revista ea :: n3
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ejemplargratuitoN3 FEB’11 / ABR’11
Cruz de Mayo, 6 Hellín Llámanos: 967 307 523www.inforociodigital.com
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Antonio Valero (Gerente)
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Todos los derechos reservados. Queda prohibida la reproducción, distribución, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta publicación, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización.
“La peor de las actitudes es la indiferencia, decir: yo no puedo hacer nada, a mí ya me va
bien. Comportándoos así perdéis uno de los elementos esenciales que nos hacen humanos:
la facultad de indignación y de compromiso que es su consecuencia”
Stéphane Hessel
Editor: Sergio Mora
sergio@iofferto.com
Diseño y maquetación:iofferto diseño
grafica@iofferto.com
Fotografía Portada:LA CÁMARA ROJA
info@lacamararoja.comwww.lacamararoja.com
967 681 342
618 97 68 69ea@iofferto.com02400 Hellín (Albacete)Apdo. Correos 144
3editorial
Depósito Legal AB-466-2010
EDITORIAL
N3 FEB’11 / ABR’11
Lo primero, dar mi más sincera enhorabuena a todos y cada uno de los colaboradores de la revista. Conforme iban enviándome sus textos y fotografías, más perplejo
me quedaba. Se han querido superar y lo han hecho exponencialmente.... y ésa es la esencia de la revista.
Queremos hacerte sentir. Hacerte pensar y reflexionar sobre lo que está pasando a tu alrededor. Incentivar que actúes y que no te quedes con los brazos cruzados porque... las palabras, se las lleva el viento, y dada la situación actual, si no estamos
unidos, quejarse sin actuar no servirá de nada.
Con vuestro permiso, me gustaría dedicar este tercer número de la revista a la mejor persona que he conocido nunca, mi abuela Encarna y que dentro de unos días hará un año que
nos dejó. Un fuerte beso, allá donde estés.
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Como ya es costumbre, empecemos
haciendo un breve resumen de tu vida.
Soy hellinero nacido en 1943. De padres
(Miguel y Clemencia) y abuelos también helli-
neros. Mi padre trabajaba en una fábrica de
sombreros en La Alhóndiga, que era de la
familia Vaquero. Era una empresa muy im-
portante ya que en aquella época hasta dis-
tribuía en el extranjero. Hacía boinas y som-
breros. Cuando cerraron la fábrica entró en
la arrocera de Los Juárez y allí estuvo hasta
que murió. Murió muy joven, a los 45 años.
Fue un palo muy duro, entonces yo tenía
diecisiete años. Más tarde me casé y tuve
tres hijos, dos chicos y una chica. El mayor
Miguel Ángel, Ana Belén y el más peque-
ño Emilio. Tengo que decir que estoy muy
orgulloso de ellos como también de mi se-
ñora Dolores, llevamos cuarenta y dos años
juntos y muy felices. Tengo dos hermanos,
Diego y Juan Pedro, que emigraron cuando
mi padre falleció para buscar trabajo. Fue
entonces cuando empecé, junto con mi ma-
dre a dedicarme plenamente en el quiosco.
A los dieciséis empecé a trabajar de mecá-
MiguelMiguel López de Vera - 67 añosEl del Quiosco del Rabal
www.lacamararoja.comFOTOGRAFÍAS: DAVID FLORES
4 personajes
nico por las tardes en Talleres Garrido. Treinta y
ocho años estuve allí hasta que me jubilé, pero
siempre unido al quiosco.
Cuéntanos la historia del Quiosco. Pues
te cuento... había una señora que se llamaba
Dolores Claramonte, que vendía periódicos en
su casa. Era la corresponsal aquí en Hellín. Su
casa está en la que es ahora la calle del Águila,
que está por la zona del Mercado de Abastos.
Antes creo que se llamaba López del Oro. Un
yerno suyo, que era primo de mi madre, le sugirió
que por qué no construía un quiosco en lugar de
venderlos en su casa. Lo solicitó al Ayuntamien-
to y éste les ofreció tres sitios donde elegir. Aún
sabiendo que el emplazamiento del Martínez Pa-
rras a la larga sería la mejor opción, eligieron la de
El Rabal, porque antiguamente era el centro del
pueblo, donde estaba toda la actividad puesto
que de la calle Mesones hacia abajo todo eran
bancales. Contactaron rápidamente con una em-
presa de construcción que se llamaba Martínez
Aparejador y se pusieron manos a la obra. De
maestro de albañil, Rafael Cocote, otro que ahora
está en Francia, y que es tío de Eloy el futbolista,
y el encargado, de ese sí me acuerdo bien, un tal
Cañadas. Todo esto ocurrió en 1950. Se terminó
en el mismo año. Fue costoso... porque no es
lo mismo que levantar un tabique. Es un trabajo
artesanal, con tejas pequeñas, ladrillo, gravita...
Está exactamente igual que cuando se hizo, no
se ha ampliado ni modificado nada. Mi tío, que
estaba a punto de irse a Madrid les dijo a mis
padres que si querían llevarlo ellos y dijeron que
5personajes
“Antes había más necesidad, pero éramos
más felices”
sí. Así empezaron y desde entonces aquí estamos...
Para echarle una mano a mis padres, mis hermanos
y yo empezamos a trabajar muy jóvenes. Yo tenía
siete años. Iba al Martínez Parras, el cual ha sig-
nificado siempre mucho para mi, pero faltaba mu-
cho a por estar trabajando. Perdía muchas horas y
muchos días de clase. Para recuperar, iba por las
tardes a la casa de D. José Báidez, en la calle Bar-
barroja. Le recuerdo con cariño. Sólo se dedicaba a
dar clases particulares de apoyo.
El trabajo del quiosco era costoso, muy costoso...
porque los periódicos venían en el tren desde Madrid
y teníamos que estar a las cinco de la mañana en la
estación de Hellín para recogerlos. Además, teníamos
que estar sí o sí porque el tren los dejaba y allí nadie
se hacía cargo. Así estuvimos bastantes años hasta
que llegamos a un acuerdo con Correos. Ellos su-
birían los periódicos a su oficina, lo que ahora es la
Asociación de Cofradías y Hermandades, y noso-
tros los recogeríamos de allí. Así, en lugar de levan-
tarnos a las cuatro de la mañana podíamos descan-
sar unas cuantas horas más.
¿Se puede decir que antes los trabajos eran
más duros? En el fondo sí. Eso lo sabemos los que
fuimos jóvenes hace ya unos cuantos años, los jó-
venes de ahora no lo saben y por eso no saben va-
lorar las cosas. Antes no es que se pasase hambre,
es que había necesidad. No existían comodidades
por ningún lado. Por ejemplo, la gente se dejaba las
puertas de las casas abiertas y allí no pasaba nada.
Hoy en día eso es impensable. Antes lo llevábamos
mejor, había más necesidad pero éramos más fe-
lices ¿por qué? pues porque todos teníamos lo
mismo, o sea nada. Recuerdo en mi casa, que por
suerte hambre no hemos pasado, que de chiquillo
mi madre procuraba llamarme lo más tarde para
merendar y así evitar la cena. Merendaba bien, pero
si se podía guardar algo para el día siguiente, mejor.
Me acuerdo también que donde yo vivía teníamos
que esperar a que dieran la luz en la calle para tener
luz en la casa. Eso era lo normal, todos vivíamos
así y se intentaba llevar de la mejor forma. Hoy en
día, muchas de las cosas que están pasando es por
querer vivir mejor de lo que podemos. Creo que la
crisis que hay es precisamente por eso, por querer
más de lo que se puede tener y pagar. Por eso, se-
gún mi opinión, estamos ahora como estamos.
¿Y cómo está la situación? La crisis la notamos
todos, en todos los sectores. Creo que este año se
va a notar más, porque desde que empezó en 2008,
quien más o quien menos tenía algún euro guardado
y lo utilizaba para ir medio comiendo, el problema es
que lo que se tenía ahorrado se ha acabado. Creo
que el 2011, a no ser que haya un milagro, va a
ser muy duro. Pero creo firmemente en que existe
una solución y me explico, a nadie nos gusta que
nos quiten lo que es nuestro, pero depende de para
lo que se utilice. Si es para ayudar a comer a los
demás, perfecto... ya se arreglarán las cosas, pero
para hacer cosas sin sentido y malgastarlo, pues no.
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Sigamos con la historia del quiosco... Pues poco a poco las
cosas fueron mejorando. El quiosco tuvo una muy buena acogida
en el pueblo porque era algo novedoso. Era el único en muchos
kilómetros a la redonda. A medida que Hellín se fue expandiendo,
distribuíamos a más sitios. Nos convertimos en los corresponsales
del pueblo. Antes se repartían los periódicos por la calle. Cogía-
mos mis hermanos y yo unos cuantos debajo del brazo e íbamos
repartiéndolos por las casas diciendo en voz alta ¡Prensa!¡Prensa!.
Además, a nivel organizativo era complicado, porque antes no
existían las grandes editoriales de ahora y cada periódico venía por
separado, con sus correspondientes facturas y albaranes. Afortu-
nadamente el quiosco nos ha dado de comer. No es un negocio
para ganar dinero, pero sí para mantenerse, que no es poco, y
ganar para el plato de comida de cada día.
En este tercer número de la revista EA, hemos querido que
el Casco Antiguo de Hellín sea el eje central. ¿Cómo ha evo-
lucionado desde su punto de vista además de privilegiado
por ser un referente en cuanto a su emplazamiento? Pues el
Rabal era el centro de Hellín. Principalmente porque por ahí pa-
seaba todo el mundo. Muchos matrimonios se han creado en el
Rabal. Los chicos por una acera, las chicas por otra, se ojeaban,
se miraban... “Ésa me gusta a mi”, “Mira qué guapo es ese otro”.
Además, el quiosco era el punto de encuentro. Todos los comer-
cios estaban por aquí. Por ejemplo, el bar Rincón, muy famoso en
su época. Allí se reunían los señoritos del esparto, los futbolistas y
demás personajes. Era el centro de tertulias, juegos y reuniones...
¿Qué le parece el estado en el que se encuentra el casco
antiguo de Hellín? Te voy a decir una cosa, la gente que nos
visita de fuera me suelen preguntar en el quiosco cómo se llega a
la Iglesia, al Museo y demás... Cuando me preguntan por el casco
antiguo... se me revuelven las tripas. Mucha gente ni sabe que te-
nemos un casco antiguo con tanta historia y tanto potencial, sobre
todo porque en ningún sitio se promociona. A la gente, cuando
hay fiesta, no hay ni que llamarla, viene sola como, por ejemplo,
nuestra Semana Santa o nuestra Feria. Con el casco antiguo hay
que hacer algo y todos, porque hay que meternos a todos en el
saco. Con todo el respeto, de los que han mandao, ninguno ha
hecho nada, ni de un lado ni de otro. A mi lo que más me extraña,
es que por mucho que se diga de arreglarlo, de las ayudas y de-
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más, yo no veo que se haya hecho ná. Yo entiendo y
comprendo que ahora mismo una cosa que cueste
mil millones de pesetas, si no hay, no hay pero creo
que se puede solucionar, y no con mucho dinero.
Por poner un ejemplo: que se use la escuela taller.
Y que no me digan que no hay dinero, porque de
todo lo que se ha hecho en Hellín hay cosas que si
no se hubiesen hecho no hubiese pasado nada. Ese
dinero se podría haber invertido en mejorar nuestro
casco antiguo. Hay muchas casas que están des-
habitadas. Se podrían poner algunas tiendas de bi-
sutería, en otras algo sobre el esparto, en otras de
nazarenos, en otras tambores, en otras caramelos...
algún barecico de cañas y tapas, alguna tasca. Así
se consigue crear un recorrido y, habiendo cosas
que ver, pues ya por lo menos tiene algo más de
interés. Ahora mismo subes y lo que ves son casas
hundidas, calles mal arregladas... da pena. Además,
la prueba la tienes en que desde hace unos años se
viene haciendo el Mercado Medieval, la gente acude
y le gusta. No hay cosa más bonita que perderse
por nuestro casco antiguo, y eso pasa porque tie-
nen algo que ver. A mi lo que más me duele, y se me
revuelven las tripas como hellinero, es dar indicacio-
nes de cómo llegar al casco antiguo, porque pienso
“madre mía cuando lleguen y vean cómo está, se
preguntarán ¿a qué hemos parao aquí?”
Entonces... ¿Ha perdido El Rabal su encanto?
Pues ha perdido mucho. Yo entiendo que el pue-
blo crezca, pero se debería repartir un poco mejor.
Antes todo estaba en el casco antiguo: Correos,
los juzgados, comercios... ¡pero que no se lo lleven
todo!. Por ejemplo, si se llevan Correos para abajo,
por lo menos dejar una estafeta aquí arriba... porque
te digo una cosa, si no estuviesen el Ayuntamiento
o el Banco Santander, por aquí no pasaría nadie.
De hecho, te voy a contar una anécdota: el domin-
go de la procesión de San Antón, si llego a tener
una cámara, habría sacado una foto curiosa. A las
diez de la mañana no había ni una persona, ni un
coche, porque los quitaron para la procesión, ni un
gato en El Rabal, nada. Estaba desierto. Era para
decir “¡ésta es la calle más céntrica de Hellín!”, la
que siempre ha sido el centro del pueblo. Una ver-
dadera pena.
Según me han contado, siempre ha estado muy
implicado con Hellín. Pues sí, estoy muy contento
de ser hellinero. He colaborado en lo que he podido
y he visto que siempre ha sido para mejor. Nos he-
mos equivocado en cosas como es normal, pero he
comprobado que todo lo que se hace con ilusión y
ganas, al final sirve para algo. Me gusta que mi pue-
blo vaya lo mejor posible. Formé parte de la primera
asociación de padres del Martínez Parras, estuve la
junta directiva de Cáritas, en la Asociación del Barrio
de San Roque. Ahora mismo estoy de tesorero en la
Asociación de Amigos del Corpus. En la Hermandad
de San Antón desde chiquillo, como vocal en su junta
directiva y hasta hace cinco años de presidente. Se
cumplió el mandato y no me volví a presentar porque
pienso que en todo lo que veas que hay gente joven
que quiere implicarse, tenga ganas y nuevas ideas,
es mejor dejarles paso. En la Asociación de Cofradías
y Hermandades, excepto con un presidente, he esta-
do siempre en la junta directiva.
¿Algo más para terminar? Pues me gustaría re-
cordar lo que antes era el Rabal y lo que lo hizo
tan grande: El Bar Rincón, la peluquería de Chulate,
la tienda de tejidos Abelardo. Al pasar el Casino un
estanco que hace poco ha cerrado. La ferretería Za-
frilla. La fábrica de sombreros Vaquero. La zapatería
Fino. El banco Hispano Americano. La droguería Pe-
dro Pascual. La primera caja de ahorros de Castilla
La Mancha. Los recreativos. La droguería Dugar.
Una tienda de paños. El Bar del Jumillano.... Ahí
queda eso, aunque sea como homenaje póstumo a
lo que hizo grande al Rabal.
Ha sido un placer. Muchas gracias.
10 personajes
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TRIOOS
No lo llamen antiguo, llámenlo viejo
enemos una joya que es la envidia y el de-leite de muchos visitantes que llegan hasta Hellín. Un espacio que gracias a su historia y arquitectura adquirió el reconocimiento,
allá en el año 2007, de ‘Bien de Interés Cultural’ (BIC). Sin embargo, el Casco Histórico de Hellín se muere. Está degradado y cada día que transcurre perdemos un poco más de nuestro pasado.
Los vecinos, los más afectados por el abandono del barrio del Castillo y aledaños, ponen el grito en el cielo si se les pregunta por servicios tan básicos como la limpieza o la seguridad: “Aquí no viene a limpiar nadie”- afirma una señora escoba en mano en la puerta de su casa- “Y tampoco se hace mu-cho por evitar el botellón. La última vez que la policía subió aquí dijeron que tampoco hacían tanto ruido”. La misma vecina, ya desatada ante la posibilidad de desahogarse, también hace referencia al estado de su plaza, cercana a la calle del Ánima, incapaz de entender su mal estado “porque la arreglaron hace tan sólo unos tres años, está irregular, el agua no corre, se acumula y las losas que usaron para el suelo ya se están partiendo”. Mi acompañante de lujo, Rosa Acevedo Chaparro, madrileña restaura-dora de profesión y enamorada de nuestro conjunto histórico no puede más que concordar con la vecina por el deplorable estado de la zona.
Días después, en el Ayuntamiento, y tras descubrir sorprendido que existe la figura del concejal de Pa-trimonio, que debe ser el encargado de velar por los intereses de todos estos vecinos y de tan em-blemático rincón de nuestra ciudad, concierto una cita con él en la que me confirma que la “declara-ción del Casco Antiguo de Hellín como BIC supo-ne para el Ayuntamiento la obligación de proteger el espacio y de mantener las infraestructuras bajo ciertos parámetros” y al mismo tiempo me adelan-ta que precisamente gracias a esta declaración de
Bien de Interés Cultural, “a final de Febrero podrán solicitarse unas importantes ayudas integradas den-tro del programa ARI (Ayudas para la Rehabilitación Integral) que presentará como novedades que po-drán ser solicitadas tanto por propietarios como por inquilinos, que son compatibles con otras ayudas para la restauración de viviendas, como las otorga-das anualmente dentro del programa ‘Plena Luz’ de la Junta y que no sólo contempla los gastos para cubierta y fachada, como en el extinto programa ‘Ciudad Antigua’ sino que también abarcará posi-bles mejoras en el interior de la vivienda”. ¿Hay luz al final del túnel?.
Correteo por la planta primera del Consistorio y voy hasta la Oficina Técnica, donde Isabel, una de las responsables me habla más detalladamente sobre el programa ARI, aprobado “para poner en valor his-tórico la zona y evitar la degradación que contiene”. Me habla de las ayudas económicas, nada despre-ciables a decir verdad, del número de viviendas que esperan sean restauradas (Alrededor de 700 del conjunto histórico y del ámbito de protección) así como las ventajas aportadas a personas con dis-capacidad, familias numerosas y monoparentales. “Para los interesados –continúa Isabel- crearemos una Ventanilla Única que se encargará de asesorar, informar y orientar sobre la documentación nece-saria para solicitar las ayudas. Habrá un arquitecto técnico, un administrativo y un coordinador a dispo-sición del ciudadano”.
Salgo del Ayuntamiento algo esperanzado aunque incrédulo. La situación económica actual no ayuda a todas estas acciones de saneamiento y mejora del Casco Antiguo, aunque la confianza, seguridad y buen trato recibido por parte de Agustín, el concejal de Patri-monio e Isabel hacen crecer algo mi optimismo, debili-tado por los numerosos paseos por el Castillo.
12 y digo yo...
TEXTO: SERGIO CANO FOTOGRAFÍAS: LA CÁMARA ROJA
Y DIGO YO...
La manera en la que las ciudades de interior atraen
turismo es mediante gastronomía, museos
y patrimonio. Algo que Hellín tiene de sobra, aunque muy
poco explotado.
¿Un Casco Antiguo para dinamizar el
turismo es posible? Una alternativa
a la Semana Santa para atraer
visitantes, aunque, en ese estado…
Necesito alguna voz más. Alguien que pueda aportar un punto de vista profesional y técnico diferente. Una persona que conozca sobradamente los bienes pa-trimoniales de la comarca y es cuando me viene a la cabeza el nombre de Javier López Precioso, director del Museo Comarcal de Hellín, gran conocedor y de-fensor del casco antiguo:
“Lo que hace falta en Hellín es un Plan Especial de Rehabilitación para pensar qué queremos hacer y cómo debemos hacerlo. El ARI es sólo un instrumen-to para lograrlo”. Ya está el vaso otra vez medio vacío.
Charlamos animadamente y llama mi atención una frase que repite un par de veces: “Hay que hacer más con menos. No hay dinero pero por ejemplo podrían haberse destinado los Planes de Empleo para cubrir necesidades básicas y mejorar el centro histórico en cuanto a mobiliario (bancos, papeleras, zonas co-munes, limpieza, tendido eléctrico, alcantarillado…), además –continúa Javier- aunque se necesita con-tenido económico también hace falta movimiento socio-cultural, que la sociedad civil y el asociacionis-mo se involucren y den un paso al frente para dar un toque de vez en cuando a los poderes políticos”.
Entre sorbo y sorbo de café continuamos hablando de todo. Desde la actuación conjunta que debe existir entre las oficinas de Urbanismo, Patrimonio y Medio Ambiente para la rehabilitación del Casco Antiguo, hasta la falta de concienciación del ciudadano, que prefiere vivir en zonas donde pueda llegar con el co-che e ir al Castillo tan sólo esporádicamente para ha-cer botellón o para destrozar una casa antigua con el pretexto de que es ‘la peña’ y que es vieja. Pregunto por ideas para dar vida a la zona, para que la gente tenga motivos para visitar y pasear por las calles que quedan más arriba de la Iglesia de la Asunción, Javier lo tiene claro: “Debe existir una revitalización a través de los espacios públicos, por ejemplo con estableci-mientos hosteleros, así como agitación cultural con arte y música en la calle, programas creativos, talleres de artesanos y oficios antiguos, pequeñas casas mu-seo fáciles de mantener y repensar la ciudad antigua como un escenario. Todo ello apoyado por una cam-paña de publicidad y un programa de señalización”.
Suena complicado pero podría intentarse, empezan-do, por ejemplo, por las propiedades que el Ayun-tamiento tiene en la zona. Podrían donarse a aso-ciaciones hellineras, a grupos de artesanos o bien rehabilitarlas para destinarlas al alquiler o a la crea-ción de museos.
Y DIGO YO...
14 y digo yo...
¿Hay luz al final del túnel?
Es la hora de irse, ha sido una charla muy pro-ductiva con una de las personas que más conoce el Casco Antiguo. Una persona que ha nacido y vivido en Hellín durante varias etapas de su vida y que sabe que, pese a estos intentos de dina-mizar el centro histórico, éste es un pueblo difícil. La gente joven emprendedora, tras formarse, no encuentra aquí lo que necesita para vivir y tiene que marcharse a otros lugares. Esto hace que escaseen muchos de estas intentonas culturales aunque si no se intenta, es imposible conocer su éxito o fracaso.
Antes de salir, y ya de pie mientras nos coloca-mos los abrigos, pregunto a Javier sobre lo que supone el olvido y la degradación imparable del conjunto histórico y, tras autodenominarse “es-céptico” me comenta que sin duda son el “enve-jecimiento y el riesgo de exclusión social”.
Entonces lo comprendí todo y lo ordené en mi cabeza pese a la gran cantidad de información dispersa que ese día le introduje. Con estos dos factores se produce un abandono del Casco An-tiguo lo que conlleva a que éste se venga abajo. Ya sabemos que una casa antigua necesita ser habitada para que no se desplome. Por otro lado, estos colectivos no se caracterizan precisamente por ser grupos de presión ante las instituciones locales. Son pocos vecinos y, por consiguiente, pocos votos.
Llegué a casa y borré de mi cabeza aquel sueño de poder contemplar con orgullo un Casco Anti-guo que mereciera la pena. Donde poder ir con la familia a pasear, comer unas tapas, visitar un museo y ver a un viejo espartero haciendo esteras con pleitas. Limpio y con papeleras, con plantas, maceteros y un estilo uniforme en sus construc-ciones. Un Casco Antiguo acorde a la grandeza de la gente que allí vive.
westerxx@hotmail.com
No culpo a nadie, es una degradación de años y años de
apatía de toda la ciudad en general. Sólo espero de corazón que todo
salga bien, que no lleguemos tarde al enésimo intento de conservación y que se aproveche un espacio que
más de una ciudad soñaría tener.
¿Hay luz al final del túnel?
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in-corrienteComo en casa,en ningún sitio
La sentencia fue magnificada por los medios de co-municación incluso antes de que la familia implicada supiera del fallo sobre su recurso. Y claro, la noticia causó sustos y revuelos en tantas familias españolas que practican el homeschooling, que se llama.
En los foros y esas cosas, estaban los usuarios de este método de enseñanza natural poniendo el grito en el cielo, reclamando por sus derechos. Así que las asociaciones en pos del aprendizaje en casa, como la Asociación para la Libre educación, manifestaron que “una sentencia, por sí sola, no crea jurisprudencia, por lo que su aplicación efectiva no puede equipararse a la de la legislación vigente”. Y de esta forma, pudieron serenar a sus fervientes defensores, quienes sin duda tienen muchas razones para serlo.
La Ley de Educación Obligatoria nació con la intención de que, en los tiempos de Mariacastaña, los padres no pusieran a trabajar a los mozos con 12 años en el campo para el resto de su vida, amén de otras la-bores. Pero una vez caducada esa costumbre, la si-tuación cambia, y aparecen nuevas opciones. El que una familia decida no escolarizar a su hijo no es ile-gal, siempre y cuando le proporcionen una educación competente en el hogar. Un colegio de calidad con buenas equipaciones puede que no sea el que queda más cerca de casa, y tener a los niños en el domicilio
resuelve los problemas del transporte: gastos, tiempo y peligro. La elección de un centro de enseñanza ade-más, puede repercutir incluso en la elección del lugar en que decidamos instalar nuestro hogar (la misma ta-rea ardua que se presenta cuando nos buscamos un trabajo). Y un entorno urbano puede ser poco apro-piado para los chavales.
Además, el sistema educativo tiene conocidas bre-chas en su supuesta eficacia. En casa puede recibir una educación individual adaptada a las demandas del niño y de su futuro laboral. Las asignaturas que prefiera, y las actividades más prácticas. ¿Por qué en el sistema oficial de educación, 30 alumnos por clase tienen que aprender las lecciones a la fuerza, y sin llegar a veces a comprender qué están me-morizando? Además, están obligados a aprender las lecciones de un sistema educativo partidario que varía con el cambio de Gobierno, e incluso entre las comunidades autónomas de un mismo país. El go-bierno defiende la escolarización en un centro oficial argumentando que los niños deben ser socializados.
16 incorriente
TEXTO: AARÓN HERREROILUSTRACIÓN: HELENA GÓMEZ
Allá por diciembre del pasado 2010, venía oyendo en la radio que el Tribunal Constitucional había denegado a una familia de Málaga la posibilidad de educar a sus hijos en casa.
Pero, ¿no hay otros medios? ¿Es su colegio el úni-co sitio posible? Organizar actividades extraescolares con otros chavales y sus familias es viable. Y es que los niños tienen derechos. Uno de ellos es el de tener tiempo libre y poder jugar libremente en casa en com-pañía de sus seres queridos. Y otro es el de ser cui-dados y respetados por aquellos “extraños” a quienes los dejamos al cuidado durante todo el día. Porque, desde luego, en ese caso no podemos estar nosotros.
¿Quién está ahí cuando el chico cae al suelo? ¿Quién lo protege cuando siente miedo ante las miradas de los demás? ¿Quién está con él cuando un desgracia-do lo insulta? ¿Y cómo le digo lo que hacer cuando le inculcan valores distintos a los de mi doctrina y la de mi familia?
Porque así es, queda expuesto al resto del mundo. No me extrañe que un día saliera de excursión al campo y por negligencia de sus tutores se perdiera, o solo o con algún energúmeno a hacer gamberradas, no sé qué es peor. Que no lo vigilaran por la noche y lo llevaran a
espiar la cabaña de las chicas unos compañeros fres-cos y maleducados. O que pierda o le roben algo, y se enzarce en una pelea por defender su respeto propio.
Puede que haga novillos y se vaya debajo de un puen-te a poner piedras en la vía del tren y experimentar la desobediencia. Y que luego se vuelva a solas desde la escuela, sin compañía que lo proteja y salve de la soledad con uno mismo, y del reflujo de pensamientos propios. Que haya en su clase un compañero infame, que fomente su odio y competencia, y se haga daño consiguiendo correr más que él en gimnasia. Incluso puede meterse en líos por defender a un amigo, o a una amiga… Quizá copie en un examen ingeniándose una chuleta en la que quepa todo el tema, tirando por los suelos semanas de clase.Y que un día que sí haya estudiado duramente, demostrándose a sí mismo su valía y capacidad, le espete cabrón a su profesor (al que un día llegó a respetar), por haberle puesto un cero sospechando por la chuleta anterior, y lo casti-guen injusta y severamente.
Cabrón… A mí no me lo diría, porque contra mí nunca tendrá que luchar. Ni valerse por sí mismo ante el res-to del mundo. Sería una pérdida de tiempo educarlo acerca de cómo enfrentarse a él, si yo puedo descu-brírselo a mi manera.
Así pues, exijo mi derecho a criar un inútil marginal en mi casa, que sepa cinco idiomas, tocar la guitarra y resolver raíces cuadradas.
(Intentaba ser sarcástico).
17incorriente
El que una familia decida no
escolarizar a su hijo no es ilegal,
siempre y cuando le proporcionen una educación competente en
el hogar”
INCORRIENTE
incorriente@gmail.com
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Ser coqueta no es pecado
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Fotos y mapa de la ruta en: http://acsakura.org/
20 deandarporcasa
DEANDARPORCASA
Os proponemos un paseo por un singular tramo del Sendero GR-127, una ruta de ida y vuelta de 12 Km. que no requiere de un gran esfuerzo y que nos llevará poco más de 4 horas, aunque siem-pre podremos emplear algún minuto más para re-crearnos en estos espectaculares paisajes.
Al punto de partida llegamos por la carretera de Agramón a Las Minas, tomando el cruce del Maeso cerca del kilómetro 16. Después de una bajada pronunciada llegamos al Maeso, desde donde di-visamos justo enfrente, en la margen contraria, el caserío de Torrenarenas. Pero aún debemos seguir la carretera aguas abajo hasta el puente que une las provincias de Albacete y Murcia (también podemos acceder desde Las Minas) y que nos lleva a la aldea de Salmerón (Moratalla). Al pasar la iglesia tomamos un desvío a la derecha que nos conduce a Mohar-que y Torreareanas, de camino podemos parar a contemplar la vieja noria.
Iniciamos nuestra ruta en las ruinas del cortijo de Torrearenas desde donde el camino discurre para-lelo a una acequia. Pronto encontramos la señali-zación característica de los senderos de gran reco-rrido (una raya blanca sobre otra roja) pintadas en rocas y troncos de árboles. El río queda a nuestra derecha surcando vastos cultivos de arroz que se van estrechando conforme nos vamos encontran-do con el cauce. El camino salta la acequia (Km. 1) y continuamos hasta dar a nuestra izquierda con un ramal de la acequia que aboca al río y que se-guimos hasta un precario puente junto a la tajadera del canal principal (Km. 1,8). El sendero se adentra en la ladera norte de Pajares y comienza a ganar altura para situarnos sobre la Presa del Rey en la que destaca un curioso edificio almenado. A medi-da que vamos rodeando la hoz del río alcanzamos la máxima altura dejando el cauce varios metros por debajo. Sobre nosotros se alzan majestuosas co-lumnas de piedra. Es el momento para tomar aire y contemplar al norte la Sierra de los Donceles y
MANUEL SAGREDO / ASOCIACIÓN CULTURAL SAKURA
De TORREARENAS al HONDÓN por el GR-127
Fotografía: MANUEL SAGREDO
La frontera fluida
Constituye uno de los motores hidráulicos más antiguos que existen. Se trata de un vestigio emblemático heredado de la cultura árabe. La rueda aprovecha la corriente de la acequia principal para mover sus aspas gracias un eje central de hierro y un gran número de cangilones que tras llenarse de agua la elevan y la depositan en un canal que la distribuye a los huertos cultivables de la zona. La acequia cuenta con una gran reja que hace la función de criba, evitando así la entrada de ramas y cañas que obstaculizan el movimiento de la noria. El número de ta-húllas que riega es muy reducido, no supe-rando las treinta y nueve. Los cultivos que regaba la noria eran en su mayoría árboles frutales y hortalizas para el propio consumo de sus agricultores. Este sistema hidráulico no contamina y hace que el lugar se carac-terice por una bella vegetación en unas con-diciones totalmente naturales.
Esta noria ha sido testigo inmediato de mis vi-vencias. Ella, casi sin esfuerzo, oyó mis prime-ros balbuceos, vio como daba mis primeros pasos, observó atentamente mis meriendas en el escalón, contempló los recibimientos que daba a mi padre cuando regresaba de su dura jornada diaria en el campo. Conoció también mi primer día de escuela, recién pei-nada y con una mochila nueva, llena de mie-dos y temblores en las piernas. Me observó saliendo cada mañana en busca del autobús para ir al instituto durante cuatro largos años. Me vio venir con mi diploma de licenciada bajo el brazo con una enorme sonrisa que adornaba mi cara, sin todavía esas arruguillas que hoy ya se hacen presentes.
Ella siempre ha estado ahí: seria, serena, sonriendo frente al sol del verano y llorando chuzos de punta en invierno. Tan redonda, tan recia, tan resistente, robusta, voluptuo-sa, hacendosa y monótona en su trabajo ve-raniego. La noria estaba deseosa de ver los pies de mi padre en dirección a la compuer-ta. Ese era su momento de tregua, entonces dejaba de bregar durante algunos días. Su fortaleza hoy día se ve afectada por el óxi-do de sus hierros, esos artríticos cangilones, que a mi paso me piden ayuda una y otra vez. Su vida, que parecía eterna, es efímera, como la mía.
21deandarporcasa
el Prado Piñero atravesado por la pista que baja hasta La Cuna y por donde no será raro atisbar algún grupo de ciclistas disfrutando del descenso o tirando de riñón según el sentido de la marcha.
Descendemos hasta un camino ancho (Km. 3,3) y de-jando a la derecha un olivar continuamos hacia el oes-te hasta pasar junto a un puente de chapa por el que no cruzamos (Km. 3,5). Algunos metros más adelante reparamos en una veta arcillosa que tiene su continui-dad en la margen opuesta destacando su tono rojizo con la luz del sol. Cuando la pista comienza a girar al sur y sus rampas se acentúan divisamos frente a no-sotros nuestra meta: el vado del Hondón. Hemos de abandonar en este punto el camino principal (Km 4,3) y siguiendo siempre las marcas bajamos hasta el río para, después de caminar paralelos al cauce, girar a la izquierda y afrontar otro empinado ascenso que nos eleva para ofrecernos unas privilegiadas vistas de la Casa del Hondón (Km. 5). Descendemos hasta el vado donde termina nuestra ruta (Km. 5,5) y desde donde accedemos a una arboleda donde podemos comer o descansar antes de emprender la vuelta a Torrearenas.
Esta noria está situada en la margen derecha del río Segura, en la pequeña pedanía de Salmerón (Moratalla) junto a un pequeño cortijo de la que toma el
nombre y en el que hoy día vive una sola familia. Longevos almeces y chopos dan sombra a este hermoso paraje. Fotografía: MANUEL SAGREDO.
La noria de Salmerón
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ALLÍ DONDE SE ACABA EL MUNDO, DONDE LA FÉRTIL VEGA SE ABRE PASO POR UNA TIERRA ÁRIDA SALPICADA DE POZOS Y CUEVAS QUE ANTAÑO FUERON VIVIENDAS, EL SEGURA TIÑE DE VERDE LOS ARROZALES Y ES TESTIGO DEL PASO DEL TIEMPO Y DE LAS VIDAS DE SUS DUEÑOS. NUNCA UNA FRONTERA HABÍA UNIDO TANTO...
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Un día más. Tus ojos se abren como cada maña-na y como siempre es el pie izquierdo el que parece apoyarse primero débilmente en el suelo. Caminas sin rumbo aparente y en busca de nada hasta llegar a un destino que poco significa nada para ti. Trabajas duro, como si tu vida fuera en ello pero no consigues lo esperado, no apoyas tu pasión en lo que haces. Estás en camino de nuevo, esta vez te conduce a casa, nadie se encuentra contigo. Todos vuelven también a casa como si sus pies hubiesen puesto el automático, con un ritmo no demasiado rápido, no demasiado lento, sin hacer demasiado ruido pero sin pecar de ser sigilosos, no queriendo marcar la dife-
rencia. ¿Te das cuenta de que aunque te mueves no dejas de estar parado en un rincón? Cada mañana te levantas esperando nada y eso es precisamente lo que encuentras. Actúas sin instinto y no te sientes orgulloso de lo que haces, dejas guiar tus pasos por unos pies que no parecen los tuyos y siempre lle-gas a un destino que no buscabas. Ahora si deberías pararte, escabullirte de tu realidad para formar parte de tus sueños. Vibra, descubre lo que eres, lo que quieres hacer de ti y del mundo que te rodea. Da un paso que te acerque a ese nuevo horizonte que has marcado. ¿Lo sientes? Ahora sí todo cambia, estás marcando la diferencia y el suelo tiembla.
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Ya estamos aquí otro número más, y vamos a retomar-lo por donde lo dejamos. En el artículo anterior donde anticipaba que en este íbamos a hablar de las llama-das “terapias alternativas”, y a hacer un recorrido por algunas de las más populares.
Empecemos por una de las más conocidas, el Reiki. Esta terapia nos plantea lograr la sanación a partir de la canalización de la “energía cósmica” a través de la imposición de manos. El International Journal of Clinical Practice concluyó tras poner a prueba con pacientes aleatorios las enseñanzas del Reiki que dicha práctica no tenía ningún tipo de efecto. Quiero hacer un inciso para reflexionar sobre el gran éxito que tienen entre el público todas estas terapias que parecen ser una experiencia con el cosmos, o que parece que contienen algún tipo de verdad o energía universal oculta cuyo poder podemos usar para nuestro beneficio. Parafraseo al genial astróno-mo Carl Sagan (cuyas palabras han sido usadas a
conveniencia muchas veces por charlatanes de las energías cósmicas) cuando digo que el ser humano desde tiempos inmemoriales ha tenido esa reac-ción natural de, al no comprender completamente el universo que le rodea, sentir esa necesidad de atribuir sucesos y sucesos de su día a día a una fuerza o energía de orden superior. Así fue como nuestros ancestros inventaron a Dios, la astrología o el horóscopo, por citar alguno de los ejemplos más extendidos. Si pudiera dar un consejo al lector que ha llegado hasta aquí es que no malgaste su tiempo buscando la energía para comprender su mundo en un Dios inventado o en fuerzas cósmicas que provienen de lo más profundo del universo, y ade-más disfrazadas de falsa ciencia, sino que lo hagan confiando en sus propias habilidades, siguiendo la ruta del conocimiento que tanto ha hecho progre-sar a nuestra joven humanidad: la ciencia empírica y demostrable.
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MANUAL DE
SUPERVIVENCIA
DEL ESCÉPTICO
terapias alternativas
PABLO DEL OLMO
Derivando de este tema de la imposición de manos, llegamos al extenso mundo de los curanderos. Hay de tantos tipos y colores, que vamos a hacer una fi-gura arquetípica del curandero medio: Una persona que, haciendo uso de un don de origen descono-cido puede llegar a conseguir la sanación del pa-ciente. Aquí pasa un poco como la homeopatía. La gente que va a estos curanderos no deja de usar la medicina tradicional, por lo que el porcentaje de cu-ración sigue siendo el mismo. Pero esta viene con extra de fe, y es que cuando no funciona, lo acha-can a que “no lo has asumido con la fe suficiente”. Aparte viven de ‘curar’ una enfermedad totalmente inventada, como es el conocidísimo mal de ojo.
Por entrar ya en las más curiosas, tenemos la llama-da “terapia angélica”, en la que el terapeuta suele ir disfrazado de ángel y se sirve con una mezcla de energías cósmicas al gusto del consumidor. Tene-mos también el “biomagnetismo”, que es la cura de enfermedades mediante el uso de imanes o la
“orinoterapia”, que plantea el uso de la orina para realizar acciones curativas.
Nos acercamos al final, y quiero resaltar un aspecto común que vais a encontrar en cualquier tipo de pseu-dociencia, y es que la misma está planteada de forma dogmática. ¿Qué quiere decir esto? Simple y llana-mente que no admite sistemáticamente otros plan-teamientos o la refutación de la misma. Totalmente opuesto a la mecánica de la ciencia, cuyo avance se debe directamente a la refutación de teorías obsoletas y a la adición de nuevos planteamientos.
En el siguiente artículo hablaremos de la futurología, el tarot y qué es eso del Efecto Forer y cómo lo usan para hacernos creer cosas. Como siempre, os dejo mi email donde podéis preguntar dudas, proponer temas o solicitar la documentación de donde saco la información para los artículos.
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ADMINISTRACIÓN DE FINCASLa revolución en
Hasta entrados en el siglo XX los hospitales eran lugares
para la atención de pobres y viajeros puesto que la atención
médica solía ser domiciliaria, muchos de ellos, como el caso
que hoy les expondré, surgieron de la iniciativa privada, pero
por considerarse bien para las poblaciones eran sostenidos
en parte por los ayuntamientos. La mortandad en estos lugares
era bastante alta ya que la mayor parte de tratamientos
consistían en dejar al paciente en reposo en cama y la
aplicación de sanguijuelas para “purificar la sangre”.
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ALEXIS ARMENGOL GARCÍAHISTORIADOR DEL ARTE
En las Relaciones Topográficas de Felipe II de 1576 te-nemos noticia de la existencia de un primitivo hospital en la población “en el cual se acogen todos los pobres forasteros que pasan por la dicha villa y acuden a ella, el cual dicho hospital es muy pobre y no tiene renta alguna […] no se tiene noticia del fundador del dicho hospital”. Por estas fechas se debió levantar el que hoy nos ocupa, el hospital-ermita de Nuestra Señora de los Remedios.
Las primeras noticias que tenemos de la Fundación del Hospital de Nuestra Señora de los Remedios datan del 19 de junio de 1559, fecha del testamento de Juan Ga-llego de Párraga y su mujer María Iñiguez. Hoy en día el testamento se encuentra incompleto y sólo conocemos algunas cláusulas. La número 36 habla de la construc-ción de un hospital “con su portada y cuartos de casa altos” y que a mano derecha se hiciera una capilla pe-queña “con su altar y retablo donde se pueda decir misa; y la parte de la plaza se abra toda la pared con pilares de piedra, y se ponga su reja de hierro, y su puerta para que se cierre por dentro de tal manera que los que estuvieren en la plaza puedan ver el Santísimo Sacramento o su misa”. Varias cláusulas especifican que deben de haber buenos aposentos para los pobres, médico y cirujano así como la manera de actuar ante las criaturas que se abandonasen en la puerta del hospital. El edificio ade-más tendría habitaciones que se utilizarían como alhorí para almacenar trigo.
elHospitalErmitadelosRemedios
ALEXISFILES
La Cámara Roja :: David Flores
El edificio se encontraba en el Rabal, en lo que fueron los almacenes Coy e Imprenta Aramburo. El comple-jo estaba formado por una casa hospital que se com-ponía de planta baja y principal. Estaba distribuida en varias dependencias, las que se han podido do-cumentar es la sala de los enfermos, con capacidad para unos 10 pacientes, el dormitorio del hospitalero, cocina, corral, retrete y sótano que cumpliría con el paso de los años la función de osario. A la derecha de la casa hospital y formando parte del mismo con-junto se encontraba la ermita de Nuestra Señora de los Remedios y su sacristía. La casa e iglesia tenían de fachada 18 metros lineales y ocupaban una su-perficie de 385 metros cuadrados.
Respecto a su organización, desde sus orígenes quedó establecido el Obispo de Cartagena como Patrono de la Fundación y era el quien elegía la Junta de Patronato. En la práctica el cargo lo ostentaba el cura párroco de turno, quien además sería presiden-te de la Junta, mayordomo y administrador de las cuentas. En el edificio vivía el Hospitalero y un enfer-mero. En facturas de principios del Siglo XIX tenemos constancia de la existencia de un médico, un cirujano y un sangrador. De la ropa de cama, enfermos y col-chones se encargaban lavanderas y para los oficios religiosos se contrataban músicos y predicadores.
Tras casi 300 años de funcionamiento el edificio se encontraba en estado ruinoso y el ayuntamien-to acordó cerrar la ermita al culto en diciembre de 1882. Los arcos estaban descompuestos y la cu-bierta parcialmente destruida, los muros agrietados y los cimientos saturados de humedad. El arquitecto Justo Millán lo declaró como ruina inminente, sin po-sibilidad de reparación. El paso del tiempo hizo que se hundiera sola hacia el año 1888, quedando úni-camente en pié la fachada y parte de los muros me-dianeros. Las fachadas de la casa hospital e iglesia estaban llenas de grietas y se iban venciendo hacia la calle, lo que hacía que muchos transeúntes por miedo se cambiaran a la acera opuesta.
El edificio había dejado de recibir subvenciones mu-nicipales lo que había ido provocando en cierta ma-nera parte de su ruina, si bien, siglos atrás el edificio estaba ubicado en las afueras de la población, en “el arrabal”, a finales del XIX se encontraba en pleno centro de la localidad lo que preocupaba a las auto-ridades de la época por ser el edificio y pacientes un foco de propagación de enfermedades epidémicas.
Parece ser que soportaba un número muy reduci-do de pacientes, en torno a 10, por lo que muchos morían “en las cuevas cercanas al pueblo” por no haber espacio en el pequeño hospital según noticias de 1883. En la prensa de 1894 se decía lo siguien-te: “Que sarcasmo! Llamar hospital a un lugar dónde apenas existen dos o tres jergones más duros que un mortero de artillería sin más servicio ni más nada, y donde, en fin, es imposible que ninguna persona medio regular consintiera su introducción por nada del mundo; antes permitiría morirse en la calle que no morirse allí de asco”.
La junta no tenía dinero para la construcción de otro Hospital, sólo poseía el edificio, así el día 8 de oc-tubre de 1894 se procedió a una subasta para ver quien se quedaba con el derribo de la casa hospital y lo que quedaba de la iglesia. La subasta fue adju-dicada al maestro de obras Santiago Garaulet Roca por 200 pesetas, las condiciones eran que debía de conservar las fachadas, se podía quedar con todos los materiales de derribo, excepto puertas, sillares, la campana, una virgen de piedra que había en la fachada y la pila de agua bendita. Antes de acabar el año se procedió al derribo. La población se que-dó sin atención Hospitalaria, lo que propició que a principios de 1895 empezara a gestarse el proyecto del asilo-hospital de ancianos, que llegó a funcionar como hospital hasta bien entrado el siglo XX, proyec-tando por algún tiempo más la memoria del Hospital de Nuestra Señora de los Remedios.
ALEXIS FILES
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Sello del Hospital de los Remedios de cuando es-taba ubicado en el Asilo. La imagen se correspon-de a la de Nuestra Señora de los Remedios. Talla
del Siglo XVI que desapareció durante la guerra civil. Archivo Municipal de Hellín.
Imagen del Rabal –entonces calle de la Reyna- hacia 1883. En la parte superior hacia la derecha
se puede observar la espadaña de la ermita del hospital. Fondo Antonio Moreno.
Cinema Paradiso, y que me perdonen los puristas, llega en ciertos momentos, a rozar el genero documental.
La película narra la historia de la Sicilia de posguerra con tal claridad que no solo nos centra en la su ar-gumento, sino que nos describe de forma soberbia la sociedad italiana del sur, y con esto no refiero solo sus costumbres o a sus quehaceres diarios, también a la caracterización de los personajes. Me fascina la forma en que Tornatore nos muestra la magia del CINE y de lo que es capaz de hacernos, porque al margen de toda comercialidad que pueda tener, el cine es un arte que une, que provoca sentimientos y discusiones...a veces duele, otras te hace llorar, reír... Nos afianza en nuestra cualidad de humanos, y a pe-sar de nuestras grandes diferencias, siempre conver-
gemos en ciertos puntos. El cine en Cinema Paradiso es ese sitio metafórico, donde ricos y pobres, niños y ancianos, hombres y mujeres, todos y cada uno de ellos...se muestran como iguales.
Es imposible no mencionar la maestría en el escrito de Giusseppe Tornatore, que aunque no desmerez-co para nada los aspectos técnicos, que creo que son muy acertados para la época y el presupuesto con él que se contó, en este caso, es la trama lo que resulta fundamental. Aunque posee pocas loca-lizaciones, pocos actores principales, tiene una gran cantidad de extras que hace que los 155 minutos que dura fluyan con rapidez y con una gran carga de historietas, proporcionando un entorno y un am-biente rural con sucesos cotidianos, divertidos, y dramáticos. No obstante el hilo principal gira sobre el amor al cine, la superación personal y el recuerdo de la infancia.
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Dejo para el final, lo que para mi es algo que va uni-do a Cinema Paradiso, y que sin ella, no hubiera sido igual, me refiero a la Banda Sonora de Ennio Morricone. Espectacular. Sublime. Realmente una delicia para el espectador. La imagen y el audio for-man aquí la mejor pareja de baile que he visto. No me equivoco si digo que es algo inseparable de la película. Mejor verla y escucharla, será algo que no olvidareis.
La película se rodó en Palazzo Adriano, un pueblo de Sicilia. A veces este pueblo se asemeja al nues-tro, nuestros personajes, nuestros lugares, nuestra familia y amigos...
Quizás Hellín sea nuestro Palazzo Adriano particular.
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Dirección Giuseppe TornatoreProducción Franco Cristaldi & Giovanna RomagnoliGuión Giuseppe TornatoreMúsica Ennio MorriconeFotografía Blasco GiuratoAño 1988Género Melodrama
Siempre que veo esta película, que son muchas las veces, me recuerda a la gente que me ha rodeado, a todas esas personas que se cruzaron por mi camino, y que por culpa del tiempo y del espacio... se han ido desvaneciendo. Quizás sea este un argumento algo triste o sentimentalista, pero esta cinta nos hace transportarnos a un tiempo lejano, nos aleja del presente, y nos enternece en cualquiera de sus escenas... Os hablo de Cinema Paradiso. Una de mis películas favoritas sin duda, ganadora del Oscar a la mejor película extranjera en 1989.
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YESEROS
OFICIOSPERDIDOS TEXTO: JOSÉ ANTONIO INIESTA
Manuel Oliva Pérez, antiguo yesero, con sus 61 años a cuestas, recuerda su viejo oficio con mirada tris-te, ensoñadora, como si todavía se sorprendiera por haber sobrevivido a un tiempo que ponía a prueba, más de la cuenta, a los seres humanos. Tan sólo te-nía siete u ocho años cuando su padre, durante las vacaciones de verano, se lo llevaba al tajo para que le ayudara. Ya por entonces recogía los trozos más pequeños del mineral de yeso, tan necesario desde épocas remotas en la construcción de viviendas, que recibían el nombre de ripios. Los más grandes, que levantaban con esfuerzo los rudos trabajadores, se llamaban ajezones. Unos y otros eran gasones, o lo que es lo mismo: fragmentos de yeso compactado, extraídos a mano de la cantera.
A los catorce o quince años se enfrentó sin mira-mientos a uno de los trabajos más duros que alguien pueda imaginar, el mismo que iniciara mucho tiempo atrás su abuelo, Manuel Oliva Ibáñez, quien a su vez se lo enseñó a su propio hijo, Manuel Oliva Martí-nez, que lo trasmitió a su descendencia: una prole
de nueve hijos. La saga familiar de yeseros viene de largo. El abuelo, que también fue guarda, había com-prado un terreno en “El Vallejo”, en “Los Cerricos de Uchea”, donde se encuentra el tajo de yeso, la can-tera y el horno de la yesera, en completo abandono en la actualidad, junto al paraje conocido como “El camino de los Pardos”.
En la veta que se estaba utilizando, de unos cuatro metros de larga, se hacía un corte frontal, con dos rozas verticales y paralelas, y una horizontalmente, en la base. Los yeseros las utilizaban para arrancar enormes bloques de la cantera, que llamaban ban-cos, utilizando unos agujeros por donde se metían cuñas de madera de algo más de un metro, que eran golpeadas con mazos de madera, hasta que se ve-nían abajo. Haciendo esto se jugaban la vida, pues por más medidas que se adoptaran, en ocasiones estas gigantescas moles se desprendían antes de tiempo, aplastando a alguno de los trabajadores. No era para menos, pues el banco podía llegar a pesar unos cincuenta mil kilos, suficiente como para llenar
40 oficiosperdidos
FOTOGRAFÍAS: SERGIO MORA
A Manuel Oliva y familia, y a todos los yeseros, con el merecido reconocimiento por la dura labor que realizaron durante tantos años.
dos o tres hornos, donde se cocía el yeso. En una sola semana se trabajaba en un par de ellos, derri-bando y trasladando un total de cien mil kilos.
Cuando el banco se venía abajo, en gran medida se troceaba por sí mismo, pero después había que con-vertirlo en gasones manejables. Para ello se utiliza-ban grandes picos con punta de acero: las picolas. No era tarea fácil sacar este material desde el interior de la cantera, trabajo que se hacía a mano. Ya es laborioso salir de allí sin peso alguno, así que más todavía lo era acarreando ajezones que fueran “ma-nejables”, de cuarenta a cincuenta kilos cada uno, aunque no era extraño que uno de estos yeseros tu-viera que levantar trozos de setenta u ochenta kilos, necesarios para construir el armazón del horno.
El material fragmentado, bien ventilado y al sol, para que perdiera la humedad que tuviera, se ponía duro y era más fácil la propagación del fuego en el interior del horno, donde con suma paciencia y gran esfuer-zo sería introducido, uno por uno, hasta conseguir
una carga que podía alcanzar los veinte o treinta mil kilos de peso. Entonces se utilizaba una carretilla. Se volcaba y se “rulaba” el ajezón, hasta que cayera en su interior. Esta labor, fácil de describir, pero no me-nos costosa que el resto, la hacían dos personas. Una sujetaba las varas de la carretilla y otra tiraba de ella con una cuerda que se había atado a la misma. Aunque en ocasiones, para más dificultad, sólo lo hacía una, que cargaba al mismo tiempo los ajezo-nes y empujaba la carretilla.
La pared del horno, de forma cilíndrica, de unos tres o cuatro metros de diámetro de una parte a otra, se levantaba utilizando la materia prima de elaboración del yeso, los propios ajezones, de gran tamaño en este caso, montándose unos encima de otros para crear una estructura muy sólida, que aguantara el máximo tiempo posible.
OFICIOS PERDIDOS
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En la parte inferior, que estaba vacía, se introducía la leña a través de la boca del horno, utilizando una puerta que se hacía con piedras, con el fin de que el muro no se viniera abajo al ser calcinado por el fuego. Se construía una caldera alargada, que era más de la mitad de la superficie del horno, donde se colocaba una parrilla fabricada con la ballesta de un camión, para que el fuego llegara hasta el otro extremo del horno. Allí se introducía la leña, utilizan-do tanto recortes de la serrería como polvo que re-sultaba de la elaboración de los sacos de la Yutera. En ocasiones se aprovechaba el espliego sobrante con el que se hacían esencias, la mata ya cocida, que no servía para nada. Y por supuesto, ramas de cualquier árbol, por ejemplo de olivera. Las brasas iban cayendo abajo.
Como un inmenso rompecabezas, haciendo arcos de filigrana en un perfecto equilibrio, para que no se vinieran abajo y el fuego se moviera a su gusto, los ajezones se iban levantando. La estructura iba cre-ciendo hasta ir cerrando el horno en la parte supe-rior, sin que hubiera fisura alguna por donde pudiera escapar el fuego o el calor. “Si no se cocía bien, el corazón salía crudo”, y era fundamental que este proceso se hiciera adecuadamente, para que el fu-turo yeso en polvo pudiera fraguar bien en la obra.
La persona que se encargaba del fuego “se freía” materialmente de calor, y hasta se le quemaban las cejas, las pestañas y el vello de las manos, por más que tratara de alejarse utilizando una horquilla, que tenía un mango de madera, de almez o rama de olivera. Encajaba a través de la cazoleta en la parte metálica, acabada en dos puntas. Después de ser “arropado el fuego con tierra”, de observar la luz de las chispas del gasón al rojo vivo, para que “su cora-zón se cociera”, los ajezones y ripios, ahora de frágil consistencia, eran triturados y terminaban converti-dos en puro polvo: el yeso destinado a las obras.
El yesero recuerda el pasado con una ensoñadora mirada. Su padre, junto con su madre, Soledad Pérez Valverde, hizo posible el milagro de sacar adelante a toda una familia. Sirva al menos el recuerdo de tan loable esfuerzo para rendir un sincero y merecido homenaje a Manuel Oliva, a sus padres, al conjunto de la familia y demás yeseros, por una entrega, nunca reconocida, a la tierra que les vio nacer…
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Selidice...Indígnate!
La frase de moda en Francia es: Indignez vous! (¡In-dígnate!). El causante de ello es Stéphane Hessel, un viejo miembro de la resistencia francesa contra los nazis que colaboró, posteriormente, en la redac-ción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El autor, de 93 años, publicó el pasado mes de octubre un manifiesto de 32 páginas, que lleva por título ese imperativo. Con una tirada inicial de 8.000 ejemplares, el manifiesto ha vendido más de un millón de copias y encabeza desde hace tres meses la lista de los libros más vendidos de Fran-cia. El próximo 22 de marzo el texto llegará a las librerías españolas: Ediciones Destino publicará ¡In-dignaos!, que incluirá también una reflexión de José Luis Sampedro.
El excombatiente sugiere a los jóvenes a que se re-belen pacíficamente contra el sentimiento de resig-nación de la sociedad en su conjunto a la dictadura de los mercados financieros, que aumenta la dife-rencia entre pobres y ricos y las políticas antisocia-les de los gobiernos.
En Túnez, el joven Mohamed Bouazizi, que se pren-dió fuego ante el ayuntamiento de Sidi Bouzid cuan-do la policía le impidió vender verdura en su puesto ambulante, ha desencadenado una revuelta popular que ha derrocado al gobierno e iniciado una tran-sición hacia la democracia. Países como Argelia y Egipto siguen el ejemplo de los tunecinos. Toda re-volución tiene un acontecimiento que hace prender la insatisfacción de los ciudadanos.
¿Puede ser el libro de Hessel el desencadenan-te que ayude a la movilización de millones de personas repartidas por todo occidente contra el sistema actual y las políticas de nuestros go-bernantes? Una cosa está clara, la crisis económi-ca no solamente ha vapuleado el ilusorio sistema financiero, sino que ha expuesto la precariedad del estado del bienestar y la capacidad de trabajo de los políticos. En un momento histórico en el que el `todo vale´ se ha convertido en el emblema de los partidos como escudo ante los ciudadanos, que ya no se sienten reflejados en unos políticos que han confundido hasta sus propias ideologías.
Quizás el siglo XXI pide a gritos una revolución de manos de esa generación a la que llaman perdi-da e indiferente ante los problemas, pero que son los primeros en manifestarse (véanse las revueltas de estudiantes en Francia y Reino Unido). Hessel advierte que el enemigo no está claro puesto que no se sabe en realidad quien dirige, pero afirma en su declaración: “En este mundo, hay cosas in-soportables. Para verlas, hay que mirar bien, hay que buscar. Digo a los jóvenes: buscad un poco, las vais a encontrar. La peor de las actitudes es la indiferencia, decir: yo no puedo hacer nada, a mí ya me va bien. Comportándoos así perdéis uno de los elementos esenciales que nos hacen humanos: la facultad de indignación y de compromiso que es su consecuencia”.
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“Por supuesto. Ya no en cuanto a la uniformidad de las fachadas o limpieza... sino de darle un poco más de vida. Tiene que tener algo que atraiga, ya sea lúdico, gastronómico, comercial o cultural y, por supuesto, con el apoyo de los organismos competentes.”Pedro Martínez López. Hot Chocolate.
“Sin duda que algo se tiene que hacer. Por las tardes el Rabal está desierto. Toda la actividad está abajo... La verdad, está muy mal repartido. Si no fuera por el Ayuntamiento y el Banco Santander, por aquí no pasaría un alma. Necesitamos gente con ideas y emprendedora.”Manuel Rodríguez Ruiz. Casino de Hellín.
“Más que un lavado, necesita prelavado, lavado, centrifugado, secadora y puesta al sol... Necesita reforma y concienciación de la necesidad de no dejar morir tu historia, además de una peatonalización bien seleccionada”Vicente Sagredo Rubio. www.facebook.com/ea.revista
“Totalmente. Es una de las partes más bonitas de Hellín. Deberían arreglarlo y restaurarlo para atraer más turismo. Hellín es mucho más que su Semana Santa... de hecho, si estuviese en condiciones, la engrandecería aún más. Por ejemplo habilitando hostales o albergues para mayor comodidad de los que nos visitan”Sacri Pérez y Loli Donate. Estación de Servicio DLP
“Sí y urgente. Creo que funcionaría una zona de bares de tapeo. Podrían usan las viviendas deshabitadas para poner tiendas hippies, de souvenirs, de antigüedades, etc... Hace poco estuve en Galicia y todos los pueblos de los alrededores de Santiago de Compostela, incluido éste, tenían su casco antiguo como reclamo turístico ” Sergio Marín. Underwear.
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