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068 F1 RACING Riendo, riendo… pero no dejó títere con cabeza. Bernie Ecclestone estuvo en Barcelona días antes del Gran Premio de España. Comió con su amigo Sebastià Salvadó y departió con la prensa española, más distendido que nunca. Habló de lo humano y lo divino. De Valencia y Alonso. De Ferrari y Briatore. De Beckham y Messi. Genio y figura, hasta una sepultura que algunos quisieran muy próxima. Pero ya saben aquello de mala hierba… “Algunos pilotos son estúpidos” S us manos son pequeñas, huesudas, llenas de venas cuyo relieve se nota al estrecharlas. Y frías, muy frías. Son las manos de un anciano. De un hombre de 78 años y dos by-pass en su corazón. Parece que no tienen fuerza y, sin embargo, han firmado algunos de los contratos más potentes de la historia del deporte. En la izquierda, un sobrio pero elitista Jaeger-LeCoultre. Nada ostentoso, aunque carísimo. Con la correa negra, un poco roída. Demasiado roída. En la derecha, un Nokia con el que no para de juguetear sobre la mesa, como si fuera una peonza. Podría ser de los más sofisticados pero es uno de esos anodinos modelos que apenas sirven para hablar. Durante la comida recibió dos llamadas. Una de su casa (en la pantalla ponía “Home”). Otra de un número que no estaba en la agenda y que fue rechazada al segundo timbrazo. Corbata gris de punto, camisa blanca –¡cómo no! –, zapatos negros (con una anticuada suela de goma). Traje gris. ¿Un Hugo Boss? ¿De corte a medida? Más bien parecía uno estándar de unos grandes almacenes, de no más de 200 euros. Y, sin embargo, a nuestra derecha y por espacio de más de dos horas, uno de los hombres más poderosos (y ricos) del planeta: Bernard Charles Ecclestone. Estuvo en Barcelona para asistir al Chelsea-Barça de la Champions, el peor partido de los azulgrana en su trayectoria hacia la final de Roma. Pronosticó un 2-0, y acabó siendo un tristísimo empate sin goles por culpa del lamentable antifútbol de los de Guus Hiddink. No era la primera vez que pisaba el Camp Nou. Sus acciones en el Queens Park TEXTO JOSEP LLUÍS MERLOS RETRATOS JOSEP LOASO (RACC) Ü bernie.indd 68 bernie.indd 68 27/5/09 16:24:38 27/5/09 16:24:38

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068 F 1 R A C I N G

Riendo, riendo… pero no dejó títere con cabeza. Bernie Ecclestone estuvo en Barcelona días antes del Gran

Premio de España. Comió con su amigo Sebastià Salvadó y departió con la prensa española, más distendido que nunca. Habló de lo humano y lo divino. De Valencia y

Alonso. De Ferrari y Briatore. De Beckham y Messi. Genio y figura, hasta una sepultura que algunos quisieran muy

próxima. Pero ya saben aquello de mala hierba…

“Algunos pilotos son estúpidos”

Sus manos son pequeñas, huesudas, llenas de venas cuyo relieve se nota al estrecharlas. Y frías, muy frías. Son las manos de un anciano. De un hombre de 78 años y dos by-pass en

su corazón. Parece que no tienen fuerza y, sin embargo, han firmado algunos de los contratos más potentes de la historia del deporte. En la izquierda, un sobrio pero elitista Jaeger-LeCoultre. Nada ostentoso, aunque carísimo. Con la correa negra, un poco roída. Demasiado roída. En la derecha, un Nokia con el que no para de juguetear

sobre la mesa, como si fuera una peonza. Podría ser de los más sofisticados pero es uno de esos anodinos modelos que apenas sirven para hablar. Durante la comida recibió dos llamadas. Una de su casa (en la pantalla ponía “Home”). Otra de un número que no estaba en la agenda y que fue rechazada al segundo timbrazo.

Corbata gris de punto, camisa blanca –¡cómo no! –, zapatos negros (con una anticuada suela de goma). Traje gris. ¿Un Hugo Boss? ¿De corte a medida? Más bien parecía uno estándar de unos grandes

almacenes, de no más de 200 euros.Y, sin embargo, a nuestra derecha y por

espacio de más de dos horas, uno de los hombres más poderosos (y ricos) del planeta: Bernard Charles Ecclestone. Estuvo en Barcelona para asistir al Chelsea-Barça de la Champions, el peor partido de los azulgrana en su trayectoria hacia la final de Roma. Pronosticó un 2-0, y acabó siendo un tristísimo empate sin goles por culpa del lamentable antifútbol de los de Guus Hiddink. No era la primera vez que pisaba el Camp Nou. Sus acciones en el Queens Park

TEXTO JOSEP LLUÍS MERLOS RETRATOS JOSEP LOASO (RACC)

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“Y recuerden: lo que yo digo va a misa”. Las opiniones de Bernie no siempre son un dechado de diplomacia, pero salir de boca del hombre que inventó la F1 moderna las reviste de autoridad.

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“Cuando crea que ya no puedo seguir evolucionando este producto, lo dejaré”

Rangers –compartidas con Briatore y Agag– y sus intereses económicos en el equipo londinense están disfrazados por un supuesto interés en el fútbol.

“La F1 no tiene nada que ver con este deporte. Uno es individual, otro colectivo. Nada que ver, ni nada que aprender. Pero está claro que a la F1 le iría muy bien tener a su Messi… aunque yo me traería a Beckham, el futbolista prototipo para la F1 por la repercusión mediática que crea”.

Su amigo Sebastià Salvadó, presidente del RACC y el hombre que devolvió la F1 a Cataluña, le invitó a una comida junto a algunos directivos de una entidad que agrupa ¡más de 1 200 000 socios! Entre los asistentes, el antiguo líder del COI, Juan Antonio Samaranch, presidente de honor del club. Compartir mesa y mantel con Ecclestone y Samaranch no es algo que suceda todos los días. Y menos a escasos metros del lugar donde Fangio consiguió en 1951, al volante de un Alfa Romeo 159, el primero de sus cinco títulos en una carrera organizada por la Peña Rhin. Durante la comida se me proyectó la imagen del ‘Chueco’ abrazándose a Samaranch y Salvadó con ocasión de la inauguración del Circuit de Catalunya, en 1991, pocos años antes de la muerte del legendario piloto de Balcarce en su última visita a la Barcelona que tanto amaba.

Ecclestone no rehusó ninguna pregunta, ningún tema. Solo quiso pasar por alto algunos detalles de la reunión del Consejo Mundial del Automovilismo, al día siguiente en París, donde debía acudir como uno de sus 24 integrantes para analizar el Trulligate de Hamilton y McLaren en Melbourne: “Lo peor que pudo hacer Hamilton es mentir. Es un hecho, no una opinión personal”.

Habló con frases cortas, pero contundentes. En voz muy bajita y con

algunas respuestas tan socarronas como perversas: “La única persona que me ha metido presión en este mundo ya está divorciada”. ¿Se refería a su ex esposa, Slavica, o a Ron Dennis?

Fueron más de dos horas de gran intensidad, sin desperdicio, al término de las cuales mi muslo derecho quedó algo magullado. Nadie lo vio, pero cada vez que le hacía alguna pregunta que él consideraba “inapropiada” me daba un pellizco por debajo del mantel mientras miraba hacia el otro lado cuando Juan Antonio Samaranch Salisachs traducía sus intervenciones. Y fueron bastantes preguntas “inapropiadas”.

Tanto que le gusta a usted el fútbol, ¿por qué no imitan su estabilidad reglamentaria?Prefiero la polémica de la F1 a la estabilidad del fútbol. De este modo, siempre estaremos hablando de F1 en los malditos periódicos. Las propuestas de Max [Mosley] están hechas con sabias intenciones. Aunque el amor que un aficionado profesa por su equipo de fútbol no lo encontramos en la F1, exceptuando el caso de la pasión que despierta Ferrari.

¿Qué le falta a la F1 para ser perfecta?Si fuera por mis preferencias, yo traería una mujer, negra y judía y que, a poder ser, ganara carreras. Esto sería lo ideal.

¿No dice usted nada de la rebaja de presupuestos?, ¿no le parece prioritario?Estaría dispuesto a bajar los derechos de organización, pero los equipos quieren cobrar el 51% de los ingresos. Lo que buscamos es que las escuderías dejen de derrochar el dinero poniendo un techo a sus budgets. Así disminuirían sus necesidades, y nosotros

podríamos rebajar los derechos de organización de las carreras. Pero el acuerdo no acaba de llegar. Siempre estamos cerca de firmar la renovación del Pacto de la Concordia, pero nunca lo hacemos.

Pues usted no ha mostrado mucha sensibilidad, precisamente, ante la rebaja del fee que le han pedido desde la organización de la carrera de Valencia…Un caballero nunca habla ni de dinero ni de la última noche.

Briatore no dice lo mismo…Oiga, le he dicho un caballero...

Por cierto, ¿qué le pareció la carrera del Valencia Street Circuit?En España tenemos una afición espectacular. Por eso tenemos dos carreras: una en un circuito permanente, muy buena, la de Barcelona; y otra, la de Valencia, urbana. Tenemos una clara combinación de los dos estilos posibles. ¿La verdad? Me sentí algo decepcionado por esta última. Me equivoqué con las expectativas. Seguramente deberíamos haber esperado un año más para concederles una organización para la que todavía no estaban preparados… Pero estoy convencido de que este año nos ofrecerán una carrera excelente.

Cuando alguien me pide que le recomiende una carrera para ver, siempre aconsejo ir a Barcelona, por muchos argumentos.

¿Qué piensa de la generación que actualmente puebla las parrillas de los Grandes Premios?No tienen una perspectiva clara de futuro. Solo piensan en el presente, no tienen visión a largo plazo. Fíjense en el caso de Jackie Stewart. Hace muchos años que dejó de ser un piloto en activo y, sin embargo, sigue ganando incluso más dinero que en sus tiempos como campeón.

Algunos pilotos son estúpidos. Deberían implicarse mucho más en la F1 y, no obstante, no encuentran la forma de hacerlo.

Es obvio que su implicación personal

Josep Lluís Merlos subestimó la estampa inofensiva de Tío Bernie: todas las preguntas ‘inapropiadas’ provocaron el correspondiente pellizco en el muslo del periodista. Para que aprenda...

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A mediados de los 80, Pascual Maragall –entonces alcalde de Barcelona– tuvo la idea de organizar una carrera de F1 por las calles de la ciudad para promocionar la candidatura barcelonesa a los Juegos del 92. La idea era aprovechar parte del antiguo trazado de Montjuïc para sacar la carrera hacia la plaza de España, a través de la avenida Reina Victoria y regresar de nuevo a la montaña mágica por el Paralelo y la calle Lleida.

Sebastià Salvadó trasladó la iniciativa a Bernie Ecclestone, que se mostró entusiasmado con el proyecto. Sin embargo, por razones que jamás se supieron, el concepto no traspasó el ámbito de la ilusión.

La oportunidad de tener sentados en

una misma mesa a Ecclestone, Salvadó y ni más ni menos que Samaranch, era única. Y, por fin, pude hacer una pregunta que hacía más de 20 años que aguardaba respuesta: ¿Por qué no hubo Gran Premio Olímpico? “Sebastià no me apoyó”, me dijo Ecclestone riendo.

Y no había forma de sacar la verdad del asunto, hasta que por fin el presidente del RACC ‘se soltó’:

“Había dos personas que aconsejaron ‘prudencia’ frente al proyecto. Una de ellas está en esta mesa, y aconsejó no hacerlo realidad. Si pasaba algo, si había algún accidente –como el de Rolf Stommelen en Montjuïc [en 1975]–, la acción podía ser muy contraproducente para la candidatura.

“La otra, Josep Miquel Abad, era

entonces el responsable de Fira de Barcelona, y los intereses del Gran Premio chocaban con la coincidencia de un Salón dedicado al mundo del textil. Abad fue contundente: ‘Alcalde, si hay carrera y no hay Salón del textil, yo me marcho’.

“Ganó Abad. No hubo carrera. Y, curiosamente, años después Josep Miquel Abad fue el consejero delegado del COOB, el ente organizador de los JJ. OO.”.

Han pasado más de 20 años, y por fin encontré la respuesta que buscaba, el porqué de la frustrada organización de aquel Gran Premio Olímpico en mi casa. Felizmente tuvimos los JJ. OO., y jamás olvidaremos las palabras de Samaranch en 1986 en el Palais de Beaulieu de Lausana: “À la ville de… ¡Barcelona!”.

UN GRAN PREMIO OLÍMPICO QUE NO FUELO

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“Eh tú, me he quedado con tu cara”. Bernie controla el paddock de la F1 como si fuera su terruño; no se le escapa una.

Y, deportivamente, desde este punto de vista, ¿qué le parece esta generación de jóvenes pilotos?Son muy buenos. Casi todos ellos, con un buen coche, serían capaces de ganar carreras, e incluso campeonatos.

¿También Piquet?Bueno, ese… maybe not.

¿Y Fernando Alonso? Usted dijo en su momento que no era un campeón digno de la F1…Alonso, como los equipos grandes que hoy no están delante, volverá a estar en la primera

línea. Solo necesita un buen coche para lograrlo. Pero no es el único. Ni para lo bueno, ni para lo malo.

Entonces, según usted, de los pilotos actuales, ¿quién se asemeja más a su idea de ‘campeón ideal’?Hamilton. Aunque no exactamente el Lewis de ahora, sino el de los días en que era un hombre cien por cien feliz. El de antes de las mentiras, quiero decir. Lewis es un líder en construcción, como en su día lo fue Senna.

Pero el mejor en cuanto a cercanía, a esa proximidad que yo critiqué por su ausencia en Alonso, es Massa. Y también Barrichello.

En cuanto al talento, Vettel lo tiene. Y mucho. Lo tuve claro cuando en Turquía me vinieron a pedir una Superlicencia para aquel desconocido [en 2006, para ejercer de probador del viernes]. En BMW le dijeron que no hiciera ninguna burrada que pudiera comprometer aquel permiso provisional. Al día siguiente vi sus tiempos. Estaba delante de todos. Es obvio que tiene algo especial que le diferencia de los demás.

¿Quién puede modificar ese talante estirado demasiado generalizado de los pilotos?Solo los patrocinadores y los equipos pueden hacerlos más cercanos al público y a la prensa. La normativa de obligarles a hablar tras las carreras o los entrenamientos, aunque las cosas les hayan ido mal, es absurda. Solo conseguiremos sacarles algún ‘sí-no-sí’ sin ningún interés. Esta actitud forma parte de la misma estupidez que les he comentado antes.

Volviendo a Alonso, ¿le ve en Ferrari en 2010?En su momento pensé que ya tenía un contrato firmado con ellos. Pero alguien me ha dicho últimamente que esto no es así.

¿Quién se lo ha dicho?La persona que lo sabe.

Su amigo Emilio Botín, ¿le pidió consejo para cambiar su patrocinio de McLaren a Ferrari?Hace mucho que hablamos de ese tema. Y entonces ya le dije que los Ferrari eran rojos, como el color de su banco. Y que ese era el paso lógico. Pero el fichaje de Alonso no es, en cualquier caso, una decisión del patrocinador sino de la escudería.

Ni las restricciones aerodinámicas, ni el uso de los neumáticos slick han permitido ver muchos más adelantamientos. ¿Se le ocurre algo para potenciarlos?Tal vez limpiar la pista de la goma acumulada en los entrenamientos el sábado por la noche para abrir las posibilidades de trazada.

O incluso colocar aspersores…¿Por qué no?

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con la F1 es total. ¿No ha pensado nunca en retirarse, en ceder el paso a alguien más joven al frente de sus negocios?Cuando crea que ya no puedo seguir evolucionando más este producto, entonces lo dejaré. Pero de momento, no.

Cuando dejé de estar bien para ir con jovencitas, dejé de hacerlo. Pues esto es lo mismo. De momento soy feliz con lo que hago.

Tal vez por ello usted va por el centro de Londres sin protección personal…¿Para qué quiero un guardaespaldas? ¿Quién va a querer atacarme?

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