argonautas blasco ibañez.pdf
TRANSCRIPT
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
1/2130
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
2/2130
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
3/2130
El autor narra en esta hermosa
emocionante novela esas dosemanas durante las que
encerradas en el transatlntico
vidas distintas se entrecruzancoinciden y se oponen. Ha sido u
viaje lleno de voluntad y de
esperanza para millonario
europeos y nuevos rico
americanos, o para triste
emigrantes italianos y espaole
que sufren vejmenes transformaciones apoyados en la
lusin.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
4/2130
Vicente Blasco IbezLos argonautas
ePub r1.1SoporAeternus12.01.15
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
5/2130
Ttulo original:Los argonautasVicente Blasco Ibez, 1914Diseo de portada: SoporAeternus
Editor digital: SoporAeternusePub base r1.0
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
6/2130
I
Al sentir un roce en el cuelloFernando de Ojeda solt la pluma evant la cabeza. Una palmera enan
mova detrs de l con balancerepentino sus anchas manos de mltiple puntiagudos dedos. Para evitarse est
contacto avanz el silln de junco, per
no pudo seguir escribiendo. Algo nuevhaba ocurrido en torno de l mientracon el pecho en el filo de la mesa y lo
ojos sobre los papeles hua lejos, muejos, acompaado en esta fuga ideal po
el leve crujido de la pluma.
Vio con el mismo aspecto exterio
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
7/2130
cosas y personas al salir de sabstraccin; pero una vida internaruidosa y mvil pareca haber nacido eas cosas hasta entonces inanimadas
mientras la vida ordinaria callaba y sencoga en las personas, como posed
de sbita timidez.Sus ojos, fatigados por la escritura
huan de las ampollas elctricas de
echo, inflamadas en plena tarde, parreposarse en los rectngulos de laventanas que encuadraban el azu
grisceo de un da de invierno. Lblancura de la madera laqueademblaba con cierto reflejo hmedo qu
pareca venir del exterior. Dos salone
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
8/2130
agrandados por la escasez de su altureran el campo visual de Ojeda. En eprimero, donde estaba l, mezclbase a blancura uniforme de la decoracin e
verde charolado de las palmeras dnvernculo, el verde pictrico de lo
enrejados de madera tendidos dpilastra a pilastra y el verde amarillent velludo de unas parras artificiales
cuyas hojas parecan retazos derciopelo. Sillones de floreada creton
en torno de las mesas de bamb
formaban islas, a las que se acogagrupos de personas para embadurnar comanteca y mermeladas el pan tostadohusmear el perfume del t o seguir e
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
9/2130
burbujeo de las aguas minerales teidade jarabes y licores.
Camareros rubios de corta chaquetazul y botones dorados pasaban con lbandeja en alto por los canalizos de estarchipilago humano sorteando lo
promontorios de los respaldos, logolfos y pennsulas formados por larodillas. Una vidriera, de pared a pared
formada de pequeos cristalebiselados, dejaba ver el salnmediato, blanco tambin, pero co
adornos de oro. Los asientos tapizadode seda rosa, igual a la que adornaba loplanos de las paredes, estaban ocupadopor seoras. El ambiente era ms limpi
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
10/2130
que en el jardn de invierno, donde unatmsfera de humo de habano y tabacoriental con perfume de opio flotabsobre las plantas. Ms all de estocorros femeninos en torno de las mesade t, media docena de msicos
uniformados lo mismo que locamareros, agrupbanse sobre unarima, alrededor de un piano de cola
Sus cabezas rubias de germanos y loarcos de sus violines destacbanssobre los rectngulos luminosos d
cuatro ventanas que cerraban lperspectiva. Al otro lado de locristales, ligeramente turbios por lhumedad exterior, movase, pasando d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
11/2130
una a otra ventana, con lento balanceouna especie de columna, esbeltaamarilla, de invisible trminoacompandola fieles en este cambio dsituacin, regular y acompasado como ede un pndulo, unas lneas negras
oblicuas semejantes a cuerdas.Todo estaba lo mismo que una hor
antes, cuando el t humeaba en la taza d
Ojeda, ahora vaca, y blanqueaban sobra mesa los pliegos, cubiertos a
presente de compactas lneas. La
personas cercanas a l fumabasilenciosas o seguan suconversaciones con lentitud soolientaDel fondo del segundo saln llegaban
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
12/2130
confundidos con risas de mujeres choque de bandejas, los tecleos depiano y los gemidos de los violines; deecho, coloreado a la vez por el reflej
azul de la tarde y el fro resplandor das ampollas elctricas, descenda
gorjeos de pjaros, como una evocacicampestre que pareca animar lartificial rigidez del jardn contrahecho
Por la parte exterior se deslizaban dventana en ventana los bustos de unopaseantes, siempre los mismos
ocultndose para volver a aparecer coregularidad casi mecnica; como si smoviesen en un espacio reducido, coos pasos contados. Nios rubios
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
13/2130
sostenidos por criadas cobrizasadheran a los cristales las rosadaventosas de sus labios, empandolocon crculos de vaho, y agitaban lamanecitas para saludar a las madres hermanas que estaban en los salones.
Algo nuevo haba sobrevenido, siembargo, mientras Ojeda escriba. Ssilln, antes inmvil, con slid
estabilidad, pareca agitado poestremecimientos nerviosos, lo mismque una bestia que jadea afirmada sobr
sus patas. La raza, como si la animasde pronto un alma traviesa, iba pequeos saltos, repiqueteando en splato, de un extremo a otro del velador
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
14/2130
Unas jaulas de bronce pendientes deecho empezaban a balancearse, y dentr
de ellas saltaban los canarios, sin dejade cantar, buscando en el vaivn de sprisin un punto inmvil. Las cortinillade las ventanas, sujetas por su
abrazaderas, agitbanse bajo un soplnvisible. El suelo de mosaico, liso
unido, inerte a la vista, pareca ondula
como si por debajo de l mugiese uhuracn. Al sordo zumbido de la gentque ocupaba los dos salones unase u
retintn continuo de platos, vidrios maderas. Todo cantaba de pronto, comsi una vida extraa resucitase loobjetos inanimados, hacindolo
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
15/2130
conversar con voces y golpeteos: ecuchillo contra el vaso, la cucharcontra la botella, el silln contra lmesa, la fosforera de loza contra ebcaro de flores.
En un rincn del invernculo
alineadas sobre un aparador, lacafeteras y teteras parecan deliberacon la solemnidad de un consejo d
ancianos, chocando gravemente subarrigas metlicas. Un cesto de lilablancas colocado en el centro de l
pieza estremecase como un montn dnieve tocado por un remolino. Laparedes inmviles, firmes, de un espesoconsiderable a juzgar por los profundo
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
16/2130
quicios de puertas y ventanas, estabaprontas a animarse igualmente mpulsos de esta vida misteriosa
Permanecan en silencio, con la calmde las construcciones que desafan a losiglos; pero Ojeda, vindolas, s
acordaba de ciertas personas que auestando calladas inspiran la certeza, nse sabe por qu, de que tienen buena vo
aman el canto. Estas paredes blancasque parecan de una sola pieza, podacrujir tambin con internos roces
uniendo sus crepitaciones y quejidos aconcierto de los objetos.Una puerta sin cerrar se movi po
unos instantes como un abanico loco
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
17/2130
hasta que con un golpe igual a upistoletazo avis a los domsticos, qucorrieron a asegurarla. Y estestremecimiento de huracn invisiblpareca ms extrao en el ambientcerrado y bien calafateado de lo
salones, cada vez ms denso y tibio poa respiracin de las gentes, el humo dos cigarros y el vaho de las tazas. Lo
nios rubios haban desaparecido de laventanas; los paseantes, cada vez mescasos, transitaban por el exterior co
el busto inclinado, llevndose una mana la gorra y ladeando la cara pardefender los ojos y las narices de algmolesto; los velos femeniles crujan l
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
18/2130
mismo que banderas o se elevaban eespirales de color, mantenindosrebeldes a las manos enguantadas qupretendan aprisionarlos. Algunos quavanzaban abombando el pecho con airde reto y la cabeza descubierta senta
en torno de su frente el trgicdespeinamiento de Medusa: un llameade cabellos echados atrs, como si un
fuerza invisible intentase arrancarlos.Transcurran ahora largos espacio
de tiempo sin que los vidrios reflejase
el paso de una persona. Pero algo nuevvino a asomarse a la vez a todos ellosEra una faja de color azul, mate y opacaque empezaba por marcarse levement
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
19/2130
en el filo interior de las ventanas. Luegsuba y suba lentamente con lascensin del agua que hierve, hastlenar la mitad del rectngulo de crista
permaneca inmvil un momentoemblando en ella lejanos redondeles d
espuma, ojos curiosos que intentabacontemplar el interior de los salones, poco despus se iniciaba su descens
con gran lentitud, cediendo el paso a lriste claridad de una tarde sin sol. Y
cuando las ventanas de un lad
quedaban libres de este testigo azul, ladel lado opuesto estabanvariablemente ocupadas por l.
Ojeda vio correr ante su mesa, co
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
20/2130
angustiosa premura, a una seora plidque se llevaba un pauelo a la bocaLuego pas tras ella, apoyada en ebrazo de un domstico, una damsexagenaria que hablaba en portugucon voz doliente. Algunos de su
vecinos se levantaron, deslizndose poa gran escalera con balaustres dallada caoba, que vena a terminar en l
puerta del jardn de invierno. Abransgrandes claros en la concurrenciaDesaparecan las gentes con discrecin
en suave retirada, sin que se enteraseos dems de por dnde habaescapado. La pequea orquesta pareciadquirir mayor sonoridad al queda
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
21/2130
vacos los salones: los instrumentos dcuerda lloraban como si anunciasen undesgracia en la melancola azul de larde. En torno de las mesaanguidecan las conversaciones
Muchos cerraban los ojos como si le
preocupasen tristes recuerdos. Dopuertas abiertas al mismo tiempo dieroentrada por un instante a una manga d
aire fro, arrollador, cargado dhumedad y emanaciones salitrosas, quhizo arremolinarse flores y plantas
volar algunos papeles sobre las mesas.Defendi Fernando los suyos entrambas manos, y al restablecerse lcalma, se arrellan en el silln con u
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
22/2130
regodeo voluptuoso. Senta el orgullo dsu salud, la certeza de que sta no podurbarse en medio de la zozobr
creciente que se revelaba en la tristezde muchos ojos y la palidez de muchorostros. Era el placer egosta del qu
contempla el peligro ajeno desde uugar seguro. Adems, experimentab
una satisfaccin animal al apreciar s
asiento mullido, el ambiente tibio, laplantas y flores que le rodeaban. Asdeban ser las grandes alegras de lo
esquimales, encogidos en su viviendapestosa durante el invierno, mientraafuera sopla el huracn y cae la nieve.
Aspir el humo de su cigarro, llam
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
23/2130
a un camarero para que se llevase eservicio de t, que le molestaba con suncesantes tintineos, y busc en lo
papeles el pliego interrumpido.Qu estaba yo escribiendo?Al murmurar acaricibase el bigot
con el cabo del estilgrafo, mientras suojos recorran las pginas emborronadapara restablecer la ilacin de sus ideas
Olvidse instantneamente del lugadnde estaba; pas de golpe a un munddistinto, un mundo slo de l, qu
pareca latir en los pliegos ennegrecidopor su escritura. A impulsos del deseavanzaba por stos, releyendo spensamiento como si fuese de otro
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
24/2130
encontrando una deleitacin melanclic dolorosa al unirse de nuevo con su
recuerdos.
En Lisboa slo pude escribirte unaneas en una postal. Me falt el tiempo
El tren lleg con retraso; luego eregistro de los equipajes en la Aduana el trasatlntico que estaba ya fondead
en el ro, mugiendo a cada instante comel que no quiere esperar. Y yo que soan torpe para los menesteres vulgare
de la vida! Recuerda cuntas veces thas redo de mi inutilidad en nuestroviajes Nuestros viajes ay! ta
ejanos, tan lejanos!, que no s cund
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
25/2130
volvern a repetirse Por fortunaencontr en el tren a un compaero: ual Isidro Maltrana, tipo curioso, al qu
conoc vagamente en mis tiempos dbohemia heroica, y que va, como yo, Buenos Aires. La identidad de nuestro
destinos nos ha hecho intimarpidamente. Hace unas sesenta horaque estamos juntos, y no parece sino qu
hemos andado apareados toda la vidal dice que quiere ser mi secretario, ms bien, mi escudero, en esta aventur
estupenda que acabo de emprender. ELisboa entr en funciones, encargndosde las tareas enojosas del embarquePero por qu te cuento esto? Tal ve
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
26/2130
por distraerme, por engaarme, pomiedo a evocar los recuerdos de nuestrltimo da, que an parecen envolvermcomo esos perfumes intensos y tenaceque nos siguen a todas partes. Edomingo pasado! Te acuerdas?, t
acuerdas? Slo han transcurrido tredas: an me parece sentir en mis manoel contacto de tus cabellos; an escuch
u voz; an veo tus ojos. Te respiro eesta soledad. Llevo en el bolsillo, sobrmi pecho, tu ltimo pauelo. Viene
conmigo Y estamos ya tan lejos euno del otro!
Ojeda ces de leer unos momentos
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
27/2130
conmovido por sus propias palabrasFrases vulgares, de una frivolidaantigua como el mundo: todos loenamorados dicen lo mismo. Tal veaquellos camareros de chaqueta azuescriban en su idioma los mismo
conceptos a las fraulein rubias dHamburgo y de Brema. Pero el amor ecomo la muerte y como todos lo
grandes accidentes de la existencia. Eotros parece regular, ordinario, sin qumerezca atencin; pero cuando s
experimenta en la propia personadquiere las proporciones inauditas duno de esos acontecimientos que debenfluir en la suerte del mundo.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
28/2130
Para l haba ocurrido tres daantes en Madrid, al anochecer de udomingo, un suceso enorme, igual a loque cambian el curso de la humanidad el aspecto del planeta. Y convencido desto, quera abarcar con la pluma l
grandeza infinita de su desolacin.
Aparentbamos serenidad, confianz
en el porvenir, certeza de volver vernos; pero de pronto nos fumposible fingir por ms tiempo, y hab
grimas en nuestros ojos y en nuestrvoz Y sin embargo, este dolor casi nera nada; haba en l ms preocupaci
que realidad. An podamos vernos; a
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
29/2130
podamos hablarnos. Llorbamos comse llora en la casa de un muerto cuandest todava de cuerpo presente. Edolor parece anestesiado por eaturdimiento de la catstrofe; haodava una realidad que sirve d
consuelo; queda an el cuerpo ante lvista: se llora ms por el futuro que poel presente. Lo terrible es cuando se l
levan, y no queda nada y hay quabrazarse para siempre al recuerdoYo me consideraba el otro da, a
separarme de ti, el ms infeliz de lohombres, y ahora pienso con envidia eaquellos instantes. Te vea an! Yahora cada momento que transcurre m
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
30/2130
aleja ms de ti; cada vuelta de lahlices establece una separacin mayoentre nosotros; un minuto representcentenares de metros; una hora undistancia enorme, que no podramosalvarla en un da aunque marchsemo
apoyados el uno en el otro, mirndonoen los ojos, olvidados del mundo
uestros cielos van a ser distintos
nuestras estrellas sern otras: cuando tvivas en los esplendores de lprimavera, yo sentir los fros de
nvierno; cuando t despiertes como unalondra, con el sol que entrar por tubalcones, yo gemir en medio de lnoche murmurando tu nombre Y ser
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
31/2130
en vano! La desesperante extensin duna mitad del planeta va a interponersentre nosotros Ay!, quin mdevolver tus ojos amados de reflejode oro, tus brazos suaves de blancura dhostia, tu voz ceceante de infanti
arrullo, tu boca de lacre, tu pechneumtico, cojn de ensueos y dolvido!
Evocaba en su memoria, con erelieve de las cosas vivientes, su ltim
da en Madrid Una gran mancha rojemblaba sobre el empapelado de un
pared: era el reflejo de incendio de
carbn amontonado en la chimenea
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
32/2130
nica luz del dormitorio. Y sobre efondo rojo, parpadeante, una sombrhorizontal, de contornos humanos. Ojedconoca bien las lneas de este cuerpoera ella, pegada a l, bajo las cubiertade la cama, empequeecida, humilde po
el dolor de una desesperacisilenciosa. l tambin permaneccallado, con la nuca en las almohadas
percibiendo entre sus brazos el dulccontacto de unas espaldas sedosarevueltas en blondas; sintiendo en u
hombro la leve pesadumbre de scabeza, que pareca querer ocultarsehundirse. Una caricia hmeda refrescabsu cuello: tal vez era el contacto de s
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
33/2130
boca abandonada; tal vez eran lgrimasY los dos permanecan en dolorosnmovilidad, temiendo que sus ojos s
encontrasen, evitando una palabra quhiciese estallar la callada pena; pero lodos, al fingir esta indiferencia heroica
se adivinaban mutuamente.Sus caricias haban sido tristes
desesperadas; algo semejante pensab
Ojeda a los amores de un condenada muerte en vsperas del suplicio. Egoce animal les haba hecho olvidar l
realidad por algn tiempo; pero asobrevenir el cansancio y la hartura, lodos experimentaban la misma decepcidel enfermo que ve reaparecer su
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
34/2130
dolores luego de un paliativo con el qucrea sanar para siempre Y no habms! Y la hora terrible estaba mprxima que antes!
Al travs de los balcones cerradolegaban los ruidos de la estrecha call
popular. Un vendedor pregonaba patataasadas, llamndolas chuletas dhuerta, con melanclico quejido, com
si cantase una desgracia. Ojeda lsalud mentalmente, con cierta emocinpens que tal vez haca ella lo mismo
unca le haban visto; no sabaciertamente si era un hombre, un nio una vieja, pero durante cuatro aos loan todas las tardes de cita amorosa
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
35/2130
siempre a la misma hora, sirvindoles sgrito de aviso cronomtricoSeguramente eran las seis y mediaAdis!, adis! Cundo volveran
orle! Luego pas un tropel dchicuelos voceando los peridicos de l
arde, con la resea de la corrida doros. Un piano de manubrio rompi ocar, en medio de la calle, un vals d
opereta vienesa, con apresurado tecleo acompaamiento de timbres. Se oa lvoz del organillero pidiendo a gritos qu
le echasen algo de los balconesCuando callaba el piano vena de lejoun runruneo de guitarra con choque dcastauelas y frreo retintn de tringulo
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
36/2130
Una voz brava de cantor nmadentonaba una jota, venerable msica deerruo, miedosa de aventurarse en e
centro de Madrid y que se extinguentamente en el refugio de los barrio
populares. Igualmente les haba visitad
muchas tardes este canto medievaevocando en el cerrado dormitorio urecuerdo de excursiones en automvi
por las altiplanicies de Castilla: unvisin de llanuras de rastrojo con hilode agua bordeados de lamos; cubos d
fortaleza sostenindose erguidos entrmontones de ruinas; pueblos de colopardo; torres de iglesia con nidos dcigeas en el remate. Adis! Tambi
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
37/2130
adis!De pronto, un sonido metlico, d
mstica vibracin, suave como la voz duna mujer, cort el aire, envolviendo loruidos de la calle. Era para Ojeda lms amada de todas las visita
nvisibles que venan a buscarles en sencierro amoroso.
La campana de don Miguel
murmur tristemente una boca junto a scuello.
S; la campana de don Miguel, la qu
odas las tardes les avisaba el momentde sacudir la dulce pereza, de levantars comenzar los preparativos d
partida Don Miguel era Cervantes
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
38/2130
la campana la de un conventnmediato donde aqul haba sid
enterrado. Nadie conoca su tumba. Suhuesos se pulverizaban revueltos con lode los sacristanes y antiguos vecinos debarrio; pero era indiscutible que all
haban dado tierra a su cadver, y estbastaba para Fernando. Ydesconociendo la personalidad de
convento y de sus habitantes femeninosa campana de las pobres monjas er
siempre para los dos amantes l
campana de don Miguel.Sentan gran satisfaccin y hastorgullo ingiriendo en sus ocultos amoreel recuerdo del famoso hidalgo. Ojeda
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
39/2130
que era poeta, haba decidido tomaaquella casa, para sus encuentroamorosos, slo por la vecindad deconvento. Adems, este barrio popular sucio haba sido el de los grandeautores del Siglo de Oro, el llamad
barrio de los poetas. En el espaciocupado por tres calles pequeas habavivido casi a un tiempo los hombres m
clebres de la literatura castellana.Cuando al cerrar la noche sal
Fernando, sintiendo en su brazo el braz
de la amante y en la mueca el dulccosquilleo de sus dedos juguetonesdetenase algunas veces en la angostacera antes de ganar las calles amplia
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
40/2130
del centro de la ciudad. sta era lcasa de Lope de Vega. sta no; erotra que ocupaba el mismo sitio y tenun huerto, y en l, a la sombra dcontados rboles, escriba aquerabajador portentoso comedias
centenares y versos a millones Vesta sotana; pero llevaba bajo de ella, poa noche, su buena espada de Toled
para poner en fuga a los enemigos que lsalan al encuentro. Galante y desalmaden su juventud, como don Juan, habas
acogido, viendo prxima la vejez, aseguro de la Iglesia para decir su misentre un acto terminado de escribir otro que empezaba a versificar. La
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
41/2130
hojas secas de su huerto crujan bajo laamplias sayas de pizpiretas comediantaque venan en busca de madrigalemprovisados por el maestro a puert
cerrada. Y en una casa prxima habvivido Quevedo, y ms all otros poeta
de menos renombreEl respeto del viajero por las ruina
donde ha ocurrido algo sentalo Ojed
al pasar por estas calles angostas, con epavimento desigual cubierto dsuciedades, grupos de chicuelos jugand
al toro en las esquinas, comadresentadas ante las puertas, por las que sesparcan vahos de puchero pobre, balcones que goteaban una humedad d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
42/2130
ropa vieja puesta a secar. Por estomismos lugares haba pasado tambinsiglos antes, un sacerdote de alta frentremangndose la sotana en los charcos levndose la otra mano a los bigotes a perilla con gesto de antiguo soldado
Era don Pedro Caldern. Laprocesiones del barrio haban vistformar muchas veces en ellas a u
anciano enjuto, de barbillas blancasartamudo, con una mano mutilada, e
hidalgo Cervantes, veterano de guerra
famosas, que aguardaba la hora de lmuerte con melanclica resignacin siotro ttulo que el de Esclavo de lHermandad del Santo Sacramento.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
43/2130
La campana de don Miguel! repiti una voz junto a Ojeda. Haque tener resolucin Arriba!
Y entre el revoloteo de las cubiertarepelidas, pas sobre l un cuerpo dsatinados y firmes contactos. La vio d
pie ante la chimenea, envuelta efulgores de horno que inflamaban coono arrebolado las nacaradas blancura
de su desnudez. Protest, como siempreal notar que el amante, incorporndosen la cama, buscaba el conmutado
elctrico. Nada de luz: ella gustaba dcomenzar sus arreglos al fulgor de lchimenea. Ms adelante podrencender. Y vag por la habitacin
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
44/2130
buscando de mueble en mueble lapiezas de ropa esparcidas al azar en locura pasional del primer momento
Pasaba del resplandor de la chimenea os rincones de sombra, preocupada co
estas rebuscas, mostrando, en s
mpdica distraccin, al agacharse erguirse, las ms recnditas intimidadesCada vez que tornaba al crculo de luz
una nueva prenda cubra su cuerpo.Fernando la segua con su vist
desde el fondo del lecho, iluminad
nferiormente de rojo y con el bustperdido en la penumbra. Bregabadeante y frunciendo el ceo con l
angostura del cors, que se resista
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
45/2130
encerrarla en su molde. Siempre ocurro mismo: su cuerpo, despus de lo
supremos espasmos, pareca dilatarse eel reposo de la ms noble de las fatigasLa vea encerrada en un medalln dseda, vestido interior impuesto por l
estrechez de los trajes de moda, cocierto aire masculino y gracioso ddoncel medieval, agitando sus crencha
cortas de gruesos bucles negros, su pelverdadero, libre de los postizos depeinado, que esperaban sobre el mrmo
de la chimenea el momento del acopleLa dama elegante, de gesto altivo rnico, tomaba en la intimidad u
aspecto de paje.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
46/2130
Despus l se vea de pie, yendhacia ella, con la voz ronca y temblonde emocin. Paje adorado! Y nverte ms! Perderte dentro de poco.
Pero la amante, arreglndose el pel
ante el espejo, hablaba con una frialdafingida, temblndole la voz. VsteteVmonos pronto. Y pensar que un
noche como sta tengo que ir con ta aReal! Qu rabia!.
Un estrpito de metales golpeado
arranc a Ojeda de su ensimismamientoEsta impresin le hizo temblar, mientrasu memoria retrogradaba al presente.
De nuevo se encontr en e
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
47/2130
nvernculo, ante los pliegos de la cartempezada. Los camareros recogan desuelo las teteras y bandejas, inmvilepoco antes sobre un aparador. Emovimiento de las cosas era cada vems violento. Casi toda la gente hab
desaparecido mientras soaba Fernandcon los ojos entornados. Algunosillones mecanse solos, como s
quisieran juguetear entre ellos al verssin ocupacin; las mesas, abandonadascrujan ladendose lo mismo que en la
evocaciones de espritus. Slo quedaben las ventanas un dbil resplandovido: la luz elctrica descend
conquistadora de los techos, invadiend
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
48/2130
hasta los ltimos rincones. En el salde lujo, algunas seoras pelirrubias, dmejillas rojas, hacan labores, o con lagafas caladas lean peridicolustrados. La msica continuab
sonando imperturbable para ellas y lo
camareros.Quiso arrancarse Fernando est
paladeo de recuerdos melanclicos. A
escribir!. Necesitaba terminar la cartapues al amanecer del da siguientlegaran a puerto Pero la msica l
retuvo, paralizando su voluntad con lvibracin de algo conocido. Qucantaba el violoncelo? Vio de prontocomo trazada en el aire por los sone
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
49/2130
graves de dicho instrumento, la varonifigura de Wolfram de Eschembach, enoble trovador consejero de Tannhauseel maldito, y su imaginacin puspalabras al canto melanclico de lacuerdas. Oh t, mi dulce estrella de l
arde, que lanzas desde el fondo decielo tu suave resplandor!. Ewagneriano canto le hizo recordar otr
estrella aparecida en un momentdoloroso de su existencia, y de nuevolvid el presente y qued inmvil en s
asiento, como un cuerpo sin alma, comun fakir en rgida meditacin, en torndel cual crecen las lianas y se enroscaas serpientes mientras su espritu vive
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
50/2130
miles de leguas.Se vio en una calle mal alumbrada
evantndose el cuello del gabmientras ella se estremeca en su abrigde pieles. Les haca temblar el bruscrnsito del dormitorio caldeado a
vientecillo glacial del anochecerSalieron de la casa con ciertencogimiento, sin atreverse a mirar lo
muebles y los cuadros, modestdecoracin reunida al azar cuatro aoantes. Guardaban demasiados recuerdo
para ser contemplados con indiferencia ellos se haban propuesto mantenehasta el ltimo momento su fingidserenidad. Ojeda dio unos duros a l
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
51/2130
portera, que les sala al paso arrebujaden un mantn para abrir los cristales dezagun. La adelantaba la propina deprximo mes.
Que Dios se lo pague, seoritosTpense bien, que hace mucho fro
Hasta maana, seoritos!Fernando se conmovi con la
palabras de la buena mujer. Cund
sera ese maana! Maana vendra sviejo criado a levantar la casa, levarse aquellos muebles que l l
regalaba para evitar la profanacin duna venta.Ella, al dar algunos pasos en l
calle, se detuvo y orden
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
52/2130
mperiosamente:Escupe!Por qu? Pasada la sorpresa,
obedeci. Recordaba que en todos suviajes, cada vez que se crean felices eun lugar, formulaba su amante el mism
deseo. Escupe para que volvamosEquivala a dejar algo de sus personaque alguna vez haba de atraerlo
rresistiblemente. Hizo lo mismo ella, sbitamente tranquilizada se agarr dsu brazo. Los menudos pies, montado
en altos tacones, vacilaban doloridocada vez que descendan de la acera aarroyo empedrado con guijarrodesiguales. Por esto se apoyaba co
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
53/2130
fuerza en Ojeda, hacindole sentir dehombro a la rodilla el adorable y firmcontacto de su cuerpo.
Volvers, Fernando murmurab. Se lo he pedido a quin t sabesas ser. T te res de estas cosas, t
eres un impo, pero para eso estoy yopara pedir por ti y que salgas en bien desta aventura que se te ha metido en l
cabeza.Volver a Madrid? Ojed
recordaba las palabras de su amant
cuando al empezar la tarde se habauntado. Ya que l se iba en la mismnoche, ella saldra para Pars dos dadespus.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
54/2130
Y as lo har! afirmaba lmujer. Oh, Madrid!, cmo lo odioqu horror quedarme aqu par
siempre! Y bien mirado, lo que temes vivir en l sin ti PobrecitMadrid! Yo que lo quiero tanto!, y
que te he conocido viviendo en l!Pero no, no podra estar aqu unsemana ms. Te vera por todos lados
cada calle nos guarda un recuerdo. Nodecididamente lo detesto. Pero tvolvers, dime que volvers pronto
Piensa que has escupido para volver, eso es importante. No vendrs aqumismo conforme Pero volvers Europa. Y esto es Europa, Fernando!
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
55/2130
os juntaremos en Pars, y si no eSuiza o si te parece mejor en Italia, al vez en Atenas o El Cairo. Todo l
conocemos. Hemos sido felices eantos lugares! Pero dime cundo va
a volver. Dmelo cierto! no m
engaes!El rostro de Fernando se crisp co
una risa dolorosa. Volver! An no hab
emprendido el viaje y al trmino de l laguardaba lo desconocido, con suaventuras y misterios. Volvera pronto
cuando ms, tardara un ao. Palabra!Un ao! murmur ellaMaldito dinero!
Pasaban ante el convento y tuviero
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
56/2130
que bajar de la acera cediendo el paso unas devotas enmantilladas de negro quse dirigan a la iglesia. Ojeda inclin lcabeza. Adis, don Miguel!. Sdespeda mentalmente del ilustre vecinoAqul haba sido un hombre completo
un hombre representativo de su pocasoldado de mar y tierra, cautivo rebeldehroe ignorado, creyente y mujeriego
adulador sin xito de nobles y ricosSlo haba faltado en la vida intensa degran hidalgo el embarque para la
ndias.En las calles en cuesta qudescendan a la Carrera de SaJernimo, unos terrenos sin edifica
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
57/2130
dejaban abierto un ancho espacio dcielo entre las casas. Los ojos de lodos se fijaron al mismo tiempo en unestrella que resaltaba sobre las otras cobrillo extraordinario. l, volviendo lmirada hacia su compaera, crey ver e
reflejo del astro, como un punto de luzen el temblor de una lgrima. A travdel velillo del sombrero columbraba s
plido perfil, empequeecido por ugesto de dolorosa timidez, los labioapretados, las alillas de la nari
dilatadas por la angustia, una rayprofunda entre las cejas: la arrugvertical que anunciaba siempre supreocupaciones y sus enfados.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
58/2130
Oye, y no te burles dijo ellrompiendo el silencio. Quera pedirtque cuando ests all y te acuerdes upoco de m contemples a esta mismhora esa estrella. Lo pens anoche lhe pensado todas estas noches. T l
mirars acordndote de m, y yo lmirar al mismo tiempo. Ser como eas novelas y quin sabe si algo d
nosotros llegar a encontrarse! Hay eel mundo cosas tan misteriosas!
Lo deca con acento de desesperad
humildad, como un condenado a muertque se acoge a la ms absurdesperanza, y Ojeda, despus dcontestarle, se arrepinti de su franquez
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
59/2130
Pobre Mara Teresa! Cuando ellcontemplase la estrella al anochecer, estara viendo el sol de las primerahoras de la tarde. Y aunque para los dofuese de noche al mismo tiempo, quisabe si lucira sobre sus cabezas e
mismo astro! Cada hemisferio de lierra tiene su cielo y sus constelaciones
Ella baj la frente, anonadada. Ta
ejos!, tan lejos!. Con voz quedsigui haciendo preguntas, curiosa poconocer la distancia que iba
separarlos y atemorizada al mismiempo por su magnitud. Y era ciertque una carta tardara cerca de un meen establecer la comunicacin entre su
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
60/2130
pensamientos? Y transcurrira uespacio de tiempo igual para obtener lrespuesta? Ellos que se haban crednfelices cuando en sus corta
separaciones, viviendo el uno en Madriel otro en Pars, pasaban dos das si
noticias.yeme bien dijo acortando e
paso y fijando sus ojos en los d
Fernando con imperiosa resolucino quiero que te vayas. No te irs, n
debes irte! Me dice el corazn que v
a ocurrir algo malo.Golpeaba el suelo con un pieapretaba convulsivamente con su garritenguantada una mueca de Ojeda, com
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
61/2130
si temiese verlo desaparecer.l tuvo un movimiento d
mpaciencia. Quedarse! Ermposible, le aguardaban all. Cm
poda ocurrrsele esto en el ltimmomento? Adems, nada adelantara
con tal resolucin. Unas horas dfelicidad con la esperanza de que nban a separarse, y luego, al d
siguiente, las mismas exigencias que lobligaran a partir, la misma necesidade rehacer su vida.
No, Teri; t sabes que debmarcharme. T misma me laconsejaste; te pareci bien que fuescomo un valiente a la conquista de l
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
62/2130
fortuna. Hace un mes que hablamos deviaje con relativa tranquilidad, ahora ahora te opones como una niaValor; mrame a m. Crees que no sufrcomo t?
Pero ella bajaba la cabeza co
obstinacin. Haban hablado del viajdurante un mes tranquilamente porquodava estaba lejos. Confiaba si
saber en qu: no quera pensar. Era algcomo la muerte, que todos sabemos quvendr a su hora; pero la vemos ta
ejos tan lejos! Guardaba ciertcalma cuando el viaje era slo umotivo de conversacin; pero ahora eruna realidad, un hecho que iba a ocurri
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
63/2130
dentro de unas horas, y no podresignarse.
Y no te ver, Fernando; pinsalbien! No te ver, y pasarn dassemanas, meses, quin sabe si aos!Y t tampoco me vers, y slo habr
entre nosotros pedazos de papel en loque intentaremos poner el alma y slpondremos letras. Seor! Termina
as tal vez para siempre, cuandhemos pasado cuatro aos juntoscreyendo morir si transcurran una
semanas sin vernos!Estaban en la Carrera de SaJernimo, marchando en direccicontraria a la gran corriente de gent
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
64/2130
que remontaba la calle hacia el interiode la ciudad. Las familias burguesasendomingadas, llevaban blanqueados lozapatos por el polvo de los paseosGrupos de hombres comentaban coenrgica gesticulacin los incidentes d
a corrida de novillos de aquella tardeMujeres del pueblo, tirando de la mande sus pequeos, seguan al marido, qu
ba con la capa cada, la gorra ladeada os ojos brillantes, canturreando todo
algn coro de la zarzuela de moda
Venan de merendar en las Ventas paladeaban la ltima alegra del vinbarato, la tortilla de escabeche y lcontemplacin del msero paisaje de la
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
65/2130
afueras, ms abundante en techos dcinc, polvo y pianos de manubrio que eaguas y rboles.
Qu rabia me da esta gente! deca Teri mirndolos con hostilidad evitando su contacto. No, rabia no
pobrecitos! Tal vez envidia Pensaque ellos se quedan y que t te vas!Son ms dichosos que nosotros: vivir
aqu, donde tan felices hemos sido.Luego aadi, con un acento d
nfantil ligereza que contrastaba con s
mscara trgica y el brillo lunar de suojos:Mira, en vez de irte a Amrica, d
escribir versos y todas esas ambicione
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
66/2130
de judo que te vienen de pronto poganar dinero debas ser uno de stosalbail, por ejemplo: no, albail nopodas caerte de un andamio, pobrecitmo! Carpintero; eso es; o ebanistaEbanista mejor. Y estaras de lo m
guapo con tu capa y tu gorra; y yo comantn y moo alto, lleno de peinetas. Yahora nos iramos a nuestro barri
cogiditos del brazo; no como vamossino ms alegres, y maana de buenmaana, t al taller y yo a buscar a m
hombre a medioda con la cestita llena comeramos juntos en un banco dpaseo o al borde de una acera Y mhombre, como es buen mozo
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
67/2130
seguramente que gustara a otras, y yme peleara con ellas y les arrancara emoo Di, no me crees capaz de reipor ti, para que no se te lleve otra?Pero el mundo est mal arreglado. Ypensar que estas pobres gentes tal ve
nos envidien a nosotros! A ti, que tvas sin saber por qu ni para qu! A mque seguramente voy a morir! No ha
usticia, Seor, ni pizca de justicia.Este deseo de vida popula
ransform repentinamente sus ademane
su lenguaje.Dinero cochino! dinerndecente! El tiene la culpa de todo l
que nos pasa. Por l te vas t y m
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
68/2130
quedo yo muerta de pena. Pero Seorno podra ser ese dinero canalla comel sol, como el aire, que es de todos para todos? Las mujeres no entendemode muchas cosas, pero yo creo que asdeba arreglarse el mundo para que la
gentes fuesen felices Y si no puedser as, que lo supriman al muy ladrn
o, no hables; no me irrites con tu
palabrotas de sabio; no me hagas lcontra, mira que estoy muy nerviosa. Dconmigo: Muera el dinero!.
Y como si con estas palabrahubiese desahogado toda su indignacinaadi mansamente:
El caso es que hago mal e
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
69/2130
nsultar a ese bandido. Huye dnosotros, pero l volver; volverpronto y seremos felices. Deja que sermine mi pleito con los hijos de m
marido; va a ser de un momento a otro acabar bien, todos me lo dicen
Entonces no llevar esta vida dpobreza disimulada, de bohemielegante; no tendr que ceirme a m
viudedad y a los regalos de mi ta; ser rica y t no sufrirs ms, nrabajars, pues te mantendr yo yo
tu Mara Teresa, que ser tu mujercita!Sinti cmo el brazo de Ojeda sestremeca bajo su mano; cmo scuerpo, pegado a ella en el ritmo de l
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
70/2130
marcha, pareca repelerla cosobresalto.
No vayas a empezar comsiempre, Fernando. Mira que no lsufro S seor, te mantendr; ser mmayor gloria. T te marchas por m, po
hacerte rico, por rodearme de lujos comodidades, y vas pobrecito mocomo un soldado va a la guerra, a sufrir
a matarte de fatiga. Y no quieres que so llego a ser rica te d lo mo? A
callar! Ya sabes que no te aguant
cuando te pones tonto con tucaballeras S seor, te mantendr, tguardar como un pjaro en su jaula, hars versos o no hars nada. Cumplir
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
71/2130
conmigo slo con quererme mucho. Y yme dar el gusto de sostener a mhombre, de regalarlo y mimarlo, dpreocuparme con sus cosas y llevarlhecho siempre un brazo de mar. Sers mchulo; sers mi socio, como dicen la
de los barrios bajos A veces macuerdo de algunas vendedoras que hvisto en la plaza de la Cebada, con su
enaguas muy almidonadas y sus buenopendientes de oro. Ellas vendenrabajan, manejan el dinero, y e
hombrecito est a sus espaldas sin haceotra cosa que proporcionar a la razsocial su autoridad de macho o guardael puesto cuando la socia se ausenta
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
72/2130
Qu delicia! As te quisiera yo. Todo mo para ti! Mi chulo rico, djam
soar. Djame forjarme ilusiones. Nme contradigas. No me gustas cuando tpones tan digno, tan caballeresco. Me querra si fueses ladrn; m
pareceras ms interesante Ay!, msiento tan triste! tan triste!
Estaban ahora en el Saln del Prado
alejados del movimiento de la gracalle, caminando entre macizos dverdura, por una avenida solitaria e
cuyo suelo trazaban los focos de lugrandes redondeles blancos.Callaba Mara Teresa, como si l
excitacin de su falsa alegra hubies
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
73/2130
cesado de golpe al ponerse en contactcon esta soledad. Apret mfuertemente el brazo de Fernando, rozndole el rostro con el ala de ssombrero, murmur:
Di, y si me fuese contigo?
Era una splica, un murmullo tmidoa peticin que se considera imposible
pero se formula como ltima esperanza.
Ojeda sonri tristemente. Partiuntos! Una felicidad que hab
pensado muchas veces; pero l ignorab
cul iba a ser su vida all. Seguramentde penalidades y miserias sin cuento. Yella, criatura de lujo, acostumbrada a lacomodidades del dinero, quera seguirl
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
74/2130
en su incierta aventura! No; estaresoluciones extremas nicamente soaceptables en el teatro. La vida tienotras exigencias. Es posible el sacrificicomo algo momentneo, heroico, quslo puede durar poco tiempo: pero e
sacrificio por toda una existencia!Recuerda, Teri, tu frase habitual
La vida es la vida. Hay que darla l
que es suyo. Vendras conmigvalerosamente, y a los primeros pasos lescasez de dinero, la falta d
consideracin de las gentes, eescndalo que dejaramos a nuestraespaldas, la prdida de los intereses quests defendiendo, se encargaran d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
75/2130
demostrarnos nuestra locura. Y tcallaras porque me quieres, y lsoportaras todo con resignacin; lcreo; te conozco bien Pero eremordimiento de haber accedido yo a tocura! La tristeza de no haberm
opuesto con mi experiencia de hombreEl miedo de adivinar en una palabruya, en una mirada, la lamentacin de
pasado! Entonces sera cuando noperderamos para siempre. No; mejor esepararnos ahora. Yo volver pronto, t
o juro. Y quin sabe! T vendrall ms adelante: cuando yo sepcul puede ser mi suerte.
Ella se solt bruscamente de s
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
76/2130
brazo, anduvo algunos pasos titubeante casi se desplom sobre un banco. S
diestra, oprimiendo un minsculpauelo, pas entre el velillo y el rostrpara cubrirse los ojos. Lloraba; llorabsilenciosamente, sin estremecimientos n
hipos de dolor, como si su llanto fuesuna funcin natural largamentcontrariada. Por fin se abra paso l
desesperacin, adormecida toda larde, engaada por los momentos d
olvido voluptuoso. Y las lgrima
sucedan a las lgrimas, trazanduminosas tortuosidades sobre el fondmate de su cutis. Al alzarse el velo parenjugarlas, Ojeda vio un tringulo d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
77/2130
arrugas en las comisuras de sus ojos, ucerco de negrura cadavrica en torno dellos. La nariz pareca ms afilada, boca ms profunda: era una mujedistinta a la que media hora antebuscaba sus ropas a la luz de l
chimenea. Diez aos haban cado dgolpe sobre su cabeza. Su faz parecaraada por el cansancio y la pena.
Fernando suplic como un niatemorizado. Valor! Debsobreponerse a sus emociones. Teri er
valiente cuando quera.Te vas gimi ella, siescucharle. Ahora me convenzoHasta este instante no haba visto claro
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
78/2130
Es cierto que te vas. Y no hay remedio Qu cosa tan horrible!
As permanecieron mucho tiempoMara Teresa, apoyada en el respalddel banco, con una mano en el rostro y lotra perdida en el manguito; Fernand
de pie, intentando infundirla valor copalabras incoherentes. Los doemblaban de fro sin darse cuenta d
ello, estremecidos por el viento glaciaque haca oscilar los focos de luz. Edolor los mantena como alejados de su
cuerpos, sordos a sus sensacionesnsensibles a toda impresin externa.Avanzaban lentamente, por una call
nmediata al paseo, las rojas linternas d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
79/2130
un coche de alquiler.Llmalo dijo ella co
resolucin, incorporndoseAcabemos pronto; esto no puede durams tiempo Mejor que nos separemoaqu.
l asinti con la cabeza. S; mejosera. Para qu prolongar este martirio
Y cuando el coche se detuvo, MarTeresa march hacia l, irguiendo ebusto, pero con paso vacilante
orciendo el rostro para no ver a OjedaTitube un momento al poner el pie en eestribo, y acab por retroceder.
Pgale y que se vaya Iremos
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
80/2130
pie hasta la Cibeles. Nos veremos umomento ms.
Fernando aprob otra vez. El doloanulaba su voluntad, y por esto aceptcomo una dicha la prolongacin de sormento.
Volvieron a tomarse del brazo caminaron silenciosos, lentamente. Suojos se rehuan. Evitaban hablarse
emiendo despertar con las palabras sdesesperacin. Les bastaba sentirse euno junto al otro, percibir la
vibraciones de sus dos vidas con el rocde sus cuerpos puestos en contacto. Terpareca obsesionada por sus recuerdos murmur unas palabras, como si s
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
81/2130
hablase a ella misma, con una vomontona y vagorosa, igual a la de loque suean:
La semana que viene tacuerdas? La semana que viene harcuatro aos que nos conocimos.
Ojeda sinti disiparse su torpeza coeste recuerdo, pero continu marchanden silencio. Cuatro aos slo cuatr
aos! Y haban sido tan largos y nutridocomo todo el resto de su vida Msmucho ms! Su existencia anterio
apenas contaba para l; era como uimbo de sucesos incoloros. Sverdadera vida haba empezado junto Mara Teresa.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
82/2130
Pensaba con irnica conmiseracien su existencia antes de conocerlaCrea entonces haber paladeado todaas variedades y complicaciones de
amor, y hasta se consideraba hastiado dellas. Haba tenido por suyas mujeres d
alto precio, arrebatndolas en una pujde generosidad a los amigos ms ntimocon quebranto de su fortuna. Lo qu
haba malgastado aos antes, cuando amorir su madre se vio en posesin duna fortuna algo mermada por su
prodigalidades de hijo de familia! Suamores en la buena sociedad habaalcanzado igualmente cierta resonanciaAn guardaba en el pecho una liger
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
83/2130
cicatriz, un puntazo recibido en un duelcon cierto seor que, despus de toleraciegamente todos los amigos anteriorede su esposa, se haba sentido de pronterriblemente celoso de Ojeda. El amoe haca encogerse de hombros e
aquella poca de su vida: un pasatiempcomo la ambicin o como el juego; udulce engao para entretenerse.
estaba de vuelta, a los treinta y doaos, de esta mentira que llena emundo, mantiene la vida y es l
principal ocupacin de la humanidad.Todo le haba sido fcil en loprimeros tiempos. Recordaba a smadre, una seora plida y corts, d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
84/2130
personalidad algo borrosa, que parecencogerse como oprimida por lmajestad del esposo. Su amor Fernando, el hijo primognito, era enico sentimiento vehemente qudesdoblaba y haca vibrar con energ
su dulce pasividad. Recordaba tambia su padre, imponente personajriunfador en el Parlamento durant
veinte aos por la correccin con qusaba llevar la levita as como por sudiscursos solemnes, que duraban tarde
enteras ante los escaos vacosHablaba ingls y alemn, lo que lproporcionaba cierto prestigimisterioso, indiscutible, y cada vez qu
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
85/2130
su partido era llamado al poder, snombre figuraba el primero en la lista dministros. Nadie osaba disputarle ldireccin de las relacionediplomticas. Jams se habsorprendido la ms pequea mota en s
evita ni el ms leve rastro de idepropia en sus palabras. Y junto con todesto, una correccin hidalga, que l
acompaaba hasta en los menores actode su vida, una rectitud seoril bondadosa que pareca ennoblecer s
rimbombante mediocridad intelectual.Ojeda le haba admirado hasta loveinte aos, dndole preferencia en suafectos sobre la madre buena, dulce
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
86/2130
nsignificante. Haba paladeado en laribunas del Congreso tardes de orgull de gloria, pensando que aquel seo
que desde el banco azul haca resonar lcpula con su voz grave y mova lobrazos con tanta elegancia, era el auto
de su existencia. Luego, cuando laficin a los versos le sac del crculsolemne y entonado en que se mova s
familia y vivi en el Ateneo y en laredacciones de los peridicos, sfacultad admirativa fue achicndose,
sin dejar de sentir cierta veneracin poa personalidad moral de su padrecrey menos en la vala de snteligencia.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
87/2130
Al morir este personaje, en vsperade ser ministro por sptima vezFernando acababa de ingresar en ecuerpo diplomtico, como si con estsiguiese una tradicin de familiaApenas cesaron de hablar los peridico
de la irreparable prdida que habsufrido el pas con la muerte dehombre ilustre, hzose el silencio e
orno de su recuerdo, con esa facilidade olvido que acompaa a los hombredel teatro y de la poltica. Siempre qu
Fernando encontraba al jefe del partido algn otro personaje ilustre amigo dsu padre, era objeto de presentacionesste es el chico de Ojeda Pobr
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
88/2130
Ojeda! Un hombre que vala mucho. Yras este responso continuaba su pltic
sobre accidentes de la poltica. Mientraanto, la madre viva encerrada en l
estupefaccin dolorosa que le habproducido aquella muerte
considerndola algo inauditonexplicable, como si los personajes de
calibre de su esposo no pudiesen morir
se imaginaba a todo el pas en emismo estado de nimo.
Quiso avanzar Fernando en s
carrera, ir destinado a una Legacin, y lbuena seora no se atrevi a oponerse sus deseos. Ella quedara en Madrid cosu hija, mientras el primognito daba e
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
89/2130
el extranjero nuevo lustre al apellido depadre. Los graves seores volvieron evocar por unos momentos a su olvidadcompaero. Hay que hacer algo por echico de Ojeda. Y Fernando pas dieaos fuera de Espaa como secretari
de Legacin, con frecuentes trasladoque le hicieron viajar desde las nacionedel Norte de Europa a las repblicas d
a Amrica del Sur, siempracompaado por la proteccin de loamigos del malogrado personaje
Pero esta proteccin se mostraba cadvez ms lejana, ms tenue, como erecuerdo ya esfumado del grandhombre. El hijo del eterno ministro
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
90/2130
habituado a la adulacin y a lnfluencia social desde los tiempos e
que era estudiante, iba notando el vacde la indiferencia en torno de spersonalidad diplomtica. Nadsignificaba ya ser el chico de Ojeda
Ahora eran los chicos de otropersonajes de gloria ms reciente loque merecan los empujones del favor
Adems, una falta absoluta dadaptacin le haca chocar con losuperiores, que le consideraba
ntolerable por su independenciaEmpezaba a hablar con desprecio de lcarrera. En una Legacin, el ministroque haba alcanzado sus ascensos, ante
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
91/2130
de que se inventasen las mquinas describir, por el primor caligrfico coque copiaba los protocolos, deca Ojeda con irnica superioridad: Quetra tan psima la suya! Y uste
hace versos? Y usted presume d
iterato?. Otros jefes le echaban ecara sus aficiones ordinarias, smarcada intencin de evitar la
reuniones entonadas del munddiplomtico para juntarse con lbohemia del pas, juventud melenud
que recitaba versos y discuta a gritosen torno de los ajenjos, bajo nubes dabaco. Un ministro haba escrit
durante un ao entero a Madrid para qu
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
92/2130
sacasen de su Legacin al secretariOjeda, individuo peligroso que muchoenan por socialista. En realidad, sl
deseaba alejarlo para que la seorministra recobrase su calma de bueono y no se comprometiese con u
nferior cantando romanzas y recitandpoesas en la penumbra del anochecer.
Su fama lleg hasta el Ministerio d
Estado. Lstima de chico! La maldititeratura! Si el grande hombrevantase la cabeza!. Y todos, jefes d
seccin, ministros de diversacategoras, secretarios y hastagregados, repetan lo mismo: Tienalento, es un original; pero le falta e
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
93/2130
liegue. El tal pliegue significaba sfalta de adaptacin a la carrera, srebelda a moldearse en las tradicionefrivolidades de la vida diplomticaPara lo que vala la dichosa carrera! S
madre le enviaba todos los meses un
cantidad tres o cuatro veces superior asueldo que l perciba. Su hermana Lolaa pesar de que vea en l un conjunto d
odas las gallardas y seduccionevaroniles, protestaba contra lamaternales larguezas. Todo para el hij
que andaba por el extranjero paseandsu casaca dorada, y para ella, que habde buscar un marido, los regateos estrecheces. Armonas de familia! E
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
94/2130
algunos pases de Amrica, l y sucompaeros se lamentaban de que uconductor de automvil o un encargadde hotel ganase mayor sueldo que udiplomtico. Por esto las ilusiones de svida de miseria esplendorosa giraba
siempre en torno del matrimonioambicionando todos una novia rica parhacer buena figura en la carrera.
El deseo de no contrariar a smadre, que vea en la diplomacia lnica ocupacin digna, fue lo qu
mantuvo a Fernando en su puesto; peral morir la pobre seora, present lrenuncia. Habituado a recibir ayudapecuniarias sin ocuparse directament
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
95/2130
del manejo de sus intereses, Ojeda screy rico, muy rico, vindospropietario de una casa en Madrid muchas tierras en Andaluca. Shermana estaba casada con un ingenierohombre formal, que haba hecho s
fortuna en la Amrica del Sur, ayudadpor algunos parientes. Era el talentadministrativo de la familia, y Fernand
se burlaba de su honrada simplicidadsin dejar por eso de admirarleDominbalo su mujer con el prestigi
del nacimiento: estaba orgulloso de seel yerno pstumo del ilustre seoOjeda, y recordaba sus glorias con mfrecuencia que los hijos. La familia de l
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
96/2130
suegra proporcionaba igualmentgrandes satisfacciones a su vanidadAunque aqulla no haba disfrutado otrtulo honorfico que el de esposa de u
grande hombre, estaba emparentada covarias condesas, marquesas y grandes d
Espaa, de cuyos honores y distincionelevaba cuenta exacta el ingeniero. S
orgullo bonachn crea haber perdid
amentablemente el tiempo cuanderminaba el ao sin haber hech
noventa visitas a estas ilustres damas,
as que llamaba por antonomasinuestras tas.Ojeda le confi sus bienes par
seguir sin preocupaciones una vid
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
97/2130
doble de placeres. Pasaba sin transicidel mundo en que le haba colocado snacimiento a otro ms humilde, hacia ecual le empujaban sus aficioneartsticas. En un mismo da charlaba dmujeres, juego y caballos con l
uventud desocupada y elegante de loclubs aristocrticos; luego pasaba larde en el pobre estudio de algn artist
independiente y desconocidoutendose con melenudos de bota
destrozadas que tal vez no haba
almorzado; asista despus a un tdonde flirteaba con damas de famcontradictoria, y coma en un palacio en una taberna de bohemios, puesto d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
98/2130
frac, para ir luego al Teatro Real.El amanecer le sorprenda en lo
gabinetes de Fornos con camaradas dnfancia y hembras de alto precio,
otras veces en los camarotes de ucolmado con guitarristas, toreros
socias de mantn y fraternaleamigos que le tuteaban y cuyoapellidos no conoca bien: hombres co
brillantes enormes, rumbososdicharacheros, que haban estadalgunas veces en la crcel o bordeaba
con frecuencia sus puertas.Tena cierta reputacin entre la gentiteraria de escalera abajo, que grita
pugna por subir. Un muchach
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
99/2130
simptico y de talento Lstima qusea rico!. Y los que se compadecan dsu riqueza le llamaban al mismo tiempsimptico por la facilidad con que sprestaba a un donativo de cinco durosReuni en un volumen impreso su
poesas Magnfico! Era MusseLanz otro tomo Soberbio! ErBaudelaire. Public un tercer libro
Colosal! Era el mismsimo EspritSanto hecho poesa. Los versos nestorban a nadie y son ocupacin d
gran seor, por lo mismo que no dadinero. Escribi un drama heroico, udrama caballeresco, la epopeya de loconquistadores en las Indias vrgenes
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
100/2130
con estrofas sonoras en las que vibrabun tintineo de espadas y corazas, y loprofesionales recibieron sonriendcomo hienas a este nio de buenfamilia que vena a quitarles el pan de lmesa. Muy bonitos los versos, per
aquello no era teatro. Resultabdemasiado poeta para la escena.
En ese tiempo encontr a Mar
Teresa. Fue en casa de una de laparientas de su madre; en el t de uncondesa que figuraba entre la
veneradas tas del marido de Lolaba a estas reuniones Fernando cuandde cinco a siete de la tarde nencontraba mejor distraccin a s
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
101/2130
aburrimiento. Saba de antemano lo que preguntaran sus ilustres parientas
viejas pretenciosas de pelo teido dentadura semejante a un juego ddomin. Pero grandsimo perdidocundo te casas?. Y si l s
resignaba a asistir a estas reuniones, erustamente para no casarse, par
aprovechar el tedio de alguna seor
que se trasladaba humillada de un sala otro sin encontrar compaa, iniciandcon ella plticas sentimentales qu
erminaban a veces en algo mpositivo.En la pieza donde estaba instalado e
buffet encontr a Mara Teresa
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
102/2130
Acababa de llegar de Pars, donde vivargas temporadas. Una rpida aparici
en Madrid, y luego a huir otra vez. Lmolestaban y la hacan rer a un tiempa curiosidad malsana y la altive
miedosa de sus amigas. Fingan sorpres
al verla, la abrazaban, admiraban sraje, hacan elogios de su hermosura, l
pedan datos sobre las ltimas modas,
escapaban, procurando no tropezarscon ella otra vez.
Ojeda la conoca vagamente. S
marido haba sido de la carrera, uantiguo plenipotenciario que actualmentvegetaba retirado en una ciudad dprovincia. Aos antes la haba visto e
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
103/2130
una comida en la Embajada de Espaen Pars, cuando ella estaba recicasada e iba con su marido a ocupar lLegacin espaola en una corte de lEuropa septentrional. Fernando la habdeseado con su vida admiraci
uvenil. Qu mujer! Pero ellaorgullosa de su belleza y de su nuevrango, apenas se fij en el modest
secretario de una Legacin americanade paso en Pars. Slo tena sonrisapara los personajes importantes que l
rodeaban, y un gesto de agradecimientpara aquel viudo rico y viejo quecontrariando a sus hijos, la haba hechsu esposa. Procedente de una familia d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
104/2130
militares pobres y gloriosos, veasconvertida de pronto, por el entusiasmcasi senil de su marido, en una graseora diplomtica, rodeada de todaas comodidades de la riqueza, sin tenea que sufrir el tormento de un
mediocridad con la que haban pugnaddesde la niez sus gustos de mujeelegante.
Luego, Fernando no la vio msPero haba odo tantas cosas de ella!
Los hijos del marido se encargaban d
propalarlas, y todas las amigas de MarTeresa las repetan con la secretfruicin de demoler a una compaerque inspira envidia. Quin podr
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
105/2130
conocer la verdad! Lo cierto fue que eviejo marido, dimitiendo de pronto splenipotencia, se vino a vivir a Espaaunas veces en Madrid, evitando econtacto con sus hijos, a los quguardaba cierto rencor, otras e
provincias, dedicndose, segn decana grandes empresas agrcolas. Ellpermaneci en Pars, y de tarde en tard
escapaba a la Pennsula para ver a smarido, restablecindose entre los dopor breves das cierto simulacro d
reconciliacin; pero en realidad segn las amigas, estos viajes eranicamente para procurarse dinero.
Los ojos de Mara Teresa pareciero
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
106/2130
atraerle, y los dos se saludaron comantiguos conocidos. Ella le felicitsonriente y maternal por sus versos, qundudablemente no haba ledo, y por s
drama, que no conocera nunca. Casi erun grande hombre. Cmo pod
maginrselo as cuando le haba vistpor primera vez en Pars!
Adems, me han dicho que e
usted un grandsimo golfo.Ojeda se inclin sonriente, co
exagerada cortesa.
Y usted tambin, segn dicenparece un poco golfa.Dud ella un momento con el ce
fruncido, no sabiendo si enfadarse po
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
107/2130
estas palabras, y al fin acab por lanzael gorjeo de su risa.
Venga usted y nos sentaremos eaquel rincn. Con usted es imposiblenfadarse. Qu tipo tan interesanteVamos a burlarnos un poco de toda est
gente Nosotros hemos visto otracosas.
Pasaron la tarde hablando de lo
pases que llevaban visitados, de lagentes de la carrera que habaconocido, interrumpiendo esto
recuerdos para rer a do de los qupasaban por el comedor y comunicarssus maledicencias. Al hablar se mirabade frente con una fijeza curiosa, com
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
108/2130
extraados de no haberse conocidantes, adivinando cada uno con rpidclarividencia lo que pensaba el otropensamientos que se desarrollaban fuerdel curso de sus palabras. Al dsiguiente sintieron la necesidad d
verse y al otro y al otro. Ella spreocupaba de la vida de su vida; lacosaba con preguntas para conocerl
con todos sus detalles; la hacan remucho sus relatos de aventuras en lobajos fondos de Madrid.
Quisiera ver eso; conocer subohemios, sus cantaoras. Llveme cousted, Fernandito; sea usted bueno. Yconozco algo de Pars, pero lo de aqu
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
109/2130
es indudablemente ms interesante, mpico Debe oler a puchero.
Estos deseos caprichosodesaparecieron de golpe despus de lcada si es que hubo cada. Fueron euno del otro casi sin saber cmo, po
mpulso natural y fcil, sin enterarsciertamente de cul de los dos apunt eprimer intento y cundo se inici l
realizacin. Ella no se tom el trabajde fingir la ms leve resistencia, dcoquetear con negativas sonriente
acompaadas de ojos aprobadores.Desde que te vi, adivin que estba a ser y ha sido. T pensars l
que quieras; tal vez me crees ms fci
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
110/2130
de lo que soy. Pero contigo, para qufingimientos!
Como Teri se marchaba a Pars, se fue tambin, y empez lo que llamabFernando la mejor poca de sexistencia: una vida de concentraci
egosta, una vida a dos, de ceguera olvido para todo lo que estaba ms allde ellos, cortada por frecuentes viaje
emprendidos al azar de una lectura o dun recuerdo histrico. Qu hermosbesarnos entre las columnas de
Partenn!. Y emprendan un viaje Grecia. Qu delicia ver el desiertoos dos juntitos, desde lo alto de la
Pirmides!. Y salan para Egipto. Y as
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
111/2130
fueron a contemplar, tomados del talle con las cabezas juntas, el sol de medinoche en Noruega, el Kremlin cubiertde nieve, las palmeras del oasis dBiskra y las azules corrientes deBsforo, sin contar otras excursione
ms vulgares en busca del canaveneciano la colina toscana o el lagsuizo como fondo decorativo de un amo
que ansiaba abarcar todo el viejo munden su insolente felicidad. Pronto notOjeda una transformacin en el carcte
de Teri. Perda por momentos su alegrnconsciencia de pjaro loco. Era mgrave en sus palabras; mostraba unmesura conservadora en sus juicio
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
112/2130
sobre el amor. Ella, que al principio lncitaba a narrar las aventuras de s
pasado, riendo gozosa cuanto mncontables eran, palideca ahora con u
gesto de protesta.No quiero orte dec
apndose los odos. Calla, por DiosMe repugnas cuando recuerdo esacosas Acabar por no quererte.
En sus viajes la acometarepentinos celos cada vez que Fernandmiraba a una viajera de buena presencia
Luego fue l quien se sorprendipreguntando con sorda irritacin pardesentraar los misterios del pasadoQu existencia haba sido la de Ter
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
113/2130
antes de que ellos se conociesen? Poqu murmuraban tanto de su vida eaquella corte septentrional? Por qu shaba separado de su marido? Debhablar sin miedo; l lo aceptaba todpor adelantado: no haba sido en s
iempo.Pero Teri mova la cabez
negativamente, con una tenacida
reflexiva en el gesto y unos ojos dmisterio, como mujer que sabe que eamor las confesiones francas no s
olvidan ni se perdonan.Todo mentiras calumnias. Nadengo que contarte. Olvida eso; no t
atormentes No hubo nada; y aunqu
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
114/2130
algo hubiese yo no te conocentonces, no te conoca!
Y con esta exclamacin cerraba ustificaba todo su pasado.
Ella miraba a Fernando como algpropio que le perteneca para siempre
Ms de una vez haba protestado en lohoteles de la facilidad con que dabaalojamiento a ciertas aventureras, co
grave peligro de la paz matrimonial. Afuerza de titularse Madame Ojedahaba olvidado su verdadera situacin,
se indignaba, con todo el fervor qunspira el derecho de propiedad, slo apensar que alguna mujer pudierarrebatarle su marido.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
115/2130
Cuando fatigados de tantos viajerecalaban en Madrid y vivan separadopor algn tiempo, l en casa de shermana, ella con una ta a la quconsideraba como una segunda madreesta separacin pareca enardecer su
celos. Al verse Teri por las tardes en ecerrado dormitorio, adonde llegabsuave y quejumbroso el sonido de l
campana de don Miguel, tena dpronto exabruptos colricos.
Ya vives en tu Madrid, donde ha
hecho tantas picardas A saber sestars engandome con algunagrandsimo ladrn!
Despus de estas explosiones de ir
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
116/2130
se apelotonaba contra l, humilde mida.
Es porque tengo miedo dperderte, de que otra me quite a mhombre. Quisiera asegurarte parsiempre, tenerte atado de una patit
como un jilguero. Di: si nos casramosqu tranquilidad! T que sabes tanto
contesta: llegaremos a casarnos algun
vez?Tambin Fernando, que durante lo
primeros meses slo vea en Mar
Teresa una conquista ms, una mujeelegante y hermosa que halagaba smasculina vanidad, sufra de prontguales cleras. l, que al principio n
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
117/2130
deseaba saber y olvidabvoluntariamente el pasado con todas lavaguedades calumniosas que haba odacerca de Teri, sentase posedo dpronto por una curiosidad dolorosa malsana, un deseo de gozar cruelment
hacindose dao, y aprovechaba lomomentos de abandono para hacerlhablar, queriendo conocer sus amore
antiguos.Cuando te digo que no he tenid
ninguno! protestaba ella
Creme: t has sido el primero y serel ltimo.Pona en sus ojos el asombr
ngenuo y en su voz la infantil humilda
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
118/2130
de la mujer que necesita ser credaOjeda tambin necesitaba creer. Parqu fatigarse en esta cacera del pasadoY con repentina confianza, deseaba lmismo que su amante, un casamiento quconsolidara su felicidad.
El egosmo del amor estallaba eMara Teresa con deseos crueles.
Ay, cundo se morir Joaqun!
Para lo que sirve en el mundo!Joaqun era el marido, y ella, po
nformes de sus amigos o por las corta
entrevistas que tena con el viejo avolver a Espaa, calculaba laprobabilidades de su muerte.
Est peor; casi chochea. Esto va
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
119/2130
erminar de un momento a otro.La sensible Mara Teresa, que s
apiadaba de los perros abandonados ea calle y rea con los cocheros cuandevantaban el ltigo sobre las bestias
hablaba framente de la muerte, como s
nicamente tuviera entraas para samor y el resto del mundo careciese dnters. Ojeda la escuchaba con ciert
remordimiento. Desear la muerte de upobre seor que no les haba hecho daalguno y al que inferan desde lejo
diariamente un sinnmero de misteriosaofensas! Qu cobarda! Pero eegosmo amoroso acab por despertaen l igualmente, con una cruelda
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
120/2130
mplacable. Aquel viejo estpido, por eprivilegio de su riqueza, la habposedo el primero, haba paladeado lamismas dichas que l pero con eencanto de la novedad. Bien podmorirse Que se muera!
Y se muri de pronto, mientras elloestaban muy lejos; y al regresar Madrid a toda prisa, aturdidos por l
feliz noticia, les sali al encuentro algque no haban conocido hasta entoncesel valor del dinero, lo difcil que e
echarle la mano encima cuando sempea en huir, la necesidad material prosaica sobre la que descansan todaas ilusiones y deseos de la vida.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
121/2130
Don Joaqun se haba ido del mundsin dejar a su mujer otra renta que unpensin del gobierno como viuda dministro plenipotenciario: un poco mde lo que ella pagaba a su doncella ePars. Una parte de su fortuna proced
de la primera esposa y pasaba a lohijos; la otra parte, que erconsiderable, apareca donada en vida
os mismos hijos, que haban vuelto a sgracia en los ltimos aos.
La primera idea de la impetuos
Mara Teresa fue comprar un revlver r matando por turno a los hijos y lahijas de su marido, a ms de yernos nueras, sin perdonar a los nietos. Raz
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
122/2130
maldita! Ladrones! Y para esto habsacrificado los primeros aos de suventud a un viejo tonto, renunciando a
amor? Pero no; l era bueno y lquera. Muchas veces le habasegurado que dejaba las cosas bie
arregladas para despus de su muerteEran los otros, que intentaban robarlaY desistiendo de la compra del revlver
se lanz en las aventuras de un pleitcon el fervor apasionado que despiertaen algunas mujeres los incidentes
embrollos y peleas de todo litigio. Elldemostrara que la familia de su maridhaba abusado de la flojedad mental dste en los ltimos meses, par
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
123/2130
despojarla con documentos falsos.Fernando acogi el contratiempo co
frialdad. En el fondo de su nimo lhaba repugnado siempre que el dinerdel viejo entrase en su casa al unirse egalmente con Mara Teresa.
No te apures; tal vez sea mejoas. Cuenta slo conmigo. Yo trabajarsi es preciso.
Pero tambin a l le aguardaba otrsorpresa por boca de su cuado, hombrde orden que haca algn tiemp
deseaba rendirle cuentas. Variahipotecas pesaban sobre sus bienedesde la poca en que Fernando llevabuna vida alegre, y a esto haba qu
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
124/2130
aadir las fuertes cantidades quadeudaba a la familia. Los viajes coTeri haban devorado mucho dineroOjeda qued perplejo, como sdespertase ante el montn de papeleque le presentaba el ingeniero, y l
repeli con gesto de gran seor. Nadadelantaba con examinarlos; lo qudeca su cuado deba ser cierto. E
pobre hombre se excus con humildadHaba tardado en hablar, por miedo que Fernando se disgustase; l estab
dispuesto a todos los sacrificios; perena dos hijos, Lola andaba en trmitepara darle el tercero, y tema suprotestas de mujer ordenada
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
125/2130
econmica que no quiere dejarsarruinar por un hermano. El ingenierena un proyecto Por qu no s
casaba con una mujer rica? Con sfigura y su nombre! Un Ojeda! saba mejor que nadie lo qu
representaba este apellido.No; prefiero trabajar. Yo saldr
adelante.
Y vendiendo bienes para reunifondos, Fernando se lanz en lonegocios con una ceguera que no admit
consejos. Adems, jug fuerte en el clubhasta la madrugada, en busca dfugitivas ganancias. Ay, su amor!, spobre amor humillado y envilecido po
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
126/2130
as preocupaciones del dinero! Adias inconsciencias del pjaro errante, e
desprecio por las previsiones demaana! Sus besos tenan muchaveces el crispamiento de cariciadesesperadas; quedbanse de pront
absortos los dos y tenan miedo dpreguntarse en qu pensaban. Algunaardes, en el desorden del lecho, e
aido de la campana de don Miguelsorprenda a Ojeda hablando seriamentde un gran negocio, de una combinaci
con amigos del club, indiferente y frante la carne adorada que no podcontemplar en otros tiempos sin cubrirlde fogosas caricias.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
127/2130
Ella, por su parte, hablaba depleito, la gran empresa de su vida, coodas las vehemencias del inter
material y del odio. Pasaban por su bocadorable palabras curialescas, trminodel procedimiento, aprendidos co
pronta asimilacin en sus conferenciacon los abogados. El triunfo era seguropero habra que esperar un poco. Y
mientras tanto, su exterior seoril ibsufriendo una transformacin, que no sescapaba a los ojos de Fernando
Transcurran meses y meses sin que algfresco viniera a adornar su bellezavida en otra poca de costosanovedades. Al sucederse las estacione
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
128/2130
reaparecan los mismos vestidos del aanterior, hbilmente retocados. Sguardarropa de Pars poda sacarla dapuros por mucho tiempo. Hablaba coentusiasmo de pobres costurerillas dMadrid que, bajo sus indicaciones
hacan prodigios en el arreglo de ropa sombreros. Las joyas vistosas
primeros regalos con que el marid
haba domado sus esquiveces dovenzuela, slo se mostraban de tard
en tarde, despus de misterioso
cautiverios en poder de prestamistasAlgunas haban desaparecido parsiempre.
Mara Teresa haca elogios de l
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
129/2130
generosidad de su ta. Ella se ocupabde su mantenimiento y sus diversionesorgullosa de ostentarla a su lado eeatros y fiestas. Era capaz de darle tod
su fortuna: pero tena hijas, y stabatallaban a todas horas contra l
nfluencia de su prima.A veces, con una timidez ruborosa
huyendo la vista, preguntaba a Ojeda po
el estado de sus negocios. Si tuvieraun dinero que necesito!
Y cuando l, con apresuramiento
satisfaca su demanda, Mara Terespareca arrepentirse.Qu vergenza! Yo pidindot
dinero! Es para algo importante; y
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
130/2130
sabes el pleito. Pero en fin, comhemos de casarnos, todo lo nuestro debser comn. Cuando yo salga con la maa no tendrs que trabajar, pobrecit
mo!, ya no penars con tus negocios.Los tales negocios no poda
marchar peor. En menos de un ao habsufrido Fernando dos prdidaconsiderables en empresas ilusorias
as que le arrastraron ciertos amigos declub tan inexpertos como l. El juegcontribua igualmente a disminuir s
fortuna. De tarde en tarde una ganancie inspiraba gran fe en el porvenir, raa como consecuencia regalos
generosidades para Teri. Despus d
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
131/2130
estos breves perodos de optimismoreapareca la silenciosa clera al vedesmoronarse lentamente suesperanzas.
En esta situacin, cuando no sabqu hacer y se senta dominado por u
desaliento mortal, pas por Madrid uespaol rico, residente en Buenos Aireso de su cuado. Aquel hombre, qu
haba huido de su tierra acosado por lpobreza treinta aos antes, hablaba dmillones con asombrosa familiaridad
se burlaba de la mediocridad de lonegocios peninsulares. Laconversaciones con este seor, qucoma muchas veces en casa de s
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
132/2130
sobrino, escuchado y admirado por toda familia cual un hroe triunfante
fueron para Ojeda como otros tantoatigazos aplicados a su volunta
dormida. La ascensin realizada poeste antiguo rstico y otros muchos de s
clase, por qu no intentarla l? Y coesfuerzo corajudo, temblando como sconfesase una infidelidad amorosa
expuso sus propsitos a Mara TeresaQuera partir; necesitaba ser rico parella, slo para ella. Aquel pariente de s
cuado prometa ayudarle, y l, con lorestos de su fortuna, poda intentar eAmrica algo fructuoso y de rpidxito.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
133/2130
Fernando insista especialmente ea rapidez de su viaje. Asunto de un ao
o dos cuando ms; y an as, podra ir volver algunas veces. Ella deba hacersa ilusin de que amaba a un militar qu
sala para la guerra, pero una guerra si
peligro de muerte.Teri le escuchaba plida, con lo
ojos lacrimosos, pero acab por aproba
su resolucin. S, deba partir; era mejoque trabajase en un ambiente mpropicio y favorable que el del viej
mundo.Para amortiguar su pena intentaroembellecer el prximo viaje coreminiscencias romnticas y optimismo
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
134/2130
radicionales. l iba a ser como lopaladines de los viejos romances, qusalan a correr luengas tierras para hacepresentes a su dama. Volvera trayendmillones, y otra vez conoceran lexistencia opulenta, con viajes de luj
por todo el mundo, grandes hotelesautomvil a perpetuidad, y podrasacar del cautiverio de la usura lo
collares de perlas y las joyas luminosasUn sacrificio de dos aos: ni uno msTodos saben que en Amrica basta est
iempo para que un hombre inteligentconquiste riquezas. Las consiguen allantos imbciles! Recordaban alguna
comedias en las que el protagonist
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
135/2130
enamorado sale al final del primer actcamino del Nuevo Mundo para hacefortuna, y al empezar el segundo ya emillonario y est de vuelta. Se notan el algunas transformaciones que no lvan mal: unas cuantas canas prematuras
a faz tostada, las facciones menrgicas y angulosas; pero slo haranscurrido quince minutos desde qu
baj el teln hasta que vuelve a subirEn la realidad, no seran quince minutosseran quince meses: tal vez dos aos
pero bien poda hacerse el sacrificio deste tiempo a cambio de afirmar lfelicidad.
As haban pasado las ltima
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
136/2130
semanas, hablando del viajediscutiendo sus preparativos, forjndoslusiones sobre los resultados, per
vindolo siempre en lontananza; hastque, de pronto, les avisaba el zarpazo do inmediato, de lo inevitable. Y Ojeda
al despertar de esta vertiginosevocacin de recuerdos que slo habdurado algunos segundos y abarcab
odo un perodo de su existencia, se vicaminando por el Saln del Prado, euna noche fra, al lado de una mujer qu
marchaba con desmayo, como si armino del paseo la esperase la muerteevitando las palabras de l, evitando smirada.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
137/2130
Hasta aqu nada ms dijo Teral llegar cerca de la fuente de Cibele. No, no me beses: me hara muchdao; no tendra fuerzas para irme Lmano tampoco No; adis!, adis!
Lo apart de ella como si fuese u
extrao; volva la cabeza por no verleDe pronto, llamando a un coche para qua aguardase, huy.
Fernando qued inmvil largo ratviendo cmo se alejaba con lentraqueteo el vehculo de alquiler haci
a Puerta de Alcal. Dentro de la cajvetusta y crujiente se alejaban suesperanzas, la razn de ser de su vidaY as eran en realidad las grande
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
138/2130
separaciones, los hondos dolores: sipalabras sonoras, sin frases elocuentescompletamente distintas de como se veen los teatros y en los libros!
Las horas anteriores a la partidaranscurridas en el hotelito de s
cuado, all en lo alto de la Castellanase le aparecan ahora como un tormentde la intimidad familiar. En s
habitacin el equipaje en desorden y sviejo sirviente ocupado con los ltimopreparativos; en el comedor los hijos d
Lola, que no queran acostarse sidespedirse de l. To, trenos uoro To, una mona Cuand
vuelvas, acurdate, to, de traer u
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
139/2130
negrito. Y su hermana, que habomado un aire protector con la emoci
de la partida, le sermoneabmaternalmente. A ver si haca all unvida ms seria y remediaba sus locurasEl marido aprobaba la cordura conyuga
con afirmaciones optimistas. Tena lcerteza de que Fernando iba a triunfarsu to le aguardaba all, y era hombr
que poda ayudarle mucho. Y llevado dsu exactitud en los negocios, aburraluna vez ms con el relato de la
gestiones que estaba haciendo pariquidar en efectivo los restos de sfortuna, y los plazos y forma en que irremitindole las cantidades.
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
140/2130
A las once de la noche se vio Ojeddentro de un automvil camino de lestacin del Norte, pasando por callesolitarias y dormidas, en las quempezaban a estacionarse los serenos
o haba querido que le acompaase
su hermana y su cuado, evitndose asas ltimas expansiones familiares
Cerca de la estacin vio, al doblar un
esquina, el Teatro Real. Adisrecuerdos! Adis, Mara Teresa! Ellestara all en un palco, rodeada de luz
con su ta y sus amigas, tal vez bajo lahambrientas miradas de codicia varonifijas en las tersas blancuras de sescote. Y l, lejos!, cada vez m
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
141/2130
ejos!Al bajar del automvil encontr
desiertos los alrededores de la estacinEra un tren el suyo de escasos viajerosun simple coche-dormitorio que por lnea de cintura iba a unirse con e
expreso de Portugal en la estacin de laDelicias. Cerca de la entrada vialgunos mozos que venan hacia l par
apoderarse de sus maletas, y un cochde alquiler inmvil, con el cochersooliento y el caballo husmeando e
suelo. Algo blanco, encuadrado por unventanilla, se agitaba en su obscurnterior. La luz de un farol de ga
arranc de este bulto un reflejo irisado
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
142/2130
un fulgor de piedras preciosas. Ojedasin darse cuenta de su avance, se viunto a la portezuela del carruaje Er
ella, envuelta en una capa de seda pieles, con las plumas de su peinaddobladas por la exigua altura del techo
ella, empolvada, pintada para disimulasu palidez, con gruesos brillantes en lobulos de sus orejas y una fijeza trgic
en los ojos desmesuradamente abiertos.Quera verte sin que t me viera
murmur con voz quejumbrosa
Verte una vez ms. Me he escapado deReal No poda vivir pensando quan estabas aqu. Y ahora, adis! Nobesos, no. Adis!
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
143/2130
El cochero, obedeciendo sin duda una orden anterior, dio un latigazo acaballo, y Fernando tuvo que apartarseUna rueda pas junto a sus pies. Aborrarse instantneamente la visiblanca, columbr la agitacin de u
pauelo y crey or un gemido.Los andenes de la estacin estaba
desiertos, lbregos. Slo brillaban la
estrellas rojas de unos cuantos farolesastros perdidos en las tinieblas, bajo eenorme caparazn de hierro de l
echumbre. En la va central unocomotora y un vagn, que, aisladosparecan un juguete.
Fernando vio que slo iba a tene
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
144/2130
por compaeros de viaje a londividuos de una familia. Pero qu
familia! Llenaba casi todos locompartimientos del vagn, y en tornde ella y de una montaa de equipajeagitbanse ms de doce servidores
porteros de hotel, camareromovilizados, mozos de cargaautomovilistas.
Sintise contento de esta vecindadempezaba a estar entre los suyosAquella familia necesariamente deb
ser argentina; una de esas familias quocupa todo el piso de un gran hotelena un vagn entero, alquila el costad
de un buque, y estrechamente unida s
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
145/2130
desplaza de un hemisferio a otro siabandonar otra cosa que los muebles. Eefe de la tribu daba rdenes y propinasa seora, alta, carnuda, majestuosa, co
el talle algo deformado por lmaternidad, lea la gua de ferrocarrile
a travs de sus lentes de oro. Cerca della tres jvenes elegantes, las hijas, dos igualmente adornadas, pero d
mayor edad: las cuadas del seor. Upoco ms lejos la suegra, venerablmatrona vestida de negro, de air
aseorado y resuelto, que cuidaba de lanias ms pequeas. Luego los hijovarones, que eran muchos, y a Ojeda lproducan el efecto visual de una tuber
-
7/25/2019 Argonautas Blasco Ibaez.pdf
146/2130
de rgano cuando por casualidad scolocaban en fila, de mayor a menor. Ems grande con la cara afeitadafumando, y un aire resuelto de hombrque lo sabe todo y nada le queda pover. Pens Fernando al examin