la arquitectura prehispanica
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5/13/2018 La Arquitectura prehispanica - slidepdf.com
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del Sol y viviendas muiscas.
Museo Arqueol6glco de Sogamo
La arquitectura prehispanicaRoberto Lleras Perez / Eduardo Londono L.
El estudio de 1a arquitectura prehispdnica en Colombia est6 notablemente limi-
tado por la escasez de datos, a causa de 1a utilizaci6n de materiales perecederos y
de 1a ausencia de testimonios grdficos o escritos parala mayol parte de1 periodo.
La arqueologia se apoya en la inforrnacidn etnogrdfica correspondiente a comu-
nldades indigenas actuales, en 1as cuales sobreviven, sin mayores modificaciones,
1os patrones culturaies que determinan 1os modelos arquitect6nicos. Mediante el
uso de esta informacion, de los resultados de 1as excavaclones arqueol6gicas y
del examen de materiales culturales diversos, es posible reconstluir gran pane de
1os aspectos fundamentales,de la vivienda; otros, sin embargo, escapan a nuestro
conocimiento y solo pueden ser asumidos como probabilidades. En ocasiones se
prescinde del examen de ciertos aspectos cuando se estudia la arquitectura, por-
que se ha implantado cierta homogeneidad cultural que sienla normas universa-
les. Si se trata de arquitectura residencial, damos por descontado que la unidad
domdstica esla compuesta por una famllia nuclear (padre, madre e hijos) y si se
trata de arquitectura funeraria, con seguridad pensamos en un entierro indivi-
dual. Pero cuando se lrrelve 1a vista hacia 1as sociedades lndigenas, prehispdnicas
y actuales, tales supuestos no pueden tenerse por universales. Por eso eS nece-
sario examinar 1o arquitect6nico no apenas desde e1 punto de vista pulamente
formai, sino tomando en cuenta todos 1os aspectos soci.oculturales particulares.
En las ultimas decadas, la arqueologia ha dirigido su mirada haci.a los patrones
de asentamiento, esto es, ei modo como un grupo humano escoge ocupar su
territorio, en funci6n tanto de 1os recursos disponibles como de sus particulari-
dades sociaies y culturales. Asi, para el estudio de la arquitectura prehispdnica,
consideraremos ios ambientes geogr6ficos en los cuales se establecen los asen-
tamientos, el cardcter estable o transitorio de las construcciones, los materiales
utilizados, los patrones mitologicos y rituales que determinan la construcci6n y
distribuci6n de1 espacio y los dem6s factores demogrdficos, militares y econ6mi-
cos que configuran el resultado arquitect6nico fina1.
Reconsiruccidn de un
vallado muisca.
Biblioteca ltis Angel
Arango, BogotA.
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12 i t.irilnI
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Ambiente geogr6fico
A1 revisar ias formas de asentamiento escogidas por
el hombre en e1 territorio colombiano desde los tiem-
pos mds remotos, se hace evidente que dos tipos de
variaciones fundamentales del medio geogr6fico han
influido nohblemente en la disposicion, locallzaci6n
y tamaRo de 1os poblados: por un 1ado, las diferen-
cias altitudinales, de relieve, pluviosidad y forma-
ci6n vegetal, tal como se presentan hoy en dia, y por
el otro,los marcados cambios clim6ticos ocurridos a
fi,nales del periodo geol6gico conocido como Pleis-
toceno, hace cerca de diez mi1 anos.
Aunque se ha comprobado ia presencia del hom-
bre en Suram6rlca desde hace mds de treinta mil
aflos (sitios de Monte Verde, en el sur de Chile y
Pedra Fourada, en Brasil), 1os yaci.mientos arqueo-
l6gicos m6s antiguos excavados hasta ahora en Co-
iombia s61o datan de hace, aproximadamente, trece
mi1 aflos. Esta 6poca corresponde al ukimo estadro
de 1a cuarta gran glaciacion. que se caracterizo por
temperaturas bajas (10 a 12 grados por debajo del
promedio actual), una pluviosidad muy escasa, e1
desplazamlento de los cinturones de vegetacl6n y un
descenso de1 nivei medio de1 mar y 1os reservorios
naturales de agua dulce. La economia se basaba en 1a
recolecci6n de frutos y raices silvestres y en Ia cace-
ria, mientras que 1a organizaci6n sociai correspondia
a bandas de entre quince y cuarenta individuos em-
parentados, que formaban varias famiiias nucleares'
La necesidad de desplazarse estacionalmente con
el fin de hacer un uso optimo de los recursosna-
turales (cosechas de frutos, manadas de animales,
estaclones de pesqueria) determin6 que no se cons-
truyeran viviendas permanentes. Sin embargo, se
regi.stran abundantes vestigios de ocupaci6n en 1os
campamentos y refugios construidos, a los que se
regresaba por 6pocas.
Terrazas naturales
Las terrazas nalurales localizadas cerca a lagunas,
cienagas y rios, o en el litoral marino fueron uno de
los paisajes preferidos pata la vivienda. Yaci'mien-
tos con estas caracteristicas, han sido excavados en
la sabana de Bogord (Aguazuque, en vecindades de
Mosquera y Peflitas, cetca a Chia). Los sitios elegi-
dos eran planos, a ia orilla de lagunas, y suficiente-
mente elevados como para evitar inundaclones en
caso de crecidas. No hay evidencias de una adecua-
cion (relleno, aplanamiento, etcetera) del drea En
Aguazuque fueron encontrados hoyosde postes de
madera, que revelan la existencia de varlas estruc-
turas circulares correspondientes a cobertizos en
forma de colmena; tambi€n se encontr6 una hilera
circular d.e hoyos, que encierra Iaterraza e indica la
construccion de un cercado. En este mismo si'rio,
en una €poca posterior, 1as plantas circulares fueron
reemplazadas por plantas ovales. En el interior de
las estructuras se encuentran fogones, hoyos peri-
fericos utilizados parala acumulaci6n de basuras y
tumbas de diferentes configuraciones. Una intere-
sante varlaci6n se registra en Vlsta Hermosa, otro
sitio de la sabana de Bogot6, relacionado con Agua-
Terrazas en Ciudad Perdida,
Siena Nevada de Santa lVlarta.
Fotogralia de Roberto Lleras,
1992.
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La *rsuiteciura prehispd*ica i
Abrigo rocoso en las
Piedras de Tunja,
Facatativii.
FotograJta de
Ernesto Monsalye, 1991
zuque, asi como en Chia, en donde aparecen pisos
de pledras irregulares.
Los vestigios indican que el espacio de la vivien-
da se utilizaba con prop6sitos mriltiples: cocci6n de
alimentos, faenado de presas de caza, elaboraci6n
de instrumentos de hueso y piedra, etcetera. En una
estaci6n de ocupaci6n determinada, estos espacios
debieron estar delimitados, pero en 1a siguiente, eI
establecimiento de un nuevo fogon en otro lugar ola excavaci6n de una tumba, imponian cambios en
la disposici6n de las 6reas.
Abrigos rocosos
Los abrigos rocosos constituyen otro de los tipos
de sitios preferidos durante este periodo, y en el1os
se observa un fen6meno similar a1 de 1as teffazas.
Los numerosos afloramientos naturales de rocas
del Cretdcico existentes en el altiplano cundiboya-
cense fueron usados como lugares de vivienda. Las
grandes rocas sufren procesos erosivos que afectan
principalmente su base, y con e1 tiempo se forman
saiientes a la maneru de gigantescos techos bajo los
cuales hay un 6rea abrigada que puede abarcar mis
de un centenar de metros cuadrados. Aquellos abri-
gos no expuestos a fuertes vientos o afectados por
corrientes de agua, se utilizaron a1 igual que las te-
fiazas, como campamentos estacionales en 1os cua-
1es se realizaban todas 1as tareas dom6sticas propias
de las bandas de cazado-res y recolectores.
Las caracterfsticas del sitio hacian innecesaria la
construcci6n de techos y paredes, e imponian ade-
mds, una configuraci6n irregular a 1as construccio-
nes, pues su forma estaba determinada por la pared
rocosa. Aun cuando las evidencias no son conclu-
yentes, se presume que la adecuacidn de los espa-
cios se completaba con Ia erecci6n de paravientos,
que posiblemente tambi€n delimitaban los espacios
de las familias nucleares de la banda. En los abri-
gos rocosos de Tequendama, al extremo sur de 1a
sabana de Bogot6, se encontr6 un piso de piedras
irregulares, similara 1os
existentesen las terrazas de
Vistahermosa y Ch1a.
En muchos sitios del altiplano cundiboyacense
se han encontrado abrigos con evidencias de utili-
zaci6n como espacios de vivienda estacional; es el
caso de El Abra (ZlpaqutA), Tequendama, Facatati-
v6, Nemoc6n, Sueva, Chia, Neusa, Ventaquemada,
etcetera. Las secuencias culturales de estos sitios re-
velan que su ocupaci6n continuo en forma similar
por varios miles de aRos, por pobladores con orga-
nizaciones sociopoliticas diversas.
Concheros
La bfsqueda de lugares estratdgicos que permitie-
ran, por su ubicaci6n, un acceso rdpido a las fuentes
de abastecimiento de alimentos y materias primas,
fue una constante de la arquitectura prehispdnica.
Esto es especialmente notable en 1a regi6n de la cos-
ta Atldntica, en 1a 6poca que sigue a la retirada de
las glaciaciones y 1a estabilizaci6n del clima en sus
ni.veles actuales. Alli, 1os hombres buscaron sltios
desde 1os cuales pudieran explotar los recursos de
ci€nagas y lagunas, rios, sabanas, bosques, mangla-
res y iitorales; esta diversidad de medios asegurd un
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i4 Gr;n li t" lrng''3 ;n :; ':or "1
aprovisionamiento abundante a todo 1o largo del
ano y permiti6 el establecimiento en un sitio por
periodos muy prolongados.
Por esta epoca se configura un tipo de sitio cono-
cido como conchero o conchal, constituido por una
agrupaci6n circular u ovoidal de bohios ci.rculares,
cuyosvestigios aun se pueden apreciar claramente
en Puerto Hormiga, Barlovento, Canapote, Turbana,
Cilnaga Grande de Santa Marta e isla de Salamanca,
lugares que estaban localizados cerca de manglares
ricos en moluscos y pesca. Otros sitios relacionados,
ubicados en el interior, son Monsf, el Poz6n y la se-
rrania de SanJacinto. Con el tiempo, la acumulaci6n
de basuras (conchas, restos de animales, cerAmicay
liticos) hace subir el nivel del piso de las viviendas y
las plataformas se van uniendo unas con otras hasta
formar un aniilo elevado con una depresi6n cen-
tral. En los extremos oriental y occidental de esta
zona central fueron excavados grandes hoyos cuya
funci6n no se conoce con exactitud, aunque se pre-
sume que puede tratarse de estructuras relacionadas
con observaciones astronomicas.
La forma de anillo de estos antiguos asentamien-
tos se vincula con una sociedad donde las diferencias
de rango no son muy marcadas: todas 1as viviendas
tienen 1a misma posici6n respecto del centro y de
las demds construcciones, y sus ocupantes se rela-
cionan entre si como iguales.
Los concheros representan una adaptaci6n muy
eficiente alavida del litoral. Desde estas plataformas
protegidas contra posibies inundaciones y abaste-
cidas constantemente por los productos del mar,
se inici6, gracias al sedentarismo, la experimenta-
ci6n con frutos y raices, lo que 11ev6 al desarrollo
de 1a agricultura. I-a consolidaci6n de 1a agricultura
como principal forma de produccidn increment6
fa sedentaizaci6n, razon por la cual se desencade-
na el establecimiento de m6s y mayores poblados
permanentes en todos 1os medios geogr6flcos de 1a
Colombia prehisp6nica. Sin embargo, esto no sig-
nificd que la arquitectura se hiciera m6s compleja
de forma inmediata, o que se comenzaran autllizar
materiales m6s permanentes; en lo fundamental, la
planta circular de las viviendas se mantuvo y losasentamientos estacionales errterrazas y abrigos ro-
cosos, lo mismo que los concheros, siguieron utili-
zAndose paraielamente con los poblados agricolas.
Pohlados agricolas
Aun cuanto nuevos factores comenzaron a incidir
en la elecci6n de los sitlos de vivienda, se conser-
vaba una marcada dependencia respecto al acceso a
las fuentes de agua, asi, en los periodos iniciales en
San Agustin, en Tumaco, en la regi6n calima y en el
Simi-San Jorge, el patr6n de asentamiento seguia y
sigue 1os cursos de los rios, esteros y caios, o bor-
dea las lagunas y ci6nagas. No obstante, tambi6n era
primordial ubicarse cerca a las tierras de Iabranza,
de tal manera que se las pudiera proteger continua-
mente y no resultara dispendioso el desplazamiento
hasta ellas. Talvez es en la selva amaz6nica donde
esto es mds claro que en ninguna otra regi6n; alli, la
vivienda multifamiliar o el poblado ocupa una posi-
cidn aproximadamente central respecto a las chagras
dispersas en la selva circundante, en las cuales se
cultivan los productos agricolas de consumo.
El crecimiento de la poblaci6n demand6 la con-
quista de nuevas tierras para la agricultura y esto
gener6 situaciones de conflicto que, agudizadas por
las diferencias 6tnicas y culturales entre los grupos,
asumieron en muchas ocasiones el carActer de gue-
rras. Esta circunstancia influy6 en la escogencia de
los sitios de asentamiento y los poblados comenza-
ron alocalizarse en lugares altos: mesetas o filos de
montaRas dificilmente accesibles pata el enemigo
y facilmente defendibles para los pobladores. En-
tre 1os pueblos m6s belicosos, como los panches y
pijaos de los valles medi.o y alto de1 rio Magdalena,
este patr6n de ubi.caci6n continu6 hasta la 6poca de
la conquista espanola. Asi los describe el cronista
fray Pedro Sim6n:
Tienen estos indios panches, por el mucho calor
de la tierra que sin cesar en ningun tiempo se pa-
dece, poblados sus pueblos en la parte mds alta,
para alentorse algo del calor conlos aires que alli
les baten. Y procuran escoger estos sitios en laslomas mas fragosas que hallan de las muchas que
tiene la tierra por ser toda muy doblada y que los
lados de las cuchillas sean dificultosos y si puede
ser que no se puedan subir por ellos, para que
no tengan entrada a sus poblaciones si no es por
la cuchilla aguda, donde tambien a ftechos la re-
Juerzan con hoyos secretos anchos, hincadas en
los suelos del hoyo estacas con puntqs tostadas
hacia arnba, pqre que los que no saben el secre-
to, querimdo llegar a sus casas, caigan an ellos
y perezcan.
Algunas de las m6s complejas sociedades prehispd-
nicas tuvieron la capacrdad de introducir, con finesagricolas, profundas transformaciones en su medlo,
que a su vez determinaron patrones particulaies de
ubicaci6n de viviendas y poblados. Este es el caso en
la depresi6n dei bajo SanJorge, escogida por el pue-
bIo Zeni debido a los ricos sedimentos aportados
por las crecientes estacionales, que fue adecuada por
ellos mediante extensos sistemas de canales y came-
llones, para aprovechar las ventajas y evitar los in-
convenientes de 1as inundaciones. Alli, las viviendas
se ubicaron en plataformas artifrciales construidas a
lo largo de los caflos de drenaje. Los zenries lleva-
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Cercado muisca.
Acuarela de E. Menghius
con documentaci6n de
Eli6cer Silva Celis.
Institu o C ol omb tano de
Antropologia, Bogotd.
ron en estos ambientes antr6picos una vida anfi.bia,
donde la canoa fue indispensable para transponarse
entre una plataforma y d,fta o patai:'. a 1os campos de
cultivo. En una 6poca posterior, en la que se regis-
tra un crecimiento demogrdfico, surgieron poblados
nucleados constituidos por un gran numero de pla-
taformas agrupadas, donde 1os canales, cumplian,
en los meses de crecidas, la funci6n de calles.
Los muiscas, antiguos habitantes del altipla-
no cundiboyacense, fueron una cultura dotada de
agricultura desarrollada y una organlzaci6n poli-
tica compleja, con mriltiples jerarquias de poder.
Su modelo de poblamiento respondia a estas dos
caracteristicas: por una parte, los caciques princi-
pales y los diversos especialj.stas (que tenian un ofi-
cio definido y de tiempo completo) desligados de 1a
producci6n directa de alimentos vivian en agrupa-
ciones, algunas de 1as cuales, como Tunja, podrian
llamarse ciudades. Y por otra, alrededor de los cer-
cados de caciques de rango medio (Sop6, Suba, Pai-
pa) se formaban aldeas en caserios di.spersos por el
campo, en ios que vivian los capitanes o cabezas de
grupos de parentesco matrilineal, con sus parientes
dedicados a la agricultura. Los agricultores asi dis-
gregados, constituian el grueso de la poblaci6n.
En un testimonio del periodo colonial, un espaflol
describi6 asi el poblamiento de la regi6n de Chiquin-
quird en el tiempo de la conqulsta: <En aquel tiempo
que este testigo entr6, los hallaron poblados junto a
1as vegas del rio, (...) desparramados en una parte seis
bohios y en otra cuatro y en otra ocho o diez, y de
esta manera estaban poblados en aquel tiempo>.
Este esquema, contra el cual lucharon los coloni-
zadores espafloles que favorecian las aldeas nuclea-
das, ha sido visto como el ancestro de las actuales
veredas campesinas.
Las formas especif,cas de expiotaci6n de los recur-
sos impusieron, finalmente, otros patrones de asen-
tamienlo. Los muiscas, a1 igual que sus vecinos los
guanes de la montafla santandereana y los laches de1
Cocuy, mantenian cultivos en varios pisos t6rmicos
con el fin de producir una amplia variedad de ali-
mentos y recursos. Gracias al dominio de diferentes
variedades de maiz, podian ob[ener en clima medio
y en s61o seis meses cosechas que 1os resguardaban
de los frecuentes desastres causados por las heladas
en sus sembradios de tierra fria, donde anualmente
producian un grano mds allmenticio y duradero. Sus
poblados principales se localizaban, por 1o regular,
en e1 piso t€rmico frio, mientras que en 1as tierras
templadas y c6lidas existian bohios aislados que se
ocupaban estacionalmente de atender 1as labranzas.
Su vivienda se componia no de una, sino de varias
casas ubicadas en ambientes diferentes.
Entre los grupos indigenas actuales, los koguis de
la Sierra Nevada de Santa Marta y los tunebos de la
del Cocuy, ambos de la familia linguistica chibcha,
como los muiscas, guanes y laches, ejemplifican
este tipo de ocupaci6n del territorlo. De acuerdo
con 1a 6poca del calendario ritual y de cultivos, sus
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Vivienda indfgena
con plataforma, en el
Chocd. Acuarela del
Abum de la Comisi6n
Corogrdfica,1853.
Bibliotec a N acional, B ogotd
comunidades completas bajaban o subian de una
zon a otra, ocupando el pobiado principal s61o en
el momento de 1as ceremonias mayores. Taies mo-
vimientos no pudieron ser masivos en una sociedad
tan compleja como la muisca, aunque la pauta de
control vertical eru pafie de su tradici6n.
Adecuaci6n del espacio
Diferentes motivos llevaron a los pobladores pre-
hisp6nicos a ubicar sus casas y poblados en lugares
donde la construccion de las viviendas requeria de
algrln tipo de adecuaci6n previa del terreno. La ne-
cesidad de aislar de las inundaciones los pisos de
las viviendas, de impedir el ingreso de animales, o
simplemente, de lograr un piso plano en terrenos
desnivelados ob1ig6 a la construcci6n de obras de
cierta complejidad.
Plataformas elevadas
Un primer tlpo de adaptaci6n muy simple y am-
pliamente difundido en 1as zonas de selva humeda
consisti6 en adecuar grandes 6rboles, sobre cuyas
ramas se armaban plataformas de madera para las
casas. Tal pr6ctica esta abundantemente documen-
tada para la costa Pacifica, desde el Choc6 hasta
Tumaco. Los espafloles llamaron barbacoas a estas
viviendas y de alli se dio este nombre a todo un gru-
po indigena. Las casas construidas sobre los drboles
carecian de paredes, permitiendo asi la ventilaci6n,
y se remataban con un techo conico de hojas de
palma y muy alto.
Tambien en la costa Pacifica, sobre el Areapanta-
nosa de los manglares y esteros, asi como en algunasde las ci6nagas de la costa Atl6ntica, se utilizaron
los pilotes de madera para crer el espacio donde
se construirian las viviendas. Los palafitos fueron el
tipo de vivienda de pueblos pescadores, acostumbra-
dos a la navegaci6n. Los pilotes de troncos rollizos,
parclalmente enterrados en el fondo de 1as ci€nagas,
sostenian plataformas de madera sobre 1as cuales se
armaban las estructuras, pisos de arcilla y piedras
que permitian ubicar fogones y aislar la humedad.
Hoy arin se emplean los palafitos en 1os deltas inter-
nos y zonas de inundaci6n de la costa Atl6ntlca.
En terrenos planos y bajos, sujetos a encharca-miento o lnundaciones en 6poca de lluvias, se hizo
necesario elevar la superficie de la vivienda. Algunas
veces esto fue consecuencia de la acumulacion natu-
ral de las basuras y desechos de la actividad dom6s-
tica, como en ei caso de los concheros. En ciertos
lugares como Momil, cerca de la cilnaga del mismo
nombre en el litoral Atldntico, el nivel de los pisos
de las viviendas m6s tardias estaba aproximadamen-
te cuatro metros por encima de1 piso natural.
En otras reglones como el bajo SanJorge, las pla-
taformas para las viviendas fueron construidas por1a acumulaci6n de tierras
extraidas en la excavacidnde los canales, en una operaci6n r6pida. Un caso
similar se encuentra en 1os Llanos Orientales, regi6n
sujeta a inundaciones estacionales, donde estas pla-
taformas parecen haber sido utilizadas tanto para
vivienda como para cultivo. Desde el sur de Colom-
bia hasta 1a parte media del Ecuador, en ei litoralPacifico, se encuentran una gran cantidad de pla-taformas elevadas, que reciben ei nombre de tolas
y que se formaron en parte por la acumulacion de
desechos y en parte por el amontonamiento inten-
cional de tierra.
Terraras, muros y canales
Las laderas y terrenos quebrados plantearon otro reto
al poblador prehispiinico: aqui era necesario nivelar
sectores de las pendientes con el fin de lograr super-
ficies planas para 1as viviendas. El terraceo fue Ia res-
puesta adoptada en casi todas las regiones. La t6cnica
adoptada para construir lefiazas combind la excava-
cion de una pafie de la pendiente (parte superior)
y el relleno de la otra (parte inferior). En esta forma
se nivelaban superfrcies cuya amplitud dependia de
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1a magnitud de los movlmlentos
de tierra y del desnivel de las pen-
dientes. En Ia region arqueol6gica
calima, algunas tefiazas alcanzan
mds de 100 metros de 1argo.
Con frecuencia, 1a estabilidad
de tales estructuras dependia de
que se les adosaran muros de
contenci6n, tanto en Ia parte
superior (excavada) como en 1a
inferior (relleno). Tales muros se
construyeron con piedras irregu-
Iares acufladas con tieffa; cuando
estos alcanzaban grandes alturas,
como en Ciudad Perdida (donde
los hay hasta de siete metros), los
taironas empleaban contrafuertes
constituidos por piedras largas
profundamente enterradas en elsuelo. Los muros de contenci6n
construidos en pledra se utl1i-
zaron profusamente en 1a Sierra Nevada de Santa
Marta, en donde conforman una tipologfa arquitec-
t6nica, de las ciudades de la cultura Tairona. Tam-
bi6n hay ejemplos de este tipo de estructuras en el
departamento de Nariflo, en e1 valle alto del Cauca
y en 1a regi6n de San Agustin.
Ademds de impedir el deslizamiento de 1a tierra,
era importante manejar las aguas lluvias en 1os sitios
terraceados, a fin de impedir la erosi6n. Los canales
y drenajes generalmente siguen el contorno de 1a r,r-vienda; una curiosa excepci6n se encuentra en San
Agustin, donde el canal atraviesa e1 espaclo de la
casa de lado a lado, cumpliendo, probablemente, Ia
funci6n de aprovisionamiento de agua y de arrastre
de desechos.
Enla zona arqueoldgica tairona, las paredes de
1os canales fueron recubiertas con piedra y 1os re-
mates de los muros protegidos con lajas salientes,
j
Casas sobre pilotes de
madera del puerto de
Buenaventura.
Acuarela de Manuel D.
Carvajal,1850,
Museo del Siglo XIX,
F ondo Cultural CaJete ro,
Bogotd.
que impedian que el agua al escurrir se frltrara entre
los muros, socavando el relleno de ias terrazas has-
ta destr-uirlas. Por el contrario, la escorrentia de las
aguas lluvias fue dominada completamente por los
taironas, de forma que Ia gota que rodaba sobre e1
techo pajizo de un bohio caia iuego en un canal cir-
cular o sobre 1a tefiaza enlosada, en cuyo limite las
lajas salientes dispuestas como escalones sucesivos
a Io largo de1 contrafuerte, 1a hacian gotear hasta
una escalera que la conduciria, frenando su impetu,a la quebrada cercana.
Como adecuacion adlcional en e1 6rea tairona, se
construyeron en la superficie de las terrazas plata-
formas ligeramente elevadas sobre las cuales se al-
zaban las viviendas. De esta forma, se delimitaban
enla terraza,los espaclos domesticos internos y los
de circulaci6n en el exterior; los primeros con un
piso de tierra apisonada y 1os segundos recubier-
tos por un pavimento de lajas.
Un pequeflo muro delimitaba
estos anillos de vivienda que
se comunicaban por escalerascortas, situadas en la entrada o
entradas de 1as casas. Los mu-
ros de contenci6n estaban cor-
tados por escaleras paralelas o
perpendiculares a ellos, que se
conectaban a la red de caminos
de1 poblado.
Muro de contenci6n en piedra,
con escalas. Ciudad Perdida.
Bibli te c a N ac i o nal, B ogo t a
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'Bi
Camino de piedra
en San Agustin.
FotograJia de Roberto Ller6.
En las cumbres de los montes de]lazona andina se
construy6 otro g€nero de terrazas, allanando la cima
y rellenando en derredor. Por 1o general, las explana-
das cumplian funciones ceremoniales o albergaban
construcciones importantes. En plano, Ias terrazas
prehispiinicas tenian, usualmente, una forma circu-
lar mds o menos regular. Abundaban tambi6n los
planos ovoidales o elipticos y con menos frecuencia
los rectangulares; en el 6rea Calima algunas estruc-
turas tenian forma de L o de T, tal vez siguiendo un
patr6n ajustado a exigencias rituales.
Los materiales
Si tuviera que hablarse de un material de construc-
ci6n universal en ia arquitectura prehisp6nica, este
seria sin lugar a dudas la madera. En todos 1os tipos
de viviendas conocidos arqueol6gicamente, o a tra-
v6s de 1as cr6nicas, se utiliz6 madera, bien sea en
forma de troncos rollizos o cortados longitudinal-mente. Los maderos se usaron como pilotes de los
palafitos, para construir 1as plataformas sobre los 6r-
boles, enterrados muy cerca unos de otros forman-
do los cercados externos de 1as aldeas y 1as paredes
de los bohios, como vigas y horcones sosteniendo
1as techumbres y en e1 interior como parte de los
estantillos y muebles.
La guadua, en algunas zonas como el Quindio,donde es especialmente abundante, reemplaz6 aIa
madera en muchas aplicaciones; su elasticidad y re-
sistencia, bajo peso y versatiiidad, la convirtieron en
un material apropiado para construir estructuras,
conducir aguay formar muros y paredes.
Los techos se recubrieron con paja de diversas
clases en aquellos climas donde este material se
encontraba disponible. En las tierras bajas y zonas
de selva hrimeda se utilizaron hojas de palma en-
tretejidas. En los remates de las cumbreras se colo-
caban vasijas de cer6mica boca abajo, cumpliendo
una funci6n mds ritual que pr6ctica. Todos los tipos
de cubiertas construidos requerian de un constante
mantenimiento y una renovaci6n periodica.
En las paredes de 1as casas, ademds de 1a madera,
se usaron cottezas de arboles (Amazonia), hojas de
palma tejidas (formando complejos diseflos, como
arin se pueden observar en las malocas de los hui-
totos) y bahareque. Este riltimo material, constitui-
do por tierra gredosa mezclada con paja picada y
sostenido por una armaz6n de madera o guadua,
fue reportado por los conquistadores europeos en
una amplia variedad de regiones. E1 bahareque ofre-
ce una buena duraci6n, es facilmente moldeable a
cualquier confi guraci6n, proporciona excelente ais-
lamiento t6rmico, sellamiento a prueba de insectos
y alimaflas, requiere poco trabajo para su prepara-
ci6n y es incombustible.
La utilizaci6n de Ia piedra fue, mucho m6s res-
tringida. No se ha reportado hasta ahora su uso
como parte de la estructura de las viviendas propia-
mente dichas. A1li donde se us6 en forma extensiva
(Sierra Nevada de Santa Marta), 1a piedra constituyd
la materia prima de los muros de contencidn, pavi-
mentos delastercazas, caminos, escaleras y canales,pero no de 1as paredes de 1as casas. En las vivien-
das indigenas actuales solamente se usa piedra en
dos 6reas el sur de la Sierra Nevada de Santa Marta
-donde pareciera tratarse de una costumbre poste-
rior a la Conquista- y Ia Sierra Nevada del Cocuy.
Los escritos mds antiguos se refieren a esta riltima
regi6n como 1a de <las casas de piedra>, pero 1a ar-
queologia muestra que s61o los basamentos eran de
este material.
En escasos lugares de1 territorio muisca (cerca-
nias de Tunja, de Villa de Leiva y de Ramlriqui), se
han encontrado columnas de piedra arenisca, quehoy parece razonable atribuir a este gmpo, aunque
en principio se creyeron producto de una cultura
anterior. Se trata de cilindros monoliticos, usual-
mente con una entalladura cerca de uno de sus ex-
tremos, con dimensiones hasta de 6 metros de largo
por 88 centimetros de didmetro, que se encuentran
ordenados en circulo, en predios de la Universidad
Pedag6gica y Tecnologica de Tunja, delimitando una
planta rectangular en el sitio El Infiernito (vereda
de Moniquir6, municipio de Villa de Leiva), o sa-
cados de su contexto original para adornar plazas
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L* arquilertura prehispanica
priblicas, como en el caso de Ramiriqui o del Pozo
de Donato en Tunja.
Una cantera existente en Tiban6 resulta de graninter€s, pues alli es posible apreciar todas las fases
del proceso de fabricacidn de las columnas, desde 1a
extracci6n de bloques rectangulares, aprovechando
el curvaje y tipo de fractura natural de 1a roca, hasta
su talla, redondeado y finaltzacion.
Las columnas de Tunja parecen corresponder a
1os cercados y templos hallados por los conqulsta-
dores en ese sector del norte de la ciudad. Se sabe
que en Baganique, vereda de Ramiriqui, donde tam-
bi€n se encuentran estos monolitos, existl6 un tem-
plo que fue saqueado en Ia Conquista, aunque no
ha sido ubicado arqueol6gicamente. Excavaciones
llevadas a cabo en el lnfiernito 1o identifican como
un sitio dedicado a observaciones aslrondmicas,
destruido probablemente antes del sigio xvr; ello
explicaria e1 por qu6 no aparece mencionado en
cr6nicas o documentos espafloles iniciales. Entrado
el periodo colonial, fray Pedro Sim6n recogi6 una
versi6n segrin la cual las columnas, que en su €po-
cayacian como hoy en medio de cultivos, estaban
siendo llevadas a Tunja parala construcci6n de un
templo dedicado al sol. E1 advenimiento de la Con-
quista hizo abandonar el proyecto y las columnas
nunca llegaron a su supuesto destino.
Vale 1a pena anotar que por ser un material dura-
dero y tan afin a nuestra cultura, 1a piedra se ha to-
mado con frecuencia como patr6n de medida para
evaluar e1 grado de desarrollo alcanzado por las so-
ciedades prehisp6nicas. Sin embargo, este criterio
deja de lado que muchas culturas pudieron elaborar
complejos sistemas intangibles (como 1as matemdti-
cas y Ia astronomia) y que otras tuvieron a disposr-
La choza.
0leo de Claude Feuillet.
Bibliotecd Luis Angel Arango, Bogotd.
Vivienda frente a
Gorgona, provincia de
Barbacoas. Acuarela de
Manuel Maria Paz, 1853.
BibhotecdNacional,
Bagotd.
c16n o prefirieron elementos distintos. Por ejemplo,
e1 pueblo Chimri, de 1a costa norte peruana, elev6
pir6mides, murallas y ciudades en barro y adobe.Asimismo, entre los muiscas, el arrastre de maderos
destinados a ser horcones de templos y cercados, era
un rito en el cual toda la comunidad podia invertir
mayor energia, tiempo y capacidad organtzativa,
que la que dedicaba en la talla de piedras locales. Se
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Yacimiento arqueol6gico
de El lnfiernito, Sdchica
(Boyacd ).
FatagraJia dt
Roberto Lleras,1979.
dice que los maderos centrales del Templo de1 Sol
en Sogamoso eran troncos de guayac6n que habian
sido arrastrados desde los Llanos Orientales, lo cual
patece razonable si consideramos que personifica-
ban al astro di.os, que como ellos, venia de oriente'
La estructura
Tanto a trav6s de las excavaciones arqueol6gicas
como de 1os testimonios escritos, se tiene evidencia
de plantas de viviendas circulares y rectangulares
La planta circular con techo c6nico parece haber
sido m6s comfn y se utiliz6 parala generalidad de
las pequeflas viviendas unifamiliares, pero tambi6n
se conoce la existencia de grandes construcciones
redondas como las viviendas de1 sitio La Estaci6n
en San Agustin y elya mencionado Templo del Solen Sogamoso.
Las viviendas circulares o bohios fueron comunes
en Nariflo, el alto Cauca, San Agustfn, Tierradentro,
Quindio, e1 altiplano cundiboyacense, Santander, 1a
Sierra Nevada y eI macizo antioqueno. A pesar de
que en algunas zonas coexistieron los dos tipos de
plantas, parece que tuvieron diferente utilizacl6n y
que el rectdngulo se reserv6 para construcciones es-
peciales, tales como templos o viviendas de princi-
pa1es. En la zona muisca, a 1o largo de 1a Colonia, se
oper6 una transicidn graduai del bohio circular a 1a
casa rectangular; en 1os mapas de 1os resguardos de1
siglo xvu aparecen vilrendas circulares en los cam-
pos y rectangulares en ios cascos urbanos.
A pesar de la desaparici6n de materiales perece-
deros, como Ia madera, 1as excavaciones arqueol6-
gicas encuentran las huellas de postes que definen
la planta de 1a antigua construcci6n, aunque con
superposiciones temporales que en ocasiones hacen
muy dificil distinguir 1os elementos completos de
las distintas casas construidas sucesivamente en un
mismo lugar. Sin embargo. como patr6n general, se
puede reconocer 1a existencia de uno o dos horco-
nes centrales en las estructuras de mayor tamano
(que no se encuentran en las menores) y de horco-
nes gruesos flanqueando ias puertas o situados por
trechos en 1a estructura de las paredes.
Las paredes en 1os bohios circulares podian ser
verticales, alcanzando alturas entre uno y medio y
dos metros, o curvadas hacia adentro, y formando
una sola superficie con el techo c6nico; en este caso
se utillzaban maderos flexibles amarrados. En algu-
nas excavaciones, los hoyos de los maderos apare-
cen muy cerca unos de otros conformando una ver-
dadera pared de troncos; en otros bohios, 1os hoyos
estan mas distanciados, indicando que 1os maderos
actuaban como partes de una estructura en 1a cual
los espacios se rellenaban con bahareque, cotteza o
tejidos de hojas de palma.
Las evidenclas de viviendas rectangulares son
muy escasas en las excavaciones arqueologicas, pero
curlosamente mds frecuentes en representaciones
en cer6mi.ca y piedra. Estas flguras proporcionanvaliosos datos acerca de detalles no recuperables
en excavaciones arqueol6glcas, como las formas de
1os techos, ventanas y puertas. Llaman la atenci6n
los techos de dos aguas convexos, en los cuales 1os
extremos m6s altos se prolongan en voladizos so-
bre las fachadas anterior y posterior. En 1as vasijas
del periodo llama, en la zona arqueol6gica calima,
aparece un poblado de casas rectangulares donde
la central, de mayor tamaflo, se comunica con las
demds por medio de caminos.
Tambi€n hay representaciones de viviendas atf-
picas en esculturas de Ia zona de Tierradentro ye1
alto Cauca; una con planta rectangular y techo de
cuatro aguas sin puertas ni ventanas, otra tambidn
rectangular con techo semicircuiar convexo y otra
m6s de una estructura hexagonal de dos pisos con
techo c6nico y ventanas. Se conocen ejemplares de
verdaderas maquetas en lamina de oro procedentes
del Area arqueologica calima, que reproducen casas
de planta rectangular y techo a dos aguas. En una de
ellas, sobre 1a hoja de oro que hace las veces de piso,
se represenlaron inclusive 1os hoyos de los postes de
1as estructuras.
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En el va1le medio de1 Magdalena se excav6 una
gran vivienda rectangular con esquinas redondea-
das, similar en muchos aspectos a las actuaies malo-
cas de la Amazonia. Una estructura ta1 debi6 alber-
gat au:na familia extensa. Como las descritas por 1os
cronistas en e1 suroccidente que eran habi.tadas por
los caciques y personajes principales junto con susmujeres e hqos.
De acuerdo con excavaciones arqueol6gicas del
interior de bohios taironas, el fog6n ocupaba e1 cen-
tro del circulo; a un costado aparecian elementos
vinculados a los alimentos y su preparaci6n y en e1
costado opuesto, vestigios de actividades artesana-
Ies: alfareria, hilado, ta1la de pledras y orfebreria.
No en todas las regiones 1a unldad de vivienda es-
taba conformada por una sola construcci6n. En mu-
chas partes ocurri6 asi y en estos casos actividades
dom6sticas, tales como 1a preparaci6n de alimentos,
latalla de herramientas o el descanso, se hacian enel interior de la casa, dentro de espacios delimitados
para cada fi.n. En otras regiones, sin embargo, cada
actividad o grupo de actividades afrnes serealizaban
dentro de una construcci6n separada, pero que for-
maba con las demds una sola estructura.
En el Sinu y el bajo San Jorge Ia residencia de
cada familia estaba compuesta por tres construccio-
nes independientes que compartian la misma plata-
forma artificial: una dedicada a 1a cocina, la segunda
para dormir y una tercera utilizada como 6rea so-
cia1. En muchos de los territorios indigenas del valle
mediodel rio
Cauca los cronistas repoftaron la exis-
tencia de pequeflos bohios aledaflos a 1as viviendas
que se usaban exclusivamente pata alojar en ellos a
Ias mujeres menstruantes. En la Slerra Nevada de
Santa Marta, construcciones con caracteristicas muy
similares se usaron para recluir a las j6venes adoles-
centes antes de 1os ritos de iniciacidn.
La Sierra Nevada de Santa Mafta, con su comple-
ja red urbana, facilmente detectable por su infraes-
tructura de piedra, constituye una excepcionalpa-
trOn disperso del resto del pais. Se han identiflcado
alrededor de trescientos poblados en las vertientes
norte y occidental de este macizo montanoso, a 10
largo de 1os valles de los diferentes rios. Los pobla-dos est6n comunlcados entre si por caminos enlo-
sados que incluyen puentes de piedra, banqueos y
canalizaciones de quebradas.
El tamaflo de 1os pueblos taironas oscila entre al-
gunos de vocaci6n rura1, que comprenden apenas
seis o siete tertazas con sus correspondientes muros
y caminos, hasta grandes nricleos como Ciudad An-
tigua, Ciudad Perdida o Pueblito, que podian alber-
gar amAs de cinco mil personas y funcionaron como
centros regionales. En las cr6nicas, las capitales de
las principales provincias taironas se denominan:
Bonda, Betoma, Pocigueyca y Taironaca.En las doscientas o mas terrazas de Ciudad Per-
dida se puede observar una sectorizacion bien mar-
cada. Un sector central, ubicado sobre una cuchilla
de1 relieve desde donde se puede controlar todo el
va11e del alto rio Buritaca, que presenta dos grandes
basamentos rectangulares sobre monticulos artif,-
clales, comparables a los templos descritos por los
conquistadores. Una serie de plazasy escaleras muy
elaboradas corroboran que este debio ser el nucieo
politico y religioso de1 poblado. Otros nueve barrios
pueden distinguirse, asociados a funciones: admi-
nistrativas y de intercambio,cuando llegan a e11os
ios principales caminos interurbanos, o residencia-
les y artesanales, cuando se ven menos plazas prlbli-
cas, lajas mds rusticamente talladas y vestigios de ta-
lleres. Probablemente estos sectores correspondian
a grupos de habitantes relacionados por parentesco
Sistema de tenazas en
Ciudad Perdida.
Fatograt'i.a de Raberta Lleras
Los poblados
La mayor parte de los poblados prehispdnicos de
Coiombia estaban constituidos por bohios agrupa-
dos alrededor de una construcci6n principal, que
podia ser la casa del caclque o un templo; entre ellos
se trazaban caminos irregulares y se alternaban las
dreas construidas con zonas de desecho, de cultivo
agricola y reservas de bosque. En muchas zonas,la
configuraci6n de 1as nucleaciones fue determinada
por el relieve o por otros accidentes naturales, tales
como 1as riberas de los rios o 1as ci€nagas. Los con-
quistadores dejaron apenas someras descripciones
de 1os poblados que tuvieron ocasion de observar
y son pocos los que han sido descritos arqueol6gi-
camente.
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7? ,,^". ..1,,'r .. .', r.
Casa tallada en pjedra. Cultura de Tienadentro.
Fotografia de Roberto Lleras.
u oficio y sujetos a capitanes que obedecian, a su
vez, al cacique de1 poblado.
Las ciudades de la Sierra Nevada de Santa Marta,
ubicadas entre el nivel del mar y 1os 2.500 metros de
altura, contaban, con otras obras de infraestructura
adecuadas a1 clima, en la costa drida, reservorios de
agua enchapados en piedra, y en la sierra hrimeda,
un complejo sistema de manejo de1 agua lluvia. Lla-
ma 1a atencidn el que no se hubieran construido los
muros de las casas en piedra, ya que el material es
abundante y su manejo se conocia muy bien. Los
bohios de madera y paja desaparecieron despu6s
del abandono de las ciudades y s6lo quedo el mudo
esqueleto de piedra, que fue cubierto por Ia selva a
lo largo de los siglos.
Viviendas comunales: la maloca
La maloca amazonica constituye un tlpo de pobla-
do especial, compuesto por una sola construcci6n
Iocalizada en un claro de1 bosque, en la cuai habita
una familla extensa (un grupo de hermanos varones
con sus esposas e hr.1os), querealiza todas las activi-
dades domesticas en su interior.
Las malocas de los barasanas, dei Vaupes colom-
biano, son enormes casas con techo de palma a dos
aguas que se prolonga casi hasta e1 sue1o. Su planta
rectangular (en ocasiones redondeada en su parte
Alcarraza con un poblado. Cultura Calima.
Museo d,e1 Oro, Bogotd,.
posterior) mide comunmente 24 metros de largo
por 12 de ancho. Estiin rodeadas por un drea de
tlerra que se mantiene desyerbada y por un cultivo
de y-rca brava, de drboles frutales variados y plantas
que proveen condimentos, venenos parala caza yla pesca, y sustancias de consumo ritual. Las dem6s
chagras se encuentran dispersas en 1a selva cercana,
en claros que se abren por periodos de hasta tres
aflos y se van rotando a medida que se agotan los
suelos. Frente a la maloca corre un rio que provee a
sus habitantes de pescado y sirve como principal via
de transporte hacia otras casas, ubicadas a conside-
rable distancia unas de otras.
El espacio interno de la maloca se dlstribuye se,
grin una serie de reglas. La puerta anterior es de uso
exclusivo de los hombres y Ia posterior corresponde
a 1as mujeres y ninos. Atr6s estd tambidn el espaciodonde las mujeres cumplen sus actividades diarias,
como la preparaci6n de las tortas de yuca brava o
casabe. Los hombres departen y comentan sus par-
tidas de cazamientras elaboran canastos cerca de la
puerta delantera. Ei centro de 1a maloca, definido
por cuatro horcones, es de uso ritual. En las noches
1os hombres se refnen allipara discutir de mitologia
y otros temas de importancia, y es e1 espacio de los
bailes sagrados cuando se refnen distintas comuni-
dades. 561o laparte trasera tiene paredes que definen
compartimientos donde habitan las diferentes famr-
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lias. Estas se ordenan jerdrquicamente; Ie correspon-
de la habitaci6n de1 fondo al hermano mayor (due-
no de la maloca), que es el primero en casarse; las
siguientes se di.stribuyen entre 1os demds hermanos
de acuerdo con su edad y matrimonio. Los j6venes
ya iniciados, pero que aun no han formado una fa-
mi1ia, cuelgan sus hamacas a ambos lados de 1a partedelantera, junto con los eventuales visitantes.
Aunque algunas comunidades indigenas han
preferido las viviendas individuales influenciadas
por los colonos blancos, se ha observado que las
ubican unas respecto a otras segrin el mismo patrdn
de jerarquias.
Simbolismo de la
arquitectura indigena
Tanto ia arquitectura indigena actual, como la pre-hispdnica, encierran un importante aspeclo simb6-
iico. Para 1as comunidades taiwano del Vaup€s, 1a
maloca reproduce el cosmos y este es como una gran
vivienda que encierra todo 1o creado. Su cielo raso se
asemeja a la b6veda ceieste, donde por un rio viaja
diariamente el sol, desde las cabeceras, situadas aI
oriente, hasta la desembocadura, al occidente.
Este rio es la viga cumbrera de Ia maloca y sus
afluentes son como los estantillos que soportan la
cumbrera apoydndose en las paredes laterales; ce-
rros de 1os confines del mundo. En la noche, e1 sol
deja este mundo para alumbrar e1 mundo de abajo
(de tristeza y enfermedad), y sigue el curso inverso
por una b6veda que es sim€trica aIa nuestra, de tal
forma que a1 amanecer se encuentra de nuevo en 1a
puerta de ias cabeceras.
Sobre nuestro mundo, un rio semejante une como
un eje 1a puerta de 1as cabeceras y la de 1as aguas: el
Pir6,-Paran6, curso que los primeros ancestros remon-
taron en una canoa culebra para poblar Ia tierra. Su
orden de desembarco determin6 la jerarquia de los
grupos: los que nacieron primero, hacia las desem-
bocaduras, tienen primacia sobre quienes nacieron y
hoy viven rio arriba, hacia 1as cabeceras. Asimismo,
a 1o largo del corredor central de la maloca, 1os hom-
bres se ubican rio abajo y a las mujeres 1es correspon-
de estar rio arriba, en la puerta trasera.
Para los huitotos del rio Caquet6, ia maloca es el
cuerpo acogedor de la madre ancestral, progenitora
de ARiraima, quien dio forma material al universo.
Las vigas son sus huesos y 1os amarres sus venas y
nervios. Su pie1, ias palmas de complejos trenzados
que conforman el techo, espanta a los espiritus ma-
lignos, imitando sus formas. Su vagina es e1 centro
ritual de la maloca, donde la narraci6n nocturna de
1os mitos cumple un papel fertilizador. La madre
,".."F
estd en cuclillas, en posici6n de alumbramiento; 1os
huitotos dicen: <La puerta de la maloca es llamada
Amanecer porque quien se asoma al patio de la crea-
ci6n, nace. Los Abuelos-Columnas, sostenedores y
vigilantes de la puerta, forman una red invisible que
no deja penetrar ningun espiritu maligno>.
El abuelo-dueflo y fundador de una maloca es
considerado un horc6n que une el mundo de arriba
con e1 de abajo. A su vez, los cuatro horcones prin-
cipales de la construccion son los ancestros de las
cuatro grandes tribus originarias. Esta asimilaci6n
de los postes a personas y deldades se da en nu-
merosas culturas americanas, de manera que no es
sorprendente que en los hipogeos de Tierradentro,
que reproducen el interior de una vivienda, las co-
lumnas y vigas tengan rostros humanos.
En las culturas indigenas, 1a arquitectura no se
cifle a criterios individuales. Su sentido no es sola-
mente de utilidad y de estdtica, sino que es dictadopor los patrones fundamentales y permanentes de
la cultura. En estas sociedades si.n escritura, cada
construcci6n es un texto donde est6n inscritos la
forma del universo y el proceso de su origen. Los
bailes y ceremoni.as que tienen lugar en el corredor
central de una maloca, detienen e1 tiempo cotidiano
para remontarse al tiempo de1 princlpio, cuando e1
universo apenas iniciaba su existencia y se necesito
el concurso de 1os ayawaroa para dar1e, poste por
poste, Ia forma y el sentido que tiene hoy
La maloca.
0leo de Claude Feuillet.
Biblioteca Luis Angel Arango,
Bogotd.
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Fotografia dt Brian Mosser
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