BREVE INTRODUCCIN A LASRELACIONES DE LA FILOSOFA CON LA

INFOR1\1TICA *

Andr Robinet

LEIBNIZDEJINCONCLUSAla ms crucial de sus investigacio-nes: la de determinar una caracterstica universal, conseguiruna escritura-lenguaje que permitiese calcular en vez de ra-zonar, controlar la deduccin en los conocimientos y evaluarlas probabilidades en las acciones. 1

Leibniz ha legado a la posteridad slo unas "muestras" desu proyecto de lengua universal. Este proyecto no tiene nadaen comn con lo que haba intentado Descartes en las con-clusiones de sus Rponses aux secondes objections de Arnauld,ni con una construccin como la que se lleva a cabo en laEthica de Spinoza, ni tampoco con las tentativas de la Troi-sime Lettre a Arnauld de Malebranche. No se trata slo de"demostrar geomtricamente". Primero, porque el "demos-trar" no se apoya en la evidencia de los principios, sino enla pertinencia de las definiciones; segundo, porque lo "geo-mtrico" es impotente para dominar los arcanos del pensa-miento cuando ste se dirige a los conocimientos metafsicoso ticos; y, finalmente, porque "demostrar geo.mtricamente"supone un lenguaje y unos medios de clculo que el genio deLeibniz entrevea con lucidez, pero que la tecnologa de supoca no le permita realizar.

* Este artculo apareci originalmente en francs en la revistaDialectica, Vol. 25, nos. 3-4, pp. 239-249. TEOREMAagradece al Prof.F. Gonseth, director de Dialectica, su amable permiso para la publi-cacin de la presente versin castellana.

1 Vase el artculo de A. Robinet, Leibniz, l'informatique et lesordinateurs, en Studia leibniziana de la Leibniz-Gesllschaft (Landes-bibliothek Hanover). Prxima aparicin.

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Ahora bien, las "mquinas de pensar" desarrollan susefectos en dos direcciones. Introducir aqu una distincinentre "ca1culador" y "ordenador", aunque los trminos seapliquen a los mismos ingenios. La traduccin anglo-sajonaes ms sensible al vocabulario que pone al "ca1culador" pordelante. La tradicin francesa recoge preferentemente el "or-den" sobre el cual reposan estos c1culos, orden que puedetornarse en la red de la que broten conocimientos que inte-resen no slo a las ciencias matemticas, mecnicas o eco-nmicas, sino tambin a las ciencias humanas. Y tambin ala filosofa.

El lector es muy dueo de entrar o no entrar en el de-bate. Suele decirse que la "mquina de pensar" no tiene nadaque ver con la esencia del pensamiento, ni siquiera con eldiscurso del "pensar"; que un "pensar-robot" slo es secun-dario, inducido, y no puede ser primario, ni inventivo; quela iniciativa y la autoridad del pensamiento continan siendorequeridas para poner a punto las prestaciones de las "m-quinas de pensar". Toda una literatura que va de la excla-macin trgica al gesto caricaturesco se desarrolla sobre estetema clsico en filosofa acadmica: pensamiento y maqui-nismo. Por descontado se da que el "filsofo" rechaza ydesprecia toda iniciativa para automatizar y hacer cierto elrazonamiento: pues le va en ello el prestigio que 10 erige enraz del pensamiento y fundamento del pensar.

Las aplicaciones de la informtica a la filosofa, ponenen cuestin la originalidad y la autonoma del filsofo? Esste un pseudoproblema. La mquina puede mucho ms queel hombre. Puede incluso tanto que, en el orden del razona-miento, este crecimiento cuantitativo comporta un verdaderosalto cualitativo. La esencia de los resultados obtenidos arti-ficialmente no tiene nada que ver con la esencia de los resul-tados que pueden concluirse orgnicamente -yo dira "ma-nualmente", si no se tratara del cerebro. La contraccindel tiempo en la rapidez de las operaciones, la reduccin delespacio en los procesos de memoria, las proezas operativasde los ordenadores que crecen con el ritmo ascendente desus generaciones, introducen un nuevo campo dinmico-es-

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pacio-temporal que el hombre no puede atreverse a explorarsin la informtica aplicada.

Se nos dir: concedmoslo para el "campo material" y,en rigor, para lo que en el "campo intelectual" es geometri-zable. Pero 10 propio del "pensar" y la esencia del "pensa-miento" trascienden toda aproximacin de este gnero! Estoest por ver. Todo depende de la idea que se tenga de larelacin entre pensamiento y lenguaje. Cuanto ms ntima yprofunda sea esta relacin, ms orgnicamente la concebire-mos, y ms podr aportar la informtica aplicada a su per-feccionamiento, a su manejo, a su fecundidad creadora. Cuan-to ms trgicamente se separa al pensamiento del lenguaje,tanto ms se est abocado a mantener la proscripcin de la"mquina de pensar" fuera de las zonas de ejercicio del pen-samiento filosfico. Por primera vez en su historia, estepensamiento filosfico se encuentra orgnicamente confron-tado, interiormente asociado con las aplicaciones cientficas.

Tal es la cuestin. No hemos hecho ms que cristalizar suestado actual proponiendo la creacin de un Cercle inter-national de recherches philosophiques par ordinateurs (CIR-PHO).2 En el momento en que los msicos, los arquitectos,los pintores, los cineastas, los socilogos, los juristas, ponensu inters en el dominio y en las creaciones de las "mquinasde pensar", los filsofos deben tomar posicin.

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Como arma documental, la informtica aplicada es temi-ble. El CNRS de Pars recibe 450 revistas filosficas que lellegan de todas las naciones, 10 que representa unos 6.000artculos anuales. La simple cuestin del almacenamiento yde la signalctica aferente supera los lmites de una ejecucinnormal, aun tratndose de una economa floreciente. Hace

2 A. Robinet, La communication philosophique a l'ere des ordi-nateurs, nmero 90 sobre La communication philosophique de laRevue internationale de philosophie, 1969, 4, pp. 442-459. Las basesdel CIRPHO han sido definidas con ocasin de un segundo coloquiopromovido en el CNRS sobre el tema "Les applications de l'infor-matique a la philosophia" (16-17 agosto 1970).

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falta un personal altamente cualificado, polglota, capaz deresear los artculos en clasificacin arborescente y facilitar,si es posible, resmenes de ellos. Una compilacin tal exigenumerosos colaboradores, que son escasos y caros. Adems,aun suponiendo que se tuviera el personal suficiente, losmateriales implicados son poco manejables: se acumulan sintotalizarse y el contenido de las informaciones manipuladasdepende de las disposiciones y de los conocimientos de lapersona que confecciona el resumen.

En cambio, el ordenador permite el establecimiento dememorias recapitulativas que se enriquecen al comps de lascompilaciones. Los ndices que pueden extraerse son clasifi-cables en todos sentidos mediante redes sutiles. La consultade estas memorias y el manejo de estas clasificaciones sonmuy fciles merced al uso de impresoras o a las pequeaspantallas de tele-informtica. En tiempo real, es posible pedirtodos los pasajes de los Kant-Studien donde se trata a la vezde Dios, del mal y de Leibniz. Los ordenadores suministranlas referencias y preguntan cortsmente si se desea leer lostextos citados. Desde Pars se pueden consultar las memoriasde Munich y leer inmediatamente los pasajes pedidos graciasal telex. 3 Pues para la signalctica de las revistas se ha puestoa punto separadamente en Alemania, en Amrica y en Fran-cia, una especie de bosquejo que ha sentado jurisprudencia.

El programa de A. Diemer y N. Henrichs constituye unejemplo excelente de lo que puede esperarse. Los aos 1946-1967 de la Zeitschrift fr philosophische Forschung y losaos 1897-1925 de los Kant-Studien han sido indexados pornuestros colegas de Dsseldorf. 4 Por el mismo procedimien-to, Ch. Wenin encarga la indexacin de la Revue philoso-phique de Louvain para los aos posteriores a 1945.

3 Con ocasin de la exposicin del SICOB de Pars, en octubrede 1969, yo mismo pude solicitar de la Seccin de Defensa, los ex-tractos de peridicos alemanes de dos aos que el equipo Siemenshaba seleccionado sobre la memoria de esta firma en Munich.

4 La editorial Anton-Hain, Meisenheim-Glan, 1968, ha publica-do una edicin. Consultar igualmente los artculos de estos dosautores que tienen el ttulo Philosophische Dokumentation en Zeit-schrift fr philosophische Forschung, 21, 1967, 3, pp. 437-443 Y 23,1969, 1, pp. 122-131.

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Los editores del Philosopher' s 1ndex usan un procedi-miento similar. 5 Mientras que los alemanes destacan pala-bras-clave en nmero de una quincena por artculo, sinatenerse a la limitacin de un thesaurus previo, los america-nos piden al autor del artculo un resumen de una centenade palabras y ponen en memoria los trminos esenciales del.mIsmo.

Con ocasin del Coloquio de Gif-sur-Yvette de abrilde 1969 6 nosotros habamos experimentado la necesidad dedefinir dos estadios diferentes en la indexacin de los artcu-los de revistas.

Un estadio de referenciacin externa permite mencionartodos los elementos que procuran la localizacin del artculo,de su autor, de su paginacin, etc... Son stos los elementosbibliogrficos simples e indispensables. Se pueden aadir aesos datos afijos que informen sobre la lengua original delartculo, sobre la direccin general de su inspiracin, sobresu nivel intelectual (de especialista, medio o de vulgariza-cin), sobre su desarrollo interno, sobre las personas que citao las obras que menciona.

Un estadio de cotejo interno es, filosficamente, msinteresante, pero ms delicado de establecer. La apelacina una quincena de palabras-clave por artculo es til, perodbil en contenido verdico. Ms bien que a palabras-clave,hemos propuesto la apelacin a "inductores intermitentes"que permiten saber que se trata de tal o cual materia, perosolamente en la relacin que los trminos citados tienen entres. En efecto, tan imposible es fijar el lenguaje filosfico atravs de los artculos de autores diferentes, como en el inte-rior de un artculo del mismo filsofo. En un artculo cient-

5 Bajo la direccin de R. H. Lineback, Bowling Green University,Ohio.

6 A. Robinet Propositions concretes pour la signaltique enphilosophie, Coloquio de Gif-sur-Yvette, de abril, 1969, Documenta-tion et discipline philosophique, Ediciones de CNRS, 15 quai A.France, Pars -7e, 1969, pp. 230-245. Este fue el primer encuentrode filsofos e informticos en Francia. Esta reunin fue suscitada porla Comisin "Philosophie" de CNRS (Presidente: M. Canguilhem) yorganizada por el Centre de Documentation, Sciences Humaines (Di-rector: Mme. Cadoux).

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fico, el agua es siempre HaO. En un artculo filosfico, delgnero de los que habamos examinado como test, '1 harafalta una treintena de definiciones diferentes para precisar elempleo de trminos como "violencia" o como "conciencia".Por lo dems se sabe que Lalande ha subdividido los sentidosmencionando cinco o seis para cada trmino; se" sabe queLittr destaca hasta veinte o treinta empleos semnticos dife-rentes para una misma palabra. Tales observaciones confir-man el carcter alusivo del lenguaje natural que usa el fil-sofo. Slo el contexto da sentido a un concepto, y es elcontexto, en consecuencia, lo que interesa sealar del modoms til posible y con la mayor veracidad. Ya es muy venta-joso poder evocar y recoger, sobre conjuntos de veinte otreinta aos de revistas filosficas, referencias y concordan-cias que faciliten las tareas de escrutinio y de consulta.

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Como arma crtica, la informtica aplicada nos ofrece susprimeros resultados. En principio, estos resultados son pa-recidos a los que se obtienen en documentacin; pero puedencomplicarse, cuando se les aplica al estudio de las obras com-pletas de filsofos. En esta direccin, la informtica aplicadase convierte en una verdadera ciencia auxiliar de "la historiade la filosofa.

El primer resultado que ha sido objeto de publicacin enartculo es el que Gottfried Martin ha obtenido sobre losGesammte Schriften de Kant. Se nos han suministrado aslndices clsicos que remiten a toda la terminologa kantiana,desde los artculos-hasta las palabras ms especializadas dellenguaje filosfico.Hemos discutido igualmente con este autorsobre el umbral-lmite de las investigaciones,y tras mltiplesconversaciones en el seno de la sub-comisin de la Comisi6nde filosofa del CNRS, que se ocupa de las aplicaciones dela informtica a nuestra disciplina, hemos convenido en esta-blecer que el umbral ms til y ms pertinente es la carencia

'1 Se trataba de la revista Les Etudes Philosophiques, nmerosobre Philosophie el violence, 1, enero, 1968.

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de umbral. Es decir que lo ms deseable es un examen nte-gro de las obras; pues, una vez obtenida la masa de trabajo,es ms conveniente un anlisis exhaustivo, que no compliqueel problema para el ordenador y que pueda ser til no sola-mente al filsofo, sino tambin allingilista, al sabio, etc...

El A llgemeiner Kantindex zu Kant gesammte Schriften(editor Walter de Gruyter, Berlin) comporta ya un Wortindexen dos volmenes (1967), en el cual se encuentra clasificadoalfabticamente y por frecuencia todo el vocabulario kantiano.Un Personnenindex acaba de ver la luz (1969). Van a apa-recer los lndices que comportan las referencias precisas detodas las palabras empleadas por Kant y facilitan el alcancede los trminos buscados en una obra inmensa.

Igualmente, los filsofos tienen mucho que aprender enlos trabajos, ahora publicados, que el Centro de Liege hadedicado a Sneca. 8 Los ndices comportan las referencias alos trminos que usa Sneca, la recapitulacin estadstica delas frecuencias de empleo de estos trminos, sus frecuenciasrelativas en cada obra, etc... Adems ah se ha superadototalmente el problema que marcaba los comienzos de lainformtica aplicada a la literatura: ndices o concordancias. 9Se establecen lndices. Segn las necesidades, las concordan-cias pueden ser solicitadas fcilmente, como lo ha probadoE. Evrard en varios artculos. Los trminos metafsicos abun-dan en estas tablas: fortuna, natura, cogito, etc... Es fcildestacar las asociaciones binarias como lex naturae a fin dediscutir el tema con precisin.

El proyecto de indexacin de las (Euvres completes deMalebranche, del que hablamos con detalle en otro lugar,

8 El Laboratorio de anlisis estadsticos de lenguas antiguas(LASLA) est dirigido por M. L. Delatte con la colaboracin deM. E. Evrard. Este Centro publica la revista titulada Revue interna-tionale pour l'tude des langues anciennes (110 boulevard de la Sau-viniere, Liege) y la serie de los ndices de las diferentes obras deSneca.

1) Se ha seguido una polmica sobre este tema entre Delatte yGrimas. Cf. P. Tombeur, lndex ou concordance, Revue internationalepour l'tude des langues anciennes, 1967, 2, pp. L; 15-34; L. Delatte,Techniques du Laboratoire d'analyse..., Revue des Etudes latines,45, 1967, pp. 457-484.

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nos conducir a construir tablas de este gnero. Se trata declasificar 2.100.000 palabras y establecer tablas de frecuenciay tablas conceptuales.

Las tablas de frecuencia son extremadamente tiles paradescubrir el movimiento diacrnico de las estructuras de unaobra. Los trminos preferentes que un autor emplea en len-guaje espontneo y cuya significacin a menudo es vaca,cobran un valor cuando se trata de saber en qu orden cro-nolgico se han sucedido obras no fechadas. Puede apelarsea las concordancias para ayudar a zanjar estos problemas. Esen este sentido en el que trabajan el P. Busa sobre SantoToms de Aquino, L. Roberts sobre Lucrecio, E. Iasanassobre los Essais de Montaigne y F. L. Battels sabre Calvino.

Las atribuciones de autores pueden ser resueltas graciasa la sealizacin de las asociaciones caractersticas del len-guaje de cada uno. Los datos publicados por A. Q. Mortonpermiten decir que la Sptima Carta no es de Platn, comotampoco textos interpolados de otras obras; y prosigue lainvestigacin para saber si estos textos son conciliables conlos resultados obtenidos sobre la escritura de Espeusipo. Lastentativas de R. L. Fautschi para descubrir los escritos deDiderot en la Encyclopdie permitirn resolver un problemacon el que tropiezan los especialistas. Lo mismo sucede conlos resultados ya conocidos de los trabajos de A. Mckinnonsobre las frecuencias que diferencian los escritos de Kierke-gaard de las publicaciones de los Pseudo-Kierkegaard.

El potentsimo apoyo que el ordenadar puede aportar alestablecimiento de las genealogas de manuscritos o de im-presos ha sido subrayado por Dom Froger en su obra sobreLa Critique des textes et son automatisation, Dunod, Pars,1967. La lectura automtica permitir pronto someter losdiversos manuscritos de un mismo texto a los lectores pticosque establecern la variantes de los textos. El tratamiento deestas variantes permitir automatizar el establecimiento de lasstemmas y las lneas genealgicas de los textos. Igualmentese sigue de este gnero de consultas que se pueden establecer,con ms facilidad de la que tenamos procediendo "manual-mente", las diferentes q>de una obra, entendiendo por ello

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sus etapas significativas donde la diacrona debe intervenirpara explicar los deslizamientos estructurales.

El historiador de la filosofa encuentra otro uso muy im-portante, al manejar tan grandes cantidades de trminos: setrata de la clasificacin de las citas hechas por un autor ensus obras. Un trabajo en curso de publicacin acaba de rea-lizarse en el Centro de estudios medievales de Lovaina(P. Tombeur) sobre las Autoritates aristotelis (JacquelineHamesse, que va a aparecer en Olms). Las 4.000 citas deAristteles sobre las que descansa toda la filosofa medievalsern tambin catalogadas, referidas con precisin al texto_original y abordables en todos sentidos para las consultasfuturas. El grupo de Grenoble (M. Sol, A. M. Bianchi) haemprendido una tarea del mismo gnero sobre el Dictionnairehistorique el critique de Bayle cuyas 55.000 citas van a serestudiadas y clasificadas, y podrn ser cmodamente locali-zables. Merced a ello se conocern las fuentes documentales

de Bayle, la biblioteca del erudito del siglo XVII,y finalmenteser posible orientarse a travs de estos artculos inintitula-bles que hablan de Leibniz en Rorarius y de Malebrancheen Chrysippe.

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El problema que nos planteamos en este momento es eldel perfeccionamiento analtico de la indexacin. Pues, en esepunto, nos enfrentamos a una cuestin de carcter ms filo-sfico. Se puede pasar automticamente de la indexacinnominal a la indexacin conceptual? Por ejemplo, el Kant-bidex nos proporciona 3.580 referencias para la palabraVernunft y 955 para la palabra Verstand. Por descontado seda que el ordenador no puede ms que totalizar los trminosde la misma forma sin discriminar los sub-empleos del sen-tido. Ahora bien, Kant no utiliza ciertamente una termino-loga estable cuando recurre a estos dos trminos, tantoseparadamente como cuando los compara para definirlos me-jor. Quedara, pues, por realizar "manualmente" un trabajo,que consistira en sub-dividir los conjuntos de referencias almismo trmino. Es fcil llevar a cabo ahora trabajos como

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ste, puesto que cabe apelar a las concordancias que, paratrminos tan ricos y tan frecuentemente empleados, exigensin embargo una consulta de gran parte de la obra. Sin em-bargo, las co-ocurrencias del grupo de Saint-Cloud o elmtodo de las asociaciones del Tesoro de la lengua francesade Nancy permiten establecer las referencias que presentanlos trminos segn estn unidos o no a otros trminos en uncampo, que se puede determinar a voluntad. Si por ejemplo,pedimos los textos en los que se ha empleado Vernunft conGeist en cinco lneas de distancia, se los obtendr al minuto.La solucin de estos conjuntos de trminos, que dan su sen-tido al concepto, se debe buscar orientndola hacia la defini-cin de "constelaciones verbales". El concepto no se reducea la palabra, al menos en lenguaje natural. No se define msque por el contexto. El sentido filosfico viene dado porondulaciones cortas que dependen del lenguaje empleado enla proposicin portadora del trmino y por ondulaciones Jar-gas que dependen del contexto del captulo o del libro consi-derado. Slo presentaciones en niveles y en redes pueden darimagen de estas constelaciones y suministrar, al mismo tiem-po que referencias precisas, una caracterstica suficientementeclara para descubrir los sentidos con precisin.

As, nos parece hoy que el Wortindex corresponde a unestadio necesario del trabajo sobre textos filosficos; necesariopero insuficiente. Se pueden obtener ya resultados mejores,filosficamente hablando, con asociaciones de breve amplitud,+ - 1, trtese de palabras, de lneas o de pginas. Losresultados verdaderamente filosficos se obtendrn cuando sedominen las consultas verbales de significacin conceptualque den cuenta a la vez de la amplitud mnima y de la am-plitud mxima del contexto. 10

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10 El P. Gauvin se orienta hacia un estudio de este tipo a pro-psito de la lgica implcita de la Fenomenologa de la percepcin deHegel. Cf. Note sur les proprietes linguistiques du discours philoso-phique, A rchives de philosophie, 1965: "Entfremdung" et "Entiius-serung" dans la Phnomnologie de l'Esprit, Archives de philosophie,1967.

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El resultado ms espectacular registrado hasta hoy, y cu-yas lneas generales han sido publicadas, es el que JohnMorris ha obtenido tratando los textos de Descartes, Discoursde la mthode y Meditations. 11 La interrogacin de los ndi-ces constituidos con la ayuda de un ordenador CDC 3600 hapermitido a este autor poner en evidencia, por este procedi-miento artificial, cuatro problemas clsicos en la crtica car-tesiana: el problema del "crculo", el de la distincin entrevoluntad y libre albedro, el de la definicin de las verdadeseternas y de las nociones comunes, y el de la diferencia entre"concebir" y "conocer". Las referencias permiten precisar,mediante esta ayuda del ordenador, problemticas sobre lasque varias generaciones de historiadores se han esforzado ensuscitar soluciones siempres puestas en cuestin. Nos halla-mos ante una dialctica extremadamente consecuente entrela cultura tradicionalmente adquirida del historiador y lacultura artificialmente introducida por el informtico.

El recurso al Qrdenadoren crtica histrica conduce a laproblemtica misma. Las investigaciones de John Morris per-miten confirmar experimentalmente tres puntos interesantes:el "crculo" es un falso problema, pues jams plantea Des-cartes el problema de la validez de la razn en el sentidocrtico kantiano. No hay diferencia alguna entre voluntad ylibre albedro en el uso que Descartes hace de estas dosnociones, que entran en campos arquitectnica y estructural-mente similares, y que son intercambiables. Hay por el con-trario una diferencia constante y precisa entre verdad eternay nocin comn y las dos nociones no son absolutamenteintercambiables. En fin, la distincin revelada entre "conce-bir" y "conocer" no haba sido observada y es una aportacinnueva que resulta de la comparacin de las frecuencias deempleo de los dos trminos, que suplantan al trmino de in-tuicin, desaparecido del lenguaje maduro de Descartes.

El ordenador juega en este caso el papel de recurso ex-perimental por el que las experiencias proseguidas sobre los

11 Mencionamos la bibliografa de John Morris en Descartes arordinateur, en Les Etudes philosophiques, 1970.

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textos prueban o invalidan los resultados ya obtenidos en lashiptesis interpretativas de la crtica clsica. Por supuestoque para obras que han sido poco o nada examinadas podre-mos constituir con ms facilidad, a partir de estos mismosresultados obtenidos por la informtica aplicada, los trabajosinterpretativos y crticos, que derivarn de alguna manera deesta prioridad de la experiencia, haciendo que las conclusio-nes extradas sean menos hipotticas.

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Estas tareas de descomposicin analtica de un discursofilosfico pueden, en rigor, recibir la jocosa aprobacin delfilsofo adepto del "yo pienso". Le parecen pasatiempos parahistoriadores en vena de exactitud, que se alejan as del abis-mo que separa la verificacin cientfica de la exposicin delas obras filosficas inscritas en la historia. Sin embargo, elempleo de estos mtodos en la invencin retrospectiva merecealgo ms que un sonriente escepticismo, aunque no fuese msque por los resultados ya obtenidos.

La irona ms deprimente se dirige, en cambio, a quienhabla de comprometerse en la va de la invencin prospec-tiva, es decir, en la reconstruccin sinttica o en la constitu-cin sinttica de los sistemas filosficos.

En esta direccin cabe proyectar dos tentativas. De unaparte es lcito proseguir el anlisis de las estructuras finas deuna obra considerada y restituir as automticamente las pro-posiciones iniciales de la misma. Se puede incluso, a partirde los giros fundamentales en los que reposa un escrito filo-sfico, a partir de los axiomas lgicos sobre los que se cons-truy implcita o explcitamente, reconstituir sistemas cerca-nos, como ocurre en las "escuelas" filosficas donde losdiscpulos encuentran su originalidad intercambiando algunasde las tesis del maestro, o bien suprimiendo algunos de susprincipios y reemplazndolos por otros. Se dir a este res-pecto que lo que el anlisis puede deshacer, un contra-anli-sis, que no es una verdadera sntesis, puede rehacerIo, dadoque ahora el ordenador es apto para las tareas de traduccinautomtica, es decir, para el enunciado de un lenguaje cuyas

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claves son primero registradas y cuyas piezas de sujecin sonbien ajustadas.

Es posible una verdadera sntesis, es decir, una inven-cin en el sentido propio, con la ayuda del ordenador? Larespuesta supone haber definido lo que se entiende por "es-tilo" filosfico. Comporta, en efecto, un compromiso delfilsofo hacia sistemas "abstractos", como se habla de pin-tura "abstracta". La filosofa pasa ya por "abstracta", peroen el campo del lenguaje natural, que utiliza clsicamente.Ahora bien, debe atenerse la filosofa al lenguajenaturalopuede intentar expresarse en lenguaje artificial, es decir, entrminos deliberadamente no-figurativos por relacin al mo-delo de expresin del lenguaje habitual en el que se exponenlos sistemas? Debera entonces distinguirse entre filosofas"concretas", que no seran ya las filosofas "de lo concreto"en el sentido tradicional, sino que comprenderan tambin,al igual que las filosofas de lo concreto, todas las filosofasordinarias de lo abstracto, o filosofas racionales, Pues lasfilosofas tradicionales recurren para expresarse al lenguajenatural y ni Descartes ni Spinoza pensaron por un instantesentar su mtodo geomtrico sobre una caracterstica simb-lica que reclamase una lengua artificial. Leibniz es el nicoque, con todos aquellos en quienes se inspira y que fueronms lingistas que cartesianos, se propuso deliberadamentecambiar el lenguaje natural en lenguaje artificial o, propia-mente, en filosofa de estilo abstracto. Esta revolucin en eldiscurso filosfico supone un cudruple dominio en el labe-rinto de los lenguajes utilizados. El lenguaje natural, del queparte y en el que termina la filosofa clsica podra no ser yael lenguaje de llegada de la filosofa automtica, el que per-mitira decir "calculemos las razones de nuestros conocimien-

tos y las probabilidades de nuestras acciones". Para obtenerel dominio de las composiciones verbales y proposicionaleses absolutamente indispensable un lenguaje sintctico en elque se expresen las "entradas" y en el que se restituyan las"salidas". Como complemento debe venir el lenguaje lgico,especialmente en lo que respecta a la formalizacin de lasproposiciones naturales, para poner a punto las implicaciones

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que esta combinatoria persigue. Finalmente, el lenguaje-m-quina que se utiliza para las operaciones propiamente infor-mticas tiende a refinarse, al objeto de poderse adecuar aldetalle del lenguaje natural; y no hay mes en que no surjaun nuevo lenguaje-mquina ms adaptable que los preceden-tes a las materias literarias y filosficas.

Leibniz estimaba que esta lengua de salida poda sercomprendida fcilmente y que comprenderla era aprender.Fabricando su simblica, la filosofa engendra el conjunto delcampo de sus operaciones. Se dir que no se preocupa ape-nas de lo "real", ni del "cogito". Pero quin pretende que10 real es otra cosa que lo que el pensamiento le ha hechollegar a ser?

V ersin castellana de ALICIA CARRI6N