artículo malabares cooperativos 2004
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ORGANIZACIÓN AUTÓNOMA Y
COOPERATIVA DEL APRENDIZAJE
DE MALABARES
José Manuel Rodríguez Gimeno
I.E.S. «Eugenio Hermoso» Fregenal de la Sierra (Badajoz)
E-mail: [email protected]
RESUMEN
En este artículo se intenta reflejar la puesta en práctica de una manera particular de
organizar el aprendizaje de malabares por parte de los alumnos, concretamente juegos
malabares con pelotas, diábolo, cariocas y palo del diablo.
Lo novedoso de esta opción es que se ha propuesto a los alumnos que organizaran
su aprendizaje de una manera totalmente autónoma por pequeños grupos.
Los alumnos debían cooperar para aprender por su cuenta, sin apenas asistencia del
profesor, lo máximo del material en que se especializaba cada grupo. Posteriormente
debían enseñar lo aprendido de manera cooperativa a los otros grupos, al mismo tiempo
que aprendían también de ellos.
En una tercera fase debían plasmar todo lo aprendido en un montaje que elaboraban
y realizaban también en grupo, en el que debían introducir habilidades colectivas o
cooperativas inventadas con los diferentes materiales.
Para finalizar, se realizó un desfile pasacalles por el pueblo para enseñar parte del
trabajo que los alumnos realizan en el instituto, intentando crear mayores lazos de
comunicación entre todos los miembros de la comunidad educativa.
INTRODUCCIÓN
Este artículo intenta ser una memoria de la manera en que se ha puesto en práctica
durante este año la enseñanza de malabares con cuatro grupos de 1º de Bachillerato.
Al empezar el curso teníamos varias cosas claras: después de varios años con los
mismos alumnos, era muy importante darles una mayor participación e independencia
en su aprendizaje y hacerles más autónomos. Si deseamos adultos participativos e
independientes, debemos formar a nuestros alumnos de esta misma manera, enseñarles a
buscar información por su cuenta y analizarla de manera crítica, además de inculcarles
un interés por aprender más que aprobar. Además, pretendíamos ampliar sus actividades
de ocio y tiempo libre.
Para que los alumnos trabajaran de manera independiente, los malabares parecían
un contenido muy favorable: no hay prácticamente ningún peligro en su práctica, el
aprendizaje autónomo por ensayo-error es algo bastante habitual y, dado que
actualmente es una actividad bastante de moda, tenían bastantes amigos que les podían
ayudar fuera de las horas de clase.
Hay que tener en cuenta que este modelo de organización libera de una manera
muy considerable al docente, permitiéndole pasar a un plano de organizador y
observador, dándole más tiempo para apreciar la evolución y dificultades de los
alumnos, a la par que éstos tienen mucha más ayuda para superarlas.
Por otra parte, cuando los alumnos pueden aprender por su cuenta eso libera
también al profesor de la necesidad de realizar demostraciones de algunos ejercicios,
algo especialmente útil cuando el docente ha demostrado tener ciertamente muy pocas
cualidades... como era el caso.
ORGANIZACIÓN DEL APRENDIZAJE
La manera de organizar la actividad fue la siguiente:
1) Formación de los grupos y elaboración del material.
En cada clase, los alumnos hicieron cuatro grupos. Estos fueron formados
libremente, con las únicas condiciones de que todos tuvieran el mismo número de
alumnos (en este caso fue de unos 7 alumnos) y que fueran mixtos.
Posteriormente, cada grupo escogía el tipo de malabares en que se iban a convertir
en expertos, para después ir enseñando a los demás.
Se les proponían cuatro tipos de malabares que eran:
- Pelotas.
- Palo del diablo (también conocido como palos chinos).
- Diábolo.
- Cariocas (también llamadas boleadoras).
Cuando cada grupo había escogido ya el tipo de malabar con que se iban a formar
como expertos, se les dieron dos semanas para que cada persona se hiciera con el
material necesario, mientras se acababa la anterior Unidad Didáctica.
Decidimos no dedicar tiempo de clase a fabricar el material, ya que, si bien es
bastante sencillo fabricar con globos, lentejas y cuerda las pelotas de malabares y las
cariocas, e incluso también es relativamente asequible hacer los palos del diablo (con
cámaras de bicicleta y varas de madera de 1 cm. de grosor aprox.), es muy difícil
construir diábolos equilibrados. Por lo tanto, se les explicó brevemente cómo construir
el material en su tiempo libre, enseñándoles varios ejemplos para que los vieran y
probaran. Al final, los alumnos compraron o pidieron prestados los diábolos, y se
fabricaron los demás elementos.
Una vez que los alumnos tenían ya el material, empezaron las clases de
aprendizaje.
2) Aprendizaje del malabar “especialidad” de cada grupo.
Se les dejaron cinco clases enteramente libres para que cada grupo experimentara y
aprendiera el máximo número de habilidades que pudiera. Cada grupo tenía que ser
enteramente autónomo en el aprendizaje. Para ello contaban con la siguiente asistencia:
- En primer lugar con su aprendizaje por ensayo-error.
- Podían pedir información sobre posibles habilidades o ayuda para el aprendizaje a
sus amigos del pueblo, algunos de los cuales hacían malabares por afición.
- Se les dejaron diversos cuadernillos y vídeos de malabares "Mister Babache".
- Por último podían pedir ayuda o consejo al profesor, que decidía en cada caso si
era conveniente darles ayuda o hacer que experimentaran de manera autónoma.
Esta planificación supone entender que el error no es algo negativo, sino una parte
fundamental del proceso de enseñanza y aprendizaje, ya que la necesidad de cambio y
evolución está generada por la evidencia de una insatisfacción con el resultado actual,
así como del análisis detallado de lo puesto en práctica. El error es una fuente
privilegiada de información, de la que el alumno no puede prescindir para formarse.
Hay que decir que los alumnos no sólo tenían que probar y aprender el máximo
número de habilidades con los malabares, sino que también tenían que inventar el
máximo número de habilidades colectivas o cooperativas1 que les fuera posible.
1 Los alumnos mantenían las pelotas de malabares por parejas, se lanzaban el diábolo unos a otros,manejaban los palillos del diábolo o del palo del diablo con una mano por persona, se lanzaban o sepasaban la carioca de una mano a otra mientras se estaba moviendo…
Todo eso debían de plasmarlo por escrito en una «Memoria de aprendizaje». En
ella debían registrar por escrito lo acaecido en cada sesión: qué había sucedido, qué
habían conseguido aprender y de qué manera, qué dificultades habían tenido, qué
habían probado sin conseguirlo, qué habilidades cooperativas habían inventado…
3) Enseñanza de la especialidad aprendida a los otros grupos.
El paso siguiente era enseñar lo aprendido a los otros grupos. Cada grupo disponía
de dos sesiones para enseñar todo lo aprendido a los otros grupos, y para aprender al
mismo tiempo lo que éstos le podían enseñar. Por ejemplo, el grupo de pelotas tenía dos
sesiones para enseñar al grupo de diábolo, y aprender al mismo tiempo. Para ello, los
grupos intercambiaban los materiales que habían construido y se tutoraban de manera
alternativa, solucionándose las dudas y problemas a medida que iban surgiendo.
Normalmente los alumnos se colocaban por parejas, pero muchas veces iban
cambiando la pareja o colocándose en cuartetos, según la progresión que iban llevando
o los ejercicios que intentaban, especialmente con ejercicios colectivos.
Para que la enseñanza fuera lo más ordenada y provechosa posible, se les pedía a
los grupos que en las últimas dos sesiones de aprendizaje dedicaran parte del tiempo a
planificar una secuencia adecuada para enseñar las actividades a los otros grupos, con la
finalidad de que elaboraran una progresión lo más adecuada posible.
El docente intervenía lo menos que me fuera posible en todo el proceso, dándoles
tan sólo algunos consejos si se hacían realmente necesarios o recordándoles sus
obligaciones como enseñantes si dejaban abandonados a su suerte a los aprendices
demasiado tiempo.
El proceso de enseñanza y aprendizaje simultáneo llevaba en total seis sesiones,
dos con cada uno de los grupos.
4) Elaboración de un montaje, poniendo en práctica todo lo aprendido.
Al finalizar la fase de aprendizaje, se proponía a los alumnos que elaboraran un
montaje sobre la base de las habilidades malabares. Este montaje tenía las siguientes
condiciones:
- Como mínimo cada persona del grupo tenía que realizar 20 habilidades diferentes
en el montaje. Eso sí, de cada tipo de material tenía que introducir un mínimo de 3
habilidades.
- Cada alumno tenía que participar en un mínimo de 8 habilidades colectivas, que
computaban para las 20 generales y las 3 de cada tipo de material. Tenían que realizar
habilidades colectivas con todos los tipos de material.
- Además el grupo en su conjunto tenía que introducir un mínimo de tres
habilidades diferentes en el montaje: habilidades gimnásticas, danza, actividades con
aros, picas, balones, o cualquier material que se les ocurriese.
- La música para el montaje y los enlaces entre los elementos eran totalmente
libres, pero se les sugería que mostrasen cierto “gusto” en las transiciones, por ejemplo
utilizando habilidades básicas tanto gimnásticas como de danza.
Decidimos no marcar un tiempo mínimo para el montaje, ni tampoco máximo. De
hecho, algunos grupos duplicaron sobradamente el número mínimo de elementos
exigidos, lo que motivó que tuviéramos que dedicar dos sesiones a la realización y
filmación de los montajes.
Para preparar este montaje se les dio un total de tres sesiones. Este tiempo era
insuficiente a todas luces, de modo que tuvieron que dedicar varias tardes por su cuenta,
ya que estas sesiones eran básicamente para limar y depurar el montaje que debía estar
ya ideado y ensayado.
5) Desfile pasacalles por el pueblo.
Dado que el instituto está emplazado en un pueblo pequeño, algunos alumnos
propusieron realizar un desfile por el pueblo el último día de clase antes de las
vacaciones de Navidad. Se les planteó la idea a todos los alumnos, y los que
voluntariamente se interesaron, se encargaron de localizar a varios compañeros para que
les acompañaran tocando los tambores (y haciendo todo el ruido que les fuera posible,
dicho sea de paso).
En total, unos 40 alumnos realizaron el pasacalles por el pueblo, dando a conocer a
la gente lo que los alumnos hacen en clase, a la par que se anunciaban las Navidades,
poniendo la despedida a lo realizado en la evaluación.
POSIBILIDADES PARA TRABAJAR HABILIDADES
COLECTIVAS DE MALABARES:
Para que una habilidad sea colectiva, debe darse una ayuda de manera constante en
la actividad, de manera que la acción motriz de cada uno de los alumnos se adapte en
función de la de su compañero. Para ello, poniendo el ejemplo de un material concreto,
como el palo del diablo, tenemos básicamente las siguientes posibilidades:
- Lanzar el palo de uno al otro, manteniéndolo en movimiento constante. El
lanzamiento puede ser normal, de espaldas, por debajo de las piernas… esta es la
posibilidad más habitual y conocida (y a veces la única factible), especialmente con las
pelotas.
- Mantener el palo con una mano de cada alumno, colocados éstos hombro con
hombro, tanto mirando en la misma dirección como colocados de frente.
- Quitar el palo al compañero, en pleno movimiento, sin que se caiga.
- Mantener los palillos que mueven el palo entre dos personas, agarrado cada uno
por dos manos. Esto último es bastante difícil, la verdad.
Si deseamos que los alumnos trabajen habilidades colectivas podemos imponerles
alguna de estas condiciones, o podemos actuar de otra manera para aumentar los niveles
de ayuda en la actividad.
CÓMO AUMENTAR LOS NIVELES DE AYUDA EN LA
ACTIVIDAD
También podemos controlar en la práctica, y aumentar (si así lo deseamos) los
niveles de ayuda entre los alumnos. Para ello podemos introducir actividades especiales
en las clases, tanto en la primera fase de aprendizaje como en la segunda de enseñanza y
aprendizaje, que inciten a los alumnos a diseñar habilidades colectivas (o ayudar más a
sus compañeros) para responder mejor a las dificultades que les proponemos, que
pueden ser:
1. Reducir la capacidad motriz de algunos o todos los alumnos: deben ir a la pata
coja, sólo pueden usar una mano…
Esto se puede hacer en alguna habilidad individual o colectiva concreta, o cuando
simplemente los alumnos deben mantener el material en movimiento en grupo, lo que
les obliga a ayudarse más, o incluso a inventar actividades colectivas para responder a
las demandas de la actividad.
2. Reducir la autonomía de los alumnos: se puede vendar los ojos a algunos
participantes. Al limitar la información que les llega por los sentidos necesitan ayuda de
sus compañeros, lo que dificulta la actividad para el grupo. Esto es sumamente difícil,
pero más asequible aumentando el tamaño de las pelotas (o trabajando con pañuelos de
malabares), o en actividades como las cariocas, en que no hay lanzamientos y
recepciones constantes.
3. De la misma manera, en los dos casos precedentes podemos vincular el
desplazamiento de los alumnos: deben ir con las manos cogidas, los pies atados, con la
cintura enlazada por cuerdas sin poderse separar más de un par de metros…
4. Vincular su acción motriz: se puede hacer que los alumnos manejen entre los dos
algún objeto, como los palillos del palo del diablo o del diábolo, o bien la cuerda de las
cariocas.
5. Circuito cooperativo de malabares: los alumnos deben mantener en movimiento
el material mientras se supera un circuito que incluye desplazamientos, giros, diversos
obstáculos, caminar sobre bancos suecos…
El material se puede mantener de manera alterna con otro compañero, para que
cada uno evite superar los obstáculos más comprometidos con los malabares. Otra
opción, mucho más difícil, es mantenerlo con una mano de cada compañero.
ANÁLISIS DE LA METODOLOGÍA EMPLEADA
Los diversos beneficios de las actividades físicas cooperativas han sido comentados
demasiadas veces como para que aquí volvamos a hacer referencia a ellos. Si tomamos
una definición de actividad cooperativa: “Actividad Cooperativa es aquella en la que los
alumnos tienen un objetivo común a todo el grupo y para conseguirlo necesariamente
deben ayudarse” (Rodríguez, 2003) podemos ver que las actividades que los alumnos
realizan no son todas cooperativas, por más que estén asistidos y ayudados por sus
compañeros.
No obstante, el hecho de que los alumnos trabajen en grupo, tengan un mismo
objetivo grupal final y estén asistidos por sus compañeros en las diferentes fases del
aprendizaje, hace que podamos hablar de “Aprendizaje Cooperativo” aunque no todas
las actividades en sí lo sean. De hecho, la mayoría se encuadran más en lo que
podríamos denominar como “Actividades de ayuda necesaria” (Rodríguez, 2003), muy
cercanas a la cooperación pura.
EVALUACIÓN
Los alumnos tienen una doble responsabilidad, como aprendices y enseñantes, y
por lo tanto deben ser evaluados en esta doble vertiente.
Antes de comenzar esta Unidad Didáctica había algo claro: se valoraba más el
proceso que el resultado. Se consideraba más importante su implicación y esfuerzo en
las clases, su dedicación como enseñantes y la preparación del montaje, por encima del
dominio final alcanzado.
De hecho, el montaje final suponía ponerle la guinda final a un pastel conformado
por las 11 clases anteriores, y no podía ser, por tanto, el instrumento para evaluar todo el
proceso anterior.
Para dar una indicación aproximada, se podía valorar el esfuerzo que cada alumno
ponía al aprender, al enseñar a los otros grupos, y en la preparación del montaje. Se
podía conceder de manera aproximada un 25% de la nota a cada uno de estos conceptos.
El 25% restante se otorgaba a la Memoria de aprendizaje, como registro escrito de todo
lo realizado.
Como instrumentos de evaluación se utilizaron la observación sistemática en
primer lugar, y para contar con la opinión de los alumnos se introdujo la evaluación
negociada, recogiendo la autoevaluación de los alumnos de manera verbal, antes de
negociar la nota definitiva. La coevaluación es también una interesante posibilidad,
sobre todo para analizar la tarea de enseñantes de los otros grupos, pero de momento ha
quedado para posteriores Unidades Didácticas.
Por último, hay que decir que el dominio alcanzado por todos los grupos en un
material determinado, como por ejemplo el diábolo, puede servir de elemento indicador
de la eficacia en la enseñanza del grupo experto en ese material.
CONCLUSIONES
Pensamos que esta manera de poner en práctica la enseñanza de los juegos
malabares aporta lo siguiente:
Libera al profesor para observar la clase con más libertad, y poder ayudar a los
alumnos que realmente lo necesitan. Los alumnos son tutorados por sus compañeros,
con lo cual no disponen de una parte limitada del tiempo del único profesor de la clase,
sino de gran parte del tiempo de sus compañeros.
Libera al profesor, además, de la necesidad de dominar de una manera práctica una
materia para poder programar su enseñanza, como era mi caso.
Coloca a los alumnos en la situación de ser alternativamente aprendices y
profesores, además de poder gestionar parte de su propio aprendizaje. La tarea de
enseñar o tutelar el aprendizaje de sus compañeros de grupo genera un mayor
aprendizaje, y una mayor implicación en las tareas.
Como consecuencia de la organización cooperativa de las actividades, la mejora en
su autoestima y relaciones sociales es muy notable. Por encima de los efectos
beneficiosos de la cooperación ya registrados, se podría destacar el talante con que los
alumnos acuden a clase: con afabilidad, deseo de compartir experiencias y problemas y
ganas de buscar soluciones entre todos.
Dar y recibir ayuda se muestra como algo natural y necesario; la persona menos
dotada de la clase puede tener la experiencia de ayudar al más hábil, y ser un elemento
indispensable en su aprendizaje. Habitualmente, muchos alumnos valoran su
independencia en el aprendizaje y el hecho de no necesitar ayuda como algo positivo,
distinguiéndose así de los considerados como más torpes. Esta manera de plantear las
actividades normaliza la acción de ayudar a los compañeros en todo momento y lugar.
Finalmente, hay que considerar que la mayoría de los alumnos valoró
positivamente la experiencia, a pesar de que les había supuesto un esfuerzo mucho
mayor del habitual.
Otro de los objetivos que nos planteábamos al principio, el dar a conocer una
opción interesante para ampliar el espectro de actividades de ocio y tiempo libre en que
se mueven los alumnos, tuvo bastante éxito, ya que bastantes de ellos se aficionaron a
los malabares, al menos de manera temporal. “Le estoy cogiendo un vicio a esto de los
malabares, que incluso no juego al ordenador, mi madre me dice que si estoy tonto,
todo el rato con las pelotitas”. Arturo Giraldo, 1º de Bachillerato.
Posiblemente, el hecho de que experimentaran de manera bastante libre y sin un
listado concreto de habilidades a dominar, vinculadas a una nota, ayudó a reducir la
presión evaluadora a que son sometidos los alumnos, y a que pudieran disfrutar de una
manera bastante libre.
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