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  • COLECCIN CON VIVI UM

    ---- 1. Wilhelm Nestle, Historia del espritu griego2. Emcrich Coreth, Metafsica/3. Jean Bayer, Literatura

    Lisardo Rubio, Introduccin a la s in ta x is^ te ^ S p S ^ i'll^ |5. J, Crpieux-Jamin, ABC de la grroo^

    6. Jos Alsina, Literatura griega.Contenido, problemas y mtodos ' |j

    7. Carlos Mirali es, Tragedia y poltica en Esquilo j__ 8. Mario BungeLa investigacin cientfica j

    9. Frederick Copeston, Historia de la filosofa !10. Manuel Sacristn, Introduccin a la lgica L;

    y al anlisis formal 11. jess Mostcrin, Lgica de primer orden [:

    '12. M icaela Misiego, Los orgenes de la civilizacin anglosajona | '13. Jess M osteria, Teora axiomtica de conjunto^^^'';||

    14. Eulalia Vinero, Hipcrates y la nosologa hipoc^a^;^J| i- 5. Jos-Ignacio Ciruelo, Salustio. Poltica c historiogtim&i

    16. Miguel Snchez-Mazas, Clculo de las normas 17. Jos Martnez Gzquez, La campaa de Catn ca Hispania|

    ___18. Jorge L. Tizn, Introduccin a la epistemologade la psicopatologia y la psiquiatra

    -----19. A. J. Ayer, Ensayos filosficos

  • E A N BA YET------

    ./ .. A ;

    LITERATURA ATLNA

    :^.i^ ':

  • T i t u l o o r i g i n a l :L l T i l i R A T U R K L A T I N E

    Traduccin del liantes v del latn:A n d r s E s p in o s a A l a r c n

    I e d i c i n : l e b r e r o de I 9 M2 . e d i c i n : n o v i e m b r e d e 1 9 7 05.* e d i c i n : s e p t i e m b r e d e l )7 2 '1.a e d i c i n : jn i io .- de 197.5 />. e d i c i n ; l e b r e r o d e 19 81

    (c) l ., il)i;iiiitr A n n a n d C o i i n , Par is

    l%(> y I di: la i r a d u e d n c a s t e l l a n a p a t a f is p a a y A m e r i c a : A rie l , S. A., 1 a m b o r del B r u c , 10 - S a m J o a n D esp i (B a r c e l o n a )

    D e p s i i o l e ^ a l : 11. *2.27 7 - IOS I I S B N : 84 3 4 4 M U S 0

    I m p r e s o en K sp aa

    I'9S1. 1. G. Seix v Banal Hnos., S. A .C a r m e l a de C o r n e l i a , 134 , IL splug ucs de U o b r e g a t ( B a r c e l o n a )

  • PROLOGOa la quinta edicin castellana

    La Literatura latina del profesor J . Bayet se recomienda por una seri de rasgos . que debe, de un lado, a las cualidades cientficas y pedaggicas de su autor, y, de otro,I a la inmejorable tradicin escolar francesa, que hace inconfundibles los libros que lanza al mercado. Porqu el lector atento observar, al instante, que este libro de literatura se .diferencia de la gran mayora de textos ms o menos parecidos por un rasgo tpico: su autor, formado en la mejor tradicin gala, sabe que estudiar literatura no puede conseguirse proporcionando al lector y al estudioso simplemente dalos sobre los autores estudiados; sabe que es menester que los textos ilustren la doctrina. Y, en efecto, la Literatura latina de J . Bayet es, junto a un libro que ofrece interesantes datos de lodo tipo al

    lector, una autntica antologa d textos latinos, de modo qu, aun en extracto, al po-, nene en contado con sus pginas, 'se sale enriquecido por el considerable caudal de tex fos, que, ofrecemos traducidos, que acompaan al texto principal. Una rica bibliografa, que se limita a lo esencial, a lo imprescindible, complementa la parte temtica. En conjunto, pues, un libro insuperable que me complazco en recomendar vivamente para conocer no slo los avalares de las letras latinas, sino incluso para entrar en contacto con el estilo de los grandes escritores .del Lacio.

    J o s k A l s i n a

    Catedrtico de la Universidad de Barcelona

    Brcelna, enero de 1981. Ao ce! Segundo Milenario d e - I ir muerte de Virgilio'. ^

  • PRLOGOa la primera edicin castellana

    He de agradecer cordiaimentc la amable invitacin que E d ic io n e s A r i e l me hace de prologar la versin que de la magnfica obra de Jean Bayet ha iealizado mi discpulo Andrs Espinosa. Y he de agradecer, asimismo, a la mencionada casa editorial, la plausible iniciativa de ofrecer al pblico espaol un libro que sin duda habr de ser muy bien acogido por los innumerables, valores que encierra.

    No estamos, por desgracia, demasiado bien dotados jen. Espaa de libros de literatura latina- En general, cabe incluso decir que el cultivo de las ftras y el pensamiento romano se ha dejado a un lado, con las naturales y eximias "excepciones. Tenemos estupendos lingistas, valiossimos editores

    /de textos antiguos, preclaros palegrafos y arquelogos. Y, sin embargo, es I parco, excesivamente parco, el nmero de humanistas abocados al anlisis |y estudio de los valores literarios romanos. Es sintomtico a este respecto el hecho mismo de que sea un helenista que bien pocos mritos tiene, por otra parte, quien prologue el libro que ahora, lector amable, tienes en las manos. Un libro de literatura latina prologado por un helenista, con todo, no es un hecho que pueda escandalizar a demasiadas personas. La unidad cultural del mundo clsico ha sido un hecho durante un largo perodo de aos, y slo ahora, y aiin no enterament, se tiende, a separar, el .quehacer He'Tlatinista' y , el der'helenista.

    ^ El fenmeno de la delimitacin de los campos ha coincidido, muy sintomticamente, con un movimiento de_fevalori2aci6n.de las aportaciones romanas en. el campo de la cultura. Con una nueva manera de ver las manifestaciones

  • LITER A TU R A LA TIN A

    del "genio romano. Con una clara voluntad de entresacar, del material, diga-y mos, bruto, lo especficamente romano. El fenmeno merece estudiarse, y la ocasin es propicia para ello.

    Roma ha vivido, durante muchos lustros, bajo el impaclp.de Ja,.cuKitr^ griepT^Ya~Toracio, contemporneo de momento culminante d las letras

    /Iatns, y l mismo uno de los espritus seeros de la romanidad, haba sealado el hecho: Graecia capta ferum victorem cepit, Grecia, sometida, someti a su vez a su feroz vencedor. El fenmeno no es, por otra parte, aislado.

    Ahora bien, ocurre que, durante el iglo xex, las orientaciones de la filo- logia clsica'positivista dieron un cariz excesivamente negativo a la origina- ITuacT romana. TSo slo ya en'e"camp de a religin y de la mitologa sino, a^simismo, en la literatura. Convencidos de que Roma no era, en ltima

    instancia, ms que una prolongacin de Grecia, se impuso el axioma de que los escritores romanos dependan estrictamente de los helenos, Y stos eran, por definicin, superiores. Tal es la tesis de Mommsen.

    La raz de esta orientacin se debe, indudablemente, al hecho bsico y fundamental de los mritos positivistas, sobre todo al principio del 'anlisis de fuentes (la clebre Qiiellenforschung alemana) y a la incapacidad radical del positivismo por penetrar ya sea por medio de la Einfhlung, ya por el procedimiento de la fenomenologa en la esencia ntima del sentido de la obra literaria. El fillogo positivista que ha realizado, sin duda, grandes aportaciones al conocimiento de la literatura antigua, aunque se quedara

    j en lo que cabe denominar lo extrnseco a la misma se preocupaba fundamentalmente por establecer los lazos, las dependencias, las relaciones entre el original y el modelo. Pero ocurra, adems, que este "modelo" quedaba reducido a la simple categora de modelo, sin que interesara hallar/ lo original, lo propio, lo sustantivo, dentro de su dependencia bsica y esencial.

    Un ejemplo, bien ilustrativo por cierto, aclarar lo que acabo de decir. Fue creencia comn durante el siglo xrx que la elega helenstica era la raz directa de la romana. Por tanto y subrayamos esa locucin causal porque

    r la creemos sintomtica la elega griega deba contener los rasgos especficos que hallamos en la latina, esto es, el elemento subjetivo y ertico. Tal es la tesis bsica de Leo, que se preocup a fondo de estos problemas. Que la inferencia era falsa, resulta claro si tenemos en cuenta que es poqusimo lo que ha llegado hasta nosotros de la elega helenstica. Por tanto, slo/ poda llegarse a esta conclusin a base de un -part pris, esto es, el principio de que Roma era incapaz de aportar algo propio.

    Mas he aqu que muy recientemente, Rostagni, en un volumen colectivo consagrado, precisamente, al influjo de la poesa griega sobre la poesa romana ha sealado hasta qu punto hallamos un distinto planteamiento del

  • ^problema ertico en una y otra aportacin. Mientras el elegiaco helenstico i se mueve en un puro campo objetivo y mtico, el romano sabe descubrir una nueva inspiracin, y, sobre todo, una subjetividad que en vano buscamos

    'en los grandes helensticos. No hay, pues, ninguna duda, que, aun sin olvi- ;dar que es Grecia quien aporta el estmulo inicial, la base de inspiracin, el poeta romano sabe hallar sus propios caminos y sus propios acentos. Jacoby haba ya sostenido lo mismo en 1905.

    - En este mismo sentido, son nuevas las interpretaciones del influjo de la ^ ^ g n e w " s o b r e k . romamT^Lo?"tmbajos~cre 3. Frankel, sobre todo, se Ean'orientaao liacia el descubrimiento de lo tpicamente plautino por debajo de las imitaciones que hace de los griegos. Y, en lo que hace referencia a Virgilio, Perrotta ha podido sealar lo "nuevo" frente a lo tradicional, a lo heredado, que hallamos en la obra del gran poeta (Virgilio e i Greci). Y as, hata el infinito; en el caso de Catulo arquetipo de los neoterici ha sido Jean Bjtyet, entre otros, quien ha sealado su originalidad dentro de la dependencia de Grecia (Catulle, la Grce et Rome); Kumaniecld ha escrito sobre Aportacin personal tj tradicin en la obra de Cicern. En el caso de Salus- tio, Latte y Perrochat han sealado cmo por debajo de la imitacin griega late un tpico corazn romano, que lo distingue de su modelo, Tucdides. Pasquali (Orazio Urico) y Friinkel (Horace) han sabido situar a Horacio en su

    /justo puesto, resaltando lo que hay en l de autnticamente romano, y Rostagni ha podido ilustrar maravillosamente las profundas diferencias que separan a Tito Livio de sus modelos griegos, gracias, precisamente, a su romanidad y a su fe en el destino de Roma. Y as podramos seguir hasta

    'el infinito. Libros como Humanitas romana de K. Bchner, y Rmische Geisteswelt de Klngner son testimonios patentes, asimismo, de esta nueva orientacin en ef campo de la literatura latina.

    La misma actitud mental preside los estudios de religin romana. Hoy podemos, con razn, hablar de una verdad e r aVTvifi c ci n de'estos estadios, que cristalizan, entre otros, en los trabajos de la escuela francesa (Jean Bayet, Gag, Le Bonniec) y en la magnfica Rmische Religions geschickte de Kurt Latte. Si todava en nuestro tiempo Rose ha podido hablar de la "pseudo-

    /mitologa italiana, los estudios de Altheim, Eitrem, Beaujeu, entre otros, han iniciado una nueva tendencia que quiere rastrear los elementos propios |{ de Roma en el campo de la religin, o, cuando menos, esclarecer la verdadera

    aportacin romana. Y el^ttulo de un libro ya clsico en el campo de los estudios latinos reza asV El. genio romano en la religin.

    Cul puede ser la razn histrica de ste cambio de perspectivas? Apunta, [ahora, en las investigaciones literarias, una revalorizacin del principio her- I deriano de la aportacin. personal. En el campo concreto de la filologa clsica es sta una de las preocupaciones bsicas, hasta el punto que uno de los recientes congresos se centr sobre el gozne tradicin y aportacin per-

  • LITER A TU R A LATIN A

    sonal. El poeta, el escritor, el artista no es una jnera mquina que copia, sin ms~"a sus modelos. Toda obra de arte es una contestacin existencial,

    ua'Tspesta un reto. .a mismT" ciencia de la estilstica se fn ardua-, mente en la labor de detectar los medios a travs de los cuales el escritor da forma a su mensaje. El mecanicismo de \^QueUenjoi^p1}un^, pues,ha sido sustituido por un dinamismo que busca, en la trayectoriajdel escritor, la esencia de su mundo interno. Y no es casualidad 'qu~T:mbin hoy, en los trbjos 'e filologa clsica, abunden los estudios orientados hacia la investigacin de la autoconciencia potica del artista. Queremos saber lo que Hesodo pensaKa de su" misin, queremos comprender los sentimientos que Pndaro, o Virgilio, u Ovidio, tenan acerca de su profesin de poetas.. Queremos, en suma, aislar, de la circunstancia, el yo del escritor, y su cristalizacin en la obra potica.

    Es Jean Bayet uno de los latinistas ms eximios de la actual escuela francesa. Profesor de la Sorbona, miembro del Institu, sus trabajos se han orien-

    ,/tado hacia tres campos complementarios: la edicin de textos a l debemos un esplndido Tito Livio, la historia de la religin romana (Histoire politi- que et psychologique de Ja religin romaine, Pars, Payot, 1957) y la his-

    ytoria de la literatura. Autor de varios artculos sobre religin romana y poesa Matina, es Bayet un espritu claro, que sabe centrar los problemas con toda nitidez. El libro que hoy ofrecemos al lector hispano es una buena muestra / de sus cualidades. Libro que no es simplemente de divulgacin, puede llegai/ a serlo precisamente por esa claridad y esa sencillez que le caracterizan.

    El autor se ha propuesto dos cosas esenciales en su obra. Es la primera de tipo' informativo: presentar rI o s ^ r o b r e s a i e n t e s de cada autor,

    ^entrarlo dentro de su poca, resaltar.su aportacin personal. Pero Bayet sabe muy bien que es imposible hacerse una somera idea acerca de un

    Escritor si ste no es ledo directamente. Por ello cada uno de los autores presentados viene acompaado de una seleccin de textos, siempre acertada,

    I siempre segura. De esta manera el lector entra en-contacto directo con la literatura latina, de la mano de un seguro cicerne./Finalmente, el libro est completado con una abundante bibliografa. Eso lo convierte en un valioso instrumento de trabajo, en un auxiliar imprescindible para todo aquel que quiere profundizar los distintos problemas planteados.

    . Esas tres cualidades hacen de este precioso libro una obra altamente/\ / recomendable. Esperamos, confiadamente, que cumplir su misin.;\

    \J o s A lsin a

    Catedrtico de la Universidad de BarcelonaBarcelona, octubre de 1965.

  • I N D I C E

    Prlogo a la quinta edicin castellana 5/Prlogo a la primera edicin castellana 7 /

    I. LOS ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA 21

    1. Condicionamiento histrico 22Los latinos . 22

    Los indoeuropeos, 22. Sus migraciones, 2 2 ./ Los indoeuropeos itlicos, 22. Los latinos, 23. /

    El medio mediterrneo 23j Los elementos de civilizacin, 24. Diversidad de reacciones, 24.Rama. Los inicios de su evolucin 25j Situacin de Roma, 25. Roma, Etruria y el Lacio, 25. Las* vicisitudes histricas, 25.

    2* El espritu y la lengua 26La inteligencia, 26. La imaginacin, 27. La lengua, 28. - La escritura y el lenguaje hablado, 29. El ritmo, 29. El verso saturnio, 31.

    3. Tendencias y directrices literarias 31Tradicin oral y literaria, 32. Preparacin para la historia, 32. Tendencias ol drama, 33. El derecho y la redaccin jurdica, 35.Apio Claudio el Ciego, 36. - Aspectos generales de la evolucinliteraria en Roma, 37.

    Bibliografa 38

    n. FORMACIN DE UNA LITERATURA GRECORROMANA 40x y ^ Las etapas de influencia griega, 40 . La plebe y el patriciado ante

    /e l helenismo, 41. El helenismo en el s. m , 42. Los gneros polticos: el teatro, 43 . La epopeya: el lirismo nacional y religioso, 46. Mtrica y msica, 47. Intentos individuales y tendenciascomunes, 49. Helenismo y nacionalismo, 49.

    ;0

  • LITERATURA LATINA

    y P la u to - 54f / Los temas, 55. Los prlogos, 56. La accin, 57. Los perso-

    I naj'es, 59. Las costumbres, 61. Movimiento, 65. Pintores- J quismo, 67. Poesa y lirismo, 69. Lengua y versificacin, 71.

    Alegra y vis cmica, 72.E nnio 7 2

    Caracteres generales, 72. Los Anales, 73. Historia y poesa, 74. ^ Las tragedias, 76. Otras obras, 77. Filosofa y religin, 78.

    La lengua y el estilo, 79. Conclusin, 80.

    Bibliografa 81

    III. EL PURISMO HELENIZANTE Y LAS TENDENCIAS NACIONALES 84*w ^jLn aristocracia helenizante, 85. La invasin del helenismo y lafs oposicin senatorial, 85. Los crculos cerrados, 86. El pueblo

    y las cuestiones sociales, 87. Conclusin, 88.

    1. Los comienzos de la prosa artstica 88,C a t n e l C e n s o r 89

    Sus obras, 89. Los discursos, 90. El De agri cultura, 92. Los Orgenes, 95. Conclusin, 96.

    2. /E l teatro y 96& Progresos materiales, 97.

    /L a Comedia 97Crisis y decadencia de la "palliala , 97.

    Cecilio E stacto 98Escritor de transicin-, 98. La reflexin moral, 99.

    ^ T eiiencio 99El hombre y el poeta, 99. Sus obras, 100. Desarrollo de la accin, 101. Anlisis y composicin psicolgicos, 103. Moral y sensibilidad, J04. Comedia y drama burgus, 105. Arte y verdad, 106. Lengua y versificacin, 107. Conclusin, 108. -

    Los autores de togatae 108_ T itjnio, 108-----Ata, ]0 S ____Afranio, 109.La Tragedia 109

    'PcvkT ' 109Accio 110

    Su teatro, 110. Su fuerza descriptiva, 111. __ El anlisis psicolgico y moral, 111. Grandeza nacional, 111. El estilo, 112.

    3. La creacin de la stira 113Lucilio 113

    Su personalidad, 114. Las stiras, 114. Realismo moral, 115. __Realismo literario, 116. Conclusin, 117.

    -4. La evolucin de la prosa 117

    Los historiadores 117Los ltimos analistas, 117, Los arquelogos, 118. Nuevas tendencias, 118.

    12

  • Los oradores 119

    Indice

    Entre Catn y los Gracos, 119. Los Gracos, 119. Ti. G r a c o , 119. G. G r a c o , 120. Conclusin, 121.

    Bibliografa

    IV. LA POCA CICERONIANAInestabilidad e individualismo, 126. i Las contradicciones, de la aristocracia, 127. Independencia y modernidad de los poetas, 127. Sus irregularidades, 128. La medida entre Oriente y Occidente, 128. La elocuencia yJa^prosa ..clsicas, 129. Evolucin de la prosa, 130. X a atmsfe^^jntelectud ,)..Ja filosofa, 130. Las preocupaciones tcm casriS l. Dignidad de la literatura, 131.

    1. Los progresos de la prosaLos historiadores

    Historia animada e historia novelada, 132. La erudicin, 133. Las memorias, 133.

    La elocuenciaLa retrica, 134. An to n io y C r a so , 134. H o r t e n s io , 135.

    Cicern/E l hombre; la Correspondencia, 137. Las obras de oratoria, 141.

    Los principios tericos de la elocuencia ciceroniana, 142. La prctica; los dones del orador, 142. Los tratados de retrica, 147. Los tratados filosficos, 149. El arte en los dilogos ciceronianos, 153, Los poemas, 153. El humanismo ciceroniano, 154.

    el

    Fsica v^moral, 154. Ordenacin lgica del poema, 156. El eqniUrfio literario, 156. Ciencia y filosofa, 160. Realismo e imaginacin, 162. Sensibilidad y pasin, 164. La lengua y estilo, 166, Conclusin, 167.

    y 4. La poesa innovadora j CATWV \')E1 antiguo y el nuevo estilo alejandrino

    dritA L^Catulo

    167, El "estilo alcian-

    la sociedad catuliana, 169. La distincin de los gneros, 170. La fantasa, 171. Sensibilidad y pasin, 172. Los poe- mas alejandrinos y su tcnica, 173, El equilibrio clsico, 175. Lengua y versificacin, 177. El lirismo de Catulo, 177.

    5. La nueva prosa: Catulo L t i /lLos neoticos, 177. C . L ic in io C a l v o , 178. La historia, 178.

    CSARP3ad intelectual de Csar, 179. Los Comentarios, 179. Do

    cumentacin, 179. Veracidad, 180. La narracin, 181. Las cualidades dramticas, 183. Los discursos, 185. Csar en su obra, 186. Los continuadores de Csar, 187.

    122 '

    126 ^

    132132

    134

    136

    154

    167

    169

    177

    178

    13

  • LITER A TU R A LA TIN A

    a o c las obras, 187. Progresos del mtodo histrico, 188. Formacin literaria, 189. Filosofa de la historia, 189.

    { La psicologa; los discursos, 190. La narracin, 193. Lengua* y estilo, 194. Influencia de Salustio, 194.

    C o r n e l io N e p o t e

    6. La ciencia y la erudicin V a h r n

    Obras, 196. El hombre y su tiempo, 197. Las Stiras Menipeas, 197. La Economa rural, 198. Las Antigedades, 201. La Lengua latina, 201. Fuentes y crtica, 202. La composicin, 203. El espritu filosfico, 203. Conclusin, 203

    7. 1 teatroLa atelana, 204. El mimo, 204.

    Bibliografa

    V.y EL CLASICISMO LATINO

    y . De la Repblica al Principado, 214. De la proteccin privada al mecenazgo, 215. Las escritores en el Estado, 216. Literatura nacional, 216. Los hombres y los gneros, 217. Evolucin y madurez do la poesa, 218. El fin de la prosa clsica, 218.

    4 V ir g i l io Jy El lHMente potico, 220. La originalidad de Virgilio, 220, __ Lasy Buclicas, 220. Las Gergicas, 224. Progreso de la imagina

    cin, 226. Ampliacin de la sensibilidad, 2 2 7 .-----Problemas sociales, 228. Episodios y preludios, 229. La Eneida, 231. Home- rismo y alejandrinismo, 232. La novela y la tragedia, 234. La

    | historia y la actualidad, 236. tica y sensibilidad, 239. El verso virgiliano, 240. La fama de Virgilio, 241.

    JORACIO/E l temperamento de Horacio, 242, Las obras, 243. La influen-

    j ca de Arquloco y de Lucilio, 243. La nueva stira: Charla y| diatriba moral, 244. De la stira a la epstola, 247. __ Los

    Sermones literarios; El Arte potica, 249. La empresa lrica de Horacio, 251. Los temas lricos, 252. Las odas nacionales,

    14. El clasicismo de Horacio, 256.T ito L ivio- La Hi9to de Roma, 256. Su concepcin, 257. Las dificulta-

    des, 257----- Mtodo y lealtad de Tto Livio, 2 5 7 . Evolucin literariade Tito Livio, 259. La vida y el drama, 260___ El relato pico, 262.La psicologa, 264. - Los discursos, 265. El contenido didctico, 269. El nacionalismo romano y Tito Livio, 269.

    Bibliografa

    VI. LA LITERATURA AUGUSTEALa Monarqua, 276. La literatura augustea, 276. La indiferencia poltica, 277. Las transformaciones sociales, 278. * Las dificultades de la prosa, 278. J^El arte alejandrino en Roma, 279. Nobleza de la poesa, 279. - Caracteres del arte augusteo, 280.

    194

    196190

    203

    205

    214

    219

    '242

    256

    270

    276

  • n d ice

    v/

    1. La floracion de la elega romanQ, Mtrica, 281. Indeterminacin antigua de la forma y de los

    /C temas, 281. __ La sntesis augustca, 282. Diversidad de elementos, 282. Lirismo y composicin, 283. Sinceridad, 283,

    C o r n e l io G a l o

    o T ib u l o 6El crculo de Msala, 284. Tibulo y Virgilio, 285. Armonizacin de los temas, 285. Composicin musical, 287. Temperamento, convencionalismo y poesa, 287.

    L ig d a m o B

    StlLPlClA

    P r o p e r c io

    Su obra, 290. La tradicin alejandrina, 290. El realismo de la pasin, 291. El sentimiento de] drama humano, 293. La imaginacin romntica, 294. Poesas de encargo, 295. Las elegas nacionales, 296. Conclusin, 297.

    O v id iopoema-LrO-TJCemas erticos, 298. Los grandes poemas, 298. Las

    elegas personales, 300. Diversidad y monotona, 301. Retrica y psicologa, 302. La poesa de la vida cortes, 302. El pintor de gnero, 304. Colorido y puesta en escena, 304. El arte en las Metamrfosis, 306. La sensibilidad de Ovidio, 307. Conclusin, 309.

    2. Los gneros poticos tradicionalesEl teatro, 310. La epopeya, 310, La poesa didctica, 311.

    M anilioEl tema, 312. Filosofa y religin, 312. La imaginacin cientfica y la observacin, 313. La poesa y los ornamentos, 314. Determinismo y moral, 315. Conclusin, 316.

    3. La evolucin de la prosaLa historia, 316. Las obras tcnicas, 317, ; La filosofa, 317. La retrica, 317.

    S n e c a e l V i e j o

    L o s r t o r e s Conclusin, 320.

    Bibliografa

    VII. LA LITERATURA CLAUDIANA

    Los prncipes claudianos y la antigua aristocracia, 326. La nueva sociedad: los libertos y el cosmopolitismo, 327. - Las bases de la unidad, 327. Enriquecimiento de la sensibilidad, 328. Tendencias a una ideologa universal, 3 2 9 . ----Tendencia innovadorade la literatura, 330. Retrica, filosofa, ingenio de saln, 330. El realismo y sus formas, 331. Confusin entre prosa y poesa, 332.

    281

    283284

    288289290

    297 *

    309

    312

    316

    318319

    321

    326

    15

  • 'L IT E R A T U R A LA TIN A

    Vili.

    1. La poesa de espritu clsico La Fbula: F e d r oLa poesa cientfica: El Etna La poesa buclica: C a lp u r n io S c u lo

    2. Los prosistas: la ciencia; la historia La literatura tcnica

    Juristas, 337, Crticos y gramticos, 337. La agronoma: Colu- m e l a , 337. La medicina: C e l s o , 337. La geografa: P o m fon io M e l a , 337. p

    Los historiadores^V e l e y o P a t k r c u l o , 338. V a l e r io M x im o , 339. Q u in to C u r c io , 339.

    3. La renovacin de la literaturaSeS?

    Lasoras, 342. Sneca ante la filosofa, 343. Su esplritualismo, 343. Moral y psicologia, 345. * Problemas sociales y direccin individual, 3 47 . El entrenamiento de la voluntad, 350. Composicin y estilo, 351. Sneca satrico, 352. Sneca dramaturgo, 353. Conclusin, 357.

    P e r SIO yrjPersio y el estoicismo, 357, Pcrsio y la retrica, 357.

    v L ucanoLa Farsalia: proyecto y realizacin, 360. El espritu cientfico,

    ; 361 . La empresa pica, 363. El aite de Lucano, 369. Conclusin, 370. *

    P etr o n io fsEl Satiricn, 370. El autor: la sociedad mundana, 370. - El escptico enervado, 370. La objetividad, 371. La lengua, 375,

    Bibliografa

    EL NUEVO CLASICISMOLa sociedad, 383. Condiciones morales del nuevo clasicismo, 383. Los caracteres literarios, 384. Presagios de decadencia, 385.

    1. La prosa cientfica y tcnica i P l in io e l V ie jc i

    ^ Q u in t il ia n o

    La Irutiuctn oratoria, 388 . Cualidades y defectos de Quintiliano, 389. La pedagoga, 390. La vuelta a los clasicos, 391. Lengua y estilo, 392. Conclusin, 392.

    2. La poesa neoclsica V a l e r io F l a c o ?

    S i l i o I t l ic o

    332 332 A 334)0335 ^

    336 y337 yt

    338

    342342

    357

    360

    370

    376

    382

    385386 388

    393393395

  • E stacio 6Las epopeyas, 397. Las Silvas, 399,

    3. La poesta realista

    IX.

    M a r c ia l J 6La obra y el hombre, 401. Posicin literaria de Marcial, 403. El realismo, 404. La tcnica del epigrama, 405. Arte y poesa, 407.

    JUVENAL p j

    Las stiras, 408. Carcter general, 409. El espritu nacional, 410. La imaginacin realista, 412. Escasez de ideas, 414.

    i La potencia retrica, 414. Estilo y versificacin, 415.

    4. La elocuencia y la historiaT c ito 7 fJj

    Sii obra, 416. Formacin y evolucin de Tcito, 417. Mtodo y filosofa de la historia, 421. La inquietud moral y la penetracin

    I filosfica, 421. El sentido dramtico y el pintoresquismo, 423. j Lengua, estilo, poesa, 426, Conclusin, 427.

    f F l in io e l J o v e n \* Flinio orador: el Panegrico de Trajano, 428. La correspondencia

    entre Plinio y Trujano, 429. __ Las Cartas de Plinio, 430. Conclusin, 434.

    Bibliografa

    LA DECADENCIA ANTONINA Y LOS COMIENZOS DE LA LITERATURA CRISTIANA

    Divorcio entre la literatura y la evolucin poltica, 441. Desequilibrio entre la literatura y la evolucin social, 441. Los gneros profanos, 441. El auge de las religiones, 442. El cristianismo, 442, La apologtica cristiana, 443. Conclusin, 444.

    1.

    2.

    3.

    La histeria S u e t o n io

    El gnero: su valor histrico, 445. Caracteres literarios, 445.

    Los autores de resmenes &

    F l o r o , 447, J u st in o , 448. La Historia Augusta, 449.

    La oratoria y a prosa artstica F r o n t n r

    A p u le y o C'El hombre, 451. Sus obras filosficas y oratorias, 452. Las Mctamrfosis, 452.

    La erudicin y la prosa tcnica Los gramticos A u lo Gelto (j

    Los juristas

    2. ----- LI T E R A T U R A LATINA

    Indice

    397

    401401

    408

    416416

    428

    435

    440

    444444

    447

    449449451

    456456456457

    17

    i

    i

  • W f

    4. La literatura cristiana T e r t u l ia n o

    LITER A TU R A LATIN A

    Obras, 458, La elocuencia, 459. La imaginacia y la pasin, 462. - La lengua y el estilo, 464. M in u cio F l i x , 464. S a nCJ C hmuano, 467. Sus obras, 467, A u n o bio ; 470. L a ctan c^o , 471. Sus obras, 472. Su valor, 472. Conclusin, 474. ,J>

    Bibliografa

    t

    !

    P

    #

    X. EL RENACIMIENTO CONSTANTINO-TEODOSIANOEl prestigio espiritual de Roma, 481. La sociedad, 482. La cu]tura cristiana y el cristianismo, 483. La poesa y el arte' cristianos, 483. El cristianismo romano, 484. La catstrofe, 484.

    1. La ^rosa: los gneros tradicionalesLa oratoria

    Los Panegricos, 485. Smaco, 486.La historia

    Los autores de resmenes, 488. Aurelio Vctor, 488.A m ia n o M a r c e l in o

    El hombre, 489. Su concepcin de la historia, 491. Unidad espiritual, 492. Lengua y estilo, 493.

    , La erudicin .Gramticos y comentaristas, 494. M a c r o b io , 494,

    2. La poesa profana A v ie n o

    - A u so n io C1

    La obra: pequeneces y xitos, 495. El genio descriptivo, 496.- .... C l a u d ia n o i-i

    Su obra: panegrico y stira, 498. Espritu nacionalista y grandeza pica, 409. La imaginacin, 501. La lengua y el estilo, 503.

    R u t il io N a m a c ia n o w

    3. La prosa cristiana*S an H il a r io

  • Los historiadores 522S u l p ic io S e v e r o , 523. P a u l o O h o sio , 523. S a i .via n o , 523.

    4. La poesa cristiana * 524J u v e n c o , C ip r ia n o , C omodlano, 524. Evolucin de la poesa cristiana, 524.

    ( P r u d e n c io 525Poesa Urica, 525. Poesa didctica, 527. Arte y poesa, 523.

    S an P a u l in o d e o l a 529

    Bibliografa , 532

    LA SUPERVIVENCIA DE LAS LETRAS LATINAS 541ltimas prolongaciones de la literatura latina antigua, 541. Continuidad del latn culto, 542. La transmisin de las obras antiguas,543. La crtica y el estudio histrico de los textos, 544. Vigor histrico y vigor perenne, 544.

    Bibliografa 546

    In d ice

    B ib l io g r a f a g e n e r a l

    Indice de autores

    Indice de textos

    547

    553

    561

  • Tngase presente que:

    1. las equivalencias monetarias (siempre aproximadas) de las sumas estipuladas en dracmas u otras monedas antiguas, han sido hechas n pesetas 1965;

    2. los exponentes \ 2, ,3> pospuestos al ttulo de una obra o al nombre de un editor, significan primera, segunda, tercera, edicin;

    3. la bibliografa, que no pretende *ser completa, mantiene el criterio de mencionar obras antiguas* pero cuya consulta se har siempre con

    jrovecho. Adems, en esta edicin espaola, se ha completado bajo os epgrafes de ..Ediciones espaolas" y Estudios espaoles, con aquellas obras publicadas en nuestra patria dignas de tener en cuenta por su utilidad.

  • LOS ORGENES DE LA LITERATURA LATINA

    CAPITULO I

    Un pueblo expresa en su literatura, de modo perdurable, la inteligencia y el alma propias. Una obra literaria no se concibe sin un escritor que intente dfl una forma personal, lograda, lo ms bella posible. Pero todo escritor, al margen de la atmsfera, que lo envuelve, tiene tras sus espaldas todo el largo pasado de su pueblo. De ah la importancia de los fenmenos de civilizacin y de lengua incluso antes de que nazca una literatura escrita, y especialmente en el caso de los latinos: porqu entre la fecha tradicional de la fundacin de Roma (753) y las ms antiguas obras que podan leer los romanos d la poca clsica discurso senatorial de Apio Claudio el Ciego (280) y primera obra^ de Livio Andronico (240) una larga historia haba elaborado el tempera-1* ment ltino, y lo haba dotado de un pensamiento, de una imaginacin y de una lengua que le permitieran continuar y enriquecer con plena originalidad la literatura d. los griegos.

  • LOS ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA

    1. Condicionamiento histrico

    LOS LATINOS Los indoeuropeos. Desde la India, a travs de Persia, Armenia y toda Europa, hasta el ocano Atlntico, se

    hablan lenguas estrechamente emparentadas, cuyo estudio, apoyado por los resultados de las excavaciones arqueolgicas, ha permitido imaginar bastante bien la vida y las migraciones prehistricas de. una parte considerable de la humanidad, que se designa con el nombre de indoeuropeos, para indicar adems una comunidad originaria^ n> de raza, sino de lengua Sns tribus patriarcales se desplazaban Inuy letamente con sus rebaos; se asentaban, en ecusioTis para largos periodos, en llanuras ^o valles que ponan en cultivo; despus, bien por agotamiento- del llreno, bien a corisCUCUOla. de'lmmda-, ciunos, "gpflhiinls, u buju la presin de pueblas* recin llegados, remprdjan la-tnarcliaTSe tratba dFliombres enrgicos, lenos de iniciativas, muy flexibles panPadaptarse a nuevas condiciones de vida sin perder sus cualidades nativas; posean tambin una sorprendente capacidad de asimilacin: los otros grupos humanos, a los que imponan siTfuErz. ~55 agregaban fcilmente a ellos y adoptaban su lengua,

    Sus migraciones. Un buen nmero dp trihue mdnpnrnppfl

  • C ondicionam iento histrico

    no ser por la inmigracin de los etruscos, pueblo no indoeuropeo l]egacLo_sin- ducfa 'del norte del mar Egeo, que ocupla Toscana desde el mar al Apenino (a partir ~3elligloviS?) y rechazo a los umbros. "

    Los latinos. El territorio que ocupaban los latinosT el Lacio, posee poca extensin: apenas la superficie clel antiguo departamento del Sena. Los bosques de las vertientes del Apenino y del macizo volcnico de los montes Albanos, junto con los pastos naturales de la llanura, cuya toba guarda la humedad, debieron de agradar mucho a los inmigrantes llegados del Norte.La extensin, apenas ondulada, de la campia romana no ofreca mayores dificultades ihteriales para^lcultivo de los cereales, y las colinas soleadas se restaron ms carde para la plantacin de la via y ael olivo. L a civiliza- V ^ cin del Lacio fu e l le sts.no apncda. 1

    Los indoeuropeos invasores nicamente formaban una aristocracia, pero sta* se hallaba en pses'ln de fiSguemas religiosos vjurdicos muy slidos 'y especialmente dotada para imponer_una__organizaciuSciaLSii^lgngua borr tambitt la de sus subditos. Estos, lejos de desaparecer, modificaban poco a pcco ii sus vencedores, y los latinos de la historia representaban el resultado de una asimilacin recproca/ L^ clase dirigente conserv, pn fl do, el instinto de guerra v de conquistadlos hbitosdel clan v de la autoridad* bS]b una clientela sometida; pero disminuida y estabilizada por las condi- ciones de vida y~fal Vez por ciertas mezclas de sangre, adquiri, por espacio de siglos, una fisonoma nueva: a los seores de aspecto ms o menos feudal sucedieron los propietarios rurales. La dureza en el triunto, Ta tenacidad,~el espritu de cx>ntmld5r la lenta" meditacin de los problemas prcticos les marcaron rasgos indelebles. Er[ el c o n ju n to de la poblacin predomin el arraigo a la tierra, por pequea que fuera, al hogar, a los sepulcros. La1 reli-

    | giorpde 3as~grndes~ fii'fzas~7fe~nrnaturalezaT Que era urourande los ncToeu- l~rop^^f se ti de cultos agrarios, de viejas supersticiones/"de"prcticas fe ~ iSnesticas.^ HefliszJio a ras de tierra; firme organizacin poltica; sumisin a toda una

    red de~~cftjllugdmresi st>ct5ig~'y morales; pero afirmacin del indi-' viduo^sentado~en, su~li5gnda: tal parece ser lo esencial de lo que leg a la

    mnfolirlar] latina.el largo periodo ae fusin entre conquistadores y vencidos.

    EL MEDIO Sera absurdo pensar que el clima mediterrneo noMEDITERRANEO hubiese actuado tambin sobre esos hombres llegados

    del Norte, en el sentido de un despertar ms completo al mundo de las formas y de una expansin vital ms plena. Pero cuando los latinos nos revelan su sensualidad esttica, su gusto por el movimiento, el color y la msica, han actuado ya sobre "ellos*tantas influencias diversas, y su descendencia se ha mezclado de tal suerte, que es imposible Intentar reconstruir la evolucin. Es evidente que fueron, en todo momento, muy distintos de los griegos. Y a ello contribuye el hecho de que el marco mediterrneo no es idntico en Italia y en Grecia: all se percibe menos la sensacin de claridad brillante y armoniosa, que la riqueza, vegetal y humana, de una

    23

  • LOS ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA

    tierra feliz; y la mar no acude por doquier a invitamos al viaje y a la aventura. Menos curiosidad, ms apego a las tareas agrcolas: ello fue tal vez la consecuencia.

    Los elementos de civilizacin. Unos emignmtia-JJ3gIQILJa-^fueron los veci-~~

    s~ inmediatos le lo s latinos, y los griegos, que__a _parlir_del_siglo -vm_csz. ta llecieron sus colonias en las costas del sur de Italia. Tanto .'unos. como otros, tueron7~en b eneficio de la penlnsulTTos promotores de~ una cimlizfiri urbana fundada'sobre acnvoslntercam bios por tierra y por mar,

    Tvs aun que la vecmlacl; fue el^d^T>^e~la,:legiia y de la religin, unido a ciertas tendencias a la crueldad y a la voluptuosidad, lo que aseguraba a los truscosj por contraste, una influencia especiis abre el Lacio. Y, por ende, dicha mfliipnrin fnp de signo orientalizante: tanto por sus gustos como en el comercio, los "etruscos miraba~cafa^a Chipre y a Egipto. ST~se helenizaron con rapidez, fue gracias a las relaciones que mantenan con laJoma mas que con la Grecia propiamente dicha; y, por treparte, en la Italiameridional, los establecimientos griegos mas neos experimentaban, por gusto y por necesidades comerciales, las mismas influencias (siglos vu-vi). ] njsmo, o sea una forma asitica de helenismo, sell toda la primera

    en el y

    zacin itlica y se p rlngo entre"ios etruscos y sus vecinos ms que en el mnd^fieK6^d~~Occi3Mte7~$e~caracterizaba por un cierto extremismo, porp An ufrjnerto exceso en Ja. bsqueda de sensaciones y' en su expresin:' que!se~ rtifoiioccr i e r e m o a otro de la "hiera tura"latina, en"mayor o menor ^grado.

    Diversidad de reacciones. La civilizacin etrusca y los influjos extranjeros actuaron de modo muy diverso en los diferentes grupos de poblacin. Dependa de que una va comercial se afianzara o periclitase ante la compe

    l tencia de otro trazado; dependa de los crecimientos'y'lostrocesos polticos: as la civilizacin, material (y, con ella, los cambios intelectuales) ganaba o

    f perda terreno en tal o cual lugar. Adems, muchas veces, aunque procediera ^ ae Etruria o (especialmente) ae las ciudades griegas, slo llegaba al Lacio

    filtrada y modificada por los sabinos, los campanienses, etc. En la Italia. central, todo cantn de alguna importancia se converta as en una especie do-orisol- dend lat> cualidades ctel terruo y las influencias extranjeras se

    ^combinaban de modo desigual, y que a su vez actuaba sobre sus vecinos: Preneste, muy orientalizada en el siglo vn, volvi muy pronto a ser latina, o, mejor dicho, grecolatina en sus gustos; Falerii, oprimida por los etruscos, tom una fisonoma mixta tan poco evolucionada, que los antiguos no podan alcanzar con exactitud su origen (prxima a la de los latinos). Slo la impor.-^ tancia poltica creciente de Roma fue sistematizando paulatinamente esta jtancia poltica creciente ae noma iue sistematizando paulatinamente esta anx^uia^cutural y pfmi. transcurridos algunos siglos, jm a P e r i t acin | intelegtaal^efflft v

    24

  • C ondicionam iento histrico

    ROMA. LOS INICIOS Situacin de Roma. Las aldeas latinas y sabi-DE SU EVOLUCIN as, de vocacin agrcola, que se establecieron en

    las colinas prximas a la isla Tiberina, slo lograron transformarse en una ciudad, segn parece, gracias a la accin de elementos etruscos, procedentes de la otra orilla del Tber. Y Roma debi su im- _ portancia y una gran parte de su fisonoma al ro cuyo trafico controlaba en su^rotalidT3~TirtyGnfe cieTa travs d'lHIarUgaba-d-fcgffio'a la E truria. Cadad mixta, ciudad de paso, se hallaba desde un principio abierta a toda clase- de influencias, incluso- por su lia mira deTp as tzales v cultivo, donde saHInos y~Tatinos Emprendan frecuentes y recprocas razzias. En ello es- triba su originalidad v. por decido as, su misin providenciad

    Roma, Etruria y el Lacio. Dueos de la Campara en el siglo vi-los etruscos lo fueron tambin dftJRomn. v.- raafiias"a ellasin-duHn nnminan~' entontes"al~ Lacio, que separaba" susclos^zoha.^fi^nmim^ Las consecuencias d^teSoF~acotecimentos fueron "de extrema importancia. En primer lugar, prosperidad considerable de Roma: ello es patrimonio de las ciudades-de trnsito._a] establecer puerto franco y comisiones. Y, adems, el vigoroso agejde la civilizacin^etrusca: construcciones, artes plsticas, mentalidad.

    -g'T^rapciii.dt;. lu lengua sin duda; todo en Roma fue errusco,. V este auge se .mattwvcrduradero, imborrable erfalgunos dominios. Sin embargo, la grandeza

    b. que Roma deba a los etruscos le aseguraba un papel de primer orden entre las ciudades latinas; y as se mantuvo en su beneficio la posibilidad de representar el espritu latino. Despus, los intereses de los etruscos en la Cam- pania osea, en contacto directo con ciudades griegas (Cumas, Posidonia, etc.), origin, a travs del Lacio, y en beneficio particular de Roma, una cociente mixta de civilizacin, netamente helenizante, y en un momento en que el helenismo floreca vigorosamente.

    Las vicisitudes histricas.'. La expulsin de los reyes de Roma (fecha tradicional{509)j en coincidencia con iin declinar universal del tonismo, seala1 ~~det^~enciadl podero etrusco. qiie va^i ^continuar dura titeados siglos, Baio la eiervescecia^gala ar iSlorte y ios ataques de los latinos y de jo s, griSgSll^^ur..Jt,ara el desarrol!o*untelectual^cIe Moma; ello represent un refxoceso muy^^fave. Uh^aristocracia rural, en su mayor parte indoeuropea en el caso de los latinos reforzada por poderosos elementos sabinos, antiguos o recientes, rechazcWigoro samen te los progresos que la jplebe (= multitud de gentes mez^adasf urbana habia realizado ba;o los r^esi etruscos,AI mismo tiempo Roma, desbarbada de su posicin preponderante y sin dudn' de su riqueza, debi emprender lentas y penosas luchas para imponerse de nuevo entre las ciudades del Lacio.

    Los logros de un siglo de civilizacin se perdieron as sin dejar otro rastrcfterano qu(T vagau huellas en las antiguas levendas de 11 ornad Parece

    , adiVi&fgfe ' gspCi de anarqua moral e intelectual: gl etrusco cjmtiniia si6TTdo"Tengua de cuttura de la aristocracia; iq^plebe urbana se"orienta ms

    jnTmT*ha.cia las ideas y los cuWs griegos. Sin_ emBargo, fl niudio dtT guerras y de penosas discordias, se forja una "Roma ms laBna. La conquista de

  • LOS ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA

    sorprendente, e incluso prometedor en su torpeza.1 Todas Jas realidades de la vida cotidiana, las minucias del campo, _de_la. casa,...de. la familia, nutren la imaginacinjdel latino: fuente-de poesa ntima y realista.

    Las grandes fuerzas csmicas se las representa, sin duda, de modo menos vivo y tambin menos antropomrfico que los griegos. Posee o adopta dioses de fisonoma oscura, mal definida: Jano, el de doble rostro; Vertumna, siempre cambiante, en la que se mezclan confusamente las preocupaciones humanas y un vago sentimiento del universo. Una comunin bastante misteriosa se deja adivinar en el apego del romano a las fuentes, a los lagos montaeses cercados de bosques, en su gran familiaridad con animales-fetiches (lobo, oca, serpiente, etc.), en su fe en los prodigios, a menudo infantiles, pero cunto ms poticos que los orculos en que se proyecta la perspicacia de los griegos! Se imagina, mejor que ellos tal vez, Jo sorprendente de la metamrfosis; y lo maravilloso de las supersticiones se mantendr tenaz en Italia..., Actan en ello fuerzas confusas, neutralizadas en la mayora de los casos entre los romanos por las necesidades de Ja accin prctica, pero que entre los maestros escritores, Lucrecio, Virgilio, Sneca, se convertirn en un sentimiento profundo y ansioso de relaciones entie el hombre y la naturaleza, o en presciencia de Dios en la soledad.

    ^ La lengua. La lengua latina se nos muestra suavizada_por el trabajo de los. literatos, mientras que sus primas de Jtaia, e timbro y el oseo,... slo... nos son conocidas a travs..d_e...las...ins.crip_ciones, por dems poco numerosas.. Sin embargo, la comparacin yda'a definir Ja profunda originalidad del latn y su ritmo.

    El vocabulario, en el momento en que se abre el perodo literario, es: homogneo, a pesar de ]os~ prsfmos."Hastante numerosos," tomados de las" antiguas lenguas mediterrneas (en particular en lo tocante a nombres de plantas), de los dialectos itlicos, del griego (en un principio por intermedian sT luego directamente), incluso del etrusco trminos de civilizacin. cofircrlubl procedentes del griego). Un largo empleo oral fortific, comn snnpd entre ios salvajes". ^t^aje^-proDitf^e cat!a~p5tet5raT una Ha v ^blTlatinos permanecern siempre cargados de mattcT'prticulares, no lgi- coyf^y^oafoctiv u>, sorr IgO que signos. Ljgs~clrivados ganan pronto su indipewjenejarlos compuestos son raros.y, en lugYde ser de sentido clar, como entre los griegos, toman a menudo, como las palabras antiguas, un valor personal complejo. De ello resulta un embarazo para el ejercicio del pensamiento puro, una carencia de precisin en el~ diseo (agravada por

    taita del artculo), pero, para escritores artistas, ello representa una tentadora riqueza de tonos difusos;. por dems difciles de manejar.

    lUrtfcindenda d kijTlaunos al anlisis de las realidades humanas, en espe

    I. Vcrunctnr, Rcparutor, Imporcitor, Oburator, Occutor, Surritor, Subruncinutor, Mcssor, Conuector, Conditor, Promitor,' cuidan de los barbechos, de 'su puesta en cultivo, de los surcos, de la ltima labor, del rastrilleo, de la bnazn, del escardado, de la siega', del acarreo, del enlrojamiento, de la nocin de sacar el grano de! troje, etc. El nio llora gracias a Vaiicanus. habla gracias a Fabulinus; Cuba lo duerme; Educa y Patina le ensean a comer y a beber; Abeona y Adeona, Iterduca y Domiduca le obligan a andar y pasear y a volver junto a los suyos.

  • El espritu y la lengua

    cial las psicolgicas y sociales, enriqueci progresivamente su lengua de trmi- nos^abstractOjLp^ rn no p u ra m e n te psicolgicos o cientficos ;~se unen, pues, Fcilmente, en la frase, al vocabulario concreto, y este tipo de alianza vendr a ser aunque bastante tarde un recurso importante de la prosa latina.

    El .sistema de flexiones (casos de los nombres y de los adifiljvfts) -S- men(55rusad que entre ios griegos! el ablativo subsiste. Las ventajas son cireeidaa. flexibilidad en la construccin de la frase, posibilidad ^de grandes 'fectos psicolgicos o descriptivos por Ja situacin en inflar preferente (el latn carga las tullas'sobr~el" formeipio de las frases) de los trminos esenciales, riqueza de sugestiones poticas por la ligazn de palabras que^ sin guardar relacin' entres!.. se tien,_por asi decirlo, de matices ^bi^ocos.

    'X a conjugacin latina nocenta con la voz media de ls~g'iegos, tan rica en tonalidades individuales: p_pro una serie de verbos, especialmente con prefijo, revisten tales valores personales, va en virtud de una inuy lejana ascendencia, ya S'fmp'lerrrelTto como consecuencia del uso. La gran innovacin del latn reside en la rigurosa distincin de los tiempos, wspcin1mentg-ai-4fl oposicin entnTTo~yH~!acabadoE l 'ad m irab le re a lism o d e e s t e ' _______cifi entre el indicativo, modo de lo real, v el subjuntivo, modo de loeTcotrario, el optativo (modo del d^ seo) no existe como torma distinta; los participios son poco numerosos' v los que existen son poco empleados la excepcin del ^etiv-participio llamado pasivo) en el antiguo uso.

    yC La escritura y ej lenguaje hablado. L o s la tin os no a p re n d ie ro n a e s cr ib ir su le n g u a h a s ta tm e dos e tru sco s }e_s h u b ie ro "tr s i^ icQ -a x o a-a-i)i a lta b e to s . d e J o s g rie g o s " cTe O c rid e n tc 7 ~ P e ro ~ la e s c r itu ra T e ' g n o r a d a _ p o r la in m e n sa m a y o ra d e F p n e b ln y d u ra n te m u c h o tie m p o re s e rv a d a p a ra ~ la tra n s c rip c i n oficial d e c o n ta d o s d o c u m e n to s . In c lu so e n p le n a floracin"" liter? Lna, las p e rso n a s m s in stru id a s lle g a b a n a co n o ce r" un lib ro n o ta n to p o r leg tu ra m u d a c o m o p o r sra n a .v ru nlrn. Y nsi es c o m o s ie m p re d e b e ra a p re c ia rs e u n te x to la tin o /

    Y no" "slo porque, en realidad," la flexibilidad y la armona de las construcciones, junto con la razn de ser de las agrupaciones de frases por yuxtaposicin, encadenamiento o crculo, no pueden ser percibidas sino de este modo. Es que el latn es, por entero,una,.lengua.emotiva y_dramtica,. que desarrolla sus efectos en el tiempo, y con el sentimiento innato de la vida. Multiplic los procedimientos de reproduccin de la palabra: estilo directo, estilo indirecto, estilo indirecto libre, con los matices ms delicados. Si resulta poco idneo para la investigacin filosfica o cientfica, es admirable para la pintura de la accin y el movimiento psicolgico.

    ritmo. De sonoridad grave, bastante sorda, con cierta pesadez montona en las flexiones, y con asperezas (en especial a causa de las guturales), pero sin_aspiraciones y capaz de flexibles modificaciones, la lengua latina se articulaba bien, y cada palabra tena una intensidad inicial y un acento. Este acento, al menos en la poca clsica, era musical como el de los griegos y. permita, en los.grupos.de palabras, mocTufaciones variadas: ms tarde, se

    _ lerfecturn) y lo no acabado an (infecturtil, "pueblo se recono*T friimhiAn_pn T' - - 1-

  • fhizo intensivo, como en alemn; en los orgenes lo fue quiz tambin: en todo caso, los latinos fueron siempre particularmente sensibles al ritmo de la frase.

    El trabajo acompasado (siega, trilla, sirga, etc.), los juegos de los nios, requeran naturalmente el canto rtmico. Pero o b ed eca la religin especialmente que se fijen las primeras formas artsticas de la lengua latina: procesiones entrecortadas por estaciones (como en los Ambarualia: alrededor d los campos: o en la fiesta urbana del Septimontium); danzas con triple redoble como la de los Salios, portadores de escudos sagrados; ms tarde acompaamiento de flauta en las ceremonias, etc. Sin conocimiento de ndole prosdica, las frmulas (carmina) se organizan as en conformidad con el genio ntimo de la lengua: en suma, esta labor fue esencial tanto para el advenimiento de la prosa latina como el de la poesa.

    Estas frmulas, encantos o plegarias, proceden por fcil acumulacin de trminos que insisten en la misma idea, precisndola a veces a continuacin; o por balanceo simtrico; o por anttesis. Incluso algunos nombres de dioses ponen al descubierto estas tendencias y dan fe de su antigedad: Aius Locu- litis (El que afirma, el que habla), Panda Cela (La que descubre y oculta"). Refranes mgicos y preceptos rsticos las llenan groseramente, en espera de que domine ms tarde toda la retrica erudita de los autores clsicos. As ocurre con la copla que se cantaba el 11 de octubre en los Meditrinali, y que recuerda el tiempo en que el vino nicamente se utilizaba como medicamento:

    Vetus nouum uinum hibo, Viejo o nuevo, bebo vino,ueteri nono viOrbo m edeor. viejo o nuevo, mi mal curo.

    o la siguiente nocin de experiencia agrcola que Virgilio recogi (Gerg,, I,V. 47):

    . Hiberno vulnere, uerno luto, Con un invierno seco y una primaveragrandia farra, Camille, metes. segars, Camilo, hermoso trigo. [fangosa

    Ms especficamente latino an es el gusto por la aliteracin, que agrupa numerosas palabras que empiezan por el mismo sonido, y por una asonancia muy semejante a la rima. Ambos procedimientos sern an utilizados, aunque con criterios selectivos, por Lucrecio. El segundo escalona, con brutal claridad, la serie de grandes hazaas de las que se vanagloria Apio Claudio el Ciego.

    .. . Complum oppida de Samnitibus cepit,Sabinorum et Tuscorw n exercitum fudit, paccm fieri cum Ptjrro rege prohibuit, m censura utmn ApJiam strauit 7 et aquam iti urbom adduxit, aedem Bcllrtae fecit.

    Corpus Im criptionum Latinarum, I, 28, p. 287.

    ... Se apoder de numerosas ciudades entre los samnitas, derrot al ejrcito de los sabinos y de los etruscos, se opuso al establecimiento de una paz con el rey Pirro; siendo censor, construy la va A pa y dot de agua a Roma; construy un templo a Belona.

    LOS ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA

    30

  • T en d en cia s y d irectrices literarias

    El verso saturnio. El propio verso nacional (de origen itlico, quizs etrusco, y no especficamente latino), el saturnio, presenta.tantas, .libertades mtricas-o lo que nosotros tomamos por libertades, que da ms bien

    ^^ im presin ele ..estar regido por un ritmo que por una voluntad meldica. Desde Varrn, los eruditos han querido ver en l un septenario ymbico catalctico (7 yambos, ui_>z de ls cuales el ltimo estara incompleto), o un senario trocaico {6 troqueos, J_u) con anacrusa (una slaba independiente a principio). Tal sera la escansin de un saturnio clebre: a

    u i H u l _ i u i u i uDabunt malujn Metelli j| Naeuio poetae,

    Los fetelos darn su merecido al poeta Nevio

    Pero la nica realidad evidente es que el saturnio representa un sistema rtmico de dos.partes desiguales,.de.las que la segunda (al menos en este ejemplo) es J a . ms bxeyjs,.. a la inversa de lo que ocurre en el antiguo verso pico francs:

    RodUrnz ferit | el pedrom de sartaigne Roland golpe en la masa c roca,

    y es capaz, como ste, de grandes efectos a la vez montonos y chocantes.

    3. Tendencias y directrices literarias

    Los ms antiguos monumentos de la lengua latina nada tienen de literario.4 Sm 'ddaT ciertCS Olegios de sacerdotes conservaban religiosamente algunas fSrmulas o cantos (carmina) que en los tiempos clsicos ya no comprendan: poseemos, gracias a Varrn (De lingua latina, VII, 26), el de los danzarines Salios, sacerdotes de Marte, pero no estamos seguros de que se nos hayan transmitido correctamente; y, por una inscripcin del siglo m de nuestra era, el de los hermanos Arvales, que honraban a una antigua diosa agrcola, Dea Dia. Pero estos carmina no formaban parte, a los ojos de los romanos, de la literatura, y su interpretacin es en extremo incierta.

    2. El signo indica una slaba larga; v una slaba breve. Normalmente una larga equivale a dos breves.

    3. Otra escansin, ms sutil, divide al verso en una Itliapodia ymbica cafalcHca y uno tripodia trocaica. Vr.sc ms adelante, p. 51 s.

    4. Una fbula de oro (especie de horquilla) de Preneste, en la que aparecen cuatro palabras que indican el artesano y el destinatario (haca 600 ?); un cipo mutilado, en el que slo algunas palabras resultan comprensibles, encontrado en el foro de Roma {primera mitad del siglo v); una dedicatoria religiosa (?) de la que no sabemos siquiera cmo separar las palabras, grabada con punzn de derecha a izquierda en tres pequeos vasos soldados entre si, encontrados tambin en Roma.

    31-

    'V

  • LOS ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA

    Tradicin oral y literaria. La ley de las XII Tablas (^alrededor de 450?); d la que poseemos un .-ransifWnhlp remero de prescripciones bajo una~ forma remozada, era, por el contrario, aprendida en las escuelas romanas; y ciertos discursos de Apio Claudio el Ciego, censor en 312, eran aun ledos por CicernTAntes de 40. con la primera obra ele Livio AndrSnico, se

    '^reduce- a lo citado el contenido oficial de las letras latinas. Sin embargo, algunos han pensado que deberan transmitirse de generacin en generacin, oralmente, pero bajo una forma cada vez ms lograda tendiendo a adquirir el carcter de obra literaria : tradiciones que reflejaran la experiencia y las aspiraciones del pueblo latino. La hiptesis nada tiene de absurdo: los galos posean largos poemas religiosos, csmicos, picos, que se perdieron por completo porque no conocan la escritura.

    Para .que ..una ..tradicin .oral., adquiera una cierta solidez, se requiere ade- -~ms..que-sa..iransmisin,sea-.ob]eto ,, da. escrpulo, religioso o se vea apoyad a

    )or ciertos puntos de referencia inmutables, o al iriehs sea renovada"^a ecfers~fijas-en_Cifcins tan cas solemnes, siempre idnticas. Los latinosconta- ban, con toda seguridad, tabulas de animnlp^ pRro nrlnpl-arnn alguna vez dichas tabulas, en los siglos v y ry, una forma lograda, ya literaria? Y si posean (es una hiptesis) cantos nupciales, funerarios, convivales, debemos afirmar, por ello, la existencia de un lirismo nacional?... nicamente en materia ..de historia semipica (hiptesis de Niebuhr) y. de arte dramtico ___ parece-posible -hablar.-.con...bastante "legitimidad, de tendencias preliterarias

    nacionales.

    P r e p a r a c i n p a r a la h is to r ia . L l...a risto cracia ..d irig en te ,_p p ltip a_y r e l i g io sa , h a b a . a cu m u la d o . en R o m a , d e s d e r n ^ h o tie m p o a tra s . "una- d ocm n eH - t a c i^ g .eD .extr.em o..yar iacla ,'~ e iria .q u e . se ..satisfacan _su esp ritu d o x o n tin u id a d , su^ a s j o n o rg a n iz a d o ra y su v a n id ad n o b iliaria.

    TT.0 Jin principp, setrata ba de simples listas, unas de contenido religioso (y tambin poltico), como el Calendao y la relacin de los das fastos (en los que se poda administrar justicia); otras, aparte de su inters por el cmputo cronolgico, atestiguaban la continuidad del gobierno y de la religin nacionallistas de magistrados anuales (Fasios'consulares),. de. pontfices;,.

    2. Ms tarde }jComTnentarii ( libri) que registraban los actos ms impor- tantes de los reyes J o - reyes de sacrificios)^ pontfices, augures, salios, etc..., de modo que se pudieran hallar y utilizar sus enseanzas en caso de necesidad;

    3. De inters ms general eran los Anuales Maximi o Anales de los Pont- fices, en los que se registraban anualmente los grandes acontecimientos de la historia de la ciudad, en especial es' cierto los prodigios y los^aconteeeres deorden religioso;

    4. Los tituli y los elogiaren los que, por el contrario, las ms importantes personalidades del estado enumeraban.con una sequedad orgullosa sus. hazaas y actos meritorios, tenan un carcter marcadamente civil y militar; documentos muy preciosos para la historia de Roma, de haber podido fiarse ente- ramente de ellos.

    He aqu, a ttulo de ejemplo, el epitafio de L. Cornelio Escipin, en dos

    fe

    32

  • T en d e n c ia s y d irectrices literarias

    fragmentos, conservados en el Museo del Vaticano y en la Biblioteca Bar- berini:

    L. CO RN ELIO L . F . SCIPIO A ID ILES COSOL CESOR

    HONC OINO 1'LO m VM E COSENTIONT R[oM AX]DVONORO OPTVMO F V JS E VIROLVCIOM SCLPIONE FTL1DS D ABC ATICONSOL CEN SO AIDILIS HIC F V E T a [ i 5V10 VOS]HEC C E P IT CORSlCA ALEBIAQV; VRI3E D EDET TEM RESTA TEBU S AIDE M E R E T O [n ]

    El titulus nos indica el nombre y los principales cargos del difunto. El eloginm , ms reciente, est escrito en versos saturnios. He aqu la traduccin: L. Cornelio, hijo de Lucio, Escipin, edil, cnsul (en 259 a. C.), censor (antes o despus). ste, segn el testimonio comn de los romanos, fue el mejor de todos los hombres honrados, Lucio Escipin. Hijo de Barbado, fue entre vosotros cnsul, censor y edil, conquist Crcega y la ciudad de Aleria, y consagr a las Tempestades un templo en accin de gracias .5

    Si bien las inscripciones triunfales o funerarias no podan, sin duda, acrecentar hasta la desfachatez la exageracin o el disfraz de los hechas, no es menos cierto que haba otros elogia, cuyos excesos eran muy propios para revestir el pasado de colores picos: elogios fnebres (se atribua la iniciativa a Valerio Publicla, en los primeros tiempos de la Repblica);, lamentaciones ante la muerte o nenias, y (si han existido en realidad) esos cantos heroicos sobre los antepasados, ejecutados en los banquetes, de los que nos habla Plutarco.

    Incluso parece que debemos reconocer en la antigua historia de Roma, tal como nos la han transmitido Tito Livio y Dionisio de Halicarr.aso, algo ms que una mera novela imaginada por los griegos, como algunos lian credo: no slo las preocupaciones y las ideas centrales (inquietudes' jurdicas, abnegacin por el estado, rigidez moral) son de tinte romano; pero se desarro- llan muchos episodios (Horacio Cocles. Coriolano, Virginia, etc.), en forma. dramtica, con puesta en "escena"," etectismos teatrales, coiiclusin religiosa o moraCen que podra prolTatol emente ponerse de manifiesto una antigua ela; boracin mtica antChOf ""a~~3D pufeta"en~forma'~lteraria o pseudoTsfonca. como Kan demostrado los estudios de G. Dumzil. Pues .se hallan entreinezcla- dos muchos elementos antiguos (indoeuropeos, etruscos, sabinos, campanien- ses), de los que no parece posible que los redactores de la poca clsica hayan podido tener clara conciencia.

    De modo que la historia y la epopeya histrica poseen en Roma antiguos fundamentos. ------ - - --------------- - '

    Tendencias al drama. Las formas dramticas poseen tambin lejanos orgenes aunque mucho ms complejos, por ser en parte populares, incluso pleoeyas, y por tanto sometidas a numerosas influencias extraas.

    5. Este epitafio aparece comentado en el Recueil de textes latirs archaiqties de A. Ernout,

  • LOS ORIGENES DE LA LITERATURA LATINA

    No_obstante, en el fondp_misrno.de la. religin nacional aparecen rasgos drarfiatiajs: las ceremonias se componen de actos muy distintos, a menudo separados' por largos intervalos; y el gesto deba acompaar con rigurosa exactitud al enunciado de las frmulas inalterables. En ocasiones la mmica resultaba impresionante: el da 24 de"febrero JRegifugium), por ejemplo, el rey de los sacrificios deba escapar inmediatamente del lado de la vctima inmolada; el 15 de octubre, los fieles se disputaban con ardor la cola del caballo que acababa de ser sacrificado (October equus). El ritual de los Salios y de los hermanos Arvales requera cambios de atuendo, procesiones y estaciones, sacrificios, melopeas y danzas a tres tiempos (tripudium); el de los Lupercos estaba acompaado de mmica, disfraces y carreras en torno al Palatino: ambos ofrecan todos los elementos necesarios para una accin dramtica.

    Pero, al lado de estas formas reglamentadas, las fiestas populares permi-_ten V dan pie a una creacin ms espontnea, que se esparce sin embargo a

    . f,echa~fija7_el tiempo de las cosechas en part cu lar, _.ala ni m a r a J a_fi e s t a _ a l a par que obliga a las acciones de gracias Jiacia [as cyimdad ^exalta una imaginacin realista, tosca, pera llena de vitalidad. En ese momen- to, Jos italianos se entregan a su propio .genio de im provisacin, de gestos y de palabras. As resulta que un mismo fondo de comicidad nutre a todos los temas iguales: de ello se espera obtener un placer. La bufonada, la obscenidad, la stira ms libre, la mascarada se mezclan entre s. La religin aporta un cierto orden, en especiara de las divinidades griegas de la Italia meridional, sobre todo Demtcr (adorada bajo el nombre de Ceres), desde muy pronto adoptada por la plebe: este orden no tiene sin embargo ni la rigidez ni la solemnidad de las ceremonias patricias.

    Menos'TTfiSa que italiana,""esta actiVidnd popular enriqueci la literatura latina con elementos importantes: los cantos fesceninos eran groseras improvisaciones satricas en versos.saf-nmira;, sn nombre indica su origen (Fescen- nium era una ciudad falisca), o bien su carcter semirreligioso, pues se deca que las obscenidades conjuraban la mala suerte: 6 se recitaba siempre en los cortejos nupciales y en la pompa del triunfo el mismo espritu reinaba en las farsas campanenses, que, mucho ms tarde, se aclimataron en Roma bajo el nombre d^Melanag, y tambin, segn parece, en la satura o mezcla 7 de coplas, b aiTes, mmicas, de donde poda surgir lo mismo una accin dramtica que diferentes tipos de stiras.

    Pero la organizacin artstica, aondems tarde ..se.insert, .el.teatro,_se_ "f debela los etriiscos^~Co5 tUjrog'TElllloros de Ruma (lud) T?on--9tre- daneasr~siTS . exhibiciones, sus"concursos atlticos, sus carreras y combates de gladiado

    res recibieron su forma reglamentada de los- etruscos y de los etruscocampa- ^nienses. De sus tierras llegaron a Roma los flautistas (tibicines), los danzarines

    6. Fiscinus significa amuleto fdlieo.7. Tal es la etimologa de los antiguos: la satura latix era uua mezcla do frutas o legum

    bres, o un surtido de primicias ofrecidas a la vez a Cercs. Mommsen relacionaba la palabra con satur (harto): aludira a las expansiones propias de las personas que salen de una fiesta bulliciosa. Un origen ctruseo no queda del todo excluido,

    34

  • T en dencia s y d irectrices literarias

    de mimos (histriones), probablemente tambin los primeros usos de la mscara (persona): la tradicin afirmaba que en 364 se produca una intrusin masiva de elementos etruscos (para conjurar una peste pertinaz), de donde cebaTsurgir el teatro latio'TTito Livio, V1JL, 2). Sin embargo, la inclinacin, muy viva entre los latinos y los italianos en general, a mezclar los gneros y a buscar el contraste de los efectos subsista en medio de aportaciones de toda clase; subsistir, en parte, en la comedia de Plauto. Pero las leyendas griegas, en especial las trgicas, muy admiradas y a menudo representadas por los etruscos en sus sarcfagos o en sus urnas funerarias, y tal vez en su teatro (pues sabemos por Varrn, De lingua latina, V, 55, que un cierto Volnio haba escrito tragedias etruscas), puestas en escena con todo lujo en las ciudades griegas de la Italia meridional, eran familiares a los latinos y les brindaban abundantes ejemplos de unidad dramtica.

    El derecho y la redaccin jurdica. Sin embargo, estas aspiraciones a crear una literatura histrica o pica, dramtica o satrica, no iban a encon- tra%^i!TO5^tabfes M sl^ .habfrsf..fT]i:iqne;idr2 nHiin a^ntemente de elementos extranjeros y, pth pnrHniiU...pr>r Hp Toe griegos. El derecho, encambio, al desarrollarse desde una base substancialmcnte.-latina. formul pFnto sus_pcmgpios re p^gma). que pueden considerarse 4a primera* expresin artstica de la prosa atina_-

    'El proceso, como acto religioso, se representaba en la antigedad, entre los latinos, como un drama: el que reivindicaba, por ejemplo, un campo deb trasladarse all con el juez o, al menos, disputar ante su adversario con un terrn que representara el objeto del litigio; gestos y palabras, estereotipados, eran esgrimidos por los litigantes como lo hubieran necho dos personajes de tragedia. Estos rigurosos sainetes, que representaban el proceso delante del pretor, se llamaban acciones legales y eran conservados secretamente por los pontfices, que no revelaban las frmulas mas que cuando les pareca bien: el edil Cneo Flavio las divulg en 304. Pero ya slo, eran residuos arcaicos. La gran novedad databa entonces, segn una tradicin sospechosa, de haca siglo y medio: consista en la ley, laica y pblica, vlida tanto para patricios como para plebeyos, que los decenviros de 450, segn se deca, haban grabado en doce tablas de oronce; un gran esfuerzo, en verdad, de codificacin y de redaccin.

    Aunque modernizado, pero con un cierto gusto especial, el estilo de los fragmentos que nos han sido transmitidos justifica la admiracin/ incluso de grandes escritores, como Cicern. En primer lugar, por la simplicidad, que pone de manifiesto el anlisis y la deduccin espontneos del redactor: las estipulaciones que agotan una materia se continan cronolgicamente, sin ligazn expresa, sin indicacin del sujeto de la accin, cuando ella misma basta para sugerirlo, con la libertad propia del hablante del estilo oral:

    Si nox furturn faxsit, si im occisit, iure caesus esto.Si [alguien! roba de noche, si [el propietario] le mata, sea legtima su muerte.

    Pero se nota tambin una nitidez concisa, una autoridad hiriente, que dan la impresin del chasquido, mas no son sino preocupacin por la exactitud

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  • LOS O RGENES D E LA LIT ER A T U R A LA TIN A

    v procedimiento mnemotcnico. Anttesis, quiasmos, anforas,8 que se transformarn ms tarde en ornamentos retricos, gradan y dan ritmo a las frmulas, a veces como un carmen, con gran diversidad de recursos:

    Adsiduo uindex adsidues esto; proletario iam ciui quis uolet uindex esto.Un residenciado tenga como garante a otro residenciado; un proletario tenga por

    garante a quien le plazca.

    S poter jilium ter uenumdauit (?), filius a paire liber esto.Si un padre vende tres veces a su hijo, quede el hijo libre de la potestad paterna.

    Apio Claudio el Ciego. El_SIo._de_.las..XII,.Tablas, adaptado a su materia y representativo de su tiempo, posee ya cualidades literarias. Incluso, tal vez, revela en ciertas partes la personalidad "de un redactor bien dotado. Pero el primer escritor latino no aparecer hasta finales del siglo rv: Apio Claudio el Ciego, censor en__3I2, cnsuI en_307,y_ 96.

    _D.e.jvdeja..y- -orgullosa. nobleza .^sabipa, Apio Claudio..no_dei._.porelIo. de seguir una poltica casi revolucionaria en favor de la plebe, inclyso libtTfDs. Seinclino tambin hacia el helenismo. Pero su helenismo nos parece complejo^ tal vez senta una vocacin personal hacia el pitagorismo^ filosofa de tendencias "aristocrticas y religiosas de la Magna Grecia; y tambin como una gran parte de la plebe hacia formas de culto ms helenizantes (como lo revela, por ejemplo, la reglamentacin del principal santuario romano de Hrcules); pero tambin le caracteriza una c la ra vnhintgd pnKh>a dq nnVntar

    eJ_porvenir jde'Kuiiia cata al medioda de la pennsula: ahri pn pcf-a Hrerv, . ciD Ja .cantgggalque_jomO su nombre: v si, ciego e invlido, m a n d q u e J a

    llevaran al Senado para oponerse a que negociara con Pirro (280), ello_s_e debi a su deseo de reservar para Roma el pleno dominio la~

    _Sui.pamotism.o_y sus ^ .aficiones se^cpnjugabanconuna. admirable visin del ^ tu f : pero u audacia innovadora , pareca _.sacrlega7_a .Ios_.miembros , de surcasta. ' -------------- ----------------------

    Se ocup de la lengua, estableciendo como definitivo el |>aso del sonido s al SPnttTrentre dos vocles rotacismp Ly/Umusitii se convi r tTrt^n N umeruis);

    y del derecho (tratado De\surprxttmbus). De j escritos discursos que evidenciaban, Tegn parece, un cierto. prado e^fe^ elocuencia,; y__una rnleccin de sentenciasmorales en saturnios (Carmen de moribus) que. Cicern (Tuscula- 5*71 V, 4) llamaba pythagoreum. comparndolas con tos versos dradn

  • /y i^A spectos generales de la evolucin literaria en Roma. El propio ritmo de la evolucin literaria de Roma se deja ya sentir en esta lenta y desigual inicia cin: sin cesar alternarn movimientos de abertura al Oriente griego y de aislamiento nacional: en "unos momentos, las-dif erencias entreoas dos Formsde^ civilizacin. gnega~~v latina, se atenuarn, hasta desaparecer prcticamente^ en otros, se agravarn de modo msospgchado/'t'orotra partelos

    ' autores latinos, en su impaciencia por servirse romjor posible de toda la literatura griega, llegarn o bien a mezclar todas sus enseanzas o a in- j3Qy^al mismo tiempo en sentidos muy diversos. Dominarn, asi,"Individualidades superiores, difciles de inscripir dentro de una linea regular de continuidad: ntre Plauto y l erendo, entr~Lucrecio y Virgilio, "quien ^dira que slo media una generacin de intervalo y que utilizaron los mismos modelos?

    No obstante, conviene no separar nunca el estudio de las letras latinas del de las griegas, sin las cuales no podran ni comprenderse ni valorarse. Porque, de una parte, Roma contm la htera& ga^ grififlrt y-ev_a_un prado de perfeccin mas amplo v ms hnman?Tac r^^iTTsta^Jnr^rtas del penado alejandrino^ en otro sentido, realiz" ua sntesis cfoKleTnente original: com-. bin5~ las ^ lecciones dq Jcsclsicos~Tcin Jas~ de los^ln'drins, elintegr^en^el

    " helenismo el esprituaer Occidente" m e dit.erxne.o _y ^ m s_ta r d e t delsep.ten- tronaT

    estudio de esta evolucin, desigual aunque continua, abundante y sabrosa aunque culta, compleja y riginal, ha ele ser' necsafiamen te"'complejo. Pero aparece rico en enseanzas y e^n consecuencias, pues todo el equilibrio de civilizacin en el que vivimos hace mil quinientos aos depende de esta necesaria transposicin del genio griego bajo forma itlica, ms tarde europea, en el esquema de la conquista y de la organizacin romanas.

    T en d e n c ia s y d irectrices literarias

    9. As se denomina fil perodo que acompa y sigui a las hazaas de Alejandro Magno (fines del iv, m y a a. C.).

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    1. CONDICIONAMIENTO HISTRICO

    2. EL ESPRITU Y LA LENGUA

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  • Bibliografa

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    V

    3. TENDENCIAS Y DIRECTRICES LITERARIAS

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    C. Thulin, Italische sakrale Poesie und Prosa (Berlin, 1906); F . L u terb acheh , D er Prodigienglaube und Prodigienstil d er Rmer (Burgdorf, 1904); A. O tto , D ie Sprichwrter und sprichwrtliche Redensarten der Rmer (Leipzig, 1890).

    E . Kornemann, Die lteste Form der Pontifikalannalen (Klia, 1911); Stampini, I carmi trionfali romani (Saggi di letteratura e filologa latina, 1917); F . Vollm eh, Laudationum funebrium Romanorum historia et reliquiarum editlo (N eue Jahrbcher fr Klass. Philologie, Suppl. 18, 1892),

    W . R ow old t, Librorum ponticiorum Romanorum de caerimoniis sacriftciorum reli- quiae (Halle, 1906). L e o , ber die Vorgeschichte des rmischen Dramas (Hermes, 1904); A. Piganiot,, Recherches sur les jeux romains (Estrasburgo, 1923). B. L. Ullmann, T h e present status of the Satura question (Studios in Philology, 1920); P. BoyAjNC, A pro- * pos de la satura dramatique (Revue des tudes anciennes, 1932); J.-P . Cbe, La satura dramatique et le divertissement fescennin (Rev. belge de philol. et d hist., X X X IX , 1961).

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    J. M arouzeau, Trait d e stylistique latine * (Paris, 1954); Quelques aspects du latin littraire (Paris, 1949).

  • FORM ACIN DE UNA LITERATURA GRECORROMANA

    CAPTULO II

    Durante la segunda mitad del siglo m se forma en Roma, en muy breve plazc^toda una hteramni-comoleta, a mitoeja-de la de los'-grfTOs, como

    jCSultadriTd- la frnn voluntad y el esfuerzo reflexivo df-uaos-4iQ^bre&-de ' T X^ rtr/ST- Ennio. Corre el peligro,

    por tanto, - de parecemos totalmente artificial. Mas no conocemos literatura alguna que no haya sufrido, en sus inicios, la influencia del prestigio de civilizaciones superiores: los propios poemas homricos representan el 6n de una larga elaboracin de elementos muy diversos, y su novedad se debe, en cierto sentido, a la ignorancia en que nos hallamos respecto a sus orgenes. Por el contrario, vemos el proceso evolutivo de Roma en un medio totalmente saturado de helenismo y podemos seguir, sin sorpresas, el progreso de su formacin intelectual. Y, por mucho que Roma corriera hacia su perfeccionamiento, tuvo tanto que aprender de una literatura multisecular, que hasta sus ms originales creaciones revelan la influencia de sus modelos. Pero esto no implica en s mismo muestra alguna de debilidad; y la belleza de las obras no sufre por ello menoscabo.

    Las etapas de influencia griega. . El influjo griet'o no haba cesado de nntuar sobre Roma al menos desde finales del siglo vil, aunque en un princi-

    40

  • Formacin de una literatura grecorromana

    pi fue por medio de los ebruscos, y despus no 5in_reticencias_ni_duras sacudidas.

    La Hifffllnr'iAn Hr 1 impprn .^ frmsco haha dejado. al comenzar el siglo v, .Roma desorientada. entTe nna aristoeracfc rural retrgrada y una plebe urba- ria~3bilitada por la decadencia jdeljcomercio. Algunas ciudades etrscas, eri' especial _Cere5. la aliada de Roma, y Veyes, su rival, seguan siendo centros de cultura helenizante; pero ciertos poderosos movimientos de pueblos hacan ms difciles las relaciones con el medioda griego. Sin embargo, desde ste llegaban a la plebe leyendas acerca de los dioses (Demter-Ceres; Heracles- Hrcules) y tal vez ideas polticas. Los patricios debieron cef^r pai 1 la Unamente la presan: aunque recurranlo menos posible a las prescripciones religiosas de los libros Sibilinos, procedentes, segn se deca, de Cumas, pero de profunda huella etrusca, sin embargo, antes de redactar el cdigo de las XII Tablas, enviaron embajadores a informarse de las legislaciones

    _en las. ciudades de la Magna Grecia.LT conquista deTKoma por los galos (390) retras sensiblemente la evolu-

    cin.^ero una vez que (a partir- de 343) las conquistas latinas se orientaron hacia erSurTcontra los sammtas, Jos contactos repetidos de toda la juventud militar de lloma cOfl poblarlo^ griegas, con mayor o menor' gracfo de pureza, dio el espaldarazo decisivo. Conocieron de cerca a los campanienses, mezcla ce os eos y samnitas, pero de cultura grecoetrusca, la ciudad de Npoles, griega casi en su totalidad; ms adelante, Locri y las restantes ciudades de la Magna Grecia. Sin embargo, pese a formar con Capua un estado romanocampaniense y reconocer a poles una independencia casi completa, Roma dudaba en desprenderse de sus hbitos intelectuales, an parcialmente etruscos. Y la verdadera capital de la Magna Grecia, Tarento, le era hostil. El problema se planteaba en estos trminos: no iba a robustecerse, frente a la Italia romanocampaniense, la unidad de una Italia griega? Pero Alejandro el Moloso cay, Pirro se cans de guerrear contra Roma, y Tarento se rindi (272). Entre los tarentinos reducidos a esclavitud se encontraba un muchacho destinado a ser el promotor de la literatura grecorromana: Livio Andrnico.

    Treinta y un aos despus, Sicilia se converta prcticamente en rnm.ann tras la primera guerra pnica (268-241): esta isla haba sido el objeto., en litigiorde carcter econmico',~de la lucha. Tierra griega casi en su .totalidad,

    JEue considerada eumo provincia" y titra de explotacin; y la parte de la isla donde el helenismo era ms activo, Siracusa y sus alrededores, continu independiente bajo el rey Hiern. Fue precisa la segunda guerra pnica, la toma de Siracusa (212), la destruccin dfe -Capua (2H) y la segunda conquista de Ta- rento-rfSOQ) par~que homar ennquccida con los despojos~ de~tnras las grandes capitales griegas o helenizads de Italia, representara el nico centro de atraccin del helenismo' occidental. Pero desde S4U se haba iniciado ^va en esta mTsin. -------------------- :1

    La plebe y el pariciado ante el helenismo. Esta evolucin-, lenta- en un principio, precipitada ms tarde, explica que el helenismo romano sea, a

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  • FORMACIN DE UNA LITERATURA GRECORROMANA

    lo largo del siglo m, antiguo e ntimo por una parte, superpuesto y artificial por otra.

    La plebe_ urbana, en relacin constante desde haca siglos con traficantes y transentes, creada en parte *y siempre renovada por la manumisin de esclavos de orgenes muy diversos, adopt el espritu mediterrneo: se interesa por los negocios, por la especulacin, por el comercio martimo, griego o pnico. Acepta tambin todas las aportaciones familiares de la vida de los campos y la experiencia viva de las expediciones siempre ms lejanas; se roza todos los das con esclavos cada vez mgs helenizadQS._As crea un lenguaje complejo, en el que una especie de sabir cosmopolita se entremezcla con el antiguo fondo rstico y jurdico del latn, y en el que el habla popular aade sin tregua sus invenciones expresivas. El helenismo entra en gran medida _en__este compuesto cambiante; deformado, sin duda, pero asimilado. Una multitud de antiguas leyendas griegas, relativas sobre todo al ciclo de lar- guerra de Troya y a los dioses protectores de la salud y del comercio, resultan familiares a esta poblacin,_ con nombres pronunciados, a veces,, a la etrusca, con aspectos bien marcados de su paso a travs d la Campania, de la Sa- binia, ae la Etruria y de todas las escalas de la navegacin (sin contar su paso por Roma), pero an susceptibles de ser reconocidas.

    ~> La .aristocracia dirigente, por el contrario, salvaguard hasta el momento f en lneas generales su antigua rigidez, y con ella a pobreza, altamente

    digna, de su lengua; igualmente vive por tradicin, y con bastante mezquindad, en sus dominios, fuera de la urbe, y se mantiene, por .orgullo, todo lo

    lejos que puede de la plebe y de los pueblos que somete; el comercio y los negocios le parecen algo vitando. Quinto Metelo, en los funerales de su padre (en 221), defina as su ideal:

    Quiso ser un guerrero de calidad, excelente orador, general enrgico, dirigir como jefe las grandes empresas, desempear el ms alto cargo, demostrar la mayor sabidura, ocupar la primera fila de los senadores, procurarse honradamente una gran fortuna, dejar muchos hijos, alcanzar la fama en la Hepblica.

    P u n i e l V i e j o , H w f . nat., V I I , 4 0 .Pero se vio obligada a gustar del helenismo_pordiversas-razones. En :pri-

    mer lugar, .por ambicin poltica, ha de halagar los gustos de la plebe y_encauzar los grandes intereses del trfico y de la especulacin; sobre todo en un momento en que los plebeyos tienen acceso, cada vez en mayor nmero, a las magistraturas: vemos a grandes personajes revestidos con sobrenombres

    griegos (Sophus, el Sabio; Philus, el Amigo). La importancia creciente de la )alabra en el foro y en el Senado despierta tambin deseos de imitacin entre os patricios: se dedican a cultivar su lengua y a proveer de preceptores

    griegos, natjriralmente a sus hijos. Adems, a medida que se extiende la conquista, se convierte en una necesidad apremiante para ellos el conocimiento del griego, que es la lengua internacional- el propio Catn se ver obligado a aprenderlo en los das de su vejez. Se encaminan as hacia un conocimiento, de ordinario forzado y discutido, del helenismo.

    El helenismo romano en el siglo III. El helenismo fue abordado, pues, de forma viva y escolar a la vez. En conjunto representa, a los ojos de

  • Formacin de una literatura grecorromana

    los romanos, un refinamiento de vida jnuy atractivo, pero regaln, egosta, cmodo: un poco sospechoso. Hay que imaginar la. gran, diferencia social y moral^jjue separa entonces a Grecia de Roma: la evolucin de Jos latinos marcha aproximadamente con tressiglos de retraso . con _rejacin a la de los helenos. El pueblo de Roma es, en su conjunto,. bmjal,_perp _yigoroso_.y moralmente recto: la segunda guerra pnica, terrible por sus peligros y su duracin (218-201), sirve para poner de manifiesto sus virtudes. Pero la multiplicidad de contactos internacionales y la extrema rapidez de su expansin poltica despiertan en l muchas curiosidades ms o menos sanas: el mundo griego le ofrece, para satisfacerlas, muy diversas y encontradas soluciones. Segn las ocasiones, el romano las prueba y goza; o bien las desprecia y se mofa de ellas: de todos modos, las gusta. Acepta los temas novelescos, Jas leyendas heroicas, al lado de la herencia humana.de los _clsicos;_erL.religin,., renueva el antiguo y seco formalismo de sus antepasados no slo. mediante.la bsqueda de la bejeza plstica, sino adems por el cultivo sensual y mstico e inquietudes filosficas; con Apolo se introduce en Roma el resorte feliz de las fiestas en que participan hombres y dioses,- la diosa asitica Cibeles fue instalada oficialmente en el Palatino a partir de 204; el culto semisecreto de Bac haca rpidos progresas; el pitagoresmo contaba con audaces adeptos... Roma entraba as (prematuramente, si se tiene en cuenta su grado de desa- rrolIJ~ el mundo griego de la actualidad.

    La literatura era la forma menos peligrosa del helenismo, no la ms fcil de asimilar, aun cuando una lengua griega comn ( xoivtj ) sustitua progresivamente a los diversos dialectos, y esquemas de pensamiento comunes hacan tambin ms fcil su acceso desde las conquistas de Alejandro. De este modo apareca ya como universal. Pero su aspecto contemporneo, e