anexo 1. relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era...

19
137 Anexos Anexo 1. Relato novelado de la historia de Ranchería Juárez Parte I: niñez —No, pos no, ya casi ni me acuerdo… Nací, crecí y vivo en Ranchería Juárez, ¿cómo de que no?, este es mi lugar. Estas arrugas están hechas con el sol, tierra y viento del que había cuando yo crecí, no como ora que nomás respira uno puro humo de coches y camiones. Cuco se levantó tantito el sombrero, luego estiró la mirada rumbo a Santa Eulalia para dar una respirada, y cuando creía que iba a seguir su relato, se levantó apoyán- dose en su bastón, tosió dos veces –quedito– como para darse tiempo para pensar y retomó su relato sin voltearme a ver a la cara. —Mire, profe, yo cuento lo que cuento, como que yo lo viví, no pa que me lo crea, más bien pa que sepa que Ranchería Juárez no es lo que es, más bien fue lo que fue… Mire, mi abuelo Epifanio fue de los primeros en lle- gar aquí cuando repartieron las tierras. Mi tío Lupe le dijo que estaban repartiendo parcelas pa sembrar y como él trabajaba en Carrizalillo, pos se vino pa acá, a seguir sembrando y pa mejorar viviendo cerca de la ciudad. Llegó cargando a mi abuela, a uno de mis hermanos, Nicanor. A mí no, como le dije, yo llegue después. Por cierto, ¿usté conoce pa allá, profe? Yo le dije que sí, poco, pero conocía. Le platiqué que había llegado hasta Mápula, donde era una hacienda. Se lo dije para que me creyera, pero la verdad es que ni atención

Upload: others

Post on 04-Apr-2020

3 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

137

Anexos

Anexo 1. Relato novelado de la

historia de Ranchería Juárez

Parte I: niñez

—No, pos no, ya casi ni me acuerdo… Nací, crecí y vivo en Ranchería Juárez, ¿cómo de que no?, este es mi lugar. Estas arrugas están hechas con el sol, tierra y viento del que había cuando yo crecí, no como ora que nomás respira uno puro humo de coches y camiones.

Cuco se levantó tantito el sombrero, luego estiró la mirada rumbo a Santa Eulalia para dar una respirada, y cuando creía que iba a seguir su relato, se levantó apoyán-dose en su bastón, tosió dos veces –quedito– como para darse tiempo para pensar y retomó su relato sin voltearme a ver a la cara.

—Mire, profe, yo cuento lo que cuento, como que yo lo viví, no pa que me lo crea, más bien pa que sepa que Ranchería Juárez no es lo que es, más bien fue lo que fue… Mire, mi abuelo Epifanio fue de los primeros en lle-gar aquí cuando repartieron las tierras. Mi tío Lupe le dijo que estaban repartiendo parcelas pa sembrar y como él trabajaba en Carrizalillo, pos se vino pa acá, a seguir sembrando y pa mejorar viviendo cerca de la ciudad. Llegó cargando a mi abuela, a uno de mis hermanos, Nicanor. A mí no, como le dije, yo llegue después. Por cierto, ¿usté conoce pa allá, profe?

Yo le dije que sí, poco, pero conocía. Le platiqué que había llegado hasta Mápula, donde era una hacienda. Se lo dije para que me creyera, pero la verdad es que ni atención

Page 2: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

138

me puso y después de diez minutos de explicación sesuda me volteó a ver como diciendo que me callara.

—Sí, profe, le creo, si nomás le pregunté por pregun-tarle. Los profes saben todo, digo.

Luego siguieron más de sesenta segundos de silencio, tiempo que aprovechó don Refugio para sacar una caje-tilla de cigarros Faros y voltear la mirada con dirección a Ávalos. Luego me ofreció un cigarro; ante mi negativa, simplemente lo prendió, le dio dos fumadas y después de secarse el incipiente sudor de la frente con el dorso de la mano continuó su relato. Era apenas final de abril, tiempo en que iniciaba el calor en Ranchería Juárez.

—Aunque no lo crea, yo fui a la escuela hasta que ya tenía los 11 años, no como ora que desde que nacen los meten allí, más pa que los cuiden que pa otra cosa, como dice la esposa de mi nieto Juventino. Pos como que ella trabaja en la maquila y pos, ¿quién se lo cuida? A mí me cuidó mi mamá; más grandecito nadie me cuidaba, porque no había peligros, y ya cuando andaba por los seis años me iba con mi apá a la labor, a arar, luego a sembrar, des-pués a desenhierbar, pa luego ver crecer la milpa, cortar elotes y darle vueltas pa que no se robaran la cosecha. Yo de chiquito no ayudaba a cortar la milpa, pizcar y acarrear el maíz, pero sí después.

“Ya de once años me llevaron a la Escuela Benito Juá-rez, que fue la segunda que hicieron aquí, en Ranchería. Yo ya sabía muchas cosas, pero me faltaba leer y escribir. La maestra Margarita H. Campos enseñaba música y a mí me gustaba ir a las fiestas de la escuela donde sus alum-nos cantaban. Allí la conocí y me conoció. Haiga sido como haiga sido, convenció a mi apá para que me llevara a la escuela, y yo no me hice del rogar mucho. Oiga, entonces las maestras eran de a de veras, profe, ¿o no? Esa maestra nunca fue mi profesora, pero yo le agradezco que me em-pujara a la escuela. También la maestra Sabina Vázquez Gil y el maestro José Pérez eran muy queridos.”

Cuco se sentó en la silla, afuera de su casa, en la som-bra de un moro apenas reverdecido. Estaba acabándose su cigarro; le daba fumadas despacio, saboreándoselo desde los pulmones hasta la boca y todavía lo dejaba escapar por

Page 3: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

139

sus labios como agradeciéndole con los ojos ya marchitos, como enterregados y sin fijarlos cerca ni siquiera cuando pasaba un carro. En eso pasó un camión acelerando su camino, preocupado por el tiempo. Don Refugio no.

—Mire, profe, aquí no había calles, ¿cómo le digo? No había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio grande, todo de tierra. Esa era la casa de nosotros y la de muchos, de casi todos, menos las de los ricos, como las de Esquipulas Manquero, Andrés Campos, Ramón Lozoya o Justo Martínez.

—Jugábamos al trompo, a las escondidas, bote volado, canicas, carreras y todo a media calle. Yo era bueno pa las carreras; Felipe pal trompo. Llegaba en el carretón de su apá que repartía agua y mientras se seguía, él lo esperaba jugando con nosotros. Pal bote volado en eso ganaba uno y a veces otros como Susano Reyes, José Acosta y Humberto Ortega. A veces se juntaban también a hacer bola Casiano Herrera, Aureliano Ovalle, Francisco Pereyra y otro que vivía pal rumbo del Tanque. Ya no me acuerdo cómo se llamaba, pero le decíamos el Ojón.

Le pregunté por qué había ido a la escuela hasta los 11 años, y en vez de contestarme me volteó a ver directa-mente a los ojos. Era la primera vez que me miraba cara a cara, buscando qué había atrás de la pregunta y dán-dose tiempo para armar la respuesta. Fue cuando me di cuenta que no debía haberle preguntado cosas que cada persona guarda como secretos y que jamás rebelarán. Por eso se volvió a poner de pie, miró el cielo como calculando el tiempo y después de observar una nube pequeña que parecía estarnos escuchando, y cuando creí que ya no habría más plática, dijo:

—La escuela se necesita cuando se necesita, antes no. Ya le dije que yo me iba a ayudarle a mi apá a sembrar y me gustaba. Yo no quería pasarme cada día entre cuatro paredes. Andaba libre, resollando el aire, con mi resortera tirándole a los pájaros, a las lagartijas y de cuando en vez a una que otra liebre, entonces había muchas, eran una plaga en la milpa. Cuando quería me bañaba en El Tanque, allí aprendí a nadar. También ensillaba un caballito que

Page 4: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

140

teníamos y a veces el señor Manquero me ocupaba arriando su ganado y me pagaba. Mi apá me enseñó a distinguir a los pájaros por el canto, a conocer cuándo una chiva necesita aparearse o cuándo iba a criar. A saber cuándo es una víbora y cuándo culebra. Pa qué le cuento más. Pos sí, yo no fui a la escuela hasta que tenía 11 años, a la Benito Juárez con mi maestra que más recuerdo, Gua-dalupe Ibarra. Nomás aprendí a leer y escribir y me salí, yo sabía bien contar. Mejor me dediqué a otras cosas que me servían más.

“Mire, profe, si quiere saber de cómo fue al principio, vaya con la familia de don Francisco Pereyra. Su nieta María Teresa Manríquez Pereyra todavía vive y tiene muy buena memoria. También Rubén Ochoa López, Humberto Ortega Gabaldón, los hermanos Lom Cruz, Gloria Elena Mendoza Martínez, Juan Manuel García Portillo o Rosa Oti-lia Arredondo Gutiérrez, todos saben mucho de Ranchería, como que vivieron aquí o sus parientes fueron gente muy importante en la historia de esta colonia. Al que le ponga la mano le va ayudar, son gente buena.”

Le agradecí a don Refugio su plática, porque ya estaba cansado y le aseguré que era una persona muy valiosa, que sabía todo de Ranchería Juárez. Le solicité otra plática para el día que él quisiera. Mientras me subía a la troca, por el espejo pude ver que se quedó pensativo, como haciendo recuento de lo que contó y lo que ha olvidado. Aceleré un poco rumbo a Ávalos; era hora de comer y mi casa estaba rumbo al aeropuerto.

Si mucho habían pasado veinte días cuando, estando en la Escuela Emiliano Zapata, a medio recreo vino Ismael, niño de sexto, y me dijo:

—Le traigo un encargo de mi mamá: que le dijera que mi abuelo Refugio se murió y por eso no vine ayer a la escuela; lo llevamos a Carrizalillo.

Page 5: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

141

Parte II: juventud

—Carreras de caballos, peleas de gallos, gallina enterrada, palo encebado, puerco encebado, bailes a cada rato por quinceaños, fiestas, música de grupos y nomás nos juntá-bamos con una guitarra y a cantar. Béisbol los sábados y domingos, porque aquí se dan los mejores jugadores y pos también la plática en las cantinas, que empecé a entrar aunque no tenía los 18.

”A mí me tocó ver cuando entubaron el agua, porque antes la traíamos desde las garzas, a donde llegaba del pozo de Orizaba. Yo desde allá la acarreaba en un burro al que le terciaba dos botes mantequeros que mi papá consiguió. También me tocaba acarrear leña que juntaba en el llano, leña de mezquite, de huizache, de lo que fuera, porque an-tes no se usaba el gas, pura leña. Ese era mi trabajo en la casa cuando empecé a crecer, por eso el burro lo teníamos siempre en el patio sin apersogar. Si viera cómo nos sirvió ese burrito, cómo lo quería, y también a un perro que se llamaba el Jocoque, porque era güero.

”Para 1956 se puso un poste en la cancha y se hizo baile porque llegó la electricidad. Fue la única vez que yo he saludado a la esposa de un gobernador; era doña Susana Thalmann, pero yo estaba muy tierno. Después ya me gané mis primeros pesos trabajando de ayudante de albañil, cuando metieron el agua al rancho. Mi tío hizo muchas zanjas para meter el agua hasta las casas. No hubo tanto problema, porque ninguna calle estaba pavimentada, no había drenaje y toda la calle era libre. Con el primer dinero que gané me compré un pantalón de mezclilla y me costó 18 pesos. Después le compré un vestido a mi mamá y de allí en adelante ya no volví a pedir dinero. Los tubos del drenaje eran de asbesto, porque el PVC ni se conocía.

”La Frontera fue la primera cantina a la que fui y pronto me gustó ir cada semana, porque había amigos, música y mujeres y yo con dinero, pa qué quería más. Allí se hablaba de box, del trabajo, pero sobre todo de béisbol. El señor Humberto Ortega siempre apoyó a los equipos; él mero patrocinaba al mejor de Ranchería. También nos fiaba la cerveza en la cantina si se nos acababa el dinero. Yo jugué

Page 6: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

142

poquito el beis en un equipo que se llamaba Los Zorrillos, pero como solo jugaba cuando no se completaban, pos me salí. Cuando bateaba me ponchaban y como fílder se me caían las pelotas. Pos así cómo me juntaban.

”Si había otras cantinas, pero no me gustaba ir, como El Cantoncito de don Susano Reyes, El Turista, El Campe-sino, El Paso del Norte, La Campiña y El Danubio Azul. A cada rato se peleaban y yo nunca he sido bravo, y es que con el alcohol a unos les da por querer pelear con quien sea, otros por llorar, pero en La Frontera discutíamos de-portes y cantábamos. Pos de cuando en vez invitábamos a una que otra dama. Usted sabe cuándo llega uno a los 18 años, y hasta que se casa se apacigua a veces, digo. Con decirle que había más cantinas que escuelas, ¿cómo la ve?

”Los bailes eran bonitos. Se hacían en el salón del ejido, ya fuera por quinceaños o bodas. Esas eran verdaderas fiestas en donde nos juntábamos los muchachos y mucha-chas de Ranchería, pero también todas las familias. Cada quién llegaba cuando quería y se iba igual. Todo tranquilo y cuidaba el comisario de policía de aquí mero, de Ranchería, para que no hubiera escándalo. Y cuando alguien lo hacía, toda la gente ayudaba a la ley para apaciguarlos. Mire, me acuerdo cuando a un muchacho que le decían el Batis, un tarahumara, se emborrachó en el baile y agarró a golpes a otro tarahumara y luego quería pelearse con más, pos los mismos tarahumaras lo agarraron y lo amarraron en un mezquite que estaba enfrente de la cancha y allí lo dejaron hasta en la mañana y lo soltaron. Nadie dijo nada, porque eran sus costumbres en la sierra.

“Lo que era también bonito, pos era ir a Chihuahua los domingos a veces, a pasearse por la Libertad. Nos íbamos primero en unos camioncitos que les decían manchurias, luego fueron los camiones rojos, pero esos eran ya moder-nos. La plaza De Armas o la Hidalgo, caminando por la Líber, era el recorrido obligatorio. Lo bonito de la ranche-ría, donde no faltaba uno, era para las fiestas del 16 de septiembre y las del 20 de noviembre; esos eran desfiles. Y cuando empezaron a crecer mis hijos, yo los llevaba también. De grandes se desbalagaron y entonces tampoco yo iba. Ya pa qué.”

Page 7: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

143

Parte III: madurez

—Mire, profe, mi compadre fue Felipe Arredondo López; nomás pa decirle que su papá fue de los fundadores de Ranchería Juárez. Pos cómo no voy a conocer su historia si toda la vida la he vivido aquí y véame, ya estoy viejo.

Luego soltó una carcajada cortita, como burlándose de él mismo. De por sí tenía fama de ser dicharachero, bue-no para contar charras y mezclarlas con sus recuerdos. Los hechos se los achacaba al que se le ocurría, siempre poniendo en boca de lugareños los acontecimientos que narraba. Nunca se sabía si lo sucedido era obra de la perso-na que decía, pero de que había sucedido, había sucedido. Ese era don Macario Reyes, don Maca, como se le conocía.

—Mire, no le cuento de cuando era niño porque no me acuerdo, no de cuando fui joven. Le voy a decir desde que ya fui hombre, o sea toda mi vida, porque siempre he sido bien hombre.

Otra vez volvió a soltar su carcajada y yo por compro-miso me reí poquito, para no quitarle las ganas de platicar. Total, a nadie le hace mal reír, con razón o sin ella. Dicen que reírse solo es malo, eso dicen.

—Por 1968 gané pal norte, de mojado. Estuve como un año en un pueblo de Texas que le dicen Falfurrias. Me ocuparon en la obra, porqué Chepe Lozano, de aquí de la colonia, estaba trabajando allá. Cuando vino para un Año Nuevo, como era amigo, me le pegué y sí, llegué trabajando. No solo eso, sino que viví trabajando desde el amanecer hasta el anochecer, ganando billetes verdes y gastándolos en una cantina los sábados en la noche, y lo que sobraba apenas pa curársela el domingo y pasar la semana, gastando pa la comida y la renta.

“Sí, trabajé duro. Vivíamos en una casita con otros doce paisanos, durmiendo de a cuatro por cuarto, en el suelo, y una señora nos hacía de comer. Su esposo, también mexicano, era el dueño de esa casa que amenazaba cada día en caerse. A la vuelta del año vine a Ranchería nomás pa ver a mi gente, pero luego luego me di cuenta que era

Page 8: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

144

mejor vivir acá. Allá ganaba bien, pero gastaba todo, y además anda uno como perro, siempre volteando pa todos lados cuidándose de la migra, y eso es feo. Bueno, pa que me entienda, como las liebres, siempre cuidándose de los perros y de la gente.”

Una vez más soltó su tradicional carcajada cortita y no muy fuerte. Luego se quedó viendo el suelo pegado a sus pies, dándose tiempo para pensar o para descansar, no se sabía. Luego me dijo que si no se me antojaba un refresco, porque la tarde estaba cayendo y hacía calor, no mucho, pero hacía. Yo le dije que sí, que me esperara tantito. Fui a la esquina y compré unas sodas y regresé al portalito de su casa donde destapamos la primera. Le dio tres tragos; eso le infundió ánimos y siguió su narración.

—Le voy a contar, profe, cuando ya no regresé pal otro lado. Miguel Ceniceros, otro amigo que murió apenas hace unos cinco años, trabajaba en la obra y se lo llevaron a la tumbadera de casas, abridera de calles y pavimentadera. Necesitaban mucha gente, fue en el tiempo del gobernador Óscar Flores Sánchez, por 1969. En eso trabajé tres años y gané buena lana. Con decirle que lo primero que hice fue cambiar el cerco de ocotillo del patio de mi casa a barda de block, y no cualquiera lo hacía. Eso sí, me levantaba temprano, me echaba lonche mi mujer y agarraba el ca-mión colorado en Ávalos que me llevaba hasta el centro, de allí nos recogía una troca y nos llevaba pa donde andaba el trabajo.

Luego pidió otras sodas y nos las trajo su hija del re-frigerador, de adentro de su casa. Esta vez apenas si le dio un sorbo y siguió su plática, como que había agarrado vuelo. Yo me interesaba en sus palabras, para tratar de entender lo cierto de lo irreal, porque me habían adver-tido que era medio mentiroso, pero yo estaba seguro que decía la verdad, se le veía en sus ojos y en la expresión de su cara. Contaba con su voz y sobre todo con su mímica.

—A mí me tocó trabajar tumbando el Hotel Palacio, o Hilton, como unos le decían, ese que estaba en el mero centro, en el cruce de la Independencia y la Libertad. De los escombros nos dejaban agarrar material y yo apartaba algo de vez en cuando, y junto con Tomás López lo aca-

Page 9: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

145

rreábamos en una troquita que él tenía. Así comencé a construir esta casa que usted ve. Antes tenía nomas dos cuartos de adobe.

”También trabajé haciendo la avenida Vallarta, desde el ISSSTE hasta donde se junta con la Colón. Atravesamos la colonia Granjas. No había nada y entonces hicimos una callezota, con camellón y todo, bien hecho, cuando se veía poco por allá. A otros les tocó andar canalizando el arroyo de la Canoa para hacer el bulevar Díaz Ordaz, que quedó bonito, pero yo no trabajé allí. Luego me pusieron en una brigada que anduvo pavimentando calles, y si una casa estorbaba, pos la tumbaba la máquina y nosotros a ayudar a quitar el escombro. Con ese gobernador cambió mucho Chihuahua; hasta la gente oyó decir que el góber ordenó al de Obras Públicas que le diera casa a las madres y el burro entendió que le diera en la madre a las casas; por eso tumbó tantas.

“Cuando se acabó el trabajo en Chihuahua me contrató Amelia Flores, primero, y en seguida Thelma Villegas; ellas fueron bien importantes para que se metiera el agua entu-bada a las casas. También trabajé con Esther Arredondo, Venancio Ortega, Domingo Caraveo y los profesores Pedro Alarcón y Teresa Manríquez; ellos también fueron de los que impulsaron que en Ranchería hubiera agua entubada y drenaje en las casas. A mí me dieron trabajo.”

Cuando se acabó el refresco, contó que luego se vino el trabajo en Ranchería para acabar de meter el agua entu-bada, el drenaje y pavimentar las primeras calles. Ya para los años ochenta los habitantes favorecidos podían pagar para que les hicieran el trabajo. Al que estaba especializado lo hacían “maistro” y para entonces él ya lo era.

Estaba apenas empezando a oscurecer y era bueno dejar descansar a don Macario. Antes de que siguiera ha-blando corté por lo sano y le dije que me tenía que ir, pero que me interesaba mucho que me siguiera contando.

—Cuando quiera, profe, aquí lo espero.Mientras me alejaba rumbo a mi casa, pensaba que

cada persona tiene una historia que contar, y cuando mue-ren se entierran también las experiencias y los protago-nistas de la construcción de sociedades, comunidades y

Page 10: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

146

familias. ¿Cuántas vidas se necesitaron para construir Ranchería Juárez en sus 95 años de existencia, desde 1921 y hasta 2016?

Tres días después regresé a platicar de nuevo con don Maca. Era el atardecer del viernes, más o menos a la misma hora que la plática de la vez anterior, porque me acordé de mi abuelo que, ya entrado en edad, repetía la misma rutina cada día y sabía que era hora de salir a fresquearse un poco a la sombra del moro en la puerta de su casa.

Antes preparé una y otra vez las preguntas clave para conocer la historia de Ranchería Juárez, que a dónde fue a la escuela, que si de niño traía zapatos, que si era pe-leonero. Que me contara sobre Refugio Salinas, presidente que fue de la asociación de padres de familia de Ranchería y gestor de mejoras como en la escuela, agua y drenaje… En fin, que cómo fue la pavimentación de la calle 3a., cómo era la tienda El Triunfo, cómo se dieron en los setenta las invasiones de terrenos en la zona.

Pero ya para llegar recordé que mi abuelo me decía: a los viejos no les digas qué quieres saber; ellos solo cuentan lo que quieren, y si les preguntas de más, se callan. Por eso simplemente lo saludé, y después de platicar un poco sobre el tiempo, el calor, cuándo llovería y el tradicional qué hay de nuevo. Y yo mismo contesté, más bien qué hay en Ranchería de lo viejo.

—Uuuuhhhh, profe, ya nomás quedamos gentes como yo. Rogelio Ortega, el que tenía la tienda de abarrotes El Triunfo, que acaba de cerrar; Joaquín Lom Cruz, el que su abuelo llegó de China; pregúnteles de cuando traían en un carretón, jalado por un caballo, sus verduras que sembraba por Tabalaopa y las vendían en Ávalos, fres-quecitas. Mire, si quiere fotos vaya con Rubén Ochoa el Quiquirilla, que aunque nació en Ávalos, tiene fotos de aquí. Vaya con los hijos de don Aureliano Ovalle; él puso la primera carnicería en Ávalos, allá por donde está el Seguro. Busque a los hijos de Jesús Rodríguez, que hacía carretones último modelo. O visite a los familiares de Ca-siano Herrera; ese sí que era matancero, y de los buenos, sobre todo el menudo que vendía. Don José Pineda era el que repartía la leche; era bronca, de sus propias vacas, y

Page 11: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

147

yo le compraba; las cargaba en un carretoncito jalado por su caballo. Martiniano también vendía leche, pero yo no le compraba; él también tenía vacas. Otros vendían agua, como Félix García, Antonio Rodríguez, Ramón Rodríguez y el Gorra Prieta, imagínese por qué. Vaya con don Arcadio Méndez, que todavía vive y es de los pocos viejos que que-damos. Espéreme, profe, le voy a enseñar un documento que yo tengo guardado.

Don Macario se metió a su casa, tiempo que aproveché para ir a la esquina y traer dos refrescos y unas papitas sin preguntar si quería, antes que me pidiera cerveza. Don Maca estaba viejo, pero su memoria no; apenas si se rascaba un poco la mejilla mientras se acordaba de nom-bres, lugares, ocupaciones y hechos. De vez en cuando se acomodaba el sombrero, eso sí.

—Mire, profe, vea este papel, es copia del original. El ejido tiene 5 mil 496 hectáreas, aquí dice; nombra como 120 colonias que ahora hay, imagínese lo que ha crecido, desde el otro ejido de Robinson y del otro lado otro ejido, el de Santa Eulalia, allá por El Sapo Verde. Y pal lado de De-licias, hasta Carrizalillo, por donde está el nuevo panteón de Chihuahua. Mire, está firmado por Corett, cuando en 1992 se regularizó la tierra. Fíjese, éramos 229 ejidatarios y ya nomás quedamos unos cuantos. Ya todo son colonias, nomás unos cinco siembran, por allá rumbo a Carrizalillo. Imagínese en 1924 cuando andaban empezando el ejido, teniendo a Esquipulas Manquero como primer comisario ejidal; luego ese señor hizo mucho, pero mucho dinero. Mire, otro que seguro tiene fotos y mucho que contar es Jesús Reza; profe, ¿usted reza?

Yo le dije que a veces, mientras él se reía y luego ase-gundó diciendo que era la primera vez en su vida que veía a Jesús cara a cara, y es que yo me llamo Jesús, pero no el Maestro, sino el profe. Después de otro descanso en medio de risas siguió su relato, no sin antes acabarse de tomar su refresco.

—Mire. Juan Manuel García Portillo es mi amigo. Con decirle que es el mejor enyesador de Ranchería y a mí, cuando me enyesó mi cuarto, como quien dice, nomás le pagué el material. Si quiere saber de las fiestas y músicos

Page 12: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

148

de aquí vaya con la familia de Hipólito Montañez; él era buen cantante, como Arcadio Méndez, también de aquí.

Le pedí a don Macario que me contara sobre las escue-las de Ranchería:

—Profe, pos la verdad pregúntele a los profesores. ¿Cómo cree que yo voy a saber más que ellos? Cada quien lo suyo, ¿o no? Yo nomás fui hasta 4o. y ya no le se-guí; entonces no se necesitaba mucho; para trabajar no le pedían a uno papeles. Por eso no fui. Otras escuelas fueron el kínder María Helena Chanes para los chiquitos, la Emiliano Zapata, la Kennedy y la Josefa que han sido las más importantes de Ranchería. Aquí llegaron muchos profesores, pero pronto se iban. Los que me acuerdo que fueron importantes: Rogelio Quiroz de los tiempos de las invasiones, el profe Eduardo Vidal Loya, Julia Sanemete-rio, Sabina Vázquez, Ernestina Rascón, el profe Rogelio Holguín y la maestra Chayo que mi mamá quería mucho porque le dio clases. También Francisco Castillo, Víctor Vázquez, Javier Villanueva, Jesús Manuel Lucio y muchos más que ya no me acuerdo bien a bien.

Después de casi dos horas de plática me dijo que fuera a la radiodifusora donde trabajó el locutor Roberto Santana Valdés, que es considerado como el hijo predilecto de Ran-chería y seguramente tiene papeles de aquí, y sobre todo mucho que contar, porque a él se le acercaba mucha gente.

Entendí que don Maca me mandaba a consultar a otros y era una manera de decir que ya estaba bien por ese día. Estaba un poco cansado. Y sí, me fui sin regresar más. Me había dado santo y seña de las personas que fueron los protagonistas del desarrollo de Ranchería Juárez. Mi tarea era consultarlo.

Page 13: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

149

Anexo 2. Corrido de Ranchería Juárez

Mi lindo Villa Juárez(Hipólito Montañez Rodríguez)

Para cantarle a mi tierra no necesito permiso,me crie en terreno macizode este pueblo encantadoy mi destino lo quisoque naciera cantador.

El glorioso cerro Grandees un eterno vigíaque cuida con gran noblezaa mi vieja ranchería,mi Villa Juárez queridoque es orgullo y alegría.

El arroyo Los NogalesEl Tanque y La Mezquitera.Añoro aquellos maizalesque esta noble tierra diera,y los veintes de noviembre,sus bailes y sus carreras.

Inolvidables escuelassemilleros de cultura,también tenían sus parcelasde florida agricultura,pero siguen dando frutosde enseñanza que perdura.

Page 14: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

150

Soy del mero Villa Juárezese orgullo yo lo tengo,es por eso que ahora vengoa dejarles mi cantara mis amigos queridosque nunca voy a olvidar.

A mis lindas paisanitastambién mi canto les brindo,porque son de lo más lindode belleza sin igual,y al templo de Guadalupetan hermoso y señorial.

Soy el cantor de los pueblosy aunque me voy, siempre vuelvo,porque nací en estos suelosentre surcos y maizalesen aquellos temporalesdonde sembré mis anhelos.

Adiós me voy, me despidode Villa Juárez querido;de Ávalos, pueblito hermano,inolvidable vecino,tú fuiste gran fundición,mi pueblo fue campesino.

Page 15: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

151

Anexo 3. Otras imágenes de antaño

Grupo de la Escuela Primaria John F. Kennedy en 1965.

Grupo de la Escuela Primaria Emiliano Zapata en julio de 1988.

Fu

eN

te

: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e m

Ar

íA

de

lo

ur

de

S g

Av

Ir

Io

Fu

eN

te

: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e B

re

Nd

A y

Ar

It

zA

cA

mA

ch

o m

Ar

tíN

ez

Page 16: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

152

Grupo del Jardín de Niños María Helena Chanes con la maestra Febe durante la década de 1970.

Reunión de ex alumnos de la Escuela Primaria Emiliano Zapata, generación 1954, en agosto de 2015. Arriba: Rogelio y Rubén Balderrama, Julio Bueno, Juventino Castañón, Humberto Ornelas, Beto Enríquez, Juan García y Carlos Pacheco. Abajo: Humberto Ortega, Elvira Lozoya, Carmen

Alarcón, Thelma Villegas, Alicia Villegas y Yolanda Balderrama.F

ue

Nt

e: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e h

um

Be

rt

o o

rt

eg

A g

AB

Al

NF

ue

Nt

e: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e r

oS

A o

tIl

IA

Ar

re

do

Nd

o g

ut

rr

ez

Page 17: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Villa juárez, Chihuahua. un reCorrido por la historia de mi ranChería

153

Equipo de fútbol de Ranchería Juárez en el campo Mauro Álvarez, de Ávalos, en agosto de 1984.

Equipo de la liga comercial en marzo de 1977.

Fu

eN

te

: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e r

It

o A

Nc

ho

Nd

oF

ue

Nt

e: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e h

éc

to

r S

AN

do

vA

l

Page 18: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

J.A. TruJillo Holguín, g. Hernández orozco y F.A. Pérez Piñón

154

Antonio Chávez y Felipe García de la Cruz en 1984.

Frente de la cantina Dos Hermanos y al lado el árbol al que anecdóticamente llamaron “De la noche triste”,

porque allí lloró el Golón, personaje de Ranchería Juárez.

Fu

eN

te

: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e d

AN

Ie

l A

lB

er

to

gA

rc

íA

tr

ejo

Fu

eN

te

: A

rc

hIv

o p

er

So

NA

l d

e h

um

Be

rt

o o

rt

eg

A g

AB

Al

N

Page 19: Anexo 1. Relato novelado de la historia de …...había calles con pavimento y banquetas: todo era tierra, cercos chiquitos de alambre o de adobe y si mucho dos cuartos con un patio

Esta 1a. edición deVilla Juárez, Chihuahua

Un recorrido por la historia de mi rancheríase imprimió en Chihuahua, Chih.,en el mes de septiembre de 2016.

Interiores impresos en los talleres gráficos deImpresos Barrera, con domicilio en

calle 64a. n. 1814, col. Cerro de la Cruz, c.p. 31460.

Encuadernación y acabados finales en elTaller de Encuadernación Ari, con domicilio en

calle Escudero n. 2304, col. Santo Niño, Chihuahua, Chih., c.p. 31200.

Edición y producción: Martín Reyes.