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UNIVERSIDAD DE MEXICO13
Por Huberto BATIS
Un cuento de Jorge Luis' Borges, publicado en E! Aleph .
EL DESTINO DE OTÁLORA
oTRE
de vivir en la antigüedad griega y romana /... / Lees los prospectos los católogos losanunCIos que cantan en voz alta / ahí está lapoesía esta mañana y para la prosa estánI?s periódicos / están las entregas a 25 céntImos llenas de aventuras policíacas / retratosde los grandes hombres y mil títulos diversos / ... / He visto esta mañana una lindacall~ clfyo nombre he olvidado... / por lamanana tres veces la sirena gime allí / unacampana rabiosa ladra hacia mediodia I lasinscripciones de los anuncios y de las murallas / las placas los avisos a la manera delos loros chillan / Me gusta la gracia de estacalle industrial/situada en París entre lacalle AU1110nt-Thiéville y la avenida Des Ternes.
11 Del rojo al verde todo el amarillo semuere / Cuando cantan las guacamayas en lasselvas natales / menudillo de pihis / hay unpoema por hacer sobre el pájaro que sólo tieneun ala / 10 enviaremos en mensaje telefónico /traumatismo gigante / '" / Oh París del rojoal verde todo el amarillo se muere / ParísVancouver Hyeres Maintenon Nueva York ylas Antillas / la ventana se abre como unanaranja / el hermoso fruto de la luz.
12 Quién pues sabrá hacernos olvidar talo tal parte del mundo / dónde está el Cristóbal Colón a Quien deberemos el olvido deun continente / perder / pero perder de veraspara dejar sitio al hallazgo. _.
be en función del tiempo tradicional-finitud- ni siquiera cuando escribppara destruirlo. Borges se sitúa en el tiempo sin tiempo del dios, en posición escalofriante, en lo onírico, en 10 irreal, sin dejar por eso de comprender la realidad,que procura destruir. Difícil posición lasuya, que abarca el todo sin dejar de percibir las partes y singularidades: Borgesdice haber visto en la esfera del Aleph"desiertos y cada una de sus arenas, librosy cada una' de sus letras".
Otálora comprende antes de morir; enun instante se le permite percibir su destino tal como es: pasado, presente y futura conjugados por la muerte, más allá deella; vertiginosamente sigue el procesode su vida, una y otra vez, hasta que siente que está encerrado, sin escapatoria posible, en lo que es tiempo a la vez intemporal y eterno, en lo que es infinito concomienzo y fin paradójicos.
Otálora comprende que "desde el principio lo han traicionado" (no lo habían)y que "ha sido condenado" (no fue, es niserá: todo a una), porque "lo daban pormuerto", porque "ya estaba muerto". Otálora, al llegar a comprender su destino,se da cuenta que no es él quien ha estadoforjándoselo; a este respecto, podría hablarse de un predestino, de un Bandeiracomo predestinador, si nos permitieraBorges situarnos en una catalogación deorden temporal; pero, él está situado enel equilibrio perfecto entre lo temporal-para él apariencia- y lo intemporal-realidacl-, v camina con sabia intui-ción por esa ~uerda floja de la tensiónfinitud-infin.itud, hombre-dios, lo terminado - lo incomplelo: "Sospecho quela palabra infinito fue alguna vez una insípida equivalencia de inacabad?; ahoraes una qe las perfecciones de DIOS en, l.ateología y un discutidero en la metaflslca", dice Borges en Discusión. (p. 164).
uMLE
proyectaban baja la luna sus sombras / yo escuchaba esa noche en el declinar del verano /un pájaro lánguido y siempre irritado / y elruido eterno de un río ancho y sombrío /. : . / La vida es variable al igual que el Eufino.
7 Mi hermoso barco oh mi memoria / sihabremos navegado bastante / en una ondamala de beber / si habremos divagado bastante / de la hermosa alba a la triste tarde /... / Vía Láctea oh hermana luminosa / desdeles b1<:ncos arroyos de Canaán / y desde loscuerpos blancos de las enamoradas / nadadores muertos ¿ seguiremos con jadeo / tu cursohacia otras nebulosas? / ... / Yo que sé layespara las reinas / las Quejas de mis años /himnos de esclavo a los murenas / la romanza del mal amado / y canciones para lassirenas ...
8 Qué bellos estos cohetes que iluminan lanoche / suben a su propia cima y se asomanpara mirar / son señoras que bailan con sumirada por ojos brazos y corazón / ... / estas bailarinas sobredoradas.
9 Hacia un pueblo de la retaguardia / seiban cuatro bombarderos ¡. .. / los cuatro dela clase dieciséis / hablaban de antaño no deporveni r / así se prolongaba la ascesis / quelos ejercitaba a morir.
JO Al cabo estás cansada de este mundo?-ntiguo / pastora oh torre Eiffel el rebañode los puentes bala esta mañana / estás harta
"el laberinto ¡nesoluto e irresoluble"
eOMEl"ZANDO el análisis de "El Muerto", de Borges, de la muerte alnacimiento, fácil es decir que Otá
lora estaba destinado a morir de un balazo. Es un destino obvio al lector que sigueleyendo más allá de sus últimas palabras,y ve a Otálora desangrarse como res entre matarifes; tanto como es patente allector que -hundiéndose en el últimopunto, sin seguir adelante- se queda sólocon la angustia del disparo. Difícil seráreunir las dos posiciones: quedarse en elmomento en que la muerte es y continuar,al s~lcederse el momento, con la muerteque sigue siendo. Mucho más difícil serásituarse en una tercera posición, la queBorges ha tomado para escribir su cuento: la muerte que ya era, laque seríaeternizar el tiempo, entre el inicio y eltérmino, llegar al final de las cosas sinhaber salido del presente que, además, hadejado de serlo: porque Borges no escrt-
lIoso aún, Apollinaire no carecerá de lectores. Un poeta no tiene, otra inmortalidad.
En Apollinaire, el crítico no se separadel poeta.. El gusto por las artes plásticas es en él hijq de un espíritu "ardiente en la búsqueda de la belleza", dispuesto a maravillarse de ella, y prodigiosamente sensible a todo lo que trasciende la vida cotidiana. Apasionado de losbibelots extraños, de ·Ios "fetiches deOceanía y de 'Guinea", de los dibujos deniños, fue uno de los artesanos de lagloria del Douanier Rousseau, en quienencontraba la ingenuidad y el frescor delos viejos Primitivos. Desde 1904, encontacto con Derain, Vlaminck y Matisse, exalta el tumulto del color en losFauves, y las tres virtudes plásticas, pureza, unidad y verdad, que mantienen"bajo sus pies a la naturaleza derribada". Su encuentro con Picasso, que hadejado de él una serie de conmovedoresretratos, hace de Apollinaire- el cantorde la poesía de la época azul, y luego,después de un momento de desorientación ante "Las señoritas de Aviñón", elteórico apasionado del cubismo, "no artede imitación sino un arte de concepciónque se empeña en elevarse hasta la creación". Más todavía que las disciplinasa~céticas del cubismo, los ritmos cromáticos y las hechicerías de colores purosde Robert Delaunay, tan importantespara el nacimiento del arte abstracto, remueven profundamente su sensibilidadde poeta: Apollinaire comprendió el alcance de ese paso de lo figurativo a lo'inobjetivo y creó para designar esas búsquedas el término de Orfismo. Las extravagancias de la aventura futuristasólo le seducen un momento, pero apoyasin desmayos ia pintura "metafísica" deChirico, en el que veía "el pintor másasombroso de su tiempo" y el descubridor de relaciones nuevas entre los objetos, los sueños y lo inconsciente.
Sin la valentía y el intdigente ardorde Apollinaire, hubiera faltado algo alos creadores de la pintura moderna, vsus concepciones eStéticas revolucionariashubieran tardado más en imponerse.Apol1inaire supo reanudar la tradición deBaudelaire: los grandes poetas y los verdaderos pintores andan en busca de unmismo secreto.
(Traduc. de Tomás Segovia)
NOTAS
1 En la jerga literaria francesa, negl-e("negro") es el Que escribe a sueldo paraotro escritor que firma (y cobra) las obra,.
2 Dijimos adiós a toda una época. /... / Comprendimos mi camarada y yo / Queel pequeño auto nos había conducido a unaépoca nueva / y aunque siendo ya los dos hombres maduros / acabábamos sin embargo denacer.
3 Un hombre tartamudo con dos surtidores de llamas en la frente / pasó llevandoa un pueblo ínfimo por el orgullo / de comercada día las codornices y el maná / y dehaber visto el mar abierto como un ojo / Lossacadores de agua barbudos tocarlas de bandeletas / negras y blancas contra los males ysortilegios / regresaban del Éufrates y los ojosde las lechuzas / atraían a veces a los buscadores de tesoros ...
4 Bajo el puente Mirabeau fluye el Sena /y nuestros amores / ¿tendré que recordarlo? /la alegría venía siempre tras la pena / Vengala noche suene la hDra / los días se van yopermanezco.
5 Yo pasaba a la orilla del Sena / conun libro antiguo bajo el brazo / el río esigual que mi pena / transcurre y no se agota /¿cuándo terminará la semana?
6 ¿Te acuerdas de los suburbios y del rebaño plañidero de los paisajes? / Los ciprese<;
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Borges fusiona lo tradicional y lo auténtico infinito metafísico, aunque sóloaparentemente; en realidad está sólo en losegundo: "Nos hemos acercado a la metafísica, única justificación y finalidad detodos los tema's (el cursivo es nuestro),dice en El idioma de los argentiwos (p.34). "Borges sabe que toda realidad sedisuelve con la presencia del infinito ylo convoca constantemente en sus obras,a veces aludiéndolo en una palabra, otrasdesarrollándolo en complejo argumento",nos dice Ana María Barrenechea (La expresión de la irrealidad en la obra de J. L.Borges. El Colegio de México, 1957).
Hemos visto ya el argumento implícitoen el tiempo del verbo que Borges empleapara definir el ser de Otálora y disolversu realidad: "lo daban por muerto, yaestaba muerto" ; además las palabras creadoras de un ambiente espacio-inespacialabundan en el relato, así como las enumeraciones sucesivas, los dobles adjetivos,los paréntesis que explican o amplían lospensamientos, el desasosiego de lo inconn:ensurable, los símbolos, los laberintos,etc... elementos todos del estilo de Borges ya estudiados y conocidos. Unicamente, como algo de interés, queremos llamarla atención sobre la inclusión en la estructura de "El Muerto", de ese esbozo delo cíclico, que es el episodio del borrachoa quien Otálora impide acuchillar a Bandeira en el altercado, y a quien éste permite gozar de la farra, tal como permitiráa Otálora compartir a la mujer de pelocolorado. Borges, en su derecho, ha olvidado conscientemente registrar el castigode aquel hombre por no dejar entrever elfinal de su relato. Todo el cuento estádentro de esta ansiedad fatalista cíclica,porque, al fin y al cabo, Otálora -universalizándolo- es el hombre, en la luchacomún pretenciosa de suplantar al dios;es Otálora el Adán que se repite, la hormiga que edifica Babel, con su momento delucidez: cuando se confunde en su laberíntico destino de frustración, con la consecuente condena.
Pero, Borges, al llegar a presentar maravillosamente el problema del destino delOtálora-hombre, no lo resuelve, ni siquie-
. ra le propone alguna posible solución.Sólo le interesa presentar, con lo literariola inexplicable fatalidad del destino co~mún: sardónica filosofía aplicada, ejemplificada, símbolos por ideas: Otálora pore~ ,hombre, Bandeira por el dios ("tambien el hombre que entreteje estos símbolos") .1 La cI~ve ideológica de la compreI1sión
Gel destlllO de Otálora podría parecer encontrarse en el fatalismo pagano del devenir del suceso. En realidad, BorRes haceuna sutil elaboración de la fisolofía cristiana del destino humano. Siempre se oyeen boca del cristiano: "no sucederá sinolo que Dios quiera", "ya hubiera hechoesto, ya aquello, habría sido el resultadosiempre con forme a la voluntad de Dios" .el mismo Cristo dice: "no se mueve I~hoja del árbol si El no la mueve." Si vemos con detenimiento el destino de Otálora, v~remo~ que no le sucede sino lo queBandelra qUiere, a veces activa. a vecespasivamente. Deja a Otálora hicer, aparelitemente se nulifica ("taciturno entrelos que gritan, deja que .. ."). A Otálorale parece que en su destino él mismo es elq.ue quiere: en realidad (más bien en apanencla) su voluntad es obedecida en lasuplantació:l consumada; en apariencia
. (más bien en realidad) sólo consienten a
sus deseos. "Dios permite que tú, hombre cristiano, puesto que eres libre, hagas,tornes y vuelvas a hacer; al final se ajustan las cuentas." Borges ahonda en elproblema: ("aquí la historia se complicay ahonda"): ¿ Qué tan libre es el hombre?, parece preguntarse. Existen circunstancias, tentaciones, inclinaciones, existeel demonio - brazo siniestro de Dios."Tienta .El a los hombres para probarlos,para acnsolarlos." Borges insinúa el conflicto de la predestinación, el innombrableasunto, bizantino de tan viejo, que la I alesia prohibe a sus predicadores en el púlpito. "Si Dios tiene prefijada la salvacióno la condenación, ¿para qué preocuparse?" Borges inicia a la duda: al conseiltir,Bandeira respeta la libre iniciativa de Otálora; ¿ lo tienta sólo para acrisolarlo o]
hacer de él un lugarteniente, o lo tientapara que falte y poder, así, condenarlo?Más bien parece que Bandeira le incita ala culpa: le permite entrar en su habitación para que lo contemple de cerca, talcual es; le instiga: le muestra a la mujer,esa prolongación fetichista de sus atributos; le presume el caballo y el apero depiel de tigre. Bandeira no es inocente enla culpa de Otálora: además, existe eltraidor ?uár:ez, traidor a Otálora aunque,en apanenCla, traidor a Bandeira; Suárez, el demonio, traidor relativo del dioscompleto traidor del hombre. (Se ha es~tudiado suficientemente al traidor en Borges: ver el libro de Marcial Tamayo yAdolfo Ruiz Díaz, Borges, enigma y clave, Bs. As., 1955.)
El dios-Bandeira va más allá de la tentación: permite al insubordinado el gocede ~u poderío: el caballo, los aperos, lamUjer que, además, todo 10 sabe (cuandoBandeira toca a su puerta antes del desenlace "le abre en seguida, como si esperara el llamado"). Seguro de sí y de lossuyos, Bandeira demuestra una soberbiamás de Dios que de hombre: no puede':xistir la duda de si la mujer enamorada("'ya que vos y el porteño se quieren tanto") siguió la misma suerte que Otálora;pero, si el paulatino suplantar al dios, deOtálora, no pudo contagiar a Suárez, tampoco a la mujer; simplemente actúa ellacon la pasividad de los objetos -criaturas del dios, seguras de sí mismas- enmanos del hombre que los usufructúa parasu daño. N o creemos que sea, la mujerde cabellos rojos, Eva, ni serpiente; entodo caso manzana - prohibida pero noinalcanzable. En su primitivismo divino
"ansiedad fatalista cíclica"
_ UNIVERSIDAD DE MEXICO
"la pI'esencia del infinito"
no¡. i~a a matar Ban~eira a la mujer ni alca"a,!o porqUé se dejara montar.
La eternidad y el destino cristianos sonmostrados por Borges con todas sus sutilezas: la bestia, el demonio la manzanaprohibida, el libre albedrío e~ tensión conla predestinación. Otálora ha creído cs~~r ma~ejando su propio destino, porque
el u~lverso parece conspirar con él";Bandelra el absoluto, que no el universo.Sólo hasta el final se siente en las garrasde otro ser que le ha permitido construirBabeles en el aire, para luerro burlarsede él. El dios bíblico, terrible
b
y justiciero, que contempla a los hombres tratar deHegar al cielo, que les interrumpe la labory les, c<.mfunde para verlos anegarse enlos vertJgos de su propia supuesta sah'aci~n, es bondadoso comparado con Bande~ra. El d~eño evangtflico del campo, quedeja a la Cizaña crecer con la mies, porque ya llegará el día de la selección, cuando ser.á seJ?arada y arrojada al fuego, seasemeja mas al caudillo.
Otálora, creemos, ha ido más allá queel arcángel negro, pues no quiere, comoéste, "ser como"; quiere Otálora "ser enlugar" de Bandeira. La divinidad de Bandeira -gauchesco caudillaje, "una toscadivinidad, una versión mulata y cimarrona del incomparable Sunday de Chesterton"- se mixtifica, se mitdica para siempre al condenar y castigar la servidumbreque no ~ólo ha querido imitar, sino que hadespreCiado al grado de querer subsistirsin destruir ("por una mezcla de rutinay de lástima"). El destino del siervo esvivir en ceguera, para ver, sólo hasta elf!n, cómo el dios aparentemente despreCIable se sacude las cenizas y remonta elvuelo para oCl;lpar el lugar clue, en realidad, no ha perdido. El destino del hombre, para Borges, es la decepción, el frustrado desencanto, la derrota del propioser frente al del dios, el Ctlal viene a sersu suicidio. Bandeira no se toma la molestia de infringir él mismo el castigo:"Suárez casi con desdé:l hace fuego.')
EL DESTINO DE BANDEIRA
Pero no nos contentemos con rebuscaren el problema del destino de Otálora-
"1111 disculidr,-o en la metajísl:ca"
UNIVERSIDAD bE MEXICO
hombre; en nuestro insidioso papel delector que pretende profundizar y buscarel venem rico, la madeja de la elaboradatrama que el Borges simbólico entt-eteje,indaguemos por la veta del dios. Con Borges hem-os vislumbrado un destino espantoso del hombre, no tanto por su irrealidad como por su incorruptibilidad, por suinmanencia ineludible e incontrovertible.N o nos dejemos encerrar en el laberintoin-esoluto e irresoluble del conflicto: destrucción del ser del hombt-e _por el convencimiento de la inconciencia de su yo,por la detención del tiempo destruido, ladeshumanizacian de los personajes, la inanidad del cosmos. Segúi1 Borges, el hombre no hallará -si no es en el momentode la comprensión última, ya demasiadotarde- la Clave del propio ser simbólico,mucho menos la clave de interpretacióndel conocimiento de su un iverso (Wc/tansclwuung), por causa de la intrnmisióndel infinito, el elemento corruptor porexcelencia. Llega Borges, por este camino, al alucinante convencimiento de la incomprensión absoluta, desembocando sóloen las pavorosas "calles unánimes que engendran el espacio", que dice en sus poemas, y en los "corredores de vago rniedoy de sueño". La inconfon11ielad del queno se contenta con la posiblc comprensiónde la duda -la duda misma-- nos llevaa buscat- por nuevos laberintos esta vez,los e1el destino ckl dios en Borges. Juguemos a buscar la comprensión al mistet-iomágico de Bancleira.
"Encontrareis -dice en el Epílogo alAleph- la misma historia de Otálora enLa caída y decadencia del imperio rOlnMtO,de Edward Gibbon." Hemos leido estahistoria del traidor traclicional, que Borges cali fica de "mejor contada" que lasuya, pero que él ha sabido t-eíeri r conmás malicia. En esta referencia a la fuente ele su tema, no deja de haber un goceen burlarse del lector -o del críticodespistándolo. Sin embargo, después del'sta lectllt-a, nos he1110S ciado cuen'1:a deque siempre hemos visto al traicionado enfunción de sí mismo, nunca en funcióndel traidor. En nuestro caso, si hemos visto al Otálora-hombre en función del Bandeira-dios, ¿ por qué no ver a éste en función de aquél? Nuevas dudas nos envuelven, descubrimos una "extraña telarañade plata" en el interior de la pirámide quehemos venido construyendo para llegar :11vértice irrealidad del hom,bre; una extraña telaraña en ia base de toda la fundamentación hecha a costa de la supuestarealidad del dios.
N os hemos Cjuedado con la creencia 111{¡
gica popular elel doble, con la iclea. gnóslica del universo platónico -inverSIón delorden celeste-, con el hombre espejo,imagen y semejanza del dios. De pronto,
. tocios los .vértigos urdidos se derrumban,porque, en Borges, también la realidaddel dios es suposición aparen te; la eternidad clel clios flaquea, porc¡u-: el espejo.que aparentemente sólo la duplica, estáempar:aclo ("hay un espejo Cjue tiene laluna empaí}ada"); ahora. ;]1 comprcnclerque el paño lo tiene ya la imagen quc ~e
refleja, la "tosca divinidacl" aparece endecadencia, en peligro de terminar. 13orges se dice: el dios necesita del hombre,lo crea para no sentirse tan solo, Jo c¡merepara sí. Y destruye, con esta' versión deldios-Bancleira, a sus demás dioses locos omalévolos, ávidos de castigo, de vengan-
za, Porque 130rges presenta, ahora, undios que, inexplicablemente, está a puntode no serlo.
Hojeando el libro de Sir James George17razer, La rama dorada, ]¡.fagia y religión. (F. C. E., 1956, pp. 330 Y ss.), seencuentra uno con un par de-páginas queiluminan al Bandeira "osCln-o y remoto"que BOt-ges ha presentado, Habla 17t-azcrde Babilonia, en época histórica, del festival de Zagmuk, durante el cual debía elrey renovar sus podere por medio de unaceremonia anual. Podría ser -dice- quelos reyes perdieran no sólo la corona sinotambién la vida, al cabo cle su reinado.Según el historiador Beroso, se cekbrabala fiesta de la Sacaea, que duraba cincodías, dl\1"ante los cuales re/es Y súbditoscambiaban de papeles (lotería) dando Ól-denes éstos y sirviendo aquéllos. Hablatambién el historiador de un prisioneroque -condenado a muerte- era puestoen el tt-ono real y se le permitía aun yacercon las concubinas del rey; pero, al ten11inar el corto lapso de las fiestas, era despojado de los atributos del poder y ajusticiado. Concluye 17razer que esta ceremonia "podría quizá explicarse como una'burla hon-enda a expensas de un: desgraciado criminal".
No perdamos de vista el paralelo connuestros símbolos Otálora y Bandeira.Conocemos la realidad íntima del caueli110 "que yace boca arriba, sueña y se que-
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ja", del Bancleira a quien "una vehemencia de sol último lo define".
Otálora "nota las canas, la fatiga, laflojedad, las grietas de los años". N os encontramos frente a una rudimentaria Golerdiimerung. A Otálora "lo subleva quelos esté mandando ese viejo" ; llega a atreverse a pensar que "un golpe bastaríapara dar cuenta de él", El gauchesco Bandeira parece ser el rey babilónico al cabode su reinaclo. Borges lleva a Otálora aconvertirse en reo de ambición irreverente y de traición. Hay un rey caduco y unprisionero apto para ser coronado "rey eleburlas". El rey trueca ,.;u poderío con elreo al permitir, sufrir y quet'er la suplantación. Este primer paso nos abre ya unmundo de sugerencias importantísimaspara una mejor comprensión del destinode Bandejra.
Volvamos a Frazer y demos con él unsegundo paso: "Considerando la celosareclusión del harén ... el permiso de invadirlo nunca hubiera sido concedido porel dé'spota y menos aún a un criminal convicto, excepto por una gravisima razón,la de que el condenado iba a morir en lugar del rey, y para hacer pedecta la sustitución era necesario que gozase de todos los derechos de la realeza durante subreve reinado. La regla Cjue ordena moriral rey, ya a la aparición de cualquier sintoma de decadencia. , . es ciet-tamente unaley que los reyes tratarian de abolir o mo-
ASPECTO16
di f icar ... No debemos olvidar.:. que elreyes occiso en su carácter de dl?~ o semidios, y su muerte y :esurrecclOn sonlos únicos medios disponIbles para perpetuar la vida divina incólume que se creenecesaria para la salvación de su puebloy del mundo".
. N o necesitaba el Bandeira decadente¿ I ..
una resurrección para. volver él a( qutr1r,a sus ojos y ante los demás, la soberaníade su caudillaje? ¿N o muere aparentemente al permitir a Otálora la suplantación y el uso de los derechos del mand?,pél ra .luego resucitar perpet~lando ~u caJ¡dad de dios? ¿No es el ellOs OCCISO quenecesita disponer del hombre que ha demorir en su lugar para perpetuar su vidaincólume? ¿ Cuál destino es ahora másbárbaro, el del hombre-Otálora o el deldios-Bandeira? ¿Quién es más dios o máshombre de los dos, o ni dioses ni hombres? ¿ Quién es más necesario o más suplantado de los dos? Otálora cree no necesitar de Bandeira, ese es su error; peroOtálora siempre es Otálora para sí mismo; en cambio, para Bandeira, Otáloratiene que ser Bandeira para que Bandeirapueda volver a ser Bandeira. Y, al ser elhombre tal hombre, ¿ qué tan dios es taldios?
El laberinto se cierra de nuevo, llegamos a su centro y descubrimos que notiene salida -salida o entrada, que paralaberintos es 10 mismo. N o es sólo el destino del hombre sujeto a un hacedor comola mayoría ha interpretado el relato deBorges; es también el destino del dios sujeto al del hombre; no es sólo la presentación de 10 irremediable, de la fatalidad,es además la duda, la incertidumbre, laangustia, la niebla de la negación hechade magia y poderes ocultos; porque paraBorges el destino de! hombre aparece enfunción del destino del dios, y la irrealidad del Otálora-hombre se contraponea otra irrealidad, más tenebrosa aún, másangustiante, la irrealidad del Bandeiradios.
Y, por aquí, ni Borges ni nadie podemos ir a ninguna parte, nos lo dice elAleph, que 10 encierra todo sin encerrarnada, 10 sabe todo sin nada saber, 10 muestra todo sin mostrar nada: nihilismo absoluto.
Borges sabe presentarnos su problemática intelectual de filiación universal,con el ropaje particular del paisaje de lapampa y el lenguaje genuinamente popular y culto, de mérito paradójico, siguiendo la tradición de los escritores de logauchesco. En "El Muerto" podrían encontrarse perfectamente dilucidadas las características del gaucho: el fatalismo, lasocarronería, el coraje; pero el individualismo de los personajes no excluye, sinembargo, al ser universal. N o se quedaBorges en el cosmo-ambiente local, a pesar de sus insinuaciones al paisaje; no se"agaucha" por el uso buscado de americanismos. Borges es, Cl-eemos, un escritoruniversal, aunque diga que "otros escriben mejor que yo, que a casi todos lesasiste una espontánea, negligente facilidadque me está vedada y que no lograré nipor la meditación, ni por el trabajo, nipor la indiferencia, ni por el magníficoazar". Además de sus cualidades en cuanto al modo de decir (Amado Alonso lealababa por esto" recordemos siempreque Borges es magnífico por su modo deinquirir constantemente procedimientosexpresivos, discursivos, recreadores de lamagia metafísica universal.
UNANTAGONISMO
DE
UNAMUNOy ORTEGAPor Rugo RODRIGUEZ ALCALA
eOi\IO ES nIEN SABIDO, durant~ 111l~chos
años Unamuno y Ortega eJercIeronsu apostolado intelectual reñidos e.n
úspero antagonismo. A todo lecto~ famIliarizado con la cultura de la Espana contemporánea le son conocidas las razones
Ortega y Gasset
de índole temperal1lental e ideológica quesuscital'On el desacuerdo y enemistad entre las dos figuras máximas de esa cultUI-a. Por consiguiente, resulta innecesariopuntualizar aquí el OI-igen y desarrollo dela discordia, tanto más cuanto que el temaya ha sido tratado más de una vez. 1
Me limitaré, pues, a estudiar aquí unsólo aspecto de la diferencia que los apartó dur«nte los lustros en que estos dosgrandes hombres, el uno en Salamanca yel otro en Madrid, desempeñaron su glorioso magisterio y forjaron su renombreuniversal.
A unque el aspecto del disentimientoque voy a exponer es sólo uno de los muchos que integran la trama de la sonadaquerella, no deja por eso de ser significativo: Se refiere al contraste de la posturaque ambos maestros asumen ante la sincCI-idad. Y digo que es significativo porque si el análisis pormenorizara todas susimplicaciones, habría material no sólo paraun denso artículo sino para todo un libro.Me atendré, por tanto, a un propósito másmodesto de mera exposición y parco comentario.
UNIVERSIDAD DE MEXICO
DELPero antes de entrar en materia e in
dicar por qué Unamuno vio en la sinceridad además de una virtud efectiva algoasí como un procedimiento o método deredención individual y colectiva, y por quéOrtega la consideró un síntoma de laxitudy decadencia espiritual, convendrá primeramente hablar de Ortega en relación conotro ilústre escritor español, campeón dela sinceridad como profilaxia moral. Esteescritor espaDol, tercero en discordia, 110
es otro que Pío Baroja, de origen vasco,es tanto o más sincero que Unamuno, y,sin embargo, a despecho de 'su sinceridad,muy amigo del castellano Ortega.
Y quiero hablar primero de Ortega yde Baroja porque el sincero Baraja mereció de la amistad de Orteg-a el elogiode su sinceridad en páginas de maravillosa lucidez crítica, al paso que el sinceroUnamuno inspiró a Ortega en más de unaocasión, precisamente lo más contrario delelogio: los apóstrofes acaso más violentosque el pensador madrileño haya jamásfulminado contra un escritor español oL'xtran jera.
11
He dicho que la sinceridad de Barajamereció el elogio de Ortega, y como esteaserto puede inducir a que se supongaque entre Baroja y Ortega debió existiralguna recóndita afinidad ideológica otemperamental, no estará de más establecer una rápida comparación de sus respectivas posturas ante e! mundo y la vida.y lo primero que hay que advertir al establecer esta comparación es que Ortegay Baroja son dos polos intelectuales yemocionales diametralmente o p u e s tos.Para Ortega el mundo es, según su propia expresión, "una maravilla". Para Ortega la vida tiene "sentido" ; para Ortegavivir es una continua fruición intelectualy estética; vivir es ejercer un gozoso esfuerzo de comprensión y de amor enderezado a los seres y a las cosas. "No, nome basta con tener la materialidad de unacosa" -ha escrito Ortega en el primerode sus libros famosos-:
"necesito además tener el 'sentido' quetiene, es decir, la sombra mística que sobre ella vierte el resto del universo. Pero,¿ no es esto lo que hace el amor? Decirde un objeto que lo amamos y decir quepara nosotros es el centro del universo,lugar donde se anudan los hilos todos,cuya trama es nuestra vida, ¿ no son expresiones equivalentes?" 2
M undo y vida ofrecen a Ortega un deleitable espectáculo que espejea en la pulida elegancia de su prosa. A una damacon que el meditador dialoga en el campo de golf de Madrid, éste le confiesa queél ha elegido ser mártir, esto es, testigode la vida, solamente espectador de la vida, como si a éllc fuera ajeno el vivir conintensidad y plenitud. Pero esto es másun indirecto cumplido o galantería parauna aristócrata deportista que la expresión de una venIal total, pues la biografíade Ortega constituye un prolongado y vigoroso ímpetu en que reflexividad y actividad se manifiestan parejamente intensas; porque la suya fue una carreraejemplar y luminosa a lo largo de la cualdejó una amplia estela de triunfos y de
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