testimonio literario de yuri vásquez. segunda parte

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Testimonio Literario de Yuri Vásquez. Segunda parte. Texto fue leído en "Miradas Literarias" en Ayacucho el 2014.

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  • 13ArequipaLunes, 20 de Abril de 2015CULTURAL

    1. DE LA CONCEPCIN Y PRE-PARACIN DE LA NOVELA (Continuacin)

    Entonces, los libros de Argue-das, Bryce Echenique y Vargas Llosa confrontados con una realidad violenta y arrasada que pareca superarlos y des-bordarlos, fue el otro factor que dio lugar a la concepcin final de mi libro; por esto, me empe a tratar de descifrar de alguna manera las inte-rrogantes fundamentales del porqu y cmo irrumpa la violencia en este pas. De esta manera comprend que las respuestas deba buscarlas no precisamente en la apariencia externa del fenmeno, sino en la esencia del individuo y la co-lectividad peruana. Cre saber entonces que deba bucear en la historia, pero no en su histo-riografa de datos y hechos sino en su esencia y espritu, que es el alma y el ser de los hombres y sus pueblos. Conseguido este objeto qued completada la idea: escribira un libro que recorrera, a partir de una le-yenda arequipea, a partir de una ciudad (incrustada entre los andes y la costa) y sus ciu-dadanos convertidos en perso-najes, las vicisitudes y dramas de una sociedad entera que llevaba consigo a cuestas y sin resolver sus problemas hist-ricos esenciales y que termina pese a todo enfrentndose y consumindose en la autodes-truccin y la guerra.Desde un inicio para m estuvo claro, entonces, que lo ms importante, antes que descri-bir la preparacin ideolgica de la subversin, o narrar la

    Testimonio literario de El nido de la tempestad [II]

    TEXTO MUESTRA LA GNESIS DE UNA DE LAS MEJORES NOVELAS AREQUIPEAS DE LOS LTIMOS TIEMPOS

    de su entorno, condensando eficazmente el yo existencial y el mundo social en una unidad indivisible y en el que ambos extremos se acercaran y se separaran en el flujo de una dinmica incesante del ir y venir de la realidad interior a la realidad exterior sin omitir ni desestimar la fuerza de la trama argumental que iba ms all de la cotidianidad y que conduca inexorablemente a los personajes al drama a la vez existencial e histrico.Pero tambin veamos el tema literario y los personajes de El nido de la tempestad, que como acabamos de referir es narrado mediante un discur-so que va incesantemente del extremo interior al extremo exterior. La historia se sita en Arequipa a mediados de los aos setenta, en los ltimos

    descomposicin e impotencia del Poder ante el fenmeno o detenerme en mostrar accio-nes armadas, era encontrar la esencia del problema por el cual la sociedad se enfrentaba atrozmente. Entonces, esto su-pona introducir en los perso-najes y la historia de mi novela el drama histrico y colectivo de una sociedad que es inca-paz de reconocerse y amarse, de convivir al lado del otro como su imagen y semejanza, de forjar un proyecto comn de vida, de enfrentarse, sin rehuir y mentirse, a la verdad de su entorno su cultura y su mestizaje. Para m esto supo-na abordar el pecado original del ser y no ser peruano, de la crisis de la identidad, que pese a la fundacin de la repblica, las revoluciones caudillistas, golpes de Estado, reivindica-ciones sociales, partidos pol-ticos de izquierda y derecha y la modernizacin de sus ciu-dades, al paso del tiempo y los siglos, se mantena inclume y petrificada como una piedra y que daba lugar al trauma exis-tencial, al fracaso de las rela-ciones humanas, a la violencia social consuetudinaria de unos contra otros, desprecindose, negndose a s mismos y afir-mndose en la negacin de los dems, y que finalmente, como un cncer que crece y lo corroe todo, termina por llevarnos, entre otros factores y componentes, naturalmente, a la guerra y la muerte.

    2. DE LA TCNICA LITERARIA Y LOS PERSONAJES DE LA NO-VELACon todo lo dicho estaba pues interesado en escribir la novela del tiempo que se viva. Pero

    mi idea no era escribir una no-vela multitudinaria a la manera de La guerra y la paz de Len Tolstoi y otras semejantes, en el que el contexto de la poca queda nicamente reproduci-do por descripciones externas de acontecimientos, y en que a lo sumo se desarrollan rpidas miradas psicolgicas de los per-sonajes a travs del autor. Mi idea era ms bien elaborar una novela existencial con pocos personajes y que stos fueran la sntesis de su entorno inme-diato y del proceso colectivo e histrico que necesariamente llevaban en sus espaldas como parte de ellos mismos, como su propia alma y sangre. Pero tomar este camino significaba pretender sumergirme en la profundidad interior e indivi-dual de los personajes. Comprend que la estructura

    de la novela realista conven-cional y decimonnica que tanto haba servido por ejem-plo a Vargas Llosa, no serva para mis planes literarios. Sin embargo, tampoco poda pres-cindir del todo de sus recursos tcnicos. Ahora bien, con mis pretensiones puestas sobre la mesa deba emplear en forma prevalente la tcnica del mo-nlogo interior. Joyce, Virginia Woolf, Sartre y otros eran los maestros y ellos haban desa-rrollado la tcnica en el marco de disquisiciones y conflictos individuales condicionados por los simples eventos cotidianos. Mi novela, por el contrario, y de acuerdo a las consideraciones expuestas, me impona la ne-cesidad de usar el monlogo para interiorizar la vida de los personajes, vinculada a su exis-tencia y la existencia histrica

    Por: Yuri Vsquez meses del gobierno del general Juan Velazco Alvarado y la as-censin al poder fctico militar de Morales Bermdez. A este punto convergen dos historias: la de la abuela Rosala contada por su sirvienta, una loncca sin nombre que representa a todos los lonccos y cholos, y que con el lenguaje aldeano de los arequipeismos refiere la historia de la monja Beatriz en el siglo XIX, inspirada en la leyenda de la monja Gutirrez, que narra a su a su vez la histo-ria familiar que representa en forma simblica la decadencia y descomposicin de la aristo-cracia y oligarqua arequipea y peruana. La otra historia se encuentra encarnada por Mauro Apaza Pucar y Mariela Velarde Mu-oz, dos estudiantes universi-tarios de apariencia y proce-dencia distinta; el uno de pa-dres migrantes de los andes de Puno, y la otra perteneciente a una familia de linaje en la ciu-dad, pero arruinada y venida a menos. Ambos llevan tras de s la sombra de otros personajes que encierran su pasado y sus traumas histricos existencia-les; ellos son Olga Zapana, her-manastra de Mauro; y Marco Velarde, el Criollo, primo de Mariela. Mariela ha sufrido, antes de convertirse en mujer, la violacin de Marco, el Criollo, por lo que ste es desterrado durante aos por la familia, y ella sin poder superar el acto sufrido se debate sin solucin entre la vida real e irreal que la convierte en una especie de espectro, encerrando as y en ella, la decadencia y fin de toda una historia aristocrtica.

    Contina en el siguiente nmero

    Escritor arequipeo, ganador del Premio Cop de Cuento 1994, tambin es autor de Cortometraje y Tm-panos y kamikazes.

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