buscando los goles del "araÑa" (marcos j. villalobo)
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PASE CORTO - Contratapa del suplemento PODIO de los días lunes. Número 7.TRANSCRIPT
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12 Lunes 9 de marzo de 2015 LA MAÑANA DE CORDOBA
12Lunes 27 de abril de 2015 LA MAÑANA DE CORDOBA
Una tarde de lluvia... varios
personajes. Y el recuerdo de
un ídolo de los ’80.
ito entró a la galería
por la calle Santa
Rosa. La Mona Jimé-
nez se escuchaba al
palo y en uno de los
locales un tipo cal-
vo suplicaba al vendedor por un
Nokia 1100. “Ya no se consiguen”,
le repetían. En el improvisado bar,
un colorado hablaba del Chino
Zelarayan y de cómo los jugado-
res de Newell’s lo habían molido
a patadas. Fito escuchaba, obser-
vaba, mientras buscaba un DVD
de Damián Córdoba. Antes de en-
trar al local encontró a un viejito
que se decía lector y admirador de
Daniel Salzano, pero todos sus
amigos le ocultaban que el gran
escritor cordobés había fallecido
meses atrás. Finalmente, Fito
compró el DVD trucho de Damián
Córdoba y también la campaña
del Talleres campeón de la Con-
mebol. Cuando salió, el cielo ha-
bía oscurecido, se avecinaba una
tormenta. Él andaba a pie, y ace-
leró su paso, pero antes de llegar
a La Cañada comenzó a llover.
Se refugió en un barcito que
tenía muy pocas mesas, pidió un
café cortado y una medialuna sa-
lada. Al lado había un tipo de unos
60 años que lo miraba y lo mira-
ba.
- Disculpe, ¿lo conozco? –pre-
guntó, intimidado, Fito.
- A usted lo he visto en la can-
cha de Escuela Presidente Roca y
también en el Trampero...
- Puede ser, ando viendo fútbol
siempre.
“Me dicen Araña
porque era chiquito,
morochito, con rulos
y me gustaba trepar
a los árboles. Enton-
ces me quedó Ara-
ña”. (Luis Amuchás-
tegui)
Autor: Marcos J. Villalobo
@MJVillalobo
- Sí, también lo vi en el Miguel
Sancho y en la cancha de Institu-
to. A mí también me gusta el fút-
bol y ando por distintas canchas
buscando alguna genialidad o un
gol como los que hacía Amuchás-
tegui. Pocas veces encuentro, pero
si por allí veo un caño me levanto
y aplaudo.
- El fútbol ha cambiado -dijo
Fito, mientras le servían el café-,
pero siempre se puede ver algo in-
teresante.
- Ya no como antes. Yo vi al Ra-
cing del Pato Gasparini y el Araña
Amuchástegui. Lo seguí a todas
las canchas, de local y visitante. Y
no, no era hincha de Racing. Ha-
brá notado por mi tonada que soy
salteño, hincha de Central Norte;
pero me vine a estudiar a Córdo-
ba y me enamoré de
ese Racing
como también lo hice de la ciu-
dad que me regaló a mi fallecida
y amada esposa. Nunca más me
fui. Y ando por las canchas
buscando que aparezca
otro Araña.
- Por mi edad no lo vi ju-
gar, pero en los videos que
hay en Youtube se puede
apreciar algo de todo
ese talento...
- ¿Talento? ¡Era
un fenómeno el
Araña! Valencia de
España se lo quiso
llevar en el ‘83, paga-
ron 300 mil dólares,
en esa época era
muchísima plata.
Fue y a los días se
volvió. Eligió a sus
afectos antes que
andar lejos. Un
crack. Después
fue campeón en Ri-
ver. Pero en ese Racing del ’80,
mi amor, él jugaba junto a otros
fenómenos. Unos futbolistas in-
creíbles. Un equipo humilde, so-
lidario y que atacaba en todas las
canchas. Creo que todos habían
surgido de las inferiores, el Ara-
ña, el Pato, Atilio Oyola, todos. Y
el técnico era el Coco Basile. ¡Lo
que jugaba ese equipo! Pocas ve-
ces volví a ver un equipo así del
‘interior’ del país, que vapulea-
ra a los ‘grandes’ como lo hizo
ese equipo, por ejemplo, a Inde-
pendiente -Fito abrió los ojos, no
le gustaba que le recordaran de-
rrotas del “Rojo”-. El Araña los
bailó. Buscate en ese “yutú”, que
decís, los goles del Araña a In-
dependiente.
Fito tomó lo que quedaba del
café, pagó la cuenta, y se fue. Ah,
antes de cerrar la puerta le dijo al
salteño: “Compre mañana el dia-
rio, contaré su historia... el tipo
que busca los goles del Araña”.
Afuera seguía lloviendo. A Fito le
dolían las derrotas de Indepen-
diente. Su padre Adolfo, también
fana del “Rojo”, le había contado
de aquel diciembre de 1980. Esa
semana sus compañeros de la fá-
brica lo habían gastado tanto que
terminó a las piñas en el trabajo
y fue suspendido por una sema-
na. Todo por culpa del baile de la
Araña.
El salteño siguió sentado en esa
mesita, con su pocillo de café sin
probar, esperando que entrara
otro a refugiarse y contarle sobre
los goles que busca y no logra en-
contrar.
“F
Buscando los goles
del “Araña”
Ma. Fernanda Torre