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Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM ISSN 2469-0678 “Construcción de los estereotipos en la novela Bajada Vieja: interacciones fronteriza, identitarias e interculturales de la narrativa misionera” Wegert, Andrea [email protected] Resumen: En el siguiente trabajo se indagará en la prosa misionera de la novela Bajada Vieja (1949) perteneciente al escritor Juan Mariano Areu Crespo. La misma, forma parte del bagaje literario de nuestra región y es un icono patrimonial que encierra gran diversidad de escenarios, creencias y tradiciones de la cultura “Posadeña”. Su discurso se centra en la construcción de los estereotipos que marcaron un periodo de grandes disputas y problemáticas sociales en la Misiones de la primera mitad del Siglo XX. Palabras Clave: Narrativa misionera – Areu Crespo – cultura posadeña – esteotipos En el siguiente trabajo se indagará en la prosa misionera de la novela Bajada Vieja (1949) perteneciente al escritor Juan Mariano Areu Crespo. La misma, forma parte del bagaje literario de nuestra región y es un icono patrimonial que encierra gran diversidad de escenarios, creencias y tradiciones de la cultura “Posadeña”. Su discurso se centra en la construcción de los estereotipos que marcaron un periodo de grandes disputas y problemáticas sociales en la Misiones de la primera mitad del Siglo XX. Las cuales surgieron dentro de escenarios donde convergieron juegos narrativos entre la realidad y la ficción, la visión de un imaginario colectivo en la construcción de una identidad local, y las interacciones fronterizas que tuvieron un trasfondo peculiar tanto en el plano laboral como las relaciones interculturales. De este modo, Areu Crespo exhibe en su literatura una mirada estereotipada (tanto de los personajes como de los hechos, ambientes y tradiciones), producto de un primer realismo literario que encierran el foco hacia el referente, inquietando el juego clásico con los estereotipos, la proyección hacia la realidad exterior tal como es, la objetividad y observación fiel y precisa a los hechos más próximos y más conocidos, las descripciones de escenarios y lugares comunes, la exteriorización de temáticas sociales tales como la colonización de la tierra, la explotación del hombre, la visión de los opuestos cuidad/campo, clase alta favorecida/marginados sociales, los conflictos de identidad, etc. esto a su vez, genera otros espacios donde interactúan infinidad de nuevas significaciones y sentidos. Tras este breve exordio y para dar inicio a nuestro recorrido podemos destacar que en la novela Bajada Vieja el escritor Juan Mariano Areu Crespo significó una de las formas típicas del discurso “la representación de la realidad en interacción con la ficción”, por ello, su discurso acarrea consigo la primicia de ser una de las obras fundamentales de “recuperación del pasado” de nuestra región, un icónico de nuestra literatura regional” o un pilar fundante del género. En ella, el escritor, puso en

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Jornadas de Investigadores 2015. Secretaría de Investigación y Postgrado. FHyCS-UNaM

ISSN 2469-0678

“Construcción de los estereotipos en la novela Bajada Vieja: interacciones

fronteriza, identitarias e interculturales de la narrativa misionera”

Wegert, Andrea

[email protected]

Resumen: En el siguiente trabajo se indagará en la prosa misionera de la novela Bajada

Vieja (1949) perteneciente al escritor Juan Mariano Areu Crespo. La misma, forma

parte del bagaje literario de nuestra región y es un icono patrimonial que encierra gran

diversidad de escenarios, creencias y tradiciones de la cultura “Posadeña”. Su discurso

se centra en la construcción de los estereotipos que marcaron un periodo de grandes

disputas y problemáticas sociales en la Misiones de la primera mitad del Siglo XX.

Palabras Clave: Narrativa misionera – Areu Crespo – cultura posadeña – esteotipos

En el siguiente trabajo se indagará en la prosa misionera de la novela Bajada

Vieja (1949) perteneciente al escritor Juan Mariano Areu Crespo. La misma, forma parte del bagaje literario de nuestra región y es un icono patrimonial que encierra gran diversidad de escenarios, creencias y tradiciones de la cultura “Posadeña”. Su discurso se centra en la construcción de los estereotipos que marcaron un periodo de grandes disputas y problemáticas sociales en la Misiones de la primera mitad del Siglo XX. Las cuales surgieron dentro de escenarios donde convergieron juegos narrativos entre la realidad y la ficción, la visión de un imaginario colectivo en la construcción de una identidad local, y las interacciones fronterizas que tuvieron un trasfondo peculiar tanto en el plano laboral como las relaciones interculturales.

De este modo, Areu Crespo exhibe en su literatura una mirada estereotipada (tanto de los personajes como de los hechos, ambientes y tradiciones), producto de un primer realismo literario que encierran el foco hacia el referente, inquietando el juego clásico con los estereotipos, la proyección hacia la realidad exterior tal como es, la objetividad y observación fiel y precisa a los hechos más próximos y más conocidos, las descripciones de escenarios y lugares comunes, la exteriorización de temáticas sociales tales como la colonización de la tierra, la explotación del hombre, la visión de los opuestos cuidad/campo, clase alta favorecida/marginados sociales, los conflictos de identidad, etc. esto a su vez, genera otros espacios donde interactúan infinidad de nuevas significaciones y sentidos.

Tras este breve exordio y para dar inicio a nuestro recorrido podemos destacar que en la novela Bajada Vieja el escritor Juan Mariano Areu Crespo significó una de las formas típicas del discurso “la representación de la realidad en interacción con la ficción”, por ello, su discurso acarrea consigo la primicia de ser una de las obras fundamentales de “recuperación del pasado” de nuestra región, un icónico de nuestra “literatura regional” o un pilar fundante del género. En ella, el escritor, puso en

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consideración características propias del realismo del siglo XIX, vertiente literaria que se nutre de lo real y puede ser considerado como aquello que “escapa siempre a las redes culturales y lingüísticas” que determinan la “realidad”.1

En otras palabras, los estilos realistas en la escritura pueden considerarse como una corriente literaria que trajo en sus entrañas un intenso debate sobre la realidad y sus límites, y encierra dentro de sí como género más cultivado la novela, es allí también, donde mejor se aprecian las características fundamentales de dichos discursos, y está asociada a las posibilidades de interpretación y reflexión que impuso esa nueva forma de difusión frente a la univocidad de la literatura oral.2 De este modo, el carácter introvertido y consciente del género novelesco reconoce en su autoconciencia los orígenes historiográficos que son de gran insumo para emprender este recorrido. Por ende, la novela es nuestro foco de atracción por su gran esteticidad y riqueza lingüística y su máxima expresión escrita3 .

Es decir, el discurso de esta obra opera sobre la base de un primer realismo, en el cual, se percibe la intensión de crear una narración descriptiva centrada en los detalles, en las problemáticas del individuo, en los conflictos de identidad (perfil sicológico de los personajes y análisis de los tipo, de las razas, las influencia del medio, etc.), en las luchas de opuestos y la estratificación social. Por ende, dicha novela aparece como figura de lo real-regional y exterioriza múltiples consideraciones a tener en cuenta en su abordaje literario; uno de los primeros rasgos de Bajada Vieja que acentúan dicha afirmación lo podemos identificar en su trasfondo narrativo de denuncia social.4

Ahora bien, para comenzar nuestro recorrido por la identificación de los estereotipos en esta novela, debemos tener presente a qué alude el concepto y comprender que todo texto literario forma parte de un discurso social. Lo social atraviesa y está en el texto, mediante ello, se reflejan los movimientos de opinión y el imaginario social de una época. Por lo tanto, los estereotipos son mediadores entre la sociedad y los individuos. “El estereotipo cobra sentido al verlo en perspectiva con otros discursos de la época con los que se acerca u opone. (…) La ficción expresa el imaginario social de una época.” (Amossy, R y Pierrot, A. H. 2001:53-55).

Bajada Vieja focalizó su discurso en la cuestión del individuo y sus conflictos con la naturaleza, describió ampliamente paisajes y escenarios propios de nuestra selva, costumbres, tradiciones y creencias que fueron raíz de varias culturas por generaciones; el escritor hizo hincapié en el asentamiento del crisol de razas en nuestra provincia y centró sus descripciones en personajes claramente estereotipados, de los cuales podemos extraer claves históricas para comprender como se representó las características de relaciones de fuerza del trabajo de explotación en nuestra provincia, pero en particular, la muestra de una configuración cultural homogeneizada que montaba prácticas socioculturales únicas y estigmatizadoras de determinados sectores sociales. En consecuencia, la clave está en reconocer cómo los rasgos principales de

1 Primera discusión que propone Zavala Iris entre lo real y la realidad pág. 112. 2 Para más datos véase Bajtín, Mijaíl: Teoría y estética de la novela. Taurus. Madrid. 1989. 3Desde el principio la novela reflexionó en el seno de la propia ficción sobre su naturaleza

verdadera, sus ambiguas relaciones con la realidad y sobre su función. Este vínculo entre el discurso de la ficción y su relación con la realidad también implica al lector y su interés con la obra, es decir, el pacto de la ficción (Cfr: Saer. J. J: 2002: 15).

4 Siguiendo a Darío Villanueva, “el realismo se puede sintetizar desde contenidos pre-sicoanalíticos”. Desarrolle esta afirmación. Esta afirmación concuerda en que la literatura realista media con las problemáticas sociales y supone una especie de lugar de la ideología, intervienen en ella también el Estado Nación y el mundo exterior cotidiano. (Cfr: Zavala, Iris: 1996: 113).

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dicha narrativa regional recaen en los clásicos estereotipos a la manera de imágenes literarias con las cuales el escritor trazó límites y cruzó fronteras que también son las nuestras. Además, abarcó la singularidad de una atmósfera cultural cargada de atractivos y multicolores; símbolos que van delineando y otorgando forma a la obra. Para comprender la génesis de esta novela debemos remitirnos a datos históricos que se originan en la denuncia de los maltratos hacia un clásico personaje de la literatura regional, el mensú, considerado como el trabajador de la tierra o la madera.

Es decir, la aparición del mensú se remonta desde publicaciones muy antiguas, por ejemplo, el cuento Los Mensú de Quiroga y novelas cortas como La Caá Yarí de Magrassi, El asunto Bellarmino de Lagier y Sarita de Lavalle,5 entre otras leyendas de la zona, etc. Provienen de lugares pobres (Corrientes, Paraguay u de origen poco claro) y en la mayoría de los casos son considerados analfabetos, brutos, malolientes y rebosantes de vicios como el alcohol y el tabaco. Las acciones de Bajada Vieja se ocasionan principalmente en un ambiente urbano Posadeño, se alude directa e indirectamente, a calles y lugares precisos de la zona céntrica de Pasadas: la plaza -9 de Julio, las calles Bolívar, Colón, Ayacucho, el Café de los Japoneses; también, se mencionan algunos barrios: Villa Urquiza y el Hospital Regional, el Palomar, Aguas Corrientes, zona ribereña vecina al puerto y el cementerio. Las descripciones de los lugares, los personajes y los eventos son narrados con extrema minuciosidad.6

Sin embargo, sería arriesgado catalogarla de ese modo (novela urbana) debido a que recoge acontecimientos troncales en la trama que se desarrollan en el interior de la provincia, en escenarios rurales tales como la selva misionera, las plantaciones de yerba y nuestra tierra colorada característica de las rutas de la zona. En consecuencia alcanzaríamos a definirla desde una mirada local hacia un proceso global, es decir, podemos apreciar en ella los ambientes de una ciudad en crecimiento, el desarrollo de la sociedad, las marcadas diferencias de clases, costumbres y la gran influencia del idioma guaraní (siendo que estamos hablando de un periodo de crecimiento de la ciudad de Posadas, y es un fiel retrato de la misma entre las décadas de 1930 y 1950, años en que el autor vivió en dicha ciudad).7

También conforma una propuesta narrativa en las que se percibe un claro intento de recuperación del pasado, encontramos lugares comunes y personajes propios de una zona fronteriza. Siendo que Bajada Vieja es el nombre de una calle de Posadas que

5Lagier, J.: El asunto Bellarmino. Desventuras de un impostor en Misiones. Posadas, Ed. Del Autor. 2010.

Lavalle, Jorge. L.: Sarita. Editorial Universitaria. UNaM. Posadas. 2012. Magrassi, A.: La Caá Yarí. Novela de los Yerbales Misioneros. Bs. As., Losada. 1945. Quiroga, H.: Los Mensú en “Cuentos de Amor de Locura y de Muerte”. Editorial Guadal. S.A.

Bs. As. 2007. 6 “Siete campanadas sonaron en el reloj de la iglesia (…) La casa de gobierno-casona colonial

pintada de rosado-, se iba enrojeciendo cada vez más con el sol (…) La polca paraguaya inundaba con sus saltarinas notas todo el ámbito de la plaza, aumentaba en forma monstruosa por los altoparlantes colocados en el centro y sobre las esquinas Feliz de Azara y Colón.

(…) El apretujamiento humano despedía un acre olor a catinga y cebolla, mezclado con el vaho repelente de la caña. Hombres y mujeres hablaban poco, con monosílabos. Se veían algunos mocosos, que desprendidos de sus madres, gateaban moqueando y meando (…) Algunos se retobaban, casi siempre ebrios, y era sacado de la fiesta a empellones por un mestizo de uniforme, de tez cobriza, con sable y revolver al cinto…” (Crespo Areu, Juan. M. 1986: 47-56).

7 “Posadas, la ciudad en crecimiento, trepaba por la barranca desde la orilla misma del río, salpicando los verdes con las notas del color desvaído de sus casitas (…) Más arriba, sobre la espesa capa de atmosfera que rodeaba a la ciudad que se asoma sobre Alto Paraná, (…) Allá abajo, empequeñecida, recortaba algunas sombras geométricas que servían de fondo al titilar de sus lucecitas eléctricas (…)”. (op. cit: 11).

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desemboca en el puerto (Paraná), acarrea muchas referencias y hasta cierta influencia literaria en otros escritos, especialmente en lo que tienen que ver con la explotación del mensú aludida anteriormente. En ese contexto, al hablar de frontera debemos destacar que la misma encierra diferentes semiósfera. Estas fronteras son reconocidas “como límites de las diversas semiosferas en las que se detectan y se experimentan las diferencias semióticas (…) las fronteras se convierten en un espacio privilegiado para experimentar las incidencias de significaciones y sentidos (Camblong. A. 2012: 18-19).8

Por ende, la trama de dicha novela da cuenta de una sociedad en plena transformación, tensionada por las diferencias sociales y culturales resultantes de esta diversidad. Al detectar las particularidades interpretativas que se desprenden de ella, también comprendemos que la misma, pone de manifiesto disímiles fronteras internas que atraviesan la ciudad y la clasificación que sufren los sujetos, dependiendo del espacio social en que viven; esto a su vez, aporta nuevas formas de lectura y escritura en la construcción de un cierto sector social y de una identidad comunitaria.9 En este caso, el tópico de la explotación del mensú se lee entre líneas en esta novela, pero se identifican fuertemente en otras obras tales como Agua Turbias y Alto Paraná de Germán de Laferrere (o Germán Dras); El río oscuro de Varela.10 También, lo que todas tienen en común, de una u otra forma, es la clásica alusión al Río, además de ser una clara frontera separadora de países, actúa como foco de atracción y de contando en la región. En consecuencia, dichas narraciones en conjunto con Bajada Vieja, tienen vínculos comunes muy fuertes, en ellas se ve claramente las “interacciones fronterizas, identitarias e interculturales de la narrativa misionera”.

Por lo tanto, podemos hacer un análisis minucioso y detallista de esta novela, gracias a las referencias que nos brindan algunos personajes y los datos contextuales e historiográficos que logramos extraer de la misma. Se puntualizan con suma magnitud lugares escenarios como el puerto de Posadas, sus zonas ribereñas y la entonces pintoresca y concurrida Bajada Vieja, se alude reiteradas veces a la imagen del río, ya sea en la realidad inmediata y actual de los personajes o en la evocación de Silvino Cardoso. Es decir, muchas de dichas descripciones y lugares lo podemos apreciar gracias a los claros recuerdos de los propios personajes, por ejemplo, la vida de Cardoso estará siempre asociada la mención al Paraná con los recuerdos de su infancia, el paisaje tranquilo y destellante evocaba toda la libertad que éste deseaba. En su convivencia con Olinda añoraba los amaneceres a la orilla del río, recordaba a su madre y los momentos felices, tirado de espaldas a su canoa sin ningún temor que turbara su mente; por otra parte, en su estadía por la selva (cuando se vio obligado a huir de la justicia tras haber asesinado a Romero), le invadían los temores propiciados por dicho escenario y debido a la sed y el hambre, deliraba en sueños exóticos y recordaba

8 “Las fronteras geopolíticas (Paraguay-Brasil-Argentina) con su contundencia demarcatoria y

su tradición histórica más estable, por un lado devienen “emblemas” de las diferencias y las determinaciones, y por otro, ponen en escena las mezclas, mestizajes, transgresiones y la relatividad de los límites a partir de la movilidad práctica de la vida cotidiana”. (Camblong. A. 2012:19).

9 Es allí donde la tarea de ser críticos nos muestra que, no sólo importan los rasgos propios del discurso literario, sino también las reflexiones que hacemos en torno a la configuración de la identidad social de un individuo esta “se caracteriza por el conjunto de sus pertenencias en el sistema social: pertenecía a una clase sexual, a una clase ataría, a una clase social, a una nación, etc. La identidad permite que el individuo se ubique en el sistema social y que él mismo se ubicado socialmente”. (Cuché. D. 1999: 4)

10Varela, Alfredo: El Río oscuro Los recobrados. Biblioteca Abelardo Castillo. Capital Intelectual. S.A. Bs. As. 2008.

Dras, Germán: Novela Alto Paraná. Editorial Tor (Rio de Janeiro 760). Buenos Aires.

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historias que le contaron sobre el sufrimiento de los mensús y la huida desesperada de estos, por la selva o por el río, en busca de una vida digna.11

Siguiendo un poco con el análisis contextual u trasfondo histórico que acarrean consigo las referencias del mensú en la literatura regional, podemos agregar que gracias a la enorme duración de la Primera Guerra Mundial y sus resultados, se había prácticamente paralizado el comercio exterior argentino y en consecuencia fueron años de desocupación, precios excesivos, crisis del comercio, etc. Por lo que los mensúes hasta agradecían continuar con sus trabajos del monte a pesar de la explotación que se les sometía. Al indagar en datos más precisos de la historia, nos encontramos con documentos que testifican el trabajo forzado que sufrían los mensúes y las medidas oficiales que se tomaron, a posteriori, para tratar de poner fin a tantos crímenes e injusticias. De este modo, los principales diarios del país (La Nació, La Prensa, La Razón, etc.) y el propio Gobernador del Territorio Nacional de Misiones propusieron adoptar medidas oficiales para terminar con la esclavitud y la masacre de los mensús. Para ello, se creó la Oficina de Información de la Gobernación, dependiente de la jefatura de Policía, en la cual se detallaba todo lo que se le entregaba gratuitamente a cada mensú (libreta con foto, contrato con los datos de la empresa y el mensú y con las fechas de inicio y finalización del mismo, el salario convenido, etc). También se autorizaba a la Oficina hacerse presente en los embarques de los peones contratados para obtener de cada encargado una nómina de los mensúes y de los lugares del destino de los mismos. Pero lo más importante en dichas medidas era el control que pasaron a tener los trabajadores en los yerbales, es decir, los visitaban periódicamente y verificaban el cumplimiento de los contratos y las condiciones de trabajo. Sin embargo, los malos tratos y la explotación del mensú continuaron, entre 1920 y 1923 se comprobaron varios asesinatos de mensúes solamente por reclamar mejoras en los salarios y en el obraje.12

En consecuencia, al pasar los años, el sistema se perpetuó de igual forma porque se siguió con el adelanto tramposo que ya estaba estereotipado, es decir, venia fijado y eran reproducidos por los intermediarios contratistas, debido a la falta de control en los obrajes y la resignación de los mensúes. Por ende, una de las principales formas de usurpación que sufría el mensú era mediante el famoso y eterno contrato (símbolo de la trampa o estafa), el adelanto que recibían por dicho contrato lo utilizaban para gustos personales, cigarrillos, vestimenta, pañuelos, etc. y para regalar perfumes y telas a sus mujeres. Por lo tanto, cuando el mensú pensaba que lograría salir en algún momento de ese círculo vicioso y realizar el salto a la a lo diferente “figuración”,13 pero siempre volvería a caer en las redes de la estafa y nunca alcanzaría saldar su deuda.14

11 “El viento doblada suavemente los juncos de la orilla y pequeños círculos (…) la brisa rizaba el agua espesa de color de barro, (…) Silvio Cardoso, con sus piernas desnudas de color cobrizo hundidas en el barro de la orilla, miraba fascinado este espectáculo que le atraía poderosamente. (…) Frente a él, la costa paraguaya destacaba su verde oscuro y su tierra roja salpicada de pequeñas casitas; tan pequeñas como las que recordaba haber visto en un Nacimiento de la iglesia, hacía ya muchos años (…) se vió de pronto, en luz amarilla, cuando era un gurí que correteaba todo el santo día a los rayos del sol, la laguna y por los alrededores del puerto (…) Había oído decir que algunos se perdían en la selva, pero eran los mensúes que huían de los yerbales, mucho más arriba, y que perseguidos a muerte no podían tener tranquilidad para tomar su rumbo, ni podían pensar en buscar un rancho donde poder tomar ni un poco de agua.” (Crespo Areu, Juan. M. 1986: 9/71/102).

12 Para más datos véase: Belastegui, Horacio. La situación del Mensú en las primeras décadas del Siglo XX. Posadas Fh y Cs, 1974.

13 Autores como Jaramillo dicen que se ha generado un desplazamiento desde el campo de la representación (repetición) hacia el campo de la figuración (diferencia). La figuración “remite (…) a los medios por los cueles se hace visible la comunidad dentro de una obra específica” (Jaramillo, S. J: 2). Esto refiere según él, que se habla de las formas en que los procedimientos de escritura y las estrategias

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Además, podemos señalar que el escritor indagó en el sufrimiento y calvario de dichos personajes en la novela como medio para subrayar el resultado degradante de la explotación a partir de procedimientos puntuales en la caracterización de sus personajes: la desintegración de la individualidad y la voluntad detrás del instinto, la reducción de lo humano hasta lo estrictamente biológico y el uso recurrente y analógico con el animal. Por lo tanto, la animalización también es un rasgo estereotipado en la obra siendo que el animal está en el hombre como un estigma, lo cual podían superarlo o caer peor aún en él. Un claro ejemplo es el episodio donde Ramírez y los hermanos Britos, todos ebrios, decidieron buscar mujeres en un prostíbulo de la zona pero la policía los detuvo.15

Tras lo explicitado, estos rasgos que denotan una evidente esclavización y explotación de los mensús, mediante elementos vánales y animalescos como el uso del látigo, los insultos y los malos tratos (neutralizando la humanidad de los trabajadores y los equiparándolos con el animal), también podemos destacar que dichos personajes llevaba consigo armas de diferentes tipos tales como el famoso cuchillo o facón, no obstante, le brindaban un uso diferente era el estereotipo de defensa, su marca personal. Ningún mensú se deshacía de sus armas, servían de acecho a los capangas, como de los males de la selva. 16

A continuación, seguiremos exponiendo diversos tópicos o temáticas regionales que dan cuenta del juego con los clásicos “estereotipos” a los cuales arribamos en esta primera etapa de nuestro análisis. Por ende, debemos poner en consideración, no sólo alusiones a la figura del mensú, sino también la diversidad de personajes propios de la región, que interactúan en la trama de esta novela, entre ellos, también debemos ubicar los inmigrantes o gringos de la zona. Cabe aclarar que la obra también expone una fuerte visión de los opuestos: ricos vs pobre, locales vs inmigrantes, pasado vs presente, barrios vs zona centro, fiesta popular como el carnaval vs reunión de intelectuales, charlas de café, etc. Además, se describe con detalles una sociedad dividida en sectores sociales (recelosos unos de otros) que forman diferentes grupos e incluso fronteras al interior de los mismos, lo cual genera confrontaciones y disputas hasta dentro de una misma clase social.

Otros de los tópicos estereotipados que se conjugan en la novela son las creencias, las supersticiones y el tradicional payé de la cultura misionera, los cuales nos brindan una mirada hacia el pasado de nuestra tierra y compendian, aún más, la narrativas procesan y visibilizan la cuestión de la comunidad, entendida esta como un concepto critico-operativo que refiere a múltiples modos en que los sujetos se relacionan los unos con los otros y con los otros , por lo cual se problematizan categorías históricas como: Lengua, Identidad, Cultura, Estado, Nación. N. A.

14 “Había muchos mensús que dilapidaban en un momento cuatro o cinco terribles años de trabajo en el yerbal lejano y que, embriagados, se dejaban robar por las mujeres que obedecían al amo gringo. Reinaba la alegría, una alegría primitiva como los colores de los pañuelos en el cuello de los hombres y las telas floreadas de los vestidos de las mujeres. Caras de hombres de veinticinco años que parecían tener cincuenta, cuerpos pequeños y ágiles, bigotes lacios y negros y caras impasibles de mirar oblicuo”. (Crespo Areu, Juan. M. 1986:27).

15 “– ¿Cómo que se van? Tapes de mierda, hijunas gran puta. Donde van a ir conmigo es a la comisaria y bien derechos, que de no, los voy a arrear a guaseazos! (…) El policía sacó el revólver y atropelló como un toro ciego. En el momento que llegaba a la puerta, trastabillo y el disparo hirió en plena frente a Maidana (…) Ramírez solo pensaba en huir. Matar a un policía era exponerse a morir apaleado si lo agarraba”. (op. cit: 23-24).

16 “Los otros dos eran dos negros. Eran hermanos oscuros y motosos con grandes dientes blancos, que mostraban de continuo en anchas sonrisas bestiales. Se llamaban Britos, hijos de brasileros, pero bien paraguayos y bien machos también… En el obraje los respetaban por sus fuerzas hercúleas y por su habilidad con el cuchillo” (op. cit: 19).

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construcción de nuestra identidad. Los payes en la obra eran especialidad de doña Encarnación, consideraba la médica de la zona, debido a que encarnan la sabiduría antigua, lo mágico, las voces de la tierra, lo instintivo y mítico, siempre estaba dispuesta a perjudicar o favorecer con sus conocimientos a quienes recurren a ella. Por consiguiente, al hablar de tradiciones, son múltiples los aspectos que podemos remitirnos en la obra, elementos con un gran valor simbólico y cultural, por ejemplo: el mate, la música de las bailantas como la polca y el chámame, los vicios como el alcohol y el cigarrillo, las vestimentas de los personajes, vestidos largos en las mujeres y las tradicionales alpargatas en los hombres, entre otros atuendos.17

También, debemos rescatar los tradicionales contextos y espacios comunes de encuentros, revueltas y peleas en la novela, es decir, los boliches o bailanta de la Bajada Vieja. Éstos, además de ser lugares donde se veían claramente la estratificación de clases (la división de pistas según los niveles sociales), a su vez, eran los espacios donde encontraban la forma de arreglar los conflictos a gritos, insultos y apuñaladas, esta última era muchas veces estimulada por los vicios, principalmente el alcohol. Además, era el ambiente de pasiones y romances, como es el caso del primer encuentro entre Cardoso y Olinda.18 Si nos remitimos a otras novelas de este tipo, se alude con más detalles como los boliche también eran lugares comunes de contratación del mensú, allí se encontraban con el capanga o contratista el cual era extranjero porque provenía del Paraguay o de Buenos Aires. En los bares tomaban alcohol o los emborrachaban para hacerles firmar el contrato o simplemente sellar con el dedo índice.19

En los primeros capítulos de la novela podemos observar el encuentro de cuatro amigos en el contexto de un bar, en la escena, está presente dicho espacio como estereotipo de “lugar común” en la zona, pero también podemos señalar narraciones estereotipadas sobre las particularidades de estos personajes, los cuales conforman diferentes “tipos sociales” caracterizados por su hibridez y mestizaje. Mientras ocurría la apertura de los desfiles de carnaval (con todos sus colores, tradiciones e iluminación) y tras unas rondas de café, estos amigos se sentaron a charlar y mirar a los corsos. Los tipos humanos representados en ellos u en otros personajes de la novela constituyen una galería completa de los estratos sociales y étnicos de nuestra provincia. Cada uno de ellos conforma un estereotipo particular lleno de humor y picardía: “estudiante vago”, que solo gasta la plata en vicios “Mario Romero era un hombre de unos veinticinco años. (…) consideraba que en este mundo un varón no lo es completo, si no es capaz de beberse medio litro de wisky o de caña, sin respirar. (…) Estudiante de derecho (…)”.

17 “Algunas mujeres estaban sentadas a la puerta sin salir por el barro. Tomaban mate y fumaban cigarros de hoja, escupiendo cada tanto y lanzando gritos a los chicos (…) Empezaba a atardecer y las aguas de la laguna se iban tornando de un color azul intenso (…) Cardoso descalzo, con las alpargatas en la mano, avanzó pisando piedras que parecían islotes en este fango espeso” (Crespo Areu, Juan. M. 1986: 32).

18 “Pequeños negocios de diversión, antros de vicio, ofrecían a las gentes que silenciosamente trepaban la cuesta, su alcohol barato -la caña que enloquece- y la “bailanta”, con la música saltarina de las polcas paraguayas y sus mujeres de ojos oblicuos y piel de color mate de la tierra húmeda (…) La bailanta estaba repleta (…) Las mesas estaban cubiertas de botellas de cervezas y caña (…) Decididamente le gustaba. Había empezado a mirarla inconscientemente y sin saberlo, empezó a descubrir en ella gracias humildes que lo envolvían (…) Se miraron a los ojos y ambos supieron que volverían a encontrarse” (Crespo Areu, Juan. M. 1986: 26-29).

19 “Un extranjero del que se decían vagamente cosas, sin que a nadie le importara, tenían el negocio más floreciente de baile y bebidas y era, con algunos “turcos” conchabadores, uno de los que mandaba. Su casa famosa en toda la zona del Alto Paraná, anunciaba la fiesta con una bombilla eléctrica, arriba de un alto mástil del patio; estrella que servía de guía a toda una legión de oscuros deseos y apetencias infames”. (op. cit: 26).

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(Crespo Areu, Juan. M. 1986: 49). El prototipo de “creído” galán con las mujeres que siempre prefiere apaciguar las peleas para no salir herido “Alberto Mazzanedo, era hijo de un gringo enriquecido con la venta de fruta. Flaco y moreno, de tez barbuda y nariz aguileña, (…) su deplorable físico lo apartaba de la violencia, se entretenía en mirar a la mujeres en forma provocativa” (op. cit: 50).

Heriberto Alava conforma el prototipo del intelectual que eligió su profesión para ascender socialmente, además de ser el “típico mujeriego” empedernido de gran popularidad y asistencia perfecta en todos los bailes de la zona “(…) hijo también de comerciante, estudiaba medicina y tenía gestos que copiaba de los que viera en los profesores de la universidad” (op. cit: 50). El último de los cuatro amigos conforma el típico “vago mantenido” que presume de intelectual pero vive a costas su madre: “Gualterio García, era de pequeña estatura, flaco y nervioso. Usaba gruesos lentes de carey y su cara (…) tenía un color amarillo verdoso. (…) había sido estudiante de cosas imprecisas. Vivía con su madre viuda, sin trabajar” (op. cit: 50).20

La charla de los cuatro apuntan a planteos que tienen que ver con cuestiones, de diversa índole, discutían asuntos de interés general sobre el carnaval, asuntos referidos a lo local, las características de los inmigrante y de los criollo (diversidad racial de la zona) y principalmente discusiones entorno al pasado y las tradiciones de la región. García y Romero disputaban por las razones de defender o no dichas tradiciones o festejos populares y al pueblo que la compone.21 Asimismo, dichas narraciones, no solo atestiguan la división de clases sociales y la visión de los opuestos, en escenarios como los boliches o bares de la zona, sino demuestra cómo se ponía en tela de juicio valores sociales en los festejos populares como el carnaval. En ese contexto, Areu Crespo rescató el color, la fe, la alegría de las celebraciones y las procesiones, lo cual representa la expresión de un pueblo con estilo de vida simple y sufrida pero al que los festejos también era uno de los centro de las actividades sociales e interacciones interculturales donde los criollos y los inmigrantes de los distintos estratos sociales interaccionan entre sí.

Claros ejemplos de ello lo vemos ilustrado en los capítulos VI y VIII donde se describe precisamente el carnaval posadeño y se narra cómo los barrios invadían el centro (festejo de los humildes que se arrojaban a las calles, interrumpiendo las siesta, para disfrutar del domingo de carnaval), exteriorizando rituales notoriamente estereotipados, con toda sus comparsas coloridas y siniestras ceremonias propios de las tradiciones populares. Las mismas se relacionaban con el contexto, las márgenes del río y el fluido contacto fronterizo con todo su bagaje intercultural.22

Dichas citas marcan, no solo el apego a la tradición y costumbres de la tierra

20 Antes de las citas, los entrecomillados y cursivas son mías (alusiones que aluden a los

estereotipos identificados). 21 “García estaba inspirado y nada podía detenerlo, prosiguió: -Si señor. Belleza y mucha. (…)

son estas gentes las que mantienen la tradición de esta tierra. -¡Pero sos loco! ¿Lo tradicional de Misiones, esos roñoso que huelen a bestia?” -¿Y quiénes pueden ser?, -García manoteaba excitado- los gallegos, los alemanes, los polacos y

los italianos que nos inundan?”. (Crespo Areu, Juan. M. 1986: 51). 22 “Cardoso agregaba a la finura natural que poseía, una solemnidad casi sacerdotal cuando

vestía las ropas de indio. En realidad, él como todos, no se disfrazaba sino que se vestía (…) Las mujeres tranquilas, desgreñadas y muy gordas o muy flacas, se limpiaban las manos en las faldas y en las blusas mugrientas y los chicos abrían sus grandes jetas con admiración y con los ojos queriendo salirse de sus órbitas”.

“Al lado de los indios, varios diablos extendían sus amplias capas, con los brazos rígidos y horizontales, dando el frente al público. Después del último indio sobresalían los estandartes (…) aparecía bordado en rojo la leyenda que los distinguía: Príncipes del Chaquito”. (op. cit: 37-38/ 53).

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colorada por la celebración del carnaval, sino que acarren la historia del pueblo primitivo que conformaba dichos corsos, ya sea por el estigmas de la clase social a la cual pertenecían o las comparaciones animalescas. Por lo tanto, en ese contexto de festejos y charlas, la temática de la identidad comunitaria encuentra un lugar troncal en la novela porque, entrevé la inclusión de varios los sectores y etnias; además, se adecua a una semiósfera contextualizada entre los límites de los pueblos fronterizos de Encarnación Paraguay y Posadas Misiones, marcada tanto por la selva misionera como por la alusión al río, considerados como los grandes estereotipos u oponentes del mensú; siendo que se destacan como contexto clave en muchas de las historias que se reproducían en la zona de forma oral y forman parte de la tradición cultural misionera debido a su hibridación genérica y su color local.23

Por otra parte, al hablar de la construcción de dicha identidad mediante los choques, encuentros y desencuentros fronterizos, no podemos obviar la temática del lenguaje, debido a la clásica adaptación del guaraní que apreciamos en la obra. Esto se debe a la cantidad de paraguayos que habitaban la provincia, y la cantidad de “contrabandos ilícitos” que se producía en la zona (personas entraban al país ilegalmente). De este modo, una de las principales características de la novela es el manejo fluido del lenguaje regional o habla fronteriza protagonizado en los diálogos de los personajes.

La baja o nula escolaridad de los personajes dejaba a relucir rasgos propios de las mezclas dialectales y esto fue lo que reprodujo el escritor en su discurso; se puede identificar en la novela las peculiaridades fónicas corrientes en la zona: la mezcla del tú y el usted, la supresión de las eses finales de palabras y los desórdenes sintácticos presentes en las oraciones, etc.24 Asimismo, si realizamos un análisis minucioso de dicha pluralidad lingüística, veremos que su origen se remonta en la oralidad del lenguaje misionero “Misiones cuna de Babel”25, y las construcciones sintácticas claramente estereotipas en algunas frases de la obra. Por ejemplo, aunque hacemos mención a múltiples tópicos que nos remiten a la historia del mensú, en esta obra no se alude a él específicamente, sino que se recurre a epítetos, por ejemplo: el sufrido; también se utilizan otros recursos como la metonimia y la metáfora que nos sirven para hacer asociaciones en el interior de la obra y con otras novelas que vinculan estas temáticas. Algunos ejemplos de ello pueden ser: tierra roja - sangre roja, yerba verde - oro verde, minas - explotación, río oscuro - aguas rojas/río azul; éstos apuntan a comparaciones implícitas o rasgos de los personajes, y significan el recuerdo de tantos

23“García, deslumbrado por el colorido, insistió ante sus amigos: -Ustedes dirán lo que quieran, será una belleza salvaje y habrá suciedad y catinga, pero hay que

estar ciego y carecer absolutamente de sensibilidad, para no ver lo que yo veo y no sentir lo que yo siento…

-¿Y qué sentís, lumbrera?, -interrumpió Romero y casi beodo. -(…) Siento cuando pasan estos hombres, en esa algarabía de colores, que esta tierra tiene

todavía el misterio y el sabor mágico de las cosas del pasado (…) Yo creo que esta gente y no nosotros quienes puedan dar una idea de esta tierra, porque esos mestizos sacan su sentido del color, de la selva y de los pájaros de la zona. (…) son el reflejo de todo lo hermoso y de todo lo trágico que tiene Misiones”. (op. cit: 54).

24“-Así é chamigo. Nuestra comparsa éte año é la má formidable. Además delo músico que don Ramíre trajo por nosotros, quince indio que malicio son de dosn Soto, rumbean por nuestro lado.

-Eta vé lo jodimo, -dijo un tape picado de viruelas- lo vamo dejá má pelao que culo de mana caliente! (…) “La copa pasaba de mano en mano y la rueda de hombres rudos y a la par ingenuos parloteba en guaraní lengua madre de todos, que como ninguna otra llevaba a sus alamas sencillas un calor de familia”. (Crespo. Areu, Juan. M.: 1986: 46).

25 Entrecomillado y cursiva es mío; referencia extraídas del artículo de Olga Zamboni: La Novela urbana en Misiones. Bajada vieja de Areu Crespo.

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hombres y mujeres que supieron mirar en lo profundo de un emblema regional en pos de ser respetados y evocados, en épocas en la que el pasado y el patrimonio eran despreciados, en el anhelo de un progreso dudoso que se ahogaba en las corrientes de un enorme río.

También, podemos apreciar diferentes diálogos que logran reflejar características de los lugareños y sus ancestrales herencias aborígenes o mezclas de dialectales (español con guaraní y español con portugués). Por ejemplo, la madre adoptiva de Cardoso doña Eugenia, preocupada ante los resultados morales que ha tenido su payé, va a confesarse con un cura viejo y gordo, que apenas la entendía porque era gringo y el castellano de la vieja era para el poco menos que indescifrable. Ella, con la conciencia algo intranquila, deseaba confesar su pecado ya sea con algún cura de Corrientes o del Paraguay que la entienda mejor. Las consecuencias de su embrujo finalizan con la muerte de Romero, quien vivía sumido en la degradación personal de sus vicios y su convivencia con Olinda. Por consiguiente, dicho tópico del lenguaje regional es característico de toda la novela siendo que, a lo largo de la misma, pueden leerse expresiones completas en guaraní, con la traducción al pie de página o las aclaraciones en boca de los propios personajes.

En suma, sino existieran los estereotipos o dichas frases hechas no podríamos reconocerlos para lograr hacer ese paso, y notar lo nuevo sobre el fondo de lo repetido. No lograríamos entender como esta novela refleja la vida de sus humildes personajes y sus costumbres populares, que existieron hasta un pasado cercano y que van desapareciendo con el progreso del territorio y de su capital. En ese contexto, el mensú será considerado siempre como una maldición que tiene su origen en los males de la sociedad, es decir, sus alusiones son múltiples y de diversas formas, porque siempre habrá una denuncia que seguirá latente en la historia.

Para continuar con nuestro análisis y seguir deslindando tópicos, debemos adentrarnos un poco más al argumento en sí. La obra, encierra en su entramado narrativo las historias de tres hombres (Ramírez, Cardoso y Romero) que luchan por el amor de una sola mujer (Olinda), y también alude a otros tantos estereotipos posadeños tan bien construidos por Areu Crespo. A medida que se desarrolla la trama, también se describe la labor de las mujeres, las lavanderas, las costureras, las paseras, las mujeres que cría sola a sus hijos, las que ejercían la prostitución, entre otros personajes femeninos. Por consiguiente, los conflictos en los que se ven envueltos estos personajes, también acarrean diferentes tragedias a causa de dichos triángulos pasionales, por ello, en esta obra se aprecia el poder de observación y el conocimiento de la realidad social del escritor, que pone de manifiesto el fuerte sentimiento machista de los pobladores de la región (y la lucha heroica de algunos de ellos para permanecer con el amor de una sola mujer).26

La primera historia de amor descripta en la novela trae como víctima a Encarnación Ramírez, terriblemente odiado por Silvino Cardozo por tener al lado suyo al amor de su vida la Olinda. Éste representa el desarraigo y el deseo constante de volver a su patria, en cambio, Cardoso era perseguido constantemente por la justicia por haber matado a sangre fría y por la espalda, a modo de traición y cobardía a Ramírez

26 “¡La gran perra! ¿Qué era lo que quería al final?... Él también era una porquería. Siempre

había galleado, siempre se había sentido muy hombre y de pronto se le metió aquella obsesión en el alma… ¡A lo mejor era miedo! Sí, eso era. Él le temía al paraguayo… Luego el destino le había presentado una ocasión que no pudo desechar…” (Crespo. Areu, Juan. M. 1986: 72).

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(inmigrante paraguayo que se desempeñaba en la ciudad posadeña en ayudar a descargar mercaderías de los marcos o cualquier changa que surgiera en el puerto).27

Olinda, la codiciada y sensual mujer de la bailanta era sumamente humilde, pero como todas las mestizas de la zona, acarreaba consigo una atracción única. Tuvo un pasado atroz ya que fue víctima de reiteradas violaciones; esto lo relata hacia el final de la novela, al tiempo que escucha la charla de otra mujer que espera en el Hospital, retoma los hechos del pasado y desencadena su drama personal a modo de narración retrospectiva. Aunque este personaje siempre está rodeada de hombres, podemos considerar que tiene una figura femenina a su lado, la cual actúa como protectora y encubridora de sus romances en la novela, estamos hablando de Doña Agustina, la misma se divierte aproximando o ahuyentando amores en la vida de Olinda. Por otra parte, este personaje forma el claro estereotipo de la mujer de dos caras, por un lado, usada para saciar el placer de aquellos hombres y desencadenante de efectos fatales, y por otro, la joven sumisa que representa el papel pasivo y subyugaste de la relación. Olinda, debe ser conquistada mediante pruebas y sacrificios que demuestren el merecimiento de su amor. A este estereotipo de mujer Zamboni lo señaló con el juego arquetípico de la imagen de la mujer como “objeto sexual vs princesa” y lo contrastó analógicamente con la figura del barrio y la ciudad marcando el simbolismo del “infierno vs paraíso”.28

En el segundo caso, el personaje de Romero, intelectual, estudiante de leyes y bien posicionado económicamente, tras su fugaz romance con Olinda y en uno de los ocasionales encuentros con la misma, es confundido con el lobizón por el propio Cardozo, quien duda en ese momento de la identidad del hombre y cunde el pánico cuando lo ve saliendo entre la oscuridad de las ramas cerca del rancho de Olinda. Dicho intelectual acaba sus días viviendo en un estado lamentable, a consecuencia del alcohol, en una casita de la tradicional Bajada Vieja, al correr de la trama será el fuego, que reduce a cenizas su rancho, el que finaliza con la vida de Romero.

Mediante este acontecimiento también se rememora una de las tradicionales leyendas de la zona, característica también de un primer realismo que se ajusta a los estereotipos y a relatos o narraciones orales que forman parte de las creencias del lugar, En ese contexto aparecen las clásicas creencias y la fe estereotipada, para recurrir a un modo de protección y salvación ante los riegos que les depara el destino y ante los miedos a los castigos y el temor a la muerte. Por ende, el drama y la superstición se mezclan en la vida de Cardozo y encontramos en dicho conflicto una clara alusión a la leyenda del lobizón y el tratamiento irónico de la misma.29 Romero era uno de los personajes que habitualmente rememora el pasado y condensa en su discurso las

27 “Ramírez trabajaba cantando entre dientes. Sus músculos delgados y agiles eran inmunes a la

fatiga y la transpiración de acre olor que brotaba de sus hombros, adquiría el perfume de la yerba (…) Ramírez miró de reojo el suelo cercano a sus pies y vio que medio metro atrás, la oscuridad era completa (…) Oyeron el leve ruido de la alpargatas del hombre al caer y a la vez un golpe sordo”. (op .cit: 16-65).

28 “(…) iba y venía silenciosa y ágil sobre sus pies desnudos. De estatura mediana, llena de carnes (…) los ojos de un negro profundo y el cabello lacio, espeso y brillante, (…) Los dientes grandes y fuertes, brillaban sobre su tez morena y mate (…) cuando anocheciera ella saldría de su rancho, con sus mejores trapos, airosa y provocativa en dirección al baile de donde regresaría, como siempre, de madrugada, con los ojos cansados, oliendo a alcohol barato (…)”. (op. cit: 13-14).

29 “Un claro aullido apagado y lento, flotó en la noche haciéndole estremecer. Cardoso fijó la vista acostumbrada a la oscuridad en esa dirección y vió, entre dos ranchos situados a su derecha, esconderse la sombra del perro (…) La angustia y el terror de lo desconocido, lo envolvía… Él no había visto nunca al Lobisón, pero sabía de muchos que se habían encontrado con él y siempre les había sucedido alguna desgracia… Recordó de pronto que era viernes; y los viernes por la noche salen a judear los lobisones”. (Crespo Areu, Juan. M. 1986: 75).

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diversas transformaciones sociales de los diferentes sectores o clases. Esto también nos sirve, para contextualizar la estratificación social de la zona, las problemáticas sociales de los trabajadores y la diversidad cultural de nuestra región; los fragmentos resaltan la estigmatización del “gringo” trabajador y el “criollo” haragán.30

Además, junto a estos conflictos amorosos y evocaciones a relatos míticos de la zona, aparecen las memorias que introducen a personajes que se hallan al otro extremo de la escala social, por ejemplo, Cardoso y su madre adoptiva, doña Eugenia. Podría decirse que Cardoso es el personaje principal en la obra por su carga narrativa y su bagaje protagónico en la misma. Ejercía el oficio de la pesca en la Bajada Vieja, en sus relatos se conjugan también las tradiciones de la zona como ser el citado carnaval, las creencias populares, los payes y los mitos, pero principalmente el ambiente exótico, delirante e inquietante que nos ofrece nuestra selva misionera, escenario de múltiples relatos de abuso y explotación hacia el trabajador de la tierra.

En cambio, la anciana doña Eugenia, que representa la madre adoptiva del protagonista, se caracteriza por cumplir fuertemente el estereotipo de una madre protectora y preocupada por su hijo, como bien lo nombrábamos al principio, éste la recuerda cuando especialmente se inunda en los delirios de la selva. Si bien en la novela el personaje de Cardoso es un pescador debemos destacar que su origen se remonta al de un clásico mensú, lo cual podemos deducirlo según las referencias y descripciones que aluden al padre de este personaje, detalladas en las primeras líneas de la obra.31 De este modo, muchos de sus rasgos y características se asocian al del propio mensú, tanto el sufrimiento y calvario que ha padecido en su estadía por la selva misionera, como el descubrimiento de un mundo mágico donde es posible encontrarse con seres míticos como el Yasi-Yateré, estas visiones lo salvan de morirse de sed en la selva, siendo que este gran mito se apiada de él y lo guía hasta el río. Ya en las descripciones del Carnaval logramos identificar como dichas alusiones míticas y legendarias conforman claros estereotipos dentro de las creencias populares y de la génesis del pueblo.32

Por otra parte, al igual que Cardoso en su caminata por la selva, sintiéndose parte integral de esa vida nueva y difusa que lo rodeaba, podemos asociar su relato, sus vacilaciones anímicas y su incertidumbre emocional a las sensaciones de una vida miserable pobladas de desasosiego y espanto que ha soportado el propio mensú en dicho escenario de trabajo. En ese contexto también renace el mito de la Caá-Yarí, que trae a Cardoso la ensoñación, la fantasía de visiones paradisiacas, confusos anhelos, pero también es la causa de las locuras que estuvo a punto de cometer y que le hubieran

30 “Romero se revolvió en el lecho, Un camión pasó frente a la ventana de su dormitorio (…) Recordó cuando en esa misma situación, siendo niño, podía dormir hasta tarde porque la vida era sencilla como la de una aldea y nadie transitaba por las calles, sino de tarde en tarde. Ahora en cambio la ciudad había crecido (…) pero parecerá que ello hubiera sido la señal para que una avalancha de aventureros removiera los cimientos de la sociedad, que estaba ahora hundida en ese montón de negocios de los nuevos ricos (…) Parado frente a la casa había unos grandes camiones de transporte. La visión lo degradó y escupió en el suelo.

(…) Siguió caminando en dirección a Tokio. Cuando entro en el amplio salón del café (…) los mozos paraguayos se movían perezosamente entre la clientela y pareciera como si tuvieran conmiseración y desdén por todos esos extranjeros, que corrían afanosamente tras el dinero y gritaban ostentando su prosperidad (…)”. (op. cit: 78-79).

31 “La vieja que lo recojiera años atrás y que le hacía compartir con el perro un rincón de su rancho, le hablo una vez vagamente de su padre, un paraguayo alto y ágil, hombre del río y ligero de cuchillo, que poco después de nacer él, había sido hallado muerto a machetazos en una cuneta de las calles cercanas al puerto.” (Crespo Areu, Juan. M. 1986: 9).

32 -¿Qué seríamos sin estos hombres vestidos de colores, con sus supersticiones, sus duendes y sus payés (…) “Son la tierra, esta tierra (…) donde se cree en el Pombero y en el Yasí Yateré y donde el séptimo hijo varón es Lobisón y se convierte en perro, los viernes por la noche…” (op. cit: 55).

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significado la muerte. Se destaca también la alusión al río, ese “Río oscuro” que carga consigo una gran corriente de latentes y de ocultos secretos inmersos en el anonimato de sus tragedias.33

El recorrido por la memoria de estos personajes presenta toda una serie de problemáticas que históricamente ha padecido esta clase social, sobre cuya explotación se construye, paradójicamente, el progreso de una región. Ya casi al final de la novela y después de un largo recorrido de hombres por su vida, Olinda y Cardoso terminan juntándose nuevamente, como éste era perseguido por la justicia y representa la contracara de Ramírez (el cual miraba con nostalgia la otra orilla del Paraná evocando su vida anterior en Asunción, de donde tuvo que huir), decidieron escaparse juntos y proyectar sus vidas fuera de la ciudad, al otro lado del río.34

En consecuencia, al hacer estas analogías, debemos remitirnos a los acontecimientos de la novela que se originan en aquellos crueles relatos de marginación y esclavitud que sufrían el mensú en su lugar de trabajo. Cardoso, al igual que Ramón en la obra de El río oscuro, también huyó a la selva a refugiarse de su delito para no ser encontrado por la ley. Ambos huyeron de la justicia, siempre es la falta el motivo de la huida. Cardoso no tenía opción y prefirió emprender una vida nueva; Ramón, protagonista del Río oscuro, tras haber sobrevivido a la fuga y travesía por el río, se detiene a la deriva de un poblado en vísperas de una nueva vida e ignorados desafíos. Por lo tanto, lo que los une a estos personajes (Cardoso y Ramón) es la necesidad y el anhelo de un futuro mejor y el claro instinto de supervivencia.35

Para dar cierre a este breve escrito concluimos que este tipo de literatura conmovida por las miserias y explotaciones a las que se encontraban sometidas las clases populares, conjugó hechos decisivos de una etapa histórica de la formación de Misiones y mezcló en ella la ficción de mundos que se sumergen en el encanto de la narrativa novelesca, sacando a relucir historias y escenarios que podrían haber protagonizado y trascurrido nuestras generaciones anteriores, a su vez, dejando latente que estamos inexorablemente atravesados, cruzados y marcados por los relatos diría De Certeau,36

Es decir, existe en ella una invitación a pensar desde un lugar y experiencias propias, sin condicionamientos, de recapacitar como el autor seleccionó una visión

33 “Caminaba por piques naturales y seguía toda senda donde pudiera apreciar el paso de seres

vivientes. La ascensión empezaba a fatigarlo y sentía calor. La falta de alimento le aflojaba las piernas y le producía temblor e inseguridad al caminar. (…) sintió temor al verse tragado por esta silenciosa y solemne maraña vegetal. (…) En cierto sentido esta paz se parecía a la de río inmenso, pero algo le decir que no era si… Sintió un escalofrío y la debilidad le hizo detenerse… En el río, las barcas lejanas y las grandes chatas acompañaban, pero acá… Uno podía morirse y quedarse completamente ignorado…” (op. cit: 100-101).

34 “La costa argentina se iba borrando en la niebla. Por el contrario, la paraguaya se acercaba con sus verdes brillantes y su tierra roja, como la de Misiones… Ya se veían los senderos y los ranchos esparcidos entre los árboles, de donde salía alguna columna de humo… Cardoso repitió:

- Y porá Posadas! La costa argentina era apenas una mancha gris en la bruma del río”. (op. cit: 207-208). 35“Ramón seguía su viaje río abajo, abandonando una época y yendo al encuentro de la otra.

Pero él no lo sabía. Sólo abarcaba una confusa sensación de su triunfo sobre las emboscadas del hombre y de la naturaleza, y una alegría gigante que únicamente podía expresarse con ese alarido triunfador que lanza el hachero ante el árbol derribado: -¡¡ Pi… pi… piú… JUUUUUU!!” (…) Sólo veían a un mensú desnudo y ridículo, gritando como un loco entre la mansa quietud del mediodía” (Varela. A. 2008:259-260).

36 Para más datos véase De Certeau. M: La cultura en plural. Bs. As, Nueva Visión, 1999. pp 35-45.

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estética y realista del mundo a partir de reflexiones sobre el estado de la literatura y de las líneas que creyó fructíferas explorar. Por lo tanto, estas pocas líneas señalan la dinámica de nuestra narrativa, ejerce y despliega universos simbólicos que caracterizan y configuran nuestra visión del mundo; permiten encontrarnos con discursividades que dinamizan el entrecruzamiento y pasajes con la “otredad”, apostando a formas de narrar originales, donde están presentes los prejuicios y cegueras sembrados por el colonialismo, y que aún siguen vigente en nuestra sociedad, donde para muchos discriminar y explotar es signo de superioridad y encuentran en ello, un justificativo para pensar que solo rige la ley del más fuerte.

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