benveniste-el_aparato[1]

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  • 8/6/2019 Benveniste-El_aparato[1]

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    5. EL APARATO FORMAL DE LA ENUNCIACIN1

    Todas nuestras descripciones lingsticas consagran un lugar amenudo importante al empleo de las formas. Lo que se entiendepor resto es un conjunto de reglas que fijan las condicionessintcticas en las que las formas pueden o deben aparecernormalmente, por pertenecer a un paradigma que abarca laselecciones posibles. Estas reglas de empleo estn articuladas conreglas de formacin previamente indicadas, de manera que se

    establezca cierta correlacin entre las variaciones morfolgicas y laslatitudes combinatorias de los signos (concordancia, seleccinmutua, preposiciones y regmenes de los nombres y los verbos, lugar

    y orden, etc.). Parece que, limitadas las elecciones de una y otraparte, se obtenga as un inventario que podra ser, tericamente,exhaustivo tanto de los empleos como de las formas, y enconsecuencia una imagen cuando menos aproximada de la lengua enuso.

    Desearamos, con todo, introducir aqu una distincin en un

    funcionamiento que ha sido considerado desde el ngulo exclusivode la nomenclatura morfolgica y gramatical. Las condiciones deempleo de las formas no son, en nuestro concepto, idnticas a lascondiciones de empleo de la lengua. Son en realidad mundosdiferentes, y puede ser til insistir en esta diferencia que implicaotra manera de ver las mismas cosas, otra manera de describirlas einterpretarlas.

    El empleo de las formas, parte necesaria de toda descripcin, ha

    dado objeto a gran nmero de modelos, tan variados como los tiposlingsticos de que proceden. La diversidad de las estructuraslingsticas, en la medida en que sabemos analizarlas, no se puedereducir a un nmero exiguo de modelos que comprenderan siempre

    y slo los elementos fundamentales. Cuando menos disponemos asde algunas representaciones bastante precisas, construidas pormedio de una tcnica comprobada.

    1 Langages, Pars, Didier-Larousse, ao 5, nm. 17 (marzo de 1970), pp. 12-18.

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    EL APARATU FORMAL DE LA ENUNCIACI~N 83Muy otra cosa es el empleo de la lengua. Aqu es cosa de unmecanismo total y constante que, de una manera o de otra,

    afecta a la lengua entera. La dificultad es captar este gran fe-nmeno, tan trivial que parece confundirse con la lengua mis-ma, tan necesario que se escapa.La enunciacin es este poner a funcionar la lengua por unacto individual de utilizacin.El discurso -se dir-, que es producido cada vez que sehabla, esa manifestacin de la enunciacin, jno es sencillamen-te el "habla"? Hay que atender a la condicin especfica de laenunciacin: es el acto mismo de producir un enunciado y noel texto del enunciado lo que es nuestro objeto., Este acto sedebe al locutor que moviliza la lengua por su cuenta. La rela-cin entre el locutor y la lengua determina los caracteres lin-g stico~ e la enunciacin. Debe considerrsela como hecho dellocutor, que toma la lengua por instmmento, y en los caract.5res lingsticos que marcan esta relacin.Este gran proceso puede ser estudiado de diversos modos.Vemos tres principales.El ms inmediatamente perceptible y el ms directo -contodo y que en general no se le relacione con el fenmeno gene-ral de la enunciacin- es la realizacin vocal de la lengua. Lossonidos emitidos y percibidos, ya sean estudiados en el marcode un idioma particular o en sus manifestaciones generales,como proceso de adquisicin, de difusin, de alteracin -sonotras tan tas ramas de la fontica- proceden siempre de actosindividuales, qu e el lingista sorprende en lo posible en una pro-duccin nativa, en el seno del habla. En la prctica cientfica,se procura eliminar o atenuar los rasgos individuales de la enun---ciacin fontica recurriendo a sujetos diferentes y 'multiplican-do los registros, de w n e r a que se obtenga una imagen mediade los sonidos, distintos o ligados. Pero todo el mundo sabeque, en el mismo sujeto, los mismos sonidos no son nunca re-producidos exactamente, y que la nocin de identidad slo esaproximada, precisamente cuando la experiencia es repetida endetalle. Estas diferencias se deben a la diversidad de las situa-ciohes en que es producida la enunciacin.El mecanismo de esta produccin es otro aspecto esencialdel mismo problema.,La enunciacin supone la conversin in-

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    84 LA COMUNICACI~Ndividual d e la lengua en discurso:+qu la cuestin -muy dif-cil y todava poco estudiada- es v cm o el "sentido" se formaen "palabras", en q u med ida puede distinguirse entr e las dosnociones y en qu trminos describir su interaccin. Es la se-iiiantizacin de la lengua lo que ocupa el centro de este aspec-to de la enunciacin, y conduce a la teora del signo y al anli-sis de la ~ignif icancia.~n esta misma consideracin pondre-mos los procedimientos niediante los cuales las formas liiigs-ticas de la enunciacin se diversifican y se engendran. La "gra-iiitica transforiiiacional" aspira a codificarlos y formalizarlospara deslindar iin marco permanente y, a partir de una teorade la sintaxis universal, propone elevarse a una teora del fun-cionaniiento de la mente.Puede, eri fin, considerarse otro enfoque, que consistira eiidefinir la enunciacin en el marco formal de su realizacin.Tal es el objeto propio de estas pginas. Tratamos de esbozar,dentro de la lengua, los caracteres formales de la enunciacin5 partir de la manifestacin individual que actualiza. Tales ca-racteres son necesarios y permanentes los unos, los otros inci-dentales y ligados a la particularidad del idioma elegido. Porcomodidad, los datos aqu utilizados proceden del francs usualy de la lengua de la conversacin.En la enunciacin consideramos sucesivaniente el acto mis-nio, las situaciones donde se realiza, los instrumentos que laconsuman.'El ac to individual por el cual se utiliza la lengua intro duceprimero el locutor como parmetro en las condiciones necesa-rias para la enunciacin. Antes de la enunciacin, la lengua noes ms que la posibilidad de la lengua. Despus de la enuncia-cin, la lengua se efecta en una instancia de discurso, queenlana de un locutor, forma sonora que espera un auditor y quesuscita otra enunciacin a cambio.En tanto que realizacibn individual, la enunciacin puede de-finirse, eii relacin con la lengua, como un proceso de apropia-cin, El locutor se apropia cl aparato formal de la lengua yenuncia su posicin de locutor niediante indicios especficos,' Nos ocupanios p?rticularniente de mto en un estudio publicado cni Serniotica, 1,1969 (antes. pp. 47-69).

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    b:L A P A R A T O FORMAL DE LA ENUNC IAC I ~N 8por una parte, y por medio de procedimientos accesorios, porotra.

    Pero inmediatamente, en cuanto se declara locutor y asumela lengua, implanta al otro delante de l, cuaJquiera que sea elgrado de presencia que atribuya a este otro.(Toda enunciacincs, explcita o implcita, una alocucin, postula un alo~utario~Finalniente, en la enu nc iacin,;la lengua se llalla enipleadaen la expresin de cierta relacin con el mundo. La coiidicinmisma de esta movilizacin y de esta apropiacin de la lenguaes, en el locutor, la necesidad de referir por el discyrso y, en elotro, la posibilidad de correferir idnticamente, en el coiisensopragmtico que hace de cada locutor un colocutor. La referen-cia es parte integrante de la enuiiciacin.Estas condiciones iniciales van a gobernar todo el iiiecanisniode la referencia en el proceso d e enunciacin, creando una situa-cin muy singular y de la cual no se adquiere la menor con-ciencia.El acto individual de apropiacin de la lengua introduce alque habla en su habla. He aqu un dato constitutivo de laenunciacin. La presencia del locutor en su enunciacin hacequ e cada instancia de discurso constituya un cen tro d e refe-rencia interna. Esta situacin se manifestar por un juego deformas especficas cuya funcin es poner al locutor en relacinconstante y necesaria con su enunciacin.Esta descripcin un poco abstracta se aplica a un fenmenolingstico familiar en el uso, pero cuyo anlisis terico apenasse est iniciando. Est primero la emergencia de los indicios depersona (la relacin yo-t), que no se produce m s q ue en laenunciacin y por ella: el trmino yo denota al individuo queprofiere la enunciacin, el trmino t, al individuo que estpresente como alocutario.D e igual naturaleza y atinentes a la misma estructura deenunciacin son los indicios numerosos de la ostensin (tipoeste, aqu, et c .) , trminos q ue implican u n gesto q ue designael objeto al mismo tiempo que es pronunciada la instancia deltrmino.Las formas llamadas tradicionalmente "pronombres perso-nales", "demostrativos", nos aparecen ahora como un a clase d e"individuos lingsticos", d e formas que remiten siempre y

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    86 LA C O M ~ I C A C I ~ Nsolamente a "individuos", trtese de personas, de momentos, delugares, por oposicin a los trminos nominales que remitensiempre y solamente a conceptos. Ahora, el estatuto de estos"individuos lingsticos" procede del hecho de que nacen deuna enunciacin, de que son producidos por este acontecimien-to individual y, si puede decirse, "semelnativo". Son engendra-dos de nuevo cada vez que es proferida una enunciacin, y cadavez ~,signande nuevo.Otra serie, tercera, de trminos aferentes a la enunciacin estconstituida por el paradigma entero -a menudo vasto y com-plejo- de las formas temporales, que se dete rminan por rela-cin con el ECO, centro de la enunciacin. Los "tiempos" verba-les cuya forma axial, el "presente", coincide con el mom entode la enunciacin, forman parte de este aparato necesario.'Vale la pena detenerse en esta relacin con el tiempo, y me-dita r acerca de la necesidad, interrogarse sobre lo qu e la sustenta.Podra creerse que la temporalidad es un marco innato del pen-samiento. Es producida en realidad en la enunciacin y porella. De la enunciacin procede la instauracin de la categoradel presente, y de la categora del presente nace la categoradel tiempo. El presente es propiamente la fuente del tiempo.Es esta presencia en el mundo que slo el acto de enunciacinhace posible, pues -pinsese bien- el hom bre no dispone deningn otro medio de vivir el "ahora" y de hacerlo actual msque realizarlo por insercin del discurso en el mundo. Podramostrarse mediante anlisis de sistemas temporales en diversaslenguas la posicin central del.presente. El presente formal nohace sino explicitar el presente inherente a la enunciacin, quese renueva con cada produccin de discurso, y a partir dc estepresente continuo, coextensivo con nuestra presencia propia,se imprime en la conciencia el sentimiento de una continuidadqu e llamam os "tiempo"; continuidad y temporalidad se engen-dran en el presente incesante de la enunciacin que es el pre-sente del ser mismo, y se delimitan, por referencia interna, en-tre lo qu e va a volverse presente y lo q ue acaba de no sedo ya.As la enunciacin es directamente responsable de ciertas' l detalle de los hechos de kngua que abarcamos aqu en una ojeada s int i t ia

    s cxpuerto en varios captulos dc nuestros Problmcs de linguirtique gdndrale, 1(Parir, 1966; hay trad. esp. MCiiro, 1971). lo cual nos disculpa de insistir.

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    E L APARATO FORMAL DE L A ENUNCIACI~N 87clases de signos que promueve, literalniente, a la existencia.Pues no podran nacer ni hallar em pleo e n el uso cognitivo d ela lengua. Hay pues que distinguir las entidades que tienen enla lengua su estatuto pleno y pemianeiite y aquellas que, enia-nadas de la enunciacin, slo existen eii la red de "iiidi\~iduos"que la enunciacin crea y en relacin con el "aqu-ahora" dellocuto r. Por ejeinplo, el "yo", el "eso", el "maiana" de la des-cripcin gramatical n o son sino los "nonibres" inetalingisticosde yo, eso, moanu producidos en la eiiunciaciii.A pa rte de las fuerzas q u e gobierna, la enuiiciaciri da las coii-diciones necesarias para las grandes funciones siiitcticas: Nobien el enunciador se sirve de la lengiia para influir de algnmodo sobre el comportamiento del alocutario, dispone paraello d e un apa rato d e funciones. E st, priiiiero, la ittterroga-n'n, que es una enunciac in cons truida para suscitar una "res-puesta", por un proceso liiigiistico que es al iiiisiiio tiempo unproceso de comportaiiiieiito de doble entrada. Todas las forniasIxicas y sintcticas de la iiiterrogaciii. partculas, proiionibres.sucesin, entonacin, etc.. participan de este aspecto de laeniinciacio.Parecidaiiientc sern atribuidos los t6riiiiiios o foriiias qitcIlanianios de intiittacili: rdciics, Ilaiiiados. coiicebidos cii ca-tegoras coiiio el inipcratiro. cl vocativo. qiie iiiiplicaii una re-laciii viva e iiinicdiata dcl ciiuiiciador v cl otro, eii uiia refe-rencia necesaria al ticiiiyo dc la ciiuiiciaciii.Menos evidente qiiizi. pero no iiiciios cierta. cs la pertciieii-cia d e la asercin a este iiiisiiio rcpcrtorio. T an to en so sesgosiiitctico ~01110en su ciitoiiaciii, la ascrciii apiiiita a coiiiu-iiicar una ccrtiduiiibre, es la ii~iaiiifestaciii ii ii s coiiiii d c lapresencia del locutor cii la eiiiiiiciaciii. hasta ticiic iiistruiiieii-tos especficos que la esprcsaii o iiiiplicaii, las palabras s !. I Z Oque asertaii positiva o iicgatiraiiiciitc uiia proposici0ii. La iicga-cin coiiio operaciii lgica es iiidcpeiidieiitc de la eiiiiiiciaciii.tiene su forma propia en fraiiris, quc es iie. . . pus. Pero la par-tcula asertiva no, sustituto de iiiia proposicin, se clasifica coniola partcula s, cuyo cstatiito coiiiparte. eiitrc las fori~iasqueparticipan de la enuiiciaciii.Ms ampliamente aun, si bien de iiiaiiera iiienos categori-zable, se disponen aqiii toda siicrte de iiiodalidades forn~ales.

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    unas pertenecientes a los verbos coiiio los "niodos" (optativo,subjuiitivo) que enuncian actitudes del enunciador hacia loque enuncia (espera, deseo, aprensin), las otras a la fraseolo-ga ("quiz", "sin duda", "probablemente") y que indican iii-certidumbre, posibilidad, indecisin, etc., o, deliberadaniente,denegacin de ascrciii.

    'L O que en general caracteriza a la enunciacin es la acentuacinde la relacin discursiva al interlocutor, ya sea este real o ima-ginado, individual o colectivo. ,Esta caracterstica plantea por necesidad lo que puede lla-marse el cuadro figurativo de la eiiunciacin. Como forma dediscurso, la enunciacin plantea dos "figuras" igualmente ne-cesarias, fuente la una, la otra meta de la enuuciaciu. Es laestructura del dilogo. Dos figuras en posicin de interlocutoresson alternativamente protagonistas de la enunciacin. Este mar-co es dado necesariamente con la definicin de la enunciacin.

    Podra objetarse que puede haber dilogo fuera de la enuncia-cin o enunciacin sin dilogo. Deben ser examinados los doscasos.En la justa verbal practicada por diferentes pueblos, y de lacual es una variedad tpica el hmn-teny de los Merina, no setrata en realidad ni de dilogo ni de enunciacin. Ninguna delas partes se enuncia: todo consiste en proverbios citados y encontraproverbios contracitados. No hay una sola referenciaexplcita al objeto del debate. Aquel de los dos competidoresque dispone de mayor provisin de proverbios, o que los em-plea ms diestramente, con mayor malicia, del modo ms im-previsible, sale ganando y es proclamado vencedor. Este juegono tiene ms que las apariencias de un dilogo.A la inversa, el "monlogo" procede por cierto de la enun-ciacin. Debe ser planteado, pese a la apariencia, como una va-riedad del dilogo, estructura fundamental. E l "monlogo" esun dilogo interiorizado, formulado en "lenguaje interior",entre un yo locutor y un yo que escucha. A veces el yo locutores el nico que habla; el yo que escucha sigue presente, no obs-tante; su presencia es necesaria y suficiente para tomar signifi-cante la enunciacin del yo locutor. En ocasiones tambikn el

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    I(L A P A R A T O F O R M A L D E L A ~ U N C I A C I ~ N 89yo que escucha interviene con una objecin, una pregunta, unaduda, un insulto. La forma lingstica que adopta esta interven-cin difiere segn los idiomas, pero es siempre una forma 'lper-sonal". O ra el yo que escucha se pone en el lugar del yo locutory se enuncia pues como "primera persona"; as en espaiol,do nd e el "monlogo" ser cor tado por observaciones o injun-ciones como: "No, soy tonto, olvid decirle que. . ." Ora el yoque escucha interpela en "segunda persona" al yo locutor: "No,no hubieras debido decirle que. . . " Habra que establecer unainteresante tipologa de estas relaciones; en algunas lenguas severa predoiiiiiiar el yo oyente como sustituto del 'locutor, po-nindose a su vez com o yo (francs, ing ls) , o en otras dn -dose por interlocutor del dilogo y empleando t (aleiiin,ru so ). Esta trasposicin del dilogo a "monlogo" doiidc itcoora se escinde en dos, ora asuii~e os papeles, se presta a figiira-ciones o trasposiciones psicodrainticas: conflictos del "yoprofundo" y de la "concieiicia", dcsdo,blamientos provocadospo r la "inspiracin", etc. Suiiiiiiistra la o po rtunid ad el apa ratolingstico de la enunciaciii sciirrcflcuiva que coniprciidc iinjuego de oposiciones del proiioiiihrc v del aiitiiiiiio (cii fraiic6sjelmel moi)?Estas situaciones pediran una dcscripciOii cloblc, dc fornialingstica y de condicin figiirativa. Sc contenta uiio demasia-do fcilmente con invocar la frcciiciicia y la utilidad prcticasd e la com unicacin en tre los individuos para adm itir la situa-cin de dilogo como resultaiitc de una necesidad y prescindird e analizar sus m ltiples variedades. U na d e ellas se presenta enuna condicin social de lo ms trivial en apariencia, de lasmenos conocidas en verdad. B. Malinowski la ha sealado conel nombre de comunidn ftica, calificndola as como fenme-no psicosocial de funcionamiento lingstico. Traz su confi-guracin partiendo del papel que tiene el lenguaje. Es un pro-ceso donde el discurso, con la forma de un dilogo, funda unaaportacin en tre los individuos. Va le la pena citar algunos pasa-jes de este anlisis: =' Ver un articulo del BSL, 60 (1965). fasc. 1. pp. 71ss.Traducimos algunos pasaje del articulo de B. Malinowski publicado cn Ogdrn yRichafd9, The Meaning of Meaning. 1923. pp. 313%.

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    90 LA COMUNICACI~NEl caso del lenguaje empleado en relaciones sociales libres, sin meta,merece una consideracin especial. Cuando se sienta gente alrededord e la hoguera del pueblo despus de concluir su faena cotidiana o c uan-do charlan para descansar del trabajo, o cuando acompaian un trabajosimplemente manual con un chachareo que no tiene que ver con lo quehacen, es claro que estamos ante otra manera de emplear la lengua,con atro tipo de funcin del discurso. Aqu la lengua no depende delo que pasa en el momento, hasta parece privada de todo contexto~itu aci ona l. E l sentido d e cada enunciado no puede ser vinculado alcomportamiento del locutor o del oyente, a la intencin de lo quehacen. ,Una simple frase d e cortesa, enipleada t an to en las tribus salvajes

    como en un saln europeo, cumple con una funcin para la cual el sen-tido d e sus palabras es casi del todo indiferente. Preguntas sobre el es-tado d e salud, observaciones sobre el tiempo, afirmacin d e un estadode cosas absolutamente evidente, todas estas cosas son intercaiilbiadasno para informar, no en este caso para ligar a personas en accin, tam-poco, de fijo, para expresar un pensamiento.. .Es indudable que estamos ante un nuevo tipo de empleo de la len-gua -que, empujad o por el demonio d e la invencin terminolgica,siento la tentacin de llamar comunin ftica, un tipo de discurso enel cual los *exos de unin son creados por un simple intercambio depalabras.. . Las palabras en la comunin ftica json em leadas prin-cipalmente para trasmitir una significacin que es simbqicamente lasuya? No, d e scguro. Desempefian una funci n social y es su principalmeta, pero no son resultado de una reflexin intelectual y no suscitanpor necesidad una reflexin en el oyente. Una vez ms podremos decirqu e la lengua n o funciona aqu como u n m edio d e trasmisin del pen -samiento.Pero podemos considerarla como un modo de accin? Y en qurelacin est con nuestro concepto decisivo dc contexto de situacin?Es evidente quc la situacin exterior no intenrieiic dircctaiiiciitc en latcnica de la palabra. Pero qu se puedc considerar coiiio situacincuaiido un grupo de gcutc charla sin nieta? Consiste sciicillaiiiciitc enesta atmsfera de sociabilidad y en cl Iieclio de la coiiiuiiii~pcrsoiialde esa gente. Mas sta es de hecho coiisuiiiada por la palabra, y la situa-cin en todos los casos cs creada por cl iiitercaiiibio dc palabras, porlos sentimientos especficos que forniaii la gregaridad coiivivial, por elvaivn de los decires que constituyen el cliacoteo ordinario. La situa-cin entera consiste en aco ntec im ici~tos ingisticos. Ca da enunciacines un acto que apunta directamente a ligar el oyente al locutor por elnexo de algn sentimiento, social o de otro gnero. Una vez ms el len-guaje en esta funcin no se nos manifiesta como un instmmento dcreflexin sino como un modo de accin.

    Estamos aqu en las lindes del "dilogo". Una relacin per-

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    sonal creada, sostenida, por una forma convencional de enun-ciacin que vuelve sobre s misma, se satisface con su logro, sincargar con objeto, ni con meta, ni con mensaje, pura enuncia-cin de palabras convenidas, repetida por cada enunciador. Elanlisis formal de esta forma de intercambio lingstico estpor hacer?En el contexto de la enunciacin habra que estudiar otrasmuchas cosas. Habra que considerar los cambios lxicos quela enunciacin determina, la fraseologa que es la marca fre-cuente, acaso necesaria, de la "oralidad". Tam bin habra quedistinguir la enunciacin hablada de la enuiicia'cin escrita.Esta se mueve en dos planos: el escritor se enuncia escribien-do y, dentro de su escritura, hace que se enuncien individuos.Se abren vastas perspectivas al anlisis de las formas comple-jas del discurso, a partir del marco formal aqu esbozado.

    ' 610 ha sido objeto de unas cuantas refneneias, por ejemplo en Grace de laguna.Spccch, 11 s Fuitctioii and Developnient. 1927, p. 244n.; R. Jakobson, Esuir de lin.g i i i r l i q t ~ e