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ANÁLISIS DE ALGUNAS DE LAS ESPECIES VEGETALES TERRESTRES DE
INTERÉS ZOOTÉCNICO PRESENTES EN EL HUMEDAL DE CÓRDOBA–
ITZATÁ Y SU RELACIÓN CON LA FAUNA SILVESTRE
LUIS FERNANDO CASTRO VAGAS
Código 13101022
Estudiante Zootecnia
Doctora
VICTORIA EUGENIA PEREIRA BENGOA
Medico Veterinaria-Magister en Biología
Universidad de La Salle
Facultad de ciencias agropecuarias
Zootecnia
Bogotá, 29 de Mayo de 2014
ANÁLISIS DE ALGUNAS DE LAS ESPECIES VEGETALES TERRESTRES DE
INTERÉS ZOOTÉCNICO PRESENTES EN EL HUMEDAL DE CÓRDOBA–
ITZATÁ Y SU RELACIÓN CON LA FAUNA SILVESTRE
Introducción
Históricamente el desarrollo de la ciudad de Bogotá ha girado en torno a la falta de
planeación, la informalidad y la ilegalidad generando un crecimiento espontaneo y caótico,
trayendo consigo problemas de desigualdad e inseguridad social, salubridad pública y
problemas ambientales, este último acrecentado por la falta de conciencia ciudadana en el
cuidado y la conservación de los recursos naturales, en especial los ecosistemas de
humedal.
La ciudad de Bogotá fue fundada en el año 1538 sobre un territorio invadido por los
españoles anteriormente habitado y cuidado por pueblos indígenas, entre los más
numerosos los Muiscas (Rocha, 2010), a pesar de que se sabe poco de ellos, se reconocen
como un pueblo dotado de una inteligencia elevada, capaces de conquistar y mantenerse en
terrenos donde otras tribus no lograron prosperar, guerreros con una conformación social
compleja pero ante todo con una conciencia ecológica reflejada en su conformación general
y su economía respetuosa con el entorno (Lleras, 2005), vivían de la agricultura, la caza, la
pesca y la cría de roedores pequeños; como en la actualidad, sus cultivos sufrían los
cambios climáticos estacionales, pero este se contrarrestaba con la movilización de los
cultivos a diferentes zonas del territorio dependiendo la época del año (Correa, 2005), para
mitigar el riesgo de inundaciones sembraban arboles propios como el arboloco, el aliso,
borracheros blancos y arrayanes, esto con el fin de mantener el curso de los ríos y favorecer
la absorción de los suelos (Departamento Tecnico Administrativo Medio Ambiente, 2000),
sus deidades eran seres de la naturaleza como Chía (diosa luna), Xue (dios sol) y
Chiminigagua ser supremo creador del todo (Aguilar, 2011).
Luego de la fundación de la ciudad de Bogotá, anteriormente conocida como Santafé, se
generó un rápido crecimiento poblacional debido a las migraciones producto de las olas de
violencia presentes en todo el país, la ciudad comenzó a crecer de forma desorganizada
abasteciéndose de las abundantes fuentes hídricas provenientes de los cerros orientales y
con un sistema de desagüe precario a cielo abierto el cual desembocaba directamente en los
arroyos; esto sin duda alguna desato elevados niveles de contaminación y epidemias
generadas al mal uso y disposición de los desechos, convirtiendo a las zonas de lagunas y
humedales en botaderos de basura, depósitos de escombros y blanco de urbanizadores
ilegales. Más adelante se le suma la creación de avenidas longitudinales como la avenida El
Dorado en 1958, afectando al humedal Jaboque y Capellania y en los 90´s la avenida Suba,
fragmentando al humedal La Conejera y Tibabuyes, llevando así a la desaparición de los
ecosistemas de humedales casi en su totalidad, se calcula que para en el siglo XX se
contaba con 50.000 hectáreas de humedales, para el año 2.000 solo quedaban 800
(Departamento Tecnico Administrativo Medio Ambiente, 2000) y para el año 2013 se
calculan alrededor de 675 hectáreas correspondientes a 13 humedales reconocidos
(SecreAmbiente, 2013).
Objetivos
Objetivo general
Conocer y analizar los beneficios zootécnicos que brindan algunas de las especies vegetales
terrestres más representativas dentro del Humedal de Córdoba–Itzatá y su relación con la
fauna silvestre.
Objetivos específicos
I. Reconocer las especies vegetales terrestres presentes dentro del Humedal de
Córdoba-Itzatá y los beneficios zootécnicos que estas proporcionan.
II. Identificar las relaciones existentes entre las especies vegetales presentes en el
Humedal de Córdoba-Itzatá y las especies de fauna silvestre.
III. Analizar el conocimiento que tienen los estudiantes de las ciencias pecuarias de la
universidad de La Salle respecto a este tipo de ecosistemas.
¿Que son los humedales?
Dentro del marco de la convención Ramsar llevada a cabo el 2 de febrero de 1971 y
reconociendo las funciones ecosistémicas que proporcionan los humedales, su alto valor
económico, cultural, científico y recreativo; resaltando la importancia de las funciones
ecológicas de dichos ecosistemas entre las cuales se destaca la regulación del ciclo
hidrológico y el hábitat de diversidad de flora y fauna; se definen los humedales como:
“Las extensiones de marismas, pantanos y turberas, o superficies cubiertas de aguas, sean
éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes,
dulces, salobres o saladas, incluidas las extensiones de agua marina cuya profundidad en
marea baja no exceda de seis metros” (Ramsar, 1971).
Servicios ecosistémicos y el aporte de los humedales
Para entrar a definir que es un servicio ecosistémico, debemos partir de la premisa que nos
ofrece una frase atribuida al Jefe indio norteamericano Seattle que dice: “¿Cómo podéis
comprar o vender el cielo? ¿El calor de la tierra? Esa idea nos parece extraña. No somos
dueños de la frescura del aire ni del centelleo del agua. ¿Cómo podrías comprárnoslos a
nosotros? Lo decidiremos oportunamente. Habéis de saber que cada partícula de esta
tierra es sagrada para este pueblo.” (Ga-Fajardo, 2011), esta frase haciendo referencia a
los beneficios que obtiene el hombre de la tierra que en realidad no pueden ser
comercializados.
En resumidas cuentas los servicios ecosistémicos se definen como todo beneficio que
obtenga el ser humado por parte de los ecosistemas, ya sea la obtención de alimento, agua,
combustible, (Comision Europea, 2009), retención de carbono, ciclo de los nutrientes,
regulación de plagas, polinización, entre otros. Los servicios ecosistémicos pueden ser de
diferentes tipos, entre los cuales se encuentran (FAO, 2014):
De apoyo: formación y mantenimiento de las características del suelo.
De aprovisionamiento: obtención de recursos básicos y secundarios para la
supervivencia de los seres humanos.
De regulación: controladores y purificadores ambientales.
Culturales: costumbres, espiritualidad y creencias religiosas.
De manera general los ecosistemas de humedal en todo el planeta brindan regulación
hidrológica, la regulación biogeoquímica, beneficios ecológicos de producción primaria y
secundaria, provisión de hábitat, mantenimiento de las interacciones biológicas,
mantenimiento de diversidad específica y genética (Wetlands international, 2010).
Puntualmente los humedales de la sabana de Bogotá brindan recreación (Cualidad
ampliamente reconocida por las comunidades), conservación de la biodiversidad, recarga
de acuíferos, son reconocidos como un patrimonio cultural, regulación hídrica, retención de
nutrientes, estabilización del microclima, entre muchos otros servicios que en su mayoría
no son detectados por el hombre (Martinez, 2008).
Los humedales, su flora y su fauna
Son casi incontables las especies de flora y fauna que albergan los humedales de la ciudad
de Bogotá y puntualmente el Humedal de Córdoba, esto se refleja en que actualmente no
existe un inventario completo sobre la biodiversidad presente en estos ecosistemas y que de
manera continua se registra la presencia de nuevas especies de fauna tanto residente como
migratoria. Solo basta con dar un breve recorrido por estas áreas protegidas para darse
cuenta de la abundancia de vida que se alberga en estos ecosistemas; iniciando en sus aguas
con los macroinvertebrados donde al observar con detalle se pueden apreciar pulgas de
agua, ninfas de Caballito del Diablo, caracoles de agua, Ciclops, tubifex, entre otras
muchas. Ya en tierra, la diversidad es mucho más notoria, se cuentan alrededor de 170
especies de aves, 3 de mamíferos, 2 de anfibios y 2 de reptiles, incluyéndose especies
migratorias y endémicas.
La diversidad de flora dentro de los humedales es aún más amplia, se encuentran plantas
acuáticas o macrófitas dentro de las cuales se destacan el Barbasco (Polygonum
punctatum), el Bontoncillo (Bidens laevis), la Enea (Typha latifolia), el Junco
(Schoenoplectus californicus) y el Papiro (Cyperus papyrus) (Escobar, 2012), y especies
terrestres como la Acacia Negra (Acacia decurrens), el Chirlobirlo o floramarillo (Tecoma
stans) y la Mano de Oso (Oreopanax floribundum), teniendo en cuenta la inclusión
especies exóticas y nativas las cuales desempeñan un papel importante dentro de los ciclos
biológicos del ecosistema de humedal.
Los humedales como “hogares de paso”
El proceso de migración a nivel mundial implica la movilización de especies de un lugar de
residencia a otro con determinadas características que favorecen su supervivencia. Para
hacer más completa esta definición la Convención sobre la Conservación de las Especies
Migratorias de Animales Silvestres (CMS) define a las especies migratorias como “El
conjunto de la población, o toda parte de ella geográficamente aislada, de cualquier
especie o grupo taxonómico inferior de animales silvestres, de los que una parte
importante franquee cíclicamente y de manera previsible, uno o varios límites de
jurisdicción nacional”, sin embargo esta definición excluye a las aves que realizan su
proceso de migración dentro del territorio nacional.
Estas movilizaciones animales son generadas en su mayoría por estímulos ambientales
climáticos e involucran un desplazamiento persistente de una población o de un grupo de
individuos de la misma especie, con duraciones superiores a las movilizaciones de
mantenimiento de territorio o rutinarios; una ruta de manera directa al punto de destino, sin
retrocesos o cambios de trayecto; la suspensión de comportamientos normales de
alimentación, forrajeo o reproducción; El desarrollo de patrones de comportamientos
propios de la partida o la llegada de su destino; La acumulación de reservas de grasas o la
suspensión de procesos fisiológicos (Naranjo, Amaya, & Cifuentes-Sarmiento, 2012).
Sea cual sea la ruta o estrategia de migración usada, el objetivo de los animales es potenciar
su eficacia biológica, involucrando al final o durante el proceso de migración la búsqueda
de alimento, refugio o pareja sexual. Es allí cuando los humedales y todos sus componentes
desempeñan un papel de alta importancia, ya que estos se desempeñan como un destino
final u hogar de paso para esta actividad migratorio. Uno de los casos más representativos
dentro de las migraciones colombianas es el de la Tingua azul (Porphyrio martinica), una
especie residente del país con un rango de distribución inferior a los 1.000 m.s.n.m., sin
embargo durante los meses de octubre a marzo se producen movilizaciones nocturnas,
atravesando la cordillera oriental para llegar a los humedales de la sabana de Bogotá
(Naranjo, Amaya, & Cifuentes-Sarmiento, 2012) la vegetación cumple un papel importante
dentro de su ciclo de vida, proporcionándole refugio y lugar de anidación, de igual manera
esta especie consigue su alimento forrajeando sobre las plantas en busca de huevos o
invertebrados. (Franco, Amaya, Umaña, Baptiste, & Cortés, 2009).
El Gavilán de alas anchas (Buteo platypterus) por su parte, realiza una migración mucho
más extensiva, iniciando su migración desde Norteamérica atravesando por el golfo de
México y Panamá, asentándose en Colombia con registros en más de 24 departamentos del
país incluyendo los humedales de la sabana de Bogotá; en estos lugares se aprovisiona de
alimento con presas residentes de los humedales, como roedores y pichones de Zenaida
auriculata (ABO, 2000). El papel que desempeñan las plantas para esta especie es
complejo y variado, ya que pueden actuar como parte del hábitat de sus presas
suministrándoles alimento y refugio o proporcionándole un lugar de observación para
cazar actuando como perchas naturales.
Especies vegetales nativas y exóticas
Para abordar el tema sobre las plantas objeto de interés en este artículo, es importante entrar
a definir algunos conceptos de interés y de mayor relevancia, el primero de ellos hace
referencia a las especies vegetales nativas, las cuales se describen como aquellas que llevan
su proceso de evolución por miles de años en una misma área de residencia, adaptándose a
las condiciones existentes dentro de una determinada zona. Por otra parte las especies
exóticas se definen como aquellas pertenecientes a otras áreas de distribución y que llevan
una corta permanencia en el nuevo entorno, cuya presencia es atribuida en su mayoría por
movilización intencional o accidental de origen antrópico (Ojasti, 2001).
Las especies exóticas tienen el potencial de entrar en la categoría de especies invasoras,
esto ocurre cuando dichas especies logran una población estable y en expansión a otros
territorios, afectando de manera critica el equilibrio natural trayendo consigo importantes
pérdidas económicas a los seres humanos y potenciando los efectos del cambio climático
cambiando el curso o la distribución de las aguas y las características del paisaje, entre
otros muchos efectos que no han sido tenidos en cuenta (Vitousek, D´Antonio, & Loope,
1997).
Dentro de las especies de plantas invasoras encontradas en los humedales de la sabana de
Bogotá y de manera más puntual en el Humedal de Córdoba pueden hallarse el Helecho de
Agua (Azolla filiculoides) de origen Suramericano, considerada como una especie pionera
de rápida expansión con una buena capacidad de fijación de nitrógeno; el Botoncillo
(Bidens laevis) de origen tropical y subtropical, una especie de alta adaptación llegando a
tolerar ambientes salinos, formadora de parches monoespecíficos gracias a la liberación de
una sustancia alelopática capas de inhibir la germinación y crecimiento de otras especies;
La Enea (typha spp.) de origen Norteamericano y Euro-asiático, tiene la capacidad de
reproducirse asexualmente formando parches amplios monoespecíficos y de rápida
regeneración; El Kikuyo (Pennisetum clandestinum) originario de África oriental y central,
de rápido crecimiento con capacidad trepadora afectando el crecimiento de otras especies
vegetales (Díaz, Díaz, & Pinzón, 2012).
Sin importar su origen las especies de plantas invasoras causan un alto impacto dentro de la
dinámica del humedal, impidiendo la distribución de especies nativas, promoviendo el
proceso de sedimentación, terrarizacion o desecación del espejo de agua, afectando los
ciclos biológicos de los animales y en un escenario critico influyendo a la desaparición del
ecosistema de humedal.
Especies de plantas de interés zootécnico
A que hace referencia “de interés zootécnico”
Al no existir una definición oficial sobre a qué se refiere una especie de planta de interés
zootécnico, para efectos de este artículo se definirá como toda especie de planta ya sea
terrestre o acuática, nativa o exótica con potencial en la producción animal o la
conservación de los ecosistemas, por medio de una oferta forrajera de calidad, la
conservación del suelo gracias a la captación y reciclaje de nutrientes o la reestructuración
de las condiciones físico-químicas del mismo, además de aportar al mantenimiento y la
supervivencia de las especies de fauna propias del ecosistema.
Especies presentes en el Humedal de Córdoba
Metodología
Por medio del recorrido dentro del territorio que comprende al Humedal de Córdoba, se
escogieron 12 plantas terrestres de mayor representatividad tanto por su facilidad de
identificación como por su distribución y número de plantas encontradas. Para facilitar su
identificación se fotografiaron las plantas completas, las hojas, las flores y sus frutos (Estas
últimas dos de estar presentes), luego se ordenaron en un solo archivo de imagen para
agilizar su presentación.
Las especies objeto de este estudio se muestran a continuación en orden alfabético y
resaltando sus principales características y su relación con la fauna silvestre (De
presentarse) respaldadas con fuentes bibliográficas.
Finalmente por medio de una pequeña encuesta se pretendió examinar el nivel de
conocimiento que tienen algunos de los estudiantes de las ciencias pecuarias de la
universidad de La Salle respecto a los ecosistemas de humedal,
1. Abatia parviflora
Familia: Flacourtiaceae
Nombres comunes: Duraznillo, Velitas,
Chirlobirlo.
Morfología: Árbol de 20 metros de altura
aproximadamente, con ramificaciones a 1 metro de
altura. Hojas opuestas de 15 cm, borde aserrado con
envés verde claro y peciolos acanalados. Flores
amarillas con múltiples frutos.
Distribución geográfica: Nativa de Colombia,
propia de la cordillera oriental colombiana entre los
2.200 y 3.000 m.s.n.m.
(Bartholomäus, y otros, 1990).
El Duraznillo es una especie maderable, usada
comúnmente como cerca viva. Es ideal como
soporte forrajero para los animales alcanzando una
relación del 68% de materia seca para sus hojas y
frutos; de igual manera se atribuye la buena
capacidad de capturar carbono con promedios de
2.9 Ton/ha/año en comparación con el roble
colombiano (Quercus humboldtii) con una capacidad
promedio de 1.0 Ton/ha/año y Hayuelo (Dodonaea viscosa) con promedios de 4.3
Ton/ha/año (Melo, Rodríguez, & Rojas, 2011).
Por otra parte es comúnmente usada para la restauración de suelos ya que pese a las
limitaciones que pueda presentar el ambiente como altas variaciones en los regímenes de
luz o limitación de nutrientes, posee una adaptación foliar basada en adecuar el tamaño y
grosor de sus hojas o la distribución de sus ramas para mantener activo el proceso de
fotosíntesis y conservar la captación de carbono por más tiempo (Melo, Rodríguez, &
Rojas, 2012). Su rápido crecimiento y su alta capacidad productora de frutos proporciona
alimento y refugio a especies granívoras o de alimentación mixta como el azulejo común
(Thraupis episcopus) (OpEPA, 2014) .
2. Abutilon insigne
Familia: Malvaceae.
Nombres comunes: Abutilón rojo, Campanita.
Morfología: Planta arbustiva de 3 metros de alto aproximadamente, con ramificación desde
el suelo, hojas anchas de 15 cm, lisas y alternas, peciolos largos y curvos. Flores rojas
abundantes con múltiples semillas.
Figura 1: Abatia parviflora, vista completa,
hojas e inflorescencia.
Fuente: Fernando Castro
Distribución geográfica: es una planta exótica originaria de Asia menor con expansión a
Centro y Suramerica. (Bartholomäus, y otros, 1990).
El Abutilon es una planta en esencia ornamental con un gran beneficio para la fauna local
ya que es una especie melífera, beneficiando a las poblaciones de aves de la familia
Trochilidae y los Thraupidae del genero
Diglossa, entre otras muchas (La Rotta &
Ortega, 2014), de igual manera esta planta
mantienen una relación simbiótica con los
insectos polinizadores, siendo uno de los
primeros eslabones de una gran cadena
alimenticia. Se recomienda incluirlo en
plantaciones mixtas por su facilidad de
propagación ya sea en esquejes o semillas, es
resistente a cambios de temperaturas y lluvias
fuertes; se recomienda la siembra en suelos
drenados y fértiles (Sánchez, 2007).
En cuanto a la producción animal esta planta ha
sido utilizada en la alimentación de Cuyes
(Cavia porcellus) en el sur occidente de
Colombia, donde se utilizaron 60 machos
destetos de 15 días de edad. Para el
experimento se usaron cuatro tratamientos, T1
100% pasto Aubade, T2 90% pasto Aubade y
10% forraje de Abutilon, T3 80% pasto Aubade
y 20% forraje de Abutilon y T4 70% pasto
Aubade y 30% forraje de Abutilon. No se
encontraron diferencias significativas para las variables consumo de materia seca, ganancia
de peso, conversión alimenticia y rendimiento en canal. Como resultado se recomienda
suministrar hasta en un 30% el forraje de Abutilon para las fases de levante y ceba por ser
una alternativa de alimentación no convencional que llega a reducir costos de producción y
puede ser usada en época de escases (Ramos, Guevara, & Villota, 2013).
3. Acacia decurrens
Familia: Mimosaceae.
Nombres comunes: Acacia negra, Acacia gris.
Morfología: Árbol de 10 metros de altura aproximadamente, tronco con corteza oscura y
lisa. Hojas recompuestas de 6 cm y flores redondas amarillas.
Distribución geográfica: Esta especie es originaria de Australia, en Colombia se encuentra
de los 2.000 a los 3.000 m.s.n.m. (Bartholomäus, y otros, 1990).
Es una especie comúnmente usada en sistemas silvopastoriles gracias a su capacidad
fijadora de nitrógeno, su resistencia a la sequía, el aprovechamiento como recurso
maderable y su aporte en la recuperación de suelos o control de la erosión. Se considera
Figura 2: Abutilon insigne vista completa,
hojas e inflorescencia.
Fuente: Fernando Castro
Figura 3: Acacia decurrens vista completa y
hojas.
Fuente: Fernando Castro
Figura 4: Albizia lophanta vista completa,
frutos verdes y maduros, hojas y flor.
Fuente: Fernando Castro
como una especie extremadamente invasora
en Colombia y África; La alta humedad y
factores indeterminados generan muerte súbita
(Corpoica, 2013) .
La implementación de esta arbórea mejora los
parámetros productivos dentro de las lecherías
en sistemas de pastoreo tradicional con pasto
kikuyo (Pennisetum clandestinum)
aumentando hasta en un 11% la producción de
litros de leche, ofreciendo del 11 al 62% más
de forraje disponible producido por los
árboles, pero disminuyendo de manera no
significativa la cantidad de forraje en pasturas
disponible. Por otro lado se registra un
aumento en las poblaciones de avifauna de
manera significativa encontrándose mayor
número de familias y órdenes en comparación
a los sistemas tradicionales de pastoreo
(Giraldo, 2001). Otro de los beneficios que
ofrece esta planta es la reducción de los costos
de producción por medio del remplazo de la
proteína proveniente del concentrado,
alcanzando un porcentaje de sustitución del 10% sin afectar la producción láctea (Carvajal,
Lamela, & Cuesta, 2012).
Se reporta para esta especie la afectación en los
procesos de reconformación vegetal nativa ya que
posee una amplia cobertura de dosel, cerca al 80%
y cobertura de hojarasca del 96% impidiendo la
regeneración de especies nativas, disminuyendo el
número de fauna terrestre como insectos además
de poner en alto riesgo de incendios a la zona
(Solorza, 2012).
4. Albizia lophanta
Familia: Mimosaceae.
Nombres comunes: Acacia Bracatinga, Acacia
Nigra.
Morfología: Árbol de 5 metros de altura
aproximadamente, tronco rojizo con corteza lisa.
Hojas recompuestas de 14 cm. Flores color crema
y frutos en legumbre aplanada color café oscuro.
Distribución geográfica: Esta especie es
originaria de Australia, encontrándose en Centro y
Suramérica, para Colombia se reporta en un rango
de 2.000 a 2.900 m.s.n.m.(Bartholomäus, y otros, 1990).
Especie catalogada como altamente invasora, usada de manera tradicional como recurso
maderable, ornamental y en procesos de reforestación. Posee un potencial forrajero de
0.310 gMS/planta a una altura de 1.2 metros aunque con un alto contenido de taninos
(Corpoica, 2013). El principal impacto medioambiental que genera esta arbórea es la
formación de grupos densos que impiden el resurgimiento de vegetación nativa y el cambio
de las características del suelo por la alta acumulación de nitrógeno (Invasoras.pt, 2013). Es
poco recomendable su siembre en lugares de alta pluviosidad debido a que su madera es
blanda y muy quebradiza siendo común la caída de estos árboles (Sánchez, 2004).
5. Alnus acuminata
Familia: Betulacea.
Nombres comunes: Aliso, Chaquiro o Fresno.
Morfología: Árbol de 20 metros de altura aproximadamente. Su tronco posee una corteza
lisa con ramificaciones desde los 2 metros, hojas alternas de 8 cm con borde aserrad, frutos
pardos con forma de “Piña”.
Distribución geográfica: Originaria de
Centroamérica con una amplia distribución, en
Colombia se encuentra desde los 1.700 a los 3.000
m.s.n.m. (Bartholomäus, y otros, 1990).
Posee un buen efecto restaurador de suelos por su
capacidad de fijación de nitrógeno gracias a la
asociación con hongos micorricicos Glomus
intraradix, que va de los 40 a 320 Kg/N/ha/año
llegando a alcanzas los 780 kg/N para un periodo
de 5 años en promedio y se desempeña como un
colonizador de terrenos luego de derrumbes o
construcciones (Conabio, 2014). Se asocia a
producciones lecheras por ser una alternativa
silvopastoril para el trópico alto, ya que aumenta la
oferta de forraje alrededor del 57% por metro
cuadrado, aumentando la capacidad de carga por
hectárea llevando a que se produzcan 10.163
litros/ha/año, muy superior a un sistema sin
árboles que llega a producir 5.081 litros/ha/año
(Sánches, y otros, 2010).
Es importante la conservación de parches o cultivos de esta especie de una edad superior a
los 10 años ya que la diversidad de avifauna y la variedad de especies vegetales varia en
relación a la edad de las plantas, siendo superior en cultivos de mayor edad e inferior en
cultivos intervenidos selectivamente o jóvenes (Vidaurre, Pacheco, & Roldán, 2006).
Figura 5: Alnus acuminata vista completa,
frutos, hojas.
y flor.
Fuente: Fernando Castro
6. Bocconia frutescens
Familia: Papaveraceae.
Nombres comunes: Trompeto, Sarno o Curador.
Morfología: Árbol de 4 metros de altura
aproximadamente. El tronco tiene una corteza
corchosa, con ramificaciones desde los 1.5
metros. Hojas color verde oliva de 50 cm alternas
y en manojos. Flores color crema y frutos en
capsulas ovoides.
Distribución geográfica: Especie nativa propia
de las cordilleras, se encuentra desde los 1.800 a
los 3.200 m.s.n.m. (Bartholomäus, y otros,
1990).
Se identifica primordialmente como una planta
medicinal usada desde los tiempos de la colonia
y comúnmente usada en medicina alternativa
cubana como vermífugo (García, Morón, &
Larrea, 2010). Es comúnmente usada en procesos
de restauración ecológica por ser una especie
nativa y proporcionar alimento a la fauna local
como las aves del orden Passeriformes, entre
ellas el género Diglossa.
7. Clusia multiflora
Familia: Clusiaceae.
Nombres comunes: Gaque o Chagualo
Morfología: Árbol de 15 metros de altura
aproximadamente. Las ramificaciones empiezan
desde el primer metro de altura, hojas verde
oscuro de 14 cm de altura, carnosas de borde
entero. Flores rosadas y frutos en capsula verde.
Distribución geográfica: Especie nativa propia
de la cordillera Oriental colombiana, se encuentra
desde los 1.800 a los 2.800 m.s.n.m.
(Bartholomäus, y otros, 1990).
Es una especie resistente a la sequía y a diferencia
de otras plantas no es hermafrodita existiendo
arboles masculinos y arboles femeninos, gracias a
ello mantiene una estrecha relación con insectos
polinizadores y colibríes. También se registra una
fuerte interacción con el Picaflor Azul (Diglossa
caerulescens), ya que al poseer flores carnosas,
mantiene cerca los individuos de esta especie de
Figura 6: Bocconia frutescens vista
completa, frutos, hojas.
y flor.
Fuente: Fernando Castro
Figura 7: Clusia multiflora vista
completa y hojas.
Fuente: Fernando Castro
ave los cuales se alimentan de su floración y dispersan sus semillas (DAMA, 2014). Dentro
de los usos empleados por el ser humano para esta especie se registra en la construcción de
artesanías ya sea por medio de semillas, fibras, frutos o madera tallada y la envoltura de
alimentos.
8. Dodonaea viscosa
Familia: Sapindaceae.
Nombres comunes: Hayuelo o Chanamo
Morfología: Arbusto de 3 metros de altura,
tronco curvo con corteza escamosa,
ramificaciones desde el suelo muy
abundantes. Hojas verde claro de 7cm,
alternas con borde entero. Flores naranjas con
frutos en capsula ovoide rojiza.
Distribución geográfica: Nativo colombiano
propia de la cordillera oriental, se distribuye
en un rango que va de los 2.200 a 2.900
m.s.n.m. (Bartholomäus, y otros, 1990).
Se recomienda esta planta para estabilización
de suelos ya sean barrancos o para la
protección de la erosión, esto gracias a su
sistema radicular fibroso de rápido
crecimiento y propagación, de igual manera
tolera sequias y sombra, funciona como
barrera rompe viento por lo cual se
recomienda en sistemas silvopastoriles mixtos
(Duvauchelle, 2011), mejora la calidad del suelo por a su elevada cantidad de hojarasca
facilitando la sucesión primaria (Ramos C. , 2002) y proporciona alimento a aves e insectos
siendo esta una especie melífera. A pesar de que se recomienda para la restauración de
suelos no tiene un crecimiento sobresaliente frente a otras plantas nativas sin embargo se
incluye para restauraciones ecológicas (Gonzáles, 2007).
Dentro de los usos más frecuentes que se le da a esta planta se encuentran las agrícolas
como elaboración de herramientas y estacas protectoras de cultivos, domesticas como
combustibles, ornamental y ecológica; se reporta para México el uso de esta planta en
medicina tradicional para enfermedades de la piel, artríticas, gastrointestinales, venéreas,
bucales entre otras (Pérez, 2013). No se recomienda usar para la alimentación de animales
(Al menos no rumiantes), por su baja aceptación ocasionada por el alto contenido de
taninos y su digestibilidad in vitro de 45.4% a las 48 horas (Stuart, Marrero, Sánches,
Bulnes, & Palenzuela, 2006).
Figura 8: Dodonaea viscosa vista completa,
hojas, flor y frutos.
Fuente: Fernando Castro
9. Fuchsia boliviana
Familia: Oenotheraceae.
Nombres comunes: Zarcillejo o Platanito.
Morfología: Arbusto de 4 metros de altura
aproximadamente. Tallo con múltiples ramificaciones
desde el suelo con corteza escamosa. Hojas de 15 cm
con borde entero verticiladas. Flores rojas colgantes
de 7 cm y frutos carnosos de color morado.
Distribución geográfica: Originaria de Bolivia con
distribución en Colombia de los 1.000 a 3.000
m.s.n.m. (Bartholomäus, y otros, 1990).
Es frecuentemente utilizada en ornamentación de
jardines, en su medio natural es una importante fuente
de alimento proporcionando polen y néctar a insectos
y colibríes como Colibri coruscans y Lesvia
victoridae entre otras muchas especies andinas; se ve
estrechamente asociada a las aves del genero Diglossa
proporcionándole alimento y posteriormente la
dispersión de semillas (Martínez, Olivera, Quiroga, &
Gómez, 2010).
10. Oreopanax floribundum
Familia: Araliaceae.
Nombres comunes: Mano de Oso o Pata de Gallina.
Morfología: Árbol de 10 metros de altura
aproximadamente, tronco de corteza lisa con
ramificaciones desde los 2 metros. Hojas alternas de
24 cm con borde saliente. Flores de color crema con
frutos amarillos.
Distribución geográfica: Planta nativa propia de la
cordillera oriental colombiana, encontrándose de los
2.000 a 2.900 m.s.n.m. (Bartholomäus, y otros, 1990).
Esta especie nativa es comúnmente usada en procesos
de restauración ecológica para terrenos intervenidos
por el hombre; es fuente de alimento de una amplia
variedad de animales como mamíferos, entre ellos el
Oso Andino (Tremarctos ornatus) siendo una planta
recurrente en su dieta (Bracho, 2002). Sus flores son
muy atractivas para insectos como moscas y abejas
mientras que sus frutos son alimento potencial para
aves de gran tamaño como tucanes de montaña, pavas
de monte, mirlas, cotingas, elaenias y clarineros (Catálogo Biodiversidad Colombia , 2014).
Figura 9: Fuchsia boliviana vista
completa, hojas, flor y fruto.
Fuente: Fernando Castro
Figura 10: Oreopanax floribundum
vista completa, hojas, flor y fruto.
Fuente: Fernando Castro
Por su elevado porcentaje de germinación (90%), la vistosa forma de sus hojas, color y
tamaño, es una especie con potencial en la industria ornamentaría, por otro lado su madera
es apta para ser trabajada en labores de carpintería (Sierra, Alzate, Soto, Durán, & Losada,
2005). En Ecuador es usada comúnmente dentro de la medicina tradicional, mezclándose
con “Colca” se emplea en tratamientos contra el reumatismo, también es usada dentro de
sistemas agroforestales como cerca viva y recurso maderable (Aguilar, Ulloa, & Hidalgo,
2001).
11. Pittosporum undulatum
Familia: Pittosporaceae.
Nombres comunes: Jazmín
Morfología: Árbol de 8 metros de altura
aproximadamente, tronco de corteza lisa recta con
ramificaciones desde el suelo. Hojas alargadas y
brillantes de 10 cm alternas con bordes ondulados.
Flores blancas y frutos en capsula ovoide de 2 cm color
amarillento.
Distribución geográfica: Su origen es australiano,
encontrándose en Centro y Suramérica. Se encuentra en
Colombia de los 1.700 a los 2.800 m.s.n.m.
(Bartholomäus, y otros, 1990).
El Jazmín es usado mayormente como especie
ornamental por su atractivo color y el intenso olor de sus
flores, aunque también puede emplearse como recurso
maderable principalmente para combustible (Starr, Starr,
& Loope, 2005). De sus hojas se extraen aceites esenciales ricos en hidrocarburos,
monoterpenos y sesquiterpenos eficaces contra la propagación de hongos como el
Aspergillus flavus y la producción de aflatoxinas (da Silva, Gonçalez, Felicio, & Felicio,
2011) sin embargo la producción de estos aceites esenciales y su principal componente
activo (Limoneno) está altamente influenciado por las condiciones climáticas, como
temperatura y pluviosidad (Lago, Fávero, & Romoff, 2006).
Durante los recorridos de reconocimiento dentro del Humedal de Córdoba-Itzatá se observó
la relación que mantiene esta especie con insectos polinizadores como las abejas, gracias a
su constante floración y amplia producción de semillas.
12. Polymnia pyramidalis
Familia: Compositae.
Nombres comunes: Arboloco.
Morfología: Árbol de 10 metros de altura aproximadamente. Tronco recto con nudos
sobresalientes. Sus ramificaciones empiezan a 1 metro de altura. Hojas color verde claro de
20 cm, vellosas. Flores amarillas con frutos en capsula redonda.
Figura 11: Pittosporum undulatum
vista completa, hojas, flor y fruto.
Fuente: Fernando Castro
Distribución geográfica: Origen en el norte de Suramerica con distribución desde
Venezuela hasta Perú de los 2.300 a los 3.000 m.s.n.m. (Bartholomäus, y otros, 1990).
Es una especie propia del bosque alto andino
comúnmente empleada por las comunidades para la
construcción de paredes de bareque, en la medicina
tradicional usando sus hojas para aliviar dolores
reumáticos (Alcaldia Municipal de Beteitiva, 2012),
en artesanías para la elaboración de figuras talladas
(Franco F. , 2011).
Usado en la restauración ecológica, restauración y
conservación de suelos, por su potencial para fijar
nitrógeno, proteger márgenes de ríos, ser una especie
pionera, alta capacidad de adaptación a condiciones
adversas y ser una fuente de recursos para la fauna
silvestre (Unal, 2010) existiendo una fuerte
interacción biológica con el Periquito de Anteojos
(Forpus conspicillatus) el cual se alimenta de sus
semillas y anida en sus troncos huecos (ABO, 2000).
Esta especie se encuentra involucrada en los
sistemas ganaderos como cerca viva, recurso
maderable y suplemento forrajero.
Conocimiento de los humedales por parte de los estudiantes de las ciencias pecuarias
de la universidad de La Salle
Por medio de la realización de un cuestionario compuesto de 9 preguntas, se analizó el
conocimiento que posee una pequeña muestra (40 personas) de los estudiantes de las
ciencias pecuarios de la universidad de La Salle. La edad promedio de los encuestados fue
de 22 años y el 70% se encontraban cursando del sexto al décimo semestre.
Para la primera pregunta “¿Sabe usted que es un ecosistema de humedal?”, el 93% respondió de manera afirmativa y el 8% de manera negativa, sin embargo en la pregunta numero dos la cual pidió definir qué es un ecosistema de humedal, solo el 87% lo definió de manera correcta según lo convenido en la convención Ramsar, mientras que el 8% lo identifica como un depósito de aguas contaminadas y el 5% como una potencial fuente de enfermedades y cría de animales considerados plaga. Esto puede ser lógico ya que la mayoría de la población no ha tenido contacto directo con un ecosistema de humedal de Bogotá y su visión no va más allá de lo que puede observarse en los límites de estos lugares o las transiciones de las avenidas aledañas.
Cuando se le pregunto a la muestra si reconocía los servicios ecosistémicos que prestan los ecosistemas en cuestión, el 75% respondió de manera afirmativa y el 25% de manera negativa. Al pedir definir estos servicios de manera puntual la mayoría reconoce que son
Figura 12: Polymnia pyramidalis
vista completa, hojas y flor.
Fuente: Fernando Castro
el hábitat de especies de flora y fauna, fijadores de Co2 y que hacen parte de la belleza paisajística, pero solo el 7% de los encuestados ve en ellos una fuente de alimentación para los seres humanos. De nuevo se evidencia el desconocimiento técnico sobre que es un ecosistema de humedal basado en su definición.
Es desalentador el evidente desconocimiento de las especies vegetales que se encuentran dentro de los ecosistemas de humedal de la ciudad de Bogotá, ya que al pedir a los encuestados identificar cual especie pertenecía y era nativa de los humedales de la ciudad, el 47% afirmo que el Saúco (Sambucus nigra) y el 15% la Acacia (Acacia decurrens) y tan solo el 38% respondió que el árbol Mano de Oso (Oreopanax floribundum) cumplía con las características mencionadas.
Conclusiones
I. Gracias a la identificación de las especies de plantas y a la breve revisión
bibliográfica de cada una de ellas, se logran reconocer los beneficios que
proporcionan algunas especies vegetales halladas dentro del ecosistema que
comprende al Humedal de Córdoba- Itzatá, dentro de los cuales se encuentra la
restauración ecológica, la restitución y conservación de las características de suelo y
agua, el uso dentro de actividades comerciales como artesanías, carpintería y
ornamentación. Algunas de estas especies como el Alnus acuminata y el Abutilon
insigne también proporcionan alternativas nutricionales para animales de granja
disminuyendo el uso de concentrados o como suplemento en época de escases de
forraje.
II. Son incontables las relaciones que existen entre las plantas y la fauna silvestre
dentro y fuera de los humedales, sin embargo es evidente que estas interacciones
son más provechosas y generan un mayor beneficio para ambas partes (Plantas y
animales) cuando se ven involucradas especies vegetales nativas que en su mayoría
proporcionan alimentación por medio de hojas, semillas o flores, proveen refugio o
lugar de anidación haciendo parte del diverso hábitat para los animales y a su vez
son reguladoras de los ciclos biológicos.
III. Es necesario mejorar la educación frente a los ecosistemas y sus componentes
ambientales para los estudiantes de las ciencias pecuarias de la universidad de La
Salle, si bien el objetivo principal de estas carreras profesionales no es el estudio de
los ecosistemas y sus componentes, si existe el deber y responsabilidad de cuidarlos
y conservarlos a través del tiempo, esto por medio de acciones responsables dentro
de los sistemas de explotación y usando medidas de mitigación ambiental que sean
compatibles con los lugares donde se encuentran las producciones pecuarias y que a
través del tiempo no traigan consecuencias negativas para la enorme biodiversidad
que posee nuestro planeta.
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