barbarie y frontera;roma y el valle medio del ebro (julián pelegrín campo)

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    BARBARIE Y FRONTERA:

    ROMA Y EL VALLE MEDIO DEL EBRO

    DURANTE LOS SIGLOS IIII A.C.

    JULIN PELEGRNCAMPO

    T E S I S D O C T O R A L

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    JULIN PELEGRN CAMPO

    BARBARIE Y FRONTERA:

    ROMA Y EL VALLE MEDIO DEL EBRO

    DURANTE LOS SIGLOS III-I A.C.

    TESIS DOCTORAL

    DIRIGIDA POR EL DR. D. FRANCISCO MARCO SIMN,

    CATEDRTICO DE HISTORIA ANTIGUA

    DEPARTAMENTO DE CIENCIAS DE LA ANTIGEDADFACULTAD DE FILOSOFA Y LETRAS

    UNIVERSIDAD DE ZARAGOZA

    EDICIN EN CD-ROM REALIZADA POR PRENSAS UNIVERSITARIAS DE ZARAGOZA

    ZARAGOZA, 2003

    DL: Z-201-2003

    ISBN: 84-95480-89-1

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    A mis padres

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    Era de esa clase de pintores que hacen mejor lashojas que los rboles. Sola pasarse infinidad de tiempo con unasola hoja, intentando captar su forma, su brillo y los reflejos delroco en sus bordes. Pero su afn era pintar un rbol completo,con todas las hojas de un mismo estilo y todas distintas. Haba uncuadro en especial que le preocupaba. Haba comenzado comouna hoja arrastrada por el viento y se haba convertido en unrbol. Y el rbol creci, dando numerosas ramas y echando lasms fantsticas races. Llegaron extraos pjaros que se posaronen las ramitas, y hubo que atenderlos. Despus, todo alrededordel rbol y detrs de l, en los espacios que dejaban las hojas ylas ramas, comenz a crecer un paisaje. Y aparecieron atisbos deun bosque que avanzaba sobre las tierras de labor y montaascoronadas de nieve. El cuadro tena que dejar de crecer y habaque terminarlo. Un da, Niggle se plant delante de su obra, unpoco alejado, y la contempl con especial atencin ydesapasionamiento. No tena sobre ella una opinin muydefinida. En realidad no le satisfaca en absoluto, y sin embargo laencontraba muy hermosa. Desde luego, pocos tenan noticia de sucuadro; pero aunque lo hubiesen sabido, tampoco habra muchadiferencia. Dudo que hubiesen pensado que era muy importante.Me atrevera a decir que no era muy bueno, aunque tena algunaspartes logradas. El rbol, sobre todo, era curioso. En cierto modo,muy original. Igual que Niggle, aunque l era tambin un

    hombrecillo de lo ms comn, y bastante simple.J. R. R. TOLKIEN,Hoja, de Niggle

    Con el destierro en los ojos como tierra arrojada (alos ojos), brbaro en una frontera confusa y quebradiza,desconocido, oculto, enmascarado tras un velo de carbn apagadocomo mascarn de proa para desembarcar en esta terra incognitasin mapas, que no es sino smbolo baldo de algn secreto que seabre en surco a los pies de todas las ciudades que somos. Sernmada de lo extrao, nmada de ojos negros con arena, nmada

    incluso con una silla en las manos para contemplar el espectculofrentico de lo indescifrable, la puesta en escena del tiempo quese agita, la representacin del lugar innombrado, el circo absurdocon redes de fuego que nos atrapa. Ser nmada con el destierroen las manos, brbaro con la tierra a los pies. Ser tierra desterradaa los ojos de todo.

    M. A. ORTIZ ALBERO, Conversaciones con Belfegor

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    NDICE

    ndice 7

    Abreviaturas 9

    INTRODUCCIN 11

    I. DE BRBAROS A CIVILIZADOS: LA TRANSFORMACIN DE UN TERRITORIO Y SUS HABITANTES 21

    1. La nocin de barbarie en Estrabn: una revisin necesaria 23

    1.1. Acerca de la nocin de barbarie en Estrabn 231.2. Una percepcin cultural, objetiva y cientfica? 281.3. Brbaros vs.griegos 381.4. Brbaros vs.indgenas 471.5. Hacia la barbarie 521.6. Hacia la civilizacin 631.7. Un punto de vista relativo: civilizados vs.salvajes 731.8. Un mismo observador, dos perspectivas diferentes 82

    2. La Iberia de Estrabn 87

    2.1. Factores de civilizacin, factores de barbarie 872.2. Progresin sincrnica y espacios intermedios 892.3. La funcin del discurso etnogrfico: Lusitania y Celtiberia 952.4. Pasado y presente: reas geogrficas y grados de civilizacin 1032.5. De qhriwdevstatoia stola'toi: el Valle Medio del Ebro y Celtiberia como paradigma de transformacin 108

    II. TRANSFORMACIONES CULTURALES Y FRONTERAS 123

    1. Romanizacin, aculturacin, transformacin 125

    2. La frontera: lnea de separacin y espacio de encuentro 147

    2.1. Frontera lineal, frontera natural, ideologa de la frontera 1472.2. La frontera, espacio crtico de contacto 155

    3. La nocin de frontera en la Roma republicana 163

    4. El Valle Medio del Ebro durante el perodo romano republicano: transformacin cultural en un espacio de frontera 191

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    III. BRBAROS SOBRE UNA FRONTERA 201

    1. La construccin del Otro 203

    1.1. Realidad, prejuicio y estereotipo 203

    1.2. El Yo y el Otro 2071.3. El Brbaro 212

    2. La imagen de los pueblos del Valle Medio del Ebro 217

    2.1. El contexto del encuentro: la guerra 2172.2. El estereotipo y la frontera: iberos, celtberos, vascones 225

    3. Los celtberos: el origen de un estereotipo 235

    3.1. El nombre 235

    3.1.1. Nosotros y los otros: denominaciones propias y ajenas 2353.1.2. Keltivbhre", celtas de Iberia 241

    3.1.3. Un origen romano para un nombre griego 2463.1.4. Polibio y los celtberos 2513.1.5. Fabio Pctor, los celtas y la Segunda Guerra Pnica en Iberia 260

    3.2. Los mercenarios 268

    3.2.1. Celtberos en Italia 2683.2.2. Celtberos en Hispania: protagonistas y escenarios 2763.2.3. A sueldo de los Escipiones 2823.2.4. A sueldo de Cartago 2933.2.5. Celtberos en frica 2983.2.6. A sueldo de otros hispanos 3043.2.7. Los romanos en Celtiberia 315

    3.3. Los celtberos como realidad histrica 330

    CONCLUSIONES 341

    Bibliografa 353

    1. Fuentes literarias clsicas: ediciones y traducciones 3552. Estudios 364

    ndice de fuentes literarias 399

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    ABREVIATURAS

    A&R Atene e RomaAC LAntiquit ClassiqueAHB The Ancient History BulletinAION (archeol) Annali dellIstituto Universitario Orientale di Napoli.

    Sezione di Archeologia e Storia AnticaAncSoc Ancient SocietyAnnales ESC Annales. conomies, Societs, CivilisationsANRW Aufstieg und Niedergang der Rmischen Welt

    BICS Bulletin of the Institute of Classical StudiesCCG Cahiers du Centre G. GlotzClAnt Classical AntiquityCPh Classical PhilologyCR Classical ReviewCSSH Comparative Studies in Society and History

    DHA Dialogues dHistoire AncienneF&SF The Magazine of Fantasy and Science FictionFlorIlib Florentia IliberritanaG&R Greece and Rome

    HSPh Harvard Studies in Classical PhilologyIL L'Information Littraire

    JHS Journal of Hellenic StudiesJRA Journal of Roman ArchaeologyJRS Journal of Roman StudiesLEC Les tudes ClassiquesMCV Mlanges de la Casa de VelzquezMEFRA Mlanges de lcole Franaise de Rome. AntiquitP&P Past and PresentPalHisp PalaeohispanicaPCPhS Proceedings of the Cambridge Philological SocietyPP La Parola del PassatoQS Quaderni di Storia

    RBPh Revue Belge de Philologie et dHistoireRCel Revue Celtique

    RE Realencyclopdie der AltertumswissenschaftREA Revue des tudes AnciennesREL Revue des tudes LatinesRIL Rendiconti dellIstituto Lombardo. Classe di Lettere,

    Scienze morali e storicheRHR Revue de lHistoire des ReligionsRLAC Reallexikon fr Antike und ChristentumSCI Scripta Classica IsraelicaSHHA Studia Historica. Historia AntiguaSZ Studia ZamorensiaW&D Wort und Dienst

    ZPE Zeitschrift fr Papyrologie und Epigraphik

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    INTRODUCCIN

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    El presente estudio, titulado Barbarie y frontera: Roma y el ValleMedio del Ebro durante los siglos III-I a.C., tiene por objeto el anlisis de laperspectiva desde la que las fuentes literarias clsicas contemplan tanto el

    encuentro de Roma con las sociedades indgenas del Valle Medio del Ebro comoel resultado de las transformaciones experimentadas por estas ltimas a lo largode los ltimos siglos del perodo romano republicano, unas transformaciones enfuncin de las cuales asistimos a una aproximacin entre sociedades diversastanto dentro del lado indgena como entre stas y el lado romano que mstarde culminar con la incorporacin del mbito indgena a un marco poltico,administrativo, jurdico, econmico, religioso y cultural mucho ms amplio,coincidente con el del mundo grecorromano, en unas condiciones dictadas portoda una serie de semejanzas y diferencias respecto de las dems comunidadesenglobadas en l.

    Entendida esta aproximacin como una reduccin e inclusosuperacin de la distancia cultural existente entre sus protagonistas, el anlisisde la misma ha sido planteado precisamente a partir de las bases ideolgicas dela diferenciacin. En ese sentido, las nociones de barbarie y fronteraconstituyen los pilares de lo que podramos denominar ideologa de ladiferencia. La primera preside la aproximacin mediante la cual, a lo largo de

    la historia de la humanidad y en sociedades muy alejadas cronolgica ygeogrficamente unas de otras, una comunidad contempla a las dems desdeuna posicin de superioridad que ella misma se otorga al identificar, en todos loscasos, su cultura con la cultura. La segunda define el lugar sobre el cual ladiferenciacin as establecida encuentra su plasmacin geogrfica sobre elterreno all donde esa comunidad entra en contacto con las otras comunidadesy, en consecuencia, se esfuerza por distanciarse respecto de ellas. Lacombinacin de ambas proyecta la separacin entre civilizacin y barbarie en un

    doble plano, mental y material, que convierte las realidades enfrentadas encategoras universales. Barbarie y frontera se revelan as como las nocionesfundamentales en torno a las cuales debemos articular nuestro anlisis en tantoque punto de vista desde donde analizar el fenmeno objeto de nuestro estudiola primera, y como escenario idneo sobre el que situarlo la segunda. Lainclusin de las poblaciones que habitaron el Valle Medio del Ebro durante laAntigedad dentro de los esquemas de la barbarie establecidos por el mundoclsico constituye una prctica generalizada entre los diversos autores

    grecolatinos que nos informan acerca de ellas en sus obras, razn por la cual se

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    hace necesario superar la caracterizacin estereotipada que de esas gentesproporcionan dichos autores y analizar en toda su riqueza y diversidad larealidad especfica simplificada y desvirtuada por aqulla. A la vez esa riqueza y

    diversidad permiten caracterizar a lo largo de dicho perodo los territorios delValle Medio del Ebro como un autntico espacio de frontera. A la llegada deRoma, la regin se encuentra repartida entre grupos pertenecientes a tresmbitos culturales distintos: ibrico, indoeuropeo y vascnico. Y es esa mismadiversidad la que contribuye a vertebrar los espacios y las gentes que lacomponen en relacin con los espacios vecinos, esto es, los Pirineos, el SistemaIbrico y el Valle del Ebro en su conjunto, y a explicar, en consecuencia, el papelmediador ejercido a lo largo de la historia por este territorio entre las tierrasmediterrneas y el interior peninsular, pero tambin entre este ltimo y la reginpirenaica. En consecuencia, una vez establecida la combinacin de ambosfactores y percibidas las realidades que se esconden tras dichas construcciones,las nociones de barbarie y frontera traducen, en nuestra opinin, una perspectivay un contexto privilegiados sobre los que plantear nuestro estudio al permitirnoscontemplar desde una perspectiva ms completa y enriquecida el proceso detransformacin cultural que tiene lugar en el Valle Medio del Ebro durante eldominio romano republicano.

    Nuestra Memoria de Licenciatura, titulada Barbarie y Romanidad:procesos de contacto cultural en el Valle Medio del Ebro (siglos III-I a.C.),tuvo como objetivo la elaboracin del marco terico desde el que nosproponemos analizar este fenmeno. En ella abordamos por un lado losorgenes y el posterior desarrollo de la caracterizacin helnica y romana delOtro como brbaro, y por otro la evolucin de la nocin de frontera durante laAntigedad clsica, para terminar apuntando una serie de vas por las quepodra discurrir la posterior evolucin de nuestras investigaciones en el marco

    proporcionado por el Valle Medio del Ebro. Sobre esta base, iniciamos elpresente trabajo con una aproximacin a la obra del gegrafo heleno Estrabnde Amasia. Es ste el primer autor que define cronolgica y geogrficamente elobjeto de nuestro estudio al centrar su atencin en la transformacin que, por lapoca desde la que redacta su Geografa, ha culminado o bien todava tienelugar sobre aquella parte de la ecmene dominada por Roma, y dedicar, dentrode la descripcin de Iberia contenida en el libro III, sendos apartados al Valle delEbro y a Celtiberia en los que muestra la transformacin de dichas regiones y de

    las gentes que habitaban sobre ellas entre dos momentos omnipresentes a lo

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    largo de toda su obra: un pasado brbaro y el presente civilizado y romano.Frente a la perspectiva desde la que la historiografa actual contempla la nocinde barbarie en Estrabn, consideramos absolutamente necesario efectuar una

    revisin de la misma en el marco general de la Geografa, y en funcin de lapropia condicin del gegrafo en tanto que autor griego ubicado en un mundoromano, antes de centrarnos en el anlisis de la transformacin experimentadapor las tierras y gentes del Valle Medio del Ebro y Celtiberia. Tal como resultacontemplada por el autor heleno, dicha transformacin se corresponde con elfenmeno que tradicionalmente fue designado con el trmino romanizacin yal que en la actualidad le ha sido reconocido un grado de complejidad muchomayor en funcin de las relaciones establecidas entre sus protagonistas y loscontextos en los que aqullas se manifiestan. Especialmente rico se revela en estesentido el contexto fronterizo representado por la regin objeto de nuestroanlisis. Sin embargo, antes de abordar los vnculos existentes entre dichacondicin y la naturaleza de la transformacin acontecida sobre este territorio,consideramos de inters plantear una aproximacin terica a los diversossignificados de la nocin de frontera en general y al carcter de la misma en elmarco romano republicano en particular. De igual modo, y como consecuenciade nuestra particular valoracin de la frontera como elemento clave en elpresente anlisis en tanto que escenario del encuentro con el Otro, una segunda

    aproximacin terica a la construccin de la imagen de ese Otro precede a laexposicin de la imagen de los pueblos de la regin tal como aqulla es percibiday elaborada de manera muy diversa por las fuentes clsicas en funcin de lascircunstancias que presiden su encuentro con Roma precisamente sobre esafrontera. En este punto hemos dedicado especial atencin a la percepcin porparte de los autores helenos y latinos de las gentes de esta regin que msprofunda huella dejarn en el imaginario colectivo grecorromano, los celtberos,en un esfuerzo por desvelar la realidad enfrentada por Roma en el momento

    histrico de su encuentro con ellos y previamente a aquel otro en el que sernpresentados bajo una imagen estereotipada fundada en el motivo de laresistencia a ultranza que el brbaro celtibrico ofrece frente al avanceconquistador romano.

    Precisamente por ello a lo largo del presente estudio nos hemosesforzado por demostrar hasta qu punto los textos literarios clsicoshomogeneizan y simplifican fenmenos que evidencian toda su variedad y

    riqueza a travs de otras fuentes de informacin arqueolgicas, epigrficas,

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    numismticas, pero tambin por recuperar de esos mismos escritos realidadescaracterizadas por un extraordinario dinamismo que no slo han sidosimplificadas por los autores antiguos sino incluso ignoradas desde

    planteamientos historiogrficos tan recientes como, en ocasiones, extremados.Ambas estrategias han sido desarrolladas en las secciones inicial y final de estetrabajo, tituladas respectivamenteDe brbaros a civilizados: la transformacinde un territorio y sus habitantes, yBrbaros sobre una frontera, de las cuales laprimera analiza la imagen homogeneizadora que de la transformacinexperimentada por el Valle Medio del Ebro bajo el dominio de Roma transmitela Geografade Estrabn, mientras que la segunda aborda fundamentalmente laimagen tpicamente fronteriza que se deduce de los textos clsicos a propsitode la aparicin de los celtberos y su actuacin histrica hasta el momento en elque las armas romanas llegan a sus dominios. Entre una seccin y otra hemosintroducido una tercera intermedia bajo el enunciado Transformacionesculturales y fronteras, como aproximacin al fenmeno de la transformacincultural y al escenario de la frontera sobre los que centramos nuestro inters a lahora de abordar la doble imagen citada para, de este modo, evidenciar hasta qupunto la descripcin estraboniana refleja un planteamiento ideolgico que emanadirectamente del poder gobernante desde la instauracin del Principado y quecontrasta con la actitud romana mostrada hacia las provincias durante el perodo

    republicano, y concluir planteando una reflexin acerca de las condiciones queexplican el surgimiento y la perduracin a lo largo del tiempo de unacaracterizacin multifronteriza para el espacio correspondiente al Valle Mediodel Ebro. Aun cuando dicha aproximacin resulta especialmente atractiva en elmbito cronolgico y geogrfico sobre el que situamos nuestro estudio, laubicacin intermedia de esta seccin en el marco de nuestro trabajo responde auna eleccin absolutamente personal por la que nos decidimos a la hora deorientar nuestro trabajo y como resultado de la cual los contenidos de la misma

    quedan evidentemente subordinados a la argumentacin con la que nosplanteamos analizar la perspectiva desde la que el mundo clsico contempla laimagen del Otro. Con todo, el conjunto se propone formular una aproximacinmltiple al territorio y las gentes objeto de nuestro estudio combinandoplanteamientos histricos, filolgicos, antropolgicos y hasta geopolticos que,incorporando puntos de vista nacidos y desarrollados a menudo en el mbito delas ciencias sociales, apuesta decididamente por el mtodo comparativo, tal comodemostramos al evocar, junto a las aportaciones de autores clsicos como

    Polibio, Livio y Estrabn, realidades histricas paralelas muy distantes en el

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    tiempo y en el espacio, trtese de ciertos celtberos contemporneos de laConstantinopla del siglo XI, o de los mecanismos que explican la gnesis de losetnnimos con los que, a lo largo de la historia, comunidades muy diferentes han

    designado a otras en funcin de la relacin existente entre ellas.

    Cabe sealar en este sentido que a lo largo del trabajo los textos clsicosson citados en su forma original helnica o latina y con su traduccin castellana.Esta ltima puede reproducir la forma propuesta por las ediciones modernas deun modo literal indicando el traductor o bien precisando algn aspecto dela misma, ya sea bajo la forma de una traduccin revisada por resultarexcesivamente literaria y preferir por nuestra parte otra ms literal que nospermita destacar determinados matices del texto, o, ms raramente, inclusocorregida por resultar errnea circunstancias indicadas tras el nombre deltraductor mediante la adicin de las abreviaturas rev. y corr.respectivamente, si bien no hemos dudado en incorporar nuestra propiaversin all donde, a la vista del texto original, las traducciones modernas no nossatisfacen. Todas las referencias a las fuentes literarias clsicas incluidas a lo largodel presente trabajo figuran recogidas y ordenadas en el ndice incorporado alfinal del mismo, y tanto en l como en las notas los nombres de los autores y losttulos de sus obras figuran abreviados de acuerdo con las formas propuestas

    por H. G. LIDDELL, R. SCOTT, A Greek-English Lexicon, Oxford, 1973(1843), y Ch. T. LEWIS, Ch. SHORT, A Latin Dictionary, Oxford, 1980(1925). Los textos de autores modernos extranjeros aparecen siempretraducidos excepto cuando, por razones concretas relacionadas con la cuestinabordada en cada caso, consideramos de especial inters subrayar la formulacinexacta de sus afirmaciones mediante la cita literal de los trminos utilizados, yasea para confirmar dichas afirmaciones o para rebatirlas. Por lo que respecta alas referencias bibliogrficas, todas ellas aparecen recogidas al final del trabajo,

    mientras que en las notas figuran completas en su primera mencin y abreviadasen las siguientes indicando el apellido del autor en maysculas en el caso delos espaoles los dos apellidos si el primero resulta muy comn o coincide conun nombre propio, ao de publicacin aadiendo las letras minsculascorrespondientes (a, b, c) para distinguir entre los trabajos publicados por eseautor a lo largo de un mismo ao y pgina concreta a la que nos referimos. Ellugar de publicacin figura castellanizado siempre que exista una formacomnmente aceptada, trtese de Turn, Gotinga o Ginzo de Limia, a diferencia

    de otros como Besanon, Cambridge o Stuttgart. Los ttulos de las

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    publicaciones peridicas figuran abreviados de acuerdo con las formaspropuestas por LAnne Philologique, pero adjuntamos una lista deabreviaturas que incluye asimismo las citadas en el presente trabajo pero no

    recogidas en la mencionada publicacin por situarse en mbitos no coincidentescon el de los estudios relacionados con la Antigedad clsica.

    No quiero poner fin a esta introduccin sin mostrar mi ms sinceroagradecimiento a todas aquellas personas e instituciones que, de un modo u otro,han hecho posible la realizacin de este trabajo: a la Diputacin General deAragn, que financi el presente proyecto en su primera etapa mediante laconcesin de una Beca Predoctoral de Investigacin por parte de lo que en sumomento fue el Consejo Asesor de Investigacin; a los integrantes delDepartamento de Ciencias de la Antigedad de la Universidad de Zaragoza, enparticular a los pertenecientes al rea de Historia Antigua, por todo su apoyo; alos miembros del Tribunal presidido por el doctor D. Juan Santos Yanguas eintegrado asimismo por los doctores D. Francisco Beltrn Lloris, D. ManuelSalinas de Fras, D. Mara Victoria Escribano Pao y D. Gonzalo CruzAndreotti, ante quienes el 14 de diciembre del ao 2002 expuse y defend lapresente Tesis Doctoral, por el inters y la atencin que dedicaron a mi trabajo,as como por sus comentarios y sugerencias; y al director de la misma, el Dr. D.

    Francisco Marco Simn, por su permanente disponibilidad, inagotable pacienciay recta gua. Pero muy especialmente a mis amigos, porque a pesar de misausencias, y como dira el Barn, siempre estis ah; a Pilar, por lacomprensin, el apoyo y la complicidad que ha demostrado hacia aqul a quienconsidera, literalmente, el mismo tipo de gente; y a mis padres, Conchi yAntonio, por su civilizada convivencia con lo que durante tanto tiempo no hasido sino una particular manifestacin de la barbarie interior.

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    I

    LA TRANSFORMACINDE UN TERRITORIOY

    SUS HABITANTES

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    1. LA NOCIN DE BARBARIE EN ESTRABN:UNA REVISIN NECESARIA

    Iniciamos nuestro anlisis eligiendo como punto de partida la Geografade Estrabn. Este autor es el primero y el que de un modo ms completo dedicasu atencin al conjunto de Iberia en el marco ms amplio de la ecmene, y a losterritorios objeto de nuestro estudio en el marco ms amplio de la propia Iberia.Recientemente la exposicin estraboniana ha sido definida como la primeradescripcin y el primer estudio interesados y conscientes de la Pennsula quedefinen su individualidad geogrfica en el espacio y su peculiaridad histrica enel tiempo1.

    Es en este contexto y concretamente en el segundo bloque geogrfico delos dos en que divide la Pennsula Ibrica, correspondiente a su regin oriental,en el que Estrabn identifica como tales las dos unidades geogrficas, el Valle delEbro y Celtiberia, sobre las cuales localizamos las tierras y gentes protagonistasde nuestro anlisis. Y lo hace desde una perspectiva que le proporciona unpanorama completo de los procesos de transformacin experimentados por esastierras y gentes hasta la culminacin de los mismos en la poca del propio autor

    bajo la forma de lo que ste considera el ms elevado grado de civilizacin.

    Para interpretar en sus justos trminos el camino hasta all recorrido porla regin y sus gentes desde el salvajismo que a los ojos del mundo clsicomarca el estado previo al inicio de dichas transformaciones, necesariamentedebemos analizar la imagen estraboniana del brbaro y del civilizado, as comola distancia que media entre ellos en la Geografa.

    1.1.Acerca de la nocin de barbarie en Estrabn

    Hasta fechas relativamente recientes la percepcin estraboniana delbrbaro no mereci la atencin de los estudiosos en buena medida porquetradicionalmente la aportacin personal del autor a su propia obra se consider

    1

    G. CRUZ ANDREOTTI, Introduccin. Estrabn y la Pennsula Ibrica: una revisinobligada, en ID.(coord.), Estrabn e Iberia: nuevas perspectivas de estudio, Mlaga, 1999, 7-15, 8.

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    muy escasa y la Geografaera juzgada como una compilacin de informacionesprocedentes de autores diversos2.

    Contra dicha postura reaccion M. Clavel-Lvque cuando, al analizar elcontenido del libro IV de la Geografa, desvel el funcionamiento prctico deunos esquemas ideolgicos que permiten a Estrabn justificar la dominacin y laexplotacin de la Galia por parte de Roma mediante el recurso a un verdaderocdigo articulado en torno a dos principios bsicos: 1) la diferenciacin entre dosmomentos fundamentales definidos como antes (provteron) y ahora (nu'n,

    nuniv) y separados por una conquista romana convertida en hito crucial quetraduce el paso desde la barbarie y la guerra del pasado indgena a la civilizaciny la paz del presente romano; y 2) la construccin de una imagen del brbarogalo que se sirve de la respuesta indgena a esa conquista para definir lasuperioridad romana desde una ideologa de la victoria cuando sta todava nopuede ser del todo sustituida por una ideologa de la paz3.

    Posteriormente aparecieron una serie de trabajos que centraron suatencin en la descripcin estraboniana de los pueblos de la ecmene y su gradode coincidencia con la imagen tradicional del brbaro en general y con ladesvelada por Clavel-Lvque en la Galia en particular.

    En un primer momento, L. A. Thompson analiz el concepto decivilizacin que, por oposicin al de barbarie, se deduce de la Geografaen tantoque sucesin de etapas en el marco de un proceso de desarrollo material, socialy poltico, desde la ausencia de toda civilizacin, pasando por un estadocaracterizado por la vida agrcola (to; h{meron), hasta la culminacin de laorganizacin sociopoltica y los modos de vida civilizados en la vida urbana (to;

    politikovn)4.

    2Vid. a modo de ejemplo G. AUJAC, Strabon et la science de son temps, Pars, 1966, 212-213, oF. LASSERRE, Strabon. Gographie. Tome II (Livres III-IV), Pars, 1966, 10-11 (a propsito dellibro III) y 110 (libro IV).

    3M. CLAVEL-LVQUE, Les Gaules et les Gaulois: pour une analyse du fonctionnement dela Gographiede Strabon,DHA l, 1974, 75-93. Vid. asimismo EAD., La domination romaineen Narbonnaise et les formes de reprsentation des Gaulois, en Forme di contatto e processi ditrasformazione nelle societ antiche, Pisa-Roma, 1983, 607-635; EAD., Puzzle gaulois. LesGaules en mmoire. Images, textes, Histoire, Pars, 1989; EAD., Codage, norme, marginalit,exclusion: le guerrier, la pleureuse et la forte femme dans la Barbarie gauloise, DHA 22.1,1996, 223-251.

    4 L. A. THOMPSON, Strabo on Civilization, Platon 31, 1979, 213-229. Este trabajo noincluye entre sus referencias bibliogrficas el mencionado estudio de Clavel-Lvque, y aunque

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    Ya en la dcada de los ochenta, E. Ch. L. Van der Vliet situ laetnografa estraboniana en el marco de la tradicin helnica, y a la vez reconocisu originalidad por cuanto su autor realiza una seleccin consciente de la

    informacin y describe una evolucin desigual de la civilizacin a partir de laorganizacin poltica y social de los diferentes grupos humanos5. Con todo, Vander Vliet concluye destacando la importancia concedida en la Geografa a loextrao y peculiar, as como la ausencia de un verdadero inters etnolgico porlos pueblos brbaros de la ecmene; el predominio de la oposicin polarcivilizacin-barbarie en detrimento de una representacin jerrquica de lasdiferencias culturales; y, frente a las tesis de Clavel-Lvque, lo exagerado deconsiderar dicha etnografa la expresin de una ideologa del imperialismoromano o de la sociedad esclavista6.

    Pero la reflexin que mayor eco ha alcanzado posiblemente haya sido laplanteada por P. Thollard a partir del anlisis de los libros III y IV de laGeografa. Este autor interpret la imagen estraboniana del brbaro como unaconstruccin absolutamente original lo mismo respecto de la tradicinhelnica que de sus contemporneos latinos, entendida en el marco de unaescala que, desde la barbarie a la civilizacin, permite situar el grado dedesarrollo de las diferentes poblaciones de la ecmene entre uno y otro extremo,

    hasta cierto punto recorre un camino paralelo por cuanto ambos analizan los caracteres quedefinen la barbarie para, de este modo, identificar los propios de la civilizacin, sin embargo alldonde Clavel-Lvque interpreta un marco ideolgico que, a travs de un cdigo muydeterminado, proyecta una determinada visin del pasado que justifica la situacin presente,Thompson se limita a hablar de los prejuicios del autor y del espritu de su poca, THOMPSON,1979, 223-225.

    5E. Ch. L. VAN DER VLIET, Lethnographie de Strabon, idologie ou tradition?, en F.PRONTERA (ed.), Strabone. Contributi allo studio della personalit e dellopera, Perugia, 1984,vol. I, 29-86. Cronolgicamente anterior al estudio de Van der Vliet es la reflexin planteadapor F. J. LOMAS, Brbaros y barbarie en Estrabn, en Actas del I Congreso Andaluz de

    Estudios Clsicos (Jan, 1981), Jan, 1982, 15-27, el cual, al intentar descubrir la esencia delbrbaro a travs de una especie de metafsica de la barbarie en exceso ligada a la perspectivageneralizadora de C. ALONSO DEL REAL, Esperando a los brbaros, Madrid, 1972, terminaalejndose del anlisis concreto de Estrabn como autor y de su Geografa como objeto deestudio, algo que se repite en un trabajo ms reciente del mismo autor, Civilizacin y barbarie.A vueltas con la romanizacin, en J. M. BLZQUEZ, J. ALVAR (eds.), La Romanizacin enOccidente, Madrid, 1996, 45-55, planteado en trminos similares.

    6VAN DER VLIET, 1984, 84-86. Vid. ms recientemente D. MONTERO, El determinismogeogrfico, la geografa econmica y el imperialismo en la obra de Estrabn, en La Pennsula

    Ibrica en la Antigedad: imagen de un territorio (SHHA 13-14, 1995-96), Salamanca, 1996,311-330; cf. J. DE CHURRUCA, La soumission des peuples lEmpire Romain daprs la

    Gographie de Strabon, en H. JONES (ed.), Le monde antique et les droits de lhomme: actesde la 50e session de la Socit internationale Fernand De Visscher pour lhistoire des droits delantiquit, Bruselas, 1998, 131-146.

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    y en funcin de la cual Estrabn habra organizado el plan de trabajo que, enopinin de Thollard, preside su descripcin de Iberia y Galia7.

    La historiografa ms reciente ha adoptado la formulacin propuesta porThollard en lo relativo a la interpretacin de la visin de la barbarie en laGeografa en tanto que sistema relativo constituido por una escala deposibilidades entre barbarie y civilizacin y plasmado en un mtodo de trabajoque describe cada una de las diferentes reas geogrficas de la ecmenecomenzando por la ms civilizada de las regiones que la componen, hastaterminar con la menos desarrollada8.

    Sin embargo, los trminos en los que Thollard define la nocin debarbarie en Estrabn precisan, en nuestra opinin, una cuidadosa revisin en susmismos fundamentos.

    Al comienzo de su estudio, Thollard define la Geografa como unsistema cientfico y relativo en el que Estrabn clasifica las diferentespoblaciones en funcin de la consideracin que le merecen las condicionesgeogrficas en las que viven, los recursos econmicos de los que disponen, sumodo de vida, formas sociales, costumbres y carcter9. Estas coordenadas

    dibujan un marco en el que hallan sitio todos los pueblos de la ecmene, y deellas se sirve Estrabn para definir el grado de desarrollo de los diferentesgrupos humanos mencionados en la Geografay, a partir de ah, ubicarlos en sucorrespondiente lugar a lo largo de una escala, definida por Thollard como uneje graduado en cuyas extremidades, como dos polos, figuran la barbarie y lacivilizacin, razn por la cual este autor considera ms exacto hablar en el casode Estrabn de tendencia de los diferentes pueblos a la civilizacin o a labarbarie en lugar de estado de civilizacin o de barbarie10.

    7P. THOLLARD,Barbarie et Civilisation chez Strabon. tude critique des livres III et IV de laGographie, Pars, 1987. Los elementos que conforman esta hiptesis resultan de especial interspara el presente estudio, razn por la cual volveremos sobre ella inmediatamente.

    8K. CLARKE, Between Geography and History. Hellenistic constructions of the Roman World,Oxford, 1999, 213-215; D. DUECK, Strabo of Amasia. A Greek man of letters in Augustan

    Rome , Londres, 2000, 75-79.

    9THOLLARD, 1987, 5-12.

    10Chez Strabon, on est rarement barbare tout simplement. On est moins barbare, plus barbare,

    le plus barbare ... On pourrait reprsenter schmatiquement la conception barbarie-civilisationpar un axe gradu aux extrmits duquel, tels deux ples, se trouvent la barbarie et la civilisation.Tous les peuples cits par Strabon peuvent tre situs sur cet axe ... Il serait donc plus juste de

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    En opinin de Thollard, ello refleja una concepcin dinmica delfenmeno en el marco de un autntico sistema cultural basado en unas nociones,civilizacin y barbarie, que a su vez se hallan definidas mediante criterios

    cientficos en funcin de la presencia o ausencia en cada caso deto;novmimon,to; politikovn y to; paideiva" kai lovgwn oijkei 'on, esto es, la ley, la vidacivilizada y lo propio de la educacin y de la capacidad discursiva11. Segn estemismo autor, gramaticalmente esa nueva perspectiva se habra traducido en elpaso del sustantivo al adjetivo: para Thollard, en la Geografa el calificativobrbaro, despojado de su carga peyorativa y, por ello, geogrficamente til,constituye una categora cultural objetiva y precisa que permite describir yclasificar a los pueblos de la ecmene sin necesidad de juzgarlos, todo lo cualviene a demostrar, a los ojos de este autor, tanto la coherencia del pensamientoestraboniano como el rigor de su mtodo12.

    En absoluto. Por muy cultural que sea el disfraz bajo el que se la quierapresentar, la calificacin barbrica representaper selo ms radicalmente opuestono slo al rigor del mtodo cientfico sino incluso a la valoracin objetiva mssimple. El mero hecho de recurrir a ella supone ya la adopcin de unaperspectiva basada en un juicio de valor en funcin de la cual la aplicacin del

    parler chez Strabon de tendance la civilisation ou la barbarie que dun tat civilis oubarbare, THOLLARD, 1987, 19.

    11 Il existe donc bien un systme strabonien. Les notions de barbarie et de civilisation, ainsique les tapes entre les deux, se dfinissent par des critres scientifiques que lon peutreconstituer clairement, THOLLARD, 1987, 26. Loriginalit de Strabon rside en ce que,oblig, comme les autres crivains, de repenser la distinction barbare-civilis, il ne lui en substituepas une nouvelle, comme le font les Romains. Ceux-ci instituent une rupture dfinitive avec ladistinction originelle en dplaant la notion sur le plan moral et en lui conferant un champdaction universel. linverse Strabon ractive la distinction originelle sans une vritablesolution de continuit. Au lieu dopter pour une solution philosophique, il choisit le partiscientifique. Le terme na jamais chez lui de valeur morale quelle quelle soit. Il a uneextension limite (et, donc une prcision plus grande) et ne dsigne quun tat culturel assez

    bien dfini par les termes les lois, la vie sociale, tout ce qui permet le dveloppement de laculture et de leloquence (THOLLARD, 1987, 38-39), esto es,to;novmimon,to;politikovn kai;to;paideiva" kai lovgwn oijkei'on(Str. I 4, 9).

    12 Lemploi que font Cicron et Csar du vocable ... il est donc, dun point de vue purementpolmique, eficace. Mais, prcisment parce quil porte une charge dpreciative trs forte, il nepermet pas dvaluer de manire satisfaisante un certain nombre de comportements collectifs etculturels dfinissant un tat barbare quon puisse opposer, en le mesurant, la civilisation. Larestriction demploi quopre Strabon rpond au souci dtablir une catgorie prcise,gographiquement utilisable, THOLLARD, 1987, 35. Barbare, chez Strabon, est unecatgorie qui permet de classer et de dcrire les peuples sans avoir les juger: cest la preuve lafois de la cohrence de la pense et de la rigueur de la mthode, THOLLARD, 1987, 39. Lescritres scientifiques rendent compte de la position des peuples tel point prcis entre les ples

    civilisation et barbarie ... Voil qui explique lvolution du mot barbare chez Strabon: cest unterme danalyse objectif correspondant un tat peut-tre prcaire, momentan, en tout casnon dfinitif. Ce systme fonde la cohrence de la pense de Strabon, THOLLARD, 1987, 85.

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    epteto bavrbaro" proyecta por s sola una sombra incluso sobre ladenominacin ms puramente descriptiva que pueda figurar, por ejemplo, en uncontexto meramente geogrfico.

    1.2.Una percepcin cultural, objetiva y cientfica?

    La visin helnica tradicional divide el gnero humano en griegos ybrbaros, una polaridad que traduce una relacin de oposicin y a la vez decomplementariedad entre los elementos que la constituyen. Si en un principiobavrbaro"designa simplemente a quien no habla la lengua griega o la pronunciade manera defectuosa esto es, al no griego, posteriormente, a raz de lasGuerras Mdicas, la denominada invencin del brbaro introduce en esetrmino descriptivo de origen lingstico toda una serie de connotacionespeyorativas que sitan a su portador en unas condiciones de exclusin einferioridad absolutas respecto del mundo helnico13.

    13Entre la abundantsima bibliografa sobre el tema, vid. J. JTHNER, Hellenen und Barbaren.

    Aus der Geschichte des Nationalbewutseins, Leipzig, 1923; T. J. HAARHOFF, The Stranger atthe Gate. Aspects of Exclusiveness and Cooperation in Ancient Greece and Rome, with some

    Reference to Modern Times, Oxford, 19482; H. DILLER, Die Hellenen-Barbaren-Antithese im

    Zeitalter der Perserkriege, en Grecs et Barbares, Fondation Hardt, Entretiens sur lAntiquitclassique VIII, Vanduvres-Ginebra, 1962, 39-82; Y. THBERT, Rflexion sur lutilisation duconcept dtranger: volution et fonction de limage du Barbare Athnes lpoqueclassique, Diogne112, 1980, 96-115; F. SKODA, Histoire du mot bavrbaro" jusquau dbutde lre chrtienne, Actes du Colloque franco-polonais dhistoire, Niza-Antibes, 1981, 111-126; E. LVY, Naissance du concept de barbare, Ktma 9, 1984, 5-14; E. HALL, Inventingthe Barbarian. Greek Self-Definition through Tragedy, Oxford, 1991; M. MOGGI, Greci ebarbari: uomini e no, en L. DE FINIS (ed.), Civilt Classica e Mondo dei Barbari. Due modellia confronto, Trento, 1991, 31-46; ID., Straniero due volte: il barbaro e il mondo greco, en M.BETTINI (ed.), Lo straniero ovvero lidentit culturale a confronto, Bari, 1992, 51-76; V. J.ROSIVACH, Enslavering Barbaroi and the Athenian Ideology of Slavery, Historia 48.2,1992, 129-157; W. SPEYER, I. OPELT, s.v.Barbar (I),RLAC, Suppl. I.5/6 (Athen I - Barbar

    II), Stuttgart, 1992, 811-895; J. DE ROMILLY, Les Barbares dans la pense de la Grceclassique, Phoenix 47.4, 1993, 283-292; A. DIHLE, Die Griechen und die Fremden, Munich,1994; F. HARTOG, Conoscenza di s / conoscenza dellaltro, en J. GUILAINE, S. SETTIS(eds.), Storia dEuropa, II. Preistoria e Antichit, Turn, 1994, 890-923; ID., Mmoire dUlysse.

    Rcits sur la frontire en Grce Ancienne, Pars, 1996 (cap. III: Invention du barbare etinventaire du monde, 87-115); W. NIPPEL, La costruzione dellaltro, en S. SETTIS (ed.),

    I Greci. Storia. Cultura. Arte. Societ. I. Noi e i Greci, Turn, 1996, 165-196; M. L. GUARDINI,Alterit e barbarie: nascita di una categoria mentale, en A. ALONI, L. DE FINIS (eds.), Dall'

    Indo a Thule. I Greci, i Romani, gli altri, Trento, 1996, 393-407; A. M. BATTEGAZZORE, L adicotomia greci-barbari nella Grecia classica: riflessioni su cause ed effetti di una visioneetnocentrica, Sandalion18, 1995-1997, 5-34; B. ROCHETTE, Grecs, Romains et Barbares: la recherche de lidentit ethnique et linguistique des Grecs et des Romains, RBPh 75.1, 1997,37-57 (= ROCHETTE, 1997 a); R. A. SANTIAGO, Griegos y brbaros: arqueologa de unaalteridad, Faventia 20.2, 1998, 33-44; P. HEATHER, The barbarian in late antiquity. Image,reality and transformation, en R. MILES (ed.), Constructing identities in Late Antiquity,

    Londres, 1999, 234-258; C. TUPLIN, Greek racism? Observations on the character and limitsof Greek ethnic prejudice, en G. R. TSETKHLADZE (ed.), Ancient Greeks west and east,Leiden-Boston-Colonia, 1999, 47-75; M. DUBUISSON, Barbares et barbarie dans le monde

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    En consecuencia, el calificativo brbaro, lo mismo en su formahelnica bavrbaro" que en la latina barbarus, por definicin nunca esobjetivo, y mucho menos cientfico. De hecho, no faltan las voces que, ya

    durante la Antigedad y desde posiciones muy diferentes, relativizaron ocriticaron abiertamente su aplicacin debido al carcter artificial e inclusoacientfico de la divisin del gnero humano entre griegos y brbaros.

    As, en su obra Sobre la verdad y en el marco de la diferenciacinnovmo"-fuvsi", el sofista Antifonte relativiza los trminos de la polaridadtradicional cuando afirma que, biolgicamente, todos los hombres son iguales, yque la diferenciacin entre griegos y brbaros no cuenta con una base que, pornaturaleza, la justifique, sino que responde a una convencin14.

    Por su parte, aunque desde una perspectiva muy diferente y ajena porcompleto al espritu que anima la polaridad tradicional, Platn considera unerror dividir el gnero humano entre griegos y brbaros, pero no porque ellosuponga establecer una separacin artificial dentro del conjunto de susmiembros, sino porque constituye una aplicacin metodolgicamente incorrecta

    grco-romain: du concept au slogan, AC 70, 2001, 1-16; Th. HARRISON, GeneralIntroduction, en ID. (ed.), Greeks and Barbarians, Edimburgo, 2002, 1-14. Cf. la imagen delbrbaro en otras culturas: R. THAPAR, The image of the barbarian in early India, CSSH13,1971, 408-436; A. AL-AZMEH, Barbarians in Arab Eyes, P&P137, 1992, 3-18.

    14Antipho Soph., POxyXI 1364 + LII 3647, frag. A, coll. II-III: [...] conocemos y veneramos[sc. los dioses? las leyes? de quienes habitan cerca]; los de quienes viven lejos ni losconocemos ni los veneramos. As pues, en esto somos como los brbaros unos con otros, puespor naturaleza en todo todos igualmente tenemos propensin a ser tanto brbaros como griegos.Se puede observar que lo que es por naturaleza es necesario en todos los hombres y que todos loadquieren mediante las mismas facultades, y en esto mismo ninguno de nosotros se distingue nicomo brbaro ni como griego; en efecto, todos respiramos al aire con la boca y la nariz, remoscuando sentimos gozo en el alma || o lloramos cuando sufrimos, y con el odo captamos lossonidos, y mediante la luz vemos con la vista, y con las manos trabajamos, y con los pies

    andamos [...] (...rwn ejpistavmeqavte kai;sevbomen: tou;" de; tw'n thlou' oijkouvntwn, ou[teejpistavmeqa ou[te sevbomen. ejn touvtw/ ou\n pro;" ajllhvlou" bebarbarwvmeqa, ejpei; fuvsei gepavnta pavnte" oJmoivw" pefuvkamen kai;bavrbaroi kai;e{llhne" ei\nai. skopei'n de; parevcei ta;tw'n fuvsei o[ntwn ajnagkai'a ejn pa'sin ajnqrwvpoi", porizovmenav te kata; ta;" aujta;"dunavmei" a{pasi, kai;ejn aujtoi'" touvtoi" ou[te bavrbaro" ajfwvristai hJmw'n oujdei;", ou[tee{llhn. ajnapnevomevn te ga;r eij" to;n ajevra a{pante" kata;to;stovma kai;kata; ta;" rJi'na": kai;gelw'men caivronte" tw'/ || nw'/ h] dakruvomen lupouvmenoi: kai; th'/ ajkoh'/ tou;" fqovggou"eijsdecovmeqa: kai; th'/ aujgh'/ meta; th'" o[yew" oJrw'men: kai; tai'" cersi;n ejrgazovmeqa: kai; toi'"posi;n badivzomen ub..., trad. de J. SOLANA,Los sofistas. Testimonios y fragmentos, Barcelona,1996, 286-287; vid. asimismo nn. 28-31). Sobre el texto, acrecentado y reinterpretado gracias alhallazgo de un nuevo papiro, vid. F. DECLEVA CAIZZI, G. BASTIANI, Antipho, en F.ADORNO (ed.), Corpus dei papiri filosofici greci e latini, I.1, Florencia, 1989, 176-222, 176-192; HALL, 1989, 218-220; G. RAMREZ VIDAL, Humanismo y cosmopolitismo en

    Antifonte, Habis 29, 1998, 37-50; TUPLIN, 1999, 58-59. Vid. asimismo L. SANCHOROCHER, Un proyecto democrtico. La poltica en la Atenas del siglo V, Zaragoza, 1997, 87-88y 172, n. 35.

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    del procedimiento de divisin dicotmica al que el discpulo de Scrates recurrepara precisar determinadas definiciones, en este caso en concreto la delpoltico en el dilogo del mismo nombre: el filsofo considera que la divisin

    debe ser establecida siempre entre especies, mientras que la polaridad griegos-brbaros distingue entre partes (mevrh) que, a su vez, no son especies (ei[dh)tras englobar a los no griegos bajo una misma denominacin y tal como haranquienes, con el propsito de dividir los nmeros en dos grupos, optasen porseparar un nmero concreto respecto de todos los dems tras dar a estosltimos un nico nombre, en lugar de distinguir en cada caso entre categorastales como hombres y mujeres, o nmeros pares e impares15.

    Mucho ms prxima a la realidad resulta la postura de Eratstenes, yaque, segn cuenta Estrabn, el sabio de Cirene haba cuestionado ladiferenciacin tradicional griegos-brbaros y propuesto, en cambio, distinguirentre las gentes en funcin de su virtud o maldad, visto que muchos entre losbrbaros podan ser descritos como ajsteioiv, mientras que entre los griegostambin los hay que merecan el calificativo kakoiv16.

    15Pl., Pol. 262 A y D: evitemos aislar una pequea porcin de un conjunto contraponindolaa todas las dems, que son grandes y numerosas, y no la separemos de las dems sin que ellaconstituya una especie. Por el contrario, parte y especie deben tomarse conjuntamente. (...) Unerror semejante al que cometera quien, al tratar de dividir en dos al gnero humano, lo dividiesetal como suele hacerlo por aqu la mayora tomando al conjunto de los griegos como si setratara de una unidad y aislndolo de todos los dems gneros, que son innumerables y ni semezclan ni se entienden entre s; aplicndole a todos ellos un nico nombre, el de brbaro,creeran que, por el hecho de recibir esta nica denominacin, todos ellos constituyen tambinun gnero nico (mh; smikro;n movrion e}n pro;" megavla kai;polla; ajfairw'men, mhde;ei[dou" cwriv":ajlla; to; mevro" a{ma ei\do" ejcevtw. ... toiovnde, oi|on ei[ ti" tajnqrwvpinon ejpiceirhvsa" divcadielevsqai gevno" diairoi'kaqavper oiJpolloi;tw'n ejnqavde dianevmousi, to;me;n Ellhniko;n wJ" e}n ajpo;pavntwn ajfairou'nte" cwriv", suvmpasi de;toi'" a[lloi" gevnesin, ajpeivroi" ou\si kai;ajmeivktoi" kai;ajsumfwvnoi" pro;" a[llhla, bavrbaron mia'/klhvsei proseipovnte" aujto;dia;tauvthn th;n mivan klh'sinkai;gevno" e}n aujto; ei\nai prosdokw'sin, trad. de M. I. SANTA CRUZ, Platn. Dilogos, vol. V,

    Madrid, 1988).16Eratosth., frag. II C 24 Berger (= Str. I 4, 9): al final de su tratado, Eratstenes, que noelogia precisamente a los que dividen en dos la totalidad de la poblacin humana en griegos ybrbaros, ni a los que exhortaron a Alejandro a tratar a los griegos como amigos y a los brbaroscomo enemigos, afirma que es mejor hacer esta divisin segn la virtud o la maldad, puesmuchos de los griegos son malos y muchos de los brbaros son educados, como los indios y losde Ariana, y, tambin, los romanos y los cartagineses, que se administran polticamente demanera tan admirable (ejpi;tevlei de;tou'uJpomnhvmato" oujk ejpainevsa" tou;" divca diairou'nta"a{pan to; tw'n ajnqrwvpwn plh'qo" ei[" te Ellhna" kai; barbavrou", kai; tou;" Alexavndrw/parainou'nta" toi'" me;n Ellhsin wJ" fivloi" crh'sqai toi'" de;barbavroi" wJ" polemivoi", bevltionei\naiv fhsin ajreth'/kai;kakiva/diairei'n tau'ta. pollou;" ga;r kai;tw'n Ellhvnwn ei\nai kakou;" kai;tw'n barbavrwn ajsteivou", kaqavper Indou;" kai; Arianouv", e[ti de; Rwmaivou" kai; Karchdonivou"

    ou{tw qaumastw'" politeuomevnou", trad. de J. L. GARCA RAMN, Estrabn. Geografa. LibrosI-II, Madrid, 1991, rev.).

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    Es ms: incluso las contadas ocasiones que recogen lo que en aparienciapodra ser interpretado como aplicacin objetiva del calificativo brbaroaun cuando semejante enunciado supone en s mismo una contradiccin no

    son sino ejemplos de todo lo contrario, esto es, de la utilizacin absolutamentesubjetiva de dicha calificacin por parte de individuos muy concretos, ubicadosen contextos muy especiales que se alejan del empleo ortodoxo de la nocin,pero que recurren a ella precisamente por sus connotaciones lingsticasoriginales. Y es que si brbaro sirve precisamente para distanciarse respectodel Otro, quien relativiza los trminos de la polaridad helnica tradicional eincluso asume esa alteridad situndose en el lugar de ese Otro hastaautocalificarse como brbaro no hace sino vaciar dicha nocin de contenido.

    En este sentido, el mejor ejemplo de empleo relativista de la nocin debarbarie posiblemente lo encontremos en un pasaje de Pablo de Tarso donde, apropsito de la primaca del don de la profeca sobre el don de lenguas, el autorplantea explcitamente la posibilidad de aplicar la calificacin barbricatradicional de un modo recproco, aun cuando en otros pasajes de su obra esemismo autor introduce la polaridad griegos-brbaros en sus trminos mstradicionales, eso s, siempre desde la perspectiva universalista que caracteriza suempresa17.

    17I Cor 14, 11: tantas hablas como hay en el mundo, y no hay quien no tenga la suya. Pero sino conozco la significacin de las voces, ser para el que me habla un brbaro, y el que mehabla ser para m un brbaro (tosau'ta eij tuvcoi gevnh fwnw'n eijsin ejn kovsmw/, kai; oujde;na[fwnon: eja;n ou\n mh;eijdw'th;n duvnamin th'" fwnh'", e[somai tw'/ lalou'nti bavrbaro" kai;oJlalw'n ejnejmoi; bavrbaro", trad. de E. NCAR, A. COLUNGA, Sagrada Biblia, Madrid, 197735 [1 ed.1969]). Cf. su saludo a los fieles de Roma con motivo de su llegada a esta ciudad: me debotanto a los griegos como a los brbaros, tanto a los sabios como a los ignorantes (Rom 1, 14:Ellhsivn te kai; barbavroi", sofoi'" te kai; ajnohvtoi" ojfeilevth" eijmiv, trad. de NCAR yCOLUNGA), o la afirmacin segn la cual en el Creador no hay griego ni judo, circuncisinni incircuncisin, brbaro, escita, siervo, libre, porque Cristo lo es todo en todos (Col 3, 11:o{pou oujk e[ni Ellhn kai; Ioudai'o", peritomh; kai; ajkrobustiva, bavrbaro", Skuvqh", dou'lo",ejleuvqero", ajlla; ta; pavnta kai; ejn pa'sin Cristov", trad. de NCAR y COLUNGA, rev.); D.STARNITZKE, Griechen und Barbaren ... bin ich verpflichtet (Rm 1, 14) : dieSelbstdefinition der Gesellschaft und die Individualitt und Universalitt der paulinischenBotschaft, W&D 24, 1997, 187-207. En el mbito latino, la utilizacin de barbarus paracalificarse a uno mismo se sita en trminos irnicos y en el marco de un contexto puramenteliterario: cmico en el caso de un Plauto que proclama su condicin no helnica y, a la vez,aplica al modo de los griegos el calificativo barbarus tanto a sus compatriotas (Nevio, barbarus

    poeta :Mil. 211; Fest. 512, 23 L) como a la lengua latina en la que l mismo escribe ( Trin.19:Plautus uortit barbare; cf.Asin. 11:Maccus uortit barbare); y trgico en un Ovidio desesperadoante la barbarie de las tierras y gentes que constituyen su exilio a orillas del Ponto, hasta elextremo de considerarse l mismo barbarus porque all nadie entiende su lengua (Trist. V 10,36: barbarus hic ego sum, qui non intellegor ulli, frente a las numerosas ocasiones en las que, enesa misma obra, califica como brbaros tanto su lugar de destierro como los pueblos que lo

    habitan). J. RGER, Barbarus. Wort und Begriff bei Cicero, Livius, Caesar, Gotinga, 1966, 4-13;A. POCIA PREZ, El barbarusen Plauto: crtica social?, en A. LPEZ LPEZ, A. POCIA PREZ (eds.), Estudios sobre comedia romana, Francfort del Meno, 2000, 211-219 (publ.

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    Pero la calificacin barbrica no slo no es ni puede ser objetiva ni,mucho menos, cientfica. En el caso de Estrabn, y a diferencia de lo que afirmaThollard, tampoco es exclusivamente cultural.

    Thollard funda su interpretacin cultural de la nocin de barbarie enEstrabn en el pasaje de la Geografa que clausura su particular polmica conEratstenes y, con ella, el libro I. Se trata del mismo al que aludamos unaslneas ms arriba para poner de manifiesto cmo el sabio de Cirene habapropuesto sustituir dentro del gnero humano ya no entre griegos y brbarossino en funcin de la virtud o maldad de cada uno de los individuos que locomponen, razn por la cual este autor celebra la adopcin por parte deAlejandro de este principio fundamental como gua de conducta frente a losconsejos de quienes le recomendaban tratar a los griegos como amigos y a losbrbaros como enemigos18.

    Sin embargo, dicho planteamiento parece provocar en Estrabn unasorpresa indisimulada teida de sarcasmo: sorpresa ante la interpretacin de laactitud de Alejandro por parte de Eratstenes, y sarcasmo porque, a su modo dever y a diferencia de lo expresado por dicho autor, al ajustarse plenamente a losconsejos recibidos el macedonio no habra hecho sino lo que propona el mismo

    Eratstenes. Y ello por la sencilla razn de que Estrabn considera evidente queorig. en Helmantica 27, 1976, 425-432); J. Chr. DUMONT, Plaute, Barbare et heureux deltre, Ktma 9, 1984, 69-77; L. PREZ GMEZ, Plautus barbarus: reivindicacin de unapotica, FlorIlib13, 2002, 171-198; Y. A. DAUGE, Le Barbare. Recherches sur la conceptionromaine de la barbarie et de la civilisation, Bruselas, 1981, 165-167 y 574, n. 454. Vid.asimismo en N. I. HERESCU (ed.), Ovidiana. Recherches sur Ovide, Pars, 1958, los trabajos deS. LAMBRINO, Tomes, cit grco-gte, chez Ovide (379-390), E. LOZOVAN, Ovide et lebiliguisme (396-403) y N. I. HERESCU, Poeta getes (404-405).

    18 Vid. supra, n. 16. Str. I 4, 9 (= Eratosth., frag. II C 24 Berger): por ello precisamenteAlejandro, sin hacer caso a los que le exhortaban, acogi e hizo favores a cuantos hombres de

    mrito le fue posible (diovper to;n Alevxandron ajmelhvsanta tw'n parainouvntwn, o{sou" oi|ovn th\n ajpodevcesqai tw'n eujdokivmwn ajndrw'n kai;eujergetei'n, trad. de GARCA RAMN, 1991, rev.).Los mencionados consejos habran procedido de Aristteles segn Plu., Alex. fort. virt.I 6 (Mor.329 B-C), un pasaje en el que, adems, se describe la conducta del madedonio: pues no trat alos griegos como un caudillo y a los brbaros como un amo, tal como Aristteles le habaaconsejado, ni se preocup de los primeros como amigos y parientes ni se comport con losotros como si fueran animales o plantas ... Orden que todos consideraran ... parientes a losbuenos y extraos a los malos ..., que el griego se sealara por su virtud y el brbaro por sumaldad (ouj gavr, wJ" Aristotevlh", sunebouvleuen aujtw'/, toi'" me;n Ellhsin hJgemonikw'", toi'"de;barbavroi" despotikw'" crwvmeno", kai;tw'n me;n wJ" fivlwn kai;oijkeivwn ejpimelovmeno" toi'" d wJ"zwv/oi" h]futoi'" prosferovmeno" ... suggenei'" de;tou;" ajgaqouv", ajllofuvlou" de;tou;" ponhrouv" ...to;me;n Ellhniko;n ajreth'/to;de; barbariko;n kakiva/ tekmaivresqai, trad. de M. LPEZ SALV,Plutarco. Obras morales y de costumbres (Moralia), vol. V, Madrid, 1989, corregida, pues vierte

    hJgemonikw'"por como caudillos, y oijkeivwnpor valientes). Cf. R. ANDREOTTI, Per unacritica dell ideologia di Alessandro Magno, Historia 5, 1956, 258-302; E. BADIAN,Alexander the Great and the Unity of Mankind, Historia7, 1958, 425-444, 432-444.

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    quienes distinguan entre griegos y brbaros y, en consecuencia, elogiaban a losprimeros y censuraban a estos ltimos, lo hacan precisamente porque entreunos dominan la ley, la vida civilizada y lo propio de la educacin y de la

    capacidad discursiva, y entre los otros, lo contrario19.

    Con ello Estrabn da a entender implcitamente que ese mismo criteriopresida por igual la alternativa de Eratstenes y la polaridad tradicional. Si elsabio de Cirene haba propuesto distinguir ya no entre griegos y brbaros sinoentre virtuosos y malvados, el autor de Amasia establece una doblecorrespondencia, entre los primeros polos de cada una de esas polaridades porun lado y entre los segundos por otro, en funcin de la carga positiva en elprimer caso y negativa en el segundo que en s mismos encierran los trminosque conforman uno y otro tndem, para as equiparar implcitamente a losvirtuosos con los griegos en tanto que elogiables, y a los malvados con losbrbaros en tanto que censurables. Considerando de este modo que la divisineratostnica entre virtuosos y malvados coincida, en la prctica, con la que lavisin tradicional haba establecido entre griegos y brbaros por cuanto elegir alos hombres virtuosos y excluir a los malvados supona, de hecho, elegir a loshelenos y excluir a los brbaros, Estrabn no se limita a introducir lo que E.Badian calific como comentario pueril habitual, sino que tergiversa de la

    manera ms cnica el argumento de Erattenes con vistas a reforzar desde unaperspectiva cultural las bases tnicas de la polaridad tradicional frente a unadiferenciacin basada en un criterio moral.

    En este sentido sorprende comprobar cmo numerosos especialistasmodernos han cado en la trampa tendida por Estrabn, ya sea por haberidentificado del modo ms natural como una sola la postura de este ltimo y la

    19 Str. I 4, 9: como si los que hacen ese tipo de divisin y colocan a unos pueblos entre loscensurables y a otros entre los elogiables se basaran en otra razn que en el hecho de que entreunos dominan la ley, la vida civilizada y lo propio de la educacin y de la capacidad discursiva,y entre los otros, lo contrario! As pues, Alejandro, sin dejar de hacer caso a los que leexhortaban, sino ms bien aceptando su criterio, haca lo que estaba en consecuencia con l, y noen desacuerdo, pues se fijaba en la autntica intencin de los que le haban aconsejado (w{sperdi a[llo ti tw'n ou{tw dielovntwn tou;" me;n ejn yovgw/tou;" d ejn ejpaivnw/tiqemevnwn, h]diovti toi'"me;n ejpikratei' to; novmimon kai; to; politikovn kai; to; paideiva" kai; lovgwn oijkei'on, toi'" de;tajnantiva. kai; oJ Alevxandro" ou\n oujk ajmelhvsa" tw'n parainouvntwn, ajll ajpodexavmeno" th;ngnwvmhn ta;ajkovlouqa, oujta;ejnantiva ejpoivei, pro;" th;n diavnoian skopw'n th;n tw'n ejpestalkovtwn,trad. de GARCA RAMN, 1991, rev.). Frente a la traduccin propuesta por Garca Ramn,consideramos ms acertado ubicar entre signos de exclamacin la reaccin estraboniana frente ala propuesta de Eratstenes con vistas a dotarla de una mayor expresividad, tal como se observa

    en las traducciones inglesa de H. L. JONES, The Geography of Strabo, vol. I, Cambridge (Mass.),1989 (1917) (Just as if ...!), y francesa de G. AUJAC, Strabon. Gographie. Tome I (Livre I),Pars, 1969 (Comme si ...!).

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    de Eratstenes, o bien porque, a pesar de detectar una diferencia entre ambas, lajuzgan como una contradiccin aparente o un simple juego de palabras20.

    Por contra, mucho ms acertados en su interpretacin de las palabras deEstrabn se muestran Desideri y Vanotti cuando recuerdan, cada uno por suparte, hasta qu punto esta sarcstica interpretacin sesgada ... expresaclaramente una mentalidad decididamente cerrada a experiencias deaculturacin, y cmo Estrabn no parece compartir la opinin de Eratstenessino destacar lo fundado del pensamiento aristotlico21.

    Y es que Estrabn no hace sino desvirtuar y reorientar la propuestauniversalista de Eratstenes mediante su integracin, de un modo engaoso yms que forzado, en el marco de la polaridad tradicional, y el tono sarcstico desus comentarios en realidad pretende disimular lo paradjico de identificar elespritu que desde el siglo V a.C. anim la polaridad tradicional con el queinspira la reaccin eratostnica. Nuestro autor intenta plantear semejanteintegracin mediante la incorporacin a la polaridad tradicional de un juicio devalor aadido acerca del grado de civilizacin reflejado por cada pueblo, peroThollard interpreta en esa estrategia una voluntad decidida por suprimir todovalor tnico en la diferenciacin griegos-brbaros22.

    Es ms: Thollard llega a afirmar que para Estrabn el trminobrbaro nunca design a toda raza que no era griega sino a todo pueblo que20Aunque la puerilidad del argumento estraboniano fue denunciada por BADIAN, 1958, 433 yn. 34, sorprendentemente Thompson afirma que Estrabn sigue a Eratstenes al aceptar unadivisin del gnero humano basada en el refinamiento y la excelencia de la organizacinsociopoltica frente a la dicotoma etnocntrica griegos-brbaros, THOMPSON, 1979, 223. Porsu parte, Jacob participa de la misma opinin por cuanto nicamente cita la parte del texto querecoge la propuesta eratostnica y a continuacin da por sentada la adscripcin estraboniana atal planteamiento, Ch. JACOB, Gographie et ethographie en Grce ancienne, Pars, 1991, 159-

    160. Tampoco resulta convincente Garca Ramn cuando considera que la aparentecontradiccin existente entre las dos maneras de interpretar la actitud de Alejandro no es sinoun juego de palabras rebuscado por cuanto el macedonio no hizo caso del criterio racistaobvio en funcin del cual los consejeros de aqul limitaban a los griegos las cualidades de lahombra de bien, sino en lo de tratar como amigos a los griegos de verdad, es decir, aaquellos que tenan una formacin humana inspirada en los ideales de la paidea griega, almargen ya de su raza, GARCA RAMN, 1991, 384, n. 602.

    21 Vid. en M. SORDI (ed.), Autocoscienza e rappresentazione dei popoli nellantichit, Miln,1992, las aportaciones de P. DESIDERI, Eforo e Strabone sui popoli misti (Str. XIV 5, 23-26), 19-31, 23, y de G. VANOTTI, Roma e il suo impero in Strabone, 173-194, 182-183.Vid. asimismo DUECK, 2000, 76.

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    Il ne sagit pas pour lui [sc.Estrabn], de choisir entre le sens ethnique et un sens gneral(rendu obligatoire par lvolution historique), mais il sagit de supprimer toute valeur ethnique la distinction Grecs-Barbares, THOLLARD, 1987, 30-31.

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    no era civilizado, y que si los consejeros de Alejandro y Eratstenes seoponen, es porque perdieron de vista que el sentido verdadero y original de ladiferenciacin no era racial sino que se relacionaba con la cultura, razn por la

    cual basta con retornar al sentido original del trmino, el nico verdadero, paraque la controversia desaparezca23. De este modo Thollard se empea enatribuir a la nocin de barbarie un significado original exclusivamente cultural, ya Estrabn la recuperacin de dicho significado en el uso que hace de lapolaridad tradicional a lo largo de la Geografa, por encima de interpretaciones -tan diversas y alejadas de aqul como la de carcter tnico defendida por losconsejeros de Alejandro y la de carcter moral propuesta por Eratstenes.

    Sorprende comprobar cmo este doble planteamiento ha sido aceptadosin la menor crtica entre los especialistas contemporneos, por ms que loselogios recibidos por el trabajo de Thollard se hayan centrado bsicamente en loque constituye la aportacin fundamental del mismo, esto es, la identificacin delas pautas que guan la descripcin estraboniana en los libros III y IV de laGeografa. O tal vez en ello radique la explicacin, y haya sido precisamente lapropia validez del resultado final al menos en trminos generales, comoveremos ms adelante lo que permiti obviar un error de partida que, comonos proponemos demostrar, confunde dos perspectivas radicalmente diferentes.

    Para rebatir la atribucin de un significado cultural a la nocin debarbarie ya desde sus orgenes, basta recordar cmo es el propio Estrabn quienen otro pasaje de su obra y precisamente a propsito de la consideracinhomrica de los carios como barbarovfwnoi subraya el significado lingsticooriginario del trmino brbaro sobre la base de su carcter onomatopyico yde su aplicacin a quienes no hablaban la lengua griega o la pronunciabandefectuosamente, y quien explica a continuacin la posterior evolucin del

    concepto a partir de la proyeccin de dicho significado en el plano tnicodiferenciando al conjunto de los no griegos respecto de los helenos24.

    23Le mot barbare na jamais dsign pour Strabon toute race qui ntait pas grecque mais toutpeuple qui ntait pas civilis. Et si les conseillers dAlexandre et Etratosthne sopposent, cestparce quils ont perdu de vue que le sens vritable et originel de la distinction ntait pas racialmais touchait la culture (to; novmimon, to; politikovn, to; th'" paideiva" kai lovgwn oijkei'on). Ilsuffit de revenir au sens premier du terme, le seul vrai, pour que la controverse disparaisse,THOLLARD, 1987, 31.

    24 Barbarovfwnoi: Il. II 867. Str. XIV 2, 28: sospecho que el trmino brbaro fue

    pronunciado al principio de un modo onomatopyico en referencia a quienes pronunciaban condificultad y de un modo rudo y spero ... y despus lo hemos tomado prestado como trminotnico genrico, estableciendo as una diferenciacin respecto de los griegos (oi\mai de; to;

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    En cuanto a la concepcin exclusivamente cultural de la polaridadgriegos-brbaros en la Geografa defendida por Thollard sobre la base de lasnociones expresadas en I 4, 9, resulta de inters centrar nuestra atencin en el

    uso estraboniano de una de ellas, concretamenteto;politikovn. A pesar de losproblemas de transmisin textual que pueda plantear esta lectura en elmencionado pasaje omitida por los primeros editores modernos y recuperadapor autores posteriores, resulta evidente que, en tanto que mxima expresinde la capacidad de una comunidad para dotarse de una organizacinsociopoltica plasmada en un modo de vida organizado en torno a la ciudad, to;

    politikovnconstituye uno de los elementos fundamentales y caractersticos de lacivilizacin25.

    Sin embargo, no menos evidente resulta en la Geografala asociacin delas nocionespolitikoivyto; politikovnno slo con comunidades no helnicassino, lo que es ms importante, tambin con otras sobre las que adems recaeexpresamente el calificativo bavrbaro", bien a propsito de los miembros que lascomponen, bien a propsito de los rasgos culturales que las caracterizan.

    Ciertamente Estrabn valora en dichos trminos el grado de civilizacinque conservan desde antiguo los licios, frente a las actividades pirticas de sus

    vecinos pamfilios y cilicios, as como el alcanzado recientemente por losturdetanos con la prosperidad de su pas y por algunos los pueblos del Norte deIberia gracias a la accin de Roma26. E incluso el que, si bien en posiciones

    bavrbaron kat ajrca;" ejkpefwnh'sqai ou{tw" kat ojnomatopoiivan ejpi; tw'n dusekfovrw" kai;sklhrw'" kai; tracevw" lalouvntwn ... ei\ta katecrhsavmeqa wJ" ejqnikw'/ koinw'/ ojnovmatiajntidiairou'nte" pro;" tou;" Ellhna"). Con todo, a propsito de ese mismo pasaje Thollardafirma lo siguiente al comienzo de un apartado titulado Le sens ethnique: premier sens du mot,son origine est rappele par Strabon au livre XIV, dans une longue digression propos de laCarie ... Laissons Strabon et Thucydide se disputer sur le sens de barbarophone. Ils sont

    daccord sur le sens ethnique du mot barbare. Maints exemples chez Strabon de ce sens originelet prcis ..., THOLLARD, 1987, 27-28.

    25 THOMPSON, 1979, 221-229. En I 4, 9, la lectura kai; to; politikovn es omitida por G.KRAMER, Strabonis Geographica recensuit, commentario critico instruxit, Berln, 1844; A.MEINEKE, Strabonis Geographica recognovit, Leipzig, 1852; C. MLLER, F. DBNER,Strabonis Geographica graece cum versione reficta accedit index variantis lectionis et tabularerum nominumque locupletissima, Pars, 1853 (Pars prior) y 1858 (Pars altera: Apparatucritico indicibus rerum nominumque locupletissimis tabulis aeri incisis quindecim instruxitCarolus Mllerus). Posteriormente ha sido incorporada por JONES, 1989 (1917), y por AUJAC,1969.

    26 Str. XIV 3, 2: los licios vivan de un modo civilizado y moderado (politikw'" kai;

    swfrovnw" zw'nte"). III 2, 15: la prosperidad del pas condujo a los turdetanos hacia lacivilizacin y la organizacin poltica (kai;to; h{meron kai;to; politiko;n). III 3, 8: a los pueblosibricos del Norte, Tiberio no slo los ha transformado en pacficos sino que ya ha convertido

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    mucho ms relativas, se observa en poblaciones como los escitas agricultoresdel Quersoneso calificados como politikwvteroi frente a los denominadosnmadas, aun cuando mantienen prcticas criminales y antropofgicas que de

    ningn modo encajan con dicha definicin y los cntabros cuyascostumbres, quiz poco civilizadas, no son, sin embargo, salvajes, grupostodos ellos no helnicos pero que en ningn caso figuran calificados comobrbaros27.

    Por contra, si bien la India es presentada por Estrabn como la msafortunada (eujdaimonevstaton) de las tierras y muestra un elevado grado dedesarrollo, entre sus pobladores, que nunca son calificados como brbaros, seobservan sin embargo prcticas incompatibles con lo que el autor de laGeografa considera una vida comunitaria y civilizada (koinwnikov" kai;

    politikov" bivo"), tales como comer cada individuo siempre solo o hacerlo a lahora que cada cual prefiere28.

    Pero lo que Thollard no explica es por qu en la Geografaencontramosunos mismos grupos caracterizados a la vez como bavrbaroiy comopolitikoiv.Ambos trminos coinciden en ser aplicados en trminos genricos cuandoEstrabn considera que el respeto hacia el culto religioso y los lugares donde

    ste se celebra es propio tanto de griegos como de brbaros cuando unos yotros, en tanto que politikoiv, viven bajo mandatos comunes29. Y tambincalifican a poblaciones concretas, y en este sentido el caso ms evidente se hallaa algunos en civilizados (ouj movnon eijrhnikou;" ajlla; kai; politikou;" h[dh tina;" aujtw'najpergasavmeno" tugcavnei).

    27 Str. VII 4, 6: se considera que los escitas agricultores (gewrgoiv) de aquella regin son noslo los ms pacficos sino tambin al mismo tiempo los ms civilizados (me;n hJmerwvteroivte a{makai;politikwvteroi), pero, al estar dedicados al comercio y tener acceso al mar, no se abstienen

    de practicar la piratera, ni de injusticias y de codicias semejantes (ajdikiw'n kai; pleonexiw'n)(trad. de J. GRACIA ARTAL, Estrabn. Geografa. Libros V-VII, Madrid, 2001). III 4, 18:cosas como sta [sc., los cntabros crucificados cantando la victoria] podran, pues, servir comoejemplos de cierta rudeza en las costumbres; pero otras, quiz poco civilizadas, no son sinembargo salvajes, como la dote y el matriarcado, porque poseen una especie de ginecocracia,y esto no es del todo civilizado (ou\n toiau'ta tw'n hjqw'n ajgriovthtov" tino" paradeivgmat a]nei[h: ta;de;toiau'ta h|tton me;n i[sw" politikav, oujqhriwvdh dev ... e[cei gavr tina gunaikokrativan:tou'to d oujpavnu politikovn, trad. de M. J. MEANA, Estrabn. Geografa. Libros III-IV, Madrid,1992).

    28 Str. XV 1, 53: pro;" ga;r to;n koinwniko;n kai;to;n politiko;n bivon ejkeivnw" krei'tton. Sobre laIndia como el pas ms grande y afortunado (II 5, 32): hJ Indikhv, e[qno" mevgiston tw'n pavntwnkai;eujdaimonevstaton.

    29Str. XVI 2, 38:pevfuke ga;r ou{tw kai;koinovn ejsti tou'to kai;toi'" Ellhsi kai;toi'" barbavroi".politikoi;ga;r o[nte" ajpo;prostavgmato" koinou'zw'sin.

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    representado por las gentes de Egipto. As, por una parte Estrabn las elogiaporque, en abierto contraste con la miserable existencia de los etopes, aqullasviven desde antiguo politikw'" kai; hJmevrw"30. Pero posteriormente califica

    como brbaros a esos mismos egipcios, a los ms destacados de sus sabios y asu manera de construir las columnatas de los templos31.

    Evidenciada por todo ello la incoherencia de los argumentos esgrimidospor Thollard en su esfuerzo por atribuir unos contenidos exclusivamenteculturales a la nocin estraboniana de barbarie, se impone la necesidad deabordar directamente el texto de la Geografa para extraer los rasgos queverdaderamente definen dicha nocin.

    1.3. Brbaros vs. griegos

    Ya hemos sealado cmo Estrabn repasa la evolucin semntica deltrmino bavrbaro" cuando en el libro XIV introduce una extensa digresinerudita acerca del origen de aqul motivada por la evocacin de la mencin

    30Str. XVII 1, 3:y, en efecto los etopes llevan en su mayor parte una vida nomdica y falta de

    recursos, a causa de aridez del pas y de lo intempestivo de su clima y de su alejamiento respectode nosotros, mientras que con los egipcios se da lo contrario en todos esos aspectos; pues desdeel principio viven de un modo cvico y civilizado ... y son alabados en lo que se considera quehan utilizado valiosamente la buena fortuna de su pas (toi'" d Aijguptivoi" a{panta tajnantivasumbevbhke: kai;ga;r politikw'" kai; hJmevrw" ejx ajrch'" zw'si ... kai; ejpainou'ntaiv ge, dokou'nte"ajxivw" crhvsasqai th/'th'" cwvra" eujdaimoniva/, merivsantev" te eu\kai; ejpimelhqevnte").

    31Tras recordar la afirmacin de Eratstenes segn la cual la expulsin de extranjeros es unacostumbre comn a todos los brbaros (Str. XVII 1, 19: koino;n me;n ei\nai toi'" barbavroi"pa'sin e[qo" th;n xenhlasivan), Estrabn desmiente la acusacin de falta de hospitalidad dirigidacontra los egipcios que encuentra su origen en el mito de Busiris, pero en ningn momentocuestiona el calificativo aplicado a estas gentes. Por contra, los sacerdotes egipcios quetransmitieron sus conocimientos a Eudoxo y a Platn durante la estancia de stos en Helipolis

    son presentados de un modo explcito como bavrbaroique ocultaron la mayor parte de susabidura (XVII 1, 29: ta; polla; de; ajpekruvyanto oiJ bavrbaroi), aun cuando poco antes eranelogiados en tanto que uno de los tres componentes de la ptima distribucin social egipciaentre encargados de las cosas sagradas, dedicados a la filosofa y a la astronoma ycompaeros del rey (XVII 1, 3:tw'n iJerw'n ejpimelhtav" ... oiJ d i Jerei'" kai;filosofivan h[skounkai; ajstronomivan ... oJmilhtaivte tw'n basilevwn). Finalmente, Estrabn contrapone lo helnico ylo brbaro cuando, tras advertir semejanzas con las imgenes etruscas y las ms antiguas entre losgriegos en las figuras representadas en bajorrelieve sobre los muros de los templos egipcios(XVII 1, 28: oJmoivwn toi'" Turrhnikoi'" kai; toi'" ajrcaivoi" sfovdra tw'n para; toi'" Ellhsidhmiourghmavtwn), seala a continuacin que las salas de columnas estn construidas al modobrbaro, pues, ms all de la columnata, la sala no resultaba agradable ni pintoresca, sino quems bien es una exhibicin de afn vano (barbarikh;n e[cwn th;n kataskeuhvn ... oujde;n e[ceicariven oujde; grafikovn, ajlla; mataioponivan ejmfaivnei ma'llon). Sobre la imagen de Egipto

    elaborada por los griegos, vid. F. HARTOG, Les Grecs gyptologues, Annales ESC 41.5,1986, 953-967; ID., 1996, 49-82; Ph. VASUNIA, Egypt from Aeschylus to Alexander, Berkeley,2001.

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    homrica de los carios barbarovfwnoi32. Anteriormente ya haba recogido laafirmacin de Tucdides segn la cual Homero no habla en ninguna parte delos brbaros, porque todava no se designaba a los griegos con un solo

    nombre distintivo que fuera el contrario, para, a continuacin, recordar queotros autores, sin embargo, se oponen a este punto de vista sosteniendo queHomero tambin menciona a los brbaros, ya que se refiere a los carios comohombres de lengua brbara33.

    Pero es en el mencionado pasaje del libro XIV donde nuestro autoraborda directamente la cuestin, rechaza la hiptesis planteada por Tucdides,adjudica al trmino bavrbaro" un origen onomatopyico para designar de unmodo peyorativo a quienes pronunciaban defectuosamente la lengua helnica yconstata cmo, sobre la base de la identificacin de esa pronunciacin incorrectacon el sonido de las diferentes hablas no helnicas, dicho trmino adquiereposteriormente un significado tnico que distingue a todos los dems pueblosrespecto de los griegos: una evolucin que el propio Estrabn asume auncuando en esa misma digresin reconoce la distancia existente entre la nocinlingstica y su interpretacin tnica, e incluso relativiza en cierta medida lostrminos de la polaridad situando a los griegos en el mismo plano lingstico quelos denominados brbaros cuando alude a la dificultad que muestran los

    primeros a la hora de pronunciar las lenguas de estos ltimos34.

    32Vid. supra, n. 24 sobre Str. XIV 2, 28 a propsito de Il. II 867.

    33Str. VIII 6, 6: Qoukudivdh" me;n ga;r to;n poihth;n mhdamou'barbavrou" eijpei'n fhsi dia;to;mhde;Ellhnav" pw to; ajntivpalon eij" e}n o[noma ajpokekrivsqai ... a[lloi d ajntitiqevasin o{ti kai;barbavrou" ei[rhken, eijpwvn ge barbarofwvnou" tou;" Ka'ra" (trad. de J. J. TORRESESBARRANCH, Estrabn. Geografa. Libros VIII-X, Madrid, 2001). Th. I 3, 3: Homero ...tampoco utiliz el trmino de brbarospor la razn de que los griegos, segn creo, todava no sedistinguan con un solo nombre que fuera el contrario (oujmh;n oujde;barbavrou" ei[rhke dia;to;mhde;Ellhnav" pw, wJ" ejmoi;dokei', ajntivpalon ej" e}n o[noma ajpokekrivsqai, trad. de J. J. TORRES

    ESBARRANCH, Tucdides. Historia de la Guerra del Peloponeso. Libros I-II, Madrid, 1990).Vid. al respecto LVY, 1984, passim;ID., Apparition des notions de Grce et de Grecs, en S.SAD (ed.), Ellhnismov". Quelques jalons pour une histoire de lidentit grecque, Leiden, 1991,49-69.

    34 Str. XIV 2, 28: sospecho que el trmino brbaro fue pronunciado al principio de unmodo onomatopyico en referencia a quienes pronunciaban con dificultad y de un modo rudoy spero ... en principio como un insulto ... y despus lo hemos tomado prestado como trminotnico genrico, estableciendo as una diferenciacin respecto de los griegos (oi\mai dev, to;bavrbaron kat ajrca;" ejkpefwnh'sqai ou{tw" kat ojnomatopoiivan ejpi; tw'n dusekfovrw" kai;sklhrw'" kai;tracevw" lalouvntwn ... ejn ajrcai'" me;n kata;to;loivdoron ... ei\ta katecrhsavmeqa wJ"ejqnikw'/ koinw'/ ojnovmati, ajntidiairou'nte" pro;" tou;" Ellhna") ... Y aqu aparece otrapronunciacin defectuosa y barbrica de nuestra lengua, siempre que alguien al hablar en griego

    no lo haga correctamente sino que pronuncie las palabras como brbaros que estn inicindoseen el griego y que no son capaces de hablarlo correctamente, como nos ocurre tambin anosotros al hablar sus lenguajes (a[llh dev ti" ejn th'/hJmetevra/dialevktw/ajnefavnh kakostomiva kai;

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    Atendiendo a dicha evolucin, semejante diferenciacin situar a losbrbaros cualitativamente por debajo de los griegos en funcin del sonido sperode su lengua, de la simple inferioridad asociada a su condicin no helnica, o de

    un juicio explcitamente peyorativo que acenta esa imagen negativa del nogriego. Y precisamente a estos criterios recurre Estrabn para justificar lacondicin barbrica de determinadas gentes cuyo contexto mtico, a diferenciade los situados en poca histrica, slo a posteriori permita adjudicarles elcalificativo bavrbaroi35. Escudndose de manera implcita en la existencia de lanocin de barbarie desde poca homrica, nuestro autor considera brbaros aalgunos de los primitivos pobladores de Grecia a la vista de nombres comoCcrope, Codro ambos soberanos del tica y el primero hroe civilizador deAtenas, Aiclo, Coto fundadores de Calcis y de Eretria respectivamente yotros; a los lleges por haber hecho causa comn con gentes no helnicas comolos carios; y a los selos, vecinos de Dodona, a causa de su modo de vida talcomo lo describe el Poeta, pues no se lavaban los pies y dorman en el suelo 36.

    oi|on barbarostomiva, ei[ ti" eJllhnivzwn mh; katorqoivh, ajll ou{tw levgoi ta; ojnovmata wJ" oiJbavrbaroi oiJeijsagovmenoi eij" to;n eJllhnismo;n oujk ijscuvonte" ajrtistomei'n, wJ" oujd hJmei'" ejn tai '"ejkeivnwn dialevktoi"); vid. E. ALMAGOR, Strabos Barbarophonoi (14.2.28 C 661-3): ANote, SCI19, 2000, 133-138, 135-137. El mismo contenido puramente lingstico se refleja enun pasaje donde se considera brbara la denominacin tracia de numerosos instrumentos

    musicales (X 3, 17: barbavrw" wjnovmastai). Por contra, un ejemplo del uso correcto de la lenguagriega por brbaros lo proporciona implcitamente Estrabn cuando, dada la ubicacin de laciudad de Skepsis en un lugar visible desde todo su entorno, nuestro autor plantea la posibilidadde que dicho topnimo hubiese derivado del empleo desde antiguo del trmino griego skevyi",percepcin visual, observacin, por parte de los brbaros (XIII 1, 52: Skh'yi", ei[t a[llw"ei[t ajpo;tou'perivskepton ei\nai to;n tovpon, eijdei'ta;para;toi'" barbavroi" ejn tw'/ tovte ojnovmatatai'" Ellhnikai'" ejtumologei'sqai fwnai'").

    35 A diferencia de los brbaros de poca histrica, muchos de los personajes no helnicos queencontramos en los orgenes mticos de los propios griegos son valorados positivamente, amenudo por su condicin de hroes fundadores o civilizadores, D. FOURGOUS, Lhybride etle mixte, Mtis 8.1-2, 1993, 231-246, 237-238; TUPLIN, 1999, 61-62. Pero en general fueronasimilados posteriormente a los brbaros a causa de la incapacidad de la polaridad tradicional

    para admitir categoras intermedias, D. FOURGOUS, Gloire et infamie des seigneurs delEube, Mtis 2, 1987, 5-30, 7; cf. E. HALL, When did the Trojans turn into Phrygians?Alcaeus 42.15, ZPE73, 1988, 15-18.

    36Str. VII 7, 1: de hecho, casi la totalidad de Grecia fue en la antigedad un asentamiento debrbaros, si uno reflexiona a partir de las propias tradiciones ... Del mismo modo se haceevidente la procedencia brbara a partir de los nombres: Ccrope, Codro, Aiclo, Coto, Drimas yCrnaco (scedo;n dev ti kai; hJ suvmpasa Ella;" katoikiva barbavrwn uJph'rxe to; palaiovn, ajpaujtw'n logizomevnoi" tw'n mnhmoneuomevnwn ... kai; ajpo; tw'n ojnomavtwn de; ejnivwn to; bavrbaronejmfaivnetai, Kevkroy kai; Kovdro" kai; Aiklo" kai; Kovqo" kai; Druvma" kai; Krivnako", trad. deGRACIA ARTAL, 2001). VII 7, 2: por cierto, se podra considerar prueba de que stos (sc. loslleges) eran brbaros el hecho de que hicieran causa comn con los brbaros (o{ti me;n ou\nbavrbaroi h\san ou|toi, kai; aujto; to; koinwnh'sai toi'" Karsi; nomivzoit a]n shmei'on, trad. de

    GRACIA ARTAL, 2001). VII 7, 10: sobre los que habitan en torno al templo de DodonaHomero muestra claramente que tambin son brbaros por su modo de vida, cuando los calificacomo aquellos que no se lavan los pies, que duermen en el suelo (peri;de;Dwdwvnh" tou;"

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    De este modo Estrabn proyecta sobre la poca mtica los criterios que presidenla aplicacin de una nocin de barbarie que nace en el siglo V a.C. y de la que lmismo es heredero, pero nunca explica por qu un determinado pueblo histrico

    es brbaro, ya que, desde su particular perspectiva, tal condicin resultafcilmente deducible a partir de su alteridad respecto al marco de referenciahelnico37.

    Desde esta perspectiva, en el marco de la relacin de oposicin y, a lavez, de complementariedad existente entre los elementos que constituyen lapolaridad tradicional, en ocasiones Estrabn yuxtapone Ellhne" y bavrbaroipara referirse globalmente al conjunto de la humanidad, mientras que en otrospasajes enfrenta de un modo explcito ambas categoras como los polos positivoy negativo que componen aqulla. As, en la medida en que se trata de un rasgonatural y comn a griegos y brbaros, nuestro autor interpreta comouniversales fenmenos tales como la ejecucin de los ritos sagrados coincidiendocon la relajacin de una fiesta, o el respeto hacia el culto religioso entre gentesque viven bajo mandatos comunes, sean stos dictados por los dioses o por loshombres38.

    Por el contrario, tras recoger una afirmacin de foro segn la cual, a la

    hora de mantener la hegemona, tan importantes como las cualidades decarcter militar (th'" kata; povlemon ajreth'") son la educacin y la cultura(ajgwghv kai; paideiva), as como la razn y el trato con los seres humanos(lovgo" kai; oJmiliva pro;" ajnqrwvpou"), Estrabn aade que stas son las que

    me;n perioikou'nta" to; iJero;n diovti bavrbaroi diasafei' kai; oJ Omhro" ejk th'" diaivth",ajniptovpoda" camaieuvna" levgwn: povteron de;crh;levgein Ellouv", wJ" Pivndaro", h]Sellouv", wJ"uJponoou'si par Omhvrw/kei'sqai, trad. de GRACIA ARTAL, 2001; cf.Il.XVI 235).

    37 Es ms, nuestro autor llega a operar a la inversa, pues incluso explica un determinadofenmeno en funcin del mero hecho de ser brbaros los pueblos implicados en l: as, aunquecontempla asimismo factores aadidos como la abundancia de bandidos, nmadas y espaciosde