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Julio, 2013. Bilbao Núm. 22 D.L.: 1278-07 · ISSN: 1886-5437 de la Sociedad Filarmónica de Bilbao El oletín b

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Page 1: Boleti?n Filarmo?nica 22 Maquetación 1 · leer una partitura ni conocer de an - te mano la biografía del compositor pa ra poder disfrutar ella. Cualquier per sona, por muy inculta

Julio, 2013. Bilbao Núm. 22D.L.: 1278-07 · ISSN: 1886-5437

de la Sociedad Filarmónica de Bilbao

El oletínb

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EN PORTADA:

Oskar SCHLEMMER: Hoja del cartapacio Juego con cabezas, 1923

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Sociedad Filarmónica de Bilbao

presentación

LLEGAMOS YA AL VIGÉSIMO SEGUNDO NÚMERO de nuestro Boletín de caraal verano. Dejamos atrás una temporada que queremos y esperamos hayasido para todos nuestros socios muy satisfactoria.

La nueva temporada de conciertos de la que aquí vamos a hacer detalla-da mención deseamos que también sea de su agrado y ofrezca toda la va -rie dad y calidad de las propuestas que aquí presentamos.

Se abren estas páginas con un escrito sobre la música y su contexto tanto elhistórico como el personal. Cuanto más profundicemos en ambos as pec tosmás enriquecedora será la escucha y su disfrute, como afirma el au tor.

Esta vez la semblanza histórica es más extensa de lo habitual y creemosque está plenamente justificado. Se trata nada más y nada menos que deun violinista genial: Jascha Heifetz cuyos logros musicales y capacidad vir-tuosística contrastan con su personalidad, un tanto misteriosa.

Con motivo de la integral de los Cuartetos de cuerda de Shostakovich,que podremos escuchar a cargo del Cuarteto Jerusalem durante esta tem-porada y la próxima, hemos elaborado un artículo explicando algunospormenores de este ciclo, cumbre de la literatura cuartetística.

Por último, cono hacemos todos los años, presentamos una detallada rela-ción de los conciertos que escucharemos la próxima temporada. En estaocasión la exposición se realiza en forma de entrevista.

Esperamos que después de unas merecidas vacaciones vuelvan a la So cie -dad Filarmónica con ilusión y renovadas energías para disfrutar al máxi-mo de nuestros conciertos.

Asís de AznarPresidente de la Sociedad Filarmónica de Bilbao

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LA MÚSICA encierra tal fuerza ensí misma que no hace falta saber

leer una partitura ni conocer de an -te mano la biografía del compositorpa ra poder disfrutar ella. Cualquierper sona, por muy inculta que sea, sees tremecerá escuchando en directouna obertura de Wagner o un noc-turno de Chopin. De lo contrario elpro blema no radicaría en su incultu-ra sino en su escasa sensibilidad.

Pero la música, al igual que las de -más artes, no vive de espaldas al res -to del mundo, no es un comparti -men to estanco en la historia. La mú -si ca es un instrumento a través delcual el artista muestra, por ejemplo,lo que está aconteciendo a su alre-dedor o simplemente lo que sucedeen su interior. Y aquí es donde en -con tramos las claves que nos ayuda-rán, no sólo a comprender mejor laobra, sino a disfrutar mucho más deella. Hablamos, por supuesto, delcon texto que rodea a la música.

Son dos, principalmente, los contex-tos que determinan a un artista: elcon texto histórico y el contexto per -sonal. El primero responde al marcohistórico-social en el que vi ve elcom positor. Nada tiene que ver laViena del siglo XVIII con la Ru siade Stalin. Por ello, debemos intentarasimilar el ambiente en el que vivie-ron. Por ejemplo, Mozart y Shos ta -kó vich: la música del primero des -prende sobre todo armonía y equi li -brio, la del segundo, en cambio, es

LA MÚSICA Y SU CONTEXTO

an gustiosa y grotesca. Ambas re flejoim pecable de su entorno. So bre estospe riodos se han escrito cen tenares deli bros que nos ayudarán a sumergir-nos en aquel ambiente, y nos daránlas claves para entender mejor el por-qué de su discurso musical.

El segundo contexto al que nos re fe -ríamos, el personal, es absolutamentedeterminante. Los compositores sonhu manos y en tanto que ar tistas, es -pe cialmente sensibles. “Lo que estáen mi corazón debe salir a la superfi-cie, y por lo tanto tengo que escribir-lo” dijo Beethoven. Si es cuchamossus primeras sonatas des cubriremos aun joven alegre, fuerte y lleno de vi -da. Sin embargo las tres últimas tie-nen un tono mu cho más grave y cre-puscular. En otras intuimos euforia,re flexión, frus tración... Si leemos unabiografía del compositor compren-deremos mucho mejor qué senti-mientos se esconden realmente de -trás de cada sonata, qué fue lo quepro vocó aque llos estados de ánimo, ypor consiguiente nuestra experienciaal escucharlas de nuevo será muchomás enriquecedora.

Quizá el contexto personal delcom positor tiene especial trascen-dencia en la música del siglo XIX, esde cir, en el romanticismo, periododu rante el cual los compositores nonos cuentan tanto lo que está ocu-rriendo a su alrededor sino lo quesu cede en su interior. Sus angustias,melancolías y tristezas son determi-

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nantes a la hora de lanzarse a escri-bir sobre una partitura. Es por elloque vibraremos mucho más con lamú sica del atormentado Schumancuando leamos acerca de sus horri-bles trastornos bipolares, del mismomodo que si sabemos de dónde pro-venía la angustia vital que sufríaChai kovsky posiblemente hasta llo-remos la próxima vez que escuche-mos su sinfonía “Patética”, estrenadauna semana antes de su muerte.

Además de las lecturas adecuadaspa ra entender todos estos aspectos,hay muchas otras maneras que nosayudarán a contextualizar mejor lamú sica, a ver que más allá de uname lodía existe todo un universo ar -tís tico. Busquemos por ejemplo lare lación entre la música y otras artesde la misma época. Prueben, a leer

“Car ta de una desconocida”, de Ste -fan Zweig, mientras escuchan la se -gun da sinfonía de Rachmaninov.Por un momento pensarán que lamú sica fue creada como banda so -no ra del relato. Simplemente ambosar tistas fueron coetáneos y lo queuno expresó con notas, el otro loplas mó con palabras. Lo mismo pasacon Debussy y Baudelaire, conSchoen berg y Kandinsky o conHin demith y la Bauhaus.

Para sentir una obra musical, comode cíamos, no es necesario ningúnco nocimiento previo, pero cuantomás indaguemos sobre todos los as -pec tos que la rodean, más enriquece-dora será nuestra escucha y, por su -puesto, el disfrute será infinitamentemayor, que es de lo que se trata.

B.E.

Cuarteto Rebner de Francfort, uno de los Cuartetos en el que tocó la viola Paul Hindemith. Fotografía dedicada por el Cuarteto en 1921 tras su actuación en la Filarmónica.

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UNA CONVERSACIÓN casual conuna buena amiga, gran amante

de la música, me descubrió que la fi -gu ra de Jascha Heifetz y su geniomu sical no eran, para las generacio-nes más jóvenes, valores tan conoci-dos como yo daba por supuesto. Pen -sé que la causa de esa falta de conoci -miento podía radicar en los mu chosaños que habían transcurrido des desu desaparición, sumados a los que yafaltaba de los escenarios. Esto me diola idea de escribir una pe que ña sem-blanza del genial violinista, sin serconsciente de la difícil tarea que meesperaba. Porque cronistas y biógra-fos sólo están de acuer do en queHeifetz, además de un violinista ge -nial, quizás el más perfecto que ha yaexis tido, fue una persona enigmática.Más de uno, sin embargo, piensa quesim plemente fue una persona bas tan -te desagradable.

Para millones de sus admiradores, loslo gros musicales de Jascha Heifetz,tan to espirituales como técnicos, eranin superables y nunca fueron so bre pa -sa dos. Para sus detractores, aun queobligados a admitir su enorme talen-to y su tremenda brillantez técnica,era un artista frío y distante. Y susem blante serio, acompañado de una

mirada generalmente adusta, apoya-ban esta última opinión. Pa re ce serque cuando, con tres años, co men zóa estudiar con su padre, Reu ven Hei -fetz, –concertmaster (primer violín) dela Orquesta Sinfónica de Vilna– ésteno se cansaba de re cal car que era unaenorme pobreza teatral para un artis-ta dejar que su cara expresara sus sen-timientos, “só lo el violín debe trans-mitir sus emociones”. Y este con sejo,repetido una y otra vez du ran te suni ñez, fue asimilado por Jas cha quizásen exceso, siendo la causa apa rente deque mu chos críticos, a lo largo de losaños, lo juzgaran un in tér prete frío ysin sentimientos. Pro bablemente larealidad fue mucho más compleja,co mo la personalidad del joven ar tis -ta, difícil de definir con dos palabras.Pe ro de algo no cabe duda: lo quepo día expresar con su violín ra ya baen lo sublime.

Su desgana o reticencia para hablarde sí mismo era notoria, y en las es -ca sas entrevistas que concedía, per-sistía en evitar alusiones a su vidapri vada. Desde su niñez le gustabaapa recer rodeado de un cierto mis-terio, incluso dentro de su familia,con sus propias hermanas, ocultán-doles cosas sin importancia. En

En busca deJASCHA HEIFETZ

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«Violin playing will never be the same».Artur WESCHLER-VERED

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1939, cuando el periodista DeemsTay lor fue encargado de escribir unartículo sobre el gran violinista, suses fuerzos por acercarse al artista nodieron grandes resultados. “Me gus-taría que fuese breve” –casi le espe-tó Heifetz– “basta decir: nacido enRu sia, primera lección a los tresaños, debut a los siete, debut enAmé rica en 1917. Eso es todo, real-mente, un par de líneas”.

Y podemos aceptar que esas pocaspa labras, aunque dicen muy poco,sin tetizan, de alguna manera, los pri-meros diecisiete años de su vida. Ha -bía nacido, en efecto, en 1901 en Vil -na, la antigua capital de Lituania. Iró -

nicamente, el Gran Ducado de Li tua -nia, que en un tiempo se ex ten diódes de el Báltico hasta el Mar Ne gro,había dejado de existir y parte de sustierras formaban entonces la parteoccidental del Imperio Ruso.

Vilna, con un alto porcentaje de po -bla ción judía, era, al comenzar el si -glo XX, una ciudad rica en culturamu sical, y en ella comenzó la for -ma ción artística del niño prodigioque fue Jascha, primero con su pa -dre, que le había regalado un violín-mi niatura en su tercer cumpleaños.Enseguida demostró sus asombrosasca pacidades con el instrumento ysó lo dos años más tarde pa só a estu-

Retrato de Heifezt. ca. 1913

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diar con un buen maestro, Iliya Da -vi dovitch Malkin, notable vio linistay viejo amigo de Reuven Heifetz.Apar te de los ejercicios que debíaprac ticar regularmente en sus clases,la primera obra importante que Jas -cha estudió bajo la tutela de Malkinfue el Concierto de Men delssohnque el pequeño niño prodigio do -mi nó con rapidez, y Malkin decidiópre sentar al jovencísimo Jas cha en lacercana ciudad de Kovno cuan dosó lo contaba seis años. La sala estabato talmente llena y el éxi to, clamoro-so, tuvo un gran impacto en su fa mi -lia y su entorno. La forma en la queesos pequeños dedos superaban lasdificultades del Concierto, especial-mente los espinosos pasajes del últi-mo movimiento, dejó hechizado alauditorio que aplaudía con en tu sias -

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mo. Pronto se hizo evidente, tan topa ra Reuven Heifetz como para Ili -ya Malkin, que era necesario dar elgran salto a San Petersburgo, y poderin gresar en la prestigiosa Aca demiade las Artes. La decisión era difícilpa ra una familia judía. En aque llosaños los judíos de Vilna –y de otrasmu chas ciudades rusas– de bían pedirautorización oficial para ha cer cual-quier traslado. Pero se ven cieron lasdificultades, y, por me dio de Malkin,Heifetz llegó a conocer y a estudiarcon el afamado profesor LeopoldAuer, el extraordinario violinistahún garo, que fue quien verdadera-mente modeló las cualidades artísti-cas y la inimitable sonoridad por lasque Heifetz fue famoso. Éste siempreguardó un afecto especial por su ve -ne rable y venerado maestro.

Heifezt con su profesor Leopold Auer

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Se ha escrito que, en el último ter-cio del siglo XIX, la belleza combi-nada de todas las ciudades europeassólo alcanzaba a igualar la grandezade San Petersburgo, la ciudad quePe dro el Grande soñó y construyóso bre las imposibles marismas que seex tendían entre los ríos Neva y Volk -hov. Con una asombrosa plétora degrandiosos edificios de notable be lle -za arquitectónica, la capital era lapuer ta occidental del Imperio con elEste de Europa, y se convirtió en elcen tro cultural de toda Rusia. SanPe tersburgo, surcado por numerososcanales, fue a lo largo de los años laresidencia de notables personajes delas artes, músicos, escritores y actores,que añadían esplendor a su gloria.

Uno de sus edificios más atractivos,por sus líneas arquitectónicas clásicas

y simples, era la Academia de las Ar -tes, y de ella formaba parte el de par -ta mento de violín, popularmente co -no cido como “el taller”. En 1886, almorir Henrik Wie niaws ky, el cé le breviolinista y compositor po la co, Di rec -tor del Con servatorio, Leo pold Auerfue nombrado como su ce sor. En esaépoca Auer, que ha bía nacido en1845, estaba en la cúspide de su carre-ra como solista en la ciudad y ejercíala enseñanza en “el ta ller”. En tre otrasvirtudes, Auer tenía un especial flairpara re co nocer a los jóvenes talentos.Fue sin duda el más im portante pro-fesor de violín de su época.

“Parte de la grandeza de Auer bro-taba de la interacción de varias cua-lidades: un apasionado (húngaro)tem peramento, un consumado do -mi nio del violín, capacidad de in -

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El violinista en 1917

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tros pección musical, influenciada,for mada y consolidada por grandesintérpretes y un acercamiento peda-gógico altamente desarrollado”1.Otro de sus alumnos, Toscha Seidel,dejó un testimonio significativo:

“Sus cuerdas y el pelo de su arco nodeben oírse, para mí usted no toca elviolín – para mí usted canta con suviolín”. Cantar, esta era la palabracla ve para Auer.

En abril de 1911 Jascha dio un con-cierto en San Petersburgo, con elmis mo éxito que disfrutó poco des-pués en Kiev y Pavlovsk. Siguió otroconcierto al aire libre en Odessa,don de el entusiasmo del público sedesbordó y obligó a la policía a in -ter venir y acompañar al joven artis-ta al hotel.

Su primera aparición oficial fuera deRusia tuvo lugar en Berlín, en sep-tiembre de 1912, con la Orquesta Fi -larmónica de Berlín bajo la batuta dellegendario Arthur Nikisch. Ber lín nofue una elección arbitraria. Auer te -nía excelentes conexiones en la ciu-dad, considerada entonces co mo lacapital musical de Europa. Hei fetzde butó con el Concierto para violínde Tchaikowsky y nuevamente cose-chó un grandioso triunfo.

Pero lo que sucedió después delcon cierto es un incidente que mere-ce ser recordado. El crítico y musi-cólogo Arthur Abell organizó unacena en su casa en honor al jovenviolinista, a la que invitó a todos los

vio linistas notables que se encontra-ban en la ciudad. Terminada la cena,Heifetz se ofreció a tocar el Con -cier to de Mendelssohn, aunque nodis ponía de la partitura de acompa-ñamiento. En ese momento se le -van tó un caballero distinguido por-tando un monóculo y se dirigió aHeifetz: “¿Puedo tener el honor deacompañarle?” El distinguido caba-llero era Fritz Kreisler, casi tan buenpianista como violinista. CuandoHei fetz terminó el Concierto – porsupuesto, Kreisler había tocado laparte de piano de memoria – sepro dujo un gran silencio. EntoncesKreis ler se levantó, mirando a los in -vi tados, entre los que se encontrabannombres tan notables como Bronis -law Huberman, Carl Flesch, JuanMa nen y Jan Kubelik, y dijo: “Bue -no, Señores, ahora ya podemos to -dos romper nuestros violines...”.

aAl comenzar el otoño de 1917 unbu que, en el que viajaba toda la fa mi -lia Heifetz, entraba en la bahía de SanFran cisco, en California. En ese mo -mento, la familia estaba compuestapor Reuven y Annie Heifetz y sustres hijos, Jascha, Pauline y El sa.

Durante los meses anteriores, la si -tuación en Rusia había ido de terio -rándose rápidamente hacia la inevi-table revolución. La escasez de ali -mentos ya se sentía en San Pe ters -burgo y cientos de oponentes políti -cos eran detenidos diariamente porel Partido Rojo. Otros miles aban-donaban el país a toda prisa. Comosiempre, los judíos eran considera-

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1 Artur Weschler-Vered, Jascha Heifetz,1986.

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dos como enemigos y perseguidos.Ru sia era un completo caos y, sinduda en esas circunstancias, en opi-nión de Reuven Heifetz, un paíspo co apropiado para el desarrollo deun artista. Leopold Auer, afortuna-damente, tenía buenas conexionesen el mundo musical fuera del país yob tuvo una atractiva oferta para losHeifetz de una firma de empresariosde Nueva York. La oferta incluía eltras lado de toda la familia a los Es ta -dos Unidos y una promesa de 50con ciertos para Jascha por un to talde 25.000 dólares. Obviamente unaoferta que no podían rechazar.

Descartado el viaje hacia el Oeste acausa de la guerra, los Heifetz cruza-ron Siberia, llegaron a Japón y to -ma ron la ruta del Pacífico hasta SanFrancisco. El nombre de Jascha Hei -fetz había precedido largamente lalle gada del violinista a América, ydías antes de su debut en NuevaYork, los círculos musicales de laciu dad parecían electrizados. La le -yenda de los ilimitados talentos y elvirtuosismo del muchacho estabanen boca de todos. Mischa El man, yaestablecido en América y an tiguodiscípulo de Leopold Auer, sabíabien lo que éste podía ser ca paz dees conder en su manga, y aseguraba atodo el mundo que el jo ven prodi-gio no iba a defraudar.

El debut tuvo lugar en la tarde del27 de Octubre de 1917, en el Car -ne gie Hall, donde se había congre-gado todo el mundo musical de laciudad. “En una performance impeca-ble, mos trando un nivel de musicali-dad nunca conocido en un escena-

rio, Jas cha Heifetz ofreció un con-cierto que marcó un hito en la his-toria mu sical del país”, llegó a escri-bir un crítico. El Evening Mail resu-mió el éxi to clamoroso en una frase:“Es el violinista perfecto”.

Vale la pena recordar una conocidapero divertida anécdota. Cuentan queLeopold Godowsky y Mischa El manestaban sentados uno al lado del otroen el Carnegie Hall, y co men tabanin cidencias del concierto durante elin termedio. De repente El man, mo -vién dose incómodo, se quejó:

“¿No hace aquí un calor terrible?”

Go dowsky le miró, sonriendo, ycon testó “Para pianistas, no”.

Otra anécdota, si es cierta, no es tandivertida. Parece que al día siguien-te Elman llamó por teléfono al hoteldonde se alojaba Heifetz para felici-tarle por su éxito. “Yo siempre tengoéxito”, fue la respuesta casi brusca ydescortés de Jascha. No hubo másconversación.

Lo cierto es que Jascha Heifetz ha -bía conquistado América y habíapro porcionado al mundo musicaluna nueva sonoridad en el instru-mento, un nuevo estilo y un nivel deperfección en el arte del violín nun -ca mostrado por otros artistas.

aNueve años y varias vueltas al mun -do más tarde, en 1926 –el año quenuestra Sociedad tuvo tres presiden-tes– Heifetz llegó a la Fi lar mó ni cade Bilbao, donde ofreció dos me -mo rables recitales los días 5 y 6 delmes de marzo. Estaba en la cumbre

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de su carrera y venía acompañadode su amigo Isidor Achron, notablepianista y compositor nacido en Var -so via, aunque sus padres eran rusosde origen judío. Su transcripción deuna obra de Grieg –“Scher zo Im -promp tu”– figuraba en el pro gramadel segundo concierto.

En la presentación que hacía la So -cie dad Filarmónica en los programasde esos días se decía, entre otras cosas,que Heifetz tenía 25 años y era mi -llo nario, siendo su cotización co moar tista sólo comparable a la de Kreis -

ler y Paderewsky. No sorprende, portanto, que su contratación no fuerafácil. Las discusiones se hacían inter-minables y la correspondencia cruza-da entre la agencia Conciertos Da -niel y la Filarmónica parece una fintade esgrima. Ya en septiembre del añoanterior, una carta de Daniel decíaque “Heifetz no puede esperar másde ocho días su decisión sobre losconciertos en España. Pide para Bil -bao 1.000 dólares por concierto(7.000 pesetas ese año)”. Un mes mástarde, los 1.000 dólares habían bajado

Fotografía de Jascha Heifetz dedicada a la Sociedad Filarmónica con motivo de los conciertos que ofreció en la Sociedad el 5 y 6 de marzo de 1926

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a 700, y escribió Gortázar: “Por fin,después de tantos dimes y di retes he -mos llegado a un acuerdo en el asun-to Heifetz, al que esperamos congran curiosidad”. Desde Madrid es -cri bió Daniel: “De acuerdo con susdeseos, le acabamos de mandar comocarta urgente dos fo to grafías de estear tista. Esperamos lle garán mañana asu poder. Estamos seguros que no lespesará pagar el cachet arriba indicado,pues Heifetz es verdaderamente ex -traor dinario y su triunfo en Madridno tiene precedentes.” Terminaba ro -gando que se reservara en el hotelCarl ton “una ha bitación con un sa -lon cito para re ci bir las visitas, y doshabitaciones más, corrientes, para susecretario y el pianista”. [Las deman-das financieras de Heifetz para sus re -ci tales en Es paña, aunque elevadas,pa recen razonables si consideramoslos fees que pagaba la New York Phi -lar mo nic Society en esos mismosaños: Fritz Kreisler, $2000 (en 1919),S. Rach maninov, $1500 (en 1920),Jascha Heifetz, $2.250 (en 1920)].

Como se esperaba, las dos actuacio-nes tuvieron un enorme éxito, tantopor parte del público –con aplausosde lirantes e interminables– como porparte de los críticos locales que, enge neral, no escatimaron alabanzas nisuperlativos. En aquellos años, y du -rante bastantes décadas posteriores,los periódicos bilbaínos se preocupa-ban de reseñar los acontecimientosmu sicales de la Villa, y en esta ocasiónnada menos que seis dia rios (La Ga -ce ta del Norte, La Tarde, El Pueblo Vas co,El Nervión, El No ti ciero Bilbaino yEuz kadi) enviaron a sus corresponsa-

les a la Sociedad Fi lar mónica2 parain formar a sus lectores.

Es especialmente interesante lo que,ba jo el encabezamiento “Heifetz, enla Filarmónica”, escribió el crítico deLa Tarde que firmaba Florestán. Es teco rresponsal no se quedó en el aplau-so o la simple alabanza, su análisis,bien razonado, fue algo más lejos, de -jan do en el aire algunos in te rro gan tes.“No hay manera de con tem plar conperfecta ecuanimidad a estos hi jospre dilectos de la fa ma. La fascinaciónde su nombre nos predispone a admi-tir como ad mi rable cuanto ha gan, pe -ro como al mismo tiempo nos he moshe cho de ellos una imagen que nosiempre concuerda con la realidad, deestas os cilaciones sale nuestro jui cioun tan to perturbado. El que nos for-mamos anoche de Heifetz fue, ex pre -sado sinteticamente, de perfecta pos-ternación, de completo rendimientoante el violinista, pero menos incon-dicional para el intérprete.

“Como violinista no se sabe cuál desus manos admirar más: si la izquier-da, que va a buscar, infalible, la notaprecisa a las más inaccesibles alturas,sin tanteos ni arrastres, que se muevevertiginosa sobre las cuerdas como sifuera el teclado de un piano, que lasimprime un “vibrato” amplio, perocons ciente, por decirlo así, no ese“vibrato” nervioso que empalaga, si -no el que determina un sonido ca -lien te y penetrante; o la derecha, que

2 Como contraste, el maravilloso recitalque ofreció Julia Fischer en diciembre de2010, con las tres sonatas de Schumann,no existió para la prensa bilbaína.

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posa el arco ceñido, “pesante”, conun vigor inaudito; que pasa de unacuerda a otra en tránsito insensible yproduce todos los golpes in ventadospor la didáctica con una maestría yuna brillantez deslumbradoras. Esto do un curso de alta escuela deviolín el que Heifetz nos da en unade sus audiciones, sin que falte unpunto de técnica por dilucidar niuna dificultad por resolver con unaprestancia soberana y una naturali-dad inconcebible. Es una maravilla,una perfección, un sueño.

“En cambio, tendremos que confe-sar que hasta ahora no hemos vistoen él uno de esos rasgos geniales deinterpretación que hicieron famososa Joachim, a Ysaye, a Sarasate y otrosviolinistas de su marca. Su versiónde la sonata a Kreutzer no rebasó loslí mites de la discreción, y sólo en laChacona le vimos elevarse por mo -mentos a alturas de expresión con -movedora. En esto Heifetz es todo

un problema, No se sabe si su impa-sividad facial llega a sus centros ner-viosos o si todo es en él sobriedadelegante y continencia meditada.

“¡Quién sabe! Quizás no hay aquímás que hastío. Estos nombres quevan, año tras año, paseando por elmundo las mismas obras tienen porfuerza que desgastar su sensibilidaden las aristas del camino. Esta músi-ca de la que tanto abusan acaba porno decirles nada, y la expresión quela imprimen delante del público essólo epidérmica, convencional, unpliegue de hábito. Habría que verlesfrente a obras para las que guardentoda su frescura de impresión y antelas que se aguzara la sensibilidad quellevan dentro adormecida.

“Seguro que oir a Heifetz en estascondiciones sería un placer de losdio ses, pero ya lo es, y bien grande,el oírle con su manido repertorio.Así lo dio a entender anoche el pú -bli co, que se caldeó desde los prime-

Fotografía del violinista con su primera mujer Florence Vidor y sus hijos

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ros momentos y se puso al rojo vivoal final de la velada, otorgando al ar -tis ta el honor supremo de la ovaciónca llejera”.

Las reflexiones de Florestan me pare-cen inteligentes, aunque algo ácidas,y hablar de hastío puede ser exage-rado. No cabe duda de que no todoslos días son iguales, anímicamente,para un artista –tampoco para un serhumano corriente– y la inspiracióncrea tiva sufre los mismos vaivenes encualquier artista. Por esa ra zón, noconsidero adecuado mencionar “sumanido repertorio”. Es toy conven-cido, por propia experiencia, que ar -tis tas como Shura Cherkasky o Ar -tur Rubinstein no se repetían ja más.Naturalmente, la emoción quepuede producir en un melómanoes cuchar por primera vez el Pre lu -dio de Tristan, o Claire de lune, deDe bussy, o el Poème para violín y or -questa, de Chausson, o tantas otrasobras geniales, es única, irrepetible,

pero la belleza de esas obras maestrasno se desgasta, permanece y, segúnsea nuestro estado de ánimo, cuandolas escuchamos algún tiempo mástarde casi podemos sentir de nuevola emoción de aquella primera vez.

a¿Era Heifetz un artista frío, comopien san muchos, incapaz de emocio-narse él mismo con la música perfec-ta que hacía? Yo diría que si escucha-mos sus grabaciones – quizás no todas–con los ojos cerrados, sin contemplarsu “cara de poker”, ine vi ta ble men tenos sentiremos in va didos por la se -duc ción de su arte, por la calidez de susonido, por la be lleza de su fraseo. Y sisu música era y es capaz de transmitiresas emo ciones deberíamos concluirque él era el primero en ex pe ri men -tar las. Alguno de sus antiguos alumnospiensa que Heifetz tenía una facilidadde comunicación con su vio lín queno poseía para co mu ni carse con losse res humanos. En alguna ocasión,

Foto de Heifetz con su segunda mujer Frances Sears Spiegelberg. En ella el violinista aparececon su caja doble en la que guardaba sus dos violines: un Stradivarius y un Guarnerius del Gesu

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uno de sus acompañantes le in sinuó,“Maestro, ¿por qué no son ríe un pocoal público?”, y su re puesta fue: “Ellosvienen a escu char me to car el violín,no a verme sonreir.” (Al pie de unainusual fotografía de Hei fetz sonrien-te, brindando con la atrac tiva esposade Artur Rod zins ki, Her bert R. Axel -rod anotó: “Cuan do Hei fetz sonríe elmundo se ilumina. Una persona afec-tuosa en su ju ven tud, se fue agrian docon el paso de los años”).

Debemos pensar también que en al -gu nos momentos su máscara de hie lose quebraba y dejaba expresar algúnsentimiento, porque en 1928 se casópor primera vez con una bella starletdel cine mudo, Florence Vidor. Flo -ren ce estaba divorciada del célebre di -rector King Vidor con quien se ha bíacasado en 1915. Weschler-Ve red, unode los biógrafos de Hei fetz, ha es crito

que la popular starlet Florence ArtoVidor tenía veintiséis años cuando secasó con Jascha. La verdad es que Flo -ren ce había nacido en Hous ton, Te -xas, en 1895 y era seis años ma yor queJas cha. El matrimonio tu vo dos hi jos,Jo sepha y Robert, pe ro terminó le -galmente en un agrio di vor cio en1945, de facto probablemente ha bíater minado mucho antes, desde el co -mienzo de la Segunda Gue rra. Laatrac ción que ambos ha bían ex pe ri -mentado había sido solamente su per -ficial, y sus ambiciones personales ycaracteres egocéntricos eran de ma sia -do fuertes para poder ser compatibles.

Igualmente agrio fue el final de suse gundo matrimonio con la muyatractiva Frances Sears Spiegelberg.Frances era también divorciada, yte nía treinta y cinco años en 1946cuan do se casó con Jascha Heifetz.

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Trío Rubinstein-Heifetz-Piatigorsky

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“Toda mi relación con la música –confesó Frances en 1950, duranteun viaje a Israel –ya que no sé tocarnin gún instrumento, se resume enmi admiración por el talento genialde mi marido”. Ya tenían entoncesun hijo de dos años, al que habíanbau tizado Joseph, pero ambos le lla-maban Jay. Mas los agradables pri-meros años del matrimonio, con nu -me rosos viajes por el extranjero, noduraron mucho tiempo. Llevar unavida dedicada a la música y a su fa -mi lia era claramente algo imposiblepara Heifetz. Tampoco fue capaz demantener una relación cordial consus hijos, a los que, cuando fueronadultos, sólo recibía en su casa dedos a cuatro de la tarde... si queríanvisitarle. Al final de su vida teníamala conciencia y se arrepentía deha berse casado y haber tenido hijos.

La Segunda Guerra mostró el aspec-to más generoso, valeroso y patrióti-co de Heifetz. Sin la menor preocu-pación por el peligro cierto que co -rría, viajó con su violín a los dife-rentes frentes para tocar y animar alas tropas con su música. En un do -cu mental filmado, emocionante,apa rece tocando el “Ave María” deSchu bert ante un millar de soldadosen absoluto silencio.

En 1937 Heifetz había adquiridouna gran casa en una de las colinasde Beverly Hills, así como una pe -que ña casa de verano sobre la playade Malibu. En Beverly Hills recibíaa veces a sus alumnos, aunque su re -la ción con estos era también des-concertante, para ellos. Un día esta-ba de buen humor y organizaba

bro mas y partidas de ping-pong, jue go que le apasionaba. Y algunosalumnos comentaban, sorprendidos,que Mr. Heifetz “no era tan serio einsociable como pensaban”. Perotres días más tarde volvían a quedarsor prendidos porque Mr. Heifetz erade nuevo tan serio y seco como decostumbre. Parecía que trataba delevantar un muro invisible entre él yel resto de la humanidad. Pocas per-sonas podían llamarle Jascha. Una deellas era el gigantesco, simpático yextrovertido violonchelista GregorPiatigorsky. Los “amigos” de máscon fianza se dirigían a él como Mis -ter H. Para el resto de los mortalesera Mr. Heifetz. En una ocasión tu -vo que visitar a un dentista. La en -fer mera lo sentó en la conocida sillade tortura, y cuando entró el doctorle saludó: “Hallo, Jascha, how areyou?” Heifetz le miró ofendido y lesoltó: “Do I know you?”. Se levantóy sa lió de la consulta. ConstanceHo pe, agente de publicidad, llegó aescribir un artículo titulado “Dr. Je -kyll and Mr. Heifetz”.

Herbert Richard Axelrod, un perso-naje que podríamos llamar excéntri-co, especialista y autor de varios li -bros sobre peces tropicales, coleccio-nista de instrumentos musicales, mi -llo nario y violinista amateur, reunióen un voluminoso libro de más de700 páginas titulado Heifetz unamul titud de fotografías del violinistadesde su infancia hasta sus últimosaños. El libro también recoge nume-rosos artículos de diferentes autores,programas, críticas y otros documen-tos, y fue expresamente desautoriza-

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do por Mr. Heifetz. La edición queconozco es de 1990, cuando el ge -nial violinista ya había desaparecido.En este libro, no exento de errores,Axel rod relata un encuentro conArtur Rubinstein en diciembre de1980, en el lobby del Grand HotelDol der, situado en una colina sobreel lago de Zürich. Rubinstein estabacon Annabelle Whitestone y otrosamigos. En palabras de Axelrod,cuan do Rubinstein supo que ésteha bía finalizado la segunda ediciónde Heifetz no pudo contenerse y de -claró: “Conozco a todos los violinis-tas que vale la pena conocer y Hei -fetz es la peor persona que he co -nocido. Es un gran músico, pero ab -so lutamente desagradable como per -sona. Corté mi relación con este ho -rri ble personaje hace más de veinteaños... y no quiero saber nada de él”.Tampoco Heifetz sale muy airosa-mente en el segundo volumen deme morias del pianista polaco, MyMany Years. Parece que los enfrenta-mientos comenzaron hacia 1949cuando The Victor Company reunióal llamado “trio del millón” –Ru -bins tein, Heifetz y Piatigorsky– pararealizar algunas grabaciones. El violi-nista y el pianista no se ponían deacuerdo sobre los tempi y, sobre todo,Heifetz insistía que su nombre debíaencabezar el trio. Rubinstein zanjóla discusión diciendo: “Los tríos seescriben para piano, violín y violon-chelo, y los nombres de los in tér pre -tes deben aparecer en ese orden. SiDios bajara a tocar el violín con nos-otros, el trío seguiría sien do Ru bins -tein, Dios y Piati gors ky”.

Probablemente el extraordinariovio lon chelista ruso Gregor Pia ti gors -ky fue el único amigo entrañable quetuvo Heifetz. Para él era Gris cha, dosaños más joven. Gris cha, un fumadorimpenitente, mencionaba con fre-cuencia el cáncer de pulmón, peroseguía fumando con constancia.Cuan do finalmente Pia ti gorsky mu -rió de cáncer de pulmón en 1976,Jascha se sintió verdaderamente solo.Ha bía dejado de tocar en público, ysu retiro favorito era su pequeña casasobre la playa de Malibu. Allí pasabalas horas, solitario, sentado frente alocéano, especialmente al atardecer.Le gustaba con templar la puesta desol detrás de las olas. Pero cuandodesaparecía el disco rojo en el hori-zonte, él seguía sentado durante mu -cho tiempo, qui zás envuelto en en -sueños y re cuer dos, con la mirada enel océano, donde quiso que al final seesparcieran sus cenizas.

Jascha Heifetz falleció de un tumorcerebral en el Cedars-Sinai MedicalCenter, en Los Angeles, el 10 de di -ciembre de 1987.

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LOS QUINCE CUARTETOS de cuer-da que es cribió Shostakovich, y

que po dre mos escuchar en la Fi lar -mó nica a car go del excelente Cuar -teto Je ru sa lem en cuatro sesiones,que tendrán lu gar el 5 y 6 de no -viem bre de 2013 y el 22 y 23 deenero de 2015, pueden ser vistoscomo una au tobiografía musical delcompositor ruso. Este gran proyectoque el Je rusalem ya ha llevado a

cabo en el Lin coln Center de NuevaYork, tam bién les conducirá a laLaeisz ha lle de Hamburgo y alWigmore hall de Londres despuésde visitar nuestra Sociedad.

Cuando preguntaron a Shosta ko -vich por su intención a la hora decom poner estos cuartetos y cuántospen saba escribir contestó: “¿No sehan dado cuenta de que nunca repi-to una tonalidad? Escribiré 24 cuar-

DMITRI SHOSTAKOVICH:La integral de los cuartetos de cuerda

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Dmitri Shostakovich

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tetos para tener un ciclo completo”.Sin embargo, finalmente sólo com-puso quince el mismo número queSin fonías. Aunque cada cuarteto re -fle ja el momento en la vida delcom positor y en la historia de Eu ro -pa en el que fueron escritos, todosellos comparten la característica deser muy melódicos, líricos y enor -me mente personales. Mediante lauti lización de citas musicales recogi-das de diversas composiciones suyaso de otros compositores, los quincedes criben la realidad social y perso -nal que vivió el compositor ruso.Pa ra ello, Shostakovich utiliza citasde composiciones vocales –todascon ellos con un contenido textualcla ro– y mensajes encriptados quepueden descifrarse a través de losnú meros y las letras asociadas a losnombres de las notas. La idea del ci -clo completo puede verse en el he -cho de que todos los movimientosde los cuartetos 3, 4, 6, 10 y 14 es -tán relacionados entre sí y en que losdos últimos movimientos se tocanse guidos, sin interrupción.

A diferencia de sus Sinfonías, quecon memoran acontecimientos re -vo lucionarios, sus Cuartetos nos ha -blan de sus temores, amores, amista -des (todos ellos están dedicados a al -gún amigo) de su vida más person-al… Pero Shostakovich no se aden-tró en este mundo por casualidad.La condena pública por parte delgo bierno ruso en 1936 de su ópera“Lady Macbeth del distrito deMtsensk” le afectó tanto que no vol -vió a componer una ópera el restode su vida y decidió dirigir sus pasos

ha cia un repertorio más íntimo: elde la música de cámara. Para en ton -ces ya había compuesto sus cincopri meras Sinfonías.

La interpretación que propone elCuar teto Jerusalem no sigue un or -den cronológico. En esta temporadatendremos ocho cuartetos re par ti -dos en dos conciertos. La integral fi -na lizará el curso próximo con lossie te restantes encuadrados en otrasdos sesiones. He aquí una so meradescripción de estos ocho primeroscuartetos por el orden en el que seinterpretarán.

Cuarteto nº 1 en do mayor: “Vi sua -li cé escenas de la infancia, atmósferasalegres y brillantes que suelen aso-ciarse con la primavera”. Shosta ko -vich escribió esta obra para el Cuar -teto Beethoven, un conjunto for ma -do por alumnos del Con ser va torio deMoscú, a los que le unió una es tre charelación personal y pro fesional todasu vida. Enseguida se sintió atraídopor la forma musical y terminó elCuarteto en seis semanas: “Comencéa escribirlo sin ideas o sentimientosespeciales. Pen sa ba que no saldría na -da. Después de todo, el cuarteto esuno de los géneros musicales más di -fí ciles. Escribí la primera página co -mo si fuera un ejercicio de composi-ción en la for ma cuarteto, sin pensaren continuarlo o estrenarlo. De he -cho, a me nu do escribo cosas que nopu blico. Son mis estudios de compo-sición. Pe ro trabajar en un cuartetome cau tivó y lo terminé rápidamen-te. No esperen encontrar una especial

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pro fundidad en él, mi primer cuarte-to con número de opus. Su carácteres alegre, feliz, lírico. Lo definiría pri-maveral”.

Escrito en cuatro movimientos, unaso nata en do mayor, seguida de unmo vimiento lento, de un scherzo yde otra sonata, sigue la forma clási-ca. De gran armonía y equilibriopre senta una serie de contrastes biendefinidos, sin brusquedades, y losme dios expresivos utilizados perte-necen al reino de la música de cá -mara por excelencia.

Cuarteto nº 5 en si bemol mayor:compuesto en tres monumentalesmo vimientos que forman un granarco, está dedicado al Cuarteto Bee -tho ven, que lo estrenó con motivode su 30 aniversario. Los movimien-tos, que desarrollan continuas refer-encias cruzadas entre ellos, se inter-pretan sin interrupción y muestranun claro dominio de la composicióncontrapuntística que Shostakovichde sarrolló al escribir sus 24 Preludiosy Fugas. Tras una bre ve presentaciónpor parte de los violines y el chelo,surge la viola con un motivo decinco notas Do-Re-Mi bemol-Si-Do sostenido que, interpretado conla grafía musical alemana C-D-Es-H, corresponde, en otro orden, a lasiniciales del com positor: D-S (Es)-C-H. La permutación del motivoDSCH también aparece en los sigu-ientes tres cuartetos tomando final-mente el or den correcto en el Oc ta -vo. Este cuar teto está consideradouna obra maestra de la música con -

tem po rá nea dominada por un li ris -mo sereno y los detalles exquisitosde su técnica instrumental. AunqueShos ta ko vich finalizó este Cuartetoen 1952, al igual que hizo con el nº4, no qui so estrenarlo hasta la muertede Sta lin.

El cuarteto nº 6 en sol mayor. Setrata de una de sus obras más perso-nales. En los cuatro años que lo se pa -ran del Cuarteto anterior, Shos ta ko -vich asistió a la muerte de su ma dre,a la de Stalin, a la de Prokofiev y alrepentino fa lle cimiento de su amadaprimera mu jer, Nina. En Julio de1956 se ca só con Margarita Kainovay mientras disfrutaba de su viaje denovios en Komarovo, golfo deFinlandia, com puso este Cuar-tetoque destaca por la flexibilidad delmaterial me ló dico y los exquisitosdetalles de su téc nica instrumental.En el tercer mo vimiento, Lento,Shostakovich ci ta brevemente unamelodía amorosa del Adagio delsegundo cuarteto de Prokofiev,escrito en 1942 durante la invasiónde los alemanes en Rusia. Mientrasen la obra de Prokofiev se trata delprimer tema del movimiento que esinterpretada por el che lo, en el arre-glo de Shostakovich suena en el pri-mer violín.

El cuarteto nº12: compuesto en1968, cuando el compositor tenía 62años y era considerado un autorcon servador, sorprendió por su acer -ca miento a las técnicas del serialis-mo, tan poco habituales en el catálo-

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go de Shostakovich. Escrito en dosmo vimientos, destaca por la seriedo decafónica con la que comienza,la desproporción entre movimien-tos, tan característica del compositorru so, y la tonalidad de re bemol ma -yor, 5 bemoles, una tonalidad difícilpara la cuerda.

El segundo concierto comenzará conel Cuarteto nº 4 en re mayor: Com -puesto en 1949, aunque suele rela-cionarse con el Cuarteto nº1, es tapar titura es mucho más compleja de -jan do ver el proceso creativo ex pe -rimentado por Shostakovich en losonce años que los separan. De di ca doa la memoria de su amigo, el pintorPyotr Vladimirovich Vil’yams, co -men zó a componerlo a su regreso deEs tados Unidos en abril de 1949finalizándolo en diciembre de esemis mo año. Escrito en el formatocon vencional de cuatro movimien-tos, presenta muchas citas y alusionesal folkore judío que le encantaba aShos takovich. Aunque el partido re -co mendaba alusiones folklóricas enlas composiciones, cualquier re lacióncon los judíos estaba mal vista espe-cialmente en aquellos años de inten-sificación de la guerra fría y la crea-ción del estado de Israel. El con te ni -do judío del Cuarteto hizo queShos takovich decidiera retrasar su es -tre no, al igual que había hecho consu Cuarta Sinfonía. Se estrenó nueveme ses después de la muerte de Stalin.

Cuarteto nº 8 en do menor: com-puesto en tres días en 1960 duranteuna visita a la Alemania del Este a

donde se había dirigido para escribirla música de la película soviética“Cinco Días-Cinco Noches” rela-cionada con la destrucción de Dres -de por parte de las bombas británicasy americanas. Dedicado a “Las vícti-mas del fascismo y la Guerra”, de susquince Cuartetos, es el más co -nocido e interpretado. Com pues toen cinco movimientos unidos en tresí, además del motivo musicalDSCH, monograma musical de Di -mi tri Shostakovich, presenta citas deotras composiciones suyas como: lasSin fonías nº1 y nº10 y el Trío conpiano nº 2. Esta obra dramática, en laque refleja la angustia y tristeza delcompositor al visitar las ruinas deDresden, fue utilizada con fines depropaganda ideológica durante losaños sesenta.

Cuarteto nº 10 en la bemol mayor:compuesto en 1964 en Armenia, es -tá escrito en cuatro movimientosab solutamente desproporcionadosentre sí. El extenso primer movi-miento, Andante, introduce muchosde los motivos y temas que aparece-rán a lo largo de la obra. Comienzacon una llamada por parte del pri-mer violín protagonizada por la nota“La” seguida de una triada en mime nor. A este Andante inicial sigueun Allegretto que contrasta por subrevedad y violencia. El Adagio esun passacaglia melancólico que seencadena con un Allegretto en formade Rondó. Fue estrenado al mismotiempo que el Cuarteto nº 9 por elCuarteto Beethoven.

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Cuarteto nº 11 en fa menor: com-puesto entre 1965 y 1966, tras unahospitalización en una unidad neu-rológica, está dedicado a la memoriade Vasili Pyotrovich Shirinsky, amigodel compositor y cofundador delCuar teto Beethoven que habíamuer to dejando al Cuarteto a puntode disolverse. Está formado por sietebreves movimientos, conectados en -tre sí a través de un mismo motivo

que se escucha por primera vez en laintroducción a manos del chelo yque es desarrollado en el resto de losmovimientos. Fue estrenado en1966 en Moscú en un concierto enel que también se interpretaronotras obras de Shostakovich, comosu ciclo de canciones, en el que elpropio compositor tocó el piano.

P.S. y A.A.

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Shostakovich al piano

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EL PRÓXIMO 9 DE OCTUBRE

daremos co mienzo a nuestracien to dieciocho temporada decon ciertos. Ha bla mos con nuestroPresidente Asís Az nar sobre ella.

¿Cómo se ha configurado la pró-xima temporada de conciertos?¿Ha brá un reparto equitativo porgru pos como suele ser habitualen la Filarmónica?

La configuración de los conciertosesta temporada es algo diferente, de -bi do a varias integrales y a cincopro gramas monográficos de J.S.Bach. La ordenación es distinta por-que hay varios conciertos dobles.Aun que la estructura de la tempora-da, cambia algo, el reparto por gru-pos al final es muy parecido al deotras temporadas: siete conciertos enel grupo de orquestas y conjuntos,once en el de solistas, doce en el decámara y dos en el de canto, para untotal de treinta y dos.

Nuestro interés, como siempre, esman tener la calidad, diversificar elre pertorio, realizar las conmemora-ciones oportunas y, en este casocon creto, aprovechar las posibilida-des de programar varias integralesen las mejores condiciones.

¿Qué destacaría en los distintosgrupos?

En el grupo de orquestas, tendríamosque destacar todo él, pero nos fi -jaremos especialmente en la nuevavisita de la Chamber Orchestra ofEurope, dirigida por Vladimir Ju -rows ki. Se conjuga en el grupo desolistas los jóvenes valores, repartidosentre pianistas e instrumentistas decuerda, con las grandes figuras inter-nacionales. Tendremos que destacaraquí como una proeza la doble pre-sencia de Isabelle Faust. En el grupode cámara, el más numeroso comocasi siempre, iniciaremos la integralde los cuartetos de Shos ta ko vich.Otro reto que también tendremosocasión de realizar es la integral delos quintetos de cuerda con segundaviola de Mozart. En el grupo decanto contaremos con dos afa madascantantes en repertorios diferentes.

¿A qué integrales se refiere?

El próximo curso asistiremos a va riasintegrales como la de los Cuar tetosde cuerda de Shostakovich a cargodel excelente Cuarteto Je ru sa lemque comenzará este cur so con dosconciertos los días 5 y 6 de noviem-bre y que continuará la temporada14-15. Después de programar las in -

Sociedad Filarmónica de Bilbao

TEMPORADA 2013/2014

Treinta y dos conciertos en los que se mantiene la cali-dad de los intérpretes y la diversificación del repertorio

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te grales de los cuartetos de Bee -thoven y Bartók, como las más signi-ficativas, nos quedaba por hacer la deShostakovich. Estas quin ce com -posiciones se encuentran entre lasobras más íntimas del compositorruso en las que refleja su personali-dad, reflexiones personales y plantea-miento musical. El Cuar teto Je ru sa -lem ha tocado este programa en elLincoln Center de Nueva York el añopasado y este año lo hará con noso -tros, en la Laeisz halle de Ham bur go,en el auditorio de Madrid y en elWig mo re hall de Lon dres.

En enero Isabelle Faust, - que en suúltima visita grabó para Har mo niaMundi en nuestra sala el Con ciertopara violín de Brahms junto a laMahler Chamber Orchestra y Da -niel Harding– tocará las Sonatas yPartitas para violín solo de J.S. Bachen dos sesiones. En fe brero SergeyKha cha tryan –el ga nador más jovende la historia del Con curso Sibeliusy Primer Premio del Queen Eli sa -beth– y su hermana Lusine inter-

pretarán la integral de las Sonataspara violín y piano de J. Brahms yen mayo, también en dos sesiones,escucharemos la integral de losQuintetos de cuerda con segundaviola de Mozart a cargo de un exce-lente grupo encabezado por el vio-linista Renaud Capuçon. Ade máshabrá cinco conciertos monográfi-cos dedicados a J.S. Bach incluyendolos de Isabelle Faust.

¿Quiénes y qué obras protagoni-zarán los monográficos dedicadosa J.S. Bach?

Empezaremos el 12 de noviembrecon el regreso de la excelente pianis-ta canadiense Angela Hewitt, quenos dejó un recuerdo imborrable consu interpretación de El clave bien tem-perado de J. S. Bach en 2008. En estaocasión tocará otra obra señera delrepertorio El arte de la fuga. Lasiguiente cita será el 22 de enero conuna de las agrupaciones más conoci-das de música vo cal antigua de laescena musical in ter nacional: CantusCölln. Di ri gi da por su titular Kon -

Cuarteto Jerusalem Sergey y Lusine Khachatryan

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rad Jun ghä nel, y junto a un es co -gido grupo de solistas, interpretaránotra obra cumbre de J.S. Bach, LaMisa en si me nor.

Otra apasionante obra de J.S.Bach, LaPasión según S. Juan configura el pro -grama del siguiente concierto, quetendrá lugar el 13 de marzo a cargodel Bach Collegium Japan, que cau -só una gran impresión en su primeravisita. Estará dirigido por su ti tu larMasaaki Suzuki y un gran elen co deso listas. Masaaki Suzuki –or ganista,cla vecinista y director– es ac tual men -te uno de los máximos co no cedores ein térpretes de la obra de Bach. Su in -ter pretación de la Pasión según SanJuan, es, sin duda, una de las versionesde referencia.

¿Habrá alguna conmemoraciónes te año?

Sí, conmemoraremos el bicentenariodel nacimiento de Wagner con dosconciertos. El 20 de noviembre elconjunto Oxalys interpretará la úni -ca obra para pequeña orquesta quecompuso Wagner El idilio de Sig frido

en mi mayor, WWV13. En este con-cierto también cantará el ba rítonoDietrich Henschel con obras deZemlinsky, Wolf y Mahler. Igual -mente el 6 de mayo tendremos unconcierto a cargo del Cuarteto Hu -go Wolf, el viola Benjamin Gil mo -re, la violonchelista Marta Su draba,y la mezzosoprano alemana Chris -tiane Iven, que conmemorarán elaniversario del compositor alemáninterpretando los maravillososWesendonck Lieder. For ma rán tambiénparte del programa la Gran fuga deBeethoven y la Sui te lírica de Berg.

Háblenos de las orquestas y con-juntos que visitarán la Filarmó ni -ca el próximo curso.

En el grupo de orquestas, además delas formaciones que interpretarán aBach, estamos muy ilusionados con lanueva visita, el 18 de marzo, de laChamber Orchestra of Europe, queen esta ocasión vendrá dirigida poruno de los directores más relevantesde la actualidad: Vladimir Ju rowski -

Masaaki Suzuki Vladimir Jurowski

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actual titular de la London Phi -larmonic, artista principal de the Ageof Enlightenment y Director musicalde la ópera de Glyn de bour ne-. Ade -más de Webern y Schubert po dremosescuchar el Concierto pa ra violín deBeethoven en la versión de ChristianTetz laff. Este será el único conciertoen el que los tres com partirán escena-rio en nuestro país.

El 18 de octubre tendremos de nue -vo con nosotros a Il Giardino Ar mo -nico, dirigido por su titular Gio vanniAntonini con la soprano rusa JuliaLezhneva, que ha iniciado una im -portante carrera internacional. Conuna voz de “belleza angelical”, comola describió el New York Times en 2009fue galardonada con el primer premiodel Concurso de Canto MirjamHelin en Helsinki y al año siguientecon el Concurso Interna cio nal de laÓpera de París convirtiéndose en elganador más joven de su historia. Elprograma estará centrado en obras deHaen del. Ese mismo mes, concreta-mente el día 30, Arion el conjunto

barroco con instrumentos históricos,que dirige Claire Guimond, y delque es flauta solista, debutará en la Fi -lar mó nica interpretando obras de Te -le mann y J.S. Bach. Fundado enMon treal en 1981, está reconocidocomo uno de los mejores grupos demúsica antigua de la actualidad.

En febrero, el día 5, podremos escu-char a la Amsterdam Sinfonietta,con la concertino/directora Can di daThomson, y con el fa mo so barítonoamericano Tho mas Hamp son cuyasinterpretaciones del re per torio liede-rístico le han llevado a ser uno de loscantantes más aclamados de la actua-lidad. Hará su presentación en la Fi -lar mónica. El programa es muy ori-ginal con obras instrumentales deSchoen berg y Wolf así como lieder deBrahms, Schubert y Wolf.

La última orquesta de la temporada,que regresará a la Filarmónica el 20de mayo, será: la Orquesta del Mo -zar teum de Salzburgo, esta vez di -ri gida por el famoso clavecinista Tre - vor Pinnock. Interpretarán un pro -

Julia Lezhneva Thomas Hampson

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grama clásico en el que destacará unode los Conciertos más bello de la his-toria: el Concierto para clarinete deMozart con Patrick Me ssi na, so listade la Orquesta Na cio nal de Fran cia(con la que realizó su debut co mo so -lista bajo la dirección de RiccardoMu ti tocando este Con cierto).

Y respecto a las formaciones decá mara ¿qué ha programado laFi larmónica?

Además de las formaciones que heco mentado anteriormente, el 23 deoc tubre tendremos un recital de vio -lonchelo y piano a cargo de la chelis-ta argentina Sol Gabetta que –quesaltó a la escena internacional en2004 tras su aparición en el Fes ti valde Lucerna como solista de la Or -ques ta Filarmónica de Viena dirigidapor Valery Gergiev– tocará jun to alpianista francés Bertrand Cha mayou–ganador de varias Vic toi res de la musi-que classique- un programa Beetho -ven, Brahms y Cho pin.

El 29 de enero, el Trío Sitkovetsky

que lidera el violinista Alexander Sit -ko vetsky (que ya nos visitó con laformación del viola Maxim Ry sa -nov) y del que también forman par -te el chelista Leonard Els chen broichy la pianista Wu Qian, tocará obras deHaydn, Smetana y Schu bert. Su per -cepción musical fue re cien te mentecom parada por “In de pen dent” comola del Trio Beaux Arts en su mejormomento. El Cuar teto Takacs, tanhabitual entre nosotros y de una re -pu tación incomparable, volverá el 18de fe brero para interpretar obras deMo zart, Janacek y, con el contrabajoMarc Ramírez, el Quinteto en solma yor de Dvo rak.

En el mes de marzo, concretamenteel día 5, nos visitará el CuartetoGrin golts liderado por el violinistaIlya Gringolts, ya conocido por nues-tro público, y que ha formado re -cien temente este cuarteto. Pon dránen los atriles obras de Mozart, Schu -bert y Dvorak. El 27 de este mes seráel Quinteto con piano estable: losSo listas de Cámara de San Pe ters -burgo lo que se subirán a nuestroescenario para darnos a conocerobras alejadas del repertorio habitualde Dohnanyi, Bloch y Zarebski.

El 8 de abril estará con nosotros elCuarteto con piano Fauré uno delos pocos cuartetos con piano es ta -bles del panorama internacional,tocando obras de Mahler, Strauss yBrahms. El día 30 del mismo mes,tras el paréntesis de Semana Santa yPascua, retomamos la programacióncon el dúo de violín y piano forma-do por Janine Jansen, una de lasviolinistas más interesantes de la ac -

Trevor Pinnock

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tua lidad, e Itamar Golan que nosda rán a conocer algunas obras infre-cuentes como la Fantasie de Schoen -berg y la Sonata de Korn gold, ade-más de una Sonata de Beethoven.

El último cuarteto de la temporada,que actuará el 27 de mayo, será elcuarteto con instrumentos originalesChiaroscuro Quarttet, que hace supresentación y que está liderado porla violinista rusa Alina Ibrami go va.Jonathan Cohen, director asociado ychelista de Les Arts Florissants, se in -cor pora para interpretar el Quin tetode Schubert con dos violonchelos. Secompleta el programa con obras deMozart y Mendelssohn.

El recital de piano es uno de losapartados que más expectacióndes pierta ¿a quién escucharemos?

La apertura de la temporada, que ten-drá lugar el día 9 de octubre, es ta rápro tagonizada por un recital del jovenpianista británico Ben ja min Gros -venor. Ganador de dos Gra mo pho neAwards en 2012 ha rá su presentacióncon un programa fun da men talmente

romántico. El 11 de di ciem bre, comofinal del tri mestre, ac tua rá el SegundoPre mio del la última y polémica edi-ción del Concurso Cho pin: In golfWunder que hará un programaBeethoven y Chopin.

El día 10 de febrero hará su presenta-ción el pianista uzbeco Behzod Ab -du raimov, ganador a los dieciochoaños de la London International Pia -no Competition, que ha iniciado unafulgurante carrera. Su programa serámuy variado con obras de Bee tho -ven, Saint-Saëns, Schubert y Ravel.

Jorge Luis Prats, pianista cubano re -si dente en Estados Unidos, que es táad quiriendo gran notoriedad ofre ceráun recital por primera vez en la Fi lar -mó nica el 2 de abril. Tam bién la clau-sura de la temporada, el 6 de ju nio, serea lizará con otro gran pianista muyco nocido y ad mirado por nues tros so -cios: Ste phen Hough. Uno de lospia nistas británicos más im pre sio nan -tes de la actualidad. To cará un progra-ma re no vador con obras de Schoen -berg, Strauss, Wag ner, Bruckner,Brahms, Schu mann y una Sonata delpropio pianista en su faceta interesan-te y menos conocida de compositor.

¿Cuántos recitales de lieder habráel año que viene?

El 27 de noviembre harán su presen-tación la soprano italiana Anna Ca te -rina Antonacci y el pianista Do naldSul zen. En este recital titulado “L’Al -ba Separa Dalla Luce L’Om bra” en elque interpretarán can ciones de Fauré,Hahn, Tosti, Cilea, Refice, Mon te ver -di, Cesti y Respighi, Anna CaterinaAntonacci y Donald Sulzen nos con-

Janine Jansen

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ducirán por el arte de la canción ita-liana y francesa a través de tres siglosdis tintos. Un re per torio de gran ri -que za tonal y lle no de contrastesemo cionales.

El 16 de enero la mezzosopranoaustriaca Angelika Kirchschlager,que tuvo que suspender su anterioractuación por una afonía de últimahora, vuelve para ofrecernos las mis-mas obras con un colaborador ex -cep cional al piano: Jean-Yves Thi -bau det. En este recital, este dúo deexcelentes músicos llegará al cora-zón de las canciones de Brahms y deLiszt, revelando un aspecto inmere-cidamente poco conocido del apa-sionado compositor húngaro.

Además de la temporada de con-ciertos ¿Seguirá la Filarmónicapro gramando otras actividades?

Sí, por supuesto, además de esta pro-gramación directamente organizadapor la Filarmónica seguimos cola-borando con otras entidades queofre cen a nuestros socios la posibili-dad de asistir a conciertos de otra

índole como el jazz y el flamenco.

También continuaremos con: laster tulias, que tienen lugar un lunesde cada mes y a las que puede asistircual quier persona aunque nos seaso cia y con los viajes musicales – co -mo el que organizamos el año pa sa -do a Londres.

Además, este año estamos muy ilusio-nados con un acuerdo que hemos fir-mado con el Instituto de Estudios deOcio de la Universidad de Deustopor el cual algunos de los con ciertosy recitales de nuestra pro gramación secomentarán en los módulos de óperay música sinfónica que impartirá elDr. Fernando Bayón. Asimismo, lossocios de la Sociedad Filarmónica po -drán beneficiarse de un descuento enla matrícula de los cursos del progra-ma Disfrutar las Artes.

Toda esta información se puede con -sultar en nuestra web www.filarmo-nica.org y en nuestro facebookwww.facebook.com/filarmonica-bilbao al que animo a nuestros sociosa escribir. P.S.

Angelika Kirchschlager Jean-Yves Thibaudet

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Colaboradores en este númeroBorja ECHEVARRIA

Ramón RODAMILÁNS

Patricia SOJO

Asís DE AZNAR

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El Boletín de la Sociedad Filarmónica de Bilbaoes una publicación cuatrimestral, no venal dirigida a los socios de la misma

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