anuario ciepyc final

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Decano Lic. Alejandro Raúl Verano

VicedecanoLic. Reynaldo Claudio Gómez

Secretaria de Asuntos AcadémicosLic. Patricia Vialey

Secretario de Investigaciones Científicas y PosgradoLic. Leonardo Gonzalez

Secretaria de Extensión UniversitariaLic. Andrea Varela

Secretaria de Producción y ServiciosLic. Sandra Di Luca

Secretaria de Comunicacióny Desarrollo ComunitarioLic. Cecilia Ceraso

Secretario de AsuntosAdministrativosLic. Rubén J. Liegl

Secretario de Relaciones InstitucionalesLic. Miguel Mendoza Padilla

Secretario de Derechos HumanosLic. Jorge Jaunarena

Autoridades

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Lo mejor de entrelineas de la politica economica

1- Un Modelo Para El Desarrollo De La Argentina

Editorial: Crisis mundial y definición de modelo de desarrollo: Volvemos a bailar en cubierta? (Revista 18) .......................................................................................

Una mirada alternativa del crecimiento en la Argentina por Alfredo Iñiguez, Gérman Saller. (Revista 5)

Lineamientos para adaptar el sistema tributario al nuevo modelo económico por Alfredo Iñiguez, Rafael Selva. (Revista 7)

Los desafios al desarrollo argentino, una lectura en términos de economía. por Miguel Sanabria (Revista 9)

Términos de intercambio y desempeño macroeconómico en Sudamérica por Gérman Saller (Revista 10)

El régimen de asignación familiar por hijo en la Argentinapor Fernando Alvarez (Revista 18).

Excedente, distribución del ingreso y acumulación. Trayectoria de la economía argentina 1993-2007 por Gerardo De Santis y Manuel Rodríguez (Revista 19)

2- LA CRISIS DEL CAPITALISMO FINANCIERO GLOBAL

Editorial.Chocolate (Revista 19)

Turbulencias financieras internacionales: Causas y azares. Los resguardos de la Economía Argentina (1ra. parte)por Leonardo Perichinsky (Revista 1)

Los resguardos de la Economía Argentina (2da. parte) por Leonardo Perichinsky (Revista 2)

El colapso de las hipotecas del norte. Las repercusiones localespor Leonardo Perichinsky (Revista 4)

El eterno retorno de las crisis financieras... O como frenarlas por Frédéric Lordon (Revista 7)

3- LA PELEA POR LA RENTA EXTRAORDINARIA DEL SECTOR AGROPECUARIO

Retenciones a los granos: cuando la historia cuenta. por CIEPYC (Revista 9)

El campo y los precios relativos. por Germán Saller. (Revista 3)

Índice

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Régimen de acumulación y derechos de exportación: Oportunidades, amenazas y desafíos.por Pablo Lavarello, Leonardo Perichinsky, Miguel Sanabria. (Revista 10)

La necesidad de una agencia nacional de comercialización de granos. por CIEPYC (Revista 17)

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Hace más de un año, cuando las expectativas indicaban que la soja podía llegar a mil dólares y que la Argentina podía volver a la dinámica de endeudamiento propia de un país emergente, se desató un conflicto entre el Gobierno y ciertos sectores económicos y políticos que alientan un modelo de base agro-exportadora. Hoy estamos ante una crisis estructural del capitalismo mundial y por lo tanto, de la forma de inserción que tuvo la Argentina y la región en el mundo. En medio de esta crisis, de impacto y desenlace aún incierto, la Argentina se debate todavía entre dos modelos antagónicos de desarrollo que quedaron explícitos a partir de la aparición del conflicto del gobierno con ‘’el campo’’.

1. El modelo neodesarrollista de base agroexportadora busca insertarse en un mundo que supuestamente demandará materias primas para alimentar anima-les de las potencias emergentes (Asia) y para generar combustibles alternativos. Los límites y riesgos de este modelo son variados.

Aún en el caso remoto de que sea posible salir rápido de la crisis estructural, la demanda de estos países emergentes crecerá a un ritmo importante por un lapso acotado de años, mientras se complete el período de industrialización rápida de China, para luego converger a tasas de crecimiento vegetativas.

En el caso de los usos alimentarios, aún en un escenario de aumento de los pre-cios de las materias primas agrícolas, la rentabilidad de los sectores exportadores dominado por grandes trasnacionales de granos, aceites, agroquímicos y multi-medios vinculados es altamente inviable socialmente. Por su parte, la demanda de materias primas para biocombustibles, está perdiendo dinamismo frente a la caída del precio del petróleo.

La rebaja de retenciones a las exportaciones requerida para la consolidación de este modelo debería ser compensada con impuestos mayores a las clases medias y sectores populares, recorte de gasto en educación, salud e infraestructura.

Esto impactará en un aumento del precio de los alimentos, por el desplazamien-to de cultivos de nuestra dieta alimentaria (trigo, carnes y leche) frente al avance de la soja. En definitiva derivaría, por razones fiscales y de precios de los alimen-tos, en un aumento sensible de las necesidades básicas insatisfechas.

2. El modelo aún incipiente neodesarrollista de base industrial con inclusión social, que combina la exportación de manufacturas industriales y tecnología en un esquema sur-sur y la expansión del mercado interno (y regional). Aunque las oportunidades que ofrece este modelo no están de ninguna manera asegura-das en el actual contexto, algunas de sus ventajas ya han sido palpables en los últimos cinco años.

Crisis mundial y definición de modelo de desarrollo: ¿Volvemos a bailar en cubierta?

Editorial

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Este esquema rompe la antinomia exportación-mercado interno del modeloagroexportador puesto que los complejos agroindustriales exportan materias

primas pero esta inserción es limitada por las necesidades de abastecimiento del mercado interno y los requerimientos asociados a la reproducción de la mano de obra.

La puesta en marcha efectiva de transferencia de tecnología agropecuaria y reactores nucleares a diversos países en un esquema de comercio administrado son un claro ejemplo del tipo de inserción internacional sur-sur que podría profundizarse.

Debido a la matriz tecnológica y distributiva que implica, este modelo garantiza mayor diversificación de las exportaciones y de los destinos de comercialización y mayor especialización industrial, lo que reduce su fragilidad externa y aumenta su viabilidad interna.

Como adelantáramos en la editorial de Entrelíneas de diciembre de 2007, la gran debilidad política del actual gobierno fue su imposibilidad de generar un esquema de alianzas identificada con el modelo de desarrollo basado en la rein-dustrialización del país. No era tarea fácil.

El gobierno de Alfonsín, hoy reivindicado como ejemplo por los mismos fac-tores de poder que lo hicieron claudicar, se enfrentó al mismo dilema, y terminó cediendo por sus limitantes ideológicos. Ante la debilidad de su esquema de alian-zas, debió aliarse con el poder económico, y entregar antes de tiempo el gobierno. Las consecuencias sobre la población fueron evidentes: hiperinflación y pobreza de ingresos. Esto sentó las bases para continuar en los ‘90 el ajuste estructural más regresivo de la Argentina, que completó la tarea inconclusa de la dictadura.

Pareciera que el bloque de poder sustentador del modelo de base agroexporta-dora está ganando apoyo en la dirigencia política frente al modelo industrialista.

Sin embargo, la diferencia entre el derrocamiento aAlfonsín y la avanzada ac-tual, es que ahora no está demasiado claro para dónde va el mundo, ni en qué momento se sale de la crisis. Esto requiere una estrategia de “desensillar hasta que aclare”. La Argentina ha logrado una posición macroeconómica para abordar una estrategia de este tipo.

Profundizar la diversificación productiva y la expansión del mercado interno nos colocaría en una situación aún menos frágil en los próximos 10 años.

La situación era diferente a fines de los años 80. En aquella oportunidad, a partir del Plan Baker, era evidente que a los países periféricos les tocaría el nuevo rol de emergentes.

Los más lucidos podían anticipar que el mundo se movía por los tormentosos mares en un Titanic, pero que aún había tiempo para que unos pocos pudieran disfrutar de viajar en cubierta. Se necesitaba una figura diferente a Alfonsín para encarar las reformas liberales que luego vinieron. Estaba claro para qué, cuando y se buscó con quién.

Domingo Cavallo fue el interlocutor del sector dominante para articular las alianzas y el desenlace del gobierno alfonsinista.

Posiblemente, las continuas peripecias de la oposición al actual gobierno y su incapacidad por organizar una alternativa válida de poder sean un reflejo de la falta de preeminencia de un sector dominante. La incertidumbre global nos lleva a una situación en la cual no esté claro el para qué. Hoy el Titanic está hundién-dose y la oposición, que no sabe qué salvavidas proponer a la sociedad, pretende pinchar el único salvavidas disponible en el medio de la tormenta.

En este sentido, si el gobierno lee bien lo que está sucediendo (y no tanto las encuestas) quizá tenga margen para refundarse. Es necesario generar las condicio-nes materiales e ideológicas para avanzar en la profundización de un modelo de base industrial. Los mecanismos de distribución del ingreso por vía salarial pier-den dinamismo frente a un escenario de amenaza de despidos y no alcanzan para frenar la recesión. Planes sociales masivos o asignaciones generalizadas por hijo

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son medidas contundentes imprescindibles. Las obras públicas tardan en llegar. Es necesario avanzar en una de las principales preocupaciones de los trabajadores sin acceso a la vivienda: créditos hipotecarios a tasas bajas y plazos largos. Todo esto acompañado con una política de restricción de las importaciones, mediante medidas arancelarias y barreras no arancelarias. A su vez, la implementación de una eficaz política de administración de precios, es condición indispensable para que estas medidas no afecten el balance comercial ni se trasladen a mayores pre-cios de los alimentos y de los materiales de construcción.

En suma, avanzar en la consolidación de un modelo industrial sobre la base de realimentar la demanda interna controlando a los formadores de precios. Este modelo permite maniobrar en aguas borrascosas, esa es su principal fortaleza como salvavidas frente a la tormenta.

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Indicadores con ideología

El PBI o ingreso de una sociedad es (mal) utilizado comúnmente como síntesis del bien-estar y/o desarrollo de una economía y de allí el foco en su crecimiento por parte de la política económica.El economista brasileño Edmar Bacha publicó hace más de 30 años un revelador artículo titulado “El economista y el Rey de Belindia: una fábula para tecnócratas”. El artículo mostraba que las estimaciones tradicionales del crecimiento del ingreso de una economía llevaban implícitas “ponderaciones” de riqueza1. En otras palabras, intrínsecamente, el crecimiento del PBI que habitualmente utilizamos como medida del crecimiento, le daba mayor importancia relativa al crecimiento del ingreso de los ricos en lugar de dar mayor preponderancia o valoración al crecimiento del ingreso de los pobres.De modo tal que no solamente los indicadores conllevan los tradicionales problemas pro-pios de la estadística, sino que deben entenderse como formando parte de un criterio ideológico.En las presentes páginas examinaremos cómo resultaría el crecimiento del PBI en la Ar-gentina si tomáramos en cuenta estas alternativas de ponderación que surgen de los criterios esgrimidos en el artículo de Edmar Bacha. Para ello, comentaremos brevemente su contenido para luego analizar los resultados a partir de las principales etapas de creci-miento de los últimos treinta años para la Argentina .

El economista y el Rey de Belindia

Edmar Bacha parte de un país extremadamente desigual compuesto por una persona muy pudiente y cinco extremadamente pobres. El Rey de este país (Belindia, en referencia a la convivencia de las dos realidades tan diferentes como la de Bélgica e India) encarga a un economista el cálculo del crecimiento del PBI o Ingreso de la población. El economista propone y presenta tres mecanismos de medir el crecimiento cada uno de ellos incluyen-do valoraciones alternativas en el crecimiento del ingreso: la variante de crecimiento con ponderaciones de riqueza, la variante con ponderaciones democráticas y la variante con ponderaciones de pobreza.¿Qué significaban cada una de estas alternativas? Simplemente se diferenciaban según el deseo de cada decisor de dónde se incrementaba el ingreso: si el Rey valoraba el crecimiento del ingreso de los ricos más que el crecimiento del ingreso de los pobres, se inclinaría por realizar un cálculo del crecimiento del ingreso de la economía que incluyera ponderaciones de riqueza, si en cambio el incremento del ingreso de los pobres le impor-taba más que el crecimiento del ingreso de los ricos, debía medir el crecimiento global a través de ponderaciones de pobreza. Por último, si era indiferente entre el crecimiento del

Una mirada alternativa del crecimiento en la Argentina

por Alfredo Iñiguez y Germán Saller

1 La ponderación es la representa-tividad o incidencia de cada com-ponente o categoría que integran un todo.

A partir de la metodología proveniente de un artículo del economis-ta brasileño Edmar Bacha, el trabajo trata de medir el sesgo del cre-cimiento de los esquemas macroeconómicos implementados en los últimos 30 años sobre la evolución de los ingresos de la población en términos distributivos. Los resultados muestran que recién a partir de los últimos cuatro años el crecimiento económico tuerce un rumbo que hasta ese momento estaba orientado hacia los sectores más ricos de la sociedad. En el último cuarto de Siglo XX la única excepción ha-bía sido un corto período con la vuelta de la democracia en 1983.

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ingreso de los ricos y el incremento del ingreso de los pobres, debía estimarse el creci-miento de acuerdo a ponderaciones democráticas.¿Cómo se pueden ejemplificar estas tres alternativas?. Supongamos dos personas, una pobre y una rica y que estas representan al total del conjunto de la economía. Una tiene un ingreso de $10 (el pobre) y la otra de $90 (el rico). Del total del ingreso de la economía ($100), el rico tiene el 90% mientras que el pobre tiene el 10% restante. Desde el punto de vista de los ponderadores, 0,90 corresponde al rico y 0,1 al pobre.Ahora supongamos que en el período siguiente el rico tiene un incremento de su ingreso de 20% y el pobre del 10% ¿Cuánto fue el crecimiento global del ingreso de la economía según cada una de las tres alternativas?.La alternativa de ponderaciones de riqueza consta de asignar mayor importancia al creci-miento de los ricos que de los pobres. Por consiguiente, utilizamos como ponderador, por ejemplo, la importancia relativa del ingreso de cada individuo en el total: el crecimiento del ingreso del rico lo “valoro” en 0,9 y al del pobre en 0,1. ¿Qué nos da el resultado? Que el ingreso creció un 19% (20% x 0,90 +10% x 0,1 = 19%).Ahora bien ¿qué pasa si invierto la valoración y al crecimiento del rico lo valoro en 0,1 y al del pobre en 0,90?. Aquí nos encontramos con un cálculo que incluye pon-deraciones de pobreza. ¿Cuánto arroja el crecimiento aquí? Veamos, 0,1 x 20% + 0,9 x 10% = 11%.Esto es lógico: dado que me importa más el crecimiento de los pobres que el de los ricos y dado que el crecimiento del ingreso de los pobres fue más bajo que el de los ricos, es lógico que este resultado resulte menor al resultado que arroja el cálculo que incluye ponderaciones de riqueza .Por último, veamos que sucede con ponderaciones democráticas, lo que implica que cada incremento del ingreso lo valoro en partes iguales (0,50 cada uno). El resultado es un crecimiento del ingreso de la economía del 15%2 , un promedio de ambos crecimientos.En definitiva, nótese que el que pondera más a la riqueza (19%) es una cifra más cerca al crecimiento de los ricos (20%) mientras que el de ponderaciones de pobreza (11%) más cerca del crecimiento del ingreso de los pobres (10%).El hecho que el resultado de ponderaciones de riqueza sea mayor al de la pobre-za, indica que en dicha economía a los ricos les fue mejor que a los pobres. Caso contrario (crecimiento con ponderadores de pobreza mayor al correspondiente con ponderadores de riqueza), implica que a los pobres les fue mejor que a los ricos. Si la alternativa democrática es la más alta significa que el mayor crecimiento del ingreso se dio en los estratos medios y no en los extremos. Por último, si el creci-miento porcentual de los ingresos fue idéntico para todos los sectores y/o estratos y/o deciles, las tres alternativas arrojan el mismo resultado3.Oh sorpresa, no pequeña decepción se lleva el Rey (cuya bondad sorprende al lec-tor), cuando toma conocimiento que las mediciones en su reino coinciden exacta-mente con la misma magnitud de aquella versión con ponderaciones de riqueza que le presentó el economista. En efecto, las mediciones regulares para medir el creci-miento de los ingresos llevan implícitas las ponderaciones de riqueza: si el ingreso antes era de $100 y ahora el rico tiene $18 más (virtud del crecimiento del 20%) y el pobre $1 más (virtud al crecimiento del 10%), ahora la masa de ingresos de la eco-nomía es de $119 lo que implica un crecimiento del 19%. ¿Qué tal?

La paradoja de Belindia y Argentina

¿Qué tan parecidos somos a Belindia?. ¿Cómo se aplica este ejercicio a nuestro caso?Ya sabemos que los cálculos tradicionales llevan implícitas ponderaciones de rique-za y vamos a identificar el crecimiento con las ponderaciones alternativas.La única fuente de información donde se obtiene el ingreso por estrato y por deci-les de ingreso para poder desarrollar este ejercicio es la EPH del INDEC (Encuesta Permanente de Hogares4). Dado que nos interesa aquí indagar los períodos de cre-cimiento de los últimos 30 años y, en especial, a aquellos vinculados con esquemas macroeconómicos diferenciados, contamos con información desde 1974 en adelan-te pero sólo para el aglomerado urbano del Gran Buenos Aires que es el de la serie más larga .

2 0,5 x 20% + 0,5 x 10% =15% 3 Puede comprobar el lector con el ejemplo de los dos individuos dado aquí, estimando las tres alternativas para un crecimiento del ingreso idéntico.

4 Se han escrito varios trabajos que discuten los problemas que impli-ca la utilización de los datos sobre ingresos de la EPH, principalmen-te vinculados a las mediciones de pobreza y distribución del ingreso. Como línea general, en estos es-tudios se plantea el problema le la subestimación de los ingresos de-clarados en la EPH en comparación con otras fuentes alternativas como las Cuentas Nacionales o los regis-tros de la seguridad social. Esta sub-estimación sería a su vez producto de la subcaptación del número de perceptores por hogar, de la subde-claración de los montos de ingresos percibidos y de la no respuesta a la encuesta por los hogares más ricos de la sociedad. Esto no invalida los resultados del presente trabajo.

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La información utilizada corresponde a la información de ingresos la población total según escala de ingreso individual (deciles de ingreso). Los datos fueron homoge-neizados a valores constantes a través del índice de precios al consumidor (IPC) .La serie de datos si bien comienza en 1974 tiene un importante vacío entre 1975 y 1979 .Recién a partir de 1980 comienza nuevamente y es ininterrumpida hasta 2006 a excepción de los años 1983 y 1984. El último dato disponible corresponde al primer semestre de 2006 .Desde 1974 hasta 2002, se utilizó la información de ingresos de la onda de octubre que corresponde en realidad a los ingresos de septiembre de cada año. A partir del cambio metodológico en las mediciones de la EPH a partir de 2003 (pasó de un se-guimiento puntual dos veces al año a un seguimiento continuo de forma trimestral), se utilizó la información del ingresos del último trimestre de cada año a excepción del 2006 que, cómo se dijera, es el último dato publicado disponible .Hemos identificado seis etapas de los últimos 30 años. En primer lugar, el modelo económico impulsado por la dictadura militar. Para ello se compara la evolución de los ingresos entre 1980, plenamente consolidad el modelo y los ingresos de 1974 .Durante el gobierno de Alfonsín, dos etapas. La inicial del gobierno donde ocupó el ministerio de Economía Bernardo Grinspun y el Plan Austral (1986-1985). Durante la etapa del gobierno de Menem, dos etapas: la que se llamó la etapa “dorada” de la convertibilidad (hasta 1994) y la etapa del crecimiento post-tequila (1998-1996). Si bien los períodos no son exactos para todos los casos (por ejemplo el caso de la dictadura militar ya que necesitaríamos el año 1976 y el año 1983), pueden reflejar igualmente los efectos de la política económica .Por último, se evalúa la etapa post-convertibilidad pero no desde 2002 sino desde 2003 ya que de este modo evitamos los inconvenientes generados por el cambio metodológico de la EPH desde fines de 2003 .En el cuadro 1 se presentan los resultados de medir el crecimiento bajo las diferentes alternativas comentadas anteriormente. Se trabaja con dos alternativas de medir bajo ponderaciones de pobreza aunque no cambian sustancialmente los resultados .La primera columna de resultados (ponderaciones de riqueza) corresponde a los que efectivamente arrojan los cálculos de las tablas de la EPH que, recordemos, utiliza dichos ponderadores en forma implícita .Todos los modelos de crecimiento aplicados desde 1976 tienen un fuerte sesgo hacia el crecimiento de los sectores de ingresos más altos a excepción de dos pe-ríodos: la primer etapa de crecimiento al comenzar la democracia y el de la post convertibilidad .En el caso de la primera, la “etapa Grinspun”, se destaca como la única en don-de el crecimiento medido de cualquiera de las tres alternativas de ponderación es casi idéntico, lo que habla de un crecimiento equitativo. Incluso, bajo una de las opciones de ponderación de la pobreza, ésta resulta ser más alta que las otras dos metodologías alternativas5. Este desempeño indicaría que en este período se reprodujeron las diferencias preexistentes en la distribución del ingreso, esto es, ni mejoraron, ni empeoraron. Resultado meritorio si se tiene en cuenta qué pasó antes y después de esa etapa .En el período de la post-convertibilidad, el crecimiento medido bajo ponderaciones democráticas es el más elevado, lo que implica que el crecimiento de ingresos que se vive en la actualidad, es bastante uniforme en todos los sectores de la sociedad. El otro dato destacado que con cualquiera de las dos alternativas de medir con ponderaciones de pobreza se obtiene un incremento del ingreso significativamente mayor al de riqueza .Por último, hay que aclarar que aquí hemos trabajado, a excepción de la etapa de la dictadura que indefectiblemente muestra un retroceso, con períodos de crecimiento económico y no con las recesiones. ¿Qué se pueden imaginar que sucede en estas etapas?. ¿Qué sectores de la sociedad tienen al alcance mejores posibilidades para preservar sus ingresos?.Dejamos que el lector saque sus cuentas pero como muestra es suficiente un bo-tón, el botón de la dictadura. En efecto, según la información que surge de la EPH para este período y que hemos utilizado para obtener los resultados en el cuadro 1, el ingreso de todos los deciles cayó en términos reales (muy fuerte en los sectores

5 En el cuadro 1 hemos asignado a esta etapa como responsable del Mi-nisterio de Economía a BernardoGrinspun. Sin embargo, la compa-ración correcta hubiera sido entre los septiembre de 1985 y 1983 o bien entre 1983 y 1984 ya que Grinspun dejó de ser Ministro con la implementación del Plan Austral en julio de 1985. Esta comparación no fue posible debido que la EPH no hay información oficial para esos años.

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medios) mientras que el del 10% más rico subió un 5,8%. Por ello, el crecimiento ponderado por riqueza es el menos negativo de las tres alternativas (-10%).

Conclusiones

Hemos intentado averiguar el sesgo del crecimiento de los esquemas macroeconó-micos implementados en los últimos 30 años a partir de una metodología que tiende a desnudar los efectos de la política económica sobre la evolución igualitaria o no de los ingresos en la población .Los resultados demuestran que la aplicación de políticas desde 1976 y hasta 2001, han estado sesgadas a favor de los sectores más pudientes de la población a excep-ción de un intento corto a principios del advenimiento de la democracia entre 1985 y 1984. Los resultados del crecimiento de la post convertibilidad parecen encontrar una etapa algo consolidada de un crecimiento del ingreso más igualitario y de sesgo contrario al de las etapas anteriores generando una perspectiva que habrá que seguir de cerca en los próximos años. Esta afirmación se puede verificar con la observación del gráfico 1 que muestra el promedio anual de la diferencia entre las metodologías riqueza y pobreza. Así se puede observar que, excepto en los primeros años de de-mocracia, en el último cuarto de siglo XX el ingreso medido por riqueza tuvo un mejor desempeño que el medido por pobreza (signo positivo de las barras del gráfico). En contraposición, en la post convertibilidad este indicador tiene un valor negativo, y por ende, demuestra que el ingreso medido por pobreza creció más que el medido por riqueza .Eric Hobsbawm6 identificó a la era de oro del capitalismo en su “siglo corto”, como aquella en la cual el estado participó activamente en la economía y que produjo el mayor crecimiento y el mayor bienestar para la población (el Estado de Bienestar entre 1945 y 1972), y que las etapas de aplicación de esquemas económicos más ortodoxos habían demostrado su fracaso como modelos de desarrollo y habían estado signadas por las malarias, las guerras y la depresión. Los datos evidenciados en estas páginas parecen ratificar esa hipótesis .

6 Hobsbawm, Eric. Historia del si-glo XX. Buenos Aires, Ed. Grijalbo, 1997.

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Condiciones para la reforma

En esta nota vamos a abordar uno de los temas más sensibles en materia de política económica donde el gobierno de Néstor Kirchner, por propia decisión, no avanzó, y que lentamente se está incorporando en la agenda pública, pero todavía no está en la agenda de gobierno: la reforma impositiva.¿Por qué no está en la agenda de gobierno una reforma tributaria? Para responder esta pregunta, antes, hay que tener en cuenta otras: ¿Por qué y para qué se quiere esta refor-ma? y si ¿están dadas las condiciones para la reforma?Para encontrar respuestas a estos interrogantes será necesario considerar cuatro cues-tiones. Uno, definir qué se espera de un sistema tributario o, si se quiere, por qué existen los impuestos. Dos, analizar la conformación del actual sistema y sobre todo, comprender cuáles fueron las razones que hicieron que esté conformado como está y cuál es la distan-cia entre el actual y el esperado. Tres, revisar qué están proponiendo quienes promueven reformarlo. Cuatro, comprender cuáles son las condiciones políticas para que se pueda concretar la reforma. Desarrollar todas estas cuestiones exigiría un estudio específico que excede el espacio y el alcance de este artículo, pero intentaremos, al menos, dejar enun-ciados los aspectos más destacados.La primera cuestión podría resumirse en dos posturas antagónicas: por un lado, la de los economistas liberales, que consiste en considerar a los impuestos como un mal necesario para financiar las actividades del Estado y por el otro, con un consenso creciente, la que entiende a los impuestos como un instrumento de política fiscal, que en el marco de una estrategia de desarrollo puede incentivar la acumulación productiva y morigerar las des-igualdades que determina el mercado.La primera postura aspira a un sistema tributario con impuestos no distorsivos, esto es, que no alteren los precios relativos que existirían si no hubiese impuestos y se basa en la utopía que el mercado es el mejor asignador de recursos. Esta creencia está sustentada en una gran cantidad de supuestos de dudosa validez y está ampliamente difundida en una muy significativa (pero no por ello muy importante) bibliografía. Casualmente, los im-puestos menos distorsivos son los más regresivos2.Quienes adscriben a la segunda postura tienen una visión distinta del rol que le cabe alEstado y de la capacidad del mercado como asignador de recursos y en particular se dife-rencian en dos aspectos principales. Por un lado, sostienen que los precios relativos que determina el mercado no conducen a un óptimo por considerarlo estático, convalidando

Lineamientos para adaptar el sistema tributario al nuevo modelo económico

Por Alfredo Iñiguez y Rafael A. Selva1

1 Los autores agradecen los co-mentarios de Pablo Lavarello.

2 A tal punto que el impuesto menos distorsivo, el de suma fija o capitación, dejó de aplicarse hace ya muchísimo tiempo (cientos de años) por su extremada regresivi-dad.

El sistema tributario actual fue estructurado, a grandes rasgos, para sostener el modelo económico anterior con una orientación regresiva desde el punto de vista de los ingresos y de la estructura productiva. Es necesario realizar una reforma que lo adapte al nuevo modelo, que favorezca el desarrollo económico a partir de promover la acumula-ción productiva en sectores dinámicos y lograr mejoras en la distri-bución del ingreso y la riqueza. Esta nota, que es la continuación de la publicada en el N°6, incluye los grandes lineamientos que deberían contemplarse. Desde el CIEPYC entendemos que están dadas las con-diciones objetivas y subjetivas para llevar a cabo esta reforma y, para ello, es fundamental elaborar un proyecto global con instrumentación por etapas.

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una estructura productiva basada en actividades de baja productividad y de escaso dina-mismo. Por ello, es importante interferir en estos precios mediante impuestos y subsidios en el marco de una estrategia de desarrollo. Entre ellos, los impuestos externos como los aranceles y los derechos de exportación son los más importantes ejemplos, ampliamente utilizados (más allá de su rechazo en los medios académicos) en todas las experiencias de desarrollo exitoso desde el siglo XIX a la fecha. Por el otro, interpretan que el libre juego de la oferta y la demanda tiende, intrínseca e ineluctablemente, a reproducir y profundizar las desigualdades y, por ende, es indispensable que el Estado intervenga para evitar que esa desigualdad se propague.Los impuestos son uno de los instrumentos más relevantes para hacerlo, porque no sólo pueden reducir las desigualdades de ingreso, sino también de la riqueza, que es el punto de partida de todas las desigualdades3.Es importante remarcar que la primera visión se diferencia de la segunda porque tiene en cuenta el rol que juegan los impuestos para alterar la estructura productiva, que es sin lugar a dudas el principal limitante de toda reforma hacia un sistema tributario más igualitario.En cuanto al segundo punto, recomendamos leer la nota de Entrelíneas de la Política Eco-nómica - Nº 6 que analizó la progresividad de la estructura tributaria argentina en el último cuarto de siglo. Allí se observó que el sistema impositivo argentino tiene un fuerte sesgo regresivo, que se profundizó con los cambios realizados en la última dictadura militar y en el gobierno de Menem en los años noventa. Algunas de las medidas de política y adminis-tración tributaria (reimplantación de retenciones e impuesto al cheque, imposibilidad de ajustar por inflación a los balances para el pago del impuesto a las ganancias) de los últi-mos años tuvieron un impacto positivo en la progresividad y la selectividad sectorial de la estructura de impuestos, pero fueron insuficientes: sigue, a grandes rasgos, conformada tal como se definió en los noventa para sostener un modelo económico con una orienta-ción regresiva desde el punto de vista de los ingresos y de la estructura productiva.Para revisar qué se está promoviendo consideraremos tres trabajos relativamente recien-tes: uno elaborado por Juan José Llach y María Marcela Harriague con el sugestivo título “Un sistema impositivo para el desarrollo y la equidad” (Fundación Producir Conservando, junio de 2005), otro de Jorge Gaggero y Federico Grasso “La cuestión tributaria enArgen-tina. La historia, los desafíos del presente y una propuesta de reforma” (Cefidar, julio de 2005) y la compilación de Oscar Cetrángolo y Juan Carlos Gómez Sabaini “Tributación en América Latina. En busca de una nueva agenda de reformas” (CEPAL, diciembre de 2006).En lo que podría traslucirse como un cambio de tendencia en los ámbitos académicos, los tres estudios coinciden en considerar a la equidad como un aspecto primordial de la reforma. Tanto Gaggero como Gómez Sabaini fueron de las pocas voces disonantes en los noventa que alertaban sobre la regresividad del sistema impositivo. La novedad es que ahora avanzan con recomendaciones de política para tener una estructura tributaria pro-gresiva y que colabore con el desarrollo económico4. Un dato interesante es que Llach-Harriague, a pesar de plantearse como objetivo (expresado desde el título) una propuesta para alcanzar “un sistema impositivo más conducente que el actual al desarrollo sostenido y a la equidad…” terminan recomendando la eliminación de impuestos distorsivos, esto es, retroceder en los cambios recientes (volver a eliminar las Retenciones y el impuesto al Cheque) y seguir con el cambio iniciado en los noventa. Así, aparece el típico discurso de siempre disfrazado de siglo XXI. El cuarto punto es el menos abordado y, tal vez, el más importante de todos. En toda intervención del Estado, el intento de resolución de un pro-blema implica la aparición de otros; como diría Carlos Matus, siempre hay un intercambio de problemas. Esto es evidente en el caso específico de un cambio impositivo, cualquiera fuese: el Estado está haciendo uso de su poder de coerción para extraer parte de los ingresos a determinados actores económicos en el marco de una estrategia de desarrollo y, parece obvio decirlo, la primera resistencia a esta medida será la de los afectados di-rectos5. De esta forma, un aspecto central en el análisis para determinar si es posible (y, porque no, conveniente) avanzar en una determinada acción pasa por establecer quiénes ganan y quiénes pierden con ella y cuál sería la reacción al cambio. Esto es, en un país en el cual no existe incentivo a reinvertir en activos productivos, cualquier reforma que perjudique a aquellos con mayor excedente será rechazada por estos últimos. También se debe sopesar si los problemas sobre los que se actúa son más relevantes (para quien debe tomar la decisión) respecto a los generados por la propia acción. En otras palabras,

3 En particular, el sistema imposi-tivo puede servir para evitar (o dis-minuir) la acumulación de riqueza en ocio improductivo.

4 Ambos autores tienen trabajos anteriores que también son proposi-tivos (incluso uno juntos), pero que también son de fechas recientes.

5 Este es sólo el problema más evi-dente que se genera, pero hay otros “efectos colaterales” que dependerán del cambio de que se trate.

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si la reforma tributaria resuelve los problemas propios de la economía en esta etapa de desarrollo. En otras condiciones, la reforma puede ser contraproducente (por ejemplo una rebaja del IVA en una situación en el que los canales de distribución se encuentran con-centrados y el gobierno no posee una estructura de disciplinamiento efectiva conduce a una mayor regresividad).Por lo tanto, el proyecto de reforma para corregir la incidencia distributiva de los impues-tos no sólo debe contemplar los cambios normativos necesarios sino también debe con-siderar los distintos intereses en pugna (y las resistencias a los cambios) y es una verdad de Perogrullo que quienes se sentirán perjudicados tienen capacidad para manifestar su descontento.Esto exige que se considere la gobernabilidad de la reforma, que requiere analizar el grado de dificultad de la propuesta y de los pasos que deben seguirse y medir las variables que controla y las que no.Intentando responder, entonces, el interrogante inicial, se puede argüir, que el gobierno de Kirchner no disponía del poder suficiente para llevar a cabo una reforma de este tipo y para sostenerlo sólo vasta recordar que empezó su mandato con un poder prestado y fue el presidente electo con el menor porcentaje de votos de toda la historia demo-crática argentina. Cristina, en cambio, tiene una oportunidad histórica para poder hacer esta reforma, porque está menos condicionada, tiene la posibilidad de construir el poder necesario para hacerla y se están empezando a constituir los consensos suficientes para llevarla a cabo.El problema sobre el cual se está reclamando que el gobierno intervenga con mayor de-cisión es, en definitiva, el del desarrollo económico, que implica intervenir sobre la injusta distribución del ingreso y promover la acumulación productiva en sectores dinámicos.La política económica dispone de diversos instrumentos para actuar contra la desigual-dad, en algunos casos para procurar mejorar la distribución del ingreso, como lograr me-jores condiciones laborales (aumento del salario real, disminución del trabajo no registra-do, etc.) y mejores condiciones de vida (vivienda, educación, salud, previsión social) y en otros actuando sobre sus consecuencias, sin resolver el problema, mediante la asistencia social en general.También la política tributaria tiene mucho para aportar al respecto. Como concluye Gómez Sabaini “las estructuras tributarias [de los países deAmérica Latina] suelen estar basadas en impuestos indirectos de carácter regresivo y, en el caso del impuesto a la renta, este recae más fuertemente sobre la población asalariada […] Por ello, es posible establecer entre la estructura tributaria y los índices de extrema desigualdad una asociación que sugiere que los sistemas tributarios de la región son uno de los factores que contribuyen a mantener el cuadro de distribución desigual de la renta y, por lo tanto, de la pobreza y la indigencia.” En cuanto a promover una estructura productiva dinámica, son pocos los instrumentos disponibles y por esta razón resaltan los impuestos para intervenir en este aspecto. Uno de los problemas sobre los cuales es necesario avanzar es la tendencia in-herente de los capitalistas a no reinvertir las ganancias en activos productivos bloqueando el proceso de desarrollo iniciado en mayo del 2003. Salvo algunas excepciones (entre las que estamos quienes integramos el CIEPYC), en el debate económico, durante muchos años, se había instalado un fuerte consenso en contra de la capacidad del sistema impo-sitivo para orientar el desarrollo productivo y morigerar las desigualdades de ingreso y de riqueza. Y no es casualidad. En todo ese período (desde mediados de los años 70), el ré-gimen de acumulación además de ser decididamente desigual, se basó en la valorización financiera y no en la inversión productiva.

Propuestas

Para contribuir a este necesario debate planteamos aquí las líneas principales que debe-rían guiar la discusión sobre un plan de reforma orientado a asignarle mayor progresividad y dinamismo a la economía. Las propuestas que aquí se enuncian deben ser estudiadas en detalle, en el marco de un plan que contemple todos los aspectos arriba comentados y que diseñe etapas para su instrumentación.

A) Impuesto a las GananciasHay que ampliar la base del impuesto a las ganancias, principalmente mediante la elimina-ción de las exenciones a las rentas por colocaciones financieras y bursátiles, las derivadas

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de títulos, letras, obligaciones negociables y los resultados provenientes de operaciones de compraventa, cambio, permuta o disposición de acciones y demás títulos (los incisos h, k y w del artículo 20 del impuesto a las ganancias). Esta medida no sólo mejora la dis-tribución del ingreso sino que también incentiva la acumulación productiva, al encarecer la opción rentística.Este es el aspecto capital de la reforma al impuesto a las Ganancias, pero hay otros cam-bios que es conviene analizar:• En el impuesto que grava los ingresos de las personas físicas, sería conveniente eliminar gran parte de las deducciones y considerar los aportes personales al sistema de previsión social como pago a cuenta de Ganancias6. En esta articulación debería reducirse la tasa de los aportes personales y elevar la tasa (en particular la marginal máxima) de Ganancias. Así, la combinación de ambos tributos permitiría asignarle progresividad al conjunto, por la influencia de la tasa creciente del impuesto a las Ganancias.• Estudiar la posibilidad de gravar con alícuotas diferentes a las ganancias de las per-sonas jurídicas, de acuerdo a si son distribuidas o reinvertidas, con tasas menores para estas últimas con el fin de promover la acumulación de capital. (Gaggero et al, Op. Cit, página 102).• También debería analizarse la alternativa de establecer tasas diferentes por estratos de empresas, para aplicarle una carga menor a las medianas empresas. Las micro y pe-queñas (MyPEs) deberían tener un tratamiento especial a partir de una modificación del Régimen simplificado (monotributo) para asimilarlo al sistema SIMPLE de Brasil, recien-temente modificado.• Analizar la posibilidad de implantar un impuesto a las altas rentas o a las ganancias extraordinarias, de características similares al dispuesto en el Título V de la Ley 25.239 de 1999 (Gaggero et al, Op. Cit, página 101).• Se deben generar mejoras en la administración tributaria de este gravamen, en particu-lar, la ampliación y extensión del sistema de retenciones en la fuente y control eficiente de los agentes de retención (Gaggero et al, Op. Cit, página 102).

B) Sobre los patrimoniosLa imposición sobre el patrimonio y la propiedad en Argentina tuvo, en los últimos treinta años, una involución inadmisible. Y esto es muy grave si tenemos en cuenta que estos impuestos son el instrumento fundamental que tiene el Estado para morigerar las des-igualdades en la riqueza acumulada. Para lograr mejoras sustantivas y permanentes en la distribución del ingreso es imprescindible tener un sistema tributario que garantice una mejor distribución de la riqueza, porque es ahí donde está el origen de todas las desigual-dades.• Impuesto sobre los Bienes Personales. Todos los activos financieros deben quedar al-canzados por este impuesto. También, aunque no es lo más relevante, debería permitirse la deducción de los pasivos estrictamente relacionados al bien gravado para asemejarlo a un impuesto al patrimonio neto.• Impuesto a la Ganancia Mínima Presunta. Aunque su base imponible está conformada por los activos de las empresas, y por eso lo incluimos en este grupo, este impuesto es en realidad un pago mínimo del Impuesto a las Ganancias, ya que tiene un sistema de pago a cuenta recíproco con este gravamen. Mientras exista evasión en el impuesto a las Ganan-cias debe permanecer vigente, lo que equivale a decir que deberá ser permanente.• Reestablecimiento del impuesto a la Transmisión Gratuita de Bienes. Es primordial que se reimponga este impuesto, que fue derogado por Martinez de Hoz en la última dictadu-ra7. Quedarían alcanzadas por este impuesto las herencias y donaciones entre vivos con una alícuota proporcional y un mínimo no imponible coherente con el del impuesto a los bienes personales.• Incorporar un impuesto a la renta potencial de la tierra. Este sería un impuesto nacional que tendría como objetivo asignarle mayor progresividad a los impuestos inmobiliarios rurales de las provincias. Para lograrlo, los impuestos provinciales actuarían como pago a cuenta de este impuesto, lo que permitiría, al mismo tiempo, evitar la elusión existente en estos impuestos. Al articular la administración nacional y las provinciales, también de-bería obtenerse una mayor eficiencia en la recaudación de las provincias. El fundamento económico para la instrumentación de este impuesto tiene que ver con los avances tec-nológicos recientes. Por un lado, el desarrollo de la biotecnología permitió un aumento de los rindes por hectárea y la posibilidad de cultivar en zonas que hasta hace poco tiempo

6 Hubo una experiencia en los no-venta que no satisfizo y duró pocos años.

7 Dicen, porque tenía que recibir una herencia.

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resultaban inhóspitas. Por el otro, todo hace presumir que el avance de los biocombusti-bles impactará en la rentabilidad de los campos por el lado de la demanda. Ambos efec-tos se complementan (por oferta y por demanda) para generar rentas extraordinarias que el sistema tributario debe captar.

C) Impuestos InternosEn los últimos tiempos se alcanzó un consenso considerable a favor de utilizar a los im-puestos selectivos (esto es, Internos) para gravar al consumo suntuario o superfluo. Por ejemplo, Gómez Sabaini lo resume así: “con el objeto de mejorar el impacto distributivo se recomienda combinar el IVA con impuestos selectivos, en lugar de introducir un gran nú-mero de alícuotas diferenciadas”. En Argentina los impuestos internos tienen una extensa tradición, que fue prácticamente cercenada en los noventa al derogar gran parte de los bienes alcanzados, como automóviles, vinos, cubiertas para neumáticos, aceites y lubri-cantes y artículos de tocador (principalmente con la Ley 24.674 de agosto de 19968). En la reforma impositiva de los primeros días de De la Rua (Ley 25.239 de diciembre de 1999) se volvieron a gravar gran parte de los bienes y se incorporaron nuevos (la telefonía celular y satelital), pero en muchos de ellos está suspendido (como Automóviles y champañas9). Los bienes que siguen alcanzados por este impuesto son, en su mayoría, de consumo po-pular (como los cigarrillos, las bebidas alcohólicas y analcohólicas) y son pocos los bienes de lujo que están alcanzados. Por lo tanto, se debe realizar un estudio pormenorizado de todos los bienes y servicios superfluos y/o de lujo para que queden alcanzados por este gravamen con el objetivo de asignarle progresividad. En este estudio deberían revisarse las alícuotas de los bienes de lujo que están actualmente alcanzados. Como primera me-dida, sería conveniente que no se renueve la suspensión para automóviles y champañas.

D) Acuerdos de precios y reducción de la alícuota del IVAPrevio acuerdos de precios sectoriales y la implementación adecuados sistemas de se-guimiento, propender a extender a todos los bienes salario, definiendo una canasta de bienes (alimentos), la reducción de la alícuota del impuesto al valor agregado (IVA) a la mitad. Un control sistemático de los acuerdos de precios es fundamental para garantizar que las reducciones de alícuotas se reflejen en una reducción de los precios (y por ende se trasladen al consumidor final), para evitar que el resultado de la reducción sea un aumento del margen de ganancias de los distintos eslabones (o algunos de ellos) de la cadena. Esta medida combinada con la propuesta en los impuestos internos determinaría tres tramos de carga tributaria al consumo: uno para los bienes salario con menor tasa, otro para los bienes de lujo con tasas altas y los restantes bienes y servicios con tasas intermedias.E. Coparticipación Federal y Federalismo FiscalEste es uno de los temas que trae aparejadas las mayores dificultades para avanzar con una reforma. Para confirmar esto solo vasta mencionar que ya se cumplieron diez años de la fecha prevista en la Constitución Nacional para implementar una nueva Ley de Co-participación Federal y la vigente (Ley 23.548, de enero de 1988) fue definida como un régimen transitorio con vencimiento en diciembre de 1989, sin que se pudiera lograr un acuerdo para una nueva ley.Hay que tener en cuenta tres aspectos fundamentales para resolver este problema:• El Estado Nacional deberá ceder una porción de lo que actualmente tiene en el total de los recursos tributarios, ya sea por una disminución del porcentaje que efectivamente tiene en la distribución primaria de la coparticipación o mediante el traspaso a la órbita provincial de la administración de impuestos nacionales.• No debe haber una estricta correspondencia fiscal entre la recaudación de impuestos y los gastos entre los distintos niveles de gobierno, por dos razones: una, muchas admi-nistradoras de impuestos provinciales no tienen capacidad de gestión y dos, la corres-pondencia fiscal profundiza las desigualdades regionales al restringir la disponibilidad de recursos de las provincias más pobres.• La Coparticipación Federal debe tener un fuerte componente redistributivo en términos geográficos, pero con un mecanismo de responsabilización, que obligue a las provincias que se benefician con la redistribución a informar los resultados obtenidos con los recur-sos adicionales y a establecer metas de cumplimiento obligatorio.Una posibilidad que se debería estudiar para resolver este problema sería buscar un acuerdo con todos los gobiernos provinciales para sustituir el impuesto a los ingresos brutos por un IVA provincial y que, una vez implementado, la administración nacional le

8 Se puede encontrar un completo estudio de este impuesto en “Im-puestos internos en el tercer mile-nio” de Roberto Sixto Fernández, abril de 2007.

9 La suspensión para automóviles (las embarcaciones y aeronaves es-tán gravadas) vence el 31 de diciem-bre y hasta la fecha de redactar esta nota aún no se había publicado el Decreto que prorrogue la suspen-sión y para el Champagne vence el 1/02/08.

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ceda a las provinciales algunos puntos de la alícuota del IVAnacional. Así, se resolvería el primero de los aspectos antes mencionados y quedaría para la CoparticipaciónFederal la necesidad de garantizar la redistribución de recursos impositivos entre las pro-vincias.

F) Las etapasComo dijimos, la reforma requiere de un plan global que contemple etapas. No es reco-mendable que todos los cambios se intenten implementar al mismo tiempo, porque cada uno de ellos afecta a intereses distintos y por ende, en conjunto generarían resistencias difíciles de sortear.Primero se tienen que incluir los cambios más urgentes para adaptar la estructura tribu-taria al nuevo modelo económico. En este sentido, se destacan las modificaciones en los impuestos internos y en el impuesto a las Ganancias (la eliminación de las exenciones de las rentas financieras y el tratamiento de las utilidades reinvertidas) y los cambios en los impuestos patrimoniales, principalmente, incorporar la posesión de los distintos instru-mentos financieros y reimplantar el impuesto a la transmisión gratuita de bienes. Después, se deben encarar los cambios para tender hacia un sistema más armónico, entre los que se encontrarían la articulación del impuesto a las ganancias para personas físicas y los aportes al sistema previsional y un nuevo orden federal que incluya una nueva copartici-pación federal de impuestos. El momento oportuno para implementar las reducciones de alícuota del IVA dependerá tanto de la holgura fiscal como de la factibilidad de alcanzar los acuerdos de precios.

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Pareciera que veinte trimestres de crecimiento sostenido en vez de generar festejos pro-voca agitación política. Esos momentos, que Dobry2 califica de fluidez política, se ca-racterizan por alianzas sectoriales3 que se alinean y se realinean detrás de consignas que no necesariamente representan los intereses económicos de cada grupo4. Se podría arriesgar la hipótesis que tanto a tasas de crecimiento negativo como a altas tasas de crecimiento positivo corresponden altos niveles de fluidez política, con lo cual la relación tendría una forma en U. La aplicación mecánica de esta relación en la realidad econó-mica actual de nuestro país, implicaría que cuando la economía crece a tasas elevadas relativamente estables durante un periodo prolongado esto es percibido como una señal de robustez del modo de desarrollo5. Eso al menos parecería indicarnos la dura manifes-tación de apetencias sectoriales sin temor a que su accionar ponga en riesgo un proceso de crecimiento casi inédito en la historia argentina.En contra de esa percepción, en esta notase sostiene que el nuevo régimen de acumu-lación no solo no está afianzado, sino que está seriamente amenazado por los intereses económicos de un grupo particular que cuestiona las retenciones. Para poner en evi-dencia este aspecto, realizamos una lectura del surgimiento y evolución reciente de las instituciones que sostienen el régimen de acumulación desde el momento mismo de la recuperación económica. Mostramos como las retenciones tienen un rol central en la administración del crecimiento. Pero aun si el gobierno lograra superar el ataque de los grupos agrícolas concentrados, no se acabarían los fantasmas: todavía queda la enor-me tarea de suplir las deficiencias en la administración de precios, frente a los sectores industriales concentrados, que se manifiestan en el aumento sostenido del nivel general de precios. Para esto, a diferencia de quienes proponen el enfriamiento de la economía como vía para reducir la inflación, se plantea complementar una administración de precios más sistémica con una política crediticia que permita incrementar la repuesta de la oferta al incremento de la demanda, y para que a la vez sirva de elemento compensador de los desajustes provocados por la gestión deficiente de la administración de precios.

Un sendero de crecimiento que se angosta

El proceso de reconstrucción económica y social iniciado luego de la crisis de convertibi-lidad fue posible debido a la progresiva aceptación social de políticas públicas, muchas de las cuales tuvieron su origen en reclamos sectoriales. Poco a poco6 estas políticas fueron articulándose las unas a las otras creando un entramado institucional de creciente coherencia. Al afianzarse y legitimarse las nuevas reglas de juego, fueron constituyendo

Los desafíos al desarrollo argentino, una lectura en términos de economía política

Por Miguel Zanabria1

1 Muchas de las ideas manifestadas aquí fueron producto de discusiones entre los integrantes del CIEPYC.

2 Dobry, M « Mobilisations multi-sectorielles et dynamique des crises politiques : un point de vu heuristi-que •, Revue Française de Sociologie, 24 (3), julio-septiembre, 1983 p. 395-419.

3 Utilizaremos “sector” para refe-rirnos a un grupo social como una “comunidad de habitus” tal como lo hace Dobry, y “sector económico” cuando nos refiramos a un sector productivo, en un sentido econó-mico.

4 Dobry, Op.Cit.

5 Para los conceptos de “Modo de desarrollo”, “Régimen de acumula-ción” y “Modo de regulación” referir-se a Boyer, R. (1988): «La teoría de la regulación: un análisis crítico», CEIL-HVMANITAS, Buenos Aires.

6 Recuérdese la fuerte crítica y los anuncios apocalípticos cuando se generalizaron los planes sociales, se acordaron aumentos salariales de suma fija y/o aumentos en el salario mínimo, entre otras medidas.

La actual coyuntura política genera interrogantes tanto sobre la pro-secución del crecimiento económico como sobre la forma de reme-diar la inflación.Luego de identificar las formas institucionales que permiten el creci-miento, vemos que los reclamos del agro, al centrarse en las reten-ciones lo desestabilizarían, dado el rol central de estas en articular el crecimiento del agro con el de la industria. Esta coyuntura política particular permitió la aparición de opiniones contrarias al actual sen-dero de crecimiento como forma de bajar la inflación. Frente a ellas se proponen líneas de acción coherentes con el crecimiento en la pers-pectiva de afianzar un modo de desarrollo integrador

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un marco institucional que fue ampliando el horizonte de previsibilidad a los actores eco-nómicos permitiendo el fortalecimiento de la inversión7.En un primer momento, la devaluación del peso jugó como una protección para sectores económicos fuertemente afectados por el régimen anterior8 dando origen a su crecimien-to, sustituyendo importaciones y generando empleo. Paulatinamente, otras industrias se sumaban al aumento de la actividad incrementando el empleo. El lado negativo fue que, aunque a un ritmo menor a las experiencias previas, la devaluación se trasladó a los pre-cios tanto de los productos importados como de los productos que integran la canasta alimenticia y que el país exporta, dando lugar a un sensible deterioro del poder adquisitivo de los salarios. Esa transmisión no fue inmediata porque, por un lado, la fuerte depresión económica del periodo previo frenó las condiciones para el ajuste de contratos, por el otro, porque el gobierno provisional de Eduardo Duhalde introdujo las retenciones a las exportaciones, no solo a los bienes agrícolas sino también a los hidrocarburos, amorti-guando de esta forma las causas estructurales de la inflación evitando una erosión mayor de los salarios reales.Las retenciones permitieron a la vez conciliar las diferencias de productividad entre el sec-tor agrícola y la industria. El primero goza por un lado, de las ventajas naturales del suelo y por el otro, de la rápida difusión de un nuevo paquete tecnológico que permitió una im-portante reducción de los costos operativos. La mayor parte de la industria, por su parte, presenta menores niveles de productividad, debiendo reconstruirse, generar y complejizar el tejido industrial con el fin de reducir la brecha con respecto al sector agrícola. Debido a esto la industria necesita de un tipo de cambio efectivo más alto que el agro, lo cual es viabilizado por las retenciones. Esta política es la que permite una rápida expansión de sectores industriales que retroalimentan el dinamismo del agro: agroindustria de insumos y equipos.No obstante, tal efecto virtuoso de la política económica enfrenta serias dificultades cuan-do se tiene en cuenta la estructura de mercado de los sectores industriales. La deva-luación, al proteger transitoriamente de la competencia externa, otorga a los sectores económicos concentrados un grado de monopolio que les permite transferir a precios cualquier aumento de salarios en particular o de la demanda global en general, minando así las posibilidades de crecimiento. El gobierno actual, y los dos anteriores, fueron com-binando retenciones, con control de las tarifas de los servicios públicos y, posteriormente, la administración de precios mediante acuerdos sectoriales. Estos últimos se fueron ha-ciendo cada vez más complejos cuando se introdujeron transferencias a algunos eslabo-nes de las cadenas productivas, dando lugar a formas asimétricas de distribución de la renta tanto petrolera como agrícola. No obstante, la forma de la distribución de la renta no afecta directamente la relación entre el crecimiento de la demanda y la repuesta de la producción sino que implica la regulación del conflicto dentro del sector económico. En otras palabras, formas alternativas de distribución de la renta pueden ser compatibles con este régimen de acumulación, en la medida que no se eliminen las retenciones.Luego del derrumbe de los salarios reales, producto de la devaluación, los primeros in-crementos salariales se otorgaron por decreto y tomaron la forma de leves aumentos de suma fija. Pese a la oposición patronal, aquellos aumentos aunados al incremento del em-pleo permitieron la expansión del consumo privado. La realidad se encargó de desmentir los pronósticos negativos, el gobierno por su parte insistió con la medida y poco a poco el crecimiento inducido por el consumo comenzó a ser percibido como una estrategia de crecimiento. Es por esto que cuando fue necesario reconstituir las jerarquías salariales, se impulsó la negociación colectiva, generalizando los aumentos salariales9. A partir de allí la fijación de los salarios se logra mediante una negociación colectiva débilmente coordina-da por el gobierno. El resultado fué un paulatino y sostenido aumento de los salarios de los trabajadores formales y la reactivación del mercado interno.Los aumentos sostenidos del consumo privado fueron satisfechos por las empresas con aumentos de producción, aprovechando la capacidad ociosa primero y posteriormente gracias a inversiones que aumentan su capacidad de producción a medida que la se lle-gaba a niveles altos de uso de la capacidad instalada10. Esas inversiones fueron posibles por financiamiento interno resultante del aumento de las ganancias que genera por un lado la reducción de costos producto de una mayor productividad y por el otro, la lentitud en la recuperación de los salarios. Cuando los aumentos salariales, de los trabajadores registrados, tuvieron una magnitud tal que permitieron igualar y superar los niveles ante-riores a la crisis, la continuidad de los aumentos de productividad permitió morigerarlos

7 Ver Battistuzzi y Selva en esta misma publicación.

8 Zanabria, M, Lavarello, P. y Ro-bert, V (2003) “Convertibilidad, salida de la convertibilidad y evo-lución de la estructura productiva”. Informe económico Nº XV/XVI, IMA, Enero- abril. Pag. 110-122.

9 Este resurgimiento de la negocia-ción colectiva no solo tiene efectos sobre la fijación de los salarios y las condiciones laborales sino que tam-bién dio origen a un proceso de mo-dificación del sistema de relaciones laborales (Ver Godio, http://www.clarin.com/diario/2008/02/26/opi-nion/o-02501.htm) que tendría a la empresa como un ámbito privilegia-do de negociación (Ver José Robles, h t tp : / /www.c l a r i n . com/d i a -rio/2008/03/19/opinion/o-02901.htm).

10 Battistuzzi y Selva en esta misma publicación.

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de forma que los costos salariales fueran aumentando lentamente. Así, a finales de 2007 se podía asegurar que los nuevos aumentos salariales que se esperaba que llegasen con la ronda de negociación colectiva de este año, podían ser absorbidos sin necesidad de que sean trasladados a precios11.Paralelamente, el aumento del consumo12 también permitió el surgimiento y afianzamiento de pequeñas y medianas empresas13 lo cual reforzó el aumento del empleo, que al hacer-se sostenido, llevó a una paulatina mejora en su registración.El aumento de la actividad permitió un incremento automático de la recaudación impositi-va basada principalmente en el IVA y el Impuesto a las ganancias, con las retenciones ex-plicando una participación menor: menos del 15% del total recaudado. Paralelamente, el default y la posterior renegociación de la deuda externa permitieron una reprogramación de los vencimientos que posibilitaron no solo afrontar los planes sociales imprescindibles en lo peor de la crisis sino también el aumento de la inversión pública en infraestructura social. Así, el hecho de que Argentina estuviera aislada del financiamiento internacional no fue un impedimento dado el superávit fiscal y la capacidad de señoreaje.En este proceso la política monetaria acompañó el crecimiento sin tener protagonismo en la constitución del régimen de crecimiento. Este se reduce al manteniendo el tipo de cam-bio comprando divisas ya que de lo contrario este caería a niveles que atentarían contra la industria que es una de las principales generadoras de empleo formal. La creencia de que la inflación tiene origen monetario lleva a que el BCRA compense con venta de bonos que terminan generando pingües negocios a los bancos.Así, tipo de cambio alto con retenciones, salarios negociados colectivamente y adminis-tración de precios vía retenciones, acuerdos sectoriales y transferencias se afianzaron como las formas institucionales que han permitido un ritmo de crecimiento económico sin precedentes. Lograr estos acuerdos sociales tácitos fue producto de un proceso político muchas veces conflictivo. Poner en duda una de las mencionadas formas instituciona-les implica la negación del conjunto de instituciones dada la complementariedad entre ellas14.Lamentablemente el conflicto originado por los productores agrícolas se centra en la puesta en duda de las retenciones15. Una eliminación o una reducción de ellas, que no fuera acorde al aumento de productividad de la industria generaría una reducción de los salarios reales, una puesta en duda de los resultados de la negociación colectiva, una reducción del consumo, inversiones que se manifestarían excesivas con un consiguiente aumento del endeudamiento tanto de la industria como del sector servicios. En otras palabras, ya sea por razones políticas o por luchas por la distribución de la renta agraria dentro del sector, el camino de crecimiento con inclusión social de la economía argentina se encuentra amenazado.

11 Cenda (2007) “La trayectoria de las ganancias después de la devalua-ción: la “caja negra”del crecimiento argentino”, Notas de la economía argentina N° 4, Diciembre. Pag 4-12.

12 Otras medidas, como permitir la jubilación de aquellos trabajado-res que no contaban con los años necesarios de aportes culpa de las políticas erradas de los ‘90, también tuvieron como efecto macroeconó-mico el aumento del consumo.

13 Ver sucesivos informes de “Di-námica del Empleo y Rotación de Empresas”, MTEySS.

14 Ver Amable (2007) “Los cinco capitalismos: diversidad de sistemas económicos y sociales en la mundia-lización”, Revista de Trabajo, Año 3, Nº4, Nueva época, MTEySS, p.203-213.

15 Mientras que las organizaciones del campo requieren volver a la si-tuación anterior al establecimiento de las retenciones móviles la opinión de “especialistas” hablan de sustitu-ción de sustitución por otro tipo de impuesto, olvidando la importancia de las retenciones en la formación de precios. Justamente, las reten-ciones móviles permite mejorar su efectos al aislar de las fluctuaciones, muchas veces especulativas, de los precios internacionales reduciendo la incertidumbre para la formación de precios.

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Cuanto falta por hacer

Aunque el Gobierno logre contener las apetencias de la heterogenea gama de empresa-rios del agro y mantener las retenciones, los problemas subsisten. La administración de precios, no solo tiene un rol de largo plazo al asegurar un horizonte de previsibilidad a las inversiones y minimizar el pasaje a precios de los mayores salarios en un contexto de tipo de cambio alto, sino que también opera generando información sobre la dinámica de los precios relativos. Los empresarios cuentan así con elementos para diferenciar entre aumentos de precios de su producto debido a una mayor demanda (a lo que debería re-accionar aumentando la producción) y aumentos de todos los precios (que implica que no podrá vender cantidades adicionales), por un lado y por el otro, para prever la evolución de los costos de sus insumos. Errores de diseño e implementación en la administración de precios generan conflictos dentro de las cadenas de valor que se traducen en aumentos de precios o en faltantes que provocan cambios de precios relativos Esto, en un contexto de demanda creciente, lleva a ajustes que aceleran la inflación, mientras que la ruptura de la convención respecto a la utilización del IPC como indicador de la evolución de todos los precios, provoca un incremento de la incertidumbre16 y el consecuente aumento de precios especulativo.Resultado de esto, el tipo de cambio que pierde competitividad (compensado en gran parte por la política cambiaria brasileña y la pérdida del valor del dólar que permiten man-tener a niveles más o menos aceptables el tipo de cambio multilateral), aumento de las expectativas inflacionarias, luchas intra e intersectoriales, desestabilización del proceso de negociaciones colectivas, etc. Esto provoca un desgaste de lo político, que entorpece el arribo de nuevos consensos y la pérdida de grados de libertad en el diseño de políticas económicas17. Por lo tanto, si la administración de precios ha dejado de ser central en el proceso de ajuste es necesario buscar nuevos mecanismos que compensen sus debili-dades.Ante esto los economistas estándar se dividen entre:1) Los que proponen una moderación salarial para prevenir aumentos de costos. Con esto se conseguiría reducir la dinámica del consumo privado provocando una reducción del ritmo de crecimiento del producto. Sin embargo esto no tiene en cuenta el aumento de las inversiones del año pasado, que al no poder ser plenamente utilizadas no podrán generar suficientes ingresos lo cual probablemente lleve a una caída de la rentabilidad empresarial.Asimismo es probable que la reducción del ritmo de crecimiento del consumo afecte más a las PyMEs y por lo tanto se frene el proceso de formalización del empleo y se reduzcan los salarios de los trabajadores en negro. Esto hace que esta propuesta sea criticable no solo desde el punto de vista económico sino también político ya que aislaría completamente al gobierno de su principal base de sustentación.2) Los que proponen una reducción del gasto publico para disminuir el crecimiento de la demanda. Siendo el objetivo el mismo que en el caso anterior: reducir la absorción inter-na. Esta idea olvida las características del gasto público, el cual está constituido en gran parte de transferencias que apuntalan la administración de precios18. Por lo tanto si bien frenaría la demanda provocaría una desestabilización aun mayor de la oferta al aumentar la incertidumbre.3) Los que proponen una apreciación de la moneda, lo que nos llevaría a desandar en camino emprendido, desechando cinco años de esfuerzos en el crecimiento y la recupe-ración del empleo.¿Cómo hacer entonces para mejorar la regulación de la economía sin afectar las insti-tuciones que sustentan el crecimiento y guían el ajuste de la economía y a la vez no au-mentar la fluidez política?. La repuesta no es simple, pero parece razonable por un lado, enmendar por un lado la política de administración de precios mediante una mayor ampli-tud, seguimiento y control de los acuerdos corrigiendo las asimetrías en las cadenas de valor19, y por el otro, uso de la política crediticia como herramienta de corto plazo, por tres razones. Primero, no se trata de frenar el crecimiento de la demanda sino de apuntalar el aumento de la inversión que se viene registrando desde el año anterior, generando nuevas líneas de crédito para la inversión en equipo de capital, como así también flexibilizando las condiciones de refinanciamiento. Esto último permitiría que los posibles desajustes en la actividad de las empresas sean compensados financieramente sin que se requieran ajustes ni en los salarios ni en el empleo. Segundo, en el diseño de la línea de crédito pue-den incorporarse condicionamientos asociados al cumplimiento de reglas en la fijación

16 La incertidumbre es una caracte-rística intrínseca del sistema capita-lista. Ver Keynes, JM (1937) “The General Theory of Employment”. Quarterly Journal of Economics, 51: pag. 209-223.

17 Por ejemplo, aumentar el tipo de cambio nominal para recuperar ni-veles anteriores puede resultar atrac-tivo e incluso conveniente desde el punto de vista del crecimiento pero es totalmente inoportuno coyuntu-ralmente dado que se corre el riesgo de acelerar la inflación.

18 Ver Saller, Germán en esta pu-blicación.

19 Respecto a las asimetrías, es in-dispensable avanzar hacia esquemas de regulación de los mercados de materias agrícolas que eviten el uso del poder monopsónistico de las grandes empresas exportadoras de granos y de la industria concentra-da sobre los sectores primarios. Ver nota de opinión sobre las retencio-nes a las exportaciones en la página del CIEPyC (www.ciepyc.unlp.edu.ar).

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de precios. Por último, en el corto plazo, se puede restringir el crédito para el consumo de cierto tipo de bienes. Por estas tres razones, la política monetaria debería comenzar a tener un protagonismo que hasta ahora le fue negado.

De esta manera, se lograría mantener el ritmo de crecimiento y la inclusión social empu-jando a la formalización del empleo y al aumento del salario de los trabajadores en negro gracias a la continuidad en la reducción del desempleo. El anuncio reciente de una nueva línea de crédito del Banco Nación va en la dirección indicada. Por un lado el tamaño de la misma ($ 5.000 millones) destinado a PyMEs puede resultar en un fuerte apoyo a la fortificación de un tipo de empresa que mas utiliza mano de obra y más aporta a la gene-ración de tecnología. Sin embargo, al estar centrada en una problemática de largo plazo (financia proyectos de inversión), puede encontrar dificultades en momentos de aumento de la incertidumbre que haga que ni siquiera tasas de interés negativas logren interesar a los empresarios en aumentar la inversión. Se requeriría incorporar la problemática de corto plazo en el diseño de esta línea de crédito. De esta forma, tratando de identificar políticas que no desvíen a la economía de un sendero de crecimiento que ha mostrado sus bondades y a la vez aporte a la resolución de problemas coyunturales podemos dife-renciarnos de aquellos que prometen paraísos imaginarios. No obstante, poner énfasis en las interrelaciones de la economía con la política no impide dejar de lado que lo político cuenta con un campo autónomo20. Encauzar esa lucha por el poder de forma que no se atente contra la estabilidad económica se ha convertido en una tarea prioritaria, de la que, como economistas, no tenemos mucho para decir.

20 Théret, B (1992) “Régimes économiques de l’ordre politique”, Presse Universitaires de France, Pa-rís.

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En la edición número 3 de esta revista se realizó un análisis sobre los efectos del llamado viento de cola en el crecimiento de las economías de los países de Amé-rica Latina. Este efecto se define como el impulso que perciben las economías de la región por el buen contexto internacional de los precios de sus productos de exportación.En aquella oportunidad se concluyó que a pesar de que los precios de los produc-tosprimarios que exporta para la Argentina tuvieron un incremento más moderado que en el resto de los países de la región, el crecimiento del PBI argentino fue de los más altos, intuyendo que la expansión en la post-convertibilidad encuentra sus funda-mentos en factores que van más allá del viento de cola.En la presente nota, partiendo de las mejoras de los términos de intercambio como representativa del llamado efecto viento de cola, repasamos no sólo el crecimiento de los países de la región (Mercosur más Chile y Bolivia), sino que también analiza-mos el comportamiento de las principales variables de la economía, como la inver-sión, el mercado laboral y la composición de las exportaciones.A diferencia de la nota anterior, tomaremos como referencia el período 2004 y 2007, en la medida que los datos nos lo permitan. Esto nos servirá para que la economía argentina no corra con ventaja a partir de considerar el extraordinario crecimiento que tuvo en los tres primeros años desde la crisis de 2001-2002, que bien podría ser atribuible a un efecto-rebote de la economía luego de tocar el piso histórico de aquel año.En este nuevo análisis resulta evidente el efecto que ha tenido el esquema ma-croeconómico implementado en la Argentina, teniendo en cuenta las disparidades entre el crecimiento las principales variables analizadas y la mejora en los términos de intercambio que percibió el país. En la comparación con las economías de la re-gión, los resultados a favor del modelo argentino son aún más notorios.En este sentido, se destaca que la Argentina ha sido el país de la región que registró un mayor crecimiento del PBI durante el período 2004-2007, es también la econo-mía que posee la más alta proporción de inversión como porcentaje del PBI y la que redujo de manera más significativa la tasa de desocupación durante el período con-siderado. En contraposición, y en cuanto a los términos de intercambio, la economía argentina ha sido de las menos favorecidas.

Los precios internacionales y el crecimiento económico

Términos de intercambio y desempeño macroeconómico en Sudamérica

Por Germán Saller

1 “El crecimiento de América La-tina 2002-2006. ¿El vienteo de cola sopla más fuerte en Argentina?” CIEPYC- Entrelíneas de la política económica Nº 3. Agosto de 2007.

Si nos hicieran apostar por el país de la región que mejor aprovechó el contexto de los precios internacionales, ¿por quién apostaríamos?. ¿Fue ese país el de mayor crecimiento y el de mejor performance, en empleo, inversión y diversificación de las exportaciones?. El determi-nismo liberal hubiera apostado por su esteriotipo preferido de mode-lo exitoso, Chile, cuyos términos de intercambio se incrementaron un 50% en los últimos tres años. Sin embargo, la respuesta correcta está del otro lado de la cordillera. Argentina, con términos de intercambio menos favorables que los de Chile, hizo el doble. No todo en América Latina es viento de cola.

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De acuerdo a datos de la CEPAL, los términos de intercambio que relacionan los precios de los productos exportados respecto de los precios de los importados, han tenido entre 2004 y 2007 un crecimiento sostenido en la región. Para el conjunto de países que conforman el Mercosur, Chile y Bolivia, los precios términos de intercam-bio se incrementaron el 16,3%; y desde 2002, el crecimiento es de un 25%.

El crecimiento de los términos de intercambio en el corto plazo fue dispar entre los países de la región y dependió de las diferentes especializaciones en la inserción internacional.Por ejemplo, los términos de intercambio de Chile (cobre) experimentaron un fuerte crecimiento del 50,7% (tres veces más que el promedio de América Latina) y en Bo-livia (gas) un crecimiento de casi el 30%.

2 Por disponibilidad de informa-ción, corresponde al período 2004-2006.

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En el caso argentino, puede apreciarse una leve mejora en los términos de inter-cambio desde 2004 con un crecimiento del 7,5%, menos de la mitad del corres-pondiente crecimiento para el promedio de toda la región. Esto corrobora que los precios de los productos agrarios (de mayor influencia en nuestras exportacio-nes) evidenciaron un crecimiento más moderado que los productos vinculados a la energía y los metales.Ahora bien, ¿cuál fue el crecimiento económico de los países de la región? En el gráfico 2 se muestra el crecimiento del PBI en términos reales para los países del Mercosur más Chile y Bolivia. Puede apreciarse que Argentina, de moderado cre-cimiento en los términos de intercambio, presenta un incremento del PBI de casi 30%, casi el doble que Chile, Bolivia y Paraguay y más del doble que Brasil.El espectacular crecimiento muestra a las claras que el contexto internacional no es excluyente para explicar el crecimiento local y que existen factores intrínsecos al modelo que generan tal comportamiento; de lo contrario, Chile, Bolivia y Brasil hubieran captado un crecimiento del PBI mucho más alto que el evidenciado en Argentina.

El frente interno

Argentina ha incrementado en forma espectacular la inversión. Mientras en 2004 la inversión se situaba en 17,7% del PBI, en 2007 alcanzó el 24,3%, una cifra inédita para la economía argentina.Sin embargo, esto no parece convencer a los que sostienen que los procesos de inversión en Argentina tienen que ser más robustos. Haciendo una revisión de los niveles de inversión de la región, encontramos que la inversión en porcentaje del PBI es más alta en Argentina que en cualquiera de los demás países. Asimismo, el comportamiento en el corto plazo muestra el mayor dinamismo para Argentina. En efecto, si bien todos los países incrementaron los niveles de inversión en términos del producto, en Argentina ese incremento quintuplicó el crecimiento evidenciado en Chile y Brasil, que tan sólo incrementaron la inversión en 1,3 y 1,5 puntos del PBI respectivamente.

En términos del mercado de trabajo las conclusiones son similares. Todos los países de la región evidenciaron crecimiento del empleo y reducciones en los niveles de desempleo abierto merced al crecimiento de la economía.Sin embargo, Argentina es el país de la región que más bajó la tasa de desocupación en los últimos tres años, pasando del 13,6% en 2004 al 8,5% en 2007 y es, junto a Uruguay, el país que mayor cantidad de empleos generó en el mismo período, sosteniendo un nivel de empleo récord desde que se releva la información a través de la EPH-INDEC.

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El frente externo

Un punto sustantivo en el crecimiento de una economía es poseer una estructura produc-tiva diversificada que permita, como consecuencia lógica, la correspondiente diversifica-ción de la inserción de bienes exportables.Los países de la región, por su histórica inserción internacional, son exportadores de productos primarios o, a lo sumo, de manufacturas de origen agropecuario de bajo valor agregado.La baja especialización en exportaciones MOI (manufacturas de origen industrial) se expli-ca por el desarrollo trunco de la mayoría de los países de América Latina. SalvoBrasil, que a mediados de los años 70, a través del proceso de industrialización logró incrementar la participación de las MOI del 30% al 50%, el resto de los países mantienen niveles inferiores al 32%.En el gráfico 5 se trabaja con datos proporcionados por la CEPAL que muestran el com-portamiento de las exportaciones de MOI. De acuerdo a la clasificación de laCEPAL, las manufacturas comprenden los productos químicos y conexos, artículos ma-nufacturados (excluidos metales no ferrosos), maquinaria y equipo de transporte y artícu-los manufacturados diversos.

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Argentina ha logrado desde 2004 un muy leve incremento en la participación de MOI en el total exportado y, a excepción de Paraguay, el resto de las economías han profundizado la estructura tendiente a su especialización histórica. Esto constituye un doble mérito por parte del desempeño exportador argentino, principalmente porque los precios de los productos industriales han evidenciado en el período una desvalorización (caída de pre-cios), lo que implica que la performance exportadora se vio fortalecida por incremento vía cantidades.

Conclusiones: es el modelo

El contexto internacional favorable es el argumento favorito de los economistas liberales para justificar el crecimiento de la economía argentina, sosteniendo que la región está evi-denciando el mismo fenómeno. Incluso, sostienen, que no le estamos sacando suficiente jugo a la situación como el resto de los países de la región.Pero algo falla en este razonamiento. La evidencia muestra que el beneficio del viento de cola fue moderado para nuestra economía. Incluso, descartando el período de mayor cre-cimiento para Argentina, que se produjo a partir de la salida de la crisis de 2001-2002, con sólo 7,5% de mejora en los términos de intercambio, Argentina fue la economía que más creció, la que más invirtió, la que más redujo la desocupación, una de las que más em-pleos generó y la economía que en forma muy incipiente diversificó sus exportaciones.El comportamiento de estas variables parece explicarse mejor si pensamos en los fac-tores internos más que en el viento de cola. El esquema macroeconómico actual de tipo de cambio diferencial para la industria y para el agro, es el que mayormente explica el formidable comportamiento de las variables.

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Introducción

La asignación familiar por hijo aunque representa más de las tres cuartas partes del gasto en asignaciones familiares, alcanza sólo al sector formal de la economía, cubriendo el 45 por ciento de los potenciales beneficiarios. En la Argentina, a nivel federal, las asignaciones familiares están regidas por la Ley N° 24.714 de 1996. Son un beneficio obligatorio y tienen cobertura geográfica en todo el territorio; sin embargo, comprenden sólo a los trabajadores registrados del sector privado, los empleados públicos nacionales, los beneficiarios de la Ley de Riesgos del Trabajo y del Seguro de Desempleo, los pasivos del Sistema Previsional Argentino (SiPA) y los beneficiarios de pensiones no contributivas por invalidez.Por otro lado, coexisten regímenes similares que dan cobertura tanto a los empleados pú-blicos provinciales y municipales como a los jubilados y pensionados de las provincias que no transfirieron sus cajas previsionales, según lo relevado en Buenos Aires, Córdoba, Corrientes, Chaco, Chubut, Entre Ríos, Formosa, La Pampa, La Rioja, Mendoza, Misiones, Neuquén, Río Negro, Salta, San Luis, Santiago del Estero, Santa Cruz, Santa Fé, Tucumán y CiudadAutónoma de BuenosAires.La asignación “emblema” es la asignación por hijo y sus equivalentes específicos: hijo dis-capacitado y prenatal. Este agrupamiento es, cuantitativamente, el más importante de las asignaciones percibidas por los trabajadores registrados. Tan es así que, por ejemplo, entre las asignaciones regidas por dicha normativa, involucran el 72 por ciento del total de casos de asignaciones y el 78 por ciento del gasto.Pero, a nivel global, ¿cuán generalizada está la percepción de esta asignación? ¿Qué nivel de igualdad se verifica en los distintos puntos geográficos del país?. ¿En su arqui-tectura se prevén requisitos de escolarización, siendo la educación el instrumento más potente para enfrentar la exclusión social?. En lo que sigue buscaremos despejar esas incógnitas.

Las asignaciones familiares nacionales

El régimen más difundido en el país está a cargo de la Administración Nacional de la Seguridad Social (ANSES); es obligatorio y tiene alcance nacional; de hecho tiene beneficiarios en las 23 provincias argentinas y en la CiudadAutónoma de BuenosAi-res. Se rige por la Ley N° 24.714 data de octubre de 1996-, sus complementarias y modificatorias; y su estructura está conformada por dos subsistemas:

A) Subsistema Contributivo. Otorga prestaciones por hijo e hijo discapacitado, prenatal, ayuda escolar, mater-nidad, nacimiento, adopción y matrimonio a los trabajadores del sector privado en relación de dependencia, a beneficiarios de la Ley de Riesgos del Trabajo y del Se-guro de Desempleo.

El régimen de Asignación Familiar por hijo en Argentina

Por Fernando Álvarez

La asignación familiar por hijo alcanza sólo al sector formal de la eco-nomía. En ese sentido, es imprescindible su extensión. En este artículo se analiza el régimen actual y se proponen cambios asequibles para hacerlo socialmente más equitativo y eficaz. La propuesta incentiva la escolarización y busca frenar la deserción escolar de los alumnos provenientes de los hogares socioeconómicamente más vulnerables, a la vez que refuerza el consumo.

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1 Artículo 18. Las prestaciones del régimen previsional público serán financiadas exclusivamente con los siguientes recursos: a) Los aportes personales de los afiliados com-prendidos en el régimen previsional público; b) Las contribuciones a cargo de los empleadores, estable-cidas en el artículo 11 de esta Ley; Artículo 11. El aporte personal de los trabajadores en relación de de-pendencia será del once por ciento (11 %), y la contribución a cargo de los empleadores del dieciséis por ciento (16 %). El aporte personal de los trabajadores autónomos será del veintisiete por ciento (27%). Los aportes y contribuciones obli-gatorios serán ingresados a través del SUSS. A tal efecto, los mismos deberán ser declarados e ingresados por el trabajador autónomo o por el empleador en su doble carácter de agente de retención de las obli-gaciones a cargo de los trabajadores y de contribuyente al SIJP, según corresponda, en los plazos y con las modalidades que establezca la autoridad de aplicación; c) Dieciséis (16) puntos de los veintisiete (27) correspondientes a los aportes de los trabajadores autónomos; d) La recaudación del Impuesto sobre los Bienes Personales no incorporados al Proceso Económico o aquel que lo sustituya en el futuro, y otros tributos de afectación especifica al sistema jubilatorio; e) Los recursos adicionales que anualmente fije el Congreso de la Nación en la Ley de Presupuesto; f ) Intereses, multas y recargos; g) Rentas provenientes de inversiones; h) Todo otro recurso que legalmente corresponda ingre-sar al régimen provisional público.

Financiamiento: cada empleador y ART abonan una contribución del 9 por cien-to del total de remuneraciones o prestaciones, a las que se sumarán recursos por intereses, multas y recargos, rentas de inversiones y donaciones, legados u otras contribuciones.De ese 9 por ciento de la contribución, el 7,5 por ciento se destina bajo principios de reparto exclusivamente a asignaciones familiares y el 1,5 por ciento restante alFondo Nacional del Empleo.

B) Subsistema no Contributivo. Otorga prestaciones por cónyuge, hijo/discapacita-do y ayuda escolar a los pasivos del SiPA; y, por hijo/discapacitado, ayuda escolar prenatal, nacimiento, adopción y matrimonio a los beneficiarios de pensiones no contributivas por invalidez. El subsistema se financia con los recursos generales establecidos en el artículo 18 de la Ley N° 24.2411.Las prestaciones del régimen tienen tres periodicidades -mensual anual y por única vez-; algunas pueden ser cobradas por ambos padres, por uno de ellos o por la madre; y los montos están estipulados en la normativa, de acuerdo a distintas zonas geográficas y rangos remunerativos.El esquema vigente desde septiembre de 2008 actualizado por el decreto N° 1.591 del 2/10/08-, puede condensarse en la siguiente tabla:

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Radiografía de la Asignación por Hijo

a) ANSES. Para percibir la asignación mensual por hijo del régimen nacional el requisito es que el hijo a cargo sea menor de 18 años. La asignación requiere un rango de ingreso mensual válido en la cual es operativa - va desde los cien pesos a los 4.800 pesos- y el monto es decre-ciente con el ingreso y varía según la zona, tal como se observa en el Cuadro 1. Sin embargo, la más generalizada está representada por los valores mostrados en la columna VALORGRAL. del cuadro citado.

b) Administración Nacional. La misma ley que regula la asignación administrada por la ANSES es extensiva a los empleados públicos nacionales, quienes, por tanto, tienen idénticos benefi-cios a los detallados en los párrafos anteriores. La única diferencia es que el sostenimiento del beneficio lo realiza el Tesoro Nacional mediante el presupuesto público.

c) Provincias con regímenes iguales al Nacional. Buenos Aires. El mayor régimen provincial está representado por el bonaerense. Este régimen comprende a los empleados públicos de los tres poderes de la provincia y a los jubilados y pensionados del Instituto de Previsión Social (IPS) y de la Caja de Retiros, Jubilaciones y Pensiones de la Policía bonaerense. Desde 2004 el comportamiento de Buenos Aires ha emulado el régimen nacional, siendo iguales las escalas estipuladas para determinar el valor de la prestación.

Córdoba. Al igual que Buenos Aires aplica un régimen idéntico al nacional. El mismo comprende a los beneficiarios de su caja previsional provincial.

d) Provincias con regímenes similares al Nacional-ConTope SuperiorChaco. En esta jurisdicción se aplica un sistema parecido al nacional, pero con dis-tintos valores, sin tope inferior y con tope superior a partir de los 4.000 pesos.

Chubut. Posee un régimen similar al anterior, con valores inferiores y menos tramos de ingreso.

Tramo de Ingreso

mensual (sin sac)

Asignación

mensual

$100 a $ 2.400 135

$ 2.400,0 1 a $ 3.600 102

$ 3.600,0 1 a $ 4.800 68

+ de $ 4.800 0

Tramo de Ingresomensual (sin sac)

Asignaciónmensual

hasta $ 2.000 100

+ $ 2.00 0 a $ 3.000 75

+ $ 3.00 0 a $ 4.000 50

+ $ 4.000 0

Tramo de Ingreso

mensual (sin sac)

Asignación

mensual

$100 a $ 2.400 135

$ 2.400,0 1 a $ 3.600 102

$ 3.600,0 1 a $ 4.800 68

+ de $ 4.800 0

Tramo de Ingresomensual (sin sac)

Asignaciónmensual

hasta $ 2.000 100

+ $ 2.00 0 a $ 3.000 75

+ $ 3.00 0 a $ 4.000 50

+ $ 4.000 0

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Salta. Parecido al anterior pero con valor distinto de asignación, de monto del tramo de ingreso y un tramo menos.

San Luis. Aplica un régimen muy similar a Salta con asignación de valor levemente distinto.

-Sin TopesEntre Ríos. Como las anteriores aplica un sistema parecido al nacional, pero con valores distintos y sin topes inferior o superior.

La Rioja. Esquema igual a Entre Ríos, difiere en valores de asignación y en los mon-tos de amos de ingreso.

Mendoza. Utiliza tramos de ingreso muy similares a los nacionales, pero con otros valores para la asignación -sigue abonando los valores previos a setiembre de 2008- y alcanzando al tramo superior de ingresos.

Río Negro. Tiene un sistema de valor único en el tramo de ingreso operativo y tope superior.

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E) Provincias con regímenes diferentes al NacionalDiez jurisdicciones, poseen un régimen diferente al mayoritario. El esquema es simi-lar entre ellas, pero con valores dispersos de la asignación; en todas, sus regímenes no utilizan tramo de ingreso; por tanto la asignación tiene el mismo valor cualquiera sea el salario mensual del perceptor, y tampoco aplican topes inferior o superior. En el cuadro se muestra el valor de la asignación en cada una de ellas.

Otros beneficios por hijos

Plan FamiliasEl gobierno nacional, a través del Ministerio de Desarrollo Social, ha venido implementando una etapa superadora del Plan “Jefes y Jefas de Familias Desocupados”, al mutar una parte sustancial del mismo hacia el Plan “Familias por la Inclusión Social”. En él, el nivel del subsidio no remunerativo que perciben los beneficiarios se encuentra ligado al número de hijos o me-nores a cargo de hasta 19 años, así como a su asistencia al sistema educativo.Recientemente se ha anunciado un incremento del 50% en el componente adicional por hijo llevándolo a los 45 pesos por niño, a partir del mes de marzo.Claramente - y tratándose de la atención de los sectores más vulnerables de la población, que se localizan en los tramos más bajos de ingreso, ya que el beneficio es compatible con otros ingresos siempre que no superen el salario mínimo vital y móvil establecido en diciem-bre último en 1.240 pesos2; o directamente no poseen ingreso laboral alguno- este monto no guarda relación con lo analizado en el régimen de asignaciones familiares más generalizado (135 pesos para el tramo de menores ingresos)

Deducción por HijoA partir del decreto N° 1426/08 del Poder Ejecutivo Nacional y la resolución general N° 2529/09 de laAFIP, el régimen del Impuesto a las Ganancias permite a los asalariados de la cuarta ca-tegoría hacer una deducción impositiva de hasta cinco mil pesos anuales por hijo. Así, de acuerdo a las deducciones autorizadas por cargas de familia (art. 23 inciso a del Impuesto a las Ganancias texto ordenado en 1997 y sus modificaciones), éstas se traducen en 417 pesos mensuales por hijo e implican un ahorro impositivo efectivo cercano a los 146 por mes para el contribuyente. Esta deducción no está condicionada a ningún requisito de escolaridad.La implicancia respecto a lo analizado anteriormente de la asignación por hijo es contradicto-ria: Por un lado, el sistema de asignaciones familiares más generalizado intenta ser progresivo con el ingreso, imponiendo beneficios decrecientes según el nivel salarial y límites superiores a partir de los cuales el beneficio es nulo; por el otro, la deducción permitida por hijo en el impuesto a las ganancias para los salarios mayores contrasta con la estratificación anterior.

Asignación por Hijo y escolaridad

En la mayoría de los sistemas la percepción de la asignación por hijo no está “atada” a ningún requisito de obligatoriedad de asistencia escolar; sino que el régimen adiciona una asigna-ción anual por ayuda escolar -que se percibe en el período febrero/marzo, - a excepción de Chubut, donde se la abona en dos veces durante los meses de febrero y julio- y en algunas provincias coexiste con una asignación mensual por escolaridad, aunque separada de la asig-nación principal.En el siguiente cuadro se resume la situación en cada jurisdicción analizada.

2 Resolución 3/2008 del Consejo Nacional del Empleo, la Producti-vidad y el Salario Mínimo, Vital y Móvil, Publicado en Boletín Oficial del 31-7-08.

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a) Ayuda Escolar anualLa ANSES abona un pago anual por ayuda escolar al trabajador en relación de dependencia, beneficiario del SiPA, del desempleo o de unaART, con derecho al cobro de la asignación familiar por hijo y / o hijo con discapacidad que asista al sistema educativo.Para ser percibida con los haberes del mes inmediato anterior al del inicio del ciclo lectivo se debe acreditar ante el empleador, la ART o el ANSES la concurrencia al ciclo lectivo anterior, mediante certificado de inicio dentro de los ciento veinte días de comenzado el ciclo lectivo. El beneficiario también la puede percibir dentro de los primeros cuatro meses del año escolar en curso, contra presentación del certificado correspondiente.El monto de esta asignación varía según la zona geográfica de explotación o el domicilio -170, 340, 510 y 680 pesos y no depende del nivel de ingreso, aunque aplica el tope superior en 4.800 pesos.Comprende la asistencia escolar desde el nivel inicial hasta el último año de la escuela secun-daria en establecimientos nacionales, provinciales, municipales o privados incorporados a la enseñanza oficial y sujetos a su fiscalización o adscriptos a la misma, que estén reconocidos y funcionen con permiso expreso de la autoridad educacional oficial.Esta prestación alcanza a 3.227.877 alumnos que concurren a establecimientos de educación inicial, primaria y secundaria de todo el país.

Un panorama de las jurisdicciones indica cierta dispersión de valores:

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B) Escolaridad Mensual. No es un sistema extendido, sólo 9 provincias lo aplican

Situación actual Comparada

El valor más generalizado de la asignación por hijo que está escolarizado consiste en una asignación de 135 pesos mensuales y una ayuda escolar anual de 170 pesos (ingresos hasta 2.400 pesos). Este segmento mayoritario involucra dos tercios de los trabajadores registrados del sector privado y la totalidad de los beneficiarios de la Ley de Riesgos del Trabajo, del Seguro de Desempleo, de los pasivos , de los beneficiarios de pensiones no contributivas por invalidez, todos dependientes de la ANSES; y una estructura similar en el caso de los empleados públicos nacionales, los empleados públicos provinciales y municipales y de los jubilados y pensionados de Buenos Aires y Córdoba. Asimismo, incluye a todos los beneficiarios de la provin-cia de Tucumán. Se suma Santa Cruz donde alcanza los 144 pesos.Excepto en Tucumán y Santa Cruz, en todas las demás, participa en forma menos significativa la asignación por hijo que está escolarizado para beneficiarios con in-gresos entre 2.400 y 3.600 pesos, la cual consiste en una asignación de 102 pesos mensuales y la ayuda escolar anual de 170 pesos. Valores similares están gene-ralizados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, Chaco, Mendoza, La Pampa y Santiago del Estero.Y por último, un reducido grupo de beneficiarios del régimen mayoritario percibe una asignación de 68 pesos mensuales y la ayuda escolar anual de 170 pesos. Cercanos a este monto se encuentran los beneficiarios de Entre Ríos, La Rioja, Río Negro y Santa Fe.Por su parte los beneficiarios de las provincias de Corrientes, Chubut, Formosa, La Rioja, Misiones, Neuquén, Salta y San Luis perciben valores inferiores (de 30 a 60 pesos).Paralelamente a los regímenes de asignaciones coexiste el subsidio por hijo del “Plan Familias” de 45 pesos mensuales y la deducción por hijo de la cuarta catego-ría del impuesto a las Ganancias, que como se explicó es de hasta cinco mil pesos anuales, lo que implica un beneficio fiscal de 146 pesos por mes.El siguiente cuadro esquematiza el estado actual:

Es decir, por un lado, aunque la mayor cantidad de beneficiarios posee un régimen similar, la estructura regional es muy dispersa. Por el otro, en cuanto a la equidad horizontal, no tiene correlación que los beneficios del régimen mayoritario - percibi-do por quienes tienen salarios inferiores a 4.800 pesos- sean menores al beneficio obtenido por los trabajadores de la cuarta categoría de ganancias, que tienen ingre-sos que superar dicho tope.

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Cobertura de la Situación Actual

La comparación entre los 12.830.00 potenciales beneficiarios de asignaciones y los 5.754.000 beneficiarios ya existentes muestra una escasa cobertura de la prestación -45 por ciento-, que puede explicarse por varias razones:

a) Ingreso ($). Hijos escolarizados cuyos padres superen los 4.800 pesos men-suales de retribución. Vale aclarar que la parte sustancial de este defecto de cobertura en realidad responde a contribuyentes que se benefician de la de-ducción por hijo del régimen del impuesto a las ganancias para los asalariados de la cuarta categoría.b) Informalidad. Hijos escolarizados de padres que no están registrados en el mercado laboral (incluye planes sociales);c) Desempleo. Hijos escolarizados de padres que no tienen empleo, ni seguro de desempleo;d) Inactividad real. Hijos escolarizados de padres que no desean participar del mercado laboral;e) Monotributistas y profesiones liberales. Hijos escolarizados de padres que participan del mercado laboral con dichas figuras (incluye personal domésti-co).

Generalización de la asignación para hijos escolarizados.La propuesta tiene dos objetivos:

1) Por un lado, alentar la escolarización y evitar la deserción escolar de los alumnos provenientes de los hogares socioeconómicamente más vulnerables.2) Por el otro, reforzar la mayor fuente de impulso al sostenimiento del PBI –el con-sumo- focalizando el beneficio en las franjas de población de mayor propensión a consumir su ingreso.El sistema educativo nacional registró un total de 9.910.000 alumnos en el tramo escolar equivalente a la edad de 3 a 18 años (educación común y especial)- A su vez, se estima que entre los 0 y 2 años hay una población de 2.020.583 niños. Por tanto, ante una población objetivo proyectada cercana a los 12.830.000 en el tramo de 0-18 años, surge un defecto de cobertura superior a los 900.000 alumnos.

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Dicho defecto es alto en las primeras salas del jardín y en los últimos tres años de la secundaria -dado que el preescolar, el nivel primario y el ex tercer ciclo de EGB-primeros 3 años de la nueva secundaria- tienen una cobertura cercana a la universa-lidad- y tiene mayor impacto en los miembros de hogares más desfavorecidos. Por tanto, sin dejar de lado la preocupación por la necesidad y la justicia de formalizar todas las relaciones laborales (vg: informalidad, monotributo, entre otras), así como de contener a toda la población activa (desempleo, desaliento), la propuesta se cen-traliza en el sector privado informal de la economía.Generalizando la estadística del INDEC para el cuarto trimestre de 2008, la Pobla-ción Activa para todo el país se estima en 18.462.000. De ellos, 17.110.000 estarían ocupados: 13.072.000 como asalariados y el resto como no asalariados. El 37,8 por ciento de los trabajadores se desempeñarían informalmente en el mercado laboral.Es razonable postular que, representando la parte de la población más vulnerable, presenten una tasa de composición familiar mayor al resto de las familias registradas (0,7 hijo por trabajador)3, suponiendo entonces para el cálculo una proporción 20% superior (0,84). Asimismo se infiere que los desempleados presentan un comporta-miento similar. En este mismo segmento a cubrir se considera necesario incorporar a los 370 mil monotributistas domésticos (por coherencia ya que el sector no regis-trado del mismo sería incorporado), con lo cual se estima que los nuevos benefi-ciarios de asignación por hijo escolarizado serían 5.221.000, que se sumarían a los 5.754.000 del régimen actual.

Costo FiscalSe propone un beneficio consistente en 1.250 pesos anuales, que se otorgarían a razón de 100 pesos mensuales y 50 pesos adicionales en febrero en concepto de ayuda escolar. La percepción estaría condicionada obligatoriamente a la asistencia escolar durante todo el curso lectivo.

Claramente deberían reasignarse PARTE DE (SOLO EL COMPONENTE POR HIJO) los fondos destinados al Plan Familias por la Inclusión Social; efecto disminuiría la demanda de financiamiento para el plan propuesto.Adicionalmente el costo fiscal neto sería parcialmente compensado por la mayor re-caudación de los impuestos sobre los bienes y servicios (IVA, internos, etc)4 aplicado a la demanda agregada incrementada. Ello es así, porque el beneficio alcanza a un sector con alta proporción al consumo; al que suponiéndole una propensión a con-sumir bienes importados e imposición directa del 50% del promedio de la economía, multiplicador del gasto mediante, incrementaría la demanda agregada por un valor 2,9 veces superior al costo inicial

Seguramente el costo neto sería significativamente inferior para el erario nacional dado que es un cálculo recaudatorio conservador y porque habría otros programas sociales nacionales que podrían reciclarse para cubrir esta asignación.

3 Obsérvese que INDEC, estima que en los 31 aglomerados urbanos el promedio de menores de 14 años por hogar es 0,6 (0,6 en GBA, pam-peana y más de 500.000 habitantes, 0,7 en resto de Bs. As y Patagonia, 0,8 en cuyo, noreste y menos de 500.000 habitantes y 0,9 en No-roeste)4 Estimado en 12,7% del PBI para el 2008.

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Ideas Finales

En el país el régimen de asignaciones familiares cubre alrededor del 45% de la po-blación potencial. Esta cobertura se focaliza en el sector formal de la economía.La propuesta, además de disminuir la regresividad del régimen, tiene la potencia-lidad de alentar la escolarización y constituirse como una nueva barrera que con-tenga la deserción escolar básicamente de los alumnos provenientes de los hoga-res socioeconómicamente más vulnerables. Y, a la vez, refuerza -especialmente en esta coyuntura económica- la mayor fuente de impulso al sostenimiento del PBI -el consumo focalizando el beneficio en aquellas franjas de población con mayor propensión a volcar allí su ingreso. Necesariamente esta generalización conlleva un esfuerzo fiscal; sin embargo el propósito justifica por demás su aplicación.Respecto al régimen formal de asignaciones familiares, sería deseable una mayor homogeneidad de sus beneficios entre las distintas jurisdicciones, tendiendo a un régimen más igualitario.

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Introducción

Aportes conceptuales de Celso FurtadoLa perspectiva estructuralista sostiene que la problemática del subdesarrollo está direc-tamente vinculada a la expansión de los países desarrollados, es decir, que ambas ca-tegorías son las dos caras de una misma moneda. En tal sentido, para que países como Argentina puedan avanzar en la senda del desarrollo, se hacen necesarias transformaciones profundas y deliberadas en sus estructuras sociales e institucionales, capaces de cambiar substancialmente el funcionamiento de la economía. En otros términos, deben modificarse los mecanismos de acumulación, de avance tecnológico, de asignación de recursos y de distribución del ingreso. Este esquema conceptual, lleva implícita la idea de que ocuparse de la distribución del ingreso, no es sólo una razón ética o de justicia social, sino también económica y directamente vinculada a la posibilidad del desarrollo.La presente nota se propone analizar la trayectoria reciente de la economía argentina en torno a los principales factores para el inicio de una senda de expansión económica que conlleve desarrollo. Para ello, en primer lugar se presentará un marco conceptual en base al enfoque concebido por Celso Furtado sobre la cuestión del subdesarrollo en América Latina, lo que nos permitirá enmarcar teóricamente el estudio posterior.Seguidamente, se analizará el caso argentino para el período 1993-2007, diferenciándose los subperíodos 1993-2001 y 2003-2007 en función del pasaje del modelo neoliberal cuya agenda surgió del Consenso deWashington, a un nuevo modelo de desarrollo. En ambos casos se aplicará un ejercicio macroeconómico tendiente a verificar las diferencias respecto a la apropiación del excedente (distribución del ingreso) y a la utilización del mismo. (Ver anexo)A través de la utilización de las categorías macroeconómicas habituales (ahorro, consumo, inversión, etc.) quedan escondidas otras que resultan más relevantes para explicar el desa-rrollo de una sociedad. En tal sentido, uno de los principales referentes del análisis econó-mico a partir de conceptos no convencionales fue Celso Furtado, quien en su obra “Prefacio a una Nueva Economía Política” (1976)1 , planteaba que la cuestión del subdesarrollo para las economías latinoamericanas versaba en torno a la relación entre el excedente, la distri-bución del ingreso y el tipo de acumulación (productiva o improductiva).Desde este enfoque, un país se desarrolla sólo si el crecimiento económico redunda en

Excedente, distribución del ingreso y acumulación. Trayectoria de la economía argentina 1993-2007Para que Argentina avance hacia el desarrollo se hacen necesarias transformaciones profundas y deliberadas en sus estructuras socia-les e institucionales, capaces de modificar medularmente el funcio-namiento de la economía. A partir del estudio de ciertas categorías macroeconómicas no convencionales (excedente, costos de repro-ducción social, acumulación productiva y acumulación improductiva) en la presente nota se analiza la trayectoria de nuestra economía en torno al desarrollo, para el período 1993-2007, diferenciándose los subperíodos 1993-2001 y 2003-2007 en función del pasaje del modelo neoliberal a la actual fase de transición a un nuevo modelo de desarro-llo. La principal conclusión obtenida es que, desde la salida del mode-lo neoliberal, ha mejorado la distribución del ingreso y ha aumentado la acumulación productiva (inversión, educación e investigación y de-sarrollo) en detrimento del gasto suntuario.

1 Para Furtado este texto es un aporte para la elaboración de una “Teoría Social Global”, en la cual entronquen la Teoría de la Repro-ducción de la Población”, la Teoría de las Decisiones Intertemporales (acumulación), la Teoría de la Es-tratificación Social y la Teoría del Poder. Editorial siglo XXI.

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beneficios para los diversos sectores productivos, las distintas regiones y todos los estratos sociales. Esta definición plantea una clara distinción entre crecimiento y desarrollo, siendo el primero una condición necesaria pero no suficiente para el segundo.Por otro lado, la magnitud susceptible de ser acumulada para promover el desarrollo del país está determinada por el “excedente económico”. Los primeros estudios en torno a esta noción datan de la primera mitad del siglo XVIII y estuvieron a cargo de los fisiócratas, quienes utilizaban la denominación de “producto neto” en referencia a la diferencia entre la producción agrícola y lo que la población campesina consumía. De este modo, ese pro-ducto neto generado en la agricultura, constituía la base del desarrollo de las actividades no agrícolas.Para Celso Furtado, el excedente está determinado por la diferencia entre la producción so-cial (PBI) y el costo de reproducción social (CRS) de la población, para cuyo cálculo se parte del nivel de ingreso de los trabajadores no calificados. O dicho de otra manera, el excedente es la masa de recursos susceptible de ser acumulada después de cubrir las necesidades de la población.La acumulación de esos recursos se puede dividir en dos categorías: acumulación pro-ductiva y acumulación improductiva. La primera es aquella que permite la ampliación de la capacidad productiva de la economía. Como detallaremos más adelante, en este estudio consideraremos como acumulación productiva los recursos destinados a la ampliación del stock de capital (IBIF), los destinados a mejorar las capacidades de la población (educación) y los destinados a generar avances tecnológicos (I y D).Por otro lado consideraremos como acumulación improductiva cuando el excedente es destinado a fines que no amplían la capacidad productiva, esto es, básicamente, consumo suntuario y flujo de recursos fuera del sistema. La cuestión pasa, entonces, por analizar qué destino una sociedad le da al excedente, si es asignado dentro del sistema productivo, para que permita la expansión de las capacidades productivas o termina “financiando” desigual-dades en los niveles de consumo de la población o tenencia de riqueza fuera del sistema.En términos de Furtado, “…por lo tanto, la composición del excedente es en gran parte un reflejo del sistema de dominación social, lo que significa que, sin un conocimiento de la estructura de poder, es imposible avanzar en el estudio del desarrollo de las fuerzas pro-ductivas”.

Cálculo 1998 y 2007

En pos de comparar los resultados de cada modelo económico en materia de acumulación productiva e improductiva y de redistribución del ingreso, serán considerados los años 1998 y 2007. En el primer caso, se trata del “mejor” año del proceso marcado por la implementa-ción de políticas neoliberales, y en el segundo, es el último año con datos disponibles para dar evidencia de los cambios que ha implicado la implementación reciente de un conjunto de políticas orientadas a un nuevo modelo de desarrollo. La determinación del excedente de la economía argentina se realizó a través de la diferencia entre el Producto Bruto Interno (PBI) a valores corrientes y el Costo de Reproducción Social (CRS) definido en un sentido amplio a los fines de garantizar las condiciones fundamentales de la vida, es decir, alimenta-ción, vestimenta, vivienda, educación, cultura, salud y ocio. (Ver anexo). Para 1998, sobre la base de una canasta mensual de $1.350, el CRS representa el 47,6% del PBI, de lo que se deduce un excedente económico de $156.509 millones, que en términos del PBI representa un 52,4%. Tomando como base el valor de la canasta mensual considerada para 1998, a través de un ajuste por inflación, surge que el valor de la canasta equivalente para 2007 es de $2.6002. Este valor implica que la cobertura del CRS representa el 37,8% del PBI ($307.320 millones) y el excedente económico el 62,2% del PBI ($505.136 millones).Como se mencionó antes, la acumulación del excedente puede ser productiva o impro-ductiva. La primera pasó de $72.718 millones (24,3% del PBI) en 1998 a $240.982 millones (29,7% del PBI), debido a un incremento en la inversión y los gastos en educación e inves-tigación y desarrollo. Por otro lado, la acumulación improductiva mostró una reducción en 2007 respecto de 1998, pasando de $107.086 millones (35,8% del PBI) a $225.580 (27,7% del PBI).Finalmente, se verifica que para el período comprendido entre 1998 y 2007, la distribución del ingreso per cápita familiar ha mejorado. Para ello se dividió a la población argentina en cuatro estratos (alto, medio-alto, medio-bajo y bajo) y se consideró la eventual sub y sobre declaración del ingreso.

2 Para ajustar la canasta por infla-ción se utilizó el Índice de Precios Implícitos del Consumo Privado elaborado por la Dirección Na-cional de Cuentas Nacionales del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC).

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El cambio observado consistió en un transferencia del ingreso del estrato alto (2,7 puntos sobre el Ingreso Nacional Bruto Disponible) hacia los estratos bajo, medio-bajo y medio-alto (0,8 ptos., 0,9 ptos. y 1 punto, respectivamente).

Argentina 1993-2001

Para reflexionar desde las ciencias sociales acerca de un momento histórico determinado, es perentorio evitar los simplismos en pos de ofrecer una visión global y articulada sobre los principales resortes que configuran los problemas y las fortalezas de una sociedad.En tal sentido, las consecuencias de las políticas implementadas en Argentina entre 1976 y 2001 han sido diversas. Una expresión estuvo asociada a la dirigencia política (crisis de representación) y al aparato estatal (deslegitimación de las instituciones gubernamentales). Otra consecuencia fueron los niveles de desigualdad, pobreza e indigencia sin precedentes, así como también la fuerte fragmentación social en nuestro país. Asimismo, se verificó un enorme deterioro de los servicios públicos, esencialmente los sistemas de salud y educa-ción pública. Pero, sin desconocer las mencionadas aristas del proceso histórico referido, en esta oportunidad focalizaremos nuestro análisis en el funcionamiento del modelo ma-croeconómico implementado entre 1993 y 2001, en relación al impulso de un proceso de acumulación productiva que hubiera permitido tomar una senda hacia el desarrollo.El cuadro n° 1 nos muestra la evolución de la acumulación productiva para todo el período analizado y su financiamiento (ahorro privado nacional, ahorro público nacional y ahorro del resto del mundo).Los gastos en educación y en investigación y desarrollo habitualmente son considerados como gastos corrientes del Sector Público, formando parte del cálculo del Ahorro Nacional del SP (segunda columna de la izquierda). Pero en esta ocasión, se los presenta como com-ponentes de la acumulación productiva (es decir, se los pasa con signo cambiado al otro lado de la igualdad), lo que conlleva un incremento del Ahorro Nacional del SP.

Puede observarse que para 1993-2001 se registra un importante nivel de ahorro externo que se suma al ahorro nacional público y privado. Este nivel de ahorro externo que pro-medió 3% del PBI, es la contracara del endeudamiento externo de la Argentina para ese período. Dicho de otra manera, el resto del mundo nos prestaba a razón de 3% de nuestro PBI por año. El mejor año de este período (1998), arroja un nivel de acumulación productiva del orden de 24,3% del PBI compuesto de la siguiente manera: IBIF (19,9%), educación (4,16%) e investigación y desarrollo (0,23%). Este 24,3% fue financiado con endeudamiento externo por un 4,6% del PBI, es decir, 14.465 millones u$s.De cualquier manera, esta importante cantidad de recursos extraordinarios no implicó que la inversión (IBIF) superara en ningún momento de la década los 20% del PBI (19,9% fue la mejor marca en 1994 y 1998, financiado con ahorro externo en un 4,3% y un 4,6% del PBI, respectivamente).La referida masa de recursos extraordinarios proveniente del endeudamiento externo, tam-

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poco se transformó en un mayor nivel de erogaciones en educación y en investigación y desarrollo. En el caso de la educación, durante la década del 90 su participación en el gasto público consolidado rondo el 4,3% del PIB. Por su parte, para el mismo período, los recur-sos destinados a investigación y desarrollo orillaron un paupérrimo 0,2% del PBI.

Argentina 2003-2007

En 2003 se instauró un nuevo modelo macroeconómico compuesto por un conjunto amplio de políticas económicas. Se destacan:• Sostenimiento de un tipo de cambio real competitivo para proteger el mercado interno y la industria.• Implementación de un sistema de tipo de cambio diferenciado (vía retenciones) ante la existencia de ventajas relativas en favor del sector agropecuario local respecto del resto del mundo. Los factores determinantes de esta situación son de carácter natural (clima, suelo, etc.) y tecnológico (siembra directa, agroquímicos, biotecnología, etc.).• Respaldo a las convenciones colectivas de trabajo y “clima” favorable para la recomposi-ción salarial (incremento del salario mínimo vital y móvil, etc.).• Priorización de la integración regional. Inicialmente con Brasil y el Mercosur, posteriormen-te con el resto deAmérica Latina y finalmente a través del proceso de unión multilateral “sur-sur”. Asimismo, como contrapartida se evidenció una salida de la trayectoria hacia elALCAy un alejamiento de las “relaciones carnales” con EE.UU.• Recuperación de la situación fiscal. Fundamentalmente a través de una mayor presión tri-butaria que, entre 1998 y 2007, aumentó 8 puntos porcentuales del PBI (pasando del 21 p.p. en 1998 a 29 p.p. en 2007). Esta evolución es explicada principalmente por un incremento en la recaudación de los siguientes tributos: impuesto a las ganancias sobre personas fí-sicas (0,6 p.p.), impuesto a las ganancias sobre corporaciones y otras empresas (1,6 p.p.), impuesto sobre las transacciones financieras y de capital (“al cheque”) (1,9 p.p.), derechos de exportación (retenciones) (2,5 p.p.) y contribuciones sociales (aporte de empleadores y monotributistas) (0,8 p.p.). La principal virtud de esta mejora en la recaudación reside en su progresividad, en tanto el 40% más pobre de la población no se vio afectado.• Renegociación de la deuda externa pública con una importante quita de capital e intere-ses, sin condicionar el crecimiento económico.• Control a la entrada y salida de capitales.• Una nueva Ley de Educación nº 26206, promulgada el 27/12/06 que derogó la denomina-da Ley Federal de Educación nº 24195 sancionada en 1993. La sanción de la Ley de Finan-ciamiento Educativo nº 26065 que garantiza destinar 6% del PBI para el financiamiento de la educación, la ciencia y la tecnología a alcanzar en 2010. Y la Ley de Educación Técnica nº 26058 que recupera este perfil derogado en 1993.• La rejerarquización del CONICET, el programa raíces, para facilitar el retorno de los científi-cos argentinos y la creación en 2007 del Ministerio de Ciencia, la Tecnología y la Innovación Productiva.Para simplificar la comparación de ambos subperíodos (1993-2001 y 2003-2007) consi-deramos el mejor año de cada uno de ellos, medido por el mayor nivel de acumulación productiva.De esta manera, los años a ser cotejados son 1998 y 2007, con niveles de acumulación productiva del 24,3% y del 29,7% del PBI, respectivamente. Se puede observar que los patrones fundamentales de desempeño en cada uno de los subperíodos están bien repre-sentados por los años elegidos. Esto es, en el primero hay una paulatina regresividad en la distribución del ingreso, un bajo nivel de ahorro nacional, tanto privado como público, que tiene que ser reforzado con ahorro externo y que, de cualquier manera, arrojan un resultado de acumulación productiva bajo, comparado con los niveles internacionales. En el segundo subperíodo se verifica una gradual mejora en la distribución del ingreso (mientras que en 2003 el ingreso del decil más rico de la población fue 14 veces superior al del decil más pobre, para 2007 el resultado de esta relación se redujo a 10,9), un aumento sustancial en el ahorro nacional, tanto privado como publico, que permite financiar un mayor nivel de acu-mulación productiva, al mismo tiempo que se reduce el nivel de exposición externa.El año 2007 es el mejor del periodo (1993-2007) para todos los indicadores -inversión, edu-cación e investigación y desarrollo- y claro está, en el total de acumulación productiva, conllevando un ascenso de Argentina en el ranking mundial (ver gráfico N° 1 y cuadro N° 2). Esta mejora respecto de 1998 responde a un conjunto de factores. Por un lado se verificó

3 A pesar de que en este trabajo he-mos ampliado el criterio en relación a la definición original de Furtado, continuamos incurriendo en un supuesto simplificador, en tanto la mano de obra es muy heterogénea y compleja. El cálculo del CRS consi-derando dicha diversidad en la ofer-ta laboral queda pendiente para un trabajo posterior.4 La Canasta Básica de Alimentos de costo mínimo (CBA) está deter-minada en función de los hábitos de consumo de la población defini-da como población de referencia en base a los resultados de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares de 1996/97. El procedimiento en uso toma en cuenta los requeri-mientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para esa población. A los componentes de la CBA se los valoriza con los precios relevados para la elaboración del índice de Precios al Consumidor (IPC) para cada período de medi-ción. Dado que los requerimientos nutricionales son diferentes según la edad, el sexo, y la actividad de las personas, es necesario hacer una adecuación que refleje las caracterís-ticas de cada individuo en relación a esas variables, para lo cual se toma como unidad de referencia el varón adulto, de 30 a 59 años, con acti-vidad moderada. A esta unidad de referencia se la denomina “adulto equivalente” y se le asigna un valor igual a uno. Para calcular el valor de la Canasta Básica Total (CBT) es necesario contar con el valor de la CBA y ampliarlo con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etcétera). Para ampliar o ex-pandir el valor de la CBA se utiliza el “Coeficiente de Engel” (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos to-tales observados en la población de referencia (en este caso, la del año base de estos cálculos, 1985/86).5 En nuestro ejercicio macroeco-nómico consideramos una familia tipo de 4 personas, constituida por un matrimonio y dos hijos de 12 y 9 años cumplidos. De esta manera, nuestro hogar suma 2,8 adultos equivalentes (el hombre adulto vale 1, la mujer vale 0,74, el hijo de 12 años vale 0,63 y el hijo de 9 años vale 0,43).

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una caída en la participación en el ingreso del estrato “A” (alto) de por lo menos 2,7% del PBI (Trim. I 2007 vs Trim. I 2004). Asimismo, el ahorro público ganó 5 puntos del PBI a partir de una mayor presión tributaria que, como se dijo, no afectó al 40% de menores ingresos (o estrato “B” bajo-), con lo cual la distribución del ingreso “secundaria” (esto es, después de la intervención del sector público) mejoró aún más.Finalmente, el ahorro privado aumentó 7,5% del PBI, diferencia que es “aportada” en mayor proporción por los estratos “A” y “MA” (medio-alto).Podemos sostener entonces que la mejora en el nivel de acumulación productiva de5.4% del PBI entre 2007 y 1998 se realizó a costa de una reducción del consumo suntuario o acumulación improductiva.

Conclusión

Como destaca Furtado, durante el siglo XIX y el predominio de la escuela neoclá-sica (liberalismo), “… hay un progresivo abandono del concepto de excedente, que refleja el propósito de fundar una ciencia económica pura, es decir, con validez explicativa independiente del conocimiento de las estructuras sociales. Pero como

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pretender ignorar las estructuras sociales es, ni más ni menos, que aceptar las que existen en el presente como inmutables, se explica que el campo de estudio de los economistas se haya reducido tanto y que ellos hayan sido los últimos en compren-der la propia evolución de la economía capitalista”.El predominio de estas ideas impide ver los cambios profundos que dieron en los modelos de desarrollo en las últimas décadas. Durante la década de 1990, cuando la asignación del excedente quedó librada al mercado, Argentina ahorró poco y se endeudó mucho, preponderando la acumulación improductiva en detrimento de la productiva. Este funcionamiento se sustentó en la vigencia del modelo neoliberal basado en el plan de convertibilidad, la apertura comercial y financiera, las priva-tizaciones, la desregulación de los mercados, el equilibrio fiscal y otras políticas del Consenso de Washington, que arrojaron una crisis fenomenal de dimensiones difícilmente evocables.Por el contrario, el modelo post-convertibilidad, que incluye flotación cambiaria ad-ministrada, impulso del gasto público, desendeudamiento del sector público, políti-cas de ingresos y otras políticas de corte keynesiano, ha generado una mejora en la distribución del ingreso y un notable aumento de la acumulación productiva (inver-sión, educación e investigación y desarrollo) en detrimento del gasto suntuario.En el presente trabajo se analizó la evolución de la acumulación productiva desde una perspectiva eminentemente cuantitativa. En tal sentido, quedan pendientes cier-tos abordajes que incorporen aspectos cualitativos al estudio de esta problemática. A continuación se detallan las principales líneas de investigación que deberían ser tenidas en cuenta a futuro:• Estudiar la composición de la inversión (capitales nacionales vs. Capitales extranje-ros), y de este modo, evaluar el proceso de extranjerización de la economía argentina en ambos períodos.• Analizar el destino de la inversión reproductiva entre sectores transables y no tran-sables, a los efectos de detectar la mayor o menor vulnerabilidad externa de la eco-nomía argentina en ambos períodos.• Explorar el destino de las inversiones según tamaño de empresa en pos de evaluar el grado de concentración económica del aparato productivo nacional en ambos períodos.• Evaluar las políticas de ciencia y técnica aplicadas, su inserción en el aparato pro-ductivo, los sectores priorizados y la eficacia lograda. Las reformas educativas, la de los 90 y la actual y sus implicancias productivas. Estas cuestiones, ancladas en una visión de economía política, son aspectos que deben volver a formar parte de las discusiones futuras en los centros de investigación y las universidades a fin de responder a las necesidades de reflexión que requiere el sendero retomado con el colapso de la convertibilidad y el actual proceso de crisis internacional.

ANEXOExcedente

Para determinar la magnitud del excedente de la economía argentina se procedió a obtener la diferencia entre el Producto Bruto Interno (PBI) a valores corrientes y el costo de reproducción social (CRS). La determinación delCRSsegún los términos de Furtado, es decir, a partir del nivel de ingreso de los trabajadores no calificados, no se condice con la compleja oferta laboral actual. Esto nos muestra que la determina-ción del CRS es eminentemente histórica, por lo cual reviste cierta dificultad.Para resolver este aspecto3, se tomó como base las principales canastas familiares en nuestro país, o sea, la Canasta Básica Alimentaria (CBA) y la Canasta Básica Total (CBT) calculadas por el INDEC4. Así, se estimaron los valores mensuales que permi-tirían a una familia tipo5 (4 personas) disponer de las condiciones fundamentales de vida, a saber: esencialmente alimentación, vestimenta, vivienda, educación, cultura, salud y ocio. Para ello, se multiplicó por 3 el valor de la CBT. En 1998 (ver cuadro N°3), la economía argentina produjo bienes y servicios finales (PBI) por un valor de $298.948 millones. Asimismo, para el mismo ejercicio, el CRS fue de $142.439 millones (47,6% del PBI) sobre la base de una canasta de $1.350 mensuales para 35.170.000 de habitantes (8.792.500 de familias). Entonces, de los $298.948 millo-nes producidos es necesario destinar $142.439 millones al consumo de la pobla-

3 A pesar de que en este trabajo he-mos ampliado el criterio en relación a la definición original de Furtado, continuamos incurriendo en un supuesto simplificador, en tanto la mano de obra es muy heterogénea y compleja. El cálculo del CRS consi-derando dicha diversidad en la ofer-ta laboral queda pendiente para un trabajo posterior.4 La Canasta Básica de Alimentos de costo mínimo (CBA) está deter-minada en función de los hábitos de consumo de la población defini-da como población de referencia en base a los resultados de la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares de 1996/97. El procedimiento en uso toma en cuenta los requeri-mientos normativos kilocalóricos y proteicos imprescindibles para esa población. A los componentes de la CBA se los valoriza con los precios relevados para la elaboración del índice de Precios al Consumidor (IPC) para cada período de medi-ción. Dado que los requerimientos nutricionales son diferentes según la edad, el sexo, y la actividad de las personas, es necesario hacer una adecuación que refleje las caracterís-ticas de cada individuo en relación a esas variables, para lo cual se toma como unidad de referencia el varón adulto, de 30 a 59 años, con acti-vidad moderada. A esta unidad de referencia se la denomina “adulto equivalente” y se le asigna un valor igual a uno. Para calcular el valor de la Canasta Básica Total (CBT) es necesario contar con el valor de la CBA y ampliarlo con la inclusión de bienes y servicios no alimentarios (vestimenta, transporte, educación, salud, etcétera). Para ampliar o ex-pandir el valor de la CBA se utiliza el “Coeficiente de Engel” (CdE), definido como la relación entre los gastos alimentarios y los gastos to-tales observados en la población de referencia (en este caso, la del año base de estos cálculos, 1985/86).5 En nuestro ejercicio macroeco-nómico consideramos una familia tipo de 4 personas, constituida por un matrimonio y dos hijos de 12 y 9 años cumplidos. De esta manera, nuestro hogar suma 2,8 adultos equivalentes (el hombre adulto vale 1, la mujer vale 0,74, el hijo de 12 años vale 0,63 y el hijo de 9 años vale 0,43).

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ción, por lo tanto el excedente asciende a $156.509 millones, equivalente al 52,4% del PBI.

Por su parte, para 2007 el excedente fue de $505.136 millones (con una participación en el PBI del 62,2%), a partir de un PBI de $812.456 millones y el CRS ascendió a $307.320 millones, sobre la base de una canasta de $2.600 mensuales. (Ver cuadro N°4)

Acumulación Productiva

En este trabajo consideraremos como acumulación productiva los recursos destinados a la ampliación del stock de capital (IBIF), los destinados a mejorar las capacidades de la población (educación) y los destinados a generar avances tecnológicos (I y D). La inclusión de los últimos dos componentes, que habitualmente son considerados gastos corrientes, responde a la pretensión de componer una noción de acumulación productiva más amplia. En consecuencia, se produce un aumento del ahorro del sector público. Durante 1998, en

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Argentina la inversión ascendió a $59.595 millones (19,9% del PBI), los recursos destinados a educación (por todos los niveles de gobierno) fueron $12.439 millones (4,16% del PBI) y los destinados a investigación y desarrollo tecnológico $684 millones (0,23% del PBI). Así, la acumulación productiva llegó a ser de $72.718 millones (24,3% del PBI), contra un exce-dente del 57,2% del PBI.Del mismo modo, en 2007 la acumulación productiva ascendió a $240.982 millones (29,7% del PBI), y estuvo explicada por una inversión de $196.622 millones (24,2% del PBI), por un gasto en educación que alcanzó los $42.248 millones (5,2% del PBI) y por un gasto en investigación y desarrollo de $2.112 millones (0,26% del PBI).En el siguiente cuadro (N°5) se compara la composición de la acumulación productiva de 1998 y 2007.

Distribución Personal del IngresoPara apreciar la estratificación social de Argentina de acuerdo al nivel de ingreso percibido, se dividió la población en cuatro estratos: bajos (B), medios-bajos (MB), medios-altos (MA) y altos (A). (Ver cuadro N°6)

Otra cuestión es que la Encuesta Permanente de Hogares capta los ingresos percibidos por las familias (Ingreso Nacional Bruto Disponible INBD-) y no el total de ingresos generados por la economía argentina (Ingreso Bruto Interno que equivale al PBI). De este modo, al PBI se deben deducir las remuneraciones netas a factores del exterior, netas de transferencias corrientes, para así obtener el INBD.Adicionalmente, sobre la base de un trabajo del Banco Mundial (1994), la participación en el ingreso de cada estrato fue corregida por sub y sobredeclaración según el caso.Las diferencias entre lo declarado y el verdadero nivel de ingreso se detectan como subde-claración en el estrato A (7% del INBD) y como sobredeclaración en los estratos MA,MBy B (2%,2%y 3%del INBD, respectivamente). En el primer caso, la distorsión es explicada por

Fuente: elaboración propia en base a datos del INDEC

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el temor a los organismos recaudadores o por cuestiones de seguridad, en tanto que en el segundo caso, responde al denominado “efecto vergüenza”, que consiste en declarar más de lo que se gana cuando esto es muy poco.Para 1998, el estrato (B) conformado por el 38,7% de la población recibió $24.524 millones (8,4% del INBD), el estrato (MB) conformado por el 20,6% de la población recibió $32.114 millones (11% del INBD), el estrato (MA) conformado por el 18,2% de la población recibió $47.296 millones (16,2% del INBD) y el estrato (A) conformado por el 22,5% de la población recibió $188.015 millones (64,4% del INBD). (Ver cuadro N°7).

Para 2007, el estrato (B) conformado por el 39,7% de la población recibió $73.354 millones (9,2% del INBD), el estrato (MB) conformado por el 20,3% de la población recibió $94.881 millones (11,9% del INBD), el estrato (MA) conformado por el 18% de la población recibió $137.139 millones (17,2% del INBD) y el estrato (A) conformado por el 22,1% de la pobla-ción recibió $491.948 millones (61,7% del INBD). (Ver cuadro N°8)

Consumo Suntuario

Para la estimación del gasto suntuario correspondiente a cada estrato debe precisarse la manera en que utilizan sus ingresos. En primer lugar, debe deducirse el monto nece-sario para cubrir el CRS (suponiendo que la población de cada estrato está agrupada en familias tipo). Además, hemos supuesto que los impuestos directos que se recaudan en el país son pagados en un 80% por el estrato A, en un 15% por el esteatoma y en un 5% por el estrato MB. Esta distribución supone que el estrato B no paga impuestos directos ni ahorra. Finalmente, también se presume que el ahorro privado nacional es realizado por los tres estratos de mayores ingresos, con las mismas participaciones fijadas en relación a los aportes tributarios.Como puede observarse en el cuadro N° 9, para 1998 el estrato A percibe ingresos por $188.015 millones y los utiliza de la siguiente manera: $32.049 millones para cubrir su CRS, $19.938 millones para pagar impuestos directos y $39.222 en ahorro, quedando un valor de $96.806 millones para consumo suntuario.Por su parte, el estrato MArecibe ingresos por $47.296 millones, con los cuales cubre su CRS ($25.924 millones), paga el 15% de los impuestos directos ($3.738 millones) y aho-rra $7.354 millones. Por lo tanto, el consumo por sobre el CRS es de $10.280 millones.El estrato MB percibe ingresos por $32.114 millones, para cubrir el CRS tiene que asig-nar $29.342 millones, para pagar impuestos debe destinar $1.246 millones y ahorra $2.451 millones, obteniéndose un valor negativo de $925 millones, lo que significa que la suma del monto destinado a pagar impuestos directos, el ahorro y el ingreso necesa-rio para cubrir el CRS correspondiente a este estrato, es mayor al ingreso efectivamente percibido.Por último, al no pagar impuestos ni ahorrar, la determinación del consumo suntuario del estrato B se reduce a la diferencia entre el ingreso disponible ($24.524) y el monto

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necesario para cubrir el CRS ($55.124 millones), dando como resultado un valor nega-tivo de $30.600 millones.De esta manera, la acumulación improductiva (o consumo suntuario) para 1998 alcanza los $107.086 millones, lo que representa el 35,8% del PBI.

A través de un análisis análogo al realizado para 1998, puede determinarse que la acumula-ción improductiva para 2007 asciende a $225.580. También en este caso, el gasto suntuario es realizado por los estratos A, MA y MB por valores de $173.736, $34.933 y $16.911 millo-nes respectivamente. (Ver cuadro N°10)

Cuadro Nº 10Estimación del consumo suntuario por estrato.

En mill. de $ corrientes. Año 2007.

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2ca

pít

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A mediados del mes de abril el Presidente de EE.UU. Barack Obama expre-saba lo siguiente: “lo que me parece una aberración, es una situación en la que las ganancias de las empresas del sector financiero representaban un porcentaje demasiado alto de nuestra rentabilidad, cosa que ocurrió durante toda la última década. Creo que es importante entender que parte de esa riqueza, en primer lugar, era ilusoria. Creo que siempre existió la percepción de que lo que ocurrió en Wall Street en los últimos diez o quince años era insostenible. También pienso que hay muy poco desacuerdo en cuanto a que esta crisis debe enseñarnos ciertas lecciones sobre la importancia de la regulación de los mercados financieros”.

A fines de abril el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicó su panorama económico en el que considera que el impacto de la crisis internacional sobre la economía argentina será breve, en forma de V, porque, entre otras cosas, el siste-ma financiero de nuestro país no está dañado por la crisis, porque el precio de las “commodities” que Argentina exporta ya tocaron un piso y se está recuperando y el sector privado tiene una deuda manejable.

Al mismo tiempo su Director General: Dominique Strauss Kahn, afirmó: “La reactivación empezará con los Estados Unidos, pero llegará enseguida a países como Argentina, Brasil y Chile porque el sistema financiero allí no fue tan golpea-do”. “La situación de ustedes definitivamente no es la peor del planeta” Leonardo diría: CHOCOLATE.

En su nota de junio de 2007 del primer número de Entrelineas “Turbulencias financieras internacionales: causas y azares. Los resguardos de la economía Argen-tina (primera parte), ya nos decía lo que muchos dijeron luego. Algunas de las frases de esa nota son las siguientes:

“La fuerte caída en la bolsa de valores china del 27 de febrero, y el contagio hacia todas las bolsas del mundo, nos recordó (por enésima vez) la fragilidad extrema del sistema financiero internacional y los dilemas no resueltos del actual régimen monetario mundial”.

“Ahora que pasó la tormenta, y que todo sigue como si nada hubiese pasado, seguimos interesados en discutir las posibles causas que explican los cimbronazos a los que nos tiene cada vez más acostumbrados el sistema financiero internacio-nal”.

“Siempre surgen explicaciones que suelen esconder los problemas estructurales del sistema monetario y financiero internacional. Para evitar que la gente piense en posibles problemas sistémicos por detrás de un suceso determinado, general-mente, tales explicaciones apuntan a una única causa (declaraciones de algún funcionario, o ex, o la publicación de algún indicador), como un intento de trans-mitir la idea que el problema es de fácil resolución, o que se lo pueda aislar”.

“La pretensión del capital financiero de obtener renta sin necesidad de pasar por la

producción puede ser convalidada en la medida que existan nuevas zonas con mano de obra disciplinada y un importante potencial de ampliación de la capa-cidad de generar excedentes. En este sentido, China se constituye hoy como el principal pulmón de la economía mundial”.

“Focalizando en la economía norteamericana, vemos que un tercio de los activos de las familias norteamericanas son tenencias financieras. Estos activos financieros

Chocolate

Editorial

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se encuentran centralizados en grandes fondos de pensión y de inversión, que son los principales impulsores de una multiplicidad de innovaciones financieras desde principios de los años 90. Tales “innovaciones” no promueven las capacidades productivas de un país, sino más bien multiplican las posibilidades de apalancarse (timbear sin capital propio) con hipotecas sobre viviendas y tierras para comprar acciones y bienes durables, lo cual genera una fragilidad adicional en contextos de burbujas de precios de inmuebles”.

“Dada la importancia de la bolsa de valores de los Estados Unidos en relación con las finanzas mundiales, y con China en particular, resulta difícil suponer que el contagio pueda ser explicado por algún problema ocurrido en la bolsa de Shan-gai. Los desequilibrios financieros mundiales desde fines de los años 90, pasaron de la periferia al centro, en su búsqueda de calidad de los activos vis a vis los pa-peles de las bolsas emergentes”.

“Sólo la volatilidad del capital financiero, en un contexto de ausencia de regu-lación prudencial, podría explicar los sucesos del 27 de febrero”. Y en Entrelíneas Nº 2 de julio de 2007 “Turbulencias financieras e internacionales: causas y azares. Los resguardos de la economía argentina (segunda parte)”, entre otras cosas, sos-tenía, hablando de Argentina:

“El panorama podría completarse destacando que el esquema macroeconómico actual es consistente, y de menor fragilidad frente a las turbulencias financieras que el existente durante los años 90, fundamentalmente porque no requiere ingre-so de capitales y no posee necesidades significativas de financiamiento externo”.

“La consistencia del esquema macroeconómico actual se explica básicamente por la

política cambiaria de flotación administrada que le impone un piso relativa-mente elevado al tipo de cambio nominal”.

Chocolate y yapa

Cuando la crisis de las hipotecas comenzaba a ser captada en los países centra-les, en el número 4 de septiembre 07 bajo el título “El colapso de las hipotecas del norte. Las repercusiones locales”, Leonardo nos planteaba por un lado, la necesidad estructural de “desenchufarse” y por el otro, cómo los mecanismos de transmisión en Argentina estaban coyunturalmente mediados por las acciones del poder económico local: “Una primera mirada sobre el comportamiento del siste-ma financiero y cambiario en la argentina durante el momento de mayor pánico en los mercados financieros de los países centrales nos resulta paradójica. Con liquidez por parte de los bancos, y de la economía en general, y con un sostenido exceso de oferta de divisas en el mercado cambiario, y siendo la economía norte-americana el epicentro del problema, hemos asistido a fuertes subas en las tasas de interés y presiones alcistas sobre la cotización de dólar”.

“La pregunta es: en un contexto de excesiva liquidez, ¿cómo es posible que la tasa entre bancos pueda duplicarse en 24hs; y en segundo lugar, qué produjo que bajara tan rápidamente hasta situarse casi en los niveles previos a la suba?”.

“Para contestar la primera de las preguntas es necesario despejar primero la hi-pótesis que plantea alguna conexión entre la crisis financiera por las hipotecas en los Estados Unidos y lo que sucedió luego en la Argentina. Si bien en la Argentina estamos en plena burbuja inmobiliaria, la situación es completamente diferente al esquema planteado sobre la economía norteamericana. Por un lado, el incremento en los inmuebles no se explica por el crédito. La economía argentina se encuentra en niveles muy bajos de crédito; en la actualidad el crédito al sector privado no financiero apenas alcanza el 11% del PBI, menos de la mitad del que se registra-ba en los noventa. Por último, y como ya hemos planteado reiteradamente, el esquema macroeconómico actual no posee niveles de fragilidad y vulnerabilidad al contexto financiero externo, porque la economía no depende del ingreso de ca-

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pitales financieros para su funcionamiento. Por otro lado, observando la situación de liquidez del mercado bancario y financiero argentino, y de la economía en ge-neral, tampoco encontramos fundamentos para que la tasa de interés se duplique o haya una corrida contra el peso”.

Luego agregaba: “Sin embargo, si observamos el mercado interbancario y ana-lizamos por grupo de bancos a los demandantes y oferentes netos de fondos, en-contramos que los bancos extranjeros han sido en los días de mayor turbulencia financiera internacional fuertes demandantes de fondos (pesos), atentando contra la paridad cambiaria y la tasa de interés doméstica”.

“¿Cuál podría ser la motivación de los bancos extranjeros para intentar hacer subir la cotización del dólar? Nuestra principal hipótesis es que fue una jugada netamente

conspirativa el resultado de una estrategia conjunta de un segmento de los ban-cos extranjeros buscando condicionar a las autoridades de política económica. De mínima para instalar la idea de que la economía argentina se encuentra conecta-da a los centros financieros internacionales, y que un problema afuera repercute adentro de la manera en que sucedió. El discurso que pretenden imponer es, simplemente, que si hay crisis financiera afuera, acá sube la tasa y sube el dólar. Sería como llamar a una familia para pedir rescate por un supuesto rehén que no existe”.

“Si se instala esta idea, la recompensa buscada consiste en establecer una agen-da diferente de política económica a futuro, con sesgo ortodoxo, y pro mercado financiero”.

“De esta manera se explica por qué los bancos extranjeros que siempre operaron para tener una moneda doméstica lo más apreciada posible hayan tomado esta actitud. De hecho, Prat Gay, de la JPMorgan, ha sido el que más aportó a esta causa, apreciando el peso un 20% durante su gestión. Por otra parte, no fueron pocos los bancos extranjeros que pensaron en dejar el país, cuando la paridad era 4 a 1 con el dólar”.

“Los bancos extranjeros, junto a las empresas de servicios públicos privatizadas y los acreedores externos han sido los principales defensores de un peso apreciado, y han presionado fuertemente en esa dirección”.

“En un plano más profundo, consideramos que se requiere avanzar sobre una agenda de temas que apunten al objetivo de desconectar lo más posible el mer-cado financiero local de los centros financieros internacionales, por un lado, y la dinámica de la valorización financiera del proceso de crecimiento económico en la Argentina. Este doble objetivo evitaría lo que actualmente le sucede a los Estados de los países centrales: tener que pagar enormes rescates porque buena parte de la sociedad quedó como rehén”.

“Es necesario, en este sentido, analizar las políticas económicas también desde esta

óptica. Es decir, pensar regulaciones e instituciones que hagan que el Estado no tenga luego que salir a rescatar a la gente que quedó de rehén. Porque la trampa está al principio, no al final”.

Sí. Nosotros ya sabíamos de la volatilidad del capital financiero y la ausencia de regulaciones. También ya sabíamos que el esquema macroeconómico argentino y su sistema financiero, están desconectados de la crisis mundial. También ya sabía-mos que distintos sectores de poder no descansan para llevar “agua para su moli-no”. Y también teníamos en claro que muchos de los economistas que forman la “opinión pública” tienen intereses económicos detrás. Y ahora también sabemos bien a qué intereses responden quienes quieren financiar las transferencias al sec-tor agroexportador con una nueva fase de endeudamiento con los organismos internacionales. Nuevamente buscando salidas coyunturales para evitar discutir la necesidad de cambios estructurales, que le permitan a nuestro país emanciparse de una vez por toda de la barbarie capitalista.

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Leonardo no era adivino, analizaba y opinaba con honestidad intelectual desde la realidad material y dialéctica de nuestra sociedad y desde los intereses de nues-tro pueblo. Hasta siempre Perkin.

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La fuerte caída en la bolsa de valores china del 27 de febrero, y el contagio hacia todas las bolsas del mundo, nos recordó (por enésima vez) la fragilidad extrema del sistema financiero internacional y los dilemas no resueltos del actual régimen monetario mundial.Al momento de escribir esta nota el índice Shangai Composite se encontraba en torno a los 3400 puntos; un 11% arriba de su valor previo a la caida. Es decir, creció un 25% desde el menos-diez-por-ciento del 27 de febrero.Ahora que pasó la tormenta, y que todo sigue como si nada hubiese pasado, seguimos in-teresados en discutir las posibles causas que explican los cimbronazos a los que nos tiene cada vez más acostumbrado el sistema financiero internacional.Se habló y se escribió mucho durante los días posteriores acerca de las posibles causas del cimbronazo financiero. Se asoció, en primer lugar, a los intentos explícitos (sin éxito, hasta ahora) de las autoridades chinas por desinflar la burbuja de precios de los activos financieros que cotizan en la bolsa de Shanghai1 y por reducir el ritmo de crecimiento de su economía y , en segundo lugar, a los temores sobre una posible recesión de la economía norteamericana.Siempre surgen explicaciones que suelen esconder los problemas estructurales del sistema monetario y financiero internacional. Para evitar que la gente piense en posibles problemas sistémicos por detrás de un suceso determinado, generalmente, tales explicaciones apun-tan a una única causa (declaraciones de algo en funcionario, o ex, o la publicación de algo en indicador), como un intento por transmitir la idea que el problema es de fácil resolución, o que se lo puede aislar.Para ello, analizamos la situación en dos planos. En primer lugar, intentaremos resumir las cuestiones más relevantes del actual contexto, haciendo hincapié en la importancia de la economía china como generadora de nuevas oportunidades de reciclaje para el capital rentístico, cuyo centro se encuentra en los Estados Unidos. En otras palabras, como com-plementaria y oxigenadora del esquema actual de mundialización financiera, más que como competidora de la hegemonía norteamericana, en términos de los indicadores tradicionales que se utilizan para tal evaluación: ranking de pbi, etc. En la segunda parte, discutimos cuestiones estructurales, con una perspectiva de largo plazo, a propósito de la evolución del sistema monetario y financiero a nivel internacional.Una vez concluido este análisis, en la próxima edición de la revista entrelíneas, planteare-mos las posibles repercusiones de este contexto internacional sobre la economía argentina, haciendo hincapié en el manejo de la política monetaria y la administración de las reservas internacionales.En este sentido, planteamos que la acumulación de reservas debiera considerarse como una consecuencia de la política de sostenimiento del tipo de cambio elevado, y no un ob-jetivo en si mismo.Desde esta óptica, exponemos algunas hipótesis que guiarán la discusión. En pri mer lugar, consideramos que las principales perturbaciones para la economía argentina vendrán por el lado de los precios de las comodities más que por shocks financieros. Los intentos por tener resguardos o reaseguros para la argentina debieran apuntar a diversificar la estructura

Turbulencias financieras internacionales: causas y azares. Los resguardos de la economía argentina (Primera parte)Por Leonardo Perichinsky

La ampliación de la mundialización financiera a China renovó las po-sibilidades de reproducción del capital financiero, con eje en Estados Unidos. Entender este esquema de dependencia mutua, resulta cen-tral para analizar el contagio que generó la caída de la bolsa de Shan-gai hacia el resto del mundo.

1 Entre junio de 2006 y- febrero 2007 el índice de la bolsa de valores de Shangai Duplicó su valor. Con lo cual, incluso, tal caída pudo haberse tomado como una corrección lógica luego de este incremento. A su vez, la economía china crece a tasas igua-les o superiores al 8% anual desde el Año 1991, y por encima del 10% desde el 2002.

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productiva y las exportaciones más que a incrementar reservas colocadas en el sistema financiero internacional.Consideramos que tal elevado nivel de reservas en activos financieros principalmente de-nominados en dólares le introduce a la economía un elemento de fragilidad innecesario, en este contexto de extrema volatilidad financiera internacional. Adicionalmente, y dada la ten-dencia a la depreciación gradual del dólar frente al resto de las monedas clave del mundo, mantener buena parte de la posición denominada en dólares genera un riesgo adicional en términos de Pérdidas de capital.Nuestras recomendaciones apuntan a mantener sólo una porción de las reservas de ma-nera líquida (actualmente representan un 120% de la base monetaria) y utilizar una parte considerable para el financiamiento de proyectos que apunten a diversificar la estructura productiva y las exportaciones del país.

El contexto internacional

La progresiva desregulación de los mercados financieros durante los últimos treinta años resultó en una nueva configuración de la mundialización. A diferencia de la prevaleciente durante la postguerra, la estructura actual ya no está dominada por la inversión extranjera directa y el comercio sino por los capitales de portafolio: papeles que circulan internacional-mente buscando valorizarse.Los datos son más que elocuentes. A principios de la década del 70 las transacciones finan-cieras en el mundo eran 15 veces el PBI mundial; en la actualidad representan 105 veces la producción de bienes y servicios del mundo2. Por el lado de las divisas, se realizan transac-ciones diarias por 200 mil millones de Dólares, de las cuales sólo el 15% corresponden a operaciones de comercio exteriore inversiones de largo plazo.De la mano de este proceso expansivo del volumen de transacciones especulativas, tanto de divisas como de activos financieros, se produce un incremento extraordinario en la vola-tilidad de los activos financieros.Si observamos la evolución de la rentabilidad de los activos financieros norteamericanos en el resto del mundo, desde la segunda mitad del siglo pasado, resulta evidente la volatilidad creciente del capital financiero.

Por su parte, desde mediados de los años 90, con la incorporación de China a la mundiali-zación financiera, se consolida la expansión del capital rentístico a un nuevo y basto espacio de acumulación productiva.La pretensión del capital financiero de obtener renta sin necesidad de pasar por la produc-ción puede ser convalidada en la medida que existan nuevas zonas con mano de obra dis-

2 Ver Robert Guttman: “Las muta-ciones del capital financiero”, en La mundialización financiera; Comp. Chesnais, Editorial Losada.

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ciplinada y un importante potencial de ampliación de la capacidad de generar excedentes. En este sentido, China se constituye hoy como el principal pulmón de la economía mundial. Dado el peso de la economía china, su significado para la reproducción del capital resulta evidente. Se estima que su contribución al crecimiento del producto mundial es de alrede-dor de un 17%, similar al peso que posee toda Europa. Estados Unidos aporta el 23%.Entendemos, entonces, la incorporación de China a la mundialización de manera indiso-ciable de la reproducción del régimen de acumulación mundial de carácter rentista, cuyo centro es Estados Unidos. Desde esta óptica, china y el resto de las principales economías asiáticas son la contra cara del déficit de cuenta corriente de la economía norteamericana (que alcanzó los 800 mil millones de dólares en el 2006).

Por su parte, la economía china posee una tasa de ahorro del orden del 50% de su PBI. Tal nivel de ahorro, junto con el del resto de las economías asiáticas y el de los principales países ex-portadores de petróleo, generan una liquidez anual del orden del billón de dólares. Buena parte de ese ahorro se encuentra en activos poeblicos y privados norteamericanos, denominados en dólares.La economía china posee un elevado nivel de superávit de cuenta corriente y comercial, y, a grandes rasgos, exporta bienes industriales e importa materias primas.En consecuencia, la ampliación del capitalismo mundial hacia oriente también permite la rein-serción de las economías exportadoras de materias primas segoen la clásica división del trabajo que surge de las ventajas comparativas, además de la reproducción de la acumulación financie-ra en los países desarrollados.Esta reinserción, por su parte, se ve reforzada por la asimetría existente entre la importancia de China en la evolución de los precios de los bienes agrícolas y en la marcha del comercio mun-dial. Segoen datos de la OCDE, la incidencia conjunta del crecimiento de China e India sobre los precios de las commodities es el doble que su efecto sobre el crecimiento del comercio mundial. En tanto que, el crecimiento de los países del G7 posee un efecto sobre el comercio mundial cuatro veces superior a su incidencia en los precios de las commodities.Es decir, el ritmo de crecimiento de China (e India) es clave para una evolución favorable de los precios internacionales de los bienes agrícolas. Este punto luego lo retomaremos al analizar los efectos sobre la economía argentina.También es evidente el contraste entre la importancia de la economía China como espacio de acumulación productiva y su posicionamiento en el proceso de centralización de la valorización financiera; esto es, con la capacidad del capital de apropiar parte del excedente por el solo hecho de poseer papeles (bonos, acciones, y sus derivados). La bolsa de valores de Shangai posee una escasa relevancia: sólo representa en términos de stocks financieros un 20% de su PBI. En tanto que los stocks financieros en Estados Unidos equivalen a diez PBI. Es decir, la bolsa de valores de Nueva York es aproximadamente cien veces superior a la de Shangai.Esta asimetría es consecuencia de la configuración actual del sistema financiero internacional. El cual es altamente imperfecto y jerarquizado, tiene como centro a la bolsa norteamericana, y es el resultado de la interconexión de las bolsas nacionales tras el proceso de liberalización de los años 80.

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Focalizando en la economía norteamericana, vemos que un tercio de los activos de las familias norteamericanas son tenencias financieras. Estos activos financieros se encuentran centralizados en grandes fondos de pensión y de inversión, que son los principales impulsores de una multiplicidad de innovaciones financieras desde princi-pios de los años 90. Tales innovaciones no promueven las capacidades productivas de un país, sino más bien multiplican las posibilidades de apalancarse (timbear sin capital propio) con hipotecas sobre viviendas y tierras para comprar acciones y bienes durables, lo cual genera una fragilidad adicional en contextos de burbujas de precios de inmuebles.Dada la importancia de la bolsa de valores de los Estados Unidos en relación con las finanzas mundiales, y con China en particular, resulta difícil suponer que el contagio pueda ser explicado por algo en problema ocurrido en la bolsa de Shangai. Los des-equilibrios financieros mundiales desde fines de los años 90, pasaron de la periferia al centro, en su búsqueda de calidad de los activos vis a vis los papeles de las bolsas emergentes3.Lo que subyace hoy es el mecanismo de transmisión por el lado del financiamiento del déficit de la cuenta corriente norteamericana. Agrandes rasgos, Estados Unidos es una economía estructuralmente deficitaria por el proceso de desarticulación del aparato productivo asociado a las estrategias de deslocalización de las empresas trasnacionales y a la perdida de competitividad en varias industrias desde los años 80. Frente a esta baja competitividad de su economía norteamericana, las empresas trasnacionales venden bienes industriales a los Estados Unidos y sostienen, de alguna manera, su nivel de crecimiento. El superávit de cuenta corriente chino financia a su vez los excesos de importaciones sobre las exportaciones norteamericanas, absor-biendo el endeudamiento y aumentando su posesión de acciones de empresas norte-americanas. Si no lo financiara, se perjudicarían sus exportaciones y caería su ritmo de crecimiento sensiblemente. A su vez, si China crece menos tendrá menor superávit y ahorro y, consecuentemente, menor capacidad para financiar a los Estados Unidos. Estados Unidos, por su parte tendrá mayores dificultades para colocar su deuda y mantener los precios de las acciones, con efectos sobre la tasa de interés y los pre-cios de las empresas.Durante el 2006 el superávit comercial de China con Estados Unidos ascendió a los 250 mil millones de dólares, más del 30% del déficit de cuenta corriente norteamerica-no. Eso indica el grado de dependencia mutua entre ambas eco nomías, y la dinámica global del capitalismo.Es decir, el resto de los países que hoy ocupan roles subordinados en la mundializa-ción financiera Ð incluidos los países más competitivos que a partir de sus superávit comercial financian el consumo y el gasto norteamericano están irremediablemente atados a esa dinámica. Si los países exportadores de bienes industriales a Estados Unidos no le venden a crédito, por decirlo rápido, no podrían sostener sus niveles de crecimiento.

Nuevos rasgos

Un fenómeno asociado a la mayor preponderancia de las economías asiáticas, es la pérdida de participación de dólar como moneda de referencia para el conjunto de las transacciones internacionales.Resulta evidente, por otra parte, la pérdida de peso de la Reserva Federal norteame-ricana como administradora de la liquidez mundial. En este sentido, durante estos oeltimos años hemos asistido a subas permanentes de tasas de interés por parte de la FED con sostenidos y espectaculares aumentos de precios de las commodities. Este es un hecho inédito que demuestra la pérdida de preponderancia del dólar como divisa clave del sistema monetario internacional.En este contexto, signado por una necesidad creciente de financiamiento de la eco-nomía norteamericana se verifica una marcada tendencia hacia una depreciación (gra-dual) del dólar4. Los superávit de cuenta corriente de los países orientales funcionan también como sostén de la paridad del dólar, al cubrir con su demanda los excesos de oferta de dólares. China posee reservas internacionales cercanas al billón de dólares.Tal como mostramos en el gráfico siguiente, los pronósticos de los principales ban-

3 A este proceso lo denominaron flight to quality los yuppies de la City, tan proclives a fetichizar todo lo que se les pone delante.4 Para profundizar sobre las causas se puede consultar Leonardo Peri-chinsky: “Para desconectarse”- Su-plemento “Cash”, Página 12, 4 de junio de 2006.

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cos y entidades financieras del mundo plantean un dólar más débil para los próximos tiempos.

Más allá de este escenario, Estados Unidos mantiene su posición central dado por su pre-ponderancia militar y por su, no menos importante, lugar central en la mundialización finan-ciera. Como discutimos en esta nota ese rol lejos de estar cuestionado por el ascenso de la economía China, parece reproducido. La expansión de la mundialización hacia China marca una nueva fase del capital rentístico porque amplia la base sobre la cual apropiar excedente. Mientras se sostenga este esquema de generación y apropiación de renta a nivel mundial, las necesidades crecientes de financiamiento externo de Estados Unidos podrán resolverse con emisión de papeles.

Las cuestiones estructurales como telón de fondo

Luego de la caída del sistema de Bretton Woods, entre otros problemas, el mundo se quedó sin una moneda supranacional que cumpla con las funciones básicas del dinero a escala internacional y, a su vez, liberó totalmente a la economía norteamericana de la atadura que implica emitir en función a sus reservas en oro.Como el dólar cotiza contra el resto de las monedas, no funciona de manera correcta como reserva de valor. Ya su vez, al ser una moneda de referencia variable, encierra un problema de circularidad, debido a que su valor sólo puede ser definido por referencia a sí misma5.Así como pasó bastante desapercibido el default de la economía norteamericana, al no pa-gar en oro, a la parida fijada sus pasivos con el resto del mundo (los dólares en manos de los no residentes en estados unidos), también el mundo de las finanzas disimula los problemas estructurales crecientes del sistema monetario internacional para funcionar como si el dólar pudiera cumplir el rol de moneda de referencia para las transacciones internacionales.Es decir, Estados Unidos funciona como banquero del mundo en un contexto dónde, más allá de las limitaciones estructurales, muestra una marcada pérdida de participación del dólar tanto en las transacciones internacionales como en las reservas.Estados Unidos cumple esta función a escala mundial, con lo cual la fragilidad de la eco-nomía norteamericana es inherente, en parte, a su rol de tomar a corto plazo y prestar a largo.Sin embargo esta posición posee varios privilegios6. El primero y más importante es su capacidad de acuñar moneda (o de señoreaje a nivel mundial). Visto desde otro plano, no tiene el problema de la generación de divisas; puede sostener su déficit de cuenta corriente (y su posición deudora con el resto del mundo) mientras el mundo respete esta posición (o siga considerando al dólar como moneda de referencia).Estados Unidos fue exacerbando este rol, luego de la caída de Brettón Woods.

5 Ver Rober Guttman op. cit.6 Para un análisis profun do de este tema ver: Pierre-Oliver Gourinchas y Helene Rey: “From World-Banker to World Venture Capi talist” CE-PREMAP, agosto de 2005.

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En primer lugar a través de un nivel creciente de déficit de cuenta corriente con el resto del mundo fundamentalmente destinado a financiar consumo doméstico. Desde fines de los 80 su cuenta corriente es deficitaria. En el año 93 tuvo un déficit cercano al 2% de su producto, mientras que en el 2005 superó el 6%.Así, en pocos años, pasó de ser el principal país superavitario de capital a ser el primer deudor del mundo.La economía norteamericana pasó de ser acreedora neta a deudora neta en el año 1988, y de ahí en más tuvo una posición crecientemente deudora en términos netos. Los norteame-ricanos tienen activos en el resto del mundo por 10 billones de dólares, pero sus pasivos en manos de residentes del resto del mundo suman más de 13 billones de dólares. En términos netos debe más de 3 billones de dólares. Asu vez, exacerbó su posición a través de coloca-ciones en activos externos cada vez más riesgosos.Sin embargo, este déficit crónico de cuenta corriente puede continuar, en el límite, hasta que los ahorradores del mundo compren todos los activos de los residentes norteamerica-nos. En este caso extremo, habría un problema adicional desencadenante: a la fragilidad de su economía se sumaría la ausencia de capital propio.En suma, en el contexto planteado no resulta curioso que una bolsa como la china, de esca-sa significatividad, y luego de un proceso de revalorización que llevó casi a duplicar su índi-ce medido en dólares genere un efecto contagio completo en todas las bolsas del mundo.Sólo la volatilidad del capital financiero, en un contexto de ausencia de regulación pruden-cial, podría explicar los sucesos del 27 de febrero. Sin embargo, la expansión de la mundia-lización hacia China, generando una nueva fase del capital rentístico, parece explicar mejor el pánico que produce cualquier indicio de que este esquema pueda estar en peligro.

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1. Introducción

Del análisis planteado sobre el escenario internacional, realizado en la edición ante-rior de esta revista, destacamos al menos tres conclusiones de especial significancia para la economía argentina:1. Más allá de su rol en el crecimiento del producto mundial y en la generación de ahorro, las economías asiáticas (principalmente China e India) tienen un rol signifi-cativamente más preponderante sobre los precios de las materias primas que sobre el comercio mundial en general.2. Existe una clara tendencia hacia la depreciación (gradual, en principio) del dólar en relación con el resto de las divisas clave.3. Se verifica un nivel de volatilidad creciente en el sistema financiero internacional.El panorama podría completarse destacando que el esquema macroeconómico ac-tual es consistente, y de menor fragilidad frente a las turbulencias financieras que el existente durante los años 90, fundamentalmente porque no requiere ingreso de capitales y no posee necesidades significativas de financiamiento externo.La consistencia del esquema macroeconómico actual se explica básicamente por la política cambiaria de flotación administrada que le impone un piso relativamente elevado al tipo de cambio nominal.En las condiciones actuales, caracterizadas por un significativo exceso de oferta de divisas en el mercado cambiario por el superávit fundamentalmente comercial, la emisión para comprar divisas convalida el crecimiento de la demanda efectiva doméstica1.Para que este modelo funcione de manera sostenida, la política cambiaria debiera tener un objetivo de tipo de cambio real multilateral, que se adapte a las modifica-ciones de las principales monedas de los países que comercian con la Argentina. Si este fuese el objetivo, las condiciones del modelo se mantendrían sin modificacio-nes sustantivas. De todas formas, un esquema de estas características requiere de al menos dos condiciones para perdurar:

* En primer lugar, mantenerse lo más desconectado posible del sistema fi-nanciero internacional. A través de una elevada composición de deuda de-nominada en moneda local y la búsqueda de mecanismos de financiamiento regionales.* En segundo lugar, debiera evitar que la monetización convalide aumentos de precios a partir de una política que combine controles de precios efectivos con un mayor esfuerzo por desalinear los precios internos de las cotizaciones de las materias primas2 . De esta forma se limitarían los lógicos efectos de la inflación estructural.

Los resguardos de la economía argentina (segunda parte)

Por Leonardo Perichinsky

Las dificultades para superar los problemas de inflación estructural, hacen de la esterilización la manera elegida por las autoridades para evitar la licuación de este aumento nominal.Para resguardarnos de los efectos de las posibles perturbaciones fi-nancieras es necesaria una política cambiaria con objetivo de man-tenimiento del tipo de cambio real, complementada con un conjunto de instituciones que desconecte al esquema macroeconómico de los centros financieros internaciones y que desligue a los precios internos de los internacionales.

1 Las dificultades para superar los problemas de inflación estructural, hacen de la esterilización la mane-ra elegida por las autoridades para evitar la licuación de este aumento nominal.2 Sin una desconexión efectiva de los precios internos de los inter-nacionales, los ajustes del tipo de cambio nominal o de las cotizacio-nes de las comodities se traducen en aumento de precios domésticos que repercuten en los ingresos reales de la población, teniendo en cuenta que este país exporta lo que come su población.

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Por su parte, una vez eliminadas las causas de inflación estructural, se requiere profundizar la política de recomposición del salario y de expansión de la demanda efectiva real. Un condi-ción adicional, asociada a la política de ingresos y a la consistencia interna del modelo, dada la necesidad de generar un mercado interno sólido, es la institucionalidad en materia de trans-ferencia de ingresos desde la renta exportadora hacia la población perceptora de ingresos derivado del consumo doméstico.En suma, con una política económica que desconecte, por un lado, a la economía doméstica de los centros financieros internacionales y, por otro lado, a los precios internos de los inter-nacionales, la sustentabilidad del modelo estaría garantizada.Un corolario que se deriva de este planteo es que en la medida que el país diversifique su estructura productiva y de exportaciones menos sensible será a la necesidad de desconexión de las cotizaciones internacionales de los bienes. En otras palabras, se podrá tener una mone-da doméstica más apreciada si se posee una estructura productiva más diversificada.En la actualidad, ninguno de estas dos condiciones se cumple estrictamente. No hay una desconexión completa de los vaivenes financieros internacionales, ni se verifica una institución efectiva en términos de desalinear precios domésticos de internacionales.En este contexto post default, el país se encuentra posibilitado de cumplir con la primera de las condiciones, mientras que la desalineación de los precios internos de los internacionales parece un objetivo más difícil de cumplir.Esta segunda parte de la nota analiza los resguardos que debería tomar la economía argentina ante las turbulencias que se verifican de manera recurrente en los centros financieros internacionales. Desde esta óptica, discutimos de qué manera podría afectarnos una crisis de ese esquema financiero descripto en la primera parte de esta nota, y cuáles serían los resguardos que debería tomar la economía argenti-na para no verse severamente afectada. Si bien en esta introducción avanzamos en la respuesta a estos interrogantes, nos interesa particularmente evaluar algunas políticas que se consideran como reaseguros frente a las turbulencias financieras. En particular, la acumulación de reservas internacionales. La nota se divide en tres partes sin contar esta introducción. En la primera parte, analizamos precisamente por dónde podría afectarnos una crisis de magnitud en la mundialización financiera; en la segunda parte, evaluamos el rol de la reservas como reaseguro frente a ese es-cenario, y en la tercera parte plantea-mos algunas conclusiones y recomendaciones que efectivamente funcionen como resguardo.

2. Los efectos de una crisis

Ahora bien, para depurar efectos, vamos a considerar en primer lugar que ante un episodio de turbulencia financiera, los sucesos sólo afectan cuestiones nominales: cotizaciones de acciones y de bonos, tasas de interés y valores de los tipos de cam-bio. En una segunda etapa, levantamos el supuesto y permitimos que los episodios financieros repercutan sobre las variables reales de la economía3.El efecto que vamos a analizar es el de un eventual episodio que produjera una menor demanda de activos denominados en dólares, producida por un cambio en la composición de la cartera (reservas internacionales) de los principales países su-peravitarios del mundo (China, India, y los países de la OPEP) .Para simplificar, el efecto directo de este suceso produciría un aumento de la tasa de interés implícita de los títulos públicos norteamericanos (caída de su cotización) debido al exceso de oferta de bonos denominados en dólares, y una devaluación del dólar. Esto produciría a su vez un efecto riqueza negativo para los tenedores de deuda de los Estados Unidos.Este efecto puramente financiero no debiera generar importantes perturbaciones sobre la economía argentina, dejando de lado por ahora, el efecto riqueza sobre las reservas.En primer lugar, y como ya había remarcado, el modelo no requiere ingreso de capi-tales, ni posee necesidades de financiamiento. De hecho, la Argentina viene registrando tasas de crecimiento elevadas con un es-caso nivel de ingreso de capitales. La colocación de deuda en el exterior, o la nece-sidad de refinanciar los vencimientos, no son una condición necesaria del esquema macroeconómico actual.

3 Este ejercicio replica en cierta medida lo que sucede realmente, ya que las consecuencias de una crisis financiera sobre la economía real suelen repercutir con rezagos. Dicho de otra manera, el sistema fi-nanciero ajusta de manera veloz, en tanto que la economía real posee un proceso de ajuste más lento.

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Adicionalmente, la composición de la deuda pública ha variado sensiblemente después del proceso de reestructuración y del rescate al sistema financiero, y se verifica una participa-ción creciente de los títulos públicos emitidos en moneda local. Este elemento es importan-te para evaluar los niveles de fragilidad y dependencia a la volatilidad del sistema financiero internacional.Por otra parte, y aunque tampoco sea una condición necesaria del modelo, la economía posee un nivel de superávit tal que hace innecesaria la colocación de deuda pública, al menos en el exterior.Ahora bien, qué sucede una vez que este efecto repercute sobre las variables reales. Según nuestro ejemplo, el efecto completo generaría una recesión en Estados Unidos que, al tras-ladarse al resto de los países de la tríada, contraería la demanda de bienes industriales asiá-ticos. En segundo lugar, como consecuencia de lo anterior, caería el ritmo de crecimiento de las economías asiáticas y, a partir de esto, se reduciría su demanda de materias primas, y caerían los términos de intercambio de los países exportadores de commodities.La caída significativa de los precios de los principales productos agrícolas que exporta la argentina generaría sin dudas una desaceleración del ritmo de crecimiento de la economía local, dependiendo del nivel de la caída. Caerían las exportaciones, reduciría el superávit comercial, la expansión monetaria sería menor, el consumo privado también se contraería, y el Estado, a su vez, recaudaría menos en concepto de impuestos.Este efecto se produciría en un contexto dónde la política cambiaria no ajustase el tipo de cambio nominal a la nueva situación. Es decir, sin una depreciación del peso que mantenga estable el tipo de cambio real multilateral.Haciendo uso de la política cambiaria, pero en ausencia de mecanismos que desliguen los precios internos de los internacionales, el efecto generaría un incremento en los precios de los bienes localmente, con la consecuente caída del salario real.Es decir, la caída de los precios internacionales de los bienes que exporta la Argentina, produciría una contracción en el valor de las exportaciones o un incremento de los precios internos de estos bienes, o una combinación de ambos, dependiendo del grado de cumpli-miento del objetivo de la política cambiaria de mantener un tipo de cambio real multilateral.La primera conclusión es que las perturbaciones financieras internacionales repercutirían en la Argentina, recién en una segunda fase y, fundamentalmente, a través de los precios de las comodities agrícolas. El tipo y la profundidad del efecto dependerán del funcionamiento de las instituciones cambiarias, de la política de precios vigente, y de la estructura productiva.

3. Las reservas como “seguro de liquidez”

El Banco Central plantea a la acumulación de reservas como una política para resguardar a la economía de posibles alteraciones en los mercados financieros internacionales4.

4 Ver nota de Hernan Lacunza, Jefe de estudios económicos del BCRA: “reservas: un seguro muy barato”; suplemento económico, diario Clarín; domingo 18 de marzo de 2007.

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¿Cuál sería el rol de las reservas ante una crisis que reduzca los precios de los bienes agrí-colas?Nada podrían hacer las reservas para detener este proceso, en el escenario eventual plan-teado. La liquidez en moneda externa puede utilizarse para realizar un salvataje del peso frente a una corrida cambiaria. Sin embargo, como hemos adelantado, este no parece ser el problema de la economía argentina, aun en un contexto de caída de precios internacionales. Incluso, una de las medidasde política económica necesarias en ese hipotético contexto, sea dejar depreciar algo el peso para compensar en parte la caída de los precios de bienes agrícolas. Con lo cual, si el caso es menor superávit de cuenta corriente, y presión de demanda sobre el dólar, la autoridad monetaria podría no necesitar incluso desprenderse de demasiados dólares de sus reservas.En segundo lugar, las reservas actuales representan un 125% de la base monetaria, al valor actual del tipo de cambio. Pensar en tal nivel de reservas como “seguro de liquidez” implica analizar la economía con la lógica de un esquema de tipo de cambio fijado. En el extremo, implica pensar en dolarizar la economía ante una posible turbulencia financiera.Por otra parte, el 84% de las reservas internacionales que posee el Banco Central se en-cuentran en activos financieros denominados en dólares. En este sentido, la composición de las reservas genera en realidad un elemento de fragilidad innecesario, porque el valor de su stock y sus rendimientos están atados a los vaivenes financieros externos, introduciendo un canal de contagio innecesario para la economía5.Dado el contexto externo planteado, caracterizado entre otras cosas por una tendencia a la depreciación del dólar frente a otras divisas clave del mundo, resulta extremadamente ries-goso en términos de stock, mantener una proporción tan elevada de reservas denominadas en dólares.Las reservas son un activo del estado nacional. Si bien parece lógico que una proporción debiera tener un elevado nivel de liquidez (un 30% parece suficiente), resultan excesivo los niveles actuales, teniendo en cuenta que un nivel elevado de reservas, en el estado actual de cosas, no impedirá evitar los males que podría producir una caída en los precios inter-nacionales.

4. Cómo resguardarnos

Frente a este escenario, cabe preguntarse cuáles son los resguardos que debería tomar la economía argentina para que una crisis de la mundialización financiera la afecte lo menos posible.En realidad, tal como planteamos al inicio de esta nota, la forma de resguardarse es median-te un esquema de tipo de cambio flotante atado a la evolución de los precios y las divisas que explican nuestro comercio, con instituciones que desliguen los precios internos de los internacionales, y desconectados del sistema financiero internacional.En el contexto actual, básicamente, la forma de evitar los males que podría producir una caída en los precios internacionales es creando instituciones que regulen el comercio ex-terior argentino, los precios domésticos, el ingreso de divisas al país, y la promoción de la diversificación productiva.En esta dirección, planteamos algunas recomendaciones al respecto, las cuales iremos pro-fundizando en las sucesivas ediciones de esta revista:

* La principal vía de contagio se debe a que los precios internos están ligados a los precios internacionales. Con lo cual resulta necesario recrear instituciones que des-liguen los precios internacionales lo más posible. Tal como se plantea en el número anterior de esta revista, la creación de un fondo compensador del precio de los ali-mentos apunta en la dirección planteada. * Utilizar parte de las reservas (y del superávit fiscal) para promover proyectos de inversión que apunten a diversificar la estructura productiva del país, y depender menos de la evolución de los precios de los granos. La idea de crear un Banco de Desarrollo Regional utilizando parte de las reservas juega en la dirección planteada.* También sería deseable invertir las reservas en activos físicos generadores de divi-sas (como por ejemplo YPF).* Si bien el Banco Central compra la mayoría del excedente de divisas de la cuenta externa, lo realiza a partir de una decisión de política coyuntural. Se debiera crear, en

5 El elemento de fragilidad que im-plica tener las reservas denominadas en dólares, se potencia con el hecho de que se encuentran colocadas en los principales bancos de Estados Unidos, e incluso en la Reserva Fe-deral.

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este sentido, una institución pública tal que de manera automática ingresen al Banco Central la totalidad de dólares que ingresan al país, a cambio de pesos a la paridad oficial.* En relación con la proporción líquida de las reservas, avanzar hacia un esquema compensado entre las principales divisas del mundo, y no estar sensiblemente ses-gado a una moneda externa con tendencia a la depreciación (como el dólar), incluso a costa de obtener un menor rendimiento.* Limitar el ingreso de capitales especulativos de corto plazo. Reglamentando, por ejemplo, la prohibición de un mercado secundario de letras del Banco Central.Si parte de las letras son compradas por inversores externos a los tenedores prima-rios, además de propiciar importantes rentas, también se produce una desesterili-zación de la emisión de pesos, que supuestamente es lo que justifica la emisión de estas letras6.* En la nota de German Saller en esta misma revista se muestra el escaso nivel de diversificación de las exportaciones argentinas. Avanzar en términos de una política industrial activa que promueva una estructura menos concentrada generaría uno de los principales resguardos frente a las perturbaciones financieras internacionales.

6 Independientemente de que no consideremos que los fenómenos monetarios sean los causantes de la inflación, planteamos este aspecto porque precisamente la emisión de letras persigue el objetivo de esteri-lizar la emisión de pesos que realiza el Banco Central para compras dó-lares.

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Introducción (In your face)

Ya hemos planteado en ediciones anteriores de esta revista1 cuestiones más estruc-turales asociadas al actual sistema monetario y financiero mundial. En este caso nos detenemos a observar las dinámicas virtuosas y viciosas que pudieran generar los procesos de crecimiento motorizados por la valorización financiera y el relajamiento de las condiciones del crédito, que es precisamente lo que está ocurriendo actual-mente en los Estados Unidos.En segundo lugar, planteamos algunos interrogantes en relación al comportamiento de los bancos en la argentina durante esta nueva crisis. Llama la atención que en un contexto de abundancia de efectivo tanto en poder del público como de los bancos, escasa participación de los créditos en el proceso de crecimiento en general, y de las hipotecas y la construcción en particular, la tasa de interés entre bancos se haya duplicado en apenas 24 hs. Y que, con exceso de oferta de divisas en el mercado cambiario local, y siendo Estados Unidos el epicentro de la crisis, hayamos asistido a una mini corrida contra el peso. Mostramos que la conducta de un segmento de bancos extranjeros2 produjo la aparente escasez de dinero en el mercado financiero, a la vez que planteamos ciertas dudas sobre el accionar del Banco Central durante el episodio local.Nuestra hipótesis es que los bancos extranjeros, que más bien pierden con la suba del dólar, desestabilizaron el mercado financiero y cambiario sólo para imponer su tesis.Esta es, que la Argentina está conectada a los episodios de crisis de los centros fi-nancieros mundiales y que la forma de resguardarnos es con más política de corteortodoxo. Los beneficios de tal movida podrían extenderse hasta incluso a imponer un ministro de economía más pro mercado financiero.Por último, queremos llamar la atención sobre algunos aspectos novedosos de estanueva crisis financiera internacional, aunque no sean profundizados en esta nota. En primer lugar, esta vez el colapso fue en el centro mismo de la mundialización finan-ciera: a ruptura de la cadena de promesas de pago de las hipotecas en los Estados Unidos fue lo que produjo el nuevo cimbronazo financiero. La segunda novedad es la duración.Hace más de un mes que empezó el nuevo suceso y todavía no hay indicios de “nor-malización” de la situación. La tercera novedad es el tiempo que transcurrió entre uno y otro episodio. Entre la caída de la bolsa de Shangai y el inicio de esta última crisis transcurrieron menos de cinco meses. Veníamos de colapsos en países peri-féricos con una periodicidad bianual; y ahora los problemas se originaron en el epi-

El colapso de las hipotecas del norte. Las repercusiones locales.

Por Leonardo Perichinsky

El sistema financiero internacional se encuentra atravesando una de sus mayores crisis, desde cualquier óptica que se quiera analizar. Los bancos centrales de las principales economías del mundo han apor-tado más de 300 mil millones de dólares para calmar la situación. Los Estados deben ceder y salir a pagar el rescate de buena parte de la sociedad que quedó de rehén.En esta nota analizamos algunos aspectos vinculados al nuevo epi-sodio financiero desatado por los problemas con las hipotecas en los Estados Unidos. Por otra parte, discutimos las posibles causas que pudieran haber afectado los mercados financiero y cambiario en la Argentina.

1 Ver revista Entrelíneas de la Po-lítica Económica del mes de junio de 2007.2 La fuente primaria sobre la cual se basa la parte argentina de esta nota es la información publicada por el Banco Central en cuanto al movi-miento de fondos en el mercado interbancario por segmento de ban-cos. La discriminación al interior del segmento de bancos extranjeros la realizó pagina 12, a través de una nota de Claudio Zlotnik, titulada Corsario Verde, del domingo 2 de setiembre de 2007, dónde plantea cuánto aportó cada banco extranje-ro en la corrida contra el peso. De ahí se desprende que los bancos de origen español prácticamente no participaron de la operación.

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centro de las finanzas mundiales y sólo después de cinco meses del suceso anterior. Por último, la profundidad de la crisis, medida en términos de asistencia por parte de las autoridades monetarias de los países centrales, también es una novedad. La asistencia de liquidez de los Bancos Centrales europeos, una vez enterados que los problemas en Estados Unidos se extendieron a Europa, superó los 300 mil millones de dólares. Esto es un 10 a 1 en relación con crisis anteriores originadas en países periféricos. Lo cual resulta lógico teniendo en cuenta que la necesidad de capitales para mantener una burbuja de precios como la analizada es proporcional al tamaño del mercado en que la misma se manifiesta.En este sentido, parece que hubiera una nueva fase de mundialización financiera caracterizada por ciclos cada vez más cortos, y con sucesos de crisis cuya profun-didad y daño parecen cada vez más profundos.

De burbujas, hipotecas y dinámicas circulares

Las burbujas de precios en los mercados inmobiliarios vienen asociadas a aumen-tos de precios considerablemente desproporcionados en relación con las fuentes habitualesque pudieran motorizar la demanda de inmuebles en un determinado lugar.En un contexto de mercados de activos altamente interconectados, el fuerte au-mento de precios de los inmuebles no puede desligarse del comportamiento de los mercados de valores y de las condiciones crediticias. Generalmente, los fuertes incrementos de precios de inmuebles suceden luego de ingresos de capitales muy grandes en relación con el tamaño del mercado y de una mayor flexibilidad en las condiciones de acceso al crédito.Algo similar sucedió en los Estados Unidos a partir de las sucesivas reducciones de tasas y relajamiento en las condiciones de acceso al crédito que realizara la Reser-va federal para evitar el estancamiento de la economía, a principios de la presente década.La sensible suba que verificaron los activos financieros en la bolsa de valores nor-teamericana generó dos efectos. Por un lado, aligeró aún más las condiciones del crédito3, facilitó su acceso, y por otro lado, produjo un efecto riqueza positivo que fomentó el consumo en general y, en particular, la compra de inmuebles. Como el 30% de la riqueza de las familias norteamericanas está invertida en la bolsa, el pro-ceso se exacerba.Por su parte, el incremento en los precios de inmuebles promueve la construcción. La construcción de propiedades crece cuando el costo de hacer es menor que el de comprar, que es lo que sucede precisamente en un proceso de burbuja de precios de activos inmobiliarios.Las condiciones crediticias más flexibles propician el consumo con deuda, lo cual, al igual que el crecimiento en la construcción, genera aumentos en la producción, el empleo, y las ganancias de las empresas. Las ganancias de las empresas impli-can expectativas de mayores dividendos fututos y, en consecuencia, más inversores estarán dispuestos a pagar precios más altos por las acciones. Esto produce una valorización en las carteras de activos de los fondos de pensión; aumentando en consecuencia el consumo de bienes durables e inmuebles, con lo que se realizan las ganancias y se retroalimenta el aumento en la bolsa de valores financieros.Por lo tanto, mientras el aumento en la demanda efectiva convalide el aumento en las ganancias y no haya problemas en la cadena de promesas de pagos se puede verificar una dinámica virtuosa, basada principalmente en la acumulación de capital ficticio, en un proceso de crecimiento liderado por la valorización financiera.Sin embargo, es posible demostrar que esta dinámica de acumulación va generando niveles crecientes de fragilidad, y que lo que se percibe como virtuoso puede con-vertirse en vicioso, y generar profundas recesiones.Una cuestión clave en un proceso de esta naturaleza son las garantías. Por lo ge-neral, los préstamos hipotecarios poseen dos tipos de garantías. Una asociada al valor del inmueble y otra relativa al nivel de ingreso de la persona que adquiere una vivienda.Cuando el mercado está en expansión y el precio de los inmuebles crece, la garantía de los que tomaron crédito mejora. Pero a medida que los valores de los inmuebles

3 Cuando sube la cotización de una acción, la empresa emisora mejora sus condiciones de financiamiento, por que tiene que emitir menos papeles para obtener un monto de financiamiento determinado, o porque paga menor tasa al caer la relación entre los dividendos que paga y el nuevo y más alto valor de la acción.

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van llegando a los máximos la garantía se vuelve más frágil, porque la probabilidad de que el valor de las propiedades caiga es mayor. Los últimos compradores, los que compran en el máximo, serán los primeros en tener una garantía menor al monto del préstamo.Como el sistema financiero reconoce esta situación, incorpora al costo del crédito un componente mayor de riesgo, que se traduce en una tasa de interés mayor, y en una cuota más elevada. El riesgo de incobrabilidad crece por las dos vías: porque la cuota se encarece en relación con el ingreso y porque la garantía puede ya no cubrir el monto de la hipoteca.En los países centrales, la bolsa y el mercado de crédito para viviendas se conectan de manera directa a través de instrumentos financieros más desarrollados que en las economías periféricas, como la securitización de deudas hipotecarias. Esto es, básicamente, el armado de paquetes de créditos, según niveles de riesgo, que se convierten en activos financieros que cotizan en bolsa y que se utilizan para financiar los créditos hipotecarios. Quienes compran estos paquetes de deudas hipotecarias y sus derivados son inversores institucionales y bancos que constituyen fondos de inversión.Es decir, por un lado está el riesgo intrínseco de la actividad y la falta de conoci-miento real de los que compran (y financian) este tipo de actividades, y por otro lado, el riesgo sistémico asociado a la proliferación de derivados de los activos in-mobiliarios. Esta desconexión entre la rentabilidad de la actividad inmobiliaria y las expectativas de revalorización a partir de ella, explica también por qué se producen las fuertes caídas en las bolsas. Las inversiones realizadas en tales condiciones son proclives a desarmarse ante el primer rumor, dada la escasa información que poseen los inversionistas primarios (no las financieras) sobre lo que están comprando y el convencimiento que tienen sobre el negocio. Aquí aparecen con fuerza también el desengaño del que invierte, en relación a su agente financiero, y la desilusión sobre los beneficios del negocio.Del otro lado están los que arman el negocio y venden en los máximos. El juego se acaba cuando los inversores institucionales que apostaron a activos riesgosos se vuelven pesimistas en relación con el futuro del negocio. Habrá que bucear en las fuentes de ingresos originales del crédito inmobiliario en Estados Unidos para en-contrar a los ganadores de este proceso.Pero volviendo a la conexión directa entre la bolsa y el mercado de crédito inmo-biliario, resulta necesario completar el análisis incorporando los condimentos que poseen los mercados de stocks financieros en la actualidad para comprender mejor las burbujas bursátiles y sus consecuentes caídas posteriores. Cuando planteamos la dinámica virtuosa que genera el relajamiento del crédito a partir del aumento en los valores de los activos financieros no incorporamos al análisis las exageraciones hacia arriba y hacia abajo que se producen en las cotizaciones, motorizadas por la proliferación de instrumentos financieros sofisticados, naturalizados en el mundo financiero pero irrisorios para la vida real.

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La existencia de derivados financieros que permiten un elevado nivel de apalanca-miento genera las exageraciones de precios en los mercados bursátiles.Como caso testigo de lo que está sucediendo en el mundo financiero, analizamos el “short sell”, un “producto” financiero cuya traducción más o menos literal sería “venta a corto plazo”. Mediante este instrumento, un inversor puede vender un acti-vo financiero que ha alquilado, con la idea de recomprarlo más barato más adelante y hacer una diferencia de dinero. Esto es vender algo que uno no posee4. Esta ope-ratoria requiere una garantía por parte del que alquila del orden del 20% del valor de la venta, más un alquiler mensual. Imaginemos ahora que el activo en cuestión en vez de bajar de precio, como esperaba el vendedor en corto, sube. El primer efecto es que el inquilino audaz debe ir al banco a reponer garantía para mantenerla en el 20% de su valor de mercado.Si el activo sigue subiendo, el inquilino se irá desesperando hasta verse obligado a recomprar el activo, y cierra la operación con una pérdida. Es decir, en un contexto de suba de precios de activos financieros, el inversor que subestima los precios futuros, termina siendo quien más desesperadamente debe comprar. Si nuestro in-quilino audaz no cuenta con el dinero suficiente para comprar el activo que vendió sin ser de él (o como mínimo, con el dinero suficiente para cubrir la brecha entre la cotización actual y el precio al que vendió), se rompe la cadena de promesas, y ter-mina perdiendo también el propietario que alquiló su activo. Podríamos seguir con la ruptura de la cadena, suponiendo que el dueño, ya sin activo, había calzado una operación de compra de otro papel financiero, etc.Cuestiones de esta índole ocurren con todos los derivados financieros, porque invo-lucran operaciones financieras con niveles de apalancamiento (relación entre elprecio del activo que uno compra y el dinero propio que posee para comprarlo) exorbitantes. Los put, call y futuros son los derivados más habituales que se utilizan en el sistema financiero.

En suma, la falta de conocimiento relativo al negocio en que se invierte, la fuerte presen-cia de derivados financieros, y la escasa regulación del sistema financiero, promueven los episodios de colapso en las cadenas de promesas de pago, tal como sucedió estos días con el banco Bear Stearns, la posible quiebra del banco alemán IKW, los cierres sucesivos de fondos en Oddo y el congelamiento de los fondos securitizados del BNP Paribas, asociados a las hipotecas norteamericanas5. Es decir, la caída gota a gota que va generando una sensación de sospecha general, por que todos los actores de las finanzas mundiales tienen colocaciones en estos productos derivados.Entonces, en un contexto de corrida, de fuertes caídas en los precios de los pape-les financieros, la dinámica ahora viciosa domina el desenvolvimiento futuro de la economía.

4 Solamente imagine si usted pu-diera vender una casa que alquiló porque piensa que bajara su precio, para recomprarla más adelante. Sin embargo, quizá el mayor delirio es el del propietario que alquila sa-biendo que van a vender su activo, a cambio de la renta que obtiene por el alquiler.5 Estos casos nos muestran a su vez que existe una sensible interco-nexión entre los sistemas financieros europeo y norteamericano. Ver Fre-deric Lordon “Comment protéger l’économie réelle” www.mondedi-plomatique.fr.

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La caída en las cotizaciones restringe el acceso al crédito y a su vez produce un sensible aumento en las tasas de interés interbancarias, que a su vez puede producir mayores quebrantos al interior del esquema de créditos hipotecarios, porque va incor-porando en la morosidad a los pagadores hasta aquí solventes6.Por el lado real, la restricción del crédito contrae el consumo y la inversión y genera una recesión en la actividad económica. Caen los beneficios y la distribución de dividendos, que produce una nueva vuelta de rosca en la caída de los activos financieros. Por otra parte, la recesión reduce el empleo y posiblemente los salarios y contrae los ingresos de los fondos de pensión, lo cual le resta compras al mercado financiero, jugando en la misma dirección recesiva.De la profundidad de la caída dependerá el nivel de recesión que sufrirá la economía norteamericana. Seguramente, a partir de este episodio, no resultará tan sencillo, al menos en el corto plazo, aplicar políticas monetarias expansivas para reactivar la eco-nomía.Mientras tanto, nos sigue impresionando la capacidad y velocidad de asistencia de los Estados de los países centrales cuando el episodio es financiero. A pesar de la dureza inicial, la Reserva Federal parece estar cediendo a las presiones de una tasa más baja por parte de los inversores financieros. Por primera vez los Bancos Centrales europeos coordinaron con la Reserva Federal para volcar cientos de miles de millones de dóla-res para evitar males financieros mayores. Los inversores institucionales y los bancos, terminan tomando como rehenes a buena parte de la sociedad, y los Bancos Centrales terminan cediendo a la presión de una mayor demanda de liquidez para que se retroa-limente la burbuja7. Prolifera un lenguaje catastrófico que termina poniendo en vilo a la sociedad: sismo, derrumbe, contagio, turbulencia, etc8.

Sistema bancario y financiero en la argentina ante la crisis

Una primera mirada sobre el comportamiento del sistema financiero y cambiario en la ar-gentina durante el momento de mayor pánico en los mercados financieros de los países centrales nos resulta paradójica. Con liquidez por parte de los bancos, y de la economía en general, y con un sostenido exceso de oferta de divisas en el mercado cambiario, y siendo la economía norteamericana el epicentro del problema, hemos asistido a fuertes subas en las tasas de interés y presiones alcistas sobre la cotización de dólar.En el mercado interbancario (call) la tasa de interés se duplicó de un día para el otro, pasando de 9,7% anual al 20,6%, para luego retomar a niveles levemente superiores a los previos al inicio de la crisis. En el mercado cambiario, si bien la presión fue más atenuada que con las tasas de interés, también se registró una presión de demanda de dólares.La pregunta es: en un contexto de excesiva liquidez, cómo es posible que la tasa entre bancos pueda duplicarse en 24hs; y en segundo lugar, qué produjo que bajara tan rápi-damente hasta situarse casi en los niveles previos a la suba?.

La (des)conexión local

Para contestar la primera de la preguntas es necesario despejar primero la hipótesis que plantea alguna conexión entre la crisis financiera por las hipotecas en los Esta-dos Unidos y lo que sucedió luego en la Argentina.Si bien en la Argentina estamos en plena burbuja inmobiliaria, la situación es com-pletamente diferente al esquema planteado sobre la economía norteamericana.Por un lado, el incremento en los inmuebles no se explica por el crédito. La eco-nomía argentina se encuentra en niveles muy bajos de crédito; en la actualidad el crédito al sector privado no financiero apenas alcanza el 11% del PBI, menos de la mitad del que se registraba en los noventa. Al interior del crédito interno, los hi-potecarios sólo representan el 15% de los créditos totales al sector financiero. En tanto que por tipo de actividad, la construcción representa sólo el 2,3% del total de créditos de la economía.Por otra parte, la relación entre salarios y valor de los inmuebles es elevada como para generar problemas de garantías. En promedio, la relación salario/inmueble es la mitad que en los 909. Además que aquí las remuneraciones no están atadas a stocks de activos, sino a flujos.

6 A medida que sube la tasa de in-terés y aumenta la cuota del crédito, más bancos van teniendo proble-mas para responder a un retiro de fondos.7 Ver Frédéric Lordon “Quand la finance prend le monde en otage”, Le Monde Diplomatique, septem-bre 2007.8 Nosotros morimos en el intento de no naturalizar palabras excesiva-mente cargadas de prejuicios.9 Como los salarios en promedio apenas pueden financiar como máximo la mitad de la compra de un inmueble, por más que se pro-duzca una caída en los precios de las propiedades, debe ser muy abrupta para afectar la garantía del crédito.

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Por ultimo, y como ya hemos planteado reiteradamente, el esquema macroeconómico actual no posee niveles de fragilidad y vulnerabilidad al contexto financiero externo, por-que la economía no depende del ingreso de capitales financieros para su funcionamien-to. Por otro lado, observando la situación de liquidez del mercado bancario y financiero argentino, y de la economía en general, tampoco encontramos fundamentos para que la tasa de interés se duplique o haya una corrida contra el peso.

Con anterioridad a la crisis, los bancos registraban niveles de liquidez cercanas al 19%, sin considerar las fuertes compras de letras y notas del BCRA que vienen realizando. En un mes estacionalmente poco líquido para los bancos, o de mucha demanda de efectivo por los aguinaldos y las vacaciones de invierno, culminaron julio con un 18,1% de liquidez.Si incluimos las letras y notas del Banco Central (LEBAC y NOBAC), los bancos en con-junto poseen una liquidez que representa casi el 55% de los depósitos10. Un añoatrás, este indicador era del 42,4%.Es decir, no hay fundamentos económicos que justifiquen los fuertes aumentos en las tasas de interés y la corrida contra el peso. Sin embargo, si observamos el mercado interbancario y analizamos por grupo de bancos a los demandantes y oferentes netos de fondos, encontramos que los bancos extranjeros han sido en los días de mayor turbulencia financiera internacional fuertes demandantes de fondos (pesos), atentando contra la paridad cambiaria y la tasa de interés doméstica.En el siguiente gráfico se muestra la conducta en el mercado interbancario de los distin-tos segmentos de bancos, como demandantes u otorgantes netos de fondos.

¿Cuál podría ser la motivación de los bancos extranjeros para intentar hacer subir la cotización del dólar?.

10 Nos permitimos inventar un concepto de liquidez de los bancos, que denominamos liquidez amplia-da, incorporando las letras y notas del BCRA como activos líquidos de los bancos.

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Nuestra principal hipótesis es que fue una jugada netamente conspirativa el resulta-do de una estrategia conjunta de un segmento de los bancos extranjeros buscando condicionar a las autoridades de política económica. De mínima para instalar la idea de que la economía argentina se encuentra conectada a los centros financieros internacionales, y que un problema afuera repercute adentro de la manera en que sucedió. El discurso que pretenden imponer es, simplemente, que si hay crisis finan-ciera afuera, acá sube la tasa y sube el dólar. Sería como llamar a una familia para pedir rescate por un supuesto rehén que no existe.Si se instala esta idea, la recompensa buscada consiste en establecer una agenda diferente de política económica a futuro, con sesgo ortodoxo, y pro mercado finan-ciero.En estos días, de hecho, se reforzó el concepto que fue clave en la crisis contar con un elevado nivel de reservas internacionales en el BCRA, como reaseguro.De esta manera se explica por qué los bancos extranjeros que siempre operaron para tener una moneda doméstica lo más apreciada posible hayan tomado esta ac-titud. De hecho, Prat Gay, de la JP Morgan, ha sido el que más aportó a esta causa, apreciando el peso un 20% durante su gestión. Por otra parte, no fueron pocos los bancos extranjeros que pensaron en dejar el país, cuando la paridad era 4 a 1 con el dólar.Los bancos extranjeros, junto a las empresas de servicios públicos privatizadas y los acreedores externos han sido los principales defensores de un peso apreciado, y han presionado fuertemente en esa dirección.Si el BCRA no hubiese intervenido en esa mini corrida contra el peso, el valor del dólar habría subido un poco más, para luego retroceder sin intervención, teniendo en cuenta el enorme exceso de oferta de divisas del mercado cambiario. De hecho, es el Banco Central quien viene sosteniendo la cotización del dólar actuando como demandante casi exclusivo del saldo de cuenta corriente. Todo el mundo sabe que si el BCRA no comprara dólares cotidianamente la cotización sería un 20% inferior a la actual.Por otra parte, el BCRApudo haber evitado la suba del dólar, parándose como ven-dedor de todo lo que se demande a la paridad previa a la suba.Entonces, los bancos extranjeros no se preocupan por las perdidas de segundo orden que esta operación fallida les pudiera haber generado. Porque nunca pen-saban en ganar en términos financieros. No salieron a comprar dólares para tener ganancias de capital por la suba del dólar. Salieron a desestabilizar para imponer una agenda cuyo objetivo es la subordinación de la acumulación productiva a la financiera. Si la evaluación oficial es que las reservas internacionales son el mejor instrumento para combatir estas operaciones de la banca internacional, entonces en realidad los desestabilizadores ganaron.El informe monetario del BCRA del mes de julio dice, en su página 8: “esta abrupta depreciación nominal de la moneda local fue el reflejo del contexto internacional adverso que afectó a los mercados financieros locales en general”.Esta es el planteo que intentan imponer los bancos extranjeros. Si todos terminamos creyendo esta frase, entonces este grupo de bancos ganó.De todas formas, para sostener esta hipótesis habrá que considerarla en el marco de estrategias más generales por parte de las casas matrices de estos bancos que operan en la Argentina.Sabemos que la forma en que la regulación argentina permite la instalación de filia-les de bancos transnacionales es absolutamente asimétrica11 en relación a su casa matriz. Es decir, la filial es solidaria con su casa matriz, pero no al revés.De esto se desprende que ante una crisis de liquidez o solvencia por parte de la casa central, es posible que exista una conducta de transferencia de fondos desde las filiales.Sin embargo, no se han verificado hechos similares en el resto de las principales economías de América latina. En Brasil, incluso, en medio de la turbulencia, las calificadoras le han subido la nota a sus títulos de la Deuda Pública. Habría un cas-tigo adicional para los países que, como el nuestro, llevan adelante políticas no tan amistosas con los centros financieros internacionales.Por último, nos queda todavía una pregunta por responder: ¿qué hizo retroceder al dólar y a las tasas casi a los niveles previos a la corrida?.

11 Cualquiera que haya ingresado a un banco extranjero en la Argentina habrá visto un cartel que aclara que “ningún accionista mayoritario ex-tranjero responde por las operacio-nes que realiza la filial en el país”.

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Por el lado cambiario, el BCRA, los bancos españoles y los bancos públicos ven-dieron dólares de manera coordinada para frenar la fuerte demanda de esos días. Si tenemos en cuenta los problemas asociados a la suba de precios de los bienes de la canasta básica de alimentos que acarrea una suba nominal del dólar12, no parece errada la operación de salir a fijar un techo para la cotización del dólar.En relación con la tasa de interés, la autoridad monetaria tomó una serie de medidas tendientes a recomponer la liquidez del sistema financiero. Por un lado, se instauró la posibilidad de computar bimestralmente la constitución de los efectivos mínimos en pesos, a la vez que redujo la exigencia mínima diaria del 50% al 40%, en relación a la del mes anterior. Por otra parte, suspendió la licitación de letras y notas del BCRA prevista para el 31 de julio, y a su vez salió a rescatar LEBAC y NOBAC en circulación.La tasa de interés entre bancos que estaba relativamente estabilizada en torno al 8% antes del episodio de crisis, se encuentra actualmente en un entorno del 12 al 14% anual, pero con una mayor volatilidad. En tanto que el dólar en el mercado mayorista se encontraba en 3,10 pesos, llegó a 3,17 y quedó estabilizado en torno a los 3,12 pesos por dólar.La autoridad monetaria plantea que el movimiento de tasas solo afecta los créditos de muy corto plazo y que no tendrá repercusiones sobre los préstamos de más largo plazo, que son los que mayor efecto poseen sobre la actividad económica. Si bien es prematuro aventurar resultados, parece lógico suponer que asistiremos a un en-carecimiento de los créditos, a menos que el Banco Central tome nuevas medidas a favor de una mayor liquidez.De todas maneras, la autoridad monetaria debería evitar que se cambie el eje de la dis-cusión. Con anterioridad a los sucesos en el mercado financiero y cambiario en laargentina, la principal preocupación giraba en torno a la baja intermediación financiera; a discutir por qué los bancos no prestan13. No podemos conformarnos con regulaciones que consigan que los bancos no presten más caro lo poco que prestan.En un plano más profundo, consideramos que se requiere avanzar sobre una agenda de temas que apunten al objetivo de desconectar lo más posible el mercado finan-ciero local de los centros financieros internacionales, por un lado, y la dinámica de la valorización financiera del proceso de crecimiento económico en la Argentina. Este doble objetivo evitaría lo que actualmente le sucede a los Estados de los paí-ses centrales: tener que pagar enormes rescates porque buena parte de la sociedad quedó como rehén.Los episodios de los finales de la convertibilidad constituyen un ejemplo fresco para nosotros. Toda la nueva deuda emitida luego de la devaluación, que representa ac-tualmente cerca de la mitad del stock actual de deuda pública, fue producto del rescate del Estado a los bancos que tenían de rehén a una parte importante so-ciedad (o por lo menos, la más bulliciosa): depositantes y propietarios con crédito hipotecario.Es necesario, en este sentido, analizar las políticas económicas también des de esta óptica. Es decir, pensar regulaciones e instituciones que hagan que el Estado no tenga luego que salir a rescatar a la gente que quedó de rehén. Porque la trampa está al principio, no al final.

11 Cualquiera que haya ingresado a un banco extranjero en la Argentina habrá visto un cartel que aclara que “ningún accionista mayoritario ex-tranjero responde por las operacio-nes que realiza la filial en el país”.12 Con el agravante del problema del INDEC, que al no haber con-vención sobre el índice de precios, cada quien ajusta los precios por su sensación térmica más que por un índice oficial.13 El stock de crédito al sector pri-vado no financiero apenas alcanza

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Propongo recorrer las cuatro etapas siguientes. En primer lugar voy a interrogar so-bre los orígenes de la crisis. Después voy a estudiar el proceso y desarrollo a partir del verano 2007, y ahí vamos a entender la estrategia del Banco Central. Y para terminar voy a decir algo sobre la manera de salir de esta situación.¿Cuando comienza una crisis financiera? Podemos dar una respuesta totalmente general. En la época del capitalismo financiero se comienza formando una crisis a partir del momento en que se acaba se salir de una crisis precedente. Eso es típica-mente lo que pasa con la crisis hoy.Después del crack de las acciones Internet del año 2001. La industria financiera co-mienza a preguntarse en que nicho financiero puede desplegarse. Es decir, en qué otros tipos de especulaciones van a poder realizar las ganancias financieras. Y la respuesta que se da en ese momento es el mercado inmobiliario.Hasta ese momento el mercado inmobiliario funcionaba de manera muy clásica: losbancos otorgaban créditos, las familias compraban propiedades y devolvían el di-nero durante 20 o 30 años. El problema de esto era que el crédito otorgado por el banco resultaba un riesgo que iba permanecer hasta el vencimiento. Es decir, un riesgo que tiene 20 o 30 años. Durante esos años el banco va a enfrentar el riesgo de default de los deudores.Entonces la industria financiera cree desarrollar una innovación “genial”. Es lo que se va a llamar la titulización. ¿En que consiste esta titulización? Hay que agrupar una gran masa de créditos bancarios y transformarla en una línea de títulos negociables en el mercado. Esta línea de títulos está formada por diferentes clases de riesgos que corresponden a los que piden préstamos, y esos productos financieros, que se llaman productos derivados, van a ser vendidos luego en el mercado financiero.Allí la industria financiera creyó encontrar la solución universal para los problemas de riesgo. El riesgo que está concentrado en un solo banco o un número dado de bancos se encuentra disperso en un gran número de inversores. Cada uno de los inversores toma una pequeña parte del riego global y tienen la posibilidad de desentenderse de ellos en cualquier momento, o lo pueden revender mientras este mercado esté líquido.Pero la titulización es una ilusión. El gran error de los inversores consiste en haber pensado que la titulización hacía desaparecer el riesgo, cuando en realidad solo lo dispersa. Entonces si los bancos pueden desentenderse de los riesgos luego de la titulización, no tienen ningún incentivo para la selectividad. Los bancos van a agru-par nuevos tomadores de préstamos y la solvencia va a resultar dudosa. Y así va a aparecer esa categoría que ya es famosa: los “subprime”. ¿Que son los créditos subprime? Son créditos otorgados a particulares, que pueden ser personas que ya están sobreendeudadas, o bien gente que es totalmente desconocida en el sistema bancario y cuya solvencia es por consecuencia totalmente incierta. Y esta es la paradoja: desde el punto de vista individual, ya sean los bancos o los inversores, el riesgo individual parece bajar pero esto tiene el precio de un peligroso crecimiento del riesgo global. Y así es como se forman las burbujas hipotecarias, por la com-binación del sueño norteamericano de ser propietario, del crédito bancario, y de la

El eterno retorno de las crisis financieras... O cómo frenarlasPor Frédéric Lordon1

Nos damos el lujo de reproducir la conferencia que realizó el econo-mista francés Frédéric Lordon en la Universidad Nacional de La Plata invitado por el CIEPYC. Analizó el germen y la evolución de las crisis financieras que se vienen produciendo en el sistema financiero, ha-ciendo hincapié en el último episodio ocurrido a raíz de las hipotecas subprime en los Estados Unidos. También planteó propuestas de polí-tica monetaria para evitar el surgimiento de burbujas.

1 Conferencia organizada por el CIEPYC en la Biblioteca de la Uni-versidad Nacional de La Plata el día 21 de noviembre de 2007.

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titulización. Este conjunto de mecanismos impulsan a las familias a los mercados inmobiliario y financiero, lo cual genera un crecimiento continuo de los créditos hi-potecarios. Y esto se acompaña con la ilusión de que todos van a ganar: las inmo-biliarias que van a cobrar comisiones, losbancos que van a cobrar intereses, las familias que pueden revender la casa con una plusvalía, y finalmente los inversores con los productos derivados, porque cuanto más riesgosos, mas rentables. Es decir, se está constituyendo una dinámica finan-ciera estructuralmente inestable.Entonces para que esta dinámica se prolongue es necesario que se acrecienten los precios inmobiliarios, entonces se necesitan más suscriptores de créditos hipoteca-rios y menos de prudencia en la selectividad de aquellos que toman préstamos.Esta dinámica financiera se mantiene vulnerable a un shock de política monetaria que podría elevar la tasa de interés. Además, esta dinámica es muy peligrosa por una cláusula que se llama reset. El reset consiste en que para atraer nuevos tomado-res de préstamos se permite primero una tasa de interés muy ventajosa por 2 años pero en los 28 años que siguen la tasa de interés va a subir totalmente.Entonces todas las condiciones están reunidas para que estalle la crisis. Y así es como va a producirse la crisis. El proceso se llama el doble efecto de la tasa de interés. En primer lugar el efecto reset. En el 2007 llegan los primeros reset de los suscriptores que habían tomado su crédito en el 2005 y que son tomadores de prés-tamos cuya solvencia ya está deteriorada.El segundo efecto es el de la política monetaria, porque en el 2003 el Banco Central de Estados Unidos dio muestras de elevar las tasas. En consecuencia es extrema-damente difícil reembolsar el crédito inmobiliario. Entonces aparecen los primeros créditos impagos.Y como siempre en las crisis financieras, el retorno se hace cuando termina un aconte-cimiento que golpea mucho. Los primeros impagos se transmiten en primer término a los productos derivados. Entonces el precio va a empezar a bajar.El primer evento de shock ocurrió con el Hedge Fund Bear Stearns, que se encontró con la necesidad de cerrar dos fondos «dinámicos» con grandes inversiones en derivados hipotecarios.Yesto fue un shock muy importante porque Bear Stearns es una compañía que tiene acciones muy fuertesWall Street.El segundo shock fue cuando la empresa de corretaje hipotecarioAHM (American Home Mortgage) se declara en quiebra. En ese momento estalla realmente la burbuja.La transmisión de los impagos hipotecarios a los productos derivados es muy fuerte. El precio de los derivados cae brutalmente. Y en ese momento es cuando la comunidad financiera toma conciencia de un error monumental en las evaluaciones. Y este error genera el problema de las calificadoras de riesgo. Como había pasado ya en 1998 con la crisis internacional y en 2001 con el crack de Internet. Las calificadoras de riesgo no pierden nada. Y se entiende por qué: la calificación y la evaluación son negocios.Cuando sale a la luz la quiebra de las compañías las evaluaciones se revisan de forma catastrófica y así se produce la avalancha para salir del mercado. En este momento es posible insertar 2 comentarios teóricos.El primer comentario es sobre la especie de espejismo del mercado financiero que es la liquidez. ¿Qué es la liquidez? La liquidez es la posibilidad para todo inversor de salir del mercado sin una variación importante del precio; es la posibilidad para todo vendedor de encontrar fácilmente un comprador.Pero la liquidez es una propiedad del mercado financiero un poco exógena puedo decir. Por que cuando tenemos una crisis financiera todo cambia ya que todos los inversores quieren salir del mercado al mismo tiempo, y entonces hay una desaparición de los compradores y los precios se derrumban hasta caer potencialmente a cero.Entonces la liquidez es una ilusión colectiva. No puede ser ejercida colectivamente y de manera simultánea. Keynes ya había llamado la atención sobre este hecho, que la liquidez se evapora en el momento que todos quieren ejercerla. Es decir, la liquidez es un paraguas que uno puede usar cuando el tiempo está lindo, pero que no sirve cuando llueve.El segundo comentario teórico es que la crisis financiera demuestra el fracaso teóri-co de los modelos llamados gaussianos. La característica de la crisis de liquidez es que se observan gigantescas variaciones de los precios. Durante el verano 2007 se observaron variaciones de precios que eran mas o menos 15 a 20 veces la desvia-ción estándar, y en los modelos gaussianos una variación de 15 a 20 veces la des-

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viación estándar corresponde a una probabilidad de frecuencia de 1 vez cada 10.000 años. Es decir que los modelos gaussianos demostraron ser totalmente incapaces de predecir la crisis financiera.Algunos economistas pensaron en dar vuelta el problema con otros tipos de mode-los que se llaman no-gaussianos, modelos que responden a otras hipótesis del azar, como el azar de Pareto, o las distribuciones leptokurticas que los economistas que no tienen miedo al ridículo las llaman distribuciones de “cola ancha”.Sin embargo todos estos modelos, gaussianos y no-gaussianos, cometen el mismo error, que es lo que yo voy a llamar “el sueño del probabilismo objetivo”. También se podría llamar probabilismo trascendente. El probabilismo objetivo quiere creer que la distribución de probabilidad de los precios preexiste independientemente y antes de las interacciones de los agentes. Entonces para captar los acontecimientos de la crisis de 2007 hay que mirar todas las hipótesis, como la hipótesis de probabilismo inmanente, que considera que la distribución de probabilidades no preexiste objeti-vamente sino que es el producto emergente de las interacciones.La crisis financiera va a funcionar con una dinámica autocatalítica.Yesto lo podemos ver tanto por el lado de los Hedge Funds como del lado de los bancos. Del lado de los Hedge Funds, el pánico sobre el mercado de derivados implica una caída automantenida de los precios: cuanto más bajan los precios, más miedo tienen los inversores; y cuando más miedo tienen, más venden; y cuando más venden, más bajan los precios. Entonces los Hedge Funds van a registrar enormes pérdidas. Los clientes de esos Fondos van a pedir la restitución de su dinero inmediatamente y eso genera mas movimientos de venta y más fuertes caídas de los precios de los productos derivados, y hasta el punto que ciertos fondos se van negar a devolver el dinero en estas condiciones y cierran.Del lado de los bancos, éstos pensaban que se habían desentendido del riesgo hipo-tecario gracias a la titulización, pero los riesgos que salieron por la puerta volvieron por la ventana, y yo diría que incluso volvieron por dos ventanas. En primer lugar la mayoría de los bancos crearon los Hedge Funds internos y éstos, como todos los Hedge Funds, perdieron mucho. Por otro lado, los bancos prestaron mucho a Hedge Funds externos y esos Hedge Funds externos perdieron tanto que ya no pueden devolver a los bancos. Entonces los bancos ahora se niegan a prestar más a esos fondos pero los fondos lo necesitan.Entonces las supuestas ventajas de la titulización van a convertirse en situaciones dramáticas. La titulización dispersa los riesgos pero cuando hay una crisis nadie sabe donde están esos riesgos. Durante el “buen tiempo” la titulización tiene mu-chas ventajas, pero durante la crisis la sospecha esta generalizada.Y entonces la pregunta que se plantean todos los agentes financieros es: ¿quién está expuesto? Y como no se puede contestar esa pregunta, nadie quiere prestar a nadie. Y esto va a pasar cuando numerosos agentes tienen necesidades de créditos muy urgentes.Entonces la crisis de la liquidez es general. La sospecha generalizada restringe to-das las formas de financiamiento. Por un lado, el financiamiento sobre el mercado monetario.Los Fondos son incapaces de encontrar nuevos financiamientos y de emitir nuevas líneas de papel, incluidos lo que se llaman Asset Backed Commercial Papers. Los ABCP son cuasiobligaciones adosadas a los colaterales. Y en la burbuja inmobiliaria la mayoría de esos papeles eran los que se llamaban ABCP. Los ABCP están princi-palmente adosados a activos inmobiliarios.Pero a esos activos ya nadie los admite como colaterales hoy en día. Entonces en el caso de los ABCP va a haber una desaparición de los compradores.También se restringe el financiamiento en el mercado interbancario: los bancos se niegan a prestarse unos a otros. Se puede detectar fácilmente los días de crisis aguda, que son los días que se producen los picos de la tasa de interés llamada overnight en los mercados financieros.¿Entonces el Banco Central a que situación esta ahora enfocado? La crisis bancaria es un peligro mayor porque amenaza la continuidad del financiamiento de los ban-cos, y entonces de toda la economía.En consecuencia, el Banco Central se encuentra enfrentando a un peligro que se llama riesgo sistémico. Por las fuertes interdependencias entre los bancos, una quie-

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bra bancaria local puede convertirse en un desmoronamiento global del sistema financiero (por el “efecto domino”). Es decir, en una catástrofe económica general.En estas condiciones el Banco Central esta obligado a intervenir. Frente a la ame-naza de un desmoronamiento general, el Banco Central no puede mantenerse sin hacer nada.Está obligado de intervenir al auxilio de los operadores los más tocados por la crisis de liquidez, que son los operadores más imprudentes.Y en el mes de agosto la Fed y el Banco Central Europeo realizaron intervenciones masivas sobre los mercados interbancario y monetario. Y hubo intervenciones de dos tipos, y en dos tiempos. En primer lugar, intervenciones sobre los volúmenes: inyecciones masivas de liquidez suplementaria. Esas inyecciones son muchos más grandes que las realizadas en las crisis de 1998 y 2001.En segundo lugar, intervenciones sobre los precios por las bajas sucesivas de las tasas de referencia.Entonces el Banco se encuentra con un dilema estratégico: es imposible no inter-venir frente a las consecuencias de un desmoronamiento general, pero intervenir es auxiliar a los operadores más imprudentes, quienes así pueden escapar de las consecuencias de sus apuestas especulativas.Yeste tipo de trampa tiene un nombre teórico: azar moral.El azar moral es la tendencia de la gente a sobreexponerse a un riesgo a partir del momento en que se sienten protegidos contra ese riesgo. Y esto es justamente lo que pasa en las crisis financieras. Los inversores saben que el Banco Central deberá intervenir para auxiliarlos.Mi opinión es que el azar moral es el nombre con que usualmente se denomina lo que podríamos llamar una toma de rehén del Banco Central.Frente a la situación del azar moral, las intervenciones del Banco Central tienen una orientación profundamente política. En situación de riesgo sistémico, el Banco Cen-tral debe estar listo para inyectar volúmenes de liquidez sin limitaciones. Y sólo el Banco Central está armado para enfrentar este tipo de situaciones. Porque una ins-titución como el Fondo Monetario Internacional es totalmente incapaz de responder a este riesgo sistémico. ¿Por qué? Porque es un fondo, no un banco. Y entonces sus recursos están limitados, mientras que los recursos de un banco son potencialmente ilimitados porque el banco crea la moneda. Entonces en esta situación, la interven-ción del Banco Central remite reviste la intervención de una nación soberana. En un caso podría estar sometida a reglas y por otro lado los volúmenes deben quedar desconocidos para los agentes que deben siempre tener una duda sobre la acción del Banco Central.En efecto, esta es la única arma con la que dispone el Banco Central en esta situación.Tenemos la asimetría de información y la incertidumbre. La acción del Banco Central en presencia de azar moral no es del orden gerencial, sino que es una política. Y esto permite volver al viejo debate de la política monetaria: “rule versus discretion”, porque la teoría neoclásica promulga la idea de que el funcionamiento del Banco Central debería ser regido por reglas automáticas, cuestión que es aberrante en situaciones de crisis financieras. ¿Que paso en el verano 2007? Tenemos que ob-servar en primer lugar que salimos de una situación de 20 años de consolidación del azar moral. Todas las crisis financieras fueron tratadas bajando las tasas y los inver-sores comprendieron perfectamente que podían contar con una ayuda sistemática y en consecuencia perdieron toda incitación a la prudencia.Bernanke trata de romper con la práctica de A. Greenspan. Al principio de las crisis, Bernanke se niega a bajar las tasas y se enfrenta a la ira de los inversores. Pero las estructuras objetivas del riesgo sistémico lo obligan a intervenir y entonces a satis-facer a los inversionistas.¿Como salir del dilema estratégico del azar moral? La consecuencia de la fuerza de las interdependencias financieras y de los vínculos entre finanzas y economía real es que un accidente especulativo puede siempre convertirse en una catástrofe económica general.Los especuladores ganan mucho durante la burbuja pero cuando la burbuja estalla es una amenaza para toda la economía. Entonces, los poderes públicos tienen que auxiliarlos.

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Aquí presento un principio estratégico para salir de esa situación. Parto de la idea de que cuando la crisis estalla es demasiado tarde. Las fuerzas objetivas de la si-tuación del azar moral y del riesgo sistémico van a funcionar automáticamente y en ese momento nadie puede hacer nada. Es necesario actuar antes, es decir impedir que se forme la burbuja.Ahora, ¿como se forma una burbuja? Por la inyección masiva de capitales en un compartimiento del mercado ¿Y cuales son las orígenes de esos capitales? Hay dos. En primer lugar los ahorros privados, principalmente de los trabajadores. La segunda fuente son los fondos suplementarios conseguidos del crédito bancario para los inversores.¿Y que paso a partir de 2003? Las tasas de interés fueron tan bajas que el crédito bancario ha sido una contribución mayor a la especulación. ¿Como evitar la forma-ción de la burbuja? Simplemente subiendo la tasa de interés para reducir el volumen de fondos que van a invertirse en la especulación.Pero también la política monetaria tiene que enfrentar otro dilema que podríamos llamarlo técnico. Si las tasa de interés son altas, se golpea la especulación, pero también la economía productiva. Entonces, el dilema técnico de la política monetaria consiste en que se tiene un único instrumento (la tasa de interés) para servir a dos objetivos: la regulación de la especulación y el financiamiento de la producción.La propuesta que yo hago para salir de este dilema consiste en llevar una política monetaria desdoblada, que tendría dos tasas de interés distintas. Una tasa de inte-rés que voy a llamar “productiva”, reservada sólo para los agentes de la economía real; y una tasa de interés que podría llamarse “especulativa”, reservada para los inversionistas y los operadores de los mercados financieros.Entonces se puede subir la tasa especulativa todo lo que uno quiere y golpear la especulación, sin penalizar la economía productiva.¿Como podría operar esta política monetaria en la práctica? De una manera general hay dos modos de refinanciamiento de los bancos privados al Banco Central: lo que se llama créditos individuales, y el aporte global de liquidez que el Banco Central hace al conjunto del mercado interbancario.En el caso de los refinanciamientos individuales podemos imaginar refinanciamientos con tasas de interés diferenciadas, a prorrata de los créditos respectivamente prestados por el banco a los agentes de la economía productiva y a los agentes financieros.Yen el caso de los acuerdos globales, podemos imaginar una prorrata global para todos los bancos, y una reindividualización de los aportes colectivos.Pero evidentemente uno tiene que ir más lejos todavía. Hay que tener conciencia de la necesidad de una agenda política para luchar contra la desregulación financiera.En los últimos 20 años, desde la desregulación financiera, no han pasado más de tres años seguidos sin una crisis mayor. En primer lugar en 1987 el crack bursátil, en 1990 el crack inmobiliario en EE. UU. y en Europa, en 1992 la crisis del Sistema Monetario Europeo, en 1993 la segunda crisis del SME, en 1994 la crisis de los te-sobonos mexicanos, en 1994 también el crack de las obligaciones de EE. UU., en 1997 la primera crisis internacional (Asia, América latina), en 1998 la segunda crisis internacional(Rusia), en 2001 la crisis en Argentina, en 2000-2003 el crack de Internet, y en 2007 la crisis hipotecaria.Entonces la pregunta es: ¿cuando la próxima? Y la respuesta es «muy pronto», por-que las crisis financieras son el producto necesario del funcionamiento de las es-tructuras de los mercados desregulados. Entonces las mismas causas producen los mismos efectos, mientras se mantengan las estructuras que las generan. Es decir que yo pienso más allá de la política mone-taria que esbocé hoy. El verdadero desafió para salir del neoliberalismo es poner en el suelo las estructuras de los mercados de los capitales.

Pregunta 1: ¿El déficit de Estados Unidos contribuye a explicar la crisis finan-ciera?Respuesta: En un primer enfoque diría que no. Ese mecanismo de la crisis inmobi-liaria tiene poco que ver con el problema del déficit de EEUU. En cambio, el pro-blema del déficit de EEUU podría ser la causa de una crisis severa próxima. Porque la crisis financiera podría desembocar en una crisis general de confianza frente al

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sistema norteamericano y también en una crisis monetaria que afectaría al dólar. Ahí el Banco Central estaría en una trampa espantosa. Si el dólar se encuentra en una crisis monetaria severa, la FED deberá elevar la tasa de interés para evita las salidas masivas de capitales; es decir, haría lo contrario exactamente de lo que debería ha-cer para arreglar la crisis financiera. Yo realmente no deseo que se produzca esto, porque no se que podría pasar.

Pregunta 2: ¿Podría profundizar sobre el doble sistema de refinanciamiento: contratos individuales asociados al sector productivo y reindividualización de contratos globales?Respuesta: Yo creo que es bastante simple. Hay dos procedimientos de refinancia-miento ante el Banco Central. Primero para los procedimientos de refinanciamientos colectivos, es cierto que es un procedimiento que tiene ventajas para el Banco Cen-tral. Tiene la ventaja de manejar la liquidez general del mercado, es decir, es una re-gulación de la liquidez global. Y al mismo tiempo, cando el Banco Central interviene de esta manera, se dice que se dirige a la globalidad del mercado, pero de hecho el Banco Central sabe con quién hace las transacciones. Es decir que yo creo que no hay obstáculos de principio en esta reindividualizacion de esos contratos globales. Lo que me hace preferir esta opción reindividualizacion de los contratos globales es que la hipótesis alternativa de un financiamiento por medio de un prorrateo global es un poco injusta porque penaliza más a los bancos que tienden a la economía pro-ductiva que a los bancos que están orientados a la economía especulativa. Es por esto que yo creo que esta reindividualizacion es un procedimiento que tendríamos que trabajar más.

Pregunta 3: ¿Habría que darle más importancia a la Banca Pública?Respuesta: Creo profundamente en la oportunidad de tener bancos públicos en un sistema financiero para una mejor asignación del capital, pero creo que el proce-dimiento de política monetaria que estoy proponiendo es neutro desde ese punto de vista, o, mas exactamente, si los bancos públicos se comportan como deben comportare, quizás ese es el sentido de tu pregunta, en ese caso tendrían la venta-ja porque se refinanciarían a tasas mas bajas para proporciones mas importantes. Y serian más rentables que los bancos privados. Eso seria una paradoja bastante interesante. Y si realmente la competencia tiene un sentido, entonces los bancos privados tendrían que supeditarse al comportamiento de los bancos públicos. Pero en cierta manera es la intención de la política monetaria que estoy proponiendo.

Pregunta 4: ¿Existe la posibilidad de regulaciones más prudentes en los merca-dos financieros? Y con respecto a la separación del sistema financiero del apa-rato productivo, ¿la política mas acorde es una fuerte carga impositiva sobre la tenencia de activos financieros?Respuesta: Quisiera partir de ese sentimiento de escándalo que usted nombró. Y quien yo también comparto. Y ésta es la razón por la que yo me estoy rompiendo la cabeza, para encontrar algo que pueda parar estos escándalos financieros. Y según mi opinión este escándalo consiste en la situación de toma de rehenes del Banco Central por los inversores. Los inversores hacen cualquier cosa. Durante muchos años ganan mucho dinero y cuando la situación se da vuelta los poderes públicos tienen que auxiliarlos. Y aquí es donde yo veo algo escandaloso, incluso desde el punto de vista moral es escandaloso. Así funciona la toma de rehenes por los inver-sores institucionales. Los inversores institucionales ocupan un lugar en la estructura del capitalismo. De tal manera que dejan a la suerte a la totalidad de la economía para lo peor.La crisis de 2007 verifica un esquema que ya se produjo en otras crisis en el pasado. Es una crisis de una gravedad extrema que puede tirar por el suelo y la respuesta política a esta situación es “nada”.Yeste año incluso lo único que se pudo obser-var, como también se había podido observar en 1998 y en 2001 son llamados a la transparencia que son absolutamente irrisorios. La cuestión cómica (o trágica) es que cuando se produzco la crisis de 1998 la mayoría de los comentaristas dijo: “esta crisis se produjo por la falta transparencia en los mercados emergentes”; es decir, en los mercados modernos de los países industrializados la transparencia es perfecta

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y eso no va a pasar nunca. Pero cuatro años más tarde tenemos el caso Enron y las crisis de los valores de Internet, y este año nuevamente la crisis golpea el corazón de mundo supuestamente moderno y transparente. Entonces en este punto quisiera volver a la noción de política monetaria que proponía, porque en cierta medida si no-sotros la comparamos con esos llamados irrisorios a la transparencia es un medida extraordinariamente ambiciosa, pero sin embargo en los hechos yo diría que es una medida bastante limitada porque habría que ir todavía mas lejos, y es lo que yo traté de decir como conclusión de mi presentación.Hay que atacar directamente las estructuras de la reglamentación financiera, es de-cir comenzar a encarar un rereglamentacion financiera. Y esta es la única solución para evitar que se reproduzcan indefinidamente este tipo de crisis. Y esto lo digo porque esto los podría implicar en un futuro no muy lejano. Yo dije al principio de mi presentación que una crisis financiera nacía cuando acababa una crisis anterior. ¿Y ustedes saben cuándo y dónde podría producirse la próxima crisis financiera, la que comienza a formarse silenciosamente? En los mercados emergentes. La nueva ten-dencia de los inversores institucionales internacionales es invertir en los mercados de acciones emergentes.Sobre la separación entre economía real y la economía especulativa, ésta es una especie de separación que trata de reinstaurar la política monetaria que estoy pro-poniendo. Hay que recordar que luego de la gran crisis de 1998 se tomó una medida radical, estructural que se había llamado el Glass Stigel Act. Era una medida de que consistía en separar herméticamente los bancos comerciales exclusivamente ten-dientes hacia el financiamiento de la actividad productiva y por otro lado los bancos de inversiones únicamente destinados a los bancos de negocios. Esta separación fue abolida a finales de los años ´90 en el gran movimiento de desregulación finan-ciera. La supresión de esta separación fue una catástrofe porque recreó todas las condiciones de transmisión de un shock financiero a la economía real.El último punto, sobre los impuestos, es una cuestión sobre la que yo tengo algunas ideas pero esto ya sería una exposición muy larga así que mevoy a detener aquí.

Pregunta 5: Teniendo en cuenta que bajar la tasa de interés contribuye a gene-rar la próxima crisis ¿Qué medidas podemos tomar para atenuar la posibilidad de otra crisis?Respuesta: Bueno, realmente si yo tuviera la respuesta en este momento me apuraría para darla. Pero en esto no tengo muchas ideas. Creo las medidas que se tendrían que tomar en esta materia deberían ser del orden, de una forma o de otra, de control sobre la circulación de capitales. Creo que el modelo que había implementado la economía chilena a finales de los ´90 con un sistema de depósitos a corto plazo, a grosso modo, exigía que todos los capitales extranjeros que entraban procedieran a un depósito del 30% ante Banco Central que era confiscado si los capitales se iban antes del año. Esta medida puede ser un poco primitiva pero creo que tiene mucha eficacia sobre el control de la circulación de los capitales. Este es un esquema sobre el se podría profundizar, pero la verdad es que se abre el concurso de buenas ideas.

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Las retenciones son el único instrumento que posee el Estado para hacer frente a las consecuencias no deseables de un aumento de precios internacionales de pro-ductos agroalimentarios, con el actual marco regulatorio e institucional del país. El conjunto de instrumentos alternativos fue desmantelado durante los años 90, dejan-do los mercados domésticos de alimentos a merced de la evolución de los precios internacionales y del poder de mercado de los grandes traders de granos. En conse-cuencia, que las retenciones se apliquen ahora no es el resultado de un capricho del gobierno actual sino de un conjunto de decisiones tomadas en el pasado.Seguramente este instrumento es insuficiente y resultaría innecesario si la Argentina hubiera mantenido otros mecanismos institucionales que supo crear a lo largo de su historia, y que en otros países permitieron el desarrollo de las cadenas agroin-dustriales diversificadas. Nuestro país es el único entre los cinco principales expor-tadores mundiales de cereales que no cuenta con mecanismos de regulación del comercio de materias primas.La Argentina contó alguna vez con mecanismos regulatorios del mercado de granos y de carnes. Por ejemplo, la Junta Reguladora de Granos fue establecida durante los años 30 en forma contemporánea a las juntas (denominadas “Boards”) de Canadá y Australia en un contexto de fuerte caída de los precios internaciones. La Junta tenía varias funciones, entre ellas la de intervenir en el mercado de granos para sostener el precio interno al productor, abastecer a la industria y el consumo local a precios accesibles, entre sus principales actividades. El mantenimiento de precios del pro-ductor solo se practicó en los primeros años de su existencia, y durante el primer y tercer gobierno peronista. Sin embargo, las mismas constituían una herramienta fundamental para coordinar las cadenas de valor.Cuando se eliminaron las Juntas, las entidades del campo no adoptaron medidas con la magnitud y la agresividad vistas en estos días. Algunos sectores del campo apoyaron activamente y otros no opusieron tanta resistencia. Es interesante compa-rar esta actitud con la de los productores australianos, neozelandeses y canadien-ses, frente a la oleada de liberalización de los años 90, quienes no cedieron ante la ofensiva de las grandes trasnacionales de granos. La centralización de las compras de materias primas no fue entregada a estas empresas, sino que optaron por el reemplazo de los Boards por mega cooperativas de exportación (como Fonterra, la Cooperativa de productores lácteos neocelandeses, o el Board privado, en el caso del trigo de Australia).En ausencia de una institucionalidad desarrollada, las retenciones son un primer paso necesario que permite cumplir con objetivos indelegables del Estado frente a la coyuntura internacional de mayor demanda de granos: desacoplar los precios internos de los alimentos de los internacionales e incidir en las rentabilidades rela-tivas de los distintos cultivos a fin de limitar el avance de la sojización. No hacerlo implicaría poner en riesgo el acceso de la mayoría de la población a los alimentos .Este camino requiere que el gobierno implemente mecanismos de regulación contra el abuso de poder monopsónico de la comercialización concentrada, y lleve adelan-te políticas selectivas para los productores pequeños. El 50% de la tierra está en manos de 5000 productores, sólo mil poseen el 33% de las hectáreas cultivables. El otro 50% está atomizado y frente a los aumentos de las escalas eficientes, una

Retenciones a los granos: cuando la historia cuentapor CIEPYC1

¿Por qué se queja el campo si el sector agrícola aumentó su tipo de cambio efectivo un 40% a partir de la vigencia del actual esquema macroeconómico?. En el presente estudio se analiza el impacto de las retenciones y de los precios internos sobre la competitividad del sec-tor agrario concluyendo que la política deliberada de sostenimiento del tipo de cambio es aún muy beneficiosa para el sector.

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1 Nota publicada el 27/03/08 enwww.ciepyc.unlp.edu.ar

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gran parte encuentra como opción más rentable vender o arrendar sus tierras a los grandes pools o propietarios concentrados.Esto explica, en parte, la coincidencia de intereses entre los grandes y los chicos que se manifiesta en estos días. Para hacer sustentable políticamente un modelo basado en la acumulación productiva y no en la apropiación de rentas, es necesario rescatar a los pequeños productores. Entre las medidas que consideramos impor-tante discutir, se destacan:

1. Complementar las retenciones con transferencias directas a los productores con pequeñas extensiones, planteando la diversificación de los cultivos más allá de la soja.

2. Regenerar las herramientas de regulación del mercado agropecuario, como las Juntas Nacionales de Granos y de Carnes.

3. Crear una infraestructura portuaria y de almacenamiento que permita reorganizar el sistema de logística.

4. Mejorar la eficacia recaudatoria hacia el sector.

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Entre las motivaciones que han tenido los sectores vinculados al campo y que han desatado buena parte de las expresiones de insatisfacción contra la actual política económica, se encuentran dos aspectos a resaltar pero que concluyen en un mismo destino: que los efectos de las retenciones a los productos primarios conjuntamente con la evolución de los precios internos, han deteriorado de tal manera el tipo de cambio efectivo del campo que ha dejado de ser competitivo.Dado que la quita de las retenciones disminuye sus ingresos y que los incrementos de precios a nivel doméstico aumentan sus costos de producción, sostienen que sus márgenes han disminuido lo necesario para plantear una supuesta reducción en la competitividad de sus productos.Desde la devaluación de la moneda nacional en enero de 2002, los productos agra-rios han tenido una inserción externa por demás rentable así como el resto de los bienes transables de la economía. En realidad, la función más importante de man-tener un tipo de cambio alto, es el efecto protección sobre aquellos bienes que se producen internamente y que no pueden competir con los bienes más baratos del resto del mundo.Las retenciones aparecen principalmente como un respiro de tipo fiscal en marzo de 2002, pero significaron en realidad una corrección de precios relativos para evitar la sobrerentabilidad que estaba generada, en gran parte, por la política económica de mantener un tipo de cambio real alto y, en otra, por el nivel de los precios inter-nacionales.Los primeros dos años la reacción de los precios internos frente a la devaluación fue re-lativamente baja de modo tal que el tipo de cambio ajustó en exceso a lo necesario para reacomodar los precios relativos y las ventajas en términos de rentabilidad del sector agrícola aún con retenciones estaba en su momento dorado. Luego, con la reducción del tipo de cambio nominal (que de $4 se estabilizó en los $3) al comienzo, y con la recuperación de los precios internos después, los sectores del campo han manifestado a través de las protestas que dicha rentabilidad está hoy en los límites de lo tolerable y que incluso se encuentran por debajo de los niveles del los años 90.Si bien esta cuestión se podría contestar simplemente con el sentido común de cualquier observador que ha transitado por los campos de la pampa y que percibe el desfile de camiones y de nuevas y funcionales maquinarias agrícolas que hasta hace pocos años eran ignotas, el objetivo de las presentes páginas es mostrar con elementos que surgen del comportamiento de las variables económicas que, aún teniendo en cuenta las retenciones y la evolución de los costos de los sectores vin-culados al campo, los sectores agrícolas gozan de una situación frente a sus compe-tidores internacionales que es mucho mejor que la ostentada durante los años 90.

Aspectos metodológicos

El tipo de cambio real es el indicador de la competitividad global de una economía. Este es un cociente entre el valor de la divisa o tipo de cambio nominal (expresado

El campo y los precios relativos. Las retenciones son de nosotros, las oleaginosas son ajenasPor Germán Saller

¿Por qué se queja el campo si el sector agrícola aumentó su tipo de cambio efectivo un 40% a partir de la vigencia del actual esquema macroeconómico?. En el presente estudio se analiza el impacto de las retenciones y de los precios internos sobre la competitividad del sec-tor agrario concluyendo que la política deliberada de sostenimiento del tipo de cambio es aún muy beneficiosa para el sector.

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en pesos por divisa) multiplicado por los precios internacionales (expresados en di-visas) y, en el denominador, los precios internos (expresados en pesos). La expresión del Tipo de Cambio Real (TCR) se puede simbolizar de la siguiente forma:

donde:

TCN= Tipo de Cambio NominalP*= Precios InternacionalesP= Precios Locales

La expresión del numerador de la fórmula anterior es lo que obtendría en pesos fruto de sus ventas, alguien que coloque en el exterior un bien y reciba por él divisas, teniendo en cuenta el costo interno de generar dicho bien en el mercado doméstico (Precios Locales vistos como costos). Lo que en definitiva mide el TCR, es un co-ciente entre ventas y costos por unidad de producto, representando este cociente la magnitud de los márgenes de ganancia, en este caso, por vender fuera del mercado doméstico los bienes.Existen muchas formas de medir el Tipo de Cambio Real y estas expresiones di-ferentes dependen de qué tomamos como tipo de cambio nominal, qué tomamos como referencia de los precios internacionales y qué tomamos como indicador de los precios domésticos.Por ejemplo, si debemos construir el Tipo de cambio Real Bilateral (TCRB) con Es-tados Unidos (EE.UU), corresponde involucrar en el numerador el tipo de cambio nominal del dólar (pesos por dólar) y, como indicadores de los precios de EE.UU y de Argentina, el índice de precios al consumidor, el mayorista, un combinado de ambos, etc.Otro ejemplo, puede ser el del llamado Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM). En tal caso tomamos en el numerador el tipo de cambio nominal de un conjunto de países representativos del comercio con nuestro país y sus respectivos índices de precios. La importancia en el comercio de cada uno de dichos países respecto del total comerciado por Argentina, puede ser usado como ponderador de cada país dentro del indicador. En definitiva, la expresión sería la siguiente:

El ejercicio que se intenta realizar aquí, es construir un TCR representativo del sector agrícola. Para ello, y partiendo de la expresión de TCR que mide la competitividad global de la economía, se pretende encontrar un TCR específico del sector agrario para medir el impacto del actual esquema económico sobre la competitividad del sector respecto no sólo del resto de la economía sino de su misma situación durante los años 90. Dado que tendremos en cuenta, como se verá más adelante, el mon-to de las retenciones a las exportaciones de los productos agrícolas, el resultado obtenido lo entenderemos como el Tipo de Cambio “Efectivo” del sector Agrícola (TCEA).

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El sector representativo de la producción agraria que se consideró en el pre-sente ejercicio es el de los Cultivos de Cereales, Oleaginosas y Forrajeras. A los efectos simplificativos se tomaron en cuenta los cultivos de Trigo, Soja y Maíz (bienes i) como los representativos del sector ya que entre los tres repre-sentan el 87% del total de producción agrícola.Las ponderaciones de cada uno de los tres cultivos involucrados (η i) se obtu-vo a través de las toneladas producidas durante las últimas cinco campañas agrícolas. De este modo, la producción de soja representa el 51,1% de la pro-ducción total, el maíz 25,5% el y el trigo el restante 23,4%.Los porcentajes de retenciones (µi) de cada bien se obtuvieron de la legisla-ción impositiva1.Los precios de en dólares de los tres bienes involucrados (P*) se obtuvieron de los principales mercados internacionales2.Respecto del denominador de la expresión y dado que no se cuenta con in-formación actualizada, la estructura de costos del sector de los Cultivos de Cereales, Oleaginosas y Forrajeras, fue obtenida de la Matriz Insumo Producto del año 1997. En tal sentido, se obtuvieron los principales costos de produc-ción con su respectivo peso relativo en el total incluyendo al costo salarial (λc)3.Como conclusión, el numerador de la expresión representa todo el ingreso efectivo (neto de retenciones) por tonelada que reciben los productores por sus ventas externas y en el denominador todos los costos incluidos los labo-rales. En definitiva, el cociente determina cuál es el margen relativo del exce-dente bruto de explotación o rentabilidad empresaria del sector agrícola.Cabe aclarar aquí que si bien este cociente representa una indicador de com-petitividad, ésta sólo la entendemos como aquella vinculada al “efecto pre-cio”. Al considerar la estructura de costos invariable desde 1997, no se tienen en cuenta las mejoras en el rendimiento de la tierra y las importantes reduc-ciones de costos de laboreo asociados a la difusión de los nuevos paquetes tecnológicos (Siembra directa + semillas RR+ herbicidas y otros insumos).Una vez definido el indicador, la evolución en el tiempo requiere actualizar los valores de las variables a través de índices representativos, es decir, ac-tualizar el seguimiento de las variables involucradas por el lado de las ventas (precios internacionales, tipo de cambio nominal y evolución de retenciones) como así también de los precios de los costos de producción incluido el sala-rio. En algunos casos, debieron utilizarse índices de precios como aproxima-ción al verdadero valor de la variable ya que no se contaba con series precisas (ver recuadro 1).Se trabajó con el período comprendido entre enero de 1998 y diciembre de 2006 de modo de involucrar también en el análisis los últimos años de la con-vertibilidad.

1 La Resolución 11/02 del Ministe-rio de Economía fijaba un derecho de exportación del 10% a partir de marzo de 2002 para diversas mer-cancías entre las que se encontra-ban los productos aquí analizados. La vigencia de dicha retención solo fue de un mes ya que a partir de la vigencia de la Resolución 35/02 del Ministerio de Economía, el derecho de exportación de dichos bienes se elevó al 20% a partir del 9/4/2002 para el maíz y el trigo. Los granos de soja tenían una retención previa del 3,5% durante los años 90 con lo cual a partir de las resoluciones mencionadas, pasaron a tener una retención del 13,5% en marzo de 2002 y del 23,5% en adelante. Las retenciones a la soja sufrieron una modificación en marzo de 2007 (hoy se encuentran con una reten-ción del 27,5%) pero dado que la serie analizada culmina en diciem-bre de 2006 no influye en el análisis del presente trabajo.2 Fuente, Secretaría de Política Económica del Ministerio de Eco-nomía y Producción.3 De la Matriz de coeficientes téc-nicos de la Matriz Insumo Produc-to de la Argentina del año 1997, se obtuvieron los principales costos de producción del sector de Cul-tivos de Cereales, Oleaginosas y Forrajeras. Respecto a los insumos nacionales, se decidió tomar los seis de mayor importancia y agrupar el resto en “otros”. Asimismo se inclu-yeron los insumos importados y los costos por remuneraciones al perso-nal. En definitiva, la estructura de costos quedó de la siguiente mane-ra: Servicios Agropecuarios (0,228); Fertilizantes y Plaguicidas (0,161); Producción de semillas (0,140); Refinación de Petróleo (0,065); Construcción (0,025); Transporte Terrestre de Carga (0,025); Otros insumos nacionales (0,185); Insu-mos importados (0,065) y Remu-neraciones (0,065).

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RECUADRO 1. Metodología para el seguimiento del TCEA

El nivel de tipo de cambio nominal, nivel de retenciones de cada producto y la evolución de los pre-cios internacionales de cada producto surgieron de las fuentes de información comentadas en los pie de página 2 y 3. Respecto de los costos, se tomó como base de seguimiento de los precios a Indice de Precios del Productos (IPP) que forma parte del Sistema de Indices de Precios Mayoristas. En los casos específicos de los costos relacionados con Fertilizantes y Plaguicidas y Refinación de Petróleo, existen series de precios específicas dentro del IPP. Respecto del rubro “Otros”, se utilizó el nivel general del IPP como aproximación. En el caso de servicios agropecuarios, se utilizó como aproximación el índice de precios de la maquinaria agrícola, dada la importancia de la amortización de la misma en los costos de los contratistas. Para el caso del Transporte de Carga, se utilizó como aproximación la evolución del índice de precios del transporte que surge del Indice de Precios al Consumidor. Para el rubro Construcción se utilizó el Indice de Precios de la Construcción del IN-DEC. Por último, el seguimiento de las remuneraciones fue obtenido de la serie de la remuneración en todo concepto del sector agropecuario cuya fuente es el Observatorio de Empleo y Dinámica

Empresarial en base a DGEYEL – SSPTYEL - en base a SIJP.

Los resultados

En el gráfico 1 se muestran los resultados de la construcción de lo que llamamos el TCEA y, como contraste, se muestra simultáneamente con el TCRB. Esto nos permi-te apreciar la evolución de la competitividad promedio de la economía para los bie-nes transables (TCRB) respecto de la competitividad específica del campo (TCEA)4.

Ambas series tienen un comportamiento esperado:

a- Bajos niveles y similares en el período 1998-2001b- Salto en el primer trimestre de 2002 por el efecto de la devaluaciónc- El TCEA presenta una sobrerreacción más moderada por dos motivos. En primer lugar, por el efecto de las retenciones que, como se describiera, comienzan a operar en el mes de marzo de 2002. En segundo lugar, por los costos específicos del campo que incluyen bienes de origen importado y muchos otros insumos de origen nacional con un fuerte aumento de precios.d- El TCRB alcanza el pico en agosto de 2002 (dólar cercano a los $4) para luego redu-cirse con motivo de la estabilización del tipo de cambio nominal en niveles cercanos a los $3. Este efecto también repercute sobre el TCEA con el mismo comportamiento pero en niveles inferiores.e- El TCEA presenta desde agosto de 2003 hasta septiembre de 2004 un crecimiento primero y una caída después, que está asociada al comportamiento de los precios in-ternacionales de la soja principalmente. Desde agosto de 2003 hasta abril de 2004 el precio fob de la soja se incrementó un 68% para luego caer un 40% hasta septiembre de 2004.f- Desde septiembre de 2004 en adelante, se percibe con claridad el efecto de la política económica de sostenimiento del tipo de cambio real a través de la acumulación de re-servas que genera una suave pero persistente apreciación del peso. La brecha entre el TCRBy elTCEAse mantiene constante durante esta etapa a favor del TCRB.g- Como consecuencia de las retenciones y en mayor medida del peso de los insumos dolarizados que tiene el sector, la competitividad promedio de la economía es mayor que los niveles de competitividad específica de los productos agrícolas. A pesar de esta última afirmación, lo más interesante de esta evolución, es la com-paración de la competitividad del sector antes y después de la devaluación. Aquí vemos cómo el sector es altamente beneficiado por el cambio de esquema ma-croeconómico. En efecto, en el gráfico 2 se ilustra la evolución del TCEA promedios por cada subperíodo. Lo más destacado es que el sector agrícola tuvo desde 2002 una rentabilidad promedio anual 40% más alta que en los últimos cuatro años de la convertibilidad. Si bien durante los últimos dos años la rentabilidad se redujo fuertemente respecto de los primeros años de la devaluación, aún con retenciones y aumentos de los costos, la rentabilidad externa de los productos agrícolas es un 20% más elevada que durante los últimos años de la convertibilidad.Asimismo, y merced al comportamiento de los precios de las commodities analiza-das, durante los dos primeros años de vigencia del nuevo esquema macroeconómi

4 Es más representativo de la com-petitividad de la economía en su conjunto el Tipo de Cambio Real Multilateral (TCRM) que tiene en cuenta la estructura del comercio del país como ponderadores de las divisas.

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co los márgenes de ganancia del sector agrícola promediaron el 50% más alto que los de la convertibilidad llegando a picos en donde superaron el 80%. Todo este aná-lisis no incluye aquellas ganancias de rentabilidad que como consecuencia de las mejoras en el rinde y/o reducción de los costos asociados a las nuevas tecnologías se puedan haber producido en los últimos 10 años. Como consecuencia, la descrip-ción de los mayores márgenes descriptos más arriba, representa un “piso” más que un techo en la rentabilidad del sector agrario.

Conclusiones

La intención del presente trabajo consistió en la elaboración de una metodología para medir si el impacto de los costos internos sumados a las retenciones que re-caen sobre los productos agrícolas, hacen que el sector esté transitando por una situación de inviabilidad económica.

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Los resultados muestran que el sector agrícola aumentó su rentabilidad un 40% en promedio (con picos del 80% en los primeros años) gracias al esquema económico vigente y sin tener en cuenta aquella rentabilidad producida por mejoras en el rinde. Lo que sucede es que para el promedio de bienes transables (todos los bienes de la economía con o sin retenciones), la rentabilidad asociada al “efecto precio” del tipo de cambio mejoró un 120%5. De aquí la protesta del sector; aunque si su mirada fuera completa debiera apreciar que su situación relativa es incluso muy superior a la de los asalariados que, a excepción de los trabajadores formales, se encuentran con ingresos reales inferiores a los de 2001.Los resultados encontrados nos ilustran desde dos perspectivas.Desde la perspectiva de la política económica, el tipo de cambio efectivo en una economía no puede y no debe ser igual para todos los sectores. De hecho, en un mundo ideal sin heterogeneidades la política de tipo de cambio alto es similar a un subsidio para todos los sectores por igual. Pero no se puede ser neutral entre sectores desiguales, en particular en el caso de una actividad como la agrícola que percibe rentas asociadas a sus ventajas naturales, o recientemente a mejoras tecno-lógicas generadas por la industria. Por ello, el tipo de cambio debe ser administrado por el estado y representa una decisión de política económica.Desde la perspectiva del productor agropecuario es claro que su situación en térmi-nos temporales es mejor que la de la convertibilidad, al menos en sus últimos cuatro años (98-01).Los representantes del sector, en lugar de cuestionar en forma cortoplacista un es-quema de precios relativos que favorece la diversificación productiva, debiera pre-guntarse qué sería lo más conveniente para sí mismo: si un tipo de cambio bajo y sin retenciones o un tipo de cambio alto con retenciones. La primera experiencia es la de los 90 con fuerte endeudamiento y pérdida de competitividad con reducción en el valor de las tierras. Por el contrario, el tipo de cambio administrado permite garanti-zar una mayor estabilidad en la rentabilidad, mayor competitividad de sus productos y una revalorización del precio de las tierras. El estado a través de las retenciones sólo está absorbiendo lo que el sector no obtendría de no mediar una política de sostenimiento del tipo de cambio.

5 Este resultado está medido por el TCRB.

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Desde el año 2002 comienza a configurarse un nuevo régimen de acumulación1 que, a diferencia del régimen previo, genera altas tasas de crecimiento y niveles de inver-sión crecientes en el marco de una gradual mejora de las condiciones laborales y la consiguiente recuperación de la participación de los asalariados en el ingreso. Este régimen no contó, desde su inicio, con un conjunto de instrumentos encuadrados en un plan de desarrollo; y mucho menos con un conjunto de instituciones que le den sustentabilidad. Las medidas se fueron tomando, ante las diversas oportunida-des y limitantes, sobre la base de los desequilibrios y conflictos que se generan en un proceso de crecimiento que heredaba un esquema basado en el libre mercado implementado durante los años 90. De esta manera, a puro ensayo y error, se fue configurando un esquema de política económica donde el pilar central es el tipo de cambio competitivo y diferencial según sectores (ese es el gran rol de las derechos de exportación, además de un conjunto de instrumentos (aún incipientes) que son cruciales para su sustentabilidad: una política monetaria consistente, los controles a la salida de capitales, y las derechos de exportación a las exportaciones frente a la fuerte expansión de los mercados internacionales de materias primas. En forma pa-ralela, se reinstauraron instituciones clave, como las convenciones colectivas de tra-bajo que son un avance fundamental hacia la configuración de una nueva regulación de un eventual régimen con inclusión social. De estos instrumentos e instituciones aislados, reflejo del mayor (aunque aún escaso) margen de maniobra de la sociedad frente a los mercados, las derechos de exportación constituyen un avance frente al esquema previo. No es casual que sean la punta de lanza de las críticas al funcio-namiento de este régimen, que pone en evidencia el interés de sectores rentísticos por cambiar de “modelo”.El argumento central de esta nota es que, contra el pesimismo reinante entre gran parte de los periodistas económicos y economistas, el régimen instaurado hace cinco años está mostrando un buen desempeño macroeconómico y que el reciente conflicto del “campo”, lejos de plantear un agotamiento del mismo, está demostran-do la necesidad imperiosa de profundizarlo, mediante la implementación de un con-junto políticas, planes e instituciones imprescindibles para absorber y/o postergar los desequilibrios que todo proceso de acumulación genera.

Algunos rasgos del período de crecimiento 2002-2007

Como punto de partida, es necesario revisar brevemente el comportamiento de las principales variables y los limitantes que se van presentando, a fin de dimensionar realmente si estamos ante un agotamiento del régimen o frente a una crisis coyuntu-ral de la forma en que se regula. Excede al objeto y extensión de esta nota abundar en un análisis de cuáles son los mecanismos que aseguran el funcionamiento del actual régimen de acumulación. No obstante, es posible ilustrar su desempeño a

Régimen de acumulación y derechos de exportación: oportunidades, amenazas y desafíosPor Pablo Lavarello, Leonardo Perichinsky y Miguel Sanabria

La rebelión fiscal de origen rural demuestra los límites al crecimiento de un régimen de acumulación que no supera su inserción internacio-nal basada en exportaciones de commodities agrícolas. En la presente nota se analizan los rasgos centrales del actual modo de regulación y se trata de desanudar la aparentemente paradójica situación de buen desempeño económico con alto grado de conflictividad político insti-tucional en el sector agrícola.

1 Se entiende por régimen de acu-mulación al conjunto de regulari-dades (de la organización de la pro-ducción, de su horizonte temporal de valorización, de la distribución del valor, de la demanda social y de la articulación de los capitales) que aseguran una progresión ge-neral y relativamente coherente de la acumulación de capital, esto es, que permita postergar o reabsorber las distorsiones y desequilibrios que genera este proceso en si mismo. Robert Boyer (1986) “La teoría de la regulación: un análisis crítico” CEIL-Humanitas.

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Pablo
Idicar pertencia institucional "Investigador del CEUR-CONICET y miembro del Consejo Academico del CIEPyC"

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partir de un conjunto de indicadores oficiales, sistematizados por estudios recientes del CESPA, CEPAL y el CIEPyC2:

• Desde el año 2002 al 2007, las tasas de crecimiento de la economía fueron superiores al 8%, alcanzando el 8,7% en el año 2007 respecto al año 2006. El valor del PBI del año 2007 es 24,7% superior al mejor año de la conver-tibilidad. Esto indica que estamos en presencia de un crecimiento real y no simplemente de una recuperación después de una fuerte crisis.• Si consideramos el nivel del PBI per cápita, el año 2006 fue por primera vez superior al de 1998, que a su vez era igual al de 1974 (esto refleja, a su vez, la magnitud del estancamiento estructural en que había caído nuestro país desde la dictadura). En el año 2007 el PBI per cápita fue 12,1% mayor al del año 1998 y 1974.• La participación de la industria en el PBI pasó de 16,3% en el año 2002 a 18% en el año 2007, aún muy por debajo del 21,4% que representaba en el año 1980, previo a la crisis de la deuda. Es decir, comienza a revertirse paula-tinamente el proceso de desindustrialización de los años ‘90.• Cuando analizamos cuales son las fuentes de dicho crecimiento, vemos que el incremento del PBI viene asociado fundamentalmente a la expansión del consumo, que explica 60,8% del aumento del PBI, seguido por la inversión, que generó el 28% del crecimiento, y recién después por las exportaciones, que sólo representan el 11,2%.• Lo más notable de este proceso es el importante crecimiento de la inversión bruta fija, que alcanza el 24,3% del PBI en 2007 y 26% en el último trimestre de ese año (a precios corrientes), muy por encima del 19% registrado durante los mejores años de la convertibilidad. Cabe destacar algunos elementos adi-cionales para dimensionar las características de este proceso:

• En perspectiva histórica, un interesante trabajo del CESPA de la UBA3 ha mostrado que durante la segunda mitad del siglo veinte, la inversión total de nuestro país ha sido de 18,9% del PBI en promedio. Claramente hubo fluctuaciones, pero entre los años 60 y 70 la inversión osciló en torno al 20%, y sólo en dos oportunidades llegó al 25% (durante el gobierno de Frondizi, y por el transitorio impulso de la obra pública, a inicios de la dictadura del 76). La tasa de inversión privada desde el año 2006 es mayor al 20% del producto, valor que supera todos los niveles desde 1960.• Durante el año 2007 se registraron cambios en el perfil de la inversión que son muy auspi-ciosos: la demanda de inversión en maquinaria creció intensamente (21,9%) mientras que se desacelera la inversión en construcción (8,2%). Esto es un cambio importante del último año que conviene resaltar, dado que mejora el perfil de inversión hacia aumentos en la capacidad productiva de la economía. La inversión en maquinaria supera en un 40% al pico de la con-vertibilidad de 1998.• Es cierto que la demanda creciente de inversión en maquinaria está basada en gran medida en importaciones4, dada la brutal destrucción que tuvo la industria de bienes de capital con la apertura a las importaciones. No obstante, la producción local ha crecido fuertemente y es superior a todos los niveles alcanzados en los ‘90. Este es un dato relevante que está señalan-do, en forma muy incipiente, las potencialidades de cambio estructural que posibilitaría este régimen de acumulación: de producir bienes commodities industriales y bienes de consumo, a producir bienes de capital, competitivos en precio y calidad.• El interés del capital se orienta principalmente a las actividades extractivas, persistiendo el carácter rentista del régimen previo. Sin embargo, al interior de la industria manufactu-rera, la formación bruta de capital se da en mercados no monopólicos y en empresas de tamaños promedio menores a los de la década pasada. Este proceso, subestimado por las estadísticas de inversión usualmente utilizadas, se traduce en un importante proceso de nacimiento de empresas: hacia mediados de 2007, la cantidad total de empresas re-gistradas (en los sectores industria, comercio y servicios) era de 476.000, superando en un 14%5 al máximo de 1998, con un aumento del tamaño medio en términos de empleo. El crecimiento de la actividad de estas empresas se encuentra vinculado a los sectores más dinámicos y reflejan un gradual proceso de sustitución de proveedores externos de las terminales locales (en su mayoría autopartistas, agropartistas y otras industrias me-talmecánicas6).

2 Ver en particular Schvarzer, Dong-hia, Orazi, Tavosnanska (2008) “La actividad productiva del 2007. Un crecimiento que se consolida en distintos ámbitos” Notas de Co-yuntura Nº24, CESPA; Fernandez Bugna Y Porta F. (2007) “El creci-miento reciente de la industria ar-gentina. Nuevo régimen sin cambio estructura” en Kosacoff (ed) “Crisis recuperación y nuevos dilemas. La economía argentina 2002-2007” CEPAL, Buenos Aires y Revista “Entrelineas de la Política Econó-mica” CIEPyC, varios números (www.ciepyc.unlp.edu.ar).

3 Scvarzer, et al (2008), op cit.

4 En el 23% de las importaciones es difícil distinguir si se trata bienes de capital o bienes de consumo dura-ble (telefonía y computadoras). Ver Fernandez Bugna y Porta (2007).

5 La tasa de natalidad de empresas en el período 2003- 2007 es, en promedio, del 13%, mientras que en la segunda mitad de los ‘90 era del 8% (Dinámica del empleo y ro-tación de empresas, MTEySS).

6 Ver Castillo V., Rivas D., Rojo S., Rotondo S. (2006) “La creación de nuevas empresas durante la etapa postconvertibilidad (2003-2005), impacto sobre el empleo asalariado registrado” Dirección general de Es-tudios y Estadísticas laborales, Sub-secretaria de Programación Técnica y Estudios laborales, Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad So-cial. Mimeo.

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• En este marco de régimen de acumulación de base industrial, se registra una re-cuperación del empleo registrado, que entre 2004 y 2007 creció un 7% promedio anual, mientras que en el período 1980-2004 lo hizo a un 0,6% promedio anual. Se da, a su vez, un importante crecimiento del empleo, cuya tasa7 pasó del 30% en el promedio del año 2003 al 37,8% en el promedio de 2007 y la consecuente reducción de la tasa de desempleo, que pasó del 17,3% al 8,5% de la PEA entre los promedios de los años 2003 y 2007.• La rehabilitación de las convenciones colectivas como instrumento esencial para profundizar en el futuro un mayor crecimiento impulsado por la demanda interna, constituyen un cambio institucional mayor respecto a la forma de negociación exis-tente durante los años ‘90. En este sentido, la institucionalización de una relación capital-trabajo basada en las negociaciones colectivas coloca en una posición cen-tral del régimen a la distribución funcional del ingreso entre asalariados y capitalis-tas, que desde el año 2003 muestra una recuperación. En ese año la participación de los asalariados en el ingreso era, según datos del Ministerio de Economía, de sólo 34,3% y desde esa fecha la participación de los asalariados va recuperándose gradualmente hasta alcanzar (según la última cifra disponible) el 41,3% en el año 2006. Sin embargo, aún no se recupera la brutal perdida de participación de los asa-lariados desde inicios de la década de los ‘90 (45% en 1993). Mucho menos se llega a recuperar la participación del 2º gobierno de Perón, de 57,4% en 1954.En resumen, la política económica actual parece intentar fortalecer no exenta de contradicciones y desequilibrios- una progresión general y relativamente coherente de las principales variables de la economía, que se traducen en una acumulación productiva. La generación de empleo y el salario comienzan a recuperar un rol clave como factores de retroalimentación del proceso de crecimiento. El hecho que el consumo privado, la inversión y el empleo crezcan simultáneamente son los rasgos más sobresalientes de este esquema. Esto requiere dar la necesaria institucionali-dad que coordine la puja distributiva entre capital y trabajo. Los avances en esta dirección, si bien insuficientes, no son menores: convenciones colectivas, y política monetaria acomodante al objetivo de pleno empleo. Este incremento paulatino de la participación de los salarios en el ingreso -típicamente “reformista”- que es lo que está siendo actualmente cuestionado por la oposición empresaria que busca retro-traer ese sendero progresivo.

Los derechos de exportación en el marco de una política anti-inflacionaria consistente

Estos avances enfrentan hoy un fuerte ataque mediático, que tienen su explicación en lo poco que se ha avanzado en la reconfiguración de las formas de competencia y en la redefinición del perfil de inserción internacional del país. Por un lado, la alta concentración y extranjerización de sectores claves de la economía, y por el otro, un perfil de especialización basado en actividades captadoras de rentas son los lími-tes estructurales fundamentales. En particular, la participación del capital extranjero en el panel de 500 grandes empresas relevadas por el INDEC, se ha mantenido en niveles elevados entre el año 2003 y 2005, quintuplicando el valor de la producción de las grandes empresas nacionales. A pesar de que este indicador sobreestima el peso del capital extranjero, porque no consideran al segmento de PyMEs, muestra la persistencia de uno de los principales límites estructurales: la recuperación del control nacional del comercio de materias primas y de generación la tecnología8. La elevada extranjerización de la economía se traduce en una alta concentración de los mercados desde los años ‘90, que permitió a las grandes empresas aumentar sus márgenes de ganancia. Uno de los principales factores que explica las mayo-res ganancias ha sido el aumento de los precios de los productos por encima del crecimiento de los salarios, convalidados por aumentos de la demanda interna y externa.Es evidente que no todas las situaciones son similares aún dentro de las 500 princi-pales empresas, dependiendo del peso de los salarios y de los insumos importados en sus costos, así como de la importancia de las exportaciones de commodities y la concentración de la oferta, que les permite fijar precios en el mercado interno y, simultáneamente, favorecerse en los mercados de exportación. Los sectores expor-

7 Definida como la relación entre el empleo neto de la subocupación y la población total y estimada en base a la EPH continua del tota de aglomerados urbanos relevados.

8 Las empresas multinacionales tie-nen un casi nulo grado de vincula-ción con empresas locales en la ge-neración de tecnología. Las mismas difunden tecnología desarrollada en casas matrices y limitan su estrate-gia tecnológica a la apropiación de desarrollos locales de los institutos tecnológicos. Para un estudio de caso de las industrias agroalimenta-rias ver Lavarello P. (2004) “Estra-tegias empresariales y tecnológicas de las firmas multinacionales de las industrias agroalimentarias argenti-na durante los años ‘90” Desarrollo Económico, Nº174, vol.44 Julio-septiembre.

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tadores de commodities lograron aumentos importantes en sus ganancias gracias a precios internos que se ajustaron a crecientes precios internacionales. Aquellos sectores que se orientan principalmente al mercado interno y concentrado, lograron aumentar sus precios frente a una menor variación relativa de sus costos. En las in-dustrias usuarias de los dos sectores previos, el aumento de los precios siguió al au-mento de sus costos, al igual que los sectores intensivos en insumos importados9.La debilidad del Estado en desacoplar totalmente los precios internos de los interna-cionales y en disminuir las prácticas de los grupos concentrados, está en el centro de la actual puja distributiva que explica la inflación. La mala implementación de las medidas de control de los acuerdos de precios convalidan estas estrategias. A ello se suma la falta de credibilidad de los índices oficiales de precios, que generaliza la remarcación, propagando las causas estructurales de inflación10. Distorsiones y asimetrías que sólo podrán ser superadas en el mediano plazo, en la medida que se avance decididamente en un proceso de cambio estructural, basado en un mayor nacimiento de empresas y la promoción de sectores productivos dinámicos: bienes de capital y sectores de alta tecnología que posibilitan el nacimiento de nuevas actividades y el aumento de productividad de las existentes. De no avanzar en un proceso de cambio estructural y de nuevas formas de competencia, los grupos con-centrados buscarán poner límite a este régimen de acumulación, socavando los dos pilares básicos del crecimiento: el tipo de cambio real alto y la gradual redistribución del ingreso con pleno empleo. Y como efecto colateral, se debilitará la base de apo-yo de este gobierno en los sectores asalariados y las Pequeñas y Medianas empre-sas11. Sectores silenciosos, cuya sindicalización y/u organización es imprescindible en la actual coyuntura.Claro está que este proceso requiere como condición necesaria, desactivar las fuen-tes estructurales de inflación mediante las derechos de exportación móviles y la implementación de una política efectiva de control de precios con mecanismos de seguimiento sistemáticos, análisis de costos y control que vaya más allá de acciones aisladas.Por su parte, se debe apuntar a minimizar los mecanismos de difusión de los au-mentos de precios, mediante una acción sobre las expectativas inflacionarias cre-cientes que se registran hoy en la economía argentina. Una condición necesaria para avanzar en esta dirección es reconocer los niveles de inflación actuales. Una vez que el Gobierno acepte el nivel de inflación presente podrá ser creíble una política antiflacionaria que se plantee metas de mediano plazo para situarla nuevamente en niveles inferiores a los dos dígitos.Desde el punto de vista de la coherencia macroeconómica, el dilema es sostener un tipo de cambio real alto, consistente con una política antiinflacionaria. Esto es, im-plementar una política de contención de los precios, sin caer en la tentación (o ceder a la presión) de la apreciación cambiaria. Las experiencias recientes de México y Brasil (y la forma en que la Argentina resolvió el problema de la inflación a principios de los noventa) demuestran que la tasa de inflación se contrajo a partir de un marca-do proceso de apreciación cambiaria, producido luego de aplicar políticas moneta-rias contractivas. En esos países, el aumento de la tasa de interés alentó el ingreso de capitales que generó la revalorización de sus monedas domésticas. Pero no fue la política monetaria contractiva lo que desaceleró la inflación, sino las expectativas de mayores tasas de interés. No se verificó en estos casos, una importante respuesta de la demanda agregada a la mayor tasa de interés12.En este sentido, y suponiendo que el esquema de tipo de cambio alto no está en dis-cusión en la Argentina, no hay mucho por hacer por el lado de la política monetaria para contraer la inflación. Básicamente, por que sólo aumentaría la tasa de interés y generaría apreciación cambiaria.Por el lado fiscal, un estudio de German Saller en la edición anterior de esta revista ha demostrado la baja incidencia del gasto público sobre la demanda agregada, más allá de cuestiones valorativas.Es decir, descartando la apreciación del peso como mecanismo estabilizador de los precios, los derechos de exportación a las exportaciones aparecen como una condición indispensable para desactivar las causas estructurales de la inflación. Es la única forma que posee el Estado para hacer frente a las consecuencias no de-seables sobre el mercado interno de un aumento de precios internacionales, con el

9 Fernandez Bugna y Porta (2007), op cit.

10 Es así que recién podemos plan-tear un diagnóstico más concreto de la inflación: las causas de la misma no es un bajo ritmo de crecimien-to de la oferta real, ni tampoco el crecimiento excesivo de la demanda real. Es una inflación de carácter estructural en la cual existen causas estructurales: el aumento de los pre-cios internacionales de las materias primas y el monocultivo que limita la oferta de alimentos, por un lado, y por el otro, diversos mecanismos de propagación, como ser el tras-lado de esos mayores costos a los precios finales en mercados oligo-pólicos así como el ajuste de precios de otros productos y servicios vía anticipaciones de aumentos de pre-cios. De esta forma la inflación es el mecanismo que tiene el capital para bloquear el régimen.

11 Los movimientos “tácticos” de acercamiento a los grandes grupos de agronegocios (la propuesta de una junta de granos “privada” en manos de las cinco grandes exporta-doras es un peligroso antecedente).

12 Ver Barbosa-Filho N. H. (2008) “Inflation Targeting in Brazil: 1999-2006”, en Epstein G. and E. Yeldan (eds.) Beyond Inflation Targeting: Central Bank Policy For Employ-ment Creation, Poverty Reduction and Sustainable Growth, Edward Elgar, forthcoming. Disponible en Alternatives to Inflation Targeting, number 6, Political Economy Re-search Institute (PERI) University of Massachusetts, Amherst, Sept-ember 2006. y Galindo L. M. and J. Ros (2008) “Alternatives to infla-tion targeting in Mexico” en Eps-tein G. and E. Yeldan (eds.) Beyond Inflation Targeting: Central Bank Policy For Employment Creation, Poverty Reduction and Sustainable Growth, Edward Elgar, forthco-ming. Disponible en Alternatives to Inflation Targeting, number 7, Po-litical Economy Research Institute (PERI) University of Massachusetts, Amherst, September 2006.

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actual marco regulatorio e institucional del país. Las derechos de exportación móvi-les son un avance respecto a las derechos de exportación fijas, porque al aumentar su alícuota cuando se incrementan los precios internacionales aíslan totalmente el mercado local del internacional. No afectan la ganancia normal del sector, sino que recuperan parte de la renta extraordinaria, mostrando la debilidad de la medida fren-te al desafío que se enfrenta13.

Los derechos de exportación como respuesta a una estructura industrial desequilibrada

Los derechos de exportación a las exportaciones cumplen un segundo rol que no es señalado habitualmente: generar un esquema de precios relativos favorables a la industria al establecer tipos de cambio efectivos diferentes según los sectores. El dólar neto de derechos de exportación que perciben los complejos agroalimentarios por la exportación de materias primas es más bajo que el que perciben los exporta-dores industriales o el que deben afrontar los importadores de bienes industriales. Entonces, los derechos de exportación son una medida que apunta a modificar los precios relativos, más que de corte fiscal14, porque al influir en los tipos de cambios efectivos sectoriales favorecen a la industria vis a vis a las actividades primarias. Esto se fundamenta en que la Argentina es un país con una estructura productiva desequilibrada: que los sectores agrícolas presentan niveles de productividad más altos que los industriales. Este esquema es importante incluso para el agro, porque la mayor productividad del sector, se debe en parte a las superiores calidades del suelo, pero también a la difusión de técnicas desarrolladas en la industria local (ma-quinaria agrícola) o la industria de insumos (mayormente importados15).En consecuencia, que los derechos de exportación se apliquen ahora no es el resul-tado de un capricho del gobierno actual sino de un conjunto de decisiones tomadas en el pasado, cuando la Argentina optó por un modo de regulación que favoreció la especialización en commodities agrícolas y por el control de los distintos complejos por grandes empresas multinacionales16. El conjunto de instrumentos alternativos fue desmantelado durante los años ‘90, dejando a la población local a merced de los mercados internacionales. En este sentido es crucial recuperar el control nacional del acceso a las materias primas.Del otro lado nos proponen, entonces, menores niveles de derechos de exportación (o su desaparición) complementados con una apreciación del peso que sitúe los ni-veles de renta de las actividades agropecuarias en los niveles actuales; pero con el aliciente de que la apreciación cambiaria genere nuevas fuentes de rentas financie-ras en otras actividades económicas. A su vez, la revalorización del peso (aprecia-ción cambiaria) generaría una mayor facturación medida en moneda extranjera para empresas de servicios públicos privatizadas, bancos extranjeros, etc. Así como una mayor capacidad de repago de deuda externa por parte del Estado.

Más allá de los derechos de exportación: Hacia un Estado presente en el comercio agrícola.

La Argentina contó alguna vez con mecanismos regulatorios del mercado de granos. La Junta Reguladora de Granos antecesora de la Junta Nacional de Granos- fue es-tablecida durante los años ‘30 por el gobierno conservador, en forma contemporánea a las juntas (denominados Boards) de Canadá y Australia en un contexto de fuerte caída de los precios internaciones. La Junta intervenía en el mercado de granos para sostener el precio interno al productor, abastecer a la industria y el consumo local a precios accesibles, entre sus principales funciones17. Los roles que cumplía la JNG eran el de comprar los granos en el momento de siembra a un precio sostén y luego venderlo a exportadores y usos locales. Estas funciones fueron puestas en práctica sólo en aquellos períodos en que el Estado contó con el apoyo del sector productor o bien cuando hubo intentos de profundizar un proceso de desarrollo autónomo de las grandes exportadoras18. Sin embargo, la Junta tenía potestad sobre otras fun-ciones cruciales para un desarrollo diversificado de los complejos agroalimentarios: la gestión de convenios con otros Estados para la exportación, el establecimiento de grados y standards, certificando calidad cuando fuera necesario y brindando a

13 Según una cuenta muy simple pero ilustrativa realizada por el INTI el margen de beneficio en un campo promedio de la pampa hú-meda dedicado a la combinación sojatrigo alcanzaría 800U$S por hectárea. Si decidiera arrendar la tierra a un fondo de inversión, este pagaría 500U$S por hectárea. Lo cual nos esta diciendo que la ganan-cia normal es aproximadamente de 300U$S por hectárea y los 500U$$ es renta pura que queda aun des-pués de las retenciones del 11 de marzo. Claro está que hablar de una explotación promedio no es adecua-do, existe una fuerte heterogeneidad según la localización, el tamaño y el modelo organizacional. Estimacio-nes de AACREA que no son un ente de investigación oficial sino privado, muestran que un planteo de maiz-sojagirasol en La Pampa permite obtener un arriendo de 300 U$S/ha; Tucumán uno de maiz-soja1 de1º, trigo, soja de 2º, permite obtener un arriendo de 200U$S/ha. No vemos que las retenciones recu-peren para la sociedad toda la renta extraordinaria que sería justificable desde una perspectiva de evitar los comportamientos rentistas.

14 La recaudación por derechos de ex-portación aporta un 10,29% en 2007 y en lo que va del 2008 el 13 % de la recaudación. Más allá de su magnitud menor, es importante pensarla como un amortiguador en caso de proble-mas de balanza de pagos (hoy impen-sable pero nunca se sabe…). Al ser su base imponible en divisas reduce la fragilidad fiscal ante posibles de-valuaciones y restricciones de divisas (en este momento secundarias pero que durante los ‘80 fue un serio limi-tante de los planes de estabilización). Esto refuerza nuestro argumento, que las mismas son más que una medida coyuntural y que quienes plantean su eliminación no piensan más que des-de una visión sectorial.

15 Una la alternativa sería establecer tipos de cambio múltiples y diferentes según los sectores, o bien aumentar los aranceles a los productos importa-dos. Estas medidas, de más compleja implementación y en conflicto con los acuerdos comerciales implementa-dos a nivel nacional e internacional, tendría los mismos efectos sobre la rentabilidad del sector.

16 En el marco de la desregulación que implicó el desmantelamiento de la JNG, de la JNC, del Consejo Agrario Nacional, de la Junta Na-cional de Carnes, de la Comision Reguladora de la Producción y co-mercialización de yerba mate, de la Junta Nacional de Vitivinicultura, de la Junta Nacional del Algodón, del Consejo Nacional de la Indus-tria Lactea, entre otros.

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los productores información sobre sus calidades relativas de granos al momento de la cosecha mejorando su posición de negociación respecto a sus clientes (muchas veces grandes exportadoras).Es importante destacar que cuando se eliminaron las Juntas, a fines de 1991, du-rante el gobierno de Carlos Menem, todas estas funciones pasaron definitivamente a manos del sector privado. Pese a que esta acción explicaría gran parte del pro-blema actual, las entidades del campo no adoptaron medidas con la magnitud y la agresividad vistas en estos días. Algunos sectores del campo apoyaron activamente (Sociedad Rural Argentina, parte de las Confederaciones Rurales Argentinas), otros no opusieron tanta resistencia19. Hoy tampoco las proponen activamente, lo cual deja el campo libre para que avancen nuevamente las grandes empresas comercia-lizadoras de granos20.En ausencia de una institucionalidad desarrollada, los derechos de exportación son un primer paso necesario que permite cumplir con objetivos indelegables del Estado frente a la coyuntura internacional de mayor demanda de granos: desacoplar los precios internos de los alimentos de los internacionales y posibilitar un esquema de tipos de cambio diferenciales. No hacerlo implicaría poner en riesgo el acceso de la mayoría de la población a los alimentos y dar marcha atrás en el proceso de indus-trialización incipiente. Sin embargo no es suficiente, se requiere de un conjunto de otras medidas e instituciones. Es necesario profundizar el régimen. En particular, la problemática de la agroindustria requiere mecanismos de regulación contra el abuso de poder monopsónico, la recuperación del rol del Estado en el comercio exterior con una política descommoditización, al mismo tiempo que se permita llevar adelan-te políticas selectivas para los productores pequeños.

La discusión de fondo: Perfil de especialización y relación capital-trabajo

De no diseñar una estrategia frente a estos nuevos desafíos, se corre el riesgo de terminar cediendo a la demanda de un conjunto de políticas y acuerdos sociales que buscan consolidar un perfil de especialización limitado a los sectores agrícolas y agroindustriales, controlado por una diversidad de grupos de los negocios agrícolas básicamente dedicados al comercio exterior y a las finanzas. Su postura, a grandes rasgos, es “nada de control estatal al comercio exterior”, a cambio de subsidiar alimentos para el segmento pobre de la población. Esta propuesta implica algo así como “libre mercado con ingreso ciudadano” y seduce a más de un confundido. El necesario conflicto entre el Capital y Trabajo en todo proceso de industrialización con distribución del ingreso, es desplazado por un conflicto entre Estado y Pobres. Implica concretamente que si por el aumento de precios de los alimentos una perso-na cae en la pobreza, en vez de pelear aumento salarial a través de su sindicato, su acción se oriente a reclamar al Estado un aumento en el ingreso ciudadano, asigna-ción familiar por hijo simple subsidio a la alimentación (diversos mecanismos que va-rían según lo proponga con intenciones diferentes la CTA, la oposición “republicana” o la Sociedad Rural pero que pueden converger en una alianza implícita o explícita). De esta manera se lograría estabilizar a la mayoría de la población entre la pobreza y la indigencia, haciendo compatible la “paz social” con la ausencia de intervención estatal en el comercio de granos. Esto implicaría pagar los alimentos como si fué-semos importadores de bienes agrícolas y forzaría la caída de la clase media en los umbrales de pobreza. Para el sector de los agronegocios implicaría un nivel de renta muy superior, independientemente de quién se lleve la mayor parte.Los derechos de exportación, entonces, aparecen como la herramienta bisagra que divide las aguas. Empieza así un proceso de resolución de duración indefinida por la definición del régimen de acumulación en la post-convertibilidad. Si las distintas fracciones del capital optan por consolidar su base de negocios en actividades ren-tísticas, hecho no imposible viendo los corrimientos actuales de muchos grandes grupos de actividades industriales a la explotación de grandes extensiones de tierra, el final de la película será un modelo de sociedad dual e inserción exportadora de materias primas. La historia cuenta que esta elección no la toman libremente sino condicionados.Por un lado, por su grado de coordinación, y por el otro, por la decisión que tomen (o no tomen) actores que aún no han dado su última palabra. El gobierno deberá de-

17 Es de destacar que las funcio-nes eran variadas y que las mismas estuvieron a cargo inicialmente de distintas instancias gubernamen-tales: En 1933 se crea la Dirección nacional de Elevadores y la Junta Reguladora de Granos, y en 1935 se unifican en la Junta Nacional de Granos y Elevadores.

18 La compra de granos fue llevada adelante solo durante ciertos pe-ríodos: (i) a inicios de los años ‘30 cuando organizaba pequeños pooles de compra con financiamiento del Banco Nación, (ii) cuando fue ab-sorbida por el Instituto para el In-tercambio Argentino (IAPI) en el marco del primer plan quinquenal del gobierno de Perón, siendo el período más activo en esta función comprando el 88% del trigo la JNG (iii) entre 1973 y 1976, que parti-cipó en el 53,2% de las exportacio-nes de trigo, 62% de maíz, 25% de sorgo. Función que fuera eliminada por la dictadura en 1976, quedan-do nuevamente en manos de pocas empresas de comercio interno y externo.

19 La Federación Agraria publicó un repudio en su revista “La tierra”.

20 Es necesario comparar esta ac-titud con la de los productores australianos, neozelandeses y cana-dienses, frente a la oleada de libe-ralización de los años ‘90, quienes no cedieron ante la ofensiva de las grandes trasnacionales de granos. La centralización de las compras de materias primas no fue entregada a estas empresas, sino que optaron por el reemplazo de los Boards por mega cooperativas de exportación (como Fonterra, la Cooperativa de productores lácteos neocelandeses, o el Borrad privado, en el caso del trigo de Australia).

Pablo

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cidir en cual de estos actores (por ahora silenciosos) se apoya para superar este in-evitable impasse, propio de toda experiencia de acumulación con inclusión social.

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En su momento, en una versión previa a esta nota1, sostuvimos que las retenciones reinstauradas a inicios del año 2002, constituyeron un instrumento que apuntaba a generar un tipo de cambio diferencial que favoreciera a las actividades industriales, objetivo ineludible de todo país que pretende encaminarse en un proceso de desa-rrollo con empleo. El mismo, al presentar alícuotas fijas, necesitaba ser readecuado para hacer frente a las consecuencias no deseables de un aumento de los precios in-ternacionales de productos agroalimentarios, en un contexto de alza persistente del precio de los granos como resultado de la burbuja que se desató entre mediados del 2007 (y se desinfló hacia mediados del 2008). Las retenciones móviles constituyeron una respuesta parcialmente superadora a este problema, al buscar simultáneamente dar mayor previsibilidad de ingresos a los productores y desacoplar los precios de los alimentos de los explosivos aumentos de los granos. Sin embargo, el carácter incompleto de la medida, que no atendía a especificidades regionales y de tamaños de los productores, la resistencia impulsada por parte de los actores concentrados del campo, y la utilización de su rechazo como elemento de unión de la oposición económica y política, implicó su bloqueo en la cámara de Senadores de la Nación.El gobierno no anticipó la magnitud de la respuesta de las cadenas agroindustriales, buscando luego remendar los problemas de diseño inicial de la medida, con subsi-dios y compensaciones. Pero los intentos de acuerdo no fueron fructíferos. No se tuvo en cuenta las alianzas implícitas entre los pequeños y medianos propietarios, los grandes propietarios, los contratistas, los sectores concentrados de la comercia-lización, el acopio y la trituración de soja, todos ellos asociados a las ganancias ex-traordinarias de los ascendentes precios internacionales y la difusión de un paquete tecnológico que reduce costos y simplifica labores. Ganancias que son mayores para los agentes concentrados, pero en las cuales los pequeños también participa-ban, aunque en menor medida. Alianza de prosperidad, cuya única posibilidad de ruptura es la caída de los precios internacionales y el regreso de la disputa por la apropiación de la renta al interior de las cadenas.Seguramente, las retenciones móviles y el extenso conflicto que generó, habría sido innecesario si la Argentina hubiese mantenido y profundizado otros mecanismos institucionales que supo crear a lo largo de su historia. El conjunto de instrumentos alternativos para enfrentar el problema de la variabilidad de precios internacionales entre otros, las juntas nacionales de granos y carnes creadas por los gobiernos con-servadores durante los años ‘30 - fue desmantelado en los años ‘90, dejando a los mercados domésticos de alimentos a merced de la evolución de los mercados inter-nacionales. Paralelamente, a medida que el Estado se retiraba, avanzaban los sec-tores concentrados en el control de la comercialización, de la logística, del conjunto de actividades de soporte de la actividad, dejando al pequeño productor en una situación fuertemente subordinada. En consecuencia, que las retenciones se hayan aplicado no fue el resultado de un capricho de los gobiernos desde inicios del año

La necesidad de una agencia nacional de comercialización de granosPor CIEPyC-UNLP

Aprendizajes institucionales en el contexto de la crisis internacio-nal: De las retenciones a las exportaciones a la creación de una. (SE CORTA ASÍ El TÍTULO)

1 “Retenciones a las exportaciones: la historia cuenta” CIEPyC, abril 2008.

Pablo
Agencia Nacional de Comercialización de Granos

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2002, sino de un conjunto de decisiones políticas y privadas tomadas en el pasado que no dejaron más alternativa que impulsarlas y profundizarlas. Durante los últimos meses, el contexto fue mutando sin que aún se llegue a identificar con nitidez los nuevos escenarios que se abren. Contra lo esperado por la mayor parte de los ac-tores económicos, la crisis internacional está comenzando a afectar a los mercados agropecuarios, a medida que los precios pierden el empuje especulativo para caer a niveles previos al boom de finales del 2007. Esto cambia la situación en la que fueron creadas las retenciones: los precios de los commodities seguramente ya no subirán tendencialmente, puede ser que caigan, aunque a ciencia cierta no se sabe.Probablemente sufrirán en distinto grado caídas en sus precios internacionales con un marco de fuerte variabilidad. Ante las caídas de precios, se refuerzan las prácticas de abuso de poder dominante de los eslabones más concentrados de las cadenas alimentarias, particularmente las grandes comercializadoras de granos trasnacionales o locales trasnacionalizadas. Estas buscan mantener su margen de ganancia en la crisis, amplificando la caída de los precios a aquellos productores más pequeños con limitadas capacidades financieras y de almacenamiento. Situa-ción que es particularmente grave para el trigo, en el cual los problemas de logística y almacenamiento son mayores que en la soja. Frente a este nuevo escenario, se vuelve imprescindible regular el comercio exterior a partir de mecanismos modernos de intervención, recuperando aprendizajes previos, y reconociendo sus errores y virtudes. Nuestro país es el único entre los cinco principales exportadores mundia-les de cereales (los otros cuatro son Estados Unidos, la Unión Europea, Canadá y Australia) que no cuenta con mecanismos de regulación del comercio de materias primas. Todos los países exportadores cuentan con formas directas o indirectas de intervención para asegurar la competitividad y la seguridad alimentaria de la pobla-ción. Las formas indirectas, adoptadas en Estados Unidos y en Europa, combinan transacciones realizadas por el sector privado con significativos subsidios e inter-venciones en los precios, como ocurre en la Unión Europea y los Estados Unidos con las “ordenes de comercialización”.

Las juntas de comercialización en otros países exportadores

En Canadá y Australia, por su parte, los Marketing Boards (una suerte de agencias nacionales de comercialización de granos y otros productos agropecuarios que en el primer caso son estatales y en el segundo son privadas pero bajo control de los productores) centralizan el acopio y la exportación, permitiendo a los productores eliminar la discriminación de precios en períodos de cosecha por parte de las gran-des trasnacionales del comercio de granos. En Nueva Zelanda existe un esquema similar para la leche, bajo gestión privada de una mega-cooperativa que hoy avanza en un proceso de internacionalización a la par de las grandes multinacionales lác-teas. Estas instituciones permitieron resolver el conflicto entre consumo interno y exportación a partir de una reinversión de la renta agraria en la diversificación de actividades y “descommoditización”.Veamos con más detalle el caso de la regulación del comercio de trigo en Canadá y Australia. En Canadá la exportación y la comercialización interna se encuentran coordinadas por el Canadian Wheat Borrad2. Los tres pilares del CWB son:

* El monopolio de las exportaciones (single-desk selling), que le otorga a los productores mayor poder de negociación en los mercados internacionales.* Pooling no obligatorio, los productores pueden optar por un esquema de pooling en el que los ingresos por ventas son depositados en una misma cuenta, de forma tal que todos los productores reciban el mismo precio para cada clase y grado específico, independientemente del momento de venta. Este mecanismo, además de reducir el riesgo asociado a la variabilidad de los precios, permitía importantes economías de escala en la comercialización. Este mecanismo fue flexibilizado desde el año 2000, y los productores pue-den optar por precios diferentes, dentro o fuera del pooling , perdiendo en el primer caso los beneficios del primer mecanismo.* Precio de garantía, según el cual cada productor recibe un pago parcial o ini-cial del 75% garantizado y luego se le otorgan pagos compensatorios según

2 El Canandian Wheat Board es una empresa mixta, en cuyo directorio la participación del sector públi-co es minoritaria, buscando eludir las presiones crecientes a la OMC. Anteriormente su consejo de admi-nistración estaba compuesto por 5 representantes del gobierno y 10 de los agricultores. Actualmente, los representantes gubernamentales se redujeron a 3.

Pablo
Cuarta linea remplazar "centralizan" por "intervienen en distintos grados"
Pablo
Pablo
Cambiar "Borrad" por "Board" y asi tambien en otras parte como en las notas al pie de pagina

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los precios efectivamente obtenidos por el CWB. El precio de garantía incluye diferenciales por clase, por grados y por proteína. Cada medio punto de di-ferencia de proteína se paga un precio diferente (desde 1999, cada décimo de punto se paga un precio diferente). Este precio es garantizado por la CWB y en caso de resultar menor que el de mercado (como suele ser el caso) se otorgan a los agricultores diferentes pagos compensatorios que reflejen esa diferencia. El precio final resultante al término de la campaña 1998-99, incluyó en promedio 10 dólares canadienses por grado adicional de proteína.

Cabe destacar que el CWB se complementa con el CIGI (Canadian Internacional Grain Institute) encargado de la promoción a la innovación y el aprendizaje tecnoló-gico, siendo una pieza clave en una estrategia agresiva de exportación de trigo que ofrece variados requisitos de calidad a partir de la vinculación con las necesidades de los usuarios. Por ejemplo, este organismo invita a compradores institucionales extranjeros a eventos en los cuales se promocionan los productos, incluyendo labo-ratorios panaderos para mostrar su calidad en los productos finales.Australia organiza su sistema de comercialización y de calidad de trigo a partir del Australian Wheat Board limited, que a diferencia del CWB ha sido reestructurado y hoy funciona como una sociedad anónima. Cerca del 90% del grano manejado por el AWB es trigo y este cereal contribuye significativamente a la economía australiana. En efecto, representa el 3% del valor total de las exportaciones y alrededor del 12% del total de las ventas agropecuarias al exterior. El trigo para el consumo interno puede ser adquirido directamente a los productores o a empresas de comercializa-ción, o bien al AWB, constituyendo un “dual-marketing system”. Si bien el comercio de trigo para el consumo interno se ha desregulado, el AWB sigue monopolizando el comercio exterior que representa el 70-80% del total de trigo producido. Además, el AWB también interviene en el manejo y comercialización de otros granos, incluyendo cebada, sorgo, semillas oleaginosas y legumbres.La comercialización se organiza en un pooling no obligatorio según el cual todas las ventas del AWB son depositadas en la misma cuenta, de modo tal que todos los productores reciban el mismo precio independientemente del momento de venta, asegurando una estabilidad de precios y ganancias para los productores derivadas del poder de negociación de altos volúmenes en la comercialización externa. Sin embargo, las ganancias por variaciones en los precios y por mayores escalas de venta no se retribuyen a través de “compensaciones”, sino mediante dividendos a los productores en tanto accionistas, en función de la propiedad de acciones en la AWB. Asimismo el AWB provee a los productores de recursos financieros asegura-dos a través de la entrega del trigo que el productor concreta en el pool.

Regulación del comercio de granos en Argentina: necesidad de retomar una experiencia inconclusa

La Argentina contó alguna vez con mecanismos regulatorios similares, que sin em-bargo frente a la presión de las grandes empresas comercializadoras de granos, fun-cionaron esporádicamente, en forma incompleta y finalmente fueron desmantelados mediante el Decreto de Desregulación Económica de noviembre de 1991. La Junta Reguladora de Granos (luego denominada Junta Nacional de Granos) fue establecida durante los años ‘30 en forma contemporánea a los Boards de Canadá y Australia en el contexto de la fuerte caída de los precios internaciones. La Junta tenía funciones similares a las de estos países: intervenir en el mercado de granos para sostener el precio interno al productor, abastecer a la industria y el consumo local a precios ac-cesibles, organizar acuerdos de comercio entre Estados, registrar las exportaciones, establecer estándares de calidad y clases de trigo, certificar estándares, asesorar a los semilleros, administrar la red de silos estatales. Las Juntas rara vez cumplieron las funciones reguladoras de precios que protegieran al pequeño agricultor, dado el fuerte poder de veto que establecieron las entidades de los sectores más concentra-dos del campo y fundamentalmente las empresas del comercio de granos. La inter-vención en los precios sólo fue efectiva en un breve período: durante los años ‘30, cuando fueron creadas por los conservadores, en los ‘40 al ser reforzadas durante el gobierno de Peron, y en el breve lapso del gobierno de Cámpora. El resto de las

Pablo
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cambiar lo subrallado, por "sigue interviniendo como fijador de precios testigo"

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funciones fueron sin embargo cruciales para la organización del sector, y generaron importantes capacidades delEstado. Capacidades que fueron perdidas en la década pasada, trasladándose sus funciones a un mercado dominado por un reducido número de grandes empresas extranjeras y grupos locales del comercio de granos.Recrear mecanismos de regulación del mercado de granos es una tarea de apren-dizaje institucional en la cual las entidades del campo debieran formar parte junto al gobierno, y defenderlos como propios. Es interesante tener en cuenta el involu-cramiento de los productores australianos, neozelandeses y canadienses, frente a la oleada de liberalización de los años ‘90, que buscó desmontar estos mecanismos. Estos no cedieron ante la ofensiva de las grandes trasnacionales de granos, en donde verdaderamente se encuentra el “poder”. La centralización de las compras de materias primas no fue entregada a esas empresas, sino que optaron en algunos casos por el reemplazo de los Boards por mega cooperativas de exportación (como Fonterra, la Cooperativa de productores lácteos neocelandeses, o el Board privado en el caso del trigo de Australia). De esta manera, lograron mantener un instrumento que les permite garantizar la oferta de alimentos a la población y fortalecer la com-petitividad del sector.En este sentido, las retenciones fueron un paso necesario hacia la configuración de un nuevo régimen que concilie los objetivos de exportar con los de alimentar a la población, sin lesionar las ganancias normales de la actividad. Ante la crisis inter-nacional, sería ya momento de comprender que las mismas perderían su razón de existir en cultivos como trigo y maíz, en la medida que se implementen mecanismos institucionales que posibiliten estabilizar los precios de los productores y disminuir los abusos de los eslabones más concentrados, tal como hicieron otros países ex-portadores. Sin embargo, se evidencia una ausencia de propuestas y acompaña-miento de una representación de los productores que, presa de una lectura errónea de las relaciones de poder al interior de las cadenas, terminan favoreciendo los inte-reses de los sectores concentrados. Tarde o temprano, las nuevas necesidades de regulación van a imponerse indefectiblemente con la profundización de la crisis. Los pequeños agricultores, y los no tan pequeños, reconocerán su necesidad. El camino no estará exento de conflictos, dado que implicará recuperar la renta hoy apropiada por las grandes exportadoras y productores concentrados con importante poder de fuego mediático, que son los que verdaderamente se benefician con la intransigen-cia de las entidades patronales del campo.En fin, para que estas medidas puedan ser implementadas, es necesaria una parti-cipación activa de los pequeños y medianos productores, invitándolos a abandonar sus malas compañías del pasado. Sólo de esta forma podrá sumárselos a un mode-lo de acumulación con inclusión social junto a la mayoría de los trabajadores y los empresarios nacionales.

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El anuario del CIEPYC se terminó de imprimir en La Plata,

durante el mes de septiembre de 2009

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