antropología y pastoral de la misión

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  • 7/28/2019 Antropologa y Pastoral de la Misin

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    H A C I A E L

    Quito, 30 julio - 3 agosto 2007FOLLETO

    RIE SIMPOSIO2

    ANTROPOLOGA Y PASTORAL DE LA MISIN

    Segundo Simposio de Misionologa

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    HACIA EL TERCER CONGRESO AMERICANO MISIONERO

    CAM3

    Y OCTAVO CONGRESO MISIONERO LATINOAMERICANO

    COMLA 8

    ANTROPOLOGIA

    Y

    PASTORAL DE LA MISION

    SEGUNDO SIMPOSIO DE MISIONOLOGIA

    QUITO, 30 JULIO - 3 AGOSTO 2007

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    Calle Mena de Valenzuela N 2336 y Av. La Gasca Telf: 2236 109 2563 454 Fax: 2505 915

    Apartado Postal 17-03-151 Quito, Ecuador E-mail: [email protected] www.ecuadormisionero.org.ec

    E-mail:[email protected] www.cam3ecuador.org

    OBRAS MISIONALESPONTIFICIAS

    CONSEJO EPISCOPALLATINOAMERICANO

    www.cam3ecuador.org

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    ANTROPOLOGIA Y PASTORAL DE LA MISION

    Presentacin

    Ms cerca del CAM 3 comla8a V Conferencia General del Episcopado Latinoamericano y del Caribe se ha convertido enun gran impulso para la Iglesia misionera, razn por la cual el segundo Simposio de

    Misionologa, parte del proceso de preparacin del CAM 3 comla8, tiene como objetivoReflexionar sobre la Antropologa y la Pastoral de la Misin para dar un aporte a la presentacindel CAM3 _ Comla8 y la Misin Continental que est proponiendo el CELAM despus de la VConferencia General del Episcopado Latinoamericano.

    El tema de nuestro Simposio es ANTROPOLOGA Y PASTORAL DE LA MISIN,temticaque busca dar respuestas a los planteamientos misioneros de Aparecida y la temtica de nuestroCAM 3 La Iglesia en discipualdo misionero.

    El presente documento -aprovechando la realizacin del segundo Simposio de Misionologa-como parte del proceso de preparacin hacia el CAM 3 comla 8, contiene:

    La oracin que S.S. Benedicto XVI ha preparado para el CAM3. Una aproximacin al tema: La Iglesia en discipulado misionero. Los ejes temticos: Discipulado, Pentecosts y Evangelizacin. Un acercamiento al lema: Amrica con Cristo escucha, aprende y anuncia. Las ponencias del Simposio. La cancin oficial.

    Este material puede ser utilizado para la reflexin y profundizacin de la dimensin misionera dela Iglesia en medio de este mundo cambiante.

    Quito, agosto de 2007

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    II SIMPOSIO DE MISIONOLOGA

    Oracin para elCAM3eor, que nos llamas a seguirte como discpulos,vivifica nuestra generosidad,

    para que respondamos con amor a tu llamado.Que cada cristiano, cada Iglesia particular en Amrica,viva con radicalidad la misin ad gentes que T le has confiado.

    Haz que nuestras comunidades cristianas en Amrica estn contigo,vivan el misterio de tu Amor,irradien la Luz de tu perdn y de tu misericordia.

    Concdenos ser discpulos verdaderos y fielespara llevar tu Evangelio, tal como lo has entregado a tu Iglesia,a todos los pueblos de la tierra.

    Danos fortaleza para superar las dificultadesque como cristianos y misioneros encontraremos.Sabemos que T ests siempre con nosotrosy que envas incesantemente tu Espritu Santo.

    Haznos obedientes a tu mandato de evangelizar,haz que siempre echemos las redes del Evangeliollenos de gozo y esperanza,sabiendo que el fruto ser abundante, pues depende de Ti.

    Suscita vocaciones misioneras en tu Iglesia en Amrica,Manda sacerdotes, religiosos, religiosas,fieles laicos, familias misioneras.

    para aqullos que, dentro y fuera de nuestro Continente,atienden el anuncio de la resurreccin de tu Hijo Jesucristo.

    Te lo pedimos por intercesin de la Santsima Virgen Mara,Madre tuya y Madre nuestra.Con ella te seguimos como discpulos y con ella caminamoshacia todos los pueblos, como misioneros de tu Palabra.

    S. S. Benedicto XVIHaciaelcam3-comla8

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    ANTROPOLOGIA Y PASTORAL DE LA MISION

    Primera ParteEL TEMA DEL CAM 3:

    La Iglesia en discipulado misioneroa Iglesia nace en la Pascua por la accin del Espritu Santo y por la fe en Jess resucitado, segn

    describen los Hechos de los Apstoles (Hech 1-2). En el Evangelio encontramos los comienzos dela fraternidad de discpulos convocados por Jess. Comunidad que le acompaa, le sigue en el estilode vida, y vive entregada a proclamar y realizar el Reino de Dios (Mt 4, 21-23). Ya desde un princi-pio aparece claramente que la razn de ser y la dedicacin primordial de la comunidad no es otra queestar al servicio del Reino de Dios, en la experiencia del Padre y en vivir entregados a la causa de loshombres en su salvacin y humanizacin. La comunidad hace lo que ve hacer a Jess, la voluntad delPadre y llevar a cabo su obra (Jn 4, 34), el Reinado de Dios entre los hombres y mujeres, proyecto delPadre. El Reino lo es todo, vive para ello, lo muestra y hace presente en su propia persona. Lo evi-dencia en la comunidad fraterna de discpulos y discpulas, pues el proyecto de Dios es constituir unafamilia de toda la humanidad.

    As es la Iglesia desde sus orgenes: signo e instrumento del Reino de Dios. Viendo a la Iglesia, mis-terio de comunin, se vislumbra el Reino de Dios, y actuando y manifestndose como tal es instru-mento hacia la unin de todo el gnero humano (LG 1; 4-5).

    La Iglesia naci del discipulado, convocado por el Maestro. Fueron discpulos que iban con l, le ama-ban y aprendan en la convivencia diaria, en los recorridos de pueblo en pueblo, en las conversacionesy preguntas, ensendoles con explicaciones sacadas de la vida y de las Escrituras de Israel (Mc 4,34). Encomend al Espritu Santo llevarles a la verdad plena y explicarles el futuro (Jn 16, 13), Tengomuchas cosas que deciros todava, pero ahora no podis con ello (Jn 16, 12). Posteriormente, elEspritu realiza lo mismo con Pedro y Pablo al anunciar a Jess y crear las Iglesia como fruto de la

    misin (Hech 11,11-14; 13,2; 16,7).

    Aprendieron la misin en la vida. Jess era misionero, consagrado por el Padre y enviado al mundo(Jn 10, 36). Con l hicieron una misin colegiada, haciendo presente el Reino, a la vez que lo ensea-ban y lo mostraban. Su vida era praxis de Reino y de misin, y la misin era su misma vida. As seforjaron apstoles y misioneros, enviados por Jess con la fuerza del Espritu Santo (Jn 20, 21-22).Misioneros que conjugaron admirablemente la escucha y el anuncio, el discipulado y la misin. Talequilibrio y plenitud, don del Espritu, lo vieron en Jess oyente del Padre, lo asumieron como hom-bres y mujeres, como creaturas ante Dios y como siervos e hijos del Padre, siempre dispuestos a rea-lizar su proyecto sobre la Humanidad.

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    II SIMPOSIO DE MISIONOLOGA

    Siguieron aprendiendo colegiadamente, as lo vemos en la comunidad de Antioqua (Hech 11,19-26;13,2-3), y en el Concilio de Jerusaln para emprender la misin a las naciones y resolver los problemasque se les planteaba (Hech 15, 18-19).

    La Iglesia, hasta el da de hoy y por siempre, sigue en discipulado y misin, por haber recibido elEvangelio con amor de creyente y haber dado frutos de conversin, comunidad y salvacin, mientrassigue cultivndolo amorosamente en el corazn. Tal actitud y estilo de vida, genera calidad humana quemuestra y comunica humanidad por donde pasa y vive; la misma humanidad, amor y benignidad denuestro Salvador (Tit 3,4). Por ello la Iglesia es maestra y experta en humanidad.

    Hoy la comunidad eclesial sigue identificndose con aquella fraternidad que acompaaba a Jess y conlas primeras comunidades del Nuevo Testamento, en especial Jerusaln y Antioqua, paradigmas deevangelizacin en permanente escucha del Espritu Santo y de los pueblos en los que vivan. Sonmuchos y variados los signos de vida y novedad que el Espritu suscita en el mundo y a travs de loscuales el Espritu provoca a la Iglesia a la misin y a la permanente escucha de lo que l mismo obraen el mundo. El Espritu la capacita en libertad, discernimiento y valenta para cooperar a los caminossalvficos de Dios en el mundo.

    He aqu una actitud esencial a la comunidad misionera impregnada en todo su ser, instituciones y ser-vicios, del Espritu del Seor Resucitado que obra en ella la docilidad al designio amoroso de Dios, laempata, bondad y confianza en las personas de hoy. Fidelidad a su ser misionero, por lo mismo a suidentidad, transida de humanidad y de Dios. Cuanto es ms Jess entre los hombres y mujeres, tantoms receptiva, amigable y dialogante es con ellos.

    As, la comunidad eclesial da a conocer y promueve el amor a Jess, compartiendo la experiencia quede l tiene. Experiencia que cautiva, humaniza y hace personas con pasin de Dios y entusiasmo de fra-ternidad y familia de Dios, Padre de todos.

    EJES TEMTICOS

    La Iglesia, comunidad misionera para la Humanidad y para el Reino de Dios, permanentemente serecrea en el discipulado de Jess; acoge la Palabra, la medita y la hace carne de su carne y espritu desu espritu. De este modo su presencia ya comunica vida de Dios y humanismo.

    El espacio de la misin est en la humanidad, en las sociedades, pueblos y culturas, todas ellas relacio-nadas entre s y bajo la energa de nueva humanidad, en dimensin global de paradigma, tecnologa,comunicacin y autocomprensin humana. Proceso humanizante con la presencia del Espritu que atodos conduce a su plenitud y salvacin. Evidentemente con sus ambivalencias, aciertos y yerros, connecesidad de mirada y liberacin a los pobres, excluidos y vctimas.

    Tal proceso se da en novedad de configuraciones culturales, sociales y religiosas como haca siglos nose daba. En este mundo aceleradamente cambiante e innovador, sigue aconteciendo el Plan de Dios,proyecto de Jess animado por el Espritu. Aqu debemos situar los ejes temticos de la misin, que a

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    ANTROPOLOGIA Y PASTORAL DE LA MISION

    su vez son esencia del Misterio de Dios en cuanto a su designio creador, redentor y glorificador deDios Padre, Hijo y Espritu.

    Los tres ejes son el Discipulado, Pentecosts y la Evangelizacin, que siendo antiguos y esen-

    ciales a la Iglesia, son actuales con la pedagoga de Dios, llamados a nuevas expresiones, asequiblesa la simbologa y al humanismo de hoy.

    EL DISCIPULADO

    Nos conduce a la fraternidad de discpulos y discpulas de Jess, anunciando el Reino y viviendo del. Hoy lo expresamos en la Comunidad Discpula de Jess, cohesionada por Jess, aunada porlazos de fraternidad, integrando la diversidad de todo tipo en la que est envuelta, la comunidad, dis-cpula de Jess.

    Comunidad discpula, en permanente aprendizaje. Lo ha aprendido de Jess, que vea las dolencias dela gente y lo mejor de su corazn. Se conmova y senta compasin. Pasaba largos espacios de la nochey de la madrugada conversando con el Padre, escuchndole, aprendiendo sus designios, su pedagogay su amor; bien claros en las Escrituras y en lo que el Padre le mostraba (Jn 5,19-20.39).

    La comunidad eclesial con sus pastores vive el mismo discipulado de Jess. Ora y escucha el amor yel sueo de Dios, su condescendencia y compasin por toda la humanidad. Ve, siente el dolor y losgozos, sobre todo de los pobres, de los excluidos y de las vctimas; sufre, ama y espera con ellos,aprende de ellos.

    PENTECOSTS

    Comunidad, llevada por el Espritu, porque hoy el Espritu del Seor llena la tierra y la Iglesia.Renueva el rostro de las personas. En verdad creemos en la irrupcin del Espritu sobre nios y ancia-nos, varones y mujeres (Hech 2,16-20). Dios lo ha derramado para una nueva configuracin de laIglesia y de la Humanidad. l obra desde dentro, impulsa y vivifica como hizo con Jess en elBautismo, en el desierto y en el anuncio del Reino (Lc 3,22; 4,1.14.18). Como hizo en la comunidadreunida con Mara, a la espera de la Promesa de Dios, el Espritu, y con l, lo definitivo (Hech 2,14;Lc 24,49; Hech 1,8).

    Dejarse llevar por el Espritu es atreverse a estar en todos los espacios de nuestra sociedad, acoger conalegra lo que ya est haciendo en las personas, a veces ms all de nuestros esquemas y expectativas.

    Dejarse llevar por el Espritu es amar apasionadamente a Jess, a los seres humanos, a los pequeos,a los que sufren.

    Dejarse llevar por el Espritu es creer que est salvando en todas las religiones y culturas, por cami-nos desconocidos por nosotros. Es saber que l es justicia y salvacin de todas las vctimas y oprimi-dos. Es saber y esperar la novedad de humanidad que Dios tiene y nos comparte en Jess. Es saber queya ha comenzado.

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    II SIMPOSIO DE MISIONOLOGA

    EVANGELIZACIN

    Comunidad Misionera para la Humanidad. Comunidad que ha sido entusiasmada por Jess con el

    sueo de fraternidad, amor y humanismo del Padre por toda la Humanidad. Estar as animada y fortale-cida por el Espritu. Esta es la misin o la encomienda de fermentar la sociedad, las culturas y las reli-giones desde dentro, con respeto y amistad, conversando y acompandose en este camino del Reino, eneste camino de humanizarnos todos, de hacernos, por la energa del Espritu, semejanza y rostro de Dios.

    Una gran pasin que ms que encomienda, es semilla y levadura fermentando la vida hasta su plenitud.Sabemos y creemos que la vida, el camino y la verdad estn en Jess, en su humanidad y benignidad:Se ha manifestado la bondad de nuestro Salvador y su amor a los hombres (Tit 3,4).

    Anuncio y comunicacin de Jess, de su Evangelio, como luz de Dios y paradigma de Humanidad, conel mismo ardor con el que Jess puso fuego a la tierra (Lc 12,49). Deseando y poniendo anticipos depersona, grupos y sobre todo comunidades e Iglesia, en las que se viva ya el Reino de Dios con Jessen fraternidad, a travs de una vida digna, fraterna y compartida con toda la creacin, templo y casa deDios (Hech 17,24-28).

    Mara est presente en la vida de la Iglesia y de la Humanidad y as es considerada en esteInstrumento del Congreso. Ella est presente e impregna todos los temas, muy en consonancia con ladimensin mariana de la Iglesia de Amrica Latina, emblemticamente en la Virgen de Guadalupeque ha marcado la evangelizacin de los pueblos indgenas y del Continente.Mara madre y maestra, discpula y misionera; llevada por el Espritu Santo; presencia maternal enPentecosts cuando nace la Iglesia como misionera. Mara, portadora del Espritu Santo. Mara cami-

    nando con la Iglesia e impulsndola a la misin.

    Proyeccin de los tres ejes a la Iglesia y a la Humanidad. Discipulado, Pentecosts y Evangelizacin,cada uno de ellos, adems de vivirse en Jess, se orientan y tienen su mirada hacia la Iglesia y hacia el

    Mundo, lo cual debe ser considerado en unidad e interrelacin.

    Hacia la Iglesia, pues en ella, como misterio de comunin y sacramento de Jess, se vive el Misteriode Dios y la energa misionera. La iglesia tiene unos mbitos muy concretos desde donde se acoge yvive este misterio, y desde donde se proyecta a la misin: familia, juventud, parroquia, Iglesia particu-lar, instancias de formacin y animacin misioneras; nuevos arepagos: barrios marginados, medios decomunicacin social, tecnologa, internet, las culturas en el mundo de hoy, la cultura global y losdiversos continentes con sus necesidades concretas.

    El mundo es mirado en cuanto Humanidad, casa comn, globalidad, tecnologa hacia un nuevoorden social con los valores humanos que sobresalen; y con las negaciones que llegan a ser escandalo-sa deshumanizacin con carcter excluyente, llena de vctimas, marginacin, pobreza, migracin, vio-lencia, guerra y atentados con la dignidad y la vida humanas; tambin contra la vida sobre la tierra. Estees el mundo de la Redencin y de la Misin en clave de universalidad y para la Humanidad.

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    ANTROPOLOGIA Y PASTORAL DE LA MISION

    EL LEMA DEL CAM3:

    Amrica con Cristo:Escucha, aprende y anuncia

    a Iglesia en Amrica es la comunidad que se siente convocada por Jess. De l recibe el Esprituy la paz. Oye su voz, ve sus manos, escucha sus palabras, comparte su pan y su amistad. De l

    aprende a amar e interpretar las Escrituras, cuyo corazn es el mismo Mesas que padeciendo entra ensu gloria. Aprende la sabidura de los pobres y de los mrtires, la sabidura de Dios. Aprende delMaestro para seguirle. Anuncia a Jess, el viviente, como testigo de lo que ha visto, odo y experi-mentado, dejndose llevar por el Espritu (Lc 24, 36-49).

    Escucha, aprende y anuncia, son actitudes de espritu evanglico grabadas por el Espritu en el cora-zn de la comunidad de Jess.

    ESCUCHA

    Escucha cuidadosa y amorosamente lo que oye, ve y siente de los hombres y mujeres concretos. Sobretodo su dolor, su amor y su silencio. En ellos est Dios, lo humano y la vida.

    Escucha el grito de los oprimidos y de las vctimas, con la misma empata y pasin de Dios por lospobres (Si 35, 13-15) y por el pueblo de Israel (Ex 3, 7-10).

    Escucha los deseos humanos y divinos que albergan las personas en su obrar y en la intimidad mssuya. Escuchar con respeto y corazn, otorgando benevolencia y confianza, creyendo en la bondad de

    la persona por encima de su error.

    Escucha como lo haca Jess con los nios y pobres, hombres y mujeres, israelitas o extranjeros, cre-yentes o no. Escuchar es andar los mismos caminos; soar y padecer lo mismo, sentir el amor y lapasin, la impotencia y la indefensin.

    Escucha en amor, que Dios es uno y Trino, el Seor, misericordioso, a quien amar con todo el cora-zn, con toda el alma, con toda la mente y todas las fuerzas (Lc 10,27). Escucha que todos son her-manos. Lo hace como oyente de la Palabra y de los planes de Dios, como el Siervo de Yahv (Is 50,4),como Mara la Sierva del Seor que desea se haga en ella su Palabra (Lc 1,38).

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    II SIMPOSIO DE MISIONOLOGA

    Escucha, el discpulo, con los cinco sentidos, los signos de los tiempos, los cambios que se dan en elmundo en todos los aspectos de la realidad.

    APRENDE

    Grabando y guardando en el corazn lo que ha visto y odo. Aprende con la memoria del pueblo y dela Humanidad, con la memoria de las maravillas de Dios realizadas en la creacin y en la salvacin.

    Como Jess, el discpulo, aprende la inmediatez de la salvacin de Dios en el deseo de una madre siro-fenicia por la salud de su hija (Mc 7,24-30); en la intercesin de Mara a favor de unos novios para quesu fiesta de bodas tenga alegra y vino; Jess aprende a actuar ms all de lo previsto y adelanta laHora de la salvacin manifestando su gloria que suscita la fe de los discpulos (Jn 2,1-11).

    Aprende cuando acepta no-comprender o andar en lo provisorio, mientras espera la claridad; cuandobusca el por qu y el sentido del obrar humano y del obrar de Dios, de la misin encomendada, siem-pre necesitada de novedad de expresin al ritmo de las configuraciones sociales y religiosas. Aprendecuando acoge el Misterio de Dios, de la vida, de las personas, incluso el misterio que es su propia per-sona.

    Aprende en la paciencia y la espera del crecimiento y de la maduracin, propio de la vida humana, dela iglesia y de la misin. Sabe permanecer da tras da, se deja sostener en la fidelidad; acompaa y sigueal Maestro. Aprende de todos: El que no est contra nosotros, est por nosotros (Mc 9,40).

    Se aprende de la misma misin y de vivir da a da en el barrio, en la comunidad, en el trabajo. Se apren-de en actitud contemplativa y admirativa ante la vida, acogiendo las enseanzas de Jess como Marade Betania (Lc 10,38-42), y los discpulos en casa o por los caminos (Mc 4,34; 9,31); como Mara guar-dando y meditando con amor las cosas experimentadas y odas en torno a su Hijo (Lc 2,17-19; 2,51).

    Si el dsicpuo aprende, es sefuro que sigue a Jess y, se deja llevar por l.

    ANUNCIA

    Fiel y verazmente lo que gratuitamente se le ha dado a vivir. Porque ha sido fecundada por el amor escu-chado y aprendido. Anuncia vida, a modo de la semilla granada y entregada a la tierra. Emprende elanuncio del Evangelio, del mismo modo que la paloma emprende el vuelo cuando le han crecido lasalas. As es el anuncio del Evangelio al ritmo de la fe y de la Palabra, maduradas en el corazn y en lacomunidad bajo el impulso del Espritu. As naci la misin de la Iglesia enviada a las Naciones (Hech1-2). As el Espritu Santo decide e impulsa la misin, manifestndose a la comunidad orante y cele-brante, Separadme a Bernab y Pablo para la obra a la que los tengo llamados (Hech 13,2).

    El anuncio viene de la experiencia transformadora, que impulsa el seguimiento fiel a Jess, por ellosiente necesidad de contar y comunicarlo, sin poder callar la felicidad que siente y vive. As corre y pro-

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    ANTROPOLOGIA Y PASTORAL DE LA MISION

    clama la mujer samaritana (Jn 4,28-30); Andrs cuenta a su hermano Pedro que ha encontrado alMesas (Jn 1,42); Mara de Magdala a los discpulos: He visto al Seor y me ha dicho esto (Jn20,18). No se puede contener, no se puede callar: No podemos dejar de hablar de lo que hemos vistoy odo (Hech 4,20). Testigo apasionado por Jess, lo ama, lo ha experimentado, ha cambiado su vida

    y desea que sea conocido y amado, Ay de mi si no predico el Evangelio (1Cor 9,16). Comparte enconversacin amistosa y encuentro leal, en respeto a los dems y a las propias convicciones. Anunciasitundose en el campo del otro.

    El anuncio une, a la experiencia de la Buena Noticia recibida, la sinceridad y el intento de coherenciaen la propia vida siguiendo a Jess y tomando el Evangelio como camino, orientacin y vida. Anunciadesde la comunidad lugar de fraternidad, vida y fe. Es permanente siembra, en caminos, piedras, male-za y tierra frtil (Mc 4,3-8). La semilla de la palabra crece por s sola (Mc 4,26-29). La cosecha no esten nuestras manos (Jn 4,37-38). Quien anuncia en verdad, sigue aprendiendo, sigue siendo discpulo;ir y venir. El Espritu armoniza discipulado y misin.

    Mara lleva Jess a Isabel, lo entrega por donde va y vive. Hasta hoy sigue siendo misionera entre lospueblos. Madre y maestra de la misin nos educa en comunicar por amor y sencillez, a Jess; a entre-garlo con fecundidad y amor maternal (Lc 1,39-44).

    El anuncio que hoy los discpulos debemos hacer es al muindo entero, en medio de la globalizacin,de la tecnologa, de la secularizacin y de las grandes contradicciones en la que se desarrolla la socie-dad contempornea.

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    II SIMPOSIO DE MISIONOLOGA

    Segunda Parte

    SEGUNDO SIMPOSIO DE MISIONOLOGIA

    ANTROPOLOGIA

    Y

    PASTORAL DE LA MISION

    Quito, 30 julio al 3 de agosto de 2007

    OBJETIVO GENERAL:

    Reflexionar sobre la Antropologa y la Pastoral de la

    Misin para dar un aporte a la presentacin delCAM3-COMLA8 y la Misin Continental que estproponiendo el CELAM despus de la V ConferenciaGeneral del Episcopado Latinoamericano.

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    ANTROPOLOGIA Y PASTORAL DE LA MISION

    Ponencia:

    ANTROPOLOGA MISIONERA HOYHoy, qu persona para evangelizar?

    Lucas CervioInstituto Latinoamericano de Misionologa - Bolivia

    INTRODUCCIN

    Hablar en estos tiempos sobre antropologa es complicado, dada la gran variedad de manerasde estar y vivir desde las culturas, religiones, el ser mujer y varn, condicin social, formacin, etc.

    Maneras que coexisten, fuera y dentro de nosotros, manifestando una complejidad de nudos e inter-pretaciones. Si adems agregamos la misin, un trmino tan cargado de historia, eclesialidad, supe-rioridad, imposicin, se vuelve arduo reflexionar de manera sencilla y sinttica sobre esto temas tancomplejos y cambiantes en este nuestro hoy. Es que vivimos tiempos de cambio o para decirlo con laradicalidad del caso, estamos inmersos en un cambio epocal1. Las transformaciones que laten en laprofundidad de nosotros/as, de nuestras comunidades, pases y del cosmos son hondas.

    Por ello, en esta reflexin me aventurar a pensar en voz alta sobre estas tres realidades,sumergindome en esas profundidades que van gestando y pariendo otro mundo posible, porque la teo-loga, esa que llega al corazn y al espritu, nace de ese gestar y parir vida de tantos pueblos, varones

    y mujeres, que desean ser actores de su destino. Entonces mi aporte ser pensar y compartir desdecmo me siento y cmo me pienso, cmo participo del amor de Dios y cmo lo ofrezco a los dems,vislumbrando algunas claves e intuiciones con un carcter netamente de propuesta. Por tanto dejar ensegundo plano la argumentacin deductiva, que se ir manifestando en las notas a pie de pgina.Claves e intuiciones que nacen del gozo y el dolor, de la esperanza y el temor que brotan de la con-ciencia del lmite (personal y colectivo). Porque slo de esta conciencia puede nacer algo nuevo, vitaly esperanzador. La resurreccin exige la muerte, la muerte pide resurreccin. Es una ley expresada enla creacin y tambin en la existencia humana, por ello es una lgica divina, trinitaria.

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    II SIMPOSIO DE MISIONOLOGA

    Desde este presupuesto existencial, me aventuro a pensar y compartir, escuchar y hablar sobreel latido de Dios en el ser humano y su creacin. Latido y aliento divino que nos impulsan a contagiarel mundo de Su amor gratuito y pleno simbolizado tan bien por la Trinidad divina y manifestado demanera excelsa en el grito de Abandono de Jess (fue su parto) que nos abri (con su Resurreccin) las

    puertas a la plenitud del amor2. De ese amor donde misin no es implantacin de la Iglesia, ni pura exi-gencia de conversin al otro/a diferente, sino nada ms y nada menos que contagiarnos del gozo dela Buena Noticia3 que invita a convertirnos al Reinado de Dios4, o dicho con un trmino ms secularpero no por ello menos teolgico, a optar y vivir por otro mundo posible.

    ALGUNAS ACLARACIONES METODOLGICAS

    Decir algo sobre antropologa misionera hoy, es decir algo sobre nuestra realidad actual con suslatidos y presencias, con sus silencios y ausencia que exigen ser sentidas, odas y conocidas desde la

    intuicin y la experiencia. Latidos del espritu de Dios que impulsa e irriga esperanzas, anhelos de unavida ms digna, fe desbordante de encuentros interpersonales y por tanto de presencia del Resucitado.Presencias, manantiales de reconciliacin y gratuidad, de generosidad y pasin que van recreando viday espacios de fraternidad.

    El desafo que nos planteamos es ofrecer pinceladas de una teologa que fecunde la misin,desde estos latidos y presencias, signos claros del amor de Dios en el mundo. Para esto deseo utilizaruna hermenutica que escuche al hoy, con toda su vitalidad, imposicin y radicalidad; y desde estairrupcin de vida sospeche del significado de trminos como antropologa y misin, ya que su historiaest cargada de atropellos que han desfigurado lo humano-divino-csmico, llegando a ser trminosvacos de contenido y fuerza para el cotidiano vivir de los pueblos.

    Coloquemos al hoy en primer lugar, dejando que nos hable, en vez de nosotros hablar, ense-ar y corregir el hoy -realidad actual- desde el plpito filosfico, teolgico, antropolgico o de otrasciencias. Desafimonos a dejarnos fecundar y enamorar por la realidad que irrumpe con una diversi-dad llena de vida. Aventurmonos a escuchar cmo mujeres y varones hablan hoy de Dios, y desde esaescucha percibir la presencia del Resucitado y el impulso del Espritu que habitan en nuestro hoy5. Sloa partir de esta fecundacin e irrupcin de vida divina, uno puede interrogarse sobre qu significa hoyhablar de antropologa, o mejor dicho, sentir la vida que brota de varones y mujeres con sus rostros,anhelos, angustias, sueos y fracasos6. Descubrir qu es lo imprescindible enfocar en el ser humano,para que se pueda gestar y parir este otro mundo posible. Y desde esto podremos luego vislumbrar y

    delinear senderos para una misin que sea germen de vida alternativa, de plenitud humana, csmicay divina. Porque Jess ha venido para que tengamos vida y la tengamos en abundancia7.

    1. EL HOY: BSQUEDA DE LA FECUNDIDAD DEL PRESENTE

    Adentrmonos en lo que significa, representa y simboliza el vocablo hoy. ste tiene dos signi-ficados8: a) hace referencia al da presente, en este da; b) pero tambin a la actualidad, al tiempopresente. Hoy, es la hondura y radicalidad del presente, es el ahora. Cuando hablamos del hoy, gene-ralmente pensamos en la actualidad, en la realidad que hoy por hoy nos toca vivir. Y cul es nues-

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    tra realidad latinoamericana actual? Mucho se habla, escribe y confrontan datos sobre el hoy mundialy latinoamericano desde diversas ciencias con datos, perspectivas y acercamientos muy variados. Elriesgo de muchos de estos estudios es poseer una gran cantidad de informacin, anlisis y conoci-mientos que hacen perder la capacidad de una visin ms global, o si se quiere, holstica. Y al perder

    esta visin, nos volvemos ciegos y sordos a lo que va gestndose en la profundidad de nuestras socie-dades, a ese entretejido de relaciones y vnculos que nos alimentan y dan vida.

    Por ello considero que uno de los retos fundamentales para el/la telogo/a actual, y ms andel misionero/a y del misionlogo/a, es no quedarse en la fragmentacin, con anlisis y propuestasparciales. Su rol y vocacin son, desde la contemplacin9, afinar su conciencia para percibir eso queno se ve y toca, no se mide y controla, pero como un humus alimenta y sostiene la trama secreta de lavida. Entonces, desde este contacto con el misterio de Dios10 y su posterior reflexin (teolgica,misional, etc.), se podr acompaar el proceso de gestacin y parto de esta nueva era de la humani-dad, de Dios y su creacin.

    El desafo es contemplar este presente de interrelaciones humanas, csmicas y divinas,preguntndonos: qu conciencia tenemos del tiempo presente, del momento presente que nos tocavivir? Qu conciencia hay en nosotros de las interrelaciones de las tres dimensiones de la realidad(Dios-cosmos-ser humano)11? En nuestras tierras latinoamericanas, marcadas por la pluralidad, con-viven diversas conciencias del presente que originan diversas maneras de vivir, estar y relacionarsecon esta realidad. En pases como Bolivia, desde donde escribo esta reflexin, se puede ver claramenteesta diversidad.

    Personas y grupos humanos que danzan y cantan una conciencia histrica del presente con rit-mos distintos. Ritmos que tambin habitan, muchas veces de manera esquizofrnica, en nuestro inte-rior. Algunos y algunas que apenas soportan el presente que se impone con toda sus carga, exclusiny rechazo a lo diverso. Otras y otros que viven el hoy sin agitacin, ya que no buscan nada, concien-tes de que no tienen ms que el hoy para vivir. Unos pocos y pocas que recurren al pasado como fuen-te de sentido, sintindose perturbados, desorientados y traicionados por este ahora tan cambiante.Muchos y muchas que viven un presente agitado, fugaz y superficial. Buscan felicidad en la materia-lidad, buscan placer para sentirse vivos, buscan conexiones con personas y mquinas para superarsu soledad.

    Todos tenemos algo de ests bsquedas y principalmente son los jvenes quienes interpelan labsqueda de una nueva conciencia del presente. Calixto Quispe, diacono aymara, afirma que las nue-

    vas generaciones no saben si es amanecer o anochecer, ya que estn atrapadas por el sistema neolibe-ral y por la globalizacin. Por eso tienen un futuro incierto; no saben si van al atraso o al progreso. Deesa manera quedan excluidos de sus derechos12. Por tanto, el desafo de nuestro hoy es intentarsuperar un contacto monoltico con la realidad, como si estuviera formada slo por un bloque:el divino, promoviendo un espiritualismo y refugio religioso; el bloque humano, alimentando un sub-

    jetivismo hedonista que desvirta la capacidad distintiva del ser humano de amar; o un bloque mate-rial, generando una relacin fra y objetivante del mundo, llegando al punto de divinizar las cienciasy la tecnologa.

    Repitmoslo una vez ms, estamos ante el nacimiento de una nueva conciencia temporal

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    que est muy relacionada al cmo asumimos el presente, y en l, nos comunicamos o encontramoscon los dems, con el cosmos y la divinidad. Este principio del fin nos interpela a una conciencia pro-funda y amplia que conozca y sienta la realidad para soportar esta noche cultural13. As como el espo-so del Cantar de los Cantares que, aun si no ve a su amada, soporta la espera porque presiente la cer-

    cana de ella. Como los poetas y msticos, estamos desafiados a rescatar la realidad14, yendo ms allde un acercamiento analtico-deductivo, para inventar y gestar la realidad, reivindicando un conoci-miento inductivo que percibe la experiencia humana en comunin con el cosmos, la divinidad y losseres humanos.

    EL CREPSCULO DEL FUTURO Y LA INTEMPERIE ESPIRITUAL15 DE HOY

    Son imgenes fuertes las de Octavio Paz, imgenes que parecen minar los zcalos del cristia-nismo. Pero acaso no es cierto que vivimos un ocaso del futuro caracterizado por la incredulidad,

    fuerte y difundida, en el eterno progreso, en la continua evolucin hacia una vida ms digna yplena? La creencia16 que ciencia y tecnologa todo lo pueden se va resquebrajando. La vida est ame-nazada, existe el potencial armamentista para sucumbir en segundos. La vida no es digna, basta reco-rrer las periferias urbanas, los campos y poblaciones para verlo. Esto nos muestra que la modernidad,que tuvo como piedra fundamental el futuro, ya que controlndolo y programndolo crea poder gene-rar una vida mejor para la humanidad, est en crisis.

    El futuro ya no tiene esa fuerza, vitalidad y luminosidad del sol al medioda. El futuro sigue all,pero ha perdido su magnetismo y encanto que supo envolver a tantos pueblos y personas. Pareciera quefrente al crepsculo del futuro, el nico camino que se divisa es el pesimismo, el desencanto, la frag-mentacin, el hedonismo: la subjetividad llevada al extremo. Millones de mundos dentro del mundo,islas solitarias en las conglomeraciones de las urbes, culturas aisladas y arrinconadas al folklorismo.

    Pero tambin es un tiempo que manifiesta autnticas bsquedas que haban quedado arrin-conadas frente al magnetismo del control y programacin del futuro. Bsquedas que tienen que ver conla identidad personal y de grupos humanos, de revalorizacin del cuerpo humano y csmico (la crea-cin), de convivencia y tolerancia con lo diverso. Superacin de la aplanadora racionalidad cientfica,abrindonos a otros tipos de conocimientos (intuitivo y experiencial) y anhelando una re-ligacin cons-titutiva con algo-alguien que, desde una autntica religiosidad, otorgue sentido y vida.

    Crece la conviccin que se est gestando y pariendo un tiempo que nos exige redescubrir el

    presente y aprender a vivir en l, ya que el sentido de la vida no est en el futuro o en construir lasociedad o en transformar la Naturaleza, sino en la vida misma, vivida en su profundidad presente yverdadera17. Desde una perspectiva andina se afirma que los pueblos indgenas-originarios estamosvislumbrando un nuevo Pachapaqari o machaq qhantati (el nuevo amanecer), tambin conocido comoel nuevo Pachakuti o nuevo Sol (cambio y transformacin). En todo caso, nos gustara alcanzar la vidade Wiay pacha qhana (vivir en la luz eterna), a fin de de que no vivamos ms en la Chamak pacha18 (tiempo de oscuridad, dominaciones y esclavitudes).

    El crepsculo del futuro manifiesta que estamos en la fase declinante que precede al final de algo19,el fin de la historia. Pero crepsculo tambin revela claridad que hay desde que raya el da hasta que sale el sol, y desde

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    que este se pone hasta que es de noche20. Esta es la experiencia de muchos pueblos originarios, de culturas silenciadas yoprimidas por siglos, de millones de excluidos sociales, discriminados y marginados del conocimiento y al informacin.Entonces, este crepsculo, para algunos/as atardecer, para otros/as amanecer,nos desnuda frente al presente,quitndonos el ropaje de nuestras ideologas que para algunos/as daban seguridad y cobijo, sentido y

    fuerzas para vivir, pero tambin para otros/as eran opresin y miedo, sinsentido y despersonalizacin.

    Vivimos una intemperie espiritual: las grandes ideologas, tanto polticas como religiosas,que supieron consolar y tambin oprimir a las masas, se resquebrajan21, abrindonos a una rea-lidad que exige sujetos adultos, personas capaces de sumergirse y vivir en el presente, dejando de ladoesas grandes ideologas que pretendan conocer la historia de antemano y controlarla, olvidando queel ser humano y el cosmos son impredecibles. Hoy cada persona tiene que parirse y gestarse: reci-biendo y recreando identidades; buscando y alimentando su encuentro con el Misterio, lo absoluto, loinefable; conviviendo con la diversidad (cultural, religiosa, generacional, etc.) que irrumpe en su pro-pio interior y alrededor suyo.

    Ahora, el presente es el manantial de fuerzas, vitalidades y luminosidad: el espritu est aldescubierto, ya no aplastado, arrinconado, comprimido. Esto se refleja en el resurgimiento de lo reli-gioso, lo sagrado, lo espiritual. Un resurgir desde sujetos maduros que critican y rechazan fuertemen-te lo institucional, lo regido y establecido, porque anhelan sntesis propias, significantes y vitales. Uncamino sinuoso y arriesgado que muchas veces se orienta hacia una religiosidad difusa, sin raz, vol-til, intimista y que slo busca el bienestar personal.

    Esta intemperie espiritual nos interpela, a parir, desde el sufrimiento y la noche cultural,esta nueva conciencia temporal: una conciencia que trata de integrar pasado y futuro en el presen-te. () Nosotros creamos el tiempo. El tiempo no nos sostiene como una madre. Es nuestro hijo. La

    nica realidad es el instante creador. () La vida humana es algo ms que crecimiento respecto alpasado y una proyeccin en el futuro. Y sta es la experiencia de los contemplativos 22. Es la expe-riencia del viejo Simen cuando ve a Jess: Ahora, Seor puedo irme en paz (Lc 2,29). Experimentala plenitud de los tiempos en Jesucristo. Puede morir en paz, ha descubierto el ncleo inefable de todoslos tiempos.

    El hoy nos re-vela algo fundamental, algo que estaba all pero no veamos al estar obnubiladospor el futuro: la hondura del presente. Es un signo de los tiempos que exigen ser reconocidos. Essubrayar con ms valor el ya del todava no que la teologa elabor en relacin a la salvacin. Hoy, encada momento presente, tenemos la opcin de experimentar la plenitud del amor de Dios, la ple-

    nitud de la vida, tanto humana (de todos y todas) y csmica (de todo) y por tanto una plenitud huma-na (que) no puede estar restringida o pertenecer a una raza, una cultura o una religin y que exigeresistir la gran tentacin: la cada en la indulgencia hedonista en el momento meramente temporal porparte de aquellos que pueden egostamente permitrselo. () sta es la piedra de toque de una espiri-tualidad autntica. El escapismo respecto a los dems, la autogratificacin momentnea, el egosmoelitista y la ceguera ante la difcil situacin histrica del hombre23. Vivir la hondura del presente estodo lo contrario de esto.

    Esta nueva conciencia temporal nos interpela a penetrar y dejarnos rozar por el Misterioeterno que habita en cada momento presente, dando sentido y plenitud a la vida humana y csmi-

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    ca. Cada instante es la oportunidad de experimentar, y luego actuar, el paraso. Hoy estars conmigo enel paraso (Lc 23, 43) dijo Jess al ladrn que le dijo acurdate de m cuando vengas con tu Reino (Lc23,42). No maana, sino hoy, no al final de los tiempos, sino ya ahora. No es el hoy de la banalidadcotidiana, de la frivolidad, es el hoy con todo su espesor que nace de la cercana y conciencia de la

    muerte y por ello, genera vida y esperanza. Personas que viven la hondura del presente, no quedndo-se en la noche colectiva y cultural, en la desorientacin y miedo, en la queja y la burla24, sino que, por-que siguen esperanzadas a pesar de todo, como Jess en la cruz, son capaces de perforar el presenteoscuro y parir luz, resurreccin, Vida: convertir la vida en eternidad.

    EL PRESENTE ES MANANTIAL DE LAS PRESENCIAS

    Esta manifestacin de la radicalidad del presente tambin nos da un regalo ms. El dejarnosinvadir por el manantial de presencias que la luz fulgurante del futuro haba oscurecido. Son los nue-

    vos actores sociales y culturales de nuestra poca que desean ser reconocidos, tratados como unt y no como destinatarios25. Que aoran y exigen dar su aporte a la variopinta humanidad de hoy, enri-quecindola con sus particularidades, identidades, propuestas que laten en los corazones de cada per-sona y pueblo. No slo existen rostros adoloridos y desilusionados. En Amrica Latina y el Caribe hayrostros resucitados que contagian vida y esperanza.26

    La luminosidad, vitalidad y fuerza que supo venir de la proyeccin hacia el futuro, hoy habitaen este manantial de presencias de mltiples colores, sabores, aromas, melodas y texturas que invadennuestros sentidos interpelndonos a no quedar indiferentes. Son aquellos y aquellas que ya sienten lapresencia del Resucitado en sus vidas, porque como nos dice Pablo no viven en la oscuridad por-que son (y se sienten) hijos de la luz e hijos del da (1 Tes 5,4).

    Son los indgenas que hoy cultivan valores humanos de gran significacin, () que expresanla presencia del Dios creador (SD 245), que junto con su participacin poltico-social y su vital expe-riencia milenaria buscan no sucumbir al paradigma cientfico-tecnolgico y abrirse a esta nueva con-ciencia temporal.

    Son las mujeres, madres e intelectuales, profesionales y trabajadoras que van entretejiendo,desde la revalorizacin de la cotidianeidad y la corporalidad, un tejido lleno de nuevas relaciones libe-radoras porque las mujeres son quienes ms comunican, sostienen y promueven la vida, la fe y losvalores (SD 106). Mujeres que por su autenticidad e interioridad exigen al varn de hoy una interre-

    lacin enmarcada en la reciprocidad y enriquecimiento mutuo. Mujeres que invitan a muchas otrasmujeres y varones a la aventura de redescubrir y conectar con su cuerpo y sexualidad, con su espritu ysus sombras, con sus opresiones y liberaciones.

    Son los jvenes que en este presente, invadidos por la novedad, fogosidad y perplejidad, buscangestar y parir una vida humana y plena. Bsqueda para no sucumbir al xtasis de momentos, muchasveces sin hilvanar, a la alienacin del consumismo material, de la imagen personal y las dependenciasafectivas. Son aquellos que reaccionan al consumismo imperante y se sensibilizan con las debilidadesde la gente y el dolor de los ms pobres. Buscan insertarse en la sociedad, rechazando la corrupcin ygenerando espacios de participacin genuinamente democrticos (SD 112).

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    En fin, son tambin aquellos adormecidos por el mito del progreso indefinido que empiezan adespertar del ensueo del mundo moderno, al ser irrumpidos por sus mezquindades, falta de identidady pertenencia, vaco existencial y fracaso emocional, anhelando una vida ms vivible y plena.

    Estas presencias presentes son los desiguales, diferentes y desconectados27 que, desde lacarencia, buscan espacios alternativos de vida dentro del sistema tecno-cientfico que impulsa anu-lar la diversidad. Es la diversidad no reconocida, escondida y aplastada la que genera desigualdadsocio-econmica, diferencias culturales amenazantes y desconexin con los mbitos de conocimien-to. Una diversidad mal parida que exige que la abundancia (econmica, de conocimiento y cultural)sea compartida28. El diverso, la diversa, lo diverso se convierte en ajeno, extrao, en el/la otro/a, alcual no queremos or y muchos menos entablar un dilogo. Otro/a: ajeno al cual vemos con frialdad ymiedo.

    Todos estos cuerpos de piel morena y triguea, esbeltos y suaves, curvos y gastados, esperan-

    zados y hambrientos, nos manifiestan que lo que est en juego en este presente de presencias sonlas relaciones. Cmo nos relacionamos con la diversidad? Cmo gestionamos esta diversidad queempieza a vislumbrarse en nuestro interior y alrededor nuestro? La diversidad es una amenaza o ungozo? Ser que an, al menos nosotros cristianos, no hemos cado en cuenta que porque hay diversi-dad hay relacin, y porque hay relacin hay amor, y porque hay amor existe la reciprocidad gratuita.Ser que la imagen del Dios-trino sigue siendo una simple idea, olvidando que el Dios cristiano esamor porque es relacin, y relacin con la diversidad que genera reciprocidad29? No ser que en nues-tras sociedades Dios es cada vez ms un extrao, porque al negar la diversidad hemos arrinconado aDios, convirtindolo en algo intil: sin valor, sin funcin, sin razn de existir.

    Estoy convencido que estas presencias del presente, de personas y pueblos desde la periferia,la exclusin y lo clandestino, nos van exigiendo e interpelando relaciones horizontales. Presenciasque nos invitan a dejarnos invadir por su mirada, su manera de estar en el mundo, sus colores y aro-mas, sus luchas y conquistas. Presencias que nos llevan a recuperar la originalidad del mandamientonuevo de Jess que qued casi en el olvido30: mense los unos a los otros como yo los he amado (Jn13, 34). Son presencias que nos invitan a encontrar y comunicarnos con el Resucitado no tanto en laliturgia y las obras sociales (donde muchas veces a estos sujetos se los mantiene como objetos), sinoen la cotidianeidad que es un entretejido de abrazos y rechazos, de gestos gozosos y miradas persua-sivas. Relaciones de reciprocidad, de autntica gratuidad, que manifiesten a Dios, el Emmanuel, entrenosotros.

    No basta amar a Dios o al prjimo, si sigo vindolo como un extrao, ajeno: otro. Como nosdice el actual Papa en su encclica: el amor crece a travs del amor. El amor es divino porque pro-viene de Dios y a Dios nos une y, mediante este proceso unificador, nos transforma en un Nosotros,que supera nuestras divisiones y nos convierte en una sola cosa (DCE 18). Hoy, el presente con susmanantiales de presencias nos empuja al mense. Comunicarnos y encontrarnos con la divinidaden la realidad radical que hemos dicho antes: la interrelacin y fecundacin de Dios, la humanidad yel cosmos. Dios no est en el cielo, quien sabe en qu espacio y dimensin; tampoco est en el futuroque vendr para mejorar el presente. Dios est aqu, esperando a ser reconocido en los gestos de cui-dado hacia la creacin, en el restablecimiento de las relaciones de gnero, en el joven enamorado, enlos discriminados que buscan el reconocimiento de su cultura, en los marginados que luchan por un

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    lugar en la sociedad. En fin, en todos aquellos y aquellas que desean ardientemente mantener viva latrama secreta de la vida: esos entretejidos relacionales cargados de gratuidad y generosidad que gozande la diversidad humana y csmica. Cada vez que no lo hacemos, estamos huyendo del presente, refu-gindonos en el futuro o en el pasado, desequilibrando y rompiendo la armona csmica, divina y huma-

    na: pecando.

    Este breve y veloz recorrido por el hoy nos ha fecundado en lo ms profundo. El presente se nosha revelado con todo el impulso del Espritu y toda la pasin-resurreccin del Resucitado. El hoy nosinterpela y conduce a las fuentes de lo cristiano: la realidad radical (divina-csmica-humano) llevala impronta de la diversidad como gozo, fuente de reciprocidad y mutuo enriquecimiento; y el amordesbordante de Dios irrumpe con nueva vitalidad y cercana en las inter-relaciones que exigen elmense. Es la hondura del presente la que nos empuja a buscar primero el reino y su justicia (Mt6,33), penetrando cada instante para tocar las fuerzas vitales del Misterio, seguros que todas las demscosas (justicia, dignidad, liberacin, solidariedad, para decirlo de manera general) se darn por aadi-dura: no mgicamente, sino desde el compromiso (discipulado) y envo (misin), fruto del encuentrocon Dios. Por eso, no es necesario preocuparse del maana, sino del presente que ha de ser gozo, ple-nitud y liberacin para todos y todas en el todo. Entonces, manifestar el reino y su justicia 31 es mani-festar la belleza de la diversidad vivida como don y no como una amenaza, porque la naturaleza delReino es la comunin de todos los seres humanos entre s y con Dios (RMi 15). Donde la realidad delo mltiple evoca y expresa la presencia del misterio trinitario. Donde brota vida digna y justa, no porcondescendencia hacia los pobres, excluidos y diferentes, sino por un restablecimiento de la relacionesdonde todos son actores de sus vidas porque trabajar por el Reino quiere decir reconocer y favorecerel dinamismo divino, que est presente en la historia humana y la transforma (RMi 15).

    2. EL HOY,QU VISIN DEL SER HUMANO NOS INTERPELA A REDESCUBRIR?

    Hemos sido transformados, ms bien transfigurados, por el misterio que habita en el presente ynos invita e impulsa a echar races en nuestras intuiciones cristianas ms genuinas. Pero tambin nosinterpela y cuestiona: qu mujeres y varones para acompaar la hondura del presente? Qu visin delser humano para acompaar este signo de los tiempos: la irrupcin de la diversidad? No todo ser huma-no, no cualquier visin del ser humano ser capaz de acompaar el presente, de transfigurarlo para que,desde la cabalidad del hoy y ahora, irradie luz, vitalidad y fuerza generadora de relaciones armnicas32.Esta inquietud es la que nos guiar en este acercamiento del ser humano que ya iniciamos en el aparta-

    do anterior. Dos son las realidades inquietantes: la diversidad y la relacin. Desde una re-lectura delos textos del Gnesis sobre la creacin del ser humano, iremos tejiendo un esbozo de ser humano parahoy.

    2.1 SOMOS CUERPO, INTELIGENCIA, ESPRITU

    Es bueno preguntarse por qu el primer relato del Gnesis (Gn 1,1-2,4), aun si cronolgica-mente es posterior al segundo, ha sido colocado al inicio. Me atrevo a sugerir o interpretar que el rela-to de la tradicin sacerdotal es una invitacin a recrear la armona frente al caos, la luminosidad

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    frente a la oscuridad, la plenitud frente al vaco. Es el espritu de Dios que aleteaba, y aletea en todasu creacin, quien fue gestando relacin, vnculos, equilibrio: armona. La creacin de Dios es la gene-racin de una gran comunidad (divina, material y humana) hecha a su imagen y semejanza. De un Diosque es diversidad, por eso dice hagamos, y se refleja en la creacin de: agua-tierra, luna-sol, peces-

    aves, da-noche y varn-mujer. Entonces el cosmos-creacin-recreacin lleva la impronta del creadorque es la diversidad interrelacionada. Donde se goza de esta diversidad, vio que todo era bueno y muybueno y no se busca unificarla.

    La mujer y el varn, expresin ms clara de esta imagen-semejanza de Dios, estn dentro deesta comunidad csmica no para objetivarla o manipularla o controlarla, sino para manifestar la ima-gen de Dios que es fundamentalmente la interpenetracin amorosa que une y distingue, sin separar niunificar. Por ello, el ser humano es creado a semejanza, necesitado de un t relacional, como veremosms adelante. Entonces, las mltiples especies vivientes (animales, vegetales, espirituales), los diver-sos cuerpos (telricos, acuticos, csmicos) y los variados seres humanos (con sus procedencias, len-guas, maneras de vivir) son todas expresiones de la diversidad que habita en Dios. Y en esta comuni-dad csmica el rol o tarea del ser humano, desde su semejanza con Dios, es fomentar las relaciones,en cualidad y cantidad, en profundidad y expansin, para que se manifieste aquello que ya est y vagestndose desde el inicio de la creacin y en la re-creacin continua: la interrelacin armnica entreDios, el ser humano y el cosmos33.

    Pero es el segundo relato del Gnesis (Gn 2,4b-2,25) el que nos revela con radicalidad y granriqueza de simbolismos quien es el ser humano. El ser humano es polvo de la tierra: cuerpo csmi-co, fragilidad, corporalidad, sensibilidad, materialidad, lmite. Tambin es aliento de vida: fuerza divi-na, espritu de vida, divinidad, eternidad. Pero el varn-mujer creado est solo, no tiene un t con elcual pueda expresar su semejanza con Dios. Puso nombre a todos: conoci, nombr, separ, anali-

    z, domin pero sigui solo. Solamente la mujer-varn fue un t para el ser humano. El ser huma-no es relacin, vnculo. Por tanto esta antropologa (la de los relatos bblicos) propone una visinintegradora de las mltiples dimensiones de lo humano en la unidad de su ser. () Slo al hombre sedirige Dios como a un t; slo de l espera respuesta; slo a l se le encomienda el cuidado del mundo.En lugar de una estructura dualista del tipo alma-cuerpo, espritu-materia, lo que aqu se muestra esuna estructura dialgica del tipo yo-t34.

    Por ello la personificacin, el proceso de individuo a persona, pasa por la capacidad de gene-rar relaciones-vnculos con los dems seres humanos, con la divinidad y con todo el cosmos: comu-nicarse, encontrarse, interpenetrarse con la realidad radical35 (espritu-materia-humanidad) en las

    estrellas y las rocas, en la tierra y el agua, en la oracin y la accin, en el gozo y la tristeza, en el amory el dolor, en la brisa y la tormenta, en la oscuridad y la luz, en el roce y el abrazo, en el silencio y lapalabra, permitiendo generar Vida plena. Es recrear el presente, es tocar la hondura del hoy, es viviry rozar la eternidad ya que el Espritu del Seor llena todo el mundo y l, que todo lo mantiene unido,tiene conocimiento de toda palabra (Sab 1,7).36

    Y es as porque el ser humano es representante de la creacin y de Dios, es verdaderamenteun microcosmos, pues su ser resume y compendia todas las dimensiones de la realidad, tambin de laltima37. Pero para ser este nudo de relaciones abierto en todas las direcciones, el ser humanoest desafiado a gestionar con apertura y gratuidad su capacidad de comunicacin, relacin y religa-

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    cin al Misterio y el cosmos. Y all est esa dimensin doble y permanente: lo dia-blico que lo sumer-ge en la oscuridad y lo sim-blico que lo anima hacia la luz38, o dicho con otras palabras, entre caosy creacin, desorden y armona, letargo y superacin, egosmo y comunin, goce de la diversidad y laanulacin. Dicho con trminos cristianos, entre pecado y gracia, entre creerse Dios y ser hijo en el Hijo.

    Esto nos lleva a preguntarnos sobre qu antropologa ha de subyacer para que el ser humano seaeste nudo de interrelaciones evitando dejarse tomar por visiones que desfiguran lo humano, lo csmi-co y lo divino. Creo que es necesario recuperar, como lo venimos haciendo, una visin tripartita (tresdimensiones) del ser humano que nos permita encontrarnos, comunicarnos e interconectarnos con larealidad en su radicalidad: somos cuerpo, somos inteligencia (conciencia), somos espritu. Es por elloque:

    hay quienes se sienten vivos porque notan la sangre palpitar en sus venas con toda la riqueza de esta met-fora, que incluye la pasin y el sentimiento. Hay quienes se sienten mximamente vivos cuando piensan; estoes cuando se dan cuenta de que estn dotados de una asombrosa capacidad de tomar el pulso a la realidadhay una experiencia intelectual en la vida. Y hay, en tercer lugar, quienes se percatan, con mayor intensidadadems, de que la Vida les trasciende, que les ha sido dada, que es un don, una gracia, aunque a veces apa-rezca a algunos pocos como una des-gracia. Las tres experiencias van unidas, predominando la una o la otra.

    Hablamos de la experiencia corporal, de la anmica y de la espiritual39.

    El cuerpo nos hace seres nicos e irrepetibles, capaces de encontrarnos con la realidad desde lossentidos; la inteligencia nos permite tener conciencia, dialogar y comunicarnos evitando la soledad; elespritu nos revela que somos algo ms que cuerpo-mente, somos miembros de la gran familia csmi-ca-humana. Nuestro ser espritu es lo que nos permite ir ms all (trascender) de la diversidad que semanifiesta en el cuerpo y la mente. El espritu es aquel que vincula uniendo lo mltiple y diverso, man-

    teniendo lo especfico y particular. Es la experiencia de Pentecosts (Hc 2,1-13), donde el espritu donacoraje y fuerza cambiando el sentir de los discpulos: quedaron todos llenos del Espritu Santo; dondecada uno habla diversas lenguas comunicando la misma experiencia y logrando que cada uno oiga ensu lengua nativa.

    Entonces en la armona de sentires y pensares, de gestos y palabras, est la capacidad de sernudos de interrelaciones en la realidad csmica-divina; de ser guardianes e impulsores del entreteji-do de redes y vnculos. La comunicacin con la realidad no es slo racional, sino tambin espiritual ycorporal. Es un encuentro integral que genera vida plena, porque rompe con los sectarismos, espiritua-lismos, racionalismos, hedonismos del hoy. Dicho con otras palabras, ser nudos de interrelaciones esvivir una experiencia de contemplacin-mstica-intelectiva que al ser autntico contacto con el trama-

    do secreto y profundo de la vida (Dios-hombre-cosmos), nos impulsa a sanar las enfermedades de ladiversidad mal vivida: desigualdad econmica y social; diferencia racista y discriminadora; descone-xin del mundo educativo y del conocimiento. La experiencia de los discpulos camino a Emas (Lc24,13-35) nos manifiesta que la contemplacin es comunin del corazn y la mente que genera el envopara recrear ms comunin. El Resucitado, que habla a los sentimientos y afectos: no estaba ardien-do nuestro corazn?, y la mente de los discpulos: mientras nos explicaba las escrituras. Y porque sien-ten y comprenden, rebrota el ardor del espritu y levantndose en el momento, corren para comunicarlo vivido.

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    SOMOS DIVERSIDAD, RELACIN, UNIDAD

    Esta aproximacin al ser humano nos revela algo vital y secreto: la diversidad es manifesta-

    cin de la divinidad, la relacin es nuestra manera de responder (encontrarnos, comunicarnos, enviar-nos) al misterio amoroso de Dios y la unidades la capacidad de no quedarnos en la separacin, sinosentirnos entrelazados con toda la humanidad y la creacin. Dicho en trminos ms cristianos, la diver-sidad es irrupcin trinitaria en el hoy, la relacin es nuestro s a querer vivir a imagen y semejanza de

    Dios trinitariamente y la unidad es vivir para que la humanidad y la creacin sean manifestacin delCuerpo mstico de Cristo40.

    Estamos ante una antropologa que es cosmologa y tambin teologa. Una visin del ser huma-no que se expresa y vive desde la diversidad de parmetros culturales y religiosos, pero que manifies-ta algo comn: la bsqueda de autenticidad y transparencia para no caer en reduccionismos y se

    pueda manifestar la fuerza armnica del Espritu en la creacin y la humanidad: la diversidad sin dife-rencias, frente a esa uniformidad con diferencias sangrantes que caracteriza a la globalizacinactual41. Entonces lo humano no es el consumo para existir, o el siento para vivir, o el hago para ser,o dicho con otras metforas: la necesidad de tragar y masticar continuamente, de ser una hoja al juegode los vientos, de construir casas sobre la arena.

    Lo humano es ensanchar el cuerpo sintiendo otros sentires, dejndose afectar por los/as diver-sos, sean de derecha o izquierda, del poniente y saliente, del cielo o la tierra, de arriba o abajo, del suro el norte; ampliar nuestro horizonte mental reconociendo y dejndonos fecundar por otras culturascon sus lgicas, normas y relaciones interpersonales, con la naturaleza y el Misterio. Ese Misterio quehabita en cada uno de nosotros/as y nos permite comunicarnos, relacionarnos para generar comn-

    unin: experimentar el comn latido del Misterio, expresndolo en millares de colores, danzas y soni-dos42.

    Comparto con Gonzlez Faus que lo humano tiene ms cercana y afinidad con lo cotidiano, lolento, lo callado, lo simple, lo humilde y local. Todos valores que chocan con la obsesin por loestrambtico (para salir del aburrimiento), por el jaleo (que acaba convirtiendo nuestras vidas en loque el Eclesiasts calificaba de correr tras el viento) y por lo ruidoso (nico capaz de dar realidad atantas pretensiones frustradas de identidad)43 que parecen meterse e invadir siempre ms nuestrasciudades y campos, nuestros gobiernos e iglesias, nuestro interior y el de las familias.

    Es lo que se nos ofrece desde la sabidura de los pueblos originarios. Ahora hablo desde elmundo andino del cual tengo no slo un conocimiento terico o de libros, sino el compartir y convi-vir con personas de esta cultura que me han enriquecido con su testimonio y vivencia, mostrndomeque el ser humano andino define su identidad en y a travs de relaciones; es, en s mismo, unachakana, un puente o un nudo de mltiples conexiones y relaciones44. Es por esto que la relacio-nalidad es algo fundante para el andino/a. Su identidad radica en la misma relacin; uno es ms ple-namente Jaqi-Runa (persona), en la medida que se relaciona con los dems y con el cosmos45.

    Podramos nombrar y comparar otras tradiciones culturales, tanto americanas como del orien-te del mundo, que tienen en la relacin el eje articulador del ser humano. Pero escapa a este traba-

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    jo. En el fondo este veloz recorrido por el ser humano desde las interpelaciones del hoy nos manifiestaalgo vital:

    todo est relacionado con todo, es as mismo verdad que cada parte de este todo es diferente, as como

    todos los hombres son distintos entre s. Cada uno es una persona, es decir, un nudo nico en la red derelaciones que constituye la realidad. Cuando este nudo rompe los hilos que los une a los otros nudos,cuando las tensiones se han vuelto tan tensas que no permiten ya la libertad constitutiva de la inter-in-dependencia entre nudo y nudo y, en ltima instancia, con la realidad, en ese momento nace el indivi-dualismo que perturba la armona y lleva a la muerte de la persona, hacindole perder su identidad que

    es slo relacional46.

    La identidad es relacin, por tanto, el sentido de vida pasa por ser nudos abiertos a la rela-cionalidad. La muerte, la soledad angustiosa, el pecado y la enfermedad nacen de la incapacidad delser humano de crear, generar y alimentar relaciones47. La calidad de relaciones48, interpersonales y cs-micas, son las que manifiestan lo propiamente humano, lo pleno y divino: la relacin que es vida y con-tinua re-creacin. Entonces, ser personas es una bsqueda permanente, donde nunca se llega a la metay por ello mismo es continua donacin-amor.

    Ser misionero/a evangelizador es vivir esta donacin-amor que crea y re-crea relaciones ,porque como dijo Juan Pablo II: el amor, es y sigue siendo la fuerza de la misin, y es tambin el nicocriterio segn el cual todo debe hacerse y no hacerse, cambiarse y no cambiarse. Es el principio quedebe dirigir toda accin y el fin al que debe tender. Actuando con caridad o inspirados pro al caridad,nada es disconforme y todo es bueno (RMi 60). Entonces la misin evangelizadora es una bsquedaque puede y ha de hacer, que cada presente sea un momento donde la diversidad baile y brille, dondese transfiguran nuestros rostros y cuerpos e irrumpa el Espritu. Ms all de la diversidad cultural y reli-

    giosa hay un imperativo claro y vital: recuperar la dimensin espiritual del ser humano desde las varia-das expresiones de estas religiones y culturas.

    3. LA MISIN DESDE EL HOY Y LA RELACIN:APORTAR A GRMENES DE VIDA ALTERNATIVA

    Retomando el camino realizado por los COMLAs y CAM, siempre atentos a los signos de lostiempo de nuestro continente, al discipulado y una misin integral por la Vida deseo proponer unaclave misionera para el hoy: la opcin por la Vida desde la diversidad. Una opcin que es capaz dedefender, promover e irradiar vida en abundancia (Jn 10,10) por todos los rincones y alturas del plane-ta, porque se ha encontrado y dejado fecundar por la vida del Cristo Resucitado.

    Para profundizar esta clave utilizar el lema del CAM3: Amrica con Cristo: escucha, apren-de y anuncia. Por tanto, discpulos de la vida que brotan del saber escuchar esa vida que late en losdiversos actores que estn gestando y pariendo otro mundo posible. Que aprenden, desde el contactocon el entretejido de relaciones vitales, a reconocer el Espritu que es irrupcin de diversidad y vncu-lo de unidad. Y desde esta escucha y aprendizaje anuncian la necesidad de comunicarse con la eternafuente de amor, Dios, que se esconde en la hondura del presente. Para explicitar an ms la misin de

    Amrica, con Cristo: escucha, aprende, anuncia una opcin por la vida desde la diversidad, deseo recu-Haciaelcam3-comla8

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    rrir a tres textos bblico sin pretensiones exegticas o lingsticas, sino simplemente para ahondar ensu simbolismo y lo que nos pueden evocar hoy estos textos densos de inspiracin.

    3.1 LA TRANSFIGURACIN: ESCUCHAR LAS DIVERSAS PRESENCIAS DEL PRESENTE

    La transfiguracin (Mt 17,1-8) es un entretejido de relaciones: tom Jess consigo a Pedro, aSantiago y a su hermano Juan, que adquieren nueva densidad temporal en un determinado lugar. Esla transformacin de las relaciones, del espacio y del tiempo, adquiriendo sentido y dimensiones antesimpensadas. Metamorfosis, como la dignidad y la justicia que transforman vidas y en ellas formaspolticas, econmicas, sociales, religiosas49

    Pero vayamos por partes. La transfiguracin es la plenitud del presente que integra pasado; sele aparecieron Moiss y Elas, y futuro; su rostro se puso brillante como el sol y sus vestidos se vol-

    vieron blancos como la luz. La misin como transfiguracin significa manifestar la densidad del pre-sente que revela la presencia eterna. La luminosidad, fuerza y vitalidad hoy se manifiestan en cadaprjimo: cada diverso que es transfigurado por nuestra mirada, como nosotros por la de ellos. Lavitalidad est en la relacin, en esa reciprocidad que no ve en el diverso un otro y una amenaza, sinoun t que permite revelar lo ms propio de cada uno.

    Sus vestidos se volvieron blancos como la luz. La materia, la creacin, todo se transforma, setransfigura en el presente adquiriendo otra presencia, donde el Tabor, simboliza la biodiversidad, perotambin lo secular transfigurado. El misterio se manifiesta en lugares y espacios no sagrados: Diosen todo y todos. La transfiguracin es descubrir que cada lugar puede ser sagrado: las casas y elcampo, las calles y plazas, los basurales y rascacielos, el cemento y adobe, un bar y un baile, etc.

    Porque lo que vale es la relacin50: Donde dos o ms estn reunidos en mi nombre yo estar en mediode ellos (Mt 18,20).

    El espacio-tiempo transfigurado nos abre a otra dimensin que habita dentro de la realidad:vemos a Jess de otro modo, en otros lugares y tiempos. La Transfiguracin es la que permite descu-brir las presencias que gestan y paren otro mundo posible. La misin no es llevar, es escuchar ydejarse fecundar por estas presencias que nos transfiguran y revelan secretos, intimidad que nos ena-mora e impulsa a conectar y vincularnos con lo que el otro/a tiene en su interior, ya no es un extrao,es un prjimo. Es complacernos por el misterio que habita en los dems y en toda la creacin: en lme complazco, escchenlo.

    Esta complacencia nos permite tener una comprensin nueva de la realidad que brota delencuentro con el misterio: los discpulos cayeron rostro en tierra llenos de miedo. El dejarnos rozare invadir por la eternidad que habita en las presencias del presente nos da nuevos ojos y odos. El cuer-po y rostro transfigurados nos permiten no slo ver, sino adquirir una mirada atenta; no solo or, sinoescuchar el latido eterno que nos regala la sabidura. Ver y escuchar a los dems como los ve y escu-cha Dios.

    Entonces la transfiguracin es la fuente de justicia y dignidad, de vida plena y abundante.Manantial que nace de descubrir y escuchar al Resucitado que est actuando en los corazones huma-

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    nos, en los vientos y las lluvias, en el sol y la siembra, ofreciendo nuevo impulso y vitalidad: Ellos alza-ron sus ojos y no vieron a nadie ms que a Jess . La misin no es llevar, es saber escuchar lo compla-ciente, bello y misterioso que est, y muchas veces no vemos y escuchamos, en todos aquellos que sondiversos. Un escuchar que nos impulsa a vivir una diversidad sin diferencias, porque hemos sido

    capaces de contemplar el tejido en su integridad, las mltiples interrelaciones que manifiestan la armo-na csmico-divino-humano. Entonces el misionero/a evangelizador es aquel que, porque es capaz devivir la diversidad cultural, religiosa, etc. como gozo, es transfigurado, junto con sus prjimos, porDios. Y entonces es capaz de escuchar y descubrir la presencia viva de Cristo Resucitado en la hondu-ra del presente defendiendo y promoviendo una vida digna y plena.

    3.2 LA SIROFENICIA Y JESS:APRENDER A CONVIVIR Y DEJARSE FECUNDAR POR LA DIVERSIDAD

    Otro texto lleno de riqueza y transformacin. Jess frente a la diversidad, qu hizo, cmoactu? Se podra recurrir a otros textos de los evangelios,51 pero elijo ste (Mc 7,24-30) porque consi-dero que es donde se manifiesta la diversidad con mayor radicalidad. El escuchar y complacernos conel misterio que habita en el cosmos y los dems nos exige aprender a convivir y dejarnos fecundar poraqullas y aqullos diversos. Veamos como lo hizo Jess, rescatando el ritmo presente en el texto consus pulsaciones y latidos.

    Jess busca tranquilidad, soledad e intimidad. Cansancio evangelizador que no da fruto?,Miedo por el rechazo de su predicacin? Necesidad de detenerse para que el presente no fluya entresus acciones sin dejarle nada? No lo sabemos, pero lo que nos regala el relato es que Jess se dejairrumpir por el grito de vida de la sirofenicia. Es el escndalo de una mujer que rompe con los cdi-

    gos culturales y religiosos, en la desesperacin de encontrar vida (salud) para su hija. Una pagana,extranjera y mujer que rompe la intimidad de Jess: la impureza que irrumpe en lo puro.

    La necesidad de vida, la lucha por vivir y no sobrevivir, trasciende las barreras culturales, nacio-nales, religiosas, sociales y econmicas. Ante la vida amenazada, los cercanos son hermanos y herma-nas que defienden, con uas y dientes, una vida ms digna. La misin es superar estas barreras en posde una defensa y promocin de la vida en todas sus esferas: dejarse irrumpir por los que ruegan y bus-can vida, gritan y desean parir y gestar, como Jess en la cruz, nueva vida: le rogaba que expulsara desu hija el demonio.

    Aprender a dialogar con otros estilos de vida y experiencias religiosas. Y el dilogo es sincero,verdadero y fructfero si hay transformacin mutua desde la diversidad del otro/a. Jess acoge elgrito de vida de la mujer pagana y extranjera, pero su respuesta es negativa: Espera que primero sesacien los hijos, pues no est bien tomar el pan de los hijos y echrselo a los perritos. No hay trans-formacin y fecundacin desde el anhelo de vida de la extranjera-otra. Jess sigue fiel a sus esquemasculturales-religiosos. Abre su corazn, pero no su mente y espritu. Frente a esto, la mujer se deja trans-formar y fecundar por las palabras de Jess, aun si fueron ofensivas: echrselo a los perritos.

    Ella quiere alimento, vida, pan, salvacin. No para el futuro, sino ahora, en el presente. Es laHaciaelcam3-comla8

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    hondura del presente que la roza con su misterioso Espritu, inspirando y fecundando su pensamien-to: S, Seor, pero los perritos comen bajo la mesa las migajas de los nios. Las palabras de la sirofe-nicia estn llenas de vitalidad, fuerza e irrupcin del Espritu, rompen los arraigados y profundos cdi-gos culturales y religiosos. Palabras que revelan algo que estaba all, pero Jess no vio ni escuch, lata

    en su interior, pero no pudo o supo reconocer. En este presente necesitamos de la diversidad (de carc-ter, de cultura, de religin, de pertenencias, de generacin, etc.) para que nos fecunde y revele el ros-tro que an desconocemos del misterio de Dios52. El conocimiento de Dios es siempre imperfecto,pero es el amor gratuito el que nos puede hacer rozar el ncleo de Dios53.

    Y cuando existe transformacin mutua, hay grmenes de vida nueva. En este caso es lasanacin: por lo que has dicho, vete: el demonio ha salido de tu hija. Jess ya no habla con la mujerdesde el simbolismo e indirectamente, echrselo a los perritos, sino como un t: vete. La transforma-cin mutua, desde la fe (anhelo de vida digna y justa), ha expulsado el mal, la enfermedad, el pecado,la autojustificacin. La transformacin social empieza en dejarnos transfigurar-transformar por los

    anhelos de vida de los dems, por su resistencia y coraje, por sus angustias de muerte que gritan espe-ranza; por la muerte-resurreccin que habita en cada uno de nosotros, porque la realidad del Reinopuede hallarse tambin fuera de los confines de la iglesia, en la humanidad entera, siempre que estnvivos los valores evanglicos y est abierta a la accin del Espritu que sopla donde y como quiere (Jn3,8) (RM20).

    Finalmente, la diversidad, que fecunda y transforma, es la fuente de la armona humano-csmico: en su casa encontr que la nia estaba echada en su cama y el demonio se haba ido.Serenidad, paz y tranquilidad que estn lejos de ser indiferencia, intimismo y hedonismo. Casa, coti-dianeidad que regresa a su ritmo; habitacin, intimidad con Dios; cama, descanso en la horizontalidadde la vida; demonio, zonas oscuras que escapan de la presencia de una vida armnica.

    3.3 EL UNOS A LOS OTROS: ANUNCIO COMUNITARIO COMPROMETIDO EN LASINTERRELACIONES HUMANO-CSMICAS

    Una dimensin que es necesaria recuperar y poner ms en luz es el testimonio y transforma-cin, no slo personal sino comunitario (cfr. RMi 42). La reflexin y la prctica misionera han estadomarcadas principalmente por el mandato misionero del Evangelio de Mateo y en estos ltimos dece-nios algo ms por el Evangelio de Lucas y Hechos de los Apstoles. Pero considero que el hoy quevivimos nos interpela a recuperar en toda su radicalidad y profundidad el mandato misionero

    del evangelista Juan: Les doy este mandamiento nuevo: que se amen unos a otros. Ustedes se ama-rn unos a otros como yo los he amado. As reconocern todos que ustedes son mis discpulos: si setienen amor unos a otros (Jn 13,34-35). Si deseamos anunciar la Buena Nueva de manera creble ytransformante es imprescindible que seamos reconocidos como los discpulos del que empez a mani-festar la Buena Nueva del Reinado de Dios, porque la misin ad intra es signo creble y estmulo parala misin ad extra, y viceversa (RMi 34c).

    El testimonio no es un agregado o un plus en la evangelizacin, es el punto de partida, de reco-rrido y de llegada. Porque el compromiso por una nueva evangelizacin es de todos y desde comu-

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    nidades vivas (SD 293). Y Juan nos dice que no basta el testimonio personal, sino el de la mutualidad,en donde se corrigen, ayudan e impulsan unos a otros: no basta amar, es necesario llegar a la reci-procidad, al mense, a la circularidad. Lo dice bellamente un monje benedictino:

    El cristiano, en medio del guirigay de la plaza pblica, () desprotegido de las seguridades polticas,religiosas y sociales que antao le haban guarecido de las inclemencias del tiempo, ha de escuchar, com-

    prender y acoger la pregunta a menudo, el grito desesperado- que le dirige el otro a menudo tambincon un rostro deshecho como el del Crucificado.A pesar de todo, sin embargo, puede responder, es decir,puede aproximarse al otro (extrao, extranjero, diferente, enemigo) como lo hace el buen samaritano enla impresionante parbola del buen samaritano (Lc 10, 29-37). Es en la aproximacin al otro que seestablece la circularidad irrenunciable del cristianismo: no hay referencia a Dios que no incluya la expl-cita referencia al otro (que ya no es otro, sino prjimo, prximo), y a la inversa. () Aqu se halla laesencia del cristianismo, su irreductible ncleo tico, su validez extratemporal y extraterritorial en

    todos los espacios y tiempos54.

    Entonces la misin por la vida desde al diversidad es generar crculos donde se viva lacomun-unin, donde se alimente una reciprocidad afectiva y emotiva, intelectiva y reflexiva, msticay espiritual. Donde confluyan las sabiduras milenarias de los pueblos originarios, de las religiones yculturas, junto con los nuevos caminos de varones y mujeres que buscan recrear su identidad. Crculosdonde el Pueblo de Dios colabora por el anuncio de la Buena Nueva y a travs de una radical conver-sin a la justicia y el amor, a transformar desde dentro las estructuras de la sociedad pluralista que res-peten y promueven la dignidad de la persona humana y le abran la posibilidad de alcanzar su vocacinsuprema de comunin con Dios y de los hombres entre s (cf. EN 18, 19, 20) (Puebla 1206).

    Al respecto es interesante acercarse a Pablo, el primer misionero y evangelizador, y observar

    cmo insiste a la comunidad de los Glatas (Gal 5-6), por medio de una fuerte exhortacin, a que vivanatentos los unos a los otros. All est la verdadera libertad que viene de Cristo, no caer en el descuidodel prjimo: han sido llamados a la libertad srvanse los unos a los otros.

    Crculos desde los cuales se vaya gestando y pariendo un nuevo entretejido de relacionessociales. Donde todos sean actores de su vida y no simples receptores y ejecutores de principios, direc-trices y normas. Donde la diversidad es asumida como gozo y por tanto irrumpe con su fuerza y vigor,aproximando ms que distanciando, comprometindose por el prjimo ms que cayendo en la indife-rencia: Aydense los unos a los otros a llevar sus cargas y cumplir as la ley de Cristo.

    Crculos donde el encuentro entre morenos y blancos, mestizos e indgenas, creyentes y no cre-

    yentes, cristianos y pentecostales, ricos y menos ricos, campesinos y citadinos no es ocasin de provo-cacin y conflicto, sino de gozo. Gozar de la vida del otro, del actuar del Espritu en l: No busquen lagloria vana provocndose los unos a los otros y envidindose mutuamente.

    Crculos donde se experimenta que el paraso ya est aqu porque Dios est con nosotros55

    generando vnculos en el Espritu. Crculos de vida alternativa que empujan a seguir abriendo crculosque ensanchen el alma, la mente y el espritu, a tomar partido por los diferentes, desiguales y desco-nectados de nuestro mundo: haciendo el bien a todos porque lo que cuenta es la creacin nueva.

    En fin, crculos sapienciales que emanen una autntica y regeneradora nueva evangeliza-

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    cin56 y misin ad gentes (Cf. RMi 30b). Crculos que dan nuevo ardor a nuestro espritu porquesomos capaces de descubrir y escuchar al Resucitado entre las personas dejndonos guiar por elEspritu que es el protagonista de la misin (RMi 30a). Donde, desde la transfiguracin personal-comunitaria-csmica, va generando nuevas expresiones, gestos y ritualidades de acercarse y comuni-

    carse con el misterio de Dios. Expresiones y gestos que manifiesten la variedad cultural y religiosasegn la mentalidad y cultura de los oyentes, de acuerdo a sus formas de comunicacin y a los mediosque estn en uso (SD 30). Donde el intercambio de sabiduras y pensares va gestando nuevos mto-dos y maneras de dar razn de nuestras esperanzas (1 Pe 3,15).

    4. ESBOZO PARA EL PERFIL DEL MISIONERO/A EVANGELIZADORHOY

    Luego de todo ese recorrido tal vez llega el momento de sintetizar todo lo dicho. Sinceramente

    me cuesta creer en propuestas acabadas, claras y precisas, en planes que lo dicen todo pero no gene-ran vida, pero aun as me atrevo, pensando principalmente en la pastoral, a proponer algunas conse-cuencias prcticas a priorizar en los/as nuevos agentes misioneros para dar respuesta al cambio depoca. Para esto quisiera dar algunas pinceladas, parciales y ligeras, de ciertas actitudes personales queconsidero imprescindible para ser actores de una misin evangelizadora.

    Personas que saben escuchar y mirar a Dios en sus vidas, en sus comunidades, en susIglesias, pero tambin en las calles y plazas, en las expresiones seculares del mundo con su gran diver-sidad. Y porque escuchan y miran, experimentan (con todo su cuerpo, mente y espritu) el encuentrocon Cristo Resucitado: se dejan invadir por el misterioso amor de Dios. Encuentro vital, nico, ms-tico y personal-comunitario, que les permite contemplar la trama de interrelaciones humanas y cmi-cas, sintiendo gozo y vida nueva. Gozo que las lleva a alimentarse y alimentar la presencia delResucitado no slo en mbitos eclesiales y cristianos, sino tambin con personas y grupos socialesque, viviendo los valores del Reino, desean aportar a una vida digna, justa y solidaria.

    Pero este irrumpir de Dios tambin es impulso y envo a dar a conocer su amor desbordante.Entonces estas personas se transforman en discpulas y discpulos. Amas de casa y jvenes, profesio-nales y estudiantes, nios y ancianas, que comparten el gozo de sentirse aceptados/as y queridos/aspor Dios. Personas capaces de ser nudos de interrelaciones que generen identidad y comunidad, sen-tido de vida y pertenencia, reconciliacin y confianza en ellas mismas y las dems, por que ven y sien-ten como Dios ve y siente.

    Personas que testimonian la capacidad de crear y generar relaciones horizontales en lafamilia, la parroquia, el trabajo, la universidad, la oficina, la fbrica, la calle, el hogar, el colegio, losmovimientos eclesiales, etc.; que gozan de la diversidady no se cierran en grupos excluyentes sino encrculos abiertos a todos y todas sin importar color de piel, pensamiento poltico, experiencias espiri-tuales, etc.; que denuncian el abuso de poder y centralismo poltico y eclesial; que no se reducen a lointerpersonal sino respetan y cuidan la creacin de Dios, que superan los dualismos cuerpo-alma,materia-espritu, tierra-cielo, profano-sagrado, terreno-divino.

    Personas capaces de vivir el amor recproco, de no quedarse en el simple testimonio personal,

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    sino que testimonian el actuar del Resucitado en su comunidad (familiar, juvenil, parroquial, religiosa,etc.) manifestando que Dios es comunin de amor. Personas que son expresin de sus comunidades,donde las relaciones son vnculos de amor que manifiestan lo humano que hay en cada uno com-batiendo el individualismo, la desesperanza, el miedo, la indiferencia y todo aquello que nace del dese-

    quilibro de las relaciones entre las personas y con la creacin. Comunidades donde se experimenta quetodos somos hijos e hijas de un solo Padre y por tanto pueblos del Pueblo de Dios, donde la diversidadde estado y funciones (laicos, clrigos, religiosos/s, etc.) es motivo de enriquecimiento y no de choquey confrontacin.

    Personas que desde el encuentro con Cristo en el prjimo y del prjimo en Cristo, se desa-fan a vivir la diversidad como gozo: donde los varones se enriquecen con la manera de estar y vivir delas mujeres y viceversa, luchando contra todo machismo (poltico y eclesial clerical) y feminismo(social y excluyente) que desvirtan la reciprocidad que es enriquecimiento mutuo; donde lo diversoexige una renovada actitud de escucha y dilogo, de respeto y valoracin hacia otras maneras de rela-cionarse con Dios, con la naturaleza y entre los seres humanos.

    Personas que al caminar en Cristo tiene conciencia de que estamos en camino, pero que cadapaso puede ser un momento presente perfumado de eternidad, donde lo diverso deje de ser indiferen-cias, exclusin y marginacin y se transforme en la irrupcin del Espritu de Dios que desea vida dignay plena para todos y todas. Personas que al caminar con Cristo no se agitan y desesperan, porque haintuido y tiene la certeza que el actor principal de la misin no somos nosotros ni la comunidad ecle-sial, sino el Resucitado que se manifiesta en dos o ms que se aman con sinceridad.

    Personas que no imponen el Evangelio y toda la riqueza de la fe cristiana, sino que exponenla belleza de festejar, la verdad de confesar, y la bondad de vivir la fe en Jesucristo. Personas que inte-

    gran el confesar los principios y valores de la fe cristiana, con la vivencia cotidiana que opta por la vidadesde la diversidad, y con el festejo desde sus gestos, cuerpos y ritualidad. Personas que armoniza eltestimonio de vivir desde los valores del Evangelio, con el anuncio explcito de los principios moralesy dogmticos, y con el festejo cristiano que va desde los sacramentos a la religiosidad popular.

    CONCLUYENDO PARA INICIAR DE NUEVO

    Hasta aqu llega este intento de pensar en voz alta que es una invitacin al debate y al dilogocon el anhelo de buscar nuevos caminos. Caminos que son esbozos, porque se peregrina por sendas des-conocidas: caminante no hay camino, se hace camino al andar. No he pretendido hacer una reflexinteolgica rgida y argumentativa, aunque la hubo, sino simplemente hablar del ser humano y al hablardel ser humano, es inevitable hablar de la experiencia personal: del dnde y cmo uno se alimenta delmisterioso amor de Dios y de cmo cada da lo ofrece y trasmite a los dems. Si esta narracin del susu-rrar de Dios ayuda a que la teologa, y con ella la misin, sea menos nuestra (de un grupo de estudio-sos y comprometidos en la Iglesia), menos arrogante y segura, me siento feliz.

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    ANTROPOLOGIA Y PASTORAL DE LA MISION

    1 Cuando hablo de cambio epocal hago referencia a que la humanidad se encuentra ahora frente a una encru-

    cijada de dimensiones histricas. ste es el verdadero desafo de la llamada globalizacin: o la civilizacintecno-cientfica es superior a toda otra cultura, y por lo tanto, est llamada a imponerse, o existen tambinotras culturas que permiten igualmente al hombre alcanzar su plenitud y su felicidad. (R. Panikkar, Paz einterculturalidad, Herder, Barcelona 2006, 6)2 Dios es la realidad fundante, no un Dios slo pensado o hipottico, sino el Dios de rostro humano; es elDios-con-nosotros, el Dios del amor hasta la cruz. Cuando el discpulo llega a la comprensin de esteamor de Cristo hasta el extremos, no pude dejar de responder a este amor sino es con un amor semejante:Te seguir adonde quieras que vayas (Lc 9,57). (Benedicto XVI, Discurso inaugural de la VConferencia, Aparecida, n3)3 La conclusin es que, en los evangelios, buena noticia es Jess, por supuesto, pero ante todo, con priori-dad lgica, buena noticia es lo que Jess trae: el reino de Dios. () Si esto es as, el anuncio del reino deDios no es slo algo verdadero as son las cosas-, sino algo que por esencia debe ser anunciado con gozo

    y debe producir gozo. () El gozo del que lo anuncia y del que lo recibe es esencial a que en el anuncio esten juego una buena noticia, cosa frecuentemente olvidada en la misin de la Iglesia, muchas veces ms inte-r