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ra muchos se asume que el nuevo pensamiento científico es el que se condena cuando el 17 de febrero de 1600, en el Campo dei Fiori en Roma, se quema a Giordano Bruno. Un Giordano Bruno que como filósofo natural acepta absolutamente el copernicanismo como sistema astronómico ... Un Bruno que divulga, desarrolla y perfecciona dicho sistema de astronomía. O bien, como ex- presa Cappelletti, en la introducción a su traduc- ción del diálogo italiano Sobre el infinito univer- so y los mundos (1UM)2, Guillermo Coronado Astronomía vs cosmología en Giordano Bruno Abstract: In this paper, Bruno's astronomi- cal and cosmological ideas are considered, in particular; in the context of his works in the eighties. Contrary to a very common interpreta- tion, it is argued that Bruno 's cosmology does not follow from Copemican views. It is estab- lished that in Bruno's thought there is no ade- quate and coherent use of Copemican views. Finally, it is proposed that Bruno's use of Copemican ideas is a polemical one. Resumen: En este trabajo se consideran los aspectos astronómicos y cosmológicos del pen- samiento de Bruno, en particular en el contexto de los diálogos de la década de los ochenta. Se argumenta que, al contrario de una interpreta- ción muy común, la cosmología bruniana no se desprende directamente del copemicanismo. También se insiste en que en Bruno no hay un manejo adecuado y coherente de los plantea- mientos copemicanos. Finalmente, se plantea que el uso del copemicanismo por Bruno cum- ple, más bien, una función polémica Es muy común asumir que la cosmología bruniana es una consecuencia directa del coper- nicanismo. Y este trabajo está dedicado a cuestio- nar tal suposición. Esa manera tradicional de interpretar el pen- samiento de Bruno en el contexto de las ideas as- tronómicas y cosmológicas, que este trabajo dis- cute críticamente haciendo especial referencia a los diálogos de los ochenta 1 , tiene justificaciones tanto externas como internas. Entre los motivos de índole externa destaca el siguiente: Bruno como mártir de la ciencia. Pa- ...a la imagen del mundo físico vigente en su época [aquella que tiene sus raíces en Aristóteles, aunque no su forma acabada], contrapone Bruno una nueva ima- gen que tiene sus raíces (aunque no su forma acabada) en Copérnico. A la concepción geocéntrica sustituye la heliocéntrica; a la idea de las esferas, la del continuo espacial; al mundo único, los mundos innumerables; a la tierra como hogar privilegiado de la vida y de la ra- zón, la existencia de seres vivos e inteligentes en otros planetas y estrellas, y, como consecuencia de todo es- to, a la idea de un dios trascendente, distinto del uni- verso, motor inmóvil y creador del mismo, contrapone la idea de un Dios inmanente, idéntico, en el fondo, al universo infinito, aunque conceptual mente diferencia- ble de él. (IUM, 42-43) Por otra parte, entre las consideraciones de índole interna, esto es, que se derivan de sus propios planteamientos, sobresale el vehemente elogio a Copérnico en su obra titulada de La ce- na de las cenizas (CC). Allí Bruno expresa con gran entusiasmo: [Copérnico] Era de ingenio grave, elaborado, diligente y maduro; no inferior a ningún astrónomo anterior a él excepto en lo que hace a la sucesión en el tiempo, y en Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (98), 31-40, Julio-Diciembre 2001

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Page 1: Astronomía vscosmología enGiordano Bruno de Filosofía... · 2018-12-05 · cartesiano, y en el infinitismo actual newtoniano, un heliocentrismo tampoco tiene significado al-guno,

ra muchos se asume que el nuevo pensamientocientífico es el que se condena cuando el 17 defebrero de 1600, en el Campo dei Fiori en Roma,se quema a Giordano Bruno. Un Giordano Brunoque como filósofo natural acepta absolutamenteel copernicanismo como sistema astronómico ...Un Bruno que divulga, desarrolla y perfeccionadicho sistema de astronomía. O bien, como ex-presa Cappelletti, en la introducción a su traduc-ción del diálogo italiano Sobre el infinito univer-so y los mundos (1UM)2,

Guillermo Coronado

Astronomía vs cosmología en Giordano Bruno

Abstract: In this paper, Bruno's astronomi-cal and cosmological ideas are considered, inparticular; in the context of his works in theeighties. Contrary to a very common interpreta-tion, it is argued that Bruno 's cosmology doesnot follow from Copemican views. It is estab-lished that in Bruno's thought there is no ade-quate and coherent use of Copemican views.Finally, it is proposed that Bruno's use ofCopemican ideas is a polemical one.

Resumen: En este trabajo se consideran losaspectos astronómicos y cosmológicos del pen-samiento de Bruno, en particular en el contextode los diálogos de la década de los ochenta. Seargumenta que, al contrario de una interpreta-ción muy común, la cosmología bruniana no sedesprende directamente del copemicanismo.También se insiste en que en Bruno no hay unmanejo adecuado y coherente de los plantea-mientos copemicanos. Finalmente, se planteaque el uso del copemicanismo por Bruno cum-ple, más bien, una función polémica

Es muy común asumir que la cosmologíabruniana es una consecuencia directa del coper-nicanismo. Y este trabajo está dedicado a cuestio-nar tal suposición.

Esa manera tradicional de interpretar el pen-samiento de Bruno en el contexto de las ideas as-tronómicas y cosmológicas, que este trabajo dis-cute críticamente haciendo especial referencia alos diálogos de los ochenta 1, tiene justificacionestanto externas como internas.

Entre los motivos de índole externa destacael siguiente: Bruno como mártir de la ciencia. Pa-

...a la imagen del mundo físico vigente en su época[aquella que tiene sus raíces en Aristóteles, aunque nosu forma acabada], contrapone Bruno una nueva ima-gen que tiene sus raíces (aunque no su forma acabada)en Copérnico. A la concepción geocéntrica sustituye laheliocéntrica; a la idea de las esferas, la del continuoespacial; al mundo único, los mundos innumerables; ala tierra como hogar privilegiado de la vida y de la ra-zón, la existencia de seres vivos e inteligentes en otrosplanetas y estrellas, y, como consecuencia de todo es-to, a la idea de un dios trascendente, distinto del uni-verso, motor inmóvil y creador del mismo, contraponela idea de un Dios inmanente, idéntico, en el fondo, aluniverso infinito, aunque conceptual mente diferencia-ble de él. (IUM, 42-43)

Por otra parte, entre las consideracionesde índole interna, esto es, que se derivan de suspropios planteamientos, sobresale el vehementeelogio a Copérnico en su obra titulada de La ce-na de las cenizas (CC). Allí Bruno expresa congran entusiasmo:

[Copérnico] Era de ingenio grave, elaborado, diligentey maduro; no inferior a ningún astrónomo anterior a élexcepto en lo que hace a la sucesión en el tiempo, y en

Rev. Filosofía Univ. Costa Rica, XXXIX (98), 31-40, Julio-Diciembre 2001

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cuanto a la capacidad natural de juicio, muy superior aPtolomeo, Hiparco, Eudoxo y a todos aquellos que ca-minaron después tras las huellas de éstos, superioridadque le viene de haberse liberado de algunos presupues-tos falsos de la común y vulgar filosofía, por no decirceguera. (CC, 66)3

Ahora bien, y para enfrentar la tarea de eva-luar el significado del pensamiento bruniano enel contexto de la astronomía y la cosmología,véanse algunas cuestiones referentes a la astrono-mía específicamente copernicana.

1- En primer lugar: ¿cuánto de la astronomíacopernicana, estrictamente científica, está pre-sente en las obras de Bruno de los ochentas? Res-puesta inmediata: no mucho. Por ejemplo, consi-dérese el famoso diagrama de La cena de las ce-nizas y su discusión, que será planteada más ade-lante, en la sección 11.

De forma más precisa: el copernicanismo co-mo astronomía, y como trasfondo cosmológicoexplícitamente aceptado, supone las siguentes ver-tientes. ¿Qué mantiene de ellas Giordano Bruno?

a- Heliocentrismo. Sí se mantiene de maneraexplícita. Pero ¿con qué sentido? Ninguno. Uncentrismo cosmológico, ya sea referido al solo aotro cuerpo o entidad -heliocentrismo o pirocen-trismo como el del pitagórico Filolao- no tienesentido alguno en la visión del cosmos de Brunopues ella se construye sobre un infinitismo radi-cal. Por cierto, se debe notar que aquí Bruno ysus seguidores no están solos. En efecto, cuán co-mún es el error de asumir que la RevoluciónCientífica es el triunfo del copernicanismo, yejemplificarlo con los sistemas de Descartes y deNewton. Error crucial dado que en el no finitismocartesiano, y en el infinitismo actual newtoniano,un heliocentrismo tampoco tiene significado al-guno, puesto que lo fundamental es la ausenciade un centro. En ambos sistemas el heliocentris-mo solamente puede predicarse de una parte muyparticular del universo, un sistema planetario he-liocéntrico, no un universo tal. En consecuencia,el cartesianismo o el newtonianismo no puedenser la culminación del heliocentrismo copernica-no, sino la superación de cualesquiera esquemafinitista.

Muy al contrario de Bruno, se tiene los casosde Galileo y Kepler, ambos declarados abandera-dos, defensores, y propulsores de la visión helio-céntrica. Kepler y Galileo mantienen el heliocen-trismo copernicano en tanto que conciben elmundo como finito-esférico.

b- Finitismo esférico. En Bruno tampoco semantiene. No hay un límite esférico que encierreel universoernundo, en el sentido tradicional aris-totélico-escolástico. Por tanto, la octava esfera, laesfera de las estrellas fijas, o el firmamento estre-llado como entidad limitante del universo, de ununiverso como realidad toda, no tiene fundamen-to alguno para Bruno", En efecto, cualquier lími-te que se conciba en el universo puede ser supe-rado. Se está frente a una nueva versión de laaporía de Arquitas. Es obvio que la tesis brunia-na más impresionante en su tiempo fue precisa-mente el infinitismo resultante de tal negación dela esfericidad finita. Por el contrario, como seapuntó antes, se tiene que un ferviente copemica-no, Galileo, mantiene el finitismo esférico, aun-que armado de su telescopio pudo establecer queno todas las estrellas estarían a la misma distan-cia, pero prefirió otorgarle tridimensionalidad ala esfera de las estrellas fijas antes que abrir elcosmos.

Ahora bien, de manera más precisa, la aper-tura del universo esférico y finito es resultado deThomas Digges y su opúsculo Una perfecta des-cripción de las esferas. Apertura del universo quede hecho es anterior cronológicamente a los plan-teamientos brunianos; empero no hay evidenciade que fuera del conocimiento de Bruno. Diggesresume su enfoque de la siguiente forma:

...Y, sin embargo, como ya se dijo, el gran círculo noes más que un punto en comparación con la inmensi-dad del firmamento: de ello puede fácilmente colegir-se cuán Ínfima es la parte de la creación divina quenuestro mundo elemental y corruptible representa. Pe-ro, aun aSÍ,nunca podremos dejar de admirar la inmen-sidad de todo lo demás, en particular la de esa esferainmóvil engalanada por innumerables luminarias, quese extiende ilimitadamente hacia arriba en altitud esfé-rica. De estas luces celestiales tan sólo podemos veraquellas que se encuentran situadas en la parte inferior

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de dicha esfera, pareciéndonos cada vez menores amedida que están más altas, hasta llegar a un puntodonde no alcanza ya nuestra vista y no es capaz de dis-tinguirlas: en virtud de esta prodigiosa distancia la ma-yor parte de las mismas resultan invisibles para noso-tros. Muy bien podemos pensar que ésta es la gloriosacorte del gran Dios, acerca de cuyas invisibles e ines-crutables obras nosotros tan sólo podemos conjeturarsobre la base de lo que nos es dado ver, y a cuyo infi-nito poder y majestad únicamente puede convenir unlugar infinito que supere tanto en cantidad como en ca-lidad a todos los demás."

c- Movimientos estrictamente circulares yuniformes. Bruno tampoco mantiene esta tesis.Véase para la opinión de Bruno dos textos clavesen La cena de las cenizas, el primero por mediode su portavoz Teófilo:

...pues al igual que no se ha visto a ningún cuerpo na-tural absolutamente redondo y dotado en consecuenciade un centro absoluto, de la misma manera también enlos movimientos sensibles y físicos que vemos en loscuerpos naturales no hay ninguno que no difiera enmucho del movimiento absolutamente circular y regu-lar en torno a algún centro, por mucho que se esfuer-cen los que se imaginan estas borras y rellenos de or-bes desiguales, diámetros diferentes y otros emplastosy recetarios para medicar la naturaleza hasta que ven-ga a concluir (al servicio de Magister Aristóteles uotro) que todo movimiento es continuo y regular entorno al centro". (CC, 120)

o bien, casi al cierre de la misma obra:

Tened presente, que aunque decimos que estos movi-mientos son cuatro, sin embargo, ... aunque los llame-mos circulares ninguno de ellos, sin embargo, es unmovimiento verdaderamente circular; en tercer lugar,que aunque muchos se han esforzado por descubrir laregla verdadera de dichos movimientos, lo han hecho -y quienes se esfuercen en el futuro también- en vano,puesto que ninguno de esos movimientos es completa-mente regular y susceptible de medida geométrica.(CC, 168-9)

Esto último, la cuestión de los movimientos cir-culares, se ampliará en la sección e, más adelante.

Bruno nos ofrece movilidad variable parasatisfacer las necesidades de los cuerpos celestesanimales. Pero preguntemos acerca de las esfe-

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ras, que puede argumentarse todavía son muysignificativas para Copérnico -a pesar de la tar-día tesis de Rosen-." Ellas no tienen sentido al-guno para Bruno. Por ejemplo, disfruta burlándo-se del modelo de la cebolla de Ptolomeo -aunqueello es más propio de Aristóteles-, pero estos de-talles técnicos no le son importantes. Por el con-trario almas que rigen cuerpos animales le sonmás llamativos. Pero ello es más propio de unanimismo universal, y no del enfoque más clási-co de Copérnico, el de la esfericidad como causaformal de los movimientos de los cuerpos celes-tes adquirió gran significado e importancia. Ensíntesis, ¿ofrece Bruno alguna otra manera mástípicamente astronómica para comprender el mo-vimiento planetario? Nuevamente la respuestadebe ser negativa.

d- Primera ley de la naturaleza según Co-pérnico, Esta ley establece que el radio del orbeplanetario es proporcional al tiempo de revolu-ción del mismo en tomo al Sol. Ley fundamentalque le permite a Nicolás Copérnico resolver demanera definitiva la cuestión del orden de losplanetas. Bruno parece referirse a ella pero sindarle una importancia clave, y no necesariamen-te por las razones de Copérnico, sino en el con-texto de una discusión sobre la posible existenciade más cuerpos celestes que se muevan alrededordel sol. En efecto, hace decir a Filoteo:

Por el hecho de que cuanto más alejados están, mayorescírculos trazan; cuanto mayores círculos trazan, tar.tomás lentamente se mueven en torno al sol; cuanto máslentamente se mueven, tanto más están expuestos a loscálidos e inflamados rayos del mismo. (IUM, 151)

Por el contrario, y para no darle un sentidodemasiado fuerte al párrafo antes citado, no hayque olvidar su desdén por la posibilidad de leyesnaturales estrictas y precisas, como se verá en elsiguiente punto.

e- Matematismo pitagárico. Matematismopitagorizante, esto es, la tesis de que la astrono-mía se rige por leyes estrictas. Nuevamente hayque apuntar que dicho enfoque no tiene impor-tancia para Bruno. Lo considera, por el contrario,un enfoque pernicioso. En consecuencia, insiste

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en enfrentar dicha tesis de la astronomía materna-tizante -recordar el problema o defecto de Co-pérnico- a la filosofía natural o física ..., que des-cubre y enseña precisamente la insuficiencia decualesquiera esquema de orden matematizanteante la diversidad de los fenómenos.

[Copérnico] Sin embargo, no se ha alejado mucho deella, porque al ser más estudioso de la matemática quede la naturaleza, no ha podido profundizar y penetrarhasta el punto de poder arrancar completamente lasraíces de principios vanos e inapropiados y con elloanular totalmente todas las dificultades contrarias, li-berándose a sí mismo y a los demás de tantas vanas in-quisiciones, y situando la contemplación en las cosasconstantes y ciertas .... con su discurso más matemáti-co que natural, la causa que antes era ridiculizada, des-preciada y vilipendiada, nos la ha devuelto honorable,aprecidada, más verosímil que la contraria y sin dudaalguna más cómoda y expedita para la teoría y la razóncalculatoria ... (CC, 66)

Como cierre a esta dimensión de análisis,cabe recordar que Bruno no hubiese aceptadoque se le tomara como un simple representantedel copernicanismo, a pesar de la importanciaque le daba en sus propuestas, y de presentarsecomo su portavoz. En efecto, cabe citar sus pa-labras anteriores a aquella alabanza a NicolásCopérnico:

Hace unos días vinieron hasta el Nolano dos personasde parte de un escudero real, haciéndole saber lo ar-dientemente que dicho señor deseaba hablar con él, afin de conocer a su Copérnico y otras paradojas de sunueva filosofía. El Nolano respondió que él no veía porlos ojos de Copérnico ni por los de Ptolomeo, sino porlos suyos propios en lo que hacía referencia al juicio ydeterminación, si bien en lo relativo a las observacio-nes estima que debe mucho a ellos y a otros diligentesmatemáticos que con la sucesión de los tiempos, su-mando luz sobre luz, nos han dado principios suficien-tes para llegar a una conclusión tal que no podía habernacido sino tras muchas edades en absoluto ociosas.(CC,65)

Nótese la afirmación que el Nolano hace:"no veía por los ojos de Copérnico ni por los dePtolomeo, sino por los suyos propios en lo quehacía referencia al juicio y determinación ..." Enotras palabras, intenta ser independiente de sus

antecesores en cuestiones técnicas. Pero pagaráun precio muy alto como se verá más adelante.Parte de ese precio es el abandono, sin sustitu-ción técnica viable, del principio de la circulari-dad en el movimiento planetario, como se ade-lantó en la sección e, más arriba.

11-Desde la perspectiva de Bruno, ¿cómo seconsidera esta cuestión del copernicanismo en supensamiento? Sencillamente, Giordano Brunoinsiste que él es el verdadero y auténtico conti-nuador de la transformación conceptual iniciadapor Nicolás Copérnico. Pero ¿tiene esto algúnsignificado cuando se plantea como copernicanoun heliocentrismo sin un referente limitante, ysin un centro definitorio? Un heliocentrismo quemás bien representa sistemas planetarios en tomoa soles o estrellas, de los cuales se asume hay in-finito número. Retornando a la pregunta inicial:¿Qué conoce Giordano Bruno del De revolutioni-bus orbium coelestium? No parece que muchodesde el punto de vista astronómico. Empero,descarta correctamente la carta al lector comorepresentando adecuadamente el pensamiento deNicolás Copérnico. En otras palabras, Bruno re-conoce la radical diferencia entre el realismo co-pernicano y el instrumentalismo de dicho docu-mento introductorio al De revolutionibus. Laoposición entre la carta al lector y el Prefacio alPapa que sí es propio de Copérnico. Por supues-to, esta misma inquietud la tuvo Tycho Brahe yposteriormente Johannes Kepler, quienes no so-lamente distinguen entre ambos documentos porrazones doctrinales, sino que encuentran pruebasdocumentales, que hacen referencia a Osiandercomo el autor del texto instrumentalista.

Sin embargo, en el contexto de una discu-sión acaecida en Oxford, en la que mediante unmismo diagrama se representan los sistemas dePtolomeo, parte superior, y el copernicano, parteinferior (ver Figura A) Bruno declara en La cenade las cenizas, lo siguiente:

...Torcuato ... Luego se dirigió al tercer círculo y en unpunto de su circunferencia señaló el centro de un epici-clo, trazó su circunferencia y en dicho centro dibujó elglobo terrestre, escribiendo con hermosos trazos Terra,a fin de que nadie se engañara pensando que ese globono fuera la Tierra. Y en un lugar de la circunferencia del

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ASTRONOMÍA VS COSMOLOaíA EN BRUNO

PTOLEMAEVS.

Figura A

epiciclo, muy distante del centro, dibujó el signo de laLuna. Cuando lo vio el Nolano dijo: Resulta que éste mequería enseñar de Copérnico lo que el propio Copérnicojamás pensó y que incluso se habría hecho cortar el cue-llo antes de decirlo o escribirlo; pues hasta el mayor as-no del mundo sabe que desde esa parte se vería siempreel diámetro del Sol idéntico y se seguiría otras muchasconsecuencias inverificables. Tace, tace, dijo Torcuato,tu vis me docere Copernicum? Me importa poco Copér-nico, dijo el Nolano, y me importa poco que vos y otroslo comprendáis. Tan sólo quiero advertiros que estudiésmejor antes de venir a enseñarme en otra ocasión. Loscaballeros presentes fueron tan diligentes que se trajo ellibro de Copérnico y mirando la figura vieron que laTierra no estaba colocada en la circunferencia del epici-clo, como la Luna, y por eso quería Torcuato que el pun-to que había en el centro del epiciclo en la circunferen-cia de la tercera esfera significara la Tierra. Smith-. Lacausa del error fue que Torcuato había mirado las figu-ras del libro, pero no había leído los capítulos, y si losha leído no los ha entendido. Teófilo-. El Nolano seechó a reír y le dijo que ese punto no era otra cosa que

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la señal del compás cuando se trazó el epiciclo de la tie-rra y de la luna, que es uno y el mismo. Además, si ver-daderamente queréis saber dónde está la tierra segúnCopérnico, leed sus propias palabra. Leyeron y vieronque decía que la tierra y la luna estaban contenidas co-mo en un mismo epiciclo, etc .. (CC, 146-48)

Considérese la violenta afirmación brunia-na: "Me importa poco Copémico, dijo el Nola-no." Además su insistencia en esta errónea inter-pretación del esquema copemicano, por parte deBruno que denota su poca comprensión de la di-mensión astronómica del asunto. Y el manejoinadecuado del texto copemicano que de ningunamanera dice lo que asume Bruno."

I1I- En virtud de todo lo anterior, la tesis quese defiende en este trabajo es que Giordano Bru-no no desarrolla la astronomía copemicana ensentido estricto, de manera precisa, en su nuevoplanteamiento cosmológico. Muy por el contra-rio, en su nueva cosmología antiaristotélica, an-tiaristotelismo que permea todo su pensamientos,explota de manera libre y muy superficial dichocopernicanismo.

Como evidencia adicional a lo ya antes ex-puesto, en lo que resta de este trabajo, se pasaa considerar varios de sus pronunciamientoscosmológicos:

i- Infinito universo e innumerables mundos.En el pensamiento de Bruno se tiene una funda-mental diferencia entre universo y mundos, cuyasraíces se remontan al pensamiento de los atomis-tas griegos. En efecto, el primero -el universo-se concibe como infinito en extensión y los se-gundos -los mundos- como innumerables en nú-mero. En varias instancias del diálogo entre Elpi-no y Filoteo (lUM) se clarifica la cuestión:

Elpino.- Muy bien. Pero pasad, por favor, a otra co-sa. Explicadme cómo diferenciáis el mundo del uni-verso. Filoteo.- La diferencia está muy divulgadafuera de la escuela peripatética. (... ) De esta maneradecimos que hay un infinito, es decir, una región eté-rea inmensa, en la cual existen innumerables e infini-tos cuerpos, como la tierra, la luna y el sol, que noso-tros llamamos mundos compuestos de lleno y vacío,porque este soplo, este aire, este éter no solamenteexiste en torno a dichos cuerpos sino que también

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penetra en el interior de todos y está dentro de cada co-sa. Seguimos hablando del vacío por la misma razónpor la cual a quien nos preguntase dónde están el éterinfinito y los mundos le contestaríamos que en un es-pacio infinito, en un cierto ámbito en el cual está y secomprende todo, el cual no puede comprenderse ni es-tar en otro sitio. (IUM, pp 110-11)

Filoteo.- Por todas las razones, pues, por las cuales sedice que este mundo es conveniente, bueno y necesa-rio, cuando se le considera finito, debe decirse tambiénque son convenientes y buenos todos los otros innume-rables mundos a los que, por la misma razón, la omni-potencia no les envidia el ser, y sin los cuales ésta, opor no querer o por no poder, vendría a ser objeto deblasfemia por dejar un espacio vacío o, si no quieresdecir vacío, un espacio infinito. (IUM, 96)

Filoteo.- Yo haré que, si tú quieres libremente confe-sarlo, digas que puede ser y que debe ser y que es. Por-que así como estaría mal que este espacio no estuvieralleno, o sea, que este mundo no existiese, igualmente,por la no diferencia, está mal que todo el espacio noesté lleno y, por consiguiente, el universo será de ex-tensión infinita y los mundos innumerables. (IUM, 88)

Finalmente, en apretada pero hermosa sínte-sis, Bruno afirma:

Filoteo.- Uno es, pues, el cielo, el espacio inmenso,el seno, el continente universal, la región etérea a tra-vés de la cual discurre y se mueve el todo. Allí innu-merables estrellas, astros, globos, soles y tierras se per-ciben con los sentidos, y otros infinitos se infieren conla razón. El universo inmenso e infinito es el compues-to que resulta de tal espacio y de tantos cuerpos en és-te comprendidos. (IUM, 146)

Sin embargo, para diferenciar el enfoque deBruno de las estrictas propuestas de los atomistasgriegos, nótese como el primero, en el texto quese cita a continuación, afirma la existencia de in-numerables mundos que son animales, mientrasque para los segundos ese organicismo es lo quese destierra de la filosofía de la naturaleza de losatomismos. Bruno se coloca, en este punto doc-trinal, dentro de las tradiciones del hilozoísmo ypampsiquismo típicas del organicismo de inspi-ración platónica. Pero ello no es más que otro ca-so del eclepticismo de Bruno, a quien le interesamás las posibilidades de enfrentamiento doctri-

nal o dialéctico, que la coherencia estricta en unatradición filosófica particular.

Filoteo.- (...) y a causa de los innumerables gradosde perfección que deben explicar en modo corpóreo laincorpórea excelencia divina, deben existir innumera-bles individuos, que son estos grandes animales (de loscuales uno es esta tierra, divina madre que nos ha en-gendrado y nos alimenta y que más tarde nos volverá aacoger), y para contener a estos innumerables se nece-sita un espacio infinito. Por consiguiente, así como hapodido y puede existir y es bueno que exista éste, no esmenos bueno que existan, como pueden existir, innu-merables mundos semejantes a éste. (IUM, 90)

Como otra oportunidad de su falta de preci-sión conceptual, nótese como Bruno, en la citaanterior, hace equivalente la tierra, nuestro plane-ta, "nuestra divina madre", con los mundos ani-males, los que corresponderían más bien a lossistemas solares o. conjuntos de planetas con susol particular.

Para terminar con este aspecto, recuérdeseque Bruno defiende la tesis que tales mundos sonhabitados. Más precisamente, son habitados tan-to los planetas como los soles. O bien, en térmi-nos de la propuesta de los dos elementos, de Te-lesio -caliente y húmedo- que Bruno retorna, losacuosos y los ígneos. (154)

Elpino.- (...) Más aún, al considerar esto, llego a enten-der, por deducción, otras muchas cosas. Hay, pues, dosclases de cuerpos luminosos: los ígneos, y éstos son lu-minosos primariamente, y los acuosos, o bien, cristali-nos, y éstos son secundariamente brillantes. (159)

Pero ello es importante para otras .asuntosteológicos que van más allá de los límites de es-te trabajo."

Ahora bien, si' trascendemos los límites deuna filosofía de la naturaleza o de una cienciacosmológico-astronómica, en la que se suele co-locar a Bruno en tanto abanderado y mártir delnuevo pensamiento, se puede argumentar que lafuente fundamental de la concepción brunianasería el pensamiento metafísico teológico de Cu-sa más que los atomistas griegos. Para explicaresta paradoja doctrinal nuevamente insistimosen nuestra tesis central: el pensar bruniano estámotivado por su vocación de combate ante los

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esquemas aristotélicos, más que desarrollo deuna concepción heliocéntrico copernicana de ín-dole coherente y que refleje un pleno dominio dedicha astronomía.

Desde esta perspectiva metafísica, Bruno ar-gumenta desde la pareja de conceptos fundamen-tales cusanos, a saber, la de Dios como infinitopleno o explicatio, y el universo infinito en tantocornplicatio. Esto se desprende claramente del si-guiente texto del diálogo primero del Sobre el in-finito universo y los mundos:

Filoteo.- Llamo al universo "todo infinito" porque notiene borde, término o superficie; digo que el universono es totalmente infinito porque cada parte que de élpodemos considerar es finita, y de los innumerablesmundos que contiene, cada uno es finito. Llamo a Dios"todo infinito" porque excluye de sí todo término y ca-da uno de sus atributos es único e infinito, y llamo aDios "totalmente infinito" porque El, todo entero, estáen todo el mundo y está infinita y totalmente en cadauna de sus partes, al contrario de la infinitud del uni-verso, la cual está totalmente en todo y no en las par-tes (si es que, al referimos al infinito, se puede hablarde partes) que podemos incluir en aquél. (IUM. 95)

ii- Universo y mundos desde la perspectivade la causalidad. Dos fragmentos de Bruno, pormedio de Filoteo, resultan importantes para lacuestión: Primero:

Os mostráis de acuerdo y muy bien os expresáis. Portanto, resulta necesaria una de estas dos cosas: o que lacausa eficiente, pudiendo depender de ella el efecto in-finito, sea reconocida como causa y principio de ununiverso inmenso, que contiene innumerables mundos(y de esto no se sigue inconveniente alguno, sino, porel contrario, todas ventajas, tanto para la ciencia comopara la ley y la fe) o que, dependiendo de ella un uni-verso finito, con estos mundos (que son los astros) ennúmero limitado, se le reconozca una potencia activafinita y determinada, ya que, según es el acto, tal es lavoluntad y tal la potencia. (IUM, 97)

Segundo:

Para llegar, pues, a inferir lo que deseamos, digo que,si en el primer agente existe una potencia infinita, exis-te también una operación de la que depende un univer-so de extensión infinita y mundos en número infinito.(IUM, 1DO)

No obstante todo lo anterior, y para terminareste trabajo con una nota positiva, véanse los si-guientes rasgos de la propuesta bruniana en cos-mología que encajan en la concepción moderna:

1- Uniformidad legal del universo. "Filo-teo.- Eso habría que decir, teniendo en cuentaque todas las tierras son dignas de regirse por lamisma norma y todos los soles también." (IUM,152) Importante observación metodológica porparte de Giordano Bruno. Ante su significado ge-neral e importancia posterior, no importa tantoque no crea en unas leyes precisas y matematiza-bles en última instancia, como se estableció alinicio de este trabajo.

2- Rechazo del concepto de pesantez y lige-reza como referentes absolutos en el contexto delcosmos. Por el contrario, Bruno se inclina a unacontextualización explicable por el movimiento yla tendencia a la conservación:

Veremosque lo pesado y lo liviano no es otra cosa másque el impulso de las partes de los cuerpos hacia lomismo que los contiene y los conserva, dondequieraque esto se halle; pero no son diferencias de situaciónlas que atraen hacia sí tales partes ni las que las man-dan, sino el deseo de conservarse que incita a toda co-sa como principio intrínseco y, si no se interpone im-pedimento alguno, la conduce a donde mejor pueda es-capar de su contrario y alcanzar lo que le conviene.(IUM,237)

(...) Ved, por tanto, cuán acertadamente determinan elarriba y el abajo, lo pesado y lo liviano según la natu-raleza, después de haber considerado que todos loscuerpos, dondequiera que estén y desde cualquier lu-gar que se muevan, exigen y buscan en lo posible ellu-gar de su conservación. Sin embargo, aunque sea cier-to que toda cosa se mueve por sus medios, a partir desus términos y hacia ellos, y que todo movimiento, yacircular ya rectilíneo, se determina desde un contrarioa otro contrario, de esto no se sigue que el universosea finito en magnitud, ni que el mundo sea uno solo;y no se niega por ello que sea simplemente infinito elmovimiento de cualquier acto particular, por el cualaquel espíritu que, por así decirlo, produce y asiste aesta composición, unión y vivificación, puede estar yestará siempre presente en otras infinitas. Puede, portanto, quedar establecido que todo movimiento es fi-nito (hablando del movimiento presente, no absoluta y

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simplemente de cada uno en particular, y en conjunto)y que existen infinitos mundos; habida cuenta de que,como cada uno de los infinitos mundos es finito y tie-ne una región finita, así a cada uno de ellos le corres-ponden límites determinados en su movimiento y en elde sus partes. (IUM, 209-210)

3- Rechazo de la jerarquización y heteroge-neidad de la concepción aristotélica tradicional.Esto es, la tesis de una ordenación desde lo infe-rior a lo superior en el cosmos, por una parte; yla división de dos regiones claramente distingui-bles: supralunar y sublunar, por la otra.

Burquio.- ¿Dónde queda, pues, aquel bello orden,aquella bella escala de la naturaleza, por la cual se as-ciende desde el cuerpo más denso y grosero, cual latierra, al menos grosero, cual el agua; al sutil, cual elvapor: al más sutil, cual es aire puro; al sutilísimo,cual el fuego; al divino, cual el cuerpo celeste? (...)Fracastorio.- ¿Queréis saber dónde está este orden?Allí donde están los sueños, las fantasías, las quime-ras, las locuras. (...) Burquio.- ¿Negáis, pues, la fa-mosa distinción de los elementos? Fracastorio.- Noniego la distinción, porque dejo que cada uno distin-ga como le place en las cosas naturales, pero niegoeste orden y esta disposición: a saber, que la tierra es-té rodeada y contenida por el agua, el agua por el ai-re, el aire por el fuego, y el fuego por el cielo. Porqueafirmo que es uno solo el continente y receptáculo detodos los grandes cuerpos y máquinas que vemos di-seminadas y esparcidas en este amplísimo campo, endonde cada uno de tales cuerpos, astros, mundos y lu-minarias eternas, está compuesto de lo que se llamatierra, agua, aire y fuego. Y en ellos, si en la sustan-cia de la composición predomina el fuego, aparece elcuerpo que se llama sol y que es por sí mismo lumi-noso; si predomina el agua, aparece el cuerpo que sellama tierra, luna o cosa semejante, que brilla con luzajena, como se dijo. (IUM, 165)

Pero Bruno también arremete contra la quin-taesencia o éter tradicional:

Elpino.- Así, pues, no de otro modo se engañan quie-nes dicen que los cuerpos luminosos que nos rodeanson ciertas quintaesencias, ciertas divinas substanciascorpóreas de naturaleza contraria a las que están juntoa nosotros y junto a las cuales nosotros estamos, quequienes dijeran lo mismo de una vela o de un cristalbrillante visto desde lejos. (IUM, 160)

Sin embargo, es claro de los textos brunia-nos, que estas consideraciones cosmológicas nose desprenden directamente de su copemicanis-mo. y esto es crucial para la tesis defendida eneste trabajo.

Como conclusión se reiteran los siguientesaspectos: el uso de las categorías de la astrono-mía copemicana por parte de Bruno deja muchoque desear; las emplea cuando le encajan en unacosmología antiaristotélica que construye sobreotros fundamentos, más bien de índole filosófica;y el mayor peso específico de tales categoríasresponde al sentido polémico o dialéctico delplanteamiento bruniano.

Notas

l. Específicamente, este trabajo se centra en dos delos diálogos escritos en Inglaterra en los añosochenta, a saber, Sobre el infinito universo y losmundos, y La cena de las cenizas, que se citan co-mo IUM y CC respectivamente, seguido del nú-mero de página correspondiente.

2. O bien como se desprende del resumen final deCappelletti: "... El universo de Giordano Brunodeja de ser así un conjunto jerárquico, como ha-bía sido el de Aristóteles y el de todos los filóso-fos y astrónomos posteriores, incluyendo al mis-mo Copérnico. y aun cuando todavían quedan enél ciertos resabios de aristotelismo, puede decirseque éste está ya allí definitivamente superado. Lacosmología de Bruno anuncia a Newton y a la fí-sica moderna, gracias, sin embargo, a una resu-rrección de la física más antigua de Occidente.(IUM,47-48)

3. Recordar que Copérnico fue suficientemente cla-ro en distinguir su quehacer de astrónomo y, porende, de la búsqueda de una explicación del mo-vimiento aparente de los planetas mediante laaplicación del principio de regularidad, esto es, lacircularidad y la uniformidad, en virtud de un mo-delo geométrico, de aquella función del fisiólogo-dice él-, filósofo natural o cosmólogo, diríamosnosotros, que debe resolver la verdadera estructu-ra del universo o cosmos. Por ejemplo, esta dis-tinción se asume cuando debe clarificarse la rela-ción entre inmensidad e infinitud, en el libro pri-mero, capítulo viii, de su De revolutionibus or-bium coelestium. En efecto, Copérnico escribe:"...Pero dejemos a los físicos la discusión acerca

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de si el mundo es finito o infinito, y tengamos porseguro el hecho de que la Tierra, terminada por lospolos está limitada por una superficie esférica."Ahora bien, ello no es sino la clásica división queproclamó Gemino cuando afirmó: "Es objeto dela indagación física considerar la sustancia delcielo y las estrellas, la intensidad y la clase de és-tas, así como su formación y su destrucción; esmás, puede incluso probar cuanto se refiere a susdimensiones, su forma y su disposición. La astro-nomía, en cambio, no pretende hablar de nada deesto, sino que demuestra cuál es la disposición delos cuerpos celestes en virtud de consideracionesfundadas en el presupuesto de que el cielo es unauténtico cosmos; además, nos habla de las for-mas, los tamaños y las distancias de la Tierra, elSol y la Luna, así como de los eclipses y las con-junciones de los astros y hasta del tipo y magni-tud de sus movimientos. Por consiguiente -y da-do que está vinculada a la investigación de la can-tidad, el tamaño y la forma o configuración-, hade tener una natural necesidad de la aritmética yla geometría". Citado en Elena, Alberto. Las qui-meras de los cielos. Aspectos epistemol6gicos dela revoluci6n copemicana. Madrid: Siglo XXIEditores. 1985. pp 32-34.

4. Entre varias instancias al respecto, ver la discu-sión en IUM, pp 140-1. Es clave en la argumenta-ción bruniana la tesis de la rotación terrestre,puesto que hace innecesaria la rotación del firma-mento, y la erróneamente asumida equidistanciade las estrellas fijas. Asimismo, las consideracio-nes planteadas un poco más adelante, cuando El-pino agrega, "En la medida en que no hay esferasde superficie cóncava y convexa, no existen orbesdeferentes, sino que todo constituye un solo cam-po, todo forma un receptáculo general. Filoteo.-Así es. Elpino.- Lo que ha hecho, pues, imagi-nar diversos cielos son los diversos movimientosde los astros, por cuanto se veía un cielo repletode estrellas dar vuelta en tomo a la tierra, sin queen modo alguno se viese a aquellas luminarias se-pararse unas de otras, sino que, guardando siem-pre la misma distancia y relación, junto con uncierto orden, giraban en tomo a la tierra, no deotro modo que una rueda en la cual están clava-dos innumerables espejos da vueltas en tomo a supropio eje. Por eso se considera evidentísimo, co-mo algo que con los ojos se ve, que a aquelloscuerpos luminosos no les corresponde un movi-miento propio, mediante el cual puedan andar co-mo pájaros por el aire, sino a través del giro de losorbes en los cuales están clavados, impulsado por

el pulso divino de alguna inteligencia. Filoteo.-Así se cree por lo general, pero esta fantasía -una vez que hayamos comprendido el movimien-to de este astro CÓSllÚCO en el cual estamos, que,sin encontrarse clavado en orbe alguno, discurre,movido por un principio intrínseco, su alma y sunaturaleza, a través del común y amplio campo,en tomo al sol, y gira sobre el propio eje -vendráa ser eliminada, y se abrirá la puerta de la inteli-gencia de los verdaderos principios de las cosasnaturales y a grandes pasos podremos avanzar porel camino de la verdad .. ." (IUM, 146-7)

5. Digges, Thomas. Una perfecta descripci6n de lasesferas. En Copémico, Digges, Galileo. Opúscu-los sobre el movimiento de la Tierra. Madrid:Alianza Editorial, 1983. Pp 60-61 Por cierto estainfinitud se deriva, al menos, en la cita que se re-produce, en virtud de la inconmensurabilidad en-tre el diámetro de la orbe terrestre y el radio deluniverso.

6. Rosen, Edward. "Dissolution of the solid celestialspheres", Joumal of History of Ideas, Jan., 1985.Rosen defiende en este artículo que los orbes co-pemicanos no son reales sino conceptuales. Talinterpretación no parece válida como lo argumen-té en mi ensayo sobre ''Tycho Brahe: observadorde los cielos."

7. Ver nota #13 al Diálogo Cuarto de la edición es-pañola [Giordano Bruno. La cena de las Cenizas.(Miguel A. Granada). Madrid: Alianza Editorial.1994.], que muestra el descubrimiento de Yatesde la posible fuente del error -texto de uno de losplatónicos parisienses-. Más significativo paranuestro punto de vista, es la prueba del uso defuentes secundarias para el manejo de las ideascopemicanas, por parte de Bruno, por una parte.La evidencia de su incapacidad de descubrir erro-res técnicos crasos, por la otra.

8. Para una muestra clara de dicho antiaristotelismo,véase IUM, pp 118 Y ss, donde se cuestiona todala concepción aristotélica de la naturaleza a partirde la doctrina de los lugares naturales. Por ahoravalga citar únicamente el inicio de la exposición:"Es imposible encontrar otro que, con título de fi-lósofo, haya forjado suposiciones más inútiles yatribuido a sus adversarios tan estúpidas posicio-nes, para dar lugar a tanta ligereza como se ad-vierte en los argumentos de éste".

9. Para referir a otras diferencias, considérese quepara Bruno se tiene un espacio infinito pero lle-no de éter, es decir, no un simple vacío absolu-to; ciertamente afirma una pluralidad de mun-dos pero permanentes -aunque mutables-, en

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contraposición a la inherente temporalidad -su ge-neración y corrupción- de los mismos en el ato-mismo. Por supuesto esto último va contra la in-terpretación tradicional de los doxógrafos, quienescontrapusieron la infinitud de mundos de los ato-mistas a la unicidad de mundo de los esquemastriunfantes, a saber, platónico y aristotélico. Peroello es más una contraposición dramática que unaverdadera inferencia de las categorías filosóficasque rigen el modelo atomista de la realidad. Peroello ya se mostró en otra parte, a saber, en mi tra-bajo, "En tomo a la pluralidad y generación de losmundos en el atomismo de Leucipo y Demócrito".Boletín Electrónico. I.T.C.R. 2001.

Bibliografía

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Koyré, Alexandre. From the closed world to the infi-nite universe. New York: Harper Torchbooks.1958.

Rosen, Edward. "Dissolution of the solid celestial sp-heres", Journal of History of Ideas, Jan., 1985.

Adjunto. Figura A. CC, pp 147.