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Lía Guadalupe Sánchez SaldañaAspirante a Maestría
Actividad Tema 1: Resumen
La conservación de la biodiversidad en áreas naturales protegidas vs. manejo de recursos comunitario
A lo largo de la historia humana se han registrado grandes cambios en
nuestro entorno, donde la sobrepoblación ha causado el consumo excesivo de
recursos naturales; generando un impacto ecológico de gran amplitud, que está
causando estragos a lo largo de todo el planeta. Por lo que es importante seguir
llevando a cabo medidas de tiempo inmediato.
Uno de los retos a vencer, es encontrar un balance entre las necesidades
humanas y la preservación de nuestros ecosistemas (manteniendo su función
ecológica), para esto es necesario formular distintas estrategias según las
necesidades que exija el medio. En cuanto a la conservación, se ha venido
resolviendo poco a poco mediante la asignación de “Áreas Protegidas”, sin
embargo, es de suma importancia denotar que aún se debe resolver el
mejoramiento de la calidad humana; puesto que las actividades humanas
(agricultura, ganadería, explotación maderera) tienen un resultado directo en
nuestro ecosistema. Un área protegida no se encuentra encapsulada, sino que se
mantiene en dinamismo continuo con sus alrededores, por lo que es necesario
generar una alternativa en cuanto al “uso de suelo” que delimitan estas zonas.
El objetivo principal es aproximar a un equilibrio a las actividades humanas
con el mantenimiento de nuestro medio ambiente, sin embargo esta aspiración se
enreda debido a la complejidad de los sistemas que intervienen en este balance.
Las áreas protegidas son sistemas abiertos, por lo que aunque este se encuentre
delimitado, aún mantiene un gradiente continuo con el resto de territorio que lo
rodea. El problema incrementa cuándo este territorio posee comunidades
humanes, por lo que el próximo paso a seguir, es el de identificar oportunidades,
en cómo utilizar está área y forjar una relación sinérgica donde la conservación
sea un resultado indirecto de los beneficios económicos generados. La efectividad
de estas estrategias de manejo (o administración) depende del entendimiento
ecológico (respaldado en la razón y el juicio) sobre la pérdida de hábitat por
factores humanos y, sus implicaciones en las poblaciones de vida silvestre. Por lo
que a veces es difícil crear una situación “ganar-ganar”, resultando una relación
de “small loss-big gain” (pérdida menor – ganancia mayor), teniendo una
consecuencia negativa que recae sobre los habitantes cercanos.
Como ya se mencionó anteriormente, las áreas protegidas no son áreas
aisladas del entorno, por lo que están relacionadas enteramente con el
ecosistema al que pertenecen, así que, para que la estrategia sea funcional, se
deben abarcar lo siguientes puntos:
a) El área protegida no abarca la necesidad de la fauna que se encuentra
dentro de ella. Es importante reconocer qué tipo de fauna se distribuye en
el área, su comportamiento ecológico (desplazamientos y migraciones) y,
contemplar los riesgos que corre la gente al estar en contacto con ella, o los
riesgos de la especie al poder ser presa de la caza furtiva. Además se debe
recordad que nada es estático, todo se mantiene en continuo cambio, por lo
que las condiciones climáticas pueden influir en el movimiento y distribución
de la fauna de interés, desplazándola ligeramente fuera del área protegida.
b) En cuanto a la condición socioeconómica, la estrategia de manejo debe
también velar por los intereses de las comunidades humanas relacionadas.
Según Terborgh & Peres (2002), el 70% de las áreas protegidas tropicales
tiene gente residiendo en sus límite (citado en DeFries, Hansen, Turner,
Reis & Liu, 2007). Por lo que el resultado que se busca obtener es, el de crear una alternativa que mejore el nivel de vida, donde al mismo tiempo se reduzca la sobreexplotación de recursos naturales.
Otra alternativa sería introducir a una comunidad un sistema de desarrollo
sustentable, ya que de esa forma se mantendría el nivel de conservación al mismo
tiempo que la comunidad incrementa su nivel socioeconómico. Según la FAO
(2006), México ocupa el cuarto lugar en deforestación, asociado con la eliminación
y fragmentación del hábitat, pérdida de la biodiversidad y reducción de servicios
ambientales.
Se dice que un área protegida es más efectiva cuando comunidades
locales participan en la conservación de sus recursos, por lo que es más sencillo
llegar a un pensamiento de conservación, ya que su subsistencia depende de la
disponibilidad de la materia prima utilizada. Ellis & Porter-Bolland (2008) realizaron
una investigación donde hacen la comparación de dos sitios con condiciones
ambientales similares, ambos situados dentro de la Parte Central de la Península
de Yucatán, donde evalúan el “Land-Use Cover Change” (cambio de uso de suelo
y cobertura) de dos zonas que muestran actividades similares (agricultura,
apicultura, explotación de chicle y madera).
La primera zona de estudio es denominada Zona Maya, se encuentra en
Quintana Roo, dentro del municipio de F. Carrillo Puerto. La población depende de
recursos forestales, sin embargo, también cuenta con una política de gestión
forestal comunitaria y, una influencia turística que le ha permitido un ingreso
económico mayor. La Montaña en Hopelchen, Campeche, es la segunda zona de
estudio , la cual forma parte de la zona norte de amortiguamiento de la Reserva de
la Biosfera de Calakmul y, aunque las actividades económicas basadas en la
explotación de recursos iniciaron hace apenas 40 años, esta se desarrolló de
forma desorganizada y lucrativa.
El método utilizado para evaluar el Land-Use Cover Change (LUCC) de
ambas zonas, fue el de aplicar una “regresión logística espacial”, donde se
examinaron diferentes variables causantes de la deforestación de la región,
comparando la cobertura terrestre del uso de la tierra actual, con la de años
anteriores (LM: 1988-2000, 2000-2005; ZM:1984-2000, 2000-2005). Al igual que
un mapeo (Landsat 7) para comparar físicamente el cambió en el paisaje de las
últimas décadas.
Los resultados mostraron un incremento en la deforestación en la zona LM,
debido a su falta de estrategia económica, además de un incremento en los
patrones de agricultura. Esto resultado de una relación directamente proporcional
con el incremento de población. En cambio en la ZM, se mostró un pequeño
incremento del 5% en la extensión de la selva, esto debido al buen manejo de
recursos y a la alternativa de la práctica del turismo.
En conclusión, el aumento de la práctica del turismo da una alternativa
hacia un incremento económico mayor de las comunidades, permitiendo que se
minimice la explotación de recursos naturales como práctica económica principal.
Aunado a esto, es necesario poner en práctica un buen sistema de administración
comunitaria, abriendo camino a la restauración natural del ecosistema. Esto
considerando los atributos de la biodiversidad local y manteniendo su conectividad entre las áreas protegidas de la región, así como delimitar lo más posible la especie de interés para tomar en cuenta su ecología. De igual forma, tomar la decisión de cambio de uso de suelo conforme a la situación socioeconómica de las comunidades que se encuentran en una región protegida.
Ellis, E. A., Porter-Bolland, L. (2008). Is a community-based forest management more effective than protected areas? A comparison of land use/land cover change in two neighboring study areas of the Central Yucatan Peninsula, Mexico. Elsevier B.V. , 1971-1983.
DeFries, R., Hansen, A., Turner B.L., Reid, R. & Liu, J. (2007). Land use change around protected areas: Management to balance human needs and ecological function. Ecological Applications , 1031-1038.
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