bon i atillo
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Todavía hoy, 20 años después, algunas de mis amigas recuerdan aquella golosina, hecha con boniato, leche
condensada, canela y una pizca de sal. Porque así es la receta de mi madre. Es decir, en vez de usar azúcar,
como hace todo el mundo, ella emplea esta leche concentrada. Obviamente, el dulce le queda más cremoso y
más rico que a nadie. Y si no me crees, prueba a hacerlo de ese modo.
Claro, en tiempos en que no había leche condensada, a ella no le quedaba más opción que prepararlo de la
manera tradicional y, aunque el resultado no era el mismo, debo admitir que también le quedaba sabroso. Sólo
que en ese caso, servía el dulce sobre papel de cartucho medio mojado y por cucharadas.
La idea era obtener varios boniatillos, a los que les espolvoreaba azúcar y canela. Lo que seguía era dejarlos
enfriar durante varias horas para que quedaran duros por fuera y blandos por dentro. ¡Deliciosos!
Los otros tres tipos de este dulce que ella prepara son:
Boniatillo con coco: Se hace con coco rallado y la leche de esta fruta.
Borracho: Lleva vino dulce y ron.
A la chispa: Incluye uvas pasas y mantequilla.
No tengo que decirte que cada una de estas variantes tiene lo suyo. De modo que si deseas mostrar tu
creatividad, puedes lucirte con cualquiera de estas alternativas.
Yo, aunque suene repetitiva, me quedo con la más cremosa. No sé si es por su increíble exquisitez, por los
recuerdos que me provoca, o por ambas razones. El caso es que la antepongo por encima de cualquier otra. Y
tú, ¿conoces otra receta? Si la compartes, prometo prepararla pronto.