memoria unidad de hospitalización psiquiátrica penitenciaria c.p. brians i
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MEMORIA PRACTICUM I. UNIDAD DE HOSPITALIZACIÓN PSIQUIÁTRICA PENITENCIARIA. C.P. BRIANS 1
CURSO 2014-2015
LAURA GONZÁLEZ JODAR
Memoria Practium IUnidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del C. P. Brians 1
Curso 2014-2015Laura González Jodar
Esta es la MEMORIA que hizo una brillante alumna tras sus prácticas en una institución psiquiátrico-carcelaria. No se la admitían, ni quisieron evaluarle inicialmente. Una vez limó el texto quien se lo calificó le otorgó un muy corto e injusto 6´5, así pues a quienes os guste la Educación Social seguir el ejemplo de esta alumna que lo hizo genial.Publicado en LoQueSomos
ÍNDICE
BLOQUE INTRODUCTORIO............................................................
1. Introducción........................................................................................
2. Marco teórico......................................................................................
BLOQUE DE ANÁLISIS INSTITUCIONAL: LOS DECIRES........
3. La Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del C. P.
Brians 1................................................................................................
4. El discurso............................................................................................
5. El encargo............................................................................................
6. Urdimbre conceptual..........................................................................
7. Los contextos.......................................................................................
8. Las normas..........................................................................................
9. Tiempo y temporalidad......................................................................
10. Espacio................................................................................................
BLOQUE DE PRÁCTICA EDUCATIVA: LOS HACERES............
11. Conclusiones.......................................................................................
12. Bibliografía.........................................................................................
13. Webgrafía............................................................................................
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Memoria Practium IUnidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del C. P. Brians 1
Curso 2014-2015Laura González Jodar
BLOQUE DE CAMPO: EL DIARIO..................................................
BLOQUE INTRODUCTORIO
1. Introducción
Lo que a continuación se presenta consiste en la reflexión a la que yo, estudiante del
tercer curso del grado de educación social, he podido establecer mediante las 295 horas
de prácticas externas en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del
centro penitenciario Brians 1.
Mi interés por el sistema penitenciario nació hace muchos años. Primero, por trabajar
en él, por saber qué pasaba por las cabezas de esos -y como Andrés Rabadán dice-
“pequeños y extravagantes demonios”, qué les había llevado a delinquir, por qué lo
habían hecho, con qué fin. Pero la opinión cambió hará aproximadamente tres años
cuando empecé a interesarme por lo que se dice en la teoría y lo que dice la teoría
sobre la práctica (penitenciaria, claro). La cuestión es que, a día de hoy solo tengo eso,
teoría. Decidí solucionar esta cuestión aprovechando las 295 horas de prácticas
externas del tercer curso del grado para ir a la cárcel y contrastar la teoría, mi teoría
(bien, cuando hablo de “mi teoría”, me estoy refiriendo a esa mezcla entre García-
Borés, Goffman, Zimbardo, Rabadán, habladurías con expresidiarios, lecturas escritas
por expresidiarios…). Así pues, luché por una plaza en un centro penitenciario pero la
cuestión es que, y como era de esperar, había más demanda que oferta, razón por la
cual me quedé fuera del ámbito de Justicia. En segunda asignación decidí intentar
entrar en la cárcel a través del ámbito de Salud Mental, y así lo hice: me tocó una plaza
en la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del Centro Penitenciario
Brians 1.1. 1 Extraído del diario de campo elaborado.
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La sociedad en la que estamos inmersos y empapados, nos estigmatiza, nos pone
etiquetas: vosotros sois los inmigrantes, vosotros los racistas, los hippies, los ricos, los
pobres, los locos… El problema, pero, no es el estigma que se impone sobre cualquier
persona o colectivo. El real problema es la repercusión que éste conlleva: se juzga, se
actúa y se condena en función del estigma que se impone. Porque las etiquetas, puesto
que ya dan una respuesta, una definición, privan al sujeto del espacio de la singularidad.
Lo que pretendo relatar a continuación es un análisis institucional y educativo de la
Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del C.P. Brians 1. Para ello, y
como bien se puede vislumbrar en el apartado de Bibliografía, así como en el de Marco
teórico, utilizaré la fomentación de distintos autores de distintas épocas, los cuales han
basado gran parte de sus obras en el estudio del sistema penitenciario e instituciones
totales.
Asimismo, el Bloque de análisis institucional, contiene todos aquellos ítems que he
considerado idóneos a comentar para la reflexión institucional. De entre los cuales a
resaltar el encargo y discurso institucional que se recibe por parte del sistema social
establecido, las normas características de la propia unidad, el contexto, el tiempo y
temporalidad y los distintos espacios, entre otros.
Respecto al Bloque de práctica educativa, he tratado de hacer una pequeña síntesis de la
tarea que lleva a cabo el educador social en la UHPP y he intentado proponer una tarea
educativa basada en el acompañamiento y, en realidad, en el amor.
El sistema penitenciario y, en definitiva, la furia entomológica2 a la que estamos
sometidos, es una cuestión que siempre me ha interesado, tal y como anteriormente he
comentado. Así, es cierto que en algunas ocasiones he podido pecar de drástica, directa
y tajante. La faena que se presenta me ha servido para sintetizar mis pensamientos y
opiniones y relatarlos de manera asertiva. Aprovecho para agradecer a todos aquellos y
aquellas que me han acompañado en este camino de lo que podríamos catalogar como
agresividad hacia la asertividad. Francamente, y siempre en mi humilde opinión, pienso
que lo he conseguido. “Para esos he escrito mi Anticristo. Esos serán mis únicos, mis
2 La entomología es la ciencia que se encarga del estudio y la clasificación de los insectos. Manera de encajonar, etiquetar, clasificar. Evidentemente, el término lo utilizo en referencia al trabajo con las personas.
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verdaderos lectores, mis lectores predestinados; ¿qué importan los demás? Los demás
no son más que humanidad. Hemos de ser superiores3 a la humanidad en espíritu, en
energía… y en desdén.” (Nietzsche, 2012:18).
Una vez más, quiero hacer referencia a que todo lo que aquí hay escrito son
interpretaciones y opiniones mías y, por lo tanto, nada tiene de objetivo este trabajo. Me
disculpo de antemano por cualquier error que pueda cometer, cualquier asociación
errónea que yo pueda establecer o cualquier parte incomprensible de mi trabajo.
2. Marco teórico
“No se da valor a las palabras. La estupidez y la mentira se amparan en la broma, la
broma se justifica porque busca cordialidad, y esta, dado que hace que las
conversaciones sean agradables, se acepta sabiendo lo que arrastra. Así pues, hay
bien poca gente que crea en los demás. Desde el funcionariado del escalafón más
bajo hasta el director, te oyen sin escucharte. Aún peor, desde el funcionario del
escalafón más bajo hasta el director, todos han copiado esa fea tendencia de restar
valor a la palabra y te engañan sin piedad. Tal como ellos no te creen, tú no puedes
creerlos. Parece el juego de a ver quien la dice más gorda.”
Andrés Rabadán
García Roca, en “Relatos, metáforas y dilemas para transformar las exclusiones”, dice
que la sociedad se entiende como un espacio ordenado, que se construye en torno a un
centro y a una periferia. A los del centro se les atribuye el poder, y a las periferias, la
insignificancia.
Asimismo, Thomas Hobbes percibe la sociedad humana como una formación de
individuos dominados por su ambición de poder y de dominio. Hobbes habla de la
necesidad de un contrato social, explicando que en el estado de naturaleza pre-social,
3 ¡Atención a cómo se interpreta el término superiores! Nunca en relación al significado de “estar por encima de”.
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los individuos no disponen de un poder superior que los regule, hecho por el cual,
dichos individuos viven expuestos a una guerra de todos contra todos. Se elimina dicha
amenaza mediante un contrato social en el cual los individuos entregan su propia
libertad a un tercero (el Estado), que será el encargado de garantizar el orden y la
estabilidad social. Se establece así, un contrato social en el cual los individuos brindan
su libertad al tercero, que tendrá el poder sobre ellos.
Cierto es que, y volviendo a Garcia Roca, “en el origen de la mayoría de los procesos
de exclusión está la pérdida del nombre y con él, la identidad personal. El Holocausto
nazista fue posible porque previamente se reducían los vecinos a los judíos, como hoy
Samir o Mustafá pierden su nombre para convertirse en inmigrantes o en moros”.
En la actualidad, el mecanismo más potente es conseguir que el excluido se sienta
culpable de su propia exclusión. Recaen sobre los excluidos todos aquellos estereotipos
construidos socialmente que designan lo que no es consentido para una sociedad. Sujeto
excluido es aquel que gravita sobre su propia culpa.
Sujetos excluidos son, en efecto, y en línea con lo comentado, los delincuentes
encerrados en una prisión. Sabido es que la cárcel es, en definitiva un atentado a la
dignidad humana. La cárcel, por si misma estigmatiza, condena, clasifica y
deshumaniza. Entrar en la cárcel como interno implica perder la propia identidad, dejar
de ser persona.
La finalidad primordial de la pena privativa de libertad y, por lo tanto, la justificación de
la cárcel, no es la de castigar, como popularmente se cree, sino que ésta es una finalidad
resocializadora y reeducativa. Lo que se pretende es rectificar una socialización
deficiente o defectuosa, que es la que (supuestamente) ha llevado al individuo a
delinquir.
Existe, y siguiendo a Garcia-Borés, dos posiciones enfrentadas por lo que hace a la
cárcel y su concepción: la tradición permanente criminológica dominante durante ciento
cuarenta años, y el discurso crítico que cuestiona las bases políticas dominantes. Éste
último anuncia que dichas bases son inútiles, injustas e ineficaces.
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Numerosos han sido los autores que, en el posicionamiento que radica en el discurso
crítico penitenciario, han dicho y corroborado que, así como la teoría del sistema
penitenciario afirma que la cárcel sirve para educar y socializar, la práctica es bien
distinta. Es sabido: la cárcel no educa, así como tampoco socializa, ni mucho menos
cura. La cuestión está, pues, en qué es lo que se hace realmente en la cárcel, cuáles son
las prácticas y la real finalidad de esta. Qué hay de los haceres y cómo estos difieren -o
no- de los decires.
Lo dice Foucault, afirmando que el sistema punitivo no actúa en nombre de la ley,
actuando pues en nombre del orden: “mientras que la penalidad castiga la infracción, el
encierro penaliza el desorden.”, y más adelante, “lo que ha transformado la penalidad,
en el tránsito de un siglo a otro, ha sido el ajuste del sistema judicial a un mecanismo
de vigilancia y de control” (Foucault, 1996:45). También lo defiende Goffman
exponiendo que “el paciente, por lo que se ve, no es el único que se niega a considerar
su alteración como un simple tipo de dolencia que debe recibir tratamiento y puede ser
olvidada enseguida. (…) el público en general le demuestra, tanto formalmente en las
restricciones de empleo, como informalmente en el trato social de cada día, su voluntad
de aislarlo: y al cabo lo marcan con un estigma indeleble.” (Goffman, 2009:350).
Muchos son los reclusos que, siguiendo la teoría de Loïc Wacquant, afirman que lo que
hay en la cárcel son personas pobres. Xosé Tarrío4 lo dice así: “si me preguntan qué es
la cárcel, os respondería sin dudar que es el basurero de un proyecto socio-económico
determinado, al cual arrojan a todas aquellas personas que molestan dentro de la
sociedad: por eso la cárcel alberga principalmente pobres.”.
Siguiendo esto, Jacques Donzelot, hablando sobre justicia juvenil, y sobre el contenido
de lo que realmente se juzga, dice que “más que un lugar de deliberaciones y de juicios
públicos, el Tribunal de Menores hace pensar en la reunión del Consejo de
Administración de una empresa de producción y de gestión de la infancia inadaptada.”
(Donzelot, 1998:103).
4 Xosé Tarrío González (1968, La Coruña - 2 de enero de 2005, La Coruña): fue un activista político -anarquista, libertario y anticarcelario- y escritor, famoso por su libro "Huye, hombre, huye. Diario de un preso FIES" publicado en 1997 por Editorial Virus.
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Cierto es que por lo que hace a la psicología conductual, basada en un sistema de
premios y castigos, ésta es una psicología muy potente en periodos cortos de tiempo, ya
que en el momento se consigue que la persona sobre la cual se incide responda ante el
refuerzo o castigo que se ejerce sobre ella, pero cabe preguntarse si lo que este tipo de
psicología hace es realmente educación más que adoctrinamiento. La psicología de
Watson, Skinner y, más tarde, Bandura, entre otros, es, junto con la psicología
cognitiva, la que reina en la cárcel.
La psicología conductual-cognitiva, infectada de positivismo, es una psicología que
reemplaza la palabra y la interacción entre las personas y la substituye por los famosos
tests, resultados de los cuales consisten en pobres diagnósticos y nefastas “terapias”. De
este tipo de psicología deriva el suministro de fármacos a los pacientes. Dichos
fármacos se utilizan con el fin de hacer desaparecer (aparentemente) una enfermedad
diagnosticada, detectada.
En contraposición a este tipo de psicología que, a mi juicio, perturba más que satisface,
existe una propuesta anticognitiva y, en definitiva, antipositivista. El Interaccionismo
Simbólico de George Mead -más tarde defendido por Erving Goffman y convertido en
el Socioconstruccionismo de Gergen5-, dando una respuesta a los postulados del
conductista Watson, dice que, por un lado, los humanos disponen de significados y la
conducta de estos es la respuesta al significado que se tiene y, por otro lado, los
significados surgen de la interacción con los otros. Más adelante, Goffman, y siguiendo
a Mead, establece la teoría del estigma, y como éste es utilizado para categorizar y
excluir a las personas, y habla de los lugares “de residencia o trabajo, donde un gran
número de individuos en igual situación, aislados de la sociedad por un periodo
apreciable de tiempo, comparten en su encierro una rutina diaria, administrada
formalmente”; esto es: la institución total. Y no es hasta el 1985, en América, donde
Gergen establece el Construccionismo Social, el cual se encarga de recuperar las ideas
de Mead -y Goffman- que fueron censuradas por la psicología positivista. Este modelo
defiende la idea de la subjetividad de la persona: el ser humano como ser que interpreta;
la construcción social y, además, la naturaleza cultural de dicha subjetividad humana.
5 Kenneth J. Gergen (nacido en 1935) es un psicólogo estadounidense y profesor en Swarthmore College.
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A su tiempo, Zimbardo6, anuncia que “sin embargo, habría pasado por alto el poder
aún mayor de crear el mal a partir del bien: el poder del Sistema, ese complejo de
fuerzas poderosas que crean la Situación. La psicología social ofrece muchísimas
pruebas de que el poder de la situación puede más que el poder de la persona en
determinados contextos.” (Zimbardo, 2011:17).
Lo dijo también Nietzsche, afirmando el nihilismo al que el hombre moderno es
sometido, representado por la figura del camello. Y más adelante, Miguel Morey lo
corrobora anunciando que “el peso del mundo nos invita a volvernos ciegos, sordos y
mudos” (Morey, 2007:433).
Así pues, y como anuncia Foucault, “es preciso delimitar qué se entiende por
delincuencia.”. Qué ha quedado definido como delincuente, quién es el criminal y qué
es un delito. En qué consiste el pacto -o contrato- social y a quién ampara éste
realmente. Y lo que es más importante: ¿cuál es la llamada de la educación social en los
haceres del sistema penitenciario?
BLOQUE DE ANÁLISIS INSTITUCIONAL: LOS DECIRES
3. La Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria
La Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria (UHPP) del Centro
Penitenciario Brians 1 se muestra como resultado del Centro Penitenciario Brians 1,
regido por el Departamento de Justicia, y del Parque Sanitario San Juan de Dios
(PSSJD). Así pues, la UHPP depende, por un lado, de la legislación y el régimen
6 Philip George Zimbardo (Nueva York, 23 de marzo de 1933 - ) es un psicólogo, investigador del comportamiento, fue presidente de la Asociación Norteamericana de Psicología en 2002 y son célebres, tanto en el mundo académico como fuera de él, sus trabajos en psicología social, especialmente el experimento de la cárcel de Stanford.
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penitenciario autonómico y estatal (Ley Orgánica General Penitenciaria) y, por otro, de
los postulados que ofrece el Parque Sanitario San Juan de Dios. Este último se establece
como una red de equipos sanitarios en dos grandes ámbitos asistenciales: la salud
mental y el hospital general. El PSSJD se compone, además, de cuatro grandes áreas: el
área de hospital general, la de salud mental, la de discapacidad intelectual y la socio-
sanitaria. Se persigue, y según se explicita en la web del PSSJD, la normalización social
de todo tipo de personas.
Por lo que hace a la UHPP, es un servicio que pertenece al área de salud mental. Se
define como la unidad de referencia para la población encarcelada catalana y da servicio
a personas mayores de edad afectadas por alguna enfermedad mental y que están sujetas
al régimen penitenciario cerrado; cuenta con 67 plazas. La UHPP se divide en tres
clínicas -o grupos-: la unidad de Agudos, la de Subagudos y la de Rehabilitación
(UPE7). Por lo que hace al primer grupo, se compone por personas catalogadas como
muy desequilibradas, sobre las cuales solo incide -mayoritariamente- el equipo de
enfermería y medicina. Esto es así debido a que se alega que son personas que necesitan
una estabilización mental y, pues, no se requiere de profesionales dedicados a lo que no
sea la medicina. Por lo que hace a la unidad de Subagudos, normalmente son usuarios
que provienen de la unidad anteriormente presentada; en esta unidad, junto con los
equipos de enfermería y medicina, encontramos la figura profesional del educador y
trabajador social, así como el del psicólogo y el monitor. Por último, en la unidad de
Rehabilitación, nos encontramos ante personas que, o bien están a punto de acceder al
régimen abierto, o bien a la libertad, o bien a finalizar la condena en los módulos
penitenciarios. Son personas en general catalogadas como que han sufrido una
enfermedad mental pero con su debido tratamiento, se encuentran normalizadas.
4. El discurso
El Artículo nº 25 de la Constitución Española, en relación a las penas privativas de
libertad y las medidas de seguridad, anuncia que “estarán orientadas hacia la
reeducación y reinserción social y no podrán consistir en trabajos forzados”. Por tanto, 7 Unidad de Programas Específicos.
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nos encontramos ante un discurso encaminado hacia la pretendida reeducación y
resocialización. García-Borés lo dice así: “el discurso doctrinal que legitima la actual
legislación, presupone la posibilidad y el deber de llevar a cabo la reeducación,
entendida como proceso de resocialización de los penados, por lo que, en
consecuencia, se organiza institucionalmente para ello.” (Garcia-Borés, 2003:395).
Aún así, y cuando nos referimos a la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica
Penitenciaria de Brians 1, debemos tener en cuenta el aspecto de las medidas de
seguridad. Andrés Rabadán apunta que “normalmente la justicia, por humanidad, no
condena a los enfermos mentales, dado que es sabido de todos que estos responden a
fuerzas alucinatorias y a desórdenes psíquicos. Cuando un esquizofrénico comete un
delito, no se da cuenta, no ya de la gravedad, sino del delito en sí mismo porque, dentro
de su mundo distorsionado, obra siguiendo unos criterios que se nos escapan. Por lo
tanto, ¿qué hacer? Como no se puede dejar suelto por la calle a alguien que pone en
peligro la seguridad ciudadana, ni tampoco condenarlo porque en su delirio no sabe lo
que hace, se opta pues por la alternativa humanitaria: se lo interna en un centro
psiquiátrico con todo tipo de tratamientos hasta que sane. Evidentemente, lo que no se
consigue es ésto último, que sane. Y, con esta fórmula legal, las calles de las ciudades
quedan purgadas de sus enfermos mentales; hecho que agrada a todo el mundo porque
nadie quiere ver “chalados” deambulando sin rumbo. (…) Nosotros vivimos en una
sociedad civilizada que acepta con absoluta normalidad a sus enfermos. Por lo tanto,
les encierran en psiquiátricos penitenciarios para mayor seguridad y a todo el mundo
le parece resuelto y con la decoración social necesaria. ¿Entienden? Porque cuando
uno le integran en el mundo de la psiquiatría penitenciaria, estadísticamente hay pocas
posibilidades de que salga.”. (Rabadán, 2003:170-171).
En consonancia con lo anteriormente comentado, el Artículo nº 20 del Código Penal,
refiriéndose a las causas que eximen de la responsabilidad criminal establece que están
exentos de responsabilidad criminal: “el que al tiempo de cometer la infracción penal, a
causa de cualquier anomalía o alteración psíquica, no pueda comprender la ilicitud del
hecho o actuar conforme a esa comprensión.”, “el que, por sufrir alteraciones en la
percepción desde el nacimiento o desde la infancia, tenga alterada gravemente la
conciencia de la realidad.”. Entonces, y siguiendo el Artículo nº 101 perteneciente al
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Título IV, de las medidas de seguridad, “al sujeto que sea declarado exento de
responsabilidad criminal conforme al número 1º del artículo 20, se le podrá aplicar, si
fuere necesaria, la medida de internamiento para tratamiento médico o educación
especial en un establecimiento adecuado al tipo de anomalía o alteración psíquica que
se aprecie, o cualquier otra de las medidas previstas en el apartado 3 del artículo 96.”.
Por lo tanto, el discurso que vertebra la UHPP tiene una doble vertiente: la reeducación
de los penados, por un lado, y el internamiento sanitario de los enfermos mentales por
otro. Estos últimos, una vez estabilizados, serán susceptibles de una reeducación. En
definitiva, se persigue la estabilización mental de los usuarios y la reeducación y
resocialización de los estabilizados.
No debamos olvidar que el mundo psicológico actual se ve regido por la perspectiva
congnitivo-conductual.
Por lo que hace a la psicología conductual, nace en el año 1930 de la mano de Watson
quien defiende que los individuos hacen asociaciones entre estímulos y respuestas en
función de los resultados obtenidos en las mismas respuestas. Se entiende que la
conducta del individuo es la respuesta provocada por un estímulo exterior. La tarea
consiste en el aprendizaje basado en los premios y los castigos; en palabras
conductistas: en los reforzamientos.
De las críticas que establece Jerome Bruner8 al conductismo y junto con su revolución
cognitiva9, nace, en la década de los setenta la psicología cognitiva. Con el nacimiento
del cognitivismo, el ser humano es visto como un ser biológico, del cual todo se puede
saber y llegar a conocer mediante el empirismo. Este, es un modelo aplicable, en
términos generales, a partir del uso de tests, que aportarán una definición concreta sobre
qué trastorno posee cierta persona y una determinada aplicación para hacer frente al
problema.
8 Jerome Seymour Bruner (Londres, Reino Unido, 1 de octubre de 1915) es un psicólogo y biólogo inglés. Sus estudios en el campo de la Psicología del Desarrollo y la Psicología Constructivista estuvieron enfocados en generar cambios en la enseñanza, que permitieran superar los modelos reduccionistas, mecanicistas del aprendizaje memorístico centrado en la figura del docente, y que impedían el desarrollo de las potencialidades intelectuales de los estudiantes. Estos modelos estaban fuertemente ligados a los conductistas, que concebían a los estudiantes como receptores pasivos de conocimiento. 9 La Revolución Cognitiva es el nombre que se ha dado al paso del conductismo al cognitivismo como paradigma de la comunidad científica en psicología.
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5. El encargo
En consonancia con el discurso, el encargo que la UHPP recibe se fomenta en el de
hospital psiquiátrico de alta seguridad10. Se persigue el objeto del ambiente sanitario.
Como tal, la unidad se encarga de estabilizar a nivel mental a todas aquellas personas
que se dice que han sufrido un desorden mental.
Por otro lado, y como institución educativa, se pretende trabajar para la reeducación y
resocialización de las personas que allí habitan. Así pues, y siguiendo a García-Borés, la
tarea consiste en “rectificar una supuesta socialización deficiente o defectuosa que,
pretendidamente, ha llevado al individuo a delinquir.”. (García-Borés, 1995:93).
En afinidad con lo antes dicho, el encargo educativo e institucional no es otro que el de
conducir, normalizar: lo que se pretende es que la persona no vuelva a delinquir y
rechace ese tipo de moral.
Foucault postula que “de forma general el criminal es definido, en todas estas
elaboraciones, como el enemigo de la sociedad.” (Foucault, 1996:41). En armonía,
Goffman apunta que “el mandato oficinal de los hospitales psiquiátricos públicos
incluye una obligación que entorpece desde el principio de la aplicabilidad del modelo
de servicio de la psiquiatría institucional: deben proteger a la comunidad contra el
peligro y la molestia de ciertas irregularidades de conducta”, y sigue exponiendo que
“el hospital psiquiátrico no es sino una de las diversas instituciones de una red
destinada a dar alojamiento a varias categorías de personas socialmente
perturbadoras.” (Goffman, 2009:348-349).
Paralelamente a lo ya comentado, se ha establecido un encargo que hace referencia, a mi
juicio, a la función pragmática: el control social. Foucault sigue apuntando que “lo que
ha transformado la penalidad, en el tránsito de un siglo a otro, ha sido el ajuste del
sistema judicial a un mecanismo de vigilancia y control.” (Foucault, 1996:45). Por
10 Palabras ofrecidas por la educadora social de la institución.
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ende, nos encontramos ante un sistema penal -y también psiquiátrico- que tiene por
encargo la gestión, la administración y la deposición de aquello que ha quedado
definido como problema, como excluido e incluso como peligro.
Para dicho encargo, la institución se compone de dos tipos de profesionales: por un lado
el funcionariado de vigilancia, encargados del control y el orden, y por otro lado, los
equipos de tratamiento; esto es: psicólogos, educadores sociales, trabajadores sociales y
profesionales dedicados a la enfermería y la medicina.
6. Urdimbre conceptual11
En su obra La genealogía de la moral (1887), Friedrich Nietzsche afirma que su
investigación filológica le condujo al resultado siguiente: en todas las lenguas bueno (en
alemán, gut) significó primitivamente aquello noble y aristocrático, aquello
anímicamente de índole elevada, aquello anímicamente privilegiado. Se contraponía a
malo (schlecht) en el sentido de simple, vulgar (en alemán, schlicht, ‘simple’). Por lo
tanto, estas dos denominaciones, bueno y malo, las crearon los nobles y los poderosos,
en la medida que ellos eran los que tenían el poder de darse nombres y de darlos.
Lo anunció, también, Wittgenstein en su Cuaderno azul (1958), diciendo que “quiero
que recuerden ustedes que las palabras tienen los significados que nosotros les hemos
dado; y nosotros les hemos dado significados mediante explicaciones. (…) Una palabra
no tiene un significado dado, por así decirlo, por un poder independiente de nosotros,
de tal modo que pudiese haber una especie de investigación científica sobre lo que la
palabra realmente significa. Una palabra tiene el significado que alguien le ha dado.”.
Dicho esto, se entiende por delincuente todo aquel que ha cometido un acto concebido
como transgresor en los estatutos y convenciones legales de un territorio. En palabras de
Foucault, “el enemigo de la sociedad”. Se conoce al delincuente como aquel que ha roto
11 En este apartado, voy a tratar de hacer mención de los principales significantes utilizados institucionalmente; a los principios y presupuestos, posiciones teóricas e ideológicas que legitiman el encargo.
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Curso 2014-2015Laura González Jodar
el pacto social: “el criminal atenta ante todo contra la sociedad, se constituye, al
romper el pacto social, en su enemigo interior.”(Foucault, 1996:41).
Ante esto, se ha establecido un potente control social que vela por el orden social. Así,
se podría definir el concepto de ‘control social’ como todas aquellas medidas que
regulan y posibilitan el orden social. “El encierro interviene menos en nombre de la ley
que en nombre del orden y de la regularidad.” (Foucault, 1996:44).
“Ahora bien, si se los encierra no es tanto para fijarlos al lugar de reclusión sino más
bien para desplazarlos” (Foucault, 1996:44); y, pues, garantizar el orden social.
En relación a la significación del término ‘enfermedad mental’, a decir que consiste en
aquel conjunto de síntomas relacionados con el funcionamiento psicológico de una
persona que se ha dicho que alteran al mismo y que, además, provocan en el sujeto un
deterioro de las propias facultades. Aún así, Goffman, al hablar de la categoría paciente
mental dice que “debe entenderse aquí en un sentido estrictamente sociológico. En esta
perspectiva, la concepción psiquiátrica de una persona sólo cobra significación en
cuanto altera su destino social; y en nuestra sociedad esta alteración parece hacerse
significativa sólo cuando la persona es sometida al proceso de hospitalización.”
(Goffman, 2009:136).
“Este concepto de resocialización remite a otro anterior, el de socialización, definido
por Rocher como el <<proceso por el cual la persona aprende e interioriza, en el
transcurso de su vida, los elementos socioculturales de su medio ambiente, los integra
en la estructura de su personalidad, bajo la influencia de experiencias y de agentes
sociales significativos, adaptándose así al entorno social en que ha de vivir>>.”
(García-Borés, 2003:412). Corresponde, a mi juicio, a la normalización. Hace referencia
a la adhesión o el cambio de concepciones, creencias, valores, pautas morales, hasta
pautas de comportamiento. En definitiva, “la resocialización supone la adquisición de
otras pautas y valores, sustitutivas a las anteriores, reconstruyendo el marco de
interpretación del individuo.” (García-Borés, 2003:413).
Mas la reeducación podría establecerse como el proceso mediante el cual alcanzar dicha
resocialización.
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7. Contextos
Al hablar de contexto, se me hace importante notificar, antes de nada, una distinción
entre lo que es el contexto local y el social. Por lo que hace al primero, a decir que hace
referencia a la ubicación de la institución: lo tangible. En materia de contexto social, se
va a hacer referencia a una cuestión de concepción social: lo abstracto.
La Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria se ubica, y como se ha
comentado, en el Centro Penitenciario Brians 1. Dicho centro se encuentra en la
población de Sant Esteve de Sesrovires y se inauguró en el año 1991. Como es de
esperar, dicho centro se encuentra en la periferia; esto es así por dos razones: una
primera que hace referencia al pragmatismo y una segunda que hace referencia a la
cuestión social. Respecto a la primera razón, el centro se encuentra aislado, en la
periferia, por una razón pragmática, útil debido a que las dificultades de acceso -y
salida- y la constante vigilancia, impiden la posible fuga de los reclusos.
Por otro lado, la ubicación se encuentra en la periferia, en mi opinión, por una cuestión
social. Como se puede percibir, algunos tipos de instituciones sociales -sobre todo las
totales: manicomios, cárceles, centros de educación especial…- suelen situarse en la
periferia por una cuestión de aislamiento. La estructura social ha quedado definida, y
siempre en base a mi juicio, de manera que aquellas instituciones que almacenan
personas catalogadas como problemáticas, que se deben corregir, reeducar, resocializar,
se encuentran a las afueras de la ciudad.
Respecto al contexto social, la población reclusa común se compone, mayormente, de
hombres de mediana edad y escasos recursos económicos12.
En la unidad, a la hora de referirse al usuario o usuaria, se utiliza el término de paciente
y, pues, se le trata como tal. Esto es así por la justificación que se da de que la entidad
no es un modulo penitenciario sino que, y como se ha dicho, consiste en un hospital de
12 Cabe apuntar que este dato se compone, en un primer lugar, al juicio que yo misma he hecho durante el tiempo que he estado en la institución y, en segundo lugar, a la respuesta ofrecida por mi tutor de prácticas al preguntar sobre la población común en la unidad.
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alta seguridad. Aún así, no hay que olvidar la presencia penitenciaria de, por ejemplo,
el equipo de funcionariado.
La Real Academia Española define el término paciente anotando aquella “persona que
padece física y corporalmente, y especialmente quien se halla bajo atención médica”, o
la “persona que es o va a ser reconocida médicamente”. Así pues, los pacientes de la
unidad son percibidos -siempre a mi parecer- como aquellas personas que requieren de
atención médica por estar enfermos -en este caso, enfermos psíquicos, mentales-.
El primer día de prácticas pude asistir a una reunión donde participaban profesionales
dedicados al trabajo y la educación social, a la psicología, a la psiquiatría y a la
enfermería, que dialogaban sobre qué hacer con un interno catalogado como
problemático. Pues bien, todos coincidían en que con esta persona, no hay nada que
hacer. Según el psiquiatra, aparte de creer que se le ha hecho un mal diagnóstico por
lo que hace a la enfermedad que dicen que tiene la persona, y después de probar una
gran cantidad de medicación con ella (sin que ninguna funcione con éxito) y de
aumentar las dosis de medicación constantemente, dice que no confía en la mejora de
esta persona. El comentario que ha añadido el educador social ha sido que “es un
loco” (dando a entender que es la plena definición de loco.)13.
Por lo que hace a la calificación que recibe la institución por parte de la población en
general, pienso que existen dos discursos que van de la mano pero cuyos argumentos se
distinguen entre sí y es que uno es de signo positivo y otro negativo, pese que a mi
juicio se defienden tanto uno como el otro por igual. En primer lugar, al ser una unidad
que deposita a todas aquellas personas que han cometido algo socialmente establecido
como ilegal, se percibe la institución como algo positivo por el hecho de contener a
dichos sujetos. Foucault lo defiende así: “la necesidad de un castigo a partir sólo del
interés de la sociedad o de la necesidad de protegerla. El criminal atenta ante todo
contra la sociedad, se constituye, al romper el pacto social, en su enemigo interior.”, y
más adelante, “si se trata de proteger a la sociedad, la pena debe calcularse de tal
forma que asegure con precisión esta función” (Foucault, 1996:41). A su tiempo, y
siempre en relación a lo anotado, Andrés Rabadán14, en su libro Historias desde la 13 Extraído del diario de campo elaborado.14 Se le conoce, popular y vulgarmente, como el loco de la ballesta. Ha pasado veinte años de su vida, desde 1992 hasta 2012, en los módulos psiquiátricos de los centros penitenciarios catalanes -entre ellos Brians 1 y la UHPP- por asesinar a su padre con una ballesta.
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cárcel, en relación a esto, relata que “y, en mi beneficio, surgen comentarios como:
<<Ah, pero si es de lo más normal>>, <<No sé, yo diría que razona perfectamente>>,
<<Yo no le noto nada>>. El que me conoce de oídas, predispuesto a encontrarse con
una especie de Hannibal Lecter, descubre en cambio a un hombre idéntico a los que se
encuentra todos los días en casa o en el trabajo. Y por ese motivo da más valor al
hallazgo. De manera que, curiosamente, mis amigos me consideran una <<gran>>
persona únicamente porque soy bastante normal y eso no se lo esperaban. La
característica de <<normalidad>>, implícita en principio de todos los hombres, pasa a
ser en mi caso una gran cualidad. Mira qué bien.”. (Rabadán, 2003:9-10).
Antagónicamente, el mismo hecho de depositar a todo aquel que ha incumplido el pacto
social implica que la institución reciba un valor negativo por el propio hecho de
contener peligros sociales. La realidad es que, en mi opinión, nadie quiere acceder a un
centro penitenciario -así como tampoco psiquiátrico-.
Asimismo, Foucault dice que “y escribe por su parte Brissot: <<¿cómo sustituir la
pena de muerte? La esclavitud sitúa al culpable en una posición que lo convierte en un
ser incapaz de dañar a la sociedad; el trabajo lo convierte en algo útil; el permanente y
largo sufrimiento intimida a quienes puedan sentirse tentados de imitarlo.” (Foucault,
1996:43).
8. Las normas
Por lo que hace a las normas y las reglas establecidas, la unidad se rige bajo los
parámetros y postulados ofrecidos por el Reglamento Penitenciario. Sin embargo, la
propia entidad ha establecido, además, una serie de normas diferenciadas, algunas, del
reglamento previamente apuntado.
De entre las cuales, encontramos la absoluta prohibición de sustancias tóxicas15 dentro
de la unidad. Dicha norma se justifica diciendo que el fin último de la unidad es
convertirse en un módulo. Como es sabido, en los módulos la presencia de sustancias
15 Entenderemos por ‘sustancias tóxicas’ todo tipo de drogas ilegales además del alcohol. Los fármacos y el tabaco sí están permitidos.
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tóxicas existe y, en ocasiones, crea conflictos y situaciones, dicen, de riesgo. En relación
a esto, Garcia-Borés habla de “la proliferación de la drogadicción entre los presos, y no
solamente por las consecuencias del consumo sino por las implicaciones que éste
conlleva (el comercio interior, las deudas, las reyertas, la formación de bandas, etc.).”
(Garcia-Borés, 2003:401).
En armonía con esta primera norma se instaura una segunda: la prohibición de
intercambios entre personas -vulgarmente se conoce como trapicheos-. Se pretende
erradicar los conflictos que provocan las deudas entre las diferentes personas.
Siguiendo esto, y con el fin de controlar en primer momento lo que la persona fuma, así
como también que no se establezcan intercambios -con las consiguientes posibles
deudas- de tabaco, se ha prohibido que los usuarios y usuarias dispongan de
encendedores.
En contraposición con los módulos penitenciarios, en la unidad no están permitidos los
vis a vis. La educadora social de la entidad comenta que es una cuestión que ha
suscitado muchos debates. Por un lado se encuentran las personas que defienden la
utilización de los vis a vis alegando el derecho a la sexualidad y, en definitiva, las
relaciones sexuales. Opuestamente, hay quien dice que la instauración de los vis a vis
podría suscitar problemas, a nivel terapéutico, en según qué personas que lo utilizaran
(la educadora pone por ejemplo aquel o aquella que no disponga de pareja y pague a una
trabajadora social).
Por último, en la unidad es una norma de obligatorio cumplimiento el suministro de
fármacos así como también la ingestión de los mismos. Por lo que hace a la vida en los
módulos penitenciarios, la persona interna puede decidir si se los toma o no (al menos
eso dice la teoría); en referencia a la vida en la UHPP, es ineludible y se muestra como
otra norma.
En resumen, “Siguen las privaciones de distinta índole: de relaciones heterosexuales,
de desarrollo de roles sociales normalizados, de disposición de bienes, de toma de
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decisiones. Sigue la obligada y permanente convivencia con otros, la ausencia de
intimidad, los actos de sumisión y degradación, la observación constante, el
distanciamiento de los seres queridos, etc. etc.” (Garcia-Borés, 2003:421).
9. Tiempo y temporalidad
En este apartado, creo importante hacer una distinción entre el tiempo y la
temporalidad. Seguiré los postulados que entienden el tiempo como el aspecto
cronológico y la temporalidad como la vivencia subjetiva del propio tiempo. Además
tomaré como referencia el postulado de que, el ingreso en una institución total -y con
ella la propia custodia, que pasa a disponerla la institución- implica que la propia vida
de la persona -y con ella el tiempo- pasará a pertenecer a la institución.
Hablando de variables nucleares de la experiencia de encarcelamiento en cualquier
contexto penitenciario -y cerrado-, García-Borés expone que “es bien reconocido que el
tiempo que resta de condena tiene un protagonismo inigualable para los presos,
permanentemente presente incluso en muchas de sus conversaciones, definiendo en
buena medida sus actitudes, estado de ánimo, etc., constituyéndose en un elemento
central en la experiencia psicológica de los reclusos.” (Garcia-Borés, 2003:420). Así
pues, por lo que hace a la temporalidad de la condena, influye en el estado de la propia
persona; volviendo a Garcia-Borés, el autor hace referencia a los estudios sobre los
efectos del encarcelamiento de Bukstell y Kilmann (1980) que recogen que “el nivel de
ansiedad es elevado en el ingreso, luego desciende y vuelva a subir hacia el final de la
estancia” (Garcia-Borés, 2003:408). Vale la pena apuntar que, a mi juicio, todo depende
de la persona que vive la ansiedad y de muchos otros factores. Pero lo que sí se afirma
es que el tiempo de condena puede influir -y de hecho influye- en la conducta,
comportamiento y experiencia subjetiva de las personas.
“Todos los días son iguales, cada uno igual al siguiente y al anterior.” (Ávila,
2014:212). Respecto al tiempo a nivel cronológico, a decir que he presenciado
comentarios tales como “este aburrimiento es insoportable”, “estoy muy aburrido”,
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“¿qué puedo hacer contra este aburrimiento?”, entre otros. Así, en la UHPP nos
encontramos, y según mi experiencia, ante un orden que implica horarios muy rígidos.
Siguiendo esto, se ha establecido un horario de actividades, de visitas familiares y de
descanso, así como también de las comidas y, en definitiva, de todas las actividades de
la vida diaria. Por tanto, las personas de la unidad, siempre y cuando se encuentren en
un régimen de vida ordinario, disponen de un tiempo de descanso nocturno se encuentra
entre las nueve de la noche y las ocho de la mañana. A las nueve de la mañana ha
quedado establecido el desayuno en la sala. Y desde las diez de la mañana hasta la una
del mediodía el tiempo se ocupa mediante talleres. Ahora bien, existe un notable grupo
que no suele participar en dichos talleres; entonces, en este espacio de tiempo destinado
a los talleres, quienes no participan se quedan en la sala y el patio. A este respecto,
Valverde dice que “en estas condiciones, pasear o estar sentado son las únicas
alternativas. Uno de los aspectos que más me ha llamado siempre la atención es el
paseo penitenciario. No se trata de andar despacio, relajado y charlando con un amigo,
sino de andar deprisa, sólo o acompañado, pero a gran velocidad, dando siempre los
mismos pasos, siempre en la misma dirección, y dando la vuelta siempre en el mismo
sitio.” (Valverde, 1991:86). Le sigue Garcia-Borés anunciando que “por las propias
necesidades (…) se encuentra todo bajo orden y horario perfectamente
predeterminado, en el que se ubican todas las funciones regimentales (vigilancia,
reencuentros periódicos, etc.) y las actividades de los internos (hora de levantarse, de
patio, de actividades, de comida, de luz artificial, etc.).” (Garcia-Borés, 2003: 420-421).
A la una del mediodía, y una vez finalizado el tiempo de talleres, es la hora de comer. Y
no es hasta las cuatro de la tarde que vuelve el tiempo de talleres y dura hasta las siete y
media. A las ocho, ya anocheciendo, toca el tiempo de la cena.
“Todo ello imprime <<a la vida diaria un ritmo cadencial, en el que la persona sabe
perfectamente lo que hará la próxima hora, el siguiente día, dentro de un mes, donde
no cabe lo imprevisto, donde no existen los días especiales, y donde la decisión sobre la
propia vida depende de la organización>> (…), anulando la iniciativa personal de los
internos.” (Garcia-Borés, 2003:421).
Existe, además, el Régimen de Vida Restringido (RVR) el cual, y como el mismo nombre
indica, consiste en una vida restringida (aún más restringida); esto es, apartar a la
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persona de los demás compañeros dejándola en una sala. Dicha persona en dicho
régimen sólo sale a fumar, por ejemplo, y acompañado de funcionarios. La persona,
mientras perdura el régimen, no tiene ningún contacto con los demás compañeros.16.
Cuando se cataloga a una persona como desestabilizada, o se comete algún acto
catalogado por la institución como transgresivo, se le aplica este régimen de vida
durante un determinado tiempo.
En síntesis, “la rigidez de la estructuración de la vida diaria es una característica de
las instituciones penitenciarias, que no se corresponde, además, con los horarios
habituales de la vida en libertad. La mayor parte del tiempo los internos no tienen nada
que hacer: la estancia en el patio, la galería y la celda configuran la actividad diaria
para muchos de ellos.” (Garcia-Borés, 2003:420).
10. Espacio
Existe una notable diferencia entre el espacio del centro penitenciario y el de la UHPP.
Por lo que hace a Brians 1, la fachada, lo de fuera, se ve muy muy nuevo (…) pero,
conforme te vas adentrando en la cárcel, la cosa va cambiando. Ese ambiente frio
(parecido al de un hospital que ya tiene sus años), esos techos altos, cámaras (¡infinitas
cámaras!), rejas, puertas de hierro muy pesadas que se abren solas, funcionarios, más
funcionarios, aún más funcionarios, y algún interno que va a su vis a vis. Cabe decir
que no es un ambiente que acompañe, nada acogedor. Y después de esto, de unas
cuantas cabinas con funcionarios dentro mirando pantallas y un largo paseo, llegamos
a la Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria. Ésta, en su conjunto, es más
parecida a una residencia, a un hospital, que a una cárcel; aunque no debamos
olvidarnos de las constantes cámaras y los numerosos funcionarios. Las instalaciones,
cierto es que dejan mucho que desear, pero ya no vemos puertas enormes de hierro que
16 Extraído del diario de campo elaborado.
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se abren solas (y que dicho así puede que no cause impresión, pero lo cierto es que sí,
¡y de qué manera!).17.
La institución total es un concepto ideado por Goffman para designar el “lugar de
residencia y trabajo, donde un gran número de individuos en igual situación, aislados
de la sociedad por un periodo apreciable de tiempo, comparten en su encierro una
rutina diaria, administrada formalmente” (Goffman, 2009:15). Así pues, al entrar en la
Unidad de Hospitalización Psiquiátrica Penitenciaria del Centro Penitenciario Brians 1,
nos encontramos ante un espacio frio, con paredes algunas de color amarillo y otras
verde, además del blanco; en su conjunto, las paredes refuerzan al espacio frio. El
espacio en general se encuentra muy deteriorado: recuerdo los primeros días en la
unidad, que en todas las plantas había varios cubos por los suelos, resulta que a causa de
las lluvias, la unidad se había visto repleta de goteras. Aún así, no es extraño ver en la
unidad a dos internos que trabajan en prisión a través del CIRE18 velando por el
mantenimiento de la unidad.
Por lo que hace al mobiliario de las salas donde se encuentran los internos, encontramos
varias mesas y sillas, un lavabo, además de un sillón situado delante del televisor. En el
patio, aparte de una canasta de básquet, algunas sillas y dos pares de bancos, no hay
nada más. Por lo que hace a las salas destinadas a los talleres, nos encontramos con tres:
el “taller A” que, en mejor estado que el resto debido a una beca concedida para equipos
informáticos, se destina para el taller de Club Social (es el taller que más demanda tiene:
consiste en que los internos pueden estar en la sala y escuchar música, leer, jugar al
ordenador…) y para el taller de informática; el “taller B” se destina para el taller de
Educación en Valores, el de Metacognición, el de Cineforum, Taller de Tóxicos y, al
disponer de tres máquinas para practicar deporte, también se usa para la Educación
Física; el “taller C”, se usa para los talleres de cerámica, papelería y cestería. Además, y
siempre y cuando los profesionales lo consideren oportuno, además de la aprobación de
la dirección penitenciaria junto con el curso burocrático que ello supone, algunos de los
internos pueden asistir al polideportivo del centro penitenciario o a la actividad del
17 Extraído del diario de campo elaborado.18 Explicación, en relación al CIRE, extraída del diario de campo elaborado: Comentan algunas personas internas que trabajan en la misma cárcel (a través de la empresa llamada CIRE) que por 6, 7, 8 o más horas de trabajo reciben un pésimo contrato de 3 horas con el sueldo que este supone (100 y poco euros un trabajador normal, 200 y poco euros el encargado de un determinado trabajo).
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paseo durante media hora por el perímetro de la prisión. Además de estos espacios, y
siempre que haya quedado programado los usuarios tienen acceso, junto con un
profesional de la enfermería, a la sala destinada a las llamadas telefónicas y, cuando
tenga que realizar entrevista con alguno de los profesionales, a las salas destinadas para
tal. Existe, además, una sala en la entrada de la unidad destinada a las visitas familiares
y equipada de manera que dicha visita pueda ser vista y escuchada por el funcionariado.
Así pues, podrán acceder a dichas salas siempre que se tenga una visita programada. Por
último, las personas acceden a las habitaciones destinadas al descanso siempre que sea
para tal o cuando la misma sienta malestar y los profesionales consideren que puede
acceder a la habitación. El mobiliario de las mismas consta de dos o tres camas -en
función de si la habitación es de dos o tres personas- una mesa, una silla, un armario y
un lavabo que se equipa de un váter, una ducha y una pica. No hay ninguna puerta en la
habitación que no sea la que separa la misma del pasillo. Además, se halla en la UHPP
las habitaciones de contención. Cabe mencionar que la unidad psiquiátrica está dotada
de algunas habitaciones de contención. Fue la primera habitación que nos enseñaron.
Se compone de una cama con sus correspondientes correas para atar a la persona a
ella, una cámara encima de la cama y una explicación de alguno de los educadores
diciendo que “es algo que forma parte de la terapia del interno; para cuando el interno
necesita un poco de tranquilidad y estar solo, para cuando le dan brotes o se pone
nervioso; que es algo para ayudarles y que, además, no se utiliza muy
frecuentemente.”.19. Así pues, el uso de dicha habitación sirve para las llamadas
contenciones mecánicas: esto consiste en habitaciones donde las personas se
encuentran atadas en una cama. Nos contaba que se intenta no hacer, pero hay veces
en que no queda otra opción.20.
Dicho esto, todos los espacios que no consten en lo anteriormente comentado -
despachos de profesionales, lavabos de profesionales, administración, salas de
reuniones, cabinas de funcionarios-, serán espacios prohibidos, vetados para los
usuarios.
Dice Goffman que “el ambiente y el conjunto de normas del hospital psiquiátrico
presionan al paciente a sentir que, después de todo, no es más que un caso patológico,
que ha sufrido alguna especie de colapso social en el exterior, por haber fracasado en
19 Extraído del diario de campo elaborado.20 Extraído del diario de campo elaborado
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uno u otro aspecto fundamental, y que dentro del establecimiento tiene una gravitación
ínfima, pues apenas es capaz de comportarse como un adulto.” (Goffman, 2009:157).
BLOQUE DE PRÁCTICA EDUCATIVA: LOS HACERES
Existen, de hecho, dos posiciones enfrentadas por lo que hace al sistema penitenciario y
la manera que este tiene de trabajar: la tradición permanente criminológica dominante
durante ciento cuarenta años por un lado, y el discurso crítico que, “no solo niega la
posibilidad de realizar tal misión, sino que objeta que la vida en prisión, por sí misma,
conforma a los sujetos en el sentido inverso al que propone la ley, es decir, que los
desadapta para la vida en libertad.” (García-Borés, 2003:395).
A mi parecer, la lógica cognitivo-premial -más adelante hablaré de esta lógica en la
UHPP-, basada en los premios y castigos, lo malea todo: el efecto terapéutico del
conductismo, y como se sabe, dura muy poco. Mas en este tipo de instituciones totales
se establece una intervención en contra de la voluntad del individuo y, en general, es
imposible hablar de éxito si no existe la voluntad.
“No se trata de un proceso sumatorio sino substitutorio, que supone además, la
transformación de aspectos nucleares de la personalidad previa.” (Garcia-Borés,
2003:416).
En ocasiones, los educadores, en tanto que profesionales, olvidan que trabajan con
personas y se centran en el adjetivo que acompaña al sujeto: psicótico, depresivo,
hiperactivo… Este adjetivo, señala una marca en el sujeto y, por lo tanto, lo estigmatiza,
lo caracteriza, lo etiqueta. La persona, pasa a ser un sujeto estigmatizado, que tiene un
problema; se cambia el término persona por el de paciente.
En lo que respecta a la UHPP, el encargo que recibe la figura del educador social
consiste en el diseño de programas de rehabilitación y en la implementación de los
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mismos. Siguiendo esto, los objetivos del educador social en una institución como la
UHPP consisten en: “mantener las capacidades y prevenir el deterioro en: la autocura,
la autonomía, el contacto con la realidad, el funcionamiento cognitivo, conciencia y
relajación del propio cuerpo para la activación y coordinación de la psicomotricidad.
Aumentar la autonomía emocional. Elaboración emocional del delito en el enfermo
mental. Aumentar el autocontrol generando estrategias adaptativas de resolución de
conflictos. Estimular la motivación para la readaptación social, laboral y familiar.
Introducir el valor del trabajo y de las relaciones con los otros. Recuperar y mantener
los vínculos afectivos con el exterior (iguales, familiares, comunidad). Sensibilizar y
aproximar a la comunidad desde el equipo terapéutico. Favorecer un clima terapéutico
que facilite las interrelaciones, el aprendizaje y la experiencia del día a día. Activar
recursos y capacidades personales del enfermo mental. Mejorar capacidades
individuales: área cognitiva, relacional, emocional y pragmática (conducta). Trabajar
para conseguir la autonomía máxima de los pacientes.”. (Ferrer, Caballé, Godó,
2004:83-84).
Para ello, se ha establecido una serie de talleres y programas, tales como: “1.Programa
de Educación Permanente”, del cual el objetivo general consiste en “alcanzar las
habilidades y conocimientos básicos de la sociedad actual y facilitar el acceso a los
diferentes niveles y modalidades de la educación.”. “2. Programa de Formación para el
Trabajo. Objetivo general: facilitar un itinerario de actividades que ofrezcan la
posibilidad de participar en un proceso de adquisición de habilidades básicas de
formación, de ocupación y de inserción laboral. 3. Programa de Animación
Sociocultural. Objetivo general: fomentar el ejercicio y la participación activa de la
persona en su medio de relación social.”. Y, por último, el “4. Programa de Educación
para la Salud”, el cual persigue “promover el comportamiento sano ayudando a
comprender las acciones e ideas de los sujetos, y como estas afectan en su salud,
fomentando la toma de decisiones para una vida sana.” (Ferrer, Caballé, Godó,
2004:86). Además del programa de salidas programadas y del Programa de Educación
en Valores.
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Siguiendo la Memoria del año 201421 de la UHPP, y en relación a los programas
educativos de rehabilitación, el programa de animación sociocultural engloba las
siguientes actividades y talleres: Club social, Biblioteca, Taller de acogida, Video-
forum, Lectura, Música y canto, Baile y Teatro.
Por lo que hace al taller de Club Social, consiste en un tiempo destinado a escuchar
música, leer, jugar con los videojuegos de los ordenadores, entre otros. Respecto al
Taller de Acogida, sirve para aquellas personas que llevan poco tiempo en la unidad y
sirve de iniciación a las actividades: consiste en el taller de cerámica, el de cestería y el
de papel en uno mismo. El taller de Video-forum consiste en la visualización y reflexión
de películas. El de Música y Canto, consiste en, como el propio nombre indica, en el
canto de diferentes canciones. El Baile y el Teatro consiste en el aprendizaje de
coreografías y el de hacer obras de teatro.
En lo que refiere al programa de educación permanente, retiene los talleres como el de
Castellano (en general se destina para aquellas personas extranjeras; durante el tiempo
en que he estado realizando mis prácticas, dicho taller no se ha hecho) y el de Inglés. El
taller de Informática, que persigue la adquisición de conocimientos básicos relacionados
con la ofimática. Y, por último, el taller de Estimulación Cognitiva. En relación a este
programa, solo he asistido al taller de Informática. Es por esta razón que del resto no
puedo comentar nada porque, y como bien dijo Wittgenstein, “de lo que no se puede
hablar, es mejor callar”.
El programa ocupacional y prelaboral contiene la actividad del Huerto y de Jardinería,
el de Cestería, el de Papel, el de Cerámica, y el de Bisutería. Los primeros consisten en
el cuidado del Huerto que se encuentra en el perímetro y de la adquisición de los
productos que el mismo ofrece. Por lo que hace al taller de Cestería, engloba todo lo
relacionado con la creación de objetos de mimbre. El de Papel consiste en el trabajo con
el mismo papel: confección de libretas recicladas, puntos de libro… El taller de
Cerámica consiste en la confección de objetos de cerámica. Por último, en el taller de
Bisutería se hace pulseras, pendientes, collares…
21 Se puede encontrar en los anexos.
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Por último, el programa de educación en valores consiste en tratar dilemas o visualizar
películas y establecer un diálogo entre todos los integrantes.
Además, se ha establecido una serie de salidas terapéuticas de entre las cuales podemos
encontrar la salida a la biblioteca de Martorell, al cine de Abrera, al auditorio de
Barcelona, al Centro de Animales Domésticos de Castellbisbal, al parque de atracciones
Tibidabo, al Punt Òmnia de Martorell, al Garden del Papiol para comprar semillas y
productos para plantar en el huerto, al Centro de Hípica “Cal Senyor”, entre otros.
Por lo que hace a dichas salidas, se dice que se pretende abandonar la lógica conductual
porque estas actividades no quieren percibirse como un premio, sino como un añadido
en el tratamiento.
Garcia-Borés, hablando del Equipo de Tratamiento expone que la tarea de dicho equipo
“puede desglosarse básicamente en dos facetas. De una parte, la implementación de la
intervención que, debido a la insolvente falta de medios personales, acaba limitándose
a una serie de actividades de escasa relevancia resocializadora (talleres de cerámica,
de papel maché, deportes, etc.) que, sin embargo, se utilizan para evaluar la evolución
del interno. Por otra parte, la evaluación y toma de decisiones sobre los presos
(clasificación, permisos, propuestas de libertad condicional, etc.), que pasa a ser la
función fundamental que se lleva a cabo con todas las consecuencias.” (Garcia-Borés,
1995:98-99). A su tiempo, Ávila Navas explica que “cada momento, cada
comportamiento que tú tengas, lo van a considerar buena o mala conducta y eso va a
determinar bajo qué etiqueta te clasificarán y en qué lugar te van a poner.” (Ávila,
2014:209).
“La cárcel se volvió un sustituto del gueto cuando éste entró en crisis como
consecuencia de la ola de disturbios urbanos de los años sesenta.” (Wacquant,
2010:144-145).
Se entiende el término gueto como aquel grupo cuya característica es el encierro -sea
real, sea simbólico-; aquello que se construye sin derecho a salir de donde está. La
educación social, pues, debe trabajar para romper el gueto y no para fortalecerlo. Mas la
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educación puede ser una herramienta emancipadora o, por contra, puede resultar un
instrumento de puro control.
La tarea consiste en hacer crecer raíces entre las grietas, que las hay; dar algo a alguien
que nadie nunca se lo pueda quitar. No se trata de caer en el paradigma que defiende el
Teorema de Thomas22, que anuncia que el sujeto acaba comportándose como marca el
atributo que le acompaña; así como tampoco en la profecía autocumplida, que hace
referencia a aquella situación en que se tiene una determinada expectativa del otro, la
cual acaba realizándose debido a la actitud que se tiene hacia el otro: el delincuente es
delincuente en tanto que se le llama y se le mira como tal. En definitiva: acompañar.
Acompañar, por lo tanto, debe incluir, a juicio mío, la dimensión del reconocimiento
humano y la negación del yo profesional (y el tú paciente). El acompañamiento es una
manera de entender la relación entre el profesional de la acción socioeducativa y la
persona en situación de dificultad.
Acompañar, en definitiva, se trata de una manera de entender la relación social y
educativa que traspasa los mismos límites del concepto, partiendo siempre de la
consideración de la persona como un sujeto activo de sus decisiones y cambios.
Acompañar, entonces, no significa lo mismo que ayudar. El educador estaría errado si
considerase la suya como una función de ayuda, como una acción caritativa. No se trata
de dar un pez a quien tiene hambre, se trata de enseñar a pescar. Se trata de un proceso
educativo basado en el acompañamiento, el alcance de la autonomía personal que
suponga una renuncia de las teorías e ideas (positivistas, actuales e impuestas) en
relación a las personas con enfermedad mental. Se trata de ofrecer recursos a la persona
para que sea ella misma quien se encuentre en capacidad de decisión sobre cómo
conducir su vida. Se trata, ciertamente, de “no preguntar jamás si la verdad es útil, si
puede llegar a convertirse en destino de alguien. (…) Oídos nuevos para una música
nueva. Ojos nuevos para las cosas que emergen de las ocultas lontananzas. Conciencia
nueva para verdades mudas hasta hoy.” (Nietzsche, 2012:17).
22 Escuela de Chicago.
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11. Conclusiones
Siguiendo a Jorge Larrosa, la enfermedad mental es aquello que nuestros saberes ya han
capturado: “algo que podemos explicar y nombrar, algo sobre lo que podemos
intervenir”. El reto recae, entonces, en dejar de ser y utilizar los estigmas para poder ser,
ver y descubrir a personas. Centrar la mirada en el sujeto, olvidándonos así del adjetivo
que a él le acompaña. Debemos olvidarnos de la normalidad porque todo aquello que se
escapa de la norma es susceptible a ser diagnosticado, adjetivado, etiquetado, apartado y
estigmatizado.
En contraposición al positivismo, el Construccionismo Social de Gergen, del que ya se
ha hablado anteriormente, puede resultar una alternativa al ser esta una psicología que
presenta una nueva visión de nosotros mismos y una toma de conciencia del importante
papel de la cultura y, pues, del entorno. En la terapia Socioconstruccionista, lo
importante no recae en el problema, en la enfermedad, sino que el real problema recae
en la experiencia subjetiva del problema: como la persona vive el problema.
Pienso que es importante tener en cuenta que lo que todas las instituciones integran son
personas. En el caso de la penitenciaria, nos encontramos ante personas que han
incumplido algo socialmente establecido como ilegal, que no responde a los patrones
establecidos, algo peligrosamente anormal. Lo que se pretende con la filosofía
penitenciaria es normalizar, conducir -o reconducir- a esta serie de personas. Por otro
lado, veo importante señalar la incongruencia que supone, a juicio mío, pretender
resocializar a personas -hacerlas aptas para vivir en sociedad- apartándolas de la
sociedad. Diferentes autores han reflexionado sobre esta hipótesis. Javier Ávila lo dice
así: “dentro no has aprendido nada que te sirva en la calle, sino que te has
prisionizado, has aprendido a vivir en la cárcel, no en libertad.” (Ávila, 2014:226). De
esta manera, Garcia-Borés habla de “un contexto carcelario que se aleja radicalmente
de las condiciones en libertad, provocando pues una lógica desadaptación a esas
condiciones.” (Garcia-Borés, 2003:422).
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Se dijo en otros apartados: “es preciso delimitar qué se entiende por delincuencia.”
(Foucault, 1996:49). El hecho de que la persona dejara de verse como un delincuente,
en mi opinión, avanzaría más que todos los programas de intervención. Pienso que el
error recae en la focalización del autor. Debemos tomar conciencia que el delito es una
definición social, legal, ¡es una construcción social! En relación a esto, y hablando de
patología, Goffman explica que “una cuestión más importante aún atañe a la
aplicabilidad de <<patología>>. De ordinario, el primer rasgo patológico que hace
reparar en la condición del paciente es una conducta <<inapropiada para la
situación>>. Pero el fallo que en definitiva determina si un acto en particular es
apropiado o inapropiado para una situación particular, a menudo y necesariamente
carece de competencia, es un fallo lego, por la sencilla razón de que no tenemos un
registro técnico de las diversas subculturas de comportamiento que existen en nuestra
sociedad, y menos aún de las reglas vigentes de cada una.” (Goffman, 2009:358).
Miguel Morey explica que “cuando era joven, alguien, un tal Jerry Rubin, acuñó una
consigna de guerra contra lo que entonces se llamaba el Sistema. Decía simplemente:
‘Do it’. Eran los tiempos de los ‘yippies’, los herederos políticamente radicalizados de
los ‘hippies’. Y ‘do it’ quería decir ‘actúa’, casi como quien dice: ‘espabila’. En
realidad, ‘actúa’ quería decir: oponte activamente a todos los intentos del Sistema por
adueñarse de tu experiencia del mundo, piénsalo todo por ti mismo y obra en
consecuencia. (…) Imaginadlo por un momento: dejaron de consumir, fue algo que se
hizo. (…) Hoy, ya lo sabéis, la consigna sigue sonando, ‘do it’, pero ya sólo quiere
decir: ‘compra’. Y Jerry Rubin es ahora un descerebrado adicto a las vitaminas (…)
‘Do it’, siendo la misma palabra, ha pasado de querer decir ‘obra por ti mismo’ a
significar ‘obedece’. Ésta es la cosa.” 23 (Morey, 2007:432-433).
Llegado este punto, pienso que necesitamos cambiar el estigma por el enigma. Ser
conscientes y aferrarnos a “la voluntad del a economía del gran estilo: concentrar su
fuerza, su entusiasmo. El respeto a sí mismo, el amor, la absoluta libertad respecto de
sí mismo…” (Nietzsche, 2012:17). Cuestionarnos, y siguiendo a Jorge Larrosa, hasta
qué punto es necesario matar la vida para salvar la vida.
23 Pienso que no hace falta recordar que, a día de hoy, Do it es el eslogan de la gran empresa Nike.
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BLOQUE DE CAMPO: EL DIARIO
Publicado en LoQueSomos
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