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Japón, país de maravillosos paisajes, rica historia y una precio-sa herencia de cultura, vibra enestos momentos de febril actividad ante la responsabilidad enorme que pesa sobre sus hombroscon motivo de los próximos Juegos Olímpicos que se disputaránen Tokio del 10 al 24 de octubredel año próximo.

Junto al ritmo incesante que alos trabajoa de puesta a punto delas múltiples instalaciones, se vienc realizando, desde Hokkaido alnorte hasta Kyushu al sur, se es-tán edificando un número de ex-traordinario de nuevos hoteles yresidencias del más puro estilojaponés ‘— equipados a la moderna — a fin de aumentar los alo-jamientos de quienes visiten estepaís con ocasión del magno certamen deportivo.

Otoño en Japón, la estación enque la naturaleza se abre en milencantos en cada ladera o rincónde la tierra. La época del año enla que los crisantemos están enplena floración y en las colinas ycañadas los arcos se hallan ciitodo su esplendor, cubriendo defollaje escarlata el paisaje.

País de ensueño, que mantienefielmente sus tradiciones, pero queha sabido adaptarse al ritmo trepidante de la vida moderna, paraofrecer al mundo entero un espectáculo sin igual con motivo de laprimera Olimpiada que se disputará en Asia, alto honor que losdeportistas japoneses tienen muya gala, como símbolo de una su-perioridad indiscutible en el Lejano Oriente.

Y en el centro de la región deHonshu y frente a la Bahía deTokio, la ciudad del mismo nombre, capital del antiguo Imperiodel Sol Naciente, llamada antigua-mente Edo, con una extensión demás de dos mil kilómetrd oua-drados y una población de más dediez millones de habitantes queno consigue igualar ninguna otraen el Mundo. Centro admunistrativo, educacional y financiero delpaís, es metrópoli muy occidentalizada pero que a la vez conservamucho del encanto del mundo queya pasó. Ciudad cuya característiiia más atractiva para el visitan-

Japón cuenta en la actualidadcon una muy poderosa organiza-ción de propaganda en la que laprensa y la televisión desempeñanuna importantísima función.

La prensa, como medio privilegiado de información, es una delas mds poderosas del mundo, encuanto a difusión, existiendo enla actualidad, nada menos que untotal de 255 diarios, que si se cuentan las ediciones matutinas y ves-pertinas de muchos de ellos, al-canzan una circulación diaria demás de treinta y ‘seis millones deejemplares.

Esto significa que en cada hogarjaponés se lee, por promedio, dosdiarios por día.

La última estadística de las Naclones Unidas, revela que solamente los Estados Unidos, supera aJapón, en difusión de prensa corila circulación de 55 millones deejemplares de diarios cada jornada.

Baste decir, para demostrar laimportancia que en el lejano Ja-pón tiene la prensa que solamentetres diarios, el «Asahi», «Mainichi»y «Yomiuri)), tienen una circula-ción de más de tres millones deejemplares cada uno de ellos di»-riamerite.

cubierto de frondoso arbolado,donde manadas de gamos discutren en la mayor libertad o laisla santuario de Miyajima, joyaengastada en el Mar Interior, encuya playa norte se levanta el mo-numental templo de Itsukushinia.

Este es el Japón milenario, elque se precia de la generosa hospitalidad con que recibe a sus vi-sitantes, el que admira y maravilla y el que se dispone a dar labienvenida a atletas del mundoentero.

El Japón, que sin ánimo deemular glorias de pasados JuegosOlímpicos, trabaja con afán y te-són pocas veces superado, para ha-cer del certamen deportivo quehará en Tokio centro de atenciónmundial el próximo otoño, unacontecimiento que marque unhito en la historia del oilmpismO.

Por vez’ primera la bandera delos cinco aros sobre fondo blancoserá izada oficialmente en un paísasiático.

Por vez primera, asimismo, unosJuegos Olímpicos podrán ser seguidos en directo en las pantallas dela televisión, en el más apartadorincón del mundo.

Por vez primera igualmente elJapón, recibirá a la flor y natadel deporte mundial.

Y la responsabilidad que elloencierra, no escapa en modo alguno ni a los dirigentes deportivosni políticos del Japón y por ellose trajaja sin cesar para responder a la confianza que en Romadepositó en ellos el Comité Ohm-pico Internacional,

LA TELEVISION JAPONESAHace exadtamente diez años ini-

ció sus primeras armas en el campo de la televisión, contándose enla actualidad con un total de 220estaciones televisoras.

Este increíble auge de la tele-visión coincide con la no menorextraordinaria venta de aparatosde televisión, a precios muy ase-quibles para el japonés, como lodemuestra el hecho de que mésdel ochenta por ciento de familiasjaponesas, cuentan con un receptor en sus hogares.

Muchas son las industrias nacidas en Japón, al amparo de estepoderoso medio de difusión, quedan vida a numerosas familias,antes residentes en las zonas másapartadas de la isla dedicadas ala agricultura.

En 1957, subvencionadas por elGobierno comenzaron las experiencias de la televisión en color,que se espera alcance su plenitudtécnica no más allé de dentro deun par o tres de años.

Como puede verse también en es-te aspecto, Japón anda a la zagade los Estados Unidos, nación queindudablemente ve en la invasiónde aparatos de televisión «Madein Japan)>, Ufl rival de gran peligro en los mercados mundiales.

LA RADIO EN EL .JAPON

e8 enigm4tica mperia dee

&oC Naciente e diapone a aørtr Coa

9raaa a Co deportista deC Mundoentera con motivo de C

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licado arte polícromo de las mi-niaturaS o escultuas talladas ennácar, porcelana y materiales si-nsilares.

Japón presenta hoy al via2eroque llega a sus costas una faznueva y sorprendente’;’ junto alas típicas viviendas de hoja cíearroz se levantan las moles graníticaS de corte americano, enlos tejados las antenas cte tele-visión se entrelazan con chillo-nes colores colocados allí paraópartar los malos espíritus. Almismo tiempo que un disco dejazz atruena la casa con sus vi-brantes melodías, la llama va-tiva arde perenne y mortecinaen homenaje a los dioses farniliares protectores de la natalidady paz hogareña.

Una vista del Santuario Itsukushima, enclavado en la isla deNliyajima, joya engastada en elliar Interior del Japón, de 31dlómetros de circunferencia, aJa que puede llegarse en unaiora en típicas embarcacionesorientales desde la mundialmenle famosa ciudad de Hiroshima.El «toril» del templo de Itsnkushima, ile 16 metros de altura, surge en medio de las aguasa unos 130 metros de la costa

a y (cli cada mi» de las tc’i

Los teletipos de todo el mundorepiquetearon e 1945 con cantofrenético doce sencillas palabrasque encerraban un . mensaje al-tainente significativo : «EN ELDIA DE HOY JAPON HA DEJA-DQ DE SER UNA pOTENCiA».

Y es que el espíritu oi-ientalpiosigue indeleble, mixtificadotal vez, pero persiste y persistiráde padres u hijos< con la más ti-pica tenadidad asiática, porqueestamos seguros que tras los cómodos trajes occidentales siguenescondiéndose_mUltUu le--a’muletos que en la intimidad seránsustituidos por kimonos de sedabordados en oro y plata.

Esta es la historia reciente de

TEXTO:EmilioLópezJimeno

un pueblo que el mundo conside,ó típicamente gUerre?o, que . ‘ ‘

un día pescó orgullosamente s “ U - . ‘ ‘ ‘ : escuotlra por los mares de ¿oscinco continentes y que hoy iv-vade pacíficamente los mci-cadascon transistores y televisores«Nade iv Japan».

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las fuerzas de ocupación norte-americanas, propias de pginasentresacadas de una obra de Gui--zio Malaparte, inclinaban a es-perar con marcado pesimismo loque el porvenir iba a deparar alos moradores de aquella isla delPacífico que durante tantos añoshabía acaparado la atención delmundo entero por su pujanza béli.ca y extraordinaria expansión!ccon ómica.

Al punto. un rictus de angustia y iemocdiniénto atenázó lasmentes de las autoridades norte-americtinas. El infierno con susmás ele5trizantes . matices habíaocupado ‘ el lugar en que poco ha

se elevaban frágiles casas de. téy fragantes lotos. Silvestres, lasonrisa dulce y acogedora de las«gheisas» habíase tornado en unamueca de terror a la espera dehorrores venideros, fácilmentepesumibles tíos las a citadasdestrucciones- El pueblo amen,cono implacable con sus eneinipos, pero generoso con sus vencidos, se entregó arduamente ola labor ímproba y agotadora deayudar a rehacer lo deshecho.

Era eZ epílogo triste y concisode’ una contienda mundial quehabía bañado en sangre, desde losdoradas arenas del norte de Africa a las lujuriantes selvas birma-tas. El aguila fascistas la es-vóstica nazi y entonces el dra-gón nip5n rendían • ms . armas ante la auténtica . avalancha dehombres y material vólcados porlosaliados n multitud de fi-en-tes de combate. .

Sqbre la cubierta de un cru.cero .anqui, el ministro de AsuntO Exterioies del Imperio delSol Poniente borraba de un enérgico plumazo toda una historiadel poderío bélico nipón. Prime-ro elincontenible avance de los«marines» en todos los atolonesdel Pacífico y después las ate-rradoras experiencias atómicasclp Hiroshima y Nagasaki sumieron al pueblo japonés en un psi-quismO colectivo de terror y des-moralización que hacían por elfuturo de un pueblo de culturalo ile a a cia.

De un violento manotazo qae.C(bO O1 otra parte ¡asgado para.ccrnpre el velo misterioso yenQnuíticO que envolvía la fazimpenetrable de varias décadasde sarnisión absoluta a una di-n.ostía que durante siglos se con-.sderó descendiente del resplandcente Sol.

Y así, con tesón inagotable.realizando Ufl esfuerzo realmente titánico, Japón poco a poco,con paso lento, pero constante,ha ido reconstruyendo lo que antes eran escombros y ruinas va-diactivas. Junto a ese resurgir,la influencia norteamericana queha ido calando hondamente en eltemperamento nipón, transformando las pequeñas cooperativasde i.a época imperial en grandes

Las escenas de te?-! oc y mise- empresas, aisn cuando no logra-,ia, mostradas unte los ojos de se destei-rar, ni de mucho. l de-

He aquí la imagen en bronce de más de once me tros de altura del Gran Buda, existente en Kamakur»cuando esta ciudad era la sede del gobierno feudal

220 estaciones diseminadas por tdo el país.

Las principales emisoras de racLo, dedican grandes espacios aldeporte, en todas sus ramas ymuy especialmente a la retransmi-’sión de los partidos de beisbol, de-porte que llena a rebosar los gran-des estadios. Asimismo se retranSmiten con frecuencia festivales denatación, deporte éste en el queespera Ja.póíi conquistar no pocasmedallas olímpicas en los Juegosdel año próximo.

La aparición de los transistoresde pequeño tamaño y reducidoprecio, influyó notablemente en laafición existente en la actualidaden la radio, considerándose queexisten en funcionamiento en elpaís mds de veinte millones deaparatos.

EL CINE Y TEATROLa afición existente en el Japón

al arte teatral no tiene compara-ción en ningún país occidental.Las representac:Ofles de teatro es-tán divididas en clásico y moderno, correspondiendo a la primerala subdivisión de las tres siguientes: el Noh (çie danzas rituales Yreligiosas), el Teatro de Títeres(cuyos protagonistas son muñecoscíe tamaño natural) y el Kabuki(en el que los únicos artistas sonhombres sin intervención algunade mujeres).

En cuanto al cine, baste decirLas emisoras de radio comen- que existen en Japón más de siete

zaron a funcionar en Japón, en mil salas de proyección y que la1925 con la «nippon Hoso Kyodai», primera película japonesa de lar-única red subvencionada por el Es- go metraje fue producida hacetarJo • y que opera con una red de más de cincuenta años.

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te es su capacidad de amalgamarlo oriental y occidental, lo moderno y lo antiguo.

Y no más allá de medio «ente-nar de kilómetros de la capital, laencantadora ciudad de Kamakura,ciudad donde se venera la monumental estatua de once metros dealtura, del Gran Buda, construidaen bronce hace cerca de siete si-glos.

Continuar escribiendo del Japón,es obligar a citar los nombres, porejemplo de Nagoya, famosa porla pesca de la trucha en aguas delrío Nagara, usando corvejonesamaestrados, o el Parque de Nara,

El castillo de Osaka, enia segunda an ciudad delJapÓn situado enla. desembocadura del río Yodo

La ciudad olímpica de Tokio

Aspecto parcial de la Impresionante tribuna del Estadio Olímpicode Tokio

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