CADA ESTACIÓN

ES UN REGALO

¿Cuáles son los regalos que recibiste este verano?

¿Qué representan?

¿Qué te dan?

¿Cuándo? ¿ Dónde? ¿Qué hiciste? ¿Con quién? ¿Por qué? ¿Cómo te sentiste?

LOS REGALOS DEL VERANODEL AÑO

2014

 En junio fui a la casa de las hermanas Sinsinawa Dominican en Wisconsin con siete estudiantes y otra profesora. Durante cuatro días, pasamos tiempo juntas con las hermanas. Charlamos, comimos juntas, asistimos a unas misas, hicimos un picnic en un parque hermoso, y reímos muchísimo en un lugar muy inspirador. El regalo que recibí de esa experiencia fue la oportunidad de aprender más sobre Dios, sobre mis estudiantes y las hermanas y sobre lo que quiere decir “dominicano”. Me dio una nueva vista de la vida y el mundo.

En julio logré alcanzar un sueño mío con mi esposo, de visitar las islas Galápagos en Ecuador. Fue increíble observar las maravillas de la naturaleza en un ambiente limpio y protegido de los peligros del mundo moderno. No pude creer que estaba tan cerca de leones marinos y otros animales que no tienen ningún miedo del ser humano. Me sentí tan tranquilo estar en un lugar tan callado menos las olas del océano, los llantos de los leones marinos y el pío de los pájaros.

 La boda de mi sobrina mayor al principio de agosto fue el regalo más especial porque fue la última vez que toda la familia se reunió con mi mamá. Dos semanas después, Dios llamó a mi madre al cielo. Nadie pudo creer que se murió. Con eso, las últimas semanas del verano para mí terminaron con desilusión, pero lo que me ayuda mucho es recordar la alegría que mi mamá tenía porque pudo estar con su nieta mayor en el día más importante de su vida.