buenos dias, espiritu santo - benny hinn

86
BENNY HINN EDITORIAL UNILIT

Upload: redimido-por-cristo

Post on 21-Jun-2015

912 views

Category:

Spiritual


69 download

TRANSCRIPT

  • 1. BENNY HINN EDITORIAL UNILIT

2. Publicado por Editorial Unilit Miami, Fl. U.S.A Derechos reservados Primera edicin 1990 Traducido al espaol por: Priscila M. Patacsil 1990 por Benny Hinn Todos los derechos reservados. Ninguna porcin de este libro puede ser reproducida, excepto en pequeas anotaciones para repaso, sin el permiso escrito del autor. Publicado originalmente en ingls con el ttulo: "Good Morrng, Holy Spirit" Tilomas Nelson Publishers, Nashville, Tennessee Citas bblicas tomadas de la Santa Biblia, Revisin 1960, Sociedades Bblicas en Amrica Latina Usada con permiso Otras citas marcadas VA son tomadas de la Revisin de 1909 Printed in Colombia. Impreso en Colombia. Dedicatoria A la persona del Espritu Santo quien es la nica razn de mi existencia y a mis hijas, Jessica y Natasha, quienes, si el Seor tardara, llevarn este mensaje a su generacin ISBN 1-56063-081-7 Producto 498414 3. Contenido 1 "Puedo conocerte realmente?" 9 2 Desde Jaffa hasta lo ltimo de la tierra 3 "Tradicin, tradicin" 39 4 De persona a persona 53 5 "Qu'voz escuchas t?" 67 6 Espritu, alma y cuerpo 81 7 Viento para tu barco 93 8 Una entrada poderosa 107 9 Lugar para el Espritu 123 10 "Tan cerca como tu aliento" 135 11 "Por qu ests llorando?" 145 12 El cielo en la tierra 159 4. Reconocimientos Agradezco a Neil Eskelin por su consulta y trabajo editorial en la preparacin de este manuscrito. Tambin deseo darle las gracias a mi amorosa madre por sus oraciones y a Sheryl Palmquist, Chris Hinn, Nancy Pritchard, Sammy Hinn, Gene Polino, y el personal del Centro Cristiano de Orlando por su ayuda con este pro- yecto. Mi gratitud especial a mi querida esposa, Suzanne, por su amor y apoyo continuo. 5. Captulo "Puedo conocerte realmente?" Tres das antes de la Navidad de 1973. El sol todava estaba saliendo en aquella maana fra y nebulosa de Toronto. De repente El estaba all. El Espritu Santo entr en mi cuarto. El era tan real para m aquella maana como lo es para usted el libro que tiene en sus manos. En las ocho horas siguientes, tuve una experiencia increble con el Espritu Santo. Cambi el curso de mi vida. Lgrimas de asombro y gozo rodaron por mis mejillas al abrir las Escrituras, y El me dio las respuestas a mis preguntas. Pareca que mi cuarto se haba elevado al hemisferio del cielo. Y yo quera quedarme all para siempre. Haba acabado de cumplir veintin aos, y esta visitacin fue el mejor regalo de cumpleaos o Navidad que jams yo haya recibido. Al final del pasillo estaban mi mam y mi pap. Ellos posiblemente nunca entenderan lo que le estaba pasando a su Benny. En realidad, si ellos hubieran sabido lo que yo estaba experimentando, podra haber sido el punto de rompimiento de una familia que ya estaba al borde de 9 6. desmoronarse. Por casi dos aos desde el da que yo le di mi vida a Jess no haba comunicacin entre mis padres y yo. Era horrible. Como el hijo de una familia inmigrante de Israel, yo haba humillado la familia rompiendo la tradicin. Ninguna otra cosa en mi vida haba sido tan devastadora. En mi cuarto, sin embargo, haba puro gozo. S, era inefable. S, estaba lleno de gloria! Si se me hubiera dicho slo cuarenta y ocho horas antes lo que estaba a punto de pasarme, yo habra dicho: "De ninguna manera". Pero desde ese mismo momento, el Espritu Santo se hizo vida en m. Ya El no era la lejana "tercera persona" de la Trinidad. El era real. Tena personalidad. Y ahora yo lo quiero compartir contigo. Mi amigo, si ests listo para comenzar una relacin personal con el Espritu Santo que sobrepasa todo lo que has soado posible, contina leyendo. Si no, djame sugerirte que cierres la cubierta de este libro para siempre. As es. Cierra el libro! Porque lo que estoy a punto de compartir transformar tu vida espiritual. De^ repente te suceder a ti. Puede que sea cuando ests leyendo. Quizs cuando ests orando. O cuando vayas de camino a tu trabajo. El Espritu Santo va a responder a tu invitacin. El va a llegar a ser tu amigo ms ntimo, tu gua, tu consolador, el compaero de toda tu vida. Y cuando t y El se encuentren, dirs: "Benny! Djame decirte lo que el Espritu ha estado haciendo en mi vida!" EL PODER DE DIOS REVELADO Una noche corta en Pittsburgh Un amigo mo, Jim Poynter, me haba pedido que fuera con l en un mnibus fletado a Pittsburgh, Pensilvania. Haba conocido a este ministro metodista libre en la iglesia que yo asista. El grupo iba a una reunin de una evangelista que sanaba, Kathryn Kuhlman. 10 Sinceramente, saba muy poco de su ministerio. Yo la haba visto en televisin, y ella me haba disgustado totalmente. Pens que hablaba gracioso y luca un poco extraa. As que no estaba lleno de expectacin. Pero Jim era mi amigo, y yo no quera defraudarlo. En el mnibus le dije a Jim: "Jim t jams sabrs el mal rato que tuve con mi padre sobre este viaje". Despus de mi conversin, mis padres hicieron todo lo que pudieron para que yo no fuera a la iglesia. Y ahora un viaje a Pittsburgh? Estaba fuera de la posibilidad, pero refun- fuando me dieron permiso. Salimos de Pittsburgh el jueves a media maana. Y lo que pudo haber sido un viaje de siete horas se tard ms por una abrupta tormenta de nieve. No llegamos a nuestro hotel hasta la una de la maana. Entonces Jim dijo: "Benny, tenemos que levantarnos a las cinco". "Cinco de esta maana?" pregunt yo. "Para qu?" El me dijo que si no estbamos a las puertas del edificio para la seis, no conseguiramos asiento. Bueno, yo no lo poda creer. Quin ha odo jams de estar parado en el fro helado antes de salir el sol para ir a la iglesia? Pero l dijo que eso era lo que tenamos que hacer. El fro era glacial. A las cinco me levant y me puse toda la ropa que pude encontrar: botas, guantes. Pareca un esquimal. Llegamos a la Primera Iglesia Presbiteriana, en el centro de Pittsburgh, mientras todava estaba oscuro. Pero lo que me asombr fue que cientos de personas ya estaban all. Y las puertas no se abriran hasta dos horas ms tarde. Ser pequeo tiene algunas ventajas. Yo comenc a abrirme paso ms y ms hacia las puertas y halando a Jim detrs de m. Aun haba gente durmiendo en los escalones del frente. Una mujer me dijo, "Ellos han estado aqu toda la noche. Es as cada semana". Cuando estaba parado all, de repente comenc a vibrar como si alguien hubiera agarrado mi cuerpo y comenzado a sacudirlo. Por un momento pens que el fro glacial me haba 11 7. invadido. Pero yo estaba vestido con ropas dobles, y cier- tamente no senta fro. Un sacudimiento incontrolable vino sobre m. Nunca antes nada como eso me haba pasado. Y yo no paraba. Estaba demasiado avergonzado para decrselo a Jim, pero yo poda sentir mis huesos crujiendo. Lo senta en mis rodillas. En mi boca. "Qu me estaba pasando! me preguntaba. Es ste el poder de DiosT' Yo no entenda. Corriendo a travs de la iglesia Para entonces las puertas estaban a punto de abrirse, y la multitud presionaba hacia adelante hasta que apenas yo poda moverme. An la vibracin no paraba. Jim me dijo: "Benny, cuando esas puertas se abran, corre tan rpido como puedas". "Por qu?" pregunt. "Si no corres, ellos corrern sobre ti". El haba estado all antes y saba qu esperar. Bueno, nunca pens que estara en una carrera yendo a la iglesia, pero all estaba yo. Y cuando aquellas puertas se abrieron, sal como un corredor olmpico. Pas a todo el mundo: mujeres ancianas, hombres jvenes, a todos ellos. De hecho, llegu a la fila del frente y trat de sentarme. Un ujier me dijo que la primera fila estaba reservada. Ms tarde supe que el personal de la seorita Kuhlman escoga las personas que se sentaban al frente. Ella era tan sensible al Espritu que quera slo los que la apoyaban con oracin positiva al frente de ella. Con mi problema de tartamudo severo, saba que sera en vano discutir con el ujier. La segunda fila ya estaba llena, pero Jim y yo encontramos lugar en la tercera fila. Pasara otra hora en lo que comenzaba el servicio, as que me quit mi abrigo, mis guantes, y mis botas. Mientras descansaba, me di cuenta de que estaba temblando ms que al principio. No paraba. Las vibraciones iban a travs de mis brazos y piernas como si yo estuviera conectado a alguna clase de mquina. La experiencia era extraa para m. Para ser sincero, yo estaba asustado. 12 Mientras tocaban el rgano, todo lo que yo poda pensar era en el temblor de mi cuerpo. No era una sensacin de "enfermedad". No era como si yo estuviera contrayendo un catarro o virus. De hecho, mientras segua, ms hermoso era. Era una sensacin rara que no pareca fsica del todo. En ese momento, casi de ninguna parte, apareci Kathryn Kuhlman. En un instante, la atmsfera de ese edificio se carg. Yo no saba qu esperar. Yo no senta nada alrededor de m. Ni voces. Ni ngeles celestiales cantando. Nada. Todo lo que saba era que haba estado temblando por tres horas. Luego, al comenzar los cantos, me hall a m mismo haciendo algo que nunca lo esper. Yo estaba en pie. Mis manos estaban levantadas, y lgrimas corran por mis mejillas mientras cantbamos "Cuan grande es El". Era como si yo hubiera explotado. Nunca antes haban salido lgrimas de mis ojos tan rpido. Hablar de xtasis! Fue un sentimiento de gloria intensa. Yo no estaba cantando en la forma que normalmente canto en la iglesia. Cantaba con todo mi ser. Y cuando llegamos a las palabras, "Mi corazn entona la cancin", literalmente las cant con el alma. Yo estaba tan absorto en el Espritu de ese himno, que tom unos minutos para que me diera cuenta de que mi temblor haba parado completamente. Pero la atmsfera de aquel servicio continuaba. Pens que yo haba sido totalmente arrebatado en un xtasis. Estaba adorando ms all de todo lo que jams haba experimentado. Era como estar cara a cara con la verdad espiritual pura. No s si alguien ms lo sinti o no, pero yo lo sent. En mi joven experiencia cristiana, Dios haba tocado mi vida, pero nunca como El me estaba tocando ese da. Como una ola Mientras estaba parado all, adorando al Seor, abr mis ojos para mirar alrededor, porque sbitamente sent una corriente. Y yo no saba de donde vena. Era suave, lenta, como una brisa. 13 8. Mir los vitrales en las ventanas. Pero todas estaban cerradas. Y eran demasiado altas para permitir tal corriente. La brisa rara que sent, sin embargo, era ms como una ola. La sent bajar en un brazo y subir en el otro. De hecho, la senta moverse. Qu estaba pasando? Tendra yo alguna vez el valor para decirle a alguien lo que senta? Pensaran que perd la razn. Por lo que pareci diez minutos, las olas de aquel viento continuaron lavndome. Y luego sent como si alguien hubiera cubierto mi cuerpo con una cubierta pura una frazada de afecto. Kathryn comenz a ministrar a la gente, pero yo estaba tan absorto en el Espritu que realmente no me importaba. El Seor estaba ms cerca de m de lo que jams haba estado. Sent que necesitaba hablar con el Seor, pero todo lo que poda decir era: "Querido Jess, por favor, ten mise- ricordia de m". Lo dije otra vez: "Jess, por favor, ten misericordia de mf'. Me sent tan indigno. Me sent como Isaas cuando entr en la presencia del Seor. Ay de m! que soy muerto; porque siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehov de los ejrcitos (Isaas 6:5). La misma cosa pas cuando la gente vio a Cristo. Inmediatamente vieron su propia suciedad, su necesidad de^ limpieza. Eso fue lo que me pas a m. Fue como si una luz gigantesca estuviera alumbrando sobre m. Todo lo que yo poda ver eran mis debilidades, mis faltas y mis pecados. Una y otra vez deca: "Querido Jess, por favor, ten misericordia de mf'. Entonces o una voz que yo saba tena que ser el Seor. Era tan gentil, pero era inconfundible. Me dijo: "Mi misericordia es abundante en ti". Mi vida de oracin hasta ese momento era la de un 14 cristiano promedio. Pero ahora no slo yo estaba hablando con el Seor. El estaba hablando conmigo. Y oh, qu comunin fue esa! Poco me daba cuenta de que lo que me estaba pa- sando en la tercera fila en la Primera Iglesia Presbiteriana de Pittsburgh era slo la prueba de lo que Dios haba pla- neado para el futuro. Aquellas palabras sonaron en mis odos. "Mi misericordia es abundante en ti". Me sent llorando y gimiendo. No haba nada en mi vida que se comparara a lo que yo senta. Yo estaba tan lleno y transformado por el Espritu que no me importaba nada ms. No me importaba si una bomba nuclear cayera en Pittsburgh y todo el mundo volara. En ese momento sent lo que la Palabra describe, como "paz... que sobrepasa todo entendimiento" (Filipenses 4:7). Jim me haba hablado de los milagros en las reuniones de la seorita Kuhlman. Pero yo no tena idea de lo que estaba a punto de ver en las prximas tres horas. Gente sorda, de repente oa. Una mujer se levant de su silla de ruedas. Haba testimonios de sanidad de tumores, artritis, dolores de cabeza, y ms. Aun sus crticos ms severos han reconocido las sanidades genuinas que ocurrie- ron en sus reuniones. El servicio fue largo, pero pareca un momento fugaz. Nunca en mi vida haba sido yo tan movido y tocado por el poder de Dios. Por que ella lloraba? Mientras continuaba el servicio y yo oraba silenciosamente, todo se par de momento. Yo pens: "Por favor, Seor, permite que esta reunin nunca termine". Mir hacia arriba para ver a Kathryn con su cabeza entre las manos al comenzar a sollozar. Ella llor, y solloz tan alto que todo se qued quieto. La msica-se par. Los ujieres se quedaron pasmados donde estaban. Todos tenan sus ojos puestos en ella. Y en cuanto a m, yo no tena idea de por qu ella lloraba. Nunca antes haba visto a un ministro hacer eso. Por qu ella lloraba? 15 9. (Me dijeron ms tarde que ella nunca haba hecho eso antes, y miembros del personal todava hoy lo recuerdan). Continu por lo que pareci ser como dos minutos. Luego ech su cabeza hacia atrs. All estaba ella, a slo unos cuantos pies en frente de m. Sus ojos estaban en- cendidos. Ella estaba vehemente. En aquel instante, con un denuedo que yo nunca antes haba visto en ninguna persona, seal con su dedo hacia el frente con un tremendo poder y emocin aun dolor. Si el diablo mismo hubiera estado all, ella lo hubiera echado a un lado con slo una palmada. Fue un momento de dimensin increble. Todava llorando, ella mir a la audiencia y dijo en intensa agona: "Por favor". Pareca estirar la palabra, "Po-or f-a-a-vor, no contristen al Espritu Santo". Ella estaba implorando. Si puedes imaginarte a una madre implorando a un asesino que no le dispare a su beb, as era. Ella implor y pidi. "Por favor", solloz, "no contristen al Espritu San- to". Aun ahora puedo ver sus ojos. Era como si estuvieran mirando directamente haca m. Y cuando lo dijo, uno poda dejar caer un alfiler y orlo. Yo tena miedo de respirar. No mova un msculo. Estaba agarrado del banco frente a m, preguntndome qu pasara despus. Luego ella dijo: "No entienden? El es todo lo que yo tengo!" Yo pens, "De qu est hablando ella?" Luego continu su ruego apasionado, diciendo: "Por favor! No lo hieran. El es todo lo que tengo. No hieran a Aquel a quien amo!" Nunca olvidar esas palabras. Todava puedo recor- dar la intensidad de su respiracin cuando ella las dijo. En mi iglesia, el pastor hablaba del Espritu Santo. Pero no as. Sus referencias tenan que ver con los dones o lenguas o profeca no de "El es mi amigo ms personal, ms ntimo, ms amado". Kathryn Kuhlman me estaba hablando acerca de una persona que era ms real que t o yo. Luego ella seal con su dedo directamente haca m, y dijo con gran claridad: "El es ms real que ninguna otra cosa en este mundo!" Yo tengo que tenerlo Cuando ella me mir y dijo esas palabras, algo literalmente me asi por dentro. Realmente me asi. Yo grit y dije: "Yo tengo que tenerlo". Francamente, yo pensaba que todo el mundo en aquel servicio se sentira exactamente en la misma forma que yo me senta. Pero Dios tiene una forma de tratar con nosotros como individuos, y yo creo que aquel servicio fue para m. Por favor entindeme, como un cristiano ms bien nuevo, yo no poda comenzar a comprender qu estaba pasando en aquel servicio. Pero no poda negar la realidad y el poder que sent. Y al concluir el servicio, mir a la mujer evangelista y vi lo que pareca ser una nube alrededor y sobre ella. Al principio pens que mis ojos me estaban engaando. Pero all estaba. Y su rostro brillaba como una luz a travs de aquella nube. Yo no creo ni por un momento que Dios estaba tratando de glorificar a la seorita Kuhlman. Pero s creo que El us aquel servicio para revelarme Su poder. Cuando se termin el servicio, la multitud sali, pero yo no quera moverme. Haba llegado corriendo, pero ahora slo quera sentarme y refleccionar en lo que acababa de pasar. Lo que yo haba sentido en aquel edificio era algo que mi vida personal no me ofreca. Yo saba que cuando regresara a mi hogar, la persecucin continuara. Mi autoestima estaba prcticamente destruida por el impedimento de mi habla. Aun cuando era un nio en los colegios catlicos, mi impedimento me dejaba con casi nadie con quien hablar. Aun cuando llegu a ser cristiano, tuve muy pocos amigos. Todo lo que tena en la vida era Jess. Y nada ms en la vida tena mucho significado. Yo no tena un futuro prometedor. Mi familia prcticamente me haba dado la espalda. Oh, yo s que me amaban, pero mi decisin de 16 17 10. servir a Cristo haba creado un abismo que era demasiado profundo. Me sent all. Despus de todo, quin desea ir al infierno despus de haber estado en el cielo? Pero no haba alternativa. El mnibus estaba espe- rando y yo tena que regresar. Me detuve al fondo de la iglesia por un momento ms, pensando: "Qu quera decir ella?" Qu estaba diciendo cuando habl sobre el Espritu Santo?" Durante el viaje de regreso a Toronto continuaba pensando: "Yo no s lo que ella quiso decir". Aun le pregunt a algunos en el mnibus. Ellos no me lo podan decir porque tampoco lo entendan. No es necesario decir, que cuando llegu al hogar, estaba totalmente exhausto. Con falta de dormir, horas en la carretera, y una experiencia espiritual que era como una montaa rusa, mi cuerpo estaba listo para descansar. Pero no pude dormir. Mi cuerpo estaba cansado hasta los huesos, pero mi espritu todava estaba agitado como una serie interminable de volcanes dentro de m. CONOCIENDO LA PRESENCIA DE DIOS Quin me est halando? Mientras descansaba en mi cama, sent como que alguien me sacaba del colchn y me arrodillaba. Era una sensacin rara, pero la senta tan fuerte que no la poda resistir. All estaba yo, en la oscuridad de aquel cuarto, de rodillas. Dios no haba terminado conmigo todava, y yo respond a Su guianza. Yo saba lo que deseaba decir, pero no saba clara- mente cmo decirlo. Lo que deseaba era lo que aquella sierva de Dios en Pittsburgh tena. Pens, "Yo deseo lo que tiene Kathryn Kuhlman". Lo deseaba con cada tomo y fibra de mi ser. Tena hambre de lo que ella estaba hablando aunque yo no lo entenda. 18 S, yo saba lo que deseaba decir pero no saba decirlo. As que decid pedirlo en la nica forma que yo saba en mis propias palabras simples. Deseaba dirigirme al Espritu Santo, pero nunca antes lo haba hecho. Pens: "Estoy yo haciendo esto correc- tamente?" Despus de todo; nunca haba hablado al Espritu Santo. Nunca pens que El era una persona a quien uno se poda dirigir. No saba como empezar la oracin, pero yo saba lo que estaba dentro de m. Todo lo que deseaba era conocerlo en la forma que ella lo conoca. Y as fue como or: "Espritu Santo, Kathryn Kuhlman dice que t eres su amigo" continu des pacio, "yo creo que no te conozco. Aunque hasta hoy, yo pensaba que s. Pero despus de esa reunin me doy cuenta de que no. No creo que te conozco". Y luego, como un nio, con mis manos alzadas, le pregunt: "Puedo conocerte? Realmente puedo cono certe?" Me pregunt: "Lo que yo estoy diciendo es correc- to? Debera yo hablar al Espritu Santo as?" Luego pens, "Si soy honesto en esto, Dios me mostrar si estoy bien o mal". Si Kathryn estaba mal, yo quera saberlo. Despus que habl al Espritu Santo, nada pareca suceder. Comenc a preguntarme a m mismo: "Hay realmente tal experiencia como conocer al Espritu Santo? Puede suceder verdaderamente?" Mis ojos estaban cerrados. Entonces, como por una corriente elctrica, todo mi cuerpo comenz a vibrar exactamente como en las dos horas que esper para entrar en la iglesia. Era el mismo temblor que haba sentido durante la otra hora despus que estuve dentro. Haba vuelto, y yo pens: "Oh, est sucediendo otra vez". Pero ahora no haba multitudes. Ni ropa gruesa. Yo estaba en mi cuarto cmodo en mi pijama vibrando de pies a cabeza. Tena temor de abrir los ojos. Ahora era como si todo lo que haba pasado en el servicio viniera de nuevo en un momento. Yo estaba temblando, pero al mismo tiempo volv a sentir esa cubierta clida del poder de Dios que me envolva. 19 11. Me sent como si hubiera sido trasladado al cielo. Por supuesto no lo haba sido, pero, sinceramente, no creo que el cielo pueda ser mayor que eso. De hecho, pens: "Si abro los ojos me ver en Pittsburgh o dentro de las puertas de perla". Bueno, despus de un rato, abr los ojos, y para mi sorpresa estaba all en mi mismo cuarto. El mismo piso, el mismo pijama; pero todava estaba temblando con el poder del Espritu de Dios. Cuando finalmente me acost a dormir aquella noche, todava no me daba cuenta de lo que haba comenzado en mi vida. Las primeras palabras que habl Temprano, bien temprano en la maana siguiente, yo estaba completamente despierto. Y no poda esperar para hablar con mi nuevo amigo. Aqu estn las primeras palabras de mi boca: "Bue- nos das, Espritu Santol" Al mismo momento que yo habl aquellas palabras, la atmsfera gloriosa volvi a mi cuarto. Ahora, aunque yo no estaba vibrando o temblando, todo lo que senta era Su presencia envolvindome. Al momento que dije, "Buenos das, Espritu Santo", yo saba que El estaba presente conmigo en el cuarto. No solamente fui llenado con el Espritu aquella maana, tambin cada vez que pasaba tiempo en oracin, reciba una llenura fresca. La experiencia de la que hablo iba ms all del hablar en lenguas, S, yo habl en lenguaje celestial, pero era mucho ms que eso. El Espritu Santo se hizo real, vino a ser mi amigo. Mi compaero, mi consejero. La primera cosa que hice aquella maana fue abrir la Biblia. Yo quera estar seguro. Y mientras abra la Palabra, saba que El estaba all conmigo como si estuviera sentado a mi lado. No, no vi su cara o su rostro. Pero saba dnde El estaba. Y comenc a conocer Su personalidad. Desde ese momento en adelante para m la Biblia tom una nueva dimensin. Yo deca: "Espritu Santo, mustramelo en la Palabra". Yo deseaba saber por qu El 20 haba venido, y El me guio a estas palabras: "Y nosotros no hemos recibido el espritu del mundo, sino el Espritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido" (1 Corintios 2:12). Cuando le pregunt por qu quera ser mi amigo. El me llev a las palabras de Pablo: "La gracia del Seor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunin del Espritu Santo sean con todos vosotros" (2 Corintios 13:14). La Biblia cobr vida. Nunca yo haba entendido el impacto de esas palabras, "No con ejrcito, ni con fuerza, sino con mi Espritu, ha dicho Jehov de los ejrcitos" (Zacaras 4:6). Una y otra vez, El confirmaba en la Palabra lo que El estaba haciendo en mi vida. Por ms de ocho horas aquel primer da, luego da a da, le llegaba a conocer ms y ms. Mi vida de oracin comenz a cambiar. "Ahora", dije yo, "Espritu Santo, como t conoces al Padre tan bien, me puedes ayudar a orar?" Y cuando comenc a orar, lleg un momento donde sbitamente el Padre era ms real de lo que haba sido antes. Fue como si alguien hubiera abierto una puerta y dicho, "Aqu est El". Mi Maestro, mi Gua La realidad de la paternidad de Dios se hizo ms clara que lo que yo haba conocido antes. No fue por leer un libro, o seguir una frmula A, B, C. Fue slo pidindole al Espritu Santo que me abriera la Palabra. Y El lo hizo. "Todos los que son guiados por el Espritu de Dios, stos son hijos de Dios. Pues no habis recibido el espritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habis recibido el espritu de adopcin, por el cual clamamos Abba, Padre!" (Romanos 8:14-15). Comenc a comprender todo lo que Jess dijo acerca del Espritu Santo. El era mi consolador, mi maestro, mi gua. Entend por primera vez lo que Jess quiso decir cuando le dijo a Sus discpulos: "Sganme". Luego un da El dijo: "No me sigis, porque a donde yo voy vosotros no podis venir". El les dijo: "Pero el Espritu Santo, El os guiar". 21 12. Qu estaba haciendo? Cristo les estaba dando a ellos otro lder. Otro a quien seguir. Mi estudio de las Escrituras sigui da tras da por semanas hasta que todas mis preguntas fueron contestadas. Todo ese tiempo yo estaba conociendo mejor al Espritu Santo. Y esa comunin nunca ha cesado hasta el da de hoy. Me di cuenta de que El estaba aqu conmigo. Y mi vida entera ha sido transformada. Creo que la tuya tambin lo ser. Hoy cuando me levanto, digo otra vez: "Buenos das, Espritu Santo". Captulo 2 Desde Jaffa hasta lo ltimo de la tierra 22 Fue en diciembre de 1952 en Jaffa, Israel. Clemence Hinn, a punto de dar a luz su segundo hijo, estaba en el hospital, mirando, a travs de la ventana de su cuarto de maternidad, una vista hermosa. Las .aguas azul oscuro del Mediterrneo se extendan interminablemente. Pero el corazn de esta mujercita de descendencia armenia estaba turbado. Ella estaba destruida por la amargura, el temor, y la vergenza. A distancia, ella poda ver el grupo de rocas negras en el mar, las rocas de Andrmeda. La leyenda griega dice que la dama Andrmeda estaba encadenada a una de ellas cuando Perseo baj volando en su caballo alado, hiri al monstruo marino, y la rescat. Clemence deseaba que alguien de alguna manera bajara y la salvara de otro ao de humillacin y desgracia. Ella era una mujer ortodoxa griega devota, pero no saba mucho acerca del Seor. En aquel cuarto humilde del hospital, sin embargo, trat de negociar con El. Mientras estaba parada al lado de la ventana, sus ojos penetraron el cielo, y ella dijo mentalmente: "Dios, slo tengo una peticin. Si me das un nio, yo te lo devolver a ti". Lo volvi a repetir: "Por favor, Seor. Si me das un nio, te lo devolver a ti". 23 13. JAFFA Seis bellas rosas El primer nio nacido a Costandi y Clemence Hinn fue una nia encantadora, llamada Rose. Pero en la testaruda cultura del Oriente Medio y especialmente en la tradicin de los antepasados de Hinn el primognito deba haber sido un hijo y heredero. La familia de Costandi, emigrantes a Palestina de Grecia, comenzaron a perseguir a Clemence por su fracaso en producir un nio. "Despus de todo", bromeaban ellos, "todas tus cuadas tienen nios". Se rean y se mofaban de ella hasta hacerla llorar, y ella senta la vergenza en el matrimonio que sus padres tan cuidadosamente haban arreglado. Sus ojos estaban todava hmedos al quedarse dor- mida. Y durante la noche tuvo un sueo que todava recuerda: "Yo vi seis rosas seis rosas bellas en mi mano" dijo ella. "Y yo vi a Jess entrar en mi cuarto. El vino a m y me pidi una de ellas. Y yo le di una rosa". Al continuar el sueo, un joven bajito, delgado, de pelo negro ella recuerda cada detalle de su rostro vino haca ella y la envolvi en un lienzo grueso. Cuando despert, se pregunt a s misma: "Qu significa ese sueo? Qu podr ser?" El da siguiente, 3 de diciembre de 1952, nac yo. Nuestra familia, con el tiempo, iba a tener seis nios y dos nias pero mi madre nunca olvid su pacto con Dios. Ms tarde me cont su sueo y que yo era la rosa que ella le entreg a Jess. Yo fui bautizado en la iglesia ortodoxa griega por el patriarca de Jerusaln, llamado Benedictus. De hecho, durante la ceremonia el me dio su nombre. Haber nacido en la Tierra Santa quiere decir que uno ha nacido en una atmsfera donde la religin arroja una sombra amplia inescapable. A la edad de dos aos fui matriculado en una institucin preescolar catlica, y formalmente fui educado por monjas y ms tarde por monjes por catorce aos. 24 Para m, Jaffa era una ciudad bella. De hecho, eso es lo que la palabra significa bella. Jaffa en rabe, Jope en griego, o Yafo en hebreo. En cualquiera de los tres idiomas el significado es el mismo. De nio me gustaba or los relatos de la historia que me rodeaba. Jaffa fue fundada antes de escribirse la his- toria. Se menciona como una ciudad cananea en la lista del tributo del faran Tutmosis III, en el siglo quince A. C; aun antes de Josu pelear la batalla de Jeric. Y fue donde el rey fenicio Hiram de Tiro descargaba la madera de cedro para el templo del rey Salomn. Aunque es fascinante, la historia no ha favorecido a mi lugar de nacimiento. Jaffa fue invadida, capturada, destruida, y vuelta a edificar una y otra vez. Simn el Macabeo, Vespasiano, los Mamelucos, Napolen, y Allen- by, todos ellos se la han disputado. Slo seis aos antes de yo nacer, Jaffa pas a ser parte de una nueva nacin, el estado proftico de Israel. Pero la comunidad misma no era juda. El alcalde Hinn Mi padre fue el alcalde de Jaffa durante mi niez. El era un hombre fuerte, meda alrededor de seis pies y dos pulgadas, y pesaba doscientas cincuenta libras, y era un lder natural. Era fuerte en todo sentido fsica, mental y volitivamente. Su familia vino de Grecia a Egipto antes de estable- cerse en Palestina. Pero ser "de cualquier otro lugar" era comn all. La Jaffa de mi niez era en realidad una ciudad internacional. Bajando por la calle Raziel hasta la plaza de la Torre, donde est la torre del reloj del Jubileo de Abdul Hamid, la crcel de paredes de piedra, y la Gran Mezquita, construida en 1810, yo poda or a la gente hablar en francs, blgaro, rabe, yidish, y otras lenguas. Y en los kioscos y cafs al aire libre, poda tomar una muestra de baklava, zlabiya, felafe, sum-sum, y docenas de otras golosinas. As que all estaba yo, nacido en Israel, pero no judo. Criado en una cultura rabe, pero no rabe de origen. Asistiendo a un colegio catlico, pero criado como orto- doxo griego. 25 14. Los idiomas son fciles en esa parte del mundo. Yo crea que para todo el mundo era normal que hablase tres o cuatro idiomas. En nuestro hogar se hablaba rabe, pero en el colegio las hermanas catlicas enseaban en francs, excepto por el Antiguo Testamento que se estudiaba en hebreo antiguo. Durante mi niez, los cien mil habitantes de Jaffa colindaban con la creciente poblacin de los judos de Tel Aviv al norte. Hoy la metrpolis tiene el nombre oficial de Tel Aviv-Jaffa. Unas cuatro cientas mil personas viven en el rea. En realidad, Tel Aviv comenz como un experimento judo en 1909, cuando sesenta familias compraron treinta y dos acres de terreno arenoso al norte de Jaffa y se tras- ladaron al lugar. Estaban cansados de las apiadas y ruidosas vecindades rabes donde vivan. La expansin continu, hasta que Tel Aviv vino a ser la ciudad ms grande en Israel. Aunque mi padre no era judo, los lderes israelitas confiaban en l. Y ellos estaban contentos de tener a alguien en Jaffa que pudiera relacionarse con una comu- nidad tan internacional. Nosotros estbamos orgullosos de su crculo de amigos, que inclua a muchos lderes nacionales. A l se le pidi que fuera embajador de Israel en naciones extranjeras, pero decidi quedarse en Jaffa. Sin embargo, haba poco tiempo para la familia. De hecho, no puedo decir, realmente, que yo conoca a mi pap en aquel tiempo. Pareca que l siempre estaba asistiendo a una funcin oficial o una reunin importante. El no era una persona expresiva, slo estricta y raras veces tena demostraciones fsicas de afecto. (Mi madre, sin embargo, supla todo eso). Eso tambin era parte de la cultura. Los hombres eran hombres! Vivamos cmodamente. La posicin de pap en el gobierno hizo posible que tuviramos un hogar en los suburbios. Era un hogar maravilloso, que tena una tapia alrededor con vidrios arriba para seguridad. Mi mam era una ama de casa en todo el sentido de la palabra; criar aquella prole de pequeos Hinn era un trabajo de tiempo completo. Un capullo catlico Al continuar mi educacin, yo me consideraba ser catlico. El proceso comenz bien temprano. El colegio preescolar a que asist era ms como un convento. La misa se celebraba regularmente. Mis padres no protestaron porque una educacin privada catlica era considerada la mejor dispo- nible. Durante la semana estudiaba con monjas, y los do- mingos iba a la iglesia ortodoxa griega con mam y pap. Pero eso no se consideraba un problema principal en la polglota Jaffa. Lealtad a una iglesia en particular no pareca tan importante. Era yo catlico? Absolutamente. El catolicismo era mi vida de oracin. Ocupaba mi tiempo y atencin cinco das a la semana. Vino a ser mi mentalidad. Prcticamente yo viva en el convento encerrado, y en aquel capullo yo llegue a estar alejado del mundo. Tambin estaba separado del mundo de una manera desafortunada. Desde temprana edad tuve la afliccin de la tartamudez. A la ms mnima presin social o nerviosismo comenzaba a tartamudear, y era casi insoportable. Se me haca difcil hacer amigos. Algunos nios se burlaban de m, otros permanecan alejados. Yo saba muy poco de eventos mundiales slo lo que mis maestras deseaban que yo supiera. Pero era un experto en la vida catlica. Al continuar la escuela, asist al College de Frere (Colegio de Hermanos), y fui enseado por frailes. Aun siendo un nio pequeo, yo era extremadamente religioso. Oraba y oraba probablemente ms que lo que muchos cristianos oran hoy. Pero todo lo que yo saba orar era el Ave Mara, el Credo, la Oracin del Seor, y otras oraciones prescritas. Slo raras veces hablaba realmente con el Seor. Cuando tena alguna peticin especfica, la mencionaba. De otra manera mi vida de oracin era bien organizada. Muy rutinaria. La mxima pareca ser, "Debes sentir dolor cuando oras". Y esto era fcil. No haba prcticamente ningn lugar para arrodillarse excepto en la roca blanca de Jeru- 26 27 15. salen que estaba dondequiera. La mayora de los hogares son hechos de ella. Y las escuelas a las que yo asista no tenan alfombra, slo pisos de roca blanca. Realmente llegu a creer que si uno no sufre con su splica, el Seor no le escucha, que el sufrimiento era la mejor manera de ganar el favor de Dios. Aunque prcticamente ninguna espiritualidad acompaaba a la enseanza, todava aprecio el fundamento que recib en la Biblia. A menudo pienso, A cuntos nios se les ensea el Antiguo Testamento en hebreo?" Y nues- tros viajes literalmente hacan viva la Palabra de Dios. Una vez viajamos al Neguev, donde nos paramos al lado de los pozos que Abraham haba cavado y aprendimos acerca de l. Aquella experiencia quedar conmigo para siempre. Su tnica era ms blanca que lo blanco Muchas veces en mi vida Dios me ha hablado en visin. Solamente sucedi una vez durante mis aos en Jaffa, cuando era un nio de once aos. Realmente creo que fue en aquel momento cuando Dios comenz a moverse en mi vida. Puedo recordar la visin como si hubiera sucedido ayer. Yo vi a Jess entrar a mi cuarto. El tena puesta una tnica que era ms blanca que lo blanco y un manto rojo oscuro sobre la tnica. Vi su pelo. Mir a sus ojos. Vi las seales de los clavos en sus manos. Lo vi todo. T tienes que entender que yo no conoca a Jess. No le haba pedido que viniera a mi corazn. Pero en cuanto lo vi, lo reconoc. Saba que era el Seor. Cuando sucedi, yo estaba dormido, pero, de repente, mi cuerpecito fue arrebatado en una sensacin increble que slo se puede describir como "elctrica". Sent como si alguien me hubiera conectado a un enchufe elctrico. Senta un adormecimiento como si agujas un milln de ellas entraran a travs de mi cuerpo. Y luego el Seor se par frente a m mientras yo estaba en un sueo bien profundo. Me mir directamente con los ojos ms bellos que he visto. Sonri, y Sus brazos se abrieron. Yo poda sentir su presencia; fue maravillosa y nunca la olvidar. 28 El Seor no me dijo nada, slo me mir, y luego desapareci. Inmediatamente me hall bien despierto. En ese momento, a penas poda entender lo que estaba pasando; pero no fue un sueo. Aquella clase de sentimientos no ocurren en un sueo. Dios me permiti experimentar una visin que creara una impresin indeleble en mi vida joven. Al despertarme, la sensacin maravillosa todava estaba all. Abr los ojos y mir alrededor, pero este sentimiento intenso, poderoso estaba todava en m. Me sent totalmente paralizado, no poda mover un msculo, ni una pestaa; estaba completamente petrificado all. Pero todava yo estaba en control de mis facultades. Este sentimiento extrao me sobrecogi, pero no me domin. En realidad, sent que poda decir: "No, yo no deseo esto", y la experiencia se hubiera ido; pero no dije nada. Mientras estaba all, despierto, el sentimiento permaneci conmigo, luego lentamente se fue. En la maana, le cont a mi mam la experiencia, y todava ella recuerda sus palabras. Ella dijo: "Entonces, t tienes que ser un santo". Cosas as no le ocurren a la gente de Jaffa, ya sean catlicos u ortodoxos griegos. Por supuesto, yo ciertamente no era "santo", pero mi madre crea que si Jess vena a m, El tena que estar designndome para un llamamiento ms alto. Mientras Dios estaba tratando con mi vida, haba otros factores que cambiaran para siempre el futuro de nuestra familia. LO ULTIMO DE LA TIERRA De Gaza a las alturas de Goln Viviendo en Israel durante los aos sesenta, yo poda sentir la creciente tensin poltica. Las incursiones rabes a Israel ocurran casi a diario a lo largo de las fronteras con Egipto, 29 16. Jordania y Siria. Y el ejrcito israelita se desquitaba regu- larmente, con sus propias incursiones a territorio rabe. En mayo de 1967, Israel y los tres pases rabes alertaron a sus fuerzas armadas para una posible guerra. A peticin de Egipto las tropas de las Naciones Unidas salieron del Corredor de Gaza y de la Pennsula del Sina. Luego, el 5 de junio de 1967, los aviones de Israel bombardearon campos de aviacin en Egipto, Jordn, y Siria. Se llam la guerra de los Seis Das. En menos de una semana, los israelitas destruyeron la fuerza area rabe casi completamente. Las tropas israelitas ocuparon el Corredor de Gaza, la Pennsula del Sina, la Cisjordania, y las alturas de Goln en Siria. De repente, Israel controlaba un total del territorio rabe como de tres veces el rea del mismo Israel. Nunca olvidar el da, temprano en 1968, cuando mi padre reuni la familia y nos dijo que estaba haciendo planes para que emigrramos. El dijo: "Por favor no dis- cutan esto con nadie, porque puede haber algunos proble- mas con nuestras visas de salida". Al principio, el plan era mudarnos a Blgica. Pap tena algunos parientes all, y la idea de mudamos a un pas de habla francesa sonaba emocionante. Despus de todo, esa era la lengua de mi educacin. Entonces una maana un agregado de la embajada canadiense vino a nuestro hogar y nos ense una pelcula corta de la vida en Canad. Toronto pareca una ciudad muy prspera. Pap tena dos hermanos all, pero dudbamos de que calificaran financieramente para ser nuestros garantes. Los interrogantes que rodeaban nuestra salida pare- can aumentar cada da. En una ocasin mi padre nos dijo que pudiera ser que no estuviramos listos para salir del pas en los prximos cinco aos. Yo hice un trato con Dios Para ese tiempo todos estbamos tan ansiosos de salir, que yo me arrodill en aquella roca de Jerusaln e hice un voto a Dios: "Seor", or, "si t nos sacas, te dar la botella ms grande de aceite de oliva que pueda encontrar". Y 30 aad: "Cuando lleguemos a Toronto, la llevar a la iglesia y te la presentar con accin de gracias". En mi crianza, negociar con Dios no era raro. Y el aceite de oliva era caro y precioso. As que hice el voto. Despus de algunas semanas, un joven de la embajada canadiense llam a mi padre para decirle: "Seor Hinn, hemos logrado la salida no me pregunte cmo. Todos sus papeles estn en orden, y pueden salir cuando ustedes estn listos". No llev mucho tiempo. Vendimos casi todas nues- tras posesiones y nos preparamos para una vida nueva en Norteamrica. Durante aquellos ltimos das en la Tierra Santa, yo tena el presentimiento de que algo grande estaba a punto de ocurrir. Saba que estaba dejando una ciudad especial, pero senta que lo mejor para m estaba por venir. Fue del puerto de la antigua ciudad de Jope mi Jaffa de donde sali Jons. Y el resultado fue la salvacin de Nnive. Y cuntas veces yo haba subido a la Ciudadela, el monte alto frente al puerto. Cerca del faro hay una iglesia franciscana construida en 1654. Al lado de ella est el lugar de la casa de Simn el curtidor, donde el apstol Pedro se qued por algn tiempo y tuvo una visin que cambi el mundo. Oy la voz de Dios dicindole que recibiera a los gentiles, tanto a los judos en la iglesia. Pedro respondi: "En verdad comprendo que Dios no hace acepcin de personas, sino que en toda nacin se agrada del que le teme y hace justicia" (Hechos 10:34-35). Desde aquel mismo momento, el mensaje de Cristo se extendi desde Jope a Cesrea y hasta el fin del mundo beneficiando a toda la humanidad. Mientras bamos por la carretera de Haganah al aeropuerto de Lod, yo me preguntaba: "Volver a ver este lugar?" Pens en aquellas monjas catlicas que tan amoro- samente me haban enseado. Haba visto yo sus rostros por ltima vez? Por la ventana del avin mir por ltima vez a Tel Aviv, una inmensa expansin de cubos de color gris blanquecino. Detrs de m haba millas de naranjales de 31 17. color verde oscuro. Las colinas de Judea languidecan en la distancia. Al dirigirnos sobre las aguas del Mediterrneo, mir hacia abajo y dije un ltimo adis a Jaffa. Haba un nudo en mi garganta. Yo tena catorce aos, y era el nico hogar que haba conocido. Helado en el kiosco La llegada de la familia Hinn a Toronto en julio de 1968 no fue un evento anunciado. Y as era como mi padre lo deseaba. Ningn comit nos dio la bienvenida. Y l no tena promesa de trabajo. Llegamos con la ropa que tramos puesta, unas cuantas posesiones en las maletas, y un poco de dinero de lo que habamos vendido en Jaffa. Era suficiente para vivir algunos das. Nuestra nueva vida comenz en un apartamento alquilado. Qu impacto aquel de aterrizar de sbito en una cultura "extranjera"! Yo poda tartamudear en varios idiomas, pero el ingls no era uno de ellos. "Uno, dos, tres" era todo lo que saba decir. Pero pap haba estudiado suficiente ingls como para llenar una solicitud de empleo. Y result. El acept el reto de llegar a ser, de todas las cosas, un vendedor de seguros. Yo no s si fue la carga de tener que criar una familia grande o su confianza natural en tratar con la gente, pero mi pap lleg a prosperar inmediatamente en su nueva profe- sin. En pocos meses nos mudamos a nuestro propio hogar. Todos estbamos tan orgullosos de esto. La vida cambi rpidamente para m. En vez de asistir a un colegio privado catlico, fui a una escuela pblica la Escuela Secundaria Georges Vanier. Y como la mayora de los nios en la escuela tenan trabajo de media jornada, eso era lo que yo quera hacer. Vivamos en la seccin North York de Toronto, y no muy lejos el nuevo centro comercial de Fairview se haba abierto. Yo solicit empleo en un pequeo kiosco que venda hamburguesas y helado. Aunque no tena 32 experiencia previa de trabajo, me aceptaron. Y todos los das despus del colegio all iba yo. Un sbado, fui a un mercado y le pregunt al gerente:"Dnde puedo encontrar buen aceite de oliva? Yo necesito la botella o recipiente ms grande que usted tenga". Por supuesto que l encontr uno grande. Al da siguiente, camin orgullosamente a la iglesia ortodoxa griega y cumpl mi voto a Dios. Lo coloqu al frente del altar y silenciosamente, dije: "Gracias, Seor. Gracias por traernos salvos a nuestro nuevo hogar". Mi corazn estaba tan lleno como aquel frasco de aceite. En el kiosco hice mi trabajo. Debido a mi tarta- mudez, no conversaba mucho, pero velozmente echaba el helado en aquellos barquillos. Trabaj con un compaero llamado Bob. Habra perdido Bob la razn? Nunca olvidar el da en 1970 cuando fui a trabajar y encontr que Bob haba hecho algo muy extrao. En todas las paredes de aquel pequeo kiosco haba puesto pedazos de papel con versculos de la Escritura. Yo pens que haba perdido la razn. Yo saba que l era cristiano l me lo haba dicho. Pero no iba esto demasiado lejos? Me dije a m mismo: "Por qu est haciendo esto? Ser por m? Probable- mente yo conozca las Escrituras mejor que l". Finalmente le pregunt: "Cul es el propsito de todos esos pedazos de papel?" Instantneamente comenz a testificarme. Pens que nunca parara. Y cuando termin, decid mantenerme lo ms lejos que pudiera de este compaero loco. Por mucho tiempo trat de evadirlo. Pero era casi imposible. Despus de todo, tenamos que trabajar juntos. Una y otra vez l traa el tema de la religin. Pero era ms que eso: l quera hablar sobre el "nuevo nacimiento", una frase que no estaba en mi vocabulario limitado tampoco en mi punto de vista de la Escritura. Finalmente Bob dej de trabajar en el kiosco, pero muchos de sus amigos estaban en mi colegio. Y por los 33 18. prximos dos aos yo hice todo lo que pude por evadirlos. Pens: "Son un montn de cosas raras". Se vean extraos. Hablaban extrao. Eran completamente opuestos a las monjas que me haban enseado. Durante mi ltimo ao en Georges Vanier, por segunda vez en mi vida, tuve un encuentro con el Seor. El vino a mi cuarto y me visit. En esta ocasin fue en la forma de un sueo inolvidable. En Jaffa cuando yo tena once aes, la visin de Jess de pie frente a m haba dejado una impresin indeleble. Pero ahora en Toronto, no estaba envuelto en el estudio de la Escritura. Todava iba a la iglesia. Pero lo que estaba a punto de ocurrirme vino cuando menos lo esperaba. Fue totalmente inesperado, y fui petrificado por la experiencia. Permteme decir exactamente lo que pas en mi cuarto aquella noche fra en febrero de 1972. En el sueo, yo me encontr descendiendo por una escalinata larga, oscura. Era tan inclinada que pens que me caa. Y me llevaba a un abismo profundo sin fin. Estaba atado con una cadena a un prisionero frente a m y a otro prisionero detrs de m. Yo estaba vestido con la ropa de un preso. Haba cadenas en mis pies y alrededor de mis muecas. Hasta donde yo poda ver al frente y detrs de m, haba una interminable lnea de cautivos. Luego, en aquella niebla de aquel abismo semi os- curo, vi docenas de hombrecitos que se movan alrededor. Eran como enanos con orejas en una forma rara. Yo no poda ver sus rostros, y sus formas eran casi invisibles. Pero nos halaban hacia abajo como un hato de ganado para el matadero o aun peor. Sbitamente, apareciendo no s de dnde, estaba el ngel del Seor. Oh, fue maravilloso verlo. El ser celestial revoloteaba al frente de m, slo a unos pasos. Nunca en mi vida he visto tal cosa ni aun en sueo. Un ngel resplandeciente y bello en medio de aquel abismo negro y oscuro. Al yo mirar de nuevo, el ngel hizo un movimiento con su mano para que yo fuera haca l. Entonces me mir a los ojos y me llam. Mis ojos fueron cautivados por los suyos, y comenc a caminar hacia l. Instantneamente, aquellas cadenas cayeron de mis manos y pies. Ya yo no estaba atado a mis compaeros presos. Rpidamente, el ngel me llev a travs de una puerta abierta, y al momento de caminar en la luz, el ser celestial me tom de la mano y me dej en Don Mills Road (el nombre de una calle) en la misma esquina del colegio Georges Vanier. Me dej a slo unas pulgadas de la pared del colegio, al lado de la ventana. En un segundo, el ngel se haba ido, y me despert y de prisa fui al colegio para estudiar en la biblioteca, antes que comenzaran las clases. Casi no poda pestaear Al estar sentado all, ya sin pensar acerca del sueo, un pequeo grupo de estudiantes vino a mi mesa. Inmediatamente los reconoc. Eran los que haban estado molestndome con toda esa pltica de "Jess". Me pidieron que me uniera a ellos en la reunin de oracin de la maana. El saln estaba al salir de la biblioteca. Pens: "Bueno, me los quitar de encima. Una reunioncita de oracin no me va a hacer dao". Yo dije: "Est bien", y caminaron conmigo al saln. Era un grupo pequeo, slo doce o quince muchachos, y mi silla estaba en el centro. De repente, todos entero levantaron las manos y comenzaron a orar en algn idioma extrao. Yo ni aun cerr mis ojos. Casi no poda pestaear. All haba estudiantes de diecisiete, dieciocho, diecinueve aos mu- chachos que haba conocido en clase alabando a Dios con sonidos ininteligibles. Nunca haba odo hablar en lenguas, y estaba pasmado. Pensar que aqu estaba Benny, en un colegio pblico, en una propiedad pblica, sentado en medio de un grupo de fanticos. Era ms de lo que yo poda comprender. Yo no or. Slo observaba. Lo que pas despus era ms de lo que jams hubiera podido imaginar. Me sobrevino un ansia repentina de orar. Pero realmente no saba qu decir. "Dios te salve Mara", pareca inapropiado para lo que yo estaba sintiendo. Nunca 34 35 19. me haban enseado la "oracin del pecador" en ninguna de mis clases de religin. Todo lo que poda recordar de mis encuentros con la "gente de Jess" era la frase, "T tienes que conocer a Jess". Aquellas palabras parecan fuera de lugar para m, porque yo crea que lo conoca. Fue un momento embarazoso. Nadie estaba orando conmigo ni aun por m. Sin embargo, estaba rodeado por la atmsfera espiritual ms intensa que jams haba sentido. Era yo un pecador? No lo crea. Yo era un niito bueno catlico, que oraba todas las noches y confesaba los pe- cados ya sea que lo necesitara o no. Pero en aquel momento cerr los ojos y dije cinco palabras que cambiaron mi vida para siempre. En voz alta dije: "Seor Jess, ven otra vez". No s por qu las dije, pero eso fue todo lo que sali de mi boca. Repet aquellas palabras una y otra vez. "Seor Jess, ven otra vez. Seor Jess, ven otra vez". Pensaba que El haba dejado mi casa o salido de mi vida? Realmente yo no saba. Pero cuando dije esas palabras una cierta sensacin vino sobre m volv a sentir el adormecimiento que sent cuando tena once aos. Era menos intenso, pero poda sentir el voltaje de aquella misma fuerza, que sala a travs de m. Lo que realmente sent, sin embargo, fue que aquel arranque de poder me estaba limpiando instant- neamente, de adentro hacia afuera. Me sent absolutamente limpio, inmaculado, y puro. De repente, vi a Jess con mis propios ojos. Ocurri en un momento. All estaba El, Jess. Realmente yo no or, sino esas cinco palabras. Pero saba, sin lugar a dudas, que algo extraordinario haba pasado en aquella maana de febrero. Casi se me hizo tarde para la clase de historia. Era una de mis asignaturas favoritas; estbamos estudiando la revolucin china. Pero ni siquiera poda escuchar al maestro. No recuerdo nada de lo que se dijo. La sensacin que comenz aquella maana no me dejaba. Cada vez que cerraba los ojos, all estaba El Jess. Y cuando los abra todava El estaba all. La visin del rostro del Seor no me dejaba. Todo el da lo pas llorando. Y la nica cosa que poda decir era: "Jess, yo te amo... Jess, yo te amo". Al salir del colegio y comenzar a caminar por la acera haca la esquina; mir a la ventana de la biblioteca, y entonces, me di cuenta de todo el asunto. El ngel, el sueo, todo fue real otra vez. Qu estaba Dios tratando de decirme? Qu le estaba pasando a Benny? Las ocho menos cinco Los estudiantes a mi alrededor no podan saber lo que estaba pasando en mi vida. Todos estaban orando. Luego, uno por uno, comenzaron a salir del saln para sus clases. Eran las ocho menos cinco de la maana. Por ese tiempo yo estaba sentado all llorando. No saba qu hacer o decir. En aquel momento, no lo entenda, pero Jess se hizo tan real para m como el piso que estaba debajo de mis pies. 36 37 20. Captulo 3 "Tradicin, tradicin" Entr en mi cuarto, y como magnetizado, fui atrado hacia aquella Biblia grande negra. Era la nica Biblia en nuestro hogar. Mam y pap no tenan ninguna. Yo no tena idea de dnde haba venido, pero haba sido ma hasta donde yo poda recordar. Las pginas casi no se haban abierto desde nuestra llegada a Canad, pero ahora or: "Seor, tienes que mostrarme lo que me pas hoy". Abr la Escritura y comenc a devorarla como un hombre hambriento a quien se le acaba de dar un trozo de pan. El Espritu Santo vino a ser mi maestro. En ese tiempo yo no lo saba, .pero es exactamente lo que mila- grosamente comenz a suceder. T ves, los muchachos en la reunin de oracin no dijeron: "Aqu est lo que dice la Biblia". Ellos no me dijeron nada. En realidad, no tenan idea de lo que haba ocurrido durante las veinticuatro horas pasadas. Y, por supuesto, yo no le dije una palabra de ello a mis padres. Comenc leyendo los Evangelios. Me encontr a m mismo diciendo en voz alta, "Jess, ven a mi corazn. Fbr favor, Seor Jess, ven a mi corazn". En pasaje tras pasaje de las Escrituras vea el plan de 39 21. salvacin que se abra. Era como si nunca antes hubiera ledo la Biblia. Oh, amigo, est era viva. Las palabras fluan del manantial, y beb libremente de ella. Finalmente, a las tres o cuatro de la maana, con una paz suave que nunca antes haba conocido, me qued dormido. PERTENECIENDO El da siguiente en la escuela yo busqu a aquellos "fanticos" y les dije: "Oigan, me gustara que me llevaran a la iglesia de ustedes". Ellos me hablaron de una frater- nidad semanal a la que asistan y me ofrecieron llevarme, dos das ms tarde. Aquel jueves en la noche me encontr en "Las Catacumbas". As ellos la llamaban. El servicio era igual que la reunin de oracin de aquella maana en el colegio la gente levantaban las manos, adorando al Seor. En esta ocasin me un a ellos. "Jehov jire, mi proveedor, Su gracia es suficiente para mf', cantaron una y otra vez. Me gust aquella cancin desde el primer momento que la o, y me gustaba aun ms cuando supe que fue escrita por la esposa del pastor, Merla Watson. Su esposo era el pastor de este rebao tan extraordinario. Las Catacumbas no era una iglesia tpica. La gente que asista era una multitud de cristianos exhuberantes que se reunan todos los jueves por la noche en la Catedral de San Pablo, una iglesia anglicana en el centro de Toronto. Estos eran das del "Movimiento de Jess" cuando los llamados "Hippies" se estaban salvando ms rpido de que lo que les llevaba cortarse el pelo. Imagnate, yo tampoco haba visto una silla de barbero en largo tiempo. Mir alrededor. El lugar estaba llenos de jvenes como yo. Era digno de verse. Saltaban para arriba y para abajo, danzando y cantando alegres al Seor. Era difcil para m creer que un lugar como aquel existiera en verdad. Pero de alguna manera, desde aquella primera noche, yo sent que perteneca a aquel grupo. "Sube all" Al concluir la reunin, Merv Watson dijo: "Quiero que todos ustedes, los que desean hacer una confesin pblica de sus pecados, pasen al frente. Vamos a orar con ustedes mientras le dicen a Cristo que venga a su corazn". Yo comenc a estremecerme y a temblar. Pero pens: "Yo no tengo que ir all, porque ya estoy salvo". Saba que el Seor se haba hecho cargo de mi vida a las ocho menos cinco del lunes en la maana. Y ese da era jueves. En unos segundos me encontr caminando hacia el frente por el pasillo tan rpido como pude. No saba del todo por que lo haca. Pero algo dentro de m me estaba diciendo: "Sube all". Fue en aquel momento, en un servicio carismtico en una iglesia anglicana, que este pequeo buen catlico de un hogar de la iglesia ortodoxa hizo una confesin pblica de su aceptacin de Cristo. "Jess", dije yo, "te pido que seas el Seor de mi vida". La Tierra Prometida no se poda comparar a esto. Cunto mejor estar donde Jess estaba, que donde el haba estado. Aquella noche cuando llegu al hogar, estaba tan lleno de la presencia del Seor, que decid decirle a mi mam lo que haba pasado (No tuve el valor de decrselo a mi pap). "Mam, tengo que compartir algo contigo", le su- surr. "He sido salvado!" En un momento decay su semblante. Me mir y dijo claramente, "Salvado de qu?" "Confa en mf le dije. "T entenders". El viernes en la maana y todo el da en la escuela, en el kiosco, en todo lugar adonde iba, una visin conti- nuaba delante de m. Me vea predicando. Era increble, pero no la poda dejar. Vea las multitudes. Y all estaba yo, con un traje, mi cabello bien arreglado y limpio, predicando con vehemencia. Aquel da encontr a Bob, mi amigo "raro", que una vez haba cubierto las paredes del kiosco con versculos de la Escritura. Yo le cont slo un poco de lo que haba pasado esa semana. Y le dije que aun me vea predicando. 40 41 22. "Bob", le dije, "todo el da ha sido as. No puedo sacar de la mente la visin de verme predicando a grandes multitudes al aire libre; en estadios, en iglesias, en salas de conciertos". Comenzando a tartamudear, le dije: "Veo gente, hasta donde pueden llegar mis ojos. Estar perdiendo la razn! Qu t crees que quiere decir esto?" "Puede ser slo una cosa" me dijo l. "Dios te est preparando para un gran ministerio. Yo creo que es mara- villoso". ECHADO FUERA Yo no recib ese mismo estmulo en el hogar. Por supuesto, no les poda decir lo que, en realidad, el Seor estaba haciendo. La situacin era terrible. Humillacin y vergenza Toda mi familia comenz a molestarme y a ridiculizarme. Era horrible. Lo esperaba de mi padre, pero no de mi madre. Cuando yo estaba creciendo, ella haba mostrado tanto afecto. Tambin mis hermanos y hermanas. Pero ahora me trataban con menosprecio como un intruso, que no perteneca a la familia. "Tradicin! Tradicin!" dice una cancin. Si un oriental rompe la tradicin, ha cometido un pecado imper- donable. Dudo que en el oeste entiendan jams la seriedad de eso. El trae humillacin sobre la familia. Y eso no se puede perdonar. Mi familia me dijo: "Benny, t ests arruinando el nombre de nuestra familia". Me rogaron que no deshonrara su reputacin. Mi padre haba sido alcalde y me lo recordaba. El nombre de la familia estaba en "juego". Por favor entindanme cuando digo esto, pero los ortodoxos griegos, y gente de la iglesia "alta" del Oriente son tal vez la gente ms difcil de traer a un cristianismo "personal". Cuando yo me convert en un cristiano nacido de nuevo, eso fue en realidad una vergenza para ellos. Por qu? Porque creen que son los cristianos verdaderos, y que tienen los documentos histricos para probarlo. Ellos han sido cristianos por ms tiempo que ningn otro pueblo. Pero aqu est el problema, yo he sido criado con l: Su fe es larga en forma ritual y dogma, pero corta en la uncin de Dios. Falta el poder. Y como resultado, prcti- camente no comprenden el significado de or del Seor o ser guiado por el Espritu. Lleg a ser obvio que si yo iba a permanecer en el hogar, tendra que cerrar la puerta a conversaciones sobre Cristo. Nada, sin embargo, poda extinguir el fuego de mi nueva fe. Yo era como una ascua encendida que nunca dejaba de arder. Temprano en la maana mi Biblia estaba abierta. El Espritu Santo continuaba revelndome la Palabra. Pero eso no era suficiente. Cada noche que me poda "escapar" de la casa, yo estaba en el servicio de la iglesia, fraternidad-de jvenes, o reunin de oracin. Y los jueves en la noche regresaba a Las Catacumbas. Nunca podr borrar de mi memoria el da que men- cion a "Jess" en mi hogar. Mi padre vino hacia m y me dio en la cara. Sent el dolor. No, no era la roca de Jerusaln ahora. Era un dolor diferente. Pero el dolor que senta era por mi familia. Yo los amaba tanto y agonizaba por su salvacin. En realidad, fue culpa ma. Mi pap me haba advertido: "T mencionas el nombre de Jess otra vez, y desears no haberlo hecho". Grua con odio mientras me amenazaba con echarme fuera de la casa. Yo comenc a hablarle del Seor a mi hermanita, Mary. De alguna manera mi pap se enter, y su ira se manifest de nuevo. Me prohibi que jams le volviera a hablar a ella de cosas espirituales. Tiempo para el psiquiatra Aun mis hermanos me perseguan. Ellos me ponan todos los nombres bajo el cielo y algunos debajo de la tierra. Yo segu as por mucho tiempo. En mi cuarto oraba: 42 43 23. "Seor, tendr fin esto? Llegarn ellos algn da a cono- certe?" Lleg un momento en que no poda hablar con nin- gn miembro de mi familia. Yo no tena que buscar la definicin de ostracismo, pues lo estaba experimentando. Trajeron a mi abuela desde Israel slo para que me dijera que yo estaba loco. "Eres una vergenza para el nombre de la familia" me dijo ella. "No entiendes la vergenza que ests causando"? Mi padre hizo una cita para que yo viera a un psiquiatra. Evidentemente, crey que yo haba perdido la razn. Y cul fue la conclusin del doctor? "Puede ser que su hijo est pasando por algo. El saldr de eso". Su prxima tctica fue conseguirme un trabajo que me mantuviera tan ocupado que no tuviera tiempo para este "Jess". Fue a ver a uno de sus amigos y le dijo: "Me gustara que le ofrecieras un trabajo a mi hijo Benny". Pap me llev a su negocio y esper en el automvil mientras yo entraba. El hombre era uno de los seres ms rudos, duros, de espritu perverso que jams he conocido. Era obvio que yo no poda trabajar para tal persona. Volv al auto de mi padre y le dije: "Padre, nunca podra tenerlo como mi jefe". En verdad, ese da lo sent por mi padre. El estaba en un aprieto. Me dijo: "Benny, qu t quieres que yo haga por ti? dmelo. Yo har cualquier cosa que me pidas si por favor dejas este Jess tuyo". "Pap" le dije yo, "t me puedes pedir todo lo que quieras pero yo morira antes de dejar lo que he encon- trado". Era una escena fea. El cambi de un padre amistoso a un extrao sarcstico. Todo lo que l tena que ofrecer era otro torrente de odio, otro azotamiento con la lengua. El ao siguiente casi por dos aos mi padre y yo apenas tuvimos comunicacin. En el comedor l no me miraba. Yo era totalmente pasado por alto. Finalmente se hizo insoportable para m aun sentarme y ver las noticias de la noche junto con mi familia. Qu haca? Me quedaba en mi cuarto. Pero mirando atrs, puedo ver que el Seor saba exactamente lo que 44 estaba haciendo. Pas cientos de horas miles a solas con Dios. Mi Biblia siempre estaba abierta. Oraba y estudiaba; adoraba. Me banqueteaba con el man celestial que necesitara en los aos venideros. "Yo tengo que obedecer al Seor" Ir a la iglesia era un problema gigante. Cmo deseaba yo ir, pero mi padre deca: "Absolutamente no!" una y otra vez. En realidad, esa era prcticamente la nica conversacin que tenamos discusiones acerca de la casa del Seor. Los orientales consideran increble que se desobe- dezca a los padres. Para este tiempo yo tena casi veintin aos. Y vividamente, recuerdo la noche en que me atrev a decirle a mi padre: "Yo te obedecer en cualquier cosa que t desees, pero en lo de ir a la iglesia no te obedecer. Yo tengo que obedecer al Seor!" El se qued petrificado. Como si le hubieran dado un tiro. Y pareci encolerizarse ms. Por respeto hice todo lo que pude por ser obediente. Yo le preguntaba "Puedo ir a la iglesia esta noche?" El deca no, y yo iba a mi cuarto y oraba: "Por favor, Seor, por favor cambia su manera de pensar". Entonces yo bajaba las escaleras y le preguntaba otra vez."Puedo ir?" "No" refunfuaba l. Y yo volva a subir. Poco a poco, l comenz a ceder. Los Catacumbas alquilaron otro edificio para tener servicios los domingos, y all estaba yo. Los estudios bblicos eran los jueves y viernes, y la reunin de jvenes los sbados por la noche. Estas reuniones llegaron a ser toda mi vida. Dos aos despus de mi conversin, mi crecimiento espiritual estaba como un cohete movindose en rbita. Al final de 1973, Merv y Merla Watson me invitaban a unirme a ellos en la plataforma para ayudarlos a dirigir la alabanza y la adoracin. Pero yo no poda hablar en pblico. Jim Poynter, el pastor lleno del Espritu, de la Iglesia Metodista Libre, me haba visto all. Y un da par en el kiosco slo para hablar sobre las cosas del Seor. Ah fue donde me invit a ir con l a la reunin de Kuhlman en Pittsburgh. 45 24. Mi encuentro personal con el Espritu Santo despus de esa reunin fue asombroso. Pero me llev algunos das darme cuenta de las dimensiones de la revelacin de Dios a m. Por este tiempo cambi de trabajo. Acept una posicin de oficinista en la junta del colegio catlico en Toronto. Estoy seguro de que ellos a veces tenan inte- rrogantes acerca de m. Yo tena una sonrisa en mi rostro slo de pensar acerca de lo que Dios estaba haciendo en mi vida. Tan pronto como terminaba mi trabajo, me iba a la casa y suba rpidamente las escaleras que conducan a mi cuarto y comenzaba a hablar con El. "Oh, Espritu Santo, estoy tan contento de regresar aqu a solas contigo". S, El siempre estaba conmigo, pero mi cuarto lleg a ser un lugar sagrado, especial. A veces, cuando yo no estaba trabajando me quedaba en la casa todo el da, slo para tener comunin personal con El. Qu estaba yo haciendo? Teniendo comunin. Comunin con el Espritu. Y cuando no estaba en el trabajo o en mi cuarto, trataba de ir a la iglesia. Pero no le deca a nadie lo que me estaba pasando. Cuando sala de la casa en la maana, El sala conmigo. En realidad senta a alguien a mi lado. En el mnibus senta la urgencia de comenzar a hablar con El, pero no quera que la gente pensara que yo estaba loco. Aun en el trabajo, haba ocasiones cuando yo le susurraba cosas a El. En el almuerzo, El era mi compaero. Pero da tras da, cuando llegaba a la casa, suba a saltos aquellas escaleras, cerraba la puerta de mi cuarto, y deca: "Ahora estamos solos". Y mi viaje espiritual continuaba. Uncin en el automvil Permteme explicar que muchas veces yo no estaba consciente de Su presencia. Saba que El estaba conmigo, pero me haba acostumbrado tanto a El, que no senta la electricidad de aquellos tiempos especiales. Pero otros lo sentan. Muchas veces cuando mis amigos venan a verme, ellos comenzaban a llorar por la presencia del Espritu Santo. Una vez Jim Poynter llam para decirme: "Quiero recogerte y llevarte a una iglesia metodista donde yo estoy cantando. T puedes cantar conmigo si quieres". Yo no era cantante, pero lo ayudaba de vez en cuando. Aquella tarde yo estaba otra vez absorto en la uncin del Espritu de Dios. Entonces o a Jim tocar la bocina. Al bajar las escaleras corriendo e ir haca el auto, sent realmente la presencia del Seor que corra conmigo. Al momento de sentarme en el asiento del frente y cerrar la puerta, Jim comenz a llorar. El comenz a cantar el coro, Aleluya! Aleluya! Se volvi a m y dijo: "Benny, puedo sentir al Espritu Santo en este automvil". "Por supuesto, Su presencia est en este auto" dije yo, "En que otro lugar puede estar?" Para m haba llegado a ser la norma. Pero Jim casi no poda manejar. El continuaba llorando delante del Seor. Una vez, mi madre estaba limpiando el pasillo, mientras yo estaba en mi cuarto hablando con el Espritu Santo. Cuando sal, ella cay haca atrs. Algo la haba empujado contra la pared. Yo dije: "Qu te pasa, mam? Ella respondi: "No s". Bueno, la presencia del Seor por poco la tira al piso. Mis hermanos le dirn del tiempo cuando ellos se acercaban a m y no saban lo que estaba pasando pero sentan algo raro. Al pasar el tiempo perd el deseo de salir con los jvenes de la iglesia para divertirnos. Yo slo deseaba estar con el Seor. Muy a menudo yo deca: "Seor, prefiero tener esto que cualquier cosa que el mundo pueda ofrecer". Ellos podan tener sus juegos, su entretenimiento, su balompi yo no lo necesitaba. "Lo que yo quiero es lo que tengo ahora mismo", le dije al Seor. "Cualquier cosa que esto sea, yo no lo dejar ir". Comenc a entender mejor el deseo del apstol Pablo por "la comunin del Espritu Santo". Henry, Mary, Sammy, y Willie Ahora aun los miembros de mi familia estaban haciendo preguntas. El Espritu del Seor permeaba nuestro hogar 46 47 25. en tal forma que mis hermanos y hermanas comenzaron a sentir hambre espiritual. Uno por uno, venan a m y comenzaban a hacer preguntas. Decan: "Benny, yo te he estado observando. Este Jess es real, No es cierto?" Mi hermana Mary le dio su corazn al Seor. Y dentro de los prximos meses mi hermanito Sammy se salv. Luego vino Willie. Todo lo que yo poda hacer era gritar, "Aleluya!" Estaba sucediendo y todava yo no haba comenzado a predicar. Para este tiempo mi padre estaba casi a punto de ingresar en un manicomio. Estaba l perdiendo toda su familia para este Jess? El no saba cmo manejar la situacin. Pero yo no tena duda de que mi mam y mi pap podan ver la transformacin que ya se haba efectuado en dos de mis hermanos y en Mary. Cuando yo le di mi vida al Seor, tuve unos encuen- tros maravillosos con El. Pero eran nada comparados con mi caminar diario con el Espritu Santo. Ahora el Seor realmente visitaba mi cuarto. La gloria llenaba el lugar. Algunos das pasaba de rodillas adorando al Seor ocho, nueve, o diez horas consecutivas. En el ao 1974, se desat un fluir interminable del poder de Dios en mi vida. Yo slo deca: "Buenos das, Espritu Santo", y todo comenzaba de nuevo. La gloria del Seor se quedaba conmigo. Un da, en abril, yo pens: "Tiene que haber una razn para esto". Pregunt: "Seor, por qu ests haciendo todo esto por m?" Yo saba que Dios no le da a la gente paseos espirituales para siempre. Entonces al comenzar a orar, aqu est lo que Dios me revel. Yo vi alguien de pie frente a m. Estaba totalmente en llamas, movindose sin control; sus pies no estaban tocando el piso. La boca de este ser estaba abrindose y cerrndose como lo que la Palabra describe como "crujir de dientes". En ese momento el Seor me habl en voz audible. Me dijo: "Predica el evangelio". Mi respuesta, por supuesto fue: "Pero Seor, no puedo hablar". 48 Dos noches despus el Seor me dio un segundo sueo. Vi aun ngel que tena una cadena en su mano, atada a una puerta que pareca llenar todo el cielo. La abri, y all haba gente hasta donde yo poda ver. Almas. Todas se estaban moviendo hacia un grande y profundo valle y el valle era un infierno rugiente de fuego. Era atemorizador. Vi miles de personas caer en el fuego. Los que iban al frente de la muchedumbre estaban resistindose a seguir, pero la aglomeracin de la huma- nidad detrs de ellos los empuj a las llamas. De nuevo, el Seor me habl. Bien claro dijo: "Si no predicas, sers responsable por cada uno que se caiga". Instantneamente, me di cuenta de que todo lo que pasaba en mi vida era con un propsito para que predicara el evangelio. Sucedi en Oshawa La comunin segua. La gloria continuaba. La presencia del Seor no se iba; en verdad, se intensificaba. La Palabra se hizo ms real. Mi vida de oracin lleg a ser ms poderosa. Finalmente, en noviembre de 1974, yo no poda evadir el tema ms. Le dije al Seor: "Yo predicar el evangelio con una condicin: que t ests conmigo en cada servicio". Y entonces le record: "Seor, t sabes que no puedo hablar". Yo me preocupaba continuamente por mi problema del habla y por el hecho de que yo iba a sentirme avergonzado. Era imposible, sin embargo, borrar de mi mente la imagen del hombre ardiendo, y la voz del Seor cuando dijo: "Si no predicas, por todo el que caiga t sers res- ponsable". Yo pens: "Tengo que comenzar a predicar". Pero, dar algunos tratados no ser suficiente? Luego, una tarde, la primera semana de diciembre, yo estaba visitando el hogar de Stan y Shirley Phillips en Oshawa, como a treinta millas al este de Toronto. "Puedo decirles algo? pregunt. Nunca antes me haba sentido guiado a contarle a nadie la historia completa acerca de mis experiencias, sueos, y visiones. Por cerca 49 26. de tres horas, derram mi corazn sobre cosas que slo el Seor y yo sabamos. Antes de terminar, Stan me interrumpi y dijo: "Benny, esta noche tienes que venir a nuestra iglesia y compartir esto". Ellos tenan una fraternidad llamada Shilo como trescientas personas en la iglesia Trinity Assembly ofGod (Asambleas de Dios Trinidad), en Oshawa. Me habra gustado que me hubieras visto. Mi pelo estaba largo hasta los hombros, y yo no estaba vestido para ir a la iglesia, porque la invitacin haba sido totalmente inesperada. Pero el 7 de diciembre de 1974, Stan me present al grupo, y por primera vez en mi vida me par delante de un pulpito a predicar. Al instante en que abr mi boca, sent que algo toc mi lengua y la solt, senta como adormecimiento, y comenc a proclamar la Palabra de Dios con absoluta fluidez. Aqu est lo sorprendente. Dios no me san cuando estaba sentado en la audiencia. El no me san cuando iba hacia la plataforma. El no me san cuando me par detrs del pulpito. Dios hizo el milagro cuando yo abr mi boca. Cuando mi lengua se solt, yo dije: "Eso es!" La tartamudez haba desaparecido. Toda. Y nunca ms ha vuelto. Mis padres no saban que yo haba sido sanado porque tenamos muy poca comunicacin en la casa. Y por supuesto, haba habido tiempos cuando yo poda hablar sin que se notara el problema, y eso por un breve lapso antes que volviera la tartamudez otra vez. Pero yo saba que haba sido sanado. Y mi ministerio comenz a crecer rpidamente. Pareca como si cada da me invitaran a una iglesia o fraternidad para ministrar. Me sent en el centro dla perfecta voluntad de Dios. "Yo voy a morir" Por los prximos cinco meses yo era un predicador pero mi madre y mi padre no lo sospechaban. Mantenerlo en secreto por tanto tiempo constituy un milagro. Mis hermanos lo saban, pero no se atrevan decirlo a pap, porque ellos saban que sera el final de Benny. En el Toronto Star en abril de 1975, apareci un anuncio con mi retrato. Yo estaba predicando en una iglesita pentecostal en la parte oeste del pueblo, y el pastor deseaba atraer algunos visitantes. Dio resultado. Costandi y Clemence vieron el anun- cio. Yo estaba sentado en la plataforma aquel domingo en la noche. Durante el servicio de alabanza mir, y apenas poda creer lo que vea. All estaban mi madre y mi padre, y eran llevados a sus asientos por un ujier, a slo unas cuantas filas frente a la plataforma. Yo pens: "Esto es lo que faltaba. Voy a morir". Mi buen amigo Jim Poynter estaba sentado a mi lado en la plataforma. Volvindome a l le dije: "Ora, Jim! Ora!" El se sorprendi cuando le dije que mam y pap estaban all. Mil pensamientos pasaron por mi mente, y no era el menor: "Seor, yo sabr que estoy realmente sanado si no tartamudeo esta noche". No puedo recordar otra ocasin en que yo estuviera tan nervioso durante un servicio, y la ansiedad siempre me haca tartamudear. Al comenzar a predicar, el poder de la presencia de Dios comenz a fluir a travs de m, pero no poda mirar en la direccin donde estaban mis padres ni siquiera para un vistazo. Todo lo que yo saba era que mi preocupacin acerca de tartamudear era innecesaria. Cuando Dios me san, la sanidad fue permanente. Hacia el final del servicio comenc a orar por aque- llos que necesitaban sanidad. Oh, el poder de Dios llen aquel lugar. Mientras la reunin estaba finalizando, mis padres se pararon y salieron por la puerta de atrs. Despus del servicio le dije a Jim: "Tienes que orar. Te das cuenta de que en las prximas horas se decidir mi destino? Puede que tenga que dormir en tu casa esta noche". Aquella noche manej alrededor de Toronto sin rum- bo fijo. Yo deseaba esperar hasta por lo menor las dos de la 50 51 27. madrugada para llegar a casa. Para esa hora yo saba que mis padres estaran acostados. Realmente yo no deseaba enfrentarlos. Pero ms ade- lante hablar sobre eso. Captulo 4 De persona a persona Ests listo para conocer ntima y personalmente al Espritu Santo? Deseas escuchar su voz? Ests preparado para conocerlo como una personal Eso fue exactamente lo que me pas a m, y drs- ticamente transform mi vida. Fue una experiencia inten- samente personal, y basada en la Palabra de Dios. Puede que t te preguntes; "Fue el resultado de estudio bblico sistemtico?" No, sucedi cuando invit al Espritu Santo a ser mi amigo personal. A ser mi gua constante. A tomarme de la mano y guiarme "a toda verdad". Lo que El te descubra y revele en la Escritura dar vida a tu estudio de la Biblia. Lo que estoy a punto de compartir contigo comenz en el momento que el Espritu Santo entr en mi cuarto en diciembre de 1973, y nunca ha cesado. Aqu est la nica diferencia: Yo lo conozco infinitamente mejor hoy que cuando lo conoc por primera vez. Comencemos con lo bsico. El Espritu Santo cambi mi vida. El estaba conmigo desde el momento que yo le ped a Cristo que viniera a mi corazn y nac de nuevo. Luego vino el tiempo cuando recib el bautismo en el Espritu Santo. Fui "lleno" con el Espritu. Habl en 52 53 28. lenguas. El imparti Su presencia y Sus dones. Algunas personas han recibido la misma experiencia y se detienen ah. No se dan cuenta de que lo que pas en pentecosts fue slo uno de los dones del Espritu. Pero lo que yo deseo que t sepas es esto: ms all de la salvacin, ms all de estar bautizado en agua, ms all de la llenura del Espritu, la "tercera Persona de la Tri- nidad" est esperando por ti para que lo conozcas perso- nalmente. El anhela una relacin de toda la vida. Y eso es lo que t ests a punto de descubrir. LLEVADOS A COMUNIN Vamos a suponer que marcaste mi nmero telefnico dos aos atrs y nos familiarizamos a travs de l; y que continuamos nuestra comunicacin de esta forma y nunca nos hubisemos encontrado, qu sabras t realmente acer- ca de m? T dices: "Yo conocera el tono de tu voz a travs del telfono". Y eso sera todo. No me reconoceras si me vieras en la calle. Pero llega el da de encontrarnos cara a cara. De repente extiendes tu mano para estrechar la ma. Ves cmo luzco, el color de mi pelo y de mis ojos, qu clase de ropa uso. Quizs vamos a comer fuera, y t sabes si me gusta el caf o el t. T aprendes volmenes acerca de las personas cuando las conoces personalmente. Fin de la lucha Cuando el Espritu Santo y yo nos encontramos, eso fue lo que comenz a suceder. Empec a descubrir cosas acerca de Su personalidad que me cambiaron como cristiano. La salvacin me transform como persona. Pero el Espritu tuvo un efecto tremendo en mi andar en la vida cristiana. Al comenzar a conocer al Espritu Santo, me volv sensible a El y aprend lo que lo contrista y lo que le agrada. Lo que le gusta, lo que no le gusta. Lo que lo enfada y lo que lo alegra. Llegu a entender que la Biblia misma fue escrita por el Espritu Santo. El us hombres de todas las reas de la vida, pero cada uno de ellos fue guiado por el Espritu. Por mucho tiempo yo luchaba por entender la Biblia. Entonces vino el da que levant mis ojos y dije: "Ma- ravilloso Espritu Santo, me puedes decir lo que quieres decir con esto?" Y El habl. El me revel la Palabra. El Seor us una reunin de Kathryn Kuhlman para prepararme para lo que estaba a punto de ocurrir. Pero jams la seorita Kuhlman se sent conmigo a hablarme sobre el Espritu Santo. Todo lo que aprend fue de El. Y es por eso que es fresco, es nuevo, y es mo. Cuando regres a casa, de aquella reunin en Pittsburgh, ca de rodillas. Fui sincero y transparente cuando dije: "Precioso Espritu Santo, yo deseo conocerte". Nunca olvidar lo nervioso que estaba. Pero desde aquel da he- llegado a conocerlo como un hermano. Verdade- ramente, El es un miembro de la familia. QUIEN ES EL Te preguntas, "Quin es el Espritu Santo?" Yo deseo que sepas que El es la persona ms bella, mas preciosa, ms amorosa en la tierra. Dios el Hijo no est en la tierra. Dios el Padre no est en la tierra. Ellos ambos estn en el cielo en este mismo instante. Quin est en- la tierra? Dios el Espritu Santo. Para Dios el Padre, el Espritu Santo vino a hacer Su obra a travs del Hijo que resucit. Cuando Dios el Hijo se fue. Dios el Espritu Santo vino, y todava El est aqu haciendo Su obra. Piense en esto: Cuando Dios el Hijo se fue, no se llev a Juan y a Pedro con El. El dijo: "Hijitos, an estar con vosotros un poco. Me buscaris; pero como dije a los judos, as os digo ahora a vosotros: A donde yo voy, vosotros no podis ir... (Juan 13:33). 54 55 29. Pero cuando Dios el Espritu Santo se vaya, y mu- chos creyentes creemos que va a suceder muy pronto, El va a llevarse a los redimidos del Seor con El. A esto lo llaman el Rapto. Seremos arrebatados con El para encontrar al Seor en el aire. Quin es el Espritu Santo? En un tiempo yo crea que El era como el vapor, a veces flotando alrededor, que nunca podra conocerlo. Yo aprend que no slo El es real, sino que tiene una personalidad. Qu hay por dentro? Qu me hace a m una persona? Es mi cuerpo fsico? Creo que no. Estoy seguro de que t has estado en un funeral y has visto un cadver en un atad. Has estado mirando a una persona? No! Lo que ves es un cuerpo muerto. Tienes que darte cuenta de que lo que hace a una persona no es el cuerpo. En vez de eso, la persona es lo que sale del cuerpo. Emociones, voluntad, intelecto, sen- timientos. Estas son algunas de las caractersticas que hacen a una persona y le dan la personalidad. Los que me escuchan predicar no estn mirando a Benny Hinn. Ellos slo ven mi cuerpo. Yo vivo dentro de mi cuerpo fsico. Es la persona de adentro lo que es importante. El Espritu Santo es una persona. Igual que t, El puede sentir, percibir, y responder. El se duele. El tiene la habilidad de amar y la habilidad de odiar. El habla, y tiene Su propia voluntad. Pero exactamente, quin es El? El Espritu Santo es el Espritu de Dios el padre y el Espritu de Dios el Hijo. El es el poder de la Deidad el poder de la Trinidad. Cul es su obra? La obra del Espritu es traer el mandamiento del Padre y la ejecucin del Hijo. Para entender la obra del Espritu Santo necesitamos entender la obra del Padre y del Hijo. Dios el Padre es el que da el mandamiento. El es el que siempre ha dicho: "Sea hecho". Desde el principio, ha sido Dios, quien da las rdenes. Por otro lado, es Dios el Hijo que ejecuta el man- damiento del Padre. Cuando Dios el Padre dijo: "Sea la luz", Dios el Hijo vino y lo hizo, Dios el Espritu Santo trajo la luz. Permteme ilustrarlo en esta forma. Si yo te pido: "Por favor, enciende la luz", tres fuerzas estaran envueltas. Primero, yo sera el que dara la orden. Segundo, t seras el que ira al interruptor y lo enciendes. En otras palabras, t eres el ejecutor de la orden. Pero finalmente, quin trae la luz? No soy yo, ni t. Es el poder la electricidad lo que produce la luz. El Espritu Santo es el poder de Dios. El es el poder del Padre y del Hijo. El es quien ejecuta la obra del Hijo. Sin embargo es una persona. El tiene emociones, que se expresan en una forma nica entre la Trinidad. Se me ha preguntado: "Benny, no ests olvidando la importancia de Cristo en todo esto?" Nunca! Cmo podr olvidar al que me am y muri por m? Pero hay tanta gente enfocando al Hijo que se olvidan del Padre el que los am y envi a Su Hijo. Yo no puedo olvidarme del Padre ni del Hijo. Pero no puedo comunicarme con el Padre o con el Hijo sin el Espritu Santo (Vea Efesios 2:18). COMUNIN Durante uno de mis primeros encuentros con el Espritu Santo tuve una experiencia que me hizo llorar. Tan simple como que estoy hablando contigo, le pregunt: "Qu se supone que yo haga contigo? Me puedes decir, por favor, a qu te pareces?" Honestamente, yo era como un niito tratando de aprender: y sent que El no se enfa- dara con mis preguntas sinceras. La reunin de comunin Aqu est la respuesta que el Espritu Santo me dio: "Yo soy el que tengo comunin contigo". Y con la velocidad de 56 57 30. un chazquido de dedos, el versculo vino delante de m: "La gracia del Seor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunin del Espritu Santo sean con todos vosotros. Amn" (2 Corintios 13:14). Yo pens: "Eso es! El Espritu Santo es el que se comunica, que tiene comunin conmigo. Entonces yo pregunt, "Cmo puedo tener comunin contigo, pero no con el Hijo?" Y El respondi: "As es exactamente como debe ser. Yo estoy aqu para ayudarte en tus oraciones al Padre. Y estoy aqu para ayudarte a orar al Hijo". Inmediatamente, todo mi concepto de la oracin cambi. Fue como si me hubieran dado una llave de oro que abra las puertas del cielo. Desde aquel momento, tuve un amigo personal que me ayuda a hablar con el Padre en el nombre de Jess. Literalmente, El me llev a arrodillarme y fue fcil comunicarme con el Padre. Qu comunin! Eso es lo que el Espritu Santo espera su comunin* Permteme explicarlo! No hay splicas ni peticiones en la comunin como las hay en oracin. Si yo pregunto: "Por favor, me puedes traer algn alimento?" Eso es una peticin. Pero la comunin es mucho ms personal: "C- mo ests hoy? Vamos a desayunar juntos!" Eso es comunin. Recuerda, no hay peticiones egostas en la comunin slo amistad, amor, y comunin. As fue conmigo. Yo comenc a esperar por el Espritu Santo antes de orar. Yo deca: "Precioso Espritu Santo, vendras ahora, a ayudarme a orar?" La Biblia dice: "Y de igual manera el Espritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qu hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles. Mas el que escudria los corazones sabe cul es la intencin del Espritu, porque conforme a la voluntad de Dios intercede por los santos" (Romanos 8:26-27). Cuando no sabemos qu decir, El viene en nuestra ayuda. Y aqu est el prximo principio que aprend. El Es- pritu Santo es el nico maestro de la Biblia. "Y nosotros no hemos recibido el espritu del mundo, sino el Espritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual tambin hablamos, no con palabras enseadas por sabidura humana, sino con las que ensea el Espritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual" (1 Corintios 2:12-13). ACOMPAADO POR EL ESPRITU De mi primer encuentro con el Espritu Santo, comenc a conocer que El era el gran maestro -