cap 2 - dejours trabajo y desgaste mental

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Capítulo II ¿Cuál sufrimiento? 1. Insatisfacción y “contenido significativo” de la tarea Por más que los sistemas defensivos individuales y colectivos no sean re- dundantes, como parecen indicarlo su coherencia interna y la extensión de sus campos de aplicación, nos queda por descubrir contra qué se enfrentan, es decir su finalidad. Para ser claros, desgraciadamente, hay que ser esque- máticos. Dadas las necesidades de esta exposición, la división del sufrimien- to obrero en dos clases no significa que existan dos tipos de sufrimiento dis- tintos. Existe una vivencia global cuyo análisis y decodificación conduce a examinar varios aspectos. En la vivencia obrera, en el discurso de los traba- jadores, describiremos provisoriamente dos sufrimientos fundamentales or- ganizados detrás de dos síntomas claves: la insatisfacción y la ansiedad. La insatisfacción, a pesar de estar implícitamente tratadá~éñ muchos trabajos, ha sido de hecho poco estudiada. Si nos referimos a los trabajos disponibles al respecto, constatamos que la mayoría de los autores se interesaron más en la cuestión de la satisfacción y de la motivación que en la insatisfacción. Esto deriva, según parece, de una preocupación por ajustar y perfeccionar los in- dicadores de los comportamientos obreros. Del discurso obrero podemos extraer varios temas que se repiten obsti- nadamente como un latiguillo obsesivo. No hay un texto, entrevista, inves- tigación o huelga, en donde no aparezca bajo sus múltiples variantes el tema de la indigrúdad obrera. Sentimiento percibido masivamente en la clase obrera: el de la vergüenza de estar robotizado, de no ser más que un apéndi- ce de la máquina, de estar sucio a veces, de no tener más imaginación ni in- teligencia, de estar despersonalizado, etc. Del contacto forzado con una ta- rea desprovista de interés nace una imagen de indignidad. La ausencia de significado, la frustración narcisista, la inutilidad de ios gestos, forjan de ci- clo en ciclo una imagen narcisista sin brillo, desfigurada, miserable. Otra experiencia vivida, no menos presente que la indignidad, es el sen- timiento de inutilidad que conduce en primer término a la ausencia de desig- nación y de finalidad del trabajo. El obrero en cadena, como el empleado que hace los registros escritos de los estados contables, muchas veces no co- noce el significado mismo de su tarea con respecto al conjunto de la activi- dad de la empresa. Y más aún, su tarea no tiene una significación humana. No significa nada para la familia, para los amigos, para el grupo social ni en 51

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Cap 2 - Dejours Trabajo y Desgaste Mental

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  • Captulo IICul sufrimiento?

    1. Insatisfaccin y contenido significativo de la tarea

    Por ms que los sistemas defensivos individuales y colectivos no sean re-dundantes, como parecen indicarlo su coherencia interna y la extensin de sus campos de aplicacin, nos queda por descubrir contra qu se enfrentan, es decir su finalidad. Para ser claros, desgraciadamente, hay que ser esque-mticos. Dadas las necesidades de esta exposicin, la divisin del sufrimien-to obrero en dos clases no significa que existan dos tipos de sufrimiento dis-tintos. Existe una vivencia global cuyo anlisis y decodificacin conduce a examinar varios aspectos. En la vivencia obrera, en el discurso de los traba-jadores, describiremos provisoriamente dos sufrimientos fundamentales or-ganizados detrs de dos sntomas claves: la insatisfaccin y la ansiedad. La insatisfaccin, a pesar de estar implcitamente tratad~ muchos trabajos, ha sido de hecho poco estudiada. Si nos referimos a los trabajos disponibles al respecto, constatamos que la mayora de los autores se interesaron ms en la cuestin de la satisfaccin y de la motivacin que en la insatisfaccin. Esto deriva, segn parece, de una preocupacin por ajustar y perfeccionar los in-dicadores de los comportamientos obreros.

    Del discurso obrero podemos extraer varios temas que se repiten obsti-nadamente como un latiguillo obsesivo. No hay un texto, entrevista, inves-tigacin o huelga, en donde no aparezca bajo sus mltiples variantes el tema de la indigrdad obrera. Sentimiento percibido masivamente en la clase obrera: el de la vergenza de estar robotizado, de no ser ms que un apndi-ce de la mquina, de estar sucio a veces, de no tener ms imaginacin ni in-teligencia, de estar despersonalizado, etc. Del contacto forzado con una ta-rea desprovista de inters nace una imagen de indignidad. La ausencia de significado, la frustracin narcisista, la inutilidad de ios gestos, forjan de ci-clo en ciclo una imagen narcisista sin brillo, desfigurada, miserable.

    Otra experiencia vivida, no menos presente que la indignidad, es el sen-timiento de inutilidad que conduce en primer trmino a la ausencia de desig-nacin y de finalidad del trabajo. El obrero en cadena, como el empleado que hace los registros escritos de los estados contables, muchas veces no co-noce el significado mismo de su tarea con respecto al conjunto de la activi-dad de la empresa. Y ms an, su tarea no tiene una significacin humana. No significa nada para la familia, para los amigos, para el grupo social ni en

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    el cuadro de un ideal social, altruista humanista, o poltico. Raros son aque-llos que creen todava en el mito del progreso social o de la participacin en una obra til. Correlativamente se formulan quejas acerca de la descalifica-cin, Descalificacin cuyo sentido no se agota en los ndices y los salarios. Se trata ms bien de la imagen de s mismo que proyecta el trabajo, tanto ms honorable en cuanto que la tarea resulta ser compleja, y tanto ms ad- mirada por los otros cuanto ms exige un saber-productivo, responsabilida-des, riesgos* La jvivencia depresiva condensa de alguna manera los senti-mientos de indignidad, de inutilidad y de descalificacin, amplindolos. Esa depresin es dominada por la fatiga. Fatiga que no se origina nicamente en los esfuerzos musculares y psicosensoriales, pero que resulta ms bien del estado de los trabajadores taylorizados. Realizar una tarea sin inversin ma-terial ni afectiva, exige la produccin de esfuerzo, de voluntad, que en otras circunstancias seran soportadas por el juego de la motivacin y del deseo.

    ~La vivencia depresiva se alimenta por la sensacin de embotamiento intefec- ' v tual, de la anquilosis mental, de parlisis de la imaginacin, y marca el triun-

    fo del condicionamiento sobre el comportamiento productivo.

    En lo que se refiere a la relacin del hombre con el contenido significaL- tivo del trabajo, podemos reconocer esquemticamente dos componentes: el contenido significativo con respecto al sujeto y el contenido significativo con respecto al objeto*

    Al trabajar, varios elementos entran enjuego y cuentan en la formacin de la imagen de s mismo, es decir del narcisismo.

    El nivel de calificacin, de formacin, por regla general no es suficiente con respecto a las aspiraciones. El sufrimiento comienza cuando la evolu-cin de esta relacin est bloqueada,22

    En la adaptacin del contenido de la tarea a las competencias reales del trabajador, el sujeto puede encontrarse en situacin de sub-empleo de sus ca-pacidades, o al revs en una situacin demasiado compleja, con el riesgo de un fracaso inmediato.

    xito o fracaso de un trabajo requerido: xitos reales socialmente reco-nocidos, o efectivamente desconocidos, no tienen el mismo impacto sobre el narcisismo. /

    En el contenido significativo del trabajo con respecto al sujeto, entra la dificultad prctica de la tarea, el significado de la tarea realizada con respec-to a un oficio o profesin (nocin que contiene a la vez la idea de evolucin personal y de perfeccionamiento), y el status social ligado implcitamente al puesto de trabajo afectado.

    , _

    El contenido significativo del trabajo respecto del objeto: al mismo tiem-po que la actividad del trabajo lleva consigo un significado narcisista, pue-

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    de soportar inversiones simblicas y materiales destinadas a otro, es decir al objeto. La tarea puede tambin transmitir un mensaje simblico para alguien o contra alguien. La actividad de trabajo, por los gestos que implica, por las herramientas que pone en movimiento, por el material procesado, por la at-msfera en la cual acta, transmite un cierto nmero de smbolos. La natu-raleza del encadenamiento de estos smbolos depende, a la vez, de la vida in-terior del sujeto, es decir de lo que aporta, de lo que inyecta de sentido sim-blico en lo que lo rodea y en lo que hace. Todos estos significados concre-tos y abstractos se organizan en la dialctica con el objeto. Objeto exterior y real por una parte, objeto interiorizado por otra y cuyo papel es decisivo en la vida* Ocurre inevitablemente que se oponen el interlocutor interior y los personajes reales que encuentra el trabajador. Responderle a uno no implica siempre una respuesta simultnea al otro. Extenderse ms sobre este tema conducira a sumergirse en generalidades. El significado con respecto al ob-jeto pone en cuestin la vida pasada y presente del sujeto, su vida ntima y su historia personal. De manera que, para cada trabajador, esta dialctica del objeto es especfica y nica.

    Separar de esta manera contenidos significativos con respecto al sujeto y al objeto es naturalmente arbitrario, en la medida en que las reglas de cam-bio de inversiones no se dejan recortar de la misma manera. Toda actividad contiene en realidad los dos trminos. La inversin narcisista slo puede re- novarse gracias a la inversin del objeto y viceversa. La complejidad del problema consiste en este caso en que lo esencial del significado del trabajo es subjetivo. Si una parte de esta relacin es consciente esto no es, de hecho, sino 'la punta del iceberg. El significado en profundidad del trabajo para cada individuo slo puede revelarse por medio de tcnicas particulares (psi-coanlisis individual). Nos limitaremos entonces a reconocer el importante papel que ocupa la vida interior y subjetiva, incluso si nicamente la pode-mos captar mediante efectos indirectos y concretos. Nosotros sabremos tam-bin que la decodificacin de esta relacin profunda de la vida mental no pertenece a la psicopatologa del trabajo. La produccin, como funcin so-cial, econmica y poltica, entra en juego en el contenido significativo del trabajo con respecto al objeto. Esto es as incluso si el compromiso personal con el objetivo social de la produccin no es posible, nunca hay una neutra-lidad de los trabajadores con respecto a lo que ellos producen. Esta relacin es de placer o de desagrado. La tarea tiene un significado con respecto a la relacin entre los trabajadores que estn antes y despus de un puesto de tra-m o . Recibir una pieza bien preparada, confirsela bien armada al obrero que la recibir luego puede poner en juego relaciones complicadas. El colec-tivo obrero sabe cules son los puestos ms duros o difciles y aquellos ms tranquilos. Estar asignado a tal puesto de trabajo que es particularmente di-fcil tiene un significado con respecto a los compaeros, no solamente des-

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    de el punto de vista de la produccin sino tambin desde el punto de vista del orden y de la disciplina dentro de la empresa/Tal puesto equivale a estar chupndole las medias al jefe o, al revs, ser el blanco del jefe, estar ba-jo su lupa . El puesto de trabajo en s mismo tiene, de esta forma, un signi-ficado con respecto a los conflictos del taller y de la fbrica, as como para los traslados de personal, y de esta manera tiene un valor con respecto a las luchas actuales o latentes.

    Queda por describir el significado relacional del trabajo fuera de la fbri-ca. La tarea nunca es neutra con respecto al entorno afectivo del trabajador; puede hablar de su tarea o debe callarse; a veces hay que esconder a los de-ms el contenido de su trabajo: por ejemplo, los trabajadores de un taller, que estn regularmente inhalando el hexaclorociclohexano no pueden des-prenderse del olor nauseabundo de su aliento y de su transpiracin, vas por las cuales el producto se elimina. Hasta en la cama conyugal el olor queda impregnado en su cuerpo como una sombra invisible imposible de esconder, con lo cual es una fuente de vergenza y un obstculo para la vida afectiva y sexual. Nos queda finalmente el salario, que contiene numerosas significa-ciones concretas en primer lugar (mantener a la familia, ganarse las vacacio-nes, pagar las mejoras del alojamiento, reembolsar las deudas), pero tambin ms abstractas, en la medida en que el salario contiene sueos, visiones ima-ginarias y proyectos de posibles realizaciones. De manera inversa, el salario puede vehiculizar todos los significados negativos que implican las limita-ciones materiales que impone.

    Fatiga, carga de trabajo e insatisfaccin. Ms que referirnos a la nocin de carga fsica de trabajo, que responde ante todo a la preocupacin de pre-sentar una concepcin coherente con la ergonoma contempornea, mejor sena interrogarse sobre el costo humano de la insatisfaccin. La organiza-cin del trabajo concebida por un servicio especializado de la empresa, aje-no a los trabajadores, ataca de frente la vida mental y ms precisamente la esfera de las aspiraciones, de las motivaciones y de los deseos. En el traba-jo artesanal que precedi a la organizacin cientfica del trabajo y, aun hoy en da, en las tareas muy calificadas, una pane de la organizacin del traba-jo releva del operador mismo. La organizacin temporal del trabajo, la elec-cin de Jas tcnicas utilizadas, las herramientas y los materiales empleados permiten al trabajador adaptar el trabajo, con ciertas limitaciones por su-puesto, a sus aspiraciones y competencias. En trminos de economa psqui-ca, esta adaptacin espontnea del trabajo al hombre corresponde a la inves-tigacin, al descubrimiento, la puesta en marcha y la prueba de un compro-miso entre los deseos y la realidad. En tales condiciones podemos destacar un movimiento consciente de lucha contra la insatisfaccin o contra la indig-nidad, la inutilidad, la descalificacin y la depresin, gracias a los privile-gios de una organizacin del trabajo que fue dejada en gran medida a la dis-

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    crecin de] trabajador. En un trabajo organizado rgidamente, incluso si no est demasiado dividido ni desmenuzado, ninguna adaptacin del trabajo a la personalidad es posible.

    Las frustraciones resultantes de un contenido significativo inadecuado a Jas potencialidades y a las necesidades de la personalidad pueden ser una fuente de esfuerzos importantes de adaptacin. Hasta las malas condiciones de trabajo son en conjunto menos temibles que una organizacin del trabajo rgida e inmutable. El sufrimiento comienza cuando la relacin hombre-or- ganizacin del trabajo est bloqueada; cuando el trabajador ya utiliz al m-ximo sus facultades intelectuales, psicosensoriomotrices, psicoafectivas de aprendizaje y de adaptacin. Cuando un trabajador utiliz todo lo que dis-pona de saber y de poder sobre la organizacin del trabajo y cuando ya no puede cambiar la tarea, es decir, cuando los medios de defensa contra las restricciones fsicas se han agotado. No es tanto la importancia de las exi-gencias mentales o psquicas del trabajo la que hace aparecer el sufrimiento (por ms que el factor aparezca como evidentemente importante), sino ms bien la imposibilidad de toda evolucin para aliviarlo. La certeza de que el nivel alcanzado de insatisfaccin ya no puede disminuir mdsT marca la en-trada al proceso de sufrimiento.

    Del anlisis del contenido significativo del trabajo es necesario retener la antinomia entre satisfaccin y organizacin del trabajo. En general, cuanto ms rgida es la organizacin del trabajo, mayor es la divisin del trabajo, menor ei contenido significativo del trabajo y, sobre todo, menores las posi-bilidades de redi sen arlo. Correlativamente, el sufrimiento aumenta.

    El sufrimiento proveniente del mezquino contenido significativo del tra-bajo taylorizado ya no es ms un misterio y es denunciado no solamente por los obreros, sino tambin por los ergnomos y por ciertos miembros del em- presariado progresista'. Por el contrario, existe un segundo componente de la insatisfaccin del trabajo que es totalmente desconocido: el resultante de la inadecuacin de la relacin entre el hombre y el contenido ergonmico del trabajo.

    2. Insatisfaccin y contenido ergonmico del trabajo

    Esta segunda faz de la satisfaccin del trabajo ocupa para nosotros una posicin importante en la problemtica de la relacin salud-trabajo. Muchas veces ignorada o desconocida, la insatisfaccin resultante de una inadapta-cin del contenido ergonmico del trabajo al hombre est en el origen, no solamente de muchos sufrimientos somticos de consecuencias fsicas direc-tas* sino tambin de otras afecciones del cuerpo mediatizado por una altera-

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    cin en el aparato mental. Para situar el problema, quizs lo ms simple se-ra recurrir a estudio de la eficacia ergonmica.

    La intervencin ergonmica comienza en el terreno, por aquello que se denomina anlisis del puesto.102 Se utilizan diferentes tcnicas al respec-to: observacin directa del especialista, anlisis clnico, grabacin de mlti-ples variables psicolgicas del operador, medidas del ambiente (ruido, ilu-minacin, vibraciones, cantidad de polvo, temperatura, grado hygomtrico, cadencia, etc.)* en respuesta a fichas de puesto establecidas con anticipa-cin segn un modelo estandarizado (como las que son utilizadas por la em-presa Renault,95 o aquellas que propone el Laboratorio de Economa y So-ciologa del Trabajo de Aix-en-Provence),48 etc. En segundo lugar, son a ve-ces ubicados y clasificados los principales efectos negativos del puesto de trabajo (restricciones). En tercer lugar, se elaboran las propuestas de modi-ficacin del puesto, destinadas a aliviar las exigencias del puesto sobre el trabajador. Finalmente, en ultima instancia, el costo de las medidas correc-toras propuestas puede ser negociado con la direccin de la empresa y se adopta un compromiso que constituir la base de los trabajos de acondicio-namiento dei puesto.

    Una vez acabada la realizacin de los trabajos aconsejados por el equipo ergonmico, se plantea la cuestin de hacer el balance de la intervencin. Este balance es a veces limitado por los especialistas a un anlisis compara-tivo referido a criterios del medio ambiente de trabajo, eventualmente crite-rios de fisiologa o criterios de productividad. Si sta es la perspectiva del balance, encontramos generalmente una positividad de la accin ergonmi-ca: disminucin de las consecuencias sobre el sistema cardiovascular, mejo-ra de la postura del trabajador en su puesto de trabajo, disminucin del rui-do, intensificacin de la iluminacin, etc. Si en cambio buscamos llevar el balance ya no a los elementos del anlisis del puesto (apareados el uno al otro antes y despus de la intervencin), sino a la situacin global, la eva-luacin se hace mucho ms compleja.

    La bsqueda de un indicador global del mejoramiento de las condiciones de trabajo tendra una utilidad tal, que no sera necesario demostrarla. Una comparacin podra ilustrar este punto de vista tomando un ejemplo presta-do a la patologa mdica. Supongamos que un enfermo es hospitalizado ur-gentemente por un dolor abdominal agudo. Luego de administrarle morfina el dolor desaparece y el enfermo parece estar aliviado; pero muere unas ho-ras ms tarde de una hemorragia interna por causa de una perforacin de l-cera duodenal. Si limitamos el balance de la intervencin mdica a la com-paracin de un elemento de anlisis de la situacin, el dolor, este balance de la intervencin mdica es positivo; por el contrario, si tomamos un punto de vsta global, la intervencin mdica es nefasta, ya que el alivio aportado al

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    enfermo, haciendo desaparecer el dolor, elemento necesario al diagnstico de lcera perforada, trajo la muerte de un hombre. Volvamos a la interven-cin ergonmica: el indicador global del mejoramiento de las condiciones de trabajo que permitira juzgar la eficacia de la intervencin ergonmica no existe hoy en da.74 Al faltar este indicador, diversos autores destacaron la dificultad de evaluar la eficacia de la ergonoma y de las disciplinas del hom-bre en situacin de trabajo.97 En el estado en que se encuentra actualmente esta cuestin nos parece fundamental no olvidamos de la apreciacin hecha por parte de los trabajadores acerca de la intervencin ergonmica y escu-char atentamente su vivencia subjetiva antes y despus de la intervencin. Por qu elegir la vivencia subjetiva de los trabajadores? Esta eleccin no pretende resolver el problema de construir un indicador global del mejora-miento de las condiciones de trabajo. Nuestra perspectiva aqu est justifica-da nicamente por el inters que le damos a la relacin salud-trabajo. Desde este enfoque, lo que importa es la condicin del trabajador. Esto, como ya lo veremos ms adelante, no varia siempre en el mismo sentido que las con-diciones de trabajo. Para los psicopatlogos del trabajo, como para el traba-jador, la vivencia subjetiva es un objeto privilegiado de anlisis que puede llevarnos hasta a contradecimos con los especialistas en condiciones del tra-bajo, es decir el ergnomo o el ingeniero en mtodos. La disminucin del mido reinante en un taller por medio de dispositivos de aislamiento eficaces conduce a veces a resultados curiosos: los trabajadores expresan su descon-tento y acusan a las nuevas condiciones de trabajo de aumentar su fatiga. Es-to es, en realidad, el producto de la desaparicin de un estmulo sensorial (ruido) til al mantenimiento de la vigilancia necesaria, por ejemplo para el control de una pantalla de visualizacin (VDU).60 Este fenmeno ha sido, por supuesto, estudiado por los ergnomos, pero les habra llamado la aten-cin de la misma manera si los trabajadores no se hubieran quejado? Nume-rosos ejemplos similares en la prctica demuestran que no siempre es fcil prever los efectos de un "mejoramiento objetivo de las condiciones de tra-bajo. Esto confirma, a nuestro parecer, el inters que el mdico o el psicopa- tlogo debe acordar al vivido subjetivo de los trabajadores. Este ltimo, en efecto, refleja muchas veces una apreciacin global, de los efectos de la

    intervencin ergonmica, que va derecho al objetivo.

    Pero existen casos en que la evaluacin subjetiva de los trabajadores se opone al punto de vista mdico-sanitario. De esta manera, un obrero que uti-liza tricloroetileno para disolver la grasa escondida en los tejidos cutneos contina encontrando una ventaja en seguir con este hbito, mientras que el mdico del trabajo sabe de la nocividad de ese producto en el organismo. Al revs, a veces ocurre que un enfermo se queja cada vez ms de su estado nuentras que su salud mejora. En ciertos casos, incluso cuando un enfermo comienza a protestar, a defenderse y a quejarse, es justamente un indicador

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    de que va mejor. La rebelda significa una mejora de su estado.

    Por lo tanto, referirse a la vivencia subjetiva puede inducir a ciertos errores. Para superar este obstculo podemos recurrir a la vivencia subjetiva colectiva. En efecto, la discordancia entre vivencia subjetiva y estado de salud se observa sobre todo en la economa individual de un sujeto y esto es relativamente raro. Por el contrario, surge en general del grupo una viven-cia colectiva subjetiva que pone un sello a las variaciones individuales.

    En materia de intervencin ergonmica conviene distinguir entre viven-cia subjetiva a corto plazo y vivencia subjetiva a largo plazo: es bastante fre-cuente que en un primer perodo los obreros sientan un beneficio real por causa de la intervencin ergonmica: mejora de Ja postura de trabajo, dismi-nucin de tas lumbalgias, facilidad para trabajos de precisin con una ilumi-nacin ms racional, etc. Estas ventajas, que son indiscutibles, constituyen lo que podramos llamar la posibilidad de la prctica ergonmica*.

    Pero en la mayora de los casos el sentimiento de mejora y de alivio se desgasta rpidamente, a veces en algunos das, casi siempre en algunas se-manas. Esta erosin del poder benfico del mejoramiento de las condicio-nes de trabajo es producto en realidad de varias causas concurrentes: el acostumbramiento, el descubrimiento de otros riesgos hasta entonces deseo* nocidos, el hecho de que en el fondo nada cambiara. La sensacin subjetiva del alivio es cada vez ms intensa cuando el mejoramiento de la situacin es ms sustancial por una parte, y por otra, cuanto ms rpidamente se produ-jo este cambio. Si creemos en los maestros de la psicofsica,35' ^ los fe-nmenos observados en materia de ergonoma de correccin seran coheren-tes con los resultados de la psicologa de la sensacin. De esta manera, la sustitucin del banquito por un silln con respaldo regulable es un comien-zo muy apreciado por el operador. Pero despus de un mes de trabajo, ya no tiene ms conciencia de este mejoramiento y para hablar al interlocutor de-be evocar el recuerdo del momento en que se hizo esta sustitucin del silln, puesto que esa mejora ya no es ms perceptible. Este elemento del acos-tumbramiento' tiene seguramente un papel en la obsolescencia de la viven-cia de mejoramiento y alivio. Pero existen casos en que no observamos tal aplastamiento de la sensacin a pesar de lo que afirman los psicofsicos. Adems, el agotamiento psicofsico de la sensacin no basta por s solo pa-ra explicar el fenmeno observado.

    En efecto, la intervencin ergonmica puede liberar a un operador de las lumbalgias relativas a una torsin raqudea fruto de un defecto de postura. Aliviado de este mal, aprende poco a poco a conocer otro dolor que tom el lugar del precedente: cervicalgia, por ejemplo, con relacin a la postura de la cabeza y la distancia ojo-tarea. Lo que ocurre es que los anteriores dolo-res lumbares alcanzaban tal nivel de intensidad, que ocultaban los dolores de

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    la nuca. As, la sustraccin de una exigencia puede hacer aparecer un ma-le s ta r escondido, que estaba justo subyacente. Tambin estamos obligados a reconocer la existencia de una especie de edificio estratificado de molestias jerarquizadas. Cuando hacemos desaparecer los malestares que ocupan lo al-to de la jerarqua sintomtica a veces hacemos resurgir aquellos del nivel in-ferior y asi sucesivamente. El inconveniente de la intervencin ergonmica es su accin limitada. En casi todos los casos, slo alivia parcialmente a los ^abajadores y es ste sin dudas el lmite ltimo de la accin ergonmica. Es-to puede explicar, en parte, la apreciacin ambivalente de los trabajadores con respecto a la ergonoma.

    En muchos otros casos, sin embargo, el alivio aportado por la correccin ergonmica es recuperado por la organizacin del trabajo. El alivio de la exi-gencia (carga del trabajo) permite intensificar la productividad. Lo que ha-ba sido ganado por un lado se retoma por el otro. Para utilizar otra frmula podramos decir que la intervencin ergonmica no llega a la situacin del trabajo en profundidad, ya que permanece ajena a la organizacin del traba-jo. Para el obrero que fabrica piezas, y es remunerado segn su rendimien-to, la correccin ergonmica es a veces irrisoria frente a la cantidad de res-tricciones organizacionales (salarios, primas, bonificaciones, contenido de la tarea* trabajo repetitivo, etc.).

    Existen casos tpicos en que las condiciones de trabajo son temidas y si-multneamente muy bien toleradas (ver captulo IV sobre los pilotos de ca-za). Este problema fundamental es el del relativo valor de los mejoramien-tos ergonmicos con respecto a la economa global de la relacin hombre- trabajo.

    A todo este anlisis podramos oponer la ergonoma de concepcin 102 Aceptamos corrientemente hoy en da la diferencia entre la ergonoma de correccin y la ergonoma de concepcin. La ergonoma de la cual hemos hablado hasta ahora es una ergonoma de correccin pero en realidad la er- gonoma de concepcin slo excepcionalmente se pone a prueba en la rea-lidad y depende ms del gerente de una empresa y de sus colaboradores di-rectos durante la construccin de nuevas instalaciones que de proyectos ela-borados por los especialistas o los ergnomos.

    Esta digresin sobre la ergonoma prctica podra traducirse en trminos de psicopatologa del trabajo por la frmula siguiente: la ergonoma slo puede aportar un alivio limitado mientras no aporte una satisfaccin comple-mentaria al nivel del contenido significativo del trabajo. Pero, de paso, han sido planteadas otras preguntas; qu significa un sentimiento de satisfac- cin experimentado aunque sea por unos momentos, despus de una correc-cin ergonmica?, y todava ms, qu significa este incremento de la gra-vedad de la relacin salud-trabajo ocasionadas por las correcciones ergon-

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    micas limitadas? Estas preguntas van a permitirnos introducir un nuevo pun-to de vista en la insatisfaccin del trabajo. De una relacin no armnica en-tre el contenido ergonmico del trabajo (carga y daos fsicos, qumicos o biolgicos) y la estructura de la personalidad, puede surgir una insatisfac-cin y correlativamente un sufrimiento que son claramente de naturaleza mental y no fsica . Esta insatisfaccin no est, como en el caso de la insatis-faccin relacionada con el contenido significativo del trabajo, situado en ei registro simblico. Se trata, esta vez, de una insatisfaccin y frustracin que son ante todo concretas. Este segundo componente de la insatisfaccin en el trabajo no es de orden significativo, sino de orden econmico Volvere-mos ms adelante sobre el concepto de economa psicosomtica, luego do haber presentado un ejemplo clnico.

    Conducido al hospital psiquitrico de una ciudad del interior, un hombre de unos treinta aos es llevado para una internacin obligada. La noche an-terior esta persona ya presentaba signos de agitacin y el da de la interna-cin su estado se haba agravado: pronunciaba frases incoherentes, haba golpeado violentamente al mdico que lo atenda y que haba sido llamado de urgencia por la familia que senta pnico ante el estado del paciente. Mo-vimientos de agresividad se alternaban con fases de evidente ansiedad, tena terribles alucinaciones y senta voces que le ordenaban ciertos comporta-mientos particulares y, en varias ocasiones, hasta el de caminar en cuatro pa-tas y maltratar las flores y las plantas verdes existentes en la casa. En el hos-pital fue tratado con fuertes dosis de neurolticos y de ansiolticos y su esta-do mejor rpidamente. Pero fue entonces necesario enfrentar problemas metablicos, puesto que el paciente padeca una diabetes insulino-depen- diente. Fue conducido en un vehculo especial a Pars, donde su glucemia se control rpidamente, pero su estado mental dominado por la ansiedad si-gui siendo muy preocupante. La investigacin nos permite esclarecer algu-nos elementos recientes, determinantes en la aparicin del agudo episodio. Ese hombre ocupaba desde haca diez aos un puesto de jefe de depsito en una fbrica de su regin. Capataz, su funcin era la de organizar y supervi-sar el trabajo de un equipo compuesto por una docena de obreros. Sin em -bargo, estaba muy comprometido con su trabajo y, a pesar de sus funciones administrativas, asuma un trabajo equivalente al de los obreros que diriga. Su esposa, duea de una peluquera, apoyada por sus amistades en esa pe- quena ciudad del interior, desde haca meses trataba de que su marido aban-donara su empleo por una profesin ms respetable . Frente al esfuerzo conjugado de su mujer y de sus amigos, el paciente finalmente renunci con-tra su voluntad a ese trabajo en la fbrica para aceptar un empleo en una com-paa de plizas de seguros. Ah, su trabajo consista en leer expedientes de plizas de seguros y verificar que estuvieran conformes. Muy poco a gusto en este trabajo sedentario, l asista impotente a la acumulacin de expedien-

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    tes sobre su escritorio. Luego de jomadas de trabajo percibidas como parti-cularmente agotadoras para l, haba encontrado una manera de gastar su energa y de descargar su tensin. Jugador de ftbol, en algunas semanas l haba llegado a ser presidente del club municipal, y esta actividad secunda-ria particularmente intensa le procuraba la distensin que sus horas de ofici-na no le ofrecan. Sin embargo, esto no cambi nada: las dificultades profe-sionales persistan. Buscando compensar los efectos nocivos de su nuevo empleo en una fuga desenfrenada fuera del trabajo, pronto sucumbi ante la fatiga y el agotamiento. En ese momento, la hipoglucemia provocada por un esfuerzo fsico, no compensado con un aporte alimentario suficiente, lo lle-vara a la descompensacin psiquitrica que hemos mencionado.

    Una rigurosa investigacin psicosomtica69 mostr que se trataba de una descompensacin bajo la forma de un sndrome de confusin, que apa-reci en un sujeto que presentaba una neurosis de comportamiento. Como es el caso en este tipo de sujetos, las actividades psicomotrices, deportivas o los trabajos de fuerte carga fsica en el marco de la profesin son las nicas de-fensas verdaderamente funcionales para asegurar el equilibrio. Se decidi, conjuntamente con el paciente y la familia, que, cuando saliera del hospital, debera retomar su antiguo trabajo de jefe de almacn. Bast esta sola deci-sin para calmar la angustia del paciente y para permitir un riguroso control del metabolismo luego de la suspensin de los tratamientos psicofarmacol- gicos. Varios meses despus de haber retomado su trabajo en la fbrica, el paciente no haba recado y no consuma ms medicamentos. Este desenla-ce favorable no es excepcional.2^

    Este ejemplo ilustra muy bien cmo una adecuacin entre el contenido ergonmico del trabajo y la estructura de la personalidad puede producir un sufrimiento y hasta un sndrome psicopatolgico caracterizado. Podran pro-ponerse otras hiptesis explicativas del caso de este paciente. No las discu-tiremos aqu, ya que el debate concluy en otros mbitos.24 Basndonos en esas conclusiones, admitiremos que el papel determinante en la descompen-sacin psiquitrica de este enfermo fue desempeado por la neutralizacin de las defensas comportamentales cuando sobrevino un cambio de puesto de trabajo que puso al sujeto frente a una organizacin del trabajo y a un con-tenido ergonmico radicalmente diferentes. Vemos claramente en este ejem-plo cmo un mejoramiento de las condiciones de trabajo, acompaado por una disminucin de la carga fsica, puede terminar en una catstrofe en el ni-vel de la economa general del individuo, con sus consecuencias clnicas pa-tolgicas, si la aplicamos indiscriminadamente sin tener en cuenta las nece-sidades de la personalidad.

    Otras personalidades tienen principalmente aptitudes no ya frente al des-gaste fsico, sino frente a tareas que exigen fuertes tensiones psic osen soria-

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    les. Estas aptitudes van a veces acompaadas por una verdadera necesidad de alimentacin en impresiones sonoras, ruido, msica a alto volumen, im-genes visuales, estimulaciones psicosensoriales, etc. Esta gente necesita un trabajo variado. Cuanto ms cambios, y menos monotona y rutina hay, me-jor les va. Lo que otros no podran soportar, ellos lo buscan y gozan con una verdadera avidez. Una carea muchas veces bien apreciada por tales persona-lidades es la del conductor y del piloto de grandes mquinas. Del auto a la moto, de los grandes camiones a las mquinas de las obras de construccin, de los coches de carrera a los aviones, toda una amplia gama de tareas con fuertes tensiones psicosensoriales son a la vez muy estimadas por parte de estas personalidades y necesarias para su equilibrio. Lo importante aqu es comprender la simultaneidad del placer y de la necesidad. Fuera de un des-canso y de un placer aportados por tales actividades estos sujetos no estn solamente insatisfechos, sino que muchas veces quedan en posicin delica-da con respecto a su salud. Logran a veces mantener el equilibrio recurrien-do en su tiempo libre a actividades que poseen las mismas caractersticas: largos recorridos nocturnos en auto, carreras desenfrenadas en moto, asidua asistencia a espectculos impresionantes en donde las aventuras son sus te-mas predilectos, actividades musicales ms apreciadas por su riqueza sono-ra que por su calidad temtica, etc. Pero este perodo de compensacin ge-neralmente slo es pasajero. Y a corto o mediano plazo la evolucin se efec-ta casi siempre hacia una enfermedad somtica en virtud de las reglas de la economa psicosomtica descubierta hace unos veinte aos atrs.64 67>77

    En la vivencia de los trabajadores, la inadaptacin entre las necesidades originadas por la estructura mental y el contenido ergonmico de la tarea se traduce por una insatisfaccin o por un sufrimiento, y hasta un estado de an-siedad raramente traducido en palabras, raramente descrito, raramente expli- citable por el mismo trabajador,

    Para esquematizar esta sutil relacin entre el contenido ergonmico del trabajo y la estructura de la personalidad, podemos observar en el trabajo tres componentes principales. E l primero se relaciona con las tensiones de orden fsico y psicomotor. Otros son de orden psicosensorial, las ltimas son de orden intelectual; toda carga de trabajo supone una composicin espec-fica de cargas elementales provenientes de cada uno de estos campos. La ac-tividad intelectual no escapa al esquema del que se hablara. Ciertos sujetos presentan aptitudes particulares en el campo del razonamiento intelectual l-gico y racional. Estos sujetos poseen ante todo una predileccin por las ac-tividades mentales de tipo matemtico, el clculo, la econometra, la conta-bilidad, etc., ms que para actividades intelectuales que necesiten facultades imaginativas, inventivas o creativas. Algunos de estos sujetos encuentran en las actividades intelectuales de este tipo, y por lo tanto en las profesiones de carcter social generalmente elevado, una va privilegiada para descargar sus

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    necesidades de actividad. Si al mismo tiempo no poseen una aptitud particu-lar para la produccin de a fantasa el ensueo y la ficcin, la actividad in-telectual, que est en la base de su tarea profesional, reviste un carcter de necesidad para su equilibrio mental. Estas personalidades generalmente se hacen notar desde su juventud, no slo por sus aptitudes frente al estudio, si-no tambin por la ausencia del fracaso a lo largo de un camino que parece desarrollarse sin ningn incidente. Contrariamente a lo que podramos creer, la mayora de los sujetos que presentan un perfil de carreras tal, son relati-vamente frgiles tanto a nivel somtico como mental. Si se les prohbe tra-bajar, si son vctimas de un despido o se los jubila, no es sorprendente que su organismo termine por desmoronarse por una afeccin coronaria o un in-farto del miocardio en un plazo de unos das a unas semanas. Estas persona-lidades han sido estudiadas detalladamente por ciertos autores.75-7** Estos ca-sos no son ms excepcionales que aquellos de los trabajadores que presen-tan defensas ubicadas esencialmente en el campo de la actividad motriz y que luego de un accidente se encuentran inmovilizados en un empleo seden-tario y al cabo de algunos meses contraen una afeccin somtica, digestiva o reumatolgica.687679

    Podemos sacar dos conclusiones de este estudio sobre la insatisfaccin en el trabajo en relacin con el contenido ergonmico de la tarea.

    La primera es que la insatisfaccin en el trabajo no responde solamente al contenido significativo del trabajo ni a su contenido simblico, sino que existe al mismo tiempo una satisfaccin en relacin con el ejercicio del cuer-po en el sentido fsico y nervioso. El punto de impacto del sufrimiento, fru-to de la inadecuacin del contenido ergonmico de la tarea a las aptitudes y necesidades del trabajador, es en principio el cuerpo y no el aparato mental (el ejemplo del trabajador diabtico demostr que una descompensacin mental poda derivarse de la inadaptacin hombre-tarea). El sndrome eon- isional, aislado artificialmente en esta observacin, pona a la luz la exis-tencia de una etapa en el proceso de desorganizacin psicosomtica.67 Si no se hubiera propuesto rpidamente una accin teraputica adecuada, la evolucin del proceso de desorganizacin habra terminado con la muerte por intermedio de una descompensacin y de complicaciones de diabetes in- sulinodependiente. (El sndrome de confusin es en efecto una entidad psi-quitrica un poco aparte, a mitad de camino entre la desorganizacin mental y la desorganizacin somtica.)33

    La insatisfaccin en relacin con el contenido significativo de la tarea en-gendra por su parte un sufrimiento cuyo punto de impacto es ante todo men-tal, contrariamente al sufrimiento resultante del contenido ergonmico de la tarea, Sin embargo, el sufrimiento mental resultante de una frustracin a ni-vel del contenido significativo de la tarea, puede igualmente conducir a afec-

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    dones somticas. Las articulaciones psicodinmicas y psicoeconmicas se-rn retomadas ms adelante en otro captulo.

    La segunda conclusin se refiere a la introduccin de la estructura de la personalidad en la relacin hombre-trabajo. Presente en todos los tipos de su-frimiento, ella aparece como particularmente importante en el caso de la in-satisfaccin en relacin con el contenido ergonmico del trabajo. Analizar el contenido del trabajo en trminos de exigencias o de restricciones es insufi-ciente, como ya lo mostraban los ergnomos. Las exigencias de la tarea son lo que hemos descrito bajo el nombre de contenido ergonmico. En sentido opuesto hay que considerar, a partir de la estructura de la personalidad de ca-da individuo, lo que representa para l la confrontacin con esa tarea. Apare-ce entonces un costo individual de la tarea que es radicalmente diferente de lo que revela el estudio objetivo de las exigencias: es la carga del trabajo. (En la nomenclatura internacional y segn las normas Afnor, las exigencias de la tarea son llamadas restricciones, y 3a carga del trabajo, exigencias.)73

    La insatisfaccin resultante del contenido ergonmico inadaptado a la es-tructura de la personalidad no es ms que una carga de trabajo psquico. Es-ta carga de trabajo no es idntica a la carga de trabajo fsico o psicosenso- riomotriz. Los efectos de esta carga, as como el sufrimiento, estn efectiva-mente en el registro mental y si ocasionan desrdenes en el cuerpo no son los equivalentes de enfermedades directamente provocadas en el organismo por las condiciones de trabajo. La carga de trabajo psquico representado por el sufrimiento proveniente de una falta de confort del cuerpo pone al obrero en su totalidad, y en primer lugar a su personalidad, a prueba de una reali-dad material. El conflicto no es otro que aquel que opone el hombre a la or-ganizacin del trabajo (en la medida en que el contenido ergonmico del tra-bajo resulte de la divisin del trabajo).

    En el centro de la relacin salud-trabajo, la vivencia del trabajador ocu-pa un lugar particular que le es asignado por la posicin privilegiada del apa-rato psquico en la economa psicosomtica. El aparato psquico estara en cierto modo encargado de representar y de hacer triunfar las aspiraciones del sujeto en un reacondicionamiento de la realidad, susceptible de producir si-multneamente satisfacciones concretas y satisfacciones simblicas.

    Las satisfacciones concretas se refieren a la proteccin de la vida, el bie-nestar fsico, biolgico y nervioso, es decir a la salud del cuerpo. Estas sa-tisfacciones concretas se analizan en trminos de economa psicosomtica segn dos lneas directrices: sustraer el cuerpo ante la nocividad del trabajo y permitirle dedicarse a actividades capaces de ofrecer vas mejor adaptadas a la descarga de energa. Es decir: brindar actividades fsicas, sensoriales e intelectuales en proporciones que estn de acuerdo con la economa psico-somtica individual.

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  • Co J s u f r i m i e n t o ? - C h r i s t v p h e D e j o u r s

    Las satisfacciones simblicas: esta vez se trata de la vivencia cualitativa de a tarea. Es el sentido, el significado dei trabajo, los que son cuestionados en sus relaciones con el deseo. Ya no se trata de las necesidades como en el caso del cuerpo, sino de los deseos o de las motivaciones. Esto depende de lo que vehiculiza la tarea desde el punto de vista simblico.

    Separar de esta manera los dos sectores de la satisfaccin en el trabajo es una necesidad para hacer esta exposicin. Pero se puede comprender fcil-mente que las cosas se imbrican de manera mucho ms compleja en la rea-lidad de cada caso. Veremos, en un captulo posterior, cmo tener en cuenta estos diferentes elementos en una aproximacin global y ms sinttica de la relacin hombre-trabajo.

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