apertura economica- seguridad alimentaria y …la ronda de uruguay, lacreación de bloques en...

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Agronomía Colombiana, 1996, Volumen XIII No. 1; pág 63-75 APERTURA ECONOMICA- SEGURIDAD ALIMENTARIA Y ECONOMIA CAMPESINA 1 Free market, tood security and peasant economy Gilberto Herrera Rojas 2 RESUMEN Las importaciones agrícolas sin restricciones que vinieron con la apertura económica, especialmente las de maíz y fríjol que se hicieron durante el segundo semestre de 1995, afectaron fuerte y negativamente a los productores colombianos, sobretodo a los campesinos. En estudios de caso realizados en la provincia Guanentina de Santander, se comprobó que los campesinos sufrieron fuertes pérdidas en la cosecha de fríjol del segundo semestre del año anterior. Los precios al productor se derrumbaron a casi el 60% de los precios históricos, por culpa de las importaciones indiscriminadas de fríjoles provenientes de Canadá, Ctrína, USA, Ecuadory Perú(sincontarelcontrabandoque llegó por las fronteras de Ecuador y Venezuela). Los productores colombianos están muy lejos de poder competir con los precios internacionales que oscilaron entre US$ 0,40 y US$ 0,60 el kilogramo, mientras los costos de producción estaban por encima de los US$ 0,80 el kilo. Esa cosecha arruinó a miles de campesinos en Santander, algunos de los cuales emigraron hacia las ciudades de la costa atlántica. 1 Este artículo hace parte de la investigación so- bre globalización-seguridad alimentaria y economía cam- pesina del PRIAC y la Facultad de Agronomía. El autor agra- dece, especialmente a NATALlA RODRIGUEZ, Nutricionista Dietista adscrita al grupo, quien colaboró en la búsqueda y organización de la información, así como en la revisión y corrección del texto. 2 Profesor Asociado, Facultad de Agronomía, Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá, D.C. Las importaciones de maíz, el año pasado, casi se duplicaron y los precios que recibieron los productoresnacionalescayeron en casi un tercio. En 1996, los precios reaccionaron por factores coyunturales de corto y mediano plazo en USA y en la China. La tendencia en los mercados mundiales es que los grandes productores quebrarán la producción de países como el nuestro que dependerán, cada vez más, de las importaciones. Colombia está muy lejos de poder competir con los rendimientos, costos de producción y precios de Canadá, USA y Argentina. El dilema es que ambos cultivos son parte crucial de la seguridad alimentaria del campesinado y del país. Palabras claves: Seguridadalimentaria,cam- pesinos, apertura económica. SUMMARV Agricultural importation whithout restriction which come with international free market,especially com and kidneybeans, durig the second semester of 1995, affecting stronglyandnegativelythecolombiangrowres, especially the peasants. Some studies made in Guanentine Santander's province, show that the small farmers lot significant in kidney beans harvest during the secondsemester,last year. 63

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Agronomía Colombiana, 1996, Volumen XIII No. 1;pág 63-75

APERTURA ECONOMICA- SEGURIDAD ALIMENTARIA Y ECONOMIACAMPESINA 1

Free market, tood security and peasant economy

Gilberto Herrera Rojas 2

RESUMEN

Las importaciones agrícolas sinrestricciones que vinieron con la aperturaeconómica, especialmente las de maíz y fríjolque se hicieron durante el segundo semestrede 1995, afectaron fuerte y negativamente alos productores colombianos, sobretodo a loscampesinos. En estudios de caso realizadosen la provincia Guanentina de Santander, secomprobó que los campesinos sufrieronfuertes pérdidas en la cosecha de fríjol delsegundo semestre del año anterior. Losprecios al productor se derrumbaron a casi el60% de los precios históricos, por culpa delas importaciones indiscriminadas de fríjolesprovenientes de Canadá, Ctrína, USA,Ecuador y Perú (sin contar el contrabandoquellegó por las fronteras de Ecuador yVenezuela). Los productores colombianosestán muy lejos de poder competir con losprecios internacionales que oscilaron entreUS$ 0,40 y US$ 0,60 el kilogramo, mientraslos costos de producción estaban por encimade los US$ 0,80 el kilo. Esa cosecha arruinó amiles de campesinos en Santander, algunosde los cuales emigraron hacia las ciudadesde la costa atlántica.

1 Este artículo hace parte de la investigación so-bre globalización-seguridad alimentaria y economía cam-pesina del PRIAC y la Facultad de Agronomía. El autor agra-dece, especialmente a NATALlA RODRIGUEZ, NutricionistaDietista adscrita al grupo, quien colaboró en la búsqueda yorganización de la información, así como en la revisión ycorrección del texto.

2 Profesor Asociado, Facultad de Agronomía,Universidad Nacional de Colombia, Santafé de Bogotá, D.C.

Las importaciones de maíz, el añopasado, casi se duplicaron y los precios querecibieron los productores nacionalescayeronen casi un tercio. En 1996, los preciosreaccionaron por factores coyunturales decorto y mediano plazo en USA y en la China.La tendencia en los mercados mundiales esque los grandes productores quebrarán laproducción de países como el nuestro quedependerán, cada vez más, de lasimportaciones. Colombia está muy lejos depoder competir con los rendimientos, costosde producción y precios de Canadá, USA yArgentina.

El dilema es que ambos cultivos sonparte crucial de la seguridad alimentaria delcampesinado y del país.

Palabras claves: Seguridadalimentaria,cam-pesinos, apertura económica.

SUMMARV

Agricultural importation whithoutrestriction which come with internationalfree market,especially com and kidneybeans,durig the second semester of 1995, affectingstrongly and negativelythe colombiangrowres,especially the peasants.

Some studies made in GuanentineSantander's province, show that the smallfarmers lot significant in kidney beansharvest during the secondsemester,last year.

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Grower's prices decreased around 60%of the historie prices, because of kidney beansimportation from Canada, China, USA,Ecuador and Perú (without considering ilegalimportation from Ecuador and Venezuela).

Colombian growers are too far the com-pete with international prices which werearound US$ 0,40 - 0,60 per Kg. While theproduction cost was US$ 0,80 per Kg .. Theseharvet impovered thousands of santandereanspeasantraies, some of them migrated to theAtlantic coast cities.

Corn importations last year wereduplicated and the prices which Nationalgrowers received, dropped down around onetrird. In 1996 corn prices rose up in responseof coyuntural factors of short and medium timein the United States and China. Trend ofinternational market granes is that biggestgrowers will break the producction of countrieslike ours, which will depend more time onimportations.

Colombia is too far from competing withcorn productivity, production cost's and priceswith Canada, USA, and Argentina.

Dileme is both crops are crucial part ofpeasantry food security and country itself.

Keywords: Peasant, kidney beans, toodsecurity

Con la aceptación de los acuerdos dela Ronda de Uruguay, la creación de bloquesen América, como el NAFTA, el G-3,MERCOSUR y, finalmente, con la firma, porparte de los países industrializados, de losacuerdos del GATT (a pesar de las reservasimpuestas por la Comunidad Económica Eu-ropea, con Francia a la cabeza), lainternacionalización de los mercados es unhecho.

Tales reservas y condicionamientos sonun reflejo del esfuerzo que realizan los paí-ses industrializados por proteger sus secto-res agropecuarios.

Resulta innegable que la llamada aper-tura tiene un objetivo para las economías exce-dentarias, agobiadas por una larga crisis que

se expresa en la dificultad de mantener la tasamedia de ganancias, la acumulación de capi-tales y de mercancías, la aceleración de laautomatización y el consiguiente desempleoque agudiza la disminución de la demanda(complejo que se conoce como recesión).

Otro sentido bien diferente tiene la aper-tura para los países «subdesarrollados» o,como eufemísticamente se denominan «paí-ses en vía de desarrollo», que poseen apara-tos productivos obsoletos, ineficientes, dife-renciados, orientados, en parte a la produc-ción de materias primas y productos prima-rios para la exportación o a la producción debienes y servicios para el mercado interno, pormedio de la agricultura y una industria ligera ymediana.

En estos países tercermundistas, exis-te una marcada diferenciación al interior delaparato productivo industrial, caracterizadopor la presencia de oligopolios (cuya moder-nización va al ritmo general de acumulación),algunos de los cuales ya poseen capacidadde exportación y dominan el mercado interno,en el cual coexisten con una galaxia de in-dustrias medianas y pequeñas que tienen pro-ductividad baja, así como escasa capacidadpara cubrir el mercado interno; adicionalmen-te están sometidas a altos costos de produc-ción y generalmente son subordinadas al ca-pital financiero y de la gran industria.

Para Colombia, quien neqocroaranceles para la importación de productosagrícolas, la inclusión de plazos y cláusulasde salvaguarda, tiene el sentido de protegeruna actividad agropecuaria golpeada con eldesmonte de subsidios, créditos, apoyoinvestigativo y otros servicios institucionalese inmersa en los conflictos, nunca resueltos,de la concentración de la propiedad territorialy de un enfrentamiento armado que desangra,causa terror, ausentismo y deprime la actividadeconómica.

Los estudios realizados sobre este sec-tor concluyen y el propio Gobierno acepta,que los oligopolios obtienen ganancias ex-traordinarias por el control que ejercen sobre:

- Las fuentes de materias primas.

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- Los mercados de consumo, a travésde la diferenciación de sus productos y ladiscriminación de los precios.

- Los medios de comunicación, por loscuales proyectan agresivas campañaspublicitarias.

- El crédito y los precios, a través dediferentes mecanismos que van, desde elliderato, hasta la guerra de precios, como sehavisto recientementecon los pasajesaéreos,bebidas, refrescos y alimentos soplados.

Lamediana industria tiene que soportartal competencia con desventajas adicionales,como son los mayores costos por las escalasmenores en sus líneas de producción.

Las posibilidades de la pequeñaindustria son más escasas porque no tieneacceso a las ventajas que se le ofrecen a lasgrandes industrias.

También, existe una marcada diferen-ciación entre los sectores económicos urba-nos con el sector agropecuario y al interiorde éste, cuyo subsector moderno ha crecido,gracias a la protección del Estado (porque,históricamente,ha tenido mercados cautivos),a los subsidios, a la disponibilidad de tecno-logía, a la asistencia técnica y a otros apo-yos estatales. Tradicionalmente, ha gozadode la ventaja que le permite la existencia deuna economía campesina que le proporcio-na mano de obra y alimentos relativamentebaratos, así como de percibir unos preciosaceptables para su propia producción, por lomenos, hasta antes de ·Iaapertura.

La capacidad de este subsector moder-no para generar excedentes exportables es,en el corto y mediano plazo, bastante relati-va, si se exceptúan las flores, el café, el ba-nano y algunas frutas tropicales, por cuantosu estructura productiva no puede competircon agriculturas muy desarrolladas, protegi-das, poseedoras de altas inversiones en tec-nología, máquinas e infraestructura, con ele-vada productividad y sobre todo, con pode-rosas redes de apoyo, tanto para la produc-ción, como para la transformación ycomercialización.

En este punto, surge una preguntaclave: ¿ con cuáles productos agropecuariosva a competir Colombia en los mercadosmundiales? La competencia mundial en losmercados de cereales, azúcar, cacao,productos cárnicos y derivados lácteos,expresada en una caída pertinaz de susprecios, indica que la competitividad nacionales irrazonable. Escasamente, puedemantenerse en el mercado con flores, bananoy café (cuyos precios internacionales estánen una crisis).

Existe alguna perspectiva con el algo-dón, pero las pérdidas acumuladas de los pro-ductores han sido tan grandes y sostenidas,que se demorarán varios años en volver aexportar volúmenes importantes.

Loscasos recientes de rupturasde pac-tos y disminución de cuotas en café y bana-no, son claros ejemplos de las tendencias fu-turas. El primero, aunque aumentó el volumenen sacos exportados, bajó el monto de dóla-res recibidos en un 11% en 1994.

En 1.993, Colombia disminuyó el valorde su producción de café pergamino en un13,01%. En 1995, la situación cafetera fuemuchopeory no haysíntomas de mejoríapara1996. Este renglón incluso ha perdido renta-bilidad por efecto de la broca, el encarecimien-to de los insumos industriales y el desasosie-go regional que representa el desempleo y elreciente ingreso de los grupos armados a lazona cafetera.

Durante 1.993, se aumentó el volumenfísico de exportaciones de banano un 11%,pero el valor recibido, solo creció en un 8%,en un año que se consideró que «Colombiasalió bien librada».

En 1995, los exportadores de bananotuvieron que librar una dura batalla para im-pedir sanciones comerciales por parte de losEstados Unidos, por el hecho de haber firma-do acuerdos de cuotas con el Mercado Co-mún Europeo.

Cultivos, como el tabaco, el cacao, lacaña de azúcar y el café, tienden a sufrir unaprofunda y permanente caída en su deman-da, por cambios en los hábitos de consumo ypor la aparición de productos sustitutos.

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Sólo quedan las flores y las plantas or-namentales como renglones promisorios, conserios interrogantes sobre su futuro acceso amercados tradicionales (con todos las restric-ciones que se están aplicando en el mercadointernacional respecto a cuestionamientosde los procesos locales de producción).

Son inciertas las posibilidades de lasmaderas, las plantas y animales silvestres, envías de extinción, las frutas tropicales, etc. Porotra parte, existen poderosas barreras sani-tarias para algunos cultivos, como flores, fru-tas y banano, este último sometido a la com-petencia de Centroamérica y de las antiguascolonias de la comunidad europea.

Se puede argumentar que Colombiaposee tierras fértiles y gente laboriosa quepuede abastecer mercados vecinos, comoVenezuela, Ecuador y Centroamérica, asícomo los mercados del Pacífico que sondeficitarios. Sin embargo, la colisión de inte-reses entre los países industrializados (conabultadas producciones para exportar, subsi-dios y otros mecanismos proteccionistas) fren-te a la producción, hipotéticamente creciente,de todos los países tercermundistas, podríahacer quebrar las agriculturas de los más atra-sados tecnológicamente y los más débiles.

Los apologistas del neoliberalismo ase-guran que la mano invisible del mercado asig-nará los recursos escasos, de manera quecada país produzca aquello para lo cual po-see ventajas comparativas y, en tal caso, lasseñales del mercado le indicarán a los pro-ductores, en cada país, cuándo deben abor-dar la producción de determinados productos,para los cuales pueden obtener menores cos-tos o mayores productividades. Las tradicio-nales funciones del Estado, encaminadas aequilibrar la iniciativa privada con la funciónsocial del capital, son renunciadas en favorde los empresarios, sin miramientos sobre elorigen y estructura de los capitales.

Ahora, el Estado reduce su tamaño ysus funciones, para dedicarse a facilitar la in-fraestructura necesaria para la libre circula-ción de mercancías y capitales, ofrecer ma-yor transparencia de los mercados y a prestarservicios básicos, que no son atractivos parael capital privado.

Todos los agentes económicos, sin dis-criminación, deben quedar expuestos a lasfuerzas del mercado para estimular lacompetitividad.

Este planteamiento optimista, y aparen-temente ingenuo, da poca importancia al re-volucionario cambio tecnológico que se estágestando en los países industrializados, so-bre la base de la bioingeniería que permite alas multinacionales que están liderando el pro-ceso apropiarse de los mercados futuros denovedosos bioinsumos, como son las plantastransgenéricas, los biocidas, losmicroorganismos, etc, artificialmente configu-rados, para la producción de sustancias que,hasta ahora, sólo se podían conseguir conplantas y animales en su estado natural. Lapropiedad intelectual, implícita en los tratadosde comercio, asegura el control de labiodiversidad, vía patentes, en favor de talesmultinacionales.

Por supuesto que los excedentes quegenerarán los nuevos procesos productivoscon este nuevo esquema serán, en gran me-dida, apropiados por ese tipo de empresas,con sus casas matrices en los países desa-rrollados. Así, nuestros productores empresa-riales tendrán que comprar esos insumas tec-nológicos a altos precios, si quieren competircon productividad y vender barato en merca-dos cada vez más competidos.

La apertura alimentaria se expresa enuna avalancha de alimentos procesados, apa-rejada de una publicidad encaminada a cam-biar los hábitos alimentarios, para sustituir losproductos naturales autóctonos que, aunquesean de bajo valor nutritivo y rústicos, son muysuperiores a los comestibles que no son nu-tritivos y alimentos basura que nos están lle-gando, como los cereales soplados, los chips,algunos enlatados, dulces, chocolates,chiclets, cervezas, etc.

Nuestros países tercermundistas toda-vía no han hecho un balance realista de loque nos deja la Revolución Verde y ya, ale-gremente, acogen con entusiasmo, sin balan-ce de inventario, la nueva revolución de labioingeniería, sin percatarse, siquiera, del cos-to que ello implica.

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Muchos aseguran que no hay quiénpare la modernidad y que el progreso es unamáquina que, sólo, los ilusos creen que sepuede detener. El problema no es subirse aese tren. El reto es conducir el tren propio ysaber para dónde va.

La pérdida de la biodiversidad, de laque hacemos gala ahora, la parálisis en la dis-cusión y en la capacidad de investigación paraformular un modelo de desarrollo que privile-gie nuestro propio proceso histórico y nues-tros recursos, como únicos instrumentos parala utopía del futuro, serán parte del precio apagar por negarnos a hacer frente a los pro-blemas estructurales de nuestra sociedad.

Para nuestra clase dirigente y nuestrosaltos tecnócratas, es más cómoda la subordi-nación a las supuestas leyes del mercado y alas tendencias de los centros del poder, queabordar, con creatividad, valor y visión, la rea-lidad de una sociedad tremendamente pola-rizada, con una estructura de la propiedad te-rritorial que difícilmente puede asimilar algúnpatrón de desarrollo sostenible y equitativo.

La dura realidad de unas regionesatrasadas, con bajos niveles de calidad devida, escasa o nula industrialización ydébilmente integradas a los mercados, concrorucos problemas de desempleo,marginamiento y pobreza, se pretendesolucionar con la descentralización, ignorandola omnipresencia de los caciques y gamonalesde siempre, que ahora no tendrán que disputarsus feudos con el poder central. Tanto ellos,como la clase dirigente nacional, han mostradopoco interés por la suerte de millones decompatriotas que quedarán tendidos con losmilagros de la apertura.

Los relucientes ejemplos de países asiá-ticos, donde la apertura ha realizado «mila-gros», no explicitan que, en la mayoría deellos, previamente, se han realizado profun-dos cambios en la estructura de la propiedad

3 Herrera, G."Globalización y seguridadalimentaria-El impacto de la modernización del Estado y laapertura sobre las economías campesinas" Proyecto deinvestigación de la Facultad de Agronomía-PRIAC U.N.Bogotá. 1994

territorial o se han mantenido dramáticamen-te bajos los salarios, como en el caso de laChina Continental que, sin embargo, mantie-ne una sólida infraestructura de servicios pú-blicos gratuitos, como la educación y la sa-lud. Caso aparte es el de Chile, donde fue ne-cesario aplastar las aspiraciones de la mayo-ría, expropiar las tierras en favor de losinversionistas, liquidar los sindicatos y repri-mir violentamente a los opositores, para lo-grar la modernización del país.

Resulta más difícil aceptar la ideaque tienen algunos sobre las posibilidades dela economía campesina en este nuevo con-texto. Afirman que a los campesinos les llególa hora de la modernización, que deben apro-vechar sus ventajas comparativas, dedicar susfundos a producir aquellas cosas que deman-den los mercados nacionales y externos, utili-zar tecnologías modernas, así como avanza-das técnicas administrativas para la produc-ción y articularse en forma más dinámica alos circuitos de comercialización y embarcar-se en procesos altamente rentables, etc.

Quienes hacen esas afirmaciones, olvi-dan que el proceso histórico del desarrollo denuestro sector rural ha empujado al campesi-nado a las peores tierras, en donde se hacinanen parcelas pequeñas, con una precaria do-tación de recursos, sin acceso al crédito ni alos servicios institucionales y que el aparatode generación de tecnología ha sido incapazde ofrecerles opciones rentables. Por fortu-na, el Estado ha planteado, explícitamente,que, todavía, está interesado en mantener laeconomía campesina a través de programascomo SINTAP y PRONATTA. Solamente, queestas estrategias han sido insuficientes parallenar el enorme vacío del desmonte del apa-rato de transferencia de tecnología para lospequeños productores.

Las Umatas no han podido responder alas necesidades del campesinado, en parte,porque la organización de los campesinos,que tales estrategias dan por un hecho, ape-nas existe en la intención, pues son muchaslas investigaciones cuyos resultados muestranun campesinado solo, aislado, con escasa or-ganización, desorientado, abandonado y, a ve-ces, asustado por la violencia. 3

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La información más reciente deFedesarrollo ofrece signos preocupantes so-bre el impacto del proceso de apertura de losmercados sobre los sectores de la econo-mía y las consecuencias adversas que elproceso de privatización y modernizacióndel Estado ejerce sobre las variables rna-croeconómicas :

-Crecimiento del déficit fiscal causadopor el desmesurado aumento de los gastosdel gobierno central, departamental y muni-cipal, pero, fundamentalmente, por los cos-tos crecientes del enfrentamiento del Estadocontra el narcotráfico y los grupos alzadosen armas.

-Desequilibrio creciente de la balanzacomercial, por el crecimiento desbordado delas importaciones de bienes de consumo fren-te a unas exportaciones relativamente esta-bles o afectadas por políticas proteccionistasde los países industrializados.

-Dinamización del alza del dólar frenteal peso, que tiene enormes implicaciones so-bre las deudas del Estado y de los particula-res en el exterior y sobre las utilidades de lasempresas que tienen que importar materiasprimas, bienes de capital o mercancías termi-nadas que se pagan en dólares.

-Corte abrupto de ingreso de divisas,porque los dólares del tráfico deestupefacientes sostenían la oferta interna ylas necesidades de lavar o legalizar esosingresos, se hacían fundamentalmente através del comercio, la finca raíz y la ventanillasiniestra del Banco de la República.

-Rigidez en el proceso de reembolso delos dólares de las exportaciones, que es sinó-nimo de demoras y gravámenes.

-Crisis de la industria y del sectoragropecuario por las altas tasas de interés, elcontrabando y la competencia externa, espe-cialmente, en textiles, alimentos procesados,automotores, construcción, etc., con la pérdi-da de empleos y la imposibilidad de absorberla mano de obra no calificada que, día a día,llega de las zonas de conflicto y de las áreasde economía campesina arruinadas y asola-das por la violencia.

-Crisis generalizada del sector agrope-cuarto, abandonado deliberadamente por elEstado, en la pasada administración, con elargumento de la necesidad de someterla a lacompetencia internacional para obligarla a sereficiente.

-Evidente caída de la producción agra-ria nacional: En los primeros cinco años deesta década, casi 430.000 Ha. salieron de laproducción y la mitad de esa área correspon-de a cereales. Para el año 1995, la SAC cal-culó una caída para el área de los cultivossemestrales en cerca de 40.000 has (El Tiem-po, agosto 26 de 1995). El Ministerio de Agri-cultura expresa preocupación por la persis-tencia de este fenómeno que en 1996, man-tiene más de medio millón de hectáreas enbarbechos.

La argumentación institucional, basadaen las premisas del modelo neoliberal, asu-me que el país debe dedicar sus zonas agrí-colas a aquellas actividades que le represen-ten ventajas comparativas, con las cualespueda competir en precios con los mercadosinternacionales e importar aquellos rubros enque la producción nacional sea incapaz deproducir con mayor eficiencia, productividady menores costos. Esta argumentación hatransformado al país en gran importador decereales, entre los cuales se cuenta el maíz,base de nuestra cultura, eslabónimportantísimo de nuestra seguridad alimen-taria y de la supervivencia de la economíacampesina.

Esos argumentos han servido para quelos países con grandes áreas cerealeras me-canizadas, tecnificadas y con altos niveles deproductividad, puedan ganar en varios frentes:

-Eliminar los excedentes agrícolas (queagobiaron durante varios años sus economíasy cuyo mantenimiento era costoso y su colo-cación en los mercados, antes de la apertura,implicaba la caída de sus precios).

-Precios más bajos de materias primaspara las agroindustrias oligopódicastras nacionales, (generalmente de origen enesos países) que representan mayores ganan-cias, porque por su mismo carácter, no se re-flejarán en bajas de precios de los productosterminados.

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-Dominar los mercados mundiales a tra-vés de sus trasnacionales y de sus propiossectores agrarios, bien protegidos a través dediferentes mecanismos.

Pero no todo el mundo pierde, pues al-gunos sectores han apoyado abiertamente laglobalización: Los grandes grupos económi-cos nacionales, en asocio con algunos extran-jeros que recibieron, a precios de demolición,todas las empresas comerciales del Estado,licitaron, a precios irrisorios, servicios públi-cos y grandes obras de infraestructura reali-zadas con el ahorro nacional. Lasagroindustrias oligopódicas transnacionales,que obtienen materias primas a más bajosprecios. Las cadenas trasnacionales decomercialización que pueden aplicar guerrasde precios a las cadenas nacionales, graciasal control que ejercen en los mercados finan-cieros y sobre la información, así como tari-fas preferenciales en el transporte. Losimportadores, especialmente los contraban-distas, quienes han logrado considerablesganancias adquiriendo mercancías en el ex-terior, muchas veces de dudosa calidad y pro-cedencia. Los narcotraficantes quienes, poreste mecanismo, han logrado legalizar losnarcodólares. La banca, el comercio, la indus-tria, el Estado y los propietarios de finca raízse beneficiaron con el flujo de dólares y mer-cancías baratos de ese tráfico ilegal de dro-gas, aunque la competencia externa contri-buyó a este período de bonanza del consu-mo. Hasta los consumidores celebran la va-riedad y disponibilidad a precios bastante com-petitivos.

Los países industrializados son los ma-yores beneficiarios con la globalización, pueslogran incrementar sus divisas por exporta-ciones de cereales y otros productos agríco-las, que se complementa con la venta de pro-ductos procesados e insumos, cada vez máscaros, para la agricultura subsistente o conalgún grado de protección en los países com-pradores.

En una primera fase, los grupos inter-nos mencionados han apoyado este tipode apertura, pues se pueden comprar mate-rias primas yalimentos baratos. De hecho, elgobierno ha promovido la importación de ali-

mentos como parte se su estrategia antiinfla-cionaria, sin considerar que los alimentosim-portables, sólo representan un 7,5% delpeso de la canasta familiar.

Una vez que los países grandes pro-ductores y exportadores de productos agríco-las logren quebrar nuestras agriculturas y, porlo tanto, destruir nuestros sistemasalimentarios, pueden elevar, hasta el tope dela capacidad de los mercados locales, los pre-cios de sus productos. Las tendencia de lospaíses industrializados así lo indica.

Por otra parte, el carácter aleatorio dela producción agrícola puede causar variacio-nes en la producción mundial de alimentos queimplicarán costos crecientes para los paísesque han hipotecado su sistema alimentario.

Comienzan a percibirse señales en esesentido con perspectivas sombrías: Chinaserá gran comprador de cereales; la cosechamaicera de USA en 1995 fue afectada pornuevos problemas fitosanitarios y por una olade frío que afectó intensamente la agriculturade ese país; las cosechas del antiguo bloquesoviético no se recuperarán en corto plazo,los cambios climáticos afectarán las cosechasde muchos países. Gracias a las desventurasde la agricultura norteamericana del segundosemestre de 1995 en el caso del maíz, losagricultores colombianos, que se aventura-ron a sembrar en ese período, lograron pre-cios remunerativos a principios de este año.Pero la tendencia muestra que, si no se pro-tege la producción nacional de alguna mane-ra, Colombia y especialmente los campesi-nos, tendrán que abandonar este cultivo vitalde nuestro sistema agroalimentario.

Para producir maíz con rendimientossimilares a los de USA, Canadá o Argenti-na y con costos inferiores a los 100 dólaresla tonelada, Colombia debe recorrer todavíaun largo camino, especialmente en el campode la tecnología y de la renta de las tierrasagrícolas.

Toda la información precedente, se tra-duce en perspectivas de aumento de los pre-cios de los cereales en el mediano plazo, locual beneficiará a los países con grandes pro-ducciones y afecta severamente a los paísesque dependen de las importaciones.

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En el mediano plazo, en los países sub-desarrollados, todos salimos perdiendo, pues,al subir los precios de los productos agrícolasimportados, crece el costo de vida, se empu-jan los salarios hacia arriba, se disminuyenlas ganancias de la industria nacional, ya afec-tada por otros factores asociados a la apertu-ra, y crece el déficit de la balanza comercialy de funcionamiento del Estado.

Los únicos beneficiarios serán los paí-ses desarrollados y las agroindustriastransnacionales, al igual que la banca inter-nacional. Quedará hipotecada la agriculturaque tendrá que vender o arrendar las tierras ainversionistas asociados a las agroindustriastransnacionales. Esta hipótesis tiene piso sise observa el caso argentino en donde mu-cha tierra ha salido de la producción por laescasa rentabilidad y donde la renta de la tie-rra ha caído a niveles que son una tentaciónpara los capitales tras nacionales. Recientesinformes de prensa indican que, un solo in-versionista norteamericano adquirió allí va-rios centenares de miles de hectáreasmecanizables a menos de doscientos dóla-res cada una.

Parece que la perspectiva de Colombia,que ya ha sacrificado un contingente grandede agricultores y de empleos rurales en la pirade la competitividad y la internacionalización,es la destrucción de su propio sistemaagroalimentario, (como si no fueran suficien-te los 4,2 millones de habitantes campesinosque, en 1992, se encontraban en pobreza ex-trema y que representaban el 70% de los po-bres del país). La prensa nacional habla dedos millones largos de nuevos pobres porefecto del proceso modernizador y las presio-nes para intensificar el proceso explican, enparte, la crisis que soporta el país 4 • Es paté-tica la situación en el Perú, donde los campe-sinos cultivadores de este grano, ya padecenhambre, impotentes para poder vender el maízque ha llegado en grandes cantidades del ex-terior.

4 Sobre la problemática, que genera la aperturaeconómica en el sector agropecuario, ya existen trabajosque no se citan en este artículo. pero que, por su importan-

cia, aparecen en la Literatura citada.

EL IMPACTO DE LA APERTURA ECONO-MICA y LA MODERNIZACION SOBRE LOSPRODUCTORES DE MAIZ y FRIJOL ENSANTANDER.

Para sustentar este documento, sólose expondrán los casos del maíz y el fríjol,para demostrar los impactos de la aperturasobre los productores de esos dos rubros. Suselección obedece a la intención de demos-trar que las propuestas neoliberales, implíci-tamente, se proponen eliminar al campesina-do o, por lo menos, contribuir al arrincona-miento que viene sufriendo, desde que elmodelo prusiano comenzó a imponerse en elpaís.

Por comodidad e interés personal, seseleccionó a Santander para hacer el aná-lisis.

Para el caso del maíz, cultivo que veníaexperimentando incrementos considerablesen su área de siembra en el país, al pasar de628.900 Ha en 1981 hasta 836.900 en 1990,ha venido sufriendo un acelerado deterioro.En cinco años el área sembrada disminuyóun 16,6% y, en 1995, cayó verticalmente porculpa de las importaciones que afectaron alos productores empresariales, quienes de-bieron cambiar de rubro, dentro de su siste-ma de producción o, en el peor de los casos,cambiar de actividad. Como ya se explicóatrás, los precios reaccionaron en 1996, pero,sólo, será en forma transitoria, mientras re-gresa a la normalidad la zona maicera de USA.

Pero, para el caso de los 150.000 cam-pesinos productores, para quienes el maíz hasido su compañero por generaciones, éstosno pueden hacer lo mismo. El maíz para elloses mercancía y es alimento, es insumo paraalimentación animal y es semilla. Seguiránsembrándolo y vendiendo sus excedentes, apesar de que, cada vez, reciban menos porél. La merma de sus ingreso y el crecimientode sus costos de producción conspiran con-tra la estabilidad de sus parcelas y de sus fa-milias.

Ya el país está importando más de unmillón y medio de toneladas anualmente. Enel primer semestre de 1995, las importacionespasaron de las 750.000TM. Para 1996, se pre-

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vé una importación de 1.600.000 TM que co-pan, sobradamente, las necesidades nacio-nales y que, seguramente, presionarán losprecios hacia abajo para intensificar el proce-so de ruina de los productores.

Los costos de producción en los paísesde origen son sensiblemente inferiores a losde Colombia, en unos casos por existenciade subsidios directos o indirectos, como, porejemplo en Venezuela, en donde sus produc-tores recibían, hasta hace unos días, subsi-dio por costos de combustibles y derivadosde petróleo. En un estudio realizado porVásquez (17) en 1.993, a Venezuela le costa-ba U.S. 152fTM, mientras que a Colombia, lecostaba U.S. 209,3!fM de maíz. Los 57 dóla-res restantes eran suficientes para cubrir loscostos de exportación hacia Colombia y ga-nar.

Ahora, con el desplome de la economíavenezolana y la devaluación del Bolívar, losproductores colombianos ven, con justificadonerviosismo, la posibilidad de una avalanchade cereales desde el vecino país, en dondelos salarios y la renta pueden ser envilecidos.

En los casos de USA y Argentina, paí-ses que están en capacidad de asumir altasexportaciones (Argentina exporta 6,5 millonesde TM y los Estados Unidos más de 40 millo-nes de TM), estos países pueden competir,por las extensiones de sus plantaciones y elalto grado de mecanización que, complemen-tado con sus elevados rendimientos (Argenti-na con 4.500Kg/Ha, en la campaña 1991/1992Y USA con 7.769 Kg/Ha, en 1992), permitenuna alta productividad del trabajo y, por su-puesto, precios con los cuales es difícil com-petir.

La triangulación, mecanismo que utili-zan algunos países para burlar barreras aran-celarias y aprovecharse de pactos regionales,la utilizan los EEUU que nos vende maíz pro-veniente de Suráfrica.

5 Estos precios y conversiones de nuestra mone-da en dólares de los Estados Unidos corresponden a losvigentes a mediados de 1995, cuando comenzó a redactarseeste artículo.

Esas son las razones por las cuales seestán incrementando las importaciones hastaamenazar, en forma permanente, el cultivo ennuestro país. Los precios FOB del maíz ar-gentino están alrededor de los U.S. 120- 130/TM en nuestros puertos; los de USA, estánun poco más baratos."

Otra razón de disminución de la impor-tancia del cultivo, es la disminución del con-sumo de maíz como tal, al pasar de 55,3 Kg/Habitante en 1960 a 32,1 Kg/hab. en 1987,por culpa de la culturización de la alimenta-ción que, ahora, impulsa el consumo de pro-ductos texturizados, soplados y listos paraconsumir con base en materias primas impor-tadas.

En relación con la autosuficiencia ali-mentaria, según Minagricultura (14), en el casode cereales, ésta viene disminuyendo acele-radamente: en 1960, era del 94,8% y treintaaños después, baja a cerca del 80%, pero seacelera en los últimos cinco años con las im-portaciones masivas de alimentos. En el casoespecial de maíz, esa autosuficiencia era del100% en 1969 y, para la actualidad, cuandoestamos importando una cantidad de maízigual a la producción nacional, esa autosufi-ciencia ha caído prácticamente a cerca decero.

Bajo la óptica de la apertura económi-ca, se ha llegado a proponer dejar en manosdel mercado internacional las necesidades decereales, para que los productores naciona-les se dediquen a los cultivos de frutas y hor-talizas frescas o, más irrisorio aún, que el paísse especialice en la producción de alimentosprecocidos. (El Tiempo, agosto 26 de 1995,Jaime Cristancho Górnez).

En Santander, en el año de 1988, secosecharon 40.946 Ha. equivalentes al 6,44%del área sembrada del país. Se cosecharon34.883 TM en el 88A y 22.648 TM en el 88B,equivalentes al 6,53% de la producción na-cional, la cual fue de 880.500 TM.

Las importaciones golpean en formaespecífica y directa a los campesinos santan-dereanos, pues allí el maíz tradicional, en el88A, llegó a 23.251 Ha. que produjeron 25.648TM con un rendimiento de 1.103 Kg/Ha, mien-

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tras que el maíz tecnificado, sólo representó4.158 Ha., con rendimientos de 2.221 Kg/Ha.

Estos rendimientos representan apenas

el 25% de los argentinos y un poco más de lasexta parte de los de USA. Para cualquier lego,resulta un cambio tecnológico formidableequiparar nuestros rendimientos con Argenti-na y mucho menos con USA. En el lenguajeneoliberal, Colombia no debería volver a sem-brar maíz por no tener ventajas comparativasy, en consecuencia, todas sus necesidadesde ese cereal debe importarlas. Aparentemen-te es lo correcto. El precio es la destrucciónde la economía campesina y la ruptura de laseguridad alimentaria, además de lanzar alcesto de la basura, uno de los principiosfundamentales de nuestra cultura.

Si se observa la evolución de las áreassembradas, rendimientos y la producción enlos siguientes años, se ve que la producciónse va reduciendo a las necesidades de laeconomía campesina y a algunas demandasregionales. Los maíces amarillos, parteimportante del esfuerzo nacional del desarrollotecnológico en este cultivo, no tiene granapetencia para la industria oligopódicainternacional con sede en Colombia y, sólo,servirá para concentrados animales, siemprey cuando pueda competir con el sorgo. Loscampesinos de esta zona no pueden sembrartabaco ni fique porque están expresamentedesestimulados por el Estado. En el futuro,tampoco, podrán sembrar maíz, pues serámás barato comprar el que necesiten queproducirlo. Surgen dos preguntas: ¿con quélo van a comprar? ¿En dónde se estávendiendo el maíz barato que aquí seplantea?

Santander produce maíz en lasprovincias de Soto, Garcia Rovira, Vélez y enel Magdalena Medio.

Los comerciantes mayoristas, quienescompran, tanto el maíz importado, como elnacional, no discriminan precios para la ven-ta yobtienen ganancias extraordinarias y, poreso, apoyan la apertura. Igual sucede con laagroindustria nacional.

Como se verá a continuación, los cam-pesinos santandereanos y de otras regiones,tampoco, podrán sembrar fríjol. Todavía exis-ten apologístas que insisten en que ese cam-pesinado debe ser competitivo, creativo, abor-dar procesos que impliquen valor agrega-do, asociarse para crear agroindustrias rura-les, etc.

En el caso del fríjol, el área sembrada anivel nacional varió de 110.100 Ha. en 1982,a 144.822 Ha en 1994. La producción varióde 71.200 TM en 1982 a 134.955 TM en 1994.Los rendimientos subieron de 646,7 Kg/Ha.hasta 931,86 Kg/Ha. a nivel nacional. Elcrecimiento en los rendimientos de 300 kilos/Ha en doce años fue el fruto del esfuerzo tec-nológico dellCA y del CIAT. Con el crecimien-to poblacional, estos incrementos permitieronla autosuficiencia hasta 1987, en un 100%.

Sin embargo, en los últimos dos años,el país ha incrementado vertiginosamente sudependencia en fríjoles: las importaciones defríjol, tanto por la vía legal, como por contra-bando, están causando la ruina de miles deagricultores. Según informaciones del Minis-terio de Desarrollo, el país requiere importarsemestralmente alrededor de 20.000 TM. defríjoles. En 1995, se han importado más de40.000TM.

Si se tienen en cuenta los costos de pro-ducción y los precios internos, resulta expli-cable la avalancha de importaciones. Estamosimportando fríjoles desde China, Canadá,USA, Ecuador y Perú. Probablemente, estáingresando fríjol de contrabando por Venezue-la, Ecuador y desde Centroamérica. En losboletines dellncomex, se puede observar que,en el mes de Mayo de 1995, se importaron14.200 TM de fríjol proveniente de China (víaUSA) Ecuador y Canadá, principalmente. Losprecios que se pagaban a mediados de 1995por esas importaciones oscilaban desde U.S0,40 el kilo de los provenientes del Ecuador,hasta U.S 0,60 el kilo de los que vienen delLejano Oriente, USA y Canadá.

Al comparar tales precios con los inter-nos, de cerca de U.S. 1,00 por kilo, resulta,desde el punto de vista de la competitividad,insostenible justificar la producción nacional.En ese sentido, se puede explicar que no se

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haya otorgado financiación de Finagro y Fon-do Financiero Agropecuario, desde 1991 parael cultivo de fríjol tradicional. La financiaciónpara fríjol comercial ha disminuído en ese mis-mo período, desde un monto global de $2.659millones hasta $ 700 millones en 1994, lo cualmuestra una clara política de desestímulo ala producción para sustituirla con las importa-ciones.

El alto volumen de importación y, por lotanto, la saturación del mercado nacional confríjol proveniente del exterior, se evidencia enla disminución de su precio en el mercadonacional. De 1994 a 1995, el precio de la car-ga de fríjol Radical bajó, en promedio, de $145.000 a $ 100.000, En el caso del fríjol BolaRoja, que llegó a costar $ 400.000 la carga,en el segundo semestre de 1995, senegoció a un valor que oscila entre $ 200.000Y $ 240,000 en la Central de Abastos deBogotá.

Sin embargo, no existe una diferenciasignificativa en los precios de venta a mayo-ristas y al público entre fríjol nacional y fríjolimportado.

El consumidor resulta aparentementebeneficiado, no porque encuentre más baratoel producto extranjero, sino porque la satura-ción del mercado disminuye los precios delfríjol en general. De este modo, quienes sebenefician ampliamente en el negocio son losimportadores, intermediarios y el Gobiemo conel control de la inflación.

Paralelamente, la economía campesinasufre una agresión contundente; para el casode Santander, solamente en el área del Cre-ced de las provincias Guanentina y Comune-ra, que incluye los municipios productoresGuanentinos de Villanueva, San Gil, Curití,Barichará, Aratoca, la economía de más 5.000familias depende del fríjol como único cultivo.En el 95% de la zona del Guanentá, se culti-va fríjol radical y en el 5% restante, la varie-dad Calima, principalmente. Durante el primersemestre de 1995, esta provincia produjo2.200TM, con un rendimiento de 1.200 Kg/Ha,cifra que supera el promedio nacional, el cual,para 1994, era de 931,86 Kg/Ha. (Santander,también, cultiva fríjol en García Rovira y Soto)

De las 2.200TM producidas en ese se-mestre, la Cooperativa de Villanueva compró1.800TM, con las cuales, prácticamente, sa-turó sus bodegas y tuvo grandes dificultadespara colocarlo en el mercado, a pesar de queen el mes de julio, se acordó con el Ministeriode Agricultura, que ellDEMA compraría el frí-jol desde ese mismo mes, a un precio de$104.000 por carga de la variedad Radical(equivalente a US 0,83 kilo) e incluso se pro-yectó un incremento de $7.000 por carga amanera de subsidio; durante varios meses, seestancó la compra y eIIDEMA, al final, intervi-no, pero los precios fijados arruinaron a mu-chos campesinos.

Recurrir a otros canales decomercialización significa recibir menos pe-sos, pues los intermediarios pagaban, en esemomento, hasta $100.000 por carga de fríjolRadical, equivalentes a US 0,80 el kilo y has-ta $85.000 por carga de fríjol Calima, equiva-lentes a US 0,68 el kilo. Si se tiene en cuentaque el costo de producción por hectárea (conrendimientos de 1.200Kg/Ha) eran de $860.000, que representaban un costo de US0,75/Kg, los anteriores precios no resultabanrentables, ni podían competir con los fríjolesimportados; no podían vender ni siquiera alcosto. Es de tener en cuenta que, desde elprimero de septiembre de 1995, el precio delos insumos se incrementó en un diez por cien-to y que un jornal, sin alimentación, actual-mente, cuesta $5.000,

Ante las perspectivas que ofrece la aper-tura económica, los campesinos se verán obli-gados a reducir sus áreas de cultivo, alternarcon otros cultivos, vender semovientes o hi-potecar la parcela para cumplir con los crédi-tos. Adicionalmente, muchos se verán obliga-dos a emigrar para ofrecer su fuerza de tra-bajo y la de su familia en otras partes, ante laimposibilidad de encontrar ocupación en laagricultura de su región.

La opción de reducir y alternar la pro-ducción, no es, en realidad, viable, puesto quesólo se podrían vender pequeñas cantidadesa particulares, a mayores costos de produc-ción sin que ésto sea una garantía que lespermita la conservación de su economía, con

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el agravante de que, en la zona, se carece desistemas de riego, lo cual dificulta, aún más,la posibilidad de diversificar los cultivos.

Los ensayos que han realizado algunoscampesinos de diversificar con patilla se hanestrellado con las importaciones venezolanasque permiten colocar el producto enBucaramanga a precios que no justifican si-quiera la cosecha y el transporte.

El grupo El Común, gran movimientoasociativo de Santander, promovido y lideradopor SEPAS 6 , apoyó la creación y consolida-ción de la Cooperativa de Agricultores deVillanueva que afilió a un sinnúmero de cam-pesinos y aglutinó a todos los campesinosfrijoleros. Hace un par de años, llegó a reali-zar transacciones de compraventa de fríjol porvalores cercanos a los diez mil millones depesos, ofreció financiación suficiente y opor-tuna a los productores, hasta consolidar unsistema de producción y comercialización defríjol en Santander que era un orgullo y unejemplo de las posibilidades de la coopera-ción y la solidaridad.

Cuando el Estado comenzó a desmon-tar su sistema de generación y transferenciade tecnología y los servicios de apoyo a laproducción, no les preocupó demasiado, por-que su Cooperativa podía cubrir esas necesi-dades con los excedentes de lacomercialización. Bastaron dos o tres cose-chas, bajo el fuego de las importaciones, paraque las operaciones se redujeran a la quintaparte y la Cooperativa se viera precisada amantener las compras a sus afiliados paraevitarles la miseria, cosechas que el Idema ninadie quiere comprar, a menos que sea a pre-cios iguales o inferiores a los de importación.Este enorme esfuerzo y opción distinta dedesarrollo basado en la solidaridad amenazaderrumbarse con el manotazo de la apertura,porque dizque era indispensable para impul-sar el desarrollo del país. Para sobrevivir, laCooperativa ha tenido que concentrarse a suactividad bancaria, asegurarse con las debi-

6 SEPAS es una sigla del SecretariadoPastoral de la Iglesia Católica, que ha incorporado a la cul-tura de los campesinos, una Iglesia moderna, comprometi-da con su suerte y que es promotora del movimiento ELCOMUN.

das garantías y competir con los intermedia-rios, mediante una intervención modesta enel mercadeo del fríjol.

Los primeros hallazgos de la investiga-ción de campo que el grupo agroalimentariodel PRIAC (Programa Institucional de Apoyoa la Comunidad) de la U.N. realizó a princi-pios de 1996 en Villanueva, muestran el des-concierto del campesinado, el crecimiento desu pobreza, la intensificación de la migraciónde la fuerza de trabajo hacia Barranquilla, elendeudamiento y.la oferta de parcelas por lafalta de opciones.

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