loas asilentes
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LOS ASILENTES
El sonido de la puerta al cerrarse detrás de ti no tiene nada que ver con el sonido de la puerta
al cerrarse delante de ti. Sin embargo, en ambos casos se trata de la misma puerta.
Fragmento de (El corazón de los) Hostales, Juan Bello Sánchez
UNO - Que día es hoy…
UNA - De qué…
UNO - ¿Cómo de qué?
UNA - Si, los días son siempre de algo, ¿nunca viste un almanaque? Día de la virgen, San Pantaleón,
de algo, siempre son de algo.
UNO - Ah… No, no sé, yo pensé que era miércoles nomás pero se ve que no…
UNA - No nene, si es miércoles debe ser miércoles de ceniza o algo así… (Mira el cielo)
UNO - Ah… ¿Vos dudás poco no?
UNA - ¿Decís?
UNO - Que dudás poco
UNA - Ah… No sé, no sé bien de qué hablás porque la duda es un poco como los días… la duda
cartesiana, la duda razonable, ¿Qué es dudar? ¿Cómo se puede dudar poco si no se sabe lo que es la
duda?
UNO - ¿Qué hago con las fotos?
UNA – No sé. ¿De quién son?
UNO – Son de paisajes. No reconozco ninguno. Vacíos, estériles. A lo mejor había gente pero se
cansaron y se fueron.
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UNA - Ah.
UNO - ¿Vos estuviste siempre?
UNA - ¿Esa es una pregunta literal o metafórica?
UNO - La metáfora no tendría sentido si no remitiera a una literalidad, ¿Cómo haces una analogía sin
dos cosas para comparar?
UNA - ¡Claro! Yo me acuerdo de una clase de física en el Pellegrini en donde decían que todo plano
bidimensional tiene dos caras, ¿Hablás de eso no? Si, si hablás de eso, entonces yo tendría que darte
una respuesta para dos preguntas o al revés… me mareo… no sé….
UNO - ¿Entonces?
UNA - jueves creo
UNO - Me parecía
UNA - La puerta se está despintando
UNO - De dónde
UNA - Del lado de afuera
UNO - ¿Cómo distinguís el lado de afuera del de adentro? Yo la veo despintada de los dos lados y no
puedo decir cual es cual
UNA - Ay es fácil, cuando salís es el lado de afuera
UNO - Cuando salís es el lado de afuera… No, no entiendo, ¿Cuándo salís adonde?
UNA - A f u e r a
UNO - Vos decís afuera con una naturalidad que a mi me pasma, como si de verdad tu afuera remitiera
a alguna cosa que es universalmente aceptada, me parece un poco liviano tu comentario.
UNA - A ver… hay un afuera… ¿o no? Yo siempre creí que había un afuera y un adentro
UNO - Obvio
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UNA - ¿Y entonces?
UNO - La discusión no es esa, todo el mundo sabe que hay afuera y adentro, lo que no se si sabe todo
el mundo es cual es cada uno, porque es como una paradoja, yo estoy en un lugar y voy a otro y
atravieso la puerta… ¿Qué hice? ¿Entré o Salí?
UNA - Depende
UNO - La verdad es que me da un poco de bronca cuando decís depende y te quedás en silencio como
si lo que siguiera al depende fuera tan pero tan evidente que ni falta hace decirlo o tan complicado que
no vale la pena explicármelo y yo me siento un poco pelotudo de cualquiera de las dos maneras.
UNA - No, no es que sea evidente aunque si complicado, muy complicado, tan complicado que no
puedo decírtelo sin pensarlo primero, porque en mi cabeza es fácil, yo trenzo los hilos hasta que me
queda el pullovercito de la idea, pero de ahí a decírtela y que se entienda…
UNO - Eso es cierto ves, debe haber algo ancestral, algo evolutivo perdido ahí, en algún momento de la
historia se nos desconectó algo entre el pensamiento y la palabra yo creo, pero hacé el intento,
deberíamos ser todos como bulímicos ¿no? Uno piensa y piensa y vomita palabras, se vacía y ya, no
requiere de ningún proceso extra para ser entendido
UNA - Estamos del lado incorrecto
UNO - Estamos del lado que queremos estar
UNA - Sí, eso lo sé, lo que no sé es si eso es adentro o afuera
UNO - Es que tampoco ese es el punto, porque uno está donde puede o donde quiere mas allá de lo
que se supone que sea, en cambio la puerta esta ahí, vos te das cuenta y yo también, podés hacerte la
que no la ves y de todas maneras te la vas a llevar puesta, aunque ninguno de los dos sabe adonde da.
UNA - No da…
UNO - Como que no da, a algún lado da
UNA - Esto no da
UNO - Claro, no es como la puerta
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UNA - Es que vos hablás de la puerta como si fuera algo tan importante, no sé, es eso, se abre o se
cierra, da afuera o adentro y chau
UNO - Claro, ¿ves? Chau es cuando te vas lo que ya quiere decir que suponés que la puerta es para
irse y no para venir, ¿porque no dijiste hola?
UNA - No entiendo bien de lo que hablamos, porque si hablamos de esta puerta en particular sí creo
que encuentro algún sentido, pero si hablamos de todas las puertas no, porque en mi vida hubo tantas
para salir, entrar o pasar de largo. Ahora me acuerdo de cuando era chica y me aparece un mundo de
puertas. La de la cocina que era grande y de metal y hacía mucho ruido porque estaba descuadrada y
rozaba contra el piso y era una puerta calentita y con olor de tantos años de tortas fritas, pan casero…
Llena de texturas, de cositas ínfimas pegadas que se soltaban cuando pasabas la mano, la puerta de mi
pieza, de madera y con pintura de colores y papeles y pósters pegados del lado de adentro, la gran
puerta, la de calle, la que daba al mundo, la puerta prohibida, no sé… son todas diferentes…
UNO - ¡Bien! ¡Bien! Empieza a interesarme… ya le veo la manguita a la idea, esta puerta, ésta, ¿Es
para entrar o es para salir?
UNA - ¡Que hincha pelotas! Depende ¿sabés? Yo la uso para las dos cosas, a veces, muy pocas la
verdad, creo que estamos adentro y hay un afuera que ofrece cosas, gente, colores, texturas,
posibilidades de algo que no sé bien que es y entonces esas veces salgo, y salgo contenta, con ganas,
con expectativas aunque en general vuelvo asustada, decepcionada, indignada y rápidamente empiezo
a intuir que entonces debe ser al revés y que el mundo real es este, que este es el afuera que ofrece las
posibilidades y lo que hay del otro lado de la puerta es mentira, ¡Ba! Tampoco mentira… una verdad
vacía puede ser, como un decorado, repleto de espacios llenos para nada, de cosas inútiles, falsas,
como ventanas que no dan a ningún lado, paredes que son cartones pintados y mucha gente para
sostener la fragilidad de cada una, la metáfora del objeto, una mesa que no resiste una taza de café
encima, una cama que no soportaría el peso de una siesta, y hasta los carteles que ponen contra los
ladrones te piden por favor que sonrías, que te están filmando, eso, ¿Entendés? No te amenazan
porque ya ni hace falta, te piden por favor que sonrías.
Yo te juro que un día, hace mucho tiempo ya, salí y la gente vive. Vive ¿Entendés? No todos, claro,
pero de vez en cuando, algunos pocos en algunos momentos fugaces, tienen una vida más allá de la
ficción.
UNO – Se llama convención…
UNA – ¿Eh? ¿Convención? De qué…
UNO – De nada, no es como los días, es convención nomás, ellos te mienten y lo saben y vos también
lo sabés pero hacemos de cuenta que no, entonces como todos sabemos que estamos mintiendo
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hacemos chistes de eso y en lugar de poner un cartel que diga chorro de mierda, probá entrar acá y te
cago a tiros, ponen sonría que lo estamos filmando.
UNA – Una mierda, eso es lo que digo que es, ya sé que es convención y también sé que para darles el
gusto lo que yo tendría que hacer es entrar y robarles porque eso es lo que esperan o mejor todavía
putear porque me están filmando y hacer una arenga sobre la privacidad y esas boludeces, pero no, por
pura dignidad no hago nada de eso y sí me paro, busco la cámara y les dedico mi mejor sonrisa, ¿Te
das cuenta? Y si pudiera te juro que hasta me lavaría los dientes antes de sonreírles, porque después
ya está, empezás de jodida y terminás sonriendo como de satisfacción y ya te vas tranquila.
…
UNO – Gritemos la puta carroñera soledad que nos contiene en una lata vencida y vacía en el último
rincón de un supermercado abandonado y no dejemos que nos aturdan los ruidos, tantos ruidos, porque
cuando es de noche y hay silencio y somos vos y yo sin tiempo, se acomodan todas las piezas como si
no importara su forma y el mundo es otra cosa, tan chiquito, tan afuera, tan lejos que ni vale la pena
hablar de él porque la puerta deja de existir, brevemente desaparece y se vuelve nada, horizonte puro.
UNA – Me da miedo cuando hablás así…
UNO – ¿Qué te da miedo?... ¿Qué querés que te diga?... La verdad es que me alegra, si, mucho me
alegra. Está bien tener miedo, tené miedo, tené mucho miedo, cagate encima del miedo porque
entonces estás viva, porque entonces latís, porque así estas en el medio del mundo y no por encima,
porque el miedo como el dolor son sensaciones profundas, que dejan huella, que abren puertas, esta,
otras, todas, y además son signos claros de resistencia, lo otro es resignación. Si todavía no se dieron
cuenta de que nos queda el miedo aprovechemos, usémoslo, gastémoslo, asustémonos y asustemos a
los demás y es posible, solo posible, que algo pase entonces, que alguien en el medio del pánico grite
tanto que moleste, grite tan fuerte que despierte, grite con tanta desesperación que conmueva.
No sé si quiero saber de que lado de la puerta estoy, no lo sé, a lo mejor no quiero la puerta, quiero que
la puta puerta no exista o si existe que sirva para otra cosa, para pintar murales, para escribir graffitis,
para tirarle dardos, me da igual pero no para dividir, quiero que acá o allá sea lo mismo, saber que tu
mano no esta abierta de un lado y cerrada del otro y entonces recién es cuando voy a dejar de tener
miedo, este miedo estúpido y coherente que me sigue y te contagia y nos acobarda y nos deja solo un
rinconcito a oscuras para ser felices a escondidas.
UNA – Y ahora además de miedo me da un poco de desconfianza, no por vos, pero… hay algo que no
entiendo bien del todo, quiero decir, si entiendo, pero me quedo afuera de la lucha heroica, es lo que te
decía antes, yo no sabría ser una kamikaze Palestina, pero por varias razones, la primera es el miedo,
obvio, pero tampoco estaría segura contra quien o que tendría que tirarme, la verdad, eso es lo jodido
de ese tipo de cosas, cuál es la línea finita que hay entre ser un héroe o un hijo de puta. Quién decide
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cual es el acto correcto y el que no. Cuál te hace aparecer en la tapa de todos los diarios del mundo
como un asesino que destrozó no se cuanta gente, inocente o no, y con cuál te dan el título de noble
mártir y te ligas un día feriado en el calendario con tu nombre.
¿Me tiro contra una multinacional y eso es más correcto que tomar carrera desde plaza congreso y
cargarme la legislatura completita?
UNO – No, no, no… Yo que sé de gestos heroicos… a esta altura sospecho que cuanto mas silencioso
y anónimo, mas heroico es. Aprendí a descreer un poco de las grandes gestas, la verdad, prefiero ir a
bajarle el gato del árbol a la tía Berta que comprarme una remera de Greenpeace y salir a dar vueltas
en una plaza gritando porque la población de Koalas en Australia esta siendo diezmada, sobre todo
porque ni siquiera estoy muy seguro de que mierda significa diezmada a pesar que la escucho todo el
tiempo, porque hasta donde yo creía era sacar de cada diez uno, lo cual me vuelve un poco raro el
concepto. Pero ahí tenemos otra cosa, ¿ves? Y es cómo el lenguaje sirve tanto para un barrido como
para un fregado. Me cago en el eufemismo. En este en particular y en todos en general porque
solamente se usan para cubrir sentimientos hipócritas.
Hay historias tan chiquitas, cotidianas que aparentan no merecer ser contadas, hay vidas tan
enormemente insignificantes a primer vistazo, hay próceres del borde, héroes de los márgenes, ilustres
ciudadanos de la periferia en la que viven.
A quién le interesan los bordes secos de la torta cuando es el centro el protagonista de la humedad y la
dulzura. No sé, pero cada vez creo más que si hay alguna que otra respuesta para tanta pregunta debe
estar por ahí...
UNA – Vos si que sos real eh…
UNO – Qué significa eso
UNA – No sé
UNO – Y ¿entonces?
UNA – ¿Ves?, esto… necesitás respuestas siempre, explicaciones, no está mal ¿eh? Pero hasta tus
fantasías y tus metáforas tienen materialidad.
UNO: Es que hay tanto ruido, tanto silencio ensordecedor que es difícil no perderse. Hay un mundo
¿Entendés? En algún lugar hay un mundo esperando la abolición de la metáfora que es el lugar en el
que me refugio, un poco por poeta dicen algunos, aunque yo creo que es más por cobarde nomás.
UNA: Yo te llamo.
UNO: Y yo no voy.
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UNA: Yo te ignoro.
UNO: Y yo te amo entonces.
UNA: Una no sabe.
UNO: Uno no aprende.
UNA: Una sin memoria.
UNO: Uno con demasiada.
UNA: Una guarda.
UNO: Uno gasta.
UNA: Una puede.
UNO: Uno debe.
UNA: Una sin final.
UNO: Uno sin trama.
…
UNO: Hoy te quiero cuidar, hoy tengo ganas de vos, mirarte, escucharte, seguirte... Acariciar tus pechos
como una mascota añorada que volvió a casa, leerte los ojos cuando me miran, descifrarte...Ser testigo
privilegiado de tu hermoso tiempo.
UNA: Asomarme a las líneas de tu mano y dibujarte una solo para mí. Imaginarte murmurándome
despacio, al oído, corriendo mi cabello, los sueños donde volás, casi en secreto, para ser callado,
guardado, atesoradamente, donde podés, donde confiás, donde sonreís sin que lo pidan mis deseos.
UNO: Ruidos, tantos ruidos.
UNA: Cuando es de noche y hay silencio y somos vos y yo sin tiempo, se acomodan todas las piezas
como si no importara su forma y el mundo es otra cosa.
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UNO: Hoy te odio.
UNA: Jueves creo.
UNO: La puerta está despintada.
UNA: Me gusta la luz cálida. La gente es mas amable con luz cálida ¿viste? Cuando el mundo vira al
amarillo o anaranjado siento que todavía es posible encontrarse y en esos momentos hasta te extraño.
Prométeme que cuando triunfe la revolución y seamos gobierno vamos a abolir por decreto los tubos
fluorescentes.
UNO: Podemos hacer un referéndum si querés. Te pido un mínimo de coherencia.
UNA: El hallazgo consiste en qué decir cuando todo se ha dicho. El hallazgo consiste en renovar el
sufrimiento, en encontrar un sufrimiento nuevo o nuevas formas de contarlo a los amigos que están
hartos de escuchar eternamente la misma historia.
El hallazgo consiste en sorprenderse frente a lo ya remanido, a lo evidente y sabido. Transitar las
huellas profundas y nítidas de la angustia como por primera vez, ese es el hallazgo.
Cualquiera podría decir estupidez, y sería innoble negarle razón, pero la razón tiene los límites que le
impone la estupidez humana, y una de sus fronteras es, sin dudas, la pasión.
Porque la pasión es como la fe. Tan inconsistente para el racionalista como evidente para quien la
profesa.
El hallazgo consiste en entender que no entendemos, que no entendemos los códigos del mundo que
nos circunda, que no entendemos ni siquiera nuestros propios actos frente a él, y sin embargo insistir.
Como si la persistencia en la ignorancia fuera a revelarnos una verdad desconocida.
UNO: Buenas noches, voy a soñar dos sueños para regalarte uno…
UNA: Nooo… No me regales sueños tuyos… me encanta escucharlos en vos. Te quedan, pero a mí
creo que no. Vos soñás duro, soñás compacto, soñás en colores sepia y a mí me cuesta distinguir entre
el piso y el techo en tus sueños, se mezclan jirafas blanco y negro con días nublados y yo no puedo.
Dejame con los sueños en que vuelo, bajito siempre, en que caigo por un precipicio y me despierto con
la montaña rusa en el estómago.
UNO: A lo mejor es eso, es esto, a lo mejor soy una especie de héroe anónimo y condenado
cumpliendo un rol esencial. A lo mejor llevo un sino divino sin haber sido advertido y sirvo, por ejemplo
para medir el tiempo mas allá de los imperfectos relojes. Como los ciclos de la luna o las vueltas de la
tierra sobre el sol o sobre si misma. A lo mejor nada de eso alcanza, a lo mejor la perfección del ciclo
solo se cumple en mí. Quién sabe cuántas cosas que ignoro pueden depender de mi eterno retorno
hacia vos. Cosechas celestiales, edades de dioses, ritos de cuya precisión depende su eficacia. A lo
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mejor es inabarcable como el universo mismo mi vida y está bien. No estoy hecho para comprender
sino para obedecer, que es el sentido de la tragedia en definitiva.
UNA: SILENCIO
UNO: La verdad es que no sé porque mierda te pregunto a vos algo si sé cabalmente que sos incapaz
de encontrar la punta de tu dedo al final de tu mano.
UNA: Ahí está… ahí está… la gran muralla, el muro de Berlín, la vereda de mi casa, cualquier puta
pared de esta puta ciudad… concreto por donde se lo mire, sólido, ¡a lo macho!
UNO: ¿Sabés qué? Cuando hacés estas cosas los perros de la memoria me mordisquean los talones,
así con los dientes amarillos y gastados de tanto morder, así, tan flacos, miserables, berretas, sin
pedigrí. Y yo los dejo, un poco porque me da pena, un poco porque yo creo que me quieren en el fondo,
de una manera extraña, como amores deformes de quien jamás amó y desconoce los códigos.
UNA: Me parece que fue a la mañana, después del mate cuando sentí por primera vez la necesidad de
ordenar, un sábado, empecé marcando en el teléfono un número y después otro y otro, como una
pianista desaforada en una especie de revelación mística recordaba todos los teléfonos a los que había
llamado en mi vida y tenía necesidad de marcarlos. Me quedé escuchando sin hablar la voz de mi
compañera de banco de quinto grado, una gordita imbécil de trenzas coloradas y pecas que escupía los
alfajores para no convidar y trataba a la maestra como si fuera su empleada, listo, no merece más,
¡ordenada! Me acordé de las manos de mi primer novio metiéndose por debajo de mi corpiño en el
palier de un edificio, recorriéndome con la delicadeza de una manada de elefantes que escapa de un
incendio, me es imposible recordar su cara, sin embargo la imagen de sus manos es un vívido recuerdo
en mi memoria, si, definitivamente elijo sus manos, ¡ordenado!
Sigo sin entender porque lo único desordenado en mi vida sos vos.
UNO: Te pido un poco de paz, dame un segundo nomás, necesito colgar mi cabeza al sol y mirar para
arriba un rato. Yo quiero poder hablarte, quiero que podamos decidir, algo, una historia, un presente, a
lo mejor vos tenés un poco de razón en lo del muro, pero necesito entender, eso, ¿ves? Eso es cierto, la
falta de comprensión me remite a la fe y ahí es donde empiezo a patinar.
UNA: Bueno, dale, hablemos
UNO: Cuando se deshilache la noche. Cuando suene una canción demasiado rápida o demasiado lenta
pero siempre perfecta. Cuando mi mano dibuje la forma de tu mano y de tu pelo. Cuando la noche que
se va marque el tiempo de la urgencia.
Cuando papeles ajados oliendo a naranjas que como de tu mano nos digan que decir en tiempos de
suceso. O cuellos perfumados con secretos me cuenten sus historias.
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Cuando la hora nunca sea la que marcan los relojes y el tiempo lo dicten tus latidos profundos. Cuando
tenga el asombro intacto y el hastío lejos, quiero volver a sentir el sabor de la pócima secreta urdida
entre tus piernas.
Te soñé volviéndote collage contra el naranja de mis paredes.
UNA: Ah, era en colores. Entonces no era yo, siempre me sueño en blanco y negro. Caminando entre
paredes descascaradas, grises profundos a mi alrededor, nunca amarillos, rojos, azules, imaginate.
Escuchar tu voz con risas infantiles describiendo un presente inmediato con sólo cerrar los ojos. Hay
una promesa incumplida, Te ví tan lleno de pinceles en la mano que me apuré a dormir y todos los
huecos que dejé en blanco para vos siguen intactos.
UNO: La del sueño.
UNA: ¿No sabemos nada?
UNO: Sabemos, poco, pero sabemos. Saber que no se sabe ya es saber
UNA: ¿¿¿¿Y lo que sabemos es lejos o es cerca?????
UNO: Sabemos que hay cosas que miramos por un rato que no queremos ni podemos dejar de mirar.
Puede ser una casualidad, una pelusa en el propio ombligo o el amor, yo que sé.
UNA: Cerca, entonces... El amor. Eso es reeee cerca! Es el lugar menos distante...
UNO: En realidad (vaya paradoja) vos y yo sabemos que sabemos poco porque sabemos más de lo
que desearíamos saber
UNA: Si sabemos más de lo deseado entonces ya casi sabemos todo...y eso es lejos!!!
Eso nos distancia más...
Yo me acerco para saber. Si ya se todo me alejo. Me aburro...
UNO: No, hay que saber muchiiiiisimo para entender lo poco que se sabe.
UNA: ¿Querés saber vos?
UNO: Y… el baño de humildad, como buen baño, te limpia. Obvio que quiero saber, probablemente es
lo que mas quiero en la vida.
UNA: ¿Y para saber exploraste por lo menos? ¿Preguntaste todas las veces?
¿Y encontraste respuestas? ¿Supiste algo al final?
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UNO: Avanzo cada día un poco en el eterno escalar del podio de la ignorancia, que es tener las tres
certezas que he construido.
UNA: En cambio a veces yo siento que estoy muy cansada. Y creo que es "por saber demasiado las
verdades" Algo sabemos.
UNO: Obvio. Tenés razón y yo también estoy cansado, pero no hay chances ya, porque saber es ir sin
poder volver.
UNA: Otra vez la distancia. Saber es sinónimo de lejanía.
UNO: No. Vos me acompañas y yo te acompaño.
UNA: En el saber.
UNO: Es distancia es cierto, pero ni deseada ni entre nosotros.
UNA: Ah que piola! ¿A ver? Acariciame el pelo
UNO: Te acaricio y después me duermo en tu regazo que son las únicas certezas que nos van
quedando.
UNA: Eso es casi cerca para nosotros...Pero ves como las verdades nos hacen retorcer de furia...
Yo no quiero saber nada de nada entonces.
UNO: Voy. Mirando siempre al suelo por las dudas, entre mis amores pasados y los potenciales,
demorándome en los imposibles.
Hablo con parientes, desconocidos y enemigos. Paseo mi tristeza sin correa en la oficina mientras
busco día a día mis fragmentos, con la secreta esperanza de reunir la cantidad suficiente para volver a
verme nítido, casi entero, reconocerme y saber quien soy.
UNA: Si te alejaras un poco te vería mejor
UNO: No hay caso. Una de mis mayores virtudes es irme. De mi casa, de mi barrio, de mis amores, de
mí mismo sobre todo. Tengo una escapada tan seductora. Cuanto mas me alejo mas lindo me pongo y
más me quieren todos. Y es raro, porque de lejos, cada vez mas lejos, lejísimos, veo que toda la gente
que me quiere bien y mucho agita los brazos, pone las manos tipo megáfono y hace señas extrañas. Y
yo estoy seguro que me gritan cuanto me quieren, todo lo que me extrañan y las ganas que tienen de
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tenerme cerca. Pero como yo soy tanto mas aceptado de lejos y tengo esta insaciable necesidad de ser
querido, me quedo lejos y más y más disfrutando del inmenso cariño de todos mis seres queridos.
UNA: Vomito las palabras por miedo a la putrefacción. No creo que haga bien escucharme. Mejor
hacete el sordo.
UNO: ¿Qué?
UNA: Que es lo que mejor te sale.
UNO: ¿Qué?
UNA: Que tengo tres lunares nuevos y no sabés sus nombres.
UNO: ¿Qué?
UNA: Me cansaron tus besos.
UNO: ¿Mis besos?
UNA: ¿Qué?
UNO: Nada, decía.
UNA: Bien hecho, funciona.
UNO: Hoy te presento a “Lo Mejor de Mí”, por favor, aplausos!
UNA: ¿Aplaudo?
UNO: Por favor.
UNA: ¿Así?
UNO: Con las dos manos, che!
UNA: Dale, así está bien, seguí.
UNO: Lo mejor de mí es esto que tenés en frente de tus ojos, esto que ves, paradito, perfumado,
esperándote desnudo.
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UNA: Desnudame.
UNO: Venite sucia, yo te baño.
UNA: No veas cuando me desprendo el corpiño, me da vergüenza.
UNO: Entonces hacelo cuando voy a buscar algo para tomar a la cocina.
UNA: Tardá un poquito, ¿si?
UNO: Por supuesto.
UNA: Me da vergüenza, me da vergüenza y vos avanzás, tan rápido, sin preguntas ni dudas, tan
decidido. Lamés mis secretos que de a uno se hacen una. Una se reprime, una se detiene en cada foto,
una se desliza a buscar fuego, demorando lo que se tarda en fumar un cigarrillo, uno toma de la copa,
últimos sorbos de vino. Y una se siente una cuando uno la abraza, acurrucada con los senos
escondidos vuelve a ser libre y las palabras que destornillan las cabezas, desaparecen.
UNO: ¿Alguna vez pensaste en cruzar la frontera?
UNA: ¿Cuál?
UNO: No sé, cualquiera.
UNA: Sí.
UNO: ¿Y?
UNA: Me dan todos los miedos que existen más algunos nuevos que invento para el momento.
UNO: Claro… ¿Te imaginás? Llegar a un lugar que no conocés
UNA: Donde no conocés a nadie
UNO: Ni te entienden
UNA: Ni les entendés
UNO: Donde no sabés ni como decir hola.
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UNA: Ni hay a quien llamar
UNO: O peor todavía
UNA: Llegar a un lugar que te resulta conocido
UNO: Donde conocés a todos
UNA: Y te entienden
UNO: Y les entendés
UNA: Y sabés como decir hola
UNO: Y hay a quien llamar
UNA: Lo que no hay es para que
UNO: Porque ya sabés lo que te van a decir
UNA: ¿Vos sabés lo que yo voy a decir?
UNO: A veces
UNA: ¿Y qué te pasa cuando acertás?
UNO: Me pongo triste
UNA: Sí, a mí me pasa igual
UNO: ¿Sabés que ya no me acuerdo como era antes de vos? Sos como el segundo Mesías y debería
contar los años a partir de tu llegada si me acordara cuando fue, como un período histórico que enterró
el pasado y ahora tendría que cavar enormes ruinas para encontrar mis propios despojos.
UNA: ¿Será que después de todo no nos alcanzamos?
UNO: Ay, nena, si pudieras dar un paso al frente y yo te esperara con mis brazos abiertos!
UNA: Y lo decís tan así que parece fácil.
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UNO: Confianza… ¿Venís a mi?
UNA: Bueno, pero decilo con convicción, así te creo.
UNO: Princesa de mis noches, alegría de mis días, perfume más preciado del jardín de mis recuerdos,
noche estrellada de mis sueños más bellos, espero por vos, con mis brazos extendidos para que
nuestros cuerpos se entrelacen, deseo tu presencia bien cerca de mí sombra, cruzate que te agarro, te
atrapo, te secuestro entre mi cuerpo, te hago mía sin conquistarte, libremente mía, casi siendo tuya.
Amor mío, acá estoy.
UNA: No puedo, quiero mover mis manos, con mis manos mis piernas, y no responden, mi cuerpo no
responde, mis labios no son los que dicen este texto, hay algo adentro que frena mi impulso hacia vos,
no soy yo la que no puede abrazarte, es otra cosa, me presiona, me aprieta los ovarios, me prohíbe
darte la vida que quiero entregarte, ese pedazo que te corresponde de mí, imposible, lo intento, juro que
mis fuerzas están luchando, pero es grave la fuerza de agudez que está debajo de mis pies.
UNO: Me aburre verte en la lucha sin ningún trofeo, mi reina. Despeinate, andá un poco descalza,
cocinate algo y después nos vemos. Así no, así definitivamente no se puede.
UNA: Por culpa de la puerta.
UNO: La puerta.
UNA: No me gusta entrar a nuevos espacios por lugares que ya fueron recorridos.
UNO: Si corro la puerta de lugar, ¿venís?
UNA: Sería la misma puerta. Imposible.
UNO: Entonces voy a construir una puerta para vos, tiro mil paredes abajo y abro una nueva puerta,
para que la estrenen tus piernas, tus brazos, tu alegría de encontrarte conmigo, mis ganas de un
encuentro con vos.
UNA: Deseo una ventanita, mirarte como un cuadro desde sus bordes y acercarme hacia vos y que tu
imagen se agrande, siempre el mismo borde para no perderte de vista, y así no me pierdo yo.
UNO: Una ventana para la mesa treinta y dos, señores!
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UNA: Vos pedís, pedís exigiendo todo, agarrá vos la masa y tirá abajo esa pared construyendo mi
ventana, y quizás, con un poco de esfuerzo logre meter mi culo por ese agujero y llegar a vos.
UNO: Si quedaras atorada a mitad de camino, yo iría todas las mañanas hacia la ventana y te serviría el
desayuno, te preguntaría por tu noche y tus sueños y vería con tus ojos ese otro mundo desconocido.
UNA: Destruir y construir.
UNO: Huir.
UNA: Ya sé. No es que no nos alcancemos. Nos alcanzamos un poco, que es bastante, la luz de un
fósforo, tres deseos antes de soplar las velitas, la intención de reservar espacio en la memoria para ese
instante… Pocos, pero momentos inspiradores.
UNO: ¿Esperabas más?
UNA: Y…
UNO: ¡Qué pregunta! Claro que esperabas más… Vos siempre esperás más, ni vos sabés bien qué,
pero siempre esperás más. No hay intimidad que te alcance, no hay secreto revelado que sacie tu sed.
Eso sí, tus rincones oscuros siempre van a quedar bien protegidos. Vos querés saber, no compartir.
Porque como dicen por ahí la información es poder y el conocimiento te da control que es lo que de
verdad buscás. Y lo buscás confundiéndome, como una sutil estrategia de guerra, vos no me mirás a
los ojos y me decís no voy porque no quiero, no tengo ganas, no. No sos vos, son tus piernas o tus
brazos que atentan contra tus deseos. ¿Sabes qué? Yo mas bien creo que sos vos la que atenta contra
los deseos, y no solo contra los tuyos, ya que estamos te cargás los míos también
UNA: Vos sabés…
UNO: No, mirá, abandonemos los supuestos, está claro que no nos salen o nos salen para la mierda.
No sé nada…
UNA: ¡¡¡Todo me da miedo la puta que te parió!!! Pánico, terror, parálisis, susto. ¿Así está mejor? ¿Es
eso lo que querés escuchar? Me da miedo poder y no poder, hacer y no hacer, el compromiso y la falta
de él. Vos me das miedo, yo más y cada posible paso hacia vos es un abismo de futuro incontrolable. Y
con los ojos abiertos no me animo, y si los cierro te veo más nítido todavía. Ahí está tu figura, a
contraluz, gentil, amable, deseable, ocupada de mí, no pidiendo casi nada, que me acerque un poco, de
vez en cuando, si tengo ganas, llegando y yéndose justo a tiempo, cuidándome sin asfixias, dejándome
ser…
¡¿Que mierda querés que haga con todo eso?!
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UNO: Tu conflictiva pequeñoburguesa de mediopelo me da en el mejor de los casos risa… en el peor
asco.
UNA: Tus certezas de intelectual postmoderno, postpsicoanálisis, postideologías me dan muchas ganas
de que el muro de Berlín se te hubiera caído en la nuca.
UNO: ¡Nena de mamá!
UNA: ¡Negador!
UNO: ¡Histérica!
UNA: ¡Tibio!
UNO: Y miré el reloj que me contaba del tiempo, de nuestro tiempo perdido, encontrado,
desencontrado, justificado, jodido y maravilloso. Y eran años como horas, como días, como vidas
vividas juntos para que vos puedas construir con manos de arcilla una figura, ésta, maravillosa,
improvisada y no, delicadamente formada por líneas que sugieren y no explican y alfareararme a tu
gusto, que es el mío, que es el nuestro, que nos encuentra unidos por tu mano artesana. Para que yo
pueda escribirte en el cuerpo mi amor desmesurado, fóbico, lírico, dramático, mientras juntos discutimos
sobre el valor de las palabras y las frases y nos perdemos de vez en cuando, reconociéndonos, por
casualidad y no, reflejados en los ojos del otro.
Y ahora miro el reloj y siento que no es tiempo de esto todavía…
Perdoname.
UNA: Horas, fechas, tiempo, días, instantes, momentos, segundos, espacios, lugares, hábitat, ocupado,
desocupado, libre, ausente, presencia, estalla, sufre, ríe, llora, se mete, sale, vuelve a entrar, destornilla,
el señor saca todos los clavos, desarma el cable y todo queda en cortocircuito, todo ensangrentado él,
vuelve a su cucha, como un perro marítimo herido por un tiburón gigante, feroz, con dientes, con uñas y
dientes toda la piel arrancada, me dejás desnuda, invisible y resisto, al terrible desencuentro de saber
que no nos pertenecemos en forma, que nos existimos a base de alma y buena voluntad. No corro,
vuelo, no pienso, soy, más allá de tus deseos, acá estoy, con esta forma y este miedo, este terror, este
pánico de saberme sin mi espacio. De este lado todo es conocido, me protejo, me cuido, de vos, del
afuera.
Y tu vida no deja de girar en torno a mi presencia. Cada vez que venís te llevás algo.
UNO: Es la única manera que encuentro de tenerte conmigo.
UNA: Las cartas de un preso con el que me escribía.
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UNO: Tus fotos de la escuela.
UNA: El silencio nocturno.
UNO: La oscuridad de la tarde.
UNA: La ventana cerrada.
UNO: Una pelusa de mi ombligo.
UNA: Todo igual que antes y sin ayer.
UNO: Cenizas de mi vida
UNA: El amor es como el suicidio. Solo hacen falta un loco y una cuerda
UNO: ¿Y vos serías la cuerda? Entonces construyo un espacio neutro, todo feng shui, a ver si nos
contiene. Y le pongo muebles pesados, para que no se vuelen con tus tormentas.
UNA: Que sea con pétalos de rosas blancas, la cama, y con hierro nuevo la reja.
UNO: Voy a combinar los colores y a lo mejor, de puta casualidad hasta queda linda.
UNA: A través de esta ventana voy a poder tocarte.
UNO: Tocate.
UNA: Besarte.
UNO: Besate.
UNA: Sudarte.
UNO: Sudate.
UNA: Gemirte.
UNO: Gemite.
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UNA: Acabarte.
UNO: Acabala.
UNA: En un rato.
UNO: Ahora.
UNA: Entonces cierro los ojos en la seguridad de que me ves, despacio, sin apuro, el tiempo es mi
mascota y le ordené detenerse, es un signo, como bajar las luces o acariciarte la espalda con el dorso
de la mano y ver como se eriza la piel. Mis dedos delgados, largos y fibrosos se hunden en mi carne
buscando una boca, una hendidura o a vos, hurgando un placer de nombre propio, de metáforas
imposibles…
PAUSA
En este momento me estoy pintando los labios con un rojo intenso….muy intenso, paso muchas veces
el labial por mi boca para que se forme una capa gruesa y uniforme de rojo, ahora los froto uno contra
otro como dos animales que se reconocen ritualmente y están muy cerca y por pequeños momentos
permiten el contacto físico, siento como la pasta húmeda y colorada se distribuye y los cubre
completamente, entonces voy por el brillo y despacio, muy despacio aprieto el pincel contra mi boca y
sus pelos van tomando la forma de mis labios cuando los aplasto contra ellos y van dejando una estela
húmeda y brillante y es como si mi boca se fuera encendiendo, iluminándose, y transpirara.
Veo como tus ojos se clavan en mi escote que, un poco desordenado, muestra mas de lo habitual, y mis
pechos forman un surco, que no revela pero promete… y no podés resistirte. Un pacto implícito entre
nosotros te permite acercarte, despacio, te sentás a mi lado casi como por casualidad y empezás a
acariciarme el pelo con las dos manos que van desde mi frente hasta mi cuello. Y te detenés en mi cara
reconociéndola, pasando el reverso de tus dedos por mis mejillas, apoyando la yema en mis ojos
entrecerrados y bajas abarcándolo completamente con tus manos, pienso en ese momento que si
hicieras la presión suficiente podrías ahorcarme con toda facilidad, pero el leve temblor que empiezo a
sentir en tu pulso me hace entender que no tenés intenciones de detenerte, y es así, tus dedos se
arrastran suavemente hacia abajo por mi piel, consiguen meterse por dentro de mi escote con toda
facilidad, deslizándose, apretando apenas la piel hasta que chocan contra el borde de mi corpiño, hay
un instante de duda, una pequeña pausa para olfatear el aire en busca de tormenta o enemigos, y
luego, muy despacio, presionan levemente la carne de mis pechos que se aplastan un poco contra mí
dejando entreabierta la última puerta a la desnudez, y mi ropa cae junto a mi pudor. Entonces mi
respiración empieza a agitarse y a entrecortarse mientras mis pechos despiertan para vos mientras los
acaricias, cada vez con más intensidad, mi cuerpo tiembla, se estremece con tu lengua hurgando entre
mis pliegues, dejando su humedad al recorrerme.
Y todo se vuelve vorágine, abrazos, besos sin destino, pócimas derramadas, cuerpos que transpiran,
arriba es abajo, los ojos bien abiertos, por momentos, para verte, para saber que estás, ahí, acá,
entregado y ocupado solo de mi placer y del tuyo, hasta que un rayo me atraviesa el pecho justo en el
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momento en que tu gemido se vuelve grito y los cuerpos tensionados al máximo forman una figura
efímera en el aire que se desploma a tierra jadeante, buscando la enorme bocanada de aire que la
devuelva al mundo.
Y es ahí, en este preciso momento, cuando hago el gesto inútil, estiro la mano y encuentro la nada,
cuando no hay cuerpo que apriete el mío. Y despacio, levanto la vista para encontrarte y estás, pero al
borde de tu espacio, al borde del mío, al borde de todo…
UNO: Sin palabras.
UNA: ¡Ja!. Eso sí sería una novedad.
UNO: Si me dijeras todo esto cuando estoy adentro tuyo, cuando me animo a traspasar el borde,
cuando no prefiero mi soledad y me estrello contra tu presencia. Todo, hasta los azules, serían más
sinceros, pero no, todo esto lo decís cuando es tu soledad la encargada de que solo digas lo que hoy
decís, para vos misma, en un grito desesperado por lograr una pasión que te enloquece por no poder
expresarla en otro cuerpo, siempre con vos, ahí sola, pareciera que no deseás más que mil espejos que
reafirmen, una y otra vez, en cada reflejo, en cada sombra, tu diminuta e imbécil existencia.
UNA: Dejá de explicarte, de explicarnos… Ni yo soy idiota, ni vos iluminado, el miedo te supura en las
palabras. En sueños nos amamos. Vos me amás en colores, yo en blanco y negro. Los dos amando las
sombras de lo que creemos que el otro es. Y así una es amarilla, colorada, violeta, verde, azul. Y así
uno es gris, negro, blanco. Una y uno con sombras, los dos soñamos con sombras. Y una ama a uno
cuando duerme, y uno ama a una cuando sueña. Nunca en las verdaderas realidades, quizás porque en
esos momentos sea cuando realmente desaparecemos.
UNO: Entonces ni ventana ni puerta hacia vos, sino un lecho de rosas blancas, color neutro y puro para
nuestros encuentros. Que sea en sueños.
UNA: Soy valiente, soy alta, soy flaca, vuelo, río, no hay miedo.
UNO: Me acerco, me alejo, te beso.
UNA: Elegir soñar eternamente es la mejor expresión de mi amor hacia vos.
UNO: No cruces la puerta, nos vemos de noche, cuando en los sueños es de día.
UNA: Sin cuerpos, ni formas externas, sin brazos, sin piernas, sin gemidos, sin voz, sin labios, sin
garganta, sin sexos tiesos, sin órganos húmedos, sin manos que acaricien y rasguñen, sin palabras que
hieran y contradigan, sin miradas ni ojos, sin rostros, sin absolutos, sin espacios conformistas, sin
miedo, sin miedo, sin.
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UNO: Con fuerza, con suspiros, con infancias felices, con luces cálidas y sombras amables, con velas
que no quemen, con aguas que no ahoguen y nunca estén frías, con mares infinitos, con cielos
estrechos, con mundos iguales, con encuentros, con huidas alegres, despedidas sin despegues.
UNA: La soledad es una mascota fiel.
UNO: Va a seguir estando.
UNA: Si pudiera soñarla para exorcizarla, si desapareciera de las mañanas soleadas.
UNO: Estaría entre nosotros. Dejala ahí, en esa verdad, en esa realidad, en ese tiempo que te
enloquece y desvanece, dejala ahí y esquivala un poco, dejala ahí y hacete la ciega, la sorda, la muda,
cuando te chiste y pida jugar con vos un rato, ignorala un poco, mentile a tu soledad, engañala, reile,
abrazala sofocadamente, meala encima, hablale de tus orgasmos, de tus sueños, pero no la metas
entre nosotros, no traslades tu silencio donde hay canciones, no calles tanto cuando te pregunto algo.
UNA: Y lo decís tan así que parece fácil.
UNO: ¿qué día es hoy?
UNA: ¿vos estuviste siempre acá?
UNO: jueves creo.
UNA: La puerta se despintó
UNO: Ruidos tantos ruidos.
UNA: Una es sorda.
UNO: Uno grita.
UNA: Una ignora.
UNO: A mí no! A la soledad!
UNA: Una silba.
UNO: Uno se agota.
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UNA: Una enloquece.
UNO: Uno ve.
UNA: Una sabe.
UNO: Uno piensa.
UNA: Sí, uno piensa.
UNO: Una siente.
UNA: Miedo.
UNO: Cobarde.
UNA: Tibio!
UNO: Abrime.
UNA: Está cerrado.
UNO: Abrime.
UNA: Pasá por los costados.
UNO: Abrime.
UNA: Saltá las paredes.
UNO: Abrime.
UNA: Acercate por la ventana.
UNO: El viernes vuelvo.
UNA: Una espera.
UNO: Uno duerme.
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UNA: Una sueña.
CAMBIO
UNA: Quizás, si de repente, a lo mejor, si tal vez, por ahí, si algo sucediera y nos cerrara los ojos y nos
abriera los sueños, si algo sonara callando al mismo silencio, si algo se sacudiera sin emitir
movimiento...Sin embargo, mientras tanto...
UNO: La espera desesperada de esperar aquello que se sabe nunca va a llegar. El futuro, una idea
brillante, un amor duradero, dos hilos de colores barridos en la vereda, la infancia extraviada, la adultez
confundida, esa voz de bienvenida apenas se abre la puerta, esa sonrisa mágica de volver a verte. A lo
mejor, si algún día...
UNA: Pero no.
UNO: No, claro que no.
UNA: Decididamente no.
UNO: Quizás sí.
UNA: Pero.
UNO: No, seguramente que no.
UNA: Negativamente no.
UNO: Entonces, mi último grito es de SILENCIO! Darte la vuelta y echarte a dormir, ya, dale, ahora, ya,
dale, ahora, ya, dale, ahora, ya… Buenas noches.
UNA: Buenas noches, voy a soñar dos sueños para regalarte uno…
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