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  • 8/3/2019 BaqueroGoyanesQueEselCuento0

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    MARIANO BAQUERO GOYANES(de In Universldad de Murcia)

    fNDICEI~QUE ES ELCUENTO?

    Pay.I. EL TERMINO CUENTO ................ 9

    ' r ,C CUENTO POPULAR Y CUENTO LITERAlUO ... 20III. EL CUENTO EN EL SIGLO XIX: LOS ci.xstcos

    DEL GENERO 26IV. BL CUENTO Y LOS GENEROS PROXIMO}; :12

    a} Leyenda y tradiciones : J ' Jb) Articulos de costumbres 36c) Poernas en prosa 39d} Novelas codas 42

    V. EL CUENTO Y LA NOVELA 4 L 1VI. EL CUENTO Y LA POEsfA ........... 48VII. ALGUNAS MODALIDADES DEL GENERO 57VIII. LAS TECNICAS ........... _ . . . . .. 62

    BREVE BIBLIOGRAFtA ...... ,........ 73

    i1III!]

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    ,.' 83 . . .lj GCOLECCION eod l8~~ ESQUEMAS

    19J.1-\ ,.

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    A ?nis hiios, A na Luis y Muruin

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    1. EL ITERMINOCUENTO

    Considera J._Qoromin~s que la acepcidn de narrar, relata?', como derivada de caleula, c01nputa.?'(del latin comJ)lt ta1'e) as tan antigun como esta ctraoriglnaria, pudiendo fijarse su presencia en Ia len-gua castellana hacia 1140; fecha probable, segun'Meti~ndez Pidal, de In composicion del Cantar deM io Cid.

    ~ . uen . .to. .5~~Jl!l0~6gic_~P.:l~!!t~LEl~!iva.deC!?1~~1!Ut' l! ' /1~(qa~~ 0,._ ! ! . o n l t 1 W J ) , Delenumerar objetos se paso,traalatictamente, al enumerar hechos, al haeer ra-cuento de los mismos.En e1 citado Cantar de M io Cid prevalece Inacepci6n originaria, BS decir la de ealculo 6 cuentonurnerico : sean coniados, e sc riv ie l1 Jd o e coniamdo,qu e non so n conuuios, que non serien contodoe, qu il os p o d1 -i e c on ta r, Pero tambien aparace, alguna vez,ampleado el verba eoniar con el sentido de referir,narrar: cuenien. gelo deZant , La voz cueni no apa-rece en ningiin verso, Y solamente cuenta en el sen-tido de l{l .coian y efecio de coniar.

    La relaci6n existente entre las dos operaciones..--es'decir, el puro ealcular numerico y eI relatar his-torias- podria quedar ejemplificada en una narra-

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    nI Il!!lHHH1 ~rn~r l1\U l1 '1Wti l. I I I.: ' I iIi

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    dil";~iiI i::Iib'ilI:I"1 1':

    cion incluida en Ia Disciplina Ulericaii, Se debe estaobra a1 judie espafiol, nacido hacia 1062, Mose Se-furdi, quien, al convertirse al cristianismo, tomri elnombre de Pedro Alfonso. La Disciplisui. GlericaUsesta escrita en latin y refine un coniunto de relatesprocedentes de los proverbios y castigos a-rabes, fa-hulas y ap6logos. Uno de esos relates es el de un reyque tiene a su aervicio a un narradcr, encargado decontasle cinco fabulillas totlaslas naches. En unaoeasion en que e1rey no podia dormirse y pidid alfabulista que Ie contase mas historias, Bste relate ladel aldeano que se vio precisado a pasar dos mil ove-jas POl' un rio,utilizando para ello una barquita enlaoque s610cabian dos ovejas en cada viaje. En e1momenta en que e1narrador, vencido del suefio, co-mienza a dcrmirse, y el rey le pide que prosiga e1relate, aquel contesta que sera bueno esperar a queconcluyan de pasar todas las ovejas, tiempo duranteel auul bien podra e1descabezar un suefio,

    Se tratapues del tradicional motive que Cer-vantes lltiliz6 en el Quijote, al ponerlo en boca deSancho Panza, en e1episodic de los batanes (capitu-lo XX de la primera parte), cuando, para distraerasu amo durante la esperade la neche, narra e1cuento de Lope Ruiz y de la pastora 'I'orralba. EImismo relate paso, en el siglo XIII, al Novellino ita-llano,

    Es, en definitiva, un tlpico cuento para dorrnir-en las Ietras actuales cabrfa recordar, con otrossentido, terna e intenci6n, e1 Guento pa1'a dorntirdel escritor htingaro Ferenc Molnar-, asociado altopico de la enumeraci6n (c ue nio , c 61 11 1J uto ) de ove-

    10

    .~

    -;

    jas que pusan 0 saltan, para aai llamar y Pl'OVOCRl' e:suefio, Cervantes da un quiebro burlesco al relata, a1I d d .asigharle, por boca de Sancho, unas prcpie a es casrmag[cas; caracteristicas mas bien de otro tipo decueritos tradicionales en los que el artificio ~e1.relatoaparece ligado a algunas palabras 0 peculiaridadesdel rnismo. En cambio, en el Quijote apocrifo Ave-llaneda vuelve R contar el cuento, situandolo en 10.linea prucedente de la Disciplina GZcricalis.No ereo que en toda la historia del genero existaun sjemplo tan expresivo como este de Pedro Al-fonso, tan revelador de como un mismo etimo latina ,

    , sq'Lifurc6 en un doblete romance: c 6 1 l1 f j} u ~ o - oU !? '! 1: t_ o (\(un cultismo y una voz popular, la primera de lascuales qued6 reservada para 10 .estrictamente nume-rico, en tanto que la segunda se vinculo al viejisimoquehacer humano de narrar heehos e historias cl1-riosas) .

    En los mas antiguos libros castellanos de narra-ciones breves no suele aparecer smpleada, para de-signarlas, la palabra cuenioe, sino mas bien la deno-minaci6n de frJ.,bl~la.s0 fabliel las, enxiempZos, ! L P o -logos, proverbiO'S";"Ca.stigos!~tc. As! en el Galila eDimma, cuya traduccicn del iirabe se sittia hacia 1251,atribuida a Alfonso X e1 Sabio euando era Infante,se encuentran.frases como astas: "Et posieron ejem-plos e semejanzas en la arte que alcanzaron": "etposieron ecompararon los mas destos ejemplos a lasbestlas salvaies e a las aves".

    Don Juan Manuel emplea la v.oz_fn,bLieJdg.arae1 Libro del CCLbal lero y d el E sc ud er o, y ejmn1!lopara las narraciones de El conde Laicomor (1335).

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    En el siglo XIV, tambian, Juan Ruiz, Arciprastan.,Rita, en el Libra de Buen A'lnOT, emplaa los termi-nos p1'ove1'bio, tabla, estoria, etc. Recuerdese as i-mismo el Libra de los exen~plo8 0 SUl1W de exmn-plos pm' A. B. C., de Clemente Sanchez de Vercia!.Un caso importanta viene dado, tamblsn a finales deIa Edad Media, por ei mal l lama do Libra de los gatos,titulo que prrJ{:ede de una mala lectura de quentos.

    Ya f;n 1

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    de 1 0 que oia; perc con todo eso yo me esfcrzare endecir una historia, que si la acierto a contar y no mevan a Ia mano, es la major de las historias, y estemevuestra merced atento, que ya comienzo."Alude aqui 'Cervantes a la gracia a especial to-que del narrador _u si la acierto a contar"-, sibien en este caso se caracterisa por Jo digresivo deun relata que no es otro que el tradiciona! "cuentopara dorrnir" al que antes aludimos.La consideraci6n del cuenio como especie oral,susceptible de pasar de boca en boca, de narrador en

    narrador, es la que, en los siglos de oro, justifica lasmuchas alusiones a Ia oportunidad y gracia can quehabfan de proceder tales narradores. Asi, Juan deTirnoneda en su Sobremeso: y a liv io d e c wm in an te s(1563), coloca al frentede los relates una "Epistolaal lector", donde dice: "Curiosa lector , Como oil', vel'y leer sean trescauaas principales, ejereltandolas,pardo el hombre viene a alcanzar toda scieneia,esas mesmas han tenido fuerzas para conmigo en queme dispusiese a componer el libro presente, dichoA liv io d e c am in os ii e , en el que sa contienen diversosy graciosos cuentos, afables dichos y muy senten-closes. Asi que facilmente 10 que yo endiversos alioshe oldo, visto y leido, podras brevemente saber decoro, para decir algunos cuentos de los presentee. Pe-1'0 10 que mas irnporta para ti y para mi, porque nunos tengan por friaticos, es que estando en conver-saci6n, y quieras decir algun contecillo, 10 digas alproposito de 10 que trataren ... "

    Recomendaciones parecidas hace el mismo 'I'i-moneda a sus lectores en la "Epistola" que va al fran-

    16

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    .,.

    te del Patmiiuelo: "yo te desvelare con algunos gra-ciosos y asesados cuentos, con tal que los sepas con-tar lcomo aqui van relata dos, para que no pierdanaquel asiento y lustre y graciacon que fueron com-puestos".

    A este respecto conviene recordar que tambien'Cervantes, por boca de Cipion en HEI eoloquio de losperros", aIude 'a Ia personal graciaque: deben tenerlos narradores orales de ciertos cuentos : "Y quieroteadvertir de una cosa, de Ia cual veraa Ia experienciacuando tecuente los sucesos de mi vida, y es que loscuentos uncs encierran y tienen la graeia en ellosmismos, otros en el modo de contarlos: quiero decir,que algunos hay que, aunque ee cuenten sin preambu-los y ornamentos de palabras, dan contento ; otroshay -que es menester veatirlos de palabras, y can rnu-dar Ia voz se hacen ..algo de nonada, y de flojos y des-mayados se vuelven agudos y gustosos".

    Esta valoraci6n odel cuento como alga Cl!Y!L..ti -cacia radica no s610 .en su_tr am a .. Cl__:a.!ogl1:m..ento,.sigotambien en 1!!._gracif!.,en el buenJqq~t~ .[~~L~?-:rrad9.r ,se relaciona claramente con la tan renaeentista con-ceptuaci6n -Ia de Timoneda;-por ejempIo aelc.uen-to :Como7cbiste,~, in~eniosidado EI narrador por-ftiiftlesFrancis'co Rodriguez Lobo alude igualmenteensu C orte n o..a ld eia e n oite s d e in me rn o (1619) a laoportunidad y gracia can que debe introducirse alguncuento en Ia eonversaeidn : "Los cuentos y dichos gra-closos jdeben ser en la conversaci6n 'como los pasama-nos y guarniciones en los vestidos, que no parezca quecortaron Iaseda para elIas, sino que cayeron bien, ysalieron con el color] de In seda a del pafio sabre los17

    J: t ~ . . . . .. . : . . : . "_ , _ , _ ~ ~_. .

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    que los pusieron; porque hay algunos que quierentraer su cuento a fuerza de remos, cuando no les danvien to los oyentes, y aunque con otras cosas les corteneI hilo, vuelven a Ia tela, y 1 0 hacencomer recalen~ado,quitandole el gusto y gracia que pudiera tener SI ca-yera a caso y a proposito, que as cuando se habla enla materia de que se trata a cuando se co nto o trosemej an te",En la imposibilidad de recoger aqui todos los as-pectos implicados en la problematica del termino

    cuenio, quisiera resumir la cuestidn volviendo, encierto modo, al punta de partida; Una cosa es la apa-rici6n de la palabra cuenio en la lengua castellana,y su utilizacidn para designar relatos breves de tonopopular y caracter oral, fundamentalmente ; y otra,la .aparfcion del genero que solemos rlistinguir comocuenio literario, precisamente para diferenciarlo deltradiriiolull, Esteexistia @sde muy antiguo, en tantoque la decisiy~:"fiJ~c~6n,~el, otro, del literario, habriaque situ arla en el sig10 _ X ! ! ., '" ' : E f hech~d~"-;U;:- en los siglos XVI y XVII, se em-. r please la voz 1i:ovela para designar, en concurrenciacon Ia de cuenio, un relate breve, engendrd ciertaconfusion que todavia a1canza a algunos eseritoresdel XIX cuando qUlieren diferenciar -asi, CeciliaBohl de Faber, FB17Ul,n Caballm'o-la novela extensade la corta, y esta del cuento tradicional, popular,oral. Tal procesl?,dif,~renc:i_a~.9xJl~.Y,~ a, Fern6,}}_.c~.ballero. a emp]El_!'I-~_!3J_1erID.in(1'eULqi6n,)asi c~~

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    (.II. CUENTO POPULAR Y CUENTO LITERARIO

    de Alemania POl' Ios hermanos Grimm, los polacosPOl' Woyalck, los de los rnontafieses de Escocia porGran Stewart, los del sur de Irlanda POl' CroftonCroke, por Souvestre Ios bretones yas! otros muchos,vienen a unirse cooperando al estudio de la poeslapopular .de cada pueblo, el patrlotiamo que se despertdpor 'las guerras invaeoras de Napoleon I y el deseoque muestran des d e entonces todas las naciones, dehacer patentes los titulo de su independencia y de rei-vindicar 10 que ahora ee nama su autonomia".

    Lo eiirfoso fue que esos cuentos recogidos, segtinapuntaba Valera, al calor de los nacionalismos, tra-jeron como consecuencia la aparici6n de 10 que po-driamos Ilamar e1 compamtisnw folkl6rico. Segtinfueron recogiendose los cuentos populares de los dis-tintos paises, se fue comprobando, 'con sorpresa, quelas tradiciones que se creian rnaseonsustanciales Callel pais en que se tranacrlbian y publicaban se encon-

    ."", traban tamhien en otras naciones can las que no sereia tener nada en comtin. Desde entonces los inves-tigadores comenzam.n_a_elrludiar el' ol'igen_.de_estosr~~os,- _remontandose a lL1!1itQ1Qgia,~a_J~ __~!yiliza-clones pl'imitivas y ex6ticas.. r i u i e ii ~ - - M .-E~p~nosaJ el maximo especialista dela m a t e r f a con re1aci6n a los cuentos populares es-pafioles, ha recordado a este respecto como los her.man os Grimm, al comparar los cuentos populates ale.manes s, en general, europeos, can los antiguos cuen-tos de Oriente, crevercn que Ia mayorla de los relatestradicionales europeos se relacionaban can los mitesde los antiguos pueblos Indogermanicos, POl' eiemplo,10.~_~~~.n~o.s_.~_E:mcJl!1tl,l.:g1.i~1.lt.Q_Jl_!!P_{}1lJ~11:.~()_._de

    No siempre es posible separar eon facilidad estasdos especies, ya que bastantes cuentos l iterg_rios pr_e-sentan una clara inspiracf6n-popular. Ann asl, pare-~e-clal 'o que elcuento ":!;)CiP]Uars el que, aminima-mente, se transmite poi~rad!cion_~ol'ala.l~Llru..:m?_ delt l~1p jJ_Q;- e n tantO"que Cg_l~nto~lit_er~po. tiene ; 1 1autor a quien corresponde plenamente su mY~J:1_c_lOl1,su-:Ciea:~ion.En -aerto'1iiodofue deCisivo para el por-venir',del Cilento literario el que, en.eLJeIX, com~n-zasen a ser recogidos y ~~?-dos.J9 cuent.o~~_.opu-lares ya-:-iiuee1gusto portal genero repercuti6 en In-erea~ionde un ambiente favorable, de una predis-posicidn lectora hacia los relates breves, pertene-cientes 0 no al follclO1'e tradicional.

    Fueron.J~ hermanos Grimm los que en Alema-nia y er():!?JWpublicaron ~imel'a vez ~na nu-trida coleccidn de cuentos populares recogidos dela tradicidn oral, Kinder-: uncZ Hausma?'chen. Esta/bella rtarea tendra ecos en toda Europa, en coinciden ..

    ('ciL:,!~O;rJ_!m.~ n q i ? : ? _ . ~ P E L ~ l " r O E : ..ntic.isiu.O, que se prese~-ta como cQ.:gyglJl.~A.do.r~y__hgsta~x.~cerbador_de losnacionalismos. 'Can raz6n decia D. Juan Valera ensUslffitudi;s-~?iticos sobre litemt1tm, politico, y cos-tumbres de nueetros d-tas (Madrid, 1864) : "A estasrazones que rnoviercn a coleccionar y a publicar eneasi todos los palses los cuentos vulgares, como los

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    antiguos mites arias, anterlores a la dispersion delaraztfaria.-Estateorfa~::rue adoptada, entre .6hCl~,p6rilno~-e lo~~a~destacados folkloristas, MaxMi!!l~r. = - - ~ . - - , ~ ~- Parar: 'reo..~~r~~~_n.f_e,~ editor en 1859 del Pam-chatantm indio, e1 origen de la mayor parte de losI _, ...~.-.~.. .,.( cuentos populares mcdernos habia que huscarlo en I n\. .... ... . ."..-~ .1 India. Yaen los Vedas -observa Louis Renou en unestudiode H)55 sabre Literatw'a sansc-ritClr--se en-cuentran aluslones a cuentos y fabulas. Bastantescuentos chinos 0 del sureste asiatica son indios parsu origen; bastantes han llegado a Occidente a partirde Ia Edad Media, 8i bien no dsbe ereerse que la Indiahaya sido la patria de todos los cuentos, Lo que cabe

    )

    .!observar es que Ia forma literaria se ha adaptado.-:~- .pedectamente al cuento en Ia India, tanto en verso-~........ como en prosa,

    Algunos invest igadores han combatido la teoriaorientalista. As!, Andrew Lang, que intenta explicarlas semejanzas entre los cuentos populares de losdistintos paises no porque hayan pasado de uno a losotros, sino por el hecho de que, probabIemente, lospueblos primitivos pensaban y obraban de Ia mismamanera, con 10 cual, al tener las mismas ideas, te-nian tambien 'los mismos mitos y los mismos cuentos.

    Como quiera que sea, los cuentos que comenzarona ser reeogidos, a raiz del romanticistno, reunian la(dob.le condici6n d.,e's,er',.a, la,vez, g,ustosa.m,_~,~ten,a..C. i.O,,~) nSlJ~s y poco men_os queuniversalsao COsl11.Qp_oLit.as,reflej ando asi, con gran claridad, las dos caras delromanticismo. - .. . .Confundido inielalmente con eI mlto, con las vie-

    2 2

    jas creencias y las seculares tradiciones, el cuento al-canza configuraci6n literaria en el XIX, y se con-vlerte asImfEHmas--:-paradoJlco y extraiio de losgeneros : aqual que, a Ia vez, era el mas antiguo delmundo y el que mas tard6en_adlluirir forma literaria,Con raz6n decia D!.Juan,~Et en un articulo queescribi6 para un Diccumario enciclopedico hispano-americana, y que luego, en ~907, apareciocomo pr6-logo en la edicidn de sus Cuenitu: c on up le to s ; "Habien-do sido todo cuento al empezar las literaturas, y em-pezando el ingenio por componer cuentos, bien puedeafirmarse que el cuento fue el ultimo genero Iiterarioque vino a escrihirse",

    A este respecto cabria rscordar, asimismo, 10 di-eho en :gJ~~__ ~!-'_P':__~~QQ.-M~Il~E~.~ ~idaILal oc~-parse de las caracterlstlcas del cuento~ap6log~ ol'@I,. p i f f i i I H , ~ o : L i j , ~ o 1 J s e [ y a rque "por"raz6n- 'de su formapuramente estructural, sin determinada redaceidn li-teraria, forma irnprecisa y fluidade suyo, pasa sinobstacu]os dg_Jllla_b.nclULQ.tra, sin necesida01lequsean aprendidas de memoria las palabrascon que hde expresarse, como exigen las demas obras litera-rlas",

    Fue precisamente ese caracter oral, tradicional, ~ Vdel cuento, el que retardo suconfiguraci6n literaria. ,, '\Pues aunque algunos cuentos populares fueran apro-vechados ya en el XVI , en Italia, .por Straparola, yen el XVII POl' Perrault en Francia, Ia recogida sis-tematica de los mismos no se inici6 hasta e1 XIX canlos hermanos Grimm.

    En Espana JJ~ede decil'se que Ia l'ecogidade:g_ueI!:'tospopulares comienza con Fernan caDa1~Irecfa23

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    esta en e1 pr6!ogo a sus C u en to s Y lJ oe sia s lJ op nla re sandal1wes (1859) : "En todos los paises cultos se hanapreeiado y conservado cuidadosamenta [,',] loscantos, consej as, leyendas y trarliciones populares einfantiles, en todes, menos en el nuestro",

    'I'ambien D, Juan Valera -que, como Fertuim,gust6 de recoger y aderezar a su manera tales relatespopuIares- se quej6 en repetidas ocasiones de 10mismo, Asi, en 1878, y en e1 pr61ogo a Una docenade cuento, de Narciso Campillo, recordaba e1 ejern-plo de los herrnanos Grimm en Alemania, y se lam en-taba de que "mientras que encasi todos los demaspaises se recogen todos los cuentos con el mas cui-dadoso esmero y hasta con veneracidn religiosa, aqui,POl' desdicha, dej amos que se pierdan 0 que se olvi-den", Y en 1895 Valera se decidi6 a publicar unacoleeei6n de Cuenios y chascar1 ' iJ los osuiaiuces, en euyaintl'oducci6n insisti6 en las mismas ideas de siempre:"En 10 toeante a cuentos vulgares ha habido, no obs-tante, descuido. En Espana nada tenemos, en nuestrosiglo, que equivaIga a las colecciones de los hermanosGrimm y de Musaeus, en Alemania; de Andersen, enDinamarea ; de Perrault y de la Sra. d' Aulnoys, enFrancia, y de muchos otros Iiteratos en las mismas uotras naclones".

    De todas formas no era Valera -yel 10 reco-nocia en tal pr61ogo- el primer cole dar de relatespopulares, pues ya antes Juan de Ariza, Fern/in. Ca-balle1'o, Antonio de Trueba, etc, habian hecho algopareeido, En nuestro siglo han continua do la tareaAntonio Machado (Demoiil) -padre de los dos tan

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    conocidos poetas del 98-, Torner, Rodriguez Marin,el ya citado Espinosa, etc. Con relacirin a estes cuentos populares habriaque diferenclar las versiones mas 0 menos liter ariasde los mismos -las de Valera, el P. Coloma, etc" enel siglo pasado-s-, y las transcrlpeiones fidedignasde los relates escuchados a campesinos y gentes delpueblo, a la manera de los editados por Espinosa, enlos que se respeta el lenguaje de los narradores, cantodas sus incorrecciones y dialectalismcs.Entre las mas antiguas versiones litararias decuentos pcpulares de que tengo noticla, en nuestraIengua, ~iguran los que desde 1848 pllblica~a Juan deAriza en el Semamario P in to re sc o E sp an ol, can ladenominad6n generica de C 'I .{ ,e nt osd e v ia je s: P er ic osi n mied (tema recogido asimismo POl' el P. Colomaen su Periquillo s in 1 nied o) J La princesa de l bienpod1'd ser, El caba llo de los siete co lo res , etc. ,En cuanto a Ferrum. Cabal lero eabe advertir que

    esta eseritora no solia transcribir los cuentos popu-lares -v. gr" La eueqro: del d iab lo , D ofia Fortum a.Y DtmDimero La o1'eja de Lucifer, etc.- tal como, ,los cia narrar a los eampesinos andaluces, sino quelos aderezaba a su gusto y se servia de elIos parahacer satil'a politica y dar lecciones morales.En manns del P. Coloma -muy directo conti-nuador de Fe1"nan- los euentos populares se con-vierten en relates para nlflos (La cU1n i sQ ,de l hombre

    feliz, I P01"'l' it(f"componte!, Raton Perez, etc.) I si bienestos careeen de la fresea espontaneidad y muy es-cueto trazo que fueron caracterlstieas de la especie, talcomo la euItivaron los hermanos Grimm,

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    !

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    Con referencia a los cuentos populares america-nos, A. M. Espinosa ha sefialado como prlncipalesfuentes "la tradici6n inglesa, la tradici6n frances a, Iatradici6n portuguesa, la tl' adici6n espanola, la tradi-cion india de distintas y separadas regiones, y enalgunas partes la tradici6n africana", El pro pia Es-pinosa ha recogido y editado abundante material fol-k16rico amerieann. En la Argentina cabria recordarlos cuentos de adivinanzas transcr itos y publicadosen 1911 por Robert Lehmann Nitsche, Adivina:nzasriopluiense,

    III. EL CUENTO EN EL SIGLO XIX:LOS CLASICOS DEL GENERO

    Lo basta ahara apuntado nos haee vel' que Ia~stori?- del genero cuento se configura como una delas mas dilatadas y remotas, 0 .bien como una de lasmas breves y recientes, segun se atienda aTcuento detipo popular y- tradiciona( ~ afde tipo iitel'ario tal....... _ ... _._ .-.- -'_-. ,como viene _cultiy_B.:o.cl(]!:!e._ partir, sobre todo,delsiglo XIX. De Ia atenci6n prestada a los relatos tra-

    (' dieionalea, se paso a sentir creciente interes POl' loscuentos creados POI' los mas importantes escrltores\ de Ia epoca. Alguno de ellos -10 hemos visto en elI anterior capitulo- cuItiv6 las des especies. Y real-mente en cases como el de Valera parece incuestio-nabla que fueron sus muy ingeniosos e inteligentsscuentos los que mas fama literaria le alcanzarcn.

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    r1\

    Por 10 tanto, tal vel'. no sea muy exagerado afir- .mar que, 'Con anterioridad a1 siglo XIX, s610 cabrIahablar de "prehistoria" del genero enJ~s~~ras es-paficlas. No cabe duda de que en l~'Edad M~g1_ayen -los siglo.!! de Oro se escribleron ypubHcn:ro'il rnu-chag, muclihnmas colecciones de cuentos. Pero ni enEl conde Lucamar de D. Juan Manuel ni en El pa-tran'ltelo de Timoneda se busca la originalidad, limi-tandose los autores a dar nueva forma (mas 0 menosafortunada, segtin los casos)atemas ya tratados enotras colecclones narrativas decIistmta prt>'C!'edenr:ra.Esto, en el aiglo XIX,-hu1iiera equfvalido-tcun: es-candaloso plagio. Recuerdense casas como, en las le-tras espafiolas de esa epoca, e] de la acusacidn lanzadaPOl' e1 periodista Bonafouxcontra Leopoldo Alas,Glar~n, a1 decir que habia plagiado en su Pipri uncuento de Isidoro Fernandez Fldrez (Fe1 '11CLnf lor)titulado La, nochebuena. de Periquim. La acusaci6ntrrit6 grandemente a Ciarin, el cual dec1ar6 no haberleido el relata de Eemamflo antes de eornponer suPipel,.

    Si entonces pudieron promoverse tan encendldaspolemicas, fue porque el escribir cuentos se hablaeonvertido ya en un quehacer literario del mismorange e importancla que el escribir novelas 0 cual-quier otro genero de los consagrados por una seculartradicion,

    El siglo XIX es, en las letras europeas yameri-eanas, e1 gran siglo del cuento ; y Ia sola mend6n de - r : _ ?-nombre!stiiii slgmIlcativos como los de Maupassant, _C Z ~ ~ ~ ,Daudat, Chejov, Oscar Wilde, Edgar Allan Poe, Hoff- '~~,.mann, etc. nos habla elocuentemente del alcance y/ -0

    ~ ', .....27

    'I Ii

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    unlversalidad del genero, elevado entonces a catego-ria de clasico.

    Se diria que hasta ese siglo, el-xq/ e1 {mentahabra :ye.rUd_Q_.i~~~_omg.nejadocon desig~al int_ensj-dad y divers os 'J2!.Qpositos -.1 menos, en la.Jitera-tu-i"a-eSpafi.ol~ -~pe-i~ sin plena conciencia de su im-pol"tfiiiCia--c-omogenero literario con personalidad ycon voz propia, Se dirfa, asimismo, que hasta el sigloXIX se tendio a confiiridir cantidad con calidad, :iSeaplicaron aI cuento 'estre-chas conceptllaeiones PO l ' lasque sec:ro-~sideraba gen~;o-meno'O en_~llncion desus escasas dimensi~mes, sin sospechar que en elIas-=ellias pocas pfiginas y aun lineas de unrel~~-ve- pudiera caber._tg.riJa 0- mas 'pelleza/emocionJythumanida(que en las muy abundanteS'de u n a no-vela~-'-~ _.. -.

    Con el intenso cultivo que el cuento consiguio a10 largo del XIX, .:S:eJ.Olja_loque antea f~ltaba: unatradicidn Iiteraria. Ella no supone ignorar - n C d e ' s -pi:e-Ciar los cuentos escritos antes de ese siglo. Pero,.indudablemente la valoraclen de los mismos ha dehacerse referida a Ias personales condiciones y ca-; lidades de quienes los escribieron, llor contraste co~los cuentos del XIX, .qtl!'LQ_odl'anser majores cpeores,segtin los cuentistas en__quienesse piense, pero.gu..e,--~ en cualquier caso, se Inscrlban en una trac.Jici6.!1cuyaalta calidad parece indiscutible. B'~dra resultar ~unasutileza, pero, aun ~si;--~ab;_'fa-decil' queIo bueno enC el cuento delslglo xtxes el genero considerado glo-

    ) bal y casi abstractamanta j.R diferencia de 10' quesucedia en las epocas anteriores, en las que 10 buena2 8,(.

    hay que buscarlo en las individualidadesy no en Iatradici6n, practicamente inexistente.. En las letras espaiiolas e hispanoamericanas delXIX fueron muchos los escritores que se dedicaronal manejo del cuento no de forma accidental 0 es-poradica, sino de una manera reiterada y casi habi-tual. Los IDaS de eIlos destacaron tambien en otrosleneros literarios, pero algunos s6~o fueron :ono-cidos entonces y despues como estrlctoacuentlstas.As! aunque el vaseongado Antonio de Trueba com-pusfese poesias, s610 conquist6 una cierta aunquemodesta popularidad, a traves de sus muy abundan-tes y leldos cuentos,

    En algun caso, Ia critica posterior -Ia de nues- )tros dias-s- ha valorado mas la obra narrativa menorde determinados autores, que sus novelas extensas.AlgOl de esto ha ocurrido eon Pedro Antonio de Alar-c6n, pnuy aplaudido en BU tiempo como ~u.tor de Elcscd?tdalO, . pero m~B apreciado Iuego, quiza, por su;;noveIas cortaa y sus cuentos: El som brero de tree Pl-cos , L a C om en da dJ"a , E l ca 1'bo ne7 'o a lca lde , etc.

    Recuerdese asimismo la~!:ltL"Y~101'aci6n que Ia)critica actual ha eoncedido a.r:: -c~l mauulero del.romantico argentino Esteban Echeverria, quiza masapreciado hoy por tan energicas paginaa narrativasque por sus mismas pcesias, con haber sido astas lasque mas fnma le conquistaron en su tiempo,

    'I "EI caso de Echeverria -autor ,al que se suele con-siderar como iniciadcr del genero en las letras his-panoamerlcanas-c- resuIta harte xpresivo con re-laci6n a 10 que el cuento debe al romanticismo. Deahi que, ~!lc.al!l!,1ier histol'ia que se haga de tan29

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    menlJd~ especie.Lliterarla, parezca imprescindibJeP!'gstar la debida _,aten-cion al "fen6meAQ19_Ip.ap.1i_~oy a sus consecue~ci,~s_,E!n_el nuevo sesg9_qY.!t_entoIi-ces, toman.:ctEn:tafunoLlalidadesnarrativas, entre ellas.~ , el cuento. POl' un lade, segiin ya qued6cHcho, es en

    ",-(TQ;!ll'it?s 1'0m_~?_t!~~?~~ndo~iel!e,_lugar la exaltaci6n-rlel cllentoPllllular, 3.SllYfL1>om.prase desarrollaravelkuelitO-lit~io or. otro, In ~isrna tematfca defio-' m a n T I c l E ; r ; o vore~I ereeimiento de ciertas mo-dalidades narrativas caracterizadas por 10 legenda-'.~_lanhistico_x_!abuloso de sus asuntos, ]5 1 gUs'toromantico POl' la reconstrucci6n del.nasado, por los-emas hist6ricos, los escenarios medievales, las esce-nas de duendes y hechieerias, Ia eyo~'!.~i6n cie~-cos ambientes orientales,efc_J todo eso da lugar auna Inundacidn literaria de Ieyendas, baladas, fanta-sias, tenebrosos reJ.tos de g6ticos c-astillos'y espectia-les rUinas, alucinacion~sy clel il'los aIa manera--deHDff;;;~nn 0 deAllan"Poe';~e~queria~hoches' d eanimas,sepulcl'os'y- vislonea (feUJh'atumb~tc. -ml\cuento se ccnvierte ~niacil receptacula detan topi-quizada ternatica, rnenos manejable entonces en lasamplias estructuras de la novela. Esta se orienta hacia1 0 histdrico, a partir de Walter Scott y de sus imita-dores y continuadores. En sus paginas eabe, POl' su-puesto, ]0 fantastico, pero probablements pierde allila concentrada intensidad de que se carga en lasdel cuento, La estructura de eate -febril, nerviosa,justarnente por SU precipitada breve dad- resulta lamas adeeuada para una temntica cuva mayor efecti-vidad,euya mas potente eficacia se obtienen a traves{ ,de esa breve descal'ga emocional que_e! cuento supone,

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    .F

    en contraste can los lentos y progresivos efectos queuna novels puede provocar,Conviene .precisar que euando se hahla de c~en-

    \

    to romantieo habrla que al~dir tanto a los eacritosen prosa como a los caraeterizados por la forma ver-sificada, bastante abundantes entonces en las letrasespafiolas. As}, e1 Duque de Rivas, Espronceda, Zo-rzilla cultivan la leyenda y e1 cuento en verso, Laspreceptivas del XIX solian citar, como ej emplo delgenero que nos ccupa, El estnuiianie de Salamanca,presentado par Espronceda como cuenio y como talconsiderado per D. Juan Valera.Pero no fueron solamente e1 Duque de Rivas,Espl'onceda y Zornilla quienes compusiernn Ieyendasy cuenros en verso. Otro tanto hicieron en los afiosmas dorninados per el gusto romantico autores comoGregorio Romero Larrafiaga, Antonio Hurtado y Val-hondo Jose Joaquin de Mora, etc.,En Ia actualidad e1 cuento en verso resulta pocomonos que una rareza 0 una antigualla. Para cual-quier hispanohablante la sola mendon del termlno\ cuento evoca instantaneamente un relate en pros a,)cuya mas ostensible earacteristica as Ia brevedad. POl'\ ella el cuento queda suf'icientemente diferenciado dela novela pese a servirse ambos generos de un mismo\ i~striz~e~to expresivo: In forma n arra ti va _ PX@ is-fica,

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    ,IIV~ EL CUENTO Y LOS GENEROS PRdXIMOS

    a) Leyendas y tnuiicioneSe diria pues, {!om~nBecuenGia de 10 ultima-mente apuntado, que e~~l rasgo mas so-

    bresaliente y caraeteristico del cuento. Ya H. G .Wells, ycon referencia a la Sh01't st01'Y, decia quetal espeeie se caracterlzaba POl' "poder leerse en me-nDs de una hora". De tal definicion parece hacerseeco el norteamericano Seymour Menton en el pro-logo que figura al frente de su antologla Et cueniohispanoan1e?~cano (Mejico, ,1964): {lEI cuenbLesuna narracicn, fingida en todo 0 en parte, .creadapor un auto~,iiue'-se-':puede leer en menos de unahora, y ~~:f0s elementos conirfbuyen- a p'!~o'ducir .unsQlo.,'efecto"-:-p-arece evidenteque taldefinicion con-vendria igualmente ,R otras especies narrativas quese caracterizan perau bravedad y,sin embargo, no~_ son cuentos. De ahi que S. Menton sa crea obligado( a precisar: "Asi es que la novela se diferencia delcuento tanto por su extension como pal' SU comple-jidad; los articulos de costumbres y las tradlcionespopulares, por su base veridica y pcr Ia intervenci6ndirecta del autorque rompe la unidad artistica j Ylas fabulas y las leyendas, por su earacter difusoy por carecer en parte de Ia creacion original delautor" ,

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    Parece puesconveniente, a la hora de intantarfijar una imagen 10 mas nitida posible de que es uncuento, estudiar con cierto cuidado esa esclarecedo-ra zona de los deslindes, Dejando para el final-pol 'tratarse del punta realmente decisivo- el cotejo dela novela y del cuento, veamos ahara raPidamente)cuales Bon, las otras espeeies narrativas .breves quetienden a confundirse can el genera que nos ocupa.A alguna de ell as alude Seymour Menton pero canunas caraeterizaciones demasiado rapidas e impre-clsas j ya que, pal' sjemplo, apuntar como elementodiferenciador del articulo de costumbres y del euentoIa base verfdica de aquel equivale a nagar no solo laexistencia de cuentos inspirados en sucesos reales,sino tambim la de articulos rotundamente ficcio-nales ,

    Se trata de un problema que ha de ser tratadosin perder de vista el contexte historico, ya que, engran proporcion, el confuslonlsmo generlco ~lant:a_!do por Ia apartcion del cuento en concurrencia e, 111-eluso, en convivencla con otras especies narrativasbreves, tiene su origen en Ia especial confnrmacidndel romanticisrno, Frente a Ia doetrina neoclaslca-que tanta vigencia y fuerza tuvo en el siglo XVIII-de la pureza e incomunicabilidadde los generoS lite-rarios -cada uno de ellospulcramente separadc.ien-casillado, determinado-. J _ l ! . _ _~nsibilidadJ:omanticaprefiel:g mezclar, conf1.!~~li~.!J:Q!~~~)imit~Y_Cl.'.ealn u e v a s . y_~_q!!!p l~ j_~.~_f~~~~ Se considera entoncesn o r m a l ~JnezchLd~_. l .Q._e. .9~y de 10 tragico, __e_j_aPl'o~~Ly_deLl1..ersQ,de_l_nal'l'atiY..o~de 10 lirlco, . g g10filos6fico y 1 0 humorlstlco. En las letras espafio-

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    las, la novela de Antonio Ros de Olano, E t docto rLai iuela; eonstituiria un buen ejemplo de tales mes-colanzas romanticaa, Fue entonces, en la primeramitad del siglo XIX, cuando al calor del nervioso pe-/~iodismo entonces cultivado naeieron y prnsperaron\menudas especies narrativas no siempre facilmentecaracterizables ni deslindables -Ieyendas, baladas,',tradiciones, articuloa de costumhres, ete.-, pero to-das ellas definidas per un cormin denominador ex-presivo: el ser relates breves en prosa.

    Hemos dieho e n p ro ea , a sabiendas de que, segunya quedo apuntado, no aiempre se escriben asi talesmodalidades narrativas en Ia epoca romantica. Laque ocurre es que Ins posibles casos de confusion delcuento con otros generos formalmente prdximos sedan euando todos elIos estan escritos en prosa. Par

    \el contrario, ouando el verso se configura como cauce

    j

    expresivo propio y especifieo__:de una determinadaespecie narrative -v. gr.~ab~tal como queddacufiada a partir de La Fontaine y, en las letras eS~pafiolas dieciocheseas, de Iriarte y Samaniego-, estaqueda suficientemente diferenciada del cuento.

    Pero .en I e epo~a romanti~~~L vers9_y. In prosasemanejan indist intamenta.en generos 'eomolo-s- an-tel l_l !puntados_:.j f: l_y 'e~9dici0fles.)Y ha,stl i -arfic l l -los de costumbres.ljiiies aunque -fal mndalidarl se es-eribid normalmente en prosa -la de un Larra, POl'ejemplo-,cabria racordar a su lade determinadaspag inas de las Bsoenas mairitensee, de MesoneroRomanos, en que el autor empleo (total y exclusiva-mente el verso: "El coche simon", "Los misterios deMadrid", IrEI paseo de Juana" ...

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    La normal aceptacidn del cuento como especieliteraria caracterizada por el verso es Ia que, proba-blemente, lleva al amigo de Espronceda, Miguel delos Santos Alvarez, a publicar en 1864 sus TentaU-vas litereria con el significativo suhtitulo de Cuentos en prasa .

    Posiblemente Miguel de los Santos Alvarez ere-y6 oportuno hacer tal aclaraci6n para, con ella, me-jor caraeterlzar el contenido de- sus relates. Puesparece admisih1e que, en lineas g_enerales~ los escri-tores romantieos reservaban el verso para las narra-~~Q!!l;ls,_deorte fantastico 0 legendario, y _ no para ~sde caraeter realista 0 de- ambients cOJliempocinep,que a:penE1Sre&ll)tabliii iIDaginab]es-fuera-da-la-ex~ i ~ e , s i . nprosrstka. Quiero decir que asi como los te-mas liiStoncos, fantasticoa, Iegendarios, fabulosos,admitian tanto In expresion versificada como Ia pro-sistica, los temas de caracter realista y de epocn ac-tual s6Io pareeian admitir la forma prosificada, ex-cepto en los alIOS del naturalismo literario, en quepoetas como Carnpoamor y Nunez de Arce no tienenya inconveniente en tratar tal tematica en compo-sieiones en verso, a la manera de El i re n. e ep re so ,Ma7 'u ja , etcetera.

    Por pn lado pues tenemos la .posibilidad deunos euentos legendarios, fantasticos, tradicionales,cultivados per los romanticos tanto en pros a comoen verso, POl' otro, la presencia de unos cuentos ex-elusivamente escritos en prosa, oomo conseeuencia------=-de la temlitica elegitla POl' sus autores, Sobra adver-til' que fue esta tipo de cuento el que habra de pre-valecer y de imponerse como forma moderna del

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    \. / genero, hasta el punta de que hoy resulta diffc1l-'\J mente coneebible la existencia del cuento en verso.En consecuencia, no parece que sea necesarioesforzarse por establecer diferencias entre cuentos,Ieyendas, tradiciones, etc., ya que, en definitiva, se

    trata de un as u nto de pura claslficacion ternatica,Quiero decir que asi como existen cuentos humoria-ticos, tragicos, sociales, los hay tambien legendarios,fantasticos, etcetera.

    b) Articulo de costumbreeMas eornpleja resulta la confrontacion del cuen-to y el articulo de costnumbres. l La diferencia essolo de contenido 0 afecta tarnbien a la forma, a laestructura? En principia se diria que los dos genera!!qusdan suficlentemente diferenclados por Ia concre-)cion tematica a que alude la estricta denominaci6n

    \ de articulo de. cost1tmJwes, en contraste con la inde-)terminacion y' vaguadad que el euent supone conf'~laci6n a sus posibles contenidos y temas. A la vista,de un articulo de costumbres presentado como tal,ya sabemos a que atenernos respecto de su conteni-do, aun antes de leerlo, La que el costu~bl~!sta._~osofrezca pcdra ca'!'~cterizllr~~el doliente __umo-rlsmo y ~Ig1;'Ayg_! '_l.CentJLCritico Lana -, porIablanda socarroneria y la benevola sonrisa -Meso-nero Romanos-c-, POl' el brillantecolorido y Ia ani-.mada plasticidad -EsteballeZ Calderon-c-; 'pero en'todos los casos sabemcs de antemano eual es el con-\~ tenido de 1 0 que vamos a leer: descrlpcicn de tales

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    - - . . . .o cuales costumbres. En cambia, el simple rotulo de )cuenio colgado de un relate breve en prosa no nos ~orienta en nada Call relacion al tono ycaracteristicas ( ';

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    paginas de articulos de costumbres. Ya en 1894 y apropcsito de una antologia publicada POl' EnriqueGomez Carr il lo de C uen tos escoq idoe de au iores ca s-tellanos contentportimeos, tuvo ocasidn Lmilia PardoBazan de combatir tal crlteuio y de t l if 'e t enciarvcomoespecies distintas, cuento y articulo de costumbres.Sin embargo, no siempre es facil la difereneia-cion, por mas que, en line as generales, tal vez podrraaceptarse que asl como en el articulo de cosbumhres'pl'evalece Ia descripclon detallista de arubientes y la\pintul'a satirica de tipos, en e1 cuento in rportan mastotros componentes: Ia _vibracion emocir .nal, la ten-

    -'J s~onnarrativa dada . ,po i _ la jQ f lo le1IeTargLITI1- e I l to 0 de/" Ia situacidn, e1 trasfondo postico "que a veces se daL"~-""-~ _~ "._en sus pocas pagimis .::------EI costumbrfsmo persigue al cuan to como lasombra al cuerpo, tal vez porque ,conb-ibuyo a Sl1

    aparicidn y 10 nutria constante 'Y genarosamente.En 1900 'Pfo Baroja publica Vidas sombrias y mez-cla alii los cuentos genuinnscon los que casi ven-drfan a ser poemas en prosa -"Mari l~elchall- ycon verdaderos cuadros costumbristaa: "La venta","Ange lus" .

    (Reeuerdese asirnismo, en otro plano intencional,el cas a de las muy populares y admiradas Trtuiicio-n e p er ua n as de Ricardo Palma, en las que tambien

    I se mezclan y alternan los -tonos del cuento, delchiste,I' de 10 legendario, de 10 costumbrista, de 10 hiatdrieo ..." El cuento clasico, par asf decirlo, el que se im-puso en el XIX, e1 cultivado por G_laTin, POl' Chejov,por Maupassant,-etc., es fttndamentalm(~nte argu-rnento. ~n la intensidad de Stl breve tramu radica au

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    l1:ZLLY: 311eficacia estetica, Cuando el cuento se 'carga de elementos descriptivos, 'de notas satiricas, . Isuele acercarse a Ia forma propia del articulo d ecostumbres,

    c) Poemas en lJ1'OSaOtro genero allegable al cuento yconfundido ire-

    cuentemente con el, es e1 -p oe ma e n p ro se : En ciertomodo, algunasde las especies narrativas breves quee1 romanticismo cultivo -la leyenda, la balada->- ve-nfan .a ser, esencialmente, poemas en prosa. Un fitlybello ejemplo de tal identif' icacidn 10 ofrecen las fa-mosas Leyendas de Becquer, algunas de las cualesadoptan Ia disposicidn, e1 ritmo y e1 tono de verda-deros poemas en prosa, 'v. gr., "La ereacidn". La prcxi-~! e1 parentes~ambos Igeneros selferCibe,ig~aImente en no pocosde los breves relatos en 121'0-1sa de Ruben Daria: HEI rey burgues", "La cancidn Idel 'Oro", "CU(:'.nttLd~L~N~vicraa","La resurrecdon de.tll.rosa", (lEI velD de 1a !eina Mab", etc. Al gran e S 1 'critornicaragiiense se debe la definitiva fUacion delpoema en prosa, a partir de-i81fS; fecha de la publiLc;a6iine"'11zuZ. .... dO n~ae'C ll. lY6 -aJg.: . .__o s de esos r~!-I~. De ellos deciad Juan Valera' "En el1ilil'o)hay cuentos en .prosa y ei.s=COlnp' clones en verso.En los ouentos y en las poesias todo esta cincelado,burilado, heche para que dure, con primal' y esmero, (,como pudiera haberlo heche Flaubert 0 e1 parnasia-no masatfldado", _)

    El mismo Ruben Dario, en una carta publicada39

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    en La Nadon, fechada en 1913 en Paris, Be refiri6a las influencias asimlladaa en Azul ... y al origende algunoscuentos : "En cuanto al estilo, era Ia epo-ca enque predominaba la aficidn POl' -IusG1.'it,,:m ar-i ti~_i!l.dile_tantismo elegant~_ [ . .. LE]}. ~EL:vel0-....._ \ Id _ . ! : _ l a ~ejna-1VIab 81 deslumbran:!.~akespetiano

    I'1m~ ..J!.OE!~y-oLl_rea1icapOl' prlmeravea.el poems en\ piasa. Mas que en ninguna de mis tentativas, en asta\ persegu! e.!.Jitmo y Ia sonorida~~'palefl, la trans--* posicion musical".

    Estos s _precis~nte, los rasgns '!TIaSdistin-tivos de poema en -rit.IllQ,_snnoriclg;.d.J tra~-:posici6n mwu_cl).+ y as que rnejor servlrian para

    ~iferenciarlo del autentico cuento, en e1 que si algoe eso se consigue es de rechazo, y noporque el au-or se 10 haya propuesto como objetivo fundamental.

    Nuevamente habrfa-que -acudir (a 'la tra'ma:---~largumento, a la situaci6n, ~_do 10 que en el:ctle:U1Q.significauna teusldn.iun.minlmo de peripecia, paracgrnprpp{l.r como e1 adeJ.g.!lz~miento 0 exclusi6n~-cletalesco~~nentes- e n - ~ ~_r~lato breve hace de -~steu~t9_;n_pl~os~, -:si~m:pre que, al cnisruo tiempo,hayan crecido y cobrado casi categoria jirotagonfs-...-----;--~_ ~ _."L ,__. ,, _. _,_". '.__ ".tica los factores for!l.1a.k~_duitmo, lenguaje, musi-calidad, etc., aquellos que Ruben Dario decia habermanejado en "El vela de la reina Mab".A finales del siglo XIX -ya qued6 ap.rntado an-tes- poetas como Nunez de Arce, Campoarnor, seesfuerzan per dar a la poesia un tono reaiista y annnaturalista, acercandola 1 0 mas posible a la prosa eincluso al Ienguaj e cctidianoyconversacional.Los eseritores model'nistas,a partir sobre todo

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    ,. . de Ruben Dario, intentan hacer can Ia prosa 10 queCamll.MmOr ' L . N J 1 f i e z {Ie ArcA c.an.el verso, pero-aID-m::ados de urudntenci6n cQmpletaroente_uPJ.l.ml.ta. Ano-rne pretende ace-rcar la Ilrosa.a1 verso, mediante Iaincorporacion de adecuaJlo.5_elellli?e~n:.l

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    d) Nouelae cortaeMas facil resulta distinguir el euento de la no -vela C01'ta, ya queaqili todo parece reducirse a cues-tiones de simple extension, de mirnero de paginas, detiernpoconsumldo en la lectura. La noveiaeort ~s-

    taria a medic camino 'entre el cuenio y la novela sinmas. Seria e1 geI;lel~Qequivalents de la nouvelle fran-cesa, para el cual F_e1'1lan._Cabal le1"oempleo el termi-n o ' de 1el.cwi6n. Seria '81genero que 'Cervantes llamasimplemente nave la, aldar titulo a la colecci6n desus eiemplares, en una epoca en que aun no se habiaolvidado totalments el valor diminutive que la pa-Iabra tenia en Iengua Italiana .. Fuadespues -segunya quedo estudiado- cuando, al perderse tal valor,se recurrfo a la denominacion nouela coria para de-signal' 10 que igualmente podria haber sido Ilamado(quiza con mas propisdad) cu en io la rg o. De heche,alguna vez empled tal denomlnacion dona EmiliaPardo Bazan, afortunada cultivadora de las tres mo-dalidades narratlvas: novela, novela corta y cuento,Asf, 'con referenda a Ia narracidnda J, Octavia Pi-con, Dulce y sab1 'osa , dijo la Pardo Bazan: "En elcuento largo 0 [uguete de :Picon hay fondo bastantep~ra novela ... 1J Y de Las veladas de Medam. dijo laanlsma U?arda Bazan en su libra sobre El ,wtltmlis.mo (tomo III de La l iteminwa framces 1node?'na) :"Bncabeza el volumen un cuanto largo de Zola, EIuta-que al molino, ... 11

    La denominacion de euenio [argo no ha prevale-42

    cido, 10 cual rio deja de ser una lastima, pues, en miopini6n, resulta mas adecuada que la de novela cm'ta,al estar m a s vinculado este genero al cuento que a Ianovela extensa. El cuenio [a1'go no es el tipico perrohinchado, sino sencillamente un relatocuyo tema, euvodesarrollo ha exigido mas paginas que las normalesde un cuento. Al igual que este, la novela corta ha deactual' en Ia sensibilidad del lector con la fuerzade una sola, aunque mas prolongada, vibracion emo-donal.

    La noveIa sueIe tener una estructura casi cali-ficable de sinf6nica, integradapor Iadisposici6n devaries movimlentos, un juego de tenslones, de con-. trastes, una sucesidn de vibraciones, No percibimos/- elefecto total hasta que ha sonado el ultimo acorde,hasta que se ha extinguido la ultima de esas vibracio-nes EI cuento elL1!.na sola vibraci6n emocional. Lanovela corta, una vibrac[on m a s - f a r g a , mas sastenida.La novelacorta 110 es, por consiguiente no debe

    Bel' un cueni di latado; es un c ue nto la 1'g o, eosa muy, b'distinta, ya que el primero se refiere a aumento ar 1-trario =-con personajes secundarios, interferenciaspropias de Ia novela extensa-, y:61 segundo aIude aun asunto para cuyo desarrollo no son necesariasdigresiones, perc S1 mas palabras, mas paginas,

    Albert 'I'hibaudet ha definido perfectamente lanovela corta, aI decir : "Entre la novela y Ia noveIacorta hay Ia diferencia que existe entre 10 quees unmundo y 10 que esta en el enundo". EVidentemente,/esa cualidad de esta r en el mmttMLcartviene asimis-moal~uent;;:-~Ii"~u-ias r_e.ducidas climensiones suele

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    '-..i estar eaptado algllU instante, algtin trozo de vida ex-presivo e Intense, -._ .,_ Parece pues conveniente intentar un daslinde lumas claro pos ible, fij{mdose no solo en las dimensio-nes, sino en otros aspectos que afectan a Ia mlsmaentrafia estetica, a In ultima intenci6n de ambos g e -neros,Para muchos lectores elcuento no es sino unanovel a reducida 0 un fragmento novelesco. Con la

    misma razdn hay quien afirrna que algunas novelasno son sino cuentosestirados. Asf, el doct~o!J.r.an6n, alprologar en 1947 unos cuentos del escri-tor brasil efio Osvaldo Orico, diferenciaba novela ycuento por 1 1 1 eantidad d l ? _ _~Iemg!ltos accesoriE's quecontienen : -i 'E'nef cliento, la accicn, condensada, 1 0es todo, con breves toques de escenngraffa descrip-tiva y el paso rapido de persona] es por el fondo delescenario, oeupado por los protagonistas. 'En la no-vela, esta misma accion se diluye en aquellos otros \componentes accesorios. Y asi, muchas veces, al ter-" " , i ' , , ' tminar un cuento, nuestro comentario es : con este .cuento se hubiera podido hacer una gran novela,[Cuantas veces se ha dicho esto de Maupassant l Asi Icomo al leer una novela larga, como esas que propug- (nan ahora los ncrteamerieanoa para amenizar duran-te varia's semanas el viaje diario de Ia casa al tra- Jbajo, 0 para distraer toda una vacaci6n sin poner Imas que un solo volumen en la maleta, 10 primsro quesenos ocurre pensares que todo ello,que puede astarmuy bien, cabria holgadarnente en veinte paginas,es decir, en las dimensiones de un cuento",

    Pare~~_JJ1~:S factible e.0l!)g~qJldo. ~~aplmtadopor __M:~i:afi6IUltie~iLpl'imeJ:Q. Pues no creo que re-sulte una. cualidad positiva el que un cuento equival-

    V. EL ,CUENTO Y LA NOVELALlegamos asi a Ia confrontaci6n decisiva: la del

    cuento cornparado con La novela, Y al llegar a estepunto, me permito remitir al Iector a Jo apuntado enotro estudio mio t, con objeto de evitar exeesivas rei-teraciones. No obstante, habra que insistir en algu-nos puntos, para asi intentai- una delirnitacion 10 masclara posible de 10 que es el cuento, genero hist6ricay tradicionalmente vinculado a la novela, perc niti-damente separable de ella, no solo POl' sus dimensio-nes, sino tambien POI' sus especiales rasgos esteticos,La relaclon histdrica entre ambos generos, el hewcho de su indudable parentesco y genealogia -elcuentocomo primera manifestaefdn literaria de 10que, andando el tiempo, habia de crecer hasta con-vertirse en novela- ha auscitadociertas confusio-nes, no siempre faeiles de evitar, Y asl, en las letrasespafiolas, el Lcztiriilo de T01'1nesha sido considera-do unas veces como novela -primera aparicidn deIn novela picaresca-c-, otrascomo nooela coria, y~asta co~o cuenio 0 conjunto de cuentos, (Sobre lamtegraelOn de cuentos tradicionales en la andnimanovels castellana han escrito interesantas paginasMarcel Bataillon y Marfa Rosa Lida.)

    I"

    1 Vee.se Q ue sw la novala, NQ 51 de esta misma Colee-cion Esquemas.44 45

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    ga a una novela condensada, comprimida. En mi opi-nion, nada tiene de elogioso e l decir de un cuento quepuede convertirse en una novela, mediante un aim-

    )

    ple p.ro.~eso de .ampliacion, de estiramiento. Si de unanarracion breve sacamos Ia impresion de que allihay en potencia una gran novela, es muy probableque estemos ante un mal cuento, ante una novel afrustrada.

    Normalmenta el buen escritor sabe distinguirlos asuntos, pereiba clara e intuitivamente la ade-cuaci6n tema-forma, y nunca elegira un as unto de

    \

    noveIa para cuento, 0 viceversa. Considero un errorsuponer que el escribir novelas extensas cortas 0cuentos es simple cuestidn de alargar 0 comprimirunos mismos tenias. Si las cosas ocurrieran aSI, eI pro-ceso creador casi quedaria reducido a un dar mas 0menos euerdaa Ia maquina narrativa, a cortar el hiludel relate rnuy pronto 0 muy tarde, dejando que flu-yan las aguas caudalosa, moderada 0 breve y delgada-mente.Las ~iferencias entre novela extensa, corta y

    cuento residen en algo mas que sus dimensiones 'Con1 ser estas las que, al imponersa a nuestra vist~ def~rma mu~ ostensible, pareeen delimitar COIl sufi-ciente claridad el area especffica decada genero.Ese "algo mas" viene dado por Ia indole dl~HUSargu-mentox. Imag'inr:moH un cuento Upico, un clasico delgi :nero -v. gr., j .4.d i r58, Co-rdero! de C7.ar i ' f l . . - - COll-ve rt id o < : :: nno - .- ~ : ", . 1Ur2'~:l'r.lertr: . - = , : : . tan - . - = . , = - ~-c..~dota qui.ala.ria a 1a an~r-;o~n ; = . - ~ - - ~ ' : " . - : : ~ ; - ~ : t; ~ ",_._ '- __ -- .,. .... c--"-.~u;.~_ut::su f.uer!-~__~Il1ocl~~al y po et!_~ . La -nnud-estaticade un relate como ese esfii- en razon directa de su46

    brevedad, y tan pronto como esta cediera el puesto aunaconsiderable extensi6n narratlva, se evaporaria,simultaneamente, el aliento .poetico que s610 pareciapoder darse en las escasas paginas del relata breve.Con su ensanchamiento se diluirla, se disolverfa 10que antes era apretado granule emocionaI.

    El cuento pues no se diferencia exclusivamentede la novela en el heche de que esta admita esos "com-ponentes acceeorios" de que hablaba Marafi6n -per-sonajes secundarios, descripciones, interferencias-,Inexistentes en el primero y normales en la segunda.Se diferencia en Ia indole de los asuntos, de los te-mas, ya que los encarnables en forma de cuento nosuelen admitir facHmente su ampliacidn novelesca,E1 cuento que equivalga a novela en sintesis es unproducto Iiterario deficiente: la novela que pudo sery que POl' prisa, incapacidad narrativa de su autor 0eualquier otra calls a quede transformada en raqui-tica sinopsis sin fuerza emocional ni estetica.

    Con razrm decia en 1925 Henri Merimee, a] re-sefiar E l:'07nbH go del musu lo de Ramon Perez deAyala: "Se ha observado frecuentemente que entrela novela (10?1uJ.,n) y la novelacorta 0 e1 cuento (Ia1w1lVeUe) .no hay solamente una diferencia de exten-sion. La ~ovela persigue la aventura de que se tratadesde 8Ug origenes a SUBultimas conaeeueneias i [!H,en muchok aspectos, una ecrcnicaa, es daclr un relutoeronologico cuyo plano $e modeIa sobre el orden mis-rno de los acontecimientos y euya exactitud no admite /ornisiones ni reducciones. EI cuento y Ia novela cortahuscan sus ternas entre aqueUos cuyas crisis, POl' su 'v .rapidez, exigen Ja brevedad; simplifican, condensan,

    47

    , ; .. J,

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    I proceden por omisi6n mas bien que por desarrollo j..p.roye~~an su luz so?re aIgu~as ~ircunstancias de unasituacion, no constituysn mngun gran cuadro, sinouna rnlnlatura exactarnente dibujada", .'Las diferencias mas marcadas entre el cuento

    y Ia novela quedaran puestas de manifiesto mas ade-lante, al oeuparnos de las tecntcas propias del primergenera.

    VI. EL ,CUENTO Y LA POE81A

    Ahora in t eresa mas establecer una nueva con-frontaci6n del cuento con otra expresion literaria en, . ,aparrencia bastanta alejada de e1 y no incluible en-tre_ I,osgeneros proximos. Me refiero a la expresidnpoetica. i 'i I : ;Ya antes se ha dicho alga relativo al acerca-miento de cuento y de poesia, a traves de la zona in-termedia y vineuladora que vendria a ser el poemaen prosa, I I I IICollviene,sin embargo, insistir en que tal acer-camiento se produce por media de 1 0 formal de losrltmos y sonoridades de un lenguaje que, deliberada-mente, se aparta de Ia normal andadura narrativaparain.ddir enla mas euidada y musical de la "es-critura artistica", para buscar, sin caer en el verso,los efectos que son propios de este.lEI poema en pros a podra ser una version super-Iativa delcuento poetico, en e1 que to d o queda con-

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    -,fiado al lenguaje, sin que el tema importe demasia- Ido, a diferencia de Io que ocurre en elcuento masgeiiil l i lo y puro. No es que en estequepa despreciarla forma, pero evidentemente esta se halla en unasituaci6n ancilar con referencia al tema, ceiiida a el,expresandolo con las palabras exactas, que no tienenPOl' que ser las mas ritmieas, las mas sonoras.Un cuento es fundamentalmente un. tema quesolo parecaadmitir, con plena eficacia estetica, Iaforma del relate breve. Ese tema es aislable, suscep-tible de sercontado can otras palabras, a diferencia'. de 10 que oeurre can los motivos propios de los poe-I(mas en prosa, tan ligados a Ia ritmicaexpresidn quelos recubre, que resultan poco manes que indespega-bIes de ella. Cualquier lector del antes citado ,Adios,Cm'de1'a, !1 puede resumir oralmante el relate, eontarloante un ~uditorio, y a poca habilidad que tenga, esmuy posible que logre iProvocar cierta emoeidn, queI nunca 'Dodra ser la suscitada 'PorIa Iectura misma\ del cuento, pero que revela con suficiente claridadleomogran parte de la fuerza del relate reside en elhallazgo del tema, ,-EI cuento suele herh- la sensibilidad de un golpe, ./ Ipuesto que tambien sueIe conesbirse siihitamente, co-mo en una Iluminacidn, Decia Marcel Prevost, canrefe'1.en'ciiaa los cuentos de Maupassant, que la exce-Iencia de su composleidn apareee tan clara "que lamirada y Ia memoria del lector la refIejan de pronto",

    8i Ia memoria del lector recuerda el cuento de I " ~pronto, de una vez, es porque en el cuento no haydigresiones ni personajes secundarios j es porque e1cuento es argurnento, ante tcdo,

    Ij

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    De una novels se recuerdan sltuaelones, momentos,descripciones, ambientas, pero no siempre e1 argu-mento, iOulintos Iectores de La cartuia de Parma,POl' ejemplo, habran olvidado, con el paso del tiempo,Ia trama: general de la novela stendhaliana, pero no,quizas, el extraordinario episodio de la batalla deWaterloo vivido por Fabrizio del Dongo, sin apenas

    . haberse enterado del aleance de tal heche hist6rico!'''.~ Un cuento se recuerda integramente 0 no se re-cuerda, Todo esto parece sugerir que mientras lasperipecias de una novela pueden complicarsa, no su-cede 10 mismo en el cuento, cuya trama ha de po-seer el suficiente_ i . ! ! te:r._~ _G_Qruopai'a-sel' captada~-' - - - y

    POl' ende;'~l:~_cor'd-Eli:l~q~ golpe, sin pecar n"Unca deenmarafiada, como unLnOiela--en--sfntesIil-:- Es con~dicionesta qi. ieie-YeIa:-Ia dificultad del cuento, ya quesu autor no puede utilizar los recursos normales de" la novela, de suspender una accion e introducir otra,\r volver a aquella al cabo de muchas paginas ide des-oriental' al lector en cuanto a la conducta de los per-ronajes ide hacer funcionar, a 1 0 largo de la dilatadanarracion, un as micleos polarizadores del interes deliector, etc. ~l} el cuento los tres tiempos 0 mementosde las viejaa praceptivas ~xpos_t~!Q_n';ni.lcl~~Yjl~S~!l-]~~~-- es'tan tan apretados que'casfson uno solo. EIasunto, la sitllacion,--effema-ha de ser sencilloy apa-sionante a la vez , El lector de una novela podra, qui-za, sentirse defraudado pOl' el primer capitulo, perotal vez el segundo capte su atencion, En el cuento nohay tlempo para eso: des de las primer as lineas ha dea_~r~~rla a_!~nci6n del lector. s r e s t e ~ n o e 1 t m enronces

    50

    , I ' .

    en el relate, esmuy probable que tal situaci6n Beman-tenga hasta la lectura de la ultima linea.I raz6n ha dicho el gran cuentista argentinoJulio Cortazar que lila novela y el euento se dejan

    comparar ana16gicamente con 81 cine y Ia fotografia,'en la medida en que una pelfcula es en prinClplO un'orden abierto', novelssco, mientras que una fotogra-fia lograda presupone una cefiida Iimitacidn previa,impuesta en parte por el reducido campoque abarcala 'camara y por Ia forma en queel fot6grafo utilizaesteticamente esa limitaci6n [ ... J Mientras en elcine, como en la novela, la captacion de una realidadmas amplia y multiforme se logra mediante e1 desa-rrollo de elementos parciales, acumulativos, que noexcluyen, por supuesto, una sintesis que de el 'eli-max' de la obra, en una fotografia 0 ul!. cuen_tp degran calidad se precede inversamente, es decir que elfClf6graf5oeI cuentista se ven precisa-dos a escogel'-I..-~----- ~-- .-.-----.-- .-.-- -~--~ ..--- -~y Iimitar una imagen a un acaedmiento que sean~gi1iiii~j q!i~}i9~F-oI_amente v~lgaILP_Q.! '_s,LP:1iS:m~rs-Kino que sean capaces de actual' en elJlJ;!pect_gdproen-enector como una ,e~E~~!~J!e(~e.fe:r-ment6quepr'CiyeCta'l'a inteli ..[~~~i~,y_]~~~!E!li~adhaeiaalgo que va mucho mas alla de Ia anecdota vi-suaro-Iitei~arra:-conle:iiidas-en-Iafofo-o-eil'ercuenw".

    . ' _ . ~ . _ T '~-_~" ~._....WL - . - -~ ,_ ' c -- . ' - -" '_ ., ~, --Perddnese tan extensa cita en gracia al ingenioy efieacia de Ia eomparacidn propuesta per Ccrtazar.Casi pa~:ece superfluo advertir que de la misrna extraeel autor conclusiones identicas a las antes apunta-das, Y asi Ccrtazar considera que en tanto que "lanovela acumula progresivamenta sus afectos en ellector",

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    cuartel desde las primeras frases". "Tomen ustedescualquier gran cuento que prefieran, y analicen suprlmera pagina. Me sarprenderia que encontraranelementqsgratuitos, rneramente decorativos. El euan-tIBii'sa-be que no puede procedel~ acumulatiygrnenje,qu.8...o t iene-por~liiid~: tj"ernpo;si i- u~ico recursoes trabajar en prafuiii:Hd.aHhyerticaImente, sea haciaarriba a hacia abajo del.~spacio literario. Y esto, 'q~easi expresado parece una metafcra, expresa sin em-bargo 1 0 esencial del metoda. EI tiempo delcuentoy e1espacio del (menta tienen que estar como conden-sados, sometidos a una alta presi6n aspirltual y formalpara provocar esa 'apertura' a que me referia antes".

    Si ahora repasamos 1 0 iiltimamente apuntado ylos expresivos textos de Cortazar, veremos que todasesas caracteristicas del cuento -condensaci6n, ins-tantaneidad, compacidad emocional y estet ica-> sonprecisarnente las que permiten y justifican de algunmodo el antes propuesto allegamiento a Ia poesia,Entiendase bien que con el mismo no se trata de1ezc]ar 0envclver dos muy distintos modos literarios,muy diferenciadas maneras de creacion. trntcamen-te se pretende hacer verc6mo se configura el cuentoa la luz de algunos aspectos consustanciales a la ex-periencia poetica,Dijimos ya que el tenia, el asunto de un cuento se

    concebia rapidamente, de una vez, como en una ilumi-nad6n. La novela exige lenta meditacion, un U' afia-diendo incidencias a la idea inicial. Y si 10 normal enla .realizaci6n .de un cuento ss que este se escriba deuna vez, poco menos que de un tir6n, Ia normal ela-

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    boraci6n de una novela exige dins y dias,meses y aunafios,La ~'nesiS del cuento, concebido asi, b.rusca, a u -bitament , se asemeja a Ia de Ia poesia, D~ EmiliaPardo Bzan, que par el rnimero yca1idad de suscuentos era test igo exc1pcionaI, eseribid en el prdlogode sus Cueniot: de ammo (1898): "Nota particularanalcgia entre la concepcion del cuento y Ia de la

    paesia Ilriea ; una y otra son rapidas como un chis-pazo y muy intensas -porque a ello obliga Ia breve-dad, condicidu precis a del cuento-. Cuento originalque no se concibe de siibito, no cuaja nunca. Diashay -dispensH, lector, estas confidencias intimas ypersonalcs=- en que no se me oeurre ni un mal asun-to de cuento, y horas en que a docenas se presentana mi imaginaci6n asuntos posibles, y al par sientoimpaciencia de trasladarlos al papel. Paseando 0 le-yendo j en el teatro a en ferrnearril ; al chisporrotecde la llama en invierno y al blanco rumor del mar enverano, saltan ideas de cuentos can sus lineas y co-lares, como las estrofas en la mente delpoeta lirico,que suele concebir de una vez el pensamiento y suforma metrica".

    La semeianza entre Ia concepcion del cuento y lade la poesia es, probablemente, la que en 1944 hizodecir a Aza1" '~n que "el cuento esa.Ia prosa 10 queel soneto al verso".Y en fecha mas: reciente, Alberto Moravia ha po-dido eaeribir en el prologoa una antologia de Rae-conti ita:liq,ni,hecha POl' G. Caroeci (Milan, 1958):

    "Los personajes de los cuentos son el producto de.intuiciones liricas, Jos de Ia novela de aimbolos". Y53

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    tambien : "Este encanto eel del cuento] es de una muycompleja especie: procede de un arte literarlo sin du-da mas pure, mas esencial, mas lirlco, mas concen-trade y mas absoluto que el de la novela". Y aSI comopara Moravia, la novela se relaciona con el ensayoy con el tratado iilos6iico, "el cuento se acerca mas ala lirica".He trnido a colacion todos estos textos, de dis-I tintas apocas, para reforzar una idea que, desde 1949,fecha de mi libro sabre El cuenio espMf.ol en el sigloj XIX, me es especialmente querida : la de considerarque s610 es posible entender bien la esencia del cuen-to, acercandolo no a su hermana mayor, la novela, sinoaesa otra iluminadora zona de Ia poesia lirica,

    Entiendase bien que cuando se establece tal vin-culacion, no se qui e re decir que el cuento sea una es-pecie lirica, un subproducto poetico, algo asi comoIa intuicion de un poema que se desliz6 hacia la prosapor deficiencia expresiva, en vez de fluir hacia eInormal cauce del verso.En el allegarniento de cuento y poesia importamas -aunque nos resulte practicamente inaccesible-elmomento mismo de Ia creaeidn .ve l descubrimientodel poema 0del tema euentistlco, que los resultados enque tal Intuicion encarna, muy diferenciada ya, se-g~nse trate de verses lirieos 0 de menuda prosa na-rrativa.

    A nadie se Ie ocurriria relacionar e1 modo de.concebir y de hacer del novelista con e1 del poetalirico, En cambio, en e1euento S 1 es posible tal apro-ximaci6n, no porque se admita Ia semejanza de forma,tono e intenei6n entre las creaeiones de un poeta y

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    las de un euentista, sino, simplemente, porque aeadivlna, aunque no pueda explicarse can impecablerazonamiento logico, que, muchas veces, las sensa-clones y sentimientos que un euento despierta en no-sotros no andan muy lejos de los que nos provoca laIectura de ciertas poesias liricas. Se trata de algoque no afecta propiamente Ia forma ni los temas,sino mas Ibien ]0 que podriamos considerar el iono.Es asi corp0, aun admitiendo que Ia forma del cuentose relaciona rnuy estrechamente con Ia de 1a novela,su tono ya no puede se~' calificado de novelesco, Ysin que e1 mismo admita totalmente Ia consideraci6nde poetico, parece clare que es a este a1 que mas seacerca, aunque su aeento, su voz, no sean los de Iapura poesia Iirica. Es rasgo propio de esta su fuerzapenetrativa, que diriamos se afila cuando e1 moldemetrico se presta a ello. De ahi 1 0 aeertado de 1a corn-paracien .azoriniana entre e1 cuento y el soneto. Laintensid~d poetics que este conlleva en sus catorceendecasilabos es fruto y eonsecuencia de tan 1imitadaestructura. A este fen6meno de con.densaci6n aludiaagudamente Julio Cortazar, segun vimos ya.

    Y no es, naturalmente, que e1 cuentista operepor reducci6n, y comprima en los limites de un cuen-to un tema 0 asunto que podria haberse desarrol ladocon mas eficacia en las dimensiones de una novela.Lo que sueede es que el cuentista intuye cuaIes sonl~untoJ!_adecuados ala forma del cuento, de ma-nera semejante a como e1 sonetista sabe bien cualesson las motivaciones que pueden apretarse en los ca-torce versos. sin que se Ie ocurra comprimir en ellos16que hublara sido materia de una composici6n poeti-55

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    ca mas amplia, lCabe, POl' ejemplo, imaginal' a Que-vedo apretando Ia materia de su famosa Epistolacensoria en uno de sus sonetos; 0, POl' el contrario,diluyendo la sustancia de alguno de estos -pienseseen In serie de los llamados metaffsicos, en los quetiempo y muerta constituyen las motivaciones funda-mentales- en Ia estructura de una extensa epistola ?

    Perd6nese tan enojosa insistencia, habida cuentade que s610 a su traves me pareca posible Ilegar auna explicacidn del genera que nos ocupa como es-peeie literaria ligada hlstorica y formnlmente a lanovel a, pero vineulada inteneionalmente al hacerpoatico, can el que tantas coincidencias presenta, Enla definici6n del cuento hahria pues que aludir nosolo .a SU$ _redllG.irlas-:dimensiDnes, y a Ia te~~:~a-

    . r~'a_tiv~po:}~,ct~_e_~_e~~ca-fol'm~]TIlente, a I~nov:~la,smo tambien a ese s!.LJ~!!_J2_e~_uhar' !1Y, ) que. si noe.Ul'opiaIDS!nte PQ.e_ti!!_Q,Jlece.J~~a:ri~cho _f!~l;' 'porIa]~e.no~.el]. loque atune a las reacciones del lector.' Re-lease, si no, alguliode--los 'mejOres .cuentos-- de unChsjov, de una Katherine Mansfield, y tratese de ana-_.( izar la indole de fas emociones que su lectura suseitaen nosotros. Se vera,..qt1!L.QnilJ!_tono _JJluy distintode las que pueda comunicarnos una novela.-Se - c o m -probara. que pOI' su ef~~toentre_g_eslum]ji;a-ifor y que-mant~,~on de tono muy parecido a-his que suele p r o = -dueirnoslalectrira-decI;:irto~1 poe-mas 1lrlcOS-.-N~esulta' ~'asiiaraeste i 'especro e1que bastantescuentistas hayan sido antes poetas, escribiendo in i-cialmente libros de versos, para despues pasar al cul-tivo del cuento. Es mas que probable que en todogran cuentista haya una muy sui ueneris vocacion

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    pcetica que, por distintas, complejas y muy matiza-bles causas, aeab6 pOI' orientarse hacia la narraci6n

    (breve.1como. vehiculo adecu ..ado para un linaje de sen-timieJtos y de visiones que, no resultando aptas parala pU'a expresidn ltrica, tampcco parecian adeeua-das para laoamplia t v elaborada expresi6n novelesca,

    IDe ahi que en 1)49pudiera atreverrne a formularuna definici6n del genero cuenio, que creo puede 1'e-'prcducirse aqui, no porque laconsidere totalmenteacertada oinmodificable, sino porque intenta recogeren pocas l ineas todo 10 i iltimamente expuesto : El cuen-,to es un preciso genera literario Qne sjrye para ex-presar un tipo especial de emocion, de signo muy se-. 1IieJ1liite' a Ia poetica, pero que no siendo apropiadaTIara ser expuesta poeticamente, enearna en una for-ma nanati.'a pr6ximaa Ia de Ia novela, pero dUe:rente de ella en teenieR e intenci6n, Sa trata pues deun genero intermedio entre poesia y novela, apresadorde un math semipoetico, seminovelesco, gue s610 esexpresable .en las dimensiones del

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    ido apareciendo en la evolucion hist6rica del genero.En sus mas primitivas manifestaeiones, dentro denuestras letras y, en general, en las europeas del Me-dioevo, .el cuento entendldn eomo eJemploo a1l6logo

    ( a~octrinador r:oexist~_~!!_for!l la!_~~ependiente, sin.o'. en Ia de cclecciones 9_c0!1juntQSna:n~ativos, earacteri-) zados frecuentemente por la presencia de unatrarna-, marco 0 pretexfo. Enel": viejo- fabiilariude Calilu- eJ 5 i 1 1 i 1 i . a s o n las intrigas, en la corte del leon, de los doslobes que dan titulo a1 libro las q_ue asumen esa fun-cion organizadora y vertebradora de los cuentos quevan insertandose a 10 l argo de la leve trama general.En El conde Lucamor de D. Juan Manuel, e1 pretextosuscitador de los cuentos se reduce a las eonversacio-nes que e1 conde tiene can suconsejero Patronio, y alos avisos morales que este le da, ilustrados can loseuentos adecuados a cada easo. En e1Decamerot: boc-cacciesco esla peste florentina de 1348 la que actiiade tram a-marco, al presentamos a siete damas y atres caballeros que huyen de la asolada ciudad y serefugian en una finca campesina, donde organizandistintos entretenimientos, entre e110s e1 contar re-latos, En los Cuenios d e Can te 1 'b 7 t1 'y de Chaucer los. 'peregrmos que caminan haeia la abadia donde se ve-neran los restos de Tomas Bsekettacuerdan ralatardivers os cuentos para amenizar las jornadas del viaje.

    El cuento medieval y aun el de los siglos de orono vive pues en forma alslada, sino integra do conotros cuentos en coleeciones que pueden ser tan ex-tensas como, en las Ietras espatiolas rnedievales elLibra de los exenup l as 0 Sumo. de ezempioe por A . B .e., de Clemente Sanchez de Vercial, 0 tan redueidas

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    como algunas colecclones de Timoneda, en' e1 XVI, in-eluida la mas iamosa, El 'Pat1YLn~te lo .Habra, realmente, que llegar a1 eiglo XIX para I Ique se produzca la independencia estetica del cuento,' ~y results normal el poder leer un relato breve exen_!o,solitario, sin necesidad del antes forzoso acompana-miento de otras narraciones. En e1 siglo XIX, comoeonsecuencia del auge a1canzado per el periodismo,resulta un heche habitual y corriente el escribir cuen- Itos que se publican aisladamente en las revistas de lajepoca; es decir, rodeados del ,contexto heterogeneo quesuponian las restantes paginas del peri6dico, con sumuy variado contenido, perc. sin necesidad ya de suintegracion en esas plurales sstructuras cuentistieasque tanto se dieron en los siglos anteriores.

    Evidentemente,esos euentos que, en principio, sepublicaban en diarios y ravistas de forma solitaria,luego iban siendo agl'upados con otros del rnismoautor y recogldos finalmente 'POl' este en un libro,en un volumen de configuraci6n semejante -PO' suearacter de colecci6n narrativa- a los que fueroncaraetel' istieos de la Edad Media 0 del Renacimiento.Sin embargo, no cabe olvidar que tal tarea recopila-dora se ejerce a postm' io1 ' i , pues originariamente loscuentos no fueron concebidos ni publicados global, si-no ais1adamente.Es mas, e1 especial- tonD del perio~o en e1siglo XI X favoreci6 la aparici6n y cultivo del que pu-dieramos llamar cwmtO de circunstancias. Y asi, cadaepoca del afio traia eonsigo Ia presencia, en las pii-ginas periodisticas, de cuentos adecuados a las fes-:tividades de Navidad, Reyes, Semana Santa.,. EL

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    cuento, alconseguir en e1 XIX esa extl'aordinaria vi-tali dad que Ie cornuniea su configur~cion y orlgauperiodistico, funciona a.veces casi como un equivalen-te de los "editol'iales", comentarios 0 noticias queconstituyen su normal contexte en las paginas de Iarevista a deldial'io en que vela Iuz. Y asi, los sucesospoliticos, los hechos que apasionaban a Ia colectividad,los temas del momenta, haeen que los mas importan-tes cuentistas espafio]es del. XIX -v. gr. Olerin, IaPardo Bazan, etc.- escriban y pubIiquen en los pel'i6-dices cuentos sobre las guel'l'as de Cuba y Filipinas,o sobre la tematica social, polit ica, relig'Iosa, mas vivay quemante entonces.

    ( La adscripcion del cuento aI periodismo deter-!mina pues un tono polemico, combative, ese aire dei queja,de protesta, de denuncia, de que tantas veces\) se cargan los relatos de nuestros mas conocidos na-I rradores. . . " ,

    La independencia estetica. la autonomia conae-guida POl' eJcuento en el aiglo XIX, no signifieanque, en nuestros dias, hayan desapal'ecido totalmen-ie art ificiosnal'rat ivos semejantes 0 relacionabIescon los de Ia Edad Media y el Renacimiento. 8i enbastantes de las "jornadas" del Decameron se im-pone -porIa reina 0 el rey elegido paraorganizarlas diversiones de cada dfa- un pie forzado temati-co a los narradores -POl' eiemplo, cas os deamantesdesdichados_, en algunos libros de cuentos contem-poraneos cabe advertir la utilizaci6n de recursos nomuy distantes, en al fondo, del que empleo Boccac-cia. Una de las miis bellas coleeciones de cuentosque conozco, centrada toda ella en torno a un motive,

    60

    que aettia pueseomode flexible pie fOl'z~do temiiti-.co,"es Ia admirable Misteriosa BUenos A~:eB de Ma-nuel Mujica Lainez. Todos Ios-ouentcs tienen como, fondo la capital argentina, cuva historla es e~ocadades de 1536 -fecha en que transcurre la accl~n delprimer cuento, "El hambre"- hasta 1904, an~ enque ae situa e1 asunto del impresionante cuen~o f111a1,

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    da~o por la repetida presencia de un mismo persn,naje, Es 10que ocurre en el D e C C i 1 1 w j ; 6 n c o n los 'cuen-tOS"irue tienen como protagonista al bobo y siempraburlado Calandrino. Quiziishaciendose eco de esatradicion, un excelente cuentista italiano de nuestrosdfas, Italo .Calvino, en sus Idilios y amores dificiles,se ha servido de un mismo personaje Marcovaldopara distlntos cuentos: HEl portaviand~s", "La cur~de avispas", "El bosque en Ia autopista" ... Todosesos cuentos que tienen como pl'otagonista a Marco-valdo vienen a ser "variaciones" sobre un mismo te-rna: la pobreza del proletariado.

    Normalmente, cuando un autor colecciona en li-. (br.o sus. cue,nt?~,s~e.!e ..~usc~r~a.li~n.-.;~sgo ..o - . denomi-< .... \ n~dor comun ..Ee~ceIJWiteentre todos los alli -reuni,

    / d2~J;- arque"a!l~~!_el ti!ulo q~}os!:ecubre. 'Bastariarecordar colecciones de cuentos -e r e h i P~rdo Bazancomo sus Cuento sacro-profanos, tnigicos, de amoT;los Cuenioe 71w?'ales de Clarin; los Ouenio cruelesde Villiers de l'Isle-Adam i los C1tentos de la selvade Horacio Quiroga, etc.

    Los ternas pueden ser en el euento tan variadoscomo en la novela. De ahi el que results imposibletratar aqui de las distintas mOdalidades de relatebreve, determinadas par su amplfsima tematica.

    VIII. LAS TECNIOASEn principio no parece haber mas diferencia queIa puramen,te cuantitativa entre los l'ecursos tecni-cos de que se vale el novelista, y los empleados POl' elautor de euentos. Y asl, uno y otro pueden narrar en

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    trcera 0 en jl:rilIJ.su:a_persona, servirse .de_la_estrJ!e~tura__mll.sJa1~r~JJ!_fQl:ma dediario_Q_ de me~q~ias,del dia1_QEo,d~l-mon610go interior,_j_e las deser!_pcio-nes, e t c . Se dlria que con s610 reducir Ia escala, conminiaturizar en e1 cuento 10 que en Ia novela tienedimensiones uormales, habriamos obtenido un correc-to repertorio de tecnicas narrativas no diferenciadasde las novelescas,

    Sin embargo el problema de las tecnicas narrati-vas aplieadaa al cuanto results mas complejo de Io quea primera vista pudiera parecer, y precisarnente POl'virtud de los especiales fen6menos yconsecuenclas queconlleva y suscita el eitado procesode reducci6n 0 decondensaei6n,Observese, por ejemplo, 10 que ocurre con lasdescripciones. En una novela estas pueden ocupar pa-

    ginas y paginas, tal como ocurre en tantas y tantasobras de Balzac. l Se puede decir que tan pormenori-zadas descripciones son siempre superfluas? Pues alIado de las que pudieran mereeer tal califlcacldn,existen aquellas otras tan ligadasal trazado de los,personajes, a su eonducta yal sesgo de Ia aceion no-velesca-que resultan poco menos que indespegablesde todoeso, tal como ocurre can Ia descripei6n de lacasa en que vive E~tgenia, Grasuie t , 0, en Papa Go-riot, 'con Ia pintura de la pension en que este se aloja,la "Maison Vauquer". Elimenense en La regenta deClarn las deserlpclones, y se habra perdido algo masque el fondo de la accidn novelesca: e1 hecho de queen tal novela el ambiente urbane (la ciudad de Ve-tusta) tenga casi eategnria e importancia protagonla-tica, justifiea sobradamente el detallismo deserlptlvo. -

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    En cambio, una descripci6n de ese tipo transpor-tada a las paginas de uncuento se convierte en unaintolerable carga, I.G6mo podria justificarse una des-cripcion de tres 0 cuatro paginas en una especie li-teraria cuyas norrnales dlmensiones vienen a ser esas,muehas veces? Esttidiense, POl' ejemplo, los cuentosldeChejov y se vera c6mo e1autor prescinde en ellosde todo 10 que pudiera ser descrlptivismo superfluou ornamental.Si, POI' in'!p~!"athro_r;lelJem.l!-,4a de haber en uncuentiialguna descripcidn paisajistica"""':tal como ocu-rl'e-en iA(l ioS:-Co?~aemrcfeAlas:: ' :_, puede observar-se como el paisaje se incorpcra al cuento no de formasobrepuesta y embarazosa, sino implicado deeisiva-ment~_en ~JLt~~tuX~ argumental, convertido eneom-ponent~lnmresc_iudi_ple de est~,---------'_u ------~--

    Con el dialogu ocurre alga semej ante, Apartelos cuentos total 0 casito-t-almente dialogados -al-guno tiene, por ejemplo, Andreiev, a en nuestras Ie-tras, Ramon Perez de Ayala: v,gr., Exodo, parcial-mente presentado en forma de dialogo dramatico, 0-La tlamu: neqra, concebido totalmente en forma tea-traI y hasta subtitulado "Tragedia de ensueno"-,_IQ normal es que el dialogo no tenga en el cuento e1alcance y sigl1ifica:d6n que eji' la "novela. ' 0 dicho COIlmds-justez-a-:--erdiliiogo--iloVele-s;o -tan esencial enese gensro, segun Ortega y Gasset, como en Ia pin-tura la luz- sirve fundamentalmente para darnos aconocer la pslcologia de los personajes. En el euento.ocurre otro tanto, .pero como el narrador no disponede tiempo, de paginas para hacer ellento analisis de

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    ellasa que nos tiene acostumbrados la novela, pareceobvioql.!!L el dialogo dep_~nd~~~ las descripCiones,d } = - I _ a ~ _ J~ ~ m a ~ ~ento, de la:SltUa;c"icSif~d~ -:~~'ndefi.uitiv3.-=.::eLnucleo_ane.cd6tico j :l_~ _E_~ n~ La bre-ve compacidad de este no consiente digresiones niornamentQ5_au~ 1 0 que equivale -a decfrquen~a .ni descrlpciones retardatarlas ni dialogosdivag~tDri()s:-'i)-B-hecho-;-afgunos de--li:is qile-pueden

    \-:consid.~~a;se "cuentos clasicos", de 108 escritos en elsiglo pasado, se caracterizan porIa economia y easicarencia del dialogo, Recuerdese, como ejemplo sig-nificativo, el de Un viejo verde de Leopoldo Alas,Glm'tn, qllizllS uno de los mas hellos modelos de utili-zacton ysignificado del dialogo en el cuento: Un se~nor, de'edad ya bastante avanzada, se enamora plato-nicamente de una hermosa dama, la cual, sabedorade aquella adoraci6n, se burla un dia de e l en unasala de coneiertos. EI sefior esta en un palco conti-g1UO al de Ia dama, y un rayo de sol que cae sobre lavidriera coloreada de Ia sala, tifiede verde SU rostro,Es entonces cuando la dama dice a sus amigas en vozalta, con intenci6n de que Ia oi-ga su adorador: "Ahiteneis 10 que se llama ... ' I . t 1L viejo verde". Jamas vol-via a vel' a a.quel hombre, y, tarde ya, eomprendidy afiord el tono noble de su amor,

    No hay mas dialogos en el cuento que las pala-bras que Ia protagonista dice a sus amigas, pero enallas, evidentemente, esta contenido todo el sen cilloy humano drama,Pal' el conerario, un cuen to como iQ ue P1lbl ico!de Chejov ~I revisor que desplerta al vlajero en-ferrno, en e1 tren, para pedirle el billete- nos hace

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    ver hasta que punto e1 secreta de bastantes relates de.este autor -posiblemente, el supremo maestro delgenero- reside en la extraiia aleacitin de exuberan-te verbalismo, de Ineontenibles, vehementes, apasio-nados dialogos, y de energiea restricei6n narrativa.Gran parte de la eficaeia, de la fuerza de sus euen-tos arranca de esa caracteristlea.

    Los muchos y adrnirables cuentos que Chejov es-eribio constituyen otroa tantos extraordinarios ejern-plos de teenica cuentistiea. Chejov pareci6 abarcartodas las puaibilidades y recursos, incluido, POl' ejern-plo, el del relate en segunda persona, tan comentadohoy a partir del vous narrative que el novelista fran-ces M. Butor empleo en La nwdification. De Ia se-gunda persona se sirvi6 Chejov en su cuento, 0 masbien sath-ico articulo costumbrista, Torturas de anonuevo.Y ya que he aludido a alguna peculiaridad teeni-ca de Ia novelistica actual, no quiero dejar de citarel caso de algtin cuento eontemporaneo espafiol, con-cretamente el titulado Tree pl;a,tosa la mesa, de JoseMarfa Gironella, como sjamplo tipico de relate quese deshace mientras se va haciendo, mientras se nosva narrando. Esto nos hace pensar en un cierto sec-

    tor de la novela europea actual, sobre todo francesa,en elque, en version superlativa, se da el mismofenomeno. Alguna vez ha eomparado Alain Robbe-Grillet la configuraeidn de sus obras con la del agu-jero que intentamos cerrar, acercando sus bordes, sinconseguir otra cosaque haeerlo cada vez mas grande.Sin que en 10 tecnico ni probablernente en 10 inten-clonal, e1 citado cuento de Gironella tenga demasia-.; 6 6

    do que ver con los procedlmlentos de Robbe-Grillet,.pareee indudable que en el, en .su lectura,asistimosal eurlosofendmeno del cuentoque se disuelve segrinva adquiriendo corporeidad de tal.En deflnitlva, en el cuento son posihles todotipo de experiencias y en este aspecto -el admitir

    las mas variadaa tecnlcas-> es quiz a . donde mejorse percibe su vinculacion y parentesco con la novels.Si en esta el tiempo es un ingredients esencial, tam-bien en el cuento resulta serlo, aunque su tratamien-to difiera y aun se oponga al del genero narrativoextenso. Un novelists as capaz de transformar lossegundos en minutes de Iectura, los instantes en pro-longados andlisis descrlptivos. Recuerdese, en A larecherche du i:em,pspm'd ' lL de Proust, Ia descripci6nde aquel beso que el narrador da a Albertina, fuga-eisimo en su duracidn real, muy alargado en la lite-raria; como si el narrador 10 hubiera sometido a unefeeto cinematografico de mZenti, de camara lenta.El novelista sabe que Ia fluencia temporal es uno delos maximos recursos que e1 genern, tan flexible, tanlibra, -pone a su disposteidn. Porque dispone de tiem-po, de pa-ginas y paginas, el novelista es capaz de in-. tentar estructuras sinf6nicas, de disponer lentamentetodos sus efectos, de construir cuidadosamente com-plejosedificios narrativos en los que no importa quese perciban las distintas partes 0 pisos de que secomponen, puss BU fuerza estetiea pro cede precis a-mente de esa disposici6n epis6dica.

    Estono es poslble en el cuento. Aqu! el tiempoe~~~ng90 mas ~0Il}9_JJmite que como lib~d~Uncuentista puede narrar unos hechos de muy breve du-67

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    raci6n, pero tamblan es capaz de condensar alios yafios en muy pccas paginas, tal como ocurre en eJtantas veces eitado iAdios, Cordera! Glarn nos pre-senta alli a una s nifica, Pinf.n y Rosa, a los que Iuego,al final del relato, vemos 'Yaadultos. Lo 'que e1 cuen-tista no puede hacer, por supuesto, es historiar candetal1e 10 ocurrldo entre esa infancia y esa juventud.EI cuento se campone de des mementos decisivos: laventa de la vaca Ocrdera, tan querida por los niiios,para ser sacrificada en e1 matadero. Y un segundopatetico momenta: Ia marchacomo soldado de PininPOl' e1mismo camino, en e1 rnismo tren que/ afios an-tes, se habia Ilevado a 1a vaca Ccrdera.

    Quiere deeir todo esto que ai, al igual que ocurreen la novels en e1 cuento cabe Ia mayor libertad y( elasticitiad en 10 que se refiere a efectos de amplifi-\ cacion 0 reducci6n temporal , siempre supondravno

    ~bstante un elementodecisivo y diferenciador lauesti6n'de limites: los impuestos por S U . ~ r.ed.u.cida~imensiones. :q~to_x~~lg_~~enE t .frQl1tern1Uarcaap o i ' - s u s solos catorce versos.- - - - - . N o m ; p ~ l : e ~ e - c a s u a fni mucho menus e1 que unode los temas mas cultivados POl' los cuentistas de di-versas epocas y naciones sea el9,e .los seres y obJe~ospequeiios. Se diria Ique existetuiti inevitable corres-- po ri d ene i a entre la breve dad del objeto suscit~dor ?ela narracidn y la de esta misma, Loeual permits ais-lar una tematica poco menus que especifica del gene-ra cuento, sin apenaaposibilidad de transvase a Innovels. En 1a literatura el siglo pasado fueron in-

    numerables los cuentos caracter isadoa POl' tal tema-t ica. Recuerdense, en las letraa espafiolas, L a , e om et ade lla'VBs de P. A. de Alare6n; Par um.piojo ... delP. Coloma: La , perla 1'08a, La caj de 01'0, El eneoierota, OfJho nueves, El gemBlo, La, flor secc, La canade IaPardo Bazan, etc. En 1&producci6n narrativade Chejov pndrfan ei tarse El dlbum, Una , eondecora-ci6n, etc. E~ abeiorvo de Unamuno es tambien uncuento de esta elase, y au tema recuerda alga e1 deLa eorneta de lleves de Alarc6n, ya que si aqui e1narrador explica e1 porque de su cdio hacia tal ins-trumento, en e1 r elata unamun:iano son explicadas lascausas de la aversion a1 insecta que figura en el titulo',

    Rasgo tipico y muy repetido en estes cuentos asel hacernos vel' como una aparente rninucia -un ob-jeto Insignificante-c- se carga de trascendencia. EIe n ca ,j e v o to 'de la Pardo Bazan resulta muysignifi-eativo : Una boda se deshace euando la novia, vestidaya can e1traje blanco y emocionada aldirigirse ha-cia e1que va a ser su marido, desgarra involuntaria-mente e1encaje de1 velo que este 1eha rega1ado. Con-templ a entonces la eara de su novio contraida POl' e1odic, can los ojos cargados de violencia y de Insultos,El eneaje descubre entonces a la mujar la verdaderamanera de ser de un hombre al que nunea habfa co-nocido hasta ese momenta,

    'Los rnejcres "cuentosde esta clase ilustran bienla opinion ya apuntada de que existe una tematicaque s6lo pareee poder expresarse en forma de cuento.Par eso, este -genera que rnuchos consideran facil perIa brevedad I d e sus dimensiones, se caracterlza real-mente par s~ oculta comp\lejidad y por 1 0 delicado

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    ese mismo melomano no admitiria la audici6n in-terrumpida de un estudio de Chopin.Pienso -que algo semejante ocurre con Ia novelay con el cuento. Tal vez esta seneilla y hasta vulgarcoincidencia nos diga mas sabre la esencia y peculia-ridades de ambos generos, que cuanto pudieramosaiin escribhi sabre ellos s, en especial, sabre esa vie-

    [Isima y siempre joven, fascinadoru criatura litera-ria que es e] cuento.

    de su tratamiento. La perfecta adaeuacidn que ha dedarse entre forma y tema para que un cuento puedaconsiderarse .lograduesteticamente exige un cuidadoy, sabre todo, una poetica ,intuic~on que no tienen de-masiado que vel' con e1 hacer lento y meditado de Ianovela, rnarcado 'POl' el jl1egod~Jeniones -y-da.tre-guns. ;En Iacreaeirin de un cuentcsdlo hay tensi6ny no tregua. Ahi radica precisarnente el secfetordesupoder de atraccirin sobre el lector, No aiernpre esla major novela la que se lee de un tir6n -esto que-da reservarlo para tantos vulgares y efimeros best-sellm's- ~ r , como el buen aficionado al genero sabe,es grato suspender la Iectura de una gran novela,para que pueda prcducirse asi Ia necesaria sedimen-taeion emccional durante las pausas. :Elstas cumplentambien su funcidn estetica, por mas que no siempretengamos conciencia de ello. Equivaldria a desvir-tuar el fectode novelas como Guerra. y paz de 'I'ols-toy, 0Reiroia de umadam de Henry James, el leer-las de un tinin. En cambio, un buen cuento, un relatade Cla1'in, de Chejov, de Borges, si ha de Ieerse for-zosarnente de un tiron, ya que cualquier dilatada pau-sa estropearia e1 efecto emociona1 y estetico de lanarracion. ,_

    f!:lbuen melomano no tiene inconveniente en oil'con interrupeicnes 0 des cans os los discos que inte-gran una larga slnfonia de Bruckner 0 de Mahler,o bien una extensa opera wagneriana.Es mas, sedirfa que SLl goce musical se hace, en ocasiones, masIntense y aeabado c