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LA HISTORIA DEL PRESENTE, ¿UNA CUESTIÓN DE MÉTODO? Julio Arostegui Universidad Complutense de Madrid El  presente es, antes que nada, una construcción cultural. Con el paso del tiempo, los hombres acentúan la tendencia a considerar su experiencia vital como una historia y el presente histórico que se vive aparece como producto de una acción intergeneracional circunscrita al “espacio de inteligibilidad” que podemos percibir en cada momento histórico. Esa tendencia y percepción (la historización y la acción intergeneraci onal  ser!an las claves sustanciales, o los presupuestos, que nos parecen, no, desde luego, los únicos, pero s! los "undamentales, para poder conv ertir el prese nte en el campo y el obj eto de estudio intel igib le como historia viv ida y escrita por quienes la viven. #i este es"uer$o por "i%ar tales claves ha conseguido, al menos en un nivel aceptable, clari"icar las dimensiones del presente histórico, es de suponer que estemos en disposición apropiada para en"rentarnos con la tarea m&s pragm&tica, pero no menos importante, que nos aguarda' la de "i%ar de "orma preliminar las operaciones de nuestra "orma de acercamiento a la historia vivida. a historia del presente, en cuanto constituye el campo y ob%eto de un “o"icio” de historiar con connotaciones algo distintas de las de la historiogra"!a tradicional, se "undamenta en realidades históricas ellas mismas que obligan a hablar de un nuevo su%eto histórico y, por tanto, de concepcio nes nuevas sobre la naturale$a, la "unción y la reconstru cció n de la historia. En el modo historiogr&"ico que llamamos historia del presente existen ya, a nuestro modo de ver, algunas certe$as o convicciones que debemos dar por establecidas. )ún as!, empecemos esta exposición con una cita, tan convincente como perturbadora a un tiempo que muestra bien con cuanta prudencia debe en"ocarse la cuestión de las certe$as, #e trata de la a"irmación de *einhart +osellec de que “la historia del presente es una bella expresión pero un concepto di"!cil” - . )dmitiendo que la conceptuali$ación de esta historiogra"!a es, en e"ecto, di"!cil, tiene ello una relación relevante con una cuestión de método/ 0arece eviden te, desde lu eg o, qu e la rela ci ón en tr e lo s pr ob lemas de conceptuali$ación y las cuestiones de m1todo son de una importancia "undamental. En e"ecto, el m1todo, en cualquier pesquisa del conocimiento social e histórico que pretende constituirse como un corpus de proposiciones que, en alguna manera, puedan ser consideradas “cient!"icas”, es un problema esencial como muestra bien la historia de la construcción de la s cienci as sociales pa rticulares desde sus primeras con"iguraci ones en el siglo 232. a historiogra"!a en su con%unto no ha sido a%en a a este proble ma desde sus or!ge nes disci plin ares segú n nos ense4a la -  *. +5#EEC+' Los estratos del tiemp o. Estudios sobre la H istoria.  6arcelona, 0aidós73CE de la 8)6, 9::-, p. --;

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LA HISTORIA DEL PRESENTE,¿UNA CUESTIÓN DE MÉTODO?

Julio ArosteguiUniversidad Complutense de Madrid 

El  presente es, antes que nada, una construcción cultural. Con el paso deltiempo, los hombres acentúan la tendencia a considerar su experiencia vital comouna historia y el presente histórico que se vive aparece como producto de unaacción intergeneracional circunscrita al “espacio de inteligibilidad” que podemospercibir en cada momento histórico. Esa tendencia y percepción (la historización yla acción intergeneracional  ser!an las claves sustanciales, o los presupuestos, quenos parecen, no, desde luego, los únicos, pero s! los "undamentales, para poderconvertir el presente en el campo  y el objeto de estudio inteligible como historiavivida y escrita por quienes la viven. #i este es"uer$o por "i%ar tales claves haconseguido, al menos en un nivel aceptable, clari"icar las dimensiones del presentehistórico, es de suponer que estemos en disposición apropiada para en"rentarnos

con la tarea m&s pragm&tica, pero no menos importante, que nos aguarda' la de"i%ar de "orma preliminar las operaciones de nuestra "orma de acercamiento a lahistoria vivida.

a historia del presente, en cuanto constituye el campo y ob%eto de un “o"icio” dehistoriar con connotaciones algo distintas de las de la historiogra"!a tradicional, se"undamenta en realidades históricas ellas mismas que obligan a hablar de un nuevosu%eto histórico y, por tanto, de concepciones nuevas sobre la naturale$a, la "uncióny la reconstrucción de la historia. En el modo historiogr&"ico que llamamos historiadel presente existen ya, a nuestro modo de ver, algunas certe$as o conviccionesque debemos dar por establecidas. )ún as!, empecemos esta exposición con unacita, tan convincente como perturbadora a un tiempo que muestra bien con cuantaprudencia debe en"ocarse la cuestión de las certe$as, #e trata de la a"irmación de

*einhart +osellec de que “la historia del presente es una bella expresión pero unconcepto di"!cil”-. )dmitiendo que la conceptuali$ación de esta historiogra"!a es, ene"ecto, di"!cil, tiene ello una relación relevante con una cuestión de método/

0arece evidente, desde luego, que la relación entre los problemas deconceptuali$ación y las cuestiones de m1todo son de una importancia "undamental.En e"ecto, el m1todo, en cualquier pesquisa del conocimiento social e histórico quepretende constituirse como un corpus de proposiciones que, en alguna manera,puedan ser consideradas “cient!"icas”, es un problema esencial como muestra bienla historia de la construcción de las ciencias sociales particulares desde susprimeras con"iguraciones en el siglo 232. a historiogra"!a en su con%unto no ha sidoa%ena a este problema desde sus or!genes disciplinares según nos ense4a la

-  *. +5#EEC+' Los estratos del tiempo. Estudios sobre la Historia. 6arcelona, 0aidós73CE dela 8)6, 9::-, p. --;

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sucesión de escuelas, tendencias y metodolog!as concretas que se handesarrollado hasta hoy en cualquiera de sus múltiples campos.

a construcción de una historiogra"!a que re"le%e la historia vivida se en"renta a

algunos problemas peculiares. 8nos tienen un car&cter epist1mico sustancial, comoes el de la necesidad de documentar una experiencia de su%etos e instituciones queno est& acabada sino en curso en el momento en que esta historia se construye.0ero existen tambi1n problemas de !ndole m&s pragm&tica y entre ellos est&n losde la calidad y cantidad de la in"ormación disponible' la lucha contra la resistencia ala in"ormación pública, la tergiversación y ocultamiento, la inaccesibilidad. 5troproblema es que la revolución tecnológica del último cuarto del siglo 22 nos hallevado a una situación absolutamente nueva en cuanto al car&cter de las "uentesde la historia y la transmisión de la in"ormación, precisamente porque hemosentrado en la 1poca del in"ormacionalismo, de la redundancia y los “ruidos”, de lain"ormación que es “desin"ormación”.

6ien es verdad que todas las “disputas de m1todo” presentan siempre un per"il

ambiguo y, si aceptamos el dictamen de algunos, o muchos, de los cultivadores deparcelas diversas de la ciencia social, super"luo. < es que el m1todo, en susigni"icación m&s pr!stina de “camino” o procedimiento operativo para la adquisiciónde conocimientos "undamentados, no se construye con independencia de su propiaandadura. 5, para decirlo en la expresión del poeta, “se hace camino al andar”. =oexiste un camino real para la ciencia, como han repetido igualmente losmetodólogos de o"icio. El camino de la ciencia se va construyendo en la exploracióncontinuada de su propio campo y ob%eto. 0ues bien, siendo todo estoindudablemente cierto, no lo es menos que bas&ndonos en la pertinente distinciónentre unos  principios y una prácticas del m1todo9, y en el estado actual de losestudios a los que nos estamos re"iriendo, es ya posible un cierto g1nero dere"lexión sobre las peculiaridades del m1todo.

3ntentaremos aqu! recoger algunas de tales re"lexiones esbo$adas en anterioresocasiones, hacer un recuento de di"icultades que ya han sido tambi1n se4aladas,proponer algunas de sus posibles soluciones, al tiempo que enumerar realidades denuestro propio campo, ciertos pre%uicios no desterrados del todo y v!as deacercamiento a nuestro en las que se ha reparado, tal ve$, con menos dedicaciónde la posible. >ado el espacio disponible en esta 0onencia y, tambi1n la !ndolemisma y la novedad del problema que se trata aqu!, hacen, bien es verdad, que nopodamos tener otra pretensión que la de aportar algunas ideas con car&cterintroductorio y exploratorio.

!" Dificultades y recursos del método en la historia del presente.

a historia del presente ha surgido como un punto de vista espec!"ico dentro dela investigación histórica, si bien sobre la base de que esa investigación es siempreuna "orma m&s del an&lisis social. #in embargo, en este an&lisis no puede haberotro punto de partida m&s que la consideración elemental de que la historia del pre7sente, como empresa historiogr&"ica, participar& plenamente de lasespeci"icaciones generales ineludibles en toda investigación histórica. a historiadel presente es, en de"initiva, una contribución peculiar a tal an&lisis. ?unto a lascuestiones de conceptuación y de contexto, es evidente que existen otras de no

9  @1ase a este e"ecto lo dicho en ?. )*5#AEB83' La investigación histórica. eor!a y Método.6arcelona, Cr!tica, 9::-, especialmente pp. D; y ss.

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menos entidad re"eridas al método con que esta investigación se desenvuelve, loque, a su ve$, tiene una estrecha relación con las condiciones de las "uentes dein"ormación, del material emp!rico que se mane%a, de las operaciones t1cnicas

precisas y de la particular posición del historiador.#iendo esto as!, en e"ecto, la proposición de que, en alguna manera, todarealidad investigada condiciona el m1todo de su investigación no puede ser, sinduda, minimi$asa. < en ese sentido, dada la particular naturale$a de la historiainvestigada aqu!, algunas preguntas previas aparecen inevitables' Cómo esposible tratar de un devenir histórico no consumado aún/, cu&l es la ”trama” socialprecisa de la que "luye una historia de tiempo limitado, de menor espesor, podr!apensarse, y cómo captar el sentido global de ella/, qu1 "uentes de in"ormación sonimprescindibles y cu&les son realmente las disponibles/, cómo utili$arlas/ y, en"in, cómo puede hacerse un an&lisis histórico del presente que a4ada algo a loque ya dicen sociolog!a, antropolog!a, pol!tica y otros en"oques que no est&nobligados a ser, por de"inición, diacrónicos/

a respuesta necesita, obviamente, del apoyo de "undamentados y sólidospresupuestos metodológicos. >e hecho, los tra$os especiales que el o"iciohistoriogr&"ico del tiempo presente muestra se pueden resumir en tres tipos decondicionamientos propios' el especial sistema de relación que se crea aqu! entresu%eto y ob%eto, la cercan!a a otros an&lisis sociales paralelos y la entidad de las"uentes necesarias. #eguramente, el presupuesto metodológico "undamental paraesta historia, y que sale al paso de la m&s común de las di"icultades que suelense4alarse es el que se basa en que la disposición del an&lisis en   diacronía  esconsustancial a toda historia, pero aparece en este caso especialmente complicadaporque no conoce el desenlace de los procesos de decisión humana, porque nopuede adentrarse en la histoire accomplie. Es una historia que, contra lo que sueleser convencional, no re"le%a el "uturo de un pasado, sino un presente sin

culminación aún.a historia del presente representa, por de"inición, an&lisis de  procesos en

curso o de aquellos que tiene alguna "orma de vigencia inteligible en la vida actual.Frente a la historiogra"!a tradicional que se caracteri$a por el an&lisis de situacioneshistóricas de las que cabe decir que est&n concluidas, la di"icultad aqu! es,lógicamente, cómo captar y cómo anali$ar históricamente esas situacionesinacabadas. El punto de vista del su%eto historiogr&"ico es, como hemos dicho,determinante' el proceso que est& en curso es aquel que es percibidosub%etivamente como tal. 0ero, cómo ob%etivar esta percepción/ El m1todo tieneque partir, ante todo, de que la materia de que trata es e"ectivamente algo “vivo”, dela dilucidación del sentido en que vive y de qu1 in"luencia tiene sobre ella la lógicade la situación en que los hechos se producen. =o se trata, pues, de acotarperiodos, sino de determinar el grado de inteligibilidad de un proceso en cuantorealidad susceptible de ser descrita y, adem&s, explicada.

0aralelamente a las realidades y di"icultades que se han se4alado que a"ectana los aspectos conceptuales del tiempo presente,   no son tampoco di"!ciles deobservar las que se re"ieran al m1todo. En las condiciones actuales, cuando seaborda algo identi"icable como historia en curso, el m1todo utili$ado aparece ligadoa un gran pragmatismo, carente, por lo general, de reglas precisas, cargado deempirismo y de atención a la posesión de una buena in"ormación. #e nos muestratal m1todo mucho menos como operación su%eta a una visión en largo pla$o, ligadaa unos antecedentes inexcusables, interpretativa y distanciada, que ha quedadocomúnmente recogida en textos escritos. )qu!, el repertorio in"ormativo se

 0uede resultar ilustrativa la consulta de ?. )*5#AEB83' La Historia vivida. "obre la historia del presente.  Gadrid, )lian$a Editorial, 9::D. 0arte 0rimera.

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concentra en textos u otras "uentes que van desde aquellos que se aseme%an a lahistoriogra"!a convencional hasta los que se apartan mucho de ella 7 relatos ohistorias de vida, presentación de testimonios, crónica personal, etc.7D.

a discusión nada in"recuente todav!a acerca de si la historia del presente escosa de periodistas, historiadores, sociólogos, o de cualquier otra especie deanalista social o de pro"esionales de la comunicación, o bien de todos ellos a lave$, es algo completamente banal y por dem&s socorrido. 0ero no puede de%arsede reconocer que no pocas veces esos diversos tipos de investigadores sociales y,por antonomasia, el periodista, han sido m&s sensibles que los historiadoresmismos, y han reaccionado con mucha mayor rapide$, ante los requerimientos deun en"oque histórico del presente. El historiador, debemos reconocerlo, continuaaún preso de vie%os comple%os ante lo que no puede ver con “perspectiva histórica”,se dice. )s!, el presente aparece con "recuencia como ob%eto de crónica, de an&lisiscultural, de relato de la pol!tica, de reporta%e o de recuento de problemas, pero enmuchas menos ocasiones como ob%etivo de “una historia”.

 ) un proceso social7histórico de cualquier tipo que est& en "lu%o debe pod1rseleatribuir un origen y debe, hasta un cierto punto al menos, poder ser descrito. 0orello es siempre preciso partir de un an&lisis gen1tico, del establecimiento del origen,pero prestando mucha atención e evitar caer en la "alacia del mito de los or!genesque ya denunciara G. 6loch, es decir, de reposar en la creencia de que porque sehaya de"inido el origen de un determinado desarrollo histórico 1ste se encuentra yaexplicadoH. )nali$ar los or!genes del "eudalismo, por e%emplo, dir!a 6loch, noequivale a explicarlo. =o basta con hablar de un nacimiento. En el caso delpresente, para anali$ar la naturale$a de lo vigente e inacabado, por de"inición, sonimportantes tambi1n el recurso metodológico a los conceptos de estructura yacontecimiento y su relación rec!proca y al estudio de la naturale$a de la acción delos actores 7 intencionalidad, lógica de la situación, etc. 7

3ntentemos, por tanto, y para empe$ar, introducir una breve sistemati$ación, y,en lo posible, una respuesta, a las "undamentales di"icultades metodológicas que sederivan de esta in1dita situación.

L%s &i'i(ult%&es e)ist*+i(%s

1º. La efectiva dificultad de analizar procesos inacabados o inciertos.El historiador ha sido educado desde casi siempre en la inalterable creencia de

que la historia sólo es posible anali$arla desde el “"uturo del pasado”. Es decir,desde aquella nueva situación histórica en la que el propio historiador conoce ya

algo que era imposible que los actores conociesen en el momento en que tomabany e%ecutaban sus decisiones' el desenlace de ellas o, me%or aún, susconsecuencias. El actor histórico ni conoce en plenitud ni, menos, puede prever lasenteras consecuencias de sus actos, lo que ciertos tratadistas han llamado las“consecuencias perversas” de la acción;. Existe la inalterable creencia de que paraD  @1ase lo que sobre ese empirismo dice G. A*E63A#CI' La #uarentaine et l%- ./0en $crire

l%Histoire du temps présent. Hommage a &ran'ois (édarida. 0aris, Gaison des #ciences delJIomme (EIE##, -KK) p. ;;. En buena manera un e%emplo muy notorio de ello lo muestra, conindependencia de su tem&tica por dem&s importante, una obra como de de Ah. B)*A5= )#I'Historia del *resente, 6arcelona, Ausquets, -KKK, de cuya 3ntroducción, verdaderamentedecepcionante, ha dicho 0ieter agrou, del 3IA0, que “no har& escuela como un tratado demetodolog!a particularmente innovador”. leva toda la ra$ón.

H  @1ase el incomparable pasa%e de G. 65CI en +ntroducción a la Historia. G1xico) FCE, -KH9 (yeds. posteriores

;  *. 658>5=' Effets pervers et ordre social. 0aris, 0resses 8niversitaires de France, -KK (9L

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que el pasado pueda explicarse es preciso conocer su "uturo. Es decir, el pasadoque consideramos debe estar concluido.

#in embargo, la historia del presente debe ser explicada cuando se desconoce

su "uturo. 0ero qu1 sentido tiene escribir una historia sin "uturo conocido/. 5,dicho de otra manera, es que puede hablarse “históricamente” de algo cuyo "uturono se conoce/ a pregunta sobre la posibilidad historiogr&"ica de describir, y sobretodo de explicar, una historia que no es pasado, presenta, como ya advertimosantes, problemas epistemológicos serios y, tambi1n, por ende, problemasmetodológicos. En algún sentido pro"undo, esta historia es un  pronóstico  delpresente. =o es una retro7dicción ni es una pre7dicción. Est& entre ambas y "acilitael discurso histórico como "uturo del pasado, lo prepara.

a di"icultad tiene, sin duda, posibilidades de ser superada, entre otras cosasporque la historia no es necesariamente una retrodicción. 0ero, antes de avan$arm&s, es preciso mati$ar que no todos los procesos de los que se ocupa la historiadel presente son en absoluto de tal tipo, es decir, son procesos inacabados. a

noción misma de “presente histórico” es extremadamente l&bil es, hemos dicho enotra parte, esencialmente una construcción culturalM. #ólo la consideración globaldel presente como un tiempo en el que est&n integradas instancias convergentespuede darnos el resultado de un proceso inacabado. 0or lo dem&s, todo elencadenamiento de hechos que dan lugar a un proceso diacrónico esanal!ticamente descomponible en los múltiples momentos que se integran en 1l yque pueden tener ritmos temporales distintos. 0ero, adem&s, sin la existencia dealgunas "ormas de recurrencia, de repetición, no es concebible historia alguna“importa sacar a lu$ las di"erentes estructuras de lo que es susceptible de repetirsey las di"erentes velocidades del cambio, sin las cuales no es posible conocimientohistórico alguno”N.

En consecuencia, muchas de las estructuras temporales del presente son

anali$ables como “microprocesos” y como recurrencias, porque la realidad anal!ticaes divisible hasta el l!mite de ciertas unidades de acción para permitir su me%orexplicación. En consecuencia, el historiador del tiempo presente no puede darcuenta cabal de procesos globales acabados, ciertamente, pero puededescomponer debidamente tales procesos para intentar dar me%or cuenta de ellos.a experiencia de un con%unto social tiene siempre un sentido, aunque sea parcial,en cualquier momento de su desenvolvimiento. a historia del presente, por lotanto, se aparta de la mera retrodicción del pasado.

#u campo son los procesos limitados. Aoda corriente histórica no es niabsolutamente cerrada, ni completamente abierta tiene una lógica identi"icable. asconsecuencias de la historia del presente no pueden ser vistas "uera del presentemismo. 0ero en cada presente hay contenidos siempre pasados que puedenmarcar tendencias. =o se puede retrodecir  el presente, pero en 1l el historiadorestudia, como en cualquier otro an&lisis de los hechos sociales, accionesconsumadas.

3mplicado estrechamente en esta problem&tica, existe otra muy tratada tambi1npor la historiogra"!a tradicional. < es aquella que habla de la necesidad de unacierta perspectiva temporal  para la posibilidad de cualquier an&lisis histórico. Esaperspectiva en el largo pla$o no existe en nuestro caso y, de hecho, su ausenciaequivale a la constatación de que el historiador del presente no puede explicardesde el "uturo. Es verdad, no hay inconveniente en insistir en ello, que el hecho deque la historia del presente se escriba sin conocer “el "in de la historia” acarrea

M  ?. )*5#AEB83' La Historia vivida,, o.c., pp. MM y ss.N   *. +5#EEC+' &uturo pasado. Contribución a la sem-ntica de los tiempos históricos.

6arcelona, 0aidós, -KK, -;.

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di"icultades pr&cticas. 0ara hacer historiable una realidad inmediata y vivida esprecisa, sin duda, una seria re"lexión sobre ella. 0ero una cosa es la necesidad dere"lexión y otra la de “le%an!a” en el tiempo, o "alsa perspectiva temporal. 8n proceso

histórico que podemos caracteri$ar de concluido 7 la 3nquisición 7 tiene untratamiento historiogr&"ico tan problem&tico como el del “choque” entre culturas quehoy vivimos o como el de procesos que, aún siendo “hechos históricos” concluidos,tienen una particular vigencia en la memoria colectiva.

º. Los re!uerimientos del análisis de la acción.a historia del presente signi"ica tambi1n una rede"inición de la naturale$a de la

acción humana, individual y colectiva, "rente al exceso de “estructuralismo” que seha visto en el pasado y, en consecuencia, una posición nueva ante el problema dela acción y el cambio social. )l aspecto particular de los su%etos o actores delcambio, se suma el de la duración temporal de 1ste. En manera alguna puede

aceptarse que todo se explica por la “voluntad” de los actores, por las intencionesde los su%etos. 0restar atención a los resultados históricos de la acción quiere decirque el presente histórico no queda enteramente circunscrito tampoco por el hechode que podamos dar cuenta de las “ra$ones” de los hombres para actuar. #ino queuna situación histórica se de"ine por “un estado de cosas”, por la dial1ctica entre laacción y las estructuras en que 1sta se produce, no por las intenciones, deseos,intereses y mani"estaciones de quienes actúanK. 0or ello, la historia del presente noser& nunca un personalismo de los “persona%es”.

Como se4alaremos despu1s, al hablar brevemente de la “lógica de lasituación”, todo cambio histórico parte de acciones “libres” de las gentes, pero deacciones que est&n condicionadas inevitablemente por las situaciones en que seproducen. a historia del presente re"le%a de "orma expl!cita esa dial1ctica entreestructuras y acción. En de"initiva, la historia del presente se basa tambi1n, comola historia convencional, en el hecho de que el problema de la duración de"ine todala vida social y que en el presente histórico seme%ante duración es esencial, enpositivo o negativo,. a clave est& en la determinación de cu&ndo el cambio nos hahecho entrar en una situación histórica nueva. En consecuencia es crucial que elan&lisis histórico del tiempo presente con%ugue tiempo largo y tiempo corto,acontecimiento y duración.

"º. La especial implicación de sujeto y objeto.En estrecha liga$ón con las di"icultades anteriores se encuentra, desde otro

punto de vista, un vie%o, y en buena manera pre%uicioso, presupuesto que establecela imposibilidad de una ciencia que no lo sea de lo general, de un ob%eto externo ydelimitable, en de"initiva, de aquello que queda "uera del propio mundo delinvestigador, lo que resulta determinante desde la idea de ciencia que elaboró elpositivismo. 0ero en una investigación que es por esencia de la din&mica diacrónicaen la que est& implicada la inextricable coetaneidad  y relación entre su%eto y ob%eto,entre historiador y hechos historiados, la di"icultad de separar una cosa de la otra"igura entre las caracter!sticas medulares de la historia del presente. as trampasque lo vivido puede tender a quien intenta historiarlo son evidentemente muy detener en cuenta.

0ero, en sentido contrario, es pensable que pueda haber ciencia social algunasin partir de lo vivido/ le est& vedado al economista tener acciones en bolsa/, o

tendr!a el sociólogo que de%ar de pertenecer a una clase social o el politólogo a unK  @1ase igualmente ?. )*5#AEB83' La investigación histórica, o.c.. 9MM y ss.

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partido pol!tico en aras de la “descentración” con respecto a su ob%eto de an&lisis/,etc-:. =o hay investigación social de ningún g1nero que pueda situar al su%eto de lainvestigación "uera de su ob%eto. El investigador, como un su%eto social cualquiera,

no puede escapar a las determinaciones sociales, por m&s que una ciertasociolog!a del conocimiento, como la +. Gannheim, intentar& encontrarescapatorias para esta apor!a. Aodas las ciencias sociales, que anali$an tanto elpresente como el pasado, se en"rentan a este mismo problema aunque con pocoaviso suele creerse exclusivo o m&s agudo en la historiogra"!a. El problema de lacoetaneidad con los hechos suele ligarse siempre a otros que supuestamenteconlleva acerca de la objetividad , imparcialidad , perspectiva, y dem&s.

0ero, insistamos, debe decirse todo esto sólo de la historiogra"!a o es unproblema común de todo conocimiento, de todo conocimiento cient!"ico yespecialmente del conocimiento social/. )qu! no cabe hablar de m1todohistoriogr&"ico sino del m1todo general de las ciencias sociales. El problema a"ectaa todas y cada una ha encontrado, o procurado encontrar, resoluciones propias. En

todo caso, el historiador se encuentra aqu! m&s cerca de los problemas de los otrosanalistas del presente. a ciencia social, y la historiogra"!a dentro de ella, elaboranarti"icios precisos para conseguir que las observaciones de la realidad puedan teneruna cierta “ob%etivación” aceptable en el plano intersub%etivo. < es queirremediablemente el observador de la realidad social participa de esa realidadmisma.

0odr!a decirse, al contrario, que la perspectiva temporal modi"ica enpro"undidad el problema del sub%etivismo/ En último extremo, la respuestaa"irmativa no se basar!a sino en una suposición no comprobada' la de que, porde"inición, las hechos m&s le%anos en el tiempo est1n m&s libres de implicacionesideológicas. =unca debe de%arse de insistir en que la resolución del problema de laobjetividad  no pertenece al plano de la situación, los propósitos o las intenciones

del investigador. a ob%etividad no es una cuestión de voluntad sino de m1todo.0ermanece mal planteado, a nuestro %uicio, el problema supuestamente decisivo dela inmersión del cient!"ico en su campo de investigación--.

Los re(ursos &el +*to&o

En correspondencia con lo dicho, "rente a esas variables que planteandi"icultades innegables al tratamiento metodológico de una historia del presente,pero que deben ser vistas dentro de un marco mucho m&s generali$ado, no cabeduda tampoco de que la investigación ha de proveerse de sus propios recursos.Entre ellos, el historiador del tiempo presente escoge algunos que no se di"erenciande los de cualquier empresa de conocimiento, mientras que otros le son peculiaresen mayor grado.

 1º. #l recurso al análisis genético y sus límites.

-:  Es bien sabido que el problema de la descentración en toda investigación social ha preocupado am&s de un tratadista. #e4alemos dos casos notables' ?. 03)BEA' “a situación de las ciencias delhombre dentro del sistema de las ciencias” en ?. 03)BEA < 5A*5#' endencias de lainvestigación en las ciencias sociales. Gadrid, )lian$a EditorialO8=E#C5, -KMH (9L y =. E3)#'Compromiso y distanciamiento. Ensayos de sociolog!a del conocimiento. 6arcelona,

0en!nsula, -KK: (edición original alemana de -KN--   ). CI)8@E)8, 0I. APA)*A (eds.' uestions / l%histoire du présent.  6ruxelles)  Pditions

Complexe, -KK, H.

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>ec!amos, con Garc 6loch, que el conocimiento de la g1nesis de un procesohistórico no equivale en "orma alguna a su explicación. 0ero ello no puedecon"undirse con la a"irmación de que el an&lisis gen1tico en Iistoria sea

condenable o inútil. Ese recurso tiene su propio lugar y sentido. El nacimiento deltiempo presente puede ser, y debe ser, rastreado en el pasado, pero debe podersituarse en un punto de ruptura reconocible. Aodo presente tiene una precisa matriz

histórica-9. En consecuencia, sin contradecir lo ya argumentado, una "unción centralde toda historia del presente es la de dar cuenta de los orígenes de nuestro mundopresente, aunque esa tarea no agote en modo alguno su explicación. 8na cosa esel proceso por el que una situación nace y otra es la causa de su nacimiento. <otra todav!a es la manera en que esa situación crece o cambia. El origen y losprecedentes de la transición pos"ranquista en Espa4a, de la ca!da del r1gimensovi1tico, de la disolución de la vie%a <ugoeslava, como e%emplos aducibles, sonparte esencial para elaborar la historia correspondiente de estos eventos quecon"orman nuestro presente. 0ero anali$ar las condiciones en que nacen esos

procesos, y sus posibles causas, no es m&s que una parte del traba%o.El rastreo de tales or!genes y causas es inexcusable y, seguramente, laprimera tarea a emprender, =uestro mundo presente sólo puede empe$ar aexplicarse por su relación con mundos anteriores. a exploración de ello deber&llevar al historiador tan le%os o tan atr&s en el pasado como sea preciso hastaencontrar la ra!$ de todos los elementos signi"icativos del presente, de todas lasmemorias y todos los comportamientos, generacionales e intergeneracionales. Elm1todo del historiador del presente no se di"erencia en esto de cualquier otrahistoriogra"!a y aqu! la historia del presente no se "i%a l!mites cronológicos. 0or ello,la memoria conservada del pasado "orma parte de la historia del presente.

  El an&lisis gen1tico de las realidades del mundo presente puede ser tanpro"undo y le%ano como se quiera o se necesite y siempre deber& serlo mucho. a

cuestión es que dicho an&lisis es un elemento de %uicio, "orma parte de lo que enotra ocasión hemos llamado “el acceso histórico al presente”. El presente secomprende mucho me%or desde su origen en el pasado. 0ero el an&lisis delnacimiento debe acompa4arse del an&lisis estructural y un an&lisis de las acciones,agencial$ incardinados en todo acto humano.

º. La dialéctica estructura%acontecimiento.=o hay an&lisis de la historia sin an&lisis de las estructuras. Estructura y

acontecimiento son realidades inseparables, dial1cticas. El acontecimiento esexplicado por la estructura, “acontecimiento y estructura reenv!an el uno al otro”-.0ero la historia del presente, como historia "undamentalmente en el tiempo corto,como historia del cambio vivido, no se con"unde con la historia del acontecimiento.0or ello se ha insistido en que se en"renta con “todo el espesor de lo histórico” y nomeramente con la super"icie. o cierto es que tiene la peculiaridad de estar repletade acontecimientos, porque la experiencia se compone %ustamente deacontecimientos, porque nuestra percepción inmediata se basa en ellos, pero noporque en este tiempo “haya m&s” de ellos o se componga exclusivamente de ellos.>e ah! que sea preciso "ormular una nueva doctrina del acontecimiento y de surelación con las estructuras en el an&lisis histórico del tiempo vivido.

a “narración de los acontecimientos” en manera alguna equivale a la escriturade la Iistoria. =o hay estudio de los acontecimientos posible "uera de la

-9  ?. )*5#AEB83' La Historia vivida,) o.c. pp. 9:N y ss.-   *. +5#EEC+' &uturo pasado,) o.c., -N. Es importante todo el ensayo “*epresentación,

acontecimiento y estructura” en este libro, pp. -D y ss.

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consideración de las situaciones históricas donde estos se producen. Este peligrode que se produ$can equ!vocos en estos presupuestos es particularmente evidenteal tratar del presente histórico. a estabilidad o inestabilidad de un presente

histórico nunca pueden ser postuladas, sino que es preciso determinarlas. o queocurre es que la historia del presente se vive, y se hace ob%etiva a partir de lapropia vivencia. =o cabe, en todo caso, oponer en ella la estructura alacontecimiento, cada una de esas dos realidades tiene su propia temporalidad,pero est&n indisolublemente relacionadas.

"º. #l recurso a la &lógica de la situación'.#e ha hablado de la “lógica de la situación” en cuanto realidad sociohistórica y

en cuanto recurso metodológico para examinar la estructura m&s pro"unda de lassituaciones en que el hombre se halla inmerso y en las que tiene que actuar, cómoson un producto donde la libertad de la acción humana es con%ugada siempre con el

grado de determinación que impone la realidad social en la que vive. +. 0opper sere"irió a esa lógica como "undamento de la explicación social y despu1s ha sidoretomada por otros autores-D. 0opper habló de ello cuando ya exist!a una tradiciónde estudios en este sentido, a los que no "ue a%eno G. Qeber, de quien 0opper sesent!a deudor, aunque "uese 1l quien acu4ase la expresión.

El problema esencial que la lógica situacional pretende abordar es el de larelación entre las acciones de los hombres y las condiciones sociales estructuralesdonde esas acciones se producen. Es una manera de abordar el problema accion7estructura, muy cl&sico en la sociolog!a del siglo 22 y en absoluto le%ano ni a%eno alos problemas que presenta la explicación del cambio histórico. Existe ya unlengua%e adaptado a estas necesidades del an&lisis de la estructura y la acción'estructuralismo (estructurismo y accionismo, que comúnmente, según se pusiera el

acento en una u otra, se han entendido como holismo o individualismometodológicos. Es posible encontrar un punto de convergencia entre los partidariosde los comple%os sociales ob%etivos y los de la acción humana signi"icativa. alógica situacional es un intento de ello, de puente entre estructura y su%eto, entreob%etividad y conciencia intencional. El an&lisis de las acciones en curso queconstituye la historia del presente puede bene"iciarse enormemente de esas ideassobre la lógica de la situación.

8na de"inición de la lógica de la situación ser!a la que la se4ala como la“explicación causal de la acción humana mediante el an&lisis del proceso que seproduce entre las condiciones de vida y los recursos a disposición de los hombres,sus conocimientos y creencias, y las intenciones que inspiran su comportamiento”-H. a idea es que el hombre actúa para conseguir "ines evaluando sus medios quesiempre son escasos, nunca óptimos. <a el propio 0opper advirtió saga$mente quela mayor parte de las explicaciones históricas hac!an uso de esa lógica. a lógicade la situación es aplicable a la explicación de cualquier acción humana que de%ahuellas históricas ob%etivas, pero es de especial pertinencia cuando estamos ante

-D  +. *. 0opper trató de este asunto en dos ocasiones. a primera en La lógica de las cienciassociales publicada en Ah. )>5*=5 < 5A*5#' La disputa del positivismo en la sociolog!aalemana. 6arcelona, Ediciones Brii%albo. -KM9, pp. -:-7-9: (original alem&n de -K;K. @olvió sobreel mismo asunto con adiciones y aclaraciones en un texto con el mismo t!tulo incluido en +.*.0500E*' En busca de un mundo me0or. 6arcelona, Ediciones 0aidós, -KKD (original de -KK9.en eso que tenemos #. B3=E*' +ntenciones humanas y estructuras sociales1 para una lógicasituacional. En ). 0P*ER7)B5AE y 3. #S=CIER >E ) <=CE*) (eds.' Comple0idad y teor!a

social. Gadrid, C3#, -KK;, pp. :M7MD. 8n texto largo con bibliogra"!a "inal. Aambi1n importa 0.#RA5G0+)' "ociety in 2ction. he theory of "ocial (ecoming. Cambridge, 0olity 0ress, -KK-.

-H  B3=E*, +ntenciones humanas) o.c.) -

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acciones humanas que se desarrollan ante nuestra vista y cuando no siemprepodemos %u$gar las intenciones del actor.

En algún sentido, las explicaciones intencionalistas de la historia han hecho

uso de las ra$ones o intenciones de los actores para explicar qu1 sucedehistóricamente aunque no han de%ado de percibir que es preciso conocer las“resultados” de las acciones para poder hablar de las intenciones de los su%etoshistóricos. El resultado de la acción es siempre un problema en toda explicación dela historia del presente. 0or ello, el recurso al an&lisis de la situación,  presente porde"inición, en la que los su%etos actúan, es decisiva. a "alacia de losintencionalistas no est& en prescindir de los resultados sino m&s bien en la creenciade que cualquier acción humana puede ser explicada “en s! misma” y su escasaatención al hecho de que la e%ecución de las decisiones no siempre conduce alresultado esperado, es decir, que se interpone aquello que *. 6oudon llamó“e"ectos perversos de la acción”, o, simplemente, los e"ectos no deseados.

(º. )imbolismos y representaciones. Los lenguajes.a "orma esencial de mani"estación de lo humano y, consiguientemente, de los

histórico, es siempre un lengua%e. 0ero el lengua%e se convierte de inmediato en “loslengua%es”, los verbales y los no verbales, los directos y los simbólicos, los m&s omenos so"isticadamente codi"icados y cohesionados. a importancia del lengua%e“de 1poca”, de los lengua%es peculiares para el an&lisis de la historia de un tiempo,ha sido destacada muchas veces. El lengua%e es una v!a de penetración para los"enómenos m&s !ntimos de cultura. Entre el hombre y su entorno existe siempre una“versión del mundo” que es el resultado de la mediación cognoscitiva. El lengua%e esel veh!culo por el que damos cuenta de los contenidos de la mente. a cuestión esque no todos los contenidos mentales pasan a los lengua%es, sólo se da cuenta de

una parte de ellos porque los lengua%es son siempre instrumentos su%etos a mayor omenor elaboración y per"ección. Esto tiene una importancia histórica indudable.

Guchos contenidos de conciencia pugnan por expresarse en alguna "orma deenunciación que no siempre es la verbal. 0osiblemente, una de las cuestiones m&strascendentes en el panorama del simbolismo y los lengua%es para el hombre de hoyes la importante presencia %unto al lengua%e verbal de otros muchos que no lo son oque condicionan y modi"ican pro"undamente a este mismo. Contrariamente, lacomunicación, de cualquier tipo, representa una lucha constante para dome4ar yadecuar los lengua%es como veh!culo de "orma que sean capaces de dar la me%orcuenta de los contenidos de conciencia y los contenidos culturales.

>e ah! lo sugerente de una proposición como la de que “la historia aut1ntica eshistoria de sentidos, historia sem&ntica no historia de hechos, historia de signos” -;.a idea de “representación simbólica” de una realidad y el an&lisis de los lengua%esen los que tal realidad queda captada tiene para la historia del presente tanta omayor relevancia que la que se les conceden en otros tipos de investigación de lahistoria cultural, de la historia de las mentalidades, de la vida cotidiana o de lasociabilidad. a trascendencia de los mecanismos simbólico7culturales que hacende mediadores en la apropiación del mundo externo se potencia aqu! por tratarsede "actores que pueden ser percibidos en su propia g1nesis como "orma dellengua%e que el historiador comparte tambi1n. a historia del presente es siempre,en última explicación, un an&lisis de estructuras culturales. El lengua%e es lamani"estación m&s pro"unda de ellas.

a cultura de los s!mbolos y su lectura coloca al historiador en un plano

seme%ante al del antropólogo o el sociólogo que investigan realidades que pueden-;  E. E>T' Lengua0e e Historia. 6arcelona, )riel, -KMN, pp. -K y 9H

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ser ob%eto de participación, con algún atisbo de “experimentación”. Esta situaciónhace de la historia del presente una investigación que tiene su espacio m&ssigni"icativo en las producciones culturales. a captación histórica del presente,

le%os de tener como &mbito privilegiado lo pol!tico, tiene su observatorio m&sdecisivo en las expresiones que revelan vigencias y pautas que sólo pueden serentendidas como espec!"icas de una cultura de 1poca.

En realidad, mucho antes de que se hablase del giro lingU!stico en la "iloso"!a ylas ciencias sociales, antes de que se reparara "irmemente en que muchascuestiones planteadas acerca del conocimiento del hombre y la naturale$a humanapor la "iloso"!a y las ciencias sociales podr!an ser reducidas a problemas dellengua%e, la relación entre 1ste y el conocimiento y comportamiento humanoshab!an sido ob%eto de amplia especulación-M. Vue la experiencia histórica, tantocomo el conocimiento de la historia, est&n estrechamente ligadas a los lengua%esverbales y a las representaciones simbólicas es cuestión sólidamente adquiridagracias a los es"uer$os especialmente de la nueva historia sociocultural. a

experiencia vivida como historia participa de una "undamental manera de estarealidad. #i toda comprensión de la historia es una representación de la historia, ellengua%e de esa representación es b&sico para su comprensión. a expresión del presente como experiencia  es en s! misma una "orma particular del lengua%e.

#" Las peculiaridades de la documentación histórica del presente.

Con no escasa "recuencia se ha pretendido y se pretende que una di"icultadb&sica para la construcción de una historia del presente es precisamente la

carencia de documentos, la "alta de fuentes de información disponibles, adecuadasy su"icientes, la imposibilidad del acceso a los archivos, la inexistencia oinaccesibilidad de las fuentes  cl&sicas que el historiador emplea en susreconstrucciones históricas y, en de"initiva, la distorsión pro"unda que el traba%o delhistoriador habr!a de experimentar al en"rentarse con intención de hacer historiacon un espacio temporal que parece no admitir el m1todo documental tradicional. )nuestro modo de ver, y no es la primera ve$ que lo se4alamos, esa apreciación sebasa en un patente error de concepto y de observación que, sin embargo, re"le%auna visión de la "unción de historiar que est& bastante arraigada' no ser!a posiblehacer historia si no existen documentos y el documento por antonomasia es el dearchivo, el documento depositado en el “archivo histórico”.

0ero estamos per"ectamente en condiciones de superar esta escleroti$adamanera de ver las cosas por cuanto hace tiempo ya que circula una idea nueva ymucho m&s amplia acerca lo que es realmente la documentación histórica, de losmateriales susceptibles de servir como fuentes de la historia. )dem&s, y esto no esmenos importante, cabe establecer que, sobre la base de esa idea nueva, elproblema real de la documentación de una historia del presente es %ustamente elcontrario de lo que pretenden establecer las a"irmaciones que comentamos. acuestión no reside en la escase$ de las in"ormaciones sobre el discurrir presentesino en su extraordinaria abundancia, variedad  y dispersión. o único cierto en loque se a"irma comúnmente es que para el presente histórico contamosgeneralmente con escasa “documentación de archivo” en el sentido cl&sico de esa

-M  = CI5G#+3' El lengua0e y el entendimiento humano. 6arcelona, 0laneta7)gostini, -KK9, -M. (laedición original del texto de Chomsi es de -K;M

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clase de in"ormación, al menos en su disponibilidad, aunque tampoco aqu! se tratade una imposibilidad absoluta sino siempre relativa.

Es ese el único punto que resulta innegable' la carencia, o la di"!cil

accesibilidad, de esas "uentes tradicionales. 0ero ese %uicio no es equivalente al dela “ausencia de "uentes”. o importante es que las "uentes para el conocimiento dela Iistoria son hoy m&s abundantes, variadas y dispersas que nunca. 0orque, comodecimos, lo cierto es que la propia idea de fuentes de la historia, según las de"inióla metodolog!a cl&sica y según la evolución posterior de esa misma idea, aunquesiempre dentro de la actividad historiogr&"ica convencional, no es aplicable sin m&sen la historiogra"!a del presente. En la actualidad, la idea de “"uente para la historia”no se corresponde en absoluto con la de “documentación histórica” tal como laacu4aron los preceptistas del siglo 232 y el primer tercio del 22. #obre todo desdelas nuevas concepciones sobre la in"ormación histórica que introdu%o en sumomento la escuela de *nnales. )dem&s, la idea de "uente histórica se encuentramuy a"ectada hoy por las consecuencias de la revolución tecnológica de "ines del

siglo 22 y su impacto sobre el mundo de la in"ormación. a documentación históricase encuentra tanto dentro del archivo como "uera de 1l.Esta constatación lleva las re"lexiones sobre el problema en una doble

dirección. a primera es que la historia del presente est& su%eta a un tipo espec!"icode "uentes de in"ormación que en "orma alguna excluye las tradicionales aunquea4ade muchas nuevas. 0or tanto estamos ante la realidad de unas nuevas fuentes.>erivado de ello, la segunda cuestión, de bastante mayor alcance, es que larevolución tecnológica de "ines del siglo 22, en lo que ata4e sobre todo a la entradaen la era digital, en la sociedad in"ormacional, a"ectar& decisivamente al mismoconcepto y materialidad de las "uentes de la historia. =o ya sólo a la materialidad delas "uentes mismas, creando nuevos tipos de ellas, sino en la realidad de su propiosoporte, depósito y transmisión. =os detendremos despu1s algo m&s en ello.

Existen, por los dem&s, dos categor!as generales en las que poder clasi"icar,como punto de partida, esas fuentes de la Iistoria que podr!a utili$ar el historiadordel presente. a distinción es sutil pero necesaria porque, de paso, nos ilustra sobrelo que debe entenderse correctamente por “historiar el propio tiempo”. 8na cosason las “"uentes de una historia del presente” y otra las “"uentes de la historia denuestro  presente”. En principio, la distinción b&sica entre ambas categor!as espuramente pragm&tica' se basa en saber si determinadas in"ormaciones están o noa nuestra disposición en este momento mismo.

En el primer caso (el de las "uentes para una gen1rica “historia7presente”, las"uentes para la historia de hoy sólo estar!an disponibles ma+ana. =os encontramosante una categor!a muy general que reúne todas las clases de documentacionesque primero se generan y en el "uturo ser!an aplicables a anali$ar históricamente uncierto presente. En ese sentido cada historia del presente no podr& ser hecha sinocuando ya sea pasado. as "uentes posibles en esa dirección ser!an pr&cticamenteinagotables. 0ero al historiador del presente no le interesa particularmente esaposibilidad y capacidad y, por tanto, tampoco esa categor!a de "uentes. o queinteresa a este historiador es la segunda categor!a de ellas, las de nuestropresente, es decir, las "uentes disponibles hoy.  as "uentes de las que hoypodemos hacer uso para nuestro propio tiempo son otra cuestión, m&s limitada, ydisponemos de ellas en cantidad "inita. as "uentes para nuestro tiempo sonaquellas que son accesibles ahora. En de"initiva, la historia del tiempo presente,"rente a las tradicionales fuentes de la historia tendr& que hacer uso de otras

muchas nuevas. Esto lo tenemos per"ectamente asumido, sabemos cu&les sonesas nuevas "uentes y sabemos donde encontrarlas.

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0ero no solamente esas nuevas "uentes de la historia del presente incluyenmuchas m&s cosas que el tradicional archivo  W aunque obviamente no e,cluyentampoco el archivo 7, incluyen prensa, literatura gris, in"ormación electrónica en red,

testimonio oral, estad!stica y un largo etc1tera, sino que la  producción misma de lain"ormación en el mundo de hoy har& que se acentúe aún m&s el cambio ennuestras concepciones de lo que son "uentes para el conocimiento histórico. =o haynada que haya experimentado mayor cambio que el concepto mismo de“documento”. Evidentemente, con el paso del tiempo las "uentes llegar&n a serevidencias muy distintas de las que conocemos hoy. El problema de las "uentes enla historia del presente tiene as! siempre un sentido conceptual, adem&s delmeramente t1cnico y metodológico, en el que se presente continuamente lanecesidad de rede"inir la idea misma de "uente de in"ormación.

En de"initiva, para resumir, la cuestión b&sica de la que en el "ondo derivantodas las dem&s sobre las "uentes del historiador del presente es esa doblerealidad, que tiene una perspectiva negativa y otra positiva, por comparación con la

investigación de cualesquiera otras 1pocas históricas. 0or su propia naturale$a,cuando se habla de historia del presente existe de una manera limitada laposibilidad del recurso documental al archivo. Esta es la perspectiva negativa. )cambio existe una inmensa abundancia de otro tipo de "uentes documentales,desde las m&s comunes como las noticias de la prensa y de otros medios decomunicación, hasta los recursos que se derivan de las publicacionesinstitucionales, las documentación sociogr&"ica y sociológica, demogr&"ica, laliteratura testimonial, la historia oral, las "uentes icónicas y sonoras de los m&sdiversos tipos. Esa es la parte positiva.

#eguramente, lo decisivo es el cambio en el panorama de las "uentes que hoyconsideramos posibles. En realidad, cabr!a pensar que, puesto que hablamos deuna historia “presente”, la naturale$a misma del documento de archivo lo har!a ya

a%eno a tal tipo de historia, puesto que debe suponerse que tal documento es lahuella de un hecho “pasado”. 0ero en este caso no caben las visiones "ormalistasX0or muchas ra$ones, el presente no puede prescindir del pasado, sus l!mites sonconvencionales y el recurso al pasado es clave en toda historia del presente-N. Ene"ecto, por una parte, se a4aden algunas categor!as de "uentes privativas a lastradicionales y comunes de la documentación histórica. En este caso, la "uente oralo la "uente visual7icónica son las m&s importantes. 0or el contrario, existe unamerma en buena manera de la tradicional documentación de archivo en ra$ón delas limitaciones sociales y legales que la consulta de documentación reciente detodo tipo depositada en los archivos, de todo tipo tambi1n, plantea.

El problema no es, obviamente, la inexistencia de archivos susceptibles de serusados en una investigación histórica, sino la imposibilidad de su uso legalmenteregulada y las inconveniencias sociales que se derivar!an de ese uso. 0ero esevidente que lo que puede decirse de los archivos “o"iciales” o de los “públicos”puede no tener aplicación en los “privados”. Como puede verse, estamos ante unaimposibilidad pr&ctica cuyos l!mites son de hecho bastante borrosos. En todos lospa!ses la documentación de los archivos públicos tiene unos l!mites temporales deuso que representan como m!nimo la necesidad de que esos documentos tenganuna antigUedad de veinticinco o treinta a4os, siendo el pla$o habitual superior a esehasta llegar a los cien a4os en el caso de los documentos notariales. osdocumentos re"eridos estrictamente a datos personales y con"idenciales, comoho%as de servicios, historiales m1dicos, etc., est&n sometidos a cautelas especiales.

-N  Estas cuestiones conceptuales son ampliamente descritas y argumentadas en ?. )*5#AEB83' Lahistoria vivida,) o.c , especialmente en los cap!tulos -Y, 9Y y DY.

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>ebe el historiador del presente renunciar absolutamente al uso del archivo/ arepuesta no puede ser sino muy relativa. >epende siempre de las posibilidades ynecesidades del asunto.

a problem&tica del archivo privado, aunque no lo pare$ca, es comple%a. )rchivo privado es, por de"inición, el que no es público y si nos "i%amos en su origen,como parece lo correcto, ser!a exactamente el que no procede de organismosestatales. a de"inición debe "i%arse en el origen y no en los "ondos. 0ero esto no essiempre as!' hay archivos privados que tiene documentos públicos (los de lospol!ticos y archivos públicos que tiene documentos privados (casi todos lospúblicos que se han "ormado por requisa de documentos y no sólo archivosrecientes como el tan discutido de la guerra civil en #alamanca >e ah! el enormeproblema pol!tico que se puede plantear cuando se discute la propiedad de undeterminado archivo. a situación es comple%a y debe en"ocarse en "unción delconcepto de fuente y en "unción de las posibilidades de acceso. Iay archivosprivados de personas individuales y los hay de instituciones >e una persona, una

empresa, un partido pol!tico, etc. a cuestión decisiva est& en qu1 tipo dein"ormación para el presente puede proporcionar cada tipo de archivo. ) cambio, el tiempo presente nos o"rece un amplio panorama de posibilidades

en las publicaciones o"iciales o documentación in"ormativa generada por todo tipode instituciones' estad!sticas, anuarios, in"ormes, censos, memorias, de todo tipo deorganismos, estatales o de otras instancias de la )dministración o privados,publicaciones de las que el historiador de otras 1pocas dispone menos o a las quepuede prestar menor atención. 8na important!sima cantidad de esas in"ormacionesse encuentra hoy en -nternet. 0ero al caso de la peculiaridad de la gama de "uentesde que ha de valerse la historia del presente se a4aden determinadasespeci"icaciones que son ya de orden metodológico y t1cnico, pero que, de todas"ormas, pueden ser anali$adas tambi1n desde otros puntos de vista.

Existe una peculiaridad metodológica sustancial en este caso' la fuente para lahistoria del tiempo presente es  producida por el investigador en un grado muchom&s acusado que en ningún otro tipo de investigación histórica-K, y se acerca m&s,en todo caso, a la situación que se le plantea al antropólogo, psicólogo y, en menorgrado, al sociólogo. Aal producción est& su%eta a unas condiciones y posibilidadesmuy amplias9:. G&s all& de esta necesaria elaboración, en buena parte, de las"uentes, ello conlleva asimismo problemas t1cnicos en la precisa construcción deellas, en su utili$ación, normali$ación y depósito o registro. El nacimiento de lahistoria de lo reciente o coet&neo ha llevado consigo, en e"ecto, la aparición dearchivos orales  o audiovisuales. En último extremo, esta amplia gama deposibilidades presentes en el uso de las "uentes orales o icónicas9- ha hecho que sepresenten una amplia gama tambi1n de en"oques, ob%etivos y concepciones de laIistoria basada en "uentes no convencional como es en gran manera la historia delpresente. 

El uso esencial de materiales in"ormativos variados y, en alguna manera,podr!amos decir, mucho m&s vol&tiles y menos controlables que las "uentestradicionales y que tienen muy mayoritariamente car&cter “público”, puede hacerdi"!cil sortear el riesgo de con"undir la historia del presente con la sola historia de “lo

-K  #obre la producción de la "uente ver ?. )*5#AEB83, La investigación histórica, o.c., ; y ss.9:   a producción bibliogr&"ica sobre la Iistoria 5ral o las Fuentes 5rales para la Iistoria es ya

bastante amplia. >igamos que una in"ormación adecuada en castellano no puede prescindir de laconsulta de la revista Histori% 6 7ue-te Or%l, editada en 6arcelona, que desde el número -H, de-KK;, ha pasado a llamarse Histori%, A-tro)olog8% 6 7ue-tes Or%les

9-  )lgunas consideraciones de inter1s sobre la "uente icónica7documental (el cine es otra cuestión ysu uso, tema sobre el que carecemos de estudios su"icientes, se contienen en G.0. 6)**)>5(Coord.' Las edades de la mirada. 8niversidad de Extremadura, 3CE y #IA0, -KK;.

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o"icial”, de la pol!tica en el sentido m&s inmediato y cotidiano, de las personas quetienen in"luencia en la vida pública. Ese riesgo se ve patentemente en muchasobras de historia reciente 7 la transición espa4ola, por e%emplo o la situación

mundial de los a4os noventa 7. >e entre las "uentes para la historia del presentesólo las historias orales o las historias de vida son "uentes verdaderamenteprivadas. os archivos privados susceptibles de uso lo son generalmente de "ormalimitada.

#in embargo, la del presente no aspira menos que las dem&s historiogra"!as atransmitir una historia total y de calado vital. 8na historia de todas las direcciones yentresi%os de la actividad social cuyos su%etos tiene el m&s diverso car&cter yentidad. a historia del presente es tambi1n per"ectamente susceptible desectoriali$aciones. as "uentes utili$adas deben combinar las in"ormaciones im7personales, estad!sticas, con los relatos de vida para re"le%ar una historia "iel. Es"also, por tanto, que la historia del presente se re"iera sólo a las realidades “o"icialesy públicas” de una 1poca, y menos aún a las pol!ticas, que son las de mayor huella

de%an, las que m&s re"le%an los medios de comunicación y las que me%orrepresentadas est&n en los archivos. < porque la mayor abundancia dein"ormaciones personales es la de los grandes persona%es o la de aquellos quetiene una amplia presencia en los medios de di"usión de ideas e im&genes, conindependencia de la verdadera signi"icación pro"unda de esos persona%es, e"!merosmuchas veces. os mass media son un caudal constante de in"ormacionescaóticas. >espu1s del torrente mismo de las noticias vienen sus elaboraciones ysólo en un tercer nivel puede hablarse de un registro histórico de ellas. a venta%ade unas "uentes m&s directas est& contrapesada por la di"icultad de su mane%o,veri"icación y valoración. Existe la constante posibilidad de “crear” los propiostestimonios y por ello la posibilidad de manipularlos desde su origen mismo. osgrandes problemas de la documentación de la historia del presente se entreveran

aqu!, otra ve$, con sus venta%as.

Ioy existe la posibilidad de obtener testimonios de casi todo, de ser testigo y,m&s aún, testigo privilegiado. #obre las venta%as que tiene el historiar una cosavivida no han de%ado de pronunciarse algunos grandes maestros, entre ellos lospadres de *nnales, 6loch y Febvre, como es sabido. El peligro es que una historiavivida pertene$ca en exceso a quien la vive, se haga incomunicable ob%etivamente,empe$ando por la di"icultad de veri"icación de las "uentes. a cuestión clave, enresumen, que ya hemos comentado, de la cuasi coetaneidad entre hechos ytestimonios sobre los hechos, que son, a su ve$, coet&neos del historiador que losinvestiga y explica, es tambi1n real en el caso de las "uentes de la historia delpresente. >e ah! se deriva, ahora tambi1n, casi todo todo tipo de peculiaridades eigualmente de problemas. >e ah! que las "uentes no7escritas de "ormaconvencional, o las orales, sean un asunto central.

0ero no solamente las "uentes del historiador del tiempo presente tienen laespecial cualidad de poder o necesitar de "orma inexcusable ser construidas por elhistoriador sobre los testimonios dispersos de lo real sino que tambi1n se caracteri7$an por su mayor   inmediatez en relación con los hechos que testimonian. as"uentes del tiempo presente son ese sentido menos huellas o restos de una ciertarealidad que ha desaparecido que indicadores, pistas, o incluso verdaderas varia7bles a explorar   para llegar a la realidad misma que se investiga que ahora puedeocurrir que aún no haya desaparecido en su totalidad. El problema del investigadorhistórico del presente es que tiene que captar siempre la realidad din&mica que las

"uentes suelen presentarnos como est&tica.

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$" Unas nuevas e3igencias técnicas.

Aodo lo expuesto no debe escamotear, ni siquiera oscurecer, una realidad ligadaa todo ello y de la que se derivan importantes consecuencias. =os re"erimos alhecho de que la extraordinaria revolución en el concepto mismo de "uenteshistóricas, el aumento de sus tipos y su disponibilidad, obliga a un considerablees"uer$o en la me%ora, la ampliación y la e"icacia de los procedimientos de fijación ycrítica, de depuración y análisis  de esos nuevos tipos de "uentes. < dado elpanorama de la in"ormación y la comunicación social en las sociedades de hoy, ladepuración de la in"ormación es un determinante esencial para la comprensióncabal del mundo que nos rodea. El problema, pues, desborda el mundo concreto dela necesidad de la cl&sica “cr!tica de las "uentes” por parte del historiador.

En consecuencia, tanto o m&s que la conciencia de la variedad, de lasingularidad, de esas "uentes, al tiempo que de la ausencia de ciertas "uentes

convencionales, importa adquirir tambi1n el convencimiento de que elen"rentamiento y uso de esas "uentes necesita, %ustamente, nuevos procedimientosy t1cnicas elaboradas precisamente para ello. A1cnicas que deben hacer usoamplio y adecuado de multitud de sistemas actuales, cada d!a nuevos, deproducción y an&lisis documental. as nuevas tecnolog!as obligan mucho alhistoriador del tiempo presente, le obligan a dominar m&s t1cnicas que elhistoriador cl&sico. 0orque el problema "undamental, en el que hemos insistido, noes la carest!a sino el nuevo signi"icado cualitativo que las "uentes tienen. #epresenta, en consecuencia, un aspecto nuevo que no siempre es considerado comose debe' la necesidad de una intensa contrastación de las in"ormaciones. En estesentido, parece claro, por e%emplo, que para la construcción historiogr&"icanormali$ada nunca ser& su"iciente una "uente oral por su di"!cil contrastabilidad ens! misma. a complementariedad de las "uentes es aqu! un presupuesto esencial ycasi deber!amos introducir una posición cr!tica nueva, la de contrastabilidad ,  paraclasi"icar las "uentes.

>e paso, puede se4alarse otra peculiaridad de no menor calado' el del enormeacervo bibliogr&"ico que sobre la inmensa variedad de cuestiones que a"ectan anuestro tiempo histórico se produce hoy, en soportes que no son ya solamente lostradicionales escritos, sino que a ellos se suman los audiovisuales y, sobre todo, elimponente y casi inabarcable caudal de in"ormación digitali$ada. 8na inmensaproducción bibliogr&"ica se suma a los enormes "lu%os de la in"ormación. Cómo noperderse en la inmensa masa de la in"ormación circulante y lo que probablementees peor, de la desin"ormación/. Cómo recomponer el mundo in"ormativo del

historiador/

L% -ue9% (r8ti(% &o(u+e-t%l 6 los )ro:le+%s &e l% i-'or+%(i;-

a cr!tica documental en el campo de la historia del presente no di"iereesencialmente de todos los procedimientos que son pertinentes en cualquier clasede traba%o histórico. En el ancho campo del m1todo general, los desa"!os t1cnicosson tal ve$ los m&s inmediatos y evidentes. ) las antiguas prescripciones de todosconocidas se suma ahora tambi1n el problema de la creación de t1cnicasadecuadas para el aprovechamiento de ciertos materiales. El campo cada ve$ m&s

extenso de la fuente oral , de la  historia de vida y la biografía  constituye encon%unto un desa"!o en cuanto a la exacta relación de todo ello con la construcción

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de una historia del presente. “Fuente” e “Iistoria” orales son cuestiones debatidas yde alto inter1s a este ob%eto. El aprovechamiento real y posible de los materialesicónicos, en soportes muy diversi"icados, no se encuentra sino en una "ase

preliminar a pesar de las exploraciones reali$adas en ese terreno. Fotogra"!a, cine,v!deo son "uentes cuya utilidad parece evidente pero cuya explotación comofuentes centrales  y no meramente como complementos para la reconstrucciónhistórica dista de estar establecida. 0odr!a, qui$&s, se4alarse, como punto departida para otras consideraciones, que las nuevas "uentes tienen, por lo general,menos problemas de autenticidad  que de veracidad y objetividad 99.

En opinión de algunos historiadores reconocidos, la historia del presente no tienemenos problemas metodológicos porque parta de nuestros recuerdos y nuestraexperiencia' “esta historia exige tanto rigor, si no m&s, que el estudio de otrosperiodos”9. ) la pregunta de si entre la del presente y otros tipos de historia existendi"erencias sustanciales, si hay di"erencias de especi"icidad mani"iestas, *en1*emond responder& que “no hay una di"erencia de naturale$a entre el proceso del

historiador que traba%a en la guerra del 0eloponeso y el que se interesa en la 33LBG”9D. 0orque es evidente que hemos avan$ado en la verbali$ación de la memoriay en esa verbali$ación podemos incluir todas las "uentes sonoras. 0ero cuando setrata de emplear "uentes no verbales, o incluso no num1ricas, es decir, "uentesicónicas la cosa cambia.

a imagen como "uente sólo adquiere sentido en la serie, en la relación imagen7tiempo y en el an&lisis simbólico. Entre la simple grabación de la realidad en unsoporte visual y el empleo de las im&genes para la representación hay adem&s unadi"erencia notable. =o son lo mismo las pel!culas que las "ilmaciones documentales,la "oto de prensa que la "oto ocasional o de estudio. a historia del presente esesencialmente un punto de con"luencia de diversas ciencias sociales no es posibleque exista historia del tiempo presente sin aportes de algunos conceptos, perosobre todo de m1todo y t1cnicas concretas9H. o importante es que los problemasde la in"ormación se han convertido en claves. En la historia tradicional no podemoshablar de historia sino “con las "uentes en la mano”. En la del presente la búsquedamisma de las "uentes idóneas, la búsqueda de las propias in"ormaciones, es yaconstrucción de la propia historia es un continuo rescate de memoria, lucha contralo oculto. 0orque resulta tan importante aqu! que la in"ormación se haya perdidocomo que se pretenda ocultar por lo general. 5 que esta oculta culposamente.

a pro"unda remodelación que representa la sociedad de comunicación demasas de hoy, el cambio decisivo en las cuotas de participación social de lasgentes comunes, la creación de una sociedad del espect&culo y de la in"ormación,no ser!an reales y explicables sin la revolución de los media.  os medios de

comunicación son ahora m&s múltiples que nunca y se multiplican si parar 7 lasautopistas de la in"ormación 7. >esde el "inal de los a4os cincuenta se dispara la erade la televisión y desde los a4os veinte la de la radio. El papel de la prensa noexperimenta una disminución sino, sobre todo, una especiali$ación, su papel se veaún potenciado por estos adelantos. Ello se explica por el avance de laal"abeti$ación.

=uestras sociedades no se explican ya sin el avance constante del flujo de lainformación y de la manipulación e instrumentalización de la in"ormación. Estamos

99  0ara todo lo que se expone a continuación, ser& muy provechoso el conocimiento previo de la yaexpuesto en ?. )*5#AEB83' La investigación histórica,) o.c.

9   *. *EG5=>' uel#ues #uestions de portée générale en guise d%introduction   en $crirel%histoire,, p. :

9D  +bidem) -.9H   . =3EAI)GGE* ' 4*ara #ué sirve la H5istoria6 75ral6. En Histori% 6 7ue-te Or%l (6arcelona,

nY 9, -KNK, pp y ss.

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en sociedades de "lu%o de mensa%es permanente en las que el sistema detransmisión de la in"ormación, el tri&ngulo emisor7medio7receptor modi"ica suestructura continuamente. =ingún aspecto de la historia de la segunda mitad del

siglo 22 es comprensible sin atender a este nuevo "lu%o social esencial, de estanueva “lubricación” y din&mica de las relaciones sociales que impone la in"ormaciónconstante y la disminución de la idea de distancia en todos los sentidos, "!sico eintelectual.

a naturale$a de los media se ha diversi"icado enormemente, se ha especiali7$ado 7 hay medios "r!os y calientes, instant&neos y de elaboración, etc. 7 que mo7di"ican sustancialmente el tipo de mensa%es que transmiten y sus resultados. 0erotanta importancia como la in"ormación misma tiene ya hoy al comen$ar el nuevosiglo la cuestión de la hiperinformación. “os medios no pueden estar sin in"ormar”si la in"ormación no existe se crea y se inventa. Ello da lugar a que otro de losproblemas esenciales sea “la navegación por la in"ormación”9;, su selección yutili$ación.

>espu1s de la cuestión t1cnica re"erente a las "uentes de in"ormación y su nuevaproblem&tica, el segundo asunto con que nos en"rentamos es el derivado de unahistoria que se construye en una sociedad de “la comunicación y de lain"ormación”. Estas sociedades son mucho m&s cambiantes, m&s din&micas. Est&nmucho m&s plagadas de acontecimientos. 0or ello el acontecimiento recupera todosu esencial valor, sin que ello quiera decir, en manera alguna, que volvemos a lahistoria de lo événementiel , el acontecimiento recupera toda su importancia para elmovimiento histórico, como se4aló tambi1n hace a4os 0ierre =ora. El aconte7cimiento es esencial, pero probablemente no por que haya m&s acontecimientosque en las sociedades tradicionales sino porque hoy, digamos meta"óricamente, seconocen muchos m&s acontecimientos.

En que manera esta investigación histórica del presente que pretendemos se

encuentra a"ectada por el cambio crucial de la in"ormación, de los media, de lahiperin"ormación/ Es evidente que la respuesta implica varias direcciones dean&lisis. >e manera introductoria puede decirse que el mundo de la comunicacióncontinua, de la in"ormación y de la hiper7in"ormación a"ecta esencialmente a laforma de trabajo del historiador. El historiador se en"renta con una hiperabundanciade in"ormación pública, con una variedad inmensa de in"ormación común, dein"ormación "uertemente “preparada” e, incluso, deliberadamente manipulada. 0erosuele tener mucho m&s problema en la in"ormación velada de la que dispone el0oder, incluido el poder de los propios medios de in"ormación. 0or consiguiente, eltraba%o del historiador, m&s que nunca, es una lucha previa y continua porconseguir su in"ormación idónea. as t1cnicas de depuración de la in"ormacióntienen que ser m&s so"isticadas y cuidadosas que en tiempos y empresasintelectuales anteriores.

Como conclusión, provisional, la sociedad del presente a la que se en"renta elhistoriador es la sociedad del acontecimiento. Esto signi"ica, en e"ecto, que estamosante una investigación social muy particular, que presenta nuevas dimensionesepist1micas y que resitúa al historiador de una manera que est& en gran parte porde"inir dentro del campo de la investigación social' lo histórico tiene m&s que nuncacomo mani"estación una din&mica de acontecimientos 7 las otras historias tambi1n,pero esta m&s 7 y que el acontecimiento es algo m&s que amalgama y da suverdadero valor real a todo lo que estudian las dem&s ciencias sociales en lassociedades de nuestro tiempo.

9;  ). *5>*ZB8ER >E )# IE*)#' 8avegar por la información. Gadrid, Fundesco, -KK-

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U-% -ue9% ti)olog8% &e 'ue-tes es(rit%s

#egún hemos expuesto antes, los tradicionales medios escritos que elhistoriador ha empleado desde siempre, aquello que le ha dado su car&cter m&sdi"erenciador como escritura de la historia, es decir, el uso de la documentación dearchivo, encuentra serias limitaciones en la escritura de una historia coet&nea. osmedios escritos que historiador usa es la literatura de su propio tiempo, laproducción anal!tica de otras ciencias sociales, el periodismo escrito, la biogra"!a yla autobiogra"!a, los escritos o"iciales de todo tipo y, por "in, el inmenso canalin"ormativo que se acumula hoy en internet . El problema es, pues, tanto la inmensacantidad y la heterogeneidad de los medios escritos mane%ables, como suinmediate$

La prensa y el periodismo. a prensa es una "uente privilegiada para el estudio de la historia del presente.

0ero el gran problema del periodismo hoy es lo que, en t1rminos generales, puedellamarse su credibilidad. a prensa es hoy, como bien se sabe, un inmenso territoriodonde se instala el 0oder 9M. Ella no sólo constituye una "uente central por laimportancia ob%etiva de la comunicación period!stica en las sociedades actualessino que, dada la abundancia de publicaciones period!sticas, la prensa por supermanente presencia es siempre una “"uente de reserva” en aquellos casos enque no se dispone de otras. 0ero esta abundante disponibilidad es tambi1n elorigen de problemas b&sicos de cr!tica de las propias "uentes esceni"icada ahora enel uso de la prensa. En realidad, las breves observaciones que aqu! hacemospueden ser ampliadas a tipos di"erentes de in"ormación period!stica como la que

"acilitan la radio o la televisión, independientemente de las caracter!sticas t1cnicasprecisas de cada uno de estos medios. #i bien, como ense4ó Gcuhan hace a4os,el medio por el que se transmite un mensa%e es siempre un "actor determinante entodo proceso de comunicación cultural9N, con independencia de los contenidosmismos de tal mensa%e. a prensa sigue siendo el medio de comunicación m&simportante, extendido e in"luyente en nuestra 1poca, aunque es opinable cu&l ser&la tendencia "utura.

=o son escasos los estudios sobre la cualidad y signi"icación de la prensa, o lain"ormación period!stica en general, en el universo de la comunicación. a prensacomo medio de comunicación tiene unas caracter!sticas semiológicas precisas yunos condicionamientos como medio transmisor que es preciso conocer y tener encuenta a la hora de evaluar correctamente qu1 in"ormación es la que emite y cómollega al receptor, en este caso el investigador de la historia del presente. acomunicación period!stica representa siempre “propuestas de lectura de la realidadsocial” que los medios hacen a sus lectores o receptores9K. 

9M  G. *3@3[*E' El segundo poder. Cincuenta y cuatro entrevistas sobre los grandes cambiosdel periodismo actual. Gadrid, El 0a!s7)guilar, -KKN.

9N  >eben recordarse en este contexto los escritos c1lebres en su momento de G. Gacuhan quehicieron "amosa la proposición “el medio es el mensa%e”.

9K  ). G5*E=5 #)*>S' *roblemas metodológicos de la historia de la prensa1 aplicación de lainform-tica al an-lisis de las publicaciones. En 6. 6)**[*E, ?.F. 65A*E < 5A*5#'Metodolog!a de historia de la prensa espa9ola. Gadrid, #iglo 223 editores, -KN9, p. 9M-. @1asetambi1n de la misma autora :;ealidad histórica< y :realidad informativa<. La re=producción de

la realidad social a través de la prensa. En C. B)*3A)5=)3=>Z) (ed.' La prensa de los siglos >+> y >>. Metodolog!a) ideolog!a e información. 2spectos económicos y tecnológicos. 6ilbao,8niversidad del 0a!s @asco, -KN;, pp. -DH7-;.

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a prensa es un medio de in"ormación pero es tambi1n veh!culo de emisión demensa%es ideológicos precisos, es tambi1n un medio de propaganda y de presiónsocial, que normalmente representa a grupos concretos, y poco común que esas

"unciones est&n su"icientemente delimitadas y separadas. #e ha dicho que unperiódico es “la reunión de tres elementos o par&metros' lo pol!tico, lo in"ormativo ylo comercial”  :  . Existe prensa que expl!citamente actúa como portavo$ de unemisor identi"icado' prensa de partido, de asociación, de 3glesia, etc. pero la prensa“comercial”, teóricamente independiente, no de%a de estar su%eta igualmente acondicionamientos de intereses particulares que no por menos expl!citos sonmenos reales.

a prensa es, pues, una "uente de in"ormaciones generales, de“acontecimientos” podr!amos decir, pero es tambi1n transmisora de productosintelectuales, de opinión, de doctrina, de pensamiento e ideolog!a de muy diversosórdenes. Como "uente tiene ese doble car&cter. 0or esto y por el car&cter deproducto e"!mero que en la hemeroteca se trans"orma en permanente se ha

hablado de la polisemia de la prensa como "uente-

. En ambos casos su contenidoresponde a “códigos” cuyos claves de desci"ramiento es preciso poseer, pero uno yotro son códigos no enteramente coincidentes, di"erentemente legibles, o que notienen el mismo peso en todo tipo de prensa.

Aodos aquellos elementos que acompa4an al mensa%e sustancial, desnudo, dela in"ormación constituyen el “ruido” que acompa4a a la transmisión y no hayninguna in"ormación libre de tal ruido que el buen desci"rador de "uentes históricastiene que detectar. os medios producen una deformación de la in"ormación que esesencial tener en cuenta a la hora de establecer la credibilidad de una "uenteperiod!stica9. Cuanto mayor grado de con"licto existe en una sociedad mayor es elgrado de de"ormación de la in"ormación que se introduce en los canalesperiod!sticos. ) mayor con"licto existe m&s “ruido” in"ormativo.

a prensa, en de"initiva, transmite como materiales primarios para la historia delpresente, o para cualquier tipo de historia, dos tipos principales de ellos' “discurso”y “acontecimiento”. El primero necesita ser registrado, anali$ado, clasi"icado,comparado, para determinar su alcance, el lugar relativo que ocupa en el universocultural o en cualquier otro &mbito de lo social, y su in"luencia. os acontecimientos,para aceptarlos como realidad histórica comprobada, necesitan por lo pronto de unacontrastación obligatoria. =inguna noticia de prensa debe ni puede ser aceptadapor un historiador sin su contrastación rigurosa cualquiera que sea la v!a para ello.

Es di"!cil la clasi"icación de la prensa como "uente histórica voluntaria oinvoluntaria, pero desde el momento en que toda prensa pretende in"luir en ununiverso de lectores o receptores est& mucho m&s cerca de este segundo tipo conlos problemas cr!ticos espec!"icos que ello conlleva. os problemas de crítica que laprensa presenta como "uente no son en este caso distintos de los problemasgenerales de la prensa de cualquier 1poca y tampoco muy distintos de los quepresentan otras "uentes.

En otro &mbito de problemas, pero relacionados siempre con el mundoin"ormativo que representa la prensa, 0ierre =ora se4aló ya que el hecho de que lahistoria del presente estuviese como “encartelada” entre periodismo y antropolog!ahab!a hecho de ella el ob%etivo de una casi obligada banali$ación. a relación yhasta la colusión entre periodismo e historia del presente es un hecho evidente, del

:  6. 6)**[*E' 4*olisemia de la prensa?. @ariante e invariante. En 6. 6)**[*E, ?.F. 65A*E< 5A*5#, o.c., p. 9DN.

-  +bidem.9  ). *5>*3B8ER >E )# IE*)#' La alteración de la información en la prensa1 un artificio

metodológico. En 6. 6)**[*E, ?.F. 65A*E < 5A*5#, o.c., p. -- y ss.

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que cada d!a hay m&s e%emplos que prueban la debilidad de la “historiogra"!aacad1mica”, con resultados dispares, pero ello no deber!a ser motivo de con"usión.0eriodismo e historiogra"!a del presente siguen siendo cosas di"erentes, no puede

creerse que el periodista sea el “historiador natural” del presente. El periodista noes historiador ni viceversa. El periodista “de investigación” de hoy se ha convertidode hecho m&s que en transmisor de noticias en “un creador” de ellas, con las dosisde manipulación que puede sospecharse. El periodista no es el historiador sino que1ste tiene que considerar lo que transmite el periodista como un ob%eto de traba%oposterior o como una parte de su ob%eto. 0ero estas "unciones distintas dehistoriador y el periodista de la actualidad no pueden ser estudiadas "uera delmarco que nos presenta una pro"unda mutabilidad de la realidad, signi"icacióntecni"icación, papel y poder social de los media en las sociedades actuales.

a relación entre el nacimiento de la historia del presente y la aparición de unnuevo tipo de periodismo ha sido tambi1n destacada por ?ean70ierre *ioux conintención provocadora evidente y adentr&ndose con ello en la lucha contra el vie%o

tabú de la colusión entre historiogra"!a y periodismo en el terreno de lo muycontempor&neo. a historia del presente no habr!a nacido si no se hubieseproducido, aunque sea de "orma marginal, dice *ioux, una convergenciaprovocadora pero "ructuosa entre historiadores deseosos de actualidad yperiodistas buscando la legitimidad historiogr&"ica. #er!a un encuentro que deber!adesarrollarse libremente y del que todos tendr!an algo que aprender pero sincon"undir nunca los campos. =i la historia del presente puede ser “periodismo deinvestigación” ni el periodismo puede pretender una explicación "undamentada de lohistórico7presente.

Aanto el periodismo como la historiogra"!a han evolucionado pro"undamente.Existen hoy una producción y una di"usión creciente de relatos period!sticos acercade lo coet&neo hay tambi1n un “periodismo retroactivo”, como le ha llamado *ioux.

as “historias” del periodista suelen ser no sólo monogr&"icas, sino puntuales. Estashistorias pueden estar excelentemente in"ormadas pero tienen un estilo peculiar,directo y “aproblem&tico” o no problemati$ado. >esde los a4os sesenta en Francia ydesde los setenta en Espa4a empe$ó a proli"erar este tipo de periodismo y no hahecho sino crecer. El historiador tiene esencialmente otra "orma de valorar larealidad y de acopiar y emplear sus "uentes. Es claro, en todo caso, que es muchom&s "&cil el rid!culo de ciertos historiadores que imitan a los periodistas, que eldescr1dito de periodistas que intentan hacer sesuda Iistoria.

En el periodismo se dan hoy ciertas "ormas de “recensión de la actualidad” quese han convertido en una crónica durable tal es el caso de los dossiers sobre losm&s variados temas, de los extras tem&ticos sobre asuntos de actualidad, etc. aaparición de los historiadores en los media, hasta el punto de que se haya podidodecir por Ierbert ottman que los historiadores de ahora “pre"ieren la televisión alos archivos”, es la otra cara de la medalla. os periodistas de actualidad solicitanmuchas veces el asesoramiento de los historiadores.

La peculiaridad de las estadísticas. En general, encuestas de todo tipo y sondeos "orman una bater!a de "uentes de

in"ormación que obligan al historiador a traba%ar con unas t1cnicas para las que noest& acostumbrado ni, en la mayor!a de los casos, preparado para utili$ar. 0ero locierto es que nuestro mundo no ser!a el que es sin la existencia de los sondeos ylas estad!sticas. Es posible leer casi todo tipo de despropósitos escritos por

 ?70. *3582' Entre histoire et 0ournalisme. En ). CI)@E)8 y 0I. APA)*A (eds.'  uestions /l%histoire du présent, o.c.) pp.. -9H7-9. El asunto ha sido destacado tambi1n por ?7F. #58EA'L%Histoire immediate. 0aris, 08F, -KKD. pp. - y ss.

#!

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historiadores “cl&sicos” sobre la descon"ian$a con que deben mirarse todas lasin"ormaciones en "orma de “estad!sticas”. )unque, por desgracia, la cosa no selimita a los cl&sicosX Guchos historiadores han sostenido, con una visión

desconsoladoramente super"icial del asunto, que la visión estad!stica de ciertos"enómenos eliminan el su%eto, pierden al hombre y al actor, que una estad!stica essiempre un re"inada mentira, que siempre hay distorsión de la realidad y cosas deese mismo estilo.

Esta opinión super"icial ignora que el aparato estad!stico con el que se expresanciertos "enómenos, de toda !ndole, constituye un discurso consciente de suslimitaciones, que tiene su propio código y su propia lectura.  3gnorar que lasestad!sticas son una "orma de aproximación a la realidad que tiene su propiosc&nones y que no pueden interpretarse "uera de ellos y para unos precisos "ines Wla generali$ación no puede prescindir de ellas 7, que no es meramente el discursode lo cuantitativo, etc., es algo común, de lo que se deriva toda clase deincomprensiones y de malos usos de ellas y es algo adem&s que muchas veces

"omentan los mismos magos de las estad!sticas. El dicho irónico de que a lasestad!sticas se les puede hacer decir cualquier cosa tiene una inmensa parte deverdad. 0ero ello sólo es posible cuando la “estad!stica” se lee al margen de susigni"icado intr!nseco la estad!stica no es nunca una realidad en movimiento' esuna "otogra"!a. En la misma simplicidad se incurre cuando se pretende que laestad!stica puede darnos cuenta del “su%eto”. a in"ormación ba%o el código de loestad!stico 7 aquella preparación de los datos que intenta generali$ar v&lidamentela amplitud de un "enómeno desde una peque4a muestra de individuos a"ectados 7tiene siempre sus aplicaciones propias, en modo alguno universales. #in embargo,es evidente que en la historia del presente, %unto a este tipo de in"ormaciones, esposible mane%ar otras muchas que nos "acilitan la posibilidad contraria' la que re"le%aal individuo. 

Las fuentes orales y los documentos personales.En este breve repaso de algunas "ormas peculiares de "uentes para la historia

del presente no podr!a obviarse una re"erencia por m!nima que "uese a uno de losgrandes acervos "ontales, como ser!an las fuentes orales y los documentos personales, un tipo de huellas históricas en los que algunos tratadistas vieron en sumomento, en los a4os ochenta principalmente, el "undamento esencial parapromover una historia del presente, entendiendo 1sta, sobre todo, como aquella enla que el historiador pod!a interrogar directamente a testigos y protagonistasD. Eltema es lo su"icientemente amplio e importante, y ha concitado tan alto número deescritos, como para que sea di"!cil aqu! otra cosa que esta llamada de atenciónsobre su importancia.

En e"ecto, los modos posibles de escritura de la historia del presente hacen deobligada contemplación la cuestión de las "uentes orales. a historia del presente secaracteri$a, entre otras cosas, porque es la única historia donde conceptualmentese da el hecho de que viven protagonistas. Gientras viven hay historia del presentecon ellos. ) ello se suma la particularidad tambi1n de que la historia del presentetiene como ninguna la posibilidad de “construir sus "uentes”. )s! surge la “palabra7"uente” que como "uente presenta problemas extremadamente espec!"icos. aproblem&tica de lo que podr!amos llamar “testimonialismo”, derivada de esta “eradel testigo” en la que se dicho que estamos, es muy diversa. as "uentes orales, en

D  @1ase lo que decimos en La Historia vivida,) o.c.) pp. DH y ss.

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8/19/2019 Arostegui_-_cuestiones_de_metodo

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"in, tiene los problemas centrales y agud!simos, se ha dicho, de toda "uentehistórica que es extremadamente voluntariaH. 

as "uentes orales (F5, bien como una "orma m&s de in"ormación compatible y

complementaria de otras, bien como el "undamento de una espec!"ica historia oral  Wlo que son dos empresas distintas W son esenciales para cualquier historia denuestro tiempo. #u uso, en ambos sentidos, ha dado lugar desde hace a4os a lacreación de un campo historiogr&"ico preciso. a historia del presente no seidenti"ica ya hoy necesariamente con aquella que se apoyo en lo esencial en el usode este tipo de "uentes, pero evidentemente tiene en ellas un elemento deexcepcional importancia. ) nuestro modo de ver, el problema de la historia sobre"uentes orales o de la historia oral estriba en la exquisita acuidad conceptual,epist1mico y metodológica que la construcción de una historia de ese tipo reclama.os problemas epistemológicos de las "uentes orales son grandes y conocidos,empe$ando por los problemas de las t1cnicas de registro y depósito y decontrastabilidad, sobre todo en el caso de que se pretenda hacer Iistoria con

"uentes orales y no Iistoria 5ral. as "uentes orales tienen tambi1n la peculiaridadde que son un recurso compartido con otras investigaciones de la realidad social. a Iistoria 5ral ha tendido a convertirse en una historiogra"!a tendida hacia

ciertos espacios sociohistóricos concretos' la historia “desde ba%o”, de lamarginalidad, de los dominados, de los su"rientes. #u legitimidad es incuestionable,pero la impropiedad de esta determinación tambi1n lo es. El historiador del presentedebe tender a ser aquel que hace un amplio uso de las "uentes orales, pero en unespacio conceptual m&s amplio, de una historia de mayor totalidad. Iay unatipolog!a de testigos que debe distinguir entre aquellos que mani"iestan que “hanhecho” la Iistoria y los que dicen que la “han su"rido”. os que se libran a untestimonio estructurado, preparado, y los que muestran sus recuerdos menosordenados y espont&neos. 5 bien, el testigo que se siente representante de un

grupo o el que es individual.0or esto, t1cnicamente, ser!a importante establecer una distinción entre "uentes

orales standardizadas, como lo son, en general, las historias de vida, y las "uentesorales construidas, que el historiador y el antropólogo preparan a la medida de loque pretenden investigar  Existen "uentes orales a la medida de los "enómenosindividuales y personales y otras que se centran en experiencias colectivas (exilios,guerras. Iay memorias colectivas expresadas en medios orales que precisan deun tratamiento especial.

H  *. F*)=+ en uestions,) o.c.) p. --.

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