buenas estudiantes, hoy, excelentes mujeres mañana”...te amo sobre todas las cosas y deseo...

“Buenas estudiantes, hoy,

excelentes mujeres mañana”

2 “Buenas estudiantes hoy, excelentes mujeres mañana”

ADORACIÓN AL SANTÍSIMO

¿Quién no necesita de un amigo con quien caminar a lo largo de la vida? ¿Quién no necesita de una persona que nos escuche y acoja con el mayor aprecio? ¿Quién no necesita de alguien con quien compartir la alegría fraterna de la amistad y siempre dispuesta para ayudarnos en los momentos difíciles? ¿Quién no necesita de alguien que nos haga reconocer nuestras luces y sombras? Esa persona es el mejor de los amigos, es Jesús Eucaristía, nuestra luz y verdad. El Señor Jesús en este dulce sacramento de la eucaristía, se ofrece, se da, se dona sin reservas como plenitud de vida. Para empezar este encuentro con Cristo sacramentado, alimento y luz de vida, necesitamos silencio interior y recogimiento, para abrir un espacio interior en lo más íntimo de nosotros mismos, para hacer que allí habite Dios, para que su palabra permanezca en nosotros, para que el amor a él arraigue en nuestra mente y en nuestro corazón y así anime nuestra vida. Este es un momento oportuno para renovar nuestro propósito de ser santos y de responder generosamente al amor de Dios. En la adoración de cristo Eucaristía también pedimos perdón por nuestros pecados, reconociendo así, con humildad, que solo Él tiene el poder para perdonarnos, renovando nuestra confianza en su misericordia. Que María, Madre, como lo decía San Juan Pablo II, “Que fue la verdadera Arca de la Nueva Alianza, Sagrario vivo del Dios Encarnado, nos enseñe a tratar con pureza, humildad y devoción ferviente a Jesucristo, su Hijo, presente en la eucaristía”.


12.03.20 “Adorando a Cristo Eucaristía, Luz del Mundo”

LECTOR: (Todos puestos en pie)

Luz y verdad querida familia dominica imeldina, convencidos de haber nacido de la fuerza de una luz, que nos mantiene en camino, damos gracias a Dios por las gracias concedidas. Y en esa actitud de agradecimiento, venimos a postrarnos delante de Cristo Eucaristía, para adorarlo, amarlo y a Él pedirle siga velando por todos nosotros. Iniciamos este momento de adoración, cantando.

LECTOR: (Nos ponemos de rodillas)

Hostia pura, Hostia Santa, Hostia Inmaculada.

TODOS:

Seas por siempre bendita y alabada. (Rezamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria)

LECTOR: (Podemos tomar asiento)

Vamos a gustar de este momento ante Jesús Eucaristía con muchas ganas de hablar con Él, en silencio, realizando una oración profunda aprovechando su presencia, para agradecerle y pedirle por estos 60 años de vida institucional que estamos celebrando como familia dominica imeldina y también por aquello que solo nosotros conocemos.

TODOS: (Puestos en pie)

Jesús Maestro, creo con mucha fe que estás delante de mí para señalarme el camino. Ilumina mi mente y mueve mi corazón para sacar mucho fruto de esta visita. Y decirte, dame oh Señor Dios mío, un corazón vigilante que por ningún pensamiento curioso se aparte de ti, dame un corazón noble que por ninguna intención mala se desvíe; dame un corazón firme que por ninguna tribulación se quebrante; dame un corazón libre que ninguna pasión violenta le domine.

LECTOR:

Gracias, Jesús mío, por la bondad con que nos has recibido y permitido gozar de tu presencia y compañía amorosa. Volvemos a nuestras ocupaciones, nuestro corazón queda contigo. Danos tu bendición y concédenos todas las gracias que necesitamos, para amarte y servirte con la mayor fidelidad. Nos despedimos de Cristo Eucaristía, cantando.




Luz y verdad querida familia dominica imeldina, La adoración es el medio más seguro para atraer sobre nuestra

familia las bendiciones del cielo. Jesús se hace presente entre nosotros, especialmente en el pan consagrado,

en esa hostia pequeñita. Iniciamos este momento de adoración, cantando.


Seas por siempre bendito y alabado.

TODOS:

Mi Jesús Sacramentado.

(Rezamos un Padre Nuestro, un Ave María y un Gloria)


En la oración es donde escuchamos lo que el Señor nos pide a cada una de nosotras, Él quiere que le abramos

el corazón por completo. Que este diálogo de adoración que tenemos con Jesús eucaristía nos lleve a guardar

silencio para escuchar su voz.


Creo, Jesús mío, que estás realmente en el cielo y en el

Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las

cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero

no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven al

menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese

recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti. Señor, no

permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

LECTOR:

Gracias Señor por este momento, porque nuestra capacidad

de silencio y adoración se convertirá en capacidad de amar y

de servir. Nos despedimos de Cristo Eucaristía, cantando.




Luz y verdad querida familia dominica Imeldina, el cuerpo

de Cristo que vamos a adorar se formó en el seno de la

Virgen María, los ojos de Cristo que nos miran se formaron

en la contemplación de su madre, María. El corazón de

Cristo que nos ama se formó junto al corazón de María. Por

eso en este mes dedicado a nuestra Madre del Cielo, la

Virgen María, venimos a adorar a su Hijo, pidiéndole nos

enseñe a amarlo cada día más.

Iniciamos este momento de adoración, cantando.



TODOS:




Ante Jesús sacramentado reconozcamos nuestra falta de amor y de convicción, cuando le hemos fallado y

hemos llenado nuestra vida de cosas vanas que nos han apartado de Él.


Creo, Jesús mío, que estás realmente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las

cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven

al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti.

Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

LECTOR:

Gracias, Jesús mío, por la bondad con que nos has recibido y permitido gozar de tu presencia y compañía

amorosa. Volvemos a nuestras ocupaciones, nuestro corazón queda contigo. Danos tu bendición y concédenos

todas las gracias que necesitamos, para amarte y servirte con la mayor fidelidad. Nos despedimos de Cristo

Eucaristía, cantando.




Luz y verdad querida familia dominica Imeldina, hoy Jesús quiere tocar

nuestro corazón, es aquí en el Santísimo donde encontramos las respuestas

a nuestras interrogantes. Por eso nos postramos para adorarle y alabarle en

este momento especial. Iniciamos este momento de adoración, cantando.



TODOS:




Ante Jesús sacramentado reconozcamos nuestras faltas de amor y de

convicción, las veces que le hemos fallado y hemos llenado nuestra vida de

cosas vanas que nos han apartado de Él. (silencio)


Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas

apariencias. A Ti se somete mi corazón por completo, y se rinde totalmente

al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el gusto; pero

basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de

Dios: nada es más verdadero que esta Palabra de verdad. En la Cruz se

escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas

cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo las llagas como las vio Tomás, pero confieso que

eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere y que te ame. Jesús, a quien ahora veo oculto,

te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar: ¡Memorial de la muerte del Señor! tu rostro cara a cara,

sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

LECTOR:

Gracias Señor por este momento, por tu compañía amorosa. Volvemos a nuestras ocupaciones, nuestro corazón

queda contigo. Derrama tu bendición sobre cada uno de nosotros y concédenos todas las gracias que

necesitamos, para amarte y servirte con la mayor fidelidad. Nos despedimos de Cristo Eucaristía, cantando.




Luz y verdad querida familia dominica Imeldina, vamos a gustar de este momento

ante Jesús Eucaristía con muchas ganas de hablar con él, aprovechando su

presencia para agradecerle y pedirle con todo nuestro corazón, todo lo que

necesitamos. Iniciamos este momento de adoración, cantando.



TODOS:




En este momento cerramos nuestros ojos, para abrir los del corazón y poner a

sus pies nuestra pequeñez, nuestras fragilidades que le causan mucho dolor.

Pidámosle perdón por todas las cosas que le han ofendido. (silencio)


Eterno Padre, yo te agradezco porque Tu infinito Amor me ha salvado, aún contra

mi propia voluntad. Gracias, Padre mío, por Tu inmensa paciencia que me ha esperado. La única recompensa

que puedo darte en retribución de todo lo que me has dado es mi debilidad, mi dolor y mi miseria. Estoy delante

Tuyo, quiero reparar mis culpas, renovarme en el fervor de mi consagración y entregarte mi homenaje de

alabanza y adoración. Permite, oh Jesús, que estas horas sean verdaderamente horas de intimidad, horas de

amor en las cuales me sea dado recibir todas las gracias que Tu Corazón divino me tiene reservadas. Virgen

María, Madre de Dios y Madre mía, me uno a Ti y te suplico me hagas partícipe de los sentimientos de Tu

Corazón Inmaculado. ¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y te amo. Te pido perdón por los que no creen, no

adoran, no esperan y no te aman.

LECTOR:

¡Oh Santísimo Jesús! Gracias por tu compañía amorosa. Volvemos a nuestras ocupaciones, nuestro corazón

queda contigo. Derrama tu bendición sobre cada uno de nosotros y concédenos todas las gracias que

necesitamos, para amarte y servirte con la mayor fidelidad. Nos despedimos de Cristo Eucaristía, cantando.




Luz y verdad querida familia dominica Imeldina, vamos a gustar de este momento ante Jesús Sacramentado, y

presentarle todas nuestras inquietudes, contemplando su gran misterio de amor, porque es Dios quien nos hace

ver nuestra realidad. Iniciamos este momento de adoración, cantando.



TODOS:




(silencio) Señor Jesús nos presentamos ante ti sabiendo que tú nos amas tal y como somos, aumenta nuestra

fe, nuestro amor hacia ti, y perdonamos porque muchas veces, no me he portado como una verdadera hija.


Creo, Jesús mío, que estás realmente en el cielo y en el

Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las

cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi

alma, pero no pudiendo hacerlo ahora

sacramentalmente, ven al menos espiritualmente a mi

corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y

me uno del todo a Ti. Señor, no permitas que jamás me

aparte de Ti. Amén

LECTOR:

Te damos gracias Señor por tu infinita bondad, gracias

por escucharnos y abrazarnos con tu fuego de amor, tu

nos amas tal y como somos, nos recuerdas siempre que

somos perlas preciosas a tus ojos, por ello no que

quieres que ninguna de nosotras se aparte de ti. Amén.

Nos despedimos de Cristo Eucaristía, cantando.




Luz y verdad querida familia dominica Imeldina, estamos

aquí reunidas ante la presencia del Divino Maestro, para

presentarle todo lo que necesitamos y agradecerle por todo

lo que nos concede. Iniciamos este momento de adoración,

cantando.



TODOS:




Señor Jesús tu eres el camino, ilumina mi mente y mueve mi corazón para sacar todo lo que me aparta de ti,

dame un corazón noble que por ninguna intención se desvié, dame un corazón firme que por ninguna

tribulación se quebrante, dame un corazón libre que ninguna pasión violenta la domine.


Te adoro con devoción, Dios escondido, oculto verdaderamente bajo estas apariencias. A Ti se somete mi

corazón por completo, y se rinde totalmente al contemplarte. Al juzgar de Ti, se equivocan la vista, el tacto, el

gusto; pero basta el oído para creer con firmeza; creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios: nada es más

verdadero que esta Palabra de verdad. En la Cruz se escondía sólo la Divinidad, pero aquí se esconde también

la Humanidad; sin embargo, creo y confieso ambas cosas, y pido lo que pidió aquel ladrón arrepentido. No veo

las llagas como las vio Tomás, pero confieso que eres mi Dios: haz que yo crea más y más en Ti, que en Ti espere

y que te ame. Jesús, a quien ahora veo oculto, te ruego, que se cumpla lo que tanto ansío: que al mirar:

¡Memorial de la muerte del Señor! tu rostro cara a cara, sea yo feliz viendo tu gloria. Amén.

LECTOR:

Gracias, Jesús mío, por tu inmensa bondad por permitirnos gozar de tu presencia y compañía amorosa. Que al

volver a nuestras ocupaciones, pongamos en práctica nuestros compromisos. Danos tu bendición y concédenos

todas las gracias que necesitamos, para amarte y servirte con la mayor fidelidad. Nos despedimos de Cristo

Eucaristía, cantando.




Luz y verdad querida familia dominica Imeldina,

Estamos ante la divina presencia de Jesús

Sacramentado, en este día hacemos eco de las

palabras de nuestra Madre Eduviges Portalet para

decir: “Un Dios se hizo carne para conquistarnos con

tu amor”, es Jesús quien se entregó por nosotros y

derramo su por nuestros pecados.

Iniciamos este momento de adoración, cantando.



TODOS:


(Rezamos un Padre Nuestro, un Ave María y un

Gloria)


Abrirnos al amor de Cristo, es reconocer al amor

primero, decir como San Pablo: “Mi vida es Cristo”,

nuestra vida no tiene sentido sin él, pidámosle que nos enseñe amar con Él nos ama. Porque en la oración el

amor es el que habla.


Creo, Jesús mío, que estás realmente en el cielo y en el Santísimo Sacramento del Altar. Te amo sobre todas las

cosas y deseo vivamente recibirte dentro de mi alma, pero no pudiendo hacerlo ahora sacramentalmente, ven

al menos espiritualmente a mi corazón. Y como si ya te hubiese recibido, te abrazo y me uno del todo a Ti.

Señor, no permitas que jamás me aparte de Ti. Amén

LECTOR:

Gracias Señor Jesús por el don de la vida, gracias por todo lo que me concedes, enséñame a amar como Tú, y

aprender a aceptar tu plan divino de amor, porque no siempre será de la manera que esperamos. Pero siempre

estás conmigo. Nos despedimos de Cristo Eucaristía, cantando.


“La Eucaristía es un alimento para nuestra alma en medio de las ocupaciones y preocupaciones del

día, llevemos todo a Jesús en el Tabernáculo: nuestras penas, alegrías, temores, esperanzas, luchas,

defectos, victorias. Allí hay para todo entendimiento, para todos comprensión y consuelo. Allí está el

Señor para aconsejarnos en nuestras dudas, para decirnos que Él tiene en cuenta nuestros sacrificios,

que Él bendice nuestro trabajo y que Él nos dará un día la recompensa eterna”.

XI Conferencia: Visita al Santísimo. Eduviges Portalet Couturier.

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