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AVES DE LOS HUMEDALES DE BOGOTA

APORTES PARA SU CONSERVACIÓN

SERGIO CHAPARRO-HERRERA - DIEGO OCHOA (EDITORES)

© Asociación Bogotana de Ornitología - ABO - 2015. Los textos pueden ser utilizados total o parcialmente citando la fuente.

COORDINACIÓN EDITORIAL

Sergio Chaparro-Herrera

Diego Ochoa

ILUSTRACIONES

Robin Schiele - Guía de aves de la Sabana de Bogota. 2000.

DISEÑO DE PUBLICACIÓN

Carolina Norato Anzola

El diseño y diagramación de esta obra pertenecen al Instituto de

Investigación de Recursos Biológicos Alexander von Humboldt fueron

generosamente cedidos para la edición de esta publicación. Su contenido

no compromete ni constituye una posición del Instituto Humboldt frente

al tema.

IMPRESIÓNZeta Comunicación

Bogotá D. C., ColombiaOctubre de 2015

ISBN XXX-XXX-XXXX-XX-X

CITACIÓN SUGERIDALibro completo: Chaparro-Herrera, S. y D. Ochoa (eds). 2015. Aves de los Humedales de Bogotá, Aportes para su Conservación. Asociación Bogotana de Ornitología -ABO-. Bogotá D. C., Colombia. 92 p.

Capítulo: Echeverry-Galvis, A. 2015. Censos Nacionales de Aves Acuáticas, Herramienta de Monitoreo para los Humedales de la Sabana de Bogotá. En Chaparro-Herrera, S. y D. Ochoa (eds). 2015. Aves de los Humedales de Bogotá,Aportes para su Conservación. Asociación Bogotana de Ornitología -ABO-. Bogotá D. C., Colombia. 92 p.

PALABRAS CLAVEHumedales, aves, Distrito Capital, Bogotá, Andes, Sabana de Bogotá, biodiversidad urbana.

www.avesbogota.org

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JUNTA DIRECTIVA 2015 -2017

PRESIDENTE

Diego Andrés Ochoa Laverde

VICEPRESIDENTE

Pedro A. Camargo Martínez

SUPLENTE VICEPRESIDENTE

Sergio Chaparro-Herrera

SECRETARIA

Noemí Moreno

SUPLENTE SECRETARIA

Sergio Córdoba Córdoba

TESORERA

Clara Ramírez

SUPLENTE TESORERA

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VOCAL

Juan Carlos Caicedo

SUPLENTE VOCAL

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ENTIDADES PARTICIPANTES

ASOCIACIÓN BOGOTANA DE ORNITOLOGÍA -ABO-

La Asociación Bogotana de Ornitología (ABO) es una asociación de carácter privado, sin fines de lucro, organizada bajo la ley colombiana, que tie-ne como finalidad promover y divulgar el cono-cimiento, investigación y conservación de las aves silvestres de Colombia, con especial énfasis en la Sabana de Bogotá y Cun-dinamarca. La ABO ha trabajado durante los últimos 20 años en la conser-vación y disfrute de las aves silvestres a través de proyectos de investigación, participación ciudadana, educación, divulgación, así como la promoción de la observación de aves como una actividad saludable que arroja información valiosa sobre las poblaciones de aves residentes y migratorias en los ecosiste-mas urbanos, rurales y naturales. www.avesbogota.org

SELVA

Es una asociación sin ánimo de lucro, fundada en Colombia por personas que dedican sus vidas a la investigación y conservación en el Neotrópico. Su misión es desarrollar investigaciones científicas rigurosas que permitan diseñar, promover y enca-minar acciones de conservación, en beneficio de la biodiversidad y de las personas del Neotrópico. Para asegurarnos que los resultados de investiga-ción sean traducidos eficazmente en acciones y soluciones de conservación, tenemos un programa complementario de educación que canaliza la comu-nicación con las personas interesadas. www.selva.org.co

SOBRE LOS EDITORES Y AUTORES

Sergio Chaparro-HerreraLicenciado en BiologíaInvestigador Asociación Bogotana de Ornitología (ABO)[email protected]

Diego Ochoa Comunicador SocialPresidente Asociación Bogotana de Ornitología (ABO) [email protected]

María Ángela Echeverry-GalvisBiólogaDra. Ecología y Biología EvolutivaDocente Pontificia Universidad [email protected]

Adriana Sua-BecerrraLicenciada en BiologíaEspecialista en Planeación Ambiental y Gestión Integral de Recursos [email protected]

Nicholas BaylyBiólogoDr. Ciencias BiológicasCoordinador Especies Migratorias SELVA: Investigación para la Conservación en el Neotró[email protected]

Sandra Contreras-RodríguezEcólogaMSc. Ecologí[email protected]

CAPÍTULO 3.AVES MIGRATORIAS PRESENTES EN LOS

HUMEDALES DE BOGOTÁNICHOLAS BAYLY1 & SERGIO CHAPARRO-HERRERA2

1 Asociación SELVA: Investigación para la Conservación en el Neotrópico2 Asociación Bogotana de Ornitología (ABO)

AVES DE LOS HUMEDALES DE BOGOTA, APORTES PARA SU CONSERVACIÓN40

EL FENÓMENO DE LA MIGRACIÓN

áreas de reproducción en las zonas templadas del sur de Suramérica y sus áreas invernales en el trópico.

Los ancestros de las aves migrato-rias actuales fueron en algún tiem-po especies residentes tropicales. La evolución del comportamiento mi-gratorio les permitió aprovechar re-cursos estacionalmente abundantes en latitudes norteñas y sureñas, así como obtener otras ventajas como la reducción de la competencia y las tasas de depredación.

Sin embargo, la evolución de la mi-gración también trajo nuevos retos y riesgos, especialmente para las espe-cies que cruzan en sus viajes barreras ecológicas como el Golfo de México o el mar Caribe. Por ejemplo, las tor-mentas y climas extremos sobre el Golfo de México pueden tener un impacto negativo sobre las aves que intentan cruzarlo. Tanto así que a ve-ces miles de aves aterrizan exhaustas sobre la primera porción de tierra que encuentran, o incluso en otras ocasio-nes, se han encontrado hasta 40.000 aves muertas a lo largo de la costa.

Los dramáticos cambios estacionales que definen el clima en los extremos norte y sur de nuestro planeta son la fuerza impulsora detrás de la migra-ción anual de millones de animales.

Esas migraciones se definen por un movimiento predecible, año tras año, entre los sitios de reproducción y sitios de no-reproducción de diver-sas especies.

En América, los inmensos bosques templados y boreales de Norteamé-rica son un lugar de anidación para más de un billón de aves migratorias y, con el cambio de las estaciones, esa multitud de aves vuela hacia el sur para escapar del invierno congelador del norte.

Aunque muchas especies solo mi-gran hasta climas más favorables al sur de Norteamérica, muchas otras, conocidas como aves migratorias Neotropicales, continúan su viaje hasta áreas de no-reproducción en Centroamérica, el Caribe y Suramé-rica. De la misma forma, las aves mi-gratorias Australes, viajan entre sus


La migración impone una enor-me demanda energética; por dar un ejemplo, para una especie que permanece durante la temporada no-reproductiva en Colombia el via-je anual de ida y vuelta cubre típica-mente 10.000 km. De las cerca de 650 especies que se re-producen en Norteamérica, alrede-dor de 200 especies son migratorias Neotropicales y aproximadamente 125 de ellas arriban frecuentemente a Colombia.

Estas especies pertenecen a todos los gremios tróficos y familias de aves, desde las aves acuáticas como los pa-tos y garzas, pasando por las rapaces como los gavilanes, hasta insectí-voros pequeños como las reinitas y atrapamoscas, estos últimos contri-buyendo con la mayoría de especies.

De las especies de aves migratorias Neotropicales registradas en Co-lombia, muchas permanecen en el país durante toda su temporada no-reproductiva, tras llegar princi-palmente en los meses de septiembre y octubre. Después de seis a nueve meses en el país, toman rumbo al norte otra vez, entre abril y mayo.

Otras especies sólo están en tránsi-to y pasan por Colombia camino a áreas no-reproductivas más al sur, deteniéndose únicamente para des-cansar o aumentar sus reservas de energía.

En términos generales, las especies migratorias que llegan a Colombia se dividen en dos grupos principales representados por un número simi-lar de especies: acuáticas y terrestres.

En esa medida los humedales de Bo-gotá y sus bordes arbolados proveen hábitats apropiados para muchas de las aves migratorias registradas en Colombia.

De hecho, de las especies acuáticas registradas con frecuencia en el país, 40 están asociadas con humedales de agua dulce y la gran mayoría de especies terrestres utilizan hábitats boscosos (69 especies).

Sin embargo, el número de especies que pueden estar presentes en los humedales depende de la calidad de los hábitats y su ubicación geográfi-ca, principalmente la distancia desde la costa y la altura sobre el nivel del mar.


LAS NECESIDADES DE LAS AVESMIGRATORIAS

tificar los factores que limitan las po-blaciones e inducen las disminuciones.

Entre los múltiples factores citados como contribuyentes a las reducciones poblacionales, la pérdida de hábitat, tanto en las áreas de reproducción como en las de no-reproducción, es un tema recurrente y dominante. La expansión urbana acelerada y sin planeación de Bogotá en los últimos 50 años ha dado como resultado la notable reducción y deterioro de los humedales.

La protección y manejo adecuado de los humedales de Bogotá, por lo tanto, no solo es una prioridad para la conservación de las especies endé-micas y amenazadas asociadas sino también para las aves migratorias cuya sobrevivencia depende de la sa-lud de este ecosistema.

LA TEMPORADA NO REPRODUCTIVAPara entender las necesidades de las aves migratorias se deben examinar independientemente el periodo esta-cionario y el periodo de migración du-rante la temporada no-reproductiva.

Los ornitólogos de todo el mundo es-tán cada vez más preocupados por las disminuciones en las poblaciones de cientos de especies de aves migratorias.

En las Américas las poblaciones de varias especies han tenido fuertes re-ducciones desde los años 60s y aún algunas especies abundantes y amplia-mente distribuidas están experimen-tando disminuciones persistentes.

De las especies migratorias regis-tradas en 14 Parques Ecológicos Distritales de Humedal (PEDH) de Bogotá, trece están clasificadas como especies de preocupación en Norteamérica, por la disminución en sus poblaciones y por lo tanto ca-talogadas como prioritarias para la conservación (Tabla 1).

La gravedad de las disminuciones registradas en décadas recientes ha impulsado a científicos y conser-vacionistas a intentar entender las necesidades de estas aves a lo largo de su ciclo anual. Es únicamente a través un conocimiento profundo de esas necesidades que se pueden iden-


Hasta hace poco se creía que la ma-yoría de individuos tras llegar a sus sitios no-reproductivos entre sep-tiembre y noviembre, permanecían allí hasta el momento de regresar a sus sitios de reproducción en marzo y abril. Ese supuesto estaba basado en la alta fidelidad de las aves a los sitios no-reproductivos y en su com-portamiento territorial.

Por ejemplo, varios estudios demues-tran que algunos individuos vuelven al mismo sitio año tras año, y que muchas aves migratorias defienden activamente territorios pequeños durante la época no-reproductiva.

Sin embargo, este paradigma ha sido reemplazado recientemente con el hallazgo que los individuos de varias especies ocupan dos o más sitios du-rante la temporada no-reproductiva, y que pueden pasar en ellos de uno a dos meses.

A pesar de este cambio en nuestra percepción del uso de hábitats inver-nales, los requerimientos de las aves en cada área/hábitat no cambian. Las demandas energéticas de las aves durante el invierno son relati-vamente bajas y consecuentemente se espera que las migratorias bus-

quen los hábitats que maximizan su sobrevivencia, al proveer suficientes recursos para mantener su condición física y tener un bajo riesgo de depre-dación.

Una de las principales ventajas de la territorialidad durante la temporada no-reproductiva es probablemente el reducido riesgo de depredación asociado a una alta familiaridad con el entorno, al igual que la defensa de recursos alimenticios. La varia-ción en los recursos disponibles y el riesgo de depredación determinan la calidad de los hábitats ocupados. De hecho, es bien reconocido que no todos los hábitats utilizados por las aves migratorias son de la misma calidad.

Se ha demostrado que la variabilidad en la disponibilidad de recursos en-tre los hábitats afecta la habilidad de mantener la condición física duran-te la temporada no-reproductiva, la cual puede afectar la temporalidad de la migración, la fecha de llegada al sitio reproductivo y hasta el éxito reproductivo.

Estos efectos en cadena destacan la importancia crítica de los hábitats invernales y la necesidad para au-


mentar la extensión de hábitats de alta calidad para revertir las dismi-nuciones en las poblaciones de las aves migratorias. En resumen, las aves migratorias requieren hábitats de ca-lidad en sus áreas no-reproductivas y dependen de ellos año tras año.

LAS TEMPORADAS DE MIGRACIÓNEn contraste con el periodo esta-cionario de la temporada no-repro-ductiva, los periodos de migración son energéticamente demandantes y consecuentemente las aves migra-torias buscan hábitats con recursos abundantes en puntos estratégicos a lo largo de su ruta migratoria. Las grandes distancias que vuelan las aves migratorias hace que dividan sus viajes en etapas: deteniéndose en puntos estratégicos para acumular la energía necesaria para la próxima es-cala de su viaje. Las regiones o sitios utilizados para almacenar energía (típicamente en la forma de reservas de grasa) son denominados sitios de parada y las aves pueden usarlos de tres a cuatro días y hasta tres sema-nas. Para realizar estas paradas, las aves buscan los hábitats con una gran abundancia de recursos como frutas o insectos, los cuales facilitan la acu-mulación rápida de energía. Los hu-

medales son reconocidos mundial-mente como un hábitat de alta calidad tanto para las aves acuáticas como las terrestres, estas últimas aprovechando la abundancia de insectos asociados a los hábitats acuáticos.

Durante los periodos de migración, las aves también necesitan sitios se-guros donde pueden descansar entre vuelos, particularmente cuando tie-nen que cruzar terrenos inhóspitos. En Colombia, las porciones más altas de las tres cordilleras de los Andes representan una barrera para muchas especies migratorias, que únicamente pueden atravesar sin detenerse cuando hay condiciones climáticas favorables.

Con base en aves migratorias terres-tres observadas en Bogotá durante ambas épocas de migración, se supone que la Sabana de Bogotá es un sitio de parada importante antes y después de que las aves crucen las partes altas de la cordillera Oriental. Lo valioso de ésta hipótesis, que requiere de estudios sis-temáticos para su confirmación, es que es probable que los humedales restan-tes de Bogotá se hayan convertido en un refugio crítico en un mosaico de hábitats urbanos inhóspitos para las aves migratorias.


ESPECIES PRESENTES EN LOS HUMEDALES DE BOGOTÁ

De las 188 especies de aves registradas en los humedales de Bogotá, 65 (35%) son especies migratorias que constituyen una proporción importante de la avifauna presente en los PEDH de la ciudad.

De las 65 especies registradas, la mayoría (60) corresponde a mi-gratorias Boreales y cinco a mi-grantes Australes. Dichas especies están distribuidas en 43 géneros y 18 familias. Doce familias tienen hábitos terrestres; las reinitas (Pa-rulidae) es la familia más represen-tada, con 12 especies, seguida de los atrapamoscas (Tyrannidae) con 11 especies; diez familias incluyen entre una y cuatro especies y seis familias tienen hábitos acuáticos incluyendo los playeros, correlimos y becacinas (Scolopacidae) que con 7 especies son las más abundantes (Fig. 1).

Es importante resaltar la presencia de la Reinita Cerúlea (Setophaga cerulea), categorizada por BirdLife (2013) como Vulnerable (VU) a nivel global, debido a la degradación del hábitat, así como el Pibí Boreal (Contopus cooperi), especie conside-rada Casi Amenazada (NT) global-mente.

Otras especies que no califican como amenazadas a nivel global pero están catalogadas como de mayor preocu-pación en Norteamérica y que son relativamente abundantes en los PEDH de Bogotá incluyen lo playe-ros Andarríos Solitario (Tringa soli-taria) y el Patiamarillo Menor (Trin-ga flavipes), y los insectívoros Cuco Americano (Coccyzus americanus) y la Reinita del Canadá (Cardellina canadensis) (Tabla 1).


Figura 1. Familias de aves presentes en los 14 PEDH de Bogotá. A. Acuáticas (número de especies). B. Terrestres (número de especies)


El PEDH con el mayor número de especies es Córdoba con 52 especies, seguido de La Conejera con 50 y Ja-boque con 45, contrastando con los de Capellania y Torca con ocho y una especie respectivamente.

Sin embargo vale la pena aclarar que el esfuerzo de muestreo (o por lo menos los PEDH más visitados por observadores de aves, es muy di-ferente siendo mayor en la Conejera y Niza-Córdoba), así como la extensión y calidad del hábitat son factores que in-fluyen marcadamente estos números.

El PEDH que presentó el mayor número de especies acuáticas fue Niza-Córdoba con 13, seguido de La Conejera y Jaboque con 12 y Juan Amarillo con 11. Vale la pena resaltar el PEDH Meandro del Say debido a que en él se presentan las congregaciones más grandes de Cer-ceta Aliazul (Anas discors) dentro de la ciudad, estimando en diciembre de 2011 entre 2600-3000 individuos (S. Chaparro-Herrera obs. pers.).

La única especie acuática presente en los 14 PEDH es el Andarríos So-litario (Tringa solitaria). Una espe-cie residente invernal solitaria poco

común a común localmente entre agosto y abril en la Sabana de Bogo-tá que se alimenta de invertebrados en los bordes lodosos, en aguas de poca profundidad o en sitios con vegetación para esconderse. Otras especies presentes en la mayoría de los PEDH son la Cerceta Aliazul (Anas discors), el Andarríos Macula-do (Actitis macularius), el Patiamari-llo Mayor (Tringa melanoleuca) y el Patiamarillo Menor (Tringa flavipes) (Tabla 1). Finalmente el Pato Calvo (Anas americana), una especie que antes llegaba en buenos números para invernar y ahora no lo hace, y el Pato Cuchara Norteño (Anas clypea-ta), especie de la cual no hay infor-mación suficiente para establecer su estatus en la Sabana de Bogotá, son exclusivos de los PEDH La Conejera y Meandro del Say, respectivamente. Vale la pena anotar que para el caso del Pato Calvo este se registró en el 2011 (S. Chaparro-Herrera obs. pers.) después de casi 20 años sin ser observado en la Sabana de Bogotá (F. G. Stiles com. pers.).

Respecto a las especies terrestres los Pibí Oriental/Occidental (Contopus virens/sordidulus) (dos atrapamoscas indistinguibles en campo, excepto


por sus vocalizaciones), la Tijereta Sabana (Tyrannus savana) y la Tan-gara Veranera (Piranga rubra) están presentes en 12 de 14 PEDH.

De estas tres especies, solamente la Tangara Veranera permanece en los humedales durante la temporada no-reproductiva, igual que otras 17 especies terrestres, las más comunes

siendo pequeñas insectívoras como Leiothlypis peregrina, Setophaga ru-ticilla, Setophaga petechia, Setophaga fusca y Parkesia noveboracensis. De las 27 especies terrestres que solo pasan por los humedales durante las temporadas de migración, las más abundantes son dos atrapamoscas, Contopus virens y Tyrannus tyrannus y dos especies frugívoras, Vireo oliva-ceus y Piranga olivacea.

IMPORTANCIA DE LOS HUMEDALES PARA LAS AVES MIGRATORIAS

Para ser un hábitat urbano, los hu-medales de Bogotá mantienen una co-munidad considerable de aves migra-torias, alcanzando un total de especies mayor o comparable con algunas áreas protegidas representadas en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas.

La riqueza de la avifauna migratoria en los PEDH se puede atribuir a dos factores: A) la presencia de hábitats tanto acuáticos como terrestres que atraen diversas especies y B) la loca-lización geográfica de Bogotá, sobre la ruta de migración principal de las especies que ingresan a Suramérica por el Darién y que continúan hasta

la Amazonia o el piedemonte de los Andes. De hecho, este segundo fac-tor tiene una gran influencia sobre el número de especies registradas, dado que aproximadamente 28 (43.1%) de estas especies son transeúntes, es decir migratorias de paso.

Por si solo ningún PEDH mantiene números significativos de aves mi-gratorias, sin embargo en combina-ción los 14 PEDH si albergan núme-ros importantes a nivel regional. Además, para algunas especies de preocupación que se registran durante la migración, los humedales constitu-yen importantes puntos de parada.


Efectivamente, es durante la migra-ción que los humedales toman su mayor importancia porque actúan como un refugio para miles de aves migratorias que cruzan la Sabana de Bogotá.

Evidencia anecdótica sugiere que los PEDH son utilizados por grandes números de individuos de ciertas es-pecies durante la migración de oto-ño y de primavera, y existen conteos grandes de especies como Coccyzus americana, Contopus virens, Tyran-nus tyrannus, Vireo olivaceus, Catha-rus ustulatus, Leiothlypis peregrina y Piranga olivacea.

El valor de los 14 PEDH actuales para las aves migratorias podría au-mentar al adoptar un rango de prác-ticas de manejo favorables. Para las especies acuáticas como los patos, las grandes extensiones de agua abierta y las aguas poco profundas con una vegetación acuática abundante son importantes, pero tal vez sobre todo estas especies necesitan zonas sin disturbio, donde puedan descansar y forrajear sin intervención humana o de mascotas domésticas.

Igualmente sensibles al disturbio son los playeros migratorios, los cuales se

beneficiarían de la creación y man-tenimiento de márgenes lodosos y zonas de aguas poco profundas que son su principal hábitat de forrajeo. Márgenes de este estilo se pueden crear al dejar que los niveles de agua varien naturalmente o a través del manejo artificial de flujos hídricos que apoyen el establecimiento de márgenes lodosos en momentos cla-ves en el año.

Para las aves migratorias terrestres la vegetación natural de los humeda-les y los alrededores arbolados son hábitats de importancia. El valor de estos hábitats se incrementa con más zonas arboladas y siembra de árboles nativos con densidades bajas en las zonas abiertas utilizadas para recrea-ción.

Es importante incluir una mezcla de especies de árboles y arbustos que proporcionen una variedad de recur-sos, incluyendo pequeñas frutas para las especies migratorias frugívoras.

Teniendo en cuenta las necesidades divergentes de cada grupo de aves migratorias, el valor de los PEDH para todo el grupo se puede maximi-zar al crear y mantener un mosaico de hábitats que asegure presencia de agua


abierta, márgenes lodosos, vegetación natural de humedales y alrededores con zonas de matorral o bosque.

DIRECCIONES FUTURAS

Para entender la importancia de los PEDH para las aves migratorias y las necesidades de las especies que los usan, es fundamental promover más investigación. El estudio de las aves migratorias en estos hábitats es aún incipiente. Teniendo en cuenta el ta-maño de los humedales y la facilidad relativa para generar estimaciones poblaciones, los censos de especies se constituyen como una actividad importante para los 14 PEDH en varias fechas durante la temporada no-reproductiva. Un censo de este tipo facilita una estimación pobla-cional para las principales especies presentes y también una noción so-bre la variación en el uso de los hu-medales a lo largo del año.

De igual forma, debe documentarse el uso que hacen las especies durante

los periodos de migración. Estudios que emplean una metodología inten-siva con redes de niebla y observacio-nes durante los meses con mayores tasas de migración (marzo, abril, septiembre, octubre y noviembre), permitiría entender cuáles especies pasan por los humedales y cómo los usan. Por ejemplo, se podría de-terminar si las aves solo pausan su migración en los humedales antes de cruzar las partes altas de la cordillera Oriental o si se detienen varios días con el fin de almacenar energía para la próxima etapa de su viaje.

Finalmente, la determinación de prácticas óptimas para el manejo de los hábitats para aves acuáticas mi-gratorias requiere más estudio. Este se puede lograr al comparar los di-ferentes humedales y correlacionar características del hábitat con la pre-sencia de aves acuáticas, o manipular variables, como el nivel del agua, para crear márgenes lodosos o el ma-nejo de aguas poco profundas para monitorear el efecto sobre presencia y uso de las aves acuáticas.


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4).

IMPRESO EN BOGOTÁ D. C., COLOMBIAOCTUBRE DE 2015

aves de los humedales de bogota aportes...

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