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APLICACIONES DE LA CARACTERIOLOGiA A LA EDUCACI6N 37 b) Que se asocia con la lengua materna y es todo lo contrario lo que pretendemos. Resumiendo, podemos decir que no renunciamos al idioma vernáculo mientras pueda sernos útil, si bien su empleo ha de ser concretándose al fin que lo motivó y de manera clara y concisa. La enseñanza de un idioma moderno difiere enor- memente de la enseñanza de otras disciplinas y puede muy bien ser considerada como un arte. No hay reglas para un buen orador: la oratoria de calidad es espontánea y fluye automáticamente; es la imitación, la analogía, el instinto lo que hacen que la palabra surja con facilidad, clara, armoniosa, ele- gante y con originalidad. Estos factores son los que hacen que la enseñanza de lenguas modernas sea ob- jeto de un especial estudio. ADOLFO ÁLVAREZ CASADO Aplicaciones de la caracterio- logia a la educación La educación, como una formación completa de la persona humana, que procura perfeccionarla corporal y espiritualmente, no tendrá efectividad sin estas dos condiciones: a) Partir de la naturaleza propia del su- jeto que trata de "formarse", es decir, de su estructura psicofisiológica o psicotipo-caracteriológico; y b) Tener presente un modelo ideal al que se trata de aproximar cada tipo según sus posibilidades reales. No cabe duda que los psicopedagogos han compren- dido esto hace ya tiempo, pero aún nos encontramos '-con opiniones extremas, que no tienen en cuenta las dos condiciones señaladas, por eliminar una o por sub- ordinarla tan completamente a la otra, que, práctica. mente, no cuenta. Si se considera, al modo roussoniano, que la educación consiste sólo en el libre desenvolvi- miento de la peculiar naturaleza de cada hombre, cuen- ta sólo la primera condición; si, por el contrario, se procede de un modo rígido y severo, ignorando las di- ferencias individuales y tratando de "encajar" a todos los hombres en un molde único, cuenta sólo la segunda condición. Ambos procedimientos conducen al fracaso educativo, por ser unilaterales. Ahora bien: cuando la psicología diferencial se ha aplicado a los problemas educativos, se han tomado fre- cuentemente aspectos parciales de la personalidad, como su nivel mental o sus aptitudes particulares; o bien, se han considerado en primer plano los desviaciones de la normalidad de los "niños difíciles", afectados de neurosis o psicopatía. Pero la educación debe ser ple- naria y abarcar el total de la personalidad del educando. En este sentido, encuentro que un conocimiento de los tipos caracteriológicos fundamentales, y de sus "fami- lias" es indispensable para proceder educativamente sobre una base segura y suficientemente amplia. Esto no anula, naturalmente, el beneficio pedagógico que se obtenga por la exploración de aspectos parciales de la personalidad; es más, los resultados de estos aná- lisis parciales cobrarán toda su significación si se in- terpretan en el conjunto que ofrece el psicotipo básico y se integran en él. Los psicotipos fundamentales, según los resultados de los estudios de Heymans y Wiersma, modernizados por René Le Senne (1), suponen que los factores que de- finen un tipo estriban en su mayor o menor grado de emotividad, mayor o menor actividad y reacción fun- cional primaria o secundaria. No debe confundirse la ‘`movilidad" emotiva con la auténtica actividad. En cuanto a la reacción funcional, la "primaria" es rápi- da, y supone, fisiológicamente, una rápida compensa- ción celular de las descargas tensionales; es poco refle- xiva y variable; prácticamente, se advierte que la mo- notonía es insufrible para los "primarios". La reacción secundaria tiene caracteres opuestos, es decir, es más lenta y reflexiva y lleva a vivir según hábitos. Las combinaciones posibles de estos factores llevan a establecer los siguientes tipos básicos: E nA S = Nerviosos. EnnA S - Sentimentales. E A P Coléricos. E A S = Apasionados. nE A P = Sanguíneos. tiE A S -= Flemáticos. nEnA P = Amorfos. nE nA S = Apáticos. Las fórmulas son fáciles de entender, y a ellas de- bemos atenernos al precisar la estructura de cada tipo básico, y no a los términos, que son tradicionales o con- vencionales, y algunos de ellos pueden inducir a error, si se toman en su sentido corriente, muchas veces im- preciso. No es posible detallar aquí las características de cada tipo, pero pueden consultarse fácilmente en el trata- do mencionado, en el librito del doctor Resten Le diag- nostic du caractère, y en otros estudios del círculo que ha trabajado bajo la dirección de Le Senne. Este dis- tingue, dentro de los tipos fundamentales, series o fa- milias, que se diferencian por algunos rasgos como la amplitud o estrechez de conciencia—en sentido psicoló- gico y no moral—y otros. Voy a atenerme a los tipos fundamentales y sólo haré las referencias imprescindi- bles a las diversidades seriales. Hay un estudio del profesor André Le Gall (2), de- dicado especialmente al tema que aquí trato. Tengo en cuenta este estudio, pero añado algunas observaciones personales, que la práctica docente y la aplicación de las pruebas caracteriológicas me han mostrado como (1) R. Le Senne: Traité de Caractériologie. P. U. de F., Pa- rís, 1949. (2) Caractériologie des enfants et des adolescente ä l'usage des paren:: et éducateurs. Presses Universitaires de France. París, 1951. (Hay traducción española de Miguel Siguán. Miracle. Bar- celona, 1954) .

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APLICACIONES DE LA CARACTERIOLOGiA A LA EDUCACI6N

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b) Que se asocia con la lengua materna y es todolo contrario lo que pretendemos.

Resumiendo, podemos decir que no renunciamos alidioma vernáculo mientras pueda sernos útil, si biensu empleo ha de ser concretándose al fin que lomotivó y de manera clara y concisa.

La enseñanza de un idioma moderno difiere enor-memente de la enseñanza de otras disciplinas y puedemuy bien ser considerada como un arte.

No hay reglas para un buen orador: la oratoria decalidad es espontánea y fluye automáticamente; es laimitación, la analogía, el instinto lo que hacen quela palabra surja con facilidad, clara, armoniosa, ele-gante y con originalidad. Estos factores son los quehacen que la enseñanza de lenguas modernas sea ob-jeto de un especial estudio.

ADOLFO ÁLVAREZ CASADO

Aplicaciones de la caracterio-logia a la educación

La educación, como una formación completa de lapersona humana, que procura perfeccionarla corporaly espiritualmente, no tendrá efectividad sin estas doscondiciones: a) Partir de la naturaleza propia del su-jeto que trata de "formarse", es decir, de su estructurapsicofisiológica o psicotipo-caracteriológico; y b) Tenerpresente un modelo ideal al que se trata de aproximarcada tipo según sus posibilidades reales.

No cabe duda que los psicopedagogos han compren-dido esto hace ya tiempo, pero aún nos encontramos

'-con opiniones extremas, que no tienen en cuenta lasdos condiciones señaladas, por eliminar una o por sub-ordinarla tan completamente a la otra, que, práctica.mente, no cuenta. Si se considera, al modo roussoniano,que la educación consiste sólo en el libre desenvolvi-miento de la peculiar naturaleza de cada hombre, cuen-ta sólo la primera condición; si, por el contrario, seprocede de un modo rígido y severo, ignorando las di-ferencias individuales y tratando de "encajar" a todoslos hombres en un molde único, cuenta sólo la segundacondición. Ambos procedimientos conducen al fracasoeducativo, por ser unilaterales.

Ahora bien: cuando la psicología diferencial se haaplicado a los problemas educativos, se han tomado fre-cuentemente aspectos parciales de la personalidad, comosu nivel mental o sus aptitudes particulares; o bien,se han considerado en primer plano los desviaciones dela normalidad de los "niños difíciles", afectados deneurosis o psicopatía. Pero la educación debe ser ple-naria y abarcar el total de la personalidad del educando.En este sentido, encuentro que un conocimiento de lostipos caracteriológicos fundamentales, y de sus "fami-lias" es indispensable para proceder educativamentesobre una base segura y suficientemente amplia. Estono anula, naturalmente, el beneficio pedagógico quese obtenga por la exploración de aspectos parciales dela personalidad; es más, los resultados de estos aná-lisis parciales cobrarán toda su significación si se in-terpretan en el conjunto que ofrece el psicotipo básicoy se integran en él.

Los psicotipos fundamentales, según los resultados delos estudios de Heymans y Wiersma, modernizados por

René Le Senne (1), suponen que los factores que de-finen un tipo estriban en su mayor o menor grado deemotividad, mayor o menor actividad y reacción fun-cional primaria o secundaria. No debe confundirse la‘`movilidad" emotiva con la auténtica actividad. Encuanto a la reacción funcional, la "primaria" es rápi-da, y supone, fisiológicamente, una rápida compensa-ción celular de las descargas tensionales; es poco refle-xiva y variable; prácticamente, se advierte que la mo-notonía es insufrible para los "primarios". La reacciónsecundaria tiene caracteres opuestos, es decir, es máslenta y reflexiva y lleva a vivir según hábitos.

Las combinaciones posibles de estos factores llevan aestablecer los siguientes tipos básicos:

E nA S = Nerviosos.EnnA S - Sentimentales.E A P Coléricos.E A S = Apasionados.nE A P = Sanguíneos.tiE A S -= Flemáticos.nEnA P = Amorfos.nE nA S = Apáticos.

Las fórmulas son fáciles de entender, y a ellas de-bemos atenernos al precisar la estructura de cada tipobásico, y no a los términos, que son tradicionales o con-vencionales, y algunos de ellos pueden inducir a error,si se toman en su sentido corriente, muchas veces im-preciso.

No es posible detallar aquí las características de cadatipo, pero pueden consultarse fácilmente en el trata-do mencionado, en el librito del doctor Resten Le diag-nostic du caractère, y en otros estudios del círculo queha trabajado bajo la dirección de Le Senne. Este dis-tingue, dentro de los tipos fundamentales, series o fa-milias, que se diferencian por algunos rasgos como laamplitud o estrechez de conciencia—en sentido psicoló-gico y no moral—y otros. Voy a atenerme a los tiposfundamentales y sólo haré las referencias imprescindi-bles a las diversidades seriales.

Hay un estudio del profesor André Le Gall (2), de-dicado especialmente al tema que aquí trato. Tengo encuenta este estudio, pero añado algunas observacionespersonales, que la práctica docente y la aplicación delas pruebas caracteriológicas me han mostrado como

(1) R. Le Senne: Traité de Caractériologie. P. U. de F., Pa-rís, 1949.

(2) Caractériologie des enfants et des adolescente ä l'usage desparen:: et éducateurs. Presses Universitaires de France. París,1951. (Hay traducción española de Miguel Siguán. Miracle. Bar-celona, 1954).

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convenientes, y especialmente adecuadas a las caracte-rísticas del estudiante español.

Veamos, pues, los distintos tipos en relación con sueducación:

1. NERVIOSOS

Hay que partir de su emotividad, si se quieren con-seguir resultados prácticos.

Pero la emotividad de un nervioso, unida a un tipode función primaria, es muy distinta de la del "senti-mental", que es su pareja caracteriológica.

La educación severa, los castigos, la sujeción a nor-mas fijas no sólo no consiguen nada, sino que suelenser contraproducentes.

En efecto, el nervioso es violento, susceptible, irritable, indisciplinado. Su reacción contra una imposi-ción severa es la rebelión. Como suele estar "contentode sí", los castigos le parecen injustos y no le corrigen,antes le sublevan. Pero, contra lo que pudiera esperarsede su violencia, no son difíciles de convencer. Este con-vencimiento, sin embargo, entra más por vía emotivaque por vía racional. El maestro tiene que "ganarse" aldiscípulo nervioso, tiene que atraer su afecto, su sim-patía. Entonces, le será fácil conseguir su obediencia.

Frente a sus arrebatos, aconseja Le Gall "hacer elvacío", esto es, no hacerle caso, dejar que descarguesin encontrar oposición, pues en otro caso se le estimu-larán sus impulsos, y, por otra parte, dada su viveza eingenio, encontrará fácilmente "salidas" y respuestasque le darán la impresión de tener siempre la razón.

Pero, bien conducido, pueden aprovecharse sus ven-tajas y aun sus defectos. Su receptividad emotiva actua-rá favorablemente si se le ofrecen "puntos de interés"y de iniciativa personal. Entonces, no sentirá el trabajocomo impuesto—lo que le aparta de él—, sino comoespontáneamente ofrecido. Su misma "conciencia fa-vorable de sí" puede ser un punto de apoyo, porqueal realizar su trabajo, sentirá como que se revela a símismo, y como su interés por el propio yo y por suvida interior es grande, le estimulará a continuar tra-bajando, a pesar de su escasa perseverancia. Esta faltade perseverancia y su amor al cambio no pueden olvi-darse, presentándole estímulos nuevos y dando la im-presión de que el trabajo tiene siempre algo de juego.

Los impulsos del nervioso son excesivos y su motri-cidad es, a veces, frenética. El educador debe frenar yfijar estos impulsos, con tacto, es decir, con prudencia,firmeza y benevolencia. Frente a un carácter firme,pero en apariencia flexible, el nervioso cede. Los traba-jos manuales pueden dar fijeza a su motricidad exce-siva.

En su indecisión y en sus depresiones hay que estimu-larle, pero no halagarle, pues el halago desarrolla sunatural vanidad.

Frente a la dispersión que le produce su afán decambio, conviene crear en él hábitos, aunque esto no esmuy fácil, pues odia la monotonía.

Todas estas indicaciones suponen una constante re-lación del tipo maestro-discípulo. Esto plantea el pro-blema, que en todos los psicotipos se reproduce, de laadecuación o inadecuación caracteriológica entre elmaestro y el discípulo. Es un problema que no sepuede soslayar, pero que no se puede resolver satis-factoriamente en todos los casos de inadecuación. En

la escuela primaria cabe buscar un maestro adecuado,pero en los demás grados, en que los profesores sonmuchos, no es siempre fácil que se dé en todos laadecuación, cualquiera que sea el centro de estudioselegido.

Por lo que respecta a los nerviosos, su choque es vio-lento con los apasionados y apáticos. Los educadores deeste tipo no pueden comprender la inquietud, la indis-ciplina y la exagerada emotividad del niño nervioso.Y el niño no alcanza a entender por qué le oprimeny le castigan por motivos que a él no le parecen fun-dados. Puede que expresamente el niño no sea capazde formular su situación en la escuela, pero la sienteasí. La tendencia mecánica del flemático y su valora-ción del deber y la puntualidad, tampoco le cuadran.A pesar de la afinidad de algunos factores caracterioló-gicos, puede chocar con un maestro de su mismo tipo,pero el choque será pasajero, pues a los dos se les ol-vidará pronto. No es fácil de compaginar con el sen-timental de conciencia "estrecha"; en cambio, sí conel sentimental "amplio", con el colérico y con el san-guíneo. Con el primero, por su bondad y tolerancia;con los otros dos, por la afinidad de la función prima-ria, sobre todo.

En la familia se puede dar también este choque. Seha mencionado el choque violento de Baudelaire, ner-vioso "estrecho" e hijo de un apasionado y una ner-viosa, con su padre, cuyo carácter autoritario y siste-mático contrastaba violentamente con su indisciplina ysu falta de sentido práctico. Y es precisamente en lafamilia donde la influencia sobre el tipo básico dadopuede producir mayores efectos, orientándolo y des-envolviéndolo adecuadamente. Tanto por la herenciacomo por la convivencia, puede encontrar el niño unamayor comprensión y afinidad en la familia propia.Los casos de contraste absoluto no son la norma.

Pero ocurre que tanto en la escuela como en la fa-milia se procede, por lo común, de un modo intuitivoo empírico. No cabe duda que un educador extraordi-nario consigue siempre influir y formar a sus discípu-los, aunque de un modo expreso no pueda dar los fun-damentos de su actividad educadora, y que, del mis-mo modo, hay padres que actúan del modo más acer-tado y conforme a los principios caracteriológicos, sinconocerlos. Pero ésta no es la regla común. Un conoci-miento caracteriológico preciso de su propio tipo y deltipo que se trata de educar le es conveniente a todo pa-dre o educador, si no quiere proceder a ciegas.

Aparte de lo dicho sobre el psicotipo nervioso engeneral, cabe considerar sus variedades. Pero sólo creopreciso retener algunos puntos del estudio que haceLe Gall.

Hay algunos nerviosos—los que Le Gall llama frí-volos—que son "eternos niños", necesitados de perma-nente guía er control. Aunque parezcan rebelarse con-tra esto, en el fondo lo aceptan siempre, porque son"blandos" y se sienten necesitados de apoyo y orien-tación.

Otra modalidad—los mitómanos y los utópicos—vi-ven siempre en plena fantasía, fabulando y transfor-mando caprichosamente las experiencias reales. Con-viene no atenderlos, "hacerles el vacío" y promover su-gerencias críticas, a ser posible indirectamente, de modoque el fabulador encuentre las dificultades que se leponen como brotándole de dentro.

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Algunas de las "familias" de nerviosos apuntados porLe Gall no corresponden a tipos normales, sino neuró-ticos o psicopáticos. Así, los histéricos, que pueden ne-cesitar, en casos extremos, templar su agitación conduchas de agua fría o mediante la flagelación con unlienzo mojado. Los desarreglados, psicasténicos y agi-tados necesitan más bien un tratamiento médico, desedantes o medicamentos reguladores de las secrecio-nes internas, según se presenten como simpaticotónicosasténicos, es decir, según predomine en ellos el sim-pático o el vago, respectivamente.

2. SENTIMENTALES

Estos tipos hipersensibles, cerrados, indecisos, tími-dos y solitarios presentan problemas educativos que nose pueden resolver con fórmulas generales y automá-ticas. Son acaso los tipos que exigen educadores másintuitivos, comprensivos y benévolos.

Se ha notado que son más accesibles los de concien-cia "amplia" que los de conciencia "estrecha" y másdifíciles los muy secundarios. Estas observaciones sonjustas, pero no veo que se haya notado la diferencia queexiste según estén bien o mal dotados intelectualmente.Sin embargo, debe tenerse en cuenta, porque la dife-rencia en la práctica es notable. Como los de inteligen-cia clara no encuentran dificultad en el estudio, la es-cuela les resulta soportable, aunque el roce con suscompañeros pueda siempre herir su sobreexcitada sen-sibilidad. Pero si no están intelectualmente bien dota-dos y estq les acarrea castigos, censura pública del maes-tro o burlas de los compañeros, el sentimental "se cie-rra" totalmente: se produce lo que se llama un bloca jeafectivo. Su actividad, siempre débil, queda anulada;se aísla: actúa de un modo extraño; no habla ni consus compañeros. Este "erizamiento" es una defensa,que no se vence sino con dulzura y persuasión.

El sentimental es extremadamente sensible a los cas-tigos y censuras no porque los considere injustos—laopinión ajena no le importa mucho—, sino porque su'natural desánimo se acentúa y su pesimismo se hacetotal. Se considera incapaz, fracasado, y cae en unacompleta depresión. En cambio, como no es vanidosono importa que se le alabe, que se le anime, en cuantose encuentra la menor ocasión para ello.

Ciertamente, estas dificultades educativas extremassólo se presentan en los sentimentales "estrechos", quesean, además, muy inactivos o muy secundarios. Losmenos secundarios son paranerviosos, y los más activosse acercan a los apasionados, pero con la ventaja de noser indisciplinados como los nerviosos, ni autoritarioscomo los apasionados.

Como factores positivos de su carácter hay que con-tar su religiosidad emotiva, aunque, como emotiva,poco amiga de racionalizaciones y dogmas; su alto sen-tido del deber y de la responsabilidad; su benevolencia,en caso de conciencia "amplia", honorabilidad y vera-cidad; su capacidad de adaptarse, por amor al hábito,a una vida regular y ordenada.

Pero, en cambio, conviene corregir su falta de con-fianza en si mismo y el consiguiente pesimismo, suindecisión, escrupulosidad excesiva, manías, timidez,preocupación angustiosa, aislamiento, escasa actividady tendencias doctrinales y utópicas, en los de conciencia

"estrecha". La altivez no es peligrosa; es simplementeun escudo de su hipersensibilidad.

Los remedios contra estas cualidades, que más quea nadie perjudican al propio sujeto, son tan fáciles deseñalar como difíciles de cumplir.

Habría que devolverles la confianza en sí mismos, locual supone que la persona que lo intenta está segurade sí y puede inyectarles esta confianza. En los tiposactivos es donde esto se da más intensamente, pero elautoritarismo de los apasionados no le cuadra al sen-timental, al cual no le gusta mandar, salvo en raroscasos, pero tampoco ser mandado. Por otra parte, elnervioso, aun no siendo activo y estando sujeto a des-ánimos, por su viveza y primariedad, puede tambiénser capaz de levantar el ánimo decaído. Así, pues, com-batir el pesimismo, levantar el ánimo, darle confianzaen sí mismo—todo lo cual conviene al sentimental—noes imposible de hacer, pero no se puede hacer segúnreceta, es preciso que los padres o el educador sean detipo tónico y no asténico, para que le den algo queellos tienen, pues los asténicos no pueden dar a los de-más lo que a ellos mismos les falta.

Contra la indecisión, recomienda Le Gall el "escu-tismo", es decir, ingresar en una asociación de activi-dad organizada, que cultive la autodeterminación y quehaga necesaria la actividad, apoyándose en el amor ala naturaleza, que se da en los sentimentales en el másalgo grado. Pero no sólo los boy scouts, sino cualquierotra organización semejante—como en España el Fren-te de Juventudes—puede desempeñar el mismo papel.No, en cambio, una simple asociación deportiva, puesla mayor parte de los sentimentales, a causa de su in-decisión y sentido del fracaso, sufren lo que se llama"crispación deportiva", que les retrae del ejercicio deldeporte, inhibiendo sus naturales disposiciones con unaacción reflexiva paralizadora.

La tendencia a vivir conforme hábitos, que puede darorigen a verdaderas manías, no es fácil de cambiar,pero puede encontrar una salida en ocupaciones ade-cuadas de vida sedentaria y regular. De un modo efi-caz no se puede modificar esta tendencia a no cam-biar nada más que en la niñez, en cuya edad ya semanifiesta. Entonces, cuando los hábitos no están ex-cesivamente arraigados y la autoridad de los mayoreses más fácil de imponer, cabe actuar de modo que elniño no se apegue demasiado a repetir siempre de lamisma manera los mismos actos, a seguir usando siem-pre las mismas prendas y otros hábitos análogos quedegeneren en manías y supongan, a la larga, un cho-que con cualquier cambio de vida, una inadaptación alas posibles exigencias sociales de las circunstancias.

La timidez y la desconfianza, así como la tendenciaa la soledad, sólo se podrán combatir si el sentimentalencuentra un ambiente acogedor, comprensivo, huma-nizado. Ante la rigidez o la severidad, se replegarásobre sí y aumentarán estas inclinaciones naturalesen él.

El hastío de los sentimentales proviene de la debili-dad de sus impulsos y deseos, que los hace indiferentesa la mayoría de las cosas. Hay, pues, que estimularestos deseos. Cuando encuentra una razón de existiry afirma su propio ser, aumenta su capacidad de tra-bajo y disminuye su indecisión.

En un grupo, al parecer pequeño, de sentimentales,se dan tendencias utópicas. Puesto que el medio se con-

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sidera inadecuado, se trata de reformarlo radicalmente.Hay que hacerles comprender la situación real, sugi-riéndoles una crítica interna que les haga ver la impo-sibilidad de someter la vida a un cuadro rígido (comoen el caso de Robespierre) y de lograr en este mundouna perfección absoluta.

Pero creo que aún se puede añadir algo sobre laeducación de los sentimentales, que no he visto con-siderado.

En efecto, se trata de caracteres que están descon-tentos de sí mismos. Pero qué están concretamentedescontentos? Cómo desearían ser? Las pruebas rea-lizadas con el cuestionario de Heymans y mis observa-ciones personales creo que me permiten responder aestas preguntas.

El sentimental suele estar contento con su tipo defunción. No desea ser un primario. Busca, ciertamen-te, con frecuencia, en el amor y en la amistad, carac-teres complementarios, que posean la viveza y el im-pulso que a él le faltan, pero no desea ser como ellos.En cambio, desearía ser menos emotivo, pues nota quede ahí provienen las heridas que constantemente lavida le produce. Con menos emotividad soportaría me-jor la lucha por la vida y el trato con las gentes. Asi-mismo, desearía tener más actividad, pues si es cons-ciente de su indecisión, y aun de su inercia, sabe queel esfuerzo que tiene que hacer para decidirse y ac-tuar no se daría con mayor actividad espontánea. Si nole preocupasen el deber y la responsabilidad, como leocurre al amorfo, no haría el esfuerzo y quedaría sa-tisfecho, pero como tiene el sentido del deber, hace elesfuerzo, aunque costosamente. No en todos los casosse desean ambas cosas; puede simplemente desearseser más activo.

En consecuencia, si, permaneciendo la secundariedady la emotividad, s, desea ser más activo, el sentimen-tal se aproximaría al apasionado. Y si se desea ser, ala vez, menos emotivo y más activo, se aproximaríaal flemático. En algunos casos o en algunas etapas dela vida, bajo el imperativo de circunstancias externas,por lo común, el sentimental desearía ser más social yfácil al cambio, es decir, desearía ser su tipo opuesto,que es el sanguíneo. Pero esta abdicación de la secun-dariedad es menos frecuente. Los "tipos ideales" másfrecuentes para un sentimental son, pues, el apasiona-do y el flemático.

Esta transformación radical no puede lograrse ple-namente. pero el propósito de acercarse a tal o cualtino ideal puede aprovecharse en la educación, tantoen este como en los demás psicotinos en los que se déel descontento de sí mismos. Apo yándose en el idealforjado por el propio sujeto, se puede, en efecto, es-timular la actividad y realizar la "a pertura" a la vidaq ue la timidez v la susceptibilidad le bloquean. Perosin circunstancias extrrnas favorables, no hay estímulos.Hay, pues, que apoyarse en ellas: por ejemplo, en eldeseo de formar una familia, en el de realizar una obraartística o literaria, en el de alcanzar una situación in-dependiente. Descubrirlos y aprovecharlos es tarea deleducador o de los padres conscientes de sus deberes.

Advirtamos, por último. que los sentimentales pro-porcionan un tanto por ciento de anomalías nerviosas—especialmente de tipo esquizoide—mayor que los

otros tipos, lo que requiere, naturalmente, la apelacióna la psiquiatría.

3. LOS COLÉRICOS

El colérico es un hombre exuberante, y en estaexuberancia radican su fuerza y sus peligros.

En efecto, el exceso de actividad, emotivamente im-pulsada, y unida a la dispersión que produce en ella lafunción primaria, hace que gran parte de esta activi-dad se emplee superficialmente y en las más variadasdirecciones. Esto produce un desgaste inútil, que nose puede evitar sino encauzando desde el principio esaexuberancia vital.

Este fuerte impulso, dirigido en todas direcciones,puede encauzarse mediante una sólida educación reli-giosa y moral, que les preserve de su tendencia a losamores fáciles y al desenfreno, mediante diversionesadecuadas—pues la diversión les es necesaria como unadescarga—y, muy especialmente, por vía deportiva, yaque son muy aptos, en general, para los deportes. Elafán de sobresalir en estos ejercicios es sin duda unestímulo, pero también un peligro, porque les impul-sará a lo excesivo. Este peligro puede evitarse en losdeportes colectivos.

El sentido de la emulación no se da sólo en los de-portes, sino también en la vida escolar, con parecidasventajas y peligros por exceso. El maestro debe evitar,en esta emulación, exaltar a unos para rebajar a otros,cultivando lo que llama Le Gall la emulación personal,es decir, el estímulo necesario a los tipos primarios, sindesestimular a los demás. No es fácil que un coléricose contente con trabajar por trabajar, como un senti-mental o un flemático; buscará el éxito, y esta naturaltendencia, aunque frenada, es un estímulo aprove-chable.

Su inteligencia se dirige a lo concreto y práctico.Puede fracasar en los estudios si entiende que éstos nole van a servir para nada práctico, salvo que esté muybien dotado intelectualmente. Es preciso "calmar" laprecipitación de su inteligencia.

Gran capacidad de camaradería. Si se le incluye enun grupo, puede tomar interés e incluso dirigir el gru-po. Pero puede ser arrastrado por el grupo.

En la familia se muestra distante y orgulloso, perose le puede ligar fuertemente por vía emotiva, no porrazonamientos. Hay que darle sensación de que gozade independencia. Aunque se le sugieran las decisio-nes, hay que presentárselas como si se le ocurriesen aél mismo.

Se puede uno apoyar en su generosidad y su confia-bilidad, tanto en la vida escolar como en la familiary social.

4. LOS APASIONADOS

Se dan una serie de características que, en general,presentan todos los apasionados. Pero ya Heymans yWiersma distinguían, al lado de 31 características co-munes, 15 diferentes entre los apasionados normales oreflexivos y los apasionados acentuados o explosivos,que son gentes extraordinarias y fuera de serie, entre

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los que se encuentran muchos personajes célebres. Heaquí las principales diferencias:

REFLEXIVOS

No severos ni sombríos. Algoabsorbidos, pero sociables.

EXPLOSIVOS

Severos y sombríos. Absor-bidos y solos (los demás sonpara ellos un instrumento).

REFLEXIVOS IMPULSIVOS

frecuente. Pero, cuando se da, la historia nos muestraque son prácticamente ineducables, pues su energía do- fru"..,\I'tminadora suele ser mucho más fuerte que la de lospadres y educadores, a los que acaban por dominar ocontra los que chocan violentamente.

Sin embargo, no conviene olvidar lo que- *cabamosde decir; esto es, que si se les ofrece pronto- un sistemamoral y religioso que les satisfaga, tanto emotiya comointelectualmente, se ajustarán a él, poniendoeTwiefen-derlo toda la pasión que, de encontrarseopuesto, pondrían en combatirlo. Cómo seripersonajes históricos citados si hubieran encontrado ensu niñez un ambiente familiar y social fuertementereligioso? Piénsese en San Agustín, que vivió en ladisolución del Imperio romano, pero que tuvo a sumadre y encontró a San Anastasio. Una vez decididasu vida, son inabordables y tienden a imponer decisi-vamente sus ideas. Los procedimientos educativos co-rrientes fallan.

El peligro que acecha a los apasionados acentuados,en el campo psicopatológico, es el de la paranoia. Eldelirio de grandezas y la ofuscación de la realidad sonvisibles en la vida de algunos de los personajes ci-tados.

sr-c,

APLICACIONES DE L.A CAPACTERIOLOGÍA A LA EDUCACIÓN

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De una susceptibilidad c im- Impacientes, susceptibles.

paciencia medias. De buen ca- Críticos y desconfiados.rácter.

TOLERANTES /TOLERANTES

Abiertos a nuevas ideas. No Cerrados sobre sus propiasdominables, pero tampoco do- ideas. Intratables y absoluta-

minados: a cada uno su li- mente dominadores.bertad.

La educación de los apasionados reflexivos no pre-senta grandes problemas. Son buenos, y a veces muybuenos, estudiantes. Hay que tener en cuenta, sin em-bargo, que el desarrollo de su inteligencia es lento yque de niños o adolescentes pueden parecer incluso re-trasados: recuérdese el caso de Santo Tomás.

Como son muy exigentes para consigo mismo, tam-bién lo son para con los demás. Quisieran que su fa-milia, y aun toda la Humanidad, se compusiera de se-res perfectos. Pero su reflexión crítica explica y dis-culpa sus defectos, y acaba por tomar partido por sufamilia y por la Humanidad.

Muy decididos, pero reflexivos, escogen después dereflexionar, pero relativamente pronto, y ya no cam-bian. Muy independientes, no son arrastrados por losdemás. Les gusta trabajar solos. Esto puede conducirlesal aislamiento y a monomanías que conviene hábil yreflexivamente descartar.

Dadas estas características, conviene impulsarle a losdeportes y aumentar su coraje. Por lo demás, esto lees fisiológicamente muy conveniente, pues es frecuen-te que este desarrollo sea lento y tardío. Hasta los ca-torce años, sus datos biométricos suelen ser inferioresal término medio del desarrollo. Este se logra de loscatorce a los dieciocho años, y hay que ayudarle, puessu capacidad torácica es más bien pequeña. Por otraparte, la vida deportiva protege contra el excesivo ais-lamiento e introversión. Son deportes adecuados la na-tación—que tenderá a practicar lo más solitariamenteposible—las marchas, a pie o en bicicleta, con algúncompañero escogido, y las escaladas, que le satisfacenpor el despliegue de esfuerzos, método y emoción com-pensadora del esfuerzo.

Convendría estimular su escasa afición a las artes,pero esto sólo se suele conseguir en cierto grado.

Su moralidad y sentimientos religiosos suelen sermuy elevados, y la educación puede apoyarse fácilmen-te en esta inclinación natural. Pero conviene desper-tarle muy pronto a la religión, pues si es educado enun sistema de ideas no religioso, o incluso antirreligio-so, que satisfaga su emotividad, no se apartará despuésde él, como Spinoza, Nietzsche, Napoleón, Zola, Stalino Hitler, si bien estos ejemplos se dan no en los re-flexivos, sino en los explosivos o acentuados.

En cuanto a esta variedad de apasionados, que sonlos explosivos, apenas se puede decir nada sobre elloseducativamente. Le Gall confiesa que no los ha en-contrado, lo que es natural, pues el tipo es muy poco

5. LOS SANGUÍNEOS

El sanguíneo es ante todo un activo de poca emo-tividad, rápido y vivo, de acentuada extraversión. Na-turalmente, el carácter se ofrece en diversos grados,que van de la proximidad del colérico a la del amorfo.

La excesiva avidez, en la comida y la bebida y, engeneral, en todos los placeres, debe ser controlada muypronto, porque se manifiesta tempranamente. Esta avi-dez implica una falta de delicadeza que sólo se puedecombatir aumentando la emotividad. Pero tal aumentono puede enseñarse razonadamente; es preciso desper-tarlo, excitarlo, haciéndole vivir en un ambiente de per-sonas sensibles, incluso hipersensibles como los artis-tas. Si no responde, hay la vía de la comprensión, quedespierta una emotividad menos afectiva, más fría, peroútil como medio de educación.

Poco atentos a su vida interior, sus principios mo-rales y religiosos actúan débilmente. En efecto, el re-mordimiento por una falta cometida o la satisfacciónpor una acción buena suponen la reflexión sobre lapropia conducta. Del mismo modo, el sentimiento decriatura, de desamparo en el mundo, de menesterosi-dad de ser, en suma, suponen vivencias interiores, ra-rísimas en la normal extraversión del sanguíneo. Porlo demás, éste suele ser un espíritu claro, lógico, parael cual lo sobrenatural no tiene interés, ni acaso sen-tido, y los misterios son enojosos. Esto no quiere decirque el sanguíneo no sea prácticamente religioso; peroesta religiosidad es externa y sin ardor. Puede mante-nerse toda la vida si ha sido educado en la práctica dela religión, o puede adaptarse por cálculo, como unaforma social necesaria o conveniente. No plantea,pues, problemas sociales, sino íntimos, de conciencia.La educación, especialmente en la niñez, puede evitaruna inclinación anticlerical o incluso atea, pero nopuede inyectarles un fervor que naturalmente notienen.

En el campo de la moral, hay que frenar sus impul-sos y sus desarreglos. Pero aquí pueden encontrarse

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REVISTA DE EDUCACIÓN

razones, aunque no sean las más profundas, a las queel sanguíneo presta su aquiescencia de buen grado.Tiende a la moral utilitarista, pero su inteligencia,por lo común clara y despierta, le permite compren-der que hay motivos de acción no utilitarios.

Para este freno de los impulsos y apetitos sensiblesse puede utilizar su natural afecto y espíritu de ca-maradería, ligados a su extraversión. Ciertamente queesta afectuosidad es compatible con su egoísmo, pero,ligado a un grupo, se hace fácilmente solidario de él,se encauza su actividad dispersa y puede actuar con-forme a la misión que se le encomiende.

Los deportes son, a la vez, un encauzamiento de suactividad y un amortiguamiento de la sensualidad.Como suele ser muy apto para ellos, es muy fácilencaminar al sanguíneo por esta vía. Como la perte-nencia a un grupo, la consagración al deporte enequipo le da dirección y responsabilidad; colma su va-cío interior, haciéndole ser alguien entre personas, ypara algo.

La fijación de un fin, en su vida intelectual o so-cial, es siempre necesaria, pues, por su tendencia dis-persiva, no suelen encontrarlo por sí mismos. Vivensobre el momento y hay que interesarles por cl por-venir.

Sus buenas cualidades naturales—trabajo continuo,capacidad de convivencia, claridad intelectual, sen-tido práctico y dotes de observación, valor y presen-cia de espíritu—son los puntos de apoyo para preve-nir extravíos o fracasos.

6. LOS FLEMÁTICOS

Los problemas educativos que plantean son diver-sos según sean "amplios" o "estrechos". Los primerosplantean pocos problemas, pero los segundos, sí, acausa de su "cierre".

Un flemático amplio es "abierto". Por esto es ac-cesible a múltiples influencias y no tenderá a la ri-gidez excesiva, a la manía ordenadora del "estrecho".

En ambos conviene aumentar la emotividad. Porsupuesto, una emotividad racionalizada. Pero no ol-videmos que las características tipológicas muestranque se le puede hacer comprender la belleza plásticade un cuadro, de un paisaje, en su armonía racional-mente comprendido. Recuérdese que una de las cosasque despertaban la admiración de Kant—típico flemá-tico "estrecho"—era "el cielo estrellado sobre su fren-te". La otra era: "La ley moral en su conciencia."

El rígido sentido del deber—el deber por el deber,sin emoción—y su falta de comunicabilidad afectiva,aunque se muestren sociables, puede dar a su conduc-ta y a su modo de pensar un aspecto de inhumanidad,como el que tiene la moral formal del imperativocategórico. Sin embargo, en sus relaciones con el pró-jimo se muestran benevolentes y tolerantes.

Esta aparente contradicción, entre su rígida posi-ción teórica y su conducta práctica, deriva de quepiensan sistemáticamente y actúan sin emotividad, demodo frío y objetivo, lo que les permite explicarse ytolerar otras opiniones. Pero personalmente se aferrana las suyas, sin importarles críticas ni censuras, y ac-túan completamente de acuerdo con su pensamiento.

En la escuela son buenos alumnos, que trabajan

lenta pero regularmente; muy disciplinados, obedien-tes, morales (no mienten, castos por naturaleza, sininterés por los placeres sensuales); con poco fervorreligioso, pero con religiosidad no sólo superficial,sino profunda, aunque muy racionalizada. Propiamen-te lo numinoso (sobrenaturalidad, milagros, miste-rios, dogma) queda aparte. La religión, como se veen Kant, se confunde con la moral.

Tienden a trabajar solos, y no necesitan efectiva-mente el estímulo de los demás. Pero el trabajo engrupo puede serles beneficioso en cuanto los pone encomunicación con sus semejantes y permite "abrir-los" y hacerlos más afectuosos. Les permite ejercersu capacidad de orden y administración, y los asu-men con toda la seriedad que su gran sentido de laresponsabilidad les impone. A pesar de su tendenciaa ir por su cuenta, es posible, pues, ligarlos a losdemás.

No están sujetos a neurosis, pero sí al anquilosa-miento de su vida, cuando son "estrechos" y su inte-ligencia mediana.

7. LOS AMORFOS

Pereza e insensibilidad son las características másperjudiciales de los amorfos, y, por tanto, aquellasque una educación bien dirigida debe combatir.

El amorfo no trabaja si le dejan solo. Pero es fácilintegrarle en un equipo de trabajo, por su sociabilidady buen carácter, que se acomoda a todo. En el con-junto se anima y cumple su tarea, y, lo que es másimportante, se da cuenta de que vale para algo y ad-quiere el hábito del trabajo. Cuando abandona elequipo no recae, pues, en la completa ociosidad, puesle preserva la confianza en sí que ha adquirido, y dela que desconfiaba, ya que, como su pereza se acusaa ojos vistas, estaba acostumbrado a que le dijesen queno servía para nada. En esto consiste una verdaderaeducación o reeducación; no en lograr un rendimien-to transitorio, sino en dejar huella permanente, dis-posición adquirida o hábito, con lo cual la persona,aún "informe", queda "formada". La pasividad delamorfo hace ver esto muy claramente, pues es ma-teria fácilmente moldeable, tanto para bien como paramal: todo depende de la "formación" que se le dé.

Por esta razón, a nadie le perjudican más lo quese llaman las "malas compañías". En un apasionadoo un flemático, por ejemplo, no producen efecto al-guno. Pero en el amorfo, más que en ningún otrotipo, por su fácil acomodación o tendencia a "hacerlo que todo el mundo". Por sí mismos tienden a losplaceres de la comida y bebida; pero, por su escasaemotividad, no es tan fuertemente sexual como el co-lérico o el sanguíneo, pongamos por caso. Mas, si sele incita, puede ser instrumento fácil incluso de per-versiones sexuales: no sabe resistir. Esta indisciplinasexual, o más bien desorden, no se puede combatireficazmente más que evitando las ocasiones de caer.Cabe también prevenir al amorfo, que a veces se sor-prende de su fragilidad, y confiesa que no sabía y quelo ha hecho sin querer. Si se le previene, advirtiéndoleclaramente—las alusiones no las entiende—de los pe-ligros que, incluso en el orden práctico, esto le puedeacarrear, para su salud, su tranquilidad y su situa-ción en la familia y en la sociedad en general, será

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APLICACIONES DE LA CARACTERIOLOGÍA A LA EDUCACIÓN

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sensible a estos razonamientos, pues no le gusta serperturbado, aunque no se altere después grandementepor la falta cometida.

La misma tendencia desordenada hace que sea muypoco puntual—y que no le preocupe su falta de pun-tualidad—; que sea pródigo y no se cuide gran cosade su limpieza personal y del orden de sus cosas y desu vida. Es, en suma, despreocupado. Los deportesen equipo, con la disciplina que suponen, o la inte-gración en cualquier otro conjunto ordenado, son losremedios contra estas faltas. Encontrará placer en elejercicio y le tomará afición si se le mueve en estesentido, pero, por su inercia, no tomará él la iniciativapara hacerlo.

Los puntos positivos de apoyo para educar a unamorfo residen en los mencionados sociabilidad yfácil trato, así como en su valor, que le permite cum-plir órdenes en misiones arriesgadas sin pensar enlas consecuencias, y permaneciendo tranquilo en lospeligros, por su inemotividad. Vale también su obje-tividad y la concordancia entre sus palabras y susactos".

La revelación a él mismo de su propio modo deser y el trabajo o el juego en equipo, corrigen también,en parte, su falta de sentido práctico, que provienesobre todo de que no reflexiona sobre el pasado, nipiensa en el porvenir, pues vive—como los niños—enel instante.

No es difícil conseguir que sea exteriormente reli-gioso, pero es muy difícil que se adhiera de corazóny profundamente a una creencia, e imposible que seacreyente fervoroso. Se trata de un mundo que no leinteresa, porque no le es—aunque bastante inteligen-te—accesible.

Finalmente, indiquemos que el amorfo es un vago-tónico acentuado, y que, como tal, exige un régimeny un tratamiento médico adecuados para levantar su"tono". La elevación tónica le hará más emotivo yactivo, o, mejor, menos inactivo e inemotivo.

8. LOS APÁTICOS

El apático es dócil, pero es dócil justamente porinercia. De aquí la necesidad de métodos activos, deinteresarse por la vida y sus problemas concretos. Elapático necesita ser tutelado e impulsado constante-mente.

En el amorfo faltaba tensión, pero había fuerza;en el apático suelen faltar ambas. No le interesa nada;las cosas y las gentes no le dicen nada: está incomu-nicado, por falta de actividad y de emotividad.

Como es secundario, tiende el hábito a la rutina,que va bien con su pereza. Pero su tendencia a lasoledad y al aislamiento de los otros no es, como enel sentimental, para vivir una vida interior, para des-envolver inacablemente una rumia de imágenes y sen-timientos, ni menos por miedo a que el roce de lavida hiera su sensibilidad: se aísla simplemente por-que no necesita otra cosa; vive su vacío interior. Peroeste vacío no lo es verdaderamente sino en casos ex-tremos; en los demás, se puebla de imágenes y unaespecie de lento diálogo consigo mismo.

Para levantar este ánimo decaído se precisa corrien-temente recurrir a la medicina. El apático suele ado-lecer de insuficiencia endocrina y de metabolismo im-perfecto. El régimen de vida debe vencer su inercia,previamente corregida la frecuente insuficiencia res-piratoria (desviación de los tabiques nasales, vegeta-ciones, amígdalas), mediante las marchas moderadas,la natación, el ciclismo, etc.

Psicológicamente hay que apoyarse en lo dado, enlo poco que se nos da. Los esquemas habituales ofre-cen un punto de apoyo. Hay mucha diferencia entreel apático "educado", es decir, que ha adquirido cier-tos hábitos de trabajo moderado, y el ineducado. Alapoyarse en los hábitos, se afirma su estructura, perose la hace demasiado rígida. Se necesita para corre-gir esta rigidez, y provocar una cierta "apertura" almundo y a las gentes, afectuosidad: se le puede alabarla limpieza de sus vestidos, el orden de su pupitreescolar, la actividad familiar o de otro orden que rea-lice. Esto le "deshiela" un poco, y habla y ayuda alos demás.

La inteligencia, aun en el caso de que sea aceptable,no encuentra por sí misma motivos de interés. Y so-bre todo este interés es completamente ajeno al mun-do real: se interesa algo más por la matemática o porcualquier estudio abstracto que por las ciencias na-turales o las lenguas, que más frecuentemente atraenal estudiante. En el trabajo manual, maneja los ins-trumentos sin gran destreza y como ausente.

En cierto modo hay que "revivirles" su vida, puespor sí mismos no la viven. Para elevar su emotividadnecesitan un ambiente estimulante, y para intensificarsu actividad una ayuda y una propulsión continuas.Por eso su tendencia al celibato es prácticamente suanulación, pues se entregan a una vida totalmente au-tomática y sin responsabilidades.

Como conclusión de estas correlaciones entre ca-rácter y educación conviene subrayar:

1.0 Que el maestro debe conocer su propio ca-rácter.

2.0 Que debe conocer el carácter de todos sus dis-cípulos, aunque esto presenta en la práctica no pocasdificultades.

3.0 Que, idealmente, debe educar a cada uno se-gún su carácter; pero como, por lo común, una aten-ción singular es imposible hay que tratarlos según gru-pos afines.

El margen educativo es, pues, variable en cuestio-nes intelectuales y, aún más, en las morales y reli-giosas. La educación a ciegas puede conducir a re-sultados desastrosos. Normalmente, la experiencia, laobservación y la vocación de un buen maestro salvanla insuficiencia de preparación caracteriológica, peroes mejor, sin duda, actuar conscientemente y estarpreparados para la diversidad educativa, para pro-ceder más rápida, segura y eficazmente.

EUGENIO FRUTOS