arquisur_n03
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6
ARQUISUR RevIStA es una publicación científica, con arbitraje internacional, de la Asociación de Facultades y
Escuelas de Arquitectura Públicas de América del Sur. Posee Comité Editorial, Comité Científico y Editor Técni-
co. Se publica con frecuencia bianual; es de acceso libre y gratuito en: www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista, con
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· Proyecto arquitectónico
· Tecnología y sustentabilidad.
· Historia de la Arquitectura, la Ciudad y el Urbanismo
· Enseñanza de las Disciplinas proyectuales
· Ciudad y Territorio
· Comunicación y forma.
ARQUISUR RevIStA é uma publicação científica com arbitragem internacional da Associação de Faculdades e
Escolas de Arquitetura Pública da América do Sul. Tem Comitê Editorial, o Editor Científico e Técnico. Sua pe-
riodicidade é semestral. Ë livremente acessível em: www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista, com a leitura on-line e
também pode ser baixado em pdf. Integra-se com artigos originais de pesquisa de professores e pesquisadores
de instituições parceiras, de acordo com as seguintes áreas:
· Arquitetura
· Tecnologia e sustentabilidade.
· História da Arquitetura, da Cidade e do Urbanismo
· Ensino Disciplinas proyectuales
· Cidade e Território
· Comunicação e forma.
ARQUISUR RevIStA is a scientific publication with international peer-review, from the South American Associa-
tion of State Colleges and Schools of Architecture. It has an Editorial Committee, a Scientific Committee and a
Technical Editor. It is published biannually and is freely accessible at: www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista where
it may be read online or downloaded as pdf. The journal gathers original research articles written by scholars and
researchers from partner institutions according to the following themes:
· Architectural Design.
· Technology and Sustainability.
· History of Architecture, City and Urbanism.
· Pedagogy related to the Design Disciplines.
· City and Territory.
· Communication and form.
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A 3Arquisur Revista | Nº 3 | Año 3 | 146 págs.
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www.fadu.unl.edu.ar/arquisurrevista
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ARGENTINA
Universidad de Buenos Aires
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Universidad Nacional de La Rioja
Departamento de Ciencias y Tecnologias Aplicadas
a la Produccion, al Ambiente y al Urbanismo
Universidad Nacional del Litoral
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Universidad Nacional de Mar del Plata
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Universidad Nacional del Nordeste
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Universidad Nacional de Rosario
Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño
Universidad Nacional de San Juan
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Universidad Nacional de Tucumán
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
BOLIVIA
Universidad Autónoma Gabriel René Moreno
Facultad de Ciencias del Hábitat, Diseño Integral,
Arte y Planificación Territorial
Universidad Autónoma Juan Misael Saracho
Facultad de Ciencias y Tecnología
Universidad Mayor de San Andrés, UMSA
Facultad de Arquitectura, Arte, Diseño y Urbanismo
Universidad Mayor de San Simón
Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat
BRASIL
Universidade Federal da Bahia
Faculdade de Arquitetura
Universidade Federal Fluminense
Escola da Arquitetura e Urbanismo
Universidade Federal de Pelotas
Faculdade de Arquitetura e Urbanismo
Universidade Federal de Rio Grande Do Sul
Faculdade de Arquitetura
Universidade Federal do Rio de Janeiro
Faculdade de Arquitetura e Urbanismo
Universidade Federal de Santa Catarina
Centro Tecnológico, Departamento de Arquitetura e Urbanismo
Universidade Federal de Santa Maria
Curso de Arquitetura e Urbanismo
Universidade de São Paulo
Faculdade de Arquitetura e Urbanismo
Universidade de São Paulo, São Carlos
Instituto de Arquitetura e Urbanismo
CHILE
Universidad del Bio Bio
Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño
Universidad de Chile
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Universidad de La Serena
Departamento de Arquitectura
PARAGUAY
Universidad Nacional de Asunción
Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte
URUGUAY
Universidad de la República
Facultad de Arquitectura
UNIDADES ACADÉMICAS
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10
Universidad Nacional de Buenos Aires
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Dra. Arq. Rosa Aboy
Dr. Arq. Alvaro Daniel Arrese
Dr. Arq. Roberto Fernandez
Dr. Arq. Claudio Federico Guerri
Dr. Arq. Flavio Janches
Dra. María del Valle Ledesma
Dr. Arq. Hernán Santiago Nottoli
Universidad Nacional de Córdoba
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Mag. Arq. Victor Daniel Avila
Mag. Arq. Diana Cohen
Mag. Arq. Viviana Colautti
Mag. Arq. Pablo Martín Fusco
Dr. Arq. Horacio Jose Gnemmi
Mag Arq. Miriam Liborio
Mag. Arq. Mariela Alejandra Marchisio
Dra. Arq. Maria Cecilia Marengo
Mag. Arq. Joaquín Peralta
Mag. Arq. Carolina Peralta
Mag. Arq. Lidia Samar
Mag. Arq. Edgardo Jose Venturini
Dr. Arq. Jorge Vidal
Universidad Nacional de La Plata
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Arq. Analía Fernanda Gómez
Dra. Arq. Irene Martini
Dr. Arq. Gustavo Alberto San Juan
Dra. Arq. Graciela Silvestri
Dr. Arq. Fernando Alfredo Tauber
Universidad Nacional de La Rioja
Escuela de Arquitectura
Mg. Arq. Carolina Peralta
Mg. Arq. Basilio Bomczuk
Dr. Arq. Ricardo Perotti
Mg. Arq. Arnaldo Vaca
Universidad Nacional del Litoral
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Dr. Arq. Luis María Calvo
Dr. Ar. Mauro Chiarella
Dra. Arq. Adriana Collado
Dr. Arq. Javier Fedele
Mg. Arq. Luis Müller
Mg. Arq. Mirta Soijet
Dra. Arq. María Laura Tarchini
Dr. Arq. Marcelo Zárate
Dra. Marta Zátonyi
Universidad Nacional de Mar Del Plata
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Mag. Arq. Guillermo Bengoa
Mag. Arq. Perla Bruno
Mag. Arq. Fernando Cacopardo
Dr. Arq. Roberto Fernandez
Dra. Arq. Ana Nuñez
Mag. Arq. Felicidad Paris Benito
Universidad Nacional del Nordeste
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Dra. Arq. Laura Inés Alcalá
Dr. Arq. Miguel Angel Barreto
Mg. Arq. Carlos Eduardo Burgos
Arq. Marcelo Andrés Coccato
Dra. Arq. Angela Sanchez Negrette
Universidad Nacional de San Juan
Facultad de Arquitectura, Urbanismo y Diseño
Dr. Arq. Susana Deiana
Dr. Arq. Ernesto Kuchen
Dra. Arq. Graciela Nozica
Dr. Arq. Laura Simon
Dr. Arq. Inés Tonelli
Dr. Arq. Marcelo Vizcaíno
COMITÉ CIENTÍFICO
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11
Universidad Nacional de Rosario
Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño
Ms. Arq. Noemí Adagio
Dr. Arq. Oscar Bragos
Dr. Arq. Elio Di Bernardo
Dr. Arq. Gustavo Carabajal
Dra. Arq. Daniela A. Cattaneo
Dra. Arq. Bibiana Haydee Cicutti
Dra. Arq. Jimena Paula Cutruneo
Dr. Arq. Hector Floriani
Dr. Arq. Roberto De Gregorio
Dr. Arq. Roberto Kawano
Dr.Arq. Aníbal Julio Moliné
Arq. Bibiana Ada Ponzzini
Dr. Arq. Marcelo Salgado
Dra. Arq. Ana María Rigotti
Arq. María Cristina Rosa Tamburrini
Dra. Arq. Isabel Martínez de San Vicente
Universidad Nacional de Tucumán
Facultad De Arquitectura y Urbanismo
Dra. Arq. Raùl Fernando Ajmat
Dra. Arq. Clara Ben Altabef
Dra. Arq. Claudia Fernanda Gómez López
Dr. Arq. Guillermo Gonzalo
Dr. Ing. Arq. Pablo Holgado
Dra. Arq. Olga Paterlini
Dr. Arq. Hugo Ahumada Ostengo
Dr. Arq. Juan Bautista Ramazzotti
Dra. Arq. María Rosa Sánchez de Colacelli
Universidade de São Paulo
Faculdade de Arquitetura e Urbanismo
Dra. Arq. Helena Ayoub
Dr. Arq. Luis Antonio Jorge
Dra. Arq. Maria Lucia Refinetti
Dr. Arq. Artur Rozestraten
Dr. Arq. Francisco Spadoni
Dra. Arq. Maria de Lurdes Zuquim
Universidade Federal de Rio Grande Do Sul
Faculdade de Arquitetura
Dr. Arq. Rogério de Castro Oliveira
Dr.Arq. Airton Cattani
Dra. Arq. Cláudia Piantá Costa Cabral
Dr. Arq. María Cristina Dias Lay
Dra. Arq. Célia Ferraz de Souza
Dr. Arq. Romulo Krafta
Dr. Arq. Décio Rigatti
Dr. Arq. João Rovati
Dr. Arq. Antonio Tarcisio da Luz Reis
Dra. Arq. Lívia Teresinha Salomão Piccinini
Universidade Federal do Rio de Janeiro
Faculdade de Arquitetura e Urbanismo
José Barki
Dra. Arq. Maria Cristina Nascentes Cabral
Dra. Arq. Lucia Maria Sá Antunes Costa
Oscar Daniel Corbella
M. Sc. Flavio de Oliveira Ferreira
José Almir Farias Filho
José Ripper Kós
Rodrigo Cury Paraizo
Dr. Arq. Guilherme Lassance dos Santos Abreu
Dra. Luciana da Silva Andrade
Universidade Federal de Pelotas
Curso de Arquitetura e Urbanismo
Dra. Ana Lucia Costa de Oliveira
Universidade Federal de Santa Maria
Curso de Arquitetura e Urbanismo
Giane Grigoletti
Caryl Eduardo Jovanovich Lopes
Prof. Dr Arq. Urb. Luiz Fernando da Silva Mello
Dra. Arq. María Eugenia Pallarés
![Page 12: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/12.jpg)
12
Universidade Federal da Bahia
Faculdade de Arquitetura e Urbanismo
Alberto Rafael Cordiviola
Naia Alban Suarez
Arivaldo L. de Amorim
Griselda Kluppel
Marco Aurelio de F. Gomes
Luiz Antonio Cardoso
Rodrigo Espinha Baeta
Suzana Acosta Olmos
Ana Maria Fernandes
Antonio Heliodorio Sampaio
Paola Berenstein Jacques
Eloisa Petti Pinheiro
Francisco de Assis da Costa
Universidad Mayor de San Andrés, La Paz
Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat
Ph.D. Arq. Max Arnsdorff Hidalgo
Universidad Mayor de San Simón
Facultad de Arquitectura y Ciencias del Hábitat
Msc Arq. Marco Antonio Macias Abasto
Msc. Arq. Néstor Guzmán Chacón
Msc. Arq. Julio Alberto Mercado
Msc. Arq. Alina Espinoza Pérez
Msc. Arq. Javier Tapia
Dr. Arq. Andrés Loza Armand Ugon
Universidad del Bio Bio
Facultad de Arquitectura, Construcción y Diseño.
Dr. Arq. Claudio Araneda
Dr. Arq. Sergio Baeriswyl
Dr. Arq. Iván Cartes
Dr. Arq. Rodrigo García
Dr. Arq. Pablo Fuentes Hernández
Dr. Arq. Maria Isabel López Mesa
Dr. Arq. María Beatriz Piderit
Dr. Arq. Gerardo Saelzer
Dr. Arq. Maureen Trebilcok
Universidad de Chile
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
Dra. Arq. Luz Alicia Cárdenas Jirón
DEA. Arq. Jaime Díaz Bonilla
Dra. Arq. Laura Gallardo Frías
Ph.D. Dr. Arq. Ernesto López Morales
MSc. Arq. Marcela Pizzi Kirschbaum
Msc. Arq. Jeanette Roldan Rojas
Universidad Nacional de Asunción
Facultad de Arquitectura, Diseño y Arte
Msc. Arq. Juan Carlos Cristaldo
Msc. Arq. Julio César Diarte
Arq. Carlos Jorge Fernández
Arq. Carlos Gomez Nuñez
Arq. Annie Granada
Msc. Arq. Andrea Ingolotti Heter
Arq. Elizabeth Pratts
Dr. Arq. Luis Silvio Ríos
Universidad de La República
Facultad de Arquitectura
Dra. Adriana Barreiro Díaz
Dra. Arq. Laura Fernandez Quinteiro
Dr. Arq. Pablo Ligrone
Dra. Arq. Carina Nalerio
Dr. Arq. Aníbal Parodi
Dr. Arq. William Rey
Dr. Arq. Gemma Rodríguez
Dr. Arq. Juan Gustavo Scheps
Dra. Arq. Ana Vallarino Katzenstein
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13
InÍNDICe GeNeRAL
ARTÍCULOS | Página 15
INFORMACIÓN PARA AUTORES | Página 139
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14
01
05
03
07 08
02
06
04
Dr. Arq. Rodrigo García Alvarado
Arq. Arturo Lyon Gottlieb
Diseño paramétrico en Arquitectura; método,
técnicas y aplicaciones.
Página 16.
Dr. Arq. Antonio Sahady Villanueva
Arq. José Bravo Sánchez
Arq. Carolina Quilodrán Rubio
Las Azudas de Larmahue.
Arquitectura de ruedas en tierras de secano, en
pleno corazón campesino de Chile.
Página 74.
Dr. Arq. Aníbal Parodi Rebella
Fascinación por la escala.
El proceso de proyecto de Charles y Ray Eames.
Página 40.
Arq. Alejandra M.J. Parussini
La dispersión como forma de crecimiento urbano.
El caso del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.
Página 106.
Arq. Mestranda Débora Gregoletto
Arq. Mestranda Thaís Caetano Bochi
Bacharel Mestranda Fernanda Costa da Silva
Prof. Antônio Tarcísio Reis
Existência e inexistência de cercamento, segurança e
acessibilidade de parques urbanos.
Página 124.
Arq. Airton Cattani
Protótipos e réplicas na representação da arquitetura.
Página 28.
Dr. Arq. Claudio Antonio Santos Lima Carlos
Arquitetura do Ferro do Rio de Janeiro.
Mobilidade posta à prova
Página 92.
Arq. Fernando Javier de Sierra Brandón
Vilamajó – Le Corbusier. Montevideo – Nueva York.
1929 – 1947. Confluencias y divergencias en los
itinerarios de Julio Vilamajó y Le Corbusier.
Página 56.
ÍNDICE DE ARTÍCULOS
ARQU
ISU
R Re
vISt
A | A
ÑO
3 | N
º 3
| ÍN
DIC
E
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15
ArÍNDICE GENERAL | Página 13
ARtÍCULOS
INFORMACIÓN PARA AUTORES | Página 139
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16
Diseño paramétrico en Arquitectura; método, técnicas y aplicaciones.
01
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17
Nuevas tecnologías de diseño paramétrico en Arquitectura se han comenzado a
utilizar especialmente en exhibiciones temporales o grandes proyectos complejos,
pero sin esclarecer sus estrategias generales de trabajo. Este artículo plantea me-
todologías para aplicar diseño paramétrico en la integración de aspectos técnicos
en el proyecto arquitectónico con el fin de mejorar sus prestaciones. Se plantean
estas capacidades como un campo de operaciones proyectuales, con una taxono-
mía de parámetros y diversas técnicas de modelación constructiva, programación
geométrica, optimización estructural, simulación ambiental, algoritmos genéticos
y fabricación digital. Se exponen ejemplos en distintas etapas del diseño; en la
formulación inicial, el desarrollo intermedio y el refinamiento de elementos. Esos
ejemplos consisten en la fachada de un edificio en altura, el volumen de un pa-
bellón y la definición de losas. Estas experiencias demuestran la combinación de
aspectos formales y técnicos en la generación del diseño aplicando las conside-
raciones y técnicas planteadas con el fin de promover la amplia utilización del di-
seño paramétrico de modo que permita alcanzar un mejor desempeño construc-
tivo y nuevas posibilidades expresivas.
Parametric Design in Architecture; method, techniques and applications
New parametric design technologies have begun to be used in architecture, in par-
ticular for temporal exhibits or complex buildings without to clarify general strate-
gies. This paper states methodological conditions in order to apply parametric de-
sign to integrate technical features in the building project, in order to improve its
performance. It suggest this capacities like a field of design operations, a taxonomy
of parameters and diverse techniques of building modeling, geometric program-
ming, structural optimization, environmental simulation, genetic algorithm and di-
gital manufacturing. It exposes three examples in different design phases; the ini-
tial exploration, middle development and final definition of elements. In a façade
of a medium–rise tower, the volume of a pavillion and design of slabs. These expe-
riences demonstrated combination of formal and technical features in the genera-
tion of design, with the conditions and techniques suggested. In order to promote
wider use of parametric design to get a better building behavior, as well as new
aesthetic possibilities.
Autor
Dr. Arq. Rodrigo García Alvarado
Depto. de Diseño y Teoría de la Arquitectura,
Universidad del Bío–Bío, Concepción,
Chile.
Arq. Arturo Lyon Gottlieb
Escuela de Arquitectura de la Pontificia
Universidad Católica de Chile, Santiago de Chile,
Chile.
Proyecto Fondecyt 1100374
Palabras clave
Diseño paramétrico
Optimización estructural
Algoritmos genéticos
Fabricación digital
Arquitectura contemporánea
Key words
Parametric design
Structural Optimization
Genetic algorithm
Digital manufacturing
Contemporary architecture
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18
INtRODUCCIóN.
El diseño paramétrico es crecientemente utilizado en el
trabajo arquitectónico, con recursos computacionales
de programación geométrica y/o al análisis técnico, en
grandes proyectos o instalaciones experimentales (Me-
redith, 2008). El diseño paramétrico es considerado
como utilidades operativas para el desarrollo creativo
(Woodbury, 2010) o como un completo nuevo estilo ar-
quitectónico (Schumacher, 2008). Sin embargo, estas
experiencias suelen concentrarse en instrumentos o ca-
sos específicos, sin definir procedimientos generales.
Se han sugerido estrategias de diseño integrado entre
Arquitectura e Ingeniería para la resolución de formas
complejas (Rappaport, 2011; Holzer et al., 2011), de-
mostrando su aplicación en diversos proyectos arqui-
tectónicos recientes (Turrin et al., 2010; Miller, 2011;
Shepherd et al., 2011), para apoyar el desarrollo cons-
tructivo y mejor comportamiento de los diseños. En vin-
culación con sistemas de modelación BIM (Building In-
formation Modeling) y diseño basado en desempeño
(PBD: Performance Based Design). A través de la incor-
poración de condiciones técnicas y elaboración geomé-
trica de la forma arquitectónica, en fases tempranas del
diseño. Pero no se ha clarificado una estrategia gene-
ral de trabajo.
Este artículo propone consideraciones metodológicas
generales de diseño paramétrico en Arquitectura para
integrar condiciones constructivas y mejorar sus pres-
taciones, ilustrándolas con tres ejemplos desarrollados,
con el fin de promover su aplicación y orientar la con-
tribución de las nuevas tecnologías digitales en el tra-
bajo arquitectónico. Todo ello basado en experiencias
previas de los autores (Fig. 1), revisión de casos y ca-
pacidades desarrolladas en la investigación FONDECYT
1100374.
El diseño paramétrico considera desde la aplicación de
curvas paramétricas hasta la relación de propiedades
generales de la edificación y utiliza programación grá-
fica y/o software de análisis. En general, el diseño pa-
ramétrico se refiere a la vinculación entre aspectos for-
males del proyecto, que se pueden modificar durante
su desarrollo (Woodbury, 2010:11), lo que implica nue-
vos recursos instrumentales y actividades en el diseño
arquitectónico.
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RIG
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CONSIDeRACIONeS GeNeRALeS
El proyecto de arquitectura difícilmente posee una se-
cuencia única de tareas diferenciables y ordenadas de-
bido a que entre el problema y la solución normalmen-
te se mantiene una continuidad interactiva (Broadbent,
1971). Aunque se reconoce un desarrollo progresivo,
como también diversos requerimientos, operaciones,
relaciones, tareas y resultados, que involucran aspec-
tos técnicos y culturales. No se puede considerar como
una metodología exhaustiva, pero se advierte una reso-
lución de la forma, a partir de antecedentes específicos
hasta su ejecución material.
Las técnicas de diseño paramétrico conllevan un con-
texto cultural de práctica y aplicación. Además, involu-
cran trabajos multidisciplinares en los que confluyen
determinaciones técnicas y estéticas, lo cual otorga una
generación flexible y colectiva del diseño que implica
una actitud diferente del arquitecto con relación al pro-
yecto, entregando la tarea creativa a un proceso y equi-
po de trabajo a través de diversos sistemas digitales
empleados, como:
• Modelación Constructiva (CAD3D – BIM): para reali-
zar configuraciones geométricas con asociación de
datos y visualizaciones.
• Programación Geométrica: para la definición de pro-
cedimientos declarativos que manipulan formas, co-
mo Grasshoper en Rhinoceros, Generative Compo-
nents en Microstation, Digital Project en CATIA.
• Optimización Topológica: para cálculo resistente por
análisis de elemento finito con restricciones de ma-
terial o comportamiento (Huang y Xie, 2010).
• Simulación Ambiental: cálculo de radiación solar, ilu-
minación, ventilación o consumo energético de edi-
ficaciones.
• Algoritmos Genéticos: para operaciones que evalúan su
resultado según una fórmula de efectividad (fitness),
utilizando secuencias evolutivas (Goldberg, 1998).
• Fabricación Digital: equipamientos para elaborar mo-
delos físicos de información digital mediante accio-
nes de corte, rebaje o solidificación.
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19
Figura 1 | Experiencias de Diseño Paramétrico de los autores; Exposición Umbrales, Muro–Pixel, Casa–G, Tulipas, Optimización de Viviendas Colectivas, Habitáculo Arbórea (autores).
Figura 2 | Instancias de aplicación de diseño paramétrico en el proyecto arquitectónico (autores).
Figura 3 | Proceso general de actividades en el diseño paramétrico (autores).
La variedad de recursos disponibles induce a recono-
cer su aplicación como un «campo de operaciones pro-
yectuales». Es decir, como alternativas de acciones for-
males no determinantes, lo que amplía el repertorio
operativo del diseño arquitectónico, usualmente basa-
do en la composición geométrica o tipológica, hacia un
sentido de lógicas proyectuales (Torrent, 2000).
Las técnicas paramétricas en el diseño arquitectónico
establecen nuevas alternativas de desarrollo formal que
permiten una explicitación e integración de distintos
aspectos, por lo que representan una capacidad crea-
tiva con una elaboración técnica, en las cuales el rol ar-
quitectónico se distingue por orientar la solución más
que por generarla, definiendo condiciones y seleccio-
nando resultados.
Las técnicas paramétricas pueden colaborar en el dise-
ño del proyecto arquitectónico (Fig. 2) en diferentes
instancias: a) en la definición de la forma a través de
procesos generativos (dependientes de los anteceden-
tes); b) para conciliar aspectos formales según criterios
específicos; c) en una posracionalización en la que se
refinan características formales de elementos específi-
cos ya definidos en términos generales.
PROCeSO De DISeÑO PARAMétRICO
El proceso presenta en general cuatro actividades: la
definición de condiciones iniciales, la preparación del
procedimiento paramétrico (o selección de una utilidad
específica), la ejecución del procedimiento y la selec-
ción e interpretación de resultados, además del conjun-
to de parámetros considerados. Frecuentemente estas
actividades y datos se combinan y definen condiciones
mientras se prepara o ejecuta el procedimiento, o lo
ajustan según los resultados o nuevas posibilidades que
se avizoran. Sin embargo, diferenciarlos contribuye a su
desarrollo y generalización (Davis et al., 2011). (Fig. 3)
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20
CONDICIONeS INICIALeS
Las condiciones iniciales son los aspectos del proyec-
to, del encargo o de su situación, que se consideran en
el procedimiento paramétrico. Incluso durante las mis-
mas acciones, como, por ejemplo, usar una formula pa-
ra la generación de cierta variedad de formas. También
se puede definir una figura de partida o a desde una
fuente externa. Algunas condiciones se advierten des-
pués de obtener los resultados, descartando opciones
que escapan a requerimientos o posibilidades efecti-
vas. Las condiciones pueden ser conceptuales, límites
de desempeño, superficies funcionales, magnitudes o
características de la forma (curvaturas, extensión, re-
peticiones, etc.), las cuales se expresan en operaciones
o valores numéricos de manera explícita o intuitiva (por
ejemplo, al elegir resultados).
La definición de condiciones debe conformar un siste-
ma de relaciones geométricas posible de ser definido
en una plataforma de modelación o programación grá-
fica. Como en la definición del sistema de catenarias y
parábolas de revolución de Gaudí o los modelos de pe-
lículas de jabón de Frei Otto.
PARáMetROS
Los parámetros tienen la función de expresar rangos,
límites y configuraciones específicas. Un mismo mode-
lo paramétrico puede entregar diferentes resultados se-
gún varíen los parámetros que lo controlan. La variedad
de parámetros puede ser descrita en una taxonomía (Ta-
bla 1). Y reconoce distintas escalas: ambientales (refe-
ridas al entorno de localización), globales (del volumen
total del proyecto), locales (de elementos parciales) o de
producción (de ejecución de algunos elementos). Pue-
den ser magnitudes geométricas generales o parciales,
propiedades materiales intensivas (independientes de
la forma) o extensivas (vinculadas a la dimensiones), o
relaciones formales. Se los considera expresamente o
más implícitamente, pero se aplican algunos con ran-
gos numéricos definidos.
PRePARACIóN DeL PROCeDIMIeNtO PARAMétRICO
El procedimiento paramétrico suele ser una acción ma-
temática secuencial a partir de datos numéricos que ge-
neran una figura geométrica, configurado como un flu-
jo de datos y operaciones (un algoritmo), algunos con
análisis interno de la geometría, selecciones genéticas
o cálculos de elementos finitos. A veces se prepara es-
pecíficamente y en otros casos se utilizan procedimien-
tos existentes que producen un repertorio de resulta-
dos o series progresivas (evolutivas).
Los procedimientos se definen usualmente en platafor-
mas de programación visual (visual scripting) como Gras-
shoppers, Generative Components o Digital Project, los
cuales poseen diversas funciones programadas; y en
ocasiones se utilizan programas de análisis adicionales.
Por lo tanto, la preparación consiste muchas veces en
elaborar una programación o buscar algunos compo-
nentes o programas completos definiendo los antece-
dentes y acciones y realizando algunas ejecuciones de
comprobación.
ejeCUCIóN DeL PROCeDIMIeNtO PARAMétRICO
La ejecución del procedimiento se puede reconocer co-
mo una acción diferenciada de la preparación, por cuan-
to corresponde a operar el algoritmo con los datos indi-
cados y generar resultados formales. Se puede ejecutar
repetidamente modificando los datos y producir una va-
riedad distinta de resultados. De este modo, podemos
considerar este procedimiento como la acción central
del diseño paramétrico (aunque escasamente diferen-
ciada), incluyendo su ajuste según los datos y resulta-
dos generados.
SeLeCCIóN e INteRPRetACIóN De ReSULtADOS
Los procedimientos paramétricos producen finalmente
una forma o conjunto de formas que debe ser integra-
do en el proyecto arquitectónico. Rara vez constituyen
el diseño final completo sino una figura relevante que
debe ser incorporada y detallada constructivamente.
Varios procedimientos generan secuencias en las que
el arquitecto puede elegir alguna de las formas aplican-
do condiciones no previstas al comienzo, como aspec-
tos expresivos, adaptación al lugar, factibilidad cons-
tructiva, etc. También puede desechar posibilidades
generadas, modificarlas significativamente o realizar
otras distintas. Por esta razón, la producción final se
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Datos geográficos: topografía, vistas, tipos de suelo, etc.
Datos climáticos: orientación, temperatura, humedad, radiación, vientos, etc.Situación contextual: restricciones normativas de situación urbana, materialidad, tipología (aislado, pareado, torre, placa, etc.).Relaciones del entorno: flujos peatonales, vehiculares, presencia de singularidades, referencias, etc.Dimensiones del sitio: Ancho y profundidad del lote, pendiente, límites de edificación.
ParámetrosAmbientales (PA)
Dimensiones o proporciones generales: rangos mínimos y máximos para largo, ancho, profundidad, curvatura, etcétera.Requerimientos funcionales: prestaciones de confort, ergonomía, accesibilidad.Distribución global: relaciones y topología interna.
Condiciones expresivas: Configuración de fachadas y materialidad.Restricciones técnicas: crujías y voladizos según sistema estructural.
Dimensiones o proporciones de componentes: rangos mínimos y máximos para largo, ancho, profundidad, cantidad, etc.Interacción con otros componentes:condiciones de borde y respuesta a configuraciones adyacentes.Respuesta a valores de análisis:profundidad o espesor de las piezas según asoleamiento o solicitaciones estructurales.Condiciones formales: Variación gradual entre componentes.
Requerimientos de montaje: tipos de ensamblaje, unión y dilatación entre componentes.
Dimensiones de producción:tamaño de materiales y máquinas de ejecución.
Propiedades materiales:rangos de resistencia o flexión.
Características del producto:color, textura, terminación, etc.
Valores de aplicación:costos del proyecto.
Dimensiones para transporte: magnitudes de vehículos y operación.
ParámetrosGlobales (PG)
ParámetrosLocales (PL)
Parámetrosde Ejecución (PE)
TABLA Nº1 | Taxonomía de parámetros.
debe considerar más bien como una actividad de dise-
ño, compuesta de la selección de la forma así como de
su adaptación al proyecto.
El resultado de los procedimientos paramétricos es en
sí un archivo geométrico. Estos datos usualmente de-
ben ser traspasados a un sistema de diseño para ser
elaborados. En muchos casos se deben efectuar suavi-
zados, escalamientos, desplazamientos o rotaciones pa-
ra integrarlos en el proyecto. Cuando se elabora en un
sistema de modelación constructiva (BIM) o de diseño
tridimensional (CAD 3D), las figuras se pueden incor-
porar al modelo completo, pero en una elaboración tra-
dicional éstas deben integrarse en las distintas vistas.
También las figuras corresponden normalmente a silue-
tas generales, con lo cual debe completarse con traza-
dos o detalles constructivos.
DeSARROLLO
La ejecución de un diseño paramétrico en Arquitectura
implica un análisis de carácter técnico y/o funcional (en
la práctica una combinación de ambos), que permite re-
solver características globales o parciales dentro de va-
riaciones relevantes. Especialmente en ciertas presta-
ciones en las que reglas simples o intuiciones generales
no logran determinar formas adecuadas. La identifica-
ción de estas formas requiere un desarrollo conceptual
y operativo en el cual es factible reconocer una prefi-
guración del proceso y su implementación.
La prefiguración del proceso se puede considerar como
la determinación de las condiciones relevantes de varia-
ción de la forma, mayormente variables técnicas o expre-
sivas, las cuales deben expresarse en términos numéri-
cos y permiten orientar la selección de los procedimientos
matemáticos o computacionales. Estas condiciones con-
sideran rangos dimensionales y topológicos, es decir,
magnitudes geométricas que prefiguran la forma para es-
tablecer campos de búsqueda, con lo que se pueden se-
leccionar procedimientos existentes o preparar uno, revi-
sando su ejecución y resultados posibles.
La implementación del proceso paramétrico pasa por la
seleccionar o elaborar los procedimientos y por verificar
su ejecución, así como por buscar recursos o funciona-
lidades pertinentes donde se deben revisar los datos
requeridos y resultados. La programación específica-
mente requiere componer utilidades de alimentación y
estructuración de datos geométricos, de análisis técni-
co, luego de ordenación de los resultados para compo-
ner las formas, y posteriormente de modelación o visua-
lización final (Barrios, 2006; Madkour et al., 2009). De
este modo se puede ejecutar un procedimiento paramé-
trico en distintas fases del diseño arquitectónico.
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22
ejeMPLOS
Fachada de edificio en altura
En el inicio del proyecto las técnicas paramétricas per-
miten análisis de comportamiento estructural y energé-
tico en la forma general. Esta aproximación se conoce
como diseño generativo, ya que a través de distintos
procesos algorítmicos se genera una forma según crite-
rios de evaluación establecidos. Este ejercicio se ha
concentrado en fachadas soportantes de una torre de
oficinas. Se tomó como caso la Torre Santamaría en
Santiago de Chile, que es un edificio emblemático del
racionalismo moderno. En particular la torre dos, que
formaba parte del proyecto original pero no fue cons-
truida. El caso planteó repensar el diseño de esta se-
gunda torre asumiendo sus capacidades funcionales
establecidas, con procesos generativos implementados
a través de técnicas paramétricas y de análisis.
Este ejemplo se desarrolló de dos partes. Una prime-
ra exploración realizada en el Curso Tecnologías Apli-
cadas al Proyecto de Arquitectura (TAPA) se concen-
tró en la modelación paramétrica y BIM de la torre
existente, para luego modificar propiedades geométri-
cas del volumen, como también en la definición de
nuevos componentes constructivos de fachada asocia-
dos a la protección del excesivo asoleamiento. (Fig.4).
Estos ejercicios fueron implementados a través de la
combinación de tres plataformas. Se utilizó Revit para
la modelación BIM del edificio completo; Rhinoceros
con Grasshopper para establecer variaciones geomé-
tricas sobre el volumen total; y Digital Project para la
definición de componentes adaptativos de fachada. Los
resultados de las distintas modelaciones paramétricas
hechas por grupos de estudiantes fueron prototipados
en impresión 3D.
La segunda parte de este ejercicio se concentró en pro-
cesos generativos de optimización estructural evolutiva
y la posterior integración con análisis de asoleamiento
y expresión de la torre. La implementación de diseño
generativo de estructura involucró la colaboración de
arquitectos e ingenieros estructurales para la definición
de soluciones viables desde distintos criterios, como re-
sistencia, desplazamientos, dimensiones mínimas y
máximas de elementos constructivos, condiciones de
iluminación interior o apertura de vistas relevantes. La
torre tiene una estructuración principal a través del nú-
cleo y, sin embargo, cada una de las cuatro fachadas
incorpora 14 columnas que descargan verticalmente.
En un territorio sísmico, se incorporaron al ejercicio las
fuerzas horizontales en distintas direcciones que pue-
dan ser absorbidas en parte por los elementos de fa-
chada.
Una primera implementación se realizó a través de ru-
tinas de optimización estructural evolutiva para super-
ficies sometidas a tensión plana (Huang y Xie, 2010)
en el software MatLab utilizando librería CALFEM. Es-
te proceso comienza con un dominio limitado de celdas
en dos dimensiones al cual se ingresan condiciones de
carga y apoyo. Sobre ese dominio, un algoritmo recur-
sivo realiza cálculo de elementos finitos. Luego el algo-
ritmo elimina las celdas que reciben cargas que están
bajo un umbral de resistencia definido como parámetro
externo. Este proceso se repite llevando al sistema a al-
canzar una situación cercana al equilibrio después de
aproximadamente treinta iteraciones. El producto de
esta optimización evolutiva son formas que producen la
mayor resistencia con el mínimo de material. En el ca-
so de la fachada de la torre, se incorporó el resultado
en la definición inicial de la forma arquitectónica. Por
los altos requerimientos computacionales de los algo-
ritmos de optimización, se trabajó sobre elementos par-
ciales de la fachada de torre que fueron optimizados de
acuerdo con las solicitaciones estructurales que reci-
ben. Se estudiaron elementos equivalentes a un piso
completo considerando distintas condiciones y canti-
dad de apoyos. Cada elemento fue analizado para cada
piso, integrando los datos de resistencia requeridos.
Figura 4 | Optimización topológica de la fachada de edificio en altura y prototipado 3D (autores).
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También se estudiaron paneles menores en distintas
condiciones de carga y apoyo para luego ser distribui-
dos en cada fachada según criterios de resistencia.
Una segunda implementación se realizó a través del
método SIMP (Solid Isotropic Material Penalization) ba-
sado en la rutina de 99 líneas en MatLab (Sigmund,
2001). Este proceso de optimización estructural evolu-
tiva es similar al anterior, sin embargo, en vez de elimi-
nar celdas de un dominio inicial, define una densidad
relativa (30% en este ejercicio), distribuida homogé-
neamente entre el domino. El proceso de optimización
evolutiva itera, redistribuye las densidades de material
para concentrarlo en las zonas más solicitadas por fuer-
zas de tensión y compresión y vaciar las zonas menos
solicitadas. Se consiguió como resultado un mapa de
densidades graduadas que fue tomado por estudiantes
de Arquitectura como base para la configuración de la
fachada de la torre. La transferencia desde MatLab ha-
cia Rhinoceros se hizo de dos formas: por mapas de
densidades en escalas de grises a través del componen-
te ImageRaster de Grasshopper, y por la importación
de listas de datos desde MatLab. Estos datos se utili-
zaron para desplazar una superficie NURBS de igual re-
solución en el dominio optimizado. Cada punto de con-
trol de la superficie es desplazado en dirección normal
al plano de fachada, según el mapa de densidades. Lue-
go esta superficie se intersecta con un plano de corte que
define un límite entre densidad que serán consideradas
llenas y densidades que serán consideradas vacías. Esta
estrategia responde a que los materiales que se emplean
actualmente en construcción no permiten establecer va-
riaciones de densidades dentro de un elemento. No obs-
tante, la integración entre densidades variables produci-
das por el método SIMP y componentes constructivos se
presenta como un interesante campo de investigación fu-
tura asociado a nanotecnologías (Fig. 5).
Se realizaron distintos estudios posteriores sobre la op-
timización estructural evolutiva para retroalimentar cri-
terios en la fase inicial de diseño arquitectónico. Se
consideraron análisis de exposición solar de las facha-
das, criterios constructivos para moldajes seriados en
prefabricados de hormigón armado, y diversos modelos
digitales y físicos en fresado y prototipado rápido para
revisar su expresión.
Este ejercicio permitió establecer métodos de diseño
generativos en etapas iniciales del proyecto arquitectó-
nico basado en la implementación de parámetros de di-
seño a través de algoritmos evolutivos y de modelación
paramétrica, lo cual requirió trabajo interdisciplinar en-
tre arquitectos e ingenieros estructurales. El ejercicio
definió formas más eficientes que permitirían reducir el
material utilizado por un edificio vertical para dar ma-
yor resistencia en sus planos de fachada, controlar su
exposición solar (y por ende el consumo energético ne-
cesario para refrigeración) y actualizar su expresividad
arquitectónica. Estos resultados aún deben ser valida-
dos por análisis tradicionales que permitan verificar las
normativas vigentes y también revisar su ejecución.
Figura 5 | Modelos de diversas configuraciones estudiadas (autores).
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24
análisis genético de pabellones
La aplicación de diseño paramétrico en etapas interme-
dias del proyecto arquitectónico, combinando requeri-
mientos, puede ilustrarse con un análisis volumétrico
por algoritmo genético. Este ejemplo fue implementa-
do en la plataforma Grasshopper de Rhinoceros con Ga-
lápagos como procesador genético, motor solar de Ted
Ngai para análisis de radiación y un repertorio de mu-
ros con optimización topológica por MatLab. Conside-
rando un pabellón compuesto de dos o tres bloques
contiguos, con una superficie general de aproximada-
mente 80 m2, buscando la conformación que otorgue
mayor exposición solar, para reducir consumos energé-
ticos por captación pasiva, pero también una óptima
configuración estructural. Estas condiciones permiten
una capacidad funcional con una amplia variedad es-
pacial y expresiva. Mientras que los requerimientos téc-
nicos son aspectos contrapuestos, por cuanto la expo-
sición solar promueve disposiciones longitudinales y la
optimización sísmica fomenta organizaciones centrali-
zadas. En ese sentido, resulta difícilmente intuitivo en-
contrar una configuración que armonice cabalmente to-
das estas condiciones.
Se establece una programación de variables geométri-
cas que alimentan un generador de volúmenes con un
cálculo de radiación solar que determina una función a
maximizar y un procesador genético, además de un cla-
sificador estructural que define capacidades resisten-
tes (Fig. 6). Los volúmenes generados corresponden a
paralepípedos rectangulares contiguos que cumplan un
rango de área total, a partir de puntos centrales aleato-
rios, con alturas regulares. En la programación se esta-
blece además una rotación de base para generar distin-
tas alternativas de orientación solar.
El cálculo de radiación utiliza un modulo solar (www.ted-
ngai.net), considera como ubicación geográfica la ciu-
dad de Concepción, Chile, en los solsticios durante 5
horas al día, efectúa el análisis para la volumetría gene-
rada y hace una sumatoria total. Luego estos valores se
integran en la función del procesador genético que eva-
lúa los volúmenes (Fig. 7). En el análisis resistente se
incorporan algunos criterios geométricos de reducción
del perímetro, simetría y regularidad, que se analizan en
la intersección de los conjuntos volumétricos evaluados.
De este modo se obtiene una generación de volúmenes
con consideraciones resistentes que luego se clasifican
Figura 6 | Programación paramétrica para la generación y evaluación de pabellones en Grasshopper y Rhinoceros (autores).
Figura 7 | Análisis del pabellón por radiación solar con algoritmo genético de Galápagos (autores).
en casos estructurales (según longitud de muros) para
aplicar el repertorio de trazados con optimización topo-
lógica. Esto permite obtener composiciones con una se-
lección predominantemente resistente, que se denomi-
na como «máximos locales». En la integración con las
evaluaciones de radiación solar se obtienen configura-
ciones combinadas que se consideran como «máximos
globales». Así, la ejecución sucesiva de la programación
admite generar volúmenes que se van evaluando progre-
sivamente y convergen en sus condiciones.
Este procedimiento posibilita identificar configuraciones
adecuadas en exposición solar y resistencia estructural
que se pueden conciliar con otros aspectos arquitectó-
nicos (entorno, circulaciones, etc.). En esta experiencia
también se exportaron los volúmenes a modelación tri-
dimensional con paramentos perfilados por optimización
topológica mediante la realización de modelos de corte
digital con planchas de acrílico (Fig. 8).
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25
Figura 8 | Modelos de pabellones con paramentos optimizados (autores).
Esta experiencia demuestra la conciliación de requeri-
mientos en la conformación de volúmenes simples, con
posibilidades de ejecución constructiva y novedosas ex-
presiones espaciales.
Losas
La integración de procedimientos paramétricos en el re-
finamiento de componentes constructivos (posraciona-
lización) se ejemplifica en el desarrollo de losas de hor-
migón armado. Las losas corresponden a elementos de
entrepiso arquitectónico que contribuyen al sustento
funcional de los niveles superiores, como también al
arriostramiento horizontal de la estructura, especial-
mente en zonas sísmicas. Cuando se disponen en las
techumbres poseen esta función de diafragma y cober-
tura. Asimismo, pueden recibir configuraciones deco-
rativas, soporte de cielos o instalaciones. Debido a que
las solicitaciones de carga y/o arriostramiento son las
que definen sus magnitudes principales, las losas se
segmentan en modulaciones por elementos de soporte
horizontal (viguetas, casetones o vigas perimetrales),
de acuerdo con la ocupación del nivel inferior, en con-
sonancia con elementos verticales (columnas o muros).
Si se reducen sus dimensiones y variedad formal para
una mayor distribución de los esfuerzos, igualmente se
requieren losas irregulares, vacíos parciales o voladizos.
En este sentido, el desarrollo constructivo de las losas
busca su disposición estructural como placas regulares
para reducir su desempeño resistente, constituyéndo-
se en uno de los elementos que aporta mayores reque-
rimientos materiales e impacto en energía contenida del
edificio, por que suele componerse de productos de al-
to consumo de carbono (hormigón y acero).
Por eso se experimentó un diseño paramétrico con op-
timización estructural de placas horizontales cuadra-
das, con fuerzas principales fuera del plano, que se pu-
dieran aplicar como losas de hormigón armado en una
edificación de zona sísmica. Con diferentes tipos de so-
porte perimetral y cargas, en magnitudes de 6 x 6 m,
un espesor máximo de 15 cm y mínimos por ejecución.
El análisis inicial se realizó por el método SIMP, con una
derivación del algoritmo de 99 líneas en MatLab (Sig-
mund, 2001), una utilidad desarrollada en FemGV6.1
según procedimiento de Long et al. (2009), con una
discretización bidimensional de 60x60 unidades para
el cálculo de elemento finito, en un cuarto simétrico de
la superficie. Aplicando reducción de material del 50%
luego de aproximadamente 30 evoluciones, se obtiene
una distribución optimizada del material. Luego se ve-
rifican magnitudes de momento en los diferentes ejes
y desplazamientos máximos de 3 a 6 mm, dentro de la
norma sísmica. Se pueden obtener diferentes gráficas
bidimensionales o tridimensionales de las diferencias
de tensiones y espesores (Fig. 9).
Figura 9 | Optimización topológica de losas por elementos finitos y programación volumétrica (autores).
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Figura 10 | Visualización de losas optimizadas en varios módulos (autores).
Las gráficas o matriz de densidades pueden ser inte-
gradas por programación paramétrica para lograr una
malla geométrica, lo que fue realizado con Grasshoper
en Rhinoceros utilizando WeaverBird y operadores geo-
métricos para generar visualizaciones y distribuir com-
ponentes, como también efectuar procesos de manipu-
lación dimensional, o seccionado para mediciones o
procesos de fabricación, en particular desarrollo de mol-
dajes para ejecución. Se experimentó la realización de
moldes por fresado en CNC sobre bases de poliestireno
expandido rígido realizando prototipos a escala con
mortero de cemento y enfierradura liviana.
Las losas desarrolladas presentan una resistencia ade-
cuada a las solicitaciones requeridas con la mitad del
material, lo que implica un menor costo de ejecución y
peso e incide en sus esfuerzos generales e impacto am-
biental, con una variedad formal que facilita la instala-
ción de soportes, servicios o perforaciones, que puede
reducir conflictos de construcción y/o excluir cielos mo-
dulares, en particular con ambientaciones especiales
de interés decorativo (Fig. 10).
CONCLUSIONeS
Esta revisión de estrategias de diseño paramétrico en
Arquitectura permite reconocer características relevan-
tes y también diversidades, considerando que no se res-
tringe a la programación geométrica sino en un sentido
amplio, al desarrollo formal del proyecto arquitectóni-
co, con la incorporación de condiciones técnicas que
contribuyan al desempeño del edificio y la exploración
expresiva. Al respecto, se advierten instancias de apli-
cación y recursos digitales disponibles, se expresan en
los ejemplos prácticos la implementación de estos as-
pectos y su especificidad, y se revelan cuestiones ge-
nerales y requerimientos operativos como contribución
a la diversidad del trabajo arquitectónico.
Este trabajo plantea condiciones generales de las nue-
vas técnicas paramétricas en Arquitectura y busca, de
este modo, impulsar el desempeño arquitectónico.
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Protótipos e réplicas na representação da arquitetura.1
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Recursos com o maior grau de semelhança com a obra projetada ou original, os
protótipos e réplicas são elementos de extrema importância na compreensão das
características espaciais da arquitetura. Este artigo apresenta uma reflexão sobre
o uso desse tipo de modelo físico que, sobretudo por limitações de ordem econô-
mica, é escassamente utilizado na antecipação da arquitetura.
Prototypes and replica in the representation of architecture
Prototypes and replicas are resources with the greatest similarity to the planned or
original construction, and are highly important elements for understanding the spa-
tial characteristics of architecture. This article presents reflections on the use of
this kind of physical model, which particularly for financial reasons is rarely used
to provide a prior view of architecture.
Autor
Arq. Airton Cattani
Faculdade de Arquitetura da UFRGS,
Porto Alegre, Brasil.
Palavras–chave
Representação e simulação da arquitetura
Modelos físicos
Key words
Representation and simulation of architecture
Physical models
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INtRODUçãO
As características materiais e concretas da arquitetura,
associadas à complexidade dos processos construtivos,
faz com que as condições de sua materialização sejam
sempre antecedidas por etapas onde sua existência pri-
meira deverá ser simulada, simulação esta que também
deverá ser aplicada para contextos de documentação
de uma obra existente. Embora predomine o desenho
como ferramenta de comunicação de arquitetos com
seus interlocutores (clientes, empresários, fornecedo-
res, operários etc.), diversos outros recursos estão a
disposição para comunicar suas intenções e propostas
para determinada edificação, fazendo parte do que se
pode chamar de sistemas de representação em arqui-
tetura (Cattani, 2011). Com diversos graus de fidelida-
de ao resultado final, estes recursos permitem conhe-
cer como serão as relações espaciais, a volumetria, os
aspectos técnicos, enfim, como será a obra após sua
conclusão. Dentre esses recursos, os modelos físicos
apresentam o mais elevado grau de semelhança com o
produto final, pois seu caráter tridimensional simula, a
seu modo, a própria tridimensionalidade da arquitetu-
ra. Nesse sentido, as maquetes ocupam um lugar he-
gemônico, sendo amplamente utilizadas, tanto para pro-
porcionar subsídios ao processo de projeto, quanto para
apresentação da solução adotada. Mas um outro tipo
de modelo físico também proporciona uma série de be-
nefícios à compreensão mais adequada da arquitetura:
são os modelos físicos que não empregam a redução de
escala característica das maquetes, reproduzindo a obra
em sua verdadeira grandeza, quais sejam, os protótipos
e as réplicas.
De característica dimensionais idênticas ao modelo pro-
posto, protótipos e réplicas também podem ser consi-
derados uma forma de representação, já que não são a
própria arquitetura, mas se referem à ela. Suas caracte-
rísticas permitem o mais alto grau de compreensão das
relações espaciais, formais, históricas e até mesmo téc-
nicas da arquitetura, possibilitando que o observador
possa observá-las de maneira mais direta. No entanto,
apesar de todas essas facilidades, apresentam limi-
tações de ordem espacial e financeira, já que deman-
dam o mesmo espaço ocupado pelo projeto e têm cus-
tos elevados, o que limita seu emprego. Mesmo assim,
em diversos casos ao longo da história da arquitetura
maquetes e réplicas foram utilizadas em diversas cir-
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cunstâncias e com resultados significativos. O objetivo
deste artigo é apresentar alguns casos emblemáticos
– recolhidos em referências especializadas e em cen-
tros de documentação – que comprovam a utilidade des-
tes recursos e dão conta de sua utilidade e importância
não só para uma melhor compreensão das intenções
conceituais do arquiteto mas, principalmente, da viabi-
lidade técnico construtiva do projeto.
PROtótIPOS
Etimologicamente, a palavra protótipo provém do latim
prototypus e do grego prôtotupos (πρωτóτυπος), cujo sig-
nificado é forma a ser copiada, imitada. Em áreas como
o design, o protótipo é entendido sempre como um mo-
delo com as mesmas características formais e funcionais
do produto a ser produzido industrialmente. Já em arqui-
tetura, o termo protótipo apresenta dois significados, até
certo ponto semelhantes: o primeiro, que poderia ser
chamado de protótipo físico e que será aprofundado ao
longo deste artigo, se refere ao modelo físico propria-
mente dito, com as mesmas características do produto
que vai ser produzido, de modo a verificar a adequação
ao projeto e ao uso final; já o segundo, que poderia ser
chamado protótipo conceitual, refere-se ao tipo arquite-
tônico, ou seja, um modelo arquitetônico geral reproduzí-
vel autonomamente em relação ao lugar, uma espécie de
paradigma, padrão ou modelo conceitual, como propos-
to por Le Corbusier nas casas Dom-ino (1914) e Citrohan
(1922), ou por Mies van der Rohe na concepção do pa-
vilhão alemão de Barcelona (1929) ou da Neue National-
galerie de Berlim (1962-68), onde foram lançados os
princípios que nortearam outras obras (Montaner, 2002.
p. 88). A reprodução do protótipo conceitual ocorre sem
ser, necessariamente, uma cópia fiel do modelo, o que
não acontece no protótipo físico, onde o alto grau de se-
melhança faz parte de seu caráter.
De caráter experimental e sem fazer uso de redução de
escala, o protótipo físico é um modelo que tem as exa-
tas características dimensionais, cromáticas, formais e
funcionais do objeto que será reproduzido, embora sem
empregar necessariamente os mesmos materiais espe-
cificados no projeto. O caráter de exemplar único e as
dimensões da arquitetura fazem com que o uso de pro-
tótipos como recurso de representação ou mesmo de
auxiliar na tomada de decisões de projeto seja mais res-
1. Relato parcial de pesqui-sa elaborada no contexto de estágio pós–doutoral realiza-do junto ao Centre d’Archives d’Architecture du XXe siècle da Cite de l’Architecture et du Patrimoine, Paris, França, no ano de 2010.2. Mies foi o terceiro arquiteto a fazer isso para os mesmos clientes, que nunca construí-ram nenhum dos projetos. O primeiro foi L. J. Falkenburg e o segundo foi Peter Behrens (Ri-ley; Bergdoll, 2001, p. 166).
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Figura 1 | O início das obras da igreja de Sainte-Geneviève, Paris, 1765. Pierre-Antoine de Machy, pintor. Coleção do Museu Carnavalet, Paris, França.
Figura 2 | Villa Kröller-Müller, 1912. Mies van der Rohe, arquiteto. Protótipo em madeira e tela. Fonte: Riley; Bergdoll, 2001, p. 169.
trito do que as maquetes, por exemplo. Mesmo assim,
ao longo da história existem registros de seu uso por di-
versos arquitetos.
Historicamente, foi por meio de protótipos (embora não
com o sentido que atribuímos hoje) que soluções arqui-
tetônicas vernaculares foram aperfeiçoadas por suces-
sivas gerações. As construções de pedra seca comuns
em certas regiões mediterrâneas (casas trulli, na Sicília,
casas bories na sul da França), por exemplo, foram de-
senvolvidas pelo contato direto dos construtores com a
pedra e outros materiais locais, e detalhes construtivos
(fundações, janelas, portas, chaminés) foram sendo
aperfeiçoados pela prática experimental, pela verifica-
ção do comportamento do material em uso. Assim, o
protótipo apresenta-se como forma de investigação di-
reta, de modo a verificar não apenas questões técnicas
e funcionais, mas as qualidades formais, espaciais e
sensoriais de uma solução arquitetônica. Por mais com-
pletos que sejam os conhecimentos teóricos sobre de-
terminado material, nada substitui o contato direto com
ele de modo a verificar seu comportamento in situ.
Para Porter e Neale (2000, p. 4), existem evidências
do uso de protótipos por Bernini (colunata de São Pe-
dro) e Michelangelo (palácio Farnese). Em 1765 o pin-
tor francês Pierre–Antoine de Machy registrou o início
das obras da então igreja de Sainte–Geneviève (hoje
Pantheon), para a qual o arquiteto Jacques–Germain
Soufflot mandou construir uma réplica em madeira e
tela do pórtico, de modo que Louis XV pudesse apre-
ciar, mesmo precariamente, o aspecto final da obra
(Braham, 1982, p.74). Por suas características imagé-
ticas e dimensionais, poderia situar-se como um inter-
mediário entre uma perspectiva de grandes dimensões
e o protótipo (Fig. 1).
Mais modernamente, em 1912-13, Mies van der Rohe
executou, a pedido dos clientes, um protótipo em tela
e madeira da Villa Kröller-Müller, próximo à Wassenaar,
Holanda, para que os proprietários tivessem uma noção
mais clara do projeto (Riley; Bergdoll, 2001, p. 166; Co-
hen, 2007, p. 27)2 (Fig. 2).
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Em 1934, durante a 1ª Exposição da Habitação do Grand
Palais realizada em Paris, Pierre Vago apresentou o pro-
tótipo de uma residência em aço construída pelo proces-
so Grames. Embora a construção do protótipo não tenha
seguido o projeto à risca, Imbert (1934, p. 31) afirma
que era uma «arquitetura calma e de proporções agradá-
veis, e que não parece de aço» (Figs. 3a y 3b).
As variações dimensionais dos degraus da escada do
Saint Louis Gateway Arch fizeram com que Eero Saari-
nen precisasse construir um protótipo parcial ao lado de
seu escritório, de modo a verificar suas condições de
uso (Moon, 2005, p. 58; Merkel, 2005, p.9) (Fig. 4).
I. M. Pei teve dificuldades em convencer os franceses
de sua proposta para a pirâmide do Louvre, que a con-
sideravam «hostil», até que na primavera de 1985 cons-
truiu uma armação metálica para tentar mostrar o as-
pecto final da pirâmide. Após ser visitada por mais de
60 mil pessoas, os parisienses e alguns jornais muda-
ram de opinião. Embora não possa ser considerada um
protótipo à rigor, pois somente parte da estrutura esta-
Figura 3a y 3B | Residência em aço, 1934. Pierre Vago, arquiteto. Vista externa (a) e interna (b) do protótipo. Fonte: L’Architecture d’Aujourd’hui, nº 2, 1934, p. 33.
Figura 4 | O arquiteto Eero Sarinen testando um protótipo em madeira da escada do Saint Louis Gateway Arch, Saint Louis, EUA, 1948-1965. Fonte: Moon, 2005, p. 58.
va simulada, Pei argumentou que apenas as arestas po-
deriam simular a transparência que o vidro proporcio-
naria à pirâmide (Wiseman, 2001, p. 252) (Fig.5).
O uso de protótipos também ocorre em situações em
que elementos arquitetônicos necessitem uma verifica-
ção das condições de funcionamento antes de serem
produzidos em série. Um caso ilustrativo são os painéis
da fachada sul do Instituto do Mundo Árabe em Paris,
França, projeto de Jean Nouvel. Fazendo uma bela refe-
rência aos muxarabis característicos da arquitetura ára-
be, estes painéis controlam a incidência de luz natural
no interior do edifício por meio de uma série de peças
articuladas à semelhança de diafragmas fotográficos
que, por sua complexidade funcional, exigiram a execu-
ção de protótipos para verificar seu adequado funciona-
mento (Figs. 6a y 6b).
Segundo Durand (2003, p. 199), Alvar Aalto e Jean
Prouve também foram arquitetos que utilizavam siste-
maticamente o protótipo como modo de conhecer o
comportamento de materiais e soluções técnicas.
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Figura 6a y 6B | Instituto do Mundo Árabe, Paris, França, 1981-1987. Jean Nouvel, Gilbert Lézénès e Pierre Sarta, arquitetos. Protótipo em metal e vidro de painel de fachada (a), e detalhe
de seu mecanismo em forma de diafragma (b). Coleção do Centro Nacional de Arte e Cultura Georges Pompidou, Paris.
Foto: Airton Cattani.
Figura 5 | O arquiteto I. M. Pei em frente ao protótipo em metal da pirâmide do Louvre.
Fonte: Moon, 2005, p. 58.
Modernamente, tem sido muito comum o uso de protó-
tipos no mercado imobiliário, sobretudo em lançamentos
comerciais de grandes empreendimentos. Sob a forma
de «apartamentos mobiliados», construtoras e empreen-
dedores colocam à disposição de futuros compradores
unidades mobiliadas onde é possível percorre-las pre-
sencialmente e tendo uma compreensão «real» do imó-
vel. Embora com ênfase na decoração, não resta dúvida
que a percepção espacial nestes casos é mais apurada
e contribui para o entendimento de outros recursos de
representação, como o desenho.
Embora não tão numerosos como as maquetes e sofren-
do limitações sob o aspecto econômico e físico, esses
exemplos mostram a potencialidade dos protótipos co-
mo forma de representação e antecipação da arquite-
tura com atributos que a aproximam da realidade. Ao
incorporarem a materialidade do objeto representado,
permitem uma confrontação direta com o resultado, in-
corporando todas as suas qualidades e atributos, além
de outro elemento fundamental à arquitetura: o tempo.
RéPLICAS
As réplicas (do latim replicare, responder, repetir e do
italiano replica, com o mesmo sentido ou de repetição),
também chamadas cópias, clone, duplos ou reprodu-
ções, caracterizam-se por reproduzirem um objeto exis-
tente –ou que existiu– com o máximo de suas exatas
características formais, dimensionais e cromáticas. No
entanto, apesar dessas qualidades, as réplicas geral-
mente estão fora do contexto em que a arquitetura ori-
ginal foi edificada, correspondendo apenas em parte às
expectativas de uma visualização plena do objeto arqui-
tetônico.
Embora a palavra réplica carregue o estigma de simu-
lacro, ou seja, de algo que não corresponde à verdade,
a um original, seu uso em arquitetura é relativamente
amplo, sobretudo quando associado à edificações de
caráter histórico. Um dos casos mais emblemáticos de
réplicas arquitetônicas é o Pavilhão Barcelona, de Mies
van der Rohe. Construído para ser o pavilhão nacional
da Alemanha na exposição universal de 1929, foi de-
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Figura 7a y 7B | Pavilhão Barcelona. A construção original (a) e a réplica de 1986 (b). Mies van der Rohe, arquiteto. Fonte: Berger; Pavel, 2006, p. 21-75.
Figura 8a y 8B | O escritório do diretor da Bauhaus. Walter Gropius, arquiteto. Fotografia original colorida à mão (a) e fotografia da réplica (b). Fontes: Fiedler, 2006, p. 407; Engels; Meyer, 2001, p. 21.
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molido logo após o término da exposição. A imagem que
persistiu foi divulgada em inúmeros livros, por meio de
em fotografias em preto e branco, que alimentaram sua
aura de obra-prima durante várias gerações de arquite-
tos (Berger; Pavel, 2006, p. 52). Reconstruído em 1986,
por ocasião do centenário de nascimento de Mies e por
iniciativa da prefeitura de Barcelona e coordenado por
Ignasi de Solà-Morales, Cristian Cirici e Fernando Ra-
mos, foi seguida de alguma polêmica.3 Por sua lógica
construtiva, alguns consideravam o Pavilhão também co-
mo um protótipo (no sentido de paradigma, conceito já
abordado neste artigo), um perfeito experimento espa-
cial autônomo, um objeto, que poderia ser construído em
qualquer lugar, embora os autores da reconstrução argu-
mentem que o edifício estabelece uma relação única
com o entorno e que foi muito estudada por Mies (Solá-
-Morales; Cirici; Ramos, 2000, p. 28). Hoje a reconstru-
ção pode ser observada quase exatamente como Mies a
concebeu e em seu local original (Figs. 7a y 7b).
Outro caso de réplica de obra paradigmática é a recons-
trução do escritório de Walter Gropius na Bauhaus. Pro-
jetado por Gropius em 1923, como exemplo dos novos
conceitos espaciais e formais defendidos pela escola, te-
ve seu mobiliário destruído durante a mudança para Des-
sau. Recentemente reconstruído (Engels; Meyer, 2001,
p. 20), não contém o mobiliário original, mas réplicas que
permitem aos visitantes apreciarem o ambiente como
Gropius o concebeu (Figs. 8a y 8b).
3. Segundo Koolhaas, ao ser reconstruído em cores, o pavilhão teve sua mística des-truída. (Koolhaas, Rem. Mies Arch+161, 2002, pp. 78-83. Em entrevista para Nicolaus Kunert e Susanne Schindler, Joachim Krause rebate: «como a aura de um projeto que não existiu durante 60 anos pode ser destruída?»Arch+ 161, p. 18-21,
Com o objetivo de apresentar ao público as grandes
obras da arquitetura francesa de diversos períodos his-
tóricos, um grande projeto de construção de réplicas de
arquitetura foi concebido por Viollet-le-Duc a partir de
1855. Assim, de 1879 a 2006 foram construídas cerca
de 350 réplicas parciais de monumentos franceses da
Idade Média até o século XIX, hoje fazendo parte da co-
leção de réplicas do Museu de Arquitetura da Cité de
l’Architecture et du Patrimoine, em Paris. Caracteriza-
das pela fidelidade ao edifício original e com alta quali-
dade de execução, cumprem diversas funções: analíti-
ca, educativa, técnica e demonstrativa, permitindo a
observação de sistemas construtivos, ambientação, re-
lações formais e estruturais, distribuição espacial e des-
enho urbano. Por algumas delas terem sido executadas
antes de restaurações ou mesmo da destruição de algu-
mas obras, constituem-se uma preciosa fonte documen-
tal da história da arquitetura francesa (Figs. 9a y 9b).
Figura 9a y 9B | Salas de réplicas de monumentos franceses. Coleção da Cite d’Architecture et du Patrimoine/Musée des Monuments Français, Paris, França. Foto: Airton Cattani.
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Figura 10 | Igreja de Notre Dame de la Consolation, Raincy, França, 1922-1923. Auguste e Gustave Perret, arquitetos. Maquete em madeira e réplica de elementos de fachada com vitrais. Coleção da Cite d’Architecture et du Patrimoine/Musée des Monuments Français, Paris, França. Foto: Airton Cattani.
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Um dos destaques desta coleção é a réplica de parte
da fachada da igreja de Notre Dame de la Consolation,
em Raincy, França, construída em 1922-23 por Augus-
te e Gustave Perret. Considerada a Sainte Chapelle do
concreto armado, o projeto explorou pela primeira vez
o aspecto natural do material deixado aparente em uma
edificação religiosa na França4 (Fig. 10).
Outro destaque da mesma coleção é a réplica da Unité
d’Habitation que Le Corbusier construiu em Marselha
na década de 1950. Marco do movimento moderno, lo-
go tornou-se uma obra paradigmática. Com o objetivo
de tornar ao menos parte da obra mais conhecida para
o grande público, em 2002 foi construída uma réplica
de um dos apartamentos nas dependências do Museu.
Mais do que uma simples cópia, a construção foi uma
experiência didático/pedagógica, pois envolveu três es-
colas de arquitetura (Creteil, Paris e Versailles) e dezes-
sete liceus de formação profissional que foram respon-
Figura 11a, 11B y 11C | Apartamento A3 da Unité d’Habitation de Marselha, França, 1942-1956. Le Corbusier, arquiteto. Réplica. Vista externa (a), interna (b) e detalhes estruturais (c). Coleção da Cite d’Architecture et du Patrimoine/Musée des Monuments Français, Paris, França. Foto: Airton Cattani.
4. Em 1864 Louis-Charles Boileau projetou a igreja neo-gótica de Sainte Marguerite, em Le Vésinet, nos arredores de Paris, utilizando pela primeira vez o concreto armado em um edifício não industrial, mas sem explorar o aspecto plástico deste material. Ver: Strike, 2004, p. 65. 5. A coordenação do projeto de construção da réplica ficou a cargo de Fernando Marzá e Stéphane Zamfirescu, arquite-tos, e de Javier Nieto, eng-enheiro.
sáveis por sua construção.5 Esse caráter didático/peda-
gógico ainda se mantém, pois é possível visitar a réplica
do apartamento tal como foi concebido pelo autor, e
também apreciar os detalhes construtivos da obra, já
que é possível observar aspectos que não estão visíveis
no local da obra original, como a estrutura de concreto,
instalações etc (Figs. 11a, 11b y 11c).
Ao reproduzirem uma realidade ausente ou mesmo quan-
do deslocadas de seu contexto original, as réplicas permi-
tem vivenciar o espaço projetado em praticamente toda
sua plenitude, contribuindo para um entendimento de pro-
jetos paradigmáticos da arquitetura mundial que, de ou-
tra forma, teriam que ser conhecidos de forma indireta.
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CONSIDeRAçõeS FINAIS
A análise dos exemplos aqui apresentados confirma a
relevância de protótipos e réplicas como um dos recur-
sos mais significativos não só da representação e docu-
mentação da arquitetura, mas como ferramenta auxiliar
na tomada de decisões de projeto. Substituindo tempo-
rariamente a arquitetura ou seus pormenores, estes re-
cursos têm como fator diferenciador a apresentação em
escala real, o que contribui para uma percepção mais
acurada do expectador/usuário/arquiteto em relação à
obra. A percepção do espaço passa a ser de outra or-
dem, não mais baseada na decodificação de outros sis-
temas de representação (desenhos, maquetes, croquis,
fotografias), mas deste quase objeto real que são os
protótipos e réplicas. A intermediação dos sistemas de
representação passa a não existir, podendo o observa-
dor contemplar a obra em um nível de fidedignidade
quase absoluto. Esta qualidade também permite ava-
liações –ergonômicas, funcionais, técnicas, estéticas,
sensoriais– de melhor qualidade, já que qualquer outro
tipo de representação será sempre uma aproximação
–em maior ou menor medida– da realidade. Por mais
elaborados que sejam outros tipos de representação,
como os modernos sistemas digitais, nunca substituem
plenamente a experiência presencial em relação ao ob-
jeto real. Em que pesem as dificuldades e limitações,
sobretudo financeiras, para a construção de protótipos
e réplicas, os exemplos aqui apresentados demonstram
que estes recursos têm um potencial inigualável quan-
do postos a serviço da representação em arquitetura e
da investigação técnico–formal do processo de projeto.
Poder apreciar uma solução arquitetônica em sua ver-
dadeira grandeza, quer sob a forma de protótipo, quer
de réplica, permite avaliar tanto suas qualidades for-
mais quanto técnicas, contribuindo para uma melhor
compreensão da ideia arquitetônica.
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WISeMAN, Carter: The architecture of I. M. Pei. London: Thames & Hudson, 2001.
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Fascinación por la escala. El proceso de proyecto de Charles y Ray Eames.
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Fascinación por la escala centra su reflexión en torno a uno de los atributos fun-
damentales de la forma y el espacio como lo es la escala, y en su manipulación
consciente al interior del proceso de proyecto de Charles Eames y Ray Kaiser
Eames. Analiza el proyecto como forma de pensamiento y actitud vital y, desde la
comprensión de algunas de sus lógicas, busca emparentar escalas de interven-
ción tan disímiles como la arquitectura y el diseño de objetos. En la obra de Char-
les y Ray Eames, la fotografía, el modelismo, el coleccionismo, la seriación e in-
dustrialización, los kits para armar, las cometas, los trenes en miniatura y las
casas de muñecas, los cabinets arquitectónicos, la seriedad del juego y los jugue-
tes, la arquitectura y el diseño se presentan imbricados en un juego infinito de es-
calas encadenadas con lógica telescópica, como en su película Potencias de 10.
Scaling fascination. The design process of Charles and Ray Eames
Scaling Fascination is centered is centered on the thoughts around one of the main
attributes of form and space, as it is scale, and its conscious manipulation inside
the design process of Charles Eames and Ray Kaiser Eames Studio. It analyzes the
design process itself as a way of thinking and life attitude, and from the understan-
ding of part of its mechanisms, aims to associate scales of intervention as diffe-
rent as architecture and object design. In the work of Charles y Ray Eames, photo-
graphy, modelism, collectionism, seriation and industrialization, do–it–yourself kits,
kites, miniature trains and doll houses, architectural cabinets, seriousness of play
and toys, architecture and design appear imbricated on an infinite play of scales
with telescopic structure, as in its film Powers of 10.
Autor
Dr. Arq. Aníbal Parodi Rebella
Instituto de Diseño de la Facultad de
Arquitectura. Facultad de Arquitectura,
Universidad de la República.
Uruguay.
Palabras clave
Arquitectura
Diseño
Eames
Escala
Proyecto
Key words
Architecture
Design
Eames
Scale
Project
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jUeGOS eSCALAReS
«A Charles le gustaba citar a Eliel Saarinen acerca
de la importancia de buscar siempre el objeto inme-
diatamente mayor –y el inmediatamente menor–. La
noción de escala, de lo que es pertinente en cada
una, y de las relaciones entre ellas, tiene para los
arquitectos la máxima importancia.»1
La fascinación por la escala forma parte de la identidad
proyectual reconocible en el trabajo de Charles y Ray
Eames: contada por ellos mismos, explicitada por las
metodologías de diseño que utilizaban, e interpretable
a flor de piel en el resultado de gran parte de su obra.
A diferencia de otras actitudes proyectuales presenta-
das en las que la manipulación de la escala surge de
forma más puntual y aislada, más concentrada y tal vez
más intensa; el lente a través del cual tanto Charles
Eames como Ray Kaiser miran el mundo viene ya pre-
ñado de juegos escalares. Algunas veces espontáneos,
producto del protagonismo absoluto del juego dentro de
su proceso creativo, en otras oportunidades conscientes
y planificados hasta el más mínimo detalle y, en todos
los casos, producto del equilibrio natural y la consisten-
cia de procesos proyectuales genuinamente experimen-
tales (Fig.1).
vIvIR PROYeCtANDO
Para los Eames el proyecto fue mucho más que un tra-
bajo, alcanzó todos los aspectos de su vida cotidiana y
terminó por identificarse con ella. Ellos afirmaban que
el verdadero proyecto de arquitectura adquiría sentido
cuando las rutinas diarias se apoderaban del espacio fi-
jando su identidad. En su opinión, la arquitectura no
debía demandar nada para sí misma sino operar como
telón de fondo y orientación de la vida y el trabajo que
en ella tienen lugar. Según esta concepción, el espacio
arquitectónico funciona como un set abierto y flexible
que acompaña las acciones que se desarrollan en su in-
terior. En las imágenes de archivo de la pareja el disfru-
te vital parecía estar siempre indisolublemente asocia-
do con la actividad de proyecto. La realidad, o tal vez
la ilusión de realidad que nos ofrece el registro fotográ-
fico que dejaron, sugiere que vivían proyectando, que
la vida de Charles y Ray era en sí misma un proyecto.
Nada quedaba librado al azar y todo estaba tan cuida-
dosamente planificado como documentado.
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SAFARI FOtOGRáFICO
Los Eames fotografiaban absolutamente todo. Así lo
muestra la extensísima colección de imágenes que con-
servaban en archivo en su estudio y que crecía diaria-
mente. Lejos del mundo digital actual, archivar imáge-
nes suponía por ese entonces una infraestructura espe-
cífica importante. Buena parte de su estudio estaba
destinada precisamente al archivo de imágenes. Es in-
teresante verlos trabajar sobre las larguísimas mesas
iluminadas atestadas de diapositivas.
Son elocuentes también algunas instantáneas en las
que la pareja aparece junto a otros miembros de su sta-
ff mirando fijamente a cámara, «armado» cada uno con
su equipo fotográfico (Fig. 2).
Tanto Charles como Ray estaban siempre cámara en
mano registrando, pero sobre todo, y más importante
aún, observando el mundo a través del «objetivo» de la
cámara fotográfica. En cierto sentido, la óptica artifi-
cial del lente objetiva la subjetividad natural de la mi-
rada de los Eames. Aplana y vuelve analizable incluso
para ellos mismos el impulso de curiosidad espontánea
existente detrás del trabajo con independencia de la es-
cala que se trate. Si el ojo es el ojo de la cámara, nos
dice Colomina, entonces el tamaño no aparece como
algo fijo sino que se encuentra en permanente cambio
(Colomina, 1997:142).
ReALItY
El proyecto como impulso vital es para la pareja una pla-
centera obsesión. Los dos están siempre trabajando son-
rientes y visiblemente divertidos. Pero detrás de la acti-
vidad de proyecto no todo es espontaneidad, y la disci-
plina forma parte importante del éxito del proceso de
diseño. Cuando fotografiaban su vida y su entorno, los
Eames cuidaban con esmero cada detalle, estudiaban
con precisión el encuadre, el rol visual y las relaciones
de todos y cada uno de los componentes de la toma, en-
tre los cuales se encontraban muy a menudo ellos mis-
mos. Incluso el modo en que aparecían vestidos era algo
que preocupaba a la pareja. Beatriz Colomina (1997:128)
apunta que los Eames eran muy precisos lo que respec-
ta a su guardarropa, y confiaban su diseño a Dorothy Jea-
kins, ganadora de varios Oscar. Con un estilo definido
con mucho esmero tanto desde el punto de vista estéti-
co como comunicacional, los diseñadores son ellos mis-
mos «objetos de diseño» integrados a la composición del
1. Ray Kaiser Eames en la introducción del libro de Mo-rrison; Eames, Charles & Ray (1984).
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Figura 1 | John Whitney, Charles y Ray Eames, Parke Meek y John Neuhart dentro de la maqueta del auditorio para la Exposición Nacional de Estados Unidos en Moscú, 1959.
Figura 2 | Fotografías del archivo del estudio Eames.
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set a fotografiar. Es interesante constatar de qué mane-
ra incluso las actitudes gestuales y corporales que Char-
les y Ray adoptan al ser filmados públicamente son con-
troladas, conforme a lo que se espera de una pareja de
profesionales que mantiene roles de género aceptables
para la sociedad de la época.2
La «verdad» que los Eames nos presentan responde a la
honestidad disciplinar de dos proyectistas que deciden
exponerse a sí mismos junto a su obra y su proceso crea-
tivo como personajes de una suerte de reality de diseño.
GULLIveRS
Dentro de las fotografías de archivo, un planteo expre-
sivo–descriptivo muy recurrente los muestra en dupla,
en medio del proceso de proyecto y con la mirada con-
centrada en un modelo que, por lo regular, se encuen-
tra en elaboración.
Sus maquetas solían ser muy realistas y estar plenas de
detalles. Habitualmente incorporaban en ellas imáge-
nes fotográficas de personitas que daban cuenta de la
escala del espacio proyectado y que en algunas opor-
tunidades los representaban a ellos mismos. El contras-
te de escalas resultante es tan estimulante como reve-
lador del rol determinante que asignaban a los modelos
dentro del proceso creativo. Como Gullivers modernos
en Liliput, Charles, Ray y parte de su equipo aparecen
fotografiados dentro del modelo de la American Natio-
nal Exhibition de Moscú en 1959, enmarcados por una
multitud de personajes diminutos en primer plano. La
ambigüedad, el humor y sobre todo la diversión domi-
nan el carácter de la toma. Como ésta, infinitas imáge-
nes pueblan el archivo fotográfico del estudio de los
Eames: la pareja mirando a través de la «Revell Toy
House», una versión moderna de la histórica casa de
muñecas destinada tanto a niños como adultos; las
enormes cabezas de Ray y Charles ingresando desde
los ángulos superiores al encuadre de la toma de la ma-
queta de la primera versión de su casa y estudio en Pa-
cific Palisades; Ray sentada sobre un prado verde en
medio de una colorida «urbanización» de estructuras
espaciales construidas con «The Toy», el kit de experi-
mentación formal y espacial que diseñaron y produje-
ron a inicios de la década del 50; Charles –filmadora al
hombro– junto a Ray, sonrientes y rodeados por un sin-
número de miniaturas de casas, estaciones y trenes en
el set de Toccata for toy trains (Fig.3).
2. Durante una presentación televisiva de la cadena NBC con motivo del lanzamiento de la Lounge Chair en 1956, Ray aparece siempre en un segun-do plano, respondiendo con pocas palabras y avalando las opiniones del protagonista de la entrevista: Charles Eames. La filmación, fragmentada en dos partes, está disponible en http://www.youtube.com/watch?v=zfzLzOl795E
Es necesario destacar que además de expresar su inte-
rés explícito por el trabajo con modelos y maquetas, de
ubicar el diseño de juguetes en un espacio privilegiado
de su labor, con la consiguiente manipulación de esca-
la que trae aparejado siempre el mundo infantil, ade-
más de haber producido obras magníficas como el film
Powers of Ten que centra su interés en el encadena-
miento y entrelazamiento de escalas desde el macro al
microcosmos, abarcando todo el universo comprensi-
ble por la mente humana, los Eames buscaron plasmar
estas instancias de confrontación de escalas como un
proyecto de comunicación en sí mismo, con expresión
e identidad propia. Hay un trabajo esmerado y sutil sub-
yacente en el modo que se fotografían las escenas, en
que se manipulan visualmente las distintas escalas in-
volucradas en cada situación específica.
Su «House of Cards» es tal vez el registro conceptual y
anímico más directo y exquisito de la relación amorosa
de la pareja con los objetos más diversos. En cada una,
un cuidadoso zoom selecciona el encuadre y la distan-
cia apropiada de observación y al hacerlo manipula la
escala real y afectiva con la cual el objeto será percibi-
do. La figuración y semejanza formal de una, dos, tres,
cuatro mariposas de tamaños diferentes; las cabezas
de dos series de crayolas enfrentadas por los vértices,
liberando una hilera de rombos blancos sobre un mar
de color; un alfiletero de papel azul, apenas reconoci-
ble en la serie rítmica paralela y regular de alfileres; un
«patrón estampado» de pastillas de todos los colores y
formas gravitando en torno al cuenco de una cuchara;
una maraña geométrica de irreconocibles manecillas de
reloj; una magnífica aproximación a una bolita de cris-
tal y su remolino interno de vetas coloridas; el encua-
dre parcial de tres reglas de medida correspondientes
a herramientas y escalas diferentes.
Sea cual fuere el tema de sus fotografías, éste aparece
insistentemente escudriñado a través de fuertes acer-
camientos que producen un efecto de extrañamiento
escalar que descubre o reinventa relaciones espaciales
y expresivas en el universo que nos rodea.
Los Eames pensaban que «todo era arquitectura, desde
el tendido de la mesa para el desayuno hasta un acto
circense» (Colomina, 1997:129) y llevaban a la práctica
esta personal cruzada. Precisamente, sus instantáneas
de alimentos, vajillas y mesas tendidas, nos brindan un
universo sensorial de texturas, organización espacial de
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volúmenes y espacios intersticiales que guardan rela-
ción directa con sus registros de detalles de arquitectu-
ra. Cabe acotar, sin embargo, que los Eames no serían
los primeros ni los últimos en reconocer arquitecturas
diminutas que se estructuran revelando un verdadero
«urbanismo de mesa», como lo bautizara más adelante
Alessandro Mendini al presentar su proyecto Tea & Co-
ffee Piazza, la primera de las dos series de juegos de té
y café diseñados por relevantes estudios de arquitectos
para la firma italiana Alessi. Encontramos también fotos
que muestran intensos acercamientos a carteles que
alientan la ilusión de movernos entre caracteres tipográ-
ficos colonizando un universo espacial hasta entonces
inexplorado. En otras fotografías se advierte el interés
de los Eames por las vasijas cerámicas metálicas con
que las mujeres trasportan el agua en la India. Dentro
de esta serie, se distingue una toma en la cual se docu-
menta el apilado de estas vasijas y donde podemos re-
conocer fácilmente –ajuste escalar mediante– la inspi-
ración del perfil de los taburetes de nogal que Charles
y Ray diseñaban hacia 1960.
OBjet tROUvé
Charles y Ray eran grandes viajeros y entusiastas colec-
cionistas. Su estudio y su casa estuvieron siempre col-
mados de pequeños objetos de diseño anónimo recolec-
tados a lo largo de cada uno de los días de su vida.
Amantes del detalle y de la concentración de sabiduría
y alma que albergan los objetos creados por hombres de
todas las culturas, los Eames supieron encontrar en ellos
una fuente de inspiración inagotable.
Su aproximación al mundo de los objetos era casi feti-
chista. Su casa fue creada como escenario y museo vi-
vo del placer estético e ingenio inventivo presente en ca-
da una de las piezas que atesoraban. «Disfrutamos de
la colección como trofeos de caza de una crítica mira-
da» (Smithson, 1994:72). Los objetos en gran parte
eran de pequeñas dimensiones y podían incluso caber
en la palma de la mano. Pequeños mundos «a escala»
podían descubrirse a cada paso. Cada rincón de la ca-
sa se transformaba en un pequeño universo en el cual
dialogaban democráticamente objetos de carácter y ta-
maño diverso. Porque el espíritu recolector de los Eames
no generaba colecciones ordenadas y perfectas. Su in-
terés radicaba precisamente en el detonante que supo-
nía que ese inmenso universo de objetos dispares con-
viviera, generando con cada mirada un nuevo diálogo,
una nueva posible interacción. Su proyecto del «Casti-
llo de naipes» ("House of Cards", 1952) y su lógica de
juego es un intento explícito por compartir con todo el
mundo su amor por los objetos y el sentido de sus co-
lecciones: establecer conexiones. «En última instancia,
Figura 3 | Observando un modelo de la Revell Toy House, 1950. Foto P Stackpole.
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todas las cosas establecen conexiones entre personas,
ideas, objetos, etc… la calidad de las conexiones es la
clave de la calidad en sí.»3 El mundo del niño que rein-
venta relaciones entre sus juguetes desde su rol de guio-
nista todopoderoso está presente en el modo en que los
Eames renovaban su dramaturgia, al reorganizaban y re-
componían cíclicamente sus objetos queridos en la es-
cenografía de su casa.
MODeLISMO
Su natural sensibilidad para la percepción de univer-
sos a escala condecía con su amor por el modelismo
y la miniatura. Basta pensar en alguno de sus filmes
como Tops, dedicado al universo de los Trompos, o
Toccata for toys trains, inspirada por el director Billy
Wilder, quien le regaló al matrimonio una preciosa lo-
comotora en miniatura llamada «Grand Duke». Ambos
filmes, realizados en 1957, «fueron registrados desde
la perspectiva extrema de un primerísimo plano, una
técnica expresionista que permite a la audiencia per-
cibir los juguetes desde la óptica de los ojos de un ni-
ño» (Neault, 2008). Ese mismo año, Charles también
produce y monta una secuencia para Spirit of St. Louis
de Wilder, en la cual aparecen imágenes de una de sus
aficiones más queridas, el aeromodelismo.
En un mundo análogo, como en el que Charles y Ray
Eames desarrollaron toda su vida y actividad profesio-
nal, el modelo físico –la maqueta– tuvo un valor meto-
dológico insustituible. Todas las ideas eran evaluadas a
través de modelos a los que, como ya vimos, la pareja
exigía una precisión extrema y una expresión hiperrea-
lista, de manera de optimizar su rendimiento en el mo-
mento de su registro fotográfico.
Esta característica que algunos pueden entender sólo
como una condición técnica generacional en lo atinen-
te a los medios de representación disponibles en una
circunstancia determinada, fue llevada más allá de sus
límites gracias a la afinidad natural de los Eames con
el modelismo en todas sus variantes, desde la necesa-
ria maqueta de estudio, pasando por el hobby de la
construcción de modelos a escala, hasta la miniatura
de colección.
3. Palabras de Charles Eames citadas en la solapa interior de la cubierta de Koenig (2005), sin indicar fuente.4. Samuel van Hoogstraten es autor también de algunas de las contadas cajas de mira, cabinas perspectiva u ópticas, que se conservan en el presen-te. Las cabinas perspectivas –Escuela de Delft, 2ª mitad del siglo XVII– son pequeñas cajas con sus caras interiores pinta-das con una representación de una escena interior, construida con tal alarde geométrico del espacio, que vistas desde un lugar predeterminado, produ-cían un efecto ilusionista de absoluta realidad y profundidad espacial.
SOMBRAS LARGAS
En 1950, la Tienda Carson Pirie Scott de Chicago rea-
lizó una exposición de vidrieras para la cual invita a cua-
tro destacados diseñadores modernos: Eero Saarinen,
George Nelson, Edward Wormley y el equipo integrado
por Charles y Ray Eames. Cada estudio debía exponer
los últimos resultados de su trabajo por ese entonces.
El proyecto construido es muy fiel a los croquis de estu-
dio realizados por Ray. El tema gira en torno a la presen-
tación de una pieza central: la silla DCM (dining chair
metal) de estructura metálica y contrachapado moldea-
do diseñada en los años previos. La pieza aparece repe-
tida cuatro veces. Como objeto, es presentada en sus
dos versiones: asiento y respaldo en madera a la vista y
tapizados en cuero rojo –ubicadas de espaldas y de fren-
te al observador, respectivamente–. Como imagen foto-
gráfica, también aparece duplicada en la ampliación
blanco y negro que sirve de telón de fondo a la vidriera.
En ella la silla, ubicada a la izquierda, es fotografiada e
iluminada intensamente desde abajo arrojando sobre el
sector derecho una gigantesca silueta negra. La DCM es
apreciada así en sus características físicas, formales y
materiales, en la sugerencia espacial del zoom fotográ-
fico, y en la valencia icónica de su silueta, evocadora de
las formas orgánico–geométricas de las esculturas de
su amigo y contemporáneo Alexander Calder (Fig.4).
Ya para la difusión de la exposición New Furniture De-
sign, que en 1946 organizó el MoMA de NY, Herbert Mat-
ter había realizado tomas en las cuales junto a las sillas
y mesas de los Eames aparecía un stabile de Calder.
En 1947, el MOMA presentó una exposición sobre su
admirado Mies que impactó fuertemente en la pareja.
Eames estaba muy impresionado por la «interacción
entre la perspectiva del ambiente y la de las fotografías
a escala real y por los efectos del zooming y la super-
posición de escalas: un inmenso fotomural de un pe-
queño croquis en grafito, junto a una torre de sillas api-
ladas, sobre una maqueta, próximo a una foto al doble
del tamaño natural, y así». (Colomina, 1997:146).
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Figura 4 | Charles y Ray Eames: Vidriera del estudio Eames para la tienda Carson Pirie y Scott, Chicago, 1950. Pieza central, Dining Chair Metal.
Esta muestra puede considerarse como un anteceden-
te de la propuesta para Carson Pirie & Scott, y como
influencia directa del montaje de la exposición Good
Design que realizan también en 1950 en el Merchan-
dise Mart de Chicago, y en la que grandes ampliacio-
nes fotográficas de detalles de distintos objetos de di-
seño alternan en el espacio con los propios objetos,
configurando un caleidoscopio ambiental de escalas.
De una forma mucho más directa, la idea de la silla in-
teractuando con su propia (e inmensa) sombra es remi-
niscente de algunas imágenes promocionales de Thonet
en la década del 1930 y que seguramente los Eames
conocían bien. Ése era el concepto gráfico del catálogo
de la empresa en 1933 con una silla de Josef Frank en
tapa y la B32 de Marcel Breuer en la contratapa. En am-
bas composiciones gráficas, una fuente luminosa, baja
e intensa, alarga y deforma expresivamente la sombra
de la silla creando una nueva versión, una especie de al-
ter ego con el cual dialogar.
Transportándonos en el tiempo, alentados tal vez por el
inevitable ejercicio analógico del proyectista, nos viene
a la mente el grabado de 1675 «El Baile de las Sombras»
del pintor barroco holandés Samuel van Hoogstraten
(1627–1678), en el que un grupo de actores sobre un es-
cenario «danza» con la proyección de su sombra, que se
agiganta o achica a medida que se aproxima o aleja del
telón de fondo. Este sencillo mecanismo sugiere una ma-
ravillosa maquina de manipulación escalar que nos per-
mite experimentar la ilusión de muchos universos dimen-
sionales conviviendo simultáneamente.4 Inspirado en
esta misma imagen, el artista contemporáneo Rafael Lo-
zano–Hemmer (México, 1967) toma la posta de la pro-
puesta expresiva y la revive a través de la instalación in-
teractiva a gran escala de su Body Movies, estrenada en
Rotterdam en 2001.
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COMetAS
El entusiasmo de Charles y Ray por las cometas viene
desde los comienzos de su práctica profesional en 1941
(Zinger, 2004:147) y fue creciendo en paralelo a la fre-
cuencia de sus viajes por oriente, de donde proviene
buena parte de su extensa colección. Según Tamar Zin-
guer, los diseñadores veían reflejados en las cualidades
de la cometa algunos de sus principios de diseño más
personales, como la combinación de aspectos lúdicos y
estéticos con la eficiencia funcional. Tal vez uno de los
primeros «objetos» que refieren explícitamente a este
paralelismo sea su propia vivienda. Al menos así quedó
registrado en el título del artículo que sobre la misma
publicó Architectural Forum en su número de setiembre
de 1950: «Life in a chinese kite» ("Vivir en una cometa
china") y que describía la casa como «una arquitectura
que haciendo un uso eficiente de materiales de cons-
trucción ligeros presenta una construcción divertida y
colorida, al igual que una cometa» (Zinger, 2004:148).
La referencia formal más directa se establecía con las
Hargrave box–kite, diseñada en 1893 y consistente en
dos células prismáticas conectadas por varillas rectas.
Del mismo modo, la casa se dividía en dos prismas, uno
para la vivienda propiamente dicha y otro para el estu-
dio. Los contenedores prismáticos estaban definidos
por componentes estandarizados y ligeros, que libera-
ban la mayor cantidad de espacio flexible en su interior.
La piel exterior estaba conformada por membranas lige-
ras y coloridas que tenían la capacidad de cambiar el
aspecto de la casa sin alterar su estructura y funciona-
miento. De hecho, estaba previsto que los colores fue-
sen cambiando y Ray contaba que habían elegido la
pintura más barata para poder así experimentar (Colo-
mina, 1997:132).
Tanto en la cometa como en la casa, la estructura es
precisa pero funcional y tiende a pasar inadvertida ba-
jo una epidermis personalizable. «Después de 13 años
de vivir en una casa de perfiles metálicos a la vista,
Ray Eames decía: la estructura hace mucho que dejó
de existir. No soy consciente de ella» (Mc Coy, citada
por Colomina, 1997:133) (Fig.5).
El otro aspecto vinculado al proyecto y compartido por
la lógica de diseño de las cometas es la idea de una
estructura integrada por elementos estandarizados y
componibles. Pero en realidad esta característica es
heredada por Charles Eames de su paso por los estu-
dios Metro Goldwyn Meyer, donde se vio enfrentado
con frecuencia al desafío de armar un nuevo set a par-
tir del reaprovechamiento de un número limitado de
elementos existentes y en un tiempo ridículamente bre-
ve. La idea del diseño como la recomposición de un
kit limitado de elementos se transformó en una cons-
tante metodológica de su proceso de proyecto. Una de
las cualidades unánimemente reconocidas en el pro-
yecto de su vivienda es precisamente la capacidad de
Charles y Ray para concebir una arquitectura que, cons-
truida a partir de componentes industriales estanda-
rizados elegidos por catálogo, presenta un carácter y
una expresión netamente personales que anticipan el
sentimiento de toda una generación de arquitectos y
diseñadores. El carácter de recomposición de una se-
rie limitada de elementos es tan cierto que, tal y co-
mo consta en la bibliografía más difundida, el mismo
Figura 5 | CSH nº 8, Pacific Palisades, 1948. Figura 6 | Charles y Ray Eames en obra durante la construcción de la casa.
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Figura 7 | The Toy y los niños. Fotos Allan Grant para la revista Life, 1951.
conjunto de componentes fue utilizado para dos ver-
siones consecutivas de su vivienda. La primera, una
casa–puente inspirada en un viejo proyecto de Mies
fue desechada cuando ya los componentes habían si-
do entregados en obra. En ese momento se desenca-
denó un segundo proceso de proyecto mediante el cual
las mismas piezas fueron ensambladas de una nueva
forma –como si de un gigantesco mecano se tratase–
para dar lugar a la segunda y definitiva versión, cono-
cida por todos (Fig.6).
La casa es una cometa, la casa es un mecano, la ca-
sa es un juguete.
tHe tOY
Bautizado con un nombre tan atractivo como genérico,
«el juguete», producido por Charles y Ray Eames en
1951 consistía, al igual que su vivienda, en una serie
de componentes combinables para experimentar con
la forma y el espacio. El set estaba conformado por va-
rillas de madera y sección circular, láminas triangulares
y cuadradas de 76 cm. de lado (3 pulgadas), colores in-
tensos y brillantes, fabricadas en una nueva cartulina
plastificada que las hacía resistentes al agua. Un siste-
ma de perforaciones permitía atar los distintos compo-
nentes con trozos de alambre flexible (que en realidad
eran limpiadores de pipa). Su lógica intrínseca lo des-
taca claramente de los demás juegos para armar de la
época.
A diferencia de otros, no refiere a ningún entorno cons-
truido específico, no está destinado a conformar un ran-
cho del lejano oeste, ni una ciudad, ni una maquinaria
industrial, ni una casa de muñecas. Dadas las genero-
sas dimensiones de sus componentes, evita las visiones
externas de los clásicos mundos en miniatura, e involu-
cra espacialmente al niño. Pero tampoco construye en
una escala específica. En los tradicionales juegos para
armar, el niño opera con la autoridad que le da su tama-
ño, controlando el mundo en miniatura. En The Toy la
autoridad emana de su imaginación, de su capacidad de
construir el mundo que lo rodea. El niño se incluye o ex-
cluye a voluntad, interpreta la escala pero sabiéndose
además con la posibilidad de modificarla. (Fig.7)
Los Eames reformulan nuevamente las cualidades de
las cometas y, gracias a la libertad que proporciona el
juego, dan un paso adelante proyectando un sistema
espacial y expresivo casi tan abierto como la propia
imaginación. La abstracción geométrica y expresiva,
la agregación infinita y las infinitas posibilidades de
combinación de componentes transforman a «el ju-
guete» en una fuente inagotable de interpretación y
manipulación espacial, escalar, funcional, afectiva.
Según reza en el propio embalaje, The Toy es un ju-
guete «Grande–Colorido–Fácil de Armar–Para Crear Un
Ligero, Brillante, Universo Ampliable lo Suficientemen-
te Grande Para Jugar Dentro y Alrededor».
CABINet
Paralelamente al diseño de «el juguete», y en continui-
dad con el proceso de proyecto y construcción de su vi-
vienda, Charles y Ray diseñan en 1950 un sistema de
contenedores de uso doméstico o de oficina para Her-
man Miller: las Eames Storage Units (ESU) (Fig. 8).
En ellos vuelven a reconocerse algunos de los princi-
pios esenciales de diseño utilizados en el proyecto de
su casa. La modulación estricta, el montaje a partir
de elementos estandarizados, la utilización de una es-
tructura metálica de gran ligereza visual, el cerramien-
to con paneles de materialidad y expresión cambiante,
incluso a partir del gusto personal del usuario. Podría-
mos seguir con la lista (módulos libres, módulos com-
partimentados, cruces de rigidización), ya que en reali-
dad los armarios y aparadores ESU pueden entenderse
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50
como una versión a escala reducida de su propia vi-
vienda. O quizás ésta como una versión fuera de es-
cala de los contenedores.
Resulta interesante analizar la imagen promocional que
la empresa Herman Miller realizaba para el lanzamien-
to de la línea ya que esta vez será el proyecto publici-
tario el que hábilmente manipule la percepción de es-
cala. La serie completa de armarios aparece organizada
regularmente como en una grilla urbana de «manza-
nas». La toma aérea aproxima la deformación de la fo-
tografía a la de una perspectiva paralela (cuyo punto de
vista se supone en el infinito) y consecuentemente la
escala de los aparadores es relativizada. Bien podría
tratarse de obras de arquitectura. Sólo la presencia de
alguna silla o un maceta con plantas sobre los márge-
nes de la foto recupera la referencia dimensional.
Ya Renato De Fusco (1997) advertía sobre el origen
arquitectónico de los muebles destinados a guardar
objetos. Existe un término, Cabinet, que tanto en len-
gua inglesa como francesa puede aplicarse tanto a la
arquitectura como al mobiliario. Según algunas de las
acepciones que el diccionario nos devuelve, Cabinet
es: a) un aparador con puertas y estantes para guar-
dar y exhibir pequeños objetos de valor o interés; b)
una colección de especímenes, especialmente de in-
terés numismático o biológico; c) una habitación con
control de humedad y temperatura usada para incu-
bar muestras biológicas; d) un pequeño ambiente de
exposición en un museo.
Podemos afirmar sin temor a equivocarnos que la vi-
vienda de los Eames es en cierta medida un ambien-
te de exposición, un pequeño museo con cualidades
arquitectónicas controladas para optimizar la exhibi-
ción de una colección de «especímenes». A su vez,
tanto la casa de la pareja como los armarios ESU son
contenedores y están destinados a «guardar y exhibir
objetos de valor o interés».
Como vemos, la identificación es tal que incluso am-
bos proyectos encajan cómodamente bajo el mismo
término. Es oportuno entonces recordar algunas pala-
bras de Charles Eames que –no sin ironía– afirmaba
en alguna ocasión que «los arquitectos diseñan mobi-
liario, para poder proyectar una obra de arquitectura
que pueda sostenerse en la mano» (Colomina, 1997).
NIÑOS
Charles y Ray demostraron a lo largo de su trabajo co-
mo diseñadores una capacidad tan natural como en-
trenada para identificar, reconocer, y utilizar como me-
canismo proyectual la convivencia de estratos escalares
diferentes dentro de una misma realidad. Esta cualidad
tiene mucho que ver con una actitud lúdica de preser-
vación consciente del desprejuicio de la mirada infan-
til (Fig. 9).
«El niño, incluso, ve las cosas desde ángulos y pers-
pectivas que ya de adultos se hacen imposibles… Hoy
vemos la mesa desde arriba pero cuando eras chico la
veías desde abajo y ahí había todo un espacio, todo un
espacio plástico.» (Iturria, 1999:74)
Según Huizinga, el juego es una categoría primordial de
la vida, voluntaria, nunca impuesta por necesidad, de-
ber u obligación, y por lo tanto libre. Las nociones de di-
versión y seriedad están entrelazadas y en fluctuación
continua: el juego se alterna con la seriedad y la serie-
dad con la diversión (Huizinga, en Zinger, 2004:161).
El juego para los Eames era, sin duda alguna, algo muy
serio. Sus serias preocupaciones disciplinares estaban
teñidas siempre de enseñanzas derivadas del juego y la
experimentación libre. Haber intentado al menos mirar
a través de los ojos del niño les brindó la posibilidad de
experimentar, momentáneamente, la omnipotencia del
sueño infantil. «En la arquitectura de los Eames todo es
un juguete, y todos somos niños» (Colomina, 1997:139).
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Figura 8 | ESU, Eames Storage Units, 1951–1952. Sistema de contenedores para la oficina y el hogar. Publicidad gráfica de la empresa Herman Miller. Life in a Chinese Kite, standard industrial products assembled in a spacious wonderland, ilustración
realizada Charles Eames y publicada en Architectural Forum en 1950.
Figura 9 | Ray y Charles en su estudio de Pacific Palisades experimentando con un kit de formas ensamblables que dará
lugar a la edición de The Toy al año siguiente. Foto Peter Stackpole, 1950.
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52
UNA PeLÍCULA QUe tRAtA SOBRe eL tAMAÑO ReLAtIvO
De LOS OBjetOS eN eL UNIveRSO Y eL eFeCtO De
AÑADIR OtRO CeRO5
Éste es el subtítulo del merecidamente reconocido fil-
me Powers of Ten que los Eames realizan para la IBM
y que pacientemente vienen depurando desde el es-
treno de su primera versión en 1968. Su antecedente
directo es el libro para niños del maestro holandés Kees
Boeke (1957): Punto de Vista Cósmico, El Universo en
40 Saltos, de 1957, conceptualmente consonante con
el filme de los Eames y, a través de él, con su poste-
rior versión en formato impreso (Fig.10).
La versión definitiva del corto (1977) da inicio con la
imagen desenfocada y en primer plano de una mesa
tendida, acompañada con una música de fondo de ai-
re circense y ligero. Rápidamente nos ubicamos den-
tro de una escena reposada en la que una pareja sen-
tada en la hierba disfruta de un picnic al aire libre.
Casi inmediatamente la cámara que registraba la ac-
ción desde el interior subjetivo de la escena, se gira
con precisión y se aleja en un picado vertical hasta
realizar una toma aérea completa de la pareja sobre el
mantel en el césped. La voz en off nos informa que
«es el comienzo de una tarde tranquila en algún lugar
a orillas del lago en la ciudad de Chicago». Inmedia-
tamente la cámara desciende verticalmente y se ubi-
ca a 1 metro del suelo enmarcando un área cuadrada
de 1 metro de lado. Estamos en la posición de parti-
da. Desde ahora y siguiendo una trayectoria rectilínea,
cada 10 segundos estaremos observando la escena
desde una distancia 10 veces mayor (potencias de 10).
Nuestro campo visual será entonces también diez ve-
ces más amplio. Al llegar a la potencia número 24 el
relator nos informa:
«nos encontramos a 100 millones de años luz. Esta-
mos próximos al límite de lo visualizable. Esta solita-
ria escena, las galaxias como polvo, nos indica la apa-
riencia de la mayor parte del espacio. Este vacío es
normal. La riqueza de nuestro propio vecindario es la
excepción».6
Da comienzo entonces un viaje de regreso acelerado.
Dejamos atrás una potencia de diez cada dos segun-
dos y la caída vertical en picada nos devuelve rápida-
mente a la escena inicial a un metro del suelo (10 a la
0). Disminuimos nuevamente la velocidad. A partir de
ahora iremos reduciendo nuestra distancia al objeto
10 veces cada 10 segundos. Ingresando por la piel de
la mano de nuestro protagonista descenderemos aho-
ra hasta la más ínfima de las escalas hasta ahora ob-
servadas (10 a la -16). Este vertiginoso viaje por 40
potencias de 10 se realiza en escaso 8 minutos. 480
segundos de ascenso + 48 segundos de caída libre +
200 segundos de descenso final = 448 segundos que,
divididos por 60, nos da un total de 7 minutos con 47
segundos de genuino asombro y admiración.
5. Traducción del título original del film Powers of ten, a Film Dealing with the Relative Size of Things in the Universe and the Effect of Adding Another Zero.6. Parlamento de la voz en off del film Powers of ten, 1977 al llegar a la potencia 24 [TA].
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Figura 10 | Fotogramas de Powers of 10, Charles y Ray Eames.
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La fugaz aventura que nos propone Potencias de 10
es un prodigio didáctico de síntesis narrativa y un mo-
delo visual tan intenso como eficiente. Entre los domi-
nios de la cosmología y la física de partículas, con un
tempo preciso que deja apenas el respiro necesario pa-
ra no perder el nivel de sorpresa, atravesamos 40 po-
tencias de 10. De estas 40, solamente 12 transcurren
en las proximidades de la escala humana y de estas 12,
tan sólo un par es experimentado por el Dr. Lemuel Gu-
lliver, «el más famoso de los viajeros que hayan recorri-
do las potencias de diez» (Morrison; Eames, 1984:5).
El resto es producto de la «revolucionaria senda que la
ciencia ha tomado para penetrar en dominios sensoria-
les situados más allá de la percepción biológica direc-
ta» (Morrison; Eames, 1984:1). Es inquietante intuir
cuánto pueden llegar a parecerse los dos límites extre-
mos del conocimiento contemporáneo. Si bien el círcu-
lo está lejos de cerrase, «hay indicios de que los dos ex-
tremos de la procesión se informan uno al otro: en sus
estadios iniciales el universo pudo haber contenido úni-
camente el tipo de materia que hoy sólo nos es dado ob-
servar en formas transitorias en los laboratorios de físi-
ca subatómica». (Morrison; Eames, 1984:4)
Para Charles, Ray y su equipo, Powers of ten insumió un
arco de casi 15 años de labor desde el primer corto has-
ta la edición del libro en 1982. Luego de una extensa y
sobre todo fructífera carrera en el diseño en todas las
áreas y con todos los matices imaginables, luego de ha-
berse convertido en vida en referencia obligada del di-
seño moderno en la segunda mitad del siglo XX, los
Eames cierran con este proyecto un ciclo. La escala, es-
ta vez como protagonista indiscutible, signa el último
gran desafío concretado por Charles antes de fallecer en
1978, instándonos a reinterpretar su producción y pen-
samiento bajo su esclarecedora luz.
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REFERêNCIAS
BOeKe, K.: Cosmic View, The Universe in Forty Jumps. John Day Company Incorporated, 1957.
COLOMINA, B.: «Reflections on the Eames House.» En Eames, C. The work of Charles and Ray Eames: a legacy
of invention, Ensayos de Conald Albrecht y otros. New York: Harry N. Abrams, p.142 [TA]; 1997.
De FUSCO, R.: Storia del arredamento. Turín: UTET; 1997.
ItURRIA, I.: «Textos de Ignacio Iturria» (Diálogo con Martín Castillo con motivo de la muestra «Presente y
memoria de un taller» Punta del Este, Uruguay 1995). En La soledad del juego, Catálogo exposición
homónima en el Palacio de los Condes de Gabia, Granada, 25 noviembre 1999 – 9 de enero de 2000.
Valencia: Ediciones Cimal Arte Internacional, 1999. p. 74.
KOeNIG, G.: Charles & Ray Eames, 1907–1978, 1912–1988, pioneros de la modernidad a mediados del siglo XX.
Köln: Taschen, 2005.
MORRISON, P. & P.; eAMeS, Charles & Ray: Potencias de diez, sobre el tamaño relativo de los objetos en el
universo. Barcelona: Prensa Científica, 1984. p. 5.
NeAULt, M.: «The films of Charles & Ray Eames.» Disponible en http://snoreandguzzle.com/?p=149
SMItHSON, A. y P.: Cambiando el arte de habitar: Piezas de Mies, Sueños de los Eames, Los Smihson.
Barcelona: Gustavo Gili, 2008. p. 72.
ZINGeR, t.: «Toy.» En Cold War Hothouses: Inventing Postwar Culture, from Cockpit to Playboy. Princeton
Architectural Press, 2004. p. 147.
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vilamajó – Le Corbusier. Montevideo – Nueva York. 1929 – 1947. Confluencias y divergencias en los itinerarios de Julio Vilamajó y Le Corbusier.
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Sobre la base de las fuentes documentales encontradas al interior de dos valijas
pertenecientes al arquitecto uruguayo Julio Vilamajó, se desarrolla una investiga-
ción que busca descubrir o confirmar aspectos de su producción material y su
pensamiento disciplinar así como desentrañar algunas características singulares
de su personalidad.
En este marco de exploración se destacan dos momentos singulares en su trayec-
toria, aquellos donde se relaciona con la figura de Le Corbusier, lo cual marca cla-
ramente eventos singulares en su vida profesional.
En 1929, Le Corbusier decide visitar el Río de la Plata y desembarca en Monte-
video, donde dicta dos importantes conferencias que influirán en una colectividad
disciplinar que ya transitaba los caminos del movimiento moderno y con un ses-
go particular en el pensamiento del arquitecto uruguayo.
Muchos años después, en 1947, Vilamajó es seleccionado para participar como
consultante externo en el equipo de proyecto para la Sede de las Naciones Uni-
das en Nueva York, y allí se encuentra nuevamente con Le Corbusier.
La investigación concluye en determinar un vínculo particular de Vilamajó con Le
Corbusier. Las propuestas renovadoras del arquitecto suizo–francés fueron asu-
midas reflexivamente, sin sumisión, por lo que significaron un aporte crítico a un
camino marcadamente personal y apropiado para el medio.
Vilamajó - Le Corbusier. Montevideo - New York. 1929 - 1947
Confluences and divergences in the itineraries of Julio Vilamajó and Le Corbusier
Based on documentary sources found inside two suitcases belonging to Uruguayan
architect Julio Vilamajó, research is carried out aiming at revealing or confirming as-
pects of his tangible work and disciplinary thought, as well as unveiling some distinc-
tive characteristics of his personality.
Within this field of research, there appear two crucial moments in his career, those in
which he relates to Le Corbusier, clearly defining key events in his professional life.
In 1929, Le Corbusier decides to visit the Río de la Plata and arrives in Montevideo,
where he gives two important lectures that shall have an influence on a disciplinary
community that was already going along the path of the Modern movement, and with
a particular nuance in this Uruguayan architect’s thought.
Many years later, in 1947, Vilamajó is chosen to join the Board of Design Consultants
for the project regarding the United Nations Headquarters in New York, where he
meets Le Corbusier again.
Research concludes determining a special bond between Vilamajó and Le Corbusier.
The innovative proposals of the Swiss–French architect were assumed reflectively, not
submissively, being a decisive contribution to a clearly personal path adapted to its
context.
Autor
Arq. Fernando Javier de Sierra Brandón
Facultad de Arquitectura,
Universidad de la República,
Montevideo, Uruguay.
Fragmento de la investigación producida
en el marco de la elaboración de la tesis
doctoral denominada Las valijas de
Vilamajó presentada en el Doctorado de
«Teoría y Práctica del Proyecto
Arquitectónico» dictado por la
Universidad Politécnica de Madrid.
Palabras clave
Historia
Influencias
Legado
Proyecto
Valijas
Key words
History
Influence
Legacy
Project
Suitcases
![Page 58: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/58.jpg)
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INtRODUCCIóN
El presente artículo recoge tramos de la investigación
producida en el marco de la elaboración de la tesis doc-
toral denominada "Las valijas de Vilamajó" presentada
en el Doctorado de «Teoría y Práctica del Proyecto Ar-
quitectónico» dictado por la Universidad Politécnica de
Madrid.
En 1929, Le Corbusier decide visitar el Río de la Plata
y emprende su viaje hacia Sudamérica, donde es recibi-
do por amplios sectores de la cultura arquitectónica con
optimismo y admiración. Invitado originalmente por ins-
tituciones argentinas, extiende su viaje a Montevideo,
donde dicta dos importantes conferencias que influirán
decididamente en una colectividad disciplinar que ya
transitaba los caminos del movimiento moderno.
Este viaje a Montevideo significa el primer encuentro
en las trayectorias de Vilamajó y Le Corbusier y motiva
algunas primeras reflexiones en torno a las posibles in-
fluencias de las teorías y las obras del maestro suizo–
francés en el pensamiento de un arquitecto uruguayo
que ya se perfilaba con destaque propio en el panora-
ma de la producción arquitectónica uruguaya.
Muchos años después, en 1947, cuando Vilamajó ya era
referencia ineludible en la cultura disciplinar de su país,
es seleccionado para participar como consultante ex-
terno en el equipo de proyecto para la Sede de las Na-
ciones Unidas en Nueva York.
Allí se encuentra, como parte del grupo de diez arqui-
tectos consultantes internacionales elegido por el coor-
dinador del proyecto el arquitecto estadounidense Walla-
ce Harrison, con su colega francés, el cual asumía
naturalmente en el grupo un rol protagónico en las ta-
reas proyectuales, contando con un prestigio interna-
cional que lo convertía en referente permanente del
grupo consultor.
FUeNteS DOCUMeNtALeS Y MetODOLOGÍA
En el año 2001, un día del mes de julio, fuimos invita-
dos al despacho del decano. Al entrar vimos dos vali-
jas, evidentemente viejas, sobre el escritorio.
Ambas tenían iniciales grabadas en letras doradas: una
era azul y decía JAV y la más grande MPV. Las valijas
de Julio Agustín Vilamajó Echaniz y Mercedes Pulido de
Vilamajó acababan de ser entregadas a la Facultad por
Marta Cabral, una amiga de la hermana del arquitecto,
Estrella Vilamajó, a la cual ésta había cuidado y acom-
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pañado en los últimos años de su vida. La hermana me-
nor de Julio se las había dejado al morir y ella, próxima
también a despedirse de la vida, había decidido dejar
en manos de la Facultad de Arquitectura este patrimo-
nio del destacado arquitecto.
Inmediatamente abrimos las valijas y vimos lo que apa-
rentemente eran viejos documentos, libretas, fotos y al-
gunos objetos pertenecientes a Vilamajó, un verdadero
legado documental que se presentaba dispuesto a ser
descubierto.
La investigación desarrollada con el contenido de las
maletas es un eslabón más para comprender la figura
de don Julio; indagar en su interior es compartir el lar-
go viaje transcurrido por las valijas de Vilamajó hasta el
día de hoy.
eL CUeRPO DOCUMeNtAL CeNtRAL De LA
INveStIGACIóN
Más allá de las eventuales imperfecciones –en el sen-
tido de constituirse una muestra representativa de un
todo– que puede implicar manipular un contenido aco-
tado de eventos representados dentro de las valijas, en
su interior podemos encontrar señales documentales
que nos permiten desarrollar algunos aspectos singula-
res de la vida profesional del arquitecto Vilamajó.
Naturalmente, el contenido es limitado, no esconde to-
da su producción ni es un reflejo de toda su vida profe-
sional, no agota todos los momentos significativos o
todas las experiencias acumuladas, y sin embargo se
constituye en una muestra representativa del conjunto
y, por lo tanto, con validez como para desencadenar el
proceso de búsqueda e indagación que permita acceder
a nuevos temas y acontecimientos disciplinares.
UNA CONStRUCCIóN A PARtIR De HALLAZGOS
Hurgar en las valijas nos da la posibilidad de encontrar
indicios de nueva información que aporte a la imagen
de Vilamajó, construida colectivamente a lo largo de la
historia.
Estos indicios diversos nos permitirán desenterrar as-
pectos ocultos en la información encontrada e ignora-
dos caracteres en la imagen colectiva que heredamos.
Indagar, buscar con ansiedad y curiosidad al interior de
este ámbito cerrado y diverso de información, nos po-
ne en condiciones inmejorables de realizar hallazgos:
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Figura 1 | Soldado Romano. Libreta Azul. Casa Pilar Cúpula
dibujos, cartas, fotografías o anotaciones que como
marcadas con flúor se destacan del resto, asoman del
conjunto y nos reclaman ponerlos en un lugar de privi-
legio para la investigación.
Cada uno de estos hallazgos podrá constituirse en el mo-
tivo de una investigación parcial que busque responder
a la interrogante planteada por él mismo, asociando las
señales encontradas a otros eventos y sucesos para com-
prender su carácter detonante y consecuentemente po-
der incorporar y encuadrar estos nuevos conocimientos
que la investigación pondrá al descubierto.
LOS BRAZOS eXteNDIDOS
A partir de la exploración en el cuerpo documental de
las valijas reconocemos algunos temas particulares que
justifican buscar un apoyo en documentos externos al
ámbito original, fragmentos documentales que, incor-
porados al orden interno, colaboraran con la compren-
sión general de algún tema puntual, específico, que tie-
ne su origen al interior de las valijas.
ReCONStRUCCIóN FINAL
Al finalizar este proceso de reagrupamiento de la infor-
mación estaremos procurando aportar nuevas aristas a
esa figura construida colectivamente a lo largo de la his-
toria del arquitecto más destacado del Uruguay y, así,
nos acercaremos discernir sobre su condición distingui-
da en la historia de la arquitectura.
DeSARROLLO De LA INveStIGACIóN
Entre los diversos documentos (gráficos y escritos) ha-
llados en el interior de las valijas pertenecientes al ar-
quitecto uruguayo Julio Vilamajó (1894–1948), encon-
tramos indicios que actúan como detonantes de la in-
vestigación acerca de los sucesos que vinculan a Le
Corbusier. En dos momentos diferentes de su corta vida,
Vilamajó entrecruza sus experiencias con las del arqui-
tecto francés sin que estos sucesos pasen inadvertidos
en su biografía.
MONtevIDeO_ 1929
Una libreta azul de pequeño porte sobresale diferente de
las otras encontradas en las valijas de Vilamajó. En su in-
terior, a modo de miniatura de carácter intimista, se en-
cuentran pequeños bocetos de una vivienda unifamiliar
con un aspecto que la distingue: los pilares–cúpula.
En el interior de la libreta azul encontramos dos grupos
de imágenes: estudios del movimiento del personaje
animado con apariencia de soldado «romano» y boce-
tos en planta, alzado y croquis perspectivos de la vivien-
da del pilar–cúpula (Fig.1).
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Ambas series de imágenes nos ubican en la época en que
fueron realizados los dibujos, ya que en ningún documen-
to encontrado figura referencia alguna a la fecha.
Sabemos por relatos de Jones Odriozola que los estu-
dios para la animación de personajes elaborados por Vi-
lamajó son de la segunda mitad de la década del 30 y
se continúan hasta principios de la década siguiente.1
Podemos suponer que estos bocetos de vivienda unifa-
miliar se producen al inicio de la década del 30, cuando
Vilamajó estaba abocado a sus primeros pensamientos
acerca de la animación, donde las figuras (fotogramas)
tienden a ser muy sencillas para facilitar su representa-
ción y poder configurar el estudio del movimiento cuadro
a cuadro. De este período son los ensayos del «romano»
que acompañan a los bocetos de la casa de pilares–cú-
pula en la distinguida libreta azul.
Más allá de la fecha exacta en que fueron realizados es-
tos croquis, podemos confirmar que son elaborados lue-
go de la visita de Le Corbusier a Montevideo en 1929,
cuando Vilamajó había comenzado a mostrar su interés
por la animación y antes de que tuviera ciertos encar-
gos de viviendas aisladas de bajo metraje.2
Con relación al conocimiento de Vilamajó de la arqui-
tectura e ideología contemporánea desarrollada por Le
Corbusier, son pocos los elementos que lo vinculan di-
rectamente, por lo que las imágenes de la libreta azul
cristalizan una referencia nunca explicitada y, menos
aún, reconocida.
Pocos son los lazos conocidos. Uno de ellos es la referen-
cia directa de Jones Odriozola manifestada en sus rela-
tos sobre el ambiente laboral en el estudio de Vilamajó:3
«Todo bajo la constante atención de Don Vila. Se co-
mentaba la última exposición de Picasso –recuerdo
que se dijo 'es el triunfo de la inteligencia sobre el
arte'– y un proyecto de Le Corbusier, se comenza-
ba a estudiar la fabricación de cerámica, el trata-
miento del cristal para obtener efectos decorativos,
etcétera, etcétera. Y todo ello se hacía naturalmen-
te, sin pose a lo sabio y con una gran dosis de buen
humor». (Loustau, 199469)
En el mismo sentido se expresaron en la entrevista rea-
lizada los arquitectos José Scheps y Nelly Grandal, am-
bos ex alumnos de Vilamajó, acerca del conocimiento del
maestro de la obra de Le Corbusier. Si bien entendían
que en su taller de enseñanza de proyecto las propues-
tas de Le Corbusier no se utilizaban como referencia en
las charlas sobre arquitectura, manifestaron claramente
que Vilamajó conocía lo que hacía El Cuervo.
E igualmente el hijo de Scheps, el también arquitecto
Gustavo Scheps, articula en su tesis doctoral la relación
no probada pero verosímil4 (de la influencia de Le Cor-
busier en las ideas urbanísticas de Vilamajó para Mon-
tevideo y en referencias, por lo menos visuales, de la
obra del Pabellón Suizo para el proyecto de la Facultad
de Ingeniería5 (Scheps, 2008).
En noviembre de 1929 Le Corbusier visita Montevideo
y realiza dos conferencias en el paraninfo de la Univer-
sidad de la República, donde desarrolla sus revolucio-
narias teorías en torno a la arquitectura y el urbanismo,
ante un importante público, sumamente interesado y
ansioso por conocer de primera mano su «doctrina»
(Fig. 2).
Según consta en las notas de prensa de la época, el
ambiente arquitectónico y cultural se dio cita en dichas
exposiciones y participó entusiasta cuando el maestro
francés mostró con imágenes la vivienda en Stuttgart y
la Villa Stein en Garches, describiendo con convicción
las virtudes de una planta sobre una trama de pilares y
consecuentemente la liberación de los muros de su ca-
pacidad portante, lo que permitía así dotar a la facha-
da de vanos limpios y amplios6 (Fig.3).
De ese modo, todo el espectro disciplinar arquitectóni-
co del momento se vio impactado por este contacto di-
recto con Le Corbusier7 y, junto a las publicaciones que
llegaban a nuestro país, pudo acceder al espíritu nue-
vo de la Arquitectura y también a las nuevas formas que
surgían en muchos lugares del mundo.8
Es posible que la presencia activa y motivadora de Le
Corbusier en Montevideo haya despertado un especial
interés en todos los arquitectos uruguayos, entre ellos,
en un Vilamajó que no sólo tenía una actividad profe-
sional intensa sino que también era un inquieto docen-
te universitario.
1. Nos cuenta Jones Odriozo-la que Vilamajó llegó tarde a una reunión en Buenos Aires con motivo de la ubicación del Monumento a la Confraternidad por detenerse a ver una película de Walt Disney que se estrenaba en aquella ciudad (Jones Odrio-zola, 1981). 2. Trabaja en el marco de las obras para la Represa Hidroeléc-trica de Rincón del Bonete desde 1939 hasta al menos 1946, en proyectos de viviendas anexas a la obra de la Represa. Así lo con-signa Lucchini (1970:185–186). 3. Loustau, César J. (1994). Vida y Obra de Julio Villamajó.Montevideo:Editorial Dos Puntos S.R.L, p.69.4. Scheps Gustavo (2008). 17 Registros. Facultad de Ingeniería de Montevideo. (1936-1938) de Julio Vilamajó, arquitecto.Monte-video: Edición: Universidad de la República.5. Puede parecer también evi-dente la relación explícita entre las plantas de los proyectos de la Facultad de Ingeniería con las plantas de los proyectos del Pa-lacio de la Liga de las Naciones y las Oficinas de los Sindicatos del Soviet, mostradas por Le Corbu-sier en su visita a Montevideo. 6. Varios puntos de apoyo deter-minan la función resistente de la estructura, dejando ese sistema un amplia libertad que no podía ser lograda sin el empleo de los métodos modernos. Al perder los muros, por la forma estructural que adopta la moderna técnica, su función resistente permite la utilización de los planos de fachada como superficies de iluminación, y es esta condición, derivada rigurosamente del em-pleo racional de un sistema cons-tructivo, lo que da el carácter a la arquitectura moderna, y es en el fondo el principio de su belleza.»«El conferencista exhibió a con-tinuación una serie de diapositi-vas, mostrando diversas solucio-nes de viviendas, de acuerdo con los principios que sustenta. Entre los ejemplos presentados merece señalarse el de la casa construi-da en la exposición de Stuttgart (Alemania), que solucionaba en
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una forma original y atrevida el problema de la vivienda ac-tual. Otro ejemplo interesante mostrado por el arquitecto Le Corbusier fue el proyecto para el palacio de la Sociedad de las Naciones.» Diario La Mañana, 8 de noviembre de 1929.7. Eran pocos los arquitectos recibidos a finales de la década del 20 ya que la Facultad de Ar-quitectura fue fundada en 1915. Vilamajó fue parte de la prime-ra generación de arquitectos recibida en el Uruguay. Según consta en un programa para la «semana del cincuentenario» de la Facultad de Arquitectura, ubicado en las valijas, la prime-ra promoción de la Facultad es de 1915–1916 y está conforma-da por Armando Acosta y Lara, Gonzalo Vázquez Barriere, Héctor L. Rodríguez, Leopoldo Carlos Agorio, Julio Vilamajó, Juan A. Scasso, Buenaventura Addiego, Luis Noceto, Luis E. Segundo y Horacio Azzarini.8. Es ya idea asumida que muchos arquitectos uruguayos asimilaron las nuevas formas de la Arquitectura influenciados por las imágenes aparecidas en las revistas, en algunos casos sin manejar la ideología que las generaba. Según dice el Arq. William Rey (Arana; Gutiérrez y otros, 1929:73): «Nos referimos, en particular, al impacto visual y a la formación cultural que emana de la lectura de revistas de arquitectura, fundamental-mente de origen europeo, que definen tendencias, referencias, acentos y modalidades formales. Nuestros jóvenes estudiantes y arquitectos miran estos trabajos de publicación reparando –más que en los textos escritos– en imágenes de plantas, cortes, al-zados y, naturalmente, fotogra-fías y dibujos perspectivos. No por eso se trata de una mirada simplista y colonizada, que traslada acríticamente lo que percibe, sino que es una lectura meditada y ajustada al panora-ma local, con todo lo que esto implica: determinantes de lugar o sitio, limitantes tecnológicas, materiales y de mercado, etc.».
Figura 2 | El Arq. Julio Vilamajó ubicado en la segunda fila en el auditorio donde presenció la conferencia del famoso Le Corbusier. Fuente: Diario el Imparcial, 9 de Noviembre de 1929.
Figura 3 | Esquemas realizados por Le Corbusier para explicar los cinco puntos de la nueva arquitectura. Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.
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Vilamajó accede a una información calificada al partici-
par directamente de la conferencia del maestro francés,
tanto de la Villa en Garches como las dos obras en Stutt-
gart, que habían ya tenido difusión en nuestro medio por
algunas publicaciones y referencias de viajantes.9
Ubicado en un lugar preferencial del auditorio, escuchó
atento el parlamento de Le Corbusier y las elocuentes
imágenes mostradas en diapositivas quedaron graba-
das en la inquieta mente de Vilamajó. Aquellas trans-
parencias ponían en cuestión muchos de los conceptos
disciplinares que construían su soporte ideológico y for-
mal, modificando a través de un proceso profundo de
asimilación su producción arquitectónica en las déca-
das del 30 y del 40.
La influencia de la experiencia lecorbusiana en la plan-
ta de la casa con pilares–cúpula se hace notoria y se-
guramente motiva en Vilamajó el espíritu y la voluntad
de liberar a los muros de la estructura portante de la vi-
vienda como consecuencia de la utilización de una tra-
ma regular de pilares que soporta la cubierta e interac-
túa con un perímetro variado que define la relación
interior–exterior.
Las imágenes mostradas por Le Corbusier donde expo-
ne la relación trama estructural con perímetro libre pa-
ra su proyecto de la vivienda en Stuttgart son de alto
valor pregnante y ello representa para la época una mi-
rada «revolucionaria» e inquietante, generadora de in-
numerables reflexiones disciplinares a favor y en con-
9. Según Mariano Arana: «Téngase en cuenta que en la propia revista La Cruz del Sur se incluyeron dos fotografías bien elocuentes de la vivienda Stein (Garches / París, 1926–1927) y una perspectiva axonométri-ca del Centrosoyus, mientras que se habían difundido ya, por distintos medios, otras obras y proyectos señalables. Entre ellos: la vivienda La Roche y A. Jeanneret (París, 1923–1925), las dos obras diseñadas para la exposición del Werkbund en el barrio Weissenhof (Stuttgart, 1927), el Pabellón de L Esprit Nouveau edificado para la exposición de Artes Decorati-vas llevada a cabo en parís en 1925, donde se exhibió el nota-ble mobiliario diseñado por Le Corbusier en colaboración con Charlotte Perriand, junto con los paneles que ilustraban las propuestas de una 'Ciudad Con-temporánea de tres millones de habitantes' (1922) y el ya citado Plan Voisin para la ciudad de parís» (Arana; Gutiérrez y otros, 1929:97). Diversas respuestas tuvo la visita de Le Corbusier a nuestro país pero, obviamente, nadie quedó al margen de su influen-cia y efecto. «Buena parte de los presentes conocían sus libros y ahora confirmaban en vivo la fuerza de un mensaje, a la vez apocalíptico y esperanza-dor. El texto que los hermanos Guillot Muñoz publican en la revista literaria La Cruz del Sur (nº 27, enero–febrero de 1930), es expresivo de ese deslum-bramiento, y es asimismo, un valioso testimonio de lo ocurrido en esas jornadas. También la entrevista al arquitecto Rodolfo Amargós, que el diario Crónica publica a página entera en su edición de fecha 29 de noviem-bre, se inscribe en igual línea de entusiasmo. Otros tendrán reacciones menos devotas –o estrategias de silencio, siempre eficaces–, pero seguramente nadie escapó al efecto seductor y persuasivo de la exposición del maestro» (González, en Ara-na; Gutiérrez y otros, 1929:17).
tra, pero indudablemente motivadora.
No existen en la libreta bocetos de alzados donde po-
damos establecer la relación de los paramentos con la
cubierta –componente singular de la composición– y
sólo un corte parcial de un pilar–cúpula y una visión
perspectiva reducida nos dicen algo acerca de este as-
pecto; pero el interés proyectual se centra en los mo-
mentos en que el muro, o el vano, perimetral se tensio-
na sobre la estructura de pilares explorando diversas
situaciones de convivencia.
La medida del módulo –eje de pilares– también es mo-
tivo de exploración, ya que notoriamente incide en las
dimensiones de las habitaciones y estructura general
del espacio habitable, y es así que encontramos estu-
dios con variaciones del módulo entre 3, 5 y 4 metros.
De esa manera los pilares pueden no interceptar a los
muros perimetrales o interactuar ubicándose dentro de
una línea de placares o en el acceso a la vivienda. Siem-
pre que suceda la interacción será en búsqueda de su
materialización como evento formal (Fig.4).
Lo reducido del metraje de la planta para una vivienda
de un dormitorio de un estándar medio (viviendas de
costo reducido y escasa área) restringe el empleo del
sistema lecorbusiano aplicado en Stuttgart como ma-
terialización de su idea proyectual donde la utilización
más generosa del espacio interior y su perímetro llevan
la idea al extremo y la convierten en modelo material
de la idea.
Consecuentemente con la bocetada búsqueda de nue-
vas lógicas del proyecto de la vivienda unifamiliar, Vila-
majó desarrolla brevemente en un ensayo inédito ma-
nuscrito encontrado en las valijas el concepto de la
relación entre el traje y la casa –como traje alejado del
cuerpo– y analiza con certeza la evolución de la casa,
antigua y «actual», como interface entre el interior y el
exterior, como una unidad en la relación del cuerpo con
la naturaleza (Fig.5).
Escribe Vilamajó:
«Este ensayo no quiere ir a las razones profundas
que mueven los hechos que en él se mencionan ni
tampoco a sus orígenes, solo se quiere presentar
cierta cantidad de hechos correlativos que diferen-
cian al mundo actual del mundo moderno del mun-
do próximo pasado y en las formas arquitectónicas
que estructuran la casa habitación actual».
Figura 4 | Croquis de estudio de variaciones de la planta superpuesta a la trama independiente de pilares de cúpula.
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Figura 5 | Primera hoja del manuscrito La casa y el traje.
«La casa es en cierta manera un traje que está aleja-
do del cuerpo y así como el verdadero traje cubre y
protege nuestro cuerpo y está conformado por él y por
sus movimientos que debe dejar en la máxima liber-
tad de acción. La casa también cobija nuestro cuerpo
pero desde lejos.
Teniendo el traje y la casa una misión similar debe exis-
tir una correlación en su espíritu a través del tiempo.»
«Desde el punto de vista de este ensayo tiene más im-
portancia que ha sucedido en los tiempos actuales,
que ha mostrado un cambio en el traje.
El siglo pasado se caracteriza por el deseo de cubrir-
se. Se va al campo y a la playa completamente a cu-
bierto del sol. Largas faldas, velos, enormes sombreros,
la piel blanca es el desiderátum, y en el interior mue-
bles finos y sedas en las tapicerías a las cuales el sol
decolora y desgasta.
El mundo actual va a la naturaleza con el cuerpo más
descubierto, el sol es buscado, la piel morena está a
la moda.
Estas formas del traje y sus finalidades tienen su re-
lación con la casa.
La casa del siglo pasado con sus puertas y ventanas pe-
queñas y bien protegidas alejando al sol de su interior.
La casa moderna con sus ventanales amplios y menos
protegidos. La forma del traje nuevo está en la casa.
Esto es lógico y simple pero todo responde a una ma-
nera de vivir que tiene una unidad.
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64
Pero tiene por finalidad hacer ver que cuando el
cliente no ha llegado a alcanzar las nuevas costum-
bres –en qué grado puedo ofrecerles ellos–. Digo
esto porque lo que se dice tiene por finalidad su
aplicación en nuestro país, y no se refiere solamen-
te a una arquitectura aplicable siempre en todo.
Este vivir en contacto más estrecho con los elemen-
tos naturales que ha traído como consecuencia el
uso de grandes aberturas es que ha acrecentado
por consecuencia el contacto del interior con el ex-
terior, ha modificado el arte de proyectar.
El siglo pasado caracterizado por arquitectura de
ejes. El exterior era dominado sólo desde abertu-
ras estrechas continuación de las cuales eran es-
trechos caminos dominantes.
En el interior se componía la misma distribución
pues la arquitectura siempre fue unitaria en su for-
ma de ser, los muebles ocupaban los ejes.
El proyectista actual casi con buscan dominar el
paisaje exterior, lo observa desde su interior que
también es un paisaje.
Otras consecuencias.
No hay que observar los trajes del siglo pasado pa-
ra saber cuál era el arte decorativo interior.
Muchos pliegues, trajes frondosos… sobre estrechas
cinturas, el interior con gran profusión de muebles,
sofás, sillones y un arte decorativo pequeño conce-
bido en el mismo espíritu.
Unidad
La casa moderna para comprenderla no es necesario
sólo verla en su aspecto constructivo y en el de los
materiales modernos con que podemos construirla
que son más bien consecuencia de otros, sino que es
mejor verla bajo otros aspectos que pueden mostrar-
nos mejor el espíritu con que debemos proyectarla.
Estos hechos tienen repercusiones más vastas y
aquí no estudiaremos sus causas primeras sino co-
mo dijimos de su correlación con la arquitectura en
general, en el aspecto más estrecho de estos dos
trajes más necesarios al hombre.»
Este texto, no fechado, de puño y letra de Vilamajó, con-
firma su inquietud por las nuevas concepciones de la
Arquitectura y demuestran su actitud curiosa y reflexi-
va ante los avances disciplinares. Pero lo más importan-
te quizás sea que encuentra una explicación que tras-
ciende un hecho visual o estético, que va más allá de un
problema tecnológico y de nuevos materiales, para for-
mular sintéticamente una raíz profunda para el cambio
asociada a la relación del hombre con la naturaleza. Y
así se encuentra nuevamente con Le Corbusier.
Vilamajó encuentra a le Corbusier y con él descubre a
la Arquitectura renovadora de principios de siglo.
Lo mira de reojo, sin adherirse plenamente a sus ideas.
No es desconfianza en el nuevo mensaje, es segura-
mente la actitud racional de un hombre que ya está for-
mado, ya ha construido un discurso coherente en su ar-
quitectura. Pero también su construcción personal se
cimenta en mirar lo que sucede a su alrededor, en ob-
servar lo existente y mirar hacia adelante con optimis-
mo. Por esta razón, en un proceso lento de asimilación
consciente se embarca en ensayar, explorar e incorpo-
rar nuevas formas de producir arquitectura, con madu-
rez y a su manera, con su propia sensibilidad. Sin des-
mesuradas adhesiones, se incorpora a una producción
nacional con marcada tendencia renovadora y con un
nivel altísimo de producción: e incluso gracias a su pro-
puesta se convierte en el arquitecto más admirado y
querido del panorama disciplinar en un país que avan-
za con confianza en el futuro.
NUevA YORK, 1947
Un texto borrador, con diversas correcciones, parece
ser destinado a un discurso inaugural, o quizás a una
presentación personal.
Un optimista e idealista discurso que se posiciona co-
mo el legado final de un arquitecto que ha llegado al fi-
nal de un largo viaje (Fig.6).
En marzo de 1947 Vilamajó recibe el nombramiento co-
mo miembro de la Junta de proyectistas para el edifi-
cio Sede de la ONU en Nueva York. Viaja a Estados Uni-
dos el 14 de abril del mismo año, lleva consigo una
valija azul de cuero y todas las expectativas e incerti-
dumbres que la oportunidad le generaba al ponerse a
prueba con otros reconocidos arquitectos del mundo,
incluido el propio Le Corbusier.
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Figura 6 | Presentación de Vilamajó al resto del equipo el primer día de reunión luego de su llegada a Nueva York. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters. Cambgridge: The MIT Press, 1994.
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La Asamblea General de la Organización de las Nacio-
nes Unidas decide la construcción de un edificio para su
sede y para ello designa a 10 arquitectos integrantes de
una Junta de Proyectistas Consultores. Los integrantes
de dicha junta son: N.D. Bassov (Rusia), Gastón Brun-
faut (Bélgica), Ernest Cormier (Canadá), Charles Edou-
ard Jeanneret (Francia), Ssu–ch'eng Liang (China), Sven
Markelius (Suecia), Oscar Niemeyer (Brasil), Howard Ro-
bertson (Gran Bretaña), G.A. Soilleux (Australia) y Julio
Agustín Vilamajó (Uruguay). El director de Planeamien-
to de la Sede es el Arq. Wallace K. Harrison, de Estados
Unidos (Figs.7).
Esta selección es realizada buscando encontrar represen-
tación de los grandes bloques del mundo y con el objeti-
vo de citar «a los mejores arquitectos del mundo capaces
de responder a dicho desafío».10 (Dudley, 1994).
Entre ellos, Le Corbusier tiene desde el inicio una con-
sideración especial a pesar de las incertidumbres que
genera su participación.11
Previo a esta designación, Vilamajó está al tanto de las
alternativas de gestión para la realización del proyecto
de la sede y consecuentemente en su mente ya se con-
cebían algunas ideas en torno a esta cuestión. A fines
de 1946 envía una carta a Jones Odriozola.12
«Usted me había hablado de presentarnos al concur-
so de la ONU. En caso que se llame para tal concur-
so, trataríamos de ver cómo podríamos colaborar los
tres: Vilamajó, Chloethiel Woodard_Smith, Jones…
y presentarnos. Aunque en cuanto a este llamado soy
más bien pesimista. El tema es muy interesante,
siempre que la parte simbólica esté presente.
Creo que el simbolismo es lo principal (cosa olvida-
da por completo en el edificio de la Sociedad de
las Naciones de Ginebra).13 Pienso que éste debe
ser el último ‘Palacio’.
También sería un disparate construir un edificio con
carácter administrativo solamente, por más seduc-
tor que fuera el paisaje. El símbolo, el símbolo, eso
es lo difícil. Habría que ser un genio para crearlo…,
y también habría que saber si existe el deseo de
que ello sea.
La lucha política entre los 'Tres Grandes' está hoy
muy 'terre a terre'…» (Loustau, 1994)
10. DUDLEY, George a. (1994). A Workshop for Peace: Designing the United Nations Headquar-ters. Cambridge: The MIT Press. 11. Harrison, coordinador gene-ral del proyecto designado por la ONU, pensaba que El Cuervo po-día significar un problema para el trabajo en equipo y algunas de sus obras generaban ciertas crí-ticas de parte de los involucra-dos en la designación. .Ibidem12. Loustau, C. Op. Cit.13. En 1927 Le Corbusier se presenta al concurso internacio-nal para la Sede de la Sociedad de Naciones en Ginebra. Según Frampton, en la Historia Crítica de la Arquitectura Moderna: «El proyecto para la SDN es, a la vez, el clímax y el punto de crisis de la primera época de la carre-ra de Le Corbusier: un momento de proclamación, denegado (si hemos de creerle a él) por su descalificación en base a que no había presentado su trabajo en el medio gráfico apropiado».14. Dudley, G. Op. Cit.15. El día de la primera reunión, siendo el primero en hablar luego de la presentación de Ha-rrison, determina los siguientes aspectos a considerar: «A– De-bemos estudiar la organización del emplazamiento con respecto a todo Manhattan, uno el tráfico pesado, dos el transito rápido y tres el tráfico de peatones. B– Están los servicios– restoranes, etc. Por ejemplo, un bazar y un mondaneum (museo mundial), que puede ser una exposición de ciencias modernas y sus consecuencias en la ONU y en el mundo, a través de las Naciones Unidas. C– Debemos conside-rar el cambio de pendiente, la topografía del emplazamiento, su uso para jardines, circulación peatonal, etc. D– Los edificios en sí mismos, se encuentren o no las Delegaciones en el em-plazamiento, ya tengan espacio para ocupación permanente o solamente temporal, un hotel u oficinas» (Dudley, G. Op. Cit.).16. Dudley, G. Op. Cit.
Cuando Vilamajó llega a Nueva York ya existe un avan-
ce importante en propuestas generales de composición
para la sede generadas por la labor previa de algunos
de los consultantes que habían comenzado sus traba-
jos desde el día 17 de febrero, día en que se produce
la primera reunión de los delegados.14 (Dudley, 1994).
Sólo tres de los delegados del grupo de los 10 asigna-
dos finalmente para esta tarea se presentan a la prime-
ra reunión: el ingeniero Bassov, que había colaborado
con la elección del emplazamiento, el Dr. Liang Ssu–
ch'eng y Le Corbusier.
En esa primera reunión, El Cuervo ya toma desde el ini-
cio su lugar como referente del grupo, el cual manten-
drá hasta las últimas reuniones, a pesar de los enfren-
tamientos con algunos personajes que no coincidían con
sus ideas.15
Vilamajó se integra al trabajo en la reunión número 30,
el 18 de abril, día en el que Le Corbusier formula una
declaración donde expresa su consideración acerca del
trabajo de la comisión buscando confirmar su lideraz-
go y el mensaje de la nueva Arquitectura:
«Se ha alcanzado un resultado maravilloso que va-
le la pena destacar: tenemos la misma opinión. ¿Por
qué somos tan unánimes? Porque después de cien
años la evolución de la Arquitectura ha alcanzado
hoy en día una fruición decisiva".
"Hoy cada uno está trabajando en el esclarecimien-
to de una idea; cada uno ayuda a su vecino. No
existe una competencia de proyectos. La idea do-
minante nunca debe sufrir una desfiguración se-
mejante.»
«Para los terceros que nos cuestionan podemos res-
ponder: estamos unidos, somos un equipo; el equi-
po Mundial de las Naciones Unidas desarrollando
los planos de una arquitectura mundial.»
«Cada uno de nosotros puede estar legítimamente
orgulloso de haber sido llamado para trabajar en es-
te equipo; eso debería ser suficiente para nosotros.»
Y finaliza: «Cada uno de nosotros puede asegurar al Sr.
Harrison que todos trabajaremos anónimamente».16 ARQU
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Figura 7a | Primera reunión en que participa Vilamajó, Fontaina traduce para él. Le Corbusier conversa con Cormier y Bodiansky previo a leer su declaración sobre el avance de los trabajos. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United
Nations Headquarters. Cambridge: The MIT Press, 1994.
Figura 7B | Otro momento de la reunión de trabajo donde aparece Wallace K. Harrison. Fuente: Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.
Figura 7C | Lista de Arquitectos y países elaborada por Harrison para su consideración como consultantes para el
proyecto de la Sede. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters.
Cambridge: The MIT Press, 1994.
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68
Buscando la validación colectiva de su idea ya formula-
da, apela a convalidar la «idea dominante» y ensalza un
trabajo en equipo sin competencia de proyectos, lo cual
dista mucho de lo sucedido en la dinámica posterior has-
ta llegar a la propuesta presentada por el grupo.
Con entusiasmo y en un breve período de tiempo, Vila-
majó formula el denominado «scheme 33», del cual
realiza su explicación al grupo el día 28 de abril en la
reunión número 33, cuando a esa altura eran numero-
sos los proyectos presentados personalmente por los
consultantes con mayor o menor suerte en la conside-
ración general:
«El problema es uno concerniente al espacio. ¿Dón-
de deberíamos poner las construcciones altas? ¿Del
lado alto o contra el Río (East River)? Parece mejor
contra el río, de manera que deje espacio hacia la
ciudad. Luego, ¿dónde poner los otros elementos?
Debemos permitir luz y aire entre ellos. La funciona-
lidad es un pequeño trabajo de paciencia ¿Qué tipos
de espacio es la interrogante principal? La arquitec-
tura moderna no quiere formas cerradas; quiere luz
y aire. La solución está en dos niveles. No esconder
la gran unidad de la Cámara del Consejo y las Salas
de Conferencias, darle a dicha unidad una fachada
principal. Galerías y vestíbulos pueden abrirse al ex-
terior. Cuando la gente se va de su trabajo, quieren
ver el cielo y el sol, o cosas iluminadas por el sol. La
circulación ingresa y asciende verticalmente. Habrá
una gran entrada del Público a la Asamblea Gene-
ral, separada. La Secretaría ingresará y tendrá por
medio de ascensores su propia circulación vertical».
«He estudiado la forma de cúpula o domo. Bassov
dijo que debía ser elevada. He estudiado la esfera.
El funcionamiento es bueno, pero la forma triangu-
lar (requerida para la ubicación de los asientos en su
interior) coloca al dictador en el vértice. ¡La esfera
es una forma de pasión! Una forma de segmento cor-
tado es más calma.»
El mismo día, Le Corbusier hace una defensa animada
de su «scheme 23» (Fig.8).
El trabajo del grupo de consultores fue intenso y com-
petitivo, cada uno de ellos defendió sus ideas con ener-
gía y se formuló un importante conjunto de propuestas
que estuvo a disposición de un «celoso» (en palabras
de Le Corbusier) Wallace Harrison para elegir aquélla
que sería luego desarrollada para la Sede de la ONU.
Le Corbusier defendió el resto de su vida que la elegi-
da fue su propuesta, el nombrado «scheme 23A», y
trasmitió en cartas a su madre su forma de vivir aque-
lla disputa: «1/3 hostiles, 2/3 a favor», hablando de la
relación del resto del grupo con sus ideas.17
La ubicación de Vilamajó en estos dos grupos puede ser
claramente determinada cuando, unos meses después,
el propio Le Corbusier expresó al arquitecto uruguayo
Justino Serralta,18 recién terminado el proyecto para la
ONU y con relación a Vilamajó, su profesor en Uruguay:
«Ah, gran arquitecto… me hizo la vida imposible con el
asunto de las Naciones Unidas, precisamente porque
es un gran arquitecto me hizo lo imposible para demos-
trar que no estaba bien lo que estaba haciendo».
Por otra parte, el proyecto presentado por el joven ar-
quitecto Oscar Niemeyer, el «scheme 32», tuvo gran in-
fluencia en la discusión y llegó a mediar con el de El
Cuervo, aun siendo el preferido por el grupo de consul-
tantes. A raíz de la afinidad ideológica del arquitecto
brasilero con el ya maduro y famoso francés, buscaron
(a instancias de Le Corbusier cuando la balanza se tor-
cía a favor de Niemeyer) combinar parcialmente sus
ideas y de esta manera fortalecerse en la contienda ge-
neral acerca del partido. De esta conjunción surgió el
«scheme 23–32».
Las predicciones de le Corbusier acerca del espíritu de
trabajo en equipo parecían desvanecerse y la evolución
de la propuesta tuvo momentos de rispidez y desen-
cuentros.19
Para Vilamajó este ambiente de trabajo fue sumamen-
te nocivo, empeoró sus problemas de hipertensión y la-
mentablemente partió de Nueva York ya enfermo, re-
cién culminados los trabajos del equipo consultor.
Según su amigo, el Dr. Diego Estol:20
«Él tuvo un gran disgusto. Él hizo el plano central
de la Asamblea y en ese plano él marcaba con una
regla en su mesa la ubicación de los dibujos cuan-
do se iba a descansar, de aquí y cuánto hay de aquí,
y sabía así si alguien lo había tocado, y él se daba
cuenta que le tocaban las carpetas. Él estuvo un
tiempo trabajando allá y se daba cuenta que le re-
visaban las cosas».
17. (2008) Le Corbusier Le Grand. Londres: Phaidon.18. (2010) Le Corbusier el artis-ta, Zurich: Grandes obras de la colección Heidi Weber.19. Le Corbusier se retira de la sala y levantando la voz denun-cia cuando Bunshaft señaló el proyecto de Niemeyer al pregun-tarle Le Corbusier cual prefería: «¡Cómo puede decir eso! Es apenas un joven; ese proyecto no es de un arquitecto maduro» (Dudley, G. Op. Cit.),19. Diego Estol es hijo de uno de sus cercanos compañeros de la vida. En el estar de su casa, sentados en los sillones de la casa de Vilamajó con un forro fruncido que los protege del tiempo y el uso, quizás esperan-do su traslado a su casa origi-nal, realizamos una entrevista el día 10 de mayo del año 2006.Estos sillones, comprados en un remate para hacer dinero de la herencia, comparten el espa-cio cálido de la casa Estol con otros objetos que nos vinculan con «Vila», la lámpara de pie diseñada por él y construida por Trinchin, croquis originales del viaje y muchos recuerdos.
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Figura 8a | Scheme 23A Le Corbusier. Fuente: Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.
Figura 8C | Scheme 33 Vilamajó. Fuente: Dudley, George A.: A workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters. Cambridge: The MIT Press, 1994.
Figura 8B | Scheme 32 Oscar Niemeyer. Fuente: Le Corbusier Le Grand. London: Phaidon, 2008.
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70
Para buscar una solución final de acuerdo el grupo de
arquitectos decide dividirse en dos grupos: uno enca-
bezado por Le Corbusier y Niemeyer y el otro conduci-
do por Vilamajó, «el mayor de ellos y el portavoz». De
esta manera alcanzan una propuesta de consenso de-
nominada «scheme 42G».
Una vez finalizado y entregado a las autoridades el in-
forme final elaborado por el equipo de consultantes, Vi-
lamajó vuelve a Montevideo. El arquitecto Harrison re-
conoce el trabajo y los aportes de Vilamajó a la labor
del equipo.
En nota enviada por el propio Harrison21 puede enten-
derse cómo fue valorado su trabajo:
«No puedo dejarlo ir de este país sin primero decirle
cuánto aprecio personalmente el sacrificio que usted
hizo a expensas de su salud, permaneciendo hasta
completar los estudios de las Naciones Unidas.
Su ayuda en este proyecto ha sido invalorable y ha
sido un inmenso placer trabajar en estrecho con-
tacto con usted estos pocos últimos meses». (Lous-
tau, 1994)
Disuelta la junta proyectista luego de la última sesión
de trabajo, el director de Planeamiento, Wallace Harri-
son, tiene la libertad de seleccionar con qué asesores
podrá seguir trabajando y selecciona del grupo original
de consultantes y asesores a Soilleux, Nowicki, Havli-
cek, Noskov, y Vilamajó.
Desde Montevideo, Vilamajó sigue trabajando con gran
responsabilidad, a pesar de sus inconvenientes de sa-
lud. Sus reflexiones sobre los temas abordados son en-
viadas al arquitecto Harrison y consisten en un aporte
significativo para la resolución de alguno de los proble-
mas proyectuales que deben resolverse.
En nota enviada desde Montevideo a Harrison, Vilama-
jó explicaba:
21. Loustau, C. Op Cit.«Envió a Ud. este estudio por creerme en el deber
de hacerlo. Deseo aportar para su consideración una
sala con distribución de tipo reunitivo que aunque
clásica en su aspecto tenga el mismo criterio con
que se han hecho las otras salas del proyecto.
Habiendo estudiado el proyecto presentado debo de-
cirle que no creo poder agregar un interés mayor a
la estructura general, agregando al enorme bagaje de
variantes existentes o posibles.
Aunque no se me escapa que la sala de la gran
asamblea no tiene el mismo carácter que las de con-
ferencias o consejos tratados con ese carácter, en
el fondo la última finalidad de los asambleístas es
rodear al orador. Esto por una parte y por otra divi-
diéndose claramente los asambleístas del público
que oye para informarse o informar al mundo.
En cuanto al rascacielos a partir de la estructura re-
ticulada que actualmente se ejecuta, las variantes
de muros y ventanas son tan restringidas y casi to-
das ya hechas –ventanas verticales en cadena, ven-
tanas sobre muro uniforme y ventanas horizontales
continuas– tres soluciones que son las únicas que
se adaptan a un sistema reticulado constructivo que-
dando sólo como variante las soluciones decorativas
o de materiales a usarse. Y como tales son solucio-
nes de segunda importancia dado que la solución
constructiva ha de ser siempre lo principal».
Distintas alternativas fueron exploradas por Vilamajó
acerca del volumen que contiene la Asamblea General,
y eso fue centro de atención de sus inquietudes, pues-
to que buscó no sólo el carácter simbólico de la mani-
festación exterior de su cubierta sino también aquellas
cuestiones relacionadas con la capacidad de los secto-
res de las delegaciones, reporteros y público, funciona-
miento y distribución general y focalización del espacio
para quien expone. Este aspecto vinculado a la espa-
cialidad y su relación con el carácter simbólico de la
ubicación del orador y los delegados inquietó a Vilama-
jó desde el principio, lo cual se vio reflejado en las dis-
tintas intervenciones realizadas en el marco del traba-
jo del grupo (Fig.9).ARQU
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71
Figura 9 | Bocetos del Interior de la asamblea general e imagen actual del interior de la sala. Fuentes: Archivo IHA Facultad de Arquitectura Donación de la Sucesión Arq. Julio Vilamajó. Julio
1962. Imágenes Google.
Figura 10 | Exploración del Patrón de Configuración de la superficie de la fachada del edificio del secretariado.
Archivo IHA Facultad de Aqruitectura Donación de la Sucesión Arq. Julio Vilamajó. Julio 1962.
En cuanto al diseño de la superficie de fachada de la
placa del Secretariado, profundizó en la textura de la
misma como consecuencia de la solución constructiva
y demostró en los bocetos realizados una importante
continuidad con los trabajos superficiales materializa-
dos en la Facultad de Ingeniería y otros proyectos de-
sarrollados en el mismo período.
La búsqueda de un patrón repetitivo que en su repeti-
ción configure la textura superficial, con sus luces y
sombras, nos enfrenta a una mirada disciplinar cons-
ciente y madura que nos adelanta algunos desarrollos
contemporáneos referidos a la piel y su expresividad
(Fig.10).
En su alegato inicial formuló algunas consideraciones
en cuanto a la Arquitectura y sus valores que posterior-
mente defendió en las distintas instancias de trabajo
colectivo de los consultantes. Su posición fue un apor-
te claro y honesto al trabajo colectivo ante las desvia-
ciones personalistas e interesadas personificadas en la
figura de Le Corbusier, las cuales priorizaban algunas
apuestas ajenas al propio proceso de diseño colectivo
de la Sede para imponer soluciones personales.
Su legado más sincero y trascendente está más allá de
sus concepciones, también valiosas, sobre la Arquitec-
tura –lo bello, lo cómodo y lo económico–. Su poder se
ubica en el último párrafo del texto mecanografiado,
cuando pone a la obra construida en las manos de los
representantes de la ONU como una herramienta para
emprender una compleja –y azarosa– tarea de guiar al
mundo.
Su optimismo progresista califica la labor del arquitec-
to, es inherente a su tarea y se transfiere a nosotros co-
mo un verdadero mensaje póstumo.
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CONCLUSIóN
Es un hecho decididamente verosímil que Vilamajó es-
tuvo atento a la trayectoria del maestro suizo–francés.
Es creíble y queda explicitado en la tesis que sus ideas
acerca de la vivienda unifamiliar, su forma de producción
y las nuevas tecnologías fueron motivo de exploración
proyectual en la casa de los pilares–cúpula al haberlas
conocido en su conferencia y algunas publicaciones de
la época.
Al final de su vida tuvo la oportunidad de confrontar con
Le Corbusier y, tal como El Cuervo le dijo a Justino Se-
rralta, «le hizo la vida imposible» buscando rebatir las
ideas propuestas para el proyecto de la Sede ONU. Su
más corta estadía en el equipo consultor, al incorporar-
se tardíamente al grupo, alivió la ambiciosa actividad
de Le Corbusier al comienzo del trabajo, pero, una vez
integrado, defendió sus ideas hasta finalizar la activi-
dad como consultante.
Vilamajó siempre miró hacia Europa y es absolutamen-
te imposible que no estuviera atento a la fuerza expan-
siva del movimiento moderno en todo el mundo y más
específicamente a la influencia de Le Corbusier en el
Río de la Plata.
No fue un seguidor ni un reflejo fiel en el Uruguay de
sus posturas (otros asumieron ese rol con virtuosismo),
sino que, por el contrario, analizó y confrontó su posi-
ción con la de él, materializando finalmente una obra
fuertemente personal y apropiada para el medio.
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73
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
LIBROS
COHeN, j.–L.: «Introducción.» En Le Corbusier Le Grand. Londres: Phaidon. Primera edición, 2008.
ARANA, M.; GUtIéRReZ, R. y otros: Le Corbusier en el Río de la Plata, 1929. Montevideo: Cedodal. Primera
edición, 2008.
DUDLeY, G.A.: A Workshop for Peace: Designing the United Nations Headquarters. Cambridge: The MIT Press.
Primera edición, 1994.
LOUStAU, C.j.: Vida y Obra de Julio Vilamajó. Montevideo: Dos Puntos. Primera edición, 1994.
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Universidad de la República. Primera edición. 1970.
NOGUeZ, L. (coord.): Le Corbusier el artista. Catálogo de la muestra. Zurich: Grandes obras de la colección Heidi
Weber, 2010.
SCHePS, G.: 17 Registros. Facultad de Ingeniería de Montevideo (1936–1938) de Julio Vilamajó, arquitecto.
Montevideo: Edición Universidad de la República. Primera edición, 2008.
ARTÍCULOS
ARANA, M.: «Aproximación a la obra de Julio Vilamajó.» Revista Summa, Nº 27. Buenos Aires, 1970. Autor.
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jONeS ODRIOZOLA, G.: «Conversación con el gran arquitecto Don Julio Vilamajó.» Revista Hábitat, Nº 47.
Montevideo, 1981
ARCHIVOS DOCUMENTALES CONSULTADOS
Donación Sucesión Vilamajó (1962). Archivo IHA – Facultad de Arquitectura. Fichero Vilamajó.
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Las Azudas de Larmahue Arquitectura de ruedas en tierras de secano, en pleno corazón campesino de Chile.
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75
Puesto a prueba desde tiempos inmemoriales, el ingenio humano ha creado ver-
daderas obras de arte para dar respuesta a condiciones adversas. Una demostra-
ción de ello son las azudas o ruedas de agua, fruto de la necesidad de conseguir
un eficiente riego de los campos destinados al cultivo. Los babilonios ya supieron
de sus beneficios. Otras culturas han enriquecido su diseño y perfeccionado su
funcionamiento. Y en pleno valle central chileno –Región de O’Higgins– se puede
admirar, hoy en día, las azudas de Larmahue, una suerte de extensión de la arqui-
tectura vernácula del lugar.
Sin embargo, estas ruedas de agua han debido padecer los inevitables desastres
naturales y –lo que es injustificable– los daños antrópicos traducidos en incuria y
abandono. Los perjuicios en el patrimonio material se extienden, forzosamente,
hacia la dimensión intangible y, de paso, hasta el paisaje natural. No es extraño
que los recursos para recuperar estos bienes sean siempre escasos. De allí la ne-
cesidad de encontrar soluciones orientadas a la recuperación y posterior conser-
vación de este reconocido patrimonio de origen ancestral. Uno de los caminos es
el fomento del turismo patrimonial como una alternativa para su conservación.
The Water–wheels of Larmahue
Architecture of wheels in rainfed land, in the rural heart of Chile
Put to test since the water–wheels of time, human ingenuity has created real works
of art in response to adverse conditions. Proof of this can be seen in the dams or
water–wheels, born from a necessity to obtain efficient irrigation in fields set aside
for cultivation. The Babylonians knew of their benefits. Other cultures enriched their
design and perfected their functioning. And, nowadays, in the heart of the Chilean
Central Valley you can admire the water–wheels of Larmahue. a sort of extension of
the vernacular architecture of the place.
However, these water–wheels have been affected by neglect, progress and the natu-
ral catastrophe that not only, have affected the material heritage that sustains them
but also their intangible heritage which is of. Therefore, for his persistence associa-
ted authorities and their owners see tourism an alternative for its conservation.
Autor
Dr. Arq. Antonio Sahady Villanueva
Instituto de Historia y Patrimonio,
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
de la Universidad de Chile.
Universidad Politécnica de Madrid,
España.
Arq. José Bravo Sánchez
Instituto de Historia y Patrimonio,
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
de la Universidad de Chile.
Arq. Carolina Quilodrán Rubio
Instituto de Historia y Patrimonio,
Facultad de Arquitectura y Urbanismo
de la Universidad de Chile.
Proyecto FONDECYT Nº N\260
1120114, «Vigencia y Proyecciones
de un Sistema de Regadío de Origen
Ancestral: Las Azudas de Larmahue,
en la Sexta Región de Chile» (Período
2012–2013).
Palabras clave
Geografía Cultural
Identidad campesina
Paisaje cultural
Patrimonio cultural
Ruedas de agua
Key words
Cultural Geography
Country identity
Cultural heritage
Cultural landscape
Water–wheels
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76
INtRODUCCIóN
El presente artículo de reflexión se basa en la ancestral
técnica de las azudas, en la localidad de Larmahue, la
cual nació al amparo de la necesidad de enfrentar un
uso eficiente del recurso hídrico, para regar los fértiles
campos del Valle Central. Esta manifestación fue el atis-
bo de un proceso de organización y trabajo de los habi-
tantes, que vieron en las ruedas giratorias la solución
precisa para obtener el riego con aguas del río Cacha-
poal, el capital más valioso del área. Se ignora cómo tan
singulares artilugios, de germen ancestral, llegaron a
instalarse, hace ya más de 70 años, en este asentamien-
to rural. Objeto de curiosidad y admiración, han sido re-
producidos, con algunas variantes, en otras localidades
próximas, tanto en el interior como fuera de la comuna
de Pichidegua.
Los cultivos aledaños al curso del agua fueron favore-
cidos por la acción benefactora de las azudas, toda vez
que permiten, en la actualidad, el riego de chacras,
campos y viñedos que verdecen el paisaje rural. Su ló-
gica constructiva y su respetuosa asimilación con el es-
cenario campestre le otorgan valores intrínsecos que
hablan de una vigorosa tradición cultural, cualidades
que indujeron el reconocimiento nacional: las azudas
fueran declaradas Monumento Histórico en 1998. Pe-
ro la nula conservación que se les prodiga las expone a
la espada de Damocles: en el año 2002 fueron inclui-
das en la Lista del Patrimonio Mundial en Peligro de Ex-
tinción según la organización World Monuments Watch.
Como si no bastara con la erosión que elabora el tiem-
po, el terremoto de febrero de 2010 produjo un gran
daño no solamente en las estructuras de las ruedas, si-
no también en el paisaje cultural que sustenta la exis-
tencia de ellas y, por irradiación, en la calidad de vida
de los habitantes.
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MetODOLOGÍA
El estudio presente se valió, en una primera etapa, de
una metodología exploratoria, recabando en la biblio-
grafía todo antecedente que pudiese ilustrar acerca del
uso de ruedas de agua –o azudas–, tanto en el ámbito
nacional como en el internacional. Sobrevino, a conti-
nuación, un catastro preliminar que permitió verificar
el real estado de las ruedas de agua existentes en la co-
muna de Pichidegua. Se examinó, al mismo tiempo, el
material que refiere aspectos geográficos, históricos y
patrimoniales del área de estudio, sin descuidar la si-
tuación legal vigente y el papel de las diversas institu-
ciones, organizaciones y actores sociales preocupados
de este particular patrimonio hídrico y campesino de la
zona central de Chile.
La etapa siguiente –el trabajo en terreno– posibilitó ve-
rificar y evaluar el estado de conservación de las piezas
estructurales de cada rueda de agua; también se cons-
tató la condición de los diferentes elementos secunda-
rios que contribuyen a su adecuado funcionamiento.
Fue preciso, para cubrir la etapa de prospección y ca-
tastro, construir información a partir de la observación
in situ y del testimonio de los habitantes de la locali-
dad. Se consiguió articular la historia y el paisaje cul-
tural que condiciona el actual estado de un patrimonio
desatendido y escasamente valorado.
En una segunda etapa, ya más analítica, se procedió a
discernir y desmenuzar los factores que explican la per-
vivencia de las ruedas de agua en la comuna de Pichi-
degua, mensurando sus valores materiales e inmateria-
les, amén de sus atributos territoriales. Acto continuo
se realizó una ponderación de acuerdo con el estado de
conservación de cada rueda. Las explicaciones de su
condición actual recalaron, inevitablemente, en los de-
sastres naturales (cataclismos, inundaciones, erosión
progresiva) y, sobre todo, en la abulia y el abandono per-
petrados por los responsables de su custodia. Hay, por
cierto, amenazas emergentes: el hambre de globaliza-
ción y de modernización desconoce escrúpulos para
irrumpir con nuevas expresiones residenciales y fabri-
les, altamente invasivas.
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Figura 1 | Reconstrucción posible del sistema hidráulico utilizado para elevar el agua del Éufrates a la terraza superior de los jardines colgantes de Babilonia. Ana
Vázquez Hoys, 2008.
Figura 2 | Las orillas del río Orontes están bordeadas por árboles, jardines y antiguas norias muy ruidosas, que
alcanzan los 20 m de diámetro y se construyeron hace siglos para abastecer a la ciudad de agua y como mecanismo para
controlar el riego. Adriana de Miranda, 2007.
USO De RUeDAS De AGUA eN eL MUNDO
El origen de las norias hidráulicas –o ruedas de agua–
es incierto. Una primera pista nos las ofrecen las cró-
nicas de Herodoto, en el siglo V a.C. En ellas se descri-
be el uso de ruedas movidas por la corriente de las
aguas del río Éufrates, para regar los jardines de Babi-
lonia (Caro Baroja, 1954:31) (Fig. 1). Más adelante, en
la época helénica, en Siria y Egipto, estas ruedas se
perfeccionaron notablemente y se emplearon para ele-
var el agua desde el Nilo. Entre los romanos, con pe-
queñas variantes, el sistema contribuyó al regadío de
los territorios de su vasto imperio.
Este tipo de riego ya aparece en Los Diez Libros de Ar-
quitectura de Vitruvio, obra que data del siglo I a.C. Allí
se describen las norias y las azudas. Las ruedas movi-
das por la corriente se clasifican en dos tipos: la de can-
gilones y la de tímpanos (Caro Baroja, 1954:35).
Referencias más precisas y abundantes sobre el uso de
norias fluviales provienen de la época medieval y van
desde los países islámicos del Cercano Oriente hasta
las más diversas regiones de España. Ejemplo de estos
estudios son los trabajos del historiador Al–Baladuri, en
el siglo VII, o de Al–Muqaddasi, en el siglo X. También
es digno de consultar el tratado de Geografía de Yuqut,
en el siglo XII (Miranda, 2007:64). Los tratadistas de
mecánica árabe describen varios tipos de ruedas hi-
dráulicas y, entre ellas, las ruedas de corriente hídrica,
en la zona de Iraq y Siria (Fig. 2).
En el caso español, la influencia árabe no se expresa
en la invención de estas ruedas hidráulicas ni en la di-
fusión de ellas por el territorio hispano. En cambio, sí
se atribuye a los musulmanes un uso más generalizado
de las mismas. Justamente, cuando arriban a la penín-
sula ibérica, aparecen estos objetos circulares con aspas
que, movidos por la propia corriente del río, permiten ele-
var el agua a gran altura (Torres Balbás, 1940:197). La
toponimia diseminada por la zona demuestra la existen-
cia de norias en muchos pueblos. Asimismo, la abun-
dancia de vocablos árabes alusivos a la cultura hídrica
–vigentes hasta la actualidad– da una idea clara de la
importancia que tuvieron las fuentes y mecanismos vin-
culados al agua en el periodo musulmán que media en-
tre el siglo XII y el siglo XVI.
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El área de influencia de las azudas y norias corresponde,
de preferencia, a las regiones de Murcia, Andalucía y el
valle del Ebro, donde las ruedas de corriente fluvial al-
canzaron mayor difusión (Fig. 3). Sin embargo, no estu-
vieron ausentes de otras regiones, como Castilla y León
(Torres Balbás, 1940:199). Se explica, entonces, que
abunden los trabajos españoles sobre norias y azudas,
desde el Renacimiento hasta la actualidad. No descuida
el análisis de su sistema de riego y el territorio; tampoco
la necesidad de una legalización que se preocupe de res-
taurarlas para promover su incorporación como elemen-
to principal del paisaje cultural en proyectos y programas
de carácter turístico. En estos términos, destacan auto-
res hispanos como Torres Balbás (1940), Caro Baroja
(1954), González Tascón (1992) y Casas Gómez (2007),
entre otros.
En Chile también está presente el uso de azudas para
cubrir parte del riego campesino. Puntualmente, en la
localidad de Larmahue, comuna de Pichidegua (Mapa
1). Pocas expresiones más hondamente vernáculas se
pueden encontrar, en el valle central, que las ruedas de
agua. Se trata de un reducido grupo de ruedas de ma-
dera que giran conforme lo propone la escorrentía del
canal Almahue (Casas Gómez, 2007:208). Estos sin-
gulares artilugios constituyen una muy eficiente res-
puesta a una de las necesidades primordiales del hom-
bre: la provisión de agua de regadío para la agricultura.
Inexplicablemente, sin embargo, han sido muy poco in-
vestigados, desde la Geografía, como sistema de riego
campesino tradicional. Pese al impacto territorial que
representan, no han sido, hasta hoy, motivo de preocu-
pación central de la Geografía Rural ni de la Geografía
Cultural. Tampoco hay estudios que ahonden en su geo-
metría o en sus atributos constructivos. (Fig. 4)
eL USO De RUeDAS De AGUA eN CHILe
Variadas son las conjeturas que se han esgrimido acer-
ca de la incorporación de las ruedas de agua a la cultu-
ra hídrica campesina en Chile. ¿Cómo llegaron finalmen-
te a Larmahue? Una hipótesis sostiene que provendrían
del sistema de hacienda impuesto por los primeros co-
lonizadores hispanos, quienes trajeron consigo, desde el
Levante español, las costumbres y modos de vida here-
dados, a su vez, de la cultura islámica. Como se sabe,
las azudas, para los árabes, eran instrumentos funda-
mentales en el sistema de riego que sostenía sus cam-
pos y cultivos. Téngase en cuenta que se enfrentaban
a territorios áridos, mayoritariamente de secano, y que
debían echar mano al ingenio y las destrezas de que
disponían para procurarse el agua.
No hay certidumbre, por cierto, de estas afirmaciones.
Lo que sí se puede declarar como información fehacien-
te es que la construcción de la primera rueda en Lar-
mahue se remonta a la primera década del siglo XX
(Márquez de la Plata, 2009:33). Los datos anexos, sin
embargo, no son enteramente comprobables: su cons-
trucción, atribuida a Celso Zamorano, respondió origi-
nalmente a la necesidad de obtener energía eléctrica.
La insuficiente fuerza de la corriente del Canal Alma-
hue impidió un buen resultado. De allí que se haya de-
cidido orientar su uso a la agricultura, tratando de mi-
tigar los efectos adversos que derivan del ambiente
secano, tan propio de los campos de Larmahue (Perei-
ra Lyon, 1999:177).
El éxito de esta primera rueda de agua estimuló su re-
producción por parte de los agricultores vecinos. Se
multiplicaron sucesivamente, entonces, las ruedas a la
vera del Canal Almahue, comenzando por el sector de
Lo Argentina, siguiendo por Viceparroquia y Portezue-
lo, hasta llegar, finalmente, hasta otros sectores de Pi-
chidegua (Pereira Lyon, 1999:179).
Con el tiempo las ruedas se convirtieron en el obliga-
do referente del paisaje cultural y de la actividad agra-
ria de Larmahue, cualificada por el secano costero de
la zona.
Sus reconocidos atributos han permitido que 17 de las
azudas localizadas en este sector hayan sido declaradas
Monumento Histórico en 1998. Contradictoriamente, su
mal estado de conservación implicó la inclusión de es-
tas ruedas de agua en el listado del Patrimonio Mundial
en Peligro de Extinción World Monuments Watch, cuatro
años más tarde. Con todo, en 2009 fue parte del Sello
Bicentenario (Fig. 5).
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79
Figura 3 | Noria de Chirrinches, Murcia. Ayuntamiento de Murcia, 2010.
Figura 4 | Actual letrero en Lo Argentina que da la bienvenida a las Ruedas de Agua en varios idiomas, destinado a informar de estos monumentos al turista IHP, 2011.
Figura 5 | Mirador n° 1, en donde se decidió ubicar la placa conmemorativa que acredita con el Sello Bicentenario a las
Ruedas de Agua de Larmahue. IHP, 2011.
MaPa 1 | Localización de azudas. Comuna de Pichidegua, Región de O’Higgins, Chile.
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80
La estructura de estos pintorescos artilugios, construi-
dos por la mano del artesano local, está diseñada de for-
ma tal que el largo de las piezas de madera son suficien-
tes para una construcción de rotunda lógica: del núcleo
central, atravesado por el eje, divergen rayos en cuyos
remates se han instalado pequeños recipientes de ma-
dera o metálicos llamados «capachos», que extraen agua
del río y la depositan en canales que la conducen hasta
las tierras que precisan de ella (Márquez de la Plata,
2009:34). Constituyen una muy eficiente respuesta a
una de las necesidades primordiales del hombre: la pro-
visión de agua de regadío para la agricultura.
Pero hay amenazas que continuamente exponen a las
azudas: los troncos, ramas y desperdicios flotantes, que
suelen trabar el giro de las ruedas, afectando rayos, pa-
letas y capachos. Otro peligro lo constituye el derrum-
be de las paredes del canal, producto de la erosión pro-
gresiva. Tampoco es infrecuente que los tacos1 fallen,
después de haber sido debilitados por la acción del te-
rremoto reciente. Si a eso se le agrega la nula revisión
de su funcionamiento y la escasísima inversión en ma-
teria de acciones preventivas, amén del abandono de
sus dueños, se explica el mal estado de conservación
de algunas de las ruedas larmahuinas.
Los barquinazos del progreso también han hecho lo su-
yo: en ciertos casos se ha sustituido los tradicionales
capachos de madera –o de metal– por recipientes plás-
ticos o policloruro de vinilo (pvc); la propia estructura
de madera ha dado paso al metal, conservando sólo el
diseño.
Tampoco son despreciables los efectos del sismo del
27 de febrero de 2010. Más allá de las serias conse-
cuencias económicas, territoriales y culturales que re-
cayeron sobre el patrimonio tangible e intangible de to-
da la región, se produjeron graves daños en la estructura
de las azudas larmahuinas. Uno de los más importan-
tes corresponde al desplazamiento del eje de la rueda
respecto de su centro. Y otros, como la rotura del eje y
la masa o la pérdida completa –o parcial– de su arma-
zón. Un problema derivado de estos males es la obstruc-
ción que afecta el libre curso de las aguas del canal. An-
te esta amenaza mayor, los propietarios se esmeran en
una reparación pronta, valiéndose de los escasos arte-
sanos que dominan la construcción y el funcionamien-
to de estos imponentes artilugios.
Tras el sismo hubo, también, daños menores, tales co-
mo la pérdida parcial de algunos elementos que compo-
nen las ruedas hidráulicas; o la destrucción de capachos,
rayos y cañerías. Son, por cierto, problemas susceptibles
de ser reparados por sus propios dueños, toda vez que
no importan un alto costo económico (Fig. 6).
De las 34 ruedas de aguas catastradas en el sector de
Larmahue, 17 de ellas fueron afectadas por la acción
telúrica. Seis de ellas, simplemente desaparecieron. La
mayoría, víctima de la fatiga de material y la falta de
manutención de la estructura. En cambio, no se detec-
taron daños en las ruedas emplazadas en los otros sec-
tores de Pichidegua.
Las ruedas de agua se han usado, casi siempre, para el
riego de campos de cultivo. Pero no es extraño que las
mismas ruedas hayan tenido, fuera de los límites de Pi-
chidegua, un rol más bien escenográfico, cuando se tra-
ta de incorporarlas a jardines o a parques. Es el caso
de Paine, Pelequén, Talagante y Calera de Tango.
CARACteRÍStICAS eStRUCtURALeS De LAS RUeDAS
De LARMAHUe
No parece extraño que las Ruedas de Larmahue hayan
logrado un cierto sello de originalidad: su diseño estruc-
tural y la factura constructiva responde, en gran medi-
da, a una adaptación que Celso Zamorano hizo de las
ruedas de agua de Río Amarillo, localizadas en China.
Pero se pueden asociar también, si se quiere, a las rue-
das españolas de origen árabe (más que romano). El in-
vestigador español De las Casas Gómez (2007:212) ad-
vierte un parentesco con las ruedas marroquíes, del
norte de África. Es parecida, por ejemplo, la disposi-
ción de las piezas estructurales que conforman el polí-
gono envolvente.
A diferencia de las islámicas, las ruedas larmahuinas
carecen de piezas curvas, como la llanta exterior a la
que se le ha practicado oquedades o se le incorporado
cangilones (capachos) para elevar el agua. Están arma-
das, en cambio, por una llanta exterior poligonal –ten-
diente a la circunferencia– compuesta de piezas rectas
de pequeña dimensión. Cada una de las paletas está
aprovisionada, en el extremo, de su correspondiente ca-
pacho. Algunas ruedas cuentan con una doble secuen-
cia de paletas y, consiguientemente, con el doble de ca-
pachos para capturar el agua del canal.
1. Nota de los autores: Los tacos son tableros que, en el canal, se anteponen a las ruedas de agua para aumentar su velocidad de giro. Al hacer el efecto de diques, estos tacos aceleran la escorrentía. 2. Nota de los autores: es-correntía corresponde a la corriente de agua que se vierte al rebasar su depósito o cauce naturales o artificiales (RAE).
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81
La geometría de las ruedas –de perímetro poligonal– pre-
senta una ventaja práctica: las piezas de madera, de redu-
cida dimensión, permiten una reposición fácil y expedita
cada vez que se producen deterioros o fatiga de material.
Desde un núcleo compacto, cuyo centro está atravesa-
do por un eje metálico –de sección cuadrada o redon-
da–, conocido como «masa», divergen los rayos de ma-
dera que se unen mediante las piezas que conforman
el polígono perimetral.
Una estructura de pilares y vigas de maderos rústicos
conforma una suerte de andamio que sostiene la rueda
en su eje. Desde el eje divergen los rayos –o aspas– cu-
ya cantidad depende del tamaño de la rueda, de la es-
correntía2 del canal y del área de cultivos a la que se
quiere servir.
El haz de aspas radiales se afianza con trabas en sen-
tido perpendicular a ellas en un primer anillo, a un ter-
cio del eje y, en un segundo anillo, en la circunferencia
que las trabas forman en su perímetro. Cada traba –en
ambos anillos lo mismo– une tres aspas. Por su parte,
cada aspa está sujeta a las trabas en al menos dos pun-
tos. La misma situación se produce en las dos caras de
la rueda.
Cada aspa remata en una superficie de madera –pale-
ta– de forma rectangular. El tamaño de la paleta –en-
cima de la que se asienta un recipiente (capacho) para
levantar el agua corriente del canal– determina la velo-
cidad de giro de la rueda.
Los capachos, de madera o de latón, cuya capacidad
promedio es de 10 litros, están afianzados a las pale-
tas por medio de clavos, tornillos y alambres. Hoy en
día, en algunas de las ruedas, los capachos artesana-
les han sido sustituidos por recipientes de material plás-
tico (bidones de aceite vacíos, por ejemplo). Para el
adecuado funcionamiento del sistema se precisa un
mantenimiento constante.
Una vez que los capachos extraen el agua, la vierten en
la canaleta o «canoa». La pendiente permite la conduc-
ción del agua hacia los ductos que la derivarán hasta
un receptáculo conocido como «pileta». Descendiendo
por gravedad, el agua llega hasta los campos de culti-
vo mediante ductos plásticos.
Figura 6 | Estructura de las diferentes partes que componen las Ruedas de Larmahue. IHP, 2011.
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82
El operario tiene la opción de orientar el riego, según la
necesidad. Para lograr ese objetivo cruza el puente de
madera que une la ribera con la rueda y se sube a una
escalera portátil, también de madera, para manipular
las gomas o canaletas que dirigen el agua.
El período de uso de las ruedas de Larmahue está de-
terminado por la apertura de las compuertas del Canal
Almahue: comienza a mediados de septiembre y finali-
za en el curso de los primeros días de mayo. Por lo ge-
neral, las ruedas –cuyo diámetro fluctúa entre los 5 y
los 8 metros– están en funcionamiento durante 24 ho-
ras y giran a una velocidad promedio de 1 revolución
por minuto. Esta velocidad se traduce en un rendimien-
to de 7/8 de litro por segundo en cada vuelta (600 m3
al día). Durante los meses de invierno (junio–agosto) las
compuertas del canal se cierran para comenzar la lim-
pieza. Es en estos meses cuando los propietarios apro-
vechan para realizar las reparaciones a las ruedas de
agua (Figs. 7 y 8).
Algunas ruedas disponen de un rústico mecanismo de
freno: se trata de un palo de acacio que se introduce
entre los rayos para forzar la detención. Esta acción no
es recomendable, puesto que, al tener un sector seco
y otro mojado –uno fuera y otro dentro del canal–, el eje
de la rueda se puede desestabilizar y, en algunos ca-
sos, sufrir una fractura.
No son comunes, aunque muy necesarios, los tensores
de acero para otorgar más firmeza a la estructura. Es-
tos tensores se encuentran presentes, excepcionalmen-
te, en las ruedas de San Roberto y El Asta. En gran me-
dida absorben las tensiones de los rayos, apoyándoles
en la asimilación de esfuerzos a tracción.
También son importantes los tensores en las ruedas.
Corresponden a hierros o varillas metálicas entrelaza-
das. Divergiendo desde el eje de la rueda –paralelos a
los rayos–, afianzados con pernos, conectan el centro
con el aro. El papel de los tensores es evitar la fatiga y
el colapso, no sólo de cada rayo, sino también de la es-
tructura total de la rueda; consiguen expandir la fuerza
de giro y no sobrecargar el eje. Estos tensores se en-
cuentran presentes, excepcionalmente, en las ruedas
de San Roberto y de El Asta. En gran medida absorben
las tensiones de los rayos, apoyándoles en la asimila-
ción de esfuerzos a tracción.
La mayor parte de las ruedas de Larmahue está cons-
truida en roble pellín. No sólo sus elementos estructu-
rales, sino también los accesorios. Antiguamente los
capachos se fabricaban en álamo, eucaliptus y pino, pe-
ro su prematura degradación a causa de la humedad
sugirió el reemplazo por una madera más resistente. En
todo caso, la vida útil de una rueda de agua oscila en-
tre los 7 y los 10 años. Es aconsejable, en consecuen-
cia, que las operaciones restaurativas se hagan, al me-
nos, cada 5 años. Una gran ventaja la constituye el que
las ruedas estén conformadas por piezas independien-
tes entre sí: favorece el desarme y la reposición de las
partes. Bajo esa fórmula de renovación, algunas de las
ruedas han supervivido más de 80 años. Entre ellas es-
tán las que se localizan en las propiedades de Otilia Za-
morano y Alicia Quiroz.
Muchos son, hasta hoy, los maestros constructores de
ruedas de agua en el sector de Larmahue. A su inicia-
dor, Celso Zamorano, le han sucedido Rafael Arriaza,
Benito Romo, Loreto Yáñez, Juan Arenas. El último de
ellos, el maestro constructor Arturo Lucero Zamorano,
autodidacto como todos, no cesa en su noble tarea de
fabricar y reparar azudas locales (Fig. 9). Nunca exis-
tieron planos, de modo que se formó observando y ayu-
dando a quien le antecedió en el mismo oficio. El reco-
nocimiento de Arturo Lucero ha trascendido las tierras
larmahuinas: no extraña que los encargos provengan de
diversas zonas rurales.
La construcción de una rueda de 9 metros de diámetro
puede tardar entre 20 y 25 días; su valor promedio en
obra de mano se aproxima a los 600 dólares. El costo
de los materiales de construcción, en términos gruesos,
bordea los 5000 dólares.
No tiene sentido comparar la obra creada por un artesa-
no con un objeto producido por la industria, como po-
dría ser una motobomba: no cabe duda que una rueda
de agua, por su ejecución, por los materiales empleados
en ella y por su contribución estética, ajena a todo tipo
de contaminación visual y auditiva, no es más que la ex-
tensión del paisaje en el cual se enclava. Y se convier-
te, por el solo hecho de existir, en un referente ineludi-
ble de la zona. A diferencia de la motobomba, una rueda
hidráulica es económica, limpia, eficiente y silenciosa
(más bien genera sonidos suaves que invitan al solaz).
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Figura 7 | Paisaje cultural en le sector de Larmahue, en el que se aprecia a las azudas como un elemento esencial de esta comuna en la década. IHP, 2011.
Figura 8 | Treinta años después este paisaje cultural se ha visto afectado por el abandono, la modernización y las
catástrofes naturales en el sector de Larmahue. IHP, 2011.
Figura 9 | La técnica de la construcción de ruedas de agua ha sido traspasa de forma oral de un maestro constructor a sus aprendices. IHP, 2011.
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84
Cuando se construyen, las ruedas de agua se diseñan y
arman directamente en el suelo. El proceso comienza
con el entierro de un madero, a unos 50 centímetros de
profundidad, en cuyo extremo superior se fija la masa, a
ras de suelo, para evitar que se mueva. Es el punto cen-
tral de la rueda, donde se instala el eje. Enseguida se tra-
za una circunferencia con tablas que anuncia el tamaño
de la rueda. La circunferencia, nivelada con la masa,
marcará la longitud de los rayos, que deben cumplir con
ciertas características en cuanto a su rigidez y durabili-
dad. Cada rayo se perfora en un extremo, de manera que
se pueda fijar a la correspondiente perforación practica-
da en la masa. Lo siguiente es la colocación de las tra-
bas, tablillas y cuñas externas por la cara inferior de la
rueda, que ya adquiere su forma final. Es el momento de
enumerar los rayos con sus trabas respectivas.
Y luego se monta la masa sobre el andamiaje de vigas
y pilares, ya en el canal, exactamente donde funciona-
rá la futura rueda. La masa se fija a los pilares con el
apoyo de uniones metálicas. Los dos primeros rayos,
formando una cruz, determinan los ejes principales, a
partir de los cuales se distribuyen, con idéntica sepa-
ración entre sí, los demás rayos. A las trabas correspon-
de lograr el afianzamiento de los rayos (cada traba fija
tres o cuatro rayos). Lo último es la colocación de las
paletas donde se asientan los capachos y los capachos
propiamente dichos.
Aunque la mayoría de las ruedas de agua se han usado
para regar cultivos agrícolas, hay quienes las han des-
tinado al riego de pequeños jardines o a la mera con-
templación de su movimiento. Una rueda ornamental
es la de El Salto de Almahue; también las hay en Pai-
ne, Pelequén y Talagante.
Cada una de las ruedas de Larmahue está en condicio-
nes de regar desde un cuarto hasta tres hectáreas, lo
que permite satisfacer el regadío de los cultivos de una
pequeña propiedad agrícola. Ruedas mayores, como las
de los fundos San Roberto, El Asta y La Puntilla, están
en condiciones de regar extensiones que median entre
las 10 y las 30 hectáreas.
El agua capturada por los capachos y vaciada en la ca-
naleta es transportada desde las azudas hasta desem-
bocar en la pileta. Por gravedad desciende y continúa
su tránsito viajando a través de cañerías. Existe una téc-
nica tradicional y otra moderna. En la tradicional –la
más utilizada en un medio de economía modesta, de
pequeños propietarios– el agua es trasladada por cañe-
rías subterráneas que bajan en pendiente hasta los 50
centímetros de profundidad y terminan su recorrido en
los predios donde el agua, finalmente, se esparce me-
diante un sistema de «mangas»3 que la distribuye entre
los surcos de los sembradíos.
La técnica moderna consiste en conducir el agua que
elevan las azudas a través de las cañerías subterráneas
hasta tranques o piscinas de acumulación. Y luego, por
medio de bombas hidráulicas, se conduce hacia los
campos de cultivos industriales e intensivos (viñas, pal-
tos, cítricos y nectarinos, mayoritariamente) para prac-
ticar un sistema de riego por goteo o microaspersión.
Expuestas a la corriente del canal, las ruedas sufren da-
ños de vez en cuando. En ocasiones, troncos, ramas o
desperdicios flotantes traban el giro de las azudas, afec-
tando, de preferencia, a los rayos, paletas y capachos.
Otra amenaza es el derrumbe de las paredes del canal,
producto de la erosión progresiva. Tampoco es infre-
cuente que los tacos fallen, después de haber sido de-
bilitados por la acción del terremoto reciente. Si a eso
se le agrega la nula revisión de su funcionamiento y la
escasísima inversión en materia de acciones preventi-
vas, se explica el mal estado de conservación de las rue-
das larmahuinas.
PAtRIMONIO INMAteRIAL ASOCIADO A LAS RUeDAS De
AGUA De PICHIDeGUA
En el ámbito de lo inmaterial –meramente iconográfi-
co, si se quiere– las Ruedas de Larmahue han sido mo-
tivo de inspiración para otras actividades. De acuerdo
a las ideas de Huxley, las azudas han pasado de ser un
artefacto a un mentifacto4 de la cultura campesina de
este territorio del valle central chileno.
Una de estas expresiones se materializa en objetos de
artesanía en madera: se trata de reproducciones exac-
tas de las ruedas de agua, a escala pequeña. Diseña-
das y construidas por los propios artesanos de Larma-
hue –Arturo Lucero Zamora y José Eduardo Huerta
Serrano–, son vendidas a turistas y visitantes que tran-
sitan por la Ruta H–76. Sus maquetas, tan admiradas
como sus obras a escala natural, se convirtieron, a po-
co andar, en un apetecido objeto decorativo. En perío-
dos de escasos encargos laborales, sus objetos de ar-
tesanía les han permitido ganarse el sustento (Fig. 10).
Las ruedas de agua, reproducidas en distintas escalas,
3. Nota de los autores: las mangas son ductos de plástico flexible y delgado, que se infla cuando se llena de agua.4. Nota de los autores: men-tifacto corresponde a los ele-mentos centrales y más dura-deros de una cultura. Incluyen la religión, la lengua, la magia y el folclore, las tradiciones artísticas y similares. Básica-mente, son elementos abstrac-tos y mentales.
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ya son parte de la artesanía clásica de la zona. Su va-
lor didáctico desborda los límites de la comuna y supe-
ran el efecto pedagógico de los folletos que explican el
funcionamiento de las azudas. Es común encontrarlas
en fiestas costumbristas, ferias artesanales y otros
acontecimientos folclóricos y culturales.
Otra expresión del patrimonio inmaterial de Larmahue
corresponde a «la Fiesta de las Ruedas», que se realiza
en el mes de octubre de cada año, precisamente en el
Figura 10 | Artesanía de Miniatura de Rueda de agua, construida por José Eduardo Huerta Serrano. IHP, 2011.
Figura 11 | Fiesta Costumbrista de las Ruedas de Larmahue, se realiza en octubre, cuando se abren las compuertas del canal Almahue. IHP, 2011.
período que se abren las compuertas del Canal Almahue.
Época en que se da inicio al movimiento de las ruedas
de agua para irrigar los campos de cultivos y dar, así, vi-
da al valle que las enmarca. Curiosamente, esta fiesta
costumbrista, en la que abundan la comida típica, los
juegos, el canto popular, las artesanías y los bailes cam-
pesinos de la zona central, no se realiza en el lugar en se
emplazan las ruedas, sino que en una cancha de fútbol
próxima, en la localidad de Vice Parroquia (Fig. 11).
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El valor de la oralidad se agiganta en territorios donde
la expresión escrita tardó más en llegar. Ha sido la pie-
dra angular en la transmisión de conocimiento en estos
sitios algo recónditos. Análogamente, la artesanía se ha
propagado por la vía de la enseñanza directa. Los maes-
tros carpinteros y artesanos van formando, de manera
natural, a las generaciones que les sucederán. La per-
vivencia de las ruedas de agua –reproducidas, de algún
modo, en otras latitudes del valle central– está garan-
tizada en la medida que no se rompa la continuidad de
estos oficios que demandan destreza y mucho amor.
Las ruedas de agua han aparecido, en muchas pintu-
ras consagradas, como parte del telón de fondo. La li-
teratura española e islámica tampoco las ha ignorado
y se alude a ellas en tanto se reconocen como artilu-
gios familiares.
Unas cuantas obras de arte se han concebido teniendo
como modelo las ruedas de agua. Las de Larmahue ins-
piraron, por ejemplo, al escultor Francisco Gacitúa, que
elaboró una rueda de color blanco, en acero, en clave
audio–cinética. Con una altura superior a los 10 me-
tros, se mueve por acción del agua, tal como las ruedas
reales. Se puede visitar en el jardín de una de las en-
tradas principales del Museo Interactivo Mirador (MIM),
en la comuna de La Florida, en Santiago.
Las mismas azudas han sido motivo de inspiración en
otra vertiente del arte: durante el año 2010 la Ilustre
Municipalidad de Pichidegua convocó al II Concurso Li-
terario «Ruedas de Larmahue». Abierto a los géneros
de poesía y narración, participaron en él estudiantes de
educación básica y media. Se trataba de hacer paten-
te la relación histórica, dependiente y entrañable, que
los habitantes cultivan con el patrimonio cultural cam-
pesino, con el agua como telón de fondo.
evALUACIóN Y SÍNteSIS
Los efectos del sismo se dejan sentir no sólo en los ob-
jetos damnificados, sino también en el escenario rural:
buena parte de la edificación de adobe ha sido abatida
de manera inmisericorde; las paredes de los canales se
desmoronaron y el lecho perdió su forma natural; los ci-
mientos y la propia estructura de los puentes se debili-
taron. Y mientras no existió un sistema de riego capaz
de sustentar la actividad agrícola, la economía campe-
sina del lugar sufrió un brusco desplome.
Entre los factores positivos, merece la pena destacar la
inquebrantable solidaridad de los vecinos de Larma-
hue: quienes cuentan con una rueda apta para el rega-
dío están siempre dispuestos a compartir su benéfica
acción con aquellos más desposeídos.
El trabajo en terreno permitió registrar 41 ruedas de
agua, una vez examinadas las diferentes localidades de
la comuna de Pichidegua. Conocido su exacto estado
de conservación, ha sido posible determinar algunas
medidas necesarias de adoptar en aras de la supervi-
vencia de este patrimonio campesino vivo.
La diversidad de casos ha sido uno de los factores con-
siderados para definir las cuatro categorías que dan
cuenta del estado de conservación de las ruedas de
agua (Fig. 12). Las categorías, que se representan en
el Gráfico 1 son las siguientes:
• Ruedas originales.
• Ruedas intervenidas.
• Ruedas abandonadas.
• Ruedas destruidas.
9
8
7
6
5
4
3
2
1
0
Nº R
ueda
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Agu
a
Lo Argentina Viceparroquia Portezuelo San Roberto
Ruedas OriginalesFuente: Terreno, Comuna de Pichidegua, IHP, 2010. Ruedas Intervenidas Ruedas Abandonadas
Localidades
El Asta Salto de Almahue La Torina
Estado de Conservación de Ruedas de Agua de acuerdo a localidades.Comuna de Pichidegua, 2010.
Ruedas Destruidas
gráFiCo 1 | Estado de conservación de ruedas de agua de acuerdo con localidades.
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Figura 12 | Aplicación del Esquema Evolutivo del Estado de Conservación a las Azudas de Larmahue. 1) Rueda Original (Iván Urzua). 2) Rueda Intervenida (Pedro Fuentes). 3) Rueda Abandonada (Otilia Zamorano). 4) Rueda
destruida (Pedro Matus). IHP, 2011.
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El grupo que se calificó como Ruedas originales, locali-
zadas preferentemente en Larmahue, se refiere a aque-
llas que están funcionando de manera óptima, que con-
servan su diseño primitivo y cuya estructura y capachos
de madera (o zinc) han resistido perfectamente el paso
del tiempo. Cubren el 38 % del universo registrado.
En un segundo grupo se consideran las Ruedas interve-
nidas. Son aquellas que, a pesar de conservar la estruc-
tura original y funcionar correctamente, han debido in-
corporar algunos elementos que se distancian de la
factura tradicional, los que les hacen perder algo de su
genuino encanto. Por ejemplo, los capachos de made-
ra han sido sustituidos por otros recipientes que, des-
empeñando la misma función, desnaturalizan parcial-
mente su imagen: botes vacíos de pintura, bidones de
plástico, tiestos de policloruro de vinilo (pvc). Cubren
un 38% del total estudiado.
Las Ruedas abandonadas llegan al 12% del total. Su
condición se explica porque los propietarios terminan
por desistir de su uso cuando estiman que el costo de
reparación y puesta en marcha supera las posibilidades
de afrontarlo. Prefieren, en ese caso, algunas técnicas
alternativas de riego (bombas eléctricas o accionadas
por combustibles). Y las azudas continúan su inexora-
ble camino hacia el deterioro: se destruyen, sucesiva-
mente, los capachos, los rayos y finalmente, el resto de
la estructura.
También son objeto de abandono aquellas ruedas que
han perdido a sus propietarios (no siempre los descen-
dientes se interesan en mantener la tradición).
Las Ruedas destruidas alcanzan el 12% del conjunto de
azudas catastradas. En general, sólo restan de ellas al-
gunos fragmentos o, simplemente, unos vagos vestigios,
suficientes para traer a la memoria un antiguo escenario
en el cual el regadío estaba naturalmente asegurado.
En el Gráfico n° 1 se observan las cuatros categorías que
están presentes en las tres localidades que componen
el sector de Larmahue: Lo Argentina, Viceparroquia y
Portezuelo. Los habitantes se han visto influenciados
por los nuevos materiales que han ido incorporando a
sus propias ruedas, reemplazando aquellas piezas que
destruyó el sismo de 2010 (Fig. 13).
En las localidades de San Roberto y El Asta se han con-
servado las azudas originales, gracias al interés de la
familia Lyon, cuyos viñedos todavía se riegan mediante
este ancestral sistema. Es más: la gran rueda del fun-
do Larmahue, que colapsó en 1982, fue reconstruida
por mandato de don Juan José Lyon.
En la localidad de El Salto de Almahue se da una curio-
sa contradicción: las azudas de diseño clásico se utilizan
como artilugio ornamental; en cambio, una rueda de di-
seño reciente –con la misma lógica de las originales…
sirve para irrigar una pequeña chacra y un jardín.
En la localidad de La Torina, por su parte, la única rue-
da de agua que allí existe es una reinterpretación de las
ruedas de Larmahue y se destina al riego de un jardín.
Cabe reconocer, al final, que la impostergable necesi-
dad de riego, no obstante su costo, ha obligado a algu-
nos agricultores a recurrir al empleo de bombas eléctri-
cas (o accionadas mediante combustibles). El paralelo
entre las azudas y las bombas de fuerza artificial enno-
blece aún más el rol de las primeras, que se valen de
una energía natural, limpia y sustentable. Una verdade-
ra lección de ecología.
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Figura 13 | Rueda de agua destruida por sismo del 27 de febrero de 2010, en la localidad de Larmahue. IHP, 2011.
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ALGUNAS CONCLUSIONeS
• Como expresión de artesanía vernácula, las ruedas de
Larmahue han perdurado en el tiempo no sólo por su
alto interés patrimonial, sino porque, además, cum-
plen una función vital: permiten la supervivencia de
unos campos de cultivo en pleno suelo de secano.
• A la calidad como piezas de valor artístico, las azu-
das agregan un valor inmaterial en tanto manifesta-
ción de una cultura propia de la localidad agrícola
que representan. No en vano los maestros artesanos
han transmitido la técnica constructiva a las nuevas
generaciones. Se explica, asimismo, que la imagen
de las ruedas de agua se haya incorporado al escu-
do comunal.
• Teniendo en cuenta las numerosas y variadas expe-
riencias de valor que ofrece la zona, bien se puede
propiciar la creación de una ruta turística de interés
patrimonial. A los bienes tangibles se vincula, de ma-
nera indisociable, aquellos acontecimientos y activi-
dades de valor inmaterial (festividades laicas y reli-
giosas, artesanía popular, entre otras).
• El Consejo de Monumentos Nacionales ha reconoci-
do el valor de las azudas. Con fundadas razones de-
claró Monumento Histórico un grupo de ellas. Sin em-
bargo, nada asegura su persistencia en el tiempo. De
hecho, también forman parte de la nómina de aque-
llas obras declaradas «Patrimonio Mundial en Peligro
de Extinción». La esperanza es que a poco de andar
se conciban y apliquen, en la normativa vigente, al-
gunas medidas que velen por la conservación y res-
tauración de estos bienes tan representativos de la
cultura hídrica del valle central chileno.
Por eso, la necesidad de crear incentivos para la pro-
tección del patrimonio sigue siendo de extrema ur-
gencia. El acicate para invertir en los bienes que sos-
tienen la memoria de los pueblos no puede seguir
postergándose.
• El reconocimiento que las azudas de Larmahue han
recibido de parte de especialistas y ciudadanos co-
munes no se compadece con su actual estado de con-
servación. Urge adoptar medidas tendientes a su de-
fensa, involucrando a las autoridades municipales, a
la comunidad y, particularmente, a los empresarios
que se benefician de su existencia y su prestigio. Las
experiencias españolas, siempre en la vanguardia,
podrían convertirse en modelos a seguir.
• Las ruedas de Larmahue constituyen un luminoso
foco de identidad local. Han sido, durante la última
década, un polo de atracción altamente magnético.
De allí que la pérdida de estas piezas de ancestral
origen podría significar un vacío cultural imposible
de llenar.
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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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MáRQUeZ De LA PLAtA, F.: Arqueología del Antiguo Reino de Chile. Santiago de Chile: Maye. 1ª ed., Vol. 1. 218
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Arquitetura do Ferro do Rio de janeiro Mobilidade posta à prova.
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O texto propõe uma reflexão acerca das arquiteturas pré–fabricadas em ferro des-
de o seu surgimento na Europa do século XIX, até os nossos dias, tendo por referên-
cia teórica o conteúdo disponível em bibliografia especializada relacionada ao te-
ma que destaca como suas principais inovações a mobilidade e a provisoriedade,
dentre outras. O texto avalia criticamente os destinos do legado da expansão des-
se método construtivo no Brasil, especialmente, na cidade do Rio de Janeiro, onde
são destacadas as apropriações e destinações de três conjuntos expressivos loca-
lizados originalmente na cidade: o Mercado Municipal do Rio de Janeiro, localiza-
do na Praça XV de Novembro – Centro, considerado o maior exemplar dessa tipo-
logia na América Latina; o galpão conhecido como Oficinas do Trajano, situado no
bairro do Engenho Novo, que integrou a Exposição Universal de Paris, de 1889; e
o conjunto de galpões das oficinas da Rede Ferroviária Federal S.A., no mesmo bai-
rro. Os citados exemplares materializam um conturbado contexto que inclui o des-
caso, a proteção legal e a demolição ilegal demonstrando um quadro de incom-
preensão, por parte do poder público, da importância dessa arquitetura como
testemunhos inequívocos da modernidade emergente no século XIX.
Iron Architecture in Rio de Janeiro. Testing the mobility
The text proposes a reflection regarding the prefab architecture made of iron from
its emergence in 19th century Europe to present days, by theoretical reference to
material available in specialized bibliography related to the subject that highlights
mobility and temporariness as its main innovations, among others. It assesses cri-
tically the destination of the legacy of the expansion of this construction method
in Brazil, especially in the city of Rio de Janeiro, where the apropriations and des-
tinations of three significant sets are originally located: the Market Hall of Rio de
Janeiro (Mercado Municipal do Rio de Janeiro) located at the November 15th Squa-
re – City Center (Praça XV de Novembro – Centro), and considered the major spe-
cimen of this category in Latin America; the shed known as Trajano Shops, loca-
ted in the Engenho Novo area, which was part of the Paris World Exposition (Exposição
Universal de Paris), 1889; and the group of sheds of the Federal Rail Network’s
shops in the same area. These specimens embody a turbulent context of negligen-
ce, legal protection and illegal demolition, displaying a situation of ignorance by
the public administration concerning the importance of this arquitecture as clear
exhibits of the 19th century emerging modernity.
Autor
Dr. Arq. Claudio Antonio Santos Lima Carlos
Instituto de Tecnologia. Departamento de
Arquitetura e Urbanismo. Universidade
Federal Rural do Rio de Janeiro.
Brasil.
Fragmento de la investigación producida en el
marco de la elaboración de la tesis doctoral
denominada Las valijas de Vilamajó
presentada en el Doctorado de «Teoría y
Práctica del Proyecto Arquitectónico» dictado
por la Universidad Politécnica de Madrid.
Palavras–chave
Arquitetura do ferro
Patrimônio cultural
Teoria da conservação
Restauração
Revolução industrial.
Key words
Iron arquitecture
Cultural heritage
Theory of conservation
Restoration
Industrial revolution.
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INtRODUçãO
Pretende-se realizar uma reflexão sobre a perda de dois
importantes exemplares de arquitetura do ferro na cida-
de do Rio de Janeiro e o desmonte de outro, cujo desti-
no até então é ignorado, tendo como referência a teoria
da conservação de bens culturais. São eles: o Mercado
Municipal do Rio de Janeiro, localizado na Praça XV de
Novembro – Centro, desaparecido em 1956; o galpão
conhecido como Oficinas do Trajano, situado no bairro
do Engenho Novo, zona norte da cidade, demolido em
2005 e o desmonte dos galpões pertencentes à Rede
Ferroviária Federal S.A, por ocasião da construção do
Estádio Olímpico João Havelange, em 2004.
Em face dos três eventos citados, cabe observar que a
arquitetura do ferro que emergiu na Europa do século XIX
e que aqui chegou, baseava-se na pré-fabricação e na
exportação, por parte de fundições da Escócia, da Fran-
ça, dentre outras nações industrializadas, de uma enor-
me gama de elementos de ferro fundido, com destaque
para o mobiliário urbano e as estruturas metálicas de
prédios inteiros. Estes eram escolhidos por intermédio
de catálogos ou encomendados, segundo demandas di-
tadas por projetos arquitetônicos específicos. Estas ar-
quiteturas que atravessaram desmontadas o oceano
Atlântico foram montadas no Rio de Janeiro, a partir do
último quartel do século XIX. Apesar do seu valor histó-
rico, da distância percorrida até chegar à cidade e tam-
bém da possibilidade técnica de serem desmontadas e
remontadas em outros locais, a administração da cida-
de optou, em dois dos casos citados, por descartá-las.
No caso do Mercado Municipal do Rio de Janeiro em vir-
tude da construção de um viaduto; e no caso das Ofici-
nas do Trajano para viabilizar a construção de um gran-
de empreendimento imobiliário.
As opções de descarte e de desmonte dessas estrutu-
ras serão analisadas a partir da apresentação de teorias
e fatos que contemplam o significado da arquitetura do
ferro no período de sua emergência e na contempora-
neidade. Analisa-se também a sua possibilidade de mo-
bilidade no que se refere à praticidade, bem como a
construção de sentidos identitários como bem cultural,
considerando-se os respectivos contextos de apropria-
ção, descarte e desmonte na cidade do Rio de Janeiro.
Desta forma propõe-se, primeiramente, uma breve abor-
dagem das principais características e inovações técni-
cas trazidas pela arquitetura do ferro, segundo alguns
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dos principais autores ligados ao tema, em face das de-
mandas funcionais e estéticas emergentes na moderni-
dade, com especial atenção para os atributos da mobi-
lidade e da provisoriedade.
Em seguida, são confrontados esses principais atribu-
tos aos princípios da teoria da conservação, especial-
mente ao aspecto ligado à indissociabilidade entre bem
cultural e seu sítio original.
Na terceira parte, as características da tipologia cons-
trutiva foram associadas aos respectivos contextos cul-
turais, econômicos e políticos da cidade do Rio de Ja-
neiro que justificaram suas construções e também suas
demolições, com o conseqüente desaparecimento. Fi-
naliza esta etapa do texto uma análise comparativa en-
tre a postura da administração municipal da cidade nos
eventos que culminaram com o desaparecimento das
duas tipologias eleitas como estudo de caso, com a si-
tuação que envolveu a construção do Estádio Olímpico
João Havelange, no período 2004-2007. O local esco-
lhido foi o antigo pátio das oficinas da Rede Ferroviária
Federal S. A. (RFSSA), desativado por décadas, mar-
cado pela presença de inúmeros galpões em estrutura
pré-fabricada em ferro fundido, no século XIX, e tom-
bados pela prefeitura em 1996.
Na ocasião, foram desmontados, para dar lugar ao es-
tádio, vários desses galpões, o que originou a publica-
ção de novo decreto de tombamento que destacou tan-
to a viabilidade técnica quanto teórica da desmontagem
dos mesmos, vinculadas à obrigatoriedade da remonta-
gem das mesmas em outros locais. Apesar de ainda não
ter ocorrido, o fato ensejou uma estratégia adequada à
tipologia dos galpões, adotada pela prefeitura da cida-
de, o que poderia ter ocorrido nos casos do Mercado
Municipal e, especialmente, no do galpão das Oficinas
do Trajano, descartado dois anos antes. Este aspecto
torna ainda mais questionável o desaparecimento das
citadas estruturas, principalmente a segunda citada.
Após as referidas análises e ponderações, o texto ex-
plora a trajetória histórica de cada uma das duas edifi-
cações destacadas, desde a sua construção até o seu
desaparecimento, apoiando-se em dados bibliográficos
e também extraídos de matérias publicadas nos princi-
pais jornais circulantes na cidade.
1. É importante observar que o referido papel secundário do ferro na arquitetura, antes do século XIX, relacionava-se aos pequenos elementos e acaba-mentos, tais como dobradiças, fechaduras e gradis ornamen-tais, usos que, até então, foram consagrados através dos sé-culos. O alto custo do material era associado aos dificultosos processos necessários a sua obtenção, fato que começou a se transformar a partir do século XV com a invenção do alto-forno, provavelmente na Renânia, bem como o conse-qüente aperfeiçoamento das técnicas de fundição, ocorrido posterior e gradativamente. No entanto, apenas a partir de fins do século XVIII, na Primeira Revolução Industrial, que o fe-rro se tornou, juntamente com outros materiais de construção, competitivo com aqueles de uso tradicional, ou seja, a madeira, a pedra, a argila e seus deriva-dos. (Silva, 1986, p.13) 2. Segundo Malcom Higgs, citado por Silva (1986, p.45), o termo pré-fabricado aplica-se de forma mais precisa às edifi-cações surgidas neste período, inteiramente pré-fabricadas em ferro e que tenham sido sim-plesmente montadas no lugar escolhido para abrigá-las.
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ARQUItetURA DO FeRRO FReNte àS DeMANDAS
FUNCIONAIS e eStétICAS eMeRGeNteS NA
MODeRNIDADe
Ao longo do século XIX, a industrialização trouxe ao ce-
nário urbano mundial diversas inovações que origina-
ram sensíveis alterações nas configurações espaciais e
paisagísticas das cidades, bem como no cotidiano de
suas populações. Luz elétrica, transporte ferroviário,
fábricas, navios a vapor, dentre outros elementos, con-
tribuíram efetivamente para essas alterações. No cam-
po específico da arquitetura, novos materiais e méto-
dos construtivos, com destaque para o uso em larga
escala de estruturas metálicas pré-fabricadas, amplia-
ram as possibilidades e a velocidade do surgimento de
novos edifícios voltados ao atendimento das, até então,
inéditas demandas programáticas. Estes passaram a
simbolizar a modernidade nas paisagens urbanas ociden-
tais, com destaque para as estações ferroviárias, merca-
dos e os grandes pavilhões integrantes de exposições uni-
versais, eventos temporários montados e desmontados
rapidamente graças aos atributos das estruturas pré-fa-
bricadas em ferro. Essas edificações compunham verda-
deiros cenários que, segundo Pesavento (1997, p.14):
(...) funcionaram como síntese e exteriorização da
modernidade dos ‘novos tempos’ e como vitrina de
exibição dos inventos e mercadorias postos à dispo-
sição do mundo pelo sistema de fábrica. No papel
de arautos da ordem burguesa, tiveram o caráter pe-
dagógico de ‘efeito-demonstração’ das crenças e vir-
tudes do progresso, da produtividade, da disciplina
do trabalho, do tempo útil, das possibilidades reden-
toras da técnica, etc.
A utilização do ferro na arquitetura tornou-se possível
graças ao aperfeiçoamento da sua fundição e manuseio
que viabilizou seu emprego em larga escala de forma
estrutural, retirando-o do papel secundário na compo-
sição das edificações. O fato colocou-o definitivamen-
te, em uma evidência nunca dantes vista na história da
arquitetura ocidental.1 Em função disso, transformou-
-se em material largamente utilizado na construção ci-
vil, cuja produção e comercialização foram lideradas
pelas fundições da Grã-Bretanha e também da Bélgi-
ca. Silva (1986, p.14) nesse sentido observa que:
(...) os ingleses monopolizaram, por muito tempo,
a tecnologia de produção do ferro. E, antes de aper-
feiçoá-la, visando maior eficácia dos processos que
eles próprios descobriram, se preocuparam tão-so-
mente em usufruir do monopólio, nele investindo,
como se fosse a última e definitiva palavra.
Sob esse contexto, num universo construtivo anterior-
mente dominado pela madeira, pedra e cal, o novo sis-
tema construtivo foi encarado, como um bom e rentá-
vel negócio, sendo literalmente vendido como a grande
panacéia da expansão e modernização das cidades. O
material oferecia propriedades inéditas e bastante se-
dutoras com destaque para o rápido transporte e cons-
trução, bem como maior durabilidade e resistência ao
fogo, em relação aos materiais tradicionais. Por outro
lado, os novos programas arquitetônicos demandavam,
cada vez mais, novas e arrojadas soluções arquitetôni-
cas às quais o ferro se adequava perfeitamente, viabi-
lizando a construção de grandes vãos constituídos por
estruturas esbeltas. Castro (1993, p. 118) confirma es-
ta visão, afirmando que na Europa o uso das estruturas
metálicas se deu, entre outros fatores, como «conse-
qüência indireta, já que os avanços da tecnologia cria-
ram programas arquitetônicos novos, exigindo novos ti-
pos de soluções espaciais, caracterizadas por vãos cada
vez maiores.»
Reforçava este cenário, as possibilidades de padroniza-
ção de modelos de estruturas e montagem nos mais di-
versos lugares do mundo. Além disso, havia a possibi-
lidade, com um mínimo de perdas, de essas mesmas
estruturas, uma vez montadas, poderem ser desmonta-
das e remontadas em diferentes lugares. Silva (1986)
denomina esses novos atributos da arquitetura do fer-
ro de «mobilidade» e «provisoriedade». Juntos eles pos-
sibilitaram outra particular característica ligada à arqui-
tetura do ferro: a perda do vínculo da construção com
o seu sítio original.2
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Essa característica viabilizou outros fenômenos asso-
ciados às arquiteturas do ferro, dentre elas, a universa-
lização de valores estéticos europeus, identificados com
o ecletismo arquitetônico, especialmente para as eco-
nomias periféricas da América Latina. Castro (1993, p.
118), nesse sentido, destaca que essas vantagens «fa-
voreceram a possibilidade de remessa dessas estrutu-
ras desmontadas para terras distantes, como era o ca-
so do Brasil e também de tantas outras ex-colônias
européias ultramarinas.» Em função desses atributos
estéticos, os exemplares da arquitetura do ferro no Bra-
sil foram definidos no texto conclusivo do Seminário Ar-
quitetura do Ferro: Memória e Questionamento, ocorri-
do na cidade de Belém, em janeiro de 1992, como
«meros transplantes de arquitetura estrangeira, ainda
que hoje em dia as vejamos como parte integrante de
nosso patrimônio histórico.»3 É fato que apesar de este-
ticamente alienígenas, essas tipologias arquitetônicas
incorporaram-se às paisagens e à cultura brasileiras,
merecendo por isso, em muitos casos, a proteção pelo
instituto do tombamento.
Apesar das vantagens econômicas e funcionais relacio-
nadas às estruturas metálicas, seu uso não representa-
va uma unanimidade entre teóricos e críticos europeus
da arte e da arquitetura, justamente em função das
questões estéticas e artísticas. As conseqüências da in-
dustrialização na arquitetura, emergentes no século XIX,
foram duramente criticadas, especialmente no tocante
a autenticidade, tendo em vista a tendência estética re-
corrente neste período, de resgatar e adaptar estilos his-
tóricos às novas tipologias arquitetônicas emergentes,
denominada de ecletismo ou historicismo.
Nesse contexto de crise estética, Silva (1986) destaca
as possibilidades de o ferro reproduzir facilmente qual-
quer estilo histórico, por intermédio de sistemas de for-
mas, adequando-se perfeitamente às demandas estéti-
cas da época. Por outro lado, é importante também
observar que apesar da sua associação ao ecletismo, a
arquitetura do ferro também teve uma relevante e origi-
nal contribuição para o contexto estético da arquitetura
ocidental. Silva (1993, p. 89) aponta para o fato de a
arquitetura do ferro introduzir tipologias dotadas de es-
paços internos e externos que se ligavam visualmente
graças ao emprego de grandes superfícies de vidro via-
bilizadas construtivamente pela liberdade estrutural
3. In Derenji (org), 1993, p.183.4. In http://whc.unesco.org/en/list/88
propiciada pelas estruturas metálicas (transparência e
leveza). Essa característica morfológica antecipou um
dos princípios do Movimento Moderno que só viria a se
firmar décadas depois.
Dentre aqueles que questionavam a sua evolução como
método construtivo primordial da arquitetura da época
estava John Ruskin que «desenvolveu uma verdadeira
cruzada contra o uso dos metais ferrosos em edifica-
ções» (Kühl, 1998, p. 27). Associava a padronização
imposta à arquitetura pela engenharia, por intermédio
das estruturas metálicas pré-fabricadas, ao materialis-
mo brutal e à morte do trabalho artesanal (Curtis, 2008,
p.37). Somaram-se a essa corrente de pensamento, di-
versas considerações de críticos influentes que resul-
taram em novas regulamentações sobre construções
em Londres como, por exemplo, a de 1844, que vetou
o uso de estruturas metálicas sem revestimento, «por
razões de prevenção contra incêndios», inviabilizando
sua utilização, na cidade, de forma aparente (Kühl,
1998, p. 27). Sobre o contexto formado, cabe também
citar Curtis (2008, p.34) quando afirma que a «indus-
trialização mudou o tamanho, a forma e o relaciona-
mento entre edificações na paisagem urbana, pertur-
bando convenções preexistentes de representações e
exacerbando incertezas quanto às bases do estilo».
Em função dos seus detratores, a arquitetura do ferro
acabou por ser vitimada por uma espécie de pré-con-
ceito, que, de certa forma, dificultou a preservação de
muitos expressivos exemplares, ao longo do século XX,
apesar de representarem testemunhos inequívocos do
desenvolvimento tecnológico alcançado no século an-
terior. Silva (1993, p.89-90) confirma este quadro, des-
tacando que a arquitetura do ferro «raramente ganhou
status de monumento» demonstrado pelo desapareci-
mento de diversos exemplares, tanto no hemisfério nor-
te como no sul. Assinala que a perda se deu em função
de várias razões que não incluem a plena deterioração
do material, tampouco à obsolescência do uso. Como
exemplo cita, dentre outros, o desaparecimento da Ca-
sa do Povo, projetada por Victor Horta, em 1907. Ao
prédio citado por Silva, podemos somar o Mercado Mu-
nicipal do Rio de Janeiro, maior exemplar em termos de
dimensões da tipologia na América Latina, dotado de
estrutura de origem anglo-belga e construído em 1907,
na Praça XV de Novembro.
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Em face do exposto, cumpre analisar alguns dados teó-
ricos, técnicos e políticos voltados à reflexão sobre o des-
tino de três importantes exemplares de arquitetura do
ferro na cidade do Rio de Janeiro: o Mercado Municipal
do Rio de Janeiro, localizado na Praça XV de Novembro
– Centro, desaparecido nos anos 1950; o galpão conhe-
cido como Oficinas do Trajano, situado no bairro do En-
genho Novo, zona norte da cidade, desaparecido em
2005; e o conjunto de galpões pertencentes à Rede Fer-
roviária Federal S.A, desmontados, em 2004, para dar
lugar ao Estádio Olímpico João Havelange, localizado no
bairro do Engenho Novo.
A MOBILIDADe e A PROvISORIeDADe eM FACe DA
teORIA DA CONSeRvAçãO
O desenvolvimento da teoria da conservação de bens
culturais, a partir da Carta de Veneza (1964), destacou
concretamente a indissociabilidade entre bem cultural
e o seu sítio. Admite-se a quebra dessas estreitas rela-
ções apenas em casos em que há uma iminente amea-
ça ao bem cultural ou interesses de extrema relevância
coletiva. A Carta de Veneza assim destaca o tema em
seu Artigo 7º:
O monumento é inseparável da história de que é tes-
temunho e do meio em que se situa. Por isso, o des-
locamento de todo o monumento ou de parte dele
não pode ser tolerado, exceto quando a salvaguarda
do monumento o exigir ou quando o justificarem ra-
zões de grande interesse nacional ou internacional.
Episódios como o transplante do templo de Ramses II
em Abu Simbel, dentre outros monumentos da região,
ocorrido a partir de 1960, em função da construção da
barragem de Assuã, explicam esta preocupação da Car-
ta de Veneza em face de possíveis confrontos entre con-
servação de monumentos e grandes obras de cunho so-
cial.4 Os monumentos egípcios eram feitos totalmente
de pedra e a operação de desmonte foi extremamente
custosa tanto em termos técnicos como econômicos,
justificando uma operação internacional, liderada pela
UNESCO, no período 1960-1980. Pela primeira vez no
contexto teórico relacionado à conservação de bens cul-
turais, esta possibilidade foi aventada, abrindo mais
uma linha de discussão que confrontou dois importan-
tes aspectos: a indissociabiliadade entre bem cultural
e seu sítio original e a possibilidade de ocorrer o opos-
to em função de ameaças causadas por grandes obras
de engenharia que materializem interesses coletivos.
É indiscutível que a relação desenvolvida entre o bem
cultural e o seu sítio original o conecta de forma con-
creta a uma paisagem que, por sua vez, se liga direta-
mente aos aspectos históricos e sociais que a construí-
ram ao longo de anos, décadas ou séculos. Choay (2011,
p. 12) reafirma este pensamento afirmando que o mo-
numento «tem por vocação ancorar sociedades huma-
nas em um espaço natural e cultural, e na dupla tem-
poralidade dos humanos e da natureza.»
No entanto, a Carta de Veneza destacou uma questão
de fundamental importância que diz respeito às situa-
ções que ocasionam a perda da possibilidade de frui-
ção de um bem cultural, por parte de comunidades e
suas gerações futuras, em função de ameaças materia-
lizadas por obras geradas a partir de processos que ma-
terializam «interesses nacionais ou internacionais». É
importante observar que no universo capitalista esses
interesses advêm, invariavelmente, de demandas em-
basadas por argumentos ligados ao desenvolvimento
econômico que são justificados pelo bem estar social
de comunidades urbanas e rurais. Essa lógica vem sub-
metendo o patrimônio cultural à operações radicais co-
mo a ocorrida no Egito ou a sua simples destruição.
Entre a perda das relações originais com seu sítio e a
perda definitiva da possibilidade de fruição do bem, o
documento internacional acenou com a possibilidade
de, pelo menos, ser transplantado para outro sítio, com
o devido registro das condições originais e a conseqüen-
te construção de novas relações espaciais, sensoriais e
históricas, por parte de comunidades locais e suas ge-
rações futuras.
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Encaminhando a discussão especificamente para a ar-
quitetura do ferro, observamos dois importantes aspec-
tos. O primeiro diz respeito ao fato dessa tipologia não
representar um consenso em termos de reconhecimen-
to de seu valor cultural para as cidades ocidentais, ao
longo do século XX, conforme anteriormente citado, ge-
rando inclusive certo pré-conceito e juízo de valor esté-
tico negativos a seu respeito.
O segundo relaciona-se aos seus principais atributos, ou
seja, a provisoriedade e, principalmente a mobilidade.
Em face desses dois aspectos observa-se que vários
exemplares de arquitetura do ferro que foram perdidos
nas cidades ocidentais poderiam ser desmontados e re-
montados em outros sítios, em face das ameaças que
supostamente justificaram suas perdas e suas caracte-
rísticas tipológicas, desde que fossem considerados pa-
trimônios pelas respectivas comunidades. A possibilida-
de teria certamente o respaldo teórico do artigo citado
da mundialmente consagrada Carta de Veneza e teria
nos legado a possibilidade de fruição desse inestimável
patrimônio cultural que foi irremediavelmente perdido.
BReve PANORAMA DA ARQUItetURA BRASILeIRA NO
SéCULO XX
A partir do início do século XX no Brasil, inicia-se, em
termos conceituais, uma importante discussão no cam-
po das artes que ocasionaria relevantes reflexos, espe-
cialmente no campo da arquitetura e do urbanismo. Se
por um lado, a arquitetura buscava libertar-se das influ-
ências estilísticas do passado europeu (ecletismo), apon-
tando como solução um estilo genuinamente brasileiro e
artificialmente criado a partir de vocabulário típico da ar-
quitetura civil e religiosa do período colonial– o estilo ne-
ocolonial; as cidades buscavam o futuro, modernizando
suas estruturas físicas especialmente a arquitetura, ade-
quando-as aos parâmetros estéticos europeus, especial-
mente aqueles ditados por Paris, a partir da reforma em-
preendida por Haussmann, em meados do século XIX. A
postura estética adotada distanciou-as cada vez mais de
seus passados coloniais.
5. Kessel (2002, p.12) destacou que o projeto possuía clara ins-piração neocolonial, estilo que, na opinião de Mário de Andrade era um dos principais argu-mentos a serem utilizados para comprovar que a «hegemonia da corte» não existia mais, ou seja, o ecletismo europeizante difun-dido pela arquitetura da cidade do Rio de Janeiro já não era mais uma unanimidade.6. A casa da Rua Santa Cruz, em São Paulo, projetada e construída no período 1927-1928 por Gregory Warchavchik (1896 - Odessa/Ucrânia – São Paulo/1972), materializaria a absorção do modernismo pela arquitetura brasileira. 7. In http://www.revista.iphan.gov/materia.php?id=120-33k.8. Souza Aguiar lançou mão da estrutura metálica para erguer a edificação de cerca de 5.500 metros quadrados. O sistema construtivo viabilizaria o seu reaproveitamento, sem perdas expressivas. O pavilhão foi con-siderado pelo Juri da exposição de Saint Louis (EUA) como o melhor projeto arquitetônico do evento. Em 1905, o pavilhão foi reconstruído na cidade do Rio de Janeiro. Segundo recomendação expressa do Presidente Rodri-gues Alves: «Na construção do pavilhão se terá em vista apro-veitar toda a estrutura, de modo a poder-se reconstruí-la nesta Capital». (Aguiar, 1976, p.14).
Sob esse contexto, as cidades de São Paulo e Rio de
Janeiro materializariam, respectivamente, esta crise
com dois eventos significativos: a Semana de Arte Mo-
derna de 1922; e a Exposição comemorativa do cente-
nário da independência brasileira.
No primeiro evento, o rompimento com a arte européia
em geral foi materializado pela produção de escritores,
artistas plásticos e músicos que, na contramão da eu-
ropeização dos paradigmas estéticos estabelecidos, pro-
puseram o resgate da identidade nacional, pregando o
orgulho pela brasilidade e o repúdio à submissão às re-
ferências culturais européias. Nesse sentido, a arquite-
tura de estilo tradicional surgiu como solução ideal. A
maquete do projeto de uma casa de campo, de autoria do
arquiteto polonês Georg Przyrembel, denominado «Taperi-
nha da Praia Grande» destacou-se como grande paradig-
ma a ser seguido pela arquitetura nacional em oposição ao
ecletismo aqui praticado e encarado como uma ameaça à
nossa identidade cultural.5
A Exposição comemorativa do centenário da indepen-
dência brasileira por sua vez, foi palco de exibição do
estilo neocolonial adotado como padrão para os pavi-
lhões relacionados ao país, expressando todo orgulho e
empenho que possuíamos pela construção de um esti-
lo genuinamente brasileiro. No entanto, o evento se deu
sob a esplanada oriunda do desmonte do Morro do Cas-
telo, local de fundação da cidade, em 1567, e seu pri-
meiro núcleo urbano no Brasil colônia.
Sob esse contexto, não tardou, a criação, em 1937, do Ser-
viço de Patrimônio Histórico, Artístico Nacional (SPHAN),
órgão público federal encarregado de inventariar e prote-
ger pelo instituto do tombamento, nosso patrimônio cultu-
ral, com especial interesse para a arquitetura brasileira de-
senvolvida no período que antecedeu a proclamação da
república (1889), com especial interesse e ênfase para
aquela produzida no período colonial. Esta era interpreta-
da como genuinamente brasileira, tendo em vista o fato
de incorporar soluções arquitetônicas geradas a partir
de demandas climáticas e culturais específicas das ter-
ras brasileiras.
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99
A opção estética feita pelo órgão de patrimônio nacio-
nal, desde os seus primórdios, espelhava uma espécie
de consenso teórico, estabelecido entre arquitetos e in-
telectuais brasileiros que oscilava entre o estilo moder-
no e o tradicional.
O primeiro, aqui chegado em fins dos anos 1920, de-
veria obrigatoriamente caracterizar as novas edifica-
ções, enquanto o segundo seria alvo das iniciativas de
proteção legal.6 Observou-se assim, ao longo do sécu-
lo XX, um quadro caracterizado por certa má vontade
com relação à arquitetura em estilo beaux arts e eclé-
tica que foi incorporada às cidades brasileiras, espe-
cialmente a do Rio de Janeiro, a partir da proclamação
da república, assim como a arquitetura proto-moderna.
A postura viabilizou a perda de inúmeros conjuntos re-
presentativos dessas tendências estilísticas, que inclu-
íram exemplares de arquitetura do ferro, que, gradativa-
mente, foram abandonando as paisagens das cidades,
dando lugar a uma nova arquitetura. E. Lima (2006),
nesse sentido, observa que até:
(...) os anos 1960, a ideia que se fazia da arquitetu-
ra como patrimônio cultural era ortodoxa e calcada
sobre conceitos estratificados na fase «heróica» do
IPHAN, onde as estéticas do colonial, do barroco, do
neoclassicismo e do Movimento Moderno represen-
tavam um sólido modelo». Imóveis identificados com
o ecletismo arquitetônico, art-noveau e art déco eram
ignorados ou simplesmente derrubados. Nesse con-
texto, estes exemplares eram invariavelmente rela-
cionados a uma indesejável influência estrangeira.7
Dentre as perdas expressivas deste patrimônio, ocorri-
da ao longo do século passado, podemos destacar o Ho-
tel Avenida, com a galeria Cruzeiro, em estrutura metá-
lica; a maior parte das edificações que compunham o
conjunto arquitetônico original da Avenida Rio Branco,
o prédio do Elixir de Nogueira, o Palácio Monroe – edi-
ficação totalmente construída em estrutura metálica
desmontável que representou o Brasil na Exposição In-
ternacional Saint Louis, Louisiana, EUA, sendo depois
reconstruído no centro da cidade do Rio de Janeiro; e o
Mercado Municipal do Rio de Janeiro, que será aborda-
do, dentre outros, mais detidamente a seguir, como um
dos estudos de caso do presente trabalho.8
O CASO DO MeRCADO MUNICIPAL DO RIO De jANeIRO
A construção do Mercado Municipal do Rio de Janeiro
foi uma das muitas ações que integraram o grande pro-
jeto de modernização da cidade, aos moldes parisien-
ses, desenvolvido na gestão do presidente Rodrigues
Alves e do prefeito Pereira Passos, de 1903 a 1906. A
intenção foi dotar a cidade de um moderno e sofistica-
do equipamento, aos moldes europeus, voltado à efi-
ciente e higiênica distribuição de gêneros alimentícios
na cidade. Nele localizavam-se, além dos comerciantes
de alimentos e flores, diversos bares e restaurantes o
que o transformou em local de encontro da sociedade
carioca da época.
A edificação foi projetada pelo Engenheiro Alfredo Aze-
vedo Marques, sendo a obra iniciada em 1903 e con-
cluída em 1907. Sua estrutura em ferro de origem an-
glo-belga, foi aqui montada, resultando num prédio
extremamente marcante na paisagem carioca em função
das suas dimensões consideráveis que abrangiam cer-
ca de 12.500m2 de área coberta. Em função disso, o
mercado foi apontado por Silva (1986, p.157) como «o
maior de todos os edifícios de ferro montados no Bra-
sil, de origem européia.»
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Em 1957, por ordem do governador Carlos Lacerda, o
importante exemplar da arquitetura do ferro foi demo-
lido para dar lugar ao viaduto da avenida perimetral. A
sua demolição no entanto, não foi total, deixando como
testemunho uma das cinco torres, ocupada pelo tradi-
cional restaurante Albamar, desde 1933. Silva (1986,
p. 157), acerca da demolição do mercado observa que:
«(...) sua perda para a cidade equivale, guardadas as
devidas proporções, à perda que Paris viveu, por oca-
sião da demolição dos ‘Halles Centrales.’» A sua estru-
tura foi sucateada e perdida irreversivelmente, apesar
da possibilidade técnica de ser remontada em outro sí-
tio da cidade. Em 1983, a torre remanescente foi pro-
tegida pelo instituto do tombamento estadual (Fig. 1).
O CASO DAS OFICINAS DO tRAjANO
Em 1889, em virtude das comemorações do centená-
rio da Revolução Francesa (1789), o governo francês re-
alizou a Exposição Universal de Paris, evento industrial
e comercial que durou seis meses, cujo palco era com-
posto por diversos pavilhões em estrutura de ferro pré-
-fabricada, pertencentes a diversas nações industriali-
zadas e uma torre de transmissão de rádio, projetada
por Gustav Eiffel e ainda remanescente como testemu-
nho do evento: a Torre Eiffel. Dentre os galpões havia o
Palácio das Indústrias, cuja uma das partes foi remon-
tada na cidade do Rio de Janeiro, na avenida Suburba-
na, no bairro do Engenho de Dentro. Ao final da Expo-
sição Universal, a edificação foi desmontada e vendida
como sucata, abrigando, dentre outros usos, a fábrica
de bondes do empresário Trajano de Medeiros, que lhe
emprestou o nome «Oficinas do Trajano». A descober-
ta se deu em 1994, em virtude dos estudos para a ela-
boração do Projeto de Estruturação Urbana (PEU) do
bairro do Méier.
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Figura 1 | Vista do Mercado Municipal do Rio de Janeiro superposto pelo viaduto da Avenida Perimetral. A torre localizada no canto inferior direito foi mantida. Fonte: www.fickr.com, yahoo, acessado em 01/06/2012.
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101
Figura 2 | Paris. Último quartel do séc. XIX Vista geral da Exposição Universal de Paris, Hoffbaur (des.), Dochy (grav.) In A Ilustração, Paris 1889, entre p. 132-141 BN J. 1505
M. Fonte: http://purl.pt/93/1/iconografia/imagens/j1505/j1505_p133.html
Figura 3 | Matéria publicada no Jornal do Brasil, em 25/07/1994, acerca das Oficinas do Trajano.
Em função de seus inequívocos atributos históricos e
arquitetônicos, o galpão foi protegido pelo instituto do
tombamento municipal pela prefeitura da cidade, por
meio do Decreto Nº 15.244, de 08 de novembro de
1996. Dentre as justificativas do ato legal destacaram-
-se a «necessidade de proteger do desaparecimento o
conjunto conhecido como ‹Oficinas do Trajano›, no qual
a principal edificação foi construída com material pro-
veniente do desmonte do ‹Palácio das Indústrias› da Ex-
posição Universal de 1889, em Paris;» (Fig. 2).
Apesar da significativa descoberta e da relevante inicia-
tiva de proteção pelo tombamento, a mesma prefeitura
destombou o bem cultural, em 28 de janeiro, de 2005,
por intermédio do Decreto nº 25.047. O instrumento le-
gal composto por apenas dois artigos que, respectiva-
mente, revogam o decreto de tombamento (15.244/96)
e estabelece o vigor do que dispõe a partir da data de
sua publicação. Em função desses aspectos, o Ministé-
rio Público instaurou ação civil pública contra o prefei-
to por improbidade administrativa, destacando o fato da
compra do imóvel, no mesmo ano do destombamento,
pela Sendas S/A com vistas a construção de empreen-
dimento imobiliário no local.9
9. Jornal O Globo – Rio, sá-bado, 21 de junho de 2008, p.
28 – «MP Aciona Cesar por destombamento».
A edificação foi demolida e sua estrutura desapareceu
inexplicavelmente, configurando uma perda considerável
para o patrimônio cultural carioca. Essa perda torna-se ain-
da mais dolorosa quando consideramos as características
da arquitetura do ferro, já citadas anteriormente, que pos-
sibilitaram o transplante da estrutura de Paris para o Rio
de Janeiro, mas não foram suficientes para viabilizar seu
deslocamento para outro local na própria cidade. Além de
uma transgressão ao patrimônio cultural, o fato configura
também um contra-senso teórico e técnico (Fig. 3).
![Page 102: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/102.jpg)
102
O CASO DOS GALPõeS DAS OFICINAS DA ReDe
FeRROvIáRIA FeDeRAL S.A (RFFSA)
O caso do desmonte dos galpões da RFFSA, localiza-
dos na Rua das Oficinas, bairro do Engenho de Dentro,
para viabilizar a construção do Estádio Olímpico João
Havelange, configurou uma inédita tentativa, por parte
da prefeitura, de compreender e considerar os atribu-
tos, características técnicas e históricas da arquitetura
do ferro (Figs. 4, 5, 6,7 e 8).
O local escolhido para a construção do novo estádio da
cidade foi escolhido em função de sua localização es-
tratégica, ou seja, próximo à estação ferroviária do En-
genho Novo e de um dos acessos da Linha Amarela, via
expressa que liga a zona oeste à zona norte da cidade.
A escolha também visou atender as diretrizes estabele-
cidas pelo Plano Diretor Decenal da Cidade que apon-
ta a Área de Planejamento 3 (AP3) como prioritária pa-
ra a expansão e adensamento da ocupação da cidade
(Fig. 8).
Figura 4 y 5 | Estrutura do Galpão das Oficinas do Trajano ainda montadas no seu terreno original. Fonte: Googlemaps.
A área escolhida era protegida pelo tombamento desde
1996, por intermédio do Decreto «N» n.° 14.741, que
protegeu a Estação Ferroviária do Engenho de Dentro e
os galpões das oficinas ferroviárias a ela adjacentes. Pa-
ra atender as demandas de área exigida pela constru-
ção do complexo esportivo foi necessário desmontar
seis galpões em estrutura metálica, transferindo à pró-
pria prefeitura, a responsabilidade de remontagem dos
mesmos, no local ou em outras partes da cidade onde
fossem úteis à coletividade. Para dar efeito legal a es-
sa postura, foi publicado o Decreto n.° 24.029, em 16
de março de 2004, que também permitiu a simples de-
molição de outras edificações de alvenaria.
Apesar das boas intenções do dispositivo legal, que pro-
moveu certa evolução no trato dessas estruturas pelo
poder público, a prefeitura desde a inauguração do es-
tádio, em 2007, ainda não realizou a remontagem dos
galpões localizados originalmente na área. Suas estru-
turas continuam armazenadas em depósitos públicos
aguardando a vez de ressurgirem e prestarem testemu-
nho dos atributos técnicos da arquitetura do ferro.
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103
Figura 6 | Maquete eletrônica que simula empreendimento imobiliário no local. Fonte: Googlemaps.
Figura 7 | Vista, sob o mesmo ângulo da maquete eletrônica, com o galpão das Oficinas do Trajano. Fonte: Googlemaps.
Figura 8 | Foto aérea da construção do Estádio Olímpico João Havelange. Fonte: http://www.diariodorio.com/engenhao-comecam-a-fechar-a-cobertura-das-laterais/
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104
CONSIDeRAçõeS FINAIS
A breve análise das questões relacionadas à arquitetu-
ra do ferro aqui abordadas revelou um quadro comple-
xo, caracterizado por questionamentos acerca da sua
validade estética e técnica, desde o momento histórico
de seu surgimento, até a contemporaneidade, quando
nos deparamos com seus testemunhos que devem ser
encarados como patrimônios culturais. Nesse ponto,
observa-se que avançamos de uma postura de desca-
so com relação a estas arquiteturas, até uma postura
reverencial que as destaca como objetos a serem pas-
sados às gerações futuras.
No caso da cidade do Rio de Janeiro, esta «evolução»
foi marcada pela postura do poder público em relação
aos três exemplos utilizados como estudos de caso. No
caso do Mercado Municipal, observa-se uma total sub-
missão da cidade ao projeto rodoviarista que destacou
o automóvel como principal meio de transporte. A de-
molição, mesmo que parcial de um grande marco pai-
sagístico carioca para dar lugar a um viaduto revelou o
pouco ou nenhum valor dado à edificação, em que pe-
se a possibilidade de seu desmonte e remontagem.
O caso das Oficinas do Trajano revela ao mesmo tem-
po, um avanço e um retrocesso notáveis. Avançou-se
no momento que a municipalidade reconheceu o real
valor de um testemunho da industrialização mundial
que o acaso fez ser reconstruído num bairro da zona
norte da cidade. No entanto, retrocedemos ao observar
que o mesmo poder que protegeu, o destombou de for-
ma lacônica e questionável, cedendo aos interesses do
capital imobiliário. Mais uma vez, as características da
arquitetura do ferro foram infelizmente ignoradas, fato
que suprimiu da paisagem carioca irreversivelmente,
uma estrutura que foi capaz de ser montada em Paris,
lá ser desmontada, atravessar o oceano Atlântico e aqui
ser remontada.
Avançamos aparentemente, com o trato concedido aos
galpões da RFFSA por demanda da construção do está-
dio olímpico João Havelange. No entanto, ficamos ape-
nas nas aparências, tendo em vista que as estruturas
encontram-se até hoje, desmontadas e armazenadas em
depósitos, longe dos olhares dos cariocas.
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105
REFERêNCIAS
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ARTIGOS
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SILvA, Geraldo Gomes da: «Desventuras de um mercado de ferro», in DERENJI, Jussara da Silveira. (org) Arquiteura
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de Janeiro, disponível em http://www.revista.iphan.gov/materia.php?id=120-33k, acessado em 09/01/2006.
DECRETOS CITADOS
DeCRetO «N» Nº. 15.244 de 08 de novembro de 1996 e DECRETO Nº. 25.047 DE 28 DE JANEIRO DE 2005.
Revoga o Decreto nº. 15.244, de 08 de novembro de 1996. Disponíveis em REDE LATINO-AMERICANA DE
MINISTÉRIO PÚBLICO AMBIENTAL, http://www.mpambiental.org/?acao=pecas-pop&cod=111, acessado em
11/02/2013.
DeCRetOS «N» n.° 14.741/1996 e «N» n.º 24029 de 16 de março de 2004, disponíveis em http://www2.rio.rj.
gov.br/smu/buscafacil/Arquivos/PDF/D24029M.PDF, acessado em 11/02/2013, e http://doweb.rio.rj.gov.br/
ler_pdf.php?edi_id=982&page=4.
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La dispersión como forma de crecimiento urbano El caso del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.
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El presente artículo se enmarca en el proyecto de investigación titulado «Suburba-
nización, Ideas de Ciudad y Políticas Públicas en la conformación del Cordón Oes-
te Metropolitano de Rosario», en desarrollo como becaria de Iniciación en la Inves-
tigación Científica del CIUNR (Centro de Investigaciones de la Universidad Nacional
de Rosario). El objetivo general de dicha investigación es indagar sobre la transfor-
mación territorial que experimentó el Cordón Oeste Metropolitano de la ciudad de
Rosario, que se distingue por el acelerado proceso de suburbanización; y, particu-
larmente, se analizan los referentes conceptuales ligados al mismo. Con ello se in-
tenta inferir su impacto en las transformaciones urbanas mencionadas y en las po-
líticas de planificación urbana diseñadas e implementadas en el área a fin de
caracterizar el tipo de crecimiento disperso experimentado. Se intenta avanzar en
un diagnóstico general sobre la problemática del objeto de estudio, analizando pre-
viamente otros ejemplos o casos, algunos latinoamericanos y otros del contexto re-
gional, como son Buenos Aires y Rosario.
Sprawl as urban expansion.
The case of the metropolitan west edge of Rosario, Argentina.
This article is part of the research project entitled "Suburbanization, Ideas for Ci-
ty and Public Policy in shaping the West Metropolitan Cord Rosary" developing and
Fellow Initiation CIUNR Scientific Research (Research Center of the University Na-
cional de Rosario). The overall objective of this research is to investigate the terri-
torial transformation experienced by the Metropolitan West Gordon Rosario, distin-
guished by the rapid process of suburbanization, and particularly examines the
conceptual referents linked to it. This will try to infer their impact on urban trans-
formations mentioned and urban planning policies designed and implemented in
the area, in order to characterize the type of sprawl experienced. Attempts to ad-
vance in a general diagnosis of the problem under study, analyzing previous exam-
ples or other cases, some American and other regional context, such as Buenos
Aires and Rosario.
Autor
Arq. Alejandra M.J. Parussini
Facultad de Arquitectura, Planeamiento y Diseño
CURDIUR, Universidad Nacional de Rosario.
Argentina.
Palabras clave
Suburbanización
Expansión urbana
Latinoamérica
Buenos Aires
Cordón Oeste Metropolitano de Rosario
Key words
Suburbanization
Urban expansion
Latin America
Buenos Aires
Rosario Metropolitan West Gordon
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INtRODUCCIóN
El modelo de expansión disperso tiene sus inicios en
EE UU en las primeras décadas del siglo XX, se inten-
sifica en los años 50, y es expresión del llamado esti-
lo de vida norteamericano. Este estilo de vida evoca a
la consolidación del grupo familiar y tiene como carac-
terísticas más significativas la vivienda individual, la
relación con la naturaleza, el suburbio bucólico y el
predominio del transporte automotor, particularidades
ligadas a la idea de la ciudad jardín y a algunas ideas
del movimiento moderno sobre la circulación. La cons-
trucción de autopistas y viviendas unifamiliares, así co-
mo las iniciativas de los desarrolladores inmobiliarios
de tierras periféricas, apoyados por políticas públicas,
asientan el modelo de suburbanización como patrón de
desarrollo urbano de las grandes metrópolis.
La suburbanización emerge conformando una nueva
forma espacial en las grandes áreas urbanas mediante
la expansión sin continuidad alguna de las áreas urba-
nizadas hacia espacios abiertos entre redes regionales.
Este proceso se da a partir de una extendida descentra-
lización desde las grandes ciudades hacia áreas adya-
centes y de la interconexión de pueblos preexistentes cu-
yos territorios quedan integrados por nuevas capacidades
comunicacionales. La incorporación de la utopía de la
ciudad jardín en el proceso de suburbanización, es de-
cir, en el desarrollo de nuevas áreas urbanas en la ciu-
dad, evidencia la búsqueda actual de nuestra sociedad
por recuperar la armonía perdida en las grandes urba-
nizaciones.
Las aglomeraciones urbanas de la actualidad, como lo
es la extensión metropolitana de la ciudad de Rosario,
han integrado espacial y comunicacionalmente a las ciu-
dades próximas mediante un proceso de transformación
territorial caracterizado por la expansión urbana disper-
sa, impulsada por los cambios de la vida moderna, la
movilidad y las pautas de consumo. El caso de estudio
se presenta como una estribación metropolitana de la
ciudad de Rosario que configura al Cordón Oeste Me-
tropolitano y ha experimentado un proceso de suburba-
nización vinculado a las expansiones urbanas de la ciu-
dad central, que comienza a principios de los años 60
y se intensifica en los años 90.
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Las localidades de Funes y Roldán, comprendidas den-
tro de este sector, ofrecen a la población rosarina un lu-
gar de esparcimiento, recreación y descanso debido a
sus condiciones naturales y su gran forestación. Esto
va concretándose mediante un proceso de sucesivas
operaciones inmobiliarias que adoptan ciertas carac-
terísticas propias del modelo de ciudad jardín. La su-
burbanización se va desarrollando a partir de un proce-
so constante de ventas de loteos de fin de semana o
viviendas permanentes, en donde se compra la tierra a
precios relativamente baratos y sin infraestructuras y,
también, con la incorporación de las nuevas urbaniza-
ciones de tipo cerrado.
En este contexto, el artículo de investigación científica
y tecnológica intenta reconocer las transformaciones
urbanas–territoriales dispersas más referenciales para
poder analizar las particularidades que se imponen en
diferentes ciudades y transportarlas a la asimilación y
comprensión de la transformación urbana actual del
objeto de estudio.
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MetODOLOGÍA
La investigación general se concentra en la técnica de
estudios de casos, con un alcance de tipo genérico y
ejemplar, y mediante comparaciones con referentes per-
tinentes a su condición, siendo el caso que nos ocupa
de acontecimiento contemporáneo. El estudio del mis-
mo se efectúa a partir de hipótesis a desarrollar, una de
las cuales advierte que el proceso de transformación
territorial por el cual está atravesando el Cordón Oeste
Metropolitano se manifiesta en diferentes modalidades
de suburbanización con características comunes, como
son el modelo de ciudad dispersa y el modelo de ciu-
dad jardín.
La estrategia metodológica adoptada para esta particu-
lar sección se basó en la recopilación de materiales
bibliográficos y de documentos escritos no oficiales (ar-
tículos periodísticos locales, artículos publicados vía
Internet, informes de especialistas sobre temas urba-
nos, ponencias, publicación en revistas, etc.), así como
en la búsqueda de los referentes teóricos más pertinen-
tes. Al mismo tiempo, se indagó sobre el caso de la
ciudad de Buenos Aires a fin de compararlo con el de
la ciudad de Rosario, por considerarlos similares a los
efectos de la investigación. De la misma manera, se
inició la búsqueda de información oficial y no oficial
sobre los casos locales: Funes y Roldán. Esto generó
planos con registros de las distintas áreas urbanas, su-
burbanas y rurales, y de las nuevas urbanizaciones; re-
gistros cuantitativos del incremento poblacional, in-
fraestructural y constructivo, así como normas y regla-
mentaciones urbanísticas vigentes o ya modificadas. A
partir de esta documentación básica, se propuso la
búsqueda específica sobre cada urbanización (fecha
de inicio o aprobación, actores involucrados, tipología
urbana: si es una urbanización abierta o cerrada para
la localidad, etc.), lo que dio como resultado una serie
de fichas que incluyen registros gráficos y la confección
de nuevos planos sectoriales del objeto de estudio y su
transformación territorial, identificando los momentos
de construcción del Cordón Oeste Metropolitano de Ro-
sario y su modelo de crecimiento propuesto.
DeSARROLLO
el proceso de suburbanización en América Latina
El movimiento de las ciudades dispersas en países de
Latinoamérica, provocado por el proceso de suburbani-
zación de mediados del siglo XX, estuvo acompañado o
en gran medida determinado por un proceso migratorio
de población rural expulsada por la pobreza hacia las
periferias urbanas.
Dichas migraciones urbanas, originadas por las oportu-
nidades que ofrecía la ciudad en materia de actividad
laboral y la posibilidad de prosperidad económica, lo-
graron desplazar a los habitantes de las zonas rurales
hacia un suelo periférico y de condiciones precarias
dentro de las ciudades. Es así como comenzó a consti-
tuirse un hábitat informal suburbano, en muchos casos
descontrolado, como son, por ejemplo, las favelas de
Rio de Janeiro o de San Pablo, los cantegriles en Mon-
tevideo, los pueblos jóvenes en Lima, las chavolas en
México, los barrios piratas en Bogotá, las callampas en
Santiago, los ranchos en Caracas y las villas miseria o
villas de emergencia en Buenos Aires y Rosario.
Daniela Szajnberg (2005) señala que, durante los pro-
cesos de la globalización actual, la suburbanización la-
tinoamericana presenta un nuevo factor en común con
el modelo anglosajón, además de los factores antes
mencionados, donde una franja de sectores medios y
medios–altos tiende a focalizar sus expectativas urba-
nas en las periferias de las ciudades. En su opinión, es-
tos sectores son los que gozan de la participación de la
masa salarial vinculada a las actividades emergentes del
proceso de globalización y quienes posicionan sus capi-
tales en nuevos objetos urbanos relacionados con el con-
sumo y las nuevas formas de residencia suburbana.
Asimismo, Szajnberg manifiesta acertadamente que las
causas del crecimiento metropolitano en los países de
Latinoamérica son:
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• las políticas habitacionales, las cuales promovieron
la radicación de los sectores de ingresos bajos y me-
dios en tierras periféricas;
• las políticas de transporte masivo, como el ferroca-
rril y la promoción del transporte automotor median-
te autopistas;
• la naturaleza fragmentada del gobierno, en unidades
territoriales diferentes dentro de la metrópolis urbana;
• y las tendencias de la población en materia de esti-
los de vida suburbana, que prioriza el contacto con
la naturaleza y el rechazo de los impactos negativos
de la vida urbana.
Por su parte, Gunter Mertins (2004) describe morfoló-
gicamente el proceso de suburbanización en las ciuda-
des latinoamericanas como la diseminación de un con-
tinuum espacial–urbanístico, en donde no existe ninguna
continuidad espacial entre la ciudad misma y los nuevos
asentamientos suburbanos. Muchos barrios suburbanos
nacen desconectados de la ciudad central como barrios
celulares, en contacto con áreas libres o pueblos peque-
ños, los cuales llegan posteriormente a unir su creci-
miento extensivo.
En cuanto De Mattos (2007), señala que en América La-
tina se produjo una revolución urbana, fomentada por
una modernización capitalista internacional, que provo-
có cambios en la producción económica y en el modo vi-
da urbana. La transformación morfológica de las ciuda-
des latinoamericanas presenta condiciones generales
como la liberación económica, la subsidiaridad estatal,
la automovilización, la intensificación de las comunica-
ciones, etc., que dieron origen al mismo cambio urbano
de los países anglosajones.
Particularmente en Argentina, podemos observar que
el proceso de expansión urbana comenzó a fines del si-
glo XIX con la llegada de inmigrantes, y desde la déca-
da de 1950 estuvo acompañado por la emigración de
población hacia las grandes ciudades desde el interior
del país a causa del crecimiento industrial característi-
co de ese momento histórico. La expansión se dio, prin-
cipalmente, mediante extensiones de la trama urbana
en damero, generando la aparición de nuevos barrios
alrededor de las estaciones de ferrocarril y, en muchos
casos, a la largo de las vías de acceso a las ciudades.
A partir de los años 70, con el gobierno militar se pro-
duce en el país una serie de cambios económicos y so-
ciales tendientes al neoliberalismo que, junto con la ini-
ciación de las políticas de urbanas y normativas del
momento, fomentaron la dispersión urbana.
En los años 90, este proceso de suburbanización se
consolidó mediante especulaciones inmobiliarias inte-
resadas en fomentar, por un lado, los loteos populares
y, por el otro, la inserción de nuevas áreas suburbanas
para la residencia ciudadana de otros sectores de la po-
blación. El producto de esta especulación es la crecien-
te inseguridad urbana y la preferencia por los modelos
de vida en relación con la naturaleza, lo cual originó ba-
rrios cerrados, clubes de campo, grandes centros co-
merciales, áreas especiales para la recreación y el de-
porte y complejos de oficinas. Estos nuevos artefactos
urbanos se articulan mediante la zonificación funcional
y queda afectada un área de la ciudad con relación a
una sola actividad.
Estas nuevas áreas suburbanas, como se mencionó an-
teriormente, fueron fomentadas por la reestructuración
económica, las políticas de ampliación y desregulación,
y los cambios en las tecnologías de la información,
constituyendo así a los territorios periféricos en espa-
cios demandantes de nuevos artefactos urbanos. Cam-
bios promovidos por la iniciativa privada que se convir-
tieron en un modelo a seguir por las grandes ciudades
del país, como son Buenos Aires, Córdoba, Mendoza y
Rosario.
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el proceso de la ciudad de Buenos Aires
En la ciudad de Buenos Aires, cuyo proceso de subur-
banización resulta comparable al de Rosario –no en su
formación de escala sino en formas de crecimiento–,
dicho proceso se dio a partir de diversos y heterogéneos
acontecimientos. Daniela Szajnberg (2005) distingue
tres etapas diferentes: la primera aconteció a principios
de los años 1900, generada por inmigrantes de secto-
res altos; la segunda se ubica en los años 1940–1960,
y dio lugar a los llamados loteos populares; y la tercera
y última etapa se sitúa entre fines de los años 1980 y
principios de los años 1990, con la nueva suburbaniza-
ción de las elites.
Esa primera etapa no fue muy significativa, ya que
constó de una suburbanización de sectores socioeco-
nómicos altos que se localizaron preferencialmente en
el norte de la ciudad de Buenos Aires. Estos sectores
devienen de descendientes de segundas líneas de in-
migrantes que accedían a la elección de esas tierras pe-
riféricas, a diferencia del resto de la población.
La segunda etapa, mucho más significativa para Buenos
Aires, en los años 40 se vio afectada por el nuevo mode-
lo de desarrollo (la industrialización) instaurado por los
gobiernos peronistas y promovió la suburbanización ma-
siva de trabajadores urbanos. Este modelo fomentó los
nuevos barrios económicos, autoconstruidos y de loteo
popular, situados en las periferias urbanas y dispersos
por todo el territorio en forma desestructurada.
La nacionalización de los ferrocarriles, la migración in-
terna y demográfica, la redistribución de la riqueza y la
adopción de una política de subsidio al transporte urba-
no, consolidaron el modelo de suburbanización de las
áreas periféricas de la ciudad de Buenos Aires. La forma
urbana resultante fueron las villas miseria, cuyo asenta-
miento era irregular, y los loteos populares fomentados
por el gobierno en materia de créditos para la vivienda
familiar. Muchas de estas transformaciones territoriales
no estaban provistas de infraestructura pública ni de ser-
vicios básicos, por lo que llegaron a ser muchas veces si-
tios pocos habitables y con riesgo de inundaciones.
Pírez (1999) afirma que el funcionamiento del merca-
do inmobiliario durante este periodo, prácticamente sin
regulación, ni control estatal, dio como resultado un
crecimiento sin restricciones en tierras que muchas ve-
ces no eran adecuadas, y dejó intersticios desocupados
y situados lejos del centro urbano y de las áreas nacien-
tes como subcentros.
Es así como los anillos de la gran ciudad, primera y se-
gunda corona, se vieron afectados por los nuevos patro-
nes socioterritoriales en busca de nuevos asentamientos
y modelos de vida. El transporte, entonces, facilitaba una
posible residencia periférica, en tierras baratas y aleja-
das del centro, con una vinculación segura con el desa-
rrollo del trabajo industrial.
Hasta los años 60 la transformación de la periferia de
Buenos Aires se formuló sobre la base de estas repre-
sentaciones, y también por estos años comenzó un pro-
ceso lento de construcción de autopistas urbanas.
En la tercera y última etapa, a finales de los años 80 y
principios de los 90, se aceleró el proceso de construc-
ción de las autopistas, otorgando así la particularidad
de incentivar la suburbanización de nuevas áreas peri-
féricas. Estas áreas ya no presentan las características
de las transformaciones socioterritoriales de las déca-
das anteriores sino que están insertas en las transfor-
maciones económicas, culturales y sociales de un país
en vías de desarrollo global.
Las grandes áreas metropolitanas se encuentran en pe-
ríodos de cambios y de desarrollo, son territorios propi-
cios para los nuevos asentamientos industriales y artefac-
tos urbanos. Muchos municipios vecinos alientan estos
desarrollos urbanos capaces de aumentar la recaudación
impositiva y la producción de puestos de trabajo.
Los nuevos servicios y las nuevas pautas de consumo
impulsaron el tratamiento de un novedoso proceso so-
cioterritorial, el cual se identifica por captar a la clase
social alta y fomentar una ruptura en el interior de la
clase social media. Dentro de esta última, se distinguió
la clase social media–alta, lo cual otorgó una identifi-
cación territorial diferente.
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Consecuentemente con este proceso de clasificación
social, las áreas periféricas de la ciudad de Buenos Ai-
res se vieron afectadas por una impulsada promoción
inmobiliaria hacia una posible urbanización y readecua-
ción de estas áreas para el demandado sector social.
Por lo cual se desarrollaron nuevos tipos de urbaniza-
ciones con características cerradas, como los clubes de
campo y los barrios cerrados, cuya finalidad es captar
las demandas específicas de seguridad y la necesidad
de diferenciación social y económica de diferentes sec-
tores sociales.
La referencia al modelo de suburbanización norteame-
ricano fue clave para el diseño de estas áreas, y las au-
topistas son las facilitadoras de la extensión de áreas
residenciales y de su dispersión urbana. Se centró en
un imaginario urbano que destaca los valores paisajís-
ticos, naturales, ecológicos y la seguridad local, lo que
da como resultado barrios con límites precisos y distan-
tes del entorno. La vivienda unifamiliar y la relación con
la naturaleza son los factores promocionales de estas
urbanizaciones, completándose con un equipamiento
básico e infraestructural óptimo para la residencia.
Las políticas urbanas para estas nuevas urbanizaciones
comprenden el cambio de clasificación del suelo de
áreas no urbanizables a áreas urbanizables, encuadrán-
dose legal y normativamente en la Ley de Usos del Sue-
lo de la provincia de Buenos Aires nº 8912 (1977), en
la Ley de Propiedad Horizontal nº 13512 (1948) y en
decretos específicos que elabora cada municipio.
La ciudad de Buenos Aires transformó su periferia en
espacios urbanizables para diferentes sectores sociales
y logró de esta manera la implantación de un modelo
de ciudad dispersa, donde la vivienda unifamiliar y los
espacios suburbanos priman a la hora de elegir la resi-
dencia y en donde el territorio suburbano se configura
como espacio de disputa.
el proceso de la ciudad de Rosario
En la ciudad de Rosario, el proceso de suburbanización
se configuró mediante diversos cambios y funciones en
el área metropolitana producidos a partir de la situación
inicial, ocurrida entre los años 1870–1930, en la que se
consolidaron los centros fundacionales de los poblados
nacidos en torno a las estaciones ferroviarias como una
de las consecuencia de la política agroexportadora que
promovía importantes flujos migratorios europeos.
Un primer cambio es el que se dio entre los años 1940–
1960, surgido del proceso de industrialización sustitu-
tivo de importaciones y caracterizado por importantes
fuentes migratorias internas. Es el período en el que se
aceleró la expansión de la periferia de Rosario, conso-
lidando las áreas más externas y produciendo una den-
sificación del área central.
La etapa comprendida entre 1960–1980, marcada por
el inicio del gradual desmantelamiento del desarrollo
industrial antes mencionado, generó una disminución
de las políticas públicas a nivel urbano y comenzó a co-
brar importancia la privatización del espacio y de los
bienes públicos.
Ya a partir de los años 80 y, principalmente en los 90,
la ciudad quedó articulada con el resto del área metro-
politana, y transformaciones como el saneamiento de
la cuenca inundable del arroyo Ludueña, la formaliza-
ción de parques regionales, la localización de grandes
centros comerciales, la concentración de equipamien-
tos recreativos y deportivos, etc., revalorizaron a la pe-
riferia rosarina.
Ésta se caracterizaba anteriormente por contener dos
tipos de situaciones representativas. Una de ellas eran
los loteos destinados a familias de bajos ingresos, que
ocupaban lentamente el espacio mediante operaciones
de autoconstrucción. Estos loteos se levantaban en áreas
de escasos servicios infraestructurales y con materiali-
zación precaria. Otra situación eran los conjuntos de vi-
viendas formuladas por las actuaciones públicas, que
proyectaban grandes conjuntos habitacionales con la
incorporación de equipamientos colectivos. Y, por últi-
mo, se presentaban unos pocos asentamientos irregu-
lares y algunos grandes establecimientos productivos y
depósitos.
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La ciudad de Rosario sólo contaba con un área residen-
cial periférica de sectores de altos ingresos, situada en
el sector oeste de la ciudad. La misma era de antigua
formación y, originalmente, era un poblado autónomo,
al cual el crecimiento urbano de la ciudad absorbió con
el tiempo.
Rosario y su área metropolitana han sido tradicional-
mente una zona de importante presencia industrial y co-
mercial. A mediados de los años 90, experimentó un
cambio significativo con la construcción de autopistas,
puentes, y nuevas vías de acceso, jerarquizando deter-
minadas zonas que anteriormente eran de uso portua-
rio. Al mismo tiempo, decayó la actividad portuaria y la
producción debido a nuevos rumbos económicos de
nuestro país, lo cual impulsó el desarrollo de la activi-
dad terciaria (comercios y servicios), que fue consoli-
dándose desde ese momento y logró aumentar los pues-
tos de trabajo y potenciar los recursos de la ciudad.
Uno de los ejemplos más importantes fue los instrumen-
tos de regulación de la periferia, con la creación del Plan
Director, las ordenanzas de áreas inundables, las normas
urbanísticas particulares del trazado oficial, la ordenan-
za para la localización, proyecto y ejecución de conjun-
tos habitacionales y la ordenanza de urbanizaciones.
Según Alicia Mateos (1999), la transformación del área
periférica de la ciudad de Rosario se desarrolló en tor-
no a la idea de la «no ciudad», donde existía un espa-
cio de variados usos y convivían los distintos ámbitos
de residencia (bajos y altos ingresos) con los nuevos es-
pacios comerciales, recreativos y de servicios.
Los cambios en la modernización de las infraestructu-
ras económicas, el desarrollo de las infraestructuras de
soporte, la reconversión industrial y de servicios, las
nuevas formas de urbanización y un evidente desequi-
librio social, fueron los factores claves para la transfor-
mación de la periferia rosarina.
El mayor dinamismo y los mayores cambios en la peri-
feria urbana se observaron en el tramo sur, la mayor
cantidad de operaciones de vivienda publica y el incre-
mento y crecimiento de los asentamientos irregulares;
y en el tramo noroeste y oeste, la localización de gran-
des centros comerciales y recreativos situados en los
nudos de articulación de la ciudad con el territorio más
próximo junto con intervenciones residenciales de ca-
rácter privado. El tramo oeste de la ciudad de Rosario,
en materia residencial y de servicios complementarios,
comenzó a concentrar importantes intervenciones resi-
denciales, incentivados por actores privados capaces
de observar el espacio periférico como un espacio de
nuevos emprendimientos urbanos (visión especulativa
inmobiliaria). Así, los nuevos loteos periféricos de la ciu-
dad constituyeron la expansión de uno de los barrios
jardines más tradicionales de la ciudad (Fisherton).
Los cambios en los estilos de vida de los sectores de la
población de ingresos medios, medio–altos y altos, fo-
mentaron demandas específicas de seguridad y de nue-
vos modelos de núcleos residenciales, junto con los cam-
bios en las pautas de consumo, los recientes desarrollos
de las comunicaciones, y las proyecciones inmobiliarias,
que demandaron nuevas tendencias en la construcción
de la vivienda permanente. Estas nuevas tendencias in-
cluyeron la búsqueda de mejores condiciones de cali-
dad de vida, la elección de la vivienda unifamiliar y una
relación más directa con la naturaleza.
La motivación urbanística que se desarrolló en el sec-
tor oeste de la ciudad comenzó a repercutir en ciuda-
des vecinas como Funes y Roldán, las que presentaban
un origen estrechamente vinculado a la instalación del
ferrocarril, que interconectaba la ciudad de Rosario con
la ciudad de Córdoba, e implantaban la radicación de
viviendas de fin de semana para la población regional.
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ReSULtADOS
el proceso del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario
El Cordón Oeste Metropolitano de Rosario se presenta
como un área de desarrollo urbano intenso vinculada a
la producción de nuevos modelos de residencias unifa-
miliares. Este sector, que comenzó con pequeñas inter-
venciones inmobiliarias, de venta de loteos de fines de
semana para la recreación de fin de semana de los re-
sidentes de Rosario a principios de los años 60, se con-
solida a través del tiempo y por los años 90 como un
área preferencial a la hora de buscar una nueva resi-
dencia, con grandes espacios verdes, aire puro y una
vida más en contacto con la naturaleza.
Se adjunta el primer registro gráfico del Área Metropo-
litana de Rosario formulado en el año 1991, incluyen-
do el Cordón Oeste Metropolitano, con la finalidad de
obtener un reconocimiento de la transformación urba-
na y metropolitana de la región Rosario (Fig. 1).
En esta figura se representan las fisonomías urbanas
locales de ese tiempo, se observan las relaciones físi-
cas y comunicacionales de la región y se incluyen los
límites distritales, las expresiones naturales del suelo,
las áreas urbanas consolidadas y los espacios vacantes,
como las áreas rurales productivas. Producto de la ela-
boración actual, se adjunta de igual modo la (Fig. 2),
que representa más apropiadamente la relación física
y funcional que enseñan las localidades del Cordón Oes-
te Metropolitano y su vinculación, luego de 20 años,
con la ciudad central de Rosario.
En esta actual figura se pueden visualizar mejor y más
detalladamente las vías de comunicación territorial y
particular del sector, los límites distritales pertinentes
y las fisonomías urbanas respectivas. De esta manera,
se observa que la masa urbana consolidada entre am-
bas localidades y su relación con la ciudad de Rosario
se ha unido hasta llegar a formar y a representar una
continuidad urbana. Así, se exhibe que la fisonomía del
Cordón Oeste Metropolitano de Rosario exterioriza una
forma urbana longitudinal y extensa que sigue las tra-
zas comunicacionales de la región y se encuentra en
continuo crecimiento. Esta fisonomía urbana está ro-
deada por grandes extensiones rurales, las cuales pre-
sentan actualmente actividades productivas y, según
las normativas urbanas locales, siguen siendo áreas no
urbanizadas.
Las ciudades que integran el Cordón Oeste Metropoli-
tano de Rosario, Funes y Roldán, se manifiestan en di-
ferentes modalidades de suburbanización, como los mo-
delos de ciudad dispersa y algunas de las características
de los modelos de ciudad jardín. Estos modelos son ve-
rificados en la forma de ocupación del suelo urbano de
ambas ciudades, conformando así un territorio muy ex-
tenso con bajas densidades de población urbana. De la
misma manera, sus particularidades paisajísticas y am-
bientales recrean un ambiente privilegiado para la re-
creación y la vida más en contacto con el aire libre.
La forma o el modo de crecimiento del Cordón Oeste
Metropolitano se configura en primera instancia por la
presencia del ferrocarril Rosario–Córdoba de modo par-
ticular en cada localidad, presentándose originalmente
grandes extensiones rurales con un núcleo urbano–po-
blacional que rodeaba las estaciones ferroviarias. Pero
su mayor incremento poblacional se vio afectado luego
por la interrelación física–funcional que presenta con
la ciudad de Rosario y su región, promocionándose así
como un área de gran valor ambiental y recreativo pa-
ra el descanso de fin de semana de la región.
La localidad de Funes posee una extensión urbana or-
togonal y casi simétrica con relación a su eje fundacio-
nal, que comenzó a extenderse hacia el sur con la pa-
vimentación de la Ruta Nacional nº 9, coincidiendo con
el ferrocarril en su estructura longitudinal. La urbaniza-
ción se desarrolló, entonces, con una clara tensión li-
neal este–oeste, en el mismo sentido de las trazas via-
les y ferroviarias, siendo hechos primarios de la ciudad.
Estas urbanizaciones constituyeron un continuo urbano
que comienza en el Arroyo Ludueña (parcialmente lími-
te del municipio Rosario), se extiende hacia el oeste y lle-
ga hasta la localidad de Roldán, lo cual da como resul-
tado un área urbanizada muy extensa, con baja densidad
y con bajos niveles de dotación infraestructural. También
dentro de su extensión hacia el sur, aunque más recien-
temente tuvo mucha influencia otro componente vial: la
creación del tramo (Avenida Circunvalación–Carcarañá)
de la autopista Rosario–Córdoba, que actualmente ya se
extiende hasta la ciudad de Córdoba.
La localidad de Roldán presenta una extensión urbana
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Figura 1 | Primer registro gráfico del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario (1991) Fuente: investigación elaborada por la Secretaría de Desarrollo de Planeamiento Urbano y Control de Gestión de la Prov. de Santa Fe. Arq.
Adrián Caballero (1991).
Figura 2 | Plano actual del área metropolitana de la ciudad de Rosario (2012)
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116
de trazado ortogonal y simétrico a su eje fundacional,
originado también por las líneas del ferrocarril, los cua-
les son hechos primarios de la ciudad. La extensión se
inició hacia el norte respetando su trazado original, y
su extensión hacia el sur, en cambio, se proyecto de
manera semicircular, alterando su fisonomía. Su evolu-
ción urbana se produjo sobre la Ruta Nacional nº 9 y
llega hasta el límite este de esta localidad con la de Fu-
nes, límite que presenta un corte urbano causado por
el cruce perpendicular de la Ruta Nacional nº AO12. Es-
ta extensión confeccionó un continuum urbano entre
ambas localidades que luego, más tardíamente, produ-
jo hacia el norte la urbanización por la mencionada Ru-
ta Nacional nº AO12. La urbanización resultante era
muy extensa, con baja densidad y también con bajos
niveles de dotación infraestructural.
El crecimiento general del territorio se originó de una
manera discontinua, y por lo tanto es un modo de cre-
cimiento caracterizable como la expansión a saltos, el
cual se desarrolla sin continuidad alguna con los cas-
cos fundacionales. Esta manera de crecimiento desor-
denado del territorio, producto de las ventas inmobilia-
rias de nuevos loteos para el sector, dio como resultado
un área de poca regulación y planificación urbana y lo-
gró generar grandes aéreas intersticiales de poco com-
pletamiento urbano (Bragos, 2003).
Es así que los agentes inmobiliarios o los diferentes ac-
tores privados han observado de manera especulativa es-
ta situación para poder proyectar y promocionar nuevas
aéreas urbanizables y completar los grandes intersticios
urbanos. La motivación de generar nuevos espacios re-
sidenciales estaba vinculada a la oferta de viviendas de
fin de semana para solventar las demandas rosarinas, las
cuales, un período más tarde, se volcaron a promocionar
viviendas para residentes definitivos.
Para poder comprobar cuantitativamente el proceso de
transformación del Cordón Oeste Metropolitano de Ro-
sario, se adjunta el Cuadro 1. Allí se puede observar,
por cada localidad, la población registrada en los cen-
sos, el crecimiento demográfico, el crecimiento migra-
torio, la superficie, y el cálculo resultante de la densi-
dad de población.
Si bien este cuadro representa cuantitativamente el au-
mento de población de ambas localidades, no incorpo-
ra exhaustivamente el incremento respecto de fines de
semana que representa el Cordón Oeste Metropolitano
de Rosario para la región. Este incremento varía signi-
ficativamente casi en un 30% los días de fines de se-
mana gracias a la llegada de visitantes a las viviendas
de segunda residencias, y es así como tampoco repre-
senta el aumento duplicativo de población los meses
de veraneo en la región. Para completar este registro
cuantitativo, se necesitaría contar con la nueva presen-
tación del censo 2010, el cual se encuentra en cons-
trucción permanente.
Las localidades de Funes y Roldán, sumergidas en este
incremento poblacional, comenzaron también a incre-
mentar el registro oficial en los movimientos de obras
particulares, por lo cual se llevó a cabo un rastreo de los
registros efectuados en cada localidad desde el año
2000 hasta 2010, teniendo como asiento el reconoci-
miento de diez años de incremento urbano–territorial.
Para ello se adjunta el registro de las dos localidades con
la finalidad de reflejar el progresivo crecimiento.
En el Cuadro 2 mostramos el registro de obras particu-
lares de la localidad de Funes, el cual nos indica que
entre los años 2000 y 2010 existió un aumento cons-
tante de registros municipales, de un 300% en 10
años. Se puede observar también que el incremento
promedio que varía año a año se eleva en primera ins-
tancia un 100% y luego se incrementa porcentualmen-
te un 20% de manera gradual.
De la misma manera, se adjunta en el Cuadro 3 el re-
gistro de obras particulares de la localidad de Roldán,
el cual nos indica que entre los años 2000 y 2010 exis-
tió un aumento constante de registros municipales, in-
crementándose de igual modo un 300% en 10 años.
Se puede advertir también que el incremento promedio
que varía año a año, en primera instancia, decae un po-
co, llega a elevarse posteriormente un 100% y luego se
incrementa porcentualmente un 10% o 15% de mane-
ra gradual.
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117
FunesRoldán
Fuente: elaboración propia con datos del Censo Nacional de Población, Hogares y Vivienda. INDEC, período 1991–2001.
8.2709382
14.75011.468
64,822,2
26,712,6
100114
147,50100,61
Población 1991(hab.)
Población 2001(hab.)
CrecimientoDemográfico (%)
Crecimientomigratorio (%)
Superficie(km²)
Densidad de Población (hab/km²)
Localidad
CUADRO Nº1 | Población, crecimiento, superficie y densidad del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.
20002001200220032004200520062007200820092010
Fuente: elaboración propia con datos obtenidos del registro de Obras Particulares de la localidad de Funes. Período 2000–2010.
101149129247268282572432456484522
96110103126422476360225201298339
14163333447285
102188104
74
86152133175164142
895218
96
000226
1719321310
297427403583900978
1.123830895908951
Obra Nueva Regularización Mensura Anteproyecto Demolición TotalesAños Registrados
CUADRO Nº2 | Registro de los movimientos de obras particulares en la localidad de Funes.
20002001200220032004200520062007200820092010
Fuente: elaboración propia con datos obtenidos del registro de Obras Particulares de la localidad de Roldán. Período 2000–2010.
51223435452888769
126156
342773
100133137127104127
80107
169
141515
84136414033
3626441832152912
920
31110020310
9475
155177234212287239249249296
Obra Nueva Regularización Mensura Anteproyecto Demolición TotalesAños Registrados
CUADRO Nº3 | Registro de los movimientos de obras particulares en la localidad de Roldán.
Cuadro 1 | Población, crecimiento, superficie y densidad del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario.
Cuadro 2 | Registro de Obras Particulares de la localidad de Funes.
Cuadro 3 | Registro de Obras Particulares de la localidad de Roldán.
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Dentro de esta misma lógica se puede deducir que año
a año el Cordón Oeste Metropolitano posee un aumen-
to de población gradual ascendente, el cual se refleja
en la regularización de casas de fin de semana o en la
construcción de nuevas casas para la residencia per-
manente o de fin de semana.
Consecuentemente, el incremento de las actividades co-
merciales y de servicios evidencia también este creci-
miento poblacional manifestado para el abastecimiento
de las necesidades ocasionales o para las necesidades
de nuevos residentes locales. Este incremento se ve ex-
presado en la incorporación de nuevos negocios a lo lar-
go de las rutas comunicacionales. (Fig. 3)
Este Cordón exterioriza los sectores comerciales y de
servicios, ubicados en las aéreas más céntricas a los
cascos urbanos fundacionales o en su mayor distinción
en las longitudes de las Rutas n° 9 y n° AO12. Muchos
sectores han encontrado en las localidades facilidades
de inserción laboral a la gran demanda poblacional cer-
cana a Rosario. De igual modo, su equipamiento comu-
nitario y su potencial desarrollo local se encuentran en
constante evolución urbana.
Haciendo alusión a las particularidades paisajísticas y
ambientales originales del territorio, que generan un
atractivo significativo hacia ambas localidades y han
aportando un valor agregado al modo de urbanización
disperso en el cual se han desarrollado. Esto se ve re-
flejado en el modelo de expansión urbana antes expli-
cada, el urban sprawl, que representa la idea de una vi-
da nueva y alejada de los centros urbanos. Es así como
comenzó a existir en el imaginario de los ciudadanos de
la ciudad central (Rosario) la idea de vivir en un sitio di-
ferente, con grandes espacios libres y la posibilidad de
poseer una vivienda unifamiliar nueva y gozar de una
relación más directa con la naturaleza.
Las localidades del Cordón Oeste Metropolitano de Ro-
sario exhiben las características paisajísticas y ambien-
tales como las siguientes (Figs. 4 y 5).
• presencia de grandes espacios verdes;
• presencia de asoleamiento y aire puro;
• paisaje forestal con variedad de especies;
• mayoría de calles sin asfaltar, con un pequeño esta-
bilizado;
• viviendas unifamiliares;
• mayor contacto con la naturaleza.
Visto el panorama paisajístico y ambiental, se desarro-
lló un atractivo significativo para la búsqueda de nue-
vos tipos de residencias para la región, se absorbieron
las beneficiosas condiciones locales y se incorporaron
equipamientos urbanos para el diseño integral de nue-
vas residencias urbanas. Las transformaciones urbanas
se materializaron en la incorporación de nuevos loteos
para las localidades focalizados en la venta de vivien-
das permanentes o segundas residencias para rosari-
nos, loteos que fueron modificando la estructura terri-
torial urbana local y ampliando el territorio urbanizado.
Las ciudades no sólo incorporaron el modelo de creci-
miento disperso sino también características del mode-
lo de ciudades jardines gracias a las afortunadas con-
diciones naturales locales antes mencionadas.
Estas transformaciones urbanas también representan
una modalidad nueva de urbanización en el territorio
llamada urbanización privada, como son, por ejemplo,
los barrios cerrados o los clubes de campo. Las nuevas
modalidades de urbanización incorporaron caracterís-
ticas diferentes para las localidades como la construc-
ción de equipamientos comunitarios, una seguridad in-
terna y la condición de ser un territorio privado. Se
observa de esta manera (Fig. 6) una visión de transfor-
mación del ambiente original de la localidad hacia un
nuevo tipo de construcción determinada por los tiem-
pos de hoy.
La investigación registra al presente más de 25 barrios
proyectados y en ejecución en la localidad de Funes y
más de 17 barrios proyectados y en ejecución en la lo-
calidad de Roldán, los cuales configuran las nuevas ur-
banizaciones del Cordón Oeste Metropolitano de Rosa-
rio y nos dan como resultado las nuevas fisonomías
urbanas actuales. Muchas de estas urbanizaciones se
diferencian en su estructura morfológica por ser abier-
tas, privadas y/o cerradas y de completamientos (loteos
más pequeños).
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Figura 3 | Imágenes de comercios sobre la Ruta Nacional nº 9 a la altura de la localidad de Funes. Fuente: http://www.google.com.ar/
images?q=imagenes+de+comercios+por+ruta+9+funes+santa+fe
Figura 4 y 5 | Imágenes características de los barrios de la localidad de Funes. Fuente: Bragos y Vassallo (2005).
Figura 6 | Imagen de uno de los barrios de la cadena Funes Hills. Barrio cerrado. Fuente:
Bragos y Vassallo (2005).
![Page 120: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/120.jpg)
120
Se advierte que la manera de proyectar tanto las nue-
vas urbanizaciones como el estudio de la configuración
urbana original de las ciudades se determina en la par-
celación de campos limítrofes a los cascos urbanos, y
se logra así transformar las tierras rurales en urbanas.
Esta forma de construcción de ciudad se ve represen-
tada en la nueva confección del plano del Cordón Oes-
te Metropolitano, junto con el reconocimiento de las
nuevas urbanizaciones locales (Fig. 7). Esta figura nos
demuestra que la extensión urbana de ambas localida-
des se encuentra en continuo crecimiento, siguiendo
las trazas viales de comunicación con la ciudad de Ro-
sario y la región.
Dentro de esta misma lógica, se expone que el caso del
Cordón Oeste Metropolitano de Rosario se vio afectado
por contener diferentes situaciones de completamien-
to urbano en su territorio, tanto en las ciudades de Fu-
nes y de Roldán como en el sector oeste de la ciudad
de Rosario (barrio Fisherton). Su resultado fue la pro-
longación de sus plantas urbanas que, junto con las
nuevas urbanizaciones, se extendieron hasta los lími-
tes distritales, lo que dio como resultado un área de
continuo urbano disperso.
A modo de resumen, se puede decir que la localidad de
Funes hasta el momento presenta un 70% en superfi-
cie rural y un 30% en superficie urbana, mientras que
la localidad de Roldán posee un 80% de superficie ru-
ral y un 20% de superficie urbana, siendo Funes la lo-
calidad más próxima a la ciudad de Rosario. Sus moda-
lidades de crecimiento se encuentran reflejadas en los
párrafos anteriores, con el aporte en esta ocasión del
modo de reglamentación y registro de edificación urba-
na. Según los registros municipales, los parámetros de
edificación son muy bajos; en ambas localidades se
presenta un FOS de 0,15 hasta 0,60 y un FOT de 0,50
hasta 2, y se exhiben alturas de planta baja y un piso y
en áreas céntricas planta baja y dos pisos. En los ba-
rrios con características privadas existe un reglamento
de edificación interno cuyos parámetros también refle-
jan una baja edificación y un FOS similar.
Esta reglamentación urbana sustenta el modo de vida
suburbano, con amplios espacios con jardín, fomento
del contacto recreativo con la naturaleza, la vida al ai-
re libre, e implantándose así el crecimiento urbano disper-
so del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario, exteriori-
zando una extensión progresiva de la masa constructiva
urbana hacia los límites distritales rurales.
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Figura 7 | Nuevo plano del Cordón Oeste Metropolitano de Rosario
Fuente: elaboración propia sobre base catastral del área metropolitana de la ciudad de Rosario. Reconocimiento de las nuevas fisonomías urbanas.
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CONCLUSIONeS
A modo de conclusión, se puede reconocer que el mo-
delo de ciudad compacta y multifuncional de larga tra-
dición en la historia de los asentamientos humanos ha
cambiado sustancialmente a causa de una serie de fac-
tores, como la aparición de nuevas tecnologías de in-
formación, la reestructuración económica –iniciada a
partir de la crisis capitalista de mediados de los años
70–, y las nuevas pautas de consumo. Estos aspectos
incidieron sobre el escenario social, político, cultural y
económico del crecimiento urbano de las ciudades, en
donde el espacio de los flujos comenzó a ubicarse en
un lugar importante dando como resultado una nueva
expresión territorial que podría encuadrarse en un nue-
vo modelo: el de la expansión urbana dispersa. Según
Monclús (1998), la ciudad se expande junto con la so-
ciedad misma, buscando el paisaje rural y transformán-
dolo en urbano.
El actual proceso de globalización ha ido afianzando una
nueva lógica de producción en redes en la cual este pa-
trón de crecimiento urbano se convirtió en un modelo a
seguir en determinadas ciudades. En este contexto, se
manifestó un conjunto de funciones y actividades nue-
vas en la ciudad como resultado de la creciente amplia-
ción de profesionales altamente calificados, cuya base
son la inteligencia y la información. Estas nuevas fun-
ciones y actividades se materializaron en nuevos arte-
factos urbanos significativos localizados dentro de un
territorio metropolitano en donde la morfología urbana
emergente origina nuevas centralidades.
Consecuentemente, el proceso de desarrollo urbano de
las ciudades ha comenzado a experimentar nuevos arte-
factos urbanos, como conjuntos residenciales, comple-
jos industriales, ciudades satélites, y cambios urbanos
significativos, como la transformación de ciudades pe-
queñas y medianas e incluso de núcleos rurales cerca-
nos, en donde se convierten en unidades dependientes
de la gran ciudad metropolitana. La revolución urbana
global ha enfatizado estos cambios para poder desarro-
llarlos aún más en las ciudades de hoy.
Por consiguiente, la expansión urbana de las ciudades
posee una íntima relación con el desarrollo de grandes
infraestructuras viarias, los cambios en el estilo de vida
y las nuevas pautas de consumo (De Mattos, 2002).
Así, gracias al mejoramiento de la vinculación del Cor-
dón Oeste Metropolitano de Rosario mediante diferen-
tes vías de comunicación (avenidas, rutas, autopistas),
muchos sectores medios y altos de la población rosarina
se trasladaron a vivir allí en los últimos años, otorgando
a las localidades las características de verdaderas ciu-
dades dormitorios dentro de la región, relacionándose
por sus actividades laborales, principalmente con la ciu-
dad de Rosario. Los cambios demográficos y las nuevas
modalidades de urbanización dispersas inciden de ma-
nera directa en la configuración de una nueva estructu-
ra físico–funcional que relaciona a Rosario con el Cor-
dón Oeste Metropolitano e incorpora nuevas demandas
de viviendas y servicios terciarios. Esta modalidad, ac-
tualmente, no sólo alberga a los sectores altos y medios
sino que también trata de integrar a los sectores de
menor poder adquisitivo con loteos más económicos y
mediante la venta a largo plazo en los nuevos barrios
proyectados.
De igual modo, y según Bryant (1982), la dispersión de
la ciudad es la característica que define a la nueva urba-
nización presente, la cual se encuentra más reflejada en
sociedades occidentales. Su crecimiento espacial es po-
larizado y fomentado por las economías de aglomeración.
Asimismo, se reconoce a la suburbanización en las ciu-
dades como el patrón de desarrollo urbano de las metró-
polis actuales, modifica la idea de ciudad compacta tra-
dicional y multifuncional para materializarse en ciudad
dispersa. La dinámica urbana actual demandante mues-
tra nuevas competencias y roles hacia las ciudades que
la integran, en donde cada una emprende la tarea de po-
der subsistir e integrarse de manera acorde con la absor-
ción de la gran metrópoli, por lo cual muchas ciudades
manifiestan nuevas modalidades de extensión urbana y
se modifican su idea de ciudad y sus instrumentos de or-
denación urbanística para poder absorber las nuevas de-
mandas metropolitanas.
A modo de reflexión, se puede decir que el crecimiento
de las ciudades dispersas presenta hoy en día un conti-
nuo ideal a transmitir y a asimilar por varias ciudades en
vías de crecimiento y desarrollo poblacional, incorporan-
do el modo de extensión urbana como la forma más acor-
de al ideal urbano, formulado por los grandes actores
inmobiliarios y aceptado por las gestiones urbanas loca-
les. El estudio y la compresión de este modelo de ciu-
dad dispersa intentan demostrar el actual modelo adop-
tado por el Cordón Oeste Metropolitano como forma de
crecimiento e implantación urbana y regional.
![Page 123: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/123.jpg)
123
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
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![Page 124: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/124.jpg)
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existência e inexistência de cercamento, segurança e acessibilidade de parques urbanos.
08
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125
Este trabalho tem como objetivo avaliar a influência da presença ou ausência de
cercamento de parques públicos urbanos na percepção dos usuários em relação a
segurança dos usuários (do interior e exterior dos parques) e do patrimônio públi-
co, bem como na acessibilidade desses espaços e os efeitos causados por este no
uso e apropriação dos espaços internos dos parques. Para tanto, foram avaliados
dois parques de Porto Alegre–RS, quais sejam o Parque Farroupilha e o Parque Ger-
mânia. Os principais resultados evidenciam que a percepção de segurança não é
influenciada pela falta de cercamento em parques abertos, ao contrário do que oco-
rre em parques fechados. Os usuários de parques fechados associam a presença
de cercamento na preservação do patrimônio público, sendo que em parques aber-
tos essa avaliação varia em relação ao tipo de usuário. Além disso, os tipos de ati-
vidades realizadas pelos usuários de parques abertos, assim como a proximidade
da residência, tanto em parques fechados como em abertos, são fatores que in-
fluenciam na avaliação de acessibilidade de parques urbanos.
Presence or absence of fencing, security and accessibility of urban parks
This study aims to evaluate the influence of the presence or absence of fencing of
urban public parks in the users’ perception regarding the users’ safety (inside and
outside the parks) and public property, as well as the accessibility of these spaces
and the effects caused by this use and ownership of the internal spaces of the
parks. Thus, were evaluated two parks in Porto Alegre, which are the Farroupilha
Park and Germania Park. The main results show that the safety’ perception is not
influenced by the lack of fencing in the open parks, contrary to what occurs in clo-
sed parks. Closed park’s users associate the presence of fencing on the preserva-
tion of public property, and in open parks this evaluation varies with the users’ ty-
pe. Furthermore, the activities’ types performed by users of open parks, and the
proximity of the residence, both in closed and in open parks, are factors that in-
fluence the evaluation of urban parks’ accessibility.
Autor
Arq. Mestranda Débora Gregoletto
PROPUR, UFRGS, Brasil.
Arq. Mestranda Thaís Caetano Bochi
PROPUR, UFRGS, Brasil.
Bacharel Mestranda Fernanda Costa da Silva
PROPUR, UFRGS, Brasil.
Prof. Antônio tarcísio Reis
Faculdade de Arquitetura, PROPUR, UFRGS,
Brasil.
Palavras–chave
Uso
Apropriação
Patrimônio público
Percepção
Segurança
Avaliação
Key words
Use
Ownership
Public property
Perception
Safety
Evaluation
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126
INtRODUçãO
Os parques urbanos são considerados espaços importan-
tes para a dinâmica de uma cidade, visto proporciona-
rem ambientes para uso variado, além de promoverem a
sociabilidade. Não obstante, influenciam no estabeleci-
mento de conexões entre diferentes áreas de seus en-
tornos. A acessibilidade pode ser considerada como uma
condição imprescindível para o uso e apropriação dos
parques urbanos (CARR et al., 1995), visto que espaços
públicos acessíveis permitem a percepção adequada de
estímulos ambientais, a possibilidade de se mover atra-
vés de tais espaços, o uso para atividades variadas e a
execução destas com conforto, autonomia e segurança
(CASARIN et al., 2011). Em complemento, vários estu-
dos, como os de Marcus e Francis (1998) e os verifica-
dos no grupo de estudos Project for Public Space (PPS,
2011), afirmam que o sucesso de um espaço público,
incluindo-se os parques urbanos, depende também da
quantidade, da tipologia e da qualidade de conexões
existentes ao seu redor, aspectos estes que facilitam ou
inibem o acesso.
Adicionalmente, estudos indicam que a rua deve estar
plenamente integrada aos espaços de lazer, sendo ele-
mento capaz de agregar qualidade nas relações de so-
ciabilidade entre os usuários (FRANCIS, 2003; JACOBS,
2000; SANTOS, 1981; WHITE, 1988). Ainda, parece
que o não cercamento é que realmente poderia trazer be-
nefícios para a população, facilitando a acessibilidade
aos espaços públicos e áreas verdes, e a interação social
(REED, 2012). Entretanto, cercamentos e propostas de
cercamento de parques urbanos têm ocorrido em várias
cidades de distintos países, tais como Buenos Aires e
Porto Alegre (BRASIL, 2006; REED, 2012). Na realida-
de brasileira é reincidente o número de propostas de ges-
tores públicos para o cercamento de parques urbanos
(BRASIL, 2003; 2005; 2006), mediante o argumento
da necessidade de um controle maior sobre esses espa-
ços, através de barreiras físicas, a fim de se evitarem atos
de depredação do patrimônio e que atentem à seguran-
ça dos usuários. Contudo, tais propostas carecem de evi-
dências baseadas nas percepções dos usuários e nos
usos de parques urbanos que sustentem a necessidade
de cercamento de tais parques.
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Assim, é objetivo deste trabalho avaliar, através da per-
cepção dos usuários, a influência da presença ou ausên-
cia de cercamento de parques públicos urbanos: (i) em
relação à segurança dos usuários do interior e exterior
dos parques; (ii) em relação à preservação do patrimô-
nio público; (iii) quanto à acessibilidade aos parques e
os efeitos causados no uso e apropriação dos seus es-
paços internos.
MetODOLOGIA
Conforme os objetivos deste trabalho foi realizado estudo
comparativo entre dois parques públicos urbanos da cida-
de de Porto Alegre, capital do estado do Rio Grande do Sul
- Parque Farroupilha e Parque Germânia. O primeiro, tam-
bém conhecido popularmente como Redenção, está loca-
lizado no Bairro Farroupilha, mais próximo ao centro da ci-
dade, tem área de 69 hectares e não possui cercamento.
Já o Parque Germânia, localizado no Bairro Vila Ipiranga,
mais distante do centro da cidade, é formado por 15,11
hectares e possui cercamento nos seus limites, com sete
portões de acesso, abertos diariamente das 6:30 às 22:00
horas (Figura 1).
Os parques Farroupilha (Figuras 2 a 6) e Germânia (Fi-
guras 7 a 11) apresentam uma população de usuários
assíduos e eventuais, variando bastante sua quantidade
nos dias úteis em relação a feriados e finais de semana.
Conforme dados das gerências de cada parque, cerca
de cinco mil pessoas frequentam diariamente o Parque
Farroupilha de segunda a sexta-feira, e, cerca de trezen-
tas mil pessoas durante os finais de semana. Já no Par-
que Germânia esse número diminui para aproximada-
mente mil pessoas durante a semana e entre cinco a
oito mil pessoas aos finais de semana e feriados.
Como procedimentos metodológicos foram realizados
levantamento de arquivo e levantamento de campo. O
levantamento de arquivo correspondeu à revisão da li-
teratura pertinente ao tema, bem como à coleta de in-
formações em instituições afins, de forma a se obterem
dados sobre os dois parques; as informações obtidas
desse tipo de levantamento são relevantes para deter-
minar o ponto de partida da avaliação do ambiente ur-
bano e do próprio levantamento de campo (REIS; LAY,
1995). O trabalho de campo abrangeu aplicação de
questionários aos usuários dos espaços analisados, vi-
sando a análise quantitativa de dados obtidos através
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127
Figura 1 | Área urbana (parcial) de Porto Alegre com a localização dos dois parques estudados. Fonte: Google
Earth, data da imagem: 2012Figura 2 | Parque Farroupilha, vista aérea.
Fonte: Google Maps, data da imagem: 2012
Figura 7 | Parque Germânia, vista aérea. Fonte: Google Maps, data da imagem: 2012
Figura 3, 4 y 5 | Parque Farroupilha, interior. Fonte: autores.
Figura 8, 9 y 10 | Parque Germânia, interior. Fonte: autores.
Figura 6 | Parque Farroupilha, relação com a via pública. Fonte: autores
Figura 11 | Parque Germânia, relação com a via pública. Fonte: autores
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128
de uma quantidade expressiva de respondentes (RUIZ,
1988) e possibilitando a comparação das respostas a um
conjunto de questões dadas por diferentes grupos de
pessoas. Os questionários foram disponibilizados virtu-
almente, com endereço de acesso informado em panfle-
tos, os quais foram distribuídos aos presentes nos par-
ques e em formato de cartas impressas, distribuídas em
caixas de correios nas residências de entorno dos espa-
ços estudados. Em complemento, o endereço virtual dos
questionários também foi disponibilizado em redes so-
ciais e via e-mail, possibilitando ampliação de participa-
ção na pesquisa. Os respondentes foram divididos em
dois grupos: usuários do parque que residem nas suas
imediações, e usuários do parque que não residem nas
imediações.
A coleta de dados dos questionários foi realizada du-
rante o mês de novembro de 2011 e abrangeu 132 usu-
ários, entre residentes e não residentes nas imediações
de ambos os parques (Tabela 01).
As informações obtidas nos questionários foram tabula-
das no programa estatístico Statistical Package for So-
cial Sciences – SPSS. Foram realizados testes estatís-
ticos não paramétricos, como frequências, tabulações
cruzadas entre variáveis nominais, testes Kruskal–Wallis,
Mann–Whitney e Kendall W entre variáveis nominais e
ordinais e testes Spearman entre as variáveis ordinais,
com a finalidade de se verificarem relações de causa e
efeito entre estas.
Em complementação aos dados coletados nos questio-
nários, realizou-se a observação dos espaços, a partir
da qual foram elaborados mapas comportamentais. Ela-
borados em ambos os parques durante uma semana,
entre os dias 1° e 07 de novembro de 2011, é impor-
tante destacar que os mapas foram construídos em pe-
ríodo que abrangeu um feriado, dia 02 de novembro
(quarta-feira). Durante os dias úteis e no feriado as ob-
servações procederam a partir das 17h e, nos finais de
semana, elas ocorreram no período da manhã, a partir
das 9h. Pelos resultados obtidos, notou-se uma dife-
rença considerável na quantidade de usuários nos par-
ques no feriado, semelhante ao movimento verificado
no final de semana. As categorias observadas e marca-
das nos mapas foram: ciclistas, pessoas praticando es-
portes coletivos, crianças, comerciantes, pessoas ca-
minhando ou correndo, pessoas em trânsito de passeio
e pessoas em repouso.
ReSULtADOS
Influência da presença ou ausência de cercamento em
relação à segurança dos usuários
Considerando todos os usuários do Parque Farroupilha,
observa-se predominar a percepção de insegurança (43,1%
– 44 de 102) no parque. Tal percepção (45,8% – 27 de
59) também predomina para os usuários não moradores
das imediações do parque e é expressiva (39,6% – 17 de
43) e claramente superior à percepção de segurança
(16,3% – 7 de 43) para os usuários moradores das ime-
diações do parque (Tabela 02), não tendo sido encontrada
uma diferença estatisticamente significativa entre as per-
cepções destes dois grupos. Como principais razões para
as percepções de insegurança estão: o policiamento insu-
ficiente (59,8%); a pouca iluminação (45,1%); o número
insuficiente de câmeras de segurança (36,3%); e a inexis-
tência de cercamento no parque (27%) (Tabela 03).
Por outro lado, no Parque Germânia predomina a percep-
ção de segurança (50% – 15 de 30), embora este percen-
tual não seja expressivo. Este predomínio repete-se para
os usuários moradores das imediações (54,1% – 13 de
24) e, embora a percepção de segurança não seja predo-
minante para os usuários não moradores (33,3% – 2 de
6), ainda é superior à percepção de insegurança (16,7% – 1
de 6), não tendo sido encontrada uma diferença estatis-
ticamente significativa entre as percepções destes dois
grupos. Entre as principais razões para as avaliações po-
sitivas da segurança estão a existência de cercamento
(34%) e a boa iluminação (28%) (Tabela 03).
Portanto, o fato de morar próximo ou não do parque ava-
liado não interfere na percepção de segurança. Entretan-
to, as diferentes percepções de segurança dos usuários dos
dois parques refletem-se na existência de uma diferença
estatisticamente significativa entre tais percepções.
Predomina a discordância (50% – 51 de 102) sobre a
concordância dos 102 respondentes (39,2% – 40 de
102) em relação à ideia de que o cercamento aumen-
taria a segurança dos usuários no interior do Parque
Farroupilha (Tabela 04). O predomínio de tal discordân-
cia é evidente no grupo dos usuários que moram nas
imediações do parque (58,1% – 15 de 43), enquanto
no grupo dos que não moram nas imediações, a concor-
dância com a ideia de cercamento do parque (45,7% – 27
de 59) é equivalente à ideia de discordância (44% – 26
de 59).
Predomina a concordância (63,3% – 19 de 30) sobre a
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Usuário do parque e residente nas imediaçõesUsuário do parque e não residente nas imediaçõesTotal de respondentes
4359
102
246
30
Grupos de Respondentes Parque Farroupilha Parque Germânia
TABELA Nº1 | Amostra dos respondentes
Nota: n.a.= número absoluto
Parque FarroupilhaUsuários e moradores das imediações do parqueUsuários e não moradores das imediações do parqueTotal da amostra
0 (0%)
0 (0%)
Você acha o parque… Muitoseguro
Seguro Inseguro MuitoInseguro
Total Média dos valores ordinais
(teste M-W)
Nem seguro,nem inseguro
TABELA Nº2 | Percepção de segurança nos parques Farroupilha e Germânia
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos mais satisfeitos, enquanto os valores mais altos indicam os grupos menos satisfeitos
n.a (%)
0 (0%)
7 (16,3%)
11 (18,6%)
18 (17,6%)
19 (44,2%)
21 (35,6%)
40 (39,2%)
15 (34,9%)
21 (35,6%)
36 (35,3%)
2 (4,7%)
6 (10,2%)
8 (7,8%)
43 (100%)
59 (100%)
49,83
52,72
102 (100%)
Parque GermâniaUsuários e moradores das imediações do parqueUsuários e não moradores das imediações do parqueTotal da amostra
2 (8,3%)
0 (0%)
2 (6,7%)
11 (45,8%)
2 (33,3%)
13 (43,3%)
9 (37,5%)
3 (50%)
12 (40%)
2 (8,3%)
1 (16,7%)
3 (10%)
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
24 (100%)
6 (100%)
14,73
18,58
30 (100%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Parque FarroupilhaBoa iluminaçãoPouca iluminaçãoPoliciamento suficientePoliciamento insuficienteNúmero suficiente de câmeras de segurançaNúmero insuficiente de câmeras de segurançaInexistência de cercamento no parque
Razões da avaliação de segurança:
Usuário e moradordas imediações
Total
TABELA Nº3 | Principais razões da avaliação de segurança nos parques Farroupilha e Germânia.
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam as razões mais citadas, enquanto os valores mais altos indicam as razões menos citadas.
5 (11,6%)25 (58,1%)4 (9,3%)
25 (58,1%)1 (0,2%)
13 (30,2%)11 (25,5%)
n.a (%)
Usuário e moradordas imediações
Parque GermâniaBoa iluminaçãoPouca iluminaçãoPoliciamento suficientePoliciamento insuficienteNúmero suficiente de câmeras de segurançaNúmero insuficiente de câmeras de segurançaExistência de cercamento no parque
12 (48%)1 (4%)
5 (20%)7 (28%)1 (4%)
3 (12%)14 (56%)
4 (6,8%)21 (35,6%)7 (11,9%)36 (61%)2 (3,4%)
24 (40,7%)17 (28,8%)
33,3% (2)0 (0%)
16,7% (1)33,3% (2)16,7% (1)16,7% (1)50% (3)
9 (8,8%)46 (45,1%)11 (10,8%)61 (59,8%)3 (2,9%)
37 (36,3%)28 (27%)
28% (14)2% (1)
12% (6)18% (9)4% (2)8% (4)
34% (17)
n.a (%) n.a (%)
Usuários e moradores das imediações do parque
Usuários e não moradores das imediações do parque
Total da amostra
8 (18,6%)
14 (23,7%)
O cercamento aumentaria a segurança dos usuários no interior do parque:
Concordototalmente
Concordo Discordo Discordototalmente
Total Média dos valores ordinais
(teste M-W)
Não concordo,nem discordo
TABELA Nº4 | Percepção de segurança dos usuários no interior do parque Farroupilha com presença de cercamento.
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.
n.a (%)
22 (21,6%)
5 (11,6%)
13 (22%)
18 (17,6%)
5 (11,6%)
6 (10,2%)
11 (10,8%)
12 (27,9%)
14 (23,7%)
26 (25,5%)
13 (30,2%)
12 (20,3%)
25 (24,5%)
43 (100%)
59 (100%)
56,36
47,96
102 (100%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
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130
discordância dos 30 respondentes (23,3% – 7 de 30)
em relação à ideia de que a segurança dos usuários no
interior do Parque Germânia diminuiria se o mesmo não
fosse cercado (Tabela 05). O predomínio de tal concor-
dância também acontece no grupo dos usuários que
moram nas imediações do parque (66,7% – 16 de 24),
assim como no grupo dos que não moram nas imedia-
ções (50% – 3 de 6).
Prevalece a discordância (47,1% – 48 de 102) sobre a
concordância (22,5% – 23 de 102) dos 102 respon-
dentes em relação à ideia de que o cercamento dimi-
nuiria a segurança dos usuários no exterior do Parque
Farroupilha (Tabela 06). Tal predomínio da discordân-
cia ocorre para os usuários não moradores das imedia-
ções do parque (55,9% – 33 de 59), sendo esta discor-
dância (34,9% – 15 de 43) superior à concordância
(21% – 9 de 43) para os moradores das imediações do
Parque Farroupilha, para os quais predomina uma fal-
ta de convicção sobre os efeitos de um possível cerca-
mento sobre a segurança dos usuários no exterior do
parque (44,2% – 19 de 43). Não foram encontradas di-
ferenças estatisticamente significativas entre os níveis
de discordância sobre as ideias de que o cercamento
aumentaria a segurança dos usuários no interior e no
exterior do Parque Farroupilha.
Com relação ao Parque Germânia prevalece a discordân-
cia (66,7% – 20 de 30) sobre a concordância (16,7% – 5
de 30) dos 30 respondentes em relação à ideia de que
a segurança dos usuários no exterior do parque aumen-
taria se ele não fosse cercado (Tabela 07). Tal predomí-
nio da discordância verifica-se tanto para os usuários
moradores das imediações do parque (66,7% – 16 de
24), quanto para os não moradores (66,7% – 4 de 6).
Não foram encontradas diferenças estatisticamente sig-
nificativas entre os níveis de discordância em relação
às ideias de que a segurança dos usuários no interior e
no exterior do Parque Germânia aumentaria se o mes-
mo não fosse cercado.
INFLUêNCIA DA PReSeNçA OU AUSêNCIA De
CeRCAMeNtO eM ReLAçãO à PReSeRvAçãO DO
PAtRIMôNIO PÚBLICO.
De acordo com dados fornecidos pela Secretaria Muni-
cipal do Meio Ambiente (SMAM) foi relatado que todos
os atos de vandalismo que ocorrem no Parque Farrou-
pilha são efetuados no período noturno. Sendo os mais
comuns as pichações, os furtos de placas e depreda-
ções em geral aos monumentos, a quebra de bancos,
de balanços, de bebedouros, de luminárias e roubo de
plantas. Entre janeiro e maio de 2011 foi observada a
quebra de três bancos no Recanto Oriental, depreda-
ção de luminárias e de cerca de 120 lixeiras e vanda-
lismo em novas mudas de árvores do Parque. Também
foi citada ação extraordinária, quando ladrões entraram
no Orquidário e furtaram placas de bronze, além de te-
rem danificado o gerador de luz, fazendo com que par-
te do Parque ficasse às escuras por três dias.
Considerando o total da amostra com 102 responden-
tes, prevalece a concordância (50% – 51 de 102) so-
bre a discordância (43,2% – 44 entre 102) de que o
patrimônio público seria mais preservado se o Parque
Farroupilha fosse cercado (Tabela 08). A concordância
(55,9% – 33 de 59) predomina para os usuários não
moradores das imediações, enquanto para os usuários
moradores das imediações do parque predomina a dis-
cordância (48,9% – 21 de 43) sobre a concordância
(41,9% – 18 de 43) de que o cercamento contribuiria
para a preservação do patrimônio público.
No Parque Germânia, ainda segundo a SMAM, nos seus
cinco anos de existência, foram registradas apenas duas
invasões à noite, que resultaram em atos de vandalismo.
Durante o dia, os problemas maiores são com uso de be-
bida alcoólica, uso impróprio dos espaços e depredação
do parque, especialmente por grupos de usuários jovens
nos finais de semana. Os problemas constantes do par-
que são a quebra de partes da cerca, de lixeiras e as pi-
chações em paredes e mobiliários do espaço.
Considerando o total da amostra com 30 respondentes,
predomina expressivamente a discordância (90% – 27 de
30) de que o patrimônio público seria mais preservado se
o Parque Germânia não fosse cercado, resultado que se
repete para os dois grupos de usuários (Tabela 09).
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Usuários e moradores das imediações do parque
Usuários e não moradores das imediações do parque
Total da amostra
9 (37,5%)
1 (16,7%)
Se não fosse cercado, a se-gurança dos usuários no interior do parque diminuiria:
Concordototalmente
Concordo Discordo Discordototalmente
Total Média dos valores ordinais
(teste M-W)
Não concordo,nem discordo
TABELA Nº5 | Percepção de segurança dos usuários no interior do parque Germânia sem a presença de cercamento.
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.
n.a (%)
10 (33,3%)
7 (29,2%)
2 (33,3%)
9 (30%)
2 (8,3%)
2 (33,3%)
4 (13,3%)
3 (12,5%)
1 (16,7%)
4 (13,3%)
3 (12,5%)
0 (0%)
3 (10%)
24 (100%)
6 (100%)
15,04
17,33
30 (100%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Usuários e moradores das imediações do parque
Usuários e não moradores das imediações do parque
Total da amostra
3 (7%)
6 (10,2%)
O cercamento diminuiria a segurança dos usuários no exterior do parque:
Concordototalmente
Concordo Discordo Discordototalmente
Total Média dos valores ordinais
(teste M-W)
Não concordo,nem discordo
TABELA Nº6 | Percepção de segurança dos usuários no exterior do parque Farroupilha com presença de cercamento.
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.
n.a (%)
9 (8,8%)
6 (14%)
8 (13,6%)
14 (13,7%)
19 (44,2%)
12 (20,3%)
31 (30,4%)
8 (18,6%)
23 (39%)
31 (30,4%)
7 (16,3%)
10 (16,9%)
17 (16,7%)
43 (100%)
59 (100%)
48,21
53,90
102 (100%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Usuários e moradores das imediações do parque
Usuários e não moradores das imediações do parque
Total da amostra
2 (8,3%)
0 (0%)
Se não fosse cercado, a segu-rança dos usuários no exte-rior do parque aumentaria:
Concordototalmente
Concordo Discordo Discordototalmente
Total Média dos valores ordinais
(teste M-W)
Não concordo,nem discordo
TABELA Nº7 | Percepção de segurança dos usuários no exterior do parque Germânia sem a presença de cercamento.
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.
n.a (%)
2 (6,7%)
2 (8,3%)
1 (16,7%)
3 (10%)
4 (16,7%)
1 (16,7%)
5 (1,7%)
9 (37,5%)
3 (50%)
12 (40%)
7 (29,2%)
1 (16,7%)
8 (26,7%)
24 (100%)
6 (100%)
15,71
14,67
30 (100%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Usuários e moradores das imediações do parque
Usuários e não moradores das imediações do parque
Total da amostra
8 (18,6%)
16 (27,1%)
O patrimônio público seria mais preservado se o parque fosse cercado:
Concordototalmente
Concordo Discordo Discordototalmente
Total Média dos valores ordinais
(teste M-W)
Não concordo,nem discordo
TABELA Nº8 | Percepção de preservação do patrimônio público do parque Farroupilha com a presença de cercamento.
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.
n.a (%)
24 (23,5%)
10 (23,3%)
17 (28,8%)
27 (26,5%)
4 (9,3%)
3 (5,1%)
7 (6,9%)
11 (25,6%)
11 (18,6%)
22 (21,6%)
10 (23,3%)
12 (20,3%)
22 (21,6%)
43 (100%)
59 (100%)
55,37
48,70
102 (100%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Usuários e moradores das imediações do parque
Usuários e não moradores das imediações do parque
Total da amostra
1 (4,2%)
0 (0%)
O patrimônio público seria mais preservado se o parque fosse cercado:
Concordototalmente
Concordo Discordo Discordototalmente
Total Média dos valores ordinais
(teste M-W)
Não concordo,nem discordo
TABELA Nº9 | Percepção preservação do patrimônio público do parque Germânia sem a presença de cercamento
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Mann-Whitney; os valores mais baixos indicam os grupos que mais concordam com a afirmação, enquanto os valores mais altos indicam os grupos que menos concordam com a afirmação.
n.a (%)
1 (3,3%)
1 (4,2%)
0 (0%)
1 (3,3%)
1 (4,2%)
0 (0%)
1 (3,3%)
13 (54,2%)
4 (66,7%)
17 (56,7%)
8 (33,3%)
2 (33,3%)
10 (33,3%)
24 (100%)
6 (100%)
15,25
16,50
30 (100%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
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132
INFLUêNCIA DA PReSeNçA OU AUSêNCIA De
CeRCAMeNtO NA ACeSSIBILIDADe e OS eFeItOS
CAUSADOS NO USO e APROPRIAçãO DOS eSPAçOS
INteRNOS DOS PARQUeS.
De acordo com trabalho de campo, foram identificadas
53 entradas ou caminhos utilizados pelos usuários no
Parque Farroupilha, ainda que o acesso possa ser feito
por qualquer local do parque (Figuras 12 a 14). A clara
maioria (83,4% – 85 de 102) dos 102 usuários que res-
ponderam ao questionário está satisfeita ou muito sa-
tisfeita com a quantidade de entradas do parque, satis-
fação esta que se reflete para cada um dos dois grupos
de usuários (Tabela 10). A expressiva maioria (86,7% – 26
de 30) dos 30 usuários do Parque Germânia, que pos-
sui 7 portões de acesso (Figuras 15 a 17), também es-
tá satisfeita ou muito satisfeita com a quantidade de
entradas no parque satisfação esta que também se re-
pete para cada um dos dois grupos de usuários (Tabela
10). Em ambos os parques não foram encontradas dife-
renças estatisticamente significativas entre as avaliações
destes dois grupos de usuários.
A expressiva maioria (87,1% – 88 entre 102) dos 102
usuários do Parque Farroupilha que responderam ao
questionário está satisfeita ou muito satisfeita com a
localização das entradas do parque (Figura 12), satis-
fação esta que se reflete para cada um dos dois grupos
de usuários (Tabela 11). A evidente maioria (90% – 27
de 31) dos 30 usuários do Parque Germânia também
está satisfeita ou muito satisfeita com a localização das
entradas no parque (Figura 15), satisfação esta que
também se repete para cada um dos dois grupos de
usuários (Tabela 11). Em ambos os parques não foram
encontradas diferenças estatisticamente significativas
entre as avaliações destes dois grupos de usuários. Por-
tanto, a quantidade e a localização das entradas em
ambos os parques parecem responder às necessidades
de seus usuários.
Parque Farroupilha
Usuários e moradores nas imediações do parque (43)
Usuários e não moradores nas imediações do parque (59)
Total da amostra (102)
21 (48,8%)
27 (45,8%)
Muito Satisfeito Satisfeito Insatisfeito Muito InsatisfeitoNem Satisfeito,Nem Insatisfeito
TABELA Nº10 | Nível de satisfação com a quantidade de entradas dos parques.
n.a (%)
48 (47,1%)
Parque Germânia
Usuários e moradores nas imediações do parque (24)
Usuários e não moradores nas imediações do parque (6)
Total da Amostra (30)
6 (25%)
2 (33.3%)
8 (26,7%)
16 (37,2%)
21 (35,6%)
37 (36,3%)
14 (58,3%)
4 (66,7%)
18 (60%)
4 (9,3%)
8 (13,6%)
12 (11,8%)
4 (16,7%)
0 (0%)
4 (13,3%)
1 (2,3%)
1 (1,7%)
2 (2%)
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
1 (2,3%)
2 (3,4%)
3 (2,9% )
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Parque Farroupilha
Usuários e moradores nas imediações do parque (43)
Usuários e não moradores nas imediações do parque (59)
Total da Amostra (102)
20 (46,5%)
26 (44,8%)
Muito Satisfeito Satisfeito Insatisfeito Muito InsatisfeitoNem Satisfeito,Nem Insatisfeito
TABELA Nº11 | Nível de satisfação com a localização das entradas dos parques.
n.a (%)
46 (45,5%)
Parque Germânia
Usuários e moradores nas imediações do parque (24)
Usuários e não moradores nas imediações do parque (6)
Total da Amostra (30)
4 (16,7% )
2 (33,3%)
6 (20%)
19 (44,2%)
23 (39,7%)
42 (41,6%)
17 (70,8%)
4 (66,7%)
21 (70%)
3 (7%)
8 (13,8%)
11 (10,9%)
3 (12,5%)
0(0%)
3 (10%)
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
3 (2,3%)
1 (1,7%)
2 (2%)
0 (0%)
0 (0%)
0 (0%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
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133
Figura 12 | Entradas do Parque Farroupilha. 53 entradas identificadas em trabalho de campo. Fonte: elaborado pelos autores.
Figura 15 | Entradas do Parque Germânia. 07 portões de entrada.
Fonte: elaborado pelos autores.
Figura 13 y 14 | Figura 13: Entrada Parque Farroupilha. Fonte: autores.
Figura 16 y 17 | Figura 13: Entrada Parque Germânia. Fonte: autores.
![Page 134: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/134.jpg)
134
Para a clara maioria da amostra com 102 responden-
tes (76,5% – 78 de 102) prevalece a concordância com
a ideia de que se o Parque Farroupilha fosse cercado,
o número de entradas ao parque ficaria limitado (Tabe-
la 12). Por outro lado, como poderia ser esperado, pre-
domina para a amostra de 30 respondentes (76,7% – 23
de 30) a discordância com a ideia de que se o Parque
Germânia não fosse cercado, o número de entradas ao
parque ficaria limitado (Tabela 12). Para as amostras
em ambos os parques não foram encontradas diferenças
estatisticamente significativas entre os níveis de concor-
dância ou discordância dos dois grupos de usuários, mo-
radores e não moradores das imediações dos parques.
Entre as atividades realizadas com maior frequência no
Parque Farroupilha (Tabela 13), caminhar ou correr, é
aquela que tenderia a ficar mais comprometida no ca-
so do cercamento do parque, já que as pessoas que cor-
rem ou caminham durante os dias de semana e nos fi-
nais de semana tendem a realizar trajetos que incluem
o interior e o exterior ou as bordas do parque. Ainda, o
elevado número de pessoas que vão à Feira Ecológica
aos sábados e ao Brique da Redenção aos domingos
tenderia a ter a sua área de circulação reduzida por um
possível cercamento do parque, já que esta atividade
Parque Farroupilha
Usuários e moradores nas imediações do parque (43)
Usuários e não moradores nas imediações do parque (59)
Total da Amostra (102)
14 (32,6%)
19 (32,2%)
ConcordoTotalmente
Concordo Totalmente DiscordoTotalmente
Não concordo,Nem discordo
TABELA Nº12 | Nível de concordância em relação presença/ausência de cercamento como fator limitante de entrada ao parque.
n.a (%)
33 (32,4%)
Parque Germânia
Usuários e moradores nas imediações do parque (24)
Usuários e não moradores nas imediações do parque (6)
Total da Amostra (30)
1 (4,2%)
0 (0%)
1 (3,3%)
22 (51,2%)
23 (39%)
45 (44,1%)
2 (8,3%)
0 (0%)
2 (6,7%)
5 (11,6%)
9 (15,3%)
14 (13,7%)
4 (16.7%)
0 (0%)
4 (13,3%)
0 (0%)
7 (11,9%)
7 (6,9%)
8 (33,3%)
4 (66,7%)
12 (40%)
2 (4,7%)
1 (1,7%)
3 (2,9%)
9 (37,5%)
2 (33,3%)
11 (36,7%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Parque FarroupilhaComo passagemEncontrar pessoasIr à Feira EcológicaTomar chimarrãoCaminhar ou correrIr ao Brique da RedençãoLevar cães para passearLevar crianças para passearAndar de bicicleta
22,8338,7941,8345,0451,7557,1359,1762,1394,00
4 (9,5%)3 (7,1%)0 (0%)
4 (9,5%)13 (31%)6 (14,3%)9 (21,4%)3 (7,1%)0 (0%)
2 (3,4%)9 (15,5%)3 (5,2%)9 (15,5%)11 (19%)18 (31%)0 (0%)
5 (8,6%)1 (1,7%)
6 (6%)12 (12%)
3 (3%)13 (13%)24 (24%)24 (24%)9 (9%)8 (8%)1 (1%)
Média dos valoresordinais (teste K-W)
Atividades realizadas com mais frequência
Concordo TotalmenteNão concordo,Nem discordo
TABELA Nº13 | Atividades exercidas que mais concordam com a limitação de acessibilidade em relação à presença ou ausência de cercamento nos parques.
Parque GermâniaComo passagemLevar crianças para passearCaminhar ou correrEncontrar pessoasTomar chimarrãoLevar cães para passearAndar de bicicleta
-10,3812,7014,5018,2519,30
-
0 (0%)2 (9,1%)
10 (45,5%)1 (4,5%)2 (9,1%)
5 (22,7%)0 (0%)
0 (0%)2 (33.3%)
0 (0%)1 (16,7%)2 (33,3%)
0 (0%)0 (0%)
0 (0%)2 (14,3%)10 (35,7%)
2 (7,1%)4 (14,3%)5 (17,9%)
0 (0%)
n.a (%) n.a (%) n.a (%)
Nota: as médias dos valores ordinais foram obtidas através do teste estatístico não-paramétrico Kruskal-Wallis.
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135
ocupa uma de suas bordas como se pode observar no
mapa comportamental (Figura 18). Outra atividade que
tenderia a ser restringida pelo cercamento do parque é
o uso de bicicletas, já que a existência de uma grande
quantidade de acessos possibilita que o ciclista circu-
le do exterior para o interior do parque e vice-versa sem
maiores limitações. Também, enquanto alguns utilizam
o Parque Farroupilha como passagem o mesmo não
ocorre no Parque Germânia. Por outro lado, a atividade
de correr ou caminhar, também a mais realizada no Par-
que Germânia (Tabela 13), que é realizada tanto pelos
caminhos internos do parque quanto no perímetro ex-
terno, conforme mapa comportamental (Figura 19), não
parece estar comprometida pelo cercamento.
CONCLUSõeS
Este estudo revelou que as avaliações de segurança, fa-
ce à presença ou ausência de cercamento, são indepen-
dentes da proximidade da residência do usuário tanto
para o parque aberto quanto para o fechado. Para os
usuários do Parque Farroupilha, observou-se que pre-
domina a percepção de insegurança no parque, e que
a ausência de cercamento não é considerada fator de-
terminante na avaliação de segurança, embora tenha
sido mencionada como tendo algum impacto sobre tal
avaliação após outros fatores tais como policiamento
insuficiente, pouca iluminação, número insuficiente de
câmeras de segurança. Constatou-se também que os
respondentes do Parque Farroupilha entendem que um
Figura 18 | Mapa comportamental Parque Farroupilha. Mapa somatório de pessoas registradas em 7 dias de observação. Fonte: elaborado pelos autores.
Figura 19 | Mapa comportamental Parque Germânia. Mapa somatório de pessoas registradas em 7 dias de
observação. Fonte: elaborado pelos autores.
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136
possível cercamento do parque não aumentaria a segu-
rança dos usuários no interior e no exterior do parque,
indo de encontro à ideia de que o cercamento de par-
ques urbanos aumenta a segurança dos seus usuários
(BRASIL, 2003; 2005; 2006). Ainda, é necessário con-
siderar que o cercamento do Parque Farroupilha dificul-
taria, além do acesso ao mesmo de alguém que pode-
ria prestar socorro, a saída e o consequente escape de
uma potencial vítima. Por outro lado, no Parque Germâ-
nia predomina a percepção de segurança devido à pre-
sença de cercamento e da boa iluminação, e de que a
segurança diminuiria se não fosse cercado, tanto para
os usuários no interior quanto no exterior do parque. Es-
tas diferentes percepções acerca do efeito da existên-
cia ou não de cercamento sobre a segurança no parque
sugerem que tais percepções estão relacionadas às si-
tuações específicas de cada parque, incluindo as rela-
ções dos mesmos com o contexto urbano. Por exemplo,
no Parque Farroupilha existe um uso bem mais intenso
que inclui movimentos do exterior para o interior do par-
que e vice-versa com pessoas também utilizando o par-
que como espaço de passagem.
Apesar de prevalecer a percepção de que o patrimônio
público seria mais preservado se o Parque Farroupilha
fosse cercado, as avaliações variaram entre os usuários
que residem ou não nas proximidades do parque. Os
usuários não moradores das imediações têm a percep-
ção de que o cercamento contribuiria para a preserva-
ção do patrimônio público, enquanto que usuários mo-
radores das imediações do parque não acreditam que
o patrimônio seria mais preservado com o cercamento.
Logo, estes usuários, que tendem a possuir um maior
conhecimento sobre o parque, não corroboram o argu-
mento de que o cercamento de parque urbano evitaria
a depredação do patrimônio (BRASIL, 2003; 2005;
2006). Já no Parque Germânia, a avaliação da preser-
vação do patrimônio público foi fortemente associada
ao cercamento. Estas diferenças entre as percepções
de usuários de um mesmo parque assim como entre
usuários dos dois parques indicam que além dos pos-
síveis impactos gerados em tais percepções pelas ca-
racterísticas dos contextos urbanos em que estão inse-
ridos, as relações de proximidade com o parque dos
locais de moradia dos usuários também afetaram suas
percepções.
Em relação à quantidade e localização de entradas dos
parques estudados, tanto os usuários do Parque Farrou-
pilha quanto os usuários do Parque Germânia, se mos-
traram satisfeitos. Portanto, a quantidade e a localização
das entradas em ambos os parques parecem responder
às necessidades de seus usuários sejam eles moradores
ou não moradores das suas imediações. Quanto à percep-
ção de limitação de acessibilidade em face da presen-
ça ou ausência de cercamento, a maioria dos usuários
do Parque Farroupilha acredita que sua acessibilidade
seria limitada caso fosse cercado. Estes resultados vêm
ao encontro ao referido na literatura, onde Marcus e
Francis (1998) e estudos do Project for Public Space
(PPS, 2011), afirmam que o sucesso de um espaço pú-
blico depende também da quantidade, da tipologia e da
qualidade de conexões existentes ao seu redor, aspec-
tos que facilitam ou inibem o acesso. Portanto, o cer-
camento ou não de um parque urbano deve considerar
as suas características locais quanto às conexões com
o entorno e usos existentes, e consequente identifica-
ção da quantidade e localização de seus acessos. Veri-
ficou-se que os parques são apropriados de maneiras
diferentes por seus usuários. Enquanto no Parque Far-
roupilha as principais atividades exercidas são visitas
ao Brique da Redenção (feira que ocorre aos domingos),
caminhadas e corridas, atividades estas que, juntamen-
te com o uso do parque como passagem, tenderiam a
ficar mais comprometidas no caso do cercamento do
parque, no Parque Germânia não existem feiras e a in-
tensidade de uso é menor.
Finalizando, os resultados apresentados possibilitam
uma melhor compreensão das percepções de usuários
de parques públicos urbanos, sejam eles moradores ou
não das suas imediações, quanto à influência do cerca-
mento ou não de parques, sobre a segurança dos usu-
ários, preservação do patrimônio público, acessibilida-
de e atividades nos parques, contribuindo também para
a realização de novas investigações sobre as percepções
dos usuários de parques urbanos em relação à presença
ou ausência de cercamento.
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AuÍNDICE GENERAL | Página 13
ARTÍCULOS | Página 15
INFORMACIóN PARA AUtOReS
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EJES TEMÁTICOS
La publicación se estructura en secciones correspondientes a las
líneas de investigación preponderantes en la disciplina, a saber:
· Proyecto arquitectónico
· Tecnologías y sustentabilidad
· Historia de la arquitectura, la ciudad y el urbanismo
· Enseñanza de las disciplinas proyectuales
· Ciudad y territorio
· Comunicación y forma
tIPOS De ARtÍCULOS
Los artículos postulados deben corresponder a las categorías uni-
versalmente aceptadas como producto de investigación, ser origi-
nales e inéditos y sus contenidos responder a criterios de precisión,
claridad y brevedad. Como punto de referencia se pueden tomar
las siguientes tipologías y definiciones:
· Artículo de investigación científica y tecnológica: documento que
presenta de manera detallada los resultados originales de pro-
yectos terminados de investigación. La estructura generalmente
utilizada contiene cuatro partes importantes: introducción, me-
todología, resultados y conclusiones.
· Artículo de reflexión: documento que presenta resultados de in-
vestigación terminada desde una perspectiva analítica, interpre-
tativa o crítica del autor, sobre un tema específico, recurriendo
a fuentes originales.
· Artículo de revisión: documento resultado de una investigación
terminada donde se analizan, sistematizan e integran los resul-
tados de investigaciones publicadas o no publicadas, sobre un
campo en ciencia o tecnología, con el fin de dar cuenta de los
avances y las tendencias de desarrollo. Se caracteriza por pre-
sentar una cuidadosa revisión bibliográfica de por lo menos 50
referencias.
También se podrán presentar otro tipo de documentos diferentes
a los anteriormente descritos como pueden ser: artículo corto, re-
porte de caso, revisión de tema, documento resultado de la revisión
crítica de la literatura sobre un tema en particular, cartas al editor,
traducción, documento de reflexión no derivado de investigación y
reseña bibliográfica entre otros.
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gará en caso de ser aceptado dos copias impresas. Deberán adjun-
tar el curriculum vitae del autor o los autores.
En la comunicación escrita el o los autores deberán expresar que
conocen y aceptan la política editorial de la Revista y su compro-
miso a ceder todos los derechos de reproducción y distribución del
artículo.
Los artículos deberán cumplir con las siguientes formalidades:
En la primera página del documento se debe incluir:
· Título: en español o portugués e inglés. No debe exceder las 15
palabras.
· Subtítulo: opcional. Complementa el título o indica las principa-
les subdivisiones del texto.
· Datos del autor o autores (máximo 2): nombres y apellidos com-
pletos, filiación institucional, formación académica, experiencia
investigativa, publicaciones representativas y correo electrónico
o dirección postal publicable. El orden de los autores debe guar-
dar relación con el aporte que cada uno hizo al trabajo. Si co-
rresponde, también se debe nombrar el grupo de investigación,
el postgrado del que el artículo es resultado o el marco institu-
cional en el cual se desarrolla el trabajo.
· Descripción del proyecto de investigación: entidad financiadora,
participantes, fecha de inicio y culminación, resumen de la in-
vestigación y otros productos resultado de la misma.
· Resumen analítico–descriptivo o analítico–sintético: se redacta
en un solo párrafo. Debe dar cuenta del tema, el objetivo, los
puntos centrales y las conclusiones: No debe exceder las 200
palabras En español o portugués e inglés (abstract).
· Cinco palabras clave: ordenadas alfabéticamente. No deben for-
mar parte del título o subtítulo. En español o portugués e inglés
(key words). Permiten clasificar temáticamente al artículo.
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INFORMAÇAO PARA AUTORES
eIXOS teMátICOS
A publicação estrutura-se em seções correspondentes às linhas de
pesquisa preponderantes na disciplina , isto é:
· Projeto arquitetônico
· Tecnologias e sustentabilidade
· História da arquitetura, da cidade e o urbanismo
· Ensino das disciplinas projetuais
· Cidade e território
· Comunicação e forma
tIPOS De ARtIGOS
Os artigos encaminhados devem se corresponder com as catego-
rias universalmente aceitas como produto de uma pesquisa, ser
originais e inéditos e seus conteídos responder aos critérios de
precisão, claridade e brevidade. Como referência podem-se tomar
as seguintes tipologias e definições:
· Artigo de pesquisa científica e tecnológica: documento que apre-
senta de modo detalhado os resultados originais de projetos aca-
bados de pesquisa. A estrutura geralmente utilizada contém qua-
tro partes importantes: instrodução, metodologia, resultados e
conclusões.
· Artigo de reflexão: documento que apresenta os resultados de
uma pesquisa acabada desde uma perspetiva analítica, interpre-
tativa ou crítica do autor, sobre um tema específico, valendo-se
de fontes originais.
· Artígo de revisão: documento resultado de uma pesquisa termi-
nada onde se analizam, sistematizam e integram os resultados
de pesquisas já publicadas ou inéditas sobre um campo em ciên-
cia ou tecnologia, com o objeto de dar conta dos avances e o
desenvolvimento do trabalho. Caracteriza-se pela apresentação
de uma cuidadosa revisão bibliográfica de um mínimo de 50 re-
ferências.
Também podram se apresentar outro tipo de documentso difrentes
aos anteriormente descritos, como podem ser: artigo curto, repor-
te de caso, revisão de tema, documento como resultado da revisão
crítica da literatura sobre um tema particular, cartas ao editor tra-
duções, documento de reflexão não dereivado de pesquisa e re-
senha bibliográfica entre outros.
ReGRAS De SUBMISSãO
Os interessados em postular artigos deveram encaminha-los me-
diante comunicação escrita dirigida ao Diretor Editorial da revisata,
em formato digital não editável, ao que agregará-se –no caso de
ser aceito- duas cópias impressas. Deverá se adjuntar o curriculum
vitae do autor ou autores.
Na comunicação escrita o autor ou autores deveram expresar que
conhecem e aceitam a política editorial da Revista e seu compro-
misso de ceder os direitos de reprodução e distribuição do artigo.
Os artigos deveram cumprir com as seguintes formalidades:
Na primeira folha do documento se deve incluir:
· Título: em espanhol ou português e inglês. Não deve sobrepassar
as 15 palavras.
· Subtítulo: opcional. Complementa o título e indica as principais
subdivisões do texto
· Créditos do autor ou dos autores (máximo 2): nome e sobrenome
completo, vínculo institucional, titulação, experiência em pes-
quisa, relação de outras publicações, e-mail ou endereço com-
pleto publicavel. A ordem dos autores deve ter relação com o
aporte que cada um fez ao trabalho. Se corresponder, deve-se
também se nomear ao grupo de pesquisa ou o curso de pós-
graduação do qual o artigo é resultado, ou o marco institucional
no qual se desenvolve o trabalho.
· Descrição do projeto de pesquisa: entidade de financiamento,
participantes, data de início e culminação, resumo da pesquisa
e outros produtos resultados dela.
· Resumo analítico–descritivo ou analítico–sintético: redacta-se em
um só parágrafo. Deve dar conta do tema, do objetivo, dos pon-
tos centrais e conclusões. Não deve se exceder das 200 palavras.
Em espanhol ou português e inglês (abstract).
· Cinco palavras–chave: ordenadas alfabéticamente. Não devem
formar parte do título ou subtítulo. Em espanhol ou português e
inglês (key words). Permitem a classificação temática do artigo.
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La segunda página y siguientes deben tener en cuenta estas reco-
mendaciones:
· Cuerpo del artículo: generalmente se divide en introducción, me-
todología, desarrollo, resultados, discusión y conclusiones. Se pue-
den incluir referencias bibliográficas, tablas, imágenes, leyendas,
figuras y anexos. En la introducción se debe describir qué tipo de
artículo se está presentando.
· Texto: extensión máxima de 5.000 palabras. Procesador digital
Word extensión DOC. Tipo Arial de 12 puntos, interlineado doble,
márgenes de 3 cm en hoja A4 o Letter. Páginas numeradas.
· Referencias, citas y notas al pie: Las citas pueden ser: cita textual
corta (menor de 40 palabras), se incorpora en el texto y se encie-
rra entre dobles comillas; cita textual extensa (mayor de 40 pala-
bras) debe ser dispuesta en un renglón y un bloque independiente
omitiendo las comillas. La cita debe incorporar la referencia del
autor (Apellido, año, p.00). Las notas aclaratorias al pie de página
no deben exceder de 5 líneas o 40 palabras; de lo contrario, deben
ser incorporadas al texto general.
· Siglas: en el caso de emplear siglas en el texto, cuadros, gráficos
y/o fotografías, se deben proporcionar las equivalencias completas
de cada una de ellas en la primera vez que se empleen. En el caso
de citar personajes reconocidos se deben colocar nombres y/o ape-
llidos completos, nunca emplear abreviaturas.
· Gráficos: las tablas, gráficos, diagramas, ilustraciones y fotogra-
fías deben contener un título o leyenda explicativa relacionada con
el tema de investigación que no exceda las 15 palabras y la proce-
dencia (autor y/o fuente, año, p.00). Se deben entregar en medio
digital independiente del texto a una resolución mínima de 300
dpi (en cualquiera de los formatos descritos en la sección de foto-
grafía), según la extensión del artículo, se debe incluir de 5 a 10
gráficos con indicación de su posición dentro del texto. El autor es
el responsable de adquirir los derechos y/o autorizaciones de re-
producción a que haya lugar, para imágenes y/o gráficos tomados
de otras fuentes.
Fotografía: se deben digitalizar con una resolución igual o superior
a 300 dpi para imágenes a color o escala de grises. Los formatos
de las imágenes pueden ser TIFF o JPG, sin compresión y máxima
calidad.
· Planimetría: se debe entregar la planimetría original en medio
digital, en lo posible en formato CAD y sus respectivos archivos de
plumas. De no ser posible se deben hacer impresiones en tamaño
de página A4 con las referencias de los espacios mediante nume-
ración y una lista adjunta. Deben poseer escala gráfica, escala
numérica, norte, coordenadas y localización.
![Page 143: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/143.jpg)
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A segunda folha e seguintes devem levar em conta as seguintes
recomendações:
· Corpo do artigo: geralmente dividido em introdução, metodolo-
gia, desenvolvimento, resultados, discussão e conclusões. Po-
dem-se incluir referências bibliográficas, tabelas, imagens, len-
das, figuras e anexos. Na introdução se deve descrever o tipo de
artigo encaminhado.
· Texto: extensão máxima de 5.000 palavras. Formato digital Word
extensão DOC. Fonte Arial tamanho 12, espaço duplo, margens
3 cm, folha A4 ou Letter. Folhas numeradas
· Referências, citações e notas: as citações podem ser: citação tex-
tual curta (40 palavras no máximo), incorpora-se no texto se en-
cerrando entre aspas duplas; citação textual extensa (mais de
40 palavras) deve ser disposta em uma linha e um bloco inde-
pendente omitindo as aspas. A citação deve incorporar a referên-
cia do autor (sistema autor-data, folha). As notas no rodapé da
folha não devem se exceder de 5 linhas ou 40 palavras, no con-
trário devem ser incorporadas ao texto geral.
· Siglas: no caso de empregar siglas no texto, tabelas, gráficos e/
ou fotografias, se deve proporcionar as equivalências completas
de cada uma na primera vez em ser empregada. No caso de citar
pessoas reconhecidas devem se colocar os nomes e/ou sobreno-
mes completos, não empregando abreviaturas.
· Gráficos: as tabelas, gráficos, diagramas, ilustrações e fotogra-
fias devem conter um título ou nota explicativa relacionada com
o tema da pesquisa, não excedendo as 15 palavras, e a proce-
dência (autor e/ou fonte, data, folha). Devem encaminharse em
formato digital independente do texto, com resolução mínima
300 dpi (em cualquer dos formatos descritos na seção de foto-
grafia); em consonância com a extensão do artigo, se devem in-
cluir 5 a 10 gráficos indicando a posição no texto. O autor é
responsável de adquirir os direitos e/ou as autorizações de repro-
dução para imagens e/ou gráficos obtidos de outras fontes.
· Fotografia: devem-se digitalizar com resolução igual ou superior
a 300 dpi para imagens coloridas ou em grises. Os formatos das
imagfens podem ser TIFF o JPG, sem comprimir e com máxima
qualidade.
· Planimetria: deve-se entregar a planimetría original em formato
digital, de ser possível em formato CAD, com seus respectivos
arquivos de impressão. Se não fosse possível, se devem fazer
impressões em folha A4 com as referêncas dos espaços median-
te numeração e relação adjunta. Devem possuir escala gráfica,
numérica, norte, coordenadas e localização.
![Page 144: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/144.jpg)
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![Page 145: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/145.jpg)
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ARQUISUR REVISTARevista de publicación científica de la Asociación
de Escuelas y Facultades de Arquitectura Públicas de América del Sur.
Argentina – Bolivia – Brasil – Chile – Paraguay – Uruguay
2013
![Page 146: arquisur_n03](https://reader034.vdocumento.com/reader034/viewer/2022050809/55cf9bb8550346d033a72325/html5/thumbnails/146.jpg)
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