libro 10 'conozca al espíritu santo
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Conozca al
Espíritu
Santo Por el Dr. Jack Hyles
Este libro contiene 12 capítulos del libro completo que
tiene 35 capítulos.
Publicado por:
Editorial Gran Comisión
Hermano Sam Gaddis
Conozca al Espíritu Santo
Editorial Gran
Comisión
Versión digital por icbf.com.mx Versión año 2014 Página 2
Índice Prólogo .......................................................... 3
Introducción .................................................. 4
El Espíritu Santo Y La Biblia .......................... 6
El Espíritu Santo y La Regeneración ............. 19
La Recepción del Espíritu Santo ................... 28
El Espíritu Santo El Ser Semejante A
Cristo ..................................................... 41
La Plenitud del Espíritu Santo ...................... 64
El Espíritu Santo, Nuestro Compañero
en Oración ............................................. 95
El Espíritu Santo y el Crecer en Gracia ....... 108
Los Dones del Espíritu ............................... 123
Implorando El Poder Del Espíritu ............... 155
El Escuchar Lleno Del Espíritu ................... 163
La Sensibilidad del Espíritu Santo .............. 175
¿Qué Sucedió al Pentecostés? ..................... 183
¿Quién es el Editor Hno. Samuel
Gaddis? 2014 ................................... 199
Libros Ofrecidos ......................................... 202
Conozca al Espíritu Santo
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Prólogo Una de las cosas más dolorosas que se puede
soportar es ser pasado por alto. ¡Cuán
afligido, entonces, debe estar el Espíritu
Santo, pues el ser ignorado ha sido su parte
en estos innumerables siglos! El, quien es el
que mora en el creyente, el que unge al
ungido, el poder del púlpito, y la plenitud del
poder del creyente, sigue en su obra con poco
reconocimiento y a veces hasta sin atención.
Pocos sermones se predican de Él, y menos
libros se escriben de Él, aun El quietamente
sigue ofreciéndonos dirección, consuelo,
sabiduría, fuerza, enseñanza y poder. Tiene
que ser una persona admirable, la que
continúa su obra entre nosotros aunque con
poco o ningún reconocimiento. Cada uno de
nosotros gozamos al presentar a nuestros
amigos a alguien que hemos conocido y cuya
presencia ha enriquecido nuestra vida. Hace
años conocí al Espíritu Santo. ¡Qué rica ha
sido mi vida desde aquel día! Quiero que le
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conozca también. Le presento: Al Espíritu
Santo.
Introducción
Yo he estado predicando por más de 37 años.
Por más de un cuarto de siglo, he pastoreado
la misma iglesia. Durante estos años, cada
miércoles en la noche estos mensajes han sido
usados para el estudio de la Biblia, verso por
verso. Ninguno de estos estudios ha
enriquecido más a los santos que el estudio
del Espíritu Santo. Por 16 meses hablamos
de Él, enseñamos de Él, le amamos, le
hablamos a Él, y le investigamos.
Pedidos empezaron a llegar para que
presentara por una semana, algunos de estos
estudios a la Escuela Nacional de Pastores
donde se congregan miles de ellos cada año en
la First Baptist Church en Hammond
(Primera Iglesia Bautista de Hammond
Indiana, E.U.A.).
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Así en la Escuela de pastores de 1980 y otra
vez en 1981 enseñé una serie de lecciones del
Espíritu Santo tomadas de las lecciones
enseñadas a la First Baptist Church los
miércoles por la noche. Pronto, predicadores
y laicos, empezaron a pedir que estas
lecciones fueran impresas. En respuesta a
estas peticiones, les abro mi corazón en las
páginas siguientes y comparto con ustedes las
verdades que he compartido con miles.
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Capítulo 1
El Espíritu Santo Y La Biblia
Todo lo que Dios ha hecho y todo lo que
Dios hará, Él lo ha hecho y lo hará, por Su
Palabra. El Creó El universo por Su Palabra.
Una y otra vez en el libro de Génesis
encontramos las palabras, "Y dijo Dios".
Génesis 1:14, "Dijo luego Dios: Haya
lumbreras en la expansión de los cielos para
separar el día de la noche; Y sirvan de
señales para las estaciones, para días y años".
Génesis 1:20, "Dijo Dios: Produzcan las
aguas seres vivientes, y aves que vuelen
sobre la tierra, en la tierra expansión de los
cielos". Génesis 1:24, "Luego dijo Dios:
Produzca la tierra seres vivientes según su
género, bestias y serpientes y animales de la
tierra según su especie. Y fue así". Génesis
1:26, "Entonces dijo Dios: Hagamos al
hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza; y señoree con los peces
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del mar, con las aves de los cielos, con las
bestias, en toda la tierra, y con todo animal
que se arrastra sobre la tierra".
Génesis 1:29, "Y dijo Dios: He aquí que os he
dado toda planta que da semilla: que está
sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay
fruto y que da semilla: os serán para comer".
Notará usted que todo lo que Dios hacía en la
creación lo hacía por su palabra.
Cuando Jesús venga otra vez, El abatirá
al Anticristo por medio de Su Palabra. II
Tesalonicenses 2:8, "Y entonces se
manifestará aquel inicuo, a quien el Señor
matará con EL ESPÍRITU DE SU BOCA, y
destruirá con el resplandor de su venida".
Luego en Apocalipsis 19:13 encontramos que
Su nombre es llamado "El verbo de Dios"
"Estaba vestido de una ropa teñida en sangre;
y su nombre es: EL VERBO DE DIOS".
El Autor de la palabra de Dios fue El
Espíritu de Dios. Para conocer la Palabra
correctamente, uno tiene que conocer al
Espíritu Santo personalmente.
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1. La Palabra de Dios es Eterna. Salmo
119:89, "Para siempre, oh, Jehová,
permanece tu Palabra en los cielos". Ella
junto con la Deidad, es eterna. Ella es eterna
en los Cielos, lo que significa que la Palabra
de Dios entera estuvo en los Cielos antes que
el mundo fuese creado. El último verso del
Apocalipsis estuvo en los Cielos antes que el
primer verso del Génesis fuese dado al
hombre. Esta, para siempre, establece la
verdad de la inspiración verbal. Seudo-
eruditos que siempre han estado sentados
detrás de sus escritorios, y luego al pararse
frente a los pizarrones en nuestras
universidades, y seminarios han enseñado la
herejía de que Dios dio los pensamientos de
Su Palabra al hombre, y que el hombre los
redactó en sus propias palabras. Estos seudo-
eruditos nos recuerdan que Pablo tenía su
estilo de escribir, Pedro tenía su estilo de
escribir, Juan tenía su estilo de escribir, etc.
Nos guiaría a creer que cada hombre tomó la
verdad y nos la ha dado en su propio estilo y
manera de escribir.
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Estos engañadores deben tener presente
que, Dios no hizo Su Palabra para ser escrita
a la manera del hombre; Dios hizo a un
hombre para escribir Su Palabra según le fue
dada. La Palabra de Dios es eterna en los
Cielos. Dios hizo un hombre como Pablo,
apropiado para que redactara la porción de
Su Palabra que Él quiso que Pablo escribiera.
Por lo tanto, Dios no hizo Su Palabra
adaptada a la personalidad de un hombre, ni
al vocabulario humano, sino que Dios hizo
una personalidad y un hombre con un
vocabulario específico para que nos revelara
la eterna Palabra de Dios que estaba en los
Cielos, completa, antes que su primera
palabra viniera a la tierra.
2. Dios dio Su Palabra al Hombre. II Pedro
1:20 y 21, "Entendiendo primero esto, que
ninguna profecía de la Escritura es de
interpretación privada, porque nunca la
profecía fue traída por voluntad humana, sino
que los santos hombres de Dios hablaron
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siendo inspirados por el Espíritu Santo". La
Palabra "inspirados" acá sugiere respirar.
Con Su aliento, Dios dio Su Palabra al
hombre. El término "Espíritu Santo"
fácilmente se traduciría "Aliento Santo". Así,
Su Espíritu Santo, El Aliento Santo se movía
sobre el hombre y Dios inspiró Su Libro en el
hombre. Dios le habló y le dijo que escribiera.
Él dijo, "En el principio". Moisés escribió,
"En el principio". Dios dijo, "Creó Dios los
cielos y la tierra". Moisés escribió, "Creó Dios
los cielos y la tierra". Gritan algunos eruditos
educados por el hombre, "Pero eso es dictado
maquinal". No, ¡Eso es inspiración verbal!
La eterna Palabra de Dios les fue dada
palabra por palabra a los santos hombres de
la antigüedad a la vez que el Espíritu Santo
inspiraba la Palabra de Dios dentro y sobre
ellos. El término "dictado maquinal" es un
término inventado por los liberales y los que
dudan de la Biblia para que echen reparo
sobre la inspiración verbal. Es un esfuerzo
para echar un estigma en los
fundamentalistas. Es su esfuerzo el probar
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que los que creen en la inspiración verbal son
superficiales.
Queda la verdad, que la Palabra de Dios
es eterna y permanece para siempre en los
Cielos, y que Dios le dio al hombre esta
Palabra a la vez que se movía sobre él, y la
escribía palabra por palabra a la manera que
le fue dada por Dios.
3. El Espíritu Santo Acompaña la Palabra
de Dios. I Pedro 1:12, "A éstos se les reveló
que no para sí mismos, sino para nosotros,
administraban las cosas que ahora os son
anunciadas por los que os han predicado el
evangelio por el Espíritu Santo enviado del
cielo; cosas las cuales, anhelan mirar los
ángeles". La Palabra sola no es la respuesta.
En enseñar y predicar la Biblia en el poder
del Espíritu Santo está la respuesta. No hay
nada más maravilloso que el predicar el Libro
tal y como el Espíritu Santo nos lo dio, y
mientras que lo predicamos el Espíritu Santo
habla al corazón de los que escuchan. El
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Espíritu Santo habla al exterior por medio de
Su Palabra. El habla al interior cuando
confirma Su Palabra predicada al oyente. Es
también algo maravilloso leer Su Palabra
mientras que el Espíritu Santo la acompaña.
Un día yo viajaba en un avión. Me
sorprendió mirar al otro lado del pasillo y ver
que un pasajero estaba leyendo mi libro,
"BLUE DENIM AND LACE" ("DRIL AZUL
Y ENCAJE"). Me presenté a mí mismo,
después de lo cual, el lector se alegró de
conocer al autor del libro y me preguntó si yo
pudiera alumbrar su verdad. Puesto que yo
escribí el libro, mi explicación del mismo
añadiría significado a las palabras.
No solamente escribió el Espíritu Santo el
Libro, y no sólo lo dio a hombres santos de la
antigüedad mientras que fueran movidos por
El para que lo dieran a nosotros; sino que
disponible está El para enseñárnoslo si lo
leemos. No es un libro de matemáticas para
ser estudiado analíticamente, sino es una
historia de amor, escrita de Dios al hombre y
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confirmada a nosotros por el Espíritu Santo
mientras que la leemos, enseñamos, y la
predicamos.
4. El Espíritu Santo Da Vida a la Palabra de
Dios. Juan 6:63, "El Espíritu es el que da
vida; la carne para nada aprovecha; las
palabras que yo os he hablado son espíritu y
son vida". Él nos la hace viva a nosotros. La
mayoría de las sectas se establecen con
gentes las cuales leen la Biblia, pero no la
estudian en la presencia del Autor. Gracias a
Dios, el Autor está disponible para
enseñárnosla y hacernos vivir a la vez que la
aprendemos, la enseñamos, y la predicamos.
5. El Espíritu Santo Enseña Las Verdades
Profundas de la Palabra de Dios. 1 Corintios
2:9, 10, "Antes bien, como está escrito: Cosas
que ojo no vio, ni oído oyó, ni han subido a
corazón de hombre, son las que Dios ha
preparado para los que le aman. Pero Dios
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nos las reveló a nosotros por el Espíritu;
porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo
profundo de Dios". No sólo nos enseña lo que
Él dijo en el Libro, sino que hasta nos enseña
lo que Él quiso decir cuando lo dijo. Hay
tantos manojos de propósitos que Dios tiene
para nosotros que encontramos mientras que
espigamos en Su Palabra. Esto tiene que
hacerse bajo el mando y la tutela del Espíritu
Santo. Hay verdades en la Palabra de Dios
que el ojo no puede ver y el oído no puede oír;
más Él, que nos inspiró el Libro para nosotros
por medio de hombres santos de la
antigüedad, puede sentarse a nuestro lado
mientras que lo estudiamos y Él nos enseñará
cosas no superficiales.
Cada paso que el Cristiano toma debe ser
un paso de obediencia al Espíritu Santo.
¿Cómo nos guía el Espíritu Santo? Primero
Él nos da un Libro de instrucciones. Él jamás
va a contradecir Su Palabra, y no
necesitamos buscar su voluntad hacia algo
referente que está ya escrito en el Libro. Una
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señorita dice, "Oraré y preguntaré al Espíritu
Santo si debo casarme con un hombre
inconverso". No hay necesidad de orar. Ya el
Espíritu Santo le ha dicho que no debe
casarse con un hombre inconverso. ¡Está en
el Libro! Un hombre dice, "Oraré y
preguntaré al Espíritu Santo si debo diezmar
o no". No hay necesidad de esa oración. El
Espíritu Santo ya se lo ha contestado. ¡Está
en el Libro! Básicamente la Biblia es, pues,
una lista de instrucciones a nosotros para
nuestra guía. Ciertamente, hay
circunstancias, las cuales no han sido
cubiertas específicamente por la Palabra de
Dios. La Palabra de Dios nos dice que
debemos propagar el Evangelio. Por lo tanto,
leemos la Biblia para encontrar la dirección
del Espíritu Santo y entonces le buscamos a
Él para guiarnos en cada detalle que no se
explica específicamente en la Palabra de
Dios.
Para hacer guardia en el Ejército,
teníamos lo que llamábamos "órdenes
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generales". Estas órdenes generales eran
exactamente eso -- varias órdenes que
debíamos hacer mientras que hacíamos
guardia. La última de éstas era llamar al
cabo de guardia en cualquier caso no
especificado por las instrucciones. Éste quiso
decir que hubo unas circunstancias que no
estaban especificadas por las órdenes
generales. En tal caso, teníamos que llamar
al cabo de guardia. Encontramos en la Biblia
las órdenes generales dadas a nosotros
inspiradas por el Espíritu Santo, por medio
de hombres santos de la antigüedad.
Debemos llamarle a Él personalmente en
cualquier caso no especificado por las
instrucciones; o sea que las órdenes generales
no son otra cosa que la Palabra de Dios.
Cuando yo era niño mi madre me sentaba
en sus rodillas cada noche. Ella levantaba la
Biblia y me decía, "Hijo, esta es la Biblia. La
Biblia es la Palabra de Dios". Entonces tenía
yo que repetirlo tres veces. Luego me decía
ella que la Biblia era de Jesús y que Jesús era
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el Hijo de Dios. Entonces, ella me hacía
repetir aquello tres veces. Después siempre
me exhortaba a creer en la Biblia, y me
advertía contra aquellos profesores, maestros
y predicadores que pudieran hacer vacilar mi
fe en la Palabra de Dios.
Cuando yo era un pobre joven, ella
continuaba este hábito. En verdad, cada
noche hasta que entré en el Ejército en la
Segunda Guerra Mundial, tuve que repetir
tres veces que la Biblia es la Palabra de Dios
y que Jesús es el Hijo de Dios. Me advertía
ella siempre contra los que pudieran hacer
vacilar mi fe en sus verdades. Fui exhortado
siempre a creer que la Biblia es la Palabra de
Dios verbalmente inspirada.
Cuando estaba yo con los paracaidistas en
la Segunda Guerra Mundial, la Biblia era mi
constante compañera. Ya por más de un
tercio de siglo he predicado sus verdades. Es
el primer libro que levanto por la mañana y el
último que guardo por la noche. Es la eterna
Palabra de Dios que permanece siempre en
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los Cielos, traída a mí por el Espíritu Santo y
enseñada a mí por Él. ¡Qué Libro! ¡Qué
Salvador! ¡Qué Maestro!
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Capítulo 2
El Espíritu Santo y La Regeneración
Juan 3:1-7, "Había un hombre de los
fariseos que se llamaba Nicodemo, un
principal entre los judíos. Este vino a Jesús
de noche, y le dijo: Rabí, sabemos que has
venido de Dios como maestro; porque nadie
puede hacer estas señales que tú haces, si no
está Dios con él. Respondió Jesús y le dijo:
De cierto, de cierto te digo, que el que no
naciere de nuevo, no puede ver el reino de
Dios. Nicodemo le dijo: ¿Cómo puede un
hombre nacer siendo viejo? ¿Puede acaso
entrar por segunda vez en el vientre de su
madre, y nacer? Respondió Jesús: De cierto,
de cierto te digo, que el que no naciere de
agua y del Espíritu, no puede entrar en el
reino de Dios. Lo que es nacido de la carne,
carne es; y lo que es nacido del Espíritu,
espíritu es. No te maravilles de que te dije:
Os es necesario nacer de nuevo".
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Quizás ningún término ha sido usado con
más descuido y ligereza en nuestra
generación que el término "nacer de nuevo".
Políticos y estadistas insisten que han nacido
de nuevo. Ellos beben bebidas alcohólicas,
participan en los bailes sensuales, dan
entrevistas a las revistas pornográficas, y
niegan las Escrituras referentes al lugar de la
mujer en la sociedad. Atletas hablan de
haber nacido de nuevo y en el próximo
segundo conceden una entrevista a una
revista pornográfica. ¡Los artistas charlan de
haber nacido de nuevo, pero con sus talentos
atraen a los clientes hasta los clubs nocturnos
donde se puede tomar y vivir profana e
impíamente! Cantantes hablan de haber
nacido de nuevo y luego participan en un
concierto de "rock" por lo cual no sólo
profanen a Dios, sino que también atentan
contra la moral. Es tiempo que el creyente dé
una mirada sana y Bíblica al nacimiento
nuevo, y la relación que tenemos con el
Espíritu Santo con haber nacido de nuevo.
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1. Ser nacido de nuevo quiere decir; nacer
otra vez. Juan 3:7. Las palabras "de nuevo"
en este verso vienen de una palabra griega
que significa "primero o principio". En
realidad quiere decir: "el principio nacido en
usted". Apocalipsis 22:13 nos dice Quién es el
principio:
"Yo soy el Alfa y la Omega, el principio y el
fin, el primero y el último". ¡Jesús es el
principio! ¡Cuando una persona nace de
nuevo, el "Principio" nace en él!
2. El nacimiento nuevo no es un cambio de
naturaleza. No es la naturaleza vieja
cambiada a una naturaleza nueva.
3. El nacimiento nuevo no es el principio de
una naturaleza nueva. Es el "Principio"
entrando en una persona. Por eso Pablo pudo
decir, "Que es Cristo en vosotros la
esperanza de gloria". Ser nacido de nuevo no
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es una naturaleza que empieza; es la
naturaleza de Cristo mismo que entra en
nosotros a la vez que somos "nacidos del
principio" o sea, "el principio nace en
nosotros".
4. Ser nacido de nuevo es la venida de una
naturaleza divina. Alguien dice, "Soy un
hombre nuevo". Eso no hace daño a las
Escrituras, pero, no es exactamente correcto.
Claro está que nuestro comportamiento es
diferente, pero lo que nos ha sucedido es que
la naturaleza cabal de Cristo ha entrado en
nosotros. ¡Hemos sido nacido de lo primero!
5. Esto significa que la eternidad es nacida
en el nuevo creyente. La Biblia habla de la
vida eterna. Juan 3:15, "Para que todo aquél
que en él cree, no se pierda, mas tenga vida
eterna". La Biblia también habla de la vida
eterna en Juan 3:16, "Porque de tal manera
amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo
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unigénito, para que todo aquél que en él cree,
no se pierda, mas tenga vida eterna".
Esta vida eterna es en realidad el Ser
eterno, el cual no tiene principio ni fin,
entrando en nuestras vidas. Eterna significa,
"sin principio y sin fin". El "Yo Soy" se junta
con el "Llegar a ser"; lo Eterno se junta con lo
temporal. No es que la naturaleza, la cual
nació en el nacimiento físico se junta con la
naturaleza que nació en la conversión. ¡Es
que la naturaleza que nació en el nacimiento
físico se junta con la naturaleza eterna de
Cristo! Ahora, para estar seguros esa nueva
vida es nueva para nosotros, y como Pablo
dijo en 2 de Cor. 5:17, somos nueva criatura,
o mejor dicho, nueva creación, pero lo que ha
entrado en nosotros es realmente aquella
Persona que es el principio y el fin.
Alguien puede decir, "Tengo un automóvil
nuevo" fue hecho al momento que lo pagó y lo
condujo, ya existía, pero para él era nuevo.
Una familia se muda a una casa y dice,
"Tenemos una casa nueva". La verdad es que
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la casa no empezó a existir al momento que
ellos llegaron a vivir en ella; sino que sólo era
nueva para ellos. Así, la naturaleza nueva es
nueva para nosotros, pero en realidad, es la
naturaleza eterna de Cristo mismo que vive
en nosotros. Este milagro de entrar en
nosotros y de regenerarnos lo lleva a cabo el
Espíritu Santo. Juan 3:5,6, "Respondió
Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que
no naciere de agua y del Espíritu, no puede
entrar en el reino de Dios. Lo que es nacido
de la carne, carne es; y lo que es nacido del
Espíritu, espíritu es".
Nos es dada luz de esta verdad en
Filipenses 2:5, "Haya pues en vosotros este
sentir que hubo también en Cristo Jesús". La
palabra clave en el verso es "haya". En otras
palabras, debemos "permitir" que el sentir de
Cristo entre en nosotros. Aunque esta
ocasión nos cambia, no es el principio del
sentir de Cristo, la única cosa nueva, es que
su sentir ha entrado en nosotros. La palabra
"permitir", es una de las más importantes de
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la Biblia. Dios tiene mucho para nosotros si
le "permitimos" hacer lo que Él quiere.
Romanos 12:1 lo explica, "Así que, hermanos,
os ruego por las misericordias de Dios, que
presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo,
santo, agradable a Dios, que es vuestro culto
racional". Realmente la guerra está entre la
Vieja Naturaleza y Jesús. Ciertamente no
hace injusticia a las Escrituras cuando se
habla de la naturaleza vieja luchando contra
la nueva, pero en realidad, puesto que la
naturaleza nueva es Jesús en nosotros,
realmente estamos luchando contra el Mismo
Hijo de Dios, cuando nosotros "hacemos
nuestra propia cosa", andamos por nuestro
propio camino, nos vamos en contra de la
voluntad de Dios. Cuando el Cristiano
observa un programa de televisión que es
lujurioso, es con Jesús con quien lucha;
cuando escuche la música "Rock", es con
Jesús con quien lucha; cuando asista al cine o
teatro, es con Jesús con quien lucha; cuando
guarda rencor en su corazón contra otro
hermano en Cristo, es con Jesús con quien él
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lucha. Cuando uno pone su fe en Cristo, el
Espíritu Santo, en reacción a esa fe, trae a Él,
Que era desde el principio dentro de la vida
del creyente. Él no es sólo una nueva
criatura, ni sólo disfruta de la creación de una
naturaleza nueva; mejor dicho, el Principio
nace en El. Aquel Principio es Jesús. La
Eternidad se junta con el tiempo. El "Yo
Soy" se junta con el "Llegar a ser". Lo
Eterno se junta con lo temporal. ¡Qué
motivación es para el creyente entregarse a
Cristo Quien vive en él, puesto que el
Espíritu Santo ha hecho la obra asombrosa de
regeneración! Esto se amplifica en Gálatas
2:20, "Con Cristo estoy juntamente
crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo
en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo
en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se
entregó a sí mismo por mí". Note las
palabras, "Con Cristo estoy juntamente
crucificado". En un sentido misterioso, como
el Eterno mora en mí, yo estaba en El, en el
Calvario. No sería impropio decir, "Yo,
creado en Él, fui juzgado con Él, fui
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condenado con Él, fui crucificado con Él,
resucité con Él". ¡Qué verdad! ¡Qué
salvación! ¡Qué Salvador!
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Capítulo 3
La Recepción del Espíritu Santo
Estaba yo predicando en un estado del
sur (de los E.U. de A.). Mi mensaje trataba
de la plenitud del Espíritu Santo, cómo
debemos reunir las condiciones y entonces
suplicar a Dios constantemente que Él nos dé
Su gran poder. Un predicador admirable me
siguió e hizo la declaración, que no tenemos
que suplicar la plenitud del Espíritu Santo,
sino que si reclamamos sencillamente aquella
plenitud por fe, podría ser para nosotros.
Aunque Él era sincero, y aunque yo opino que
es un predicador lleno del Espíritu Santo, me
entristeció que él hiciera una simplificación
de esta doctrina vital. El no hizo caso de
Lucas 11:13, "Pues si vosotros, siendo malos,
sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos,
¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el
Espíritu Santo a los que se lo pidan?" En este
versículo la palabra "pedir" es acción lineal o
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continua, lo cual significa que debemos pedir,
y pedir, y pedir, y pedir. ¡Es cosa peligrosa
mal entender el hecho de que Dios insiste que
paguemos el precio por la plenitud de Su
poder, de la misma manera que George Fox
pagó su precio cuando él estuvo a solas con
Dios por dos semanas en oración y ayuno por
el poder del Espíritu Santo; de la misma
manera que Dwight Moody pagó su precio
cuando suplicaba a Dios por su gran poder; de
la misma manera que Jacob pagó su precio
cuando él luchó con el Ángel de Dios toda la
noche, y de la misma manera que la iglesia
nuevo testamentaria pagó su precio durante
los diez días precedentes a Pentecostés!
Pienso que es posible que este mal entendido
de sencillamente reclamar la plenitud del
Espíritu Santo por fe, es causado por la
omisión de la verdad, la cual yo llamo "LA
RECEPCIÓN DEL ESPÍRITU SANTO".
Cuidadosamente se debe dar la atención al
discurso que sigue referente a esta doctrina.
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Primero, tenemos que establecer que el
Espíritu Santo sí viene a nosotros al
momento de la salvación. Romanos 8:9,
"Mas vosotros no vivís según la carne, sino
según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él". I Corintios
6:19, "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros?"
Aunque Él entre en nosotros, queda algo
más para nosotros, lo cual es la recepción del
espíritu santo. Esto no se debe confundir con
la plenitud, el ungimiento, ni la entrada a
morar. Es una doctrina en sí misma. A
continuación se presentarán algunas
ilustraciones al respecto.
Cierto hombre se da cuenta de que su
suegra ya no es capaz de continuar con el
manejo de la casa. El siente que es su
obligación invitarla a vivir en la casa de él.
Ella está viviendo con él, pero él con mucha
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dificultad la acepta. No le hace caso, No la
acepta como una de la familia. Entonces, un
día él reconoce su error. Llega a ella y le dice,
"Por favor, perdóneme. Yo quiero aceptarla
como una de la familia". Ahora, ella ha
estado viviendo en la casa por un tiempo,
pero aún él no la había aceptado. Hay
muchos creyentes en los cuales mora el
Espíritu Santo, pero no le han aceptado y no
han reconocido su presencia, es como si no
fuera miembro de su propia familia.
Una viuda con hijos se casa por segunda
vez. El marido nuevo viene a vivir con ella y
sus hijos. Los hijos no le aceptan; quizás sean
ásperos, sospechen o sientan celos de él.
Ahora, ellos viven en la misma casa con su
padrastro, pero aún no le han aceptado como
tal. Entonces, un día ellos empiezan a
amarlo y de repente lo aceptan como un
miembro de la familia. Esta ilustración
sencilla describe millones de Cristianos,
quienes cuando recibieron a Cristo llegaron a
ser el templo del Espíritu Santo. ¡Sin
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embargo, ellos nunca le reconocieron; ellos
nunca le hablaron! Aunque lo aceptaron
como su Salvador. Cuando Cristo llegó, el
Espíritu Santo vino con Él, y Él mora en
ellos; pero ellos nunca han llegado al punto
cuando dicen, "Espíritu Santo, como yo
acepté a cristo, también te acepto a ti. Tú
eres miembro de la familia. Así te reconoceré
para siempre".
El Espíritu Santo ha estado allí mientras
tanto para guiar, fortalecer, y consolar, pero
espera su aceptación. El padrastro proveyó lo
necesario a los hijastros. Los pudo haber
consolado, enseñado, y amado. Pero ellos no
le aceptaron como su propio padre ni
reconocieron su presencia, ni su obligación en
la familia.
Note Juan 7:37-39, "En el último y gran
día de la fiesta, Jesús se puso en pie y alzó la
voz, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí
y beba. El que cree en mí, como dice la
Escritura, de su interior correrán ríos de
agua viva. Esto dijo del Espíritu que habían
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de recibir los que creyesen en él; pues aún no
había venido el Espíritu Santo, porque Jesús
no había sido aún glorificado". Ahora
compare eso con Juan 20:22, "Y habiendo
dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo". Juan 20:22 es un
cumplimiento de Juan 7:37-39. En Juan 7
nuestro Señor había prometido que el
Espíritu Santo estaría disponible para morar
en los creyentes a la resurrección de Cristo.
En Juan 20:22 nuestro Señor glorificado
amonesta a Sus discípulos a recibir al
Espíritu Santo. El verbo "tomad" no es
pasivo sino activo. Pudiera ser traducido
"Aceptad al Espíritu Santo" (así como se
acepta al Señor). Ya se ve que Jesús es el
Salvador del mundo, pero aceptarlo
personalmente para que Él sea nuestro
Salvador personal. El Espíritu Santo mora
en los creyentes, pero tenemos que llegar a
un punto cuando le recibimos o le aceptamos,
tal como el hijastro recibió al padrastro y el
yerno recibió a la suegra.
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Esto explica los Hechos 19:1 y 2,
"Aconteció que entre tanto que Apolos estaba
en Corinto, Pablo, después de recorrer las
regiones superiores, vino a Éfeso, y hallando
a ciertos discípulos, les dijo: "¿Recibisteis el
Espíritu Santo cuando creísteis? Y ellos le
dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay
Espíritu Santo". Estos discípulos, aunque
moraba en ellos el Espíritu Santo, no habían
oído de Él, Quien vivía en ellos. Esto, sin
duda es verdadero en la vida de muchos
Cristianos. El que mora en nosotros no recibe
ni atención, ni conversación, ni expresión de
amor, y en muchos casos, ni reconocimiento
de Su presencia.
Note Gálatas 3:2, 14, "Esto sólo quiero
saber de vosotros: ¿Recibisteis el espíritu por
las obras de la ley, o por el oír con fe? Para
que en Cristo Jesús la bendición de Abraham
alcanzase a los gentiles, a fin de que por la fe
recibiremos la promesa del espíritu".
¡El propósito principal de estos estudios
es, para familiarizar a los creyentes con una
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persona (el Espíritu Santo), para que ellos le
acepten a Él, Quien llegó a morar en ellos a la
vez que la salvación y aun como quien es
tratado como un padrastro no querido, o una
suegra no querida!
Había estado yo predicando por muchos
años, sabía que el Espíritu Santo vivía en mí,
la Biblia me lo dijo. Enseñaba yo la doctrina,
pero nunca había dicho una sola palabra al
Espíritu Santo. Aunque reconocía que Él
vivía en mi cuerpo, y sabía que mi cuerpo era
su morada, nunca le había aceptado como
una persona. Sí, Él proveía; sí, Él aseguraba,
sí, Él consolaba; sí, Él fortalecía; sí, Él
enseñaba. Aunque era yo consciente de estas
obras maravillosas en mi vida, nunca le
acepté como una persona, ni le recibí así.
Un día estaba, predicando en un
programa de radio. Estaba parado detrás del
púlpito de mi iglesiecita en el Este de Texas.
Mi chaqueta estaba medio quitada, el cuello
de mi camisa estaba desabotonado, y mi
corbata estaba colgada en mi cuello, mientras
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que estaba predicando en la madrugada
desde atrás del púlpito en el edificio vacío de
mi iglesia a unos creyentes de radio. Aquella
mañana dije a mis oyentes: "El Espíritu
Santo vive en ustedes. Él escucha lo que
usted dice, Él sabe lo que usted hace. Él ve
donde usted va, Él sabe cómo usted está
vestido". Empecé a temblar. Por primera vez
me di cuenta que él me vio y que Él era una
persona. Terminé con el programa con
mucha dificultad. Lágrimas rodaban por mis
mejillas a la vez que predicaba. Cuando
terminé con el programa, me caí de rodillas,
levanté mi voz a Dios y miré hacia los Cielos
y dije, "Querido Espíritu Santo, perdóname.
Nunca te he hablado. Doctrinalmente, sabía
que Tú vivías en mí, pero nunca te he
aceptado como persona. Nunca he apreciado
que Tú eres parte de mi vida en una manera
práctica. Yo te acepto hoy".
¡Mi vida cambió! ¡Nunca he sido el
mismo! Salí para subir al carro e irme y dije,
"Espíritu Santo, guíame para que sepa yo la
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ruta que debo seguir, mientras que manejo a
la casa". Entonces le incluí que me ayudara
cuando fui a hacer compras. Le pedí que me
ayudara y me guiara en cada área de mi vida.
No ha pasado ningún día desde ese momento
que no haya hablado con el Espíritu Santo.
Para mí Él es una persona. Él no sólo vive en
mi cuerpo, sino que le acepto como tal.
Reconozco su presencia, le hablo, busco su
dirección aun en las decisiones más
pequeñitas.
En resumen, querido lector, cuando usted
aceptó a Jesús y le pidió que entrara en su
vida, tenía con Él otros miembros de la
Deidad. Mientras que Jesús entró, este otro
miembro entró calladamente. Quizás no se
dio usted cuenta, o quizás se dio cuenta y
nunca ha tomado tiempo para aceptar este
otro miembro por lo que es Él,
verdaderamente. El propósito de este
manuscrito y de estos estudios es para que se
familiarice usted con Él. Que empecemos por
aceptarlo. Incline su rostro ahora y diga,
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"Espíritu Santo, yo sé que Tú has estado
viviendo en mí. Ya te acepto". Amado lector,
¿Haría usted lo que este predicador hizo hace
muchos años en una iglesia vacía después de
predicar en un programa de radio? Su vida
nunca será la misma. Acéptele ahora;
recíbale ya, inclúyale en todo. Pídale que le
ayude a encontrar las gangas cuando usted
vaya al supermercado para hacer compras.
Pídale que le guíe a usted a comprar la ropa
apropiada cuando haga compras. Pídale qué
ruta tomar cuando usted haga un viaje corto
e insignificante. Pídale dónde sentarse en el
avión. Pídale que le ayude aun cuando
friegue o cuando limpie la casa. El anhela ser
aceptado por usted.
Sí, Él entra con la salvación. Romanos
8:9, "Mas vosotros no vivís según la carne,
sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él".
Sí, debemos implorar a Dios por la plenitud
del Espíritu Santo.
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Efesios 5:18, "No os embraguéis con vino, en
lo cual hay disolución; antes bien sed llenos
del Espíritu".
Lucas 11:13, "¿Pues si vosotros, siendo
malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros
hijos, ¿Cuánto más vuestro Padre celestial
dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?"
Aun cuando entra por la salvación y nos
llena para servicio, se necesita llegar a un
punto en nuestras vidas donde le recibamos o
le aceptemos a Él, quien ha llegado haciendo
Su obra en nosotros, por medio de nosotros y
para nosotros, calladamente y sin fanfarria,
sin atención ni gratitud, Él ha estado
fortaleciéndole, ayudándole, y guiándole. Él
desea que usted sepa que Él está allí, anhela
que tenga compañerismo con Él como una
persona. Este momento pudiera ser el
amanecer de un nuevo día, el comienzo de
una nueva era y un día de regocijo por medio
del Espíritu Santo. Él está en usted. Él es su
guía. Él es el maestro. Él es su consolador.
Incline su rostro ahora y acéptelo así y dígale
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que usted jamás vivirá otra vez un día sin
tener compañerismo con Él, expresándole su
amor, y reconociendo Su presencia en la vida
de usted.
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Capítulo 4
El Espíritu Santo El Ser Semejante A
Cristo
Hace 2000 años un Niño Varón nació en
Belén. Él fue concebido por el Espíritu Santo.
Uno de sus títulos era Paracleto (ayudador).
Él se dio a Sí mismo para ayudar a otros.
Cuando vio gente hambrienta, les dio de
comer. Cuando vio gente triste, les alentó;
cuando vio gente agotada, les fortaleció;
cuando vio gente desanimada, les animó;
cuando vio a los pequeñitos pobres, les
bendijo; cuando vio gente enlutada, les
consoló.
Él nunca odió a nadie. Cuando la gente lo
maldijo, él les bendijo. Cuando la gente lo
odió, Él les amó. Cuando la gente lo ultrajó,
Él oró por ellos; cuando uno lo traicionó, le
llamó, "Amigo". Cuando la gente lo
maldecía, no retornó maldición. Jamás buscó
venganza. Sus pies nunca pisaban un camino
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de iniquidad. Su mente jamás pensó en algo
perverso. Sus manos nunca tomaron lo que
no debían tomar. Su lengua nunca dijo lo que
era pecaminoso de decir. Su corazón jamás
entretuvo un motivo impío. Sus manos nunca
llevaron a cabo un hecho pecaminoso.
Era maravilloso. Uno de los que le
conocieron bien resumió. Su vida cuando
dijo, El "anduvo haciendo el bien". Hechos
10:38, "Cómo Dios ungió con el Espíritu
Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo
éste anduvo haciendo bienes y sanando a
todos los oprimidos por el diablo, porque Dios
estaba con él". Sí, era maravilloso.
No obstante, en esto había algo triste.
Usted pregunta, ¿Había algo triste en esta
vida maravillosa de Jesús? Sí, había algo
muy triste. La tristeza es que su vida entera
la vivió en una región geográficamente
pequeña, de no más de 75 millas de largo por
40 millas de ancho, y en una cronológica de
33 años. América nunca lo vio. China nunca
lo vio. Asia nunca lo vio. Las islas de la mar
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nunca lo hospedaron. Europa jamás lo vio.
Los otros países del Medio Oriente nunca lo
vieron. La gente de Rusia jamás lo vio. Sólo
los que vivían en aquel país pequeñito de
Palestina, y sólo los que vivieron durante la
duración de su vida, contemplaron este
hombre maravilloso.
¿No lo necesitan ver los otros también?
¿Es justo que la mayoría del mundo viva y
muera y jamás vea la vida de Jesús? No, no
es justo. Así Dios concibió un proyecto. Este
era que habría un Jesús en cada ciudad de
cada país y en cada barrio de cada ciudad, y
en cada hogar, fábrica, oficina, taller y
escuela de cada vecindad. Él planeó que cada
uno de los suyos tendría acceso al mismo
poder, por medio de lo cual Él vivía Su vida.
Aquél poder era el poder del Espíritu Santo.
Jesús no vivía su vida, ni obraba sus
milagros, ni predicaba sus sermones, ni hacía
sus proezas como Dios. Él lo hacía todo como
un hombre lleno del Espíritu Santo. Lucas
4:1, "Jesús, lleno del Espíritu Santo, volvió
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del Jordán, y fue llevado por el Espíritu al
desierto". Aquel mismo Espíritu Santo ha
estado disponible para cada Cristiano para
que todo el mundo tuviese la oportunidad de
ver la vida admirable que Jesús vivió. Ahora
cada país le puede ver, cada negocio le puede
ver, cada oficina le puede ver, cada fábrica le
puede ver, y cada hogar le puede ver.
Tantos pasajes hay que nos recuerdan
nuestra obligación de ser semejantes a Cristo.
Hemos de representar a Cristo en la
tierra. El Apóstol Pablo nos recuerda que
estamos aquí "en nombre de Cristo". II
Corintios 5:20, "Así que, somos embajadores
en nombre de Cristo, como si Dios rogase por
medio de nosotros; os rogamos en nombre de
Cristo: Reconciliaos con Dios".
Hemos de tener Su sentir. Filipenses 2:5,
"Haya, pues en vosotros este sentir que hubo
también en Cristo Jesús".
Hemos de hacer su obra. Juan 14:12,
"De cierto, de cierto os digo: El que en mí
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cree, las obras que yo hago, él las hará
también; y aún mayores hará, porque yo voy
al Padre".
Hemos sido enviados por Él, tal como Él
fue enviado por el Padre. Juan 20:21,
"Entonces Jesús les dijo otra vez: Paz a
vosotros. Como me envió el Padre, así
también yo os envío".
Hemos de procurar vivir a Su semejanza.
Salmo 17:15, "En cuanto a mí, veré tu rostro
en justicia; Estaré satisfecho cuando
despierte a tu semejanza".
Hemos de ser exactamente como Él era, a
la vez que caminamos y hablamos entre los
hombres. I Juan 4:17, "En esto se ha
perfeccionado el amor en nosotros, para que
tengamos confianza en el día del juicio; pues
como él es, así somos nosotros en este
mundo".
Hemos de amar como Él amaba. Juan
15:12, "Este es mi mandamiento: Que os
améis unos a otros, como yo os he amado".
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Hemos de hacer lo que El hizo. Juan
13:15, "Porque ejemplo os he dado, para que
como yo os he hecho, vosotros también
hagáis".
Nuestro hijo, David, ya es predicador y
padre. Por muchos años él viajaba de la
iglesia a la casa los domingos conmigo. Él
esperaba hasta que pasará la mitad de la
tarde para poder viajar a la casa con papá
después que yo había aconsejado a muchas
personas. Entonces, otra vez yo aconsejaba
después del servicio nocturno, y David
durante años esperaba y viajaba a la casa con
su papá los domingos en la noche. Cuando él
no era más que un muchachito, fue llevado a
su primera clase de escuela dominical donde
se sentaba bien y escuchaba a un maestro en
un lugar del salón de clase. Yendo a la casa
de nosotros un domingo por la mañana, yo le
pregunté lo que había aprendido aquel día en
la escuela dominical.
Él dijo, "Yo aprendí de Dios".
Yo dije, "¿Qué aprendiste de Dios?"
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El respondió, "Aprendí que Dios me ama
más que cualquiera me pudiese amar".
"¿Qué más aprendiste de Dios?", yo
pregunté.
"Aprendí que cuando yo hago algo malo,
Dios me da nalgadas, y ¡cómo me las da, bien
fuerte!"
"¿Qué más aprendiste?"
"Aprendí que después que Dios me da
nalgadas, El me abraza y me dice que le dolía
a Él más que a mí. ¡Eh!, papá ¿Eres tú
Dios?"
Yo apreté mi niñito a mi pecho y le dije:
"No, hijo, no soy Dios, pero me gozo que tú
pienses que lo soy, y espero que después que
hayas estado en nuestro hogar por 18 o 20
años, que todavía me confundas con Jesús".
Un muchachito en nuestra iglesia me
llamaba Hermano Dios. Un día estaba yo
predicando del infierno, fuego y azufre. Él
miró a su madre y dijo, "Mamá, ¿no está
Dios enojado hoy?" Un día fui a su casa para
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hacer una visita. Él gritó y dijo, "Mamá, el
Hermano Dios está aquí". Noté que su
bicicleta se dañó. Traté de arreglarla, pero
fracasé. Al momento que salí, su padre llegó
de su trabajo. Él vio la bicicleta rota y dijo,
"Eh, hijo, ¿Está rota tu bicicleta?", después
de lo cual él contestó: “Sí, papá".
El padre dijo, "Permíteme arreglarla
para ti".
El hijo dijo, "Tú no puedes arreglarla,
papá".
"¿Por qué?" preguntó el padre.
El muchacho dijo, "Pues, Dios vino y él
no la pudo arreglar, y si Dios no la pudo
arreglar, papá, tú ciertamente no puedes".
Un día até el cordón del zapato de un
muchacho. Él era uno que llegaba a la iglesia
por medio del autobús. Su madre miraba
mientras yo ataba el cordón del zapato. Al
partir yo, él miró hacia arriba a su madre y
dijo, "Mamá, ¿viste tú que Dios ató el cordón
de mi zapato?"
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Estas no son más que unas ilustraciones
que nos recuerdan que debemos ser
semejantes a Jesús. Cindy, nuestra hija
menor, se paraba delante de la chimenea
cuando era niña y cantaba:
"Ser como Cristo, Ser como Cristo: es mi
anhelo ser como Él.
En mi camino de aquí al Cielo, es mi
anhelo: ser como Él". Aunque ella no cantaba
las palabras exactamente bien cada vez,
muchas veces su papá lloraba mientras que
su vocecita cantaba claramente"
Ser como Cristo, ser como Cristo: Es mi
anhelo ser como Él.
En mi camino de aquí al Cielo, Es mi
anhelo, ser como Él".
La vida Cristiana entera se resume en estas
palabras: "Debemos ser semejantes a Jesús".
Él ya no puede estar aquí en persona para
perdonar. Tengo que mostrar a la gente como
Él perdona. Él no está aquí en persona para
dar de comer a los hambrientos, para animar
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a los desanimados, para vestir a los
desabrigados, para ayudar a las viudas y a
los huérfanos, entonces nos dice a usted y a
mí: "Enséñales como Yo amaría. Muéstrales
lo que Yo haría. Vete donde Yo iría. Predica
lo que Yo predicaría. Enséñales lo que Yo
enseñaría. Cántales lo que yo cantaría. Ama
como Yo amaría. Perdona como Yo
perdonaría. Se bondadoso como Yo soy
bondadoso. Haz lo bueno como Yo haría lo
bueno".
Y así, me propuse ser semejante a Jesús.
Traté con ardor. Cantaba: "Tratando de
andar en los pasos de Cristo". Cantaba:
"Hazme, oh Cristo, como Tú eres, mi ser
inunda con Tu poder. Ven en Tu gloria Padre
bendito, Tú semejanza quiero tener".
Cantaba yo: "Ser semejante a mi Jesús, ésta
es mi canción, en el hogar y en la multitud;
¡ser semejante a mi Jesús todo el día! Yo seré
semejante a Jesús". Verdaderamente
trataba, pero fracasaba. Encontré que
prefería ser ayudado que ayudar. Encontré
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que prefería recibir que dar. Ser dado de
comer que de comer, ser arropado, que
arropar. Encontré que prefería odiar a mis
enemigos que amarlos. Encontré difícil
bendecir a los que me maldecían y también
encontré que prefería ser animado que
animar, consolado que consolar. Tratando
como pudiera, fracasé. Yo no podía ser
semejante a Él.
Entonces, un día, hallé un versículo que
transformó mi vida. Romanos 8:11 "Y si el
Espíritu de aquel que levantó de los muertos
a Jesús mora en vosotros, el que levantó de
los muertos a Cristo Jesús vivificará también
vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que
mora en vosotros".
Siempre había pensado en aquel pasaje
que trataba con la resurrección del cuerpo.
Pensaba que nuestro Señor estaba diciendo
que si Su Espíritu mora en nosotros, seremos
resucitados algún día, tal como su cuerpo fue
resucitado. Entonces supe que Romanos
8:11, no habla de nuestra resurrección física
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venidera, sino de la disposición de la vida
resucitada mientras que aún estamos en el
cuerpo. Nuestro Señor está diciendo que si el
Espíritu Santo puede resucitar a Jesús de la
muerte, aquel mismo Espíritu Santo me
puede resucitar del egoísmo y de ser
egocéntrico para que pueda vivir una vida
resucitada. Esa vida resucitada se puede
vivir solamente en el poder del Espíritu
Santo. Si el Espíritu Santo de Dios pudo
levantar el cuerpo de nuestro Señor y
Salvador Jesucristo, ese mismo Espíritu
Santo nos puede levantar para que andemos
en el Espíritu Santo y para que tengamos la
victoria diario para vivir una vida resucitada.
Recuerde que fue por el Espíritu que
Jesús echó fuera los demonios. Mateo 12:28,
"Pero si yo por el Espíritu de Dios echo fuera
demonios, ciertamente ha llegado a vosotros
el reino de Dios". Fue por el Espíritu Santo
que Jesús se ofreció a Sí mismo como nuestro
substituto.
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Hebreos 9:14, "¿Cuánto más la sangre de
Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se
ofreció a sí mismo sin mancha a Dios,
limpiará vuestras conciencias de obras
muertas para que sirváis al Dios vivo?" En el
reino milenario cuando nuestro Señor reine,
reinará por el poder del Espíritu Santo.
Isaías 11:2 "Y reposará sobre él el Espíritu
de Jehová; espíritu de sabiduría y de
inteligencia, espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor de
Jehová".
Cuando estuve en Roma fui con nuestro
grupo a visitar la Ciudad del Vaticano. Al
principio de mi lista de prioridades era la
asombrosa capilla Sixtina, adornada con la
pintura famosa de Miguel Ángel, "El Juicio
Final". La pintura cubre el cielo raso entero y
muchas de las paredes. Es una obra de arte
increíble.
Ahora, supongamos por un momento que
fuéramos a la capilla Sixtina, y supongamos
que el Señor Jesús me dicta a mí, "Pinta otro
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'Juicio Final' como el pintado por Miguel
Ángel". No importa con qué ardor tratara yo
de hacerlo, no podría pintar una semejanza
de aquella obra maestra. Diría yo: “Señor,
aunque trato con todo mi empeño, mi pintura
sería como el esfuerzo de un niño de primer
grado".
Pudiera ser de otra manera, tal vez, que
yo pudiera pintar otro "Juicio Final".
Supongamos que Dios ofreciera tomar el
Espíritu de Miguel Ángel y colocar aquel
espíritu dentro de mi cuerpo. ¿No pudiera yo,
entonces, hacer una réplica de su pintura
famosa? Seguramente tomaría un buen
tiempo. Día por día, semana por semana,
mes por mes, y aun año tras año, añadiría yo
pizcas, tal como lo hacía Miguel Ángel hasta
que algún día quizás pudiera, con el espíritu
de Miguel Ángel dentro de mí, hacer una
réplica.
El Señor Jesús llegó a mí y dijo, "Hijo
mío, haz otra vida como la mía". Lo intenté
pero fracasé. Fracasé miserablemente.
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Entonces un día Él me dijo, "Tal vez
pudieras triunfar si Yo pusiera mi Espíritu
en ti". Por tanto puso a mi disposición su
Espíritu, y por aquel Espíritu yo puedo
procurar pintar una semejanza de la vida del
Hijo de Dios.
Aún fracasé otra vez. No podía igualar su
obra maestra. No podía mostrar por completo
a este mundo cómo Él vivió. Luego me
encontré con lo que es para mí la Escritura
más importante de este tema en la Biblia. II
Corintios 3:18, "Por tanto, nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo
la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como
por el Espíritu del Señor".
Note las palabras: “Somos transformados
de gloria en gloria en la misma imagen", y
note las palabras "Como por el Espíritu del
Señor". Entonces lo comprendí. ¡Yo no soy el
pintor! ¡Yo soy el lienzo! ¡El Espíritu Santo
es el pintor! Mi parte es simplemente
presentarme, o someterme a Él. Romanos
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12:1, "Así que, hermanos, os ruego por las
misericordias de Dios, que presentéis
vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto
racional".
Así como yo me someto a Él, tal como el
lienzo al artista, el Espíritu Santo pinta de
gloria en gloria una semejanza de Cristo en
mi vida. He aquí, ahí está el secreto:
¡Someterse, someterse, someterse,
someterse, someterse! Él hace la obra que yo
no puedo hacer.
Sí, traté de ser como Él, fracasé.
Entonces en el poder del Espíritu Santo traté
de pintar su semejanza. Esto ayudaba algo,
pero, otra vez fracasé. Luego me di cuenta
que yo no soy el pintor; yo soy el lienzo. Como
lienzo sometido al artista, y así, Él pinta día
por día la vida de Cristo en mi carne
sometida.
Por tanto, me someto a Él cada mañana,
y entonces le pido que "me permita cruzar la
senda de gentes, cuyas sendas nuestro Señor
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cruzaría y las cuales nuestro Señor ayudaría
si El estuviera en la tierra". Tengo que
someterme a Él para hacerme como Jesús
iría, pues, ¿Qué valor tiene ser como Jesús si
mi senda no cruzara la senda de aquellos que
Jesús ayudaría hoy?
Hace varios años, hice varios viajes para
ver a mi dentista. Su esposa era su
enfermera y su recepcionista. Cuando iba a
visitar al dentista, me sentaba en la sala de
espera y procuraba testificar a su esposa.
Ella no tenía interés en el Evangelio y mi
intento fue en vano. Una mañana yo
madrugué y me sometí al Espíritu Santo, y le
pedí que me permitiera cruzar la senda de
aquel que Jesús ayudaría si él estuviera en la
tierra hoy. En mi horario había un viaje al
consultorio del dentista. Mientras que me
sentaba en la sala de espera, leyendo una
revista vieja, la puerta se abrió. Una
viejecita entró llevando zapatillas y ropa que
correspondía a la pobreza. Tenía un pañuelo
en su mano, y en el pañuelo un juego de
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dentadura postiza cubierto con sangre. Ella
dijo por una boca desdentada, "¡Mis
dentaduras no me sirven!" "¡Mis dentaduras
no me sirven!" "¿Podrá arreglar el doctor mis
dentaduras de manera que me sirvan?"
La esposa del dentista dijo, "María, lo
siento pero su garantía ya se venció".
María respondió, "Pero mis dentaduras
no me sirven y la encía me duele. Tengo que
arreglar mi dentadura para que me sirva".
La esposa del dentista contestó otra vez,
"María, lo siento, pero usted debió haber
venido antes".
María respondió, "No pude venir antes.
No tengo automóvil, y ha hecho mucho frío y
ha nevado. Este es el primer día que yo pude
venir".
Otra vez la esposa del dentista dijo, "Lo
siento, María. Su período de garantía ya ha
pasado".
La miré, mientras que el Espíritu Santo
me recordaba de la oración, la cual yo había
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orado aquella mañana. Pregunté a la esposa
del dentista, "¿Cuánto costaría hacer unas
dentaduras nuevas para María?"
Ella me dijo entonces que costaría un
poco más de $400.00".
Yo dije entonces, "Haga un juego nuevo y
póngalo a mi cuenta".
Entonces la esposa del dentista me
preguntó si yo conocía a María. Claro que no,
le respondí. Le hice mención de mi oración
aquella mañana, cómo yo me sometí al
Espíritu Santo y le pedí que me permitiera
cruzar la senda de aquellos que Jesús
ayudaría si Él estuviera en la tierra.
Unos días después recibí una llamada del
consultorio del dentista. Era la esposa del
dentista. Ella dijo, "Reverendo, ¿Podría yo
ir a su oficina para verle? No puedo olvidar
su bondad con María. Creo que puedo ser
salva ya". Ella vino a mi oficina, y fue salva.
Que Dios me perdone por las veces que
me he olvidado de pedirle que permita que mi
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senda cruce la senda de aquél que nuestro
Señor ayudaría, y que Dios me perdone por
las veces que he cruzado tales sendas y se me
ha olvidado o he rehusado ayudar.
Alguien dice, "Dr. Hyles, no puedo
proporcionar tanta plata". Entonces quizás la
siguiente ilustración vaya de acuerdo a su
vida. Estuve en un supermercado esperando
pagar mis compras. La ancianita que estaba
frente a mí era muy pobre. Su cuenta era de
$4.72, pero noté que sólo tenía $4.00.
Tímidamente ella dijo a la cajera que no iba a
llevar los plátanos que había planeado
comprar. Sólo que ya no tenía ganas de
comer plátanos.
La cajera se ofendió y sugirió que
decidiera. Con lágrimas en sus ojos, la
ancianita que sólo tenía $4.00 no tuvo otra
opción que dejar los plátanos. Después que
ella pagó su cuenta y había recibido varios
insultos de la cajera, yo cogí los plátanos y los
añadí a mi cuenta, entonces, seguí a la
ancianita que no pudo comprar los plátanos.
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Cuando llegué donde ella estaba dije:
"Señora, usted dejó algo en el supermercado".
Ella dijo, "¿Oh! Yo no compré esos
plátanos".
Yo dije, "Oh sí, yo la vi comprarlos".
Empezó a llorar y me dijo, "Señor, ¿me
está regalando esos plátanos?" Luego, con
una mirada aturdida en su cara, me dijo,
"¿Usted es el Reverendo Hyles, verdad?"
Usted es el Jesús hombre. Yo le he visto
antes". No fue difícil ganarla para el Señor.
(para ser salvo).
Hace 2000 años un Niño nació en Belén.
Él fue concebido por el Espíritu Santo. Uno
de sus títulos era Paracleto (ayudador). Él se
dio a Sí Mismo para ayudar a los otros.
Cuando vio gente hambrienta, les dio de
comer; cuando vio gente con frío, les vistió;
cuando Él vio gente triste, les alentó; cuando
vio gente desanimada, les animó; cuando vio
a los pequeñitos pobres, les bendijo. Cuando
vio gente enlutada les consoló.
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Él nunca odió a nadie. Cuando la gente lo
maldecía, Él les bendecía. Cuando la gente lo
odiaba, Él les amaba; cuando la gente lo
ultrajaba, Él oraba por ellos. Cuando uno lo
traicionó, Le llamó, "Amigo". Cuando la
gente lo maldecía, no retornaba maldición.
Jamás buscó venganza. Sus pies nunca
pisaban un camino de iniquidad. Su mente
jamás pensó en algo perverso. Sus manos
nunca llevaron lo que nunca debieron haber
llevado. Su lengua nunca dijo lo que era
pecaminoso decir. Su corazón jamás
meditaba en un motivo impío. Sus manos
nunca llevaron a cabo un hecho pecaminoso.
Era maravilloso. Uno de los que le
conocieron bien resumió Su vida cuando dijo,
El "anduvo haciendo el bien". Hechos 10:38,
"Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con
poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los
oprimidos por el diablo, porque Dios estaba
con él". "Sí era maravilloso".
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Hubo algo triste en esto: su vida fue
limitada a un área no mayor de 75 millas de
largo por 40 millas de ancho y en un período
de 33 años. Sin embargo, gracias a Dios, su
plan hace posible que cada una de su gente
sea como Jesús y así someterse al pintor
maestro, al Espíritu Santo, para que las
personas en cada país, estado, distrito,
ciudad, municipio, vecindad, escuela, oficina,
negocio, y hogar, puedan ver la vida que
Jesús vivió.
¡Oh Espíritu Santo de Dios, que las
gentes que crucen mi senda tengan el
principio y la bendición de ver a Jesús!
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Capítulo 5
La Plenitud del Espíritu Santo
Un pastor pidió que yo predicara mi
mensaje titulado "Aceite Fresco" a su gente.
Usando como excusa que el sermón era más
adaptado a predicadores que laicos, yo rehusé
predicarlo. Después del culto de aquella
noche, regresé a mi cuarto y el Espíritu Santo
empezó a convencerme y regañarme por
limitar a los predicadores de la doctrina de Él
mismo. Me recordó que su plenitud era para
todos, y me guió a reexaminar Joel 2:28, 29,
"Y después de esto derramaré mi Espíritu
sobre toda carne, y profetizarán vuestros
hijos y vuestras hijas: vuestros ancianos
soñarán sueños, y vuestros jóvenes verán
visiones. Y también sobre los siervos y sobre
las siervas derramaré mi Espíritu en aquellos
días". Me señaló especialmente que Él
derramaría Su Espíritu sobre toda carne.
Incluiría nuestros hijos e hijas, nuestros
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viejos y mancebos aun siervos y siervas. Caí
de rodillas pidiendo perdón y le prometí que
haría la doctrina de su plenitud lo más claro
que me fuera posible para que mancebos y
viejos, hijos e hijas, siervos y siervas pudieran
comprenderla. Esta bendita verdad es para
la ama de casa que anda haciendo sus
deberes; para la madre que mece al niño en
sus rodillas; para el obrero que trabaja en
una fábrica "al alto horno"; es para el
empleado de la estación que sirve gasolina.
Es para la criada del hotel que limpia los
cuartos. Es para todos. Así en un lenguaje
sencillo, comprensible para el laico y el
clérigo, me acerco a esta verdad vital.
Primero vino la luz. Luego vino la
expansión. Entonces Dios alumbró a las
huestes de estrellas nocturnas. Después de
eso vinieron los peces del mar y entonces las
agrupaciones del reino animal. Ya Dios
estaba listo para el hombre. Él hizo al
hombre, hizo al hombre a su propia imagen y
era maravilloso. El hombre andaba en el
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jardín de Edén en compañerismo con su
Creador. Andaba en esplendor. Cada árbol
que crecía era agradable a los ojos. Ríos
fluían tranquilamente por valles verdes.
Cada sonido era una melodía. Cada escena
era un deleite. No había guerra que
inquietara el pecho. No había enfermedad
para causar el temor de la muerte. La hoja
nunca se marchitaba; el viento nunca se
enfrió. El sudor nunca mojó la frente.
Ninguna profanidad ofendió el oído. No
había cansancio ni calor, ni frío. La flor
nunca fue herida por una tempestad. El
hombre aún no había aprendido a suspirar ni
a llorar. No hubo escarcha marchitable para
enfriar la rosa. No hubo sombra de
culpabilidad conocida. Coros de aves daban
serenatas al hombre. ¡Era admirable!
Aún faltaba algo. No había otra criatura
parecida en la tierra con lo cual el hombre
pudiera compartir esta hermosura y
maravilla. Entonces, allí ella viene, vestida
con toda la belleza que un ser humano
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pudiera poseer. Hasta en su paso había
gracia. El Cielo estaba en sus ojos. Cada
gesto poseía dignidad y amor. La perfección
estaba marcada en ella. Los hijos de Dios
gritaban con gozo. Los luceros de la mañana
cantaban juntos y el Edén fue transformado.
¡Cuán admirable era! Varón y mujer,
hechos para Él, compartiendo compañerismo
con Dios en esplendor edénico. Ellos no
conocían la definición de tristeza. Nunca
habían visto un funeral. Había huertos de
floración perpetua, y huertos que rendían sus
frutos diariamente. Ningún niño se moría
con leucemia. Sus sendas estaban adornadas
con guirnaldas de flores. Las frentes nunca
se surcaron, las caras nunca se arrugaron, las
manos nunca se paralizaron, el paso nunca
estaba incierto, los hombros nunca se
doblaron, el aliento nunca era ofensivo.
Mientras tanto, el Señor Jesús estaba con el
Padre en el Cielo. Antorchas se encendían
mientras que Él andaba en las calles doradas.
Trompetas anunciaban cada llegada.
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Demostraciones seguían sus talones.
Multitudes le adoraron. Adoradores se
inclinaban ante Él. Ángeles le servían. Los
planetas cantaban sus alabanzas. Todos los
diamantes de la tierra no podían llenar Su
cetro. Todas las joyas de la tierra no podían
llenar su corona. Él siempre estaba en la
presencia del Padre. ¡El sol y la luna
obedecían su voz, y los cuatro seres vivientes
cantaban Sus alabanzas!
¡Entonces un día sucedió! Se oyeron
gemidos en los cielos, pues algo trágico había
sucedido en la tierra. La raza de Dios había
caído. La ruina había atizonado su creación.
Ya el viento ulula, la serpiente sisea, la frente
se surca, el hombre se dobla, las manos
tiemblan y se entorpecen, los ojos se cansan y
salen las canas en el cabello. El pecado había
arruinado la raza humana.
La misericordia de Dios deseaba la
restauración, pero la justicia de Dios no la
permitía hasta que se pagara la penalidad.
La única manera que los habitantes de la
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tierra pudieran ser salvos era que el Señor
Jesucristo viniera a la tierra. Él lo hizo.
Corrió al vientre de una virgen. No hubo
bienvenida para Él. La única puerta que se
le abrió fue la de un establo. Nació en el
establo de otro, navegó en la barca de otro y
fue sepultado en el sepulcro de otro. Él era
Rey de Reyes, pero no tuvo vestido real sino
lo prestado por un soldado. El no tuvo
súbditos sino una chusma burladora; fue
despreciado y desechado entre los hombres.
Él era varón de dolores, experimentado en
quebranto; llevó nuestras enfermedades,
sufrió nuestros dolores, fue herido por
nuestras rebeliones, molido por nuestros
pecados, fue angustiado y afligido, se dispuso
con los impíos su sepultura. ¡Él puso Su vida
en expiación por el pecado, y peor que todo,
llegó a ser pecado y se paró delante del juicio
de Dios, llevando el pecado de todo el mundo!
Él fue declarado culpable por su Padre, y en
la cruz pagó la penalidad de los pecadores de
toda la humanidad. Fue sepultado y resucitó
después de tres días y tres noches. Ya el
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mensaje está completo. Es tiempo de mandar
ese mensaje al mundo perdido. Doce hombres
se escogen para que comiencen esta labor.
¡Pero, aún hay un problema! ¡El mensaje
es increíble! ¡Imagínese a doce hombres
comunes queriendo a convencer a un mundo
de inconversos de que Jesús fue nacido de
una virgen! ¡Imagínese cómo sería recibido al
oído natural, a la mente natural, y al corazón
natural! ¡Imagínese intentar convencer a un
mundo que Jesús vivió 33 años y nunca
cometió ningún pecado! ¡Imagínese cuán
difícil será convencer al mundo de la muerte
vicaria y de la resurrección corporal del Señor
Jesucristo! Así que Dios lo hizo posible para
que alguien acompañara a estos hombres, el
cual pudiera hablar a la gente desde adentro
a la vez que estos misioneros dijeron la
historia desde afuera. El que hablaba desde
adentro sería el Espíritu Santo. Dios lo hizo
posible para que estos predicadores y
misioneros fueran llenos con el Espíritu
Santo para que mientras que predicaran el
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mensaje desde afuera, el Espíritu Santo
convenciera a los oyentes desde adentro que
el mensaje era verdadero.
Por ejemplo, un predicador que está lleno
del Espíritu Santo se para en su púlpito y
predica. Mientras él predica la verdad, una
voz habla desde adentro a la congregación
diciendo, "¡Tiene razón! Lo que el predicador
dice es verdad. Jesús fue nacido de una
virgen. Él vivió una vida sin pecado; murió
en la cruz para pagar la penalidad de los
pecados de usted; resucitó después de tres
días y tres noches; ascendió otra vez al Padre;
está a la diestra del Padre intercediendo aún
ahora; Él viene otra vez". El predicador sigue
predicando; dice que los que aceptan a Cristo
irán al Cielo. Desde adentro el Espíritu
Santo dice, "Tiene razón. Tiene razón.
Escúchele. Le está diciendo la verdad". El
predicador predica del Infierno y del juicio.
El Espíritu Santo desde adentro dice, "Tiene
razón. Créalo. Le está diciendo la verdad.
Escuche lo que él dice". Ah, ¡Que bendición
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es predicar en el poder del Espíritu Santo y a
la vez que las palabras salen de los labios del
pastor al oído del oyente, el Espíritu santo
llega al corazón del oyente y confirma lo que
el pastor está diciendo!
¡Ah, este transformará al maestro de
escuela dominical! El maestro lleno con el
Espíritu Santo puede pararse delante de su
clase y enseñar la Palabra de Dios. La que
hubiera sido una lección aburrida
súbitamente se convirtió en una lección que
cambia la vida, pues el Espíritu Santo dice a
los alumnos, "Escuche a su maestro. Él les
ama. Es verdad. Créanle". Esta es la
necesidad de nuestras escuelas dominicales.
Imagínese a un solista lleno del Espíritu
Santo cantando en el culto público, y
mientras que se canta el cántico y el mensaje
del mismo se oye por oídos humanos, hay una
voz que desde adentro está hablando a cada
miembro de la congregación diciendo, "Aquel
cántico es verdadero. Jesús sí salva, sí
consuela". "¡Él es su necesidad!" Esto
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transformaría el programa musical de
nuestras iglesias. Mientras que el coro lleno
con el Espíritu Santo canta, una voz desde
adentro habla a la congregación diciendo,
"Aquel coro tiene razón; créanles". Su
corazón arderá. Se cae en convicción y siguen
decisiones.
El pianista u organista toca una pieza de
música especial a la vez que recoge la
ofrenda. Aquel organista está lleno del
Espíritu Santo después de haber pagado el
precio con oración ferviente y después de
haber hecho las condiciones para Su plenitud.
Tocando el organista una pieza de música
escogida como "Dulce Oración", una voz,
habla al corazón de los de la congregación,
"Es verdad. La oración es dulce y nos lleva a
un mundo de cuidado y amor. Es la solución
para su vida". La voz continúa diciendo,
"Debe orar. Usted debe orar antes de
comenzar su día. Debe tener tiempos de
oración".
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El maestro en una escuela Cristiana se
para delante de su clase, lleno del Espíritu
Santo, y mientras que enseña el Espíritu
Santo dice a los alumnos, "Tu maestro tiene
razón. Cree lo que tu maestro está diciendo.
Escucha, cuidadosamente". Ah, eso ayudará
a que la conducta y el comportamiento en el
salón de clases cada vez, sean mejor.
Imagínese a una persona llena del
Espíritu Santo que es un ganador de almas
tocando a la puerta de una casa. Una
persona llega a la puerta y de repente el
Espíritu Santo le habla desde adentro. El
ganador de almas empieza a decirle la
historia maravillosa de Cristo y desde
adentro del corazón del oyente hay una voz
diciendo, "Créalo. Este hombre es de Dios.
Este es el camino a los Cielos. Créalo. Le
está diciendo la verdad. Esta es su única
esperanza".
¡En Pentecostés aquella voz hablaba
lenguajes diferentes para que los que no
entendían el lenguaje que se usaba en la
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predicación pudieran escuchar el mensaje de
Cristo y ser salvos!
¡Oh, predicadores, esta es su solución!
Maestros de escuela dominical, esto
transformará su clase. Cantantes, esto dará
vida a sus números especiales.
Instrumentistas, esto multiplicará su
eficiencia. Maestros de escuela Cristiana,
esto les ayudará a producir jóvenes
dedicados. Obreros de la sala de cunas, esto
ayudará a los niños de la sala de cunas.
Imagínese a una obrera de cuna hablándole a
un bebé de Jesús, el Espíritu Santo aún
puede hablar a aquel corazoncito. Madres,
esto les ayudará a criar a sus hijos
correctamente.
Inmediatamente se hace la pregunta,
"¿Cómo se obtendría este poder?" Por
supuesto, hay etapas obvias tal como la
separación del mundo, la fidelidad a la causa
de Cristo, horas de estudios de la Palabra,
obediencia a los mandamientos y la voluntad
de Dios, etc. Pero lo más importante es que el
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Cristiano sea tan sincero que él pague el
precio agonizando, suplicando, esperando, y
pidiendo a Dios su poder. Note Lucas 11:5-
13, "Les dijo también: ¿Quién de vosotros que
tenga un amigo, va a él a medianoche y le
dice: Amigo, préstame tres panes, porque un
amigo mío ha venido a mí de viaje, y no tengo
qué ponerle delante; y aquél, respondiendo
desde adentro, le dice: No me molestes; la
puerta ya está cerrada, y mis niños están
conmigo en cama; no puedo levantarme y
dártelos? Os digo, que aunque no se levante
a dárselos por ser su amigo, sin embargo por
su importunidad se levantará y le dará todo
lo que necesite. Y yo os digo: Pedid, y se os
dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os
abrirá. Porque todo aquel que pide, recibe; y
el que busca, halla; y al que llama, se le
abrirá. ¿Qué padre de vosotros, si su hijo le
pide pan, le dará una piedra? ¿ O si pescado,
en lugar de pescado, le dará una serpiente?
¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión?
Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
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vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo
a los que se lo pidan?" La Palabra
"importunidad" en el verso 8 quiere decir,
"suplicar mucho". Este capítulo está siendo
escrito en mi escritorio. En mi escritorio veo
las palabras, "Ore por poder". Atrás de mi
escritorio veo las palabras, "Ore por poder".
En la Biblia que está en mis rodillas, veo las
palabras, "Ore por poder". En la puerta que
sale de mi oficina al pasillo, veo las palabras,
"Ore por poder". Cientos de veces cada día yo
suplico a Dios por su poder. Luego, claro, hay
tiempos de oración cuando voy a solas con
Dios para suplicar por su poder.
En las Escrituras se me manda que sea
lleno del Espíritu Santo. Efesios 5:18, "No os
embriaguéis con vino, en lo cual hay
disolución; antes bien sed llenos del Espíritu".
Fíjese que en el mismo pasaje acerca de la
plenitud del Espíritu, está mencionada la
embriaguez. Parece indicar que sería tan
malo que una persona haga la obra de Dios,
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sin la plenitud del Espíritu Santo, como que
la haga ebria en lo cual hay disolución.
Cuando era niño, era muy nervioso.
Éramos muy pobres. Mi padre era alcohólico.
El salió de nuestro hogar cuando yo era
muchacho. Por medio de una serie de
eventos, Dios me llamó a predicar su
Evangelio. Yo era muy sincero. Cuando
tenía 21 años de edad, empecé a pastorear.
Por un año deplorable pastoreaba sin
resultados. Nadie pasó al frente durante la
invitación para que fuera salvo, y nadie pasó
al frente para que se hiciera miembro. Fue
un año largo e improductivo. Decidí
encontrar la respuesta. Fui a la biblioteca de
la Universidad Bautista. Empecé a leer las
biografías de los hombres grandes. Leí cómo
Dwight Moody fue lleno del Espíritu Santo
mientras que andaba en Wall Street un día.
Leí cómo su ministerio fue cambiado, y cómo
predicó, los mismos viejos sermones que
produjeron cinco conversiones, ya producían
cincuenta. Leí como su ministerio fue
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transformado y mi corazón empezó a arder
desde adentro. Me preguntaba, "¿Pudiera
estar disponible eso para mí? ¿Eso que
Dwight Moody recibió cuando fue lleno del
Espíritu Santo, pudiera estar al alcance para
un predicador Tejano de poca importancia?"
Continué leyendo. Leí acerca de Savonarola,
quien fue a su púlpito un día y dándose
cuenta que era impotente, rehusó predicar
hasta que el poder de Dios vino sobre él. Por
cinco horas él se sentó y esperó hasta que el
poder de Dios vino, y entonces fue lleno del
Espíritu Santo mientras predicaba. Leí
acerca de Christmas Evans, a quien vino el
poder de Dios un día, repentinamente
mientras que cabalgaba en su circuito. Él
supo que por primera vez en su vida fue lleno
del Espíritu Santo. Leí acerca de Charles G.
Finney y su vida de ser lleno del Espíritu
Santo. Siendo yo predicador joven, empecé a
preguntar a Dios, "¿Es eso para mí? ¿ Es
posible hoy día? ¿Hay actualmente un poder
que pueda venir sobre mí para que el Espíritu
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Santo hable a la gente desde adentro,
mientras que yo les hablo desde afuera?"
Leí acerca de John Wesley, quien a las
tres de la mañana el 3 de Octubre 1738,
después de haber orado con unos
predicadores por casi toda la noche fue lleno
del Espíritu Santo. Su ministerio nunca fue
igual. Leí acerca de George Fox, quien fue a
solas por dos semanas rogando por el poder
de Dios, y cómo su vida cristiana fue
transformada. Leí acerca de Peter
Cartwright, quien había sido lleno con el
Espíritu Santo y potencia fuerte vino sobre él.
Leí acerca de George Whitefield, quien fue
ordenado a predicar el 20 de Junio de 1736.
Mientras que él se arrodillaba al altar. El
Obispo Benson puso sus manos sobre el joven
predicador y ¡George Whitefield supo
entonces que allí fue lleno del Espíritu Santo!
Leí acerca de George Muller, quien fue lleno
del Espíritu Santo la primera vez que vio
Cristianos arrodillados en oración. Leí como
Billy Sunday predicaba cada sermón con su
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Biblia abierta en Isaías 61:1, "El Espíritu de
Jehová el Señor está sobre mí, porque me
ungió Jehová; me ha enviado a predicar
buenas nuevas a los abatidos, a vendar a los
quebrantados de corazón, a publicar libertad
a los cautivos, y a los presos apertura de la
cárcel"; y cómo el Espíritu vino sobre él. ¡Mi
corazón empezó a arder desde adentro! "¿Era
para mí tal como para ellos? ¿Sería accesible
aquel poder que tuvo Moody, y tuvo Wesley, y
tuvo Whitefield, y que tuvo Billy Sunday
disponible para el pequeño Jack Hyles, un
pobre predicador campesino en el este de
Texas?"
Empecé a andar por los bosques en las
noches. Noche tras noche yo andaba y lloraba
y oraba y rogaba por poder. Mi corazón
estaba hambriento. Conseguí una
concordancia de Crudence y busqué los
términos, "Espíritu Santo", "Espíritu del
Señor", "Espíritu de Dios". etc. Busqué cada
Escritura de la Biblia que tenía algo que ver
con el Espíritu Santo. Leí en Jueces 6:34 que
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el Espíritu de Jehová vino sobre Gedeón y en
Jueces 14:6 cómo el Espíritu de Dios vino
sobre Sansón. Leí en I Samuel 11:6, cómo el
Espíritu de Dios vino sobre Saúl. Leí en I
Samuel 16:31, cómo el Espíritu de Jehová
vino sobre David. Leí en Hechos 9:17 cuando
Pablo fue lleno del Espíritu Santo y en Lucas
4:1 cuando Jesús fue lleno con el Espíritu
Santo. ¡Mi corazón ardía! Yo necesitaba
algo. Yo necesitaba el bendito poder de Dios.
Yo necesitaba la plenitud del Espíritu Santo.
No entendí todas las Escrituras. Leí en
Lucas 3:16 las palabras, "Él les bautizará en
Espíritu Santo y fuego". Leí en Hechos 1:4 la
mención de la "Promesa del Padre". En
Lucas 24:49 encontré las palabras, "seáis
investidos de potencia de lo alto". En Hechos
1:8 encontré, "del Espíritu Santo que vendrá
sobre vosotros". En Hechos 2:17 aprendí que
"Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne",
y en Efesios 5:18 encontré el término, "llenos
del Espíritu".
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No estaba buscando la perfección de
impecabilidad ni trataba de dar nombre a lo
que Dios quiso darme. No tenía ningún deseo
de hablar en lenguas, ni tenía ningún deseo
de tener alguna experiencia. Sólo quise que
Dios trabajara en el corazón de la gente
mientras que yo predicara o testificara.
¿Pudiera ser para mí? Sí, era para Sansón,
para Gedeón, para Torrey, para Moody, para
Billy Sunday, para Jonathan Edwards, para
Muller, para Whitefield, para George Fox,
para Christmas Evans, para Savonarola,
para Peter Cartwright, para John Rice, para
Bob Jones, para Lee Roberson, pero, ¿Sería
también para mí? Yo no era más que un
predicador campesino. Puedo recordar cómo
mis ojos fijaron en Isaías 40:31 y Hechos 2:4 y
Hechos 4:31. ¡Yo estaba hambriento!
"Tengo qué tener resultados. Tengo qué
tener poder." Puedo recordar diciendo a Dios,
"No voy a ser un predicador normal; no voy a
ser un predicador promedio; no voy a ser un
predicador impotente".
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Noche tras noche andaba por los boscajes
de pino del este de Texas, por las lomitas
arenosas, rogando a Dios por su poder. Si
usted hubiera viajado por la carretera 43
afuera de Marshall, Texas, con rumbo a
Henderson, Texas, en las madrugadas de
cualquier mañana, usted me hubiera
escuchado orando, "¿Dónde está Jehová, el
Dios de Elías?" y rogando a Dios que me
diera su poder.
Estaba perdiendo peso. No pude comer.
¡Lo que comía lo vomitaba! Mi familia estaba
preocupada por mí. Mis diáconos se
reunieron y me dijeron, "Pastor, tiene que
cuidar de sí mismo. Se va a enfermar
mucho".
Entonces llegó el doce de Mayo de 1950.
¡Toda la noche yo oraba! Al amanecer caí
postrado en la tierra y dije a Dios que pagaría
el precio, fuera lo que fuera, por el poder de
Dios. No sabía lo que estaba diciendo. No
sabía lo que eso significaba.
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En menos de cuatro horas el teléfono sonó
en nuestra casita pastoral. La operadora dijo
que era una llamada de larga distancia para
el Reverendo Jack Hyles. Ella hizo la
conexión y una voz dijo, "Habla el Sr. Smith.
Yo trabajo con su papá. Reverendo Hyles, su
papá acaba de caer muerto con un ataque al
corazón". Colgué el teléfono. No pude creer
lo que había oído. Unos pocos meses antes yo
había predicado a mi papá, pero yo era
impotente. No fue salvo. Le había
testificado, pero una vez y otra vez yo fui
impotente y él no fue salvo. Me había
prometido él el primero de Enero de 1950,
que recibiría al Señor Jesucristo como su
Salvador. Él nunca regresó. Por lo que yo sé,
él murió sin Cristo bajo las influencias del
alcohol. Viajamos a Dallas a la misma
funeraria donde fue embalsamado el
Presidente Kennedy cuando fue asesinado.
En el trece de Mayo de 1953, la tarde del día
de las madres, tuvimos un servicio corto en la
capilla. Seguimos después la carroza unas
cincuenta millas al sur a un cementerio
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pequeño en la parte del nordeste de Italy,
Texas, donde fueron sepultadas dos de mis
hermanitas. Cerca de un arroyo hubo un
hueco en el suelo. Bajaron el cuerpo de mi
papá en la tumba. Poco tiempo después
regresé a aquella tumba y caí postrado y dije
a Dios que no iba a ser un predicador
impotente jamás y que no iba a dejar aquella
tumba hasta que algo me sucediera. No se
por cuánto tiempo me quedé allí. Pudiera
haber sido horas; pudiera haber sido días. Yo
perdí toda noción del tiempo. ¡No me convertí
en la perfección de la impecabilidad, ni hablé
en otro lenguaje, ni fui santificado
completamente, pero mi ministerio fue
transformado!
A Dios sea la alabanza, no ha
transcurrido un domingo desde aquel día sin
que no haya conversiones en las iglesias en
las cuales he pastoreado. Ya hace más de 31
años, y aunque no soy el predicador que debo
ser, he visto el gran poder de Dios una, otra, y
otra vez. Más de un cuarto de millón de
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personas han pasado al frente de las iglesias
las cuales he pastoreado, profesando fe en
Cristo. No soy un gran predicador. No soy
un gigante de la fe. Solamente encontré que
había la manera que uno puede ser lleno con
el Espíritu Santo, hasta el punto que Él hable
desde adentro mientras que yo predique.
Sin embargo, una gran error que muchos
Cristianos cometen es creer que la plenitud
del Espíritu Santo es un acontecimiento que
ocurre una sola vez. La verdad es que la
iglesia nuevo testamentaria fue llena con el
Espíritu una, otra y otra vez. Fueron todos
llenos con el Espíritu en Hechos 2:4, "Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablasen". Otra vez
fueron llenos con el Espíritu en Hechos 4:31,
"Cuando hubieron orado, el lugar en que
estaban congregados tembló, y todos fueron
llenos del Espíritu Santo, y hablaban con
denuedo la palabra de Dios".
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Unos años después fui llamado a
pastorear a Miller Road Baptist Church de
Garland Texas. (Iglesia Bautista de Miller
Road de Garland, Texas.) Veintiún personas
votaron - 18 a favor mío, dos votaron neutral,
y uno votó indeciso. La iglesia disfrutó un
crecimiento increíble. ¡Qué ministerio Dios
nos dio, y cómo fue bendecido por el poder del
Espíritu Santo! La iglesia creció tan
rápidamente que fue muy grande para mí y
sentí que tenía que renunciar. El 31 de
Diciembre de 1954 fui a mi estudio en la
víspera del Año Nuevo. Fui a solas con Dios y
le dije que la iglesia era muy grande para mí
y que tendría que renunciar y dejar que otro
más competente y capaz continuara el
ministerio. Yo estaría contento de irme a una
iglesia chiquita y empezar de nuevo. Escribí
mi renuncia, la puse en el piso de mi estudio
y dije a Dios que a menos que Él me diera un
poder nuevo yo tendría que leer mi renuncia
el 1 de Enero de 1955. No quería renunciar,
pues amaba a mi gente muchísimo, pero no
había otra opción. Oré desde las 9:00 p.m.
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hasta las 10:00; desde las 10:00 hasta las
11:00; desde las 11:00 hasta las 12:00; desde
las 12:00 hasta la 1:00. Tiempo pasada la
media noche hubo un toque a la puerta de mi
estudio. Fui a la puerta. Era uno de mis
diáconos. Él estaba llorando. Él dijo,
"Pastor, ¿Le sucede algo malo?"
Yo dije, "¿Por qué pregunta eso?"
Él dijo, "El Espíritu Santo me dijo que le
sucedía algo malo a mi predicador esta noche.
Llamé a su casa y me dijeron que no sabían
dónde estaba, así que pensé que vendría al
estudio. "¿Le sucede algo malo?"
Le mostré la carta de renuncia y le dije
que Dios me iba a tener que dar algo más de
lo que tenía si me quedaba. Él dijo, "Pastor,
oremos." Oramos desde la 1:00 hasta las
2:00; desde las 2:00 hasta las 3:00; desde las
3:00 hasta las 4:00; desde las 4:00 hasta las
5:00; y en algún tiempo entre las 5:00 y las
6:00 de la mañana el dulce poder de Dios cayó
sobre nosotros, y supe que Dios me había
dado un poder fresco, un aceite fresco, como
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dicho por el Salmista en Salmo 92:10, "Pero
tú aumentarás mis fuerzas como las del
búfalo; Seré ungido con aceite fresco". Rompí
mi renuncia. Mi diácono y yo brincamos de
gozo y nos abrazamos y levantamos nuestras
manos en alabanzas santas a Dios. ¡Oh, los
años dulces que tuvimos después!
Luego, en diciembre de 1958, recibí una
carta desde Hammond, Indiana. Por meses
yo luché con la posibilidad de llegar a ser el
pastor de aquella iglesia del área de Chicago.
No quise irme, pero el Espíritu Santo me guió
en aquella dirección, y llegué a ser el pastor
de la First Baptist Church de Hammond,
Indiana en Agosto de 1959. (Primera Iglesia
Bautista). Pronto los problemas aumentaron.
La iglesia y yo éramos diferentes. Parecía
que de ninguna manera yo podía continuar
pastoreando a aquella iglesia.
Estuve predicando por una semana en el
Bill Rice Ranch (Campamento cristiano de
Bill Rice). Cada noche luchaba con las
llamadas (peticiones) de otras iglesias para
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que regresara a Texas. Parece que no era
adecuado para la Primera Iglesia Bautista de
Hammond. El viernes en la noche no pude
dormir. El Espíritu Santo me evitó que
durmiera. Como a las 10:00 yo me arrodillé
para orar al lado de la cama en el cuarto
número 11 de Widner Inn (una casa de
huéspedes) en la Bill Rice Ranch. Dije a Dios
que iba a renunciar a la iglesia el próximo
domingo, pero Dios luchó conmigo por toda la
noche. Imploraba toda la noche que Dios me
diera algo que tuviera que tener si me
quedaba en Hammond. Después de una
noche de oración y una noche de luchar con el
Espíritu Santo, aquel "algo" vino. Otra vez
supe que fui lleno del Espíritu Santo en una
manera nueva y fresca. Aceite fresco había
venido. El resto de la historia es una
leyenda. La gran First Baptist Church of
Hammond nació aquella noche.
Ya hace más de 21 años desde aquella
reunión de oración de toda la noche, pero me
encuentro otra vez y otra vez necesitando una
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nueva plenitud de aceite fresco. Esa es mi
única esperanza. Necesito aquella voz
hablando a la gente mientras que yo predico.
La necesito para que hable desde adentro
mientras que yo testifico desde afuera.
Querido lector, usted también necesita
aquel poder; y usted también director de coro,
miembros del coro, maestro de escuela
dominical, obreros de autobuses, maestro de
escuela Cristiana, director de escuela
Cristiana, instrumentalista, obrero de
jóvenes, y obrero de escuela dominical; y
bendito sea Dios, ¡está disponible para usted!
Es para hijos e hijas, para mancebos y viejos,
para siervos y siervas. ¡Joel dice que es para
toda carne! ¡Alabanzas al Señor!
¿No inclinaría su cabeza ahora?
Prométale a Dios varias cosas. Prométale
que va a ser limpio y se separará del mundo.
Prométale que va a vivir en su Libro.
Prométale que usted va a asegurar que Él
reciba todo lo que es suyo, financiablemente y
todas las demás cosas. Prométale que usted
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va a trabajar duro y que va a ser fiel y leal a
Él. Luego prométale que va a orar y a
implorar y a luchar con Él. No le dé
importancia tener una experiencia, sólo dele
importancia a que el Espíritu Santo hable
desde adentro mientras que usted habla
desde afuera. Puede ser que aquel poder
caiga sobre usted la próxima vez que usted
predique, enseñe o cante. Puede ser que sea
algo gradual y que más y más usted tendrá
conocimiento de su presencia y poder
mientras que sirve. No le dé ninguna
importancia a la experiencia estereotípica ni
le de importancia pararse y tener qué decir lo
que le ha pasado.
Sólo que se entregue, se santifique, viva
en su Libro, ande con el Salvador; esté limpio
y puro, y ¡ore y ore y ore y ore hasta que vea
gente movida por la voz que habla desde
adentro mientras que usted habla desde
afuera! Cuando vea esto continúe orando y
continúe pidiendo a Él su plenitud y continúe
amándolo y continúe sirviéndole. ¡Corónelo,
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hónrelo y alábelo hasta que se quite el velo y
le veremos tal como Él es!
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Capítulo 6
El Espíritu Santo, Nuestro
Compañero en Oración
Romanos 8:26-28, "Y de igual manera el
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede
por nosotros con gemidos indecibles. Mas el
que escudriña los corazones sabe cuál es la
intención del Espíritu, porque conforme a la
voluntad de Dios intercede por los santos. Y
sabemos que a los que aman a Dios, todas las
cosas les ayudan a bien esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados".
Dos de las cosas más importantes que un
cristiano joven tiene que aprender son: (1)
cómo conseguir cosas de Dios, y (2) cómo
compartir con otros y dar a todos lo que Dios
le da.
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Se debe tener en cuenta que en la Biblia
orar es pedir. Orar no es alabar; es pedir.
Orar no es dar gracias; es pedir. Orar no es
adorar; es pedir. El presente, tratará con el
Espíritu Santo, nuestro compañero de
Oración, lo cual se junta con nosotros en
nuestra constancia de oración.
1. El Espíritu Santo intercede con
nosotros.
Romanos 8:26, "Y de igual manera el
Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad;
pues qué hemos de pedir como conviene, no lo
sabemos, pero el Espíritu mismo intercede
por nosotros con gemidos indecibles". La
palabra "intercede" (pide) en el versículo 26
no es la misma palabra que se traduce
"intercede" (demanda) en el versículo 27. En
el versículo 26 la palabra quiere decir que el
Espíritu Santo va CON nosotros al Padre
para que implore por nuestras necesidades y
deseos. Hay varios aspectos: (1) No sé yo lo
que necesito. (2) El Espíritu Santo SABE lo
que necesito. (3) Voy a Él, eso es, al Espíritu
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Santo, para que sepa yo cuáles son mis
necesidades. (4) Él me dice cuáles son. (5)
Hago una lista de cosas que Él me recuerda.
(6) Luego voy al Padre. (7) Él va conmigo.
Después que yo he ido al Espíritu Santo
con pluma y papel a mano para investigar de
Él cuáles son mis necesidades y después que
Él me ha dicho cuales son y he hecho una
lista de ellas, voy al Padre con las
necesidades que el Espíritu Santo me ha
dado. Entonces, ¡Gloria a Dios! el Espíritu
Santo va conmigo al Padre. Él conoce al
Padre mejor que yo, y Él me conoce quizás
mejor que el Padre; así que, qué persona
mejor pudiera ir conmigo al Padre cuando
presento mis peticiones que el Espíritu Santo
el cual me guió en hacer mis peticiones.
Ahora una ilustración: Antes de ir al
Padre, pido al Espíritu Santo lo que necesito.
Supongamos, por ejemplo, que vaya al
Espíritu Santo y diga, "Espíritu Santo, me
gustaría tener un abrigo nuevo de casimir con
el cuello de visón. ¿Qué piensas tú?"
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El Espíritu Santo dice, "Pues pienso que
necesitas un abrigo nuevo, pero puedes estar
bien sin uno de casimir y ciertamente no lo
necesitas con el cuello de visón". Así el
Espíritu Santo, me guía a pedir un abrigo
nuevo. Luego pregunto al Espíritu Santo:
“Me gustaría tener un sombrero de visón". El
Espíritu Santo me recuerda que quizá
pudiera usar un sombrero, pero uno de visón
es muy extravagante. Entonces sugiero al
Espíritu Santo que Él y yo vayamos al Padre
y pidamos un traje nuevo que cuesta $500.00
El Espíritu Santo me recuerda que necesito
un traje nuevo, pero no uno que cuesta
$500.00
Así hago mi lista: Un abrigo nuevo, un
sombrero nuevo, y un traje nuevo. El
Espíritu Santo me ha guiado. Después que
Él me ha guiado y después que he escrito en
una lista lo que creo que el Espíritu Santo
quiere que yo pida al Padre, entonces pido al
Espíritu Santo que vaya conmigo al Padre.
Este lo hace mientras que presento mis
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peticiones al Padre Celestial, mientras que
oro en y con el Espíritu Santo.
Note Efesios 2:18, "Porque por medio de
él los unos y los otros tenemos entrada por un
mismo Espíritu al Padre". Note las palabras
"los unos y los otros". Encontramos, pues que
oramos al padre por medio del hijo con el
espíritu. Nuestro acceso al Padre es por
medio de su Hijo. Nuestro compañero de
oración, cuando vamos al Padre, es el
Espíritu Santo.
Luego note Mateo 18:19, "Otra vez os
digo, que si dos de vosotros se pusieren de
acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa
que pidieren, les será hecho por mi Padre que
está en los cielos". Note que si dos se ponen
de acuerdo en la tierra de toda cosa, les será
hecho. La palabra "de acuerdo", es la palabra
de la cual conseguimos nuestra palabra
"sinfonía", o "armonía". Cuando estemos de
acuerdo con el Espíritu Santo o cuando nos
armonizamos con el Espíritu Santo, podemos
presentar nuestras peticiones al Padre. No
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sólo podemos presentar nuestras peticiones al
Padre, sino que también el Espíritu Santo nos
acompañará mientras que nos acerquemos al
trono de gracia.
Ahora note Hechos 15:28, "Porque ha
parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros,
no imponeros ninguna carga más que estas
cosas necesarias:" ¡AH!, esas son palabras
hermosas, "Porque ha parecido bien al
Espíritu Santo, y a nosotros". Note el
acuerdo que hay. Hubo un compañerismo
entre el Espíritu Santo y los apóstoles. Se
habían comunicado con el Espíritu Santo y
hubo la armonía entre ellos.
Hay otra manera utilizada por el Espíritu
Santo que nos ayuda cuando oramos. Por
ejemplo: cuando yo hablo con un pecador, Él
también le habla; así que cuando hablo con el
Padre, Él también le hablará. Me ha
ayudado a cumplir mi lista de oración. He
tomado la lista de peticiones que Él me ha
guiado a hacer, y la traje ante el Padre. El
Espíritu Santo vino conmigo mientras que
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vine al Padre y ya. Alabanzas al Señor.
Hablaremos al Padre al mismo tiempo:
“Padre, dame un abrigo nuevo".
El Espíritu Santo dice, "Sí, Padre, él
necesita un abrigo nuevo. Él y yo lo hemos
hablado".
Yo digo, "Padre, dame un sombrero
nuevo". El Espíritu Santo dice, "Padre, creo
que necesita un sombrero nuevo. Lo hemos
hablado también".
Y entonces también pido, "Padre, dame
un traje nuevo".
El Espíritu Santo dice, "Padre, creo que él
necesita un traje nuevo. Él y yo lo hemos
hablado antes de venir a Ti".
Note que Él es nuestro compañero en oración.
El ora con nosotros.
En resumen: Es el tiempo de orar para
mí; y es cuando pido a Dios algunas cosas.
Me arrodillo y hablo al Espíritu Santo. Le
digo lo que pienso que necesito. Él me
impresiona referente a mis necesidades. Me
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guía a hacer una lista de peticiones de
algunas cosas las cuales pediré al Padre.
Luego voy al Padre en oración. El querido
Espíritu Santo me acompaña. Me guía
mientras hablo al Padre y entonces Él habla
al Padre conmigo, recordando al Padre que
hemos hablado antes de venir a presentar las
peticiones.
Luego puedo reclamar Salmo 37:4,
"Deléitate asimismo en Jehová, y él te
concederá las peticiones de tu corazón".
Entonces puedo reclamar Juan 15:7, "Si
permanecéis en mí, y mis palabras
permanecen en vosotros, pedid todo lo que
queréis, y os será hecho". Hay una manera
que el Cristiano puede andar en el Espíritu
de tal manera que el Señor casi le dará el
poder legal. Casi le dará al cristiano un
cheque en blanco pues mientras que andamos
en el Espíritu, con el Espíritu, nuestros
deseos se hacen semejantísimos (igual) a los
de Dios, nuestras delicias se hacen sus
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delicias, nuestros anhelos se hacen sus
anhelos.
2. El Espíritu Santo intercede por nosotros
referente a cosas por las cuales no pedimos.
Vea Romanos 8:27, "Mas el que escudriña los
corazones sabe cuál es la intención del
Espíritu, porque conforme a la voluntad de
Dios intercede por los santos". La palabra
"intercede" acá no implica que el Espíritu
Santo se reúne con nosotros para implorar.
Sino que implica que el Espíritu Santo llega
a Dios por nosotros en nuestro favor. Dios
acerca las necesidades por las cuales se nos
olvidó pedir. Él cuenta al Padre nuestras
necesidades aun cuando se nos olvidan.
Suponga por ejemplo, que oré al Padre por las
cosas ya mencionadas "abrigo y traje", pero se
me olvidó el sombrero. Digo, "Padre, por
favor dame un abrigo y un traje nuevo". El
Espíritu Santo dice, "Padre, él necesita un
sombrero también". El intercede por mí tal
como el anteriormente intercedió conmigo.
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Hay algunas cosas que necesito y no sé
cuáles son. Hay muchas cosas que se me
olvidan cuando llego al Padre. El Espíritu
Santo conoce mis necesidades. Algunas de
éstas pueden ser cosas que no escogería yo
mismo, pero Él sabe cuáles son y así
intercede delante del Padre en mi favor,
pidiendo al Padre que me dé las cosas que
necesito. Yo puedo querer todos mis días con
sol; pero Él puede saber que necesito un día
nublado. Yo puedo querer que siempre sea
mediodía, pero Él puede saber que necesito
una media noche. Yo puedo querer todas las
victorias, mas Él puede saber que necesito
una derrota. Yo puedo querer estar siempre
sonriente, pero Él puede saber que necesito
unas lágrimas. Aquí es donde se aplica
Romanos 8:28, "Y sabemos que a los que
aman a Dios, todas las cosas les ayudan a
bien, esto es, a los que conforme a su
propósito son llamados".
Hace años yo estaba predicando en una
tienda de campaña grande en Jacksonville,
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Florida. Una noche, después que la
congregación se había dispersado, estaba
arrodillado en el altar orando. Pensé que
estaba solo. Un predicador viejo se acercó a
mí y me preguntó si podía orar conmigo.
Claro, estuve encantado de tenerlo
acompañándome en oración. Él oró en voz
alta, "Querido Señor, yo odio la levadura en
polvo". Yo no pude creer lo que oí. Entonces
oró, "Querido Señor, yo odio la harina". No
pude creer lo que estaba escuchando. Con
lágrimas él dijo: “Querido Señor, yo odio el
bicarbonato de soda". Luego oró: “Querido
Señor, odio la sal". El continuó listando
varias cosas que odiaba, y mientras más
oraba más fuerte lo hacía. Entonces una
sonrisa vino a su cara mientras que su voz
continuaba hacia el Cielo. "Pero querido
Señor", dijo, "poniendo todas estas cosas que
odio, mezclándolas, y poniéndolas en el horno
y cocinándolas, ¡ciertamente me gustan las
galletas calientes!"
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Esa es la mejor explicación de Romanos
8:28 que he oído en mi vida. Gracias a Dios
que el Espíritu Santo sabe lo que necesito y
que intercede por mí.
Ahora en repaso, querido Cristiano, la
próxima vez que usted vaya a Dios en oración
referente a sus necesidades, primero hable
con el Espíritu Santo. Diga algo como esto,
"Querido Espíritu Santo tengo pluma y papel
a mano y voy al Padre para presentar mis
necesidades. ¿Me ayudarías a preparar mi
lista de peticiones?" Dígale lo que quiere
pedir al Padre. Pregúntele lo que Él piensa,
luego pídale que le impresione acerca de otras
cosas por las cuales debe pedir. Una vez de
haber completado su lista de peticiones,
guiado por el Espíritu Santo, entonces vaya al
Padre Celestial pidiendo al Espíritu Santo
que aparezca con usted delante del trono de
la gracia. Luego ore con el Espíritu Santo al
Padre, confiando en el Espíritu Santo que le
ayudará a persuadir al Padre acerca de lo que
usted y Él han decidido rogar. Sea
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agradecido, que el Espíritu Santo obrará en
su favor. Dese cuenta de que esas cosas por
las cuales se le olvidó pedir; a Él no se le
olvidará mencionarlas al Padre. Por las cosas
que usted ni sabe que necesita, pida al
Espíritu Santo que se las solicite al Padre si
Él lo considera a bien.
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Capítulo 10
El Espíritu Santo y el Crecer en
Gracia
Sin considerar el grado de la madurez
espiritual de alguien, aquí él es siempre un
menor. Romanos 8:23, "Y no sólo ella, sino
que también nosotros mismos, que tenemos
las primicias del Espíritu, nosotros también
gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción, la redención de
nuestro cuerpo". Note la palabra "adopción".
Este palabra (en el texto Griego original)
Significa "madurez" o "edad adulta". El hijo
de Dios no alcanzará su madurez ni su edad
adulta espiritual hasta que el cuerpo sea
redimido. Esto sucederá, cuando Jesús venga
por nosotros y recibamos nuestros cuerpos
glorificados. I Juan 3:2, "Amados, ahora
somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos
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semejantes a él, porque le veremos tal como
él es". Aunque no podemos llegar a la
completa madurez hasta entonces, podemos,
sin embargo crecer poco a poco como niños.
Mientras que tengamos este cuerpo "de
carne" seremos conocidos como hijos de Dios.
Si el dejar la carne en el arrebatamiento nos
hace adultos, entonces el disminuir de la
carne y de sus influencias en nuestras vidas
nos permitirá crecer a la edad adulta. Esta
es la razón por la cual los miembros de la
iglesia en Corintios, eran niños. I Corintios
2:14, "Pero el hombre natural no percibe las
cosas que son del Espíritu de Dios, porque se
han de discernir espiritualmente". I
Corintios 3:1, "De manera que yo, hermanos,
no pude hablaros como a espirituales, sino
como a carnales, como a niños en Cristo". En
el grado que un cristiano viva según la carne
él se hace inmaduro. Si él vive menos según
la carne y más según el espíritu, aunque él
es todavía un niño, crecerá hacia la edad
adulta. Lo triste es que este crecimiento no
es necesariamente progresivo. A lo mejor es
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gradual. Ciertamente el crecimiento no es
inevitable y puede ser revertido. En otras
palabras, un cristiano puede crecer en gracia
y llegar a ser más maduro. Él puede entonces
llegar a ser menos maduro por el vivir más
según la carne. Consecuentemente el
crecimiento en gracia de un cristiano está en
proporción exacta con su andar según el
espíritu y no según la carne.
Este crecimiento en gracia es progresivo.
Note las palabras en I Juan 3:2, "Amados,
ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha
manifestado lo que hemos de ser; pero
sabemos que cuando él se manifieste, seremos
semejantes a él, porque le veremos tal como
él es". ¿Por qué seremos semejantes a Él?
Porque le veremos tal como Él es. No le
veremos tal como es un sentido completo
hasta el arrebatamiento, pero hasta entonces
cuanto más podamos verle como Él es, más
seremos semejantes a Él, pues el verle tal
como Él es nos hace semejantes a Él. Las
palabras "porque le veremos tal como Él es"
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en I Juan 3:2, pudieran ser traducidas "tal
como Él será manifestado". La palabra
"manifestado" significa "quitar el velo". Esto
es como quitar el velo de una estatua. Día a
día, mientras que andemos con Dios y en el
Espíritu, un poco más de Cristo se revelará a
nosotros, y como vemos más de El por causa
de esta revelación, llegaremos a ser como Él
es. He aquí pues, el orden divino del
crecimiento en gracia:
1. Andamos con Él.
2. Un poco más de Él se revela.
3. Leemos más cómo Él es.
4. Cuando le vemos queremos ser
semejantes a Él.
5. Entonces nos entregamos al Espíritu
Santo, que nos forma más a la imagen de
Cristo.
Note una vez más, que Él nos hace
semejantes a sí mismo al punto que le vemos.
Somos como una piedra de escultura que no
ha sido terminada; al ver más de la escultura
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ya terminada, así deseamos ser más
semejantes a Él. Con ese deseo y
rendimiento, el Espíritu Santo responde para
hacernos más semejantes a Jesús.
Encontramos luego, que el secreto es
verle más, pues cuando le veamos a Él,
nuestros apetitos aumentan para que seamos
más semejantes a Él y el proceso para crecer
en gracia puede comenzar. Entonces, ¿cómo
podemos verle más? Primero y
principalmente tenemos que leer y conocer la
Palabra de Dios. Si le vemos, tenemos que
vivir en su libro. Segundo, tenemos que
andar con Él y hablar con Él en oración.
Cuanto más tiempo pasemos con Él y cuanto
más consecuentemente le veamos, más
seremos semejantes a Él. También le
podemos ver mientras andamos con personas
las cuales son semejantes a Él. Mientras le
vemos en otros los cuales son semejantes a
Él, nuestro deseo de ser como ellos y como Él,
aumentará. Entonces, claro está, es
necesario entregarnos al Espíritu Santo día a
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día para que Él nos pueda manifestar a
Cristo mientras que vemos su Gloria. II
Corintios 3:18, "Por tanto, nosotros todos,
mirando a cara descubierta como en un espejo
la gloria del Señor, somos transformados de
gloria en gloria en la misma imagen, como
por el Espíritu del Señor".
Ahora, mientras que andamos con Cristo
y tenemos compañerismo con Él y llegamos a
ser como Él, comenzamos a producir el fruto
del Espíritu. Gálatas 5:22 y 23, "Mas el fruto
del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fe, mansedumbre,
templanza; contra tales cosas no hay ley".
Este fruto no se produce por el esfuerzo
humano. Es producido por un andar
constante con Cristo y con el Espíritu para
que, subconscientemente, tengamos sus
características. Uno no puede amar porque
ÉL DECIDE amar, Él anda con el Autor del
amor, entonces gradualmente, el amor le es
transferido. Uno no puede tener paz porque
él decide tener paz; la paz es un fruto del
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Espíritu. Mientras uno anda en el espíritu, él
entonces se hace como Él, y la paz es un
resultado natural. Por el compañerismo
constante con Cristo, mientras que andamos
más en el Espíritu, más influirá en nosotros.
Este proceso produce el fruto del Espíritu.
Note que es todo un fruto. El apóstol no
dice, "los frutos del Espíritu" sino, "el fruto
del Espíritu". Uno no procura conseguir amor
y después procura conseguir gozo, y después
procura conseguir paz; y una vez que
consigue esto, obra en conseguir tolerancia,
benignidad, bondad, fe, etc. El anda con el
que es la encarnación de este fruto, y como un
fruto, estos ingredientes llegan a él.
Es una verdad aceptada que el morar
constantemente con una persona nos hace
recoger sus costumbres, sus maneras, sus
gestos, y aun muchas veces afecta las
apariencias. Por lo tanto, no debemos buscar
el fruto; ¡Debemos buscarle a Él!
Supongo yo que dos personas las cuales
me han influenciado más en cuanto a mi
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personalidad han sido mi tío Harvey Harris y
el Doctor John R. Rice. En los primeros días
de mi vida conocí bien a mi tío. Su
personalidad fue muy contagiosa. Cuanto
más de sus maneras adquiría.
Por 22 años he pasado mucho tiempo de
mi vida con el Doctor John R. Rice. He
predicado con él, compartido cuartos de
moteles con él, he comido con él, he orado con
él, he tenido compañerismo con él, y al
hacerlo, he adquirido muchas de sus
maneras. Ahora, no traté de hacerlo;
solamente sucedió así.
Esto es verdad con referencia al fruto del
Espíritu. No debemos intentar obtener el
fruto; debemos tratar de andar con quien lo
posee en su perfección, y mientras que
andamos con Él, y nos entregamos a su
Espíritu, el Espíritu de Dios nos da más y
más de este fruto. Ahora, no debemos tratar
de ser semejantes a otra persona; sólo nos
juntamos con ellos a la ventura y lo dejamos
suceder. Puede ser que ésta sea la parte más
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importante de la educación formal. Es el
privilegio de tener contacto de cerca con gente
eminente y no la colección de hechos y la
obtención de un conocimiento fijo. Al ser así,
la personalidad de ellos se fusiona con la de
nosotros y somos mejores por esto. Esta es la
razón por la que los jóvenes deben ir a una
escuela Cristiana donde los profesores y
maestros dedicados y llenos del Espíritu
Santo no solamente pueden enseñarles
grandes verdades, sino mostrarles el fruto de
estas verdades en una vida. Quizás si
pasamos menos tiempo procurando ser
semejantes a Jesús y más tiempo procurando
estar con Él, podremos ser más semejantes a
Él. Quizás si pasamos menos tiempo
procurando andar como Él y más tiempo
andando con Él, entonces andaríamos más
como Él. Oh, sí, es cierto que debemos tener
un deseo y un anhelo de ser semejante a
Jesús; pero, el ser semejante a Él no se logra
por un deseo o un anhelo; se logra porque le
conocemos mejor; tal vez por ósmosis nos
hacemos más semejantes a Él.
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Lo mismo es verdad con referencia de
andar y tener compañerismo con una mala
compañía. Gálatas 5:19-21, "Y manifiestas
son las obras de la carne, que son: adulterio,
fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría,
hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras,
contiendas, disensiones, herejías, envidias,
homicidios, borracheras, orgías, y cosas
semejantes a estas; acerca de las cuales os
amonesto, como ya os lo he dicho antes, que
los que practican tales cosas no heredarán el
reino de Dios". La mayoría de la gente que
comienza a hacer las obras de la carne no se
mete en tal camino por querer hacerlo. Al
contrario, ellos andan con los que poseen
estas cualidades y subconscientemente son
afectados por ellos hasta que se encuentran
haciendo las obras de la carne por causa de
su relación con los que personificaron esos
malos hechos.
La Biblia dice que estamos predestinados
a ser semejantes a Jesús. Romanos 8:29,
"Porque a los que antes conoció, también los
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predestinó para que fuesen hechos conformes
a la imagen de su Hijo, para que él sea el
primogénito entre muchos hermanos". Aquí
la palabra "predestinó" significa "determinó".
La palabra "fuesen" en el versículo es
durativa, que significa "fuesen siendo". La
palabra "conformes" viene de dos palabras
que significan "conforma". Juntándolas,
tenemos, "Dios ha determinado para nosotros
que fuésemos siendo hechos con la forma de
su Hijo". Este pasaje no habla de la
salvación; simplemente nos está diciendo que
Dios en su conocimiento nos quiso conformar
a la imagen de Su Hijo y hacernos semejantes
a Jesús, y Él lo está haciendo ya, en que
debemos ir siendo semejantes a Jesús. Así
que es la voluntad de Dios que sigamos
siendo semejantes a Jesús, para que
lleguemos a ser como Él diariamente.
Dios también nos predestinó para que
seamos santos. Efesios 1:4 y 11, "Según nos
escogió en él antes de la fundación del
mundo, para que fuésemos santos y sin
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mancha delante de él. En él asimismo
tuvimos herencia, habiendo sido
predestinados conforme al propósito del que
hace todas las cosas según el designio de su
voluntad". Dios ha determinado que debemos
ser santos o apartados. Note también
Efesios 1:5, "En amor habiéndonos
predestinado para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo, según el puro afecto
de su voluntad". La palabra "adoptados" aquí
significa ser mayores "edad adulta." Dios ha
predestinado que algún día seremos adultos.
Romanos 8:23, "Y no sólo ella, sino que
también nosotros mismos, que tenemos las
primicias del Espíritu, nosotros también
gemimos dentro de nosotros mismos,
esperando la adopción, la redención de
nuestro cuerpo". Note que esta adopción
viene a la redención de nuestro cuerpo. La
redención de nuestro cuerpo vendrá al
arrebatamiento. Así que un día seremos
adultos. El Espíritu Santo lo hará. Entre
tanto, Dios quiere que vayamos siendo más
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santos todo el tiempo. Esto ocurre cuando
nos entregamos al Espíritu Santo.
Yo recuerdo a mi madre diciéndome
cuando era yo muchacho. "Hijo, yo te amo,
pero, yo te amaba aun antes que tú nacieras.
Yo te amaba antes que supiera como serías,
qué tamaño tendrías, y qué color de pelo y de
tus ojos tendrías". Jesús está diciendo,
"Hace mucho tiempo, antes que tú nacieras
yo supe que tú ibas a ser salvo, yo te amaba.
Aun entonces yo determiné que algún día te
haría semejante a Mí, y que el Espíritu Santo
llevaría a cabo esta obra". Él está diciendo,
"Antes que tú nacieras yo quise que tú fueras
santo, apartado, y vivieras para la alabanza
de la gloria de Dios".
Ahora el deber del Espíritu Santo se
encuentra en Romanos 8:13, "Porque si vivís
conforme a la carne, moriréis; mas si por el
Espíritu hacéis morir las obras de la carne,
viviréis". Nuestro deber se encuentra en
Romanos 12:1, "Así, que, hermanos, os ruego
por las misericordias de Dios, que presentéis
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vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo,
agradable a Dios, que es vuestro culto
racional". Debemos presentar o entregar
nuestros cuerpos continuamente como un
sacrificio vivo, santo, agradable a Dios lo cual
es nuestro culto racional. La palabra
"racional" aquí significa "espiritual", lo cual
significa que "aún este" se lleva a cabo por el
Espíritu Santo.
Hay una cosa más, que Dios ha escogido
para que hagamos. Juan 15:16, "No me
elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a
vosotros, y os he puesto para que vayáis y
llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca;
para que todo lo que pediréis al Padre en mi
nombre, él os lo dé". Estas palabras no nos
enseñan que Dios ha escogido a algunos para
que vayan al Cielo y algunos para que vayan
al Infierno. ¡No hay nada más lejos de la
verdad! Estas palabras sí nos enseñan que
Dios ha escogido que cada uno de sus hijos
debemos llevar frutos. Otra vez este fruto se
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lleva mientras que el Espíritu Santo obra en
nuestras vidas.
Podemos decir que antes de la fundación
del mundo, Dios ordenó que los que Él supo
que confiarían en El tendrían el Espíritu
Santo para que les ayudara a ser más y más
conformados a su imagen, que el mismo
Espíritu Santo les ayudaría a ganar a otros a
Cristo, y que este mismo Espíritu Santo un
día los presentaría sin pecado ante la
presencia de su gloria con gozo excesivo.
Judas 24, "Y a aquel que es poderoso para
guardarnos sin caída, y presentaros sin
mancha delante de su gloria con gran
alegría". Por lo tanto, el Espíritu Santo un
día me hará semejante a Jesús. Hasta aquel
día, es el plan de Dios que yo me entregue a
Él más y más, para que Él me haga más
semejante a Jesús. Hasta aquel día en que yo
me despierte en su semejanza.
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Capítulo 11
Los Dones del Espíritu
Antes que nuestro Señor regresara al
Cielo, Él nos dijo que después que Él se
fuera, haríamos las mismas obras que El hizo
mientras que estuvo aquí. Juan 14:12, "De
cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las
obras que yo hago, él las hará también; y aún
mayores hará, porque yo voy al Padre." El
entonces nos dio lo que se llama la gran
comisión. Mateo 28:19 y 20, "Por tanto, id, y
haced discípulos a todas las naciones,
bautizándolos en el nombre del Padre, y del
Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que
guarden todas las cosas que os he mandado; y
he aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén."
Es obvio entonces que cada creyente debe
hacer la obra que Jesús hizo mientras que Él
estuvo en la tierra. Estamos para ganar
gente a Cristo, y verlas bautizadas; así pues,
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estamos para enseñarles a cómo ganar gente
para Cristo y verlos bautizados. Este es
nuestro deber. Sin embargo, tal deber es
complicado. Si vamos a bautizar gente,
alguien tiene que preparar el bautisterio o
encontrar un lugar apropiado. Alguien tiene
que averiguar si los conversos están
preparados al respecto de la ropa más
apropiada para el bautismo. Mientras
marchamos obedeciendo el mandamiento de
nuestro Señor, sin duda, alguien se va a
enfermar. Ellos tienen que ser cuidados. Al
aumentar en número, tiene que haber
edificios. Esto implica finanzas. Algunos
tienen que cuidar las finanzas. Algunos
tienen que cuidar los edificios.
Dándose cuenta de esto, nuestro Señor
por medio del Espíritu Santo, da dones
especiales a los creyentes para que la obra de
evangelizar pueda hacerse más eficiente y
efectivamente. Algunos de estos dones están
citados en I Corintios 12:8-10, 28, "Porque a
éste es dada por el Espíritu palabra de
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sabiduría; a otro, palabra de ciencia según el
mismo Espíritu; a otro, fe por el mismo
Espíritu; y a otro, dones de sanidades por el
mismo Espíritu. A otro, el hacer milagros; a
otro, profecía; a otro, discernimiento de
espíritus; a otro, diversos géneros de lenguas;
y a otro, interpretación de lenguas. Y a unos
puso Dios en la iglesia, primeramente
apóstoles, luego profetas, lo tercero maestros,
luego los que hacen milagros, después los que
sanan, los que ayudan, los que administran,
los que tienen don de lenguas". Estos dones
no están dados como sustitutos para ganar
almas, sino más bien como ayuda para ganar
almas. Al ganador de almas, además de
ganar almas para Cristo, le es dado un don de
ayudas. Otro, además de ganar almas, el don
de gobernaciones. Otro además de ganar
almas, le es dado el don de sanidades. Debe
notarse que el ganar almas no es uno de los
dones. El ganar almas es un mandamiento
dado a todos los creyentes; puesto que todos
los creyentes les es dado un don o diferentes
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dones, para que el ganar almas pueda ser
más efectivo.
¡Qué triste es cuando un Cristiano piensa
que su servicio a Dios es el simple hecho de
ejercer su don! No existe la necesidad del don
si no hay el de ganar almas.
Debe fijarse que estos dones están dados
por gracia. Dios es el que toma la decisión
con referencia a la distribución de los dones.
I Corintios 12:11, "Pero todas estas cosas las
hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a
cada uno en particular como él quiere".
Hay los que escogen uno de esos dones e
insisten que cada Cristiano está para tener
un don particular. Algunos dicen que si una
persona no tiene un don particular, el aún no
es un Cristiano. Otros dicen que el obtener
un don particular es evidencia del ser lleno
del Espíritu Santo, pero una mirada casual al
pasaje de I Corintios 12 nos revela que a uno
le es dado un don, a otro le es dado otro don y
a otros les es dado otro don. Por ejemplo el
versículo 10 dice; "A otro, el hacer milagros;
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a otro, profecía; a otro, discernimiento de
espíritus;" etc. Es obvio, que no hay nadie
que tenga todos los dones, y no hay nadie que
tenga un don especial, que sea dado a todos.
La Biblia nos enseña claramente que es
ridículo asumir que todos tengan el mismo
don. I Corintios 12:17, "Si todo el cuerpo
fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo
fuese oído, ¿dónde estaría el olfato?"
También es evidente que cada uno de
nosotros necesitamos los dones que tienen los
otros. I Corintios 12:14-16, "Además el
cuerpo no es un solo miembro, sino muchos.
Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy
del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo?"
Nuestro Señor estableció la Iglesia Nuevo
Testamentaria para el Evangelio de Cristo
fuera propagado más efectivamente. En una
iglesia, alguien toca el órgano, alguien dirige
el coro, alguien maneja el negocio de la
iglesia, alguien trabaja con el equipo de
sonido, alguien enseña la clase de escuela
dominical, alguien tienen un don especial
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para orar por los enfermos, alguien tiene fe
excepcional, etc. Todos estos dones siempre
lubrican el mecanismo para que el ganar
almas pueda hacerse más efectivamente. Es
una condición triste cuando los dones están
sustituidos por el ganar almas dejando, en un
sentido verdadero, poca necesidad por los
dones.
Muchas iglesias con estorbadas por
multitudes de comités no necesarios los
cuales les ha sido encomendada la
responsabilidad de hacer la obra de varios
dones. Cuando estos deberes han sido
desempeñados, estos comités piensan que
han hecho su trabajo para el Señor, mientras
que el mundo perdido perece sin el Evangelio.
Hay miles de iglesias en toda la nación y
alrededor del mundo las cuales tienen
tesoros, comités financieros, junta de
diáconos, comités de música, comités de
educación Cristiana, comités de comités y
aún, ¡No hay un ganador de almas que pueda
ser encontrado! Estos queridos santos han
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sido engañados. Hasta creyeron que el uso de
sus dones es el servicio principal para Dios.
Así que el mecanismo bien lubricado funciona
perfectamente mientras que el Infierno se
engrandece. Es un pecado; es una vergüenza
y es un crimen que cientos de iglesias en
América no bauticen ni un solo converso al
año.
Tenemos nuestros coros, tenemos
nuestras escuelas dominicales, tenemos
nuestras sociedades misioneras de mujeres, y
aún tenemos nuestros programas de misiones
por los cuales empleamos otros para que ellos
hagan por nosotros el trabajo de ganar almas
para que nuestras conciencias sean
consoladas y calmadas. Aun algunos
predicadores sienten que su obra en el púlpito
es el único deber que deben desempeñar al
servicio de Dios. Nuestras iglesias están
llenas de diáconos los cuales nunca hacen un
esfuerzo para decir a otros como deben ser
salvos. Músicos los cuales nunca ganan un
alma para Cristo, miembros de comités
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escogidos porque son ricos o bien conocidos en
la comunidad los cuales nunca levantan un
dedo para obedecer la gran comisión. ¡Para
mucha gente de influencia el ganar almas es
dejado a unas pocas viejitas. Algunos
Cristianos nuevos que son muy celosos y a
otros los cuales no son suficientemente
espirituales o no han aprendido cómo ser
miembros de comités o juntas!
Una buena ilustración es aquella del
cuerpo de bomberos. Cada bombero es
empleado para un principal propósito y esto
es apagar fuegos. Sin embargo, en el cuartel
de bomberos hay deberes que tienen que ser
cumplidos. Suponga, por ejemplo, que a un
bombero se le asigna el deber de barrer el
edificio. A otro se le da el deber de limpiar los
baños. El deber de otro es de cuidar los
documentos. Ahora, esos deberes no son
sustituidos para apagar fuego.
Suponga, por ejemplo, que haya una
alarma. ¡Un edificio se está quemando!
Alguien da la orden de montar las bombas de
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incendio. Un hombre dice, "Lo siento; no
puedo ir. Mi trabajo es el de barrer el
edificio, y cada vez que regresamos de apagar
un fuego el edificio está sucio. Váyanse
ustedes y apaguen los fuegos; yo me quedo
aquí barriendo."
Otro dice, "Yo no puedo ir tampoco. He
notado que los baños no están muy limpios, y
tengo que tenerlos limpios todos los días para
el medio día. Váyanse ustedes; mi trabajo es
limpiar los baños."
Otro dice, "Tengo unos formularios que
tienen que ser llenos y puestos en el correo
esta tarde. Es mi trabajo cuidar los
documentos, saben, y además los fuegos son
sucios y espectaculares: Yo preferiría
quedarme aquí con los documentos y cuando
haya terminado esto, estudiaré la historia del
cuerpo de bomberos."
"¡Es absurdo!" usted dice. Sí, es absurdo,
pero no es más absurdo y ridículo que la
gente de Dios se quede en casa, fuera de la
batalla administrando sus dones cuando el
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principal trabajo de cada creyente es el de
ganar almas para Cristo. Mientras que el
mundo marcha sin el Evangelio y la gente
muere y cae directamente al tormento eterno,
uno se queda en casa a hacer milagros; el otro
se queda en casa para profetizar; otro se
queda en casa para hablar en lengua; otros
se quedan en casa para orar por los enfermos;
otro se queda en casa para cuidar el gobierno
de la iglesia; otro se queda en casa para
enseñar la Biblia; otro se queda en casa para
preparar el bautisterio.
Ahora, los dones son importantes, pero
son importantes solamente mientras mejora
nuestra obra del Señor más eficientemente
para que ganemos más almas para Cristo.
Debe ser enfatizado una y otra vez que los
dones no están dados a algunos para que ellos
faciliten a los otros el ganar almas; los dones
están dados a todos para que todos nosotros
podamos facilitar a todos nosotros mismos el
ganar almas y hacerlo decentemente y con
orden.
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Hay muchos que escogen los dones más
encantadores y los colocan en una posición de
importancia más alto que los dones que son
más excitantes. El apóstol nos recuerda que
cada don es necesario. I Corintios 12:22 y 23,
"Antes bien los miembros del cuerpo que
parecen más débiles, son los más necesarios;
y a aquellos del cuerpo que nos parecen
menos dignos, a éstos vestimos más
dignamente; y los que en nosotros son menos
decorosos, se tratan con más decoro".
Una ilustración perfecta del propósito de
los dones está dado en Marcos 16:15-18, "Y
les dijo: Id por todo el mundo y predicad el
evangelio a toda criatura. El que creyere y
fuere bautizado, será salvo; mas el que no
creyere, será condenado. Y estas señales
seguirán a los que creen: En mi nombre
echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas; tomarán en las manos serpientes, y
si bebieren cosa mortífera, no les hará daño;
sobre los enfermos pondrán sus manos, y
sanarán". Notará usted el mandato del
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versículo 15, "Id por todo el mundo y predicad
el evangelio a toda criatura. En el versículo
17 y 18 usted notará algunas de las cosas que
siguen a los que creen: “En mi nombre
echarán fuera demonios; hablarán nuevas
lenguas; tomarán en las manos serpientes, y
si bebieren cosa mortífera, no les hará daño;
sobre los enfermos pondrán sus manos, y
sanarán". La palabra clave aquí es la palabra
"seguirán." Es cierto que esto implica que
alguien se vaya a alguna parte. Hasta que
uno se va no puede ser seguido. Ahora, ¿A
dónde iba esta gente? La respuesta se
encuentra en el versículo 15, "Id por todo el
mundo y predicad el evangelio a toda
criatura." Luego, si no VAMOS, estas cosas
no nos seguirán. La Escritura no dice,
"Estarán con los creyentes." Ella dice, "Estas
señales seguirán a los que creyeron."
Consecuentemente las promesas del versículo
17 y 18 son para los que están ganando
almas. Dios no nos aconseja que levantemos
serpientes venenosas, ni nos exhorta que
andemos en los pasillos de los hospitales
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orando por enfermos, ni nos exhorta a que
hablemos ligeramente algún lenguaje ajeno.
"Él nos promete que cuando vayamos y
obedezcamos la comisión, estas cosas nos
seguirán para que nos ayuden mientras que
anunciamos el Evangelio.
Dios nos dice que, si mientras que
estamos ganando almas, una serpiente nos
muerde, Dios intervendrá. Él dice que sí,
mientras que estamos ganando almas,
alguien trata de envenenarnos, Dios
intervendrá. Él nos enseña que mientras que
estemos ganando almas podemos
encontrarnos con alguien el cual no puede
entender el lenguaje que hablamos.
Exactamente esto sucedió en Pentecostés.
Hubo gente allí de cada nación bajo el Cielo la
cual no pudo entender el lenguaje que Pedro
estuvo predicando y con lo cual la gente
estaba ganando almas, Hechos 2:4-14, "Y
fueron todos llenos del Espíritu Santo, y
comenzaron a hablar en otras lenguas, según
el Espíritu les daba que hablasen. Moraban
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entonces en Jerusalén judíos, varones
piadosos, de todas las naciones bajo el cielo.
Y hecho este estruendo, se juntó la multitud;
y estaban confusos, porque cada uno le oía
hablar en su propia lengua. Y estaban
atónitos y maravillados, diciendo: Mirad, ¿no
son Galileos todos estos que hablan? ¿Cómo,
pues, les oímos nosotros hablar cada uno en
nuestra lengua en la que hemos nacido?
Partos, Medos, Elamitas, y los que habitamos
en Mesopotamia, en Judea, en Capadoncia,
en el Ponto y en Asia, en Frigia y Pánfila, en
Egipto y en las regiones de África más allá de
Cirene, y romanos aquí residentes, tanto
judíos como prosélitos, cretenses y árabes, les
oímos hablar en nuestras lenguas las
maravillas de Dios. Y estaban todos atónitos
y perplejos, diciéndose unos a otros: ¿Qué
quiere decir esto? Mas otros, burlándose,
decían: Están llenos de mosto. Entonces
Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la
voz y les habló diciendo: Varones judíos, y
todos los que habitáis en Jerusalén, esto os
sea notorio, y oíd mis palabras". Note que
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este don de lenguas era una ayuda para
ganar almas. No fue una manera que en sí
misma pudiera hacer al creyente sentirse
mejor, ni para la edificación de los mismos
santo. Era para facilitar el ganar almas,
como los demás de los dones.
Un domingo en la mañana aquí en la
Primera Iglesia Bautista de Hammond, un
hombre vino al púlpito durante el tiempo de
la invitación y dijo, "Pastor, tenemos aquí
una china que creemos que aceptaría al Señor
si alguien pudiera hablar en chino a ella."
Paré el servicio y pedí si alguien podía hablar
chino. Nadie pudo, y yo le dije al ganador de
almas que lo sentía mucho, pero no había
nadie en la congregación que pudiera hablar
en chino. La invitación terminó, los nombres
fueron leídos, los conversos bautizados y el
servicio fue despedido. El ganador de almas,
quien es un hombre pulido y bueno, me llegó
después de la oración llevando una cara tan
blanca como la de un fantasma. Él dijo,
"Pastor, ¿Usted no creerá lo que sucedió!
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Llevé la china atrás del templo, me senté a su
lado en una banca y le dije, "Yo voy a decirle
en inglés como ser salva, aunque usted no
pueda comprender." La dama llevaba una
mirada de confusión en su cara, señaló sus
oídos y sacudió su cabeza de un lado a otro
con una mirada negativa. Cuando el ganador
de almas comenzó a hablar del plan de
salvación, de repente ella se alumbró, sacudió
su cabeza por arriba y por debajo
afirmativamente, señaló a sus oídos y se rió.
¡Estaba entendiendo! ¡Dios le estaba dando
la habilidad de comprender lo que el ganador
de almas decía! ¡Cuando él le pidió que
inclinara la cabeza, ella lo hizo! ¡Cuando el
ganador de almas le pidió que recibiera a
Cristo, ella lo hizo! Tan pronto como ella
recibió a Cristo, el hombre habló más, pero
ella sacudió su cabeza de un lado a otro en
una manera negativa, señaló a sus oídos y
frunció el ceño. ¡Ella no pudo comprender
más! Esto nunca me ha sucedido a mí, pero
yo conozco al hombre el cual el sucedió, y él
fue tan sorprendido como yo y la dama. Él no
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buscó el don, pero Dios milagrosamente
permitió que aquella dama entendiera
mientras que él hablaba. En una ocasión la
misma cosa sucedió con un vietnamita. Esto
es exactamente lo que sucedió en Pentecostés.
¡Qué trágico y despreciable es que tantos
han tomado los dones y jugado con ellos como
juguetes y aún formaron movimientos
acentuando los dones! Cuando uno está en
presencia de esta gente con dificultad se
puede conversar sin que ellos mencionen los
dones. Usualmente es uno de los más
encantadores. Por ejemplo, jamás alguien se
ha acercado a usted para preguntarle, "¿Ha
sido usted bautizado por el Espíritu Santo,
evidenciando por el don de ayuda?" Claro que
no. Alguien le ha preguntado a usted,
"¿Usted cree en los dones, especialmente el
don de gobernaciones?" Claro que no. Ellos
solamente tienen interés en algún
movimiento que acentúa uno o dos o tres
dones a costa de los otros, y ¡todo el tiempo
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hay gente pereciendo y cayendo a una
eternidad sin Cristo y sin el Evangelio!
Ahora Cristiano amado, en una manera
práctica, afrontemos el caso, en un resumen.
Cada uno de nosotros debe entregarse a la
tarea de ganar almas. Incline su cabeza
ahorita mismo y prometa a Dios que usted
obedecerá la comisión del Señor, y que usted
comenzará diciéndole a la gente cómo ser
salva y guiándolos a Cristo. Entonces, en su
iglesia local nuevo testamentaria sea fiel y
ocupado. No busque un don particular, pero
pida a Dios que le muestre dónde servir y
mientras que Él le muestre el lugar de
servicio a menos que Él le ayude a llevar a
cabo la gran comisión -- de ganar almas,
bautizar y enseñar, entrenar y criar
Cristianos para que sean maduros y puedan
ganar como todos nosotros mientras que
juntos obedecemos el mandato que Dios nos
da para ayudarnos a todos a guiar gente de
una eternidad sin Cristo a las glorias de
salvación y vida eterna.
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Hay una historia hermosa en Génesis
capítulo 24. Note versículos 1-4, "Era
Abraham ya viejo, y bien avanzado en años; y
Jehová había bendecido a Abraham en todo.
Y dijo Abraham a un criado suyo, el más viejo
de su casa, que era el que gobernaba en todo
lo que tenía: Pon ahora tu mano debajo de mi
muslo, y te juramentaré por Jehová, Dios de
los cielos y Dios de la tierra, que no tomarás
para mi hijo mujer de las hijas de los
cananeos, entre los cuales habito; sino que
irás a mi tierra y a mi parentela, y tomarás
mujer para mi hijo Isaac." En versículo 2
Abraham es un tipo perfecto de Dios el Padre.
En versículo 2 su siervo es un tipo perfecto
del Espíritu Santo. En versículo 3 su esposa
Rebeca, es un símbolo perfecto de la esposa
de Cristo, Sus creyentes. En versículo 4 el
hijo es un tipo del Señor Jesús. El hijo en
este caso era Isaac. En el versículo 5 el país
era un tipo perfecto del mundo.
Abraham (representado a Dios el Padre)
mandó a su siervo, (representando al Espíritu
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Santo) al país de su parentela,
(representando al mundo) para buscar una
esposa, (representando a los creyentes) para
su hijo Isaac, (representando a Jesús). Aquí
tenemos un cuadro perfecto de Dios el Padre
mandando al Espíritu Santo al mundo para
escoger una esposa para el Señor Jesús. El
Espíritu Santo lo hace cuando la gente
redimida está llena de este mismo Espíritu
Santo y van por todo el mundo proclamando
el Evangelio de salvación por fe en Cristo.
Luego note que la labor principal y
suprema del siervo era conseguir una esposa
para el hijo de su señor. La labor suprema de
la iglesia y del creyente es estar ocupado en
conseguir una esposa para el Señor Jesús.
En otras palabras, ¡nuestro trabajo es ganar
almas!
Entonces con referencia a los dones, note
en Génesis 24:22, "Y cuando los camellos
acabaron de beber, le dio el hombre un
pendiente de oro que pesaba medio Siclo, y
dos brazaletes que pesaban diez." El siervo
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dio dones a Rebeca, pero los dones eran nada
más que AUXILIOS para ayudar a obtener la
esposa. Abraham no dijo a su siervo que
fuera a un país lejano y regalara aretes y
pulseras. Suponga que cuando el siervo
regresara a Abraham hubiera sucedido lo
siguiente: Abraham preguntó si él consiguió
la esposa. El siervo dijo: "No, pero yo le
regalé aretes y pulseras." No hubiera sido un
siervo bueno. Su trabajo era conseguir la
esposa. Los dones eran solamente para
facilitar el obtener la esposa.
Nuestro Padre nos ha mandado a este
mundo para conseguir una esposa para Su
Hijo. En un esfuerzo para ayudarnos a
conseguir la esposa, Él nos ha dado a cada
uno de nosotros dones de los cuales Él ha
escogido. Estos dones no son para ser usados
como un fin en sí mismo, sino al contrario
como auxilios para adquirir la esposa. El
ganar almas es el negocio principal. Los
dones son para hacer el ganar almas más
productivo para que nosotros podamos
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presentar nuestras almas como trofeos a los
pies de nuestro Salvador, a la Boda del
Cordero cuando el Novio reciba a Su esposa.
Es la misma verdad con referencia al
fruto del espíritu. Tal como los dones del
Espíritu son auxilios para conseguir la
esposa, así también el Fruto del Espíritu es
una manera de comportarse que debemos
tener mientras que ganamos almas. (Tenga
presente que el propósito es conseguir la
esposa! Si el siervo hubiese ido al país lejano
con un comportamiento áspero o una manera
mal humorada, desanimada u odiosa, él no
hubiera tenido buen éxito en persuadir a
Rebeca que fuera a Isaac. Sin duda él era
bondadoso. Sin duda él tenía amor, gozo, paz,
tolerancia, bondad, mansedumbre, etc. Sin
embargo, no fue mandado ir a un país lejano
y ser bondadoso. Él fue mandado ir al país
lejano y conseguir la esposa. El ser
bondadoso era simplemente la manera y el
comportamiento que tenía que tener mientras
que él cumplía su misión.
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El Espíritu Santo es aquel siervo. Él va
al país lejano trabajando por medio de
creyentes. Como somos usados por Él en
obtener las esposa para nuestro Salvador, o
sea, ganar almas, Él nos da Su fruto. Note el
singular. Esos no son frutos, ¡sino fruto! El
fruto se encuentra en Gálatas 5:22 y 23,
"Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz,
paciencia, benignidad, bondad, fe,
mansedumbre, templanza; contra tales cosas
no hay ley." En otras palabras, mientras que
vamos a ganar almas debemos tener amor.
Mientras que vamos a ganar almas debemos
de tener gozo. Mientras que vamos a ganar
almas debemos de tener tolerancia, paz,
bondad, fe, mansedumbre y templanza. Otra
vez, estos, como los dones del Espíritu, son un
auxilio en ganar almas. Un ganador de
almas amante es un mejor ganador de almas.
Un ganador de almas feliz es un mejor
ganador de almas. Un ganador de almas
pacífico es un mejor ganador de almas. Un
ganador de almas bondadoso es un mejor
ganador de almas, etc.
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Suponga que lo siguiente sucedió cuando
el siervo regresó del país lejano: Abraham
preguntó: "¿Conseguiste la esposa para
Isaac?"
El siervo dijo, "No, pero tenía amor."
Abraham dijo, "Pero no te mandé a un
país lejano para tener amor; te mandé al país
lejano para conseguir esposa y el amor fue
una ayuda para obtener aquella esposa."
Abraham preguntó otra vez,
"¿Conseguiste la esposa?"
"No, pero yo tenía gozo. ¡Yo gritaba,
alababa al Señor y rodaba por el pasillo
mientras que yo estuve allí!"
Abraham dijo, "Pero yo no te mandé al país
lejano para que gritaras y alabaras al Señor y
rodaras por el pasillo. Yo te mandé a
conseguir una esposa."
Un día cada creyente estará de pie
delante de su Señor. El Señor preguntará,
"¿Dónde están las almas?"
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Muchos creyentes dirán, "Yo tenía amor."
El Señor dirá, "No te mandé al mundo par
que amaras. Yo te mandé al mundo para que
ganaras gente para Cristo, y tú puedes ganar
gente mejor con amor."
Muchos creyentes dirán, "Pero yo tenía
gozo. Yo gritaba, hablaba en lenguas, me
junté con el movimiento carismático, y
gritaba 'aleluya' en una iglesia Bautista
Fundamental."
Entonces el Señor dirá, "No te mandé al
mundo para que gritaras ni rodaras por el
pasillo, ni fueras feliz. Yo te mandé al mundo
para que Me obedecieras. La felicidad te
ayudará a obedecerme mejor, y el obedecerme
te ayudará para que seas feliz. Yo te mandé
a conseguir una esposa."
Suponga que un padre mande a su hijo al
supermercado para comprar pan y leche.
Cuando sale el padre le dice, "Hijo, no te
olvides de comportarte bien mientras que
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estés fuera. Yo quiero que seas un muchacho
bueno."
Después de un rato el muchacho regresa.
El padre dice, "¿Conseguiste el pan y la
leche?"
El muchacho dice, "No, no conseguí el
pan ni la leche, pero yo tenía amor. Yo
abracé al carnicero, besé al panadero, andaba
por los pasillos de la tienda diciendo, 'Yo te
amo, yo te amo, yo te amo'."
Y el padre pregunta, "Pero, ¿conseguiste el
pan y la leche?"
Y el hijo responde: "No, pero tenía gozo.
Yo gritaba donde venden los productos
lácteos, y clamé, "¡Gloria al Señor!"
El padre pregunta: "Pero, ¿conseguiste el
pan y la leche?" "No, papá, pero tenía paz.
Paré dos peleas, evité otra, me puse un
símbolo de paz, llevaba una bandera de paz y
cantaba 'Paz En El Valle' todo el tiempo que
estuve en la tienda."
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El papá pregunta, "Pero, ¿conseguiste el
pan y la leche?"
"No," responde el muchacho, "pero fui muy
sufrido. Había dos filas esperando para
pagar. Una tenía cuatro personas; una tenía
47, y yo me fui a la larga. Esperaba una hora
para hacer mis compras, y todo el tiempo
citaba la Escritura, "No nos cansemos, pues,
de hacer bien; que a su tiempo segaremos, si
no hubiéramos desmayado.' En verdad, todo
el mundo hablaba de cuán sufrido que fui."
El padre pregunta, "Hijo, ¿conseguiste el
pan y la leche?"
"No, pero fui muy bondadoso. Ayudé a una
viejita a levantar unos comestibles que se le
habían caído. Ayudé un viejito a cruzar la
calle. Besé a un bebé en su frente. Todo el
mundo hablaba de mi bondad."
El padre pregunta, "Pero Hijo,
¿conseguiste el pan y la leche?"
"No, papá, no lo hice," él dijo, "pero, fui
bueno. Leí mi Biblia cuando me fui, y oraba
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mientras que me vine. No tomaba ni fumaba
ni blasfemaba ni andaba con los malos al
irme de la tienda. Papacito, dijeron que yo
fui uno de los mejores muchachos que jamás
habían ido a aquella tienda."
El padre pregunta, "¿conseguiste el pan y
la leche?"
"No," responde el hijo, "pero yo tenía fe. Yo
creía todo el tiempo que iba a llegar, y creí
todo el tiempo que iba a regresar. Yo creí la
Palabra de Dios, tenía fe en Dios y tenía
presente que Dios me iba a cuidar."
El padre pregunta, "Pero, hijo,
¿conseguiste el pan y la leche?"
"No, papá, no conseguí ni el pan ni la leche,
pero yo fui manso. En verdad yo dije a la
gente cuán grande era Dios y cuán pequeño
soy. No me jacté. Yo aún paré a un señor en
la tienda y confesé mis pecados, y pedí a uno
de los empleados que orara por mí, yo me
sentí indigno de estar allí."
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El padre pregunta, "Pero, hijo,
¿conseguiste el pan y la leche?"
"No," dice el hijo, "pero tenía templanza.
Papá, no tomé ni un trago en todo el tiempo
que no estuve en casa. A mí me fue ofrecida
una botella de whiskey; a mí me fue ofrecido
un Martini, una bloody Mary, una
screwdriver, y una botella de cerveza, pero
papá no tomé ninguno. No solamente eso, yo
fui moderado en todo lo que hice en el camino
a la tienda, mientras que estuve en ella y
cuando regresé."
"Pero," pregunta el padre, "¿conseguiste
el pan y la leche?"
"No," dice el hijo, "no conseguí el pan ni la
leche."
El padre dice, "Hijo, tú no has sido fiel. No
te mandé a la tienda para amar; yo te mandé
a la tienda para conseguir pan y leche y ser
feliz mientras que lo hicieras. No te mandé a
la tienda para tener gozo; yo te mandé a la
tienda para conseguir pan y leche y ser feliz
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mientras lo hicieras. No te mandé a la tienda
para promover paz; yo te mandé a la tienda
para conseguir pan y leche, y yo quería que
fueras pacífico mientras que lo hicieras. No
te mandé a la tienda para ser sufrido y
tolerante; yo te mandé a la tienda a conseguir
pan y leche, pero quería que fueras sufrido y
tolerante mientras que lo hicieras. No te
mandé a la tienda para ser bondadoso; yo te
mandé a la tienda para conseguir pan y leche,
pero yo quise que fueras bondadoso mientras
que tú hacías las compras de tu mercancía.
No te mandé a la tienda para que tú fueras
bueno, y quise que fueras bueno mientras que
hicieras tus compras. No te mandé a la
tienda para tener fe; yo te mandé a la tienda
para conseguir pan y leche, pero quise que
tuvieras fe mientras que fueras. No te mandé
a la tienda para tener mansedumbre; yo te
mandé a la tienda para conseguir pan y leche,
pero quise que fueras manso mientras ibas.
No te mandé a la tienda para ser templado;
yo te mandé a la tienda para conseguir pan y
leche y quise que fueras templado mientras
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que ibas. Hijo, tú no eres un hijo bueno. Tú
has tenido fruto, pero tú no obedeciste mi
mandato."
Un día estaremos de pie delante del
Señor. El mandato de nuestro Señor es
evidente y claro. Estamos para hacer las
obras que Jesús hizo. Juan 14:12, "De cierto,
de cierto os digo: El que en mí cree, las obras
que yo hago, él las hará también; y aún
mayores hará, porque yo voy al Padre." Jesús
vino a buscar y a salvar a los perdidos.
Lucas 19:10, dice, "Porque el Hijo del
hombre vino a buscar y a salvar lo que se
había perdido." Somos mandados a ir a todo
el mundo y a enseñar en cada nación. Mateo
28:10, "Por tanto, id y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándoles en el
nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu
Santo;" Mientras vamos, sin embargo Dios
ha dicho, "Yo quiero hacer un ministerio y un
esfuerzo eficaz, así que voy a dar dones para
que el trabajo de ganar almas sea más
eficiente y más efectivo. Voy a dar el fruto
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del Espíritu para que puedan ser amantes,
pacíficos, bondadosos, pacientes, tolerantes y
felices, mientras que van."
Qué tristes estaremos si estamos de pie
delante de nuestro Señor habiendo jugado con
los dones, y habiendo usado el fruto sin
obedecer el simple y directo mandato de
nuestro Señor. Es nuestro deber obedecer el
mandato dado a cada uno de nosotros como el
Señor quiere y pedir al Espíritu Santo que
vaya con nosotros, dándonos el fruto del
Espíritu para que podamos eficiente y
gratamente llevar la esposa,
para que un día podamos poner el trofeo de
las almas que hemos ganado a los pies de
Jesús y escucharle decir, "Bien hecho."
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Capítulo 14
Implorando El Poder Del Espíritu
Lucas 11:8, 13, "Os digo, que aunque no se
levante a dárselos por ser su amigo, sin
embargo por su importunidad se levantará y
le darán todo lo que necesite. Pues si
vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas
dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo
a los que se lo pidan?"
Cuando una persona del medio Oriente
recibía una visita en su hogar, era costumbre
ponerle comida en la mesa. En los primeros
trece versículos de Lucas 11 encontramos una
visita llegando a la media noche. El
anfitrión, apenado, no tenía nada que darle
de comer, se fue a casa de un amigo a media
noche y le preguntó si le podía pedir
prestados tres panes. El amigo y su familia
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ya estaban dormidos; consecuentemente, él
rehusó ser molestado. El anfitrión, apenado,
sin embargo, no estaba dispuesto aceptar un
"no" como respuesta y continuaba implorando
pan. Aunque su amigo no le dio pan
simplemente por su amistad, el versículo 8
revela que él dio pan por su "importunidad".
La palabra "importunidad" quiere decir
"rogar mucho". Lo que no pudo obtener por
una amistad lo pudo obtener por continuar
rogando. El versículo 13 nos enseña que así
se representa el creyente rogando por el
poder del Espíritu Santo. Lucas 11:13, "Pues
si vosotros hijos, siendo malos, sabéis dar
buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más
vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo
a los que se lo pidan?" Note la palabra
"pidan" en el versículo 13. Esta es acción
duradera. Significa "continuar pidiendo".
Note versículos 9 y 10, "Y yo os digo:
Pedid, y se os dará, buscad, y hallaréis;
llamad, y se os abrirá. Porque todo aquel que
pide, recibe; y el que busca, halla; y al que
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llama, se le abrirá". Las palabras "pedid",
"buscad", y "llamad" también son acciones
duraderas, ¡lo cual significa que debemos
pedir continuamente el poder del Espíritu
Santo!
Algunos dirán que el poder del Espíritu
Santo se obtiene tal como la salvación,
simplemente por fe. Hay una verdad básica
que necesita ser examinada respecto a cuál
de las funciones del Espíritu Santo se obtiene
instantáneamente por fe y cuál se obtiene por
suplica sincera. La respuesta se determina si
una función del Espíritu es a nosotros y para
nosotros o si es su función por medio de
nosotros para con otros. Estas funciones las
cuales son primordiales para nosotros como la
salvación, nos son dadas en respuesta a
nuestra fe. Sin embargo cuando el Espíritu
Santo decide trabajar por medio de nosotros,
y nos permite ser compañeros con Él para
trabajar por otros, ¡es un asunto distinto!
Para que tengamos estas cosas, Él insiste en
que haya sinceridad, que demostremos a Él
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nuestro intenso deseo de pagar un precio más
alto que la fe.
Si una persona llega a la Primera Iglesia
Bautista de Hammond para ser servida, él
simplemente entra y le ministramos. Si la
misma persona está considerando para un
puesto en la iglesia por lo cual él ministra a
otros, tendremos un cuidado extraordinario
investigando sus antecedentes; queremos
referencias concernientes a sus créditos, su
servicio a Dios, su carácter, etc. Cuando le
ministramos A él, simplemente se presenta;
cuando ministramos con él, tiene que pagar
un precio y ser sujeto a nuestro intenso
escudriñamiento. Cuando el Espíritu Santo
NOS ministra (como en la salvación),
simplemente llegamos a Él por fe. Cuando Él
NOS ministra enseñándonos la Palabra,
guiándonos, consolándonos, etc., simplemente
llegamos a Él por fe. Sin embargo, si
deseáramos ser usados como un instrumento
de Él, hay un precio que tenemos que pagar.
El precio, claro está, incluye la separación y
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pureza personal. Incluye, entre otras cosas,
una completa entrega a Cristo. También
incluye súplicas, o sea, rogando por su poder.
Es una cosa cuando un hijo pide a su papá
que lo lleve a alguna parte en el automóvil de
la familia; ¡es otra cosa cuando aquél hijo
pide usar el automóvil de la familia!
En la oración modelo, usualmente
conocida como la Oración del Señor, existen
varias cosas por las cuales debemos pedir.
Primero debemos pedir por el pan del día. La
mera verdad, es que el pan del DÍA nos
enseña que simplemente lo pedimos y lo
recibimos. Entonces se encuentra la oración
para perdón. Dios nos ofrece el perdón por
una súplica sincera de fe. Luego debemos
pedir protección de la tentación y la
liberación de lo malo. Todo se recibe en
respuesta de nuestra súplica sincera.
La lección sobre la oración, sin embargo,
no termina con
Lucas 14:1-4. Sigue a la discusión del
anteriormente mencionado anfitrión el cual
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se avergonzó por no tener pan cuando llegó su
amigo a medianoche. Cuando uno reciba pan
por sí mismo, él simplemente puede pedirlo
de su padre. Cuando él trabaja en la
panadería, él tiene que pagar un buen precio
de limpieza, pureza, y súplica. Dios no nos
permitirá entrar en su obra primordial, y él
no nos impartirá la plenitud de su Espíritu
Santo para ganar a otros hasta que hayamos
probado nuestra pureza y sinceridad.
Cuando nuestro hijo David fue un
adolescente, él podía recibir su comida en la
mesa sólo por decir, "Papá, pásame la carne,
por favor. Pásame el pan, por favor". Sin
embargo, un día, "Papá, ¿pudiera tener
$20.00? Quiero llevar a mi amiga a un
restaurante para comer un filete". Pues, él
consiguió los $20.00, pero, no tan fácil como
cuando consiguió la carne y el pan diciendo:
"Pásame la comida".
Yo dije, "¡Veinte dólares! ¿Qué vas a
hacer? ¿Comprar a aquella amiga una vaca?"
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Él dijo, "Oh, venga, papá. Eso es algo
especial. Por favor, dame los $20.00 (dll)
para que pueda llevar a mi amiga al
restaurante a comer filete".
Yo dije, "¿Cuándo vas a ir? ¿A dónde vas
a ir? ¿Por qué vas a ir? ¿Con quién vas a ir?"
Entonces respondí, "Hijo, tengo que
pensarlo". Él continuaba rogando e
implorando. Finalmente me di cuenta que
era muy importante para él y le di los $20.00.
Fue sencillo para él conseguir pan por sí
mismo, pero, cuando yo le di lo que él
necesitaba para que él diera de comer a otro,
fue un asunto distinto.
Cuando empleamos una persona para
trabajar en la Primera Iglesia Bautista de
Hammond, se requiere que sea limpia; se
requiere que sea fiel. Tienen que compartir
nuestras creencias. Tiene que convencerme
de su intenso deseo de trabajar conmigo y
para mí.
Cuando Dios emplea a una persona para
trabajar en su obra, Él también requiere que
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aquella sea pura, fiel, que esté de acuerdo con
las doctrinas verdaderas de la fe, y que esté
de acuerdo con lo que -
Dios ha escrito en su Libro.
Por eso el entregarse a Él y el orar por su
poder es constantemente necesario. Cuando
el Espíritu Santo le ministraba a usted, Él lo
hizo en respuesta a su fe sencilla. Cuando Él
ministra con usted, Él requiere que usted
pague un gran precio en su vida personal y en
su súplica.
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Capítulo 18
El Escuchar Lleno Del Espíritu
Se ha dicho mucho de la predicación llena del
Espíritu Santo. Muchos manuscritos han
sido escritos acerca del tema del hombre de
Dios predicando en el poder del Espíritu
Santo. El pastor espiritual va a su aposento
de oración día a día implorando con Dios que
le dé el poder del Espíritu Santo mientras
que él entrega el mensaje de Dios a la gente.
El laico sentado en la banca ora que Dios dé
al pastor poder mientras que predica. Un
interés increíble y justificado es mostrado de
este tema. El predicador ora mientras que
entra al púlpito, "¡Oh Dios dame poder!
¡Dame poder!" No es algo anormal para
nosotros cantar en los cultos, "Santo
Espíritu, desciende", o "El Consolador ha
venido", o "Fuego divino, clamamos a ti".
Oramos, "Señor, esconde a nuestro
predicador detrás de la cruz y que predique
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hoy en el poder del Espíritu Santo". Libros
están escritos, sermones son predicados,
lecciones son enseñadas y publicaciones son
imprimidas para tratar con la importancia
que el predicador tenga el Espíritu Santo
sobre él mientras que entrega el mensaje de
Dios.
Es triste pero verdadero, sin embargo,
qué pocos de nosotros hemos escuchado un
sermón o leído un manuscrito tratando con el
escuchar lleno del Espíritu. No obstante, la
Biblia no descuida el tema. Se acentúa
grandemente el escuchar lleno del Espíritu,
tal como el hablar. Hay una abundancia de
Escritura que trata con esta verdad.
Apocalipsis 2:7, "El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere. le daré a comer del árbol de la vida,
el cual está en medio del paraíso de Dios".
Apocalipsis 2:11, "El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu dice a las iglesias. El que
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venciere, no sufrirá daño de la segunda
muerte".
Apocalipsis 2:17, "El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu dice a las iglesias. Al que
venciere, daré a comer del maná escondido, y
le daré una piedrecita blanca, y en la
piedrecita escrito un nombre nuevo, el cual
ninguno conoce sino aquel que lo recibe".
Apocalipsis 2:29, "El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu santo dice a las iglesias".
Apocalipsis 3:6, "El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu dice a las iglesias".
Apocalipsis 3:13, "El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu Santo dice a las iglesias".
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Apocalipsis 3:22, "El que tiene oído, oiga lo
que el Espíritu Santo dice a las iglesias".
Note el énfasis dado en el Espíritu Santo
y el escuchar en estos pasajes. Las personas
sentadas en las bancas están obligadas a ser
llenas del Espíritu Santo mientras que
escuchan al hombre de Dios que predica en el
púlpito. Por muchos años, ha sido mi
costumbre pedir que el Espíritu Santo esté
sobre mí mientras que escucho un sermón o
un especial de música. Es asombroso cuántas
veces el Espíritu Santo me ayuda a
comprender lo que se ha dicho. Luego, muy a
menudo Él me dice cosas las cuales no han
sido dichas. Quizás un predicador dirá algo,
y el Espíritu Santo me acuerda de otra
verdad. Él también me da pensamientos
fructíferos para sermones y estudios bíblicos.
Él también aplica el mensaje a mi propia
vida, y tantas veces Él acentuará una
declaración del predicador que necesito en
una manera especial.
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Cuando yo era un joven universitario,
recibí una invitación para que pastoreara
una buena iglesia y me dieron una votación
unánime. En unos días recibí una llamada de
otra iglesia pidiéndome que fuera su pastor.
Esta, sin embargo, me invitó por un solo voto
de diferencia. Lo lógico era aceptar la iglesia
que me quiso y que me extendió una
invitación unánime. Por alguna razón, sin
embargo, me sentí guiado a tomar unos días
antes de tomar la decisión. Estuve sentado
en la capilla de la universidad. Mientras que
me sentaba, pedí al Espíritu Santo que me
diera oídos para escuchar. Mientras que
escuchaba, el predicador hizo la siguiente
declaración, "A veces Dios quiere que
hagamos aquellas cosas las cuales no son
lógicas". Inmediatamente supe cuál era el
mensaje del Espíritu Santo para mí en el
sermón. Inmediatamente me dijo que así era
su manera de hacerme saber que debía ir a la
iglesia que me invitó por la estrecha
invitación de un solo voto. Aunque las
batallas en esta iglesia eran muchas, tuvimos
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un ministerio admirable, y aunque era una
iglesia pequeña y del campo, ya hay más de
40 pastores y misioneros sirviendo a Dios a
través de América y alrededor del mundo los
cuales fueron llamados a predicar mientras
que pastoreaba aquella iglesia del campo. Es
posible que no hubiera aceptado aquel
pastoreo si no hubiese pedido que el Espíritu
Santo me llenara mientras que escuchaba.
Sería una cosa admirable si la gente de
Dios implorara por su poder mientras
escuchan cómo el predicador implora por el
poder de Dios mientras él predica. Sería una
cosa admirable si la gente de Dios implorara
que el Espíritu Santo les dé Su poder al
escuchar durante el tiempo de la música
congregacional y mientras que se presenta la
música especial. Sería una cosa admirable si
la gente de Dios orara para que el poder del
Espíritu Santo esté sobre ellos mientras que
escuchan el mensaje del hombre de Dios.
¡Piénselo! Un predicador lleno del Espíritu
predicando en el poder del Espíritu Santo en
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una congregación llena del Espíritu
escuchando en el poder del Espíritu Santo--
¡Qué combinación!
Es interesante notar que en el día de
Pentecostés es apuntado en Hechos 2:6, "Y
hecho este estruendo, se juntó la multitud; y
estaban confusos, porque cada uno les oía
hablar en su propia lengua". Note las
palabras, "Cada uno les oía hablar en su
propia lengua". En el versículo 8 leemos,
"¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada
uno en nuestra lengua en lo que hemos
nacido?" Note otra vez, que cuando esta
multitud se congregó, muchos de ellos no
podían entender el lenguaje que fue hablado.
Milagrosamente Dios les dio la habilidad de
escuchar la verdad a cada uno en su propio
lenguaje. Es posible que el milagro estuvo
tanto en el escuchar como en el hablar.
Una declaración similar se encuentra en
Hechos 10:44, "Mientras aún hablaba Pedro
estas palabras, el Espíritu Santo cayó sobre
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todos los que oían el discurso". Note el
énfasis en el escuchar lleno del Espíritu.
Una declaración bendita se hace en Isaías
50:4, "Jehová el Señor me dio lengua de
sabios, para saber hablar palabras al
cansado; despertará mañana tras mañana,
despertara mi oído para que oiga como los
sabios". Note la última declaración,
"Despertará mi oído para que oiga como los
sabios". Así pues encontramos que el
Espíritu Santo puede despertar el oído para
oír. Encontramos la amonestación que
tenemos un oído para oír lo que dice el
Espíritu. A través de las Escrituras hay un
énfasis definido puesto en el escuchar en el
Espíritu o el escuchar lleno del Espíritu.
En I Corintios 2:9, el apóstol nos dice,
"Antes bien, como está escrito: Cosas que ojo
no vio, ni oído oyó, Ni han subido en corazón
de hombre, Son las que Dios ha preparado
para los que le aman". En el versículo 10 tan
hermosamente él dice, "Pero Dios nos las
reveló a nosotros por el Espíritu"; lo cual
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significa que el Espíritu Santo nos puede
permitir que veamos cosas que ojo no puede
ver y que escuchemos cosas que el oído no
puede escuchar. Las cosas profundas de Dios
nos vienen cuando a nuestro oído le es dado
poder por el Espíritu Santo. Luego, ¿Cómo
recibimos estas cosas? Esto está contestado
explícitamente en I Corintios 2:12, "Y
nosotros no hemos recibido el espíritu del
mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios,
para que sepamos lo que Dios nos ha
concedido". Luego en I Corintios 2:14, "Pero
el hombre natural no percibe las cosas que
son del Espíritu de Dios, porque para él son
locura, y no las puede entender, porque se
han de discernir espiritualmente". Nos
recuerda que "El hombre natural no percibe
las cosas que son del Espíritu de Dios". Dios
está diciendo que el oído natural no puede
escuchar todo lo que Dios tiene para nosotros.
Hay un oído espiritual y un escuchar
espiritual que Dios tiene para nosotros. Oh.
¡Qué cosas Dios tiene para revelarnos si
escucháramos!
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La vida del Cristiano se puede
transformar si él entra a la clase de escuela
dominical implorando que el Espíritu Santo
le llene mientras escucha, y si él entra al
culto de predicación igualmente rogando que
el Espíritu Santo dé poder a su escuchar. El
oído natural no puede escuchar todo lo que
Dios tiene para nosotros cuando un pastor
guiado por el Espíritu proclame la verdad de
la Palabra de Dios. El oído natural no puede
escuchar las lecciones que Dios tiene para
nosotros durante un preludio u ofertorio. Sin
duda hay miles de nosotros que no hemos
conocido la voluntad de Dios porque no hemos
entrado en la gran bendición de escuchar en
el Espíritu. Dios tiene cosas para nosotros
que están bajo la superficie de la palabra
hablada. Él tiene verdades para nosotros que
no pueden ser comprendidas por el oído
natural. Hay un área enteramente nueva de
la vida Cristiana esperando al creyente quien
implora con Dios para que le dé oídos para oír
lo que dice el Espíritu. Hay profundidades de
verdad no exploradas y altitudes de
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experiencias para aquel creyente que cambia
sus satisfacciones casuales en el culto
espiritual, por un oído espiritual para
escuchar lo que dice el Espíritu como por el
oído físico para escuchar lo que dice el
predicador. Este escuchar lleno del Espíritu
al Cristiano inmaduro lo hará maduro,
prevendrá cientos de problemas en la iglesia,
prevendrá tragedias en de la gente de Dios, y
llevará miles al reino.
La palabra "oían" en Hechos 10:44 pudiera
ser traducida "percepción". Esta percepción
está disponible a cada creyente que implore
con el Espíritu Santo que "oiga lo que el
Espíritu dice a las iglesias". Esta percepción
no está disponible a los que hablan
ligeramente a sus vecinos durante el
ofertorio, hojean el himnario durante la
predicación y disfrutan nada más que de la
superficie de un especial de música.
El creyente sabio resolverá pedir el poder
del Espíritu Santo mientras que él tiene
compañerismo el próximo día del Señor,
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mientras que participa en la música
congregacional, mientras que quietamente
escucha el ofertorio o está en el ministerio de
la música y, especialmente, mientras que el
hombre de Dios predica el mensaje de Dios.
Este escuchar lleno del Espíritu transforma y
cambia la vida. Si mientras que el hombre de
Dios entra al púlpito implorando por el poder
del Espíritu mientras él predica, el oyente
esté implorando por el poder del Espíritu
Santo mientras que él escucha, Dios puede
comunicarse con nosotros y podemos tener
compañerismo con Él en una forma quizás
muy desconocida.
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Capítulo 19
La Sensibilidad del Espíritu Santo
Hechos 8:9, 18-21, "Pero había un hombre
llamado Simón, que antes ejercían la magia
en aquella ciudad, y había engañado a la
gente de Samaria, haciéndose pasar por
algún grande. Cuando vio Simón que por la
imposición de las manos de los apóstoles se
daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
diciendo: Dadme también a mí este poder,
para que cualquiera a quien yo impusiere las
manos reciba el Espíritu Santo. Entonces
Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo,
porque has pensado que el don de Dios se
obtiene con dinero. No tienes tú parte ni
suerte en este asunto, porque tu corazón no
es recto delante de Dios".
Simón el mago procuraba obtener los
resultados del poder del Espíritu Santo
comprándolo. El fin que él procuraba era
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noble, pero la manera que él usó para lograr
aquel fin era carnal y errada.
El Espíritu Santo es una persona muy
sensitiva. Si tratamos de hacer su obra a
nuestra manera, Él hace la obra que le toca
hacer, o Él quietamente saldrá de puntillas y
nos dejará forcejear con nuestros sustitutos
débiles.
Su obra es la de consolarme. Si me
consuelo a mí mismo Él quietamente saldrá
de puntillas. Su salida es tan quieta que
Sansón no se dio cuenta que el Espíritu Santo
lo había dejado sin poder. Él no sabía que el
Espíritu Santo había partido de él. (Jueces
16:20) Si yo me consuelo, lo hago solo. Si
tengo compasión de mí, lo hago solo; si me
entrego a Él para ser consolado, ¡qué dulce
solaz es el resultado!
La obra del Espíritu Santo es
fortalecerme. Si yo me fortalezco. Él no
realizará su obra sino que Él partirá
quietamente de puntillas. (143) Esto no
significa que no debo guardarme en buena
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salud, ejercitar, alimentarme bien, etc. Esta
es fuerza o poder espiritual. Si yo suplo mi
propio poder para predicar, entonces Él se
irá de puntillas y quietamente me dejará
hacerlo solo. Si yo voy a ganar almas con mi
propia fuerza, Él no discutirá conmigo ni me
empujará a que lo haga. Él, como una
pacífica paloma, volará, dejándome
revolcarme en mi propia fuerza y forcejear
hacia el fracaso.
Él es mi Maestro. Si leo la Biblia y uso
mi humana sabiduría, no me perseguirá. Él
mansamente me dejará y me permitirá
estudiar el Libro a solas. ¡Qué necio soy yo
cuando el Autor anhela enseñarme!
Hace muchos años Henry Ford estuvo
viajando en una carretera. Pronto notó que
un automóvil había salido de la carretera, y
que la tapa del motor estaba abierta y que el
conductor intentaba arreglar el motor. Henry
Ford notó que era un automóvil Ford y así
pensó que podría ayudar. El estacionó su
automóvil atrás del averiado, bajó y le
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preguntó al conductor si le podía ayudar. El
conductor, enojadamente, dijo algo así,
"Viejo, no hay nada que usted pueda hacer
que yo no pueda hacer. Lárguese por donde
vino; yo mismo lo arreglaré". Quieta,
graciosa y dócilmente, Henry Ford subió su
automóvil y se fue. ¡Nunca se dio cuenta que
había rechazado al inventor del automóvil!
Ciertamente el inventor lo podía arreglar.
El Espíritu Santo llega a mí diciendo,
"Noto que tienes algunos problemas con tu
vida".
Si yo le digo, "Yo puedo arreglar mis
problemas por mí mismo, gracias". El quieta
y discretamente se irá, y yo habré rechazado
a mi Creador. ¡Ciertamente Él es el único
que puede adecuadamente arreglar todo!
Cuando yo enseño por mi propio poder,
este ser sensitivo se saldrá. Cuando predico
en mi propio poder, de la misma manera se
irá. Cuando procuro fabricar mi propio gozo
sintético, me privo de su gozo. Esta es la
verdad también cuando uno enseña la clase
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de escuela dominical, canta la música
especial, enseña en una escuela Cristiana,
cría un hijo y en el realizar cualquier esfuerzo
de vida perseguido por el hijo de Dios.
El Espíritu Santo tiene que ser invitado
para ayudar. Él tiene que ser invitado cada
día. Tiene que ser invitado para cada labor.
Tiene que tener la libertad de realizar su
obra solo. Él no lo forzará a estar a su lado.
Él simplemente se irá de puntillas sin ser
notado y no ayudará más, a menos que sea
invitado. ¡Tenga cuidado! ¡Tenga cuidado!
¡No le ofenda! ¡No le insulte! Invítelo a cada
cosa que haga en su vida. Dependa de Él
para que haga todo lo que le ha sido ordenado
a hacer para usted. Ámele, háblele, sea
amable con Él a menos que Él quietamente
salga y le deje trabajar en su propia energía
la cual ya está determinada a fracasar. Haga
el favor de notar II Corintios 3:5-7, "No que
seamos competentes por nosotros mismos,
para pensar algo como de nosotros mismos,
sino que nuestra competencia proviene de
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Dios, el cual asimismo nos hizo ministros
competentes de un nuevo pacto, no de la
letra, sino del espíritu; porque la letra mata,
más el espíritu vivifica Y si el ministerio de
muerte grabado con letras en piedra fue con
gloria, tanto que los hijos de Israel no
pudieron fijar la vista en el rostro de Moisés a
causa de la gloria de su rostro, la cual había
de perecer". Note las palabras, "porque la
letra mata, más el Espíritu vivifica", en el
versículo 6. La palabra "letra" viene de la
palabra griega que significa "algo trazado".
Pablo está comparando dos formas de hacer
la misma cosa: primero, con el Espíritu;
segundo, tratando de trazarla o copiarla sin
el Espíritu. Esto se refiere a dos testigos en
una corte. La ley Judía requería dos testigos
en cualquier caso. Un testigo dañaba el caso;
dos testigos lo sostenían. Cuando
testificamos solos en nuestra propia energía,
en verdad se daña. La letra mata. Cuando
nosotros y el Espíritu Santo testificamos
juntos, vivifica. Cuando el Cristiano testifica
en el poder del Espíritu Santo, hay convicción
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de pecado y con ella viene la conversión.
Muchas veces el Cristiano quien testifica sólo
es usado para endurecer el corazón del
pecador. Cuando el maestro de la Biblia
enseña con el Espíritu Santo y su poder,
¡Qué excitante es! ¡Qué refrescante es! ¡Qué
emocionante se hace! Empero cuando el
maestro de la Biblia enseña por su propia
fuerza, sin el segundo testigo, él se hace
increíblemente aburrido, y la actitud es que
la Biblia es aburrida.
Cuando un cantante evangélico canta y el
Espíritu Santo canta con y por él, ¡cómo
cambia la vida! Pero, ¿qué es más formal y
muerto que el escuchar a un cantante
cantando en su propia carne, para su propia
gloria, sin el Espíritu Santo? No existe
ningún ejemplo mejor que "la letra mata".
Cuando el Espíritu Santo nos guía
mientras que criamos nuestros hijos, ¡qué
reto es para ellos! Ellos responden. Ellos
sienten nuestro amor, cuidado e interés.
Cuando las mismas reglas se hacen cumplir
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por la letra y no por el Espíritu, llegan a ser
ásperos, crueles y duros.
No hay nada más maravilloso que servir a
Dios cuando el Espíritu Santo trabaja por
medio de nosotros y nos fortalece. No hay
nada más laborioso y difícil que servir en
nuestros propios esfuerzos. Cada siervo de
Dios debe ser muy, muy cuidadoso de invitar
este querido, sensitivo Espíritu Santo a cada
esfuerzo de su vida, y debe tener un cuidado
extraordinario para prevenir su quieta salida,
dejando al Cristiano servir a la letra la cual
mata.
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Capítulo 25
¿Qué Sucedió al Pentecostés?
Dwight L. Moody lo explicó mejor cuando
dijo, "El día de Pentecostés era el día
ejemplar." Dios decía a la iglesia nueva
testamentaria, "Fíjense, esto es lo que podéis
obtener ahora". Sin embargo, el Pentecostés
ha sido tan mal entendido, tan exagerado y
complicado en muchas doctrinas peligrosas
han salido de ello. Veamos lo que la Biblia
dice acerca del Pentecostés.
1. Pentecostés no era el establecimiento de la
iglesia. Note Mateo 16:18, "Y yo también te
digo, que tú eres Pedro, y sobre esta roca
edificaré mi iglesia; y las puertas del hades
no prevalecerán contra ella." La palabra
clave del versículo es "Edificaré." Es la
palabra griega que se utiliza cuando uno
construye una casa. Es cierto, que tiene que
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haber un tiempo cuando comienzan la
construcción de la casa, pero no es una casa
hasta que los planos se completen en la
realidad. La palabra "edificaré" En el griego
es durativa, y nuestro Señor simplemente
está diciendo, "Sobre esta roca estaré
edificando mi iglesia." La iglesia mencionada
acá no es todavía una iglesia; es una iglesia
que está siendo edificada. Por eso no hay tal
cosa como una iglesia universal y no hay
enseñanza de que el cuerpo de Cristo es una
iglesia. La palabra "Iglesia" vino de la
palabra griega que significa "Una asamblea
llamada afuera." Puesto que el cuerpo de
Cristo todavía no ha sido llamado afuera y
convocado, todavía no es una iglesia. Note
Hebreos 12:23, "A la congregación de los
primogénitos que están inscritos en los cielos,
a Dios el juez de todos, a los espíritus de los
justos hechos perfectos." La iglesia del
primogénito, se hará así cuando ella sea una
asamblea llamada afuera. Ella será una
asamblea llamada afuera al arrebatamiento
cuando todos los salvos, ambos muertos y
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vivos, sean llamados en el aire para
convocarse juntos ¡Entonces y solamente,
entonces todos los creyentes llegarán a ser
una iglesia!
Se debe acentuar mucho esta enseñanza
pues mucha gente involucra al cuerpo local de
creyentes, lo cual es la iglesia de esta época; o
quizás se debe decir, las iglesias de esta
época.
La verdad es que no existe ni una
mención en la Biblia que la iglesia fue
establecida en Pentecostés. Aquella
organización local conocida como la iglesia
nueva testamentaria fue establecida en algún
tiempo durante la vida de Jesús. Mateo
18:15-17, "Por tanto, si tu hermano peca
contra ti, ve y repréndele estando tú y él
solos; si te oyere has ganado a tu hermano.
Más si no te oyere, toma aún contigo a uno o
dos para que en boca de dos o tres testigos
conste toda palabra. Si no los oyere a ellos,
dilo a la iglesia; y si no oyere a la iglesia,
tenle por gentil y publicano." Aquí Jesús
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dice, "Dilo a la iglesia." Él no dice, "Dilo a la
iglesia futura." Él dice, "Dilo a la iglesia."
Por lo tanto, sabemos que la iglesia ya existía
en el tiempo que fue escrito este capítulo.
Luz adicional es dada a esto en Hechos 2:41 y
47, "Así que, los que recibieron su palabra
fueron bautizados; y se añadieron aquel día
como tres mil personas. Alabando a Dios, y
teniendo favor con todo el pueblo. Y el Señor
añadía cada día a la iglesia los que habían de
ser salvos." Es imposible añadir algo a algo
que no existe. La iglesia ya existía en
Pentecostés y se añadieron las gentes en
aquel tiempo. Muy a menudo hay gente que
menosprecia la iglesia nuevo testamentaria
diciendo que, son de la "Iglesia grande" o de
la "Iglesia de los lavados por la sangre." etc.
Estos términos pueden ser espirituales, pero
la verdad es que nadie es un miembro de una
iglesia a menos que él se halla afiliado con un
grupo de creyentes nacidos de nuevo tal como
nuestro Señor estableció en algún tiempo
durante su ministerio terrenal.
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Viene la pregunta: “¿Cuándo estableció
El, la iglesia?" La Biblia no lo dice, pero, es
posible que en Mateo 10 cuando Él llamó a
sus discípulos y Él los convocó, estuvo
estableciendo su iglesia en aquel tiempo. No
es sabio ser dogmático en esto, pero es sabio
dogmático enfatizando que la iglesia no fue
establecida en Pentecostés. Es muy
importante fijarse en esto porque mengua la
atención del significado verdadero de
Pentecostés -- el hecho de que la iglesia oraba
y testificaba, y tres mil personas fueron
salvas, y Dios nos dio como Moody dijo, "Un
día ejemplar."
2. Pentecostés no es la primera venida
de la plenitud del Espíritu Santo. Hay los
que enseñan que la plenitud del Espíritu
Santo vino por primera vez en Pentecostés.
Es importante que este error sea refutado
para que se quite otra de las distracciones de
lo que verdaderamente ocurrió en el
Pentecostés. Es indudable que la plenitud
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del Espíritu Santo fue conocida por muchos
antes del día de Pentecostés.
Juan el bautista fue lleno del Espíritu
Santo desde que estaba en el seno de su
madre. Lucas 1:15, "Porque será grande
delante de Dios. No beberá vino ni sidra, y
será lleno del Espíritu Santo, aun desde el
vientre de su madre."
Zacarías fue lleno del Espíritu Santo.
Lucas 1:67, "Y Zacarías su padre fue lleno del
Espíritu Santo, y profetizó diciendo."
Jesús fue lleno del Espíritu Santo. Lucas 4:1,
"Jesús lleno del Espíritu Santo volvió del
Jordán, y fue llevado por el Espíritu al
desierto."
Bezaleel fue lleno del Espíritu Santo.
Éxodo 35:30 y 31. "Y dijo Moisés a los hijos
de Israel: mirad, Jehová ha nombrado a
Bezaleel hijo de Uri, hijo de Hur, de la tribu
de Judá; y lo ha llenado del Espíritu de Dios,
en sabiduría, en inteligencia, en ciencia y en
todo arte."
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Por lo tanto, no es difícil ver que el
Pentecostés no era el día cuando los
cristianos fueron llenos por primera vez del
Espíritu Santo es indudable que otros en el
Antiguo Testamento fueron llenos del
Espíritu Santo y que esta plenitud fue
simplemente descrita en otros términos. En
Jueces 6:34 leemos que el Espíritu del Señor
vino sobre Gedeón. En Jueces 14:6 leemos
que el Espíritu del Señor vino sobre Sansón.
En Primera de Samuel 11:6 leemos que el
Espíritu del Señor vino sobre Saúl. En I
Samuel 16:13 leemos que el Espíritu del
Señor vino sobre David. Todas estas
ocasiones ocurrieron antes del Pentecostés,
así que se quita otra de las distracciones de lo
que verdaderamente ocurrió en Pentecostés --
aquel gran día ejemplar cuando la iglesia
oraba y testificaba y tres mil fueron salvos.
3. Pentecostés no fue el comienzo de la
morada del Espíritu Santo en el creyente.
Hubo un tiempo cuando el Espíritu Santo no
moraba en todos los creyentes. Esta venida
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del Espíritu para morar en el pueblo de Dios
es enseñada por muchos que ocurrió en
Pentecostés. Sí, el Espíritu Santo fue
prometido por Jesús. Juan 14:16 y 17, "Y yo
rogaré al Padre, y os dará otro Consolador,
para que esté con vosotros para siempre: el
Espíritu de verdad, al cual el mundo no
puede recibir, porque no le ve, ni le conoce;
pero vosotros le conocéis, porque mora con
vosotros, y estará con vosotros." Es decir que
Él es para morar en los creyentes. Romanos
8:9, "Mas vosotros no vivís según la carne,
sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de
Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene
el Espíritu de Cristo, no es de él." I Corintios
6:19 y 20, "¿O ignoráis que vuestro cuerpo es
templo del Espíritu Santo, el cual está en
vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois
vuestros? porque habéis sido comprados por
precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro
cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de
Dios." Sin embargo esta morada, del Espíritu
Santo para morar en los creyentes no ocurrió
en Pentecostés. Juan 7:37-39, "En el último
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y gran día de la fiesta alzó la voz diciendo: si
alguno tiene sed, venga a mí y beba El que
cree en mí, como dice la Escritura, de su
interior correrán ríos de agua viva. Esto dijo
del Espíritu que habían de recibir los que
creyesen en él; pues aún no había venido el
Espíritu Santo, porque Jesús no había sido
aún glorificado." Note que el Espíritu Santo
"No había venido, porque Jesús no estaba aún
glorificado." En otras palabras lo que fue
necesario antes de que el Espíritu Santo
pudiera venir para morar en los creyentes era
que Jesús tenía que ser glorificado. Por lo
tanto, era en la resurrección de Jesús cuando
el Espíritu Santo vino para morar en los
creyentes, ¡No en Pentecostés!
Luego examine a Juan 20:19-22, "Cuando
llegó la noche de aquel mismo día, el primero
de la semana, estando las puertas cerradas
en el lugar donde los discípulos estaban
reunidos por miedo de los Judíos, vino Jesús,
y puesto en medio, les dijo: paz a vosotros. Y
cuando les hubo dicho esto, les mostró las
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manos y el costado. Y los discípulos se
regocijaron viendo al Señor. Entonces Jesús
les dijo: Paz a vosotros. Como me envió el
Padre, así también os envío. Y habiendo
dicho esto, sopló, y les dijo: Recibid el
Espíritu Santo." Note que Jesús llegó al
aposento alto en su cuerpo glorificado y dijo a
sus discípulos, (Tomad) "Recibid el Espíritu
Santo," así que la venida del Espíritu Santo
para morar en los creyentes no fue en
Pentecostés, más bien, cuando el cuerpo del
Señor fue glorificado. Puede parecer al lector
una cosa trivial. Sin embargo, se hace
importante por el hecho que se quita otra de
las cosas que nos distrae de la gran verdad de
Pentecostés, cuando la iglesia oraba y
testificaba y tres mil fueron salvos, dándonos
un día ejemplar para la iglesia Novo
testamentaria.
4. Pentecostés no fue el comienzo de una
nueva dispensación. No entraremos en un
tratamiento de la controversia del
dispensacionalismo. El autor cree, sin
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embargo, que es una cosa peligrosa hablar de
una dispensación de ley y una dispensación
de gracia. Este guiará a algunos débiles a
creer que hubo un tiempo cuando el hombre
estaba bajo la ley y ya está bajo la gracia.
Desde el momento que Adán y Eva ofrecieron
un sacrificio el cual señaló al sacrificio de
Dios, el cual fue su hijo, que un día realizaría
en el Calvario, el hombre ha sido SALVO
POR GRACIA.
El propósito de la ley del día que fue dado
todavía es el propósito de la ley hoy en día.
La ley es santa y buena. Romanos 7:12, "De
manera que la ley a la verdad es santa, y el
mandamiento santo, justo y bueno." La ley es
dada para que conozcamos nuestros pecados.
Romanos 7:7, "¿Qué diremos, pues? ¿La ley
es pecado? en ninguna manera. Pero yo no
conocí el pecado sino por la ley; porque
tampoco conociera la codicia, si la ley no
dijera: no codiciarás. "La ley es como un
plomo para revelar nuestras verdaderas
desviaciones y es un espejo para revelar
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nuestra verdadera condición e inhabilidad
para satisfacer la verdadera justicia de Dios.
La ley fue establecida para que el pecado se
mostrara como pecado Romanos 7:13,
"¿Luego lo que es bueno vino a ser muerte
para mí? En ninguna manera; sino que el
pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí
la muerte por medio de lo que es bueno, a fin
de que por el mandamiento el pecado llegase
a ser sobremanera pecaminoso." Entonces
pudiéramos decir que aunque debemos de
tratar de guardar los mandamientos de Dios,
es imposible hacerlo. Por lo tanto, la ley fue
establecida para quebrantarla en vez de ser
guardada, no que Dios quiso que la
quebrantáramos sino que Dios supo que
éramos impotentes para cumplirla. Dios,
sabiendo que al hombre le gusta establecer su
propia justicia, nos dio la ley para revelarnos
nuestras injusticias y para darnos cuenta que
no podemos salvarnos; y que para ser salvos
tenemos que llegar a quien cumplió la ley por
nosotros, el Señor Jesús. Este fue el
propósito de la ley en el día que fue
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establecida y será el propósito hasta que
Jesús venga otra vez.
La salvación fue por gracia cuando Adán
confió en el Mesías venidero, mostrando su
confianza al derramar la sangre de un
sustituto inocente. La salvación será por
gracia hasta que Jesús venga otra vez. Nadie
jamás ha sido salvo por guardar la ley. Nadie
jamás ha guardado la ley. Entonces la ley
fue establecida para mostrarnos que no
podemos lograr la justicia de Dios en nosotros
mismos, motivándonos a ir a Jesús quién es
justicia para nosotros. Romanos 10:2 y 3,
"Porque yo les doy testimonio de que tienen
celo de Dios, pero no conforme a ciencia.
Porque ignorando la justicia de Dios, y
procurando establecer la suya propia, no se
han sujetado a la justicia de Dios."
Es otra cosa peligrosa hablar de los siete
evangelios. Aunque los teólogos pueden
entender lo que significa, el Cristiano débil
puede ser engañado hasta pensar que han
habido siete manera de ser salvos en la
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historia del hombre. Ha habido sólo un
evangelio, y nunca será otro, y esto es las
buenas nuevas, que el hombre, aunque es
pecador, puede ser justificado en la vista de
Dios por fe en la obra completa del calvario,
donde nuestra deuda de pecado fue pagada
por Jesús.
Como fue antes mencionado, éste no es un
esfuerzo para discutir los méritos o
desméritos de dispensacionalismo. Es una
declaración enfática que cualquiera de las
dispensaciones que pueden o no existir en la
Biblia, ¡ninguna dispensación empezó en
Pentecostés! Ningún cristiano pudiera
sentarse con SOLO su Biblia a llegar a esta
conclusión. Que nos acordemos de nuevo que
el punto aquí no es desviarnos de las
doctrinas, más bien quitar las cosas que
obscurecen el verdadero significado del
Pentecostés - la iglesia oraba y testificaba y
tres mil almas fueron salvas, dándonos un
día ejemplar para la iglesia de esa época.
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5. Pentecostés fue un día ejemplar
cumpliendo la profecía de Joel 2:28 y 29, "Y
después de esto derramaré mi Espíritu sobre
toda carne, y profetizarán vuestros hijos y
vuestras hijas; vuestros ancianos soñaran
sueños, y vuestros jóvenes verán visiones. Y
también sobre los siervos y sobre las siervas
derramaré mi Espíritu en aquellos días".
Esta profecía contó acerca de la época
después de la resurrección de nuestro Señor
cuando el mensaje de Cristo sería llevado a
todo el mundo y que el asombroso poder del
Espíritu Santo estaría disponible no solo para
un Zacarías acá y un Juan bautista allá, pero
para toda carne. En otras palabras, ¡Ahora
todos pueden ser ganadores de almas y todos
pueden hacer la obra de Cristo, y todos
debemos hacerlo! Juan 14:12, "De cierto, de
cierto os digo: El que en mí cree, las obras que
yo hago, él las hará también; y aún mayores
hará, porque yo voy al Padre." El potente
poder de Dios se hizo disponible a otros.
Pentecostés fue sólo la primera vez que
ocurrió después de la resurrección de Cristo.
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Para concluir esta discusión, debe ser
enfatizado que el deseo del autor no es para
dividir a los creyentes con referencia al
establecimiento de la iglesia, en el momento
en que el Espíritu Santo moró en los
creyentes, etc. Si persisten diferencias en
estas líneas, no destruirán el espíritu del
autor. La intención de esta discusión es para
enfatizar que cualquier otra cosa que pueda o
no haber sido Pentecostés, por lo menos, fue
el momento de la salvación de tres mil
personas cuando Dios decía a las iglesias
Novo testamentarias - -
"Mire a Jerusalén en Pentecostés y verá lo
que está, disponible para ustedes durante
toda la época."
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¿Quién es el Editor Hno.
Samuel Gaddis? 2014
Soy Contratista de Aíre acondicionado y
constructora de casas (ya jubilado). ¡No
soy pastor! Trabajo solo, no hay obreros.
Tengo 81 Años de edad. Después de años
siendo religioso en una iglesia que no
enseñó claro la necesidad de nacer de
nuevo -- fui salvo en una Iglesia Bautista a
la edad de 21 años. Fui diácono y maestro
de escuela Dominical por más que 35
años. Me gustaba ganar almas en la
cárcel. Aprendí el español a la edad de 52
años, para ministrar el evangelio.
El nombre "BIBLE MISSION
FELLOWSHIP" Y "Editorial Gran
Comisión" aparece en libros, sobres y
cursos es nombre de mi ministerio, no
significa iglesia.
En el año 1962 (más o menos) aprendí
del utilidad y poder de literatura y de la
necesidad por literatura en español.
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Compré mucha literatura y en el año 1992
es cuando hice el primero libro impreso.
Al leer los libros, sabrás porque escogí
los sermones de Dr. Tommy Ashcraft para
imprimir, más que nada tuve permiso y
disponible 300 mensajes en casetes para
seleccionar.
Hoy en día Dios me ayuda, mando
más que 40,000 libros por año a hermanos
e iglesias, México y a presos en 95
prisiones en California y por USA.
Yo predico en el campamento de
detención de la `Migra' en la ciudad de El
Centro CA, un servicio cada semana. En
este corralón se encuentra más que 575
hombres detenidos de varios países. Hoy
en día; hagamos los servicios en la
comedora de la cocina. Cada semana veo
salvos nuevos. Ya cumplí 23 años de
hacerlo.
Estoy haciendo la Escuela por
correspondencia con "Escuela Gran
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Comisión" (6 cursos) con cuestionarios
para 6 de los libros.
He predicado cada sábado y domingo
por 5 años en 2 prisiones del estado. Ya
no tengo las fuerzas para hacer esto.
Hermano Sam ¡Por la Gloria de Dios!
Dios te Ama
El día 25 de Septiembre del 2013, Dios
llamó a su presencia el Hno. Sam Gaddis,
editor de la Editorial "Gran Comisión".
Gracias a Dios por el ministerio del hno.
Sam Gaddis. En lo personal fue de gran
bendición a través del material impreso
que nos hizo llegar.
Pastor Norberto Sánchez
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Libros Ofrecidos Damos gracias a Dios por el ministerio del Hno. Sam Gaddis, y bajo su
permiso se han dispuesto vía electrónica los libros; pero por causa de su
partida con el Señor, libros físicos no hay, pero rogamos de sus oraciones el
poder distribuir este material en su formato físico próximamente.
Más Libros Ofrecidos:
Folleto # 1 "Jesucristo Salva", “Un Gran Folleto”, El Plan Claro De La Salvación.
Folleto # 2: “La Segunda Venida De Jesucristo"
Libro # 2: "Empezando A Ser Un Discípulo De Jesucristo", Por Dr. Tommy
Ashcraft:
Libro # 3: "Principios De La Vida Cristiana", Por Dr. Tommy Ashcraft:
Libro # 4: "Amor", Por Dr. Tommy Ashcraft, “Claves Fundamentales Para El
Éxito" En Toda Relación.
Libro # 5: "Tenga `Victoria' Sobre El Diablo Y El Pecado", 5 Sermones Por Dr.
Ashcraft, Dr. Curtis Hutson, y Dr. J. R. Rice
Libro # 6: "El Fuego Del Ganador De Almas",Por Dr. J. Rice, Animando Al
Cristiano A Ganar Almas
Libro # 8: "La Oración: Pedir Y Recibir", Por Dr. John Rice, Indispensable Para
Cada Cristiano.
Libro # 9: "La Oración: Ayunar", Por J.R. Rice.
Libro # 10: "El Espíritu Santo Y Su Obra", Por Dr. Jack Hyles / 12 Capítulos
Seleccionados De Su Gran Libro Con 35 Capítulos, "Conozca El Espíritu Santo".
Libro # 11:"La Plenitud Del Espíritu”, Por Tres Pastores: Dr. John R. Rice, Dr.
Curtis Hutson, Dr. Jack Hyles.
Libro #12: “El poder de la oración: La Oración Con Poder”, Por el R.A. Torrey
Enseñanza #1: “Corrige A Tu Hijo”, Pastor David Cortes.
Todos disponibles en la página web:
www.icbf.com.mx/literatura
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