testimonio literario de yuri vásquez

1
13 Arequipa Lunes, 13 de Abril de 2015 CULTURAL 1. DE LA CONCEPCIÓN Y PREPARACIÓN DE LA NOVELA Recuerdo como hoy que a mediados de los años ochenta empecé a escribir mi primera novela. Como siempre que escribo un texto literario, su ejecución debe encontrarse presidida necesariamente por un título, bajo amenaza de no hacerlo, de complicar- me emocionalmente con mi proyecto; por eso mi nove- la adoptó desde un inicio el nombre de “Subterráneos”. Antes, un año antes, la prepa- ré cuidadosamente, es decir, a partir de los primeros meses de 1984. Influenciado por re- velaciones de Vargas Llosa, por su método de trabajo literario, elaboré con el entusiasmo de la juventud y de un gran pro- yecto, diversas Fichas Técnicas, en las que prefiguré a grandes y específicos trazos la historia en general, y las sub historias que tenía que narrar. Además, las bio-fichas literarias de los personajes principales en dos niveles: la de sus caracterís- ticas psicológicas y las de sus contextos y nexos sociales. Por último, fui desarrollando tam- bién la estructura general del libro en cuanto a sus capítulos y la técnica literaria que debía emplear para cada uno. Fue un trabajo arduo y en verdad, ya embarcado, no me resultó grato, y el cual hice y rehíce muchas veces hasta creer encontrarle soluciones definitivas. Una vez que culmi- né con los planos y mapas de la novela me puse a escribirla. Debo confesarles, que la pre- Testimonio literario de El nido de la tempestad [I] ESCRITOR AREQUIPEÑO LEYÓ EL DOCUMENTO EN “MIRADAS LITERARIAS” REALIZADA EN AYACUCHO EN 2014 Más tarde, en la Universidad San Agustín, encontré el libro de Bustamante de La Fuente en la Biblioteca Central del parque universitario y se reavivó mi de- seo de escribir sobre la historia de la monja, su familia, su tiem- po; me seducía extraordinaria- mente, ya despojado de pro- pósitos románticos y algo más cuajado en el impulso y apren- dizaje literario, la posibilidad de reconstruir a partir de sus vicisi- tudes y mediante la ficción lite- raria la historia de la República en el siglo XIX. Quise acometer semejante tarea y me puse a leer libros de historia de la épo- ca. Pero pronto me percaté que el libro que quería escribir no debía detenerse sólo en el siglo decimonónico, sino abarcar los acontecimientos que se vivían entonces. Y es que eran princi- pios de la década de 1980 y el fenómeno violentista de Sen- dero Luminoso había irrum- pido en el país, y nadie que quisiera tomar conciencia de la vida y el tiempo que le había to- cado vivir podía sustraerse a su inobjetable surgimiento. Este hecho, el de la guerra desatada, cambió decididamente mis pla- nes literarios. Para esos años ya había leí- do Todas las sangres , de José María Arguedas, Un mundo para Julius , de Alfredo Bryce Echenique y Conversación en La Catedral , de Mario Vargas Llosa. Cada libro abordaba un tema específico de la realidad peruana: Todas las sangres describía el conflicto de sus personajes multitudinarios en razas y orígenes, los que esta- ban envueltos en la eternidad y pervivencia de un contexto an- dino amenazado por el moder- nismo de sus ciudades, modos paración exhaustiva y hasta casi maniática por los detalles no me liberó en modo alguno de entregarme con seguri- dad y aplomo a la ejecución, y tampoco, debo decirles con honestidad, que las fichas lite- rarias fueron luces que se pro- yectaron plena y exactamente en la escritura. En el camino de la literatura, como en el de la vida, es inevitable que surjan pese a todos los planeamien- tos el azar, los accidentes, la vo- luntad ciega e insospechable de los personajes que cobran vida y se disputan con el autor su propio destino. La novela la terminé en julio de 1988; sin embargo, en los siguientes dos o tres años fui puliéndola, sin afectar drás- ticamente su historia y sus personajes. Casi apenas cul- minada, en 1989, la mostré a algunos amigos de la literatura que entonces acababa de co- nocer: Marcel Oquiche, José Gabriel Valdivia, Fernando Ri- vera, Alfredo Herrera y otros. La versión final de la novela, que ahora se publica, guarda diferencia con la anterior por la de presentar una estructura desmontada de técnicas litera- rias que la hacen menos den- sa y barroca. Desde el tiempo que adquirió esta forma la guardé en la gaveta de mi es- critorio durante años, y única- mente me dediqué a escribir mis siguientes libros uno tras otro, sin importarme su exis- tencia. A raíz de la inminente publicación del primer libro, Cortometraje , algo entusias- mado por cierto interés que se había tomado en la lectura de los cuentos enmarcados en el realismo mágico urbano que mostraban la violencia social y la evasión del individuo en los 80, envié “Subterráneos” al Concurso Internacional de Novela Copé 2009, en la que resultó ser finalista. El cambio de título del libro a El nido de la tempestad , se debió a mi participación en el concur- so. Antes, en diversas informa- ciones y registros acerca de mi obra inédita, se daba cuenta de mi novela “Subterráneos”, por lo que a fin de que el libro concursara sin dificultades y sin saberse su autor, le cambié el título. En todo caso, los dos títulos aluden y prefiguran los hechos que narra y que tienen que ver con la génesis sorda y silenciosa de la violencia políti- ca que se incuba a mediados de los 70, terminando por es- tallar en 1980. En cuanto a la concepción de la novela, tuvo su primer ori- gen cuando en mis últimos años de formación escolar por accidente encontré entre los libros de un lejano tío historia- dor, Artemio Peraltilla, el libro de Manuel Bustamante de La Fuente, publicado en 1971, el cual leí apresuradamente y cuya historia y leyenda acerca de la arequipeña monja Gutié- rrez del siglo XIX se me quedó grabada en la mente. Por esos años la vocación literaria ya alentaba mi vida, y recuerdo haber pretendido escribir una novela sobre ella bajo un signo romántico que nunca terminé. Por: Yuri Vásquez de vida y gentes costeñas ante los cuales Rendón Wilka, el ro- mántico e incorruptible héroe andino de cultura milenaria, cae abatido; en Un mundo para Julius , nos vemos ante un niño desencantado, que es atraído por el mundo más real y con- creto de la calle y sus sirvientes serranos, contrariamente que por la aristocracia limeña rancia al que pertenecen sus padres y que da lugar a una novela sobre la descomposición de la clase de linaje en el Perú; y final- mente, en Conversación en La Catedral , asistimos con todo el espectro social de un país de los años 50 y 60 y atravesada por la dictadura de Odría, a la vida de Zavalita, que encierra la sín- tesis de un país agotado, vacío de perspectivas y esperanzas, muerto en el dolor y escepticis- mo del fracaso. Estos libros, lo sabemos, son ex- traordinarios y permanecerán como obras invalorables de la literatura peruana y universal. Pero en aquellos años, con un país arrastrado a una confla- gración sin tiempo ni medida, parecieron de pronto pálidos e irreales. Hoy, desde luego, no podemos decir lo mismo. Sin embargo, en los años 80, a golpe de muerte y represión, surgía una sociedad diferente a todos sus periodos históricos de existencia y en la que sus elementos estructurales: po- der, clases sociales, partidos po- líticos de derecha e izquierda, medios de producción, organi- zaciones sociales y sindicales, eran destrozados y caían a pe- dazos. ¿Qué había sucedido? ¿Por qué había ocurrido todo esto? Continúa en el siguiente número

Upload: issac-newton

Post on 28-Sep-2015

26 views

Category:

Documents


4 download

DESCRIPTION

Testimonio Literario de Yuri Vásquez. Primera parte. Texto fue leído en "Miradas Literarias" en Ayacucho el 2014.

TRANSCRIPT

  • 13ArequipaLunes, 13 de Abril de 2015CULTURAL

    1. DE LA CONCEPCIN Y PREPARACIN DE LA NOVELA

    Recuerdo como hoy que a mediados de los aos ochenta empec a escribir mi primera novela. Como siempre que escribo un texto literario, su ejecucin debe encontrarse presidida necesariamente por un ttulo, bajo amenaza de no hacerlo, de complicar-me emocionalmente con mi proyecto; por eso mi nove-la adopt desde un inicio el nombre de Subterrneos. Antes, un ao antes, la prepa-r cuidadosamente, es decir, a partir de los primeros meses de 1984. Influenciado por re-velaciones de Vargas Llosa, por su mtodo de trabajo literario, elabor con el entusiasmo de la juventud y de un gran pro-yecto, diversas Fichas Tcnicas, en las que prefigur a grandes y especficos trazos la historia en general, y las sub historias que tena que narrar. Adems, las bio-fichas literarias de los personajes principales en dos niveles: la de sus caracters-ticas psicolgicas y las de sus contextos y nexos sociales. Por ltimo, fui desarrollando tam-bin la estructura general del libro en cuanto a sus captulos y la tcnica literaria que deba emplear para cada uno. Fue un trabajo arduo y en verdad, ya embarcado, no me result grato, y el cual hice y rehce muchas veces hasta creer encontrarle soluciones definitivas. Una vez que culmi-n con los planos y mapas de la novela me puse a escribirla. Debo confesarles, que la pre-

    Testimonio literario de El nido de la tempestad [I]

    ESCRITOR AREQUIPEO LEY EL DOCUMENTO EN MIRADAS LITERARIAS REALIZADA EN AYACUCHO EN 2014

    Ms tarde, en la Universidad San Agustn, encontr el libro de Bustamante de La Fuente en la Biblioteca Central del parque universitario y se reaviv mi de-seo de escribir sobre la historia de la monja, su familia, su tiem-po; me seduca extraordinaria-mente, ya despojado de pro-psitos romnticos y algo ms cuajado en el impulso y apren-dizaje literario, la posibilidad de reconstruir a partir de sus vicisi-tudes y mediante la ficcin lite-raria la historia de la Repblica en el siglo XIX. Quise acometer semejante tarea y me puse a leer libros de historia de la po-ca. Pero pronto me percat que el libro que quera escribir no deba detenerse slo en el siglo decimonnico, sino abarcar los acontecimientos que se vivan entonces. Y es que eran princi-pios de la dcada de 1980 y el fenmeno violentista de Sen-dero Luminoso haba irrum-pido en el pas, y nadie que quisiera tomar conciencia de la vida y el tiempo que le haba to-cado vivir poda sustraerse a su inobjetable surgimiento. Este hecho, el de la guerra desatada, cambi decididamente mis pla-nes literarios. Para esos aos ya haba le-do Todas las sangres, de Jos Mara Arguedas, Un mundo para Julius, de Alfredo Bryce Echenique y Conversacin en La Catedral, de Mario Vargas Llosa. Cada libro abordaba un tema especfico de la realidad peruana: Todas las sangres describa el conflicto de sus personajes multitudinarios en razas y orgenes, los que esta-ban envueltos en la eternidad y pervivencia de un contexto an-dino amenazado por el moder-nismo de sus ciudades, modos

    paracin exhaustiva y hasta casi manitica por los detalles no me liber en modo alguno de entregarme con seguri-dad y aplomo a la ejecucin, y tampoco, debo decirles con honestidad, que las fichas lite-rarias fueron luces que se pro-yectaron plena y exactamente en la escritura. En el camino de la literatura, como en el de la vida, es inevitable que surjan pese a todos los planeamien-tos el azar, los accidentes, la vo-luntad ciega e insospechable de los personajes que cobran vida y se disputan con el autor su propio destino. La novela la termin en julio de 1988; sin embargo, en los siguientes dos o tres aos fui pulindola, sin afectar drs-ticamente su historia y sus personajes. Casi apenas cul-minada, en 1989, la mostr a algunos amigos de la literatura que entonces acababa de co-nocer: Marcel Oquiche, Jos Gabriel Valdivia, Fernando Ri-vera, Alfredo Herrera y otros. La versin final de la novela, que ahora se publica, guarda diferencia con la anterior por la de presentar una estructura desmontada de tcnicas litera-rias que la hacen menos den-sa y barroca. Desde el tiempo que adquiri esta forma la guard en la gaveta de mi es-critorio durante aos, y nica-mente me dediqu a escribir mis siguientes libros uno tras otro, sin importarme su exis-tencia. A raz de la inminente publicacin del primer libro, Cortometraje, algo entusias-mado por cierto inters que se haba tomado en la lectura de los cuentos enmarcados en el realismo mgico urbano que mostraban la violencia social

    y la evasin del individuo en los 80, envi Subterrneos al Concurso Internacional de Novela Cop 2009, en la que result ser finalista.El cambio de ttulo del libro a El nido de la tempestad, se debi a mi participacin en el concur-so. Antes, en diversas informa-ciones y registros acerca de mi obra indita, se daba cuenta de mi novela Subterrneos, por lo que a fin de que el libro concursara sin dificultades y sin saberse su autor, le cambi el ttulo. En todo caso, los dos ttulos aluden y prefiguran los hechos que narra y que tienen que ver con la gnesis sorda y silenciosa de la violencia polti-ca que se incuba a mediados

    de los 70, terminando por es-tallar en 1980. En cuanto a la concepcin de la novela, tuvo su primer ori-gen cuando en mis ltimos aos de formacin escolar por accidente encontr entre los libros de un lejano to historia-dor, Artemio Peraltilla, el libro de Manuel Bustamante de La Fuente, publicado en 1971, el cual le apresuradamente y cuya historia y leyenda acerca de la arequipea monja Guti-rrez del siglo XIX se me qued grabada en la mente. Por esos aos la vocacin literaria ya alentaba mi vida, y recuerdo haber pretendido escribir una novela sobre ella bajo un signo romntico que nunca termin.

    Por: Yuri Vsquez de vida y gentes costeas ante los cuales Rendn Wilka, el ro-mntico e incorruptible hroe andino de cultura milenaria, cae abatido; en Un mundo para Julius, nos vemos ante un nio desencantado, que es atrado por el mundo ms real y con-creto de la calle y sus sirvientes serranos, contrariamente que por la aristocracia limea rancia al que pertenecen sus padres y que da lugar a una novela sobre la descomposicin de la clase de linaje en el Per; y final-mente, en Conversacin en La Catedral, asistimos con todo el espectro social de un pas de los aos 50 y 60 y atravesada por la dictadura de Odra, a la vida de Zavalita, que encierra la sn-tesis de un pas agotado, vaco de perspectivas y esperanzas, muerto en el dolor y escepticis-mo del fracaso. Estos libros, lo sabemos, son ex-traordinarios y permanecern como obras invalorables de la literatura peruana y universal. Pero en aquellos aos, con un pas arrastrado a una confla-gracin sin tiempo ni medida, parecieron de pronto plidos e irreales. Hoy, desde luego, no podemos decir lo mismo. Sin embargo, en los aos 80, a golpe de muerte y represin, surga una sociedad diferente a todos sus periodos histricos de existencia y en la que sus elementos estructurales: po-der, clases sociales, partidos po-lticos de derecha e izquierda, medios de produccin, organi-zaciones sociales y sindicales, eran destrozados y caan a pe-dazos. Qu haba sucedido? Por qu haba ocurrido todo esto?

    Contina en el siguiente nmero