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1 Aportes al estudio del vidrio plano en la arqueología (observaciones en la Casa Alfaro, San Isidro) Daniel Schávelzon, Patricia Frazzi y Francisco Girelli Introducción En las excavaciones arqueológicas hechas en los contextos urbanos de la segunda mitad del siglo XVIII pero especialmente en los del siglo XIX, el vidrio plano es de los objetos más comunes. Pese a eso, es decir a la cantidad de fragmentos, casi nunca se le ha dado importancia ya que su atribución a ventanas hacía obvia su falta de interés 1 . ¿Qué podía decirnos el vidrio de una ventana? Así, mas que contabilizarlo no se ha hecho perdiendo la posibilidad de información que conllevan. El pozo de basura de la familia Alfaro en San Isidro ha sido uno de los grandes hallazgos de la arqueología urbana; su buen estado de conservación logró recuperar lo que resultaría poco imaginable en Buenos Aires, desde miles de espinas y escamas de pescado hasta una enorme variedad de objetos domésticos gracias al poder económico de sus propietarios, a lo largo de casi un siglo (ca. 1833-1922). Esto ha generado una cantidad de estudios sobre temas específicos y ahora los vidrios planos. El tema resulta interesante ya que hay muy poca bibliografía en el país e incluso en América sobre el tema; en Europa, dada su mayor antigüedad hay algunos trabajos pioneros 2 . Se logró recuperar en el pozo la cantidad de 6.783 fragmentos mayores de 0.5 cm y hasta de 25 cm de largo. Recordemos que el vidrio al romperse genera astillas realmente minúsculas imposible de manejar en una excavación, más con tiempos limitados. El cálculo –aproximado- es que el total de astillas de esas dimensiones no alteran las estadísticas ya que son cerca del 0.4 % del peso total. Por lo tanto a todas las cifras les agregaremos este porcentual para tratar de reducir errores en un estudio estadístico. Cabe destacar que, pese a la calidad de la vivienda que se analiza no se encontró un solo fragmento de cristal, o siquiera de lo que se llamaba “medio cristal”, lo que no deja de extrañar para el período pos 1880 en que fueron comunes en ventanas en especial internas. La explicación que nos hemos dado es que al ser puertas y ventanas ya viejas cuando vino la moda del cristal, para usarlo hubiera sido necesario cambiar todas las carpinterías. Es incluso posible que la casa haya sido comprada por los Alfaro, por lo que parte de los vidrios sean aun más antiguos, pero no hay evidencia alguna de vidrio colonial 3 . 1 Schávelzon, Daniel (1991) “Vidrio plano de ventanas, espejos y claraboyas”, en La cultura material porteña de los siglos XVIII y XIX, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, pp. 215-217 2 Dungworth, David (2011) “The value of historic Windows glass”, en The Historic Environment Journal, vol. 2, pp. 21-48; Louw, Hentie (2007) “The Development of the Window”, en Windows: History, Repair and Conservation, M. Tutton, E. Hirst, H. Louw y J. Pearce (Editores), Donhead, Dorset, pp. 7-96; Forsyth, Michael (2007) “Window Glass”, en Materials and Skills for Historic Building Conservation, Wiley-Blackwell, Chichester, pp. 196–199. 3 Estudio documental en curso por Patricia Frazzi y Francisco Girelli.

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Aportes al estudio del vidrio plano en la arqueología (observaciones en la Casa Alfaro, San Isidro)

Daniel Schávelzon, Patricia Frazzi y Francisco Girelli

Introducción

En las excavaciones arqueológicas hechas en los contextos urbanos de la segunda mitad del siglo XVIII pero especialmente en los del siglo XIX, el vidrio plano es de los objetos más comunes. Pese a eso, es decir a la cantidad de fragmentos, casi nunca se le ha dado importancia ya que su atribución a ventanas hacía obvia su falta de interés1. ¿Qué podía decirnos el vidrio de una ventana? Así, mas que contabilizarlo no se ha hecho perdiendo la posibilidad de información que conllevan.

El pozo de basura de la familia Alfaro en San Isidro ha sido uno de los grandes hallazgos de la arqueología urbana; su buen estado de conservación logró recuperar lo que resultaría poco imaginable en Buenos Aires, desde miles de espinas y escamas de pescado hasta una enorme variedad de objetos domésticos gracias al poder económico de sus propietarios, a lo largo de casi un siglo (ca. 1833-1922). Esto ha generado una cantidad de estudios sobre temas específicos y ahora los vidrios planos. El tema resulta interesante ya que hay muy poca bibliografía en el país e incluso en América sobre el tema; en Europa, dada su mayor antigüedad hay algunos trabajos pioneros2.

Se logró recuperar en el pozo la cantidad de 6.783 fragmentos mayores de 0.5 cm y hasta de 25 cm de largo. Recordemos que el vidrio al romperse genera astillas realmente minúsculas imposible de manejar en una excavación, más con tiempos limitados. El cálculo –aproximado- es que el total de astillas de esas dimensiones no alteran las estadísticas ya que son cerca del 0.4 % del peso total. Por lo tanto a todas las cifras les agregaremos este porcentual para tratar de reducir errores en un estudio estadístico. Cabe destacar que, pese a la calidad de la vivienda que se analiza no se encontró un solo fragmento de cristal, o siquiera de lo que se llamaba “medio cristal”, lo que no deja de extrañar para el período pos 1880 en que fueron comunes en ventanas en especial internas. La explicación que nos hemos dado es que al ser puertas y ventanas ya viejas cuando vino la moda del cristal, para usarlo hubiera sido necesario cambiar todas las carpinterías. Es incluso posible que la casa haya sido comprada por los Alfaro, por lo que parte de los vidrios sean aun más antiguos, pero no hay evidencia alguna de vidrio colonial3.

1 Schávelzon, Daniel (1991) “Vidrio plano de ventanas, espejos y claraboyas”, en La cultura material porteña de los siglos XVIII y XIX, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, pp. 215-217 2 Dungworth, David (2011) “The value of historic Windows glass”, en The Historic Environment Journal, vol. 2, pp. 21-48; Louw, Hentie (2007) “The Development of the Window”, en Windows: History, Repair and Conservation, M. Tutton, E. Hirst, H. Louw y J. Pearce (Editores), Donhead, Dorset, pp. 7-96; Forsyth, Michael (2007) “Window Glass”, en Materials and Skills for Historic Building Conservation, Wiley-Blackwell, Chichester, pp. 196–199. 3 Estudio documental en curso por Patricia Frazzi y Francisco Girelli.

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Vista del pozo de basura de la casa Alfaro mientras era excavado.

Las formas de las roturas

Resulta interesante observar la forma en que los vidrios planos se rompen ya que los fragmentos grandes generan interrogantes fuertes. Los vidrios planos se quiebran siguiendo curvas –obviamente no pueden quebrarse en ángulos rectos-, siguiendo patrones que tienen relación con la estructura cristalina del material. Por lo que desde el punto en que se produce el golpe y que genera astillas y fragmentos minúsculos irregulares, el quiebre se va deslizando por la superficie generando sinusoides diversas. Esto da curvas que pueden parecer intencionales por la limpieza del corte hasta por la perfección de la curvatura. Hemos experimentado con varios vidrios planos provenientes de demoliciones y lo interesante es que la composición misma del vidrio hace que esas curvas tomen formas curiosas y con cortes muy delicados, al grado que parecen fragmentos cortados intencionalmente en forma redondeada o siguiendo algún patrón. Así vemos que van desde un círculo, o parte de él, casi perfecto, hasta sinusoides pasando por todo tipo de curvatura pero sin llegar jamás a la simetría imposible.

Los vidrios grandes tienden a que sus curvas formen dobles sinusoides por lo que hay un punto de inflexión, pero hay un dato que no puede fallar ante la duda: la naturaleza no puede generar curvas perfectas, ni cóncavas ni convexas. Es cuestión de medir la curva y se verá que aunque al ojo parezcan cortadas artificialmente, no lo son. Otra forma es observar los bordes: hay de dos tipos, los que son producto del final de la plancha de vidrio del que fue sacado el paño, el que a su vez dejó el fragmento que debe tener la terminación habitual, es decir ser lisa al tacto y con un pequeño engrosamiento o redondeo. Simplemente pasando el dedo se puede detectar aunque sea demasiado pragmático el método. Si fue cortado tiene que tener evidencias de corte, más cuanto más antiguo es el vidrio y por ende eran simples los sistemas de cortado. Sólo una mano experta podía cortar después de una pasada de la punta de acero o de diamante, es habitual que queden marcas de varias pasadas, o que al cortar se encuentra una burbuja o irregularidad y eso hacía que se produjese un salto milimétrico, o a veces la rotura. Esas son evidencias observables. También se ve que los detalles de terminación, al igual que hoy, se hacen con pinzas, rompiendo delicadamente una pequeña superficie cada vez hasta darle al vidrio la forma o dimensión deseada, eso deja marcas evidentes. La curva o sinusoide perfectamente limpia es siempre resultado de rotura. Igualmente con las rectas: no pueden existir por naturaleza por lo que una observación detallada tanto de

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su horizontalidad como la curvatura (u oblicuidad) en el espesor lo pone en evidencia. Tienden a ser más rectas las roturas de menor tamaño, habitualmente ubicadas perpendicularmente y de manera concéntrica entre rajaduras curvas.

Cuando el vidrio está enmarcado, si sufre un golpe en su superficie las fisuras se deslizan como rayos o en espiral; si el golpe fue lento y fuerte, aparecen las transversales en forma concéntrica. Si en los bordes hay lugares que están fijados con mayor rigidez, o hay clavos que produzcan una transmisión desigual de la vibración, o el golpe se produce sobre ese lugar, las rajaduras también son concéntricas irradiando desde ese sitio hacia el resto de la lámina.

Hay roturas no sólo por golpes y son comunes por el mal enmarcado que impide la dilatación, al igual que por los clavos que rompieron bordes del vidrio y que a la menor presión quiebran, o por la dilatación diferencial entre exterior e interior (puente térmico), o incluso por el rocío o la lluvia fría. La habitual presencia de burbujas en la pasta del vidrio, más comunes a medida que son más antiguas las placas, producen que las roturas cambien su recorrido transformándolas en aleatorias.

Vidrio fechado hacia 1900-10 con rotura en espiral.

Puede verse la marca de la masilla en tres de sus caras.

Fragmento de vidrio de terminado con pinza, nótense la regularidad de las roturas

que van formando la curva.

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Vidrios de ventanas

Señalamos como tales a los que consideramos que fueron usados en puertas-ventanas, ventanas o carpintería de obra. Por lo general y desde el siglo XIX tuvieron cerca de 2 mm de espesor, siendo por lo general los pocos y raros del siglo XVIII o anteriores de mayores grosores, hasta 5 mm. El vidrio fue un gran logro de la Revolución Industrial y si bien existía desde mucho antes incluso para estos usos, quedaba limitado a los pocos que podían importarlo, generalmente ni siquiera las órdenes religiosas. En este caso la absoluta mayoría de los que analizamos (98,63 %) entró dentro de los 2 mm, con las oscilaciones habituales en sus dimensiones que van desde 1.8 a 2.3 mm. La superficie máxima que pudo comprobarse ha sido de 14.5 por 25 cm con dos bordes cortados.

Los vidrios planos puestos verticalmente, al ser un material fluido, la pasta tiende a deslizarse hacia abajo por su propio peso a lo largo del tiempo. Al ser una lámina delgada y plana los vidrios “viejos”, a la observación macroscópica se “arrugan” formando líneas horizontales, lo que le da diferentes grosores en una misma placa. Al hacer el vidrio en el siglo XIX en especial a partir de láminas sopladas circulares o cilíndricas que luego se cortaban y aplanaban, hay “vibraciones”, arrugas en la pasta, burbujas, que se ven mejor al mirar de manera oblicua y nos deforman la visión4.

Las carpinterías de las ventanas tienen que unir los vidrios a los marcos. Para eso se han usado varios elementos: para las iglesias y sus vitrales fue común el plomo y en Europa hasta el siglo XVII también se lo usaba en los hogareños; al ser flexible no sólo permitía todo tipo de formas si no que ante cualquier exigencia física tendía a deformarse impidiendo la rotura. En las ventanas comunes los marcos son de madera, esto implicaba que eran colocados directamente entre dos varillas unidas entre sí, por ejemplo con clavos que no tocaran al vidrio, o con masilla o productos plásticos. El desarrollo de esos productos viene estrechamente conexo con el incremento del uso del vidrio y sus dimensiones que desde el inicio del siglo XIX necesitaba resolver el problema. La colocación de masilla, la que se endurece con el tiempo, permite observar las marcas que por lo general son difíciles de remover. Las ventanas de casa Alfaro tienen marcas entre 4 y 9 mm de espesor. La superficie dentro de ese ancho es limpia y muestra el vidrio en su estado original.

4 Cable, Michael (2004) “The Development of Flat Glass Manufacturing Processes”, en Transactions of the Newcomen Society, vol. 74, Londres, pp. 19-43; Milner Angus-Butterworth, Lionel (1948) The Manufacture of Glass, Pitman, Londres; Marson, Percival (1918) Glass and Glass Manufacture, Pitman, Londres.

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Almacén de Vidrio de Fusoni Hnos. en 1858, el mayor importador de estos objetos en la ciudad.

Los vidrios de ventanas debían ajustarse a dimensiones nunca estandarizadas; suponemos que el vidriero para reponer una rotura iba a la vivienda con una placa mayor y allí cortaba al tamaño; esto explica la alta presencia de fragmentos alargados con corte longitudinal. Hemos analizado 167 ejemplares de lo que llamamos recortes de adaptación, y midieron en su 94.5 % de 2.85 a 3.90 cm de ancho con promedio de 3.37 cm. Estas tiras varían obviamente y encontramos algunas pocas entre de 0.6 cm (la menor) a 12.7 cm de ancho (la mayor) y con un largo de hasta 20 cm.

Otra característica es la presencia de rayas paralelas a los bordes pero que no penetran en la superficie que queda bajo la masilla o la madera. Puede haber una o hasta diez, con ángulos curvos o rectos, que se separan del borde entre 4 y 10 mm. Existen en vidrios antiguos que se conservan en casas de la ciudad. Una explicación es que al colocarse la masilla esta queda irregular por la presión de los dedos, y más aun con el tiempo en que tiende a reducirse y endurecerse. Por lo que hasta la fecha se la empareja, es decir que se la corta con un instrumento que aunque no tenga mucho filo deja su marca; y esto se hace varias veces en la vida del vidrio. Los puede haber en ambos lados de la placa. La otra interpretación de esto es, al menos lo que hemos comprobado empíricamente, la limpieza de la pintura mal puesta. Hoy se supone que el pintor cubre el vidrio en su borde con algún tipo de cinta autoadhesiva de tal manera de no ensuciar al pintar el marco; pero esto no siempre se hace y menos cuando estas cintas no existían. La limpieza de esa pintura que manchó el vidrio implica acciones agresivas que dejan esas marcas y lo hemos visto hacer hasta con lana de acero, en Argentina, Virulana ®.

Finalmente debemos destacar la necesidad de comenzar los estudios de composición de los vidrios planos ya que es el mecanismo idóneo para conocer el origen y el fechamiento. Por su manufactura nuestros vidrios (siglo XIX) deberían tener una buena cantidad de calcio, un porcentaje alto de arsénico y sodio, y nada de magnesio, manganeso, fósforo, estroncio y potasio como los más antiguos. Por una casualidad el incremento en la importación de vidrio de ventanas o vidrieras en el país coincide con el desarrollo de tecnologías inglesas que comienzan en 1820-1830 para producir vidrios a base de carbonato de sodio y dejar de lado los álcalis5.

5 Smrček, Antonin (2005) “Evolution of the Compositions of Commercial Glasses: 1830 to 1990. Part I: Flat Glass”, en Glass Science Technology, vol. 78, pp. 173–84.

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Ventana interna de la casa Alfaro.

Vidrio rayado en su sitio en una de las ventanas de la casa Alfaro.

Pequeño vidrio cortado de forma circular, quebrado al medio; las marcas indican pequeños cortes y

arreglos con pinza para lograr la forma.

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Fragmentos donde se evidencian incisos rectos realizados para cortar el vidrio y que fueran descartados

por posibles cortes fallidos.

Recortes para posibles ventanas del pozo de basura de Bolívar 338

El cálculo de las dimensiones a partir de fragmentos

A partir del conjunto homogéneo de vidrio plano de la casa Alfaro y descartando lo que suponemos que no es de ventana, se procedió a pesarlo en función de lograr determinar su superficie. El cálculo de cerca de 2.500 fragmentos dio un peso promedio de 2.6 gramos por cm cuadrado. Esto varía entre 1.96 y 2.74 gramos, diferencias producto tanto de la irregularidad del espesor de los vidrios antiguos como de la dificultad de medir la superficie de los fragmentos. Un vidrio de un metro cuadrado y 2 mm de espesor pesaba unos dos kilos y medio. O al menos en esta muestra que no es menor en cantidad y dimensiones. No se ha podido encontrar bibliografía académica sobre el tema, al menos a la fecha.

Para calcular la cantidad de vidrios hay que recordar que las ventanas o puertas-ventana estaban divididas en sectores los que habitualmente no superaban los 40 cm de ancho/alto máximo, de allí que tenían varios vidrios. Usando la bibliografía podemos ver que en la antigua Casa de Ejercicios, construida en 1799, una puerta de doble hoja, grande para su tiempo, tiene 0.80 m2 de vidrios. En el libro de

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relevamientos de carpinterías de puertas y ventanas de Vicente Nadal Mora hay varias de casas que miden entre 0.60 m2 las normales y hasta 1.60 m2 la mas importante y compleja6. Es de suponer que las ventanas tendrían la mitad de superficie en donde, lo general para el siglo XIX doméstico era tener sectores de cerca de 40 x 40 cm.. En el XIX tardío sí aumentan de tamaño y para 1860-70 ya hay vidrieras enteras en los negocios, pero no en domicilios. Una casa de 1937 en la que se realizó el relevamiento de las ventanas compartimentadas mostró que miden 16 x 20 cm los de cada sector, y tiene diez de ellos cada hoja, por lo que puede calcularse que hay 0.64 m2 de vidrio cada hoja, siendo coincidente con los medidos para el siglo XIX.

Espejos

Son vidrios un poco más gruesos que los de ventana ya que deben resistir tratos fuertes y manuales cuando son portátiles, y cuando son de pared se necesita que sean de calidad, por lo que era normal que fuesen de cristal y no de vidrio. En la parte posterior tienen aún parte de la cobertura original. Esta era tradicionalmente de azogue, mercurio mezclado con estaño, lo que daba el color plateado a través del vidrio que reflejaba la luz. Desde 1835 se inventó el uso del nitrato de plata con cloruro de estaño, más barato de producir y conexo a la industria de la fotografía, lo que además evitaba los daños a la salud que producía el mercurio7. Hemos encontrado en Casa Alfaro 45 fragmentos lo que indica que no debían ser raros, con un ancho hasta de 4 mm. Todos tienen el color levemente verdoso por la presencia de óxido de hierro; la observación lateral lo pone más en evidencia que la superficial.

Espejo: dos fragmentos de la Casa del Virrey Liniers con su superficie reflejante posterior hecho de nitrato de plata.

6 Nadal Mora, Vicente (1945) La arquitectura tradicional de Buenos Aires, El Ateneo, Buenos Aires. 7 Agradecemos estos datos a Mario Silveira y Horacio Padula.

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Fragmentos de un espejo rectangular fechado hacia 1860-70 hallado en Bolívar 338, Buenos Aires.

Vidrios de cuadros

No hay grandes diferencias con los de ventanas pero aparecen detalles: no hay marcas de masilla en los bordes y como no se repintaban tampoco hay rayados como describimos en las ventanas. Por lo general eran de tamaños reducidos o medios, habiendo circulares y ovalados. Estos últimos eran complejos de cortar siguiendo curvas estrictas por lo que hay marcas de correcciones en el corte o arreglos con pinzas. Hay un par de casos que muestran marcas que parecerían dejadas por haber estado montadas en marcos de madera que se superponían sólo unos 3 mm. Son límites difusos que muestran desgastes superficiales diferenciales y a veces una línea de suciedad o de raspado por una limpieza abrasiva.

El uso de cuadros no era común en tiempos coloniales aunque sí había estampas religiosas, pero los vidrios eran chicos y caros, para el siglo XIX se fueron haciendo comunes pero los óleos no se cubren con vidrio. Es decir que con el cambio de costumbres domésticas en la mitad del siglo XIX fue cuando comenzaron a hacerse habituales.

Negativos fotográficos de vidrio

En un par de oportunidades hemos encontrado vidrio plano que consideramos que son negativos de fotografías, en la casa Alfaro discutidamente y en la cisterna de la Editorial Estrada con certeza ya que conservaron la emulsión.

Son vidrios planos de un milímetro de espesor (hasta 1.5 mm), raramente de dos; se caracterizan por tener dimensiones estandarizadas que es como venían de fábrica (6x9; 9x12; 13x18; 18x24, 24x30. Por supuesto, en los primeros años no había industria y cada fotógrafo hacía lo que se adaptaba a su cámara y lente. También hemos recabado información sobre negativos que eran cortados por los fotógrafos para abaratar costos lo que se hizo todo el siglo XIX, ya que ellos mismos preparaban todo, lo que es motivo de confusiones imposibles de resolver. En la casa Alfaro, en donde sabemos con certeza que trabajó un fotógrafo en la segunda mitad del siglo XIX, hay una serie de placas que parecieran coincidir con estas medidas o que han conservado tres lados (15.0 x 20.2; 15.5 x 20.1; 15.5 x 21.5) y dos más que salen de la norma ya que miden 13 de ancho por al menos 10.5 cm de largo y otro de 8.5 x 12 cm de largo roto. Las dimensiones no son exactas: valga el último caso que en la base mide 8.5 cm de un lado y en el otro extremo

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8.8 cm, lo que quiere decir que si bien el error no es significativo aunque detectable. Suponemos que quería acercarse al estándar de 9 x 12.

Los negativos recuperados en la cisterna de la Editorial Estrada miden 8.8 a 9 de ancho y 8.8 a 12 cm de largo lo que muestra la irregularidad existente y eso que se supone que provienen de una exposición traída desde Francia en 1910. Estos tienen inscripciones en la parte superior, en código, que debía servir para el ordenamiento e identificación de la muestra.

Negativo de vidrio que conservó la emulsión y la inscripción hecha en su parte superior, procedente de la

cisterna de la Casa-Editorial Estrada.

Vidrios con inscripciones

Al parecer y si bien no estaba reportado el tema en la arqueología argentina ha sido común que haya firmas o nombres en los vidrios de ventanas, aquí y en otros países. Pero al parecer no hay estudios del tema ya que se lo considera una rareza, por lo general un gesto de amor al escribir las parejas sus nombres con el anillo de diamante -y comprobar que efectivamente lo es-, o como gesto de propiedad o autocomplacencia como en otras formas de graffiti.

En la casa Alfaro se encontró un fragmento en el pozo que tiene el apellido completo de la familia y donde se llega a leer las dos últimas letras del nombre: “…la Alfaro”. Sabemos de dos miembros de la familia a quien podrían pertenecer esas letras: María Micaela Alfaro, hija de Fernando Alfaro (hijo), que vivió durante toda su vida en

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dicha casa entre 1881 y 1971. La otra es Manuela Alfaro (1854-1944), tía de María Micaela, que también nació y murió en dicha casa. Disponemos de firmas manuscritas de todos los miembros de la familia Alfaro en los documentos pertenecientes a la sucesión de bienes de Fernando Alfaro (padre) iniciada en 18618 y la de Fernando Alfaro (hijo) de 19229. Pudimos comprobar que siendo las firmas de Manuela y María Micaela bien diferentes entre sí, a ninguna pertenece tal caligrafía, incluso en todas las firmas conocidas de María Micaela a lo largo de su vida nunca utilizaba su segundo nombre firmando siempre como María M. Alfaro. Por otro lado encontramos una firma en la sucesión que coincidía exactamente con la caligrafía de la firma en el vidrio, se trata de la firma de Cecilia Muñoz de Alfaro, madre de Manuela y abuela de María Micaela. Fue casi sin duda ella quien colocó el nombre, sea el de su hija o de su nieta.

Existe otro vidrio colocado en una ventana que da al patio interior de la casa Alfaro, donde llega a reconocerse una pequeña inscripción incisa (apenas 2cm de largo) que se observa que luego ha sido tachada. Se llega a leer la inscripción “Ventu…”, que seguramente corresponda a Ventura Alfaro (1873-1922), la otra hija de Fernando Alfaro (h), hermana mayor de María Micaela. Como hipótesis planteamos que esas firmas pudieran haber sido parte de algún matrimonio o noviazgo, lo que en Europa parece haberse dado como costumbre10. Ventura fue la única que contrajo matrimonio el 23 de mayo de 1913.

Un caso no local aunque hallado en nuestro país es uno de los vidrios de la cabina del capitán de la Swift, el barco hundido en 1770 en Puerto Deseado, que tiene una inscripción que dice G. Gordon y la fecha May 17th, 176?, como ejemplo de estas costumbres en Gran Bretaña11.

Fragmento de vidrio hallado en el pozo de basura de la casa Alfaro y detalle de la firma.

8 AGN, Archivo de Tribunales y Protocolos, Sucesiones y testamentarias Nº 3529. 9 Archivo civil y comercial – Departamento judicial La Plata. Sucesión Alfaro Fernando y Jovita o Jova Otálora De Alfaro, Año 1922, Secretaria Nº 11, Legajo Nº 288. 10 Idea de David Martlew de la Society of Glass Technology. 11 Elkin, Dolores (Ed.) (2011) El naufragio de la HMS Swift 1770: Arqueología marítima en la Patagonia, Vázquez Mazzini editores, Buenos Aires, pag. 131.

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Inscripción en ventana aun en uso de la casa Alfaro donde se observa la probable firma de Ventura

Alfaro.

Casa Alfaro padre (en gris) y casa Alfaro hijo (en negro) hacia 1910.

A- Pozo de basura y dependencias de servicio; B- Ventana con vidrio firmado "Ventu".

Otros rayados no explicados

Existen otros procesos de acción sobre los vidrios, tanto antrópicos como naturales. No son muchos pero hay algunos que llaman la atención.

El primero de ellos son el grupo de vidrios que han sido rayados, hoy diríamos que tienen una cara lijada –con papel de lija que existe desde 1880-, como si se quisiera borrar algo. El trazado es suave, irregular, con líneas paralelas aunque el papel de lija fue movido formando círculos y recorridos irregulares. Lo que llama la atención es lo paralelo de los granos que rayaron la superficie lo que indica que no puede ser una acción natural o posdeposicional de ataque de ácidos u otros productos, o rayados con metales u objetos más duros, lo que también existe pero siempre generan rayados

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aleatorios. Una de nuestras interpretaciones ha sido que se trataba de negativos de vidrio que fueron borrados como si el romperlos o arrojarlos a la basura no fuese suficiente. Pero si fue así, el trabajo estuvo muy bien hecho y ya nada indica la presencia de la emulsión. No parecería posible que emulsiones como el colodión húmedo pudieran hacer estas acciones12. Otra interpretación ha sido que fue intencional para reducir el paso de la luz o la visión ya que el vidrio impreso o el tratado con ácido, que se usó tanto en los baños para evitar la mirada, son para Buenos Aires de uso posterior a 1870.

Fragmentos con rayado paralelo y continuo, posiblemente con papel de lija, en una cara.

Rayado irregular, ligero pero sistemático.

Algunos otros vidrios de la casa Alfaro tienen un rayado intencional, paralelo, marcado bruscamente, pero no se trata en este caso de borrar algo sino de hacer opaco al

12 Observación de Luis Príamo.

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vidrio, no transparente. Un ejemplo semi-circular debió ser el remate de una puerta, ventana o decoración o incluso de una pequeña ventana ovalada. En una descripción detallada de los ambientes de la casa realizada en 1924 con motivo de la tasación de los bienes para la sucesión de Fernando Alfaro, disponemos de la mención de vidrios rayados justamente en el sector donde se encontraba el pozo de basura y las dependencias de servicio, se describe: “una piecita; lavadero con piso de mosaico; dos piletas, con techo de vidrios rayados; cocina con piso de mosaicos, económica, fogón de material, pileta y otra piecita más”13.

Vidrio semicircular roto con los bordes terminados a mano y un rayado paralelo profundo en una de sus caras. Reconstrucción de la posible forma ovalada de la pieza siguiendo sus curvas (dimensiones totales

del ovalo: 19x17cm).

Otra evidencia de acción es el fuerte desgaste que poseen algunas superficies por chorreado de un producto muy agresivo que pudo desgastar el vidrio en décimas de milímetro. Es irregular, se ven los chorreados y gotas, deja el vidrio totalmente traslúcido y no parece una búsqueda intencional. Sin prueba alguna más allá de la observación y lo aleatorio de la evidencia del chorreado aleatorio creemos que se trata de un proceso posdepositacional, ya que de haber sido tratadas con un ácido debió haber quedado alguna evidencia del cepillo, trapo o pincel con que fue colocado, y si se trató de inmersión no pudo haber chorreado en diferentes direcciones como se lo observa. Es tema para otra investigación.

13 Archivo civil y comercial - Departamento judicial La Plata, Sucesión Alfaro Fernando y Jovita o Jova Otálora De Alfaro, Año 1922, Secretaria Nº 11, Legajo Nº 28, foja 202.

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Desgastes por chorreado en procesos posteriores a la rotura, en un vidrio rayado intencionalmente.

Agradecimientos

Este trabajo ha sido posible gracias a los datos suministrados por David Martlew de la Society of Glass Technology, Luis Príamo, Mario Silveira y Horacio Padula.

Bibliografía

- Cable, Michael (2004) “The Development of Flat Glass Manufacturing Processes”, en Transactions of the Newcomen Society, vol. 74, Londres, pp. 19–43.

- Dungworth, David (2011) “The value of historic Windows glass”, en The Historic Environment Journal, vol. 2, pp. 21-48.

- Elkin, Dolores (Ed.) (2011) El naufragio de la HMS Swift 1770: Arqueología marítima en la Patagonia, Vázquez Mazzini editores, Buenos Aires.

- Forsyth, Michael (2007) “Window Glass”, en Materials and Skills for Historic Building Conservation, Wiley-Blackwell, Chichester, pp. 196–199.

- Louw, Hentie (2007) “The Development of the Window”, en Windows: History, Repair and Conservation, M. Tutton, E. Hirst, H. Louw y J. Pearce (Editores), Donhead, Dorset, pp. 7-96.

- Marson, Percival (1918) Glass and Glass Manufacture, Pitman, Londres.

- Milner Angus-Butterworth, Lionel (1948) The Manufacture of Glass, Pitman, Londres.

- Nadal Mora, Vicente (1945) La arquitectura tradicional de Buenos Aires, El Ateneo, Buenos Aires.

- Schávelzon, Daniel (1991) “Vidrio plano de ventanas, espejos y claraboyas”, en La cultura material porteña de los siglos XVIII y XIX, Ediciones Corregidor, Buenos Aires, pp. 215-217.

- Smrček, Antonin (2005) “Evolution of the Compositions of Commercial Glasses: 1830 to 1990. Part I: Flat Glass”, en Glass Science Technology, vol. 78, pp. 173–84.