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Los tres cerditosUn libro de lectura de Reading A–Z, Nivel M
Número de palabras: 455
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Adaptado por Alyse SweeneyIlustrado por Roberta Collier-Morales
Los tres cerditos
Libro de Nivel M
F I M
Los tres cerditos
Adaptado por Alyse SweeneyIlustrado por Roberta Collier-Morales
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Los tres cerditos(The Three Little Pigs)Libro de lectura Nivel M© Learning A–ZAdaptado por Alyse SweeneyIlustrado por Roberta Collier-MoralesTraducido por Lorena F. Di Bello
Todos los derechos reservados.
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Contenidos
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
El primer cerdito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
El segundo cerdito . . . . . . . . . . . . . . . . . 8
El tercer cerdito . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 12
¡Llamen una ambulancia!. . . . . . . . . . . 14
Glosario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 16
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Introducción
Había una vez, en un pequeño pueblo, tres cerditos. Un día los cerditos decidieron que era tiempo de dejar la casa de su mamá. Allí se fueron a construir sus propias casas.
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El primer cerdito
El primer cerdito decidió construir su casa de paja. En un santiamén, el cerdito construyó su casa. Luego se sentó a comer una sopa de guisantes, ensalada y pan.
El cerdito tragaba y devoraba con felicidad hasta que escuchó un golpe furioso en la puerta.
¡Era un lobo famélico!
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—Cerdito, cerdito, déjame entrar —dijo el hambriento lobo.
—Ni por todo el oro del mundo —dijo el cerdito asustado.
—Entonces, soplaré y soplaré y tu casa derribaré —gruñó el lobo.
Mientras el lobo inhalaba profundamente, los pulmones se le llenaban como dos globos.
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¡Ffff! El lobo exhaló con tanta fuerza que derribó la casa de paja.
También hizo que el cerdito saliera volando hasta la casa de su hermano.
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El segundo cerdito
El segundo cerdito decidió construir su casa de madera. Justo cuando terminaba el techo, su pequeño hermano llegó volando. El cerdito temblaba mientras le contaba a su hermano sobre el lobo.
—No te preocupes, hermanito —dijo el segundo cerdito—. La madera es más fuerte que la paja. Entremos a tomar té de menta.
Los cerditos estaban metidos en su conversación cuando escucharon un golpe furioso en la puerta.
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—Cerditos, cerditos, déjenme entrar —dijo el famélico lobo.
—Ni por todo el oro del mundo —contestaron los cerditos.
—Entonces, soplaré y soplaré y tu casa derribaré —gruñó el lobo.
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Otra vez, el lobo inhaló profundamente. Y luego, cuando exhaló con un ffff, el lobo derribó la casa, dejando una pila de maderas. El lobo también hizo volar a los cerditos. Cuesta abajo por la colina rodaron, como dos bolas rosadas.
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El tercer cerdito
El tercer cerdito construyó una casa de ladrillo. Estaba colgando un cartel de BIENVENIDA cuando sus hermanos más pequeños rodaron hasta la puerta de entrada.
Los cerditos sollozaban mientras le contaban al hermano mayor sobre el lobo.
—Veamos si el lobo puede derribar esta casa —dijo el tercer cerdito—. Entren y comamos un pastel de melocotón. Se sentirán mejor.
12
Toc. Toc. Toc. Los tres cerditos miraron la puerta.
—Cerditos, cerditos, déjenme entrar —gritó el lobo.
—Ni por todo el oro del mundo —contestaron los cerditos.
—Entonces, soplaré y soplaré y tu casa derribaré —rugió el lobo.
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¡Llamen una ambulancia!
El lobo sopló y sopló y siguió soplando y soplando hasta que, ¡se cayó!
¡No logró que esos ladrillos cedieran! Sin aliento y débil, el lobo quedó tendido en el suelo como un globo desinflado.
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Los cerditos llamaron una ambulancia. Luego regresaron felizmente a su pastel de melocotón.
Los tres cerditos vivieron felices para siempre, comiendo sopa de guisantes, tomando té y horneando pasteles en la casa de ladrillo.
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Glosario
ceder (verb.) romperse (pág. 14)
conversación una charla amistosa con (sust.) alguien (pág. 8)
decidir (verb.) elegir una opción (pág. 4)
exhalar (verb.) sacar el aire de la respiración (pág. 7)
famélico (adj.) muy hambriento (pág. 5)
inhalar (verb.) aspirar el aire de la respiración (pág. 6)
sollozar (verb.) llorar con un respiro entrecortado (pág. 12)
temblar (verb.) sacudirse por el frío o la emoción, como el miedo (pág. 8)
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