universal · aÑo xxx nº 255 septiembre 2014 4,00€ premio nacional al fomento de la lectura en...

3
AÑO XXX Nº 255 SEPTIEMBRE 2014 4,00PREMIO NACIONAL AL FOMENTO DE LA LECTURA EN PRIMAVERA VERANO OTOÑO INVIERNO 9 771130 767002 00255 Catalán, español, universal w ww.revistaleer.com

Upload: others

Post on 11-Mar-2020

6 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

AÑO XXX Nº 255 SEPTIEMBRE 2014 4,00€

PREMIO NACIONAL AL FOMENTO DE LA LECTURA

EN

PR

IMAV

ERA

VE

RA

NO

OTO

ÑO

INVI

ERN

O

9771130767002

00255

Catalán, español,universal

www.revistaleer.com

dora erudición, la viajadísima expe-riencia de mundo, la sofisticaciónconceptual subyace inevitable a ca-da matiz de su depurada prosa, a ca-da giro sorpresivo, a cada perspi-caz distinción.

Desde que empecé a leerle, notéuna incongruencia entre la teoría deestilo que reivindicaba y su ejecu-ción material. Por eso celebré la coin-cidencia con su amigo íntimo Bal-tasar Porcel, que explicaba así esadesviación entre su ideal de pulcri-tud realista y la gravitación final, irre-sistible, hacia lo elaborado: “Pla sos-tenía que su estilo era preciso, no-tarial, pero el impulso que lo inducíaa escribir era tan complejo y pode-roso que lo traicionaba y su frase sevolvía sinuosa, la adjetivación adquiríacromatismo, las ideas se le incrus-taban admonitorias. Luego todo jun-to formaba un estilo entre abarro-cado y de mucho relieve, una sen-sorial y detonante retórica que a lavez se distanciaba de lo que trata-ba y lo penetraba. Así Pla se convir-tió en uno de los grandes escritoresy memorialistas del siglo XX”. El ine-vitable refinamiento de la pluma de

Pla impide que confundamos suslienzos con fotografías, y en esa cre-atividad irreprimible se le cuela a Plala loca de la casa: la imaginación. Queen realidad es la premisa de la pre-cisión: la que causa la desautoma-tización del lenguaje común anqui-losado, por decirlo a la manera delformalismo ruso, y abre el venero de

lo literario. Pla elogiaba la perfecciónde la frase “La puerta es verde”; pe-ro ese tipo de frase es precisamen-te la que no se encuentra en la obrade Pla. Les sucede a otros muchosautores bien avisados contra los can-tos de sirena barrocos que sin em-bargo no son capaces de resistirseal genio profundo y laberíntico delidioma castellano. Le sucede ennuestros días a un planiano de procomo Arcadi Espada, que reniegadel tropo anticientífico estando élmismo excepcionalmente dotadopara la metáfora y el conceptismo.

Sin esa tensión entre la sutilezaadquirida en mil lecturas y la pre-tensión de casticismo no habría es-tilo Pla. Su magnetismo único, sos-pecho, deriva de esa convivencia ori-ginal entre el apunte racionalista y lafraseología de pueblo, la verdad delbarquero con la alta filosofía, la pe-rogrullada y la frase hecha matizan-do la observación propia inolvida-blemente esculpida; todo en el mis-mo párrafo. Repetía que todo el que-hacer literario se reducía al proble-ma del adjetivo, y hay que entenderadjetivo en sentido amplio: se trata

En portada

14Septiembre 2014

JORGE B. MONTAÑÉS

U na cuesta corta a las espaldas deuna multinacional eléctrica, es-coltada por un colegio religioso y

un edificio extraño de ladrillo que imitatorpemente al cine Capitol entre dos ca-lles relevantes y feas como son López deHoyos y Cartagena. Ésta es la calle deMadrid dedicada a Josep Pla. Poco ge-nerosa. Pla pateó bien Madrid y Barce-lona y las llegó a conocer mejor que sushabitantes. Tampoco él fue generoso. Nole gustaban.

Desde el Ampurdán a España y luegoal mundo, eso sí con ritmo del Ampurdán.“Nunca he viajado por turismo, sólo portrabajo”. Declaración de intenciones ma-liciosa. Como de algo tenía que vivir sehizo periodista y de joven recorrió la his-toria del siglo XX haciendo preguntas.

Viajar le incomoda a veces, pero esuna pose. “Cuando se ha estado en elPartenón y en Nueva York se ha vistotodo en la vida”, le contó a Soler Se-rrano. Pla el práctico, el que viaja conboina en barco, tren, avión, autobús, tar-tana o a pie, porque cree que es la pren-da más cómoda para moverse por otrosmundos. En ocasiones se ponía un bom-bín inglés, regalo de su editor (que tam-bién le daba sus trajes), pero lo aban-donó con los años porque “se había pa-sado de moda”. Es la coquetería del pa-yés viajero.

La grandeza de la literatura de viajesde Pla no reside en estar en el lugar pre-

ciso, sino en hacer preciso cualquier lu-gar. Mira y pregunta. No es una crónicao un libro, es la curiosidad humana con-densada en la precisión de un entomó-logo. Se acerca lo que la gente quiereque se acerque. Para él hay tres tipos depersonas en el viaje de la vida: los ami-gos, los conocidos y los saludados. Puessus saludados son los más interesantes,son los que le explican el porqué de lanegativa de vacunar a las gallinas o lossecretos de los cogollos de alcachofa deLyon.

El mejor Pla es cuando llega a su des-tino en barco. Le gustaban mucho los pe-troleros porque en ellos sólo viajaba conla tripulación. Observa el paisaje, auscultael viento y escucha a los compañeros detravesía. A bordo del Guadalupe divisa elskyline de Manhattan y lo define como“un manojo estupendo de espárragos”o desembarca en Haifa en el TheodorHerzl, barco de nombre sionista que aca-baba de ser donado al pueblo judío porel gobierno alemán como compensaciónde los crímenes del Holocausto. Pla haleído y viajado más que cualquiera de losescritores de su generación y pretende

La grandeza de laliteratura de viajes dePla no reside en estar

en el lugar preciso, sinoen hacer precisocualquier lugar

EL PLA VIAJERO

UN POLIZÓNCON BOINA

Pla conoció alescultor ManuelHugué en 1919, yenseguidadescubrió en subiografíapicaresca y genialun filón literariodonde ensayarsus dotes deretratista. ‘Vidade Manolo’(1927) remedacon modestiairónica marca dela casa la ‘Vida deJohnson’ deBoswell y anticipalos métodoscompositivos delNuevoPeriodismo sinningunanecesidad deproclamarlo.

del problema de la expresividad, delrelieve. Así describe por ejemplo lamanera de versificar de Salvat: “Erauna poesía a caballo entre el sollozoy la iracundia, entre la vociferación yla humedad de los ojos en blancodelante de un plato de habichuelascon butifarra”. El purista se escan-dalizará de semejante utillaje crítico,pero leyendo esa frase todos en-tendemos enseguida los defectosestilísticos de Salvat. Importa sermuy plásticos y amenos, y por esose requiere la audacia calificativa delmaestro del lenguaje y desde luegoel humor, la ironía, no pocas vecesel afilado sarcasmo de la sátira so-cial. Porque en Pla –creo que no seinsiste lo justo en esto– hay una ve-na de humorismo casi tan antono-másica como en Camba o en MarkTwain.

Con todo, y pese a los tiemposmuertos concedidos a la búsquedadel adjetivo adecuado, la escrituraplaniana se desata con una enga-ñosa fluencia, un empuje torrencialque nunca cesa, envolviendo al lec-tor en su corriente de opiniones ydescripciones, de pensamientos y

retratos, de máximas sapienciales yataques a terceros. Todos estos in-gredientes constituyen la materia dela que está hecha una obra singula-rísima de la que cabría decir, comose dice de la de Borges, que edifi-ca toda una literatura. En el caudallibre de la prosa de Pla no es inusualencontrar francas contradicciones

de Llofriu– para leer y escribir, beberwhisky, salir a pasear y recibir a losamigos. Pero no nos engañemos:esa “vida lenta” solo adviene trasdécadas de agitada actividad perio-dística, de corresponsalías europe-as, de compromiso en la fiebre po-lítica de la época. Era la pura expe-riencia –traumas como el de su co-bertura de la hiperinflación alemanade entreguerras, germen del nazis-mo, cuando una barra de pan cos-taba en Berlín un ¡billón! de marcos–la que le llevaba a declarar ante So-ler Serrano, en impagable entrevis-ta del programa A fondo de TVE:“Cuando les das el poder a los vir-tuosos, todo el mundo se muere dehambre”. Lo decía y a continuaciónel falso payés apretaba la mandíbu-la, los ojos duros, la boina calada, losdedos enzarzados en torno a un ci-garrillo de liar.

Frente al mesías del proletariadoo el carismático de la nueva patria,Pla reivindica al burgués adocenadoe inofensivo que el pintor Rusiñolfustigaba en sus novelas satíricasprotagonizadas por el señor Esteve:“El señor Esteve es un patán, un po-

www.revistaleer.com15

Desde muy joven, el escritorampurdanés identificó elbarroquismo y la pedanteríacomo sus enemigos literariosde juicio, pero las constantes con-servadoras son indudables: “Lascuatro desgracias empiezan por R:Reforma, Rousseau, Revolución yRomanticismo. El mundo de nues-tros días”.

El viejo humanismoEn efecto, Pla renuncia al mundo

de nuestros días y se enclaustra enel Mas Pla –la vieja masía familiar

pasar inadvertido como si fuera un poli-zón paleto. Es falsa modestia. Lo hacebien, pero, repito, uno no se lo cree. Undía los turistas de un crucero por las is-las griegas no bajan a tierra para la visi-ta programada porque prefieren escu-char cómo el catalán describe lo que ibana visitar. Casi siempre la descripción dePla es más atractiva que la experienciapropia.

De todos los países que visita, Italia es,sin duda, su preferido. Admira las ciu-dades que han creado todo, desde la ar-quitectura hasta el examen del hombre.Y eso que su caos contradice sus con-vicciones payesas de orden y cobardía.Es el único periodista español que acom-paña a Mussolini en su marcha sobre Ro-ma. Luego deja un libro extraordinario,Cartas de Italia, que es la mejor guía deviajes que se ha escrito sobre ese país.

Pla da la impresión periodística de lainterrupción. Parece estar buscando unasombra en la plaza de Palafrugell o un ca-fé en un pueblo cercano cuando le lla-man de un periódico de Barcelona o Ma-drid para mandarlo de viaje. El burgués

provinciano se presenta en países viejosy nuevos. Estudia el alma rusa con iro-nía, que siempre se le ha resistido a Oc-

cidente, y ve que aquel gigante en 1925“no es más que una tendencia a que lospobres sean ricos, y los ricos sean po-bres”. En Israel hace lo mismo. Fasci-nado por la laboriosidad judía y su desa-rrollismo, tiene tiempo para captar la si-tuación de los árabes y advertir los pro-blemas de un conflicto presente y futu-ro. Eso en 1957. Los gabinetes ministe-riales deberían dejar de hojear el ForeignPolicy y leer más a Pla.

“Vacaciones sin dormir son vacacio-nes perdidas. No hay más que una ma-nera de descansar, que es dormir”, es-cribe en su Viaje a pie. El descanso delviajero. Siempre presente. En sus Car-tas de lejos, tras un recorrido deliciosopor Europa, desde Cotlliure hasta Es-candinavia, realiza un ejercicio dialécticosobre las diferentes camas de los países;sus diseños, sábanas y capacidad de aco-modo. Entonces el libro ya es perfecto.De nuevo la inteligencia práctica, la deaquel que no cree en la literatura de laimaginación, sino en la de la observación.Entonces uno comprende que Ikea es laReforma y Pla, la Contrarreforma. Afor-tunadamente.

‘Cartas de Italia’ es la mejor guía de viajesque se ha escrito sobre ese país.