arte de palabras

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La colección un libro por centavos, iniciativa del Departamento de Extensión Cultural de la Facultad de Comunicación Social-Periodismo de la Universidad Externado de Colombia, actualmente a cargo de la Decanatura Cultural, persigue la am- plia divulgación de los poetas más reconocidos en el ámbito nacional e internacional y la promoción de los nuevos valores colombianos del género, en ediciones bellas y económicas, que distribuye para sus suscriptores la revista El Malpensante. Este número 50 es una antología de Luz Helena Cordero Villamizar, preparada por ella para esta colección, con el título: Por arte de palabras.

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poesía

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  • La coleccin un libro por centavos, iniciativa del Departamento de Extensin Cultural de la Facultad de Comunicacin Social-Periodismo de la Universidad Externado de Colombia, actualmente a cargo de la Decanatura Cultural, persigue la am-plia divulgacin de los poetas ms reconocidos en el mbito nacional e internacional y la promocin de los nuevos valores colombianos del gnero, en ediciones bellas y econmicas, que distribuye para sus suscriptores la revista El Malpensante.

    Este nmero 50 es una antologa de Luz Helena Cordero Villamizar, preparada por ella para esta coleccin, con el ttulo: Por arte de palabras.

  • N. 50

  • universidad externado de colombiadecanatura cultural

    2009

    Luz Helena Cordero Villamizar

    Por arte de palabras

  • isbn 978-958-710-431-8

    Luz Helena Cordero Villamizar, 2009 Universidad Externado de Colombia, 2009

    Calle 12 n. 1-17 este, Bogot - ColombiaFax 342 4948

    [email protected]

    Primera edicinAgosto de 2009

    Ilustracin de cartulaRoce de palabras, por Carlos Fernando Cordero,

    fotografa y retoque digital, 90 x 60 cm., junio de 2009

    Diseo de cartula y composicinDepto. de Publicaciones

    Impresin y encuadernacinLadiprint Editorial Ltda.

    Impreso en ColombiaPrinted in Colombia

  • UniversidadExternado de Colombia

    Fernando HinestrosaRector

    Miguel Mndez CamachoDecano Cultural

    Clara Mercedes ArangoCoordinadora General

  • jardn de manos

    Una mano reemplaza una palabra,dibuja una pregunta en el vaco,suprime el pensamiento,simula un vuelo en la oscuridad,va y viene sin dios ni amo,no sabe lo que quierepero siempre lo encuentra.Las manos tienen los ojos anchosy los labios dispuestospara contar su desparpajo.Suelen deambular en las nochescomo gatos hambrientos,ninfas desnudas en la acera del cuerpo.Una mano se posa en otra manoy se funda una medusa de silencio.Suele morir de fro si est sola,es su mayor miseria.Las manos se resisten a matar los cuerpos.Cuando van a la guerra se persignan,caen a tierra como flores marchitas.Alguien prepara un jardn de manospara adornar la tumba de Dios.

  • 8durmiente

    Un hombre dormido en el parquemientras los carros lo cubren con humo,la ciudad camina por su lado sin verlo,los perros husmean su olor anodinoy prosiguen con desgano,el sol y el fro pasan de largo,nada dicen sus brazos abarcando la tierra que lo acuna,nada sus pies, intil extremo del sueo.Un hombre dormido en el cspedes un insulto al trabajo, a la prisa,a la reputacin de los bancos,una burla a las obligaciones,a la estadstica, a los ascensores,a los estantes de las notaras.Dnde habr ido tan lejos,abandon su cuerpo aquy no ha vuelto a recogerlo. Fiel estandarte del ocio.Un hombre dormido en el parque,tan ajeno, tan piedra, tan bello.

  • 9cotidiana

    Pasa una ambulancia en busca de un herido,da vueltas el sonido rojovido de golpes, de cadas, buitre que ruega al cielo su alimento.Todos nos revisamos el cuerpono sea que exista un agujeroy por ah se nos escapen las ganas de movernos,de empujar los zapatos.Alguien ha visto pasar nuestro nombreen el desfile de los rezos. Es posible que ya estemos muertosy sigamos erguidos como troncosque engaan a los pjaros.

  • 10

    arte sin potica

    Hay cosas ajenas a la poesa:los estantes de los supermercados,el atoro de un centro comercial,la avenida ms escandalosa,el insomnio estril, sin ojos,una tontera que teje los instantes,las esquinas sin amantes,el rbol que nadie ve,la pregunta circular que va y viene,yo misma ante la ficcin del espejoque manipulo a mis anchas;todas las ventanas clausuradassin que alguien las redima,un perro asesinado diez vecespor annimas sombras que ruedan,

  • 11

    la culpa que alimentas cada nochepor hacer lo que quierescuando todo obliga al sacrificio,la prisa y el corazn que no saben llegaral sitio de su incendio,el color amarillo de la melancola,una mano sola como un arma siniestra,la palabra aburrimiento, tan largaque no cabe en la lnea del poema;la soledad, si nada la contiene,tu rostro, si no lo habito,los nmeros, si nadie los repasa,tanta noche quebrada en la cabeza.Hay cosas ajenas a la poesasi no hay alguien que las nombre.

  • 12

    nadie

    No hay nadie en esta casa, nadie. Pasa de largo la maana, cojea la tarde, se planta la noche sin que se mueva la puerta,se corran las cortinas o un ruido ofenda el sueo del vecino.No es posible que haya alguiensi parpadean las sombras,la msica enmudece,el pez repite su cotidiana prehistoria.No hay nadie. La voz no brota como el agua,se insiste en las palabras y no llegan.Hay un hueco en el centro de la casa.Alguien ha puesto un cartel que diceNo quiero nada con el mundo.No hay nadie en esta casa. Nadie.Me he condenado, estoy presa,me doy de comer casi con odio, con desganay no estar cuando alguien venga a liberarme.

  • 13

    vaco

    Estoy al borde de un vaco que sueode manera insistente, morbosa.Los huesos tienen angustia de romperse la cabeza,la piel es una nia timorata. Necesito que alguien me libre de ese sueoen el que estoy a punto de caer,de hacer trizas la duda que me colma.En el lecho mi mano tantea,busca la presencia en que ha de apoyarse.Tiene tantos ojos esta manoque no s cmo aguanta las ganas de llorar.Busca, averigua en la oscuridady de pronto tropieza con el hueco de tu cuerpo. Entonces caigo aparatosamente, sin remordimientos.

  • 14

    revelacin

    Y si no coma nada era porque me alimentaba de maysculas,de colores que saltaban en la calle,de historias que contaban mis juguetes,de la goma del corozo y el tacto de la arena,de una lluvia de gatos en el patio,el rbol del pan y su olor creciendo dentro de mi boca. Me nutra la sustancia de la risa,la carne del limn,las tardes sobre el techo,la imagen del conejo o del duende,el frgil amparo del abuelo.Si no coma nadaera porque en la casa habitaba un lobo imposibleque devoraba mis dedosy me dejaba tan slo pedazosque yo chupaba con angustia;y si no coma nadaera porque no tena manos,porque tena hambre de aire y sobre todomiedo de crecer.

  • 15

    recomendacin

    Lo conozco desde hace un tiempo, vive en cierto lugar,no s muy bien con qu suea,slo que est cansado de insistir,de jurar que es decente;le duelen las palabras y el recelo,tiene compasin de las palomasy le da su ropa al hombreque lo sigue en las noches y de vez en cuando lo apualacon sus ojos de hielo;conozco su angustia,su manera de alisar siempre el mismo vestido,de tragar el hambre con decoro.S que est dispuesto a morirantes que arrastrarse frente a usted;por supuesto que yo lo recomiendoaunque resulta infamerecomendar un hombrepara que lo utilicen como bestia.

  • 16

    tambin sucede

    Sucede que me canso de ser hombrePablo Neruda

    Sucede que me canso de ser mujerojal en el abrigo del tiempocanoa en que viajan los deseosaro en la oreja de la tierraflor transitoria en la memoriaola que amenaza y cae como nialengua que salpica la concienciamano ahta de silencioscuerpo sin nfasis en ngulosjarra responsable del aguadel hambre que gotea en las ventanasdonde hay nios repentinosy hombres con rostros elocuentes. Sucede que no estoy cuando me buscanardo los anaqueles si es precisoy para huir tambin uso silencios.Rueda la confusin en las paredes.Quisiera lavar las culpas de los muertos.

  • 17

    Soy esa palabra que no acaba de saliry se resbala por los dedoscomo una miel metafsica.Sucede que me canso de ser mujerjardn de adjetivosmenudatiernaquebradizacon la nica fuerza que llevocon el nico encargo que tengode sostener el mundo.

  • 18

    la flor y la cruz

    Cuentan que los soldados afganos aman el olor de las rosas,que en medio de sus barbas espesasaflora de su boca la rosada seal,que en el can de sus armas florecen los coloresy antes de disparar aspiran su fragancia.Dicen que los sicarios se persignan antes de matary agradecen a Dios despus de la hora nefasta. He visto la rudeza acariciar un potro con dulzura, una madre que castiga con la efigie de un santo,Beethoven rasgando la mordaza del reo,un espanto que juega en los altares,la virgen escoltando la masacre.Esa visin alucinante es la rosa de Borgesantes de entrar en el infierno.En todo ello no hay paradoja ni locura,la flor y la cruz son parte del enigma.

  • 19

    jardn negro

    Hay una msica que brota del jardn,el jardn en que crece tu confusin.Tocas las flores con la prisa de tus manosdesnudas, atrapadas en caricias que le robasa la gente que no usa las caricias,al tiempo que no tienes, a la indecencia de hallarnoscuando todo est hecho para el desencuentro.Has visto la noche tantas vecespero esta se te antoja infinita,la envuelves en tus brazos,la peinas con tus dedos juguetes.Ella quiere el alma de tu boca.Hay un sitio en que rodamospara enredar finales y comienzos,porque no es fcil entenderni decir ni explicarni deshacer el nudo en la garganta,la sinuosa raz del corazn.

  • 20

    Vas y vienes por el negro jardn,arrancas una a una las flores de la duday me las ofreces con inocencia,como si me faltaran,como si yo tuviera manosque pudieran sostener algo ms que palabras.

  • 21

    caballo

    Qu trae este caballo entre los ojosQu fuerza lo cabalga De dnde es el barro y la hierba de sus cascosA qu huele el aire que lo inquietaA qu sabe su baba Cules voces provocaron su estampidaQu color mancha su crinDnde est su jineteDemasiadas preguntas para un animalhecho de praderas y de vientocon su esqueleto de piedras y de ros remotosque tiene el encargo de amasar la tierray el tozudo sueo de volarel deber nico de serde portar esa belleza enormeTantas preguntas que enredan mis manosmientras acarician la pelambre de este caballo que llega hasta mi cuartoen busca de ficcin.

  • 22

    mi mano o yo

    No estspero mi mano te toca,terca en su costumbre de liquen,es ciega y no cree en tu ausencia.Antes que persuadirla de su acto fallidoquiero que me ayude a sentirte.Ella sabe leer mejor la oscuridad.Mi mano o yoquin calca mejor la silueta de tu falta?

  • 23

    obrapalabra

    Y si tan solo las palabras fueran palomas de mazque desaparecen en los labiosdejndonos su sal invisible,su imposible regreso.Si tan solo pudieran serpretendida caricia,vuelo apenas de la lengua,sonido que juega formas y matices,contacto del aire con la idea,toque del ngel, taido interior,ruta, puerto, libertad.Y si puede haber mundodonde estn las palabrasy si en las letras de rosa est la rosa,entoncestoma todo lo dicho por hechoy construye el mundocon la materia de tus labios.

  • 24

    los quedados

    Cobarda o torpezao simplemente desgana de partir,trabados a las paredes y los muebles,pesada la marcha hacia el olvido,solos o estropeados de tanta compaa,siempre mirando por la ventanaa los que se alejan,incapaces de encender la cerillapara desalojar el letargo,tercos en sus juicios, necesarios,sin ellos se caen las puertas, las certezas,listos a recalentar la comida, el rencor,ofenden el aire con sus oraciones,incansables en su paciencia categrica,escribiendo cartas como pauelos estremecidos,mortificando con la miel de sus preguntas,pesados como barcos abollados.En sus pies aprietan fuerte las races.La noticia de su muerte nos ha de llegar tarde,ni siquiera eso nos har regresar.

  • 25

    palabras de arena

    Construir la casa en la arena,atar los cimientos al agua subterrnea, dejar que entren los cangrejosarando con sus patas nocturnasque siempre conducen al pasado.Dejar que la casa crezca hasta el tamao del orgullo,hacer de ella un templo,refugio de un cielo dudoso.Limpiar la piel de sus paredesy sentir la caricia o el doloratarse a ella como al tiempo,ser incapaz de marcharsepara que otro la habite.Dejar que se hunda en la arena.Luego gritar la palabra casay escuchar solo un rumor,una puerta que se abre al olvido.Gritar de nuevo y entonces verla aparecerpor arte de palabras.Saber que la casa y la palabra casaestn hechas de arenay encontrar en ellas la certeza suficientepara habitar el mundo.

  • 26

    eso dicen

    Dicen que hablar no cuesta nada.Parece infalible la sentencia.Se cae la boca con el grito,pesan las palabras como trenes frenticosque atropellan las noches,el comps del corazn,la forma de peinarse.Alguien pronuncia dos palabrasy se desploma el paisaje en la ventana,deja de salir el agua por el grifoo sale con desgano, sin sed que la recoja.Dices adis y algo se quiebra,puede ser el espejo o su imagen,alguna cosa que guardabas,la secreta esperanza de un algo impronunciable,su cobarde mudez.Podramos andar ligeros de voz y de preguntas,dos o tres dudas como globos que estallansin ruido, sin misterio.Pero las palabras se cargan de sal y de sonidos,llegan a pesar tanto que un da nos matande memoria, de silencio,qu le vamos a hacer,si estamos ms hechos de palabras que de huesosy hablar nos cuesta todo.

  • 27

    para escuchar con los ojos cerrados

    Quiz es tu respiracin. yela, sintela,recorre con ella tu estructura,tu cascarn de sueos,el murmullo que acuna tu silencio.No es cierto que el oxgeno, que el alvolo,que el diafragma, que la sangre.Estos son nombres para evadirnos.Lo cierto son los helechos azules,los laberintos rojos, los bosquesque te crecen por dentroen donde habitan aves, moluscos,races metafsicas, planetas,peces delirantes que saltan en la mirada.Nunca vers esos paisajes,no aguantaras su belleza.Nos han mentido siemprelos doctores, los canallas, los necios,nos quitan el asombro.Si cambiamos las palabrastendr voz un universo indito.Abrir bien los ojos: hacia adentro.

  • 28

    instrucciones para cazar una mariposa amarilla

    La tienes al frente y no puedes mirarla,tan pronto llega, ya se ha ido,sabes que es amarilla pero nadie te creerquiz sea roja cuando atraviese la tarde.Hay muchas formas de tenerlay slo una de poderla cazar.Puedes esperar su llegada en la ventanaaunque dudes que exista.Tampoco hay una ventanapero ests parado frente a ella.Es necesario querer intensamente ese color,amarillo salpicado en el tiempoque nunca alcanzars, que ya has perdido.La mariposa no viaja en el aire,viaja en otro momento.Nunca podrs atraparlaporque tan slo tienes diez dedosque no pueden retener el tiempo.No tocars su area figura.Si quieres tenerladibuja su vuelo con esta palabra: ma-ri-po-saYa est aqu. Cuidado con sus alas,suelen quebrarse despus de que se nombran.

  • 29

    literal

    Cuando digo yoestoy nombrando una palabra esquiva,dos letras con una historia comn:el tronco de la ye que se abrepara abrazar al crculo,viejo emblema del infinito.Una palabra que se hunde,que salta por todos los costadosy me acompaa a todas partes,se arrastra detrs de mi vergenza,tose para robarse el aire que sale y entra de mi cuerpo,una palabra sorda llena de mi sustancia,que deambula para hacerse notarpero que a veces es torpey se quiere fundir con la palabra usted o to todas las versiones colectivasque representan la huda o el encuentro,para el caso es igual.Porque cuando digo yome estoy abriendo como la letra yepara abrazar ese crculo que rueda,que se niega a nombrarme.

  • 30

    no puedo hablar

    He dicho que no puedo hablar.Tengo en mi boca la sustancia pastosa,la sierpe sin fin de las entraasque se desdobla perezosamente,tiro de ella, la halo como si fuerauna cuerda que han puesto en mi estmagoen un instante ciego.Inclino la cabeza para que nadie veacmo sale de m,cmo enrollo entre mis dedosesa especie de alga que fluyearaando mi garganta,creo que ha llegado a su finpero en verdad no tiene finel ejercicio de vaciarme como un odre.Lo sueo de manera insistente,ms vale decir, lo pesadillo.Son las palabras no dichasque forman nudos, races,maleza en la mirada.Estamos sitiados de lenguajepor todos los costados.No puedo hablar,tengo la boca llena de vergenza.

  • 31

    lapsus lingae

    Y cuando dije tiempoquise decir ahoraventana que se rompe de paisajeahorade quiero enredar nubes con los dedos del sueoahorade tengo ojos y madura el pan en la penumbraNo quise decir olvidocuando te dije nadadebiste escuchar miedomiedo de molusco sin conchade no te vayas nuncaSuprema cobarda de palabrasporque dije imposiblecuando quise decir rabiarabia de necesito, de hambrerabia de manos que se quedan sin cuerpoY cuando dije adisdebiste or un alud de hojas secasun fuego derretido que cae en el estmagoun temblor, un barranco de no quiero los das

  • 32

    Y si no dije amordebiste or silenciosilencio que carcome, que estallaNo eran mis palabras lo que oasera mi viento enterradomi triste frontera del Nomis bien articulados desatinos.

  • 33

    oficio de poeta

    Nos toc cantar con la guitarra desafinada,llorar cuando todos dorman,hacer silencio en el jolgorio,gritar a las paredesque ni siquiera se derrumbancon palabras horrendas.Nos ha tocado decir lo que nadie oye,recibir bofetadas y bostezos,la trampa del aplauso.Nos dejaron las palabraspara empacar con ellas los regalos,qu hacemos sentados en esta mesaen la que sirven mordiscos de aire.Cuando habamos perdido la fealguien nos inventa un oficioy aqu estamos, resistiendo,preguntando quin se burla de nosotros, pobres contorsionistas de los verbos.

  • 34

    la mosca

    Una mosca atraviesa la noche,va y viene de mis odos a mis ojos,del rincn al espectro,del rumor a la mancha en la cortina,del fastidio al sueo.Gira entre la huda y el cinismo,simula que ha cado pero desafa las manos,el agua, los colores, la sed cotidiana de matar.La mosca llena el vaco igual que la risa,flor transitoria en un rincn de la casa,viaja vestida de murmullo,de pronto amenaza, sale y entra a la conciencia,espectro de s misma, silueta de la minuciaen el paisaje de lo eterno.La mosca de la zozobra que atraviesa la nocheva de mi nariz a la muertecon tanta destrezaque da envidia su levedad.Nadie quiere escuchar el chasquidode la mosca que sabe todoabsolutamente todo lo que transcurre en el espaciodonde habitan el silencio y la cobarda.

  • 35

    palabras como dagas

    Las palabras caen sobre el rostrocomo una demolicin.Ojos, nariz, cejas se precipitan,prpados como ptalos arrancadospor la crueldad de una nia,la piel se resbala por la piel,un labio se disocia del otroy no queda sitio para la vergenzaen este rostro arrasado, roto,lleno de tus frases como dagas.En el espejo no estoy.No est la boca en el beso.Trato de ajustar nuevamentela cabeza en el cuellopero he perdido mis manostratando de retenerte.Hace tiempos que no estsy an tus palabras arruinan el aire,las cenizas,el hueco del corazn.

  • 36

    el lazo

    Cuando me lo contaronhasta la piel cay de mis manos,el lazo saltarn enred mis piernas,quise ahorcar con l las palabras que oao ahuyentarlas como moscas,pero las palabras ya me calaban por dentro:te vas a morir, todos nos moriremos.El nio que me lo dijo no paraba de rer,el lazo muri entre mis pies,la orina empap mis zapatos, los ojos,las pesadillas de las noches siguientes.El sol no volvi a sonrer en el cuaderno,perd las ganas de saltar, de comer.Tena seis aos y una injusta condena.

  • 37

    para responder una encuesta

    Si me preguntan dnde vivo,dir hay frases que me esconden.Cul es mi nombre,una palabra que me detiene o me despierta.Con qu sueo,siempre con escalerasy con un mar desbocado que me llama.Qu edad tengo,la que quiero tener,la vieja edad de la inocencia.Si me preguntan quin soyquebrar mi rostro de arcilla

  • 38

    otro desayuno

    Bebi el caf con leche/ dej la taza/ sin hablarmeJacques Prvert

    El caf verti su negro sobre la mesa blanca,el azcar lleg tarde al llamado de la taza,los labios se quemaban y no queran soplar,tampoco pudo la lengua escupir su cobarda.El pan se despedazaba entre los dedos,masticar era una forma de moler las palabras,un ritual obsesivo de los huesos.Cuando lleg el ltimo sorbo, lleno de abandono,la burla se asom al borde de las tazas vacas,el gato sell el filo con su lengua de sueo.El mantel y el mundo salpicaron ruido-los animales huyen en momentos como ste-.Entre tus pasos hacia el pasadoy mis manos que atoraban el gritoslo sucedi el golpe de la puerta.Cuntos das tuvieron que pasarpara poder recoger las espinas,las semillas de las palabras en pena.Cuntas lgrimas se necesitan para limpiartanta torpeza que gotea.

  • 39

    la puerta

    Alguien llama a la puerta:oigo un sonido que viene de atrs,estoy corriendo para abrir,tengo seis aos y un perroque salta sobre mi cabezapara morder al anciano que ha venido por un pany se va con una herida.Mi culpa tiene un color de mejilla rasgada.Los golpes se repiten en la puerta,tengo quince aos de esperar este momentoen que tan slo un beso me libre de la tierrao quiz otra vez de la culpaque es ahora un gusano satisfecho.Ausencias agazapadas detrs de la puertaque esperan el momento para saltar,tan slo una hoja de madera o de hierro o de ruidosepara el antes del despus,y el ahora es correr,siempre correr hacia la puertaen donde usted sigue tocandoaunque nadie le abra,mientras yo espero su llegada.

  • 40

    Tal vez nunca logremos encontrarnospero la realidad es que estamos paradosfrente a frente,sobre la ltima lnea del poema.

  • 41

    estar o no estar

    Para Efrn

    Si estuviera en Bogotira a ese concierto del quinteto de vientosen donde Mozart asiste a las bodas de Fgaropara or su Aleluya de los diez y seis aoscuando an no sospechaba su fiebre,su tragedia de notas y arqueos de miseria;si estuviera en Putumayoconocera la familia Cofn que sonre por oficio,los viejos lucitantes que hablan de los tiemposen que no conocan la palabra guerray tejan mochilas para guardar sus pensamientos.Si estuviera en Bogotvera la fuerza del sol a cierta hora de la tardecuando los cerros se hacen ms verdesy parece que tienen ganas de sacudirse el letargo.Si estuviera en Putumayovisitara El Afilador, ese Macondo ignoradocon secretos de selva y olor de races,

  • 42

    ese reino de hormigas donde los niosllevan arco iris en los ojosy el terror es otra forma de lluvia que no cesa;si estuviera en Bogotasistira al silencio en la noche del domingocuando la gente se encierra a componer los deseosque el lunes se encarga de ahuyentar;si estuviera en Putumayodisparara cerbatanas junto a los pomarrosos y jugara con las nias que en vez de muecasarrullan insectos de todos los colores.Pero no estoy en Bogot ni en Putumayo,vivo entre estos dos nombres discordantesque uno en el abrazo y en el versoaqu y ahora.Estar o no estarno es cuestin de distancia o de tiempoes una forma del lenguaje,una conjugacin del deseo.

  • 43

    los idos

    Y de repente todos se han idocomo en el poema de Vallejo,han sabido irseque es su forma de perdurar.Tenan reservado su mejor traje,su tiempo desparramado sobre la cama,las ganas de partir se les salan por los ojos,su cuerpo estacionado y ellos tan lejos,siempre aorando otro lugar y otro y otro,desesperados de estar, esquivos de ser,irse de todos modos era la consigna,huir, su mejor verbo.Verlos despedirse en los aeropuertosdonde se les rompen las maletas,un retrato enorme, el olor que se destie,imposible de embalar la memoria.Una nueva vida, como si hubiera nueva,como si no se siguiera gastando la inocencia,otro sabor en la boca,pegados de la punta de sus dedosal cuerpo del pasado,lugar de apariciones, su cabeza.No volvern nunca los partidos, los rotos,los llorados,a veces no los recordamos.

  • 44

    proyecto de un libro de poesa

    Ha de ser vasto como el amorDebe tener los folios saladospara devorarlo de un bocadoTiene que ser suave y ofensivoancho y lleno de sustanciaDebe venderse por las callescomo los dulces o el aguapara que viaje en maletas escolaresy salga de paseo con los perrosHa de tener ojos para ciegosy espinas en las hojasDebe reciclarse en los muladaresy pescarse en las cloacasImagino un libro como cirio en aquelarrehecho canto o insultoconejo en la levita de los magosimpertinente y sbitovolando por habitaciones estrechasrindose de los libros que yacenen las estanteras del tedioUn libro que suplante a Dios en sus siete das de gnesisPara qu otro delirio pueden servir las palabras.

  • 45

    antes del olvido

    Antes del olvido estuvimos aqu,resistiendo la mirada de los asesinosque saben persignarse y rercomo si tuvieran con Dios algn pacto secreto.Ante su devocin suenan jocosas nuestras oraciones,sartas intiles, nuestras splicas les resbalan por el cuello.Era esta la tierra que fecundamos (tenamos la prueba entre las uas)estos los nudos que trincabanla casa a nuestros nombres(llova un agua melanclicaque no poda lavar el barro de la ofensa).

    Antes del olvido alguien dijo es hora de hablary animados por los muertos nos pusimos de pie(el miedo como una cicatriz)pero los asesinos no traan odosy nuestras palabras estallaron,las vimos caer despedazadas, rotas.Con las pocas palabras que salvamosconstruimos pedazos de la historiay algunas canciones para nios.

  • 46

    Fue todo lo que pudimos hacer:remendar las palabrasy disfrazarlas de silencioantes del olvido.

  • cuchillo y tabaco

    El abuelo afila su cuchillo en las piedras del solar,mudo y vencido al cabo de los aosnadie sabe para quin brilla la hojacon tanto cuidadocon esas manos estropeadas,las mismas que ungen mis piernas con tabacopara ahuyentar los zancudos.Su rencor es un largo gemidoque me abraza.Algo de su historia lo incomoday su presente triste lo cie a mi existenciade gata que malla bajo la mesa.La maana en que nacsus manos me recibieron,las mismas con las que afilaba el cuchillo,esas que lo llevaron a la crcel.El tabaco sellaba su silencio.

  • 48

    La maana en que muri su memoria qued tendida en el patioy yo estuve all para recogerla,sin palabras, sin llanto,solo con estas manos diminutasque se ahogaban en las suyas. El cuchillo afilado con esmerose hunde implacablemente en el tiempo.

  • 49

    el patio de la casa de mara

    La casa de Mara tena un patio de lluvia,ollas rotas en lugar de macetasdonde lombrices de tierra plegaban el misterio,trboles morados semejaban mariposas,un caracol asomaba sus tentculosy su concha tena la forma del secreto.La enredadera, a falta de pared,se abrazaba alrededor de s misma formando nudos que los gatos reventabancon sus uas de juguetera.El suelo del patio de la casa de Mara era verdoso de tan hmedo, su baba pintaba mis dedos parientes de las hojas,el universo caba entre mis manos.

  • 50

    Por los canales y las paredesdel patio de la casa de Marabajaba el agua a borbotoneso salpicaba con el sonido triste de las cinco de la tarde, la hora en que Mara empezaba a regresar.Entonces yo, que hablaba el lenguaje hmedode la lombriz o el caracol,iba reptando hasta el tiempo en que habra de saberque Mara no tena casa,la casa no tena patioy el patio era una forma de la memoria.

  • 51

    buga, junio de 2007

    La ciudad pasa bostezando al medio da,repicando su nica voz,tiene tantos pies que no puede descansar,no sabe esconderse del murmullo,del concierto de cubiertos que le trinchan el aireo de los rezos que caencomo pjaros muertos en las calles.No entiendo nada de esta ciudad con su sol confuso,araa asustada que habita en los rincones,de dnde vienen, a dnde van con tanto crucifijo,qu beben en el agua bendita,con qu mano se persignan el odio.Siguen siendo las doce desde hace aosen este banco en el que espero respuestasy es como si la tarde tuviera noche o lenguapara ocultar el otro lado de las cosas.

  • 52

    Y como si no pasara nada,quiz llamado por los rezos o por las maldiciones,Andrs Caicedo ha venido a sentarse a mi lado,se queja de lo mismo,su solitario canto repetido me hiere,me golpea su ausencia en la mitad del da,su delgadez de paraguas dislocado,las teclas sueltas de los dedos.No para el ruido de esta ciudady no puedo hacer nada,nada para resquebrajar las campanas,para bruir el solo para que Andrs ya deje de llorar.

  • 53

    irse

    Para Juanita

    Cuando te fuistehubo un ritual semejante al que convoca la muertepero todos llegaron simulando una fiesta,nunca es temprano para el vino y la msica,la casa se atragant de comensales,desayuno y cena se mezclaron para burlar el tiempo,el tiempo que traa la hora de tu viaje.No haba razn para llorar.La msica agitaba los huesos,zafaba los botones, las espinas,hasta que no pudimos ms y te dejamos ir,as, entre risas y choques de copaste empujamos las maletas, las dudas, el cuerpo.Fue en el aire y no bajo tierraque te vimos por ltima vezVaya forma de engao!Como si la muerte no fuera tambin ese modo de rerpor miedo a pronunciar el nunca ms.

  • 54

    ccuta, febrero de 2007

    La carpa del circo est hinchada de colores,de bullicio, de ojos.El tigre de hambre en su jaula oxidada,un perro con naguas de orn,cuatro micos de miradas abismales,la escalera invisible por donde trepa la mujerque piensa en su amante muertomientras se iza en las cuerdas.Llega el salto de los enanoscon sus fofas figuras de alfeique,con sus efes y sus risas fingidasque convocan la burla, no la fiesta.La danza de los cuchillos, el filo del suspenso,todo el azar en el pecho de un hombre desnudo.Despus tienen que venir los payasosvestidos de escndalo, fastidiosos y cndidos.

  • 55

    Se requiere la algazara, el estruendo de los nios para no or los disparos que taladran colores.All un payaso de azcar derretido,aqu otro imitando un gesto de agona.El perro mete la cola en su falda de espanto.Hay prisa en la muerte y abandono en la prisade los espectadores.Fue una noticia entre tantas.Quin toma en serio una caravana de payasosque gritan: Asesinos de la risa!Solo tengo una prueba: la imagen del perro.La memoria suele convertirse en ficcin.

  • 56

    amnesia

    Qu voy a recordarsi de vez en cuando pronuncio mi nombrecomo si fuera una cosa que recojo del suelocon asco, con desgano.Barro, incinero las sobras del da,no me gusta la noche porque el sueoes otra forma de recordar,desgasto las palabras, las martillo,me quedan manchas que borra la luzy as no tengo nada, nada ms que este instanteque ya empiezo a olvidar,que se encoge como un insecto para morir.As habla el desmemoriado.Camina como danzando,leve y transparente entre la multitud,pregonando su cultura de cloacay dice que es feliz.

  • 57

    un pez para el silencio

    Recin arrojados de la calleprfugos de las acerashemos llegado a casacon las manos heladasy all nos espera el pezflotando en sus coloresrecostado en las piedrascomo si un sueo profundollenara su vientre de burbujaso cerrara el abanico de su colaLa muerte nos aguarda con su callado grito limoso en la peceraverde quietud que lame los cristalesdonde hundimos los ojos empapadosy se encuentran las manosen busca del abrazo del pezYa nadie desde el rojo nos espaEncendemos un cirio por su alma de aguay en el instante mismoen que pasa flotando una pena diminutapido perdn a los muertos ajenospor no poderlos llorarUn pez para el silenciosilencio por todo lo que acaba.

  • 58

    amor eterno

    De repente estaba ahseco como un grillo del insomniomudo de tanto escndalo en la oscuridadpleno de abandonodespernancado en su grieta de indiferencia intil como la compasinprfugo de una pesadillaceniza del olvidoinstante etreo que no vimos pasar.Todo el amor estaba ahfastuoso para nuestra cegueraeterno para nuestra brevedad.Viejo truco de dioses mezquinos.

  • 59

    nathalie

    A su memoria juguetona

    Desde que no ests, el mundo no ha cambiado.El sol tmido sigue con su costumbre de liarse con los gigantes violetas que a cada rato asaltan el cielo de esta ciudad helada que a veces odiamos.Hay gente que sigue temblando en las esquinas,autos que atropellan el silencio o la felicidad,msica maltratada,palomas hambrientas que pintan los andenescon un vaho de orfandad,las mismas montaas contando la misma historiaque nadie sabe o todos olvidan,la tragedia de siempre, esta vez con nuevos nombres,esta vez con tu nombre atravesado en la garganta.El mundo no ha cambiado.Tus amigos siguen escribiendo en el murofrases de lugares comunes:Hola, estars viva siempre en mi corazn,dejan besos pegados en el espacio sin fondo,escudrian tu risa en las fotografas,tu risa que no cesa.

  • 60

    Todo est igualsalvo el silencio de la casa,la certeza del amor,la letra de la ausencia,el insomnio, la fe,la laguna en que floreces.Nada ha cambiado, salvo la memoria y el delirio.

  • 61

    palabra rota

    i

    Acaso olvidaste ya que cuando aqu nos miramos al espejopeinamos tambin la sombra para que la confundan con el ngel, el viejo ngel al que rezbamos de nios y que intilmente llamamos la noche en que incendiaron a la abuela, como si fuera un cirio ofrendado a la virgen.Recuerda, al otro da no quisimos rezar, ni falta que haca con toda la falta que nos hizo la abuela, sus manos de hilos y de soles, para qu hablar, daban ganas de incendiarse con ella.

  • 62

    ii

    Para entonces el abuelo tena diez aos y desde esa altura vio arder a la madre, abiertas sus manos al resplandor, sin voz para el espanto. Algo goteaba entre sus piernas, tal vez el miedo de ser hombre, la desgana de crecer. Recuerda que era un viejo cuando en sus pesadillas jadeaba una palabra rota,como si fuera la nica cosa cierta que pudo salvar entre tanto residuo calcinado. Es una historia antigua tatuada en la sangre. Nunca conocimos la abuela, nunca estuvimos all, pero eso no nos libra del recuerdo. Dejo aqu esa palabra rota que alcanc a descifrar en el insomnio.Me pesa tanto como el miedo.

  • 63

    rosas

    Y si te contara, los nios siembran rosas en las brechas donde emergen las bombas, de repente se tropiezan y juegan con ellas ante el espanto de los adultos. Las nias pasan de largo sin tocarlas, sin dejar de rer. Una rosa siempre es una rosa y crece donde menos se espera. Una rosa siempre es una rosa y no hay por qu preocuparse se lo dice su ngel al odo y la nia lo escucha y lo cree, a pesar del dolor. Un ngel siempre ser un ngel aunque no exista, aunque mienta dice la madre para consolarlaLa culpa es de las rosas.

  • 64

    postal

    Qu cosa es el pas, te preguntas a veces. Quiz esa memoria fragmentada que de vez en cuando te asalta en forma de nombres o de calles perdidas y no sabes si es el sitio al que regresas ahora o el lejano lugar a donde llegabas todos los das fatigada de voces o de asfalto. Quiz acabas de llegar a tu cuarto pero tienes el rostro de hace aos y no sabessi detrs de la puerta te espera la sombra de siempre o es tu madre calentando tantas veces la misma comida para tu hambre antigua.El pas se te mezcla en la nevera, hay olores que encuentras aunque vienen de atrs, pedazos de pan hmedo que vuelven a tus dientes, el sol a cierta hora sobre cierta maleza

  • 65

    que hace tiempos mandaron arrasar y sin embargo retoa en tu mirada. No importa dnde ests el pas se te enrosca en el cuello, te chilla como un grajo mutilado, te clava la pena como ua sangrienta. Pero te sabes inocente, si existe la inocencia, si no somos culpables por callar, por seguir vivos entre este olor que pudre.A veces el pas no existe ms que en estas postales que compro para ti, en el dejo que tienen las palabras de los amigos. All, el pas es slo un nombre que te persigue con un cielo prestado. Aqu, el pas sucede, palpita en el estmago.

  • 66

    noticias

    Dices que malas noticias te llegan desde aqu, no crees posible lo que acabas de or, intentas contarlo, repetirlo, pero en la lengua los sucesos se vuelven espuma insoluble, maraa de vrtigo, tos, asco, sonidos que nadie oye, piedras que atascan el relato. No puedes articular el asombro y ests presa dentro del grito redondo que un sol oscuro ha estampado en tu rostro, igual a sentirte preada de palabras pero muerta de silencio, con una sed de cosas que no se beben, como un ajetreo de agujas tratando de circular entre la espalda y el pecho de los das.Es intil. No trates de entender las noticias de este pas.

  • 67

    Djalas que agiten el aire como pesados insectos, siente esta cobarda que nos arrincona en un ngulo del cuerpo. Busca tu escondrijo. La espuma borra estas palabras.

  • 68

    los convidados de piedra

    Aqu estn los convidados de piedra,Oigo sus pechos hincharse de aire, llenarse de tierra,traen sus zapatos y sus hijos, los mandan callar, los envuelven en susurros, caminan arqueados o erguidos,colman las avenidas y las caeras,se visten con todos los colores, sin vergenza, ni la tienen ni la esconden,van a los cines y a los supermercados,zarandean los paquetes, satisfechos,protegen bien sus puertas de ladrones,de noticias, de afectos, de compasin.En los bolsillos camuflan el miedo,no olvidan el paraguas y siempre tienen prisa,salen cndidos y peinados, libres de ideas y fervores,en los ascensores miran para arriba, trabajan,no son culpables de nada, excepto de sus manos de piedra que aplaudenla desgracia,excepto de su alma mineraly de estas ruinas que atesoran, tan pacientes,los convidados de piedra.

  • 69

    advertencia

    Nos han dicho que no nos engaemosque todo lo que pasa es solo el pensamiento de Diosnos piden no hacer caso a los gritosque vienen de la calleal ceniciento manto de las frutasa la peste de peces lloviendo por toneladas en las fosasal vapor de las pesadillasa la imagen de estrangulados ficticiosal concierto de metrallas que nadie escuchaaunque palpemos los agujeros en los huesosNo hacer caso a las preguntas de los niospues llevan oculta la respuesta insolenteSe pide no escuchar tanta palabra que acuchillaSi es preciso salirnos aconsejan no abrir los ojosseguir la ruta paciente de las manosla cascada de sombrasy una voz que repita nuestro nombre

  • 70

    No es para alarmarseya aprenderemos a vivir asnada es demasiado terrible en tu pasnada es demasiado terriblenada es demasiadonada esnada.

  • 71

    plegaria a la fatalidad

    Seora de la fatalidad:prepare bien su equipaje de moscas,enzarce con descaro su muy estropeada cabellera,desate sus pesadillas,recorra los rincones del pavor, la orilla del desconcierto,teja su cadena insensata,anide tiernamente en los brazos del verdugo,beba la negra miel de los ejrcitos.Usted,que es eterna e infalibley nunca nos abandona,antes de su prximo arriboPodra devolvernos la memoria?

  • 72

    luz helena cordero villamizar

    (Bucaramanga, 1961). Psicloga, Especialista en salud ocupacional y Magistra en Literatura. Su obra publi-cada incluye poesa, narrativa y ensayos literarios. Libros publicados: Cielo ausente (Bogot: Ediciones Sociedad de la Imaginacin, 2001), El puente est quebrado (Bogot: Edit. Magisterio, 1998), Cancin para matar el miedo (Bogot: Edit. Magisterio, 1997), yeme con los ojos (Mxico: Verdehalago, 1996 y Bogot: Trilce, 1996). Incluida, entre otras, en las siguientes antologas de poesa: Antologa de la poesa colombiana (1958-2008) (Caracas: El perro y la rana, 2008), Luna nueva: once miradas a la poesa colombiana (Tulu, 2007), La casa sin sosiego. La violencia y los poetas colombianos del siglo xx (Bogot: Taller de Edicin, 2007), Triloga potica de las mujeres en Hispanoamrica (Mxico: La Cuadrilla de la Langosta, 2004), Norte y Sur: poetas santandereanas (Bucaramanga: Edit. unab, 2003), Quin es quin en la poesa colombiana (Bogot, 1997), Antologa de poesa colombiana (Bogot: Colcultura, 1997), Tambor en la sombra (Mxico: Verdehalago, 1996).Mencin de Honor Premio Mundial de Literatura Jos Mart, San Jos de Costa Rica, 1997. Primera Mencin Primer Concurso de Poesa Fernando Meja Meja, Manizales, 1992.

  • contenido

    Jardn de manos [7], Durmiente [8], Cotidiana [9], Arte sin potica [10], Nadie [12], Vaco [13],

    Revelacin [14], Recomendacin [15], Tambin sucede [16], La flor y la cruz [18],

    Jardn negro [19], Caballo [21], Mi mano o yo [22],Obrapalabra [23], Los quedados [24],

    Palabras de arena [25], Eso dicen [26], Para escuchar con los ojos cerrados [27], Instrucciones para cazar

    una mariposa amarilla [28], Literal [29],No puedo hablar [30], Lapsus lingae [31],

    Oficio de poeta [33], La mosca [34],Palabras como dagas [35], El lazo [36],

    Para responder una encuesta [37], Otro desayuno [38], La puerta [39], Estar o no estar [41], Los idos [43],

    Proyecto de un libro de poesa [44],Antes del olvido [45], Cuchillo y tabaco [47],

    El patio de la casa de Mara [49],Buga, junio de 2007 [51], Irse [53],

    Ccuta, febrero de 2007 [54], Amnesia [56],Un pez para el silencio [57], Amor eterno [58],Nathalie [59], Palabra rota [61], Rosas [63],

    Postal [64], Noticias [66],Los convidados de piedra [68], Advertencia [69],

    Plegaria a la fatalidad [71]

  • coleccin un libro por centavos 1. Postal de viaje, Luz Mary Giraldo 2. Puerto calcinado, Andrea Cote 3. Antologa personal, Fernando Charry Lara 4. Amantes y Si maana despierto, Jorge Gaitn Durn 5. Los poemas de la ofensa, Jaime Jaramillo Escobar 6. Antologa, Mara Mercedes Carranza 7. Morada al sur, Aurelio Arturo 8. Ciudadano de la noche, Juan Manuel Roca 9. Antologa, Eduardo Cote Lamus 10. Orillas como mares, Martha L. Canfield 11. Antologa potica, Jos Asuncin Silva 12. El presente recordado, lvaro Rodrguez Torres 13. Antologa, Len de Greiff 14. Baladas Pequea Antologa, Mario Rivero 15. Antologa, Jorge Isaacs 16. Antologa, Hctor Rojas Herazo 17. Palabras escuchadas en un caf de barrio, Rafael del Castillo 18. Las cenizas del da, David Bonells Rovira 19. Botella papel, Ramn Cote Baraibar 20. Nadie en casa, Piedad Bonnett 21. lbum de los adioses, Federico Daz-Granados 22. Antologa potica, Luis Vidales 23. Luz en lo alto, Juan Felipe Robledo 24. El ojo de Circe. Poemas escogidos 1995-2005, Luca Estrada 25. Libreta de apuntes, Gustavo Adolfo Garcs 26. Santa Librada College and other poems, Jotamario Arbelez 27. Pas intimo. Seleccin, Hernn Vargascarreo 28. Una sonrisa en la oscuridad, William Ospina 29. Poesa en s misma, Lauren Mendinueta 30. Alguien pasa. Antologa, Meira Delmar 31. Los ausentes y otros poemas. Antologa, Eugenio Montejo 32. Signos y espejismos, Renata Durn 33. Aqu estuve y no fue un sueo, John Jairo Junieles 34. Un jardn para Milena. Antologa mnima, Omar Ortiz 35. Al pie de la letra. Antologa, John Galn Casanova 36. Todo lo que era mo. Antologa potica 1947-2007, Maruja Vieira37. La visita que no pas del jardn. Poemas, Elkin Restrepo38. Jams tantos muertos y otros poemas, Nicols Suescn39. De la dificultad para atrapar una mosca, Rmulo Bustos Aguirre40. Voces del tiempo y otros poemas, Tallulah Flores41. Evangelio del viento. Antologa, Gustavo Tatis Guerra42. La tierra es nuestro reino. Antologa, Luis Fernando Afanador43. Quiero escribir, pero me sale espuma. Antologa, Csar Vallejo44. Msica callada, Jorge Cadavid45. Qu hago con este fusil?, Luis Carlos Lpez46. El rbol digital y otros poemas, Armando Romero47. Fe de erratas. Antologa, Jos Manuel Arango48. La esbelta sombra, Santiago Mutis Durn49. Tambor de Jadeo, Jorge Boccanera50. Por arte de palabras, Luz Helena Cordero Villamizar

  • Editado porel Departamento de Publicaciones

    de la Universidad Externado de Colombiaen agosto de 2009

    Se compuso en caracteresSabon de 10,5 puntos

    y se imprimisobre papel peridico de 48,8 gramos,

    con un tiraje de11.000 ejemplares.Bogot, Colombia

    Post tenebras spero lucem