informe antropológico piscicultura los fiordos al proceso histórico de reduccionismo que tienen...
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Agosto 02 del 2013
INFORME DENUNCIA:
Impactos derivados de la Piscicultura Los Fiordos Ltda. En la
Comunidad Mapuche Juan Meli, Comuna de Melipeuco, Región
de la Araucanía (Chile). Caso de discriminación racial SEÑORES / AS MIEMBROS /AS COMITÉ PARA LA ELIMINACIÓN DE LA DISCRIMINACIÓN RACIAL PRESENTE C.C.: Sr. James Anaya, Relator Relator Especial Para la Situación de los Derechos y Libertades Fundamentales de los Pueblos Indígenas / Sr. Mutuma RUTEERE, Relator sobre formas contemporáneas de racismo, discriminación racial, xenofobia y formas conexas de intolerancia. Junto con saludarles, a través de la presente, se remite dos informes - investigación desde la perspectiva socio cultural y sico social que tienen por objetivo indagar en torno a los impactos causados por el funcionamiento de la Piscicultura “Los Fiordos Ltda.”, la que intercepta y descarga el río peuco sobre parte de la población de la Comunidad Indígena Juan Meli, ambas ubicadas en la Comuna de Melipeuco, Provincia de Cautín, Región de la Araucanía. Conforme a ello, se presentan diversos impactos territoriales según dimensiones específicas, a saber: económicas, sociopolíticas, culturales, ambientales, sicológicas, información proporcionadas por quiénes se sienten afectados y que se enmarcan en situaciones de discriminación racial. La actividad de la piscicultura, ha deteriorado las actividades turísticas, la artesanía, la ganadería y la agricultura familiar campesina de las familias adyacentes al estero. De esta forma, se ha mermado la reproducción de las formas económicas tradicionales vulnerando su derecho a decidir los proyectos de desarrollo propios a las comunidades, según lo establecido en el Artículo 7.1 del Convenio 169 de la OIT, la declaración de la ONU sobre los derechos de los Pueblos indígenas. Asimismo, los antecedentes que se acompañan, se hacen en atención a:
- La existencia de una denuncia ante el Comité para la Eliminación de la Discriminación
Racial contra el Estado Chileno por “Racismo Ambiental” en la Región de la Araucanía, a
causa de vertederos y plantas de tratamiento de aguas servidas en Comunidades
Mapuche, la que fue ingresada y acogida el año 2007 y que da cuenta, que en esta Región
la geopolítica del Estado chileno, se continúa delineado en base a la ocupación agresiva
del territorio ancestral del Wallmapu.
- Al proceso histórico de reduccionismo que tienen hoy a las comunidades Mapuche que en
las pocas tierras en zonas rurales deben sortear iniciativas avasalladoras de contaminación
ambiental. Prueba de ello, es el hecho de que la Población Mapuche estimada en la Región
que asciende apróximandamente al 30 % según último censo del 2012, posee una
superficie territorial de un 20 % del total de las 31 842,3 km² de la superficie territorial de
la Región de la Araucanía, siendo justamente en dichas zonas donde se han emplazado la
mayoría de actividades industriales dañinas al medio ambiente, a la salud, a las economías
locales, al desarrollo, a la cultura.
- A que el racismo ambiental es una forma de discriminación ocasionada por las políticas
públicas o privadas, y que se manifiesta en la intención de que los costos ambientales sean
asumidos por un grupo determinado de la población o en la exclusión manifiesta de este
grupo en la toma de decisiones que afectan sus vidas.
- A la multiplicidad de proyectos en los últimos años con amplios impactos territoriales
para la población local, tales como las industrias energéticas tipo centrales de pasada
hidroeléctricas y geotermia, industrias extractivas como mineras, además de las
pisciculturas, pesqueras, forestales con monocultivos de especies exóticas, basurales y
plantas de tratamiento de aguas servidas.
- Y en este caso particular, el funcionamiento de la Piscicultura Los Fiordos, de la empresa
Agro súper que es parte de la industria salmonera en Chile y que ha causado alteraciones
ambientales, sociales, culturales, económicas y sicosociales en familias de la Comunidad.
Frente al caso particular piscicultura los Fiordos, señalar en términos generales lo siguiente:
- El Proyecto fue emplazado en desmedro de la normativa local vigente a la época de su
aprobación como la Ley indígena 19.253 si atender el artículo 34 que señala: “Los servicios
de la administración del Estado y las organizaciones de carácter territorial, cuando traten
materias que tengan injerencia o relación con cuestiones indígenas, deberán escuchar y
considerar la opinión de las organizaciones indígenas que reconoce esta ley…”
- Las autoridades estatales al aprobar el proyecto no atendió que en las inmediaciones de
lugares sagrados y ceremoniales de vital importancia para las prácticas religiosas y
espirituales del Pueblo Mapuche.
- Las autoridades estatales al aprobar el proyecto no consideró la importancia y valoración
de las aguas del estero peuco desde la perspectiva cultural y tradicional, aguas que la
empresa hace uso y descargas, alterando su volumen y calidad.
- Las autoridades estatales al aprobar este Proyecto, no atendió las prioridades y
necesidades en materia de desarrollo de las familias de la Comunidad y que cumplan con
el respeto cultural, formas tradicionales y de sustentabilidad con el medio ambiente.
- Las autoridades estatales, no consideraron asimismo la opinión de las autoridades
ancestrales del territorio de la Comunidad Mapuche Juan Meli.
- La Comunidad Mapuche Juan Meli, además de este recinto de piscicultura de la industria
salmonera, en su territorio ha debido soportar la instalación de un recinto de vertederos,
expropiaciones de sus tierras a causa la expansión urbana y afectaciones al lugar
ceremonial religioso “Nguillatuwe”.
Las pisciculturas son parte de la cadena de la industria salmonera en Chile que ha causado graves alteraciones afectando a las economías locales y los ecosistemas. En el presente, hoy, están generando graves estragos en las zonas cordilleranas de la Región de la Araucanía. Las pisciculturas son generadoras de alimentos artificiales para los peces en desarrollo, en donde los no consumidos se expanden por los ríos, sumándose a esto las fecas, la orina y el uso de antibióticos, causando lodos crudos contaminantes para las aguas y los territorios, alterando considerablemente su calidad. A esto se suma que la instalación de este tipo de proyectos, continúan expandiéndose en la zona cordillerana y han venido generando depredación de eco sistemas como la tala de bosque nativo, intervención e incluso afectación de cuencas hidrográficas donde hay fuentes nacientes. RESUMEN EJECUTIVO INSTALACIÓN – FUNCIONAMIENTO PISICULTURA El proyecto “Instalación Piscicultura Estero Peuco” ingresó al SEIA en marzo de 2003 y hoy se encuentra bajo el dominio de la empresa “Los Fiordos Ltda” El proyecto originalmente aprobado consistía en la instalación y operación de una piscicultura en el estero Peuco para la producción de alevines de la especie salmónidos, que incluye bateas para la incubación y estanques o piscinas para el alevinaje. El proyecto tuvo una ampliación considerable y que fue aprobado el año 2006 en el sistema de evaluación ambiental. Inicialmente, la producción anual máxima declarada y aprobada en la RCA, y coherente con lo resuelto por SERNAPESCA, fue de 10.000.000 de alevines de 5 gramos, equivalentes a 50 toneladas. La modificación aprobada considera una producción máxima anual de aproximadamente 10.000.000 de pre-smolt, pero esta vez de 40 gramos como peso promedio dividido en 2 ciclos/año, equivalente a una biomasa aproximada de 400 toneladas. Ver antecedentes proyecto aprobado el 2006 / http://www.e-seia.cl/archivos/digital_430926_430929_1000099.pdf Por lo expuesto: Se solicita al Comité Realice los buenos oficios ante el Estado de Chile, en virtud del Artículo 94.3 de su Reglamento, adoptando las Medidas Provisionales necesarias para evitar mayores daños y se establezcan formas de reparación a favor del territorio y entre otras medidas, se pueda atender. - El establecimiento de un plan de cierre de este recinto de piscicultura. - La restauración y reparación de la calidad de las aguas y que pueda implementarse para los fines sociales, culturales y espirituales desde la perspectiva tradicional. - La atención y reparación con respecto a las prioridades de desarrollo de las familias afectadas. - A la protección efectiva y real de los lugares sagrados y ceremoniales con importancia espiritual y religiosa para el Pueblo Mapuche. - A la protección efectiva de los recursos naturales de la Comunidad.
- A la protección de las tierras ancestrales del Pueblo Mapuche, en el sentido que no es posible soportar más nuevos emplazamientos con actividades dañinas al medio ambiente, las economías y la cultura. - Al cumplimiento e implementación efectiva y de buena fe de las normas locales e internacionales sobre derechos de los Pueblos Indígenas. Para entregar más antecedentes sobre lo descrito previamente, se extienden a continuación dos informes, uno de características antropológico que involucra impactos en áreas económicas, sociopolíticas, culturales, ambientales y otro sobre efectos sico sociales. Ambos preparados por profesionales competentes.
El presente informe denuncia, es extendido por:
- Luz María Huenupi, miembro directiva Comunidad Juan Meli y Vice Presidenta
Cámara de turismo.
- José Relmucao, Lonko territorio, Comunidad Juan Meli
- Eliana Porma, integrante Comunidad Juan Meli
- María José Araya, integrante Grupo de trabajo por derechos Colectivos
(Melipeuco)
- Alfredo Seguel, integrante Grupo de trabajo por derechos Colectivos
-
Para efectos de coordinación y comunicación, se dejan los siguientes contactos.
coordinacionmapuche@gmail.com, turismorelmucura@gmail.com,
majoaraya@gmail.com, alfredoseguel@gmail.com
fono contactos: 56 – 9 – 9 53567690 / 56 - 9 - 9424 2454
INFORME ANTROPOLÓGICO: Impactos derivados de la Piscicultura Los Fiordos
Ltda. en la Comunidad Juan Meli, Comuna de Melipeuco, Región de la Araucanía
Informe efectos Psicosociales en: Integrantes de la Comunidad Juan Meli, Comuna De
Melipeuco
INFORME ANTROPOLÓGICO
Impactos derivados de la Piscicultura Los Fiordos Ltda. en la Comunidad Juan Meli
Comuna de Melipeuco, Región de la Araucanía
1. INTRODUCCIÓN.
El presente informe consiste en una investigación que tiene por objetivo indagar en torno a
los impactos causados por el funcionamiento de la Piscicultura “Los Fiordos Ltda.” sobre la
población de la Comunidad Indígena Juan Meli, ambas ubicadas en la Comuna de
Melipeuco, Provincia de Cautín, Región de la Araucanía.
Conforme a ello, organizamos la búsqueda de tales impactos según dimensiones
específicas, a saber: económicas, sociopolíticas, culturales y ambientales, información
proporcionadas por quiénes se sienten afectados. Esta pormenorización nos admite
establecer con mayor claridad las huellas y las consecuencias del accionar de dicha empresa
en estas tierras mapuche.
Asimismo, la metodología utilizada se enmarca dentro de los análisis cualitativos que
permiten recoger las opiniones y las percepciones de la población mapuche afectada. Al
respecto, se han combinado las visitas a terreno vía observación participante junto a las
entrevistas en profundidad, fundada en la línea científica de una etnografía “en terreno”.
De este modo, la técnica de observación participante fue aplicada en numerosas
experiencias de campo que posibilitaron conocer de manera directa la perturbación del
ecosistema provocado por el actuar de Los Fiordos Ltda. Cabe señalar que dicha
piscicultura arroja sus residuos al río Peuco, el cual no sólo forma parte del territorio
ocupado por la comunidad Juan Meli, sino que también se constituye como uno de sus
principales referentes de identidad. Por otro lado, la empresa se encuentra emplazada a 15
kilómetros de la entrada oficial hacia el Parque Nacional Conguillio, integrado al Sistema
Nacional de Áreas Silvestres Protegidas (SNASPE) y perteneciente al territorio ancestral de
las poblaciones mapuches que habitan los alrededores del volcán Llaima.
A su vez, las entrevistas en profundidad se ordenaron en base a una pauta temática que se
estructuró de acuerdo con las dimensiones mencionadas más arriba. Las personas con
quienes establecimos estos diálogos fueron tres: Sr. José Segundo Relmucao Porma, Srta.
Eliana Carmen Porma Hidalgo y Sra. Luz María Huenupi; el primero destaca por su
carácter de autoridad tradicional en tanto Longko de la comunidad Juan Meli, mientras que
las dos últimas corresponden a miembros de esta comunidad.
El siguiente apartado trata de una breve contextualización acerca de la comunidad Juan
Meli, que alude esencialmente a la fundación del pueblo de Melipeuco y el territorio
mapuche vulnerado. Ahora bien, la presentación de los resultados de la investigación se
orientará según impactos específicos susceptibles de ser pesquisados (económicos,
sociopolíticos, culturales, ambientales); los cuales serán hilados mediante los relatos
recabados en función de la Ley Indígena Nº 19.253 y del Convenio Nº 169. El último
apartado constará de las conclusiones particulares y las recomendaciones generales
recogidas a partir de dichos resultados.
2. ANTECEDENTES GENERALES.
A grandes rasgos, aunque a estas alturas debería ser una obviedad, es menester reiterar que
los mapuches son los habitantes originarios de lo que actualmente se conoce por centro y
sur de Chile. Más aún, cuando llegaron los españoles a este territorio, el pueblo mapuche
habitaba aquende y allende la cordillera cuyas porciones fueron nombradas respectivamente
como Ngulu mapu y Puel mapu. Así el espacio ancestral abarca desde el océano Atlántico
Tripawe Antü hasta el océano Pacífico Konwe antü; mientras que el sur se conoce como
Willi mapu y el norte como Pikun mapu que marcaba la frontera con el antiguo imperio
Inka.
La comuna de Melipeuco se ubica en la zona de la precordillera, enclavada en los faldeos
meridionales del volcán Llaima. En este sentido, la historia mapuche de este territorio está
directamente relacionada con el entorno natural que la rodea. Es así que el territorio
mapuche no se limita únicamente a aspectos físicos y materiales, por el contrario, refrenda
fundamentalmente cuestiones espirituales y culturales.
“El territorio mapuche es un mundo animado, lleno de montañas y de ríos que tienen vida,
de piedras que recuerdan a personas que murieron en tiempos de las grandes
inundaciones, de animales pájaros y seres de toda naturaleza que expresan sentidos,
comunican sentimientos […] No tomar en serio esta dimensión del territorio significaría
no comprender nada de la historia de la sociedad de los antiguos mapuches, nada del
porqué de esta defensa impaciente de donde han vivido” (Bengoa 2007:45).
Es bastante plausible que el apelativo mapuche no surgiera sino hasta la llegada de los
españoles, ya que estas sociedades nunca tuvieron la necesidad de autodefinirse como un
colectivo único o como una cultura hegemónica que señoreaba gran parte de lo que ahora
constituye la poción sur de Chile y Argentina. Consecuentemente, antes de la invasión y las
guerras, los mapuches se reconocían así mismos y a los otros de acuerdo a su identidad
territorial específica (Marimán et al. 2006).
En nuestro caso particular, la identidad específica que los mapuche de estas tierras
reconocen es la de Llaimache y el nombre del territorio se expresa como Llaima mapu. “El
espacio del Llaima es una asentamiento de residencia temprana, por lo tanto, se conforma
en torno a una identidad diferente a la de otros territorios mapuche” (Comunidad Juan
Meli 2001:11). Ya en 1870 el Llaima era reconocido por el gobierno chileno como un
territorio propiamente tal, donde habitaban los “Indios del Llaima” (Memoria Chilena
1870).
Los mapuches de hoy dicen que el verdadero nombre del volcán en mapudungun es
Chañel, puesto que así se le nombra en las diferentes rogativas. No obstante, el nombre de
este territorio siempre ha sido Llaima y actualmente se encuentra subdividido en dos
grandes áreas: Llaima (hoy Santa María de Llaima) hacia el poniente y Lifko (pueblo de
Melipeuco y alrededores) al oriente (Neira et al. 2011), aunque cabe señalar que las lecturas
respecto del territorio dependen principalmente desde donde se encuentran situados los
habitante, por lo tanto, su definición puede variar según el territorio, la comunidad mapuche
y quién los define. La comunidad Juan Meli se incorpora a la última denominación y sus
antiguos habitantes se llamaban Peuko che (gente de Peuco) en referencia al río que pasa
por sus tierras (Comunidad Juan Meli 2001); de esta forma cada porción del territorio tiene
su nombre particular con deslindes claramente delimitados.
Entonces, el Llaima mapu siempre ha sido un territorio mapuche; en efecto, la evidencia
arqueológica habla de una ocupación de enorme profundidad temporal abrevada por miles
de años de antigüedad. Hasta mediados del siglo XIX, este territorio abarcaba una reducida
densidad demográfica, aunque consistía en un paso muy importante debido a la
interconexión que permitía entre un lado y otro de la cordillera.
Si bien existían familias que vivían en estas tierras desde tiempos inmemoriales, gran parte
de las comunidades llegaron desde otros lugares huyendo de la guerra (o la mal llamada
“Pacificación de la Araucanía” a partir de 1880); es así que escapaban del avance de los
ejércitos chileno y argentino, la hambruna y las enfermedades provocadas por el clima de
feroz beligerancia. En la medida en que este territorio estaba relativamente aislado de los
valles centrales, donde las huestes castrenses ingresaron primero, constituye desde tiempos
antiguos un espacio tradicional de gran relevancia estratégica: primero como paso
precordillerano y luego como lugar de refugio para las familias mapuche (Neira et al.
2011).
Los vínculos entre las familias ya asentadas en el territorio y las nuevas se sellaban a través
de alianzas matrimoniales, que establecían las redes y los parentescos de manera
permanente, a la par de estrechas ligazones con el ambiente natural y el mundo espiritual
que les otorgaba su pertenencia.
“El primer cacique del sector de Melipeuco se llamaba Antonio Relmucao, y tuvo tres
hijos: Domingo Chiway (que se llamaba Ñenculafquen antes de que unos argentinos le
cambiaran el nombre por uno más fácil de pronunciar), Domingo Relmucao y Juan de
Dios Relmucao. Antonio Relmucao invitó a Juan Meli a que se viniera y se casó con una
lamgien que se llamaba Carmela Relmucao; y de ese matrimonio salió Juan Meli, Tránsito
Meli (papá de Santiago Meli que todavía vive) y José Trumel” (José Relmucao Porma,
Longko Comunidad Juan Meli. Asociación Folil Coyam, 2007)
La ocupación militar de este territorio comienza en 1884 con el emplazamiento del fuerte
Llaima, situado a los pies de dicho volcán. La memoria de colonización de 1887 señala que
el fuerte tuvo que trasladarse de su primera fundación, producto de una formidable erupción
que estalló la noche del 24 de junio, hacia las orillas del estero Peuko localizado a nueve
kilómetros en dirección este a su antigua posición. Ergo, es probable que el fuerte original,
entre 1884 y 1887, hubiese estado ubicado en el sector de Santa María de Llaima, para ser
posteriormente emplazado a una altiplanicie perteneciente a las tierras del cacique
Relmucao. La construcción en la primera mitad del siglo XX de un sector de aduana y de
una escuela misional en ese mismo sitio, así como el actual retén de carabineros, aparecen
como corolario de aquella primera acción estatal implantada en este territorio (Neira et al.
2011).
El proceso de reducción y entrega de Títulos de Merced ocurre entre 1884 y 1929. El
objetivo fundamental fue radicar a los indígenas en espacios drásticamente delimitados y
“otorgados” mediante Títulos de Merced, para así definir las tierras que quedaban “libres”
para la colonización. Este proceso estuvo signado por toda clase de abusos y atropellos
hacia los mapuches y su entorno. Se viola el territorio autónomo reconocido por las
autoridades españolas; de esta forma, el estado chileno liquida los espacios territoriales
jurisdiccionales de los mapuches y reduce sus propiedades solamente a los alrededores que
rodeaban sus casas. Así, las tierras que estaban en reposo, los terrenos de recolección y
pastoreo, las veranadas, las vegas y los mallines, que también formaban parte de su
territorio no fueron reconocidos dentro de los Títulos de Merced. Paralelamente, los
particulares y los colonos que se establecieron en la Araucanía, usurparon demasiadas
veces las ya escasas tierras estipuladas en los Títulos de Merced; estas usurpaciones son la
base histórica de muchas de las reivindicaciones territoriales mapuches hasta nuestros días
(Neira et al. 2011).
Desde otra perspectiva, igualmente crucial, este proceso implicó el desmembramiento de
muchos lof tradicionales, los cuales fueron ordenados arbitrariamente según los criterios de
la Comisión Radicadora que ignoraron por completo los criterios territoriales y
organizacionales propios de la cultura mapuche. Producto de ello, se redujo enormemente
su reproducción social y económica, llevando a la población mapuche a la carencia material
que la caracteriza hasta hoy (Melillán, 2010).
De esta forma se instaura el minifundio de las comunidades mapuche, las que fueron
obligadas a adaptarse y sobrevivir con una economía de subsistencia. Peor todavía, tal
como nos lo señala el Longko José Relmucao Porma, el Título de Merced de la Comunidad
Juan Meli del año 1908 consigna 1150 hectáreas, de las cuales en realidad sólo fueron
“entregadas” unas 600 aproximadamente.
Y la expoliación sigue. En 1928, una carta de la Dirección General de Colonización e
Inmigración informa que el procedimiento más rápido para lograr que el terreno que ocupa
el fuerte Llaima quede fuera de la reducción Juan Meli, es el que se autorice a la Comisión
Radicadora a ratificar los deslindes de dicha reducción en la medida que excluyan a ese
terreno. Además, en 1936 son requeridas 67 hectáreas de la reducción Juan Meli para la
fundación del pueblo de Melipeuco; en 1939 se decreta la expropiación de dichos terrenos y
en 1941 se aprueba el plano de la expropiación. Ese mismo año se decreta una
indemnización de $ 27.080 para la reducción de Juan Meli por las tierras enajenadas; no
obstante, el pago no se realizó de forma inmediata y se carece de antecedentes oficiales que
ratifiquen la entrega del monto total a la comunidad (Neira et al. 2011).
La historia oficial chilena signa el año 1941 como hito fundacional del pueblo de
Melipeuco. La comunidad Juan Meli no sólo fue afectada en relación a las tierras que
fueron directamente expropiadas; más aún, la cercanía con el pueblo hizo que sus tierras
colindantes a aquéllas enajenadas, también fueran apetecidas por los colonos que llegaban a
vivir a ese lugar, aumentando más drásticamente la presión sobre ellas. Las formas de
apropiación de las tierras mapuches de parte de los nuevos colonos casi siempre
involucraron prácticas ilegítimas.
“Los engañaban por poquita cosa [a los mapuche], estaban arrendando por un par de
hierba, de azúcar y un par de kilos de harina, estaban arrendando y se adueñaron al final,
cerraban y hacían cerco, y así empezó a reducirse el campo, así se empezaron a meter los
winka aquí en el campo. Somos la raíz del pueblo, la raíz de las otras comunidades…”
(Santiago Meli. Comunidad Juan Meli, 2001).
Así se fundó el pueblo de Melipeuco, se repartieron sus hijuelas y, lentamente, se fueron
construyendo las casas. Desde entonces, la comunidad Juan Meli debe sortear la presión
demográfica que emana del crecimiento de las poblaciones y la presión municipal por
nuevos terrenos para extender el Plano Regulador. Como guinda de la torta, llegan hace
unos lustros las pisciculturas que constriñen todavía más el territorio ya vulnerado de la
comunidad; la primera fue Invertec en el río el Membrillo hace ya quince años y luego
aparece Los Fiordos en el río Peuco hace casi una década atrás. Ambos ríos pertenecen al
territorio de esta comunidad:
“El río Peuco es el símbolo de nuestra comuna, ése es el sentimiento moral, anímico que
tenemos nosotros; al menos los que pensamos […] Y nosotros como habitantes lo
consideramos sagrado […] Ahí nace el nombre de la comuna, entonces, era tan hermoso,
muy natural; yo en mi infancia estuve ahí, cuidábamos animales jugábamos en las aguas
[…] A comienzo esa parte, nosotros como mapuche le decíamos „Chankiñ‟. Ahí cuatro
esteros salen más o menos en un espacio de 100 metros, en 100 metros están las cuatro
vertientes; entonces, ahí había un espacio donde se podía jugar también nosotros los más
antiguos. Los viejos le pusieron ese nombre; nosotros como una referencia le decíamos
„Chankiñ‟: ¿A dónde están los animales? En Chankiñ […] El winka cómo lo podría
decir… como „brazos de agua‟, una cosa numerosa, así podría ser. Entonces y después, el
mapuche le puso el nombre más oficial, le puso „Melipewunko‟: donde se juntan cuatro
esteros. Y el winka le puso Melipeuco […] El río Membrillo está más cochino todavía por
la piscicultura Invertec, ésa lleva años funcionando en la comunidad; como ve, la
comunidad tiene dos pisciculturas que contaminan nuestro entorno. Por eso ya estoy
saturado” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli, 2012).
Finalmente, quisiéramos reiterar que las actuales comunidades indígenas fueron signadas a
través de personalidades jurídicas, acorde a los lineamientos de la Ley Indígena Nº 19.253
y la Corporación Nacional de Desarrollo Indígena (CONADI), en tanto su dispositivo
administrador. Este hecho implicó la vulneración de las formas organizativas propias del
pueblo mapuche, así como también la invisibilización y exclusión hacia sus autoridades
tradicionales, lo cual supone que en la comunidad mapuche, co-existen a lo menos dos
modelos organizacionales que poseen mecanismos distintos para contraer obligaciones y
actividades frente a sí mismos y el Estado.
Esta situación marca profundamente cada uno de los impactos que describiremos más
abajo; puesto que los diálogos que debieran haber sido instaurados por las políticas públicas
y las empresas privadas que operan en las tierras de la Comunidad Juan Meli,
necesariamente tendrían que haber contemplado a sus autoridades tradicionales, como es el
caso del Longko José Relmucao (Convenio Nº 169 de la OIT), junto con haber incorporado
a todos los vivientes de dicha comunidad y no sólo a los miembros aglutinados bajo los
espacios institucionales derivado del reconocimiento jurídico de la Ley Indígena Nº 19.253.
En este sentido, resulta esclarecedor notar que las familias que se oponen al actuar de la
piscicultura, coinciden en gran medida con aquéllas que participan activamente en la
celebración de sus ceremonias ancestrales (ngillatun, we tripantü); mientras que las
familias que entregan su aprobación a la piscicultura, corresponden generalmente con
aquéllas que se mantienen al margen de la espiritualidad mapuche, particularmente en el
marco de la “comunidad mapuche con personalidad jurídica”.
3. RESULTADOS DE LA INVESTIGACIÓN.
3.1. Impactos económicos:
En este apartado revisaremos los Impactos en el orden económico que la Piscicultura Los
Fiordos ha tenido para estos comuneros. Para eso, primero revisemos el Convenio 169 de la
OIT, que establece en su Artículo 7.1 que:
“Los pueblos interesados deberán tener el derecho de decidir sus propias prioridades en lo
que atañe al proceso de desarrollo, en la medida en que éste afecte a sus vidas, creencias,
instituciones y bienestar espiritual y a las tierras que ocupan o utilizan de alguna manera,
y de controlar, en la medida de lo posible, su propio desarrollo económico, social y
cultural. Además, dichos pueblos deberán participar en la formulación, aplicación y
evaluación de los planes y programas de desarrollo nacional y regional susceptibles de
afectarles directamente.”
Mostraremos que este derecho de decidir y controlar las formas de desarrollo económico
está siendo gravemente vulnerado por la contaminación del Estero Peuco. Para empezar, el
turismo local, sustentable, y desde la comunidad local ha sido uno de los ejes de desarrollo
de las comunidades del sector. El gobierno, a través de distintos programas (INDAP,
FOSIS, etc.) ha inyectado mucho dinero en el apoyo de personas con emprendimientos
turísticos.
La contaminación del Estero Peuco es una grave vulneración a este derecho, ya que al
perder un recurso natural de tanta importancia como el agua, se pierde el patrimonio natural
en el que se basa la creciente actividad turística de la comuna.
“[…] están siguiendo contaminando el agua, entonces los turistas eso lo perciben, lo ven;
entonces no hay, no van han llegar a acampar a la orilla del estero; ese es una de la parte
que nosotros tenemos, a la vista está, hay proyectitos para turismo, pero no se avanza…”
(José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli, 2012).
Por otro lado para Luz María, una emprendedora turística afectada, la contaminación del
Estero Peuco ha significado la baja de la calidad de su servicio, y la pérdida de mucha
inversión en habilitar los sectores costeros del Estero que pasa por su predio.
“[…] en el tema de turismo, ocupábamos el río para que la gente fuera a acampar,
preparamos una especie como repisa de tierra, trabajamos mucho ahí, con ese objetivo,
ahora eso no se puede usar, porque el olor no nos deja, ahora íbamos hacer una piscina
grande para abastecernos del río, tampoco se pudo hacer” (Luz María Huenupi Remulcao,
miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
La señora Eliana Porma pone énfasis en la imagen de la comuna, que a pesar de proyectarse
en el turismo, permite que estas situaciones se den en la comuna.
“[…] Estamos proyectando nuestra comuna día a día, del extranjero, llegan… pero ¿cómo
se proyecta Melipeuco? Al turismo. Y ¿de qué están hablando? Si hoy en día hasta el
último rincón tenemos pisciculturas ¿Qué le vamos a entregar? Siendo que hoy en día el
turista quiere estar cada día más en el lugar más escondido, más puro de la naturaleza. Y
hasta ese lugar está siendo contaminado.” (Eliana Porma, miembro Comunidad Juan Meli,
2012).
Otro elemento importante relacionado a los Impactos económicos ha sido la merma de la
agricultura familiar de estas familias. Antiguamente se cultivaba al borde del río, y se
sacaba agua de éste para el riego de las hortalizas. El elevado precio del agua potable (que
impide regar a gusto) sumado a la contaminación del Estero ha significado que muchas de
estas familias hayan dejado de sembrar.
“Nosotros nacimos, nos criamos ahí, al alero del río Peuco. Y con esto nos cambió la
historia, no podemos usar el río, nuestra fauna desapareció, nuestras hortalizas que
hacíamos a la orilla del río también” (Eliana Porma, miembro Comunidad Juan Meli,
2012).
Otro de los aspectos económicos que se han visto mermado por la contaminación del Estero
Peuco ha sido la pequeña y mediana ganadería que mantienen los miembros de la
comunidad. Algunas personas sostienen que sus animales se han enfermado por beber el
agua contaminada del Estero.
“Sí, igual los animalitos se han enfermado, de hecho a nosotros se nos murieron ovejas
tiempo atrás. Por lo mismo ya las ovejas ya no van al río, ya no pasan por la orilla, o
bajan y se suben en seguida para el otro lado. Por el olor, es que el olor…” (Eliana Porma,
miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
Si bien no podemos precisar la causa científica de la muerte de estos animales,
consideramos que la Sra. Eliana tiene todo el derecho, en este informe, de manifestar su
opinión. La contaminación del Estero Peuco, entonces, ha significado un empeoramiento de
la pequeña ganadería en tanto ahora deben dar agua potable a sus animales, lo cual implica
un gasto adicional a estas familias.
Otro elemento mencionado en las entrevistas es que la contaminación del Estero ha
afectado la artesanía en lana. Consideremos que el Convenio 169 de la OIT, en su
Artículo 23. 1 establece que:
“La artesanía, las industrias rurales y comunitarias y las actividades tradicionales y
relacionadas con la economía de subsistencia de los pueblos interesados, como la caza, la
pesca, la caza con trampas y la recolección, deberán reconocerse como factores
importantes del mantenimiento de su cultura y de su autosuficiencia y desarrollo
económicos. Con la participación de esos pueblos, y siempre que haya lugar, los gobiernos deberán velar por que se fortalezcan y fomenten dichas actividades”.
Antiguamente las mujeres mapuches tejían mucho la lana. La confección de sus trabajos
(mantas, frazadas a telar, etc.) significaba un importante aporte a la mantención de sus
familias. La Sra. Eliana cuenta que ella con su mamá, experta tejedora, lavaban la lana
recién esquilada en el río. Ahora, al venir contaminado, ya no pueden lavarla en él, lo que
ha afectado su trabajo en lanas:
“Nosotros lo usábamos para lavar lana. Entonces también afecta la parte artesanal,
porque mi mamá hacía frazadas, y eso ya no se hace más porque igual… afectó
tremendamente esa parte porque la lana la lavábamos ahí, la lana de nuestras ovejas. La
última vez que fui a lavar lana, lavamos frazadas y lana igual, y yo lavaba y lavaba, y yo
decía, y esto ¿Por qué está tan hediondo? Y no sale el olor! ¿Por qué no se limpia nunca
esto? Y cuando me voy dando cuenta era el olor de los pescados!” (Eliana Porma, miembro
Comunidad Juan Meli, 2012).
3.2. Impactos sociales y políticos:
Este acápite pretende recoger las apreciaciones de los comuneros afectados en relación a la
piscicultura “Los Fiordos Ltda.”, específicamente en lo que concierne a impactos sociales y
políticos. Conforme a dichos términos, una de las consecuencias más sentidas del accionar
de esta empresa es que ha provocado la división de la comunidad:
“La piscicultura, para algunas personas jóvenes que pudieron trabajar en este rubro, está
bueno; pero son muy poco […] Y aquí, en cambio, la comunidad se ha dividido; hay una
parte que defiende lo natural de la comunidad, y hay otra parte que tiene algún beneficio
con la cuestión. La piscicultura ha dado algunos regalos a un grupo asociado que hay aquí
en la comunidad, le han entregado para navidad algo de regalo, canastita familiar, un par
de paquete de fideos a la gente; y la gente se siente muy bien, apoyan la piscicultura esa
gente que reciben eso. Pero con eso no vamos nosotros a dar un futuro más seguro a
nuestra gente […] Entonces para la gente que piensa que esa piscicultura es un perjuicio,
otra gente dice que es un desarrollo para echar a andar la comunidad. Y esta gente son
dirigentes sociales, presidente de la comunidad; ellos están manejados, no piensan con su
propia cabeza, piensa con la cabeza de Los Fiordos… pero de repente habrá que llegar a
un acuerdo” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli, 2012).
Si nos remontamos a la legislación chilena vigente, vemos que la Ley Indígena Nº 19.253
en su artículo 34 sobre la participación, señala que los servicios de la administración del
Estado y las organizaciones de carácter territorial, cuando aborden materias que impliquen
a la población indígena, “deberán escuchar y considerar la opinión de las organizaciones
indígenas”. El Convenio 169 de la OIT es aún más explícito y en su artículo 6.1.a.
menciona que los gobiernos “deberán consultar a los pueblos interesados, mediante procedimientos apropiados y en particular a través de sus instituciones representativas,
cada vez que se prevean medidas legislativas o administrativas susceptibles de afectarles
directamente”.
Aunque esta empresa comenzó sus actividades hace diez años atrás, cuando todavía no se
ratificaba el citado Convenio, igualmente nos encontramos con que la piscicultura no sólo
ha desoído a una buena parte de las opiniones expresadas por los afectados, sino más
gravemente todavía es que ha privilegiado la desunión en detrimento de un verdadero
consenso o negociación con la totalidad de la comunidad. Es así que además se entra en
disonancias con el artículo 7.1 de este Convenio, el cual designa el derecho de los pueblos a
“participar en la formulación, aplicación y evaluación de los planes y programas de
desarrollo nacional y regional susceptibles de afectarles directamente”; respecto de esto
vemos que se vulnera especialmente los derechos de la Comunidad Juan Meli a participar
íntegramente en la evaluación que ha tenido el desempeño de la empresa “Los Fiordos” en
sus tierras.
“[…] Porque hay gente que piensa, siente cuando la naturaleza se destruye; y hay gente
que piensa que hay que colaborar en destruir porque nuestros días no van a ser mucho
tiempo; la gente se va a otro lado, entonces, no le importa perjudicar o dejar dañado una
parte natural” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli, 2012).
En este sentido, tampoco se estaría cumpliendo el artículo 7.3 del Convenio 169 que
dictamina la responsabilidad de los gobiernos de “velar por que, siempre que haya lugar, se
efectúen estudios, en cooperación con los pueblos interesados, a fin de evaluar la
incidencia social, espiritual y cultural y sobre el medio ambiente que las actividades de
desarrollo previstas puedan tener sobre esos pueblos”; sobre todo si se considera que la
incidencia social de esta piscicultura redunda en un daño enorme hacia la cohesión de la
comunidad, cuestión que se traduce en un menoscabo hacia sus prácticas e instituciones
tradicionales, junto a la marginación de propuestas endógenas de desarrollo.
Todas estas irregularidades y contradicciones generan entre los comuneros una
desconfianza hacia el Estado, en la medida en que el aparato estatal se muestra indiferente
frente a la ilegitimidad de ciertas prácticas institucionales, máxime lo que tiene que ver
con el derecho a la información. Veamos estos planteamientos en la voz de los propios
afectados:
“Nadie controla. La piscicultura podría hacer una continuación, un tratamiento de aguas
servidas, eso le exige la ley; pero no lo hacen, les sale caro, mejor perjudicar a toda la
comunidad antes de estar pagando eso […] Esto es la cuestión de las autoridades: nunca
consultan a la gente viviente. Hubiera alguna consulta, se lanzarían opiniones y sobre esas
opiniones hacer algo; ya la gente se estaría informando de lo que se va hacer. Y llegan las
empresas cuando ya está todo hecho a nivel regional; entonces ya los papeles están
hechos, la comunidad no está organizada, no está organizada para hacer su defensa. Y
otra que el campesino es muy tímido también, muy tímido por los recuerdos que han
quedado, por los recuerdo que han tenido, por las autoridades y por la gente que tiene
mayores recursos” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli, 2012).
“[…] yo tuve los baños del camping por la CONADI que me ayudó y yo alegaba con esto
de la piscicultura, porque es contradictorio para ello mismo, porque ellos están apoyando
un emprendimiento turístico que se está contaminando el agua, te apoyan con plata pero
además te mandan el problema, porque deberían apoyarte y tener una instancia donde
ellos donde puedan también colaborar con lo otro de que sea un lugar sin contaminación,
colocar abogados…” (Luz María Huenupi Remulcao, miembro Comunidad Juan Meli,
2012).
“Primero que nada, yo creo que la empresa debiera habernos citado a todos los habitantes
de la orilla del río, primero que nada. Y haber conversado con nosotros. Un ente de que
hubiera dicho los impactos y todo lo que implicaba esto. Sino que todo el mundo quedó con
una imagen de trabajo, con otra proyección. Pero menos de que iba a impactar tan
fuertemente. Y nosotros mismos si hubiéramos estado más informados también hubiéramos
levantado la voz. Pero nadie pensó en esto. […] Lo primero es que debieran haber tenido
una conversación con nosotros porque esta gente jamás se ha dignado, se ha presentado,
jamás se ha acercado a nosotros. Ni para mirar un poco que está pasando, nada. No tienen
ninguna consideración. Y yo creo que es una falta de respeto tremenda hacia el pueblo
mapuche y hacia cualquier persona. […] Porque si bien es cierto que se hacen demandas,
y claro, todo queda solucionado, pero en el papel, en el documento; pero en la realidad no
existen. Entonces pasan los años y va a pasarlo mismo. Entonces yo creo que habría que
poner cartas en el asunto, que simplemente esta gente se va de ahí, o toma las medidas
correspondientes que es que el río esté en mejores condiciones, y que no nos sigan
matando nuestro aire, nuestro… porque nosotros como personas tenemos derechos. […]
Lo peor es que nosotros como comunas cordilleranas, como comunas chicas, somos los
últimos; y los habitantes en saber lo que van a realizar, ¡somos los últimos! Cuando ya
está todo listo, llegan y no hay nada que hacer… entonces, ¿cuándo las personas vamos a
tener derecho a opinar? Derecho a decir, sí, esto se va a hacer en nuestra comuna y esto
no… porque primero que nada yo creo que tendrían que ser… por nosotros están las
autoridades. Ellos nos debieran decir a nosotros como ciudadanos, como habitantes de
nuestra comuna de siquiera informarnos de todo. Pero un informe que sea directo, claro y
transparente a la gente” (Eliana Porma, miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
Así, los demandantes sienten que hay una falta de respeto hacia sus instituciones y sus
prácticas tradicionales; en suma, hacia el mismo pueblo mapuche. Igualmente, se ha
ignorado el derecho a una información veraz, pertinente y oportuna sobre las incidencias
que determinados proyectos puedan causar. Por último, los afectados sienten que la
empresa está de algún modo coludida con las autoridades locales y regionales; puesto que
las exigencias ambientales no han sido cumplidas así como tampoco existe fiscalización por
parte del gobierno.
Queda la sensación que la cultura mapuche sólo es apoyada y valorada cuando logra
desenvolverse en la lógica de las mercancías, cuando no entra en conflicto con la forma de
desarrollo impuesta por el gobierno chileno. Pero eso se condice con las recomendaciones
tanto de la Ley Nº 19.253 como del Convenio Nº 169, que dictaminan el respeto hacia los
pueblos indígenas; esencialmente su derecho a ser informados, a participar y a decidir en
conjunto sobre los programas o planes de desarrollo llevados a cabo en sus territorios.
“[…] Por eso que nosotros luchamos por el reconocimiento de nuestro pueblo en la
Constitución Política del Estado, o que nos entreguen lo que era de nosotros, para poder
nosotros vivir autónomamente, decidir nosotros, no estar dependiendo del gobierno, el
gobierno entrega dinero a gente que va a trabajar con ellos y no con nosotros; y nosotros
tendríamos que preparar nuestra gente culturalmente […] La experiencia de nosotros es
tan natural, y no está reconocido por ley, ninguna de las cosas que hacemos es reconocido
por ley. No va a haber tampoco nunca apoyo si no se cambia la Constitución del Estado.
Tanto tiempo de que tengo conocimiento, los candidatos han dicho „vamos a cambiar la
Constitución‟ y ¿cuándo?, ha pasado dictadura, ha pasado democracia, ha sido
Concertación, ahora Alianza; todo la misma cuestión” (José Relmucao Porma, Longko
Comunidad Juan Meli, 2012).
3.3. Impactos culturales:
Desde el punto de vistas de las personas entrevistadas, se logró identificar que la instalación
y funcionamiento de la piscicultura “Los Fiordos Ltda.” ha impactado de manera negativa
en la dimensión cultural de las familias en la comunidad mapuche, entendiendo la cultura
como aquel sistema de conocimiento que proporciona un modelo de realidad, a la cual se da
sentido a los comportamientos de una comunidad humana, siendo estos adquirido por
medio de su transmisión (Aguirre, 1993). De este modo, desde los testimonios recogidos, se
advirtieron cuatro dimensiones culturales impactadas: a) Vivencia y espiritualidad
mapuche; b) Patrimonio cultural; c) Ngen y d) Ceremonias mapuche: Ngillatun y We
tripantü, las cuales están siendo problematizadas por los actores sociales.
Lo anterior, tiene respaldo legal, respecto del alcance interpretativo que se plantea desde el
Convenio 169 de la OIT, particularmente en el artículo 13, donde se expresa que: “los
gobiernos deberán respetar la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos interesados reviste su relación con las tierras o territorios, o
con ambos, según los casos, que ocupan o utilizan de alguna otra manera, y en particular
los aspectos colectivos de esa relación”. Por lo tanto, entendemos que el “respeto” de la
“cultura y los valores espirituales de los pueblos”, no son sólo es responsabilidad de ellos,
sino también del gobierno y sus instituciones públicas, situación que como se ha
demostrado en testimonios anteriores, estas no han tomado las medidas y obligaciones
estatales pertinentes, lo cual ha generado una posición de desconfianza, principalmente por
el “derecho a la información” de lo que acontece en la comuna.
a) Vivencia y espiritualidad mapuche:
Respecto a la afectación en la vivencia y espiritualidad mapuche, esta se sostiene sobre la
base de la identificación y reconocimiento que hacen las propias personas en relación a la
actividad piscicultora, para ello se presenta el siguiente testimonio:
“El río Peuco es el símbolo de nuestra comuna, ése es el sentimiento moral, anímico que
tenemos nosotros; al menos los que pensamos […] Y nosotros como habitantes lo
consideramos sagrado […] Ahí nace el nombre de la comuna, entonces, era tan hermoso,
muy natural; yo en mi infancia estuve ahí, cuidábamos animales jugábamos en las aguas
[…] A comienzo esa parte, nosotros como mapuche le decíamos „Chañkiñ‟. Ahí cuatro
esteros salen más o menos en un espacio de 100 metros, en 100 metros están las cuatro
vertientes; entonces, ahí había un espacio donde se podía jugar también nosotros los más
antiguos. Los viejos le pusieron ese nombre; nosotros como una referencia le decíamos
„Chañkiñ‟: ¿A dónde están los animales? En Chañkiñ […] El winka cómo lo podría
decir… como „brazos de agua‟, una cosa numerosa, así podría ser. Entonces y después, el
mapuche le puso el nombre más oficial, le puso „Melipewunko‟: donde se juntan cuatro
esteros. Y el winka le puso Melipeuco […] A nosotros no nos parece bien al secar una
laguna, porque la laguna no la hicimos nosotros; nosotros no estamos de acuerdo en que
los cauces de los ríos se cambien, porque los cauces son naturales, y ahí a la orilla del río
salen yerbas, plantas y animales, de todo, que no lo hicimos nosotros y no lo trajimos
también. Por eso nosotros tenemos el deber de salvaguardar cada especie, nosotros
convivimos con la naturaleza; tampoco nos gusta destruir los montes, los árboles, dejar el
monte pelado, no, porque eso embellece toda la cuestión, la mirada misma se regustece,
los pulmones se alimentan al absorber ese aire. Entonces, nosotros como gente tenemos
esa responsabilidad, por ley de la Naturaleza, no por ley de la Constitución Política del
Estado; por favor, esa ley no va, ahí va la ambición, la competencia, la destrucción […]
Hay ordenanza que puede hacer la gente con experiencia, que tiene los rangos que tiene el
mapuche en su autoridad: como kimche, como machi, como ülmen, como ngenpin; ésos
están dotados de conocimientos” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli,
2012).
De acuerdo al testimonio anterior que proviene de una autoridad mapuche, longko, da
cuenta de antecedentes que tienen relación aspectos simbólicos, históricos y filosóficos
atribuibles al estero y su entorno, elementos que caracterizan un modelo y sentido de
comportamiento como también un tipo de vinculación con el entorno dentro de la
comunidad mapuche. En este sentido, se logró desglosar cuatro aspectos inherentes al
testimonio:
En primer lugar, se advierte la nomenclatura mapuche propia del estero y sus características
naturales que le rodean, Chankiñ referido a un lugar “húmedo donde convergen brazos de
aguas” Meli pewünko, referido a “cuatro juntas de aguas”, ello da cuenta no sólo una
forma de caracterización cultural sino también, el efecto de cambio que ha tenido su
definición en el tiempo, atribuibles a los contactos y encuentros entre la sociedad mapuche
y no mapuche.
A partir del testimonio anterior, también se advierte la posición de desacuerdo que sostiene
el entrevistado respecto de la intervención o modificación de las características que se han
implantado a los espacios naturales. Esta posición revela un tipo de creencia que manifiesta
un tipo “desarrollo cultural endógeno” respecto de los contactos que tendrían las familias
mapuche en relación a los espacios ecológicos: Dan fuerza, encaminan el comportamiento;
alimenta lo material y espiritual de la persona.
Por otra parte, a la vez, se infiere del testimonio un tipo “patrón de comportamiento ideal”
de las familias mapuche, el cual refleja un carácter “vinculante e integral” que conecta a los
distintos organismos vivientes en un mismo ecosistema, es decir, el conocer la ley natural,
se recoge, internaliza y crear normas, pautas, de acuerdo con patrones culturales propios, y
de esta forma vivir y permanecer, teniendo en cuenta, unos de los primeros principios
transversales que dice relación con el küme felen (equilibrio) y az felen (armonía) con todos
los entes que compone la naturaleza y consigo mismo (Informe de la comisión verdad
histórica y nuevo trato con los pueblos indígenas, 2003). Este principio cultural, se sostiene
sobre la base del conocimiento mapuche, es decir, representan ideas que plantean que todo
espacio posee vida que está regida por agentes que pueden modificar los estados físicos,
psicológicos de las personas tanto como algo esperado o no esperado al momento de estar
en interacción con algunos elementos de la naturaleza.
Es por tal razón, que el entrevistado, hace explícito el sentido de “responsabilidad” en la
tríada entre lo humano, espiritual y natural, situación que ha sido advertida por aquellas
personas mapuche que se han preocupado por investigar y re-construir el conocimiento
mapuche desde marcos culturales propios (Marileo, A., Manquilef, F., Panchillo, M., 2010;
Quidel en Durán T., Catriquir D., Hernández A., 2007) y especialistas no mapuche desde
marcos científicos sociales que problematizan el contacto inter-étnico e intercultural
(Durán, 2000; Vidal, 1999, Zavala, 2008).
Sin embargo, el estilo de comportamiento mapuche de quienes operan desde el
conocimiento propio, contrastaría con aquellos que impactan de modo negativo en el curso
natural de los espacios ecológicos, alterando el equilibrio de la diversidad de la vida, hecho
promovido, según el entrevistado, por los instrumentos políticos-administrativos que
sustenta la constitución política del Estado chileno.
Desde el punto de vista antropológico, se ha identificado a través de diversos estudios
sociales que el Estado y sus políticas-administrativas, en efecto tienen un gran desafío
estructural, ya que gran parte de sus políticas públicas se fundan desde una perspectiva
mono-cultural y positivista, vale decir, identifican y norman la realidad sociocultural desde
un punto de vista único, absoluto y controlado, desconociendo la diversidad cultural y su
tratamiento a través de sus instituciones públicas.
En términos generales, el testimonio pone en evidencia y existencia de “dos estilos de
relación sociocultural con los espacios naturales”, situación que nos da a entender que esta
no ha sido problematiza y analizada en los momentos que permitieron la instalación y
funcionamiento de la actividad piscicultora, aún cuando se ha estudiado y afirmado la
coexistencia histórica de formas societales distintas en origen y orientación cultural en la
comuna de Melipeuco (Neira et al, 2011; Anónimo, 2001; Melillán, 2010).
b) Patrimonio cultural:
Desde los testimonios recogidos, también se logró reconocer la afectación al componente
del patrimonio cultural, concepto que en la actualidad contendría un significado polisémico
respecto del uso diferenciado según actores sociales y académicos en distintos contextos
sociales (Prats, 2004). Es sólo a fines del siglo XX y comienzos del siglo XIX cuando se
establece una ampliación en su definición, producto del surgimiento de los organismos
internacionales como la UNESCO, como también de los movimientos sociales indígenas.
En el caso de chile, el tratamiento del patrimonio cultural ha sido un extenso proceso de
construcción que constantemente ha sido problematizado, especialmente desde los
movimientos sociales de los diferentes pueblos originarios que han demandado y
reivindicado derecho de participación ante diferentes ámbitos de la vida política y social.
Con la promulgación de la Ley indígena Nº 19.253, es cuando se crea un nuevo
instrumento jurídico que da sustento y favorece la gestión patrimonial, pues por primera
vez se reconoce la existencia de la diversidad cultural en el país y así la existencia de
“indígenas”.
Para el caso del presente informe, entenderemos el patrimonio cultural como aquella
construcción social orientada a la conservación, rescate y valoración de un legado cultural,
ya sea objeto material o inmaterial, intangible, no física de un grupo social que intenta la
reconstrucción de procesos identitarios y representación social, definición que lo relativiza
respecto de la perspectiva nacional que prima por sobre una mirada particular, vale decir,
desde la particularidad de una cultura y sociedad.
Desde el punto de vista social, se reconoce el concepto de patrimonio como recurso
argumentativo discursivo frente a la problemática de la actividad piscicultora, lo que hace
interesante la toma de atención respecto al significado atribuido al estero, he aquí el
siguiente testimonio:
“Para nosotros es muy importante, bueno este río es parte del patrimonio de nuestra
comuna, lleva el nombre de Melipeuco y para nosotros como te decía antes para el tema
religioso, el agua es lo más sagrado que tenemos porque sin agua no puedes vivir, no
puedes hacer nada y esa agua estaba para ese fin […] siempre fue el río que abasteció y en
lo religioso todo se hace con el agua, nosotros para los mapuche el agua es imprescindible
y ahora que vaya cochina ósea no cochina, sino que te haga mal que vaya contaminada, es
malo, es triste para nosotros porque así se va ir perdiendo parte de nuestra cultura, esto es
una pérdida para nuestra cultura…” (Luz María Huenupi Remulcao, miembro Comunidad
Juan Meli, 2012).
Para la entrevistada, el estero posee un valor “patrimonial”, lo cual pone de manifiesto la
valoración de reconocer ciertas formas de expresión cultural en relación a la fuente de agua
que incluiría a la totalidad de la comuna. Sin embargo, advertimos tipos de patrimonios
culturales diferenciados, considerando que el patrimonio mapuche, debería ser entendido
más allá de la conceptualización dominante de la sociedad nacional, según la cual siempre
es un objeto físico (Durán, Catriquir, Hernández, 2007: 10, Volumen I)
En la particularidad de las familias de origen mapuche, el agua contendría un carácter
sagrado, vale decir, una práctica social en el sentido de una vinculación con “actitudes
rituales” (Aguirre, 1993) mientras que para la empresa piscicultora se expresaría un sentido
principalmente económico, el estero como objeto y recurso de capitalización. Esta
diferenciación conceptual y práctica, es el que conforman un tema recurrente de conflicto
entre las personas mapuche y la empresa piscicultora, pues la acción de las personas
entrevistadas de ampararse en una demanda jurídica1 da cuenta de la complejidad social
que existe entre las diferencias internas de la comunidad y la empresa piscicultora en tanto
las atribuciones que se les puede dar a las aguas: acceso, control y uso de todo lo que esté
contiene y significa.
Respecto del estero como patrimonio cultural, también de constata un proceso de pérdida
de este, evidencia que se expresa a través de los siguientes testimonios:
“Yo pienso que es un patrimonio muy grande para los mapuches, de hecho Melipeuco y
todas estas tierras eran mapuches. (…) Mis papás, mis abuelos, tenían un gran amor por el
río, por las aguas. Entonces viene de ahí, de ellos”. (Eliana Porma, miembro Comunidad
Juan Meli, 2012).
“De hecho mi madre, ellos la ocupaban mucho en aquellos tiempos cuando nos criaron,
porque no había agua potable y era nuestra agua. Por eso digo que para nosotros era un
patrimonio que se ha perdido. Que yo creo que pasarán años y no lo vamos a recuperar
como era”. (Eliana Porma, miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
“Claro, claro, porque nunca más fuimos lo que éramos. No podemos realizarnos en
nuestro sector cono éramos antes, no podemos! De ninguna manera estamos igual! Porque
antes respirábamos aire puro, tomábamos un agua pura, nos bañábamos.” (Eliana Porma,
miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
1 Está en antecedente que no la primera vez que se configura una acción judicial contra la Comisión Regional
De Medio Ambiente (Corema) y la empresa piscicultora, Los fiordos: Recurso de protección presentado por
el lonko, José Remulcao Porma en el año 2009.
Los testimonios ilustrados, expresan el fuerte sentimiento sobre el significado del agua y las
prácticas socioculturales que habían sido transmitidos y asumidas por valor sentimental y
práctico: El “amor”, el “beber” y el “bañarse”. Este hecho demuestra el gran valor que
pueden tener ciertos espacios naturales, lo que da cuenta de una pertenencia territorial
particular y significativa, en el sentido de que la persona se siente vinculada con una
identidad territorial en tanto formas de ser con las características del espacio, aunque en
evidente situación conflictuada de vivencia, ya que se interioriza el estado de vulneración
en el que se encuentra el entorno producto de los acontecimientos que han impacto a las
aguas y sus prácticas socioculturales inherente a estas.
Desde una perspectiva jurídica, considerando las afectaciones reconocidas desde el punto
de vista social, resulta enigmático que mientras la Ley indígena Nº 19.253 afirme la
promoción de expresiones culturales y la protección del patrimonio cultural e histórico
indígena (Título IV, Párrafo 1, artículo 28, letra f), por otro lado, se ejecuten proyectos de
inversión que soslayan lo que la ley indígena ampara. De este modo, inferimos que los
recursos jurídicos no están siendo aplicados o bien no son suficientes tanto para las
instituciones públicas como también para los actores sociales en la distinción diferenciada
de los recursos naturales en el territorio y sus implícitos significados atribuidos.
De acuerdo a lo anterior, también cabe mencionar el papel que juega el Convenio en el
reconocimiento de los derechos que ampara dicho recurso legislativo, pues aún cuando en
el artículo 5, letra a), se plantea el deber de: “reconocerse y protegerse los valores y
prácticas sociales, culturales, religiosos y espirituales propios de dichos pueblos y deberá
tomarse debidamente en consideración la índole de los problemas que se les plantean tanto
colectiva como individualmente”. Dicho principio, en la realidad no está siendo aplicado
tanto para las autoridades locales como también por parte de las comunidades mapuche,
quedándose sólo en el plano de las ideas.
En relación a lo anterior, llama la atención el rol de las instituciones locales como también
centrales que tienen grados influencias, ya sea en las decisiones como también en el
seguimiento y administración de las actividades productivas en la comuna, particularmente
piscicultora. Esto también nos lleva a interpretar que las vías institucionales estarían
invisibilizando el punto de vista social de los actores a la hora de la aprobación de los
proyectos que se invierten en la comuna, aún cuando se han configurado políticas públicas
que debieran advertir la importancia de la participación, los derechos y los elementos
socioculturales de las personas para su bienestar: Ley Indígena Nº 169; Ley de Medio
ambiente Nº 19.300; Convenio Nº 169 de la OIT).
c) Ngen
En este punto, las personas entrevistadas, también acusan un impacto negativo de la
piscicultora que estaría afectando un elemento transcendental en la configuración del mapu.
En el caso particular de la comunidad Juan Meli, se recogieron dos testimonios que
expresan estas ideas. Así, la categoría central que fundamenta la argumentación, tiene
relación con el Ngen, ente espiritual vivo que co-existe e interactúa con las personas y que
conforma un elemento más en la complejidad de la filosofía mapuche en torno a la
conformación del mapu, considerando este último concepto en una doble dimensión:
material e inmaterial (Informe de la comisión verdad histórica y nuevo trato con los pueblos
indígenas, 2003). A continuación se presentan los siguientes testimonios:
“Ese lugar tiene un poder porque ahí nace la vertiente. La vertiente y todos tienen un
dueño, porque no hay nada que salga, exista por casualidad; todo está relacionado con
algo más profundo, anímicamente, moralmente, sentimentalmente y espiritualmente […] El
Ngen tiene que estar todavía, se ha trasladado quizá a otro lado por el atropello de la
industria; y tiene que quedar el ngen, tiene que quedar, no puede morir […] Son
fenómenos que no se ven; hay fuerzas secretas, hay fuerzas invisibles, pero están. Esas
fuerzas son sagradas por la naturaleza, porque el mundo no está hecho así nomás porque
tuvo ganas de ser mundo; el mundo es mundo con toda la riqueza que tiene, con todo”
(José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli, 2012).
“Todas las aguas tienen dueño y este también tiene dueño, si po, nosotros en la tarde no
podíamos ir a jugar al río, era prohibido por eso, porque cada uno con lo de cada uno, uno
no puede ir invadir el sitio de los demás, entonces nosotros siempre nos dijeron eso, de que
el río tiene dueño, entonces uno no puede gritar tipo seis de la tarde, jugar en el río no, no
corresponde y eso uno lo sabe, sabe que es así, entonces siempre te lo enseñaron pero
nunca preguntando que es, cómo es y de qué color es, no, uno sabe que hay un dueño y hay
que respetarlo” (Luz María Huenupi Remulcao, miembro Comunidad Juan Meli, 2012)
A partir de los testimonios ilustrados, se identifica la espiritualidad de los entrevistados,
quienes manifiestan la existencia de un ngen en el estero “Son fenómenos que no se ven;
hay fuerzas secretas, hay fuerzas invisibles, pero están”; las aguas tienen dueño y este
también tiene dueño. Por esta razón, interpretamos y se re-afirma que el estero contiene un
significado simbólico que va más allá de un uso con propósito prácticos sino también un
uso espiritual, en el que cada elemento de la naturaleza posee vida, que aún cuando está al
servicio del ser mapuche, este también está al servicio y su cuidado, es recíproco, ya que
están conectados, por ello la última entrevistada, hace explícito el principio del respeto
“hay que respetarlo”, desde el punto de vista mapuche, esto se conoce como el ekuwün,
principio que conforma parte de la auto-regulación entre la naturaleza y el ser mapuche
(Informe de la comisión verdad histórica y nuevo trato con los pueblos indígenas, 2003).
Desde el punto de vista mapuche, entonces, el ngen establece un modelo explicativo-
interpretativo que orienta hacia la creencia de la existencia de una fuerza vital que está
presente en todos los seres materiales e inmateriales que habitan en el universo (cordilleras,
animales, plantas, volcanes, aguas, entre otros). Esta fuerza, es la que rige y sostiene la
interrelación de la oposición y complementación del equilibrio y desequilibrio de la
diversidad de la vida o itrofil mogen.
De esta manera, la naturaleza, en particular las aguas, y su vinculación, es el carácter
definidor de la existencia como mapuche, ya que cada territorio, cada comunidad, cada
familia está interrelacionada mediante una fuerza que proviene de un elemento de esta,
configurando formas, valores y principios de regulación de las fuerzas que coexisten en
cada territorio y caracterizan el sentido de ser y deber ser mapuche, el az che (carácter de
ser).
En términos antropológicos, lo anteriormente expuesto ilustra la particularidad de un tipo
de racionalidad que interpreta la realidad de aquellas personas que se rigen desde los
principios socioculturales mapuche, en tanto formas de pensar, ser y sentir el entorno.
Creemos que la profundidad y la complejidad de esta racionalidad no ha sido advertida
desde un punto de vista de la diversidad y relatividad cultural, situación que pone en
discusión el entendimiento y la comunicación entre dos tipos de racionalidades culturales
que, interpretan un mismo espacio natural socializado y culturizado, según obtienen
recursos y se sienten propietarios o bien protectores, en tanto ponen acentos en el control y
su defensa, aunque con distintas estrategias y significados (Aguirre, 1994: 597).
d) Ceremonias mapuche: Ngillatun y We tripantü:
Respecto del Ngillatun y el We tripantü, estas representan instituciones sociales mapuche
que por excelencia conforman parte de los referentes de sociabilización que anidan y
permiten generar el apropiado conocimiento de las relaciones y la transmisión de los
valores para las nuevas generaciones (Quidel, Pichinao en Durán T., Catriquir D.,
Hernández A., 2007).
En términos socio-culturales el Ngillatun, es la manifestación religiosa que permite la
comunicación y regulación de la vida espiritual y humana a través del newen y los ngen que
se encuentran en determinados territorios. Esta comunicación y regulación se presenta a
través de ofrendas, energía, coordinación y organización social que reúnen a las familias y a
los diferentes lof, ello expresión de un constante movimiento en la intensidad de relaciones
de parentesco y espirituales, basados en los intercambios recíprocos de invitaciones y
encuentros (Melillán, 2010 citando a Course, 2008: 295).
Dicho lo anterior, en el transcurso de las entrevistas realizadas, constatamos testimonios
que declaran impactos negativos de la actividad piscicultora en la reproducción de la
institución sociocultural de Ngillatun, para más detalle se presentan los siguientes
testimonios:
“Que este río esté contaminado afecta al nguillatún, porque se va a ir dilatando o
mermando el valor, la potencia de la fuerza que tiene el poder natural; porque la
naturaleza tiene que ir de acuerdo con la gente, la gente tiene que defender la naturaleza
[…] Nosotros estamos hechos por el Poder del Creador, y somos diferentes variedades de
grupos sociales; entonces como gente tenemos esa responsabilidad de salvaguardar todo
lo que es natural” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli, 2012).
“Si pues, mucho. Porque el nguillatún está ahí mismo en el sector. Y ahora mismo para eso
hay que llevar el agua, y ¿Por qué no usar el agua que sería lo ideal, de la madre tierra?
Sobre todo para los animales que se usan ese día, que hacen sus trabajos ahí, en el
nguillatún, que hay que darles agüita, y hay que darles agüita potable. Entonces de hecho
en otras comunidades tienen sus propias aguas donde les dan el agua como era antes acá
también. Entonces todo eso sí ha afectado mucho”. (Eliana Porma, miembro Comunidad
Juan Meli, 2012).
“[…] ahora para el Ngillatun que hacemos, el campo sagrado que tenemos está aquí a 100
metros a 250 metros de mi casa, ahora yo recuerdo los caballos que viene, este año
tuvimos un Ngillatun muy grande, quedamos perplejos porque vino muchísima gente y
muchos caballos, deben haber andado unos 300 caballos por lo menos y esos caballos
hubo que abastecerlo porque nos vino a dejar la municipalidad y antes se largaban todos
al río, la gente que viene con carreta a traer sus cosas, todos los animales toman agua del
río, entonces, eso para nosotros no es bueno porque entramos en una civilización que el
pueblo mapuche no lo tiene integrado dentro de su rogativa…” (Luz María Huenupi
Remulcao, miembro Comunidad Juan Meli, 2012)
“Porque en el nguillatún todo es tan natural, ahí no va a tener un refrigerador, no va a
tener nada. Porque todo tiene que ser así como muy natural. Ahí no va a llegar la
modernidad, sino que todo se hace así, de la forma más sencilla que pueda haber, porque
es una ceremonia mapuche que no puede haber modernidad. Entonces sí afecta por que las
moscas traen muchas cositas… entonces sí afecta. La carne, todos los alimentos tienen que
estar cubiertos con manteles”. (Eliana Porma, miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
Según lo presentado, se revela los efectos atribuidos a la actividad piscicultura, desde un
punto de vista filosófico mapuche, en tanto que el agua estaría perdiendo su carácter de
ngen y por lo tanto, inhibiendo su uso social y sagrado, vale decir, se estaría favoreciendo
la pérdida de la fuerza vital que sostiene este elemento natural para el territorio como para
quienes se vinculan con esta. De este modo, se infiere que si disminuye la fuerza vital de
las aguas, está también estaría afectando el estado de las fuerzas vital de las personas.
Por otra parte, se manifiesta el valor práctico que contiene el agua en la reproducción de las
ceremonias de Ngillatun, ya que esta es utilizada tanto para los animales como también
para las personas que allí se conglomeran, considerando que el agua conlleva un significado
implícito por tratarse de un elemento con “carácter sagrado”. Este punto reviste real
importancia, ya que se tiene antecedente que estos encuentros ceremoniales reúne no sólo a
la comunidad mapuche de Juan Meli sino también a distintas comunidades mapuche del
territorio: Sawelwe, Paliwe Pillán, Kunkumllake, Llaima grande y Llaima chico, entre otras
comunidades, lo cual su impacto directo e indirecto involucraría a una no menor cantidad
de población mapuche.
Por último, se advierte, desde el punto de vista social, que el origen de la moscas estaría
asociada a la actividad piscicultora, situación que afectaría los alimentos que son utilizados
y compartidos en las ceremonias de Ngillatun, fundándose desconfianza en la dieta
alimentaria de estos momentos donde culturalmente los artefactos de refrigeración no son
utilizados para su preservación.
No obstante, desde un punto de vista disciplinario, creemos que este antecedente debe ser
analizado a la luz de una triangulación del dato presentado en relación a tipos de
conocimientos: El sociocultural de las personas entrevistadas y el del conocimiento
especializado, ya sea una disciplina del área de las ciencias naturales, para así, comparar y
concluir si efectivamente las moscas tienen su origen de la actividad piscicultora y si este
podría tener un impacto perjudicial para la salud de las personas.
Respecto de los impactos generados en las ceremonias de we tripantü, el registro
etnográfico obtenido de las personas, revela que esta también se estaría reproduciendo con
dificultad, he aquí los siguientes testimonios:
[…] Para el we tripantü siempre nos bañábamos en el río, toda la vida que tengo
conocimiento, ahora tampoco lo podemos hacer” (Luz María Huenupi Remulcao, miembro
Comunidad Juan Meli, 2012)
“Es que yo creo que esto es de la misma parte de la cultura, de todo aquello. Porque para
mis antepasados, y todavía, el río era sagrado, o sea a las 5:00 de la mañana el 24 lo
primero era el bañarse. Era lo primero del día, en la madrugada, era el río, y después lo
demás. […] Era una tradición mapuche plena de ellos, de mucho respeto también. Porque
si bien ahora se hacen, muchas cosas, antes se hacían con mucho respeto y eso era algo
totalmente sagrado para ellos. Para ellos era como un culto, era como hacer una oración,
no sé. Pero era algo muy, muy de respeto lo que hacían. Nosotros como niños no nos
podíamos reír de los abuelos que se iban a bañar. Pienso yo que se renovaban, era como
un bautizo, no sé… era algo muy delicado, entonces creo que eso tiene un gran valor.
Valor que con lo que pasa ahora se ha ido perdiendo. Se ha ido perdiendo por que ya no,
¿dónde? ¿Dónde se va a hacer eso? Ya se tendría que caminar más lejos. Es triste por que
como le decía anteriormente, es un culto, el del agua”. (Eliana Porma, miembro
Comunidad Juan Meli, 2012).
En términos socioculturales, el we tripantü se entiende como aquella celebración donde se
efectúa el agradecimiento por la vida que se renueva. Dicho momento, para las personas y
familias de origen mapuche que lo practican, expresa la conmemoración del inicio de una
nueva etapa o comportamiento de la naturaleza en el que la tierra y todos los seres vivos,
renuevan fuerzas y energías para el nuevo ciclo de vida.
De ese modo, en su esencia, el we tripantü representa y marca el inicio de una nueva
estación, trayendo vida a todos los seres vivos, especialmente a la tierra, las plantas, los
árboles, los animales, las aguas, los frutos, entre otros elementos de la naturaleza, vale
decir, es un cambio de limpieza donde comienza un nuevo período de la naturaleza para
todos los seres vivos y que desde el punto de vista humano, involucra tanto a mapuche
como también no mapuche.
Uno de los acontecimientos que marcan este ciclo de renovación, es la práctica social,
como costumbre, de bañarse en las fuentes de aguas, inmersión que simboliza la regresión,
a lo preformal, la regeneración total y el volver a nacer (Eliade, 1974). En este sentido, el
bañarse en las aguas representa una fuente de vida para re-activar la existencia de la
persona, situación que reafirma el valor de lo “sagrado” y el “respeto” frente a la naturaleza
y representa un hecho fundante de la consagración y normas que se deben cumplir a la hora
de adentrarse a las fuentes de aguas, en la concreción de celebrar el we tripantü: la
temporalidad, “en la madrugada”; el espacio y la facultad de comunicación que se
establece con las aguas a través de las oraciones, “era como hacer una oración” que desde
el punto de vista mapuche, la oración se conceptualiza como Llellipun.
En efecto, al igual que los otros componentes culturales impactados, los testimonios
vuelven a replantear la carga negativa que tiene la actividad productiva, particularmente en
el cambio que ha tenido las fuentes de aguas que confluyen con la comunidad mapuche
Juan Meli. Si bien la empresa piscicultora, tiene contacto con la comunidad mapuche,
entrega de aportes económico, por ejemplo, para finalizaciones de año de la comunidad con
personalidad jurídica, los testimonios recogidos en este informe demuestran que esta
medida implementada forma parte constitutiva de diferencias internas entre quienes
comparten intereses diversos respecto de la multidimensionalidad y la complejidad que
reviste esta actividad productiva en un territorio originario mapuche.
Por lo tanto, la situación anterior, nos lleva a inferir que la empresa no ha tenido un
acercamiento y comunicación que diferencie los intereses organizacionales, propio de la
funcionalidad y lo pragmático, respecto de los intereses que intentan preservar los
componentes socioculturales de aquellas personas que operan desde una perspectiva propia
del pueblo mapuche en tanto formas de pensar, sentir y comportarse, más cuando entre las
personas consideradas en este informe reviste ser una autoridad mapuche, el ser longko.
Por otra parte, estos impactos generados por la actividad piscicultura, también nos lleva a
interpretar que no se realizó y no se estarían realizando estudios sociales y naturales
pertinentes que pudieran haber advertidos las consecuencias producto de las actividades
piscicultoras, aún cuando esto, actualmente, se encuentra definido como norma jurídica a
través del Convenio 169 de la OIT: “Los gobiernos deberán velar por que, siempre que
haya lugar, se efectúen estudios, en cooperación con los pueblos interesados, a fin de
evaluar la incidencia social, espiritual y cultural y sobre el medio ambiente que las
actividades de desarrollo previstas puedan tener sobre esos pueblos. Los resultados de
estos estudios deberán ser considerados como criterios fundamentales para la ejecución de
las actividades mencionadas”.
3.4. Impactos ecológicos:
La contaminación del Estero Peuco ha significado para esta comunidad una seria
vulneración de sus derechos, en tanto el Convenio 169 de la OIT establece, en el Art 7
puntos 3 y 4 que:
“3. Los gobiernos deberán velar por que, siempre que haya lugar, se efectúen estudios, en
cooperación con los pueblos interesados, a fin de evaluar la incidencia social, espiritual y
cultural y sobre el medio ambiente que las actividades de desarrollo previstas puedan tener
sobre esos pueblos. Los resultados de estos estudios deberán ser considerados como
criterios fundamentales para la ejecución de las actividades mencionadas.
4. Los gobiernos deberán tomar medidas, en cooperación con los pueblos interesados,
para proteger y preservar el medio ambiente de los territorios que habitan”.
Como hemos visto, en el caso de esta Piscicultura no se han hecho ni de parte del estado ni
de la empresa estudios con el fin de evaluar los impactos de la piscicultura en la comunidad
afectada. Tampoco se han tomado las medidas necesarias para proteger y preservar el
medio ambiente de su territorio.
“A nosotros nos ha afectado demasiado, y diariamente, diariamente. Sobre todo por el
tema del olor, que hay que tener bien cerradas las ventanas. Y si dejo una ventana
abierta… el puelche que es ese viento que viene de allá para acá. Y siempre hace calor,
generalmente hace mucho calor con ese viento, y es un olor pero horrible” (Eliana Porma,
miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
Como hemos visto anteriormente, para el pueblo mapuche la naturaleza hace parte
sustancial de su religión y cultura. No es posible dividirlas, y por ende el daño a la
naturaleza, en este caso el estero Peuco, es un daño a su religión y cultura. Además, las
tierras de los pueblo indígenas no son solo la superficie que legalmente habitan, sino que su
territorio considera la totalidad de los espacios que utilizan. Podemos decir entonces que el
Estero Peuco es parte fundamental del territorio de la Comunidad Juan Meli.
“Era un agua cristalina, pura, transparente, las piedrecitas se veían. Ahora no se ve nada.
Tiene un color así como humo oscuro, como cuando hay un incendio. Otras veces va muy
azul como una lavaza sucia, como cuando tira el agua la lavadora. Y hay días que… me
parece que cuando ellos trabajan en limpieza es cuando más tiran todo, se nota. Porque yo
trabajo y desde la calle principal, que es el camino a Icalma, cuando yo entro al predio, ya
siento el olor” (Eliana Porma, miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
De esta forma, se contraviene de forma grave el Convenio 169 de la OIT, que en su Art 13
establece que:
“1. Al aplicar las disposiciones de esta parte del Convenio, los gobiernos deberán respetar
la importancia especial que para las culturas y valores espirituales de los pueblos
interesados reviste su relación con las tierras o territorios, o con ambos, según los casos,
que ocupan o utilizan de alguna otra manera, y en particular los aspectos colectivos de esa
relación.
2. La utilización del término “tierras” en los artículos 15 y 16 deberá incluir el concepto
de territorios, lo que cubre la totalidad del hábitat de las regiones que los pueblos
interesados ocupan o utilizan de alguna otra manera”.
El mismo Convenio en su Artículo 15 establece que:
“1. Los derechos de los pueblos interesados a los recursos naturales existentes en sus
tierras deberán protegerse especialmente. Estos derechos comprenden el derecho de esos
pueblos a participar en la utilización, administración y conservación de dichos recursos.
2. En caso de que pertenezca al Estado la propiedad de los minerales o de los recursos del
subsuelo, o tenga derechos sobre otros recursos existentes en las tierras, los gobiernos
deberán establecer o mantener procedimientos con miras a consultar a los pueblos
interesados, a fin de determinar si los intereses de esos pueblos serían perjudicados, y en
qué medida, antes de emprender o autorizar cualquier programa de prospección o
explotación de los recursos existentes en sus tierras. Los pueblos interesados deberán
participar siempre que sea posible en los beneficios que reporten tales actividades, y
percibir una indemnización equitativa por cualquier daño que puedan sufrir como
resultado de esas actividades.”
En el caso de la contaminación del Estero Peuco ninguna de estas consideraciones han sido
respetadas. No se ha protegido su derecho al medio ambiente ni se ha resguardado la
integridad (ni menos la participación) en la gestión de sus recursos naturales.
“Y aparte de eso que las empresas contaminan el agua y eso ha perjudicado a los
habitantes para su crianza de animalitos, antes no había ese olor que tiene el río Peuco
ahora, y esa gente que aprovechaban de su agricultura, de su crianza de animales
domésticos, llámese ovejas, cerdos, aves, no ven con buenos ojos la cuestión de la
piscicultura porque se ha contaminado el agua; los niños no juegan en el agua, como en el
tiempo cuando uno era joven que en cualquier parte disfrutaba de la corriente del agua, se
bañaba, no había ningún peligro de contaminación, el agua se sacaba, era un agua
cristalina, que ahora tiene ese deshecho de pescado. En realidad, a simple vista se nota la
contaminación que tiene el río…” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli,
2012).
En el momento que se construyó la piscicultura la empresa ni siquiera informó a la gente
qué se estaba haciendo. Luz María, que vive en las orillas del río, sólo se enteró cuando
empezaron los trabajos:
“Bueno, en el primer lugar, cuando empezaron hacer los trabajos, iba todo lleno de tierra,
empezamos a preguntar qué pasó, mi esposo fue para allá y ahí se dio cuenta que era una
piscicultura pero tuvimos muchos problemas con eso, después ya empezó el mal olor,
empezaron a salir esas algas en el río” (Luz María Huenupi Remulcao, miembro
Comunidad Juan Meli, 2012).
Un elemento que les duele especialmente a los demandantes, y que tiene directa relación
con la preservación del territorio y de sus recursos naturales es la pérdida de biodiversidad
que ha tenido el Estero Peuco desde la construcción de la piscicultura.
“Esa parte era respetado por su naturaleza, porque había de toda clase de animales, ahí
varias veces nosotros vimos pudú, estos animalitos que salen a la orilla del agua, la wiña,
el coipo; todo eso tenía su hábitat […] También ahí mismo había plantas medicinales y ahí
mismo sacaba la gente; esto es pasadizo de toda la gente, inclusive hasta naturista winka
andaba buscando yerba por ahí” (José Relmucao Porma, Longko Comunidad Juan Meli,
2012).
Como vemos, se ha perdido tanto la flora, que se sustenta el sistema médico mapuche, a
través del conocimiento y el uso de sus hierbas medicinales, como la fauna.
“[…] después se murieron todos los animales del río, los pescados, no había pescados, los
coipos, desaparecieron porque después se veían los cueros no má…” (Luz María Huenupi
Remulcao, miembro Comunidad Juan Meli, 2012).
“Y por eso se afectó la fauna, ahí habían de todos animalitos, todos andaban muertos en la
orilla del río. (…) Antes habían patitos, habían martines pescadores, y una infinidad de
bichitos, coipos. Ahora, yo me quedé el otro día muy impactada cuando vi la cantidad
enorme de ratones en pleno día y a la orilla del río!” (Eliana Porma, miembro Comunidad
Juan Meli, 2012).
4. CONCLUSIONES Y RECOMENDACIONES.
De acuerdo a los resultados presentados en este informe, concluimos que la Piscicultura
Los Fiordos ha afectado de manera múltiple a la Comunidad Juan Meli y su territorio. Las
principales dimensiones desglosadas previamente, pueden ser sintetizadas de la siguiente
manera:
- Impactos económicos: La actividad de la piscicultura en el Estero Peuco, ha
deteriorado las actividades turísticas, la artesanía, la ganadería y la agricultura familiar
campesina de las familias adyacentes al estero. De esta forma, se ha mermado la
reproducción de las formas económicas tradicionales vulnerando su derecho a decidir los
proyectos de desarrollo propios a las comunidades, según lo establecido en el Artículo 7.1
del Convenio 169 de la OIT.
- Impactos sociales y políticos: Uno de los impactos más concluyentes en esta
dimensión ha sido la división de la Comunidad Juan Meli con respecto a la Piscicultura Los
Fiordos, la cual ha sido alentada por la empresa al generar mecanismos de información y
beneficios económicos para ciertas personas, excluyendo a los directamente afectados por
la contaminación del estero, y a los que no están de acuerdo con su actividad.
Por otro lado, la falta de información, el incumplimiento de las promesas, la inadecuada
fiscalización, entre otros temas, ha causado una profunda desconfianza por parte de los
actores consultados hacia las instituciones del Estado, donde la sensación de vulnerabilidad
es una constante.
- Impactos culturales: Uno de los impactos más importantes es el desconocimiento y
falta de interés que tiene la empresa Los Fiordos del conocimiento tradicional de la
comunidad. Estos conocimientos, a pesar de estar legalmente resguardados por ley (Ley
Indígena, Convenio 169 de la OIT), no son reconocidas por la empresa como prácticas
socioculturales propias y vigentes de la filosofía mapuche (creencias, costumbres, valores,
conocimiento, entre otros).
Este modelo de nula valoración y reconocimiento de las comunidades no sólo se da a nivel
de empresa. Las autoridades locales (Municipio e instituciones en general) reproducen este
patrón de falta de interés y de respeto por el conocimiento mapuche.
Otro elemento importante, representado en la afectación grave a la relación sagrada que las
personas mapuche tienen con sus aguas. Como se ha advertido, las personas tienen una
relación religiosa o sagrada con las aguas (así como con otros elementos de la naturaleza),
la cual se ha vulnerado el sustento de su vida espiritual y humana en la reproducción
sociocultural característico de un pueblo originario, el mapuche.
- Impactos medioambientales: En términos medioambientales, lo más importante
para los entrevistados es la contaminación del Estero Peuco. Las aguas han perdido calidad,
ya que se devuelven en muy malas condiciones: color oscuro, hongos blancos en el lecho
del río, malos olores, etc.
Derivada de esta contaminación del estero, la calidad de vida de los habitantes cercanos a
éste se ha deteriorado de forma grave. Principalmente por los malos olores y la cantidad de
moscas que llegan a las casas de los afectados. De esta forma, se ha vulnerado el derecho
de toda persona de vivir en un medio ambiente libre de contaminación.
Otro elemento importante es la pérdida de la biodiversidad en este estero. Los entrevistados
nos cuentan que antiguamente habían muchos animales: peces, coipos, y un sin número de
aves vivían en el lecho del río. Además se encontraba una gran cantidad de plantas
medicinales fundamentales en la medicina mapuche. Hoy, esta rica diversidad de flora y
fauna se ha perdido de forma quizás irreversible.
4.1. RECOMENDACIONES GENERALES:
La empresa debería inmediatamente tomar contacto con todos los miembros de la
comunidad para abordar la diferencia interna respecto de la posición de las personas frente
a la actividad productiva. En efecto, generar un diálogo entre todos los afectados que
permita, y obligue, buscar consenso en la solución y propuesta respecto a las afectaciones
producidas por esta actividad, particularmente para aquellas personas que se encuentran en
la línea de reproducir y revitalizar de la cultura, en tanto instituciones propias: Ngillatun y
We tripantü.
Por otro lado, es necesario generar dialogo y consenso acerca de la relación a largo plazo de
la comunidad con la empresa, sentando un precedente de vínculo y mutuo entendimiento
entre la gente del territorio y la empresa extractiva, un estilo de relación que tenga como
principio, el reconocimiento de la diversidad cultural en el territorio.
Para que este diálogo sea pertinente culturalmente, es fundamental que tanto la empresa
como las Instituciones del Estado, visibilicen, reconozcan y validen el conocimiento propio
del pueblo mapuche, aún cuando esto se encuentra patente en la legislación vigente. De la
misma forma, debería reconocerse la importancia de la autoridad tradicional, como es la del
Longko don José Relmucao, y las formas tradicionales de organización propias.
Por otro lado es fundamental que en la puesta en marcha de proyectos productivos en la
comuna, se realicen estudios socioculturales tendientes a analizar y dar seguimiento a las
implicancias que éstos tienen en la población local y particularmente, en el pueblo
mapuche, ya que estos pueden ser un aporte al entendimiento de las diferencias y un aporte
a propuestas de soluciones.
Todos estos elementos mínimos de mutuo entendimiento están, además, resguardados por
la legislación vigente como es el Convenio 169 de la OIT y la Ley Indígena 19.253.
Informe elaborado el 2012 por:
Claudio Melillán M.
Antropólogo. U. Católica de Temuco.
Paz Neira.
Antropóloga Social. U. de Chile.
© Magíster Planificación Territorial Rural. UAHC-GIA.
Francisca Urrutia.
Antropóloga Social. U. de Chile.
© Magíster Antropología, mención Arqueología. Universidad de Tarapacá.
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EFECTOS PSICOSOCIALES EN INTEGRANTES DE LA COMUNIDAD JUAN
MELI, COMUNA DE MELIPEUCO
El presente informe hace uso de la metodología cualitativa de investigación,
mediante un diseño descriptivo (Marshall y Rossman, 1995), para documentar el impacto
relacional y psicoemocional en las personas, familias y la comunidad de Juan Meli,
asociados a la instalación de la piscicultura “Los Fiordos” en la comuna de Melipeuco.
Participantes
A continuación se identifican cada uno de los participantes junto a su núcleo
familiar:
NOMBRE: José Segundo Relmucao Porma
FECHA NACIMIENTO: 25 de Agosto 1936
RUT: 3.911-908-0
DIRECCIÓN Membrillo Alto Comunidad Juan Meli
TIEMPO DE RESIDENCIA EN MELIPEUCO: Nacido en Melipeuco
OCUPACIÓN: Crianza animales y hortalizas autoconsumo, venta de fardo
NUCLEO FAMILIAR:
Casado con María Elsa Calfuman, 67 años, con quien tuvo seis hijos que ya residen fuera
del hogar (y de Melipeuco), no obstante regularmente les visitan y mantienen contacto
estrecho. Actualmente forma parte del nucleo doña Felicinda Calfuman, 78 años quien es
cuidada por su hermana.
NOMBRE: Myriam Alia, Abad Soto
FECHA NACIMIENTO: 5 de agosto de 1962
RUT: 8.678.117-4
DIRECCIÓN: Km 11/2 camino internacional Icalma
TIEMPO DE RESIDENCIA EN MELIPEUCO: se traslada hace 6 años a Melipeuco,
comprando una parcela de agrado, con fines turísticos.
OCUPACIÓN: dueña de casa, artesana en tejido de lana.
NUCLEO FAMILIAR:
La señora Myriam vive con su mamá (64 años de edad), una tia materna de(76 años), su
pareja (62 años ), Su hija Cinthia (25 años de edad , estudiante de pedagogía)y su nieta
Matilda ( 4 años de edad)
NOMBRE: Luz Maria Huenupi Relmucao
FECHA NACIMIENTO: 23 de enero de 1967
RUT: 11.113.606-8
DIRECCIÓN: Km 1 camino internacional Icalma
TIEMPO DE RESIDENCIA EN MELIPEUCO: nace en familia originaria de Melipeuco
OCUPACIÓN: de profesión profesora, actualmente trabaja en turismo
NUCLEO FAMILIAR: La señora Luz Maria vive con su esposo ( 49 años, también
profesor), su mamá (83 años) y su hijo menor , Foye (8 años de edad) y su hija mayor (
23 años) que reside en temporada escolar en Temuco.
NOMBRE: Eliana Carmen Porma Idalgo
FECHA NACIMIENTO: 2 de abril 1989
RUT: 8.580.501-0
DIRECCIÓN: kilómetro 1 , camino internacional Melipeuco
TIEMPO DE RESIDENCIA EN MELIPEUCO: Nacida en Melipeuco
OCUPACIÓN: Agricultora
NUCLEO FAMILIAR:
La señora Eliana vive con su hermano, Mauricio Marcelo Porma Idalgo de 38 años.
NOMBRE: Víctor Adriano Pichulaf Porma
FECHA DE NACIMIENTO: 29 de septiembre, 1956
RUT: 7.665.788-2
DIRECCIÓN: kilometro 1, camino internacional Melipeuco
TIEMPO DE RESIDENCIA EN MELIPEUCO: Nacido en Melipeuco
OCUPACIÓN: Agricultor
NUCLEO FAMILIAR:
Vive solo
Técnicas utilizadas:
Para la recolección de los datos se utilizaron las siguientes técnicas:
Se realizó una entrevista grupal focalizada, con la cual se buscó reproducir la dinámica
natural de los participantes y así acceder al discurso colectivo de quienes han sido
influidos por la instalación de la piscicultura “Los Fiordos”.
Complementaria a la técnica anterior se utilizo entrevistas en profundidad abiertas y
semiestructuradas a cada uno de los y las participantes, por ser ésta la más adecuada
para acceder a las vivencias y percepciones de los participantes (Patton, 1990).
Procedimiento
Para resguardar la fiabilidad de los datos obtenidos en el proceso se han utilizado dos
modalidades de registro, el escrito y el digital.
Los registros escritos utilizados en esta investigación fueron notas de campo, el registro
digital corresponde a la grabación en audio de las entrevistas, los cuales fueron utilizados
en la producción y análisis mediante transcripción literal de los relatos.
Para analizar la información recolectada se utilizó el análisis de contenido cuyo objetivo
fue lograr la emergencia del sentido latente que procede de las prácticas sociales y
cognitivas que instrumentalmente recurren a la comunicación para facilitar la interacción
que subyace a los actos comunicativos concretos y subtiende la superficie material de
texto (Piñuel, 2002). Esto con el objetivo de lograr identificar, categorizar y codificar los
patrones reconocibles en los contenidos de las respuestas de las participantes (Patton,
1990).
La validación de resultados se realizó mediante la sistematización progresiva de la
información recopilada y triangulación entre los profesionales (Pérez, 1994).
Resultados:
A partir de la información recolectada se han generado cinco dimensiones asociadas al
impacto de la piscicultura en la comunidad la comunidad Juan Meli, las cuales se
desarrollan a continuación:
a) Piscicultura y relaciones comunitarias
El discurso de los y las participantes dan cuenta que la instalación de la
piscicultura ha alterado las dinámicas relacionales comunitarias, asociado a la pérdida
del recurso del río como una fuente de posibilidades de ocio y recreación, ya que los
fuertes olores e infecciones, les impiden hacer uso de la ribera para el esparcimiento.
“antes la gente salía a tomar once a la orilla del rio, pero el olor es insoportable”
"Éramos humildes pero teníamos una vida feliz, hacíamos uso del agua, la
cuidábamos también los que estábamos alrededor de ella, la vida era más armónica
entre las familias, no había contaminación del agua".
También se describen conflictos desencadenadas de las alianzas e incentivos
generadas por parte de funcionarios de “Los Fiordos” con personas de la comunidad para
mermar los reclamos en torno a los efectos que la piscicultura ha tenido sobre el río.
Lo anterior ha tensionado y generado división en la comunidad, dado que quienes
se oponen al funcionamiento del río son hostigados por quienes lo apoyan.
En tanto a las relaciones comunitarias entre los vecinos, los entrevistados refieren
una división generada a raíz de intereses personales respecto de los recursos a los que
pueden optar algunas comunidades que son beneficiadas tanto a nivel laboral, como a
nivel de entrega de alimentos o insumos a quienes viven cercanos al río. Se revelan
prácticas clientelistas con las organizaciones sociales y un sentido de desconfianza
exclusión para quienes reclaman por los impactos negativos de la pisicultura.
"La comunidad se dividió, hubo cambio de dirigente. Eligieron un hombre, no
anduvo bien y luego eligieron a una niña, y ella con poca experiencia, se contactaron con
ella y le dieron trabajo...ahora tiene mejor situación...A través de las galletitas, la gente
respalda, les hacen danza, les enseñan a cantar.Y Nosotros, los que estamos en contra
estamos callados, porque nos dicen que si nosotros les vamos a dar trabajo"
“la gente teme hablar. Esta el mito que si hablas o discutes por algo eres extremista”
En tanto a las prácticas culturales tradicionales, se ven afectados por ejemplo el
desarrollo del Nguillatün , ya que el lugar ceremonial ( Nguillatüwe) se constituía en torno
al río. A pesar de que las ceremonias se siguen realizando, hoy en día no es posible
utilizar el agua del rio para el ceremonial.La acomodación de estas practicas ha
conllevado a la utilización de agua potable o a través de la utilización incluso de camiones
algivez proporcionados por la municipalidad
“Nosotros para el We txipan Antü nos íbamos todos a bañar al rio, esto atenta contra la
salud y el equilibrio”
Por otra parte advierte divisiones en tanto a los desacuerdos que producen los efectos de
la pisicultura y las posturas contrarias a esta, generando una desmotivación a la
participación activa en la vida comunitaria organizada.
“he visto una división muy grande en mi comunidad Mapuche. Se me ha tratado mal y eso
lo pude ver en una reunión. Uno da a conocer una problemática que tiene y se le viene
toda la comunidad encima”
Refieren que las personas mantienen cierta lealtad con la empresa a cambio de regalos o
incentivos; como regalos para el día de la madre o navidad. Dando cuenta de prácticas
mas bien del tipo clientelar.
“La pisicultura ha tratado de comprar a la gente, la pisicultura entrega cursos a la gente
del río”
“yo me aislé, no me meto con nadie más en el pueblo”
b) Piscicultura y relaciones familiares
Las relaciones familiares se han visto deterioradas por la presencia de la piscicultura. De
acuerdo a lo informado se ha generado distancia y desconfianza dentro de las familias
donde hay distintas posturas frente a la piscicultura. Nuevamente, la obtención de un
puesto laboral o acceso a alguna de los recursos aportados por la empresa en forma de
proyectos o talleres, ha generado que quienes se oponen a ella,reciban el rechazo de su
familia por intentar generar acciones de defensa del patrimonio natural de la zona.
"...Somos cuatro familias (explícitamente en oposición a la piscicultura), mejor no
conversamos para no pelear...Antes no había enemistad, la confianza estaba en
todos, se colaboraba, antes se hacía mingaco, sembrábamos juntos..."
También es posible dar cuenta de que existe un importante nivel de stress, ansiedad y
frustración, respecto del proyecto vital familiar que se ve truncado con esta situación,
atribuyendo los participantes a dificultades importantes en su calidad de vida familiar, lo
que incluye tanto la obtención de recursos económicos y deterioro de la fuente laboral;
como una percepción de riesgo permanente para la familia.
“Esto nos cambió la historia, pasamos de vivir una maravilla a vivir esto.”
“mi pareja se metió al río para limpiar y salió convertido en un monstruo”
“a veces tu sales y no sabes que aire estas respirando”
c) Piscicultura y ámbito laboral productivo
En cuanto al ámbito laboral y productivo, si bien se reconoce que la pisicultura ha
facilitado algunos empleos; se perciben como efectos secundarios, el que las actividades
de tipo turísticas no puedan prosperar, ya que no pueden ofrecer servicios relacionados a
la interacción directa con el rio y sus aguas. Además los entrevistados mencionan que
principalmente la comunidad ve poca variabilidad productiva, por lo que no ven como
posibilidad concreta un proyecto turístico o de otra índole; por lo mismo defienden la
pisicultura por aportar algunos puestos de trabajo estables.
“Para el turismo, no mal; por el tema del rio en cuanto al camping, tenemos 3 sitios
botados en la comuna. no se ocupan nunca”
“...entonces ahora no tenemos entusiasmo, lo perdimos porque el agua ahora
tiene olor fétido......Entonces hubo gente que compró cerca de los fiordos, para
hacer camping, para vivir...y no lo han podido conseguir. Un señor se llenó de
ronchas cuando se metió al agua. La gente tiene miedo a consumir por el olor.
Antes de los fiordos había trabajo para el turismo. La contradicción con el
desarrollo del turismo es porque los turistas detestan la anomalía...el olor...la
contaminación, ellos se van a otro lado. Nosotros aprendimos de todo para el
turismo...pero los turistas se van para otro lado. “
En este aspecto, es posible también encontrar una contradicción entre el fomento de la
política pública hacia el emprendimiento turístico como un proyecto local a mediano y
largo plazo, ya que la perdida en la calidad de los recursos naturales conlleva la
inviabilidad de tal propuesta.
Por otra parte existe también disconformidad por el encarecimiento de la vida al no poder
utilizar el agua del rio para el riego de hortalizas y plantas, como para los animales de
cría. Respecto a lo mismo dan cuenta de que se ha visto un cambio en el
comportamiento de los animales a lo largo del tiempo. Para estas dos faenas han debido
utilizar tanto el agua potable como canales y vertientes independientes al cauce del rio.
Así también prácticas tradicionales como el lavado de las lanas en el rio para la artesanía,
las cuales han sido traspasada por generaciones, han debido modificarse.
“A nosotros como familia nos vino a cambiar la historia, nosotros disfrutábamos de agua
cristalinas, íbamos a lavar frazadas, la última vez fuimos y nunca pudimos limpiar la lana
para las artesanías, nuestro huerto, todo paso a la historia. Nuestra ovejitas, tenemos que
darle agua potable. Impotencia rabia, discriminación, hacia los que somos menos. Las
grandes empresas se creen los grandes señores y a nosotros nos miran como a los
moscos negros.”
d) Piscicultura y medio ambiente
En lo respecta al área de afectación ambiental, las entrevistas realizadas dan cuenta que
los desechos de la piscicultura han afectado considerablemente la pureza del agua del rio,
especialmente en la calidad del aire, ya que los olores emanados de dicho caudal se
perciben de manera intensa a varios metros de la rivera.
“está mermando el caudal del agua por eso se ha incrementado el olor. El olor
llega hasta el pueblo, el olor se impregna”
Lo anterior ha generado un efecto evidente en el aumento de plagas, como las de
roedores e insectos. Además se ha visto una disminución de la fauna nativa.
Los entrevistados también expresan su preocupación por el uso del sedimento y fecas del
aseo de las piscinas de la piscicultura como abono en diferentes lugares de la comunidad,
dado que nunca se ha dado a conocer el efecto por un organismo técnico.
“Una vez vino una señora de la empresa y vino a decirnos que nos iba a dar abono
gratis...ese era el lodo. Me ofreció y yo le dije que no, ella dijo, esto es una vez no más
que le voy a ofrecer, el resto ya ha aceptado, se va a ver arrepentido, le dije que no me
importa. Repartieron el lodo, y con el lodo llegó el olor y las moscas.”
f) Piscicultura y salud mental
En esta área se aprecia efectos emocionales significativos, entre los que se destacan
sentimientos de desesperanza y frustración asociados a la pérdida de calidad de vida,
tanto por la afectación de las relaciones comunitarias antes mencionadas, como por el
cambio en la calidad del agua.
"...entonces ahora no tenemos entusiasmo, lo perdimos porque el agua ahora tiene olor
fétido..."
También se evidencia síntomas ansiosos, tales como insomnio de conciliación y
mantención, además de pensamientos negativos recurrentes respecto al futuro de la
comunidad, lo cual está vinculado también con la identidad cultural de la comunidad y el
miedo a la pérdida del nguillatuhue.
“Duermes mal, sientes que tienes que tener cuidado con todo. Tengo pesadillas de que un
día salgo, respiro y el aire esta envenenado”
“En lo ceremonial, ahí nos juntamos, hacemos como que no pasa nada, cuando ahí
hacemos nguillatún no tocamos el tema del pleito, hacemos lo que tenemos que hacer
pero no podemos usar el agua del rio.”
Por último, un importante número de los entrevistados muestran sentimientos de
frustración, rabia e impotencia vinculados a la afectación en su proyecto de vida y
emprendimientos locales, dado que el cambio en el río ha hecho perder el atractivo
turístico e incluso ha alejado a pasajeros por el olor del lugar.
“vives con el coraje de que todos tus planes de paz y tranquilidad y expectativas
laborales, ecológicas, todo lo anhelado se hecho a perder” “no puedes traer turistas
porque te da vergüenza o se van”.
Conclusiones
Se observa un deterioro en las relaciones a nivel comunitario, generándose una
división a través del desarrollo de prácticas clientelares, vale decir prácticas en
que la Empresa busca beneficiar de manera individual o grupal a algunos
miembros de la comunidad, lo que va en desmedro del Capital Social comunitario .
Capital Social entendido como relaciones basadas en la confianza , cooperación
y reciprocidad y que favorecen el desarrollo integral de las comunidades,
principalmente un rasgo distintivo de las relaciones en el mundo rural.
Se observa una distorsión de las prácticas culturales tradicionales que derivan de
la adaptación a esta nueva relación con el rio, lo que origina a su vez una
distorsión del significado espiritual de esta relación.
A su vez los participantes dan cuenta de una desaparición paulatina de
tradiciones en torno al trabajo, el ocio y la recreación, principalmente en relación al
lavado de la lana y a la utilización del rio como balneario y regadío.
A su vez, la contaminación percibida, principalmente los fuertes olores que
perciben, junto con un posible riesgo sanitario ha impedido el desarrollo de
proyectos laborales, principalmente ligados al turismo. En otra medida disminuye
la calidad del agua para el riego de hortalizas y cria de animales para el consumo
familiar.
Según lo detectado existiría un deterioro en la calidad de vida de las familias
afectadas, en tanto hoy en día sienten impedido del disfrute de un entorno
natural saludable.
En tanto el ámbito de bienestar emocional, es posible evidenciar sintomatología
coincidente a los trastornos por stress prolongado, esto es: aumento de ansiedad
y percepción de peligro permanente, angustia, malestares físicos como cefaleas y
mareos(no atribuibles a otro tipo de afecciones medicas), preocupación
permanente en torno a la salud, junto con fuertes sentimientos de rabia e
impotencia frente a una situación que les parece altamente injusta. Esta
sintomatología más que por la gravedad de los síntomas, es preocupante en tanto
la cronicidad de la exposición a factores stressantes y las dificultades de las
personas para revertir esta situación por sí mismos.
En consecuencia, los profesionales que suscriben dan cuenta que es posible
evidenciar las siguientes áreas de alteración: cognitiva, afectiva, volitiva ,
espiritual que afectan la capacidad de desarrollo o goce individual , familiar y
laboral. Junto con esto un deterioro en el área de las relaciones sociocomunitarias,
principalmente a través de prácticas clientelares.
Informe elaborado por:
- César Vargas, sicólogo
- Silvia Alarcín, Sicóloga
- Andrea Puentes, sicóloga
Referencias:
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Publications.
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Piñuel, J. (2002). Epistemología, metodología y técnicas de análisis de contenido. Madrid:
Universidad Computense de Madrid.
Echeburua, E. (2002) Evaluación del daño psíquico en Víctimas de Delito
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