Los salones de contratación de las bolsas están provistos hoy día de muchas ayudas informáticas. Las pizarras y los monitores electrónicos sustituyen en la mayoría de los casos a aquellos publicadores que apuntaban con una tiza los últimos cambios registrados.

Tampoco los despachos de los agentes de bolsa se parecen a los de la ultima generación: los procesos mecanizados ha sustituido gran parte de trabajo administrativo.

Sin embargo, a pesar de tales avances. El instante en que concurren comprador y vendedor para la formación del precio exige el protagonismo de un elemento humano: el agente, que gracias a su profesionalidad y sus cualidades puede “oler” qué es lo que ocurre a su alrededor, si el ambiente va a ser comprador o vendedor, en una palabra, cual va a ser el comportamiento del mercado.