marx no estuvo nunca allí - connecting repositoriescapitalismo y la democracia. hace 15 años...

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les empresas. Alrededor de- esossectores y de esos núcleos urbanosse reorganiza una economía dualdonde el atraso y la marginaciónamenazan con no ser transitorios,sino claramente estructurales, demodo que para que existan esos(minoritarios) polos avanzados seprecisa de una mayoría de sectoressociales y de zonas territoriales queesperen vanamente el efecto difusorde una dinámica que, sin embargo,les excluye de la distribución de esecrecimiento. Cuando se alude a unrápido crecimiento económico contasas medias del 10% anual en laindustria, de rentas que se elevan,de salarios dinámicos, etcétera, nopuede dejar de preguntarse paraqué parte de la población es ese cre-cimiento y esas rentas.

Extensión del nepotismo

También el tema de la corrupciónadmite algunas aclaraciones. Existeuna extensa y variada gama deprácticas nepóticas, irregulares osimplemente ilegales en el seno delaparato del partido y de la Adminis-tración. Ellos son los corrompidos,pero ¿quiénes son los corruptores?,¿quiénes con simples contactos sonlos que consiguen la concesión deautorizaciones para importacioneso exportaciones, para la instalaciónde nuevas empresas, para la insta-lación de servicios u operacionesfinancieras o para la realización deactividades comerciales? Pues pa-rece claro que son los comerciantesinternos y externos, los financierosrecién aterrizados, el capital deempresas mixtas o nacinales y otrosvencedores en el apoyo de lareforma.

La rebelión está arremetiendocontra un poder omnímodo y despó-tico, pero está menos claro que lareforma económica china se debavalorar sólo por sus resultados posi-tivos y que los negativos se atribu-yan a los obstáculos de la burocra-cia y del viejo orden. Ese orden estácondenado a desaparecer, pero lareforma económica se encuentra enun momento delicado y requiere decambios sin los cuales el ordenemergente significará la renunciahistórica al contenido social defen-dido por la revolución china desdesus comienzos hace 50 años.

Marx no estuvonunca allíEl país más poblado, entre dos agua

Los disturbios estudiantiles -¿porqué en mayo?- ponen sobre eltapete la delicada tesitura delcomunismo chino: cómo cambiar elsistema sin mover sus dirigentes.Para comprender tal encaje de boli-llos político es preciso referirse auna mentalidad que se remontamás allá de nuestra era.

Cualquiera que haya leído a losclásicos chinos se habrá percatadode que la ambigüedad, la sutileza y

LUIS RACIONERO

las medias tintas son consustancia-les a su mentalidad. Tambiénhabrán notado que la intención dela filosofía china es su aplicacióndirecta a la vida. La ambigüedadtaoísta -donde la noche empieza amediodía- ha llegado a la econo-mía en lo que Deng Xiaoping llama"socialismo con características chi-nas". Si esto es un nuevo sistemaeconómico o un eufemismo paracubrir el paso al capitalismo, eltiempo lo dirá; de momento la retó-rica nada entre dos aguas con frasescomo esta: "La línea ideológica for-mulada en el 110. Comité Central esintegrar el marxismo a las condicio-nes chinas, llegar a la verdad a tra-vés de los hechos, ligar teoría conpraxis y proceder a partir la reali-dad". Esto quiere decir introducir elmecanismo de precios y el mercadoen vista de que la planificación hafracasado. Y añade en el colmo delchinismo: "En otras palabras, lalínea es adherirse a la esencia delpensamiento del camarada MaoZedong", que si levantara la cabezavería el Kentuky Fried Chiken justodelante de su mausoleo. Dengafirma que, según el marxismo, unasociedad comunista es una socie-dad en la cual existe considerable

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ACTUALIDAD----------~(

opulencia. Sólo desarrollando lasfuerzas productivas hacia la opu-lencia se puede llegar al comu-nismo; y esa etapa productiva es elsocialismo. Como la primera priori-dad es producir y los métodos ensa-yados hasta ahora no lo consiguie-ron, Deng ha decidido aplicar elmétodo capitalista del mercado a laproducción. Pero, y aquí comienzanlas ambigüedades, no a la distribu-ción, porque si abandonaran la dis-tribución de la renta al mecanismodel mercado, sólo un 10% de lapoblación se beneficiaría del pro-greso y se producirían desigualda-des. El socialismo con característi-cas chinas consiste, pues, en sercapitalistas en la producción ycomunistas en la distribución.

Miltqn Friedman, que estuvo enseptiembre en Pekín, les ha recor-dado que si se vulnera el sistema deprecios en la distribución, no exis-ten incentivos para la innovación,para el ahorro, ni para que el ahorropase a capital. La solución deFriedman es privatizar para que elmecanismo de precios asigne efi-cazmente los recursos. Después detodo, afirma, el 10%de privilegiadosque teme Deng con el sistema capi-talista ya existe en el actual sistema,son los burócratas que se oponen ala privatización, como antaño lo fue-ron los mandarines. Es evidente quela economía de mercado reducirá elpoder de los burócratas y que no hayotro camino que pechar con eseprecio político contra las ventajaseconómicas.

El astrofísico Fang Lizhi, dis-idente oficial de China, dice que elpartido se enfrenta con un gravedilema: con la reforma verá dismi-nuir su poder, pero sin reforma per-derá el poder aún más deprisa; yDeng Xiaoping afirma: "Sin reforma,China no tiene salida, se convertiríaen un país subdesarrollado y final-mente vulnerable desde el punto devista de seguridad".

Dos sistemas

Así como para conseguir indepen-dencia política y fuerza militar-para acabar con la intervenciónextranjera-, China necesitó el co-munismo, tras intentar sin éxito elliberalismo con Sun Yatsen; ahora,para conseguir desarrollo econó-

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mico y nivel de vida, necesita elcapitalismo, tras intentar la planifi-cación con Mao. ¡Admirable eclec-ticismo éste de China!, no le pre-ocupa usar un sistema para serindependiente, y otro, ideológica-mente opuesto, para ser rico. Des-pués de todo, los sistemas sonmedios y el fin es China, su poder ysu progreso. ¿Cabe actitud mássabia? Y si no lo creen ustedes,puedo citar otro ejemplo de estamentalidad, el discurso de DengXiaoping a la delegación de HongKong en junio de 1984, titulado Unpaís, dos sistemas, lo cual significa:"Dentro de la República PopularChina, el continente con sus 1.000millones de habitantes mantendráel sistema socialista, mientras queHong Kong y Taiwan continuaránbajo el sistema capitalista".

Es evidente que esas dos regionespueden desempeñar en el desarrolloeconómico de China el mismo papelque tuvieron en España Euskadi yCataluña, y que Deng está dis-puesto a pasar por alto el pequeñodetalle de sus sistemas capitalistascon tal de beneficiarse de los efec-tos de ambos como focos de difu-sión de innovaciones que irradiaránconocimientos, tecnolog'ía yempre-sarios hacia el continente chino,necesitado de ellos.

Todo esto puede sonar absurdo auna mentalidad europea, educadaen el dualismo cartesiano y la lógicaaristotélica, pero para juzgar lasposibilidades de esta vía china hayque hacerlo desde la mentalidadchina, no desde la nuestra. Y esamentalidad es precisamente noaristotélica y dialéctica: Hegel tomóla idea de tesis y antítesis en eltaoísmo chino, donde ying se trans-forma en yang -la noche en día, lonegro en blanco, la tesis en antíte-sis, el comunismo en capitalismo, yviceversa-o El pensamiento chinoes dialéctico desde el siglo VI antesde Cristo y quizá antes, cuando seelaboró el famoso I Chingo Libro delos Cambios, con su avanzada com-binatoria binaria que fascinara aLeibnitz. Heráclito fue el últimopensador occidental que coincidiócon ese pensamiento fluido quesería abolido por Parménides y Pla-tón. Para los chinos los conceptosopuestos no son mutuamente ex-cluyentes. Yasí, las cuatro modemi-

zaciones -o desarrollo económicoa la capitalista- y los cuatro prin-cipios -o conservación del mono-polio del poder político por elPartido- se armonizan en unafusión de opuestos en la más puravena taoísta. Quedan descartadasinvoluciones izquierdistas, tipo re-volución cultural y planificación ala soviética, y derechistas hacia elcapitalismo y la democracia.

Hace 15 años escribí en Triunfoun artículo titulado Del Tao a Mao,donde afirmaba, en vida de Mao yen plena revolución cultural, que loschinos eran taoístas antes quemaoístas -el propio Mao consul-taba el 1 Ching- y que 5.000 añosde mentalidad no aristotélica no seborran en 30 de marxismo reciénaprendido. No me importa tanto elcumplimiento de mi prediccióncomo recordar el fanatismo y labobera con que nuestros incorregi-bles dinosaurios progreselogiaron aMao -como antes habían idolizadoa Lenin y el comunismo ruso-, y ellatazo que tuvimos que soportar enla universidad. Molesta pensar quea una sórdida lucha por el poder,como fue la revolución cultural, laaceptaran como un glorioso expe-rimento para llegar a la sociedadideal, que confundieran un dictadorfanático envejecido con un refor-mador desinteresado y a la ineluc-table oligarquía de burócratas conuna sociedad sin clases.

Como europeos aristotélicos pe-diríamos que si China reconoce elfracaso del comunismo para elevarel nivel de vida -como lo reconoceya hasta la misma URSS-, lo quedebería hacer el partido comunistaes decirlo, dimitir y que venganotros. Pero no puede ser. Para empe-zar, no hay otros. Además, el pro-blema característico de China esordenar la convivencia de unaenorme masa demográfica, yeso esmuy delicado. No pueden desmon-tar el sistema de golpe, deben pro-ceder gradualmente, apoyándoseen las estructuras existentes. Yparaeso están perfectamente entrena-dos por su mentalidad taoísta; meremito a la deliciosa frase de HuYaobang, uno de los artífices de lareforma: "Marx nunca vio una bom-billa', Engels nunca vio un avión, yninguno de los dos estuvo nunca enChina".

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