apología de la boludez

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 UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES FACULTAD DE PSICOLOGÍA Teoría y Técnica de Grupos - Cátedra II Prof. Adj. Reg: Lic. Percia, Marcelo APOLOGÍA DE LA BOLUDEZComisión nº 18 Ayudante de trabajos prácticos: Lic. Quillon, Cecilia Noemí Estudiante: Daniel Illuminati - DNI 16.226.181 AÑO 2010  PRIMER CUATRIMESTRE 

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UNIVERSIDAD DE BUENOS AIRES 

FACULTAD DE PSICOLOGÍA 

Teoría y Técnica de Grupos - Cátedra II

Prof. Adj. Reg: Lic. Percia, Marcelo

“APOLOGÍA DE LA BOLUDEZ”

Comisión nº 18

Ayudante de trabajos prácticos:

Lic. Quillon, Cecilia Noemí

Estudiante:

Daniel Illuminati - DNI 16.226.181

AÑO 2010  – PRIMER CUATRIMESTRE 

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Apología de la boludez

Antes de comenzar mi exposición me permito exorcizar a la palabra “boludo” de

aquello que la demoniza y excluye su grafía en el ámbito académico… Hecho esto, el

escribir “boludo” no debería diferir de escribir, por ejemplo, “inconsciente” ya sea que

nos refiramos al inconsciente de la teoría psicoanalítica freudiana o al que nos venga en

mente trátese de quien o de que trátese.

Buscando la etimología de la palabra que me convoca no llegué más que a

especulaciones y suposiciones sujetas a variadas interpretaciones, algunas con mayor

sentido que otras pero ninguna que pudiera arrogarse exactitud y correspondencia con la

utilización del término. En el diccionario de la RAE1

 

me enteré de que tiene diferentes

acepciones, como adjetivo o sustantivo, de acuerdo a la región en donde se use, cosa

que sucede con muchos otros vocablos; en Cuba es un calzado de puntera redonda; en

México es algo que tiene protuberancias, se me ocurre como ejemplo esas bolsas

plásticas con burbujitas de aire que a mucha gente le encanta hacer estallar entre sus

dedos; en El Salvador es alguien adinerado, bien podría decirse, por ejemplo, de algún

millonario mediático, o empresario político, o cualquier otro señor acaudalado; en

Uruguay tiene varias acepciones, se usa para indicar una persona llegada a la

adolescencia o a la juventud, o una persona lerda o irresponsable, para referirse a algo

de gran tamaño, se me ocurre como ejemplo nuestro obelisco comparado con el de ellos

que es bastante más pequeño. También en aquel país, según la definición, o para decirlo

mejor interpretación de la RAE, se lo usa como en Argentina para indicar a una persona

que tiene pocas luces o que obra como tal.

Me queda con esta última definición un gran vacío de significado ¿Es eso lo que

quiere decir en Argentina la palabra boludo? Se me ocurre que no, que tiene un sentido

diferente, que la interpretación que hace la RAE es apropiada para definir a una persona

tonta o con alguna tara; hay que ser argentino o haber vivido mucho en este país y

asimilado su idiosincrasia para saber qué se quiere decir cuando se dice boludo.

Decimos, por ejemplo, que alguien está loco o es tonto pero no es ningún boludo, no

hace falta mayores aclaraciones para entender, pero resulta difícil definir el sentido,

mucho más utilizar un sinónimo por el cual clarificarlo. Boludo es, a mi juicio, una

palabra particular y extraña, no tiene sinónimos (por lo menos que yo haya podido

hallar) y tampoco tiene una definición equivalente con el entendimiento generalizado

(trate el lector de definirla), se me ocurre pensarla como la onomatopeya de la

interpretación del significado. Pero ¿cuál es ese significado?

Durante una clase teórica2, después de leer el relato La partida de Franz Kafka

3

 1 Real Academia Española. Diccionario de la lengua española vigésimo segunda edición en línea en

http://www.rae.es/rae.html

y de enfatizar la frase del relato “fuera de aquí” para conceptualizar el pensamiento de

2 Teórico del 12 de abril de 2010 de la Materia Teoría y Técnica de Grupos Cátedra II de la Facultad de

Psicología de la UBA dictado por el Prof. Adj. Reg. Lic. Marcelo Percia.

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Nietzsche, Freud y Marx, a propósito del libro homónimo de Foucault4, como escritores

del “fuera de aquí”, o como dice Grüner5

que “han redefinido el espacio mismo de la

producción de una nueva manera de leer la escritura del mundo… y lo han hecho

violentando, justamente, la Ley de los modos de interpretación establecidos”, el

profesor trajo la referencia del relato de la expulsión de Adán del paraíso6, el momento

en que, eludiendo la responsabilidad de sus actos y sus consecuencias, primero se

esconde por vergüenza, luego le carga la culpa a Eva y finalmente ambos son

expulsados, contraponiendo la actitud de Adán a la de Kafka en Carta al padre7

calificó

al primero, además de cobarde, de boludo, lo que en la mayoría de la audiencia,

incluyéndome, provocó una sonrisa, todos comprendimos la referencia de dicha

calificación. Un docente que estaba sentado entre los estudiantes pidió la palabra para

sugerir que tal vez la desobediencia de Adán y su actitud fueran el modo que encontró

para hacerse echar de ese paraíso en el que ya no podía permanecer por resultarle

insoportable, quizás esa boludez y esa cobardía eran a su modo su “carta al Padre”

porque tal vez de haberse hecho plenamente responsable y enfrentado su deseo al del

Padre, exponiéndolo, este no lo hubiese echado y en ese caso tendría que haber decidido

irse o continuar viviendo en el paraíso bajo el peso del reclamo paterno. Reivindicaba a

Adán que al parecer provocaba su independencia como individuo mediante la expulsión,

enseguida un estudiante replicó: “Pero no es lo mismo hacerse echar que irse”. Entre

Adán y Kafka hay una oposición de actitudes evidentes en las que el primero no puede

evitar quedar expuesto, aparentemente, como un boludo mientras el segundo aparecería

como un hombre cuya actitud fuera la normal y esperable. Me cabe la pregunta de si es

correcta esta apreciación acerca de Adán o no será exactamente lo contrario

considerándolo en oposición a Kafka, no podría pensarse y entenderse exactamente alrevés invirtiendo las consideraciones hacia cada uno de ellos. Expuesto de este modo

parecería osado de mi parte, pero vale preguntarse si las conductas normales y

esperables

 

tienen correlación con las enunciadas como tales socialmente en las

subjetividades que actualmente se construyen.

Foucault8

 

sospecha que el lenguaje no dice exactamente lo que dice, que el

sentido aparente encubre otro sentido más fuerte que no escapa de ser transmitido.

Desde esta sospecha de Foucault, que me sirve como disparadora de asociaciones, se me

ocurre pensar, dentro de un terreno muy acotado que pueda tomar como ejemplo, en el

decir de una sociedad, en su sentido y en el sentido que encubre sin que escape de ser

transmitido. El terreno es un solo término que ya he presentado y, osadamente, se me

ocurrió utilizable para calificar a Kafka en lugar de Adán, y las situaciones y discursos

en los que ese término es aplicado y las subjetividades que revela.

3 Kafka, Franz. Obras Completas. Editorial Teorema. España, 1983.4 Foucault, Michel. Nietzsche, Freud y Marx. Ediciones El Cielo Por Asalto. Buenos Aires, 1995.5 Gruner, Eduardo: Foucault: una política de la interpretación en Nietzsche, Freud y Marx. Pág. 18.

Ediciones El Cielo Por Asalto. Buenos Aires, 1995.6

La Biblia. Antiguo Testamento. Génesis capítulo 3 (puede consultarse cualquier edición).7 Op. Cit. Nota 3.8 Op. Cit. Nota 4 pág. 33.

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En 1985 el cantante Gian Franco Pagliaro presentaba su LP9 Confesiones, para

ello eligió la interpretación, incluida en el disco, de  Balada del boludo10

 

, una poesía de

Isidoro Blaisten (se adjunta al final del texto); como introducción para explicar la razón

de la elección de ese tema en particular contó una anécdota de su niñez, quizás una de

las tantas, en la que su padre lo hizo sentir así por haber cambiado una pertenencia de

valor (a juicio de su padre) que era de su posesión por un caballito de madera que

ansiaba profundamente, el deseo del hijo no coincidía con el deseo del padre y este no

dudó en descalificarlo por el mal trueque. Relataba Pagliaro que la sensación de ese

momento en su niñez la conservaba intacta y que en la poesía de Blaisten, en la que de

algún modo, consideraba, se hacía una reivindicación del boludo, él mismo se sentía

reivindicado en parte ante sí mismo y en parte ante su padre. La anécdota del cantante

me remite a pensar en cómo se sentía Kafka ante su padre según él mismo describe en

su carta, en cómo se hubiese sentido Adán si le hubiese expresado a Dios, al Padre que

su deseo no se correspondía con ese paraíso que se le ofrecía, que eso tenía que ver con

el deseo del Padre, que lo que hacía a la satisfacción del Padre al hijo sólo podía

resignarlo.

Retomando la poesía de Blaisten, desde mi perspectiva, lejos de ser una

reivindicación como entiende Pagliaro, es la presentación de una interpretación

subjetiva de lo que se representa cuando se dice boludo, que descubre un sentido oculto,

revela un sentido más fuerte que está en estrecha correspondencia con la subjetividad

actual.

Blaisten comienza su poesía presentando a un personaje desde la pérdida y eldestiempo con relación a los otros, a sus contemporáneos, alguien cuyos ideales son

notoriamente diferentes de los de la mayoría, alguien a quien su madre le presenta todos

los “No” a su conducta y los argumenta o sostiene en la comparación y el contraste con

otros miembros de la familia: primos rectos, justos, probos, sagaces y un cuñado astuto;

miembros de la sociedad en la que participan de acuerdo a lo que se presenta como

norma, aquello que es normal, que es aceptado o está de acuerdo con la subjetividad de

la época. Cuando hace hablar al personaje, justo después de que éste asintiera la razón

que se le expone, lo califica primero el poeta, lo menciona “boludo” ¿será por quedarse

“fuera de aquí” desde la perspectiva asumida por el poeta en re-presentación de la

sociedad? Cuando el personaje habla también se califica con el mismo término y

propone dejar de serlo, dicho esto se baja del viento y se mete en el subte, lo que debe

de ser bastante incómodo para alguien capaz de comprarse un tílburi11

 9 Long Play (Larga Duración) Antiguo disco de vinilo, el equivalente actual sería el CD (Compact Disc).

; el contraste de

imágenes es fuerte, el viento que da idea de altura, visión amplia, libertad, contra el

subte, un lugar oscuro, subterráneo, donde los individuos se trasladan en conjunto,

donde son transportados, llevados por una misma senda a puntos de desembarco fijos y

10 Blaisten, Isidoro. Balada del boludo en Poesías de la brújula perdida o Poesías bajo la lluvia según las

referencias encontradas, no se identificó editorial y se sabe no fue reeditado. Existe una copia archivada

en la Biblioteca Nacional. 196511 Op. Cit. Nota 1. Def: Carruaje de dos ruedas grandes, ligero y sin cubierta, a propósito para dos

personas y tirado por una sola caballería.

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preestablecidos. En el año 1965, que fue escrito el poema, trasladarse en subte en lugar

de un tílburi sería tal vez la metáfora apropiada, se me ocurre que hoy en día el

personaje después de anunciar que sería “astuto y zahorí” se hubiese comprado un

plasma o una notebook aprovechando el beneficio de las 50 cuotas “sin interés” de

alguna tarjeta crediticia, o quizás hubiese primero adquirido la tarjeta para no quedarse

afuera, ¿afuera de dónde? “afuera de aquí”. Continúa la poesía anunciando la presencia

de los parientes ricos que refuerzan la diferencia entre el antes y el después de la

decisión tomada, y la diferencia que todavía y a pesar de su decisión existe entre ellos y

él, le dicen: “Eres pobre, pero ningún boludo”, mientras “quemaba en las plazas las

hojas que molestan en otoño”, de ese mismo otoño que se quedaba mirando y por el que

perdía el tren del verano. “Las hojas que molestan en la plaza” ¿será necesario

mencionar que esas hojas son los propios sueños? (¿Cuántas hojas quemamos? ¿En

cuáles plazas molestan?). El deseo, esta vez no del hijo contrapuesto al deseo del padre

solamente, sino al del conjunto, al de la sociedad toda, tras la que se ocultan los

parientes ricos, los que inventan palabras e imponen interpretaciones, dice Foucault 12

 

citando a Nietzsche que “las palabras han sido inventadas siempre por las clases

superiores; ellas no indican un significado: imponen una interpretación”.

“Entonces vinieron los parientes ricos

y le dijeron:

—Eres pobre, pero ningún boludo.

Y el boludo fue ningún boludo

y quemaba en las plazas

las hojas que molestan en otoño”.

Lo que viene después es una situación que se me ocurre confusa, que refleja la

confusión del pensar la propia subjetividad. El sujeto no escapa a la cultura que lo

atraviesa ni a las interpretaciones que le son impuestas y para buscar el camino del

reencuentro con su deseo lo hace a través del Mercado, lo compra como a una

mercancía, lo adquiere como un objeto de consumo que le produce conformidad, sopor,

alucinación de satisfacción, pero no satisfacción y de ahí la duda que lo embarga, si se

me permitiera alterar el orden de los versos, haría aparecer a las fuerzas vivas después

de la duda, porque, y esto es una opinión personal, es en la duda donde tenemos la

posibilidad de tomar distancia y posicionarnos inicialmente en un “fuera de aquí”,

lógicamente me refiero a la duda que genera cuestionamientos y replanteamientos sobre

la propia subjetividad y no a la duda que es vacilación o titubeo, si la duda se refiriese a

las pulgadas que tendrá el plasma a comprar lo que aparece como duda es mera ilusión.

No faltó, además de las fuerzas vivas, autoridad moral alguna que le viniera a reprochar

su condición: rabino, reverendo, cura católico; incluso representantes de las emociones

más íntimas: un alegre y un triste; lógicamente no podía faltar un pobre, su par, pero no

los parientes ricos que ya habían hecho acto de presencia cuando era oportuno, cuando

correspondía, cuando el personaje les era de alguna utilidad, serán después los primeros

12 Op. Cit. Nota 4 pág. 45.

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en excluirlo. Su madre tampoco faltó a la condena, era de suponerse, de hecho es la voz

del primer cuestionamiento que podría traducirse “yo no te enseñé, eduqué, crié, formé,

para esto”, la voz de la cultura, de la subjetividad, de la interpretación que moldea.

El boludo que presenta Blaisten en su poesía es un personaje que se me ocurre

podría ser el de  La partida, que escucha el llamado de una trompeta cuyo sirviente no

oye, el que sale “fuera de aquí”, o el redactor de una Carta al padre, que al deseo de

éste confronta su deseo, el que se expresa, se arriesga y se expone, el que manifiesta sus

razones, de ser necesario, mas no rinde cuentas, el que es capaz de decir que la

satisfacción que se le ofrece no es la satisfacción que lo satisface porque no es la que

responde a su angustia, al contrario, la tapa, la ahoga, sosteniendo en él una angustia

que le es ajena y las satisfacciones que le ofrece le son ajenas también; pero no el que se

desentiende, como Adán, de la responsabilidad de sus actos, de su propio deseo, de su

propia angustia, no el que se deja tentar y encuentra en ello una excusa (tampoco es lo

mismo tentarse que dejarse tentar), no el que se conforma, el que se acomoda a la forma

predominante, a la interpretación impuesta, a la subjetividad conveniente.

Hasta aquí creo haber justificado mi osadía de desplazar el calificativo utilizado

para con Adán hacia Kafka, pero ambos aparecen lejanos, inalcanzables, casi

inexistentes, como formando parte de una dimensión diferente de la nuestra. Queda

todavía darle forma real a la idea que pretendo expresar, pasarla a imágenes de la

realidad cotidiana en la que pueda visualizarse.

Cuando propuse dicha inversión calificativa mencioné las que se consideraríanconductas normales y esperables

1) En la televisión, los noticieros presentan el caso de un suboficial de la policía

tucumana, un hombre humilde con ingresos insuficientes, casado, con varios hijos, que

vive junto a su familia en una vivienda precaria en un barrio de emergencia, que

encuentra una importante suma de dinero, localiza al dueño y se lo reintegra, los medios

lo presentan como una noticia que asombra (la honestidad asombra), los programas

televisivos que confeccionan un resumen de la actualidad diaria o semanal y del

espectáculo en horarios centrales se hacen eco de la noticia y la presentan como “el

último policía honesto” o “un policía honesto”, se deja asociada la actitud del hombre a

la de un boludo, alguien lo da a entender, el mismo calificativo es utilizado en diversos

círculos ante la misma noticia. 2) Sube una mujer embarazada o una anciana al

colectivo, la mayoría de los que van sentados se hacen los dormidos o distraídos porque

siempre hay algún boludo que se levanta a ceder el asiento. 3) Alguien decide renunciar

a su trabajo por diferencias con determinadas políticas institucionales, los compañeros

le sugieren “no seas boludo, si podés hacerte echar”. 4) La mujer le da una golosina enel supermercado al hijo mientras hace la compra para que se quede tranquilo, el niño

, luego hice mención a las situaciones y discursos en

los que ese calificativo es utilizado revelando un sentido distinto del que se atrapa

inmediatamente, un sentido que está por debajo del sentido manifiesto, y que revela la

subjetividad que lo sostiene. He aquí algunos ejemplos cotidianos de los que fuera

testigo quien escribe, sólo para pensarlos en relación a lo expuesto:

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Epílogo

Interpretamos desde la interpretación que nos interpreta, damos sentido desde el

sentido que nos es dado e impuesto, transitamos las palabras, el lenguaje y las ideas que

nos transitan, construimos nuestra subjetividad con materiales pre moldeados,

compramos el “hágalo usted mismo” distraídos de entender que es un “ármelo usted

mismo” para lo cual hay que seguir instrucciones. Mi intención (que guardé hasta el

epílogo para no poner sobre aviso al lector), atento a la propuesta “pensar la

universidad”, fue, inspirado en la frase de Grüner que cito en la nota 5, violentar en

algo el modo de producción acostumbrado en el ámbito académico, atreverme a

producir de un modo diferente utilizando y sugiriendo aquello que no es lo habitual,

apelar a mi interpretación y exponerla articulada con parte del contenido teórico de la

materia. Espero en algo haber incomodado al lector, espero que se haya detenido en el

texto escandalizado, espero también que en algún punto haya asentido y, por sobre todo,

que haya comprendido mi intención de “hacer” en lugar de “armar”.

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Balada del boludo (Isidoro Blaisten - 1965)

Por mirar el otoño

perdía el tren del verano.Usaba el corazón en la corbata.

Se subía a una nube,

cuando todos bajaban.

Su madre le decía:

No mires las estrellas para abajo,

no mires la lluvia desde arriba.

No camines las calles con la cara,

no ensucies la camisa;

no lleves tu corazón bajo la lluvia, que

se moja.No des la espalda al llanto,

no vayas vestido de ventana,

no compres ningún tílburi en desuso.

Mirá tu primo el recto

que duerme por las noches.

Mirá tu primo el justo

que almuerza y se sonríe.

Mirá tu primo el probo

puso un banco en el cielo.

Tu cuñado el astuto

que ahora alquila la lluvia.

Tu otro primo el sagaz

que es gerente en la luna.

—Tienes razón, mamá —dijo el boludo

y se bebió una rosa.

—No seré más boludo—

y se bajó del viento.

—Seré astuto y zahorí—

y dio vuelta una estrella para abajoy se metió en el subte

y quedaron las gaviotas.

Entonces vinieron los parientes ricos

y le dijeron:

—Eres pobre, pero ningún boludo.

Y el boludo fue ningún boludo

y quemaba en las plazas

las hojas que molestan en otoño.

Y llegó fin de mes.Cobró su primer sueldo

y se compró cinco minutos de boludo.

Entonces vinieron las fuerzas vivas

y le dijeron:

—Has vuelto a ser boludo, boludo.

—Seguirás siendo el mismo boludo de

siempre.

—Debes dejar de ser boludo, boludo.

Y medio boludo,con esos cinco minutos de boludo,

dudaba entre ser ningún boludo

o seguir siendo boludo para siempre.

Dudaba como un boludo.

Y subió las escaleras para abajo,

hizo un hoyo en la tierra

miraba las estrellas.

La gente le pisaba la cabeza,

le gritaba boludo.

Y él seguía mirando

a través de los zapatos

como un boludo.

Entonces vino un alegre y le dijo:

—Boludo alegre.

Vino un pobre y le dijo:

—Pobre boludo.

Vino un triste y le dijo:

—Triste boludo.

Vino un pastor protestante y le dijo:

—Reverendo boludo.Vino un cura católico y le dijo:

—Sacrosanto boludo.

Vino un rabino judío y le dijo:

—Judío boludo.

Vino su madre y le dijo:

—Hijo, no seas boludo.

Vino una mujer de ojos azules y le dijo:

—Te quiero.