benveniste emile problemas de linguistica general ii

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problemas de lingüística· general II émile benveniste

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problemasdelingüística·general IIémilebenveniste

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lingüística

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traducción de

JUAN ALMELA

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PROBLEMAS DE.. ,LINGUISTICA GENERAL

II

por

ÉMILE BENVENISTE

)J((J~edtores

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))((1siglo veintiuno editores, s.a. de c.v.CERRO OEl AGUA 248, DELEGACiÓN COYOACÁN, 04310, "'EXICO. O.F.

siglo veintiuno de españa editores, s.a.PRINCIPE OE VERGARA 78 2'1 DCHA. MADRID, ESPAÑA

portada de anhelo hemández

primera edición en espailol, 1977decimoquinta edición en espaiiol, 1999e siglo xxi editores, s.a. de c.v.isbn 968~23-O029-0 (obra completa)isbn 968-23-0333-8 (volumen 2)

primera edición en francés, 1974© éditions gallimard, parís, franciatítulo original: prohlemes de linguistique généra/e, 2

derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mtxicolprinted and made in mexico

Page 7: Benveniste Emile Problemas de Linguistica General II

íNDICE

Prefacio

1. TRANSFORMACIONES DE LA LINGüíSTICA

1. Estructuralismo y lingüística2. Este lenguaje que hace la historia

II. LA COMUNICACIÓN

3. Semiología de la lengua4. El lenguaje y la experiencia humana5. El aparato formal de la enunciación

9

1332

477082

III. ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

6. Estructura de la lengua y estructura de la sociedad 957. Convergencias tipológicas 1078. Mecanismos de trasposición 1179. Las transformaciones de las categorías lingüísticas 130

10. Para una semántica de la preposición alemana vor 141

IV. FUNCIONES SINTÁCTICAS

11. Fundamentos sintácticos de la composición nominal 14712. Formas nuevas de la composición nominal 16413. Estruetura de las relaciones de auxiliaridad 178

V. EL HOMBRE EN LA LENGUA

14. El antónimo y el pronombre en francés moderno 19915. La forma ycl sentidó en cllenguaje 217

VI. LÉXICO Y CULTURA

16. Difusión de un término de cultura: latín orarium 243

[7]

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8 fNDICE

17. Génesis del término scientifique 24918. La blasfemia y la eufemia 25619. Cómo se formó una diferenciación léxica en francés 26020. Dos modelos lingüísticos de la ciudad 274

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PREFACIO

Para sus Problemas de lingiiística general, Émile Benvenisteeligió veiutiocho articulos entre sus publicaciones de 1939 a1964, y los clasificó en seis partes: transformaciones de la lin­güística, la comunicación, estructuras y análisis, funciones sin­tácticas, el hombre en la lengua, léxico y cultura.

Ahora bien, de 1964 acá ha publicado numerosos estudiosimportantes en diferentes compilaciones y publicaciones perió­dicas, a veces de dificil acceso.

El inmenso interés despertado por los Problemas de lingiiísti­ca general, traducidos bien pronto al inglés, el italiano y el es­pañol, suscitó en buen número de amigos y discipulos el deseode que la empresa siguicra adelante y apareciese un nuevo vo­lumen. Cuando expusimos, con M. Lejeune, este anhelo a ÉmileBenveniste, estuvo gustosamente de acuerdo y nos autorizó paraescoger entre sus artículos recientes (de 1965 a 1972). Reuni­mos así veinte estudios (los dos primeros en forma de conversa­ciones), repartidos bajo las mismas seis grandes rúbricas delprimer volumen, bajo la estrecha vigilancia de Émile Benvenis­te en persona.

M. DJ. MOINFAR

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I. TRANSFORMACIONES DE LA LINGOISTICA

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1. ESTRUCTURALISMO y LINGOISTICA 1

PIERRE DAIl<. En los últimos treinta, y aun cuarenta, años ha ví­vido usted la transformación de la lingüística y de paso su ac­ceso a una especie de posición central en las ciencias humanas,de "ciencia piloto", como dicen. Quisiera preguntarle qué eslo que le parece que caracteriza esta evolución, esta transfor­mación, desde el punto de vista de la lingüística. Pero, de notener usted inconveniente, me gustaría, a fin de situar mejor lascosas, hacerle una pregunta personal correspondiente a una quefue planteada a Jakobson en mi revista. ¿Qué lo condujo austed a la lingüística?

ÉMILE BENVENrsTE. Tuve la suerte de abrazar muy joven la ca­rrera científica, en gran medida bajo la influencia de un hombreque fue un gran lingüista, que contribuyó mucho a formar loslingüistas y modelar la lingüística durante -diríamos- los vein­te o treinta primeros años de este siglo: mi maestro AntoineMeillet. Su encuentro resultó decisivo para mí en vista de miextrema juventud cuando estudiaba en la Sorbona y de que sinduda me atraía mucho más la investigación que la rutina dela enseñanza. Meillet enseñaba estrictamente gramática com­parada. Aquí hay que remontarse algo atrás, pues a través suyoes la enseñanza de Ferdinand de Saussure la que fue trasmiti­da en parte a los discípulos de Meillet. Esto es muy importantepara quienquiera trace de algún modo la biografía intelectualde la lingüística francesa, con todo y que el Saussure que enseñódurante diez años en la École des Hautes Études no fuese elSaussure de quien tanto se habla en todas partes hoy en día.

P. D. Era en cierto modo el comparatista.

É. B. Era estrictamente el comparatista, extremadamente joven y

1 Conversación de Pierre Daix con tmilc Benveniste, Les Lcttres fran~ises. nÓm.1242 (2".30 de julio de 1968), pp. 10·13.

[13]

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14 TRANSFORMAC10NES DE LA LINGüíSTICA

precoz, quien apenas a los 21 o 22 años fue adivinado y ádopta­do por alguien que sabía conocer a los hombres, Michel BréaI.Nos remontamos con ello al verdadero nacimicnto dc la lingüis~

tica en Francia. Bréal adivinó lo que podía ser un Saussure, loque cra ya. Se había afirmado con un vcrdadero golpe de gcnioen gramática comparada y habia renovado la restitución de lasformas del indocuropeo.

P. D. ¿En qué época pasaba esto?

É. B. Exactamente en 1878. Saussure fue profesor a los 24 añosen la École des Hautes Études, donde enseñó del 81 al 91. DeParís volvió a Ginebra, a los 34 años, un poco a disgusto, aban­donando una carrera brillante que se le abría en París y queBréal hubiera de fijo seguido apoyando. Durante aquel tiempo,formó a varios hombres eminentes, de una misma generación,en particular a los dos principales: Antaine Meillet y MauriceGrammont. Los formó en cuanto a la disciplina comparativa,es decir, el análisis y la comparación ele cíerto número de len­guas de la misma cepa, y la restitución sistemática de los esta­dos antiguos, que la comparación de las lenguas históricas per­mite alcanzar. Tal es la disciplina y, pudiera decirse, el hori­zonte, en que la lingüística se desarrolló como ciencia histórica,como ciencia comparativa y como ciencia enderezada a la res­titución de estados prehistóricos. Y todos los itinerarios de lagramática comparada eran por naturaleza rigurosos y perseguíansin cesar mayor rigor. Fue lo que me atrajo personalmente. Erael carácter de las leyes que la lingüística estaba ya en condicionesde formular y, al tíempo, el horizonte que abría sobre la ex­tensión posible del método a otras familias de lenguas. Y efec­tivamente, puede decirse que la gramática comparada, tal comofue modelada en particular por Saussure, tal como la desenvol.vió Meillef a su zaga, ha servido de modelo a los intentos para­lelos que se siguen haciendo hoy por hoy en otras familias delenguas. Cuando ahora se razona acerca de las lenguas de Ocea­nía y se procura constituir su genealogía, o cuando se empren­de el mismo trabajo en el inmenso dominio amerindio, siemprees ~n mayor o menor medida el modelo indoeuropeo el que guíalas indagaciones, el que permite organizarlas.

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ESTRUCTURALISMO y LINGüfSTICA 15P. D. O sea que la lingüística comparada sigue desarrollándose enla actualidad

E. B. Mucho, y con hermosos triunfos. Pero, en fin, a eso vol­veremos luego. No hay duda de que todas las lingüísticas espe­cializadas están destinadas a pasar por esa fase. Actualmente setrabaja muy activamente en Francia y América para constituiresas familias de lenguas, para coordinarlas y tratar de ver cómoes posible representarse el desenvolvimiento lingüístico de losdiferentes continentes. Se realizan esfuerzos considerables en eldominio africano: varias escuelas están en ello. De modo queno se trata en modo alguno de un método que esté envejecien­do o que pertenezca a' una época pasada; absolutamente no.Creo que, al contrario, la lingüística comparada va a renacertransformada por entero, y de hecho se transforma. Es eviden­te que la que hoy practicamos no se parece nada a la fisonomíade la misma disciplina hace treinta o cincuenta años.

He aquí, pues, cómo se definía lo esencial del trabajo lingüís­tico en aquel tiempo. Había también, sí, una Iingüístíca gene­ral, pero trasponía a rasgos generales las características deslin­dadas por los métodos comparativos. Los datos lingüísticos eranlos que se recogían en textos. Ahora, como estos textos son lamayoría -hablo del dominío indoeuropeo- textos muy anti­guos, textos homéricos, textos védicos -y hoy en día ya conoceusted la nueva dimensión que se agrega con los textos micéni­cos, que hacen retroceder cuando menos medio milenio la pro­tohistoria del griego-, había que interpretarlos en su realidadde textos antiguos, en relación con una cultura que ya no co­nocemos. Por lo cual el aspecto filológico-histórico disfrutabade un puesto de consideración en este estudio. Habia, por tan­to, ciertos preliminares antes de abordar directamente los he­chos; preliminares que evidentemente no detienen a quien estu­dia en conjunto el francés, el inglés, las lenguas vivas.. No diriaque hubiese entonces un prejuicio contra las lenguas vivas, deningún modo. Sólo que la lengua viva era siempre concebidacomo resultado de una evolución histórica. Verdad es que te­níamos delante a un hombre que contaba mucho y cuyo pres­tigio ha palidecido un poco a estas alturas: Gilliéron, con laescuela de dialectología francesa. GilIiéron y sus discípulos

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16 TRANSFORMACIONES DE LA LINCÜiSTICA

opinaban que precisamente la restitución históricá no alcanzabala realidad compleja de la lengua viva y que ante todo era pre­ciso registrar la riqueza de las hablas, coleccionarlas mediantecuestionarios y representarlas en mapas.

P. D. Los datos hablados.

É. B. Datos hablados, orales, y representados en mapas; es loque se llamaba geografía lingüística. He aquí en cierta maneralos dos polos de la lingüística en los primeros años de este siglo.En cuanto a Saussure, casi no era leído. Había vuelto a Gine­bra. Casi de inmediato se había encerrado en el silencio. Sinduda sabe usted esta historia. Es un hombre que ha actuadosobre todo después de muerto. Lo que enseñó en materia denociones generales, y que entró en el Curso de lingüística gene­ral publicado por sus discípulos, lo enseñó, sépase bien, aregañadientes. No hay que figurarse que Saussure fuera un hom­bre ridiculizado, impedido para expresarse, no. Aún no se hahecho la historia de las ideas de Saussure. Habrá muchos docu­mentos que utilizar, en particular cartas que muestran con quéestado de ánimo trabajaba. Saussure rechazaba casi todo lo quese hacía en su tiempo. Hallaba quc las nociones corrientes ca­recían de base, que todo descansaba en supuestos previos noverificados, y sobre todo que el lingüista no sabía lo que hacía.Todo el esfuerzo de Saussure -y para responder a la preguntaque usted me hacía esto tiene importancia decisiva, puede de­cirse que aquí está el viraje de la lingüística- se concentra enla exigencia que planteó de enseñarle al lingüista qué hace. Deabrirle los ojos al itinerario intelectual que sigue y a las opera­ciones que practica cuando, de modo en cierta forma instintivo,razona acerca de lenguas o las compara o las analiza. ¿Cuál espues la realidad lingüística? Todo comenzó aquí y fue aquídonde Saussure planteó las definiciones que hoy se han vueltoclásicas, sobre la naturaleza del signo lingüístico, sobre los di­ferentes ejes según los cuales hay que estudiar la lengua, la ma­nera como se nos presenta la lengua, etc. Pues bien, todo esto10 elaboró Saussure dolorosamente y sin que nada haya pasadodirectamente a su enseñanza, salvo por tres años al final de suvida, los años 1907 a 1911, durante los cuales, para suplir a un

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F.STRUCTURALISMO y LINGÜfSTICA 17

colega que se había jubilado, tuvo que dar un curso de introduc­ción general a sus alumnos. Es el curso que Bally y Sechehayepublicaron y sobre el cual se ha alzado, directamente o no, todala lingüística moderna. Opino que algo de aquello, algunos delos principios fundamentales, debía asomar en las leccionesque Saussure, muy joven, impartía en París: lecciones de gramá­tica comparada, sobre el griego, el latín, sobre el germánico enparticular, pues se ocupó mucho de lenguas germánicas. Y esclaro que desde aquella época padecía Saussure esta obsesióna la que se entregó añoS enteros en silencio, este interrogarse so­bre el valor de la lengua y sobre lo que la distingue de todootro objeto de ciencia. De ahí que las ideas de Saussure fueranmás fácilmente comprendidas en Francia, aunque para impo­nerse hayan tardado tanto como en los demás sitios_ Así, pesea todo, a través de la gramática comparada es toda esta inspira­ción de lingüística general la que entró en la enseñanza deMeillet. A partir de entonces, el paisaje se fue modificando, con­forme poco a poco las nociones saussurianas se afíanzaban, oeran redescubiertas por otros, o, bajo diversas influencias, sobretodo en Estados Unidos, surgían ciertas convergencias. Es pocosabido que hombres como Bloomfield descubrieron a Saussurcpor su cuenta, por mucho que suela tenerse la lingüística esta­dounidense, y en especial la corriente bloomfieldiana, por frutosde una reflexión independiente. Hay pruebas de que Bloomfieldconocía las ideas de Saussure y tenía conciencia de su impor­tancia.

P. D. ¿Esto de Bloomfield nos conduce hacia los aüos cuarenta?

É. B. Hay una reseüa de Saussure, debida a Bloomfield, de 1924.Muy distinta fue la formación de Sapir, lingüista y antropólogoestadounidense.

Con todo, Sapir redescubrió algunas nociones esenciales,como la distinción entre fonemas y sonidos, algo que correspon­dc más o menos a la distinción saussuriana entre lengua y ha­bla. Vea usted, corrientes independientes han convergido a finde cnentas y ocasionado el nacimiento de una lingüística teóri­ca muy exigente, cmpeüada en formularse como ciencia y pro­grcsando siemprc cn csta área científica. Es t1ccir, tratando de

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18 TRANSFORMACIONES DE LA LINCÜiSTICA

darse un cuerpo de definiciones, de enunciarse como estructuraorgánica. Esto ha producido orientaciones muy diferentes. Estápor una parte el estructuralismo, que de ahí salió directamente.Para un lingüísta acostumbrado a practicar el trabajo lingüísticoy ,que desde temprano -es mi caso- tuvo preocupaciones es­tructuralistas, es un espectáculo sorprendente la boga de estadoctrina, mal comprendida, descubierta tardíamente y en unmomento en que el estructuralismo en lingüística era ya paraalgunos cosa superada. En mi obra he seguido brevemente lapista a la suerte léxica de este término. En este año de 1968, lanoción de estructuralismo lingüístico cumple cuarenta años jus­tos. Es mucho para una doctrina en una ciencia que va muyaprisa. Hoy en día, un esfuerzo como el de Chomsky va dirigidocontra el estructuralismo. Su manera de abordar los hechos lin­güísticos- es exactamente inversa.

P. D. ¿Es decir que usted identifica el estructuralismo en lin­güística con el período en que se procuró sacar a luz las estruc­turas lingüísticas propiamente dichas?

É. B. Se trató ante todo de mo;¡trar en los elementos materialesde la lengua y, en cierta medida, encima, en los elementos sig­nificantes, dos cosas. los dos datos fundamentales en toda con­sideración estructural de la lengua. Primero, las piezas del jue­go, después, las relaciones entre estas piezas. Pero no es nadafácij, ni aun para empezar, identificar las piezas del juego. To­memos los elementos no significantes de la lengua, los sonidos.¿Cuáles Son los sonidos de una lengua dada? No del lenguajeen general, cuestión que no puede plantearse, sino de una len­gua dada; esto quiere decir cuáles son los sonidos que tienenvalor distintivo, que sirven para manifestar diferencias de senti­do. ¿Y cuáles son los sonidos que, aunque existan materialmen­te en la lengua, no cuentan como distintivos sino solamentecomo variantes o aproximaciones de los sonidos fundamentales?Se aprecia que los sonidos fundamentales tienen siempre nú­mero reducido, jamás hay menos de 20 y jamás hay más de 60o cosa así. No son variaciones enormes, ¿por qué? En todo caso,cuando se estudia una lengua hay que determinar cuáles sonlos sonidos distintivos. Así, que en francés se pronuncie pauvre

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o povre no tiene la menor importancia; es sencillamente cues­tión de origen local, ¿no?, pero que no crea diferencia de sen­tido_ Pero hay lenguas en las que esta diferencia, o algo com­parable a la diferencia entre pcruvre y povre, daría dos palabrastotalmente diferentes. Es la prueba de que en este caso la dis­tinción entre 6 y oen francés no cuenta, mientras que en otraslenguas sería distintiva.

P. o. Y, sin embargo, si en francés dice usted póle y Paul ¿ahísí cuenta?

É. B. Claro, como en saute y sotte, y por consiguiente es una dis­tinción que hay que reconocer como fonológica, pero en condi­ciones por determinar. En francés tenemos p6, trátese de peau ode pot, 'poco importa, pero no hay po con o abierta, simplemen­te porque las condiciones de articulación del francés exigen quela o final de un monosilabo sea cerrada y no abierta, en tantoque marchai y marchais tienen dos fonemas distintos porquediferencian dos tiempos del verbo. Ve usted que el asunto escomplejo. Paso a paso, hay que estudiar toda la lengua muyatentamente para discernir lo que es fonema y lo que es varian­te. He aquí el nivel no significante, en el sentido de que se ttatasencillamente de los sonidos. Hay un nivel encima, donde seaborda el mismo problema desde puntos de vista mucho másdifíciles, cuando los elementos son los siguificantes o las por­ciones de significantes y así sucesivamente. De modo que aquíestá la primera consideración: reconocer los términos constitu­yentes del ¡llego.

La segunda consideración esencial para el análisis estructu­ral es precisamente ver cuál es la relación entre estos elementosconstituyentes. Estas relaciones pueden ser extremadamente va­riadas, pero siempre se pueden reducir a cierto número de con­diciones básicas. Por ejemplo, no es posible que tal y cual so­nido coexistan. No es posible que talo cual sonido no sean silá­bicos. Hay lenguas como el' servocroata en las que rsola, comoen krk, forma una silaba. En francés no es posible esto, es pre­ciso que haya una vocal. He aquí leyes de estructura, ycada len­gua tiene una multitud. Nunca se ha acabado ·de descubrirlas.Es todo un aparejo sumamente complejo, que se va extrayendo

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20 TRANSFORMACIONES DE LA LINCÜiSTlCA

de la lengua estudiada como un objeto, exactamente como elfísico analiza la estructura del átomo. Tales Son a grandes ras­gos, muy sumariamente, los prinCipios de la consideración es­tructural.

.Cuando son extendidos a nociones sociales, la cosa adquiereun aire mucho más imponente. En vez de el Y de é se habla dehombres y de mujeres, o de reyes y servidores. De inmediato losdatos alcanzan una amplitud, y al mismo tiempo una accesibili­dad que los hechos lingüísticos no pemliten, considerados en símismos, a su nivel. Es lo que quiaás explique que estas nocionesse hayan degradado a partir del momento en que el calificativode estructural ha sido aplicado a realidades distintas de aque­llas donde naciera. No obstante, al nivel de la reflexión seria,el itinerario es el mismo, trátese de mitología o de matemáticas.Un epistem610go podría mostrar que la misma consideraci6nha sido aplicada en l6gica, en matemáticas. De hecho, hay unaespecie de estructuraci6n de la matemática, para suceder a lalabor más o menos intuitiva que los primeros matemáticos te­nían por única posible. Todo esto representa en conjunto elmismo movimiento de pensamiento y la misma manera de ob­jetivar la realidad. Esto es 1" importante.

P. D. Acaba usted de decirnos que Chomsky rompía con esta co­rriente de investigaci6n.

É. B. Exacto; él considera la lengua como producci6n, lo cual esdel todo diferente. El estructuralista tiene que empezar porconstituir un corpus. Así se trate de la lengua que usted y yohablamos, primero hay que registrarla, que ponerla por escrito.Decidamos que está representada por tal o cual libro, por 200páginas de texto que acto seguido serán convertidas en material,clasificadas, analizadas, etc. Hay que partir de los datos. Encambio para Chomsky es exactamente al revés, parte de la pa­labra como producida. Mas ¿c6mo es producida la lengua? Nose reproduce nada.. Al parecer se dispone de cierto número demodelos. Ahora, todo hombre inventa su lengua y la inventatoda la vida. Y todos los hombres inventan su propia lenguaen el instante y cada quien de manera dislintiva, y cada vez dcmodo nuevo. Dar a alguien los buenos diás cada dia de la vida,

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ESTRUCTURALISMO y LINGÜfSTICA 21

cs una reinvenci6n cada vez. Con mayor raz6n cuando Se tratade frases, no son ya los elementos constitutivos los que cuentan,es la organización de conjunto completa, la disposici6n originalcuyo modelo no puede haber sido dado directamente y que elindividuo fabrica, pues. Cada locutor fabrica su lengua. ¿C6mola fabrica? Es una cuestión esencial, pues domina el problemade la adquisición del lenguaje. Cuando el niño aprende una veza decir que "la sopa está demasiado caliente", sabrá decir "lasopa no está bastante caliente", o bien "la leche está demasiadocaliente". Construirá así frases donde utilizará en parte estruc­turas dadas, pero renovándolas, llenándolas de objetos nuevos,y así sucesivamente.

P. D. Pero ¿no cree usted -sin que pretenda yo que así haya sidoen realidad- que un proceder como el de Chomsky tenía, encierto modo, que seguir al estructuralismo, que supone el es­tructuralismo?

É. B. Es muy posible. Ante todo como reacci6n, acaso, contrauna consideraci6n exclusivamente mecanista, empirista, de laestructura, particularmente en su versi6n estadounidense. EnEstados Unidos el estructuralismo proscribía todo recurso alo que llamaba "mentalismo". El enemigo, el diablo, era elmentalismo, o sea todo lo que se refería a lo que llamamos pen­samiento. Sólo una cosa contaba, y eran los datos registrados,leídos u oídos, que podían ser organizados materialmente. Entanto no bien se trata de un hombre hablando, el pensamientoes rey, y el hombre está entero en su querer hablar, es su capa­cidad de palabra. De manera que puede presumirse que hay unaorganización mental propia del hombre y que le otorga la capa­cidad de reproducir ciertoS modelos, aunque variándolos al in­finito. ¿Cómo se empalman tales modelos? ¿Cuáles son las le­yes que permiten pasar de una estructura sintáctica a. otra, deun tipo de enunciado a otro? ¿C6mo se invierten a negativaslas frases positivas? ¿Cómo es que una expresi6n formulada pormedio de un verbo activo puede transformarse en fonnulaci6npasiva? He aquí el tipo de problemas que se plantean los trans­fdnnacionalistas, pues se trata en verdad de una transfonnaci6n.A ese nivel, entonces, y vistas así las cosas, la estructura fone-

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zz TIlANSFORMACION~S DE LA LINCüisTICA

mática de una lengua tiene poca importancia. Se trata ante todode la lengua'como organización y del hombre como capaz deorganizar la lengua. Es como se explica que haya en Chomskyun retomo. bastante curioso a los antiguos filósofos y una espe­cie de reinterpretación de las nociones de Descartes acerca delos vínculos entre el espíritu y la lenguá. Todo esto es, a la vez,muy interesante y muy técnico, muy seco, algebraico.

P. D. Pero, hablando, hemos perdido de vista una parte del lega­do propiamente saussuriano, que disfruta de adelantos conside­rables; hablo de la ciencia de los signos que preveía, de la se­miología.

É. B. En efecto, es un gran asunto y que acaso esté aún más ala orden del día de lo que se sospecha. En realidad, es cosa muynneva. Es claro que, cuando se habla, es para decir alguna cosa,para trasmitir un mensaje. Se sabe también que la lengua secompone de elementos aislables, cada uno qe los cualcs tieneun sentido y que se hallan articulados de acuerdo con un códi·go. Son éstos los elementos que los diccionarios catalogan, y allado de cada uno de los cuales agregan una definición; danpues lo que llaman su sentido. Pero el simple hecho de que exis­tan diccionarios implica en realidad un mundo de problemas.¿Qué es el sentido? Si se mira de cerca, se advierte que los dic­cionarios yuxtaponen cantidad de cosas muy dispares. Si busca­mos sol, encontraremos una definición más o menos desarrolla·da del astro así llamado. Si buscamos heu:er hallaremos doce oquince rúbricas. Buscando en francés faire en el diccionario deLiUré, hay 80, contando las subdivisiones. ¿Es el mismo sen·tido? ¿Hay muchos sentidos? No se sabe.

P. D. Incluso somos los primeros en planteamos este género decuestión.

É. B. Absolutamente. Suele decirse entonces que el uso de lalengu¡¡ regula todo esto. Pero entonces topamos con cuestionesfundamentales: ¿Cómo es que la lengua adm\te esta "polise·mia"? ¿Cómo se organiza el sentido? Más generalmente, ¿cuálesson las condiciones para que alguna cosa sea dQda como signifi·

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ESTRUCTURALISMO y LINGÜfSTICA 23

cante? Todo el mundo puede fabricar una lengua, pero no exis­te ésta, en el sentido más literal, en tanto no haya dos individuosque la puedan manejar nativamente. Una lengua es primeroque nada un consenso colectivo. ¿C6mo es dado? El niño naceen una comunidad lingüística, aprende su lengua, procesoque parece instintivo, tan natural como el crecimiento fisico delos seres o de los vegetales, pero lo que aprende, en realidad,no es el ejercicio dc una facultad "natural", es el mundo delhombre. La adecuaci6n del lenguaje al hombre es la adecua­ci6n del lenguaje al conjunto de los datos que le incumbe tra­ducir, la adecuaci6n de la lengua a todas las conquistas intelec"tuales que permite el manejo de la lengua. Se trata de una cosafundamental: el proceso dinámico de la lengua, que permiteinventar nuevos conceptos y por consiguiente rehacer la lengua,sobre ella misma en cierto modo. Pues bien, todo esto es eldominio del "sentido". Por lo demás, están las clases elementa­les de sentido, las distinciones que la lengua hace constar o no,así las distinciones de color, por tomar un caso clásico. No haydos lenguas que organicen los colores ele la misma manera. ¿Di­fieren acaso los ojos? No, es la lengua lo diferente. Por consi­guiente, algunos colores no tienen "sentido" en cierto modo,otros, en cambio, tienen demasiados, y así por el estilo. Aquí,de paso, siento la tentaci6n --es lo que trato de elaborar encste momento- de introducir distinciones. Se ha razonado conla noci6n de sentido como si fuera üna noci6n coherente, queoperase llOicamente en el interior de la lengua. Planteo, de he­cho, qne hay dos dominios o dos modalidades de sentido, quedistingo respectivamente como semi6tica y semántica. El signosaussuriano es en realidad la unidad semi6tica, o sea la unidaddotada de sentido. Se reconoce lo que tiene' un sentido; todaslas p~labras que hay en Iln texto francés tienen, para quien po­see esta lengua, un sentido. Pero importa poco que se sepa cuáles dicho sentido y no hay que cuidarse de ello. Tal es el nivelsemi6tico: ser reconocido como poseooor o despojado de sen­tido. Esto se define diciendo que sí o que no.

P. D. En tanto que la semántica ...

É. B. La semántica es el "sentido" resultante del encadenamien-

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TRANSFORMACIONES DE LA LINGüíSTICA

to, de la adecuación a la circunstancia y del ajuste de los dife­rentes signos entre ellos. Es absolutamente imprevisible. Es unabrirse al ml;lndo. En tanto que la semiótica es el ~ntido cerra­do sobre si mismo y contenido, en cierto modo, en' si mismo.

P. D. Es decir que, en suma, el sentido semiótico es un sentidoinmediato. En cierta manera sin historia ni ambiente.

É. B. Sí, así es. Se determina por unidad aislada: se trata de ave­riguar, por ejemplo, si la palabra role es aceptada como signi­ficativa. Sí, rOle sí; ril no.

P. D. En francés, no.

É. B. En francés ril no significa nada, no es significante, en tantoque role sí. He aquí el nivel semiótico, es un punto de vista muydistinto del de distinguir el role de la ciencia en el mundo, elrole de tal actor. Éste es el nivel semántico: esta vez hay quecomprender y distinguir. Es en este nivel donde se manifiestanlos SO sentidos del verbo faire o del verbo prendre. Son acep­ciones semánticas. Es cosa, pues, de dos dimensiones del tododiferentes. Y si no se empieza por reconocer esta distinción, metemo que no se sale de la vaguedad. Pero esto no pasa de seruna visión personal, que falta demostrar. Tenemos que elabo­rar poco a poco todo un cuerpo de definiciones en este inmensodominio, que no comprende nada más la lengua. Y esto melleva a la cultura. La cultura es también un sistema que distin­gue lo que tiene un sentido y lo que no lo tiene. Las diferen­cias entre las culturas se reducen a esto. Tomo un ejemplo queno es lingüístico: para nosotros el color blanco es un color deluz, de alegria, de juventud. En China es el color del luto. Heaquí un ejemplo de interpretación de sentido en el seno de lacultura; una articulación entre cierto color y cierto comporta­miento y, por último, un valor inherente a la vida social. Todoello se integra en una red de diferencias, el blanco, el negro,no valen en la cultura occidental como en la cultura extremo­orienta!. Todo lo que es del dominio de la cultura participa enel fondo de valores, de sistemas de valores. De .articulación en­tre los valores. Pues bien, tales valores son los que se imprimen

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ESTRUCTURALISMO y LINGüíSTICA 25

en la lengua. S6lo que es un trabajo muy difícil sacarlos a relu­cir, porque la lengua arrastra toda suerte de datos heredados;la lengua no se transforma automáticamente a medida que lacultura se transforma. Y esto es justamente lo que provoca amenudo la panoplia semántica. Considere usted la palabra fran­cesa homme (tomo el primer ejemplo que me pasa por la cabe­za). Tiene usted por una parte el empleo del término como de­signaci6n; por otra, los nexos de que es susceptible esta palabra,homme, y que son muy numerosos. Por ejemplo, el honnetehomme, concepci6n que data de cierta fase del vocabulario, quese remonta a un aspecto de, la cultura clásica francesa. Al mismotiempo, una locuci6n como ;e suis votre homme se refiere a laedad feudal. Ahí tiene usted una estratificaci6n de cultura quedeja rastro en los diferentes empleos posibles. Todos éstos es­tán comprendidos hoy por hoy por la definici6n de la palabra,porque son aún susceptibles de ser empleados con su verdaderoscntido en la misma fecha. Vemos aquí el correlato de una de­finición acumulativa de las culturas. A nuestra cultura de hoyestá integrado todo el espesor de otras culturas. Es por aquípor donde la lengua puede ser reveladora de la cultura.

P. D. Hay una noci6n muy importante que ha subrayado usteddiciendo que el hombre no nacía en la naturaleza sino en lacultura. Creo que una de las rupturas entre la lingüística talcomo usted la practica y -digamos- sus orígenes en el sigloxvrn es que los primeros lingüistas tenían la idea de que la len­gua partía de la naturaleza y trataban de dar con procesos natu­rales de invenci6n de la lengua por el hombre.

É. B. Sí, y en los mismos principios del siglo pasado, en particll­hu durante la primera fase de descubrimientos que permitía lagramática comparada, hubo la idea de que se estaba ascendien­do a los orígenes del espíritu humano, de que estaba siendocaptado el nacimiento de la facultad de lenguaje. Se pregunta­ban entonces si habría nacido prímero el verbo o el nombre.Eran planteadas cuestiones de génesis absoluta. Hoy se apreciaquc semejante problema no tiene la menor realidad científica.La gramática comparada, aun la más refinada, la que benefi­cia las circunstancias hist6ricas más favorables, como la de las

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26 TRANSFORMACIONES DE LA LINGÜiSTICA

lenguas indoeuropeas, antes que la de las semíticas, atestiguadascon todo desde fecha muy antigua, sólo nos entrega en su re­construcción un trecho de unos cuantos milenarios. Es decir,una fracción muy pequeña de la historia lingüística de la hu­manidad. Los hombres que hacia el decimoquinto milenio an­tes de nuestra era decoraban las cavernas de Lascaux, eran gen­te que hablaba. Es evidente. No hay existencia común sin len­gua. Es imposible por consiguiente fechar los orígenes del len­guaje, ni más ni menos que los de la sociedad. Pero nunca sa­bremos cómo hablaban. Tenemos la certidumbre de que ni lareconstrucción más audaz nos deja alcanzar nada que sea muyelemental. La idea de que el estudio lingüístico revelaría el len­guaje como producto de la naturaleza no puede ser ya sostcnidahoy. Siempre vemos el lenguaje en el seno de una sociedad, enel seno de una cultura. Y si he dicho que el hombre no nace enla naturaleza sino en la cultura, es que todo niño cn toda época,desde la prehistoria más remota hasta ahora, aprende necesaria­menle con la lengua los rudimentos de una cultura. Ningunalengua es separable de una función· cultural. No hay aparatode expresión tal que se pueda imaginar que un ser humanofuera capaz de inventar solo. Las historias de lenguaje inven­tado, espontáneo, fuera del aprendizaje humano, son fábulas.El lenguaje siempre ha sido inculcado a las criaturas huma­nas, y siempre en relación con lo que se llaman realidades,que son realidades definidas, por necesidad, como elementos decultura.

P. D. Realidades definidas, en cierto modo, bajo dos aspectos,por una parte la línea hereditaria, puesto que la .cultura es unacosa que se hereda y trasmite conocimientos adquiridos, perotambién, por otra parte, el ambiente inmediato, el presente.

É. B. En absoluto; y lo que el niño adquiere, aprendiendo, comose dice, a hablar, es el mundo en el cual vive en realidad, queel lenguaje le entrega y sobre el cual aprende a actuar. Apren­diendo el nombre de una cosa, adquiere el medio de obtenerla.Empleando la palabra actúa, pues, sobre el mundo y muy pron­to. se da cuenta oscuramente. Es el poder de acción, de trans­formación, de adaptación, lo que es la clave de la relación hu-

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ESTRUCTURALISMO y LINCÜfS'l'1CA 27mana entre la lengua y la cultura, una relación de integraciónnecesaria. Y de paso respondo también a la pregunta que meplanteaba usted acerca del papel de la lingüística como cienciaplloto. En la vida de relación hay la diferencia de que la lenguaes un mecanismo inconsciente, en tanto que un comportamien­to es consciente: se cree que se comporta uno de talo cual ma­nera por razones que se eligen o, cuando menos, que puede unoelegir. En realidad no es esto lo importante sino el mecanismode la significación. Es en este nivel donde el estudio de la len­gua puede tornarse ciencia piloto, ilustrándonos acerca de laorganización mental que resu~ta de la experiencia del mundo oa la cual la experiencia del mundo se adapta, no sé bien cuál delas dos cosas. Hay, en particular, una manera de organizar rela­ciones lógicas que aparece muy pronto en el niño. Piaget hainsistido mucho en esta capacidad de formar esquemas opera­torios, y esto va aparejado a la adquisición de la lengua. Esta redcompleja reaparecería a nivel profundo en los grandes meneste­res intelectuales, en la estructura de las matemáticas, en las re­laciones que constituyen el fundamento de la sociedad. Opinoque algunos conceptos marxistas pudieran ir ingresando a suvez, ya debidamente elaborados, en este circulo de nociones ar­ticuladas por las mismas relaciones básicas de las que la lenguaofrece la imagen más fácilmente analizable. Pero hago mal enhablar de todo esto como de teorías ya expuestas que bastaríacon buscar en un libro, cuando que son cosas en las que refle­xiono, pero que aún están en elaboración.

P. D. La historia que acaba usted de contar se origina en el tiem­po de la lingüística comparada. Se procuraba entonces, en elfondo, merced a la comparación de las lenguas más antiguasa nuestro alcance, reconstituir aquel mecanismo del espírituhumano, o al mellas sus mecanismos fundamentales. Y se ad­vierte que luego de echar por tierra muchos métodos y direccio­nes de investigación, la lingüística a fin de cuentas vuelve a suobjeto primitivo, pero por caminos del todo diferentes, que creomucho más científicos.

É. B. Mucho más cientificos, pues no se trata ya de los orígenessino de los fundamentos, y en el fundamento de todo está lasimbólica de la lengua como poder de significación.

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P. D. La simbolización.

TRANSFORMACIONES DE LA LINGüíSTICA

É. B. La simbolización, el hecho de quc precisamente la lenguasea el dominio del sentido. Y, en el fondo, todo el mecanismode la cultura es un mecanismo dc carácter simbólico. Damos unsentido a ciertos gestos, no damos lIinguno a otros, en el inte­rior de nuestra cultura. Asi es, pcro ¿por qué? Será cosa de iden­tificar, de descomponer y luego clasificar los elementos signifi­cantes de nuestra cultura, es un trabajo todavia por hacer. Serequiere una capacidad de objctivación bastante rara. Se veríaentonces que hay como una semántica que pasa por todos estoselementos de cultura y que los organiza -que los organiza envarios niveles. Está luego la manera como estos elementos serigen unos a otros en su valoración, el predominio que hoy seconcede a algunas imágenes: la jerarquía que se establece entrevalores nuevos. La importancía que ganan hoy por hoy, diga­mos, ciertas cuestiones de generación; hace treinta años, la no­ción de juventud no tenía para nada el mismo sentido que hoy.Hay un corrimiento completo que afecta a todos los elementos,materiales o no, de la cultura, que va desde el vestido, la acti­tud, hasta los fines últimos de la vida. La jerarquía, la acciónrecíproca de estos valores, y por consiguiente los modelos queuno se propone, los objetos que uno anhela -todo se cstá mo­viendo dentro de nuestra cultura, que ya no tiene nada en co­mún con 1910 O 1930.

P. D. Es decir que ahora, en cierto modo, no sólo la lingüísticase halla situada en la situación central de que comenzamos ha­blando, con ese carácter de ciencia piloto, sino también que sevuelve indisociable del conjunto de las ciencias humanas.

É. B, Se hace indisociable, en efecto, sobre todo en virtud delhecho de qúe otras ciencias confluyen con ella en pos de mode­los paralelos a los suyos. Puede suministrar a ciencias cuya mate­ria es más difícil de objetivar, como la culturologia -de admi­tirse el término-, modelos que ya no habrá por fuerza queimitar \Ilecánicamente, sino que procuran cierta representaciónde lln sistema combinatorio, de suerte que estas ciencias de bcultura puedan a su vez organizarse, formalizarse a la zaga de

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ESTRUCTURALISl\IO y LINGüíSTICA 29

la lingüística. En aquello quc ya ha sido intentado en el camposocial, la primacía dc la lingüística es abiertamente reconocida.No es cn modo alguno a causa de una superioridad intrínseca,sino sencillamente porque con la lengua estamos en el funda­mcnto de toda vída de relación.

P. n. Quisiera plantearlc una pregunta que se me ocurre escu­chándolo, y que en el fondo, crco yo, sc dirige muy naturalmen­te aI universitario que es ustcd. ¿Opina usted que la ensei'ianzade la lingüística, quiero decir la ensei'ianza universitaria ordina­ria como existía, diriamos, antes de los acontecimientos, eracoherente con lo que acaba usted de decir acerca del papel de lalingüística en las ciencias humanas?

É. B. Por desgracia, en la universidad se arrastra una carga muypesada; se está (o se cstaba) sometido -ignoro qué quede- aconstrei'iimientos arcaicos, los de los exámenes, de los progra­mas, etc. Con todo, son numerosos los lingüistas que deseanrenovar las enseñanzas en la universidaó_ Pertenezco, como us­ted sabe, al College de France, donde se dispone por este ladode completa libertad, en vista de que no hay que someterse aningún programa y de que, por el contrario, es preciso que uncurso nunca se repita, a más de que no haya tampoco respon­sabilidad de cxámenes, de colación dc títulos; sólo se es respon­sable ante la cíencia y uno mismo. Ahora bien, me llama muchola atención ver que desde difercntcs rumbos se mira hacia lalingüística, hay entrc los jóvenes una curiosidad muy viva hacialas nuevas cicncias humanas. Sc aprecia, tanto en filosofía comoentre quiencs tienen conciencia de la rcalidad dc las cienciassociales, de su espccificidad, una comprensión que es un fenó­meno nuevo. De suerte que la lengua no aparece como lo hizotanto tiempo, como una cspecialidad al lado de otras, paralela,pcro no más importante. Esto alimenta la esperanza de que, enlos planos un poco idcales que se elaboran, las cosas hallaránsu nivel real, aunque. _.

P. D. Habrá quc vcr ...

É. B. No sé bicn cómo marchafÚn las cosas, pero lo importante

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30 TRANSFORMACIONES DE LA LINcüfsTICA

es esta noción de ciencia humana que, ahora, está en condicio­nes de tornarse organizadora, de reunir reflexiones dispersas,en muchos hombres que aspiran a descubrir su hogar común.Es muy importante. De manera general, estamos en la épocade las tomas de conciencia. Acaso, en el fondo, lo que caracte­rice a toda la cultura moderna sea que se vuelva más y másconsciente_ Cuando se ve cómo la gente razonaba, imaginabay creaba, en los siglos pasados y aun a principios del presente,se nota que ha cambiado algo, y las manifestaciones, las crea­ciones más espontáneas hoy en día (no sé si esté bien o mal,usted está mucho mejor situado que yo para juzgar) implicanuna porción de conciencia mucho mayor que en otro tiempo.

P. D. Creo que tiene usted razón.

É. B. Hasta el artista trata de comprender lo que hace, no es yainstrumento de la inspiración.

P. D. Creo que está dando usted una buena caracterización delarte moderno ...

É. B. Es muy nuevo ... y no creo que esto altere las calidades dela invenci6n; saber qué es rechazado y por qué, puede estimulara la conciencia hacia lo que hay que inventar, y ayudar a des­cubrir los marcos en los que puede ser inventado.

P. D. Por supuesto.

É. B. Pues me parece que en el fondo es ahí donde encontramosel problema que la lengua nos ha enseñado a ver. Al igual queno hablamos al azar, quiero decir: sin marco, que no produci­mos la lengua fuera de determinados marcos, de ciertos esque­mas que poseemos, así creo que el arte ya tampoco se producefuera de marcos o esquemas diferentes, pero que existen tam­bién. Y que se reforman o que renacen en la medida misma enque se adquiere conciencia de lo periclitado. Esta toma deconciencia es ya una vía abierta hacia el nuevo siglo. Actualmen­te, lo cual me lIama mucho la atención, se ve deshacerse el si­glo xx, deshacerse muy de prisa.

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ESTRUCTURALISMO y LINGüíSTICA

P. D. Sí, tiene uno la impresión de estar ya inás allá ...

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É. B. Muy claramente. Se tiene la sensación de haber atravesadouna de esas fases de transfomlación en algunas semanas, aun si,como pasa también, hay retrocesos momentáneos. Verdad esque nunca es fácil pasar de un siglo al siguiente, ni de una for­ma de cultura a la siguiente, pero me parece que la época favo­rece tales tomas de conciencia por el hecho mismo de que tantosvalores aceptados vuelven a estar en tela de juicio, y hasta lossistemas de producción.

P. D. Esto me parece una buena conclusión.

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2. ESTE LENGUAJE QUE HACE LA HISTORIA 1

GUY DUMUR. Nunca se habló tanto de lingüística. Con todo, pocagente sabe de qué se trata.

ÉMILE BENVENISTE. La lingüística es el intento de apresar eseobjeto evanescente que es el lenguaje, y de estudiarlo a la ma­nera como son estudiados los objetos concretos. Se trata dctransformar las palabras que vuelan -las "palabras aladas" quedecía Homero- en una materia concreta, que es estudiada, di­secada, cuyas unidades son deslindadas, aislados los niveles.Tal es siquiera una tendencia de esta disciplina, de una lingüís­tica que procura constituirse como ciencia; es decir, que trata pri­mero de constituir su objeto, de definir el modo como lo exa­mina e intenta luego forjar los métodos apropiados para cer­nir' analizar esta materia.

G. D. ¿En qué se distingue la lingüística de las antiguas cienciasdel lenguaje como, por ejemplo, la gramática, la filología o lafonética?

É. B. La liugüística pretende englobar todo esto y trascenderlo.Todo lo que atañe al lenguaje es objeto de la lingüística. Algu­nas de las disciplinas que menciona usted, la filología en parti­cular, no se ocupan sino del tenor de los textos, de su tIasmi­sión a través de las edades, etc. La lingüística se ocupa del fe­uómeno que constituye el lenguaje y, por supuesto, sin descui­dar la porción del lenguaje que se transfomla en escrito. Laspreocupaciones del filólogo no son las del lin81Jlsta, por mu­cho que éste aporte a aquél una ayuda indispensable, en parti­cular cuando es cosa dc interpretar textos en lenguas desapare­cidas, ya que el lingüista tiene necesidad de conocer el mayornÍImero posible de lenguas para definir el lengua je. Es ésta una

l Plática recogida por Cuy Dumur en ,Le Nonve1 onservatcllf, especial literario, núm.210 bis (20 de noviembre a 20 de diciembre de 1968), pp. 28-34.

r32]

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ESTE LENGUAJE QUE HACE LA HISTOR~A 33

de las direcciones por las que se adentra ia lingüística. Podríadecirse que es una dirección positiva -hay quien dice positivis­ta-, con todas las implicaciones que este término acarrea.

G. D. La lingüística es una ciencia reciente, pero tiene una histo­ria, un comienzo.

f:. !l. De hecho la lingüística ha tenido varios comienzos. Másde una vez se ha reiniciado y reengendrado a sí misma -no sindarse antecedentes cada vez. Hablando en absoluto, para nos­otros, occidentales, la lingüística nació en Grecia, cuando losfilósofos más antiguos, contemporáneos del despertar del pen­samiento filosófico, empezaron a r~flexionar acerca del instru­mento dc la reflexión, y por consiguiente acerca del espíritu yel lenguaje. Hubo otro comienzo en la Edad Media, cuandoa través de las categorías aristotélicas vuelve a iniciarse la defi­nición dc los fundamentos del lenguaje.

Hoy se descubre otro comienzo, fuera.y muy le¡os del mundoclásico: es la teoría hindú de pal)ini. Es cosa extraordinaria,una descripción lingüística puramente formal que data, segúnla cstimación más prudente, del siglo IV antes de nuestra era.Pal,lini, aquel gramático hindú, tomó como objeto la lenguasánscrita. No dice palabra de especulación filosófica; es sóloun análisis formal de los elementos constituyentes de la lengua(palabras, frases, relaciones entre las palabras, etc.), Es un tex·to sumamente ardua, de una densidad increíble (cuando es tra­ducido hacen falta diez palabras de glosa por palabra de texto),pero esta concisión es cosa buscada, pues era un conjunto defórmulas por memorizar, destinado a una enseí\anza. oral quelos maestros sc trasmitían y enriquecían con, comentarios. Estetexto es conocido en occidente desde mediados del siglo XIX,

cuando se empezó a interpretarlo, y hoy suscita de nuevo in­terés. Insisto mucho en el punto porque ahí está ya el ante­pasado dc las indagaciones científicas de hoy. Esto es válidocn particular a propósito de la cscuela estruduralista, que de­scaba apartar cl "mentalismo" (que introduce en el estudio delcnguaje nociones psicológicas), para atenerse al registro y al~málisis formal de un cuerpo de textos. Disociando las unidadesdel lenguaje se trataba dc cncontrar los elcmentos dc una es-

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TRANSFORMApONES DE LA LINGüíSTICA

tmetma V de describirlos cn su articulación: constitución vod­bel v cónsonántica de las formas, distribución cstadística de,si os elcmentos, naturaleza de las sílabas, longitud de las pala­Lus, análisis de estos elementos, análisis dc los tonos si se tra­1;;' ele! chino, de la acentuación si es una lengua qne tiene acell­,')s. Esto es el estndio de la lengua como sistema formal. Y es

,olltra semejante concepción contra lo que reacciona lln lin­:,.,iista como Chomsky, Hoy en día esta reacción no es ya indi"ir:\1al sino colectiva, En esta investigación de los orígencs dc la'.::?'iistica a lo largo de la historia, Chomsky ya no se empalma" Lo)ini sino a Descartes. Sabe usted que Chomsky es autor de:;,r'te,>Ú/n Línguistics, que va a ser traducida al francés, y redes­. ":Jre en las consideracíones de Descartes sobre el funciona­".iento de la mente la justificación filosófica de lo que por su

])• " f • • "¡,,"te ama gramatlca gcneratlva

, .. D. Entre los comienzos, y por atenernos a la cronología tri­liJ_'. "olvamos a Saussure.2

r' S2ussure no es un comienzo, es otra cosa, es otro tipo ele(,o¡"icnzo. Su aportación consiste en esto: "El lenguaje -dicc­ee, ¡,mna, uo sustancia." No hay absolutamente nada dc snstan­",a' en el lenguaje. Todas las ciencias de la naturaleza hallan.'l objeto constituido de punta a cabo. La lingüística, por su,,.,te -y es lo qne la díferencia de toda otra disciplina científi-

• - se ocupa de una cosa que no es objeto ni sustancia, pero•!,,' es forma_ Si no hay nada de sustancial en el lenguaje, ¿qué

iD que hay? Los datos del lenguaje no existen sino por sus. f'Jcncias, no valen más que por sus oposiciones. Pnede con­

¡".f!larse un guijarro en sí, sin dejar de colocarlo en la serie de.• minerales. En cambio una palabra, por sí sola, no significa"solutamente nada. Sólo por oposición, por "vecindad" o por

.1;1""nciación con otra, un sonido por relacíón con otro sonido,"sí 5ltcesivanlente.Lo historia, para Saussure, no es por necesidad una dimensión

. '" 13 lengua, no es sino una de las dimensiones posíbles y no11 historia lo que hace vivir el lenguaje, antes a la inversa.

""OS Cl1rsos de lingüística, publicados después de su muerte, datan de 1907-1911.

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ESTE LENGUAJE QUE HACE LA HISTORIA

Es cI lenguaje el que, por su necesidad, su permanencia, cons­tituye la historia.

Saussure reaccionó contra la consideración histórica que impe­raba en la lingüística cuando él escribía. Ciertamente, segui­mos, por ejemplQ, la historia del francés, durante cierto núme­ro de siglos, gracias a los textos que han sido consignados porescrito; podemos pues seguir el curso de lo que llamamos unahistoria, un desenvolvimiento de acontecimientos en el tiem­po, mas el lenguaje, en su funcionamIento, no conoce ningunarefercncia histórica, en absoluto: todo lo que decimos estácomprendido en un contexto actual y en el interior de discur­sos que son siempre sincrónicos.' No se mezcla la menor partí­cula de historia al uso vivo de la lengua. He aquí lo que Saussurequiso afirmar. A estas alturas, esto ya no sorprende a nadie; cuan­do lo enunció, hace unos sesenta alios, cuando la lingüísticallevaba la impronta de una concepción histórica, diacrónica, dela lengua -cada lengua era considerada como una etapa en unelevenir, y descrita como tal-, era una novedad importante. Ha­blando, nos referimos a situaciones que son siempre situacionespresentes o situadas en función del presente, de suerte que,cuando evocamos pasado, es siempre en el seno del presente. Sipodemos hablar, si nuestra lengua nos da manera de construirfrases, es porque unimos palabras que valen a la vez por lossintagmas 4 y por su oposición. Saussure se dio cuenta de quehay, así, dos ejes en la manera de ver la lengua, a los que llamósincrónico y diacrónico. Hacemos dos cosas al hablar: dispone­mos palabras; todos los elementos de estas ordenaciones repre­scntan cada uno una elección entre varias posibilidades; cuan­do digo "soy", he eliminado Hsois", "era", Hseré", etco Es pues,ele una serie que se llama paradigma, una fonna la que elijo,y así para cada porción de un enunciado que se constituye ensmtagma. Aquí tiene usted el principio y la clave de lo que sellama estructura. Para alcanzarla es preciso: 1) aislar los ele-

" "La lillgliística sincronica sc oCllpará dc las relaciones lógicas y psicológicas queunen términos coexistcntes y que fonnan sistema, tal como aparecen a la concienciacolectiva. La Jingiiística diacrónica estudiará por el contrario las relacidnes que unentérminos sucesivos no apercibidos por lIna misma conciencia colectiva, y que se re·emplazan linos a otros sin formar sistel1la entre sí." (Saussure, °trad. de A. Alonso.)

I Grupo de palabras que fonnan una unidad dentro de una frase.

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36 TRANSFORMACIONI-:S DE LA LINGüíSTICA

mentos distintivos de un conjunto finito; 2) establecer las leyesde combinación de estos elementos.

Cuanta vez se dispone de estas posibilidades, se construyeuna estructura. La sociedad es una estructura: hallamos en ellaelementos dispuestos de cierto modo; tenemos hombres y mu­jeres de distintas edades, en diferentes situaciones, en diferen­tes clases; por lo tanto, tenemos ya las identidades y las diferen­cias que permiten constituir un juego, y la primera caracterís­tica de un juego es que haya un número limitado de piezas;luego, hace falta que cada elemento sea otra cosa que el otro:que sacerdote sea cosa distinta de obrero y obrero cosa distintade soldado, y así sucesivamente. Puede intentarse constituirnna especie de combinatoria con estos elementos. Así es comoel problema se plantea teóricamente.

G. D. ¿Y el signo, el valor simbólico del lenguaje? El sistema queacaba usted de describir es positivismo ... ¿En qué momentointerviene la semiología?'

É. B. Estamos aquí ante el problema esencial de hoy, el que vamás allá de lo que corrientemente se entiende por estructura­lismo, con todo y que el estructuralismo lo implique. ¿Qué esel signo? Es la unidad de base de todo sistema significante. Tie­ne usted un sistema significante, que es la lengua. Pueden en­contrarse otros. Saussure citó dos o tres: el lenguaje de los sor­domudos, por ejemplo, que opera con otras unidades, las ges­tuales; citó igualmente, y es más discutible, el ritual de los ges­tos de cortesía. Pero es un repertorio limitado: no puede decir­se con gestos de cortesía todo lo que el lenguaje permite decirpero, a grandes rasgos, es del mismo orden. He aquí sistemassignificantes. La sociedad por sí misma no puede ser dicha sise la toma en bloque como sistema significante.

G. D. Se ha interesado usted en el lenguaje de las abejas, talcomo permiten estudiarlo los trabajos de Von Frisch. ¿Es delmismo orden?

G "Ciencia que estudia la vida de los signos en el seno de la vida social." (53\15­sure.)

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ESTE L1'~NCUAJE QUE HACE LA HISTORIA 37

É. 11. Ese lenguaje tiene una significación. Por lo que alcanza­mos a entenderlo, las danzas de las abejas representan algunacosa y sus compañeras lo comprenden. Este lenguaje es signi­ficante porque dicta un comportamiento que verifica la perti­ncncia significante del gesto. En cambio, si hago un gesto paraabrir un libro, es un gesto útil pero no significa, no tiene alcan­cc conceptual.

En sentido estricto, el estructuralismo es un sistema formal.No dice absolutamente nada acerca de lo quc llamamos la signi­ficación. La ponemos entre paréntesis. Suponemos que todoel mundo comprende que si decimos: "Usted tiene hambre"ponemos "tiene" a causa de "usted". Hay pues una combinato­ria con ciertas correlaciones codificadas, fijadas por un códigode convención: usted va con tiene y no con tenemos. Pero ¿quésignifica "tener"? Cuando digo: "Usted tiene razón", el verbo"tcner" ¿significa lo mismo que si digo: "Usted tiene frío"?Esto no interesa en lo más mínimo al estructuralismo: interesaa la semiología.

G. D. Pero ¿no son confundidos a menudo semiología y estruc­turalismo?

É. 11. Tengo la impresión de que en las discusiones a las que alu­de usted se confunden muchas cosas. Lo que más se echa demenos es rigor en el empleo de los términos y conocimíentode los límites dentro de los cuales quieren decir algo: son con­ceptos operatorios. No hay que tomarlos por verdades eternas.

G. D. La lingüística se alimenta de cierto número de ciencias, oal menos de observaciones, y pienso que una de las primerascosas que han servido a la lingüística fue la gramática compara­da, la comparación de lenguas entre ellas, incluyendo las len­guas "prül1itivas".

i:. B. Es exacto, salvo que hoy ya no se emplea la pala~ra "pri­mitivo", como tampoco la expresión "sociedades primitivas" ...Hasta los alredee~res de 1900 puede decirse que- hubo prima­CÍa de las lenguas indoeuropeas. Seguimos su historia durantemilenios; tienen literaturas muy bellas, muy ricas. que nutren

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38 TRANSFORMACIONES DE LA LlNGÜÍSTICA

el humanism.o; de ahi que hayan sido privilegiadas. Hacia 1900'hubo gente, particularmente estadounidenses, que dijeron: "Losconceptos de ustedes son irreales o, en todo caso, muy parcia­les, no tienen ustedes en cuenta más que una parte del mundolingüístico: el mundo indoeuropeo. Hay multitud de lenguasque escapan a sus categorías." Esta advertencia fue muy útily estas lenguas, sobre todo las lenguas indígenas de América,que he estudiado personalmente, resultan muy instructivas porlo que nos hacen conocer en materia de tipos de categorizaciónsemántica y de estructura morfológica, rotundamente diferen­tes de lo que los lingüistas formados dentro de la tradiciónclásica consideraban inherente al espiritu humano.

G. D. Teniendo en cuenta esas diferencias fundamentales, ¿pue­de hablarse de psicologias diferentes? Dijo usted hace un mo­mento que el lenguaje es un hecho en sí, que nada debe a lahistoria.

É. B. En su ejercicio. Pues por otra parte toda lengua es siem­pre una lengua heredada y tiene un pasado detrás. No hay razónpara pensar que las lenguas de los aborígenes de Australia ten­gan detrás menos pasado que las indoeuropeas. Sólo que nohay testimonio escnto de ese pasado. Es la gran escisión en lahumanidad: hay pueblos que tienen lenguas escritas, otrosque no.

G. D. A propósito de esas lenguas no indoeuropeas, ¿qué puedeaportar a la lingüística un antropólogo como Lévi-Strauss?

É. B. Siempre es útil ver cómo un etnólogo conceptualiza lascategorías sociales, puesto que, en esas lenguas, estamos muchomás cerca de la representación social que en las lenguas nues­tras, mucho más desprendidas de su objeto. En nuestras socie­dades hay una capacidad de distanciamiento, de abstracción en­tre la lengua y los objetos concretos que describe. Pueden cons·truirse lenguas sobre lenguas, lo que se llaman metalenguajes,lenguas que sirven para describir una lengua, y tal es su sola yúnica función.

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ESTE LENGUAJE QUE HACE LA HISTORI~

G. D. ¿Podría ponenlle un ejemplo?

É. B. La lengua dc la gramática, que dcscribe el uso de las fm ¡"d·

de la lengua, es un metalenguaje: hablar de sustantivo, de .. ¡vcrbio, de vocal, de consonante, es hablar un metalengu;;lc.Todo el vocabulario del metalenguaje no halla aplicación ,,]:i,quc en la lengua. Este metalenguaje puedc a su vcz scr dcsuit"en una lengua "formalizada" en símbolos lógicos, plantcaildulas relaciones de implicación entre talo cual catcgoria lingiiística. Por ejemplo, en el verbo francés la persona está implicó'da: no puede emplearse una forma verbal (salvo el infinitivo)quc no acarree referencia a la persona. Tal pasa cn franu:'';,pero no forzosamente por doquier.

Con csto son ya dos niveles. Con una mente más lleva(]j a Lsimbolización matemática, es posible aleanzar otro ni\ el .!,abstracción. En cambio, lo que se conocc de las lengu", desocicdadcs arcaicas son textos, trasmitidos oralmente, kvcnd,1Co nlitos, son textos tradicionales, no simples narracion¿:s. R:tuales que sirvcn para que llueva, para quc crezcan las pL.nt]s.En este sentido, se cstá mucho más cerca de la realidad vivida.de la experiencia. Sin ir más lejos, los análisis de los etnógrdG~

pueden resultar muy esclarecedores.

G. D. Hay otra disciplina que ha prestado servicios a latica: el psicoanálisis. ¿No hay en Frcud reflexiones quc ':,' l

lllen acerca del funcionamiento del lenguajc?

É. B. No son muy numerosas, pero todas sou importantes, '.Li,·'·tivas, instructivas, aunque 110 conciernan sino al lenguaje urchnario. Está lo que pudiera llamarse la rctórica onírica' de Fru'.d-no cs él quien emplea la expresión. Descubrió que el sue",:habla. Pero sólo el psicoanalista puede comprender este le"guajc. Freud intentó dar con sus rudimentos. Es aquí donde.;;terviene, según yo, una especie de retórica articulada pm iu;'genes, sumamentc sugestivas, y que, bajo la aparicncia ,!e ..encadenamiento incoherente, halla, gracias a Freud, nna es!"dc significación con referencia a cosas muy hondas.

"~. D. ¿Considera usted que el lenguaje del inconscicnte. ljlC nI;

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....0 TRANSFORMACIONES DE LA LINGüiSTICA

es hablado, es tan importante como otro para su estudio lin­güístico?

É. B. He tratado de indicar una analogía entre el lenguaje delinconsciente y lo que llamamos las grandes unidades, un dis­curso entero, un poema entero, a los que puede hallárseles unsentido a menudo muy alejado del literal. Puede usted escri­bir una carta cuyo sentido profundo será exactamente lo con­trario de lo que las palabras tienen aire de significar. Es asícomo opera la significación en e! interior de un sueño. Igual­mente, un discurso que trata de conmoverlo puede empujar adeterminada conducta sin pregonarla jamás. Ahí tiene usted re­tórica, es decir un segundo sentido, diferente de! literal y queactúa sobre la afectividad.

G. D. Ha pronunciado usted la palabra poema. ¿Acaso el lengua­je poético es interesante para la lingüística?

É. B. Inmensamente. Pero e! trabajo apen,as empieza. No pucdedecirse que estén aún claramente definidos e! objeto de estudio,e! método por emplear. Hay tentativas interesantes, pero quemuestran la dificultad de salir de las categorías utilizadas parae! análisis de! lenguaje ordinario.

G. D. A partir de la lingüística y del estructuralismo hemos vistocrearse obras cada vez más difíciles, cada vez menos accesiblesa la mayoría. ¿Le parece fundada semejante oscuridad?

É. B. Veo ahí dos cosas, y no sé si la idea que me hago al rcs­pecto coincide con e! sentir de quienes las realizan. 1) Un in­tento muy nuevo, curioso, de sacudir todo lo que es inherenteal lenguaje, es decir, cierta racionalización que el lenguaje apor­ta por necesidad; de destruirla en e! interior de! lenguaje, aun­que sin dejar de servirse de él. Tiene usted aquí una lengua quese vuelve contra sí misma y que trata de refabricarse a partir deuna explosión previa. 2) Habla usted de la no comprensión,precio de algunas creaciones: me parece que entramos en unperíodo de experimentación. No todo lo que se imprime estáhecho para ser leído, en el sentido tradicional; hay nuevos mo-

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ESTE LENGUA JI~ QUE HACE LA HISTORIA 41

dos de lectura, adecuados a los nuevos modos de escritura. Estosintentos, estos trabajos, no interesan por el momento más quea los profesionales, a los demás escritores, hasta el momento-si es que lIega- en que se desprenda algo positivo. Es volvera poner en tela de juicio todo el poder significante tradicionaldel lenguaje. Se trata de saber si el lenguaje está destinado adescribir siempre un mundo idéntico por medios idénticos, va­riando solamente la selección de los epítetos o de los verbos.O bien si puede uno considerar otros medios de expresión nodescriptivos y si hay otra calidad de significación que nacierade tal ruptnra. Es un problema.

G. D. En su enseüanza ¿tiene usted la impresión de que prolon­ga un estudio que usted inició hace mucho, o es cada vez unlluevo comienzo?

':. B. Hay de las dos cosas. Evidentemente, cierto número deinterrogantes lo acompaüan a uno toda la vida, pero, despuésde todo, acaso sea incvitable en la medida en que tiene unosu manera de ver las cosas. Pero está el enriquecimiento conti­nuo del trabajo, de la lectnra, el estimulo que viene de los de­más. Aprovecho también del desarrollo de todas las cienciasque siguen la misma corriente. Dnrante largo tiempo la únicacompañera de la lingüística era la filología.

Ahora vemos dcsarrollarse todo el conjunto de las cienciashumanas, toda una gran antropología (en el sentido dc "cienciageneral del hombre") que se fOfila. Y se advierte que las cien­cias del hombre son, en el fondo, mucho más difíciles que lasciencias de la naturaleza, y no por azar son las últimas que hannacido. Hace falta gran capacidad de abstracción y de genera­lización para empezar a entrever los desenvolvimientos de losque es sede el hombre.

G. D. ¿No le parece que la moda de la lingüística será sustitui­da por la otra moda de la epistemología?

É. B. ¡Por supuesto, si considera usted la lingüística como unamoda! Para mi no lo es.

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42 TRANSFORl\IAcrONES DE LA l.INCÜÍSTICA

G. D. Naturalmente, pero cuando dice usted que cs prcciso qnelos conocimientos del hombre confluvan, la ciencia de las cicll'cias debiera ser la epistemología. .

É. B. La epistemología es la teoría del conocimiento. Cómo seaadquirido este conocimiento, no es cosa dicha dc alltenlano.Hay muchas posibilidades de epistemología. La lingüistica esuna epistemología, puede eonsiderársc1a como tal.

G. D. Sí, pero decía usted que todas las ciencias le han salido alencuentro.

É. B. Tengo la conciencia cada vez más viva de que e! ,li,e! SIgo

nifieante une el conjunto de las ciencias del hombre y de quc,por lo tanto, llega un momento cn qne es posible plantearseesta pregunta: "¿Puede leerse una significación en nocionesque hasta el presente parecían pertenecer a la naturaleza pmay simple?" Ahora se encuentran analogías entre la lengna v laccononlÍa.

Cuando le decía que vemos hoy csta especie de convergenciaentre varias ciencias, cra para subrayar que se descubren las mis·mas articulaciones en las nociollcS tal como las han configura·do ciertas mcntcs que de fijo no tenían presentes las categoríaslingüísticas. Es esta convergencia lo interesante, lo que sc vuel·ve un nucvo problema para nosotros. La epistemología, comoustcd ve, cs cosa que se construye y se reconstruye de eOlltinuoa partir de la ciencia tal como se va haciendo.

G. D. ¿Desea usted que haya muchos estudiantes de lingüistica?La lingüística ¿es útil para otros estudios o no cs más qne Ullaespecialización?

É. B. HaY'que distinguir. Hay varias lingüísticas, hay varias ma·lleras de practicarlas. Haya la vez, al mismo tiempo, estudiosde varios tipos, unos de naturaleza Imis tradicional, otros dcíndole más avanzada, y hay lo que cae cntrc medias: estudiosqne son la conversíón de principios generales en aplicación, etc.Cada quien hace lo que puede, pero creo, por una parte, quchay mucho por hacer y, por otra, que pasar por aquí da a la

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t;STE LENGUA JE QUE HACE LA IllSTORIA 43

mente cierta fomlación. Pienso por supuesto en aquellos que nose interesan en el asunto particulamlente. Para los que sí, esotra cosa, no hay que decir por qué. Estos estudios pueden serformadores en el sentido de que destruyen muchas ilusionesque se hace uno espontáneamente y que son muy tenaces en elpúblico, acerca del valor absoluto de la lengua, los valores ab­solutos que cada quien halla en su propia lengua en compara­ción con otras. Esto pcrmite al cspíritu tomar cierta distancia,lo cual es muy útil. A partir de aquÍ, puede generalizarse la mis­ma actitud y ver que de hccho existen muchos modos de consi­derar, en el dominio literario, por ejemplo, una obra, y queno hay sólo nna manera dc comprender a un autor. Pncde haberpuntos de vista nuevOs aplicados a obras tradicionales, y queno por ello las destruyen.

G. o. ¿Hay obras de crítica literaria que hayan satisfecho a ustedparticularmente?

É. B. Veo tentativas interesantes de estudiar, con rigor, obras alas que hasta la fecha sólo se podían aplicar calificativos subjeti­vos ("Es bello", "Es conmovedor", etc.) o epítetos convencio­nales. Ahora sc intenta construir sistemas que permitan encon­trar las verdaderas dimensiones dc la expresión literaria y de laobra literaria.

G. o. ¿Piensa usted en los trabajos rcalizados gracias a las com­putadoras?

É. B. No en especial. No creo que la máquina intervenga a estenivel. Pensaba sobre todo en lo que se llama explicación litera­ria, el análisis literario, cuyos métodos se renuevan por mediode parámetros" y qne pueden dcsconcertar a quienes sustentandisciplinas tradicionales. Pcro prccisamente aquí la iniciación ala lingüística puedc dar mayor soltura, permite acoger másabiertamente nocioncs o indagacioncs que apuntan a coordinarla tcoría de la literatura y la de la lengua. Como usted ve -y

8 Elemento COllStante en un cálculo.

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H TRANSFORMACIONES DE LA LINGüíSTICA

que sea nuestra conc1usión-, hoy muchas cosas se colocan o sedesplazan en la perspectiva de la lengua. Estos cambios nos im­ponen una readaptación continua; pues son cambios en profun­didad de donde nacerán acaso nuevas ciencias

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u. LA COMUNICACIóN

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3. SEMIOLOGIA DE LA LENGUA 1

La semiología tendrá mucho quehacer sólo para ver dónde acaba sudominio.

FERDlNAND DE SAUSSURE 2

Desdc quc aquellos dos genios antitéticos que fueron Peirce ySaussure concibieron, desconociéndose por completo y más omenos al mismo tiempo: la posibilidad de una ciencia de lossignos, v laboraron para instaurarla, surgió un gran problema,qne aún no ha recibido forma precisa y ni siquiera ha sido plan­teado con claridad, en la confusión que impera en este campo:¿cuál es cI pucsto de la lengua entre los sistemas de signos?

Peirce, volviendo con la forma semeiotic a la denominación"'H'flWTlzi¡ quc John Locke aplicaba a una ciencia de los signosy de las siglllficaciones a partir de la lógica concebida, por suparte. como cicncia del lenguaje, se dedicó toda la vida a la ela­boración dc este concepto. Una masa enorme de notas atesti­gua su esfuerzo obstinado de analizar en el marco semiótico lasnociones lógicas. matemáticas, físicas, y hasta psicológicas y reli­giosas. Llevada adelante durante una vida entera, esta reflexiónse construvó un aparato cada vez más complejo de definicionesdestinadas a distribuir la totalidad de lo real. de lo concebidoy de lo vivido cn los diferentes órdenes de signos. Para construiresta "álgebra universal de las relaciones", Peirce estableció unadivisión triple dc los signos en ICONOS, INDICIOS Y SíMBOLOS, que

1 SmJiotíla, La Jim-'l, :\Iollton & Ca., I (1969), 1, pp. 1-12, Y 2. pp. lZ7·IH.~ ;'\:ota manuscrita ptlbh('ada en los Cahiers Ferdinand de Saus5ure, 15 (1957), p. 19." Charles S. Peirce (1839·1914); Ferdinand de SausslIle (18'1-1913)4 "'\ly univcrsal algenIa of rdatíons. with the subjacent índices ¡¡nd ~ and n is

susceptible uf hcing ('nlarged so as to LOlllprise cverythíng 311d so, still bettcr. though]Jot to ¡(ka! pcrfCCtiOll, j~ the s;.stC1l1 of cxistcntial graphs·' (Pcircc, Sc1cctcd \'(!rjtillg.~,

Philip P. \\,icnI:T, red" Do\'cr l'tlbli<;¡¡tiolls, 1958, p. 3S9).

[~7]

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48 LA COt\IUNICACIÓN

es punto más o menos lo que se conserva hoy en día .de la in­mensa arquitectura lógica que subtiende.

Por lo que conciernc a la lengua, Peirce no formula nada prc­ciso ni específico. Para él la lengua está en todas partes y en nin­guna. Jamás se intercsó en el funcionamiento de la lengua, sies que llegó a prestarle atcnción. Para él la lengua se reduce alas palabras, que son por cierto signos, pero no participan dcuna categoría distinta o siquicra dc una especie constantc. Laspalabras pertenecen, en su mayoría, a los "símbolos"; algunasson "indicios", por cjemplo los pronombres demostrativos, y aeste título son clasificadas con los gestos correspondientes, asíel gesto de seiíalar. Así que Peirce no tiene para nada en cucntael hecho de que semejante gesto sea universalmente comprendi­do, en tanto que el demostrativo forma parte de un sistema par­ticular de signos orales, la lengua, y de un sistema particularde lengua, el idioma. Además, la misma palabra puede apareccren distintas variedades de "signo": como QUALlSIGN, como SIN­

SIGN, como LEGISIGN' No se ve, pues, cuál sería la utilidad ope­rativa d~ semejantes distinciones ni en qué ayudarían al lingüistaa construir la semiología de la lengua como sistema. La díficul­tad que impide toda aplicación particular de los conceptos peir­cianos, fuera de la tripartición bien conocida, pero que no dejade ser un marco demasiado general, es que en definitiva el signoes puesto en la base del universo entero, y que funciona a la vezcomo príncipio de definición para cada elemento y como prin­cipio de explicación para todo conjunto, abstracto o concreto.El hombre entero es un signo, su pensamiento es un signo," suemoción es un signo.' Pero a fin de cuentas estos signos, que

¡¡ "As it is in itself, a sigo is either of thc natme of an appearance, whcn I canit a QU.... LlSIGN; or secondly, it is an individual object ar event, when 1 ca\J it aSINSIGN (the syllable sin being the first syllable of semel. simul, singular, etc.); al

thirdly, it is of the natme of a general type. when 1 call it a LEGISIGN. As wc use tileterro 'word' jo mast cases; saying that 'the' is oue 'word' and 'an' is a secan<!'word', a 'word' is a legisign. But when wc say of a page in a book, tha! it has 250'words' IIpon jt, of which twenty are 'the's', the 'word' is a sinsign. A sinsign soembodying a legisign, 1 term a 'replica' of thc lcgisign" (Pcirce, op. cit., p. 391).

1I " ••• the word or sign which man uses is the man himself. For, as the fact thatcvcry thought is a sign, takcn in conjunction with tlle fact that life is a train ofthought, proves that man is a sign; so that every thol1ght is an F.XTF.RNAL sign provesthat lllan is .!'l externa1 sign" (Peiree, op. cit., p. 71).

! "Everything in which we tale the least interest creates in liS its particular ClllO'

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SEl\IIOLOGÍA DE LA LENGUA 49

son todos signos de otros, ¿de qué podrian ser signos QUE NO

FUERA signo? ¿Daremos con el punto fijo donde amarrar laPRIMERA relación de signo? El edificio semiótico que constru­ye Peirce no puede incluirse a sí, mismo en su definición. Paraque la noción de signo no quede abolida en esta multiplicaciónal infinito, es preciso que en algún sitio admita el universo unaDIFERENCIA entre el signo y lo significado. Hace falta, pucs, quetodo signo sea tomado y comprendh.lO en un SISTEMA de sig­nos. Ahí está la condición de la SIGNIFICANCIA. Se seguirá, con­tra Peirce, que todos los signos no pueden funcionar idéntica­mente ni participar de un sistema único. Habrá que constituirvarios sistemas de signos, y entre esos sistemas explicitar unarelación de diferencia y de analogía.

Es aquí donde Saussure se presenta, de plano, tanto en la me­todología como en la práctica, en el polo opuesto de Peirce.En Saussure la reflexión procede a partir de la lengua y la tomacomo objeto exclusívo. La lengua es considerada en sí misma,a la lingüística se le asigna una tríple tarea:

1] Describir en sincronía y diacronía todas las lenguas cono­cidas; 2] deslindar las leyes generales que actúan en las lenguas;3] delimitarse y definirse a sí mísma'

Programa en el cual no se ha observado que, bajo sus airesracionales, trasunta algo raro, que constituye precísamente sufuerza y su audacia. La lingüística tendrá pues por objeto, entercer lugar, definirse a sí misma. Esta tarea, si se acepta com­prenderla plenamente, absorbe a las otras dos y, en un sentido,las destruye. ¿Cómo puede la lingüística delimitarse y definirsea sí misma, si no es delimitando y definiendo su objeto propio,la lengua? Pero ¿puede entonces desempellar sus otras dos ta­reas, designadas como las dos primeras que, le incunibe ejecutar,la descripción y la historia de las lenguas? ¿Cómo podría lalingüística buscar las fuerzas que intervíenen de manera perma­nente y universal en todas las lenguas y deslindar las leyes gene­rales a las que pueden reducírse todos los fenómenos particula­res de la historia, si no se ha empezado por definir los poderesy los recursos de la lingüística, es decir, cómo capta el lengua-

tion, however slight this emotion may be. This emotion is a sign and a predicate ofthe thing" (Pcircc, oj>. cit., p. 67).

~ F. de Sallssure, Cours de lillgllistiquo généraJe (abreviado C. L. G.), 4'" ed., p. 21.

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50 LA COMUNICACIÓN

je, y así la naturaleza y los caracteres propíos de esta entidadque es la lengua? Todo se interrelacIOna en esta exigencia y ellingüista no puede mantener una de sus tareas aparte de lasdemás ni .asumir ninguna hasta el fin si no tiene por principiode cuentas conciencia de la singularidad de la lengua cntrctodos los objetos de la ciencia. En esta toma de conciencia rc­side la condición previa a todo otro itinerario activo y cognitivode la lingüística, y lejos de estar en el mismo plano que lasotras dos y de suponerlas cumplidas, esta tercera tarea -"deli­mitarse y definirse a sí misma"-, da a la lingüística la misiónde trascenderlas hasta el punto de suspender su consumaciónpor mor de su consumación propia. Ahí está la gran novedad delprograma saussuriano. La lectura del Cours confirma fácilmen­te que para Saussure una lingüística sólo es posible con estacondición: conocerse al fin descubriendo su objeto.

Todo procede entonces de esta pregunta: "¿Cuál es el objetoa la vez íntegro y concreto de la lingüística?"," y la primeramisión aspira a echar por tieira todas las respuestas anteriores:"de cualquier lado que se mire la cuestión, en ninguna parte senos ofrece entero el objeto de la lingüística".1O Desbrozado asíel terreno, Saussure plantea la primera exigencia metódica: hayque separar la LENGUA del lenguaje. ¿Por qué? Meditemos laspocas líneas en donde se deslizan, furtivos, los conceptos esen­ciales:

Tomado en su conjunto, el lenguaje es multiforme y heteróclito; ,1

caballo en diferentes dominios, a la vez físico, fisiológico y psíquicu,pertenece además al dominio individual y al dominio social, no sedeja clasificar en ninguna de las categorías de los hechos humanos, por­que no se sabe cómo desembrollar su unidad.

La lengua, por el contrario, es una totalidad en sí y un principio declasificación. En cuanto le damos el primer lugar entre los hechos delenguaje, introducimos un orden natural en un conjunto que no sepresta a ninguna otra clasificación.u

La preocupación de Saussure es descubrir el principio de uni­dad que domina la multiplicidad de 10$ aspectos con que nos

• C. L. G., p. 23 (trad. de A. Alonso).10 C. L. G., p. 24.11 C. L. G., p: 2),

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SE;"IIOLOGíA DE LA LENGUA

aparece el lenguaje. Sólo este princIpIO permitirá clasific¿hechos de lenguaje entre los hechos humanos. La reducción'hlenguaje a la lengua satisface esta doble condición: pc,"",plantear la lengua como principio, de unidad y, a la vez, c:,e,,;trar el lugar de la lengua entre los hechos humanos. Princ'i)"de la unidad, prineipio de clasifieación -aquí están intro,j"e:dos los dos conceptos que por su parte introducirán la su,,;ulogia.

U"o y otro son necesarios para fundar la lingüistica u.,,·,ciencia: no se concebiría una ciencia incierta acerca de su [) 1.- 1:

to, indecisa sobre su pertenencia. Pero mucho más allá de l"<.cuidado de rigor está en juego el estatuto propio del conjlml'de los hechos humanos.

Tampoco aquí se ha notado bastante la novedad del cam:;;,saussuriano. No es cosa de decidir si la lingüística está más cccc,de la psicología o de la sociología, ni de hallarle un lugar ('l.

seno de las disciplinas existentes. El problema es planteado ,;otro nivel, y en términos que crean sus propios conceptos. 1,lingüística forma parte de una ciencia que no existe tod""i.que se ocupará de los demás sistemas del mismo orden en (j

conjunto de los hechos humanos, la SEMIOLOGÍA. Hay qu(' (itar la página que enuncia y sitúa esta relación:

La lengua es un sistema de signos que expresan ideas, y por eso cu;\'parable a la escritura, al alfabeto de los sordomudos, a los ritos sill1hi"licos, a las formas de cortesía, a Jas señales militares, etc., etc. Sólo (]t1\

es el más importante de todos esos sistemas. .Se puede, pues, concebir una ciencia que estudie la vida de los sigm;·

en el seno de: la vida social. Tal ciencia sería parte de la psicologÍ;i :~()

cial, y por consiguiente de la psicología general. Nosotros la .1lamarCj'if)"semiología (del griego sémeion 'signo'), Ella nos tnseñará en qué v· ~

sisten los signos y cuáles son las leyes que los gobiernan. Puesto ti'!'.

todayía no existe, no se puede decir qué es lo que ella será; peTO b'derecho a la existencia, y su lugar está determinado de antemano. La Ji!;

güística no es más que una parte de esta ciencia general. Las leyes ~;' ~':

la semiología descubra serán aplicables a la .lingüística, y así es COIllO !:tlingüística se encontrará ligada a un dominio bien definido en el (':"'1'

junto de los hechos humanos.Al psicólogo toca determinar el puesto exacto de la semiología; ]:.! ¡

rea del lingüista es definir qué es lo que hace de la lengua un sistc'

1~ .\qu¡ Saussmc rC~l\itc a Ad. Naúllc-, CI"ssifjt'atjoll des st'icIKl'S, 2(1 cd., p. Ivi.

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52 LA COMUNICACIÓN

especia) en el conjunto de los hechos semiológicos. rvlás adelante volve­remos sobre la cuestión; aquí ~ólo nos fijamos en esto: si por vez pri­mera hemos podido asignar a la lingüística un puesto entre las cien.cias es por haberla incluido en la semiología.13

Del largo comentario que pediria esta página, lo principalquedará implicado en la discusión que emprendemos más ade-­lante. Nos quedaremos nada más, a fin de realzarlos, con loscaracteres primordiales de la semiología, tal como Saussure laconcibe, tal, por lo demás, como la había reconocido muchoantes de traerla a cuento en su enseñanza."

La lengua se presenta en todos sus aspectos como una duali­dad: institución social, es puesta a funcionar por el individuo;discurso continuo, se compone de unidades fijas. Es que la len­gua su unidad y el principio de su funcionamiento? En su carác­consiste en "un sistema de signos en el que sólo es esencial launión del sentido y de la imagen acústica, y donde las dos par­tes del signo son igualmente psíquicas"." ¿Dónde hall~ la len­gua su unidad y el principio de su funcionamiento? En su carác­ter semiótico. Por él se define su naturaleza, por él también seintegra a un conjunto de sistemas del mismo carácter.

Para Saussure, a diferencia de Peirce, el signo es ante todouna noción lingüística, que más ampliamente se extiende a cier­tos órdenes de hechos humanos y sociales. A eso se circunscribesu dominio. Pero este dominio comprende, a más de la lengua,sistemas homólogos al de ella. Saussure cita algunos. Todos tie­nen la característica de ser sistemas de SIGNOS. La lengua es sóloel más importante de esos sistemas. ¿El más importante vistaslas cosas desde dónde? ¿Sencillamente por ocupar más lugar enla vida social que no importa cuál otro sistema? Nada permitedecidir.

El pensamiento de Saussure, muy afirmativo a propósito dela relación entre la lengua y los sistemas de signos, es menos cla­ro acerca de la relación entre la lingüística y la semiología, cien­cia de los sistemas de signos. El destino de la lingüística serávincularse a la semiología, que a su vez formará una parte de la

" C. L. e., pp. 33-14.u La noción y el término estaban ya en una nota manuscrita de Saussure publica­

da por R. Gode?, SOUlces manuscrites, p. 46, Y que data de'1891 (d. p. 37)." C. L. e., p. 32.

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SEM1QLOCÍA DE LA I,ENGUA 53

psicología social y, por consiguiente, de la psicología general.Pero hay que esperar que la semiología, ciencia que estudia "lavida de los signos en el seno de la vida social", esté constituidapara que averigüemos "en qué consisten los signos y cuáles sonlas leyes que los gobiernan". Saussure encomienda pues a laciencia futura la tarea de definir el signo mismo. Con todo, ela­bora para la lingüística el instrumento de su semiología propia,el signo lingüístico: "Para nosotros. " el problema lingüísticoes primordialmente semiológico, y en este hecho importante co­bran significación nuestros razonamientos." 16

Lo quc vincula la lingüística a la semiología es el principio,puesto cn el centro de la lingüística, de que el signo lingüísticocs "arbitrario". De manera general, el objeto principal de la se­miología será "el conjunto de sistemas fundados en lo arbitra­rio del signo"." En consecuencia, en el conjunto de los siste­mas de expresión, la superioridad toca a la lingüística:

Se puede, pues, decir, que los signos enteramente arbitrarios son los quemejor realizan el ideal del procedimiento semiológico; por eso la len­gua, el más complejo y el más extendido de los sistemas de expresi6n.es también el más característico de todos; en este sentido la lingüística,puede erigirse en el modelo general de toda semiología, aunque la len~

gua no sea más que un sistema particular.18

Así, sin dejar de formular netamente la idea de que la lin­güística tiene una relación necesaria con la semiología, Saussu­re se abstiene de definir la naturaleza de esta relación, de no sera través del principio de la "arbitrariedad del signo" que go­bernaría el conjunto de los sistemas de expresión y ante todode la lengua. La semiología como ciencia de los signos no pasade ser en Saussure una visión prospectiva, que en sus rasgos másprecisos es modelada según la lingüística.

En cuanto a los sistemas que, con la lengua, participan de lasemiología, Saussure se limita a citar de pasada algunos, sinsiquiera agotar la lista, ya que no adelanta ningún criterio deli­mitativo: la escritura, el alfabeto de los sordomudos, los ritossimbólicos, las formas de cortesía, las señales militares, etc."

16 c. L. G., pp. 34-3).17 C. L. e., p. 100.UI C. L. G., p. 101.ID Antes, p. 5"1.

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LA COMUNICACIÓN

nr otro lado, habh de considera. >s ritos, las costumbres, etc.,:1m o signoS.20

Volviendo a este gran problema en el punto en quc Saus­'!re lo dejó, desearíamos insistir ante todo en la necesidad de

.,,, esfuerzo previo de clasificación, si se quiere promover el,·dlisis y afianzar los fundamentos de la semiología.

Nada diremos aquí de la escritura; reservamos para un exa­"CIl particular ese problema difícil. Los ritos simbólicos, las,,!finas de cortesía, ¿son sistemas autónomos? ¿De veras es posi­·le ponerlos en el mismo plano que la lengua? Sólo mantienenma relación semiol6gica por mediación de un discurso: el'mito" que acompaña al "rito"; el "protocolo" que rige las for­nas de cortesía_ Estos signos, para nacer y establecerse como

cisterna, suponen la lengua, que los produce e interpreta. De'lodo que son de un orden distinto, en una jerarquía por defi­nir. Se entrevé ya que, no menos que los sistemas de signos,¡as RELACIONES entre dichos sistemas constituirán el objeto dela semiología.

Es tiempo de abandonar las generaH<jades y de abordar porfin el problema central de la semiología, el estatuto de la lenguacntre los sistemas de signos. Nada podrá ser asegurado en teo­ría mientras no se haya adarado la noción y el valor del signo• ;t los conjuntos donde ya se le puede estudiar. Opinamos que',;te C'Camen debe comenzar por los sistemas no lin~üísticos.

;,

] papel del signo es representar, ocupar el puesto de otra cosa,ocándola a título de sustituto. Toda definición más precisa,

"e distinguiría en particular diversas variedades de signos, su­•.''i1C una reflexión sobre el principio de una ciencia de los sig­., de una semiología, y un esfuerzo de elaborarla. La más mí­

"",8 atención a nuestro comportamiento, a las condiciones devida intelectual y social, de la vida de relación, de los nexosplOducción y de intercambio, nos muestra que utilizamos a

,,' C. L. e., p'. 35.

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SEI\UOLOcfA DE LA LENGUA 55

la vez y a cada instante varios sistemas de signos: primero lossignos del lenguaje, que son aquellos cuya adquisición empiezaantes, al iniciarse la vida consciente; los signos de la escritura;los "signos de cortesía", de reconocimiento, de adhesión, entodas sus variedades y jerarquias; los signos reguladores de losmovimientos de vehículos; los "signos exteriores" que indicancondiciones sociales; los "signos monetarios", valores e índicesde la vida económica; los signos de los cultos, ritos, creencias;los signos del arte en sus variedades (música, imágenes; repro­ducciones plásticas) -en una palabra, y sin ir más allá de laverificación empírica, está claro que nuestra vida entera estápresa en redes de signos que nos condicionan al punto de queno podría suprimirse una sola sin poner en peligro el equilibriode la sociedad y del individuo. Estos signos parecen engendrarsey multiplicarse en virtud de una necesidad interna, que en apa­riencia responde también a una necesidad de nuestra organi­zación mental. Entre tantas y tan diversas maneras que tienende configurarse los signos, ¿qué principio introducir que ordenelas relaciones y delimite los conjuntos?

El carácter común a todos los sistemas y el criterio de su per­tenencia a la semiología es su propiedad de significar o SIGNIFI­

CANCIA, Ysu composici6n en unidades de significancia o SIGNOS.

Es cosa ahora de describir sus caracteres distintivos.Un sistema semiol6gico se caracteriza:1] por su modo de operaci6n,2] por su dominio de validez,3] por la naturaleza y el número de sus signos,4] por su tipo de funcionamiento.Cada uno de estos rasgos comprende cierto número de va­

riedades.El MODO DE OPERACiÓN es la manera como el sistema actúa,

especialmente el sentido (vista, oído, etc.) al que se dirige.El DOMINIO DE VALIDEZ es aquel donde se impone el sistema

y debe ser reconocido u obedecido.La NATURALEZA y el NÚMERO DE LOS SIGNOS son fljnci6n de

las condiciones mencionadas.El TIPO DE FUNCIONAMIENTO es la relación que' une los signos

y les otorga función distintiva.

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56 LA COl\IUNICACIÓN

Ensayemos esta definición en un sistema de nivel elemental:el sistema de luces del tráfico:

Su modo de operación es visual, generalmente diurno y acielo abierto.

Su dominio de validez es el desplazamiento de vehículos porcaminos.

Sus signos están constituidos por la oposición cromática ver­de-rojo (a veces con una fase intermedia, amarilla, de simpletransición), por tanto un sistema binario.

Su tipo de funcionamiento es una relación de alternación(jamás de simultaneidad) verde/rojo, que significa caminoabierto/camino cerrado, o en forma prescriptiva go/stop.

Este sistema es susceptible de extensión o de trasferencia,pero sólo j:n una, nada más, de estas cuatro condiciones: el do­minio de validez. Puede ser aplicado a la navegación fluvial,al abalizamiento de los canales, de las pistas de aviación, etc.,a condición de conservar la misma oposición cromática, con lamisma significación. La naturaleza de los signos no puede sermodificada sino temporalmente y por razones de oportunidad'!

Los caracteres reunidos en esta definición constituyen dosgrupos: los dos primeros, relativos al modo de operación y aldominio de validez, suministran las condiciones externas, em­píricas, del sistema; los últimos, relativos a los signos y a sutipo de funcionamiento, indican las condiciones internas, se­mióticas. Las dos primeras admiten ciertas variaciones o acomo­daciones, los otros dos no. Esta forma estructural dibuja unmodelo canónico de sistema' binario que reaparece, por ejem­plo, en los modos de votación, con bolas blancas o negras, le­vantándose o sentándose, etc., y en todas las circunstancias enque la alternativa pudiera ser (pero no es) enunciada en térmi­nos lingüísticos como sí/no.

Aquí ya podemos deslindar dos principios que afectan a lasrelaciones entre sistemas semióticos.

El primer principio, puede ser enunciado como el PRINCIPIO

DE NO REDUNDANCIA entre sistemas. No hay "sinonimia" entresistemas semióticos; no puede "decirse la misma cosa" mediante

n Constrei'.timientos materiales (niebla) pueden imponer procedimientos suplemen­tarios, por ejemplo señales sonoras en lugar de señales visuales, pero tales expedien­tes pasajeros no lfIodifican las condiciones normales.

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S~MlOLOCÍA DE LA LENGUA 57

la palabra y la música, que son sistemas de fundamento dife­rente.

Esto equivale a decir que dos sistemas semióticos de diferen­te tipo no pueden ser mutuamente convertibles. En el caso ci­tado, la palabra y la música tienen por cierto un rasgo en co­mún, la producción de sonidos y el hecho de dirigirse al oído;pero este nexo no prevalece ante la diferencia de naturalezaentre sus unidades respectivas y entre sus tipos de funciona­miento, como mostraremos más adelante. Así, la no converti­bilidad entre sistemas de bases diferentes es la razón de la noredundancia en el universo de los sistemas de signos. El hom­bre no dispone de varios sistemas distintos para el MISMO nexode significación.

En cambio el alfabeto gráfico y el alfabeto Braille o Morse oel de los sordomudos son mutuamente convertibles, por ser ta­dos sistemas de iguales fundamentos basados en el principioalfabético: una letra, un sonido.

De este principio se desprende otro que lo completa.Dos sistemas pueden tener un mismo signo en común sin

que resulte sinonimia ni redundancia, o sea que la identidadsustancial de un signo no cuenta, sólo su diferencia funcional.El rojo del sistema binario de seüales de tránsito no tiene nadaen común con el rojo de la bandera tricolor, ni el blanco de éstacon el blanco del luto en China. El valor de un signo se definesolamente en el sistema que lo integra. No hay signo transiste­mático.

Los sistemas de signos ¿son entonces otros tantos mundoscerrados, sin que haya entre ellos más que un nexo de coexisten­cia acaso fortuito? Formularemos una exigencia metódica más.Es preciso que la relación planteada entre sistemas semióticossea por su parte de naturaleza semiótica. Será determinada antetodo por la acción de un mismo medio cultural, que de unamanera o de otra produce y nutre todos los sistemas que le sonpropios. He aqní otro nexo externo, que no implica necesaria­mente una relación de coherencia entre los sistemas particula­res. Hay otra condición: se trata de deternJinar si un sistema se­miótico dado pnede ser interpretado por sí mismo o si necesitarecibir su interpretación de otro sistema. La relación semióticaentre sistemas se enunciará entonces como un nexo entre SISTE-

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58 [·A OO~fUNICACIÓN

MA INTERPRETANTE Y SISTEMA INTERPRETADO. Es la que posee­mos en gran escala entre los signos de la lengua y los de la socie­dad: los signos de 1~ '0ciedad pueden ser íntegramente inter­pretados por los de la lengua, no a la inversa. De sucrte que lalengua será el interpretante de la sociedad." En pequeña esca­la podrá considerarse el alfabeto gráfico como el interpretautedel Morse o el Braille, en virtud de la mavor extensión de sudominio de validez, y pese al hecho de qu~ todos sean mutua­mente convertibles.

Podemos ya inferir de esto que los subsistemas semióticos in­teriores a la sociedad serán lógicamente los interpretados de lalengua, puesto que la sociedad los contiene y que la sociedades el interpretado de la lengua. Se advierte ya en esta relaciónuna disimetría fundamental, y puede uno remontarse a la cau­sa primera de esta no reversibilidad: es que la lengua ocupa nnasituación particular en el universo de los sistemas de signos. Siconvenimos en designar por S cl conjunto de estos sistemas ypor L la lengua, la convcrsión siempre sigue el sentido S --> L,nunca el inverso. Aquí tenemos un principio general de jerar­quía, propio para ser introducido en la clasificación de los siste­mas semióticos y que servirá para construir una teoría semío­lógica.

Para realzar mejor las diferencias entre los órdenes de relacio­nes semióticas, ponemos ahora en la misma posición un sistemamuy distinto, el de la música. En lo esencial, las diferencias vana manifestársenos en la naturaleza de los "signos" y cn su modode funcionar.

La música está hecha de SONroos, que tienen estatuto musicalcuando han sido designados y clasificados corno NOTAS. No hayen mílsica unidades directamente comparables a los "signos"

,de la lengua. Dichas notas tienen un marco organizador, laGAMA, en la que ingresan a título de unidades discretas. discon­tinuas una de otra, en númcro fijo, caraeterizada cada nna porun número constante de vibraciones por tiempo dado. Las ga­mas comprenden las mismas notas a alturas diferentes, definidaspor un número de vibracioncs en progresión geométrica, mien­tras los intervalos signen siendo los mismos.

::-J Este punto será desaHol\ad<) el1 otra parte.

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SEJ\IIOr.:OGÍA DE LA LENGUA 59

Los sonidos musicales pueden ser producidos en monofoníao cn polifonía; funcionan en estado aislado o en simultaneidad(acordes), cualcsquicra que sean los intervalos que los separanen sus gamas respectivas. No hay limitación a la multiplicidaddeJos sonidos producidos simultáneamente por un conjunto deinstrumentos, ni al orden, a la frecuencia o la extensión de lascombinaciones. El compositor organiza libremente los sonidosen un discurso que no está sometido a ninguna convención "gra­matical" y que obedece a su propia "sintaxis".

Se ve, pues, por dónde el sistema musical admite, y por dón­de no, ser considerado como semiótico. Está organizado a partirde un conjunto constituido por la gama, que a su vez eonsta denotas. Las notas no tienen valor diferencial más que dentro dela gama, y ésta es, por su lado, un conjunto que recurre a variasalturas, especificado por el tono que indica la clave.

De modo que la unidad fundamental será la nota, unidad dis­tintiva y opositiva del sonido, pero sólo adquiere este valor enla gama, que fiia el paradigma de las notas. ¿Es semiótica estaunidad? Puede decidirse que lo es en su orden propio, en vista deque determina oposiciones. Pero entonces no tiene ninguna re­lación con la semiótica del signo lingüístico, y de hecho es incon­vertible a unidades de lengua, en ningún nivel.

Otra analogía, que pone de manifiesto a la vez una diferenciaprofunda, es la siguiente. La música es un sistema que funcionasobre dos ejes: el eje de las simultaneidades y el eje de las suce­siones. Pensaría uno en una homología con el funcionamientode la lengua sobre dos ejes, paradigmático y sintagmático. Ahorabien, el eje de las simultaneidades en música contradice el prin­cipio mismo del paradigmático en lengua, que es principio deselección, que excluye toda simultaneidad intrasegmental; y eleje de las sucesiones en música tampoco coincide con el eje sin­tagmático de la lengua, puesto que la sucesión musical es com­patible con la simultaneidad de los sonidos, y que por aüadidurano está sometida a ningún constreüimiento de enlace o exclu­sión con respecto a cualquier sonido o conjunto de sonidos, seael que sea. Así, la combinatoria musical que participa de·la ar­monía y del contrapunto carece de equivalente en la lengua,donde tanto el paradigma como el sintagma están sometidos adisposiciones específicas: reglas de compatibilidad, de selectivi-

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60 LA COt\IUNICACIÓN

dad, de recurrencia, etc., dc lo que depende la frccuencia y laprevisibilidad estadísticas, por una parte, y, por otra, la posibi­lidad de construír enuncíados inteligibles. Esta díferencia no de­pende de un sistema musical particular ni de la escala sonoraelegida; la dodecafonía serial la exhibe tanto como la diatonia.

Puede decirse, en suma, si la música es considerada como una"lengua", que es una lengua con una sintaxis, pero sin semiótica.Este contraste perfila por adelantado un rasgo positivo y necesa­rio de la semíologia lingüística que vale la pena anotar.

Pasemos ahora a otro dominio, el de las artes llamadas plásti­cas, dominio inmenso, donde nos conformaremos con indagarsi alguna similitud u oposición puede esclarecer la semiologíade la lengua. Por principio de cuentas, se tropieza con una difi­cultad de principío: ¿hay algo en común en el fundamento detodas estas artes, de no ser la vaga noción de "plástica"? ¿Se hallaen cada una, o siquiera en una de ellas, una entidad fonnal quepueda denominarse UNfDAD del sistema considerado? Pero ¿cuálpudiera ser la unidad de la pintura o del dibujo? ¿La figura, eltrazo, el color? Formulada así, ¿tiene aún algún sentido la cues­tión?

Es tiempo de enunciar las condiciones mínimas de una compa­ración entre sistemas de órdenes diferentes. Todo sistema semió­tico que descanse en signos tiene por fuerza que incluir: 1] unrepertorio finito de SIGNOS, 2] reglas de disposición que gobiernansus FIGURAS, 3] índependientemente de la naturaleza y del nú­mero de los DISCURSOS que el sistema permita producir. Ningunade las artes plásticas consideradas en su conjunto parece repro­ducir semejante modelo. Cuando mucho pudiera encontrarse al­guna aproximación en la obra de talo cual artista; entonces nose trataría de condiciones generales y constantes, sino de nna ca­racterística individual, lo cual una vez más nos alejaría de lalengua.

Se diría que la noción de UNfDAD reside en el centro de la proble­mática que nos ocupa 23 y que ninguna teoría seria pudiera cons-

2:1 No pareció útil, ni aun posible, sobrecargar cstas páginas, que anuncian nuestrospuntos de vista personales, con una discusión de las teorías anteriores. El lector infor­mado advertirá en particular 10 que nos separa de Louis Hjehnslev en puntos esen-

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SEMIOLOciA DE LA LENGUA 61

tituirse olvidando o esquivando la cuesti6n de la unidad, puestodo sistema significante debe definirse por su modo de signi­ficación. De modo que un sistema así debe designar las unidadesque hace intervenir para producir el "sentido" y especificar lanaturaleza del "sentido" producido.

Se plantean entonces dos cuestiones:1] ¿Pueden reducirse a unidades todos los sistemas semi6­

ticos?2J Estas unidades, en los sistemas donde existen, ¿son SIGNOS?La unidad y el signo deben ser tenidos por características dis­

tintas. El signo es necesarj;¡mente una unidad, pero la unidadpuede no ser un signo. Cuando menos de esto estamos seguros:la lengua está hecha de unidades y esas unidades son signos. ¿Quépasa con los demás sistemas semiol6gicos?

Consideramos primero el funcionamiento de los sistemas lla­mados artísticos, los de la imagen y del sonido, pIescindiendo de­liberadamente de su función estética. La "lengua" musical consis­te en combinaciones y sucesiones de sonidos, diversamente arti­culados; la unidad demental, el sonido, no es un signo; cada so­nido es identificable en la estructura escalar de la que depende,ninguno está provisto de significancia. He aquí el ejemplo típicode unidades que no son signos, que no designan, por ser sola­mente los grados de una escala cuya extensión es fijada arbitra­riamente. Estamos ante un principio discriminador: los sistemasfundados en unidades se reparten entre sistemas de unidades sig-

ciales. Lo que él llama semiotics es definido como "a hierarchy, an)' of whose comoponents admits of a further analysis into classes defined by mutual retation, so tbatany of tbese classes admits of an anaJysis into derivates defined by mutual mutation"(Prolegomena to a Theory 01 Language, trad. de \Vhitfield, 1961, p. 106). Semejantedefinidón no será aceptable más que dentro de una adhesión global a los principiosde la gloscmática. Las consideraciones del mismo autor (op. cit., p. 109) accrca delpuesto del lenguaje en las estructuras semióticas, sobre los límites entre lo semióticoy 10 no semiótico, reflejan una posición harto provisional y todavía imprecisa. Nopodrá sino aprobarse la invitación a estudiar desde un mismo punto de vista las diver­sas disciplinas semióticas: "it seems fruitful and necessary to establish a common pointof view for a iarge number of disciplines, from the study of literattire, art, and music,and general history, aH the way to logistics alld mathematics, so that from this COln­

moo point of view thesc sciences are Concentrated around a tinguistically defined' set­ting of problems" (op. cit., p. JOB} Pero este vasto programa no pasa de ser un pia­doso anhelo mientras no se hayan elaborado los fundamentos teóricos, de una com­paración entre los sistemas. Es lo que tratamos de hacer aquí. M2s recientemel!te,Charles'Mortis, Significatioll 2nd Sigllilicance (1964), p. 62, se limita a hacer constarque para numerosos lingüistas, de quienes cita a algunos, la lingüística forma parte dela semiótica, pero no define la 'situación de la lengua desde este punto de vist...

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62 LA COMUNICACIÓI\

nificantes y sistemas dc unidadcs no significantes. En la· primcracategoría pondremos la lengua; en la scgunda, la música."

En las artes de la figuración (pintura, dibujo, cscultura) dcimágenes fijas o móviles, es la existencia misma de unidadcs loque se torna tema dc discusión. ¿Oc qué naturaleza serian? Sise trata de colorcs, se rcconoce que componcn también una esca­la cuyos peldaüos principales están identificados por sus nom­brcs. Son designados, no dcsignan; no remiten a nada, no sugic­ren nada de manera unívoca. El artista los escoge, los amalgama,los dispone a su gusto en el lienzo, y es s6lo en la composicióndonde se organizan y adquieren, técnicamente hablando, una"significaci6n", por la selecci6n y la disposici6n. El artista creaasí su propia semi6tica: instituye sus oposiciones en rasgos queél mismo hace significantes en su orden. De suerte que no recibeun repertorio de signos, reconocidos tales, y tampoco estableceninguno. El color, un material, trae consigo una variedad ilimi­tada de matices que pasan uno a otro y ninguno de los cualeshallará equivalencia con el "signo" lingüístico.

En C1,1anto a las artes de la figura, ya participan dc otro nivel,el de la representaci6n, donde rasgo, color, movimiento, se com­binan y entran en conjuntos gobernados por necesidades propias.Son sistemas distintos, de gran complejidad, donde la definici6ndel signo no se precisará sino con el desenvolvimiento de una se­miología todavía indecisa.

Las relaciones significantes del "lenguaje" artístico hay quedescubrirlas DENTRO de una composición. El arte no es nuncaaquí más que una obra de arte particular, donde el artista ins­taura libremente oposiciones y valores con los que juega con ple­na soberanía, sin tener "respuesta" que esperar, ni contradicciónque eliminar, sino solamente una visi6n que expresar, según cri­terios, conscientes o no, de los que la composición entera da tes­timonio y se convierte en manifestación.

~ Roland Harweg, "Language and Music, aD Immanent aud Sigo Thcoretic Ar­proach" (Foundafions oi Language, 4, 1968, pp. 270S5.), verifi<;;l ahnadamente que"the sigo tbeoretic approach is inadequate far the study of music, fm the only tbingjt can provide with rcgard to it are ncgative statemcnts - 'ncgative' taken in a logi­cal, Dot in aD eva\uativc scnsc· All it can state mav be comprised in the statemcnttbat 'inus'ic' is .NOT a significational.rcpresl'ntational instítution as is language" (p. 273).A esta ,verificación le f;llta, no obstante, el sustento de una c1abomci6n te6rica. Etproblema que discutimos aquí es prccisamcntc el de la validez interscmiótica de lallóción de "signo".

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SE!\lIOI.lOGÍA DE LA LENGUA 63

o sea que se pueden distinguir los sistemas en que la signifí­cancia está impresa por el autor en la obra y los sistemas dondela significancia cs expresada por los elementos primeros en es­tado aislado, independientemente de los enlaces que puedan con­traer. En los primeros, la significancia se desprende de las rela­cioncs que organizan un mundo cerrado, en los segundos, es in­hcrentc a los signos mismos. La significancia del arte no remitenunca, pucs, a una convcnción idénticamente heredada entre co­partícipcs.'" Cada vez hay que descubrir sus términos, que sonilimitados en número, imprevisibles en naturaleza, y así por reín­ventar en cada obra -en una palabra, ineptos para fijarse en unainstitución. La significancia de la lengua, por el contrario, es lasignificancia misma, qne funda la posibilidad de todo íntercam­bio y de toda comunicación, y desde ahí de toda cultura.

No deja dc ser válido, pues, con algunas metáforas de por me­dio, asimilar la cjecución de una composición musical a la pro­ducción de un enunciado dc lengua; podrá hablarse de un "dis­curso" musical, que se analiza en <lfrascs" separadas por "pausas"o "silencios", señaladas por "motivos" reconocibles. Tambiénse podrá, en las artes de la figuración, buscar los principios de unamorfologia y dc una sintaxis.'" Cuando menos, una cosa es se­gura: ninguna semiología del sonido, del color, de la imagen, seformulará en sonidos, en colores, en imágenes. Toda semiología

'J6 Mieczyslaw \Vallis, "Mediac\'al Art as a Langnage", Actes du se Congres interna­!iOIl"! d'esthétique (Alllsterdam, 1964), p. 427, n.; "La notíon de champ sémantiquect son application a la théorie de I'Art", Sciences dc 1'art, núm. especial (1966), pp.3 SS., hace útiles observaciones acerca de los signos icónicos, especialmente en el artemedicvaL discierne en él un "vocabulario" y reglas de "sintaxis". Es verdad que pue­de reconocerse en la escultura medieval cierto repertorio icónico que corresponde aciertos temas religiosos, a ciertas ensei'íallzas teológicas o morales. Pero son mensajesconvencionales, producidos en una topología igualmente .convencional donde las figu­ras ocupan puestos simbólicos, conformes a representaciones familiares. Por lo demás,las escenas figuradas son la trasposición icónica de relatos o parábolas; reproducenuna verbalización inicial. El verdadero problema semiológico, que no ha sido plantea­do, que sepamos, sería el bll~car cÓ~1O se efectúa esta trasposición de llna enunciaciónverbal a una representación icónica, cuáles son las correspondencias posibles entre unsistema y otro y en qué medida esta confrontación podría ser pers.eguida hasta ladeterminación de correspondencias entre SIGNOS distintos.

;.'01 La posibilidad de extender las categorías semio16gicas a las técnicas de la imaget'l,y particulannente al cine, es debatida de manera instructiva por Chr. Metz, Essms surla signification au cinéllla (París, 1968), pp. 665" 84 SS., 95 s. J. 1. Scheffer, Scéno­graphie d'un tabIeau (París, 1969), inaugura una "ledura" semiológica .de la obrapintada y propone un análisis suyo análogo al de un "texto". Estas inda!;;lciones' mues­tran ya el despertar de una reflexión original sobre los campos y las categorías de lasemiología no lingüística.

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64 LA COMUNICACiÓN

de un sistema lingüístico tiene que recurrir a la mediatión de lalengua, y así no puede existir más que por la semiología de lalengua y en ella. El que la lengua sea aquí instrumento y no ob­jeto de análisis, no altera nada de la situación, que gobierna todaslas relaciones semióticas; la lengua es el interpretante de todos losdemás sistemas, lingüísticos y nc lingüísticos.

Debemos precísar aquí la naturaleza y las posibílidades de lasrelaciones entre sistemas semióticos. Establecemos tres tipos derelaciones.

1] Un sistema puede engendrar otro. La lengna usual engen­dra la formalización lógico-matemática; la escritura ordinaria en­gendra la escritura estenográfica; el alfabeto nOffilaI engendra elalfabeto Braille. Esta RELACIÓN DE ENGENDRAMIENTO vale entredos sistemas distintos y contemporáneos, pero de igual naturale­za, el segundo de los cuales está constmido a partir del primeroy desempeña una función específica. Hay que distinguir cuida­dosamente esta relación de engendramiento de la relación dederivación, que supone evolución y transkión histórica. Entre laescritura jeroglífica y la escritura demótica hay derivación, noengendramiento. La historia de los sistemas de escritura propor­ciona más de un ejemplo de derivación.

2] El segundo tipo de relación es la RELACiÓN DE HOMOLocíA,que establece una correlación entre las partes de dos sistemas se­mióticos. A diferencia de la precedente, esta relación no es veri­ficada, sino instaurada en virtud de conexiones que se descubreno establecen entre dos sistemas distintos. La naturaleza de lahomología puedc variar, intuitiva o razonada, sustancial o estruc­tural, conceptual o poética. "Los perfumes, los colores y los so­nidos se responden." Estas "correspondencias" sólo son de Bau­delaire, organizan su universo poético y la imaginería que lorefleja. De naturaleza más intelectual es la homología que vePanofsky entre la arquitectura gótica y el pensamiento escolás­tico?' También se ha selÍalado la homología entre la escrituray el gesto ritual en China. Dos estructuras lingüísticas de índolediferente pueden revelar homologías parciales o dilatadas. Tododepende del modo como se planteen los dos sistemas, de los

""Erwin Panofsky, Architecture gothiquC' d pensée scoJastiquC'. trad. de P. Bourdieu(París, 1967), pp. 10" s.; d. P. Bourdieu. ¡bid., pp. 1525., citando las homologíasentre la escritura )' Ja arquitectura g6tica indicadas por R. Marichal.

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SE~lIOLOGiA DE LA LENGUA 65

parámetros que se empleen, de los campos donde se opere. Segúnel caso, la homologia instaurada servirá de principio unificadorentre dos dominios y se limitará a ese papel funcional, o crearáuna nucva especie de valores semi6ticos. Nada garantiza por ade­lantado la validez de esta relaci6n, nada limita su extensi6n.

3] La tercera relaci6n entre sistemas semi6ticos será denomi­nada RELACI6N DE rNTERPRETANCIA. Designamos así la que insti­tuimos entre un sistema interpretante y un sistema interpretado.Desde el punto de vista de la lengua, es la relaci6n fundamental,la quc reparte los sistemas en sistemas que se articulan, porquemanifiestan su propia semi6tica, y sistemas que son articuladosy cuya semi6tica no aparece sino a través de la reja de otro modode expresi6n. Se puede así introducir y justificar el principio deque la lengua es el interpretante de todos los sistemas semi6ti­coso Ningún sistema dispone de una "lengua" en la que puedacategorizarse e interpretarse según sus distinciones semi6ticas,mientras que la lengua puede, en principio, categorizar e ;,ter­pretar todo, incluso ella misma.

Se ve aquí c6mo la relaci6n semiológica se distingue de todaotra, y en particulaI de la relaci6n sociol6gica. Si se interroga porejemplo a prop6sito de la situaci6n respectiva de la lengua y dela sociedad -tema de debates incesantes- y acerca de su modode dependencia mutua, el soci610go, y probablemente quien­quiera enfoque la cuesti6n en términos dimensionales, observaráque la lengua funciona dentro de la sociedad, que la engloba;decidirá pues que la sociedad es el todo, y la lengua la parte.Pero la consideraci6n semiol6gica invierte esta relaci6n, ya ques6lo la lengua permite la sociedad. La lengua constituye lo 1juemantiene juntos a los hombres, el fundamento de todas las re­laciones quc a su vez fundan la sociedad. Podrá decirse entoncesque es la lengua la que contiene la sociedad." Así la relaci6n deintcrpretancia, que es' semi6tica, va al revés que la relaci6n deencajonamiento, que es sociol6gica. Ésta, objetivando las depen­dencias externas, reifica parejamente lengua y sociedad, en tantoque aquélla las pone en dependencia mutua según su capacidadde semiotizaci6n.

Por aquí se verifica un criterio que indicamos antes, cuando,

'" Tratamos más en detalle de esta rc1ación en una exposición hecha en octubre de1968 al Congreso Oli\"ctti (d. más adelante, pp. 95·106).

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66 LA CO~IUNICACIÓN

para determinar las relaciones entre sistcmas semióticos, plantea­mos que estas relaciones deben ser, ellas mismas, de naturalezasemiótica. La relación irrcversible de intcrpretancia, que ineluyeen la lengua los otros sistemas, satisface esta condición.

La lengua nos ofrece el único modelo de un sistema que seasemiótico a la vez en su estructura formal y cn su funciona­miento:

1J Se manifiesta por la enunciación, que aludc a una situacióndada; hablar es siempre hablar de.

2) Consiste formalmente en unidades distintas, cada una delas cualcs es un signo.

3] Es producida y recibida en los mismos valores de referen­cia entre todos los miembros de una comunidad.

4) Es la única actualización de la comunicación intersubjctiva.Por estas razones, la lengua es la organización semiótica por

excelencia. Da la idea de lo que es una función de signo, y csla única que ofrecc la fórmula cjemplar de ello. De ahi procedcque ella sola pueda conferir -y lo hace en efecto- a otros con­juntos la calidac! de sistemas significantes informándolos dc larelación dc signo. Hay pues un MODELADO SEMIÓTICO que la len­gua ejerce y del que no se concibe que su principio rcsida cnotra parte que no sea la lengua. La naturaleza dc la lengua, sufunción representativa, su poder dinámico, su .papel en la vidade relación, hacen de ella la gran matriz semiótica, la estructuramodeladora de la que las otras estructuras rcproduccn los ras­gos y el modo de acción.

¿A qué se debe esta propiedad? ¿Puede disccrnirsc por qué lalengua es el interpretante de todo sistcma significante? ¿Es sen­cillamente por ser el sistema más común, el que ticne el campomás vasto, la mayor frecuencia de empleo y -en la práctica- lamayor eficacia? Muy a la inversa: csta situación privilegiadade la lengua en el orden pragmático cs una consccuencia, nouna causa, de su preeminencia como sistcma significante, y dcesta preeminencia puede dar razón un principió semiológico sólo.Lo descubriremos adquiriendo concicncia del hecho de quc lalellgua significa de una manera cspccifiea y quc no cs sino suya,de una manera que no rcproduee ningún otro sistema. Está in­vestida de una nOBLE SIGNIFICANCIA. Hc aqui propiamente unmodelo sin anúlogo. La lengua combina dos modos distintos dc

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SE1\IlOI,OGfA DE LA LENGUA 67significancia, que llamamos el modo SEMIÓTICO por una parte elmodo SEMÁNTICO por otra.'· '

Lo semiótico designa el modo de significancia que es propiodel SIGNO lingüístico y que lo. constituye como unidad. Pormor del análisis pueden ser consideradas por separado las doscaras del signo, pero por lo que hace a la significancia, unidades y unidad queda. La única cuestión que suscita un signo paraser reconocido es la de su existencia, y ésta se decide con un sío un no: árbol - canción -lavar - nervio - amarillo - sobre, y no*ármol- *panción - *bavar - *nertio - *amafillo - *sibre. Más allá,cs comparado para delimitarlo, sea con significantes parcialmen­te parecidos: casa: masa, o casa: cosa, o casa: cara, sea consignificados vceinos: casa: choza, o casa: vivienda. Todo elestudio semiótico, en sentido estricto, consistirá en identificarlas unidades, en describir las marcas distintivas y en descubrircriterios cada vez más sutiles de la distintividad. De esta suertecada signo afirmará con creciente claridad su signifieancia pro­pia en el seno de una constelación o- entrc el conjunto de lossignos. Tomado cn sí mismo, cl signo es pura identidad parasí, pura alteridad para todo lo demás, base significante de lalengua, material necesario de la enunciación. Existe cuando esreconocido como significante por cl conjunto de los miembrosde la comunidad lingüística. y evoca para cada quien, a gran­des rasgos, las mismas asociaciones y las mismas oposiciones.Tal es cl dominio \' cl critcrio dc la semiótica.

Con lo semántico cntramos en cl modo específico dc signi­ficancia qne cs engendrado por cl DISCURSO. Los problemasque se plantean aqui son función de la lengua como productorade mcnsajcs. Ahora. cl mensaje no se reduce a una. succsión deunidades por idcntificar separadamcnte; no es una suma de sig-

~ Esta distinción fUe propuesta por primera vez en la sesión inaugural del XIII"Congrt's des Sociétés de Philosophic de Langue Fran¡;aise, celebrada en Ginebra el 3de ~cptie1l\hre de 1966, La exposición fne pllhhcada en las Acte_~ de dicho congreso,11, 29·~n (con disensión, pp. ~1-~7J (d. adelante. cap.. 1)). Sc verá aquí el rematedel análisis presentado anteriormcnte con el titulo de ":\'i\'caux dc ral1al~-se linguisti­quc" (cn Iluestros l'rohli'llIes de linguistiqllc gélH_;rak. 1, 1966. pp. 119.ss. [trad. esp.,pp. 118ss.J). Habríamos prckrido elegir, a fin de h;lcer más Ilotoria csta distinción.h':'TlllilloS mcnos parecidos \Ino al otro qlle Sf:SllÓnL\ \. SnC\t"TICA., pucsto que los dosasulllcn aqui un scntido técnico. llacía falta. con todo. qm: uno y otro n-orasen \;1 no·ción del .\l;lIl;J, ;1 la Cl1;t! se l'inellL11l :l1nhos. ~i bien diferent<:lllcnte. E~ta cuestióntCnJlinológiea no dehcrí;l pertllTh:lr a 'luielll"\ tengall a hien comidcrar la pcrspccti\:leOlllplcta de lluestro <I11;ilisis

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68 LA CO~f1.1:-¡ICACIÓN

nos la que produce el sentido, es, por el contrario, el scntido,concebido. globalmente, el que sc realiza y se dividc cn "signos"particulares, que son las PALABRAS. En segundo lugar, lo semán­tico carga por necesidad con el conjunto de los referentcs, entanto que lo semiótico está, por principio, separado y es inde­pendiente de toda refcrencia. El orden semántico se identificacon el mundo de la enunciación y el universo del discurso.

El hecho de que se trata, por éicrto, de dos órdencs distintosde nociones y de dos universos conceptualcs, es algo que se puc­de mostrar también mediante la diferencia en el critcrio de va­lidez que requieren el uno y el otro. Lo semiótico (el signo)debe ser RECONOCIDO; lo semántico (el discurso) dcbe ser cmI­

PRENDIDO. La diferencia entre reconocer y comprcnder remitca dos facultades mentales distintas: la de pcrcibir la identidadentre lo anterior y lo actual, por una parte, y la de percibir lasignificación de un enunciado nuevo, por otra. En las formaspatológicas del lenguaje, es frecuente la disociación de las dosfacultades.

La lengua es el único sistema cuya significancia se articula,asi, cn dos dimensiones. Los demás sistemas tienen una signi­ficancia unidimensional: o semiótica (gestos de cortesia; 11IU­

dr(is) ~ sin senlántica; o scm;;'Íntica (expresiones artísticas), sinsemiótica. El privilcgio dc la lengua es portar al mismo tiempola significancia de los signos y la significancia dc la enuncia­ción. Dc ahi provicne su poder mayor, el dc crear un nucvo ni­vel de enunciación, donde sc vuelvc posiblc decir cosas signifi­cantes acerca de la significancia. Es cn esta facultad metalin­güística donde encontramos el origen de la relación dc intcrpre­tancia merced a la cual la lcngua cngloba los otros sistcmas.

Cuando Saussurc definió la lengua como sistema dc signos,cchó el fundamcnto de la scmiologia lingüistica. Pero vcmosahora que si el signo corrcspondc en efccto a las unidadcs signi­ficantcs dc la Icngua, no puede crigirselo cn principio único dcla lengua en su funcionamiento discursivo. Saussurc 110 ignoróla hasc, pcro es patentc que le creaba una gravc dificultad y laremitió al "habla","" lo cual no rcsuelvc nada; es cosa prccisa­mcntc dc sabcr si cs posible pasar del signo al "habla", v cómo.

,. ef. c. L. e.. pp. HK, 172, Y J<lS observaciones de R. Godd. ClffICltt Trcllds inLi1Jguj~h(~. 111, TlIl~Jrdi(';¡1 l"o!ll](/;lhom, 1966, pp. 49(h~.

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SEI\IIOLOGÍA DE LA LENGUA 69

En rcalidad e! mundo de! signo es cerrado. Del signo a la fraseno hay transición ni por sintagmación ni de otra manera. Lossepara un hiato. Hay pues que admitir quc la lengua comprcn­de dos dominios distintos, cada uno de los cuales rcquiere supropio aparato conceptual. Para el que llamamos scmiótico, latcoría saussuriana del signo lingüístico servirá de base para lainvestigación. El dominio semántico, en cambio, debe ser reco·nacido como separado. Tendrá necesidad de un aparato nucvode conceptos y definiciones.

La semiología de la lengua ha sido atascada, paradójicamen­te, por el instrumento mismo que la creó: cl signo. No podiaapartarse la idea del signo lingüistico sin suprimir el caráctermás importante de la lengua; tampoco se podia extcnderla aldiscurso entero sin contradecir su definición como unidad mi­nlma.

En conclusión, hay que superar la noción saussuriana del sig­no como principio único, de! que dependerían a la vez la es­tructura y el funcionamiento de la lengua. Dicha superación selogrará por dos caminos:

En el análisis intralingüístico, abriendo una nueva dimensiónde significancia, la del discurso, que llamamos semántica, enadelante distinta de .Ia que está ligada al signo, y que scrásemiótica.

En el análisis translingüístico de los textos, de las obras, mer­ced a la elaboración de una metasemántica que será construi­da sobre la semántica de la enunciación.

Será una semiología de "segunda generación", cuyos instru·mentas y método podrán concurrir asimismo al desenvolvimien­to de las otras ramas de la semiología general.

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4. EL LENGUAJE Y LA EXPERIENCIA HUMANA 1

Todas las lenguas tienen en común ciertas categorías de expresiónque parecen responder a un modelo constante. Las formas queadoptan estas categorías quedan registradas e inventariadas enlas descripciones, mas sus funciones sólo aparecen con claridadsi son estudiadas en el ejercicio del lenguaje y en la produccióndel discurso. Son categorías elementales, que son independien­tes de toda determinación cultural y donde vemos la experien­cia subjetiva de los sujetos que se plantean y se sitúan en el len­guaje y por' él. Tratamos aquí de poner en claro dos categoríasfundamentales del discurso, conjuntas por lo demás necesaria'mente, la de la persona y la del tiempo.

Todo hombre se plantea en su individualidad en tanto que yoen relación con tú y él. Este comportamiento será juzgado "ins­tintivo"; nos parece reflejar en realidad una estructura de opo­siciones lingüísticas inherente al discurso. El que habla se re­fiere siempre por el mismo indicador yo a sí mismo que habla.Ahora bien, este acto de discurso que enuncia yo aparecerá,cuanta vez se reproduzca, como el mismo acto para el que looiga, pero para aquel que lo enuncie es cada vez un acto nuevo,así fuera repetido mil veces, pues opera en cada ocasión la in­serción del locutor en un momento nuevo del tiempo y en unatextura diferente de circunstancias y de discurso. Así, en todalengua y en todo momento, el que habla se apropia el yo, eseyo que, en el inventario de las formas de la lengua, no es sinoun dato léxico como cualquier otro, pero que, puesto en acciónpor el discurso, inserta en él la presencia de la persona sin lacual no hay lenguaje posible. No bien el pronombre yo apare­ce en un enunciado donde evoca -explícitamente o no- el pro­nombre tú para oponerse en conjunto a él, se instaura una vez

1 Diogene, París, UNESOO, Callimard, núm. 51 (julio-septiembre de 1965). pp. 3-13.

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I':L LENGUAJE Y LA EXPERIENCIA IIUMANA 71

más una experiencia humana y revela el instrumento lingüísti­co que la funda. Baste para medir la distancia a la vez ínfima e·inmensa que hay entre el dato y la función. Ahí están los pro­nombres, consignados y enseñados en las gramáticas, ofrecidoscon los demás signos e igualmente disponibles. Con que unode los hombres los pronuncie, los asume, y el pronombre yo,de elemento de un paradigma, se trasmuta en una designaciónúnica y produce, cada vez, una persona nueva. Es la actualiza­ción de una experiencia esencial, cuyo instrumento es inconce­bible que faltara jamás en una lengua.

Tal es la experiencia central a partir de la cual se determinala posibilidad misma del discurso. Necesariamente idéntica enla forma (el lenguaje sería imposible si la experiencia cada veznueva debiera inventarse, en boca de cada quien, una expresióncada vez distinta), esta experiencia no es descrita, está ahí, in­herente a la forma que la trasmite, constituyendo la personaen el discurso y por consiguiente toda persona en cuanto habla.Por añadidura, este yo en la comunicación cambia alternativa­mente de estado: el que lo oye lo vincula al otro, de quien essigno innegable; pero, cuando habla a su vez, asume el yo porcuenta propia_

Una dialéctica singular es el resorte de esta subjetividad. Lalengua suministra a los hablantes un mismo sistema de referen­cias personales que cada uno se apropia por el acto del lengua­je y que, en cada ocasión de su empleo, no bien es asumido porsu enunciador, se torna único y sin igual, y no puede realizarsedos veces de la misma manera. Pero fuera del discurso efectivo,el pronombre no es más que una forma vacía, que no puedeadherirse ni a un objeto ni a un concepto. Recibe su realidady su sustancia del discurso nada más.

El pronombre personal no es la única forma de esta natura­leza. Algunos otros indicadores comparten la misma situación,en particular la serie de los deícticos. Al mostrar los objetos, losdemostrativos ordenan el espacio a partir de un punto central,que es Ego, según categorías 'variables: el objeto está cerca olejos de mí o de ti, está orientado así (delante o detrás de mí,arriba o abajo), visible o invisible, conocido o desconocído, etc.El sistema de las coordenadas espaciales se presta así a localizartodo objeto de no importa qué campo, una vez que quien lo or-

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72 LA COMUNICACCÓN

dena se ha designado a sí mismo como centro y punto de re­ferencia.

Entre las formas lingüísticas reveladoras de la experiencia sub­jetiva, ninguna es tan rica como las que expresan el tiempo,ninguna es tan difícil de explorar: así son de tenaces las ideasrecibidas, las ilusiones del "buen sentido",- los cepos del psico­logismo. Quisiéramos mostrar que este término de tiempo cu­bre representaciones muy diferentes, que son otros tantos mo­dos de plantear el encadenamiento de las cosas, y quisiéramosmostrar sobre todo que la lengua conceptualiza el tiempo demuy otro modo que la reflexi6n.

Una col1fusi6n bastante divulgada es creer que algunas len­guas ignoran el tiempo, por el hecho de que, no perteneciendoa la familia de las lenguas flexivas, parecen carecer de verbo.Se sobreentiende que s6lo el verbo permite expresar el tiempo.Hay aquí varias confusiones que deben ser denunciadas: la ca­tegoría del verbo se consigue reconocer aun en las lenguas noflexivas, y la expresi6n del tiempo es compatible con todos lostipos de estructuras lingüísticas. La organizaci6n paradigmáticapropia de las formas temporales de ciertas lenguas, notable­mente de las indoeuropeas, no tiene el privilegio exclusivo, ni dehecho ni de derecho, de expresar el tiempo.

Más general y, por decirlo así, natural es otra confusi6n queconsiste en pensar que el sistema temporal de una lengua re­produce la naturaleza del tiempo "objetivo": así de intensa esla propensi6n a ver en la lengua el calco de la realidad. Laslenguas no nos ofrecen de hecho más que construcciones diver­sas de lo real, y quizá sea precisamente en la manera de elabo­rar un sistema temporal complejo donde más diverjan. Tenemosque preguntarnos en qué nivel de la expresi6n lingüística pode­mos llegar a la noci6n del tiempo que informa necesariamentetodas las lenguas, y luego c6mo se caracteriza esta noci6n.

Hay en efecto un tiempo específico de la lengua, pero antesde llegar a él hay que pasar dos etapas y reconocer sucesiva­mente -para quitárnoslas de encima- dos nociones distintasdel tiempo.

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liL LENGUAJE Y LA EXPERIENCIA HUMANA 73

El tiempo físico del mundo es un continuo uniforme, infinito,lineal, segmentable a voluntad. Tiene por correlato en el hom­bre una duración infinitamente variable que cada individuomide de acuerdo con sus cmociones y con el ritmo de su vidainterior. Es una oposición bien conocida y sin duda no hay porqué detenernos en ella aquí.

Del tiempo físico y de su correlato psíquico, la duración inte­rior, distinguircmos con gran cuidado el tiempo crónico, que es eltiempo de los acontecimientos, que engloba asimismo nuestrapropia vida en tanto que sucesión de aconteceres. En nuestravisión del mundo, así como en nuestra existencia personal, nohay más que un tiempo, éste. Debemos esforzarnos para carac­terizarlo en su estructura propia y en nuestra manera de con­cebirlo.

Nuestro tiempo vivido corre sin fin y sin retorno, es la expe­riencia común. Nunca recobramos nuestra infancia, ni el ayertan próximo, ni el instante huido al instante. No obstante,nuestra vida tiene puntos de referencia que situamos con exac­titud en una escala reconocida por todos y a los que ligamosnuestro pasado inmediato o lejano. En esta contradicción apa­rente reside una propiedad esencial del tiempo crónico que hayque aclarar.

El observador q'ue cada uno de nosotros es, puede pasear lamirada por los acontecimientos consumados, recorrerlos en dosdirecciones, del pasado hacia el presente o del presente haciael pasado. Nuestra propia vida forma parte de esos aconteci­mientos por los que nuestra visión baja o sube. En este sentido,el tiempo crónico, fraguado en la historia, admite una conside­ración bidireccional, en tanto que nuestra vida vivida fluye (esla imagen tradicional) en un solo sentido. AqUÍ es esencial lanoción de acontecimiento.

En el tiempo crónico, lo que llamamos "tiempo" es la con­tinuidad donde se disponen en serie esos bloqucs distintos queson los acontecimientos. Pues los acontccimientos no son eltiempo, están en el tiempo. Todo está cn el tiempo, apartc deltiempo mismo. Ahora bien, el tiempo crónico, como el tiempofísico, trae consigo una versión doble, objctiva y subjetiva.

En todas las formas de cultura humana y en toda época, aprc­ciamos de una u otra manera un esfuerzo de objctivar el ticm-

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74 LA COMONICACIÓN

po crónico. Es una condición necesaria de la vida de las socie­dades, y de la vida de los individuos en sociedad. Este tiemposocializado es el del calendario.

Todas las socicdades humanas han instituido un cómputo ouna división del tiempo crónico fundado en la recurrencia defenómcnos naturales: alternación del dia y de la noche, tra­yecto visible del sol, fases de la luna, movimientos de las ma­Teas, estaciones del clima y de la vegetación, etc.

Los calendarios tienen rasgos en común que indican a quécondiciones necesarias tienen que responder.

Proceden a partir de un momento axial que sirve de puntocero del cómputo: un acontecimiento tan importante que pasapor dar a las cosas un curso nuevo (nacimiento del Cristo o delBuda; advenimiento de talo cual soberano, etc.). Es la condi­ción primera, que llamaremos estativa.

De ella se desprende la otra condición, que es directiva. Seenuncia mediante los términos opuestos "antes ... !después ... "con respecto al eje de referencia.

A la tercera condición la llamaremos mensurativa. Se fija unrepertorio de unidades de medida que sirva para nombrar losintervalos constantes entre las recurrencias de fenómenos cós­micos. Asi el intervalo entre la aparición y la desaparición delsol en dos puntos diferentes del horizonte será el "día"; el in­tervalo entre dos conjuncíones de la luna y del sol será el "mes";el intervalo definído por una revolución completa del sol y delas estaciones será el "año". Pueden agregarse a voluntad otrasunidades, sean de agrupamiento (semana, quíncena, trimestre,síglo) o de divisiÓn (hora, minuto ... ), pero Son men05usuales.

Tales son las características del tiempo crónico, fundamentode la vida de las sociedades. A partir del eje estativo, los acon­tecimientos son dispuestos según la una o la otra ojeada direc­tiva, o anteriormente (hacia atrás) o posteriormente (haciaadelante) con respecto a este eje, y están alojados en una divi­sión que permite medir su distancia al eje: tantos años antes odespués del eje, luego tal mes y tal día del año en cuestión.Cada una de las divisiones (año, mes, dla) se alinea en una se­rie infinita, cuyos términos todos son idénticos y constantes,que no admite ni desigualdad ni vacío, de suerte que el aconte-

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EL LENGUAJE Y LA EXPERIEi....CIA HUMANA 75

cimiento por situar está cxactamcnte localizado en la cadenacrónica por su coincidencia con tal o cual división particular.El año 12 después de rC. es el único que se sitúa después delaño 11 y antes del año 13; el año 12 antes de rC. cae tambiéndespués del año 11 y antes del año 13 pero en una visión dedirección opuesta que, como sc dice, remonta el curso de lahistoria.

Son estos puntos de referencia los que dan la posición obje­tiva de los acontecimientos, y que así definen también nuestrasituación con respecto a dichos acontecimientos. Nos dicen ensentido propio dónde estamos en la vastedad de la historia,cuál es nuestro lugar entre la sucesión infinita de los hombresque han vivido y de las cosas que han pasado.

El sistema obedece a necesidades internas que son apremian­tes. El eje de referencia no puede ser corrido, ya que lo marcaalguna cosa que ocurrió de veras en el mundo, y no una con­vención revocable. Los intervalos son constantes de uno y otrolado del cje. Por último, el cómputo de los intervalos es fijoe inmutable. De no ser fijo, estaríamos perdidos en un tiempoerrático y todo nuestro universo mental partiría a la deriva. Sino fuera inmutable, si los años permutasen con los días o si cadacual los contase a su manera, ya no podría emitirse níngún dis­curso sensato acerca de nada y la historia entera hablaría ellenguaje de la locu·ra.

De modo que puede parecer natural que la estructura deltiempo crónico esté caracterizada por su permanencia y su fije­za. Pero no hay que dejar de advertír a la vez que estos carac­teres resultan de que la organización social del tiempo' crónicoes en realidad intemporal. No estamos enunciando ningunaparadoja.

Intemporal lo es este tiempo medido por el calendario, envirtud de su fijeza misma. Los días, los meses, los años son can­tidades fijas, que observaciones inmemoriales han deducido deljuego de las fuerzas cósmicas, pero estas magnitudes son deno­minaciones del tiempo que no participan para nada de la na­turaleza del tiempo y están por sí mismas vacías de toda tem­poralidad. Habida cuenta de su especificidad léxica, se asimi­larán a los números, que no poseen ninguna propiedad de lasmaterias que enumeran. El calendario es exterior al tiempo.

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76 LA COT\IUNICACIÓN

No transcurre con él. Registra series de unidades constantes,llamadas días, que se agrupan en unidades superiores (meses,años). Ahora bien, como un día es idéntico a otro día, nadadice de tal día del calendario, tomado en sí mismo, si es pasa­do, presente o futuro. No puede ser colocado en una de estastres categorías más que por aquel que vive el tiempo. "13 de,febrero de 1641" es una fecha explícita y completa en virturl

del sistema, pero que no nos perrnite saber en qué tiem'enunciada; puede lo mismo tomarse como prospectivejemplo en una cláusula que garantice la validez de un tra."doconcluido un siglo antes, que como retrospectiva, evocada dossiglos más tarde. El tiempo crónico fijado en un calendario esajeno al tiempo vivido y no puede coincidir con él; por el he­cho mismo de ser objetivo, propone medidas y divisiones uni·formes donde se alojan los acontecimientos, pero éstas no coín­ciden con las categorías propias de la experiencia humana dcltiempo.

Con respecto al tiempo crónico, ¿qué hay del tiempo lingüis­tico? Al abordar este tercer nivel del tiempo hay que instaurarde nuevo distinciones y separar cosas diferentes, incluso, o so­bre todo, si no puede evitarse el llamarlas por el mismo nombre.Una cosa es situar un acontecimiento en el tiempo crónico,otra cosa insertarlo en el tiempo de la lengua. Es por la lenguacomo se manifiesta la experiencia humana del tiempo, y eltiempo lingüístico se nos manifiesta como igualmente irreduci­ble al tiempo crónico y al tiempo físico.

Lo que tiene de singular el tiempo lingüístico es que estáorgánicamente ligado al ejercicio de la palabra, que se definey se ordena como función del discurso.

Este tiempo tiene su centro -un centro generador y axial ala vez- en el presente de la instancia de palabra. Cuanta vezun locutor emplea la forma gramatical de "presente" (o suequivalente), sitúa el acontecimiento como contemporáneo dela instancia de discurso que lo menciona. Es evidente que estepresente, en tanto que función del discurso, no puede ser loca­lizado en una división particular del tiempo crónico, porque ad­mite todas y no exige ninguna. El locutor sitúa como "presen-

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:F.L LENGUAJE Y LA EXPERIENCIA HUMANA 77

te" todo lo que implica como tal en virtud de la forma lingüís­tica quc emplea. Este presente es reinventado cuanta vez unhombre habla porque es, al pie de la letra, un momento nuevo,no vivido aún. He aquí, una vez más, una propiedad originaldel lenguaje, tan particular que sin duda será cosa de buscar untérmino distinto para designar e! tiempo lingüístico y separarloasí de las otras nociones confundidas bajo e! mismo nombre.

El presente Iingüistico es e! fundamento de las oposicionestcmporales de la lengua. Este presente que se desplaza con e!progreso de! discurso, sin dejar de ser presente, constituye lalínea divisoria entre otros dos momentos que engendra y queson igualmente inherentes al ejercicio de la palabra: e! momen­to en que e! acontecimiento no es ya contemporáneo de! dis­curso, ha salido de! presente y debe ser evocado por la memo­ria, y el momento en que e! acontecimiento no está todavia pre­sente, va a estarlo y surge en prospección.

Se advertirá que en realidad e! lenguaje no dispone sino deuna sola expresión temporal, e! presente, y que éste, señaladopor la coincidencia del acontecimiento y del discurso, es pornaturaleza implícito. Cuando es explicitado formalmente, es pormedio de una de esas redundancias frecuentes en el uso cotidia­no. Por el contrario, los tiempos no presentes, ellos sí siemprecxplicitados en la lengua, a saber, el pasado y e! porvenir, nocstán cn e! mismo nivel del tiempo que el presente. La lenguano los sitúa en el tiempo según su posición propia, ni en virtudde una relación qne debería entonces ser otra que la de la coin­cidencia entrc el acontecimiento y el discurso, sino solamcntccomo puntos vistos detrás o adelante a partir del presente. (De­trás y adelantc, porque el hombre va al encuentro del tiempo oe! tiempo viene a él, según la imagen quc anime nucstra rcpre­scntación.) La lengua dcbc por ncccsidad ordenar cl ticmpo apartir dc un cjc, y éste es sicmpre y solamente la instancia dediscurso. Sería imposible desplazar este eje de referencia y plan­tarlo en el pasado o en e! porvenir; no puede ni imaginarse quésería de una lengua en que el punto de partida de la ordena­ción del tiempo no coincidicsc con el prescntc lingüístico ydonde el cje temporal fucra, él mismo, nna variable dc la tcm­poralidad.

Sc Hcga así a nna vcrificación -sorprendcnte a primera vista

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78 LA CO~IUXICACI6N

pero profundamente acorde con la naturaleza real del lengua­Je-: que el único tiempo inherente a la lengua es el presentcaxial del discurso, y que cstc presente es implícito. Dcterminaotras dos referencias temporales; éstas son necesariamente ex­plícitadas en un significante y, en compensación, hacen apare­cer el presente como una línea de separación entre 10 que yano está presente y lo que va a estarlo. Estas dos referencias nollevau al tiempo sino a visiones del tiempo, proyectadas haciaatrás y hacia adelante a partir del punto presente. Tal pareceser la experiencia fundamental del tiempo que todas las lenguasatestiguan a su manera. Informa los sistemas temporales con­crctos y en particular la organización formal de los diferentessistemas verbales.

Sin entrar en el detalle de estos sistemas, quc a menudo sonde gran complejidad, seiíalaremos un hecho significativo. Seadvierte que cn lenguas de los más variados tipos la forma delpasado no falta jamás, y muy a menudo es doble o aun triplc.Las lenguas indoeuropeas antiguas disponen para esta expresióndel pretérito y del aoristo, y aun del perfecto. En francés siguehabiendo dos formas distintas (tradicionalmente: pasado de­finido e indefinido) y el escritor sacará partido instintivamentede esta difereucia para separar el plano de la historia del dela narración. Según Sapir, hay en ciertos dialectos de la lenguachinook (hablada en la región del río Cnlumbia) tres formasde pasado, distinguidas por sus prefijos: /..- indica el pasado in­definido; ga-, el pasado muy remoto de los mitos; nao, el pasadobien reciente, ayer: "él fue" se dirá, según la circunstancia,niyuya (ni prefijo + y, "él" + uya, "ir") o gayuya (prefijoga + y + uya) o nayuya (na + y + uya). Por el contrario, mu­chas lenguas no tienen fonna especifica de futuro. Se usa amenudo el presente con algún adverbio o. partícula indicadorde un momento por venir. En el mismo dialecto chinook queposee l1'es formas 'de pasado, no hav más que una para el futu­ro, y se caracteriza por un morfem:' rcdundante a que es a lavez prefijado v sufijado, a diferencia de los prefijos del prcté­rito. Asi se dice aéimluda, "él te lo dará", deseomponiblc ena- futuro + é, "él" + i, "lo" + 111, "tú" + 1, "a" + ud, "dar"+a futuro. El análisis diacrónico, en las lenguas cn 'lnc cs po­sible, mucstra quc el futuro se constituye a menudo cn fecha

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reciente por especialización de ciertos auxiliares, notablemen­te l/querer".

Este contraste entre las fonnas del pasado y las del futuroes instructivo por su generalidad aun en el mundo dc las len­guas. Hay evidentemente una diferencia de naturaleza entreesta temporalidad rctrospectiva, que puede adoptar varias dis­tancias en el pasado de nuestra experiencia, y la temporalidadprospectiva que no entra en el campo de nucstra experienciay que a decir verdad no se temporaliza sino en tanto que pre­visión de experiencia. Aquí la lengua recalea una disimetria quereside en la naturaleza desigual de la experiencia.

Mercce atención un aspecto final de esta temporalidad: elmodo como se inscrta en el proccso de la comunicación.

Del ticmpo lingüístico, indicamos la emergencia en el senodc la instancia del discurso que lo contiene en potencia y loactualiza en hecho. Pero el acto de palabra es necesariamenteindividual; la instancia especifica de donde resulta el prcsentecs nueva cada vez. En consecuencia, la temporalidad lingüísticadebería rcalizarse en el univcrso intrapersonal dc1 locutor comouna expericncia irrcmediablementc subjetiva c imposiblc dctrasmitir. Si cuento lo que "me pasó", el pasado al quc me re­ficro no cs definido sino con respecto al presente dc mi actodc palabra, pcro como el acto dc palabra surgc de mi y nadiesino yo puede hablar por mi boca, ni más ni mcnos que vcr pormis ojos o scntir lo que siento, cs a mi solo a quicn cstc "ticm­po" sc refcrirá, y a mi sola cxpericncia a la quc sc atcndrá.Pcro c1 razonamiento anda mal. Acontccc una cosa singular,muy scncilla c infinitamente importante quc logra lo quc parc­cía lógicamente imposiblc: la temporalidad que cs mía cuandoordcna mi discurso cs accptada dc1 todo como suya por mi in­tcrlocutor. Mi "hoy" se convicrtc en su "hoy", aunquc no lohaya instaurado en sn propio discurso, y mi "aycr" cn su "aycr".Recíprocamente, cnando él hablc contestando, yo convertiré,vuc1to rcccptor, su tcmporalidad cn la mia. Tal aparccc la condi­ción de inteligibilidad dc1 lenguajc, rcvc1ada por c1 lenguajc:consiste cn quc la tcmporalidad del locntor, por mucho quc scalitcralmcnte ajena e inacccsible para c1 rcccptor, es idcntificadapor éstc con la tcmporalidad quc informa su propia palabra cnan­do sc hacc a su \'cz locntor. Así c1nno \. el otro cstán afinados

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80 LA COl\nJNICACIÓN

a la misma longitud de onda. El tiempo del discurso no es nireducido a las divisioncs del tiempo crónico ni encemido en unasubjetividad solipsista. Funciona como un factor de intersubje­tividad, lo cual, de unipersonal que debía ser, lo vuelve omni­personal. La condición de intersubjctividad es la única que per­mite la comunicación liugüistica.

Específico, lo es el tiempo lingüístico de una manera más.Trae sus propias divisioues cn su propio orden, independientese! uuo v las otras de los del tiempo crónico. Quienquiera digaHahora, . hov, en este 1110nlcnto", localiza un acontecÍ1nientoCOll10 sünuÍtáneo a su discnrso; su ¡'hoy" pronunciado es nece­sario y suficiente para que su interlocutor se le reúna en la mis­ma representacióu. Pero separemos "hoy" de! discurso que locontiene, pongámoslo en un texto escrito; "hoy" no es ya e!signo del presente lingüistico, puesto que ya no es hablado ypercibido, y tampoco puede remitir al lector a ningún día de!tiempo crónico, puesto que no se identifica con ninguna fecha;pudo haber sido proferido no importa qué día del calendarioy se aplicará iudiferentemente a todo día. El único modo deemplearlo y de hacerlo inteligible fuera de! presente lingüísticoes anexarle una correspondencía explícita con uua divisióu de!tiempo crónico: "hoy 12 de junio de 1924". La misma situa­ción se presenta en un yo sustraído al discurso que lo introducey que, conveniente entonccs a todo locutor posible, no designaa su locutor real: hay que actualizarlo agregando e! nombrepropio dc este locutor: "yo, Fulano ... " De lo cual se dcspren­de que las cosas designadas y ordenadas por e! discurso (e! lo­cutor, su posición, su tiempo) no pueden ser idcutificadas másque para quienes intcrvieneu en el iutercambio lingüístico. Enotras palabras, para volver inteligibles estas referencias intra­discursivas, hay que vincular cada nna de cllas a nn puntodeterminado en un conjunto dc coordenadas espaciotemporales.Así se establece la juntura entre el tiempo lingüistico y el tiem­po eróúico.

La temporalidad lingüística cs a la vez de lo más rotunda eusus trcs articulacioncs distintivas v muv limitada en cada unadc cllas. Centrada en "hoy", no 'pued~ correrse hacia atrás o1 . d I t' d" t . d d d' " " "laCia a e an e mas quc lS anClas c os las: ayer y ante-ayer" hacia atrás; hacia adelante, "maüana" y "paSadOln:.lÜana"

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EL LENGUAJE Y LA EXPERIENCIA HUMANA 81

Esto es todo. Un grado más ("anteanteayer" ... ) es cosa excep­cional. Incluso el segundo no suele tener expresión léxica inde­pendiente; "anteayer" y "pasadomañana" no son más que "ayer"y "mañana" llevados un grado más lejos en su orden. De mane­ra que no queda sino "ayer" y "mañana", separados y deter­minados por "hoy", como términos originales que señalan lasdistancias temporales a partir del presente lingüístico. En lamisma perspectiva deben ponerse algunas calificaciones: "úl­timo" (Hel invierno último, la noche última'1) y "próximo"("la semana próxima, e! verano próximo") no acarrean locali·zación fija y única, ni más ni menos que "ayer" y "mañana". Loque caracteriza las series de designaciones de! orden intersub­jetiva, como se ve, es que una traslocación espacial y temporalresulta necesaria para objetivar signos tales como "este", "yo","ahora", que tienen cada vez un referente único en la instanciade discurso y que sólo ahí lo tienen. Esta trasferencia saca arelucir la diferencia de los planos entre los que se deslizan lasmismas formas lingüísticas, según sean consideradas en e! ejer'cicio de! discurso o en e! estado de datos léxicos.

Cuando, por razones pragmáticas, e! locutor tiene que llevarsu alcance temporal más allá de los límites enunciados por"ayer" y "mañana", el.discurso sale de su plano propio y utilizala graduación del tiempo crónico, ante todo la numeración delas unidades: "hace ocho días", "dentro de tres meses". Noobstante, "hace" y "dentro de" siguen siendo indicios del dis­tanciamiento subjetivo; no podrían pasar sin conversión a unarelación histórica: "hace (ocho días)" se convierte en "(ochodías) antes", y "dentro de (tres meses)" se vuelve "(tres me­ses) después, más tarde", al igual que "hoy" debe tornarse"aque! día". Estos operadores efectúan la trasferencia de! tiem­po lingüístico al tiempo crónico.

La intersubjetividad tiene, de esta manera, su temporalidad,sus dimensiones. Ahí se refleja en la lengua la experiencia deuna relación primordial, constante, indefinidamente reversible,entre e! hablante y su interlocutor. En último análisis, es siem­pre e! acto de palabra en el proceso de intercambio a '10 queremite la experiencia humana inscrita en el lenguaje.

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EL LENGUAJE Y LA EXPERIENCIA HUMANA 81

Esto es todo. Un grado más ("anteanteayer" ... ) es cosa excep­cional. Incluso el segundo no suele tener expresión léxica inde­pendiente; "anteayer" y "pasadomañana" no son más que "ayer"y "mañana" llevados un grado más lejos en su orden. De mane­ra que no queda sino "ayer" y "mañana", separados y deter­minados por "hoy", como términos originales que señalan lasdistancias temporales a partir del presente lingüístico. En lamisma perspectiva deben ponerse algunas calificaciones: "úl­timo" (Hel invierno último, la noche última'1) y "próximo"("la semana próxima, e! verano próximo") no acarrean locali·zación fija y única, ni más ni menos que "ayer" y "mañana". Loque caracteriza las series de designaciones de! orden intersub­jetiva, como se ve, es que una traslocación espacial y temporalresulta necesaria para objetivar signos tales como "este", "yo","ahora", que tienen cada vez un referente único en la instanciade discurso y que sólo ahí lo tienen. Esta trasferencia saca arelucir la diferencia de los planos entre los que se deslizan lasmismas formas lingüísticas, según sean consideradas en e! ejer·cicio de! discurso o en e! estado de datos léxicos.

Cuando, por razones pragmáticas, e! locutor tiene que llevarsu alcance temporal más allá de los límites enunciados por"ayer" y "mañana", el.discurso sale de su plano propio y utilizala graduación del tiempo crónico, ante todo la numeración delas unidades: "hace ocho días", "dentro de tres meses". Noobstante, "hace" y "dentro de" siguen siendo indicios del dis­tanciamiento subjetivo; no podrían pasar sin conversión a unarelación histórica: "hace (ocho días)" se convierte en "(ochodías) antes", y "dentro de (tres meses)" se vuelve "(tres me­ses) después, más tarde", al igual que "hoy" debe tornarse"aque! día". Estos operadores efectúan la trasferencia de! tiem­po lingüístico al tiempo crónico.

La intersubjetividad tiene, de esta manera, su temporalidad,sus dimensiones. Ahí se refleja en la lengua la experiencia deuna relación primordial, constante, indefinidamente reversible,entre e! hablante y su interlocutor. En último análisis, es siem­pre e! acto de palabra en el proceso de intercambio a '10 queremite la experiencia humana inscrita en el lenguaje.

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EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIÓN 83

Muy otra cosa es el empleo de la lengua. Aquí es cosa de unmecanismo total y constante que, de una manera o de otra,afecta a la lengua entera. La dificultad es captar este gran fe­nómeno, tan trivial que parece confundirse con la lengua mis­ma, tan necesario que se escapa.

La enunciación es este poner a funcionar la lengua por unacto individual de utilización.

El discurso -se dirá-, que es producido cada vez que sehabla, esa manifestación de la enunciación, ¿no es sencillamen­te el "habla"? Hay que atender a la condición específica de laenunciación: es el acto mismo de producir un enunciado y noel texto del enunciado lo que es nuestro objeto•. Este acto sedebe al locutor que moviliza la lengua por su cuenta. La rela­ción entre el locutor y la lengua determina los caracteres lin­güísticos de la enunciación. Debe considerársela como hecho dellocutor, que toma la lengua por instrumento, y en los caracte:­res lingüísticos que marcan esta relación.

Este gran proceso puede ser estudiado de diversos modos.Vemos tres principales.

El más inmediatamente perceptible y el más directo -contodo y que en general no se le relacione con el fenómeno gene­ral de la enunciación- es la realización vocal de la lengua. Lossonidos emitidos y percibidos, ya sean estudiados en el marcode un idioma particular o en sus manifestaciones generales,como proceso de adquisición, de difusión, de alteración -sonotras tantas ramas de la fonética- proceden siempre de actosindividuales, que el lingüista sorprende en 10 posible en una pro­ducción nativa, en el seno del habla. En la práctica científica,se procura eliminar o atenuar los rasgos individuales de la Clmn­

elacióu fonética recurriendo a sujetos dif~rentes y 'multiplican­do los registros, de m.anera que se obtenga una imagen mediade los sonidos, distintos o ligados. Pero todo el mundo sabeque, en el mismo sujeto, los mismos sonidos no son nunca re­producidos exactamente, y que la noción de identidad sólo esaproximada, precisamente cuando hi experiencia es repetida endetalle. Estas diferencias se deben a la diversidad de las situa­ciones en que es producida la enunciación.

El mecanismo de esta producción es otro aspecto esencialdel mismo problema.\La enunciación supone la conversión in-

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84 LA COMUNICACIÓN

dividual de la lengua en discurso.y\qui la cuestión -muy difí­cil y todavía poco estudiada- es vér cómo el "sentido" se formaen "palabras", en qué medida puede distinguirse entre las dosnociones y en qué términos describir su interacción. Es la se­m~ntización de la lengua lo que ocupa el centro de este aspec­to de la enunciación, y conduce a la teoría del signo y al análi­sis de la significancia.' En esta misma consideración pondrc­mas los procedimientos mediante los cuales las formas lingüis­ticas de la enunciación se diversifican y se engendran. La "gra­mática transformacional" aspira a codificarlos y formalizarlospara deslindar un marco permanente y, a partir de una teoríade la sintaxis universal, propone elevarse a una teoría del fun­cionamiento de la mente.

Puede, en fin, considerarse otro enfoque, que consistiría endefinir la enunciación en el marco formal de su realización.Tal es el objeto propio de estas páginas. Tratamos de esbozar,­dentro de la lengua, los caracteres formales de la enunciación

:-a partir de la manifestación individual que actualiza. Tales ca-racteres son necesarios y permanentes los unos, los otros inci­dentales y ligados a la particularidad del idioma elegido. Porcomodidad, los datos aquí utilizados proceden del francés usualy de la lengua de la conversación.

En la enunciación consideramos sucesivamente el acto mis­mo, las situaciones donde se realiza, los instrumentos que laconsuman,

"-.. El acto individual por el cual se utiliza la lengua introduceprimero el locutor como parámetro en las condiciones necesa­rias para la enunciación. Antes de la enunciación, la lengua noes más que la posibilidad de la lengua. Después de la enuncia­ción, la lengua se efectúa en una instanc.ia de discurso, queemana de un locutor, forma sonora que espera un auditor y quesuscita otra enunciación a cambio.. En tanto que realización individual, la enunciación puede de­finirse, en relación con la lengua, como un proceso de apropia­ción, El locutor se apropia el aparato formal de la lengua yenuncia su posición de locutor mediante indicios específicos,

~ Nos ocupamos p:¡articularmente de esto en un estudio publicado en Semiotic<l, l.1969 (antes, pp. 47-69).

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:EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIÓN 85

por una parte, y por medio de procedimientos accesorios, porotra.. Pero inmediatamente, en cuanto se declara locutor y asumela lengua, implanta al otro delante de él, cualquiera que sea elgrado de presencia que atribuya a este otro.Q'oda enunciaciól)cs, explícita o implícita, una alocución, postula un alocutario.

Finalmente, en la enunciación" la lengua se halla empleadaen la expresión de cierta relación con el mundo. La coudiciónmisma de esta movilización y de esta apropiación de la lenguaes, en el locutor, la neccsidad de referir por el disCl¡rso y, en elotro, la posibilidad de correferir idénticamente, en el consensopragmático que hace de cada locutor un colocutor. La referen­cia es parte integrante de la enunciación.

Estas condiciones iniciales van a gobernar todo el mecanismode la referencia en el proceso de enunciación, creando una situa­ción muy singular y de la cual no se adquiere la menor con­ciencia.

El acto individual de apropiación de la lengua introduce alque habla en su habla. He aquí un dato constitutivo de laenunciación. La presencia del locutor en su enunciación haceque cada instancia de discurso constituya un centro de refe­rencia interna. Esta situación se manifestará por un juego deformas específicas cuya función es poner al locutor en relaciónconstante y necesaria con su enunciación.

Esta descripción un poco abstracta se aplica a un fenómenolingüístico familiar en el uso, pero cuyo análisis teóricó apenasse está iniciando. Está primero la emergencia de los indicios depersona (la relación yo-tú), que no se produce más que en laenunciación y por ella: el término yo denota al individuo queprofiere la enunciación, el término tú, al individuo que estápresente como alocutario.

De igual naturaleza y atinentes a la misma estructura deenunciación son los indicios numerosos de la ostensión (tipoeste, aqll:í, etc.), términos que implican un gesto que designael objeto al mismo tiempo que es pronunciada la instancia deltérmino.

Las formas llamadas tradicionalmente "pronombres perso­nales", "demostrativos", nos aparecen ahora como una clase de"individuos lingüísticos", de formas que remiten siempre y

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86 LA COMUNICACIÓN

solamente a "individuos", trátese de personas, de momentos, delugares, por oposición a los términos nominales que remitensiempre y solamente a conceptos. Ahora, e! estatuto de estos"individuos lingüísticos" procede de! hecho de que nacen deuna enunciación, de que son producidos por este acontecimien­to individual y, si puede decirse, "seme!nativo". Son engendra­dos i1e nuevo cada vez que es proferida una enunciación, y cadavez ...,signan de nuevo.

Otra serie, tercera, de términos aferentes a la enunciación estáconstituida por e! paradigma entero -a menudo vasto y com­plejo- de las formas temporales, que se determinan por rela­ción con el EGO, centro de la enunciación. Los "tiempos" verba­les cuya forma axial, el "presente", coincide con el momentode la enun~iación, forman parte de este aparato necesario.8

Vale la pena detenerse en esta relación con el tiempo, y me­ditar acerca de la necesidad, interrogarse sobre lo que la sustenta.Podría creerse que la temporalidad es un marco innato del pen­samiento. Es producida en realidad en la enunciación y porella. De la enunciación procede la instauración de la categoríadel presente, y de la categoría del presente nace la categoríadel tiempo. El presente es propiamente la fuente del tiempo.Es esta presencia en el mundo que sólo e! acto de enunciaciónhace posible, pues -piénsese bien- e! hombre no dispone deningún otro medio de vivir el "ahora" y de hacerlo actual másque realizarlo por inserción del discurso en el mundo. Podríamostrarse mediante análisis de sistemas temporales en diversaslenguas la posición central del' presente. El presente formal nohace sino explicitar el presente inherente a la enunciación, quese renueva con cada producción de discurso, y a partir dc estepresente continuo, coextensivo con nuestra presencia propia,se imprime en la conciencia el sentimiento de una continuidadque llamamos "tiempo"; continuidad y temporalidad se engen­dran en el presente incesante de la enunciación que cs el pre­sente de! ser mismo, y se delimitan, por referencia interna, en­tre lo que va a volverse presente y lo que acaba de no serlo ya.

Así la enunciación es directamente responsable de ciertas

• El detalJe de Jos hechos de lengua que abarcamos aquí en una ojeada sintéticaes expuesto en varios capitulos de nuestros Problemes de linguistique générale, 1(París, 1966; hay trad. esp. México, 1971), lo cual nos disculpa de insistir.

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EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIÓN 87

clases de signos que promueve, literalmente, a la existencia.Pues no podrían nacer ni hallar empleo en el uso cognitivo dela lengua. Hay pues que distinguir las entidades que tienen enla lengua su estatuto pleno y pemlanente y aquellas que, ema­nadas de la enunciación, sólo existen en la red de "individuos"que la enunciación crea y en relación con el "aquí-ahora" dellocutor. Por ejemplo, el "yo", el "eso", el "maIiana" dc la des­cripción gramatical no son sino los "nombres" metalingüísticosde yo, eso, ltUIñatul producidos en la enunciacióu.

Aparte de las fuerzas que gobierna, la enunciació., da las con­díciones necesarias para las grandcs funciones sintácticas.' Nobien el enunciador se sirve de la lengua para influir de algúnmodo sobre el comportamiento del alocutarío, dispone paraello de un aparato de funciones. Está, primero, la interroga­ción, que es una enunciación construida para suscitar una "res­puesta", por un proceso lingüístico que es al mismo tiempo unproceso de comportamiento de doble cntrada. Todas las formasléxicas y sintácticas de la interrogación, particulas, pronombres,sucesión, entonación, etc., participan de este aspecto de laenunciación.

Parecidamcntc serán atribuidos los términos o formas quellamamos de intimación: órdencs, llamados, concebidos cn ca­tegorías como el impcrati,·o, el vocativo, que implican una re­lación viva e inmcdiata dcl cnunciador ,. el otro, cn una refe­rencia necesaria al ticmpo dc la cnunciación.

Menos evidentc quizá, pcro no mcnos cicrta, es la perteneu­cia de la aserción a este mismo rcpertorio. Tanto en su scsgosinbktico C01110 en su entonación, la aserción apunta el comu­nicar una certidumbre, es la manifestación más comúu dc lapresencia del locutor en la enunciación, hasta ticne instrunkn­tos específicos que la expresan o implican, las palabras si ,. /lO

que asertan positiva o negativamente uua proposición. La nega­ción como operación lógica cs indepcndicnte de la enunciación,tiene su forma propia en franrés, quc es /le . .. paso Pero la par­tícula asertiva /la, sustituto de una proposición, se clasifica comola partícula sí, cuyo estatuto comparte, entre las fonllas queparticipan de la enunciación.

Más ampliamente aún, si bien de manera menos categori­zable, se disponen aquí toda suerte de modalidades formales.

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88 LA COMUNICACIÓN

unas pertenecientes a los verbos como los "modos" (optativo,subjuntivo) que enuncian actitudes del enunciadar hacia loque enuncia (espera, deseo, aprensión), las otras a la fraseolo­gía ("quizá", "sin duda", "probablemente") y que indican in­certigumbre, posibilidad, indecisión, etc., o, deliberadamente,denegación de aserción.

'Lo que en general caracteriza a la enunciación es la acentuaciónde la relación discursiva al interlocutor, ya sea éste real o ima-ginado, individual o colectivo. .

Esta característica plantea por necesidad lo que puede lla­marse el cuadro figurativo de la enunciación. Como forma dediscurso, la enunciación plantea dos "figuras" igualmente ne­cesarias, fuente la una, la otra meta de la enunciación. Es laestructura del diálogo. Dos figuras en posición de interlocutoresson alternativamente protagonistas de la enunciación. Este mar­co es dado necesariamente Con la definición de la enunciación.

Podría objetarse que puede haber diálogo fuera de la enuncia­ción O enunciación sin diálogo. Deben ser examinados los doscasos.

En la justa verbal practicada por diferentes pueblos, y de lacual es una variedad típica el hain-teny de los Merina, no setrata en realidad ni de diálogo ni de enunciación. Ninguna delas partes se enuncia: todo consiste en proverbios citados y encontraproverbios contracitados. No hay una sola referenciaexplícita al objeto del debate. Aquel de los dos competidoresque dispone de mayor provisión de proverbios, o que los em­plea más diestramente, con mayor malicia, del modo más im­previsible, sale ganando y es proclamado vencedor. Este juegono tiene más que las apariencias de un diálogo.

A la inversa, e! "monólogo" procede por cierto de la enun­ciación_ Debe ser planteado, pese a la apariencia, como una va­riedad de! diálogo, estructura fundamental. El "monólogo" esun diálogo interiorizado, formulado en "lenguaje interior",entre un yo locutor y un yo que escucha. A veces e! yo locutores el único que habla; el yo que escucha sigue presente, no obs­tante; su presencia es necesaria y suficiente para tornar signifi­cante la enunciación del yo locutor. En ocasiones también el

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EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIÓN 89

yo que escucha interviene con una objeción, una pregunta, unaduda, un Insulto. La forma lingüística que adopta esta interven­ción difiere según los idiomas, pero es siempre una forma "per­sona!". Ora e! yo que escucha se pone en el lugar del yo locutory sc enuncia pues como "primera persona"; así en español,donde e! "monólogo" será cortado por observaciones o injun­ciones como: "No, soy tonto, olvidé decírle que ... " Ora el yoque escucha interpela en "segunda persona" al yo locutor: "No,no hubieras debido decirle que ... " Habría que establecer unainteresante tipología de estas relaciones; en algunas lenguas severía predominar e! yo oyente como sustituto del 'locutor, po­niéndose a su vez cqmo yo (francés, inglés), o en otras dán­dose por interlocutor del diálogo y empleando tú (alemán,ruso). Esta trasposición de! diálogo a "monólogo" donde EGO

ora se escinde en dos, ora asume dos papeles, se presta a figura·ciones o trasposiciones psicodramáticas: conflictos del "yoprofundo" y de la "conciencia", dcsdoblamientos provocadospor la "inspiración", etc. Suministra la oportunidad el aparatolingüístico de la enunciación suirreflexiva que comprendc unjuego de oposiciones de! pronomhrc v del antónimo (en francés¡e/me/moi).'

Estas situaciones pedirían una descripción doble, de formalingüística y de condición figurativa. Se contenta uno demasia­do fácilmente con invocar la frecucncia y la utilidad prácticasde la comunicación entre los individuos para admitir la situa­ción de diálogo como resultantc de una necesidad y prescindirde analizar sus múltiples variedades. Una de ellas se presenta enuna condición social de lo más trivial en apariencia, de lasmenos conocidas en verdad. B. Malinowski la ha señalado conel nombre de comuni6n fática, calificándola así como fenóme­no psicosocial de funcionamiento lingüístico. Trazó su confi­guración partiendo de! papel que tiene el lenguaje. Es un pro­ceso donde e! discurso, con la forma de un diálogo, funda unaaportación entre los individuos. Vale la pena citar algunos pasa­jes de este análisis: '

, Ver un artículo del B5L, 60 (1965), fase. 1, pp. 71ss.lS Traducimos algunos pasajes del artículo de B. Malinowski publicado eh Ogd.:n y

Richards, The Meaning of Meaning, 1923, pp. 313s.

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90 LA COMUNICACiÓN

El caso del lenguaje empleado en relaciones sociales libres, sin meta,merece una consideración especial. Cuando se sienta gente alrededorde la hoguera del pueblo después de concluir su faena cotidiana o cuan­do charlan para descansar del trabajo, o cuando acompañan un trabajosimplemente manual con un chachareo que no tiene que ver con 10 quehacen, es dato que estamos ante otra manera de emplear la lengua,COn 'otro tipo de funci6n del discurso. Aquí la lengua no depende delo que pasa en el momento, hasta parece privada de todo contexto,situacionaL El sentido de cada enunciado no puede ser vinculado alcomportamiento del locutor o del oyente, a la intenci6n de lo quehacen. I

Una simple frase de cortesía, empleada tanto en las tribus salvajescomo en un salón europeo, cumple con una función para la cual el sen·tido de sus palahras es casi del todo indiferente. Preguntas sobre el es­tado de salud, observaciones sobre el tiempo, afirmaci6n de un estadode cosas absolutamente evidente, todas estas cosas son intercambiadasno para informar, nO en este caso para ligar a personas el) acción, tam.poco, de fijo, para expresar un pensamiento . ..

Es indudable que estamos ante un nuevo tipo de empico de la len­gua -que, empujado por el demonio de la invención terminol6gica,siento la tentación de llamar comunión fática, un tipo de discurso enel cual los nexos de unión son creados por un simple intercambio depalabras. " Las palabras en la comuni6n fática ¿son empleadas prin­cipalmente para trasmitir una significación que es simbólicamente lasuya? No, de seguro. Desempeñan una función social y es su principalmeta, pero no son resultado de una reflexión intelectual y no suscitanpor necesidad una reflexión en el oyente. Una vez más podremos decirque ]a lengua no funciona aquí como un medio de trasmisión del pen­samiento.

Pero ¿podemos considerarla como un modo de acción? ¿Yen quérelación está con nuestro concepto decisivo de contexto de situación?Es evidente que la situación exterior no interviene directamente en latécnica de la palabra. Pero ¿qué se puede considerar como situacióncuando un grupo de gcnte charla sin meta? Consiste sencillamente enesta atmósfera de sociabilidad y en el hecho de la comunión personalde esa gente. Mas ésta es de hecho consumada por la palabra, y la situa­ción en todos los o::asos es creada por el intercmnbio de palabras, porlos sentimientos especificas que forman la gregaridad convi\'ial, por elvaivén de los decires que constituyen el chacoteo ordinario. La situa­ción entera consiste en acontecimientos lingüísticos. Cada enunciaciónes nn acto que apunta directamente a ligar el oyente al locutor por elnexo de algún sentimiento, social o de otro género. Una vez más el len­guaje en esta función no se nos manifiesta como un instrumento dereflexión sino como un modo de acción.

Estamos aquí en las lindes del "diálogo". Una relación per-

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EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIÓN 91

sonal creada, sostenida, por una forma convencional de enun­ciación que vuelve sobre sí misma, se satisface con su logro, sincargar con objeto, ni con meta, ni con mensaje, pura enuncia­ción de palabras convenidas, repetida por cada enunciador. Elanálisis formal de esta forma de intercambio lingüístico estápor hacer·

En el contexto de la enunciación habría que estudiar otrasmuchas cosas. Habría que considerar los cambios léxicos quela enunciación determina, la fraseología que es la marca fre­cuente, acaso necesaria, de la "oralidad". También habría quedistinguir la enunciación hablada de la enunciación escrita.Ésta se mueve en dos planos: el escritor se enuncia escribien­do y, dentro de su escritura, hace que se enuncien individuos.Se abren vastas perspectivas al análisis de las formas comple­jas del discurso, a partir del marco formal aquí esbozado.

8 Sólo ha sido objeto de unas cuantas referencias, por ejemplo en Grace de Laguna,Specch, fts FUlI(:tioll aod Developmeot, 1927, p. 2440.; R. Jakobson, Essais de lin°gll;.~tiqlle g':lláalc, trad. de N. Ruwet, 196\ p. 217.

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III. FSTRUCTURAS y ANÁLISIS

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6. ESTRUCTURA DE LA LENGUA Y ESTRUCTURADE LA SOCIEDAD 1

Señoras y señores, voy a tratar un tema que conduce ora a enun­ciar la evidencia, ora a plantearse una contradicci6n. Se trataen efecto de examinar las relaciones entre dos grandes entida­des, que son respectivamente la lengua y la sociedad.

El lenguaje es para ,1 hombre un medio, de hecho el solo me­dio, de l1egar al otro hombre de trasmitirle y recibir de él unmensaje. Por consiguiente el lenguaje pone y supone al otro.Inmediatamente, la sociedad es dada .con el lenguaje. La socie­dad, a su vez, s610 se mantiene por el uso común de signos decomunicaci6n. Inmediatamente, el lenguaje es dado con la so­ciedad. Así cada una de estas dos entidades, lenguaje y socie­dad, implica la otra. Parecería que se pudiera y aun que se de­biera estudiarlas juntas, descubrirlas juntas, ya que juntas na­cieron. Parecería también que se pudiera y aun se debiera hal1arentre la uua y la otra, .entre la lengua y la sociedad, correlacio­nes precisas y constantés, puesto que la una y la otra han nacidode la misma necesidad.

Ahora bien, todos los que más de una vez, y aun recientemen­te, han estudiado esas relaciones son llevados a fin de cuentasa concluir que no se descubre en realidad ninguna relaci6n,entre la lengua y la sociedad, que revelara una analogía entresus estructuras respectivas. Esto es bien sabido e inmediatamen­te aparente. Verificamos, en efecto, recorriendo el mundo conuna ojeada inicial, que lenguas de estructuras comparables sir­ven a sociedades muy diferentes entre sí. Este hecho resulta enparticular de 10 que se 11ama la extensi6n de las lenguas comu­nes, del hecho de que una lengua sea adoptada por sociedadesde estructuras diferentes que no son en principio destruidas omodificadas como tales. Se ve asimismo en la historia que len­guas, por el contrario, muy alejadas unas de otras por su tipo

1 Linguaggi DelIa socieU. e DelIa tecnica (Convegno intemazionaIe Olivetti. Milán,}-4·17 de octubre de 1968), Milán, Edizioni di Comunita, 1970, pp. 459.-469.

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96 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

viven y se desarrollan en sociedades que comparten el mismorégimen social. Basta con abrir los ojos hoy y ver, por ejemplo,la situación mutua en que se hallan en la mitad oriental deEuropa, donde vemos lenguas eslavas, finougrias, germánicas oromances servir de órganos a sociedades que tienen esencialmen­te' la misma estructura,

Si abordamos la evolución histórica, se ve también que len­gua y sociedad evolucionan por separado. Una misma lenguase mantiene estable a través de los vuelcos sociales más pro­fundos. Desde 1gI? la sociedad rusa ha sufn\:lo una profundamodificación estructural -es lo menos que puede decirse-,pero no ha sucedido nada comparable a la estructura de la len­gua rusa.

De estas observaciones tantas veces repetidas nace ese senti­miento que a menudo ha sido expresado, entre lingüistas y an­tropólogos, de que la sociedad y la cultura inherente a la socie­dad son independientes de la lengua.

Un hombre que conocía los dos aspectos de estas realidades,Sapir, afirmó que en no importa qué nivel de la cultura se en­cuentran tipos de lenguas simples y complejos con número in­finito de variedades, y que vistas las cosas desde aquí no haydiferencia, por tratarse de la misma lengua, entre un porqueromacedonio y Platón. Debiera pues concluirse que lengua y so­ciedad no son isomorfas, que su estructura no coincide, que susvariaciones son independientes, y limitarse a hacer constar estadiscordancia.

Pero otros autores afirman, y es no menos evidente, que lalengua es -como dicen- el espejo de la sociedad, que reflejala estructura social en sus particularidades y sus variaciones yque es incluso por excelencia el índice de los cambios que seoperan en la sociedad y en esa expresión privilegiada de la so­ciedad que se llama la cultura. Imposible conciliar estos pun­tos de vista. Muestran en todo caso que el problema anda lejosde ser sencillo, y es en efecto el problema esencial de la situa­ción de la lengua en la sociedad; muestran también que la ma­nera como ha sido debatido este problema hasta la fecha nonos acerca en lo más mímmo a la ~olución.

En realidad, tenemos aquí nociones inmensas, cuyas comple­jidades no han acabado de ser exploradas -la lengua y la so-

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ESTRUCTURAS nE LA LENGUA Y LA SOCIEllAn 97

ciedad respectivamente. La idea de buscar entre estas dos enti­dades relaciones nnivoeas que harían correspon<ier tal estruc­tura social a tal estructura lingüistiea parece denunciar una vi­sión muy simplista de las cosas_ Por supuesto, son magnitudesno isomorfas; se ve sin más en la diferencia que las separa ensu organización estructural.

La base de la estructura lingüistica está compuesta de unida­des distintivas, v tales unidadcs se definen por cuatro caracte­res: son unidadcs discretas, son finitas cn número, son combi­nables v están jerarqnizadas.

La estructura dc la socicdad no puede ser reducida a este es­quema, su naturaleza es doble. Hay por una parte un sistemarelacional, quc se llama el sistema del parentesco; por otra, otrosistema de relación, de división, el sistema de las elases socialesdispuesto por las funciones de prodneeión. Ahora, ni los indi­vidnos ni los grupos variados de individuos pneden trasponersea unidades o grupos de unidades comparables a las de la len­gua. Se habla a menudo de la familia' como de la célula social.Es una metáfora qne no debe disfrazar el fondo de las cosas.La sociedad no consiste en un agregado de semejantes células,un agregado de familias, y conjuntos de familias no tienen lamenor analogia con los agrupamientos de las unidades signifi·cantes en la lengua.

Hay qne verificar, entonces, que no hay correspondencia nide naturaleza ni dc estrnctura cntre los elemcntos constituti­\"Os de la lengua y los elcmentos constitutivos de la sociedad.Pcro en rcalidad es éste un pnnto de vista algo sumaría, quehay qne superar. Hav que adquirir conciencia de las implicacio­nes que acarrean las nocioncs de lengua y, de sociedad cuandose pone uno a compararlas. Así, hay que seiialar v corregir unaconfusión que es cometida entre dos acepciones del términolengua v del término sociedad, rcspectivamente.

Está. por una parte. la sociedad como dato cmpirico. histó­rico. Se habla dc la sociedad china, dc la soeicdad francesa. dcla socicdad asiria; cstá por otra parte la sociedad como colecti­vidad hnmana. fundamento y condición previa de la existen­cia clc los hombres. Lo mismo. está la lengua como idioma em­pirico. histórico. la lengua china, la lengua francesa, la lengua

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rst RtlCI tlR,A:-i y .\'\;.\LlSIS

:mna; " estú la lengua como sistema de formas significantes,condición primera de la coml11ÜCctCiÓll.

Operando esta distinción iniciaL se separan en cada una delas dos entid'ldes dos nis'eles, uuo histórico, el otro fundamental.Se ads'ierte entonces qne el problema de las relaciones posiblesentre la lengua s la sociedad se plantea en cada uno de estosdos nisTlcs, de suerte que pneden admitirse, pues, dos respnestasdiferentes. lIemos \'Ísto qne, entre nna lengua histórica v unasociedad histórica no se pnede plantear correlación con signode necesidad; pero en cl nisTI fuudamental podemos advertireu el acto homologias. Algunos e<lraeteres son comnues a una sa otra, a la lengna v a la sociedad -repito- eu ese nivel. Len·gua" sociedad son para los hombres realidades inconscientes.una v otra representan la naturaleza, por asi decirlo, cl mediouatural " la expresión natural, que no pueden concebirse deotro modo qne como son" que no pneden imaginarse auseutes.Lo 1Il1O y lo otro son siempre heredados" no es imaginable, uien el ejercicio de la lengn<l ni en la práctica de la sociedad, eneste nisTI fundamental, que ni lo uno ni lo otro hayan tenidocomienzo. Ni lo uno ui lo otro pueden cambiarse por "oluntadde los hombres. Lo que los hombres ven cambiar, lo que pne·den cambiar, lo que efectivamente cambian a lo largo de lalJistoria, son las instituciones, a veces la forma entera ele uuasociedad particular, pero no, nunca, cl principio de la sociedadque es cl soporte v la condición de la vida colectiva e iudivi·dual. Igualmente, lo que cambia en la lengua, lo que los hom·bres pueden cambiar, son las designacioncs, que se multiplican,que se remplazan y que siempre son eonscientcs, pero jamás elsistema fundamental de la Icngua. Es que si la diversificaciónconstante v creciente de las actividades sociales, de las necesi·dades, de Ías uoeiones, exige designaciones siempre nucv,IS, espreciso que, de rechazo, haya uua fuerza universal que eqnili·breo Por encima de las clases, por eueima de los grupos \' de lasactis'idades particularizadas, reina un poder eohesiso qne hacr:IIna comuuidad de un agregado de indil'iduos \' que crea laposibilidad misma de la prodneeióu l' de la subsisteucia eoleeti~

'-:l. Este poder es la lcnglu, s' sólo la lengua. Por eso 1<1 leugu"representa una pcrmancllci,[ <.':1 el SCI1(\ de 1<1 sociedad qlle ('<1m·!Ji;l, llil,l COllstancia lllle liga las acti\'id<lclcs' siempre clin:rsific;[·

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I<STRtfC'nIRAS PI·: ],A LEN(:tfA y LA SOClEnAJ) 99

das. Es una identidad a través de las diferencias individuales.y de ahí procede la doble naturaleza profundamente paradóji·ca de la lengua, a la I'ez inmanente al indil'iduo y trascendentea la sociedad. Esta dualidad reaparccc en todas las propieda-dcs dcl lenguaje. 1

y entonccs ¿cómo podcmos plantcar la rclación cntre lengual' sociedad a fiu de aclarar por cl análisis de la una (la lengua)cl análisis de la otra (la sociedad)? Esta rclación no scní unacorrelación estructural, puesto que hemos "isto que la organi­zación de los hombres no es comparable a la de la lengua. Noscrá tipológica; cl tipo de la lengua, monosilábica, polisilábica,tonal o morfológica, no iufluye en absoluto sobre la naturalezacspecífica de la sociedad. Tampoco ser<Í histórica o genética,porque no hacemos depender el nacimiento de la una del na­cimiento de la otra. La lengua nace y se desarrolla en el senode la comunidad humana, se elabora por cl mismo proceso quela sociedad, por el esfuerzo de producir los medios de subsis­tencia, de trasformar la naturaleza y de multiplicar los instru­mentos.

Es en este trabajo colectivo y por este trabajo colectil'o comola lengua se diferencia, acrecienta su eficiencia, lo mismo quela sociedad se diferencia en sus aetil'idades materiales cinte·lectuales. Consideramos aqui la lengua solamente como mediode análisis de la sociedad. Con este fin las plantearemos en sin­cronía y en una relación semiológica, la relación entre interpre­tante e interpretado. Y formularemos estas dos proposicíonesconjuntas: primero, la lengua es cl interpretante de la soeie·dad; segundo, la lengua eoiítiene la sociedad.

La justificación de la primera proposición -la lengua comointerprctante de la soeiedad- es dada po~ 1<1 segunda -la len­gua contiene la sociedad. Esto se I'erifica de dos maneras: pri­mero, cmpíricamente, 'por cl hecho de que pueda aislarse la len·gaa, cstudiarla y describirla por si misma sin referirse a su em­pleo en la sociedad, ni a sus I'íucnlos con las normas y represen­taciones sociales que forman la cnltura. En tanto quc es impo·sible describir la sociedad, describir la cultura fuera de sus ex­presiones lingüistieas. En este sentido la lengua inclm'e la so­cicdad, mas no es inclnida por ella.

J<:n segundo lugar. ,. voh'cré dcutro de un momcnto a esk

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100 ESTK(ICHIRAS y ANS,l,ISlS

punto, la lengua suministra la base constante v necesaria de ladiferenciación entre el individuo y la sociedad. Digo la lenguamisma, siempre y necesarianlcntc.

Consideremos pues que la lengua interprete la sociedad. Lasociedad se hace significantc en la lengua v por clla, la socie­dad es lo interpretado por excelcncia de la lengua.

Para que la lengua pucda desempcüar este papel de interpre­tante que cs, primcro v desde el punto de vista del todo literal,hacer existir lo interpretado v trasformarlo en noción inteli­gible, la lengua debe satisfacer dos condiciones con respecto ala sociedad. Como esta sociedad cs naturaleza humana fijadaen institucioncs l' modelada por la técnica, por las condicionesde la producción, la sociedad está en condiciones de difercn­ciarse o evolucionar constalltcll1Cntc, ya despacio, ya muy deprisa. Pero el intcrpretante no debe cambiar como tal, sin dejarde ser capaz de registrar, de designar v aun de orientar los cam­bios que ocurren en el interpretado. He aqui una condición desemiologia gcneral. Un principio semiológico que quisiera plan­tear es que dos sistemas semióticos no pueden coexistir encondición de homologia si tienen difcrcnte naturaleza; no pue­den ser mutuamente interprctantcs el uno del otro, ni ser con­vertibles el uno en el otro. Tal es en deeto la situación de lalengua con respecto a la sociedad; la Iengmí puede acoger v de­nominar todas las novedades quc la vida social y las condicionestécnicas produzcan, pero ninguno de esos cambios reaccionadirectamcnte sobre su propia cstructura_ Fuera de los cambiosviolentos, producidos por las gucrras, las conquistas, el sistemadc la lengua sólo cambia nUII' lentamente, y bajo la presión denecesidades intcrnas, dc suerte que ~es una condición qne hayque subrayar- cn las condicioncs de vida normal los IlOm­bres quc hablan no son nunca testigos del cambio lingiiistico.Sólo se adviertc retrospectivamente, al cabo de varias generacio­nes, y por consiguicnte sólo cn las sociedades que conservan lostestimonios dc los cstados Iingüisticos más antiguos, las socieda­des dotadas de escritura,

Ahora, ¿qué es lo que asigna a la lengua esta posición de in­terpretante? Es qne la lengua es ~como se sabe- el instru­mento de comnnicación que es y debe ser común a todos losmiembros de la sociedad. Si la lengua es un instrumento de co-

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ESTRllcnrRAS nE LA LEN{;PA Y LA SOCIEDAD 101

l11unicación O el instnnncnto luismo de la comunicación, esque está invcstida dc propiedadcs scmánticas y que funcionacorno una máquina dc producir sentido, en virtud de su estruc­tura misma. Y aquí cstamos en el corazón del problema. La len­gua permitc la producción indcfinida de mensajes en variedadesilimitadas. Esta propiedad única proccde de la estructura dela lcngua que cstá compucsta de signos, de unidades de sentido,lllunerosas, pero en númcro sicmpre finito, que ingresan encombinaciones regidas por un código y que permiten. un núme­ro de enunciaciones que va más allá de todo cálculo, y que porfuerza Ip deja más y más atrás, ya que el efectivo de los signossiempre va acrecentándose y que las posibilidades de utiliza­ción de los signos y de combinaciones de dichos signos aumen­tan en consecuencia.

Hay pues dos propiedades inherentes a la lengua, en su nivelmás profundo. Está la propiedad que es constitutiva de su na­turaleza, estar formada de unidades significantes, y está la pro­piedad constitutiva de su empleo -poder disponer tales signosde una manera significante. Son dos propiedades que hay quetcncr aparte, que gobiernan dos análisis diferentes y que se or­ganizan en dos estructuras particulares. Entre cstas dos propie­dades es establecido el nexo por una propiedad más, tercera.Hemos dicho que hay por una parte unidades significantes, ensegundo lugar la capacidad de disponer estos signos de manerasignificante, y en tercero, diremos, está la propiedad sintag­mática, la de combinarlos Con ciertas reglas de consecucióny solamente de esta manera. Nada puede ser comprendido,hay que convencerse de ello, que no haya sido reducido a lalengua. De -ahí que la lengua sea por necesidad el instrumentopropio para describir, conceptualizar, interpretar tanto la natu­raleza como la experiencia, y ásí ese compuesto de naturalezay experiencia que se llama sociedad. Es gracias a este poder detrasmutación de la experiencia en signos y de reducción catego­rial como la lengua puede tomar por obieto no importa quéorden de datos y hasta su prepia naturaleza. Hay una metalen­gua, no hay metasociedad.

La lengua rodea por todas partes a la sociedad y la 'contieneen su aparato conceptual, pero al mismo tiempo, en virtudde un poder distinto, configura la sociedad instaurando lo que

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102 I~S'l'RlJCn!HA.'" ) ,\N"\LJSlS

podria denominarse semantismo social. Es esta parte de lalengua la que ha sido estudiada más a menudo. Consiste enefecto. sobre todo mas no exclusivamente. en designaciones, enhechos de vocabulario. El vocabulario proporciona aqui unamateria muv abundaute doude abrevau a diestra v' siniestra loshistoriadores de la sociedad v la cultura. El voeabuÍario eouservatestimouios insustituibles aéerea de las formas y las fases dela orgauizaeión social, sobre los regimeues políticos, sobre losmodos de producción que han sido empleados sucesiva o simul­táneameute, etc. Como es cl aspecto mejor estudiado de la rela­ción entre la Iengna y la sociedad, de la lengua como conjuntoy como sistema de designaciones, por consiguiente constante,constantemente renovada, ampliada, no insistiremos más. Noslimitamos.a reealear algunos rasgos de esta facultad semán­tica.

Los testimonios que la lengua entrega desde este punto devista no adquieren su cabal precio más que si están ligadosentre si y coordinados con su referencia. Hay ahi un mecanismocomplejo cuyas enseñanzas d<;ben ser interpretadas con pru­dencia. El estado de la sociedad en una época dada nunca apa­rece reflejado cn las designaciones que ella usa, pues las desig­naciones pueden subsistir muchas veces luego que los referen­tes, las realidades designadas hau cambiado. Es un hecho deexperiencia frecuente y que se verifica sin cesar, y los mejoresejemplos son precisamente el térmiuo "lengua" y el término"sociedad" que utilizamos en este momcnto, a cada instante.La diversidad de las referencias que pueden darse a uno y otrodc estos dos términos es testimonio precisamente de ello, y lacondición del empleo que debemos hacer de las formas. Lo quese llama polisemia resulta de esta capacidad que posee la len­gua de subsumír en un término constante una gran variedadde tipos y con ello de admitir la variación de la referencia en laestabilidad de la significación.

En tercer lugar, para. pasar a una consideración uu poco dife­rcnte, pero en la que conviene insistir más particularmente hoy,cada quien habla a partir de sí. En el caso de cada hablante,el hablar emana de si y a si retorna, cada quien se determiuacomo sujeto con respecto al otro o a los otros. No obstante, yquizás a causa de ello, la lengua que es así la emanacióu ine-

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duetible dcl si mús profundo en cada indi"iduo es al mlsnlotiempo una realídad supraindivídual v coextensiva con la colec·tividad entera. Es esta coincidencia entre la lengna como realí­dad objctivable, supraindividual, y la producción indiúdual dclhablar, lo que sustenta la situación paradójica dc la lengua conrcspecto a la sociedad. En efecto, la lengua suministra al 1",­blante la estructura formal básica. que permite cI ejercicio dela palabra. Proporciona el instrumento lingüístico quc asegu­ra el doble funcionamiento, subjetivo \. referencial, del discur­so: es la distinción indispensable, siempre presente en no im­porta qué lengua, en no importa qué sociedad o época. entre elyo y el no yo, operada por indices especiales que son constantesen la lengua y que sólo sirven para esto, las formas que en graomática se llaman pronombres, que realizan una doble oposi·ción, la oposición entre el "yo" y el "tú" y la oposición del sisotenla "yo/tú" a "él".

La primera, la oposición "va/tú", es una estructura de alocu·ción pcrsonal que es exclusivamente interhumana. Ha de scrun código especial, religioso o poético. el qne autorice paraemplear esta oposición fuera dcl medio humano.

La segunda oposición, la de '\'o-tú/ él", que opone la person<1a la no persona, efectúa la operación de la referencia v fun,bla posibilídad dcl discurso en alguna cosa. en cl mundo, en loque no es la alocución. Aqui tencmos el fundamento sobre elcual descansa cl doble sistema rclacional de la lengua.

Aparece ahora una nueva configuración de la lengua que seagrega a las otras dos que he analizado sumariamente: es la in­clusión del hablante en su discurso, la consideración pragm:iti·ca quc plantea a la pcrsona en la sociedad en tanto que partiClpante y que despliega una red compleja de relaciones espacio·temporales que determinan los modos dc enunciación.

Esta vcz el hombre se sitúa y se incluye cou respecto a la so­ciedad ya la naturaleza, y se sitúa neccsariamente en una clasede autoridad o una clase de producción. En efecto. la lengua esconsiderada aqui en tanto que prúctica hnmana, re"cla el nSoparticular que los grupos o clascs de hombrcs hacen de l;l len·gua y las diferenciacioncs rcsultantcs en cl interior de la len­gua común.

Podría describir cstc fenómeno como nna apropiación por

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10-1 1':.STRtlCTl1kAS y AN.\L1SIS

grupos o clases dcl aparato de denotación que cs común a todos,Cada clasc social se apropia dc los términos gencrales, les atri­buye referencias específicas \' los adapta asi a su propia esferade intarés \' a menudo los convierte en base de derivación nue­va, ¡\ su vez estos términos, cargados de valores nuevos, ingresanen la lengua común en la quc introducen las diferenciacionesléxicas, Podria estudiarse estc proccso examinando cierto nú­mcro de vocabularios especializados, pero que llevan en sí mis­mos su referencia, quc constituven un universo particular re­lati\'amente coordinado, Tal podria ser por ejemplo -pero notcngo ticmpo de desarrollarlo- el análisis de cíertos vocabula­rios de clases especificas. como el vocabulario de Jo sagradocn la lengua de los pontífiecs romanos. Tomo a propósito unalengua fácil de analizar y un vocabulario bastante abundante,donde pudicra hallarse a la vez todo un repertorio de términoscspecificos y tam bién de las maneras específicas de disponerlo,un estilo particular -en una palab~a, los caracteres de una tomadc poscsión de la lengua común, realizada cargándola de no­ciones, de vaJores nuevos.

Podria vcrificarse así en un modelo reducido el papel de lalengua cn el interior de la sociedad en la medida en que estalengua es expresión de ciertos grupos profesionales especializa­dos, para quienes su universo es el universo por excelencia. Dis­tinguiendo, como hemos tratado de hacerlo, los diferentes tiposde relaciones que unen la lengua a la sociedad, que son propiospara aclararlas a la una por la otra, hemos tenido que ver sobretodo con el mecanismo que permite a la lengua volverse eldenominador, el interpretante de las funciones y de las estruc­turas sociales. Pero más allá se entrevén algunas analogías me·nos visibles entre las estructuras profundas, el funcionamientomismo de la lengua y los principios fundamentales de la activi­dad social. Son comparaciones aún sumarias, homologías vastascuya teoría debiera ser llevada mucho más adelante a fin de tor­narlas fructíferas, pero las creo necesarias y fundadas. No puedoofrecer aquí más que una primera aproximación designando tresnociones esenciales.

La lengua puede ser considerada dentro de la sociedad comoun sistema productivo:: produce sentido, gracias a su composi­ción que es enteramertte una composición de significación y

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I':STRUCTURAS nE LA f,J-:NGlTA y LA SOCIEDAD 10i

gracias al código quc condiciona csta disposicióu. Produce tam­bién, indefinidamente, ennnciacioncs, gracias a ciertas reglasde transformación y de cxpansión formales; crea, pues, formas,esquemas de formación; crea objetos lingüisticos que son intro­ducidos en cf circuito dc la comunicación. La "comunieación"debiera ser entendida en esta expresión literal de cstablecimien­to de comunidad y de trayeeto circulatorio.

Estamos en el dominio de la cconomía. Ya Saussure advirtióuna analogia 'entre ciertas noeiones propias de la economia ylas que él fundaba, que él enunciaba, que él organizaba por vczprimera en el proceso de la comunicación lingüística_ Señalóque la economía como la lengua es un sistema de valores: heaquí otro término que es fundamental. Es una analogía queprovocaría largas reflexiones, pero podemos prolongarla en unanoción más, tercera, vinculada al valor, es la noción de inter­cambio, que pudiera asimilarse al intercambio paradigmático.Es sabido que el eje paradigmático de la lengua es el que preci­samente está caracterizado, con respecto al eje sintagmático,por la posibilidad de remplazar un término por otro, una fun­ción por otra en la medida en que precisamente tiene un valorde utilización sintagmática. Con lo cual andamos bien cercade los caracteres del valor en economía. Saussure comparó larelación salario-trabajo con la relación significante-significado,porque en ambos casos se trata de un valor que está en juegoy porque los dos miembros de este binomio tienen naturalezadel todo diferente y se reúnen en una relación arbitraria. No es­toy del todo seguro de que sea el mejor ejemplo ni de que larelación salario-precio, salario-trabajo sea rigurosamente homó­loga a la del significante-significado, pero aquí se trata menosde este ejemplo particular que del principio de la confronta­ción y de la visión resultante acerca de la manera de aplicardeterminados criterios, determinadas nociones comunes a lalengua y a la sociedad.

Bastará pues con plantear, con vistas a una elaboración fu­tura, estas tres nociones básicas que proporcionan, sin más, a lareflexión el medio de superar el marco tradicional que. pone,una al lado de la otra, la lengua y la sociedad.

He procurado, harto sumariamente, revelar la necesidad y laposibilidad de introducir en la discusión de este vasto tema dis-

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!06 ESTRtlCHJRAS y .\N,\I.ISIS

tincioncs esenciales, también dc plantear cntrc la lengua y lasociedad relaciones que sean a la vez lógicas y funcionales: ló­gicas considerando sus facultades v su relación significantes,funcionales porque ambas pueden ser consideradas sistcmasproductivos, cada una según su naturaleza. Así pueden salir arelucir analogías profundas bajo las discordancias superficia­les, Es en la práctica social, corno en el cjercicio de la lengua,en esta relación de comunicación intcrhumana, dondc habráque descubrir los rasgos comunes de su funcionamiento, pucsel hombre sigue siendo -y cada vez más- uo objeto por descu­brir, en la doble naturaleza que el lenguaje funda e instau­ra en él.

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7. CONVERGENCIAS TIPOLOGICAS

Generalmente se entiende por tipología el estudio de los tiposlingüisticos definidos por su estructura general. De esta no­ción, bastante sumaria, surgió la clasificación tradicional de laslenguas en f1exivas, aislantes, cte., favorecida en otro tiempo.Parece más instructivo caracterizar como "tipos" conjuntos máslimitados, pero mejor definidos, euya naturaleza puede, por lodemás, ser harto variada, con tal de que en uua lengua dadaexhibau una particnlaridad notable. Si la observación iniciales correcta y si deslinda las condiciones del fenómeno, conduceen ocasiones a reconocer e! mismo tipo en una lengua de es­tructura muy diversa, donde las mismas condiciones lo hanprodneido. He aqní un ejemplo de estas convergencias entrelenguas diferentes.

El francés, cuya menguada aptitud para la composición llllll­

ca deja de ser subrayada, posee, con todo, dos tipos de compues­tos verbales, enteramente distintos entre si v merecedores depareja atención. -

Uno, el lIIÚS conocido, es e! tipo porte-monnaie, taille-cra­yon, garde-ehasse, caracterizado por la sucesión regente + regi­do o determinado + dcterminante. Subsume una construcciónverbal transitiva con objeto directo. El primer miembro, quees e! témúno verbal, permanece invariable; e! segundo sólo, tér­lnino nominal, está sometido él variación de llúnlcro, que se apli­ca de hecho al eompnesto entero, en vista de que éste es no­minaL~

Esta clase de eompnestos plantea un problema formal queha sido disentido a menudo: ¿cuál es la naturaleza de la formaverbal de! primer miembro? Se diria que las opiniones se re­parten entrc dos posibilidades nada m:'s: porte-, taille-, ..

1 L'HollllllC, La Haya, Mouton & en.. VI (19661, l.:IwclcrIlo milll. 2. pp. 5-12.2 No tOllU1II10S en la menor t:lIcnta l'apri(;h()~ oftogr,íficos gllc prescriben que porte­

lIIollllaíc sea invariable, que el plural de gardd);mil'Tc sea gardcdlarrierc o barrieres, yque el plural dc gardc-cóte, si designa a IllI \oldado, sea g<ud(,,·-t·ófc.~, peTO si se tratade llll lIilvío, gardc-cótc.~.

1 1071

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IOK ESTRUCTURAS Y AN ..\I.I5IS

sería o un imperativo o un presente. La primera interpretacióndescansa sobre todo en lm argumento histórico y comparativoextraído de la formación, en la etapa romance, de nombrespropios como Boileau (fr.), Bevilacqua (ita!.). Esto no es nadaprobatorio para los compnestos no onomásticos. En todo caso.las consideraciones históricas no ayudan nada aquÍ; es en la es­tructura actual del francés, donde se opone a otros tipos decompuestos, donde este tipo debe ser definido.

Viendo sincrónicamente este tipo de compuestos, el primermiembro no aparece como una forma del paradigma flexional,sino como un tema verbal, que expresa la noción aparte decualquier actualización temporal o modal. Así tal noción quedaplanteada en estado virtual, lo cual responde a la natnraleza delos compuestos: de manera gcnenl1, un compuesto tiene porfunción dejar pendiente la actualización inherente a cada 11I1O

de los dos términos tomados en su ejercicio propio, v trasferir­la al eompucsto unitario. Así el tipo garde-ehasse traspone asustantivo o a adjetivo un sintagma verbo + nombre." Es apartir de la función predicativa del sÍntagma *il garde laehasse como es posible formar un compuesto garde-ehasse, don­de il garde y la chasse están redncidos a su forma virtual gardey chasse. Tal es la condición que hace quc el sintagma verbalde función predicativa pueda volverse un compuesto nominalde función denotativa. El papel de la función prcdicativa cn lagéncsis de esta elasc de compnestos debe ser subravado. Lamisma función cstá subyacente en una parte considerable dela dcrívación. Volvcremos más adelante al punto.

El scgundo tipo de compuestos verbales cs el dc maintenir.Contrasta desde todos los puntos de vista con el precedente:poco abundante, improductivo, constituido en parte por super­vivencias, pese a que algunos de sus representantes sean muyusados. Es muy interesante estudiarlo, sin embargo, porque per­petúa en la lengua -así sea en estado de residuo- no solamen­te un compuesto verbal como el precedente, sino un verdadero

3 La receión transitiva del primer miembro sobre el segundo es común a la casitotalidad de estos compuestos. Son muy raros o literarios aquellos en que el tema de unverbo intransitivo está unido a un adverbio: gagne-petit, leve-tót, trotte-menu.

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CONVERGENCIAS TlPOJ.ÓGICAS 109

verbo compuesto con flexión completa: maintenir posec la f1c·xión completa de te,tir o de soutenír. Ahora, un verbo compues­to es una rareza, en general. En el tipo lingiiístieo indoeuropeono se conocc ejemplo. Donde se presenta, es a titnlo de forma­ción seenndaria v como derivado de un compuesto nominal:asi cn griego oiÍ<odomein, -nomein, ·phorein san en realidaddesnominativos de oikodómos, ·nomó., -phorós; igualmente go­nupetein, -klinein vienen de gonupetés, -klinés. Una vez consti·tnido, el presente griego gonuklinein, "arrodillarse", sirvió demodelo al tardio genufleetere del latin eclesiástico, si es que noprocede directamente de genuflexio (imitado del gr. gonukli­sia), al igual que en francés, partiendo de génuflexion, AlfredJarry' hizo génl/fléehir, De manera qne no hav antepasado niparalelo de nna formación de compuesto en que un verbo estu·viera determinado por un sustantivo que lo precediera. Sóloun preverbo es admitido ante el verbo. Esto es como decir queel francés no conoce verbo compuesto, es decir, compuestoque tenga la forma: sustantivo regido + ,-erbo regente v fJc.xionado. Conoce séllo. como se ha ,"isto, un compuesto nomi·nal de orden inverso: tema verbal regente + sustantivo regido.

¿Cómo se earaeteriz" entonces el tipo maintenir, qne es defijo un verho tenir compuesto con el sustantivo l1w.in? Aquí esla relación sintúetie" entre los dos miembros lo que es especi­fico v distintivo. Apreci"mos que IIn sust"lItivO main detenni­11" y precede al verbo tenir, mas no lo haee eu calidad de objetodirecto. l\1aintenir no cs "tcnir b main", lo eu,,] no tendríasentido v contradeciría b reeeión transitiva del vcrbo mainte­nir, sino '''tenir avec la main" (de donde "consolidar nn objetoeu su posÍción" ). ¡":l sustantin) tiene una rclaciún de instrunlen~

to con el 'Trbo. AqUÍ csbí el rasgo distintivo dc esta elase deverbos eompuestos, " sc 'Trifiea ell todos los ,'erbos del tipo11laíntenír que están todavía en uso, Creemos ClltlllH.:rarlos aquítodos: ;, bouleverser, C!wl'írer, ehemtourner, eolpoTter. eu/buteT,maíntenir, lnan(Eu)'rer. 1J1orfondre. saupoudrer; aparte. en es­tado de derivados nominales: vermo1l11l, Sallgrellll, sal/pique!.

4 Gestes et opinions du DoctCllf F¡lIl.~troIJ. p, 9;: ··lXCOll\rc·-toj dt',¡l11f .h: PanUl;PcchclIr., t'incline devallt les Monct. géllUfk'Chis dt:'''llt b Ik~a~ d "hj~tkr.

ti Cf, Dictionnairc général, J. p. k6, S 203, al qUt: alwdi11lll\ ;111;1l11ll~ da/os. 1,:1 fUfmaciÓn sólo es considerada en sus anh.:ccdentcs latinos.

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110 FsnWCTPRAS y AN'\I.ISIS

Una docena de representantes en total. que repasamos ahorapor separado. con traducción analítica de sus componentes:

Bouleverser es literalmente "retoumer [sentido primero deverser'l en bonle",

Chavirer (ef, provenzal capvirar). "virer sm le chef; se re­tmimer tete en bas",

Chantoumer. "tol1mer de chant" (que se escribe equivocada­mente de champ!,

Colporter. "porter (suspenclu) au eou"; ef, Pasquier:" "lesrevendems de lívres. qui les portent ¡¡ km col par la ville. sontappelez, , , eolportems",

Culbuter. literahnente "buter sm k eul",Maintenir. "tenir avee la main" (para impedir que caIga y

conservar en su posición).Mana21lvrer, "faire fonetionner (-muvrer) ayee la main",l\Jorfondre, literalmente "fondre de morve" (se dice del ca­

ballo catarroso; término de veterinaria),Saupoudrer, "pondrer de sel" (sau-) ,*Saupiquer (provenzal salpicar), "piquer de sel", no sobrevi­

ve más que en el derivado nominal saupiquet, "ragotlt piquant";el mismo sau- en el adjetivo saugrenu, antigno saugreneux."greneux (= grenu?) de sel"_

Yermoulu. líteralmente "monlu de vers", "réduit en poudrepar 1'aetion des vers",

A este inventario 7 agreguemos algunos testigos de un estadomás antiguo de la formación, de cuando era todavia productiva:

Billebarrer, "barrer (un tissu) avee des billes (= raies)".marcarlo Con rayas.

Bu!Jtc-poudré: "poudré de blane",Chanfraindre, "tailler en bisean", literalmente "abattre (fraill-

dre) de ehant", ef, c/wlltoumer,Cloufichier. "fixer ,n'ee des elous (= erneifier)",Ferar.mer. ferlier, fervestir: "anner, lier, vetir de fer",l'eileverser. '\'erser (= retoumer I :l la pelle, labomer ú la

beche",

" Cit;ldo por l.¡ttri" S.I. co/pork!lr.: Dl'i'alllO~ dl" lado algl11los l'erIJo, l/nc' IIltl~ prohabkllll'lItc pc'rtelll'l'l'll <1 la 1llislll:l

clase, fKro ("".\0 sentido \- a ICTC'S 1:1 forll];l del primer tl'rlllinll l" illl]>osihk dcknni·11M: hOllrSOllflw, c:lj/lchokr. /U!ll"l'ilkl. Ib'le (0\\ r"ludíl ;1 \\\'. di\..'l'il\\\~lTi\lS l'Ii\lllll!"\

!.;KOS.

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(;0;''';\' E1U;¡':¡"'ClAS TIPOll)(;IC,\S lIt

El elenco de cstos vcrbos rcvda hasta la evidencia quc:1.1 El término nominal no tiene nunca función de régimcn

directo o indirecto; cs siempre un instrumental que precisa lamodalidad dc consumación de la noción verbal.

21 El sustantivo, en d primer miembro, puede tener 'un,¡forma un poco diferente de la qne posee como vocablo libre:man- por "main"; sau- por "sel", lo cnal apunta al estado deverdaderos prefijos. ,

JI Los sustantivos son términos generales -partes del cner­po, sustancias, útiles- que pueden asociarse a verbos variados:a! lado de saupoudrer, saupiquer, pueden imaginarse *saugar­nir, *saupiler ("garnir,. piler avec du sel"); la serie fer-, -armEr,-lier, -v<1tir podría seguir con fer-cercler, -barder, etc., desde elmomento en que estos términos de composición se tornaronprefijos instrumentales.

Este tipo de composición parece bastante singular. Si no csdesconocido en las demás lcnguas romances (ef. ital. mante­,¡Jere, calpestare, capovoltare, esp. mantener),' constituye, al ni­vel sincrónico quc sc tome, una anomalía estructural con res­pecto al modelo indocuropeo. f:ste no admite la composiciónde nn sustantivo instrumental más que con un participio pasivo;los ejemplos son notorios, va antiguos, como sánser. deva-datta-,gót. handu-waurhts, ya modernos, eomo en alemán Gottgesandtv en inglés man-made" El instrumcntal está sintácticamentejustificado después dc nn participio pasivo. Pero tan rcgulares I1n compnesto participa! inglés hand-woven, "tcjido a mano",como poco concebible sería un verbo eomo Oto handweave.\lo hav "erbo eompnesto en indoeuropeo, donde sólo el prever­bo pnede ser prefijado al verbo. Parece pl1es que el tipo fran­cés maintenir realiza, en 1<¡ estructura general del francés, unmodelo que IlO es indoeuropeo.

De hecho, por sorprendente que parezca, es fllera del indo­enropeo donde hallamos lln paralelo, en el grupo lingüísticomús distante, se vea como se vea: el de las lenguas amerindias.

Pensamos más partielllarmente en llna de las lenguas de la

, \lt'rtTCrl<l '>cr l'stllc1iadll ("4111111 t·s <Ichidll ell ras (¡tms IC1Igl1<lS nlllmlJecS \' eollfHIlI'tado con el del fr'1l1cl"". t'lnit·o cstnc1i:ldll <lljlti.

,. l':lra el iH¡;k\, nT I L \hm:h:\ml, Catt'gmics ,llId "'~pC_\ Ilf Prncul IJar EI/gli.\/l\\"Jfd-hlflll:II¡"II, pp_ ,~)\: para d :tlt'11l;1ll. 1!t"1I:/t'II, Iklltsdlt" \\ ort1l1/l/rlllg. 2',' t'd .•p. (,("

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112 ESTRUCTURAS Y ..\N'\I.ISIS

gran familia llamada utoazteea: la lengua paiute meridional(hablada al sudoeste de Utah v el uoroeste de Arizoua), de laque Edward Sapir hizo una déseripeión magistral.!"

El paiute dispone de gran facilidad de composición. Puedenunirse verbo con verbo, nombre con nOlllbrc. v también nom­bre'con verbo. Pues bien, he aqui lm procedimiento de compo­sición tipieo y muy productivo: consiste en prefijar cicrtos sus­tantivos dc gran frccncncia y divcrsidad dc cmplco, tales como"111ano", 'lpie", "fuego", etc., a verbos de sentidos variados. desucrte que se constituyan vcrbos compuestos. En esta c!ase deeompucstos, el rasgo notable cs que el primer miembro dcter­miua el verbo no como objcto gramatical sino como Índicede modalidad o de instrumento. Sapir llama a estas formas no­minales instrumental prefixes. ll A menudo, en efccto, estosnombrcs cn composición sc prescntan con forma reducida, vtienden al estado dc prefijos, siu dejar dc scr idcntificables comolexentas: 111J?:>- "111ano" se vuelve en COlllposición l1W (n)-;7nuv""i- "nariz" se vuc1ve llzu{n)-; quncL- "fuego" se convierteen qll-, ctc.!'

Con el prefijo instrumcntal md- "mano", scrún constituidospor ejemplo los compucstos siguientes:'"

1I1d-xwivll- "oprimir con la mano" (md + qwivi, ef. ta-q\l'ivll-"oprimir con el pie").

MeHiljqa- "conformar con la mano" (ma +fúJqa- "crear").1I1d-vite?a- "aplanar con la mano" (ma + pite?a).Ma-yuwai- "frotar con la mano" (ma + y"wai-, ef. td-Y"\l'ai­

"frotar con el pie").M(a)-aill'i- "tocar con la mano" (ef. t(a)-ain'i- "tocar con

el pie").HMd-nteavai- "despedir con la mano".Ma-?nib- "to stiek one's hancl in (water)" (Sapir) no es

,transitivo más que en esta traducción: el tema ?niyi- ?llik-i­significa "to stiek, be stuck in" !, v Jos ejemplos Son por cierto

1" Jo:dward S,lpír, SOllthcrn P¡¡illte, a S/tOSIJOIlC:lIl LJllgtlage, Bo~tnn. 19~(l.

Jt Sapir, 01'. cit., S 21, p. 101: thc.:y are UH the.: \dlO1c '~I)t'ci<lli7l'(1 )onm ofillcorporatcd 1I01IIlS with instrumcnt<ll flllldi(I]]"

l~ Vt:r los detalles en Sapir, op. ót.. ~ 21.1:1 Todas las formas del paiutc son riladas I.'U b lramcripcióll de S,lpir, ligl'r~lllll'll

te simplifiC'dda por [¡¡miles tipogrúfic;ls,\1 Sapir, (JI'. cit., pp. 5H-5H.l~ Sapir, op. cit" p. 584.

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CONVERGENCIAS TIPOLÓGICAS 113

los de un verbo intransitivo. Más valdría traducir "to be stuckwith one's hand in (water)".

El sentído de algunos verbos los hace aptos para recíbír unparadigma abundante de prefijos instrumentales. Así, de pantu­Hsacudir" 16 se tienen:

Q"i-pantu- "sacudir con los dientes".Tca(pantu· "sacudir con las n1anos".17Ta'-~tu- "sacudir con los pies".Tco'-pantu- "sacudir con la cabeza"."Pi'-pantu-i', "shakes, moves about (his) buttocks".De paq-a- "sufrir, doler" 19 se componen:Ta'lwa-mpaqa- "doler los dientes" (ta'lwa-).To'tsi-'l'aqa- "doler la cabeza" (btsi-).Movwi-p'crxa- "doler la nariz" (movWi-).Saxwia-<raqa- "doler el estómago" (saywia-).Tayu-p-aqa- "padecer sed" (tayU_)20Este tipo no está Igualmente desarrollado en todas las len­

guas del grupo shoshone; hay bastante pocos ejemplos en tü­batulabaJ.21 Pero es notoriamente característico del azteca, don­de ha sido seüalado a menudo. Se habla de la "incorporaci6n"en náhuatl como equivalente dc la construcción del verbo conun objeto directo." Sin embargo, habría que precisar semejantedefinición. La construcción sintáctica y la composición ¿sonde veras equivalentes e intercambiables en azteca? La cuestiónmcrece ser examinada más de cerca.

Será ventajoso proceder a partir de la descripción dada porWhorf de este tipo de composición en azteca (dialecto de Mil·pa Alta)."" Se trata de los compuestos nombre + verbo:

Thc first term of a compound is usually abare noun stem, contrae-

l' Sapir, op. cit., p. 602.11' El sentido de este prefijo esta mal definido; Sapir, op. cit., pp. 106-107, le da el

sentido de "mano" en un ejemplo como éste.18 Ver más adelante, p. 113.1~ Sapir, op. cit., p.. 603.iD Sapir, op. cit., pp. 81' Y 670.2t Por ejemplo, hanj· "casa" + halo "sentarse" produce el tema verbal hanihaJ· "to

visit" ("to house-sit"): Voegelin, Tübatulabal Grammal, 1935, p. 89.':l:t Cf. Bloomfield, Language, p. 241. Acerca de este problema general, ef. Sapir,

Amer. Anthrop., 1911. pp. 2,0$$.11 B. L. Whorf, "The Milpa Alta Dialect of Aztec", ap. Hoijer, red., Linguistic

Structules ol Natjyt: America, 1946, pp. 367s5.

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11.¡ ESTRUCTURAS Y AxALISIS

ted if the noul1 is of the contract c1ass. or it mal' be a 1101111 with absoI­uti\"C suf.fíx in form -ti- (this typc is associated today \",ith derivedverbal nouns, aIso found in old petrified compounds), DI an adjccti\'c,llsllalIy in adverbial fonn with suffix -ka-o If the final is a transitive,"erb the antecedent may refer to its objeet ('ineorporated objeet')in which case the \'crb is inflected like an intransití"c, without plOllO­

mi·nal object, e.g., mepam-po'powa 'wecds aga"c-row(s)". < mepami'-A< me-A 'agave', pami'-A 'row'. But the antecedcnt is hasically a modifi­¡;:r, and its equivalente to an objcct is conditioned by grammatical logic;e.g., I.e·_kwepo·ni (intransiti\"c verb, no object) 'bursts from the actionof fire (Ác'J,)', el Aa-soei?-i'kwilowa (transiti\'c with transiti\'c inflection)'paints Dr cngTClyeS sornetlling (ACI-) with flO\vcrs, floral designs (sociA'f]o",er') .2-1.

Sin entrar en la discusión del problema general planteadoaqui por la noción de "objeto", debemos subrayar un puntodel análisis de Whorf que atañe a la presente demostración.\Vhorf mismo reealea (señalemos los términos que pone encursivas en sus traducciones) que el objeto nominal ineorpo·rada debe ser interpretado como un modificador ("a modifier")"cuya equivalencia con un objeto está condicionada por la ló'giea gramatical", de hecho, diremos, como un determinanteinstrumental del verbo. Nos lo muestra la flexión de los verboscompuestos. La traducción de mepam.p07powa por "escarda(·po>powa) hileras de magueyes (mepami"A)" haría pensar enuna receión transitiva. Pero este verbo es flexionado como unintransitivo; tiene pues igual construcción que el siguiente:i.e'k"'epo'ni "él fuego·estalla", o sea "estalla por el efecto delfuego (i.d,)'~ Asimismo Aa·soéi>·j?k"'·jlowa "algo (Aa·) él flor·pinta", es decir "pinta algo con flores=adorna algo con unmotivo floral". En este último ejemplo el verbo es transitivo,sí, por su flexión, pero la transitividad se aplica al pronombreobjeto indefinido I.a· "algo", no a soNJc "flor", que tiene clara'mente fuución de instrumental.

De modo que todos estos ejemplos del azteca reproducen enefecto clmismo modelo que tenemos en paiute. La unidad tipo·](¡giea de esta clase de verbos compuestos es verificada en doslengu<ls diferentes de la familia.'"

"' 01'. cit., ~ ;, p, 1iH,":. En 1111 examcn lIlá~ \-asto del problema habría que tener talllhién en Cl1Cllta otras

LlIllili,IS tk Icnguas americanas, por ejclllplo el iro'lllÓ () <;1 tab.:\lII;l \;lCCrU\ d<J C\l;\~

d. Silpir. fIandbook af thc ¡\IllCriCllI Illdi;1/I LHlgu'lge\. '[1. pp. (¡() \- Miss.).

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CONVF:RGENCIAS T1POLÓGICAS 115

Podemos ahora regresar a los verbos compuestos del francés yccrcioramos de que responden a los mismos criterios descripti­vos en las mismas distinciones categoriales.

Que cste tipo de compuesto esté vivo y sea productivo cnpaiute y apenas residual en francés, no es cosa que afecte ennada al principio de esta comparación ni que altere su legitimi­dad. Se trata esencialmente de la misma estructura fomlal yfuncional: un nombre entra en composición con un verbo, alque precede a titulo de determinante instrumental. Los ejem.plos citados tanto para el francés como para el paiute exhibenuna semejanza sorprendente.

Por añadidura, la morfología de la composición presenta uncurioso rasgo de analogía. En ambas lenguas el sustantivo, pri­mer miembro del compuesto, puede tener una forma reducidao simplificada con respecto al lexema libre:

Francés, main, compuesto mano.Sel, compuesto sau-.1Horve, compuesto mor-oComo en paiute mo?o- "mano", compuesto ma(n)-.Quna- "fuego", compuesto qu-.Pero no es una necesidad: francés boule, ver, fer se mantie­

ncn iguales en fomla libre y en composición, lo mismo quepaiutc ta- "pie", pa- "agua".

Por lo demás, ciertos compuestos tradicionales pueden con­servar una forma o un sentido fósiles del sustantivo: francésboule-, bille-, chan-; paiute teo- "cabeza" únicamente en com­posición, frente a t:itsi- "cabeza", forma librc.

Es provechoso tener en cuenta correlaciones asi. Ayudan aapreciar hasta qué punto la tipología es independiente del pa­rentesco lingüístico. Pueden darse cOllvergencias tipológicasfuera de toda filiación genética. Es preciso no obstante un mí­nimo de analogía en la cstructura formal de las lenguas com­paradas. En el presente caso puede señalarse que el paiute dis­tingue claramente nombre y verbo," que utiliza ampliamentela composición dc los temas nominales y vcrbales, que disponede prefijos v sufijos. Todos estos rasgos reaparecen cn francés,con la difercncia. sin embargo, de que en él cl campo de la

c'll Sapir, 01" cit., S 47, p. 213.

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116 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

composición es reducido. El francés no ha llevado adelante enrealidad la composición mixta (tema verbal + tema nominal)más que en el tipo porte-monnaie, que es nominal. Lo cual noha impedido la creación en f1ancés, asimismo, de un tipo deverbo compuesto con primer elemento nominal instrumental,que-realiza, si bien en medida menor, una fórmula de composi­ción cuyo análogo se encuentra en una lengua tan diferentecomo el paiute. Lenguas como el inglés o el alemán, muchomás aptas que el francés para la composición, no han ido tanlejos. Esta creación romance que consideramos en francés, pormucho qne se haya agotado bastante pronto, permanece comotestimonio de una innovación tipológica de amplio alcancegeneral.

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8. MECANISMOS DE TRASPOSICION 1

El pape! de consideración que tiene la trasposición podriaser ilustrado en todos los capítulos de una descripción fun­cional. Pero no es nada estudiado en algunas partes de la mor­fología nominal, donde sin embargo es esencial, particularmen­te en la derivación.

Tratamos aquí de sacar a luz e! funcionamiento y la impor­tancia de la trasposición analizando los derivados en -eur, lla­mados nombres de agente, en francés moderno. Tenemos conello la ventaja de estudiar una categoría intermedia entre e!nombre y el verbo, donde e! mecanismo de la trasposición haceintervenir dos clases de formas distintas. Tendremos oportuni­dad de mostrar que la sintaxis y e! sentido de los derivados en-eur son estrechamente solidarios de la trasposición que los de­termina.

El adjetivo en -eur constituye una clase distinta. Su estatuto losepara de! nombre de agente. Por mucho que ciertas formas,como trcl\lailleur, ioueur, sean comunes a ambas categorías, noson tomadas en e! mismo sentido, y tampoco tienen igual cons­trucción. Como todos los adjetivos, éstos son susceptibles degradación, pueden ser calificados o cuantificados por un ad­verbio. Es lo que los distingue de los sustantivos en -euro Entanto que se enuncia parecidamente: il est trcl\letilleur, iE est (Xl­veUT, se dirá:

il est tres trcl\lailleuril est plus travailleur (que su hermano)

pero no:'il est tres pcl\leur'il est plus pcl\leur (que su hermano).Por lo que hace al sentido, estos adjetivos indican una incli-

~ Cah.icTS' Ferdinand de Saussure, Ginebra, Droz, 25 (1969) (= Mélangcs H. Frei).pp. +7-59.

[1I7]

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118 ESTRUCTURAS Y ANAu8lS

nación moral, un rasgo dominante y permancnte del carácter:trctvailleur "inclinado al trabajo", joueur "inclinado al juego",rieur, moqueur, queTelleur, faTceuT, menteuT, íouisseuT, Tageur.Se prestan a determinaciones adverbiales bastante variadas: "iIest foncierement joueur", "il est joucur dans l'ilme". Algunos sepueden volver sustantivos cuando el rasgo de earácter quc de­notan es elevado hasta el tipo. Le menteur, Le joueur son títulosde comedias de costumbres. En cambio, ningún adjctivo en -eUTindica nnnca una ocupación, un oficio, ni una capacidad física,en forma del todo opuesta a los sustantivos en -euT, y en particu­lar a los nombres de agente propiamente dichos.

A veces algunos nombres flotan entre el adjetivo y el nombrede agente_ Es notoriamente el caso de tTctvailleuT. Como adjeti­vo, trcrvailleur "que ama el trabajo" está atestiguado desde elantiguo francés. Por otra parte el sentido de clase profesional(Les tTavail/euTs de la mer; les tTavailleurs du biltiment) tienehoy por hoy amplia difnsión, pero resulta de un desenvolvimien­to bastante reciente. Durante toda la época clásica, tTavailleuTno es sino adjetivo. Apenas en el siglo xrx adquiere tTctvailleuTun scntido social, al despertarse la conciencia de clases, expre­sada en la oposición capitalista/trabajador, que hace juego conl;l de capital/trabajo" Una condición particular Jo separa, sincmbargo, de los nombres de ofício, es el carácter colectivo yvago del término, que prácticamente prohíbe emplearlo en sin­gular ("un travailleur" es cn realidad un singulativo, quiere de­cir "un miembro de la clasc de los trabajadores"). Esto atañea la naturaleza social, y no profesional, de la designación les tra­vailleuTs. El trabajo no es un oficio. De ahí que travailleuT noadmita la construcción predicativa: "iI est travailleur" se dicesolamente de aquel "que ama el trabajo". De esta suerte el ad­jctivo y el nombre de agente se delimitan.

Hoy en día, tTavailleur como sustantivo cae en dos clases deuso:

1] TrctvailleuT "que trabaja" no existe más-que con determi­nación: travailleur de nuit, il domicile, aplein temps; sólo cstadetcrminación le otorga estatuto de sustantivo.

R Se encontrará en la obra de Jean Dubojs Le vocabuJairc poJitique el social enJiré/m:c de 1869 a 1872, París, 1962, pp. 37·46, una descripción mu~' docull'cntada de losempleos de travailJeur durante este período, en el que se formó y fijó en su valorsocial. Los numerosos ejemplos que son citados dan la palabra casi siempre en plural.

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MECANI~i\lOS DE TRASPOSICIÓN 119

2] Travailleur, término de clase, y que prácticamente sóloaparecc en plural, deriva en realidad no de travailler sino detravail. Nació cn las doctrinas socwlistas que, a mediados delsiglo XIX, oponían cl travail al capital, v los travailleurs .a los capi­talistes. Cuando la entidad social travail' se cargó de sentido so·cial y se convirtió en distintivo de una clase, travailleur fue, dehecho, recreado como designación de los miembros de esta cla­se. Hubiera podido hacerse *travailliste, como capitaliste, ade­lantándose a la innovación que llegaría más tarde para verter elinglés labourite, pero travailleur tenía la ventaja, para la ideolo­gía y la propaganda, de vincularse a la oposición travailleur Ioisif y travailleurI bourgeois.

En la clase, riquísima y en constante crecimiento, de los "nom­bres de agente" en -eur; sólo tratamos por preterición el vastocontingente de los nombres que responden estrictamente a estadefinición y designan a aquellos que ejercen una actividad Pro­fcsional: tourneur, balayeur, imprimeur. La mayoria se vincu­lan a verbos, pero más de una vez se aprecia que derivan de unnombre con valor de "el que hace ... "; chroniqueur de chro­nique ("que hace crónicas"); parfumeur de parfum: el perfu­mista hace y vende perfumes, no es que él perfume; por lo de­más parfumer no admite casi sujeto personal. Lo mismo mineurde mine, más bien que de minero De donde creaciones comophraseur "que hace frases", gaffeur "que hace tonterías"(gaffes,más bien que "qui gaffe").

El valor de actividad profesional que marca profundamenteesta clase de nombres facilita su expansión, a la zaga de la crea­ción de oficios o de técnicas. Hasta del verbo penser, el menossusceptible de especialización, se ha sacado penseur, como parahacer del pensamiento un oficio.

No obstante, ¿esta función de sentido es la única? Dentro dela multitud de los nombres en -eur que se clasifican indistinta­mente como nombres de agente; vamOS a introducir una distin·

') Sólo noS ocuparemos aquí de las trasposiciones sintácticas entre el verbo y .1 nom­bIC. No trataremos ni de la distinción entre nombres de agente y nombres de instru­mento en ~ur, ni de la extensión de esta clase léxica en francés moderno. Este aspectode ia cucsl.6n es tratado en detalle por Jean Dubois, F:tude sur la dérivation suffi"aleell iranr;ais Illoderne, Paris, 1962, pp. 40S5.

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120 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

ción profunda que los reparte en dos categorías, de acuerdo cone! mecanismo -de la trasposición de que provienen y en virtudde criterios sintácticos y semánticos'

Los nom~res de agente en -eur trasponen e! verbo a sustan­tivo con e! sentido de "que hace ... ", pero de dos maneras dife­rentes. En sentido estricto un nombre de agente como dan:¡eurdesigna al "que baila", pero tiene dos empleos: uno profesional,"danseur de ballet", e! otro que pudiera llamarse ocasional, "e!que está bailando" en un momento determinado: "de nombreuxdanseurs tournaient dans la salle". Los dos usos se distinguena la vez por su sentido y por su sintaxis: e! primero puede cons­truirse como predicado -"il est danseur" (en la Ópera) -, e!segundo no.

Ahora bien, ambos son la trasposición nominal de un mismopredicado verbal, "il danse". Hay pues que pensar que ahí estáel origen de la distinción, en e! seno mismo de! predicado. Losdos sentidos de danseur hacen aparecer dos líneas diferentes detrasposición, y éstas presuponen en efecto dos acepciones distin­tas de "il danse". La una sirve de definición, "il danse [como ofi­cio j", la otra de descripción, "il danse [ante mis ojos]". De ahídos trasposiciones nominales diferenciadas no por la forma sinopor la construcción: danseur l "que hace de la danza un ofi­cio" y danseur 2 "que está danzando". En francés estas dos fun­ciones están representadas por una forma única en e! verbo,como en la trasposición nominal. Otras lenguas las distinguenpor medios variados: es así como e! español de México oponeMaría canta -"es cantante"- a canta María -"éstá cantando".'

El criterio indicado se verifica en todos los casos en que elnombre en -eur es susceptible de dos acepciones: voyageur (decomercio) y voyageur "que está de viaje", por ejemplo "lesvoyageurs a destination de Bordeaux; avis aux voyageurs". Elprimero es predicable: "Pierre est voyageur", el segundo no, hayque decir "Pierre est en voyage".

Aparecen otras diferencias entre las dos categorías. El -eur"ocasional", por así llamarlo, indica una situación incidente,

• Esta distinción, que establecemos en la sincronía del' francés moderno y de acuer­do con criterios explícitos, es independiente de la que establecimos entre dos tipos denombres de agente y nombres de acción en indoeuropeo y en otras' familias lingüísticas(Noms d'agent et (loms d'action en indo-européen, París, I9i8).

5 Cf. Kahane. Language, 26 (1950).

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MECANlSl.fOS DE TRASPOSICIÓN 121

un papel que es asumido en una circunstancia dada, un com­portamiento fortuito. Rara vez es cosa de un individuo aislado.Las más veces estos nombres en -eur se presentan en'plural: "lesspectateurs ont applaudi les íoueurs;· les dineurs ,,'étaient pasnombreux; une foule de baigneurs, de promeneurs, de fldneurs",etc. Toda actividad de circunstancia puede originar una deno­minación así: "mettre les rieurs de son coté; les conseilleurs nesont pas les payeurs". La base de estos derivados es generalmen­te un verbo que denota un comportamiento físico, en una cir­cunstancia donde es visible, público; jamás una actividad men­tal o un estado afectivo. El nombre traspuesto en -eur indicala realización actual, momentánea, observable, colectiva, no lacapacidad o la práctica individual de un oficio, de una ocupa­ción permanente. En esta distinción, de sentido y de funciónsintáctica, se realiza, por mediación de la trasposición, una dis­tinción latente en la predicación verbal.

Un tipo de conversión que no parece haber sido estudiado, nisiquiera debidamente apuntado en esta categoría, es el del nom­bre cn -eur acompañado de un adjetivo: un .bon marcheur, ungros mangeur. Quisiéramos mostrar que la relación entre los dostérminos del sintagma cs menos sencilla de lo que parece, y queno se reduce a una relación de calificación.

A primera vista asimilaría uno un bon marcheur a no impor­ta qué expresión de ígual construcción, como un célebre écri­vain. Sería una grave confusión, a la vez lógica y síntáctíca, yvale la pena sacar a luz las razones.

Comparemos las dos proposiciones:Pierre est un bon marcheur.Pierre est un céliibre écrivain.Un "célebre écrívain" conjuga dos cualidades: es célebre y

es escritor. De modo que puede decirse de él: "cet écrivain estcélebre". Pero no puede decirse de un "bon marcheur:' que seabon y marcheur, y es imposible el enunciado: "·ce marcheur estbon". La identidad de la estructura formal disimula una dispa­ridad en la estructura profunda.

Aparece una nueva diferencia en el orden secuencial: "oonmarcheur" obedece a un orden fijo; el adjetivo va siempre ante-

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122 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

puesto. Pero el orden inverso, "un écrivain célebre", es tan admi·tido como "un célebre écrivain": la diferencia entre los dos giroses sólo la que resulta de la posición del adjetivo, mas no interesaa la relación de calificación entre el adjetivo y el nombre.

Estas disimetrías tienen una razón esencial, la naturaleza delsustantivo calificado: "un célebre écrivain" es un écrivain, entanto que "un bon marcheur" no es un marchenr; este térmi­no no puede emplearse solo. O sea que el adjetivo no tiene igualestatuto en los dos casos: es diferente en "un bon marcheur" yen "un célebre écrivain". Todo procede en realidad del nombremarcheur, aquí inseparable de su epíteto que es bono Se carac­teriza como la conversión nominal de un predicado "qui mar­che ... " aquí inseparable de un calificante que será bien. Ex­plicaremos pues "un bon marcheur" como la trasposición dc"qui marche bien". El grupo nominal halla en esta relación sufundamento lógico y su definición sintáctica. El adjetivo bones aquí un adverbio traspuesto, no un adjetivo de función pri­maria, y marchenr es aquí un predicado verbal traspuesto, no unsustantivo de función primaria. La diferencia entre "un bonmarcheur" y "un célebre écrivain" aparece ahora: "un célebreécrivain" no es la trasposición de un prcdicado verbal, cn vir­tud de que écrivain no puede reducirse a "qui écrit". He aquíel criterio de la distinción entre los dos enunciados, tan seme­jantes en apariencia.

Se sigue que la definición de marcheur como nombre deagente de marcher, con todo y ser materialmente exacta en cuan­to al vínculo formal, no basta para caracterizar su función. Hayque explicar la creación de marcheur a partir de una expresiónpredicativa donde la forma verbal va acompañada de una califi­cación llamada adverbio: por ejemplo "il marche bien". Quedadada entonces la condición para la trasposición de "il mar­che'... " a "il esto .. marcheur", lo cual acarrea la necesidad dctrasponer a su vez la calificación adverbial bien a forma nomi­nal, dc donde bono Pero este adjetivo, pese a las apariencias, nocalifica un sustantivo, califica, bajo el disfraz nominal, la con­sumación de un acto: decir que Pcdro es "un bon marcheur"significa que Pedro tiene la propiedad de "bien marcher". Elnúcleo generador del sintagma nominal ("un bon marcheur"),y así de la categoría dc nombres en -enr que toma su origen de

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l\l.ECANISl\·IOS DE TRASPOSICIÓN 123

tal sintagma, reside en un predicado verbal acompañado de uncalificante, "il marche bien".

El mecanismo de esta trasposición es función de! nexoparticular que hay entre adjetivo y adverbio. No basta con po­ner e! adverbio y e! adjetivo eu simetría de función, y decir queel adverbio es al verbo como el adjetivo al nombre. Hay que verque en realidad e! adjetivo y el adverbio pertenecen a dos nive­les lógicos distintos unidos por una correlación específica. Debemostrarse esto explícitamente.

Sean las dos proposiciones:1] Pume est un bon garr;on.2] Pierre est un bon marcheur.La proposición 1] puede reducirse a la conjunción de las dos

proposiciones: Pierre est un garr;on + Pierre est bono Pero nopodría descomponerse 2] en Pierre est un marcheur + Pierreest bon, lo cual ni el sentido ni la sintaxis permiten.

Por las razones indicadas, Pierre est un bon marcheur ha detomarse como trasposición de Pierre marche bien. En conse­cuencia, Pierre est un bon marcheur predica e! "bienandar"como una propiedad de Pedro, pero traspone la calidad de! an­dar de Pedro a cualidad dc Pedro-andante.

Así' bon tiene dos funciones sintácticas distintas. En 1] bongarr;on, denota la propiedad de un sustantivo; en 2] bon mar­cheur, denota la propiedad de la propiedad marcheur. Podríadefinirse en 1J como adjetivo de función primaria, en 2] comoadjetivo de función secundaria.

La transformación de Pierre marche bien en Pierre est un bonmarcheur no afecta nada más la naturaleza de las formas, sufunción sintagmática; produce una delimítación de! sentido. Laproposición Pierre marche bien puede ser entendida diversa­mentc, según sea Pedro un niño pequeño que da los primerospasos a satisfacción de sus padres, o haya Pedro vencido las di­ficultades que le costaba andar, o participe Pedro en un desfile,etc. Pero la trasposición Pierre est un bon marcheur eliminatodo empleo de circunstancia: sc predica asi como propiedad dePedro la capacidad de andar bicn, entendida exclusivamentecomo la capacidad dc andar largo tiempo sin cansarse, fueradc cualquier contexto situacional. Debe notarse que (bon) mar­cheur, (gros) mangeur y todos los nombres de la misma serie

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124 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

proceden de una forma verbal de empleo absoluto y no a~tuali­

zada, que indica la noción en estado virtual. De ahí procede elvalor de capacidad ligado a las traspuestas marcheur, mangeurque predican esta propiedad fuera del marco temporal, a dife­rercia de la categoria promeneur, baigneur, determinada tem­poralmente.

Concluyamos que la trasposición efectuada por medio delnombre en -eur en un bon marcheur crea una clase de nombresque pone de relieve la capacidad apreciada, no la práctica habi­tual o profesional de una actividad.

En el mecanismo de esta trasposición del adverbio a adjetivo,ha tenido papel decisivo una condición morfológica que atañea la estructura del francés. En esta lengua no es frecuente quehaya que trasponer un adverbio a adjetivo; normalmente laconversión es en sentido inverso: es un adjetivo el que propor­ciona al adverbio su radical, sea por trasposición directa ("par­ler bas, marcher droit, boire sec"), sea dándole forma femeninay aüadiéndole -ment, que convierte en adverbio: lentement, se­chement, cruellement. Aquí la situación se invierte. Cuando setraspone un verbo a nombre de agente es preciso asimismo queel calificador verbal (el adverbio) pueda ser traspuesto a cali­ficador nominal (el adjetivo), lo cual crea un problema difícilen una lengua donde el adverbio no produce derivados. De ahique hayan sido elegidos adjetivos ya existentes, dándoles unafunción nueva. La elección de estos adjetivos fue guiada por ra­zones de sentido que es interesante deslindar. Se verá así que elmismo adverbio puede ser traspuesto a varios adjetivos.

1] Tomemos primero el cuantificador verbal beaucoup. Po­drían hallársele equivalentes adjetivos, como nombreux, maint.Ni uno ha sido ensayado siquiera en el uso. Es gros lo que lalengua ha empleado, por ejemplo en "un gros mangeur", a finde trasponer "il mange beaucoup". Precisamente porque laelección de .gros no se justifica sin más ni más (un "gros man­geur" no es por fuerza gros), hay que correlacionarla con unode los valores semánticos de beaucoup, que tiene varios: conel que precisamente se realiza en "il mange beaucoup". Lo defi­niremos como "gran cantidad (en volumen O en masa) de ma­teria consumible", de ordinario dinero o comida. En efecto, seencuentra gros calificando en más de una expresión relativa al

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MECANISMOS DE TRASPOSICIÓN 125

dinero, en equivalencia con beaucoup: "perdre une grossesomme" es "perdr_e beaucoup d'argent". Igualmente, "posséderune grosse fortune, avoir de gros moyens, de gros besoins, fairede gros bénéfices, de grosses pertes, de grosses dépenses, prendrede gros risques". En "jouer gros jeu", la equivalencia gros ="mucho (dinero)" está implícita, permite trasponer gros a ad­verbio: "gagner gros, parier gros, il y a gros a parid'. Entoncesel adverbio gros asi fijado regresa a la condición de adje­tivo para efectuar la trasposición nominal de estas locuciones:"il parie gros, il joue gros", se vuelven "un gros parieur, ungros joueur". Se establece una relación de trasposición entre eladverbio beaucoup (en "beaucoup d'argent") y el adjetivogros. Se realíza lo mismo cuando beaucoup cuantifica un verbode consumo como manger: "manger beaucoup", es comer "unamasa de comida"; en cllnsecuencia, "il mange beaucoup", al tras­ponerse, pasa a "un gros mangeur". La relación también es vá­lida en lo figurado: de "consommer beaucoup d'électricité" sesaca "un gros consommatenr d'électricité". Por analogía, contravailler, y como beaucoup subraya sobre todo la masa de tra­bajo suministrada, "il travaille beaucoup" se traspondrá a "ungros travaillenr". Es como cuantificador de la adquísición, delgasto, del consumo, cn términos de volumen y de masa, comobeaucoup se traspone a gros.

En esta función, gros tiene por opuesto a petit, que trasponepeu: "un petit mangenr" < "il mange peu".

Cuando beaucoup acompaña a verbos de movimiento e indi­ca la frecuencia del ejercicio, el adjetivo de trasposición es, porlo general, grand:

"il voyage beaucoup": "un grand voyagenr""il chasse beaucoup": "un grand chassenr" 6

"il eonrt beaucoup (les femmes)": "un grand eoureury por extensión para el ejercicio de otras actividades:

t La expresión, vuelta estereotipada, grand chasseur devant l'Eternel, proviene delAntiguo Testamento, donde califica a Nenuod. Pero hay que fijarse en que grand(cazador) no es sino una de las traducciones del hebreo gibbor, "vigoroso, poderoso".El griego de los Setenta vierte gígas (hlllegÓS), "gigante, poderoso". La Vulgata traerobustus (venator), la Biblia de Jerusalén vaillallt (chassenr). Mas Bossuet escribió:Nemrod, le premier guerrier ct le premier conquérant, est appelé dans l'€criture unlort chasseur. De lort a grand cambia el estatuto del adjetivo. Aunque se oiga a vecesla expresión 'un lorf mangeur", el adjetivo lort es cuando menos ambiguo en surelación sintáctica con chasseur.

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126 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

",1 lit beaucoup": "un grand liseur""j] ment, hable beaucoup": "un grand menteur, hableur""jI diseourt beaucoup": "un grand discoureur".La relación opuesta no genera trasposición: "voyager peu"

uo representa una característica que haga falta predicar en foroma nominal.

Pero el adverbio beaucoup, con la misma construcción,puede tener otro valor, más abstracto: el de un alto grado enel conocimiento, en el gusto, con verbos como aimer, (s'y) con­naltre. Para trasponerlo se suele emplear grand, y el adjetivose hace susceptible de acompañar a los derivados amateur, con·naisseur:

"jI aime beaucoup la musique" > "il est grand amateur demusique"

"je ne m'y connais pas beaucoup" > "je ne suis pas grandconnaisseur" .

Este valor implica evaluación y apreciación. Es susceptible,llegado el caso, de término contrario, tal como pietre: "un pie­tre connaisscur" < Hil s'y connait peu, mal".

Il] El otro adverbio frccucntemente utilizado es· el califica­dor bien. Tiene por traspucsto el adjetivo bono

<ji} eonduit bien": "un han conduetenr".Simétricamente, el calificador mal ticne por traspuesto el ad·

jetivo mauvais:"iI conduit nlal": "un mauvaís conduetenr",Con mallvais, y a título de variantes, contaremos pietre, pall'

vre:HU cause 1naZ": l/un pauvre causeur". ~

Los dos calificadores bien y bon se refieren a actividades fíosicas: "un ban 111archeur. un han grimpcur, UI1 ban nageur", ya vcccs a otros logros: hon entendellr, cn "<\ hon entcndenr,salut" (corrcspondiente al "a huen cntendedor. .. " en español).

A la invcrsa, hay calificacioncs qne no se presentan más quencgativamcntc: el adjctivo tipico y, por así dccirlo, único, csmallvais. Sohrc todo en algimas locucioncs tradicionales: "unl11cluvaís paycur, ur 11wl1vais cOllcheur"; 7 pero también en otros

El \1S0 figurado, único ql\c solHl.Ti\'C hO\- día. de esb expresión, !II,1l1v;!is cOllchclIr,que ~c ha hecho familiar, con el sentido -de "indi\-úlno con ljniCIl es difícil vivir·',

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}.JECANIS~fOS DE TRASPOSICIÓN 127

vínculos: "un mauvais conducteur" < "qui conduit mal". Noobstante, su empleo no pasa de ser limitado; no se da tan a me­nudo la ocasión o la intención de categorizar desfavorablemen­te una actividad, y por lo demás mauvais es a veces ambiguo:"l7Iauvais joueur" puede oponerse a "bon joueur", pero tambiéna "beau joueur" (q ue se comenta luego).

El mecanismo de la OposlclOn aparece así. La calificación ad­verbial bien que se traspone al adjetivo bon es complementariade la cuantificación adverbial beaucoup que se traspone al ad­jetivo grcmd o gros. Este sistema asegura el funcionamiento y ladistribución de los adjetivos bon (op. mauvais) y grand, gros(op. petit) en su unión con un nombre en -eur, según el sentidode éste sea comparable con una determinación de cualidad o decantidad.

Algunos de estos nombres admiten uno o dos otros adjetivos,con matices particulares y fucra de sistema. Asi beau, en "unbeau parleur", traspone un adverbio teórico OOllement, diferentedel bellement histórico que significa "suavemente" (cf. toutbeau!), más cerca del adverbio beau en la locución porter beau.En el uso corriente, "beau parleur" equivale a "que habla conelegancia, de una manera seductora (a menudo Con la intcnciónde scducir) "; no pucde reducirsc exactamente a "que hablabien". La nÜS1l1a disinletría se extiende a "beau diseur", por"quc dice (los vcrsos) con elegancia" (también "fin discur"),v a "beau joueur", por "quc juega (y quc sabe perder) con ele­gancia", lo cual cs muy diferente dc "bon joueur" = "qnc jue­ga bien". Con todo, las dos calificacioncs"bon joucur" v "beau¡oucur" tienen por término opncsto el mismo "mauvais 'joucur"que, según los casos, significará "que juega mal" o "a quicn nohacc gracia perdcr". Con iOlleur es posible, pucs, acoplar tresadjetivos:

"bon joueur" < "qui jouc bien""gros joucur" < "qui ¡ouc gros""beau joueur" < "que jouc 00<111".'

hace olúdar s,,\ sentido propio: ;lqncl qlll', {'Ot11P,lfticndo UIl lecho, pcrtnrha el sucliodc Sil COlllpa1kro. SOIl c(¡I¡{'IR'Uf cctfc lJllit ~c rdon"'a CCllt {ois (La Fonfainc).

, Trasposiei(')Jl k{lrica {:Il ti qlH: bc,lu <khc sn tomado en d Sl'lItido ¡ndie¡ldo antes.

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128 :ESTRUCTURAS y ANÁLISIS

A esta corta lista de adjetivos traspuestos de adverbios aña­diríamos haut en haut~parleur. Este espécimen único tiene porcierto la misma estructura que grand buveur, y teóricamentehaut-parleur remite a "que habla alto". Pero hay dos razonesque lo apartan: 1] es un término técnico completamente fijoy lexicalizado, como lo indica la ortografía, un nombre de ins­trumento forjado ad hoc y no una caracterización de individuo;2] y sobre todo, haut-parleur no fue creado en francés, ni podiaserlo en modo alguno, en ausencia de todo modelo análogo. Lalínea de las innovaciones léxicas en este dominio técnico enfrancés para más bien en términos como amplificateur (de so­nido), antes que en un nombre descriptivo, de imagen, perso­nificador del instrumento, como haut-parleur. De hecho, es sa­bido que haut-parleur es una traducción, introducida hacia 1923,de! inglés loud-speaker. El calco resultaba tanto más fácil cuan­to que loud-speaker está formado por e! mismo procedimientode conversión: loud-speaker < speaks loudly. El vínculo estre'cho entre los dos miembros (*loud-and-clear-speaker sería im­posible) por una parte, la difusión rápida de las técnicas sono­ras, por otra, facilitaron asimismo el préstamo.

Las mismas observaciones valen para la expresión única, mu­cho más antigua, por lo demás, libre-penseur, donde libre- fun­ciona como exponente adverbial, "qui pense librement". Peroes conocida la historia de esta noción; libre-penseur fue creadoen el siglo XVII para calcar e! inglés free thinker (como más tar­de libre-échangiste calcó free-trader, a partir de free-trade >libre-échc1il1ge) .

Vale la pena seí'íalar a este respecto las analogías entre elfrancés y el inglés en el mecanismo de esta trasposición. A dife­rencia de! alemán, donde, por tener la misma forma el adjeti­vo y el adverbio, se pasa sin cambio de "er isst viel" a "einVielesser", el inglés, como d francés, convierte el adverbio enadjetivo cuando e! verbo es traspuesto a nombre de agente en-ero Esta trasformación es paralela a la que fue descrita parael francés y tiene por signo, en parte, adjetivos de igual sentido.Se echa mano de ella sobre todo para caracterizar un comporta­miento habitual en una función física. Los adjetivos más co­munes son para la calificación, good (op. bad): "a good (bad)driver"; para la cltantificación se dispone de great ("a great

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MECANISMOS DE TRASPOSICiÓN 129

eater") , y también de hecrvy: "a hecrvy drinker (smoker, sleeper)"< "he drinks (smokes, sleeps) heavily", y de hearty: "a heart)'eater" < "eats heartily". Así, es posible en inglés diferenciar me­diante lexemas explícitos los valores diversos de cualidad ycantidad implicados en francéS por "bien manger" y que "unbon mangeur" no puede trasponer por completo.

Estas observaciones han recalcado la diveFSidad de los valo­res que saca a luz el examen en la clase de los nombres de agen­te en -eUT, que se acostumbra tratar como unitaria. Reponiendocada uno de estos valores en el cuadro sintáctico del que parti­cipa y partiendo de la construcción verbal que traspone, escomo pueden ,ser puestos en claro los mecanismos que produceny que diferencian estas categorías nominales.

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9. LAS TRASFORMACIONES DE LAS CATEGORíASLINGülSTlCAS 1

La evolución de una lengua considerada como sistema de sig­nos consiste en las trasformaciones sufridas por sus categorías.Entenderemos por categorías las clases de formas caracterizadasdistintivamente y susceptibles de funciones gramaticales.

No todas las categorías se trasforman idénticamente, ni almismo tiempo. Pero en virtud de que todas están relacionadasde algún modo, es inevitable que aun aquellas que parecen máspermanéntes sean afectadas por las trasformaciones que tocana las menos duraderas, sea en su forma, sea en sus funciones, oen ambas cosas a la vez.

Nos parece útil precisar la noción de trasformación comoproceso diácrónico estudiado en las categorías lingüísticas, dis­tinguiendo dos géneros de trasformaciones, diferentes por sunaturaleza, que tienen causas y efectos distintos en el desen­volvimiento de las lenguas:

1] Las trasformaciones innovadoras. Son trasformaciones pro­ducidas por desaparición o aparición de clases formales, lo cualmodifica la dotación dc las categorías vivas.

Desaparición dc categorías serán, por ejemplo:'la desaparición parcial o completa de las distinciones de gé­

nero: eliminación dcl neutro, que reduce las oposiciones a laoposición masculino / femenino; o eliminación del femenino,que produce una oposición: género animado / neutro;

'la reducción de las distinciones de número por eliminacióndel número dual;

'la reducción, en proporciones variables, de los sistemas declases nominales y -correlativamente o no- de los sistemas dedeícticos, etc.

1 Hasta ahora s610 publicado en traducción inglesa en Dirccfjons tOl Historieal Lin­guistics {Symposium in Historical Linguistics, 29·30 de abril de 1966. Tbe Universityof Texas, Linguistics Department), AUltin-Londres, University of Texas Prcss, 1968,pp. 85·9-1.

[130]

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TRASFORMACIONI':S DE LAS CATEGORÍAS LINGüíSTICAS 131

La creación de categorías podrá ser ilustrada por:*la creación del artículo definido;*la creación de nucvas clases de adverbios procedcntes de com­

pucstos (-Iy, -ment), etc.Estas desaparicioncs y apariciones altcran la dotación de las

categorías formales de la lengua; provocan por aúadidura unareorganización y una redistribución de las formas en oposicio­nes cuya estructura se ha modificado: redistribución dc las tresclases de número gramatical entrc las dos clases subsistentes;rcdistribución del plural neutro latino cn el fenJenino roman­ce; reorganización de los demostrativos a partir de la especiali­zación del artículo, etc.

11 ] Las trasformaciones conservadoras, que consisten en elrcmplazamiento de una categoría morfemática por una catego­ría perifrástica en la misma función, por ejemplo:

*remplazamiento del comparativo morfológico por el sintag­ma adverbio + adjetivo;

*remplazamiento de la desincncia casual por el sintagma pre­posición + nombre.

Vamos a estudiar algunas de estas trasformaciones, parasubrayar la importancia fundamental de la noción de perífrasisen el proceso mismo de trasformación.

Las trasformaciones que consideramos más especialmenteson las que a la vez producen una nueva clase de signos, quepodrían llamarse signos de auxiliación, y que son realizadas co­rrelativamente por esas formas de auxiliación.

Consideramos en especial cste proccso dc auxiliación en eldesarrollo perifrástico de dos categorías verbales, el perfecto vel futuro, en el dominio romance. Ahí hay ejemplos privile­giados, tanto por la abundancia de los datos como por el núme­ro de observaciones teóricas que permitcn hacer.

La característica formal de esta trasformación es pues quese opera por creación de un sintagma, condición fundamcntalsuya, cualquicra que sea la suertc ulterior de tal sintagma (man­tcnido distinto en el perfecto, soldado cn unidad cn cI futuro).

El sintagma de auxiliación puede ser descrito como la aso­ciación dc un auxiliante flexionado y dc un auxiliado no fle­xionado. A cstos dos e1emcntos agregamos otro, tcrcero, que

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1")" ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

residc cn la combinación dc los dos, condición productora dcuna forma nucva, distinta dc cada uno dc los dos compoucntcs,y dc una función nucva. En o(ra partc hcmos ofrccido un aná­lisis descriptivo dc la estructura de los sintagmas de auxiliaciónen francés.'

Aquí estudiaremos de qué manera se definen estas perífrasisCll los casos respectivos del perfccto v el futuro en su forma la­tina, en su rclación formal y funcional.

Ll perífrasis típica del pcrfecto cstá constituida en latín porhabere + participio pasado. Tenemos aquí una estructura queparccc clara, inmediatamcnte inteligible y constante, sea en la­tin o en su cstado prescntc, puesto que volvemos a hallarla comotal en las lcnguas romances y cn otras más. En realidad la cons­titución de este sintagma obedece a condiciones precisas, y su­pone algunas distinciones teóricas esenciales. Ni unas ni otrasparecen aún recoJiocidas como es debido.

Hay dos condicioncs para que las formas, la de habere y ladel participio pasado, puedan combinarse en un sintagma. Cadaun:', dc cstas dos condiciones consiste en Ul:a elección entre dosposibilidadcs.

El vcrbo habeo en construcción predicativa cs susceptible dcdos sentidos: "tener" y "haber". Esta condición previa tiencimportancia primordial: decide en la encrucijada de la elección.La difcreneia cntrc "tcner" y "haber" ha sido por regla gene­ral dcsconocida en las numerosas obras didácticas que tratan dccste perfccto. La mayoría de las veces ni siquicra se menciona.Dc ahí el estado dc confusión quc impcra a propósito de estaCOllstrucción.

Esta distinción primera cs esencíal; según sea tomado habeocomo "tener" o "haber", se cierra o se abre el camino a la C0111­

prcnsión dc la pcrífrasis.Esta distinción inicial, concernicnte al sentido del auxiliar

2 el. más -adelante, C<lp. 13.

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TRASFORl\[ACIONFS DE LAS CATECORÍAS IJNCÜÍSTICAS 133

habeo, e,tú ligada a otra distinción, relativa a la función de laforma auxiliada: ésta puede ser tomada o como adjetivo (es elcaso de promptus, lectus, ratus, taeitus, clallsus, subitll', etc,)o como participio verbal en sentido estricto.

Cada una de estas dos funciones se vincula respectivamentea lmo de los dos sentidos de /wbeo y gobierna un sintagma dis­tinto. Uno de estos dos sintagmas jamús realiza una perífrasisde perfecto: es el sintagma de habere "tener" con el participiocon valor dc adjctivo.

El otro sintagma realiza siempre una perifrasis de perfecto:cs el sintagma dc habere "haber" con el participio de valorverbal.

Es neecsaria una condición mús para quc la relación de per­fecto sea implicada por la forma del sintagma; ticnc que vercon la naturaleza scmúntica del vcrbo. Es prcciso, en principio,quc dicho verbo denote un proceso "sensorial-intelcetual" interioral sujeto v no un proccso "operativo" aplicado a un objeto fucradel sujeto, Participan de esta categoria los verbos "comprender,descubrir, notar, I'er", los primeros en que se rcaliza la perífrasis/wbere + participio,

'l'ales son las condicioncs a las que cstú sometido el perfectoperifrústico. Son aprcciadas juntas y pucdcn ser reconocidas comodistintas en nna forma como hoc compertwlI habet ("ha com­prcndido eso"), donde /",bCre significa por cicrto "haber, 1'0­scer", dondc compertu111 cs por cierto el participio que denotael estado en que el objeto ha sido pnesto, y donde el verbocomperire "al'erignar, descubrir" denota por cierto un procesomental.

La conjunción de estos tres factores hace que el autor delcomperire v el snjeto gramatical de habere coincidan necesaria­mente. De ahi, en consecuencia, que, cn este sintagma y por él,el antor del proceso sea designado eOll1o poseedor del resnltado,adquirido para él. 1le aqui un rasgo distinti\'O de una nue"a rela­ción entre el agcutc , el proccso, mm diferente de aquella queenuncia la forma temporal simple.

Otra consecuencia es la situación temporal, enteramerrte nue­va también, que este sintagma atribuye al proceso, En virtud deser planteado como consumado, pero al mismo tiempo vincu­lado al presente, el proceso se halla referido a una etapa ante-

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lH ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

flor con respecto al momento actual en que es cnunciado. Enhoc compertum habet ("se ha entcrado de eso"), el tiempopresente de habet indica el nexo duradero con el momento ac­tual, el participio pasado compertum el estado del objeto comoacabado, v 'así lógícamcntc anterior al instante del discurso. Tales la dob'le caractcrística distintiva del perfccto: el proceso esplanteado como prescntc, pcro en estado de noción consumada.Ninguna otra forma verbal puede hacerle la competencia coneste "alar.

A partir de aquí, se gcneraliza cstc modelo sintagmático ex­tendiéndolo a otros verbos, hasta llegar a episcopum invitatumhabes (Grcgorio de Tours). En adelantc, el sintagma se tor­na una forma única de dos miembros, el perfecto; los dos miem­bros desempeüan funciones intrasintagmáticas distintas y com­plementarias: habere se vuelve el auxiliante encargado de lasrelaciones sintácticas con el enunciado; el participio, el auxilia­do encargado de la denotación semántica del verbo. Es el aco­pIamiento de los dos miembros el que realiza la forma del per­fecto.

En el paradigma del verbo latino se da una trasformaciónde! antíguo perfecto que, por escisión, para en dos formas dife­rentes. El valor inhercnte al perfecto sintético pasa al perfectoperifrástico, que rechaza al otro hacia la función dc aoristo.

Por lo delmís, el hecho mismo dc que el auxiliante habeoconserve el estatuto flexional de un verbo libre pennite consti­tuir una conjugación pcrifrástica completa qnc renueva e! para­digma del perfeetum.

De esta suerte la forma perifrástica cs heredera del antiguopcrfecto, no sólo en virtud dc una sucesión histórica, sino por­quc hacc explícito su valor inherente. Aquí podemos nada másindicar esta relación particular, que requeriría largas precisio­nes. La transformación cstructural acaba en una conservaciónfuncional.

Nada de csto puede salir a relucir mientras no se pase dc rcpe­tir, como tantos manuales, quc "tiene escrita una carta; tiene lasropas dcsgarradas" anda mny ccrca, si no es hasta sinónimo,dc "ha cscrito una carta; ha desgarrado sus ropas", lo cual escrróneo desde el triple punto de vista de la descripción, de la

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TRASFORMACIONES nE. 1•.\S CATEGORiAS l.INCÜiSTICAS 135

historia y de la teoría general, y al instalar la confusión en elcorazón del problema, impide inclusive plantearlo.

II

La trasformación del futuro latino en futuro romance se ope­ró, como es sabido, por mediación de una perífrasis habel5 +infinitivo. Es 10 que todos los manuales representan en el es­quema lato cantare habe5 > fr. ;e chanterai.

No queda sino decir que esta manera de simbolizar el trán­sito de un estado a otro es errónea a la vez en la realidad histó­rica si pretende resumirla, y como modelo teórico si pretendehacerla comprender. Jamás fue cantaba remplazado por cantarehabeo (si no es en la época ya romance cuando todos los futu­ros se habían vuelto perifrásticos), y jamás cantabl5 hubiera po­dido ser re¡nplazado por cantáre habel5. Este doble error, histó­rico y teórico. resulta de una interpretación inexacta del sintag­ma habére + infinitivo que es efectivamente la etapa interme­dia entre el futuro latino y el futuro romance.

Empecemos por restablecer las condiciones exactas en lascuales aparece esta perífrasis.

Nació en los escritores y teólogos cristianos a partir dc Ter­tuliano (a principios del siglo 111 d.c.). La gran mayoría de losejemplos prueba que:

1J la perífrasis comenzÓ con habére y el infinitivo pasivo;2] fue empleada primero con habére en imperfecto; _3] se restringía a las proposiciones subordinadas, sobrc todo

relativas.Al principio es, pues, un giro muy esp~cífico. El tipo es:

..... in nationibus a quibus magis suscipi habebat". No entraen modo alguno en competencia con el futuro, que los mismosautores emplean regularmente y sin limitación ni vacilación.He aquí el primer rasgo importante. .

Otro está ligado a éste, se trata del scntido dc habére. Se des­prende de esta construcción que haMre no significa "tener(que)" como en "tcngo que trabajar", sentido que jamás ha­bría conducido a un futuro "trabajaré", del que difiere incluso

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136 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

hasta el punto de que, hoy como siempre, "tengo que trabajar"nunca se confunde con "trabajaré", ni "tengo que decir" con"diré". En cI sintagma latino tal como se constituyó efcctiva­mcntc, habere con el infinitivo tiene por función indicar lapredestinación del objeto designado a ser hecho tal. Es un va­lor semántico nuevo y distintivo, del todo diverso del valor deintcnción quc a menudo está asociado a la noción de futuro.

Esta pcrífrasis, cuando nace, tiene una estructura sintácticaparticular, como sc ha visto. ¿Es pues el sustituto del futuro?De ninguna manera. No cs, al principio, una proposición li­brc, sino subordinada y por lo gcneral rclativa. Hay por tantoque definir su función como la dc un adjetivo vcrbal o dc unparticipio. Dc hecho se enuncia mcrced a esta perifrasis cI cqui­valcntc dc u,11 participio futuro de voz pasiva, quc no indica laobligación (como hace la forma en -ndus) sino la prcdcstina­ción. Ninguna forma nominal del paradigma verbal latino po­día expresar esta noción que era a la vez nueva con respecto alos "tiempos" clásicos del verbo, y necesaria en el marco con·ceptual en que se producía.

Una vez implantada, csta pcrifrasis gana terrcno. Sc extien­de primero a la proposición librc: Nazaraeu.~ vocari Iwbebat se·cundum prophetiam; lucgo admitc, con habere, el infinitivo deun verbo deponcnte o intransitivo: quia nasci habebat. quod inOlllllem terram exire habebat praedicatio apostolorwn; por úl­timo, cI infinitivo de todos los vcrbos. Mas esta cxtensión no seconsuma hasta muy tarde (siglos VI-VIf).

Sólo cntonccs cI sintagma compitc efcctivamcntc con el futu­ro y IIcga a suplantarlo. lIay quc reconoccr aquí dos proccsosdistintos:

1] El sintagm'l habere + infinitivo cocxistió largo tiempocon el futuro antiguo, sin cruzársc1c, porquc portaba una no­ción distinta. Hubo así dos expresiones del futuro: nno como in­tcnción (cs la fOlll¡¡¡ simple cn -oo. '(Jm l. otro como predestina­ción (es el sintagma: "lo.quc ticnc quc ocurrir" > "lo quc ocu­rrirá"). Inevitablementc las dos exprcsioncs tcnían que encon­trarse, y confundirse cn divcrsas circunstancias dc cmplco. En talconflicto, la forma simplc dcl futuro viejo, debilitada ya por sudualidad forma! (-biJ / -am) y por las confusiones fonéticas conel perfecto (amilbit - amiivit), debía ceder el puesto.

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TRASFORMACIONES DE LAS CATEGORÍAS UNCÜÍSTICAS 137

2J Al mismo tiempo se realiza progresivamente una reduc­ción formal del sintagma por f;jación del orden dc sucesión in­finitivo + húbére y por fusíón de los dos miembros: entre lafinal vocálica de los infinitivos v la inicial vocálica de habérea continuación, desaparcce h- y e's abeTe lo que cn adelante serála forma portadora de flexión: essere abetis "seréis" (s. VI),acarreando venire (h)abes, videre (h)abes y preparando así sal­verai prinderai de jos JlITamentos de EstrasbllTgo. Es esta tras­formación del sintagma en una forma única la que lo tornóapto para adoptar en el paradigma el puesto del antiguo futuro.

Se ve aquí el ejcmplo dc una locución nacida para respon­dcr a una función particular y limitada, ceñida en un marcosintáctico cstrccho, qnc despliega sus virtualidades propias yentonccs, por un efecto dc sentido imprevisible, realiza ciertaexpresión del futuro. La leugua explota este recurso para insti­tuir progresivamente una nueva forma temporal que elimina1ft antigua.

Otra trasformación perifrástica del futuro antiguo se dio engriego, y exhibe un curioso paralelismo con la precedente.

La forma antigua. del futuro es remplazada en griego mediopor perífrasis concurrentes que revelan el conflicto entre dosexpresioncs distintas: llna consiste cn ékhó ("tengo") + inf.,la otra cn théló ("'quicro") + illf. Al mismo tiempo se produ­cc, Cll el mismo campo, una cxtcnsíón dc la forma modal dcsubjulltivo aoristo con na (partícula modal): na ido "vcré". Deesta concurrencia emerge una forma llueva, prünero perifrús­tica thélo na (grapsó), lucgo, con rcducción, thé na... (si­glo XIII), tlu'J na, y por último tha (grapso), futuro de la lenguacomún. Dc modo quc el futuro del gricgo moderno cs el pre­scnte o el aoristo COI! prefijación de una partícula tha. De laantigua pcrífrasis, el micmbro que expresaba la intención hasido eliminado COIllO significante, en virtud del hecho de queel segundo miembro (equivalente al infinitivo en la perífr~sis

latina) era en griego una proposición final, necesariamente' pro­vista de una forma verbal personal. El auxiliante thélo, en tan­to que forma flexionada, se volvía así redundante y podía redu­cirse a una partícula.

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138 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

El sogdiano, dialecto oriental del iranio, proporciona unejemplo más de trasformación.

El futuro antiguo, con el morfema -sya-, representado porel avéstico busyati "será", es remplazado en sogdiano por unalocución formada por el presente seguido de una partícula kam(antiguamente = "deseo"): but kiim "será". En estados másevolucionados del sogdiano, la partícula se une a la forma verbaly finalmente se reduce a -kii, que no es ya significante: butqii"será"

Parece que por una necesidad interna la perífrasis del futuroesté destinada a eliminar el miembro auxiliante, sea por fusi6ncon el auxiliado (es la soluci6n romance), sea por redueci6n alestado de partícula (como en griego moderno y en sogdiano)

111

Estos ejemplos permiten ver, en la trasformaci6n de las cate­gorías fgrmales, la similitud de los verbos empleados para efec­tuar combinaciones sintagmáticas bastante diferentes entre sí,y que no tienen igual suerte en las mismas lenguas.

El perfecto y el futuro nuevos han sido realizados por el mis­mo verbo en calidad de auxiliante, habere. Hubiera podido mos­trarse la trasformación del pasivo antiguo en sintagma caracteri­zado por el auxiliante esse (o "ser", etc.). Por lo que toca a lastransformaciones de formas temporales latinas en romance occi·dental, apenas hay más (cf. la variante tenere* en portugués).

Hay otras trasformaciones, y otros auxiliantes que las efec­túan. Una de las más comunes es la trasformaci6n de las for­mas verbales modales en sintagmas cuyo auxiliante es un ver·bo como "poder". Hay asimismo trasformaciones de fonnassimples caracterizadas desde el punto de vista del aspecto ensintagmas' provistos de un auxiliante con función aspectuaI.

Pero, sea cual fuere la funci6n particular que desempeñe, laauxiliaci6n es un procedimiento sintáctico muy vastamente em­pleado en las lenguas mas diversas. El sintagma de auxiliaciónpresenta por doquier caracteres comunes, que es interesante

'" Ter. fT.]

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TRASFOR~:[ACIONES DE LAS CATEGORfAS LINGüíSTICAS 139

sacar a relucir, a título de ejemplo, en dos lenguas amerindiasdiferentes.

Dondequiera es verificado el fenómeno de la auxiliación, pue­de advertirse que el auxiliante es un verbo de naturaleza parti­cular, y, más allá de todas las diferencias de estructura lingüís­tica, que pertenece a las mismas series. Es un verbo de sentidomuy general, a menudo defectivo e irregular, supletivo en másdc una lengua.

En tunica (Haas) se distinguen tres clases de verbos: auxi­liares, activos, estáticos.

Los auxiliares son: ?úhki "es, vive"; ?úra "está acostado, ex­tendido"; ?úna "está sentado, acampado, agazapado"; ?úsa "vie­ne"; 'úwa "va"; ~'úta "hace, causa", y aparte láka "viven"(anóm., 3a. pl.).

Todos tienen un empleo libre, así como un empleo a modode auxiliares de otros verbos. Ahora bien, difieren de las otrasdos clases de verbos en virtud de las características siguientes:

1] Ciertos auxiliares se flexionan irregularmente: ciertas for­mas como las de los verbos estáticos, otras como los verbosactivos, otras más inanalizables.

2] Son supletivos, únicos que emplean tal procedimiento.3] Aplican la reduplicación en la formación de los paradig­

mas repetitivos, y son igualmente los únicos que lo hacen.4J Son todos empleados en la flexión perifrástica de los ver­

bos activos, con todo y que tengan además (salvo uno de ellos)un empleo libre.

También en azteca hay verbos auxiliares. Son verbos - Whorfcuenta diez- que tienen una existencia independiente. Comoauxiliares, son Sllfijados al verbo y confieren a la forma verbal,cn la lengua clásica, cierto valor aspectual.

Los verbos auxiliares san: 1] ka "ser" (=continuativo); 2]nemi "andar, viajar" (= va haciéndolo); 3] wi'c "venir" (= vie­ne haciéndolo); 4] mani "extenderse, estar extendido" (=circu­la haciéndolo, lo hace en un área: kiyawtimani "rains allaround"); 5J ikak "cstar de pie" (=se está en este estado, paracosas erigidas); 6J ewa "levantar" (=no durativo "entra en elproceso", o sencillamente inccptivo: kon-anatewa "starts for­ward to get it (-ana-) "; 7J momana y 8J mote'ka, los dos "settledown"; el primero con una idea de "difundirse" de empleo idio-

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1-+0 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

mático; 9] kisa "go forth" y 10] weci "caer", no durativos e in­ceptivos de acción vigorosamente emprendida: -k"-itiweci "dashesnpon and takes (-k"i-) ".

El auxiliar es sufijado al presente -ti-, por ejemplo con cl au­xiliar ka "ser" + mo-Acilia "sits", se forma o'l1w-Acilitikatka "hcwas sitting", mo-!.aliti)'es "he will be sitting".

La técnica dc la auxiliación resulta particularmentc clara einstructiva en las lenguas altaicas. El sintagma dc auxiliaeiónen turco antiguo (Gabain) consiste en un auxiliantc flcxiona­do y un "converbo" de forma fija en -u o en -p. El paradigma,bastante extcndido, de los auxiliantes, comprende verbos de Scn­tido general que, en calidad de anxiliantcs, forman pcrífrasis dcfunción descriptiva o modal: con tUT- "stare" puede formarsealta)'u tUT- "tener costumbre de cngañar"; con tut- "tener":kü)'ü tut- "proteger continuamente"; con alq- "agotar": qilualq- "hacer hasta el fin"; con taTt- "tirar": qutu taTt- "decaerlentamente", etc.

Podrían ser citados otros muchos casos, que mostrarian a lavez cuán general es este procedimiento y cuán paralelos son joscaminos de la realización.

Esto permite colocar los sintagmas dc a\lxiliación dc las len­guas indoeuropeas en un contexto descriptivo más vasto v quepermite comprenderlos mejor. Pero, a la inversa, donde ha\'apreciamos, en lenguas sin historia, estructuras dc auxiliaci{l1lanálogas a las de las lengnas indocuropeas, podcmos pcnsar cnechar mano dcl modelo indocuropco para cxplicar su génesis,

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la. PARA UNA SEMANTICA DE LA PREPOSICIóNALEMANA VOR 1

En un artículo anterior 2 intentamos una interpretación unita·ria de los usos de la preposición latina prae, a fin de mostraren particular que e! sentido llamado causal de prae resulta deuna especialización del sentido general de "delante, en e! extre­mo, en e! punto extremo". Rechazábamos pues la explicacióndada por Brugmann de la expresión prae (gaudio): "Etwas stelltsich vor etwas und wird dadurch Anlass und Motiv für etwas."P. Meriggi,' sin considerar en detalle la argumentación de nues­tro artículo, vuelve a la tesis de Brugmann, y a nuestra pre­gunta: "lloro ante la alegría ... ¿En qué lengua se ha expresadouno nunca así?", responde: "In tedesco, perche vor Freude ela espressione de! tutto corrente e addirittura unica pe! lato praegaudio."

Opinamos que, lejos de modificar nuestra concepción delsentido de lato prae gaudio" la expresión alemana vór Freudela refuerza. Pero ¿qué significa exactamente? Hay que empezarpor analizar este uso de vor en e! contexto del valor general dela preposición. A fin de abreviar nuestra demostración, nosapoyaremos en las definiciones dadas en el artículo vor del dic­cionario de Grimm"

Ante todo, hay que recordar que en las locuciones como vor

1 AthenaculIl. nueva serie. vol. L, fase. l1HV (1972), Universidad de Pavía, pp.372-37,.

~ Reimpreso en nuestra obra Probtemes de linguistique génétalc. 1, París, 1966,pp. 13255.

3 AtJlellacllm, nueva serie, vol. L, fase. 1lT-lv (1972), Universidad de Pavía, pp.35755., que tuvo la amabilidad. que le agradecemos, de trasmitimos en manuscrito.

4 No volveremos aquí a lat. prae, si no es para expresar nuestra satisfacción al hallaren el artículo de P. Mcriggi una inapreciable lista de ejemplos de prae qne confir­man nuestros puntos de vista acerca de las condiciones de dicho empleo. Sei'lalemosdc pasada que la cita 4 (Liv. 11I, 46, 9) debe ser rectificada. El texto es en realidadolllissis rebus aliis prae lInius cura, lit. "todos los demás asuntos eran descuidados, alextremo del cuidado por uno", o como traduce BailJet (ed. Budé): "Comme onnégligcait toutes les autres affaires pom ne s'occuper que de ce1Je·la."

c, Grimm, Delltsches 'Vórterbuch, XII, Aht. II (1951). pp. 777s5., citado en adelante"Grimm"

[141 J

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142 ESTRUCTURAS Y ANÁLISIS

Freude (weinen) la preposlclOn se aplica exclusivamente a es·tados o acciones involuntarios y se oponc a la expresión del comoportamiento voluntario o reflexivo que requiere la preposiciónaus." Aquí está, como se verá, una limitación esencial del pre­tendido sentido "causal" de vor.. De manera general, vor indica dos posiciones posibles: 1] del

lado donde está la cara de una persona o una cosa: vor demGericht "( comparecer) ante el tribunar', cara a cara, pues;2] yendo delante de la persona o de la cosa: vor ;md. ¡aufen"correr delante de alguien", y así precediéndolo. Lo confirmaGrímm: "es sind immer zwei anschauungen miiglich, die auchallen übertragenen anwendungen zu grunde liegen, ein zuge·wendtsein oder ein vorausliegen, ·stehen oder -gehen".'

Es de la segunda acepción de la que partiremos para dar ra­zón del empleo "causal" de vor. Una locución propia para fa­cilitar su comprensión es vor dem winde segeln, que Grimmcomenta: "zur bezeichnung einer bewegung vor bewegtem ingleicher richtung vor dem winde segeln, so dass der wind vanhinten oder schrag van hinten kommt'" La locución vor demwinde segeln, literalmente "singlar ante el viento", indica quese tiene el viento detrás, viento en popa, según nuestra temli·nología. Así, vor señala la posición que se ocupa y la direccióna donde se va por efecto de una impulsión que viene de detrásy empuja hacia adelante.

Ya andamos cerca de la situación enunciada por vor "cau­sal". Pero no hay que dejar de observar las dos condicionesconstantes y asociadas en el tipo vor Freude weinen y que sonolvidadas a menudo: 1] el verbo indica siempre un estado o uncomportamiento psicafisiológico de carácter instintivo, invo­luntario ("gritar, llorar, temblar, tener miedo, estar fuera desí", etc.); 2] el sustantivo al que se aphca vor designa siempreuna enloción viva ("alegría, cólera, terror, dolor", etc.).

Así hemos delimitado el dominio de los empleos a los queconviene la preposición vor en alemán, di en italiano, de enfrancés:

6 Cf. \Verner Schmitz, Del Gebr3uch der deutschen Prapositionen (4. Aufl., 1966):"Das kausale vor nennt die Ursache uDwillktirlicher Handlungen (und Zustande). imGegensatz zu 311S, das die Ursache willkürlicher Handlungen angibt,"

1 Grimm, p. 777.8 Grimm, p. 782.

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SEMÁNTICA DE UNA PREPOSICIÓN ALEMANA 143

al. vor Freude weinen; it. piangere di gioia; fr. pleurer de¡oie;

al. vor Angst sterben; it. morire di paura; fr. mourir de peur;al. vor Müdigkeit umfallen; it. cascare di stanchezza; fr.

tomber de fatigue.Como aquí no se trata de francés ni de italiano, no nos que­

da más que preguntarnos si este valor de vor puede explicarsepor el sentido general de la preposición tal como ha sido defi­nido arriba. Creemos que tal es el caso, y los datos concuerdancon nuestra interpretación. P. Meriggi debe construir la suyasobre dos sentidos opuestos, el de "causa" y el de "impedimen­to", que nos parecen ilusorios ambos.

Se ve, sin más, con leer el comentario de Grimm: "vor be­zeichnet die ursache, den bewegcnden grund für zustande, be·sonders innere, dann aber auch für ein verhalten in ganz aUge­meiner anwendung: vor begierde brennen, vor scham verstum­men,. .. vor wut beben, vor freude weinen... Die wirkendeursache ist gewohnlich nichts van aussen kommendes, abge­sehen van hIte, hitze, u. a., wo gleichzeitig ein innerer zustandbezeichnet wird, und so ist dann das bewirkte wiederum eininnerer zustand, dessen ausdruck, ocler ein verhalten, eine hand­lung, ein vorgang, die als unwiUkürliche folgen angesehen wer­den konnen; besonders oft wird auch durch eine negation eineverhinderung, hemmung bezeichnet. .. " •

El papel de vor sigue siendo el mismo en este uso específico.Indica la posición en la que se encuentra uno bajo la impulsiónde una fuerza irresistible que empuja hacia adelante. Al igualque el movimiento del navío es producido por la fuerza del vien­to que lo impulsa, así el estado involuntario físico o psíquico("weinen") es el resultado de una pulsión emocional ("vorFreude") que sufre el sujeto. El comportamiento involuntario("weinen, beben, brennen") del sujeto es asimilado al movi·miento igualmente involuntario del velero ("segeln"), Y elparoxismo de la emoción impulsante a la fuerza impulsora delviento.

Una vez aquí, todo lo que importa y basta comprender es larelación semántica de vor con el verbo, por una parte, y por otra

• Crímm. pp. 788-789.

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144 :¡';STRUCTURAS y ANÁLI5lS

con el sustantivo. Que la violencia del afccto res~ntido hagallorar al uno o impida al otro hablar, cs cosa quc atañe al psi­cofisiólogo, no al lingüista. Es igualmcntc vano atribuir a vor elsentido de "causa" y el de "impedimento"; eso es confundirel plano de la sensación y el de la lengua. Desde el punto devista lingüístico sólo viene al caso una consideración: la cons­trucción de VOr y la relación que establece entre el verbo y elnombre que articula juntos. Diremos pues quc, apuesto adver­bialmente a un verbo dcnotador de un estado o un comporta­miento involuntario ("llorar, temblar", etc.), vor indica laavanzada extrema, resultante de una impulsión, y forma sin­tagma con el sustantivo denotador del agente de la impulsión(aquí interno, emocional, "Freude", etc.). Si vor indica la di­rección impuesta al objeto por el impulsor, es en virtud de lamisma construcción que analizábamos antes. Dejando aquí aun lado la cuestión del artículo, que no tiene relación directacon nuestro propósito, subrayaremos el paralelismo y la unidadesencial de los dos tipos de locuciones:

vor dem W indsegeln

vor Freudeweznen

Exterior o interior, cinética o cmotiva, la impulsión actúa pare­jamente, y en los dos casos tiene vor la misma dcnotación. Hayun nexo estrecho, necesario, entre el carácter involuntario delos comportamientos indicados por el verbo (sea actos, "llorar,gritar", sea, lo cual se reduce a lo mismo, "no saber ya qué sedice, no poderse mover") y la naturaleza irresistible de la pul­sión que mueve al sujeto en la dirección vor.

La lengua no podría producir construcciones tan parecidassi no hubiera entre ellas una similitud profunda debida a unmismo csquema subyaccntc. Toca al lingüista descubrir esasrelaciones profundas bajo la divcrsidad superficial dc los usos,si quiere comprender los efectos dc sentido que resultan.

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IV FUNCIONES SINTACTICAS

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11. FUNDAMENTOS SINTACTICOS DE LACOMPOSICIÓN NOMINAL 1

Tanto en la práctica descriptiva como en la teoria de las clasesde formas se ha considerado siempre que la composición na­minal es cosa de la morfología, que no es otra cosa que unavariedad de la formación de los nombres, a igual título que laderivación. Nadie discutirá que las particularidades formalesde los nombres compuestos interesan en efecto a la morfologíanominal, en particular las variaciones características de un temanominal entre el estado de forma libre y el de miembro decompuesto, variación que es precisamente una de las señales,a veces la única, de la composición. Vistas así las cosas, los com­puestos de las principales lenguas suministran a la: descripciónmateria abundante. Han sido descritos y a menudo analizadoscon gran detalle.

Pero la consideración morfológica deja sin responder, y adecir verdad aun sin plantear, el problema fundamental: ¿cuáles la función de los compuestos? ¿Qué los hace posibles y porqué son necesarios? En una lengua consistente en signos simples,la existencia de unidades hechas de dos signos nnidos invita apreguntarse dónde está la fnente común de los compuestos y dedónde procede la diversidad de sns formas.

Para responder es preciso, en nuestro concepto, considerarlos compuestos no ya como especies morfológicas sino comoorganizaciones sintácticas. La composición nominal es una mi­crosintaxis. Cada tipo de compnestos tiene que ser cstudiadocomo la trasformación de un tipo de enunciado sintácticolibre.

Examinamos pues en estos términos las principales cIases decompuestos, tal como son reconocidas por doquier, para sacara la lnz los fundamentos sintúcticos propios de cada una y, fi­nalmente, para buscar su común función.

1 Bulletin de la Socjété de Linguistiqul' de París, C. Klincksicck, t. LXII (1967),fase. 1, pp. l)·31.

[H7]

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148 FUNCIONES SINTÁCTICAS

Planteamos en prinCipIO que un compuesto tiene siemprc ysolamente dos términos. Quedan excluidos de la función decomposición (lo cual es por lo demás noción bastante amplia·mente admitida) los prefijos y preverbos, cuyo comportamientoy papel son muy otros. Pero, de los dos términos de un com­puesto, uno puede scr, por su parte, compnesto: al. Bleistifthal­ter; ingl. cocktail-mixer; gr. triakonta-etes "treintafiero". El com­pucsto que pasa a scr término de compuesto cuenta por un solotérmino; nunca hay más que dos en el compuesto nuevo.

Deben distinguirse en el análisis de los compuestos dos fac­tores que obedecen a condiciones diferentes: la relación lógicay la estructura formal. Ésta depende de aquélla. La estructuraes dispuesta por la relación. La sola relación lógica proporcio­na los criterios propios para clasificar funcionalmente los tiposde compuestos.

En consecuencia, la relación por establecer entre los dos tér­minos debe ser considerada como el primer criterio, el más ge­neral, aquel al que serán subordinados todos los demás. Distin­guiremos dos grandes clases primordiales: los compuestos cuyarelación es entre los dos términos y les es equidimensional, yaquellos donde la relación va más allá de los dos términos y,englobándolos en una función nueva, se modifica ella misma.Todas las demás clases serán incluidas en éstas a titulo de sub­clases.

La primera gran clase comprende los compuestos en que la re­lación es entera y únicamente entre Jos dos términos. Éstosconstituyen -diversamente- y delimitan -constantemente- lacstructura sintáctica.

1] Contar.emos aquí, primero, por la simplicidad de su estmc­tura binómica, el tipo llamado dvandva ("par"), que junta dossustantivos cquipotcntes en una unidad que llamareJllos aco­plantc. El védico proporciona los ejemplos clásicos: dyavaprthivt"cielo-ticrra", pitáramátárii "padre-madre", mitráváru¡Jii "Mitrá-

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SINTAXIS DE LA COMPOSICIÓN NOMINAL 149

VáruJ]a"; en griego vuX6~f!EPOV "(duración de) noche-día". Laparticularidad del dvandva es que los dos nombres son equipo­tcntes. Es por esta relación por la que se caracterizan. No for­man pues, juntos, una construcción sintáctica en sentido estric­to, sino que cstán unidos por un vínculo de coordinación quc110 podría ser analizado sino en el marco de nna teoría generalde la coordinación asindética. En consecnencia, el dvandva noadmitc reducción de los dos miembros a uno solo O la prima­cía de uno de los términos sobre el otro, aparte de la relaciónde precedencia, fijado por la tradición y, por lo demás, reversi­ble: pitárii-m1Jtár1J o m1Jtáril-pitár1J. La reunión de los dos nom­bres pone de manifiesto el nexo asindético, rasgo sintáctico, ysirve de paso de resolución léxica a la forma sintética del dualllamado elíptico: dyávil "cielo (+tierra) ", mitrá "Mitrá (+Vá·rU!13)" .

2] Otro tipo está constituido por los compuestos que reúnendos sustantivos: pá;aTO mosca, pez gato, papel moneda, etc. Scdistingue del dvandva en virtud de una diferencia esencial: de­signa un solo objeto natural, no dos. Pero lo designa mediantedos signos juntos, nominalcs uno y otro. Se trata de reconocerel vínculo entre los dos miembros, y lucgo la construcción sin­táctica de la que deriva la unidad nueva.

De los dos miembros, es siempre el primero el que suminis­tra la denominación: un pájaro mosca es un pájaro, un pcz gatoes un pez. El segundo miembro aporta al primero una cspecifi­cación, adhiriéndole el nombre de otra clase. Pero entre los dosreferentes no hay sino una relación de disyunción: las moscasno son una rama de las aves, ni los gatos una de los peces. El serdesignado como "pájaro mosca" es pues'en apariencia miembrode dos clases distintas que, con todo, no son ni homogéneas nisimétricas ni aun vecinas. Si esta designación doble sigue sien­do, no obstante, no contradictoria, es que la relación que insti­tuye no es ni lógica ni gramatical·sino semántica. El objeto asídenominado no participa idénticamente de las dos clases. A unapertenece por naturaleza, a la otra es atribuido figuradamente.El pájaro mosca es por cierto un pájaro, pero un pájaro qucexhibe cierta semejanza con una mosca. El papel moneda espapcl, no moneda, por ser lo propio de la moneda su materia

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150 FUNCIONES SINTÁCTICAS

(metálica), su forma (en piezas), su marca (acuñada); es sinembargo papel.que tiene alguna analogía con la moneda, a laque sustituye. Así signos léxicos como "pájaro mosca", "papelmoneda" reúnen dos nociones, una de naturaleza, la otra defig~¡[a. El papel de estos compuestos es acoplar en una designa­ción especifica una clasificación de reali~ad y una clasificaciónde parecido. Es la prueba de que la relación es planteada entrelas cosas, no entre los signos.

Se percibe la constitución sintáctica que fundamenta estoscompuestos. "Pájaro mosca" se remite a un sintagma de defi­nición: "pájaro que es una mosca" y "papel moneda" a "pape!que es moneda". En este tipo de construcción, dado el sentidoque produce, e! empalme "que es" entre los dos lexemas impli­ca una función particular de "ser". No es una marca lógica dcidentidad entre dos clases, puesto que las condiciones del em­pleo obligarían a estipular que esta función proposicional de laforma "un x que es un y" se aplica aquí a un objeto real y, sincmbargo, los referentes de x y y son incompatibles, lo cual seríacontradictorio.

La relación por "ser" debe entonces más bien ser entcndidaaquí como una relación' de asimilación semántica cntre dos no­ciones distintas, sobre la base de un rasgo común quc cs impli­cado, mas no indicado. Entre "pájaro" y "mosca", será e! carác­ter semántico de pequeilez; entre "papel" y "moneda", cI devalor legal. Identificación de similitud cntre un scr designadoy un ser comparado, esta construcción, que no responde a ningu­na de las significaciones lógicas de "ser", se refleja en e! com­puesto por la simple yuxtaposición de los dos signos componen­tes, procedimiento descriptivo y expresivo. Como término léxi­co, este compuesto tiene a menudo por equivalente un signosimple: "pájaro mosca" y "colibrí", "pez gato" y "siluro" ("pa­pel moneda" y "billete de banco", compuesto de tipo diferen­te). Se concluirá que este compuesto y la construcción libre quelo sostiene tienen la función de figurar una rclac.ión de simili­tud intuitivamcnte percibida entre un objeto designado y otrode clase distinta, y de enunciar esta relación de similitud con laforma de un signo doble cuyo primer miembro es determinado­asimilado, e! segundo, detenninante-asimi!ante. Así se consti­tn"e en la nomenclatura una nueva clase, cuya designación,

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SINTAXIS DE LA COMPOSICIÓN NOMINAL 151

asociando dos signos ya conocidos en una unidad especifica.ahorra un signo único que seria suplementario. o permite suplir­lo ("pájaro mosca" aliado de "colibrí"). o si no. cuando existe.diferenciarlo de nuevo: a partir de un nombre básico (popular)martín para paserinas, se forman martín pescador y luego mar­tín cazador.

3] El tercer tipo de esta clase es el compuesto de dependencia.cuyos términos son dos sustantivos en relación de determina­ción: ingl. arrow-head "punta de flecha"; gr. oiko-despótes "amode casa"; sánscr. ra¡a-putrá- "hijo de rey". La base del compues­to es el grupo sintáctico libre con detemlinante en genitivo ydeterminado en nominativo (de cualquier modo que se realiceformalmente este vínculo, enunciado aquí, para simplificar, entérminos de flexión casual).

De todas las clases de composición, ésta es. desde todos lospuntos de vista, la que ofrece la relación más clara e inmediatacon la base sintáctica libre, hasta el punto de que a vcccs elcompuesto y el sintagma parecen permutables a voluntad.

Siendo así, y en la medida misma en q'ue el compuesto y elsintagma parecen ofrecerse libre c igualmente a la elección.puede juzgarse pleonástico estc tipo de compuesto y poncr entela de juicio su legitimidad con respecto al sintagma. Y sinembargo se ha desarrollado. cn cicrtos casos ha sido productivo.¿Cuál pudiera ser pues la función? La cuestión no ha sido plan­teada todavía. Es cosa de reconocer el criterio que asegura ladistinción entre el compuesto y el sintagma, es decir el prin­cipio que rige la selección de los términos de estos compuestos.

Para descubrirlo conviene ante todo considerar esta clase ensu inventario y ver de qué categorías de nombres son tomadoslos constituyentes de los compuestos de determinación. A esterespecto las lenguas indoeuropeas antiguas oírecen a la obser­vación un campo privilegiado. Se sabe ya quc en cl origcn estetipo es raro y estrechamente limitado. En védieo \. en griegoantiguo no hay más que un grupo restringido de representan­tes." Por lo quc toca al védico. sólo cs citada nna docena deejemplos. y de hecho. hasta esto es demasiado. Heeho el e'a·

• eL \\'¡Id.:'l·rIlagd. Altilld. CWlIlll .. 11, 1, p. 2-H. ~ C¡-.

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152 FUNCIONES SINTÁCTICAS

men apellas guardaremos corno seguros tres o cuatro compuestoscepa.' Su misma rareza los hace típicos e incita a considerarlosindividualmente.

Esta primero el constituyente -pati "jefe, amo", muy produc­tivo y que desde el RV tiene un _paradigma tupido: dalllpdti­"amo de casa" (gr. des-pótls), vi§-peiti- "jefe de clan", ;~s-pati­

"jefe de familia", etc. También está bien atestiguado putra­"hijo", en ra;a-putrá- "hijo de rey", brahma-putrá- "hijo debrahmán", así como ráían- u rey", en ¡ana-rá¡an- u rey de la raza".

De esta breve lista de la mayoría de los ejemplos primeros, seextrae ya una idea precisa de la relación que había que definir.Una formación de compuestos cuyo segundo término es "jefe"o "hijo" o "rey" se caracteriza en lógica como una función dedos variables: "ser hijo" no es un predicado autónomo, exigeotro argumento para completarse; así "hijo, jefe, rey" va­len necesariamente por "hijo-de, jefe-de, rey-cle".

Los nombres de esta categoría lógica son ante todo aquellosque indican el parentesco o la relación con un grupo social. Esterasgo está presente también en el nombre propio dívo-dasa­"criado del cielo'" (con divo < divas gen:, sintagma fijado comonombre propio). De ahí el efectivo primero tan limitado de estaformación. Con todo, recibe, llegada la ocasión, aportacionesimprevisibles. Puede uno, por ejemplo, sorprenderse al encon­trar hiral)ya-rathcí- "carro de oro", y se preguntará cómo es quehirapya-rathá- va a ingresar en la misma clase que ra;a-putrá­"hijo de rey", vista la diferencia de estatuto lógico entre ratha­"carro" y putra- "hijo". La relación se aclara por el valor con­textual de hirapya-rathá- (RV, I, 3D, 16): no "carro hecho deoro" sino "carro lleno de oro" (golclbeladener Wagen: Wacker­nagel; ein Wagen voll Qold: Geldner); ratha- es tomado aquícomo nombre de continente; se traduciría mejor: "carretada de

~ Así, de la listila que da Wackemagel (op. cit.. p. 241, S 97) siguiendo a Amold.para las porciones más antiguas del. RV, habría que eliminar varios ejemplos:

mlVa-¡várá-, mahll-dhaná-, mahll.virá; traen adjetivos como primer término y pertenecenasl a otra tategada, la de candra-mls· (d. Wackemage1, S 101);

deváJcf3tra· (RV. Y, M. 7) hay que tomado como, nombre propio, de acuerdo conOeldner (".d. ad loc.) y Renou (Et. véd. et pan., V, 1959. p. 80, VII. 1960, p. 45);en tal calidad se interpretará mucho mejor como un bahuvrThi: "cuyo lptra viene delos devas"; , .

dru-pada-. es un bahuvrThi "pie de madera", como indica ya A. I;>ebrunner (Nach·tr.ge • Wack., 11, 2, pp. 34-5),

sobre divo-dlsa· y hiral;lYa-ratha-, cf. más adelante.

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SINTAXIS DE LA COMPOSICIÓN NOMINAL 153

oro". Con ello hiravya-rathá- se torna simétrico con ra¡a-putrá-.Funciones como "carretada de (heno), puñado de (grano)"tienen la misma estructura lógica que "hijo de (rey), jefe de(familia) ", Y el nexo continente-contenido es asimilable al demiembro-totalidad, ya sea el de head hacia arrow en arrow-head,lit. "cabeza de flecha", o el de sánscr. pati- "amo (de)" haciadam- "casa, familia" en da1Jl-pati- "amo de casa".

Esta clase de compuestos enuncia pues funciones de dos va­riables bajo la forma sintáctica de la predicación: "x es de y"realizada como "hijo cs de rey, jefe es de familia". El compues·to se constituye con nombres que son por naturaleza términosrelativos que piden términos complementarios, tales como nom­bres de parentesco o de posición social. Este núcleo inicial cre­ce con designaciones participantes de otras categorias semánti­cas, pero que contraen por su empleo la misma relación lógicacon sus términos complementarios.

A la vez queda fijada la demarcación de principio entre estecompuesto llamado de determinación nominal y el sintagma:éste no está sometido a ninguna restricción lógica y puedereunir en esta relación sintáctica nombres de todas clases.

4] El tipo que podría llamarse clásico es el compuesto de pri­mer miembro nominal, determinante, y de segundo miembroverbal, determinado: gr. hippó-damos "que doma caballos", lat.signi-fer "que porta la enseña", sánscr. havir-ad- "que come laoblación", a. persa ar~ti-bara- "que lleva la lanza", ingl. shoe­maker "que hace zapatos", ruso medv-éd' "comedor de miel"(= oso). La relación es la misma, en orden inverso, sin elecciónposible, en el tipo esp. portamonedas. Tan clara como amplia­mente desarrollada, esta formación descansa en una proposiciónlibre con forma personal del verbo transitivo que rige un tér·mino nominal: gr. hippá-damos "doma caballos"; lat. signi­fer "lleva la enseña", etc.'

Tropezamos sin embargo con una curiosa anomalia. Por evi-

, Basta con aiiadir, en vista de que nuestro objeto no es la descripción de los com·puestos por sí mismos, que la relación objeto + nombre verbal transitivo se invierteen rección pasiva cuando el t(:-rmino verbal del compuesto es el adjetivo en ·"'to. oel pal'l:icipio pasado: inglés halld·made, gr. Heiro.pojetos, lato manu·factus, y que lafunción verbal intransitiva aparece en sánscr. Iathe·~tha "que está en el carro", La sin·taxis de las tres diátesis se refleja de este modo en los compuestos.

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154 FUNCIONES SINTÁCTICAS

dente que parezca la relación planteada entre este compuestoy la proposición libre con rección transitiva, no puede dar. razónde la existencia de un tipo paralelo, donde los mismos elemen­tos están unidos por la misma relación interna, pero en ordeninverso: determinado verbal + determinante nominativo, y sinembargo con el mismo sentido global. Este tipo está represen­tado en la mayor parte de las lenguas indoeuropeas antiguas, muyespecialmente en griego y en indoiranio: gr. arkhé-kakos "quecomienza el mal, que es responsable de una desgracia", pheré­oikos "que lleva su casa", sánscr. trasa-dasyu n. pr. "que asustaal enemigo", k~ayat-vlra- "que manda a los hombres", a. persax§ayiir§an- n. pr. (xsaya-arfan-) "que manda a los héroes", av.bariJ.:w06ra- "que trae la ofrenda". Al parecer este tipo suponetambién él una construcción libre de un verbo transitivo y de surégimen: gr. pheré-oikos "lleva su casa", sánscr. trasa-dasyu­Uasusta al enelnigo", etc.

Los dos tipos de compuestos, formalmente distinguidos por susucesión, han sido siempre considerados como funcionalmenteanálogos y de igual sentido. Los lingüistas que los han descritolos consideran sinónimos, tanto más cuanto que a veces son losmismos lcxemas los que están dispuestos en orden inverso, y sedispone asi de compuestos reversibles, por ejemplo cn avésticobaro.za06ra- y za06ra.bara-, que significan uno y otro "que trae(bara) la oblación (za06ra-)". Nunca ha sido ni planteada la cues­tión de una posible diferencia entre los dos órdencs.

Sin embargo, es dificil pensar que los dos órdenes de composi­ción nominal + verbal o verbal + nominal puedan pennutarsea voluntad y exhiban variación libre. A priori no serían tolera­bles semejantes pleonasmos en una lengua donde la composiciónobedece a normas fijas. Aún menos imaginable será el que sehayan desarrollado como lo hicieron, si no pasaran de ser va­riantes estilísticas.

Tenemos que preguntarnos cómo dos tipos de compuestos, di­ferentes por el orden de los términos, pueden uno y otro fundarsc·cn la misma construcción libre dc un ennnciado prcdicativo cnprescnte. Debe existir, en el fundamcnto mismo dc csta construc­ción, una doble posibilidad sintáctica quc sc prolonga cn la do­ble ordenación de términos elc los compucstos.

En efecto, csta prcsunción cs vcrificada cn la sintaxis del cnnn-

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SINTAXIS DE LA COMFOSICIÓN NOMINAL 155ciado. No en la variación del orden entre el verbo y el régimen,puesto que este orden es libre, no condicionado, y sin efectosobre el sentido, sino en el doble valor inherente a una forma depresente. En "lleva ... " puede verse o un presente intemporalde definición: "lleva. . . = es portador de ... ", o un presente ac­tual de descripción: "lleva ... = desempeña el acto de llevar".

Tal es la diferencia que hay que reconocer entre el compuestogriego en -<póQOC; "portador por vocación o naturaleza" (defini­ción) y aquel en <PEQÉ- "que neva efectivamente" (descripción).

El sentido del primer tipo no necesita la menor demostración.La abundancia misma de los compuestos en -<jJóQOC; pone de ma·nifiesto por doquier el llevar como función: Aaü<póQoc; "( cami­no) que lleva a la gente" (= frecuentado); fWO<PÓQOC; "( estre­lla) que lleva la anrora"Lucifer"; <pwo<póQOC; "(astro, divinidad)que lleva la luz"; XUQ1W<PÓQO; "( árbol, comarca) que producefrutos", etc.

Será útil, en compensación, sacar a la luz el valor propio delos compuestos en <PEQÉ- en su empleo textual. Herodoto carac­teriza a los escitas nómadas que viven en carros y "trasportansu casa", en la realidad del proceso y como actividad verificada,'mediante <PEQÉ-OlXOl. Las uf!"Aax[m <pEpÉ"OVOl de Pindaro (Pit. 2,31) son "extravíos que han (efectivamente) traído su pena". Lomismo el adjetivo <PEQÉyyvOC; califica a aquel "que da efectiva­mente garantía, que es digno de confianza". Con otros temasverbales: EXÉ6vf!OC; "que contiene sus pasiones", EXÉlfpwV "queguarda su reflexión, prudente". Muy instructivo en su contextocs el hom. upxÉxaxoc; "que es causa de un mal", epiteto aplicadoa un objeto particular en su relación con un acontecimicnto par­ticular: ... vf}a; ... ciQXEXÚXOll;. al rui<Jt xaxov TQWE<Jt yÉvov-ro 01 't"

Ul!<<p "cstos navios causa de males, que fueron una desgracia paratodos los troyanos, y para él mismo también" (E 62-4); la fraserelativa parece una traducción analítica del compuesto. Recorde­mos, por su lado y por el contraste, que -apx0C; como segundo tér­mino indica la calidad permancnte de "jefe" (vaúapxoc; "jefc deflota, almirantc") y -EXO; la función de "tenedor, portador" (OXl]­

mo¡;x0C; "portacetro", rey o hcraldo; ~a6bo¡;xoc; "portavara", juez,portero) .

", lpEQÉOlXO; sirve de 1::enning entre los poetas para designar varios animales portado­res de concha: d. H. Troxler, Spr;¡<:he und Wortschatz Hesiods, Zurich, 1964, p. 22.

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156 FUNCIONES SINTÁCTICAS

Esta interpretaci6n concuerda con dos particularidades propiasde estos compuestos con primer miembro verbal y que rige: unaes que no designan un ser o un objeto como portador de unafunci6n -esta funci6n podría ser suya sin ser jamás realizada cnacto-, sino como desempeñándola efectivamente o habiendorealizado el acto denominado, y de esta suerte como particularesy definidos. En consecuencia -es el otro rasgo característico­esta formaci6n produce epítetos que convienen a individuos,no a clases, y los descnben en sus realizaciones propias y no enla virtualidad de una funci6n. De ahí que proporcione un grancontingente de nombres propios individuales, sobre todo en gric·go y en iranio: gr. MEvÉ-'''o<;, 'AyÉ-'''o<;, 'AQXÉ-'''o<;, MEvE-XáQf"];,TAlj-lltó).'flo<;, etc.; véd. Trasa-dasyu-; a. persa Daraya-vahu- "quemantiene el bien" (= Daría); X~ayaT~an- "que reina sobre losguerreros" (= Jerjes); av. Ux~yat-'r.ta- "que incrementa el or­den" (nombre del hijo mayor de Zara6u~tra), etc.

La distinci6n entre las dos variedades de compuestos de rec­ci6n interior según el orden del regente y del regido se reduce asía su fundamento sintáctico, que es la suma de dos valores en laforma verbal del enunciado libre en presente.

Es justamente esta posibilidad de producir dos variedades decompuestos con los mismos términos lo que ilumina la estruc­tura sintáctica del enunciado libre. Compuestos del tipo de oiko­phúlaks "guardián de casa", thanat~-phóTOS "portador de muer­te", remiten a los enunciados "guarda la casa; porta la muerte".Pero aquí el presente "guarda; porta" representa en realidad latrasformaci6n de la locuci6n predicativ:¡ "es guardián; es por­tador", que da el fundamento conceptual y sintáctico a la vcz;la forma verbal de presente contieue pues la predicación dc t1llJ

propiedad inherente. Pero en el tipo pheré-oikos el enunciadobásico libre "lleva su casa" no es la trasformación de un enun­ciado predicativQ de esencia; formula solamente una descripción.Aquíla forma verbal de presente no aserta una propiedad de scr,prcdica un proceso efectivo.

El campo de esta distinción no se limita a los compuestos.Abarca otras formaciones nominales. En tanto que derivados confundamento sintáctico, las dos clases de nombres de agente (res­pectivamente eu -ter y -tor) y las dos clases de nombres dc acción(respectivamente en -tu- y en -ti-) se distribuyen según el mismo

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SINTAXIS DE LA COMPOSICIÓN NOMINAL 157

principio 6 que las dos clases de compuestos verbales. Una granarticulación verbal sale así a la luz, vinculada a la naturalezafundamental del presente- verbal y que se prolonga hasta la de­rivación nonlinal.

1I

La segunda gran clase es la de los compuestos cuya relación noes entre los dos términos sino que, en cierto modo, va más allá.

)] Son los compuestos llamados bahuv~ihi, tipo de gran genera­lidad, del cual he aquí algunos representantes: inglés blue-eyed(azul+ojo) "ojiazul"; gr. kUllo-képhalos (perro+cabeza) "(mo­no) con cabeza de perro"; lat. quadru-pes (cuatro+pie) "(ani­mal) de cuatro pies"; véd. ugra-biihu- (fuerte+brazo) "( dios)de brazo fuerte"; a. persa tigra-xauda- (puntiagudo+casco )"(sakas) de casco puntiagudo"; paiute cll)a}twavi" tJts. (coyote+cabeza) "(persona) de cabeza de coyote, crazy-headed per­son"; 7 fr. rouge-gorge (rojo+pechuga) "( pájaro) de pechugaroja".

La definición de estos compuestos siempre ha sido dificultosa,aunque haya acuerdo en el análisis empírico. Han recibido variasdenominaciones. La de bahuvrihi, la más inocente, designa ensánscrito la clase mediante uno de sus representantes. Tambiénse emplea "compuesto exocéntrico" para decir "cuyo centro caefuera (del compuesto)", lo cual tiene el inconveniente de recu­rrir a una geometría azarosa (¿cómo va a estar el centro de unobjeto fuera de él?), sin con ello elucidar la relación, que nadamás es enviada fuera del compuesto. Más claro, al menos en suscntido inmediato, es el término "compuesto posesivo", y contie­nc, como se verá, una pizca de verdad, pero no deja de ser aproxi­mativo y mal definido, y en suma inadecuado. Ninguna de estasdenominaciones, a decir verdad, alcanza la particularidad delobjcto por definir.

~ NO/m cl'agent et lIoms d'action en indo-ellropéen, 1948, la. parte,'; Ejemplo tomado de Sapir, Southern Paiute, p. 74, quien lo clasifica él mismo

l:(llllO bahuvrihi.

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158 FUNCIONES SINTÁCTICAS

La razón es que, a diferencia de las demás clases, que tienenconstrucción sintáctica simple, ésta implica una construcciónsintáctica compleja. Sea un bahuvrihi como hom. arguró-toxos"( dios) del arco de plata". Se remonta a una proposición analí­tica que se enuncia "su arco es de plata" (o indiferentemente"tlene un arco de plata"). Ahora bien -he aquí el punto impor­tante-, esta proposición no es simple y, no siéndolo, no podríaser considerada como fundamento último del compuesto. Con­sideramos que "su arco es de plata" es la contracción de dos pro­posiciones lógicamente anteriores y sintácticamente distintas,cuya articulación es el pronominal "su" (o el verbo "tiene")Una es predicativa de cualidad: "arco es de plata"; la otra, prc­dicativa de atribución: "arco-de-plata es de (X.)", ésta es sus­ceptible de una variante formal: "( X.) tiene arco-de-plata".· Laproposición atributiva tiene por índice el predicado de existencia"ser-de" que implica necesariamente un atributario, expresadoo no. Resulta pues que la proposición contracta "su arco es deplata" incluye, a título de factor indispensable de la construcción,el atributario actual o virtual del "ser-de". Es esta propiedad laque define la estructura sintáctica del bahuvrihi."

De que este compuesto se funda en una construcción atribu­tiva, diversas lenguas dan una prueba notable en forma de ungrupo sintáctico que preludia en cierto modo el compuesto atri­b.¡tivo, y donde la función de atribución es asumida por unaexpresión posesiva. Es el caso del irlandés, que emplea con estefin el a posesivo de 3a. persona: Cailti cruaid a chrí "C. duro sucuerpo, C. de cuerpo duro"; ben ... sion a gTÚad "una mujerdedalera su mejilla, de mejilla de dedalera (= de mejillas purpu­rinas) ".'0 Es el giro regular en semítico, donde constituye elmeollo de la "proposición relativa": 11 mr?atun hasanun alJü-ha"una mujer bello su (-ha) hermano, cuyo hermano es bello". En

8 En otra parte hemos insistido en la relad6n tener:ser de (Problemes de IillguistiquegénéraJe. 1, p. 195).

11 Propiedad vagamente entrevista por quienes clasifican estos compuestos como "po­sesivos". Pero casi todos los adjetivos podrían ser llamados "posesivos". en virtud deestar sintácticamente ajustados a un nombre, que seria "poseedor" de la "cualidad",

10 En general esta expresión es descrita como un "genitivo del relativo", lo cualvale solamente para las lenguas de descripción, como las lenguas occidentales moder­nas. Para ejemplos, ver J. Vendryes, Gramm. du v. irlandais, S 646, p. Hl; Thurney·sen, A Grammar ol Old Irish, S 507, p. 321; Lewis·Pedersen, A Concise COlllp'lI.Celtic Grammar, S 392, p. 239.

11 Problemes de Iinguistique généraIe, 1, pp. 20855. [trad. esp.: Problemas de lingüís­tica general, 1, México, 1971, p. 144].

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SINTAXIS DE LA COMPOSICiÓN NOMINAL 159

antiguo turco, qa1-i kortlam "mi (señor) su-ceja (qa1-i) [es] bella,de las bellas cejas"," turco klzl gilzal afandl "hombre su-hija[es] bella, de la bella hija"; 13 clam-I qlrmlzl ev "casa su-techo(clam-I) [es] rojo, casa de techo rojo"." Podrían ser citados otrosmuchos paralelos." Esta construcción coexiste en irlandés concompuestos bahuvrThi donde el adjetivo, siendo de función pre­dicativa, precede al sustantivo y donde un sufijo -ech marca laatribución, así crán-suil-ech "dunkel-aug-ig, de ojo oscuro". Lacomparación entre el compuesto crán-suil-ech "ojioscuro" y elgrupo sintáctico (belch) bec a nert "(las abejas) pequeña [es]su (a) fucrza, de pequeña fuerza" muestra un paralelismo exactoentre los dos procedimientos: tienen a la vez valor predicativo,en el orden de los elementos, y valor atributivo, en el posesivoa y el sufijo -echo

Se ve así la función atributiva que el sufijo desempeña en elbahuvrThi. Una ilustración notable la da el véd. devá-patni,que no significa "dueña de los dioses" sino" (aquella) que tienepor marido un dios (= mujer de un dios)". El femeninopatni representa en realidad pati "marido" dotado de un sufi·jo de atribución; y como el atributario es un ser femenino, elsufijo tiene por necesidad la forma -i. Sólo que hay que notarbien que la atribución tiene por objeto no pati- "marido" sinola predicación latente *deva-pati- "dios [es] marido", de suerteque, con forma de atribución a un atributario de género feme­nino, devá-patni significará analíticamente "dios-marido es de(ella) ", combinación de las dos predicaciones. Esta estructurasintáctica es el fundamento de la relación semántica: el com­puesto devá-patni (bahuvnhi) es solamente femenino; no puedetener masculino," en tanto que grhá-patni (tatpuru~a) "ama decasa" es el femenino de gfhápati- "amo de casa", compuestoeste último fundado en la construcción "él (ella) es amo-de ... "(d. antes). Por este lado grhá-patn~ uniplano, difiere funda­mentalmente de devá-patni, biplano (d. luego).

12 A. von Gabain, AJtWrkische Grammatik-!, 1950, S 403.13 K. Gronbech, Der tiirkische Sprachbau, 1, p. 86.u J. Dcny, Gralllmaire de la langue turque, S 354, p. 230.1:> Ver particulanncntc G. Dcetcrs, IF, 60, 1952, pp. 47ss., que reúne especímenes

variados de estas construcciones (pp. 5lss, para las lenguas caucásicas).18 Es necesariamente y sólo femenino no nada más a título individual y por raz6~

contextual, sino también porque todos lps compuestos en -patnT del RV. son bahuvritus

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160 FUNCIONES SINTÁCl'ICAS

Desarrollemos sumariamente las implicaciones de esta defi­nición del bahuvrihi.

1] La estructura formal no es homóloga de la estructura sin­táctica de este compuesto en cuanto al número de los términos.La estructura formal es binómica (los dos miembros de la uni­dad morfológica); pero la estructura sintáctica es trinómica;a más de los dos términos enunciados, incluye un término noenunciado pero necesario, el atributario.

2] Esta disimetría viene de la naturaleza particular de laconstrucción, que es una proposición contracta. En tanto quearticulada por nna relación de atribución, la construcción haceintervenir dos constituyentes: una función de atribnido, lasubunidad sintáctica que es predicativa de cualidad: "arco es deplata", y una función de atributario: "arco-de-plata es-de".

3] Esencial es la distinción de los dos planos de predicación.Estos planos no son de igual naturaleza:

la predicación dc cualidad "arco es de plata" (en gr. arguró­toxos); "brazo cs fuerte" (en sánscr. ugra-biihu-) es una funciónsintáctica, entre signos;

la predicación de atribución ("arco-de-plata es-de", "brazo­fuerte es-de") es una función semántica, entre signos y refe­rentes.

4} Por aquí puede organizarse lógicamente la distinciónplanteada antes entre dos grandes clases que abarcan el con­junto de los compuestos:

todos los compuestos colocados en la primera clase son pre­dicativos de cualidad y tienen función solamente sintáctica, in­cluyendo los compuestos llamados de rección; son uniplanos;

todos los compuestos de la segunda clase (báhuvrihis) com­binan la función sintáctica y la función semántica; son biplanos.

5] Los compuestos biplanos (bahuvñhis) se definen comopórtadores de doble predicación, de cualidad y de atribución.En consecuencia, serán reinterpretados en una nueva estructuralógica, que es binaria a su manera: un componente que indica(d. Wackernagel, op. cit., 11, 1, S 38b, p. 90). De hecho, no hay en el RV P'ltni"esposa" como femenino de pati- "esposo", sino solamente patn; "dueña", femeninode pati- "amo". Los raros ejemplos de patnT- "esposa" que citan los diccionarios serefieren todos al mundo divino y pueden lo mismo significar "dueña". Hay que tomarasimismo como bahuvrihi el véd. sá-patni', ay. ha-pa6nr "concubina", que ha de ana­lizarse "(aquella), que tiene en común (sa-, hao) un esposo (= que comparte el esposocon otra mujer)".

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SINTAXIS DE LA COMPOSICIÓN NOMINAL 161

la atribución (es el compuesto formal entero) y un componenteque indica el atributario, éste inherente a la forma de compo­sición. Esta función de atributario queda satisfecha, cuandohay ocasión, por un argumento distinto ("Apolo del arco deplata"), o si no por un sustituto, como un pronombre o unanafórico que ocupa la posición vacía: "(aquel) que tiene ... "

6] Esta relación sintáctica de atribución tiene un correlatoen la morfología del compuesto: es el cambio de clase formalque afecta al término sustantivo determinado. La forma librefem. kephalé "cabeza" se torna -kephalos -é -on -oi -ai -<l en(kuno-)kephalos "con cabeza (de perro)", con variaciones degénero y de número; la fornla libre neutra lato caput "cabeza"se vuelve -ceps en (bi-)ceps "de (dos) cabezas".

La marca de este cambio de clase puede ser una variaciónapofónica o de adición de un sufijo, o ambas cosas: la formalibre al. Auge "ojo" re convierte en -iiug-ig en (blau')iiugig "oji­azul"; la forma libre ingl. eye "ojo" pasa a -€)'ed en (blue-)eyed"ojiazul"; la forma libre húng. szem "ojo" se vuelve -s;¡;em-11en kek-nem-{1 "ojiazul", etc. Es la marca formal de la funciónatributiva asignada a la proposición predicativa básica.

7] La estructura biplana y la naturaleza de compuesto vanaquí a la par. Una relación que sería uniplana, solamente esivao solamente atributiva, no podría producir en forma nominalun compuesto, sólo un derivado. Se nota si se traspone una yotra, .por separado, a forma nominal: "él es niño" prcduce "in­fantil"; "él tiene arma" produce "armado". Sólo la combinaciónde una predicación de cualidad y de una de atribución puedeproducir una forma nominal compuesta.

8] Entre los dos planos hay una jerarquía de necesidad: pri­mero la función esiva, luego la función atributiva: un objetono puede "ser-de" (= pertenecer) en tanto no "es talo cual".La función atributiva no toca sino a un sintagma predicativo deser-tal.

De este análisis se desprenden algunas conclusiones átinentesa la naturaleza y la función de los compuestos, ·tal como loshemos definido en sus relaciones intralingüísticas!7

11 Estas conclusiones superan desde muchos puntos de vista las de una exposición

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162 FUNCIONES SINTÁCTICAS

La lengua no es un repertorio inm6vil que cada locutor notendría sino que movilizar para los fines de su expresi6n propia.Es ella misma terreno de un trabajo incesante que actúa sobreel aparato formal, trasforma sus categorías y produce clasesnucvas. Los compuestos son una de estas clases de trasforma­ci6n. Representan la trasfonnaci6n de ciertas proposiciones,típicas, simples o complejas, en signos nominales.

O sea que ya no puede explicarse la creaci6n de los compues­tos por simple unión inmediata de dos signos antcriores. Si lacomposición nominal fuera, como siemprc la presental\, un pro­ceso de uaturaleza morfol6gica, no se comprendería por quéparece realizarse por doquier, ni cómo pudieron nacer esas cla­ses formales cn número limitado, tan parecidas entre las len­guas más diversas. Es que la impulsi6n que ha producido loscompuestos no vino de la morfología, donde ninguna necesidadlos llamaba; surgi6 de las construcciones sintácticas con susvariedades de predicaci6n. Es el modelo sintáctico el que creala posibilidad del compuesto morfol6gico y lo produce portrasformaci6n. La proposici6n, en sus diferentes tipos, emergeasí en la zona nominal.

Con ello es preciso reconocer a los compuestos una situaci6nparticular. En gcneral son dispuestos, con los derivados, en la"formaci6n de los nombres". Más bien habría que insertarlosen un capítulo nuevo de la teoría de las formas, consagrado alfenómeno que podria ser llamado metamorfismo: entendemospor ello el proceso dc trasformación de ciertas clases en otras.

Estc proceso, considerado en el funcionamiento de la len­gua, responde a una funci6n precisa, que será discernida com­parando la sintagmática proposicional con la del compuesto.Como sc ha visto, el modelo sintáctico acarrea siempre unapredicación, simple o compleja; ésta enuncia por naturaleza unproceso actual. En cuanto la proposición es trasformada encompuesto y los términos dc la proposici6n se vuelven los miem­bros dcl compuesto, la predicación queda en suspenso y elcnnnciado actual se torna virtual. Tal es la consecuencia delproceso de trásfonnación.

ra vicja, limitada por lo demás a los compuestos de determinación, y que fue resumidabrevemente en BSL, 44 (1947-8), fase. 1, "Proces-verbaux", p. XLII.

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SINTAXIS DE LA CO~IPOSICIÓN NOMINAL 16J

Asi sc ·definc cntonces la función del compuesto: trasfcrira 10 virtual el nexo actual dc prcdicación enunciado por la pro­posición de fundamcnto. Es por cierto a csta función a la qucrcspondcn también los caractcrcs fqrmales del compucsto. TodoJo que pucdc remitir a una situación actual sc borra: la predica­ción verbal no pasa dc implícita, el primer micmbro, despojadode todo indicc de caso, dc númcro, de géncro, qucda reducidoa un scmantcma, el segundo miembro, sobre el que reposa larelación sintagmática, adquierc una forma y una final nnc"as,índices del cstatuto de adjetivo que rccibe el compucsto. Otrastantas pruebas de la función virtualizante que asumc el nuevosigno nominal.

Al pasar asi al marCo formal del nombre, la proposición libresufrc una reducción inevitable de sus latitudes dc exprcsiún. Defijo era imposible que los dos términos del compuesto eargarallcon la multiplicidad de relaciones sintácticas de que es suscep­tible la proposición libre. No obstante, el compuesto es capazde mayor diversidad dc lo quc pareeeria,.y las numerosas "arie­dades qnc registran las gramáticas corresponden justamente atipos diversos de proposiciones. Por no dar sino un ejemplo:véd. vJ;ra-hasta- (maza + mano) significa" (teniendo) la maza(en su) mano"; sc rcmonta a una proposición contracta "mallO(teniendo) maza es-de (él) ", lo que cquivale a "cuva mano tie­ne maza". Esto implica, en un compuesto biplano, una propo­sición primaria "mano (tienc) maza", v asi, en lugar de ullapredicación por "ser", una variantc léxica por "teller".

Pcro este empohrccimiento rclati\"O de la expresiún sint<icti.­ca trasformada en cxpresión nominal eS compensado por la"ariedad de las combinaciones que cI compucsto entrcga a lalengua. Da la capacidad de mallcjar como adjcti\"(ls o 1I0011brcsproposicioncs enteras, y de haccrlas cntrar bajo estas llncyasl'spccics ell otras proposiciones. De cste modo se constihl~T, eHparticular, un repertorio "asto, siempre abierto, de compuestosc1cseriptiyos, illstrnllH.'ntos de la dasificaeiútl ~. de la I1oIlH:ncla­Illra. ¡Iptos para yoh'crsc denominacio1lcs cicntíficas o epitdo\poéticos. " qlle lllÚS all;i <Id cllriqllceillliellto qlle IHOCln;\l1.

111;Jllticllel~ esta acti\idac1 lIld;llllÚrfil';1. ;lla,,() el Ir;lh~li{) 111;\\:-'llI~llbr de LJ lcllS;lIa,

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12. FORMAS NUEVAS DE LA COMPOSICIóNNOMINAL'

Las lenguas que hablamos se trasfonnan ante nuestros ojossin que tengamos siempre conciencia de ello; múltiples cate­gorías tradicionales de nuestras descripciones no correspondenya a la realidad viva; se fonnan otras que no son aún recono­cidas.

Es el caso de la composición nominal en el francés de hoy.Quisiéramos sefíalar dos desenvolvimientos que se dan, y dosclases resultantes, a las que es cosa de conceder estatuto deexistencia.

l. LOS COMPUESTOS CULTOS

Hay en francés gran número de compuestos formados a partirde elementos grecolatinos. La mayoría forman parte del vocabu­lario científico. Son dejados fuera de los marcos de la compo­sición, en vírtud de su origen mismo. Parecen pertenecer a lamorfología de las lenguas clásícas, por estar confonnes con elmodelo heredado o imitado de estas lenguas, aun cuando hayansido creados en la época moderna.

Este punto de vista tradicional ha impedido reconocer laverdadera naturaleza de varios neologismos instaurados en lanomenclatura científica de hoy, y su interés para la descrip­ción de los compuestos franceses.

Hasta se diría que no siempre han sido verificadas las condi­ciones primeras de su ..reación. La convicción de estar antevariedades modernas de una cIase grecolatina ha sido tan inten­sa que a veces conduce a descuidar hasta los datos lexicográfi­cos básicos.

1 BuJletin de la Société de Linguistique de Parios. C. KUncksieck, t. LXI (1966),lasc. l. pp. 82-95.

[164]

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FORMAS NUEVAS DE LA COMPOSICIÓN NOMINAL 165

Creemos útil mostrar esto estudiando la génesis de un térmi­no decisivo para la ciencia moderna, creado en francés, de don­de pasó a la mayoría de las demás lenguas: microbe.

He aquí cómo explican nuestros diccionarios la formación deesta palabra:

Microbe: tomado del griego !UXpó610C;, "cuya vida es corta". Ne%g.palabra debida a Sédillot. (Dictionrurire général.)

Microbe, 1878. Tomado del griego mikrobioo "cuya vida es corta" porel cirujano fr. Sédillot 1804·1882. (Bloch.Wartburg, Diet. étym.")

Microbe (1878, Sédillot) tomado del griego microbios, "de vida(bios) corta (mikrooY'. (Dauzat, Dict. étym.)-- del gr. microbios, de micros, "pequefío", y bios, "vida". (Dau­

zat.Dubois.Mitterand, Nouveau dieto étym., 1964.)Microbe, 1878, tomado del griego mikrobios "cuya vida es corta".

(P. Robert, Dict. alph., IV, p. 566.)

No hay inconveniente -y hasta puede ser ventajoso- enque los diccionarios se repitan, y con los mismos términos, sienuncian una explicación correcta. De hecho, la que dan aquí esincorrecta; incluso lo es de varias mañeras, y lo es insidiosamen'te, por combinar datos exactos en una interpretación falsa. Esurgente decirlo,. pues el error adquiere autoridad por la repe­tición.

Empecemos por indicar que el compuesto mikrobios, por do­quier alegado, jamás existió en griego en ninguna época. Encaso de estar atestiguado ¿cuál sería su sentido? Nada más que­rría decir: "de pequeña vida", y no "cuya vida es corta". Puesun adjetivo que quería decir "cuya vida es corta" ha existidoen griego, por cierto, y en la mejor lengua clásica, pero es~Qaxú.~lOC; y no *!!lxQó6lOC;. Este último no hubiera hallado usoninguno; el adjetivo !!LXPÓC; no se aplica a .~¡oc;.

No solamente nue~tros diccionarios presentan así un compues'to griego inexistente, al cual atribuyen un sentido que no podíatener, no solamente dan por tomada del griego una palabra queen realidad fue formada en fran<:és, sino que por añadiduravuelven incomprensible la creación de microbe en francés, puesel autor de este neologismo no quería, de fijo, decir que los mi­crobios tenían "corta vida". Científicamente, no habría teni­do sentido.

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166 FUNCIONES SINT ÁCnCAS

¿Qué se proponía entonces al adelantar el término mierobe'Para averiguarlo hay que remitirse a un escrito que es una espe­cie de acta de esta creación. La palabra fue invcntada a la zagadc los dcscubrimientos de Pastcur, que revelaba la acción delos infinitamente pequeños. "La destrucción de las materiasorgánicas -escribía Pasteur en 1862~ se debe principalmente ala multiplicación de seres organizados microscópicos'·, y cn1865: "Cuando se ve que la cerveza y el vino expcrimentanprofundas alteraciones por haber dado asilo estos liquidas a or­ganismos microscópicos, que son introducidos de manera invi­sible y fortuitamente en los interiores, donde luego han pulu­lado ... ", etc. Podrían citarse otros muchos ejemplos de esos"seres organizados microscópicos", de esos "organismos micros­cópicos", Pasteur no disponía de otra expresión para estos infi­nitamente pequeños, agentes de todas las alteraciones orgánicas.

AqUÍ es donde intervíene Sédillot. Presenta a la Académie desSeienees, el 7 de marzo de 1878, una nota intitnlada "De rin­fluenee des déeonvertes de M. Pastenr sur les progres de la ehi­rurgie", de la cual reproduciremos el pasaje siguiente:

El señor Pastcur ha demostrado que organismos microscópicos, di~

fundidos por la atmósfera, son la causa de las fermentaciones atribui­das al aire, que no es sino su vehículo y no posee ninguna de sus pro­piedades.

Estos organismos constituyen todo un mundo, compuesto de especies,de familias y de variedades, cuya historia, apenas iniciada. es ya fe­cunda en previsiones y en resultados de la máxima importancia.

Los nombres de estos organismos son numerosos ~ y deherán ser de­finidos y, en parte, reformados. La palabra microbe, con la n:ntaja deser mús corta y de significacu)n más general, a más de haher sido apro­hada por mi ilustre amigo el sciior Littré, el más competente lingüistade Francia, será la que adoptarelllos, sin por ello renunciar a las quecstún en liSO, para designar y.uiedades estlldia(~as más particularmente.!!

Al proponer la palabra 11Iicrobe, Sédillot se arma de la anto­ridad de Littré qne -según diee- la aprobó. Cosa tanto m3s

~ Nota (le Súlillot: "SynonYllles: Tllicrozoaircs, microphytcs, aérobics, anaérobics,Illicrognlllcs, llIicro{'oc~'i, miooznnas, bactúics, bactéridics, \'ibriom, microderlllcs,("ollktll'~ kIllH':llts, lll()lIadc~, anillla\cn!cs, t'orpuscu!cs, torules, pcnicilJiullI, aspcrgiJJus,illfllSoirc'i, /eptothri", ICJltotllrielllll, sporcs de I'achorilllll, de fa\"lls, de l'o"idiulIl, dnIllllglll'l, orgalli~llIes de i'<.lcitie t<.lrtriqlle droit ct gauchc, zYlIla';es scptiqucs ct septieé­!Ili4\1tS, dc,"

" C01l1ptes rClldus dc f ..\cadéfllic des Scienl.:cs, tomo 86, 1878, p, 634.

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FORMAS NUF,VAS DE LA COMPOSICIÓN NOMIN.... r. 167

interesante de saber cuanto que mícrobe no figura en el Dic­tionnaire de la langue frallraise euvo tercer \'Olulllen (letras1-]') aparecía aquel mismo allo de Jil78_ Por fortuna, los deta­lles de aquella consulta los ha conservado René Vallerv-Radot,yerno de Pasteur, quien, en su Víe de Pastellr, fnndada en unadocumentación original, reconstruye así este episodio Ie,ieo­gráfico:

En c1mes de marzo de 1878; [Sédillot] leyó en 1.1 Academia una notaintitulada "De l'influcncc des tr;waux de M. P,lstClIf SIIf les progrl's dela chirurgic" [... ]

Sédillot en esta comunicación im'entó un neologismo P;1f;l caracte­rizar todo aqud conjunto dc organisulOs y de infinitamente peqnciios:\"ibriones, bacterias, bactéridas, ctc. Propone designarlos todos con elnombre de microhe. Esta palabra tenía, ;l ojos de Sédillot. la \-entajade ser corta y de poseer una significación general. En todo caso. presade escrúpulos antes de emp1carla, consultó a Littré. Qne le: respondióel 26 de febrero de 1878,

"~/(uy querido colega y "migo, microbe y microbie son palabms muybuenas. Pam designar los animálculos daría yo preferencia ;.1 microbe.primero porque, como usted dice, es más Corhl, y lucgo porque así q~le­

d~l disponible microbie, sustantiyo femenino, P<U;l )¡I designación del es­tado de microbio."

No bltaron lingiiistas que se di\"irtieron, en el nombre del griego.criticando la formacíón de la palabra. l\licrobe -decícm- significa másbien animal de \"ida eortél que animal infinitamente pequeño. Littn~

dio el segundo certificado de yida a la pahlbra microbe:"Es bic~) cierto -escribe a Sédillot- que ,.uXPOOlO; y ¡..ta;~póólo;

significan, en la grccidad. de corta vida y de largd vida. Pero, como mtcdohscn"a justamente, no se trata de la greeidad propi;lInentc diclu sinoc1d empleo que h,lce nuestro lenguaje científico de los r;ldic¡;\ks grie­gos. Ahora "bien, la lengua gricg<l tiene ~ío:;> ,"ida, ~loiiv. "l\"ir, ~\O\\;.

YiYientc, cuyo r;ldicaJ puede Tlluy bien figumr con la forma he o hie,con d sentido de yjYicntc. en dérobíe, andérobie. mierobe. l\fi sentircs no contestar ,1 la crítica y dejar a la palabra que se defienda sol,;], \0cual hará sin dud<.l," Pasteur. adophlndola, haría que diera la \'ucltlal mundo.-l

En cleeto, mCnos dc dos lIleses más tardc, el 29 de abril de]878, Pasteur presenta a la Aeadémie una nota intitulada "Lathéorie des gerlllcs et scs applieations ;\ la I)lédccinc ct ,) la

, René Valler\'-Radot, La rie de Pasteur. París. IQOO. pp. iS~s\

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168 FUNCIONES SINTÁCTICAS

chirurgie" (en colaboración con 10ubert y Chamberland),' don­de consagra de una vez por todas el término nuevo:

Para afirmar experimentalmente que un organismo microscópico esrealmente agente de enfermedad y. de contagio, no veo otro medio, enel estado actual de la ciencia, que someter al microbe (nueva y felizexpresión propuesta por el señor Sédillot) • al método de los cultivossucesivos fuera de la economía.

En la continuación de su exposición, la palabra es empleadavarias veces y del modo más natural. Limitémonos a una solacita (p. 124):

Si tuviera el honor de ser cirujano, persuadido como estoy de los pe­ligros a los que exponen los gérmenes de los microbios dispersos porla superficie de todos los objetos ...

Esta demostración era necesaria por dos razones: primero,para hacer ver -lección de hechos que siempre es útil recordar­que es imposible adivinar las condiciones en que ha sido creadoun neologismo; hay que descubrirlas en la fuente misma, en la in­tención del creador. Nada puede dispensar de esta búsqueda,que para el etimologista es una obligación.

Pero, sobre todo, era cosa de devolver a microbe su sentidoverdadero. Se ve ahora que la palabra no ha sido tomada delgriego; que no es un adjetivo sino un sustantivo, y que no sig­nifica "de vida corta", lo cual por lo demás hubiese sido ajenoa la concepción pastoriana. En realidad Sédillot inventó el tér­mino microbe para designar el conjunto de los organismos mi­croscópicos. Combinó libremente mikros y bias en un signifi­cado nuevo; los dos componentes griegos representan, con gransimplificación, los dos conceptos asociados: bias "vida", el de"organismo viviente", y mikros "pequeño", el de "infinitamen­te pequeño, microscópico". Así microbe significa literalmente"pequeña vida", para designar el "organismo microscópico".

Semejante compuesto hubiera sido imposible en grieg?, y si

Ii Comptes feodus de l'Académie des: Sciences, sfsión. del 29 de abril de 1878, 86,pp.- 1037-lO-O = CEuvres de Pasteur, t. VI, 1933, p. IlZ (citamos según esta edi·ción).

, El editor de las CEuvres remite aqui en nota a la comúnicaci6n de SédíJIot arribacitada, dando se propone mjcrobe para los divenos microorganismos.

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FORMAS NUEVAS DE LA COMPOSICiÓN NOMINAL 169

todos nuestros lexicógrafos se han confundido acerca de la for­mación de microbe, es por razonar sobre un modelo griego,cuando que el inventor había querido hacer un compuesto fran­cés, y Littré había visto claro que ahí estaba el quid. Sédillotsimplemente vistió de griego una denominación que había con·cebído en francés. Tal es, en efecto, el estatuto de este neolo­gismo, como lo es de gran número de los que han vísto la luzdesde hace un siglo o más: eS,.con lexemas griegos, un compuestofrancés. Responde a un designado que fue primero concebidoen francés, y traspuso al griego su definición, crndensándolade paso intensamente..

Esta observación vale t~mbién, por ejemplo, para photogra­phie, cuyos elementos' por sí solos no pueden explicar el senti­do: graphie "reproducción" y photo- "luz" están lejos de enun­ciar lo que el compuesto quiere decir: "reproducción (de unaimagen sobre una placa sensible a la) luz". Y piénsese nadamás en el híbrido televisión.

¿Otro ejemplo? A fin de variar las condiciones de la prueba,saldremos del marco de la composición y consideraremos unneologismo científico que es esta vez un término simple. Es eltérmino otane, creado en francés a partir del griego e ingresadoen la nomenclatura zoológica de la mayoría de las lenguas oc­cidentales modernas.

Los diccionarios dan la explicación siguiente:

Otarie, 1810. Tomado por el naturalista Péron del griego otarion"orejita" (¿im. de ous, Ot06, v. otite), a causa de la pequeñez de lasorejas de este animal. (Bloch-Wartburg3 .)

,Otarie (1810, Ann. du Muséum), sacado por Péron del griego otarion"orejita" (011s, Mos, oreja), por tener esta foca las orejas pequeñas y apa­rentes. (Dauzat, lo mismo en Dauzat.Dubois.Mitterand.)

Otarie, gr. 6tarion "orejita", a causa de la pequefiez de las orejas deeste animal. (P. Robert, Diet. alph.)

Otarion (gr.) ohrchen. Fr. otarie, espeee de phoque a oreilles pendan.tes (seit 1810). (FEW, VII, 443.)

Littré definía otarie: "grupo del género de las focas, mamí­feros, uno de cuyos principales caracteres es poset;r' orejas bienvisibles, aunque poca cosa", y el Dictionnaire général como una

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170 FUNCI07'rFS SINTÁCTICAS

"especie de focas con orejas aparentes", indicando qne la pala­bra era debida a Péron.

Todo esto sólo es exacto a medias. Hay que referirse a lapublicación de Fran,ois Péron para comprender la formaciónde .este neologismo. Eu una "Notiee sur l'habitation des ani­maux marins, par MM. Péron et Lesueur", este uaturalista,que había realizado un largo viaje por las tierras australes entre1800 v 1804, distingue varias especies de focas indehidamenteconfundidas por sus precursores bajo un mismo nombre. Ana­liza sistemáticamente las diferencias -trece en total- que baadvertido entre Phoca leonina de Fabrieio v Phoea leonina deSteller; y precisa así la última de estas diferencias:

Difieren, por último, EN LAS OREJAS. El Lcc'lll marillo de F;lbricio noti<"IlC aurícula; el de StcllCf sí, y pertenece en comccucncia al lluevogénero que hemos creído (kbcr estahlecer en la famiJi<.l de los FOC,\,U:os,bajo el nombre de OtclTie.

Aqui Péron se refiere a sn Vo)'age de découverte.' aux terresaustrales, obra euva redacción habia emprendido v que, incon­clusa a su muerte en 1810, fue completada por Louis J!reveincty publicada en 1816. Alli justifica mils completamente la desig­nación:

Llamo Focáccos jl\la111lJ1alia, Phocaced] a todos los anima1cs reunidospor los ll<lhu<llistas bajo el nombre de Focas. La familia nUC\",l que pro­pongo se di,"¡ck en dos géneros. distinguidos por la pn.'St'IlCi;l de aurícu­las o su ausencia; los Foc~cc()S con <lluÍCll\as IPhocacea auriculat"] sonreunidos en un géllt'TO particular con el nomhre de Otarie [Otaria NlLos Fodceos dcspHwistos de aurÍCulas IPllOcacea ÍJUJllriclIlatal consti­tuyell el género de las 'Focas propiamente dichas IPJ¡OCd N.].

Péron creó pues cl término otarie para caracterizar la especiecon relación al conjunto ele los «'ocúeeos, merced a nn rasgoelistintil'O qne aisló a la perfección: presencia / ausencia de au­riculas.

Se ve entonces qne si eligió la formu!aei¡'lIl eliminutiva de lapalabra griega, ,orúplO\'. uu es de ningún modo "a causa de lape'lnelleZ de las orejas de este allilual". COlllO elieen los diccio­narios citados. sillo por la razúlI cIItcnlllH.'lItc formal (1c 411C <.'1

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FORi\IAS NUEVAS DE LA COl\lPOSICIÓN NOll.UNAL 171

término gricgo WtÚ\lIOV era el eorrespondiente exacto del latínaurícula, y de que, en el lenguaje de los naturalistas, aurícula osu sustituto -en francés aurícule- no es un diminutivo sino eltérmino anatómico para la oreja extcrna, el pabellón de la ore­ja. Esta especialización de aurícula era por lo demás antigua; yasc encuentra en el Nuevo Testamcnto W"¡\lIOV para el "pabe­Ilón de la orcja", la parte de este órgano que puede ser cortada,y la Vulgata lo vicrte por aurícula (Mc. 14,47; J. 18, 10). Bas­ta rccordar también el emp1co frecucnte de aUl'icula entre losmédicos romanos y la sustitución de aurís por auricula en ro­mance (fr. oreille, ital. orecchia, orecehío, csp. ore;a).

Sc advertirá que csta trasposición del latín al griego sólo esaproximada. Péron instaura, en el punto de partida, la nocióndc Phocacea auriclllclta, "Focáceos con aurículas". Tenía quetrasponer al griego el adjctivo auriculata. Probablementc por nohallar el cquivalente, ya que "",¡ptOV carece de derivado adjetivo,,e couformó con el sustantivo gr. otarion (o con el plural ota­ria), quc adaptó al ncolatin otaria, fr. otarie f.

Está elaro ahora que la creación de este término nada debea las categorías griegas y que Péron no trató de helenizar. Laforma otaríe es una trasposición aproximada del francés" (pho­que) a auricules". También aqui se trata de francés vestido degriego.

Estc neologismo, comO término simple, confirma pues lo queel compuesto microbe nOS había mostrado: quc algunos neolo­gismos científicos de forma greeolatina creados en francés ymuy particularmente los compuestos (falta evaluar las propor­ciones, previo examen), no ticnen de griego o de latín más quela forma material. Son en realidad compuestos construidos enfrancés y sólo traspuestos -a vcces de manera bastante floja­a lexemas grecolatinos, Este tipo de formación es nuevo. Care­cc de antecedente conocido en la historia de las lenguas. Puedeprcdccirse que se desarrollará. Hay pues quc hacerle lugar enel inventario de los procedimientos por los que se elabora elvocabulario científico de nuestro tiempo.

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172

n. COMPOSICIÓN y SINAPSIA

FUNCIONES SINTÁCTICAS

Hay composición cuando dos términos identificables para ellocutor se conjuntan en una unidad nueva de significado únicoy constante. Pueden ser de origen culto, es decir grecolatino:centimetre, palmipede, télégraphe, o enteramente francés y detipos variados: portefeuille, orfilvre, betterave, marchepied, aver­se, entresol. Es preciso, en todo caso, que el locutor pueda ais­lar e identificar los dos términos. Si uno de ellos no puede serreconocido, el otro queda incierto. Bien se puede en aubépinesospechar épine, pero si no se sabe 10 que es aub(e), hasta épineacabará por parecer dudoso. Hace falta también que el sentidode los miembros tomado aisladamente tenga una relación máso menos inteligible con el del compuesto; de ahi que el locutorno remita espontáneamente plafond a un compuesto plat-fond.Ya aquí está abolido el sentimiento de la composición.

De los compuestos distinguiremos los CONGLOMERADOS. Llama­mos así a unidades nuevas formadas de sintagmas complejos quewmprenden más de dos elementos. Unos son sintagmas pre­dicativos convertidos en sustantivos: va-nu-pieds, meurt-de-faim,monte-en-/'air, décrochez-moi-~a. Los otros, locuciones adver­biales donde viven elementos arcaicos: dorénavant (=d'oreen avant), désormais (=dcs or mais) no son ya analizables, y;amais no 10 es en absoluto, pero en au;ourd'hwi se percibe aúncuando menos "au jour d' ... ", y en auparavant los tres miem­bros "au par avant", aun si su disposición sintáctica no es pa­tente dc inmediato. El sintagma predicativo antiguo n'a guilrese estrecha así en nuestro naguilre. El rasgo general de estos con­glomerados es que uria construcción compleja se suelda dandoun bloque, sin que los elementos sean mutilados o alterados.Éstos pueden ser completa o incompletamente reconocibles, se­gún la edad del conglomerado: en ;ustaucorps ("juste au corps")se separan bien; en gendarme hace falta la conversión previa alplural-para que gens recupere su función contextua\. De ma­nera general, los conglomerados tienden al estado de signocompacto.

Quisiéramos insistir muy particularmente en un tipo de com­posición que, no reconocido todavia en su naturaleza propia,ca'rece de estatuto definido. Consiste en un grupo entero de

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FORMAS NUEVAS DE LA COMPOSICIÓN NOMINAL 173

lexemas, ligados por diversos procedimientos y que forma unadesignación constante y específica. El meollo inicial está enejemplos ya viejos como: pomme de terre, robe de chambre,clair de lune, plat a barbe. El hecho nuevo e importante esque adquiere hoy día una extensión considerable y está llama­do a una productividad indefinida: es y será la formación bá­sica en las nomenclaturas técnicas. Basta mencionar términoscomo modulation de fréquence, avion a reaction para dar unaidea del tipo, pero también para mostrar que está construidosegún un modelo que no es el de la composición clásica.

Para designar estas grandes unidades y para éonsagrar elfenómeno específico que representan, se hace necesario un tér­mino nuevo, distinto de "composición" (precisamente se tratade algo que no es composición), distinto también de "sintag­ma", para dejar a "sintagma" su designación propia, que seaplica a no importa qué grupo, aun ocasional, operado por me­dios sintácticos, en tanto que aquí tenemos una unidad fija.Proponemos con este fin un término que parece adecuado yclaro: SrNAPSrA, del gr. m\vml"; "juntura, conexión, colección decosas unidas",' con su derivado sináptico (gr. ""vu"",xó; "rela­tivo a la conexión"), que podrá, llegado el caso, suministrarcompuestos: mono, di·, polisináptico. Nada impide inclusoprolongar esta derivación en nuestra terminología y decir sinap­tar, sinaptable, etc.

Lo que caracteriza la sinapsia es un conjunto de rasgos, losprincipales de los cuales son: 1] la naturaleza sintáctica (nomorfológica) del vínculo entre los miembros; 2] el empleo dejuntares para este efecto, especialmente, en francés, de y a; 3]el orden determinado + determinante de los miembros; 4] suforma léxica plena, y la elección libre de todo sustantivo o ad­jetivo; 5] la ausencia de artículo delante del determinante; 6]la posibilidad de expansión para el uno o el otro miembro;7] el carácter único y constante del significado.

Así, a diferencia de garde·malade, que es un compuesto,gardten d'asile es una sinapsia; asile de nuit es otra, y la combi·

1 Está, por supuesto, la sinapsis de los neurofisi6iogos, pero de uso tan diferenteque no habrá confusi6n. Hemos preferido para la adaptaci6n francesa de la palabragriega la terminaci6n -siC' para seguir el modelo de las palabras griegas en -(Jt¡; llegadasa través del latín: épiJepsie, paraJysie, -phylaxie, ·syncrasie, poésie, etc.

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174 FUNCIONES SINT..\CnCAS

nación gardien d'asile de nuit forma una nueva sinapsia. dc dosmiembros, simple el primero, gardien, sináptico él mismo el sc·gundo, asile de nuit, y que en el caso prescntc Ilamarcmos"subsináptico". En la sinapsia gardien d'asile de nuit, el juntarde tiene por si mismo doble función: ligamcnto sináptico cn.. (gardien) d' (asile)", ligamento subsináptico cn .. (d'asilc) de(nuit) .... Este análisis sc impone cn virtud del empico idiomá·tico hecho de una sinapsia como gardien d'asile de nuit: "gar·dien d'asile de nuit" es por cierto la convcrsión nominal delenuraiado predicativo "il garde un asile de nuit". Pcro formu·lemas esta hipótesis: si la observación del uso demostrara quese trata de una denominación "gardien d'asile" ampliada conun determinante adverbial de nuit oponible a de iour (comogardien de nuitj gardien de iour), entonces habria que descom­poner gardien d'asile de nuit en un miembro subsináptico gar­dien d'asile y un miembro simple de nuit, Será entonces la tras­posición nominal del enunciado predicativo: "il gardc un asilc- la nuit".

En todo caso la elección no sería posible en la ~iual'sia e11l­ployé de' che11lin de fer, pues chemin de fer constituye una si·napsia fija, y *employé de chemin no existe; el único análisisposible es employé, miembro simple como determinado, y (de)chemin de fer, miembro subsináptico como dctcrminante. Essiempre y solamente la naturaleza del designado lo que permitcdecidir si la designación sintagmática es o no una sinapsia:valet de cha11lbre lo es, mas no coin de chambre.

Mientras más específico cs el designado, más nccesario scvuelve caractcrizar la designación mediantc uu rasgo difcrcn'cial, y dicho rasgo pucdc por su partc scr harto complejo. Abor'danl0s aquÍ un canlpo inmenso, en el que apenas empiezan aiutcresarsc los Iillgüistas; el dc la nomcnclatura técnica.

El fCllómcllo nuevo es éste: los términos básicos con anIdadc los cuales se constituve nna lIomenclatura tiendell a' \'01.vcrse cxplícitos y a constituir a su vez combinacioncs e'plieitas.por mcdio dc unidades lé,ieas independicntes, identificablcsseparadamente y orgallizac1as según Illodclos sinLlctiu)s. Es eldominio, por e,eclcncia, de la sinapsia.

1\ la sintcsis morfolr"gica dc los antiguos compllestos la SIlS'

tihlYC una sinapsia ll<.x:cs<1riamcntc analítica. y los términos ge·

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1"0&1\1.\5 NUl:V.\S DE LA CO~[POSI'-.:IÓN NOr-.IINAT. 17S

1Icralmcnte grecolatinos de la composición tradicional son rem­plazados por uua serie de lexemas franceses.

En la c0l1lposición culta, la juntura está caracterizada enabundantes ejemplos por la final -0- del primer miembro, to­mada de modelos griegos: astro- géa- cosmo-, y la relación delos miemhros cs dada por su orden. Pero en la sinapsia, dondetodos los elementos son en principio idiomáticos y de formalibre, y cuvos miembros pucden ser a su vez sinapsias, estánu1lidos por juntores, principalmente de y a, y su orden es siem­pre determinado + determinante. Por el conjunto de estoscaracteres la sinapsia, en tanto que modo de designación, tiendea realizar 10 que Saussurc llamaba Ja Jimitación de Jo arbi­trario.

Es un procedimiento quc contrasta con la composición tradi­cional por la facilidad y la amplitud de sus realizacioues. Entanto que la composición, cn francés, llega en seguida a sus lí­mites y los compuestos se forman a ritmo lento y, por decirloasi, por cooptación individual (se ven aparecer los primeroscspecÍlncncs de una serie nueva en CO~11l0-, con cOsmonaute, co~'­

11lodrome), la sinapsia prodiga sin tregua sus creaciones. Todoslos vocabularios tl'cnieos echan mano de ella, v con solturat,mto mavor cuanto que es la única que permitc-Ia cspccifica­eión detallada del dcsignado, v la elasificación dc las series mer­ced a su rasgo distiutivo. Su extrema flexibilidad paradigmáticahace de la sinapsia el illStrumento por excelencia de las nomen­claturas.

Se la encuentra en todos los vocabularios especializados: vo­let de eourbllre afente, hélice apas variable, moteur arefroidis­.)'el1H:.:llt par dir, son términos corrientes en aviación," y cada téc­nica ticnc su repertorio. El criterio de estas designacioncs, entanto que sinitptieas, siempre estit en la relación con el objeto:si es desiguado completa y únicamente por dicha apelación eom­p1cia, entonces ésta es nna sinapsia. :-'¡O hace falta quc sólo in­c1uva lexemas de uso técnico; puede componerse de voeahloscomunes, sinápticamente dispuestos. "Aiglc pcchellf á tete hlan-

, ¡.:~ esta la UC<lSíÓIl dc sciíJlar la obra importante de LOllis Cllilhert. L¡ fWllwtioll,111 I"(JcalH1/;¡ire ele /'avi,ltioll (Paris, 196~j, que no [(mucl hasta dcspucs «(<.: concluird pre~elltc articulo y ql1e suministra todos los ejcmplos que se quicr:¡ dc Ot<I.~ <!cSlg11:ICiolles tl'cnicas.

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176 ;,,'UNCIONES SINTÁCTICAS

che" podría ser un sintagma descriptivo de creación ocasional.Pero si es dado en la nomenclatura zoológica como el nombre,usual en cierta comunidad, de un ave particular, entonces aiglepecheur atéte blanche se vuelve, en francés de Nueva Caledo­nia, una denominación sináptica que ha de registrar el léxicode dicha ciencia y de dicha comunidad. Por la misma razón,sin salir del francés caledoniano, la serie bois de fer .... bois de ferde montagne .... petit bois de fer de montagne será acogida comoun paradigma donde la sinapsia bois de fer engendra dos sinap­sias sucesivas, cada una de las cuales denota una variedad dife­rente de la precedente. Y es únicamente gracias al criterio de ladesignación como se decidirá si faux tamanou de forét iJ petitesfeuilles debe o no ser considerado una sinapsia: nada en sí selIílPone a que 10 sea." Habrá que ver entonces cómo faux tama­nou se torna faux tamanou de foret apetites feuilles, al parecersin pasar por un 'faux tamanou de foret.

Las expansiones de las sinapsias se realizan sea por calificativos,así en francés caledoniailo bois de rose .... faux bois de rose, sea-y es mucho más común- por miembros de estructura variada,ligados por los juntores de y a, que son, con mucho, los másfrecuentes.

Puede caracterizarse sumariamente la función respectiva deestos juntores.

El juntor ti entre dos miembros de la sinapsia indica:a] el destino, sea con un infinitivo: salle a manger, fer a

friser, machine el écrire; sea con un sustantivo: service a café,qrosse a hamt, boite a ouvrage, parc el bestiaux;

b) la característica distintiva: reil el facettes, serpent el son­nettes, bete a comes. Cuando el determinado designa un arte­facto, el determinante precedido de el indica el agente motor;es una categoría muy abundante y productiva: moulin a vent,machine a vapenr, avion a réaction, lampe iJ pétrole.

11 Tomo estos últimos ejemplos de una exposición sobre la terminología de la f10ray la fauna en francés caJcdoniano presentada a la Société de Linguistique por K. J.Hollyman y publicada en BSL, 61 (1966), m'lm. 1, pp. 96-109. El presente artículopuede ayudar a resolver el problema discutido por Hollyman.

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¡:OR1'.IAS Ntlf':VAS DI-: Ij¡ CO~IPOSICIÓN ]';01\lINAL 177

Ad\'irtanlOs que los determinantes precedidos de d, particu­larmente aquellos que marcan d destino. pueden ser nombresde anitnales. pero nunca son nombres de seres humallos; dedIo se extraen efectos despreeiati\'os en denomillaciones como:bOllge d matelots. filie d soldats. Por eso d es remplazado porpOllr en los casos de Ileeesidad: taillellr pOllr hommes; eompmti­mellt pour dl11lles.

Se obser\'arú también que sólo la natura1cza dd designadopenllite distinguir los dos empleos de d, no d sentido de loslexemas unidos: Iln mOtl/irl acafé mucle café. pero mI mOtlliJlÚ l'ellt es moYido por cl Yiento; una pompe Ú essellce puede serigualmente bien una bomba qne suministra gasolina y 1m" bom­ba que fUllciolla con gasolina,

El juntar de indica que:a] el dcterminante es cl todo \'irtual del cual cl determinado es

una parte: peatl de pare, l'erre de mOlltre. pied de table; pormetúfora: tete de ¡OIlP. pied de biche, dellt de lioll;

bl la circunstancia en la cual es apropiado el objeto: che­mise de lluit. tenlle de soirée. nwnteclll de plllie. table de tral'clÍl.salle de ;ellx. fllsil de clwsse; o la clase de inclis'iduos de los qucel determinado cs el atribnto: robe d'al'ocat. béret de mate/otolinée de chaliffe1lr. )'oit1lre d·enfallt.

Habremos asi eshozado la natura1cza. el dominio l' los rasgosgenera1cs de la clase de formas que llamamos sinapsia. a fin deque sea reconocida y [ctiba su cstatuto lingüístico. y no a finde compilar aqni los ejemplos. quc son Illnltitud. r:s bicil pre­scr quc se desarrollarú mús de prisa aún de lo qne pensamos_COlllO COllSCCt1CllCÜ¡ del fcnúmcno quc dumina nucstra l'poca:cl crecimiento "ípido \' múltiplc de las técnicas.

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13. ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DEAUXlLIARIDAD 1

La noción de "verbo auxiliar" es familiar a aquellos que cono­cen alguna lengua occidental moderna, y es parte de la nomen­clatura gramatical en la enseñanza tradiciona!. Pero con estanoción pasa como con tantas otras, que cicrta familiaridad nosimpide apreciar bien, en su importancia y singularidad. Se tra­ta de una forma lingüistica unitaria que se realiza, a través deparadigmas enteros, en dos elementos, cada uno de los cualesasume parte de las funciones gramaticales, y que a la vez estánligados y son autónomos, distintos y complementarios.

Este fenómeno conocido; señalado por todas las gramáticas,'apenas ha recibido atención por parte de los lingüistas. Sóloconocemos dos estudios especialmente consagrados en estos úl­timos años a la elaboración de su teoría.

G. Guillaume' ha estudiado en los auxiliares sobre todo lapropiedad que los hace, entre todos los verbos, aptos para talfunción: es lo que llama subductividad, que los hace preexistiridealmente a los demás verbos. "f;tre, por ejemplo, preexistea faire. y generalmcnte a todos los verbos quc especifican unproceso realizado o padecido." 5 Se dedica pues a describir la"subducción" del verbo como proceso psicolingüistico y en par­ticular "el mecanismo de la subducción esotérica, creadora delestado de auxi]iaridad"· Para él, "los verbos auxiliares son ver­bos cuya génesis material, interrumpida por una consumaciónmás rápida de la génesis formal, permanece en suspenso, no se

1 Acta: Linguistica HatniclJsia, Copcnhague, vol. IX (1965), núm. 1, pp. 1-15.3 Acerca del desarrollo histórico. d. Cougenheim, Etlldc slIr les périphrases verbales

de la Iangll€' tran(:'aise (París, 1929).3 Nos limitaremos a citar, más por la abundancia de sus datos que pOl el tratamien­

to del problema, el largo capítulo sobre "Les auxiJiaires" en Pichon y Damomctte,Essai de grammaire de la langue francaise, tomo Y, pp. )·160.

, En un artículo intitulado "Théorie des auxiliaircs et examen de faits connexes",BSL, H (1938), nlÍm. 1, pp. 5-23.

Ji Loe. cit., p. 5.I Loe. cit., p. 10.

[178]

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¡.;STRUCTURA DE LAS RELACIONES DE MJXILlARIDAD 179

consuma y pide, en consecuencia, un complemento de materiaque no puede proceder -por cstar cerrada la ontogenia de lapalabra- sino del exterior: de otra palabra". Asi. a"oir marchése analizará en: a"oir ""erbo completo por el lado de la forma(se conjuga en todos los modos y todos los tiempos). pero in­completo por el lado de la materia (subdueeión); marché: pa­labra que aporta la materia faltante y que sólo a este titulo in­terviene".7

Más o menos al mismo tiempo, pero de manera indcpcndien­te y con una visión muy distinta de los fenómenos lingüistieos,L. Tesnicre presentó en detalle una "Théorie strueturale destemps composés" , que, dejando aparte la terminologia, no estátan lejos en el fondo de los puntos de vista de G. Guillaumeacerca de la repartición de las funciones en la forma compuesta.Pero a L. Tesnicre le ha preocupado sobre todo deslindar elprincipio general -la ley, dice él, regular y universal- que rigela formación de los tiempos compuestos. He aqui esa ley:"Cuando un tiempo simple se desdobla cn tiempo compuesto,las características gramaticales pasan al auxiliar, la raíz "erbalal auxiliado." " En il a marché, el auxiliar il a porta las caracte­rísticas gramaticales o el morfema. y el auxiliado marché la raizverbal o el sema-ntema. Todo el estudio dc Tesnicre consisteen ilustraciones dc esta ley, por mcdio de cjcmplos tomados de"ariadas lenguas y dc esqucmas analiticos.'"

Estos estudios conservan sn "aloLII Nuestro propósito al "01­ver a la cuestión ha sido mostrar, primero, que cstc fcnómcno,siempre considerado globahnentc, comprende distintas "aricda­des que deben ser reconocidas y estudiadas por separado. Luego.definir cada una de estas variedades en sus términos propios ,.dar de clla una descripción formal quc saquc a la luz los ele­mentos constantes, las variables y la estructura de sus relaciones.

.. Loc. cit., pp. 11-12.~ Es el título de su artículo publicado en los .\re1anges Ch. Bal1y (1939). pp.

]'3-183.~ 01" cit.. p. 160.l" 1.. Tesnjerc hOl tocado el problema de los "tiempos compuestos" en \arios pasa­

jes de StlS f.:lélllcnts de synta.\c strudllrale (19,9). l)P. 4"7, 159, 398. pero se limita;¡ rCll1itir al artk\\to citado.

l' Ilabni que agregar, siguiendo la linea de las c::ollccpciolles de G. Guil1;lI\IIH.:, la ex­Posición de ,. Stefallini. L. \'0;.\ pronolllímlJc en ;lIKiclI ct "11 lHoyell frall~'ais (1962).pp. 9i-I02.

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180 ¡"UNCIONES SINTÁCTIl:AS

La intención descriptiva nos eXlgza proceder, a la inversa delos dos lingüistas citados, por delimitación de los rasgos distin·ti,'os, CI' la sincronía de una sola y misma leugua. Estudiamospucs las relaciones de auxiliaridad en el verbo francés moderno.

Es importante fijar desde el principio la terminología, enparte nueva, que aplicamos a los elementos en cuestión. Nosocuparemos de un proceso lingüístico, la auxiliaeión, que con·siste eu la unión sintagmátiea de una forma auxiliante v de unaforma auxiliada o, más brevemente, de un auxiliante v de unauxiliado. Será evitada la expresión "verbo auxiliar". .

Esta unión produce una forma verbal de estructura binomial(l1lxiliante + auxiliado de orden invariable, cuyos elementospueden ser disociados por inserción.

La forma creada por auxiliaeión se opone, por marcada, auna forma verbal simple, no auxiliada.

Hay tres tipos de marcas distintivas, que definen tres clasesde auxiliaeión, caracterizada cada una por una oposición dife·rente de igual forma simple:

1] il frappe2] il frappe31 il frappe

il a frappéil est frappéil peut frapper.

Son estos tres aspectos de la auxiliaeión los que tenemos quedescribir sucesivamente. Los llamaremos:

1] auxiliaeión de temporalidad2[ auxiliaeión de diátesís31 auxiliaeíón de modalidad.

Identificamos la auxiliac;ón de temporalidad con la forma delperfecto: "il a frappé"; "il est arrivé". Por supuesto, el perfecto1lU cs solamcute U11 tiempo, pero es talnhiéú un tiempu, y aunlo es cada vez más en la lengua hablada..que sustitm'e cl pre·tiTito por el perfecto. Puede pues incluirse legítimamente el

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ESTRUCTURA DF. LAS RELACIONES DE AUXILIARIDAD ISI

perfecto en la noción de temporalidad, lo cual por lo demásproporciona al análisis un marco cómodo. Estudiando los tér­minos y disposicióu dc la forma de perfecto, determinaremos al:gunas de las condiciones necesarias a toda estructura de ami·liaeión.

Consideremos y procuremos caracterizar la relación lógicaentre auxiliante v auxiliado.

Cualquiera qu'e sea e! modo de auxiliación, la relación entreauxiliante y auxiliado es una relación de disparidad y, según lared en que se articule, admite dos interpretaciones diferentes.

En cl interior de un paradigma verbal dado, la forma cons·tituida por auxiliaeióu, así el perfecto, comprendc una naia·ble, cl auxiliante avoir o etre, y un invariante, cl auxiliado. Eucl sintagma il a frappé puede remplazarse il a por nous durOIlS.tu avais. qu'ildit, ayant, etc., sin que el auxiliado frappé cambie.

Pero considerada en relación con e! conjunto de los vcrbos dela lengua, la variación se invierte: frappé puede ser rempla·zado por cru, ¡oué, pris, coulé, etc., sin que cambie el ami·liantc il a.

Podría entonces construirse un modelo lógico de esta rcla·ción. a ejcmplo de las funciones proposicionales. y hablar deuna función auxiliaciona1. En ild fTllppé, se consideraría frdppécomo una "cosa" dc la que ild scrÍa la "propicdad": en efccto.fwppé admite gran número dc sustitutos posibles. cada uno delos cuales crea una situación diferente, en tanto que il (/ per­mancce constante. Podrá decirse entonces que cn il d fT<lppécl auxiliado fTllppé representa el "argumento", y el amiliantcil a la "función".

Esto permitiría formular dos definiciones lógicas del perfecto:1] el perfecto, en la metalengua de! francés. es la clase de

todos los sintagmas que tienen la forma dvoir (o etre) + parti·cipio pasado x. Es la definición genérica;

21 el perfecto, en la conjugación (actiya) del yerba fT<lI,pl!res la elasc de todos los sintagmas que tienen 1" forma: formaflcxionada x + frappé, admiticndo quc sólo una forllla de'(/\'Oir sca compatible con fTllppé. Es la definición especifica.

La auxiliación de tcmporalidad. que constituye cl perfecto. "

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1R2 FUNCIONES SINT..\CnCAS

realiza por medio de dos auxiliantes. avoir y etre, que están endistribución complementaria.\'

Avoir sirve en la gran mavoria, de hecho en la generalidadde los casos; etre en un número restringido de verbos. 1II1OS vein­te en total.

. Tiene interés, a causa, ni más ni menos, de su carácter de cx­ecpcioncs. definir lo quc parece particnlar a esos vcrbos paraque pidan el auxiliantc etre. Se enumeran en seguida: al/erovenir, devenir, intervenir, stlTvenír, retourner, accouTÍr, partir,arriver, rester, entrer, sortir. naitre, éclore, mourir, déeéder, tom­ber, éehoir. monter, deseendre.

Estos ,'erbos son intransitivos y de la esfera personal. Deno­tan movimientos instantáneos y de pura efectuación, que ca­recen de duración y de porvenir, cuya realidad coincide con surealizacióu, y que no pucden proseguirse sin ncgarse: naitre ymourir, entrer l' sortir: otros tantos umbrales traspuestos, des­pués dc los cuales el acto desaparece y deja lugar al estado queenuncia el pcrfecto. Una vez realizado el "nacer", se "est né"v ya nada 'cambiará las cosas. "Partir", "llegar", apenas efec­tuados. se "est parti. arrivé", v estí dicho todo. Una vez quese "cst venu" no puede continuarse viniendo. En tanto quecourir tiene por auxiliante "avoir", aeeourir sólo admite "ctre":es qne significa "venir cn eourant". Este movimiento no puedesmn ser denominado en el punto en que se consuma; no hay másalI:t. Se observará que ninguno de estos verbos puede emplearseen el presente durativo. sino nada más en el presente de defi­nición o en el presente histórico. l\10nter y deseendre no sonexecpeión en su valor estricto, quc es enunciar como efectuacióninstantánea el movimiento hacia arriba o hacia abajo. Pero,en el uso, son empleados también para describir el proceso deaSCCnso o de descenso, y en tal caso pueden ir acompañadosde un término de extensión espacial. No es una casualidad quese introduzca entonces una situación flotante en la elección delauxiliante: "il est monté" y "il a monté trois étages"; "il estdesccndu" ~. "il a descendu la pente".

Todos los demás verbos tienen el auxiliante "avoir", sean o

l~ D<:j;JH'lllOS aquí de lado, por indiferente desde el punto de vista de la au:'.i1iaci6n.hl cuestión de Jos verbos que pueden admitir etle o avoir con ligeras v:uiacioncs desentido (le IiHe est parula paru). Todas la! gramáticas la tratan.

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ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE AUXII.IARIDAD 183

no transitivos, tanto dtre como (dire; tanto exister o vivre comoInemger o c01lper.

El papel distintivo de cada uno de los dos auxiliantes podráser definido asi:

'el perfecto con avoir indica la operación como adquirida;*el perfecto con etre indica la situación como adquirida.Por "situación como adquirida" entendemos que cierta situa­

ción está establecida, como consecuencia de la efectuación deun movimiento que tiene necesariamente por resultado dichasituación.

Podrá sorprender que un verbo como etre esté comprendidoentre los verbos con auxiliante avoir. Pero aparte de que la des­proporción numérica entre los dos auxiliantes debe llevar al te­rreno de avoir una variedad mucho más grande de especies ver­bales, hay una razón específica para que el perfecto de dtretenp el auxiliante avoir; es que excluye el auxiliante .Ure. Esteprincipio será indicado más adelante, pp. 193-4.

Están, por lo demás, provistos de etre en perfecto los verboscxclusivamente reflexivos se souvenir, s'élancer, s'éprendre: "il's'est souvenu, iI s'est élancé, il s'est épris", y por extensión aque­nos verbos transitivos que admiten por objeto el pronombrereflexivo: "il a blessé: il s'est blessé"; "je rai jeté: je me suisjeté", y con valor reCÍproco en plural: "ils les ont battus: ils sesont battus".

Ahora tenemos que analizar el juego del auxiliante y delauxiliado en la producción del perfecto.

El fenómeno típico, del todo singular, de la auxiliación detemporalidad consiste en la escisión de una forma verbal endos unidades autónomas y en la repartición subsiguiente de lasfunciones entre las dos.

Si estas dos unidades son complementarias, ¿de qué maneralo son? Vill10s antes la concepción de Tesnicre (la de Guillaumeno difiere esencialmente de. ésta), para quien el auxiliar portael morfema, y el auxiliado el semantema. Tal es por lo demás,a grandes rasgos, la explicación que dan las gramáticas del "tiem­po compuesto". Esta dicotomía rigurosa es un tanto sumaria ynos parcce inadecuada. Las relaciones reales résultan ante elexamen ser más complejas, y deben ser sistematizadas de otramanera.

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184 FUNCIONES SINTÁCTICAS

Claro está que ii a-, auxilian te de il a chanté, indica la perso­na y el número, accesoriamente el género de la persona graciasal pronombre. ¿Puede afim1arse que enuncia e! tiempo? Carogaría entonces, en efecto, con la tetalidad de las funciones ver·bales, salvo el sentido. Pero este postulado admitido por doquiernos parece insostenible. Il a no indica por sí mismo más queun tiempo: el presente. Pero como auxiliante forma el perfec·too Es una verdadera mutación. ¿Cómo va a ser concebible talmutación si todas las funciones morfológicas están concentra·das, según se enseña, en el auxiliantc solo? ¿Por qué magia laproximidad del auxiliado, si no es más que semantema, tras­forma e! pre~ente en perfecto? Aquí está la auténtica cuestión,que no ha sido díscutida ni, se diría, advertida.

Con todo, es claro que esta mutación funcíonal de! presenteii a a auxiliante de perfecto sólo es posible en virtud de la auxi­liación. Sólo la uníón sintagmátíca de i1 a con chanté hace delpresente de avoir e! constituyente de un perfecto. Hay que ad­mitir sin remedio, entonces, que e! auxiliado chanté no es so­lamente semantema; también es portador de llna parte de lafunción gramatical. Pues, a fin de cuentas, e! papel de seman·teJml en e! sintagma no exigía la forma específica del participiopasado. Aparentemente esta forma del auxiliado era necesariapara que pudiera consumarse en el sintagma el valor de perfec­to, puesto que en otros tipos de auxíliación el auxiliado tieneotras formas.

Se diría pues que el auxiliado debe ser reconocido como bi­funcional. A más de su función paradigmática, que consiste engarantizar el vinculo semántico con el verbo, desempeña unafunción sintagmática complementaria de la del auxíliante. Auxi­liado y auxiliante coadyuvan en este proceso.

A la inversa, ¿puede ser considerado el auxíliante como en­cargado de una función exclusivamente gramatical? Semejantedefinición no nos parece agotar su pape!. Verdad es que portalas marcas f1exíonales del perfecto. Pero no es indiferente e!que sea avoir y no otro verbo e! que haya sido escogido paraauxiliante de! perfecto activo. Su sentido propio debe intervenirasimismo.

De esta observación sacaremos una conclusíón que sólo enapariencia es pa,~dójica: es en realidad en virtud de su sentido

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ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE AUXILIARIDAD 185

como e! auxiliante, y en virtud de su forma como e! auxiliado,se completan para realizar e! valor propio del perfecto.

De esta suerte, e! examen de! papel que hay que asignar alos dos miembros del sintagma de auxiliación temporal nos lle­va a introducir una distinción entre 1] la función propia de cadauno de ellos; 2] la función de su suma.

El auxiliante avoir (rUre) tiene como cosa suya la función deflexión: porta en cierto modo las desinencias e indica la perso­na, e! número, e! modo, la voz.

El auxiliado (participio pasado) tiene como cosa suya lafunción de denotación: identifica léxicamente e! verbo, de! cualporta en cierto modo e! radical.

Mas sólo la suma del auxiliante y e! auxiliado, que asocia e!sentido específico de! auxiliante a la forma específica de! auxi­liado, garantiza la función de .temporalidad y produce el valorde perfecto. La auxiliación de temporalidad es así el procedi­miento de auxiliación que confiere a la forma verbal compuestaque resulta e! rasgo distintivo de "hecho adquirido" que carac­teriza e! perfecto.

En suma, e! pape! y la relación de las unidades conjuntas pue­den definirse así:

El perfecto es la forma temporal escindida en dos unidadesautónomas y separables, la primera de las cuales, llamada auxi­liante, porta las desinencias en la forma flexionada de! verboavoir (litre), y la segunda e! sentido léxico de! verbo con la for­ma fija del participio pasado; la unión del auxiliante y e! auxi­liado produce e! valor específico de "hecho adquirido".

El propio auxiliante avoir puede ser sede de un proceso de auxi­liación, merced al cual se desdobla sin dejar de ser auxiliante.Es lo que ocurre cuando avoir se vuelve avoir eu + participiopasado. Así il a chanté produce la forma nueva il a eu chanté,cuyo empleo está prácticamente limitado a las proposicionescircunstanciales: "quand il a eu chanté, je suis parti".

Es cosa, pues, de una escisión de! auxiliante "il a (chanté)"a "il a eu (chanté) ", que produce una auxiliación de segundogrado. Hablaremos en este caso de sobreauxiliación. Hay queadvertir que il a en "il a (chanté)" y il a en "il a (eu-<:hanté)"

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186 :FUNCIONES SINTÁCTICAS

no tienen la misma forma, por no pertenecer al mismo nivel. Dis'tinguiremos e! primero como il a, auxiliante, y el segundo comoil a, sobreauxiliante.

A este desdoblamiento de estructura corresponde un desdo­blamiento de funei6n: "il a eu (chanté)" dificre de "il a (chan­té )';' por la noci6n de una consumaci6n previa que crea un ni­ve! de anterioridad 16gica; es un discordancial del pcrfecto.Para situar relativamente cada uno de los dos niveles de auxi­liaei6n, puede decirse que e! auxiliante "il a (chanté)" indicael hecho adquirido, y que e! sobreauxiliante "il a eu (chanté)"subraya la noci6n de "proceso acontecido". Representaremosestas relaciones mediante e! esquema siguiente:

il a eu ehanté

donde il a es auxiliante de eu v forma con él un sobreauxilian­te il~ de! auxiliado chant{ Resulta así quc la sobreauxilia'ci6n afecta al auxiliante pero no al auxiliado; no hay "sobre­auxiliado". Por lo demás, s610 avoir es susceptible de tornarsesobreauxiliante, nunca étre, en virtud de un principio de in'compatibilidad: el auxiliante étre no admite como auxiliado nie! participio de étre ni e! de avoir.

11

El haber descrito detenidamente la auxiliaci6n de temporalidadnos ahorrará un despliegue parecido en la auxiliación de diátesis,que es la de la forma verbal pasiva.

No estudiaremos aquí la naturaleza del pasivo (vasto temaque es ajeno a nuestro prop6sito), sino la estructura de la auxi­liaci6n en él. Nos basta con caracterizar esta diátesis como lade la "acei6n sufrida".

Si, desde e! punto de vista 16gico, el pasivo es la forma con­versa de! activo, no deja por ello de presentar en su forma lin-

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ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE AUXILIARIDAD 187

güística en francés una particularidad que carece de todo aná­logo en activo: se trata precisamente de la auxiliaeión. No hayforma pasiva que no sea realizada por medio de la auxiliaeió~.

Ahora, entre la auxiliación de diátesis y la de temporalidad exis­ten por necesidad relaciones formales y funcionales estrechas.E! problema es desenmarañarlas.

La auxiliación de diátesis, manifestada por la oposición acti­vO / pasivo, tiene por característica formal el auxiliante etre aso­ciado al participio pasado del verbo auxiliado.

La auxiliación de diátesis está ella misma sometida a la auxi­liación temporal: una forma pasiva puede ponerse en perfecto,y participa entonces de ambas auxiliaciones. Pero las dos auxi­liaciones no se realizan en el mismo nivel del paradigma fle­xiona!. Su realización es disimétrica.

1] La auxiliación de diátesis· comienza un grado más arribaque la auxiliación de temporalidad. No hay simetría entre "il estfrappé" y "il a frappé".

La forma "simple" de auxiliación de diátesis es la del pre­sente: "il est frappé", pasivo de "il frappe". Esta forma de pre­sente pasivo "il est frappé" coincide materialmente con la delperfecto intransitivo: "il est arrivé". En realidad, "il est arrivé"está en el nivel del perfecto activo "il a frappé". Y la forma pa­siva correspondiente a "il a frappé" es una forma de doble au­xiliación "il a été frappé". Se aprecia pues que hay disimetríainicial:

presente il frappe - il est frappéperfecto il a frappé - íl a été frappé.

De modo que la forma básica del verbo pasivo es una formabinomial "iI est frappé", donde est debe ser considerado comodiferente del est de "il est arrivé". En "il est arrivé", est carac­teriza diferencialmente, como auxiliante de perfecto intr~nsiti­

va, una clase de verbos (tales como aller, venir, etc.), por opo­sición al auxiliante a del perfecto en multitud de otros verbos,transitivos O intransitivos (prendre, valer, vivre, etc.).

Esto lo confirma la flexión del pasivo: construida con unpresente est, comprende una aUlliliación temporal de perfecto

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188 FUNCIONES SIN'J'ÁC'flC:\S

con el auxiliante avoir: así "i1 a été frappé". Sc vcn aquidos au­xiliacioncs simultáneas: la anxiliación de temporalidad il a étéaumentada con la anxiliaeión de dii\tesis por adición del parti­cipio anxiliado frappé. La forma de perfecto pasivo il a été frap­pri permite pnes distinguir dos planos de auxiliaeión:

temporalidad: il a auxiliante tcmporal + été auxiliadodi;ítesis: il a été auxiliante diatétieo + f",pPé auxiliado.

11] La auxiliaclón de diátesis se detiene un grado miÍs arriba quela auxiliaeión de temporalidad.

En efecto, la auxiliaeión dc temporalidad. como se ha visto.aharea dos grados en pasado: "ji a frappé" y "il a eu frappé".El primero, "il a frappé", se eonviertc en pasivo, "il a été frap­pé". Pero "il a eu frappé" no es convertible en pasivo: semc­¡ante forma dc pasivo hnhiera exigido dos participios simultá­neos, nno de avoir para la anxiliaeión de temporalidad, otro deIUre para la de diátesis. Esta exigencia es contradictoria.

U na vez que el pasivo se eonstitnye por el sintagma etre +p~io pasado, el paradigma del anxiliante qneda fijado decaha a raho. La eonjngación entera del pasivo será idéntica a laconjugación de etre sin variación ni excepción.

Pneden pnes ser estahleeidas dos reglas de correspondenciaentre el activo \' el pasivo qne permiten predecir la estructurade la anxiliaeión en el p'lsivo:

1J A todos los ticmpos simples (=no auxiliados) del activoeorrcspondcn en pasi\'o tiempos eompnestos con la forma sim­ple del auxiliante etre. Se tcndní pues: il frappait - il étaitfrappé; il frappera - il sera frappé, ctc.

2] A todos los tiempos del activo compucstos con la formasimple del auxiliante avoir corresponden en pasivo tiemposcompuestos con el auxilian te avoir été. Se tendní pues: il a frap­pé - il a été frclppé; il aurait frappé - il auraít éte frappé, etc.

Las otras variaciones posihles en la cstruetura del pasil'O de­pendcnín de la combinación dc la auxiliación dc diátesis conla anxiliación de modalidad, a la cual pasamos ahora.

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ESTRUCTURA DE LAS RELACiONES DE AUXILlARIDA[)

III

189

Jlav ante todo que legitimar la categoría de la modalidad.Entendemos por modalidad una aserción complementaria

que ataiíe al enunciado de una relación. En tanto que eatego­ria lógica, la modalidad comprende 1] la posibilidad, 2] la im­posibilidad, 31 la necesidad. Estos tres "modos" no constitu­len sino dos desde el punto de vista lingüístico, en vista dc quela imposibilidad no ticne expresión distinta y se expresa por lanegación de la posibilidad. De manera que posibilidad y nece­sidad son dos modali<;lades primordiales, tan necesarias en lin­güística como en lógica y que no hay razón para discutir. Úní­eamente se tendrá cuidado de distinguirlas dc los "modos" ad­mitidos tradicionalmente en gramática en la morfología delverbo (subjuntivo, etc.).'"

La categoría lingüística de la modalidad comprende antetodo los dos verbos pouvoir v devoir. Por aiíadidura, la lenguaha extendido la función modalizante a otros verhas en parte desus usos y mediante la misma estrnctnra de auxíliaeión; princí­palmcnte: <lller, vou/oir, ¡,lIloir, désirer, espérer. Pero a diferen­cia de la temporalidad y la diátesis, la modalidad no forma par­te de las categorías necesarias v constitutivas del paraeligma ver­bal. Es compatible con la temporalidad como con la diátesis encada una ele las formas verbales.

La auxiliaeión de modalidad se caracteriza formalmente porla estructura bínomial. El primer término es la forma flexio­nada del auxíliante; el segundo, el infinitivo del verbo auxi­liado: "il peut arriver"; "je dais sorhr".

, Estos dos verbos, modalizantes por excelencia, pouvoir, de­voir, no tienen otra construcción. En cuanto a los demás verbos,modalizantes en ocasiones, se construyen asi euanelo el sujeto-explícito- del auxiliante es idéntico al sujeto -implieito­del auxiliado: "íl a voulu chanter". Sí el sujeto del auxiliado esdiferente, el infinitivo es remplazado por una proposición su­bordinada: "il a voulu que ;e chante". El verbo ccsa entoncesde ser auxiliante.

I~ 1':5 la nJl1fl1~ióll -o la no distinciÓIl- dc estas (;atcgorias diferentes la que haconducido <1 ,arios gra1lláticos, notablemcnte Picholl y Dalllourctte, ¡'p. cit., V, ~ 16R7,a llegar la cxistcntia de "amiliarcs de modo" en fram:¿"s,

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190 FUNCIONES SINTÁCTlCAS

En virtud de que la auxiliación de modalidad se aplica a todaforma verbal, se aplica necesariamcutetambién a formas yaauxiliadas por auxiliantes de temporalidad o de diátesis. Estasdos situaciones de auxiliación y de sobreauxiliación serán con­sideradas sucesivamente.

Lll auxiliación de modalidad tiene por criterio la convcrSlOnde la forma personal del auxiliado en una fonla de infinitivo:"Pierre chante" se convierte en "Pierre peut (doit) chanter".De lo cual se sigue que el infinitivo es la forma modalizada delverbo, principio que acarrea varias consecuencias de las que nopodemos ocuparnos aquí. El verbo auxiliado no representa sola­mente un semantema, contribuye por su forma morfológica a laauxiliación de modalidad que el auxiliante garantiza por su sen­tido léxico y su forma temporal.

Esta conversión se produce también cuando el verbo modali­zado está en un tiempo que requiere la auxiliación de tempo­ralidad: "Pierre a chanté" se vuelve "Pierre peut (doit) avoirchanté".

Pero la auxiliación de modalidad comienza un grado másarriba .q.& la auxíliación de temporalidad, puesto que es posi­ble cbn una forma verbal simple; no auxiliada, como "Pierrechante" que se convierte en "Pierre peut chanter". En la auxi­Iiación de modalidad la forma primaria es "il peut chanter"correspondiente a "il chante", en tanto que, en la auxiliaciónde temporalidad, la forma primaria es "il a chanté", que se vol­verá "il peut avoir chanté". A la inversa, la auxílwción de mo­dalidad se detiene un grado más arriba que la auxiliación detemporalidad. En tanto que "il a chanté" se torna "il peut avoirchanté", el giro sobreauxiliado "il a eu chanté" no es susceptibleen lo más mínimo de recibir una forma modalizada.

Para describir el funcionamiento de esta auxiliación de mo­dalidad, partiremos de dos observaciones preliminares:

1] El auxiliante de modalidad es un verbo de ejercicio pleno,que tiene su paradigma completo: ;e peux, vous pouvíez, nouspourrons, etc., contando formas temporales auxiliadas: raí pu,il aura pu, etc.

2J La forma auxiliada de modalidad, siempre en infinitivo,es susceptible de una variación temporal, y de una sola, por an­xiliación con avoir; el auxiliado será pues o un infinitivo presen'

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ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE AUXILlARlDÁD 191

te, chanter, o un infinitivo pasado, avoir chanté. En este últimocaso, como se ha de ver, se trata de una sobreauxiliación.

Dicho esto, pueden ser analizadas las relaciones entre auxi­liante y auxiliado de modalidad. En principio el auxiliante demodalidad asume el conjunto de las funciones f1exionales (tiem­po, modo, persona) del auxiliado. Se presentan dos casos, se­gún la situación temporal de! auxiliado:

a] cuando el auxiliado es una forma simple, es convertido eninfinitivo, y todas sus marcas flexionales son trasferidas al au­xiliante:

il chante il peut chanteril chantait, il pouvait chanteril chantera il pourra chanter, etc.

b] cuando la modalización se aplica a una forma temporalya auxiliada, se produce una sobreauxiliación: es el auxiliantede la forma tcmporal el que se convierte al infinitivo, y avoir(o etreJ se vuelve el constituyente temporal del sobreauxilia­do de modalización:

"il a chanté" se convierte en "il peut avoir chanté".

Conviene distinguir "il peut avoir chanté", forma sobreauxi­liada de "il a chanté", del sintagma "il a pu chanter" y aun"il a pu avoir chanté" donde es solamente e! auxiliante de mo­dalidad e! que está en juego y despliega libremente las posibi­lidades de su paradigma propio. En "il a pu chanter" no tene­mos la conversión de una forma no modalizada, sino una delas variaciones temporales de "il peut chanter" resultante deque el auxiliante de modalidad admite él mismo la auxiliacióntemporal: "il a Pll (avait pu, aurait pu, etc.) chanter".

En todes los casos, insistimos, el auxiliado no es sencillamen­te un semantema. Contribuye también, por el hecho mismo deadoptar la forma del infinitivo, a la expresión de la modalidad.

Del todo análogas son las relaciones dc la auxiliación de mo­dalidad con la de diátesis, en lo que concierne al auxiliado. Elpasivo "il est chanté" se convierte en "il peut etre chanté", y"il a été chanté" en "jI peut avoir été chanté". El auxiliante

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]92 FUNCIONES SINT.\CnCAS

personal est . .. , á été . . ' de diátesis se transforma el] infinitivoetre . .. , ávoir été . .. y asi sobreauxiliado por el mismo procesoque fue descrito a propósito de la temporalidad.

Pero el auxiliante de modalidad pouva ir no admite ser vuel­to pasivo y no está, por tanto, sometido a la auxiliaeión de diá­tesís. Ver luego, p. 19"1.

Los ejemplos de verbos de modalidad con forma reflexiva nocontradicen este principio:

11 il se peut es Ulla locución impersonal equivalente a "il estpossiblc", empicada ora absolutamentc, con el scntido dc "pcut­ctrc", y cntonccs sill fnlleión auxiliantc, ora para regir una su­bordinada ("il se pelIt qlIe ma Icttrc nc l'ait pas atteint") l' sinfunción auxiliante tampoco:

2] ii se doit cs o bicn impcrsonal cn la locución fija "commci1 se doit", o bien personal, en una construcción muy otra. don­de de"oir ticnc el pronom brc por régimcn: "il se doit (= ildoit ,\ lui-mcme. ;\ sa situatiolI) c!'assistcr ;\ eettc cérémonie".En ningún caso es aquí al1xiliantc del'oír.

Como indicarcmos más adelante, el auxiliantc dc modalidadcs co...,.,rtiblc con la auxiliac;ólI dc tcmporalidad nada mús.

Puede habcr, con grados \·ariablcs. modalización dc \-erbosmodalizantcs, \ asi nna cspceic dc modalizaeión dc scgundogrado o de sobrcmodalíl.<lcióll, en lIlla cOllstrucciúIl tal como:"il doit pOlIvoir birc cc travail", dondc sc \'C "il pcn!", auxi­liante en "il pe"t birc", vnelto auxiliado con la forma del infi­nitivo cn "il doit po""oir fairc··. [le aquí probablclllc:Jtc elúnico cjcmplo dc nna trasfcrcncia scmcjantc cn el interior dcla 111()d<lliz~Jciún. AUll así. hay que scúalar que. incluso en esteejcmplo, los dos \-erbos no pcrmanccCll íntegramcnte modali­zantes cn sns relaciones. VI valor paradigm,ítico dc cada nnodc ellos, posibilidad por nna parte, ncccsidad por otra, nopucde snbsistir intacto cllando eontracn nn vincnlo silltagmúti­ca. De hecho, en "il doit pou\'oir" el modalizante "il doit"expresa menos la nccesidad qne nn alto grado de probabilidad.

Con mavor razón cuando la sobrc1llodalizaciún es efectuadapor un veriJa quc no cs fnncionalmentc modalizantc o qnc apc­nas lo cs cn partc dc sns cm picos. Es el caso mús frccncnte:"je crois de"oir dire ... "; "jc pe"se po""oir partir dcmain"; "jcvOlIdrais pouvoir Ic fairc", etc. Cada uno dc cstos \'Crbo, auxi-

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:ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE AUXILIARlDAD 193

liantes tiene por otro lado su sentido pleno y otras construc'ciones. Por ejemplo, croíre, denota la convicción y admite unrégimen directo ("je vous crois, je ,rois cela") o indirecto ("jecrois a... , je crois en ... "), gobierna una subordinada ("jecrois que ... "). Es con valor debilitado (= "me pareceque ... ") como;e crois sirve de auxiliante, en "je croís vous com­prendre"; "je cmis pOllvoir affirnler que ... " Tampoco dejade ser interesante apreciar que basta que un verbo entreen la esfera de la modalización por atracción o generalizaciónpara que adquiera la característica de los modalizantes, la detener un auxiliado en infinitivo. Sobre el modelo de ";e doíspouvoir" se hace ";e craís pouvoir", que engendra "je pense pou­voir. .. , ¡'estime pouvoir. .. "; y a partir de "je doís párler" sehace "je veux, je désire, je souhaite parid'. Todo verbo queasume la función modalizante asume al mismo tiempo un in­finitivo auxiliado.

Distinguiremos pues modalizantes de función, esencialmentepouvoir y devoir, y modalizantes de suposición, tales como vou­loir, désirer, savoir, faire, etc., según excluyan o no la construc­ción con el infinitivo auxiliado. Esta distinción entre las doscategorías de modalizantes es susceptible de variar en funciónde las épocas y de los estados de la lengua.

rv

Para concluir estos análisis podemos asentar tres reglas relati­vas a la estructura formal de la auxiliación.

En primer lugar: el principio de no reflexividad de la fun·ción auxiliallte. Significa quc ningún auxiliantc puede anxiliarsea si mismo. Hay que verifica: este principio en cada una de lastres categorías dc auxiliación. .

a] En la auxiliación de temporalidad se presenta en el actoun ejemplo en contra, y sólo uno: "il a eu", donde cl mismoverbo "avoir" es auxiliantc y auxiliado. Pero cstc analisis tradi­c(onal procede de un punto dc vista inexacto. En "il a eu"el auxiliado eu procede de avoir como verbo libre cquivalente a"poseer" ("il a eu de la fortune. une propriété"), no de avoir

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194 FUNCiONES SINTÁCTICAS

auxiliante; y en la sobreauxiliaci6n temporal "il a eu chanté"eu es en realidad un segmento del sobreauxiliante il a eu, no esauxiliado; sólo chanté es el miembro auxiliado. De manera queen el primer caso, "il a eu une propriété", el estatuto de il a­y el de eu son diferentes y las dos formas no tienen en comúnmas que el pertenecer al mismo paradigma .verbal; en el segun­do, "il a eu chanté", eu pertenece al sobreauxiliante ante chan­té, único auxiliado, y en su plano. Parece así que ninguna formaverbal puede, sin contradicci6n 16gica, tomarse a sí misma comoauxiliante temporal.

b] En la auxiliaci6n de modalidad pasa lo mismo: ""il doitdevoir", ""il peut pouvoir" son igualmente imposibles. La úni­ca cuesti6n será la de los cuasiauxiliantes como al/er, ya que eluso admite "il va aller". Pero aparte de que il va está, con estafunci6n, restringido de hecho al presente ("il allait aller" esevitado, y todo tiempo o modo distinto es imposible), debeaplicarse a "il va aller" la misma observaci6n que antes a "il_u"; il va cuasiauxiliante no tiene el mismo estatuto que alIercomo verbo libre: "il va aller a )'école" contiene un cuasiauxi­liante de inminencia il va que es tan distinto en realidad dealler como lo sería de cualquie~ otro verbo pleno, por ejemplode manger en "il va manger".

el En cuanto a la auxiliaci6n de diátesis, ni siquiera puedeconcebirse c6mo el auxiliante il esto, il a été- podria auxiliarsea sí mismo.

El segundo principio es que ningún auxiliante admite la auxilia­eión de diátesis. Significa que un auxiliante no puede ser troca­do en forma pasiva. Esto es fácil de verificar en los casos deetre, avoir, pouvoir, devoir, etc. No estará de más recordar quenuestro análisis se aplica al francés y puede no ser válido paraotras lenguas. Por ejemplo, el sánscrito sak- "poder" admite lasdos series de desinencias, activa y media.

Inclusive en francés no tenemos en cuenta giros antiguos,caídos hoy en desuso, tales como se pouvoir en una construc­ción como: "Ce champ ne se peut tellement moissonner / queles derniers venus n'y trouvent aglaner" (La Fontaine).

El tercer principio es el de la no reversíbilielad de la relación

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ESTRUCTURA DE LAS RELACIONES DE AUXILIARIDAD 195

auxiliante : auxiliado. Un auxiliante se vuelve el auxiliado deun sobreauxiliante, nunca al revés. Es éste un principio que pornaturaleza se verifica sobre todo en la diacronía, pero que tar,¡­bién tiene su importancia en sincronía, en virtud de que se ob­serva, en la vida de una lengua, tendencia a crear nuevos auxi­liantes.

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V. EL HOMBRE EN LA LENGUA

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14. EL ANTÚNIMO y EL PRONOMBRE EN FRANC¡;;SMODERNO'

El francés tiene, como es sabido, dos series de pronombres per­sonales, la serie ;e tu íl, la serie moi toi lui.

La relación entre las dos series exhibe aspectos sumamentecomplejos y sólo puede ser elucidada si se define éon claridadel estatuto de cada una de ellas. En el estado actual de la in­vestigación no puede darse por cumplida esta condición previa.

La mayoria de los autores recurren a una presentación histó­rica de las dos formas y hablan de caso sujeto y de caso régi­men, de forma átona o débil ;e y de forma tónica, acentuada ofuerte moi. Quienes desean caracterizarlas en el uso actualsubrayan d valor de "insistencia" o de "relieve" propio de moien relación Con ;e. Nadie dirá lo contrario, pero semejante va­lor no es sino un efecto, no una causa; resulta de una funciónsintáctica que no se ha tenido el menor cuidado de deslindar.Una definición que ha sido utilizada con bastante amplitud enaños recientes 2 es la de Pichon y Damourette, que oponen ;e,"persona tenue" a moi "persona guarnecida".' Estos términoscubren la misma concepción, estilística o impresiva, con la cualsolemos conformarnos, y carecen de mayor alcance. Tal dist~n­

ción sólo sería aceptable si hubiera libre elección y posibilidadde intercambio entre las dos series de pronombres en las mis­mas posiciones. Esto nunca pasa, como es sabido; ;e' y moi no

1 Bulletin de la Société de Il..inguistique de Paris, C. Klincksieck, t. LX (1965), fase.l. pp. 71-87.

I Por ejemplo, Dauzat, Grammaire r:usonnée de Ja langue fran~ajsc. 19"7, p. 267.a Esssi de grarnmaire de la langue lrant;aise, VI, p, 2~4: "DefinaNlos empersonal.

mente tenue el que se expresa por el aglutinativo, empersonalmente gUll1necido elque se expresa poI el independiente.

"El empersonalmente tenue reduce la persona a lo que hace Su esencia gramaticalesencial.

"Cuando, al contrario, es considerada la ~rsona. o en ,elacióll con el mundoexterior Q introspectivamente, como un panorama complejo, \' aun como una masaglobal que podría remplazar cn otras circunstancias una Illasa· global de otra personagramatical, se expresa por cl independiente; es el empersonallliento guarnecido, quedeja toda su amplitud a la personalidad de la persona."

[199]

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200 EL HOMBRE EN LA LF.NGUA

pueden permutarse en ningún caso' En' vista de ello, hablar de"persona tenue" o "guarnecida" no pasa de disfrazar de nociónpsicológica una realidad lingüistica insuficientemente descrita.

Nada, pues, puede dispensarnos de examinar la distribuciónrespectiva de los dos pronombres ie y moi.

De la serie ie hay poco que decir: es la forma siempre unida delpronombre, inmediatamente prepuesta a la forma verbal enla aserción, pospuesta en la interrogación. Fuera del imperativoy las formas nominales del verbo, ninguna forma verbal es sus­ceptible de uso sin pronombre; en la tercera persona, el pro­nombre personal siempre es permutable con un sustantivo, unnombre propio o un pronombre de otra clase ("I! viento - Lanuit viento - Pierre viento - Qui vient?").

El empleo de la serie moi, serie del pronombre autónomo,comprende variedad mucho mayor. Hay que enumerar sus ca­racterísticas:

1] Este pronombre designa la persona sintáctica y puede,

• Aquí contradecimos expTcsamente a Pichon y Damourette, op. cit., p. 253, S 2311,quienes estiman que "en muchos dominios har competencia posible de expresión en·tre uno y otro órdenes de pronombres personales". ¿Qué pruebas presentan de estasorprendente afirmación? Están en el S 2312, donde empiezan por reconocer que "elabajamiento se expresa ciertamente del modo más natural mediante los aglutinativos",es decir por la serie jet tu .. " ej.: "11 fut captif ... ; je oc vous contrains .pas ... ",pero, af\adcn, "el abajamiento puede expresarse también. por medio de los 'indepen·dientes", ej.: "Valcntin nous avait invités a diner, et D10i emmenais, naturellement,Pollet et sa femme"; "Moi, qui suis I'affaire el la connais bien, Al tous les é1émentspour lui en parler"; "Tu as bien fajt, mon gar~on, dit M. de Coetquidan, avec uneynisme dont lui et son neveu resterent inconseients". He aquí los tres ejemplos quedeben probar la "competencia" que Pichon y Damourette creen observar entre losdos órdenes de pronombres. El primero, ejemplo oral, emana de una persona de quienno se indican ni el origen (¿provinciano?) ni el grado de cultura: puede afirmarseque "moi emmenais" no se oye nunca; es o un descuido sin trascendencia o una des­viación individual. En el segundo ejemplo, igualmente oral: "moi, qui. suis l'affaire etqui la connais, ai", hay por el contrario omisión de ;e ante ai por empeño, fuera delugar, de bien decir y por falsa analogía de la construcción en que el relativo estáseparado del verbo, por ejemplo: "moi qui, depuis longtemps, avais prévu ce qui estarrivé ... " Tampoco prueba nad:!; la menor comprobación mostrará que automática·mente todos los infonnadqres restablecen ;e delante del verbo: "moi qui connaisI'affaire, rai tous les éléments ... " Por último, el tercer ejemplo, esta vez tomado. deun texto escrito (Montherlant), muestra, al contrario, un empleo en el que precisa­mente.. no habia competencia posible: "'ui et son neveu" es el único modo de expre·sarse. Por lo demás, se trata de la tercera persona, cuyo comportamiento sintáctico esdistinto (cf. luego, p. 212). Puede concluirse que no hay competencia entre las dosseries pronominales.

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ANTÓNIMO y PRONOMHRF. EN FRANCÉS !'.IODF.RNQ 201

como tal, emplearse solo: "Qui est la? -Moi", o: "Moi, j'aimemarcher; lui non".

2] Admite una aposición identificadora: "moi, Pierre; moi,le factcur".

3] Sirve dc anteccdente a un pronombre personal conjunta­do que es el único que puede unirse al verbo: "moi, je penseque ... "

4] Sirvc dc antcccdente a un pronombre rclativo: "moi, qui. "SUlS . ..

5] Sirve dc forma predicativa: "C'cst moi. - C'est moi quil'ai fait".

6] Se combina con todas las preposicioncs: "a moi; cheztoí; avec luí", etc.

7] Se combina, por mediación de prcposicioncs, con diversosadjetivos: "digne dc moí; pareil a toi".

8] Puedc ir scguido de adverbios: "moi aussi", y de ciertosadjetivos: "moi·meme; toi seul; nous autres; vous ious".

9] Se coordina, antepuesto o pospuesto, con otros pronom­bres autónomos: "moi et toi"; con nombres propios: "moi etPierre"; con sustantivos: "moi et mes amis".

Ningnno de estos rasgos puedc ser extendido a je. La serieautónoma y la serie conjuntada aparecen cn distribución com­plementaria. Dificren en su comportamiento sintáctico y suscapacidades combinatorias.

Ahora, los rasgos distintivos, funcionales y sintácticos de laserie pronominal autónoma rcaparecen por entero en otra clasede ~ormas: la de los nombres propios.

El pronombre autónomo moi se comporta, se vea como sevea, como un nombre propio. Puedcn aplicarse al nombre pro­pio todos los criterios que definen el pronombre autónomo yverificar la homología funcional de estas dos clases.

1] En respuesta a qui?: "moi", corno "PieTTe".2] Seguido de una calificación apuesta: "moi, votre amI;

Pierre, votre ami".3] Aquí pronombre y nombre propios se coordinan: MOl,

Pierre; luego se ha de ver por qué.4] Antecedente de relativo: "moi, qui ... ; Pierre qui ... "

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202 EL HOMBRE EN LA LENGUA

5] Función predicativa: "c'est moi; c'est Pierre".6] Régimen de preposiciones: "avec moi; avec Pierre".7] Combinable con adjetivos seguidos de preposiciones: "dig­

ne de moi; digne de Pierre".8] Seguido de ciertos advcrbios y adjetivos: "moi aussi; Pier­

re ··aussi"; "moi seu}; Pierre seu]"; "moí~meme; Pierre (luí-)meme".

9] Coordinado con otros pronombres o nombres: "moi ettoi; Pierre et toi; moi et mes amis; Pierre et mes amis".

La interpretación que damos del estatuto de los pronombresautónomos tiende a constituirlos en una categoría homólogade la de los nombres propios, y sin embargo distinta. Cabeprecisar esta relación determinando la especie particular denombre propio que representa el pronombre autónomo.

Lo que de ordinario se entiende por nombre propio es unamarca convencional de identificación social tal que consigadesignar constantemente y de manera única a un individuoúnico.

A semejanza y a diferencia del nombre propio social, MOl

es, en la instancia del discurso, la designación áutica de aquelque habla: es su nombre propio de locutor, aquel merced alcual un hablante, siempre y solamente él, se refiere a sí mismoen tanto que hablante, y entonces nombra frente a él a TOI yfuera del diálogo a LU!.

Para este "nombre propio de locutor" que se realiza siemprey solamente en el acto de habla y que todo hablante asume porsu cuenta -personal, proponemos el término de antónimo: pro­cede del gr. uvrOlVlJfÚa que es el original traducido al latín porpronomen. Aprovechando a la vez su situación "pronominal" ysu consonancia "onomástica", aplicamos este término de antó­nimo a la serie autónoma de MOl como distinta del pronom­bre ¡e.

Los antónimos, como acabamos de mostrar mediante unacomparación sistemática, tienen las mismas construcciones ylas mismas propiedades sintagmáticas que los nombres propios,de las que son una variedad específica, propia de la lengua ac­tualizada en el discurso. El hecho mismo de que el nombrepropio pueda unirse al antónimo (antes, p. 201) es una confir-

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ANTÓNIMO Y PRONOMBRE EN FRANCÉS MODERÑU 203

mación de su simetría. Es en efecto muy significativo que elantónimo admita una aposición identificadora tal como unnombre propio: "MOl, Pierre". Los dos se completan: MOl,

nombre propio instantáneo de todo locutor, suirreferencia enel discurso, antónimo; Pierre, nombre propio permanente de unindividuo, referencia objetiva en la sociedad, antropónimo. Estaconjunción: "MOl, Pierre" define el sujeto a la vez por su situa­ción contingente de hablante, y por su individualidad distin­tiva en la comunidad.

Al estatuto "onomástico" de los antónimos remitimos asimis­mo una particularidad s,intáctica de la 3a. persona. En tantoque MOl (1'01) exige siempre ser relevado por ;e (tu) delante dela forma verbal personal, l.UI puede ser relevado por il o unirsedirectamente a la forma verbal: "MOl, ¡'ai parlé tout le temps;lui n'a rien dit". No es cosa de licencia de uso, como parececreerse, sino una doble posibilidad, igualmente lícita. El antó­nimo l.Ul, ni más ni menos qne los demás antónimos, se haceseguir del pronombre: "TOI, tu as tout; l.Ul, il n'a rien". Perol.Ul, en tanto que se refiere a la tercera persona, puede, ni másni menos que un nombre propio, o un sustantivo, ser el susti­tuto del pronombre: "l.Ul seul est venu" como "PIERRE. seulest venu". Así l.Ul pertenece a dos paradigmas: como forma deantónimo, al paradigma de los antónimos MOl, 101; como seña­lador de la 3a. persona, al paradigma de las formas permutablesque fungen de sujeto para una forma verbal de 3a. persona:"il est venu", remplazable por "I'homme" o por "Pierre", ytambién por "l.Ul".

Los antónimos y los pronombres son formalmente distintosen las dos primeras personas del singular. En la 3a. del singular,que conoce una distinción de género, parece común una forma:l.Ul. Pero el examen revela qne en el plano sincrónico sólo hayhomofonía entre el antónimo l.Ul de 3a. sg. masculino y elpronombre lui complemento indirecto de los dos géneros: suparadigma y su distribución hacen de ellos formas distintas(cf. pp. 209-10).

En el plural de las dos primeras personqs, antónimos y pro­nombres tienen igual forma, NOUS y vous; en la 3a., el mascu­lino disfingue el antónimo EUX y el pronombre ils, pero en elfemenino coinciden en El.l.ES.

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204 El. HOMBRE EN LA LENGUA

Nos proponemos ahora describir las condiciones v las relacio­nes de empleo de los antónimos y de los pronombres cn fran­cés moderno.5

Se impone una observación preliminar, por el lado del csta­tuto de cada una de las tres personas en las formas pronomina­les que las representan.6

Je es una persona única; tu es una persona única; pero il re­presenta no importa qué sujeto compatible con su género ynúmero y, repetido en el mismo enunciado, puede remitir asujetos diferentes.

Por tanto:1] ie tiene un régimen directo, me, y sólo uno, pues ie y me

remiten a la misnla persona~ única;tu tiene un régimen directo, te, y sólo uno, pues tu y te remi­

ten a la misma persona, única;pero il, que puede remitir a dos sujetos distintos, tiene dos

regímenes directos: se, cuando sujeto y objeto coinciden; le,cuando sujeto y objeto no coinciden;

2] el pronombre objeto me, .que remite a la persona únicaie, puede entrar en relación sintagmática con los tres pronom­bres sujeto: ie me ... , tu me ... , il me... En efecto, el refe­rente de me, por ser único, debe necesariamente ser el mismopara mi y para los demás (cs decir para ti y para él);

el pronombre objeto te, que remite a la persona única tu,puede entrar en relación sintagmática con los tres pronombressujeto: tu te . .. , ie te . .. , il te. .. En efecto, siendo único elreferente de te, debe por necesidad ser el mismo para ti y paralos demás, es decir para mí y para él;

pero el pronombre objeto de 3a. persona no puede remitir aun sujeto único, puesto que el pronombre sujeto il remplazaa no importa qué nombre propio o sustantivo, puede tenerdos referentes distintos o ineluso funciona sin referente: "ildit qu'il va partir" (=Pedro anuncia su partida); "il dit qu'ilva partir" (=Pedro anuncia la partida de Pablo); HiI dit

n En esta descripción sincrónica del uso actual no habrá ninguna referencia a unestado más antiguo del francés.

1I Advertimos de una vez por todas que las observaciones hechas a continuaciónacerca de las formas del singular o ilust~adas por ejemplos en singular valen también,salvo indicación en contra, para el plural; asimismo lo que se dice de un ejemplo enmasculino es aplicable al femenino.

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A:!\'TÓNIMO y PRONOMBRE :EN FRANCÉS MODERNU 205

qu'il va pleuvoir", etc. En consecuencia, il es susceptible de te­ner dos pronombres objeto distintos, le y se, que no tienen lasmismas latitudcs de combinación sintagmática: 1] le, combi­nable con los tres pronombres sujeto: ie le ... , tu le ... , ille . .. , pcro il le supone dos il difercntes, que notaremos il, yil,; 2] se, combinable solamente con il; y il se supone el mismoil; 3] cada pronombre sujeto puede entrar en relación sintag­mática con los pronombres objcto de las otras dos personas, acondición de que éstos sean respectivamente objeto directo yobjeto indirecto: "ie te le (donne)"; "tu me le (donnes)",ctc. Pcro il gobierna aún <dos combinaciones distintas: 1] il sele . .. , donde hay que plantcar dos il, pues il y se remiten a il,y le a il,; 2] il le lui . . :, donde hay que plantear tres il distin­tcs. Representaremos pues cn este sintagma il sujeto por ill, lepor il, y lui por ila.

Nuestra faena es describir de manera exhaustiva las combina­ciones de las tres series de pronombres, la serie ie tu il, la serieme te le se, la serie moi toi lui soi, su selectividad mutua, sucompatibilidad respectiva con las formas modales del verbo.

Mostraremos en detalle que este juego complejo está deter­minado por tres variables: la persona, el modo del verbo, y lafunción gramatical de la forma pronominal.

Estudiemos la distribución respectiva de las series me te le(se) y moi toi lui (soi) para el pronombre objeto, según sea ob­¡eto directo u obieto inc4recto.

Esta distribución es definida por l~ naturaleza de la relaciónsintagmática entre el pronombrc objeto y el pronombre sujetopara cada persona. Varia según los modos del enunciado: poruna partc indicativo, subjuntivo, condicional (todos los ejem­plos scrán, por comodidad, dados en indicativo); por otra parteel imperativo.

A] Enunciado en modos distintos del imperativo.Rcgla dc ordcn: el pronombre objeto precede al verbo.1] Cuando el pronombre sujeto (fe tu il) tiene el mismo refe·

rentc quc el pronombrc objcto, es decir en el pronombre refle·,j\'{), la serie me te le vale a la vez para el objeto directo y parael objeto indirccto cn todas las personas:

1 X 1 ie 1\IE vais' - ie ME dis

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206 EL HOMBRE EN LA LENGUA

2 X 2 tUTEvois-tUTEdis3 X 3 il SE vait - il SE dit

El pronombre impersonal on (símbolo N) se comporta co­lIla il:

N X N on SE voit - on SE dit

2] Cuando el pronombre sujeto (ie tu il) no tiene el mismoreferente que el pronombre objeto, se origina una distinciónde acuerdo con las personas:

a] En las personas primera y segunda, los pronombres obje­to me te valen igualmente para el objeto directo y para el ob­jeto indirecto:

1 X 2;e TE vois - ;e TE dis3 X 2 il TE voit - il TE dit2 X 1 tu ME vais - tu ME dis3 XliI ME vait - il ME dit

Igual indistinción con el pronombre sujeto on:

N X 1 on ME voit - on ME ditN X 2 on TE voit - on TE dit

b] Pero en la 3a. persona se distinguen el pwonombre obje­to directo le (plural les) y el pronombre objeto indirecto lui(pluralleur). Esta distinción vale necesariamente también cuan­do 1J il sujeto (il,) tiene un referente diferente de il objeto(il.); 2] el sujeto es el pronombre on:

1 X 3 ;e LE vois - ;e LUI dis2 X 3 tu LE vais - tu LUI dis3, X 3. il LE voit - il LUI ditN X 3 on LE voit - on LUI dit

B] Enunciado en imperativo:

1 "Imperativo" implica siempre la forma positiva de este modo.

Page 207: Benveniste Emile Problemas de Linguistica General II

ANT6NIMO y PRONOMBRE EN FRANCÉS MODERNO 207

Regla de orden: el pronombre objeto sigue al verbo.La forma verbal (en singular) está limitada a una sola per­

sona, la segunda, y nu lleva pronombre; las tres personas pue­den ser objeto, la segunda es entonces de empleo reflexivo.También aquí la distinción entre un objeto directo y un ob­jeto indirecto depende de la persona:

1J El pronombre objeto de las personas pnmera y segundaadopta la forma moi toi y vale a la vez para el objeto directoy para el objeto indirecto:

2 X I vais-MOl! - dis-MOI!2 X 2 VOiS-TOI! - dis-TOI!

2] El pronombre objeto de la 3a. persona distingue el objetodirecto le (plural les) y el objeto indirecto lui (plural leur):

2 X 3 vais-LE! - dis-LUI!

En suma, la distinción entre un pronombre objeto directole y un pronombre objeto indirecto lui es constante para la ter­cera persona, sin importar el modo (orden de las palabras apar­te), en tanto que en las personas primera y segunda la distin­ción entre la sene me (te) y la serie moi (toi) depende exclusi­vamente del modo, sin importar la función de objeto directoo indirecto del pronombre: me (te) en los modos distintos delimperativo, moi (toi) en el imperativo.

En el primer cuadro anexo figuran estas relaciones, comple­tas; la serie vertical es la de los pronombres sujeto, la horizon­tal la de los pronombres objeto.

Ahora puede darse un paso más y considerar la situación pro­ducida por el empleo de dos pronombres consecutivos, objetodirecto el uno, el otro objeto indirecto.

Las dos cuestiones que se plantean son las de su forma y desu orden.

En los modos distintos del imperativo, los dos pronQmbresobjeto preceden al verbo, tienen la forma me te le, y sé siguenen el orden: indirecto + directo cuando el pronombre objetoindlrecto es el de la. y 2a. persona: ¡e me le dis; ¡e te le dis.

Page 208: Benveniste Emile Problemas de Linguistica General II

208 EL nOMBRE EN LA LENGUA

MOOOS DISTINTOS DEL Il\IPERATIVO

jo nous tu vous ¡ti ils l il. ils l

dir. - /e lesje me te v,,", - -

indir. - lui leu,

dir. - /e /esnous nou! te vous - -

indíc. - luí /cu,

dic. - /e lestu me nou! te - --

indico - /ui leur

dir. - /e lesvous me n...s vous - -

indir. - luí leu,

dir. /e lesil me nous " vOUS' se -

indir. lu; leur

dir. /e les¡ls me nout " vous - se

indico lu'- leu,

MODO IMPERATIVO

dir. - /e les2" sg. mo; nou! to;

mdic. - tui leu,

dir. - - - /e /es

l' pI. nou!indir. - - - tui leur

dir. - /e les•• pI. moi nou! vous

indico - tui /cu,

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ANTÓNIMO Y PRONOMBRE EN FRANCÉS MODERNO 209

Cuando el pronombre objeto indirecto es el de 3a persona,tiene la forma luí y el orden se invierte: ¡e le luí dis.

En el imperativo, los dos pronombres objeto siguen al verbo;el pronombre objeto indirecto tiene la forma moí toí luí, y elorden de los pronombres se vuelve:' directo + indirecto: dís-Ie1nai! Ji

Pero estos sintagmas formados de pronombres objeto directoe indirecto sucesivos están sometidos a dos importantes reglasde compatibilidad.

1] me (te se) como pronombre objeto dírecto no es compati­ble con ningún pronombre objeto indirecto antes del verbo;sólo es posible el pronombre objeto indirecto de la forma moítoi luí precedido de la preposición ay puesto detrás del verbo.Así ';e me te confíe, 'tu te me confíes son imposibles; tieneque ser: ;e me confíe a toí; tu te confíes a moí.

Es regla, por el contrario, la sucesión le (la, les) pronombreobjeto directo + lui (leur) objeto pronominal indirecto que pre­cede al verbo: ;e le lui confíe; tu les leur confíes.

2J me (te se) como pronombre objeto indirecto no es compa­tible con ningún pronombre objeto directo de la. o 2a. perso­na antes del verbo; sólo es posible el pronombre objeto indi­recto de la forma moí toí luí precedido de la preposición aypuesto detrás del verbo. Así, *;e me vous appelle, *ü te me re­commande son imposibles; tiene que ser: ;e vous appelle amoí,il me recommande atoí.

Es regla, por el contrario, la sucesión me (te, se) pronombreobjcto indirccto + le (la, les) preccdiendo al verbo: ;e me le dis,il te la donne, tu te les rappelles.

Estas relaciones figuran en su totalidad en nuestro segundocuadro, dondc cada persona objeto está reprcscntada por laconjunción de los dos pronombres directo e 1l1directo en el or­dcn y con la variación antes indicados, y el objeto directo ensingular y cn plural (le implica siempre la).

Hay pues dos particularidades que subrayar:1] Cuando el pronombre objcto indirecto se refiere a la 3a.

persona, se coloca, cualquiera que sea el modo, después delpronombrc objeto directo: "il le lui dit" - "dis-le-luí!"

. ~ El uso es a veces algo flotante: rcnds-Ies-nous es de regla. pero Hugo escribiórcnds-nous-les. Se Iiallanin eicluplos en Grc\'isse. Le ban usage8, p. -120.

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210 EL HOMBRE EN LA LENGUA

MODOS DISTINTOS DEL IMPERATIVO

iI iI iI ji iI, i1, iI, il,ie+ nous+ tu+ voua+ i11+ ils1+ +i1. +i1..

jI. iIs H. i1, il.. ji.. il.. j'"

..l. l. l. l. l.

j. ... - t• ..., - - 1.. 1-1.. 1.. 1.. 1.. 1..

l. l. l. l. l.noua - no", t. ..'" - - 1.. 1..,

1.. 1.. 1.. 1.. 1..

l. l. l. l. l.tu m. notu t. - - - 1.. /..,

1.. 1.. - 1.. 1.. 1..

l. /. n l. l.vous m. noul - ..., - - tui 1..,

1.. 1.. In /.. 1..

l. /. /. l. l. ,. /.ji m, no", t. OO., " - 1.. 1..,

/.. /.. 1.. 1.. /.. 1.. 1..

l. l. 1, l. l. l. l.i1. m. notu t. 00" - " 1.. l...

/.. 1.. 1.. 1.. 1.. 1.. 1..

MODO IMPERATIVO

il il il il il. ¡l.+j. +nou8 +tu +vous +il. +i1s1

¡l. il. il. ¡I, il,. it,.

l. l. l. l. l.2·.g. moi ,.,... toí - lui ltu,

1.. Ier 1.. /e, 1..

/e l. l..a pI. - "... - - 1"; 1..,

Ier Ier 1..

l. l. l. l. l.a' pI. mol .... - WlU luí ltu,

Ier 1.. /e, Ier 1..

Page 211: Benveniste Emile Problemas de Linguistica General II

ANTÓNIMO Y PRONOMBRE EN FRANCÉS MODERNO 211

2] el pronombre objeto indirecto de la 3a. persona es lui,cualquiera que sea el modo, en tanto que para la la. y la 2a.persona, el pronombre objeto indirecto es moi toi en impera­tivo, y me te en los demás modos.

De ello resulta que el problema es el de la 3a. persona. Lospronombres de la. y de 2a. persona, por una parte, los de 3a.,por otra, no obede~en a la misma distribución.

Las personas primera y segunda emplean me te para los dosobjetos, directo e indirecto, en los modos diferentes del impera­tivo; y moi toi para los dos objetos, directo e indirecto, en elimperativo. Las dos series de formas están pues, sin importarla naturaleza directa o indirecta del objeto, en distribución com­plementaria de modo: me te en los modos distintos del impera­tivo, moi toi en imperativo.

Pero en la 3a. persona, le es objeto directo y lui objeto in­directo, cualquiera que sea el modo. De suerte que estas dosformas, sin importar el modo, están en distribuCión comple­mentaria de régimen: le directo, lui indirecto.

Una vez localizada, falta explicar esta diferencia. ¿Por quéesta distinción le/ lui en la 3a. persona, cuando las dos prime­ras emplean me (te) indistintamente para el objeto directo y elindirecto?

No hay que buscar la respuesta en la naturaleza gramaticalde uno u otro objeto, sino en una razón formal, que es la com­patibilidad de las formas pronominales necesariamente conjun­tas en el sintagma de objeto doble.

Se ven en el segundo cuadro, por una parte, los sintagmas depronombres reflexivos: "ie me le (dis) ", tu te le . .. , il se le . .. ,que son enteramente simétricos; por otra, los sintagmas depronombres no reflexivos: ie le lui ... , tu le luí ... , il le lui ... ,igualmente simétricos. Entre los dos hay una trasformación,cuyo punto de partida podemos ver; está en el sintagma quecomprende il, sujeto y il. Y il. objetos directo e indirecto. Se­gún íl me le . .. , il te le: .. se esperaría *ille le . .. Hasta podríageneralizarse este modelo teórico según el paradigma del pro­nombre objeto indirecto a las dos otras personas: En virtud de:

la. ie me le - tu me le - ílme le .2a. ie te le - tu te le - il te le .

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212

habria que tener:

EL HOl\IBRE EN L:\ LE:NGUA

3a. *ie le le ... - 'tu te le ... ~ *ille le ...

Esto es lo que la lengua ha querido evitar: la sucesión dedos' formas pronominales idénticas portadoras de dos funcionesdistintas, y en particular en la 3a. persona, donde el sintagma*il le le ... habria ineluido, frente a ill sujeto, dos le objetopor il2 y il3 indistintamente. Asi, fue remplazado *le objetoindirecto de 3a. persona por lui. Pero entonces surgia otra difi­cultad: lui nunca precede a otro pronombre objeto, lo cualtornaba imposible *ie LVI le . .. De manera que se intercambia­ron los pronombres; el orden se volvió ie le LVI .. _, tu le LVI ... ,il le LVI. .. , y por la misma razón en imperativo: "( dis) -le­-LVI!" Asi en toda condición modal lui es solamente objcto in­directo de 3a. sg., distinto de le objeto directo: ie le dis: ie leLVI dis.

Esta gramaticalización de lui ha sido reforzada por una cir­cunstancia auxiliar, la forma de los pronombres de la. y 2a. per­sona en imperativo. Dado que los antónimos MOl '('01 funcio­nan en imperativo como pronombrcs objcto: ldisse-'Iol! ~ dis­'lOl!, pudo atribuirse también el antónimo LVI a la función depronom bre objcto, restringiéndolo de paso, por la razón antesindicada, al objcto indirccto: dis-LVI!, distinto del objcto direc­to: dis-le!

IIc aqui la explicación de los principios de incompatibilidadquc hemos observado (antes, p. 2(9) en la relación sintagmútieacntre prOli'ombres objcto directo e indirecto.

1I Dado quc la forma lile (te se) es a la vez la del pronombreobjeto dirceto y la del pronombre objcto indirecto, la indistin­ción formal prohibe cmplear dos pronombres de esta serie eon­seeutivameute; seria en efecto imposible, en un enunciado talcomo *ie me te eanfie, discernir cuál, me o te, es el objcto di­rccto \ cuál el indirecto. Se e,-ita el riesgo de anfibologia di­ciendo: ie me eonfie ato';. Pero el problema no existe en el casodel pronombre objeto de 3a. persona, donde le (Id, les) di­recto se distingne de lui (leur) indirecto; entonces la sucesiónde los dos pronombres, directo + indirecto, es plenamente lí­cita. v se dice: ie le lui confie.

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ANTÚNIl\IO y PRONOl\mRF EN FRANCI~~S l\WDF.RN(/

2] ¿Por qué entonces, si ;e le lllí confíe es regular, no pnededecirse *;e me llli confie o *;e te llli confíe? Es imposible por­que habria contradicción entre la función y el orden de los pro­nombres. El pronombre objeto me (te, se), sea objeto directo(;e me vois) o indirecto (ie me dis), cae siempre inmediatamentedespués del sujeto; todo otro pronombre se pone despllés deeste pronombre objeto. Tal es el principio de ordcn. Pero porotro lado me (te, se) seguido de otro pronombre no puede sersino pronombrc objeto indirecto; es la sucesión prescrita indi­recto -+- directo: ";e te le donlle". La anteposición de me(te, se) le atribuve la función de objeto indirccto y es precisoque el pronombre siguiente sea objcto directo. Por consiguien­te, un enunciado como *;e me llli confie contendría dos pro­nombres sucesivos de objeto indirecto y ninguno de objcto di­recto; habria conflicto entrc me que seria objeto indirecto envirtud de su posición, y lllí que es objeto indirecto por natura­'eza. Tampoco podría decirse *;e lllí me confie por la razón yaindicada: que no puede insertarse nada entre ;e y me." Las su­cesiones *;e me llli . .. y *;e lllí me . .. son pues igualmente im­posibles. Habrá que decir: ";e me (confíe) ¿¡ llli".

No hav conflicto así en el caso de le, puesto que, a diferen­cia de me (te, se), indistintamente objeto directo o indirecto,le es sólo objeto directo, v llli objeto indirecto; de ahí: ;e lelllí. . . .

Asi se deslinda el principio que gobierna el doble estatutogramatical del antónimo. Forma dísyunta: Mor, ;e Sllis, o re­gida por una preposición: de MOl; ¿¡, Mor, desempeña la funciónde objeto en imperativo, objeto indirecto: dis-Mor!, o directo:laisse-MOI!, paralelamente a: LUT, il est... (pero fem. ELLE,

elle est . .. ), ¿¡ LUT, dis-LlJI! (indirecto solamente).La única discordancia formal del sistema está en el paradig­

ma del plural de la 3a. persona. En las personas primcra v 3e­glmda, los antónimos del plural son idénticos a los pronombresde conjugación: :s'OUS, JlOtlS S011l11les . . '. VOUS. VOus eles" .. ; \"a los pronombres objeto: "íl nous voít", "íl nous di!" Pero enla 3". del plural el antónimo es EIIX, distinto del pronombre de

. (.,¡ ¡11'!:Trillll de UlI;1 lIt:garioll ('"1<' I1l' 1I1L' '"tu lit: /;¡ ¡ IlO UlIltLIt!llt"

l"!O. la lleg,ll'ióH 110 call1bi,\ eH ll,ld~\ l.1 l'slmduLI ~JlIt,il'IICJ del l'lHllllúdn 111 ],¡, 1<.

LitiOlles cutre \0' prollOll\hrt:s

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214 EL HOMBRE EN LA LENCUA

conjugación ils, distinto también de! pronombre objeto directoles y de! pronoJ1lbre objeto indirecto, que es leur. Esta abun­dancia dota al plural de cuatro formas distintas en la 3a. personade! masculino: EUX, ils sont. .. (fem. ELLES, elles sont ... ),"je les vois",' "je leur donne", en tanto que en la 3a. personadel masculino singular no hay más que tres: lui, íl, le.

La anomalia consistc en que e! plural tiene un pronombreobjeto indirecto leur distinto del antónimo EUX, frente al sin­gular, donde e! pronombre objeto indirecto luí es fonualmenteidéntico al antónimo LU!. En virtud de este hecho, se tiene unparadigma plural de cuatro términos, eux, ils, les, leur, contratres términos en singular, luí, il, le. Es precisamente lo opuestode las otras personas, que por tres formas en singular tienen unasola en plural: "Mor, je me (repose) ", "rol, tu te (reposes)" ~"nous, 110US nous (repasaos)", "vous, vous vous (reposez)".

Por lo demás, e! antónimo EUX es también la forma regidapor una preposición, lo cual limita leur a la función gramaticalde objeto indirecto de! verbo, sin distinción de modo ni de gé­nero.

Este desdoblamiento eux / leur del plural frente al lui únicode! singular no nos parece susceptible de ninguna explicaciónsincrónica. Razones de eufonía (je le leur . . ' para evitar *je leeux . .. ) o la atracción fonética (leur con la misma inicial queluí) no serían suficientes. Sólo la historia de las formas puededar razón.

Asimismo, no puede sino verificarse la coincidencia formalde leur, pronombre indirecto del plural, con leur posesivo. Peroaquí la coincidencia no tiene alcance; e! examen muestra quelas dos formas son completamente diferentes en estatuto y fun­ciones. Junto al segundo cuadro anterior, que sitúa el pronom­bre leur en e! paradigma pronominal, no estará de más presen-

. tar leur en e! paradigma de los adjetivos llamados posesivos.

Singular Plural

je mon mesnOLIS notre nostu ton tesvous votre vos

Page 215: Benveniste Emile Problemas de Linguistica General II

ANTÓNIMO Y PRONOMBRE EN FRANCÉS MODERNO 215

ilils

Singular

son 10

leur

Plural

sesleurs

Entre el adjetivo leur y el pronombre leur, las diferenciasemanan de su estatuto respectivo:

1] El adjetivo posesivo es un calificante de doble relaciónde número, a la vez con el objeto (poseído) y con el sujeto(poseedor): leur coordina un poseído singular y un poseedorpI ural de 3a. persona.

El pronombre leur se refiere exclusivamente a un plural ysólo como objeto indirecto.

2] El adjetivo posesivo no se emplea solo; o con un sustantivoo precedido de un artículo definido que lo sustantiva a su vez:c'est leur livre/c'est le leur.

El pronombre leur no puede usarse más que solo.3J El adjetivo posesivo de 3a. persona es parte de un para­

digma con dos entradas y dos variantes, que suministra cuatrotérminos: son / ses, leur/ leurs (fonéticamente [lrer / lrer]). Enesta red, leur es el plural léxico de son, y el singular gramaticalde ,leurs.

El pronombre leur forma parte de un paradigma de dos tér­minos lui/leur, donde leur no es más que plural y se opone aun singular lui que nada tiene en común con el singular sondel adjetivo leur.

Podría intentarse unificar los dos leur alegando que ciertasconstrucciones les serían comunes, salvo por un elemento:

;e viens de LEUR (dire);e viens de LEUR (maison )

El parecido es falaz. Aparte de que venir es tomado en dosacepciones diferentes, basta remplazar los dos leur por el sm­guIar respectivo y se obtiene:

;e viens de LUI (dire)

lU Se advertirá que son corresponde a la vez a ji y a on: "il a (on a) son caracte­re", sin equivalente de la distinción entre Jui y soi.

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216

pero

EL HO~IBRE EN I.A LENGUA

je viens de SA (maison )

Igualmente, si se estableciera un paralelismo entre la posibi­ligad de remplazar uno y otro leur por aeux en construccio­nes como:

je LEUR ai dit (= i'ai dit A EUX)

LEUR maison (= la maison AEUX) 11

se tropezaría de todos modos con la discordancia que apareceentre las formas del singular:

je WI ai dit (= i'ai dit A LUr)pero

SA maison (= la maison A LUI)

que acusa aún más la desemejanza de leur pronombre y deleur posesivo.

Todo concnrrc pucs para ilustrar la verificación general de quela 3a. persoua es profundamentc diferente de las otras dos ensu estatuto,'2 su función y la distribución de sus formas, y dcque, espccialmente en los antónimos y los pronombres, el sin­gular y el plural de la 3a. persona pueden no ser siquiera si­métricos.'o

11 -Por 10 demás, a cux es aquí un equivalente con\'encional; d'cux sería lo mislllode justificado.

11 ef. para una teoría de conjllllto B5L. 41 (1946), fase. 1. pp. 1·12 (= Problt'mesde Jinguistiqllc généralc, 1, pp. 225·216 [trad. esp., pp. 161-1711).

¡aNota complementaria: En la primera parte de nuestro segundo cuadro se obscr­\'ará que los pronombres regímenes il ih de las dos primeras personas se refieren porel scntido a il, ~' jI"" Han sido, con todo, puestos bajo il~ y ¡la por simetría (.'on la 3<1.persona, a causa de la sucesión directo + indirecto.

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15. LA FORMA Y EL SENTIDO EN EL LENGUAJE 1

Aprecio mucho el honor qnc reeiho al ser 'invitad'.) a inaugurarcon una plática el presente congreso. Tal sentimiento se mez­ela en mi a gran inquietud, al pensar que me dirijo, ignorantecomo soy de la filosofia, a una asamhlea de filósofos. Algo meanima, sin embargo, el hecho de que semejante congreso se havaimpnesto precisamente tal programa, dc que haya filósofos queconsideren oportuno debatir entre ellos problemas del lengnajc.En las comunicaciones y discusiones qnc ocnparán estas jor­nadas, la filosofía sc remontará así hasta una de las fnentesprincipales de sn inspiración permanente, y a la vez serún pro­pnestas a los lingiiistas, a quienes se ocupan del lenguaje en plan-como se diee- de especialistas, eicrtas maneras, probable­mentc diferentes, de reflexionar acerca del lengnaje. Asi comen­zará ~tarde: hal' qne decirlo··· un intercambio que puede sermuy valioso. Por mi parte, comctida la imprudencia dc aceptarla invitación a hablar aquí. no me qncdaba mús que haccr sinoagravarla con otra imprudencia, más seria aún: elegir un temacuyo enunciado parece convenir más a un filósofo quc a un lin­güista -la forma y el sentido en e! lenguaje.

Es evidente qne abordo el asunto como lingüista y no comofilósofo. No habrá qne figurarse, con todo, que aporte algo asicomo el pnnto de vista de los lingüistas; no existe un punto devista tal, que sea común al conjunto o cuando menos a la ma­yoría de los lingüistas. No sólo no hay entre éstos doctrina reco­nocida en esta materia, sino qne se advierte en muchos de ellosaversión hacia problemas semejantes y tendencia a dejarlos fne­ra de la lingüistic]. No hace tanto que la escuela del lingüistacstadonnídense moomfield, qne representaba prácticamentetoda la lingiiistica de sn país l' qne irradiaba vastamente, tacha­ba de mentalisJl]o e! estudio de! meaning -comoquiera quc setraduzca tal término. Este calificativo equivalía a rechazarlo

1 Le langage 11 (Sociétés de I'hilosophic de langul' fr:m~aisc, Actes du XIII'" Congri:s,Ginebra, 19661, :",'euch.Hd, LJ Bacolllliere, 1967, pp. 29-40

.1 21 7]

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218 EL HOMBRE EN LA LENGUA

por maculado de subjetivismo, por escapar a la competenciadel lingüista. Se pensaba que sería de los psicólogos o de lospsicofisiólogos de quienes habria que esperar algunas luces sobrela naturaleza y el funcionamiento del sentido en la lengua, porno ocuparse el lingüista más que de lo que puede ser aprehen­dido, cstudiado, analizado merced a técnicas cada vez más pre­cisas y cada vez más concretas. Hoy por hoy ha sido suprimidaesta interdicción, pero subsiste la desconfianza y -reconozcá­moslo- no deja de estar justificada en cierta medida por el ca­rácter bastante vago, tenue y aun inconsistente de las nocionesque se encuentran cn las obras, generalmente de espíritu bastan­te tradicional, que son consagradas a lo que se llama semántica.A decir verdad, las manifestaciones del sentido parecen tan li­bres, huidizas, imprevisibles, como concretos, definidos, descrip­tibles son los aspectos de la fomUl. No habrá que sorprendersesi de los dos términos del problema de que nos ocupamos aquísólo el segundo parece concernir a la lingüistica. Los filósofosno deben creer que un lingüista, cuando aborda estos proble­mas, puede apoyarse en un consenso, y que le baste con resumir,presentán<;lolas un poco diferentes o simplificándolas, ideas quefueran generalmente aceptadas entre los especialistas en len­guas, o ideas que se impusieran al analista del lenguaje. Quienahora habla, lo hace en su nombre, y propone puntos de vistaque le son propios. La presente exposición es un esfuerzo parasItuar y organizar las nociones gemelas de sentido y de forma,y para analizar las funciones fuera de todo supuesto filosóficoprevIO.

Nuestro dominio será el lenguaje llamado ordinario, el len­guaje común, con exclusión expresa del lenguaje poético, quetiene sus propias leyes y sus propias funciones. Se convendráen que la tarea no deja de ser bastante amplia. Pero todo lo quese ponga en claro en el estudio del lenguaje ordinario aprove­chará, directamente o no, a la comprensión del lenguaje poéticotambién.

En primera aproximación, el sentido es la noción implicadapor el término mismo de lengua como conjunto de procedi­mientos de comunicación idénticamente comprendidos por unconjunto de locutores; y la forma es, desde el punto de vistalingüístico (que debe distinguirse bien del punto de vista de

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los lógicos), ya la materia de los elementos lingüísticos cuandoes apartado el sentido, ya la disposición formal de dichos ele­mentos en el nivel lingüístico correspondiente. Oponer la formaal sentído es una convención trivial y cuyos términos mismosparecen gastados; pero si procuramos reinterpretar esta oposí­ción en el funcionamiento de la lengua, integrándosela y escla­reciéndola por ahi, recupera toda su fuerza y su necesidad; ve­mos entonces que encierra en su antitesis el ser mismo del len­guaje, pues he aquí que de golpe nos pone en el corazón del pro­blema más importante, el de la significación. Antes que nada,el lenguaje significa, tal es su carácter primordial, su vocaciónoriginal que trasciende y explica todas las funciones que garan­tiza en el medio humano. ¿Cuáles son estas funciones? ¿Nospondremos a enumerarlas? Son tan diversas y numerosas queeso sería citar todas las actividades de palabra, de pensamiento,de acción, todas las realizaciones individuales y colectivas queestán vinculadas al ejercicio del discurso: para resumirlas conuna palabra, diría yo que, mucho antes de servir para comuni­car, el lenguaje sirve para vivir. Si sostenemos que en ausenciadel lenguaje no habría ni posibilidad de sociedad ni posibilídadde hUluimidad es, por cíerto, porque lo propio del lenguaje esante todo significar. La amplitud de esta definición da la medi­da de la importancia que corresponde a la significación.

Surge una cuestión en el acto: ¿qué es la significación? Pero¿podrá definírsela a estas alturas sin correr de inmediato el ries­go de circularídad? Los lingüistas aceptan esta noción hecha,empíricamente; no sé si los fílósofos la habrán escrutado porella misma; a decir verdad, es uno de esos problemas inmensosque, por atañer a demasiadas ciencias, no pertenecen propia­mente a ninguna. Sólo veo que se hayan ocupado de ello loslógicos, muy especialmente en Estados Unidos, la escuela deCarnap y de Quine. En realidad, en su preocupación de rigorhan dado de lado todo intento de definición directa de la signí­ficación; por no caer en el psicologismo han remplazado el análi­sis de la significación por el criterio objetivo de aceptabilidad, en­sayado mediantc pruebas, según unos predicados sean aceptadoso no por el locutor. Así para Carnap la significación o, como pre­fiere decir, la intcnsión (opuesta a la extensión), de un predicadoQ para un sujeto parlante x es la condición general que debe sa-

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tisfacer un objeto y para quc el sujcto parlante x acepte atribuirel predicado Q a estc objeto y. Así la "dcsignación significantc",lo que él llama signifieant designation, será obtcnida por indaga·ción, de acuerdo con la reacción positiva o ncgativa del locntor,q\IC aceptará o no asociar tal predicado a una serie dc objctosvariables. Quine no opera dircctamentc Can el conccpto de sigonificación. Utilizando nn proccdimiento lógico qnc otrora sirvióa Russel1 para definir el número, ponc cn lugar dc la significa·ción la relación dc "misma significación" De sucrtc quc la sigonificación es idéntica a la sinonimia. Estc procedcr, del quc notengo que ocuparme más aqui, pucdc ser justificado cn una con·ccpción estrictamente positiva a fin de eliminar toda contamina­ción de psicologismo, No creo quc valga para el lingüista, quese ocupa ante todo de la lengua por ella misma; y, como vcrc­mas, no podemos contcntarnos con un concepto global comoel de la significación, por definir en sí y de una vez por todas.El curso mismo de nuestra reflexión nos conducirá a particula­rizar esta noción, que entendemos de modo muy otro qne loslógicos. Por atenernos de momento a lo que cada cual cntien­de por eJlo, pnede darse por admitido que el lenguaje cs la ac­tividad significante por excelencia, la imagen misma dc lo quepuede ser la significación; todo otro modelo significativo qnepudiéramos construir sería aceptado cn la medida cn quc scasemejara al de la lengua cn talo cual de sus aspectos. En efec­to, en cuanto una actividad es concebida como representaciónde alguna cosa, como "significante" de alguna cosa, surge latentación de llamarla lenguaje; de ahí que se hable de lenguajea propósito de diversos tipos de actividades humanas, como to­dos sabemos, de sucrte que se instituva una categoría comúna modelos variados.

Que la lengua signifique, qnierc decir que la significación noes cosa qne reciba por añadidura, o en mayor medida qne otraactividad; es su ser mísmo; si estuviera ausente, no sería nada,Pero ticne también un carácter muv difcrcnte, pero igualmentenecesario y presente en toda lengt;a real, aunqne subordinado-insisto- al primero: el de realizarsc por medios vocales, deconsistir prácticamente en nn conjunto de sonidos emitidos "percibidos, que sc organizan en palabras dotadas de scntido, Eseste doble aspecto, inherente al lenguaje, el que es distintil'll,

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Diremos pues con Saussure, a título de pnmera aproximación,que la lengua es un sistema de signos.

Es la noción de signo la que integra en adelante en el estudiode la lengua la noción muy general de significación. Esta defi­nición ¿la plantea exactamente, la plantea enteramente? Cuan­do Saussure introdujo la idea del signo lingüístico, pensaba ha­berlo dicho todo acerca de la naturaleza de la lengua; no parecehaber considerado que pudiera ser otra cosa al mismo tiempo,sino en el marco de la oposición bien conocida que estableceentrc lengua y habla. Nos incumbe pues tratar de ir más lejosdel punto donde Saussure se detuvo en el análisis de la lenguacomo sistema significante.

Hay que empezar por comprender todo lo que implica, encuanto a las nociones que nos ocupan aqui -noción de sentido\ asi también dc forma-, la doctrina saussuriana del signo. Nose asombrará uno bastante de ver a tantos autores manejar ino­centemente este término, "signo", sin discernir lo que tienede eonstreüimiento para quien lo adopta, ni a qué lo compro­mete cn adelante. Decir que el lenguaje está hecho de signos esdccir, primero, que el signo es la unidad semiótica. Esta pro­posición quc -subrayémoslo- no está en Saussure, quizá por­quc pcusó quc eaia por su propio peso, y que formulamos aquÍcn el umbral del examen, encierra una doble relación que hay'!uc cxplieitar: la noción de signo en tanto que unidad, y la no­ción de signo como partieipantc del orden semiótico.

Toda disciplina quc aspire a adquirir el estatuto de cienciadebe ante todo definir sus constantes y sus variables, sus opera­ciones y sus postulados, y primero quc nada decir cuáles son susunidades. En las ciencias de la naturaleza, las unidades son engeneral porciones idénticas convencionalmente deslindadas enun continuo especifico; hay asi unidades cuantitativas, idén­ticas y sustituibles, en cada disciplina de la naturaleza. El len­guajc es muy otra cosa, no participa del mundo físico; no esalgo continuo, ni idéntico, sino muv al contrario, discontinuo vdesemejante. De ahi que no se deje dividir sino descomponer: susunidades son elementos básicos en número limitado, distintacaela una dc la otra, y estas unidades se agrupan para formarnnevas unidades, v éstas a su vez podrán formar otras más, dcnivel superior cada vez. Ahora bien, la unidad particular que

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es el signo tiene por criterio un límite inferior: este límite es elde significación; no podemos descender por debajo del signo sinafectar a la significación. La unidad, diremos, será la entidadlibre, mínima en su orden, no descomponible en una unidad in·feriar que sea, a su vez, un signo libre. Es pues signo la unidadasC definida, participante de la consideración semiótica de lalengua.

Una de las tesis principales de Saussure cs que la lengua foroma una rama de una semiologia general. Ha sido el infortunio,y será la gloria, de Saussure el haber descubierto el principio dela semiología medio siglo antcs de tiempo. Tratando del signolingüístico, abrió por adelantado el camino a una descripciónde las unidades semióticas: éstas deben caracterizarse desde eldoble punto de vista de la forma y del sentido, puesto que elsigno, unidad bilateral por naturaleza, se ofrece a la vez comosignificante y como significado. Quisiera proponer aquí algunasobservaciones sobre uno y otro de estos aspectos.

El significante no es sólo una serie ordenada de sonidos queexigiría la naturaleza hablada, vocal, de la lengua; es la formasonora que condiciona y determina el significado, el aspectoformal de la entidad llamada signo. Se sabe que toda forma lin­güística está constituida en último análisis por un número res­tringido de unidades sonoras llamadas fonemas; pero hay quenotar bien que el signo no se descompone inmediatamente enfonemas, ni más ni menos que una serie de fonemas no com­pone de inmediato un signo. El análisis semiótico, diferentedel análisis fonético, exige que planteemos, antes del nivel delos fonemas, el de la estructura fonemática del significante. Aquíel trabajo consiste en distinguir los fonemas que forman sóloparte, necesariamente, del inventario de la lengua, unidades dcs­lindadas por procedimientos y una técnica apropiados, y aquellosque, simples o combinados, caracterizan la estructura formal delsignificante y desempeñan una función distintiva en el interiorde esta estructura.

He aquí un par de ejemplos, elegidos entre los más sencillos.En latin, la final de una forma nominal flexionada, cualquie·

ra que sea la clase de flexión, admite no importa cuál de lascinco vocales a e i o ti, pero dos consonantes nada más: s y m,muy rara vez r, aún más raramente 1, y es todo; no es admitido

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ningún fonema dental o nasal o gutural. He aquí, pues, unaselección operada, para constituir signos formales, en el inven­tario de los fonemas que la lengua posee. De la misma manera,al final de las formas verbales flexionadas son admitidas sola­mente cuatro vocales de las cinco: a e i o; jamás hay u; las con­sonantes son sólo tres, m s t, y en una función especial (medio­pasivo), r; ninguna de las numerosas otras consonantes es admi­tida en esta posición. Aquí está un ejemplo de selectividad so­metida a la constitución formal del significante latino. En fran­cés podría asimismo darse con cierto número de característicasque son determinadas siempre por la función de constituir unaparte de un significante. Así la vocal [E], escrita in- (en invisi­ble), con una variante mecánica in- (en inédit), en la inicial deuna larga serie de adjetivos; esta vocal está necesariamente ahíporque asume cierta función en cierta clase de signos; esta fun­ción es la función de negación.

Hay así una serie de características que pueden ser averigua­das, en cada lengua, por examen atento de la estructura formalde los significantes. Llegamos así a crear en el análisis del signi­ficante un plano distinto del de los fonemas, es el de los com­ponentes formales de significantes. Este análisis puede ser lle­vado más adelante; permitirá establecer grandes inventarios es­tadísticos, que requerirán como tales un tratamiento lógico ymatemático. Cada lengua, en su organización cntera, será sus­ceptible de parecidos análisis y se pondrán así en claro esque­mas que ilustrarán la estructura propia de cada idioma. Instau­ramos pues, bajo la consideración semiótica, clases particularesque nombramos semióticas, algo pesadamente si se quiere, a finde delimitarlas mejor y para especificarlas en su orden propio:semiolexemas, que son los signos léxicos libres; semiocategore­mas, que son subsignos clasificadores (prefijos, sufijos, etc.)que vinculan clases enteras de significantes, ascgurando con ellograndes unidades, superiores a las unidades individuales, y final­mente semiofonemas, que no son todos los fonemas de la nO­menclatura corriente, sino aquellos que, como acabainos de in­dicar, caracterizan la estructura formal del significante.

Consideremos ahora el significado. El signo se define, decía­mos, como la unidad semiótica; es recibido como dotado de sig­nificación en la comunidad de aquellos que practican una mis-

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ma lengua, y la totalidad de estos signos forma la totalidad dela lengua.

En semiología no tiene que definirse lo que el signo significa.Para que un signo exista es preciso, y basta, que sea recibido yque se vincule de una u otra manera a otros signos. ¿La entidadeGn~iderada significa? La respuesta es si o no. En caso de que si,se la registra; si no, se la recl"lZil, y todo queda dicho. ¿Existe"cabello"? Si. ¿"Camello"? Si. ¿"Calello"? No.

De modo que va no es cosa de definir el sentido, en tantoque participa del orden semiótico. En el plano del significado,el criterio es: ¿significa esto, o no? Significar es tener un senti­do, sin más. Y tal si o no sólo puede ser pronunciado por aque­llos que manejan la lengua, por aquellos para quienes esta len­gua es la lengua a secas. Elevamos pues la noción de uso v decomprensión de la lengua a la altura de un principio de discri­minación, de un criterio. Es en el uso de una lengua donde tie­ne existencia un signo; lo quc no entra en la pTÚetiea de la len­gua no es un signo, y literalmente 1I0 existc. No hay estado in­termedio; se está dentro dc la lengua o flIera de ella, tertiu11lnon datur. Y que no se objeten los arcaísmos que subsisten cnel uso, aunque no sean definibles n oponibles hoy. Basta que lapalabra francesa rez esté constantemente ligada a de chaussée(rez-de-chaussée), o fm a la expresión el mesllre (au fur et elmesure) para que sean identificadas, dado que no se mantienensino en grupos constantes, previsibles, y que forman parte inte­grante de signos únicos.

Enunciemos pues este principio: todo lo que concierne a losemiótico ticne por criterio necesario y suficiente el que puedaser identificado en el scno y en el uso de la lengua. Cada signoingrcsa en lIua red de relaciones y de oposiciones con otros sig­nos que lo definen, que lo delimitan en el interior de la lengua.Quien dice "scmiótieo" dice "intralingüistico". Lo propio decada signo ,cs lo que lo distinguc de otros signos. Ser distintivov ser significativo es lo mismo.

De ello resultan tres consecucncias de principio. Primero, enningún momento, en semiótica, se ocupa llllO dc la relación delsigno con las cosas denotadas, ni dc las relacioncs entre la len­gua y el mundo. EII scgundo lugar, el signo ticne siemprc v sola­mellte valor genérico y conceptual. No admitc, asi, significado

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particular u ocasional; todo lo que es individual queda excluido;las situaciones de circunstancia han de tenerse por no dadas.Terceramente, las oposiciones semióticas son de tipo binario.La binaridad me parece ser la característica semiológica porexcelencía, en la lengua prímero, luego en todos los sistemas decomportamiento nacidos en el ·seno de la vida social y partici­pantes de un análisis semiológico. Por último, hay que enten­der que los signos se dísponcn siempre y solamente en la rela­ción llamada paradigmática. De modo que hay que incluir enla semiología, a más de las diversas categorias de signos, losmodelos y los esquemas según los cuales se engendran y orga­nizan los signos: los paradigmas, en el sentido tradicional (fle­xión, derivación, etc_). Aquí, evidentemente, puede plantearsetodo género de problemas, algunos con importancia filosófica.Si el inventario semiótico comprende el signo si (conjunción dehipótesis), hay que admitir igualmente su función particularque es la función de inducción: "si .. . entonces ... " Esta con­clusión tendría un interés cierto, el fundamento de la inducciónsería lingüístico antes de ser lógico.

La naturaleza semiótica parece ser común a todos los compor­tamientos que se institucionalizan en la vida social, putS sonentidades de dos caras, parecidos al signo lingüístico. Y esta co­mún facultad semiótica compone para cada conjunto un siste­ma, el cual por lo demás, en la mayoría de los casos, está aúnpor deslindar.

Todo lo anterior atañe a la estructura o a las relaciones delsigno. Pero ¿qué es de la frase? ¿Qué es de la función comuni­cativa de la lengua? Después de todo, es así como nos comuni­camos, por medio de frases, así sean truncadas, embrionarias, in­completas, pero siempre mediante frases. Es éste en nuestroanálisis un punto crucial. Contrariamente a la idea de que lafrase pudiera constituir un signo en el sentido saussuriano, oque se pudiera por simple ·adición o extensión del signo pasar ala proposición, y de ahí a los tipos diversos de construcción sin­táctica, opinamos que el signo y la frase son dos mundos distin­tos y que requieren descripciones distintas_ lt)stauramos en lalengua una división fundamental, del todo diferente de la queSaussure intentó entrc lengua y habla. Nos parece que hay quetrazar a través de la lengua entera una línea que separe dos es-

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peeies y dos dominios del sentido v de la forma, por mucho quesean -y he aqui una de las paradojas del Ienguaje- los mismoselementos los que residen de una parte y de otra, dotados sinembargo de diferente estatuto. La lengua tiene dos maneras deser lengua en el sentido ,. la forma. Acabamos de definir una;la ¡eligua como semiótica; hav qne justificar la segunda, que lla­mamos la lengua como semá"tica. Esta condición esencial que­dará -lo esperamos- bastante elara para que se nos perdoneemplear términos tan cercanos ,. se nos conceda el derecho deespecializar, distingllléndolos, los términos "semiótica" v "se­mántica"; no hemos encontrado mejores para definir las dosmodalidades fundamentales de la función lingüistiea, la de sig­nificar, para la semiótica, la dc comunicar, para la scn"intiea.

La noción de semántica nos introduce en el dominio de lalengua en uso v en acción; "emos esta '"cz en la lengua su fun·eión de mediadora entre el hombre v el hombre, entre el hombreV el mundo, entre la mente v las ee;sas, trasmitiendo la informa­~ión. comunicando la cxpcri"cIlcia. imponiendo la adhesión. sus­citando la respnesta, implorando, eonstriiiendo -en una pala­bra, organizando toda la "ida de los hombres. Es la lengua comoinstrumento de la descripción v del razonamiento. Sólo el fun­cionamiento semántico de la lengua permite la integración dela sociedad y la adecuación al mundo; por consiguiente la regu­lación del pensamieuto y el desen\"Ol"imiento de la consciencia.

Ahora, la expresión semántica por excelencia es la frase. De­cimos: la frase en general, sin siquiera distinguir la proposi­ción, para atenernos a lo esencial, la producción del discurso. Yano se trata, esta "ez, del significado del signo, sino de lo quepuede llamarse lo intentado, lo que el locutor quiere decir, laactualización lingüistica de su pensamicnto. De lo semiótico alo semántico hay un cambio rotundo dc perspectiva: todas lasnociones que hemos repasado rcgrcsan ante nosotros, pero mu­dadas, y para ingresar en nexos nuevos. Lo semiótico se caracte­riza como una propiedad de la lengua, lo semántico resulta deuna actividad del locutor quc pone en acción la lengua. El sigono semiótico existe en sí, funda la realidad de la lengua, perono trae aplicaciones particulares; la frase, expresión de lo se­mántico; no es sino particular. Con el signo se alcanza la rea­lidad intrínscca de la lengua; con la frase se está vinculado a las

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cosas de fuera de la lengua; y en tanto que el signo tiene porparte constituyente el significado que le es inherente, el sentidodc la frase implica referencia a la situación del discurso y laactitud del locutor. Dado así el marco general de esta defini­ción, intentemos dccir cómo aparecen esta vez las nociones deforma y sentido a la luz semántica.

La primera verificación es que el "sentido" (en la acepciónscmántica que acabamos de caracterizar) se consuma en unaforma especifica, y por ella: la del sintagma, a diferencia de losemiótico, que se define por una relación de paradigma. Porun lado la sustitución, por el otro la conexión, tales son las dosoperaciones tipicas y complementarias.

Eu scgundo lugar, tenemos que determinar el tipo de unidadque conviene a esta estructura formal. Se ha visto que la unidadsemiótica es el signo. ¿Qué será la unidad semántica? Sencilla­mente la palabra. Después de tantos debates y definiciones acer­ca de la naturaleza de la palabra (ha llegado a llenarse un librocntero), la palabra recuperaría asi su función natural, al ser launidad mínima del mensaje v la unidad necesaria de la codifi­cación del pensamiento.

El sentido dc la frase es en efecto la idea que expresa; estesentido es realizado formalmente en la lengua por la elección,la disposición de las palabras, por su organización sintáctica, porla acción que ejercen unas sobre otras. Todo está dominadopor la condición del sintagma, por el nexo entre los elementosdel enunciado destinado a trasmitir un sentido dado, en unacircunstancia dada. Una frase participa siempre del "aquí-aho­ra"; determinadas unidades del discurso están en ella unidaspara traducir cierta idea que interesa a cierto presente y ciertolocutor. Toda forma yerbal, sin excepción, en el idioma que sea,está siempre ligada a cierto presente, v así a un conjunto de cir­cunstancias único cada vez, que la lengua enuncia en una mor­fología especifica. Que la idea no halle forma sino en una dis­posición sintagmática, es una condición previa, ínherente allenguaje. El lingüista se encuentra aqui ante un. problema quese le escapa; apenas puede conjeturar que esta condición siem­pre necesaria refleja una necesidad de nuestra organización ce­rebral. En los modelos construidos por la teoría de la informa-

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ción reaparece la misma relación entre el mensaje y las unida­des probables de la codificación.

Procuremos ahora elucidar el proceso merced al cual se rca­liza el "sentido" en semántica. Reina al respecto tal confusión o,peor•.tal falsa claridad, que hay que ponerse a escoger y delimi­tar bien los términos del análisis. Planteamos como principioque el sentido de una frase es otra cosa que el sentido de laspalabras que la componen. El sentido de una frase es su idea,el sentido de una palabra es su empleo (siempre en la acepciónsemántica). A partir de la idea cada vez particular, el locutorreúne palabras que en este empleo tienen un "sentido" particu­lar. Por añadidura, hay que introducir aquí un término que elanálisis Semiótico no reqnería: el dc "referente", independientedel sentido, y que es el objeto particular al que la palabra co­rresponde en lo concreto dc la circunstancia o del uso. Auncomprendiendo el sentido individual de las palabras, bien pue­de, fuera de la circunstancia, no cntenderse el sentido que re­sulta de la reunión de las palabras; es una experiencia corrien­te que muestra que la noción de referencia es esencial. De laconfusión, tan frecuente, entre sentido v referencia, o entre re­ferente y signo, han nacido tantas va';as discusiones sobre loque se llama el principio de la arbitrariedad del signo. Esta dis­tinción, que se verifica fácilmente en la semántica léxica, ¿debeser introducida también cn la semántica de la frase? Así locreemos. Si el "sentido" de la frase es la idea quc expresa, la"referencia" de la frase es el estado de cosas que la provoca, lasituación de discurso o de hecho a la que se refiere y que jamáspodemos ni prever ni adivinar. En la mayoría de los casos,la situación es una condición única, cuyo conocimiento nopuede ser suplido por nada. De suerte que la frase es cada vezun acontecimiento diferente; no existe más que en el instanteen que se la profiere, y se borra en el acto; es un acontecimien­to evanescente. No puede, sin contradicción en los términos, im­plicar empleo; por el contrario, las palabras que están dispuestasen cadena en la frase y cuyo sentido resulta precisamente de lamanera como están combinadas, sólo tienen empleos. El sentidode una palabra consistirá en su capacidad de ser integrante deun sintagma particular y de desempeiiar una función proposi­cional. Lo que sc llama poliscmia 110 es sino la suma institucio-

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nalizada, si es que puede decirse esto, de tales 'valores contex­tuales, siempre instantáneos, aptos continuamente para enri­quecerse, desaparecer -en una palabra, sin permanencia, sinvalor constante.

Todo recalca asi el estatuto diferente de la misma entidad lé­xica, según se la tomc como signo' o como palabra. De ello re­sultan dos consecuencias opuestas: por tlna parte, se dispone amenudo de una variedad bastante grande de expresiones paraenunciar, como se dice, "la misma idea"; en lo concreto de cadasituación y de cada locutor o interlocutor, hay no sé cuántasmaneras posibles de invitar a alguien a que tome asiento. porno hablar del recurso a otro sistema de comunicación, no lin­güístico, y no obstante sublingüístico: el simple gesto desig­nando un asiento. Por otra parte, pasando a palabras, la ideadebe sufrir el constreI1imiento de las leyes de su unión; hay aquipor necesidad una mezcla sutil de libcrtad en el enunciado dela idea, de constreI1imiento en la forma de dicho enunciado,que es la condición de toda actualización del lenguaje. Es envirtud de su coadaptación como las palabras contraen valoresque no poseían en sí mismas y que hasta contradicen los queposeen en otras partes. Se ven aliarse conceptos lógicamenteopuestos y que aun .se refuerzan juntándose. Es esto tan comúnque ni cuenta nos damos; tal es la alianza entre "haber" y "per­der" en ¡lhe perdido", de ¡lir" y Uvenir" en H va a venir", entre"deber" y "recibir" en "debe recibir". El proceso de la auxilia­ción en el verbo ilustra bien esta trasformación que las condi­ciones de empleo pueden producir en el sentido mismo de laspalabras llamadas a una sintagmación estrecha. Así el "sentido"de la frase está en la totalidad de la idea percibida por una com­prensión global; la "forma" es obtenida por la disociación ana­lítica del enunciado empujada hasta las unidades semánticas,las palabras. Más allá, las unidades no pueden ser ya disociadassin cesar de desempeI1ar su función. Tal' es la articulación se­mántica.

El sentido que ha de ser portado o, si se quiere, el mensaje,es definido, delimitado, organizado por mediación de las pala­bras; y el sentido de las palabras, por su parte, es determinadopor relación con el contexto de situación. Ahora bien, las pa­labras, instrumentos de la expresión semántica, son, material-

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mente, los "signos" del repertorio semiótico. Pero estos "sig­nos", conceptuales, genéricos, no circunstanciales en si mismos,deben ser utílizados como "palabras" para nociones siemprepartícularizaqas, específicas, circunstanciales, en las acepcionescontingentes del discurso. Esto explica que los signos menosdelimitados en el interior del repertorio semiótjco de la lengua."ser", "hacer", "cosa", "eso", tengan, como palabras, la lná~

xima frecuencia de empico. Además, la conversión del pcnsa­miento en discurso está sujeta a la estructura formal del idiomaconsiderado, es decir, a una organización típológica quc, scgÍInla lengua, hace predominar ora 10 gramatícal, ora 10 léxico. Elhecho de que, con todo, sea posible, a grand~s rasgos, "dccirla misma cosa" en una como en otra categoría de idiomas, cs laprueba, a la vez, de la independencía relativa dcl pcnsamicntoy al mismo tíempo de su modelado estricto en la estructura lin·güística.

Reflexiónese de cerca en este hecho notable, quc nos parecesacar a la luz la artículación teórica que nos empeilamos endeslindar. Puede trasponerse el semantismo de una lengua al deotra, salva lIerítate; es la posibilidad de la traducción; pero nopuede trasponerse el semiotismo de una lengua al de otra, cs laimposibilidad de la traducción. Tocamos aqui la diferencia CIl'

tre 10 semiótico y 10 semántico.No obstante, también es una verificación esencial el quc la

traducción no deje de ser posible como proccso glohal. Estchecho revela la posibilidad que tenemos dc elevarnos por cnci­ma de la lengua, de abstraernos, de contemplarla, sin dcjar dcutilizarla en nuestros razonamientos v nuestras ohscr\'3cioncs.La facultad metalingüístíca, a la que 'los lógicos han atendidomás que los lingüistas, es la prueba de la situación trasccndcn­te de la mente con respecto a la lengua cn su capacidad sc­mántíca.

Estos dos sistemas se superponen así en la lengua tal comola utilizamos. En la base reside cl sistema scmiótico. organiza­ción de signos, segÍIn cl criterio de la significacíón, cada uno dcellos con una denotación conceptnal, e incluyendo cn una suh­unidad el conjunto de sus sustítutos paradigmáticos. Sobre estcfundamento semiótíco, la lengua-discurso construyc una semán­tíca propia, una significación de lo intentado pwducida por sin-

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tagmaeión de palabras, donde cada una no retiene sino una pe­queña parte del valor que tiene en tanto que signo. Es pues ne­cesaria una descripción distinta para cada elemento, según eldominio en el que esté metido, según sea tomado como signoo sea tonwdo como palabra. Por lo demás, hav que trazar Unadistinción dentro del dominio semántico entre la multiplicidadindefinid,l de las frases posibles. a la vez por su diversidad y porla posibilidad que tieuen de engendrarse unas a otras, v el núme­ro siempre limitado. no sólo de lexemas utilizados como palabras.sino también de los tipos de marcos sintácticos a los cuales recu­rre por Ileeesidadla Ieugua. Tal es el doble sistema constantemen­te en acción en la Ieugua v que funeioua t,lIl de prisa, \. con jue­go tan sutil, que requiere un largo esfuerzo de análisis y nn lar­go esfuerzo de desprendimiento si se quiere disociar lo queconcierne a lo uuo v a lo otro. Pero en cI fundamento de todoestá el poder siguificante de la lengua, que va muy por delantedel de decir alguua cosa.

Al término de esta reflexión volvcmos al puuto de partida,a la noción de significación. Y he aquí que se reanima en nues·tra memoria la palabra Iimpida v misteriosa del viejo Heráelito,que eonfcri<l al Seiior del oráculo de Delfos cI atributo que con­ferimos nosotros al meollo más profundo del lenguaje: outelégei, oute kriptei -"no dice ui oeulta"-, alZa semaínei -"perosignifica"

DISCUSIÓN

GOCHE"!'. El seoor Bel1\"Cniste ha hecho una distinción eutre se­miótie<l V semántica, es decir una clasificación dicotómica.¿Cómo e's posible eu esas condiciones situar ia oposición gene·ralmente reconocida hO\". cn filosofía analítica, entre la frase \"el enunciado, l<l frase. en inglés sentence, y el enunciado, sta te­ment? En efecto, sc diría quc la frase participa a la vez de dosehlses opuestas: por un lado, se parece a" la palabra, en la medi­da cn que es uua pura disponibilidad, en que no es necesaria'mente <lsertada sino simplemente presentada, sin que expreseu.na adhesión de quien la pronuncia; como en el easo de la frase

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en mención, por oposición a la frase en empleo (mentían y use).Por este lado la frase (sentence) tiene una disponibilidad quela hace asemejarse mucho a la palabra y no pareee scr cosa delo semántico sino dc lo semiótico. Por otro lado, la frase tiene)'11 cierto carácter cn comÍln con lo que ha llamado ustcd efec­tivamente "frase", cs decir con ün enunciado único, no repe­tible, ligado al locutor y al marco cn.quc cs pronunciado, locual se traduce al inglés con el término statement. Mi cuestiónes pues;

¿Cómo es posible hacer justicia al hecho de quc la frasc, enel primer sentido, tenga ya rasgos sintácticos, cn vista de queno es una simple lista de palabras? ¿y que por otra parte notenga aÍln todos los rasgos semánticos, ya que no cs todavía unenunciado? La frase está disponible, un tanto a la manera deuna palabra sacada de un diccionario y que no está siendo utili­zada aún, pero lo está ya menos que una palabra, puesto queno es una simple lista. ¿Tiene ya una unidad sintáctica, pero notiene todavía un valor semántico bien determinado como elenunciado, el statement?

BENVENrsTE. Esto cae algo fuera de la distinción que intentéinstituir, pero preveía que esta distinción acarrearía más pro­blemas de los que he mencionado. El lenguaje tiene, en su uti­lización, una diversidad de empleos, de juego, de la quc toda­vía no podemos hacernos una idea.

Hay que distinguir, naturalmentc, como lo ha hecho el ora­dar, dos posibilidades en la utilización de una frase, y es el hc·cho que ha ilustrado con la distinción cntre sent¡mce y state·ment.

Respondo que, en la dicotomía que propongo, ninguna for­lila de frase ticne cabida en el dominio de lo semiótico. Todocs del orden semántico a partir del momento en quc abandona­lilas el dominio del signo tal como lo circnnscribí. El que hablaticnc. cómo no, la posibilidad de avalar o no determinado enun­ciado quc articula, es decir o bien de presentar un enunciadodc opinion, situado "aquí-ahora", o bien de proceder por cita.Pcro es exactamcntc la misma situación en que nos encontra­IIIOS cn una circunstancia que no mencioné, a propósito de lapalahra, cuando tratamos de la paJa)¡ra léxica, considerada como

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materia lexicológica. El diccionario nos presenta entidades léxi­cas quc tienen una realidad roi generis, que no es la realidaddel empleo lingüístico. Creo que otro tanto pasa con la frascoLa frasc, tal como la he comprendido, cnunciado de carácternecesariamente semántico, no excluye la posibilidad de produ­cir una frase ya hecha, por ejemplo para ilustrar una regla desintaxis, y eventualmente dc emplearla como tal, sin quc puedaser considerada como un elemento de mi propio discurso, sinoprecisamente en calidad de elemento referido.

GUEROULT. Me pregunto si esta distinción entre la mención yel enunciado que uno avala no será un poco superficial en laespecie. Cuando hago un,a cita, me borro detrás del interlocu­tor que es objeto de la cita. Por consiguiente, se está ante unaafirmación que alguien avalaba; es otro el que hago que me sus­tituya. Desde el punto de vista de la situación filosófica, no seve que ello plantee un problema diferente. Hago una cita, porejemplo; evidentemente no soy yo quien habla, sino un inter­locutor que introduzco en mi lugar y que, él, avala la frase quehe citado.

GOCHET. Pensaba yo en una frase mencionada en un ejemplo degramática, que representa lo que un orador cualquiera podríadecír. No hay entonces elemento asertivo, ni en segundo grado.Era a este género de mención, utilizada a título ilustrativo, ala que yo aludía, para realzar la diferencia entre, por una parte,la frase que está ahi, disponible, y, por otro lado, el enunciadoasertado por un individuo determinado o atribuido a un indi­viduo determinado en una cita verdadera. Esa frase que estáahí, disponible, es sin embargo un conjunto estructurado, unsintagma y no nada más un elemento de orden paradigmáticoque ilustra alguna cosa. Es una frase ya, pero que no es asertadapor nadie en particular ni es atribuida a nadie en particular.

BENVENISTE. Para dejar del todo las cosas en su lugar: 'voluntaria­mente di de lado (debí decirlo expresamente) toda noción defrase disponible, existente ya fuera del empleo instantáneo, es­pontáneo, personal, que puedo hacer en tanto que locutor. Es

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decir, prácticamente, un material de enunciados fijados en for­ma escrita, permanente, no personal.

PERELMAN. El filósofo siempre busca entrar en contacto con es­pecialistas en disciplinas de las que podría aprender algo; talpasa con la lingüística. Pero siempre hay un peligro en las con­versaciones de quienes cultivan disciplinas difercntes: que susclasificaciones y su visión, que sus problemas difieran a tal pun­to que acaso generen abundantes malentendidos, mientras cadaquien lleva adelante su propia disciplina. Por ejemplo, cuandousted prolonga a De Saussure, el filósofo que escuche piensa,por su parte, en la historia de su propia disciplina, que elabo­ró progresivamente una distinción cntre sintaxis, semántica vpragmática, lo que en conjunto se llama semiótica; las mismaspalabras tienen un sentido muy diverso para usted v para él. Siplanteo la cuestión es para saber qué considera usted secundarioen esta tripartición. En la prágmática interviene no sólo el locu­tor sino también el interlocutor, o sea aquellos a quienes se diri­ge uno con todos los problemas que ello puede conllevar. Dadoque usted se queda en una dicotomía, es preciso que su semán­tica cargue con ciertos elementos de la semántica y con otrosde la pragmática de los lógicos. Me gustaría saber en qué mc­dida sus preocupaciones le permiten dispensarse de esta di­visión.

El señor Cachet ya ha intervenido distinguiendo statementde sentence, es decir la frase impersonal, de su uso en nn con­texto determinado; pero una vez que examinamos un caso con­creto, no sólo tenemos una situación objetiva, tenemos todo eltrasfondo cultural c histórico, tenemos todos aquellos a quienesnos dirigimos, y todo un conjunto de elementos qne permitcn cx­plicar la acción sobrc cl intcrlocutor, gracias al trasfondo por clcual se puede actuar. De ahí quc quisiera saber lo quc es pucsto.por así decirlo, en scgundo plano, lo que considera usted SCCUIl­

dario, al contentarsc con una dicotomía, en lugar de una tripledivisión.

BENVENISTE. Será útil, en efecto, confrontar aquí dos usos tcr­minológicos, pues no son nada más terminológicos e implicanprecisamente talo cual concepción de conjunto. Creo necesa-

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FORMA y SENTIOO EN EL LENGUA JE 235

rio, por lo que a mí toca (y tengo la impresíón de no ser uncaso úníco entre los lingüístas), partir de la lengua y procurarllegar a los fenómenos que ella permíte entrever. La contribu­ción de los lingüistas a la teoría general del conocimiento estáprecisamcnte en la indepcndencia de su itinerario, y en la ma'nera como, por cucnta propia, tratan de elaborar este conjuntoque rcpresenta la lengua con su complicación siempre crecien­te, la variedad dc sus niveles, etc .. ' Es cosa, pues, de saber si ladicotomía quc presento cs o no conciliable (y si no, por qué)con la triplicidad que instituyen los lógicos. Si no me equivoco,la noción de sintáctica, la noción de semántica, la noción depragmática, son los tres órdenes de nociones a los que en gene­ral se adhieren los lógicos. Estas tres nociones constituyen unconjunto muy distintamente articulado de como la lengua per­mite concebirlo. Juntas o separadas, pertenecen exelusivamen­te al dominio que es, en mi terminología, el de lo semántico.En efecto, lo que para el lógico es sintáctico, a saber, el enlaceentre los elementos del enunciado, atañe a una consideraciónque para mi es ambigua, en el sentido de que, por una parte,lo. qne es sintagmático para el lingüista coincide con lo que sellama sintáctico en lógica, y cae por consiguiente dentro del or­den de lo semántico; pero, por otro lado, a los ojos del lingüis­ta este vínculo puede ser gobernado por una necesidad pura­mente gramatical, que depende por entero de la estructura delidioma, que no es cosa universal, que adopta formas particula­res según el tipo de lengua considerado. Hay así no solamcntecierta manera de codificar el pensamiento, sino cierta manerade encadenar los elementos del discurso, que es función de loque puede llamarse una gramática. Ve usted cómo el lingüista\ el lógico pneden a la vez coincidir y diferir en la manera deconcebir lo "sintáctico". Por lo que toca a la distinción admi­tida en lógica entre lo pragmático y lo semántico, el lingüista-creo )'0- no la cncuentra necesaria. Es importante para ellógico distinguir por un lado la relación entre la lengua y las co­sas, es el orden sen1<Íntico; por otro, la relación entre la lengna)' aquellos que la lengua implica en su juego, aquellos que se sir­ven de la lengua, es el orden pragmático. Pero para un lingüis­ta, si puede ser útil recurrir a semejante subdivisión en talo cualmomento del estudio, en principio tal distinción de principio

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no es necesaria. A partir del momento en que la lengua es con·siderada como acción, como rcalización, suponc nccesariamenteun locutor y supone la situación de este locutor eÍJ el ·muudo.Estas relaciones son dadas juntas en lo que defino como los~mántico.

PERELMAN. La sintaxis comprende más de lo que ha dicho us'ted, puesto que comprende también todos los signos utilizadosen la lengua y no sólo su concatenación y los nexos entre dichossignos. Es a la vcz una especie dc vocabulario y el conjunto delas reglas de gramática, según la concepción tradicional de lasintaxis. Por otra parte, comprendo a la perfección que la se­mántica en el sentido del lógico esté en segundo plano en la me·dida en que el lingüista no se interesa en el problema de la ver­dad. Se trata evidentemente de un problema filosófico y seaprecia a la perfección que en determinada conccpción realistadel discurso el problema de la verdad pasc al primer plano, locual representa una preocupación más bien secundaria para ellingüista.

J.-c. PIGUET. El sei'ior Benveniste ha dicho más o menos esto:"El sentido de la frase es otra cosa que el sentido de las pala­bras que la componen; el sentido de las frases es dado por laidea, el sentido de las palabras por su empleo cn la frase." Haagregado: "El sentido de la frase equivale a la totalidad de laidea, percibida semánticamente; la forma de la frase, en desqui­te, es dada por la disociación de esta totalidad en unidades se­mióticas o por la composición de unidades semióticas indc­pendientes." Parece pues que la semiótica y la semántica cons­tituyen dos planos que participan, si no de métodos, sí al me­nos de ideas epistemológicas o metodológícas distintas. La sc­mántica presupondría un método global de aprehensión delsentido. Opuestamente, el método o la dirección mental quese .requiere en la semiótica sería de composición o de descompo­sición, y así de naturaleza analítica y no global.

Con ello, mi cuestión es la siguiente: ¿cómo se alían estosdos métodos en el interior de la lingüística? ¿Cómo la semió­tica y la semántica pueden coexistir metodológicamente, si launa es de tipo analítico, la otra de tipo global no analítico?

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¿Cuál debe ser entonces, a fin de cuentas, el método fundamen­tal rector de la lingüística en su conjunto?

BENVENISTE. Es una cuestión que se adelanta mucho; toda res­puesta categóríca supondria justamente lo que aparté desdeel principio: que existiera una doctrina lingüística al respecto.Lo que formulé son puntos de vista personales, son proposicionesque falta discutir, precisar, extcnder, circunscribir en todos losdominios de la lingüística.

Distingo entre las unidades llamadas signos de la lengua toma­dos en sí y en tanto que significan, y la frase, donde los mismoselementos están construidos y dispuestos con vistas a un enun­ciado particular. Concibo pues dos lingüísticas distintas. En laetapa presente del estudio, es una fase necesaria de la gran re­construcción que apenas iniciamos y de ese descubrimiento dela lengua que sólo comienza. En la etapa presente hay que ela­borar métodos y conjuntos conceptuales distintos, estrictamenteapropiados a su objeto. De suerte que me parece muy ventajo­so, para aclarar las nociones que nos interesan, que se procedapor lingüísticas diferentes, si deben, separadas, conquistar cadauna más rigor, sin que ello obste para ver luego cómo puedenunirse y articul:lrse.

RICOEUR. Mi intervención concernirá a dos puntos: por una par­te, consideraré las implicaciones filosóficas de la distinción pro­puesta por el señor Benveniste; por otra, plantearé una cues­tión atinente a su extensión eventual. La distinción de lo se­miótico y lo semántico es de considerable fecundidad filosó­fica; permite reanudar la discusión acerca del problema funda­mental de lo cerrado del universo lingüístico. La lingüística seconquistó precisamente proclamando dicho cierre, instituyén­dolo, por consiguiente separando la constitución interna delsistema de los signos en la lengua de la captación de la realidadpor el lenguaje. Y al mismo tiempo la lingüistica ha creado unaparadoja, a saber, que el signo desaparece en su función esen­cial, que es la de decir algo. Ahora bien, la doble lingüística delseñor Benveniste permite volver al problema por otro lado: suconcepto de semántica permite restablecer una serie de mediacio­nes entre el mundo cerrado de los signos, en una semiótica, y la

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238 EL HO~tBRE EN LA LENGUA

captación de lo real por nuestra lengua, en tanto que semántica.Esta distinción de lo semiótico y de lo semántico llega muchomás lejos que la dicotomía saussuriana de la lengua y el habla.El señor Benveniste vuelve a encontrar el problema, ya vislum­br.ado por Meillet cuando distinguia la inmanencia v la tras­cendencia de la lengua, es decir las relaciones internas a la len­gua y su superación hacia alguna cosa otra. La doble lingüís­tica del señor Benveniste permite comprender que el lenguajese constituye en la clausura del mundo de los signos v no obs­tante se supera hacia lo que dicen. Al mismo tiempo que elapuntar a la realidad al nivel de la frase, Benveniste permiteresolver otro problema, el de la instancia del sujeto a su propiolenguaje por medio del nombre propio, de los pronombres, de losdemostrativos, etc. Sería intercsante, por lo demás, sabcr cómose sitúa el señor Benveniste ante Gustave Guillaume, quientambién se propuso "volver al universo" el lenguaje por mediode la morfología del discurso.

Quisiera ahora plantear la cuestión siguiente a Benveniste:en la perspectiva que ha abierto, ¿no habria que prolongar ladualidad de la semiótica v de la semántica hasta en el ordensintagmático? ¿No hay por un lado los sintagmas quc son cadainstancia de discurso, cada vez circunstanciales y referidos a unasituación y a un locutor singular, y por otro lado una "gramá­tica" que permite tratar como una producción autononnada lacreación de un número infinito de frases? Esta vcz es por elrumbo de Chomsky por donde habría que llevar la comparacióny la discusión. No es solamente la palabra la que puede serabordada desde el punto de vista semiótico y desde el puntode vista semántico, sino asimismo la frase. ¿Aceptaría usted ha­blar de una semiótica y de una semántica de la frase?

BENVENISTE. No me parece que la frase pueda hallar lugar enlo semiótico. El problema de la frase no se plantea sino en elinterior de lo semántico, y es por cierto la región de la lenguaa la que concierne la cuestión del señor Ricoeur. Verificamosque hay, por una parte, empíricamente, frascs y posibilidades defrases indefinidas, por otra, ciertas condiciones que rigcn la ge­neración de las frases. Cada lengua posee sin duda alguna deter-

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minado número de mecamsmos, de esquemas de producción,que pueden formularse, que hasta pueden formalizarse; es a re­conocerlos e inventariarlos a lo que se dedica cierta escuela delingüistas hoy por hoy. Pues bien, veamos, en lo concreto de sulabor, las operacioncs que practican los te6ricos de la gramáticagenerativa: observamos que siempre se sitúan dentro de unasintaxis real para fundar en razón lo que puede ser dicho y 10quc no puede ser dicho. Ahí cstá la distinción fundamental. Seprcguntan, por ejcmplo: ¿por qué procedimiento se pasa dedeterminada mancra dc dccir a otra? ¿Por qué procedimientopuede convertirse una frase de tipo activo, transitivo, en unafrase pasiva? ¿Por qué procedimiento se trasforma una proposi­ción asertiva en una proposición negativa? ¿Cuáles son las leyesquc gobiernan esta generación?

Por formales que sean estos procedimientos, expresados conforma axiomática, inclusive matemática, apuntan en definitivaa realizaciones. No dejamos de estar en lo semántico.

Quisiera precisar aqui un punto que quizá no realcé bastante.Lo que participa de la necesidad idiomática, del mecanismo gra­matical, es algo distinto, que pertencce a la cstructura formaldc la lengua v permanece fuera de lo semántico y de lo semióti­co, por no ser significación, propiamcnte hablando.

.\ LA PREGUNTA DE UN CONCRESISTA ACERCA DE LAS RELACIONES

ENTRE LÓGrCA y SEMIÓTICA, BENVENISTE RESPONDE: La necesidadv la justificación que los lógicos se dan a sí mismos a propósitode su emprcsa es evidentemente la noción de verdad, que condi·ciona los itinerarios y las divisiones instauradas en el interior dela lógica. Esta condición de conocimiento no es la condición pri­mordial para el lingüista, que analiza lo dado que es la lengual' que intenta reconocer sus leyes.

En cuanto al lugar de lo semi6tico, creo que es un orden dis­tinto, que obligará a reorganizar el aparato de las ciencias delhombre, Estamos, en efecto, enteramente al principio de unareflexión sobre una propiedad que no es aún definible de ma­nera total. Es una cualidad inherente del lenguaje, pero que sedescubre también en dominios donde no se imaginaba que pu­diera manifestarse. Son conocidos los intentos actuales de orga-

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240 EL HOl\IBRE EN LA LENGUA

nizar en nociones semióticas algunos datos tocantes a la cultu­ra o la sociedad en general. En el lenguaje se unifica esta duali­dad del hombre y de la cultura, del hombre y de la sociedad,gracias a la propiedad de significación cuya naturaleza y alcan­ce.procuramos deslindar.

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Vi. LÉXICO Y CULTURA

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16. DlFUSION DE UN TÉRMINO DE CULTURA:LATIN ORARIUM 1

El vocabulario de las lenguas antiguas y modernas está llenode préstamos quc se cruzan en todos scntidos. Numerosas deestas palabras han viajado hasta lejos dc su fuente, pasandode una lengua a otra mediante rodeos imprevistos, pero es muvraro que llegue a describirse el trayecto entero. En la mavoríade los casos, los etimologistas no sc quedan más que con' unaparte de los datos, los que interesan a su dominio respectivo.cuando que hay que seguir toda la continuidad del proceso vabarcar la extensión entera del campo lingüístico para tener laseguridad de describir exactamente v de comprender e! fenóme­no de difusión,

Quisiéramos mostrar esto mediante urr ejemplo. Luego dehallar la resultante extrema de un préstamo, a fin dc aelararlotuvimos que remontarnos hasta la fucnte primera, que es lati­na. Pero la exposición scguirá ordcn invcrso al de nuestra indaga­ción y partirá del latín para definir las condiciones iniciales vpara alcanzar en su consecución histórica las formas succsi"asde! préstamo, que se escalonan desde Roma hasta e! corazónde Asia.

El texto del Nuevo Testamento presenta cuatro ejemplos dc lapalabra UO"MPlOV "servilleta, pañuelo" v, hastante naturalmcn­te, la Vulgata la vierte cada vez por siidiírium "palluc1o paraenjuga'r el sudor", ya que SUd<lTium es el original del préstan'ogriego UI",MQIOV. Hay quc citar los cuatro pasajes.

Lucas 19, 20: ~ ~lVa aO\' íJV Flxov (htOX.FI~ti"ll" h oOl'~nt!íl~J "tumina, la cual he tenido guardada en un palla"; Vulg. ""Ia tila

1 Studia classica et orientalia ,'\ntonio Pagliaro oblata, Istituto di Clott(l[o~i~ dC1\.1Universíta di Roma, '-01. 1 (1969), pp. 213-218.

lH3]

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2-t-f I,ÉXICO y CULTURA

quam habui repositam 1Il sudario (arm. var§amak;' a. esl.ubrusu.3

Hechos 19, 11: (1jall xal fl"el rOl"; (tOOEVOlivtU; ,11lmpÉQEo8m U1tOtOl! XP"JtiJ; m"tot) Oltllt'llÍl'Hl ti oquxí,,8w "Oc tal manera que aun selIe"aban sobre los enfermos pallnelos o palios qne habian toea­do su piel (y eran enrados)"; Vulgo ita ut etiam super languidosdeferrentur a corpore eius sudaria et semicinctia (arm. t'a§ki·nak • kam l'ar§amak; a. esl. ubrusiL) .

Siempre con igual sentido, la palabra es empicada en unacircunstaneia particular cn San Juan. en dos pasajcs;

J. 1J. oH (resurreceión de Lízaro): "1 OI!'I; alJtolo ooubaQí<¡>"'QlfhÉbEto "su rostro estaba ennlClto en un lienzo"; Vulgo faciesil/íus su.darío erat ligata (arm. l'ar§allUlk; a. csl. ubrusu).

J. 20. -; (el sepulcro yacía): 10 001lhúV10\' íi fl" f1t1 t~; xEcpaA~;

"I·tolo "el lienzo que habia estado sobre su eabeza (= dc Je·stÍs ,"; Vulg. sudaríum qllod fuerat super caput eius (arm.mr§amak; a. esl. sudari l."

Estos dos pasajes han ckscmpeliad() nn papel deeisivo en lahistoria léxica dc sudúrium. Fne a partir dc cste relato" comosudarill1n. que designaba en genera\' ,. también aqni, un lienzopara cnjugar el sndor, adoptó. por ser mencionado entre losaderezos funerarios cuando la Resurrección, el sentido espeeí­fieo de "lienzo que envuelve la eabeza de los muertos". de don­de "icne fr. suaire'

l\Iás interesante atÍn, pero mueho menos aparente, ha sido la

~ Subrr.: arlll. \"llf!allla1:, préstamo dcl iranio. d. R5L, :¡1 (IQ:¡X¡, p. 70.., Con r1\SIl lIhnh "pafl\u:lo", r1\SO di,.l. obrus "scn'ilkta dc mcsa", del prefijo u­

\ el radÍ(:¡.1 dc ,lo csl. hu'f.\IH¿ti "horrar, cnjngar"; d. \1. V:lslIlcr, Rm\. dnll. 'rh.,111, p. 170.

1 Sobre fanillak. d. 11. Ililhschl11¡l1l1l, Arlll, CWIlIII., ]l- .,12, \ el dicdOll<lrio de:.\djarian, 11, p. 1112, t.m poeo c(lll(.'lll\cntl' d 11110 C01ll0 el otro. 1':1 origen iranio csprobable,

~ La forma 3. c~la\-a slIdari (rmo 'lldar' t'OlllO terll1ino cl'\csiá,ti(:o) \'iCllC lId gric­1;0 t1010búpwv (1..'1. Vasmcr, op. l"if., 111, p, 19). !':sta palabra l:;ricga pasó igualmentcal siriacu con la forma súd¡¡ra (Juan 11, 44; 20, 7); d. S. P. Hrocl, Lc :HIlSéoll, SO(l96i). Pll. 41):.t'J. .

~ Lus rdatos paralelos de los otros e\'angelios tienen tÚlIlinm diferentes: lTl'lbólV,lato ~indon (\Iarcos 15, 4t'J); OTOi..i¡. lat. stola (16, 5); lllJÓVHt, lat. lintcamina (Lu·cas Z-f, 12).

"1 Aparte de esto, wdariurn no sobrevive en romance más que en el dálmata sudar"paflllc1o" (dimin. sl/claro/i, de sudariolum), que conserva el sentido primero de la pa­labra latina. ef. FJ-:'\V, XII, p. 395.·

• Pero en espaflOl y portugués, antes de la acepción fúnebre: "~lIdadcro para lim­piar el sudor" lAcad.) ~' "pano, eom que antigamente se Jimpava (/ suor" (Figueircdo);y en italiano, sin ella: "pannolino pet asdugare i1 sudore" (Zingarelli). [1'.]

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DIFUSiÓN 1)1-: UN n::R1\IINO nI-: CULTURA 245

situación de sudarium en la tradición tcxtual latina. Nos pro­ponemos precisamcntc poncr en elaro una particularidad queprescnta y las consccucncias quc ha tcnido.

Para Jllan 11, 44,ft lhl'l; m"TOü IlOl-lhnpítp rtfQIFhÉhno "su rostrocstaba envuelto en nn licnzo", la Vulgata da, como Yimos, (a­cies i!lius sudario erat ligata, y nada parecc más natural quchallar, aqui como cn otros lados, el gr. aOl'hlíQlOI' ycrtido por lat.sudarium. Pcro, dc modo bastantc curioso, la Imís antigua tra·ducción latina, la Vetus Latilla (!tala) no traia aqui sudariumsino una palabra difcrcntc, orarium, quc la Vulgata eliminópara poncr el sudariulll del tcxto actual. No sc ha prcstado atcn·ción a csta discordancia, qnc no dcja dc scr notablc por másdc un lado. .

Antc todo hm' qnc rctcncr el hccho dc quc el latin disponia,para la misma noción, dc dos términos, orarill1l1 l' sudarill1n. Silos más antiguos traductorcs, al tcncr quc traducir cl allI'hlÍQtol'

de Juan 11, 44. cligicron oTarium. cuando qnc sudariulll parc'cía imponcrsc o, cn todo caso. sc prcscntaba primcro. scmcjantcprefcrcncia dcbe tcncr alguna razón. Se cxplica. crccmos. porla situación rcspcctil'a dc sudariulll l' dc ararill111 cn cl uso. En·trc las dos palabras, prácticamcntc sinónimas, la difcrcncia esdc nivel cstilistico. Sudarill111 pcrtcnccc a la bncna lengua clá·sica (Catulo. Quintiliano); orariulll dchia dc scr más común,si no cs quc vulgar. La forma misma tic oTariulll "Iicnzo para(cnjugar) la cara ". dondc cl tcma dc os ha rcmplazado a sud·,mucstra una crcación sccundaria dc intcnción cxprcsil"l. La pa·labra no aparccc hasta cl siglo 11', cn la Historia augusta, dondcdcsigna los licnzos qnc los cspcctadorcs agitaban cn cI teatropara manifcstar su contcnto: ipsulllque prilllll1n donasse orariapopula TOlIlc/Ila quibus uteretur populus ad {avorem,' d. enEusebio: r.UHl(iFíFI\' Tai; ('18oviw; h mi; 6fÚq)(U;.ll Se cita en se­guida, a principios del· siglo v, cn San Agustín: Tunc, sicutpotuit, ocululll lapsulll atque pendelltelll, loco suo revocatum,ligavit ormio.'" l'rudcncio. cxaltando a dos n1<Írtircs, rccuerdael milagro quc acolllpaúó a su Illncrtc: sc I'io asccndcr al ciclodos ohjctos, el anillo dc 1ll1O. cl paúnelo del otro: i!lius {idem

d Vopi~l'o, __\urc1janus, cap. XI.Ylll.

" llist cedes. VII. l'it por I.l'ckreq, Diet. {rare/¡. dlTd" XII. 2, P 2322.\0 Cil'. Dei. XXII, ~

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N6 LÉXICO Y CULTURA

figmans nube fertm anulus, lúe sui dat pignus oris, ut ferunt,orarium, II Con figma etimológica, orarium sui oTÍs. Otros ejem­plos de la latinidad cristiana, más recicntes, son citados porRiinsch. '"

Puedc vcrsc. pucs. en la clección dc orarium por los primerostraductores de los cvangelios para el noubáv,"v de Juan 11, 44,un reflejo del uso común. v cn el sudarium que pone en su lu­gar la Vulgata un cmpcilo dc bien decir. Es un hceho del mismoordcn quc el rcmplazamiento de lauaerum, que era el primertérmino latino para "bautismo", por baptism4 (·mus).

Pcro la aparición de orarium en la !tala no interesa sólo ala historia del vocabulario latino. Ha tcnido, afuera, consecuen·cias quc aún no han sido advertidas.

La versión gótica de los evangelios nos queda por lo que tocaa dos ·pasajcs. antcs citados, donde el gr. nouMQlOv y lato suda­rium sc corresponden. Es intcrcsantc vcr cómo traduce Úlfila.

El primcr cjcmplo es Lncas 19. 20: "(tu mina quc he guarodado cnvuelta) Iv nOl'b"ví<¡J, in sudario", cn gótico: (sa skattsPeins P'JIlei habaida galagidana) in fanin. Esta palabra gótica,fana. vicrte ell otros lados (Mat. 9, 16; Me. 2, 21) el gr. ilü,.o;,lato pamlUs "pieza de tejido (para reparar un vestido)". Demodo que el traductor ha tomado aquí sudarium no cn su sen·tido propio, sino cn su acepción eontextual de "pieza de tela,paila (para cnvolver un objeto cualquiera)".

El scgundo cjemplo gótico es, casualmente. Juan 11, 44, "surostro estaba envuelto en un lienzo (noub"Qi<¡J) ", el pasaje mis­mo donde la Itala da orari1l1n y la Vulgata sudarium. Es tradu­cido: wlits is aura lid bibundans. El término gótico no es yafana sino aurali quc, como ha sido reconocido desde hace mu­cho. procede del latín orarium. l

" Se aprccia pues un acuerdonotable entre la versión gótica y la de la Itala. No puede ser azar

H PmdCllcio, Peristcph. t, vv. 85·6.l~ lIe al\lIí, integra, la noticia de IL Ronsch, /t¡¡la llnd Vulgata, 1875, pp. 318-9:

orarilllll = sudariulIl, /intclllll, Jo. 11, 44: ct facies cius orario [oou6ap(q)j conligatacrat, Brix. Rchd. Ambros., Corb. (ligata). - AlIg. ei\,. XXlI. 8; oculum lapsum ..]jgarit Orario. - Ambros. d. Ohit. fratr.: di"ilJUlll mud fidcliulll sacra mentum ligarifecit in orario et orariulIl in\'ol\'it colla. - Paulin, vit. Ambros.: íactabat etjam tur­ha. lHaria \'cl scmicínctia Slla. - Proclo pcrist. 1: hic sui dat pignus oris, ut feruotU{ar;lllll. - .\et. ¡u!. lIJart. c. 2 al'. Ruiuart: acccpit orariulTI ct Iiga\'it aculas suos. ­Act. ~Iarcian. et :"\icandr. c. 3 ib.: orariis oculis martyrum círcumdatis. - Treb. PolJ.CJ:.¡ud. 1i. Vopisc. Aurel. 4!l.

la ef. S. Feist, Vergl. Wb. der gato Spr.", p. 68a.

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DIFUSIÓN DE UN Tf:R?>.UNO DE CULTURA 247

el que, en el lugar mismo donde ésta presenta orarium, el gó­tico diga aurali por gr. OOUbáQIOV. El traductor gótico ha debidoutilizar, al lado del griego, un texto latino antiguo tal como elBríxianus, que trae en efecto orarium."

Fue preciso que la forma latina orilrium se volviese 'orariumpara dar el gótico aurali.15 El préstamo del latín fue tomado-lo cual confirma su carácter popular- por varios dialectosgermánicos independientemente; de ahí qne las formas difierandel gótico por la flexión: a.a.a. orul, orel; a. ingl. orel, orl, dedonde a. noruego url(an) "velo para el rostro".'· Debía de seruna palabra difundida por las provincias romanas, y que diver­sos pueblos germánicos adoptaron en fechas diferentes.

El destino de orarium habría quedado en esto, sin duda, y lapalabra no habria alcanzado otra notoriedad, de no ser porquenna circunstancia imprevista le abrió nuevas vicisitudes. A par­tir del siglo VI se denominó orarium, en la liturgia cristiana, a lapieza de pallo que el diácono llevaba sobre el hombro izquier­do" y que más tarde, hacia los siglos XI-XII, se llamaría stola"estola".'· Del lenguaje común, entonces, pasó orarium al vo­cabulario eclesiástico. Con el sentido de "estola" era un térmi­no nuevo, y a tal título se difundió ampliamente fuera del la­tín, hacia el este de Europa, y de ahí a las lenguas del cristia­nismo oriental. No estará de más reunir los testimonios.

La etapa decisiva fue la adopción de orarium en griego, conla forma WQÚQIOV "estola". Fue a partir del griego como se rea­lizó el proceso de difusión. La palabra fue adoptada por a. esl.urart "WQÚQLOV" en el Eucólogo sinaítico 38 b,'· de donde a. rusouraTl, oran, ruso orar' "banda estrecha sobre el hombro izquier­do de la vestimenta del diácono....• Del griego procede asimismo

14 Acerca de la importancia del Brixianus para la traducción gótica, cE. W. Streit·berg, Die gotische BibeJ, pp. XLIISS.

lió !'Ir. H. }ellioek, Gesch. der gol. Sptllche, 1926. pp. 183, 185.111 E. Schwan:, Goten, Nordgermanen, Angelsachsen. 1951, pp. 041-'\2.17 Acerca del conjunto del problema del orarium litúrgico, sigue siendo de provecho

leer el estudio de Hefele, BC"itriige zur Kirchengeschichte, 11, 186", pp. 186$$. UnafOima más reciente de orarjum es oraJe (d. Du Cange), que dio a. fr. orel, sinónimode orier "estola" < or3rium (d. FEW, VII, pp. 3M·;).

18 En una homilía de San Juan' Cris6stOffiO (d. Hdele, op. cit., n, pp. 186ss), los dii­conos son comparados con ángeles, y Jos leves patios de su hombro izquierdo (A.r1ftalóOóva, bl 'twv aplo"repwv lfiJ.'W'V) con las alas de los ángeles. •

l' "Se advertirá la representaci6n de ro inacentuada por esl. u" (Meillet, gt. surl'étym. et le vocab. du v. sJave, p. 187) .

• ef. M. Yasmer, Ru... etym. Wb., 11, p. 2701.

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248 d:X1CO y CULTURA

el armenio or.ar, urar "estola" 21 cn los esentores ecJesiústieos,así como el georgiano olari, definido como una "larga banda depaño sembrada de cruces que el sacerdote oficiante se ponesobre el hoillbro izquierdo"." Reaparece en siriaeo como 'oriJ­rá,". y el sinaco 'orara proporciona a su vez el original de lapalabra sogdiana cristiana wrr' que hemos idcntificado" en unfragmento de un escrito acerca del simbolismo de los accesoriosdel culto." He aquí la traducción del pasaje sogdiano: "Los dosdiáconos junto al altar son a imagen de esos úngelcs quc sonvisibles a los pies y la cabeza de Nuestro Seüor. La estola (wrr)sobre su hombro izquierdo (pr wy§nty s'ptw f)'q) es para quemuestren que son servidores (frm'n ptYW§)'t)".";

Así orarium, "paño para el rostro, paüue!o", vuelto términode liturgia con el sentido de "estola", ha ido a parar hasta elAsia Central 27 gracias a los misioneros de lengua siriaca, entanto que desaparecía del latín mismo. Desde la Vulgata ora­rium ha sido remplazado en su sentido propio por slldari1l11l, ymás tarde, en su sentido litúrgico, por stola. Sólo los préstamosextranjeros conservan testimonio de su existencia.

n H. Hübschmann, Arm. Grarnm., p. 369, n. ,Oh.~ En el diccionario de Chubinov, p. 391.:13 Ejemplos en Payne Smith, ThcsallIlls, l, p. 100. 1..1 pabhra no es citada sino

incidentalmente en A. 5chall, Stlld, tiber gricch. FrCIlIc/II'Órtcr im S;.rischen, I9óO,p. 176 fin, 2fi fin.

21 B5L, 53 (1958), fase. 1, p. 70.~ Ed. Hansen, Rcr/iner sogdis<:he Texte. 11. 195;, pp. 9llhs .• ]J. ;, 27, 28."'" Fragmento citado en JI, 2555. Para el simholismo de la rstob, Ullllpirr\r l1n tex­

to de Inocencia Uf (citado por Jldrh:, oJl cit., JI, p. ]9"'1 "StoL\ tjU<lf.' super 3111ictnlTIcolla saccrdotis incumbít, ohocdientialll ct \cr\'ÍtntCI1l sj~¡¡ibc;¡1 qllalll DOlllillm 111l\·niulIl proptcr salutclll scrvorulll suhil'it,"

Hemos presentado un panorama dc1 \ocabnbrio cristiallo Cll ,ogdiano ~" ('\1 tnrc'~

antiguo en la compilación intitulad;! COri('lIft cri,tialllJ ¡¡tlb ,tO¡jd de/Id ciriJta.Accad. dei Lincei, Roma, 1964. pp, ~5'-9I.

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17. GÉNESIS DEL TÉRMINO SCIENTIFIQUE 1

La constitución de una terminología propia marca en todaciencia el advenimiento o el desenvolvimiento de una concep'tualización nueva, y con ello señala uu momento dccisivo dcsu historia. Hasta podría decirse quc la historia propia de unaciencia sc resume en la de los términos que le son propios. Unaciencia no comienza a existir ni puede imponersc más que enla medida en quc hac;e existir o impone sus conceptos en sudenominacióu. No tiene otro modo de establecer su legitimi­dad sino espccificar, denominándolo, su objcto, quc puedc serun orden de fenómenos, un dominio nuevo o un modo nuevode relación entre ciertos datos. El instrumental dc la mente con­siste primero en un inventario de términos que enumeran, con­figuran o analizan la realidad. Denominar, es decir crear un con­cepto, es la operación a la vez primera y última de una ciencia.

Considcramos así la aparición o la transformación dc los tér­minos esenciales de una ciencia como acontecimientos princi­pales de su evolución. Todos los trayectos del pensamiento es­tán jalonados por estos términos quc indican progresos decisi­vos y quc, incorporados a la ciencia, suscitan a su vez nuevosconceptos. Es que, siendo por naturaleza invenciones, estim,-,lanla inventiva. Con todo, la historia de la ciencia todavía no poneestas creaciones cn el lugar que merecen: pasan por no intere­sar sino a los lexicógrafos.

Pero hay que distinguir. Nombres de matcrias, de cuerposnuevos -aparecen sin cesar en química-, tienen un interés denomenclatura, pero rcstringido a la especialidad y, por lo de­más, como a mcnndo Son invcntados cn el instantc o por aso­ciación arbitraria, represcntan el cxtremo dc la particularidad.Los términos instructil'os son los quc se vinculan a un conccptonuevo designado a partir de una noción tcórka ("civilización","evolución", "transformismo", "información", etc.), pero tam-

1 L'Age de la Science, Aix, II \1969), lllÍm 1, pp. 3-7.

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250 Lf':XICO y CULTURA

bién aqnellos que, derivados de una noción anterior, le agreganuna determinación nueva.

Con el fin de estudiarlo aqui, proponcmos un ejemplo típi­co, el de un adjetivo tan usual que nadie le busca comienzo, ytan necesario que ni se imagina uno que tuvo quc comcnzar; eladjetivo scientifíque. Parece dado con la noción misma deseíenee, de la que instintivamente se le creeria contemporáneo einmediatamente derivado. Pero las aparicncias nos cngaüan tan­to acerca de la relación con el término básico como sobrc elconcepto que introduce.

Entre scienee y scientífíque la relación de derivación formalno es ni clara ni usual. Los adjetivos extraidos de términos no­tables en las grandes provincias dc la ciencia acaban general­mente en -ique (tipo sphere: sphéríque; atcm1e : atomique) o,por vía culta, en -al (espaee: spatial; genre : général). Nada im­pedía la creación de un adjetivo como 'scientíque o 'seíential;incluso hubiera sido la forma más natural, la que se presentabade buenas a primeras. A la generalidad del concepto de seieneehubiera respondido un derivado de clase muy general. Así hanprocedido por su cuenta las lenguas modernas que, fuera de latradición latina, tuvicron que crear semejante adjetivo. De Wis­senschaft "ciencia", el alemán sacó wíssensehaftlieh, de nauka"ciencia" el ruso hizo naucny¡. En los dos casos el adjetivo apli­ca una forma sufijal, -lieh en alemán, -ny¡ en ruso, de funciónmuy amplia y así de débil cspecificidad.

Del todo opuesta es la relación entre scientífique y scienee.Este tipo de adjetivo derivado en ·fique sobre la base de unsustantivo abstracto no tiene otro representante en francés másque precisamente seientifique, y éste ocupa una situación sin­gular con respecto a la formación de que participa. Si se ex­ceptúa cierto número de fermas vueltas inanalizables (prolifi­que), los derivados en -fique no son nunca simples adjetivos derelación, como lo es seíentífíque ante seíence. Muestran unafunción "factitiva" muy pronunciada: ealorifíque, frígorifique.soporifique "que produce calor, frío, sueño", paeífíque "quetrae la paz", honorífique "que procura honor". Repuesto a estaserie a la que ciertamente pertenece, scientífíque significarápropiamente no "de ciencia" sino "que hace ciencia". Es lo queobserva con razón Lalande:

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GÉNESIS DEL TÉRMINO HSCIENTIFIQUE" 251

Scientifique. Propiamente, que sirve para construir la ciencia. De or­dinario y más ampliamente: que concierne a la ciencia o que pertene.ce a la ciencia.:.!

Pero no se ofrece ninguna interpretación de este sentido pro­pio, y no sc ve por qué science -y sólo science- habría recibi­do como adjetivo un derivado en -fique que significa "que hace(ciencia) ", más bien que un simple adjetivo de relación fácildc formar con uno de los sufijos usuales.

Ya Littré había presentido este problema cuando, indicandola etimología de scientífique por "lat. scientia, scienCe, et facere,'faire' ", observaba:

Esta palabra que parece haber sido creada en el siglo XIV significa:que hace ciencia, y es también el sentido que tiene en Oresme.3 Perocon el sentido que le damos, estaría mejor con final en al o aire: scien.tial o scientiaire. 4

¿De dónde viene entonces que la lengua haya hecho esa elec­ción singular, dejando el camino que se le ofrecía de una deri­vación normal, la que indica Littré?

Estamos ante un caso particular, que parece salir de la normay del que no hay causa general que dé razón, Hay pues que exa­minar las condiciones de hecho que han producido este adje­tivo. Contranamente a lo que creía Littré, scientifique no seformó en francés. Como todos los adjetivos en -fique, viene dellatín, donde la clase dc los compuestos en -ficus "que hace",bien establecida desde la lengua clásica (bene-ficus "bienhechor",honori-ficus "que hace honor"), se mantuvo productiva hastabaja época'

De hecho, scientificus data del período tardío del latín."Aparece por primera vez en el siglo VI de nuestra era. Es ya un

2 Lalande, Vocabulajre de philosophje, s.v. sdentifique.a Citas del siglo XIV en Littré: "De ces parties une est scientifique ou spéculative,

¡'autre est raciocinative ou pratique, Oresme, Eth. 171. Et pour ce au~si que la propo­sition singuHere laquele est le derrenier tenoe en ceste patique, n'est pas universellene sdentifique c'est·a-<iire que de elle n'est pas science, Id. 199:'

, Littré, DicUonnaire, arto scienti/ique, fin.B Acerca de estos compuestos, el. F. Badee, La I01mation des COQJpo~s nomjnaux

du Jatin (Ann. Iittéraires de )'Univ. de Besa~on, vol. 46), Paris, 1962, pro 207·221.B En la obra ante. citada de F. Bader, scicntifiau figura .1 finu de padgrato 250,

entre los adjetivos en ·licus que indican sencOlamento "que te refiere •.. .... Mostramosaqui que no es éste el sentido origio¡}.

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252 LÉXICO Y CULTURA

hecho digno de observación que semejante intervalo separescientid, usual entre los mejores autorcs elúsicos, dc scientificus,nacido siete siglos después. Sc diría quc la noción dcnominadascientid hubicra permanecido incrtc largo ticmpo, mal definida.flu~tuante, representando según los casos un "sabcr", un "co­nocimiento", un "arte". una "técnica", hasta alcanzar 111uchomás tarde la ctapa de "ciencia". Y la creación dc scientifiL11Scn e! siglo VI parcce confirmar la emcrgcncia del conccpto dc"ciencia" en esta época. Pero ¿a qué ncccsidad obcdccc la formapropia del adjctivo? Hay quc remitirsc aqni al autor quc crcóscientificus, Boccio.

Es a Boccio a quicn sc dcbc la invcnción dc cstc término.quc sc tornaría la calificación ncccsaria dc toda "cicncia". Noobstante, no fuc un neologismo quc bastc con rcgistrar,' y scsimplifican las cosas cstablecicndo una relación lineal. de! la­tin scientificus al francés scientifique: por una partc, scientifi­cus en Boecio no significa "cicntifico" cn el scntido quc nos­otros entcndemos; por otra, scientificus no es el único derivadode scientia forjado por Boecio. Creó también el adjetivo scien­tialís_ Es pues una doble relación 10 quc hay que elucidar, la dcscientificus a scientid, y la de scientificus a scientialis, tomandouna y otra en su fuente misma.

Boecio no produjo scientificus en sus escritos originales a se­guidas de una reflexión pcrsonal accrca dc la ciencia; forjó lapalabra para los fines de su traducción de Aristóteles. En talfaena tuvo que inventar muchos equivalentes latinos dc unvocabulario técnico quc Aristóteles, por su parte, invcntó cn granmedida en griego. El adjctivo "cientifico" aparccc varias "cccsen la vcrsión dc los Segundos analíticos, cn particular cn cstcpasaje decisivo (1, cap. 2, 71 b 18):"

7 Los diccionarios etimológicos del fmncés (B1och-\\';ntbnrg, Dal1?:;lt) rCI\JitensdentdicllS a Boccio, sí, pero sin mayor precisión, ni m:ís ni Illenos qUl' los dicl'iOllario\latinos.

P. ZUlIlthor. en \\'artbnrg. Fram:üsischcs ctYIlHJ/()gi.~ches \Viirlcr!mch. XI, J%1. Pi>309b \" 310b, informa útilmente de la evolUclón del se .ticlo de .~óclltjfiqlll..· I:Il frall­cés, ló ella1 nos ahorra insistir, pc:ro no dice Il;¡d¡l aceTCI dt, ti forlllaóón de LIt.sciclltificllS. Battisti"Alt:ssio, Dizio¡¡;¡rio dilllologko italiarlO, V. 196(1, p_ 119K, S,\.~l,:i(.'lItiiico. indican solamcnte: "laL tardo (Boc?:io) ~cil'lItifit'll.~ da sci(.'lls-cllti.~ (~t'irc)

~Illm()ddl() di hencficlls malcficus HlllnificLls ClT." \lcllm cxplicito aún Corolllill,I~,

J)jccjoll¡nio uHi(.'o ctilllolúgi(.'o de la lellgua c<¡stdlalJ<I, l (19Q¡, p, -91h· ''t-it'lItífimdel lat'. tJrd io scientifjcus".

~ Para este texto aristotélico utilizamos la edición Ul' W. D. Ross y L. \hllio·Pal·

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r.t:NESIS DEL TÉRl\.IINO "SClENTlFlQtIE" 253

á.rróhf I~l\1 hi: A.É¡'(I) O'lJ'J..OYllJ~tOV E1tI O'Tl¡¡.lO\'I.XOV. fJ'Cl rT"tIlllOVtXOV <'Ji:,

Aiyw ... xnO' OV np iXfl\' UtlTOV f1tl(JTd.~lfOa' ... 0"11/J.OYIOIl(); ~lfV ¡ILit>

EO"tlU xnl (IVf11 TOllTO)V, dJTObfl~l; h' Ol1)'. EOTal. ()ll yaQ JlOlllOEl EJIIO­

"1lU j".

Por demostración entiendo el silogismo científico, y llamo científicoa IIn silogismo cuya pmicsión misma constituye para nosotros una cien.tia. U11 silogismo puede de fijo existir sin estas condiciones, pero noserá una demostración. pues 110 será prodllcti\"() de cienciaY

Boecio traducc: 1"

Demonstrationem autern dico syllogisrnum epistemonicon id est facien­tem scirc, sed epistemonicon dico secundum quem (in habendo ipsum lscimus. .. l:t sine his dctllonstratio autem non erit, non enim facictsci<"ntiam.

Toda la articulación del razonamiento y la elección de lostérminos latinos se elucidan juntos en la versión de Boecio.Vierte la expresión en acusativo (Tt1MoytOt!ov E1ttO"tlH.lOVlXOV tras­crihiéndola por syllogismum epistemonicon, pero aiiade la glo­sa: it est facientem scire "( silogismo epistemónico), es decir quehace saber", utilizando por adelantado la definición que Aristó­teles da lineas -abajo: el silogismo será una demostración porque"producirá la ciencia", "ouíOH E"lOtlíl"]V, faciet scientiam. Aquítenemos. en esta cualidad de "producir la ciencia, scientiam fa­cere", el criterio y la fórmula misma que hacen reconocer unademostración scienti-fique. Y un poco más lejos, cuando Aris­tóteles se ocupe de las EltlOt'll'0Vlxa\ u"OhEiS.', (75 a 30) ,Boecio dirá con toda naturalidad scientificae demonstrationes."La equivalencia ha sido encontrada y el término queda fijado.

Citemos ahora de los Tópicos:

IneJo (Oxford, 19M), donde la introducción (p. VI) informa sobre la historia de latraducción latina de los Segundos analíticos y da (p. xs) las referencias ,al AristotelesLatinus.

9 De la tra.ducción francesa de J. Tricot, Organoo IV, Les Secondes Analyfiques,ed. de 1966, p. 8.

tO 8oecio,' Posteriorum Analyticorum Aristotelis lnterpretatio I , cap. 2, ed. de Migne,PatroIogie grecque, t. 64, p. 714.

11 lbid., p. 720.

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254 LÉXICO Y CULTURA

'AdOí. I!Ev .reV ~ÉAnov .0 bLli .Wv lt(JOtÉQ<Ov ni uotEQU ltfLQii06mYVWQ,tt;lV .mOt'l]I!0vIXÓ1:EQOV YUI' .0 tOLOÜ.ÓV .on (141 b 16).

En el sentido absoluto es pues preferible esforzarse por hacer cono­cer las cosas posteriores por las cosas anteriores, pues tal procedimientoes más productivo de saber.12

En Boecio:

Simpliciter igitur melius per priora posteriora tentare cognoscere, nammagis scientificum tale est.13

En el mismo tratado, 01 .mOt'll!0vIXO\ oulloYL0l!oí (155 b 15)es traducido scientifici syllogismi.14

Resulta pues que Boecio forjó scientificus para traducir eltérmino aristotélico .ltLOt'lI!0VlXÓ., y que emplea siempre esteadjetivo scientificus en la plenitud del sentido etimológico:"que produce el saber". Los contextos de los pasajes citados nodejan duda sobre este valor, único que puede explicar la forma­ción del neologismo.

Tanto más interesante es descubrir que Boecio da una tra­ducción diferente del mismo término aristotélico .ltIO''lIlOV'xÓ,en un pasaje de los Segundos analíticos (77 a 38) donde .QÓlt'll!u.lt'OT'lllOvlxÓV es traducido por interrogatio scientialis. He aquíotra creación de Boecio. Juzgó necesario introducir aquí un de­rivado distinto y nuevo, scientÚllis; es que aquí, en efecto, en­tiende Aristóteles por .I'ÓlTllfl-U .lt'Ot'lIlOVlXÓV una interrogaciónacerca de la ciencia, como lo muestra la continuación (.QÓl"lI-'Uyewfl-E'I"Xóv, tutl'lXÓV "interrogación sobre la geometría, sobre lamedicina"), y no "que crea la ciencia". De manera que Boecioha distinguido dos acepciones de .mOt'lI!0VlXÓ.: 1] "propio dela ciencia", que tradu~e scientialis, y 2] "que produce ciencia",que vierte por scientificus. El término griego ¡lttot'lI!0VlXÓ; era,por su parte, un neologismo creado por Aristóteles sobre el temade ¡lt'Ot~fl-Wv "que posee el conocimiento cientifico" (d. Segun­dos aMUticos) (74 b 28) para que sirviera de adjetivo a .mo·

u pe la trad. francesa de Tricot. Organon V, Les Topiques, ed. de 1950, p. 236.111 Boecio, loe. cit., p. 973.l' Boecio. loe. cit., p. 993.

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GÉNESIS DEL TÉRMINO "SCIENTIFIQUE" 255

t~¡tll. '" Ocasiona cn Boecio una doble definición; cada una exi­ge un término distinto y nuevo. Pero scientialis 16 no ha sobrevi­vido. Solamentc scientifictls sc ha generalizado, sea por razonesdoctrinales, sca a causa de su mayor expresividad y, pasado alas lenguas modernas del Occidente, se ha convcrtido en un útilconceptual inseparable de la noción de ciencia y de la cienciamisma.

lb En 10 tocante a la formación, compárese con los adjetivos i¡YE!J.OVUGÓ¡;, YV(l)JW"vtXÓ¡;. !J.vr¡IJ.OV~)(Ó;.

III Hubiera dado al francés el adjetivo sciential que Littré, con atinado sentido de laderiV:ición, estimaba más apropiado que scientifique para el uso moderno.

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18. LA BLASFEMIA Y LA EUFEMIA 1

Blasfemia y eufemia: adelantamos estos neologismos 2 para aso­ciar en la unidad dc su manifestación dos conceptos que nose acostumbra estudiar juntos, y para cstablecerlos como activi­dades simétricas. Vcmos en la blasfemia v la eufemia las dosfuerzas opuestas cuya acción conjunta produce el reniego ["blas­femia contra Dios, la Virgen o los santos": Acad.; fr. ;uron J.

Consideramos aquí el reniego como la expresión blasfémi·ca por excelencia, enteramente distinta de la blasfemia [bIas·pheme J como aserto difamante con rcspecto a la religión o ladivinidad (asi la "blasfemia" [blaspheme] deJesús proclamán­dose hijo de Dios, Marcos 14, 64).3 El reniego pertenece porcierto al lenguaje, pero constituye por sí solo una clase de ex·presiones tipicas con la que el lingüista no sabe qué hacer y queen general remite al léxico o a la fraseología. Con ello sólo seconservan del reniego los aspectos pintorescos, anecdóticos, sinfijarse en la motivación profunda ni en las formas específicasde la expresión.

En las lenguas occidentales, el léxico del reniego o, si seprefiere, el repertorio de las locucíones blasfémicas, tiene suorigen \. su unidad en una característica singular: procede dela necesidad de violar la interdicción bíblica de pronunciar elnombre de Dios. La blasfemia es, de punta a cabo, un procesode palabra; consiste, en cierto modo, en remplazar el nombrede Dios por su ultraje.

1 Archivio di Filosofía ("L'analyse du Iangage théologique. Le flOro de Dieu", Actesdu eolloque organisé par le Centre international d');;tudes humanistes et par 1'Institutd'ttudes philosophiqucs de Rome, Roma. 5-11 de enero de 1966), diretto da EnricoCastelli, Roma, 1969, pp. 71-73.

2 En español no son neologismos; la segunda palabra existe al menos como nomblepropio. En francés sí: blasphémie, euphémie. La "blasfemia" de siempre en españoles en francés blaspheme. En este capítulo "blasfemia" traduce blasphémie, neologismofrancés, salvo indicación en contra. Con el distingo que establece el autor a continuación,los sentidos quedan daros. [T.]

3 Al parecer, los diccionarios no suelen atender a esta distinción: "blasfemia: palabrainjuriosa contra Dios, la Virgen y los santos" {Acad.}; "blaspheme: parole qui outragela Divinité, la religion" (Robert). [T.]

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LA BLASFEMIA Y LA ImFEMIA 257

Hay que prestar atención a la naturaleza de esta interdicciónque cae no sobrc el "decir alguna cosa''', que seria una opinión.sino sobre el "pronunciar un nombre", que es pura articulaciónvocal. Es propiamcnte el tabú lingüistico: cierta palabra o nom­brc no debc pasar por la boca. Simplemente se retira del regis­tro de la lengua, se borra del uso, no debe existir más. Sin em­bargo, y es condición paradójica del tabú, este nombrc dcbe almismo tiempo continuar existiendo como prohibido. Es asi,coma cxistentc-prohibido, como hay que plantear igualmenteel nombre divino, pero además la prohibición va acompaiiadade las más sevcras sanciones, y es acogida por pueblos que des­conocen la práctica del tabú aplicado al nombre de los difun­tos. Esto subraya aún más intensamentc el carácter singular decsta intcrdicción del nombrc divino.

Para comprenderla, y asi para ver mejor los resortes de lablasfemia, hay que remitirse al análisis que Freud dio del tabú."El tabú -dicc- es una prohibición muy antigua, impuestadesde afuera (por una autoridad) y dirigida contra los deseosmás intensos del hombre. La tendencia a trasgredirla persisteen su inconsciente; los hombres que obedecen el tabú son am­bivalentes con respecto al tabú." Parecidamente, la interdic­ción del nombrc de Dios refrena tIllo de los deseos más intensosdel hombre: el de profanar lo sagrado. Por si mismo, lo sagradoinspira conductas ambivalentes, como se sabe. La tradición re­ligiosa no ha querido quedarse más que con lo sagrado di\'Ínov ha excluido lo sagrado maldito. La blasfcmia, a su manera.quiere restablecer esta totalidad profanando cl nombre mismode Dios. Se blasfema el nombre de Dios, pues todo lo quc scposee de Dios cs su nombre. SóliJ por ahi sc puede a1c<mzarlo.para conmoverlo o para herirlo: pronunciando su nombre.

Fuera del culto, la sociedad exige que el nombre de Dios seainvocado en una circunstancia solemne, que es el juramcnto.Pues el juramento cs un sacramentum, un llamado al dios, tes­'tigo supremo de verdad, v uná devoción al castigo divino cncaso de mentira o de perjurio. Es cl más grave compromisoque pueda contraer el hombre y el más gravc quebrantaúúentoque pueda cometer, pucs cl perjurio no ataiie a la justicia delos hombrcs sino a la sanción divina. Oc modo quc cl nombredel dios dcbe figurar cn la fórmula del juramento.

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258 LEXICO y CULTURA

En la blasfemia también debe aparecer el nombre de Dios,pues la blasfemia, como el juramento, toma a Dios por testigo.El reniego es un juramento, si, pero un juramento de ultraje.Lo que lo caracteriza propiamente concierne a cierto númerode condiciones que tenemos que deslindar sucesivamente.

La principal consiste en la forma misma de la expresión blas­fémica. Abordamos aqui el dominio de la expresión emocional.tan poco explorado todavia, que tiene sus reglas, su sintaxis, suelocución. Li blasfemia se manifiesta como exclal1Ulción, tie'ne la sintaxis de las interjecciones, de las cuales constituye lavariedad más tipica; no utiliza sino fornlas significantes, a di­ferencia de las interjecciones-onomatopeyas, que son gritos("¡oh! ¡ay! ¡eh!"), y se manifiesta en circunstancias especí­ficas.

Hay que devolver su fuerza plena al término "exclamación"cuando se estudia el fenómeno lingüístico de la blasfemia. ElDictionnaire général define así la exclamación: "grito, palabrasbruscas que se dejan escapar para expresar un sentimiento vivoy súbito". El reniego. es en efecto una palabra que se "deja esca­par" bajo la presión de un sentimiento brusco y violento, im'paciencia, furor, percance. Pero esta palabra no es comunicati­va, sólo es expresiva, por mucho que tenga un sentido. La fórnltl­la pronunciada en blasfemia no se refiere a ninguna situaciónobjetiva en particular; el mismo reniego es proferido en circuns·tancias bien diferentes. No exprcsa más que la intensidad deuna reacción a esas circunstancias. Tampoco se reficre a aquelcon quien se habla, ni a una tercera persona. No trasmite nin­gún mensaje, no abre diálogo, no suscita respuesta; ni siquie·ra es necesaria la presencia de un interlocutor. Tampoco descri'be a quien lo emite. Éste más se traiciona que se revela. Se leha escapado el reniego, fuc una descarga emotiva. Con todo,csta descarga se realiza en fórmulas fijas, inteligibles y dcscrip'tibies.

La forma básica es la exclamación "¡nombre de Diosl", esdccir la expresión misma de la interdicción, y se refuerza con elepitetoquc subrayará la trasgresión: "jsanto nombre de Dios!'"Adjuración inversa donde Dios pucde ser remplazado por una

, S¡l(.'rC JIUIII dI.' DiclI es en francés mucho más "fuerte," que "santo nombre deDios" (,:n cspaiíol. [T.]

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LA BLASFEMIA Y LA EUFEMIA 259

de sus paredras, "Madona, Virgen", etc. Es el "feo juramento"que mencionan los cronistas de la Edad Media. Se acentúa laintención ultrajante adhiriendo al nombre divino una invectiva,sustituyendo el "n~mbre" por el '.'cuerpo" 5 o talo cual de susórganos, o por su "muerte", redoblando la expresión (tipo:"bon Dieu de bon Dieu!"). Cada una de estas variedades gene­ra numerosas variantes y permite invenciones insultantes oburlescas, pero siempre dentro del mismo modelo sintáctico.Otro procedimiento consiste en invocar por su nombre al anti­Dios, al Diablo, con la exclamación "¡Diablo!" La necesidad deviolar la interdicción, profundamente replegada en el incons­ciente, halla salida en un proferimiento brutal, arrancado por laintensidad del sentimiento, y que se consuma vejando lo divino.

Pero esta exclamación suscita en el acto una censura. La blas­femia suscita la eufemia. Se ve ahora cómo se sustentan losdos movimientos. La eufemia no refrena la blasfemia, la co­rrige en su expresión de palabra y la desarma como juramento.Conserva el marco de locución de la blasfemia, pero introduceen él tres modos de cambio:

1] Remplazar el nombre "Dios" por cualquier término ino­cente: jnom d'une pipe!, jnom d'un petit bonhomme!, o ¡bonsang! [o nada: ¡por vida de ... !"].

2] Mutilar el vocablo "Dios" por aféresis de la final: parDieu! > pardi!, o sustituirlo por una misma asonancia: par­bleu!

3] Crear una fOfila sin sentido en lugar de la expresión blas­fémica: par le sang de Dieu! se vuelve palsambleu!, ¡e renie Dieu!pasa a ser iarnibleu! [en espaiiol, p. ej., "pardiez"].

La blasfemia subsiste, pues, pero es enmascarada por la eufe­mia que le quita su realidad fémica, y así su eficacia sémica,volviéndola literalmente despojada dc sentido. Asi anulada, lablasfemia alude a una profanación por el habla, sin consumar­la, y desempeiia su función psíquica, pero invirtiéndola y dis­frazándola.

5 De;amos los ejemplos franceses, agregando apenas alguno en español. Quizá allector le agradc multiplicar los ejcmplos por Sil cllcnta. [T.]

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19, CéJl\IO SE FORMO UNA DIFERENCIACIóNLf:XlCA EN FRANCf:S 1

Es un hecho de la observación el que dos siguos léxicos de for­ma muy \Tcina pueden carecer de relación asocültiY<l porquesus significados permaueeen distintos, Si hav no obstante razo­ues para peusar que dichos dos signos son en efecto de igualfamiha, se plautea la cuestión de 'l\'Criguar qué factores los hendisociado l' cómo se ha reahzado esta delimitación nueva, quetiene sin bIta que desplazar otros signos,

Tal es el prohlema teórico en torno del cual se organizadel anúlisis aqui presentado de un dato léxico del francés, Elpunto de partida fue una ohservaeión fortuita, Nos llamó laatención primero, l' luego nos la retul'O, el parecido que exhihendos signos del francés, distintos l' todo: el I'erho umellltÍser Iel stlstanti,"o menuísíer. 'I'an clara \' ceHida como es la relaciónformal. lo es de incierta la del senti~lo, Alllel1lliser es "hacer músllH:ntldo. mós delgado"; un 11lelluísier es un "ohrero qne trabajala madera", ¿lIal' alguna relación? l\tís hien, lo que experimen­tar;Í el "sentimiento lingüístico" es uné.! ausencia de relación.I'nede eonjetmarse, hastante lagamente, que la juntma es eladjctinl mell11, peTO nada en el uso actual aproxima menuisiery menu, y es seguro qne estas unidades léxicas no serán asocia­das espontúneamente, antes al contrario, se tenderá a sepa­rarlas,

El prohlema es, pues, I'er en 'iué nivel de la lengua puede serrestamada esta relación, I cómo l' por qué fue rota, No es unestudio histórico en el sentIClo tradicional del término, sino un;JlIúlisis dcscripti\'() de 1Il1:J rdación considerada en \'arios estadossllccsin)s de liBa c\'olucióll lingüística.

En efecto, desde el pnllto en 'iue se trata de nll<! relación en­tre sigilOS. el campo del estlldio es SiIlCrc'lllico, y cuanclo estarclacic'Jl1 es tina yariablc. se pasa de una sincronía ;¡ otra. De

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2ól

modo que tcnC1l10S que dc1imitar estas sincronías, sin cuidar­uos de las diYisioues históricas, en la continnidad hngiiistlca dela qne el francés es la fase actual.

Entra primcro la tentacie'm de buscar en antiguo francés elnexo que yincnlaría ell1zellláser y menuísier. Pero. por el con­trario. allí estos términos parecen diH~rgir mLÍs aún, ya que a. fr.(a)lnenuiser significa "reducir a paIn)" y a. fr. mel1ui,~ier se dicede artesanos en dí\TfSaS materias. no solamente en tnadcra.:! Ladiferencia existe la, sólo qne artlenlada de otra manera.

Hay por tanto que remontarse mús atrús, ,1 la etapa del latin,describir el dato búsieo, qne cs el adjetll'O 7IIiulltllS, lnego larelación de este adjetll'O con sus derilados, y construir asi elmodclo con cI que seni comparado entonees'el estado de estarelación en francés. Esta descripción de los hechos latinos de'ber<Í realzar los rasgos distlntil'os de la noción. Nunca sobrandeterminaciones a fin de definir un signo.

No hav por qué detenerse en la forma de 7IIi1l1dllS con respectoa 7IIillllO, "disminuir": es perfeetame'nte normal, de partieipiopasivo. F,I valor de participio estú igualmente claro en un ejem­plo como éste: "eonsnl alter equestri proelio uno et vulneresuo milllltlls ('disminuido, debilitado')"."

Lo que ha prodneido un cambio en los I'<llores semúntieos demillutus l' de sus deril'ados es su cambio de cstatuto: de parti­cipio, se ha I'uelto adjetivo, l' ha adquirido el scntldo aproxima­tivo de "menndo". Todo partió de aqui; es de este tfÚnsito deuna función a otra, que alcja milllltlls de sn pertenencia I'erbal,del que resultan los rasgos nncnJS quc componen su definiciónléxica. Hav quc ponerlos en claro.'

Una particularidad inicial. que no ha sido observada, en lafunción de adjetivo que 7IIilllltllS asume, es como la prolonga­ekm de su origen partleipial. En virtud de que 7IIillUtlls parti-

" L()~ datos ,edil ót.\dus lll;ÍS adr:\alltc. p_ ~-ll.

" l.it. XXI, ;2, 2., ;\'0 h:lCl'lllm un estudio h\tllt'Jgico. Dd ri<:<l lllaterial ofrecido por el articulo

1Jlilltltlls del Th"S;lllIllS lillgml/: t.tillae (VIII, pp. 1038s. ) hemos elegido algunas citasl'M:lltl'ristica~. Otras proceden de Jlllcstra~ propia~ lcctmas.

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262 d:XICO y CULTURA

cipio enunciaba un cstado rcsultante de un proceso transitivo,y de que el proccso denotado por minuo consiste en un cambiogradual ("disminuir" es "hacer menor"), minutus adjetivoenuncia la calificación como relativa v opositiva. No indicauna, propicdad en estado absoluto v no 'sirve de sustituto popu·lar a parvus "pequeíío"." Por mú;utus se entiende lo que es"más reducido cn volumen (que el estado normal)". Esto sedesprende de la sintaxis misma de los usos antiguos, donde confrecuencia minutus es empleado, ya sea eu comparativo o ensuperlativo, ligado u opuesto a un adjetivo comparativo, o bienen gcneral en un contexto que sugiera tal valor comparativo, porcjemplo con diminutivos. He aquí algunos ejemplos que perte­necen a varias fases de la lengua:

O Si venisses Capuam, quod ct pueros minutos vides liben­ter et maiores animadvertere non vis ... • "te gusta ver a losniííos pegueííos, los mayores no te interesan";

O piseiculos minutos aggerebant frequenter ut a maioribusabsumerentur; 'i

O forma esse oportet magnitudine media, Quod nec vastasnec minutas decet esse eguas' (el contraste con media mues­tra qne vastas y minutas índican el exceso de las cualidadescontrarias) . .

O Di me omnes magni minutique et etiam patellarii, .' fa­xint ... "

O Unus tibi hie dum propitius sit Jupiter, tu istos minutoseaue deos f10cei feeeris, "con sólo gue este Júpiter (= yo) tesca propicio, no hagas caso de esos dioses subalternos",''' A locual el otro responde: "Sed tandem si tu Juppiter sis mortuus,emn ad deos minoris redierit regnum tuum, quis mihi subve-

:) COIIIO diC<:1I Emout ~' :\Icillet, p. 40'3. Se dieroll algunas sustituciones de parvuspor lIIinutus, pero sólo en sentido figurado, y Cicerón las condena: "abutimuf sacpe\'crbo, lit (;1111I graudem oratiancm pro magna, rninutum anilmllll pTO parvo dicimus"(in Orat. 27).

~ Fragmento de lIna Epínula Latiua de Vanón ap. ~ollio 141. B. El sentido fuec1uddado por H. Dahlmann, .\"USClllII Helveticum. VII (1950). pp. 21Iss., que re­mite a Suctonio Allg. lj 1, 111Clcbat cum pllCriS minutis, y hace una ob,crvación justa,pero sumaria e incompleta, acerca de la oposición rninutus/maior.

~ Vano», R.. R. 11I, 17, 6.~ Vanón, op. cit., 11, 7, 4.~ Plauto, Cist. ;22.Ju Plauto, Ca$. HJss

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11NA DIFERENCIACiÓN LI~~XICA EN FRANCÉS 263

niet tergo ... "," "supongamos que tú, mi Júpiter, acabes pormorir, cuando tu reino haya vuelto a los dioses inferiores, ¿quiénes el que protegerá mi espalda ... ?", indicando la ecuaciónminutus = minar.

O curculiunculos minutos fabulare, "no me ofreces más quegorgojitos diminutos" (como quicn dice: tres veces nada); 12

vínculo entre minutus y e! diminutivo;O euge, Iitteras minutas . .. ! -Verum qui satis videat, gran­

des satis sunt, "¡ah! ¡qué menuda escritura!.. -Para quien tie­ne buenos ojos es bastante grande"; 13

O nutricas pueros infantes minutulos ut domi proeurent; 14

O piscieulos minutos; '"O ossa uide!icet e pauxillis atque minutis I ossibus hic, et de

pauxillis atque minutis I uiseeribus uiscus gigni, "( él ensella)que los huesos están formados de huesos infinitamente peque­1105 y menudos; la carne, de carnes infinitamente pequel1asv menudas"· 18

, O multís' partibus hic (se. aer) est mobilior, multisque mi­nutior, et mage pollens (op. aer crassior); 11

O aer .. ' dispergitur ad partis ita quasque minutas corporis,18"e! aire se difunde casi en las partes más menudas del cuerpo"(= superlativo);

O ... ne laneum latusculum manusque mollicellas. .. tibíf1agella conscribillent . .. ue!ut minuta magno deprensa nauis inmari ... '" (los alrededores ponen minuta en el rango de un di­minutivo) ;

O salem non nimium minutum aspergito; '"O napí quoque, sed integri; si minuti sint, maiares etiam 111­

secti; 21

O itaque populus minutus laborat; nam isti maiores maxillae

11 'bid. 1H, de la trad. de Emollt.u Pl<louto, Rud. llZ;:.1.' Plauto, Bacch., q'n.u Plauto, Poen., prol. 28. Son éstos todos los ejemplos de minuttls ell Plauto.15 Terencio, Andr. 369.11 Lucrecio 1, SH"7, de la trad. de Emout.1: LUClccio IV, 118.l~ Lucrecio IV, 89,.11' Catlllo Z;:, 10.1IO CoJume!a xu, 56.n Columela. loc. cit.

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264 d:XICO y CULTURA

semper Saturnalia agunt, "es asi como el pueblo mcnudo estácn la miseria; pues para todas esas grandes mandíbulas, siem­pre son las Saturnales"; 22

O minutis maioribusq'ue abscessibus; "O (Attila) forma breuis, lato pectore, capítc grandiore, minu­

tis oculis ... "Estos ejemplos, que í1ustran el valor de comparativo propío

de minutus, muestran lo que lo distingue dc parvus y dc tenuis,en virtud principalmentc de los enlaces y oposiciones sintagmá­ticos cn quc ingrcsa, tanto en empleos figurados -que no cita­mos- como en aquellos donde minutus conserva su sentidoliteral.

Una circunstancia particular afiade un nuevo rasgo a csta defi­nición: es la influencia del adjetivo griego lElt'óc;. Como estainfluencia no parece haber sido advertida," hay que exponerbrevemente la razón y las pruebas:

1] Al igual que minutus, AElt'ÓC; es un viejo participio vueltoadjetivo; minutus se le acerca en sentido, a partir de una nociónverbal del todo distinta. La relación entre el verbo Mlt'" "des­vainar, mondar" y AElt'ÓC; como participio no se aprecia más queen un cjemplo homérico (Y 497) donde A.lt'óC; califica el gra­no de maíz [sic: T.] despojado de cascarilla bajo los pies de losbueycs. Pero cs una supervivencia. En todo el resto de Homero,y aun dcsde el micenio (re-poto), AEnóc; aparece como adjetivocon el scntido de "delgado, menudo, fino";

2] ¡",nóc; tiene cn sus primeros empleos una implicación com­parativa que se manifiesta va por unión a otro adjetivo en com­parativo (hom. fiMiÍ TÉ oí í3vúo(Jwv tE vóor;, AE1CTrl bÉ tE Iliin;, K

226), ya por una oposición contextua!: cn Herodoto, 'ú AElt'Ú,wv ltQ()~(h",v "el ganado mcnudo", en contraste con los anima­les grandes (1, 133; VIII, 137); ¡"'lttú ltAoia "embarcaciones menu­das", op. ](fVT1IXÓVTEl}OI, TVI~Qfl:; (VII, 36); l..f1tTUl üXQaL "lllenu-

l!:t Pt:tronio, Sato 44. 3, de.: la trad. de Ernout..\!:t Ce\s. v. 18. i.~. Jordanes, Gel. 3;, I !:IZ.:lIi No es mencionarla ni en el articulo del Thesaurm ni tU los diccionarios etimo·

lógicos de ·Ernout·\1eíllct y de J. B. flofmann.

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UNA DIFERENCIACIÓN LÍ-:XICA EN FRA:"íCf~S 265

das puntas rocosas", demasiado mcnudas, en efecto, para rocas,v tomadas por navios desdc Icjos (VII, 107).

Estas dos caractcrísticas dc AFlt'Ó; prefiguraban las que seperfílan cn latín en el empleo dc millutus. Ante estas coinci­dencias, nada tiene de sorprendentc quc cscritores romanos im­buidos dc cultura griega hayan propendido a confrontar mi­nutus V Afmó;, V luego a hacer de minutus el equivalente deAflt'Ó; cn varias accpciones nuevas, que son verdaderos calcos.

El neutro Aflt'ÓV tomado cama sustantivo designa en e! Nue­vo Testamento una moncda mcnuda: fue vertido al latín comominutum: f~a4v 4ltT" Mo = Vulgo "misit duo minuta"; '" 'w;xal 1"0 EOXU"tO\ AE1t"tOV drtobw;: = Vulgo "donec etiam novissinlumminutum reddas"," locución provcrbial: "( no saldrás de aquí)hasta que hayas pagado hasta el último maravedí".'"

Otra acepción, igualmente técnica, de! neutro AEltTÓV, tras­puesta al latín, habría de correr con gran suerte. Los astrónomosgriegos designaron por Af1tTÓV, en el sistema sexagesímal de 1'0­lomeo, la sescntava parte de un grado de círculo, y después dela hora. Para traducír csta nocíón, e! latín escogió minutus, queempezó por especializar cn una cxpresión descriptiva; así enAgustín: "dies et horas minutioresque horarum articulos"; 29

luego lo convirtió en dcsignación directa, primero minutum,después minuta ("minuto"), quc se implantó en la mayoría delas lenguas modernas. Por último, y siempre imitando e! griego,el latín distinguió la minuta prima ("9';nov 4móv), que es nucs­tro "minuto", y una subdivisióu sexagesimal, minuta secunda(~EÚ"tEQOV AE1t"tÓV), nuestro "segundo".

Por lo demás, minutus reproduce 4mó, en una serie de ex­presiones no técnicas, de las cuales he aquí algunas:

O aer minutior (op. crassior) en Lucrecio evoca la AEltTÓT11;del aire según Platón, así como la definición de Aristóteles: 4lt­l"Ó"tEQov a~Q {íbu"tO~; 30

O mi-nutus para calificar los scres "menudos" recuerda Tl1AEltTl1 TWV lt90~ÚTWV (Herodoto, antes);

>llI Marcos, 12,42; Lucas, 21, 2.t1 Lucas 12, 59.ll8 Son éstos todos los ejemplos de Af1t'tÓ¡; en el NT.W Aug. Cont. VII, 6, 8.;¡u Aristóteles, Phys. 21 5 b 4.

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266 LÉXICO Y CULTURA

o minuta nauis (Catulo, antes), y AEm;a ttAoia (Herodoto,antes) ;

O sal minutum, "sal molida",'! y !D.a, AEm;óv (Hippiatr. gr.);O populus minutus, minuta plebes, "el pueblo menudo", y

01 AEm;oí (Polibio).Toda posibilidad de coincidencia fortuita o de desenvolvi­

miento espontáneo queda excluida en los ejemplos que propor­ciona la !tala, donde minutus fue elegido para traducir AEm;ó,:

O concides de i/lis minutum traduciendo ouyxó'l'El, ex TOOTWVAEllTÓV 32 (Vulg. in tenuissimum pulverem);

O facta sunt mi-nuta = AEm;óTEQov" (Vulg. contrita sunt);lo mismo en la !tala, el denominativo minutare traduce AEll­

TtÍVEIV en Salmos 17, 43: minutabo = AEllruvw (Vulg. commi­nuam), "yo (los) reduciré a polvo", y el participio minutatus,en locución predicativa con facere, vierte gr. AEm;ov lIOtEiv: simu­lacra . .. minutata facies = E(bwl.a AEllTa 1l0l~(JEl," (Vulg. dis­perges).

Fuera de los textos bíblicos, pero bajo la dependencia de estaequivalencia consagrada, se encuentra en Tertuliano el com­puesto minutiloquium, que debe ser una traducción del gr. AEll­ToAoy'a.8$

La expresión concidere minute (minutim, minutatim), "cor­tar en trozos menudos" (cf. arriba la cita bíblica de la !tala),es paralela al gr. AEllTa TiAal en Teócrito; TItv ~í~av Xó'l'aL AE1lTItV(Hippiatr. gr.). Es frecuente en latín en las recetas culinarias.El tratado de Apicio De re coquinaria, escrito en los primerosafios del siglo 1 d.c., trae ya muchos ejemplos; s. minute con­cidere se comparará con el gr. AEllTOX01lEiv "picar menudo".

Definiendo así las zonas de empleo donde minutus concuerdacon el gr. AEm;ó, hasta haberse vuelto su equivalente de traduc-

al Varr6n. R. R. 111, 9, ) 2.a J!:xodo 30, 36."" Dan. Z, 35.M lsaías 30, 22. El annenio tiene aquí mamase'es, "harás pedazos" .• Más bien que de IJ.lx.QoAoyLa indicado por Ernout·Meillet.• Ve~ Apicio, De re coquímuia, ro. de André (París, 1965). SS 68, 103, 104-S. 126.

174, etc,. y para la definición del minuta' "fricasé de pescado, menudillo o carne pi­cados" (p. 12S).

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UNA DIFF.RENCIACIÓN LÉXICA EN FRANCÉS 267

ción, se advierte mejor dónde no coinciden. Aquí está el puntoesencial.

La noción central de minutus, y que permanece constante enlos más diversos empleos, se deja definir ahora. Este adjetivocalifica lo que tiene poco volumen por estado natural -seresvivos, órganos corporales, etc.- o que es reducido al estado defragmento por rotura, aplastamiento, segmentación; es lo quepasa con las materias inertes: minutum ferTUm, "un trocito dehierro (para probar un imán)"." Se dirá de todo lo que se ob­tiene por división de un continuo o de un entero: así minutumpara una pequeña división monetaria, minuta para una pequeñadivisión del grado. Con un verbo que signifique "cortar", eladjetivo minutus o los adverbios minute minutim minutatimindicarán lo que tiene poco espesor, lo que está reducido a re­banadas delgadas (aquí se ve la transición de minutus al fr.mince, émincer)." Esta definición cubre todo el conjunto delos nexos de minutus y conviene así, pues, también a los em­pleos equivalentes del gr. Af1lTOr;.

Pero el dominio del gr. Af1lTOr; es más extenso que el del latominutus. En una porción importante de sus empleos, Af1lTOr; re­basa minutus. Desde la época homérica y aun ya en micenio(ri·no re-po-to = ¡'¡vov Afmov),'· el adjetivo griego se aplica a lasmaterias traba;adas por el hombre, a los objetos de dimensionesreducidas y finamente trabajados: hilo, cordones, tejidos, vesti­dos, velos, cueros, bronces, ).i1lT' iJ¡'áxaTa (Q 97), Afmñ ll'lQLV0'l'('1' 885), ¡'¡VOlO Afmov {íWTOV (I 661), Afmar; OOovar; (~ 595),E¡llaTa Af1lTá (x 511), IOTOV AfmOV (~95), 'l'iiQor; Afmov (E 231),"É1lI.Ol ¡'E1lToí (t¡ 97), AfmOTaTOr; xo/.xor; (Y 275), Af1lTOTáTt¡ QlVOr;~oor; (Y 276); ligaduras finas como de telaraña: bÉollaTa ... iJÚT'uQáxvla ¡'Emá (O 280), y en general a las obras de gran habili­dad: ola OEUwV Afmá TE "al xaQíEVTa "al uy¡'aa ~Qya 1lÉ1.0VTOl,como la tela tejida por Circe (" 223).

La noción preñada aquí se desprende de la última cita: ¡'Ema~Qya, es la finura de un objeto realizado por el traba;o huma-

ro Varrón, L. L. oc, 94.as Sólo por preterición mtncionamos tsta relación del lat. minutus con el fr.

mince, que no entra en nuestro tema.18 ef. Lejeune, Mémoires de philologie mycénienne, pp. I 33ss.; referencias textua­

les en Morpurgo, Mycenaeae graecitatis 'e,ticon, 1963, pp. 291, 296.

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268 d:XICO y CULTURA

no. No va la pequcila dimensión natural de un ser o dc unacosa, ni el fragmento menudo arrancado a una materia, sinola delicadeza de una obra: AE1tTÓ;, calificando a Egyov, introdu­ce en la definición los valores de la técnica \. del arte.

Tan característica es, tan antigua también, esta relación ins­tatuaaa entre ÁElttÓ; y EQYOV, que produce el compuesto Áf'JtTOllQ­

y~;, que aparece desde la época homérica: EOOO; AE1tTOUgyÉ;. "unvestido dc fino trabajo",'" y lucgo vienen los derivados A"nol'~­

YEiv, AErrtOtIQYó:;, AE1t:tO\\~tY\fl. AUt"t"OllQY1XÓ:;, que se desarrollan conlos oficios, y que se encuentran sobre todo a partir de comien­zos de nuestra era, cn los papiros.

El hecho que merece aqui atención particular es que el nom­bre de agente AE1tTOUgyÓ, se especializa bastante pronto para elartesano que trabaja la madera: es un "carpintero", un me1Jlli­lIier. Ya Diodoro de Sicilia, en el siglo 1 a.c., da AE1tTOUQYÓ; coneste sentido: ,lQXLTÉxTova; ,lOgotaa; "al AE1tTOUgywv MfiOo; (parala pira de Heplaistion),41 donde AE1tW"QYÓ; "carpintero" se opo­ne a UQXLTÉXTWV "encargado de la obra grande", y abundantesmenciones en papiros e inscripciones lo confirman." Una va­riante, AE1tT01tOI6;, ha sido seilalada recientemente." El griego harealizado en AE1tTOUQYÓ; un nombre de artesano que respondcexactamente al fr. menllisier.

Ahor~, este desarrollo de AE1tT6; para calificar los objetos me­nudos producidos por la labor del artesano, carece dc paraleloen latín en el empleo de minutus. No se encuentra mi1Jutlls enla tenninologia latina de los oficios. 0, más bien, aparecc enuna sola ocasión, en un contexto harto instructivo, a propósitode un artista griego alabado por Varrón. Para que el ojo -diceVarrón- pudiera discernir meior el detalle de los menudos mar­files que esculpía Mirmécides, habia que ponerlos delante dcun fondo negro; H eran en efecto minllta opera, como dice porlo demás: "in Mynnecidis minutis operiblls".'" Y Cicerón carac-

..' lfimnos homéricos 31, Ii.n Diod. Sic. 17, 115.•~ Los testimonios principales están reunidos en los diccionarios de Lidddl·Smtt

McKenzie y de Preisigke. s.\'..a Louis Robert. Noms indigenes dans /'Asie .\filleme ~rá·o·rulll"jlll·, París, 1961, p

Z92. n. .... Hay que mencionar además t;UAOllPYÓ;, que se ha mantenido en griegomoderno. Sobre ;UA.lXÓ,QlO¡; "carpintero", cf. L. Robert, XUQ\O'tiU,llO'V El; .\ }('OQAó:",6ov, Atenas, 1964, pp. 338$$.

46·VarJÓn, L. L. VII, 1.... lbid. IX, 8.

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t':\"A DlrERE:"'CIACIÓ'" d:XTCA EN FRANd:s 269

te'riza con los mismos términos la obra de este artista: "Mvrme­cides minutorum opuseulorrml fabricator"!" En estos dos 'auto­res, nutridos dc cultura helénica, hablando dc un escultor gricgoquc era célebrc por sus obritas de marfil y de bronce," la ex­presiún minuta opera, ajena al uso latino, es verosímílmente latraducción de un término griego tal como AErrto"~yí,,.

Si minutus no designaba jamás un producto fabricado y caefuera del vocabulario de las artesanias, con mavor razón llegónunca el latín a designar por minutus o por U;] compuesto oderi\'ado de minutus el trabajo específico del "carpintero", comolo hizo el griego con i,Eltto\lVYó;. Hav una prueba notable: en elEdicto de Dioeleeiano, donde abundan los nombres de oficios,encontramos precisamente Af..1tt"OllQYo; t"ExvÍt"tE por "carpintero",pcro el equivalente latino es faber intestinarius,"

Asi cra dcnominado el obrero que ejecutaba el opus intesti­nHl11, los trabajos de carpintería del interior de la casa, en oposi­ciún al opus teetorium; por ejemplo en Varrón, "villam operetectorio et intestino . . , spectandam"; '" y Plinio dice del abeto:"abies ' " ad quaecumque libeat intestina opera aptissima siueGraeeo siue Campano siue Siculo fabricae artis genere", "elabeto, " es mm' bueno. " para todas las obras de earpínteríaen estilo griego, campmúano o siciliano", "" Faber intestinarius:el latín no tenia otra manera de designar el "carpinterc,¡" cn laépoea en que el griego dccía Af1ttO\.VYo; tExvítl]; o sencillamenteil.f;TTOll()YÓ;. La creación de un término de igual sentido en lasdos lenguas obedeció a modelos completamente diferentes: elgriego aprovechó quc A,.,TTÓ; calificaba desde el origen el trabajoartesanal para restringirlo al trabajo particular de los artesanosde la madera, con la forma del compuesto A.FrrtollVYó;; el latín,no pudiendo emplear con estc fin minutus, y por lo demás pocomclinado a forjar compuestos (Jos cn -fex como aurifex son ra­ros \' poco productivos), crcó una denominación de tipo des­criptivo, con faber acompaúado de un adjetivo quc especificael modo de actividad: inte.stinariu.s. Era el procedimiento nsnal

pI .\l';Id, lJ, 120. El gramático ,\pl11c~o (licc también dc \linnécides: "Fuit scnlptor,ldlllir,l1ldll~ iu IIIIIllttis lIlarllloreis opcri/lm fur1ll311(lis·· (Orthogr. ~i l.

,e U Fliano, " 11. 1, 1-;-; ,\th. Xl, ¡H2h; Plinio VII, 21, 21, XXXVI, ~, 15." ef Bhllllll{'r, Ikr \J:rúlII;lltarif ,k.\ Diok/eitiall, p. 106.'" \',Int"lll. H H. 111. 1, 10.

I'lillio '\\1. ~~~. de la tr<l{1 <k\J1{lrl'

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270 LÉXICO Y cutTURA

para formar nombres de artesanos: se extraía un derivado en-arius de un nombre de materia, acompañado o no de faber: así(faber) ferrarius "herrero"; (faber) aerarius "fundidor", plum­barius "plomero", lapidarius "tallador de piedras", etc., y tam­bién lignarius, el cual no se sabe a qué orden de la carpinteríaalu"de.5l

Tal es en definitiva, comparada con la de AElltÓ;, la situaciónde minutus. Ni el adjetivo ni ninguno de sus derivados (minuta­re, minutia, minutalis, minutatim) se refieren a una actividadartesanal, y especialmente al trabajo de la madera.

Consideremos ahora los datos del antiguo francés. Se distri­buyen con bastante claridad y no es preciso gran aparato de ci­tas" para situarlos con respecto al modelo latino.

El adjetivo menu (que tiene un diminutivo menuet) "depoco volumen, de poca talla" (op. gros) ocupa la misma posi­ción que tenía minutus en latín, y la conservará en francés mo­derno.

El verbo menuiser que prolonga el lato minutare (de hecho*minutiare), significa asimismo "reducir a pedazos menudos".Ejs.: "cum poudre [les1menuiserai; les iours de son tens me­nuisas; la terre pour apporter fruict sera menuisée et amollie parle soc de la charrue", etc. Es aún por cierto el sentido latino.y cuando Montaigne escribe: "(Le vif argent) se va menuisantet esparpillant", ya es el sentido actual de s'amenuiser.

El valor técnico comienza a aparecer con menuier "adelga­zado, delgado", que designa, con un nombre de persona, el que"ejerce un oficio menudo" (marchans menuyers) , y sobre todocon menuierie "obras menudas", producidas por artesanos endiversos oficios. Puede medirse la variedad de los empleos conestos tres ejemplos: "enrichir d'entaillures, paintures, armoie­ries et autres menuieries plaisans iI l'ueil"; "joyaulx d'argent dernenuietie"; "faire mettre ladite maison et ses appartenances enbon et souffisant point ct estat de rn(i)enuierie, charpenterie etautres reparacions".

51 Cf.Liv. xxxv, 41, 10.M Las que damos proceden del diccionario de Codefroy, bajo los encabezados en

cuestión. ef. también Tobler·Lommatzsch, Altlr. Wb., 1, p. 341; V. pp. 145Sss.

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UNA DIFERENCIACIÓN LÉXICA EN FRANCÉS 271

Más duradera será una derivación paralela, que se constituyesobre e! tema menuis-, base de! verbo menuiser, y que producelos nombres genéricos femeninos menuise (lat. minutiae) "pe­dazo menudo, objeto pequeño", menuisaille "trozos menudos,restos; pececitos", y por último menuiserie.

Con menuiserie empieza un desenvolvimiento nuevo que vaa enriquecer e! vocabulario de los oficios. Por menuiserie co­mienza por entenderse toda suerte de obras menudas ejecutadasen todas las materias por artesanos calificados, en oposición agrosserie, que designa las piezas grandes, particularmente las delos herreros.'· Hay una ¡nenuiserie de los orfebres, una menui­serie de los herreros. Todavía en 1498 una ordenanza menciona"les ouvrages tant d'ot que d'argent, en grosserie et menuyserie",y en la misma época se habla de menuiserie en e! oficio de ce­rrajero.

A la vez se instituyó menuisier como nombre de artesano, conia misma extensión y variedad de empleos. De acuerdo con laoposición entre menuiserie y grosserie, existió, ante menuisier,un nombre de artesano grossier "herrero", atestiguado en e!siglo XIII, pero pronto desapareció. Un menuisier puede trabajarmaterias preciosas: "ung ouvrier, d'or et de pierres menusier",o la madera: "vous menuziers, besognez de bois sec", o meta­les. En su Glossaire des émaux, Laborde define bien e! término:

Cada oficio tenía sus menuisiers, el fabricante de artesas al igual quelos orfebres, los hojalateros, los cerrajeros, etc. Eran obreros cuyo talen.to y aptitud empujaban a la ejecución de las obras más delicadas, másmenudas. En las cartas patente de 1396 se habla de huchiers-menui­siers. cuerpo de oficio que comprendía a la vez los dos géneros de apti.tudes: los fabricantes de artesas, que responden a nuestros menuisiers,los huchiers.ménuisiers, a nuestros ebanistas. La acepción de la palabramenuisier, restringida a los obreros en madera, data de fines del si.glo XVI.54

He aqui cómo se llega al sentido moderno de menuisier. Estapalabra no tiene antepasado latino, ni en su forma ni en susentido. Para producirla hicieron falta dos innovaciones suce­sivas en antiguo francés.

M El a. fr. grosselie se mlvió en inglés grocery.~. Citado por Codcfroy. s.v. mcnuisicr.

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272 Lf:XICO y CULTURA

En primer lugar, la crcación del término menuisier, pararesponder a una división creciente de las técnicas y dc los cuer­pos dc oficios, que acarreó la lIlultiplicación de los nombres dcespecialidad. Esta creación se hizo primcro directamcnte el par­tir de menu v sólo secundariamentc echó mano de! tema me­más-. Como -nombre de artesano, menuisier es ajeno al verbomenuiser "reducir a particulas menudas", quc nunca designóun trabajo de obrero.'"

Otra innovación, realizada a fines del siglo XVI, restringemenuisier al sentido de obrero encargado de las obras en made­ra. A partir de este momento sc transforma la situación deltérmino:

1] menuisier no tiene más quc un vinculo de consonanciacon (a)menuiser;

2] el significado de menuisier pierde toda relación con el demenu;

3] en adelante un vinculo asociativo liga menuisier, signoaislado, al grupo de huchier (anticuado hoy), clwrpentier, ébé­niste, parqueteur, etc., por el rasgo distintivo que se les hacecomún: "trabajo de la madera";

4] la ruptura del nexo entre menuisier y menu v la especifi­cación técnica de menuiserie para e! trabajo de la madera, ha­cen que menuiserie deje de oponerse a grosserie. Este últimotérmino, quedado sin empleo preciso, desaparece. En adelantemenuisier se delimita con respecto a charpentíer: " ... tant pourl'art de la hasche, que ]'on appelle la charpeate en Lcvant quepour la menuiserie" (Brantome); "Si on regarde bien le plusbeau buffet ou chalit d'alors, ne dira+on pas que c'est charpen­terie et non pas menuiserie?" (Estienne) .'"

En suma, el francés rchizo cspontáneamente el mismo ca­mino que el griego antiguo, cuando especializa menuisier parael obrero de la madera, como el griego lo hizo con AFlttOl'e­yó;. No hubo mediador latino cntre estas creaciones sucesivas.';

"'., El \"crho mCllujser con el sentido de "e¡ecutar UIl trabajo de carpintería", es 1110·dcrnn \' reconstruido sobre llIcmlisicr.

:" Citados por Littré, s.v. ch;lrpentc;.; Se cnCl1cntra en Du Cangc, 1\', 425. esta cita de tllla carta de 121Q; "Praecipi

ficri de 1lll.:0 proprio de trigillta llIarchi~ argenteis quellldam militcm minutatulll snper(-"¡HUm SllIllIl, l't illuc1 tradi ccdc~i;l(' B.\1 Carnotensi pracccpi'" Este nnplco clt,miuutó/fu\ es t'\'idl'lltcllIcntc ulla trasposición del a fr. tlH.'lIuiSt; "trilha;ado l'1I llIe"IlUdo"',

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UNA DIFERENCIACIÓN LÉXICA EN FRANCÉS 273

Pero en griego el vínculo entre "'''tÓ~ y ""'tOuQYó~ snbsistió,porque Asmó~ estaba desde el principio asociado a la terminolo­gía de los oficios, en tanto que en francés menu no portaba va­lor técnico. Así menuisíer se alejó de menu y de su derivadoa.menuÍSer.

Esta ruptura de vínculos formales entre signos muy próximos,en beneficio de nuevas agrupaciones asociativas, es un fenóme­no mucho más frecuente de lo que parece. Sería provechosorealizar un estudio sistemático de estos fenómenos, que mani­fiestan la vida cambiante de los signos en el seno de los sistemaslingüísticos, así como los desplazamientos de sus relacionesen la diacronía.

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20. DOS MODELOS LINGüíSTICOS DE LA CIUDAD 1

En el debate incesante acerca de la relación entre lengua y so­ciedad, no se suele salir del punto de vista tradicional de lalcngua "espejo" de la sociedad. Nunca se desconfiará bastantede estc género de imágenes. ¿Cómo podría la lengua "reflejar"la sociedad? Estas grandes abstracciones y las relaciones, falsa­mente concretas, en que son reunidas, no producen más queilusiones o confusiones. La verdad es que cada vez sólo soncomparadas así una parte de la lengua y una parte de la socie­dad. Por el lado de la lengua, es el vocabulario el que hace dereprescntante, y dcl vocabulario sc pasa -indebidamente, porfalta de justificación previa- a la lengua entcra. Por el ladode la sociedad es el hecho atómico el que cs aislado, el datosocial en tanto precisamente que es objeto de denominación.El uno remite al otro indefinidamente, y el término designantey el hecho dcsignado no contribuyen, en este apareamientode uno a otro, sino a una espccic de invcntario lexicológico de lacultura.

Consideramos aquí otro tipo dc comparación, a partir de lalengua. El análisis conccrnirá a un hecho de derivación, pro­fundamente ligado a la cstructura propia de la Icngua. Con ellose introduce un cambio de perspectiva cn la indagación. Lacomparación sociolingüística no se ejerce ya sobre una sustan­cia, un dato léxico, sino sobre una relación entre un términobásico y un derivado. Esta relación intralingüística responde acierta necesidad de configuración a la vez formal y conceptual.Además, siendo intralingüística, no le toca suministrar una de­nominación de objeto, sino que significa un nexo (por interpre­tar según el caso como subordinación o dependencia) entre dosnociones formalmente vinculadas. Hay que ver en qué direcciónse produce la derivación. Entonces el modo como se configura

1 Echanges el cornmunications, Mélanges oEferts a Claude Lévi·Strauss a 1'occasionde son 60e anniversaire, reunidos por Jean Pouillon y Píerre Maranda, La Haya, Mou­Ion & Co., 1970, pp. 489-496.

[274]

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DOS MODELOS LlNcüfsTICOS DE LA CItlDAD 275

en la lengua esta relación nocional cvocará en c1 campo de lasrcalidadcs sociales la posibilidad (cs todo lo que puede dccirsca priori) de una situación paralela. Si se verifica el paralelismo.qucda iniciada una fructuosa investigación que conducirá qui­zás a descubrir nuevas corrc1acioncs. En todo caso, la relaciónde derivación de quc se partió debe, a su vez, ser sometida a unaindagación comparativa en su orden propio, a fin de ver si dao no el solo modelo posible de la jerarquia entre los dos tér­minos.

La noción a la que nos dedicaremos aqui es, en su cxpresiónléxica, la de "ciudad". La consideraremos con la forma en quese enuncia en latin, civitas. Primero en su estructura formaLNada más sencillo, más inmediatamente claro, sea para cI locu­tor romano, sea para el analista moderno, que la formación decivitas: es el abstraeto en -tas derivado de civis.

Aquí empieza a formarse un problema 5mprevisto. Sabemoslo que significa civitas, ya que es el término que da cuerpo enlatín a la noción de "ciudad", pero ¿qué significa civis? La cues­tión sorprenderá. ¿Hay por qué poner en tela dc juicio el sen­tdo de "eiudadano" concedido siempre y por doquier a eivis?Sí, es preciso. Ni que decir tiene, en multitud dc sus cmpleosesta palabra no puede traducirse más que por "ciudadano",pero creemos poder establecer, contra toda la tradición. queno es éste el sentido propio y primero de civis. La traducciónde civis por "ciudadano" es un error de hecho, uno de esos ana­cronismos conceptuales que el uso fija, de los que sc acaba porno tener conciencia, y que impiden la interpretación dp todoun conjunto de relaciones. ,

Puede mostrarse esto, primero, por razón lógica. Traducircivis por "ciudadano" implica rc!erencia a una "ciudad". Esponer las cosas al revés, en vista de que el latín civis es el tér­mino primario y civitas e] derivado. La palabra básica por fuer­za debe tener un sentido que permita q'tle el derivado signifi­que "ciudad". La traducción dc civis por "ciudadano" rcsultaser un hysteroll proteroll.

Si esta traducción no hubiese sido recibida como una eviden­cia', y por poco que se hubiera atendido a ver cómo la palahrase definía para quicncs la cmpleahan. sin falta se habria ad,-eltido el hecho, registrado cn los diccionarios por ]0 dcmús, aun-

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276 LÉXICO Y CULTURA

quc relegándoló a segunda o tercera posición, de que civis enla lengua antigua y aún en la época clásica se construye a me­nudo con un pronombre posesivo: civis meus, cives nostri. Estobastaría para revocar la traducción por "ciudadano": ¿qué eslo que podria significar "mi ciudadano"7 La construcción conel posesivo revela de hecho el verdadero sentido de civis, quees un término de valor recíproco 2 y no una designación objeti­va: es civis para mi aquel de quien soy civis. De ahi civis meus.El término más próximo que pudiera describir en español estarelación será "conciudadano" en función de término mutuo.'Que cI sentido de civis es ciertamente "conciudadano" es cosaquc resalta hasta la evidencia en una serie de empleos epigráfi­cos y literarios de los que apenas podemos citar unos cuantos,pero que concuerdan sin excepción. Son significativos a la vezpor la naturaleza de los textos, documentos oficiales por unaparte, lengua familiar de la comedia por otra, y por su fechaantigua. La característica común es la construccíón de civis conun pronombre posesivo: civis meus no puede significar otraCOSa que "mi conciudadano'" Tal es 13 traducción que se impo­ne cn los cjemplos siguientes.

En la Lex repetundarum 60: regis populeive civisve suei no-l111lle.

En Plauto: 5

O facilem hanc rem meis civibus faciam"mc las arreglaré para facilitar la cosa a mis conciudadanos"

I Pseudo 586a);O adulescens quidam civis huius Atticus"uno de sus compatriotas, un joven ateniense" (Rud. 42);

~ Dejamos de lado aquí el problema etimol6gico, que será tratado en otro lugar(Le n)(:;lbulairc des intitutions indo-européennes, 1, 1969). Mostraremos que 10 queCOTfc,po1Hk ;l I.'il'is,_ sánsu. §eva-, gót. heiwa-, ete., implica precisamente esta relaciónIllutna.

1<1\ frallcó, h:llmj que pensar en la expresión campesina mon pays, ma payse. queFllrclii.'rc definía así: "un salul de gueux, un nom dont ils s'appellent 1'un l'auheq\1and íh ~Ol1t dll lllcsme pays". [eL "paisano", "paísa", en español. T.]

• 1':11 el TlIL'~;IIJfm, !'IS. e/vis, se encuentra una subdivisión donde el término es defi·ilirio ((llllO ....<lepe de participe eillSunlJ eh'it<ltis cuius est alius ql10qne civis, de qua;I¡;itllr, tjl1i ~cqlliore <Iet<lte 'convivis' alldiebat (indc civis meLIs etc.)"', y una lista deqnuplo~, c'nirc dIos los quc citamos, ,

, LI~ eib, de PLlllto \'an acolllpafJadas a propósito de la tradU'Cción [pasada al cs­IUlJo] J de \. I<nH)llt (Iklle~·Ldtres), '-j\1e \'ierte siempre ci\"js por "conciudadano,(Cllllpatriota", UlIUO 10 reql1iere el contexto.

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OOS MODELOS LINCÜiSTICOS DE LA CIUDAD 277

D opsecro, defende civis tuas, senex"te lo ruego, anciano, defiende a tus conciudadanas" (Rud.

742) ;D turpilucricupidum te vocant cives tui" 'hombre bajamente codicioso' te llaman tus conciudadanos"

(Tri. 100).En Tito Livio:D invitus quod sequius sit de meis civibus loquor"siento tener que hablar mal de mis compatriotas" (JI,

37, 3);D adeste, cives; adeste. commilitones"¡socorro. cives! ¡socorro, camaradas de guerra! (JI. 55. 7).La simetría entre cives y commilitones acusa bien en cives el

aspecto comunitario.D iuvenem egregium ... Sttum quam alienum mal/ent civem

esse"que debían preferír que este joven SIU par fuese su propiO

conciudadano y no el de extranjeros" (I1I, 12, 6).En Varrón:D non sine causa maiores nostri ex urbe in agris redigebant

suos cives"no sin razón nuestros antepasados devolvían dc la ciudad

a los campos a sus conciudadanos" (R. R. I1I, l. 4).En Cicerón, cives nostri, "nuestros conciudadanos". no es

raro.No habría que creer que este sentido de civis se limitara a

determinada latinidad y desapareciera después. Quien se pongaa seguirle la pista a través de las fases ulteriores de la lengualo descubrirá hasta en la Vulgata. donde aún no ha sido adver'tido: cives eius en Lucas, 19. 14. para volcar el gr. hoi politaiautou. con el mismo valor recíproco de polítés'"

Las tres traducciones antiguas de los Evangelios han reprodu·cido la expresión: en gótico, baurg;ans is; en armenio. k'arak'·

8 Sentido poco frecuente en griego. ;""0 se adjudicad lIingun valor idiomático aluso, único, de polítes por "(su) prójimo" en un pasaje de la Epístola a los Hebreu",8,11, {jue es una cita de Jerelllias ,1, H: hébstos tún ¡xJliten autol!. Vulgo 1lr1llsljlJi'i­qualll proximufll SIIHfIl "cad<l quien (no enseliar;j \'<1) a Sll p~óiilllo"; aquí gr. poi/ti.':"es un hebraísmo.

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273 d:XICO y CULTURA

<1c'ik'n nora, y cn a. cslavo grazdane ego. Incluso cuando el ori­ginal gricgo del NI' dicc ,ympolítes por "conciudadano", laVulgata evitará concivis y mantendrá civís. Así cives sanctoTul11"concindadanos de los santos" (Ef. 2. 19); pero las otras versio­nes imitan el derivado griego: gól. gabaurg;a, armo k'atak'akic',a. esl. sotite/i.

Así definido en sus cmplcos contextuales, eivis lo está tam­bién por la relación paradigmática en que se opone a hostis.La pareja civisj hostis es por cierto complementaria en esta re·presentación dondc el valor mutuo se afirma siempre. Comopara hacerlo cvidente, Plauto llega a formularlo explícitamcn·te. Ampelisca, sirvienta del templo de Venus, pide un cúntarode agua a su vecino Esceparnión, que le pide a cambio otrofavor (Rud. 438-440):

CUT t}.l aquam grcNare, amaba, quam hostis hast; commodat?CUT tu operam gravare mihi quam cívis civí commodat?

-¿Por qué hacerte tanto de rogar, dime, por agua que no se le niegaa un extraño?

-¿Por <:J.ué hacerte tanto de rogar, por una complacencia que no se leniega a un compatriota?

Un hostis tiene delante a un hostis; un eivis lo es para otrocivis. La cucstión es siempre hostine an civis (Trin. 102). Sondos términos polares, mutuos ambos: ego es hostis con respectoa un hostís; parccidamente es civis con respecto a un civis. Nohay pues civis fuera de esta dependencia reciproca. Se es civisde otro civis antes de ser civis de determinada cindad. En civisRomanus el adjetivo no añade más que una indicación localiza­dora, no una definición de estatuto.

Ahora resulta posible y fácil fundar con rigor la relación lín'güística que hay entre civis y civitas. Como formación de abs·tracto, civitas designará propiamente el "conjnnto de los eives".Tal es, en efecto, la idea que se hacian dc civitas los mejoresescritores. PIauto da un ejemplo al principio del prólogo alRudens (vv. 1-2), donde habla el astro Arturo:

Qui gentes omnis mariaque et terras maveteius sum cívis civitate cc:elitum

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DOS ~roDELOS LINGüíSTICOS DE LA C!VDAD 279

"Del dios [Júpiter] que mueve todas las naciones, las tierras ylos mares, soy el civis en la civitas dc los habitantes del cielo."Aquí qucda ilustrada una doblc relación: civis eius sum "soy sucivis (y él es el mío)"; civis civitate "soy su civis en y por la civi­tas de los celestes", es dccir, a la vez entre el conjunto de loscives del cielo y en virtud de la calidad de civis. También es a lacivitas como colectividad y mutualidad de los cives a donderemite César, B. Gall. 7,4,1: cuius pater ... ab civitate erat in­terfectus "su padre había sido muerto por sus conciudadanos".El mismo César hace comprender el vínculo entre (ivis y civiliscuando escribe: ne cives cum civibus armis decertarent "que los(con) ciudadanos no se combatan entre ellos (= no se entre­guen a una gucrra civil)" (B. Civ. I1I, 19, 2, ef. 31,4); eivilissignifica en un principio, sin duda, "que ocurre entre eives".

Un modelo muy distinto de esta misma relación (decimos quees la misma no sólo porque opera entre términos del mismosentido, sino porque no puede variar más que por inversión:A --> B o B --> A) es dado por el griego. Los términos griegospor considerar son los del binomio pális "ciudad": polítes"ciudadano". Esta vez el derivado en -ités 7 se determina en re­lación con un término básico pális en tanto que designa "elque participa de la polis", el que asume los debates y los dere­chos de su condición.· Esta relación aparece también en griegoen una serie:

thíasos : thiasítes (o -otes)phul~ : phulétésphrátra : phratrítas

Se parte pues en griego del nombre de la institución o delgrupo para formar el del miembro o del participante. El itine­rario es inverso del que hemos observado en latín • y esta parti-

: Ver acerca de esta formación G. Redard, Les noms grecs en -tes, -tis (París, 1949),pp. 20ss.

~ A veces, pero mu!' raramente, polítes se llama al "conciudadano". Normalmentepolítes no se presta a la construcción COIl un pronombre de persona.

y Hay que distínguir bien en latín la relación civis : civitas dc \a de pagus; pag:mus,urbs : urb'lnus, que se reduce a la clase de Jos étnicos Roma' RUlJianu5.

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280 LÉXICO Y CULTURA

cularidad saca a la luz la diferencia entre los dos modelos. Hayque precisarla en Sil estructura formal y en el movimiento con­ceptual del que procede.

En latín el término básico es un adjctivo que remite siemprea u:, estatuto social de naturaleza mutua: tal es civis, que nopuede definirse más que en una relación con otro civis. Sobreeste término básico se construye un derivado abstracto que de­nota a la vez la condición estatutaria y la totalidad de aquellosque la poseen: civis -+ civitas.

Este modelo se reproduce en latín en cierto número de rela­ciones típicas que caracterizan agrupaciones antiguas de la so­ciedad romana. Primero:

socius : societas. Un socius lo es en relación con otro socius,y el circulo entero de los socii se integra como societas.

Lo mismo en las cofradías:sodalis : sodalitas

o en las clases:nobilis : nobilitas.

Así la civitas romana es ante todo la calidad distintiva de lo,cives y la totalidad aditiva constituida por los cives. Esta "ciu­dad" realiza una vasta mutualidad; no existe sino como suma.Reaparece este modelo en las agrupaciones, antiguas o moder­nas, fundadas en una relación de mutualidad entre gente deigual pertenencia, ya concierna a parentesco, clase, profesión:sodalidades, fraternidades, corporaciones, sindicatos; italiano so­cio : societa, alemán Geselle: Gesellschaft, antiguo francéscompain : compagne ("compagnie"), etc.

De modo enteramente opuesto, en el modelo griego el datoprimero es una entidad, la polis. Ésta, cuerpo abstracto, Estado,fuente y centro de la autoridad, existe por sí misma. No encar­na ni en un edificio, ni ,en una institución, ni en una asamblea.Es independiente de los hombres y su sola sede material es laextensión del territorio que la funda.

A partir de esta noción de la polis se determina el estatutodel polites: es polítés el que es miembro de la polis, quien parti­cipa de ella de derecho, recibe de 'ella cargos y privilegios. Esteestatuto de participante de una entidad primordial es algo es-

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DOS MODELOS LINGüíSTICOS DE LA CruDAD 281

pecífico, a la vez referencia de origen, lugar de pertenencia, titu­lo de nacimiento, constreñimiento de estado; todo emana deeste vinculo de dependencia con respecto a la polis, necesarioy suficiente para definir el polítes. No hay más término que po­lítes para denotar el estatuto público del hombre en la ciudadquc es suya, y es por necesidad un estatuto de relación y de per­tenencia, puesto que por necesidad la polis va por delante delpolites. Tenemos aqui una situación inicial cuyas implicacionessería imposible sacar a relucir sin extender el análisis a otros de­rivados, como el adjetivo politikós, el abstracto politeía, el pre­sente politéuein, que se sustentan estrechamente y cada uno delos cuales aporta a los demás sus determinaciones propias. Unestudio completo de estos derivados pondría aún mejor de mani­fiesto la especificidad de esta noción de palis. Recordemos queAristóteles consideraba la polis anterior a toda otra agrupaciónhumana, que la ponía entre las cosas que existen por naturalezay que están ligadas a la esencia de la humanidad y a ese privile­gio del hombre que es el lenguaje (Política 1253a)

Puede resumirse esta confrontación de dos tipos de relacionesmediante el esquema siguiente:

MODELO LATINO

civitast

civís

MODELO GRIEGO

pólis,¡,

palítes

En el modelo latino, el término primario es el que califica alhombre en cierta relación mutua, civis. Ha engendrado el derivado abstracto civitas, nombre de colectividad.

En el modelo griego, el término primario es el de la entidadabstracta pólis. Ha engendrado el derivado palítes, que desig­na al participante humano.

Estas dos nociones, civitas y polis, tan próximas, parecidas ypor asi decirlo intercambiables en la Iepresentación que se haceel humanismo tradicional, se construyen en realidad de modosinversos. Esta conclusión, fruto de un análisis interno, debieraser punto de partida para nn lluevo estudio comparativo de lasinstituciones mismas.

Hoy, ell el vocabulario político de las lenguas. occidentales y

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de las que pertenecen a la misma área, es el modelo griego el queha prevalecido. Ha producido:

esp.fr.ingl.al.rusoirlandés

ciudad: ciudadanocité: citoyencity : citi:zenBurg : Bürgergorod : grazdanincathir : cathrar

Ha eliminado el modelo latino, puesto que es el antiguo de­rivado secundario civitas el que se ha vuelto en las lenguas ro­mances el término primario: fr. cité, it. cittil, esp. ciudad ...sobre el que se construyó el término nuevo -citoyen, cittadino,ciudadano. Un binomio nuevo, ciudad: ciudadano ha sucedidoal binomio inverso latino civis : civitas. Valdría la pena indagaren detalle si esta recreación procedió de causas mecánicas: re­ducción fonética de civitas en las lenguas romances y elimina­ción de civis, o si tuvo un modelo (como en el caso de a. esl.grazdaninií, imitado del gr. polítes). Toda la historia léxica yconceptual del pensamiento político está todavia por descubrir.

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impreso er¡ publimex, s.a.calzo san lareoza 279·32cp. 09850 - méxico, d.f.un mil ejemplares y sobrantes25 de abril de 1999

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Este segundo volumen de Problemas delingüísllca general reúne, siguiendo elmodelo del primero, veinte Importantesestudios publicados por ~mlle Benvenlsteentre 1965y 1972, con los cuales secompleta una vasta Introducción a laproblemática del lenguaje.Los dos primeros artículos, en tormo dediálogo, tratan de la evolución de laIingüísllca y de los cambios recientes en lasdoctrinas acerca del lenguaje. Se pasaentonces al problema fundamental de lacomunicación y del signo, aldesenvolvimiento de la semiología de lalengua. Las nociones de estructura y defunción son objeto de los estudiossiguientes. La sintaxis está representadapor la composición nominal y las relacionesde auxiliaridad. Luego de dos estudiosdedicados a mostrar cómo está implícito elhombre en la lengua, los últimos capítulosllevan adelante la indagación de lagénesis de términos y conceptos culturalesImportantes.