blanco y negro-04.11.1972-pagina 029

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camos, esta imagen se había tomado de una publicidad farmacéutica: las manos representaban exactamente la angustia de una enfermedad. La segunda imagen transmitida telepáticamente, ia mujer con una hoja en lugar de cabeza, era simplemente la publicidad de un pro- ducto 3 base de hojas de vid. Veamos algunas de las respuestas. «Veo una mujer desnuda, pero sin cabeza. Veo un jarrón de flores.» «Una 'mujer ama-^ mamando a su ihijo.» «Una sensación de amor, de protección, la madre.» «Una planta, una extraña planta.» «Una cosa ramificada; una rama con hojas.» «Una bruja». «Una mujer efe pesio largo: ¿de- lante de un árbol acaso?» «Cascada, bosque, árboles.» «Una figura sin cabe- za.» «Veo un reloj sin manecifras y sin números: mi hermana sin cabeza y sin piernas.» «Veo una vela encendida. La llama es rojai Una mujer, roja.» Pode- mos afirmar que las respuestas son, casi todas, en color; pero siempre hay uno, el dominante, que es captado con exac- titud. En la primera prueba es el blanco del lienzo; en !a segunda es el rojo de la figura. En ia tercera, la dei payaso, es también el blanco de la flor. Muchos miles de sujetos recibieron imágenes de flores blancas: es una visión «margi- nal», frecuente en telepatía cuando la imager} presenta un detalle especialnnen- te vistoso. Pero, en cambio, hubo mu- chísimos que no recibieron más que e' ojo, «un ojo de alucinado». Muy rvume rosos fueron ios que vieron uña másca- ra. «¿Arlequín?» «¿Polichinela?» «¿Un payaso?» «Veo un hombre que llora y ríe.» «Es un hombre pálido. ¿Está muer- to?» «Me parece un rostro de mujer: está pálido y usa un colorete muy fuer- te.» «¿Un hombre o una mujer? ¿Un homosexual acaso?» T m JO que es asombroso es que, mi- les y miles de receptores, contestan: «Veo una calle». Los investigadores no consiguen explicarse el porqué y descali- fican tales respuestas; hasta más tarde no recordarán el doctor y su mujer que, nada más terminar la emisión, se detu- vieron varios segundos en comentar^ la imagen del payaso. «Me recuerda a Giu- lietta Masina», dijo el doctor. «Sí. En "La strada", ¿vercfad?», le contestó su mujer. «Eso sí que es extraordinario», obser- vó. 'El doctor mueve negativamente la cabeza, «No crea —responde—, es un caso muy común. Lo que sucede es que trans- mitimos una de esas imágenes que en telepatía se llaman "imágenes parásitas", porque alteran el mensaje deseado. El problema consiste en convencer a la gente de que en estos fenónr>enos no hay nada Tnilagroso, sino únicamente un nuevo horizonte de estudio. Son fenó- menos a veces curiosísimos, el "despla- ^ 5¿i9 V . ¿í U«V; VJ^ILMÍO' -r^^Joíá>íW4 H 3."^^^ v-v :^' í^ ^ JÉJ•2^ J Tres ejemplos de recepción del "mensaje" telepático. Él lecho y la mmio deforma fotos superior e inferiorson respuestas válidas: la primera ha tomado de la imagen de la mano el sentido de la enfermedad, la segunda recogió directa- mente la imagen. A la derecha, la figura de la mujer con cabeza de hoja, que se recibió de un receptor de Florencia: publicidad de un producto a base de vid. fi/W. r\/y^ O^f^-y-r^y^' ^ ^ ^(f-X^ í^- ?^, iS' < •. zamiento", por ejemplo: se transmiten tres imágenes, que pueden ser una bi- cicleta, un tren y un caballo. La prime- ra respuesta se sale del tema por com- pleto. Pero la segunda respuesta centra del todo la primera pregunta y la bici- cleta llega en 'lugar ctel tren. La tercera se sale de nuevo. Pero unas horas des- pués, durante el suefío, llega el caballo. Y quizá al cabo' de un mes llegue tam- bién el tren. Todo esto se refiere sólo a la telepatía, que todavía es el terreno más fácil y más controlado de la pa- rapsicología. Después es cuando empieza lo difícil. Pensemos en la adivinación, es decir, en la percepción de un objeto fuera de nuestros sentidos normales: ver sin ojos y oír sin oídos. Pensemos en la precognición, esto es, el conoci- miento, más inexplicable aún, de un he- cho que "está por suceder". Pensemos en la psicocinesia, o energía desconocida con que algunos sujetos actúan sobre la materia sin tocarla: campanas que sue- nan solas, muebles que cambian de lu- gar, lámparas que se caen, voces que se graban en cintas sin que nadie las haya oído, pensamientos que llegan a impre- sionar una película fotográfica. Pense- mos en el "halo" que irradia de la mate- ria viva. Ha habido un congreso en Mos- cú donde se trató este tema. Si le inte- resa, puedo presentarle a un colega que acaba de regresar de Rusfa.» Me anota una dirección. Nuestro viaje por el 'rnisterio continúa. Ginseppe OBAZZINI 29 Blanco y Negro (Madrid) - 04/11/1972, Página 29 Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.

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  • camos, esta imagen se haba tomado de una publicidad farmacutica: las manos representaban exactamente la angustia de una enfermedad. La segunda imagen transmitida telepticamente, ia mujer con una hoja en lugar de cabeza, era simplemente la publicidad de un pro-ducto 3 base de hojas de vid. Veamos algunas de las respuestas. Veo una mujer desnuda, pero sin cabeza. Veo un jarrn de flores. Una 'mujer ama-^ mamando a su ihijo. Una sensacin de amor, de proteccin, la madre. Una planta, una extraa planta. Una cosa ramificada; una rama con hojas. Una bruja. Una mujer efe pesio largo: de-lante de un rbol acaso? Cascada, bosque, rboles. Una figura sin cabe-za. Veo un reloj sin manecifras y sin nmeros: mi hermana sin cabeza y sin piernas. Veo una vela encendida. La llama es rojai Una mujer, roja. Pode-mos afirmar que las respuestas son, casi todas, en color; pero siempre hay uno, el dominante, que es captado con exac-titud. En la primera prueba es el blanco del lienzo; en !a segunda es el rojo de la figura. En ia tercera, la dei payaso, es tambin el blanco de la flor. Muchos miles de sujetos recibieron imgenes de flores blancas: es una visin margi-nal, frecuente en telepata cuando la imager} presenta un detalle especialnnen-te vistoso. Pero, en cambio, hubo mu-chsimos que no recibieron ms que e' ojo, un ojo de alucinado. Muy rvume rosos fueron ios que vieron ua msca-ra. Arlequn? Polichinela? Un payaso? Veo un hombre que llora y re. Es un hombre plido. Est muer-to? Me parece un rostro de mujer: est plido y usa un colorete muy fuer-te. Un hombre o una mujer? Un homosexual acaso?

    T m JO que es asombroso es que, mi-

    les y miles de receptores, contestan: Veo una calle. Los investigadores no consiguen explicarse el porqu y descali-fican tales respuestas; hasta ms tarde no recordarn el doctor y su mujer que, nada ms terminar la emisin, se detu-vieron varios segundos en comentar^ la imagen del payaso. Me recuerda a Giu-lietta Masina, dijo el doctor. S. En "La strada", vercfad?, le contest su mujer.

    Eso s que es extraordinario, obser-v. 'El doctor mueve negativamente la cabeza,

    No crea responde, es un caso muy comn. Lo que sucede es que trans-mitimos una de esas imgenes que en telepata se llaman "imgenes parsitas", porque alteran el mensaje deseado. El problema consiste en convencer a la gente de que en estos fennr>enos no hay nada Tnilagroso, sino nicamente un nuevo horizonte de estudio. Son fen-menos a veces curiossimos, el "despla-

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    zamiento", por ejemplo: se transmiten tres imgenes, que pueden ser una bi-cicleta, un tren y un caballo. La prime-ra respuesta se sale del tema por com-pleto. Pero la segunda respuesta centra del todo la primera pregunta y la bici-cleta llega en 'lugar ctel tren. La tercera se sale de nuevo. Pero unas horas des-pus, durante el suefo, llega el caballo. Y quiz al cabo' de un mes llegue tam-bin el tren. Todo esto se refiere slo a la telepata, que todava es el terreno ms fcil y ms controlado de la pa-rapsicologa. Despus es cuando empieza lo difcil. Pensemos en la adivinacin, es decir, en la percepcin de un objeto fuera de nuestros sentidos normales: ver sin ojos y or sin odos. Pensemos en la precognicin, esto es, el conoci-

    miento, ms inexplicable an, de un he-cho que "est por suceder". Pensemos en la psicocinesia, o energa desconocida con que algunos sujetos actan sobre la materia sin tocarla: campanas que sue-nan solas, muebles que cambian de lu-gar, lmparas que se caen, voces que se graban en cintas sin que nadie las haya odo, pensamientos que llegan a impre-sionar una pelcula fotogrfica. Pense-mos en el "halo" que irradia de la mate-ria viva. Ha habido un congreso en Mos-c donde se trat este tema. Si le inte-resa, puedo presentarle a un colega que acaba de regresar de Rusfa.

    Me anota una direccin. Nuestro viaje por el 'rnisterio contina.

    Ginseppe OBAZZINI

    29 Blanco y Negro (Madrid) - 04/11/1972, Pgina 29Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproduccin, distribucin, puesta a disposicin, comunicacin pblica y utilizacin, total o parcial, de loscontenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorizacin, incluyendo, en particular, su mera reproduccin y/o puesta a disposicincomo resmenes, reseas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposicin expresa, a salvo del uso de losproductos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.