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BEATRIZ DE LA FUENTE EL ARTE PREHISPÁNICO VISTO POR LOS EUROPEOS DEL SIGLO XIX Dibujo (en estilo neoclásico) de las losas con relieves en el patio noroeste del Palacio de Palenque. por F.Waldeck. Durante el siglo XIX varios ilustres viajeros europeos reco- rrieron los principales lug ares de interés arqueoló gico en México, y al regresar a sus paí ses de origen relataron sus im- presiones, pub licaron imágenes y dieron noticia a -Ia gente ilu strada de Europ a de los hechos artísticos por ellos obser- vados. Esto p ermitió que de tales hechos se extrajera aquello que a juicio de los europeos era más interesante y que lo usaran como fuente de inspiración o como simple motivo decorativo. Pero lo más importante fue que las noticias, las imágenes y los relatos de estos vi ajeros produj eron el re- descubrimiento europeo del arte prehispánico mexicano, qu e fue entonces incorporado al arte universal dándosele lugar entre los de otros pueblos. Para el histori ador es intere sant e considerar cómo las percepcionese interpretaciones europe as de nuestro arte indígena se vieron poderosamente influidas por las concepciones y estilos artísticos que prevalecían en Euro pa y de las qu e fueron port adores esos viajeros . El siglo XVIII había pres enciado en México el despert ar de la conciencia americanista, con sus deseos de libertad, de indep end encia económica y de igualdad social, ideas que es- tán clara mente expresa das en las pág inas escritas por Fran- cisco Xavier Clavijero, qu e en 1784 publicó en su ciudad de residencia, Bolonia , una ob ra de notable valor.' En ésta se pone por primera vez en un pl ano de igualdad al ind ígen a america no y al habitant e del Viejo Mundo. La obra de Cla- vijero fue la síntesis de la nue va conciencia, el primer sínto- ma de un amanecer revolucionario que sólo pudo cobrar c uer po entre 1810 Y1820, con las guerras de Independencia americanas . Años antes, el italiano Lorenzo Boturini Bena- ducci había destacado la importancia del arte antiguo mexi- ca no y dad o a conoce r los cód ices y monumentos prehispáni- cos, lo que le valió la deport ación y largos años de prisión en 2 Fotografía rec iente de los mis mos relieves. Espa ña.! Su obrap erman ece aún como exaltación del solita- rio anticuario que redescubr el valor de los cód ices prehi s- páni cos. Hacia mediados del siglo XIX, los investigadores euro- peos visitaron frecuentemente las tierras abi .rtas de nuevo al mundo. Docenas de exploradores, con distintos grados de cultura pero con cl ar a y buena intención frente al arte y las antigüedades, pisar on sucio americano par a describir , analizar e inte rpret ar todo lo qu e veía n y encont raba n. Des- de Jean Frederick Maxirnilien, conde de Waldeck, hasta el abate Charles Etienne Brasseur de Bourbourg, Frederick Ca therwood, Teobert Maler, Alfred Percival M aud slay. Edu ard Seler y otros más, llegaron para ver, con ojos dif e- rent es, las maravillas de México y del Nuevo Mundo. No fueron pocos los que se quedaron en América, d and o lo me- j or de sus vidas para el pro greso de la arq ueología. Gracias a estos hombres se logró una visión distin ta del olvida do pasa- do prehisp áni co. Un suceso imp ort ante del siglo X IX fue la exposición que W illiam Bull ock present ó en Londres en el año de 1824, a través de la cual la Europa Occid ent al pud o conoce r lo q ue México habí a sido y lo que era en ese e ntonces . Este viaje ro inglés, de f ormación autodidac ta, ya es taba interesado en realizar exposiciones pop ulares de " arte primitivo" muchos años antes de su viaje a México. Ap art e de haber escrito un libro sobre taxidermia, para museos de ciencias natur ales, en 1812 habí a inau gurad o su Egyptian Hall, una gran sala de exhibiciones decorada con motivos egipcios, en el barrio de Piccadill y. La expos ición en Londres produjog ran interés en las clases medias, que por lo general tenían poco acceso al reducid o mund o aca démico del momento. ' En 1824, Bull ock organizó una gran mue stra de los innu-

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BEATRIZ DE LA FUENTE

EL ARTE PREHISPÁNICOVISTO POR LOS

EUROPEOS DEL SIGLO XIX

Dibujo (en estilo neoclásico) de las losas con relieves en el pat io noroeste delPalacio de Palenque. por F.Waldeck.

Durant e el siglo XIX varios ilustres viajeros europeos reco­rr ieron los principales lug ares de interés arqueológico enMéxico, y a l regresar a sus países de origen relataron sus im­presiones, publicaron imágenes y dieron noticia a -Ia genteilustrad a de Europa de los hechos artísticos por ellos obser­vados. Esto permitió que de tales hecho s se extrajera aquelloque a juicio de los europ eos era más interesante y qu e lousaran como fuente de ins piración o como simple moti vodecorativ o. Pero lo más importante fue que las noticias,las imáge nes y los relatos de esto s viajeros produjeron el re­descub rimiento europeo del a rte prehispánico mexicano, qu efue entonces incorporado al arte uni versal dándosele lugarentre los de otros pueblos. Para el historiador es interesanteconsidera r cómo las percep ciones e interpretaciones europeasde nuest ro arte indí gena se vieron poderosamente influidaspor las concepc iones y estilos artísticos que prevalecían enEuro pa y de las qu e fueron portadores esos viajeros .

El siglo X VIII habí a presenciado en México el despertarde la conciencia americanista , con sus deseos de libertad, deindependencia económica y de igualdad social , ideas que es­tán cla ra mente expresadas en las páginas escr itas por Fran­cisco Xavier Clavijero, que en 1784 publicó en su ciudad deresid encia , Bolonia , una ob ra de notable valor.' En ést a sepone por primera vez en un plano de igualdad al indígen aame rica no y al habitant e del Viejo Mundo. La obra de Cla­vijero fue la síntesis de la nueva conciencia, el primer sínto­ma de un amanecer revolu ciona rio que sólo pudo cobrarcuerpo entre 1810 Y 1820, con las guerras de Independenciaamerica nas . Años antes, el ita liano Lorenzo Boturini Bena­du cci había destacad o la importancia del arte antiguo mexi­ca no y dado a conocer los cód ices y monumentos prehispáni­cos, lo que le val ió la deportaci ón y largos años de prisión en

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Fotografía reciente de los mis mos rel ieves .

Espa ña.! Su obra permanece aún como exa ltación del solita­rio ant icua rio qu e redescubrió el valor de los cód ices prehi s­páni cos.

Hacia med iados del siglo X IX , los invest igad ores euro­peos visita ro n frecuentemente las tier ras ab i .rtas de nuevo almu ndo. Docenas de explorado res, con di stint os grados decultura pero con clara y buena int ención frente a l a rte ylas antigüedades , pisaron sucio a merica no para describir,ana liza r e in terpret ar todo lo qu e veía n y encontraba n. Des­de J ean Fre de rick Maxirni lien , co nde de Waldeck, hasta elaba te Cha rle s Etienne Brasseur de Bourbourg, Frederi ckCa therwoo d, Teobert M aler , Alfr ed Perciva l Maudsla y.Eduar d Seler y otros más, llega ro n para ver, con ojos dife­rentes, las maravillas de México y del Nuevo M undo. Nofueron pocos los que se qu edaron en Amé rica , dando lo me­jor de sus vidas pa ra el progreso de la a rq ueología . Gr acia s aestos hombres se logró una visión distinta del olvida do pas a­do prehi spánico.

Un suceso imp orta nt e del siglo X IX fue la exposición q ueW illiam Bullock presentó en Londres en el a ño de 1824 , através de la cua l la Europa Occidental pudo conoce r lo q ueM éxico había sido y lo qu e era en ese entonces . Este viajeroinglés, de formación a utodidac ta, ya estaba interesad o enrealizar exposic iones popular es de " a rte primiti vo" muchosaños antes de su viaje a Méxi co. Ap arte de haber escrito unlibro sobre tax idermia , pa ra mus eos de ciencias naturales,en 1812 había inaugurad o su Egyptian Hall, una gra n sa la deexhibiciones decorada con mot ivos eg ipc ios, en el barrio dePiccadill y. La expos ición en Lond res produjo gran interés enlas clases med ias, qu e por lo gene ra l tení an poco acceso a lreducido mundo acadé mico del momento. '

En 1824, Bullock orga nizó una gra n mu estra de los inn u-

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llegó a México a estudiar sus antigüedades gracias al interésque el mencionado libro logró despertarles .

Es conveniente recordar que poco después de las exposi­ciones y los escritos de Bullock, otro gran estudioso y entu­siasta del mundo preh ispánico, Lord Kingsborough, editabacon gran esfuerzo diez grandes volúmenes , profusamenteilustrados, que llevan el título de Antiquities 01 Mexico.5 Larealización de una obra de tal magnificencia causó hondaimpresión entre sus contemporáneos; hasta ese momento, ú­nicam ente Egipto y unos cuantos ' sitios de la Mesopotamia

Dibujo del " Fumador", sección lateral del tablero del Templo de la Cruz en Palenque por el mexicanoL Castall eda quien acompañó al francés G. Dupaix en sus viajes por Méx ico . • Fotografía reciente delmismo relieve. Castañeda dibujó la figura en posición opuesta a la que tiene realmente.

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mán había tomado fotogra fía s, qu~ se destruyeron d~~pué~de su muerte : me refiero a Frederick Mulemphdorf. . , Lamen tablemente, las fotog rafías de Catherwood t~mblen lse

n en ¡ ueva York .11 Los ál bumes fotograficos y aquemaro . . I h

id d con que Charn a y relata sus expenenclas e anarnem a . d I li dmerecido un lugar dentro de los cláSICOS e a íteratura e

viajes. . M' .Distintos motivos de los de Charnay trajeron a . exico a

Auguste Le Plongeon, quien vino a buscar en las rumasp:e­hispá nicas las pruebas de s upuesto~ contactos. d: Américacon los egip cios. us libros son hoy solo una cur~oslda?,peroen su época ca usaron no poco es tupor. ~dem~~, ~s Impo~. .tante reconocer qu e fue Le Plongeon qUien utilizo por pn-

cámara a cuestas, tomando fotos que todavía hoy son insupe­rables. Su vida y sus peripecias son una fuente inagotable devaliosas informaciones sobre sitios que , hasta la fecha, no hansido vueltos a explorar, en particular de la región central deYucatán.

Por su parte, el inglés Alfred Percival Maudslay!" recorriómetódicamente durante años las ruinas de México y de paí­ses vecinos, y publicó -entre otros- el trabajo científicomás importante de todo el siglo: los tomos de arqueología dela colección Biologia Centrali-Amencana, una edición de SO vo­lúmenes sobreCentroarnérica " . Los planos, dibujos y foto­grafías de Maudslay son de primerísima calidad, y muestranel empeño puesto en la tarea. Su obra permanece,junto con la

mer a V('Z la .stra ri rafia en la zona maya durante la décadade I ¡¡¡¡o .

:-'k referiré a on tinuación a l abate Brasseur de Bour­bou rg, qu . 11 · ó a ti erra americanas en la década de 1860para visita r Cuat 'mala y la zona del Istmo de Tehuantepec.' e sinri ó profundam nt atra ído por las ruinas abandona-

das, " las trand pirámides y los ind ígenas, olvidados delmundo. .on ,1 orr 'r de los a ños, se transformó en el sacer­dote de dos p rqu ño pueblos de los Altos de Guatemala,donde reco rió t rx tos y docu me ntos antiguos. Con todo loadq uirido en Juat em ala y México , formó una magnífica bi­bl ioteca sobre América, qu e más tarde llevó a París . Entre.ta nlos libro , publicó y d ifundió a mplia ment e el Popol-Vuh;lib ro sag rado de los quich és, que aún permanecía inédito. 14

Años despu é , Brasseur fue duramente criticado por mante­ner criterio po o científicos y fantasiosos; no se comprendióla crucia l significación que este abate tuvo para México ypara toda Amé rica. El hecho de qu e hubiera creído que loscartagine ses ha b ían sido los iniciadores de la cultura maya,ca rece de importa ncia ante la que tiene la difusión que hizoen Europa de las antigüeda des america nas. También editó ytrad ujo a l fra ncés a varios cronistas mexicanos y guatemalte­cos, entre ellos a l obispo Diego de Landa.

T eobert Maler era austriaco de nacimiento y yuca teco poradopció n. Llegó como simple soldado de Maximiliano deAustria , y se quedó como fotógr afo ambulante en Oaxacatras la derrota de los fra nceses. Allí comenzó a interesarsepor la a rq ueología, hasta que se transformó en el granarqueólogo viajero del Peab od y Museum, insti tución quepublicó buena parte de sus escritos;'! Recorrió incansablemiles de kilómetros de selvas inexploradas, con su enorme

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de Lord Kingsborough, como uno de los dos pilares sobre losque se apoya la arqueologja de México.

El prusiano Eduard Seler proporcionó a la historia delarte y al estudio de las culturas prehispánicas una metodolo­gía científica moderna. Con su obsesión por el trabajo minu­cioso , estableció un sistema de pensamiento riguroso, frío,matemático, al disecar cada monumento para interpretarlo

.despu és sin hipótesis fantasiosas .18 Sus obras completas, es­critas en su mayoría en su idioma natal, revelan una visiónrealista de la historia del arte, sin metafísicas de ninguna ín­dole.

Pero la máxima expresión del pensamiento europeo sobreMéxico y su arte prehispánico fue la de la Comisión Científi­ca Francesa, promovida durante el Imperio de Maximilianode Austria en 1864 para el estudio de la historia, la arqueolo­gía y sus ciencias conexas. 19 Con ese fin, llegó al país y lo reco­rrió un grupo de primerísimas figuras, tales como el pro­pio Brasseur de Bourbourg, A. de Quatrefages, A. MolveEdwards, M. Decaisne, Andrien de Longperier, el coronelD 'Outrelaine, el Barón Gros , E. Guillemin Tarayre, RemySimeon , A. M aury y va rios otros científicos. La cantidad deinvestigaciones que se realizaron en sólo tres años (1864 a1867) fue excepc ional para la época. Se procedió a publicartre s grandes volúme nes que contenían la mayor parte de lostrabajos y estudios llevados a cabo. Algunos de esos investi­gadores continuaron investigando y publicando, en el ex­tranjero y en M éxico, obras sobre arte prehispánico. Sin em­bargo, durante los siguientes treinta años mucho de lo que laCo misión había esta blecido dejó de tener vigencia, pero pasó~edio siglo antes de que volviera a realizarse una aventuracientífica de tal ma gnitud.

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Parece conveniente recordar que el arte prehispánico tuvotambién significado e interés no sólo entre viajeros y explora­dores, sino también entre artistas nacionales y europeos.Desde fines del siglo XVIII se comenzó a intentar un artenuevo , de carácter neo-prehispánico que tuvo un marcadoauge dentro del eclecticismo imperante en la época. .En laciudad de M éxico, tal neo-prehispanismo fue auspiciadopor Porfirio Díaz durante sus años de gobierno, y se realiza­ron monumentos, edificios públicos, viviendas, museos ypinturas con ese ca rácter .

En Europa el tema dio hasta para óperas : Karl FriederichSchinkel , el mayor arquitecto alemán del neoclasicismo, di­señó en 1820 los decorados para la ópera de Spontini titula­da Femand Corte; aunque ya Federico el Grande había escri-

Copia del Templo de Xochicalco para la Exposición Internacional de París de1867.

to una de tema similar en 1755 que llevaba por título M onte­ruma, a la que puso música Karl Heinrich Graun.20

Para la Exposición Internacional de París en 1867 , se ins ­taló , gracias a la iniciativa de Charnay, un gran pabellón enel cual se reprodujo, a escala natural, ¡el Templo de Quetzal­cóatl de Xochicalco! Afortunadamente, han quedado foto ­grafías de la época, donde se puede apreciar la incongruen­cia del dicho pabellón, a cuya entrada estaban la Coatlicue yel llamado Calendario Azteca . Si bien la imaginación cam­peó triunfante sobre el ed ificio , básicamente éste fue hecho apartir de grandes moldes que Maximiliano mandó hacer asus soldados.

En 1889, en ocasión de otra Exposición Internacional deParís, México levantó una vez más un fastuoso edificio neo­prehispánico. Fue una gran obra que estuvo a cargo de An­tonio Peñafiel , qu ien ganó con su proyecto el concurso que seconvocó para realizarlo. Se trataba en realidad de una ecléc­tica muestra de fragmentos de diferentes construcciones pre­hisp áni cas, en espe cial de Milla, de Xochicalco y de MonteAlbán , qu e se integraban en una enorme estructura de dospisos (supuestame nte el templo y su basamento escalona­do ), con un enorme pórtico sostenido por atlantes y ventanasen el piso superior. Fue quizás la más importante muestrade la corriente neo-prehispanista, que quiso rescatar las for­mas del a rte antiguo para reconstruir un arte nacional. 2 1

En las Ga lerías Etno gráfi cas de 1878 también se expusie­ron obje tos pr ehi spáni cos. En la misma Exposición Interna­ciona l de Parí s de 1889, el a rquitec to francés Charles Gar­nier realizó un a Casa Azteca y otra Casa Maya," que mues­tran el descono cimi ent o, entre los a rquitectos de la época, de

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las expresiones arquitectónicas preh isp ánicas. De todas for­mas; el hecho es interesante porque se trat a de viviendas pre­hispánicas, que por primera vez ocuparon un lu gar qu e hastaentonces había sido exclusivo de templos y pal acios.

He hecho mención de algunos europeos, a mi juicio losmás destacados, que registraron artísticamente, ca da cua l asu manera, el México prehispánico durante el siglo XIX . Elinterés que ese siglo mostró por la s culturas ind ígenas deMéxico no surgió, sin embargo, como un hech o a islado . Des­de la primera mitad del siglo XVI -hacia 1540- J ean Mos­taert pintaba motivos americanos. Ludovico But i pint ó, ma­gistralmente por cierto, tem as mexicanos en los techos delPalazzo Uffizi . Los Medici colecc ionaba n ávida me nte obj e­tos prehispánicos, y los jades de factura ind ígen a fuero n su-

Proyecto de edificio neopr ehispánico para la Exp o sicr ón Intumncronul du Par ís

de 1889 por A. Peñaflel.

mamente apreciados por los reyes e uropeos dur.unr tres si­glos . De Durero a Rubens, de Bernini al 'Ficpolo, de ~lc i ssen

a Le Brun, se utilizaron moti vos de nuest ro a/"le america nopara crear obras artísticas en Europa.

Un artista europeo qu e destacó entre los viaj("("os qu e lT CO­

rrieron América y que dibujaron temas prchisp .inicos fueEdouard Pingret, de quien mue stro aquí al gún dibujo inédi­to . "En 1969 el arquitecto mexicano Lui s Ortiz ~Ia l"edo lo­calizó en el poblado francés de M almaison , en los alrededo­res de París, a una rama de la familia del pintor EdouardPingret, quien estuvo en México en el siglo XIX . Los Ra­fard, nombre de los parientes de Pingret , conse rvaba n ca nti­dad de obras de su antepasado reali zadas en M éxico entre1851 y 1855; no se trataba de las grandes compos iciones queenvió a la Academia Mexicana, ni de los numerosos retratosejecutados para las familias pudientes de M éxico , sino preci­samente de sus carnets de viaje y su int ere santísim o archi­vo. "23 Las copias de los dibujos de Pingret me fuer on propor­cionadas por el historiador de arte Salvador Moreno paraidentificarlos.

Los dibujos de Pingret inspirados en obras de art e prehis­pánico registran esculturas, tallas en madera , relieves, vasi­jas de cerámica, y muestran su interés por reproducir estostemas, tan caros al pintor romántico . Por lo general. los mo­tivos prehispánicos estaban empañados por la propia visióndel mundo del artista ; y así , es común encontrar, a lo largodel siglo XIX, una notable diferencia entre el objeto real y surepresentación. Las ruinas son irreconocibles, las esculturastienen más bulto que el que realmente poseen, y las repre­sentaciones de figuras humanas llegan a tener toques grie- : :\

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9. Keith Davis (1981 ).10. Von Ha gen (1979) .11. Von Hagen (1979 ).12. Le Plongeon (1886 y 1889) .13. El compendio de mayor import ancia en la obra deBrasseur de Bour-

bou rg son los 4 volúmenes publicados en 1854. .14. Brasseur de Bourbourg (1854) .15. Para la b ibliografía de Maler, véase Echánove Trujillo (1975).16. Maudslay (1889-1902 ).17. Maudslay (1889-1902) .18. Seler (1902-1923 ).19. Arch ives de la Commission Scientifique (1865), 3 vols.20. Honour (197 5).21. Peñafiel (1889).22. La mejor descripción es la de Manuel F. Alvarez (1900).23. Ortiz Macedo (1983) .

No tas

gos. El artista europeo ten ía su propia ~i sión ancla?a en unapoderosa tra dición cultura l de herencia centenaria.

Por otra parte, el gusto del coleccionist~ ?~ arte e~tuvo

ab ier to desde el Renacimi ento para la adquisici ón de piezaspreh ispánicas. Sabemos que se for~aron grandes colecc~o­nes de obje tos aztecas en los palacios de Roma, FI~rencta,

Bolonia, M unich, Nurem ber g y Stuttgart. La de Uhsse Al­dro vandi, At hanasius Kirch er o los duques de Medici fueronfamo sas en su época , a tal grado que el duque de Guisa, en1662, se presentó en la corte vestido de " caciq ue america­no " . En los pa lacios del Quir inale y de M iramar campeabantr iun fales los tibores de Jalisco, pol icromados con águilasimp eriales de Austria.

Durant e el siglo X IX el gus to y la moda por lo prehisp áni­co llegó aún más lejos : desde los millonarios mecenas que fi- Bibliografianan cia ron expediciones a las ruinas de México y AméricaCen tral , como por ejemp lo Monsieur Lorillard , para cons- Ag uirre Beltrán (1972), " Int rod ucción ", Anlologia de FranascoJa vier Clavije-tr uir en est ilo neo-maya su palacio próximo a la ciudad de TO, Sepse tentas, Mé xico.Nueva Yor k, hasta los mu seos de Europa Central, que se ha- Alvarez, Manuel F. (1900 ), M illay la arquiuauranacional. Imprenta de la Es-

, cuela de Oficios, México _ . ;'cían llevar enormes monumentos de piedra para sus colee- Brasseurde Bourbourg, Charles E. (1954), Hinoin desnatianscimíistesduMexi-cienes. El Mu seo Etnográfico de Berlín trasladó casi una do- queetdel 'AmiriqueCentral, 4 vols., París. .cena de gra ndes es telas desde Santa Lucía Cotzumalhuapa, Bullock, Irwin (1961), "A pioneer of cultural relations between Englanden la costa del Pacífico de Gua temala; Brasseur de Bour- and Mexico" , Homenaj e a PabloMortine; delRio, p. 439-443, INA.H,_Mé- ,

bourg llevó a París una bib lioteca de documentos y libros ra- Bul~~~~: William (1824), A six montñ's residma and traoels in Mexieo,'-2 .vpls.,~os , .compuesta de cua t ro mil volúmenes. El Almirantazgo" más un atlas, John Murra y and Sons, Londres.

Ingles contra tó a Karl Sche rze r, en 1847, para comprar to- . C havero, Alfredo (1886) , " Boturini", Anales del Museo Nacional, l iü'Época,da s las estelas de Copán y llevarl as al Br itish Museum, ope- ~tomo llI, p. 236-245, México. -:raci ón !jU(~ no pudo rea lizarse debido al poco interés econó- Clavijero, Fran ciscoJavier (1945) , Historia Amiguade México, 4 vols., Porrúa ,

mico !jUl' tenía pa ra Scherzer. C Méxi~o , Scie ntif M ' (1865 ) AL' .J 1 ro ". : S ' u:. . . . . •. ommlSSlOn cienn Ique au eXlco ,rcmvesue a 1.o0mnllSSlOn cunuji-l lan a fines del Siglo X l X , la VISión del mundo prehispáni- que, 3vo ls" Paris. • .-

co co me nz ó a ca mbiar, justa mente debido a los incesantes 'Davis, Keith (198 1), n ésiré Chamay: expeditionarypholographer. University of

emba les d(' la nueva metodología científica, tanto europea N~wMe~icoPress,Albuque~qu.e: " .como nort eumeri cana . Las insis te ntes prédicas de Seler, de Du paix, GUiller mo (1834) , Anliquit és Mexicaines, con ane~os de A. Lenoir ,Maud sl: . 1, t .e; l e. I hinó M .Warden,M.Ch. Fa rcy yM. Bara dere, 2vols., Pans. (1978 ),Allas de¡ , 1 S . I} } ( e o ros m..s eon t r~ a rantasía y as ipotesis lasanl(gliedadesmexicanas.SanÁngel Ediciones, México.aven turad as comenzaron a fructificar, lo que redundó rápi- Echánove Trujillo, Ca rlos (197M, Dos héroes de la arqueologia maya: Teobertdan u-nrr cu la elaboración de una historia diferente del arte Mal" J' el Conde Waldeck. Uni versidad de Yucatán, Mérida.prch isp.in ico. Sin emba rgo esta nueva visión estaba aún Fernández, J ustino (1956) , "El atla s de la obra de Bullock " , Analesdel Insti-. " l' 1, ,. . . . '1 é ' hi . 11110 t/e Inoestigaciones Esüticas, No. 24, p. 23-33, UNAM. M éxico.

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de loda América Latina , fuera todavía menospreciado en re- Kingsborough, Lord (183 1- 1'848), Antiquities 01 Mexico, lO vols., Robert

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Los europeos q ue viero n el México prehi pá d t Ammcana,4vol s., Londres.• ' 1 • • ' " IS . a~lco uran e Men a, Ram ón (1923), . " La colección arqueológica ~e Boturin i" , Analesdel

el Siglo X IX nos legaron dibUJOS, pinturas, dise ños, bosque- .\fll" eo,Varitmal. 4a, Epoca, tomo 11, p . 35-70, MéXICO.jos y fotogra fías, qu e son test imonios vivos de la visión ro- Moreno,-Roberto (1971), " La colecci6n Boturini y las fuentes de la historiamánt ica de ese pasado recien te . En muchos casos, son docu- de León y Ga ma " . Estudios de Cultura.ltfáhuall, vol. IX, p. 253-270, M éxi-mentos ún icos pa ra aproximarnos a ese otro pasado más re- co.moto ' ·1 de l mu nd . di teri I . Ortiz Ma cedo , Luis (1983) , Ca tálogo de la Expos ición presentada por BA-

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2. C O!110 in t rod ucc i ón y visión globa l de la obra de Botu rin i, véase LeónPorrilla (1974). Mena (1923) )' Moreno (1973).

.l. Bullock ( lll24 l. Referen cias sobre est e au tor se encuentra n en Fern án-del ( 1'ISI. ) y Builock ( 196 1).

4. Builo<:k ( l ll24 ),S, l.ord K¡rulsborough (1831- 1844).IJ. Dupa ix ( 1834 y' 1978); sob re su vida y obra, véase Farcy (1882) y Vi.

ilaSl'ñ ur ( 1'l7ll ).7. SIl'phellS y Cal herwood (184 1).ll, Slephefl s y Ca therwood ( 1843).

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