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ISSN 1853-1873
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La Política Exterior de Estados Unidos en la Guerra de Irak
¿Qué lineamientos tuvo en cuenta Washington durante los últimos siete años? ¿Llegó a su fin la Guerra?
Nadia Picco
EEUU- Europa AI 040/2010
28 de octubre de 2010
G R U P O D E E S T U D I O S I N T E R N A C I O N A L E S C O N T E M P O R Á N E O S 2
RESUMEN
Por casi una década Estados Unidos ha estado librando una Guerra contra el
Terrorismo, la cual se hizo concreta y plausible en territorio iraquí. Hoy, la potencia se
retira del escenario de batalla. Pero ¿Qué es lo que llevó a EEUU a librar este conflicto?
El siguiente trabajo tiene por objeto realizar un profundo análisis para dilucidar cuáles
fueron los discursos o ideas que subyacieron a la política de la administración
norteamericana en estos años y que devinieron en su accionar en Irak, hasta hace un
mes atrás. Para con ello, poder comprender como se efectúo la modificación al curso
de la historia internacional, desde el punto de vista del accionar de Estados Unidos al
seguir un modelo de conducción político concreto.
Palabras Clave: política exterior de Estados Unidos, guerra de Irak, guerra contra el
terrorismo, tradición jacksoniana, Carta de América, doctrina Bush
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La Política Exterior de Estados Unidos en la Guerra de Irak
¿Qué lineamientos tuvo en cuenta Washington durante los últimos siete
años? ¿Llegó a su fin la Guerra?
Nadia Picco1
Introducción
A lo largo del presente escrito se intentará delinear cómo se configuró la
política exterior de Estados Unidos aplicada desde el comienzo hasta el fin de la Guerra
de Irak. En otras palabras, se realizará una búsqueda sobre qué es lo que subyace a
las decisiones que fueron tomadas post 11-S.
Los atentados terroristas sirvieron como justificativo del cambio radical en la
política exterior estadounidense y en su manera de comprender el mundo; asimismo,
de acuerdo a las repercusiones que generaron, estos cambios contribuyeron a la
reodernación del sistema internacional, por ejemplo en la supresión del
multilateralismo para la solución de controversias. La “guerra preventiva” fue la
herramienta por excelencia de George W. Bush para embarcarse en la “guerra contra
el terrorismo” (De la Gorce 2002: 8).
Cabe preguntarse entonces ¿qué es lo que se encuentra por debajo e intrínseco
a la doctrina utilizada para justificar la guerra? La respuesta a ello puede encontrase en
la tradición de la escuela jacksoniana y el neoconservadurismo, las cuales se espera
puedan otorgar las herramientas para entender estas cuestiones, enmarcadas en un
análisis de contenido de la identidad estadounidense.
De igual modo, lo estipulado en la “Carta de América”, redactada por
numerosos, conocidos y representativos intelectuales americanos2, servirá para
conocer la postura estadounidense frente al mundo y respecto a la temática a abordar.
Todo lo anteriormente descrito, ayudará y proporcionará las herramientas
necesarias para comprender lo que sucedió en los últimos diez años en relación a la
política exterior aplicada desde Washington en su combate al terrorismo y su cruzada
en Irak, del mismo modo que dará acceso a poder vislumbrar las perspectivas futuras
tanto para Irak como para EEUU con la retirada de las tropas norteamericanas.
1 La autora es estudiante avanzada de la Lic. en Relaciones Internacionales (UCC). 2 Fukuyama, Walzer, Etzioni, Huntington, Putnam, Skocpol, Marshall, entre otros.
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11-S de 2001, ataques terroristas al WTC y al Pentágono
El 11 de septiembre del año 2001, se produjeron los hechos más significativos
de los últimos tiempos en lo referido a las relaciones internacionales ¿fueron estos
hechos los que reconfiguraron el modo de pensar el mundo? O ¿fue la respuesta de la
Casa Blanca la que hizo que muchos países comenzaran a pensar en nuevas amenazas
y las mejores respuestas para ellas?
Ese día, cuatro aviones pertenecientes a líneas aéreas comerciales, fueron
secuestrados por miembros de la organización Al-Qaeda y estrellados contra grandes
símbolos del imaginario estadounidense: las Torres Gemelas en Nueva York y el
Pentágono en Washington, haciendo perder la vida de miles de personas. Un cuarto
avión no logró llegar al objetivo, pero igual se cobró la vida de casi cien pasajeros.
La organización terrorista se adjudicó los ataques, con la convicción de que
estaban envueltos en una “Guerra Santa” que llevaba a cabo una “cruzada” contra los
Estados Unidos. A fines del 2001, se difunde un video en el que Bin Laden es
protagonista, y donde afirma que occidente en general, y Estados Unidos, en
particular, tiene un odio indecible por el Islam. El terrorismo contra Estados Unidos es
benéfico y está justificado (El Mundo, 2001). Con esa frase, el saudí sella su identidad
tras el rótulo de enemigo eterno de Norteamérica.
Las razones que adujo Bin Laden para perpetrar el ataque fueron el apoyo
histórico de EEUU a Israel, la injerencia en la Península Arábiga en la Guerra del Golfo
en 1990, el asentamiento de tropas “infieles” en territorios santos y el daño ocasionado
a Irak en aquél entonces. Así es como, post 11-S, Al-Qaeda ha exhibido y dado a
conocer una gran variedad de videos y comunicados que confirman esta postura,
frente a la cual EEUU ha mantenido un ferviente enfrentamiento, según las ideas de “el
fin de la historia y el último hombre” de Fukuyama (1992), donde se traslada el
enemigo comunista, enmarcado en la Guerra Fría, hacia el terrorismo en nuestros
tiempos.
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¿Entonces, qué hubo detrás de la política norteamericana en la era
Bush?
Tradición jacksoniana (TJ)
Dentro de las escuelas3 tradicionales más importantes de la política exterior
estadounidense, se encuentra la escuela Jacksoniana. Jackson fue el séptimo
presidente americano, y el primero elegido por sufragio universal. Sus ideales fueron
plasmados en una especie de tipo ideal weberiano cuyos rasgos característicos pueden
observarse en las directrices de la política exterior.
Quienes adscribían a tales ideales eran denominados halcones4, y formaban
parte de un partido militar y popular. Sus intereses eran definidos a través del Código
de Honor estadounidense, del cual cabe destacar algunas líneas rectoras como el
coraje en las armas, la igualdad, respeto a la edad y éxito económico. Su estrategia se
basaba en un Realismo al estilo europeo5 (necesidad de multilateralismo), pesimismo
frente a los demás (paranoia por ataques externos), y la doctrina de la guerra (Russell
Mead 1999/2000).
En este último punto es necesario detenerse, para analizar las similitudes con
las políticas actuales. Esta doctrina de la guerra, esbozaba una serie de ítems a
considerar.
En primer lugar, dividía a los enemigos en honorables (quienes peleaban con
las mismas reglas) y no honorables (los que no las seguían). Esta división también la
desarrolla Carl Schmitt, aludiendo que la posibilidad de reconocer al enemigo implica la
identificación de un proyecto político que genera un sentimiento de pertenencia
(Delgado Parra 2001). Así, se toma al “Eje del mal” y Al-Qaeda, como ese exterior
constitutivo y amenazante al proyecto político occidental liderado por Estados Unidos.
El terrorismo es un enemigo sin rostro, que mediante la yihad utiliza métodos
contrarios a la dignidad humana, a la democracia y a la libertad, que son valores
supremos para la potencia. Por ello la mera existencia de ambas entidades daña la paz
mundial.
En segundo término, las guerras deben ser peleadas con el menor costo de
vidas posible, pero con todos los medios al alcance, sin importar los daños colaterales
que se produzcan con tal de cumplimentar la finalidad necesaria. El objetivo táctico y
3 Los lineamientos de cada escuela suelen vislumbrarse en las políticas de los partidos, pero estos hoy en día son altamente difusos y suelen mezclarse unas con otras. 4 En contraposición a las palomas, símbolo de la paz, de la escuela de Wilson o de Jefferson. 5 Sistema de alianzas para crear un balance de poder (multilateralismo).
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estratégico de la guerra es vencer la voluntad del enemigo, o sea, imponer el liderazgo
mesiánico de EEUU en el orden internacional.
Algunas de estas características se ven repetidas en el contenido de la Carta de
América, por lo que es posible confirmar que esta escuela, a pesar de su antigüedad,
sigue presente hoy en día, y como botón de muestra basta mencionar la Guerra
desatada en Irak post atentados del 11-S.
Carta de América (CdA)
La Carta de América fue un documento firmado por sesenta intelectuales
norteamericanos, publicada en el año 2002. Ésta busca comprender el fenómeno
terrorista que impactó en la sociedad a principios de década. La masa crítica que la
redactó entendía que era necesario defenderse a través de las armas, aunque la
guerra sea un sacrificio y sea causa de pérdida de miles de vidas humanas (Fukuyama,
Huntington, 2002). Las razones morales están atrás de estas acciones, y los principios
que las rigen tienen una validez universal y son plausibles de ser llevados hacia el resto
de la universalidad. Tales razones morales están basadas en cinco verdades
fundamentales que, a su vez, van a nutrir los valores americanos:
1. Todas las personas poseen dignidad humana innata (esto se recoge tanto de la
tradición liberal de la ley como de la tradición religiosa estadounidense), que sólo
puede ser desarrollada en un Sistema Democrático.
2. Existen verdades morales universales, que son extraídas a través de documentos
que conformaron a la nación americana, como la declaración de la independencia,
pero que son tomados como leyes de la naturaleza y de la naturaleza de Dios.
3. Cuando existen desacuerdos, la mejor manera de sobreponerse es mediante la
civilidad, abiertos a otros puntos de vista, para la búsqueda razonable de la verdad.
4. Libertad de conciencia y de religión son derechos inviolables de la persona.
5. Estos valores son universales y aplicables a cualquier persona sin distinción de raza,
religión, género, etc. Y es por esto que cualquier persona en principio puede
convertirse en americano (Fukuyama, Huntington, 2002).
Hay quienes critican estos argumentos diciendo que es imposible aplicarlos
universalmente, sin embargo según este grupo de intelectuales, por más que los logros
de EEUU son propios de su civilización, todas las personas son creadas iguales y son
pasibles de ser introducidas a la comunidad occidental bajo el ala norteamericana.
Este documento repudia el uso del nombre de Dios para llevar a cabo una
“guerra santa” o “Yihad islámica”, ya que esto niega la fe religiosa. Es decir, repudian
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de igual modo tanto los ataques del 11-S como cualquier otro hecho que tenga los
mismos objetivos. Estos eruditos, provenientes de diferentes concepciones religiosas,
acuerdan que son las mismas religiones parte fundamental de la base de la sociedad,
ya que las personas por naturaleza se preguntan cosas en orden de conocer verdades,
por ello aluden que el ser humano es por naturaleza religioso. Estados Unidos
entonces, quiere ser una sociedad en la cual libertad y fe puedan ir de la mano. Su
gobierno es secular pero se encuentra bajo el amparo de Dios.
Siguiendo la matriz teórica del escrito y aún más importante, se le impone a la
nación del norte, una responsabilidad para amar la misericordia o usar todo su poder
para prevenir la guerra y vivir en paz (Fukuyama, Walzer, Huntington, 2002).
Es así como se configura lo que se denomina Guerra Justa, la cual a partir de
reflexiones morales, plantea que es necesario responder al mal y detenerlo. La Guerra
no sólo es moralmente permitida si no también moralmente obligatoria, y tras los
atentados del 2001, se presentó el momento oportuno para llevarla a cabo. A partir de
esta breve descripción de la “Carta de América”, se puede observar cuánto hay de ella
en las acciones del gobierno de Bush, en particular en referencia a su respuesta frente
a los actos terroristas y el consiguiente ataque a Irak. De esta manera, es posible
afirmar, que en Norteamérica el rol de los intelectuales es extremadamente poderoso,
no únicamente porque la mayoría de estos son miembros de los partidos políticos sino
también porque influyen de manera decisiva en la política de Estado. Los Think Tanks6,
son fuertes grupos en la configuración de la sociedad de EEUU y, generalmente son
asesores de los altos mandos de gobierno como el Secretario de Estado, el Secretario
de Seguridad Nacional, entre otros, que son los tomadores de decisiones más
relevantes. En el asunto en cuestión, los pensadores que escriben este instrumento
fueron miembros del partido Republicano, en su mayoría, y del ala conservadora, y
algunos miembros del Proyecto “For a New American Century”.
Doctrina Bush y el neoconservadurismo (DB)
La doctrina de Bush comienza con el abrazo al precepto de que Estados Unidos
es la única superpotencia en el mundo y debe preservar ese rol hacia un futuro
indefinido (Schmitd y Williams 2008). El enemigo tiene que ser destruido antes de que
pueda llegar a emerger y que la nación norteamericana pueda ver en peligro esa
6 Institución investigadora que ofrece asesoramiento, ideas o consejos sobre asuntos de política, comercio o asuntos militares. En Norteamérica se encuentran 1777 Think Tanks, es decir el 34% del total mundial. Es decir es muy importante su presencia.
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posición de líder. El neoconservadurismo apoya estas ideas en total contraposición a la
idea de “balance de poder”, más afín a la teoría realista7. Los realistas nunca hubiesen
invadido Irak, porque significaba hundir a un Irak que balanceaba el equilibrio de
poder en la región frente a Irán.
A medida que pasaba el tiempo, Bush iba virando más hacia el lado del
neoconservadurismo, las arduas críticas de Morgenthau a ese rumbo se veían en frases
como: “una política exterior basada en un principio moral, cuya definición relega el
interés nacional dejándolo en el piso, es una política de suicido nacional actual o
potencial (Schmitd y Williams 2008: 17).” Por más fuertes que fueron sus críticas, Bush
siguió adelante con su empresa de llevar ese principio moral, la democracia, hacia
todos los rincones del planeta, e Irak sería el primero en convertirse a régimen
occidentalizado de la mano de la potencia norteamericana.
El 1º de junio del 2002 el presidente George W. Bush presentó frente a la
academia militar de West Point la estrategia militar que inspiró a su invasión. Según el
presidente, las amenazas que Estados Unidos debió afrontar provenían de grupos
terroristas internacionales y de los Estados que los albergaban o apoyaban, pero
también de aquellos que poseían armas de destrucción masiva (ADM) (De la Gorce,
2002). Tal concepción produjo un vuelco en la seguridad internacional. Para esas
nuevas amenazas, con características innovadoras y sin una cara visible, debían
prepararse también nuevas respuestas con las cuales combatir, como claramente fue la
“guerra preventiva”. El nuevo objetivo de Washington en ese entonces era prevenir
que esos ataques se vuelvan a perpetrar y, mediante aquella estrategia se llegaría a tal
objetivo.
Poniendo en jaque el Derecho Internacional Público y el concepto de legítima
defensa8, plasmada en el artículo 51 de la Carta de las Naciones Unidas, Estados
Unidos redefinió qué significa defenderse.
A través de la definición de guerra justa, los autores de la Carta de América,
generaron una amplia ambigüedad entre defensa propia y agresión9. Defensa, que
desde 2001 en adelante, sería encontrar a los terroristas mediante una “Intervención
Defensiva” en los países definidos como integrantes del Eje del Mal: Irak, Irán y Corea
del Norte, por albergar terroristas y poseer ADM. Esto logra erosionar el concepto de
7 Se entiende por realismo, según Doyle, la concepción teórica que supone que existe una suerte de anarquismo en el plano internacional, los actores son Estados soberanos que poseen poder para influir en la configuración del sistema y que la guerra es una posibilidad siempre presente. 8 Entendida como un uso proporcional a un primer ataque del enemigo, sólo para hacerlo cesar. 9 Primer uso de la fuerza armada (ver resolución 3314 de la Asamblea General de Naciones Unidas /1974).
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soberanía del Estado Moderno, no exclusivamente extendiéndose al territorio y
población sino también rigiendo sobre la misma naturaleza humana (Matta 2003).
Guerra de Irak en hechos
En marzo de 2003, se llevó a cabo la Cumbre de Las Azores, que tenía como
objetivo conseguir el apoyo de la ONU para la invasión a Irak, por parte de EEUU, Gran
Bretaña y España. Frente a la negativa de la organización internacional, cuatro días
después comenzaron los bombardeos en Bagdad bajo el nombre de la “Batalla de Irak”
que según la Casa Blanca, fue cumplimentada el 1º de mayo de ese mismo año (Farrell
2010).
Estados Unidos, meses después, nombra a un gobierno compuesto por
veinticinco irakíes, tras un arduo debate entre los diferentes grupos étnicos. Dicha
situación, hizo que la insurgencia y el descontento entre la población aumente
considerablemente, traduciéndose en la lucha contra las potencias presentes en el
territorio.
Llegado diciembre de 2003 es capturado el dictador Saddam Hussein bajo las
manos del ejército extranjero. En diciembre de 2006 es ejecutado por un tribunal
formado por sus captores (Farrell 2006).
Paradójicamente, la presencia de Al-Qaeda en Irak, y a diferencia de lo que
creía en EEUU, se produce después de que Saddam Hussein es alejado del poder.
Comienza a operar una de sus facciones llamada “Mesopotámica”. Se trata de un
grupo yihadista, con la mayor parte de sus miembros de la etnia musulmana sunní.
Numerosos atentados que hicieron perder la vida a muchas personas, tanto civiles,
políticos como así también militares, han sido atribuidos a esta agrupación. (Greg y
Jeffrey 2010).
El proceso de democratización en el Irak comienza en el año 2004. Después de
décadas de dictadura, el pueblo irakí va a las urnas, eligiendo como su mandatario a
Alaui, de la facción chiita. En el año 2005 se redacta una nueva Constitución aprobada
por referéndum popular, y es en el año 2006 cuando nuevas elecciones le dan el
triunfo al actual primer ministro Maliki (Farrell 2010). Dicho proceso se dio en medio de
múltiples congestiones sociales y étnicas que azotaron al país y que dieron lugar al
registro de hechos de violencia, como atentados diarios que causaron la perdida de
muchas vidas civiles y militares, secuestros extorsivos, asesinatos y olas de violencia
indiscriminadas.
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Con la llegada de Barack Obama a la presidencia en el año 2009, se da un
nuevo giro trascendental en los lineamientos de Washington sobre el futuro de Irak. En
primer lugar porque este país ya no va a representar la prioridad en la agenda, siendo
desplazado por el conflicto de Afganistán que se agudiza día a día; y en segundo
término, porque ya no se considera más como enemigo al Islam, sino sólo y
particularmente a Al-Qaeda. Tal accionar devino en el retiro (definitivo de las tropas en
el) de tropas definitivo del país asiático y en la finalización formal de la Guerra que se
extendió por siete sangrientos y largos años. Ahora bien, el retiro de las tropas y el
cambio en la política exterior hacia Irak de Obama no parecen dar la solución definitiva
a la cuestión. Es más, las consecuencias del accionar neoconservador de Bush en el ex
país de Saddam Husein parecen seguir afectando tanto a Estados Unidos como al
propio Irak.
Conclusión
A través del análisis realizado a lo largo de este trabajo y uniendo los puntos de
contacto entre la Tradición Jacksoniana , la Carta de América y la Doctrina Bush
teñida del neoconservadurismo, es que es posible establecer cómo se consolidó, hasta
decantar en la tercera de ellas, la estrategia implementada por los EEUU durante la
mayor parte de la Guerra en Irak.
En primer término, la reivindicación de universalidad con la responsabilidad,
que describe el rol hegemónico del Estado, y con él la obligación de defender principios
que, aunque sean domésticos deben ser aplicados a todo el mundo. Entiéndase por
ello, la democracia, la fe, y la moral (presentes en la CdA y DB). En segundo término,
el lugar que se le da al enemigo ya que lo ubica en igualdad de condiciones. Se busca
vencer su voluntad, en este caso es el Eje del Mal y el Terrorismo quienes socaban los
valores y la moral universal (presentes en las tres líneas). En tercer lugar, la guerra o a
veces denominada Guerra Justa, Guerra Preventiva, Guerra contra el terror. En ella, se
utilizarían todos los medios de poder al alcance, aunque se pierdan vidas, dado que es
prioritario poner en marcha este mecanismo en pro de combatir el mal que amenaza
los valores y la moral.
Hoy, el retiro de las tropas estadounidenses del territorio iraquí, deja un vacío
de poder y una falta de seguridad nunca antes vista. El aumento de la violencia inter-
étnica y religiosa, acentuada por la implantación de un régimen democrático ficticio,
hace que el país medio oriental se encuentre en condiciones casi irreversibles. Ante
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este escenario es válido preguntarse ¿Cómo se hará efectivo el traspaso de
responsabilidades a las nuevas autoridades?, ¿Cómo se delinearán los planes
estratégicos para revertir la situación de anarquía que vive el país? ¿Cuál será el nuevo
rol de Estados Unidos post-conflicto?
La estabilidad institucional irakí todavía es muy endeble. El gobierno no es
capaz de brindar seguridad y estabilidad a la población, elementos necesarios e
imprescindibles del Estado para con la sociedad. La lucha étnica y religiosa es cada vez
más grave, países limítrofes como Irán o el mismo Estados Unidos se debaten el apoyo
de tales grupos para aglutinar elementos que le brinden más poder en aras de lograr
sus objetivos. Por otro lado, los altos grados de pobreza que han dejado desde hace
décadas los bloqueos económicos y el agudo atraso en el desarrollo, no predicen
buenos augurios de lo que será el futuro cercano iraquí.
En conclusión, la guerra en Irak se produce, sin dudas, por la fuerza que cobran
aquellas ideas tras el 11-S, haciendo notar que su impacto e implicancias deben ser
tenidos en cuenta a la hora de profundizar los debates teóricos que son la antesala de
las decisiones políticas. Lo sucedido en la ultima década, desde los ataques terroristas
y tras siete años de conflicto en el país asiático, saca a relucir que el modelo
neoconservador adoptado por EEUU no nació como una respuesta a los hechos del
WTC y el Pentágono, sino que fueron estos hechos los que se constituyeron como el
puntapié inicial para que esas ideas, que germinaban desde hacia décadas, sean
llevadas a la práctica y generaran consenso dentro de la sociedad estadounidense.
Después de siete años de guerra, EEUU se retira dejando un país devastado y
al borde del colapso, generando mayor inestabilidad en una región donde se
encuentra, actualmente, una de las mayores amenazas para su seguridad, Irán. Dado
que este ultimo cobrará mayor influencia con la caída de Irak, ¿no sería el verdadero
ganador? ¿Una guerra contra Irak le echaría leña al fuego de la rabia contra Estados
Unidos en todo el Medio Oriente y debilitaría -o quizás tumbaría- los gobiernos pro
estadounidenses? (Everest, 2002).
En consecuencia, a pesar de que la administración Obama se muestre
respetuosa del derecho internacional y de las instituciones, no sería sorprendente que
ante una nueva ola de inestabilidad en Irak, Washington decida intervenir o, como ya
se ha estado comentando en ciertos ámbitos, si Irán continúa con su desarrollo
nuclear, la opción militar como defensa preventiva. Por ello, no sería extraño que
algunos aspectos del neoconservadurismo o de la TJ y de la CdA sigan vigentes en los
próximos años como consecuencia de la estrategia adoptada por EEUU post 11-S.
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