempre violenta, de sus tendencias que buscan su salida y su liberación por medio de las manifestaciones obsesivas para impedir que la angustia disuelvan el yo.Ahora señalaremos en qué tipo de síndromes pueden aparecer obsesiones, en la clínica siquiátrica, todos ellos referentes a la etiología, ya que las obsesiones, así como los delirios y las alucinaciones, no pertenecen a una enfermedad psíquica concreta.

Veamos los síndromes en los que surgen los fenómenos obsesivos, señalándoles las peculiaridades que con las diferentes etiologías pueden adquirir. Examinaremos los más importantes dentro de la clínica:

a). Psicosis obsesiva o neurosis obsesiva nuclear. Se caracteriza por manifestaciones del carácter obsesivo (Minuciosidad, prolijidad, perseveración, obstinación, escrupulosidad, autocrítica muy severa y rígida). A partir de una época diferente, en cada

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caso, coincidiendo con un problema con el mundo externo, o bien, intrapsíquico, o bien con algún trastorno somático, comienzan a "desarrollarse" ciertos rasgos de su personalidad, propicios para que la obsesión brote y se despliegue y que cada vez adquieren, en general con progresión lenta, un mayor cuerpo, empezando a manifestarse entonces ciertas dudas ante problemas normales, que se van convirtiendo en contenidos muy frecuentes, casi constantes, de su conciencia actual. Poco a poco generalmente de un modo paralelo a una más acusada hipertrofia de los rasgos obsesivos de su personalidad, van apareciendo en la conciencia de estos hombres, determinados contenidos ideativos o de imágenes de la presentación, que le resultan absurdos, sin sentido, y por ello se les valen tales vivencias molestas y penosas. Al ir acentuándose, cada vez más, estas manifestaciones obsesivas, pueden presentarse impulsos y actos de esta clase que hacen más florido y completo el cuadro clínico.

Pasa el tiempo y lentamente, pero de modo progresivo, van disminuyendo sus obsesiones, va quizá hasta adaptándose a ellas, van apagándose en el mejor de los casos, pero siempre quedan en su personalidad un residuo, una acentuación de los rasgos obsesivos que presentaba ya, más o menos un germen, en su personalidad premorbosa, su personalidad postmorbosa se revela limitada en su actividad. No se ha transformado o mutado como en la esquizofrenia, pero su actividad psíquica se ha apagado, se ha estrechado y tal limitación se verá acrecentada cuanto más acusado sea el residuo que esta psicosis haya dejado en él.

b). Síndrome obsesivo epiléptico. Las manifestaciones obsesivas observadas en los epilépticos, tanto centroencefálicos como en los focales temporales, surgen esencialmente sin ir seguidas de ninguna otra sintomatología comicial, la mayoría de las veces; en otras ocasiones, surgen como aura psíquica que precede a una crisis de gran mal o psicomotora, siendo más frecuente en los epilépticos temporales, otras veces en fin, el enfermo se halla en un estado casi permanente de obsesión, siendo en estos casos muy difícil su diferenciación de los síndromes psicóticos genuinos.

c). Esquizofrenia seudo neurótica obsesiva. También en los esquizofrénicos pueden aparecer algunas manifestaciones obsesivas aisladas, pero dentro del grupo de las formas clínicas, llamadas seudo neuróticas. Con las apariencias de un síndrome de las denominadas neurosis obsesivas se inicia esta esquizofrenia. Pero tras el telón de este síndrome el enfermo comienza a mostrar, cada vez más claramente un intenso sentimiento de impotencia, de enfermedad e incurabilidad, surgiendo frecuentemente síntomas de interceptación del pensamiento y de la acción, con ideas de influencia y abocando lentamente hacia un claro cuadro procesal esquizofrénico en cualquiera de sus formas clínicas clásicas. Existen también verdaderas formas de curso obsesivas, insidiosas y larvadas, en las que lo neurótico persiste con cierta claridad y nitidez hasta llevar la personalidad a estados de defecto acusado. En los casos de iniciación obsesiva el proceso está en marcha desde el principio, lo que ocurre es que tras esta "fachada" se oculta la verdadera naturaleza del síndrome y a medida que el proceso esquizofrénico evoluciona va desplazando aunque nunca por completo en la mayoría de las ocasiones a la sintomatología seudoneurótica, de este tipo.

En estas esquizofrenias de falsos caracteres obsesivos su estructura responde, en lo que tiene de neurótica, a una modalidad de reacción de la personalidad frente al proceso psicótico, valiéndose de los medios de que dispone y al cual, en cierto modo consigue pensar el esquizofrénico mediante esta superestructura psicógena de caracteres obsesivos que la personalidad elabora como defensa del Yo.Sólo cuando la acción del proceso arrolla a la resistencia que esa superestructura le opone, bien por la intensidad procesal o por el aflojamiento de la reacción neurótica, surgen las viven-

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cias primarias esquizofrenias con toda su claridad y nitidez. En las formas de curso de tipo obsesivo el aspecto neurótico del cuadro persiste largamente, para ir desembocando lentamente, una sintomatología esquizofrénica el deterioro de la personalidad se va realizando muy poco a poco, conservándose bastante bien a través de los años de evolución; pero el pronóstico de estas formas, en cuanto a la posibilidad de una remisión duradera, es generalmente muy desfavorable, lográndose sólo atenuaciones temporales, relativamente breves, de la sintomatología. Otras veces la evolución no es tan lenta, dentro del carácter insidioso y larvado, y en períodos no de años, sino de meses, se instaura la sintomatología esquizofrénica con toda claridad.

Pero en términos generales, se puede decir que la reacción psicógena de la personalidad frente al proceso esquizofrénico, por medio de estos mecanismos obsesivos, le ponen una resistencia muy fuerte y prolongada; de ahí su lenta y evolución y la buena observación de la personalidad en estas formas de curso.

d) Síndromes obsesivos en otras psicosis. Las manifestaciones obsesivas en otros tipos de psicosis es menos frecuente y tiene casi siempre un carácter transitorio. Se han descrito y observado síntomas compulsivos en algunos síndromes maniacos o maniformes, en psicosis encefálicas, a sí como en post-encefalíticos, en psicosis post-traumáticas cerebrales en estados post-confuso-oníricos y en algunos síndromes neurológicos (Corea de Sydenhan y comienzo de la esclerosis múltiple). En todos estos casos la sintomatología obsesiva es poco consistente y, a veces, tiene una aparición episódica, mostrándose, en general, las ideas, las representaciones o las impulsiones obsesivas, de un modo aislado.

Después de todo lo expuesto puede verse como las obsesiones pueden ser originadas por diversas causas, o diferentes etiologías, lo que hace que su etio-patogenia no pueda ser siempre igual; pero en todo caso, estos síntomas obsesivos, son siempre expresión de una realidad de defensa del yo frente a la angustia, generada ante el ataque de cualquier causalidad somática o psíquica.-

ESTRUCTURA PSICOPATOLOGICA DE LAS OBSESIONES.

Como hemos revisado anteriormente, las obsesiones, son ideas, imágenes de la representación, impulsos o actos, que se "imponen" al hombre en contra de su voluntad y que perseveran en él hasta que el Yo cede después de una dura lucha contra ellas; es decir, el obsesivo vivencia una lucha intrapsíquica angustiosa, como si en su mundo interno existieran dos Yos contrapuestos, ambivalentes, de cuyo enfrentamiento sale casi siempre victorioso ese Yo irracional que le conduce a pensar, representarse o a realizar algo cuyo contenido es absurdo, ilógico y extraño. El obsesivo ha de vivenciarse psíquicamente escindido en el momento de surgir la obsesión, ya que su Yo se halla carente de esa realidad armónica que preside todo acto humano.- Las obsesiones por lo anotado, se caracterizan especialmente por esa lucha intrapsíquica que su intento de realización ocasiona. Cuando la lucha existe, en cualquier aspecto, hay ineludiblemente, una lucha de contrarios que tratan de dirimir su antagonismo. El Yo del obsesivo lucha contra dos tendencias, o dos criterios opuestos, que se hallan formando parte de él, es decir en ese momento ese Yo ha perdido aunque sólo sea transitoriamente, su unidad; es decir, el Yo del obsesivo se muestra al observador y es vivenciado por aquel como si estuviera escindido en dos Yos contradictorios y enemigos. Se trata de una falta de unidad del Yo que impide integrar o conciliar tendencias opuestas. Por eso, el enfermo que se encuentra con este desconcertante hecho de oposición de un yo que le presenta ambivalentemente ideas, representaciones, impulsos, actos, etc., no sabe que camino seguir, que postura adoptar; de ahí que esta vivencia de un Yo con contenidos

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contrapuestos le conduzca a la duda, y a la indecisión. En el obsesivo, la falta de unidad de su Yo le conduce a dudar; y cuando se duda en una situación vital se genera inseguridad. De allí que el obsesivo, se encuentre entre la duda de aceptar o no la idea de la representación obsesiva en su conciencia, de consentir o no, la ejecución del acto impulsivo o el acto "ceremonial" o simbólico. Por un lado, su Yo racional le hace ver lo absurdo y lo ilógico de estos contenidos e incluso el carácter enfermizo de ellos; por otro, el Yo irracional parece "imponerle la aceptación de estas ideas y representaciones o la ejecución de los actos, so pena de que -de acuerdo con su pensamiento mágico y supersticioso- al negarse a esto le "puede ocurrir algo malo", por eso experimenta una intensa angustia.-

El obsesivo sabe ciencia cierta que es verdadero y que es falso, absurdo, y anormal; la duda de este se halla montada en el consentir y aceptar los contenidos obsesivos o rechazarlos, pese a que sabe lo difícil que esto último va a ser ya que tales vivencias patológicas se le "imponen" en contra de su voluntad y cuanto más se resista a ellas mayor va a ser la presión de aquellas para imponerse, así como la angustia que tal oposición le va a producir. Por eso se provoca en él esa lucha interior, expresión de ese Yo escindido y falto de unidad, que le originan la duda, que lo lleva a experimentar una constante inseguridad ante sí mismo.

LAS FOBIAS

La palabra fobia deriva del griego phobos, que significa temor. De ahí que se puede definir la fobia como el temor, miedo o repulsión de caracteres angustiosos hacia un objeto concreto (persona, fenómeno, cosa), el cual no justifica esa reacción emocional por parte de una persona determinada.

Las fobias pueden manifestarse normales cuando aparecen en la niñez, tanto en la primera como en la segunda infancia, pero generalmente van precedidas de fenómenos prefóbicos; es decir, por circunstancias diversas que pueden coadyuvar a aquella, como suelen ser que el niño se encuentra sólo, la oscuridad, ruidos, que el no identifica etc.

En general, sus objetivos fóbicos son los animales domésticos de tamaño grande (perros, gatos, etc.), que según los psicoanalistas los niños identifican con la imagen paterna, aunque posteriormente toman también a los animales pequeños y que en opinión de aquellos adquieren el carácter de símbolos fáciles. Otras fobias más complejas tales, como la fobia al colegio, a los policías, etc., suelen tener una significación más patológica, la génesis de estas y de otras muchas, que suelen mostrar los niños, son debidas a las amenazas que los mayores les reiteran con el fin de atemorizarles, creyendo equivocadamente, actuar de un modo pedagógico sobre su comportamiento (hablándoles del "coco", o de la "bruja") sin darse cuenta de que lo único que hacen es angustiar a los niños y facilitar en ellos la aparición de fobias.

Aunque el hombre que sufre una determinada fobia, reconozca que sus temores son infundidos, no puede sustraerse a la angustia que la presencia del objeto o de la situación fóbica le produce, razón por la que trata, en lo posible de evitar su presencia. La angustia fóbica, se halla limitada, pues, a una concreta circunstancia y es experimentada unas veces como verdadero temor y en otras ocasiones cargadas de repugnancia o de aversión hacia el objeto que la provoca. De allí que las fobias, lo mismo que las obsesiones, sean un mecanismos de defensa Yoico, frente a la angustia, aunque la elección de tales mecanismos

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acabe provocando una angustia tan grande y conmocionante como aquella de la que se pretende huir. Sabemos que el problema de la angustia se caracteriza por un sentimiento de inseguridad absoluta ante "la nada", pues así como el miedo o el temor son objetívales, se teme o se tiene miedo de algo en el caso de la angustia sin entender que es lo que la produce o aún sabiendo que lo que la produce no es nada. Por eso el fóbico, para evitar su angustia la objetiva en algo, razón por la cual, la angustia se transformará en temor o miedo ante el objeto determinado pero dejará entonces de ser angustia. Inconscientemente este es el mecanismo que genera las fobias; sin embargo, al cristalizar como tales, cada vez que el fóbico que las padece se enfrenta con el objeto en que las fijó, la angustia vuelve a reaparecer en forma de temor o miedo angustioso, toda vez que el temor y el miedo, en este caso, no son más que un subrefugio detrás del cual está la angustia. De ahí que las fobias en el adulto tengan siempre un carácter anormal y vayan ligadas en todo caso a la angustia anormal o patológica. La presencia de fobias fueron descritas por Janet en sus psicasténicos, en las llamadas neurosis obsesivas y en el síndrome que Freud calificó de neurosis fóbica o histeria ansiosa y con lo cual trató de establecer una relación entre estos síntomas y la histeria. Para el creador del psicoanálisis, las fobias se diferencian de las obsesiones "en que el estado emotivo a ellas concomitante es siempre la angustia" y además en que las obsesiones son múltiples y más especializadas, y en cambio las fobias más bien son monótonas y típicas. Según Freud, se pueden distinguir dos clases de fobias: unas comunes, es decir, referidas a "Aquellas cosas a las que todo el mundo tiene temor "; la noche la soledad, la muerte, las enfermedades etc.); y otras que en ocasiones, aparecen como angustia emergente en circunstancias especiales que no inspiran temor al hombre sano (lugares abiertos o cerrados, vehículos etc.). Freud, hace notar que estas últimas fobias "No son obsesivas como las obsesiones propias y las fobias comunes. El estado emotivo dice -No surge en estos casos sino en circunstancias especiales que el enfermo evita cuidadosamente". Su génesis es para Freud totalmente diferente al de las obsesiones. "No se trata ya -escribe a este respecto- de una sustitución, ni resulta posible descubrir por medio del análisis psíquico, una idea inconciliable sustituida. Sólo se encuentra un estado emotivo de angustia, que por una especie de elección, ha hecho resaltar todas las ideas susceptibles de llegar a ser objeto de una fobia. En los casos de agarofobia, por ejemplo, se encuentra con frecuencia el recurso de un ataque de angustia, y en realidad lo que el enfermo tiene es la emergencia de un ataque en aquellas circunstancias especiales en las que, cree no podrá escapar a el objeto fóbico.

En conclusión: Las fobias no son otra cosa que una manifestación más de la obsesión. Lo mismo que al enfermo compulsivo se le impone, en contra de su voluntad, la idea, la representación, el acto ceremonial, también la fobia, como las obsesiones, se impone a través de una idea convertida en temor infundado cuantas veces quien la padezca, se encuentre ante el objeto de su fobia.

DELIRIO

Uno de los temas más importantes en el estudio de la Psicopatología, es el que se relaciona con el tópico del delirio, ya que, quien padece este trastorno, es considerado como un enfermo mental.

Etimológicamente, la palabra delirio se deriva del vocablo deliraré, que significa salirse fuera del surco en los trabajos de labranza, y que se aplicaría al pensamiento humano, cuando se piensa saliéndose del derrotero normal.

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Desde el punto de vista psicopatológico, el delirio es un trastorno del yo, el cual va a tener una expresión en la esfera del pensamiento, precisamente en su contenido por el cual el nombre-delirante presentaría una idea errónea o falsa, que iría contra los principios de la lógica aristotélica y que, consecuentemente, perdería el juicio de realidad, cuya función primordial es poder discernir entre lo real y lo irreal, propiedad que no es dada por la razón y la experiencia. Esta idea absurda, se convierte en una profunda creencia, por lo cual el sujeto no permite ninguna corrección a su idea, teniendo la profunda convicción subjetiva de estar en la verdad, y cuya idea se va a convertir en el eje proyectriz de su existencia.

Como entidad clínico-fenomenológico, los delirios, para su interpretación y estudio, se dividen en:

Auténticos delirios, procesales o primarios, los cuales tienen directa relación con un proceso esquizofrénico, lo que significa que existe un trastorno profundo de la personalidad.

Al lado de estos, se halla otro tipo de delirios, que tiene su origen en una vivencia o experiencia psíquica (trastornos afectivos, alteraciones en la conciencia, etc.), a los cuales se les denomina delirios secundarios.

Finalmente hay otros, en el que estados de animo transitorios, los hacen aparecer, y se les conoce con el nombre de ideas deliroides, o reacciones deliroides.

La diferenciación de cada uno de ellos, se hará en su génesis y se le debe a Jaspers su descripción. Aunque, más o menos, todas estas formas presentan las características ya anotadas, en las primarias aparecen con gran intensidad y siendo muy embrolladas y absurdas, con el signo de ser siempre, vivencias impuestas. En las secundarias, suelen ser más sistematizadas y, por último, las deliroides, son comprensibles, muestran debilidades consistentes subjetivas, muy superficiales y cambiables.

Al delirio procesal, Jaspers le daba las características de incomprensibilidad e inexplicabilidad, metodología tomada de Dilthey, la cual se basa, en que la comprensión, consiste en establecer un nexo de sentido, mientras que, explicar consiste en poner de relieve, un nexo de causalidad. Esto correspondería, a que la causa se hallaría en un plano biológico, actuando de una manera determinante sobre el hombre, mientras que la comprensión, sería el motivo de la vivencia llena de significación y sentido. La causa una relación necesaria; el motivo no impone nada, sino que pone al hombre, en situación de reacción dentro del marco de la libertad vivida. La causa obliga al hombre, el motivo mueve al hombre.

Según lo anterior, el delirio procesal es inexplicable, puesto que es evidente que no se conoce una causa somática precisa, y es incomprensible, puesto que no encontramos una relación de sentido con la historia vital y la irrupción delirante. Podemos comprender el contenido, no el por qué de su aparición. Las ideas delirantes secundarias y deliroides, son según Jaspers: "las que han surgido comprensivamente para nosotros, de otros procesos psíquicos que podemos captar psicológicamente en las emociones, los instintos, los deseos y temores”, para cuya explicación no ha necesitado transformación alguna de la personalidad sino que se entiende por la disposición permanente de la personalidad, o por estados de ánimo transitorios, y a las que pertenecen las equivocaciones pasajeras, provocadas por

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percepciones y otras como las ideas de tinte melancólico y maníaco y sobre todo, las ideas sobrevaloradas.

Siguiendo la metodología fenomenológica, se trata de relacionar con el delirio primario, las llamadas vivencias delirantes, como son el humor delirante, la percepción delirante, y las ocurrencias delirantes.

El humor delirante, es una sensación de incertidumbre y de inseguridad, en que el humor varía dentro de la tristeza y la euforia, en la cual el mundo externo se le aparece inquietante y angustioso al enfermo. Todo esto se debería a la pérdida de la conciencia de actividad del yo, por lo que esta vivencia toma características iluminadoras o impuestas, empezándose a perder la libertad y quebrando la ordenación estructural de la vida psíquica. Este estado de ánimo, va a constituir la estructura básica del delirio, el cual tiene una base afectiva, función psíquica que está más inmediatamente comprometida en el delirio. En este estado, todo toma un significado especial, que en ese momento resulta indescifrable, prevaleciendo muchas veces sentimientos vagos de que algo grande o temible va a ocurrir, todo esto vivenciado como extraño a él y con carácter de imposición.

Luego aparecería la llamada percepción delirante, a la que se puede asignar las siguientes características:

1. Atribuir a una percepción real, un significado anormal.2. Generalmente esta percepción real, tiene un sentimiento autoreferencial.3. Inexistencia de un motivo comprensible que la produzca.4. Tiene un carácter de aviso o mensaje.5. La significación es extraña y a veces simbólica.6. La "extrañeza" es "siempre doble", es decir, para el hombre enfermo y para el observador,

ya que, para aquel es algo especial, y para este, ilógica e incomprensible. El humor delirante precede al delirio.

Y por último, había que considerar las ocurrencias delirantes, las cuales son fenómenos psíquicos puros, muy al contrario de la anterior, que sería un fenómeno mixto, pues hay una percepción normal, con una significación psicótica. Las inspiraciones u ocurrencias delirantes pueden adoptar diversas formas ejemplo: recibir una llamada de Dios, ser perseguido, ser amado, etc.

Todas estas vivencias primarias, son características del proceso esquizofrénico en su fase inicial, cuando se empieza a perder la conciencia de la actividad del Yo.

ETIOPATOGENIA DE LOS DELIRIOS

Podemos considerar diversas formas de abordar este problema, y comenzar con las diversas escuelas Psiquiatricas en su concepto al respecto.

CRITERIO FENOMENOLOGICO

Como acabamos de ver, distingue entre vivencia delirantes primarias o secundarias o deliroides, con lo cual quiere expresar una génesis en uno u otro caso. Las vivencias delirantes primarias, hemos visto, son expresión directa del trastorno fundamental procesal. Los delirios secundarios y las ideas deliroides, se derivan de alteraciones psíquicas o de

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vivencias cargadas de afecto, por lo que la génesis es completamente diferente. De ahí que esta dirección fenomenológica trate de investigar la "comprensibilidad" o "incomprensibilidad" genética de la vivencia delirante. Si resulta "incomprensible" y además muestra aquellos atributos propios de las vivencias delirantes primarias, la etiopatogenia de la misma, ha de estar deferida al proceso esquizofrénico; por el contrario, si resulta "comprensible" genética-mente, a partir de una vivencia normal, anómala o morbosa, la etiopatogenia estará dada por los mecanismos anormales de la personalidad, y por ciertos factores ligados a la historia biográfica del hombre en que esto sucede. La orientación fenomenológica trata del análisis de la vivencia de comprender genéticamente, y su base se halla en los conceptos Jasperianos de "proceso", "desarrollo y "reacción".

CRITERIO ANTROPOLOGICO EXISTENCIAL

La interpretación de la totalidad del delirio, como una alteración o una transformación de la forma de existencia, es la principal tarea que cumplen los trabajos de orientación analí-tico-existencial y antropológico-fenomenológico; es decir, el delirio es considerado, por esta escuela, como una alteración profunda del "estar en el mundo", dado que en él, se aprecia una evidente rotura de las relaciones hombre-mundo.

CRITERIO PSICOANALITICO.

Esta escuela atribuye al delirio, un valor eminentemente simbólico, señalando unos mecanismos similares a los que suceden en el sueño, es decir, el delirar sería como el dormir, que representaría un momento preciso para la manifestación de deseos incumplidos y reprimidos. La concreción de un delirio, exigiría la puesta en marcha de mecanismos defensivos contra la angustia y el miedo, donde participan el yo, el súper yo y el ello. Ciertos impulsos reprimidos, moverían al enfermar, a experimentar pánico y, con la construcción de una forma delirante, permitiría al enfermo instalar su vida en el delirio, con lo que se sentiría relativamente libre de angustia.

Freud, inspirado en el caso de Schereber, interpretaba el delirio paranoide de la siguiente manera: “Yo le amo, yo le odio, el me odia". Las tres notas fundamentales de esta explicación genética, son la homosexualidad, formulada en el primer enunciado, la inversión afectiva, en la segunda, y la proyección sobre el supuesto perseguidor, en la tercera. Esta conexión entre el delirio y la homosexualidad, es muy discutida.

TEORIA ORGANO-DINAMICA DE HENRY EY.

Es una aplicación de las ideas de Jackson. De acuerdo con esto, toda enfermedad mental se caracteriza de un modo esencial, por aparición de síntomas de déficit o "negativos", que se manifiestan por la exclusión de un nivel global de actividad dinámica de las funciones psíquicas, bien por una falta de desarrollo, o bien, por una alteración orgánica. La "disolución" de ese nivel, conduce a la "liberación" de otros niveles inferiores que han permanecido innatados ("Síntomas positivos"), que se nos aparecen como una nueva organización de la vida psíquica. Para este autor, equiparar el delirio a los sueños, en el fondo no es más que un fenómeno deficitario.

INVESTIGACIONES EXPERIMENTALES.

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Se han llamado psicosis modelo, las que se producen por la ingestión de algunas sustancias, como la Opuntya Cylindrica, Mescalina y LSD. Los delirios que se presentan, son de tipo oniroide, en los cuales, la ciencia se halla comprometida, y no tienen ninguna característica del delirio procesal.

Se distinguen tres formas de comienzo en el delirio. En primer lugar, aparece la lucha crítica contra las vivencias psicóticas, que es, a la vez, una lucha en pro de la conservación de la personalidad originaria y la imagen del mundo previa. Después vendría la entrega entusiástica, lo nuevo psicótico y, por último, la entrega, sin reacción ni lucha, lo que conduce a la cronicidad. El delirio, al encronizarse, se modifica en algunos aspectos. De un lado, se reduce o anula la tensión emocional entre el delirio y la realidad y, por otra parte, el delirio se vuelve más intrasubjetivo, una vez que el sujeto se desvincula más del mundo y toma el cambio hacia el espacio psíquico interior.

La disminución de aquella tensión, hace posible la coexistencia pacifica del mundo real y del mundo delirante, e incluso, en ocasiones, la instalación de una nueva ordenación vital, como producto de la articulación de lo real con lo psicótico.

FORMAS DE DELIRIO.

Partiendo de sus respectivas etiologías, podemos dividir los delirios de la siguiente manera:

1.-DELIRIOS EXOGENOS-ORGANICOS. a). Delirios Exógenos. Corresponden a la reacción exógena de Bonhoffer o confusión mental, cuyas formaciones delirantes producen una reestructuración de la conciencia, a niveles oníricos y oniroides. Esto es vivido por el paciente, con una intensa carga afectiva morbosa, de características terroríficas y angustiosas, acompañada de intensa excitación motriz, gritos y verborrea, lo cual es debido a la desorientación temporo-espacial.

Este síndrome, es causado por procesos tóxico-infeccioso, traumas psíquicos, o trastornos vasculares cerebrales.

Una forma de estos delirios, serían las psicosis agudas, en las cuales predominan toda clase de alucinaciones, (Acústicas, verbales, genestésicas, visuales, etc.), así como la despersona-lización.

b). Delirios Orgánicos. Son delirios que aparecen al síndrome psico-orgánico, con debili-tamiento progresivo de la personalidad, con marcada amnesia. Pueden ser megalomaníacos, de forma maníaca o expansiva, como en la parálisis general progresiva, o en ocasiones, se estructuran sobre confabulaciones, elaboradas para rellenar las amnesias típicas de los síndromes demenciales, y que, al parecer muchas veces, dan como resultado, cuadros melancólicos en que se instauran delirios muy mal elaborados, llenos de puerilidad.

Igualmente, en las epilepsias temporales pueden aparecer delirios, que constituyen los síndromes esquineiformes, de muy difícil diagnóstico, y por último, en los traumatizados de cráneo, en los que suelen instaurarse estados delirantes confusionales, con agitación psicomotora intensa.

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En los tumores cerebrales, pueden presentarse delirios de tipo confuso u onírico.

En fin, los delirios orgánicos, muestran una estructura, en la que se entremezclan caracteres confusionales alucinatorios, y los provenientes del síndrome psicoorgánico, en el que los delirios son muy mal sistematizados y ocasionados por la causalidad orgánica cerebral.

2. DELIRIOS PROCESALESSon la expresión de proceso psíquico. En el sentido de Jaspers, podemos distinguir los de la Ezquizofrenia Paranoide y los del parafrénico, los cuales, aunque tienen una misma naturaleza, poseen algunas diferencias llamativas.

a). Delirios paranoides. Este delirio se caracteriza, fundamentalmente, por emerger de una vivencia delirante primaria y, más exactamente, de una percepción delirante, aunque a veces, puede surgir también, de alguna de las ocurrencias delirantes. Arrancan de una vivencia delirante primaria, y poseen, cualquiera que sea su tema, un sentido autoreferencial, ya que su carácter es centrípeto con respecto al yo del hombre enfermo. Es decir, todo le parece venir a este, de afuera; todo procede para él del mundo externo que se le muestra "cambiado", "mutado", distinto al mundo que hasta entonces conoció, y en el cual volvió. Todo procede de este nuevo mundo, lleno de significaciones inéditas, de simbolísmos, de contenidos mágicos, generalmente amenazadores u hostiles para su personalidad, la cual siente y vivencia distinta, como si fuera otro hombre.

Este rasgo típico del delirante esquizofrénico paranoide, es expresión de su específico "trastorno de la actividad del yo", consistente en esa pérdida de actividad, ya que una de las características de la conciencia del yo, es que vivencia como algo activo, como algo propio. Al anularse este sentimiento de actividad, los actos no se consideran propios, sino completamente ajenos.

Este enfermo, va a tener una nueva "concepción del mundo", la cual se ha elaborado en base a tres factores, es decir, tres mundos que el esquizofrénico llega a vivir como: mundo real (premorboso), mundo esquizofrénico (procesal), y mundo magnífico y fantástico (Autista).

Las interpretaciones falsas delirantes, son como una cuerda de salvación, a la que tiene que asistirse por necesidad, para impedir la amenaza que cae sobre su yo. Sin embargo, en el estado final, sigue interpretando sus vivencias reales y morbosas porque a ello le conduce la fuerza de sus creencias delirantes sobre las que se sustenta su delirio actual. Pero, necesita vivir en un mundo propio, toda vez que nuestro mundo le desconcierta, ya que no sabe que postura ha de tomar. Por eso, prefiere vivir en ese mundo propio -el mundo paranoide-, al que trata de enriquecer, buscando en sus interpretaciones delirantes, al afianzamiento de su personalidad premórbida, que la acción procesal en él "crea".

b). Delirio parafrenico.

Estos delirios fueron descritos por Kraepelin, para situarlos entre la paranoia y la esquizofrenia Paranoide. Las características de estas psicosis delirantes son: El carácter paralógico de su producción. La importancia del trabajo imaginativo en su elaboración.

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La superposición de una realidad fantástica a la realidad objetiva, sin que el delirante pierda contacto.

La ausencia de disgregación de la personalidad. Conservación de la capacidad intelectual. Todo esto, acompañado de un síndrome alucinatorio. La edad de aparición, es siempre, después del tercer decenio de la vida.

En cuanto a la relación de la Parafrenia con la esquizofrenia, o considerarlas como entidades aisladas, ha sido motivo de gran controversia para los partidarios de ambas concepciones. Para la Psiquiatría alemana, tanto la esquizofrenia, como la Parafrenia, provienen de un mismo trastorno. Pero, hay otras posturas que mantienen, por el contrario, la totalidad independiente de las Parafrenias, por considerar que tienen características propias, muy diferentes a las de la esquizofrenia. Existen otros autores, que sostienen, que serían sintomáticos de un proceso maníaco depresivo.

En general, la primera hipótesis, es la más aceptada, la cual sostiene, que la Parafrenia ha surgido de un episodio abortado.

La estructura delirante parafrénica, muestra relatos prolijos, llenos de viveza y de gran riqueza imaginativa, viviendo estos pacientes, en plena "superrealidad", alcanzando sus relatos, un contenido de irrealismo fantástico, llenos de imágenes cósmicas, mágicas, supersticiones, etc.

3. DELIRIOS NO PROCESALES. Dentro de esta denominación, se encuentran aquellos delirios, de naturaleza secundaria, derivados de un estado de ánimo morboso, o de una elaboración psicógena, o bien, permanentemente relativos o desencadenados, y determinados por una cierta situación anímica.

a). Desarrollos paranoicos. Estos desarrollos paranoicos, forman el núcleo de lo que Kraepelin denominó parafrenia y que entran en la clasificación de los delirios crónicos.

Kraepelin definió la parafrenia como "un desarrollo insidioso, originado por causas internas, de un sistema delirante e inconmovible, que cursa con plena conservación de la claridad y del orden en el pensamiento, en la voluntad y en la conducta".

Estos delirios paranoicos, muestran las siguientes características generales:

Sistematización.Desarrollo coherente a partir de la personalidad.Lucidez.Ausencia de demencia o de disgregación de la personalidad.Credictibilidad, caracterizada por su fijeza y por su defensa como algo real.

La Sistematización. La sistematización del delirio paranoico, es perfecta, y se desarrolla en orden y equilibrio. Su exposición, tiene caracteres de absoluta realidad, mostrando en este aspecto, un rasgo típico que le diferencia del disgregado y paralógico del delirio esquizofrénico paranoide, o del imaginario y fantástico, del parafrénico, por lo cual, estos se hacen increíbles y absurdos.

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El delirio paranoico, en cambio, resulta en ocasiones, difícil de separarle de lo real, por lo cual se le ha llamado, "La locura razonante". Muchas veces, estas ideas delirantes, por su vera-cidad, llegan incluso, a ser compartidas por personas sanas que conviven con el sujeto.

Desarrollo Coherente a partir de la personalidad. A partir de la Personalidad (orgullo y desconfianza). Hay una constitución psíquica anormal, que bajo la influencia del conflicto social, establece una mala adaptación al medio ambiente, desarrolla poco a poco, su estructura delirante.

Lucidez. El paciente se conserva siempre lúcido, captando el mundo circundante, y su propio yo, sin ningún problema.

Ausencia de Demencia o de Disgregación de la Personalidad. El paciente va a conservar sus capacidades intelectuales, sin ningún desvío, durante toda su evolución.

Credictibilidad. Estos enfermos no permiten ninguna crítica a sus ideas, y llevan, un gran respaldo afectivo, que los puede conducir, en ocasiones, al homicidio.

En estos pacientes, no hay cambio existencial. El delirio no es algo nuevo; es un desarrollo, que comprende todo el material biográfico del sujeto que es psicológicamente comprensible con relación a la personalidad, las vivencias y el acontecer del mundo exterior. Algunos autores, llaman a la paranoia, el gran mito Kraepeliano, ya que fue él quien la colocó en la parafrenia.

La paranoia como patología única es una entidad muy rara, y se considera sólo como un desarrollo en una esquizofrenia residual.

Los clásicos dividen la paranoia en:

a. Paranoia de perjuicio.b. Paranoia querellante.c. Paranoia erótica.d. Paranoia mística.e. Paranoia de los inventores.

Estas formas, se estudian con gran precisión en la clínica.

b). Reacciones delirantes o paranoides.

Estas formas, no son el producto de "un desarrollo", como las anteriores, sino la respuesta de una personalidad predispuesta al delirio, ante una circunstancia propicia, como una vivencia psicotraumática (ofensa, humillación, riqueza). Desde luego, la personalidad en el desarrollo como las reacciones es parecida. El hombre, en este caso, se siente herido por la vivencia, y reacciona ante ella, con una actitud delirante, fruto de su susceptibilidad puesta en acción por el contenido de aquella, que resulta para él, significativa y traumatizante. Así pues, se habla de relaciones paranoides carcelarias, de relaciones paranoides de tipo persecutorio, de los prisioneros de la guerra y de los emigrantes en países extranjeros, que no conocen el idioma, la reacción paranoide de los exiliados políticos, la de las solteronas y suegras, viudas, la reacción paranoide de referencia de los masturbadores.

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185 CAP 4. PENSAMIENTO Y TRASTORNO

Todas estas reacciones son transitorias, pues al disminuir el impacto vivencial, desaparecen.

4.- SUBDELIRIOS O REACCIONES DELIROIDES.

Se reserva este nombre, a las manifestaciones delirantes secundarias que surgen en los síndromes endógenos, especialmente en la psicosis maníaco depresivas, y de un modo más concreto en los síndromes melancólicos.

Delirio Depresivo.

El tema delirante en este caso, toma tres direcciones:- El delirio de culpabilidad.- El delirio hipocondríaco.- El delirio de ruina.

Los tres temas responden a las relaciones del ser con el mundo, con su envoltura corporal, y consigo mismo. La relación con la esfera corporal, se manifiesta en hipocondría; la relación con el mundo, el delirio de ruina, y la relación consigo mismo, en delirio de culpabilidad.

La psicosis depresiva, no crea nada nuevo. Solamente, libera las angustias, preexistentes en el hombre, que versan sobre la salud del alma, la salud del cuerpo, y lo materialmente necesario en este mundo.

Por el contrario, la euforia del maníaco y su intenso sentimiento de poder, lo llevan a gestar ideas dominantes de dominio y omnipotencia, a lo que contribuye también su desinhibición y su pérdida de autocontrol, al ver todo "color de rosa".

En conclusión, sus características son:

a. Tonalidad afectiva penosa.b. Monotonía.c. Pobre, en cuanto a su desarrollo, pero ricos emocionalmente.d. Depresividad de pasividad, en cuanto a sus desgracias.e. Pertenecen más al pasado y al porvenir, que al presente.

TEMATICA O CONTENIDO DEL DELIRIO.

La temática o contenido del delirio, es el producto de la relación histórico-Biográfico del individuo. Muchas veces pueden ser, todo aquello que se anhelaba y no se pudo obtener, y otras veces, es el "prospecto vital" imaginario de su vida también no alcanzada.

Para comprender esta temática, se necesita conocer del hombre delirante, pero no sólo su pasado, sino también, su porvenir. Todo esto, es necesario, para llevar a cabo la labor "comprensiva", más, si el delirio procesal es siempre incomprensible genéticamente, no sólo en cuanto al contenido.

Aunque las más variadas temáticas son posibles en unos y otros enfermos delirantes, parece haber predilección por determinados temas, en cada forma de delirio.

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Así, en los síndromes melancólicos, aparecen los de culpabilidad, la hipocondriasis y la ruina. La temática de persecución, de perjuicio, de reforma social, política o religiosa, del litigio de celos, de sentirse observado y de mística, se encuentra en las más variadas formas en el grupo de los delirios paranoicos. Los contenidos de influencia, persecución, de grandeza, místicos y proféticos, de transformación cósmica y de relación hipocondríaca y posesión, se observan en los delirios esquizofrénicos. La celotipia, aparece muy frecuentemente en los alcohólicos. Los de grandeza y persecución, suelen darse en los paralíticos generales, en la forma expansiva y depresiva, respectivamente. En las psicosis involutivas, aparecen los temas de perjuicio, de ruina, de culpabilidad, en diferentes formas.

Conviene hacer hincapié en algunas variantes de estos mismos contenidos, en diversas entidades. Así, por ejemplo, el tema de persecución, en los delirios paranoicos revela una objetivación del perseguidor, en una persona concreta, mientras que en el delirio esquizofrénico, los perseguidores no son objetivados no concretados, pudiendo ser referidos a un grupo de personas o a una colectividad (la policía, una fracción política, los hebreos).

El delirio de grandeza, no es en los esquizofrénicos paranoides o en los parafrénicos, tan florido y brillante, como en los paralíticos generales, en los que llega a convertirse, a veces, en un delirio de enormidad. La temática hipocondríaca y la posesión diabólica, que aparecen en los melancólicos con gran fuerza emotiva, en los esquizofrénicos, carecen de respaldo afectivo.

El delirio celotípico paranoico, es concreto. Describe múltiples detalles, que lo hacen convincente para el observador. En el esquizofrénico, esta temática es más imprecisa y menos real. El delirio místico, en un hombre con un desarrollo paranoico y en un esquizofrénico paranoide, muestra caracteres diferentes. el primero, se creerá reformador y desarrollará una actividad bastante convincente, mientras que el esquizofrénico se sentirá inspirado por Dios, para salvar al mundo, y se sentirá, iluminado.

Para terminar, podemos decir que el delirio "es el resultado de una alteración profunda de la personalidad, que produce una pérdida del juicio de la realidad, y que hace, que una idea errónea, sea captada como verdadera, la cual sirve de base, para la elaboración de un sistema de ideas que se convierten en creencias; se constituye en el eje de la vida y de la existencia del hombre, y haciendo que sus relaciones con el mundo sean completamente anormales.